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PARTE I Evolución de la población mundial

Tema 1. Espacio y estrategias del crecimiento demográfico.


1. Hombres y animales.
En toda la historia de la humanidad, población ha sido sinónimo de prosperidad, esta
bilidad y
seguridad.
Una tierra densamente poblada es la prueba implícita de un orden social estable, d
e relaciones
humanas no precarias y de recursos naturales bien explotados; solo una población n
umerosa puede
movilizar los recursos humanos necesarios para construir casas, ciudades, carret
eras y puentes, y
puertos y canales. Raramente las multitudes asustan al viajero, al que pueden at
emorizar, si acaso,
el abandono y el desierto.
La población, por tanto, puede ser una primera , aunque grosera, señal de bienestar.
.
La evolución demográfica no ha sido uniforme en el tiempo: esta se ha desplazado med
iante ciclos
de expansión, estancamiento e incluso reducción, cuya interpretación no es fácil ni siqu
iera para
aquellos periodos históricos no envueltos en las tinieblas.
El recorrido numérico seguido por la humanidad ha estado limitado por numerosas li
mitaciones y
obstáculos que podemos, en primera aproximación, remontar a condicionamientos biológic
os y
ambientales.
-
Los biológicos: relacionados con las leyes de mortalidad y reproductividad, de las
que depende la velocidad de crecimiento demográfico.
-
Los ambientales: determinan la intensidad de extinción que estas leyes
encuentran, regulando la rapidez de crecimiento. Ademán ambos condicionantes,
biológicos y ambientales, se influyen recíprocamente y no son, por tanto,
independientes el uno del otro.
Cada colectividad viviente desarrolla estrategias específicas de supervivencia y d
e reproducción
que se traducen en ritmos de crecimiento, potenciales y efectivos, de velocidad
variable. Un breve
análisis de estas estrategias puede constituir la mejor introducción a la especifici
dad de la especie
humana. Los biólogos han identificado dos grandes categorías de estrategias de vida:
tipo r y tipo K.
-
Tipo r: insectos, peces, las aves y algunos mamíferos viven esencialmente en
ambientes inestables y aprovechan los periodos favorables (anuales, estacionales
)
para reproducirse con gran rapidez, a pesar de que las probabilidades de
supervivencia de su descendencia son muy escasas. Presentan ciclos amplios con
fases de ascensión y disminución muy rápidos.
-
Tipo K: mamíferos, sobre todo los de dimensiones medias y grandes, y algunos
tipos de aves... colonizan ambientes relativamente estables, aunque llenos de
competidores, depredadores y parásitos. Se ven inducidos por la presión ambiental
y selectiva al competir para sobrevivir, lo que requiere una cuantiosa inversión
parental en tiempo y energía para la crianza de la descendencia es reducido.
Por tanto, las estrategias r y K están asociadas a organismos de características muy
diferentes:
-
Las estrategias tipo r se adaptan a organismos de pequeñas dimensiones, corta
duración de vida, reducido intervalo entre generaciones, breve gestación, breve
intervalo entre nacimientos y camadas numerosas.
-
Las estrategias tipo K están, por el contrario, asociadas a organismos de grandes
dimensiones, larga duración de vida, con largos intervalos entregeneraciones y
entre nacimientos, y partos individuales y a intervalos amplios.
Se puede demostrar que la tasa de crecimiento de las diversas especies (limitándon
os a los
mamíferos) varia, esencialmente, en función inversa al intervalo entre generaciones
y, por
consiguiente, a las dimensiones corporales. Situándonos a un nivel de generalización
macroscópico,
la menor capacidad de aumento numérico de los organismos más grandes bien puede pone
rse en
relación con su menor vulnerabilidad a las fluctuaciones ambientales, vinculada co
n sus mayores
dimensiones corporales. Precisamente porque para estos la vida no es una lotería,
es decir, sus
probabilidades de sobrevivir son elevadas, no necesitan confiar la perpetuación de
la especie a una
elevada reproductividad. Esta posteriormente sería nociva para las inversiones en
cuidado y
protección de la prole, necesarias para hacerla menos vulnerable y garantizarle un
a baja mortalidad.
Estos conceptos son bien conocidos al menos desde los tiempos de Darwin y Wallac
e, fundadores
de la teoría de la selección natural; constituyen, sin embargo, una introducción útil a
la discusión
sobre los factores del crecimiento humano. Nuestra especie sigue, obviamente, un
a estrategia K, la
cual ha tenido éxito en el control del ambiente y sus fluctuaciones, e invierte mu
chísimo en la crianza
de la prole.
Dos principios van a ser básicos:
1.
La importancia de la relación entre población y ambiente, que, para la especie human
a,
entendemos en el sentido más amplio posible del término, es decir, como el conjunto
de
condiciones de vida (clima, ambiente físico, disponibilidad de alimento ), que deter
minan la
supervivencia.
2.
Relación estrecha entre reproductividad y mortalidad, la mortalidad está en función de
la
intensidad de los cuidados parentales y de que estos tienden a prestarse en rela
ción inversa
a la intensidad de reproductividad
2. Dividirse y multiplicarse.
Muchas especies animales están sometidas a ciclos rápidos y repentinos que modifican
su número,
aumentándolo o disminuyéndolo, por factores iguales a 100, 1.000, 10.000 e incluso s
uperiores, en
breves períodos de tiempo. Son notables los ciclos cuadrienales de ciertos pequeños
roedores de
Escandinavia (los leming) o los decenales de los depredadores de Canadá, o los de
duración
variable, entre 4 y 12 años, de muchos insectos que infestan los bosques y florest
as de las áreas
templadas. En Australia, el ratón doméstico se multiplica de manera prodigiosa en det
erminados años... Los
halcones, búhos y gatos, prosperan a sus expensas, aunque estos enemigos tienen un
efecto escaso. En
general, esta multiplicación infestante acaba bastante rápidamente y su número vuelve
rápidamente al nivel
normal o inferior. (F.Macfarlane Burnet) . Otras especies como las golondrinas con
servan un cierto
equilibrio. Existen, así, poblaciones en rápido crecimiento y en rápida disminución, y p
oblaciones
más o menos estables.
La especie humana obedece a leyes de variación temporal más lentas, sin embargo, se
verifican
largos ciclos de crecimiento o decrecimiento, que en algunos casos han llevado a
la extinción de
algunos grupos. Por ejemplo, en el siglo posterior al primer impacto de la conqu
ista española, a
principios del siglo XVI, la población de Mesoamérica se reducía a una fracción (¿1/5, 1/1
0?) de las
dimensiones inciales, mientras que la población española conquistadora aumentaba en
la mitad.
Otras poblaciones han desaparecido completamente, o casi; así la población de Santo
Domingo
después del desembarco de Colón, o la de Tasmania después del contacto con los explora
dores y
los primeros colones, mientras que otras poblaciones contemporáneas y próximas conti
nuaban
prosperando. En épocas más recientes, entre 1750 y 1900, la población de Inglaterra y
Gales se
multiplicaba por 6, mientras que la de Francia sólo por 1,5. Resulta evidente que
estamos ante el
núcleo de la demografía en tanto ciencia: Medir el crecimiento, analizar los mecanis
mos y
comprender las causas.
Un primer análisis, muy simple, es de tipo meramente contable. Para unos intervalo
s de tiempo
dados, una población P varía en numero a consecuencia de los flujos de renovación o en
trada (los
nacimientos, N y las inmigraciones, I) y de extinción o salida (las muertes, M y l
as emigraciones E).
Si dejamos a parte la emigración e inmigración, por considerar una población cerrada c
omo es la
población mundial, tendremos que en cada intervalo de tiempo t (los demógrafos utili
zan el año por
convención y por ser lo más práctico), la variación de la población dP es:
dP = N - M
y entonces la tasa de crecimiento r (donde r = dP/P) será igual a la diferencia en
tre la tasa de
natalidad y la de mortalidad m (donde m = M/P)
r=dP/P = n m
El margen de variación tanto de la tasa de natalidad como de moralidad es muy ampl
io, entre unos
valores mínimos del 5-10 . y valores máximos del 40-50 . Naturalmente, como la natalid
ad y la
mortalidad no son independientes, es difícil que valores extremos coexistan.
Durante una gran parte de la historia de la humanidad, natalidad y mortalidad de
ben haberse
mantenido prácticamente equilibradas, puesto que la tasa de crecimiento de la pobl
ación ha sido
muy baja. Si aceptamos la estimación de 252 millones como cifra de población mundial
al principio
de nuestra era y de 771 en 1750, se puede calcular que la tasa de crecimiento me
dio anual ha sido
igual a 0,6 unidades por 1.000 habitantes. En la hipótesis de que la mortalidad ha
ya sido, como
media, igual al 40 , entonces la natalidad se debe de haber situado en un 40,6 ,
apenas un 1.5
% más elevada que la mortalidad. En notable contraste con esa situación histórica, en
los últimos
treinta años la natalidad ha superado a la mortalidad en un 200 %.
Por tanto, la natalidad como la mortalidad son sólo medidas contables, de escaso c
ontenido
conceptual, que se prestan mal a una descripción de los fenómenos de reproductividad
y
supervivencia de los que dependen el crecimiento demográfico.
3.
Jacopo Bichi y Domenica Del Buono; Jean Guyon y Mathurine
Robin.
Dos familias diferentes, dos crecimientos demográficos diferentes.
Una población aumenta (disminuye o se mantiene estacionaria) de una generación a otr
a si a
aquellos que acceden al periodo reproductor (matrimonio ) les es posible, a su vez
, conducir a la
reproducción a un numero superior (inferior o igual) de individuos.
El resultado será consecuencia de dos factores (entre otros):

1. nº de hijos que cada individuo o pareja da a luz, según su capacidad biológica, inc
linación, edad
de acceso al matrimonio, etc
2. intensidad de la M a lo largo de la vida hasta el fin de la edad reproductora
.
1y2 son esenciales para comprender los factores del cambio demográfico
4.
Reproducirse y sobrevivir.
La capacidad de crecimiento de una población puede expresarse en función de dos medi
das cuyo
significado es completamente intuitivo: el número de nacimientos, o de hijos por m
ujer, y la
esperanza de vida al nacimiento. Se trata de dos medidas sintéticas de la reproduc
tividad y de la
supervivencia.
La primera expresa el número medio de hijos dados a luz por una generación de mujere
s a lo largo
de su vida reproductora y en la hipótesis, desde luego, abstracta, de ausencia de
mortalidad;
factores biológicos, sociales y culturales determinan el nivel de este indicador.
La segunda expresa la duración media de la vida de una generación de nacimientos (o
número
medio de años vividos), y está en función de la intensidad de la mortalidad en las div
ersas edades,
consecuencia, a su vez, de la estructura biológica de la especie y de sus interrel
aciones con el
ambiente en que transcurre la vida.
Ambas medidas, en las sociedades mayoritariamente rurales de siglos pasados, que
carecían de
control de la natalidad y de descubrimientos médicos eficaces, podían alcanzar valor
es muy
diferentes. El número de hijos por mujer podía variar de menos de 5 a más de 8, la esp
eranza de
vida en el momento del nacimiento se cigraba entre 20 y 40 años.
Nº de nacimientos, o nº de hijos por mujer:
Dependen de factores biológicos y sociales que influyen en:
Frecuencia de los nacimientos
Función inversa a los intervalos entre partos. En régimen de fecundidad natural (aqu
ellas
poblaciones premodernas que no efectuaban un control deliberado de la natalidad
tendente a
programar el número y la distancia entre nacimientos) el intervalo entre partos pu
ede ser
descompuesto en cuatro segmentos:
a)
Un periodo de infecundidad después de cada parto, debido a que la ovulación se
interrumpe (periodo anovulatorio), que se acrecienta al alargarse el periodo de
la
lactancia. Los intervalos mínimo y máximo son 3 y 24 meses.
b)
El tiempo medio de espera, número medio de meses transcurridos para volver a
concebir. Limites mínimo y máximo, 5 y 10 meses.
c)
Duración del embarazo, 9 meses.
d)
La mortalidad intrauterina. Aproximadamente, de cada 5 embarazos
normalmente advertidos y reconocidos 1 no llega a buen término por aborto
espontáneo. En caso de aborto, una nueva concepción podrá verificarse una vez
transcurrido el tiempo medio normal de espera ya visto (5-10 meses). Debido a
que sólo 1 concepción de cada añade este nuevo componente al intervalo entre
nacimientos, la contribución media al intervalo entre partos sucesivos puede
evaluarse en 1-2 meses.
Si se suman los valores mínimos y los máximos de las componentes a, b, c y d, se obt
iene que el
intervalo medio entre partos puede situarse entre 18 y 45 meses; simplificando,
entre 1,5 y 3,5 años.
No obstante, debido a que una combinación de valores mínimos y máximos entre las diver
sas
componentes del intervalo es muy improbable, éste se sitúa generalmente entre 2 y 3
años. todo
esto es válido en un régimen de fecundidad natural, no controlada; si hay control se
puede dilatar a
voluntad el periodo sin nuevos hijos.
Periodo fértil utilizado en la reproducción
Factores mayoritariamente culturales determinan la edad de acceso a la reproducc
ión, o edad de
inicio de una unión estable con fines reproductores (matrimonio), mientras que fac
tores biológicos
determinan el final.
e)
Edad para el matrimonio, 15-25 años. Varía entre los límites mínimos próximos a
la pubertad y los máximos, que en las poblaciones europeas han superado a
menudo los 25.
f)
Final del periodo fértil. Este puede situarse en torno a los 50 años, aunque, en la
media de una población, es mucho más bajo. Un buen indicador del final del
periodo reproductor puede ser la edad media del nacimiento del último hijo en
las poblaciones que no practican el control de la natalidad. Ésta es muy estable,
como límites mínimos y máximos de 38 y 41 años.
De nuevo, combinando mínimos y máximos y redondeando se puede decir que la duración me
dia de
las uniones con fines reproductores puede variar entre 15 y 25 años.
Simplificando al máximo, podemos imaginar ahora cuáles podrían se los niveles mínimos y
máximos
de prolificidad en una población hipotética no sometida a mortalidad; dichos límites p
ueden
obtenerse combinando a) el mínimo de duración reproductora (15 años) con el máximo de in
tervalo
entre partos (3,5 años): 15 / 3.5 = 4,3 hijos. o bien, b) combinando la duración máxim
a del periodo
reproductor (25 años) con el intervalo mínimo entre partos (1,5 años): 25 / 1,5 = 16,
7 hijos.
En la variación del nº de hijos por mujer, prevalece la influencia de la edad al con
traer matrimonio y
la de duración de la lactancia como principales componentes del intervalo entre pa
rtos.
Además de los condicionamientos biosociales de la fecundidad, la reproductividad h
umana debe
superar también el severo filtro de la mortalidad. Reproductividad y mortalidad no
son
independientes entre sí en las diversas especies vivientes ni tampoco en la humana
. Cuando el
número de hijos es muy alto, el riesgo de muerte en la primera infancia es más eleva
do y la fuerte
competencia por los recursos en el ámbito familiar puede determinar una merma de l
a resistencia en
todas las edades. Inversamente, en poblaciones con baja mortalidad, o en las que
éste ha
descendido, una elevada fecundidad es a la larga incompatible debido al excesivo
crecimiento de
población que determinaría. No obstante, una gran parte de la mortalidad tiene sus r
aíces en la
biología humana, condicionada por el ambiente, siendo independiente del nivel de f
ecundidad.
Una forma simple de definir la mortalidad humanan es la función de supervivencia,
lx , que describe
la eliminación progresiva de una generación de 10n
individuos desde el momento de su nacimiento
hasta la edad de extinción del ultimo componente. Se muestra en las curvas de supe
rvivencia. Su
forma depende del comportamiento de los riesgos de muerte en las diversas edades
. (pag 29). De
las tres curvas representadas la primera corresponde a una esperanza de vida al
nacimiento (eo) de
20 años (Galia cisalpina) propia de poblaciones muy primitivas que viven en ambien
tes muy hostiles
y que representan un límite muy próximo al mínimo compatible con la supervivencia de u
na
población. Otra a eo = 83 años (Japón actual) y otra intermedia de eo =50 años correspon
diente a
poblaciones que se han beneficiado de algún progreso médico moderno. La forma de la
vurva de
supervivencia depende del comportamiento de los riesgos de muerte en las diversa
s edades. En
ciertas poblaciones humanas se produce una gran eliminación de individuos después de
nacimiento
y en la primera infancia, reflejo de su fragilidad frente al ambiente externo.
Los riesgos de muerte alcanzan un mínimo en los últimos años de la infancia o en la ad
olescencia,
elevándose posteriormente a partir de la madurez, en función del debilitamiento grad
ual del
organismo.
Desde un punto de vista genético, la supervivencia después de la edad reproductora n
o tiene
relevancia. En cambio, antes o durante la edad de reproducción, cuanto más alta es l
a mortalidad,
mas fuerte será su efecto selectivo. Pero fuera del marco genético, la supervivencia
de los adultos y
mayores hará que se propicie la acumulación, organización y transmisión de información y
conocimientos, Esto puede contribuir a que las próximas generaciones sobrevivan me
jor.
Resulta evidente que el éxito reproductor de una población, de su crecimiento, depen
de del número
de hijos por mujer que ha sobrevivido hasta la edad reproductora
5. El espacio de crecimiento
Tal como se configuran en las poblaciones humanas, la fecundidad y la mortalidad
mantienen
vínculos objetivos con el ritmo de crecimiento de las poblaciones. Si se supone qu
e en una población
determinada aquéllas se mantienen fijas durante largo tiempo, se puede definir la
tasa de incremento
en función del número de hijos por mujer (DF) y de la esperanza de vida al nacimient
o (eo ).
Las curvas de isocrecimiento (Pág. 34/35): Cada curva muestra la relación de la espe
ranza de vida
al nacimiento (eje de abscisas) y del numero de hijos por mujer (eje de ordenada
s), que determinan
una misma tasa de crecimiento r.
El gráfico ejemplifica situaciones históricas premodernas y no se han mostrado valor
es de esperanza
de vida inferiores a 15 años o superiores a 45; los primeros, porque no son compat
ibles con la
supervivencia de la especie, y, los segundos, porque nunca se han dado en poblac
iones históricas.
Por la misma razón no se han mostrado valores del número de hijos superiores a 8 ni
inferiores a 4.
La Dinamarca de fines de siglo XVIII y la India de inicios de siglo XX presentan
tasas de incremento
similares, pero obtenidas a partir de posiciones muy diferentes entre si en el e
spacio estratégico:
-
Dinamarca, con una alta esperanza de vida y un bajo numero de hijos.
-
India, con baja esperanza de vida pero un alto numero de hijos.
Otro ejemplo de posiciones muy diferentes con tasas de incremento parecidas:
-
poblaciones del paleolítico, dedicadas a la caza y la recolección. Ha prevalecido un
a
mortalidad menos alta debido a la baja densidad, desfavorable a la aparición y
propagación de enfermedades infecciosas y a una fecundidad moderada debido a la
movilidad, ya que esta no favorecía un numero alto de hijos por mujer.
-
poblaciones del neolítico, sedentarias y dedicadas a la agricultura. Se alcanzaría u
na
tasa análoga de incremento con una mortalidad y fecundidad mas elevadas como
consecuencia de la mayor densidad y la menor movilidad.
Con respecto a las poblaciones de la segunda mitad del s.XX, el espacio estratégic
o, históricamente
limitado a una estrecha banda, ha sufrido una enorme dilatación, debido a que el p
rogreso médico-
sanitario ha trasladado los límites máximos de la vida media, de alrededor de 40 años
en épocas
históricas a los 80 de la actualidad, mientras que el control de los nacimientos h
a trasladado hacia
abajo (un hijo por mujer) el límite inferior de la fecundidad.
El espacio estratégico se ha dilatado enormemente respecto al histórico, y las pobla
ciones en
cuestión se sitúan entre una tasa potencial de incremento anual máximo del 4%, y una mín
ima del
1%. Se constatará la excepcionalidad del momento, si se tiene en cuenta que una pob
lación que
creciese al 4% se duplicaría en aproximadamente 18 años, y que una que decreciese en
un 1% al
año se vería reducida a la mitad en 70 años. Dos poblaciones que evolucionasen a este
ritmo de
variación y que partieses de una relación numérica de 1 a 1, se encontrarían 28 años despué
, ¡en
una relación de 4 a 1!
Las dos situaciones descritas (relaciones entre DF y eo en poblaciones históricas
y contemporáneas)
no difieren sólo por la ocupación diferente del espacio estratégico, sino también, y sob
re todo, por la
duración más o menos estable de esta ocupación; mientras que en la primera se represen
tan
situaciones a largo plazo, en la segunda son situaciones seguramente inestables
y destinadas a
cambiar rápidamente debido a que son insostenibles a largo plazo por el paradójico c
recimiento que
implicarían.
6. Las limitaciones ambientales
El espacio estratégico de crecimiento es muy amplio, pero solo una pequeña porción de
dicho
espacio puede ser ocupada permanentemente por una población. Los mecanismos de cre
cimiento
deben nivelarse continuamente con las condiciones ambientales (limitativas) con
las que interactúan,
viéndose en cierta medida frenados por estas, tanto que durante milenios el ritmo
de crecimiento de
la población ha sido bajísimo.
Funcionamiento de los mecanismos de freno a los componentes del crecimiento demo
gráfico.
La subordinación de las sociedades premodernas a ambiente natural y a sus recursos
estaba
relacionada con límite al aumento de la población. Límite que resulta evidente en una
población
dedicada a la caza y a la recolección. Para una población que explote un hábitat de un
a superficie
determinada, cuya extensión le permita llegar a las partes más alejadas y volver en
un día, la
producción vegetal (producción primaria) por unidad de superficie está en función de la
intensidad
de las precipitaciones, y, a su vez, la población animal (productividad secundaria
) está en función
de la productividad primaria, de modo que la importancia de las precipitaciones
es el pincipal factor
limitador de los recursos disponibles para los cazadores y recolectores, y, por
tanto, de su aumento
numérico.
Observaciones arqueológicas y sobre grupos contemporáneos sitúan la densidad de poblac
ión de
los cazadores y recolectores entre 0,1 y 1 por km2. Se pueden encontrar densidad
es más elevadas
cerca del mar, de los lagos o ríos, ya que la pesca puede completar eficientemente
los productos del
suelo. En este estadio cultural los elementos limitativos son, esencialmente, la
s precipitaciones, y la
disponibilidad y accesibilidad de la tierra.
A partir del neolítico, la transición a un cultivo estable de la tierra y a la ganad
ería representó una
gran expansión de la capacidad productiva. Esta transición, que muchos llaman revoluc
ión , se
desarrolló y difundió lentamente a lo largo de milenios en forma y modos muy dispare
s. El progreso
de las técnicas del cultivo, de la tala y quema a la rotación trienal; la selección de
semillas cada vez
mejores, la domesticación de nuevas plantas y animales, la utilización de energía anim
al, del viento y
del agua han acrecentado enormemente las disponibilidades de comida y energía.
La densidad de población aumenta extraordinariamente y en los grandes países de Euro
pa (Francia,
Italia, Inglaterra) es, a mediados del siglo XVIII, de alrededor de 40-60 habita
ntes por km2, cien
veces más elevada que la existente en regímenes de caza y recolección. Naturalmente, e
n las
distintas épocas, las capacidades productivas han sido muy diversas en función de la
evolución
técnica y social, como se puede imaginar comparando la agricultura del valle del P
o o la de los
Países Bajos con la mucho más primitiva de otras partes del continente. En todas par
tes la
innovación permite expandir la productividad por unidad de input de energía.
Sin embargo, el grado de éxito del hombre sobre el medio ambiente también ha estado
condicionado
por la disponibilidad de energía. En la Europa preindustrial abundan las áreas en qu
e la población
parece estar cerca del límite establecido por el ambiente y por la tecnología dispon
ible. Estos límites
pueden sintetizarse en la disponibilidad de energía per capita, que, según las estim
aciones de
Cipolla, en las sociedades agrarias debía de mantenerse por debajo de 15.000 caloría
s per capita, o
quizá de 10.000, de las que la mayor parte eran utilizadas para comer y calentarse
.
Los límites impuestos por el ambiente a la expansión demográfica han sido franqueados
de nuevo
por el enorme aumento de las disponibilidades energéticas acaecido en la 2ª mitad de
l s.XVIII con la
revolución industrial y tecnológica, y con la invención de máquinas que realizan la conv
ersión de
materia inanimada en energía. Se ha calculado que la disponibilidad de energía entre
1820 1950
ha aumentado en torno a 6 veces (mientras que la población se ha duplicado). Sigui
endo en el siglo
XX, los consumos mundiales de energía han aumentado casi 16 veces entre 1910 y 199
0, mientras
la población apenas se ha triplicado, con el consiguiente aumento en 5 veces del c
onsumo per
capita. La dependencia entre disponibilidad de energía y la disponibilidad de tier
ra se rompe de
nuevo, y se elimina el obstáculo al desarrollo numérico de la población.
Esquematizamos (pag42) la evolución de la población en función de las tres grandes eta
pas
tecnológicas-culturales siguientes:
1.
primera etapa: la de la caza y recolección hasta el paleolítico. Ha encontrado sus lím
ites en
la biomasa accesible para nutrirse y calentarse. Las precipitaciones y la dispon
ibilidad y
accesibilidad de la tierra.
2.
segunda etapa: la de la agricultura desde el neolítico. Ha encontrado sus límites en
la
disponibilidad de tierra y la limitada energía ofrecida por parte de las plantas,
animales, agua
y viento. En esta etapa la transición a un cultivo estable de tierra y a la ganade
ría representó
una gran expansión de la capacidad productiva. Esta transición, por muchos llamada
revolución se desarrolló lentamente de modos muy dispares. La densidad de población
aumenta extraordinariamente y es en los grandes países de Europa, a mediados del s
iglo
XVIII, cien veces más elevada que la población existente en regímenes de caza y
recolección. La innovación permite expandir la productividad por unidad de input de
energía.
Sin embargo, el grado de éxito del hombre sobre el medio ambiente ha estado condic
ionado
por la disponibilidad de energía.
3.
tercera etapa: la industrial, desde la revolución industrial hasta hoy. Ha encontr
ado sus
limites en no muy definidos, pero vinculados con el adverso impacto ambiental del
conjunto del desarrollo demográfico y tecnológico y sus consiguientes elecciones cul
turales.
En el siglo XX, los consumos mundiales de energía han aumentado casi 16 veces entr
e1910
y1990, mientras que la población apenas se ha triplicado. La dependencia de dispon
ibilidad
de tierra y de energía se rompe de nuevo, y se elimina el obstáculo al desarrollo nu
mérico de
la población.
En estas tres etapas el crecimiento demográfico se presenta con incrementos decrec
ientes en el
tiempo, a medida que se aproximan los factores limitativos del crecimiento.
En la especie humana, el ambiente y los recursos que este ofrece nunca son fijos
, sino que se
acrecientan con la innovación.

