EPA!

es una propuesta de editorial antiautoritaria de tod@s

y para tod@s que no posee ninguna meta más que la siembra,
el riego y la cosecha de lazos de autoridad en
autonomía individual las relaciones
y colectiva por medio humanas, el primer y
de la generación y fomento más importante paso para
de pensamiento crítico, entendiendo la construcción
y nunca olvidado que es horizontal de
el rompimiento de los Poder Popular.
A los interesad@s:
En EPA! patrocinamos y fomentamos la educación y organización libre de coacción,
física o mental, por medio del financiamiento, la publicación y la distribución
desinteresada completa o parcial de pequeños y medianos materiales educativos
impresos de bajo presupuesto, tal y como lo es el que posees en tus manos en este
momento. Por lo que si necesitas colaboración tangible o intangible con tu
proyecto* no dudes en averiguar como EPA! podría ayudarte en:
epaediciones@hotmail.com**
Solo ten presente que aunque hacemos parte de una causa común y somos
solidari@s con un amplio margen de la izquierda social, existen algunas ideas que
por coherencia organizativa y accionaria no podemos apoyar. Solicitamos no te
comuniques con nosotr@s si en tu propuesta hay presencia de alguno(s) de los
siguientes casos:
- Apoyo al capitalismo, a las jerarquías o a cualquier tipo de dominación del
ser humano por el ser humano, o del ser humano hacia los demás
animales.
- Presentación o imposición de un modelo que se declare como el ‘único’ o
el ‘verdadero’ para la revolución.
- Datos o noticias mentirosas o manipuladas que sean usadas con el fin de
inclinar la opinión o acción del (de la) lector(a).
Si no te parece adecuado lo expuesto anteriormente, entonces EPA! no es lo que
buscas.
*Fanzines, periódicos, boletines, ensayos, manuales, recetarios, folletos, semanarios, resúmenes,
investigaciones, artículos, recopilatorios, circulares, apuntes, monografías, reseñas, crónicas reportajes,
cuentos, relatos, entrevistas, perfiles, historietas, cartillas, librillos y demás impresos que te imagines.
**Puedes también agregarnos como contacto y estaremos enviando información y noticias que puedan
llegar a interesarte sobre luchas horizontales populares. Además puedes usar el servicio de
biblioteca/videoteca virtual que ofrecemos, preguntándonos por determinado material que nos
comprometemos a entregarte vía e-mail. No dudes en formular cualquier inquietud o propuesta, estaremos
felices de trabajar conjuntamente o de facilitarte el tuyo propio.
La reproducción completa o parcial de este documento a través de
medios electrónicos o impresos, es permitida y alentada por los
editores. Reproduce y difunde libremente. No cobres más que el
precio de las fotocopias en caso que no poseas los recursos para
distribuirlo gratuitamente.
Prólogo
(1) La palabra ´revolución’ por su rutinario, confuso y desgastado uso actual, es remplazada aquí y lo será
en todas las publicaciones de EPA! donde el (la) autor(a) de su consentimiento, por la palabra
‘insurrección’, no solo por el brillo fresco y agitador que ella trasmite sino también por el carácter
antiautoritario de la misma. Carácter que EPA! comparte.
Insurrección: levantamiento o rebelión popular nacida de abajo hacia arriba en contra de cierta autoridad u
orden establecido.
(2) Acerca de estos temas omitidos en las páginas siguientes, incluyendo al sabotaje laboral, recomiendo
leer el documento ‘El Sabotaje’ del Grupo Anarquista Manantial que encontrarás en el portal web:
http://www.nodo50.org/tortuga/El-Sabotaje.
Sabotaje Social e Instrumentos de Autoridad
(1) He aquí mí definición personal que espero manejen como complemento de la ya mencionada:
El sabotaje social se refiere exclusivamente al sabotaje con fines reivindicativos y antiautoritarios que
dejando de lado (al considerarlo perjudicial para el mensaje, la idea o la campaña que se intenta trasmitir
por medio del mismo) el daño hacia los seres humanos y los no humanos, busca poner en evidencia sea
denunciando, atacando o resistiendo, un problema o conflicto popular netamente no-laboral.
(2) Como por ejemplo el nunca agredir físicamente humanos o no humanos, o el nunca afectar a terceros.
