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Bilbao
Ahora bien, no voy a dar una clase de migraciones ni de integración, solo quiero reflexionar
sobre algunos aspectos de la integración, de lo que conlleva este concepto y de lo que significa
para los nativos y para los extranjeros en este momento histórico.
Desde el punto de vista de los autóctonos, que son parte en el proceso de integración, si se
considera el proceso de integración como bidireccional, las reacciones son diferentes: no
siempre las sociedades están preparadas para “acoger” a las personas extranjeras que llegan
hoy día. En todos los sectores socio-económicos antes mencionados los nativos y los
migrantes interactúan y establecen relaciones sociales que a veces pueden crear conflictos
entre las dos “culturas” que se encuentran.
Los lugares en los que se establecen relaciones sociales son los que nos permiten crear redes
en los países donde nos mudamos. Los extranjeros muchas veces no tenemos ni madre, ni
padre, ni hermanos ni amigos. Salimos a la calle en busca de una mirada amiga, de una
palabra, de una sonrisa, de un gesto que nos haga pensar que aquí sí podemos re-crear un
lugar donde vivir bien, y cuando hablo de vivir bien hablo de calidad de vida no solo económica,
sino social. Mujeres y hombres nos movemos en una sociedad nueva y tenemos que hacer un
esfuerzo para poder tejer lazos, sobre todo cuando llegamos solas/os. Pero el esfuerzo tienen
que compartirlo con nosotros las personas que son del lugar donde hemos decidido o hemos
tenido que mudarnos. Es decir, si no veo predisposición por parte de quien me acoge, si es que
hablamos de acogida, ¿cómo reaccionaré a la quinta vez que lo he intentado?
Esa es mi respuesta a lo que pasó el viernes pasado. Chicos africanos rechazados en los
bares, donde todo el mundo va a pasarlo bien, a socializar, a ligar, a echarse una novia o solo
una caña, lugares donde todo el mundo está admitido y donde solo ellos están excluidos.
¿Cómo se sentirán estas personas, que aquella noche disimulaban el duelo por lo sucedido,
nos sonreían y nos decían que no pasaba nada? ¿Tendrán ganas de salir el próximo viernes a
pasear por Bilbao o se quedaran en casa pensando que es mejor protegerse de miradas
racistas y prejuicios generalistas? Seguramente se sentirán cansados de haberlo intentado una
y otra vez, de haber dado la cara contra el racismo y la discriminación y de no haber obtenido
nada más que comentarios en los periódicos digitales que les sirven como “sopa de migrante”
calentada una y otra vez, para encontrar un chivo expiatorio contra esta bendita crisis que ha
hecho que los países desarrollados se conviertan es países subdesarrollados, porque como
dice mi querido Amartya Sen, no hay desarrollo si no hay democracia, y aquí creo señores, que
estamos en plena crisis de valores democráticos.