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1. nº de hijos que cada individuo o pareja da a luz, según su capacidad biológica, inc
linación, edad
de acceso al matrimonio, etc
2. intensidad de la M a lo largo de la vida hasta el fin de la edad reproductora
.
1y2 son esenciales para comprender los factores del cambio demográfico
4.
Reproducirse y sobrevivir.
La capacidad de crecimiento de una población puede expresarse en función de dos medi
das cuyo
significado es completamente intuitivo: el número de nacimientos, o de hijos por m
ujer, y la
esperanza de vida al nacimiento. Se trata de dos medidas sintéticas de la reproduc
tividad y de la
supervivencia.
La primera expresa el número medio de hijos dados a luz por una generación de mujere
s a lo largo
de su vida reproductora y en la hipótesis, desde luego, abstracta, de ausencia de
mortalidad;
factores biológicos, sociales y culturales determinan el nivel de este indicador.
La segunda expresa la duración media de la vida de una generación de nacimientos (o
número
medio de años vividos), y está en función de la intensidad de la mortalidad en las div
ersas edades,
consecuencia, a su vez, de la estructura biológica de la especie y de sus interrel
aciones con el
ambiente en que transcurre la vida.
Ambas medidas, en las sociedades mayoritariamente rurales de siglos pasados, que
carecían de
control de la natalidad y de descubrimientos médicos eficaces, podían alcanzar valor
es muy
diferentes. El número de hijos por mujer podía variar de menos de 5 a más de 8, la esp
eranza de
vida en el momento del nacimiento se cigraba entre 20 y 40 años.
Nº de nacimientos, o nº de hijos por mujer:
Dependen de factores biológicos y sociales que influyen en:
Frecuencia de los nacimientos
Función inversa a los intervalos entre partos. En régimen de fecundidad natural (aqu
ellas
poblaciones premodernas que no efectuaban un control deliberado de la natalidad
tendente a
programar el número y la distancia entre nacimientos) el intervalo entre partos pu
ede ser
descompuesto en cuatro segmentos:
a)
Un periodo de infecundidad después de cada parto, debido a que la ovulación se
interrumpe (periodo anovulatorio), que se acrecienta al alargarse el periodo de
la
lactancia. Los intervalos mínimo y máximo son 3 y 24 meses.
b)
El tiempo medio de espera, número medio de meses transcurridos para volver a
concebir. Limites mínimo y máximo, 5 y 10 meses.
c)
Duración del embarazo, 9 meses.
d)
La mortalidad intrauterina. Aproximadamente, de cada 5 embarazos
normalmente advertidos y reconocidos 1 no llega a buen término por aborto
espontáneo. En caso de aborto, una nueva concepción podrá verificarse una vez
transcurrido el tiempo medio normal de espera ya visto (5-10 meses). Debido a
que sólo 1 concepción de cada añade este nuevo componente al intervalo entre
nacimientos, la contribución media al intervalo entre partos sucesivos puede
evaluarse en 1-2 meses.
Si se suman los valores mínimos y los máximos de las componentes a, b, c y d, se obt
iene que el
intervalo medio entre partos puede situarse entre 18 y 45 meses; simplificando,
entre 1,5 y 3,5 años.
No obstante, debido a que una combinación de valores mínimos y máximos entre las diver
sas
componentes del intervalo es muy improbable, éste se sitúa generalmente entre 2 y 3
años. todo
esto es válido en un régimen de fecundidad natural, no controlada; si hay control se
puede dilatar a
voluntad el periodo sin nuevos hijos.
Periodo fértil utilizado en la reproducción
Factores mayoritariamente culturales determinan la edad de acceso a la reproducc
ión, o edad de
inicio de una unión estable con fines reproductores (matrimonio), mientras que fac
tores biológicos
determinan el final.
e)
Edad para el matrimonio, 15-25 años. Varía entre los límites mínimos próximos a
la pubertad y los máximos, que en las poblaciones europeas han superado a
menudo los 25.
f)
Final del periodo fértil. Este puede situarse en torno a los 50 años, aunque, en la
media de una población, es mucho más bajo. Un buen indicador del final del
periodo reproductor puede ser la edad media del nacimiento del último hijo en
las poblaciones que no practican el control de la natalidad. Ésta es muy estable,
como límites mínimos y máximos de 38 y 41 años.
De nuevo, combinando mínimos y máximos y redondeando se puede decir que la duración me
dia de
las uniones con fines reproductores puede variar entre 15 y 25 años.
Simplificando al máximo, podemos imaginar ahora cuáles podrían se los niveles mínimos y
máximos
de prolificidad en una población hipotética no sometida a mortalidad; dichos límites p
ueden
obtenerse combinando a) el mínimo de duración reproductora (15 años) con el máximo de in
tervalo
entre partos (3,5 años): 15 / 3.5 = 4,3 hijos. o bien, b) combinando la duración máxim
a del periodo
reproductor (25 años) con el intervalo mínimo entre partos (1,5 años): 25 / 1,5 = 16,
7 hijos.
En la variación del nº de hijos por mujer, prevalece la influencia de la edad al con
traer matrimonio y
la de duración de la lactancia como principales componentes del intervalo entre pa
rtos.
Además de los condicionamientos biosociales de la fecundidad, la reproductividad h
umana debe
superar también el severo filtro de la mortalidad. Reproductividad y mortalidad no
son
independientes entre sí en las diversas especies vivientes ni tampoco en la humana
. Cuando el
número de hijos es muy alto, el riesgo de muerte en la primera infancia es más eleva
do y la fuerte
competencia por los recursos en el ámbito familiar puede determinar una merma de l
a resistencia en
todas las edades. Inversamente, en poblaciones con baja mortalidad, o en las que
éste ha
descendido, una elevada fecundidad es a la larga incompatible debido al excesivo
crecimiento de
población que determinaría. No obstante, una gran parte de la mortalidad tiene sus r
aíces en la
biología humana, condicionada por el ambiente, siendo independiente del nivel de f
ecundidad.
Una forma simple de definir la mortalidad humanan es la función de supervivencia,
lx , que describe
la eliminación progresiva de una generación de 10n
individuos desde el momento de su nacimiento
hasta la edad de extinción del ultimo componente. Se muestra en las curvas de supe
rvivencia. Su
forma depende del comportamiento de los riesgos de muerte en las diversas edades
. (pag 29). De
las tres curvas representadas la primera corresponde a una esperanza de vida al
nacimiento (eo) de
20 años (Galia cisalpina) propia de poblaciones muy primitivas que viven en ambien
tes muy hostiles
y que representan un límite muy próximo al mínimo compatible con la supervivencia de u
na
población. Otra a eo = 83 años (Japón actual) y otra intermedia de eo =50 años correspon
diente a
poblaciones que se han beneficiado de algún progreso médico moderno. La forma de la
vurva de
supervivencia depende del comportamiento de los riesgos de muerte en las diversa
s edades. En
ciertas poblaciones humanas se produce una gran eliminación de individuos después de
nacimiento
y en la primera infancia, reflejo de su fragilidad frente al ambiente externo.
Los riesgos de muerte alcanzan un mínimo en los últimos años de la infancia o en la ad
olescencia,
elevándose posteriormente a partir de la madurez, en función del debilitamiento grad
ual del
organismo.
Desde un punto de vista genético, la supervivencia después de la edad reproductora n
o tiene
relevancia. En cambio, antes o durante la edad de reproducción, cuanto más alta es l
a mortalidad,
mas fuerte será su efecto selectivo. Pero fuera del marco genético, la supervivencia
de los adultos y
mayores hará que se propicie la acumulación, organización y transmisión de información y
conocimientos, Esto puede contribuir a que las próximas generaciones sobrevivan me
jor.
Resulta evidente que el éxito reproductor de una población, de su crecimiento, depen
de del número
de hijos por mujer que ha sobrevivido hasta la edad reproductora
5. El espacio de crecimiento
Tal como se configuran en las poblaciones humanas, la fecundidad y la mortalidad
mantienen
vínculos objetivos con el ritmo de crecimiento de las poblaciones. Si se supone qu
e en una población
determinada aquéllas se mantienen fijas durante largo tiempo, se puede definir la
tasa de incremento
en función del número de hijos por mujer (DF) y de la esperanza de vida al nacimient
o (eo ).
Las curvas de isocrecimiento (Pág. 34/35): Cada curva muestra la relación de la espe
ranza de vida
al nacimiento (eje de abscisas) y del numero de hijos por mujer (eje de ordenada
s), que determinan
una misma tasa de crecimiento r.
El gráfico ejemplifica situaciones históricas premodernas y no se han mostrado valor
es de esperanza
de vida inferiores a 15 años o superiores a 45; los primeros, porque no son compat
ibles con la
supervivencia de la especie, y, los segundos, porque nunca se han dado en poblac
iones históricas.
Por la misma razón no se han mostrado valores del número de hijos superiores a 8 ni
inferiores a 4.
La Dinamarca de fines de siglo XVIII y la India de inicios de siglo XX presentan
tasas de incremento
similares, pero obtenidas a partir de posiciones muy diferentes entre si en el e
spacio estratégico:
-
Dinamarca, con una alta esperanza de vida y un bajo numero de hijos.
-
India, con baja esperanza de vida pero un alto numero de hijos.
Otro ejemplo de posiciones muy diferentes con tasas de incremento parecidas:
-
poblaciones del paleolítico, dedicadas a la caza y la recolección. Ha prevalecido un
a
mortalidad menos alta debido a la baja densidad, desfavorable a la aparición y
propagación de enfermedades infecciosas y a una fecundidad moderada debido a la
movilidad, ya que esta no favorecía un numero alto de hijos por mujer.
-
poblaciones del neolítico, sedentarias y dedicadas a la agricultura. Se alcanzaría u
na
tasa análoga de incremento con una mortalidad y fecundidad mas elevadas como
consecuencia de la mayor densidad y la menor movilidad.
Con respecto a las poblaciones de la segunda mitad del s.XX, el espacio estratégic
o, históricamente
limitado a una estrecha banda, ha sufrido una enorme dilatación, debido a que el p
rogreso médico-
sanitario ha trasladado los límites máximos de la vida media, de alrededor de 40 años
en épocas
históricas a los 80 de la actualidad, mientras que el control de los nacimientos h
a trasladado hacia
abajo (un hijo por mujer) el límite inferior de la fecundidad.
El espacio estratégico se ha dilatado enormemente respecto al histórico, y las pobla
ciones en
cuestión se sitúan entre una tasa potencial de incremento anual máximo del 4%, y una mín
ima del
1%. Se constatará la excepcionalidad del momento, si se tiene en cuenta que una pob
lación que
creciese al 4% se duplicaría en aproximadamente 18 años, y que una que decreciese en
un 1% al
año se vería reducida a la mitad en 70 años. Dos poblaciones que evolucionasen a este
ritmo de
variación y que partieses de una relación numérica de 1 a 1, se encontrarían 28 años despué
, ¡en
una relación de 4 a 1!
Las dos situaciones descritas (relaciones entre DF y eo en poblaciones históricas
y contemporáneas)
no difieren sólo por la ocupación diferente del espacio estratégico, sino también, y sob
re todo, por la
duración más o menos estable de esta ocupación; mientras que en la primera se represen
tan
situaciones a largo plazo, en la segunda son situaciones seguramente inestables
y destinadas a
cambiar rápidamente debido a que son insostenibles a largo plazo por el paradójico c
recimiento que
implicarían.
6. Las limitaciones ambientales
El espacio estratégico de crecimiento es muy amplio, pero solo una pequeña porción de
dicho
espacio puede ser ocupada permanentemente por una población. Los mecanismos de cre
cimiento
deben nivelarse continuamente con las condiciones ambientales (limitativas) con
las que interactúan,
viéndose en cierta medida frenados por estas, tanto que durante milenios el ritmo
de crecimiento de
la población ha sido bajísimo.
Funcionamiento de los mecanismos de freno a los componentes del crecimiento demo
gráfico.
La subordinación de las sociedades premodernas a ambiente natural y a sus recursos
estaba
relacionada con límite al aumento de la población. Límite que resulta evidente en una
población
dedicada a la caza y a la recolección. Para una población que explote un hábitat de un
a superficie
determinada, cuya extensión le permita llegar a las partes más alejadas y volver en
un día, la
producción vegetal (producción primaria) por unidad de superficie está en función de la
intensidad
de las precipitaciones, y, a su vez, la población animal (productividad secundaria
) está en función
de la productividad primaria, de modo que la importancia de las precipitaciones
es el pincipal factor
limitador de los recursos disponibles para los cazadores y recolectores, y, por
tanto, de su aumento
numérico.
Observaciones arqueológicas y sobre grupos contemporáneos sitúan la densidad de poblac
ión de
los cazadores y recolectores entre 0,1 y 1 por km2. Se pueden encontrar densidad
es más elevadas
cerca del mar, de los lagos o ríos, ya que la pesca puede completar eficientemente
los productos del
suelo. En este estadio cultural los elementos limitativos son, esencialmente, la
s precipitaciones, y la
disponibilidad y accesibilidad de la tierra.