(3) La palabra saboteador(a) a lo largo del texto debe entenderse como el individuo o grupo de individuos
perpetuador de un sabotaje, omitiendo el (la) lector(a) para su entendimiento detalles como el género y el
número, además de especificaciones como el tipo de organización o la presencia (o ausencia) de ideologías
políticas.
(4) Los medios del saboteador(a) social son infinitamente diversos, desde un mondadientes para dañar una
cerradura hasta un medio de transporte propio, desde la imaginación y el entusiasmo, hasta el mapa mental
de la ciudad formado inconscientemente al paso de los años (útil para reconocer donde se ubican por
ejemplo callejones, lotes baldíos, cámaras, construcciones, eventuales escondites y demás, pero también
aspectos que no se reconocen en ningún mapa como por ejemplo las calles más transitadas, o las menos
iluminadas, el tiempo de respuesta de la autoridad competente, los barrios con alarmas comunales o
vigilancia contratada, etc.).
(5) Un sabotaje realizado hace 70 años en una pequeña ciudad sueca donde se inutilizaron todas las
patrullas policiales al despojarlas de sus dos llantas delanteras, puede llegar a ser igual de inspirador y
educativo que uno realizado la semana pasada en Colombia, donde dos jóvenes interrumpen una pelea de
gallos usando bombas de humo caseras; para aquella mujer que esta noche saldrá a introducir trozos de
alambres en las cerraduras de las sucursales bancarias de la ciudad chilena donde reside.
(6) Cada sabotaje revela un punto débil, entre más se sabotee puntos débiles más irán desapareciendo.
Ejemplos: El sabotear los circos repetidamente puede formar un escudo en tu ciudad contra los mismos,
pero no erradicarás sus prácticas especistas ni que la próxima vez estén mejor preparados (con armas,
cámaras, publicidad engañosa o vigilancia encubierta). Así mismo puedes incendiar las comisarías y
patrullas de tu ciudad las veces que quieras, pero aún así la policía no se retirará de ella, de hecho y puedes
estar segur@ de ello, se incrementará su control así como su intolerancia, impaciencia y odio hacia la
delincuencia insurrecta. Examinando en ambos casos las víctimas como llenar los espacios que el (la)
saboteador(a) aprovecha.
(7) Cada vez más pres@s, más consumo, más publicidad, más inconformidad, más rebeldía, más policías,
más cámaras, más bases de datos, más armas, más montajes, más indiferencia electoral, más ateos, más
sabotajes…
(8) El que no vota, destruye carteles y fomenta organizaciones de poder y decisión horizontal como
alternativa al voto, para el caso del consciente; y el que no vota e ignora carteles por simple apatía electoral,
para el caso del inconsciente.
 a aquel potencial saboteador(a) que se esconde tras el innegable
deseo de cambio que recorre todas nuestras mentes al sentarnos
en un parque, doblar una esquina, o simplemente perder la vista
en la infinidad de nuestros pensamientos al caminar, y nos hace
inconscientes pero a la vez deseosos exclamar con tristeza
incuestionable: ¡Así no deberían ser las cosas!
Cuando el sistema de ‘orden social’ no posee otra alternativa
para ser respetado más que por la grosera violencia material e
inmaterial que ejerce, el sabotaje social sin importar si es físico o
no-físico se bautiza como aparejo de autodefensa, como
habilidad para la resistencia, y como instrumento de atraco hacia
esa amenaza constante y coaccionaría que nos intenta ahogar en
la sumisión colectiva.
El sabotaje social es controversial, es romántico y a la vez ‘ilegal’.
Es sencillamente la capacidad de destrucción que personas como
tú, como yo, o como cualquier otra podemos perpetuar a nivel
individual o colectivo a lo común, a lo habitual, a lo que estamos
acostumbrados, a lo que nos están y han acostumbrado, a la
tradición absurda que nos precede y al futuro desolador que
‘ell@s’ esperan, se nos venga encima.
El sabotaje social abunda y florece en todas partes. Basta con
buscar aquello que te robe una sonrisa espontánea o te inspire
una reflexión sincera. Busca aquello que ahora ‘está’ pero que no
debería pues no pertenece a lo que nos enseñan es ‘el orden’.
Busca al sabotaje, de tus ojos hacia afuera pero también hacia
adentro.
José María Rodríguez C.
