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¿Qué es el fascismo?

El fascismo fue un movimiento político y social de carácter nacionalista y totalitario surgido en


Italia en 1919, luego de la finalización de la Primera Guerra Mundial. Su creador fue Benito
Mussolini, quien gobernó el Estado italiano desde 1922 hasta 1945.

Desde Italia, el fascismo se difundió rápidamente a otros países de la Europa de entreguerras,


entre ellos Alemania, Rumania, Bulgaria, Portugal y España. La Alemania nazi gobernada por
Adolfo Hitler (1933-1945) llevó el fascismo a sus últimas consecuencias, obteniendo el apoyo de
gran parte de la sociedad a la guerra, la discriminación y el racismo.

El fascismo se basó en una ideología de extrema derecha que rechazaba tanto la democracia
liberal de competencia de partidos, como los regímenes socialistas de partido único, basados en el
marxismo leninismo.

Sus métodos de gobierno totalitarios incluyeron el culto a la personalidad del líder, la persecución
de los dirigentes opositores y la discriminación de las minorías.

Luego de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, el fascismo perdió popularidad y se


transformó en un movimiento político minoritario. En ese contexto, el término fascismo comenzó
a ser usado de manera peyorativa para calificar a actitudes autoritarias, racistas y discriminatorias.

En la actualidad, diversos partidos de extrema derecha de Europa pretenden revitalizar el fascismo


para llegar al poder.

Características del fascismo

Las principales características del fascismo fueron las siguientes:

Concentró todos los resortes del Estado en un líder supremo, que exigía obediencia absoluta a sus
subordinados. A este líder o conductor (llamado Duce en Italia, Führer en Alemania, Conducator
en Rumania) se lo consideraba infalible, por lo que nadie podía cuestionar sus decisiones.

Rechazó el sistema democrático al proclamar al partido oficial como el único habilitado para
actuar legalmente en la vida política y ocupar los cargos del Estado. Esta pretensión de que un
único partido representara los intereses de toda la sociedad hizo del fascismo un movimiento
totalitario.

Persiguió y reprimió a los opositores, que debieron exiliarse para no ser encarcelados o
asesinados.
Promovió políticas expansionistas, que impulsaron la conquista de territorios vecinos en busca de
un espacio vital que asegurara la provisión de las materias primas necesarias para el desarrollo
económico.

Realzó el rol de las fuerzas armadas, que debían estar preparadas para defender los ideales del
Estado y luchar tanto contra los enemigos internos como externos.

Se basó en una ideología que exaltaba la idea corporativista frente a la de individuo o intereses de
clase. Fomentaba ideales racistas que promovían la discriminación y persecución de los grupos
que amenazaran la idea de una nación unida.

Manipuló los medios de comunicación para obtener el apoyo popular. Las propagandas en cine,
radio, diarios y televisión jugaron un rol fundamental en la estrategia del fascismo para crear una
ideología que mantuviera aglutinado al pueblo en torno a ciertos objetivos, como recuperar
territorios perdidos en el pasado, detener la expansión del comunismo, o expandir el territorio
nacional.

Controló la educación para que exaltara las ideas de patria, nación y la ideología fascista.

Origen del fascismo

Luego de la finalización de la Primera Guerra Mundial, las expectativas que tenían los italianos de
extender su territorio quedaron frustradas por el Tratado de Saint-Germain-en-Laye, que
estableció el desmembramiento del Imperio austrohúngaro.

La primera reacción nacionalista fue la del poeta Gabriele D’Annunzio, que encabezó una aventura
militar que culminó en la ocupación de la ciudad croata de Fiume, en la que estableció un Estado
libre.

Mientras tanto, el 23 de marzo de 1919, Benito Mussolini fundaba la agrupación «Fasci italiani di
combattimento» (Liga italiana de combatientes), que cobró visibilidad por su participación en
luchas callejeras contra huelguistas y comunistas, vistiendo camisas negras y usando correajes
militares.

El temor de las clases medias a que se produjera en Italia una conmoción social similar a la
Revolución rusa fue uno de los factores que favoreció el ascenso de los fascistas, ya que fueron
vistos como la mejor arma para impedir la extensión del comunismo obrero.

El 7 de abril de 1921 Mussolini transformó su agrupación en un partido político, al fundar el


Partido Nacional Fascista (PNF), que se caracterizó por su oposición tanto al liberalismo como al
socialismo.
En 1922, los fascistas protagonizaron la Marcha sobre Roma, tras la cual el rey Víctor Manuel III
decidió entregar el poder a Mussolini.

Tras el secuestro y asesinato del diputado socialista Giacomo Matteotti, en 1924, Mussolini
comenzó a darle forma a un régimen político nacionalista y autoritario, que fue tomado como
modelo por otros dirigentes políticos de la Europa de entreguerras.

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