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De €sta mane¡a, la radio y la telcvisión no reestructumción de la conciencia humana al al, como de la celtralización o jera¡quización d€ discursivam€nte (Eco, 1987a). Esta traNfor-
sólo rueron invenciones t¡:cnicas siD un fi¡ pre- terú ls formas de percep.iór y conocinie¡b las relrcion€s comunicativas. Sin enba¡go, la§ mación afecta particnl¿mente el modo en que
ciso, siro que.stablécen los hora¡ios de trans- (Ong u9821, 1985). t¡ fómula acunadá por M. mismas cafácteísdcás que pmiren pla ed los medios de comunic&ióú ñasivos han alte
misión ántes de delemi¡ú su conre¡ido. Ray- McLDhan, «el medio es el mesa.je», da cuenta estos rasgos fomales como posibilidades cr€a- Edo las relaciones cntrc poLítica y s@iedad, al
noÍd William entiende que éstas son sus dc la falt¡ de neut¡alidad de los medios e¡ el rivas son las que ¿lejao a estas tecrclogías del punto de que aquéUa se ha convertido en «vi-
carácterísticas definitorias: «A dif€reDcia de to- proceso d€ const¡ucción de sentido: éste no se- muüdo de los á6r nedu. L¿ áusenci¿ de un deopolitic¿». En este sentido, los medios har
dás las tecnologías en comunicacióD anteriores, ía parte del contenido de los neñsajes, sino polo emisor centralizado y las posibilidades in- tendido a ocuparespacios reservados a iDstitu-
la radio y la blevisión fueron sistem:ás disena- qúe estala deleminado po¡ la lecdologia mi$ toráctivas de los usu6rios ha¡ sido celebr¿das ciones como lájusticia,la políúca y la educá-
dos principalmenle pe la lránsmisión y l¡re- may su modo de funcionamie¡to- De la misma ¡ecientemenle en oposición a la «paividad» de ción úte ei rcli¡o de éstas de ]a escem pública.
cep.ión como pr@esos abslractos, cor poca o hanera,la defi¡icióÁde los medios como «ex- las ¿udiencid m4smediáticas. Sin embego, en En sociedades como las de América lalina,
ninguna defi¡ición de contenido previo. Había tensiotres del hombrc» supone ¡a continuidad los últimos anos, las inte¡pretrcioncs hegemóni- dode muchas de estas inslitucio&s ho lenido
acontecimie¡tos oficiales, ¿contecimientos de- hombre-máquina y la cons@uetrre mnsform¡ cas ácerca de los medios de comunicación tam- un funcionamiento débil, €uándo no inexisten-
po¡tivos públicos, obrás teatralés, etcétera, que cióÍdel mundo seüsible a p¡rir de los cambiós bién han tendido a reivindica¡ lá capácidad de te, los medios de comunicáción masivos han
pod¡ían sd disrribüdos coúutricativámenre por operádos en las tec¡olosias de comunicación. desvío y ¡esignifi.áció¡ de los meisájes ftrNs pas¡do ¡ ocupe el cenm de la vida pública,
eslos medios técnicos nuevos. No es sólo que Sin embúgo, la consideración de los médios mediáticos por páre de áudiencias que no pue con el aSravante de que sus discursos har te¡-
l¡ ofefa dc facilidades para lá difusión pre- como agentes cent¡ales de la cvolución de¡ pen- den ser consideradas homogén.as debido ¿ su dido a la «p¡ivatiz¿ción» de l¿ escena polÍtica,
cedió a la demandai es que el medio de comu- samiento no ha sido n*esei¿me¡te as@iáda divorsidád sGial y cultural- El reconocimiento úí como a l¿ exh¡bición ospectácular de las vi-
ricación precedió a su conte¡iido» (Williams, con la idea de dél cono.imieoto, y e imbricáción de las culturas popuLares conlem-
"prosreso"
1992). En ere senrido, la rádio y la televisión sus efectos han sido celebmdós y vituperados poráneas (v. cul-ruRAs popuLAREs) en los me-
¿dquieren una enome relevarcia s@ial no ta¡ altemativámente. La i¡mediatez y la fálta de dios de comu cación masivos y la centralidad
lo por los mensajes que transmfen, sioo por el disl¿nciá asociadas con la fotografía er ieto in- qre estos úhimos ocupan en la vida colidiana FL6NY, P. (1993), Uaa histoná de h conua¡@ción
lipo de s@iaudad quo construyetr. La orgadz¿- dicio de realidad, e incremetrtadas por el ci¡e, la de los sectores populdes los ha co¡vertido en ñodeña. Espacio públie y v¡da pdvada, Mé-
ción del espacio privado, la vidá cotidi¡¡a y televisiótr y lás pantallas electr6nicas, habían u¡o de los elementos det.minantes d€ la cons-
HABEFúS, J. (1 931), B,storá y dhi@ cle la op¡oión
especíñcamente el tiemlo en el hogar esrá es- tenido como efecto el retomo a ún estado tibal titución de identidades cultumles (Y. lDEN.rr' p¿bl¡ba, Méxlco, Gustavo Gili, 1996 (Prefacio a
hech¿mente conectad¿ coD el uso qué lás au- basado e¡ el contáclo útes que en el contato, DAD). De esta foma. 1¿ legitima.ióÍ de lá capa la.ue!a edición alemanade 1990),
¡liéncias reálizan de estos medios con laconsecueDte transfomación de las orgá- cidad de resisterci¿ a la manipul¡ción de los McLuHA, M. y FoFE, a. {[1964, ]969), E/ -adio
Po. otra p¿rte, los medios de comu¡icaciótr niaciorcs e instituciones cúacteíslicas de la mensajc, m¿ssmediáticos por p¿¡te de los re- es et n6a¡a Uh inv.nbnó da ef¿¿¡os, Bue.os
de masas no sólo atectaron las fomas de socia- mod€midad. Si l¿ oscnú.a y Ia posibilidad de ceptores, el reconocimiento de la diversidad de
lización, sino que tebién produjeroÍ cambios su nasificacidn a través do la inprenta p€mi lectu¡as reálizádd po. éstos y Ia dimilación en- NÉuMd, w. (19S1), Ih6 Frture ol the M4s Aod¡en-
fundámen$res e¡ los modos de REPRFSEN'ia- tieron la sociedad modema y el funcionámiento tre cultua populúes y medios de comuÍica- e, Cmbndge, C¿mbndge University Prs.
cróN y perce?ción, al a¡tere la relación y ta .ie' de un Esr¡do que contaba e¡rre sus fuentes de ci6n han llevado, a su v€2, en fon¡a circúl¿¡, á WtrlAMs, B. (1992), Íele!¡s¡on, f@hnatory and
requíá dc los sentidos implicados. Si la escritu- leSitimidad a una ciudadaaía alfabetizada, la la legiúmáción de los mediós de comunicáción
Cúltual Fotñ, Hano\et y Lond¡es, w€deyM
ra alfabética h¿ sido consideradá cono la posmodemidad (v. msMoDERNIsMo) luvo a los masivos por pafe de Ia.ritica cultu¡¿l reci€nte.
tecnología de comunicación que habilitó un tipo medios electrótricos como tecnologís e institu- Los medios de comunicación masivos, en-
Mirta Varcla
de razonáñie¡io idispensable pda lá consecu- ciones cáracreristica§. El pasaje de la li¡ealidad tre tmto, han llegado a ú ?unto paradójico de
ción del pensmie¡to analÍtico -valorádo por la -asciadá co, la éscritura- á ¡a multiperspec- su funcio¡amie¡to. Por uD lado, su hegemó¡ía
cultura occidental como la máxima expresión tividad, asociáda con l¿ folografia y prirci se MnilLesta en la omtripresencia de sus dis- MODERNIDAD
del conocimiento por fávorecer el psnsamiento palmente con el ci¡e (Lowe, 1986), supuso la cureos, a los que nada permanece aje¡o: pero,
crítico ¡ ravés de !ná réprese¡teión li¡eal, se' fragmont¡ción del punro de vista, de los relatos por otro lado, l¿ segmentación de públicos en L¡ primera edició¡¡ dé lá E¿ciclopedia Bti-
cuencial y fu¡deqtalmente disrmre del con, y las explicacionés, qúe si bien puede asociá¡* forma apare¡temenÉ i¡defloida ha resquebra- tilxo (1768-l'77l) ñ regist¡a entr¡da p a el
lexlo de producción d€ la palabra , la fotog¡á con las corientes de pe¡samie o mís prodtrcti jado L¿ tende¡ciá homogeneizante qu€ los ha- tén no ñodemidad. Dertñ hodeño escué¡^-
fía,la publicidad urba¡a, el circ y la teleyisión vas del si8lo XX, también ha sido visra como bía caracterizado en sus comietrzos- R€sp€cto menre, en cúbio, como «engeneúI, algonue-
habían inausurádo u¡a videoesfera con impli- un proceso conve.gente con el relalivismo y 6l del primer punto, y¿ no se limitan á transmiti¡ vo, o de nuestro tiempo, e¡r oposición á lo que
cácio¡es iguálmetrle deteminútes pda lás for' desdibuiami€¡¡to de las fronteras entre arte y sino que co¡truye¡ los acontecimienios o los es etiguo». Lamás recienb edició¡ (1995), en
ñas de percepción humana, pero con .esullados aconrecimientos soo construidos especialmetrte ta¡to, dedica doce aprehdas pá8inas al concep-
dive.sos desde €l punto de vistá cognilivo. De La coñpútadora y especialmente el hiper p¿rá su mediitización (Yenín, 1987c). De Ia ¡o modenizoción, co¡ aprcxinadmente 16
está meed. los ñedios de comunicación de texto e I¡remet alimentaron nuevas hipótesis misma n¡nera, lna de lN principales caracte- ñril palabrás. Una búsqueda en Intem¿t sobre
masas ¡ó serld sinpleme¡¡te insirumentos püa acerca de la ruptura de la secuencialidad esc¡i rÍsticas del discuso mediático contemporáneo dicho lérmino er idioma inglés a¡roja 159-t¡00
la tánsmisión de mensaja, sino que +n tanto tural, las relaciones ent¡e esc¡itura, im¿gen y es la autorefe¡encialidad, ya que los medios pági¡as €I€chónicas y, en español, 47.900
te explosivo auñerto e¡ )a preocupación lor cue¡tra en lá Refo¡ma protestan(e, ta Ilus- orgúizaciór bur@iiticá, el dinero y los ne. ofrece un a¡álisis de esa ratumleza- Amplí! el
rreión,l¿ Relolucidn Ffanceta, la evolucidn ca¿os, un sistema lesal con norñas univesdls:. círculo de disposilivos liáúsnisolres de moder
_ Básicamenre a dos fenóme¡os. Pnme¡o,la indurrial o en et Dodeñisño óstérico, su co- ta. y la asociación domGrárica -hnto .n sus nidad p¿¡a i¡cluir elementos tan d¡spares como
.,/sociedad modema desa¡rolla una aguda con- mienzo s€ feclrará, respectivmente, a comien- f mias gúb¿rnamental como privadá- pertene- nuevos cánones dol cusro, estitos de sociabili-
I c¡encia sobr€ sÍ nisma. Por un Édo;¿¡rno !ñ- zos del sislo xvr, du;nE er *igro xvr, ¿ ii- ceD «a la esku.tura del npo modemo de socie- . dad (v. Esrrlos DE vrDA) y visiones de lanatu-
blematización de ta vida coridiána, donde los nes det sisio XVIII, a cabalo e¡tre éste v el da¡". t¿ dificulr¿d estriba, más bien. ed saber; raleza humana, el desaEouo de los espacios
siguien.e o at inicirse el sigto yü. !o; ta
Indrv,duo\ deben asignú \e¡t¡do_q_lltl¡rq!ft fai ai acaso esos componentes so¡ suficientes cultur¿les urbanos <omo cafés, tab.r¡as, so-
cras en uu médio c¡ecie¡teme¡te «desencanta-década cubista. Similar enredo .einá en romo lara expLicar sociDlógicámente lá modemidad ciedades eruditas, sálones. clubes de debáte.
fo_lPor or.o lado, o¡ el nivel intolecruat, por
del fi¡ de la modernidad. po. a" p-"o, y (b) cómo se difunden de¡tro de uná mismá ásambleas, te¿t¡os, Balerias y sala¡ do concier-
una acelerádá acúmul¿ción y uso del cotroci, ". ".
u¡a idea qúe concite ¡cuerdo intelectual. sesún sociedad y lrogresivamente a otas, hasta abú- te, el establecimiento dehospitales, pnsiones,
re Jp¡erra c, et debdre enue modemidaú )
mienro en rodas I¿. e\rerar de ¡¿ ¿criv'drrl cd todas las rcgio¡es delmu¡do. escuelas y fábricas, la difusió¡ del periódico y
hum¡na especializada. En esro inciden et desá-
posmodemidad (Casullo, 1988) {v. P(XMoDER- Respecto de (a), la literarüra ospecializáda la áceleráción do las comunicaciones, el com-
rollo de 1¡ ciencia y la recnologia (v_ coNocr-
ñrsMo). En seguida, sus propios sostenedóres ofrece diyeBas respuestas- Pero. en definfiv¡, lortamienm de los co¡sumidores y el h¿.t¿-
M iNro, socroloaia DtrL), la educación superio¡
hacen coitrcidir dichorfiii¡on difercntes fenó_ to,las vuelvetr sobre los mismos componentes. ¡i¡8 de nuevos productos y servicios culturáles
,rJ,,\J, I rerol cion de lá inloma(ron y ta\
menñs. rrte\ como t¿ emergebck dr t¿ ,ocie. AsÍ, por ejemplo, las dimensiores instituciona' (Porter, 2000). Se8úr muest.¿ el autor, so¡
'
. .\onluni.i( iJne. ¡\
,oML\t.A,ró!r. Con h d¿d p^sr¡ndusrriat.la re!otucrdn,nrom¡uc¿, et lel de Giddens (1990, cap.II) <apitálismo, in' ésos dkpositivos los que producen el €fecto de
modc,n,dád el mundo se ruel\e inrensam.nre de,ptome detsociJti5mo búcrá',co. h dustrialismo, súpervisión (r¡ neiqaft¿\ y p¡tler reorgaoizd el entramadú de Ia vida con itrevi-
Ctobá-
auroreflexivo y sujeto aconcimieDto. lización de los ne¡cados y la É¡dida de crédi_ militú coresponde¡, el pnmer par, ¡ modos rables consecuencias sobre las perspectivas so-
- Segundo, los p¡ocesos de be que datr foru to y consiguiente incrcduliiad freote a las de orgmizació¡ de la economía en fu¡ción de ciales y las ageÍdas de reatización pe6onal.
a la mod.m¡dad +sio es, «um revolución co¡ri metanúaciones o grandes retaros que sirven los mercados y el segu¡do pa¡, a expresiones
' nua en la prcducción, una incesante co¡moción d. eje discursiyo ¿ ta modemid¿d. b¡rocrálicas en lunción del poder. A veces se
y
de todas 1á5 condiciones sociales, una inquietud ¿No háy manera, entonces, de erco .e un reduce l¿ modemidad a uno solo de esos com- EXPERIENCITT
ñoviniento consanres (que) disringuen a t¿ épo- te.reno comúD? No. De hecho,la nuátiva es- ponentes, como hace la ¿¿.iclop¿d¡a B,itánico
ca burgúesa de tod6 las eteriorcs» (Mafl y En-ránd¡f sitúa el oriSen de ta mcdemidad en et si_ {1995:280) cuando enuncia: «ia s@iedad mo' M¿x Webe! sostería que ptua sus contem-
sels t18481, 1966F confisuran un enromo d€ slo XvIt, cuando surgon ouevos y poderosos dema es la sociedad industrial. Modemize una poráneos er¿ casi imposible imásirar el dessa-
creciente complejidad y cambio. S,ef a1od"-o modos r¿ciorales de pensd la narur¡leza y ta so.iedad es, a¡te todo, iodusrrializdta». En námiento que sigDificó el paso de una sociedad
eqúiiale a vivir e iDrerpretd el mu¡do como uú s@iedad (Toulni¡ t19921,2001). E¡r la qu¿re otras ocasiones los component€s se multiplican «donde el más all¿ significaba todo» a otra .
