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ISEGORÍA.

Revista de Filosofía Moral y Política


N.º 40, enero-junio, 2009, 235-244
ISSN: 1130-2097

Michel Foucault, Judith Butler, y los cuerpos


e identidades críticas, subversivas
y deconstructivas de la Intersexualidad
Michel Foucault, Judith Butler and Intersexuality’s critical,
subversive and deconstructive bodies and identities
ARACELI GONZÁLEZ VÁZQUEZ
Universidad de Cantabria

RESUMEN. La Intersexualidad es considerada ABSTRACT. Intersexuality is considered a criti-


una herramienta de crítica, subversión y de- cal, subversive and deconstructive tool for the
construcción de las categorías sexo y género, categories of sex and gender, in particular
singularmente desde posiciones ligadas al from social constructivist theoretical posi-
constructivismo social y muy nutridas por las tions well nurtured by post-estructuralist
retóricas postestructuralistas. La propuesta de rethoric. The purpose of this article is to dis-
este artículo es la de discutir la recepción del cuss the reception of Foucault’s thought in
pensamiento de Michel Foucault en los estu- studies on Intersexuality, explain his concepts
dios sobre la Intersexualidad, y explicar qué and how they are incorporated, and which
conceptos y cómo se incorporan, y qué ideas ideas they contribute to destabilizing or reify-
contribuyen a desestabilizar o reificar dentro ing within the current debates.
de estos debates.
Palabras clave: Intersexualidad, Foucault, Key words: Intersexuality, Foucault, Butler,
Butler, Género, Biopoder. Gender, Biopower.

La idea de la intersexualidad se encuen- distintos de los médicos: «hermafroditis-


tra en el centro de un debate muy comple- mo», «síndrome de insensibilidad a los
jo y activo, y por tanto el primer concepto andrógenos», «síndrome de Turner»,
sometido a revisión es precisamente el «síndrome de Klinefelter», «hiperplasia
concepto de intersexualidad. Los cuerpos suprarrenal congénita»,... La palabra de-
intersexuales poseen simultáneamente y signa realidades/posibilidades corpóreas
con distinta variabilidad características e identidades, y por lo tanto no está vin-
sexuales masculinas y femeninas, que culada únicamente a lo que entiende la
son de tipo cromosómico y fenotípico. La Ciencia por sexo, sino también a lo que
Medicina, en su diagnóstico de estos define una parte de la Ciencia Social y la
cuerpos, habla de diversas condiciones o Filosofía como género.
síndromes y emplea diferentes formas Los debates alrededor de la Interse-
para denominarlas, formas presentes en xualidad intervienen activamente en la re-
la actualidad en muchos otros discursos configuración de algunos conceptos cen-

