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José Enrique Martínez Fernández

La intertextualidad literaria
(Base teórica.y práctica textual)

CÁTEDRA

CRÍTICA Y ESTUDIoS L1TERARIOS


Índice

INTRoDUCCIÓN 9

CA?ÍTULO ppJMERo. EL TExro ..,........,,-.. 15


1. Noción etimológica ............................. 15
2. Replanteamiento l8
Reserv:rft)s todos los derechos- El conlenido (le esta obra cstá Protegido CApfTULo 2. TExro y rExro LrrERAzuo ..... 27
por k Ley. que est.rblece penes de Prisión y/o multas, :tdemás dc las
correspon.lientes illdernnizaciones p(» d¿ños y pe¡uicios, Para 1. Texto y espacio textual 27
qLrienes reprodlrjeren, plagiaren, (listribuyercn o comLrnicaren 2. El texto lite¡ario como producto semiótico 30
pírblicamente. cn todo o en pnlte, una obra litemri¡, artíslica 3. Texto (literario) y textualidad total 32
,,,ic1ri.iL r. ú s,r uJnifñfirr.r' i.'n. ¡rrlcrPrcr.r(i,1n n rlr,'tr(rón 4. Texto (literario) y semiosis ............
eÍísticx iliada en cuelquier tipo (le sopotlc o comunicacla 33
x tm\,és de cualquier medio. sin la p¡eceptiva aL¡lorización.
5. Texto (literario) y comunicación . 35

37
1. Tipología textual 39
2. Alusión textual 40
CAflTULO 4. LA INTERTEIUALIDAD LITERARIA 45
1. 45
2. 46
3. El discurso dialógico 51
4. I
t¿lt¿rfualiÉ: l«isteva y otros 56
5. Paréntesis sob¡e recepción, huellas e interferencias .......,............ 65
O José Enllque Martínez Fernández 5.1. Recepción 65
o Ediciones C,rtcdfl, S. A., 2001 5.2. Huella 69
-Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid 5.3. Interferencia ..... 71,
Depóslto legal: M. 14.809 2001
6. Inte¡textualidad e inte¡texto ...............-.... 73
r.s.B.N., B4-376-1901 7
Ptinfed in Sp¿tírt
7. Intertextos lite¡arios 82
I¡lpreso en Lavel, S. A. 8. Nuevo paréntesis, esta vez sob¡e .t¡a¡sducción" e intertextualidad 91,
de «intertextualidad,. Entendiendo que las influencias
son un suceso es una cdatura vo¡az y vandáüca que entra a saco en lo que halla a
bigsr¡in¡o o genético y con et fin d.i;1,;;.1,.r;;;ir-."
¿ alsur las partes de un conjunto o sistem4
,."a.".i, . su alcance, se apode¡a de cuanto le interesa, manlpgla. digiere e in'
Guillén introduce los c<.¡n_ tegra cualquier clase de materi¿les en 1¿ ¿¡m¿du¡a o ensamblaje de
y de .tradición¡,-a su parecer menos ambisuos
:.ll::,i.^;;c^1l:l.rón"
que -rnüuencia". pues alectan a campos más
su propia creación. Todo, absolutamente todo, influye en él: un li-
I^:.]rlig-,.T: vastos, bro meditado o 1eído por casualidad, un recorte de periódico, un
como et genero o el modo lite¡ario. Convención y
trádición van más anuncio callejero, una frase captada en un café, una anécdota fami
allá del rasgoinsólito.o singular y atañen al
uso .á1..,i*.ñ'. ,. Iiar, la contemplación de un rostro, grabado o fotografia (Goytiso-
y.l de una obr¿, sino de sisremas. Decir, ponge
por caso,"",,
que lo, 1995,27).
S:. "r.r:: infJuyeron en G¿rcilaso es in,ri.i.nt., po,q,.
I:::[i.:^:il:11r,9
rares ¡rtrrLrencras prevras_, srngulares
y hasta genéticas _ que no i. oiul- Parafiaseando al propio Goytisolo, podriamos decir que una obra
ran-
torm¿n pane del funcionamiento de muchos
otros elementos es a fin de cuentas, la suma total de las influencias exteriores que ha re-
en.un «c¿rmpo» o cibido (Goytisolo, 1995, 1,57). De lo que se trata, pues, no es de silen-
"sistema» total que podemos ll¿ma, el petraiquls_o
cual no era preciso
I^.1^11,,.j:t Cr;i¿._ qr. ,íp."r"ror¡*, ciar las influencias, sino de superar las limitaciones inherentes al apoli,
leyera a retrarc¿ p¿ra componer -diJe
soneros petr¿rquisias, siendo pósible llado concepto, puesto que su estudio como proceso de causa a efecto
rftruso.el caso d,el poeta que petrarquizara sin descuidó las relaciones sincrónicas entre las diversas literaturas na-
sáberlo. Conuenciones
y traolcrones se dtterencrán por su carácte¡ sincrónico y cionales, así como el papel del público en la formación del gusto y e1
diacrónico res-
pectlvamente, pero ambas son coordenadas hecho de que una obra literaria sea, ante todo, no un documento bio-
colectivas. I_", t rJi-ár.,
sustentan la relación del escritor con sus antepasados, gráfico, sino una configuración estética (Moog-Grünewald, 1984, 70).
mi..rt u, q;. lu,
convenciones.son el repertorio de posibilidaies qr.';;r;;,;;;_ Como ya antes indiqué, tal supresión de las limitaciones vino, sin
p.r.t.:ol sus rivales vivos; uadición y conven.i¿, áf..,* r-1, duda, desde la Teoría de la Literatura, que ha redefinido y transformado
lornro,i-
clon oe lá obra, al rrempo que percibimos su efecto conceptos como e[ dg "infl¡s¡gi¿", propio de la vieja ciencia comparatís-
en Ia lectura (los
roptcos, por elemplo. son un ripo de convenciones). tica, en otros al parecer menos ambiguos y miís eficaces y comprehensi
Las influenci¿s
poor¡an segulr desempeñando un papel imporunte
en los estudros vos como
"intertextualidad, y "recepción, (Guillén, 1985 , 9l y 309).
comparativos, pero las tradiciones y cónuenciones
d.rpli.e*
perspectivas. campos o sisremas. mis adecuada
y r¿.ii"i..,? ";Jim
qr.'irl ;"
fluencias (Guillén, 1979. 90-92). I\o enrramos
aqur en el 3. Er- orscunso orAlócrco
iueso de rela-
crones.entre convenciones y escritor (aceptación
o l..b.lionl ,insrjr" Como es sabido y repetiremos más de una vez, se debe aJulia Kris-
mente). Unlcamente cabe añadir que, en la perspectiva guilleniaia.
el teva (1967) el término y la noción inicial de "intertextualidad,, deriva-
concepto de
"convención, ., ,nifi.rdor, .:;A;;i, á;'i";;:r. dos de la teoría de Bajtin, para quien el hombre es un ser dialógico, in-
oconduce al crítico, perple.io ante
.t ."or'a. ,.Á.;-ur;rr"u';;h.i;", concebible sin el otro. El concepto de intertextualidad ha sufrido dis-
que exrsten entre tantos fenómenos artisticos
individu¿I.r, , t ut . d. tintas reelaboraciones en relación con el dialogismo bajtiniano, pero
reconocer no ya los contactos aislados entre estos,
sino ir; ;i;;;;", en la teoría del ruso hay que buscar 1os cimientos, y el alcance que se
más vastas de un instrumento, de un .r"..,a.r"
g*;á, .."r'i"aüa" quiera dar o no dar al fenómeno intertextual o social, tex-
como un sistem.a de premisas convencionales" (CíiU¿r. -individual
lS7l. 9ei-' tual o contextual, etc.- depende, en buena parte, de su acomodación
)ena ábsurdo negar la existencia de influencias". Él gran
escritc,r o no al sugerente concepto bajtiniano.

