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DESCARGAS ATMOSFÉRICAS.

Introducción.

Los rayos desde la mitología han sido temidos como una descarga atmosférica
de origen supernatural: la gran arma de los dioses. Para los griegos los rayos eran
lanzados por Zeus. Para los vikingos los rayos eran producidos por Thor, quien
golpeaba su martillo sobre un yunque mientras se desplazaba en su carro guerrero a
través de las nubes. En oriente, las estatuas antiguas de Buda muestran un rayo con
flechas en ambos extremos. Los indígenas de América del Norte creían que los rayos
eran plumas voladoras de un místico pájaro tronador, cuyo aleteo producía el sonido
del trueno.

En la actualidad los científicos utilizan procedimientos experimentales y


conceptos intuitivos para explicar el fenómeno del rayo.

Benjamín Franklin fue el primer científico en estudiar el rayo. Con anterioridad


se conocía que las cargas eléctricas positivas y negativas podían separarse y
almacenarse en primitivos capacitores, con los cuales pudieron generarse y
observarse chispas.

Franklin notó similitud entre las chispas de laboratorio y el rayo, llegando a la


conclusión que el rayo es de naturaleza eléctrica, por lo tanto las nubes están
cargadas eléctricamente. En distintos experimentos observó que desde una nube
cargada eléctricamente pueden saltar chispas hacia una barra de acero conectada a
tierra. También demostró que las nubes generalmente están cargadas negativamente
en su parte inferior.

Como las partículas de las nubes están en permanente movimiento,


interactuando entre ellas y generan colisiones intercambiando energía, adquiriendo las
más pequeñas cargas positivas y la de mayor tamaño cargas negativas, estas
partículas debido a la gravedad tienden a separarse quedando la nube con cargas
positivas en su parte superior y con cargas negativas en su inferior. Esta separación
de cargas produce enormes potenciales eléctricos entre nubes o entre nube y tierra.
Esto puede llegar a millones de voltios y eventualmente ante la ruptura de la
resistencia dieléctrica del aire de produce la descarga.

El rayo está compuesto de una serie de impulsos unidireccionales aperiódicos


con un promedio de 4, pudiendo llegar a un máximo de 10. El largo y la duración de
cada rayo es variable, pero oscila alrededor de 30 mS. La energía pico promedio de
los pulsos es de 1000 Watts.

El sonido es generado por calentamiento de la atmósfera por la descarga


eléctrica en el orden de los 20.000 ºC (3 veces la temperatura de la superficie del sol).
Esto comprime el aire circundante del canal del rayo produciendo un choque de ondas,
descomponiéndose en una onda acústica que se propaga fuera del canal del rayo.

La luz del rayo viaja a 186.000 millas/Segundo, alrededor de 1 millón de veces


la velocidad del sonido.

Tipos de descargas atmosféricas.


Las descargas atmosféricas se producen al superar el gradiente de potencial,
existente entre los centros de cargas de distinta polaridad, los 10 KV/cm, valor de la
rigidez dieléctrica del aire que al romperse deja un camino de menor resistencia a
través de la atmósfera.

Descarga nube-tierra. Es el más dañino y peligroso de los rayos. Debido a las


cargas positivas acumuladas en la superficie terrestre se produce un gradiente de
potencial entre la tierra y el centro de cargas negativas en la parte inferior de las nube.
Al producirse la descarga hay una cesión mayoritaria de cargas negativas a la tierra.
También hay una entrega de cargas positivas pero de menor cuantía.

Descarga dentro de la nube. Ocurre entre centros de cargas opuestas dentro


de la misma nube. Este proceso tiene lugar dentro de la nube y se ve desde el exterior
como un brillo difuso. Sin embargo la descarga puede salir fuera de los límites de la
nube observándose un brillo similar al de una descarga nube-tierra. La relación de los
rayos nube-tierra y dentro de la nube pueden variar significativamente de una tormenta
a otra. Tormentas con mayor desarrollo vertical pueden producir casi exclusivamente
rayos dentro de la nube. También influye la posición con respecto a la latitud,
existiendo un mayor porcentaje de descargas nube-tierra a altas latitudes. Detalles de
porque una descarga existe dentro de la nube o se dirige a tierra aún no son
conocidos. Quizás la descarga se dirige hacia la tierra cuando el gradiente de campo
eléctrico en la región inferior de la nube es mayor que en la dirección contraria.

Descargas entre nubes. Como su nombre implica, ocurre entre centros de


cargas de dos nubes diferentes a través de la descarga por un camino de aire entre
ambas.

Según investigaciones de la NASA el tipo de descarga atmosférica nube-tierra


no es un de los más frecuentes, pero si el más conocido y que las que se producen
dentro de las nubes son las más comunes. En cambio investigadores australianos
afirman que las descargas atmosféricas nube-tierra ocurren en el 50 % de los casos.

Proceso de descarga del rayo.

Con la ruptura del dieléctrico del aire en un campo eléctrico, un rayo puede
comenzar su propagación descendente hacia la tierra. Este se mueve en pasos de
aproximadamente 50 metros y es llamado Líder de Pasos. Como este crece, crea un
camino ionizado depositando cargas a lo largo del canal, y como el líder de pasos se
acerca a la tierra, una gran diferencia de potencia es generada entre su extremo y la
tierra. Normalmente un rayo es lanzado desde la tierra y es interceptado por el líder de
pasos justo antes de alcanzar la tierra. Una vez logrado el camino de conexión un
pulso de retorno vuela alrededor del camino ionizado hasta alcanzar la velocidad de la
luz. Este pulso de retorno libera gran energía, luz brillante y trueno. Ocasionalmente
cuando hay un objeto elevado puesto a tierra la descarga puede realizarse sobre el.

Las descargas atmosféricas sobre un sistema pueden ser directas o indirectas.


Las descargas indirectas se dan cuando una nube cargada induce en el sistema, por
ejemplo líneas eléctricas, cargas de signo contrario. Al producirse una descarga de
nube a nube o nube-tierra y por la variación del campo eléctrico, se originan en el
sistema sobretensiones de frente escarpado de varios centenares de KV. Asimismo
por la rapidez de la descarga se origina un intenso campo magnético y por inducción
electromagnética se genera una sobrecorriente.

Las descargas directas o sea el paso de la corriente de rayo a través del


sistema originan básicamente tres efectos:
a) Electroquímicos: los objetos atravesados por la descarga pueden sufrir profundas
alteraciones y descomposiciones en sus materiales.
b) Electrodinámicos: A su paso la corriente de la descarga origina un intenso campo
magnético que induce corriente en las partes metálicas próximas produciendo
alteraciones en las aislaciones o en la forma de las canalizaciones.
c) Térmicos: es el más importante por el calor que puede desarrollar dando lugar a la
fusión del material.

Las ondas de tensión o de corriente de una descarga atmosférica son similares


en su forma. Los valores de las corriente de rayo pudieron hallarse por análisis del
campo magnético inducido y sus límites son:

Valor máximo de corriente: 200 KA


Valor máximo de tensión: 600 KV
Velocidad de frente de onda: 50 KA/µS
Duración del frente de onda: 1 µS
Duración de la cola de la onda:100 µS

Figura 1

Como se observa el frente de onda es muy escarpado por lo que se debe tener
en cuenta la impedancia de los conductores de bajada y puesta a tierra. La duración
del frente de onda T1 se considera desde que la corriente del rayo pasa del 10 al 90 %
del valor de cresta. El gradiente del frente de onda está dado por la relación entre la
corriente del 10 al 90 % y la duración del frente de onda. La duración de la cola de la
onda T2 está medida desde el origen convencional hasta el valor final del 50 % de la
cresta descendente. La relación T1/T2 define la forma de la onda. Según estudios
recientes realizados en Europa y Australia la onda del rayo tiene una forma 10/350 µS.

Según estadísticas se calcula que caen diariamente unos 8 millones de rayos y


que la actividad ceráunica es máxima en el ecuador, disminuyendo hacia los polos.
Cada año los rayos son responsables de la muerte de cientos de personas, severas
lesiones a otras tantas y millones de dólares en daños a las propiedades, únicamente
en los Estados Unidos.

Un estudio realizado en Alemania con las compañías aseguradoras, arrojó


como resultado que el mayor resarcimiento económico que las mismas deben
cumplimentar se debe a daños producidos por descargas atmosféricas y
sobretensiones.

Agua Varios
18% Sobretensión
4%
29%
Fuego
3%

Descuido Robo
28% 18%

Figura 2

Protecciones contra Rayos y Sobretensiones.