.onsrante proceso de creación y destrucciód en Ia enre anúguos y modemos. ésios salen y combiMo: «la democEcia con el i"dushials- donde la r¿ón triunfa y
se erige en motor de la
mcdio dc ciclos de estabilidad y crisis. Signifrca triunfanres justamentc e¡ vinud se dic+ de mo, ]a educación generaliz¿dá con la cultua de ilustración modemá. Tras habo¡ yivido imeF
compartir una esteial sensibilidad hacia «t¿ sus métodos racionalcs supenorcs encmados mas6, los m€rcados coD las 8rúdes organiza- sas por siglos er sus co¡¡unidades, do¡de la
tu $ibne. le fu8itif l¿ con¡itrg¿¿r,, como Bau, en las cierci¿§, l¡ ingenierí; y h teoíá potitica. ciones burocútics» (Lamín, 1996: 20). economía se ha[aba subordinada a fines políti-
.lelrire (l t 8611, 196l : 677) cucterizó hace casi Tmpeo hay disc¡epúciás e, q," Respecto de (b), sostiene S. Huntington que cos o culturales, bsjg!-soúas debían ¡hora s¿-
I 50 años ¡¡ esenciá de esta ép@a. Támbién por l¡ modemización aranca e! Ahérica "u-to " ¿u
tadna la ñodemización, amtu de ser utr proceso re' tisfacer sus nec€sidades en el mercádo y vender
cre moüvo l¡ modemidad es tremendmente in- rante el sigto XIx, junro con la constituciór de votucio¡diú -«ull cámbio radical y tohl etr los atli su tr¡bajo, acoptar la disolución de los la
quietanlc y obliga a un angustioso sabq. tos Esrados nacionalés y €l incipiente dese¡o_ patones de lá vidá huma¡¿»- es utr proceso zos tradicionales y la profaoació¡ de todo lo i
A pesa¡ de esá proliferación, no ptuece lto de l¡ producción capir¿tista. Más discurida. comllejo que abúca «todás lai iáfeas del p€n- que hcsla enro¡ces habia¡ cr€ído venerable y -1
existir una desoipción de la modemidad que on cambio, es ta idea de que t¿ asimilació¡¡ so- samicnio y el comportmie¡to humanos», In- seguro. En un p.ime. mometrlo, «no ente¡dían
reúna süs múltiples dimensiones en u único c¡at de la nodemidad se había idciado sólo a clui!ía. at menos. la indusriálizáción. la urba, qué era lo quc las afectabá» y «a¡dab¡n ¡ tien'
conjunto coheretrte. La dificulrad deriva del he, conienzos del siglo XX, ju¡to con la eñe¡gen- aización, l¿ movüidad s@ial, la difereociáción, tas [...], en busca de un v@abulario» con el
cho de que l¡ moder¡idad necesi¡a ser anatiza- ciade «u¡ sistem¿ de producción culrurat dife la seculúización, la expansión de los medios cunl compa¡tn «sus desgracias y sus esper¡¡-
da, simultáneamente, co;'1o época, esrructura .enciado pea públic;s masivos" (Brunnei, de comunicaciótr (v. MEDros DE coMuNrcacróN zas" (Bematr, 198Eb: 68). Etr un sesundo mo
institucio¡al, erpeúencia viral y discurso. Este Bánios y Cata¡án, 1989), incluso cotr i¡deper_ DE M^sAs), un incremento de la alfabetizáción mento, en c¿mbio. ya en el siglo XIX, el etrto.
arículo ofrece uná caja de heñamieDt¿s par¿ dencia de si los co¡renidos rra¡smitido; se y de la escol&izació¡ y ura ampliacitu de la tro habia cambiado compleramente. El cetrt¡o
saliral etrcuenlro dé esa necesidad. ajustan o no á los estánda¡es de lallusración. paficipació¡ poIticá (Huntiogton [1971], 2000: { se¿, aquel núcleo de ciudades donde es más
146). Esa visió¡, compárida ampüámente eú- inte¡sa lá experiencia de la vida modemat el
te los aMlislas, carece sin emba¡go de un ta- Puís de Benjamin o el BerlÍ¡¡ de Simmel (Fris-
EPOCA E5TRUCTUM INsIrTUctoNAt miz más nno púa identific& los dispositivos by, 1992) da origen a núevas viver¡cias y a
que operan concret¿ y vitalmeDte como sopor- una rueva concietrcia de ellas.
¿Dónde ¿natrca y dótrde lemim la mod€r Nadie podría objete la fomutación de T. tes de transinisiór y difusiótr de la modeoidad. Nácidas de ona s@iedad dotrd€ «todo lo só-
¡irlad? S¿qrin §. ¿stim¿ ¿n
producto de la vorágine causada por el capitalis do por el simbolismo. cl expresionismo, el fü_ de lás nujeres islánicás en ta esfera pública La pa¡ticula¡ recePció¡ laiiDoamerieara de
mo. El mudo exteno¡ es percibido como un i¡- turisoo, el consrructivismo, et surÉatismo? (GóI€, 2000), dc las elites nácionalistas de lalá Dodeñidad d¿ lug¿¡ a cieris €xpe.iencias
cesante flujo de actividades y situáciones siem- rndia (Kaviráj, 2000), d€ los guetos contempo- típicas dé rélació¡ con lá nodeEidad céntral.
?re nuevá§. Al mi§úo tiémpo, esos mome¡ros Tampoco es evidenre que edslq ud]1 suerte ¡a¡eo( .n Kincrron o Brixton r eo el banltu. E¡ un etueño._ésta sc imPone Por ¿useÉSs.
tugaces y fragmentdios psu a coNtituirse en de nexo necesa¡io etrtre un grupo sci¿l -ta púisino (Brumer. l99E). dé Tijuana. aqu.l lu-
ó¡ligando a Id peñieñ¿ a 8udúla como tq*
él eje de nueslra vida i¡teriór. Al iodividuo mo- buisuesíá revolucioneiá «que Do puede e,(isrü gar «doDde l¡s fro¡tcrd s mu€v€n» entre Mé_
r¡¡lacrp; l¿ hisio.ia se vu€lve ún baile de más
demo "¡¡neún deleile le satisfee, ni¡Bum dicha sino a condiciór de revoluciorá¡ incesántémén- )dco y los Estados UDidos (Gúcía Canclini, -.ara3 (Paz, 1992). La ida lgbtase4lc ss que
le llena, y 6i va si¡ cqú en los de fomas ce té los instrumenros de producciótr>, porun la- 1989). o de los srupos modemizúles baio la
Amé¡ic_LbELa !a-p!!!E!ryr-!¡a yer4aiere
bimtes» (G@üe [1831], 1999: 390'391). do, r. por el ouo. un¡ de¡eminad¿ erpericncia itrfllencia de la tradición confúciana (\¿ei- 4odemidád (o sea, la modeñidad cenl¡al),
¿Cómo.onfluyen ambos aspectos, el mun- hum¡na vivida como un rorbelhoo de eñanc! \ mi¡s,2000). pües le faltú los anlecedentoc intelectu¿les y
do exterio¡ etr conlinua lrmsfomación y su in- pac,ón y desnregracion. La ácción sobe ta las iDstiluciones que lé dieron o¡igeD en Euro'
re.iorizaciód coño núndó de vid¿en constante econorúa no se tradoce inmediaB ni u¡ívoca- pa. Dicho déficit histórico condúcila a u¡a ex_
proceso de rerovación? M. Bémai (1993: 3) me¡te en la psicolosía de los individuos ó los DISCURSo ?eienciá de lá modemidad como d¡fra; CE
¡qponde con la desoipción dás?óiente y ¡er- grupos. P&a confimarlo basta pense que no e¡cubre y disimula- Escuchemos a Octavio Pa
úosa con que conlaños hastá áhorá: «ser mo- existe uná útrica manera en que la diferenres Sé ¡ecordal que enste uü na¡ratila está¡- (1979: 64): «Realidáde§ e¡máscaradas: co_
demos es encontramos en un e¡toño que nos burguesías modemiatrtes interioúzan los efec, d{ sobre el o.igen y desptieguc de la modemi' mienzo dé la ináure icidad y ld mentira, males
p¡omete ave¡tuú, poder alegría. crecimienio, tos de su acción sobre el mundo_ Ils elites del dád, cuyo foco explicativo se encue¡r¡á ii. endémicos de tos pal§e§ latinome¡ic¿no§- A
t.ádsfomción de nósoirós y del mundo y que, sqdestc asiático, por ejemplo, o lá bu¡guésía su'endo a Ma $eber p@e\o c¡d¿ vez prircipios del qiglo Xx e'rábamo§ ya i¡eal¿_
en el
al mismo riempo, amen¿a con destruir todo lo chilen¡ que iópuls¿ la modemización de ta m¡! de ¡ácion¿Iza¡iód del mu;do. doseD plena p(eudomodemdad' ferocúile§
que tenemos, todo lo que s¡bemós, rodo lo que eonomí¿ durante la décadas de 1970 y 1980 'ntenso
an América la.inii.onieo-ia6;¡una latifr¡ndismo, constnución democrática y un'
Ta-mbi¿n
soños». ¡Ahi esrá! U-n mudo .xterior pleno en alimza cotr los mi¡¡t¿res, cienamente Do han versió¡ cstánda¡ sobÉ la ¡eccpció¡ de l¡ mo- caudillo denlro d€ ls mejór tradición hisPeoá'
de posibilidades y riesgos que, en el nismo vivido lá misna experie¡cia -de «aDtoe¡sa. demidad. Se tráta d€ un¡ 6átiva elaborada a r¡be, filósolos positivists y cáciques prcco_
ac|o, experimetrtamos en el inte.lór con ámbi' ch@ie¡tó y ¿utodescoúposición'- que según lo ldgo d€ las dos t¡ltimas décadas del siglo lombinos, poesÍá simbolista y analf¿betisño».
gúedád yangustiá, como áutorealización y Bemm singula¡izá Ia vivencia de la bu¡guesia XX cotr la participación de la sociologfa y la Sesün est¿ risrdtr.lá modemidad rcs viene r
destrucci6n de uno mismo. Giddens (1991) h¡ eurolea Gcidentaldel siglo xlx. Lo inleresan- antropología (Gücía Cúcüni, 1994). .iunta' rm¡qiita elpmeso de adap- |
rlesde afuera y. en
elabor¡do sociológicamenre tales tópicos bajo te. más bie¡, es que cáda una de a,as burgue meúte con iistoriadorcs, an¿listás culturales. !!!-La ella"le sqnerú s!!!!!acDr y d6taio -l
el co¡ceptó de las te¡sionesy tribulaciones que sías adquie¡e en el tra¡scüso de dicho proceso, ensayist¿s y escritores de ambos se¡os. Está ies. I . ¡erifc4a.t4!4-ql !!!S9. k pide pEst¡-
envuelve¡ l¿ construcción y bayectoria de l¡ cadá ¡úa a so p.opia ñanéra -y a távés d; las ¡úativa busca ¡esponder a l¡ PreguDta mís ge- do uÍ traje histórico qu. le viene mal y la
identidad peBo¡al en la alta modeñidád. respécrivas mediaciones religiosú, ideotógicas iéral sobE cómo se trañsniiteh y difuriden. d.sfigura. Es uüa pérepecüva empa¡eotada co¡
¿Podemos acept¿¡ ento¡ces, sin mís, que (v. rDEoLoafA), fmili¿¡es, de tiádición, de po, des!-¿ ll!qe!¡t{g avá¡ado, latú¡titlrcionts y la 13 rcodas de la dependencia y el imperialismo
lsás son las vivencias típicas de la modemi-
I dEI-a
sicióoen la socredad y el Esráde, tina esp€r- eiperieno¿ viral moreñldad y cómo se cultuml, a§í como cor las corientes académi_
_" / dad? ¿O se t¡áta, más bien, de la erperiencia fict -sÉñiibihd¿d modem¿. - ¡*i6e¡jiiapt¡¡ y expemenrm en las resio- cas que, etr su momeútoi salizmn l¿ coMUNl
i ptupia de1 núcleo más dinámico del llundo, En suma, no hay also asf cómo ura única --, o-caintemediasy-má-rE-llrál-es-(Braudet,l994: c^cÉN como un Proc¿so uridneccio¡al y sus
Yotrde se concentra «toda una modemidád eco vive¡cia prototlpÍcá de lá modemidád. ¡li,iaa ./ 97:lol). Esta cuestió¡ se ha vuelto crocial des- cf@tos sobre las nacion¿s y las peñonas como
nómica avanzada» y se reúnen «el espié¡dor, la p r fuérá y por encima de to.rrñ1Ele Ia geo, de el momento en que la Slobalización (v. alo_ una ve¡dadeñ jaula simbólica.
riq,ezá y t¡ alesría, (Braudel 9851, 1994:
9ó-97). esto os, Lond¡es, Püís, yiena, Amsre.
grafÍa, el tieDpo, la clase social y las culruras
locales- Sin dud¿ hay una marriz común, ma-
l BAL¡ZACIÓN/MUNDIALIZACIÓN).Stá SifliEfdo dE
ácelerador y multiplicador de lá modemización
,En el extremo opuesio, la pe¡iferia dialogá
con lor reñas de la modem,dad central v qlo-
dam o Nuev¡ York? Incluso de¡ko de este ¡ú' gislrálmerré captada lor B.man. Péro, en se bál coúo prcpios. Es decü, se lotibprópia,lya
cleo urbano. ¿a quién codesponde esa clase de guida, existe una g¡an variedad de modalid.ds /'.8ú qué consiste, e¡tonc€s, dicha ve6ión :¿a coñ imasinac¡ói. con irerercnitr,ÍÉ¿-rañ
vive¡ciás? ¿,t cualqüier ciudadano o sólo a un espiJituales, vitales, mate.iales, temporales. so- ¡áiñ'm¿ii¿ána esttude? BásicMetrte. en uná re ad¿ptación o l¿ adopción recepdva-;j¡! !I9-
dqEll]llado glupd s!-i¡l +sa burgu;¡i-M la ciÁles y espá.i¡les a aávés de las cúates los intérpr.éJúióp de la ndemidad vist¡ desde-il ramente imitülos o sidDlelos sinoes comu¡i_
que MaB at¡ibuye un «pápel áltáóente revo¡u- e¡emenros d€ es¿ mátriz se combiÍan y especi, d,irfi$wrs tsFrciEdel.ehercado. la e§dela, it¿iór directa con €llos. Evidentémente, ¡ise
cion&io" eo lá historia-? Y, todayía más aco fica¡, según se rrate de la ciudad de Nueva . -rrkr¡;;í"4". "r -"sumo,
ros MEDros Dt trata de uoa comunicación libre de 1iábas ni
tadáment€, ¿acaso no cabe imaginarque dicha York de Alle¡ cinsbers (Bemá¡ ft982l, cóMUNlcAcIó[DE MAs/.s; en g.neral, por ta o, distosiones. desde éL ñomento en que olerá a
experieDcia corcsponde, en realidad, sóló ¿ los 1988: cap. 5), de Sanriago de Chile dura¡te la di;ldtlás mediaciqnes (M¿nÍn'Baúero, 1999r través de las estructuras y los disPositivos de lá
representadtes NrELEcruaLEs y artísticos de la ép@a de B¿lmaceda (Subercaseaux. 1988). de 1987) §9mo uná experiencia de heterog€nei desisu¡l distibución mundial del caPitáI, el co_
visión clásica del modemismo +l ¡¿¡rr¿ de Liña en eI900 (Ortega, 1986), de Buenos Ai- dad- cultuml (Brunner, 1994; 1992) qué se a@imie¡to y lás t€cnoloSías (Brunner, 1998).
Goethe, el Maniies¡o de Mú y los poemas er res entre 1920 y 1930 (Sarlo, 1988). de las co¡stituye por vía de múltiples hibrida.ióne§ Es uná modemidad de inscnpciones múltiPles
p.osa sobre Púis de Baudelaire- y al moder- vangua¡dias estéticas lati¡óamericanas a .o- de-§snif¡cados (v. HIBRTDACTóN) (GarcÍa Can- y ya no sólo urá de «doble i¡§dilciór». de l¡
nismo de conienzos del siglo XX, representa mienzos delsig¡o XX (Moraes Belluzo, 1990), clni. 1993r1989I que habla B.aE z Sdlo (1988:44,48) a popó_
silo de Borges: «europ.o acriollado, hombre '¿F¡o¡e¡ia ,¡¡ oansa ¿e maoifestar «lo mis-
con origeni ciúdada¡D del mundo y al mismo teriolo, o hágico{eáI, de AÍ¡érica latina: su
X-vlt. e¡ (u¿lco!¡foúá¡i¿ un peculiar ¿rr¡¿r cu-
lae úi,icleririL6 esenc¡¿les son dos. Primero,
ceüados de l^ modernidad, que dan lugtu a
otros tantós discursos sobre la expe¡iencia de
l
aiempo de una patria que limita esbictamente ese¡cia innombrable por las categoías de la.a- es resistente frente á los inr.ntos modomizádo- nuestÉ iPGa.
