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Silvia Alderoqui.

Editorial Grao Núm.223 - Julio, Agosto 2013


REVISTA AULA. De Innovación Educativa.

La complejidad del público infantil en los museos


-el caso de los museos históricos-

Las exposiciones históricas generalmente están pensadas para los adultos como
destinatarios principales, la atención a los intereses de niños suele ser la más
relegada. Los niños representan oportunidades únicas para los museos de
colección histórica. No es cuestión de mantenerlos "ocupados" ni de contar dos
historias sino de diseñar exposiciones significativas y memorables que incluyan a
la infancia como público.

Museos históricos -público infantil- empatía -nostalgia-imaginación-


narración- participación

Los museos históricos: entre la empatía y la nostalgia


La memoria del pasado resuena tanto en la escala individual como social, desde
esta perspectiva los museos de colecciones históricas tienen el potencial para
establecer conexiones significativas con todos sus públicos. Sin embargo no todos
los museos de historia “cumplen esta promesa”. Los museos tradicionales están
generalmente organizados en función de la centralidad de los objetos, la
dominancia de la palabra escrita y la disciplina académica de referencia. A pesar
de representar temáticas, lugares, personas y hechos que casi siempre podemos
vincular con nuestra experiencia humana, tales como la vida cotidiana, las ideas
acerca de la vida y la muerte, el poder, la alimentación, dilemas morales, la
educación, el arte, la salud, etc., las barreras son muchas, los espacios
expositivos suelen ser muy formales, las “voces autoritarias” y los puntos de
conexión muy pocos.

La renovación en las exposiciones de patrimonio histórico ha venido de la mano


del rol que cumplen en la comprensión de los temas históricos procesos tales
como la nostalgia y la empatía. Como dice Dan Spock (2009), la nostalgia suele
ser concebida con cierto escepticismo por los historiadores, como si solo fuera un
aspecto sentimental del pasado en el cual todo se visualiza con lentes de “los
mejores años de la vida”. Sin embargo, en los museos históricos de objetos y
temáticas de la vida cotidiana, la nostalgia es una de las respuestas emocionales
más fuertes entre sus visitantes adultos. Hay una tendencia humana de convertir
en historia la propia vida; relatar anécdotas e historias permite poner en orden el
universo personal y construye subjetividad. La nostalgia es una puerta de entrada
al pasado y una posibilidad de repensar la propia historia y producir cambios en el
presente y en el futuro. En cierto sentido funciona como una prueba de lo ya
vivido: las personas que conocimos, los lugares en los que vivimos, los objetos y
narrativas que definen nuestra identidad y cómo nos definimos frente a los otros,
etc. Cuando los museos de historia armonizan con el deseo natural de
experimentar la nostalgia de modos elevados y personales, como evocaciones
poderosas del pasado de cada uno y de todos, se convierten en lugares donde los
visitantes adultos desean concurrir y llevar a otros (Spock, 2009).

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Ahora bien, si bien esto es claro para los visitantes adultos, ¿qué sucede con la
audiencia infantil que aún no “experimenta la nostalgia”? Recurramos a la noción
de empatía.

La empatía es el sentimiento de participación e identificación mental y afectiva de


una persona en la realidad que afecta a otra. Es un proceso en el cual imaginamos
cómo sería ser como otras personas, vivir en otros tiempos, en otras realidades.
Es un componente esencial de nuestra naturaleza humana, utilizado desde que
somos niños y niñas, que nos permite apreciar las necesidades, deseos y motivos
de otras personas y es el modo en que nos identificamos con las vidas de otros en
la literatura, los relatos, las películas y las biografías. Esto mismo se aplica en la
enseñanza y aprendizaje de la historia cuando los niños experimentan situaciones
del pasado. Los niños tienen mucha facilidad para moverse imaginariamente hacia
atrás en el tiempo y esto lo demuestra su fascinación por el origen de los tiempos
y los temas relativos a dinosaurios; se transportan por medio de la imaginación a
lugares en el pasado y circunstancias de personas en otros tiempos: una dama
antigua o el héroe de la independencia. La atracción que ejercen los cuentos
tradicionales relatados de generación en generación tiene mucho que ver con la
empatía que provocan, es por esto que la narración es una puerta de entrada muy
poderosa para diseñar exposiciones inclusivas del público infantil.

Será necesario movernos de las habituales prácticas interpretativas centradas en


las disciplinas hacia un esquema interpretativo narrativo que ofrezca a los
visitantes de todas las edades puntos de empatía, conexión, relevancia y
pertenencia cultural. Significará atravesar las tensiones entre memoria y
conciencia crítica; educación y entretenimiento, contenidos académicos y
aprendizajes personales significativos: ¿Para quiénes relatamos? ¿De quiénes
hablamos y de quiénes no? ¿Cómo relacionamos cada uno de nuestros objetos en
exposición con puntos de interés para los visitantes? ¿Cómo pensamos la
nostalgia desde un punto de vista creativo? Veamos a continuación un museo en
donde intentamos trabajar en este sentido.

