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HACERSE CARGO, CARGAR Y ENCARGARSE

DE LA REALIDAD
HOJA DE RUTA SAMARITANA
PARA OTRO MUNDO POSIBLE

José Laguna

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................. 3
1. HACERSE CARGO DE LA REALIDAD ...................................................................... 6
2. CARGAR CON LA REALIDAD ..................................................................................... 16
3. ENCARGARSE DE LA REALIDAD ............................................................................... 22
APÉNDICE: “DEJARSE CARGAR POR LA REALIDAD” ............................................... 30
NOTAS ................................................................................................................................. 31
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN ................................................................................ 33
A Marta, Carlos y Mónica,
con el deseo de visitar juntos el Museo de la pobreza.

«No hay motivo para que haya pobres en el mundo


y espero que llegue un día en que podamos crear
un Museo de la pobreza, de forma que los niños
se pregunten cómo pudo existir
y porqué la aceptamos durante tantos años»
Muhammad Yunus,
Premio Nobel de la Paz 2006

José Laguna, teólogo y músico. Escribió para Cristianisme i Justícia «¿Y si Dios no fuera per-
fecto? Hacia una espiritualidad simpática», Cuaderno nº 102 (octubre de 2000) y «¿De la libe-
ración a la inclusión?», Cuaderno nº127 (septiembre de 2004).

Por falta de espacio, la versión impresa de este cuaderno no contiene


las preguntas para la reflexión.

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papel y cartulina ecológicos • Edita CRISTIANISME I JUSTÍCIA • Roger de Llúria, 13 -
08010 Barcelona • Teléfono: 93 317 23 38 • Fax: 93 317 10 94 • info@fespinal.com •
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INTRODUCCIÓN

«Somos la primera generación capaz de acabar con la pobreza», «otro


mundo es posible». Estas son algunas de las consignas más coreadas
por los Movimientos de Resistencia Global (MRG)1 de la última década.
¿Eslóganes o utopías?, ¿reclamos publicitarios o proyectos sociopolíti-
cos?, ¿mantras adormidera o llamadas a la disidencia social? Afirmar
en serio que somos la primera generación capaz de acabar con la
pobreza, o que hay una alternativa posible al modelo neoliberal impe-
rante, implica estar dispuestos a aceptar el reproche de nuestros hijos
e hijas en el caso de incumplir nuestras promesas.

Otro mundo es posible, ¿cómo? y políticas, pero también epistemológi-


cas, lingüísticas y éticas.
Para la osadía de construir otro mundo
posible, las ONG, asociaciones, organi- Para conformar su propuesta ideoló-
zaciones campesinas, grupos ecologis- gica y política, la «sociedad civil glo-
tas, comunidades religiosas, etc., que se bal» ha de entrar en diálogo con aque-
agrupan bajo el paraguas de los MRG, llas tradiciones utópicas que, a lo largo
necesitarán ladrillos y plano de obra. de la historia, han forzado cambios de
Han de ser capaces no sólo de dar res- sistemas sociales y paradigmas cultu-
puestas asistenciales puntuales, sino rales.
que además tienen que elaborar el ma- Entre las tradiciones utópicas que
pa ideológico por el que transitarán sus en el mundo han sido: república plató-
acciones. La utopía altermundializado- nica, socialismo, marxismo, anarquis-
ra debe incluir propuestas asistenciales mo, etc., tres son a nuestro juicio las uto-
3
pías que, a día de hoy, pueden seguir teridad radical de la realidad son los em-
fecundando las prácticas sociales en or- pobrecidos de este mundo por encima
den a la gestación de otro mundo posi- de cualquier otro interés.2
ble. La tradición ético-filosófica de los
Derechos Humanos con la dignidad
humana como clave de bóveda del or- Un hombre bajaba de Jerusalén a
denamiento social. La ecológica que Jericó
vincula la destrucción ambiental y la La parábola del buen samaritano forma
pobreza estructural con el consumo parte del patrimonio literario y ético de
irresponsable. Y, previa a ellas, la tradi- la humanidad. El ejemplo del samarita-
ción profética-compasiva del cristianis- no compasivo desborda su contexto re-
mo con su propuesta de configuración ligioso originario para convertirse en
social desde los crucificados de la his- referente ineludible de personas e insti-
toria. tuciones dedicadas a vendar las heridas
Si las utopías de los Derechos Hu- de los apaleados y despojados que, en
manos y la ecológica encuentran fácil toda época histórica, han sido arrojados
acomodo en las gramáticas de los MRG, a las cunetas de los sistemas sociales vi-
no ocurre lo mismo con la oferta cris- gentes.
tiana. En la recepción de esta última Como todo relato metafórico, la pa-
siempre existe el temor de que, junto a rábola desvela siempre sentidos nuevos
su propuesta radical de projimidad, se cada vez que es escuchada. ¿Qué nove-
exija la adhesión a dogmas e institucio- dad aporta un texto narrado hace más
nes eclesiales. de dos mil años, a las samaritanas y
En estas páginas pretendemos libe- samaritanos del siglo XXI?, la historia de
rar el potencial utópico de los relatos aquel hombre anónimo apaleado en
evangélicos del corsé interpretativo de un pequeño rincón de la Palestina del si-
una lectura confesional. En concreto, glo I ¿es significativa para los actuales
proponemos la parábola del buen sa- MRG que actúan en un mundo sin fron-
maritano porque además de ser conoci- teras? La respuesta será afirmativa si
da por todas y todos, en ella se conden- conseguimos acceder a las enseñanzas
sa la enseñanza y pedagogía ética del que la parábola esconde en cuanto na-
mensaje cristiano. Una sabiduría que rración.
ningún MRG debería ignorar. Dar la es- El relato del buen samaritano no só-
palda a la utopía cristiana supondría lo nos dice lo que hay que hacer con res-
construir un nuevo orden social viciado pecto al prójimo, también nos indica có-
desde sus fundamentos. El cristianismo mo hay que hacerlo. La narración nos
es la única tradición utópica que propo- propone un itinerario pedagógico de la
ne cimentar la historia desde un patíbu- acción caritativa, una «hoja de ruta» pa-
lo. A la utopía de otro mundo posible, el ra el ejercicio de la solidaridad tremen-
cristianismo añade un lugar y un cómo: damente útil para los MRG ocupados en
otro mundo es posible, desde las vícti- la tarea de abocetar el mapa de otro
mas. Lo que significa afirmar que la al- mundo posible, desde las víctimas.
4
Hacerse cargo, cargar, encargarse Hoja de ruta
Para entresacar las enseñanzas conteni- Mostramos a continuación la hoja de ru-
das en la parábola vamos a servirnos de ta de nuestro itinerario. Aplicando la
una rejilla de lectura tomada de Ignacio “rejilla de los tres momentos” al texto
Ellacuría. En diálogo con su maestro de la parábola, el lector o lectora reco-
Zubiri, el mártir salvadoreño expande la nocerá de forma instintiva el mapa por
«inteligencia sentiente» zubiriana hacia el que va a discurrir nuestra reflexión.
el campo de la acción, afirmando tres
momentos en el conocimiento de la re-
alidad: «se conoce la realidad cuando, Un hombre bajaba de Jerusalén a
además de hacerse cargo de la realidad Jericó y lo asaltaron unos bandi-
dos; lo desnudaron, lo molieron a
(momento noético) y de cargar con la re- palos y se marcharon dejándolo

HACERSE CARGO
alidad (momento ético), uno se encarga medio muerto. Coincidió que baja-
de la realidad (momento práxico)».3 ba un sacerdote por aquel camino;
Tres momentos perfectamente identifi- al verlo, dio un rodeo y pasó de
cables en la parábola del buen samari- largo. Lo mismo hizo un levita que
tano y que ponen de relieve las notas llegó a aquel sitio; al verlo dio un
rodeo y pasó de largo. Pero un
fundamentales del servicio samaritano, samaritano, que iba de viaje, llegó
a saber: inteligencia, compasión y com- a donde estaba el hombre y, al
promiso. verlo,
Como enseguida veremos, la pará-
bola no dice sólo que hay que echar
se compadeció; se acercó a él y le

CARGAR
aceite y vino en las heridas de los apa- vendó las heridas, echándoles
leados, enseña también que hay que sa- aceite y vino; luego lo montó en su
ber mirar la realidad para que el sufri- propia cabalgadura,
miento nos mueva a compasión, que
hay que compartir nuestras cabalgadu-
lo llevó a una posada y lo cuidó. Al
ras para no caer en asistencialismos pa- ENCARGARSE
día siguiente sacó dos denarios y
ternalistas, y que hay que crear posadas: dándoselos al posadero, le dijo:
estructuras “domésticas” solidarias con «Cuida de él, y lo que gastes de
vocación de permanencia. Un itinerario más te lo pagaré a la vuelta».
que, de seguirlo, conduce hacia un nue-
vo orden social, económico y político: Lucas 10, 30-35
otro mundo posible, desde las víctimas.

5
1. HACERSE CARGO DE LA REALIDAD

El primer paso para otro mundo posible será ver la realidad tal cual es.
Un primer momento noético que, en palabras de Jon Sobrino, exige la
honradez con lo real: se trata de llegar a captar la verdad y llegar a res-
ponder a la realidad, no sólo como superación de la ignorancia y de la
indiferencia sino ante y contra la innata tendencia de someter la verdad
y dar positivamente un rodeo ante la realidad.4