Bogotá, Colombia. Enero de 2010
Prólogo de la Primera Edición
El sabotaje social, como medio, arma y/o herramienta de difusión,
autodefensa y acción directa frente a la cotidianidad irreal que
aborda sin permiso la existencia humana (y la no humana), es un
tema que sin lugar a duda por su imparable crecimiento y
aceptación (tanto de los grupos activistas e individuos involucrados
con formas de organización alternativas y horizontales, como por
las personas de a pie), ha recuperado un importante lugar dentro de
las discusiones insurreccionales (1) actuales. Así, José María
Rodríguez en ‘’Sabotaje Social e Instrumentos de Autoridad’’, en uso
de un lenguaje adecuadamente sencillo, no busca nada más que
nutrir, ampliar y profundizar dicha discusión aprovechando el
espacio para buscar minutos de educación, reflexión, y en especial
actos de determinación y organización voluntaria que conlleven al
aporte personal y colectivo para la construcción libre de poder
popular. El poder de decisión autónomo al que le sobra la autoridad
de un@s sobre otr@s.
Necesario es aclarar que no es de la incumbencia de este aporte el
abordar aspectos como el origen o las raíces de la palabra sabotaje,
así como tampoco de su nacimiento y usos históricos como tal, pues
ya sobre estos temas se ha expuesto cuantitativamente bastante en
escritos relacionados y estos, al no ser puntos de discusión sino de
entendimiento, el autor con riesgo a la crítica, ha decidido omitirlos
de aquí en adelante. De igual forma ha decidido no extenderse
demasiado en cuanto al sabotaje laboral se trata (al menos no en su
totalidad, pues es imposible desligar al uno del otro), gracias a que
sobre este existe ya una discusión forjada con buenas bases. Bases
de las cuales el sabotaje social aún no disfruta, o al menos no en el
nivel en el que su hermano: el sabotaje laboral, ya lo hace. Siendo
precisamente éste el motivo de las siguientes letras (2).
Educación Popular Ácrata (EPA!)
Tunja, Colombia. Febrero de 2010
 Sabotaje Social e Instrumentos de Autoridad
El sabotaje social, entre la ideología ácrata y a rasgos muy
generales, se puede definir como la acción u omisión consciente
realizada con el fin de retrasar, obstruir, interrumpir, deteriorar
o inutilizar parcial o completamente instalaciones, máquinas,
vehículos, productos, y demás instrumentos físicos que sirven a
determinada autoridad para mantener o representar su
jerarquía; aunque también los no físicos: como por ejemplo la
desobediencia consciente y organizada tras una reivindicación
popular de un grupo de estudiantes universitari@s, haciendo
caso omiso a las órdenes y posteriores amenazas anunciadas por
las directivas de la institución (1). Siendo precisamente ese
carácter reivindicativo e insurrecto hacia los instrumentos físicos
y no-físicos de coacción, de los cuales se valen las autoridades
para ‘legitimarse’ o ‘hacerse respetar’, el que diferencia al
sabotaje de los demás tipos de daños intencionales hacia la
propiedad y las instituciones. A medida que vayamos avanzando
en el texto iremos también replanteando y complementando
dicha definición primaria.
Aunque en la teoría del sabotaje tanto social como laboral existen
ciertas pautas que 'deberían' ser respetadas (2), en la práctica el
(la) saboteador(a) (3) no se desenvuelve bajo límites fácilmente
diferenciables, al igual que tampoco bajo reglas inquebrantables
de conducta u organización. Razón por la que es cada vez más
complejo para la opinión popular manipulada por los medios,
diferenciar la subjetiva línea que separa al vandalismo del
sabotaje, y a este último del terrorismo. Jamás hemos oído o leído
en un medio masivo, al menos no en los convencionales a los que
cualquiera tiene acceso (y tengamos por seguro que nunca lo
haremos): ‘‘saboteados 5 cajeros automáticos del Banco
claro, de inspiración, es permanente es decir, trasciende los
elementos de tiempo y espacio (5), mientras que su capacidad
para la autodefensa y para la acción directa (en la gran mayoría
de los casos) es temporal y/o parcial (6).
Entonces, ¿Por qué sabotear si este parece solo incrementar los
medios de control de las autoridades? Porque es este mismo
exceso de autoridad y control la mayor prueba de la pérdida de
poder por parte de las mismas (7). La cada vez más brutal
represión autoritaria física y mental, que por medio de la
coacción intenta llevarnos por la banda transportadora del orden
social, es la prueba más grande y más convincente que cada vez
como masa gobernada pero antiautoritaria, nos alejamos más y
más del poder intangible y jerárquico (el poder de control), y nos
acercamos así mismo cada vez más y más al poder tangible y
horizontal (el poder popular).
