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Carlos Zavarce*
“En el principio la Palabra era, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un
dios” trascribe el primer verso del Evangelio de Juan la Traducción del Nuevo Mundo, y
es respaldada por otras versiones bíblicas como la de Emphatic Diaglott, la de The New
English Bible y la de Smith-Goodspeed así como la del católico romano Joahnnes Greber.
Se señala que en el texto griego original “aparece el artículo definido ho, ‘él’, delante del
primer Dios, mientras que no aparece delante del segundo”1. Y es que La Palabra es el
nombre que el apóstol Juan le adjudica a Jesús, no sólo su ministerio en la tierra, sino
también durante su existencia prehumana como espíritu y después de su ensalzamiento al
cielo.
Y es duro porque en otro aparte se dice que Jesús es “el camino, la verdad y la
vida”, vale señalar que la verdad y la palabra entran en el mismo rango, se equiparan, se
convierten en una misma cosa con Jesús.
1
Esta explicación se profundiza en el libro Ayuda para entender la Biblia, que trabaja con 33 traducciones
diferentes de este libro sagrado. Publicado conjuntamente por Watch Tower Bible and Tract Society of
Pennsylvania e Internacional Bible Students Association. 1987. EEUU.
De más está decir que es esa Palabra-Jesús-Dios la que anuncia la liberación del ser
humano, la que permite intuir que puede romper las cadenas de lo material para
transformarse en camino y vida.
En los primeros tiempos de la Iglesia cristiana ese concepto prevaleció por sobre
cualquier otro.
Sin embargo, tiempo después, cuando la estructura humana se hizo fuerte, y creció
el poder político y económico de la institución, esa misma Palabra que en un principio fue
vida, perdió el potencial de yo directo con lo numinoso para transformarse en un yo
intermediado. Que viene a concretarse en el título Kal Hatze –la voz o la palabra del rey-
que le fue dado a un oficial abisinio.
Allí ya estaba la raíz de una nueva forma de establecer una comunicación con lo
divino, a través de la Palabra intermediada. Allí está la segunda parte cuando se mediatiza
el poder de ser fiel-comunicante, para aceptar al emisario-intermediador y hasta se justifica
esa tarea basándose en eventos donde hubo voceros, ángeles y profetas, oráculos y hasta
zarzas ardientes.
En tal sentido, este pequeño ensayo intentará acercarse a esa visión dialéctica del
doble mensaje engendrado en el planteamiento cristiano que permite tener dos formas de
Sin embargo, cuando se trata del manejo organizado de los ritos de una estructura
religiosa-institucional a través de los siglos, utilizando su ritual para enfrentar
paralelamente la necesidad de comunicación con lo divino del individuo y los
requerimientos establecidos por la institucionalidad para mantener un control ideológico
activado como una camisa de fuerza mental-existencial, puede resultar interesante la
implementación de una revisión histórica y a la vez simbólica de las dos oraciones que se
integran como parte fundamental del rito de la Palabra, en la ceremonia de la misa.
Recordemos que el rito litúrgico por excelencia de la Iglesia Católica está dividido
en tres partes: la liturgia de la palabra, la de la trasmutación del pan y el vino en el cuerpo
y la sangre de Jesús, y la de la comunión o integración del pueblo en un mismo cuerpo.
En ese sentido nuestra unidad de análisis será la doble tarea que la Iglesia Católica,
en el paso de los últimos 20 siglos le ha dado a la Palabra, más allá del valor inicial de la
misma que es Jesús-Dios-Creador y dador de vida-liberación.
2
Boyer, Regis. La Experiencia de lo sagrado. Trabajo publicado en el Tratado de antropología de lo
Sagrado. Tomo I. Los orígenes del Homo religiosus. 1995. Editorial Trotta. España.
Según el Salmo 5: 1, 24 toda nuestra Palabra debe ir dirigida a Dios Padre, a Dios
Creador. El es el oidor de la oración y tiene el poder de actuar a favor de los suplicantes.
3
Rossano, Pietro. Las interrogantes del hombre y las respuestas de las grandes religiones. 1992. Ediciones
Paulinas. Venezuela.