El comercio, la industria, las empresas estatales y municipales y también las


economías domésticas dependen cada vez en mayor medida de aparatos electrónicos
y de sistemas técnicos de información.

Los fallos en este tipo de instalaciones tan sensibles, se deben, con mucha
frecuencia, a descargas electrostáticas, a sobretensiones por conmutaciones o a
sobretensiones derivadas de las descargas de rayos. En particular los daños causados
por sobretensiones producidas durante las tormentas han puesto de manifiesto
durante los últimos años que, instalaciones electrónicas situadas hasta 1,5 Km de
distancia del punto de descarga de un rayo están expuestas al peligro de campos
magnéticos y a sobretensiones en los conductores.

Fallas y caidas en sistemas informaticos pueden tener consecuencias


dramáticas pudiendo llevar incluso a la quiebra a las empresas afectadas. Según
investigaciones efectuadas por la asociación de responsabilidades civiles de la
industria alemana, un 40 % de las empresas que han tenido que soportar las
consecuencias de una caida total del sistema informático no pueden sobrevivir.

Sin embargo el estado actual de las técnicas permite ofrecer una protección
efectiva de las instalaciones frente a las repercuciones y consecuencias de descargas
de rayos y de sobretensiones.

Esta convicción ha llevado en los últimos años al desarrollo de normas


internacionales de protección contra rayos, como:

• IEC 1024-1, Protección de estructuras contra rayos.


• IEC 1312, Proteción contra impulsos electromagnéticos del rayo.
• DIN VDE 0185, parte 100, Protección de edificios, principios generales.
• Din VDE 0185, parte 102, Protección de edificios, principios generales,
directrices de aplicación.
• DIN VDE 0185, parte 103, Protección contra impulsos electromagnéticos de
rayos (LEM), principios generales.
• IRAM 2184-1, Protección de estructuras contra descargas atmosféricas.

Esta última es la que tomaremos como guía para el presente estudio.

Desde que Franklin probara el carácter eléctrico del rayo, se ha puesto mucha
imaginación y estudio para resolver el problema de preservar vidas y bienes materiales
de sus destructivos efectos.

Ya se ha dejado establecido que todos los efectos destructivos del rayo se


relacionan con los fenómenos asociados a sus poderosas corrientes pulsantes. Por lo
tanto, todo sistema de protección debe apuntar a sacar lo que se quiere proteger de su
camino y ello es, lo que hacen o tratan de hacer los diferentes sistemas desarrollados.

La primera idea que se le ocurrió a Franklin es la de crear un punto que sea el


más adecuado para que se produzca el salto de la corriente de retorno y desde allí
manejar dicha corriente en su camino a tierra. Fué así que ideó el colocar en el punto
más elevado del edificio a proteger, una varilla de hierro “aguzada como aguja” y
conectarla a tierra por medio de un conductor metálico. Aparecen por primera vez, los
tres elementos básicos de un sistema de pararrayos: la punta captora, la bajada y la
toma de tierra.

Este conjunto, que en épocas de Franklin formaba todo el sistema de


protección, ha sido completado con la evolución de la técnica con sistemas de
dispositivos accesorios, pues demostró ser insuficiente. Hoy reservamos para él el
nombre de protección primaria o exterior y para el conjunto de los segundos el de
protección secundaria o interior. Esta última denominación no quiere expresar que el
segundo subsistema es de menor importancia ya que el sistema no funciona con la
seguridad que debe proporcionar si no es completo, sino que constituye la segunda
línea de este.

Algunos investigadores han elaborado un plan que contempla seis puntos de


protección a saber:

1. Capturar el rayo sin producir daños.


2. Conducir el rayo hacia el sistema de puesta a tierra sin inconvenientes.
3. Disipar la energía en un sistema de puesta a tierra de baja impedancia.
4. Eliminar los lazos y retornos de tierra
5. Proteger los equipos contra las sobretensiones de las líneas de energía.
6. Proteger los equipos contra los transitorios de las líneas de comunicaciones
y señales.

Protección externa contra rayos.

La tarea de la protección externa contra rayos consiste en evitar daños


producidos por incendio o daños producidos por destrucción mecánicas en un edificio
como consecuencia de una descarga de rayo. En la Norma IRAM 2184-1 se definen
las instalaciones de protección contra rayos en distintas clases de protección debido a
la diferente efectividad de las medidas.

Clases o Niveles de protección

Teniendo en cuenta la calidad o efectividad del sistema de protección que se


desea implementar se deben tener en cuenta distintos factores a saber:

- Dimensión y ubicación de la estructura.


- Clases de estructura.
- Densidad de rayos aceptada por la estructura Nc.

Con estos datos se calcula la frecuencia anual promedio de rayos

Nd = Ng . Ae

donde Ae es el area equivalente en una superficie plana de la estructura y Ng nos da la


cantidad de rayos por año y por Km cuadrado y responde a la siguiente ecuación:

Ng = 0,04 . td1,25 [ rayos a tierra / ( Km2 . año ) ]

Siendo td un valor que se obtiene de las curvas ceráunicas (figura 6).


Figura 3

Figura 4
Figura 5

Este valor de Nd es comparado con la cantidad de eventos críticos Nc, que está
en función de la clase de estructura y es proporcionado por una autoridad competente.
Si la frecuencia de rayos sobre la estructura Nd es menor o igual que la cantidad de
eventos críticos Nc no será necesario instalar un sistema de protección contra
descargas atmosféricas.

Es posible hallar la eficiencia y con ella los distintos niveles de protección


mediante la siguiente ecuación:

E = 1 – Nc / Nd

La que se representa en la figura 7.

Esto también se puede apreciar en la siguiente tabla.

Nivel de Protección Eficiencia E del spcr

I 0.98
II 0.95
III 0.90
IV 0.80

Tabla 1
Figura 7
Dispositivo captor

La probabilidad de que un rayo penetre en el espacio a proteger se reduce


considerablemente con la presencia de un dispositivo captor diseñado
adecuadamente.

Los sistemas captores pueden estar formados por cualquier combinación de los
elementos siguientes:

1. Varillas con punta captora.

1.a. Pararrayos Franklin o de punta. Pueden ser de bronce o acero inoxidable y las
puntas deben ser aguzadas para permitir una gran concentración de gradiente. Este
dispositivo no es el más conveniente, pues la punta incluso es un elemento e elevada
resistencia y se funde tras cada descarga. La cobertura de este tipo de pararrayos
alcanza un valor máximo de un semiángulo de 45 º dependiendo de la altura a la que
está instalado.

1.b. Pararrayos iónico. El pararrayos iónico está constituido por:

1.b.I. Una punta captora de cobre electrolítico o de acero inoxidable que


atraviesa el pararrayos, creando de esta forma un camino hacia tierra.

1.b.II. Electrodos superiores para la generación de chispas.

1.b.III. Un dispositivo eléctrico de cebado blindado en una caja protectora y


hermética.

El pararrayos iónico aprovecha la energía del campo ambiental que aumenta


en forma considerable a la proximidad de las tormentas, para alcanzar miles de voltios
por centímetro. Sus captores inferiores permiten almacenar la energía eléctrica dentro
del dispositivo de ionización. Cuando la descarga es inminente se observa un
repentino incremento del campo eléctrico local, que es detectado por el pararrayos.
Esta información permite activar el dispositivo eléctrico de cebado que libera la energía
acumulada a través de los electrodos superiores, provocando una ionización en la
parte superior del pararrayos..

La ionización a nivel de la punta se caracteriza por:

1.b.I. El dominio de disparo de iones: el dispositivo de cebado permite generar


iones en un lapso de tiempo muy corto. La precisión del sistema de activación asegura
su funcionamiento en el momento más crítico, vale decir en el instante inmediatamente
previo a la descarga principal.

1.b.II. La anticipación del trazado ascendente: por su acción va anticipando la


formación de un trazador ascendente, a partir de su punta, con respecto a cualquier
aspereza vecina. Es por lo tanto el punto de impacto privilegiado del rayo en la zona
protegida y el que suscita, en el momento oportuno, el camino preferencial del rayo.

Estos dispositivos tienen una serie de ventajas a saber: permite una mayor
cobertura ya que para igual altura que un pararrayos de punta, este tiene una
cobertura de 3 a 6 veces el anterior; funcionamiento totalmente autónomo; se activa
únicamente ante el riesgo inminente de la caída de un rayo; la cantidad de ionización
depende de la intensidad del rayo.

La emisión se incrementa en forma directamente proporcional al cuadrado de la


disminución de la distancia. A medida que el líder de pasos se acerca, se incrementa
la cantidad de iones producidos.

Los pararrayos iónicos no son recomendables para instalación sobre mástil de


más de 40 metros de altura por sobre el nivel de la estructura a proteger.

