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Historia del petróleo en Venezuela

El petróleo se conoce en el mundo desde hace cientos de años. En Mesopotámica lo usaban como el cemento
para unir ladrillos, los Egipcios lo usaban en la preparación de las momias, los Chinos y los Romanos lo usaban
para alumbrar. La palabra petróleo viene de los Romanos PETRAOLEUS (aceite de las rocas), “petra” significa
roca, “oleus” es Aceite en latín. Pero aún cuando el petróleo era utilizado en muchos países, solo fue en Siglo
XIX, que se conoció la verdadera importancia del petróleo y sus múltiples usos.

¿Cómo empezó todo?


Venezuela antes de ser un país
minero, fue un país petrolero.
Desde antes de la llegada de
los españoles ya los nativos
conocían el petróleo con el
nombre de MENE. Ellos lo
utilizaban para
impermeabilizar sus canoas,
también para alumbrarse. En
1799 Alejandro Humbolt
encontró un manantial de
petróleo en la Península de
Araya. Ya para 1839 el
gobierno encomienda a José
María Vargas para que
investigara sobre el producto.

Una vez hechas las respectivas averiguaciones, opinó que esta materia
era más rica que el oro por la gran posibilidad de uso que tenía. En esa
solo se utilizaba el petróleo para cosas muy sencillas y su extracción
era bastante rudimentaria y no se explotaba en forma industrial.
El primer pozo que se explotó en forma industrial en el mundo fue en
1859 en Pensilvana, Estados Unidos, y su propietario fue Edwin I
Drake.

Pero en Venezuela se empieza a explotar el petróleo a partir del 1875,


después de un terremoto comienza a salir petróleo en grandes
cantidades por una de las grietas producidas por el movimiento
telúrico. Eso sucedió en la hacienda “La Alquitrana” del Estado
Táchira perteneciente al Señor Manuel Antonio Pulido. <!--[if !
supportEmptyParas]--> <!--[endif]--> A raíz de este hecho el Señor
Manuel Pulido forma la primera compañía petrolera Venezolana que se
dedicó a explotar industrialmente al petróleo. La compañía se llamó
“Petrolera del Táchira”. Más tarde se construyó la primera refinería la
cual se producía mensualmente 60 galones de gasolina,165 de Kerosén,
150 de gas-oil y 220 de residuos. De estos derivados del petróleo, el
kerosén era el de mayor utilidad, se utilizaba para el alumbrado y para
las primeras cocinas.

La industrialización del petróleo


La palabra “Hidrocarburos” se
mencionó por primera vez en el Código
de Minas de 1904 que dictó Cipriano
Castro. Sin embargo ya Bolivar se
adelantaba a las concecuencias que
podría traer la explotación de los
recursos hacíendo énfasis en la
conservación de los mismos. Los
Hidrocarburos son compuestos binarios
Simón Bolívar
de carbono e hidrógeno, dentro de los
cuales están el petróleo y el gas
natural. En 1922 se inicia en Venezuela
la explotación petrolera a gran escala y
comienza la historia del gas natural,
hasta mediados de 1945, el gas era
arrojado a la atmósfera sin darle
utilización alguna.
En 1946, después del primer ordenamiento legal sobre la conservación y utilización del gas, se inicia su uso
racional como combustible y materia prima. Ya para 1960 se funda la Corporación Venezolana de Petróleo
aprovechando al máximo el gas en toda su magnitud.

Tres décadas más tarde, en 1975, se crea


la compañía de Petróleos de Venezuela
Sociedad Anónima (PDVSA), una empresa
propiedad de la República de Bolivariana
Venezuela.

PDVSA debe regirse según la Ley Orgánica


que Reserva al Estado la Industria y el
Comercio de los Hidrocarburos y también
debe cumplir con dos misiones importantes:
•Ser responsable de las operaciones de un considerable número de
empresas bajo la guía y supervisión del Ministerio de Energía y
Minas.

• Desarrollar actividades de búsqueda de reservas a través de su Unidad de Exploración.


¿Qué es la OPEP?
Del mismo modo que se creó PDVSA con el fin de
controlar la explotación petrolera en el país. Los países
productores de petróleo se vieron en la necesidad de
crear un organismo que controlara el precio del crudo a
escala mundial así nace la OPEP. Los ministros de la
OPEP sostienen sesiones ordinarias dos veces al año y
en ella se formula la política general de La
Organización que controla el 43 por ciento de la
producción mundial.

La Organización de Países
Exportadores de Petróleo es
una organización creada en
Bagdad en septiembre de
1960, actualmente conformada
por Irán, Irak, Kuwait, Arabia
Saudita, Venezuela, Qatar,
Indonesia, Libia, Emiratos
Árabes Unidos, Argelia,
Nigeria, Ecuador y Gabán. A lo
largo de su historia se ha
mantenido una razonable
unión, dentro de la
organización, a pesar de las
diferencias ideológicas, las
discrepancias religiosas,
culturales entre Oriente y
Occidente y los conflictos
bélicos entre los países
miembros vecinos.<!--[if !
supportEmptyParas]--> <!--
[endif]--> En marzo de 1975,
en Argelia, se celebró la
primera cumbre de la OPEP.
Solo hasta septiembre del año 2000, se celebró la segunda cumbre, en
Caracas, Venezuela. El objetivo de la OPEP, es coordinar y unificar las
políticas petroleras de los países miembros, con el fin de asegurar
precios justos y estables para los productores de petróleo

La historia petrolera de Venezuela es bastante reciente. Sin embargo, su


importancia ha sido tal que ha tenido efectos inmediatos sobre la población
venezolana desde el punto de vista político, económico, cultural y social.

Las razones de esta gran influencia petrolera se deben al origen foráneo de las
primeras explotaciones, tras el descubrimiento del pozo Zumaque en 1914, y
Venezuela abre sus puertas a los mercados energéticos mundiales gracias a las
concesiones otorgadas por Juan Vicente Gómez.

Estos permisos daban amplia libertad a las empresas las cuales explotaban y
refinaban el preciado oro negro con altos márgenes de ganancia para ellas pero
pocas para los venezolanos.

Al tomar conciencia de este fenómeno, se inició una lucha por eliminar este
carácter concesionario y lograr un mayor beneficio para el suelo criollo.

Así, tras la muerte de Gómez (1935) y la llegada de nuevos líderes que buscaban
una política petrolera más justa, se promulga en 1943 la nueva Ley de
Hidrocarburos, la primera Ley de Impuesto sobre la Renta, que obligaría a las
petroleras a pagar impuestos anteriormente exentos y limitaría su cuota de
producción.
Sin embargo, los eventos políticos que caracterizaron la historia criolla en los
años siguientes, impusieron nuevas prioridades: el fin de la segunda Guerra
Mundial, el triunfo de Rómulo Gallegos en 1945 con el que se implanta la
soberanía popular y la llegada de un nuevo régimen represivo con Marcos Pérez
Jiménez a la cabeza, relegaron la lucha por la justicia petrolera y social. En
enero de 1958 se restablece el rumbo democrático y pluralista del país de forma
sólida y estable. Los gobiernos de Rómulo Betancourt (1958) durante el cual se
creó la Corporación Venezolana de Petróleo (CVP), Raúl Leoni (1963), Rafael
Caldera (1968) y Carlos Andrés Pérez (1973), procuraron una mayor
participación fiscal en el negocio petrolero, un control más efectivo sobre la
industria y una mayor incorporación gerencial y operativa venezolana en todas
las fases industriales de los hidrocarburos.

Finalmente, las condiciones eran óptimas y el clima del país el más propicio
para lograr desarrollar una industria petrolera propia que generara los recursos
necesarios para mantener a flote la nación: el 29 de agosto de 1975, se puso el
"ejecútese" sobre la Ley de Nacionalización del Petróleo, si bien ésta no tuvo
efecto hasta el 1 de enero de 1976.

Ese día, las propiedades, plantas y equipos de las compañías concesionarias


extranjeras y venezolanas pasaron a manos del Estado, así como también la
planificación, financiamiento, ejecución y control de todas y cada una de las
actividades propias de la industria petrolera. También tiene lugar la creación de
PDVSA.