H¿¡old. Bloom Th? Anid.y oftnJt,acn," es decir, en la originalidád. En este settido, todo poeta alude únicamente a l¡
, - anEa\na tLradur ido e,pañol como
aJ -Bloom
r.« ^_ -El.],"11,0r!,:."
nc ta: tnlkcnddrr. obr¿ en l¿ que. mezr l¿ndo
elemenror form¡lei v criri. a cl.
poesia- sulriia .la angustia de las i¡luencias", que, como dice Jenny (1976, 106), es un
fuenres. pen(o la evolución Iireraria . on ...;.,..
Ijter¿ri¿ vendri¿ ¿ ser un ronfli.ro de generaciones
,;iS;." fr;.ái"ri.r"i". ljiil,l." verdadero complejo de Edipo que empujaria al creado¡ a modi6car modelos ¿lterio¡es con

-la desesperad: insisren.,¿ de l¿ menre ire¿dor¿


p"*lp"arr1-r"*."*á". arreglo a diferentes figuras que contemplan diferentes modificaciones, como el dewio haci¿
* lj prl.r¿ra"'rgfáoil.'lfi:. jrr,
"* una nueva orientación de la obra del precusor ---<tr2 ¡xmen- o la rupt)ra col el precursor
. *rzoszi- (y asi hasta seis, que bautiza como tasrr4 dmzonizaeión, ascesis y ap$afus).
50
51
,hastaMiiail Bajtin (1!95.19751no
la decada del
empezó a ser conocido en Occidente ahora nos ocupa. Zawla (1991,21,-22) nos indica que lo importante es
60 en que se reedita su trabajo sobre Dostoievski .la dimensión que sus planteamientos abren.a aquellos sa§eres que tie
(1963)yJulia Itisteva y Tzve^tan ,p.or...hl
Todorov ,r. a..ol"l, v f", nen por objeto el lenguaje, el sujeto y la cultura en un momento clave
propatan en. Europa. No enúaremos en la polémica
sobre la autoría
-1f de ai_ de 1o que he llamado "crisis del s6¡¡id6'i,; y añade:
gunos trabajos que en los años 20 salieron de lo qu.
foao.o" X i; ttr-
mó tl -círculo de Baíür trabajos firmados po, Válortmol, Bajtin y su círculo inducen a interrogaciones c¡íticas sob¡e la ¡es-
,oür.i]oro,
ha del-lengua.,e y sobre heudismo, y por Medvedev sobre ponsabilidad, la colectividad, la "ot¡edad,, la diferencia, la margina'
el formalismo
ruso: sigue debatiéndose la panicipacrón de Bajtin en ción, la emancipación y la liberación sociales. De modo general, sus
estos ,., planteamientos sobre el acto interpretativo y la comprensión dialó-
rnteresa. en cambio, la drfusión yiecepción deBajrtr "rúrl.r.JiJ.rd.
.n O..id.ni. gica significan aportaciones fundamentales en la epistemología y la
Ia década del 60. A[ asunto dedícO ,lgu"a, pas";,
I;
frl. á"¡rijgsl), cultura que merecen tomarse en cuenta.
En ¡ealidad, la oescuela de Bajtin" se ha difundido en la
coy.un- Zavala pone énfasis en la orientación social del pensamiento bajti-
tura particular de una crisis del sentido y el lenguaje que
cueitiona la niano y en su intento de redefinir el mundo liberado de hegemonías y
apertura del.significado, los problemas áet ,.irrj.
estructura, de la he¡menéutica en un m¿rco integr¿dor
.áainiráo, a" U autoritarismos, en favor de un mundo surgido de la dialogía y la hete-
antisaurru- roglosia. Y en cuanto a sus aportaciones al campo más reducido de [a
riano [...]. Todo este clima intelectual apu",, . f"'.¡ri, a"i.rü.*-
r¿lismo..¿ l¿ recepción del form¿lismo p"rforrnrfismo teoría y la cdtica literarias, la oenorme deuda" para con Bajtin y su
i, á.i.ri" a. círculo la resume en estas palabras: .Qre la constitución del sentido
r,uropa (ruso, checho, po^laco), a la diseminación del
lacanianisnro y
de ¡¿ deconsrrucción 991,14). de un texto está estrechamente vinculada a la constitución del sureto»
(1991, 31). En otro trabajo anterior, la misma estudiosa había asevera-
En este marco de reGrencia postestructur¿lisra se vio a Bajtin, do: .Todo el unive¡so de Bajtin se articula como respuesta a dos pre-
tro de la llamada crisis de I significado p.-, ." ."rli"*l S'rí,ir' den-
' guntas esenciales: una teoría del sujeto y una teoría del lenguaje", si
tuando como punto de arranque nel contenido conceptual y el com-
siwió de apoyo para repl¿ntear Ios te\tos cultu¡¿les desde una pers plejo entramado espiritual de la dialogía [...]. Desde este terreno de las
pe«rva social e ldeológica relaciones dialógicas, se plantea el discuno poético y los problemas de
1...1. La asimilación de Bajrin al i.,_,-
m¿rrusmo o marxismo ¿crual lincluso el posmarxismo) autor, narrador, memoria del género, las raíces del género en la épica,
er solidaria
con una lectu¡a social de los textos, y rrri l..turu la sátira menipea y la tradición camavalesca» (Zavala,1989,8l-82).
Ou. rorr*r-d. r.-
lieve el carácter anragónico de la dialógia y el.r;.r'rl d;;;; La dialogía es, segín eso, el concepto clave por excelencia de la
Ta.n.
son, I etry Eagleton, John Frow, enÍe otrcs), Semejanie
reconstruc- teoria de Bajtin. A tal concepto dedica¡emos ahora algunas líneas. El
cron comenzó con la nueva
"socioc¡ítica,, que surgió en la década carácter dialógico del discurso (del enunciado) es la base del concepto
de 1970 (1991, 13 y 1s).
de intertextualidad. La dialogía establece la relación de voces propias
y ajenas, individuales y colectivas. Frente o a[ lado de la palabra obje-
. , Las ideas de Bajtin, en torno al uso de la lengua, la orientación so- tual y de la palabra directa, denotativa, autoral, se alza la interacción
crat det enunciado, el dialoglsmo y Ia polifonia, la camavalización,
de voces, la palabra como asunción de la palabra ,,ajena,, de la voz del
etc.. han permrtrdo reformular imponantes problemas
teóricos v. a l¿ otro. Se opone, por 10 tanto, a la voz monológica, normativa, autori-
vez, en el campo dr la crítica lite¡iri, h" p-pi.i"do
taria. El lenguaje es polifonico por naturaleza. Todo enunciado está
o nuevas lecturas (desde el ncamaval,, ba;tiniano cabe "r.uá;;¿;;.,
iel".;;;;;;';", habitado por la voz ajena. Nuestro hablar es un hablar también de
como Fral Grrandio dc Campaza o. m, Áoj#rii-.,1,.,
:l:l:blrr
t:.s
.el
teta d( mdndarm4,Ia ext¡aordinaria novela de Miguel
otro. No somos propietarios de las voces que usamos. El lenguaje es
Espinosa): de una propiedad colectiva. Y en cuanto voces de otros no nos llegan
igual forma.,las ideas sobre la polivalencia a.l ¡*grr¡. jl'p.i1Hri,
v de forma neutra, sino cargadas, "ideologi2¿d¿5", configuradas con in-
n¿n origtnado ácercamtentos Iecundos y derivaciones
teórico-c¡íticas tuiciones ajenas, de otros: oSon materiales ya manipulados, y como ta-
de cierta envergadura, como la refereníe ; i" ;il;;;";ll,d#;.
les en el plano semántico no son solamente semantemas, sino también