1.1. Los límites de nuestra de nuestra percepción vienen determi-


percepción nados por las fronteras de nuestro len-
La realidad no emulsiona directamente guaje; lo que no somos capaces de nom-
el negativo de nuestra mente. Platón ya brar, no existe: «He olvidado la palabra
lo había anticipado en su mito de la ca- que quería pronunciar y mi pensamien-
verna, percibimos la realidad desde to, incorpóreo, regresa al reino de las
nuestro mundo de ideas. Desde enton- sombras».5
ces toda la filosofía de la ciencia, la psi- La hoja de ruta samaritana arranca
cología de la Gestalt o la sociología del con la pregunta sobre los discursos que
conocimiento no han hecho sino confir- determinan nuestra visión del mundo.
mar el principio platónico: todo pensar Hay relatos que funcionan como «coli-
supone el sujeto que piensa; la realidad rios sociales» ayudándonos a visibilizar
natural o social se percibe desde la sub- la realidad de la exclusión, otros sin em-
jetividad de cada individuo. Más aún, la bargo actúan como fogonazos que des-
psicolingüística afirmará que los límites lumbran y ocultan la evidencia del su-
6
frimiento. ¿Qué relatos configuran la globa sin dificultad en la categoría ge-
mirada del sacerdote y el samaritano?, neral de «ser humano que sufre», sólo
¿por qué sólo el último parece “ver” al la última expresión: «hombre medio
hombre apaleado y medio muerto? Más muerto» recoge la precisión e intención
aún, ¿por qué en nuestra sociedad hay lucana de elevar la cosmovisión religio-
personas e instituciones que dan un ro- sa como causa de la ceguera ante el do-
deo ante la presencia del sufrimiento? lor ajeno.6
Adentrémonos en el juego de miradas Ante la presencia de un hombre me-
que propone el evangelista Lucas para dio muerto la legislación judía era muy
descubrir las claves epistemológicas clara: «Dijo Yaveh a Moisés: “Habla a
que nos permitan acercarnos a la reali- los sacerdotes hijos de Aarón, y diles:
dad con honradez. nadie de vosotros ha de hacerse impuro
con el cadáver de uno de sus parientes”»
(Lv 21,1). El sacerdote tenía prohibido
1.2. Viendo no ven el contacto con un cadáver; la única ex-
El evangelista Lucas no deja lugar a la cepción eran los parientes próximos.
duda, todos los personajes de la parábo- Además, la tradición oral ampliaba la
la «ven» al hombre herido, por lo tanto prohibición al contacto con un muerto
no podemos invocar la ceguera –al me- en la calle y otras tradiciones agregaban
nos no la física– para justificar la dene- incluso el contacto con un no judío. Por
gación de auxilio por parte de los repre- lo tanto, el sacerdote se comporta co-
sentantes religiosos. A pesar de la rrectamente siguiendo los dictados de
contundencia lucana, mantenemos la hi- su religión. Preceptos religiosos que
pótesis de que el sacerdote y el levita funcionan como venda ante el sufri-
«no vieron» al hombre apaleado. No ne- miento ajeno; el sacerdote no ve un ser
cesitamos abandonar este evangelio pa- humano necesitado de ayuda sino un
ra encontrar razones que avalan nuestra motivo de impureza del que conviene
opción, en el capítulo ocho leemos que huir. Aunque una exégesis rigurosa nos
hay personas que «viendo no ven y requeriría matizarlo, aplicaremos al le-
oyendo no entienden» (cfr. Lc 8, 10). vita las mismas razones religiosas para
Esto es lo que, a nuestro juicio, les ocu- explicar su ceguera transitoria.7
rre al sacerdote y al levita: «viendo no
ven».
1.3. Viendo no vemos
¿Por qué el sacerdote y el levita
«viendo no ven»? Para encontrar la res- Nuestras cegueras no son muy diferen-
puesta se impone un análisis cuidadoso tes de la del sacerdote y el levita, aun-
del texto. Hasta ahora nos hemos refe- que en el umbral del siglo XXI no será la
rido a la persona al borde del camino cosmovisión religiosa la que nos hará
como «hombre apaleado », «hombre su- dar un rodeo para evitar impurificarnos
friente», «hombre herido» y «hombre con el sufrimiento. Hoy día es la “reli-
medio muerto». Aunque para nosotros gión” neoliberal la que invisibiliza so-
cualquiera de estas definiciones se en- cialmente a todos aquellos y aquellas
7
que han sido expulsados de la mesa del a discernir si dar o no dar limosna, a
consumo. pensar si es un acto justo o humillante,
«Nada es verdad ni es mentira, todo a valorar si la persona que se acerca nos
depende del color del cristal con que se está mostrando su necesidad o su men-
mira», la mirada no refleja la realidad, tira, a dejarnos engañar si consideramos
la conforma. Nuestro a priori ideológi- que nuestras monedas pueden transmu-
co nos permitirá ver al hombre medio tarse en cuidados paliativos en forma de
muerto al borde del camino o nos esca- cartón de vino. No hay nada que deci-
moteará su existencia. El primer traba- dir, las instituciones públicas velan por
jo que tiene que realizar cualquier MRG nosotros: el mendigo no existe. Sólo nos
que quiera transitar por la hoja de ruta queda clavar los ojos en nuestro libro y
samaritana es caer en la cuenta del co- continuar el viaje, con la extraña sensa-
lor de los cristales con los que mira la ción de que hay fantasmas que pasan a
realidad de la exclusión, ¿qué discursos nuestro lado.
configuran los universos simbólicos La ideología neoliberal que, de fac-
desde los que “lee” la realidad? Cuando to, conforma las cosmovisiones de nues-
dirige la vista a la calle Ballesta ve tras democracias occidentales, tiende a
¿“prostitutas” o “mujeres prostitui- invisibilizar a las víctimas. El capitalis-
das”?; en los pasajeros de los cayucos, mo salvaje justifica la existencia de po-
¿“ilegales” o “ciudadanos”?; en los ven- bres en un contexto de sobreabundancia
dedores de DVD del topmanta, ¿ “aten- como un desajuste inevitable del siste-
tado contra la propiedad intelectual” o ma que se puede resolver con recursos
“economía de supervivencia”?; en la asistenciales y políticas de control so-
muerte del niño palestino, ¿“crimen de cial.
guerra” o “daño colateral”?
Si no quieren acabar justificando el
status quo del imperialismo económico,
1.4. Ven por nosotros los MRG han de ser maestros de la sos-
pecha desvelando los discursos nega-
«No dé limosna. No contribuya al fo- dores de la realidad de la exclusión.
mento de la mendicidad». Un aviso si- Sospecha que pasa por señalar algunas
milar a este (cito de memoria), formaba de las vendas que el orden neoliberal
parte de una campaña con la que la pone sobre los ojos de ciudadanos mo-
Comunidad de Madrid quería poner fre- delos, con conciencias enajenadas. Sin
no a la mendicidad que se ejercía –y si- ánimo de ser exhaustivos, presentamos
gue haciéndolo– en su red de trenes de
a continuación algunas de esas vendas y
cercanías.
las correspondientes retóricas visibili-
Siempre hay alguien dispuesto a zadoras esgrimidas por los MRG.
pensar por nosotros, a imponernos sus
gafas para contemplar la realidad. El
«Gran Hermano» Estado nos ahorra el 1.4.1. La venda de la complejidad
esfuerzo de la decisión. Cuando monte- «¡Acábate el plato de comida, hay mu-
mos en el tren ya no estamos obligados chos niños que pasan hambre!» Seguro
8
que más de un lector habrá escuchado sumen: estás ofendiendo a todos
esta frase en su niñez. Nuestros padres cuantos puedes socorrer». San Basi-
establecían una relación de causa-efec- lio, «Homilía sobre la parábola del
to entre el plato de comida que nos ne- rico insensato (Lc 12)»8.
gábamos a terminar y el hambre de otros
niños. Una vinculación “mágica” que la Los tecnócratas neoliberales esboza-
autoridad moral de nuestros progenito- rán una sonrisa condescendiente ante la
res revestía de una evidencia incuestio- fragilidad y simpleza de los argumentos
nable: «el hambre de muchos está ínti- que acabamos de esgrimir. La realidad
mamente relacionado con el despilfarro económica es mucho más compleja que
de unos pocos». Evidencia mágica que la evidencia infantil del plato de sopa o
hoy también muchos de nosotros segui- el “marxismo” rancio de San Basilio. La
mos trasmitiendo a nuestros hijos e hi- economía de mercado basa su dinamis-
jas. mo en la ley de la oferta y la demanda.
Aún hoy, lejos ya de aquellos años Los bienes producidos por unos respon-
de infancia, no me resisto a intuir el mis- den a las necesidades de otros y permi-
mo nexo ¿fantástico? entre la fila de ten el movimiento de capitales, esencial
compradores que se pasan toda la noche para el funcionamiento del sistema. En
a la puerta de unos grandes almacenes un escenario de reparto igualitario de
para ser los primeros en adquirir el últi- bienes, los vasos comunicantes de la
mo gadget informático, y la hilera de oferta y la demanda dejarían de funcio-
cuerpos famélicos que mendigan un pu- nar y el sistema económico se colapsa-
ñado de arroz delante de un camión de ría. La desigualdad es una pieza clave
la FAO. en la maquinaria capitalista.
La misma conexión ¿infantil? que Por si estos argumentos fueran insu-
los primeros Padres de la Iglesia esta- ficientes, los gurús neoliberales apela-
blecían entre la pobreza de muchos y la rán también a la complejidad de la glo-
riqueza de unos cuantos: balización económica. Basta con ir al
«Avaro es el que no se contenta con supermercado de la esquina para com-
lo necesario, y ladrón el que quita lo probar el aumento espectacular del pre-
suyo a otros. Y tú, ¿no eres avaro ni cio en productos básicos como la leche,
ladrón, si estás apropiándote de lo los huevos, el pan y el arroz. Una subi-
que se te dio sólo para que lo admi- da que encuentra sus causas a miles de
nistrases? Si llamamos ladrón a kilómetros: por un lado, el consumo ex-
aquel que desnuda a un vestido, va- ponencial de países emergentes como
mos a llamar de otra manera al que China e India que suponen el 40% de
no viste a un desnudo, pudiéndolo la población mundial; por otro, las ma-
hacer? El pan que tú retienes es el las cosechas de cereales en Australia
del hambriento. Los vestidos que como consecuencia del cambio climáti-
guardas en tus arcas son del desnu- co; y por si esto no fuera suficiente, la
do. El calzado que se pudre en tu ca- creciente demanda de biocombusible
sa es del que va descalzo. Y en re- por parte de los países desarrollados
9
que lleva a quemar día a día más ma- ninguna acción transformadora sino la
íz, trigo y aceites vegetales, incremen- consecuencia de la misma.
tando así su precio en el mercado ali- Tampoco sabemos si detrás de la
mentario.9 preocupante bajada del índice Nikkei
La razón económica global es “com- en Japón y el consiguiente desplome
plejísima”. Tanto, que ningún neófito se del Ibex 35 en Europa, se esconderá una
atreverá a cuestionar los oráculos de los estrategia de outsourcing por parte de
nuevos chamanes bursátiles cuando re- algunas multinacionales tecnológicas,
comiendan destruir los excedentes ali- dispuestas a aplicar un dumping global
mentarios en lugar de redistribuirlos. Si que, a la larga desestabilice el Euro-
no sacamos del mercado la comida que Interbank-Offered-Rate y empuje a las
sobra, los precios de esos productos economías más débiles hacia un esce-
bajarán, las empresas productoras redu- nario de deflación.11 Ante discursos tan
cirán beneficios y, como consecuencia, complejos como vacíos, la retórica de
se verán obligadas a despedir trabaja- lo evidente:
dores.
Frente a los dogmas de la nueva re- «El drama de la humanidad es que
ligión económica y sus predicadores, Occidente está más preocupada por
los MRG deben reivindicar “la retórica los 300 millones de personas obesas
de lo evidente”, la contundencia de lo que por los 842 millones que, según
real. No sabemos si el reparto de exce- Naciones Unidas, literalmente mue-
dentes colapsa los mercados, lo que sí ren de hambre.» (Jaques Dioux)12
es evidente es que: El discurso de «lo evidente» en-
«Mil millones de personas mueren cuentra en la indignación su expresión
de hambre o de sus consecuencias más adecuada. Ante el sufrimiento de
inmediatas. Un niño de menos de las víctimas no cabe la asepsia del len-
diez años muere cada siete segundos guaje políticamente correcto, hay que
y cada cuatro minutos otro se queda gritar contra la perversión de un sistema
ciego por falta de vitamina A. El or- asesino. Los MRG han de servir de am-
den mundial no es sólo asesino, sino plificador para la queja de los últimos.
absurdo; pues mata sin necesidad. Queja, que no lamento. El lamento ha-
Hoy ya no existen las fatalidades. bla de desdicha y resignación, la queja
Un niño que muere de hambre hoy, de querella por el agravio del dolor in-
muere asesinado.» (Jean Ziegler)10 justamente padecido.
«Un niño que muere de hambre hoy,
muere asesinado», esta es la retórica de 1.4.2. La venda del presente absoluto
lo evidente frente a la demagogia de la El neoliberalismo tiene la pretensión de