Desde entonces, Venezuela se convirtió en un país monoexportador que ha


encontrado en el oro negro la solución a muchos problemas. Sin embargo, ello
ha reducido el desarrollo agrícola y pecuario en zonas rurales pues los
habitantes de los pequeños poblados han optado por salir a las grandes ciudades
en busca de mejor calidad de vida.

Con todo, los mercados se han expandido y se ha buscado establecer alianzas


que generen beneficios directos a la industria y a los venezolanos, quienes a fin
de cuentas, son los grandes dueños de la riqueza nacional.

Petróleo crudo
Ilustración de Kees Versaik, 1997. Colección Videodacta

• Usos indígenas
• Referencias en los cronistas de Indias
• Interés oficial por su comercialización. Siglo XVI
• Referencias en las relaciones de los viajeros del siglo XIX
• Estudios y previsiones para su explotación en el período
republicano
• Primeras concesiones. Siglo XIX
• Petrolia: primera compañía petrolera venezolana
• Base legal de las primeras concesiones hasta 1918
• Evolución de la actividad extractiva (1919-1936)
• Consolidación de la industria (1936-1949)
• Auge de la exploración de yacimientos (1951-1958)
• El proceso de nacionalización (1959-1974)
• Desarrollo de la industria petrolera nacional (1976-1995)

Antes del descubrimiento, los indígenas usaron discretamente el petróleo


crudo que se les ofrecía en las numerosas manifestaciones superficiales
que existen en todo el territorio al norte del río Orinoco. La palabra mene
fue introducida por ellos en el vocabulario castellano y aún hoy se aplica
a los rezumaderos; usaron el petróleo crudo como impermeabilizador,
mortero, iluminante y producto medicinal; como el calor del sol tropical
reblandecía la superficie de los menes, algunas muy extensas, en esas
trampas naturales cazaron los animales que se atrevieron al peligro. En
algunas regiones, los indígenas extendían mantas sobre las películas
iridiscentes que se formaban en la superficie de arroyos y ríos, y una vez
impregnadas las exprimían para recoger las fracciones livianas del aceite.
Los menes fueron después objeto de la admiración de los
conquistadores; de los indígenas aprendieron a usar la sustancia para
calafatear naos, preparar sus armas e iluminar. Los bucaneros franceses
e ingleses que asolaron el mar Caribe contra la Corona española,
repararon sus buques con el petróleo crudo y el asfalto natural de los
menes que bordean el lago de Maracaibo. La primera referencia en la
literatura universal al petróleo crudo venezolano es de septiembre de
1535 y apareció en la Historia natural y general de las Indias, islas y Tierra
Firme del Mar Océano por el primer cronista del Nuevo Mundo capitán
Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés. La información no autenticada de
Oviedo se refirió a la existencia de un manadero en la punta oeste de la
isla de Cubagua, del cual brota «un licor como aceite junto a la mar en
tanta manera que corre por ella encima del agua haciendo señal más de 2
ó 3 leguas de la isla, y aún da olor de sí este licor»; la referencia
terminaba, con la declaración que «...algunos de los que lo han visto
dicen ser llamado por los naturales Stercus demonis y que es utilísimo en
medicina...» La segunda edición de la obra de Oviedo y Valdés, de 1547 en
Salamanca, repitió exactamente el texto original. Esto mismo hacen con
posterioridad los historiadores de Indias López de Gómara (1552,
Zaragoza), Castellanos (1589, Madrid), Herrera (1601, Madrid) y Gumilla
(1741, Madrid), como también Ramusio (Raccolta, 1556, Venecia) y
Purchas (Peregrinajes, 1625, Londres). Mención exacta sobre el petróleo
en la cuenca de Maracaibo hizo Oviedo y Valdés en la segunda parte de
su Historia (1540, Sevilla). El 15 de junio de 1579 los alcaldes Gaspar de
Párraga y Rodrigo de Argüelles informaron sobre un rezumadero notable
de petróleo crudo cerca de Nueva Zamora (Maracaibo). El 3 de septiembre
de 1536, la Reina de España había ordenado desde Valladolid que en
todos los navíos que partieran de Cubagua debía enviársele «del aceite
petróleo», para aliviar la gota de su hijo Carlos V. El primer cargamento
comprobado documentalmente zarpó el 30 de abril de 1539; el 31 de
octubre, la barrica salió de la Casa de Contratación de Sevilla para
Madrid, bajo la custodia de un arriero. Esto sería la primera exportación
de petróleo crudo venezolano. El 17 de diciembre de 1551, por
declaración real, se estableció que, al igual que los españoles, los
indígenas podían descubrir y trabajar minas, pero las Ordenanzas de
Valladolid de Felipe II (1559) anularon esos derechos, incorporando las
minas al patrimonio real. Todo lo concerniente a minería fue refundido por
Felipe II en las Ordenanzas de San Lorenzo del 22 de agosto de 1584; las
Leyes de Indias (1602) autorizaron a los gobernadores a aplicarlas en
todas las colonias. El 18 de mayo de 1680, Carlos II en la Recopilación de
Indias incluyó referencias a todas las disposiciones anteriores y las
mandó aplicar en América. El 28 de mayo de 1783, Carlos III dictó en
Aranjuez las Ordenanzas de minería para la Nueva España, cuya
disposición 22 del título sexto especificó «Jugos de la tierra». Estas
ordenanzas se aplicaron a la Intendencia de Venezuela el 27 de abril de
1784 por real resolución y real cédula.