7. Los números tienen la palabra


Hasta mediados del siglo XX no eran pocas las regiones del mundo menos desarroll
ado para las que
sólo existían estimaciones demográficas fragmentarias e incompletas. En los países occid
entales la
era estadística moderna se remonta al siglo XIX. Los primeros censos modernos se r
ealizaron en
España (1787) con Carlos III y en USA (1790). En los siglos precedentes existían rec
uentos y
estimaciones, a menudo relacionadas con finalidades fiscales, en áreas territorial
es limitadas o de
una cobertura incompleta (ej: lista familias dinastía Han al comienzo de nuestra e
ra, y Qing s.XIX).
A la obra del estadístico debe sumarse la del historiador. Con anterioridad al sig
lo XX, en muchas
regiones del mundo, en la Europa anterior a la Alta Edad Media o en la China de
antes de nuestra
era, las estimaciones sólo son posibles sobre la base de informaciones de carácter c
ualitativo, como
la existencia o extensión del área cultivada, o sobre la base de deducciones acerca
de la posible
densidad en relación con el ecosistema, la tecnología y la organización social. En est
e punto es
esencial la ayuda de paleontólogos, arqueólogos y antropólogos.
(Comentario Tabla 1.2) Suponiendo que con anterioridad a la maduración de la cultu
ra del paleolítico
superior (35000-30000 a.C.), la población no superaba unos centenares de miles de
individuos, el
crecimiento en los 30.000 años precedentes al neolítico, se habría situado, como media
, alrededor
de menos del 0,1% anual por 1.000 habitantes, un crecimiento casi imperceptible,
con un tiempo de
duplicación de aprox. 8.000-9.000 años. en los 10.000 años anteriores a nuestra era, a
l surgir y
difundirse la agricultura del neolítico en el Medio Oriente y el Alto Egipto, el r
itmo se acelera. El
incremento es del 0,4 por 1.000 habitantes, situando la población, de unos pocos m
illones, en unos
250 al inicio de nuestra era. Este ritmo de incremento se consolida en los 17 si
glos y medio d.C. La
población se triplica hasta llegar a 750 millones en vísperas de la revolución industr
ial, con una tasa
de incremento del 0,6%. Sin embargo, es la revolución industrial la que da lugar a
una aceleración
decisiva (10 veces) en los dos siglos posteriores, como consecuencia de la rápida
acumulación de
recursos, del control del medio ambiente y del retroceso de la mortalidad. Este
proceso culmina en la
segunda mitad del s.XX; en las cuatro décadas posteriores a 1950 la población se dup
lica de nuevo
y la tasa de crecimiento se triplica, situándose al 18 . La población ha emprendido u
n ritmo tal de
crecimiento que se alcanzarán los 8.000 millones de habitantes hacia el año 2030 y l
os 10.000 a
finales del s.XXI. La aceleración de la tasa de incremento y la disminución del tiem
po de duplicación
son una indicación de la velocidad de dilatación de los límites del crecimiento acaeci
da en las
diversas etapas de la historia de la humanidad.
(Comentario Tabla 1.3) ¿Cuántas personas han vivido en la tierra en cada uno de los
periodos
indicados? Según la atrevida hipótesis de Pichat, se pueden estimar en 82.000 millon
es de nacidos
desde el origen de la humanidad hasta nuestros días, de ellos, 6.000 millones en l
os últimos 50 años
y apenas 12.000 mll. durante los 100.000 años de recorrido de la humanidad antes d
el neolítico. Este
desfase se puede razonar en otras coordenadas, recordando que lo que somos ahora
depende de la
experiencia acumulada por nuestros progenitores, transmitida hasta nosotros, sel
eccionada,
condicionada y modificada, observamos que el 11% de esta experiencia se había acum
ulado antes
del neolítico y que más del 80% es anterior a 1750 y a la experiencia industrial-tec
nológica.
Si se atribuye a los nacidos en cada época presuntas esperanzas de vida al nacimie
nto, se puede
calcular los años vividos por los nacidos en cada época. Los nacidos entre 1950 y 20
00 habrán
vivido aprox. 334.000 millones de años, el doble de los años vividos por todos los n
acidos con
anterioridad al neolítico.
Finalmente, si se razona en términos de recursos utilizados, y si éstos se limitan a
los energéticos,
se puede hacer una interesante constatación suplementaria. Se calcula, que, en 199
0, el consumo
mundial anual de ha situado en 290.000 petajulios, y que el consumo energético de
la década de
1980 ha sido, aprox. equivalente al consumo de la humanidad desde sus orígenes has
ta el neolítico.
Naturalmente, el crecimiento demográfico no se ha producido de manera continua, si
no mediante
ciclos de expansión y de inflexión. En Europa la triplicación de la población entre el i
nicio de nuestra
era y el s.XVIII no se ha producido gradualmente, sino que ha sido el resultado
de sucesivas ondas
de expansión y de crisis: crisis en el bajo Imperio romano y en la época de Justinia
no con las
invasiones bárbaras y la peste; expansión en los ss. XII y XIII; nueva crisis por la
s visitas periódicas
de la peste a mediados del s.XIV; crisis o estancamiento hasta principios del XV
III, cuando se reúnen
fuerzas para la expansión modernas. Además estos ciclos no son sincrónicos en las dive
rsas
regiones, de manera que su peso demográfico cambia en el tiempo.
Tema 2. El desarrollo demográfico: entre elección y
construcción.
1. Constricción, elección, adaptación.
Hemos identificado tres grandes ciclos de poblamiento: de los primeros habitante
s a la transición del
neolítico, del neolítico a la revolución industrial y de la revolución industrial hasta
nuestros días.
Dentro de estas grandes fases el desarrollo demográfico se produce irregularmente,
con periodos de
aceleración, estancamiento o regresión, pero, ¿Qué determina estas fases?
Desde un punto de vista conceptual, el desarrollo demográfico se mueve bajo la pre
sión de dos
grandes sistemas de fuerzas:

Fuerzas de constricción
El clima, las patologías, la tierra, la energía, los alimentos, el espacio y las for
mas de asentamiento.
Tienen grados variables de interdependencia pero están aglutinadas bajo dos perfil
es:
1. El primero constituido por su relevancia en el cambio demográfico.
El espacio influye sobre las formas de asentamiento humano, sobre su densidad y
su
movilidad; y de él también depende la disponibilidad de la tierra.
De la tierra se derivan los alimentos, materias primas y fuentes de energía que
condicionan el cuadro de supervivencia de una población.
El clima condiciona el aprovechamiento de la tierra, vincula el asentamiento hum
ano y
esta correlacionado con el sistema de patologías.
2. El segundo constituido por su lenta modificabilidad.
El espacio y el clima no son modificables, la tierra, energía, alimento, asentamie
ntos,
patologías, son lentamente modificables.
En el corto y medio plazo, la población debe adaptarse y convivir con los factores
constrictivos.
El ambiente establece obstáculos al crecimiento ejerciendo fuerzas constrictivas,
pero estos
obstáculos pueden ser desplazados, amortiguados. Estos mecanismos reequilibradores
son las
fuerzas de elección.

Fuerzas de elección
Estos mecanismos son en parte automáticos, pero principalmente están relacionados co
n decisiones
(nupcialidad, fecundidad, migraciones). Esto no quiere decir que las poblaciones
estén provistas de
mecanismo reguladores providenciales que mantengan el crecimiento y las dimensio
nes en equilibrio
con los recursos.
El proceso de adaptación supone flexibilidad en los comportamientos dirigidos a ad
ecuar el
crecimiento y las dimensiones de una población a los factores constrictivos antes
mencionados.
Estos comportamientos son, en parte, automáticos; en parte, determinados socialmen
te y, en parte,
derivados de elecciones precisas (las dimensiones corporales de los indios de me
soamérica). Otra
forma de adaptación casi automática, y de cualquier modo independiente de la acción hu
mana, es la
que se forma contra aquellos agentes patógenos, provocadores de infecciones, que g
eneran
inmunidad permanente o semipermanente en quienes las padecen, como sucede con la
viruela o el
sarampión.
Otras vías de adaptación son la edad de acceso a la reproducción (matrimonio) y la pro
porción de
individuos que acceden a ésta. Aunque antes de que en el x.XVIII se difundiese el
instrumento
principal de control de la época contemporánea (la limitación voluntaria de los nacimi
entos), un
conjunto de otros comportamientos podía influir en la fecundidad de las parejas y
en la supervivencia
de los recién nacidos: desde los tabúes sexuales, a la duración del periodo de lactanc
ia, al aborto, o
al infanticidio directo o practicado bajo formas menos explícitas, como la exposic
ión y el abandono.
Finalmente, las migraciones para huir de algo o en busca de algo han sido, en to
das las épocas y
climas, un instrumento de adaptación de la población al entorno y a los recursos.
2. De cazadores a agricultores: la transición demográfica del neolítico.
Los cazadores-recolectores se hacen agricultores y con el tiempo se convierten d
e nómadas a
sedentarios. La transición se produce a un ritmo desigual y aún en nuestro siglo alg
unos núcleos
aislados sobreviven de la caza y la recolección.
Las causas de esta transición son complejas y es difícil indicar cifras desde el pun
to de vista
demográfico. Existen varias hipótesis que quieren encontrar una explicación a esta tra
nsición.
Biraben estima que antes de la aparición de la agricultura había 6 millones de habit
antes que se
convirtieron en 250 aprox. a principios de nuestra era con una tasa de crecimien
to de 0,37unidades
por cada mil habitantes. Un hecho incontrovertible, aunque su interpretación no es
té establecida, es
que al difundirse la agricultura la población se multiplica en gran medida de mane
ra estable y el
límite de recursos impuesto por el ecosistema a los cazadores-recolectores aumenta
considerablemente.
Hipótesis sobre la aceleración del crecimiento
Ante la incertidumbre numérica, antropólogos y demógrafos han discutido las causas y m
ecanismos
de esta aceleración. Una primera interpretación atañe más a los modos que a las causas.
En el
paleolítico tiene poco sentido referirse a la población mundial o a las poblaciones
arraigadas en
grandes territorios. Estamos, más bien, ante un montón de pequeños agregados, relativa
mente
autónomos, normalmente de unos pocos centenares de unidades, en precario equilibri
o con el
entorno y altamente vulnerables. El descenso por debajo de ciertos umbrales comp
romete la
reproductividad y supervivencia de la colectividad. En cambio el crecimiento numér
ico puede
provocar la escisión y la formación de un nuevo núcleo. Por tanto, las tendencias glob
ales de la
población están relacionadas con la dinámica de muertes y nacimientos de los núcleos ele
mentales.
En una fase de éxito, el saldo entre nacimientos y muertes es positivo, y la pobla
ción aumenta; en
una fase de fracaso, el saldo es negativo y la población disminuye.
2 Teorías clásicas
La primera teoría clásica parte del supuesto de que la aceleración del crecimiento es
consecuencia
del mejor nivel nutritivo asegurado por el sistema agrícola y, por consiguiente, d
e la disminución de la
mortalidad.
Otra teoría más reciente considera, por el contrario, que la dependencia de cultivos
poco variados
disminuye la calidad de la alimentación, que la sedentarización y la mayor densidad
aumentarían los
riesgos de transmisión de enfermedades infecciosas y su incidencia, y que, en camb
io, disminuiría el
coste de la crianza de los hijos y aumentaría la fecundidad. En otros términos, con el
desarrollo de
la agricultura habría aumentado la mortalidad, pero aún habría aumentado más la fecundid
ad,
permitiendo un crecimiento más rápido.
La teoría clásica reposa sobre un razonamiento simple pero convincente. La sedentariza
ción y el
inicio de la agricultura y la ganadería permiten un aprovechamiento más regular y pr
oteger a las
poblaciones que viven del fruto del ecosistema del estrés nutritivo relacionado con
la inestabilidad
del clima y la alternancia de estaciones. El cultivo de trigo, cebada, mijo, maíz
y arroz aumenta
considerablemente las disponibilidades alimentarias y ayuda a superar los period
os de penuria.
En las últimas décadas esta teoría se ha puesto en duda invirtiendo los términos: en las
poblaciones
agrícolas sedentarias aumenta tanto la mortalidad como la fecundidad, aunque la se
gunda más que
la primera, lo que explica la aceleración demográfica. Pero ¿por qué la mortalidad tendría
que ser
más elevada entre los agricultores que entre los cazadores? 2 causas:
-
El nivel nutritivo, desde el punto de vista de la calidad habría empeorado con la
transición a la agricultura. La alimentación de los cazadores-recolectores, constitu
ida por
raíces, hierbas, bayas, frutas y animales, habría sido mucho más completa que la de lo
s
agricultores sedentarios, con una alimentación calórica suficiente aunque pobre y
monótona, debido a la gran prevalencia de cereales. La prueba de ello se encontraría
en
los exámenes de esqueletos: las dimensiones corporales, la estatura y la fortaleza
ósea
disminuirían cuando los cazadores se hacen agricultores estables (ej: los antiguos
nubios).
-
Con la sedentarización se establecen las condiciones para la aparición, difusión y
conservación de enfermedades infecciosas y parasitarias desconocidas, menos
frecuentes en poblaciones móviles y con baja densidad. Las enfermedades transmisib
les
por contacto se ven favorecidas en su difusión por una alta densidad. La sustitución
de
los alojamientos permanentes por refugios ocasionales o móviles, propios de las
poblaciones nómadas, favorece el contacto con parásitos y otros vectores de
enfermedades infecciosas. Por el contrario, el sedentarismo aumenta la transmisi
bilidad
de las infecciones provocadas por vectores cuyo ciclo vital se ve interrumpido p
or los
desplazamientos humanos frecuentes, por ejemplo las pulgas, cuyas larvas se
reproducen más en nidos o viviendas que en el cuerpo de animales o personas. Con l
a
sedentarización, muchos animales, domésticos o no, se instalan de forma estable en e
l
nicho ecológico del hombre, pudiendo infectarlo.
En definitiva, una alimentación más pobre y menos variada, y condiciones favorables
a las patologías
infeccionas justificarían la hipótesis de una mayor mortalidad entre los agricultore
s respecto a sus
ascendientes cazadores. Pero si la mortalidad de los agricultores era mayor, su
más rápido aumento
numérico sólo podía derivar de una mayor fecundidad. Esta hipótesis está fundamentada en l
as
modificaciones del orden social que intervinieron en las sociedades convertidas
en sedentarias por el
desarrollo de la agricultura. La alta movilidad de los cazadores-recolectores co
nvertía en muy
peligroso para la mujer el transporte de los niños no autónomos. Por esta razón, el in
tervalo entre
partos habría sido bastante largo, de manera que un nuevo nacimiento sólo tendría luga
r cuando el
hijo nacido anteriormente fuese capaz de valerse por sí mismo.
La hipótesis de un aumento de la fecundidad con el paso de la caza a la agricultur
a es algo más queuna simple conjetura. Ésta se ha confirmado mediante investigacione
s concernientes a diversas
poblaciones contemporáneas. Entre 193 y 1973 R.B. Lee estudia a los kung san, una
población
nómada que vivía de la caza y la recolección en el norte de Botswana, y que iniciaba e
ntonces un
proceso de sedentarización.
La hipótesis relativa a las variaciones del nivel de nutrición es objeto de respuest
as opuestas en las
dos teorías; incluso cuando es posible que los cazadores-recolectores se nutriesen
de manera más
variada, es difícil admitir que el nivel nutritivo empeorase con el desarrollo de
la agricultura, si se
considera entre otras cosas, la capacidad de extender los cultivos en caso de se
r necesario, de
acumular provisiones, de mejorar las técnicas de preparación conservación de alimentos
. Podría
ser, además, que el nivel de nutrición fuese mucho menos influyente sobre la mortali
dad de cuanto
se piensa, puesto que sólo en casos de penuria aguda y de grave desnutrición se acre
cientan los
riesgos de contraer enfermedades infecciosas. Por el contrario, está más fundada la
hipótesis de la
mayor incidencia y transmisibilidad de las infecciones con el incremento de la d
ensidad y la
estabilidad, aunque la cuestión sea lo suficientemente compleja como para rechazar
toda
simplificación.
En lo concerniente a la fecundidad, las observaciones de grupos preagrarios supe
rvivientes en la
actualidad son un elemento de prueba a favor de un aumento de la prolificidad al
producirse la
sedentarización. Pero, por otra parte, con la agricultura, los hijos pasaron a ser
económicamente
útiles, mientras que para los cazadores serían presumiblemente, una carga, como obse
rvó Childe
(Man Makes Himself) exponente de la teoría clásica .
3. La gran peste y el declive demográfico de Europa.
Alrededor del año 1000 la población europea inicia una fase de crecimiento destinada
a durar 3
siglos. La población europea se multiplica por 2 o por 3, como testimonio de una f
uerza de expansión
que las numerosas crisis no consiguen debilitar. Hacia finales del siglo XIII y
primeras décadas del
XIV, hay una clara evidencia de que el ciclo de crecimiento agota su impulso. Ca
usas complejas
determinan la ralentización, quizás relacionadas con una economía agraria menos vigoro
sa
(agotamiento de las mejores tierras, interrupción del progreso técnico) y sometida a
carestías mas
frecuentes (condiciones climáticas mas desfavorables).
Hacia la mitad del siglo XIV, La peste, un devastador acontecimiento de larga du
ración, provoca una
clara disminución de la población que se ha estimado en un 1/3 entre 1340 y 1400, pa
ra disminuir
una vez más en la primera mitad del siglo siguiente, para luego iniciar una recupe
ración lenta que
volvería a situar a la población al nivel anterior hacia mediados del siglo XVI.
El acontecimiento catastrófico es la peste. Su primera aparición fue en Sicilia a fi
nales de 1347 y
hasta 1352, cuando se difunde por Rusia, recorre todo el continente. A finales d
e 1347 y hasta 1352
afectaba a Italia, la península Ibérica, parte de Francia y el sur de Inglaterra; a
finales de 1349, a
Noruega, el resto de Francia, Suiza, Austria y la costa dámta; entre 1350 y 1352 s
e desplaza
gradualmente hacia el este, desde Alemania hasta Polonia y Rusia.
El bacilo responsable de la peste se llama Yersinia pestis, y se transmite esenc
ialmente por medio
de la pulga, parásito de ratas y ratones.
En los dos siglos posteriores, otras crisis entran en juego, tifus+peste. Ciclo
de 1522-1530, ciclo de
1575-1577, ciclo de 1630-1631 y ciclo de1656-1657. Con la epidemia de 1663-1670,
que afectó a
Inglaterra, el norte de Francia, los Países Bajos y el valle del Rin, la peste des
aparece de Europa, a
excepción de la aparición en la Provenza en 1720-1722 y en otras áreas limitadas.
En el siglo posterior a la peste negra de 1348, la población europea retrocede com
o consecuencia no
sólo de la primera sacudida, sino también por una serie de epidemias sucesivas. Sólo e
n el s.XVI la
población europea alcanzará las dimensiones numéricas de 1340, pero la función de freno
de la
peste al crecimiento demográfico perdura hasta su práctica desaparición en la segunda
mitad del
s.XVI. Hay indicios de una perdida del 30-40% de la población tanto en el Piamonte
como en la
Toscana, así como en Francia, España, Inglaterra o Alemania. La penuria de la mano d
e obra
provoca una subida de los salarios, y la abundancia de tierras provoca una dismi
nución de los
precios de los alimentos.
Con la peste nos enfrentamos a un factor exógeno de limitación de crecimiento. Esto
significa que la
peste fue independiente de la organización de la sociedad, de su nivel de desarrol
lo, de la densidad
de los asentamientos, etc. La peste afectó de igual modo a zonas rurales que a urb
anas. La
transmisión de la peste sobrevenía fácilmente mediante el transporte de mercancías que a
lbergaban
pulgas o ratones infectados. Las sociedades trataron de defenderse, adoptando me
didas de
cuarentena para personas y cosas, aislando a los afectados, clausurando sus casa
s y algunas
medidas de higiene publicas, pero la peste se apodero de Europa a lo largo de ca
si tres siglos.
No existen individuos inmunizados por curación de la peste frente a ésta. Por tanto
no era plausible
el pensar que la atenuación de los efectos de la peste sean atribuibles únicamente a
una mayor
proporción de población inmunizada, y, en consecuencia, no susceptible al contagio.
Algún efecto
también podrá haber tenido el proceso de Durchseuchung, según el cual aquellos que cas
ualmente
son menos susceptibles sobreviven, y generación tras generación se determina una alt
eración entre
parásitos y huéspedes. Este proceso conduce a que si la enfermedad hubiese permaneci
do presente
constantemente, atacando a gran parte de las nuevas generaciones a medida que se
formaban, tal
vez habría podido adoptar una forma endémica, esporádica, con una mortalidad relativam
ente baja.
Con el tiempo la frecuencia de las crisis se atenúa, aunque ninguna de la explicac
iones anteriores
(regulaciones sociales, inmunidad o selección) entre otras (transformaciones socia
les o ecológicas)
sean suficientes para explicar el fenómeno. La peste se somete a un proceso de ada
ptación mutua
entre los agentes patógenos (Yersina), el vector (la pulga) y el huésped-víctima, (hom
bre).
Otro proceso de adaptación y reacción a la peste fue de naturaleza social y demográfic
a. A corto
plazo un fuerte aumento de la mortalidad tiene un doble efecto. La difusión del co
ntagio provoca una
disminución de las concepciones, nacimientos y matrimonios. la disminución de los na
cimientos
acentúa la acción demográfica negativa de la epidemia. La alta mortalidad, además, rompe
los
matrimonios, disgrega o destruye los núcleos familiares. Al término de la crisis se
produce una
especie de contra efecto que, aun no pudiendo anular los efectos negativos de la
s pérdidas humanas
y los nacimientos no realizados, atenúa un poco se alcance. Se produce un aumento
transitorio de la
natalidad. También la mortalidad tiende a ser inferior a la normal a causa de la m
enor proporción de
las clases infantiles y de los eventuales efectos selectivos ligados a la epidem
ia. Mejora el saldo
entre nacimientos y defunciones, y se llenan los vacíos por algunos años.
Más a largo plazo, intervienen otros factores: el despoblamiento crea abundancia d
e tierra y
demanda de trabajo. Los obstáculos impuestos al matrimonio tienden a relajarse y l
a nupcialidad
aumenta, reforzándose así la capacidad de crecimiento de la población.
La naturaleza, intensidad y cronología de la peste se definen para mostrar:
.. La evaluación de los efectos de la peste sobre el crecimiento a largo plazo.
.. La identificación, en su forma extrema y mas catastrófica, de la acción de uno de l
os frenos
constrictivos mas violentos del crecimiento demográfico.
.. La identificación de los mecanismos de reacción y compensación activados por la catás
trofe.
4.
La catástrofe de los indios de América: microbios antiguos,
poblaciones nuevas.
Colón desembarcó en Santo Domingo (La Española) en 1492, naturalmente se desconoce el
número
de sus habitantes (los taínos) en aquel momento, aunque posteriormente se hablaba
de una
población de un millón o más de habitantes, según un hipotético conteo realizado por Coló
u
hermano Bartolomé en 1495 o 1496 cuando los españoles trataron de imponer a los nati
vos un
tributo en oro. Según B. de las Casas: 3 o 4 mill. Estimaciones recientes fundadas
en distintos
criterios indican una población, en el momento del conteo , de unas 200.000 a 300.000
personas,
repartidas en algunos centenares de comunidades, al frente de las cuales había un
cacique.
En los 30 años siguientes se produjo una decadencia de la población e incluso extinc
ión algunas
décadas después. Una de las causas principales de la decadencia de las poblaciones i
ndígenas del
Nuevo Mundo estaba determinada por la falta de inmunidad ante una serie de patol
ogías que en
América no se conocían, pero que eran corrientes en Eurasia, y respecto a las que lo
s
conquistadores europeos habían desarrollado una buena adaptación. Enfermedades que e
n Europa
eran relativamente inofensivas (gripe, sarampión, viruela...) se volvieron mortale
s para los indígenas.
A este hecho se le llama efecto terreno virgen . El paradigma terreno virgen de la po
blación y de
su consiguiente vulnerabilidad ante las nuevas patologías ofrece una explicación con
vincente y
eficaz de la decadencia demográfica del continente en los dos siglos que siguieron
a la conquista.
Con el comienzo de la segunda década del s. XVI, cuando se hicieron evidentes las
consecuencias
negativas de la decadencia de la población indígena sobre la economía de la isla, se s
uscitó un
intento debate sobre las causas de la catástrofe demográfica en curso. Las Casas y l
os dominicos
fueron los protagonistas de dicho debate, como asimismo lo fueron los padres jer
osolimitanos
enviados a la isla por el Rey para poner remedio a la situación, altos funcionario
s y administradores,
y los españoles que residían en la isla, como Oviedo, historiador cuidadoso y compet
ente. La
búsqueda de oro a toda costa y el sistema de las encomiendas (la práctica de entrega
r a los
indígenas a los españoles en calidad de siervos) eran considerados por todos como la
s principales
causas de la catástrofe.
Factores que producían una alta mortalidad entre los indios y una baja fecundidad
entre sus mujeres:
o
La avidez de oro hacia que casi 1/3 de los indios estuvieran en las minas durant
e largo
periodos.
o
El abandono de otras actividades productivas.
o
El trabajo excesivo.
o
La escasez de alimentos.
o
Un clima y unas condiciones ambientales adversos en las minas.
o
Los malos tratos.
o
La fragmentación de la familia y de la comunidad.
Por el sistema de encomiendas, a los indios se les desplazaba de un sitio a otro
de la isla.
Frecuentemente pasaban de un amo a otro, la vida comunitaria original se descomp
onía. Los
encomenderos, temerosos de perder a sus indios, los explotaban imponiéndoles exces
ivas cargas
de trabajo. Proliferaban los malos tratos y el concubinato, y a las mujeres se l
as apartaba del grupo
reproductor indígena. En tales condiciones, los indios frecuentemente huían a las mo
ntañas, en un
ambiente hostil y lejos de sus normales fuentes de subsistencia, con lo que la s
upervivencia se
volvía aún más precaria, llegando hasta el suicidio, o bien se rebelaban abiertamente
y se convertían
en víctimas de la violencia.
La conquista española determinó un fuerte desarraigo económico y social, y creó las cond
iciones
para la elevada mortandad y la mermada fecundidad. El desarraigo económico estuvo
determinado
por la confiscación del trabajo indígena, apartado de las normales actividades de subs
istencia y
utilizado en la producción de servicios, alimentos y oro para sus amos. Los indios
de las minas de
oro tenían luego que alimentarse, a su vez, con los alimentos que otros indios pro
ducían en los
campos. Este doble ataque a los modos tradicionales de producción fue mortal para un
a sociedad
basada en una economía de subsistencia y no habituada a la acumulación. Aunque antes
de 1500
pocos españoles vivían en la isla, sus exigencias de alimentos, trabajo y servicios
fueron un peso
aplastante para la relativamente pequeña comunidad taína.
El desmembramiento social fue la consecuencia del sistema de las encomiendas: a
los indios se les
desplazaba de un sitio a otro y de un amo a otro, sus tradicionales sistemas de
vida fueron
destruidos. Las condiciones de vida empeoraron y se deterioró la supervivencia. Ot
ras nuevas
enfermedades (anteriores a la viruela), aun sin ser responsables de estallidos e
pidémicos, añadieron
una mayor complejidad al mundo de las patologías de la isla.
En otros lugares, en la tierra firme americana, el contacto con los intrusos eur
opeos tuvo
consecuencias catastróficas, pero los indígenas no fueron barridos. En el caso de Méxi
co central, las
estimaciones de Cook y Borah dan 6,3 millones de indios en 1548, que se reducen
a 1,9 en 1580 y a
1 millón en 1605. En Perú en 1572 1,3 millones que se reducen a 0,6 millones en 1620
.
Los factores que hacen que el efecto del terreno virgen sea muy virulento:
o
Cuando la enfermedad crea inmunidad, esta rebota en la población, pero en una
población virgen, ataca a todos.
o
En una población no virgen, la enfermedad selecciona a los individuos más resistente
s,
generación tras generación, por tanto, la fuerza del virus es enorme cuando ataca a
la
población virgen.
o
En las poblaciones vírgenes no hay ninguna adaptación entre agente patógeno y
organismo atacado, por tanto, la virulencia es mayor.
Las epidemias en terreno virgen constituyen la explicación principal de la conmoción
demográfica
indígena, aunque otras implicaciones (la violencia, el trabajo forzado...) no fuer
on ciertamente
hechos secundarios.
Un segundo aspecto que ha de ponerse de relieve es la variedad de las enfermedad
es letales que
afectaron al Nuevo Mundo. entre éstas, además de la viruela y el tifus, se encuentra
n también la
tuberculosis, el sarampión, la gripe y a varicela. los testimonios de la gran leta
lidad de la viruela en
poblaciones que no la conocían son abundantes fuera de Mesoamérica. En el s.XVII que
dan
diezmados los hurones y los algonquinos del Canadá. En el siglo siguiente los cher
oquis y otras
tribus. En la segunda mitad del s.XX, el sarampión afecto a los indios esquimales
de Ungaba Bay, al
norte de Quebec, a los aborígenes brasileños de la remota reserva deXirngu, y a los
yanomanos del
Orinoco.
5. Los francesas del Canadá, artífices de un éxito demográfico.
Después de la historia de dos catástrofes -la gran peste y el exterminio de los indi
os- provocadas por
la mortalidad infecciosa-epidémica, volvemos a la historia de un éxito demográfico.
En la provincia canadiense de Québec, unos pocos miles de pioneros inmigrantes en
el siglo XVII
fueron los progenitores de la mayor parte de los 6.5 millones de habitantes de h
oy en día. Adam
Smith escribía en 1776 que este aumento no era debido a la inmigración continuada, s
ino a la rápida
multiplicación de la especie, pues los habitantes doblaban su número cada 20 o 25 años
.
Al éxito demográfico de gran parte de la población americana y australiana, también ha c
ontribuido
(además del dinamismo de pioneros y colonizadores) un flujo continuo de inmigración.
La elección
del Canadá francés obedece a dos motivos: el primero es que la inmigración, a partir d
el s.XVIII,
tiene un efecto muy reducido sobre el crecimiento de la población. El segundo es q
ue las fuentes
canadienses son muy ricas y han sido explotadas con una pericia extraordinaria,
permitiendo
analizar las razones, por los menos de tipo demográfico, del éxito de los franceses
en América.
Después de la exploración de la cuenca del San Lorenzo por Jacques Cartier en 1534,
la
colonización francesa toma forma durante el siglo posterior. En 1608 se funda Queb
ec y en 1627 se
constituye la compañía de los Cien Asociados para la colonización, mientras que en 166
3 la
dirección del proceso de colonización es asumida directamente por el Gobierno real.
en 1680 la
colonización está bien enraizada en las riberas del San Lorenzo.
Entre 1608 y 1700, los inmigrantes al Canadá fueron aprox. 15.000, apenas nada par
a la población
francesa de la época (los vecinos ingleses habían enviado 380.000 emigrantes entre 1
630 y 1700).
Únicamente 1/3 de la población llegaron a fundar una familia. Los restantes o retorn
aron o murieron
antes de casarse, o permanecieron solteros. Los esmerados análisis realizados sobr
e este grupo de
pioneros y sus descendientes permiten analizar las particularidades demográficas d
e los franceses
de Canadá y, por consiguiente, las razones de su éxito demográfico. Se puede sintetiza
r en 3
elementos:
.. Elevada nupcialidad, debido a la baja edad en el momento del matrimonio
.. Alta fecundidad natural
.. Mortalidad relativamente baja
Ciertos factores selectivos fundamentan estos comportamientos diferenciales, aun
que no los
determinan completamente: aquellos que partían, en previsión de un largo y penoso vi
aje, y de tener
que arribar a un país poco hospitalario, debían de poseer, sin duda, integridad, fue
rza física, coraje e
iniciativa. Además la mortalidad durante el viaje era notable y muchos de los que
no conseguían
adaptarse retornaban a la patria. Esta indudable selección debía de ser la causa de
la menor
mortalidad y mayor fecundidad. Al mantenimiento de una baja mortalidad debía contr
ibuir, al menos
en un primer momento, la bajísima densidad de población y por consiguiente la baja t
ransmisibilidad
y difusión de infecciones y epidemias. En lo tocante a la menor edad para el matri
monio y a las más
frecuentes segundas nupcias, pueden atribuirse a la distorsión en la estructura po
r sexo, debida a la
mayor inmigración de hombres.
La alta reproductividad y el intenso crecimiento prosiguieron también en las gener
aciones que
siguieron a la de los pionero. Si, por una parte, la edad de las mujeres al matr
imonio tiende a
aumentar ligeramente a medida que la sociedad se normaliza y se estables, por ot
ra, las hijas de los
pioneros, nacidas en Canadá y plenamente integradas en la nueva sociedad, tuvieron
una
fecundidad aún más elevada que la de sus madres. La fecundidad de los canadienses se
mantuvo
muy elevada también en el s.XVIII, resultando ser una de las más altas que se hayan
verificado en
poblaciones que no practicaban el control de la natalidad.
Diversos mecanismos de selección al principio, una fuerte cohesión social y diversos
factores
ambientales favorables, fundamentan el éxito demográfico de la inmigración francesa en
Canadá.
Mientras que la población canadiense francesa aumentaba, la población francesa de or
igen
aumentaba lentamente, y la población indígena india, diezmada por las enfermedades y
confinada
territorialmente por la expansión de los colonos, sufría una regresión. La gran diverg
encia en lo que
respecta a la suerte de las poblaciones autóctonas y de los colonizadores se debió,
además del
impacto causado por las nuevas patologías, a la gran diferencia en cuanto al nivel
de organización
social y tecnológica de las poblaciones que entraron en contacto. Los europeos pos
eían fuentes de
energía (el caballo, la tracción animal, la vela) y tecnologías (utensilios y armas de
hierro y acero, la
rueda, explosivos) notablemente superiores a los de los indígenas. Se cubrían y aloj
aban mucho
mejor, estaban acostumbrados a climas templados o fríos, los animales que importab
an se
adaptaban bien y se reproducían con facilidad, así como las nuevas plantas y hortali
zas. La
superioridad tecnológica y la capacidad de conquistar el entorno dictaron las reglas
, entre los siglos
XVI y XIX, del éxito también demográfico de la colonización europea en el continente ame
ricano y en
Oceanía.
6. Irlanda y Japón: dos islas, dos historias.
A largo plazo, la población y los recursos acaban por desarrollarse de una manera
aproximadamente
paralela, esto sucede porque:
o
La especie humana es extremadamente adaptable y puede sobrevivir en condiciones
de
penuria, de igual modo como le es posible acumular grandes cantidades de recurso
s. no
todas las variaciones del sistema de recursos se ven reflejadas en la evolución
demográfica, o no lo hacen con la cronología reconocible.
o
Una parte de los factores que influyen en el cambio demográfico, entre los que des
taca
la mortalidad, son exógenos al sistema de recursos e independientes de éste. En
algunos casos afortunados, por el contrario, el mecanismo de interrelación entre s
istema
de recursos y sistema demográfico resulta muy evidente; los casos de Irlanda y Japón
en
los siglos XVII al XIX sirven oportunamente como ejemplo del funcionamiento de e
stos
mecanismos.
Irlanda: Es uno de los países más pobres de Europa occidental; sometida a Inglaterra
, despojada de
su independencia y autonomía, y con una economía agrícola tributaria de grandes propie
tarios
absentistas, sus gentes viven en condiciones de grave atraso. Su población aumenta
rápidamente,
incluso más que Inglaterra. Los irlandeses poco más de 2 millones hacia finales del
s. XVI, se
convierten en más de 8 millones en el censo de 1841, pocos años antes de la gran ham
bruna que
trastornó perdurablemente el orden demográfico.
Japón: Desde el inicio de la época Tokugawa hasta principios del s. XVII, a pesar de
mantenerse
aislado de la influencia extranjera, conoce una notable renovación interna. La pob
lación se triplica en
120 años. Posteriormente sobreviene un largo estancamiento hasta el segundo tercio
del s.XIX.
¿Cuáles son las razones, en ambos casos, del veloz aumento y posteriormente la catástr
ofe de
Irlanda y el estancamiento de Japón?
Irlanda
El caso de Irlanda fue analizado por K.H. Connel en 1950. Su tesis:
o
Sostienen que la disposición innata de los irlandeses a casarse jóvenes se habría vist
a
obstaculizada por la dificultad de adquirir una tierra de labor en la que les fu
era posible
construir una casa y fundar una familia.
o
Estos obstáculos desaparecen en la segunda mitad del s.XVIII. Surgen una serie de
factores (la disposición de patata, por ejemplo) que permiten la extensión y
fragmentación de la tierra de labor, aumentando el número de matrimonios, lo que
conduce a una alta fecundidad natural y una mortalidad no demasiado elevada que
determinan una alta tasa de crecimiento.
o
Este equilibrio acaba por convertirse en precario por el excesivo incremento
demográfico, hasta el punto de que la gran hambruna, en 1846 y 1847, trastornó
permanentemente el orden demográfico anterior.
Continúa Connell: A finales del S.XVIII los grandes propietarios tendían a mantener
a los
arrendatarios en una economía de subsistencia, manipulando los aumentos de los arr
iendos y
dificultando la mejora del nivel de vida. Hasta entonces aunque el coste del mat
rimonio no era
excesivo, el verdadero problema, en una sociedad de arrendatarios, era disponer
de una finca para
la instalación de la nueva familia. Las condiciones cambiaron en las últimas décadas d
el s.XVIII. La
conversión de pastizales en tierras de labor y la roturación de nuevas tierras, apoy
ada por la reforma
promovida por el Parlamento irlandés y la demanda de productos agrícolas por parte d
e Inglaterra,
que estaba en guerra con Francis, sirven para allanar los obstáculos. Aumenta la s
ubdivisión y
parcelación de la tierra, propiciada por un nuevo factor: la gran difusión de la pat
ata como alimento
preponderante y a menudo casi exclusivo de los irlandeses. El papel esencial des
empeñado por la
patata sería decisivo por dos razones:
o
Relacionada con la mayor productividad:
..
Con una población cada vez más dependiente del consumo de la patata el
campo que antes se necesitaba para la subsistencia de una familia podía
dividirse entre los hijos y otros subarrendatarios, ya que un acre de tierra
sembrado de patatas bastaba para alimentar a una familia de 6 personas junto
con sus animales.
o
El alto valor nutritivo de la patata.
Por consiguiente, la disponibilidad de nuevas tierras y la fragmentación de las fi
ncas existentes,
convertidas en más productivas con el cultivo de la patata, permiten la baja edad
al matrimonio, y la
elevada nupcialidad de los irlandeses, que, combinadas una elevada fecundidad na
tural y una
mortalidad no excesiva, fundamentan una tasa de incremento elevada en el periodo
anterior a la
gran hambruna.
Un hongo Phytophtora infestants- daña gravemente la cosecha de patatas en 1845 y la
destruye
completamente en 1846. El invierno de 1946-47 trajo hambre, pobreza, migraciones
de masas
desesperadas y epidemias de fiebres de tifus. Se ha estimado que la gran hambrun
a y las epidemias
a ella asociadas causaron entre 1,1 y 1,5 millones de muertos más de lo normal. la
emigración se
convierte en éxodo y 200.000 personas al año dejan el país entre 1847 y 1854.
La gran hambruna señala el fin del régimen demográfico. La patata, que había favorecido
el alto
crecimiento demográfico, hizo que la población que se alimentaba exclusivamente de e
la pasara a
ser vulnerable en épocas de escasez. En las décadas siguientes, un régimen inmobiliari
o nuevo y un
equilibrio matrimonial (retraso del matrimonio y celibato), sostenido por los gr
andes propietarios y el
clero, y la emigración en masa, provocan una disminución sostenida de la población.
Japón
El caso de Japón evoluciona, en una primera etapa, siguiente mecanismos análogos de
los descritos
para Irlanda. el régimen Tokugawa, que además de ocupar dos siglos de historia, de 1
603 a 1867,
inició la modernización de la época Meiji, fue ciertamente un periodo de paz interna,
de aislamiento
respecto al exterior y a la penetración cristiana, de restauración del confucianismo
y de estabilidad
de las estructuras político-administrativas. Los comportamientos económicos durante
este periodo
modificaron gradualmente el estilo de vida:
o
Antes, la producción se destinaba a pagar los impuestos sobre la tierra y a cubrir
las
necesidades individuales.
o
Pero cuando vender se convierte en el fin principal de la producción, se ofrece la
posibilidad de aumentar y mejorar el nivel de vida.
o
La extensión de la tierra cultivada se duplica y el modelo de cultivo cambia de ex
tensivo
a intensivo.
o
El antiguo orden social se transforma: los grandes grupos familiares se emancipa
n y se
constituyen de manera independiente.
o
La orden servil de los genin, en la que sólo una pequeña parte de sus miembros llega
ba
al matrimonio, se transforma en una clase de arrendatarios, con comportamientos
demográficos normales.
El proceso de liberación de los recursos económicas (nuevas tierras y técnicas de cult
ivo) se
acompaña de un crecimiento demográfico sostenido. Hayami sitúa la población, al inicio d
el s.XVII en
alrededor de 10 millones, con un rápido crecimiento hasta 30 millones hacia 1720.
En 1870, una vez
caído el régimen Tokugawa, la población se situaba en torno a los 35 millones. Las cau
sas de este
estancamiento son tema de amplio debate:
o
Control deliberado de la producción de niños, y ello más que por retraso del
matrimonio, por el aborto y el infanticidio.
o
Hay evidencia de la función de las ciudades en relación con los excedentes
demográficos del campo. (Edo, la actual Tokio, era la ciudad más grande del mundo a
principios del s.XIX).
o
Otra explicación de la baja reproductividad durante la última parte de la época Tokuga
wa
contempla las transformaciones operadas en la agricultura, orientadas hacia una
cada
vez intensificación mayor. Aunque esto mejoró las condiciones generales de vida de l
a
población rural, al mismo tiempo implicó un notable aumento del peso del trabajo par
a
los hombres y aún más para las mujeres.
Sea cual fuere la explicación del estancamiento demográfico, la sociedad japonesa su
po encontrar
mecanismos idóneos para frenar el crecimiento demográfico, del mismo modo como el pr
oceso de
extensión de la tierra cultivada encuentra límites naturales e infranqueables.
El recorrido del sistema demográfico japonés diverge del irlandés en la respuesta que se
ofrece a la
presión gradual sobre el sistema de recursos. En Irlanda, el sistema se desmorona
con la gran
hambruna y la gran emigración: estos dos shocks conducen a cambios en el régimen nup
cial
(elevada edad al matrimonio, celibato elevado) de consecuencias menos traumáticas.
En Japón, la
respuesta es gradual, y no viene impuesta por acontecimientos dramáticos.
7. En los umbrales del mundo contemporáneo.
Entre 1750 y 1850 la población europea experimenta una neta aceleración. Ésta afecta a
todos los
grandes países, aunque es mucho más duradera en algunos (Inglaterra, por ejemplo) qu
e en otros
(Francia). Este periodo no es inmune a desgracias: la revolución francesa y las gu
erras napoleónicas
devasta Europa durante veinte años. La última gran crisis de subsistencia (la carestía
de 1816-1817
y el tifus a ésta asociado) afecta a la totalidad de Europa, y una epidemia de cóler
a recorre todo el
continente. Pero a pesar de ello la población aumenta vigorosamente y se desborda
hacia América
con el inicio de la gran migración transoceánica.
Existe debate sobre las causas de la aceleración demográfica. En algunos casos, ésta s
e ha debido
principalmente a un aumento de la natalidad como consecuencia de la mayor nupcia
lidad. En otros,
la mayoría, la reducción de la mortalidad constituye el factor principal.
En gran parte de Europa la transición entre los siglos XVIII y XIX conduce a una d
isminución de la
mortalidad. Esta mejoría es visible, en primer lugar, en la menor frecuencia de la
crisis de mortalidad
relacionadas con estallidos epidémicos. Las causas de la atenuación de las grandes c
risis de
mortalidad son de naturaleza biológica, económica y social.
-
Biológicas: El efecto del proceso de adaptación mutuo entre agentes patógenos y
huéspedes, sostenido por la mayor densidad de población y la mayor movilidad, ha
conducido a la disminución de la virulencia de algunas patologías.
-
Sociales: La atenuación de la transmisibilidad de las infecciones, como consecuenc
ia de
la mayor higiene privada y pública.
-
Económicas: Atribuibles no sólo al progreso técnico, sino también a la mejora del
sistema de transporte y , por consiguiente, de la redistribución de alimentos entr
e
regiones con abundancia y regiones con escasez.
Sin embargo, la mortalidad en Europa disminuye también por otras razones distintas
a la
desaparición de los años de crisis. Una de las hipótesis más acreditadas es la alimentari
a ,
propugnada por McKeown. Según esta hipótesis, la aceleración demográfica del s.XVIII sería
consecuencia de la disminución de la mortalidad, que no es explicable ni por el pr
ogreso de la
medicina, ni por cambios en la higiene pública o privada. La verdadera causa habría
sido la mejora
del nivel alimentario de la población que acrecentando la resistencia orgánica a las i
nfecciones
habría producido el retroceso de la mortalidad. Estas mejoras alimentarias se prod
ucen como
consecuencia del progreso de la productividad en la agricultura y por la introdu
cción de nuevos
cultivos, del maíz a la patata, y, por lo tanto, de una producción más abundante.
Esta tesis entra en conflicto con algunas consideraciones que inclinan la balanz
a hacia otros
factores.
o
En primer lugar, la relación entre nivel nutritivo y resistencia a las infecciones e
s válida,
sobre todo en periodos de gran escasez mientras que, en los años normales, el nive
l
alimentario de la población europea se mostraba suficiente.
o
En segundo lugar, la segunda mitad del s.XVIII y las primeras décadas del XIX no p
arece
ser un periodo feliz. Ciertamente, se difunden nuevos cultivos (patata, trigo sa
rraceno,
maíz). Pero en muchos casos la introducción de los nuevos cultivos no significó una
mejora del consumo per capita.
Otras consideraciones de carácter indirecto, inducen a considerar dudosa la hipótesi
s alimentaria:
o
La disminución generalizada de los salarios reales acaecida en toda Europa entre l
a
primera mitad del s.XVIII y las primeras décadas del XIX.
o
La disminución de la estatura, que se habría producido en el mismo periodo, tanto en

