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16 :ev 13 al 19 de marzo de 2011

♥Dejemos que la contemplación del amor de Cristo, manifestado en su pasión y muerte,


toque nuestros corazones en esta cuaresma y haga brotar en él la decisión de
corresponder con amor al menos semejante.♥

(Segunda de varias notas)

Lo que dice
la Iglesia
sobre las
uniones
homosexuales
S.E.R. Mons. Daniel Fernandez Torres
Obispo de Arecibo

II. Sobre las uniones homosexuales y el matrimonio1


2. La enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la
complementariedad de los sexos repropone una verdad
puesta en evidencia por la recta razón y reconocida como
tal por todas las grandes culturas del mundo. El matrimo-
nio no es una unión cualquiera entre personas humanas.
Ha sido fundado por el Creador, que lo ha dotado de una
naturaleza propia, propiedades esenciales y finalidades.(3)
Ninguna ideología puede cancelar del espíritu humano
la certeza de que el matrimonio en realidad existe única-
mente entre dos personas de sexo opuesto, que por me-
dio de la recíproca donación personal, propia y exclusiva ha sido unánimemente aceptado por la Tradición católica. sonas homosexuales. Por eso, es útil hacer intervencio-
de ellos, tienden a la comunión de sus personas. Así se Sin embargo, según la enseñanza de la Iglesia, los hom- nes discretas y prudentes, cuyo contenido podría ser, por
perfeccionan mutuamente para colaborar con Dios en la bres y mujeres con tendencias homosexuales « deben ser ejemplo, el siguiente:
generación y educación de nuevas vidas. (…) acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, Desenmascarar el uso instrumental o ideológico que se
4. No existe ningún fundamento para asimilar o estable- respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta ».(7) puede hacer de esa tolerancia; afirmar claramente el ca-
cer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones ho- Tales personas están llamadas, como los demás cristianos, rácter inmoral de este tipo de uniones; recordar al Estado
mosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y a vivir la castidad.(8) Pero la inclinación homosexual es la necesidad de contener el fenómeno dentro de límites
la familia. El matrimonio es santo, mientras que las rela- « objetivamente desordenada »,(9) y las prácticas ho- que no pongan en peligro el tejido de la moralidad pú-
ciones homosexuales contrastan con la ley moral natu- mosexuales « son pecados gravemente contrarios a la blica y, sobre todo, que no expongan a las nuevas gene-
ral. Los actos homosexuales, en efecto, « cierran el acto castidad ».(10) raciones a una concepción errónea de la sexualidad y del
sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera matrimonio, que las dejaría indefensas y contribuiría, ade-
complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir III. Actitudes ante el problema de las uniones homo- más, a la difusión del fenómeno mismo. A quienes, a par-
aprobación en ningún caso ».(4) sexuales 2 tir de esta tolerancia, quieren proceder a la legitimación
En la Sagrada Escritura las relaciones homosexuales « es- 5. (…) Allí donde el Estado asume una actitud de tolerancia de derechos específicos para las personas homosexuales
tán condenadas como graves depravaciones... (cf. Rm 1, de hecho, sin implicar la existencia de una ley que explíci- convivientes, es necesario recordar que la tolerancia del
24-27; 1 Cor 6, 10; 1 Tim 1, 10). Este juicio de la Escritura tamente conceda un reconocimiento legal a tales formas mal es muy diferente a su aprobación o legalización.
no permite concluir que todos los que padecen esta ano- de vida, es necesario discernir correctamente los diver-
malía sean personalmente responsables de ella; pero ates- sos aspectos del problema. La conciencia moral exige ser Congregación para la Doctrina de la Fe. “Consideraciones
tigua que los actos homosexuales son intrínsecamente acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las
testigo, en toda ocasión, de la verdad moral integral, a
uniones entre personas homosexuales”. (2003)
desordenados ».(5) El mismo juicio moral se encuentra en la cual se oponen tanto la aprobación de las relaciones
muchos escritores eclesiásticos de los primeros siglos,(6) y homosexuales como la injusta discriminación de las per- Ibid.

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