El (la) saboteador(a) social consciente o inconsciente (8) pone en
evidencia las brechas insurreccionales e inconformes que el
poder de control con todo su concreto (y violencia) no puede
sellar o prevenir. Y ahora tampoco detener.
La inconformidad e incredibilidad generalizada alrededor del
mundo, y en especial en América Latina hacia la legitimidad de
los gobiernos e instituciones económicas es tal, que las
aspiraciones por parte de l@s gobernad@s/abusad@s a auto-
gobernarse, están tomando direcciones cada vez más
impacientes y radicales (enfrentando raíces, no siendo
extremistas), mientras los poderes políticos, morales y
económicos tras despabilarse luego del primer gran susto,
buscan reprimir a toda costa. Y no solo hablo de la represión a
aquell@s personajes que activamente entran en combate
clandestino contra el cañón de la autoridad con piedras inquietas
en los bolsillos e ideas de insumisión en la cabeza, sino también,
social desea dejar huellas, pero no si estas van unas encima de Santander’’ o, ‘‘saboteada estación de policía donde
otras. habitualmente se tortura a delincuentes menores’’, sino
encontraremos afirmaciones tales como: ‘‘un puñado de
El sabotaje con tintes sociales tiene dos grandes ventajas y a la vándalos atenta y deja inservibles considerable número de
vez fuertes atractivos:
cajeros automáticos del Banco Santander’’ o, ‘‘grupo de jóvenes,
El primero consiste en su bajo nivel de rastreo: las células presumiblemente universitarios, realizan atentado terrorista
saboteadoras nacen espontáneamente, sabotean y mueren para
contra sede policial’’. Es sencillo para cualquier tipo de autoridad
luego en cualquier otro momento y/o territorio dar vida a una(s)
deslegitimar o tergiversar actos de sabotaje de los que ha sido
nueva(s), no forman una organización como tal ni poseen
víctima pues posee la ‘verdad’ que trae consigo el poder de un@s
cabecillas o cuarteles, por lo que seguir rastros para dar con l@s
sobre otr@s. Lo anterior unido por supuesto al desconocimiento
responsables, llevará a un callejón sin salida. casi total sobre conceptos y prácticas alternas para la
El segundo y más importante aún, es el de poder ser practicado
confrontación o resistencia a problemas generalizados, tales
por eventualmente cualquier persona, en cualquier tiempo y
como: el sabotaje, la acción directa, el hazlo u mism@ (o HTM), la
lugar, por lo que éste se adapta a las condiciones reales y aún
auto-organización, la propaganda por el hecho, la democracia
más importante a los medios de los cuales dispone el
directa, etc. Y así, valiéndose de estas condiciones aquell@s que
saboteador(a) para su ejecución (4). manejan los hilos de la (des)información masiva intentarán
Así, fácilmente se extrae que el arcoíris de posibilidades que
siempre confundir a la opinión pública suplantando al sabotaje
ofrece la práctica del sabotaje social, tanto a niveles de daño
con la violencia, de igual forma que lo hace a la libertad con el
como en niveles de uso o campos abarcados, está limitado
caos.
únicamente por la imaginación y la pericia de sus
perpetradores(as), además de las debilidades y espacios que sus Pero si para los espectadores es complicado interpretar lo que es
víctimas no calculan o simplemente pasan desapercibidos, por lo
y lo que no es un sabotaje, esta misma labor no resulta sencilla
que el sabotear cualquiera que sea el instrumento de autoridad tampoco para sus perpetradores(as). No existe consenso alguno
(físico o no-físico) es también un acto de okupación (o invasión
sobre el qué o el cómo sabotear, de ahí la diversidad incalculable
clandestina temporal) , de insurrección, de educación y de
de actos que cada responsable podría llegar a llamar como tal.
autonomía, que si bien no erradicará inmediatamente el
Unas veces para bien y otras para mal. Si por ejemplo, atacas la
problema de fondo, sí dejará huella en la opinión extendida
explotación animal humana y no humana, y rompes una botella
subrayando aquellas demandas populares que busca denunciar y de Coca-Cola de la tienda de la esquina contra la vitrina de la
asaltar.
carnicería de tu vecin@, ¿Perjudicas a Coca-Cola y a la industria
de la carne, o perjudicas a tus dos vecin@s quienes finalmente
Y ahí se esconde precisamente la realidad del sabotaje social y de
repondrán económicamente los daños que tú has causado? Tus
su consciente práctica: el sabotaje, como medio de educación y
vecin@s al volver a la mañana siguiente, ¿Habrán entendido el
mensaje que intentabas trasmitir?, y las personas que transiten
por el lugar o eventualmente se enteren, ¿Lo harán o
simplemente lo catalogarán de entrada como un acto vandálico?