Inglaterra como en el Imperio de los Habsburgo y Suecia.


o
La disminución de la mortalidad se produjo sobre todo entre las edades más jóvenes así
como en los niños.
Pero incluso siendo benévolos, la hipótesis alimentaria resiste peor la criba de la
crítica que otras
hipótesis. La mayor producción agrícola, sin embargo, sostuvo el aumento demográfico, pe
ro no
mejoró mucho el nivel nutritivo. Si bien fueron responsables de la disminución de la
mortalidad, la
posibilidad de cultivar nuevas tierra y el perfeccionamiento de las técnicas y la
introducción de
nuevos cultivos, permitieron el aumento de la población agrícola, creando nuevos núcle
os y
acelerando la nupcialidad. Además, este movimiento se sustentó en el crecimiento del
sector
industrial, en el proceso de urbanización y en un aumento general de la demanda de
trabajo no
agrícola, que ofreció salidas a la población rural.
Tema 3. Tierra, trabajo y población.
1. Rendimientos decrecientes y crecimiento demográfico.
El problema de las consecuencias del desarrollo demográfico en el desarrollo económi
co de las
sociedades agrícolas no está resuelto. Acerca de él se enfrentan dos belicosos puntos
de vista de
signo opuesto:
El primero atribuye una connotación negativa al incremento demográfico. El increment
o
demográfico genera una disminución de la relación entre recursos fijos o limitados (ti
erra, minerales,
etc) y población. Y esta disminución de la relación recursos -población nos lleva al
empobrecimiento.
Esta posición tiene su verificación inmediata solo a corto plazo: un aumento de la d
ensidad humanan
provoca una competición por la utilización de los recursos fijos, que deberán satisfac
er a un mayor
número de personas. Pero esto se cae por su propio peso en la simple observación his
tórica: el
progreso económico esta asociado al crecimiento demográfico.
La reconciliación de las observaciones a corto plazo con las de a largo plazo no s
e efectúa
fácilmente.
La segunda tesis, opuesta a la primera debe resolver una contradicción tal vez más g
rave. Aun
admitiendo que el crecimiento demográfico incite el espíritu de innovación y de invenc
ión (que los
economistas llaman progreso técnico ), parece difícil que éste pueda dilatar los recursos
fijos (tierra,
espacio, otros elementos naturales esenciales) necesarios para la supervivencia
y el bienestar.
Se da la circunstancia de que el proceso de crecimiento demográfico en un ambiente
fijo (y por tanto
con tecnología fija) que induzca al cultivo de tierras progresivamente menos fértile
s y con inputs de
trabajo progresivamente mayores, se acompaña de rendimientos decrecientes por unid
ad de
trabajo o por unidad de tierra.
El concepto de rendimientos decrecientes se sitúa en el centro de las ideas de Mal
thus y de
Ricardo, y se extiende asimismo a otras actividades distintas de la agricultura.
El aporte de trabajadores adicionales a un stock fijo de capital (los trabajador
es que trabajan en una
misma máquina) podrá aumentar la producción total, pero la contribución de cada trabajad
or
adicional al aumento de la producción será decreciente.
La disminución de la producción per capita es inherente a la ley de rendimientos dec
recientes,
consiguiente al aumento de población con tierra y capital disponible no variable.
Sin embargo, la
productividad del trabajo no es constante y en la historia de la humanidad, las
invenciones e
innovaciones han aumentado su nivel.
En resumen, la adopción de una invención implica un aumento de los recursos disponib
les; los
efectos positivos de este aumento son temporales porque el crecimiento demográfico
tiende a anular
los beneficios así obtenidos. Además, no existe progreso que pueda incrementar indef
inidamente la
productividad de recursos, como la tierra , que son fijos.
Malthus en 1798 escribe: la población si no está controlada crece en progresión geométric
a,
mientras los recursos necesarios para la supervivencia solo crecen en progresión a
ritmética. Esta
desigualdad natural de las dos fuerzas de la población y de la producción en la tier
ra y la gran ley de
la naturaleza que debe mantener constantemente iguales sus efectos, forman el gr
an obstáculo, que
me parece insuperable, en la senda de la perfectibilidad humana .
Del modelo maltusiano se deducen varios puntos invariables:
o
Los alimentos constituyen el recurso principal. Si no hay, aumenta la mortalidad
, y
entonces, disminuye la población, restableciendo así un equilibrio.
o
La ley de rendimientos decrecientes actúa inexorablemente. El cultivo de nuevas ti
erras,
la intensificación del trabajo (provocados por el aumento demográfico) conducen a
producciones progresivamente menores por unidad adicional de tierra o trabajo.
o
Los aumentos de producción y de productividad como consecuencia de invenciones se
traduce en alivios temporales, el efecto será reabsorbido por el incremento demográf
ico
o
El conocimiento de los efectos perversos del círculo vicioso incremento demográfico-
frenos represivos , puede inducir a frenar la procreación mediante la limitación de
nupcialidades, y por tanto, se frenará el crecimiento demográfico.
Se muestra en un esquema el modelo de relación entre población y recursos que permit
a el
manteniendo del equilibrio después de una fase de crecimiento o de una disminución.
Pag105
La figura muestra, para cada una de las dos fases, dos recorridos, dependiendo d
e si el freno
preventivo al matrimonio es activado (recorrido 1) o no es activado (recorrido 2
).
Cuando la población aumenta, aumenta la demanda de alimentos, y entonces también aum
enta su
precio; el trabajo se remunera peor ya que su oferta crece. La consecuencia conj
ugada de un
aumento en los precios y de una disminución en los salarios provoca una disminución
de los salarios
reales, es decir, empeoran las condiciones materiales de vida de la población. Est
e empeoramiento
no puede continuar indefinidamente, debe conducir a un equilibrio que se puede p
roducir mediante
un sabio recorrido, la acción del freno preventivo (se reduce la nupcialidad, reco
rrido 1) o bien se
opta por el recorrido inconsciente, es el recorrido 2, no se activa la reducción d
e la nupcialidad y
entonces la mortalidad aumenta. También se puede producir una combinación de ambos.
Aunque, en cualquier caso, un empeoramiento de las condiciones de vida provoca l
a reducción de la
población, como consecuencia del aumento de la mortalidad o de la reducción de la nu
pcialidad y la
natalidad, y por tanto tiende a la restauración del equilibrio entre población / rec
ursos.
Las innovaciones y los descubrimientos solo aplazan de forma temporal la acción de
l mecanismo
equilibrador e introducen un elemento de discontinuidad en el esquema, sin alter
ar su
funcionamiento.
Ninguna dificultad lógica se interpone en la aplicación del modelo malthusiano a las
sociedades
industriales. Pero la estrecha lógica malthusiana se disuelve cuando se confronta
con los procesos
industriales, sometidos a una continua innovación tecnológica y a menores limitacion
es, impuestas
por los recursos, solo en una pequeña proporción no renovable y en su mayoría sustitui
ble.
2. Las confirmaciones de la historia.
El esquema propuesto por Malthus postula que, en ausencia de los frenos preventi
vos, la población
es sometida periódicamente a un aumento de la mortalidad, debido al deterioro de l
as condiciones
de vida.
Pero, si se activan los frenos prudenciales, el crecimiento se controla, continuán
dose con la
acumulación de riquezas y de mejora. Así, según él, en la Europa que le era contemporánea,
la
acción de los frenos preventivos es más intensa que en la Europa antigua, como prueb
a del
indudable progreso realizado. Estos frenos preventivos, solo actúan lentamente y e
n poblaciones
civilizadas, mientras que la acción prevalente en el curso de la historia ha sido,
desafortunadamente,
la de los frenos represivos, como demuestran la frecuencia y la gravedad de las
catástrofes y crisis
de mortalidad. Éstas, indudablemente, eran a menudo atribuibles a ciclos epidémicos
en gran
medida autónomos de las condiciones de vida, aunque en la época moderna las crisis d
e aumentos
de mortalidad fueron muy frecuentes. Estas se caracterizaban por ciclos que come
nzaban con el
aumento en los precios de los cereales (debido a factores climáticos), que aumenta
ban la mortalidad,
agudizado por la falta de reservas de alimentos, los obstáculos del comercio y la
pobreza de las
regiones afectadas. La destrucción periódica en los años de crisis de los excedentes d
emográficos
acumulados en los años favorables es una de las pruebas aducidas más frecuentemente
del
funcionamiento del modelo malthusiano.
En la Toscana, en Siena y otras poblaciones, los del siglos XVI hasta principios
del XVIII, son
periodos centrados en el gran aumento de los precios y los correspondientes aume
ntos de las
defunciones; disminución de los matrimonios y, derivado de ello, de los nacimiento
s. La situación en
diversos países europeos no es diferente de la de Siena, son periodos salpicados d
e crisis de
subsistencias de graves repercusiones demográficas.
Los signos maltusianos se manifiestan más a largo plazo, donde se alternan ciclos
de
crecimiento y disminución. Estos ciclos se explican más por la acción no transitoria d
e los frenos
represivos y preventivos, es decir, de modificaciones perdurables de la mortalid
ad y la nupcialidad
debidas a periodos de mejora o empeoramiento de las condiciones de vida. Uno de
los indicadores
de la existencia de relaciones entre población y economía lo constituye la evolución d
e los precios y
los salarios. En las fases de recesión demográfica, como la posterior a la peste y d
urante el S.XVII,
la disminución o el estancamiento de la población, y, por tanto, de la demanda, es u
no de los
componentes de la reducción de los precios, a la vez que la reducción demográfica prov
oca un
aumento de la demanda de trabajo y, por tanto, un aumento de los salarios. Así, lo
s precios del trigo,
entre la primera mitad del s.XIV y la segunda mitad del XV, descendieron a menos
de la mitad, para
después subir de nuevo más tarde, tanto en Francia como en Inglaterra.
Con la recuperación demográfica del S.XVI, la situación se invierte; la creciente dema
nda
hace aumentar el precio del cereal y disminuyen los salarios, hasta el S.XVIII,
donde la ralentización
demográfica y el retroceso catastrófico alemán por la Guerra de los Treinta años, causa
de nuevo la
inversión del ciclo.
El ejemplo de Inglaterra del S.XVII al XVIII, encaja bien el esquema Maltusiano.
Las
estadísticas muestran la relación directa entre población y precios. De modo distinto,
vemos la
asociación inversa entre comportamiento demográfico y salarios. En cuanto a los fact
ores de cambio
demográfico: la mortalidad, varía completamente de modo independiente al nivel de vi
da, mientras
que la natalidad (estimulada por la nupcialidad) parece seguir con retraso los i
mpulsos de las
variaciones en el nivel de vida.
Interpretaciones parecidas provienen de otros puntos como Francia, donde la alte
rnancia de
ciclos de crecimiento y de recensión es interpretada por Le Roy Ladurie en clave m
althusiana. La
población aumenta más rápidamente que los recursos, y en ausencia de progreso tecnológic
o,
actúan los frenos represivos.
Explicaciones análogas se encuentran para otras regiones, tanto en el sur de Europ
a como
en el norte del continente, y en la base de todas ellas encontramos que el incre
mento demográfico y
los efectos de los rendimientos decrecientes, impulsan al deterioro de la produc
ción per capita y al
empobrecimiento, y que esta espiral está influida por la innovación o por la interru
pción del
crecimiento demográfico.
3. Presión demográfica y crecimiento económico.
La lógica de los rendimientos decrecientes implica una carrera continua entre crec
imiento de los
recursos y crecimiento demográfico, a menos que éste, frenado por la prudencia repro
ductiva, no
permita la acumulación y el aumento del bienestar. Pero en todos los casos, el cre
cimiento
demográfico actúa de freno al desarrollo.
Según otras fuentes más lejanas, opuestas a la opinión de Malthus, el aumento de la
población es el motor del desarrollo. Los economistas del S.XVII y XVIII, atemoriz
ados por las
consecuencias económicas negativas relacionadas con el despoblamiento de algunos p
aíses
(particularmente España y Alemania) fueron defensores de una población numerosa y un
rápido
crecimiento demográfico, como signo de riqueza. De hecho, en las condiciones de es
casez de
desarrollo y débil poblamiento de la época, el crecimiento demográfico significaba la
multiplicación de
los recursos y contribuía a acrecentar la renta.
El desarrollo demográfico genera desarrollo económico si los recursos fijos son sust
ituibles o
abundantes. Así, históricamente las regiones despobladas o en fase de despoblación han
sido casi
siempre, regiones atrasadas. Sin embargo, es preciso comprender la lógica de la re
lación entre
desarrollo y crecimiento demográfico: ¿por qué una presión demográfica en aumento sobre lo
s
recursos crearía por sí misma las premisas del desarrollo? Una teoría reciente, propue
sta por Ester
Boserup, explica las razones en lo referente a las economías agrícolas.
Es natural atribuir la variable densidad de población en las áreas rurales al grado
de fertilidad del
suelo: densidad máxima en las áreas más favorecidas, fácilmente irrigables. Densidad dec
reciente
en las áreas progresivamente menos adecuadas al cultivo. Sin embargo, esta interpr
etación puede
invertirse: es el incremento de la población lo que general las condiciones para l
a adopción de
métodos y técnicas de explotación del suelo cada vez más intensivos, y por consiguiente
el
crecimiento demográfico es la causa, y no la consecuencia, del cambio en los métodos
de cultivo.
El crecimiento demográfico determina la adopción de sistemas de utilización del suelo
cada vez más
intensivos y con barbecho más corto, que permiten, para una superficie determinada
, alimentar una
población creciente. Pero este proceso de intensificación del cultivo se realiza al
mismo ritmo de la
intensificación del trabajo necesario y, en muchos casos, de una disminución de su p
roductividad.
Cuando la población es demasiado numerosa con relación a la tierra disponible, los a
gricultores se
ven impelidos a utilizar nuevas técnicas de trabajo que permitan, con más trabajo in
dividual, la
obtención de una mayor producción por unidad de tierra disponible. En muchos casos s
e ha
constatado que la razón por la que ciertas poblaciones no adoptan sistemas más inten
sivos no se
debe a que no los conozcan, sino porque la disponibilidad suficiente de tierra n
o hace conveniente su
adopción; en efecto, la intensificación significa menor producción por unidad de traba
jo.
Este tipo de innovaciones en los sistemas de cultivo es muy diferente de las inn
ovaciones o
descubrimientos que conducen a una mayor productividad del trabajo y que, por co
nsiguiente, se
adoptan inmediatamente puesto que son convenientes, consiguiendo precisamente ahor
rar trabajo.
En el primer caso, la innovación se produce como consecuencia del crecimiento demo
gráfico y de
haber alcanzado un cierto umbral de densidad; en el segundo, la innovación es inde
pendiente de los
factores demográficos.
En periodos históricos de disminución demográfica, la menor densidad hace conveniente
la
vuelta a sistemas menos intensivos. Este retroceso tecnológico también puede verse hoy
en día en
los países en vías de desarrollo.
Este esquema propuesto por Boserup, sitúa al crecimiento demográfico como el element
o
propulsor de la transformación económica. Se invierte el esquema de Malthus, haciend
o que la
población de variable dependiente de desarrollo se convierta en variable explicati
va del desarrollo:
con el aumento de la población, aumenta: la demanda de alimentos, las técnicas agrícol
as
intensivas, la mayor producción, la demanda y la oferta de trabajo, que retorna al
punto de aumentar
la población.
4. Sobre presión demográfica y desarrollo. Ejemplos de la Edad de
Piedra y de la época contemporánea.
Una aplicación de la teoría positiva de la presión demográfica la podemos aplicar a la ráp
ida
transición de la caza-recolección a la agricultura, que ha permitido pasar en poco t
iempo a la
producción artificial de recursos.
La explicación se debe a dos mecanismos:
o
Invención o innovación de nuevas técnicas: vinculadas a la domesticación, la siembra y
la recolección. Permite una producción mayor y más estable, y conlleva una aceleración
demográfica;
o
Su difusión.
El hombre, en definitiva, modifica el ambiente y crea las condiciones para el au
mento de la
población.
Mark Cohen (al igual que hizo Boserup en su momento) invierte los términos del pro
blema, diciendo
que es el crecimiento demográfico lo que obliga a los grupos de cazadores-recolect
ores, que 11.000
ó 12.000 años antes habían ocupado todos los territorios entonces disponibles, a ampli
ar sus
recolecciones a variedades menos apreciadas y nutritivas. A partir de hace 9.000
años, los
cazadores-recolectores comenzaron a estar obligados a ampliar artificialmente es
a gama de
alimentos escogiendo para el cultivo no los más gustosos, sino los que se reproducía
n más
fácilmente, iniciando, así la transición a la agricultura. Esta tesis se basa en dos a
rgumentos:
o
La agricultura constituye unos comportamientos y unas técnicas conocidas por los
cazadores, pero que no se adoptaban por que no eran necesarias. La creación de cla
ros
en los que prosperan determinadas plantas, el abonado de determinados suelos, la
plantación de semillas, la irrigación de plantes,... Ninguno de estos comportamiento
s
constituye, por sí mismo, agricultura, pero todos juntos sí lo son.
o
El segundo argumento concierne a la calidad de la alimentación y al trabajo invert
ido en
su obtención con l a transición a la agricultura. La dieta se habría deteriorado en ca
lidad
y en variedad, porque los productos de la pesca, la caza y la recolección constitu
irían
una alimentación más rica en principios nutritivos, variedad y sabor que la de los
agricultores sedentarios, monótonamente dominada por el consumo de cereales. Por l
o
que , esta transición (si no hubiese sido obligada por el crecimiento demográfico),
no
habría sido conveniente en sí misma. Además el trabajo necesario para la agricultura e
s
mucho mas intenso, teniendo en cuenta que para los cazadores, la caza se conside
ra un
modo de vida, más que un trabajo.
Esta teoría se fundamente principalmente en inducciones basadas en la observación de
grupos de
cazadores-recolectores supervivientes en nuestra época. De los bosquimanos del Kal
ahari entre los
que la obligación de trabajo de los hombres adultos dedicados a conseguir alimentos
habría sido 23
horas al día, a los aborígenes de la tierra de Arnhem con sus 3-5 horas diarias, y a
las tribus de
Tanzania que dedican apenas 2, se confirmaría la hipótesis de la ligera carga de tra
bajo de este
modelo de supervivencia.
La conclusión es, dice Cohen, que la agricultura permite producir mayor cantidad de
alimentos que
sustentan poblaciones más densas y unidades sociales de mayores dimensiones, pero
a costa de
una reducción de la calidad de la dieta, una menor estabilidad de cosechas y una c
antidad de trabajo
igual o probablemente mayor por unidad de alimento . Por consiguiente, la agricult
ura se difunde
cuando el crecimiento demográfico impone una mayor producción por unidad de espacio.