52
53
ideolagemas; no tienen sólo un significado general, sino un sentido ideo- intercambio de sujetos discursivos, de interacciones dialógicas (véase
lógico preciso" (Ponzio, 1996, i4¡. Todo iexto, oral o escrito. mira en Cabanilles, 1992); otros conceptos clave (Zavala, 1989, 89.'116) son zo-
una doble dirección, pues también propicia, hacia adelante, posibles aeh, qre es donde el dialogismo encuentra su mejor maáifestación [i-
respuestas del ca¡ácter que sea (Ponzio, 1996,94). En realidad, la rela- teraria, pues es capaz de crear un mundo plurilingrie; ideologem4 base
ción con la palabra ajena es triangular, pues al hablar nos relacionamos del contenido e inseparable del horizonte ideológico de cada clase so-
tanto con aquel de quien tomamos la palabra como con el destinata- cial; cronotapo o indicadores espaciotemporales para señalar la imagen
rio de las nuestras (Ponzio, 1996,95). En el discurso litera¡io, el dialo- del hombre en la literatura; y eamrtoalización en cuanto festividad de
gismo del lenguaie se refracta básicamente en la novela. En la lírica, el camaval que se alimenta de las transgresiones al mundo oficial y en
discurso de autoridad del sujeto integra cualquier tipo de disparidad de cuanto realismo grotesco como estilo literario; pero es, además, un tér-
voces, por 1o que Bajtin se negó a extende¡ al lenguaje poético el ca- mino que revela la contracultura como anti-norma y anti.autoridad.
rácter de dialogía (véase Bajtin, 1989, 102.103; y Láchmann, 1993). A1 Zavala, en el artículo que vengo siguiendo (1989), reduce a tres los
lenguaje_dialógico le correspondería estudiarlo a una nueva discipiina, supuestos sobre los que se asienta el pensamiento de Bajtin, todos ellos
la .metalingüística, o de gran interés para el fenómeno de la "intertextualid¿d" q¡s nos ocu-
"translingüística,, que hoy -dice Gabriela Re-
yes (1990, 131)- llamaríamos pragmática. La metalingüística pa: 1. Una filosofia del lenguaje asentada en la comunicación social,
"es una
concepción del estudio de la lengua como diálogo vivo y no como en el intercambio, pues en el acto comunicatiYo intercambiamos voces
código: la lengua tal como se manifiesta en la iomunicición ¡eal,, que reproducimos, citamos y manipulamos; voces de otros, réplicas,
(Reyes, 1990, 131). La metalingüística o translingüística supone una formulas también. Es el sentido de su dimensión social, de [a concien-
concepción del sujeto hablante diferente también de la de Saussure; cia de lo "otro,. 2. La orientación social del lenguaje es rasgo const;
zupone un sujeto esencialmente polifonico, fundado sobre la plurali- tutivo también del discurso literario, del "enunciado". 3. La narrativa
dad de voces propias y ajenas; la palabra dialógica es el encueniro del es esencialmente dialógtca o polifonica, pues reÍiacta la mencionada
yo y el otro; es [a manifestación del carácter plural de la conciencia: orientación social del enunciado, la polifonía del lenguaje. En suma, el
enunciado sólo cobra significado en relación con el "otro": "El inter-
cambio entre e[ lenguaje y la cultura (sociedad, momento histórico
_ Minguna voz puede despojarse de las voces que la constituyen;
preciso), la colectividad y el indiüduo, se articula en coro de voces: so-
las voces de los otros, las voces de la alte¡idad, eia ot , uoz qu. .*
suena en la palabra del sujeto mismo, impregnan, son la conáición mos plural, no singular, y áhí radica el milagro de nuestro mundo dia-
de toda voz [...]. Bajtin inscribe la alte¡idad en la misma esfe¡a del lógico" Q,avala, 1989, 116). Desde esta orientación social del enuncia-
yo; postula la imposibilidad de la clausura del yo; hace de la alteri do, parece lógico el rechazo de los intérpretes baitinianos a la intertex-
dad Ia condición de la propia identidad (G a,raldi, 1992, 96-97). tualidad tal como fue introducida por Kristeva y Barthes y que ha
gozado de perspectivas diferentes en todos los que ven e[ texto como
Vemos, por [o tanto, cómo la dialogicidad atañe a numerosos as- palimpsesto, como mera combinación textual. Zavala, que es, como ya
pectos de1 lengtaje, de la hetnogbsza del lenguaje. Uno de ellos es el de hemos indicado, uno de los c¡íticos opuestos a desvirtua¡ el sentido so-
las uoces ajenas o ztoces rnmarcadÁ, es d.ecir, el-de ia reproducción del tex- cial de la roz enmmcada, de la dialogía, pierrsa que tal conc€pto
to ajeno en la producción de otro nuevo texto-mario (la citación, por -desa-
rollado por Bajtin, pdncipalmente en su libro sobre Dostoievski y en
ejemplo o el comentario). En estas voces enmarcad¿s está el origen, algunas reelaboraciones posteriores (Bajtin, 1981)-.resulta poco pro-
sin duda, del concepto de intertextualjdad a partir de Julia Krisieva bable extenderlo e incorporarlo a otras posiciones ¡¡i¡isa3 (Zavala,
(1967), que, con otros estructuralistas, contribuye el parecer 1989, 95); pero se ha hecho, y no sin fruto, salvando siempre con
áe Zavala (1,989,951 a des-socializar el concepto -según de óoz eniarcad4 acierto- diferentes problemas, derivados precisamente -node las modifi-
el concepto mismo de dialogía. caciones y aplicaciones de la teoria bajtiniana, de las interpretaciones,
La unidad mínima de la investigación metalingüística es el enun- reelaboraciones y desanollos del principio dialógrco (así, Todorov
ciado, concebido con carácter dialógico y social, en cuanto el discurso, [1981], empleará el término intrtextualidad i¡ttoducido por Kristeva
el oral y el literario, es un proceso de asimilación de voces ajenas, de por parecerle que el término dialo§smo está cargado de pluralidad de