conBuenos Aires. t...1 vi¡culado con esto, u¡ zón y lor la caÍo8rafía polídca, comercial y rs¿ aaí eti'e§ iiústradd, que iracasarían ¡ei' I z\ vtiotp\ .pr¡o¿ar h^6r',n nlv,dtrdñ .l
pri¡cipio quo Borges prGlmá: la óriginalidad científica de los modemos» (Brunnér, 1994, es- lerad¿mente debido, precisafrente, a su ilumi' qtdlgE¡q -dinámice,y-. -iqlicllldil sigo
no es utr valoñ. Est¿ úlrim¿ frase podrÍa está¡ paiálñente apa¡tados 8 y 10.1, pp. 63 64 y 61 rismo no sólo ajeno siao conrrario a ese ¿¡¡¿rr XIX cn que, como decía Ma.x, «odo éstá im-
irsoipla en el uñbrál de la ñodeñidad lati- 68. respectivamenle). UD¡ estraregiá intelec- afimación que !ále tanto para la empresa ie' preg¡ado de su conrrario". En cambio, impo-
nomencáúa. Sugier€ que ella puede (lee¡se» tual, por ende, desti¡ada a subraya¡ nuesha suirade los siglos XvlI y XVIII como para los ne¡ u¡a acept¡ció¡ aÚÍtica, de ciego entusias-
§olamente como expresión de una in¡erextuali- difereocia ese¡cial-no nuestra modeñidad di posreriores erpérimentos ilostrados, desaro' ño, respecto de la modemidad o, en el otro
dad; es un producio de transfere¡cias, citás, ferente-i "quiere decir: ,¿ p¿drdn entendemos ll¡tas, revolucionano'ma¡xistas o iutoriruio- ox¡remo, su rcchazo y condena co¡ ges(o rc-
apropi¡ciones, ¡dquisiciones, piUajes inclusoi fi. tos tottúonericanos ) fócln¿,,¿», admoni- moner¡nslas. Seeundo. dicho ¿rl¡Dr cre¡ su signádo En ámbos casos la ñodemid¡d se
un sr¡n y desordenado proceso de acumulación ción dirigida anie todo ál mercado académico\ íróoiikñEsñrr:;;iLüesadá r r¿v¿r dE ra concibe como
"un monoko cerado, incapaz
cultur¡l ¡ p¿ni¡ de mcdios prccarios y ricas, del norte, dotrde la divisa de t^ diÍ¿rd re se ) EeÍs,úsmo pgplBr/cuya r de serco¡fi8urado o cambiadopor los hoñbres
complejas, med¡¿ciónes. Y, a Pa¡Lr de álti, una cotiza en alza, pues existe, como dice Nelly Ri- , rbtsli¡ó.dramdnca,nk5 que rnstrum.n,al, que. modemos" (Berman tl9E2l, 1988: l1). Cierlas
ápertura a lo unive6al. «Pero, ¿cuál es la úri' ch^td (1994:220-222) á propósito de La difu- 1e _r l¿ escisió¡ cdtesiana, pemanece lor etrde descripcio¡es neolibe¡ales iogenuas de lo mo-
veBalidad postuladá? P¡ecisúente la que cul- sión del «léxico posmodemo de la cnsis de la ldel lado de la súbierividad y de los senrinien- deúo cabe¡ en la vertiente del ñonolitisñó
úvará Bo.ges desde entonces: colocárse, con cenralidad", uúa positiva resig¡iilcación de Itos. Esta for¡ia de relisiosidad serta u¡ade las optinista. Al monolitisno pesimisra, a su tur-
I ástucia, en lós márgenes, en los ¡epliegues, eD «lo muginal» y, .n es¿ misma ¡nedida, ona llocas qp@sioú* ¿uténricas de esá sinbsis no, coftsponden algunas desÚilciones !eni'
lar zonas osctuáS;dé las histo¡ias cent¡ales. La «revalorización cultural de la perife.ia» Quiere qúe pemea et conjunlo de Ia cultura latinoame- das del prog¡esismo y. pa¡adójicamente, tam-
única univeBalid¿d posible para un rioplaten- decir, tambiénl iñoderúdad: ao te lceptaft- rican¡, tod¡s sus ép@as y todas sus dide¡sio bién del neoconseryadúrismo. Añbos venerla. \
se.» AI mismo tienpo, Borges etabora los m€- nos lócilñent¿l Es decir. ln rspo.ífico senti\ nes: del trabajo al ¿rte. de lá polfiica a los esti- modeñidád un "callejón sir salida" dotrde el )
canisúos dc su ficciós qu€ le pemit.¡ partici mienlo de recházo, rü¿I¿ste y desajuste frente ) los de vida (Morandé, 1984). (Para un análisis capiralismo avanzado hab.Ía temi¡ado por bo-
par en Ia unive6alidad: «cilas, i¡áducciones, a lá módemid¡d y sus nesgos. En el fondo, se / üítico de era perspecriva véánse Laraín (a. "cualquier álrernátiva concebible rl r¡¿ra
versiones desviadas, falsificaciones, (Sdlo, t¡ata de un escamoteo de la historia que, como t1996: cáp.51y Garcí¿ de la Hueña 0999, Re- ¡7!o impelial de uo capitalismo de consumo"
1988: 49), mecanismos simildes, por t¿nto, a bien señala Halperin Do¡ghi \1981^: 27 7 -294), fl¿xióD Decimoprimerá1.) Eú cuanto posiciór (Ande6on, 1988: l13 114). Ptua lna lúcida
los dis?ositivos cultuáles que Añérica laiitra ocuEe si¡núlúneamente en la literátur¡ mági- i¡telectual. el marioaistno se conecla co¡ el c.írica neoconseryadóra de la ñódemidad. véa-
cúpl¿a pdá !ádicipar en las coEienies de la cojealista y en las ciéncias sociales latiDoane- nacondisno y con o¡¡^s conientes «fundamen se Bell (1977).
\modemidád conteñporánea- Est¿ visióD se ricanas de lá década de 1970. A pesdde lo di' nlisras», tales como el indige¡ismo y el neóin- Por el contrúio, ias ,,riorr¿s abi¿rtas có¡-
encúent¡a empa¡.ntad¡ co¡ 16 reoías de la fu¡dido de este sedtimienro €n cír.ulos digenismo. En ta¡to es¡rategia en la lucha de servan una agu,la conciáÁcie de ieilos!¡as
slobalización, dt3s@Ellldadlquqtlpla inteleruales, artÍsticos, académicos y po¡iticos f posicrons ademc.r, ús e¡alos se t,mt¿n al de lá ñodemid¿d: su impro¡la creátiva y trús-
(Daedalus, 2000) y con las cóñientcs heme- de la resión ¡¡die, sin embúgo, confiésa de I caMpo r^.rELtcruAL católico principalmenre, fomirdórá por una pá¡te y su cdlcter destructi-
¡éuricas (v. UERMENÉurrc^ y crENcrAs socra- buer Brado navegár en las coúienles del na- pero a través de la funciór cultual más añplia vó por la ora. Sobrc esa base buscan ma¡tener
-co'npleru su
L¡rs) dc la coñúnicaciór y él dálisis cultural .¿¿d¡sro. Más quc de una escuela de peisa que ejerce la Iglesia se proyectan ¿ Io largo de en atto los ide¿El mod¿m;i y
Sus sórenedo¡es son cnticados por el sector miento se trata en cónsecúenciá de una pers- i sus orsa¡isóos educaciorales, organizacio¡es proyec¡o inconcluso (Habemas- 1988), o ab¡ir
que r¡spechá de los simulacros de la nodemi. pecdva, !n estilo, ¡n «momento» qle aparece no gubcrnamentales y de sociedad civil. las compuerras háci. ñódeñidades múttiples
dad l¡tinoamericana pero, en cambio, suelen er los anál¡¡ culturales lati¡oamericanos, con Macondisho y ,roriahisho se hallan em- (Daedalus, 2000), o convocar «a las peBoras
posiciondse exitosametrte en el mercado de Ios máyor o menorénfasis segúñ los autores. n enr¿dos v dilieen ¡ la lez Añbos rie¡er un en la ñulrirud que esrán empleando y estÍando
a¡alist$ simbólicos (Reich, R., 1992), en?a.ti- Ft ñatiani\ñó d€be su d€nomindción al i*.raure io¡¡o ¡omannco. Peio nTolns sus poderes v¡tales. su visión, cerebro y coraje
culd, de las consullorías intemacionales y del sincretismo religiosó de la sociedad ¡ovohispa' aqla?§-u¡l-n3rÍa¡i6ñ'¡éaúla.izadasobrela tpár¿l generar fue¡tes y espacios de sigoitica-
appt i ed know l¿.!8e hanaSene ñt. na y al papel ce¡tral que allÍ d€sempeña el cul- sulerposición de ]a Conr¡areforma y la a¡ri' do, de liberad, dignid¡d, belleza, gozo y soti-
amb¿! v¡iores se désplie8a on ám- to ma¡iano. Como bien señala Octavio Paz Ilustraciór á las culruras aboríge¡es, experi- da¡idad» (Berma¡, 1988a: 128, 129).
--zplro Eút¡e de posiciones dirursivs sob'e la (19?9:48), «lá c¡eación más complejá y sinsu- mento fou¿do que no súve pará solidificár una Al comenzd el si8lo XXl, predomina entrc
\ ¿banico
\ modemrdad ¡¿rinoameric¿na. Aquí destacde- le de la Nüeva España no fue indiyiduál sino oueva idenridad, este último, en cambio, inter- 1os grupos dirigontes latinome.icdnos la viri¿i,
mos el «maco¡dismo» y 9! <qüi¿ni-amo; crca colecliva y no perterece al orden a¡ristico si¡o prera el choque de civilizaciónes coñó un e¡' .¿/¡¿d¿ sobre la ¿b¡¿r¡¿. Se ha idenrificado la
del polo del sifrulacro y, del otro lado, ?róxi- al leligioso: el cutto ¡ la virgen de Guadalupe" cuentro que Uev¡ a !n sinc¡etismo y lueso a mod€midád co¡ los dspe.tos añenaza¡tes de lÁ
ñás al polo de integración a Ia modemidad (véase Ca¡cía de la Huera, 1999, Reflexión una sÍnresis .ultural de tondo religioso g¡obalizaciótr, Io cual ha difuñdidonn eskdo
global, dos visiones opuestas sobre ést¿ y su Decimotercerá dedicada a «Alcances sob.e el Si co¡sideramos €l polo opuesro <l d! la de ánimo conservádor iñcluso enre grupos
Marianismo»), po. su 1ádo, postula que la cül mod€ri¡id¡d globaliz¡dt y conflictivame¡te in progresistas- Se ha confundido ¡a modemidail
Macatulistu y tuañakisño son fuetrtes im- lurá latinoamericana tierc un sustrato católico-
_bar@o tegrada ni-ñncontramos aUÍ cón lo que Ber con el iresistib¡e avadce del mercado capit¿lis-
por¡antes de ra €s.uela del siñnláúo.Tfdcótt constituidd ¿urmte los aiglos Xvl y man-¿álifÉá-omo virún?r ab¡e¡¡as y rit¡oa¿s tá, con lo clal ella ap!¡ece como una maquina-
vo que i¡dica modemolatía {Cálinescu tl98?1, pacióa\ pero ñediati.ado! por to lorna a ís¡i mas {l poema en pros¡, lás ruevas téc cas
ria desbocada, aje¡a a las notivaciones v fines
¿¿ Porforma enrendemos no sólo los procedi_ radativas, la búsqueda de tems modemos-, s
humanos. Se crce, en suma, que «Yivinos eI ñn l99l: 86). A su vez, en el Bra§il desiSna los
mientos y las técúicas de las obrás si¡o lambién fonálecen con la progresiva constitución del
del tururo como idea rectora dé nuestm civili- movimientos váú8uúdistd (v. VANGUARDIAS)
que se inicienen 1922y todos ios intentos re- las práctic¿s sociale§ especificd del campo e- y hácii fines del siglo
zációo» (Paz, 1992: 439). Mienrás tatrto, el XIX pued¿ hable de un art€ modeúisla e¡
pueblo de Amenca lar¡a -de Lrn¡ a Tijuana. ¡ovádores que siguiercn- En los úl¡imos años,
Los p¡imeios adistát que señalan el umbral cási toda Europ¿ y en alSunas culturas urbanas
de Manasus a Cuayaquil. de S¿r Pablo a Sar_ el uso que ha predominado e¡ los esrudios cíli-
de la nodeñidad esrética sotr PrinciPalñe e perifé¡icas cDmo las do algúnos pahes latinoa-
uaso de Chrte va rncorpor¡ndose g¡adual v cos es el q¡e ha tenido e¡ la Úadición de lenSúa
inglesa: auüque e¡ lá década de 1920 los van- Chdles Baudeláie, Gustave Flaubert y Edou{d
coitndflo¡iamenre a la modemrdád. a Ravés Er ta esfera de los prccedimietrtos, él mo
guardÉr¡s utihz¡bú e¡ léúino notlz¡nrtn Pa' Maner. En sus osciros, B¿udeláie rechaza la
dei vo¡o y la telev¡ió¡, d€ l¡ escuela v los demnño p.ivilegia la ¡oled¿d y laexPerimeú-
d.ef.nrse ¡ sus prcpios móvimienlo\, dúonle idea de ¡elleza t¡adicionál y natural y plerea
,n¿l¡. de las ciudad€s v sus enfermedade§, del iran' tación. ataca las conve¡cione§ del iealismo y
la déc¡d¿ de l95O el témino comenzÓ a deñ_ que la beueza dé la modemidad está€o «lo
turismo y las mi8¡acion.s, de Ias nuevas tecrc ih,ñ.lóña l¡ rarativá lineal en literatura. la
nir, retrospectivamente, un cáno¡ de obras y s¡orio, lo fugitivo, lo contingente», ubicándola
losras y el desemPleo. Al conúúio de lo que pe¡spectiva moneéntric¿en anes plásticas y la
áutor$ que se remontaba a fines del siglÓ XIX asi en el teEeno de lo a¡ifici¡l. Baud.laire fle el
¡lsuna vez se d,io sobre el siSlo XIX Idinoa- bnalidaden núsica. Euge¡e Llnn señala como
qláles esrán y que se coDtiúuaba hasta esc momento, al que primero que eDtendió que los procesos de mo-
-.¡ca¡". ¡iroo rdgos p.incipales la «aurconcienci¡o ¡utore_
",esrns "crLtude§ se nenor nó hish nodemir,¡ (con Hetuy J¡_ demización prcducian nuev¡s erperiencias y
cámbiando. mas ¡o nuestras ideas v nuestras flexión esrética» del arrificio contr¿ lá represer
mes y virgi¡ia WooLf como fi8uras fuúd¡cio_ percepciones que exigíán una actitud ditere¡re
leyes. Y la i¿r¿lise¡rJi¿ Parece alemoriz¿da
del dúsla y modiñcabd -de un solo SolP+ el tación ¡ealista. l¡ «simullaneidid, yuxtaposición
frente al füturojusto en el mismo momento en nales, este canor tuvo en el Poeta y cítico T, S-
Eliot a su represéntante más Prestigio§o). Se3úo corceptó kádicional de belleza (y, en témi¡os o monraje» contra l᧠naftátivas lineales y la
que las masas se incorlora. conflictiva e ine- ob.a c€[adá y orgánica,lá «peadoi¡ y la ambi
esra construcción h¡toriográfica, eL Dodemh_ más gene¡ales, elcotrcepto nismo de valor, co
ro¡ablemente ala socied¡d modema. güedad" frenre a la declinacióú de las ce¡¡ezás
mó surgió hacia 1890 y se cónúnuó, Por lo mo algo qu€ ya no vie.e dado por la tradición
sino que se debe legitimú desde la acrualidad o religiosas, filosóficas y cientÍiicas, y linalme¡1e
ñenos. hasla lá década de 1960 Pda Atthur
D¡nro. es una nueva toralidad desde la continsercia) (Benjanin tl9l9l, 1980; el "desvánecimiento del sujeto o de la persona_
BEFMN, M. ([1 s32],1968), Todo la sótdo se desva "el ñodemismo Frisby, 1992: 4l-62). En el ca5o de Flaubert. nos lidad individual iútegrada" (Lunn, 1986: 47'
héca éh e¡ aire- La eroeñéncia de la ñóde.ni- cuLrúral que duró eproximad¡mente ochenta
dad, Méx¡co, sig o )«l enco¡r@os, según pál¡b6 de Rola¡d B¿fhes, 50). Por su pane, Edeed Said destaca que lo§
años. desde 1880 hasta l9ó5» (Daoto tl997l,
BulNNEu, J. J. (1992). ¡méraa Lat¡na: cuttun v li)sg: 83: ct ¡ambién A¡dersón,2000: 123). anre el escritor que «coDstiruyó detinitivamenre A,/l,u¡¿r de la cultura modemista son «a!to_
ñ a d e ñ ¡d ad, M éa co, aniathÓ. a h Lnera¡u¡a cono objeto, por el advenimienro .o¡ciencir, d¡conti¡uidad, áúroreferencialidad
HEBL,NGHAUS, H. y waLrEÉ, M (eds.) ([1994],2000) de un vdortrabajo" (B¡nhes, 1973: l4). La ob- e nonÍa corosiva" (Said, 1994: 188).