complejidad. Los MRG no deben caer ser el orden pleno y definitivo. Los to-
en la trampa de absolutizar el discurso cados por la gracia de la diosa economía
administrativo. Los problemas conta- viven ya en el mejor de los mundos po-
bles no deberían ser el preámbulo de sibles, no es necesario invocar otro. Los
10
nuevos ricos viven cómodamente insta- contramos poetas que utilizan versos
lados en los adosados del fin de la his- para nombrar la utopía, para proyectar
toria,13 en un barrio-mundo que despla- la imaginación más allá de la prosaica
za la pobreza hacia ciudades dormitorio realidad. Como dice P. Ricoeur, «la uto-
y países “periféricos”. pía es la expresión de todas las poten-
La obstinada presencia de los hom- cialidades de un grupo que se encuen-
bres apaleados al borde del camino no tran reprimidas por el orden existente.
se puede negar, pero sí se puede maqui- La utopía es un ejercicio de la imagina-
llar. Las administraciones públicas gas- ción para pensar en otro modo de ser lo
tan ingentes cantidades de dinero en tra- social».16 Sólo si somos capaces de ima-
jes de camuflaje con los que vestir a los ginar y nombrar el otro mundo posible
excluidos. En los Estados neoliberales, sabremos hacia dónde construirlo:
las políticas sociales no están diseñadas
«La práctica de la imaginación es
para cuestionar las dinámicas excluyen-
una actividad subversiva no porque
tes del sistema sino para justificar la ine-
produzca actos concretos y explí-
vitable presencia de la pobreza en él. citos de oposición (que puede ha-
Como afirma lúcidamente el sociólogo cerlo), sino porque considera pro-
vasco César Manzanos Bilbao, «las po- visional el presente y se niega a
líticas asistenciales están teniendo una absolutizarlo. La práctica de una
eficaz función simbólica de oculta- imaginación histórica mantiene en
miento de la pobreza, y sin embargo, pie la posibilidad de un futuro que
una escasa eficacia real a la hora de no sea continuación del presente. Y
solucionar, al menos en parte, los moti- es pretensión de todo régimen tota-
vos estructurales que originan la mis- litario forzar al futuro a ser tan sólo
ma»14. una continuación incuestionable del
Frente al discurso demagógico del presente.»17
«presente absoluto», los MRG propo-
nen la retórica de lo posible. Si como
1.4.3. La venda del consumismo
decía Wittgenstein: los límites del len-
guaje son los límites del mundo, la ta- La víctima de la parábola lucana está
rea de construir otro mundo posible exi- desnuda, la han dejado sin nada. Este
girá cambiar las palabras que lo dato bastaría para que, en una traduc-
nombran. Ampliar el espacio de lo po- ción actual del Buen Samaritano, ni un
sible pasa también por ampliar los lí- banquero ni un broker reparasen en la
mites de lo que puede decirse (esto es, presencia del hombre desnudo y medio
pensarse).15 muerto. No por razones de pureza ritual
En la indignación encontrábamos la sino porque un hombre sin ningún bien
expresión más adecuada contra la «ven- con el que comerciar no existe para el
da de la complejidad»; ahora, la poesía mundo del mercado.
será la mejor aliada para conjurar el dis- No nos engañemos, el mito del pro-
curso circular del neoliberalismo eco- greso que alimenta el discurso neoli-
nómico. En las filas de los MRG en- beral no persigue ampliar espacios de
11
justicia e igualdad, busca ampliar mer- para cualquier movimiento emancipato-
cados. El capitalismo salvaje no sabe de rio. En el siglo XXI el «opio del pueblo»
ciudadanos, sólo conoce consumidores. no es la religión, es el consumismo.
En la sociedad del consumo quien no Cuando la «utopía revolucionaria» de
puede comprar, sencillamente no existe. gran parte de la juventud es llegar tener
Resulta aterrador observar cómo las los sueldos astronómicos de sus ídolos
clases más desfavorecidas son las más futbolísticos, la posibilidad de otro
influenciables por la seducción de los mundo posible se ensombrece.
reclamos publicitarios. Familias endeu-
dadas de por vida, para comprar el mo-
delo de coche más lujoso, la televisión 1.5. Recuperar los relatos
de plasma o el ordenador portátil de úl- “visibilizadores” del
tima generación. Productos superfluos reconocimiento mutuo
que funcionan como fetiches de exis- Hasta aquí hemos analizando algunos
tencia: «soy lo que tengo». «Consumos relatos neoliberales que buscan ocultar
emulativos» que funcionan a través de la realidad del sufrimiento, aportando
comparaciones: queremos tener lo que en cada caso las alternativas visibiliza-
tiene el vecino, queremos tener lo que doras de los MRG. En el subsuelo de
aparece en televisión como propio de ambas retóricas encontramos el humus
una clase social ideal a la que quisiéra- de dos grandes relatos configuradores
mos pertenecer. «Consumos exitosos» de sentido y prácticas sociales. Del lado
que cifran el «éxito personal» en la ex- neoliberal, el mito del contrato que jus-
hibición ostentosa de bienes de consu- tifica una organización social centrada
mo caros.18 en la defensa de los intereses particula-
La clave freiriana de que el oprimi- res, en un mundo hostil en pie de gue-
do aloja en su interior al opresor se rra de todos contra todos (bellum om-
muestra en toda su crudeza en las diná- nium contra omnes).19 Del lado de los
micas consumistas: las víctimas no lu- MRG, los mitos de alianza que postulan
chan contra el sistema que las excluye, el reconocimiento mutuo como princi-
imploran incorporarse a él como devo- pal fuerza de cohesión social. Según
tos consumidores. Una patología que Adela Cortina, en los dos últimos siglos
exige terapias sociales profundas en for- los dos mitos no han sido contados por
mas de modelos de consumo y existen- igual, el relato del contrato ocupa un lu-
cia alternativos, posibles y atrayentes. gar hegemónico en detrimento del de la
En el capítulo del consumo, los alianza.20 Es urgente recuperar el relato
MRG tienen una misión ejemplarizante “visibilizador” de la compasión si no
y pedagógica ineludible; han de reivin- queremos acabar viviendo en un mun-
dicarse como movimientos de consumo do-supermercado donde todo y todos te-
responsable y alternativo. Responsable nemos un precio.
porque el consumo depredador esquil- En el mito del consumo en el que es-
ma los recursos del planeta. Alternativo tamos inmersos no hay más obligacio-
porque el consumismo es un arma letal nes para con el prójimo que aquellas
12
contraídas en virtud de una relación una apuesta en último término por
contractual. A la pregunta de Caín: «soy aquello que tiene valor y es insensa-
yo acaso el guardián de mi hermano» to fijarle precio.
(Gn 4,9), la sociedad neoliberal respon- Por eso hay una ob-ligación más
derá con un tajante y tranquilizador profunda que la del deber, aunque
«no», no somos responsable de nuestros por desgracia se nos haya educado
hermanos, no hay ningún contrato legal en la cultura del deber. Hay una “ob-
que nos obligue a ello. Desde la con- ligación” que nace cuando descubri-
moción por el horror nazi, los filósofos mos que estamos ligados unos a
judíos Max Horkheimer y Zygmunt otros y por eso estamos mutuamen-
Bauman, coinciden en su lacónica cons- te ob-ligados, que los otros son para
tatación de la inexistencia de respon- nosotros “carne de nuestra carne y
sabilidades éticas con nuestros seme- sangre de nuestra sangre”, y por esos
jantes: «no hay ningún razonamiento nuestra vida no puede ser buena sin
lógicamente concluyente por el que yo compartir con ellos la ternura y el
no deba odiar, si ello no me reporta nin- consuelo, la esperanza y el sentido.
guna desventaja social»21 (Horkheimer), Es el descubrimiento de ese vínculo
«no hay, seamos francos, ninguna “bue- misterioso el que lleva a compartir
na razón” para que debamos ser guar- lo que no puede exigirse como un
dianes de nuestros hermanos, para que derecho ni darse como un deber, por-
tengamos que preocuparnos, para que que entra en el ancho camino de la
tengamos que ser morales; y en una so- gratuidad.»22
ciedad orientada hacia la utilidad, los
pobres y dolientes, inútiles y sin ningu- Para reforzar el vínculo del recono-
na función, no pueden contar con prue- cimiento mutuo, los MRG cuentan en-
bas racionales de su derecho a la felici- tre sus filas con tradiciones religiosas y
dad» (Bauman). humanistas que ponen a disposición de
la sociedad sus relatos compasivos; na-
Frente al Leviatan neoliberal que se
rraciones profundamente antisistema.
come sin piedad a los miembros más
Así por ejemplo, los relatos de fraterni-
débiles del sistema, los MRG han de es-
dad y preocupación por los empobreci-
forzarse en fortalecer los relatos com-
dos presentes en el ADN de todas las
pasivos que vinculan a los seres huma-
nos desde su igualdad radical: «carne de religiones, constituyen una crítica radi-
nuestra carne y sangre de nuestra san- cal en el corazón de una sociedad frati-
gre». En palabras de Adela Cortina: cida y opulenta. Allí donde el discurso
hegemónico neoliberal ve inmigrantes
«La vida plena, la que corre por las ilegales invadiendo nuestras costas, el
venas de los seres humanos, es una relato de la compasión verá hermanos
inmensa objeción de conciencia y hermanas en busca de un futuro
frente a la cuantificación, una en- mejor para sus hijos e hijas. Dos retóri-
mienda a los porcentajes, una conti- cas irreconciliables, con consecuencias
nua desobediencia a los pronósticos, prácticas necesariamente conflictivas:
13
frente a la persecución policial del «Acaeció, al cabo de aquellos largos
“ilegal”, la desobediencia civil del que días, que falleció el rey de Egipto, y
hospeda al hermano. los hijos de Israel gemían bajo la ser-
vidumbre y clamaron. Su grito, na-
cido de la servidumbre, subió hasta
1.6. Ver, comprender, actuar ‘Élohim, y ‘Élohim escuchó su la-
Terminamos este primer momento de mento y se acordó de su Alianza con
hacerse cargo de la realidad volviendo Abraham, con Isaac y con Jacob.
al principio de la parábola para recupe- Miró, pues, ‘Élohim a los hijos de
rar un dato que habíamos obviado. Israel y ‘Élohim comprendió [lo que
Sabemos que el protagonista inicial es- ocurría]» (Éx 2, 23-25).
taba medio muerto y no tenía nada. No es lo mismo ver que comprender
Pero, además, nosotros como lectores lo que se ve. En el relato del Éxodo,
de la parábola tenemos información pri- Dios se fija en los Israelitas y «com-
vilegiada que ignoran los personajes de prende lo que ocurre». Los ojos del fa-
la misma, sabemos que el hombre me- raón –como los de nuestros banqueros –
dio muerto había sido apaleado por unos seguro que veían otra realidad, cierto
bandidos que lo despojaron de todo. Es que los hijos de Israel trabajaban de sol
decir, nos encontramos ante una vícti- a sol, pero tenían asegurada la comida;
ma. Se trata de un hecho intrascenden- no conviene olvidar que los israelitas no
te para el Samaritano –él reacciona an- estaban tan descontentos con su suerte
te el sufrimiento sin importarle su como se lo harán notar a Moisés:
origen–, pero vital para los MRG. «¡Ojalá hubiéramos muerto en manos
Los MRG parten de una percepción del Señor en Egipto, cuando nos sentá-
conflictiva de la realidad. Existen vícti- bamos junto a la olla de carne y comía-
mas porque hay bandidos que roban y mos pan hasta hartarnos!» (Éx 16, 3). Es
apalean, hay oprimidos porque existen llamativo comprobar cómo las propias
opresores, hay excluidos y marginados víctimas ignoran su condición de opri-
porque existen estructuras de exclusión midos. Pero Dios comprendió lo que es-
y marginación. taba pasando, aquellos hombres eran es-
No todos los analistas sociales esta- clavos. Y porque entendió lo que ocurría
rán de acuerdo con el conflicto estruc- decidió liberarlos.
tural que perciben los MRG. En nuestras Detrás de no pocas parálisis políti-
sociedades opulentas, dirán, no hay cas se esconde la ignorancia –a veces
“víctimas” sino “individuos culpables” culpable– de lo que se ve. ¿Contratos
porque no han sido capaces de encon- basura?, ¿condiciones laborales escla-
trar su lugar en un mundo lleno de opor- vistas?, ¿jornadas inhumanas?... ¿Acaso
tunidades a su alcance. Una disparidad no cobran todos su sueldo a final de
de visiones no muy diferente a la que el mes?, nadie les obliga a trabajar en el ta-
libro del Éxodo señala entre el Dios de ller ilegal… El discurso faraónico se
los judíos y el faraón Ramsés II: mueve a sus anchas en épocas de crisis
14
como la nuestra. Hoy más que nunca hombre, apaleado, desnudo y medio
son necesarios los vigías que «vean, muerto.
comprendan y actúen», máxime cuando
los propios oprimidos asumen acrítica- – Honradez con lo real.
mente su situación de esclavitud.
– Desvelar las “vendas” neolibera-
les.
1.7. Hoja de ruta. Resumen · Retórica de lo evidente (indig-

