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Regla de la Orden Franciscana Seglar Comentada

Capítulo II
La Forma de Vida
Artículo 4
La Regla y la vida de los Franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangeli
o de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís que hizo
de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres (6)
Cristo, don del amor del Padre, es el camino hacia Él, es la verdad en la cual nos
introduce el Espíritu Santo, es la vida que Él ha venido a traer abundantemente. (7
)
Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pas
en del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio. (8)
COMENTARIOS:
(6) Este primer párrafo tiene como referencia la biografía escrita por Tomás de Celano
, la Vida Primera de San Francisco, en su capítulo IX, número 115 que a continuación c
itamos textualmente:
"Todo esto lo observó a perfección el beatísimo padre Francisco, quien tuvo imagen y f
orma de serafín, y, perseverando en la cruz, mereció volar a la altura de los espíritu
s más sublimes. Siempre permaneció en la cruz, no esquivando trabajo ni dolor alguno
con tal de que se realizara en sí la voluntad del Señor".
"Bien lo saben cuantos hermanos convivieron con él: qué a diario, qué de continuo traía
en sus labios la conversación sobre Jesús; qué dulce y suave era su diálogo; qué coloquio
más tierno y amoroso mantenía. De la abundancia del corazón hablaba su boca, y la fuen
te de amor iluminado que llenaba todas sus entrañas, bullendo saltaba fuera. ¡Qué inti
midades las suyas con Jesús! Jesús en el corazón, Jesús en los labios, Jesús en los oídos,
esús en los ojos, Jesús en las manos, Jesús presente siempre en todos sus miembros. ¡Oh,
cuántas veces, estando a la mesa, olvidaba la comida corporal al oír el nombre de J
esús, al mencionarlo o al pensar en él! Y como se lee de un santo: «Viendo, no veía; oye
ndo, no oía». Es más: si, estando de viaje, cantaba a Jesús o meditaba en Él, muchas veces
olvidaba que estaba de camino y se ponía a invitar a todas las criaturas a loar a
Jesús. Porque con ardoroso amor llevaba y conservaba siempre en su corazón a Jesucr
isto, y éste crucificado, fue señalado gloriosísimamente sobre todos con el sello de C
risto; con mirada extática le contemplaba sentado, en gloria indecible e incompren
sible, a la derecha del Padre, con el cual, Él, coaltísimo Hijo del Altísimo, en la un
idad del Espíritu Santo, vive y reina, vence e impera, Dios eternamente glorioso p
or todos los siglos de los siglos. Amén".
(7) El segundo párrafo de la Regla, no es otra cosa mas que traer a la memoria el
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, escrito por San Juan, en el capítulo III versíc
ulo 16 y el capítulo XIV, versículo 6. La lectura de ambos da el énfasis de lo asentad
o en este párrafo:
"Porque Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cre
e en él no muera, sino que tenga Vida eterna".
"Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino
por mí«".
(8) El párrafo final del cuarto artículo de la Regla, nos remite al Decreto del Conc
ilio Vaticano II Apostolicam Actuositatem, en donde el vivir el Evangelio y el E
vangelio nuestra forma de vida es la médula del franciscano. El capítulo VI, que hab
la de Las Formas de Apostolado, en su No. 30, precisa textualmente lo que asocia
ciones seglares como la OFS deben realizar:
"Los equipos y asociaciones seglares, ya busquen el apostolado, ya otros fines s
obrenaturales, deben fomentar cuidadosa y asiduamente, segun su fin y carácter, la
formación para el apostolado. Ellas constituyen muchas veces el camino ordinario
de la formación conveniente para el apostolado, pues en ellas se da una formación do
ctrinal espiritual y práctica. Sus miembros revisan, en pequeños equipos con los soc
ios y amigos, los métodos y los frutos de su esfuerzo apostólico y examinan a la luz
del Evangelio su método de vida diaria".

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