A partir del neolítico, la transición a un cultivo estable de la tierra y a la ganad
ería representó una
gran expansión de la capacidad productiva. Esta transición, que muchos llaman revoluc
ión , se
desarrolló y difundió lentamente a lo largo de milenios en forma y modos muy dispare
s. El progreso
de las técnicas del cultivo, de la tala y quema a la rotación trienal; la selección de
semillas cada vez
mejores, la domesticación de nuevas plantas y animales, la utilización de energía anim
al, del viento y
del agua han acrecentado enormemente las disponibilidades de comida y energía.
La densidad de población aumenta extraordinariamente y en los grandes países de Euro
pa (Francia,
Italia, Inglaterra) es, a mediados del siglo XVIII, de alrededor de 40-60 habita
ntes por km2, cien
veces más elevada que la existente en regímenes de caza y recolección. Naturalmente, e
n las
distintas épocas, las capacidades productivas han sido muy diversas en función de la
evolución
técnica y social, como se puede imaginar comparando la agricultura del valle del P
o o la de los
Países Bajos con la mucho más primitiva de otras partes del continente. En todas par
tes la
innovación permite expandir la productividad por unidad de input de energía.
Sin embargo, el grado de éxito del hombre sobre el medio ambiente también ha estado
condicionado
por la disponibilidad de energía. En la Europa preindustrial abundan las áreas en qu
e la población
parece estar cerca del límite establecido por el ambiente y por la tecnología dispon
ible. Estos límites
pueden sintetizarse en la disponibilidad de energía per capita, que, según las estim
aciones de
Cipolla, en las sociedades agrarias debía de mantenerse por debajo de 15.000 caloría
s per capita, o
quizá de 10.000, de las que la mayor parte eran utilizadas para comer y calentarse
.
Los límites impuestos por el ambiente a la expansión demográfica han sido franqueados
de nuevo
por el enorme aumento de las disponibilidades energéticas acaecido en la 2ª mitad de
l s.XVIII con la
revolución industrial y tecnológica, y con la invención de máquinas que realizan la conv
ersión de
materia inanimada en energía. Se ha calculado que la disponibilidad de energía entre
1820 1950
ha aumentado en torno a 6 veces (mientras que la población se ha duplicado). Sigui
endo en el siglo
XX, los consumos mundiales de energía han aumentado casi 16 veces entre 1910 y 199
0, mientras
la población apenas se ha triplicado, con el consiguiente aumento en 5 veces del c
onsumo per
capita. La dependencia entre disponibilidad de energía y la disponibilidad de tier
ra se rompe de
nuevo, y se elimina el obstáculo al desarrollo numérico de la población.
Esquematizamos (pag42) la evolución de la población en función de las tres grandes eta
pas
tecnológicas-culturales siguientes:
1.
primera etapa: la de la caza y recolección hasta el paleolítico. Ha encontrado sus lím
ites en
la biomasa accesible para nutrirse y calentarse. Las precipitaciones y la dispon
ibilidad y
accesibilidad de la tierra.
2.
segunda etapa: la de la agricultura desde el neolítico. Ha encontrado sus límites en
la
disponibilidad de tierra y la limitada energía ofrecida por parte de las plantas,
animales, agua
y viento. En esta etapa la transición a un cultivo estable de tierra y a la ganade
ría representó
una gran expansión de la capacidad productiva. Esta transición, por muchos llamada
revolución se desarrolló lentamente de modos muy dispares. La densidad de población
aumenta extraordinariamente y es en los grandes países de Europa, a mediados del s
iglo
XVIII, cien veces más elevada que la población existente en regímenes de caza y
recolección. La innovación permite expandir la productividad por unidad de input de
energía.
Sin embargo, el grado de éxito del hombre sobre el medio ambiente ha estado condic
ionado
por la disponibilidad de energía.
3.
tercera etapa: la industrial, desde la revolución industrial hasta hoy. Ha encontr
ado sus
limites en no muy definidos, pero vinculados con el adverso impacto ambiental del
conjunto del desarrollo demográfico y tecnológico y sus consiguientes elecciones cul
turales.
En el siglo XX, los consumos mundiales de energía han aumentado casi 16 veces entr
e1910
y1990, mientras que la población apenas se ha triplicado. La dependencia de dispon
ibilidad
de tierra y de energía se rompe de nuevo, y se elimina el obstáculo al desarrollo nu
mérico de
la población.
En estas tres etapas el crecimiento demográfico se presenta con incrementos decrec
ientes en el
tiempo, a medida que se aproximan los factores limitativos del crecimiento.
En la especie humana, el ambiente y los recursos que este ofrece nunca son fijos
, sino que se
acrecientan con la innovación.
Fuerzas de constricción
El clima, las patologías, la tierra, la energía, los alimentos, el espacio y las for
mas de asentamiento.
Tienen grados variables de interdependencia pero están aglutinadas bajo dos perfil
es:
1. El primero constituido por su relevancia en el cambio demográfico.
El espacio influye sobre las formas de asentamiento humano, sobre su densidad y
su
movilidad; y de él también depende la disponibilidad de la tierra.
De la tierra se derivan los alimentos, materias primas y fuentes de energía que
condicionan el cuadro de supervivencia de una población.
El clima condiciona el aprovechamiento de la tierra, vincula el asentamiento hum
ano y
esta correlacionado con el sistema de patologías.
2. El segundo constituido por su lenta modificabilidad.
El espacio y el clima no son modificables, la tierra, energía, alimento, asentamie
ntos,
patologías, son lentamente modificables.
En el corto y medio plazo, la población debe adaptarse y convivir con los factores
constrictivos.
El ambiente establece obstáculos al crecimiento ejerciendo fuerzas constrictivas,
pero estos
obstáculos pueden ser desplazados, amortiguados. Estos mecanismos reequilibradores
son las
fuerzas de elección.
Fuerzas de elección
Estos mecanismos son en parte automáticos, pero principalmente están relacionados co
n decisiones
(nupcialidad, fecundidad, migraciones). Esto no quiere decir que las poblaciones
estén provistas de
mecanismo reguladores providenciales que mantengan el crecimiento y las dimensio
nes en equilibrio
con los recursos.
El proceso de adaptación supone flexibilidad en los comportamientos dirigidos a ad
ecuar el
crecimiento y las dimensiones de una población a los factores constrictivos antes
mencionados.
Estos comportamientos son, en parte, automáticos; en parte, determinados socialmen
te y, en parte,
derivados de elecciones precisas (las dimensiones corporales de los indios de me
soamérica). Otra
forma de adaptación casi automática, y de cualquier modo independiente de la acción hu
mana, es la
que se forma contra aquellos agentes patógenos, provocadores de infecciones, que g
eneran
inmunidad permanente o semipermanente en quienes las padecen, como sucede con la
viruela o el
sarampión.
Otras vías de adaptación son la edad de acceso a la reproducción (matrimonio) y la pro
porción de
individuos que acceden a ésta. Aunque antes de que en el x.XVIII se difundiese el
instrumento
principal de control de la época contemporánea (la limitación voluntaria de los nacimi
entos), un
conjunto de otros comportamientos podía influir en la fecundidad de las parejas y
en la supervivencia
de los recién nacidos: desde los tabúes sexuales, a la duración del periodo de lactanc
ia, al aborto, o
al infanticidio directo o practicado bajo formas menos explícitas, como la exposic
ión y el abandono.
Finalmente, las migraciones para huir de algo o en busca de algo han sido, en to
das las épocas y
climas, un instrumento de adaptación de la población al entorno y a los recursos.
2. De cazadores a agricultores: la transición demográfica del neolítico.
Los cazadores-recolectores se hacen agricultores y con el tiempo se convierten d
e nómadas a
sedentarios. La transición se produce a un ritmo desigual y aún en nuestro siglo alg
unos núcleos
aislados sobreviven de la caza y la recolección.
Las causas de esta transición son complejas y es difícil indicar cifras desde el pun
to de vista
demográfico. Existen varias hipótesis que quieren encontrar una explicación a esta tra
nsición.
Biraben estima que antes de la aparición de la agricultura había 6 millones de habit
antes que se
convirtieron en 250 aprox. a principios de nuestra era con una tasa de crecimien
to de 0,37unidades
por cada mil habitantes. Un hecho incontrovertible, aunque su interpretación no es
té establecida, es
que al difundirse la agricultura la población se multiplica en gran medida de mane
ra estable y el
límite de recursos impuesto por el ecosistema a los cazadores-recolectores aumenta
considerablemente.
Hipótesis sobre la aceleración del crecimiento
Ante la incertidumbre numérica, antropólogos y demógrafos han discutido las causas y m
ecanismos
de esta aceleración. Una primera interpretación atañe más a los modos que a las causas.
En el
paleolítico tiene poco sentido referirse a la población mundial o a las poblaciones
arraigadas en
grandes territorios. Estamos, más bien, ante un montón de pequeños agregados, relativa
mente
autónomos, normalmente de unos pocos centenares de unidades, en precario equilibri
o con el
entorno y altamente vulnerables. El descenso por debajo de ciertos umbrales comp
romete la
reproductividad y supervivencia de la colectividad. En cambio el crecimiento numér
ico puede
provocar la escisión y la formación de un nuevo núcleo. Por tanto, las tendencias glob
ales de la
población están relacionadas con la dinámica de muertes y nacimientos de los núcleos ele
mentales.
En una fase de éxito, el saldo entre nacimientos y muertes es positivo, y la pobla
ción aumenta; en
una fase de fracaso, el saldo es negativo y la población disminuye.
2 Teorías clásicas
La primera teoría clásica parte del supuesto de que la aceleración del crecimiento es
consecuencia
del mejor nivel nutritivo asegurado por el sistema agrícola y, por consiguiente, d
e la disminución de la
mortalidad.
Otra teoría más reciente considera, por el contrario, que la dependencia de cultivos
poco variados
disminuye la calidad de la alimentación, que la sedentarización y la mayor densidad
aumentarían los
riesgos de transmisión de enfermedades infecciosas y su incidencia, y que, en camb
io, disminuiría el
coste de la crianza de los hijos y aumentaría la fecundidad. En otros términos, con el
desarrollo de
la agricultura habría aumentado la mortalidad, pero aún habría aumentado más la fecundid
ad,
permitiendo un crecimiento más rápido.
La teoría clásica reposa sobre un razonamiento simple pero convincente. La sedentariza
ción y el
inicio de la agricultura y la ganadería permiten un aprovechamiento más regular y pr
oteger a las
poblaciones que viven del fruto del ecosistema del estrés nutritivo relacionado con
la inestabilidad
del clima y la alternancia de estaciones. El cultivo de trigo, cebada, mijo, maíz
y arroz aumenta
considerablemente las disponibilidades alimentarias y ayuda a superar los period
os de penuria.
En las últimas décadas esta teoría se ha puesto en duda invirtiendo los términos: en las
poblaciones
agrícolas sedentarias aumenta tanto la mortalidad como la fecundidad, aunque la se
gunda más que
la primera, lo que explica la aceleración demográfica. Pero ¿por qué la mortalidad tendría
que ser
más elevada entre los agricultores que entre los cazadores? 2 causas:
-
El nivel nutritivo, desde el punto de vista de la calidad habría empeorado con la
transición a la agricultura. La alimentación de los cazadores-recolectores, constitu
ida por
raíces, hierbas, bayas, frutas y animales, habría sido mucho más completa que la de lo
s
agricultores sedentarios, con una alimentación calórica suficiente aunque pobre y
monótona, debido a la gran prevalencia de cereales. La prueba de ello se encontraría
en
los exámenes de esqueletos: las dimensiones corporales, la estatura y la fortaleza
ósea
disminuirían cuando los cazadores se hacen agricultores estables (ej: los antiguos
nubios).
-
Con la sedentarización se establecen las condiciones para la aparición, difusión y
conservación de enfermedades infecciosas y parasitarias desconocidas, menos
frecuentes en poblaciones móviles y con baja densidad. Las enfermedades transmisib
les
por contacto se ven favorecidas en su difusión por una alta densidad. La sustitución
de
los alojamientos permanentes por refugios ocasionales o móviles, propios de las
poblaciones nómadas, favorece el contacto con parásitos y otros vectores de
enfermedades infecciosas. Por el contrario, el sedentarismo aumenta la transmisi
bilidad
de las infecciones provocadas por vectores cuyo ciclo vital se ve interrumpido p
or los
desplazamientos humanos frecuentes, por ejemplo las pulgas, cuyas larvas se
reproducen más en nidos o viviendas que en el cuerpo de animales o personas. Con l
a
sedentarización, muchos animales, domésticos o no, se instalan de forma estable en e
l
nicho ecológico del hombre, pudiendo infectarlo.