Pósnadeh¡dad ú ¡a Dadfeia Enloques ¡al¡' sesió¡ de Fláubert por los PMedimientos nmá' Todas ests ceacteríricas puode¡ áSIupdr
]a hueva ¡earía cultud aei ENSAYO DE DEFINICIÓN
n@ñe¡ican6 dé rivos es ur buen ejeúplo del anisra que rcflexio' e¡ dos gcndes te¡de¡cias qtre predomina¡ en la
lfn, Aslrid Langer verlág. h¡tória del modeñismo. Según Cad Schoske,
azóo e ¡dent¡dad Según la distinción de MaFhali Bermar ¡a sobré su conteito con los medios que le
LAFMTN. J. (1996), Modemidad, en la Vie¡a /i¿1!e-r,¿¿l¿ cotrvivían dos moder'
entrega la esoitura lire.eia (y que, coo su traba_
en AñádG L.tina, Sarceloná_Sanriago de GeguiüporJürsen Habermas y Gdcía Ca¡cli. rismos es úa frágil síntesis que se qoeb¡í
Chile, E_ditorial Andrés Bello ni, enlre otror, nientras la M jo, Enuev¿ y nodifica). En el caso de Manet,
más que su i¡trcducción de oscenas urbanas cuedo el imperio auslro-húngaro, con sus for
i¡ARriN-BAFBEuo, J, (199S), Coñtañpó@ñeidad tati' ¿x¡e.iercia social situadá er u n¿ etapa históri. ¿
oaañe cana y anális¡s cúkual. Madrid. lbe (una verdadera innovación), lo qu. ]e ha inle.e- más ari«@ráticas, ent¡5 enc.isis er un mundo
t ia notl¿rn¡ruc¡¿t se ¡efiere básicmente a los
sado a lá lectura nodemisia cmónica, como la que se modemizaba inerorablemente: el doder
;ro.esos de transloma(idn socral, Pólirr(l
que ha.eú Georges Baláille o André Malraui, nismo de rádición ilumin¡ra, basado e¡ la cor_
:conóúica e rñsrrlucron¡1, el modemiemo de
los¿ ¡odquín Brunn¿r lue su «i¡difeftncia al teúD, su «rechúo de to- fiánza en las Ieyes y la palabraéúca, y reprcsen
sig¡¡ las múifer¿ciones culturaLes v arísticas
que se vinculan cor esos cambios y con esas do valo. extranierc a ta pintuú", su tratamiedto lado por l¡ u¡iveGidad y una clüe media que
dela mstena pictóncá («manchás. colo.es, mo_ ápreciaba la cülrura estélica; y un modeDismo
expenencias en una reltcidñ de perñanenre
vimi.ntos") y su divorciodel público y del guv de ráigambr¿ búoca y esteticist¿, que eÉ adep
MODERNISMO renron: cñricá y negocr¿crón. resifencia e rn_
!o oficial (B¡taille, 1994). to a lo placentero y sensual y estabá represent¡-
brcambio, €xteúondad e inmediátez "Es in5ni-
do po¡ et te¡Úo, que hacia óediados del siglo
La ñayor diiicultad paÉ defi¡Ú el modeF co y coút¡adictorio, polifónico y dialécrico +s Aqúellos aspectos que se ob
cribe Beñan ¿ proPósito de Ia actitud de los y eú okos aúlores conredPo.áneos, como es el x]X logra convernse e¡ un medio aristocrático
nismo rádica e¡ que el téEtri¡o ha sidó utiliza_
ñodemistas . denuncid la vida modema en caso de las posturas a¡tibu.suesas y anxrúsrr en el que se rcpresentan v¡to.es burgueses. Esta
do de manera muy disúnta según las radiciones lersión ente univeEidad y rearo es lacdacle_
tróñbre de los valores que la Propia nroder tucio¡ales (el a.tisra bohemio, el dandv que
nacionales o lingüísricas- La historia y el uso rísti.a de! modernismo lierés lschoBke
nidad ha creado» (Bema¡ fl982l, 1988). Si¡ cúldva la arificialid¡d e¡ su ProPi¡ persona),
del réróino «modemista» varia segúo eslas tm_ 1999: I l). Aesté
embargo. esla conmdicción se arenúa, sin lle_ las rclaciones conf¡ic(ivas cón el r€cePtór (v. [l961], 1981:«I¡trodúcció¡»i
diciones, quc aquí llamaremos d¿ñi¿@§: en cl último tipó de modemismo lo Podeñós Uamar
e REcErcróN) rlesde el «hiPócrita lector» baude'
hisp¿noame¡cano se reiieie al mólimiento sú ¡ dúolle6e. sipensJmos que el ñodemi\-
ño uül,zó los valores de ld modemizicidn leriano al Salón de los Rechaz¡dos eú Las lres ¿st¿,i.¡sr¿¡ y cónstituye la v¡riaúte más conoci_
tístico de ltnes de1 siglo XlX, mientras que e¡ ior da El Drro, en cambio, puede ser denominado
(novodád, lragmentaclón, racioralidad, emanci pl,ásticas y la eiperiment¡ciór cor nuevas
el italia¡oel témiro lierc ur carácter désp@ti_
181
130
\

tu)¿entistlo civilizdtotio y ¡o nece§&i¡menle coNvENcroNEs y la experime¡tación con proceso de emancipación má5 mplio. La no (Lukács tl923l, 1984). E¡ cumroobjeto
tlcne, cóño en la lradición ausro húngara, un¡ prime¡a o?ció¡ es la esrictamente mder- del mundo capitálistá, lá obra es umbién
nbólogía <libe.al", sino que se caract€r¿a Por Esre parddigma evolurilo, que combare lo nista ñientras que lá segunda es propia de una me.caDcÍai ¿cómo puede 1á foma r§-
$r ¡u¡itud pedagósica y ¡rtiburguesa, ss .on resesivo y lo ücaico, €xige una homoge- l¿s vatrgua.diás, regún una diferenciación sisü¡se a lá i¡slomentalilá.ión? ¿Cómo
Ii¡nz¡cn lapalabra (en el,no¡Jrr¡¿) y su creen' neizació¡ del material artÍslico y ud recha' que fue posrulada por Peter Bürgor (t19741, ev¡¡r lá cosificációtr de la trovedad (cate-
ci¡ ctr el papel prililegiado del intelectu¡l (v. zo del ecleclicismo y del historicismo pre- 1997) y aceptada por vúios teó¡icos (Jay goría que Maq le habÍa aÍibuido a l¡ mer
rñrrir.IrcrlraLris) como consejero o denunciote. dom¡nantes duranb buena pane del siglo [¡988b], 1990: 101r Huysen, 1988:281i cucía cápiralisia) qrc el arte modernista
Il¡¡nsgo c.ntlalde esta tendenciaes ráte, des_ XIX (Scho6ke, 1999), lo cual, de todos Calinescu ll987l, 1991: 101, e¡tre orros). po¡e en el centro de su poética?
de h ( u.ruRA, de dohr de sentido y reciitud a modos, no sigDificá !n ab¿ndoúo de la his- Quienes mejor ha¡ d€r'¡ido lú pósiciones E1 ca.ácter mercánrü confli.tivo de la ob¡a

lu r¡zóD itrrrumental civilizadorá Gor habitla- Ioricid¡d sido que ésr¡ p¡sa a las lormas que s€ desprenden de esia ¿podá han sldo de tute es un p.oblema modemo y el con
lcs en ella los ataqúes satÍricos a los módos e¡ misñas y a su dinámic¿en el «uso delma- Adorno y Benjami! etr su debate sobre el .epto de cosilicación Aúe Lukács reelábo-
que la burguesi¡ conduce l¿ modeñizaciór). En terial n¡ás avanzado" (Adomo) y en la "de ¿"r¿ de la obrá anistica (Benjamin tl936l, e a páitir de Ma0(-estáen labase tatr¡o de
este ¡po de nodemaño puede ubKe\e ¿ K¡rl sauromarizac¡ón» de Ia serie artÍs¡ica como 1982i Adomo, 1995i. En un moviñie¡to i¡ los conceptos benjaminianos de fant¡sma-
(n,'. o¡ Fñil¿ Zola Deró rnmbién á aÍBrr! de motor del cámbio (Tiniánov f1921), 1976). ve6o al del «deséncetaniento» qu¿ Max goria y de ilúninación profana (redimir a
postura anüliberal co;o Ezra Pound. En la ves¡ón más iDtraúsi8e¡te de l¿ ho_ weber le át.ibuye a la modemización, el lás cosas de la mortandad de la cosilica-
Las formas y iis prácticas dife.enciadas del mogeúeidad evolotiva, Ia declinación del concepto de au¡á imllica el encántádie¡to ción), como lambién en el dé «industria
modeñisno enhentaD ura seriede dificultades modemisdo comienz¡ crmdo se reciclan de la apdiencia estét¡c¿ medianle las ided coltural,, de Adomo y Horkheimer. En vis
o apoí¡s, que se conñgur¡n lacia nnes del motivós, técnicás y lo¡mas del Pásado de «u¡icidad» de los objelos artÍsticos t de ta de este último co¡cepto (v. cuLTljRA DE
siglo XIX y se disuelven en la segunda milad (Büryer. 1992: 43). Esla concePción pre' «lejdia» y «cotrcentración» que suscit¿ su MAsar, Adomo planreala necesidad de re-
del si8lo XX. Fue en el dominio ¿lemán, e¡ el senta, sin embarSo. dos debilidades: en Pri_ ex]ribición (esta¡uos lodos ésros que se ve¡ sisti¡se a es! me¡caotilizáción medianre !n
período conprendido entre 1910-1930 y en los mer lug¡r, confuode pasádo y tr¿dición, y meúazados por el deseolló de las tecnolo- r.atamiento sofisticado de los materiales.
escritos de Adorno. Bcnjlmin, Kr¡cauer y en seSundo lügar no tiene en cuent& que gías de reproducción). Mie¡t¡as Adomo, etr Esta apoía está lresente en todo el ¡rte
Brecht.iútre otrcs, qué se debatió de un modo tanto aquellos que sóLo t.abajan con el má_ su defe¡sa de la apúiencia esiéticá, se ha modemista desde el momemo én qúe ésre
terial más ,v¡nzádo (pór eiemplo, ¡bando' con§iderádo ür exponente dol modemismo. Decesila diieréncidse -se¿ desde un¿posi-
mis riguroso ) ñdical +n la l¡adi.ión del ma¡
xismó @cidental-el ca.ácter de esras aPorias. no deñ¡itivo del fiEurativisúo e¡ Pi¡tura y la posición de Benjmin ha osciládo entre ció¡ ehista o prcs..sista de I¿ mercanrili
de la tonalidad ed música) co o los que lás celeb.¡ciones vanguüd¡ras de la de' zación burguesa en la queeslá inñetso.
hacen una reelaboración iró¡ica de lás ior ,aparición del aura (1934) y un¿ posición . Apótía del d¡nno: en la modemidad, la
IAS APORIAS DEL MODERNISMO mas here&das ent¡btaú una reláción coo el nis caurelosa (1939) (Lunn, 1986: 176). fragment¿ción del público es cada vez más
pasádo que ántepone la contingenci¡ a las Paá Adooo, la5 pósicionos de Benjamin crecie¡te y la espéciálización de la estera
El &re nodemista está coddicionado por nomas y a las convenciones heredadas. En son conciliato¡ias en un mundo todavía re- arística cáda vez m¡yo.. ¿Es el arte, enton,
hs aporía$ de laevolución, de lá ápdienciá es ¡mbos c¡sos, la forma no es also dado ni Bido por la instrumentalización. Coño re$ ces, ulensuaje reservádo pdá pocos o
r¿tic¡, de lÁ cosific¡ción, del elitismo y de la tiene carácter de obligatoriedad. Se iEta de puesla, el a¡te deb. buscu una terce¡a alre. púede todavÍ¡ reintesruse ala vida colidia
$bjetividad. Las tensiones que ell¡s prolocan variantes le3Ítims de1 mode¡nismo frente a naliva: ¡i hundirse en la vid¡ coriditua ni nay conveni¡se en una experiéncia coláti
pucden se¡consider¡das bajo Ia promesa típica_ l¿s opciones coúse.yadoras, que defLénden réforza¡ el rilo áuráticó, sino provocüi des va? Está fr¡gnentáción de lás esierasi que
menre moderna de la em¿nciPación. Ia auto.id¡d de la lr¡dició¡. y a las re¡tisrás de su lósica inm¿nente, la «desesterizáción" se hace más profnnda a medida qle ávánzá
que ProPo¡en {omo LukácFun retor¡o á y srsÍae6e a las salidás imedialÚ aun a el siglo XX, h¡ llevádo a MáGhall Berm¿¡
. Aporía d¿ ta evo!úc¡ór: a pafir de lá pro las formas orgánicas del realismo Pffa re- costade c¡er en el hemetismo (Jay ll984l, a postulr que actuá]me¡te «no sab€mos
puesta de Adorno, el nodernismo Puedo sistir y c.iticar la descomPosiciór de la so- 1988: 149). Esta ¡egatividad que Adoño le cómo usar nuestro modemismo» {Berúa¡
verse como «el desPlieBue del co.cepto ciedad burgues¡ (Lukács. 1966). atribuye ¿l &te há sido objetád¿ po¡ urc de [1982], 1988:26i v¿ase también la respues
d,alécrico de novedad" (Adoño tl970l. . Apoúa de td opatie¡ci| es¡é¡ica: Pa6 el sus polémicos con¡i¡uadores, Jürgen Háber' ta po¡émica de Ande6otr, 1988:95)-
1983134-38. M¡titno tuorotio 09511, 1987i ño.lemismo. el arte o la cul ñas, q(ie¡ sosriene qúe se tata de un¡ «e$ La elaborada forña ñodemista debió con-
Jaus, 1995a: 80). L¡ modeñizació¡ social, tido restri¡gide desemPeña¡ úna fun.ión tralegia de hibem¡ción, cuya debilidad vivü cod uná cada vez más omnipresente
con sus ava¡ces tecnoló8ico§ y sos proce_ compensatoria o emancipatoria (i,una Pro_ obviareside en su cdácter defedsivo» (Há- culturade masas y una prolifer¿ció¡ de ob-
sos de ¡acionalización, luso en crisis l¡ tra mes¡ de felicid¡d». se8ún la expresión de bemd, 1972; J¿y 0986b1, 1990: 151). jetos trrc, qu€ aparecían como antagonis-
dición, es decir. el p¡sado como fuenie de Stendhal que tanto le gtslaba citár a Ador- . Aporía ,!e lo cosi¡¡coc¡óa o ne¡cantilig- t4 en hnro representa¡tes de una culrüra
áutoridad. En consonancia con esra expe- no). En este ¡specto. Ia aPoría modeúist¡ .ión: e¡ su influyente librc A¡¡ro¡ia ) co¡- burguesa filistea, insüument¿lizáda y ñeF
riencia, el modeúismo dtistico internalizá consisie, básicamenre, en indag& si la ip¡ ciencia de clase, Georg Ltkács señaló que cáotil. Eslas ob¡as exigian u¡a rela.iótr nás
Ia noved¡d en la esfera del ¡rte (v. aRrE, riencia estéticá Puede Proveer esa coñpen_ el fenómeno de la cosificación (lá amplia- ¡elajada y ldbil que la qúe exigí¡ú las grán-
socrolooÍA DEL)] en consecuenc¡a, su§ sación ó si es nece§ario supeñ o disolver la ción de l¿ mercantiliación a tod¿s las rela des obras modemistas. Si¡ emb¿¡go, osta
obras se legi¡iman por la supeÉción de las autonomía del arre p¡ in¡egr¡¡§e e¡ un ciones soci¿les) e¡a especificamenb modeF defensa de lá comple.jid¡d modemista (ba-

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sada en ladivisión álto,'bajo) tuvo sus cíti. ¡aque propórciona el .ealisño, si¡ó que se tes sáleris(as y múseos d§ arte modeao). E¡ la yo que el escrito¡ estadounidense desplazaba a
cos enúe varios teóricos alem¡nes dcl pe sumergen en una cori€nte de eiperiencia§ v€Éión de Greenberg, et a1le módemistá evolu- lacultu.a problemas que son p¡opiDs de la mo-
riodo, como Brecht, Benj¿mi¡ o Kracauer, atoúi,adas (Lunn t19821, 1986: 50). Pan ciona volviéndose sobe sí mismo y reflexio- demizacidn c¡p,r¿l6b rcomo lr tJltá de obe
quienes co¡sider on el ca¡ácter emanci- el arte modemist¿, ¡o se tratá de un reromo nmdo sobre sus propios matcriales (el plúo, el djencia y ¡¡ competencrc por el'eriro). Er cón-
pador de ciertas experiencias vioculadG nostálgico a la integridad del yo á¡terior a colo¡, ta pincelada) con una radicalidád cada traposición, Habemas recuperaba lo que
con la «distracció¡' (corcleio de la dés¡- los procesos de modemización, sino a una vez mayor (G¡eenbers. 1986). Fue contr¿ esta dercminaba «la racionalidád estéúco-práctica,
parición del áu.á) (Krácau€r, 1996i Ben- tensió¡ diáléctica cón lo contingenre, lo coDcepciór elidsla, pürista y ontológica (ela¡ie de la esferá aflística y la oponíá a los intenros
jañi¡ tl93ó1, 1982). Desdc una concepción t¡aositorio, lo fugitivo, débe i¡ descub¡iendo y super¡ndo sus propias deBell de rehabilne ún autorira.isno tradicio-
opuesra, Adodo afma que «la seriedad Siq eñbego, esta actitud puede desembo- convenciones hastá llegar s su esencia) qúe nal (Habermas, 1988: 24-25i cf. r¡mbién Ber-
estética y lá propensión a la distracción -la car{omolo ádvinió el ñlsmo Adomc en reacciondon las .orfientes posmodemas de la mm Il982l, t98E: 20 y 121).
