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BUENOS DIAS AUTORIDADES DEL COLEGIO, REPRESENTANTES DE

COLEGIOS DE LA CIUDAD, PADRES DE FAMILIA, COMPAÑEROS.

Hablar de derechos humanos en un mundo globalizado es una utopía,


porque el sistema injusto, inequitativo y excluyente que rige en
nuestra sociedad, viola permanentemente los más elementales
derechos del ser humano. el derecho a una vida digna, a una
alimentación adecuada, a una educación no represiva y a otros
sueños que vamos construyendo día a día.

Pero las utopías, como dice Galeano, nos sirven para avanzar.

Y para eso, es esta convocatoria.

Para que los estudiantes jóvenes saquemos a relucir nuestro


intelecto, nuestra creatividad y por sobre todo nuestra rebeldía, para
juntos y en armonía, empezar a reconstruir un muro que frene el
hambre y la miseria imperante en el mundo, un muro que detenga la
explotación y la discriminación, un muro que simbolice la esperanza y
la ilusión de otra sociedad.

Para dejar de observar esa realidad que viven nuestros pueblos,


realidad en la que millones de nuestros niños, jóvenes, adultos,
mujeres y ancianos que viven bajo el signo del sub-desarrollo a causa
de la violencia institucionalizada, miseria y opresión que genera una
realidad dual, fruto de la persistencia de sistemas políticos y
económicos creadores de injusticias, que consagran un orden social
que beneficia a unos pocos ricos cada vez más ricos a costa de
pobres cada vez más pobres.

Cuantas veces hemos observado a trabajadores, obreros y


campesinos que son reducidos a niveles de vida infrahumana y
limitados sus derechos sindicales. Rostros de niños que padecen
desnutrición, de jóvenes que ven frustradas sus esperanzas, de los
marginados urbanos, de nuestros indígenas, de las madres que
buscan a sus hijos desaparecidos, de aquellos miles de
desaparecidos, muchos de ellos niños, de miles de exiliados, de los
pueblos que reclaman libertad, equidad y justicia para todos.

Pero pese a tanto dolor, revive la esperanza porque sentimos que


Ecuador es un país puesto de pie, que podremos demorar nuestra
liberación, pero nunca impedirla y mucho menos olvidarla.

Que para construir una nueva sociedad nosotros, los jóvenes,


presente y futuro de la Patria, jóvenes emprendededores, rebeldes y
conscientes debemos estar con las manos abiertas, fraternas, sin
odios, sin rencores, para alcanzar la reconciliación y la paz, pero con
mucha firmeza, sin renunciar la defensa de la verdad, igualdad y
justicia.
Porque sabemos que nadie puede sembrar con los puños y el corazón
cerrados. Para sembrar es necesario abrir las manos y los corazones
de cada niño, joven o adulto que lleva en la sangre sed de libertad,
justicia e igualdad.

La defensa de los derechos humanos es un emblema de la paz y del


trabajo en la construcción de una verdadera democracia.

Tal vez porque en Ecuador, sea precisamente en Quito en donde la


discriminación hacia el indígena, hacia la mujer y la resistencia hacia
los anhelos de justicia y paz, se encuentren más arraigadas en ciertos
sectores sociales y políticos. Para que los derechos humanos se
conviertan en medios convincentes y conducentes a la realización
del bien particular y colectivo, como dijo alguna vez José Martí “Los
derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan”.

Es por eso que mientras existan hombres con obsesión y ansias de


poder y dominio que generen miseria en el mundo, se seguirán
violando los derechos humanos. Y es entonces cuando nos vemos
obligados a ser subversivos, a luchar contra esta clase opresora,
represiva y explotadora para solo así reconstruir una sociedad más
digna y humana en la que podamos convivir.

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