Y de igual manera, si en vez de romper botellas y ventanas envías
paquetes o cartas bombas (como el famoso caso de
‘UNABOMBER’ en Estados Unidos) con el fin de infundir el miedo
entre los productores y las autoridades para que de esta manera
abandonen sus actividades, y al mismo tiempo las personas
reflexionen, y en cierta forma reconozcan que existe un
problema que aunque no es palpable está presente, ¿Qué tanto
rechazo, o que tanta aceptación generaría en el público la
denuncia y el ataque frontal de un problema popular por medio
de la violencia física y el terror?, ¿En dónde termina la
reivindicación popular e inicia la ola de pánico y amenaza
latente?, ¿En dónde muere el valiente activista y nace el frio
soldado ‘revolucionario’? Nunca dejes de realizarte preguntas
cada vez que pienses cometer o comentar cierto sabotaje, cada
vez que busques justificar, deslegitimar, defender o atacar un
acto que a simple vista puede poseer características de uno.
Reitero que, el objetivo de este escrito no es crear los límites que
expliquen y detallen lo que es y lo que no es el sabotaje, sino
sembrar pensamiento crítico poniendo sobre la mesa de
educación y discusión este complicado pero apasionante tema y
sus respectivas preguntas, que por su versatilidad, interpretación
y límites inmateriales es imposible de encasillar y menos aún de
generalizar. Imposible de generalizar pues dicha práctica es tan
amplia y posee tantos tintes, que es demasiado simplista y
arrogante declararse 100% en contra o a favor del mismo. No
digo que sea arrogante apoyar, admirar o justificar el sabotaje un
100% como método popular de resistencia, denuncia o acción
directa, pues es ese mi caso, sino estar de acuerdo con todos y
cada uno de los actos que cada perpetrador(a) podría llegar a
definir como tal.
Si un circo con animales llega a tu ciudad, un(a) saboteador(a)
animalista podría, dependiendo de lo que considere como daño,
desde arrancar y/o robar la publicidad del mismo, fijar pegatinas
anti-esclavitud animal en las paredes y postes, realizar actos
culturales frente al circo, hablar con las personas que hacen fila
para convencerlas de no entrar, pasando por pinchar las llantas
de los carros voceadores y camiones transportadores (sean de
propiedad del circo o no), pintar graffitis amenazadores en las
paredes cercanas, arrojar bombas de pintura o humo sobre y
dentro de la fachada y los camiones, cortar o interrumpir la
electricidad para cancelar funciones, hasta manifestaciones
subidas de tono, interrupción de la función entrando como
infiltrad@(s), amenazas falsas (o reales) de bombas, e incluso el
incendio de carros o carpas, el propinar golpizas (o atentados) a
sus trabajadores(as) y/o a sus espectadores(as), o en uno de los
casos más extremos (y curiosamente más aceptado), la
liberación directa de los animales enjaulados. Obviamente dentro
de una infinidad de posibilidades tanto de objetivos (que en este
caso es el circo) como de métodos (que para este caso elegí
subjetivamente entre un vasto e interminable arcoíris), que por
espacio y practicidad son imposibles de abarcar y detallar.
¿Cómo podemos de antemano expresar que estamos de acuerdo
o en desacuerdo con cada sabotaje, si primero no sabemos que
considerará el (la) saboteador(a) como tal?, ¿Cómo estar
segur@s prematuramente que el (la) ejecutor(a) posee iguales
nociones a las mías de lo que debería ser o no debería ser un
sabotaje? Cada caso ha de ser analizado por separado, y la verdad
está en que eso es lo que cada saboteador(a) busca: separarse de
los prejuicios generales e individuales a favor o en contra que de
otro modo encasillarían su acto como ‘otro más’. El sabotaje