El planteamiento de Cohen provocó un intenso debate. Particularmente, se ha intent


ado verificar,
con éxito incierto, la hipótesis según la cual el periodo que precede a la transición a
la agricultura
habría comportado un deterioro en las condiciones de vida y alimentación. Los hallaz
gos
arqueológicos y los estudios de paleopatología son bastante ambiguos a este respecto
.
La interpretación de que la invención de la agricultura fue consecuencia de la prime
ra gran
revolución demográfica conocida, asigna a la población (como en la teoría de Boserup) el
papel de
estímulo para el desarrollo. No obstante, también la fase de crecimiento demográfico m
edieval en
Europa, en los siglos anteriores a la peste, induce a cambios en la organización p
roductiva, según el
esquema expuesto.
Confirmaciones adicionales de la teoría del papel propulsor del crecimiento demográf
ico provienen
también de la experiencia contemporánea en sociedades agrarias basadas en técnicas tra
dicionales,
como los países en vías de desarrollo (América, África, Asia).
Además, el trabajo aumenta al intensificarse el sistema de cultivo debida a la may
or dedicación
requerida (preparación del terreno, escardado, irrigación, abonado ). En la tala y la
quema solo tres
operaciones son necesarias: fuego, plantación con bastón o azada, y cosecha. El peri
odo entre la
siembre y la cosecha prácticamente no requiere trabajo, al no ser necesario abonar
, desherbar o
irrigar. Al intensificarse el sistema, estas operaciones se convierten en indisp
ensables y
progresivamente más laboriosas. Además, se eleva si contabilizamos el trabajo indire
cto relacionado
(cría y mantenimiento de ganado, mantenimiento no de sistemas de irrigación o de los
instrumentos
de trabajo ); que podría disminuirse mediante las nuevas tecnologías.
La experiencia de los países en vías de desarrollo confirma muchos aspectos de la te
oría. La
intensificación de la agricultura implica más trabajo por unidad de tierra cultivada
y (a tecnología
constante) más trabajo por unidad de producción. Esta tendencia, contemporáneamente, s
e ha
contrarrestado eficazmente mediante la innovación tecnológica, aunque en siglos ante
riores, cuando
ésta era lenta o no existía, es plausible que la adopción de nuevos métodos de cultivo s
e produjese
bajo la presión de la necesidad y pagando el precio de una mayor carga de trabajo.

5. Espacio, tierra y desarrollo.


El bienestar de la población ha dependido de la disponibilidad de espacio y tierra
a lo largo de la
historia. Los modelos de Malthus y Boserup, orbitan alrededor del papel del espa
cio como:
o
En el primer caso como factor que determina consecuencias demográficas;
o
En el segundo como dimensión modificada por el crecimiento o disminución de la
población.
En la historia estos dos modelos se alternan y cruzan. Pero el estudio del desar
rollo
demográfico no tiene cabida sino se tiene en cuenta la dimensión espacio . De hecho, ya
vimos
claros ejemplos como: la transición del neolítico, el asentamiento de nuevos territo
rios o las pericias
de Irlanda y Japón.
Considerando ahora Europa, tres características son relevantes de este continente:

o
Fácil acceso (rodeado de mar y con relieves que no impiden el desplazamiento).
o
Condiciones climáticas templadas y favorables para el cultivo.
o
Gran variabilidad de las características ambientales que requiere de adaptación de l
as
poblaciones y estimulan la especialización.
A la disponibilidad del espacio se debe la progresiva emigración desde Asia menor
hacia
Europa, de agricultores que traían nuevas técnicas de ocupación y explotación del suelo,
provocando
o estimulando la transición al neolítico.
Para comprender las relaciones entre espacio y cambio demográfico debemos profundi
zar
en tres líneas de análisis. Estos tres procesos están íntimamente relacionados y se pued
en disponer
en sucesión cronológica:
1.
Asentamientos en espacios vacíos o semivacíos:
Es el fenómeno que acompaña el crecimiento medieval del S.XI al XIII, donde la pobla
ción
europea se multiplica. Los bosques fueron talados para la expansión de la superfic
ie cultivada;
las zonas llanas se buscan por la facilidad de su cultivo. Este proceso se acomp
aña de la
consolidación de la población mediante la construcción de aldeas, castillos o ciudades
; a veces
se trataba de asentamientos organizados por el señor del lugar. Italia, España, Fran
cia o
Alemania constituyen ejemplos documentados.
La creciente demanda de recursos exigida por una población en expansión se satisfizo
también mediante saneamientos, asentamientos en cotas más elevadas y costosas
transformaciones del territorio, según los límites de las técnicas disponibles y, en g
eneral,
mediante la ya mencionada intensificación de la agricultura.
2.
Transformaciones y saneamientos:
Aunque los costes son más elevados, los saneamientos contribuyen a sostener el
poblamiento medieval: los terraplenes regulan los ríos y protegen las tierras baja
s. El fenómeno
del saneamiento vuelve a aparecer tras la crisis del XIV y XV debido a la recupe
ración
demográfica. En Inglaterra se sanean las áreas húmedas y cenagosas; en Francia las áreas
costeras y pantanosas; en Italia se crean los 1º arrozales; en Holanda se construy
en los diques,
canales y bombeos. También se accede a las áreas para el cultivo del interior.
En resumen que, el despertar demográfico del S.XVIII va acompañado, en todas partes
de
las obras de saneamiento.
3.
Expansión exterior:
Europa recibe y proporciona población; antes de la Edad Media las puertas de entra
da son
las estepas del este y el mediterráneo en el sur; después, la emigración y la coloniza
ción hacia
este y oeste, movidos por la accesibilidad de espacios y los factores de expulsión
relacionados
con las dificultades económicas en el país de origen.
En Europa entre la Edad Media y la Revolución Industrial se dan 3 grandes movimien
tos:
o
Colonización alemana de los territorios al este del río Elba, entre los ss. XI y XIV
.
o
La emigración ibérica y británica a América; y los movimientos menores de holandeses y
franceses a sus asentamientos coloniales entre los ss. XVI y XVIII.
o
El desplazamiento de la frontera rusa hacia el este y el sur.
Esta carrera hacia el este (Drang nach Osten) es un fenómeno de consecuencias
grandiosas porque determina el poblamiento de amplias áreas al este del río Elba y,
posteriormente, hacia Polonia, los Sudetes y Transilvania. Es un proceso de colo
nización que
gana cota en el siglo XII y sus pioneros fueron colonos holandeses y flamencos.
Este flujo,
demográficamente modesto, tuvo un efecto fundador muy notable. Los emigrantes eran
jóvenes
trabajadores, sin familia y en edad reproductiva; este movimiento se da de forma
análoga a los
pioneros franceses en Canadá, así, los pocos centenares que llegaron pronto se trans
formaron
en miles.
La segunda gran desembocadura migratoria la constituye el continente americano.
A finales
del s. XVIII, al romperse el sistema colonial, el continente americano tiene mod
estos pero
significativos asentamientos europeos: 4 millones en el sistema latinoamericano
y unos 4,5
millones en el norteamericano. Estos asentamientos debidos a la inmigración desde
España y
las Islas Británicas, con contribuciones menores de Portugal, son modestos compara
dos con las
dimensiones físicas del continente, pero constituyen un tercio de su población. Una
emigración
comparable con la inglesa fue la holandesa hacia América latina y Estados Unidos;
la de Francia,
en cambio, siendo el país más populoso, fue la que menos contribuyó.
La emigración transoceánica constituye las bases demográficas y políticas de la gran
emigración decimonónica, permitiendo la dilatación del espacio europeo con enormes
consecuencias demográficas.
El tercer movimiento consiste en el desplazamiento de la frontera rusa hacia los
frentes
meridional y oriental. Tiene características parecidas a las del continente americ
ano pero en
menor numero. En cambio, nuevas ciudades prosperaron como centros administrativo
s y puertos
para el tráfico de granos, brotando una cultura más compleja y cosmopolita de mezcla
s.
Estas alusiones dan una idea de las relaciones entre demografía y disponibilidad d
e espacio.
La accesibilidad modela el cambio demográfico y posibilita la expansión económica euro
pea.
6. Numero y bienestar.
Este tema merece consideraciones mas profundas que la simple constatación de que e
l grado de
complejidad de la organización social esta también en función del número de sus habitant
es. No son
pocos los investigadores que se han aventurado en el problema de la exsistencia
y la determinación
de un optimum de sus habitantes. En concepto de optimum, en un sentido económico,
puede
definirse como la población teórica que maximiza el bienestar individual ; y que si se
acrecienta o se
disminuye en una unidad, lo disminuiría en una fracción, es un concepto esencialment
e estático
difícilmente aplicable a poblaciones dinámicas.
Las dimensiones de una población producen sus efectos mediante dos mecanismos:
o
El primero se relaciona con el principio de la división del trabajo y, por tanto,
con la
mejor utilización de las capacidades individuales. Ideas ilustradas por Adam Smith
y
antes que él por Wiliam Petty (Ej. fabricación de reloj). Aunque la división del traba
jo
está en función de las dimensiones del mercado; ya que si este es reducido, la divis
ión
es modesta y modesta la ventaja que se consigue. Como observa Smith en las
Highlands de Escocia, donde las familias (dispersas) hacen de carnicero, panader
o y
cervecero.
El retraso de los grupos dispersos, las dificultades de desarrollo de los caseríos
aislados
donde las reducidas dimensiones no permiten la especialización, el fracaso de las
colonizaciones realizadas con pequeños núcleos y la inestabilidad de la población
permanente en las islas pequeñas de hábitat favorable tienen, entre sus causas, la
imposibilidad de dividir adecuadamente el trabajo.
o
El segundo se relaciona con la constatación de que la complejidad de la organización
de una sociedad está en función también de las dimensiones demográficas, absolutas y
relativas, de una determinada unidad de territorio (densidad). Este aspecto favo
rable del
número, o de la densidad de población, está constituido por las economías de escala
que se obtienen al aumentar la población. Únicamente cuando la población adquiere
cierta densidad respecto al territorio se vuelven posibles sistemas más favorables
de
utilización o producción de recursos. Hemos visto un ejemplo con el proceso de
intensificación de la agricultura animado por elimpulso demográfico. Otros ejemplos
de
ello lo vemos en Canadá, considerado, por su gobierto y por su población, como
demasiado vacío para poder sostener el desarrollo que su extensión y sus riquezas
naturales le podrían asegurar. Otros ejemplos clásicos son los relativos a los siste
mas de
irrigación, al desarrollo de las ciudades, a la densificación de las comunicaciones
y, en
general, a aquellas inversiones en estructuras que requieren una masa crítica de
recursos no disponible en pequeños agregados y una masa crítica de demanda,
inexistente en mercados reducidos. En pocas palabras, una útil infraestructura se
puede
crear o desarrollar con costes per capita menores en una población más numerosa. El
desarrollo de los sistemas de irrigación en Mesopotamia permitió a los escasos
cazadores-recolectores que vivían en los montes Zagros 8.000 años a.C. transformarse
en una densa población de llanura en los milenios posteriores.
Consideraciones parecidas se han realizado con respecto al desarrollo de los sis
temas de
comunicaciones por carretera, cuya correlación con la densidad de población es muy e
levada. Es
evidente que la conveniencia y la utilidad de una carretera está en función del número
de usuarios y
que, una vez construida, ésta tiene un efecto multiplicador del desarrollo, aceler
ando las
comunicaciones, facilitando los intercambios, permitiendo la constitución de un me
rcado más amplio.
La explicación de las diferencias de precio de artículos de primera necesidad, en so
ciedades
primitivas, concierne en gran parte a la dificultad de transporte debida a la pr
ecariedad de las
comunicaciones.
El crecimiento de las ciudades también se relaciona con la demografía debido a la
especialización de funciones y desarrollo de actividades. En la actualidad, estas
ventajas están
probablemente en crisis debido a las progresivamente más evidentes deseconomías de esc
ala que
generan las grandes metrópolis, pero para las economías esencialmente rurales de las
que nos
ocupamos aquí el discurso es totalmente diferente. Es evidente que el sustento de
una población
numerosa concentrada, no directamente dedicada a la producción del alimento que co
nsume, implica
la creación de excedente agrícola por parte de la población rural, y que cuanto más abun
dante sea
ésta, mayores son los recursos disponibles. En efecto, el crecimiento precoz de la
s ciudades de
Mesopotamia, de la India septentrional o de China está en función de la elevada pobl
ación, permitida
por la fertilidad del suelo y una agricultura muy productiva. Boserup hizo una o
riginal interpretación
poniendo orden a la cadena causal: el crecimiento demográfico impulsa la intensifi
cación agrícola,
aunque no es tanto el nivel de producción per capita (tanto más elevado cuanto más int
ensiva es la
agricultura) lo que permite la creación del plus de recursos necesario para el nac
imiento dela ciudad,
sino la densidad de la población, y por lo tanto, el factor multiplicador del plus
per capita. En otras
palabras, la población más numerosa alrededor de una ciudad implica una producción más g
rande y
un mayor plus con el que alimentar a una población urbana acrecentada.
Las relaciones entre división de trabajo, economías de escala y dimensiones demográfic
as
se intuyen fácilmente y la historia ofrece muchos ejemplos. Es menos demostrable l
a hipótesis que
procede del encadenamiento lógico siguiente. Cuando la escasez de recursos es un d
ato, el
desarrollo está en función de lo que Kuznets llama conocimiento experimentado . Los crea
dores
de nuevos conocimientos (inventores, innovadores...) se cuentan, haciendo una hi
pótesis restrictiva,
proporcionalmente a la población total. Pero probablemente la creación de nuevos con
ocimientos se
ve favorecida por factores de escala (la existencia de escuelas, universidades,
academias, que
multiplican la eficiencia del conocimiento adquirido y las ocasiones de adquirir
nuevos
conocimientos) y, por tanto, disfruta de rendimientos crecientes al crecer la po
blación. Por esta vía,
ceteris paribus, el incremento de población provoca un aumento de producto per cap
ita. Kuznets
confesaba honestamente que se trata de un argumento azaroso.
7. ¿Rendimientos crecientes o decrecientes?
La historia de los últimos diez mil años enseña que la humanidad ha conseguido multipl
icar su propio
número por 1000 y al mismo tiempo, ha aumentado los recursos a disposición de cada i
ndividuo.
Defensores de la ineluctabilidad de los rendimientos decrecientes:
Consideran que esto ha ocurrido porque los límites de los recursos fijos no han si
do alcanzados,
porque:
o
Los recursos se han desplazado (poniendo en cultivo nuevas tierras, poblando nue
vas
tierras, etc.) o porque
o
Los recursos se han utilizado de forma más productiva gracias a innovaciones y
descubrimientos.
Pero ello no excluye el obstáculo que los rendimientos decrecientes ha puesto dura
nte largos
periodos de la historia, ni la asunción de que algunos recursos son limitados e in
sustituibles, y por
tanto, al no existir innovaciones que los sustituyan, no se pueda evitar a la la
rga el advenimiento de
rendimientos decrecientes que en este caso, conducirán al empobrecimiento.
Defensores de los rendimientos crecientes:
Sostiene que no existen razones para considerar inevitable el advenimiento de la
fase de
rendimientos decrecientes.¿Por qué razón, si el hombre ha sido artífice del crecimiento
económico y
social del pasado, un aumento en la población debería comportar una menor tasa de in
cremento de
producción per capita?¿ Por qué un mayor numero de individuos no podrán conseguir lo que
consiguieron poblaciones menos numerosas en el pasado, es decir, aumentar la pro
ducción total y
de este modo no solo satisfacer la población adicional, sino también aumentar la pro
ducción per
capita?

Los eventuales rendimientos decrecientes de los recursos fijos, estarían más que com
pensados por
el rendimiento creciente del intelecto humano y por las condiciones de vida cada
vez mas favorables
producidas por las mayores dimensiones demográficas.

El dilema es indisoluble y la escala temporal tiene una importancia primordial.