54 5-5
sentidos) y de la utilización del térmi no dialogismo o intertextualidad sin Tout texte se construit corffDe une mosaique de -citations, tout
precisar o aclarar las bases teóricas que sustentan sus análisis (véase Gu- texte est absorption et tünsfom¿tion d'un autre texte. A la place de la
tiérrez Estupiñán. I 992.¡. notion d'intersubjectivité finstalle celle d intertextualit§ et le langage
poétique se lit, au monq como doublt Qlisteva, 1969, 145'146).
_ La teoría de Bajtin sobre el enunciado (la metalingüística o trans-
Lngiística) üene a coincidir con los presupuestos de la pragrnática actual
La intertextualidad aparece como estatuto cimentador de la textua-
(Iodorov, 1981,42; Reyes, 1990, 133) y ha tenido apliiacónes o deriva-
lidadlo. E[ texto tiene un carácter dinámico y heterogéneo, no es algo
ciones crítico-literarias, como el asunto mismo de laintrtextualjd¿d"y lin-
único ni autónomo, ni cerado en si mismo, sino abierto a otros tex-
güisticas, como la polifonic¿ de I¿ enunci¿ción" (Ducrot, tí86).
"teoría tos; I(risteva habla de I'infnity' potenthllt de las palabras y del carácter hí-
Ia pragrnática actual ha ahondado, en todo caso, en lo que el uso del len-
brido de los textos. Intertextualidad aparece en oposición (en lugar de)
guaie tiene de repetición de formulas convencionales y de cómo todo
a intersubjetividad:
acto de habla necesita de esas formulas convencionales y reiterables para
poder llevane a cabo. Como dice Graciela Reyes (i990,'121), el sujeto se
ll s'agit avant tout de désac¡aliser I'auto¡ité de I'auteur, de le
cree único, el tiempo en que habla es también único, pero el lenguaje es destitue¡ de son illusion d'originalité, et de récuser par lá méme les
plural por naturaleza, en varios niveles: en el más elémental, un signo, prérrogatiyes de l'oeuv¡e ftnie, achevée, autonomej le déni de l'in-
para serlo, tiene que poder repetirse; en el nivel más extemo del usó de dividualité, l'impersonnalité de I'acte d'écriture, tels sont les pos-
los signos, éste se regula por esquemas convencionalizados, repetibles tulats de l'intertextualité dans sa premiére acception (Limat-Lete-
también para que puedan ser comprensibles (para dar una o.dit , ,."- lier, 1998, 20).
lizar una invocación, etc., han de uia¡se formai reconocibles por la co-
munidad de hablantes). Las voces La intertextualidad se genera, según Kristeva, tanto desde el eie hon-
"otras, sonando en el lenguaje de un
emisor determinado han sido analizadas principalmente en el texto li- zontai o sintagrnático como desde el vertical o paradigrnático; en el pn-
terario, en buena pa¡te desde que Baitin intuyó el €statuto polifonico mero, la palabra pertenece a la vez "au sujet de l'écriture et au destinatai-
de la novela dostoievskiana; pero la pragmática actual estl sacando ¡s" (Kristéva, 1969, 145); en el eje vertical, la palabra del texto se relaciona
mucho fruto de la idea del lenguaje multívoco, plural, repetitivo de con otras de textos anteriores (es el eje de la selección y la permutación).
usos anteriores (véase Reyes, 1990, 120-128) y ha aplicado su metodo- Limatletelier (1998, 20-24) alude a conceptos kistevianos que sus-
logía de análisis a los textos en los que resuenan voces ajenas. es decir, citaron menor consenso, como el ideologema, que, más cerca del prin-
los textos polifónicos, sean o no litéranos (Gutiérez Ordóñez, 1997). cipio dialógico, subrayaba que la intertextualidad opera en un contex-
to histórico y sociocultural; indica la posibilidad de extender el con-
cepto de intertextualidad l«isteviano a otros códigos (pintura, música,
4. .IN¡rrrsxruelnÉ": Krusrsv¡ y omtos et¿.), con una amplitud del concepto que tal vez le restara validez; y
plantea brevísimamente la posibilidad también de una intertextualidad
El concepto de intertextaalidad, con origen en las teorías baltinia- delfenoterto y del genobrto. Convierre añadir e[ intento de IGisteva de
nas sobre el enunciado dialógico o polifonico, ha recorrido ya un lar- extender a los textos poéticos el dialogismo que les negó Bajtin (véase
go camino, desde que Julia Kristeva forjó e[ término en el muy co-
nocido artículo publicado en 1962 *Bakhtine, le mot, le dialogle et
le roman", incorporado dos años después a sr Semiotihí (1961). F,se ro La palabra .intertextualidad, era nueva, pero .ya desde la Antigüedad, en todos los
largo camino ha originado sucesivas reelaboraciones del concepto, tiempos habia habido términos y conceptos pa¡a dete¡minadas form¿s de ¡elaciones con_
hasta el punto de permitir trazar su evolución diacrónica, .o-o irr- cretas entre un texto y otro§) centón, palinodia, paráftasis, travesti, pastiche,
-párodia,
alusón, plagio, collage, etc.-, pero el inmediato éxito del nueYo término genetalizador
dican títulos de este tenor: nHistorique du concept d'intertextualité,
demuestra que éste hizo posible la clara üsualización de una nuwa problemática teóric¿
(LimarLetelier, 1998). independiente, que interconecta desde el Punto de vista semiótico no sólo las fo¡mas tra_
.. Atribuyendo a Baitin el descubrimiento, Kristeva propone el texto
literario interpenetrado de voces o palabras ajenas:
diciónales y moáemas de intertextualidad ya aisladamente descritas y bautizadas, sino
también las que están siendo creadas por la praxis lite¡a¡ia viva, (NavaIro, 1997, \4).