1.c. Pararrayos radiactivos. Mejora el funcionamiento de las puntas Franklin


deteriorando la rigidez dieléctrica del aire que lo circunda agregando radioisótopos
radiactivos en su inmediata cercanía. Estos isótopos (bromuro de radio), por la acción
de la radiactividad α ioniza fuertemente el aire que rodea la punta. En estas
condiciones el salto de la corriente de retorno es inducida por el rayo desde una mayor
distancia, lo que aumenta el radio de acción de la punta.

A diferencia del pararrayos iónico, la cantidad de ionización que produce es


constante y depende de la cantidad de isótopo radiactivo.

1.d. Pararrayos piezoeléctricos. Al igual que los pararrayos radiactivos tienen


generadores de iónes independientes de las condiciones atmosféricas.

La particularidad de los pararrayos activos (iónico, radioactivo y piezoeléctrico)


es la anticipación en la formación del líder ascendente. Esta se produce, más o
menos, en la mitad del tiempo en que la hace un pararrayos de punta. El líder
streamer comienza a recorrer antes el espacio que lo separa del descendente. Ya ha
recorrido una distancia que lo acercó al descendente, cuando los otros líderes, con
aquel originado en el captor Franklin, recién comienzan su desplazamiento. El tiempo
ganado se ha transformado en distancia ganada: la intercepción del líder descendente
por el ascendente se produce a mayor distancia del captor o, lo que es lo mismo, a
mayor altura. El cono de protección, cuyo vértice coincide con el extremo superior del
captor, también se ha elevado y cubrirá un radio enormemente mayor. Este mayor
radio depende del incremento de ionización por cm3.

2. Conductores tendidos captores.

Hay situaciones en que los pararrayos de punta no resultan prácticos ya que la


zona a proteger es extensa en longitud y angosta en ancho, tal el caso de las líneas
eléctricas. Para ello se dispone sobre el nivel de la línea eléctrica un conductor
conectado a tierra el que recibe el nombre de hilo de guardia. La descarga a tierra se
hace por medio de bajadas situadas a no mucha distancia una de otra. La cobertura
comprobada experimentalmente no excede un semiángulo de seguridad de 30 º.

Tiene la ventaja de su fácil instalación y su bajo costo.

Por otra parte cuando un rayo incide sobre un edificio sin proteger lo hace con
frecuencia sobre las aristas o sobre las esquinas, puntos de gran concentración de
gradientes eléctricos. Lo que se suele hacer es acompañar estas aristas con un hilo
perimetral puesto a tierra.
1. Mallas de conductores captores.

Como una extensión de los captores con conductores tendidos en edificios de


gran superficie o muy irregulares, se suele realizar tendidos de conductores paralelos
y transversales formando una red o malla, llamada vulgarmente Jaula de Faraday.

La distancia mínima entre la parte inferior de la catenaria de un captor


horizontal elevado y el plano a proteger será de 2 metros. Esta distancia se elevará a 4
metros cuando la zona sea de circulación de personas.

Método del ángulo de protección

Es posible determinar con bastante exactitud las zonas y ángulos de


protección, cuando se utilizan pararrayos de puntas.

Existen diversas fórmulas para el cálculo según la altura del pararrayos:

- para pararrayos de hasta 30 metros de altura total

rx = 1,6 ha / ( 1 + hx / h ) [m]

siendo:

h : altura total del pararrayos


hx: altura del objeto a proteger
ha: h – hx: altura activa del pararrayos
rx: radio de protección

Figura 8
A fin de facilitar algunas aproximaciones se tiene en cuenta el siguiente gráfico,
en el que se obtiene para distintas alturas de pararrayos, valores del radio de
protección en función de la relación hx / h.

Figura 9
El ángulo de protección es posible hallarlo de la relación entre el radio de
protección y la altura activa del pararrayos

Tg α = rx / ha

- si el pararrayos tiene una altura mayor de 30 metros se emplea la siguiente


expresión:

rx = 8,8 ha / [( 1 + hx / x ) h-1/2 ]

Cuando se tienen 2 pararrayos de puntas de igual altura la zona de protección


tiene una forma como la indicada en la figura

Figura 10

En la cual:

a: distancia entre los pararrayos.


2bx: ancho mínimo de la zona de protección a la altura hx.
rx: radio de protección de un solo pararrayos.
R: radio de un círculo que pasa por la cima de los pararrayos.

el punto O está a un nivel

para h <= 30 metros - - - - - - - - - - - - - - - - ( h – a / 7 )


para h > 30 metros - - - - - - - - - - - - - - - - - { [ h – a ( h ) ½ ] / 38,5 }

Para el espacio no común de protección de ambos pararrayos la determinación


de rx se realiza como si se tratara de un pararrayos aislado.

El ancho mínimo de la zona de protección a una altura hx entre 2 pararrayos de


altura h (menor de 30 metros) se determina gráficamente de las figuras

Figura 11

Figura 12
En el caso de pararrayos de altura mayor de 30 metros, se utilizan los gráficos
anteriores multiplicando las escalas de los ejes coordenados por el factor:

P = 5,5 / (h) ½

Es posible proteger una superficie por medio de 3 o 4 pararrayos de punta,


cuya cobertura se muestra en las figuras

Figura 13 Figura 14

donde bx, b’x y b”x el ancho de la zona de protección entre los pararrayos se
determinan según las curvas de las figuras anteriores.

La condición indispensable para proteger toda la superficie entre los pararrayos


es:

para h <= 30 m - - - - - - - - - - - - - - - - - - - D <= 8 . ha

para h > 30 m - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - D <= 8. Ha . 5,5 / ( h ) ½

siendo D el diámetro de un círculo que pasa por las 3 cimas de los pararrayos, o en el
caso de 4 pararrayos la diagonal del cuadrilátero.

Método de la Esfera Rodante

El método de la esfera rodante es utilizado para identificar los espacios


protegidos de partes o áreas, de estructuras que tienen una geometría compleja.
La distancia D entre el punto de impacto y el punto de unión de los lideres, es
conocido como distancia de impacto y es además el recorrido de longitud del líder
ascendente.

Por lo anterior, esto aparece como una esfera ficticia de radio D, y moviéndose
rígidamente con el extremo del líder descendente en su centro.

Figura 15

Considerando un pararrayos simple de altura h respecto a la superficie de


referencia (azotea, tierra plana, mástiles, etc.) se tienen tres posibilidades.

• Si le esfera entra en contacto con el pararrayos vertical (A’) solamente, el


pararrayos debe ser el punto de impacto.

• Si la esfera entra en contacto con la superficie de referencia y no con el


pararrayos, el punto de impacto debe ser la tierra (S).

• Si la esfera entra en contacto con ambos, el pararrayos y la superficie de


referencia al mismo tiempo, estos son dos posibles puntos de impacto: A’ y
C’, pero la descarga del rayo nunca deberá impactar sobre el área
sombreada.

Tabla 2
La distancia de impacto D está dada por la siguiente ecuación:

D = 10 . I 2/3 [ m ]

siendo I el pico de corriente de retorno del primer impacto en KA.

Método de mallas

Este método utiliza mallas de conductores como captores, instalados sobre la


superficie a proteger y solidariamente unidos. Requiere de varias bajadas para la
conducción de la corriente del rayo hacia tierra.

La separación de la trama entre los conductores captores varía según el nivel


de protección deseado.

Conductores de bajada.

Este elemento contituye la conexión entre el captor y la puesta a tierra. Por el


circula toda la corriente del rayo. En su forma más elemental está formado por un
conducto metálico que puede ser cable, alambre o planchuela.

El tema del material de contrucción de las bajadas ha sido motivo de polémicas


terminando por generalizarse el uso del cobre por ser resistente a la corrosión.
Trataremos de clarificar la importancia de la conductividad del material.

Cualquier conductor al paso de una corriente pulsante como la del rayo,


presenta una resistencia óhmica y una impedancia inductiva. Un simple cálculo
permite tener una idea de sus valores relativos. Consideraremos a modo de
comparación de materiales el cobre y el hierro. La resistencia óhmica específica del
cobre es 1,7.10-8 ohm.m. por m2 de sección y la del hierro es de 1,0.10-8 ohm.m por
m 2 de sección.

Si consideramos un cable de 50 mm2 de sección y 20 m de longitud, este tiene


por resistencia para el cobre:

R = 1,7.10-8 . 20 / ( 50 . 10-6 ) = 0,007 ohm

y para el hierro:

R = 1,0.10-8 . 20 / ( 50 . 10-6 ) = 0,04 ohm.