En definitiva, una alimentación más pobre y menos variada, y condiciones favorables
a las patologías
infeccionas justificarían la hipótesis de una mayor mortalidad entre los agricultore
s respecto a sus
ascendientes cazadores. Pero si la mortalidad de los agricultores era mayor, su
más rápido aumento
numérico sólo podía derivar de una mayor fecundidad. Esta hipótesis está fundamentada en l
as
modificaciones del orden social que intervinieron en las sociedades convertidas
en sedentarias por el
desarrollo de la agricultura. La alta movilidad de los cazadores-recolectores co
nvertía en muy
peligroso para la mujer el transporte de los niños no autónomos. Por esta razón, el in
tervalo entre
partos habría sido bastante largo, de manera que un nuevo nacimiento sólo tendría luga
r cuando el
hijo nacido anteriormente fuese capaz de valerse por sí mismo.
La hipótesis de un aumento de la fecundidad con el paso de la caza a la agricultur
a es algo más queuna simple conjetura. Ésta se ha confirmado mediante investigacione
s concernientes a diversas
poblaciones contemporáneas. Entre 193 y 1973 R.B. Lee estudia a los kung san, una
población
nómada que vivía de la caza y la recolección en el norte de Botswana, y que iniciaba e
ntonces un
proceso de sedentarización.
La hipótesis relativa a las variaciones del nivel de nutrición es objeto de respuest
as opuestas en las
dos teorías; incluso cuando es posible que los cazadores-recolectores se nutriesen
de manera más
variada, es difícil admitir que el nivel nutritivo empeorase con el desarrollo de
la agricultura, si se
considera entre otras cosas, la capacidad de extender los cultivos en caso de se
r necesario, de
acumular provisiones, de mejorar las técnicas de preparación conservación de alimentos
. Podría
ser, además, que el nivel de nutrición fuese mucho menos influyente sobre la mortali
dad de cuanto
se piensa, puesto que sólo en casos de penuria aguda y de grave desnutrición se acre
cientan los
riesgos de contraer enfermedades infecciosas. Por el contrario, está más fundada la
hipótesis de la
mayor incidencia y transmisibilidad de las infecciones con el incremento de la d
ensidad y la
estabilidad, aunque la cuestión sea lo suficientemente compleja como para rechazar
toda
simplificación.
En lo concerniente a la fecundidad, las observaciones de grupos preagrarios supe
rvivientes en la
actualidad son un elemento de prueba a favor de un aumento de la prolificidad al
producirse la
sedentarización. Pero, por otra parte, con la agricultura, los hijos pasaron a ser
económicamente
útiles, mientras que para los cazadores serían presumiblemente, una carga, como obse
rvó Childe
(Man Makes Himself) exponente de la teoría clásica .
3. La gran peste y el declive demográfico de Europa.
Alrededor del año 1000 la población europea inicia una fase de crecimiento destinada
a durar 3
siglos. La población europea se multiplica por 2 o por 3, como testimonio de una f
uerza de expansión
que las numerosas crisis no consiguen debilitar. Hacia finales del siglo XIII y
primeras décadas del
XIV, hay una clara evidencia de que el ciclo de crecimiento agota su impulso. Ca
usas complejas
determinan la ralentización, quizás relacionadas con una economía agraria menos vigoro
sa
(agotamiento de las mejores tierras, interrupción del progreso técnico) y sometida a
carestías mas
frecuentes (condiciones climáticas mas desfavorables).
Hacia la mitad del siglo XIV, La peste, un devastador acontecimiento de larga du
ración, provoca una
clara disminución de la población que se ha estimado en un 1/3 entre 1340 y 1400, pa
ra disminuir
una vez más en la primera mitad del siglo siguiente, para luego iniciar una recupe
ración lenta que
volvería a situar a la población al nivel anterior hacia mediados del siglo XVI.
El acontecimiento catastrófico es la peste. Su primera aparición fue en Sicilia a fi
nales de 1347 y
hasta 1352, cuando se difunde por Rusia, recorre todo el continente. A finales d
e 1347 y hasta 1352
afectaba a Italia, la península Ibérica, parte de Francia y el sur de Inglaterra; a
finales de 1349, a
Noruega, el resto de Francia, Suiza, Austria y la costa dámta; entre 1350 y 1352 s
e desplaza
gradualmente hacia el este, desde Alemania hasta Polonia y Rusia.
El bacilo responsable de la peste se llama Yersinia pestis, y se transmite esenc
ialmente por medio
de la pulga, parásito de ratas y ratones.
En los dos siglos posteriores, otras crisis entran en juego, tifus+peste. Ciclo
de 1522-1530, ciclo de
1575-1577, ciclo de 1630-1631 y ciclo de1656-1657. Con la epidemia de 1663-1670,
que afectó a
Inglaterra, el norte de Francia, los Países Bajos y el valle del Rin, la peste des
aparece de Europa, a
excepción de la aparición en la Provenza en 1720-1722 y en otras áreas limitadas.
En el siglo posterior a la peste negra de 1348, la población europea retrocede com
o consecuencia no
sólo de la primera sacudida, sino también por una serie de epidemias sucesivas. Sólo e
n el s.XVI la
población europea alcanzará las dimensiones numéricas de 1340, pero la función de freno
de la
peste al crecimiento demográfico perdura hasta su práctica desaparición en la segunda
mitad del
s.XVI. Hay indicios de una perdida del 30-40% de la población tanto en el Piamonte
como en la
Toscana, así como en Francia, España, Inglaterra o Alemania. La penuria de la mano d
e obra
provoca una subida de los salarios, y la abundancia de tierras provoca una dismi
nución de los
precios de los alimentos.
Con la peste nos enfrentamos a un factor exógeno de limitación de crecimiento. Esto
significa que la
peste fue independiente de la organización de la sociedad, de su nivel de desarrol
lo, de la densidad
de los asentamientos, etc. La peste afectó de igual modo a zonas rurales que a urb
anas. La
transmisión de la peste sobrevenía fácilmente mediante el transporte de mercancías que a
lbergaban
pulgas o ratones infectados. Las sociedades trataron de defenderse, adoptando me
didas de
cuarentena para personas y cosas, aislando a los afectados, clausurando sus casa
s y algunas
medidas de higiene publicas, pero la peste se apodero de Europa a lo largo de ca
si tres siglos.
No existen individuos inmunizados por curación de la peste frente a ésta. Por tanto
no era plausible
el pensar que la atenuación de los efectos de la peste sean atribuibles únicamente a
una mayor
proporción de población inmunizada, y, en consecuencia, no susceptible al contagio.
Algún efecto
también podrá haber tenido el proceso de Durchseuchung, según el cual aquellos que cas
ualmente
son menos susceptibles sobreviven, y generación tras generación se determina una alt
eración entre
parásitos y huéspedes. Este proceso conduce a que si la enfermedad hubiese permaneci
do presente
constantemente, atacando a gran parte de las nuevas generaciones a medida que se
formaban, tal
vez habría podido adoptar una forma endémica, esporádica, con una mortalidad relativam
ente baja.
Con el tiempo la frecuencia de las crisis se atenúa, aunque ninguna de la explicac
iones anteriores
(regulaciones sociales, inmunidad o selección) entre otras (transformaciones socia
les o ecológicas)
sean suficientes para explicar el fenómeno. La peste se somete a un proceso de ada
ptación mutua
entre los agentes patógenos (Yersina), el vector (la pulga) y el huésped-víctima, (hom
bre).
Otro proceso de adaptación y reacción a la peste fue de naturaleza social y demográfic
a. A corto
plazo un fuerte aumento de la mortalidad tiene un doble efecto. La difusión del co
ntagio provoca una
disminución de las concepciones, nacimientos y matrimonios. la disminución de los na
cimientos
acentúa la acción demográfica negativa de la epidemia. La alta mortalidad, además, rompe
los
matrimonios, disgrega o destruye los núcleos familiares. Al término de la crisis se
produce una
especie de contra efecto que, aun no pudiendo anular los efectos negativos de la
s pérdidas humanas
y los nacimientos no realizados, atenúa un poco se alcance. Se produce un aumento
transitorio de la
natalidad. También la mortalidad tiende a ser inferior a la normal a causa de la m
enor proporción de
las clases infantiles y de los eventuales efectos selectivos ligados a la epidem
ia. Mejora el saldo
entre nacimientos y defunciones, y se llenan los vacíos por algunos años.
Más a largo plazo, intervienen otros factores: el despoblamiento crea abundancia d
e tierra y
demanda de trabajo. Los obstáculos impuestos al matrimonio tienden a relajarse y l
a nupcialidad
aumenta, reforzándose así la capacidad de crecimiento de la población.
La naturaleza, intensidad y cronología de la peste se definen para mostrar:
.. La evaluación de los efectos de la peste sobre el crecimiento a largo plazo.
.. La identificación, en su forma extrema y mas catastrófica, de la acción de uno de l
os frenos
constrictivos mas violentos del crecimiento demográfico.
.. La identificación de los mecanismos de reacción y compensación activados por la catás
trofe.
4.
La catástrofe de los indios de América: microbios antiguos,
poblaciones nuevas.
Colón desembarcó en Santo Domingo (La Española) en 1492, naturalmente se desconoce el
número
de sus habitantes (los taínos) en aquel momento, aunque posteriormente se hablaba
de una
población de un millón o más de habitantes, según un hipotético conteo realizado por Coló
u
hermano Bartolomé en 1495 o 1496 cuando los españoles trataron de imponer a los nati
vos un
tributo en oro. Según B. de las Casas: 3 o 4 mill. Estimaciones recientes fundadas
en distintos
criterios indican una población, en el momento del conteo , de unas 200.000 a 300.000
personas,
repartidas en algunos centenares de comunidades, al frente de las cuales había un
cacique.
En los 30 años siguientes se produjo una decadencia de la población e incluso extinc
ión algunas
décadas después. Una de las causas principales de la decadencia de las poblaciones i
ndígenas del
Nuevo Mundo estaba determinada por la falta de inmunidad ante una serie de patol
ogías que en
América no se conocían, pero que eran corrientes en Eurasia, y respecto a las que lo
s
conquistadores europeos habían desarrollado una buena adaptación. Enfermedades que e
n Europa
eran relativamente inofensivas (gripe, sarampión, viruela...) se volvieron mortale
s para los indígenas.
A este hecho se le llama efecto terreno virgen . El paradigma terreno virgen de la po
blación y de
su consiguiente vulnerabilidad ante las nuevas patologías ofrece una explicación con
vincente y
eficaz de la decadencia demográfica del continente en los dos siglos que siguieron
a la conquista.
Con el comienzo de la segunda década del s. XVI, cuando se hicieron evidentes las
consecuencias
negativas de la decadencia de la población indígena sobre la economía de la isla, se s
uscitó un
intento debate sobre las causas de la catástrofe demográfica en curso. Las Casas y l
os dominicos
fueron los protagonistas de dicho debate, como asimismo lo fueron los padres jer
osolimitanos
enviados a la isla por el Rey para poner remedio a la situación, altos funcionario
s y administradores,
y los españoles que residían en la isla, como Oviedo, historiador cuidadoso y compet
ente. La
búsqueda de oro a toda costa y el sistema de las encomiendas (la práctica de entrega
r a los
indígenas a los españoles en calidad de siervos) eran considerados por todos como la
s principales
causas de la catástrofe.
Factores que producían una alta mortalidad entre los indios y una baja fecundidad
entre sus mujeres:
o
La avidez de oro hacia que casi 1/3 de los indios estuvieran en las minas durant
e largo
periodos.
o
El abandono de otras actividades productivas.
o
El trabajo excesivo.
o
La escasez de alimentos.
o
Un clima y unas condiciones ambientales adversos en las minas.
o
Los malos tratos.
o
La fragmentación de la familia y de la comunidad.
Por el sistema de encomiendas, a los indios se les desplazaba de un sitio a otro
de la isla.
Frecuentemente pasaban de un amo a otro, la vida comunitaria original se descomp
onía. Los
encomenderos, temerosos de perder a sus indios, los explotaban imponiéndoles exces
ivas cargas
de trabajo. Proliferaban los malos tratos y el concubinato, y a las mujeres se l
as apartaba del grupo
reproductor indígena. En tales condiciones, los indios frecuentemente huían a las mo
ntañas, en un
ambiente hostil y lejos de sus normales fuentes de subsistencia, con lo que la s
upervivencia se
volvía aún más precaria, llegando hasta el suicidio, o bien se rebelaban abiertamente
y se convertían
en víctimas de la violencia.
La conquista española determinó un fuerte desarraigo económico y social, y creó las cond
iciones
para la elevada mortandad y la mermada fecundidad. El desarraigo económico estuvo
determinado
por la confiscación del trabajo indígena, apartado de las normales actividades de subs
istencia y
utilizado en la producción de servicios, alimentos y oro para sus amos. Los indios
de las minas de
oro tenían luego que alimentarse, a su vez, con los alimentos que otros indios pro
ducían en los
campos. Este doble ataque a los modos tradicionales de producción fue mortal para un
a sociedad
basada en una economía de subsistencia y no habituada a la acumulación. Aunque antes
de 1500
pocos españoles vivían en la isla, sus exigencias de alimentos, trabajo y servicios
fueron un peso
aplastante para la relativamente pequeña comunidad taína.