cual, desde luego. no sólo hoy es domi- un fedchismo del material y eo una sup.e, década de l9ó0 (v. posMoDERNrsMo). Los ara Lá defensa que enciran Habermas y BeF
nani.- camiúar er direcciones opuesias» sión tótál de toda posible expresió¡ del su- ques más contundentes óuestionaron su püri§- man posee, comó horizonle común.la pe6pec-
(Adomo. 1985: 134). jeto. Pa¡a Bürg€., ésta es la apoía que mo y su elit¡smo oponiéndoles l¡disolución de riva de emancipación u¡iveBal inherente a va
. Aporí¡ d¿lstbj¿¡¡t¡ttu: vista como unprc «afe.ta al artista mode.no, comprometido la oposición alto/b¿jo que los suste¡raba (la rios lroyeaos modernistas. En esre ñdco,
ceso de racionáliació¡ (M¿( weber), de con ün¡ §ubjetividad en u¡as co¡diciones «gra¡ división», según lá ¿c€rtada expresió¡ de MaNhaU Be.m¡n defionde el papel emancipa-
fragmentación (Ceo¡g Simel) o de cosi- muy desfavorables para el desaúollo indi- Andreas Huyssen) (Huysen, 1986). do¡ deseñpen¡do lor el modemismo en los
ficáción (Georg Lukács), la despenonali vidual» (Bú¡ger, 1992: 43). En los mismos años er¡ que los posmodeF ?aísos no occidedrales (Beman tl982l, 1988:
zación -con la consecuente crisis d. la sub- núrar co¡side.ába¡ que el modernismo eraba 124). F.enre a esta poslura, es inporranre coD-
jetividad es uno de los efec¡os de ia institucionaliado y agorado, algunos peDsado, signd las crÍticas de Edúard Said, quien consa
modeúización. En su rel¿ciór añbi8ua cor EL DOMINIO ANGLOSAJóN res conservadoes coño Dá¡i€l Bell iniciaron der¡ á1 modemlsmo en la co¡figu.ación más
los valores de la mod€midad, la forma ¿F uo ataqúe contra el modemismo destacándo su amplia de! iúrperialismo: el modeoismo no
rísticá incorporó este aspecro a su foma, de En lá tradició¡ anelosajona €l lémino ú¿' carga subvesiva y vieDdo a1 posnod€mismo responde tanto a una elolución interna occi
a¡lÍ el epileto de «deshuñúizadó" que Or dam6- se co¡solida düránle la posguera: es como su conrinuidad ¡adicálizada. Las propoes denral como «a lás presiones exremas de la cul-
tega y Gdset le ¿plicó, e¡ la década de enmrces que comienza a consrruirs. y a conso- tas de esté auror se basan en que las esféras de lura del imperio» (Said, 1994: 188). La posi-
1920, al dle modemista y de vanguardia lidde el ca¡on modcmista. En u¡ período que la sociodad moderna se rige¡ por ldncipios ción de Said es un bue¡ ejeñpló de las crÍticas
Gobre rodo por l¡ aliúza de éste cor el incluye .onvencion¿lménte ¿ las vangutudias axiates conÍarlos: nientrás la legitimación de que conenzarcn ¡ realizaBe al modemisñó
m¡qui¡ismo) (Onega y G¡sset u9301, históricas. el modemismo tiene su fase heñica la iguáld¡d müevo al orden político, la .áciona- sobre todo desde la década de 1980- a parti¡
196l). Desde el punto de vista hisró.ico, es- o de áuge entre 1890 1940 y su fase institucio- Iidad funciona¡rige la esÍuctDn sócial, y€l he de 10 que es¿ unive8alidád reprimÍa o excluía:
t¿ descomposición de t¿ subjetividad se nal o confomisra duraDte la década de 1950 (y donisñó y la auroFealizacióo del yo son los Ias culturas coloniáles, el aÉNERo, las ñinoías
retomula. e¡ el campo adístico, co¡ las declina en la siguiente) (Williams I¡9761, valores predominantos de La cultu¡a. La cotrtE-
mátrices del útipsicolog¡óo , el adriro- 1983). Según Raymond WilLiams, se trata de dicción básica, según Bell, radica en que et
manticisDo propiós del modemismo y con una (trad¡ción s€lectiva» que rescata sólo las modeñisno tiúnfó en el ámbito cultural en
laconvicció¡ de que la lógica evolutiva e¡a tendencias antitemáticas y a¡tirepresentativás u¡¡ sociedad cuya estoclura econóñicá y tec- DOMINIO HISPANOAMERICANO
i¡herenre al materi¡l y no depéndia de l¿s y que «peldió ñuy prcnto su poslura lntibuF n@¡ática sigue siendo burguesay resida porel
consideraciones subietivas (sobG el aniipsi- gues¡, y s¿ inregró cómódamente al ¡uevo ca princitio de utilid¿d (Bell, 1977: 51). El ,botlernisna, en el dominio hispanoa,
cologismo del modemismo, ct J¿y, 1998). pitalismo univeBal" (williams, 1997b: 53-55). Está versión conservado.a del modemismo me¡icano, desig¡a e1 movimiento arrisrico y
E¡ posrulado de lá iúpesonalidad que se Aunque p&ece dilícil aceptar que el moder tuvo l¿ virtud de desmonrar ls inierprotaciones culu¡l que se inicia hacia 1885 y se exlie¡de
deriva de esre ¿rgumenro se puede rastreú nismo hay¡ estado domesticado en términos sociolósicas fú¡cioq.listas y marxistas basadas hasta 1905 aprorihadame¡te (Reál de Azúá,
en «la noveia sobe on ñuro blanco» de ta¡ amplios como pre¡e¡de Willians, lo cierro en Ia idea de organicidad, y de recónocer ld 1986). Esu utilización deltémino motivó gue
Flauberr, en la «des¡ptuición elocutona del és que la «tr¡dición setectiva» del modemismo Iógic6 inherenles y diferenciadas de cada esfe- ya no pudie¡a utilizárselo pa.a .eferüre a los
yo» de Mauamé, e¡ las pinruras de Male- d€ la década de 1950 llevó á tal exremo. e¡ ra. Pero si Bell supo verel choque de las dife- le¡ómenos culrur¡les del siglo XX, lo que sin
vitch o Mondria¡ (donde desap¡rece la fi nombre de la evolución artística, l! aporía de la renies dinámicas cultura¡es, lo que no pudo duda afectó los debates alrededor del posmo-
sura huñúa), e¡ los heterónimos del poeta éspeciálización que tuvo indúmerables proble- evitar fue crcr en un¡ concepción demasiado
pofugués Femando P.ssoa y en muchísi- mas pea neSociar con una cada yez más inflú u¡idimensional de cada esfera, ororgándole a la Las alorias que hemos señ¡lado, sin en-
mas oÍas mlnilestaciones modemisras. Pa yenre y dilundida cultura de masas. Lacon.ep' estluctura social las ce¡cterísticas de la «en- blrgo, se pueden aplicarsin difi.ultades al mo-
ra Lun¡, esra deshumánización y desváne- ción elirista del ñodeñ¡ño de esos años ciencia» y de ¡as (re.ompe¡sás meritoc¡áti' demisrno hispanoameric¡no: originalidad fre¡-
cimiento del sujeto puede detectarse en los alcanzó su mayor coherencia en lós Eshdos .a$¡, y a la.uliura los «modos anliraciod.le§ te a Ia despe6on¡lización, esreticismo frerre á
persona.jes de ficción de las nadaciones, Unidos en el lereno de las ¡rles plásticas, gra- de conducla" (Bell apenas tiene en cuentá el la vulgtuidad bu¡suesa. necesidad de prolesio-
que ya no reidiegran su expe.iencia en una ci¡s a las teorizdciones de Clemedi Greenberg modenisno civilizatorio) \Beu, 1977: 89). En nalizaciótr er el i¡cipienie mercado de demán
rotalidad orgánica. cerada y es¡able como y algran apolo de las institu.iones (imporrin- su c¡ítica a la postur¡ de Bell, Hábeñrás sostu- da (que se gestá. principllñenre, er l¡ prensa
164 145
¡¡ús¡cá, 3oc¡ologia da la Música, sociologíá d€ l.

didi.), elitisño «úistócrata» frente al avance MÚISICA, soCIoLoGfA DE LA ná¡e.e haber conduculo en la nüsca helénica, fitosófico ni él análisis de la cític¿, enfoque
democra¡iz¿do¡, pe.o también cosmololiti§mo i precisamenre eo su apogco, a un desúollo que se desvía de la neutralidad eeb€ria¡a e i¡,
y exotismo como una realizációD radicalizada LO SOCL{LCOMO Ct¡R/l exlr.m¿d¡menr€ melódico que.oñpió en ble üoduce una fuene dimensión polémicá €¡ la
del u¡iveBal modemo. Hacia principios de si, ná p¿ne los elementos "mónicos'del sistema base de lá sociología musical.' Adorno es es
glo, el nodemismo se fue despl¿ando de su La sócioto8,. de ta música, er ranro disci- mDsical" {weber [1922b], 1992: ll5l). A la céptico respecto de la posibilidad de pa.alel¡-
inclidaciór galic¡ta ¡ un hispánismo, tadüoa- plina o, púa decrto con un térmrno más fl.¡i- man.ra de un relomo ál corázón de la cult¡ra mos significátivos entre músic¿ y clases s@ia-
ne¡icanúmo y «turiymquismo» cada !€z más ble y ¡propiado, .¿-p¿ qúe esrudi¿ ¡os nexoc nódica después de ün larSo recoEido por mú- les, como también respecto de los estudios
{u6rt.s, sobre rodo a partir de 1900, con la ed¡- ciusales enre musica y socred¿d. riene un ou¡- sicas exólicas. el esrudio cotrcluye cón el desa- emplricos en el estilo de Alphons Silbeman¡,
ción delA.ü1de Rodó (quien Iue,.omo Mani ro de pexda inevirabte y a ta vez polernico e. rollo de los inslnmentos de teclado pa¡a llegar auto! d. importantes investigáciones radiofóni-
ur feprese¡tanle det hod?rñis¡nó cieitizodor I¡ obm de Theodor W. Adomo. inevnable Dor al pia¡o comó el principal nedio de la música cas en las décadas de 1940 y 1950. «[k socio-
trnre al erre¡¡.n¡¿ de Daío).
E¡ lat ñáscaras denocrárica¡ d¿tño.t¿r
su prolundá rr¡culacrón entr"
-¡¡". ,u.,.¡,
críricá tocial como lcmbrdn por su cone¡ró;
doméstica. Ura histo.ia de los estilos no debe- logía musicall nó super¿ el estadio de la mera
psicologÍa s@ial y permanece g¡aruia si no in-
ía pasar por álto ciert¡s conclusiones que We'
¡ir,tr,, Angel Ráma señaló cómo el eu¡opeísmo con las premisas que Mu WeberdesaEoüaen ber exráe de l!posición centraly hogareñá del cluye en sí l^ esttuctúrá condera de la só.ie'
y el exotismó, ulilizados como «máscaras» éñ «Fundametrtos racionalei y scio¡ógicos d. la piaro en los paÍses seltenriDn¡les, enire ellas d¿d. La constitución no conceptual y abstracta
el se¡tido nierzschea¡o, sirviero¡ para «que música", úlüño captrulo de Economtu y s@ie_ el desarollo superior de Ia cultu.¡ pi¡nísIica de la m'lsicá se resiste si¡ embtu'go a p&¡lelis
fluyerá lib¡emente una dicciór¡ americaná» v dod lÍ197?al, 1983) .t ejeñptú pionero de una ,remana násta bien entrado el sigloXX. mos e idenlificáciones co¡cretás entre ést¡-n
para insüibir a la cültura hispaDoame¡icana e; sociologi¡ musrcal autoá5umida: po¡dmico po.- La rensión fluctuinte que está en la base sus diveBas dime¡sioneFy las clases y los
el «vasto texro unive*at». Los modemisras. que la socioloSi¡ murca¡de Adorno se consr! áú¡lítica de Weber eotre «sistema» y «expre- estrálos sociales" (Adomo []9621, t97l:67).
sostiene Rama, «reso¡vieró¡ en poco más ¡je tuye en buena medida como un¿ crítica á la so_ sión» es un motivo fürdameótal de la es¡élica La sociologia nusical de Ado¡no esia atra'
treinra aios u¡ siglo de ¡istoria titera¡ia euio- de Adorno, que en cieda fo¡ma reinlorpreta la vesada por u¡a fr¡silid¡d ñetodológica esen
pea» (Rama, 1985: 169, 173.6ó; para la ver_ cial. Sus.studios sobre eljizz y sobre l¡ can-
El e¡sayo de Weber describe Ia músicá oc_ oposicid¡ ó.igiÍal entre melodÍa Okla h$icol)
sión modemisra de las máscüas e¡ Nietzsche, cidentd como un modeto de racionatización. y t!ñonía ltutio lusicat) etr té.minos de diso' ción populú, sin co¡tacto .eal con el mare.ial,
puede consultáGe Frisby, 1992: 65 66). Esto La m'1sica de Occide¡le es ta única .¿cionatiza_ !a¡cia {oxpft sión) y consonancia (apariercia). son descalit'ic¡ciofles apriórñticás en bloque,
hizo que se habltua. a prcpósilo det modem¡- da ¿mónicamente en un sisrem¿ de a.ordes v Ádomo .omparte la resis de lá ricionalizació¡ si¡ menosprccio de las aguds obsenaciones
mo, de una «úode¡nidad compensatoriá» (R! se basa en la divisrón de lc ocravr en a"." ,"- p¡ogresiva de la música. aunque su veredicto que se encuentdn en textos como
ños. 1989: l2), res¡ que codrinúa las planrea- "sobÉ el ca
lerválos igoales; se rrara de una div¡ión aflifi sóhre ese progresó no es el mismo que el de rácter fetichistade la músic¿ y la regresió¡ del
drs porO(ravio Paz en ¿¿r¡tios del hnó y ote ci¡l o de un «pacto» entrc irrervalos natuntes e Weber. En 1948 Adomo preseat, FilosoJía de oído" (de 1938, [ruto de sus primeras experien-
sesun NdturOarcr¡ C¡¡ctiñ' p,.de e,ren¡e;e intedálos «coneg¡dos» que posibilita la pro- la ntera ,núsiü, tal vez sú ñayor t¡abajo teóri- cirs.ono «invesrisador" en los Est¡dos Uni-
¿ todo el árte lrr,no¿meÍrcano ¡ie¡ sipto xx giesión libre d. los a.o.des y la modutación o co-.nusical, como una «disresión" á l¡ D,¿l¿.- dos. al frente de Ia sección musical del Prince-
donde hubo un "modem¡smo erube;k.oi la transposición á la roralidad delas escats. Lá ¡ica d¿t tuminis o qteh¡bía escriio con Max ion RádioResearch Prcjecr) (Adomo, 1966a) o
una modemización deficie¡te» (García Cancli, racionalizació¡ álmónica regula la vida de lds Horkheimer a coúienzos de la década de 1940. en lás doce cotrlere¡ci¿s reunid¡s en Innod c-
ni. 1989)- melodías, au¡que no sin conflictos. Weber su- Para ertonces ya se encontraba eláborad¡ l¡ ción d Id sociología.le la túica, de 1962. La
b.eyÁ especialmente l¿s r.taciones variabte- tigura de una ra.ó¡ óbje¡i%, ao opresiva, prinrera de estas.onterencias, «Tipos de coó
meDte te¡sas entre uDa r¿¡¡¿ musical amónica opúesta a la r¡zón i¡srrumental o de dominio. portamienm musical», co¡stúuye el ¡ntento t¡l
La contñd¡@ioñes
BLLL, Daniel ([1976]. 1977),
y üna y¡d¿ musical nelódicá_ El atonalisño (ñúsica emaocipáda de un¡ ra- vez ñls sisremático de la sociología musical
cultu.alB del apnalisñó, Madtitl, A|,anza. a los he-
"Fre¡te
BEFMAN, Marshall{l19S2l 198$ rodo /o sóri,ó se chos de ¡a músicaya desd€ Bach, ta amonia.le cionalidad ¿rmónica) de Arnold Schoenberg, a adorniana. El áutor esrablece seis tipos ideales
desvanece en et ane. La expeñe.c¡a de ta no- acodes no ha podido detene^e ¡i co¡ mucho cuyr obr¿ esú consagrada la p.ioer¡ ñnad de de oyen¡e. el arente etpedo o prottsional (di-
domdád, Móxico, Sigto XXt. en su lesitimación [...] Las melodíás. i¡clusive esa d¡8rer@n, expresaríá una racionalidad de recrores. coñpositores, músicos de oficio)j e!
