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La naturaleza del objeto en la obra de Donald Winnicott

Marta Peña

Trataré de situar en la vasta obra del autor un estudio posible de uno de sus
hallazgos, quizá el más rutilante y por el cual ha sido distinguido en el
movimiento psicoanalítico.
Para ello ubico en la obra dos ejes, siguiendo los desarrollos realizados por la
Profesora Renata Gaddini, en su artículo “La renegación de la separación”1. Esta
investigadora de Roma fue elogiada por el propio Dr. Winnicott en la Introducción
de su libro “Realidad y juego” que por supuesto seguiré en su recorrido.
Entonces tenemos dos ejes: 1.- El vínculo con el objeto como re-unión con la
madre desde la separación del nacimiento.
2.- El estudio de ese vínculo como proceso.
y a ellos le agrego la pregunta por:
3.- ¿Cuál es la naturaleza de ese objeto?

Con respecto al primer eje, podemos trabajar el ensayo del autor “La teoría de la
relación paterno-filial” (1960)2 allí seguimos la hipótesis planteada acerca de que
ese vínculo “se sostiene” gracias al “cuidado materno” y en esto Winnicott se
inspira en el texto freudiano “Formulaciones sobre los dos principios del acaecer
psíquico” (1911) donde Freud a pie de página dice aludiendo a una nueva
adquisición del niño, la introducción de un nuevo principio en la actividad psíquica,
dado que éste ya no se representa lo que era agradable, sino lo que es real,
aunque fuese desagradable.

Dice la nota de Freud:“Intentaré completar con algunas puntualizaciones la


esquemática exposición del texto, Con razón se objetará que una organización
así, esclava del principio de placer y que descuida la realidad objetiva del mundo
exterior, no podría mantenerse en vida ni por un instante, de suerte que ni siquiera

1
Gaddini Renata “La renegación de la separación”. Pág. 107/115. Donald Winnicott, Andre Green
2
Winnicott D. “La teoría de la relación paterno-filial. Capitulo III. El proceso de maduración en el niño.
habría podido generarse. Sin embargo, el uso de una ficción de esta índole se
justifica por la observación, de que el lactante, con tal que le agreguemos el
cuidado materno, realiza casi ese sistema psíquico. Es probable que alucine el
cumplimiento de sus necesidades interiores; denuncia su displacer, a raíz de un
acrecentamiento de estímulo y una falsa satisfacción, mediante la descarga motriz
del berreo y pataleo, y tras eso vivencia la satisfacción alucinada. Más tarde, el
niño aprende a usar estas exteriorizaciones de descarga como medio de
expresión deliberada. Y puesto que el cuidado que se brinda al lactante es el
modelo de la posterior providencia ejercida sobre el niño, el imperio del principio
de placer sólo llega a su término, en verdad, con el pleno desasimiento respecto
de los progenitores.”

He realizado esta introducción para señalar la importancia que Winnicott le


adjudica al cuidado materno, al punto de afirmar que “no existe nada que pueda
llamarse niño” refiriéndose a que no habría niño sin cuidado materno.

Cuando Winnicott se refiere a “criatura” se trata del niño que todavía no habla
(infans), una fase en que la criatura depende del cuidado de la madre, y se basa
más en la identificación emocional por parte de la madre que en la comprensión
de lo que se expresa o podría expresarse verbalmente.