El desmembramiento social fue la consecuencia del sistema de las encomiendas: a
los indios se les
desplazaba de un sitio a otro y de un amo a otro, sus tradicionales sistemas de
vida fueron
destruidos. Las condiciones de vida empeoraron y se deterioró la supervivencia. Ot
ras nuevas
enfermedades (anteriores a la viruela), aun sin ser responsables de estallidos e
pidémicos, añadieron
una mayor complejidad al mundo de las patologías de la isla.
En otros lugares, en la tierra firme americana, el contacto con los intrusos eur
opeos tuvo
consecuencias catastróficas, pero los indígenas no fueron barridos. En el caso de Méxi
co central, las
estimaciones de Cook y Borah dan 6,3 millones de indios en 1548, que se reducen
a 1,9 en 1580 y a
1 millón en 1605. En Perú en 1572 1,3 millones que se reducen a 0,6 millones en 1620
.
Los factores que hacen que el efecto del terreno virgen sea muy virulento:
o
Cuando la enfermedad crea inmunidad, esta rebota en la población, pero en una
población virgen, ataca a todos.
o
En una población no virgen, la enfermedad selecciona a los individuos más resistente
s,
generación tras generación, por tanto, la fuerza del virus es enorme cuando ataca a
la
población virgen.
o
En las poblaciones vírgenes no hay ninguna adaptación entre agente patógeno y
organismo atacado, por tanto, la virulencia es mayor.
Las epidemias en terreno virgen constituyen la explicación principal de la conmoción
demográfica
indígena, aunque otras implicaciones (la violencia, el trabajo forzado...) no fuer
on ciertamente
hechos secundarios.
Un segundo aspecto que ha de ponerse de relieve es la variedad de las enfermedad
es letales que
afectaron al Nuevo Mundo. entre éstas, además de la viruela y el tifus, se encuentra
n también la
tuberculosis, el sarampión, la gripe y a varicela. los testimonios de la gran leta
lidad de la viruela en
poblaciones que no la conocían son abundantes fuera de Mesoamérica. En el s.XVII que
dan
diezmados los hurones y los algonquinos del Canadá. En el siglo siguiente los cher
oquis y otras
tribus. En la segunda mitad del s.XX, el sarampión afecto a los indios esquimales
de Ungaba Bay, al
norte de Quebec, a los aborígenes brasileños de la remota reserva deXirngu, y a los
yanomanos del
Orinoco.
5. Los francesas del Canadá, artífices de un éxito demográfico.
Después de la historia de dos catástrofes -la gran peste y el exterminio de los indi
os- provocadas por
la mortalidad infecciosa-epidémica, volvemos a la historia de un éxito demográfico.
En la provincia canadiense de Québec, unos pocos miles de pioneros inmigrantes en
el siglo XVII
fueron los progenitores de la mayor parte de los 6.5 millones de habitantes de h
oy en día. Adam
Smith escribía en 1776 que este aumento no era debido a la inmigración continuada, s
ino a la rápida
multiplicación de la especie, pues los habitantes doblaban su número cada 20 o 25 años
.
Al éxito demográfico de gran parte de la población americana y australiana, también ha c
ontribuido
(además del dinamismo de pioneros y colonizadores) un flujo continuo de inmigración.
La elección
del Canadá francés obedece a dos motivos: el primero es que la inmigración, a partir d
el s.XVIII,
tiene un efecto muy reducido sobre el crecimiento de la población. El segundo es q
ue las fuentes
canadienses son muy ricas y han sido explotadas con una pericia extraordinaria,
permitiendo
analizar las razones, por los menos de tipo demográfico, del éxito de los franceses
en América.
Después de la exploración de la cuenca del San Lorenzo por Jacques Cartier en 1534,
la
colonización francesa toma forma durante el siglo posterior. En 1608 se funda Queb
ec y en 1627 se
constituye la compañía de los Cien Asociados para la colonización, mientras que en 166
3 la
dirección del proceso de colonización es asumida directamente por el Gobierno real.
en 1680 la
colonización está bien enraizada en las riberas del San Lorenzo.
Entre 1608 y 1700, los inmigrantes al Canadá fueron aprox. 15.000, apenas nada par
a la población
francesa de la época (los vecinos ingleses habían enviado 380.000 emigrantes entre 1
630 y 1700).
Únicamente 1/3 de la población llegaron a fundar una familia. Los restantes o retorn
aron o murieron
antes de casarse, o permanecieron solteros. Los esmerados análisis realizados sobr
e este grupo de
pioneros y sus descendientes permiten analizar las particularidades demográficas d
e los franceses
de Canadá y, por consiguiente, las razones de su éxito demográfico. Se puede sintetiza
r en 3
elementos:
.. Elevada nupcialidad, debido a la baja edad en el momento del matrimonio
.. Alta fecundidad natural
.. Mortalidad relativamente baja
Ciertos factores selectivos fundamentan estos comportamientos diferenciales, aun
que no los
determinan completamente: aquellos que partían, en previsión de un largo y penoso vi
aje, y de tener
que arribar a un país poco hospitalario, debían de poseer, sin duda, integridad, fue
rza física, coraje e
iniciativa. Además la mortalidad durante el viaje era notable y muchos de los que
no conseguían
adaptarse retornaban a la patria. Esta indudable selección debía de ser la causa de
la menor
mortalidad y mayor fecundidad. Al mantenimiento de una baja mortalidad debía contr
ibuir, al menos
en un primer momento, la bajísima densidad de población y por consiguiente la baja t
ransmisibilidad
y difusión de infecciones y epidemias. En lo tocante a la menor edad para el matri
monio y a las más
frecuentes segundas nupcias, pueden atribuirse a la distorsión en la estructura po
r sexo, debida a la
mayor inmigración de hombres.
La alta reproductividad y el intenso crecimiento prosiguieron también en las gener
aciones que
siguieron a la de los pionero. Si, por una parte, la edad de las mujeres al matr
imonio tiende a
aumentar ligeramente a medida que la sociedad se normaliza y se estables, por ot
ra, las hijas de los
pioneros, nacidas en Canadá y plenamente integradas en la nueva sociedad, tuvieron
una
fecundidad aún más elevada que la de sus madres. La fecundidad de los canadienses se
mantuvo
muy elevada también en el s.XVIII, resultando ser una de las más altas que se hayan
verificado en
poblaciones que no practicaban el control de la natalidad.
Diversos mecanismos de selección al principio, una fuerte cohesión social y diversos
factores
ambientales favorables, fundamentan el éxito demográfico de la inmigración francesa en
Canadá.
Mientras que la población canadiense francesa aumentaba, la población francesa de or
igen
aumentaba lentamente, y la población indígena india, diezmada por las enfermedades y
confinada
territorialmente por la expansión de los colonos, sufría una regresión. La gran diverg
encia en lo que
respecta a la suerte de las poblaciones autóctonas y de los colonizadores se debió,
además del
impacto causado por las nuevas patologías, a la gran diferencia en cuanto al nivel
de organización
social y tecnológica de las poblaciones que entraron en contacto. Los europeos pos
eían fuentes de
energía (el caballo, la tracción animal, la vela) y tecnologías (utensilios y armas de
hierro y acero, la
rueda, explosivos) notablemente superiores a los de los indígenas. Se cubrían y aloj
aban mucho
mejor, estaban acostumbrados a climas templados o fríos, los animales que importab
an se
adaptaban bien y se reproducían con facilidad, así como las nuevas plantas y hortali
zas. La
superioridad tecnológica y la capacidad de conquistar el entorno dictaron las reglas
, entre los siglos
XVI y XIX, del éxito también demográfico de la colonización europea en el continente ame
ricano y en
Oceanía.
6. Irlanda y Japón: dos islas, dos historias.
A largo plazo, la población y los recursos acaban por desarrollarse de una manera
aproximadamente
paralela, esto sucede porque:
o
La especie humana es extremadamente adaptable y puede sobrevivir en condiciones
de
penuria, de igual modo como le es posible acumular grandes cantidades de recurso
s. no
todas las variaciones del sistema de recursos se ven reflejadas en la evolución
demográfica, o no lo hacen con la cronología reconocible.
o
Una parte de los factores que influyen en el cambio demográfico, entre los que des
taca
la mortalidad, son exógenos al sistema de recursos e independientes de éste. En
algunos casos afortunados, por el contrario, el mecanismo de interrelación entre s
istema
de recursos y sistema demográfico resulta muy evidente; los casos de Irlanda y Japón
en
los siglos XVII al XIX sirven oportunamente como ejemplo del funcionamiento de e
stos
mecanismos.
Irlanda: Es uno de los países más pobres de Europa occidental; sometida a Inglaterra
, despojada de
su independencia y autonomía, y con una economía agrícola tributaria de grandes propie
tarios
absentistas, sus gentes viven en condiciones de grave atraso. Su población aumenta
rápidamente,
incluso más que Inglaterra. Los irlandeses poco más de 2 millones hacia finales del
s. XVI, se
convierten en más de 8 millones en el censo de 1841, pocos años antes de la gran ham
bruna que
trastornó perdurablemente el orden demográfico.
Japón: Desde el inicio de la época Tokugawa hasta principios del s. XVII, a pesar de
mantenerse
aislado de la influencia extranjera, conoce una notable renovación interna. La pob
lación se triplica en
120 años. Posteriormente sobreviene un largo estancamiento hasta el segundo tercio
del s.XIX.
¿Cuáles son las razones, en ambos casos, del veloz aumento y posteriormente la catástr
ofe de
Irlanda y el estancamiento de Japón?
Irlanda
El caso de Irlanda fue analizado por K.H. Connel en 1950. Su tesis:
o
Sostienen que la disposición innata de los irlandeses a casarse jóvenes se habría vist
a
obstaculizada por la dificultad de adquirir una tierra de labor en la que les fu
era posible
construir una casa y fundar una familia.
o
Estos obstáculos desaparecen en la segunda mitad del s.XVIII. Surgen una serie de
factores (la disposición de patata, por ejemplo) que permiten la extensión y
fragmentación de la tierra de labor, aumentando el número de matrimonios, lo que
conduce a una alta fecundidad natural y una mortalidad no demasiado elevada que
determinan una alta tasa de crecimiento.
o
Este equilibrio acaba por convertirse en precario por el excesivo incremento
demográfico, hasta el punto de que la gran hambruna, en 1846 y 1847, trastornó
permanentemente el orden demográfico anterior.
Continúa Connell: A finales del S.XVIII los grandes propietarios tendían a mantener
a los
arrendatarios en una economía de subsistencia, manipulando los aumentos de los arr
iendos y
dificultando la mejora del nivel de vida. Hasta entonces aunque el coste del mat
rimonio no era
excesivo, el verdadero problema, en una sociedad de arrendatarios, era disponer
de una finca para
la instalación de la nueva familia. Las condiciones cambiaron en las últimas décadas d
el s.XVIII. La
conversión de pastizales en tierras de labor y la roturación de nuevas tierras, apoy
ada por la reforma
promovida por el Parlamento irlandés y la demanda de productos agrícolas por parte d
e Inglaterra,
que estaba en guerra con Francis, sirven para allanar los obstáculos. Aumenta la s
ubdivisión y
parcelación de la tierra, propiciada por un nuevo factor: la gran difusión de la pat
ata como alimento
preponderante y a menudo casi exclusivo de los irlandeses. El papel esencial des
empeñado por la
patata sería decisivo por dos razones:
o
Relacionada con la mayor productividad:
..
Con una población cada vez más dependiente del consumo de la patata el
campo que antes se necesitaba para la subsistencia de una familia podía
dividirse entre los hijos y otros subarrendatarios, ya que un acre de tierra
sembrado de patatas bastaba para alimentar a una familia de 6 personas junto
con sus animales.
o
El alto valor nutritivo de la patata.
Por consiguiente, la disponibilidad de nuevas tierras y la fragmentación de las fi
ncas existentes,
convertidas en más productivas con el cultivo de la patata, permiten la baja edad
al matrimonio, y la
elevada nupcialidad de los irlandeses, que, combinadas una elevada fecundidad na
tural y una
mortalidad no excesiva, fundamentan una tasa de incremento elevada en el periodo
anterior a la
gran hambruna.
Un hongo Phytophtora infestants- daña gravemente la cosecha de patatas en 1845 y la
destruye
completamente en 1846. El invierno de 1946-47 trajo hambre, pobreza, migraciones
de masas
desesperadas y epidemias de fiebres de tifus. Se ha estimado que la gran hambrun
a y las epidemias
a ella asociadas causaron entre 1,1 y 1,5 millones de muertos más de lo normal. la
emigración se
convierte en éxodo y 200.000 personas al año dejan el país entre 1847 y 1854.
La gran hambruna señala el fin del régimen demográfico. La patata, que había favorecido
el alto
crecimiento demográfico, hizo que la población que se alimentaba exclusivamente de e
la pasara a
ser vulnerable en épocas de escasez. En las décadas siguientes, un régimen inmobiliari
o nuevo y un
equilibrio matrimonial (retraso del matrimonio y celibato), sostenido por los gr
andes propietarios y el
clero, y la emigración en masa, provocan una disminución sostenida de la población.