56 57
174.207, y Lachmann, 1993, s1_52),
Íl:1.:
va(ren oer]%%
concepto de lnrenextualidad
así como la reno- to", diríamos con Plett (1993,67) que todos los intertextos son textos,
en.La Rnolution da langage poé_ lo que no implica la ecuación inversa barthesiana. En otro artículo
,l!.iilTq:donde para eviur Ia contusrón que aquel término habia de 1969, Barthes reafirmaba su sentido de la inte¡textualidad, separán-
su ¿plrcacron con l¿ r¡¿dicion¿l crítica
:l'::: :,
QertransPostl.ton, que expresaira mejo¡
de llrentes, prefirió el
el conracto y la ralsposición de
dolo de [a noción de
"fuentes literarias" v extendiéndolo no sólo hacia
el pasado, hacia los rextos del pasado, siÁo también h¿cia el futuro, ha-
drferentes srstemas signicosl l.
cia los textos del futuro: la intertextualidad
Roland Banhes, áe forma menos técnica y
más oscura, escribiría
como portavoz autorizado del concepto:
significa que un rasgo de enunciado ¡emite a otro texto, en el senti-
do casi infinito de la palabra; porque no hay que confundir las
Tout texte est u¡ intertcxl,1,. d,autres textes sont présents en lui, fuentes de un texto (que no son más que la ve¡sión menor de este
á
des nivaux va¡iable, sor. a.. ror_"i piuiá-.1i,
te\tes de la culture antérieure et ceiu de
,J*i,""ijr.ll r., fenómeno de citación) con la citación, que es una especie de remi-
h .;il;;;;;;;;,.; sión indetectable a un texto infinito, que es el texto cultural de la
tout texte est un tissu nouveau de citation.
,¿""f".r. prrr.ri'i"r, f" humanidad. Esto es especialmente válido para los textos literarios,
texte,
.distribués en lui, des mo¡ceaux de _a.i á", f.Á"ür.
'a* que están tejidos de este¡eotipos muy variados, y en los cuales, con-
modéles rythmiques, des fragments de Ja;g€.lrto*r:;"'.1,
il , siguientemente, el fenómeno de remisión, de citación, a una cultura
a toujoun du langages ¿v¿nr le texte
et auüur de lui. f-,i"t.i*r¡i ante¡io¡ o ambiental, es muy fiecuente. En lo que se llama Io in,
rc! conqrüon d.e tout texte, quel qu,il
soit, ne se réduit évidemment tertexrual hay que incluir los textos que vienen /espzy'r..las fuentes de
pas a un probléme de souries ou
a,i"nu.n..r; t,irt;;;;;';;'"" un texto no están solamente por delante de él; están también des-
champ général de formules al.ronymes,
arr, f:"rigi". pués de él (Banhes, 1969).
automati{ues, "ri'r"r._.r,
répérable, des citations inconscientes au
guillemets (Barthes, 196g).
don;é;;;r.
Ruprecht (1983,28) considera que Barthes volvió inoperatorio el
confusa, por concepto de uintertgxts"; algo semejante opina Angenot ( l9ll, +Z¡; de
cierro, l¿ de B¿nhes. al mezrl¿r los con
^^-*!"i.ió,1 y rexro: y.vaga. de dificil aplicación .riri.r, poitinn_
igual modo, Desiderio Navaro (1997, XIII) pienla que los artículos
::lr::,o: -o,g? de Barthes sobre el asunto uen vez de una teoría de [a intertextualidad,
ro; me,or que afrrmar to¡alitariamente que -todo,.r,o.,
,i ini..,.* proponen, también brevísimamente y en polisémica prosa literaria,
una erótic¿ de la lectura paninreftextual aleatoria que le quita toda uti-
l¡ Ill lÉrmino.rntenexru¿lidad" loriado por fvi5te\¿ iire pronro aprovech¿cfo
por
lidad analítica al concepto». También RifFaterue (1079, i49.¡ acusó a
teonc-o. y criricos. ampliando
o restringiendo el concepro I«isüviano o,-frp)"aJUr;. Barthes de confundir el intertexto con asociaciones accidentales y aza-
,radicronales de tuen", . ;n¡,",.;.,,
:#:l:^:.::lT:ll19io,
6¡,¡u uuu\ (un cr mt\mo pretlto /r/r, . ¿l.rdiendo ¡ dr,tinl¿, "iiiÁi,.'"i.". *i
rel¿.¡one, entaa ,a*ro,
1i,"
rosas según la experiencia individual, capaz de convertir el texto en un
pretéxto; &ente a las asociaciones fortuitas, Riffatere piensa en el con-
et..): o robre el lerem¡ u", ," ,,"*.,, áil,ii,,l..
1111,].^1y.*1,i1,:.onrexru¿tid¿d.
con proruson de prehlos lGnoterro. geno_terro.
Dras
par¿rexro. hipene;,;.,;;. i trol ejercido por el texto a la hora de su descodificación:
trr der termrno y el conrepro kisreviano..-ha,flor..ii.
r.ro, "Toda asocia-
teon(r y/o ¿plicada en dileren.ter lenguar y culrurr,,
,r, ,;;;;;;,;,i,i. llüi á"1 ;r, ción intertextual será regida, impuesta, no por coincidencias lexicales,
,nonogrrn; i"-:;;;.;;;.;t;. sino por una identidad estructural, al ser el textol sa intertexto ,arianks
no8r¿nco\ de revr.t¿s. reropilecione. d.
¿nrculor. biblio;r¿fi¿,.- U-.ár."ri..j" lill
¡demár_ ¡ ouo, campo\. (omo et cine, pinrula. d¿ lá misrua estruct ra".
l.,Il]r,'Íi1.,::ll*er¡¿.
J,v,, .tL. ¡uuo e|o \e relrere con creñr errensión ti l; retevr Claudio Guillén (1985,313-314), que señaló los beneficios que re-
^ .,las drve¡"¿, Desiderio N¡ ano ilqs7. \4l.tX), el _
.ual añade: pero esrrechas rel¿riones del f.""-.r. sultaban para los compáratistas del co ncepto de intertextaalidád\i , fren-
á. fi'i",.i.*illra
:.: ::1.^.1::::.l.J,*tem¿s
r.o. er
reóncos de l,
po(testructür¿lrsmo. ei de.conrlrucrronismo.
_*i_,
,.*.lij,á. ,.á. .i'r""*J.ii,"
l¿ cul¡u¡¿.¿m¿vrl.r:;i;;;;r.
crón o el jnrerculruralismo. pero rambrén
la in,."r";",.r,oird;áuJiJ_ri.
y ¿ne de nuesrro ñn de siglo, h¿n sobrederermin¿do f,Jijir., _
r2 Resume Angenot (1983, 49): .La idea de intertextualidad vino a perturbar toda
por un¿.corrsiderable brbliografia. El ;r";¿,
¡ p"p"lr¡árj¿.] clase de esquemas epistémicos vectoriales que iben del autor a la ob¡a, áe la referencia
lblrl*do.
¡endldo Itmblén ¿ hs mjr rerientes iine¡r i.,"*t",,;-,.'-^_^.^- i^l':::'",:- ) "1 '
".r'r'rJJ*
f,'.ri";r.r"";:i;:i, L;"._ empírica a la expresiór "de lenguaje", de la fuente a ia influencia sufida
- de la parte al
p.*ái.";"i.i i::d;;:::'r,1H: ." esrudios reminrs todo , del código a la actuación, en el texto, a poner en tela de juicio su linealidad y
¡
".,
g"y,
t';:l':r:::]i;;:l'-'
58
59
te a.la ambigüedad y el equivoco del concepto de influencia, tndicó pero cualquiera que sea el nivel de estructuración de los mismos". Todo
tamblen los problemas que traia consigo: el primero, rov (1981), por su parte, se esforza¡á en clasificar la noción de intertex-
"el carácter au-
toritario y monolitico de los pronunciamientós de Kristeva y Barthes, tualidad volviendo a las fuentes bajtinianas; y Riffatene tontribuirá al
(..todo.texto se construye como un mosaico de citasr, *todo texto ahondamiento estilístico y retórico del fenómeno intertextual uniendo
es un
intertexto',) cariícter que achaca a la querencia genáralizada o absolu- equilibradamente teoría y crítica. Riffaterre propone hipótesis de lectu-
tlsta de la teoria, que sólo puede relativizarse cón la experiencia de la ra, interpretaciones específicas acudiendo al detalle significativo del tex-
lileratur¿. con el contacto directo con los textosi el segundo problema to poético; su método de análisis intertextual se orientó hacia la recep
es la posibilidad de que, queriendo evitar la vaguedajv el crlcidá nri_ ción, revalorizando el saber literario en la lectura e interpretación de los
mero de datos que traían consigo los esrudios d'e fuentÉs e influencias, textos; la práctica de la intertextualidad se debería a la participación ac-
se caiga. en la misma vaguedad y en lo ilimitado, si ampliamos el con- tiva del lector, a su reescritura de [o no dicho (Riffatene, 1979, 121); dis-
cepto at anonlmato y la generalidad, a las convenciones anónimas v tingue entre intertento e intertextual;dad: aquél sería
autom¿tizadas, como--expresó B¿rthes (,Un champ général de fo¡mri-
res dnonymes, dont Ionglne esr rarement réperable, de cit¿tions l'ensamble des textes que l'ont peut rapprocher de celui de ceux que
in_
conscrentes et automatiques,.."). l'ont a sous les yeux, l'ensamble des textes que l'on retrouve [...] á la
Comenzarían inmediatamente las matizaciones, diferenciaciones y lecture d'un passage donné (1981, 4-5).
complementaciones. El campo de la intertextualidad era lo suficiente-
mente.¿mplro como para que se precisaran diferentes parcelacionesB. La intertextualidad, en cambio, será
5e drstrnzurría l¿ intaextualidad extrna (relación de u[texto con otro
texto) de la intrma (relación entre los elementos del propio texto o de un phénoméne qui odente la lecture du texte, qui en gouyerne
éventuellement f interprétation, et qui est le cont¡aire de la lecture
un texto consigo mismo) y la i te?textadlidad propiament dicha (rela-
linéaire (1981, 4 5).
cron entre áutores diferentes) de la intratextualidad (relación entre textos
del mrsmo autor) y se producirían acercamientos Áás específicos desde
la g99tic3 literaria y desde una perspecriva empírica y pragmátiea; Como resume LimaLletelier (1998, 29), a partir de estas caracterís-
en 1q76, la rewsta Poe:tiqrc dedicó un número especial , lá inreie*tu¿li- ticas textuales de superficie, Riffaterre trata de actualizar reminiscencias
dad, inaugurando la época post-kristeviana: hay en ese número indaga- para hacer brotar la palabra clave, el núcleo generador, una configura-
ciones teóricas y críticas sobre la intertextualidád y sus funciones, análi ción semántica dispersa, pero recurente... La intertextualidad apárece
sis de diferentes tipos de inserción contextual dá intertexto, eíc. Así, como una interacción entre la escritura y la lectura:
Jenny (1976) distingue una intertextualidad implícita y una intertextua_
lidad explícrta, se pregunta por las Íionteras de i¿ intertextuafiá¿á v oro L'ifltertextualité est la perception, par le lecteur, de rapports en-
tre une oeuvre et d'autres, qui l'ont précédé ou suivie. Ces autres tex-
pone uná definición global:
"proponemos hablar de intertextuálidad tes constituent l'intertexte de la premiére. La perception de ces rap
solamente cuando estemos .., .ot di.iorr., de hállar en un text; Je- ports est donc une des composantes fondamentales de la litté¡ariié
mentos estructurados anteriomente a é1, más allá del lexema, es obvio, d'une oeuvre (1980, 4).