En los primeros años del siglo XIX, 4 naturalistas europeos visitaron


Venezuela, y en sus relaciones de viaje se refirieron de diferentes
maneras al petróleo venezolano. Alejandro de Humboldt (quien había
llegado el 16 de julio de 1799 con Aimé Bonpland a Cumaná) relacionó las
ocurrencias de hidrocarburos con las causas que producen terremotos y
erupciones de lava en la parte septentrional de la América del Sur;
Humboldt describió las maneras utilizadas por los nativos que viven
cerca de los rezumaderos para aprovechar la brea y el asfalto, y preparó
la primera lista de depósitos naturales de asfalto y fuentes termales en la
zona costera que se extiende desde Trinidad hasta Maracaibo. François
Depons (1806) mencionó unos rezumaderos de petróleo al noreste del
lago de Maracaibo, cercanos a una localidad que erróneamente llamó
Mena y llegó a la curiosa conclusión de que los vapores que allí se emiten
son la causa del relámpago del Catatumbo (que llamó «linterna de
Maracaibo»). Otro francés, J.J. Dauxion Lavaysse, se refirió brevemente
(1813) a rezumaderos de petróleo que observó cerca de Cumaná y
Barcelona en sus recorridos por Venezuela (c. 1805 y 1807-1808). En 1825,
muestras de petróleo liviano de un rezumadero ubicado entre Escuque y
Betijoque fueron enviadas al Reino Unido, Francia y Estados Unidos; el
producto se llamó «colombio» y se vendió comercialmente en la región
por algunos años. El 24 de octubre de 1829, el Libertador dictó en Quito el
Reglamento sobre Minas reiterando la propiedad nacional sobre «las
minas de cualquier clase», de acuerdo con las condiciones expresadas en
las leyes y en las Ordenanzas de 1783. El Congreso de la República
ratificó el decreto de Bolívar el 29 de abril de 1830 y aceptó su
aplicabilidad a la nueva República. El 3 de octubre de 1839, José María
Vargas informó por carta al secretario de Estado del Despacho de
Hacienda y Relaciones Exteriores sobre los análisis que hizo a una
muestra de petróleo que le enviaron del sitio de Pedernales, cantón del
Bajo Orinoco; Vargas se refirió en general a la existencia de
hidrocarburos en territorio venezolano y al hecho que ya tenía «...una
botella de este petróleo sacado en la provincia de Trujillo...»; con
extraordinaria visión, propuso que «...convendría mucho excitar al señor
Gobernador de Guayana...» a que continuara las investigaciones para
determinar la extensión, forma y profundidad del depósito, «atreviéndose
a opinar» que el Estado podría «arrendar» la explotación de la mina. Los
naturalistas alemanes dominaron el impulso al conocimiento del petróleo
venezolano, con sus minuciosas y exactas descripciones geográficas y
geológicas, durante la segunda mitad del siglo XIX. Hermann Karsten
publicó (1850) el primer sumario de la geología de Venezuela central y
oriental, en el Boletín de la Sociedad Geológica Alemana; al año siguiente,
informó sobre un rezumadero de petróleo ubicado entre Escuque y
Betijoque y desde Barranquilla (1852) sobre los abundantes rezumaderos
de petróleo en muchos sitios por todo el derredor del lago de Maracaibo.
Durante el mismo año, L. von Buch publicó en la Revista de la Sociedad
Geológica de Berlín el primer fósil venezolano que apareció en efigie en la
literatura universal, el Ammonites tocuyensis. En su informe ante la
Sociedad Geológica de Londres el 24 de octubre de 1860, G.P. Wall se
refirió a depósitos de brea muy extendidos en la provincia de Maturín «...y
en cantidades aún mayores cerca del Golfo de Maracaybo, así como a los
volcanes de barro cercanos a Maturín...»; en el mapa que acompañó el
informe, vigente hoy en día, Wall mostró las ubicaciones
correspondientes. Contribuyeron decididamente al conocimiento de la
riqueza en petróleo crudo del subsuelo venezolano Arístides Rojas en La
Opinión Nacional (1869) y en un libro sobre la geografía de Venezuela
(1870), e informes en el Boletín del Ministerio de Fomento (1873), los
trabajos de Adolfo Ernst, Miguel Tejera en su libro Venezuela pintoresca e
ilustrada (1875, París), el ingeniero y general Wenceslao Briceño-Méndez
Camejo, Wilhelm Sievers en lúcidos informes, Ch. Bullman, E. Fortin, H.
Eggers y C. Richardson.
Entre tanto, se dieron las primeras concesiones de asfalto y el 24 de
agosto de 1865 la primera de petróleo crudo. Jorge Sutherland, «general
en jefe de los Ejércitos de la Unión y presidente constitucional del estado
soberano del Zulia», celebró contrato con el ciudadano norteamericano
Camilo Ferrand por el cual concedió «...el derecho y privilegio exclusivo
en el estado Zulia de taladrar, sacar y exportar petróleo o nafta, o bajo
cualquier otra denominación que se conozca el aceite que exista en la
tierra por el término de 10 años en razón de ser esta una industria
desconocida en el país, pudiendo aumentar este lapso, si así conviniere a
los intereses de ambas partes...»; Ferrand perdió el privilegio antes de un
año por no haber podido cumplir con sus compromisos de trabajo. El 2 de
febrero de 1866, la Asamblea Legislativa del estado de Nueva Andalucía
(hoy Sucre y Monagas) otorgó una concesión a Manuel Olavarría para
explotar petróleo en todo el estado por 20 años y el 19 de diciembre de
1866, la Asamblea Constitucional del estado Trujillo otorgó a Pascual
Casanova una concesión petrolera por 20 años, para la explotación de
«las minas» del cantón de Escuque, mediante el canon de arrendamiento
de 20 pesos anuales. El 3 de septiembre de 1878, Manuel Antonio Pulido
obtuvo del gobierno del Gran Estado de los Andes los derechos
exclusivos para explotar «un globo de terreno mineralizado» de 100 ha, a
15 km al suroeste de San Cristóbal; la concesión se denominó Cien Minas
de Asfalto; el 12 de octubre, Pulido y J.A. Baldó, Ramón M. Maldonado,
Carlos González Bona, José G. Villafañe hijo y Pedro Rafael Rincones,
registraron el contrato de sociedad que estableció la primera compañía
petrolera, Petrolia. Antes de un año, Rincones viajó a Pensilvania para
estudiar la industria petrolera y comprar equipo; el taladro de perforación
a percusión llegó a La Alquitrana, el campo explotado por Petrolia,
después de meses de trabajoso traslado; durante abril de 1883, Petrolia
completó Eureka, su primer pozo productor. En total, Petrolia completó 14
pozos, de los cuales por lo menos la mitad resultaron productores; al
propio tiempo, construyó en La Alquitrana una primitiva unidad de
destilación de unos 2.000 litros diarios de capacidad. Petrolia fue la
primera compañía que explotó el petróleo venezolano; hoy la llamaríamos
una empresa integrada: exploró, perforó, refinó y vendió sus productos
en el mercado local, incluso «exportó» kerosene y otros derivados a
Cúcuta y regiones vecinas. Petrolia entrenó su personal, enviándolos al
exterior (en Estado Unidos, la industria petrolera apenas llegaba al cuarto
de siglo). Fue una empresa netamente nacional y, dentro de la tecnología
de la época, exitosa en sus operaciones. Después de la constitución de
Petrolia, el ritmo del otorgamiento de concesiones se fue incrementando
paulatinamente. En 1884, Sixto González recibió títulos para explotar
petróleo y otros minerales en Guárico; Manuel Cadenas Delgado para
petróleo y ozoquerita en Betijoque y Escuque; Manuel Hernández López
para los asfaltos y petróleos que existan en la península de Paraguaná;
José Andrade para petróleo y asfalto en Zulia, y Cristóforo Dacovich para
explotar y refinar petróleo en Falcón y los Andes. El 20 de enero de 1888,
el ministro de Fomento contrató con Aníbal Domínici el derecho exclusivo
de explotar y refinar petróleo en el territorio nacional. Graham Co. de
Trinidad (1890) completó varios pozos poco profundos en La Brea, cerca
de Pedernales, que produjeron petróleo pesado; se construyó una
pequeña refinería, pero antes del nuevo siglo se abandonó el proyecto.
Las actividades, como es natural, se concentraron primero en el
desarrollo y comercialización de los grandes depósitos de asfalto. La
compañía inglesa Val de Travers comenzó a explotar en 1900 los
yacimientos del área de Pedernales y la New York and Bermudez el lago
de Guanoco en 1901.