Japón
El caso de Japón evoluciona, en una primera etapa, siguiente mecanismos análogos de
los descritos
para Irlanda. el régimen Tokugawa, que además de ocupar dos siglos de historia, de 1
603 a 1867,
inició la modernización de la época Meiji, fue ciertamente un periodo de paz interna,
de aislamiento
respecto al exterior y a la penetración cristiana, de restauración del confucianismo
y de estabilidad
de las estructuras político-administrativas. Los comportamientos económicos durante
este periodo
modificaron gradualmente el estilo de vida:
o
Antes, la producción se destinaba a pagar los impuestos sobre la tierra y a cubrir
las
necesidades individuales.
o
Pero cuando vender se convierte en el fin principal de la producción, se ofrece la
posibilidad de aumentar y mejorar el nivel de vida.
o
La extensión de la tierra cultivada se duplica y el modelo de cultivo cambia de ex
tensivo
a intensivo.
o
El antiguo orden social se transforma: los grandes grupos familiares se emancipa
n y se
constituyen de manera independiente.
o
La orden servil de los genin, en la que sólo una pequeña parte de sus miembros llega
ba
al matrimonio, se transforma en una clase de arrendatarios, con comportamientos
demográficos normales.
El proceso de liberación de los recursos económicas (nuevas tierras y técnicas de cult
ivo) se
acompaña de un crecimiento demográfico sostenido. Hayami sitúa la población, al inicio d
el s.XVII en
alrededor de 10 millones, con un rápido crecimiento hasta 30 millones hacia 1720.
En 1870, una vez
caído el régimen Tokugawa, la población se situaba en torno a los 35 millones. Las cau
sas de este
estancamiento son tema de amplio debate:
o
Control deliberado de la producción de niños, y ello más que por retraso del
matrimonio, por el aborto y el infanticidio.
o
Hay evidencia de la función de las ciudades en relación con los excedentes
demográficos del campo. (Edo, la actual Tokio, era la ciudad más grande del mundo a
principios del s.XIX).
o
Otra explicación de la baja reproductividad durante la última parte de la época Tokuga
wa
contempla las transformaciones operadas en la agricultura, orientadas hacia una
cada
vez intensificación mayor. Aunque esto mejoró las condiciones generales de vida de l
a
población rural, al mismo tiempo implicó un notable aumento del peso del trabajo par
a
los hombres y aún más para las mujeres.
Sea cual fuere la explicación del estancamiento demográfico, la sociedad japonesa su
po encontrar
mecanismos idóneos para frenar el crecimiento demográfico, del mismo modo como el pr
oceso de
extensión de la tierra cultivada encuentra límites naturales e infranqueables.
El recorrido del sistema demográfico japonés diverge del irlandés en la respuesta que se
ofrece a la
presión gradual sobre el sistema de recursos. En Irlanda, el sistema se desmorona
con la gran
hambruna y la gran emigración: estos dos shocks conducen a cambios en el régimen nup
cial
(elevada edad al matrimonio, celibato elevado) de consecuencias menos traumáticas.
En Japón, la
respuesta es gradual, y no viene impuesta por acontecimientos dramáticos.
7. En los umbrales del mundo contemporáneo.
Entre 1750 y 1850 la población europea experimenta una neta aceleración. Ésta afecta a
todos los
grandes países, aunque es mucho más duradera en algunos (Inglaterra, por ejemplo) qu
e en otros
(Francia). Este periodo no es inmune a desgracias: la revolución francesa y las gu
erras napoleónicas
devasta Europa durante veinte años. La última gran crisis de subsistencia (la carestía
de 1816-1817
y el tifus a ésta asociado) afecta a la totalidad de Europa, y una epidemia de cóler
a recorre todo el
continente. Pero a pesar de ello la población aumenta vigorosamente y se desborda
hacia América
con el inicio de la gran migración transoceánica.
Existe debate sobre las causas de la aceleración demográfica. En algunos casos, ésta s
e ha debido
principalmente a un aumento de la natalidad como consecuencia de la mayor nupcia
lidad. En otros,
la mayoría, la reducción de la mortalidad constituye el factor principal.
En gran parte de Europa la transición entre los siglos XVIII y XIX conduce a una d
isminución de la
mortalidad. Esta mejoría es visible, en primer lugar, en la menor frecuencia de la
crisis de mortalidad
relacionadas con estallidos epidémicos. Las causas de la atenuación de las grandes c
risis de
mortalidad son de naturaleza biológica, económica y social.
-
Biológicas: El efecto del proceso de adaptación mutuo entre agentes patógenos y
huéspedes, sostenido por la mayor densidad de población y la mayor movilidad, ha
conducido a la disminución de la virulencia de algunas patologías.
-
Sociales: La atenuación de la transmisibilidad de las infecciones, como consecuenc
ia de
la mayor higiene privada y pública.
-
Económicas: Atribuibles no sólo al progreso técnico, sino también a la mejora del
sistema de transporte y , por consiguiente, de la redistribución de alimentos entr
e
regiones con abundancia y regiones con escasez.
Sin embargo, la mortalidad en Europa disminuye también por otras razones distintas
a la
desaparición de los años de crisis. Una de las hipótesis más acreditadas es la alimentari
a ,
propugnada por McKeown. Según esta hipótesis, la aceleración demográfica del s.XVIII sería
consecuencia de la disminución de la mortalidad, que no es explicable ni por el pr
ogreso de la
medicina, ni por cambios en la higiene pública o privada. La verdadera causa habría
sido la mejora
del nivel alimentario de la población que acrecentando la resistencia orgánica a las i
nfecciones
habría producido el retroceso de la mortalidad. Estas mejoras alimentarias se prod
ucen como
consecuencia del progreso de la productividad en la agricultura y por la introdu
cción de nuevos
cultivos, del maíz a la patata, y, por lo tanto, de una producción más abundante.
Esta tesis entra en conflicto con algunas consideraciones que inclinan la balanz
a hacia otros
factores.
o
En primer lugar, la relación entre nivel nutritivo y resistencia a las infecciones e
s válida,
sobre todo en periodos de gran escasez mientras que, en los años normales, el nive
l
alimentario de la población europea se mostraba suficiente.
o
En segundo lugar, la segunda mitad del s.XVIII y las primeras décadas del XIX no p
arece
ser un periodo feliz. Ciertamente, se difunden nuevos cultivos (patata, trigo sa
rraceno,
maíz). Pero en muchos casos la introducción de los nuevos cultivos no significó una
mejora del consumo per capita.
Otras consideraciones de carácter indirecto, inducen a considerar dudosa la hipótesi
s alimentaria:
o
La disminución generalizada de los salarios reales acaecida en toda Europa entre l
a
primera mitad del s.XVIII y las primeras décadas del XIX.
o
La disminución de la estatura, que se habría producido en el mismo periodo, tanto en
o
Fácil acceso (rodeado de mar y con relieves que no impiden el desplazamiento).
o
Condiciones climáticas templadas y favorables para el cultivo.
o
Gran variabilidad de las características ambientales que requiere de adaptación de l
as
poblaciones y estimulan la especialización.
A la disponibilidad del espacio se debe la progresiva emigración desde Asia menor
hacia
Europa, de agricultores que traían nuevas técnicas de ocupación y explotación del suelo,
provocando
o estimulando la transición al neolítico.
Para comprender las relaciones entre espacio y cambio demográfico debemos profundi
zar
en tres líneas de análisis. Estos tres procesos están íntimamente relacionados y se pued
en disponer
en sucesión cronológica:
1.
Asentamientos en espacios vacíos o semivacíos:
Es el fenómeno que acompaña el crecimiento medieval del S.XI al XIII, donde la pobla
ción
europea se multiplica. Los bosques fueron talados para la expansión de la superfic
ie cultivada;
las zonas llanas se buscan por la facilidad de su cultivo. Este proceso se acomp
aña de la
consolidación de la población mediante la construcción de aldeas, castillos o ciudades
; a veces
se trataba de asentamientos organizados por el señor del lugar. Italia, España, Fran
cia o
Alemania constituyen ejemplos documentados.
La creciente demanda de recursos exigida por una población en expansión se satisfizo
también mediante saneamientos, asentamientos en cotas más elevadas y costosas
transformaciones del territorio, según los límites de las técnicas disponibles y, en g
eneral,
mediante la ya mencionada intensificación de la agricultura.
2.
Transformaciones y saneamientos:
Aunque los costes son más elevados, los saneamientos contribuyen a sostener el
poblamiento medieval: los terraplenes regulan los ríos y protegen las tierras baja
s. El fenómeno
del saneamiento vuelve a aparecer tras la crisis del XIV y XV debido a la recupe
ración
demográfica. En Inglaterra se sanean las áreas húmedas y cenagosas; en Francia las áreas
costeras y pantanosas; en Italia se crean los 1º arrozales; en Holanda se construy
en los diques,
canales y bombeos. También se accede a las áreas para el cultivo del interior.
En resumen que, el despertar demográfico del S.XVIII va acompañado, en todas partes
de
las obras de saneamiento.
3.
Expansión exterior:
Europa recibe y proporciona población; antes de la Edad Media las puertas de entra
da son
las estepas del este y el mediterráneo en el sur; después, la emigración y la coloniza
ción hacia
este y oeste, movidos por la accesibilidad de espacios y los factores de expulsión
relacionados
con las dificultades económicas en el país de origen.
En Europa entre la Edad Media y la Revolución Industrial se dan 3 grandes movimien
tos:
o
Colonización alemana de los territorios al este del río Elba, entre los ss. XI y XIV
.
o
La emigración ibérica y británica a América; y los movimientos menores de holandeses y
franceses a sus asentamientos coloniales entre los ss. XVI y XVIII.
o
El desplazamiento de la frontera rusa hacia el este y el sur.
Esta carrera hacia el este (Drang nach Osten) es un fenómeno de consecuencias
grandiosas porque determina el poblamiento de amplias áreas al este del río Elba y,
posteriormente, hacia Polonia, los Sudetes y Transilvania. Es un proceso de colo
nización que
gana cota en el siglo XII y sus pioneros fueron colonos holandeses y flamencos.
Este flujo,
demográficamente modesto, tuvo un efecto fundador muy notable. Los emigrantes eran
jóvenes
trabajadores, sin familia y en edad reproductiva; este movimiento se da de forma
análoga a los
pioneros franceses en Canadá, así, los pocos centenares que llegaron pronto se trans
formaron
en miles.
La segunda gran desembocadura migratoria la constituye el continente americano.
A finales
del s. XVIII, al romperse el sistema colonial, el continente americano tiene mod
estos pero
significativos asentamientos europeos: 4 millones en el sistema latinoamericano
y unos 4,5
millones en el norteamericano. Estos asentamientos debidos a la inmigración desde
España y
las Islas Británicas, con contribuciones menores de Portugal, son modestos compara
dos con las
dimensiones físicas del continente, pero constituyen un tercio de su población. Una
emigración
comparable con la inglesa fue la holandesa hacia América latina y Estados Unidos;
la de Francia,
en cambio, siendo el país más populoso, fue la que menos contribuyó.
La emigración transoceánica constituye las bases demográficas y políticas de la gran
emigración decimonónica, permitiendo la dilatación del espacio europeo con enormes
consecuencias demográficas.
El tercer movimiento consiste en el desplazamiento de la frontera rusa hacia los
frentes
meridional y oriental. Tiene características parecidas a las del continente americ
ano pero en
menor numero. En cambio, nuevas ciudades prosperaron como centros administrativo
s y puertos
para el tráfico de granos, brotando una cultura más compleja y cosmopolita de mezcla
s.
Estas alusiones dan una idea de las relaciones entre demografía y disponibilidad d
e espacio.
La accesibilidad modela el cambio demográfico y posibilita la expansión económica euro
pea.
6. Numero y bienestar.
Este tema merece consideraciones mas profundas que la simple constatación de que e
l grado de
complejidad de la organización social esta también en función del número de sus habitant
es. No son
pocos los investigadores que se han aventurado en el problema de la exsistencia
y la determinación
de un optimum de sus habitantes. En concepto de optimum, en un sentido económico,
puede
definirse como la población teórica que maximiza el bienestar individual ; y que si se
acrecienta o se
disminuye en una unidad, lo disminuiría en una fracción, es un concepto esencialment
e estático
difícilmente aplicable a poblaciones dinámicas.
Las dimensiones de una población producen sus efectos mediante dos mecanismos:
o
El primero se relaciona con el principio de la división del trabajo y, por tanto,
con la
mejor utilización de las capacidades individuales. Ideas ilustradas por Adam Smith
y
antes que él por Wiliam Petty (Ej. fabricación de reloj). Aunque la división del traba
jo
está en función de las dimensiones del mercado; ya que si este es reducido, la divis
ión
es modesta y modesta la ventaja que se consigue. Como observa Smith en las
Highlands de Escocia, donde las familias (dispersas) hacen de carnicero, panader
o y
cervecero.