HACERSE CARGO
nación) vs. demagogia de la
Hemos visto que Hacerse cargo de la complejidad.
realidad no es tarea fácil. Como antici- · Retórica de lo posible (poe-
paba Jon Sobrino al inicio de esta sec- sía) vs. presente absoluto.
ción: tenemos una innata tendencia a so- – Pedagogía del consumo vs. invi-
meter la verdad y dar un rodeo por la sibilidad de los no consumidores.
realidad. Resumimos de forma esque- – Relatos “visibilizadores” del reco-
mática algunas de las estrategias y tare- nocimiento mutuo.
as que los MRG ponen en práctica para – Ver, comprender, actuar.
no dar un rodeo ante la presencia del

15
2. CARGAR CON LA REALIDAD

El 31 de julio de 2006 todos los medios de comunicación llevaron a pri-


mera página la noticia de un centenar de bañistas socorriendo a 88
subsaharianos que arribaron a la playa de la Tejita en la isla de
Tenerife. Los sorprendidos turistas ayudaron a los inmigrantes a bajar
del cayuco, les sentaron en la arena, cambiaron de ropa a los que esta-
ban mojados, les arroparon con sus toallas y les dieron la comida que
llevaban en sus mochilas. A la pregunta de algunos periodistas del por-
qué de su reacción, los improvisados samaritanos no encontraban más
argumentos que los de la reacción instintiva: «¿cómo no ayudarlos?,
¿qué otra cosa podíamos hacer?». Y es que, salvo patologías, ante el
sufrimiento ajeno todos los seres humanos reaccionamos con compa-
sión.