“Será necesario ver cómo ocurre que el ego infantil acaba liberándose del ego
materno, de tal forma que la criatura alcanza una independencia mental con
respecto a la madre, es decir, una diferenciación que le otorga una personalidad
propia”3

Es interesante seguir a Winnicott cuando advierte acerca de “un detalle del


cuidado materno” en su ensayo “La capacidad para estar a solas”4 y se refiere a
la madre que puede aproximarse satisfactoriamente a la comprensión de las
necesidades de la criatura y la que puede al llegar el final de esta fusión madre-
criatura, percibir las señales de esta separación, respondiendo a los llamados. El

3
Ibid-Ibidem. Pág. 45. El proceso de maduración en el niño
4
Ibid. 1958. “La capacidad para estar a solas”. El proceso de maduración en el niño.
niño tiene que dar una señal. Se presenta así la imagen de una madre que puede
resultar peligrosa si no logra percibir esta sutil diferencia y moverse entre la
identificación emocional con el niño y por otro, el estado de comprensión basado
en los signos emitidos por la criatura o niño pequeño para indicar su necesidad.
Winnicott la llama “especie de bruja” a esta madre que podríamos expresarlo así,
no permite ningún vacío, no causa el deseo.

El niño no tendría desde la hipótesis planteada, la menor posibilidad de pasar del


principio del placer al de realidad, o a la identificación primaria y más allá de ella,
si no existe una madre lo bastante buena. Esta, es la que lleva a cabo la
adaptación activa a las necesidades del niño y que la disminuye poco a poco,
según la creciente capacidad del niño para hacer frente al fracaso en materia de
adaptación y para tolerar los resultados de la frustración. La madre ofrece al bebé
la oportunidad de crearse la ilusión de que su pecho es parte de él y posibilita la
desilusión.

Los fenómenos transicionales representan las primeras etapas del uso de la


ilusión, sin las cuales no tiene sentido para el ser humano la idea de una relación
con un objeto que otros perciben como exterior a ese ser.

Empezando a abordar el segundo eje, introduzco la hipótesis que elabora el


autor: plantea que en un primer tiempo del vínculo madre-criatura que llama
sostenimiento,” el niño tiende a usar el puño, los pulgares, para estimular la zona
erógena oral y además para una tranquila unión y al cabo de unos meses los
bebés encuentran placer en las muñecas u otros juguetes que las madres les
ofrecen y esperan que se aficionen a ellos”.5

Existe una relación entre estos dos grupos de fenómenos, separados por un
intervalo de tiempo, y el estudio del paso del primero al segundo puede resultar de
provecho y utiliza importantes materiales clínicos que en cierta medida han sido
dejados a un lado.

5
Ibid. Realidad y juego. Pág. 17.
Se advierte una amplia variación en la secuencia de hechos que empieza con las
primeras actividades de introducción del puño en la boca y que a la larga lleva al
osito u otro juguete duro o blando.
“Resulta claro que aquí hay algo importante, aparte de la excitación y satisfacción
oral, aunque éstas puedan ser la base de todo lo demás. Winnicott sugiere ampliar
la investigación, abordando:
- La naturaleza del objeto
- La capacidad del niño para reconocer el objeto como un “no-yo”
- La ubicación del objeto: afuera, adentro, en el límite.
- La capacidad del niño para crear, idear, imaginar, producir, originar un objeto.
- La iniciación de un tipo afectuoso de relación de objeto.”6
Designa como “objetos transicionales” y “fenómenos transicionales” a la zona
intermedia de experiencia, entre el pulgar y el osito, entre el erotismo oral y la
verdadera relación de objeto, entre la actividad creadora primaria y la proyección
de lo que ya se ha introyectado.

En ”Realidad y Juego”7 formula que es útil pensar en una tercera zona de vida
humana, que no está dentro del individuo, ni afuera, en el mundo de la realidad
compartida. Puede verse ese vivir intermedio como si ocupara un espacio
potencial y negase la idea de espacio y separación entre el bebé y la madre, y
todos los acontecimientos derivados de este fenómeno. Ese espacio potencial
varía en gran medida de individuo en individuo, y su fundamento es la confianza
del bebé en la madre, experimentada durante un período lo bastante prolongado,
en la etapa crítica de la separación del no-yo, cuando el establecimiento de la
persona autónoma se encuentra en la fase inicial.