r Ll conreprode-interrexlu¿lid¡d"h¿motidotrnt¿\plum¡s¿lol¿rgodelos¡noj Limat-Letelier (1998, 30) se pregunta si no hay en la teo¡ía de RiF


que puede trázarse y¿, como hemos indicado anteriormente, su recorrido
áir..¿ni.o. g, faterre un abuso de la "sobreinterpretación,, mientras que Claudio
lo.que hace en su trabajo rélativamente extenso Lim¿rlerelie¡ (199g); p* Guillén (1985, 316) acusa al crítico francés de haber abiertó el compás
riderio N¿v¿r¡o ( l9q7r, realzr un paseo hr,róri.o por la inrenexrualiJ;.
i" o*.. Ue'
,;; ir-¿;",
clel,termtno v el desárrollo e interpreración del con.epro desde su origen in la
de [a intertextualidad considerablemente, al incluir en ella palabras, es-
dralogitr
d¿d t'¿ltlnt¿na y la epon.rr ión l«i,tevrana; pero. ¡demá.. llev¿ a c¿bo-una primera tructuras temáticas, formas y códigos cultu¡ales, tal como llevó a la
se'lec-
ción de texros en romo ¿l-¿sunto lKristá, Ruprecht, C"".n práctica crítica en su ánálisis de la intertextualidad de los catorce sone-
, ¡..i*,'óeii."¡"r.¡,
Je ny. Rjffaterre, Zum thor, Penone-Mo isés...) d e lo qt:e seria una Stmma inrerte:ttaal
n
que tos del Soagr (1554) de Du Bellay (Riffatere, 1979) (para todo este apar-
aba¡cará cinco volúmenes (véase W. AA., 1997). ' tado, véase Limat-Letelier, 1998, 26-31).