2.1. ¿Qué otra cosa podíamos finidad de acciones: el samaritano se


hacer? compadece, se acerca, venda al herido,
Cuando logramos ser honrados con la lo monta en su propia cabalgadura, lo
realidad y ninguna venda nos impide lleva a la posada y lo cuida.
ver el sufrimiento del otro, la reacción Compadecerse, acercarse, vendar,
inmediata es la misericordia.23 llevar, cuidar… tejen la red de acciones
La misericordia samaritana no se re- que definen la ayuda samaritana, dife-
duce a un mero sentimiento empático, renciándola de propuestas meramente
incluye además la acción por aliviar el retóricas, modelos asistenciales y ayu-
sufrimiento del otro y el riesgo de com- das estructurales desencarnadas. Los
partir su destino. En poco más de una lí- MRG encontrarán en estos verbos los
nea, el evangelista Lucas amontona in- mayores retos y algunas de sus mayores
16
dificultades para hacer creíbles su pro- sis humanitarias; es muy eficaz organi-
puesta de otro mundo posible, desde las zando mercadillos solidarios, telemara-
víctimas. tones, y enviando al lugar de la tragedia
a sus profesionales de la solidaridad.
No queremos caer en críticas cínicas
2.2. Compadecerse ni demagógicas, hay situaciones que re-
Ante la visión del hombre medio muer- quieren ayuda inmediata y ante las que
to el samaritano se compadece. El tér- la recaudación de donativos es un deber
mino griego (esplagchnisthe) elegido inexcusable. Lo que los MRG denun-
por Lucas para expresar la conmoción cian es la visión plana y anestesiante de
del samaritano ante la visión del sufri- la lástima. La compasión bien entendi-
miento, significa abrazar visceralmente, da se pregunta por los desajustes es-
con las propias entrañas, los sentimien- tructurales que laten detrás de cada des-
tos o la situación del otro. gracia. Ante la devastación producida
por un terremoto es absurdo buscar cul-
No debemos confundir compasión
pables, pero es obligado preguntarse por
con lástima.24 La compasión comparte el
qué un seísmo de 7,3 grados en Haití (12
sufrimiento del otro: padece-con. La
de Enero de 2010) mata a 250.000 per-
lástima participa de la conmoción de la
sonas, mientras que días después, un
compasión pero desde la distancia exis-
temblor quinientas veces más potente se
tencial del que se sabe lejos de la situa-
cobra “sólo” 711 víctimas en Chile;
ción del que sufre.
¿por qué en las catástrofes naturales el
La compasión derriba las asimetrías número de muertos suele ser inversa-
que pueden darse en la relación ayuda- mente proporcional al PIB per cápita? O
dor-ayudado. Compadecido y compa- ante la tragedia de la mortalidad infan-
decedor se saben igualmente vulnera- til, conviene interrogarse por qué más
bles. La compasión prevé reciprocidad: de seis millones de niños mueren cada
«hoy por ti, mañana por mí». La lásti- año a causa de enfermedades totalmen-
ma no contempla verse en el lugar del te prevenibles como el paludismo, la
compadecido, la relación que establece diarrea y la neumonía. Los MRG se si-
con él es asimétrica. El ayudado está túan al lado de las víctimas y, desde ahí,
desnudo, apaleado y medio muerto, es leen el drama interno de la historia en
pura carencia. La lástima ayuda desde el términos de injusticia, desigualdad y
puro don, tiene todo aquello de lo que el opresión.
otro carece. Asimetría que evidencia La compasión también se pervierte
una desigualdad estructural sólo salva- cuando se hace del sufrimiento un es-
ble desde la limosna convertida en el ve- pectáculo televisivo. Salvo honrosas
hículo de una ayuda siempre unidirec- excepciones, cuando las televisiones
cional. se ocupan de los márgenes, lo hacen
La sociedad neoliberal es muy lasti- buscando las aristas morbosas, los per-
mera y poco compasiva, se conmueve y sonajes freakies y la lágrima fácil; no se
recauda donativos ante las grandes cri- detienen en analizar las causas estructu-
17
rales que sustentan la marginación. En cia» es necesario para provocar un seís-
la sociedad del espectáculo, la desgracia mo en nuestro interior?
ajena entretiene, divierte y, raramente,
nos hace más conscientes y sensibles.
Como escribe Luis Aranguren: 2.3. Acercarse
«Arrastramos años de solidaridad Ante la presencia del hombre medio
convertida en espectáculo mediático muerto, el sacerdote y el levita dan un
que favorece los intereses de las rodeo; el samaritano se acerca. Dos iti-
grandes cadenas de televisión y a las nerarios que determinarán no sólo la
empresas que a última hora se apun- suerte de la víctima sino también la de
tan a este nuevo negocio. Especial- los viajeros. Los dos primeros denegan-
mente el campo de las tragedias na- do su auxilio revelan su inhumanidad a
turales ha sido el caldo de cultivo costa de mantener su pureza. El samari-
para suscitar un tipo de participación tano es un ejemplo de humanidad aun a
solidaria también desde el sillón, sin riesgo de impurificarse.
salir de casa, donde se pone el acen- Si hacemos el ejercicio de escuchar
to en una participación que no cues- la parábola con oídos de judío cumpli-
ta y lo que es peor, una participación dor de la Ley, el sacerdote y el levita hi-
que acrecienta la cultura de la satis- cieron lo que debían pasando de largo
facción: “Qué bien que puedo ser so- para evitar impurificarse, mientras que
lidario sin que disminuya mi bienes- el samaritano hizo lo que se esperaba de
tar y mi calidad de vida.” un pecador como él, impurificarse. No
debemos olvidar que, en el contexto y
En este sentido convocan las gran-
época de la parábola, el samaritano era
des causas que mueven a la compa-
considerado como el prototipo de la
sión sin reflexión, a la generosidad
apostasía y la traición.26
sin confrontación de los datos de
la realidad entre el Norte y el Sur Al empezar esta sección pronostica-
del planeta, a la lágrima por quien ba que algunas de las acciones samari-
está en el fondo lejos de mi comodi- tanas pondrían en aprietos a más de uno
dad.»25 de los integrantes de los MRG, ésta es
una de ella: acercarse hasta quedar im-
La espectacularización del sufri- puros. Muchas son las asociaciones,
miento lo neutraliza alejándolo detrás ONG y colectivos de resistencia global
de la asepsia protectora de una pantalla. dedicados a poner vendas y curar heri-
Además, eleva el umbral social de sen- das, menos los dispuestos a jugarse «su
sibilidad al dolor, necesitando «mayores buen nombre» en la ayuda al necesitado.
dosis de tragedia» para lograr conmo- La hoja de ruta samaritana pasa por
vernos. Los MRG han de vigilar que los “mancharse”, exige tomar partido por
«niveles de compasión» de nuestra so- los últimos, arriesgarse a perder sub-
ciedad no decaigan a cotas de inhuma- venciones, exponerse a que tu nombre
nidad. ¿Qué «grado Richter de desgra- entre a formar parte del fichero policial.
18
En definitiva a quedar impuro ante los «Por muy variada que nos parezca la
ojos de la “religión oficial” del Estado. oferta de las agencias de viaje y por
Muchos MRG asumen el riesgo de muy abigarrados y coloridos que se
acercarse al sufrimiento y significarse nos ofrezcan los mapas, en este
en contra de bandidos, sacerdotes y le- mundo sólo se puede viajar en dos
vitas. Son muchas las personas que se direcciones: o contra los otros o ha-
autoinculpan con nombres, apellidos y cia ellos.
DNI, en causas con “mala prensa”. […] Viajar hacia los otros o contra
Vivimos en una época en la que actos ellos es una decisión de la que no de-
tan cotidianos como la hospitalidad se penden sólo la vida de miles de afri-
criminalizan. Un tiempo en el que hay canos, asiáticos y latinoamericanos:
que hay que decidir si “dar un rodeo” o de ella depende también nuestra pro-
“acercarse” y complicarse la vida. pia dignidad de humanos civiliza-
dos; es decir, la supervivencia mis-
2.3.1. De sanador herido a sanador ma del planeta: de sus rosas, sus
herido pájaros, sus leyes y sus hombres»
Acercarse hasta quedar impuro supone (Santiago Alba Rico)27.
profundizar en las relaciones “simétri- Dos maneras diametralmente opues-
cas” de la compasión tal y como veía- tas de acercarse a la realidad, dos for-
mos en un epígrafe anterior. Impurifi- mas de intentar transformarla: colonizar
cándose, el ayudador se sabe del mismo u hospedarse. El colonizador exporta su
barro que el ayudado pudiéndose esta- concepción y modo de vida allí donde
blecer una relación de sanador herido a va. Convencido de que su modelo es el
sanador herido. Una relación igualitaria ideal, intenta arrastrar a los demás hacia
en la que el herido sale fortalecido en él. En ningún caso se planteará renun-
su dignidad. ¡Cuántas ayudas bienin- ciar a sus cotas de bienestar o consumo.
tencionadas montan sus hospitales de El huésped, por su parte, dialoga con la
campaña sobre la dignidad de las vícti- cultura que la acoge, valora otros mo-
mas! dos de entender la vida y no absolutiza
Hay demasiadas acciones que se su modelo de progreso.
planifican para solventar las necesida-
Hay ONGD que funcionan con el
des de los otros, menos las que tienen en
modelo colonizador, ayudan sobre el te-
cuenta sus potencialidades. Acercarse a
rreno pero, como los caracoles, se lle-
los otros desde sus carencias deshuma-
van a cuestas sus casas norteñas. Los
niza al ayudador y deshonra al ayudado.
MRG han de optar por el modelo hués-
ped si no quieren promover falsas trans-
2.3.2. Hospitalidad versus formaciones sociales. El otro mundo
colonización posible, desde las víctimas no puede
Por este mundo sólo se puede viajar en consistir en la universalización del mo-
dos direcciones, contra los otros o hacia delo neoliberal occidental, no es hacer
ellos: que los países en “vías de desarrollo” se
19
suban al tren de la locomotora de un planifican acciones estratégicas a largo
progreso económico unívoco, en el que plazo que en nada alivian el sufrimien-
el consumo de masas es el inevitable to concreto y actual. La hoja de ruta sa-
modelo posible. maritana nos enseña a respetar momen-
El huésped sabe guardar silencio, tos y equilibrios entre “lo asistencial” y
adapta sus costumbres a los usos de los “lo estructural”.
hospedadores, valora y agradece lo que
el otro tiene que ofrecerle. Y desde las
normas básicas de la hospitalidad cami- 2.5. Montarlo en la propia
nan juntos hacia un horizonte proyecta- cabalgadura
do en común. Algunos exegetas nos hacen caer en la
cuenta del profundo valor simbólico que
se esconde tras el sencillo acto del sa-
2.4. Vendar maritano de montar al hombre sobre su
El samaritano, de acuerdo a los conoci- propia cabalgadura. Según K. E. Bailey,
mientos de la época, cura al herido: ven- el samaritano conduce al animal hacia la
da las heridas y les echa aceite y vino. posada como un siervo conduce a su
El aceite y el vino eran remedios cono- amo. La distinción entre el que monta y
cidos. El aceite servía para curar, el vi- el que conduce el animal es muy fuerte
no para desinfectar. Nos encontramos aún hoy en el mundo oriental.28
en el culmen del “momento asistencial” Pretender que otro mundo es posible,
de la hoja de ruta samarita. desde las víctimas significa ponerse a su
Conviene acabar de una vez por to- servicio, bajar de nuestra cabalgadura y
das con la falsa dialéctica que contrapo- asumir nuestro papel gregario con res-
ne asistencialismo y promoción. Al ma- pecto a ellas. Son las víctimas las que de-
nido relato del pescador y la caña que berían marcar nuestros modos de vida,
suele concluir con la moraleja de que es nuestros consumos, nuestras políticas. Y
mejor enseñar a pescar que dar peces, para ello hay que empezar por escuchar
conviene añadirle la apostilla de que hay lo que dicen: ¿qué esperan?, ¿por qué
un momento para dar peces y otro para luchan?, ¿qué callan?, ¿qué temen?
enseñar a pescar; que tan injusto es de- No es fácil escuchar la voz de las
dicarse a enseñar a pescar en una situa- víctimas, la mayoría de las veces la en-
ción en la que llevarse algo a la boca es cubrimos con tranquilizadores discur-
cuestión de vida o muerte, como donar sos románticos que convierten la pobre-
peces a aquellos que por negligencia o za en un lugar idílico de solidaridad
vagancia se niegan a utilizar la caña. espontánea. En otras ocasiones nuestra
En el reverso del neoliberalismo las- sordera a la voz de los excluidos y ex-
timero que da peces sin preocuparse por cluidas, viene determinada por la ideo-
enseñar a pescar, encontramos la dema- logía neoliberal que, como ya hemos
gogia política de algunos MRG que visto, invisibiliza la presencia de la ex-
cuestionan a tiempo y destiempo cual- clusión y acalla la queja de los empo-
quier acto asistencial, mientras ellos brecidos.
20
Los MRG que se han tomado en se- 2.6. Hoja de ruta. Resumen
rio otro mundo posible, desde las vícti-
mas, están dispuestas a participar de sus
lógicas y compartir su suerte. Se trata de – Padecer-con.
un camino de autoexclusión que no to- – Derribar asimetrías ayudador-
dos los MRG pueden ni quieren reco- ayudado.
rrer. Cuando los conflictos armados – No pervertir la compasión (ni lás-
arrecian y las embajadas aconsejan a tu- tima ni espectáculo).
ristas y cooperantes abandonar el país, – Acercarse hasta quedar impuro.

CARGAR
siempre surgen seres excepcionales que
– Asumir el riesgo y las conse-
deciden quedarse para compartir hasta cuencias del compromiso.
sus últimas consecuencias la suerte de
los más pobres. Si en los verbos com- – Huéspedes vs. colonizadores.
padecerse, acercarse, vendar muchos – Encontrar el equilibrio entre “lo
MRG se habían quedado por el camino, asistencial” y “lo estructural”.
en éste: compartir cabalgadura, serán – Dejarse “conducir” por las vícti-
pocos los movimientos y personas que mas.
lleguen al límite de la ruta samaritana.

21
3. ENCARGARSE DE LA REALIDAD

La parábola termina con el samaritano pagando al posadero para que


se ocupe del herido, con ello culmina su cuidado “integral” de la vícti-
ma: los ladrones le habían robado, ahora el samaritano paga; lo habí-
an dejado medio muerto, ahora el samaritano lo cuida y lo hace cuidar;
todos habían pasado de largo, ahora el samaritano promete volver.29