El presidente Cipriano Castro promulgó, el 14 de agosto de 1905, el


Régimen de la Ley de Minas, instrumento jurídico de trascendencia, pues
constituirá la base legal de las primeras concesiones realmente
importantes para la evolución de la industria petrolera; no obstante, la
Ley de Minas de 1905 solamente se refirió a «las minas de asfalto, nafta,
petróleo, betún, ozoquerita o cera mineral» en 3 artículos de la sección
XIV; se estableció en ellos un impuesto anual de Bs. 2 por ha de
superficie de la concesión, más una regalía de Bs. 4 por tonelada
exportada; la duración de los derechos fue por un lapso de 50 años y la
explotación debía comenzar dentro de los 4 años siguientes al
otorgamiento del título; el reglamento de la ley se dictó el 23 de febrero de
1906. En 1907 comenzó el ciclo de otorgamiento de concesiones que con
el correr de los años, y por causa de los ricos yacimientos petrolíferos
que contenían, se harían notables dentro del recuento histórico de la
industria. El 31 de enero, Andrés Jorge Vigas recibió una concesión en el
área de Río de Oro, posteriormente traspasada a la Colon Development
(Shell); el 28 de febrero, Antonio Aranguren recibió 1.000.000 ha para
explotar asfalto en los distritos Bolívar y Maracaibo del estado Zulia,
extendida a yacimientos petrolíferos el 18 de junio de 1912; el 18 de
marzo, a Francisco Jiménez Arráiz se le otorgó una concesión de 500.000
ha en los distritos Acosta y Zamora del estado Falcón y Silva del estado
Lara, modificada el 3 de julio para incluir la exploración de petróleo; y el
22 de julio, el general Bernabé Planas recibió 1.000.000 ha para explotar
petróleo, asfalto y otras sustancias en el distrito Buchivacoa del estado
Falcón. El 10 de diciembre de 1910, se otorgó una concesión a John Allen
Tregelles y N.G. Burch, que contenía una provisión según la cual, por
primera vez, se promovió la refinación en el país del petróleo producido,
así como una estipulación que permitía la expropiación de las áreas
necesarias para los trabajos de explotación. A pesar de que en julio de
1911 la Venezuela Oil Fields Exploration completó un pozo de 100 m de
profundidad en Manicuare, cerca de Cumaná, la concesión Tregelles
revertió a la Nación al final de los 2 años del período exploratorio, el 10 de
diciembre de 1911, pero el 2 de enero de 1912, Rafael Max Valladares
recibió prácticamente los mismos 27.000.000 ha; al día siguiente,
Valladares pidió permiso al ministro de Fomento para traspasar su
concesión y, el 4 de enero, ya estaba transferida a la Caribbean Petroleum
(Shell). En septiembre de 1911, el geólogo Ralph Arnold comenzó, junto
con sus asociados, lo que ellos mismos con justeza han llamado «la
primera gran cacería» por el petróleo venezolano; durante un año de
intenso trabajo, recorriendo gran parte del país en condiciones realmente
difíciles, los investigadores completaron la primera visión de conjunto
armónica de la geología de Venezuela; para el 27 de noviembre de 1912, la
Caribbean recibió en sus oficinas el informe preliminar, donde se
recomendó la selección de 87 lotes de 500 ha en lo que es hoy zona
petrolera de Monagas, Anzoátegui, Falcón y Zulia, así como otros en
Sucre, Nueva Esparta y Trujillo; en particular, Arnold propuso la
perforación inmediata del pozo Zumaque, cerca de Mene Grande. A la
expiración del período exploratorio de la concesión de la Caribbean, por
recomendaciones de Arnold, la compañía pidió 1.028 lotes de explotación
con una superficie total de 512.000 ha, principalmente alrededor de los
prominentes rezumaderos de petróleo. El 15 de agosto de 1913 la New
York and Bermudez descubrió el campo Guanoco, con la exitosa
completación del pozo Bababui. El 15 de abril de 1914, la Caribbean, con
el segundo descubrimiento, hizo avanzar con firmeza a Venezuela al
panorama de la industria internacional del petróleo; Zumaque 1, ahora
MG-1, descubrió el campo gigantesco de Mene Grande, 120 km al sureste
de Maracaibo. Entre 1914 y 1916, se descubrieron pequeñas
acumulaciones en Totumo, Río de Oro y Tarra. En enero de 1917 entraron
en operación 2 líneas paralelas de 15 km de longitud y 20 cm de diámetro
del campo de Mene Grande al terminal de San Lorenzo, sobre la ribera
oriental del lago de Maracaibo; las primeras operaciones de la refinería,
una de las más modernas de su época, se realizaron el 17 de agosto; la
primera exportación de petróleo desde el terminal de San Lorenzo fue en
septiembre. El 13 de diciembre de 1917, sin poder darse cuenta que se
estaba descubriendo uno de los depósitos de petróleo crudo más
grandes del mundo, la Venezuelan Oil Concessions (Shell) completó
exitosamente el pozo exploratorio Santa Bárbara 1, ahora R-2. El 27 de
junio de 1918 se promulgó la duodécima y última Ley de Minas aplicable a
la industria petrolera; se declaró que el otorgamiento de una nueva
concesión no confiere la propiedad de los depósitos que se descubrieran,
sino solamente el derecho a explotar las sustancias; 4 artículos trataron
con exclusividad del petróleo, incorporando las ideas del ministro
Gumersindo Torres; por primera vez se hizo referencia a medidas de
conservación de los yacimientos descubiertos. El año cerró con algo
extraordinario: el petróleo apareció en las estadísticas de exportación de
Venezuela con 21.194 tm, avaluadas en Bs. 900.000.

Para 1919 y particularmente durante 1920, la rivalidad entre los intereses


petroleros británicos y los norteamericanos se agudizó, culminando
cuando se logró con el acuerdo de San Remo (abril 1920) la división entre
Gran Bretaña y Francia de los territorios árabes de Levante; Estados
Unidos había quedado excluido de las conversaciones. Las compañías
norteamericanas que buscaban derechos petrolíferos en Venezuela
recibieron todo el apoyo de la administración del presidente Woodrow
Wilson. Los precios del petróleo crudo, en 1920, triplicaron los de 1913.
La Legación de Estados Unidos en Caracas ofreció toda la ayuda posible
a los petroleros norteamericanos. En medio de la intensa competencia
entre tan poderosos intereses financieros, el ministro Torres logró que el
Congreso Nacional aprobase, el 19 de junio de 1920, la primera ley sobre
hidrocarburos, que aumentó las rentas superficiales, permitió a los
propietarios particulares obtener concesiones en sus tierras, disminuyó
el tamaño de las concesiones, incrementó el área de reservas nacionales,
redujo grandemente la lista de artículos de libre importación y consagró
el principio de reversión de las instalaciones industriales al Estado, al
final del término de la duración de la concesión. Para el 31 de diciembre
de 1920, desde 1878, se contaron en Venezuela, propiamente
documentados, 1.312 contratos de concesión para explotación y
desarrollo de campos petroleros, 835 de los cuales referidos al estado
Zulia. Con todo ello, apenas 7 campos petroleros (8 contando La
Alquitrana) habían sido descubiertos, 6 en la cuenca de Maracaibo, y
Guanoco en la de Maturín. Es decir, las actividades petroleras
propiamente dichas marchaban adelante sin espectacularidad, a la
medida que el subsuelo respondía cada vez con más promesas; las
compañías esperaban un instrumento legal más propicio para un
desarrollo más acelerado de la industria. El 2 de junio de 1921, el
Congreso Nacional promulgó una nueva Ley de Hidrocarburos, que
revertió los términos de la de 1920. La actividad petrolera se intensificó
significativamente, comenzando las maniobras de las concesionarias ante
Juan Vicente Gómez para ganar o consolidar posiciones. La Ley de
Hidrocarburos del 9 de junio de 1922 liberalizó aún más el régimen
concesionario. El 14 de diciembre de 1922 el pozo Los Barrosos núm. 2,
cerca de Cabimas en la costa oriental del lago de Maracaibo, reventó
violentamente desde una profundidad de 500 m, fluyendo sin control a
razón de 16.000 m3 diarios. Cuando se desmoronaron las paredes y se
sellaron las arenas petrolíferas el 23 de diciembre, el mundo había
recibido el impacto de la revelación de una riqueza extraordinaria.
Inevitablemente, con la entrada apresurada de muchos nuevos grupos
internacionales interesados, se suscitó una etapa de desenfreno para
adquirir tierras, títulos y posición, de la manera más expedita. El 22 de
junio de 1923, se estableció en Caracas una Compañía Venezolana del
Petróleo para la disposición de las reservas nacionales. Por contraste, el
25 de julio comenzó la perforación del primer pozo dentro del propio lago
de Maracaibo, un kilómetro al este de Los Barrosos 2, a 2 m de la ribera y
en aguas de un metro de profundidad. La apatía aparente para la compra
de concesiones por traspaso logró superarse cuando el propio Gómez
alentó los intereses de un grupo financiero alemán, dirigido por Hugo
Stinnes, en el intento de compra de una cuarta parte de la Compañía del
Petróleo; la iniciativa de las 5 filiales operadoras de la Standard Oil
(Nueva Jersey) provocó la sucesiva entrada de los más variados grupos
norteamericanos, con lo que se quebró el predominio monopólico de las
empresas inglesas; durante junio de 1924, se exportó el primer
cargamento de petróleo crudo de una compañía de Estados Unidos.
Durante 1925, se experimentó en las sabanas del oriente del país un
método novísimo de levantamiento gravimétrico por medio de la balanza
de torsión; comenzaron a publicarse informes sobre la geología petrolera
del norte de Venezuela, la correlación de las formaciones del subsuelo y
el desarrollo de los campos, culminando con el libro de Ralph Liddle en
1928. El 3 de junio de ese año, nadie pareció oír la primera queja de los
habitantes de La Cañada, al sur de Maracaibo, por la contaminación con
petróleo de las aguas del lago. El área de Ambrosio del campo costanero
de Bolívar, al norte de La Rosa, se abrió con la terminación del pozo
Rodríguez núm. 2, mientras los reventones e incendios seguían en La
Rosa o el Mene de Mauroa. En julio, a pesar de no contar con sindicatos
ni organización formal, un margariteño fogonero de la Venezuelan Oil
Concessions dirigió una huelga tan singular que Gómez se vio obligado a
enviar tropas para restablecer la paz, lograr la unión y hacer volver al
trabajo. Después de 15 años de esfuerzo exploratorio en la cuenca de
Maturín y la pobre recompensa de un campo que producía un crudo tan
pesado que parecía mejor minar sustancia similar del lago de Guanoco, el
1 de junio de 1928 el pozo exploratorio Moneb núm. 1 descubrió una
inmensa acumulación en el piedemonte de la cordillera oriental, cerca de
Quiriquire. El centro de gravedad de la industria no se movió por
supuesto de la región circundante al lago de Maracaibo, pero el hallazgo
definitivamente imponía nuevas perspectivas para el futuro. En el lapso
de pocos meses, se promulgó una ley de vigilancia para impedir la
contaminación de las aguas por el petróleo, se sancionó una reforma
menor a la Ley de Hidrocarburos, se promulgó la primera Ley del Trabajo
y se comenzó a montar los pozos del lago sobre fundaciones de madera y
concreto en profundidades de hasta 15 m. El 5 de marzo de 1929, se
corrió en un pozo del área de La Rosa del campo costanero de Bolívar, el
primer perfil eléctrico hecho en el país. El 16 de septiembre de 1929,
Gumersindo Torres volvió a encargarse del Ministerio de Fomento. A
pesar de los obstáculos de la propia Ley de Hidrocarburos, se impuso
lentamente un régimen de control y supervisión de las operaciones
petroleras, desde la exploración hasta la exportación. No obstante la
incidencia desfavorable de los acontecimientos del mercado mundial,
durante el año 1930 se logró dar un vuelco definitivo a la situación, con
medidas tan disímiles como la determinación de las ventajas especiales
para la Nación en materia de impuestos, el espaciamiento entre los pozos
o la atención médica en los hospitales de las compañías. El 16 de julio el
ministro Torres creó el Servicio Técnico de Hidrocarburos, el 7 de agosto
se promulgó el Reglamento de la Ley de Hidrocarburos y el 24 de
noviembre se decidió el envío de los primeros ingenieros venezolanos
que estudiarían en el exterior la teoría y la práctica de las operaciones
petroleras. En 1931, se descubrió el campo de Cumarebo y se perforó el
primer pozo en la cuenca de Barinas. El 1 de junio de 1932, la producción
acumulada de petróleo crudo sobrepasó los 100.000.000 de m3. Durante
el año 1933, se registró el comienzo de operaciones petroleras más allá
de la producción simple, mediante operaciones de inyección de gas
natural a los yacimientos, para el mantenimiento de las presiones,
mientras que se hizo notoria la influencia local de cualquier medida
gubernamental del tipo de restricciones voluntarias de las importaciones
en el principal mercado, Estados Unidos. El 7 de enero de 1936, se
completó La Canoa núm. 1, primer pozo perforado a través de una faja
extensa de acumulaciones de petróleo crudo extrapesado y bitumen
natural al norte del río Orinoco.