El Museo de las Escuelas: participación e imaginación


El Museo de las Escuelas1 es un museo histórico y comunitario para el encuentro
intergeneracional acerca de ideas y emociones, objetos y prácticas del mundo de
las escuelas y la educación. A través de su propuesta interactiva y participativa
representa diversos conceptos y prácticas, conflictos, rupturas y continuidades de
la historia social de la educación argentina desde el siglo XVII hasta la actualidad.

El foco del museo son los visitantes, la voluntad de hacerlos participar reposa
sobre una concepción determinada de su política educativa. Los visitantes son
invitados a recrear diversas prácticas escolares, como por ejemplo la enseñanza
de la escritura, la lectura, los juegos del recreo, etc. Por medio de dispositivos
participativos exploramos el modo en que los visitantes de todas las edades ponen
en escena sus memorias individuales, los significados que atribuyen a los objetos
y la idealización del concepto “educación”. Esto tiene fuertes implicaciones para la

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interpretación del patrimonio que a su vez se articula con la responsabilidad de la


institución en cuanto a la conciencia crítica y al debate por los sentidos de la
historia social de la educación.

El museo se despliega en una experiencia de inmersión en espacios


museográficos por medio de exposiciones diseñadas a partir de lenguajes
múltiples que ofrecen experiencias sensibles, corpóreas, imaginativas, cognitivas,
emotivas, asociativas, relacionales y perceptivas. Cada objeto ordinario de un
portafolio escolar se convierte en extraordinario por medio del relato de sus
marcas y huellas de uso así como de la práctica educativa en la que fuera
utilizado. Se cruzan y mezclan situaciones singulares con procesos generales,
discursos educativos, normas morales y contextos nacionales con relatos de
transgresiones, anécdotas y recuerdos individuales, que no impiden las preguntas
incómodas acerca de los que aún no tienen acceso a la educación común, los
castigos en la escuela o los libros prohibidos en tiempos de la dictadura. De este
modo el museo intenta provocar una relación creativa y crítica entre el público y su
patrimonio.

Como vimos en el apartado anterior cuando mencionamos los efectos de la


nostalgia, la noción de pasado que experimentan los visitantes adultos que llegan
al Museo de las Escuelas es muy fuerte y muy personal. Habitualmente la
interacción con la colección es reflexiva y contemplativa, está cargada de nostalgia
por el paso del tiempo, refleja los cambios entre la niñez y la adultez, la vida
familiar, el crecimiento, la educación de personas de otras generaciones, etc. Los
visitantes construyen, mantienen y adaptan su sentido de identidad al mismo
tiempo que crean archivos personales de experiencias y significados; cotejan la
información recibida con la que disponen y ésta puede ser rechazada o pasar a
ser parte del inventario personal. Observan los objetos de la colección e
innumerables recuerdos acuden y se dan cita en los relatos que exteriorizan: -esa
pluma es igual a la que usaba mi abuela; -yo aprendí a leer con ese libro; -mi
maestra de 4º grado no me quería; -extraño a mis compañeros de escuela…
¿Pero que sucede con la audiencia infantil?

En el Museo de las Escuelas definimos con el mismo nivel de importancia tanto a


la colección como a los visitantes. Uno de los desafíos es hacer que su colección
sea participativa e interactiva para todos tipos de público, en particular para el
público infantil. Los niños están equipados con herramientas para hacer del
pasado algo significativo, la cuestión es cómo los invitamos a hacerlo. El modo en
que los niños piensan el pasado ilumina el diseño de dispositivos participativos
que utilizan sus intereses como base para la creación de experiencias con la
historia de la educación. Esto nos compromete a lo largo de todas las
exposiciones y no solamente en el área del museo dedicada a “talleres,
actividades, animaciones o exposiciones para niños”.

En nuestras recorridas por las salas del Museo de las Escuelas observamos que
generalmente los niños y niñas se sienten convocados a partir del relato de los

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informantes adultos: padres, familiares, docentes, guías del museo. Esto sin duda
es un primer paso. Inmediatamente encuentran vínculos entre sus prácticas
actuales de aprendizaje, los estilos de enseñanza de sus maestros, los materiales
didácticos, los libros de antes y ahora. Pero también escuchamos niños y
adolescentes que al rato comentan acerca de lo “aburrido” que puede ser un
museo de historia, lo cual carga a la experiencia de visita de un signo negativo.
Contra el aburrimiento nada mejor que la imaginación.