3.1. El momento estructural y Salvo casos puntuales como los par-


político tidos ecologistas, los MRG no aspiran a
Después del momento “asistencial” de ocupar el espacio político. Sí quieren in-
la etapa anterior, entraríamos ahora en cidir en “la cosa pública” pero desde sus
uno estructural o político. Dicho de ma- propios contextos reivindicativos. Mo-
nera gráfica, pasaríamos de la urgencia delos añejos como el sindical que agru-
de vendar heridas a la necesidad de pa las demandas de clase del colectivo
construir hospitales y buscar financia- obrero bajo las siglas de un sindicato,
ción para su mantenimiento. Aunque van dejando paso a fusiones heterogé-
tratándose de MRG no deberíamos dar neas en unos MRG donde se conectan
por supuesto que su alternativa de otro individuos de diferentes clases sociales
mundo posible culmine en una magní- con intereses coincidentes en el tiempo.
fica “posada-hospital” gestionada por Frente a las militancias exclusivas de
una Fundación. Más que la construcción antaño, hoy en día una misma persona
de un gran centro médico, los MRG op- puede pertenecer –de hecho pertenece–
tarían por la creación una red ambula- a múltiples MRG. Puede invertir sus
torios locales interconectados entre sí, ahorros en fondos de banca ética, parti-
en los que se emplearían medicinas al- cipar como activista en el envío de co-
ternativas autóctonas como el aceite y el rreos para la liberación de presos políti-
vino para curar dolencias. cos, pagar una cuota a una asociación
22
que lucha por la conservación de la bio- liberal, necesitamos anticipar ya otros
diversidad marina, manifestarse en con- modelos de vida posibles. Los MRG
tra de la cárcel de Guantánamo y cola- promueven alternativas “domésticas”
borar como voluntario en un albergue que funcionan como termitas en el mu-
para personas sin hogar de su ciudad. ro del Estado del bienestar «para unos
Militancias sociales “domésticas” que pocos». Se equivocan quienes reducen
no se traducen necesariamente en afi- a los MRG a sus epígonos antisistema.
liaciones a partidos políticos tradicio- Los MRG no son sólo movimientos
nales. Como afirma con vehemencia «anti», son también movimientos
Chaime Marcuello, «nuestro espacio «pro». Exigen al Estado los mínimos de
público primordial no es sólo la mendaz justicia universalizables, al tiempo que
arena política de los profesionales que proponen opciones viables de vidas fe-
conforman la partitocracia actual, es la licitantes (neologismo utilizado por la
de los medios de comunicación, de las filósofa Adela Cortina para referirse a
redes sociales de participación y nues- proyectos vitales que generan felici-
tro carrito de la compra»30. dad).
En el siglo XXI, la gran utopía de otro La «felicidad» capitalista descansa
mundo posible se configura entretejien- sobre el éxito económico; la vida labo-
do millones de “pequeñas” utopías que ral, familiar, el ocio o el desarrollo per-
ya están en marcha. La «sociedad en sonal se supeditarán a ese fin. Frente a
red»31 es el nuevo sujeto planetario del este ideal económico, los MRG presen-
altermundo. «Mucha gente pequeña, en tan otros modelos de vidas felicitantes.
lugares pequeños, haciendo cosas pe- El desarrollo de las capacidades perso-
queñas, puede cambiar el mundo» nales, el cuidado de la familia o el dis-
(Eduardo Galeano). frute del tiempo libre son algunas de las
A continuación nos detenemos en al- grandes piedras con las que los MRG
gunas de las «posadas ya posibles» con llenan el recipiente de la existencia; des-
las que los MRG responden a la necesi- pués, entre las rendijas que quedan, en-
dad de crear un mundo justo y bueno pa- contrarán acomodo la arena del trabajo,
ra todos y todas. las expectativas monetarias, las carreras
profesionales o los master formativos.
3.2. Otros modos de vida son En los MRG hay pescadores que han de-
posibles cidido sentarse a disfrutar, como el del
relato de Anthony de Mello.
El «pensamiento único» promueve un
estilo de vida «único». Como ya hemos El rico industrial del Norte se horro-
visto, el mito capitalista del progreso ili- rizó cuando vio a un pescador del
mitado, genera modelos de desarrollo y Sur tranquilamente recostado contra
modos de vida basados en el consumo. su barca y fumando una pipa.
Para la creación de otro mundo posible –¿Por qué no has salido a pescar? –le
no basta con cuestionar el modelo neo- preguntó el industrial.
23
–Porque ya he pescado bastante por lidaria como las propuestas por las
hoy –respondió el pescador. congregaciones religiosas; opciones co-
–¿Y por qué no pescas más de lo que munitarias que serán percibidas como
necesitas? –insistió el industrial. vidas felicitantes si logran imbricarse
–¿Y qué iba a hacer con ello? –pre- con las demandas de altermundializa-
guntó a su vez el pescador. ción vehiculadas por los MRG. No en-
tramos aquí a valorar su significatividad
–Ganaría más dinero –fue la res- al interior de la comunidad creyente,
puesta. pero si no quieren quedar relegadas en
–De este modo podrías poner un mo- el espacio de los grupos de huida o re-
tor a tu barca. Entonces podrías ir a traimiento, los religiosos y religiosas
aguas más profundas y pescar más deben hacer un gran esfuerzo por hacer
peces. Entonces ganarías lo sufi- socialmente comprensible su propuesta,
ciente para comprarte unas redes de creando comunidades que resulten
nylon, con las que obtendrías más contraculturales por su modo de vivir
peces y más dinero. Pronto ganarías sobrio, su capacidad de acogida y su dis-
para tener dos barcas... y hasta una posición a compartir con los más nece-
verdadera flota. Entonces serías ri- sitados.34
co, como yo.
–¿Y qué haría entonces? –preguntó
de nuevo el pescador. 3.3. Otra información es posible
–Podrías sentarte y disfrutar de la vi- El imponente desarrollo tecnológico de
da –respondió el industrial. los últimos tiempos permite una fluidez
–¿Y qué crees que estoy haciendo en en las comunicaciones que nos sitúa en
este preciso momento? –respondió un nuevo paradigma cultural. El cuarto
el satisfecho pescador.32 poder, otrora en manos unas pocas cor-
poraciones oligárquicas, se ha democra-
El «movimiento slow»33 que practi- tizado. Para saber qué está ocurriendo
can algunos MRG, propone un ritmo de en el mundo, los MRG no recurren só-
vida en las antípodas del estrés de una lo a las versiones de los medios de
existencia orientada al éxito económico. comunicación tradicionales, cuentan
La Sociedad por la Desaceleración del además con una red infinita de ciudada-
Tiempo, que encabeza este movimiento, nos-informadores. La ciudadanía deja
plantea extender la “lentitud” a ámbitos de ser consumidora pasiva de visiones y
como la comida, el trabajo o el ocio. En discursos oficiales para convertirse en
lugar de hacerlo todo más rápido, la generadora de información y opinión. Si
gente descubre que brindar lentitud a su antes sólo las grandes corporaciones
vida hace que la comida, las relaciones, mediáticas tenían capacidad económica
el trabajo, el aprendizaje, el ocio, sean para mantener “enviados especiales” en
mejores y más placenteros. cualquier rincón del planeta, hoy, con un
Entre los MRG, también encontra- solo clic de ratón el internauta cuenta
mos alternativas de vida austera y so- con la opinión de ciudadanos sobre el
24
terreno dispuestos a contarle cómo el tros ordenadores y teléfonos móvi-
último coche bomba ha destrozado su les se habían enredado, estaban en
casa en Kabul o cómo las divisas gene- red, on line. Así pudimos formar, ca-
radas por el mundial de fútbol en Sudá- si sin saberlo, redes de confianza en
frica no han trasformado la miseria de las que debatíamos al margen y mu-
su vecina ciudad-refugio de Musina. chas veces en contra de los partidos
Los medios de comunicación tradicio- y los medios convencionales. En las
nales han perdido hegemonía en el aná- últimas manifestaciones contra la
lisis y representación de la realidad. guerra ya nos auto-convocábamos,
Junto a los relatos «oficiales», los MRG sin esperar a que lo hiciesen otros en
elaboran sus propias construcciones nuestro nombre, sin solicitar permi-
simbólicas. sos ni pactar recorridos de protesta.
«Otra información posible» consti- Y el 13 de marzo, creyendo que es-
tuye una fuente de poder nada despre- taríamos solos, volvimos a descubrir
ciable. La convocatoria del 13 de Marzo que éramos multitud. Esa multitud
de 2004 fue un claro exponente del po- nos sobrepasó a todos, en número,
der de una sociedad en red. En aquella en potencia, en desobediencia.»
fecha, un día antes de que las Elecciones (Víctor F. Sampedro)35
Generales dieran el poder a José Luis
A los discursos asociados a acciones
Rodríguez Zapatero, en plena jornada
de reflexión miles de ciudadanos y ciu- concretas como las que acabamos de
dadanas se concentraban a las puertas ver, hay que sumar las distintas convo-
de la sede del Partido Popular en la ca- catorias del Foro Social Mundial que en
lle Génova para manifestar su indigna- la última década vienen reuniendo a los
ción. Un acto de desobediencia civil MRG en distintos países (Brasil, India,
“convocado” a través de SMS, correos Venezuela, Kenia, México), un espacio
electrónicos y redes sociales. de encuentro, reflexión, intercambio,
reivindicación y, sobre todo, de creación
«Que se dejen de conspiraciones. El de simbólicas alternativas para otro
13-M fue culpa de todos los que mundo posible.
alentamos, convocamos y secunda-
mos la desobediencia civil en la jor-
nada de reflexión electoral. Que na- 3.4. Otro consumo es posible
die se llame a engaño. No queremos
arrogarnos protagonismos. Quienes La multinacional Nestlé debería preo-
escribimos este libro hicimos lo que cuparse, Greenpeace ha iniciado una
otros muchos ciudadanos. Durante campaña contra el snack «Kit Kat».36
los últimos cuatro años, toda una le- Según el movimiento ecologista ese y
gislatura, nos movilizamos contra otros productos de la marca utilizan
decretazos, reformas “educativas” y aceite de palma proporcionado por el
mentiras tan espesas como el fuel del grupo Sinar Mas, «empresa que sigue
Prestige o la sangre derramada por expandiendo sus plantaciones de palma
controlar el petróleo de Irak. Nues- aceitera tras talar las selvas tropicales y
25
quemar las zonas de turbera». Siempre «Vivir con menos es una exigencia
según los ecologistas, la actividad de física que impondrá la limitación de
Sinar Mas crea graves problemas socia- los recursos materiales. Vivir bien
les, acelera el cambio y destruye el há- con menos y en condiciones de jus-
bitat de las amenazadas poblaciones de ticia y equidad, es un camino que
orangután. El debate está servido, las hay que señalar, sumando mayorías
ventas de «Kit Kat» en declive y las de- que puedan resistir, exigir e impul-
cisiones estratégicas al interior de sar un cambio. Esta nueva visión
Nestlé sobre la mesa de sus directivos. permitirá establecer alternativas, re-
Los MRG son conscientes del poder del cuperar lo valioso que perdimos y
consumidor y lo utilizan, como en este explorar caminos inéditos que per-
caso, para influir sobre las empresas. mitan vivir en armonía social y en
Un poder que los MRG ejercen para paz con el planeta. Muchas perso-
transformar la sociedad y no simple- nas, en todos los continentes, lo es-
tán haciendo ya.» (Yayo Herreo)38
mente para responder a sus necesidades
inmediatas, detrás del boicot propuesto Hay que echar el freno al falso mito
a Nestlé están los “graves problemas neoliberal que diviniza el consumo co-
sociales” y la “destrucción del hábitat mo la solución mágica a los problemas
de los orangutanes”. Como hemos ve- sociales. Escribo estas líneas en el con-
nido insistiendo, son estos horizontes texto de la mayor crisis financiera de la
éticos de responsabilidad social y pro- edad moderna desde la Gran Depresión
tección del medio ambiente los que de- de 1929; países endeudados, Estado del
finen el consumo defendido por los bienestar en derrumbe, el 20% de la po-
MRG. blación activa española en paro... y an-
te este panorama desolador, el absurdo
Los MRG no se conforman con sim-
consejo de políticos de todo signo «hay
ples propuestas de consumo sostenible
que consumir más y más para que la
que, en no pocas ocasiones, reproducen
economía no se paralice». No he escu-
y acentúan las desigualdades sociales. chado a ningún líder mundial hablar de
Tampoco caen en la trampa de reducir sobriedad, austeridad, ahorro o priva-
la participación ciudadana a simples ac- ción. Si los “administradores” del mun-
ciones de consumo, el ciudadano com- do no lo dicen, digámoslo y practiqué-
pra, pero además se preocupa por la de- moslo nosotros: hay que consumir
forestación del Amazonas, las tasas de menos, muchos menos. Hay que propi-
abandono escolar en su país y la falta de ciar un consumo universalizable; es de-
instalaciones deportivas en su barrio. La cir, un modo de consumo tal que todo el
alternativa de consumo que presentan mundo pueda consumir de esa manera.
los MRG es la ampliación del modelo Se trata de vivir más sencillamente pa-
de decrecimiento que ya han iniciado ra que otros puedan sencillamente vivir.
muchos de sus colectivos.37 No basta Creemos que, como escribía Stuart Mill
con moderar el consumo, hay que redu- en 1848, «la mejor situación para la na-
cirlo. turaleza humana es aquella en la cual,
26
mientras nadie es pobre, nadie desea miento. Detrás de estas relaciones de in-
tampoco ser más rico»39. tercambio late la convicción de que co-
Junto al poder del consumidor en nocimiento y cultura son bienes comu-
clave de ciudadanía global, al interior de nes que no se deben privatizar, son
los MRG se están dando prácticas eco- Derechos Fundamentales a proteger.
nómicas “domésticas”, que aunque no Los MRG se sitúan en la defensa de la
se postulan como alternativas estructu- segunda y tercera generación de los De-
rales al capitalismo, demuestran con he- rechos Humanos: los derechos econó-
chos la posibilidad y eficacia de otros micos, sociales y culturales.
modos de relaciones económicas. Así En el año 2000, el gobierno bolivia-
encontramos cooperativas de consumo no aprobó una ley por la cual las aguas
ecológico a través de las cuales grupos del Tunari pasaban a estar gestionadas
de ciudadanos contactan directamente por la compañía Aguas del Tunari, sub-
con los productores de materias agroe- sidiaria de las corporaciones transna-
cológicas libres de químicos y pestici- cionales Bechtel, Edison y Abengoa.
das (y de hormonas y hacinamientos en Entre las cláusulas de la concesión se
el caso de animales), de calidad, y a pre- exigía a la población una licencia para
cios razonables.40 Aunque con menor recoger ¡agua de lluvia!
implantación que el comercio justo y las Para los MRG la privatización de los
cooperativas de consumo, existen tam- bienes culturales es una pretensión tan
bién propuestas de “trueque” en las que absurda e injusta como prohibir alma-
los participantes intercambian bienes y cenar agua de lluvia. Hay conocimien-
servicios (fundamentalmente estos últi- tos que es necesario sustraer a la lógica
mos) sin la mediación de dinero. Los del mercado porque forman parte del
bancos de tiempo y el bookcrossing41 patrimonio común de la humanidad que
son dos ejemplos de trueque en pleno debe ser accesible a todo el mundo. Así
siglo XXI. lo entendió el patólogo colombiano
Manuel Patarroyo cuando donó a la
OMS la patente de su vacuna contra la
3.5. Otro intercambio del malaria: «El conocimiento debe servir
conocimiento y la cultura es
al bienestar colectivo, nunca a los inte-
posible
reses privados», así lo concibe el movi-
¿Quiere aprender a tocar la guitarra?, miento que fomenta el uso y distribu-
¿necesita saber cómo arreglar un grifo?, ción gratuita del software libre, o los
¿tiene alguna dificultad con un progra- intelectuales y artistas que distribuyen
ma informático?... Entrando en el foro sus obras bajo licencias copyleft. Prác-
adecuado, en Internet encontrará millo- ticas que tienen en jaque a las industrias
nes de personas de todos los rincones farmacéuticas y culturales; corporacio-
del planeta dispuestas a echarle una ma- nes que habían olvidado que antes que
no, sin cobrar nada a cambio, por el pla- mercado, la salud y la cultura son bie-
cer de ayudar y compartir su conoci- nes comunes.
27
3.6. Otra espiritualidad es posible prendente, la inmanencia opaca de
los días con la trascendencia radian-
Si por espiritualidad entendemos la ca-
te del espíritu, la vida en plena li-
pacidad que todo ser humano tiene de
bertad con la muerte simbolizada co-
reaccionar ante la realidad con ultimi-
mo un unirse a los antepasados, la
dad,42 los MRG son profundamente es-
felicidad discreta de este mundo con
pirituales porque, como hemos venido
la gran promesa de la eternidad. Y al
insistiendo, “leen” e interactúan con la
final habremos descubierto mil ra-
realidad desde los horizontes últimos
zones para vivir más y mejor, todos
de la responsabilidad social y la soste-
juntos, como una gran familia, en la
nibilidad ecológica. El cuidado del otro
misma Aldea Común, bella y gene-
y del medio ambiente son las señas de
rosa, el planeta Tierra.»43
identidad de la “espiritualidad” de los
MRG. Una espiritualidad que se desa- La invocación a la espiritualidad no
rrolla mayoritariamente al margen de viene requerida sólo desde ámbitos re-
religiones institucionalizadas. ligiosos, campos como la psicología o la
La preocupación social que movili- educación se acercan a las tradiciones
zaba las energías de los movimientos espirituales para beber de sus fuentes.
sociales del siglo pasado, se amplía pa- Autores como el psiquiatra Claudio
ra integrarse en un horizonte ecológico Naranjo proponen una recuperación de
en los MRG del nuevo mileno. Pode- la espiritualidad como contrapunto a un
mos identificar este camino en el itine- aprendizaje escolar “capitalista” conce-
rario intelectual de un autor como bido como mera acumulación de sabe-
Leonardo Boff. Los escritos de este teó- res. Su invitación a incluir «prácticas es-
logo, referente ineludible de la Teología pirituales» en el currículo académico es
de la Liberación, han evolucionado des- tremendamente sugerente.44
de la reivindicación de la opción prefe- La recuperación de tradiciones con-
rencial por los pobres a la necesidad de templativas orientales o la puesta en va-
integrar esa lucha social en el marco de lor de las místicas judía, cristiana y mu-
un retorno a la madre Tierra: sulmana son muestras evidentes de la
presencia actual de la espiritualidad en
«Hoy nos encontramos en una nue- el entramado de los MRG. Las religio-
va fase de la humanidad. Todos es- nes institucionalizadas se integran en
tamos regresando a nuestra casa este sincretismo espiritual como una op-
común, la Tierra: los pueblos, las so- ción más entre otras, aportando su ba-
ciedades, las culturas y las religio- gaje contemplativo y sin pretender ad-
nes. Intercambiando experiencias y hesiones confesionales (si las «Iglesias»
valores, todos nos enriquecemos y quieren ser significativas en la red de
nos completamos mutuamente. MRG han de renunciar a cualquier for-
[…] Vamos a reír, a llorar y a apren- ma de proselitismo). Junto a la «socia-
der. Aprender especialmente cómo lización» de sus tradiciones místicas, la
casar Cielo y Tierra, es decir, cómo principal contribución que las religiones
combinar lo cotidiano con lo sor- a la gestación de otro mundo posible,
28
desde las víctimas es la reivindicación sol para discernir buenas prácticas sa-
común de una ética de la compasión. maritanas.
Todas las religiones florecen como di- Otro mundo sí es posible porque ya
mensión compasiva de la existencia hu- existen MRG samaritanos: personas,
mana que se expresa en preceptos de instituciones y colectivos que no dan un
justicia, caridad y solidaridad con las rodeo ante la presencia del sufrimiento,
criaturas que padecen sometimiento y MRG que hoy están construyendo po-
opresión45. sadas domésticas donde se alivia el do-
Ir a las raíces de los problemas so- lor del prójimo y en las que se vive fe-
ciales desde la propia raíz personal, es lizmente.
el fundamento último de la espirituali-
dad para otro mundo posible que plan-
– Utopías “domésticas”.
tean los MRG. En palabras del poeta
García Lorca: «Para que desaparezca el – Vidas felicitantes.
hambre hace falta una revolución espi- – Lecturas alternativas de la reali-