4
Escucha, Jehová, mis palabras;
considera mi gemir.
Atiende a la voz de mi clamor,
Rey mío y Dios mío,
Porque a ti oraré.
En el evangelio según Mateo5, Jesús sentado en una colina con gente de Galilea,
Decápolis, Jerusalem, Judea y del otro lado del río Jordán, les recomendó que cuando
oraran no fueran como los hipócritas que lo hacen en público sólo para ser vistos. Todo lo
contrario: debían entrar en su cuarto, cerrar la puerta, y hablar en voz baja con Dios, sin
usar “las vanas repeticiones de los gentiles”, es decir sin fórmulas ni palabrería vacía. Por
eso recomienda una forma de conversar con la divinidad:
Padre nuestro
Que estás en los cielos,
Santificado sea tu nombre.
Venga tu Reino,
Hágase tu voluntad , como en el cielo
Así también en la tierra.
El pan nuestro de cada día
Dánoslo hoy.
Perdónanos nuestras deudas, como
5
Mat. 6: 9-13. Y se refleja también en Lc. 11:2-4
Por ahora, hay que revisar primero en qué contexto se gestó esta formulación o
propuesta crística. En su contexto más inmediato, el Padre Nuestro tiene las tradiciones
litúrgicas judías propias de la época de Jesús.
Según el teólogo y egiptólogo catalán Llogari Pujol7 uno antecedente concreto del
Padre Nuestro es un texto egipcio del año 1000 a.C. donde se recoge la llamada Oración del
Ciego.
Lo cierto es que para ese tiempo, en las religiones politeístas habían dos tipos de
divinidades: las grandes e inalcanzables, cuyo ritual era complejo y grandilocuente por lo
que se encargaban los mediadores, los sacerdotes; y los dioses domésticos, los de la familia,
a quienes se les pedía consejo y protección de una manera más íntima. Y justamente, el
grueso de los que se vuelven cristianos vienen de las filas de gentiles, los no judíos, los que
practicaban este politeísmo.
6
Ratzinger, Joseph. Jesús de Nazareth. 2007. Librería Editora Vaticana. Italia.
7
Llogari, Pujol. Jesús nació 3.000 años antes de Cristo. Entrevista en La Vanguardia, publicada el 25 de
diciembre de 2001. Disponible en wwwfortunecity.es/arcoirirs/mistico/307
Y es así como en algunas oraciones judías hay textos que coinciden con el
propuesto por Jesús. Por ejemplo, en la liturgia para la mañana del Shabat se dice: Padre
nuestro del cielo, te deleitas en establecer tu Casa en nuestras vidas y posar Tu Presencia
en las tinieblas de nuestros días. Un kadish señala: Permite que tu grandioso nombre sea
magnificado y santificado. Y otro agrega: Permite que tu Reino llene las vidas, y los días y
la vida de toda la casa de Israel muy pronto, en un futuro cercano.
Lo cierto es que esta oración entonada por Jesús viene a establecer una manera de
conversar directamente con el Dios Padre, sin temor pero sí con respeto. Sin embargo la
idea es que se generase en libertad, sin palabras preconcebidas.
Al comparar las dos versiones que hay (Mateo y Lucas) se puede percibir que no
hay contradicciones, ambas sirven para la formación y en entrenamiento de los discípulos,
para que aprendan a tener el concepto de Dios profundamente interiorizado, y puedan en
todo lugar mantener el contacto con la divinidad, sin intermediarios.
Es, ante todo, una herramienta liberadora: rompe los lazos con los sacerdotes
intermediadores; fractura la rigidez de las fórmulas tradicionales, y permite al creyente
acercarse exponiendo sus propias necesidades, en un lenguaje fácil, sin pretensiones ni
eufemismos, sin esconder nada, de forma de lograr una empatía inmediata. Libera de la
esclavitud de un formulismo y un modo ritualista; le da al fiel-sacerdote la llave de la
puerta.
Desde el otro lado del proceso comunicacional, también hay un cambio radical:
Dios también elimina los emisarios. Señala el Dr. Raymond Colle8 :
8
Colle, Raymond. La comunicación divina vista desde la Teoría de la Comunicación. 2003. Santiago de
Chile. Edición electrónica. Todos los libros de este especialista los coloca, el mismo autor, en el espacio
virtual.