La industria petrolera se desarrolló firmemente durante los años que


siguieron a la muerte del general Gómez, destacándose la actuación de
Néstor Luis Pérez en el Ministerio de Fomento. En diciembre de 1936
estalló una huelga de obreros petroleros, que se terminó por decreto del
presidente Eleazar López Contreras del 22 de enero de 1937. El 15 de
febrero se abrió en Caracas el I Congreso Geológico Venezolano. El 15 de
septiembre de 1936, el pozo TT-1 descubrió el grupo campos de
Temblador; el 7 de noviembre de 1936, Santa Ana 1 descubrió el grupo
campos de Anaco y el 14 de abril de 1937, Merey 1 descubrió el grupo de
campos de Oficina; el 13 de octubre de 1938, se logró el hallazgo del
primer campo en el grupo de Jusepín. En 1936, nació la población de El
Tigre (Edo. Anzoátegui) y el 9 de julio de 1939, la de Ciudad Ojeda (Edo.
Zulia). El 27 de agosto de 1938 el presidente Eleazar López Contreras
inauguró el Instituto de Geología. Durante 1939, la palinología (polen y
esporas) se usó por primera vez en la exploración petrolera, se descubrió
prolífica producción en los sedimentos más profundos del Eoceno en el
campo costanero de Bolívar (7.10.1939) y se comenzó el estudio para la
instalación de una refinería nacional cerca de Barcelona. La Segunda
Guerra Mundial causó problemas en las operaciones y una disminución
de la producción; de todas maneras, el presidente Isaías Medina Angarita
promovió la promulgación el 13 de marzo de 1943 de una ley de
hidrocarburos moderna y adecuada, que al final resultó en un acuerdo
mutuamente beneficioso: el Gobierno recibió una participación fiscal
notablemente incrementada a cambio de asegurar 40 años adicionales de
duración a las concesiones y de otorgar extensas áreas nuevas; Medina
estableció la Administración General del Impuesto sobre la Renta
(16.3.1943). El 3 de mayo de 1944, con la terminación del exploratorio de
yacimientos más profundos P-62, se descubrió en el campo La Paz la
potencialidad productiva de las rocas del cretáceo; en octubre comenzó a
funcionar la Escuela de Ingeniería de Petróleos de la Universidad Central
de Venezuela; al cerrarse el ciclo concesionario, se incrementó en
6.500.000 ha la superficie entregada. El 31 de diciembre de 1945, la Junta
Revolucionaria de Gobierno decretó un impuesto extraordinario sobre los
beneficios de las compañías petroleras. El petróleo dejó de ser actividad
de campo y operación prohibida. El 14 de junio de 1946 se firmó el primer
contrato colectivo entre los sindicatos y las compañías concesionarias. El
26 de junio de 1947 el ministro Juan Pablo Pérez Alfonso ofreció
directamente el petróleo crudo de las regalías en el mercado
internacional. De abril de 1947 a noviembre de 1948, el Ejecutivo firmó los
convenios para construir refinerías en Amuay, Cardón, Bajo Grande,
Puerto La Cruz y El Chaure. San Silvestre núm. 2 descubrió el primer
campo de la cuenca de Barinas (1.2.1948), mientras que Curazaíto 2 pasó
por primera vez los 5.000 m de profundidad (julio 1948). El 12 de
noviembre de 1948 el presidente Rómulo Gallegos puso el ejecútese a la
nueva ley de impuesto sobre la renta con la cual se introdujo el principio
llamado del 50-50, (fifty-fifty) que en poco tiempo alcanzaría la adopción
universal; a los 12 días, un golpe de Estado militar derrocó a Gallegos.
Las refinerías contratadas comenzaron a entrar en operación (Cardón,
1.2.1949); la actividad exploratoria se incrementó gradualmente, mientras
que la junta gobernante intentó terminar con las influencias políticas
dentro de los sindicatos de trabajadores petroleros; por primera vez se
planteó en el país la inconveniencia del desarrollo del Medio Oriente en
detrimento de la industria local (junio 1949); el resultado positivo fue el
envío de una misión de alto nivel al Levante (septiembre de 1949).
Durante el período 1951-1958 se descubrieron casi 150 campos nuevos,
23 el año 1953, por lo que se le ha llamado la etapa de oro de la
exploración. El 24 de julio de 1952, la Creole publicó la primera cotización
pública de los crudos venezolanos; durante 1954, en la Shell se acuñó el
vocablo «venezolanización»; se estableció, el 14 de febrero de 1955, la
Sociedad Venezolana de Geólogos; y el 29 de junio de 1956, se creó el
Instituto Venezolano de la Petroquímica. El 16 de junio de 1956, el
gobierno del general Marcos Pérez Jiménez abrió el último ciclo de
otorgamiento de concesiones, por más de 800.000 ha; el primer
descubrimiento gigantesco con el pozo Lama 1, se logró aún antes de la
fecha de cierre de la operación (14.10.1957); por lo menos la cuarta parte
de todos los recursos de petróleo crudo de la cuenca de Maracaibo se
entregó a los nuevos concesionarios; durante el año 1957 se descubrió
más petróleo y se completaron más pozos (1.739) que en ningún otro. En
julio se graduó la primera promoción de la Escuela de Ingeniería de la
Universidad del Zulia. La Creole completó el pozo Salto 11 como un
pequeño productor a tiempo que triunfaba el movimiento popular del 23
de enero de 1958. Por decreto del presidente provisional Edgar Sanabria,
el 19 de diciembre se incrementó al 66% la participación del Estado en las
utilidades de la industria.