60
6t
En esta visión diacrónica de acercamientos teórico-críticos a la in- hlpertexte (texte B ultérieur), se présente s1,métriquement comme une
tertextualidad de mayor relieve, habria que añadir los estudios de Com- vaÁarfte in absmtia de f inte¡tex¡ralité. De fait, selon leur contexte, la
pagnon (1979) sobre la cita naturalmente, los de Genette, que en su
¡ citation (avec ou sans référence), l'allusion, le plagiat formes
conocída obra Palimpsestos (1,982) va a redefinir el objeto de li poética, de l'inte¡textualité selon Genette peuvent aussi étre -ces produites se
que no sería el texto, síno la transte*ualidad o trascendencia textual dei lon un régime ludique, satirique ou sérieux, tout comme les pracri-
texto, indicando los cinco tipos existentes de relaciones transtextuales: ques hypertertuelles. Ajoutons que la parodie stricte se rapproche
l) la intexextualidad, definida como una-relación de copresencia entre d'wre quasidtation doublée d'une alhtsion (Limat-Letelier, 1998, 43).
dos o más textos; su fo¡ma más explíciti y literal es la cita; menos ex-
plícita, el plagio; menos aún, la aluiión, campo de estudio pnvileeiado Con una cierta perspectiva temporal podemos señalar que, antes
de Nffatene;2) la paratextaalidad o relactón q ue el terto minti..,! con ya, pero sobre todo a partif de los Pálimpsestos (1982) de Genette cabría
su paratexto: título, subtítulo, prólogos, epílogos, notas al margen, al hablar de un concepto amplio y un concepto restringido de intertex"
pie, sobrecubiertas, fajas, etc.; 3) metatextaalidad o relación dei texto tualidad, no necesariamente confrontadosla. En su amplitud, la in-
con otro que habla de é1; incluye esencialmente la relación crítica; tertextualidad contemplaría la actividad ve¡bal como huella (reitera-
4) bipertextuabdad o relación que une un texto B (hipertexto) a un tex, ción, lo "dej) dit") de discursos anteriores, acogería todas las formas ge-
to anterior A (hipotexto) en el que se injerta de una manera que no es nettianas de transtextualidad ¡ más al[á, a la manera de Kristeva y
el comentáno; hipertexto es todo texto derivado de oÍo anterior por Barthes, entenderia el texto como cruce de textos, como escritura tras-
transformación simple o transformación indirecta: este cuarto tipó es pasada por oÍos textosls; en cambio, la intertextualidad restringida ha-
el que Genette estudia en su libro; 5) lrcbitextualidad o conjunto áe ca" bla de citas, préstamos y alusiones concretas, marcadas o no marcadas,
tegorías es decir, de un ejercicio de escritura y de lectura que implica la presen-
_generales
o trascendentes de las que depende todo discurso (ti.
pos de discuno, modos de enunciación, génerós fiterarios, etc.). cia de fragmentos textuales insertos (injertados) en otro texto nueyo
Nadie duda de las aportaciones de Génette al estudio de la textua- del que forman parte; a esta segunda noción se refiere Genette con in-
lidad (de la transtextu-alidad), que sabe ade¡ezar con un cierto humor y tertextualidad, intentando precisar un concepto al que algunos habían
con sabrosas ejemplificaciones. Su sistematismo le hace examinar am- tildado de extenso y vago en sus primeras formulaciones. Ho¡ cierta-
plísimas parcelas literarias, a la vez que le lleva a rigurosas distinciones mente, el término de "intertextr:alidad" cubre en sus usos más genera-
y precisiones_ que son de agradecer, aun cuando parezca que el af;ín de lizados un campo anchísimo cercano en unos casos a las propuestas
rellenar casillas Ileve a un cierto encorsetamienio. En cualquier caso, bajtinianas y en otros, con alcance fundamentalmente literario, próxi-
la intertextualidad queda encuadrada en el campo más amilio de tá mo a las concepciones iniciales de Kristeva y Barthes; pero eso no im-
transtextualidad; acaso echemos en falta el esta6lecimiento de dete¡, pide hablar de una intertextualidad específica o concreta, con intere-
minados parentescos funcionales entre los diferentes tipos de relacio-
nes transtextuales. En este sentido, no pueden soslayarse los parentes- 'a Culler (1979, 114) escribió que "la inte¡textuálidád es tanto el tombre para refi:-
cos funcionales entre hipertextualidad e intertextuiidad; la'intertex, ¡irse a 1a ¡elación de una obra con determinados textos previos, como ia afi¡mación de
que leer una obra es ubicarla en un espacio discursivo en el que se relaciona con varios
tualidad genettiana, definida por la relación de copresencia entre dos o
códigos formados por un diálogo entre texto y lecrura"; Grivel (1982), a 1o largo de sus
más textos (cita, plagio, alusión), interfiere con lós fenómenos de hi. treinta tesis sobre le i¡tertextualidad, llega a habla¡ de una Biblioteca general que con-
pertextualidad o producción de un texto por derivación de otro ante- tiene todas las aserciones o fórmulas que constiruyen un texto, de marera que t¿l «tex-
rior por tr-ansformación simple o por traniformación indirecta (las re- to", en cu¿nto realización concreta, rT o es más que una variante (tesis 23); pero en otros
laciones de hipertextualidad son, para Genette, la transformación de pasajes parece referirse a algo más restrictivo: así, cuando habia de préstamos (,retomas")
intencionales y no intencionales (tesis l1 ) y, más concretamente aún, de la cita (tesis 21).
un texto aÍrterior y la imitación estilística): rs Ha escrito Túa Blesa: .Bta
[a literatura], como aquella üa critica literaria] no puede
provenir de ningún otro origen que no sea la lectura, siendo siempre, pese a las ansias de no-
vedad absoluta, de ruptura con 1o anterior, que en tantas ocasiones dictan el texto, la pro
. Puisque l'intenextualité est ¡edéfinie par la co,présence du texte
.
A dans le terre B (relatton in praesmtta),I'hryertextuaiité, qui consiste á
longación de otro texto, de muchos otros, y, en último término, de la se¡ie lite¡aria misma