Si se tiene en cuenta que la corriente del rayo no es continua sino que tiene
una forma de onda pulsante y que el tiempo de crecimiento T1 es de 10 µS, el
conductor se comportará de manera diferente debido al efecto pelicular variando el
valor de su resistencia en aumento a la cual se denomina Resistencia de corriente
alterna Rca. Este fenómeno se verá luego al tratar el tema de las distintas secciones
de conductores.

El valor de la inductancia para materiales no magnéticos, como el cobre, está


dada por:
Lo = 0,00508 . l ( 2,303 . log ( 4 l / d ) - 0,75 ) mHy

Lo = 0,00508 . 787 ( 2,303 log ( 4 . 787 / 0,31 ) - 0,75 ) = 34 mHy

estando todas las longitudes en pulgadas.

Si el material es magnético como el hierro la fórmula a utilizar en este caso


tiene un nuevo parámetro que es la permeabilidad magnética m = 1,58.10-3 ( Tesla . m
/ Av ) = 0,062 ( Tesla . pulg / Av ):

L = 0,00508 . l ( 2,303 . log ( 4 . l / d ) - 1 + m / 4 ) µHy

L = 0,00508 . 787 ( 2,303 log ( 4. 787 / 0,31 ) - 1 + 0,062 / 4 ) = 33 µHy

Si pensamos que este conductor es recorrido por un rayo con un valor


promedio de corriente de rayo de 30.000 Amperes tendremos una elevación de
tensión dada por:

tensión en la resistencia óhmica

Er = I . R = 30.000 . 0,0007 = 210 Volts

para el cobre y para el hierro

Er = 30.000 . 0,04 = 1.200 Volts

tensión en la impedancia (considerando que el tiempo de crecimiento de la corriente


del rayo T1 es de 10 µS)

El = I . Xl = I. 2 . π . f . L = I . 2 . π . L / t =

= 30.000 . 2 . π . 33.10-6 / 10.10-6 = 622 Kvolts.

La comparación entre estos dos valores nos nuestra que carece, para la misma
elección de bajada, de importancia el material del que está construido siempre que sea
metálico, aún en el caso del hierro que, al ser magnético, se satura al paso del pulso,
reduciendo la sección con respecto a la resistencia óhmica.

Lo anterior nos lleva a la conclusión de que es inútil el pretender aislar las


tensiones del rayo. La única defensa que disponemos contra las enormes
sobretensiones que genera es el cortocircuito.

El valor de El calculado es para la impedancia pura de un conductor recto.


Demás está decir que cada curva que se agregue a la bajada aumentará la
impedancia y con ello la tensión generada. La Norma IRAM 2184-1 establece que
deben evitarse la formación de bucles. Si esto no es posible, la distancia “ S “ medida
entre dos puntos del conductor y la longitud “ l “ del conductor entre estos dos puntos
deberán cumplimentar con lo siguiente:

S >= d
d = Ki . Kc . l / Km [m]

Figura 16

siendo: Ki = un coeficiente que depende del nivel de protección elegido para el sistema
de protección contra rayos

Nivel de protección Ki

I 0.1

II 0.075

III y IV 0.05

Tabla 3

l = longitud de la bajada desde el punto en que se tiene en cuenta la


proximidad hasta el punto de conexión equipotencial más próximo

Kc = un coeficiente que depende de la configuración dimensional


Figura 17

Figura 18
Figura 19

Km = es un coeficiente que depende del material separador

Material Km

Aire 1

Sólido 0.5

Tabla 4

Para el caso de varias bajadas no muy cercanas unas de otras, la corriente se


divide entre todas y por ello la tensión disminuye. Por este motivo la Norma IRAM
2184-1 prescribe por lo menos dos bajadas diametralmente opuestas para el
pararrayos.

Para el caso de sistemas de protección contra rayos aislados de la estructura a


proteger, si el dispositivo captor está formado por varillas colocadas sobre mástiles
separados (o sobre un solo mástil), se necesitará al menos una bajada por cada
mástil. Si los mástiles son metálicos o existe una armadura de acero interconectada,
no es necesaria una bajada suplementaria.
Si el captor forma una red de mallas de conductores, se necesitará al menos
una bajada por cada estructura de apoyo.

Si el sistema de protección contra rayos no está aislado de la estructura a


proteger, las bajadas se repartirán a lo largo del perímetro del espacio a proteger, de
forma que su separación media no sea mayor que los valores que figura en la
siguiente tabla:

Nivel de protección Distancia media (m)

I 10

II 15

III 20

IV 25

Tabla 5

Preferentemente, las bajadas se distribuirán de manera uniforme a lo largo del


perímetro y en la medida de lo posible, cerca de los diferentes ángulos de la
estructura.

Estas bajadas se interconectarán mediante conductores anulares horizontales


cerca del nivel del suelo y por anillos adicionales cada 20 m de altura.

Un caso particular lo presentan los edificios con estructuras metálicas o de


hormigón armado. Estos representan el mejor método para distribuir la corriente del
rayo entre muchos caminos paralelos. Las barras de refuerzo deben estar
eléctricamente conectadas entre ellas por medio de grampas, soldaduras o alambre de
atar. Según experiencias realizadas sobre más de 1.000 probetas demostraron que
dos vueltas de alambre de atar, uniendo dos hierros superpuestos en el doble de su
diámetro soportan, embebidos en el hormigón armado, perfectamente el impacto del
rayo.

En el caso del uso de estructuras metálicas o de hormigón armado como


bajadas, además de justificaciones económicas tiene su razón de ser en la seguridad,
ya que si se toma adecuadamente el terminal aéreo, todo el edificio actúa como un
conductor de enorme sección con la consiguiente disminución de la impedancia, y con
ello, de la tensión producida. Además todo lo contenido en el edificio está en una
verdadera Jaula de Faraday. Esto es particularmente beneficioso para equipos
altamente sensibles como los electrónicos.
Las estructuras premoldeadas carecen de continuidad eléctrica entre las
estructuras metálicas de distintos componentes.

Tipos de conductores de bajada.

Los tipos de conductores de bajada más comunes en cuanto a sus materiales


son el cobre puro y el acero revestido de una película de cobre. Teniendo en cuenta
las formas de los conductores los hay se sección circular como alambre o cable,
sección rectángular en forma de cinta o planchuela o de sección anular como tubos.

Se realizará un análisis de como se comportan las resistencias e inductancias


según las distintas secciones de los conductores de bajada, frente a corrientes de alta
frecuencia o gran dI/dt como las corrientes de rayo.

Al circular por el conductor una corriente pulsante con un valor de dI/dt alto, las
pérdidas de potencia aumentan, comparadas con las generadas por la circulación del
mismo valor de corriente pero de continua. Esto se debe a varios factores, siendo el
principal el efecto pelicular o Skin.

En altas frecuencias la corriente que circula por un conductor no está


uniformemente distribuida en la sección transversal, sino que tiende a concentrarse
cerca de la superficie. Este es el llamado efecto pelicular y es el resultado de la acción
de las líneas de flujo no magnético que no rodean uniformemente al conductor.

Seguiremos considerando el ejemplo, al que agregaremos que el tiempo de


crecimiento de la onda del rayo es de 10 µS. La resistencia de corriente continua toma
el valor de:

R=ρ.l/S

para un conductor de sección circular, la resistencia a la corriente alterna se


obtiene mediante la figura 19, donde:

x = ( 8 . π. µ . f / ( r . 109 ) )1/2

siendo µ: permeabilidad del conductor [ tesla . pulg / Av ]


f: frecuencia [ Hz ]
R: resistencia para corriente contínua para 1 cm de conductor [ Ohm ]

Para el hierro:

x = ( 8. π . 0,062 . 100.103 / ( 2.10-5 . 109 ) )1/2 = 2,8

Rca / Rcc = 1,3

Rca = 1,3 . Rcc = 1,3 . 0,04 = 0,052 ohm


Figura 20

Para el cobre la formula anterior se simplifica, quedando:

x = 0,271 . d . ( f )1/2

siendo d: diámetro en milésimas de pulgadas


f: frecuencia (Hz)

x = 0,271 . 0,31.103 ( 0,1 )1/2 = 26,5

Rca / Rcc = 9,5

Rca = 9,5 . Rcc = 9,5 . 0,007 = 0, 066 ohm.