Si trasladamos el dilema a la actualidad: el rápido crecimiento demográfico a la lar
ga puede
acompañarse de un desarrollo intenso, pero a medio plazo, comporta una carga gravísi
ma.
Si trasladamos el dilema a la época contemporánea: a largo plazo, el, rápido crecimien
to
demográfico puede verse acompañado de un inesperado desarrollo, pero a medio plazo i
mplica un
peso enorme.
Aquello que es negativo a medio plazo, puede ser positivo a largo plazo.
Tema 4. La demografía contemporánea: hacia el orden y la
eficiencia.
1. De la dispersión a la economía.
Las sociedades del Antiguo Régimen se caracterizaban por la ineficiencia desde el
punto de vista
demográfico. Estas sociedades antiguas eran ineficientes por que para obtener un n
ivel bajo de
crecimiento necesitaban abundante combustible (los nacimientos) y dispersaban un
a enorme
cantidad de la energía producida (los nacidos muertos). Además de por la ineficiencia ,
el antiguo
régimen demográfico se caracterizaba por el desorden demográfico. El alto riesgo de muer
te y la
frecuencia de las catástrofes convertían en inciertos y precarios los proyectos y cálc
ulos a largo
plazo que se fundamentaban en una persona determinada.
Durante los dos últimos siglos nace, se desarrolla y finaliza el ciclo demográfico m
oderno de
Occidente; la población europea se cuadruplica, la esperanza de vida pasa de valor
es
comprendidos entre los 25 y 35 años a los 70-75. El número de hijos por mujer descie
nde de 5 a
menos de 2. Natalidad y mortalidad descienden de valores comprendidos a lo sumo
entre el 30 y el
40 por mil a valores próximos al 10. Esta profunda transformación, que es parte inte
grante de las
transformaciones sociales del último siglo, ha adoptado el nombre de transición demog
ráfica , que
hoy en día se utiliza habitualmente con la locución de revolución industrial . En los país
s en vías de
desarrollo, esta fase no ha casi comenzado, en algunos otros esta en curso y en
otros países ya ha
finalizado, dependiendo del nivel de desarrollo.
En cuanto al espacio estratégico creado por las curvas de isocrecimiento (donde se
representa el
punto de encuentro por la combinación esperanza de vida y nº de hijos por mujer, que
dan lugar a
una misma tasa de crecimiento). Este espacio estaba ocupado por poblaciones que
históricamente
se situaban en un área a lo sumo delimitada por tasas de incremento comprendidas e
ntre el 0 y el
0,5 %, con baja esperanza de vida y elevado número de hijos. En la actualidad este
espacio se ha
dilatado mucho a causa del descenso vertiginoso de la mortalidad en los países en
vías de
desarrollo, que han ocupado, en ausencia de descensos equivalentes de la fecundi
dad, un área
delimitada por curvas de isocrecimiento comprendidas entre el 2 y el 4%.
En los países europeos, por el contrario, la transición de los últimos 200 años no se ha
desarrollado
por explosiones de crecimiento, sino una modificación gradual y en parte paralela
de lamortalidad y
la fecundidad, por lo cual diferentes poblaciones han ocupado un área delimitada,
a lo sumo, por
curvas de isocrecimiento comprendidas entre el 0 y el 1,5 %. Entre 1870 y 1900 l
a distancia entre
natalidad y mortalidad fue máxima; y de 1930 a 1980, el área de incremento es negati
va, debido a
que la fecundidad es inferior al nivel de reemplazo. Vemos que la transición demog
ráfica se presenta
en varias fases.
Modelo abstracto de la mecánica de la transición (fig4.2):
Primero diminuye la mortalidad y después la fecundidad, dando lugar al incremento
anual máximo; al
acelerarse la disminución de la natalidad y suavizarse la mortalidad, ambas curvas
tienden a
juntarse, y el incremento anual se comprime para retornar a niveles bajos. Una v
ez iniciada la
disminución de la natalidad le sigue la de la mortalidad sin interrupciones hasta
alcanzar niveles
finales bajos.
La duración de la transición, velocidad de las curvas y la distancia entre ellas var
ia dependiendo de
cada país. El aumento de la población esta en función de estos parámetros durante la tra
nsición; y la
relación entre la población final y la inicial se llama multiplicador de la transición .
La duración de la transición y los valores de multiplicador son superiores en los país
es en vías de
desarrollo que para los europeos (a excepción de china, objeto de una política draco
niana).
En cuanto a las causas de la transición, el 1º motor del cambio fue la disminución de
la mortalidad en
el S.XVIII, debido a factores exógenos (por ejemplo, menores epidemias), menor car
estía, mejor
organización económica y puesta en marcha de practicas sociales y culturales que dis
minuyeron las
infecciones aumentando la supervivencia. Al disminuir la mortalidad, se aceleró el
crecimiento
aumentando la presión sobre los recursos, que estimuló mecanismo reequilibradores qu
e redujeran
la natalidad (ralentización del matrimonio o control de natalidad). Supuso una ada
ptación
malthusiana, en la que la adecuación de la población a los recursos se produjo media
nte el freno al
crecimiento, desvinculándola de la biología, al someterla al control individual.
En cuanto a las transformaciones sociales, la aparición de la sociedad urbana e in
dustrial aumento el
coste de la crianza, ya que los hijos se incorporaban mas tarde al trabajo, debi
endo invertir mas en
salud, cuidados, educación y bienestar, impidiendo la incorporación de la mujer al t
rabajo, y
restringiendo la fecundidad.
Con el nuevo régimen económico contemporáneo, pocos nacimientos alcanzan a compensar l
as
pocas defunciones; y ya a finales de S.XX ni siquiera se dan los nacimientos req
ueridos para el
equilibrio demográfico.
2. Del desorden al orden: el alargamiento de la vida.
En la 2º mitad del S.XVIII la mortalidad disminuye, la duración de la vida se alarga
y la natural
jerarquía de la muerte, dictada por la edad se estabiliza. Introduce orden en los
procesos vitales,
muy desordenados por el alto componente aleatorio de la mortalidad debido a:
1.
Frecuencia e irregularidad de las crisis de mortalidad que perturbaban el cuerpo
social.
2.
El riesgo de subversión del orden natural y cronológico de la muerte, vinculada a la
edad. La
probabilidad de que un hijo a las puertas de la adolescencia o en plena juventud
muriese
antes que sus padres era muy elevada.
El orden y la regularidad son aspectos esenciales para el desarrollo, ya que cre
an
condiciones para elevar el nivel técnico e intelectual, que posibilita el crecimie
nto demográfico.
El primer aspecto de la transición de la mortalidad, está relacionado con la disminu
ción de la
intensidad y frecuencia de las crisis de mortalidad, es decir, de los aumentos r
epentinos de ésta,
respecto al nivel normal de mortalidad, de duración limitada. Bajo la denominación g
enérica de
crisis se esconden episodios muy heterogéneos: catástrofes relacionadas con la destruc
ción
ocasionada por las guerras, carestías, epidemias recurrentes o episódicas.. Esta dis
minución es la
responsable de la progresiva contracción del campo de variación en los niveles de mo
rtalidad. Esta
atenuación de las crisis de mortalidad en el siglo XVIII y con el advenimiento del
XIX está bien
documentada en Inglaterra, Francia, España e Italia. Durante del S.XIX se añade el c
ontrol sobre las
enfermedades infecciosas (vacunación viruela) debido a la identificación de agentes
patógenos
causantes. Aun así el progreso fue laborioso, ya que en el S.XIX todavía afectaron d
uramente tanto
las epidemias como las guerras (mundiales y civiles de la Unión Soviética y España), l
as
deportaciones masivas y el holocausto.
La reducción de la mortalidad puede analizarse desde dos ángulos:
1.
Disminución de los riesgos de defunción que proporciona un alargamiento de la espera
nza
de vida, sobretodo en el ámbito infantil, debido a los mayores cuidados proporcion
ados y a
los obstáculos puestos a la difusión de enfermedades infecciosas.
2.
Alargamiento de la vida debida a la disminución de las causas de muerte. La mayor
contribución proviene del control de las enfermedades infecciosas.
La verificación de estas modalidades de disminución de la mortalidad ha sido realiza
da por Caselli.
Los resultados, para dos países (Inglaterra e Italia) con una historia social muy
diferente, son muy
parecidos. Aproximadamente los 2/3 del avance de esperanza de vida se deben, en
ambos casos, al
control de las enfermedades infecciosas (sarampión, escarlatina, difteria...), a l
as enfermedades
intestinales (diarrea, gastroenteritis). Por otra parte, también, los 2/3 aproxima
damente del
alargamiento de la esperanza de vida son imputables a la disminución de la mortali
dad en los
primeros 15 años de vida.
La transición de la mortalidad en los países desarrollados fue relativamente lenta.
Los avances se
acumularon con rapidez creciente en el tiempo hasta mediados del siglo XX. Entre
1750 y 1850,
Inglaterra, Francia y Suecia avanzaron, en promedio, menos de un mes de esperanz
a de vida por
año de calendario. Estos tres países, más Holanda y USA, avanzaron 2 meses por año entre
18501859
y 1880. Por consiguiente, la transición no ha finalizado, aunque ha ralentizado su
paso después
del periodo de máximo progreso (1930-1950), durante el cual los desastres de la se
gunda guerra
mundial no impidieron la difusión de los éxitos de la farmacología de las décadas de 193
0-40.
El retroceso de la mortalidad fue paralelo al progreso económico y social incluyen
do la difusión de
los recursos materiales, técnicos y culturales que favorecen la supervivencia. De
hecho los
culturales y sociales predominan en la primera fase de la transición; los económicos
, en la segunda
fase, y los médicos y científicos en la ultima fase.
Entre la esperanza de vida y el PIB per capita, se describe una relación a largo p
lazo entre
esperanza de vida y bienestar material: al crecer la producción per capita aparece
n primero avances
rápidos en la esperanza de vida, que van decreciendo en fases posteriores. Es deci
r, los
incrementos de riqueza producen escasos avances en la esperanza de vida, demostr
ando que más
allá de cierto nivel de bienestar, la disponibilidad de bienes no tiene prácticament
e influencia en la
supervivencia. En cambio las ganancias en esperanza de vida son debidas a los pr
ogresos
inmateriales de cambio en los modos de vida individuales o a los progresos científ
icos.
La mera acumulación de producción, evaluada por el PIB, ha dejado de ejercer su func
ión, al menos
en esta fase histórica. En la primera fase de la transición, por el contrario, los i
ncrementos de
producción se reflejaron en importantes aumentos de la supervivencia, y es obvio:
más comida,
mejor vestido, mejores casa y mayores cuidados médicos tienen efectos notables en
aquellos que
están desnutridos, mal vestidos, peor alojados y se confían a la naturaleza o la pro
videncia en caso
de enfermedad. Los efectos, por el contrario, son exiguos o apenas influyen (cua
ndo no son
negativos, en el caso de hiperalimentación o deterioro medioambiental) en el caso
de que los
incrementos de producción se realicen en poblaciones que ya son prósperas.
3. De la alta a la baja fecundidad.
La disminución de la fecundad se ha producido de forma gradual y diferenciada en s
us
manifestaciones territoriales, al igual que la transición de la mortalidad. Los fa
ctores que determinan
la producción de hijos son especialmente una combinación de biológicos (que determinan e
l
intervalo entre partos) y sociales (que determinan la amplitud del periodo repro
ductivo dedicado a la
reproducción: edad de matrimonio y proporción de los que se casan). Pero la contribu
ción decisiva a
la disminución de la natalidad ha sido el control voluntario de los nacimientos, q
ue es más eficiente
que el retraso del matrimonio o la lactancia materna.
Vemos cotas de menor nupcialidad en países como Suiza, Bélgica, Suecia y Noruega; y
mayores en
Rumania o Bulgaria. La nupcialidad es eficaz en el control, pero no es lo sufici
entemente flexible
como para modelar la natalidad. Los comienzos en el control aparecen en Francia
y en áreas
restringidas, a finales del XVIII y se difunde por toda Europa muy rápidamente, po
r toda Europa
durante la segunda mitad del siglo XIX, con algunas zonas, rurales y periféricas q
ue se ven inmersas
en la transformación sólo hacia mediados del siglo XX..
Los gráficos (4.6) dan cuenta de la transformación de la fecundidad europea, de medi
ados del siglo
XIX hasta después e la segunda guerra mundial. Presentan curvas de isofecundidad don
de se
combina la fecundidad legitima (resume la intensidad de la fecundidad femenina en
el matrimonio.
La difusión en el control de nacimientos se manifiesta en su descenso continuo) y
la nupcialidad
(supone la proporción de mujeres en edad fecunda y casadas) dando lugar al índice de
fecundidad
general .
Los gráficos ilustran la progresiva disminución de la fecundidad general en los países
europeos. En
1870 se da una elevada nupcialidad y elevada fecundidad legitima; la posterior d
isminución se da por
la disminución de la legítima debida a la difusión de la contracepción.
A largo plazo vemos como han evolucionado en el tiempo los indicadores de produc
ción de
nacimientos. El mejor indicador es el DF (nº medio de hijos por mujer). De niveles
máximos de 5
hijos en mujeres nacidas en 1850, se pasa a 2 hijos en mujeres nacidas en 1950.
a principios de los
60, la fecundidad es inferior al nivel de reemplazo; de hecho, son numerosas las
que solo han tenido
un hijo o ninguno. Incluso países que provienen del régimen socialista como Rusia o
Japón
presentan índices de fecundidad preocupantes.
Otra relación es la del PIB. El crecimiento de éste se acompaña, en un 1º fase, de dismi
nuciones en
la fecundidad; posteriormente, los incrementos de PIB se acompañan de reducciones
de la
fecundidad menores, hasta ser casi nulas. El aumento del bienestar secunda la di
fusión del control
voluntario, pero la actual indiferenciación es un indicio de que otras motivacione
s complejas
gobiernan las decisiones de las parejas.
En el estudio de esta transformación social y económica encontramos algunas excepcio
nes
importantes a remarcar y tener en cuenta:
a.
La disminución de la fecundidad se inicia en un país rural como Francia, y no en uno
más
rico y avanzado como Inglaterra inmerso en plena revolución industrial;
b.
El ritmo de disminución de la fecundidad se explica con valores sociales y económico
s;
c.
Factores culturales más sutiles prevalecen sobre la acción de los factores de bienes
tar.
No obstante ninguna población ha resistido la alta fecundidad a la difusión del bien
estar y a la
disminución de la mortalidad; y la transición demográfica es parte integrante de la tr
ansformación de
la sociedad.
4. La emigración europea : un fenómeno irrepetible.
Las grandes emigraciones han permitido aligerar la presión demográfica de Europa. Lo
s resortes de
la emigración son:
-
Económicos: por que la revolución industrial y el progreso técnico aumentan la
productividad y convierten en excedente a masas de trabajadores.
-
Demográficos: por que la transición implica una multiplicación demográfica,
empeorando los problemas económicos. La disponibilidad de tierra y espacio en
América, y la demanda de trabajo creó las condiciones para estas emigraciones.
Entre 1846 y 1932, se calcula que partieron a ultramar 18 millones de personas d
esde Gran
Bretaña e Irlanda, 11 millones desde Italia, 6,5 desde España y Portugal, etc. Este
flujo deemigrantes se dirige hacia Estados Unidos, Argentina y Uruguay, Canadá, Br
asil, Áustralia y Nueva
Zelanda y Cuba. En conjunto, la emigración ha tenido ciertamente consecuencias dem
ográficas
positivas: ha permitido utilizar el recursos trabajo allí donde éste era más productiv
o, acrecentando
los recursos en el conjunto del sistema, tanto en Europa como en ultramar.
Hemos dicho y mostrado que dicha emigración tiene sus raíces en la aceleración del cre
cimiento
durante el siglo XIX y en la formación de excedentes demográficos no absorbidos por
el sistema
económico. En la existencia de tierras y capitales en América, junto con la vigorosa
demanda de
población y mano de obra; en las diferencias entre rentas y salarios locales compa
rados con los de
ultramar; y, al mismo tiempo, en el actual encogimiento del mundo debido al menor
coste y a la
mayor velocidad de los transportes. Pero para comprender mejor las razones del g
igantesco trasiego
demográfico, este diagnóstico ha de articularse más. Particularmente, tres fenómenos com
plejos han
de relacionarse entre sí:
1.
El aumento de la población rural, la disponibilidad de tierras y la productividad
en la
agricultura: en el S.XVIII en todos los países europeos (excepto Inglaterra inmers
a en la
industrialización) la gran parte de la población se ocupaba en la agricultura. Esta
proporción
baja velozmente. La expansión demográfica acrecienta la demanda de alimentos, satisf
echa
principalmente con el aumento de la tierra cultivada. Hay una nueva tierra en el
norte de
Europa; en otros lugares se va eliminando el periodo de reposo para la renovación
de la
fertilidad de los campos, pero la productividad de la tierra se mantiene baja. L
a escasez de
tierra, junto con el bajo dinamismo de su productividad, habría impuesto nuevos lími
tes
malthusianos al crecimiento demográfico de no haberse multiplicado desmesuradamente
la
tierra cultivada fuera de Europa. Los bajos costes en la producción en las áreas de
nueva
instalación y el descenso de los costes del transporte marítimo supone la base de la
caída
de precios que pondrá en crisis a las campiñas europeas a partir de los años setenta d
el
siglo Xix. Por último, si la productividad de la tierra es poco dinámica, la introdu
cción del
capital en el campo y la mecanización acrecientan la productividad del trabajo. Gr
andes
masas de campesinos, con poca tierra pero con creciente productividad del trabaj
o, implican
un fuerte aumento de excedentes de mano de obra, a menudo desplazada de activida
des y
formas de vida tradicionales, repentinamente puestas en crisis, Aumentan los can
didatos a la
emigración.
2.
La dinámica de la población de las campiñas: donde el control de la fecundidad se difu
nde
con sensible retraso respecto a las áreas urbanas determinando una aceleración más
intensa del crecimiento natural durante el periodo de transición. En algunos casos
(tal como
ocurrió en muchos países en vías de desarrollo), las primeras fases de la transición y l
a
mejora de las condiciones sanitarias que la acompañan llegaron a determinar un aum
ento,
en vez de una disminución, de la fecundidad.
3.
El desarrollo de actividades no agrarias: hablamos de la rapidez con que en Euro
pa se crean
actividades laborales en sectores no agrícolas, permitiendo salidas alternativas a
l campo.
Este fenómeno esta relacionado con el grado de evolución industrial, que junto al de
sarrollo
de las actividades urbanas determina la salida de los excedentes agrícolas.
Los países donde la agricultura disminuye o se estanca en el S.XIX, tiene baja emi
gración, y por el
contrario, los países donde crece la ocupación rural tienen una intensa emigración: la
oleada
migratoria disminuye cuando los excedentes del campo se vuelven menos importante
s. Un buen
indicador del cambio es la relación industria manufacturera y la agrícola: cuando lo
s primeros
superan a los segundos, el empuje migratorio se debilita y el sector moderno abs
orbe los excedentes
agrarios.
Por otro lado, la globalización de la economía tiende a ampliar las desigualdades ec
onómicas,
acentuando las diferencias de renta entre países ricos y pobres, reforzando los im
pulsos migratorios.
Sostiene el crecimiento llevando las poblaciones pobres hacia niveles de bienest
ar, y al alcanzarlos,
el coste de la emigración crece, reduciendo la propensión a emigrar.
5. Los resultados de la transición.
La transición y los fenómenos migratorios dejan a Europa profundamente cambiada en s
u estructura
y dinámica. El caso italiano es típico de este continente y tiene un valor más general
.
Se da una reducción de la intensidad de los fenómenos demográficos, mientras que la es
peranza de
vida se multiplica, provocando un enorme aumento de la supervivencia. Las implic
aciones a estos
cambios son evidentes.
En el mundo occidental la regulación matrimonial ha ejercido una influencia reduci
da en el conjunto
de los intensos cambios. Disminuye la fecundidad pero aumenta la utilización del e
spacio
reproductivo (al disminuir la edad de tener los hijos). Así, en el régimen moderno,
cuando el último
hijo alcanza la edad adulta, los padres son aun jóvenes, al contrario que en regímen
es más antiguos.
La disminución de la fecundidad es responsable de las menores dimensiones familiar
es.
La disminución de la natalidad provocó la reducción de clases mas jóvenes, y la ampliación
de las
ancianas, determinando el proceso de envejecimiento demográfico . Pero mas interesant
e la
proyección en el tiempo de lo que habría sucedido si la mortalidad y la fecundidad h
ubieran
permanecido sin cambios, alcanzando el estado de estabilidad. Las consecuencias
hubieran
implicado graves trastornos, ya que con la mortalidad y la fecundidad mantenidas
nos encontramos
ante una tasa de crecimiento negativa, sufriendo un envejecimiento aun mas grave
.
Estos procesos del mundo desarrollado también tienen un precio, ya que si las pobl
aciones actuales
somos mas económicas y mas eficientes, también no s vemos sometidos a nuevos element
os de
vulnerabilidad: los riesgos de desorden son mas escasos pero convierten en mas v
ulnerables a
quienes los sufren; las estructuras familiares son mas minúsculas, haciéndose mas frág
iles a la
perdida de miembros; y el envejecimiento es un gran lastre, que genera costosas
e insostenibles
deseconomías.
6.
Sobre las relaciones entre crecimiento demográfico y crecimiento
económico. Consideraciones teóricas.
Con la llegada de la revolución Industrial, la introducción de las maquinas, la mult
iplicación de
energía y la expansión del comercio, los términos de la ecuación población, trabajo y tier
ra cambian
rápidamente. El aumento de la población ya no genera, al aumentar la demanda, la ele
vación de los
precios y la disminución de los salarios. A partir del siglo XIX la expansión demográf
ica de Europa,
aunque genera ciertamente desequilibrios dolorosos, se produce en presencia de p
recios
decrecientes y de salarios crecientes; el laborioso equilibrio entre población y t
ierra se debilita y se
rompe, y el crecimiento demográfico y el crecimiento económico, en vez de ser antago
nistas, se
sostienen el uno al otro. Pero ésta no es más que la imagen general, y ya se intuye
que la de
precisar los contornos y el sentido de las relaciones entre economía y población es
una empresa aún
más difícil. De buena gana acepto adoptar, con este propósito, el punto de vista de Sc
humpeter,
quien asignaba un papel secundario, de trasfondo o de m arco, a la población en el
proceso del
desarrollo económico, pormarco, a la población en el proceso del desarrollo económico,
porque el
impulso fundamental que acciona el motor del capitalismo y lo mantiene en movimi
ento proviene de
los nuevos bienes de consumo, de los nuevos medios de producción o de transporte,
de los nuevos
mercados, de las nuevas formas de organización que crean las empresas capitalistas .

El problema se puede reducir a los rendimientos de los factores de producción y si


éstos son
tendencialmente crecientes o decrecientes. Las economías ya no son monosectoriales
y agrícolas, la
dependencia de la disponibilidad de tierra se ha ido atenuando, pero se acrecien
ta la dependencia
de la disponibilidad de otros recursos naturales, también relacionados con la tier
ra, como el carbón,
el hiero y otros minerales. La finitud de estos recursos aún no se ha revelado, debi
do a la
unificación de mercados, la explotación de nuevos continentes, la sustituibilidad en
tre materias
primas y el progreso técnico. La escasez de tierra no se ha hecho sentir no sólo por
la explotación
del continente americano sino también, debido al fuerte aumento de la productivida
d agrícola. Pero
el temor al agotamiento de las reservas que nos ha acompañado en el pasado, no ha
sucedido,
aunque es verdad que la escasez de recursos puede obstaculizar el desarrollo. Co
mo ejemplo,
vemos que una unidad de energía contribuye hoy a la formación de una cantidad de pro
ducción tres
veces mayor que en el pasado. En la actualidad la explotación de nuevos países, favo
recida por los
bajos costes de transporte has suspendido la tendencia a los rendimientos decrec
ientes.
Pero cuando estudiamos las relaciones a largo plazo entre el desarrollo demográfic
o y económico,
vemos que entre 1820 y 1994, la población se ha multiplicado, pero también lo ha hec
ho la
producción per capita (indicador del bienestar individual). Esto nos muestra que e
l crecimiento
demográfico ha ejercido una acción de freno bastante modesta, hasta el punto de que,
a primera
vista, parecería más aceptable la opinión opuesta: la que considera que ha reforzado e
l crecimiento
económico.
Los factores que han contribuido a acelerar el desarrollo y a explicar los rendi
mientos crecientes de
cada individuo son:
1.
Factores estrictamente demográficos:
a.
La disminución de la mortalidad, que han conducido a un aumento en la duración de
la vida y a la eficiencia de la población.
b.
La correspondencia de la mortalidad a un orden jerárquico-cronológico, eliminando
la aleatoriedad de la supervivencia. Lo que ha permitido comportamientos vincula
dos
a una racionalidad a más largo plazo, ciertamente funcional respecto al desarrollo
.
c.
La disminución de la natalidad ha reducido la energía y los recursos en la crianza d
e
la prole, acrecentando su empleo en actividades productivas (trabajo femenino).
d.
La estructura por edades, se ha modificado en el sentido favorable a las edades
más
productivas, favoreciendo la relación entre la población que produce renta y la
económicamente inactiva.
Estos factores han actuado, probablemente, en el sentido de un crecimiento de la
eficiencia media de la población en el periodo de tiempo considerado. El que estos
progresos puedan repetirse en el fututo es imposible, como veremos seguidamente:
la bajísima fecundidad de las últimas décadas, el intenso envejecimiento y el
agotamiento de los efectos beneficiosos de la disminución de la mortalidad
conducen a considerar que se ha llegado a una etapa de inflexión que, si acaso,
introduce un ciclo decreciente en la eficiencia de la población, considerando
naturalmente sólo las variables demográficas.
2.
Factores de escala y de magnitud en general:
Numerosos estudios han confirmado la existencia de avances netos en la eficienci
a y la
productividad en sectores específicos de la industria como consecuencia de la ampl
iación de
mercado. Naturalmente, los factores de escala no se derivan únicamente del crecimi
ento
demográfico, sino también del aumento de las dimensiones de la economía y la mayor
integración entre los mercados. Pero a pesar de estas limitaciones, la contribución
de la
demografía a las economías de escala debe de haber sido significativa.
La abolición de las barreras comerciales internacionales y la creciente integración
de las
economías (globalización) constituyen un factor sustitutivo de la expansión demográfica
en la
adquisición de economías de escala.
El crecimiento demográfico conlleva perspectivas de ampliación de mercado; los
empresarios asumen nuevas iniciativas, activando las inversiones y generando des
arrollo.
3.
Shock de conocimientos y progreso técnico:
El progreso del conocimiento experimental se produce porque existen individuos con
ingenio
que crean nuevos conocimientos contribuyendo significativamente al desarrollo económ
ico.
Emitiendo una hipótesis restrictiva, estos creadores se cuentan en proporción a la pob
lación,
sin embargo, la creación de nuevos conocimientos se ve favorecida por factores de
escala (por
ejemplo, el número de instituciones de investigación y científicas; la densidad de con
tactos entre
investigadores...) y por tanto, ceteris paribus, presentaría rendimientos crecient
es. Así, Kuznets,
sostiene que no se puede compensar completamente un menor número de creadores
potenciales o instituciones, por unas mayores inversiones en educación e investiga
ción. Si por
consíguete, la producción de conocimientos se ve favorecida por factores de escala a
l aumentar
las dimensiones demográficas, éstas contribuyen significativamente al desarrollo eco
nómico.
Es posible, entonces, que a lo largo de los dos últimos siglos el crecimiento demo
gráfico ha sido más
un incentivo que un obstáculo al crecimiento económico. Por razones teóricas podemos s
uponer que
las próximas décadas la recesión y el envejecimiento demográfico pueden tener efectos op
uestos.
Sin embargo, la cuantificación de los efectos positivos del pasado y de los negati
vos del futuro son
mucho más difíciles de evaluar.
7.
Sobre las relaciones entre crecimiento demográfico y crecimiento
económico. Observaciones empíricas.
La incertidumbre acerca de la intensidad y el sentido de las relaciones entre ec
onomía y población
no impide, sin embargo, observar su evolución respectiva durante los últimos dos sig
los, que
indican una vigorosa expansión tanto de la producción global como de la producción per
cápita.
La producción global, se expresa por el PIB y refleja el valor de la producción de l
os bienes y
servicios, excluyendo las transacciones con el extranjero, y se expresa en preci
os constantes. A la
hora de estudiar estas variables a nivel histórico, reconocemos la inexactitud de
las
reconstrucciones, debido a la inadecuación de la documentación estadística y los probl
emas de la
conversión a precios constantes y moneda uniforme. Los resultados deben ser tomado
s con
cautela.
El caso del Reino Unido es el que se conoce mejor: En un periodo de dos siglos (
1775-1994) se
muestran las principales características agregadas de la evolución moderna. éstas, ese
ncialmente,
son las siguientes:
o
El aumento sustancial de la población, que se multiplica por 5 en el curso del per
iodo
considerado.
o
Una disminución muy considerable, durante el último siglo, de la dedicación media al
trabajo por individuo activo ocupado.
o
Un rápido aumento de la producción per cápita, por 10, y una aumento aún mayor de
la producción por hora de trabajo, o productividad.
La evolución demográfica provocó un gran aumento de la población y la actividad; la evol
ución
social liberó una importante fracción del tiempo de trabajo y la evolución económica mul
tiplicó el
rendimiento del trabajo.
A pesar de algunas similitudes en la evolución de fondo, los resultados de los dif
erentes países, en
diferentes periodos, son muy variables. Así, el incremento anual medio en los países
no europeos
de inmigración es mayor que en los europeos; pero no faltan excepciones como Franc
ia (con un
incremento mínimo) y Holanda (con uno máximo). Es significativa la diferencia de los
incrementos
del PIB per capita y de la productividad per capita, ya que a pequeñas diferencias
entre ellos, las
diferencias en valores absolutos resultan enormes.
La experiencia de largo plazo de los países ricos no permite atribuir un papel esp
ecífico al
crecimiento de la población en la determinación del éxito económico. Esto no implica aus
encia de
relación, sino, ausencia de relaciones explicitas, al ser oscurecidas por los efec
tos trastornadores
de otros fenómenos (la relativa disponibilidad de recursos, la época de inicio del p
roceso de
crecimiento moderno o los cambios institucionales). El mismo crecimiento demográfi
co puede
haber tenido efectos expansivos o depresivos sobre la producción per capita, con i
nfluencia
variable según las circunstancias.
Los grandes ciclos de la era moderna son los que arrojan mas luz sobre las relac
iones entre
población y economía, como ejemplos: Gran Bretaña 1860- 1913, la ralentización demográfica
entre las dos guerras o la crisis de los 30 debida a la misma causa. En Europa e
l ciclo sucedió:
expansión antes de la 1º GM, estancamiento entre las dos guerras, fuerte recuperación
siguiente y
nueva ralentización, pero hay que tener en cuenta los significativos factores demo
gráficos:
1.
La estructura geo-demográfica europea y sus consecuencias para la organización espac
ial
político- económica indirectamente relacionada con factores de escala:
Antes de la 1º GM había 5 países (Gran Bretaña, Francia, Alemania, Austria-Hungría e Itali
a)
que dominaban el escenario europeo, al contener más de las ¾ partes de la población to
tal. El
resto de la población estaba repartida entre una docena de pequeños países más España, de
dimensión intermedia. Después de la 1ºGM y el tratado de Versalles el nivel de fragmen
tación
aumenta (22 estados) y los grandes estados pasaban de 5 a 4 con el desmembramien
to del
Imperio austro-húngaro. El nivel de fragmentación continental aumentaba, fenómeno agra
vado
por la erección de barreras políticas frente a los intercambios de personas y bienes
. Tras la 2º
GM se incrementa la parcelación. Esta separación se deshace entre 1989- 1990, la uni
ficación
de Alemania y el desmembramiento de la Unión Soviética.
Los aspectos demográficos han eliminado obstáculos para la movilidad y han ubicado m
ejor
los recursos humanos; han transformado las economías de escala enlazadas con las
dimensiones de los mercados y el espacio económico.
2.
El crecimiento de las grandes áreas urbanas, y particularmente de las grandes ciud
ades,
catalizadoras del desarrollo:
Estas requieren grandes inversiones en construcciones e infraestructuras de alta
tecnología.
Fuera de Europa las tendencias han sido parecidas: alto crecimiento urbano antes
de la 1º GM
y posterior ralentización.
3.
La movilidad y las emigraciones miden la capacidad de un sistema para la eficaz
redistribución
de los recursos humanos: la historia europea se puede dividir en tres periodos:
a.
Restricciones a la inmigración en los países transoceánicos de destino. Periodo de
gran redistribución, donde se dieron grandes migraciones europeas.
b.
Entre las dos guerras se cierra los destinos extraeuropeos y la compartimentación
del
continente. El mercado de trabajo se restringe y fragmenta.
c.
Tras la 2º GM se agota la emigración extraeuropea por la redistribución en Europa
introduciéndose nuevas políticas restrictivas a la inmigración.
Conclusiones: en los dos últimos siglos el crecimiento demográfico no ha impedido el
desarrollo económico, sino que por el contrario lo ha favorecido. Los países que han
tenido mayor
desarrollo también han alcanzado posiciones relevantes. Bajo un aspecto geo político
, lo que más
importa es la dimensión global de la economía.
Tema 5. Las poblaciones de los países pobres.
1. Una fase extraordinaria.
Cuando finaliza el ciclo de crecimiento de las poblaciones ricas, las pobres ini
cian uno
completamente extraordinario e irrepetible. Este ciclo se describe por las áridas
cifras de crecimiento
demográfico de aquellos países a los que actualmente se llama menos desarrollados . Hoy
en día
se han multiplicado vigorosamente, experimentado una expansión igual a la de los p
aíses ricos tras
la revolución industrial. La excepcionalidad es la rapidez de la aceleración demográfi
ca. En
contraposición, el mundo rico ha aumentado a una velocidad equivalente a la mitad
del último medio
siglo en la mitad pobre. Razones de esta divergencia:
a.
Mundo rico: transición demográfica lenta por el descenso gradual de la mortalidad y
la
natalidad. El carácter gradual es consecuencia de la acumulación de conocimientos médi
cos
que a partir de finales del siglo XVIII permitieron poner bajo control las patol
ogías
infeccionas.
b.
Mundo pobre: niveles de mortalidad elevados hasta hace poco. A partir de años 40-
50 los
conocimientos de los ricos se han ido transfiriendo rápidamente provocando, en poc
o
tiempo, la disminución de la mortalidad. La natalidad disminuye a menor velocidad.
El mundo pobre se articula en sociedades muy diferentes en cuanto a condiciones
ambientales,
organización y cultura, y esta diversidad repercute en el recorrido demográfico de l
as poblaciones
correspondientes. La transición demográfica se produce en un tiempo más corto y con ri
tmos más
rápidos en relación a la evolución del mundo rico.
La diferencia entre las poblaciones más desarrollados y las menos es enorme actual
mente (19952000)
en cuanto: esperanza de vida (las primeras es de 75 años y la de las segundas de 6
3;, número
de hijos ( 1,6 en las primeras y 3,1 en las segundas) y tasa de crecimiento (16.
9 por mil de las
pobres frente a 3,4 por mil de las ricas). Al inicio de la transición de las pobre
s, la mortalidad
correspondía a la de las europeas del S.XIX, aunque no así, con la fecundidad que co
nstituía una
cifra muy superior. La razón de esta diferencia es el vigor con que los europeos a
ccionaron el freno
maltusiano de la nupcialidad, edad elevada al matrimonio y elevada soltería; estos
frenos no son
utilizados por los pobres.
Aparecen disparidades muy evidentes dentro del mundo pobre en el que conviven la
s poblaciones
africanas (con una transición apenas comenzada) y la china (con una transición casi
concluida). El
número de hijos por mujer y la esperanza de vida eran casi iguales en 1950-55, per
o los valores
correspondientes, cuarenta y cinco años después, eran de 5,1 y 1,8 hijos, y de 51 y
70 años de
esperanza de vida, respectivamente. En las diversas áreas continentales, y más aun,
en las
diversas poblaciones que las componen, existe un abanico de situaciones intermed
ias entre ambos
extremos.
Las fig. 5.2 y 5.3 de este tema merecen un análisis: Corresponden a 1950-55 y 1995
-00
respectivamente, situando a cada país en un espacio por su esperanza de vida y nº de
hijos. Las
diferencias son evidentes:
-
el espacio ocupado por el 1º periodo es más compacto (menor variabilidad en fecundid
ad y
mortalidad. Casi todas ocupan el espacio de isocrecimiento del 2%. En 2º periodo o
cupa el
0, 1 y 2%, signo evidente del avanzado proceso de transición. También coexisten
posiciones extremas (Etiopia, Argentina, China).
La confirmación de la instauración del proceso viene dado por: en el primer periodo
la fecundidad es
elevada (no control voluntario) independiente de la mortalidad. Pero la mortalid
ad había
descendidazo desde la transferencia de los conocimientos y técnicas modernas. En e
l 2º periodo
existe una neta relación negativa entre la esperanza y el número de hijos, menor mor
talidad y
fecundidad reducida, debido al bienestar material y el aumento de la supervivenc
ia hace innecesaria
las descendencias elevadas.
2. Las condiciones de la supervivencia.
No existiría desarrollo sin disminución de la mortalidad, y sin que el desorden ceda
el paso al orden
jerárquico-cronológico de la supervivencia y de la muerte. La reducción de la mortalid
ad infantil y
juvenil constituye condición de la reducción de la fecundidad y del paso de un régimen
de dispendio
a uno de economía demográfica. Acerca de la disminución de la mortalidad es necesario en
tender
por qué se ha producido de modos diferentes en las diversas poblaciones pobres, qu
e en conjunto
han aumentado su esperanza de vida en las últimas tres décadas del siglo XX a un rit
mo medio de 6
meses por año de calendario. Pero estos avances se han acumulado e velocidades dif
erentes en las
diversas áreas: 4 meses por año de calendario en África, 8 meses en China, y con difer
encias aún
más amplias cuando se desciende a detalles territoriales más minuciosos.
Los progresos de las supervivencias pasan, en primer lugar, por la reducción de la
mortalidad infantil
durante los primeros años de vida. Las Naciones Unidas consideran que las probabil
idades de un
recién nacido de morir antes de su quinto cumpleaños equivalían a un 90 por mil en 199
0-95, en el
conjunto de países menos desarrollados, pero con enormes diferencias: el 145 por m
il en África, un
48 en A. Latina y un 44 en Asia oriental. La reducción de la mortalidad infantil e
n las distintas áreas
al nivel de China y de los demás países de Asia oriental, comportaría una ganancia de
esperanza devida de 6 años en África y de 3 en Asia meridional, así, la eliminación de l
as diferencias en la
supervivencia infantil eliminaría gran parte de las diferencias en la esperanza de
vida entre las
diferentes áreas. Es objetivo prioritario ya que refleja la reducción de la mortalid
ad general, favorece
la modernización del comportamiento reproductivo y provoca una mejora de la salud
a una edad
crucial para el desarrollo psicofísico y eficiencia en los supervivientes.
Los elevados niveles de mortalidad de la infancia tienen causas diferentes y com
plejas, desde las
enfermedades infecciosas típicas de la primera infancia (sarampión, difteria, tétanos.
..), a la elevada
incidencia de diarreas y gastroenteritis vinculadas a condiciones higiénicas preca
rias; a la difusión de
la malnutrición y a su sinergia con la pobreza y los procesos infecciosos, y a la
presencia de la
malaria en vastas regiones. Para todo ello, naturalmente, existen remedios como
son: los programas
de vacunación, las mejoras de higiene y ambiente, la desinfección, los programas de
integración
alimentaria o el apoyo a la lactancia materna. Para todo hay remedio a condición d
e que se tengan
los recursos materiales, los conocimientos técnicos y la conciencia colectiva e in
dividual, es decir:
cultura y desarrollo.
La complejidad de las causas de la elevada mortalidad infantil dificulta los pro
gramas de
intervención, cuando se debe pasar de una mortalidad intermedia a una baja, parecida
a la de los
países desarrollados. Trabajamos con el indicador más sintético: la esperanza de vida
(eo) en
relación al PIB per cápita. La evolución llevada ha sido: un aumento importante de la
esperanza de
vida al pasar de niveles bajos de PIB a niveles más elevados, pero el aumento se a
tenúa al
producirse un incremento progresivo de la renta. Es decir, el crecimiento del bi
enestar material tiene
efectos progresivamente menores sobre el alargamiento de la esperanza de vida. U
na primera fase
corresponde a un progreso por la introducción de tecnologías: antibióticos, desinfecta
ciones con
DDT, vacunas.
Los progresos ulteriores en la supervivencia no han sido tan fáciles de obtener. E
n los 70´s, como
consecuencia de la ralentización en la disminución de la mortalidad, aparecieron críti
cas en los
países pobres al envío de programas sanitarios, que tendían a reproducir los modelos d
el mundo
rico, y que, por tanto, se basaban enel desarrollo de centros hospitalarios, clíni
cas y centros de
enseñanza relativamente sofisticados y caros. A menudo estos sistemas se revelan i
ncapaces de
llegar a toda la población y, aunque sen eficientes en el diagnóstico y en el tratam
iento, resultan
inermes frente a las causas. A finales de los años setenta los organismos internac
ionales dedicados
a la salud (OMS y UNICEF) emprenden una estrategia (PHC, Primary Health) que imp
lica la
participación activa de las comunidades y se basa en el personal paramédico (más fácil d
e formar),
que utiliza tecnologías simples pero eficaces. Una estrategia dirigida a difundir
técnicas no
sofisticadas aunque eficaces, y a desarrollar los conocimientos individuales y c
omunitarios que
fundamentan los comportamientos indispensables para la reducción de la mortalidad.
Desgraciadamente, estas estrategias, aunque en teoría están adaptadas a la realidad
en la que
deben aplicarse, son muy difíciles de implementar porque deben incidir en una gran
variedad de
sectores de la vida social.
Cuando analizamos la relación teórica entre el PIB y la esperanza de vida, se puede
observar cómo
algunos países se sitúan muy por encima de la curva trazada por esta relación. Tienen
una
esperanza de vida más larga de la que se les podría asignar, en abstracto, según su ni
vel de
bienestar. Otros países se sitúan netamente por debajo, es decir, presentan una espe
ranza de vida
muy inferior a la esperada. Nigeria, por ejemplo, con el mismo PIB per cápita de B
angladesh, tiene
una esperanza de vida de 11 años más baja, mientras la de Indonesia es 5 años menor qu
e la de la
mucho más pobre China. Estas disparidades tan notables son la prueba de que la acu
mulación de
bienes materiales, por sí sola, no garantiza el progreso sanitario, y no únicamente
a causa de su
desigual distribución entre la población. A menudo son la conciencia y el conocimien
to a escala
comunitaria, familiar e individual los que faltan: Éstos no surgen necesariamente
con el desarrollo
económico. Constituyen herencias culturales con raíces profundas o la consecuencia d
e acciones
sociales y políticas deliberadas. El desarrollo de la instrucción, y particularmente
de la instrucción
femenina (debido al papel determinante en la educación del niño, la higiene doméstica,
la
preparación de comida) está considerado como una condición necesaria para el progreso
sanitario.
El hecho de que algunos países islámicos presenten aún niveles de mortalidad elevados
se ha
relacionado con la situación de subordinación y con la falta de instrucción de la muje
r.
Además, los países que han tenido un éxito particular en la lucha contra la muerte son
también
aquellos en los que las directrices políticas han permitido encauzar recursos huma
nos y económicos
adecuados al sector sanitario. Los casos de China y de Sri Lanka, de Cuba y Cost
a Rica
(políticamente diferentes), países que han movilizado energías considerables en esta d
irección,
muestran que una baja mortalidad está al alcance incluso de las poblaciones más pobr
es.
La alta mortalidad y la alta incidencia de enfermedades generan una pérdida de años
de vida, y para
los que sobreviven, una disminución de los años vividos con buena salud. La buena sa
lud es un
requisito para el desarrollo físico, técnico e intelectual, para forjar planes de fu
turo y para adoptar
formas de control de la reproducción. Para poder comprobar los progresos se combin
an mediciones
de supervivencia y de incidencia de las enfermedades. Los indicadores de supervi
vencia nos dan
una vista parcial de la situación: la medicina puede permitir la prolongación de una
existencia que se
ha vuelto miserable por falta de una alimentación adecuada, de una higiene element
al y por la
presencia de minoraciones que producen incapacidad. Una significativa mejora de
nuestros
conocimientos al respecto es el cálculo, en una población determinada, de los años de
vida en buena
salud perdidos por causa de muerte prematura o por discapacidades producidas por
enfermedades y
accidentes. En la práctica, se calculan dos cantidades:
1.
El número de años de vida obtenidos (para cada defunción) por la diferencia entre la
edad de la muerte y la correspondiente esperanza de vida, a dicha edad, en una
población con baja mortalidad.
2.
El número de años de vida en buena salud perdidos a consecuencia de enfermedades y
accidentes, estimados como diferencia entre la edad al comenzar la enfermedad y
la
edad al producirse su remisión (o la muerte).
El valor utilizado para expresar los años perdidos es: DALY (disability- adjusted
life years).
La mayor incidencia esta en África Subsahariana, y la menor en las poblaciones de
elevada renta del
pacifico occidental (Japón). Las desigualdades entre regiones son muy acentuadas y
ocultan
diferencias aun más relevantes entre países y grupos sociales.