El presidente Rómulo Betancourt y su ministro de Minas e Hidrocarburos


Juan Pablo Pérez Alfonzo retomaron en febrero de 1959 la
implementación de la política petrolera delineada durante el mandato de
la Junta Revolucionaria de 1945. El principio de «no más concesiones»
quedó restaurado; el 8 de abril se estableció la Comisión Coordinadora
para la Conservación y el Comercio de los Hidrocarburos; el 20 de abril,
en El Cairo, culminaron las consultas secretas con delegados de países
árabes y del Irán; el 13 de mayo, se le explicó al Gobierno de Estados
Unidos la posición venezolana ante el trato discriminatorio del programa
obligatorio de importaciones; en octubre, Antonio Martín Araujo asumió
en Egipto la primera embajada petrolera; cuando terminó el año 1959, la
producción acumulada de petróleo sobrepasó los 2.000.000.000 m3. A los
3 meses y medio del año 1960, el 19 de abril, para que coincidiera con una
festividad patria, el decreto presidencial 266 estableció la Corporación
Venezolana del Petróleo; 3 meses y medio antes del final del año, con los
otros 4 países exportadores mayores del mundo, Venezuela fue artífice de
la conferencia internacional que creó la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP) para la unificación de las políticas
petroleras de los países miembros; en la II Conferencia de la OPEP en
Caracas, el 21 de enero de 1961, se aprobaron los estatutos y se fijó la
política respecto a los precios del petróleo en el mercado internacional. El
29 de junio de 1961 terminó en Maracay la primera reunión entre las
empresas estatales de América Latina y el 3 de julio la CVP completó
exitosamente su primer pozo. La Escuela de Ingeniería de Petróleo de la
Universidad de Oriente se abrió en Jusepín en octubre de 1961. Con
particular cuidado se examinó el régimen fiscal en vigencia. Por decreto
del 3 de noviembre de 1964, la CVP recibió la asignación de la tercera
parte del mercado doméstico de productos derivados. La compañía de
servicios petroleros Mito Juan se constituyó mediante suscripción
pública el 26 de noviembre de 1965; el 1 de abril de 1966, el ingeniero Luis
Alcalá Sucre asumió la presidencia de la Mene Grande, primer venezolano
en ocupar esa posición en una concesionaria; el 4 de octubre de 1966, la
Oficina Técnica de Hidrocarburos definió y fijó las normas para estimar
las reservas probadas de petróleo crudo. Los precios de referencia para
cálculo del impuesto sobre la renta pagadero por las petroleras se
acordaron el 6 de octubre de 1966, así como nuevas ratas impositivas y la
transacción de los reclamos pendientes. Para fortalecer la posición de
Venezuela en sus mercados principales, el 28 de julio de 1967 se sancionó
la ley sobre convenios especiales relacionados con la desulfuración de
hidrocarburos. La primera planta, en Cardón (Edo. Falcón), entró en
operación el 15 de diciembre de 1969. La CVP pasó a ser la mayor
distribuidora de productos en el mercado interno el 29 de noviembre de
1968. Durante 1969, se defendió la posición nacional ante el Comité de
Trabajo del Gabinete sobre Control de Importaciones de Petróleo, de
Estados Unidos. El 17 de diciembre de 1970, el Congreso promulgó una
ley que autorizó al Ejecutivo la fijación unilateral de los valores de
exportación del petróleo, lo cual se hará por primera vez el 8 de marzo de
1971. Al cabo de varios años de estudios y debates, la CVP firmó el 29 de
julio de 1971 contratos de servicio por riesgo exploratorio, para adelantar
esquemas sustitutivos de las concesiones; sin embargo, al terminar la
prospección el año 1974, sólo se había descubierto un campo no
comercial de condensado. El 12 de septiembre de 1972, la CVP con el
pozo exploratorio 23 Miranda 2X logró el primer descubrimiento en la
plataforma continental del Caribe (cuenca de la Ensenada de La Vela).

Durante 1973, como resultado de acciones definidas de la OPEP, los


precios del petróleo crudo se triplicaron. La Organización
Latinoamericana de Energía (OLADE), propuesta por Venezuela, se
constituyó formalmente en Lima, el 2 de noviembre de 1973. El interés
mundial por la explotación inmediata de los depósitos de petróleo crudo
de peso específico pesado y extrapesado y de bitumen natural en la
región sur de la cuenca de Maturín, designada «faja petrolífera» y por otra
parte, la inminencia de finalizar en pocos años el término de la duración
de las concesiones, provocó recelos, debates y análisis, de forma
incesante; a medida que se acercaba el año 1983, el sentimiento de una
nacionalización inmediata se generalizó e hizo urgente, mientras la
oposición al proceso por parte de las concesionarias se hizo más cerrada
y militante; así se conformó una unidad de criterio en cuanto a la
conveniencia y necesidad de declarar «la faja» proyecto nacional de
investigación y de proceder a «nacionalizar» la industria petrolera,
tomando el Estado, de las concesionarias, la dirección y el control de las
operaciones. El Congreso Nacional había aprobado el 30 de julio de 1971
la Ley de Bienes Afectos a Reversión en las Concesiones de
Hidrocarburos y el 26 de agosto, la ley que, por intermedio de la CVP,
reservó al Estado la industria de gas natural. De particular importancia al
desarrollo de los acontecimientos fue el decreto presidencial 382 del 17
de diciembre de 1971, que estableció la obligatoriedad a las
concesionarias de presentar al Ejecutivo sus programas anuales de
inversión. El 20 de diciembre de 1972 el Congreso sancionó la ley que
estableció un fondo destinado a la investigación en materia de
hidrocarburos y formación de personal técnico para la industria de dichas
sustancias. Durante 1973 se constituyó el Instituto de Investigaciones
Petroleras de la Universidad del Zulia y el 7 de febrero de 1974, se instaló
el Consejo de Administración del Instituto de Investigaciones Petroleras y
Petroquímicas. El 2 de enero de 1974, el Ministerio de Minas e
Hidrocarburos dispuso que la Creole restituyera a la Nación, sin pago de
indemnización, las áreas productoras Mulata y Jusepín. La reserva al
Estado de la industria y el comercio de los hidrocarburos, mediante la
cancelación de los derechos concesionarios otorgados, como adelanto a
la reversión convenida en 1943, se consideró inevitable, de manera tal
que se preservase la continuidad operativa y no se causaran trastornos al
desarrollo de las actividades petroleras ni a la vulnerable economía del
país. Ante el claro consenso político, el 22 de marzo de 1974 quedó
nombrada la comisión para estudiar y analizar las alternativas de la
reversión adelantada; conforme lo previsto, el grupo concluyó sus tareas
el 23 de diciembre, entregando al presidente Carlos Andrés Pérez el
informe correspondiente, en el cual se propuso la formulación de una
política energética integral, la organización de la administración petrolera
para la industria nacional basándose en
una casa matriz y filiales operadoras, y el
anteproyecto de una ley orgánica para
reservar al Estado la industria y el
comercio de los hidrocarburos. Durante
el primer semestre del año 1975 se
procedió a la discusión de este proyecto,
con ciertas modificaciones propuestas
por el Ejecutivo; la ley orgánica recibió el
ejecútese presidencial el 29 de agosto; el
día siguiente, se constituyó Petróleos de
Venezuela, empresa encargada de la
planificación, coordinación y supervisión
de la industria petrolera nacional; el 29
de octubre las concesionarias aceptaron
las ofertas de indemnización y el 31 de diciembre quedaron canceladas
todas las concesiones y quedó constituido un fondo de garantía al
Estado, al tiempo que el Ministerio del ramo determinó las áreas
geográficas de operación de cada empresa subsidiaria de Petróleos.