Winnicott aclara que no estudia específicamente el primer objeto de las relaciones


de objeto, sino que su enfoque tiene que ver con la primera posesión, y con la
zona intermedia entre lo subjetivo y lo que se percibe en forma objetiva. Esta

6
Ibid. Realidad y juego. Pág. 18
7
Ibid-Ibidem. Pág. 146
pauta de fenómenos empieza a aparecer desde los cuatro a seis meses hasta los
ocho a doce y admite espacio para posibles variaciones

También establece una relación entre este objeto y lo simbólico, ofrezco una
cita en particular de “Realidad y Juego” aunque hace mención a ello en diferentes
textos, para destacar que fue tema de su interés: “Cuando se emplea el
simbolismo el niño ya distingue con claridad entre la fantasía y los hechos, entre
los objetos internos y los externos, entre la creatividad primaria y la percepción.
Pero en mi opinión el término de objeto transicional deja lugar para el proceso de
adquisición de la capacidad para aceptar diferencias y semejanzas. Creo que se
puede usar una expresión que designe la raíz del simbolismo en el tiempo, que
describa el viaje del niño, desde lo subjetivo puro hasta la objetividad; y me parece
que el objeto transicional (trozo de frazada, etcétera) es lo que vemos de ese viaje
de progreso hacia la experiencia”.8

El estatuto del objeto transicional descansa en una paradoja, “el bebé crea el
objeto, pero el objeto estaba allí, esperando ser creado, y convertirse en objeto
catectizado”
El objeto solo puede funcionar si es percibido como simultáneamente creado y
hallado.

Se crea un espacio potencial de ilusión que sobrevive a la desilusión, pasa


paulatinamente a ser el espacio de juego y luego el de la cultura.
“La aceptación de la realidad es una tarea sin fin”
Nos muestra que cuando la ilusión desaparece, la coincidencia se rompe, y a
partir de allí, no se encuentra sino que se reencuentra. Pareciera que no hay
creación sin nostalgia.

Lo transicional no es entonces el objeto sino la utilización que se hace de él,


el objeto representa la transición, garantiza su posibilidad.9

8
Ibid-Ibidem. Pág. 23.
9
Pingaud B. “Una tarea sin fin”. Donald Winnicott. Editorial Trieb.
Culminando este análisis y tomando la hipótesis de esta zona intermedia como de
experimentación, sigo a Jacques Lacan en el Seminario 4 cuando formula
respecto de los objetos transicionales una nueva interrogación “cual es la función
que el narcisismo concebido de entrada como un autoerotismo imaginado e ideal
interviene en la construcción de un mundo objetal propiamente dicho.10
“Estos objetos medio reales, medio irreales a los que el niño se aferra por medio
de una especie de enganche, como por ejemplo una puntita de su sábana”.11
Objetos que pueden muy bien constituirse en esa pequeña pelota del Fort-da.
Lacan señala que Winnicott estaba orientado cuando sitúa el problema: lo
importante es saber cómo el niño sale de la satisfacción y no de la frustración para
construirse un mundo. Un mundo se articula más allá de la demanda satisfecha,
no de la demanda frustrada.
En la zona intermedia que interviene en la organización del yo, hay una porción de
éste que no es yo corporal, no se basa en el funcionamiento del cuerpo, sino en
experiencias corporales. Éstas se refieren a la relación de objeto no orgásmico, o
relación del yo, y constituye el paso de la continuidad a la contigüidad.(Winnicott).
Considero que entre esa continuidad y la contigüidad hay un resto no asimilable
que puede connotar algo de lo traumático y anticipar la posibilidad de la invención.
¿Se podrá pensar en la doble naturaleza de este objeto?