BUFGEF, Péter (1992), rhe oe.tine ar Modemism. lá d. "frase pura' más est¡icta, no son siempre nuelo cuño. «El predomi¡io de lá disonancia á!¿¡ ,)¿¡re. que puede con,prender la música
P6nsilvan'a, Pénnsvtvá.'a Sr¿té U¡,vérs y en modo rlEuno ¡cordes roros, esrán acoDtr- parece desrun las relaciones r¡cionales, lógi- cono alSuietr co¡rprende su propi¡ lengua sa-
das en sus próere.os por ronos t. .t arm¿nrcos cay. de 1a tonalid¿d. es decir, las relacioncs biendo poco ó n¡d¡ de las regl¡s de gramática
LUNN, Eúqene ([1932], 1936), Már\jsm y modet del bajo fundamenral t...1 La racionarizaciór simples de acordes perfectos, pero aquÍ la diso y sinraxisa el ¿prle-c¿ns¡ ni.lor .te cthura,
nisña (Un estud¡o h¡stót¡có de Luk46, Brccht, de la múslcá en uo sisrema de acordes vive ancia es nr:ts r.cional que la consonanci¡ por que se manriene co¡srantemenre iniormado y
Bankmiñ y ada o), Máxico, FcE.
siempre e¡ una tensión coúsrante ffenro a lás que úuerra t...1 l¿reláción de los sonidos pre suele rener manía porcoleccion.r discos y pro'
aAMA, A.géJ (1985), ¿as eáscaras democét¡cas
del ñóderñ¡sñó. Moñtovideo. Fundación Á¡-
re¿lidades melód,cac. ¡ lJs que nun(á conr8ue sentes en ell¡, e¡ lug¡r de ¡dquirir la unidad Ef^ñls-, et ofen¡e e útiro,gue es más sinc¿¡o
¡bsorber por.omplero. (Weber lt922bt. t992j ñedia¡te un co¡júnro "homogé¡eo , esto es, que el anter¡or y que se manriene deliberada-
ll20 1123). Cie.ta rensión enrre diacroúa (ñe, der¡uyendo los momentos parciales que con- nenre desinlormado ya qDe supone que el co-
lodía) y sincronía (armonía) puede rastreüse tiene» (Adomo, l9ó6b: 52). Ese pórafo con- nocimientó co¡spn¡ conÚa Ia au¡én(ic! emo-
¡ncluso en sistemas prcñode.¡os_ «La tenden- dens¡ un tipo de enfoque espe.ularivó por e¡ ción: el ole¡te rcseñ¡ido.qté Adomo ide¡tiñca
cia a ¡a ampliación de los medios de expEsión cual lo socio¡ósico no plede ser aislado de lo altemátivame¡te con el nrrit rll o cultor ex-
186
) ,' Músic.. soci.losíá de l.

d€ l¡ sdiología musical s¿ abren prácticámente ma el sustrato del rap, surgido en los guélos
al inñnito. Sorce KeUer üa notado asudameme n.gros del Brcnx a mediados d€ ta década de
qu€ los rcmas de ¡¿sociologla musicál se désa- 1970 y cuya oralidád se conecta con las músi-
rolla¡ actu¿lmente co una vida aditiva, siD lle- cas rituales de los esclávos mtillános y se ac-
ga. a a¡ticuláse etr un todo orgtuico (lo que sin tualiza cn la progrssiya africa¡ización del con-
duda tie¡e que ver co¡ su esiauto en re(o dis- tinene europeo (Iacono, 1996). T¡icia Rose ha
ciplina académica, rotableme¡te menos insriru- replicado consisrentemonre esa siñplilicada in.
cionalizada que Ia etnomusicotogía). brpretación rlrmica del gé¡ero (Rose, 1994)
A partir de la década de 1970, la ñusico- La ensay¡ia est¡dounidense cuestiona también
logÍa busó rúsf€rA a los esrudios de miisica la inrerp.etación «rornánrica» que devuelve el
popülar el riso¡ t¡adicion¡lmenre reservado a rap á um suerte de oralidad esencial y primili_
la música de tradición escrita- Auro..s cómó va y rcleg¡ su ¡enov¿dora dimensió¡ recnotó-
Richá.d Middleto¡ o Philip Tagg lográron una gica. L¿ posiciór de Rose es legnimá. JuDto POSMODERNISMO de producción (el surgimi.nto del «capiialismo
productiva combi¡ación de musicología, socio con la inusitáda cds¡ de critica lolÍrica y so- t¿díó" o "posrindustrial"). Una vez trasladado
logÍa y semiolo8ía en sus estudios sobE rock y cial que eña¡a de sus te¡ros, el rap ha reir¡ven- Eldebáte e¡¡¡e MoDERNIDAD y posmodemi- a es(e nuevo esc€trario. lámpoco podria evitúse
distiDtos 8éne¡os de la c¿nción populú. Ac- lado y Eastocado de úná manerá suñamente dad (cuyo estauido se produce con lá publica- ya que el debáte entre modemidád y posmodec
tualmenre, cualquie¡ conside¡ación seria de ta incisiva el uso de los medios electrónicos y de ció¡,.r \979, de Ia co¡.lición pottñode d de úidad adquiriese un cúácte¡ ideológico (v.
música populüdebe pone¡ en suspenso él con- ¡eprodúcción (el DJ hace del disco un máteriát Jem-Fr¿¡so¡ Lyot¿Jd ha sido, sin duda, el do- ¡DEoLoa¡a). Según s€ñala Fredric Jmeson,lo
cepto fránkfúrtiaro de «indusr¡ia cultúrál» tc¡ de la composición y la inre¡pretación)_ Todo ninanre en la cíticá cuhu.ál en el úlriño cud- do posicionamienlo arte el posmodemismo
t¡nlo producción i¡discnminada de chataEa), indicaque esto ocúpa¡á una pané considerabte to de siglo. E¡ pri¡cipio,lo que subyace tras el supone, fúndmentalnente, una definicióD !o-
ál menos púa que ese concepro no @upe el lu- del trabajo de la socioloSia musical duranre tos debate es ur¡a sensáción compartida de que por lítica (Jam€son, 1991: 55). Stu embü8o, el
gar del análisis de los m¿teri¿lesj y ¡o sóto cn lróximos años. enronces se est¿ba pfduci¿rdo uúa mutación conlenido ideológico dcl posmodemismo hoy
el caso de mate¡iales de corte más reñnado. co cultural, la apefura de una trueva época, que és ya no resulh u¡ivoco. Si bien .s cierro quci co-
mo casi todos los quo provienen del iazz, siró la que s. designa con el témi¡o «posmodemis- mo señala este autor, en un priñer momento el
tambié¡ de áqúellos de apaie¡cia más lrimiti M DDLroN, R. 1990), study¡ng paputát Mus¡c, mo». Si¡ cmbego, liégado el ñomento de pre- bmdo de los «posmodemistas» esruvo domina
va y cncuhción masiva. El .ap es u¡ caso pa¡ Buckinghañ, Op€. Uñiversity Pr6ss, cisú cuáles sor tales transformaciones. está do por ex mdxistas, coDo Lyoted o Manfredo
ticularmente ilustrilivo. El coacopto críúco SEFuAva, A. f1980), ¿á socr'olag¡a della ñus¡ca, primer¿ sensá.ión se reveldá sumam€nte pro- Tafuri, fuertemenle cdricos de su pasado ¡evo-
modemo de i¡dustria cultúrál lleva.ia a asimi Turiñ- Ediziore di forino luciondio (Jmeson, 1991: 61), pronto surgida
le la repetición que esrá en la base det géne¡o s@o ¡c( B. (1990), Oevélop'¿g V ¡a¡¡ads_ Stfle Los crecientes pobtcmas teóricos surgidos u¡ po§modemismo «de izquierda», que ve eo
and ldaalogy ¡n westam Mos¡c, Minneápolis,
(v. aÉNERos) como un feoómeno oás de lá re, e¡ tomo del témino «losmodernismo» sisue¡ éste ura ¡ueva foña de proyecció¡ utópica,
Uñiversity of Minnesotá Pre$.
p€tición en mas¡, sin coosiderarla en su ¡ela- el paso de su p¡ogresiva difusión. En un primer una re¿ctivaciótr d€ los valores de la solidei-
ción con la rr¿dición ritrnica af¡ica¡a que for- momentó éste se utilizó en el ámbito ání§tico dád y lá tolerancia por las diferencias (Heller y
cono expfesi6n de una coriente esrética Parli Feher, l9E8; Smdt, 1994i Gidders, 1990).
culd (cenlrad¿, originariámente, ed lá arquitec- Desde esm pespectiva, l€jos de negar ld aspi-
tura). En 197? Cheles Jencks rebma y difu¡de raciones igualitúias de lá modemidad, cab.Ía
el térmim (ác!ñado algu¡os años antes Por i¡ierpret¿.la posmodemidad, según Ia defiri'
lhab HasaD) como áqüel que mejor sintetizaba ciór de Zygmunt Bauñú, como la moderni-
la propuestá arquitectónica prese¡rada en 1972 dad «llegada á la madurez" y vuelta reflexiva
por Robert Venturi y sus colabo.adores e¡ su de sí misú¡ (Bauma¡, 1991:272).
ñaniliesro Lea ine from lar v¿84r. P¡o¡¡o, Ambigüodádes áúálogas en la rclación .¡tre
sin eñbargo, el término "posdodernismo» se modernidad y posmodomidad se rcProducen e¡
Ueoó de connotáciones dive6as, adquiriendo, bdos los riveles. Como ldmite el própio lhab
en su tra¡scu6o, ü¡ sigdificado i¡meDsamente Hssan, quien idt.odüjo originalmente el témi-
no en los debalcs coDt€nporáneos, «existe la
Eo etecto, éste abandona el pláno eskicta evidencia de quc el posmodsmismo, y aúr más
medre estético p¿racorvértiBe en ura fómula el modemismo, comienzan a deslizaGe y des
que irtenta describir tmnsformaciones cultu.á- plaza6e en el tiempo, iñenazúdo lomú impo'
¡es objet¡las más generales,Ias cuales, pará al sible toda distinción entrc ellos" (Hasán, 1993i
gu¡os áutoresi coresponderían, a su vez, a ¿l- 148). Sir enbúgo, alma que aún sería posible
r.rációne§ ocuridas en el rivel de los modos discemir un núcleo er lomo del cual so organi'
za el Friúerc (y que Io distingue del segu¡do),
y q¡e conde¡sa en el neologismó ind¿teñin¿ñ-
.iia, eo €l qle se combinan lás ideas de indeie.-
foma en el Ren¿crmiento" 1t992. 27). Asi_ r¡
crfic¿ del ll¿ñádo ¡ieñp¿ d¿ t¿ hode tuo¿
tieñpo htston@ )tno entonces á (olo.a,se e;^
D. hecho, cuúdo
d¿d
se r.fieÉo a La Posmodemi
(y. por oposrc,óñ, a Ia modem,dad) disrib
go, remontándose en lá historia, Emaü de§cu'
bre antecedentes aún más tempranos dét Po$
l
tos aúLores reniten a perlodos y corientes de modemismo. En las artes y la liteEtu.e, al ¡¡e_
minación e inma¡enciá. La primela de estas el cenrro de I desafio posmodern rsra ¿ la nó.I.r- ¡os, Erúath áfirma que t«la acción del
ideas,lade i¡deteminación, subsune. asu vez. i<leas muy dive6as eútre sí. Como vimos, la
nid¿d Sin embügo. era definrcion p¿Ece sóh
Dosmodetud¡d, en pnncipio. emer8.¡Ía er posmodemisno Puede ya discemilse á co
un conjunh de téminos (desce¡trámienro, dis_ I rásladtu el prcb lema a un retreno ñienzos del siglo XIX en el romanticismo"
diternre \,; ianto épca h,stódca. en ¿18ün moñenro ha(ra
conrinurdrd. dekompoy(ron. ekérera) que de. por el¡o resolve.lo: el significado de este úhi_ (Ermath. 1992: 8). Yendo aún nÁs aÍás cn el
si8n¡n rodos un misho fendmeno de quiebre de li¡es de la década de 1970. Se8ún señala David
ñó.aicep¡o -tienpo de ta ñode i¿o.t_ pñn- úenpo, Anhú. Kroker y David Cook adviedetr
cenidumbres y senhdo de rnesr¡b,trdad propios Hárvey, «por esos años se p¡oduce un cambio
ro se moslrar¡ no menos etusrlo que €t de que «laescena posmode¡nai de hecho, comien-
t]t c!.
fin dc ,e¡o. Hr$a¡ detr¡e lá sesuhdá ábismal lanto en l¡ cultum como etr las Prácti_
«ñódemidad" (Palri. 1997) z¡ en el siglo Iv con la subveBión agustinianá
rendcnc¡a. l¿ rnm¡nencia. como la -.a¡;,dirt cas político-econóóicas» (H^ñe!, 1992t 299).
Los acuales conte¡dienles de ta modern¡
Para otros, sin embúgo, los oígenes de la era de la encamádúra del poder" (Kroker y Cook,
de l¡ ¡rente para se¡eratizme en s;bolos. dad tiende¡ a enfarize ta negáció¡ det cambio
intervennmás y más en l! ¡átu¡alea. actutuso- posmdeña o PóscaPnahsr¡ deber fasrexse 1986: 8).
(es decir, d¿ toda rempoÉtidad en sentido El d€sdibújamiento dél foco temporal de la
b'€ sí misma a kavés de sus propias abstraccie
es más atras er el tiempo De a.uerdó con Leslie
tricio) implfcira en lá noción modema del Fiedler y Ihab Hasan,ladécada de 1960 es va po§nodeñidad condujo finalmente a Lyorrd y
nes. y así devenir crecientemente. in-mediára- ,riempo h,{orico-..L¡ re6por¿ldad qur tos
¡eúese¡t¡tr!! de una "senrtbrLdad posnoder a otros a corsiderüla no cono unáép@áhistó_
ñenlei su propio medio ambiente» (Hassan, rnooemrst6 se elroaarcn en c¡eáf -afima J,n
na" y, seg¡n Michael Kchler. ld de 1950 ricá, sino como una suene de actitud menlal do
19931 153). Collins- fue ún.uasieiemo presente, hemáica- co¡stituye «uná fáse temPraná de la Posñode. la¡sa duración, coextensivá .on G¡ no an
La noción de Hassan d. intelenninencio mente se¡lado conrra los antecedenres históricos tecedente de) la mismá nodemidad. Toda nove_
sinretiza elpunro de v¡sra mjs cori.nte resDe.- ¡idád» (Kohler, 1977: l7). Esta úhima anrma-
o los erentuáler cmbros" (CóUrns, ¡992: t09). ción es todavÍa coñsisrenb con la prcPosición dad seía, paraLyórdd, en l¡ medida en qúe sc
ro de ddnde Ióc¿ti¿tu ¿quelos Gssos dsün,ivos Este repre,enrana un por "§¡tvü trs de Lyotdd de que lá f¡nsición a la socied¡d ma¡tuviese como tal, «Posmodemá». «Una
que definen ¿ la posmodemdad. Srn emb¿rso, 'nrento
esencias" disolviendo los acontecimientos. et rosrúdusmal -ha estádo en cu60 al menos obra puede ser modema {oncluye- sólo si ha
el!rcblema surSe ff pronrocomo descubmos momenro fusiuvo, eq un flulo un¡fome que Ii_ lesde l¿ dicad¿ de 1950" (Lyomd {t9821. sido priñero posdodema. Así entendido, el
que ¡as ideas d€ i¡deteminációo e i¡nane¡c¡a, ga pasado, lresenr y fururo (Emarh. 1992j 1992: 139). posmodemismo no e§ el modemismo etr su§
tal coho las deñrc Hassan, son p¡eci§amenre 3 1), lo cual. sin emb&so, párece cont!¿decir la posrimerÍas, sino en su estado nacienG, y ese
aquellas que, según Hans Blúme¡bers (1966). Nuevám.nte, la cuestión de la Penodiza_
!ieon que los esud,osos sempre h¡n renido de cióú se vuehe más comPleja cua¡do se trata estádo es constante» (Lyot¿¡d ll982l. 1992:
definie¡on la emergencia, en et siglo XIV, de ta ra .modemidad-, que n¿cen¿. precis¡menre, de fundamertar el sentido de la Postulad¿ ruP' 147). EI noderoismo y el posmodemismo se
modemid¡d. Está ct¡ro que y el obie[vo ¡ie
lunto con úna nueva co¡ciencia de la radical ura. En lo que se refier€ e§pecificamente ¿ ¡a convefiria¡ a§í (como el .aos y el order en a1-
H¡ssan resid,a en c¡¿ofi(ú la d,s¡ncion e¡trc
reláción co¡el licmPo, Ermalh descubre que l¡
contingencii de Duesrros valores v de ¡uerm Sunas cosmologías anriSuas) en dos PrincipiÓs
modeñid¿d y pormodemdad. fracasc es(re¡iLñ. exisrencia (Koselteck [l979t. l9ó3: Blumen- ,dea -pósmodem¿. de la reñPorohdid puede ereaos o cuasi-etemos en Pu8na Pemdente (la
s¡menre. Por su p¡rre, oros ¿urores seña;o¡ berg, 19ó6), un se¡tidó de¡ presenre como observaFe y¿ en la filosol,r de comienzos de razón y «su o1ro". enpalabras de H¡bema§).