La inductancia a baja frecuencia para el cobre está dada por la fórmula


siguiente:

Lo = 0,0058 . l . ( 2,303 . log ( 4 . l / d ) - 0,75 ) = 34 µHy

y para materiales magnéticos, se tiene:

Lo = 0,0058 . l . ( 2,303 . log ( 4 . l / d ) - 1 + µ / 4 ) = 33 µHy

Al aumentar la frecuencia estas ecuaciones sufren una modificación, tomando la


forma:

L = 0,0058 . l . ( 2,303 . log (4 . l / d ) - 1 + µ / δ )


donde δ es un factor que tiene en cuenta el efecto pelicular y se obtiene del siguiente
ábaco:

Figura 21

Para nuestro ejemplo:

δ = 0,025
L = 32,89 µHy para el hierro y
L = 32,99 µHy para el cobre.

Si ahora el conductor de bajada es una cinta de 50 mm de ancho y 1 mm de


espesor (sección 50 mm2), es posible obtener su resistencia a corrientes alternas
utilizando la siguiente figura:
Figura 22

donde p = ( 8 . π . f ( ( R . 109 ) )1/2

siendo f: frecuencia [ Hz ]
R: resistencia en corriente contínua por cm de longitud

p = 2,8

Rca / Rcc = 1,2

Rca = 1,2 . Rcc = 1,2 . 0,007 = 0,0084 ohm.

La inductancia a bajas frecuencia de una barra rectangular recta de longitud l,


ancho b y espesor c, en pulgadas, es:

Lo = 0,0058 . l . ( 2,303 . log ( 2 . l / ( b + c ) ) + 0,5 + 0,2235 . ( b + c ) / l ) µHy

Lo = 0,0058 . 787 . ( 2,303 . log ( 2. 787 / ( 1,96 + 0,039 ) + 0,5 + 0,2235 .

( 1,96 + 0,039 ) / 787 = 28,66 µHy

Puesta a tierra

Sabemos ya que los iones necesarios para formar la corriente de retorno son
extraidas de la tierra por el sistema, por medio de lo que se llama dispersor de tierra.
Ocurre que, aún en las más óptimas condiciones de construcción la toma de
tierra tiene una resistencia de valor finito que, al ser recorrida por la corriente, produce
tensiones. Todas las normas sobre instalación de pararrayos, tratan de disminuir los
riesgos derivados de estas tensiones, limitan el valor permitido a la resistencia de
tierra, limitación que va desde un mínimo de 2 ohm del código holandes, hasta un
máximo de 30 ohm del sudafricano. Nuestra Norma IRAM 2184-1, siguiendo el código
inglés, permite hasta un máximo de 10 ohm.

El factor principal para la utilización de un sistema de toma de tierra es la


resistividad del suelo en la región considerada. Tal resistividad depende
escencialmente de factores comunes a vastas regiones, pero ciertas particularidades
locales pueden inducir a elegir ciertos puntos para el establecimiento de sistemas de
tomas de tierra, por su resistividad de tierra más favorable.

Aún así es difícil conseguir los valores de resistencia deseables en numerosos


puntos del globo terráqueo donde el suelo está constituido por una delgada capa de
roca o de arena, o donde las precipitaciones son poco abundantes o están
concentradas en cortos períodos. Cuando hay cierta libertad en la elección del
emplazamiento, se pueden aprovechar las variaciones locales de la resistividad para
establecer un sistema de tomas de tierra de resistividad suficientemente reducidas.

La resistividad de la tierra depende sobre todo del tamaño de las partículas que
la componen, de la proporción de materiales solubles y de su grado de humedad. El
suelo se compone principalmente de óxidos de silicio y de aluminio que son buenos
aislantes. La presencia de sales en estos óxidos reducen la resistividad. En la tabla 6
se dan valores representativos de la resistividad para diferentes tipos de suelo.

La resistividad se debe por una parte al proceso electrolítico y por otra, a la


resistencia de contacto entre un gran número de finas partículas. Si el contenido de
agua o de sales es elevado, el fenómeno predominante será probablemente el
proceso electrolítico; en cambio, si el proceso es seco, los factores escenciales serán
el tamaño de las partículas y el volumen del aire retenido en sus insterticios. El tamaño
del grano, su distribución y la compactación, son también factores influyentes, dado
que controlan el modo en que la humedad se mantiene en el suelo.

Como se vió más arriba la resistividad del terreno está en función de la


profundidad, la humedad y la temperatura del suelo. La variación con respecto a los
parámetros mencionados puede observarse en las figuras 23.
(a)

(b)

(c) Figuras 23 a, b y c
La resistividad del terreno se expresa en ohm.metro y representa la resistividad
eléctrica de un cubo de tierra de 1 m de lado. La resistencia eléctrica total de una
instalación de puesta a tierra es la suma de las tres resistencias a saber:

a) Resistencia óhmica de los conductores que constituyen la instalación de


puesta a tierra
b) Resistencia de contacto entre el sistema de electrodos de puesta a tierra y
el suelo circundante
c) Resistencia del suelo que rodea al sistema de electrodos de puesta a tierra
(resistencia de dispersión).

La difusión de la corriente queda determinada por la resistencia de dispersión y


el hiperboloide de revolución de la tensión. Esto es, las corrientes tienden a penetrar
más profundamente en el suelo cuanto más elevada es la conductividad del mismo, y
por el contrario flotan hacia la superficie a medida que la frecuencia es más alta.

Los filetes de corriente del rayo por el suelo se expanden radialmente desde la
toma de tierra y se extienden a una gran distancia respecto de las dimensiones de ella
en todas las direcciones. También puede deslizarse por otra red de tierra más o
menos alejada como sucede en el caso de la medición del valor de la resistencia de
una puesta a tierra.

En este caso, se originan efectos tales como la aparición de potenciales en


torno a la red de tierra. Este razonamiento se efectúa con el electrodo más simple y
cómodo que es la semiesfera, el mismo se entierra en la superficie de un terreno
homogéneo de resistividad ρ.

Los filetes de corriente se distribuyen determinando superficies equipotenciales


que serán semiesferas concéntricas con las del electrodo y cuyas intersecciones con
la superficie del suelo, tendrá forma circular como muestra la figura

Figura 24

Si el valor de la corriente del rayo es I, la densidad de corriente J a una


distancia x (en metros) del centro será:
J = I / S = I / ( 2 . π . x2 ) [A / m2]

El valor del campo eléctrico E (o gradiente de potencial G) que se hará


presente en ese lugar estará dado por:

E = G = dU / dx = ρ . J = ρ . I / ( 2 . π . x2 ) [ V / m ]

De manera tal que, la diferencia de potencial entre el electrodo de radio r y el


punto considerado Ur-x será:

Ur-x = ∫
r e. dx = ( ρ. I / 2 . π ) .( 1 / r – 1 / x )

El potencial absoluto del electrodo con respecto a un punto de referencia


infinitamente alejado tendrá por expresión

Ur-x = 0,16 . ρ . I / r

Análogamente, para cualquier punto a una distancia x del centro de electrodo,


podrá escribirse que el potencial absoluto es:

Ux = 0,16 . ρ . I / x

De manera que para la corriente de rayo y un terreno determinado, varía inversamente


proporcional a su distancia del centro del electrodo, obviamente con independencia del
radio de este, siendo la curva que representa su variación, una hipérbola como se
observa en la siguiente figura

Figura 25

En la figura anterior se puede apreciar que el valor de la tensión absoluta del


electrodo se reduce a la mitad para puntos que disten de la periferia del mismo una
longitud igual al radio.
La resistencia que posee el electrodo semiesférico, se puede hallar como la
relación de su potencial absoluto y la intensidad que lo recorre.

R = Ur-x / I = 0,16 . ρ / r = ρ . I / ( 2 . π . r . I )

Por consiguiente, la resistencia del electrodo es igual a la resistividad del


terreno, dividido por el perímetro de la semiesfera, observándose que la resistencia
varía directamente con la resistividad del terreno y con la inversa del radio del
electrodo, por lo tanto la expresión anterior puede combinarse a:

R = ρ / ( 2 . π . r ) = ( ρ/ π ) . [ ( r / 2 ) / r2 ]

La que permite afirmar que “la resistencia opuesta por un suelo homogéneo a la
circulación de la corriente por un electrodo semiesférico, es igual a la de un elemento
cilíndrico del terreno con igual sección que la diametral del electrodo, pero con una
longitud o altura igual a la mitad del radio”.

Sin embargo, prácticamente los electrodos semiesféricos apenas se emplean,


ya que su forma corta produce una mala utilización del metal y es preferible hacer que
este tenga una zona de contacto mucho más grande con el terreno.