El retraso de los grupos dispersos, las dificultades de desarrollo de los caseríos
aislados
donde las reducidas dimensiones no permiten la especialización, el fracaso de las
colonizaciones realizadas con pequeños núcleos y la inestabilidad de la población
permanente en las islas pequeñas de hábitat favorable tienen, entre sus causas, la
imposibilidad de dividir adecuadamente el trabajo.
o
El segundo se relaciona con la constatación de que la complejidad de la organización
de una sociedad está en función también de las dimensiones demográficas, absolutas y
relativas, de una determinada unidad de territorio (densidad). Este aspecto favo
rable del
número, o de la densidad de población, está constituido por las economías de escala
que se obtienen al aumentar la población. Únicamente cuando la población adquiere
cierta densidad respecto al territorio se vuelven posibles sistemas más favorables
de
utilización o producción de recursos. Hemos visto un ejemplo con el proceso de
intensificación de la agricultura animado por elimpulso demográfico. Otros ejemplos
de
ello lo vemos en Canadá, considerado, por su gobierto y por su población, como
demasiado vacío para poder sostener el desarrollo que su extensión y sus riquezas
naturales le podrían asegurar. Otros ejemplos clásicos son los relativos a los siste
mas de
irrigación, al desarrollo de las ciudades, a la densificación de las comunicaciones
y, en
general, a aquellas inversiones en estructuras que requieren una masa crítica de
recursos no disponible en pequeños agregados y una masa crítica de demanda,
inexistente en mercados reducidos. En pocas palabras, una útil infraestructura se
puede
crear o desarrollar con costes per capita menores en una población más numerosa. El
desarrollo de los sistemas de irrigación en Mesopotamia permitió a los escasos
cazadores-recolectores que vivían en los montes Zagros 8.000 años a.C. transformarse
en una densa población de llanura en los milenios posteriores.
Consideraciones parecidas se han realizado con respecto al desarrollo de los sis
temas de
comunicaciones por carretera, cuya correlación con la densidad de población es muy e
levada. Es
evidente que la conveniencia y la utilidad de una carretera está en función del número
de usuarios y
que, una vez construida, ésta tiene un efecto multiplicador del desarrollo, aceler
ando las
comunicaciones, facilitando los intercambios, permitiendo la constitución de un me
rcado más amplio.
La explicación de las diferencias de precio de artículos de primera necesidad, en so
ciedades
primitivas, concierne en gran parte a la dificultad de transporte debida a la pr
ecariedad de las
comunicaciones.
El crecimiento de las ciudades también se relaciona con la demografía debido a la
especialización de funciones y desarrollo de actividades. En la actualidad, estas
ventajas están
probablemente en crisis debido a las progresivamente más evidentes deseconomías de esc
ala que
generan las grandes metrópolis, pero para las economías esencialmente rurales de las
que nos
ocupamos aquí el discurso es totalmente diferente. Es evidente que el sustento de
una población
numerosa concentrada, no directamente dedicada a la producción del alimento que co
nsume, implica
la creación de excedente agrícola por parte de la población rural, y que cuanto más abun
dante sea
ésta, mayores son los recursos disponibles. En efecto, el crecimiento precoz de la
s ciudades de
Mesopotamia, de la India septentrional o de China está en función de la elevada pobl
ación, permitida
por la fertilidad del suelo y una agricultura muy productiva. Boserup hizo una o
riginal interpretación
poniendo orden a la cadena causal: el crecimiento demográfico impulsa la intensifi
cación agrícola,
aunque no es tanto el nivel de producción per capita (tanto más elevado cuanto más int
ensiva es la
agricultura) lo que permite la creación del plus de recursos necesario para el nac
imiento dela ciudad,
sino la densidad de la población, y por lo tanto, el factor multiplicador del plus
per capita. En otras
palabras, la población más numerosa alrededor de una ciudad implica una producción más g
rande y
un mayor plus con el que alimentar a una población urbana acrecentada.
Las relaciones entre división de trabajo, economías de escala y dimensiones demográfic
as
se intuyen fácilmente y la historia ofrece muchos ejemplos. Es menos demostrable l
a hipótesis que
procede del encadenamiento lógico siguiente. Cuando la escasez de recursos es un d
ato, el
desarrollo está en función de lo que Kuznets llama conocimiento experimentado . Los crea
dores
de nuevos conocimientos (inventores, innovadores...) se cuentan, haciendo una hi
pótesis restrictiva,
proporcionalmente a la población total. Pero probablemente la creación de nuevos con
ocimientos se
ve favorecida por factores de escala (la existencia de escuelas, universidades,
academias, que
multiplican la eficiencia del conocimiento adquirido y las ocasiones de adquirir
nuevos
conocimientos) y, por tanto, disfruta de rendimientos crecientes al crecer la po
blación. Por esta vía,
ceteris paribus, el incremento de población provoca un aumento de producto per cap
ita. Kuznets
confesaba honestamente que se trata de un argumento azaroso.
7. ¿Rendimientos crecientes o decrecientes?
La historia de los últimos diez mil años enseña que la humanidad ha conseguido multipl
icar su propio
número por 1000 y al mismo tiempo, ha aumentado los recursos a disposición de cada i
ndividuo.
Defensores de la ineluctabilidad de los rendimientos decrecientes:
Consideran que esto ha ocurrido porque los límites de los recursos fijos no han si
do alcanzados,
porque:
o
Los recursos se han desplazado (poniendo en cultivo nuevas tierras, poblando nue
vas
tierras, etc.) o porque
o
Los recursos se han utilizado de forma más productiva gracias a innovaciones y
descubrimientos.
Pero ello no excluye el obstáculo que los rendimientos decrecientes ha puesto dura
nte largos
periodos de la historia, ni la asunción de que algunos recursos son limitados e in
sustituibles, y por
tanto, al no existir innovaciones que los sustituyan, no se pueda evitar a la la
rga el advenimiento de
rendimientos decrecientes que en este caso, conducirán al empobrecimiento.
Defensores de los rendimientos crecientes:
Sostiene que no existen razones para considerar inevitable el advenimiento de la
fase de
rendimientos decrecientes.¿Por qué razón, si el hombre ha sido artífice del crecimiento
económico y
social del pasado, un aumento en la población debería comportar una menor tasa de in
cremento de
producción per capita?¿ Por qué un mayor numero de individuos no podrán conseguir lo que
consiguieron poblaciones menos numerosas en el pasado, es decir, aumentar la pro
ducción total y
de este modo no solo satisfacer la población adicional, sino también aumentar la pro
ducción per
capita?
Los eventuales rendimientos decrecientes de los recursos fijos, estarían más que com
pensados por
el rendimiento creciente del intelecto humano y por las condiciones de vida cada
vez mas favorables
producidas por las mayores dimensiones demográficas.
Las preferencias de las parejas se orientan hacia un número de hijos muy reducido;
La primera relación consiste en el hecho de que una población que crece rápidamente,
conlleva rendimientos decrecientes de trabajo y de producción, determinando la diso
lución
del capital y provocando empobrecimiento; el menor crecimiento sitúa a Esterilia e
n una
posición favorable.
En segundo lugar, la reducción de las dimensiones familiares como consecuencia del
control
de los nacimientos estimula la formación de ahorro y, por lo tanto, de las inversi
ones: otro
elemento a favor de Esterilla respecto a Fertilia.
La tercera relación implica que la ralentización del crecimiento comporta una mayor
eficiencia de la fuerza de trabajo y, por consiguiente, un crecimiento de la pro
ductividad.
Un cuarto postulado es que los factores de escala vinculados a las dimensiones
demográficas tienen efectos prácticamente nulos, y no producen ninguna ventaja a la
población que crece más rápidamente. Análogamente, el incremento demográfico no tendría
ningún efecto positivo sobre el progreso técnico.
Finalmente, resulta que la capacidad de frenar el incremento demográfico es un ele
mento
determinante del desarrollo. Debería haberse producido, por lo tanto, que en los últ
imos
treinta o cuarenta años, el incremento demográfico y el ritmo de desarrollo económico
se
encontrasen en relación inversa.
Si relacionamos las tasas de crecimiento de la población y del PIB per capita en u
n número de
países pobres (27) vemos que:
..
Crecimiento población PIB per capita de 1970- 1992: contrariamente a periodos anteri
ores,
se comprueba una relación inversa entre las dos variables.
..
Tasa de crecimiento 1950- 1970 vs. 1970- 1992: la relación inversa casi ha desapar
ecido.
..
Crecimiento demográfico- PIB per capita 1950- 1992: emerge débil asociación inversa en
tre
las dos variables.
Estas comparaciones indican que la asociación entre crecimiento demográfico y económic
o esta
oscurecida por algunos factores. Significa que el crecimiento demográfico ha sido
un obstáculo
insuperable para el crecimiento del bienestar. Vemos que los factores que claram
ente actuaban en
Fertilia y en Esterilia, en la realidad han actuado de una forma menos clara.
7. Las razones de una paradoja.
El hecho de que la relación entre crecimiento demográfico desarrollo económico supuest
o en los
casos de Fertilia y Esterilia no se haya verificado ha suscitado muchos debates.
Ello a conducido a
que investigadores examinasen las premisas teóricas sobre las que se basa el model
o y buscasen
las explicaciones a la ausencia de verificación.
Hasta 1984 (Conferencia de Naciones Unidas en México) se había aceptado que el creci
miento
demográfico debía ser frenado, objetivo prioritario, y comenzó a dudarse que entre los
dos
fenómenos (crecimiento de la población y desarrollo económico) mediase una relación univ
oca.
Un crecimiento demográfico rápido (Fertilia) debería ser perjudicial para el desarroll
o económico
debido a una serie de motivos:
1. El stock del capital fijo por trabajador (bienes de capital tales como máquinas
,
infraestructuras, utensilios, edificios): éste tiende a disminuir (diluirse) al au
mentar el número de
personas de la población, tornándose menor la producción per capita. Fertilia, que cre
ce más que
Esterilia, padece esta desventaja, que podría neutralizarse si ésta incrementase su
tasa de inversión
(es decir, la proporción de producto interior bruto destinada a inversión) en detrim
ento de la
proporción de renta destinada al consumo (que está relacionado con el nivel de vida)
. El problema de
los países pobres se agrava debido a que su fuerza de trabajo, en próximas décadas, se
incrementará a niveles mucho más elevados que en los ricos, por lo que para reducir
esta diferencia
deberán elevar la tasa de inversión.
2. Recursos naturales (tierra, agua): cuando escasean se ven afectados por el rápi
do
incremento demográfico y determinan rendimientos decrecientes. La alta densidad de
mográfica
conlleva, alta proporción de sin tierra y fragmentación de la propiedad, rebajando la
productividad y
la renta, y aumentado la pobreza rural y las desigualdades.
3. El capital humano: expresado por la eficiencia (física, técnica) de la población, s
e rige por
reglas parecidas a las del capital fijo. Si bien, al inicio del proceso de trans
ición demográfica, Fertilia
y Esterilia tienen una misma proporción de PIB destinado a inversiones sociales (e
ducación
primordialmente, aunque también sanidad), la divergencia posterior en el increment
o de la población
joven permite que en Esterilla la escolarización pueda difundirse y, eventualmente
, pueda mejorar en
cuanto a su calidad, al mantener invariada la proporción del PIB dedicada a ésta. En
Fertilia no
puede difundirse a menos que la proporción del PIB que se le destina no aumente. E
l aumento de la
instrucción tiene efectos positivos sobre el desarrollo, y este efecto es particul
armente vigoroso en el
paso del analfabetismo a la instrucción primaria.
4. El gasto público: los gastos de alfabetización y sanidad se consideran prioritari
os
absorbiendo una mayor proporción en caso en que una población creciese. Quedarían meno
s
recursos para inversiones del capital fijo (mucho más rentable) y el crecimiento q
uedaría afectado
negativamente.
5. Capacidad de ahorro familiar: el crecimiento demográfico tiene efectos negativo
s sobre
éste y sobre los recursos disponibles para inversión. Así, la renta familiar debe empl
earse
principalmente en las necesidades básicas, dejando apenas algo para el ahorro.
6. La ausencia de efectos positivos de escala al aumentar la población, implica qu
e no se
creen mejores condiciones de utilización de los factores de producción (recursos nat
urales, capital y
trabajo), pasando de una dimensión a otra superior. En este caso, en efecto, una p
oblación que
crezca más rápidamente resultaría por este solo hecho favorecida.
Si las relaciones indicadas se verificasen, deberíamos haber observado una relación
negativa entre
crecimiento demográfico y económico. No ha sido así, debido a la diversidad de situaci
ones en los
países pobres, y a la rapidez de los acontecimientos políticos, económicos y sociales
que han
deformado y alterado los mecanismos. Vemos cómo:
Las inversiones en capital fijo dan una importante contribución al desarrollo de l
os países pobres. Si
el trabajo y la tecnología se mantienen constantes, habría de producirse una disoluc
ión del capital
por trabajador en las poblaciones que crecen velozmente. Sin embargo, muchos paíse
s pobres han
logrado aumentar la proporción del PIB para la inversión. Por lo que el efecto disolu
ción se ha
neutralizado.