3. Breve geografía de la fecundidad.


La fecundidad de los países pobres no ha permanecido inmóvil, sino que los síntomas de
la difusión
del control de la natalidad se han multiplicado, llegando a convivir regiones co
n modelos
procreadores y tradicionales y otros mas parecidos a los modelos del mundo desar
rollado.
Lo vemos en los cambios observados en los últimos 50 años en los países pobres. La sen
sibledisminución es atribuible al extraordinario caso de China; en cambio, en África
ha disminuido nada o
casi nada donde el control voluntario es poco practicado. En la India también ha h
abido disminución.
En general, la situación recuerda a la del mundo occidental principios de este sig
lo.
La disminución de la fecundidad se ha acentuado en los últimos años. Hasta en el África
subsahariana el control de la natalidad se difunde con rapidez, y ya es común en A
sia y América
latina.
El nivel de fecundidad, expresado por el nº medio de hijos por mujer, esta determi
nado por factores
biológicos (intervalo entre partos, duración LM, frecuencia de relaciones sexuales,
mortalidad
intrautero) que determinan la fecundidad natural; otros factores que determinan
la edad de acceso a
la reproducción, como la edad del matrimonio y el celibato definitivo; o la incide
ncia del control
voluntario.
La edad al 1º matrimonio antes era mucho mas baja, ya que prácticamente nadie quedab
a excluido
del matrimonio; esta situación dista mucho de la actual occidental. Y uno de los m
otivos son los
procesos de cambio en curso, como la presencia femenina en el mercado de trabajo
y el aumento de
la instrucción.
Sin embargo, aunque participe en la contención de la fecundidad, el freno maltusia
no no puede
determinar su reducción más allá de ciertos límites. El freno decisivo a la fecundidad e
s el
interpuesto por el control voluntario de los nacimientos. Así, una contracepción cer
cana al 70 %
implica niveles bajos de fecundidad, tal como sucede en los países ricos.
Un estudio realizado por el Banco Mundial, mostraba que uno de los factores, el
de duración de la
LM (que se ha reducido) contribuyo en un sentido contrario a la reducción, al prov
ocar acortamiento
de los intervalos entre partos, comportando un aumento del nº de hijos. Todos los
otros factores
contribuyeron a su reducción: 1º el aumento de la contracepción, seguido del aumento d
e la edad de
matrimonio y la mayor incidencia de abortos.
Cuando relacionamos el PIN per capita y el ISF en los países pobres, vemos que el
modo de
evolución es muy parecido al de los países ricos: al crecer el nivel de renta, la fe
cundidad disminuye,
con reducciones progresivamente menores. Esta claro que esto es una simplificación
máxima de una
situación no homogénea. Así, hay países que se desvían notablemente de la relación renta -
fecundidad como Filipinas o Venezuela (fecundidad > renta) y al contrario, China
o Tailandia
(fecundidad < renta). La vía de desarrollo, trazada muy próxima por el PIB per capit
a, esta
acompañado por recorridos diferenciados de la fecundidad. Un 1º indicio lo encontram
os en la
estrecha relación entre el analfabetismo y la fecundidad en los 80´s.
4.
Las condiciones y las perspectivas de disminución de la
fecundidad. Las políticas demográficas.
En las últimas décadas frente al rápido incremento de las poblaciones pobres, los inve
stigadores y
expertos han debatido las condiciones que determinan la elevada fecundidad y de
los factores que
provocan su disminución, necesarios para modelar la alta tasa de crecimiento. En l
as páginas
precedentes hemos discutido los factores mecánicos de la fecundidad, seccionándola en
sus
componentes biológicos y sociales. Hemos visto que un aumento de la edad al matrim
onio y
principalmente la difusión del control de los nacimientos son los instrumentos de
la disminución de la
fecundidad. Pero la necesaria intervención de los programas reproductivos nos hace
necesaria la
comprensión de qué factores determinan la demanda de hijos por los padres y qué factores
pueden
modificar esta demanda que parece muy elevada en países pobres.
En primer lugar la conservación y supervivencia es un valor innato en la especie.
La fecundidad debe
compensar la mortalidad (cuando una es elevada la otra también debe serlo). Por lo
que la
disminución de la mortalidad es condición esencial para la disminución de la fecundida
d. Aunque en
los países pobres ha disminuido la mortalidad y no la fecundidad, ¿qué es lo que la ma
ntiene tan
elevada? ¿Por qué la demanda de hijos por parte de los padres es aún tan sostenida:
o
Un primer elemento consiste en el bajo coste de crianza de hijos; en áreas rurales
y en
ciertas condiciones, los hijos pueden constituir una fuente de ingresos netos pa
ra los padres.
El trabajo infantil y juvenil compensa los costes sostenidos por la familia que,
de cualquier
modo, en las economías pobres no son elevados.
o
En segundo lugar, en muchos contextos sociales, los padres consideran a los hijo
s como
garantía de ayuda económica y material, además de afectiva, para la vejez.
o
En tercer lugar, el contexto actual, en muchos casos, requiere un gran número de h
ijos:
como vehículo de afirmación de la familia; como instrumento de integración entre
generaciones sucesivas, y como manifestación de adhesión a principios religiosos
fundamentales.
o
Finalmente, la ignorancia de los métodos de control de los nacimientos, la no disp
onibilidad
de contraceptivos y a inadecuación de las estructuras médico-sanitarias pueden compo
rtar,
aunque haya una propensión reproductiva contenida, una elevada fecundidad o un
frecuente recurso al aborto.
El aumento del coste de la crianza de los hijos también se considera un factor deter
minante de la
reducción de la fecundidad. Este se produce, por ejemplo, cuando aumentan los nive
les de
instrucción de las mujeres, las cuales están así menos dispuestas a renunciar a los in
gresos de una
actividad profesional en favor de la actividad doméstica de crianza de los niños, cu
ando aumenta la
escolaridad en la infancia, hecho que retarda el inicio de una actividad laboral
de los hijos, y cuando
crece el bienestar, el cual comporta a su vez la necesidad de mayores inversiones
en los hijos. Con
la creación de mecanismos institucionales de protección social disminuye también el re
curso a los
hijos como sustentadores de los padres ancianos y desaparece lentamente otro de
los incentivos de
la elevada fecundidad
Finalmente, una política de apoyo a la planificación familiar, la abolición de eventua
les prohibiciones
legislativas, la difusión del conocimiento de métodos y técnicas, la accesibilidad eco
nómica y la
aceptabilidad psicológica de los métodos contraceptivos son otros elementos que tien
den a favorecer
la disminución de la natalidad.
Por si solo ninguno de estos factores determina la transición entre niveles altos
y bajos de
fecundidad o una parte significativa de ésta, pero la mezcla de modificaciones nec
esarias es difícil de
determinar porque depende de numerosas facetas de la sociedad en cuestión. Los ele
mentos
indicados anteriormente implican el progreso médico y sanitario, el desarrollo eco
nómico, el cambio
social, es decir, se deben tocar todas las teclas del completo fenómeno del desarr
ollo. Sin embargo,
algunas intervenciones son más simples o circunscritas que otras y pueden ser objeto má
fácilmente de políticas activas. La planificación familiar, por ejemplo, constituye de
sde la década de
1950, un área preferente de intervención. Por otra parte, sin una red adecuada de se
rvicios es difícil
que disminuya la fecundidad. Pero la aceptabilidad política de las intervenciones en
esta área, que
hoy se da por supuesta, no se ha producido en un día. Durante los años cincuenta y s
esenta estas
intervenciones eran combatidas en gran parte del mundo pobre. Cada sistema polític
o e ideológico
respondía de una manera diferente:
o
Sistemas de tipo socialista: se sostenía que el desarrollo económico comportaría la
adecuación espontánea del crecimiento demográfico;
o
Fuertes ideologías nacionalistas: las políticas favorables al control de los nacimie
ntos se
presentaban como un atentado al reforzamiento, también numérico, de la entidad nacio
nal.
o
Países dominados por integrismos religiosos: contrarios por motivos morales;
o
La cooperación por parte de los países ricos (USA en particular), se consideraba com
o una
forma sutil de intervención del imperialismo capitalista.
¿Cuáles han sido los resultados de las políticas demográficas?
Hay que dejar aparte a China (por su política coercitiva). Una posición muy extendid
a sostiene que
una parte relevante de la elevada fecundidad de los países pobres se al hecho de q
ue una gran
proporción de las mujeres que desearían limitar su fecundidad son incapaces de hacer
lo, o bien
porque no conocen las técnicas anticonceptivas, o bien porque estas técnicas no están
disponibles o
son excesivamente caras. Haciendo más asequible la anticoncepción se acelera la dism
inución de la
fecundidad. El papel que desempeña la planificación familiar puede verse en la figur
a 5.10. En ella
aparecen clasificados 88 países pobles segun la reducción media de la fecundiad (ISF
), entre 1960 y
1990, en función de dos variables:
a)
Un índice de desarrollo.
b)
Un índice del esfuerzo llevado a cabo en el tema de la planificación familiar.
Los resultados van en la dirección que cabría esperar:
o
La mayor disminución de la fecundidad se ha producido en los países donde los índices
de
fecundidad y mortalidad son altos o medios.
o
La fecundidad se ha mantenido alta en los países poco desarrollados y con programa
s
débiles.
En cambio resulta menos fácil prever el hecho de que el descenso haya sido mínimo en
países en
los países con alto nivel de desarrollo, pero con carencia de programas de planifi
cación. El desarrollo
sin programas adecuados ralentiza el declive de la fecundidad, mientras que su a
cción combinada lo
acelera. Los intentos llevados a cabo para medir el efecto neto de los programas s
obre el declive
de la fecundidad están plagados de dificultados, y los resultados varían mucho debio
a que tal
contribución, según ciertos análisis, sería casi nula, mientras que, según otros, se aprox
imaría a la
mitad.
Los defensores menos sofisticados del punto de vista que acabamos de ilustrar ob
servan que la
incidencia de la anticoncepción es baja cuando la fecundidad es alta, y viceversa.
De esto se
deduciría que todas las políticas que aumentan la oferta de anticonceptivos estimula
n también su
uso y determinan un consiguiente descenso de la fecundidad.
Un punto de vista distinto, y opuesto al ya comentado (que llamaré oferta ), subraya
los aspectos de
la demanda , donde por demanda se entienden los hijos deseados por sus progenitores
. En
términos generales la teoría sostiene que la fecundidad viene determinada por las as
piraciones de la
mujer y la pareja. Por eso, las poblaciones con alta demanda, tendrán una elevada
fecundidad apesar de la planificación y la oferta anticonceptiva (África subsaharian
a y países islámicos). Del
mismo modo una baja demanda, corresponderá a una baja fecundad incluso en ausencia
de
planificación familiar (coitus interruptus a disposición de cualquiera). Lo que dete
rmina el nivel de la
fecundidad son los deseos, motivaciones y expectativas: cuando estos cambian, ca
mbia también la
fecundidad. Se puede concluir que:
o
Existe correlación inversa entre fecundidad e incidencia de anticoncepción, al igual
que entre
fecundidad deseada e incidencia de contracepción.
o
Estricta correlación entre fecundidad efectiva y fecundidad deseada, cuando la pri
mera es
alta, la segunda también lo es.
Síntesis:
1.
Fecundidad viene determinada por motivaciones y deseos.
2.
La anticoncepción es un medio eficaz para controlar la fecundidad pero su disponib
ilidad
tiene poca influencia sobre la fecundidad efectiva y no reduce la proporción de fe
cundidad no
deseada;
3.
Las políticas dirigidas a reducir la fecundidad deben actuar, ante todo, en el fre
nte de la
demanda de hijos, incidiendo en las tendencias, motivaciones y deseos de las parej
as.
El debate ha sido bastante útil para situar las políticas sobre bases correctas. Es
evidente que no se
pueden introducir tipologías reproductoras de prole reducida sólo mediante políticas d
e planificación
familiar. Paul Demey ha identificado cuatro factores importantes para determinar
el descenso de la
fecundidad:
a.
Los costes soportados por los padres para criar y educar al os hijos.
b.
El coste de oportunidad de los hijos para los padres.
c.
La contribución que el trabajo de los hijos proporciona al presupuesto familiar.
d.
La contribución de los hijos a la seguridad económica de los padres que llegan a la
vejez.
De todo ello se deriva que las políticas que favorecen la reducción de la fecundidad
son las que
inciden en:
o
Incentivar la responsabilidad de los padres en la educación de los hijos (por ejem
plo,
mediante la participación en gastos escolares y sanitarios).
o
Alentar a la mujer a entrar en el mercado laboral;
o
Reforzar la enseñanza obligatoria de niños y prohibir su trabajo;
o
Desarrollar planes de protección a la vejez.
Su asociación con programas bien estructurados para la planificación familiar y la s
alud reproductora
de madres e hijos, con fácil acceso a la anticoncepción, puede acelerar la transición
hacia una baja
fecundidad.
5. India y China.
A mediados de la década de 1980, casi todos los gobiernos del mundo declaraban ofi
cialmente que
mantenían, de manera más o menos concreta, políticas de planificación familiar. Detrás de
esto hay
historias de éxitos y fracasos que pueden ser representadas por las vicisitudes de
India y China que,
reunidas, albergan el 38% de la población mundial y la mitad de la de los países en
vías de
desarrollo.
En China, entre la década 1950-60 y 1990-2000, la natalidad se ha reducido en un 7
1%, mientras
que en la India se ha reducido un 44%. Actualmente la fecundidad en China es inf
erior al nivel de
reemplazo y, si se mantuviese, llevaría a la disminución demográfica; la de la India,
con un ISF de
1,5 unidades más elevado, implica una tasa de crecimiento considerable.
Este desarrollo diferenciado no se podría entender sin una referencia a las política
s demográficas
adoptadas por estos dos grandes países y sin una evaluación de sus resultados.
India:
La ralentización demográfica ha sido uno de los objetivos primordiales del gobierno
india desde
1952. En esos momentos sus éxitos fueron modestos y la fecundidad disminuye muy po
co debido al
escaso compromiso presupuestario, a la gestión discontinua de los programas y la d
ificultad de
aplicarlos en una sociedad con múltiples religiones, lenguas y costumbres. En 1970
el uso de
contracepción es muy bajo, con la esterilización como método predominante.
En 1976 Indira Ghandi acelera estos programas. Con la declaración del 16 de abril
de 1976 el
gobierno establecía una serie de medidas y alentaba, de hecho, a las cámaras legisla
tivas de los
diferentes estados a establecer disposiciones que convirtiesen en obligatoria la
esterilización
después del tercer hijo. Esta orientación coercitiva levantó una oleada de violenta op
osición, que
estuvo entre las causas que determinaron la derrota de Indira Ghandi al año siguie
nte. Al volver al
gobierno I.Ghandi en 1980, intensifica y acelera la política demográfica. El séptimo p
lan quinquenal
(1986-90) tenía como objetivo alcanzar una fecundidad de reemplazo en el año 2000, o
bjetivo
probablemente poco realista que implicaría, en la década de 1990, un descenso de la
fecundidad
análogo al verificado en China, en circunstancias del todo excepcionales y tal vez
irrepetibles,
durante los años setenta. El plan preveía mayores recursos para la planificación, ince
ntivos
monetarios, aumento de la esterilización y difusión de la espiral (DIU), además de otr
os métodos
contraceptivos convencionales y su integración a los servicios de maternidad y de
la infancia.
Pero a pesar de décadas de experiencia, el gobierno indio no ha sido capaz de orga
nizar un
programa de control de la natalidad con una supervisión adecuada. La agencia gener
al responsable
en los diversos periodos promovió métodos anticonceptivos progresivamente más diversif
icados y
experimentó estructuras organizativas diferentes. Al principio, cuando los anticon
ceptivos modernos
no se habían difundido todavía en el mundo, existían esperanzas, pronto frustradas, de
que la
continencia periódica pudiese reducir la natalidad. Ni la continencia, ni la espir
al, ni los
anticonceptivos orales han sido aceptados. El único programa con éxito fue la esteri
lización con una
importante aceleración en 1976-77, pero el programa fue de nuevo suspendido tras l
a derrota de
Ghandi. Hasta los últimos años no ha sido relanzado vigorosamente.
La década de 1980 habría tenido que marcar el nacimiento de una nueva estrategia, ce
ntrada no
solamente en el sostén de la planificación familiar, sino también en la aceleración de a
quellos
aspectos del desarrollo económico y social que inciden sobre la disminución de la fe
cundidad:
aumento de la edad de matrimonio, mejora del status de la mujer, estímulo de la in
strucción, mejora
de la supervivencia infantil, lucha contra la pobreza y formas de previsión de la
vejez pero con
escaso seguimiento y escasos efectos a causa del predominante papel de los burócra
tas
(burocratización y centralización) en detrimento de la acción de los especialistas.
En años más recientes el gobierno ha seguido políticas más flexibles y diversificadas, t
anto
intentando difundir el conocimiento y el uso de una amplia variedad de métodos de
planificación
familiar, como eliminando los objetivos cuantitativos asignados a los programas
mismos en los
distintos distritos, a fin de eliminar los temores a políticas coercitivas.
Con una población que los primeros resultados del censo del año 2001 han calculado e
n 1.027
millones y con un crecimiento del 1,7% anual (1995-2000), el Gobierno indio está m
uy preocupado
por el futuro demográfico del país. Recientemente el Gobierno ha ofrecido incentivos
a las parejas
que deciden no tener más de 2 hijos. Más exactamente, los incentivos se refieren a l
as parejas que
viven por debajo de la línea de pobreza, que retrasan el matrimonio hasta después de
la edad legal
de 21 años, que no tienen más de 2 hijos o en las que uno de los componentes ha sido
esterilizado
tras el nacimiento del segundo hijo. El Gobierno indio, consciente de la feroz o
posición popular ante
las políticas coercitivas, declara que la nueva política demográfica rechaza la coerción
y se basará
en el consenso informado y sobre principios democráticos .
China:
La acción del Gobierno en China ha sido muy distinta. En 1949 Mao declara positiva
que China
tenga una numerosa población, añadiendo que los problemas creados por su incremento
se
solucionarían en la producción: ...Revolución más producción pueden resolver el problema d
alimentar a la población. Una vez consolidada la Revolución y con el censo de 1953, c
omienzan a
emerger preocupaciones, que se consolidaron en el discurso de Zhou Enlai en 1956
sobre la
adopción de medidas en favor del control de nacimientos.
1º campaña de control de nacimientos: que debía constituir una red de asistencia, prod
ucir
anticonceptivos y crear un clima de receptividad. Pero el cambio de dirección acae
cido con el
ambicioso programa económico-social del Gran Salto Adelante (1958-59), y el entusias
mo y la
confianza ciega con la que se perseguían gigantescos objetivos productivos, no ent
onaban con la
prudencia en el campo demográfico. El programa sufrió una brusca paralización, aunque
después
del fracaso del GSA , las malas cosechas, la grave carestía y la altísima mortalidad de
l periodo 5961,
se lazó una nueva segunda campaña.
2º campaña: incluye la creación de un departamento de planificación familiar, que incor
pora
la espiral y propugna el retraso del matrimonio, se suspende con la Revolución cul
tural;
3º campaña: (1971) basada en tres principios: retraso del matrimonio, mayor interva
lo entre
nacimientos y menor número de hijos. El indudable éxito conseguido en la década de 197
0 se basa
en el sistema de cuotas programadas de nacimientos. Basándose en este sistema, el
gobierno chino
empezó a establecer objetivos numéricos anuales de la tasa de incremento natural de
la población
en cada provincia. Las autoridades provinciales y de distrito, a su vez, transfo
rmaban el valor de la
tasa de incremento natural asignado a éstas en una cuota programada de nacimientos
, procediendo
más tarde a distribuirla entre los distritos y los cantones de su jurisdicción. Este
proceso se repetía
en sentido descendiente hasta alcanzar la brigada de producción o su equivalente u
rbano. Entre los
métodos anticonceptivos, la espiral era utilizada por la mitad de las parejas que
practicaban la
contracepción, y la esterilización por casi una tercera parte. También estaba muy difu
ndido el aborto,
que se obtenía rápida y gratuitamente, y sin necesidad de contar con el consentimien
to del marido.
Con la muerte de Mao los objetivos demográficos se convierten en más explícitos y ambi
ciosos. Hua
Guofeng en la V Asamblea Nacional del Pueblo (1979), se afirma que importante re
ducción del
incremento demográfico era una de las condiciones esenciales para el éxito de las 4
modernizaciones : agricultura, defensa, industria y ciencia y tecnología. El objetiv
o final era no
superar los 1.200 millones en el año 2000. A partir de 1979 se impone la limitación
de nacimientos a
un solo hijo por pareja, estableciendo excepciones para las minorías étnicas, las re
giones fronterizas,
las parejas en situación particular, etc. Más tarde se establecieron toda una serie
de incentivos y
desincentivos para alcanzar este difícil objetivo. Los beneficios consistían en comp
lementos
salariales y de pensión, mejores viviendas, cuidados médicos gratuitos, preferencia
para los hijos en
la escuela, etc. Se instituyeron penalizaciones (recortes salariales, supresión de
privilegios,...) para
quienes no colaboraban, dando a luz un segundo o lo que es peor un tercer hijo.
La política del hijo único ha sido fomentada, en la última década, con intensidad y seve
ridad
variables, sin embargo en los últimos años los programas han recobrado vigor: Esto s
e deba también
al aumento de mujeres en edad reproductiva, nacidas de la recuperación de natalida
d tras la
catástrofe del GSA . Por otra parte, la resistencia y la protesta, a la que se le nie
ga uno de los
derechos humanos fundamentales, presiona para una suavización de la coerción.
Los objetivos oficiales de 1.200 millones en el año 2000 no se han podido alcanzar
(el límite ha sido
con posterioridad oficialmente elevado a 1.300 millones). Hay muchos ejemplos de
un relajamiento
en los vínculos de la política demográfica durante los 80´s, como la extensión del derecho
de las
parejas a tener un segundo hijo en las zonas rurales, si el primogénito era una niña
, o por otras
razones particulares. La disminución de la fecundidad se detuvo en la primera part
e de los años
ochenta y hasta se ha invertido. El desmantelamiento de las comunidades colectiv
as, que era un
instrumento esencial de las políticas de planificación familiar, provocó una erosión del
poder de los
cuadros dirigentes y la disgregación del sistema de incentivos y desincentivos sob
re el que se
apoyaba el control político.
Pese a ello, en 1990 la dirección China refuerza la aplicación del compromiso de un ún
ico hijo,
dejando la legislación sin cambios, pero reforzando su aplicación. En la actualidad,
la baja natalidad
ha sido alcanzada de manera estable y su política coercitiva se desmantela gradual
mente. En la
base del gradual abandono de la vieja política hay dos elementos:

Las preferencias de las parejas se orientan hacia un número de hijos muy reducido;

La bajísima fecundidad esta produciendo una profunda alteración de la estructura por


edad,
debilitando los mecanismos de solidaridad de la población anciana.
A pesar de las grandes dificultades la política China ha logrado objetivos muy sup
eriores a los de
India debido a:

La transformación social china y la reducción de la mortalidad más rápida y eficiente.