En el sitio del Zumaque núm. 1, pozo descubridor del campo Mene


Grande en 1914, el presidente Pérez proclamó la reserva de la industria
petrolera al Estado el 1 de enero de 1976; Petróleos asumió efectivamente
las funciones propias de ella, al adquirir por su valor nominal la totalidad
de las empresas estatales que una a una sustituyeron a las
concesionarias. El 2 de enero, conforme a lo convenido, Petróleos firmó
con la compañía trasnacional matriz de cada antigua concesionaria
convenios de asistencia técnica y de compra-venta de petróleo crudo y
productos. En septiembre de 1976, el directorio de Petróleos aprobó la
coordinación administrativa entre sus 14 subsidiarias, que se reducirían
primero a 5, luego a 4 y finalmente a 3 operadoras (LAGOVEN, MARAVEN
y CORPOVEN). En mayo de 1977, se denunció la incoveniencia de los
acuerdos secretos de apoyo tecnológico; en junio, el mercado nacional
pasó a ser controlado por las subsidiarias de Petróleos; en octubre, se le
confiaron todos los programas de «la faja» y en noviembre, la
Petroquímica pasó a ser otra filial de Petróleos. La caída de los precios
del petróleo y las dificultades de mercadeo, más la imposibilidad de
cumplir los compromisos de la deuda externa, colocaron el país en
situación económica crítica. El 12 de octubre de 1978, LAGOVEN
comenzó la perforación del primer pozo exploratorio en la plataforma
submarina atlántica; CORPOVEN reanudó la búsqueda en la ensenada de
La Vela al mes siguiente y MARAVEN completó, en diciembre, el
levantamiento por la técnica del radar lateral del territorio al norte del
paralelo 6º N, e inició un programa de 3 pozos «estériles» en el golfo
Triste. En mayo de 1979, LAGOVEN descubrió una acumulación
gigantesca de gas natural con el pozo Patao núm. 1 en la cuenca de
Margarita del continente venezolano sumergido de la plataforma; en
septiembre, MARAVEN logró el primer hallazgo de petróleo crudo y gas
natural en la cuenca de Cariaco, 30 km al este de la isla Tortuga. Al
vencimiento de los convenios de asistencia tecnológica el 31 de
diciembre de 1979, Petróleos y sus filiales lograron, para los que se
renovaron, términos más razonables y adecuados. Los patrones de
rendimiento de las refinerías de El Palito y Amuay se cambiaron para
permitir el procesamiento de mayor proporción de petróleos crudos
pesados, disminuir el volumen de los productos residuales y obtener más
gasolinas y destilados livianos. Al término del primer programa
exploratorio de la plataforma de la cuenca de Margarita, se determinó la
existencia de una provincia gasífera principal; otros descubrimientos de
interés se lograron en la subcuenca de Colón al sureste de la isla de
Trinidad y en la cuenca de Cariaco. La investigación de «la faja» se cerró
con el año 1983, comprobándose la existencia de un inmenso campo de
petróleo crudo de peso específico pesado y extrapesado, y bitumen
natural, de magnitud insólita: el campo Faja del Orinoco. No obstante las
dificultades de los mercados internacionales y los compromisos dentro
de la OPEP, que impusieron complicados ajustes, se continuó la
normalidad operativa y la progresividad de la acción. El 21 de abril de
1982, con la firma de un contrato principal y 18 convenios suplementarios
con la Veba Oel de Alemania, Petróleos de Venezuela comenzó la política
de internacionalización de sus actividades. Al final de 1983, por primera
vez en 30 años, las operaciones de la industria petroquímica mostraron
un balance financiero positivo. El 13 de julio de 1984, la filial CORPOVEN
descubrió depósitos comerciales de petróleo crudo de peso específico
liviano en la subcuenca de Apure, 3 km al N del río Arauca. El primer
programa de sísmica tridimensional se completó en la cuenca de
Maracaibo en 1984. Petróleos de Venezuela arrendó por 5 años la refinería
de Curazao el 25 de noviembre de 1985. La primera adquisición de la casa
matriz petrolera nacional en Estados Unidos fue la compra de la mitad de
la Citgo Petroleum, el 5 de febrero de 1986; días después, el 14, la filial
operadora LAGOVEN descubrió en la cuenca de Maturín con el pozo
exploratorio El Furrial núm. 1 campos gigantescos profundos de petróleo
crudo de peso específico mediano. Por mandato del Ejecutivo Nacional, el
28 de abril de 1986 Petróleos compró a la Corporación de Desarrollo del
Zulia y el Fondo de Inversiones de Venezuela la empresa CARBOZULIA,
para explotar los potentes mantos de carbón de la formación Paso Diablo
en el valle medio del río Guanare, 70 km al NO de Maracaibo. El 15 de
septiembre de 1986, el gobierno de Jaime Lusinchi convino la transacción
con las anteriores concesionarias, por reparos formulados por el
contralor general. El nuevo combustible orimulsión, emulsión estable del
bitumen natural del campo Faja del Orinoco en agua, utilizable en la
quema directa para la generación eléctrica, comenzó a ser comercializado
mundialmente en 1990. El Ministerio de Energía y Minas solicitó de
Petróleos de Venezuela el 21 de septiembre de 1990 la reactivación de los
campos marginales, mediante convenios operativos con empresas
privadas, y el 18 de julio de 1991 dictó las normas legales de la política de
industrialización de los hidrocarburos. El levantamiento sísmico del área
inexplorada Pantano Oriental de la cuenca de Maturín terminó en 1992.
Durante 1994 y 1995, LAGOVEN y CORPOVEN convinieron con petroleras
de Estados Unidos proyectos similares para desarrollar el petróleo crudo
extrapesado del campo Faja del Orinoco. La CVP fue reactivada el 14 de
julio de 1995 y enero de 1996 contrató 8 bloques que le fueron asignados
por el Ejecutivo, con una superficie total de 1.500 ha, con 14 empresas de
Europa, Estados Unidos y Venezuela, para la exploración a riesgo y
eventual producción bajo el esquema de ganancias compartidas. El 17 de
enero de 1996 la Organización Mundial del Comercio, con sede en
Ginebra (Suiza), dictaminó a favor de Venezuela la demanda incoada
contra Estados Unidos por discriminación a la importación de gasolinas.
Petróleos de Venezuela está considerada la segunda transnacional
petrolera del mundo. Venezuela ha producido, al 31 de diciembre de 1995,
una de cada 8 t de petróleo crudo del mundo, desde que la industria
comenzó hace 135 años. A.R.M.

“Contar la historia del petróleo es contar la historia del país”