¡nalogías con otros momemos de crisis h¡tóri «atrapado e¡ sü inmedialez e iqesistible rr¿nsi-
siglo, poñculúmente en la fenomenolosiá En definitiva, el erfoque de H¡bernas, e¡
ca (Jay f1988!1, 1990; E o tl987bl, 1992), pése to¡iedad» (Cali¡escu Il987l. 1991: l). Lyot d en el
. Lc ienoñenolos,¿ <onclure Erm¡th- ¿nrici la nedid! e¡ qüe coincide con
¡ lo cual seríá eró¡eo co¡cluir a páÍir de etlo Modemisras y posnodeñistas parecen así emp¿ño lor t¡aslada. el debate modemidad/
que estamos a¡te a una ñera ¡eneración de fe_ pr la subje¡v,dad Po(modem¿ srempre_r¡+i'
lomar coño puntos de padida, respectivañen- tuada y en.proceso lErm¿th l902. 8). L¡ posmodernidad del plúo his¡ó¡ico ¡l é¡ico, re'
nóúenos p¿sados (.laneso¡, l99l: 5). Tales te, dos peGpectrv¿5 opuesrb Je to que . et emergenc'r de l¡ -\ubjerr!rdad Posmodemr" fueza las tendencias a la deshisto¡izición de
rnálogías revelan, de todos ñodos, tásdificutta-
debe renrrrrse. pues, se8ün esrJ aulora r l¡s
üempo de la ñodemidrd" s,sn,fica, rruác,ón ambos términos, h¡ciendo desapare.e¡ roda
dcs prra precrs¿rqLe diningue t¿ c¡ists d.t Dre_ que necesariame¡re vuelve imposibte todo en_
t.a¡sfomaciones que se producen al menos idea de !¡d fisurá epocáI. No obsradte, la idea
sen¡c fin de si8lo respecLo de otras p,.ce¿enr.s. tendimiento ñuluo Lr.onsecuencr¿ p¡r¿ddrr
medio sielo antes de su con§iitución forñal de la existencia de conti¡uid¡des entre ñoder_
asi coño lo5 rasgos que. suplesramenre, D¡flr ca de ello es que et .oncepb de temDo¡al,d;d nidad y posmodemidád noresulr¡ ñe¡os ambi
(uleiz¡n a la er¿ .posñodem¿- - como úna comenre de ide¿s. ParticÚlarmenre
Con el objeto de asir et significado de tan
de losposmodemi{as (u¡á reivrndica;Ldn de lo
decisiva p¡raeUo füe «lá revisión delconcepto su¡ y conflicti!á que la de l¡ exisrenciá de und
fusaz, efÍmero, siempre cambianre) se vuelve, ¡upturaradical. Si Para Habemas la Posmoder
elusivos concepros, distinros esc.itores h¿n in, modeño de la ¡eNporalidad (Próducidacon) l¿
tentado conecta.los co¡ peBpectivas diveGas
a pesar de sus estoeEos po. evi¡arlo, indistin_
teo.ía gene¡al de l. rolatividad de Elnstein" nidad entronca con tá fadición nás reaccióna
guible de la noción del «r¡empú de la modemi_
Trmbién Lyotard p¿rece confimar este p¡nro .ia de la modeñidad, Pa¡a auto¡es cómo Cáli'
la tefrporalidad. Parece habe¡cienó con dad" según la deline¡ sus defensores 0a ide¡ de visr¡ cuando sostiene (entre otras cosas no nescu o Báuman aquélla, por el contrano,
/ senso en que la dlspurá e¡tre modemidad v
^óbre de Lyorard (t19791, 1998) de ta «condición semP'e (ons¡renres enrre 'r) qde l¿ posmo recobra y Uev¡ a su culñi¡ación el se¡tido de
posmódemidá<l esttuiá fuDda.la
' nes del tieñpo opueras entre sí, en dos ¡ócio--
punto de vista
posmodema» luce llamativanente simitar .l
cuadro de MaBhall Berm¿¡ (Jt9821, 1988) de
deñrd¡d .¡rrsignr el eslado de nuesn¡.ulru¡a creáción y kársfomación per¡ranenre propio
ll2). Con
que s,sue a lar tránslormrc,ones que. desde fi_ de Ia modeúid¡d lcalinescu. 1987:
sinEtizado por Elizabeth Erúálh cuando afir- la «expenenciá de la móde¡nidad"). asegurá Calinescu, «la mo
;e\ delnElo pc.adó. h5n c¡mb,ado l¡s re8l¿s l¡ posaodemidad,
ha que «elposmodemismo tra¡stórma la cons Una de las fuedres de tales malentendidos del iuego en lás cienci¿s, lá liieratura y las ar demidad simplemenG prcsigue su vocación
rrucción tusrórica de la renpo.a¡idad que cobró se relaciónaco¡ cuesrioqes de pe¡iodiz¡ciór. tes" (Lyokd tl982l, 1992: 138). Sin embar más profundá: su s¿ntido co¡§titurivo de l¿
192
t
creació¡ a ravés d€ ruptu.ás y cnsis» (catine$ ¡¡ pregrr,h de h¡.! qué punro esras s.¡ilta¡
cu, I987:92r. En definrtrva,.si como. se!ür un
qu¡cDre nrstónco. y susposib¡es áicánces
descubre Ha$rn. et con.elto de posmode;! v cóh_
secuenci¡s. No obstere. si p",."."
dad aún no resuelve ta necesidad de ootar Dor ",",i,",;.
er hecño de que et rirmrno .poshodem¡di.l_
una Gona det.áobio hisrori- *r*," r,1i," se¿ e¡ ñás adecuado pa¡r descnbú esas
úans-
rc de allem¡trv6 posibtes (H¡ssan, l99tr 150). ¡om¿.roDes, cu¿tesqurera que elas lueren
r¡ñpoco h rdea de un¡ connnurdad e¡t¡e mo
demidad y posnodemidad lo logra.
Seeün vemos, ¡as cónrr¡¡j(ciones sursid¡s A^DER$ñ, Pe¡ry (2ooo). Los on:séñ6 dé
td Dasnñ-
e¡ e¡ moñenrode defintr etrentLdode las rBn§_ de¡nidad, B¿rcé ona A.aatañz
fomacio¡es supuestamenle ocu(ids en el útri, skFr, Barry (199a), p6hAem¡r, Lo.des
mo cu¿r¡o de sigto no neces¡namenk nres¡n l¡ Nuev¿ Yorf Fou edqé "
ex,<enci¿ de tas misnas. S'to aelan penirente
Elíts Pabi RECEPCTÓN HERMENÉU'TICA Y CIENCIAS SOCIALES) dONdC IA
noción de recepción adquiere sentidos radicál-
La noción de recepción, aunque de uso
muy reciédte en la ciencias sociáles, ha @upa- El concepto sólo comienza ! ser utilizado
do D¡ lugar impona¡te en los debates conten- s¡temáticamente e. las ciéncias sociales en el
poráneos sobre teo.ía cultu¡al, teoría litereia, marco de la teoria de la infom¿ción, desaEo-
semiótica y sociolosí¿ de los inedios de comu- Uada e¡ los Estados Udidos a panir de h déca-
nicación. Probablemente €sto explique que ed da de 1940. Hatá entodces- laMasCoñmuni
pocas décadas su signiilcación haya sido objeto cation Research, que hegemonizaba el estudio
de desplazamientos entre co¡cepios vecinos la- de los medios e¡ la seiologíá nofeámericana,
les como lectura, interpretación, público, au' se habÍ¡ ocupado del ¿r.¡o o impacto dirccto
dieDcia y consumo, a pesar de que el signihca- que los ,Edios de comuoicació¡ producÍa¡ en
do con el cual s€ comenzó ¡ utilizd en la la an¿tiénci, Fr l2 leoria mátemática de l¡ in-
liteÉrú.¿, en el ane (v. aRrE, socroloaÍ^ oEL) fomación, on cambio, el recepror se presenta
y en lo soci¡l estáb¡ empúeúhdo con el mun- cono uno de los poLos del proc¿so coúuricari'
do de lá Écnica. donde alude a Ia «acció¡ de vo. auDqué él esqueru de Cl¡ude Shannon se
capt¡r lrs ondas r¡di@téctricas por un recep- limitaaenunci la rclacióú lineal y fomal en-
¡ot» (Diccionariod¿ lal2nsuade Id Retl Aca'
de'nia Española,199?). Así. eo u¡ pnmer úó- Sin embárgo, si bien la¡oción de ¡ecepciótr
mento el término se aplicó a h fase lin.l de es reformulad¿ en foma cortinua e¡ la socio-
algun¡s lecnologías de comunicáción sur8idas logia norremerica¡a de los M
afines del sigloXIX, como el lelégcfo y elte- cacróN DE M^sAs, es en s! aplic&ión a la cíti.
léiono. doDde /¿c¿pr,. se refie¡e al «apüato o ca literaria, ¡ealizada por un grupo de teóricos
ñáquina que rec¡be señales y las convierte en ¡lenatres ¡ucleados e¡ la llamáda Escúela de
otrri de disrinta clase» (Moliner tl9ó71, 19871. Constuza á mediados de la década de 1960,
Cuando este últiño témino se trasladó nerafó- donde puede rastrease un ñómento clave para
ric¡mente a las teorÍas de lá coMuNrcacúN, co- la formulación especilica de uná «teola de la
meqzó á ¡ludklambién a la pesonaque recib€ rccepci6n» (Re.ep¡ions¿sth¿r¡k), que tuvo co
los mensajes, es decir al «sujeto .eceploD, y, mo objelivo la escritura de ona histori¿de la li
de esra manera, el proceso de recepción se e¡ rcrarur¡ abordada desde el punto de vista del
tendió. a¡teñariv¡menre, como decodificación loctor y el anllisis del proceso implicado e. el
o como interprelación de los mensljes, pero la acto de leer hdta conformú úna teoría de l¿
an¿logÍa hombre-máquiná conlievó L¡ valora comu¡icación lileraria (Jauss, 1981). La estAi-
ción ¡esariva de es¡s con¡olacio¡es récnicas ca de larecepción recupera el concepto de cn
asociads co¡ ¡á pasivid¡d de un «aparato rc- culo heim¿néutico de Háns Georg Gadamer,
ceptoó y aplicad¡s a lo hu,¡anó. De estr ma quie¡ entie¡de que comprender un téxto hisú-
¡era qu¿dan codfigurados un püadigma meca- rico es encontrar el horizonte de preguntas a Ias
¡icis¡¿ y otro iDterprerarivo hermetréutico (v. quc ese texlo responde e incorporar es¡s p.e'
EE--

! "' ,
ta.!é lnv$t¡géc¡ó, Soc¡al, 1923 1950. Madt¡d, cnli.a sobe ¿ éscata rcahequet@a de FBnk-
tu r, Bio d€ Jane o, Teñpo Bfsteko
MAr@. Olqária C. F. (1 9gg), Os tuan@ cta tnteita, WccEFsrAUss, Fro¡r (1995t, rhe FtanML¡1 Sctjo.t.
menté auto: a Esmla da Fnhkturí a netúñ- ¡ts H¡sto.y, ftÉñei dnd pohh@t stgnñctuc;
/ia é a rerolúcáo, sa Pabto, Basitieñse_ Uambridq€, The MtT Pr6s§
MEFouroR, José Gurho¡ma (1969), Arre e soc,irdá,
de eñ Mattu§, Adoño e BújEñ¡ñ: eñe¡a
Gobriel Cohn

VANGUARDIÁS üstas de ot.ás ciudades iápidamonte traduciían


y reesoibirfan. Esre cdácter met¡opolirano iñ-
Según yános autores, el téñino «vangud' temacion¿l de las vanguüdid se evidencia do
diás» proviene del léxico milit& y e1 lrimer sólo en el recomido de los textos sino Iambién
aulor que nnpúso su uso en ot¡as á¡eas fue en los ñismos desplazar¡ientos de sus idte-
S¿int-Simon al aplicdlo a la política (Calines' gra¡tes, comoes etcaso de Ma.inetti, quier vi,
cu [1987], 1991: l0l-119). Sin embdgo, estos vÍ¿6n Miián pe¡o publicó cl maniñesto en Pa'
rodeos leminológicos, que áperas alcanzan a rís y, como prcmolor de su movimiento, viajó a
explicár un fen6meno que no s. ó.nne a pr¡o.i Lo.dres. Moscú y, en la década de 1920, a
sino cn su in.eracción coo et contexto ¡istóri- Buenos Aües y Satr Pablo.
co{ocial, dicen nDy poco acerca de cómo el Según lú lectuÉs histoncisras, los movi-
témino «vú8úddiás» sirvió para designar y mientos de vangDardia rúvieron su ause entre
articulü um serie de posicioDes que se fuero¡ 1900 y l9l0 y estuvi€rctr reshingidos ¡ este
asumiendo e¡ el cañpo anlsdco desde, por Io leíodo. Perry A¡deBon sostie¡é que hacia
meros, principios del siglo XX. Aunque el lé¡ lrincipios de siglo hubó úna iDte6eciór de di
mino «vagua¡dia» o «vúguúdistá» ya foma' ve.sás coyunturas quo .xplican el surgimie¡to
b¿ pa¡te del léxico de algunos áuróres decimo- de las vanguedias: la pe6p@tiva de .mbio
nónicos como Baudelaire o Y.rlaine (en el total para lá sociedad en su conjunto. el ¿va¡ce
prim€ro coo un sentido peyorátivo, en el se' industriál y el crecimienio urbano en socieda-
gundo pdá eloSiar ál poeu Aithur Rimbaud), d.s todávía agrúias y aristocrálicas, la foerte
fue en el siglo XX qúe el témino se e¡igió co codificación ¡c¡demicistá del arte e¡ nomen,
mo una conr.aseña del campo cultural y süvió tós de gra¡ asitación social y, tinálmente. el ey
para aludi¡ a ur conjunlo mplio de prácticas pectacule avance lecno¡ógico (ArdeBoD,
sociales y de obras literdias y artísiics. Sin 1988: 101 y ss.; A¡deNon,2000: lt2). Tanro
duda, esie Foceso tuvo una inflexión fondá AndeBon como Raymond Witliams sostienen
m€trtal el t9 de febrerc de 1909, cuando el itá- quo, püado est. perÍodo heroico, el arte de
liano Filiplo T. M¿rinetti public() en t2 l?igarc vanguardia pasó a ocupar, duran¡e la posgue-
de Páís el «Ma¡ifiesro tut(ista,. Este texro ra, u¡a posición doñinante, con lo que se
impuso al gén€¡o manifiesto como el privile- clausuraba la posibilidad do nuevos movimien-
giado para exponer los principios prográmáti- tos ge¡uinos de vanSuardia (Williams. 1997ai
cos y estableció un repertoio de tópicos (lá cf. también BúrEér 09741, 1997: 100-ll0). Er
fue¡za .stética de Ia ir¡upción Écoológica, la ta posició¡ riene la debilidad de subordin¡r la
caducidad de las viejas instituciones, el fi¡ d€l descripción del fenómeno a la definición p¡€s
¡rte relreséntatvo y la utiliz¡ción de Ia simul ffiptivá que se hace de éste. AsÍ, con un cúdc-
t¡neid¡d, la llegada de las nuevas técnicas co' terpolémico, se le uiesa elestatuto devansuar
mo el .¿I¿ge i¡ventado por el cubisño- y l¡ dias a grupos que -n las décadas de 1950 y
pelomance e*andalo.a,.l ¡nuncio del cam- 1960 se han ,álido del poder esfarégico del
bio social ge¡€raliz¡do) que los grupos de e tÉrmi¡ó. Dehecho. el crítico alemán Péte. Bür-
230
\
v.nsúard¡a§\..