ENCARGARSE
ritual». dad.
– Decrecer económicamente.

3.7. Hoja de ruta. Resumen – No mercantilizar el conocimiento


ni la cultura.
Con este tercer momento: encargarse, – Recuperar la espiritualidad como
llegamos al final de nuestra hoja de ru- contemplación y compasión.
ta. Un itinerario que ha servido de cri-

29
APÉNDICE: “DEJARSE CARGAR POR LA REALIDAD”

Desde una perspectiva creyente, el itinerario samaritano trasciende su


dimensión sociopolítica y se inscribe en una historia de salvación que
tiene en la cruz y el Crucificado su sentido y destino últimos.
El samaritano creyente no cae en la tentación de considerarse “salva-
dor” del hombre apaleado al borde del camino; antes bien, reconoce
que en su compromiso de hacerse cargo de la realidad del pueblo cru-
cificado, encargándose de bajarlo de la cruz y cargando con el riesgo
de terminar en la misma cruz que ese pueblo, se incorpora a una espe-
ranza que no es suya. Esto es lo que Jon Sobrino añade como un cuar-
to momento: «Dejarse cargar por la realidad»46 y que, según sus pala-
bras, es descubrir que en el pueblo crucificado hay “gracia”, es decir
que el pueblo crucificado carga con nosotros dándonos nuevos ojos
para ver, manos nuevas para trabajar, espaldas para soportar y espe-
ranza. No hay argumentos científicos que avalen esta afirmación, sólo
se puede apelar a la experiencia creyente que la confiesa: así ocurre.
En la brega diaria por la construcción de otro mundo posible el samari-
tano creyente se descalza en las cunetas de los caminos, sabe que
pisa un terreno sagrado en el que el Dios de la vida se revela salvífi-
camente en el destino de sus preferidos: los crucificados de la historia.