El sistema político chino, en el que la autoridad del grupo dirigente del Partido
Comunista se
transmite a todos los niveles de la jerarquía administrativa, ha permitido poner e
n práctica
rápidamente las directivas políticas, facilitada por la capacidad de propaganda y
adoctrinamiento.
Red de distribución y asistencia más densa y eficaz, que ha utilizado diferentes med
ios de
control de los nacimientos, incluyendo el aborto.
Es una sociedad más receptiva a las razones de la reducción de la fecundidad.
Las pirámides de edad de China e India muestran que en 1950 la forma de las dos pi
rámides es
similar y China tiene una población más numerosa. En 2025 China será menos numerosa gr
acias al
intenso descenso de la natalidad a partir de 1970. Solo en las clases ancianas d
e China superan a la
india. Entre 1950 y 2025 la población India se habrá multiplicado por 4 y China por
menos de 3.
6. Fertilia y Esterilia.
ESTERILIA: ciudad principal, costera, centro de intercambios y tráfico marítimo con
países próximos.
Clases comerciantes. Liberalización del comercio y planificación de nacimientos.
Desarrollo demográfico: El porcentaje de jóvenes va disminuyendo progresivamente. La
proporción
de ancianos aumenta más rápidamente que en Fertilia.
Desarrollo económico: el control de nacimientos conduce a un número de niños en edad e
scolar
constante. Ello permite mejorar la educación mediante fondos públicos. Al mercado de
trabajo salen
menos número de jóvenes pero mas preparados. Familias más pequeñas con emancipación de la
mujer, permitiendo ahorro de recursos en las familias. A mayor ahorro, más capacid
ad de inversión,
modernización de infraestructuras, mayor productividad agrícola y creación de nuevas a
ctividades.
Disminución del índice de dependencia, refuerzo del desarrollo. El menor crecimiento
demográfico, la
menor urbanización y las mejoras agrícolas, le convierte en país exportador neto de pr
oductos
alimentarios y una dinámica industria manufacturera. Aumenta la renta per capita,
el producto
nacional bruto y el bienestar.
FERTILIA: interior, sin salida al mar, etnia y cultura tradicionalmente homogénea,
dominada
políticamente por grandes propietarios de tierras, escasos contactos con el extran
jero. Fecundidad
no controlada y mortalidad elevada que ya había disminuido. Coalición de latifundist
as. Gobierno
tradicionalista, influido por grupos religiosos integristas, con población más aisla
da y menos expuesta
a contactos e intercambios. Las parejas pueden decidir el número de hijos; no hay
políticas activas
de apoyo a la planificación familiar y el control de los nacimientos tiene una dif
usión muy lenta.
Desarrollo demográfico: El porcentaje de jóvenes desciende mucho más lentamente que en
Esterilia
y la tasa de incremento es todavía elevada.
Desarrollo económico: el crecimiento ha llevado a cuadriplicar la población en edad
activa
determinando una subocupación agrícola; corrientes migratorias hacia la capital. Gra
ndes
dimensiones familiares, con escasos recursos económicos, escaso ahorro. Escasos re
cursos
públicos que no permiten extender infraestructuras y servicios. Número de niños en eda
d escolar
triplicado. Disminución en la instrucción. Escaso desarrollo de agricultura y gran u
rbanización, más
pocas inversiones y poco desarrollo de industrias manufactureras, le convierten
en importador neto
de alimentos y acumulador de gran deuda externa. Acreciento de pobres marginados
y analfabetos.
La idea de Fertilia y Esterilia se debe a J.E. Meade (1967). Diagnósticos de este
tipo han sido
moneda corriente en las últimas décadas, desde que, después de la última guerra, el ritm
o de
incremento de la población de los países en vías de desarrollo haya aumentado enormeme
nte,
convirtiendo la aceleración demográfica en uno de los temas principales de la época co
ntemporánea.
La comparación entre Fertilia y Esterilia, además, sirve para ilustrar los recorrido
s demográficos que
han seguido los países más pobres en las últimas décadas o los que podrían seguir en los p
róximos
años.
El diagnostico expuesto, si bien es convincente en su lógica, lo es mucho menos po
r las relaciones
que implica o da por supuestas.

La primera relación consiste en el hecho de que una población que crece rápidamente,
conlleva rendimientos decrecientes de trabajo y de producción, determinando la diso
lución
del capital y provocando empobrecimiento; el menor crecimiento sitúa a Esterilia e
n una
posición favorable.
En segundo lugar, la reducción de las dimensiones familiares como consecuencia del
control
de los nacimientos estimula la formación de ahorro y, por lo tanto, de las inversi
ones: otro
elemento a favor de Esterilla respecto a Fertilia.
La tercera relación implica que la ralentización del crecimiento comporta una mayor
eficiencia de la fuerza de trabajo y, por consiguiente, un crecimiento de la pro
ductividad.
Un cuarto postulado es que los factores de escala vinculados a las dimensiones
demográficas tienen efectos prácticamente nulos, y no producen ninguna ventaja a la
población que crece más rápidamente. Análogamente, el incremento demográfico no tendría
ningún efecto positivo sobre el progreso técnico.
Finalmente, resulta que la capacidad de frenar el incremento demográfico es un ele
mento
determinante del desarrollo. Debería haberse producido, por lo tanto, que en los últ
imos
treinta o cuarenta años, el incremento demográfico y el ritmo de desarrollo económico
se
encontrasen en relación inversa.
Si relacionamos las tasas de crecimiento de la población y del PIB per capita en u
n número de
países pobres (27) vemos que:
..
Crecimiento población PIB per capita de 1970- 1992: contrariamente a periodos anteri
ores,
se comprueba una relación inversa entre las dos variables.
..
Tasa de crecimiento 1950- 1970 vs. 1970- 1992: la relación inversa casi ha desapar
ecido.
..
Crecimiento demográfico- PIB per capita 1950- 1992: emerge débil asociación inversa en
tre
las dos variables.
Estas comparaciones indican que la asociación entre crecimiento demográfico y económic
o esta
oscurecida por algunos factores. Significa que el crecimiento demográfico ha sido
un obstáculo
insuperable para el crecimiento del bienestar. Vemos que los factores que claram
ente actuaban en
Fertilia y en Esterilia, en la realidad han actuado de una forma menos clara.
7. Las razones de una paradoja.
El hecho de que la relación entre crecimiento demográfico desarrollo económico supuest
o en los
casos de Fertilia y Esterilia no se haya verificado ha suscitado muchos debates.
Ello a conducido a
que investigadores examinasen las premisas teóricas sobre las que se basa el model
o y buscasen
las explicaciones a la ausencia de verificación.
Hasta 1984 (Conferencia de Naciones Unidas en México) se había aceptado que el creci
miento
demográfico debía ser frenado, objetivo prioritario, y comenzó a dudarse que entre los
dos
fenómenos (crecimiento de la población y desarrollo económico) mediase una relación univ
oca.
Un crecimiento demográfico rápido (Fertilia) debería ser perjudicial para el desarroll
o económico
debido a una serie de motivos:
1. El stock del capital fijo por trabajador (bienes de capital tales como máquinas
,
infraestructuras, utensilios, edificios): éste tiende a disminuir (diluirse) al au
mentar el número de
personas de la población, tornándose menor la producción per capita. Fertilia, que cre
ce más que
Esterilia, padece esta desventaja, que podría neutralizarse si ésta incrementase su
tasa de inversión
(es decir, la proporción de producto interior bruto destinada a inversión) en detrim
ento de la
proporción de renta destinada al consumo (que está relacionado con el nivel de vida)
. El problema de
los países pobres se agrava debido a que su fuerza de trabajo, en próximas décadas, se
incrementará a niveles mucho más elevados que en los ricos, por lo que para reducir
esta diferencia
deberán elevar la tasa de inversión.
2. Recursos naturales (tierra, agua): cuando escasean se ven afectados por el rápi
do
incremento demográfico y determinan rendimientos decrecientes. La alta densidad de
mográfica
conlleva, alta proporción de sin tierra y fragmentación de la propiedad, rebajando la
productividad y
la renta, y aumentado la pobreza rural y las desigualdades.
3. El capital humano: expresado por la eficiencia (física, técnica) de la población, s
e rige por
reglas parecidas a las del capital fijo. Si bien, al inicio del proceso de trans
ición demográfica, Fertilia
y Esterilia tienen una misma proporción de PIB destinado a inversiones sociales (e
ducación
primordialmente, aunque también sanidad), la divergencia posterior en el increment
o de la población
joven permite que en Esterilla la escolarización pueda difundirse y, eventualmente
, pueda mejorar en
cuanto a su calidad, al mantener invariada la proporción del PIB dedicada a ésta. En
Fertilia no
puede difundirse a menos que la proporción del PIB que se le destina no aumente. E
l aumento de la
instrucción tiene efectos positivos sobre el desarrollo, y este efecto es particul
armente vigoroso en el
paso del analfabetismo a la instrucción primaria.
4. El gasto público: los gastos de alfabetización y sanidad se consideran prioritari
os
absorbiendo una mayor proporción en caso en que una población creciese. Quedarían meno
s
recursos para inversiones del capital fijo (mucho más rentable) y el crecimiento q
uedaría afectado
negativamente.
5. Capacidad de ahorro familiar: el crecimiento demográfico tiene efectos negativo
s sobre
éste y sobre los recursos disponibles para inversión. Así, la renta familiar debe empl
earse
principalmente en las necesidades básicas, dejando apenas algo para el ahorro.
6. La ausencia de efectos positivos de escala al aumentar la población, implica qu
e no se
creen mejores condiciones de utilización de los factores de producción (recursos nat
urales, capital y
trabajo), pasando de una dimensión a otra superior. En este caso, en efecto, una p
oblación que
crezca más rápidamente resultaría por este solo hecho favorecida.
Si las relaciones indicadas se verificasen, deberíamos haber observado una relación
negativa entre
crecimiento demográfico y económico. No ha sido así, debido a la diversidad de situaci
ones en los
países pobres, y a la rapidez de los acontecimientos políticos, económicos y sociales
que han
deformado y alterado los mecanismos. Vemos cómo:
Las inversiones en capital fijo dan una importante contribución al desarrollo de l
os países pobres. Si
el trabajo y la tecnología se mantienen constantes, habría de producirse una disoluc
ión del capital
por trabajador en las poblaciones que crecen velozmente. Sin embargo, muchos paíse
s pobres han
logrado aumentar la proporción del PIB para la inversión. Por lo que el efecto disolu
ción se ha
neutralizado.
En cuanto a los recursos naturales fijos, la expansión de la agricultura ha permit
ido a los países en
desarrollo aumentar su producción agrícola, por efecto del aumento de los rendimient
os ( revolución
verde ) que por el cultivo de nuevas tierras. La introducción de nuevas técnicas ha pe
rmitido la
construcción de infraestructuras y un traslado más fácil de las técnicas.
Estudios recientes dudan que un rápido crecimiento determine una variación del desti
no del gasto
público a favor de inversiones sociales. Una mayor economía en el uso de los recurso
s disponibles
ha permitid mantener los objetivos incluso, en caso de fuerte presión demográfica.
En cuanto a la formación del ahorro principios teóricos y verificaciones empíricas se
oponen a las
suposiciones de que disminuya. Mecanismos que lo neutralizan:

Supone que la intensidad del trabajo adulto no es fija, determinando una intensi
ficación del
trabajo, un aumento de los recursos y que no incide sobre el nivel de ahorro.
En una población que crece rápido, la proporción de jóvenes (que ahorran) es mayor
respecto a los ancianos (que generan ahorro negativo).
El ahorro de las familias en los países pobres proviene de un pequeño nº de familias q
ue son
ricas.
Las verificaciones empíricas no han conducido a resultados significativos, y la in
adecuación de los
datos influye en la ausencia de conclusividad. Sin embargo, investigaciones cons
ideran que el
desarrollo de infraestructuras para el desarrollo son estimuladas por el crecimi
ento de la población.
Igual que el desarrollo de la agricultura y la difusión de la revolución verde habrían
facilitado,
teniendo así, los factores de escala un efecto favorable.
La localización geográfica, características climáticas, accesibilidad y dotaciones natur
ales interactúan
con la demografía y la economía.
Los problemas entre demografía y economía son muy complejos e influidos por las rela
ciones de
causa- efecto poco conocidas e poco estables. La evolución de la ultima década no pu
ede explicarse
mediante un único esquema teórico, además que debemos subrayar, la adaptabilidad de lo
s
comportamientos humanos frente a las constricciones externas. Además el agitado de
sarrollo técnico
modifica y deforma relaciones que se daban muy por ciertas.
Conclusiones de A.C. Kelley: el crecimiento económico en países pobres habría sido mas
rápido
con un crecimiento demográfico mas lento, aunque en algunos países esta influencia p
uede haber
sido mínima o positiva. El efecto mas negativo del incremento demográfico ha sido al
lí donde falta
agua o tierra, donde los derechos de propiedad son mal definidos y donde las polít
icas
gubernamentales son distorsionantes en relación al trabajo.
El impacto más favorable es allí donde los recursos naturales son mas abundantes, do
nde las
posibilidades de economías de escala son mas considerables y donde el mercado y ot
ras
instituciones distribuyen sus recursos de modo eficiente .
Tema 6. El futuro.
1. Población y autorregulación.
La senda de la población mundial hacia el orden y la eficiencia demográfico, desde hac
e dos siglos
nos conduce a un ciclo de crecimiento vertiginoso, casi terminando en el mundo d
esarrollado, pero
en pleno desarrollo en el pobre. Eventos como el descubrimiento de la maquina de
vapor, la 1º G.M.,
aparición del avión como medio de transporte, viajes espaciales .han producido oleadas
de
crecimiento demográfico. La dinámica de la población actual vinculada a una joven estr
uctura de
edades y alta fecundidad, asegura las previsiones de aumento rápido.
Económicamente, los rendimientos decrecientes deterioran el bienestar adquirido, y
a que los
recursos fijos establecen un límite de crecimiento. Existe incompatibilidad entre
crecimiento
demográfico y deterioro ambiental; éste amenaza también bienes fundamentales como salu
d,
relaciones humanas y sociales por la incapacidad de aumentar indefinidamente la
producción y por
la competencia conflictiva de búsqueda de mejores condiciones de vida.
Otros confían en la capacidad de adecuación de la población a su crecimiento numérico.
Supuestamente el progreso técnico favorece la sustituibilidad de materias primas y
la productividad
agrícola. Los mercados señalan con aumentos en los precios la escasez, estimulando e
l progreso y
garantizando la productividad y sustitubilidad. Los costes de actividades no reg
ladas, que degradan
el medio ambiente deberían atribuirse a los responsables; edemas debemos tener en
cuenta que el
bienestar esta creciendo sin interrupción sostenida por el progreso científico y no
existen razones
para pensar que esta tendencia se invierta.
Son dos maneras de pensar que no conducen a modelos Maltusianos confrontando a o
ptimistas y
catastrofistas. La historia del crecimiento de la población se ha enfocado con un
compromiso
permanente entre las fuerzas de constricción y elección:
Constricciones: medio ambiente hostil o amenazado, enfermedades.
Elecciones: estrategias flexibles de matrimonio y reproducción, migración.
Este proceso interactivo ha producido ciclos de crecimiento, estancamiento o reg
resión numérica.
Se trata de un laborioso proceso de adaptación que premia a las poblaciones más flex
ibles y
amoldables y penaliza a las rígidas y frágiles.
2. Los números del futuro.
Las poblaciones actuales tienen una inercia notable y las previsiones demográficas
a varios lustros
de distancia son relativamente plausibles.
La inercia de la población puede medirse de varias maneras. Una de ellas consiste
e la suposición
de que, por ejemplo, a partir de 2000, la población en cuestión adopte una fecundida
d de
reemplazo que, como se sabe, debe llevar a largo plazo a un crecimiento cero (esta
cionariedad),
supóngase también que la mortalidad se mantuviese fija y que los saldos migratorios
equivalgan a
cero. Sin embargo, si esta población tiene una fecundidad elevada con estructura d
e edades joven,
continuara aumentando durante cierto tiempo, ya que los nacimientos serán mayores
que los
fallecimientos. A medida que, progresivamente, entren en la edad reproductiva la
s generaciones
nacidas bajo el nuevo régimen de fecundidad, la masa de nacimientos irá reduciéndose h
asta
aproximarse a la de los muertos. Por ejemplo, según las previsiones de las Nacione
s Unidas, la
población del mundo debería crecer de 6,1 a 9,3 millardos entre 2000 y 2050. Sin emb
argo, si la
fecundidad se fijase en el nivel de reemplazo, en el año 2050 la población rozaría los
7,9 millardos.
Este crecimiento de 1,8 millardos, en vez de los previstos 3,2, es consecuencia
de la actual joven
estructura por edad.
El futuro tendrá que adecuarse a una fuerza de inercia que, por sí sola, llevaría a mu
chas
poblaciones a un considerable crecimiento demográfico. A la sola fuerza de inercia s
e podría
imputar, entre 2000 y 2050, un crecimiento de alrededor de 10% en América del Nort
e, y del 23% en
el Asia oriental, del 42% en América Latina y Asia meridional, y del 50% en África.
En Europa la
inercia daría una disminución dado el fuerte envejecimiento de la población. China, pa
ra
contrarrestar la inercia, ha impuesto la ley de hijo único. A la fuerza de la iner
cia se le une el
dinamismo inherente a la alta fecundidad. Las Naciones Unidas elaboran prevision
es sobre la
evolución mundial obtenidas con la llamada variante media , basada en la hipótesis de l
a evolución
de la fecundidad y la mortalidad estimadas. Resultados:

La población mundial llega a los 7 millardos en 2012, a 8 en 2026 y a 9 millardos


en 2044.
La tasa de incremento de la población mundial, igual al 13,5% en 1995-2000, dismin
uirá
gradualmente hasta el 4,7% en 2045-2050.
Sin embargo, dado el hecho de que la tasa de incremento, de valor decreciente, a
fecta a una
población cada vez más numerosa, los incrementos medios absolutos, equivalentes a 78
millones anuales en 1995-2000, bajarán lentamente hasta 43 millones en 2045-2050.
La meta de 9,3 millardos para la población del año 2050 depende de la efectiva dismi
nución
de la fecundidad que, para el conjunto de la población mundial, debería bajar de un
ISF igual
a 2,82 para 1995-2000 y a un ISF previstito de 2,15 para 2045-2050.
Dado que se prevé que la población de los países desarrollados se mantenga sin
variaciones, todo el aumento de la población mundial entre 2000 y 2050 ha de atrib
uirse al
crecimiento de los países en vías de desarrollo.
Vigorosos cambios geodemográficos : entre 2000 y 2050 el peso de la población de los
países desarrollados bajará del 19,7% al 12,7% de la población mundial. El peso de Eur
opa
bajará, incluso más rápidamente. En el mundo pobre aumentará intensamente el peso de la
población africana, que pasará del 16,3% en 2000 al 24,6% en 2050.
La vertiginosa dinámica demográfica de los últimos 50 años y las de los siguientes 50, t
iene un
efecto muy perturbador en la clasificación de los países más poblados: USA se mantendrá
en el
grupo de cabeza en 2050, confirmando la decadencia de Occidente en la geodemogra
fía del mundo.
En 1959 ningún país africano se encontraba entre los diez primeros, pero en 2050 Nig
eria, Congo y
Etiopia son el grupo de cabeza. India destronará a China del primer lugar. Esta di
versidad
demográfica cambiará las relaciones entre países tradicionalmente relacionados, a vece
s en
armonía, a veces de manera conflictiva.
Bongaarts y Bulatao aportan elaboraciones sobre la contribución que la fecundidad,
mortalidad,
migraciones y estructura por edad tendrán sobre el crecimiento del s.XXI. Los auto
res se han valido
de las previsiones realizadas por el Banco Mundial, según las cuales la población mu
ndial aumentará
de 6,1 millardos en 2000 hasta unos 10 millardos en 2100. Las hipótesis básicas hast
a 2050 son
muy parecidas a las que ha adoptado la organización de las Naciones Unidas; después
de 2050 la
fecundidad se mantendrá en el nivel de reemplazo y la esperanza de vida seguirá aume
ntando. La
población mundial se acercaría al crecimiento cero y a mantenerse estacionaria, a fi
nales del siglo,
tras un crecimiento de 3,8 millardos entre 1959 y 200, uno de 2,8 millardos entr
e 2000 y 2050, y uno
de 1,1, millardos hasta 2100. El crecimiento durante este siglo tendrá su origen e
n varias fuentes:

La estructura por edad inicial, que, como hemos visto, sigue siendo muy joven en
el mundo
en vías de desarrollo.
La fecundidad, todavía superior al reemplazo.
Nuevas reducciones de la mortalidad; las migraciones que sin embargo, para el co
njunto del
mundo, tienen un saldo cero.
La contribución neta de la fecundidad al futuro crecimiento es menor que la de la
mortalidad, y la de
esta última es menor que la contribución del componente de inercia. Comparando ejemp
los
extremos:

Asia oriental (dominada por China): el efecto de la fecundidad, que ahora está baj
o el nivel
de reemplazo, es negativo y la contribución mayor del futuro crecimiento viene dad
a por el
factor de inercia.
África subsahariana: la elevada fecundidad es la responsable del crecimiento futur
o, seguido
por la inercia y la mortalidad, cuya disminución está amenazada por la epidemia de s
ida.
3. La sostenibilidad de la larga supervivencia.
Las previsiones mencionadas tienen un general consenso. Se cree en un buen progr
eso de la
supervivencia mantenida por la decreciente mortalidad anciana. Se cree que las i
nversiones de
tendencias no son probables; que no peligra la supervivencia prolongada con mejo
r estado de salud
y que la distancia entre pobres y ricos esta destinada a reducirse. Según las prev
isiones de las
Naciones Unidas, la esperanza de vida los países desarrollados está destinada a crec
er de 75 a 82
años en el medio siglo entre 2000 y 2050, y de 63 a 75 años en los países menos desarr
ollados.
Siempre según las previsiones de las Naciones Unidas, grandes poblaciones como la
de Japón
debería alcanzar una esperanza de vida de 88 años en 2050, y en muchos países europeos
se
acercaría a los 85 años. Estas previsiones están avaladas por el hecho de que los prog
resos de
supervivencia en países desarrollados han sido constantes. Los conocimientos científ
icos y las
tecnologías de control de enfermedad han progresado rápidamente. Las condiciones básic
as de vida
han mejorado. Vemos que el optimismo esta justificado.
Pero debemos recordar que las previsiones tienen un notable grado de incertidumb
re y que
la sostenibilidad de los progresos en curso está amenazada por factores biológicos,
políticos y
económicos:
3.1 Sostenibilidad biológica:
Nada es inmutable en el mundo de la biología, dado que hay una constante interacción
y adaptación
recíproca entre los humanos, los microbios patógenos (bacterias, virus, protozoos, e
spiroquetas,...),
animales e insectos (portadores o vectores de microbios). Los historiadores han
acumulado muchas
pruebas sobre los cambios de las relaciones entre humanos y patógenos, sobre la ap
arición de
nuevas enfermedades, la transformación de otras y la desaparición de otras más. Peste,
tifus,
viruela, sífilis, tuberculosis, malaria han oscilado, desapareciendo en algunas ar
cas y volviendo a
brotar en otras, con difusión y mortalidad variables. Por las cantidades relativam
ente pequeñas de
ADN o ARN, o de ambos, que poseen, por su rápido crecimiento y por su cantidad inn
umerable, los
microbios patógenos pueden evolucionar y adaptarse muy velozmente. Estos mecanismo
s de
evolución permiten a los microbios adaptarse a nuevas células o especies huéspedes, pr
oducir
nuevas toxinas, evitar o suprimir respuestas inflamatorias o inmunitarias, y desar
rollar resistencias
a los fármacos y anticuerpos. La capacidad de adaptación es necesaria para el éxito co
mpetitivo y la
supervivencia evolutiva de toda forma microbiológica, pero es particularmente cruc
ial para los
microbios patógenos que han de derrotar las defensas de los organismos huéspedes y l
a
competencia de otras formas microbiológicas.
Estas interacciones y las constantes modificaciones comportamentales cambian con
stantemente el
panorama de fondo. En las décadas de 1950 y 1960, en la estela de los éxitos consegu
idos con los
antibióticos y otros fármacos, se empezó a esperar que las patologías infeccionas se pud
ieran
erradicar para siempre. Pero el nacimiento, la desaparición y la reaparición de much
as patologías
son la consecuencia de la evolución biológica de virus y microbios, de la interacción
entre el mundo
animal y el humano, o de la acción (o falta e acción) de la sociedad. Gripe, fiebre
amarilla,
encefalitis, sida, dengue, tularemia, enfermedad de Lyme, fiebre de Lassa, ébola,
caen en alguna de
las categorías señaladas más arriba. Otras enfermedades que en las décadas de 1950y 1960
se
creían derrotadas (como la tuberculosis, la malaria y el cólera) reaparecen al deter
iorarse las
condiciones ambientales, esto puede ocurrir tanto en las periferias urbanas del
mundo desarrollado
como en las áreas rurales del tercer mundo.
3.2 SIDA: sostenible para ricos, insostenible para pobres:
La infección VIH/sida fue identificada en 1961 y definida y bautizada en 1982, per
o en África central
ya estaba en fase epidémica en la década de 1970, y hay rastros de su aparición en el
Congo en
1959. Cómo ha podido desarrollarse la infección entre los humanos no se ha podido to
davía
asegurar a ciencia cierta, aunque la transmisión a partir de los monos parece una
hipótesis plausible.
Una persona infectada puede contagiar el virus a una persona sana a través del con
tacto sexual, o
de transfusiones de sangre, o compartiendo jeringuillas infectadas. Mujeres infe
ctadas pueden
contagiar al feto si están embarazadas o al niño si lo está amamantando. Una vez adqui
rida la
infección, hacen falta hasta 10 años antes que se desarrolle el sida, y una vez mani
festado éste (se
piensa que la totalidad de individuos infectados terminan por desarrollar la enf
ermedad), la muerte es
segura, en la mayor parte de los casos en los cuatro años siguientes a la primera
manifestación de
los síntomas.
La epidemia de VIH/sida es un fenómeno nuevo, hasta hoy incurable; se ha difundido
por todo el
mundo, mata especialmente a los jóvenes e individuos sexualmente activos, y su osc
ura imagen
evoca las catástrofes del pasado: mortal como la peste, transmitida por contacto s
exual como al
sífilis, peligrosa para los niños y jóvenes como la viruela, de larga incubación como la
tuberculosis.
Aunque no se han desarrollado vacunas, nuevos y costosos fármacos (AZT) rebajan el
grado de
infección de los individuos seropositivos y retrasan la aparición del sida, prolonga
ndo la
supervivencia.
El epicentro de la difusión (1970-80) epidémica del VIH/sida está en el África ecuatoria
l central
(Ruanda, Uganda, Zambia, Zaire) y la infección llegó a Bélgica y Francia por los conta
ctos
migratorios con las antiguas colonias. Cierto número de haitianos emigraron a Zair
e en el periodo de
descolonización durante la década de 1960: una parte de ellos regresaron a Haití o emi
graron a
USA, y, entre éstos, algunos portadores de la infección la introdujeron en Norteaméric
a. Desde
Norteamérica, donde la infección se multiplicó entre la población homosexual y drogodepe
ndiente, la
infección se extendió por América Central y Brasil, para después difundirse por el resto
de América
latina. La difusión desde África central hacia el sur del continente se produjo por
las vías de
comunicación y de transporte terrestre a causa de los numerosos conflictos bélicos;
en el caso de
Sudáfrica, a través del ejército repatriado tras la guerra en Angola. Las emigraciones
y los
desplazamientos internacionales (en un mundo estrechamente interconectado a esta
s alturas) han
difundido la enfermedad por el mundo entero.
La epidemiología del VIH/sida en una población depende de una serie de factores, ent
re los cuales
se destacan los comportamientos sexuales: la promiscuidad y el número de parejas s
exuales de
hombres y mujeres infectados, el estado de salud de la población con riesgo (espec
ialmente la
difusión de enfermedades venéreas y la presencia de lesiones epidérmicas en el aparato
genital).
Asimismo, la prostitución (tanto femenina como masculina) puede ser un poderoso ve
hículo de
difusión. El fenómeno de la emigración masculina desde las áreas rurales hacia las ciuda
des,
acompañado por la frecuentación de prostitutas enfermas, y el periódico regreso a la a
ldea de origenestán en la base de la velocidad de difusión de la epidemia, tal como
ha ocurrido en África. Entre los
enfermos, la proporción entre hombres y mujeres es elevada cuando el contagio se p
roduce
principalmente en el ambiente homosexual. En cambio, cuando el contagio es princ
ipalmente
heterosexual, como ocurre en África, la proporción es paritaria. Una elevada proporc
ión de mujeres
infectadas se relaciona con una elevada proporción de niños infectados.
Tabla 6.4 año 2000. Se calcula que en el mundo hay 36 millones de personas infecta
das, de las
cuales dos tercios están en África, al sur del Sahara. Las tasas de prevalencia de l
a infección entre
las personas adultas son en general inferiores al 1%, pero superan el 2% en las
poblaciones
caribeñas y el 9% en el África subsahariana. En estas zonas, más del 20% de la población
adulta de
Sudáfrica está enferma del VIH/sida, y más del 30% en Botswana y en Zimbabwe. Un model
o que se
ha publicado recientemente prevé que en 2003, en Sudáfrica, las muertes por sida sup
erarán el total
de las muertes por todas las demás causas y que en 2009 la esperanza de vida al na
cer (que había
llegado a 63 años en los 90) habrá bajado a 40 años. También se calcula que en los 9 paíse
s donde
es mayor la incidencia del sida la esperanza de vida (de no ser por epidemia) ha
bría llegado a los 64
años en el periodo 2000-2005, contra los 43 años que se calculan actualmente. En est
os nueve
países la población seguirá creciendo de 132 millones en 2000 hasta 171 millones en 20
15, es decir,
31 millones menos de los 202 calculados en ausencia de la epidemia. Las consecue
ncias de este
desastre se extienden a la sociedad, a la cultura y a la economía. Piénsese en el cr
eciente número
de huérfanos dejados al cuidado de parientes o abandonados a sus propias fuerzas;
en el peso para
las familias de las personas enfermas, incapacitadas para trabajar y necesitadas
de asistencia; en el
peso de la enfermedad sobre el conjunto de la sociedad en términos de producción per
dida y de más
gastos sanitarios. Se ha calculado que si la población sudafricana enferma de VIH/
sida tuviese que
recibir tratamiento de AZT (a los elevados costes corrientes), en el año 2007 el g
asto sanitario sería
superior a toda la renta nacional. Y Sudáfrica es el país más rico del continente.
3.3 La sostenibilidad política:
Con el término política pretendo definir la integridad de la situación institucional de
la sociedad. Una
larga supervivencia es el resultado de un proceso muy complejo: el fruto de la g
radual acumulación
de conocimientos científicos, capacidad tecnológica, seguridad ambiental, recursos m
ateriales,
acciones sociales eficientes y comportamientos individuales correctos. Cada uno
de estos elementos
coincide, de manera determinante, en sostener la supervivencia. El lento progres
o de todos ellos ha
determinado la prolongación de la esperanza de vida durante el S.XX. Mantener el r
itmo del progreso
constante durante dos o tres generaciones más significa que ninguno de los pilares
en que se ha
basado el progreso debe ceder. Pero la historia demuestra que tal debilitamiento
puede ser posible:
Rusia es un ejemplo, ya que vemos como alcanzaron una gran esperanza de vida que
luego se ha
detenido e invertido. El deterioro político y su posterior colapso es la causa gen
eral de la crisis rusa:
los niveles de alimentación han empeorado, ha aumentado el consumo de alcohol y ha
empeorado la
calidad de las bebidas alcohólicas, el gasto publico para la sanidad ha disminuido
en términos reales,
así como por el aumento del coste de fármacos y tratamientos de elevado nivel tecnológ
ico; ha
aumentado la pobreza extrema afectando a la cuarta parte de las familias; un síndr
ome de estrés
social, alimentado por la inseguridad y la pobreza, ha determinado el aumento de
l alcoholismo, de
las drogodependencia, de las violencias y de los suicidios. El colapso político ha
provocado una
aumento de los riesgos de muerte, especialmente entre los hombres adultos, por e
nfermedades
cardiovasculares y respiratorias, por patologías relacionadas con el consumo de al
cohol y por causas
de muerte violenta.
Otro ejemplo es Nigeria que ha sufrido un largo periodo de inestabilidad política,
empobrecimiento, y
deterioro del sistema sanitario con consecuencias negativas para la supervivenci
a.
3.4 La sostenibilidad económica:
Nos referimos a la sostenibilidad económica de una esperanza de vida elevada. Se h
a observado
que mientras las poblaciones europeas tienen, como promedio, una esperanza de vi
da más alta que
la de USA, este último país tiene una mortalidad menor entre los muy ancianos. Las r
azones de esta
inversión en las edades más avanzadas son complejas, pero está previsiblemente relacio
nadas con
un mejor acceso de los ancianos a los cuidados sanitarios (están integralmente cub
iertos por
seguros) y con el elevado nivel tecnológico de dichos cuidados. Sin embargo, actua
lmente la
disminución de la mortalidad en las edades ancianas es la primera causa del enveje
cimiento de la
población, y, a medida que éste avanza, la influencia combinada del aumento de la de
manda de
cuidados sanitarios y el mayor contenido tecnológico de dichos cuidados, determina
n una expansión
del coste de la sanidad sobre toda la economía. Este creciente gravamen para la sa
nidad puede no
ser sostenible en el sentido de que la sociedad puede decidir perseguir otras pr
ioridades del gasto. Y
de tal suerte se puede crear un circuito en el que el aumento del gasto sanitari
o alargue la vida y
haga aumentar el envejecimiento, y, a su vez, éste determina una aumento de la dem
anda de
cuidados médicos que, teniendo un creciente contenido de alta tecnología, a continua
ción hace
crecer el gasto sanitario hasta niveles que la sociedad puede no ser capaz de so
stener, o no aceptar
hacerlo.
Las fuerzas que hacen crecer el gasto sanitario son: aumento del número de anciano
s, el coste
superior de la medicina moderna, las discapacidades, las enfermedades crónicas. To
do ello alarga la
esperanza de vida en ausencia de buena salud. La proporción de años perdidos por enf
ermedad se
muestra en disminución en Francia, constante en USA y creciente en Australia, y el
diagnóstico para
el futuro es incierto, sin embargo, su trayectoria estará estrechamente relacionad
a con las
tendencias del gasto para la salud.
Una larga duración de vida debe ser compatible con la sociedad: sostenida por el c
ontrol del mundo
biológico; garantizada por sistemas políticos estables; sostenida por recursos para
la investigación,
prevención y terapia. Si la población del mundo ha sido capaz de extender la duración
de la vida al
ritmo de 4 meses por año durante el siglo pasado, este extraordinario éxito no podrá r
epetirse en el
presente siglo, cuya misión mucho más prosaica, consistirá en mantener las ganancias a
cumuladas
extendiéndolas al mundo pobre, previniendo inversiones de tendencia y mejorando la
calidad de la
vida.
4. Límites móviles.
Una población de más de 10 millardos representa una posibilidad muy plausible para f
inales de este
siglo. Es muy difícil decir si las dimensiones demográficas para finales de siglo po
drían perjudicar el
desarrollo económico y social, ya que la población no es una variable independiente .
Investigadores han intentado especular sobre la capacidad de poblamiento del pla
neta, la población
máxima sustentable, dadas las limitaciones de espacio, tecnología y calidad de vida
sin degradación
medioambiental.
La individualización de la capacidad de poblamiento tiene tantas dificultades concep
tuales que no
es útil en la práctica. Efectivamente, se trata de un concepto nacido de la biología y
ecología animal
para individualizar la capacidad de un determinado ambiente para sostener la vid
a animal. En el caso
la vida humana habría que tener en cuenta la evolución de la tecnología, la elasticida
d del nivel de
vida, la capacidad de adaptación e integración con el medio ambiente. Todos estos fa
ctores
componen un sistema complejo y de difícil simulación experimental.
Cuatro posibles interacciones entre población y capacidad de poblamiento:
o
Visión optimista y con ausencia de conflictos: Fig. 6.2
a) Al crecer la población crece también la CP por efecto del progreso técnico y no hay
interacción entre las dos curvas.
b) La CP es constante pero decrece la dinámica de la población al acercarse al límite
impuesto por la finitud ambiental.
o
Visión conflictiva:
c) Adelantamiento y oscilaciones: existe un ajuste constante.
d) Adelantamiento y colapso: el crecimiento de la población provoca el colapso amb
iental y
determina la catástrofe demográfica.