Como dice Leslie Bedford, nuestros visitantes no podrán usar su imaginación si


nosotros no utilizamos la nuestra. La imaginación no es inferior a la razón, permite
pensar sobre lo posible y ejercitar la memoria. En el museo ofrecemos
experiencias imaginativas diversas para comprender, por ejemplo, cómo era la
vida escolar en otros tiempos:
- la puesta en escena de metáforas: la espacialidad del aula del siglo XIX
dispuesta como un sistema planetario centrado en el “maestro sol”;
- la comprensión somática: sentarse en los antiguos pupitres de madera
individuales;
- las conversaciones imaginarias: Si este banco de escuela hablara, ¿qué
diría…?
- los objetos narrativos: piezas destacadas por su poder imaginario evocador
y provocador de historias;
- los relatos: “Un día en la vida de Alicia y Enrique” -dos alumnos de 1940-.
Un relato con la potencia para provocar relaciones de empatía y evocar
historias-para que los niños y niñas puedan imaginar el pasado y anticipar
el futuro de la educación y sus posibilidades.

En el museo observamos cómo los niños y niñas buscan y adquieren información,


lo que les importa, lo que ya saben, lo que imaginan. También solicitamos las
voces de la comunidad infantil2 para que opinen sobre temas desafiantes o sobre
la escritura de rótulos. Una de las investigaciones en curso consiste en
preguntarles acerca de sus ideas acerca de cómo se imaginan que serán las
escuelas cuando ellos sean grandes. Además de las cuestiones vinculadas con
los avances tecnológicos, muchas ideas refieren a lo que flota y vuela, al aire;
otras se vinculan con los colores de la escuela y la comodidad. Son muy
interesantes las referidas a si en el futuro habrá libros de papel…Seguiremos
refinando nuestros modos de consulta para producir una exposición que genere
nuevos debates acerca de la educación en el futuro.

Exposiciones memorables para la audiencia infantil


Algunas de las experiencias memorables en los museos suelen estar relacionadas
con experiencias placenteras e imaginativas acontecidas escuchando un relato,
frente a un objeto, obra o colección durante visitas realizadas cuando niños. Sin
embargo esto sucede con una mínima proporción de las personas. ¿Cómo hacer
para que muchos más niños y niñas puedan tener experiencias memorables que
recuerden gratamente cuando sean adultos?

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Al diseñar exposiciones tendremos que tener en cuenta alguna de estas


cuestiones:
- Crear buenas historias con las que los niños puedan identificarse.
- Crear historias con protagonistas y elementos dramáticos que provoquen
empatía en los niños.
- Diseñar espacios donde los niños puedan experimentar e imaginar
aspectos de la vida del pasado a través de lenguajes múltiples.
- Diseñar situaciones que involucren el deseo de satisfacer la curiosidad
infantil y el encanto de las sorpresas.
- Múltiples ocasiones y espacios amigables para el encuentro e intercambio
intergeneracional.

Como vimos será necesario desterrar prejuicios tales como que a los niños les
aburre la historia. Habrá que darle más lugar a la idea de que una Historia vital y
significativa requiere de las novedades que los niños y niñas pueden aportar con
sus perspectivas. Y si logramos conjugarlas con el relato de los sentidos de la
historia, los objetos de las colecciones podrán “salir de sus vitrinas” y ser objetos
que merezcan la atención de muchos más visitantes animados por la motivación
social que susciten. De este modo el pasado vuelve a vivir con cada generación y
se proyecta al futuro, un tiempo verbal que exige ser conjugado en los museos
históricos contemporáneos.

Bibliografía
BEDFORD, L. (2009) “Trabajar en el modo subjuntivo”. La aportación educativa de
los museos en la actualidad. Simposio internacional de Educación en museos.
Puerto Rico, pp.120-132. http://www.typa.org.ar/ponce_simposio[1].pdf
EGAN, K. (2007) A very short story of imagination
http://ierg.net/assets/documents/ideas/History-of-Imagination.pdf
MCRAYNEY, L.; RUSSICK, J. (editors) (2010): Connecting Kids to History with
Museums Exhibitions. Walnut Creek, California. Left Coast Press, Inc.
SPOCK, D. (2009) In Defense of Nostalgia.
http://es.scribd.com/doc/18066777/Dan-Spock-In-Defense-of-Nostalgia
1 Museo de las Escuelas, Buenos Aires, Argentina. http://www.educacion.buenosaires.gob.ar ;
http://www.museodelasescuelas.blogspot.com
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La comunidad infantil se define en función de intereses valores y roles compartidos. Las
modalidades de consulta varían desde la captura de voces en sala, los libros de visitantes, los
dispositivos participativos, las conversaciones colectivas, las encuestas, los procesos colaborativos
y de co-creación.

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