En cuanto a los recursos naturales fijos, la expansión de la agricultura ha permit
ido a los países en
desarrollo aumentar su producción agrícola, por efecto del aumento de los rendimient
os ( revolución
verde ) que por el cultivo de nuevas tierras. La introducción de nuevas técnicas ha pe
rmitido la
construcción de infraestructuras y un traslado más fácil de las técnicas.
Estudios recientes dudan que un rápido crecimiento determine una variación del desti
no del gasto
público a favor de inversiones sociales. Una mayor economía en el uso de los recurso
s disponibles
ha permitid mantener los objetivos incluso, en caso de fuerte presión demográfica.
En cuanto a la formación del ahorro principios teóricos y verificaciones empíricas se
oponen a las
suposiciones de que disminuya. Mecanismos que lo neutralizan:
Supone que la intensidad del trabajo adulto no es fija, determinando una intensi
ficación del
trabajo, un aumento de los recursos y que no incide sobre el nivel de ahorro.
En una población que crece rápido, la proporción de jóvenes (que ahorran) es mayor
respecto a los ancianos (que generan ahorro negativo).
El ahorro de las familias en los países pobres proviene de un pequeño nº de familias q
ue son
ricas.
Las verificaciones empíricas no han conducido a resultados significativos, y la in
adecuación de los
datos influye en la ausencia de conclusividad. Sin embargo, investigaciones cons
ideran que el
desarrollo de infraestructuras para el desarrollo son estimuladas por el crecimi
ento de la población.
Igual que el desarrollo de la agricultura y la difusión de la revolución verde habrían
facilitado,
teniendo así, los factores de escala un efecto favorable.
La localización geográfica, características climáticas, accesibilidad y dotaciones natur
ales interactúan
con la demografía y la economía.
Los problemas entre demografía y economía son muy complejos e influidos por las rela
ciones de
causa- efecto poco conocidas e poco estables. La evolución de la ultima década no pu
ede explicarse
mediante un único esquema teórico, además que debemos subrayar, la adaptabilidad de lo
s
comportamientos humanos frente a las constricciones externas. Además el agitado de
sarrollo técnico
modifica y deforma relaciones que se daban muy por ciertas.
Conclusiones de A.C. Kelley: el crecimiento económico en países pobres habría sido mas
rápido
con un crecimiento demográfico mas lento, aunque en algunos países esta influencia p
uede haber
sido mínima o positiva. El efecto mas negativo del incremento demográfico ha sido al
lí donde falta
agua o tierra, donde los derechos de propiedad son mal definidos y donde las polít
icas
gubernamentales son distorsionantes en relación al trabajo.
El impacto más favorable es allí donde los recursos naturales son mas abundantes, do
nde las
posibilidades de economías de escala son mas considerables y donde el mercado y ot
ras
instituciones distribuyen sus recursos de modo eficiente .
Tema 6. El futuro.
1. Población y autorregulación.
La senda de la población mundial hacia el orden y la eficiencia demográfico, desde hac
e dos siglos
nos conduce a un ciclo de crecimiento vertiginoso, casi terminando en el mundo d
esarrollado, pero
en pleno desarrollo en el pobre. Eventos como el descubrimiento de la maquina de
vapor, la 1º G.M.,
aparición del avión como medio de transporte, viajes espaciales .han producido oleadas
de
crecimiento demográfico. La dinámica de la población actual vinculada a una joven estr
uctura de
edades y alta fecundidad, asegura las previsiones de aumento rápido.
Económicamente, los rendimientos decrecientes deterioran el bienestar adquirido, y
a que los
recursos fijos establecen un límite de crecimiento. Existe incompatibilidad entre
crecimiento
demográfico y deterioro ambiental; éste amenaza también bienes fundamentales como salu
d,
relaciones humanas y sociales por la incapacidad de aumentar indefinidamente la
producción y por
la competencia conflictiva de búsqueda de mejores condiciones de vida.
Otros confían en la capacidad de adecuación de la población a su crecimiento numérico.
Supuestamente el progreso técnico favorece la sustituibilidad de materias primas y
la productividad
agrícola. Los mercados señalan con aumentos en los precios la escasez, estimulando e
l progreso y
garantizando la productividad y sustitubilidad. Los costes de actividades no reg
ladas, que degradan
el medio ambiente deberían atribuirse a los responsables; edemas debemos tener en
cuenta que el
bienestar esta creciendo sin interrupción sostenida por el progreso científico y no
existen razones
para pensar que esta tendencia se invierta.
Son dos maneras de pensar que no conducen a modelos Maltusianos confrontando a o
ptimistas y
catastrofistas. La historia del crecimiento de la población se ha enfocado con un
compromiso
permanente entre las fuerzas de constricción y elección:
Constricciones: medio ambiente hostil o amenazado, enfermedades.
Elecciones: estrategias flexibles de matrimonio y reproducción, migración.
Este proceso interactivo ha producido ciclos de crecimiento, estancamiento o reg
resión numérica.
Se trata de un laborioso proceso de adaptación que premia a las poblaciones más flex
ibles y
amoldables y penaliza a las rígidas y frágiles.
2. Los números del futuro.
Las poblaciones actuales tienen una inercia notable y las previsiones demográficas
a varios lustros
de distancia son relativamente plausibles.
La inercia de la población puede medirse de varias maneras. Una de ellas consiste
e la suposición
de que, por ejemplo, a partir de 2000, la población en cuestión adopte una fecundida
d de
reemplazo que, como se sabe, debe llevar a largo plazo a un crecimiento cero (esta
cionariedad),
supóngase también que la mortalidad se mantuviese fija y que los saldos migratorios
equivalgan a
cero. Sin embargo, si esta población tiene una fecundidad elevada con estructura d
e edades joven,
continuara aumentando durante cierto tiempo, ya que los nacimientos serán mayores
que los
fallecimientos. A medida que, progresivamente, entren en la edad reproductiva la
s generaciones
nacidas bajo el nuevo régimen de fecundidad, la masa de nacimientos irá reduciéndose h
asta
aproximarse a la de los muertos. Por ejemplo, según las previsiones de las Nacione
s Unidas, la
población del mundo debería crecer de 6,1 a 9,3 millardos entre 2000 y 2050. Sin emb
argo, si la
fecundidad se fijase en el nivel de reemplazo, en el año 2050 la población rozaría los
7,9 millardos.
Este crecimiento de 1,8 millardos, en vez de los previstos 3,2, es consecuencia
de la actual joven
estructura por edad.
El futuro tendrá que adecuarse a una fuerza de inercia que, por sí sola, llevaría a mu
chas
poblaciones a un considerable crecimiento demográfico. A la sola fuerza de inercia s
e podría
imputar, entre 2000 y 2050, un crecimiento de alrededor de 10% en América del Nort
e, y del 23% en
el Asia oriental, del 42% en América Latina y Asia meridional, y del 50% en África.
En Europa la
inercia daría una disminución dado el fuerte envejecimiento de la población. China, pa
ra
contrarrestar la inercia, ha impuesto la ley de hijo único. A la fuerza de la iner
cia se le une el
dinamismo inherente a la alta fecundidad. Las Naciones Unidas elaboran prevision
es sobre la
evolución mundial obtenidas con la llamada variante media , basada en la hipótesis de l
a evolución
de la fecundidad y la mortalidad estimadas. Resultados:
La estructura por edad inicial, que, como hemos visto, sigue siendo muy joven en
el mundo
en vías de desarrollo.
La fecundidad, todavía superior al reemplazo.
Nuevas reducciones de la mortalidad; las migraciones que sin embargo, para el co
njunto del
mundo, tienen un saldo cero.
La contribución neta de la fecundidad al futuro crecimiento es menor que la de la
mortalidad, y la de
esta última es menor que la contribución del componente de inercia. Comparando ejemp
los
extremos:
Asia oriental (dominada por China): el efecto de la fecundidad, que ahora está baj
o el nivel
de reemplazo, es negativo y la contribución mayor del futuro crecimiento viene dad
a por el
factor de inercia.
África subsahariana: la elevada fecundidad es la responsable del crecimiento futur
o, seguido
por la inercia y la mortalidad, cuya disminución está amenazada por la epidemia de s
ida.
3. La sostenibilidad de la larga supervivencia.
Las previsiones mencionadas tienen un general consenso. Se cree en un buen progr
eso de la
supervivencia mantenida por la decreciente mortalidad anciana. Se cree que las i
nversiones de
tendencias no son probables; que no peligra la supervivencia prolongada con mejo
r estado de salud
y que la distancia entre pobres y ricos esta destinada a reducirse. Según las prev
isiones de las
Naciones Unidas, la esperanza de vida los países desarrollados está destinada a crec
er de 75 a 82
años en el medio siglo entre 2000 y 2050, y de 63 a 75 años en los países menos desarr
ollados.
Siempre según las previsiones de las Naciones Unidas, grandes poblaciones como la
de Japón
debería alcanzar una esperanza de vida de 88 años en 2050, y en muchos países europeos
se
acercaría a los 85 años. Estas previsiones están avaladas por el hecho de que los prog
resos de
supervivencia en países desarrollados han sido constantes. Los conocimientos científ
icos y las
tecnologías de control de enfermedad han progresado rápidamente. Las condiciones básic
as de vida
han mejorado. Vemos que el optimismo esta justificado.
Pero debemos recordar que las previsiones tienen un notable grado de incertidumb
re y que
la sostenibilidad de los progresos en curso está amenazada por factores biológicos,
políticos y
económicos:
3.1 Sostenibilidad biológica:
Nada es inmutable en el mundo de la biología, dado que hay una constante interacción
y adaptación
recíproca entre los humanos, los microbios patógenos (bacterias, virus, protozoos, e
spiroquetas,...),
animales e insectos (portadores o vectores de microbios). Los historiadores han
acumulado muchas
pruebas sobre los cambios de las relaciones entre humanos y patógenos, sobre la ap
arición de
nuevas enfermedades, la transformación de otras y la desaparición de otras más. Peste,
tifus,
viruela, sífilis, tuberculosis, malaria han oscilado, desapareciendo en algunas ar
cas y volviendo a
brotar en otras, con difusión y mortalidad variables. Por las cantidades relativam
ente pequeñas de
ADN o ARN, o de ambos, que poseen, por su rápido crecimiento y por su cantidad inn
umerable, los
microbios patógenos pueden evolucionar y adaptarse muy velozmente. Estos mecanismo
s de
evolución permiten a los microbios adaptarse a nuevas células o especies huéspedes, pr
oducir
nuevas toxinas, evitar o suprimir respuestas inflamatorias o inmunitarias, y desar
rollar resistencias
a los fármacos y anticuerpos. La capacidad de adaptación es necesaria para el éxito co
mpetitivo y la
supervivencia evolutiva de toda forma microbiológica, pero es particularmente cruc
ial para los
microbios patógenos que han de derrotar las defensas de los organismos huéspedes y l
a
competencia de otras formas microbiológicas.
Estas interacciones y las constantes modificaciones comportamentales cambian con
stantemente el
panorama de fondo. En las décadas de 1950 y 1960, en la estela de los éxitos consegu
idos con los
antibióticos y otros fármacos, se empezó a esperar que las patologías infeccionas se pud
ieran
erradicar para siempre. Pero el nacimiento, la desaparición y la reaparición de much
as patologías
son la consecuencia de la evolución biológica de virus y microbios, de la interacción
entre el mundo
animal y el humano, o de la acción (o falta e acción) de la sociedad. Gripe, fiebre
amarilla,
encefalitis, sida, dengue, tularemia, enfermedad de Lyme, fiebre de Lassa, ébola,
caen en alguna de
las categorías señaladas más arriba. Otras enfermedades que en las décadas de 1950y 1960
se
creían derrotadas (como la tuberculosis, la malaria y el cólera) reaparecen al deter
iorarse las
condiciones ambientales, esto puede ocurrir tanto en las periferias urbanas del
mundo desarrollado
como en las áreas rurales del tercer mundo.
3.2 SIDA: sostenible para ricos, insostenible para pobres:
La infección VIH/sida fue identificada en 1961 y definida y bautizada en 1982, per
o en África central
ya estaba en fase epidémica en la década de 1970, y hay rastros de su aparición en el
Congo en
1959. Cómo ha podido desarrollarse la infección entre los humanos no se ha podido to
davía
asegurar a ciencia cierta, aunque la transmisión a partir de los monos parece una
hipótesis plausible.
Una persona infectada puede contagiar el virus a una persona sana a través del con
tacto sexual, o
de transfusiones de sangre, o compartiendo jeringuillas infectadas. Mujeres infe
ctadas pueden
contagiar al feto si están embarazadas o al niño si lo está amamantando. Una vez adqui
rida la
infección, hacen falta hasta 10 años antes que se desarrolle el sida, y una vez mani
festado éste (se
piensa que la totalidad de individuos infectados terminan por desarrollar la enf
ermedad), la muerte es
segura, en la mayor parte de los casos en los cuatro años siguientes a la primera
manifestación de
los síntomas.