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Araceli González Vázquez

trales de la Antropología 1, y lo hacen en el fértil movimiento de reacción


principalmente desde el activismo, desde post-ilustrado. Lo que en definitiva está
la Antropología del Género/Antropología sometido a debate es la construcción mo-
Feminista y desde la Antropología/Estu- derna e ilustrada del sujeto y de los dis-
dios Queer 2. La reconfiguración citada se cursos sociales.
extiende a las categorías —llamadas con La incorporación de los estudios so-
frecuencia dicotomías, opuestos, bino- bre la Intersexualidad en el seno de las
mios, binarios, dimensiones, distinciones antropologías anteriormente menciona-
o sistemas— sexo/género, hombre/mujer, das es bastante irregular, aunque la bi-
heterosexualidad/homosexualidad, y na- bliografía presenta en fechas recientes y
turaleza/cultura. La Intersexualidad suele con bastante insistencia un escenario de
ser considerada como una herramienta de crisis de las categorías sexo/género que
crítica, subversión y deconstrucción de las tiene sus deudas con estos estudios: así, y
categorías expresadas, singularmente des- significativamente, Dorlin (2002) habla
de posiciones ligadas al constructivismo de «autopsia del sexo», Kessler (1997)
social y muy nutridas por las retóricas propone la «disolución de la categoría
postestructuralistas en oposición al deter- género», y Stolcke titula provocadora-
minismo y al esencialismo, singularmente mente uno de sus artículos, publicado en
al biológico o biologicista. tres ocasiones (2003, 2004 y 2006), «la
Las investigaciones que se inscriben mujer es puro cuento». La idea de crisis
en este marco de estudio de la Intersexua- de los conceptos es la que nos permite ca-
lidad también participan de otros debates racterizar con mayor fuerza el potencial
intelectuales. La confluencia de temas y crítico y subversivo de la Intersexuali-
perspectivas de análisis es evidente. Los dad, al menos en un plano intelectual.
textos se enmarcan en el estudio de la La Intersexualidad se construye en
Identidad, del Cuerpo y de la Sexualidad, los discursos críticos básicamente como
y constituyen con frecuencia una fuerte un gran desafío a la heteronormatividad
crítica de los discursos médicos, tecnoló- (Kessler, 1997; Wiegman, 2006), al sta-
gicos y científicos, ya que remiten a la tus normativo de la heterosexualidad. La
problematización de la gestión biomédi- producción bibliográfica de corte crítico
ca de lo corporal, lo sexual y lo identita- en torno a la Intersexualidad hunde buena
rio. La mayor parte de los autores que parte de sus raíces teóricas en las obras de
analizan esta cuestión desde un punto de Michel Foucault y Judith Butler. Las teo-
vista político plantean la extensión de los rías llamadas postestructuralistas son
Derechos Humanos y de las prácticas de bien conocidas y han tenido una gran in-
libertad relativas a la identidad, al género fluencia en los estudios encaminados a
y a la sexualidad. En ocasiones, los in- problematizar el género y lo intersexual,
vestigadores contribuyen a la articula- así como en general en buena parte de los
ción política y filosófica de las reivindi- estudios que constituyen el núcleo de la
caciones y propuestas de los movimien- Antropología del Género; singularmente,
tos sociales e identitarios de sexo y de han dado lugar a la teoría Queer, que no
género, pero con mayor frecuencia refle- podría entenderse sin apelar a Foucault, a
xión y acción interactúan. La Intersexua- Derrida o a Lacan. La propuesta de este
lidad es una cuestión que nos habla en úl- artículo es la de discutir la recepción del
tima instancia sobre los procesos de sub- pensamiento de Michel Foucault y Judith
jetivización e individualización en la Butler en los estudios sobre la Interse-
Postmodernidad, y por lo tanto nos sitúa xualidad, desde las monografías de la

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bióloga Anne Fausto-Sterling a las tesis diario de Herculine Barbin, un hermafro-


doctorales de los investigadores más jó- dita francés de la segunda mitad del si-
venes, pasando por otro tipo de publica- glo XIX, y también en 1980, en su edición
ciones de las realmente escasas que exis- norteamericana de estas mismas memo-
ten sobre estas cuestiones. En última ins- rias. Foucault presenta la historia de Her-
tancia, nuestra idea es la de explicar qué culine como «la prueba de la posibilidad
conceptos y cómo se incorporan, y qué de estados de sexualidad inclasificables,
ideas contribuyen a desestabilizar o reifi- indeterminados en su género y por añadi-
car dentro de estos debates. dura felices» (Moro Abadía, 2006: 167).
La exigencia de identificación se ejerce-
Michel Foucault entre las feministas ría con fuerza en este caso porque «no
y sobre la Intersexualidad: Judith hay discurso para las personas sin verda-
Butler lee a Foucault y habla sobre dero sexo» (Moro Abadía, 2006: 168). La
Herculine/Alexina/Abel exigencia de identificación no procede
del discurso médico, sino del Derecho,
Las obras de Michel Foucault han ejerci- que «recogiendo las influencias de la
do una notable influencia dentro de la ciencia médica, funcionará aquí como
Antropología del Género/Antropología una práctica social fundamental a la hora
Feminista (Martin, 1982; Butler, 1986; de configurar formas de subjetividad y de
Sawicki, 1986; Diamond y Quinby, 1988; exigir una estricta identificación sexual,
Alcoff, 1990; Sawicki, 1991; McNay, un sexo verdadero y único, que aclare el
1992; Dean, 1994; Hekman, 1996; Ro- estado civil del individuo» (Moro Aba-
mero, 1996; McLaren, 2002; Oksala, día, 2006: 168).
2004; Taylor y Vintges, 2004; Amigot,
2006). La recepción y reformulación teó- La recepción de la obra de Foucault
rica del pensamiento de Foucault ha dado en la de Judith Butler es compleja, y no
lugar también a una interesante literatura sólo por la oscura retórica de la filósofa
sobre los límites de su discurso en rela- norteamericana. Judith Butler comenta
ción con el Feminismo y sus principales ampliamente las ideas de Foucault sobre
temas (Alcoff, 1990; Bartky, 1990; Hart- el caso de Herculine Barbin en su obra
sock, 1990; Aladjem, 1991; Ramazano- Gender Trouble 5. Butler elabora una crí-
glu, 1993; Deveaux, 1994, 1999; Rozma- tica bastante directa de lo que juzga una
rin, 2005). La recepción de Foucault den- representación «romántica» de la sexua-
tro de los Estudios Queer (Halperin, lidad de Barbin por parte del Foucault
1995; Spargo, 1999; Rousseau, 2000), y (Butler, 1989: 120). Foucault, al hablar
singularmente dentro de los Estudios so- del limbo feliz de la no-identidad en el
bre la Intersexualidad, le debe mucho a la que se encuentra Herculine en la etapa
obra de Judith Butler (Butler, 1986a, previa a la exigencia de una identidad se-
1986b, 1989, 1992, 1995, 2000). La bi- xual, entra en contradicción consigo mis-
bliografía incluye en los últimos años una mo, especialmente con lo publicado en su
buena nómina de análisis de la lectura de Historia de la Sexualidad sobre la pro-
Foucault hecha por Butler y sobre los ducción del sexo por parte de las comple-
puntos de coincidencia y disensión de jas interacciones entre discurso y poder
ambos teóricos (Weberman, 2000; Smith, (Butler, 1989: 123).
2001; Mills, 2003 3; Dudrick, 2005). Foucault también se refiere al caso
Foucault escribió sobre lo interse- de Anne Grandjean, juzgada en París en
xual, y lo hizo en una fecha tan temprana 1765. Los registros de la época ilustran la
como 1978 4, en la edición francesa del obligación jurídica y médica de elegir un

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Araceli González Vázquez

sexo; en este caso, se opta por el que sentido su interpretación no difiere de la


«predomina» en su anatomía, pero sobre de Foucault.
todo se incide en la idea de que Grand-
jean ha de practicar las relaciones sexua- La recepción de Foucault en los
les correspondientes a este sexo. Lo estudios sobre la Intersexualidad
monstruoso en este caso no es su «herma-
froditismo», sino su «lesbianismo», dado La gestión biomédica de la Intersexuali-
que tenía relaciones con una mujer (Cle- dad es una cuestión que ha sido amplia-
minson y Medina Doménech, 2004). La mente discutida en los últimos diez años,
sexualidad es un elemento importante en con 1998 como año de mayor producción
los dos casos; igualmente, Herculine Bar- bibliográfica. La crítica le debe mucho a
bin tenía relaciones con una chica llama- la obra de la activista norteamericana
da Sara, con la que incluso albergaba la Cheryl Chase, y a los estudios publicados
esperanza de casarse una vez se le había por Fausto-Sterling, Kessler (1990, 1997),
inscrito en el registro civil como hombre Holmes (1994, 2000) y Dreger (1998,
(Dreger, 2000: 18). La exigencia médi- 2000).
co-legal de un sexo va unida a la exigen- Los cuerpos intersexuales han sido
cia de una determinada sexualidad. denominados en la bibliografía «cuerpos
Alice Domurat Dreger (1988) tam- dóciles» (corps dociles), «cuerpos ficti-
bién ha comentado el análisis de Fou- cios» (fictitious bodies) y «cuerpos que
cault, esta vez en una obra inserta plena- engañan» (deceiving bodies) (Escabí
mente en el debate de la Intersexualidad, Montalvo, 2006). En este artículo prefie-
la titulada Hermaphrodites and the medi- ro recuperar la noción de Butler de cuer-
cal invention of sex. La obra de Dreger le po subversivo. La idea de los cuerpos dó-
ha prestado similar atención a la interse- ciles es de origen foucaultiano, y la desa-
xualidad en época histórica y en el pre- rrolla en su obra Vigilar y Castigar
sente. Como ella misma explica, en rela- (1975), donde designa con esta noción a
ción con su trayectoria investigadora, «it los cuerpos sometidos, moldeados por el
would have been obnoxious to write poder disciplinario. La noción «cuerpos
about the history of intersex without lis- ficticios» (fictitious bodies) es hija del
tening to what intersexed people thought concepto de «sexo ficticio» (fictive sex)
about my ideas» (Domurat Dreger, 2000: de Monique Wittig (muy difundido en la
164). Dreger comenta el caso de Barbin reapropiación de Butler, 1990), pero tam-
desde otra perspectiva, y de centra en un bién encuentra su raíz en las obras de
principio en la muerte de Herculine, y por Hobbes y de Bentham, de donde deviene
tanto en la figura de Abel Barbin. Los útil en el ámbito de la Política: también
nombres que recibe esta persona a lo lar- existen paralelos menos sociales en el
go de su vida son, como vemos, varios: ámbito de la Astronomía, donde un cuer-
Adélaïde Herculine en su nacimiento; po ficticio es el que tiene masa cero y
Alexina durante su infancia y juventud momento de inercia. La subversión de la
como apelativo familiar; y Abel durante que habla Butler es performativa, es la de
sus últimos ocho años de vida (se suicida las acciones. En particular, las acciones
a los veintinueve años) (Dreger, 2000: del cuerpo subversivo son las que condu-
17-18). Le considera un ejemplo de la ob- cen a la problematización del Género, al
sesión decimonónica por el sexo y la Gender Trouble. La idea del cuerpo, por
identidad sexual «verdaderas», y en este lo tanto, deviene central.