ét¿bli¡ une relation differée entre I hJpotexte (texte A antérieur) et son ¡ en suma, de todas las series tentuales, inquebrantablemente entrete;idas. Sólo en ese en-
tramado adquiere adquirir- un texto su sentido, su ser literario, (1998,81).
-puede
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santes virtualidades críticas. En cualquier caso, la extensión dada al totalidad de una obra, y otra de ca-
estntctural, capaz de generar la casi
concepto de nintertextualidad" siempri ha constituido un asunto Dro- rácter pwntual (una simple alusión,por ejemplo).
blemático que, en buena parte, depende de la extensión que se dé al l¿ rntertextualidad como noción forma hoy parte de dtcionarios y
concepto de "texto. y, en nuestro c¿so, a 4rexto litera¡ioll deperrde enciclopedias; en la crítica litera¡ia ha habido un uso relativamente indis-
también de si lo intertextual lo reducimos únicamente u lo iit.rrrro o criminado, por lo que se han reclamado aquí y allá no pocas cautelas.
a la relación de lo literario con lo exoliterario... (Angenot, 1953,44).
Hay ya estudios diacrónicos sobre la evolución del concepto, abundan
La noción de intertextualidad se ha introducid-o deÁnitivamente las deÉniciones, matizaciones, delimitaciones; podría decirse, incluso,
en los estudios-literarios. La aportación del es¡ucturalismo y el postes- que se ha asistido a una cierta r.ulgarización que, en los casos peores, ha
trucruralismo francés, como hemos visto, ha sido decisiva
i.rá no .,
Ia única, como parece pensar Limar-Letelier ( I998), que en su estudio
rozado laba¡alización. Son riesgos acaso inevitables cuando se parte di.
rectamente de la noción sin cuestionarla o repensarla preüamente, es de-
di¿crónico sobre la teoría intertexru¿l ignora cualquier otra contribu- cir, cuando, más que nada, 1o que importa es seguir la moda. La fortuna
ción ajena al ámbito francés. Sin embargo no hry rrrá, qr. ,rom"rr.
la bibliograffa que figura en esta investilación pára intuir la importan-"
del término es incuestionable ¡ tras años de uso y abuso, en muchísimos
casos el anfisis intertextual se ha mostrado como un método eficaz en la
cia que para el mecdnismo intertextuaf tiene L teoría lotmaniana. la interpretación textual litera¡ia. Aun así no cabe desconocer riesgos como
gramática_de la cita que pr_opone PIen (1993), Ia ampliación que oÉe-
el mencionado de la banalización, a los que pueden añadirse posibles ré
ce Nycz (1993) o la posibilidad de caracte¡izar determinados periodos
moras que el concepto anastra del estructuralismo (apelación al texto
literarios por el uso que se haga del fenómeno intenextual, segrin esru- como realidad inmanente, referencia a códigos lingüísticos y semióti-
dia.Pavlicic (1993). La teoría y la crítica hispanas han atendido"también cos...), la variabilidad del concepto según el contexto teórico en el que sea
a drcho fenómeno y podemos encont¡ar estudios v motivaciones muv
usado, la confusión con el viejo asunto de fuentes e influencias, etc. Por
atinadas, como las procedentes citar algunós nomb¡es- de pé- otro lado, sila noción de inwtextualidad, aunque con el precedente bajti.
rez-Firmat (1978), Claudio Guillén -por(1985, 3-09-327), Graciel¿ Reves niano, nació en el ambiente generado por el interés hacia el «texto» que
(1984 y 1990) o Qrintana Docio (1992). Me gustaría añadir aqui, den-
se suscitó tanto en la lingüística como en la teoría literaria, posteriormen-
tro de este epigrafe que contempla distinros ipos de intenerüaiidad, te el interés viró haci¿ l¿ .¡sgspsió¡", hacia la "deconsfucción, de los tex-
t¿ propuesra que. enúe nosorros. ha hecho Alvarez Sanagustín (19g6)
tos o hacia la .interferencia" entre distintas lenguas, literaturas y culturas.
desde_una visión pragmática en relación con el lecto¡:
dkneica kela- En cada caso, el viejo concepto de oinfluencia" fue superado por nocio
ción de una obra o lragmento textual con otras obras o &almentos que nes cuyo fundamento, al fin y al cabo, no es otro que el de la relación en-
presentan similares condiciones estructurales y que apareceñ .orno áli_
fte textos, tomando para la noción de "texto" toda [a amplitud que se pr*
zaciones de un código común), que exige un iector con gran compe-
cise. En cualquier caso, hay un lazo de unión, por débil que pueda pare-
tencia culturaly técnica, pues debe poner en primer planJlas
"categ,r_ cer, entre nociones como oinfluencia,, .intertextualidad", .¡s¡spción", la
rías generales discursivas- a las que puede referirse e[ texto determiia_ .huella" deconstruccionista y [a .interferencia, de los polisistemas. A tal
do, sean ést¿s formas modelizanies slmples (el verso de ocho o de once
asunto quise acercarme hace algún tiempo (Martínez Fernández,1997) y
sílabas,.la octava real, etc.) o compleia;; b)ispecifica, que atiende a ios no me parece fi.rtil abrir aquí un breve paréntesis al respecto.
contenrdos concretos y exige en e[ lector una competencia
que le permtta encontrár en un texto cualquiera textos precedentes"de detalle
ci-
tados,. aludidos o transformados»;
) pragn,itica que haÉe que el lector 5. PARÉNTESIS SoBRE RECEPCIÓN, HUELLAS E INTERFERENCIAS
atienda ¿ los elementos que rodean ai teito e impone una dirección de
lectura (prólogos, epílogos, notas previas y al pie, títulos, etc.); el hecho
5.1. Rueprión
de que el texto esté incluido en un contexto u otro también condicio-
na_la recepción (en una colección literaria, en un periódico sensacio-
Uno de los capítulos más sugerentes del libro coordinado por Sme
nalista...). Ot¡os autores (Prado Biezma er alii, I9g4,29g-300) distin- ling, koría1 praxis de la Literatara Comparada (1984), se titula "Investi-
guen, al menos, dos tipos o niveles de intertextualid¿d: una de ca¡ácter gación de las influencias y de la recepción,; en él constata Moog-Grü-

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