Las superficies equipotenciales evolucionan con el alejamiento del electrodo


adoptando una forma más parecida al electrodo cuando más cerca este de él. Para
electrodos de forma irregular, las mencionadas superficies tenderán siempre a
acercarse a la que representa la semiesfera, esto a medida que más nos alejamos del
electrodo, como se puede ver en la siguiente figura:

Figura 26
Por lo tanto, “a una distancia que sea un poco grande respecto de las
dimensiones del electrodo (2 ó 3 veces su máxima dimensión), el potencial absoluto y
el gradiente no dependerán ni de la forma ni de las dimensiones de este”.

Tipos de electrodos de tierra

Electrodos de tierra instalados en zanja.

Estos electrodos, consisten en conductores enterrados horizontalmente a una


profundidad mínima de 0,5 m. Tales electrodos hacen intervenir un gran volumen de
terreno. Cuando se conoce la resistividad del suelo se puede determinar el largo de
conductor necesario para obtener una determinada resistencia de difusión a tierra.

La resistencia de dispersión a tierra de un conductor de diámetro d y longitud L,


enterrado a una profundidad h en un suelo de resistividad ρ, puede calcularse de la
siguiente manera:

R=C.2.ρ/L

Donde C se toma de la siguiente figura:

Figura 27

En el caso de utilizar cintas o planchuelas se debe reemplazar el diámetro d


por la mitad del ancho.

Si es necesario utilizar un conductor de gran longitud, puede ser preferible


sustituirlo por varios conductores más cortos dispuestos en estrella, por las siguientes
razones:

• La resistencia ómhica propia de un solo conductor de gran longitud puede


ser considerable.
• Frecuentemente es más fácil enterrar varios conductores de pequeña
longitud que uno solo más largo.
• La impedancia de impulso de dos o más conductores radiales es menor que
la de uno solo.

Sin embargo cualquiera de las disposiciones en estrella varían el valor de la


resistencia, según lo muestra la siguiente tabla:

Disposición Descripción Resistencia de dispersión a


tierra

L
Conductor rectilíneo R (*)
horizontal

L/2 Angulo recto R + ( 3 R / 100 )

L/3
Estrella de tres puntas R + ( 6 R / 100 )

Estrella de cuatro puntas R + ( 12 R / 100 )

Estrella de seis puntas R + ( 42 R / 100 )

Estrella de ocho puntas R + ( 65 R / 100 )

Tabla 7

Jabalinas instaladas verticalmente.

Las jabalinas hincadas verticalmente constituyen un tipo conveniente de


electrodo de puesta a tierra y de ser cortas son relativamente fáciles de instalar.
Cuando se trata de jabalinas cortas, es poco frecuente que una sola
proporcione una resistencia suficientemente baja; por consiguiente conviene utilizar
varias jabalinas interconectadas.

Si es necesario enterrar varias jabalinas en paralelo para lograr menores


resistencias de puesta a tierra, hay que tener en cuenta la naturaleza del sistema de
electrodos de puesta a tierra y su disposición, incluyendo los conectores. Comparados
con otros tipos de electrodos de puesta a tierra, las jabalinas tienen las ventajas
siguientes:

• Exigen menores trabajos de instalación.


• Como la resistividad del suelo mejora con la profundidad, pueden
introducirse hasta una profundidad tal que se reduzca mucho la resistencia
de dispersión.
• Las posibilidades de variación de la resistencia de puesta a tierra debido a
temperatura y humedad son menores a mayor profundidad frente a las
capas superficiales.
• Para un mejor aprovechamiento de capas poco profundas con
resistividades bajas, pueden introducirse oblicuamente varias jabalinas en
un mismo lugar y conectarlas en paralelo.
• Permite una fácil realización de tratamientos químicos.
• Si el suelo está recubierto por pavimento u hormigón es posible realizar un
pequeño agujero para introducir la jabalina en él.

La resistencia a tierra de la jabalina puede calcularse con suficiente exactitud


aplicando las fórmulas siguientes, en función de la relación L/d, donde L es el
largo, d el diámetro exterior y ρ la resistividad del suelo

R = 0,75 . ρ / L si 25 <= L/d <= 100

R=ρ/L si 100 <= L/d <= 600

R = 1,2 ρ / L si 600 <= L/d <= 3000

En caso que la jabalina no sea de sección circular, se sustituirá el diámetro por


el valor de la dimensión mayor de la sección.

Cuando la parte inferior de la jabalina alcanza una capa cuya resistividad es


menor que la de la capa superior, en el cálculo de la resistencia a tierra, se puede
considerar esta casi como la longitud eficaz del electrodo.

Como la jabalinas de gran longitud suelen atravesar capas de distinta


resistividad, se recomienda medir la resistencia de la puesta a tierra durante su
colocación, comparando los valores medidos con los calculados previamente, hasta
alcanzar el valor deseado.

Cuando se conectan varias jabalinas en paralelo se observa que la resistencia


a tierra del conjunto es mayor que el valor teórico calculado como un simple paralelo
de las resistencias de cada una de ellas. Esto se debe a la influencia de los campos
eléctricos de las corrientes de cada una de las jabalinas. El aumento depende de las
distancias entre jabalinas y del número de ellas. El empleo de conductores desnudos
enterrados para la interconexión, puede disminuir el valor de la resistencia de puesta a
tierra total.

La siguiente figura da una idea del aumento de la resistencia a tierra con


respecto al valor teórico:

Figura 28

El efecto de la reducción de la resistencia a tierra de jabalinas puestas en


paralelo puede verse en la siguiente tabla:

N° de jabalinas en 2 3 4 5 6 7 8 9 10
paralelo ( n )

K 0.57 0.42 0.33 0.27 0.24 0.21 0.19 0.17 0.15

Tabla 8

Materiales y secciones mínimas de los electrodos de tierra anteriormente mencionados


El material más apropiado para la construcción de la toma de tierra es el cobre
que resiste muy bien a la corrosión. Otro material es el acero revestido de cobre. El
acero también puede revestirse con una capa gruesa de cinc para evitar su corrosión.

La conductividad del cobre, mucho mayor que la del acero hace que su empleo
sea indicado en el caso de electrodos de gran longitud, a fin de que sea baja la parte
de la resistencia de puesta a tierra que depende de la resistencia eléctrica propia del
electrodo.

Dada la rigidez mecánica necesaria y la capacidad de descarga de corriente a


través de los electrodos de tierra se recomiendan los siguientes valores mínimos:

a. Electrodos instalados en zanjas

a.1. Electrodos de cobre

• Cable de 35 mm2 (diámetro mínimo del alambre 1,8 mm)


• Fleje y pletina de 50 mm 2

a.2. Electrodos de acero recubiertos de cobre

• Alambre de 35 mm2
• Cable de 35 mm2 (diámetro nominal mínimo del alambre = 2,52 mm)

a.3. Electrodos de acero cincado

• Fleje o pletina de 100 mm2 (espesor mínimo = 3 mm)


• Barra redonda de 78 mm2

b. Jabalinas enterradas verticalmente

b.1. Jabalinas de cobre

• Barra redonda de 35 mm2


• Caño de 113 mm 2 de espesor mínimo = 2 mm2 y diámetro exterior de 20
mm

b.2. Jabalina de acero recubierta de cobre

• Jabalina redonda de 64 mm2


• Jabalina JL10 x ... (según IRAM 2309)

b.3. Jabalina de acero cincado

• Jabalina redonda de 165 mm2


• Jabalina JL16 x ... y JA16 x ... (según IRAM 2310)
• Jabalina perfil L de 50 mm x 5 mm

Electrodo de tierra de cimientos.


En la década del 60, Uffer comenzó a investigar la posibilidad de usar las
fundaciones de los edificios con estructura de hormigón armado como tomas de tierra.
Otros investigadores comprobaron el excelente comportamiento de estos electrodos
desde el punto de vista de los pulsos de rayos. Una comparación realizada entre este
tipo de electrodo y jabalinas hincadas arrojó resultados ventajosos desde muchos
puntos de vista para los electrodos Uffer.

El resultado ampliamente aceptado hoy, es que los electrodos Uffer son


totalmente satisfactorios como tomas de tierra para todo uso.

Para el caso de pararrayos ofrece la ventaja muy importante desde el punto de


vista de la seguridad, ya que al dispersar la corriente sobre una gran superficie elimina
el peligro del gradiente de paso y de la tensión de contacto.

Estos electrodos, cuando tienen extensiones suficientes dan resistencia de


tierra muy bajas siendo una excelente solución para casos de suelos de muy alta
resistividad.