Las estimaciones sobre la capacidad de poblamiento se remontan a hace más de tres


siglos y se
basan en varios criterios: desde las afirmaciones apodícticas y categóricas, estimac
iones obtenidas
con la adaptación y extrapolación de curvas matemáticas, hasta la extensión de la densid
ad de
población observada en toda la superficie terrestre. Otros criterios consideran la
disponibilidad de un
factor limitativo (generalmente, la producción de alimentos) para determinar el máxi
mo poblamiento
posible, otros combinan más de un factor limitativo, como, por ejemplo, alimentos
y agua. Hay, por
último, intentos más complejos que tratan de simular la interacción entre varios facto
res, la
sustituibilidad entre éstos y la adaptación de las modalidades de vida.
De las 93 estimaciones registradas por Cohen, la mediana de todas estas hipótesis
cae sobre los 10
millardos alrededor de 2100. El techo no aumenta según nos acercamos a la época
contemporánea, pero aumentan la variabilidad de estimaciones. Estas estadísticas sir
ven más para
satisfacer la curiosidad que para informar de la real capacidad de poblamiento d
e la tierra.
Interesan estimaciones mas recientes que incluyen la tecnología, estilos de vida y
perspectivas
contemporáneas. Por ejemplo:
De Witt: Consiguió uno de los niveles de capacidad de poblamiento partiendo del pr
oceso de
fotosíntesis como factor limitativo, y de que no hay límites en lo que concierne al
agua y los
minerales, llegó a la estimación del potencial productivo de hidratos de carbono por
hectárea
disponible en distintas áreas climáticas.
C.Clark: calculó la superficie necesaria para alimentar a cada individuo y satisfa
cer
consumos primarios.
R.Revelle: calculó la superficie disponible para el cultivo y la producción que pued
e
conseguirse mediante irrigaciones y tecnología avanzada.
Las estimaciones examinadas caen en el grado máximo de la escala del posible pobla
miento,
con hipótesis difícilmente realizables. Introduciendo unas hipótesis más realistas, las
estimaciones bajan notablemente. En un estudio conjunto FAP-IIASA se ha actuado
de manera
algo distinta: sobre la base de un mapa de los suelos preparado por la FAO se ha
n
individualizado varias zonas climáticas y 15 productos básicos, llegando a una estim
ación de las
potencialidades productivas en base a tres hipótesis:

La hipótesis baja prevé que no varíen los tipos de cultivo, técnicas tradicionales sin
fertilizantes, pesticidas ni mecanización.
La hipótesis alta prevé todas las técnicas puestas a punto por la revolución verde, plen
a
mecanización, amplio uso de pesticidas y fertilizantes.
La hipótesis mediana contempla desarrollos más realistas.
Por último, Smil calcula que una reducción realista de las ineficiencias, irracional
idades y despilfarros
en el sistema productivo, distributivo y de consumo, podría hacer sobrevivir con l
os actuales niveles
de consumo a otros 2,5-3 millardos de personas, y que posteriores input producti
vos podrían permitir
alimentar a otros 2-2,5 millardos de personas. En resumen, parece realista consi
derar que la tierra
puede sustentar a 10-11 millardos de personad durante el próximo siglo.
Naturalmente, no faltan hipótesis mucho más restrictivas que postulan estándares de co
nsumo
superiores al os actuales y rigurosas normas de conservación y administración medioa
mbiental, y
que ponen la capacidad de poblamiento por debajo de l población actual. Sin embarg
o, el hecho de
que dichos límites de poblamiento hayan sido superados con niveles de precios real
es decrecientes
y en presencia de una mejoría media del nivel sanitario y de la duración de la vida,
poe en duda el
realismo de dichas hipótesis. Generalizando la impresión que se obtiene de estos y o
tros estudios se
confirma la convicción abstracta de que los límites de poblamiento de la tierra son
mucho más
elevados que los actuales y que el sistema económico debería estar en condiciones, d
urante algunas
décadas, de alimentar al mundo a niveles de medios superiores a los corrientes.
Por lo tanto los límites del poblamiento n se refieren a la alimentación, al menos e
n un futuro
cercano. Tal vez se hayan de buscar en otros recursos no renovables, esenciales
para sostener la
producción y el nivel de vida. Pero incluso bajo este aspecto no hay indicios de q
ue los límites estén
cerca, por lo menos por tres razones estrechamente relacionadas entre sí:

La primera es que la relación entre reservas y producción ha ido aumentando durante


las
últimas décadas.
La segunda razón es que los precios reales de las materias primas han disminuido,
a pesar
del crecimiento de la población y de la producción.
La tercera razón, en cambio, se refiere al progreso técnico que determina un alto gr
ado de
sustituibilidad de los recursos no renovables. Cuando surge la escasez de una u
otra materia
prima, los precios, crecen, favoreciendo el desarrollo de nuevas tecnologías que f
acilitan sus
sustitución.
El razonamiento se aplica a escala planetaria. Las diferencias de desarrollo y d
e dotaciones
naturales, las instituciones políticas, las catástrofes naturales o producidas por l
a propia humanidad
no permiten extender el razonamiento a las situaciones regionales y locales. Per
o, precisamente, del
planeta estamos hablando.
5. Los limites emergentes: materias primas y alimentos.
Tales limites mencionados en las hipótesis anteriores están todavía lejos, todavía no ex
isten
síntomas claros, como la disminución de las reservas o el incremento de los precios.
Pero si
consideramos el tema de la capacidad de poblamiento en un contexto más amplio, en
el que no sólo
cuenta la disponibilidad de un volumen determinado de bienes por persona (comida
, manufacturas,
servicios), sino también las formas de vida, la calidad del medio ambiente, la dis
ponibilidad de
espacio y todo aquello que es apreciado y valorado en una fase determinada de la
historia y de la
cultura, entonces el tema se complica enormemente. Sabemos que el crecimiento de
la población
tendrá consecuencias notables, y especialmente un efecto profundo sobre el medio a
mbiente.
Empecemos por la igualdad, propuesta por Ehrlich:
I = P x A x T
según la cual el Impacto sobre el ambiente (I) está en función del conjunto de población
(P),
multiplicado por el flujo de los bienes producidos por una persona (A) multiplic
ado por un factor que
expresa el nivel de tecnología (T). Si queremos que el impacto sobre el ambiente (
I) se mantenga
estable o disminuya, mientras que el nivel de afluencia o nivel de vida (A) se man
tenga estable o
aumente, tenemos entonces que actuar necesariamente sobre el nivel de la tecnolo
gía (T) o sobre
las dimensiones de la población (P).
La única variable bien identificada que conocemos es P, cuyas dimensiones conocemo
s con
precisión, además de otras características relevantes, como el sexo, la edad, la activ
idad y la
localización en el territorio. De P podemos avanzar previsiones sobre el futuro, p
ero los mismo no es
válido para el nivel de vida (A) (moto> bici> zapatos). Vemos que A no esta sólo en
función de la
economía sino también en función de estilos de vida inmateriales o filosofías de la vida
que varían
con el tiempo y en el espacio.
Con T, la tecnología, el asunto es aún más complicado, en tanto que el nivel de vida (
A), dadas
ciertas hipótesis y aproximaciones, puede medirse con un metro monetario, no hay u
na métrica fiable
para media la tecnología y sus variaciones, especialmente si está incorporada a proc
esos tan
distintos como la producción de alimento o energía, la manufactura de una diversific
ada variedad de
bienes y la prestación de servicios.
La relación entre población y desarrollo se considera bajo varios aspectos:
1.
El primero se refiere al inevitable crecimiento del consumo de recursos no renov
ables en las
próximas décadas, y, por lo tanto, a la no sostenibilidad del desarrollo durante un
periodo
más o menos largo.
2.
El segundo es la incidencia del crecimiento demográfico y la consiguiente demanda
de
alimentos sobre la producción y sobre el ambiente.
3.
El tercero se refiere a los cambios de alojamiento en el espacio, con especial a
tención a los
ambientes frágiles.
4.
El cuarto examina la posible contribución al crecimiento demográfico de la contamina
ción
atmosférica y al consiguiente calentamiento global.
Los cuatro puntos tienen un elemento en común: durante las próximas décadas la inercia
implícita en
la joven estructura por edad de las poblaciones pobres generará un fuerte aumento
demográfico.
Efectivamente, la variante media de las previsiones de las Naciones Unidas exten
dida hasta el año
2050 implica, desde 2000 hasta aquel año, un aumento de dos tercios. Más población y c
on un
mayor nivel de vida, implica un aumento de la actividad humana y una incidencia
medioambiental
creciente, a menos que su efecto combinado no esté neutralizado por el progreso te
cnológico.
1º aspecto:
Es un hecho bien conocido que el consumo per capita de materias primas y de ener
gía de las
economías ricas es muy superior a la de las pobres. Así los ricos contribuyen más al
empobrecimiento de las reservas. Sin embargo, la sustitución, el reciclaje y los c
ambios en los
modelos de consumo determinan una disminución del contenido de energía y materias pr
imas. Por
otra parte, los ricos crecerán mas lentamente que los pobres, por lo que las previ
siones de
estabilización e incluso, disminución de los ricos esta fundamentada.
Pero son distintas las perspectivas para los países pobres: En las próximas décadas el
desarrollo de
las economías pobres tendrá que superar al de las ricos, así su PIB per capita deberá ac
recentarse 2
o 3 veces. Dado que el nivel de vida en estos es muy bajo, esta afluencia adicio
nal de bienes por
persona se deberá obtener con elevados inputs de energía, materias primas y espacio.
Desgraciadamente, es fácil concluir que este crecimiento, a pesar de ser indispens
able, no se puede
sostener durante mucho tiempo.
2º aspecto:
El segundo punto se refiere a la agricultura y a la demanda de alimento. En los
próximos treinta
años, la población mundial aumentará un 34% y la población de los países pobres un 42%. Es
te
crecimiento implicará una expansión aproximadamente proporcional de la demanda de al
imento,
pero ésta será mucho mayor si el nivel de vida general ha de mejorar, la seguridad a
limentaria
acrecentarse y reducirse el número de mal alimentados, que actualmente se calcula
en 800 millones.
Los recursos naturales habrán de administrarse con gran cautela. Deberán ser protegi
dos del uso
inadecuado que es consecuencia de la pobreza, de la presión demográfica, de la ignor
ancia y de la
corrupción. Los bosques y selvas naturales, las zonas húmedas, las áreas costeras, las
praderas
deberán ser protegidos del uso indiscriminado y de la degradación. Ésta es una evaluac
ión del
Banco Mundial. Las tendencias del pasado ilustran las opciones abiertas para el
futuro.
Entre 1961 y 1990 la producción de cereales en los países pobres aumentó el 118% frent
e a un
aumento de la población del 93%, de manera que la producción per capita ha aumentado
considerablemente. Alrededor del 92% de este crecimiento se puede atribuir a los
aumentos del
rendimiento, y sólo el 8% a la expansión de las superficies cultivadas. Seguramente
las mismas
opciones están abiertas para el futuro: la expansión de cereales podrá conseguirse, ya
sea
extendiendo el área de cultivo, ya por medio de la intensificación productiva del área
cultivada. Pero
las dos opciones tiene efectos potenciales distintos sobre el ambiente.
La alternativa a la intensificación consiste en extender los cultivos (extensifica
ción), pero no hace
falta citar a Malthus para entender que este proceso no puede proseguir indefini
damente. Pero en la
última década del siglo XX las biotecnologías han emergido como otro factor de nuevo c
recimiento
de la productividad sin tener que aumentar el input de fertilizantes y ofreciend
o así una alternativa al
dilema intensificación o extensión , pero son objeto de controversias al ofrecer tanto
promesas
(mejorar el potencial biológico y diagnosticar agentes parasitarios y patógenos) com
o peligros
(problemas éticos). El futuro de la agricultura depende de esta revolución genética.
Ciertamente, una ralentización de la población puede contribuir a que estos problema
s sean menos
agudos; problemas cuya solución es política, como se ve claramente, por ejemplo, en
las distintas
posiciones asumidas al respecto por la Unión Europea, muy prudente en materia de b
iotecnologías,
y por USA, convencido defensor.
6. Los limites emergentes: el medio ambiente.
3º aspecto:
El tercer punto es la continuación del 2º. Si la incrementada demanda de alimento im
plica, por lo
menos en parte, una intensificación de la agricultura, entonces los cambios en la
utilización de los
suelos pueden hacer peligrar áreas que ya se encontraban en un frágil equilibrio. El
rostro de Europa
ha cambiado mucho desde la Edad Media debido a la gradual erosión del continente:
ha aumentado
el área cultivada y la de pastoreo, restringiendo el área de bosques y selvas. Si es
tos cambios
prosiguiesen provocarían una profunda modificación de la superficie terrestre.
En cuanto a la deforestación, su principal causa es la preparación de tierras para c
ultivos. La
retracción de la superficie forestal es la consecuencia de la creciente demanda de
alimentos y
madera, e indirectamente, del crecimiento demográfico. Existe una relación positiva
entre
crecimiento de la población y la velocidad de la deforestación, pero esta relación es
relativamente
débil por obra de otros factores: la posibilidad de intensificación, la densidad dem
ográfica, legislación
del momento y el ordenamiento institucional.
En cambio, los estudios de casos individuales han descrito claramente situacione
s en las cuales la
deforestación se ha producido por efecto de la presión demográfica en contextos tan di
stintos como
el de Filipinas y los casos de Guatemala, Sudán y Tailandia. En general hay una in
teracción entre
rápido crecimiento de la población, pobreza y degradación medioambiental. La pobreza s
e asocia a
la alta fecundidad porque los hijos una póliza de seguros contra la vulnerabilidad
de la vejez. La
escasez de capital y recursos básicos sostienen la alta fecundidad porque los niños
proporcionan
trabajo y renta. Por último, la elevada fecundidad determina altas tasas de crecim
iento que
perjudican a continuación los recursos ambientales, especialmente cuando éstos son b
ienes
comunes.
El crecimiento de las áreas construidas para uso de vivienda, industrial, comercia
l o recreativo, para
transportes y comunicaciones y para otras finalidades es otro aspecto de la tran
sformación del uso
del suelo que no puede continuar siempre. Una fuerza de arrastre de estos proces
os es la
urbanización: la población urbana (datos de Naciones Unidas) crece rápidamente y pront
o superara
la población rural. Existe una relación directa en Europa entre la densidad de pobla
ción y la
superficie construida (mínima, Islandia y máxima, Holanda).
La concentración del crecimiento demográfico en las áreas costeras es otro problema qu
e provoca
un aumento en la presión ambiental sobre aguas y tierras costeras: aumento de zona
s construidas,
contaminación, pauperización, agotamiento de la fauna marina, convirtiendo en vulner
ables las
zonas costeras.
4º aspecto:
Se refiere a la contribución del crecimiento demográfico a la contaminación atmosférica.
El volumen
creciente de las actividades humanas, especialmente el aumento de la combustión de
carburantes
fósiles, da lugar al aumento de la concentración de gases en la atmósfera con el consi
guiente efecto
invernadero . Efectivamente, esos gases bloquean las radiaciones infrarrojas emiti
das por la
superficie terrestre y pueden causar un proceso de calentamiento global con plur
ales consecuencias
sobre el ambiente y las actividades humanas. Previsiones recientes, basadas en m
odelos complejos,
que plantean hipótesis sobre la expansión de las tendencias actuales, calculan que s
e doblarán las
emisiones de CO2 en el año 2025, y que se cuadruplicarán a finales de siglo. Este au
mento de las
emisiones podría engendrar, a su vez, un aumento de 1 grado centígrado de la tempera
tura global
en 2025, y de 3-4 grados a finales de siglo. Vale la pena destacar, sin embargo,
que mientras el
aumento de las emisiones de gas es un fenómeno cierto y relativamente bien medido,
las inferencias
sobre el aumento de la temperatura son hasta la actualidad objeto de un abierto
debate. Por último
las deducciones sobre las consecuencias económicas y sociales de un posible calent
amiento global
se basan en unas hipótesis sumamente inciertas. Recientemente, Bongaarts ha calcul
ado que el
crecimiento de las poblaciones contribuirá en alrededor del 50% al aumento de las
emisiones entre
1985 y 2025, pero que en el periodo 2025-2100, y dentro de la hipótesis de que en
2100 la población
mundial llegue a los 10,4 millardos, la contribución neta del aumento de la poblac
ión al crecimiento
de las emisiones equivaldría al 22%. La contribución del progreso tecnológico a la red
ucción de las
emisiones futuras no está incluida en estas previsiones. Sin embargo, hoy por hoy,
dicho progreso es
preeminente en determinar el hecho de que distintos países produzcan emisiones muy
distintas si se
miden per capita o por dólar de producción. Es seguro, por lo tanto que la tecnología
puede tener un
papel preponderante en determinar el rumbo futuro de las emisiones, relegando al
crecimiento de la
población a un papel secundario.
Conclusiones:
Los cuatro puntos debatidos ponen en evidencian la complejidad de la relación entr
e el crecimiento
demográfico y el medio ambiente, ya que recibe influencia del número de habitantes y
el volumen y
naturaleza de las actividades humanas (P, A y T). E inevitable crecimiento de la
población en la
primera mitad del s.XX y el aumento del bienestar determinarán una creciente deman
da de materias
primas, alimentos y espacio. Empobrecerá recursos fijos y presionara los renovable
s. El desarrollo
tecnológico podrá neutralizar, en parte, los efectos negativos, incrementado los pro
cesos de
sustitución y controlando la contaminación; análogos objetivos podrá alcanzar la acción in
stitucional
regulando el uso del espacio, el acceso a los recursos, etc., en tanto que los c
ambios culturales
podrán contribuir a la misma finalidad, determinando cambios en los modelos de con
sumo y de
comportamiento. Sin embargo, tres puntos habrán de reafirmarse:

El crecimiento demográfico no es neutro de cara al medio ambiente.


(Consecuencia del primero) Una disminución del crecimiento puede facilitar la solu
ción de
los distintos problemas.
Nunca el impacto de la actividad humana que amenza la ecosistema ha sido tan fue
rte como
en la actualidad.
Por lo tanto, es prudente moderar los riesgos, y la ralentización del crecimiento
demográfico
contribuye a dicha finalidad.
7. Cálculos y valores.
Volvamos a los temas tratados al inicio de este capítulo; la mirada que hemos dado
al futuro
desarrollo de la población y de los recursos alimentarios no permite, tampoco ahor
a, tomar partido
por los optimistas o por los catastrofistas. Sólo podemos tratar de comprender los
mecanismos de
elección a disposición de la humanidad.
7.1. Percepción de las constricciones.
La percepción de los elementos de constricción suscita problemas complejos. Debido a
que la fuerza
de inercia de las poblaciones es elevada, las correcciones impuestas a su curso
(por ejemplo, el
cambio en el flujo de nacimiento) tienen efectos dilatados en el tiempo. Además ci
ertas señales de
peligro son descodificables solo con retraso, es decir, que vemos el problema cua
ndo el daño ya es
irreparable, por ejemplo: la lenta deforestación de un valle podrá implicar destruct
oras crecidas del
río, pero sólo con gran retraso respecto al inicio del proceso de degradación. El efect
o invernadero
producido por la acumulación de dióxido de carbono y otros gases en la atmósfera podría
producir
sus efectos con décadas de retraso respecto al inicio del proceso, e incluso las p
rimeras fases de
calentamiento podrían interpretarse erróneamente como señales positivas.
La percepción de los problemas impuestos por el crecimiento demográficos en las soci
edades
rurales tradicionales era probablemente mucho más directa e inmediata de lo que es
en la sociedad
moderna. Los métodos de regulación, aun siendo menos eficaces que los actuales, podían
aportar
gradualmente los ajustes demográficos necesarios. La expansión y la integración de los
mercados y
el desarrollo del comercio ha contribuido a ocultar a la percepción del individuo
la relación existente
entre recursos naturales y bienes consumidos. Se trata de una consecuencia neces
aria del
desarrollo económico; aunque debe reconocerse que este proceso ha destruido la rel
ación directa
que existía entre el protagonista de las elecciones demográficas (el individuo) y el
medio ambiente,
entendido en un sentido amplio, productor de fuerzas constrictivas. Esta relación
se está
reconstituyendo lentamente, a medida que aumenta la concienciación, al menos en un
a minoría de
individuos, instituciones o gobiernos bien informados, de la globalidad y de la
interacción entre los
fenómenos medioambientales.
En el aspecto económico, las señales de peligro deberían proceder de los precios, que
señalan la
escasez de bienes fundamentales y la necesidad, por consiguiente de remediarlo c
onteniendo la
demanda cuando no sea posible actuar sobre la oferta. Pero no siempre el sistema
de precios emite
señales adecuadas: éstas pueden oscurecerse por políticas de subvenciones que distorsi
onan el
sistema y anulan las señales. Se citan a menudo los efectos perversos de las polític
as que tienden a
mantener artificialmente bajos los precios de los bienes alimentarios básicos en m
uchos países en
vías de desarrollo, sacrificando las remuneraciones de los agricultores y aceleran
do el éxodo hacia
las ciudades, ya hipertrofiadas. A un nivel más general, la nula o inadecuada incl
usión en los precios
de los costes medioambientales provocados por la producción de bienes equivale a u
na severa
distorsión de la señal que los precios deberían emitir.
7.2. Mecanismos de elección y regulación del crecimiento:
Esto se ha visto reforzado por la difusión del control de reproducción, convirtiendo
las sociedades en
más flexibles frente a las constricciones que deben afrontar. Incluso el mecanismo
de regulación
malthusiano por excelencia (el acceso a la reproducción o al matrimonio) resulta r
eforzado, como
puede deducirse del crecimiento de la edad al matrimonio acaecido en las últimas déc
adas en gran
parte de las poblaciones más pobres. Sin embargo no debe subestimar el hecho de qu
e ulteriores
disminuciones de la mortalidad puede encontrar obstáculos en el coste creciente re
lacionado a un
alargamiento artificial de la vida humana: costes económicos relacionados a la tec
nología médica y a
la asistencia, y costes morales relacionados con el sufrimiento y la obstinación ter
apéutica en sus
diversas formas o con la soledad. Se debe tener en cuenta la aparición de nuevas e
nfermedades por
la capacidad de mutación de los virus. La permanencia de viejos flagelos, como el
cáncer,
relacionado posiblemente con alteraciones en el medio ambiente producidas por la
s actividades
humanas o debidas a alteraciones de los alimentos, que no son fáciles de erradicar
. El surgimiento
de nuevas y sutiles formas de constricción medio ambiental: el estrés.
Otra modalidad de elección es: la movilidad humana. Las migraciones han distribuid
o eficazmente la
población en función de los recursos existentes, siendo una vía maestra para eludir la
pobreza y la
degradación. Pero esta libertad de instalación está actualmente gravemente comprometida,
ya que
se mueve bajo el impulso de factores políticos. Un hecho a destacar es que no exis
te ningún
territorio vacío disponible sobre el que dar salida a excedentes demográficos, o que
pueda ser
colonizado por hombre, plantas o animales. La creación de nuevos estados nacionale
s con límites
artificiales provoca la separación de etnias y grupos, incluso tendencias a la seg
regación. Por
consiguiente, un poderoso elemento de elección, la migración, sufre un menoscabo res
pecto a
épocas pasadas.
El balance, en definitiva, presenta elementos favorables en el activo, pero tamb
ién algunos en el
pasivo. Es difícil calcular el resultado, aunque si la capacidad de controlar los
nacimientos estuviese
en manos de toda la humanidad, constituiría el instrumento decisivo para frenar el
crecimiento.
El control del crecimiento constituye un valor en sí mismo por lo que no precisa s
er demostrado. La
certidumbre de que el medio ambiente es finito y que el crecimiento no puede con
tinuar sin
limitación, resulta una motivación para moderar, detener o invertir las tendencias,
ya que más allá de
ciertos límites, el crecimiento demográfico crea deseconomías de escala, que incluyen
pobreza,
ignorancia y desnutrición.
Los problemas sociales, sanitarios y medio ambientales crecen proporcionalmente
respecto al
crecimiento numérico de las aglomeraciones.
Además las catástrofes naturales por la acción human y que afectan a regiones densamen
te
pobladas, requieren programas de ayudas difíciles de organizar y dirigir. La elimi
nación de un
fenómeno negativo se vuelve más difícil al crecer las dimensiones numéricas.
Entramos en una fase histórica durante el cual, el crecimiento demográfico dejara de
producir
rendimientos crecientes, para causar deseconomías de escala, por lo que existe una
justificación
teórica para el control del crecimiento, como elemento estratégico para la supervive
ncia global.

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