30
NOTAS

1. Los Movimientos de Resistencia Global –hay 9. José A. HERNÁNDEZ DE TORO, «Subida del precio
autores que prefieren hablar de “redes” en lugar de los alimentos: amenaza y oportunidad» en
de “movimientos”– son la evolución lógica de Revista IO, nº 11, Septiembre 2008, http:/www.
lo que, a finales del siglo pasado, se definieron intermonoxfam.org/cms/HTML/espanol/
como Nuevos Movimientos Sociales (NMS). 1862/RevistaIO11cast.pdf
El rechazo al modelo neoliberal de aquellos 10. Jean Ziegler, ex-relator especial de la ONU para
NMS, se expande en la actualidad hacia una el Derecho a la Alimentación. Del discurso ante
perspectiva transnacional, en el contexto de una los Jefes de Estado en el marco de la 5ª sesión
economía de mercado global. Ver María José del Consejo de los Derechos Humanos, que se
FARIÑAS, «Las asimetrías de la globalización y llevó a cabo del 11 al 18 de junio de 2007 en
los movimientos de resistencia global» en Juan Ginebra.
José TAMAYO (coordinador), El cristianismo 11. No se preocupe el lector o lectora si no ha enten-
ante los grandes desafíos de nuestro tiempo, dido el párrafo que acaba de leer, no tiene nin-
Universidad de Valladolid, 2004. gún sentido. Es una recreación jocosa de los
2. Jon SOBRINO, El principio misericordia, El discursos incomprensibles con los que a diario
Salvador, UCA Editores, 19932, p. 62. nos bombardean desde periódicos, radios y
3. Ver I. ELLACURÍA, Hacia una fundamentación televisiones. Para conocer el significado de los
filosófica del método teológico latinoamerica- términos económicos con los que he jugado se
no, El Salvador, UCA 322-323 (1975), p. 149. puede consultar: Luis DE SEBASTIÁN, Breve
4. Jon SOBRINO, «Espiritualidad y seguimiento de antología de términos económicos, Barcelona,
Jesús» en Ignacio ELLACURÍA – Jon SOBRINO, Cristianisme i Justícia, 145, Febrero 2007.
Mysterium Liberationis. Conceptos fundamen- http://www.fespinal.com/espinal/llib/es145.pdf
tales de la Teología de la Liberación, T. II, 12. Jacques DIOUF, presidente de la FAO. De su dis-
Madrid, Trotta, 19942, p. 453. curso en la cumbre de Roma en junio de 2002.
5. De un poema de O. MANDELSTAM en Lev S. 13. Francis FUKUYAMA, El fin de la historia y el últi-
VYGOTSKY, Pensamiento y lenguaje, Buenos mo hombre, Barcelona, Planeta Agostini, 1994.
Aires, La Pléyade, 1987, p. 159. Fukuyama no proclama el final de la historia
6. No todos los especialistas comparten la tesis de la porque el mundo haya llegado a la meta de su
impureza ritual como causa de la actuación del plenitud, sino por la constatación de la ausencia
sacerdote y el levita (ver por ejemplo José de alternativas al orden presente.
Antonio PAGOLA, Jesús. Aproximación históri- 14. César MANZANOS BILBAO, La construcción
ca, Madrid, PPC, 2007, p. 140). social de la pobreza. Principios que sustentan
7. En sentido estricto los levitas, en cuanto “bajo su percepción, Ekintza Zuzena, 18. (http://
clero”, no tenían la misma obligación ritual de www.nodo50.org/ekintza/article.php3?id_
conservarse puros. A ellos sólo se les exigía la article=243).
pureza ritual para los días de su servicio y no, 15. Andrés GARCÍA INDA y Carmen MARCUELLO
como en el caso de los sacerdotes, de por vida. SERVÓS (coords.), Conceptos para pensar el
(Ver Mario Sergio BRIGLIA, Misterio de miseri- siglo XXI, Madrid, Los libros de la Catarata,
cordia: El Buen Samaritano (Lucas 10,25-37) 2008. p. 7.
(http://dialnet.unirioja.es/servlet/fichero_ 16. Paul RICOEUR, Del texto a la acción, Buenos
articulo?codigo=2707936&orden=0) Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000.
8. Texto perteneciente a la antología comentada de 17. Rubem ALVES, Hijos del mañana, Salamanca,
José Ignacio GONZÁLEZ FAUS, Vicarios de Cris- Sígueme, 1975.
to. Los pobres en la teología y espiritualidad 18. Adela CORTINA e Ignasi CARRERAS, Consumo…
cristianas, Madrid, Trotta, 1991, p. 19. luego existo, Barcelona, Cristianisme i Justícia,
31
Cuaderno nº 123. Http://www.fespinal.com/ 34. José Antonio GARCÍA, En el mundo desde Dios.
espinal/llib/es123.pdf Vida religiosa y resistencia cultural, Santander,
19. Th. HOBBES, Leviatán. O la materia, forma y Sal Terrae, 1989, p. 156.
poder de una república, eclesiástica y civil. 35. Victor F. SAMPEDRO BLANCO, «La red del 13-M.
FCE. México, 1940, Introducción, p. 3. A modo de prefacio» en AA. VV., Victor F. SAM-
20. Adela CORTINA, Alianza y Contrato. Política, PEDRO BLANCO (ed.), 13-M. Multitudes on line,
ética y religión, Madrid, Trotta, 20052, p. 21. Madrid, Los libros de la Catarata, 2005, p. 11.
21. Max HORKHEIMER, Anhelo de justicia, teoría 36. Detalles: http://www.greenpeace.org/espana/
crítica y religión, Madrid, Trotta, 2000, p. 93. campaigns/bosques/kit-kat-take-action-2
22. Adela CORTINA, o.c., p. 171. 37. Carlos TAIBO, En defensa del decrecimiento. So-
23. Jon SOBRINO, «Espiritualidad y seguimiento de bre capitalismo, crisis y barbarie, Madrid, Los
Jesús» en Ignacio ELLACURÍA – Jon SOBRINO, libros de la Catarata, 2009.
Mysterium Liberationis. Conceptos funda- 38. Yayo HERRERO, «Objeciones al desarrollo: una
mentales de la Teología de la Liberación, T. mirada crítica al concepto de progreso» en Re-
II, Madrid, Trotta, 19942, p.454. «Cuando no vista Pueblos, n.º 36, Marzo 2009 (http://www.
se aprisiona la verdad de la realidad con la revistapueblos.org/spip.php?article1577).
injusticia, de ella misma surge un incondicio- 39. John STUART MILL, Principios de economía po-
nal “sí” a la vida y un incondicional “no” a la lítica con alguna de sus aplicaciones a la filo-
muerte». sofía social, México, Fondo de Cultura Eco-
24. Para profundizar en la diferencia entre “com- nómica, 2006, p. 641.
pasión” y “lástima” ver Juan Antonio GERRERO 40.http://www.ecologiablog.com/post/607/
y Daniel IZUZQUIZA, Vidas que sobran. Los cooperativas-de-consumo-ecologico
excluidos de un mundo en quiebra, Santander, 41. Alternativas de trueque: bancos de tiempo:
Sal Terrae, 2003, pp. 64-76 (1. La ayuda y la www.kroonos.com; bookcrossing: club de lec-
compasión). tura que pone a disposición de sus miembros
25. Luis ARANGUREN GONZALO, «Participación» en libros de forma gratuita, www.bookcrossing-
Andrés GARCÍA INDA y Carmen MARCUELLO spain.com; ocio y cultura: www.sindinero.org;
SERVÓS (coords.), o.c., p.194. sistema de intercambio empresarial: www.
26. Mario Sergio BRIGLIA, o.c., p. 173-175. acambiode.com; objetos y otros: www.truequi
27. Santiago ALBA RICO, del prólogo de Gabriele .com y www.truequeweb.com; huertos urba-
DEL GRANDE, Mamadú va a morir. El extermi- nos: proyectohuertos.blogspot.com/
nio de inmigrantes en el Mediterráneo, Ma- 42. Jon SOBRINO, «Espiritualidad y seguimiento de
drid, Ediciones del Oriente y del Mediterrá- Jesús» en o.c., p. 452.
neo, 1982. 43. Leonardo BOFF, Casamento entre o céu e a
28. Mario Sergio BRIGLIA, o.c., p. 181. terra, Rio de Janeiro, Salamandra, 2001, p. 9.
29. Mario Sergio BRIGLIA, o.c., p. 182. 44. Claudio NARANJO, «Cambiar la educación para
30. Chaime MARCUELLO SERVÓS, «La (re)construc- cambiar el mundo» en http://www.claudiona-
ción de la cosa pública» en Andrés GARCÍA ranjo.net/pdf_files/education/cambiar_la_edu-
INDA y Carmen MARCUELLO SERVÓS (coords.), cacion_ch_4_spanish.pdf
o.c., p. 182-183. 45. Carlos MENDOZA ÁLVAREZ, «Fe, filosofía y cien-
31. Manuel CASTELLS, La Sociedad red: una visión cias. Por una arquitectura del conocimiento»
global, Madrid, Alianza Editorial, 2006. (http://www.uia.mx/humanismocristiano/filos-
32. Anthony DE MELLO, El canto del pájaro, fycien.html).
Santander, Sal Terrae, 198230. 46. Jon SOBRINO, «El pueblo crucificado y la civili-
33. Carl HONRÉ, El elogio de la lentitud, Barcelona, zación de la pobreza (el “hacerse cargo de la
RBA, 2007. Para saber más sobre el “movi- realidad” de Ignacio Ellacuría)» en Fuera de
miento slow”: http://www.aat.org.ar/Slow_ los pobres no hay salvación. Pequeños ensayos
mundial.htm utópicos-proféticos, Madrid, Trotta, 2007, p. 26.

32
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN

Este cuaderno comienza así:


Otro mundo es posible. Estas son algunas de las consignas más coreadas
por los Movimientos de Resistencia Global (MRG) de la última década.
¿Eslóganes o utopías? ¿Reclamos publicitarios o proyectos sociopolíticos?
¿Mantras adormidera o llamadas a la disidencia social?
En el recorrido que quiere hacer el autor propone, como ruta de camino, entrar en
dialogo con las tradiciones utópicas que a lo largo de la historia han forzado cam-
bios. Es así que la parábola del Buen Samaritano forma parte del patrimonio lite-
rario y ético de la humanidad y merece ser tenida en cuenta.
El ejemplo del samaritano compasivo desborda su contexto religioso originario
para convertirse en referente ineludible de personas e instituciones dedicadas a
vendar las heridas de los apaleados y despojados que han sido arrojados a las
cunetas de los sistemas sociales vigentes.

Vamos a adentrarnos en cada una de las rutas que indica.

1. En la lectura de cada una de las tres partes habrás sido interrogado con rigor,
lucidez y profundidad:
— ¿Somos de los que viendo no ven? ¿Puedes pensar en algunos ejemplos
concretos?
— ¿Qué relatos configuran la mirada del sacerdote y el samaritano?
— ¿Por qué sólo el último parece “ver” al hombre apaleado y medio muerto?
¿Qué le diferencia de los anteriores para poder “ver”?
— ¿Puedes pensar en ejemplos concretos de instituciones, administraciones,
personas... que “dan un rodeo” ante la presencia del sufrimiento? ¿Por qué te
parece que dan este rodeo?

2. Sigamos la ruta:
El drama de la humanidad es que Occidente está más preocupada por los
300 millones de personas obesas que por los 842 millones que, según
Naciones Unidas, literalmente mueren de hambre. (Jacques Dioux)
— Podemos hacer un dialogo con el grupo, para darnos cuenta de las vendas
que nos tapan los ojos...

33
3. Otro paso más:
La misericordia samaritana no se reduce a un mero sentimiento empático,
incluye además la acción por aliviar el sufrimiento del otro y el riesgo de
compartir su destino: el samaritano se compadece, se acerca, venda al
herido, lo monta en su propia cabalgadura, lo lleva a la posada y lo cuida.
Podemos analizar cómo la sociedad neoliberal es muy lastimera pero poco
compasiva, se conmueve y recauda donativos ante las grandes crisis humani-
tarias; es muy eficaz organizando mercadillos solidarios, telemaratones, y
enviando al lugar de la tragedia alimentos y equipos humanitarios.
— Compartir ejemplos concretos de estas acciones, y valorar su acción y sus
efectos.
— ¿Nos parece que esto es suficiente? ¿Hasta qué punto soluciona los pro-
blemas, realmente? ¿Qué le falta?

4. En la última parte:
Son las víctimas las que deberían marcar nuestros modos de vida, nues-
tros consumos, nuestras políticas. Y para ello hay que empezar por escu-
char lo que dicen: ¿qué esperan?, ¿por qué luchan?, ¿qué callan?, ¿qué
temen?
No es fácil escuchar la voz de las víctimas, la mayoría de las veces la encu-
brimos con tranquilizadores discursos románticos que convierten la pobre-
za en un lugar idílico de solidaridad espontánea.
— De las alternativas que propone el cuaderno, ¿cuales te parece que urge
aplicar?
— ¿Dónde y con quién hay que estar para llegar a decir que otro mundo es
posible?

34

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