A continuación se mencionan algunos aspectos constructivos que deben


cumplirse en la realización de las zapatas Uffer a fin de asegurar la continuidad
eléctrica de las armaduras de acero interiores a las estructuras de hormigón armado:

• Aproximadamente de 50 % de las interconexiones mecánicas de los hierros


están soldadas o firmemente atadas.
• Los hierros verticales están soldados o bien empalmados por superposición
o yuxtaposición de una longitud mínima de 20 diámetros y están firmemente
atados.
• Se establezca y asegura que entre las armaduras de acero de los distintos
elementos de hormigón prefabricados haya continuidad eléctrica y también
con los correspondientes elementos de hormigón prefabricados
adyacentes.
• En el caso de hormigón pretensado se debe tener en cuenta el riesgo de
los efectos mecánicos admisibles debido a la corriente de descarga
atmosférica.

Figura 29
Electrodos en forma de placas.

Enterrados a profundidades comprendidas entre 1 y 4 metros. Se trata de


electrodos hoy prácticamente en desuso por ser la forma más antieconómica de
puesta a tierra y por haber sido superados por los electrodos señalados anteriormente.

Si la profundidad de enterramiento es muy grande respecto al diámetro de la


placa la resistencia de tierra vale:

R=ρ/(4.d) para placa circular

R = ρ / ( 4 . 1,128 . b ) = ρ / ( 4,5 . b ) considerando d = 1,128 . b,

para placa cuadrada.

Este tipo de dispersor se usa cuando el nivel de la napa subterránea es poco


profundo y en todos los casos inferior a 2 o 3 metros. Se hacen con chapas de hierro
galvanizadas de 5 mm de espesor y superficie mínima de 1 m 2 considerando ambas
caras.

Presentan la ventaja de su gran superficie de contacto con la tierra y se puede


recurrir a su empleo cuando a poca profundidad aparecen estratos de mucha dureza y
no es conveniente o posible el uso de jabalina hincadas.

Mejoramiento de las puestas de tierra mediante componentes químicos

Desde hace tiempo se utilizan diversos métodos para disminuir la resistividad


del suelo en las inmediaciones del sistema de electrodos: utilización de coque,
escorias de hierro y polvos metálicos, riego de las zonas que rodean a los electrodos
con diversos electrolitos (por ejemplo: cloruro de sodio, sulfato de magnesio o sulfato
de cobre). Se utiliza bentonita de baja resistividad obtenida mezclando bentonita
pulverizada con agua, sales y otros componentes.

Antes de aplicar cualquier tratamiento químico se debe verificar que no


ocasione un efecto perjudicial al material del electrodo (corrosión, falso contacto, etc.).
Por ejemplo, el cloruro de sodio, si bien es el más fácil de conseguir, es también uno
de los productos que más corroe al electrodo, en especial si este es de acero cincado.

El tratamiento químico es efectivo únicamente en terrenos de muy alta


resistividad y se realiza únicamente en aquellos casos en los que no se puede
disminuir la resistencia por los medios normales (electrodos en paralelo, profundos,
etc.) ya que la efectividad del tratamiento disminuye con el tiempo, por el lavado
paulatino del terreno.

En la actualidad existen comercialmente kits para puestas a tierra conteniendo


electrodos especiales los cuales poseen en su interior compuestos químicos que son
vertidos hacia el suelo a través de pequeños orificios a lo largo del tiempo.
Figura 30

Otros, además contienen compuestos químicos para colocar en el exterior del


electrodo en contacto con el suelo. Lo que se logra con estos elementos es una menor
resistencia de puesta a tierra y perdurable con el tiempo.

Estos kits están garantizados para mantener la resistencia de la puesta a tierra


por aproximadamente 3 años sin mantenimiento.

Tipos de conexiones

En caso que se deban realizar conexiones o empalmes entre cables, o entre


cables y pararrayos o entre cables y electrodos de puesta a tierra, estas uniones
deberán estar fijadas firmemente para que las fuerzas electrodinámicas o las
solicitaciones mecánicas accidentales no hagan que los conductores se rompan o se
suelten.

El número de uniones a lo largo de un conductor se reducirá a un mínimo. Se


deberá asegurar la solidez de las uniones mediante compresión profunda, atornillados,
abulonados o soldados.

Las uniones mediante compresión profunda se realizan utilizando un manguito


de conexión al cual, luego de introducirle ambas puntas de los cables, se lo comprime
con herramienta especial.

Otro tipo de unión a realizar es por superposición de los conductores, los


cuales son fijados mediante grampas tipo peine o U.

El tipo de fijación más reciente es la soldadura cuproaluminotérmica. Esta


unión se realiza por aporte de cobre en estado de fusión que incide a una temperatura
superior a los 2000 ºC sobre la pieza a soldar. Esta colada de cobre fundido a altas
temperaturas se obtiene a partir de un proceso de reacción exotérmica que se genera
dentro de un molde de grafito apto para el tipo de unión a ejecutar.

Equipotencialización o ecualización de la puesta a tierra


Desde el punto de vista de las protección contra rayos, la mejor solución es un
único sistema de puesta a tierra integrado en la estructura y previsto para todos los
fines (por ejemplo: protección contra el rayo, protección de instalaciones eléctricas de
baja tensión e instalaciones de telecomunicaciones).

En caso de necesitar que alguna puesta a tierra funcione por razones


operativas separada del sistema de protección contra rayos pueden generarse
diferencias de potencial ante una descarga atmosférica, la que produciría serios daños
al equipamiento conectado a ella y al operador. Usualmente se recomienda conectar
entre esta puesta a tierra y la puesta a tierra del sistema de protección contra rayos un
dispositivo limitador de sobretensión que en condiciones normales de funcionamiento
opera como circuito abierto o de alta impedancia. Ante la presencia de una
sobretensión (bajo condiciones transitorias) que exceda su tensión de disparo o
cebado, el dispositivo cierra inmediatamente y los potenciales de tierra son
ecualizados protegiendo de esta forma los equipos y las personas.

Protección interna contra el rayo.

La protección interna contra rayos comprende una serie de medidas destinadas


a reducir los efectos eléctricos y magnéticos de la corriente del rayo dentro de la
instalación que se desea proteger.

Hasta ahora se ha hablado de tensiones generadas por la circulación de la


corriente del rayo, involucrando solamente las estructuras sometidas al impacto directo
del mismo. Se sabe ya que la influencia del rayo no se limita a estos casos debiendose
tener en cuenta sus efectos inductivos. Lineas aéreas de comunicaciones o de
electricidad, antenas de comunicaciones y aún las máquinas de los ascensores
situadas en los puntos prominentes de las azoteas de los edificios sufren la influencia
de estos campos por lo que su consideracion debe ser incluida en la protección
secundaria.

La equipotencialidad contituye un medio muy importante para reducir el riesgo


de incendio y de explosión y los riesgos de muerte por choque eléctrico en el espacio
a proteger.

Se consigue una equipotencialidad conectando al sistema de protección contra


rayos, la armadura metálica de la estructura, la instalación metálica, los elementos
conductores externos y las instalaciones eléctricas y de telecomunicación interiores al
espacio a proteger mediante conductores de equipotencialidad o limitadores de
sobretensión.

Las conexiones equipotenciales se deben realizar cerca del nivel del suelo. Los
conductores de la conexión equipotencial de los equipos (cable de tierra) deben
conectarse a una barra de conexión equipotencial, la que deberá conectarse al
sistema de tierra. Para grandes estructuras podrán montarse varias barras de
equipotencialización interconectadas entre ellas.

Para edificios de más de 20 metros de altura, la ecualización debe realizarse


cada 20 metros como máximo, ya que esta es una distancia suficiente para que la
bajada adquiera diferencias de potencial significativas con respecto al punto de
ecualización. Los conductores de bajadas deben interconectarse entre ellos con un
anillo perimetral externo al edificio. Las barras de equipotencialización deberán
conectarse a estos conductores anulares horizontales.

En caso de hacerse, por cualquier motivo, la bajada clásica en edificios con


estructura de hormigón debe ecualizarse la estructura de hierro del mismo, con igual
periodicidad a los efectos de evitar que la tensión rompa el hormigón.

Las conexiones de equipotencialización, salvo aquellas que serán recorridas


por la corriente del rayo (bajada y conductor de tierra) no requieren secciones muy
fuertes ya que por ellas circulará una parte insignificante de la corriente de descarga
del rayo o la corriente necesaria para saturar las capacidades distribuidas contra tierra.

Nivel de protección Materiales Sección transversal


(mm2)

Cu 6

Al 10
I al IV

Fe 16

Acero-Cobre 6

Tabla 9

Todos los cables y conductores entrantes y salientes, tanto de la red de


energía como de la red de información, se conectan indirectamente a la compensación
de potencial para protección contra rayos a través de descargadores de corriente de
rayo, tan cerca como sea posible del punto de penetración a la estructura.