Voila, ahí están claritas las anclas, las cadenas, colocadas como minas en el texto:
está la responsabilidad adánica, luego el martirio crístico y, por último, nuestra permanente
incapacidad de avanzar en un mundo de “miserias humanas”. Era demasiado contundente la
acción liberadora de la oración propuesta por Jesús, por eso, en estos tiempos en que hay
menos docilidad por parte de los creyentes-fieles-seguidores es importantísimo recordarles
que están imposibilitados por naturaleza y que simplemente deben seguir las reglas, bajar la
cabeza, permitir con resignación el maltrato y la explotación, desconociendo la frase
anterior: “hágase tu voluntad aquí en la tierra, como en el cielo”. Y si el cielo es el lugar
perfecto, entonces los creyentes están en la posibilidad de transformar esta “tierra de
miserias y dolor” en un paraíso, restándole ganancias a los intermediarios y distribuyendo
los dones de manera más equitativa y menos dolorosa.
9
Thomas, Louis-Vincent. Lo sagrado y la muerte. Trabajo publicado en el Tratado de antropología de lo
Sagrado. Tomo I. Los orígenes del Homo religiosus. 1995. Editorial Trotta. España.
No cabe duda, pues, que en palabras del propio Papa actual, la Iglesia-institución
está tratando de recoger las cuerdas antes de que cunda, como en el mejor tiempo de Jesús,
el criterio libertario, y el poder terrenal quede expuesto en una acción anarquista que le
reste sobre los fieles-militantes-consumidores la capacidad de mantenerlos dominados,
castrados, controlados como fue la intención primaria a la hora de construir la segunda gran
oración: el Credo.
Un credo es un escrito o resumen doctrinario aprobado por una institución para que
sus miembros, lo reciten y lentamente vaya integrándose en un verdadero proceso de
programación neurolingüística en el accionar personal, y por ende en la actitud ante la vida
del grupo.
Si una empresa nipona, alejada del sentimiento cristiano occidental y más bien
influido por el sentir budista zen, es capaz de diseñar un credo, una norma de fe, que genere
un yo colectivo que haga sentirse fuerte al individuo mientras consolida el poder de la
institución, ¿qué podemos nosotros esperar de la cultura de este lado del planeta que ha
llevado adelante guerras y confrontaciones, masacres y despojos, fortunas y ruinas a partir
de las propuestas religiosas?
En este punto es trascendente revisar la siguiente oración, que más que una
comunicación con la divinidad es una abjuración, una declaración pública de una actitud
que favorece a la institución con la fuerza de la fe, por encima de la debilidad de la razón.
El primero fue el de los Apóstoles, cuyo contenido esencial fue pensado y escrito en
la época de los apóstoles, de los seguidores directos de Jesús. Y aunque no fue escrito por
ellos, tuvo su origen como una necesidad de darle una plataforma a dos rituales de
iniciación: la instrucción de catecúmenos y la liturgia del bautismo.
Los catecúmenos son los adultos que deciden por motu propio abrazar la fe católica.
Para poder integrarse en el seno de una iglesia, de una comunidad concreta, deben ser
preparados, entrenados y, principalmente, convencidos de que no hay otra verdad, otra
manera de ver el mundo y comprenderlo, de aceptarlo y disfrutarlo que el promovido por
esa fe religiosa.
Quizás esto quede ilustrado con un párrafo de la carta que Pablo le envía a los
romanos, más o menos en el año 58 de nuestra era, los cuales formaban una comunidad
que tenía serios enfrentamientos internos entre los que venían del judaísmo y los que
provenían del paganismo. La iglesia de Roma había sido fundada unos 14 años antes.
Contaba entre 20 y 50 mil miembros. En el 49, un edicto de Claudio expulsa a los judíos de
la ciudad, y a su regreso, años después los hermanos de origen pagano los miraban con
desprecio10. El hombre les dice:
10
Puncel, María (Coodinadora de edición). El Libro de la Biblia. Nuevo Testamento. 1989. Editorial Altea.