Era situáción dual del canpo cultural próductiva desvincula lo ¡eproducido del ámbi'
8Ú Do sólo excl¡ye á todos los movimientos tresfomen los úodos de percepción y circula- e§

r)ostcrio¡es a la década de 1930 sino que tM ción y qE pongan en crisis los medios trad¡cio, rcceseia pea el §üSimiedto d. es¿s formacio to de la tr¿dici6r» y eslo explica la apeición
hién cüestiona, en función del «cnterio único» n¿les del a¡te (v. AR'|E, socrolocÍA DEL). Final- nes yanguddistas que, segú¡¡ los dos factores en lás van8uüdias d€l «artista-iÍgeÍierc" odel
(ln $,presión de l¡ irstitución dte) que agrcga mente, en el dominio específico de lo a¡tísdco, qüe ltiliza Williáñs pda cstudiarlas ("organi- arista que prodúce colectiv¿nente (Be¡jamin
¡ l¡ ñbredetermi¡ación hisiórica, el ceá.rc. las prácdcas vánguddishs implic&r siempre un zación irtema» y (.elaciones con otras orga¡i tl936l, 1982: 22).
v¡ngua¡distadelcubismo o del futurismo ruso .uestionmiento del estatuto de la obra de arre zaciones»), perte¡ecen a un tipo de asciacio- ¿L¿ instiganre prese¡cia d€ las tecÍologi¿s
¡rrcrior ¡ la Revolución de Ocrubre (Bürger pofque es so lesirimidad cDmo fonu t adicional n.s relativamente i¡formates y baadás en de reproducción y de tr¡sl¡do ocasionó la cri
|t)141, t.).)t: s4). y convencioml la quo está en juego. La preeun- relaciones exteñas de oposición. A diterencia sis dé los ñedios artÍslicos tr¿dicionáles y del
A cste uso historicista del témino se le opo' .a acerca de qué es lo bello es despl¿ada por l¡ de los «grupos albmativos autétr¡icos» propios aura de l¿ob¡¡de ané, co¡ l¿consiguiente cri-
nc ot,o, ,rís rdo, que e§ el posicionol. AsÍ, refloxión sobre lá n¿tu.alez¿ misma del ade y de del modelo modemistá, los vang¡ardistas con' s¡ de la prcducción a¡teran¿I, de la idea de se-
«vangu¡rdia» no se feferiía est¡ic¡amente a los la obra er una eE que fue detrominada «post- foñú «grupos plénmenre oposicion¿les» que nio y de Iá recepción iodividuáI, áislada y
dDvimientos httóricos siro al carácterprecuL aurático (Duve, 1984i Jauss, 1995b). re¡lizar viole¡tas ruptur¡§ .on las «P¡ácticas atenra? ¿O fueron los ártistas los que se valie'
sor. adelantado o piorero que tiene¡ ciertos a. La autonomía del campo afíslico es ur¡ a¡- tradicionates he¡edádás», aunque con el demPo ron d€ esi¡ nueva situación para atacú esos
r¡tas de l¡ modeñidád. Pieft Bou.dieu, por tecedenle necos&io para lá emergencia de las se conviefta¡ en «cultu¡a doñinanE». Hech¿ valores, como hizo Marcel DúchamP con sus
ejedplo, se refiérc ¡ Güst¿ve Flaubef como un va¡8ua¡dias, ya qoe ést¿s no sólo suponen la esta cldificición posicional, williams se deri€- readr-nades y L^szlo Mo\oly-Nagy al com-
auto¡ de «vanguardia», calificación que dificil' existencia de instirucio¡es poderosas que de, ne en él fc¡ómeDó ltistórico que centra en el ponersus obras de 1922 po.leléfono? Au¡qre
ñenle le cabe ed témi¡os históncos. El soció- sempeñu funciotres clave en laemeñanza y en período 1890'1920, desbcando sú c¡rácter de alguÍos estudiosos púece¡ i¡clir¡dos a unde-
logo francés reslrinse el fenómeno á lás posi' la puesta er cnculació¡ de lás obras (¡nuseos, «fo¡máción cultural intenacioaal, o ú.jor terminismo tecnológ¡co (así sucede, por ejem
ciores de mayor autonomÍa on el campo d€ Ia escuelas. academias, salones oficiales). si¡o ücho paruaat¡oial». Estt .ar¿cte.istca confi_ plo, en algun¿s observáciones de Benjamin),
producción cultural sin conside.ú los momen- tmbién el crecimiento paratelo y sostenido de gur¡ a las va¡guddias como fenómenó ñetro_ lo que en verdád se p¡oduce es una radicaliz¡-
tos históricos especiflcos di los aspecios inma- instituciones álremariras más infomal€s o no politaDo en uná época de gr¿n movilidad (con' ción del uso de la tecrologÍa en tradiciones
nentes de lás ob¡as (Bou¡dieu [l992al, 1995). tradicionales. Est¿s institucioDes informalés temporánea at auge del imPerial¡no) y en l¿ +omo la del arie- en las que predomi¡aban
La limilación de este uso réside en que no ad' {on sus modos de organizació¡¡ y §ociábi que los artisras «inmigrantes» exPerimentan el fue¡tes legadós ánesanales y ¡esistencias ¡ la
mile la espécificidad de la obra de arte va¡guú- lidad se gestan en la bohemia á¡tÍstlcá y yá r/¡¿.* de las grmdes u¡bes (observació¡ que Illodemizáción. Según Múfredo Taluri, se tm'
dista ni puede da¡ cueDta de la importá¡cia que contienen ese comlo¡ente de «et¡Sonisho» willians hac. a propósito de APolli¡airc, Pi_ t¿ de que la éxperiencia se libere del ¡ubma-
adquirió el concepto a lo ldgo del siglo XX. <omo lo llama Renato Posgioli- que se¡á caso y Juan G¡is, Pero que puede extenderse a tismo que imponen lá .ivilización maquiú¡ta
Frente a estos empleos del término (el hls r¡dicálizado po¡ las vanguúdias (Poggioli, los vanguardistás latinoamerica¡os y a sus taF y la merópolis. El intérés de ta P¡oPuesta de
tórico y el posicioMl), cabe una te¡cera posibi 1964). Entre esas insúuciones hay que inc¡ui¡ 8as está.Iías en las c"Pitales euroPeas en los Tafu¡i @dica en que, a la luz de lá producción
lid¡d: el úso r¿l¿.io¡¿l. Desd. esta le6pectiva, desde lás que Uegan á adquirir ciértá continui años de su romáció¡) (willims tl98lal, 1982). i¡dustrial y tectrológica, considera simultáne¡-
las yansuúdid sc definen en ur procéso doble dad (como tos Salores de los Rechazádos o las Este cosúopolitismo, bás¡do en buena medid¡ meote las dos grandes coFientes de la vanBud_
y simultáneo: por un lido, como utra posición revistas g¡upaler, h8ta las que liene¡ un as- en el carácter paranacional de la tecnolosÍá, dia. l¡s constructivás (cubismo, neoplaticisdro,
en dispon¡bilidad para lG a¡tistas del siglo XX pecto úás efimero pero úo por eso menos im' puede §er definido, recur.iendo nu.vaúerre a constructilisno mso) y las nihilislas o alea'
cuyo modelo de inredención se instituye d€- portante: las reuniones en bües, los actos de WillianN, coño «la interpretación mettopolfd' torias (dadaísmo, sürealismo, fulurismo). EI
fiDitiváme¡te con ]a aparición del marifiesto agitáción en los .a¿a.¿¡r o la realización de ¡a de srs propios prGesos como unile6ale$l conshcriv¡¡rc introducla «un método de con
u
fururista y, de co¡ ttu
modo ñás geoeral, banqueE! en lós que se lee¡ poemu y se p¿ro- (williams, 1997a:68). trol folmal del universo iecnológico, mieni¡ás
v¡r8!üdlas hisróricás; por olro lado, por la dian losdiscu6os oficiales (po. este motivo, R- Estas prácticas de oposición y de no conci el dadaGmo queríd enúnciar aPocalipricamente
¡rodiiicacién d€l est¿tuto ile lá óhrá d€ áré én Shatúck (1958) denominó a este pelodo «rhe liación que extren sus fúerzd de la historia re su absurdo inm¡nente» (Taiüri, 19961 92).
un conrexto de Dodemizació¡ urbana y tecno- Banquet YeaB»). Pam lleve a c¿bo sus prácti cie¡te del cámpo áriístico cont'ltryen, hacia La experinenmción, que en el NroDERNrsNIo
c¡s dé oposición, a menudo los va¡güedistas p.incipios siglo XX, con otra instanciá que
deL se ¡efiere a Ios procediDientos o ¿ las técnicas,
se apoydotr etr nuevas i¡stancias altem¡tivas, pone en crisis lodas las orga¡izaciones tr¡di- en vanguardias alecr! laobracomo ud rodo
lls
como Io fuerotr utr ouevo tipo de mecenas (op- cionales: la presencia de los ¿vances tecnológi_ sea porque clestiofaú rasSos que se considefa
LOS ORf GENE§ HISTÓRICOS ción muy áprovec¡¡da por el cubúmo y el fu- cos y lrbanos que ocasio¡an u¡ sñoci en las ban deli¡iiorios o ese¡ci¡les de la obra o Por'
turismo) o las escuelas de ane que se organiza- oxperiencias y percepciones. APoyándose en que bonan e invesrigan los vínculos de la ob¡a
Las rcláciones a partú de las cuales se deñ' bán ahededor de postulados vansuafdistas considerindolos u¡a segund¡ con elentófto- Es decir que las %nguardias se
ne una YaDguedia son vtuiables pero no vacíd. (como Bauhaus y R.imann en Alcm¿nia) (Tis- naturaLezae introduciéndolos en los ñedios del definen porqne cuestionan laobrade ¡rtecomo
En lrimer lugú, es recesano un campo lire¡dio dall y Bozzolla, 1977: 59; Wingler, 1980). A arte, lós vaoguardis¡¡s poslulan la necesidad de tal, pero aquello que cuestionatr en ella v¡.Ía
o artísrico (v. caMpo cuLruRAL) relarivanenre mediados d€ siglo, etr cámbio, las «n.oyan- lo nuevo y el agolamiemo de I¡s respuestas que según los movimie¡ros:en etdad¡ismo o elsu_
conslituido y sepeado de otras actividades so- guardias, se pudiero¡ apoya en los museos de ofÍecÍa la lradición. B¿sáñdose en l¡s tec¡olo_ realúño, el cuesrio¡aniento de la obra de ane
ciales. En segundo lugd, debe¡ prodúcirse i¡- arte modemo que incorporaron el emergetrte gí¡s de reproducción de tá loto8iafía y delcine, es ¡olal al extremo de -Por monenros- desinte-
te¡sos cambios t@noló8icos y u.banos quc Walrc. Benjani. sostiene que «l¡ técnica ¡e_ grarla como práctica dilereociadai en ouos co-

232
¡
: ÉD en el cubismo, se úula¡ iostancias inma, 1995b:2f»). Beat¡iz Stulo rambién cuestiona
nent€s de la ob¡a que se co¡side¡aban compo- tá guárdia se coavirió en uqo de los mayores crfico, cor la «literátúrá de evasión» y con l¿
.u¡c¿erización de Bürge. y seia¡a que en mitos cultüales" (Calinesu [r98?], 1991: 123i {éstética dc la me¡cancía» (Hab¿mas, 1981i
¡entes ese¡ciales del hecho á¡tjstico (por ejem- lás
cutrurás pen¡én.as ¡¿riDoamencanas e¡
plo, la individualidad del creador. hecho EnÉ6berge¡, 1969). Durante el alto mód¿m¡- 198.203; Huyssen, 1986. 6tiPor ot¡o lado. va
oe que e¡ ¿íe no esté toralmenle auronomiado
mo de la dé.adade 1950, se produjo un rcleva- rios aulores mostreon la drseminacidn dé lo(
expr¡ca quc. en la ddc.da de 1920. los etu¡o(
ñiento y uoa actualizeión del vanguardismo pro.edimiertos va¡guddistás etr los medios
de escn(ores jd!enes se aprow.hen de i".:"-
EL PROBLEMA DE LA A¡ARIENCIA .onsrodivo, sob¡e todo el ¡leñá¡. cuyo lega- mdivoq en Ia publicidad y en la moda,ló que
raresias de ¡óvedrd y no concitració¡ va¡- do se había i¡¡temñpido con el razismo. Hacia eliminaba o cuestionaba su antágonisno. Fi-
¡STÉTICA
Suaidrstás púa acelere o .¿drc¿trz& los la década de 1960 tmbién cod fines esmrégi' nálmente, se d€mostró la depend€ncia de las
"ñ.^_
cesor de módetuizacdn cultur¿t- y coñp;tü
El libto Teotía ¡te la voiguar.tia de peter cos- se rcivindicen, como reácción ¡la lectu- vatrguedia del tienpo modemist¿ (Huyse¡,
ar rá aubnomi¿acidn d€ tá estera ¿¡trsric? ¡¡ de la década ¡nterior, lás vúguüdiú más 1995: 6). En defiliúva. e¡ modelo dc interven
Bürgé., publicado€n 1974, fuc un hito párá tos rsá¡¡o, t9E8).
esrudios sóbre las vangued¡as no soto por Ia nihilistas y la figu¡a de Mdcel Duchamp. En ción de las v¿nguardias consiituyó el «gran.e-
Edoardo Sangurreui, pa¡¡c¡pa¡re .le la§
radic¿lid¿d de sur poskiones sDo porque supo oposició¡ al paradigma evolutivo, purista y lato» del ane del siglo XX, su existencia de-
vangxardias de la décad¡de 1960 y unó
condensar el momento en et que lás v¿nsuaÉ de sus esencialista de clement G¡eenb€rg, autor iden- lendió de la perspectiva de utr cambio sociál
teo¡'cos más suriles, sosruvo que ta autonomr¡
dis se habían clausu.¿do como losibitidad ar- tificado .on el modemisúo, dive¡sos esudio-
de¡¡nehabra sdo un¡ cspuesraa ¡a merc¡ntl]r
tGricá y pasab¡n rl rereno de l¡ esoeculacrdn sos reivindicdon lá impuréza del sumálismo
zacron cstétr.a. aunque su cfecto túe tá neuEa_
crítico-teó.rc¿ (eqcrito a ta tuz del iracáso rlÉ contr¿ l¿ núativ¿ modemista iNtitucionaliza-
Iz¿crón det are y eldilorció entre la cuttum ! Bc)ac8, Peter lf'19741,'1s971, Tería dé h vanguü-
tos movimienbs ¡adicatiz¡dos det 'ó8. este ti- da (Krauss, 1993; Foster, 1995) y recúperaior
Ia po¡,r¡ca [Sa¡guineru, ¡972). Este cues,,n",'- dla, Barco¡ona, P.ni.sula.
b¡o debe lee6e como un¿ re¡cLiótr a tareun. la posicióü ¡ominálista de Duchamp contra ro-
miúro de los Ifnjres hdrcronalesy convocro_ do intento ontologizanre del dte (Duve, 1984).
DE MEHEU. Ma.io (1S9s), Las vansuatdias anísr¡-
re,ón de lás vansuardr¿s que úvo lua& e; lá n¡les de la obr¿ ltevd a las veCuüdras ¡ un¡ cas del slg/o xx, Madrid, Atianza.
dec¿da de ¡960). Aurser;orde¡e un-..iEnn SiD embúgo, más fuerres qaé estas réivin'
poxtr-zac'ón de ¡a estét¡c¿. en un pnmef paso, Poc6rou, Benato i1964), ¡@na de¡ ade de vañ-
único que lo Buía ea lé definició¡ d. tas van- dicácioDes del tensuajé vangu¿¡dista fueron las guá¡dé, Madrid, Fevlsla de Occid6nlá.
rraDsrormaado l¡s ftonteras de lo que se
guddias: el átaque a la i¡stitución-arte entendi_ co¡s! crílicas que, €n los últimos años, pusie¡on de SAFLo, Beakiz (1933), Una modeñ¡dad pedédca:
derabr dsrico y remseft do Ia oba e¡ Ia v,rr:
da como el proceso de auionomización ca.acre- manifiesto la invi¡bilidad o tá ioope¡átividad Buen6 Ait6. 1920 y 1930, Bue.os Air6s,
coridjana (en un gesro e¡ etque lo! resros
ístico de la sociedad burguesa. Et ané este- d. sus éstrátegiás y postulados. Por un ládo, se
se ¡'cistás siguen sendo dinám(os y acruanres):
t¡ansfoma así en un «placer d€sinlerésado» seialó que l¡ superación de la conlradicción
er un segundo moñento, s¡liétrdGe de t¿ iBri ¡rte vidá se produjo, aunque sin su potedcial
GesúD la definición kanriana) y e¡ úna acrivi- túción arte y funcionalizando el rrabajo artfstico
dad dife.enciada exenta de co¡srricciones itr, en un¡ (onjunción de la v¿¡gu¡rdi¿
mediatas y de la rac,onálidád suJera ¿ fines. DotirEa v l¿
aiJsrica. No todos tos hovrtu.rr". ¿1"
Los mov,nrenros europeos de vúguardra
"no di¿ arravresan ne..süiamente amua".tao¡i,",",,;..
tmpug¡áq una exp¡esión arística precedente ¡a AJeendn¡. porejempro, ¡¡ vá¡suá¡di; hisró- -
(un e«,¡o), sinó ta rnsrrrúcró ¡ic¿ de¡ úininfierismo no Itesrji atravesa..t
ciótr de la pGxis vLt, de tos hombres- tBiree¡ segundo umbrat, cosá que sí hicie¡on tas vá¡_
[1974], 1997: 103). Aunque subordinado a ¡a suúdras de la de¿da de t960 (Sa¡lo. t99n:
super¿ción de lá insrrru.¡dn are, et orro áspec_ Lonsoni y Mesmcn. 20110)
lodist¡nüvo üe las !úsudd'¿s es t¿ obE d. e-
te inorgánica, aficulada a pa¡ri¡ de tas catego-
¡ías de ¡ovedad, ea¡, alego¡ía, monraje. FIN DE IAS VANGUARDLAS
según ,aurs, no se kata de una supresrón
de la diñensidn áurár¡cc o ¿uroaóma del ee A¡nque sü época de auge rüvo lusar etr lás
(como cree Búrser), sino de una
"¿mDLac,ón Pflmer4 rre. décadas det siSto xü, los movi-
de ftonter de la experienciaesGtrca v recrD¿i- mrenros de v¡nguárdr¿ rnst¡tüon u¡ mo.tó dc
!a". Esra d,rolucion de ta ob," orgú;.a y u'r,- intedenció¡ que t¡a sido reanudado en peíodós
rú¡a qüe, deede et punlo de vista de ta Droriuc. posrenores por orros grulos de ar,sra
ci.jn.luede explcúse medidle etconcelro de aue ásu-
miercn tá¡eas de renová.ron v runnD
monr¿je. debe se.definrd¡ ranbri¡ desde rr nF- un¡ vez.rausqado etcrcio d; hs vansur_
cEpcróN: se trata del pasaje, du¡anb ias prime- diJs h6rdncs, reptesados mu(hos
¡as vadguardias, de una «visión rtuquilay de,
dé" s (
miembros a porcióoes m¡is coD.rtradoras v Da
sinreresad¡^ a un¿ pmicipac,dn acriv¿, a una s.do el á¿a.t ¿¿l producrdo po¡ ta See,,j¡,
,¡tepreráción fund¡dom de sentLdo (Iauss. cuer¡. en t¿s décadás de t950 y 1960
"r;va¡-

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