Edición: Año 2008/No 40/
Milagros Socorro
En 1911, cuando Venezuela era un país de 2 millones de habitantes y el
paisaje evidenciaba la gran pobreza en que
languidecía el país, llegó un equipo de geólogos norteamericanos encabezados
por Ralph Arnold. Entre 1912 y 1916 estos
hombres se las arreglaron, enfrentando enormes dificultades, para recorrer el
territorio hasta sus regiones más
recónditas. Tenían el cometido de buscar petróleo y no cejarían hasta dar con
él. Mientras avanzan por aquel país sin
caminos, van elaborando informes en los que consignan pistas de lo que van
encontrando. Cada vez están más cerca
de los yacimientos.Esta y otras historias, todas apasionantes, están narradas
en el documental El reventón Los inicios
de la producción petrolera en Venezuela (1883-1943), realizado con guión y
dirección de Carlos Oteyza, quien contó con el
apoyo del laborioso equipo de investigación de Cine Archivo Bolívar Films y la
asesoría de los expertos petroleros Luis
Pacheco y Aníbal Martínez. La producción contó con el patrocinio de la
empresa de ingeniería Otepi, Banesco y las
petroleras Total y Chevron.
El equipo de Bolívar Films comenzó a trabajar en la idea de hacer una película
sobre la industria en 2001. E
inmediatamente se inició la investigación, que se enfiló por la vía de los libros
pero también de las imágenes. Para
conseguir las fotografías que podemos ver en el documental se dirigieron a los
siguientes archivos y coleccionistas
privados: Library Huntington en San Francisco, California; Biblioteca Nacional,
Colección familia Firnhaber, Fundación
Ángel von Jess, Fundación Belloso, Fototeca de Pdvsa, Centro de
Investigación y Documentación Histórica del Zulia,
Fototeca Arturo Lares Baralt, Acervo Histórico del estado Zulia, Colección
Francisco Duarte, Colección Richard Bailey,
Colección Zuloaga-Mosquera, Colección Mario Rodríguez, Museo de Arte
Contemporáneo del Zulia, Colección María
Mirabal, Fundación Andrés Mata, Cadena Capriles, Archivo de Miraflores,
UCAB, Serbiluz Sistema Bibliotecario y de
Información de LUZ, diario Panorama, familia Zingg Aranguren, Fundación
John Boulton, Museo de Bellas Artes y Friends
of Drake Well, Inc.
Pensado para jóvenes
-Este documental &ndash;explica el cineasta Carlos Oteyza- forma parte de
una serie de trabajos fílmicos que venimos
haciendo con base en el abundante material conservado en el archivo de
Bolívar Films. El conjunto tiene en común el
hecho de que aborda personajes y hechos históricos de Venezuela. Y el
público ideal de la serie son los jóvenes,
digamos, de cuarto o quinto año de bachillerato y universitario. Me refiero a
personas inteligentes, de un apreciable
nivel educativo, que tienen alguna noción acerca de los temas tratados en
nuestras películas o están interesados en
tenerla, pero no poseen mayor información acerca del asunto. Desde luego, es
posible que la película sobre Billo Frómeta
haya resultado más interesante o atractiva para el público adulto y que incluso
haya despertado poca curiosidad en el
target que dije antes, pero el caso es que no hablamos al público como si fuera
mayor y estuviera de vuelta de todo,
sino que le hablamos como si fueran muchachos que se inician en la vida
universitaria y no saben cómo fue que
Venezuela se convirtió en un país petrolero y cuáles fueron los inicios de una
industria que ha marcado tan
profundamente la faz del país. Por ese camino, a un experto petrolero o a un
historiador puede parecerle que nuestros
documentales no profundizan hasta el grado de cumplir con sus expectativas
pero para un joven, sin duda ninguna,
están llenos de información.
-¿Cómo es el circuito de distribución de El Reventón?
-Después de su presentación en importantes teatros y auditorios &ndash;como
el Celarg, CorpBanca, teatro Baralt de
Maracaibo, Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez, Ciudad Banesco, Cine
Club de Barquisimeto, IESA, UCAB,
Universidad Metropolitana- vamos a la segunda etapa, que consiste en la
colocación del DVD en distintos puntos de
venta. Una vez que comienza a venderse, se proyecta en colegios, liceos,
universidades, gremios profesionales, sedes
de diversas comunidades&hellip; comienza, pues, su andadura. También es
difundido a través de televisoras
regionales, que no deberían tener derechos, pero bueno&hellip; qué vamos a
hacer. Y también se incluye en la
programación de televisoras nacionales que sí cumplen con los requisitos de
derecho de autor. Lo natural sería que
cualquiera de los documentales que nosotros producimos, y muy
especialmente El Reventón, que narra los inicios del
petróleo en Venezuela en términos tan sencillos, se divulgara a través de un
canal dedicado exclusivamente a poner
documentales, como los hay en muchos países. En esos canales los
documentales son mostrados íntegramente con
independencia de su duración. En Venezuela, en cambio, tenemos que
mocharle pedazos a las películas para que entren
en el tiempo programado por las televisoras para cada espacio. Puede ser un
poco desalentador.
-¿Cuál de las muchas historias posibles del petróleo en Venezuela cuenta El
Reventón?
-Cuando nos dispusimos a iniciar el proyecto de un documental sobre el
petróleo (tema, por cierto, cuya escasa
frecuentación en cine sorprende) no teníamos muy claro cuál sería su
orientación. Eso nos ocurre siempre. El contenido
final es consecuencia de la investigación con que iniciamos cada trabajo. Lo
primero que advertimos fue que una historia
tan compleja y apasionante como la del petróleo en Venezuela no podía ser
contada en un solo documental. Haríamos
tres. El Reventón es la primera entrega de ese conjunto. El segundo irá desde
el año 43 hasta la nacionalización
petrolera. Y el tercero llegará hasta la reapertura. En El Reventón exponemos
la historia de la industria petrolera y su
http://www.revistamene.com/nuevo Potenciado por Joomla! Generado: 24 June,
2009, 20:51
impacto en la sociedad venezolana desde el punto de vista cultural, social,
económico y político. En suma, ilustrar con
imágenes el impacto de nuestro principal recurso como elemento transformador
del país.
-¿Leyenda negra o leyenda dorada?
-El impacto transformador del petróleo para bien y para mal. Ponemos de
manifiesto el hecho de que el petróleo se va
desarrollando por un lado como una economía de enclave y, paralelamente, el
país vive de sus rentas, que disfruta sin
conocer muy bien el entramado de la industria. En el estudio de diversos
autores, sobre todo los contemporáneos como
el zuliano Miguel Ángel Campos, reforzamos la idea de que la leyenda negra
del petróleo es la forma que ha tenido el país
de zafarse de las responsabilidades que le corresponden frente a un recurso
que dista mucho de ser una maldición, el
excremento del diablo, y mucho menos el culpable de nuestros males, sino que
es un bien que el venezolano deberá
decidir si aprovecha para su crecimiento, desarrollo y prosperidad. Esa es la
ruta que decidimos para nuestra película.
Tampoco se trata de la antítesis de la leyenda negra o de un intento de abatirla
porque nuestra intención es pedagógica en
el contexto de una audiencia de escasa información. Para hacer una obra que
se plantee el objetivo de desmantelar la
leyenda negra del petróleo tendríamos que dirigirnos a un público que de
antemano conozca este imaginario. Lo que nos
propusimos fue exponer cómo nació y creció la industria petrolera y cómo fue
que a su alrededor se fue creando una mala
fama y se le fueron atribuyendo todas las desgracias de Venezuela. Todo esto
sin entrar en un cuestionamiento de los
hechos ni de las diversas posiciones. La película muestra al general Gómez y a
sus amigos apoderándose de las
concesiones y haciéndose ricos en pocos años; y la audiencia comprende
perfectamente cómo eran los manejos de la
época. Así como también puede advertir que el petróleo siempre ha ido por un
lado y el país, por el otro. Desde el
principio vimos que el reto es complejo porque contar la historia del petróleo es
contar la historia del país.
-La investigación para la película, ¿fue estrictamente bibliográfica,
hemerográfica y de imágenes o también incluyó
testimonios?
-Hice muchas entrevistas. Sobre todo a trabajadores jubilados de Petróleos de
Venezuela. Casi todos habían ingresado a
la industria a finales de los 40. No tenía entrevistados que me hablaran de
etapas anteriores. Por eso, aunque sí recogí
mucha información de fuente oral, decidí que el documental no tendría
entrevistados por la falta de testigos de la primera
etapa. Pero en esos encuentros con los jubilados, que sostuve en Maracaibo,
Quiriquire, Maturín, Anaco&hellip; topé
con algo que cambió mucho mi percepción de las empresas petroleras y es que
la gran mayoría de esos hombres no hizo
sino hablarme maravillas de ellas. Los veteranos se refieren a la empresa
petrolera como una familia bondadosa, que
los acogió, les dio un oficio (porque la escolaridad de muchos de ellos no
pasaba de cuarto grado), atendió sus
necesidades y las de sus familias. Todos, sin excepción, expresaron su gran
satisfacción y reconocimiento porque gracias
a su trabajo y al apoyo de la empresa todos sus hijos son profesionales.
-¿De dónde provienen las imágenes &ndash;fílmicas y fijas- que aparecen en
la película?
- El archivo de Bolívar Film conserva, básicamente, imágenes del siglo XX. Por
eso, no solemos ocuparnos de eventos
ocurridos en la Colonia, o en los siglos XVIII y XIX. Nos mantenemos dentro de
los márgenes de nuestras ventajas
comparativas y, por supuesto, cuando necesitamos imágenes que no tenemos,
buscamos fuentes alternas. En el caso
de El Reventón, acudimos a archivos nacionales e internacionales. De todos
los documentales que hemos hecho, éste
ha sido el más difícil en el sentido de conseguir imágenes. Es preciso decir que
no hay memoria visual de la industria
petrolera en sus inicios, quizá porque los venezolanos participaron muy poco
en esta etapa. Las imágenes de las
etapas iniciales con las que contamos no fueron hechas por venezolanos, sino
por las propias compañías. Me refiero a
que los margariteños que emigraron al Zulia en masa no tenían una cámara
para hacerse unas fotografías y mandarlas
a la isla. Eso no existía en aquella época. Lo que queda es el material
conservado por las compañías extranjeras, que
pasaron a Pdvsa y ahora no sé dónde están. Nosotros no pudimos verlas
cuando solicitamos acceso a ellas para hacer
la película. Hace unos años yo vi unos álbumes llenos de fotos pero ahora,
cuando fuimos a Pdvsa a solicitarlos, nos
dijeron que ahí no había nada. Están desaparecidos.
Revista MENE Portal Digital de Petróleo, Gas, Carbón, Energías Alternas

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