Concluyo este tiempo de trabajo con una frase de Winnicott que ubica desde mi
lectura de la obra, cómo juega su deseo y nos interroga acerca del consumo de
objetos que en esta época y tras el engaño del bienestar consume al propio sujeto.
Dejo abierta una pregunta ¿será posible pensar siguiendo al autor que la
naturaleza de este objeto transicional esté orientada precisamente a posibilitar la
constitución subjetiva?
“cada objeto es un “objeto hallado”
“me encuentro en el territorio de la búsqueda del objeto” y no en el de la
búsqueda de la satisfacción” (Donald Winnnicott)

10
Lacan J. Clase VII. Seminario 4. La relación de objeto. Pág. 113/132.
11
Lacan J. Clase VII. Seminario 4. La relación de objeto. Pág. 129.
Bibliografía general

1.- Freud S. (1895) 1950. “Proyecto de Psicología”. Obras Completas I. Buenos


Aires. Amorrortu Editores. Diciembre 1998. Pág. 323/446.
2.- Ibid. 1914. “Introducción del narcisismo”. Obras Completas XIV. Buenos Aires.
Amorrortu Editores. Julio 1993. Pág. 65/98.
3.- Ibid. 1915. “Lo inconsciente”. Obras Completas XIV. Buenos Aires. Amorrortu
Editores. Julio 1993. Pág. 213.
4.- Ibid. 1911. “Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico”.
Obras Completas XII. Amorrortu Editores. Buenos Aires 1995.
5.- Gaddini. R. 1978. “La renegación de la separación”. Bernard Pingaud. Donald
W. Winnicott. Buenos Aires. Editorial Trieb. Ira. Edición 1978. Pág. 107/115.
6.- Lacan J. 28/11/1956. Clase II: “Las tres formas de la falta de Objeto”.
Seminario 4: La relación de objeto. Buenos Aires. Editorial Paidos. Agosto
2001. Pág. 27/41.
7.- Ibid. 16/01/1957. Clase VII: “Pegan a un niño y la joven homosexual”.
Seminario 4: La relación de objeto. Buenos Aires. Editorial Paidos. Agosto
2001. Pág. 113/132.
8.- Ibid. 05/02/1958. Clase XII: “De la imagen al significante en el placer y en la
realidad”. Seminario 5: Las formaciones del inconsciente. Buenos Aires.
Editorial Paidos. Enero 2001. Pág. 221/240.
9.- Ibid. 18/06/1958. Clase XXVI: “Los circuitos del deseo”. Seminario 5: Las
formaciones del inconsciente. Buenos Aires. Editorial Paidos. Enero 2001.
Pág. 465/481.
10.- Laurent E. “Tres modalidades del objeto”. Concepciones de la cura en
psicoanálisis. Buenos Aires. Ediciones Manantial. 1984. Pág. 84/96.
11.- Pingaud B. “Una tarea sin fin”. Donald W. Winnicott. Buenos Aires. Editorial
Trieb. Ira. Edición 1978. Pág. 83/91.
12.- Winnicott D. 1971. Realidad y juego. Barcelona, España. Editorial Gedisa.
Febrero 1979.
13.- Ibid. 1965. El proceso de maduración en el niño. Barcelona, España. Editorial
Laia. Abril 1981.
SUMARIO

Winnicott elabora una hipótesis acerca de una tercera zona de la vida humana,
que no está dentro del individuo, ni afuera, en el mundo de la realidad compartida.
Allí se posibilita un espacio de experimentación, a partir de objetos que por su
utilización, por la naturaleza de su posesión, se constituyen en transicionales.
Permite la transición el proceso desde lo subjetivo puro (díada madre-criatura),
hasta la objetividad. Un objeto particular al que cada bebé se “engancha”, y que
sólo puede funcionar si es percibido como simultáneamente creado y hallado.

CURRICULA VITAE

Prof. Lic. MARTA ESTER PEÑA. Licenciada en Psicología. Docente del


Departamento de Psicoanálisis de la Universidad Argentina John F. Kennedy
Investigadora de la Maestría en Psicoanálisis de la Universidad Argentina John F.
Kennedy. Docencia en Centro Ameghino

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