En el caso de canalizaciones de agua o gas que contengan elementos


aislados, estos deberán estar puenteados mediante limitadores de sobretensiones.

En el caso de tratarse de un sistema de protección contra rayos aislado, se


realizará únicamente una conexión equipotencial a nivel del suelo.

Si por alguna razón no es posible colocar un conductor de conexión


equipotencial, la solución es implementar limitadores de sobretensiones.

Como se mencionó anteriormente una segunda opción en la implementación


de las protecciones secundarias son los limitadores de sobretensiones, los que
pueden utilizarse también como complemento de la equipotencialización. En el caso
de la caída de un rayo, se genera entre la bajada del pararrayos y el neutro de la
instalación eléctrica puesto a una tierra lejana en la central de generación, una
diferencia de potencial que no es soportada por la aislación de los cables de baja
tensión destruyendo la instalación eléctrica. Por tal motivo, las normas VDE
(alemanas) del grupo 100, primeras que se ocuparon del problema, prescriben la unión
del neutro a la tierra del pararrayos (primer paso en la unificación de tierras).

Pero ocurre que con esta disposición las fases quedan al potencial de tierra,
aproximadamente 200.000 voltios, más o menos 220 Volts tampoco soportable para la
aislación del cable. El problema se resuelve intercalando entre fases y neutro, o sea
fases y tierra, limitadores de sobretensiones que, cuando la diferencia de tensión
supera un cierto valor cortocircuite los conductores (protección por cortocircuito). Para
mantener la sistematización que separa la tierra de protección de la tierra de ejercicio
(neutro) se coloca un cuarto semiconductor entre ellas. Se ha variado un poco esta
disposición de la VDE para mantener el sistema TT vigente en nuestro país, de
protección contra el riesgo eléctrico por seccionamiento del neutro juntamente con las
fases, que no es el que rige en Alemania.

Además la susceptibilidad a las sobretensiones que tienen los equipos y


dispositivos electrónicos ha crecido en forma exponencial en las últimas décadas. Los
rayos, fuente de sobretensiones y de interferencias, constituyen un fenómeno de
muy alta tecnología; las descargas del rayo pueden liberar varios cientos de mega-
joules; sin embargo solo una fracción muy pequeña (en el rango de los deci o nano
joule) puede afectar a un dispositivo electrónico sensible. Por ejemplo la energía
disruptiva para circuitos integrados digitales y analógicos tiene valores de 10-9 y 10-8
joules respectivamente y el valor de la energía destructiva para ambos es de 10-6
joules.

El campo electromagnético del canal del rayo caído en un radio de 1,5 Km de


distancia de un edificio puede afectar a los equipos y dispositivos electrónicos
sensibles a las sobretensiones, instalados en su interior; si cae sobre el propio edificio
pueden correr el riesgo máximo si no poseen una protección adecuada contra las
sobretensiones. Ondas de sobretensiones, originadas en fenómenos atmosféricos
pueden penetrar a los edificios vía cables de energía, datos, telefónicos, etc.

De acuerdo a las tareas de protección que cumplen, según se trate de la red de


energía o de la red de información, los aparatos de protección se dividen en:

• Descargadores de corriente de rayo


• Descargadores de sobretensiones.

Los descargadores de corriente de rayo tienen que ser capaces de soportar, sin
destruirse, las corrientes de rayo, o por lo menos corrientes parciales de rayo
importantes.

La vía de chispas está compuesta por electrodos con material aislante situado
entre ellos, que tiene un efecto de apagado de los arcos voltaicos producidos, a través
del cual fluye la corriente de rayo y una corriente consecutiva de la red de energía. Se
han conseguido vías de chispas de capacidad de derivación de 100 KA (10/350) con
un nivel de protección bajo de 3,5 KV (1,2/50).
Los descargadores de sobretensiones, en cambio, están destinados
únicamente a la limitación de sobretensiones en corrientes de choque relativamente
pequeñas. El descargador de sobretensión, cronológicamente, debe:

• Soportar contínuamente la tensión entre línea y tierra del sistema.


• Reconocer la sobretensión.
• Entrar rápidamente en conducción.
• Derivar la corriente de descarga a tierra.
• Salir rápidamente de la conducción.
• Soportar contínuamente la tensión entre línea y tierra.
• Estar preparado para la próxima descarga.

Como elemento ideal de protección hay que citar el varistor de óxido metálico. Esta
resistencia dependiente de la tensión, se encuentra en permanente servicio y registra
incluso mínimas sobretensiones en dependencia del nivel de la corriente de choque.
Gracias a esta característica U/I se garantiza la activación del elemento de protección
en algunas milésimas de segundo. En la actualidad existen varistores con capacidad
de derivación de 15 KA (8/20). El elemento de protección tiene que ser capaz de
soportar veinte veces como mínimo esta capacidad de derivación sin destruirse ni
sufrir alteraciones de sus características.

Figura 31

El Concepto de protección coordinada.

En edificios con equipos y dispositivos electrónicos de gran volúmen y


extensión, hay que aplicar el concepto de zonas de protección contra rayos. Para ello
el edificio a proteger se divide en diferentes zonas de protección, teniendo en cuenta
también los aspectos de la compatibilidad electromagnética. Cada una de estas zonas
de protección orientadas a la compatibilidad electromagnética, se configura mediante
la protección externa contra rayos y el apantallamiento del edificio, de los locales y de
los aparatos, utilizando los componentes metálicos del edificio.

A la zona de campo (zona de protección contra rayos 0), en la que se producen


las descargas directas de rayo y donde se originan los campos electromagnéticos muy
elevados, siguen hacia el interior del edificio, otras zonas de protección con riesgo
decreciente. La zona de protección 1 es interior al edificio y está en contacto mutuo
con la zona 0. Dentro de la zona 1, es posible ubicar otra zona de mayor protección, la
2, que tiene la particularidad de estar encerrada por una jaula de Faraday
equipotencializada con el sistema de protección contra rayos. Existe una cuarta zona
de protección, denominada 3, que está confinada en el interior de la cobertura del
equipamiento a proteger.

Figura 32

Con el concepto de zonas de protección contra rayos, orientado a la


compatibilidad electromagnética, se definen, entre otras cosas, los puntos de
emplazamiento de los descargadores y se determinan las diferentes exigencias que
dichos descargadores deben cumplir.

Como primera etapa de protección (zona de protección contra rayo 0-1 ó BSZ
0-1) se precisa un descargador que sea capaz de soportar la mayor parte de la
corriente del rayo y crear un entorno soportable para los descargadores conectados
posteriormente. Esta tarea la pueden cumplir las vías de chispas en ejecución
compacta, ya que son capaces de reducir la corriente de choque de rayo 10/350 a
valores tolerados, transformándola en una corriente de choque 8/20 que puede ser
soportada por los descargadores de sobretensiones dispuestos posteriormente.

La segunda etapa de protección (BSZ 1-2) tiene que derivar la parte restante
de la onda de corriente de choque 8/20, reduciendo las tensiones a valores tolerables
para la instalación. El elemento ideal para esta zona es el varistor. Los modernos
varistores de óxido de metal se caracterizan por un comportamiento rápido de
respuesta y por bajas tensiones residuales (nivel de protección).

En la tercera zona de protección (BSZ 2-3) deben tomarse en consideración


especialmente, los requisitos y exigencias de los equipos a proteger. Con un circuito
de varistores emplazado entre el conductor exterior y el neutro se limitan las
sobretensiones que pueden ocacionarse como consecuencia de procesos de
conmutación y de inducciones. Las corrientes de choque son derivadas a tierra
mediante vías de chispas de gas.

Para facilitar la interacción de estas tres zonas de protección es indispensable


una coordinación energética. Del mismo modo que en el sector de la corriente de alta
intensidad se precisa un escalonamiento selectivo de fusibles, también en el caso de
los descargadores de corriente de rayo y de sobretensiones hay que alcanzar una
selectividad con la que se eviten sobrecargas de los descargadores conectados en
paralelo, al producirse algún caso de influencia y activación.

Proximidad de instalaciones al sistema de protección contra rayos.

Para evitar chispas peligrosas cuando no se puede realizar una conexión


equipotencial, la distancia “ S “ entre el sistema de protección contra rayos y las
instalaciones metálicas, así como entre los elementos conductores externos y las
líneas, se aumentará con respecto a la distancia de seguridad “ d “ de la manera
siguiente:

S >= d

La explicación de esta expresión es similar a lo mencionado anteriormente


respecto a evitar la formación de bucles en los conductores de bajada.

Esta expresión es válida si la separación entre bajadas es del orden de los 20


metros.
Figura 6

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