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La noción focaultiana de biopoder Historia de la Sexualidad, también ha-


en la crítica a la gestión biomédica bría sido «un elemento indispensable en
del cuerpo intersexual el desarrollo del capitalismo», que se ha-
bría afirmado a través de la «inserción
Los estudios sobre la Intersexualidad, es- controlada de los cuerpos en el aparato de
pecialmente los más críticos con la Bio- producción y mediante un ajuste de los
medicina están cuajados de retórica fou- fenómenos de población a los procesos
caultiana. Langlo se pregunta, como ya económicos» (Foucault, 170). La noción
hiciera Foucault (1980), si verdadera- la incorpora en primera instancia Anne
mente necesitamos un sexo verdadero Fausto-Sterling en su controvertido ensa-
(Langlo, 1999: 13). Eckert habla de disci- yo The five sexes. Fausto-Sterling escribe
plinamiento (Eckert, 2006: 11), tal y lo siguiente:
como lo define Foucault en Vigilar y cas- «el tratamiento de la intersexualidad en este
tigar, y utiliza las nociones normal y des- siglo proporciona un claro ejemplo de lo que
viado definidas en la Historia de la Se- el historiador francés Michel Foucault ha de-
xualidad. Mauro Cabral cita al Foucault nominado biopoder. El conocimiento desarro-
de Las palabras y las cosas para sostener llado en la bioquímica, la embriología, la en-
que es el establecimiento artificial de ór- docrinología, la psicología y la cirugía ha per-
denes taxonómicos el que permite segre- mitido a los médicos controlar el sexo
verdadero del cuerpo humano» (Fausto-Ster-
gar las alteridades (Cabral, 2006: 5), en ling, 1993, citada en Morland, 2005: 94).
este caso «la alteridad intersexual». Ga-
llacher se hace eco de la frase de Foucault Langlo (1999: 76) entiende que los
que se refería a «la gestión de los cuerpos tratamientos médicos aplicados a los
perversos del hermafrodita y el homo» cuerpos intersexuales, e incluso la per-
(Gallacher, 2005: 9). cepción misma de que es necesario un
La noción de biopoder ha sido proba- tratamiento médico, son instancias del
blemente la de mayor éxito entre todas biopoder definido por Foucault. Eckert
las que ha ido incorporando la literatura (2003: 37) subraya que la institucionali-
sobre la Intersexualidad. El concepto no zación del biopoder es una especie de
llega a través de Butler, sino principal- producto de la extensión del determinis-
mente a través de la obra más influyente mo biológico. La interpretación de
de la bióloga Anne Fausto-Sterling, Se- Eckert es directamente deudora de la de
xing the body (2000: 7-8). La incursión Fausto-Sterling; «la naturalización del
de Fausto-Sterling en el ámbito de la hermafrodita se habría producido como
Intersexualidad culmina con el capítulo consecuencia de la extensión del biopo-
titulado: «Should there be only two se- der» (Eckert, 2003: 38). La misma auto-
xes?». En la obra de Foucault, el biopo- ra, Eckert (2006), introduce una variante
der se habría desarrollado en la época en apariencia geográfica, pero completa-
clásica «bajo dos formas principales rela- mente política, cuando califica este bio-
cionadas con la inscripción del poder en poder descrito por Foucault como «bio-
los cuerpos», la segunda de las cuáles, re- poder Occidental». Danielsson (2005:
lacionada con las disciplinas del cuerpo, 24) se hace eco de la idea de inscripción
habría tenido por objeto «producir un ser en los cuerpos cuando identifica en cier-
humano que pueda ser tratado como un tos actos y formas de pensar la existencia
cuerpo dócil» (Moro Abadía, 2006: 129, de una fuerza social lo suficientemente
Dreyfus y Rabinow, 1982: 197, citado en poderosa como para «grabar literalmente
Moro, 2006). El biopoder, definido en la sus demandas dimórficas en la carne hu-

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Araceli González Vázquez

mana», y la equipara con el biopoder fou- sido algo más frecuentes y densas. En
caultiano, del que todos, señala, somos otro orden de cosas, siendo éste de la
agentes. La «fuerza social» de Daniels- Intersexualidad un área de investigación
son (2005) es «urgencia social por la he- en el que, como parece ser, las ideas de
terosexualidad» en expresión de Adkins Foucault adquieren una alta significa-
(1999). Leslie Gallacher concreta y defi- ción, igualmente podría haber ocurrido
ne la reasignación de sexo y de género que fuera esta la arena en la que ver más
como un ejemplo palpable de biopoder debate. Lamentablemente, la lectura de la
(Gallacher, 2005: 9); el conocimiento ge- bibliografía sugiere que no es así.
nerado por los discursos médicos permite
el control del sexo por parte de los médi- Conclusiones
cos. Gallacher cita a Fausto-Sterling y
también reconoce su deuda. Gregori Flor La fuerza deconstructiva de las ideas de
(2006: 103), una de las pocas investiga- Michel Foucault ha contribuido de forma
doras españolas que trabaja sobre la decisiva a fertilizar el debate de la Inter-
Intersexualidad desde las perspectivas sexualidad y desde él, a activar la proble-
que aquí son objeto de análisis, también matización de las categorías sexo/género,
caracteriza como biopoder las prácticas homosexualidad/heterosexualidad, hom-
de sometimiento del cuerpo ejercidas por bre/mujer y naturaleza/cultura. La recep-
la institución médica; el cuerpo del inter- ción de la obra de Foucault por parte de
sexual estaría sometido al biopoder in- Butler, la difusión de la obra de esta filó-
cluso antes del nacimiento, cuando es ob- sofa norteamericana dentro de la Antro-
servado y clasificado a través de las téc- pología del Género, y la influencia de la
nicas de diagnóstico prenatal. performatividad han sido decisivas.
La retórica de la verdad (sexo verda-
Langlo es uno de los pocos investi- dero), de la ficción (cuerpos ficticios), de
gadores que reconoce explícitamente la la invención (invention of sex), del enga-
influencia de Foucault en su metodología ño (cuerpos que engañan) es casi omni-
de trabajo, no en vano se plantea el análi- presente, por un lado para remitir a la
sis de los discursos sobre la Intersexuali- idea de ambigüedad y de creatividad
dad. Lo que más sorprende en la recep- (idea de posibilidad, en definitiva), y por
ción de Foucault en la bibliografía de la otro para incidir en la lastrante/castrante
Intersexualidad es, por un lado, la falta de exigencia política, social y cultural de
una verdadera integración de su discurso una verdad en distintos planos. Las ideas
en los estudios (en la mayor parte de las de Foucault y de Butler se complementan
ocasiones, tan sólo se le cita de forma en este debate. Por un lado, Foucault sir-
erudita), y por otro, la escasa o casi nula ve a la crítica de la gestión biomédica de
problematización del discurso del propio la Intersexualidad a través de sus ideas
Foucault en relación con el tema de estu- sobre las estrategias del conocimiento y
dio. La última cuestión es un hecho algo del poder. Por otro lado, la noción de per-
insólito, ya que a pesar de la fertilidad y formance de Butler sirve a la compren-
la consistencia de su pensamiento, nos sión de una identidad de género en movi-
encontramos a veinticinco años de su miento. La mayor parte de los estudiosos
muerte, y quizá no sólo por el paso del manifiestan una confianza absoluta en la
tiempo, sino por la intensidad de los pro- productividad del pensamiento foucaul-
cesos de transformación social vividos tiano, expresada manifiestamente por
desde mediados de los ochenta, cabría es- Aladjem (1991: 289) cuando escribe que
perar que las puntualizaciones hubieran la visión de Foucault «reveals the com-

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plexity of the practices of the past in a ministas de Foucault», Athenea digi-


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críticas a la performatividad (Digeser, formativity: A critique of Judith But-
1994; Boucher, 2006), y hablar ya, como ler», Parrhesia, n.º 1: 112-141.
parece que sugiere Beatriz Preciado, de Butler, J. (1986a): «Sex and gender in Si-
inflación performativa? mone de Beauvoir’s Second sex»,
La literatura académica continúa sin Yale French studies, vol. 72: 35-49.
analizar en profundidad las propias prác- — (1986b): «Variations on Sex and Gen-
ticas de poder y formas de dominio inhe- der: Beauvoir, Wittig, and Foucault»,
rentes a los discursos críticos, subversi- Praxis International, n.º 5: 505-516
vos y deconstructores, en parte por la fas- (en castellano, traducción de Ana
cinación que despiertan. La crítica de la Sánchez: Variaciones sobre sexo y gé-
gestión biomédica de los cuerpos interse- nero: Beauvoir, Wittig y Foucault, en
xuales puede hacer un hueco dentro del Teoría feminista y teoría crítica.
debate a otros temas igualmente contro- Ensayos sobre la política de género
vertidos, más cercanos a lo político. La en las sociedades de capitalismo tar-
acción política en relación con la Interse- dío, Ediciones Alfons el Magnànim,
xualidad es posible y necesaria, induda- Valencia, 1990).
blemente, ya sea con la instrumentación — (1989): «Foucault and the Paradox of
de Foucault o Butler, o de cualquiera otra Bodily Inscriptions», Journal of Phi-
filosofía cuya influencia, vista la satisfac- losophy, vol. 86, n.º 11: 601-607.
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NOTAS

1 La mayor parte de los estudios sobre la Interse- Life: Foucault, Butler and Agamben on Biopolitics,
xualidad publicados hasta la fecha son de carácter an- Subjectivation and Violence, Unpublished PhD Thesis,
tropológico o médico-científico, y hablar de Antropo- Australian National University.
logía en este artículo no pretende oscurecer la existen- 4 Foucault edita las memorias de Herculine Barbin

cia de una interesante reflexión filosófica en torno a en francés en 1978; existe una edición de la obra en
este tema. Por el contrario, entre los propósitos de este inglés de 1980 y una edición en castellano de 1985. La
artículo está el de analizar el anclaje filosófico de los introducción a la edición norteamericana de 1980, ti-
debates activos en torno a la Intersexualidad. tulada «Le vrai sexe», ha sido incluida en la obra Dits
2 Lo queer haría referencia (Martín Casares, 2006: et écrits, vol. II. Ver, sobre este caso analizado por
279) a: lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, tran- Foucault: Lafrance, M. (2002): «Uncertain erotic: A
sexuales, homosexuales e intersexuales. La enumera- Foucauldian reading of Herculine Barbin dite Alexina
ción es útil desde un punto de vista heurístico, pero es B.», Sites: The Journal of Contemporary French Stu-
necesario dejar constancia de que existen notables gra- dies, vol. 6, n.º 1: 119-131; Capurro, R. (2004): Del
dos de disconformidad con la etiqueta queer dentro de sexo y su sombra. Del misterioso hermafrodita de Mi-
los colectivos señalados. chel Foucault, DF, Epelé.
3 Catherine Mills ha trabajado sobre los puntos de 5 En concreto, en el epígrafe titulado «Foucault,

fricción y encuentro entre Foucault y Butler en su tesis Herculine, and the Politics of Sexual Discontinuity»,
doctoral inédita: Mills, C. (2003), The Politics of Mere Gender Trouble: 93-111.

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