Taurus Alfaguara. . España.
11
Asimov, Isaac. Guía de la Biblia. Nuevo Testamento. 1985. Alfadil Ediciones. Venezuela.
No importa cuál sea la causa que impulsa a las personas a aceptar esta plataforma
ideológica según Pablo, lo trascendente es que se debe quedar convencido, emocionalmente
converso, voluntariamente encadenado con una visión particular de la vida, con una
comprensión ontológica suya propia y del universo que le rodea, facilitada desde afuera,
incrontrovertible, que garantice “su esclavitud” así sea por la “obediencia para la justicia”.
La única posibilidad de libertad es la que puede ser ejercida dentro de los estrechos
parámetros de una Norma de Fe como ésta.
Señala el teólogo Greg Uttinger12 que los llamados Padres de la Iglesia al hablar de
una Norma de Fe se referían al sumario de aquellas cosas que los cristianos deben creer con
certeza, sin duda alguna que entorpezca el proceso de confianza y convicción en los
postulados. Incluso cita a Ignacio de Antioquia quien en 107 de nuestra era escribe:
Detén tus oídos, por tanto, cuando alguno te hable con desacuerdo de
Jesucristo, el Hijo de Dios, quien era Jesús el Cristo, quien descendía de
David, y también lo era de maría; quien nació verdaderamente , y comió
y bebió. Fue verdaderamente perseguido bajo Poncio Pilatos; fue
verdaderamente crucificado y [verdaderamente] muerto, a la vista de los
seres en el cielo y en la tierra y bajo la tierra. Él también fue
verdaderamente levantado de los muertos, siendo Su Padre quien le dio
vida, incluso según la misma manera en que Su Padre levantará a
12
Uttinger, Greg. La Teología de los Credos Antiguos. Parte 2: El Credo de los Apóstoles. 2002.
Este Credo de los Apóstoles conoció la luz más o menos en tiempo de Pablo, se fue
robusteciendo en el fragor de los encuentros y desencuentros de las corrientes que hicieron
vida dentro del movimiento cristiano, y cada vez se complicó más para garantizar su valor
como elemento castrador, privativo de libertad interpretativa.
13
Citado por Uttinger y tomado de La Epístola de Ignacio a los Tralianos (versión corta) en Alexander
Roberts y James Donaldson, editores. Los Padres Anti-Nicenos, Vol. I (Grand Rapids: Wn. B. Eedmans
Publishing Company. Reimpresión. 1987)
14
Tomado de http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/plslc3a2_sp.html#E1%20credo Consultado el 30
de agosto de 2008.
Una profesión de fe que debe servir como instrumento educacional para quienes
están ingresando al culto y cuya obligación es “adquirir un compromiso sincero tanto como
un entendimiento intelectual”, lo cual no conlleva una comprensión racional, sino más bien
una aceptación internalizada totalmente emocional.
15
Misal Festivo del Pueblo de Dios. Ediciones Paulinas. 1985
Todo está dicho, nada fuera de lugar. Una oración que marca un sendero único para
transitar quien desea ser salvo.
16
Bromiley, G.W..El Credo. http://www.mb-soft.com/believe/tsc/creed.htm. Consultado el 2 de septiembre
de 2008.
A MANERA CIERRE
Dos oraciones que formalmente dan estructura a una de las religiones monoteístas
más extendidas del planeta, y con mayor poder político y económico se muestran los
dientes dentro de un mismo ritual. La función dialéctica de convivencia entre la Palabra
liberadora y la castradora mantiene a la Iglesia Católica sumida en una serie de
contradicciones, que luchan por modificarla desde dentro a pesar del esfuerzo de la Iglesia-
estructura por conservar su capacidad de instrumento de alienación del poder. Se agudizan
los enfrentamientos. La realidad real del hambre, la miseria, la violencia y la injusticia, se
opone a los designios ideológicos de la Iglesia-estructura y cada vez se reclama con más
fuerza la necesidad de regresar al fiel sin intermediario, que permita transitar por un
sendero liberador que haga de este mundo un reflejo más cercano al glorioso y equilibrado
que espera al otro lado de la muerte.