La epidemia de VIH/sida es un fenómeno nuevo, hasta hoy incurable; se ha difundido
por todo el
mundo, mata especialmente a los jóvenes e individuos sexualmente activos, y su osc
ura imagen
evoca las catástrofes del pasado: mortal como la peste, transmitida por contacto s
exual como al
sífilis, peligrosa para los niños y jóvenes como la viruela, de larga incubación como la
tuberculosis.
Aunque no se han desarrollado vacunas, nuevos y costosos fármacos (AZT) rebajan el
grado de
infección de los individuos seropositivos y retrasan la aparición del sida, prolonga
ndo la
supervivencia.
El epicentro de la difusión (1970-80) epidémica del VIH/sida está en el África ecuatoria
l central
(Ruanda, Uganda, Zambia, Zaire) y la infección llegó a Bélgica y Francia por los conta
ctos
migratorios con las antiguas colonias. Cierto número de haitianos emigraron a Zair
e en el periodo de
descolonización durante la década de 1960: una parte de ellos regresaron a Haití o emi
graron a
USA, y, entre éstos, algunos portadores de la infección la introdujeron en Norteaméric
a. Desde
Norteamérica, donde la infección se multiplicó entre la población homosexual y drogodepe
ndiente, la
infección se extendió por América Central y Brasil, para después difundirse por el resto
de América
latina. La difusión desde África central hacia el sur del continente se produjo por
las vías de
comunicación y de transporte terrestre a causa de los numerosos conflictos bélicos;
en el caso de
Sudáfrica, a través del ejército repatriado tras la guerra en Angola. Las emigraciones
y los
desplazamientos internacionales (en un mundo estrechamente interconectado a esta
s alturas) han
difundido la enfermedad por el mundo entero.
La epidemiología del VIH/sida en una población depende de una serie de factores, ent
re los cuales
se destacan los comportamientos sexuales: la promiscuidad y el número de parejas s
exuales de
hombres y mujeres infectados, el estado de salud de la población con riesgo (espec
ialmente la
difusión de enfermedades venéreas y la presencia de lesiones epidérmicas en el aparato
genital).
Asimismo, la prostitución (tanto femenina como masculina) puede ser un poderoso ve
hículo de
difusión. El fenómeno de la emigración masculina desde las áreas rurales hacia las ciuda
des,
acompañado por la frecuentación de prostitutas enfermas, y el periódico regreso a la a
ldea de origenestán en la base de la velocidad de difusión de la epidemia, tal como
ha ocurrido en África. Entre los
enfermos, la proporción entre hombres y mujeres es elevada cuando el contagio se p
roduce
principalmente en el ambiente homosexual. En cambio, cuando el contagio es princ
ipalmente
heterosexual, como ocurre en África, la proporción es paritaria. Una elevada proporc
ión de mujeres
infectadas se relaciona con una elevada proporción de niños infectados.
Tabla 6.4 año 2000. Se calcula que en el mundo hay 36 millones de personas infecta
das, de las
cuales dos tercios están en África, al sur del Sahara. Las tasas de prevalencia de l
a infección entre
las personas adultas son en general inferiores al 1%, pero superan el 2% en las
poblaciones
caribeñas y el 9% en el África subsahariana. En estas zonas, más del 20% de la población
adulta de
Sudáfrica está enferma del VIH/sida, y más del 30% en Botswana y en Zimbabwe. Un model
o que se
ha publicado recientemente prevé que en 2003, en Sudáfrica, las muertes por sida sup
erarán el total
de las muertes por todas las demás causas y que en 2009 la esperanza de vida al na
cer (que había
llegado a 63 años en los 90) habrá bajado a 40 años. También se calcula que en los 9 paíse
s donde
es mayor la incidencia del sida la esperanza de vida (de no ser por epidemia) ha
bría llegado a los 64
años en el periodo 2000-2005, contra los 43 años que se calculan actualmente. En est
os nueve
países la población seguirá creciendo de 132 millones en 2000 hasta 171 millones en 20
15, es decir,
31 millones menos de los 202 calculados en ausencia de la epidemia. Las consecue
ncias de este
desastre se extienden a la sociedad, a la cultura y a la economía. Piénsese en el cr
eciente número
de huérfanos dejados al cuidado de parientes o abandonados a sus propias fuerzas;
en el peso para
las familias de las personas enfermas, incapacitadas para trabajar y necesitadas
de asistencia; en el
peso de la enfermedad sobre el conjunto de la sociedad en términos de producción per
dida y de más
gastos sanitarios. Se ha calculado que si la población sudafricana enferma de VIH/
sida tuviese que
recibir tratamiento de AZT (a los elevados costes corrientes), en el año 2007 el g
asto sanitario sería
superior a toda la renta nacional. Y Sudáfrica es el país más rico del continente.
3.3 La sostenibilidad política:
Con el término política pretendo definir la integridad de la situación institucional de
la sociedad. Una
larga supervivencia es el resultado de un proceso muy complejo: el fruto de la g
radual acumulación
de conocimientos científicos, capacidad tecnológica, seguridad ambiental, recursos m
ateriales,
acciones sociales eficientes y comportamientos individuales correctos. Cada uno
de estos elementos
coincide, de manera determinante, en sostener la supervivencia. El lento progres
o de todos ellos ha
determinado la prolongación de la esperanza de vida durante el S.XX. Mantener el r
itmo del progreso
constante durante dos o tres generaciones más significa que ninguno de los pilares
en que se ha
basado el progreso debe ceder. Pero la historia demuestra que tal debilitamiento
puede ser posible:
Rusia es un ejemplo, ya que vemos como alcanzaron una gran esperanza de vida que
luego se ha
detenido e invertido. El deterioro político y su posterior colapso es la causa gen
eral de la crisis rusa:
los niveles de alimentación han empeorado, ha aumentado el consumo de alcohol y ha
empeorado la
calidad de las bebidas alcohólicas, el gasto publico para la sanidad ha disminuido
en términos reales,
así como por el aumento del coste de fármacos y tratamientos de elevado nivel tecnológ
ico; ha
aumentado la pobreza extrema afectando a la cuarta parte de las familias; un síndr
ome de estrés
social, alimentado por la inseguridad y la pobreza, ha determinado el aumento de
l alcoholismo, de
las drogodependencia, de las violencias y de los suicidios. El colapso político ha
provocado una
aumento de los riesgos de muerte, especialmente entre los hombres adultos, por e
nfermedades
cardiovasculares y respiratorias, por patologías relacionadas con el consumo de al
cohol y por causas
de muerte violenta.
Otro ejemplo es Nigeria que ha sufrido un largo periodo de inestabilidad política,
empobrecimiento, y
deterioro del sistema sanitario con consecuencias negativas para la supervivenci
a.
3.4 La sostenibilidad económica:
Nos referimos a la sostenibilidad económica de una esperanza de vida elevada. Se h
a observado
que mientras las poblaciones europeas tienen, como promedio, una esperanza de vi
da más alta que
la de USA, este último país tiene una mortalidad menor entre los muy ancianos. Las r
azones de esta
inversión en las edades más avanzadas son complejas, pero está previsiblemente relacio
nadas con
un mejor acceso de los ancianos a los cuidados sanitarios (están integralmente cub
iertos por
seguros) y con el elevado nivel tecnológico de dichos cuidados. Sin embargo, actua
lmente la
disminución de la mortalidad en las edades ancianas es la primera causa del enveje
cimiento de la
población, y, a medida que éste avanza, la influencia combinada del aumento de la de
manda de
cuidados sanitarios y el mayor contenido tecnológico de dichos cuidados, determina
n una expansión
del coste de la sanidad sobre toda la economía. Este creciente gravamen para la sa
nidad puede no
ser sostenible en el sentido de que la sociedad puede decidir perseguir otras pr
ioridades del gasto. Y
de tal suerte se puede crear un circuito en el que el aumento del gasto sanitari
o alargue la vida y
haga aumentar el envejecimiento, y, a su vez, éste determina una aumento de la dem
anda de
cuidados médicos que, teniendo un creciente contenido de alta tecnología, a continua
ción hace
crecer el gasto sanitario hasta niveles que la sociedad puede no ser capaz de so
stener, o no aceptar
hacerlo.
Las fuerzas que hacen crecer el gasto sanitario son: aumento del número de anciano
s, el coste
superior de la medicina moderna, las discapacidades, las enfermedades crónicas. To
do ello alarga la
esperanza de vida en ausencia de buena salud. La proporción de años perdidos por enf
ermedad se
muestra en disminución en Francia, constante en USA y creciente en Australia, y el
diagnóstico para
el futuro es incierto, sin embargo, su trayectoria estará estrechamente relacionad
a con las
tendencias del gasto para la salud.
Una larga duración de vida debe ser compatible con la sociedad: sostenida por el c
ontrol del mundo
biológico; garantizada por sistemas políticos estables; sostenida por recursos para
la investigación,
prevención y terapia. Si la población del mundo ha sido capaz de extender la duración
de la vida al
ritmo de 4 meses por año durante el siglo pasado, este extraordinario éxito no podrá r
epetirse en el
presente siglo, cuya misión mucho más prosaica, consistirá en mantener las ganancias a
cumuladas
extendiéndolas al mundo pobre, previniendo inversiones de tendencia y mejorando la
calidad de la
vida.
4. Límites móviles.
Una población de más de 10 millardos representa una posibilidad muy plausible para f
inales de este
siglo. Es muy difícil decir si las dimensiones demográficas para finales de siglo po
drían perjudicar el
desarrollo económico y social, ya que la población no es una variable independiente .
Investigadores han intentado especular sobre la capacidad de poblamiento del pla
neta, la población
máxima sustentable, dadas las limitaciones de espacio, tecnología y calidad de vida
sin degradación
medioambiental.
La individualización de la capacidad de poblamiento tiene tantas dificultades concep
tuales que no
es útil en la práctica. Efectivamente, se trata de un concepto nacido de la biología y
ecología animal
para individualizar la capacidad de un determinado ambiente para sostener la vid
a animal. En el caso
la vida humana habría que tener en cuenta la evolución de la tecnología, la elasticida
d del nivel de
vida, la capacidad de adaptación e integración con el medio ambiente. Todos estos fa
ctores
componen un sistema complejo y de difícil simulación experimental.
Cuatro posibles interacciones entre población y capacidad de poblamiento:
o
Visión optimista y con ausencia de conflictos: Fig. 6.2
a) Al crecer la población crece también la CP por efecto del progreso técnico y no hay
interacción entre las dos curvas.
b) La CP es constante pero decrece la dinámica de la población al acercarse al límite
impuesto por la finitud ambiental.
o
Visión conflictiva:
c) Adelantamiento y oscilaciones: existe un ajuste constante.
d) Adelantamiento y colapso: el crecimiento de la población provoca el colapso amb
iental y
determina la catástrofe demográfica.
La hipótesis baja prevé que no varíen los tipos de cultivo, técnicas tradicionales sin
fertilizantes, pesticidas ni mecanización.
La hipótesis alta prevé todas las técnicas puestas a punto por la revolución verde, plen
a
mecanización, amplio uso de pesticidas y fertilizantes.
La hipótesis mediana contempla desarrollos más realistas.
Por último, Smil calcula que una reducción realista de las ineficiencias, irracional
idades y despilfarros
en el sistema productivo, distributivo y de consumo, podría hacer sobrevivir con l
os actuales niveles
de consumo a otros 2,5-3 millardos de personas, y que posteriores input producti
vos podrían permitir
alimentar a otros 2-2,5 millardos de personas. En resumen, parece realista consi
derar que la tierra
puede sustentar a 10-11 millardos de personad durante el próximo siglo.
Naturalmente, no faltan hipótesis mucho más restrictivas que postulan estándares de co
nsumo
superiores al os actuales y rigurosas normas de conservación y administración medioa
mbiental, y
que ponen la capacidad de poblamiento por debajo de l población actual. Sin embarg
o, el hecho de
que dichos límites de poblamiento hayan sido superados con niveles de precios real
es decrecientes
y en presencia de una mejoría media del nivel sanitario y de la duración de la vida,
poe en duda el
realismo de dichas hipótesis. Generalizando la impresión que se obtiene de estos y o
tros estudios se
confirma la convicción abstracta de que los límites de poblamiento de la tierra son
mucho más
elevados que los actuales y que el sistema económico debería estar en condiciones, d
urante algunas
décadas, de alimentar al mundo a niveles de medios superiores a los corrientes.
Por lo tanto los límites del poblamiento n se refieren a la alimentación, al menos e
n un futuro
cercano. Tal vez se hayan de buscar en otros recursos no renovables, esenciales
para sostener la
producción y el nivel de vida. Pero incluso bajo este aspecto no hay indicios de q
ue los límites estén
cerca, por lo menos por tres razones estrechamente relacionadas entre sí: