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“Al fin solos”: el nuevo escenario de las comunicaciones en la Argentina

Autores:
Albornoz, Luis Alfonso
Hernández, Pablo
Postolski, Glenn

“...me angustian las noticias inciertas


y los acontecimientos definitivos...
Todas estas cosas llegan a mí de noche y de día,
entran en mi vida,
vienen y se van...
¡pero yo no soy nada de esto!”
Walt Whitman

La metamorfosis producida durante el último decenio en las comunicaciones de la


Argentina es una de las más radicales de su historia. Acompañando la reconversión iniciada a fines
de los años setenta y que tuviera en el “Plan Cavallo” su versión más extrema y acabada, el sector
experimentó paradigmáticamente un proceso de expansión, la incorporación intensiva de tecnología
y la concentración de la propiedad de los medios. El arribo de cuantiosas inversiones de capital
financiero internacional, afectó principalmente a la industria del audiovisual continuo y terminó con
la administración “artesanal” de los medios de comunicación en poder de propietarios nacionales.
En los últimos años, con relativa autonomía respecto a los procesos presentes en el mercado
de las telecomunicaciones, el sistema nacional de medios de radiodifusión operado por sus agentes
tradicionales venía sufriendo un proceso de concentración signado por el surgimiento de
conglomerados multimediáticos, y de “desnacionalización” a partir del ingreso de inversores
extranjeros en la televisión por cable. Es durante 1996-98 que se verifica, con una velocidad
desconocida para nuestro hábitat comunicacional, la transferencia de prácticamente la totalidad de
la propiedad de los medios a nuevos actores vinculados al mercado financiero y protagonistas de la
convergencia tecnológica.
En el presente artículo proponemos una aproximación al proceso de conformación de los
dos grandes conglomerados mediáticos que dominan el sector de las comunicaciones en la
Argentina actual, destacando su relación con la administración estatal.
Nuestro trabajo considerará los siguientes preceptos que creemos indispensables:

a) la necesidad impostergable de analizar, en el nuevo hábitat que propone la potencial


convergencia tecnológica y de servicios, a los medios de producción de mercancías simbólicas
como parte relevante del sistema de acumulación económica. Reconociendo que, como señala
Bolaño, “producción material y producción simbólica convergen hoy, orientándose para la
constitución de un capitalismo total en el cual ya nada escapa a la forma mercancía y a la
producción de valor y de plusvalía"1

b) la relación estrecha que, desde la industria cultural, tiene la rama del audiovisual continuo con
la industria de las telecomunicaciones. Esta relación, adicionada al resquebrajamiento de la

1
Bolaño, Cesar: “A problemática da convergência informática/telecomunicações/audiovisual: uma
abordagem marxista”, (1998) mimeo.

1
frontera que distinguía productores de contenidos y prestadores de servicios, hace necesario el
estudio de los nuevos entes multimediáticos de pluriservicios como eje de aproximación a la
problemática de las comunicaciones.

En este sentido, consideramos dentro de la nueva esfera de las comunicaciones tanto a las
telecomunicaciones como a la radiodifusión. Así, coincidimos con lo planteado por Capparelli y
Santos respecto a considerar a la convergencia como categoría que involucra varios procesos y
niveles; que resumiremos brevemente en: el nivel jurídico (marco regulatorio), el nivel institucional
(intereses políticos y económicos de los nuevos actores involucrados en el proceso) y el nivel
técnico (la posibilidad de la unificación del transporte de productos y servicios).
Por otra parte, una aproximación a la problemática presente en el mercado de las
comunicaciones de la Argentina no puede dejar de contemplar que el país continúa incluido hoy
-pese a la complejidad que plantea la creciente internacionalización- entre las economías periféricas
y tecnológicamente dependientes de los centros mundiales de desarrollo que lideran Estado Unidos,
Europa y Japón.
De acuerdo a lo planteado, nuestro enfoque pretende distinguir los puntos de inflexión en
las estrategias de crecimiento que consolidaron a dos grupos dentro del panorama mediático
argentino: el Grupo Clarín y el tándem CEI Citicorp Holdings - Telefónica Internacional S.A.
(TISA). Describiremos la evolución de cada grupo en los últimos años y el reflejo de sus
crecimientos en la normativa vigente a partir de una estrecha relación con el aparato estatal.

Tiempo de siembra

A partir de la llegada al gobierno del presidente Carlos Menem (1989), comienzan a


aplicarse en la Argentina políticas económicas directamente relacionadas con los diseños de los
organismos financieros internacionales. De neto corte neoliberal, éstas dan origen a una nueva etapa
basada en la apertura de la economía nacional al mercado mundial; el inicio de una reforma de
Estado centrada en la reducción de funciones y personal; y en un proceso de privatizaciones de
empresas estatales de servicios públicos con fuertes incentivos a las inversiones extranjeras.
Las condiciones deficientes a las que habían sido llevadas las operadoras estatales -cuyo
análisis excede el marco de este trabajo- sirvieron de plataforma para impulsar el cambio en la
prestación de servicios de carácter público desde una matriz institucional regida por una
organización de tipo estadocéntrica a una de tipo mercadocéntrica. Dicha mutación adquirió un
carácter vertiginoso, sostenido por:

Un consenso social en torno del ajuste, fundamentalmente en orden a mantener la


estabilidad conseguida, que también se explica por una suerte de reducción de las
expectativas, un disciplinamiento dilemático impuesto a la sociedad para la aceptación
de sucesivos ajustes a fin de evitar males mayores. La reforma no se redujo a un
proceso de devolución de servicios a otros actores, sino que también produjo un
profundo cambio en las relaciones de poder en la sociedad, entre elites y sectores
populares, homogeneizando a las primeras y heterogeneizando a los segundos,
desplazando el poder de amenaza que provenía de las clases trabajadoras organizadas
hacía el proveniente de las elites económicas (fuga de capitales, golpe de mercado,
desinversión, etc.). Se trató asimismo de una redefinición del establishment y de la
estructura de poder económico concentrada ahora en los nuevos holdings, las agencias
bilaterales de crédito, los bancos de inversión y los multimedia, así como del desalojo
de su condición de factores de poder de las Fuerzas Armadas, sindicatos, cámaras
empresarias y la misma cúpula de la Iglesia. Esta cesión estratégica de propiedad y de

2
capacidad de gestión se hizo en favor de una nueva configuración del poder económico
empresarial, la de aquellos actores que durante todo este proceso lograron mantener
una vinculación directa con el Poder Ejecutivo2.

La Argentina comenzó el proceso de privatización de los servicios de radiodifusión y de


telecomunicaciones a fines de 1989, liderado por la adjudicación de los principales canales de
televisión abierta del país. Esto, junto al otorgamiento de dos licencias en régimen de exclusividad
para operar telefonía, surgidas de la venta de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel)
durante 1990, marca el inicio de una etapa muy dinámica en el sector comunicaciones, caracterizada
por un fuerte incremento de la inversión de capitales y de rentabilidad.
A partir de ese momento, comienzan a percibirse algunas de las características que
bosquejan el actual panorama:

 La irrupción de grandes masas de capital financiero internacional.


 Un acelerado proceso de concentración económica, acompañado por el desplazamiento de
actores tradicionales.
 Una tendencia a adecuar la normativa a los intereses del sector privado.
 La superposición e inestabilidad de los organismos de control.
 La judicialización en torno a las definiciones sobre el sistema.
 La ausencia de debate acerca de las comunicaciones en la sociedad civil y partidos políticos.

Acompañado por el crecimiento de las Inversiones Extranjeras Directas (IED) y el aumento


significativo de la presencia de las transnacionales en la economía local, el sector de las
comunicaciones ocupó, en el período 1990-99, el segundo lugar entre los que recibieron
inversiones extranjeras, por encima del sector bancario-financiero. De esa masa de dinero, unos
15.874 millones de dólares estuvieron destinados a la formación bruta de capital, focalizados en el
desarrollo de las telecomunicaciones. Mientras que más de 6.500 millones correspondieron al rubro
compras, incluidas tanto fusiones como nuevas adquisiciones. El volumen de dinero involucrado en
fusiones y adquisiciones durante 1997 alcanzó al 50% del volumen total negociado entre 1990 y
19973.
Como consecuencia de ese movimiento de capitales e inversiones, una vertiginosa dinámica
transforma el escenario local de las comunicaciones, dando lugar a la aparición de un virtual
duopolio privado, protagonizado por el Grupo Clarín y el tándem CEI-TISA. Estas empresas
presentan procesos diferenciados en cuanto a orígenes y evolución. Por un lado, el Grupo Clarín, "la
encarnación del capital nacional", tiene su germen en la prensa gráfica en la década del '40. Por otro
lado, la aparición del CEI, junto a su partner TISA, se produce en el nuevo escenario delineado a
partir de las políticas macroeconómicas ejecutadas por el gobierno de Menem, denotando la
presencia del capital financiero transnacional como contraparte dominante del mercado de las
comunicaciones.

2
Daniel García Delgado: ¨Estado nacional y globalización. Fortalezas y debilidades en el umbral del tercer
milenio¨, (1998) Ed. Ariel Planeta. Buenos Aires.
3

Por su parte, las empresas argentinas invirtieron en el exterior durante el período 1990-96 menos de 4.000
millones de dólares, un 15% de esos capitales fue destinado al Brasil, mientras que no fue registrada ninguna
inversión relevante en el rubro comunicaciones. Notas de la Economía Real Nº 6, (abril de 1998) y Nº 8
(agosto de 1999). Informe del Centro de Estudios Para la Producción (CEP), Ministerio de Economía y Obras
y Servicios Públicos, Buenos Aires.

3
La situación de duopolio multimediático a la que nos referimos se verifica por cuanto estas
empresas controlan cuatro de los cinco canales abiertos de la Ciudad de Buenos Aires 4, el 95% de
los abonados al sistema de televisión distribuida por cable, el diario de mayor circulación del país,
las principales emisoras de radio AM y FM; tienen una presencia dominante en la prestación del
servicio básico telefónico y en telefonía celular, en el acceso a Internet y en la elaboración de
contenidos en español. Entre ambas se disputan el control por la formación de la opinión pública a
partir de gran parte de la producción de los contenidos mediáticos.

¿"Con la gente en el Tercer Milenio"?

Los inicios del principal grupo multimedios de origen nacional, datan de 1945 cuando
Roberto Noble funda el diario "Clarín". El diario aparece meses antes del inicio del primer mandato
del General Juan D. Perón (1946-52) como expresión de una incipiente burguesía industrial,
complementando el panorama de medios gráficos hasta ese momento dominado por los centenarios
diarios matutinos "La Nación" y "La Prensa", y el vespertino "La Razón", en manos de la
tradicional oligarquía agroganadera argentina.
Durante los años del gobierno peronista, "Clarín" mantuvo un perfil independiente, ya que
ni formó parte de los medios allegados al poder ni se constituyó en férreo crítico del mismo como
ocurrió con "La Prensa" y "La Nación". En 1951 el gobierno de Perón expropia "La Prensa" que
pasa a manos de la Confederación General del Trabajo (CGT). Esta situación beneficiaria a
"Clarín", que captura parte de los avisos clasificados y conquista la masa de lectores de ese medio5.
Tiempo después, favorecido por su clara orientación desarrollista, y por sus fluidos contactos con el
gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962) consigue créditos blandos de bancos oficiales. Durante la
década del ´60 se posiciona junto a "La Nación" como medio nacional.
La última dictadura militar lo encuentra consolidado como el medio gráfico de mayor tirada
e iniciando una etapa de inversiones en otros sectores. Durante el autodenominado ¨Proceso de
Reorganización Nacional¨ (1976-83), ‘Clarín’ junto a los diarios ‘La Nación’ y ‘La Razón’ se
asocia al Estado en la empresa de papel para diarios ‘Papel Prensa’. A cambio de aceptar la férrea
censura y autocensura impuesta por el gobierno de Videla, a través de créditos oficiales, ‘Clarín’
paga su participación en dicha empresa. ‘Papel Prensa’ se erige como dominante en el mercado del
papel a partir de ciertas prerrogativas como el subsidio de la tarifa de la energía eléctrica y la
elevación de los aranceles para la importación de papel que aumentan un 48%. De esta manera los
restantes diarios quedan sujetos al monopolio de la empresa mixta6.
Es en la década del '80, y a pesar de las limitaciones establecidas en el decreto-ley de
Radiodifusión 22.285, que "Clarín" comienza su etapa de expansión hacia otras ramas de la
industria cultural. Así, un primer paso fue eludir la prohibición impuesta a los medios gráficos para
adquirir medios radioeléctricos, comprando a través de testaferros ‘Radio Mitre’, una de las radios
capitalinas de mayor audiencia.
Alineado al candidato del Partido Justicialista durante las elecciones presidenciales de 1989,
"Clarín" presionó al nuevo gobierno para lograr al mismo tiempo la privatización de los canales de
4
A excepción del canal Argentina Televisora Color (ATC), una de las emisoras cabecera del Servicio Oficial
de Radiodifusión (SOR).
5
El negocio de los avisos clasificados, sumado a los 750 mil ejemplares que vende por día, y que los
domingos trepan a más de 1 millón, sigue siendo una de las bases económicas del Grupo.
6
‘Clarín’, junto a ‘La Nación’, adquirió las acciones correspondientes a 'La Razón' cuando quebró, quedando
uno de los accionistas mayoritarios. Actualmente presionan al Estado para que les venda sus acciones.

4
televisión abierta de la Ciudad de Buenos Aires, hasta ese momento en manos del Estado, y la
modificación del artículo 45 de la ley vigente que le permitiera participar en los concursos públicos
para adquirir las licencias. A contramano de la historia de la radiodifusión argentina, una de las
primeras medidas del gobierno de Carlos Menem fue llamar a licitación para otorgar las licencias de
televisión abierta y privatizar los canales de la Ciudad de Buenos Aires7. Mediante la sanción de las
leyes de Emergencia Económica y de Reforma del Estado se modificó la normativa para la
radiodifusión.
Durante la privatización de los canales, el gobierno nombró como interventor de LS83 TV
Canal 13 a un integrante del directorio de la empresa periodística ‘Clarín’, anticipando de alguna
forma el resultado de la operación. Con la adquisición del canal, Clarín se constituye como grupo
multimedia y comienza a experimentar un crecimiento constante ampliando su radio de acción
desde el mundo gráfico al audiovisual.
Su ingreso al negocio de la televisión por cable se produce en 1992 con la adquisición de un
pequeño sistema de la Ciudad de Buenos Aires llamado Video Cable Privado, que contaba con una
base de 1.600 abonados y 700 manzanas cableadas. A través de la empresa Red Argentina S.A.,
comenzó a operar con un nuevo nombre, ‘Multicanal’. En ese momento se asocia con sus futuros
competidores, manteniendo el poder de decisión sobre la empresa: un 70% estaba en manos del
Grupo Clarín, un 15,3% pertenecía a Telefónica de España y el 14,7% restante al CEI. Rápidamente
la empresa ascendió a 85.000 abonados y 4.000 manzanas cableadas. Se expandió hacia el interior
del país, adquiriendo sistemas de cable ya establecidos en distintas localidades. Estas compras
implicaron una inversión de más de 400 millones de dólares. En cinco años se convirtió en el
principal operador del mercado argentino, con una facturación anual de 250 millones de dólares.
Fue el primer operador que siguió el modelo de Multiple System Operator (MSO), con una
economía de escala que mejoró sus costos de programación y equipamiento, alcanzó una masa de
abonados suficiente que le permitió obtener financiamiento en el mercado de valores internacional a
través de la emisión de obligaciones negociables. De esta forma logró posicionarse como líder del
sector para una futura convergencia entre la radiodifusión y las telecomunicaciones. A fines de
1997, la tercera gran empresa de televisión por cable del país, Video Cable Comunicaciones (VCC)
-originariamente del empresario local Samuel Liberman- fue vendida en partes iguales a sus
competidores: Multicanal y CableVisión-TCI. El 1 de julio de 1998, ambas repartieron sus 670.000
abonados, distribuidos en Capital Federal, Gran Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, Paraná y
Córdoba. Según estudios recientes8, Multicanal es hoy la principal proveedora de televisión por
cable tanto en la Argentina como en América Latina con más de un millón de abonados y una
porción del mercado local del 18,6%.
A diferencia de otros grupos nacionales, Clarín no realizó alianzas que lo subordinaran a
otro socio. Así, buscó financiamiento en el mercado financiero internacional otorgando el 90% de
sus activos como garantía de sus créditos y presionó al Congreso para lograr la sanción de una ley
de radiodifusión que detuviera el avance de los capitales extranjeros e impedir el ingreso de las
telefónicas a la radiodifusión. "A fines de 1995, los propietarios de medios nacionales impulsaron
un proyecto de ley de radiodifusión que limitaba los servicios cruzados por parte de las telefónicas,
la tenaz oposición del sector telecomunicaciones y las desavenencias dentro del gobierno,
impidieron la sanción del proyecto. Ante la paridad de fuerzas, los grupos involucrados proponen
hoy una estrategia diferente, donde en lugar de establecer una ley que defina la situación se

7
Los canales-productoras 9, 11 y 13 de Buenos Aires habían sido expropiados en 1975 durante el gobierno de
María Estela Martínez de Perón.
8
M&S Consultores, resultados de un informe publicado en el diario "Perfil", 5 de julio de 1998.

5
apuesta a que sea el propio mercado el que ajuste las posiciones, para luego legislar en forma
acorde" 9.
Clarín ingresó al sector de las telecomunicaciones a través de la Compañía de Teléfonos del
Interior (CTI), al constituirse en mayo de 1994 como la primera empresa de telefonía celular que
prestó el servicio fuera del área metropolitana. El Grupo posee el 25% de CTI, que comparte con las
multinacionales GTE y Lucent Technologies. La compañía, en el período 1996-97, incrementó su
nivel de ventas en un 500% y triplicó su base de clientes superando los 500 mil abonados.
Asimismo, el Grupo disputa el incipiente mercado de la televisión satelital a partir de la
firma, en junio de 1998, de un acuerdo satelital entre la Argentina y los Estados Unidos que le
permite competir con el hasta entonces único operador del mercado local: TDH 10. El acuerdo, fruto
del lobby de Clarín y de empresas y funcionarios norteamericanos, permite que los satélites de
EE.UU. ofrezcan su capacidad hacia la Argentina. Así se esfumó la protección asegurada al sistema
de satélites NahuelSat y sus reservas de mercado para la televisión satelital11. Clarín posee el 51%
de los capitales de la sociedad DirectTV, el otro 49% está en manos del holding venezolano
Organización Cisneros (29%) y de la norteamericana Hughes (20%), una subsidiaria de General
Motors.
En 1992 el Grupo ya había facturado 320 millones de dólares a través de 30 empresas, entre
las vinculadas y las controladas, lo que incluía su participación en el sector salud, en los negocios
inmobiliarios y en el sector financiero. Hacia mediados de la década produce un cambio en su
estrategia empresaria, concentra sus activos en el sector y se presenta en sociedad como Grupo 12
para reforzar su estructura y protegerse frente a la competencia de poderosos inversores y
multimedios extranjeros. En 1996, con menos empresas, su facturación ascendió a los 1.300
millones de dólares. Durante 1998, incrementó la misma a 1.769 millones y se calcula que en 1999
alcanzará los 2.000 millones. Hoy el Grupo Clarín tiene un valor de mercado estimado en 3.200
millones y posee 11.461 empleados. Se encuentra entre las diez empresas más importantes del país
y es el único grupo nacional -los demás actores de la radiodifusión fueron absorbidos por el tándem
CEI-TISA- con presencia dominante en la radiodifusión y con una política de expansión en las
telecomunicaciones.
La formalización de un nuevo escenario, signado por la convergencia e iniciado con la
sanción del Plan de Liberalización de las Telecomunicaciones (decreto 264/98), encuentra a Clarín
9
Albornoz, Hernández, Mastrini y Postolski: "La política a los pies del mercado: La comunicación en la
Argentina de los 90", (1998) en revista 'Universidade e Sociedade' de ANDES, Brasil.
10
La empresa Televisión directa al hogar (Tdh) está conformada por el Grupo Uno (70%), de la familia Vila y
el cubano anticastrista Mas Canosa; Laser, de Brasil (23%) y Tevycom (7%). En 1998 contaba con 12.000
abonados y proyecta llegar a los 50.000 hacia fines de 1999.
11
La Resolución N° 817/96 del Comité Federal de Radiodifusión (COMFER) determinaba que las señales de
televisión directa al hogar debían ser ofrecidas a través de satélites registrados por la República Argentina
ante la UIT, condición que sólo cumple el Sistema Nahuelsat.
12
‘Clarín’ desarrolló su estrategia de identidad corporativa presentándose en sociedad como tal: “Grupo
Clarín, con la gente en el Tercer Milenio”. Esta estrategia, distintiva de un estilo de acumulación, propone la
identificación permanente de la Nación con el Grupo. En el caso de Clarín, la audiencia es interpelada como
sujeto 'argentino', para y por pertenecer al Grupo. Así, el capital nacional no sólo reconoce un origen
económico sino la adición de estrategias discursivas que suponen la permanente construcción mediática de
una 'identidad', en términos de Bolaño: “una cultura nacional popular en el sentido antropológico del
término, que atiende no sólo las necesidades de legitimación de la dominación, sino principalmente las de
manipulación de las necesidades, contemplando la continuidad de la acumulación de capital (...) para
cumplir esa función, la Industria Cultural debe ser capaz de crear una relación de empatía con el público,
transformándolo en audiencia”.

6
bien posicionado una vez más. El Plan, diseñado con el objetivo de “fortalecer a los operadores
nacionales instalados", según declaraciones del ex secretario de Comunicaciones, Germán
Kamerath, dispuso el ingreso de dos nuevos prestadores al servicio de telefonía básica y la
disolución de las compañías que hasta ese momento compartían las dos licenciatarias en distintas
empresas. Los consorcios, según el decreto, deben estar integrados por empresas conformadas por
operadores de televisión por cable -con cobertura en al menos 5 ciudades de 150 mil habitantes o un
mínimo de 100 mil habitantes-, operadores de telefonía móvil con experiencia internacional y
operadores independientes del servicio básico telefónico. Esto permitió, en la práctica, el ingreso
del Grupo Clarín, a través de CTI y Multicanal, al negocio de la telefonía básica13 convirtiéndose en
una de las cuatro LSB.
El grupo que actualmente dirige Clarín está conformado por Héctor Magnetto (CEO y
Vicepresidente), José Aranda (controlador financiero) y Lucio Pagliaro (responsable operativo de la
productora Artear). Todos de aceitados contactos con el poder político, junto a la directora
Hernestina Herrera de Noble, viuda del fundador. Cada uno de los principales accionistas controla
diversas inversoras hacia el interior del Grupo.

El otro yo: TISA-CEI

La contraparte dominante del mercado de las comunicaciones tuvo sus orígenes en la


privatización de las telecomunicaciones, adjudicadas a tradicionales prestadores nacionales
europeos, y en el ingreso de actores no tradicionales con grandes sumas de capital financiero
interesados en el poder y el lucro potencial ofrecidos por la industria del audiovisual y por las
telecomunicaciones.
La conformación del nuevo conglomerado estuvo signada por el devenir de la asociación
que entre 1990 y 1999 formalizaron el Citibank y la empresa Telefónica. Su alianza primigenia en
la Compañía de Inversiones en Telecomunicaciones S.A. (COINTEL) para operar en el mercado
argentino de las telecomunicaciones, la conformación del CEI en 1992 y los emprendimientos
compartidos en la expansión hacia el mercado de la radiodifusión, permiten distinguir las
características estratégicas que adquirió esa asociación. Con las adquisiciones realizadas durante la
segunda mitad de la década, absorbieron a la mayoría de los operadores nacionales y se presentaron
como una amenaza para los intereses del Grupo Clarín, provocando una trascendente
reestructuración del mercado que afecta todo el futura funcionamiento.

Control se escribe con TI$A

Desde mediados de la década del 80, las estrategias de recomposición de relaciones que
España desplegó sobre sus ex-colonias americanas permitieron a muchas de sus empresas
desarrollar una capacidad de lobby que resultaría fundamental en algunas áreas. En el marco de los
convenios de cooperación firmados durante el gobierno de Raúl Alfonsín (1983-89), la empresa de
telefonía española, Telefónica de España, logró acuerdos relevantes para intervenir en la
modernización de ENTel y estuvo a punto de asociarse con el Estado argentino en el management
de la empresa. En 1989, cuando el gobierno de Carlos Menem decide privatizar ENTel, la posición
de interlocutor privilegiado que Telefónica poseía resultaría clave.
13
CTI junto a Multicanal lideran el consorcio al cual se sumaron algunas cooperativas telefónicas. Para
cumplir con lo estipulado en el decreto 264/98, Clarín debió adquirir el 100% del paquete accionario de
Multicanal a través de la compra a Telefónica su parte en 322 millones de dólares. El otro consorcio aspirante
a prestar telefonía básica está liderado por Movicom, asociado con el Correo Argentino de la familia Macri, el
grupo de cooperativas telefónicas FECOSUR y varias empresas de televisión por cable.

7
La concesión de la empresa estatal fue contemplada expresamente al ser aprobada la Ley de
Reforma del Estado14 en septiembre de ese año. Poco tiempo después, por medio del decreto 92/90
(Pliego de bases y condiciones para la privatización) se organiza la nueva modalidad de explotación
del servicio de telecomunicaciones. El país y la Ciudad de Buenos Aires son divididos en dos zonas
-norte y sur- adjudicadas a diferentes empresas que pasan a operar los servicios en forma exclusiva
por el término de siete años. La privatización incluyó tanto la telefonía básica (es decir, la provisión
de enlaces fijos de telecomunicaciones que integran la Red Telefónica Pública Nacional o que están
conectados a la misma), como la provisión de telefonía urbana, nacional e internacional de voz viva.
La empresa Telefónica de Argentina S.A., controlada por COINTEL de Telefónica de
España, el Citibank, Banco Río de Argentina y Techint S.A. de Argentina, resultó adjudicataria de
la región sur del país. Telefónica pagó 114 millones de dólares al contado, 2.720 millones de
dólares en títulos de deuda (cuyo valor de mercado para fines de 1990, no superaba los 0.20
centavos por dólar) y seis documentos a favor de ENTel por 202 millones, pagaderos
semestralmente con tres años de gracia. De esta manera Telefónica abonó 549 dólares por cada una
de las 1.915.231 líneas que obtuvo15.
La nueva adjudicataria, al igual que la prestataria de la zona norte (Telecom), comenzó a
prestar servicios el 8 de diciembre de 1990. En ese momento las dos Licenciatarias de Servicio
Básico (LSB) obtuvieron el 98% del mercado de telefonía básica, cuya penetración era de
aproximadamente 10 líneas cada 100 habitantes. El servicio de telecomunicaciones internacionales
quedó exclusivamente en manos de ambas compañías que se unieron para prestarlo por medio de
Telecomunicaciones Internacionales de Argentina (TELINTAR S.A); además de crear la principal
empresa de transmisión de datos, STARTEL16, y de telefonía celular, Miniphone.
La explotación de un mercado cautivo excluido del régimen de competencia al que eran
sometidos, por medio de la convertibilidad, los otros actores de la economía que no prestaban
servicios públicos privatizados, garantizó niveles de rentabilidad superiores al 15%. A ello se sumó
el acuerdo de dolarización de las tarifas por pulso en noviembre de 1991, que permitió no sólo
afrontar los gastos de inversión de capital (por ejemplo: el posterior desarrollo de la telefonía móvil)
sino obtener ganancias muy superiores a las que actividades similares logran en economías
desarrolladas.
Con posterioridad a la privatización, y con la formalidad de ejercer un cierto control del
sector, en esa primera etapa se crea (decreto 1185/90) el ente de regulación y control: la Comisión
Nacional de Telecomunicaciones (CNT), dependiente de la entonces Subsecretaría de
Comunicaciones y, a fin de dotar al ente de recursos propios, se crea el Fondo Nacional de las
Telecomunicaciones. Desde sus inicios tuvo a las empresas como interlocutores preponderantes en

14
La aprobación de esta Ley, junto con la de Emergencia Económica, fue una de las condiciones pactas por el
Partido Justicialista con la UCR para la asunción anticipada del gobierno ante la grave crisis económica que
terminó con el gobierno de Raúl Alfonsín (1983-89).
15
Telecom Argentina -que mantiene su composición accionaria original- resultó ganadora de la zona norte.
Presenta la siguiente estructura de capital: un 60% pertenece a Nortel Inversora S.A. (integrada por STET
Internacional, empresa perteneciente a Telecom Italia, con un 32,5%, France Cables et Radio, una subsidiaria
de France Telecom, con un 32,5%; Compañía Naviera Perez Companc, uno de los principales grupos
económicos de Argentina, con un 25% y JP Morgan con el restante 10%), un 30% es negociado en forma
pública en las bolsas de Buenos Aires, Nueva York y México, y el 10% restante está distribuido entre ex
empleados de ENTel. Telecom abonó al contado 100 millones de dólares, mientras que compró títulos de
deuda pública por valor nominal de 2.308 millones y seis documentos a favor de ENTel por 202 millones,
pagaderos semestralmente con tres años de gracia.
16
Por aplicación del decreto 264/98, TELINTAR se dividió en TELINTAR Norte y Sur, mientras que
STARTEL fue fraccionada en Advance Comunicaciones y Telecom Soluciones.

8
detrimento de las asociaciones de usuarios, prácticamente inexistentes. Tras un breve lapso de cierta
independencia política17, la relación entre el ente regulador y las empresas fue estrecha.
El período se caracterizó por un crecimiento permanente en la facturación de las empresas.
Dicho nivel de ingresos se vio incrementado sustancialmente por medio del decreto 92/97 de
rebalanceo tarifario, que promovió aumentos de hasta un 40% en los abonos residenciales, que
debían ser compensados por rebajas en las tarifas internacionales y de larga distancia, y que
posicionaba adecuadamente a las LSB ante el final del período de exclusividad. En términos
generales, la composición de los ingresos de las empresas telefónicas muestra una presencia
superior al 50% proveniente de los servicios medidos y residenciales, del cual un 20% corresponde
al abono básico.
En 1997 las ganancias netas de todo el sector telecomunicaciones crecieron un 21%
respecto a las de 1996. Según los propios interesados, los factores que contribuyeron en mayor
medida a mantener esos niveles de rentabilidad fueron el crecimiento de la facturación de telefonía
móvil y el aumento del número de usuarios, conjuntamente con el incremento de los servicios de
alto valor agregado. Durante 1997 los factores mencionados representaron el 11% de las ventas del
sector. En el período 1990-97 la telefonía experimentó un crecimiento permanente: de los 3,5
millones de líneas existentes en 1990, se pasó a 6,8 millones a fines de 1997.
En 1991 la facturación de Telefónica de Argentina alcanzaba los 1.100 millones de dólares
y la de Telecom los 870 millones, colocándolas entre las empresas de mayor facturación de la
Argentina. En 1997, Telefónica se convirtió en la segunda empresa del país con una capitalización
bursátil que rondó los 8.500 millones de dólares, un balance anual con una ganancia de más de 470
millones -23% superior a la de 1996- y una rentabilidad de 15,8%. Posee 11.000 empleados, y
controla más del 50% de la telefonía básica, urbana, interurbana e internacional. En telefonía celular
tiene la mitad del mercado de la ciudad de Buenos Aires y más del 50% del resto del país.
A nivel mundial, a partir de los excelentes resultados obtenidos en el mercado
latinoamericano, Telefónica rediseñó su organización. Firmó un acuerdo de negocios con MCI-
WorldCOM (hoy segunda operadora de telefonía internacional de los EE.UU.) que le permitirá
desarrollar Telefónica Panamericana MCI, con cobertura en toda América. Hoy, el Grupo
Telefónica se presenta como un holding con siete divisiones: Telefónica de España, Telefónica
Internacional, Telefónica Media, Telefónica Móviles, Telefónica Intercontinental, Terra Networks y
Telefónica Data18. Cuenta con 57, 5 millones de clientes en todo el mundo, la mitad de ellos en
América Latina. Opera telefonía fija y móvil y servicios de valor agregado en: Argentina, Brasil,
Colombia, Chile, El Salvador, Perú, Puerto Rico y Venezuela. En 1998, obtuvo ingresos mundiales
por un valor de 20.377 millones de dólares, el mayor incremento en la facturación correspondió a la
filial de Argentina, sostenido fundamentalmente por la duplicación de clientes de telefonía móvil.
En Brasil, tiene telefonía fija en el estado de Rio Grande do Sul y en la ciudad de San
Pablo, y móvil en Rio de Janeiro. En Chile, es dueña de la Compañía Telefónica Chilena (CTC) y
de CTC Internet. En la Argentina, comparte con el CEI el control de Advance, una de las dos
grandes proveedoras de Internet; otra de las áreas prioritarias de sus negocios donde se expresa con
claridad una estrategia de expansión a nivel iberoamericano. Con la intención de agrupar a todas sus

17
Por aplicación del decreto 264/98, TELINTAR se dividió en TELINTAR Norte y Sur; STARTEL fue
fraccionada en Advance Comunicaciones y Telecom Soluciones; y Miniphone en Personal y Unifón.
18

Su expansión en el área de medios, llevó a Telefónica a consolidarse como el grupo español más importante
del sector. Posee el 100% de las cadenas radiales españolas Onda Cero y Radio Voz, el 33% de la productora
cinematográfica Lola Films, el 40% del canal de TV por aire Antena 3, y el dominio (68,6%) de la televisión
satelital a través de la empresa Vía Digital. Tiene, además, una participación accionaria no especificada en el
grupo editorial Recoletos que controla, a su vez, el 30% del diario El Mundo y la Revista Expansión.
Asimismo, posee un 5% del británico Grupo Pearson (propietario de los periódicos económicos Financial
Times y The Economist).

9
empresas proveedoras de acceso a la red, Telefónica ingresa al mercado nacional por medio de
Terra Networks (ex Telefónica Interactiva), ya que aún no ha resuelto su separación del CEI en
Advance, una de las principales proveedoras del servicio de Internet (PSI) de Telefónica de
Argentina (TASA). A través de Terra, centra su estrategia de crecimiento en la compra de
servidores de Internet en toda América Latina19, lleva invertidos unos 600 millones de dólares desde
su creación en diciembre de 1998. En la Argentina, Terra compró los portales GauchoNet y
Dónde.com por 10 millones de dólares, posee el 98% del Portal español Olé para usuarios
hispanoparlantes; en Brasil, junto a un socio local (por lo dispuesto en la legislación de aquel país)
compró el portal ZAZ; y en México opera a través de Infosel. Asimismo, reuné en Terra las
empresas proveedoras del servicio de Internet como Teleline (España) y Olé Guatemala.

Dos tipos audaces

La incorporación de capitales internacionales dirigió el proceso de inversiones del último


período. La participación extranjera en las ventas de las mayores 500 firmas industriales argentinas
aumentó del 33,6 % en 1990 a más del 51% en 1995, y el número de filiales de transnacionales
dentro de dicho grupo pasó de 116 a 212. A su vez, las multinacionales absorbieron cerca de la
mitad de las ventas de las 500 principales empresas, más de un 15% del PBI de aquel año. En
cuanto al origen de los fondos, las empresas norteamericanas encabezaron el lote con más del 45%
de la masa de dinero involucrada, seguidas por las de origen español y las canadienses. Los más de
21.400 millones de dólares que las empresas de origen extranjero invirtieron en la Argentina
durante 1997, constituyen aproximadamente un 17% de la Inversión Bruta Interna de ese año. De
ese capital, casi 4.000 millones correspondieron al sector de las comunicaciones.
Como parte de ese proceso, en noviembre de 1990 el Citibank desarrolla su estrategia para
cobrar parte de la deuda externa argentina, utilizando los títulos como moneda de pago en la
compra de acciones de empresas de servicios del Estado en proceso de privatización. Con una
inversión de 250 millones de dólares en títulos de deuda y 25 millones de dólares en efectivo,
ingresa en una serie de negocios: celulosas y papel, hotelería, siderurgia, frigoríficos, distribuidoras
de gas y telecomunicaciones. Integra así el 20% del consorcio adjudicatario de la empresa
Telefónica de Argentina, COINTEL.
Esos activos integraron, en 1992, una nueva herramienta financiera: el Citicorp Equity
Investments (CEI). Al comienzo de las operaciones, el Citibank poseía el 61% del CEI por medio
de su compañía International Equity Investments (IEI). Poco después, ingresarán dos nuevos grupos
al fondo, iniciando un cambio de estrategia. El IEI del Citibank retuvo el 40%, un 5% cotizó en la
Bolsa de Buenos Aires y el resto de las acciones fueron adquiridas por:

- el República Holding (36%), un desprendimiento del Banco República de la provincia de


Mendoza, que canalizó unos cien millones de dólares en inversiones a través de United Finance
Corp. Ltd. (UFCO), una sociedad off shore, creada en las British Virgin Islands. UFCO, cuenta
con un modesto capital de 50.000 dólares. Todos sus activos pertenecen al República Holding,
propiedad las familias Moneta y Lucini20.

19
El número de usuarios de Internet en América Latina llegó a 8.500.000 durante 1998. Se prevé que los
usuarios serán unos 34.000.000 en el año 2000.
20
En 1977, Raúl Juan Pedro Moneta crea, junto a su tío Benito Jaime Lucini, la agencia extra bursátil
“República”, aprovechando la desregulación del sistema bancario establecida por el entonces ministro de
economía de la dictadura militar, José Martínez de Hoz. En 1984 la entidad se convierte en el Banco
República, especializado en la compraventa de títulos y acciones.

10
- el Grupo Werthein, dueños del Banco Mercantil de Argentina, con el 19%, que ya había
participado con éxito en la privatización de la compañía de seguros más sólida del sector, la ex
Caja Nacional de Ahorro y Seguros.

A partir de la política que diseñaron Raúl Moneta (Presidente del República Holding) y
Richard Handley (CEO del Citibank de Argentina), el fondo vendió sus posiciones en los diversos
sectores económicos donde tenía actuación y comenzó a concentrarse sobre tres ramas de las
comunicaciones: telefonía, distribución de señales y elaboración de contenidos.
La expansión hacia la radiodifusión se realizó sobre un mercado que ya estaba consolidado
y cuyo proceso de crecimiento se sostuvo sobre las inversiones realizadas por los operadores
nacionales hasta el momento del ingreso de los nuevos capitales, principalmente norteamericanos,
al negocio del cable, amparados en el Tratado de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones
firmado con los Estados Unidos puesto en vigencia a partir de la reforma de la Constitución
Nacional21.
Su participación en Telefónica de Argentina le permitió posicionarse dentro del sector. Con
la idea de alcanzar zonas de cobertura donde prestaba servicios la otra LSB, ante la futura
prestación de servicios cruzados en un mercado desregulado, se expandieron hacía la televisión por
cable en la zona norte. Para ello durante 1996 se asociaron, en la empresa Multicanal, con ‘Clarín’
que buscaba capitales para seguir financiando su crecimiento. La intención del CEI por conquistar
una participación accionaria mayor en el negocio, llevó a una primera ruptura entre ambas
empresas, acentuada cuando el holding anuncia la compra de la empresa CableVisión-TCI (CV).
La veloz expansión del CEI coincidió con la necesidad de Carlos Menem de contar con
medios que apoyaran su proyecto político de permanencia en el poder. Este apoyo fue posible por la
presencia de Handley y Moneta, aliados políticos del presidente, en el gerenciamiento de las
empresas en manos del CEI. La estrategia de crecimiento fue comprar empresas y asociarse con
quienes que poseían know how y tecnología. Durante 1997 el CEI efectuó compras por un monto
aproximado de 2.300 millones de dólares, de los cuales 75% correspondieron a la adquisición de
sistemas de televisión por cable y abierta, radios y revistas.
En televisión por cable, luego de adquirir el 64 % de otra de las grandes empresas del país,
CableVisión-TCI, sumó la totalidad de los abonados de la empresa UIH que controlaba el grupo
Mandeville22. Más tarde compró el 50 % de Fintelco, controladora de VCC, en una operación que
concluyó en junio de 199823. Se constituyó así en el segundo operador nacional de televisión por
cable, detrás de la empresa Multicanal.
En el área de contenidos, el primer paso fue la asociación con el empresario Carlos Ávila en
Torneos y Competencias (TyC), principal productora de programas deportivos del país. TyC ya
participaba del 40% de Telered Imagen (TRISA), distribuyendo al interior el exitoso programa
televisivo ´Fútbol de Primera`. A partir del ingreso del CEI, la composición accionaria de TyC
quedó integrada de la siguiente manera: 20 % del CEI, 20 % de TISA, 40 % de TCI y el 20 %

21

El Tratado fue firmado, en 1991, durante la primera visita del presidente Menem a los EE.UU. y ratificado
por el Congreso de la Nación, en 1994, el mismo año en que se modificó la Constitución Nacional que
estableció una nueva pirámide jurídica donde los tratados y pactos internacionales adquieren un rango
superior al de las leyes nacionales.
22

Mandeville era el quinto operador de cable, en dimensiones de mercado, debajo del Grupo Uno de la familia
Vila, que opera con el asesoramiento financiero del ex Ministro del Interior, José Luis Manzano.
23
El CEI compartía la propiedad de Video Cable Comunicación con Clarín. VCC era el tercer MSO, en ese
entonces propiedad de U.S. West y del empresario S. Liberman. Ambos grupos decidieron repartirse los
activos y los abonados en partes iguales.

11
restante en manos de sus dueños originales, los empresarios Ávila y Nofal. Con nueva composición
TyC adquirió, en sociedad con el grupo australiano Prime, Canal 9 de televisión abierta de la
Ciudad de Buenos Aires y otros medios que hasta ese momento poseía Alejandro Romay24.
La inversión más importante del CEI fue su asociación con Editorial Atlántida, tradicional
grupo editorial de la familia Vigil que al privatizarse los canales capitalinos ganó la licencia del
Canal 11 junto a otros socios y a varios canales del interior. La sociedad con Atlántida derivó en la
conformación del holding Atlántida Comunicaciones (AtCo): 40 % para la familia Vigil, 30% para
el CEI, y el otro 30 % para TISA. El holding controla el 95 % de Editorial Atlántida, el 100 % de
Telefé (Canal 11) y las radios Continental, y FM Hit de la Ciudad de Buenos Aires.
Cuando conforma AtCo, el CEI comienza a negociar la compra de los principales canales
del interior asociados en Televisoras Provinciales S.A. en un proceso plagado de complicaciones. El
CEI necesitaba contar con una red de canales del interior del país que le sirvieran de soporte donde
colocar la programación que ya venía produciendo en la ciudad de Buenos Aires. En un primer
momento, los operadores del interior se van a negar a vender los canales. Sin embargo, esta
negativa no va a durar mucho tiempo ante la evidente presión que se ejerce desde el gobierno. En
enero de 1998, el Poder Ejecutivo sanciona los decretos 85 y 86, llamando a licitación para otorgar
licencias de televisión abierta en dos de las ciudades más importantes del interior: Córdoba y
Rosario. Los decretos establecían "que en concordancia con las políticas trazadas y ejecutadas por
esta administración, resulta necesario ofrecer a particulares la frecuencia...". Una semana después,
una vez adquiridas las empresas por parte del CEI, se sancionan dos nuevos decretos suspendiendo
las “necesarias” licitaciones25.
El Estado aparece entonces como administrador directo de los intereses del capital,
presionando por medio de la normativa para que un sector transfiera el control de sus empresas a
otro. Así, la capacidad casi ilimitada de contar con recursos financieros adicionada a su proximidad
con el Poder Ejecutivo, le permitieron al CEI aventurarse con éxito en los más diversos
emprendimientos.

El show debe continuar

Durante los últimos meses de la década del 90 se verifican nuevos movimientos de capitales
en un escenario marcado por la irreversibilidad de los procesos de concentración e
internacionalización que venimos señalando. De este modo asistimos, por un lado, al control del
CEI por parte de un fondo de inversiones norteamericano (Hicks, Muse, Tate & Furst) y al divorcio
del CEI y TISA; y por otro, al ingreso al Grupo Clarín de uno de los mayores bancos de inversión
del mundo (Goldman Sachs).

A mediados de 1998, el CEI modificó su composición cuando el 'fondo de fondos' Hicks,

24
Con esa venta desaparece de la radiodifusión el último exponente de la llamada 'televisión artesanal': el
empresario nacional Alejandro Saúl Romay, conocido como 'el Zar de la tv argentina'. Romay se inició como
empresario de medios hacia 1968 cuando ingresa a Canal 9. Era propietario de canales de televisión abierta en
Buenos Aires, Córdoba, Resistencia; Mar del Plata y Paraná; de las radios capitalinas 'Libertad' (AM) y 'FM
Feeling'; de la productora Telearte y de la distribuidora DISA; entre otras.
25

Además obtuvo en esa operación las revistas: Teleclic, Gente, El Gráfico, Negocios, Para Ti, Plena,
Misterios, Chacra, Billiken, Somos y Conozca Más; y, los canales del interior, adquiridos a través de AtCo:
11 de Salta, 7 de Neuquén, 12 de Córdoba, 13 de Santa Fe, 5 de Rosario, 9 de Bahía Blanca, 8 de Mar del
Plata, 9 de Mendoza, 9 de San Salvador de Jujuy y 8 de San Miguel de Tucumán. Al adquirir estos canales
pasó a controlar el 89,4% de la empresa Televisoras Provinciales S.A., poseedora del 30,2 % de Telefé. De
este modo, Atlántida controla el 100% de Telefé.

12
Muse, Tate & Furst (HMT&F)26 ingresa como accionista del holding adquiriendo las acciones de la
familia Werthein y parte de las que poseía el Citibank, por un monto de 723 millones de dólares.
Así, el CEI queda reconfigurado de la siguiente manera:

República Holdings: 39,6% HMT&F: 32,5%


Citibank: 23,4% En la Bolsa: 4,5%

Podemos apuntar que el Citibank se ve obligado a vender parte de sus acciones, producto de
leyes de funcionamiento de la bolsa de valores de Nueva York que indican que una entidad
financiera no puede controlar una empresa de servicios. Tras la renuncia de Handley en septiembre
de 1998, por motivos no muy claros, Moneta asume la presidencia del CEI. Por su parte, los
Werthein deciden reorientar su estrategia empresarial centrando sus negocios en el sector financiero
y de seguros. Con los recursos obtenidos por la venta fusionan el Banco Mercantil con la
aseguradora La Caja (ex Caja Nacional de Ahorro y Seguro, privatizada en 1994 durante el primer
gobierno de Carlos Menem) una de las más importantes del sector.
En 1993 HMT&F ingresó en el mercado argentino de medios al adquirir pequeños sistemas
de televisión por cable a un grupo de empresarios provinciales y conformar Mandeville, que se
constituyó en un operador mediano del interior del país. Luego, vendió Mandeville al CEI-TISA, a
través de CableVisión-TCI, por un monto de 525 millones de dólares. HMF&T posee más de 400
radios en los Estados Unidos y negocios en televisión, Internet, y telecomunicaciones. En América
latina ingresó con éxito al mercado de las comunicaciones, mediante diversas sociedades en Brasil,
Venezuela y México. Controla en Brasil el equipo de fútbol Corinthians y la principal productora de
contenidos deportivos, Traffic S.A.; en los Estados Unidos posee el equipo de beisbol Texas
Rangers y participa en la industria petrolera y alimenticia.
Tras la desarticulación del fallido intento re-eleccionista de Carlos Menem, se produce el
desplazamiento de sus operadores cercanos, hasta ese momento privilegiados partícipes de los
principales negocios e inversiones del sector comunicacional. En abril de 1999, Hicks reemplaza a
Moneta27 como presidente del CEI, tras las presiones ejercidas por Telefónica de España durante la
caída de los Bancos Mendoza y República. En mayo de 1999, HMT&F (61%) y Moneta (39 %),
arman un nuevo megagrupo financiero, AMI (Argentina Media Investments), para el Mercosur,
concentrando activos por unos 2 mil millones de dólares. El CEI gerencia las operaciones de este
nuevo holding que implica la integración de los negocios de Hicks en Latinoamérica.
El mapa accionario del CEI vuelve a modificarse a mediados de 1999, cuando HMT&F
adquiere el 39,6% de las acciones del República Holdings en 124,4 millones de dólares. Así
concluye la etapa signada por las relaciones del dúo Moneta-Handley con el poder político y
emerge una nueva estrategia de gestión de negocios a escala regional, dominada por HMT&F. La
composición actual del CEI se presenta de la siguiente manera:

HMT&F: 72,2% Citibank: 23,1%


Acciones individuales: 4,7%

Por su lado, TISA, acompañada por importantes volúmenes de capitales financieros,


desarrolla el control de las redes y el dominio de todos los formatos como estrategia de expansión
26
HMT&F, con un capital de 33.000 millones de dólares (conformado básicamente por fondos de pensión),
es considerado el fondo de inversiones más grande del mundo en el sector.
27

Raúl Moneta se halla prófugo desde el 2 de junio de 1999 por la quiebra del Banco Mendoza, acusado de
subversión económica, asociación ilícita y violaciones a Ley Penal Tributaria. El Banco Mendoza, propiedad
del Banco República (65,78%), Magna Inversora (empresarios mendocinos) y del Estado provincial, era el
agente financiero oficial de esa provincia.

13
hacia el mercado hispanoparlante, donde posee ventajas comparativas en el terreno de la cultura y
del idioma. Según Eduardo Giordano:

“Las cuantiosas inversiones de Telefónica en distintas formas de televisión y en


otros medios de comunicación de masas se apoyan no sólo en el enorme volumen de
recursos propios de la compañía. Telefónica cuenta con el respaldo intensivo del
capital financiero español (BCH-Santander-Bilbao Vizcaya) para su expansión en el
mercado audiovisual interno, y mantiene importantes alianzas con las
corporaciones bancarias estadounidenses (Citibank, Citicorp) para consolidar su
despliegue latinoamericano”.

La elaboración de contenidos adquiere así un nuevo protagonismo en el diseño de las


estrategias rectoras de su patrón de acumulación, transformando a la empresa prestadora de un
servicio nacional de telefonía en un grupo multimedia internacional orientado por la convergencia
tecnológica, la integración económica y el control de todos los procesos y soportes. La asunción de
este nuevo carácter mediático generó Telefónica Media Investment, empresa diseñada para producir
contenidos en la región28. Se trata de alcanzar el mercado audiovisual de habla hispana, que es el
segundo a nivel mundial en términos demográficos, comprende más de 330 millones de
consumidores potenciales, de los cuales 270 millones se encuentran en América Latina, 39 en
España y 24 en los Estados Unidos29.
En la Argentina, TISA negoció con HMT&F la división de las empresas que integraba junto
al CEI en AtCo y en AC Inversora; paralelamente, los grupos redefinen la propiedad de la firma
Cointel (controla el 60 % de las acciones de Telefónica de Argentina). De prosperar estas
negociaciones el consorcio español pasará a controlar los canales abiertos, las radios y la totalidad
de la prestadora de telefonía, cediendo el cable y la edición impresa30.
Este dislocamiento de la alianza de medios con presencia en la Argentina y su readecuación
a las pautas globales de las trasnmediáticas, coincide con otro proceso iniciado en la contraparte
nacional, el ingreso del banco Goldman Sachs Group, Inc31 al Grupo Clarín. En noviembre de 1999,
Goldman Sachs adquiere por 500 millones de dólares el 18 % del paquete accionario de Clarín, con

28
“Este es un mercado regional que está mal atendido y fraccionado. Nosotros queremos transformarlo en
un mercado único que incluya América Latina, la península Ibérica y a los hispanos de Estados Unidos”,
según Antonio Barreto, ex ejecutivo de la Red Globo y actual responsable de Telefónica Media Investment.
Reportaje publicado en el diario La Nación de Buenos Aires, 28-7-99.
29
Informe Mundial de la Comunicación. UNESCO, 1998.
30

En noviembre de 1999, CEI y TISA llegaron a un acuerdo para dividir los activos que controlan en AtCo y
en AC Inversora. El convenio, anunciado en los Estados Unidos por Thomas Hicks y en España por Juan
Villalonga (titular de TISA), implicó el reparto de los canales de aire de la Ciudad de Buenos Aires. Telefé
(Canal 11), Radio Continental, Editorial Atlántida y la red de 7 televisoras provinciales, quedarán en manos
de TISA. Asimismo, las operaciones involucran la compra por parte de TISA del 100% de AC Inversora
copropietaria (50%) junto a Prime de Australia (50%) de Azul TV (Canal 9). El gerenciamiento de los canales
de aire capitalinos estaría a cargo de ejecutivos de Antena3 de España. Hicks mantendría el control de
Cablevisión y su presencia en los medios gráficos, conservando parte de Editorial Atlántida (EASA) junto a
la familia Vigil y TyC.
31
El Grupo Goldman Sachs fue fundado en 1869, cotiza en Wall Street desde mayo de 1999 su sede se
encuentra en New York y sus principales oficinas están en Londres, Frankfurt, Tokio y Hong Kong. El
Grupo, que adquirió relevancia cuando uno de sus socios, Robert Rubin, se desempeño como secretario del
Tesoro durante el gobierno de Clinton, posee un capital de 29 mil millones de dólares (1999). En la
Argentina, participa de inversiones inmobiliarias junto a George Soros a través de la empresa IRSA.

14
quien mantenía relación desde 1997 cuando fuera contratado para colocar bonos de deuda del
Grupo en el mercado norteamericano. De esta forma Clarín afronta los compromisos adquiridos
para financiar su expansión y mantener su potencialidad competitiva en el sector.
A este reordenamiento de capitales le corresponde una nueva adecuación normativa por
parte del Estado. A dos meses de concluir su segundo mandato, Carlos Menem dicta el decreto de
necesidad y urgencia 1005/99 modificando artículos sustanciales del decreto-ley 22.285/80 de
Radiodifusión. Este nuevo decreto modifica el régimen de multiplicidad de licencias (pasan de 4 a
24 las licencias permitidas a un mismo operador), autoriza la transferencia de la titularidad de las
mismas, permite la formación de redes y libera el tiempo publicitario por hora de emisión. Una vez
más, el Estado aparece utilizando su capacidad reguladora para favorecer la concentración de la
propiedad en los medios audiovisuales y legalizar las tendencias y situaciones preexistentes en el
ámbito privado.

Con una pequeña ayuda de mis amigos...

El origen de los principales fenómenos y tendencias del mercado de las comunicaciones en


la Argentina seguramente reconoce antecedentes complejos y diversos. Sin embargo, debemos
señalar la influencia decisiva que en el terreno económico tuvo la peculiar aplicación de políticas
regionales basadas en el denominado “Consenso de Washington” (1989) y que, como señaláramos,
prescribían la reforma del Estado, la privatización de empresas públicas, la reforma fiscal, la
disminución del gasto público, el mantenimiento del equilibrio macroeconómico y la flexibilización
laboral. Sin lugar a dudas, las formas y tiempos en la aplicación de este recetario variaron en
relación a los procesos históricos de cada sociedad particular. En la Argentina el contexto en el cual
fue implementado era de una marcada crisis económica e institucional, exacerbada por el proceso
hiperinflacionario, lo que contribuyó a imposibilitar cualquier tipo de control o rechazo.
En relación a las privatizaciones realizadas a partir del primer gobierno de Carlos Menem,
el economista Hugo Nochteff afirma que “la rapidez y la amplitud del proceso son mucho mayores
que las usuales en el mundo occidental: en cuatro años se privatizaron casi todas las empresas
industriales y de servicios estatales”, acompañado por una profunda
internacionalización/desnacionalización de la economía que se tradujo en “una dependencia cada
vez mayor respecto de los conglomerados y las instituciones financieras internacionales". Como
hemos observado a lo largo de este trabajo, el sistema de comunicaciones fue puntal de los
vertiginosos sucesos que aparejaron profundos cambios en la composición de las cúpulas
empresariales y en la articulación y el origen de los capitales. Esta reconfiguración de la elite, donde
el desplazamiento de un gran número de agentes se conjuga con la emergencia de nuevos actores
centrales en el desenvolvimiento económico y social, es una resultante de esas nuevas formas de
estructuración y funcionamiento de la economía sobre el territorio argentino.
En el período 1990-99, el sector de las comunicaciones se colocó en segundo lugar en
relación a la inversión de firmas extranjeras con un monto total de 25.500 millones de dólares,
aventajado sólo por el sector petrolero32. Estados Unidos, con 13 mil millones, y España, con 5.300
millones, fueron los principales inversores orientando el flujo de capitales hacia la conformación de
los grupos analizados.
A comienzos de la década encontramos a cada uno de los grupos operando en diferentes
sectores del mercado que se desarrollan paralelamente. Podemos distinguir así un primer momento
caracterizado por la conformación de los grupos multimedios privados nacionales en el terreno de la
radiodifusión y por un mercado de telecomunicaciones controlado por dos operadores monopólicos
32
Síntesis de la Economía Real Nº 28. Centro de Estudios para la Producción, Ministerio de Economía;
agosto, 1999.

15
extranjeros que ingresaron al país a partir de la privatización de la empresa estatal. A partir de
entonces, los desarrollos de los principales operadores -sujetos siempre a una estrecha relación con
el Estado- pueden ubicarse en una direccionalidad signada por un potencial escenario de
convergencia. En una segunda etapa la radiodifusión experimenta el ingreso de capitales extranjeros
a través de las empresas de distribución de televisión por cable, culminando con la conformación de
un escenario internacionalizado e hiperconcentrado.
Es en ese sentido, que la sociedad CEI-TISA, interlocutor del gobierno desde la posición
que le otorgaba su poder económico, adicionará los medios de producción simbólica que potencian
su capacidad de presión. Por su parte, el Grupo Clarín y su poder de lobby sostenido en su aptitud
de generar la agenda política y modelar la opinión pública, se transformará en protagonista
económico, colocándose entre las mayores empresas del país.
El fortalecimiento de la posición dominante de estos grupos se expresa en el nuevo
ecosistema de la convergencia, cuyos lineamientos serán regulados a partir de la sanción del “Plan
de Liberalización de las Telecomunicaciones” de 1998. Dicha norma elimina las trabas impuestas
por el decreto-ley de Radiodifusión y los Pliegos de Privatización de ENTel a la prestación de
servicios cruzados por parte de un mismo operador, genera las condiciones para la realización del
nuevo mercado de los servicios integrados y define a sus protagonistas.
Así, el proceso experimentado en el sector de las comunicaciones configura al mercado
argentino como laboratorio del desempeño de las estrategias internacionales de los conglomerados
mediáticos. Tras la acelerada y cada vez mayor sincronización del proceso decisorio local en
relación al mercado internacional, su ordenamiento más reciente distingue claramente la absoluta
hegemonía de los grandes agentes y el diseño de las alianzas, compras y ventas en función global.
Los procesos de toma de decisiones se ubican a escala mundial, son operacionalizados en
estrategias hacia América latina y derivan en acciones locales que se apartan de la coyuntura
política nacional a la espera de su rearticulación.

Al mismo tiempo, los agentes presentes en el escenario local de las comunicaciones


adquieren un protagonismo relevante en la nueva alianza de poder; en términos de Poulantzas33: “en
el caso del Estado hegemónico y de la clase o fracción hegemónica, la constitución de un bloque en
el poder que presenta una unidad interna propia, se vuelve necesaria y posible en la medida en que
esta clase o fracción, situándose en el nivel propiamente político que corresponde a las estructuras
objetivas del Estado, organiza un interés general, políticamente estructurado de las clases o
fracciones en el poder. Las contradicciones entre esas clases y fracciones siguen siendo profundas
pero, a través de la mediación del Estado, son contenidas en y unificadas por los intereses políticos
universalizantes de la fracción hegemónica”. En la Argentina este tipo de Estado -revitalizado por
los gobiernos de Carlos Menem- y su capacidad de generar consensos34, permitió la constitución de
una nueva fracción hegemónica que combina, mediante la propiedad y la compleja gestión de los
medios, capacidad de acumulación y poder de emisión, con sus consecuentes potencialidades
hegemónicas. La conformación de esa nueva expresión de poder se sostuvo sobre la organización
del mercado argentino de comunicaciones en términos de competencia interoligopólica. Así, las
cuasi-rentas provenientes de esa dinámica de negocios, se constituyeron en privilegiadas
33
Poulantzas, Nicos: "Hegemonía y dominación en el Estado moderno", págs. 80-88. (1973) Cuadernos de
Pasado y Presente/ 48. Buenos Aires.
34
Según Stuart Hall, “en sociedades como las nuestras en las cuales existen desigualdades pero en las cuales
prevalecen la democracia formal, la conformación y el logro del consenso, el ejercicio de la hegemonía
social y cultural son condiciones indispensables para la continuación del ejercicio del poder”. Las
sociedades estables pueden en cierto sentido ser definidas por el grado en el cual en ellas la abierta coerción
da paso a la administración del consenso. El consenso es el proceso por el cual los relativamente impotentes
y desorganizados conceden a los poderosos y organizados el derecho, la legitimidad de actuar en su interés”.
The ¨Structured Communication¨ of Events, UNESCO, 1973.

16
morfologías de valorización, siempre ligadas a las necesarias -y poco novedosas en términos de
análisis- relaciones con el gobierno de turno.
Por su parte, el gobierno ha adquirido ciertas tendencias distintivas, en el sentido de lo que
señala Mosco respecto a las funciones vitales que debe satisfacer el Estado capitalista para mantener
el sistema del cual depende su propia supervivencia. En términos del eje acumulación-legitimación
que nos interesa destacar, la actuación del gobierno en el terreno de las comunicaciones indica que
éste en modo alguno a sido un árbitro imparcial encargado de dirimir los conflictos y las
contradicciones de los múltiples intereses de los actores intervinientes. En lugar de proponer como
horizonte el establecimiento de más y mejores condiciones de acceso y participación para el
conjunto de la sociedad, ha materializado el predominio de la función de acumulación por sobre la
de su propia legitimación35. Remitiéndonos una vez más a Mosco, en las comunicaciones de la
Argentina de hoy: “la contradicción fundamental se da entre una creencia en la libertad ilimitada
para la adquisición privada, y la democracia, una dedicación a la igualdad y la mayor participación
pública posible en la toma de decisiones”.
Incluso con sus dislocamientos más recientes, la conformación de un duopolio en el sector
de las comunicaciones presenta a estas nuevas corporaciones de la enunciación como poderosos
centros de producción, distribución y difusión, que combinan en un mismo agente poder económico
y poder simbólico. Ello requirió de un entorno social debilitado, la inexistencia de actores sociales
relevantes por fuera del poder económico, un marco regulatorio funcional (sostenido en decretos,
resoluciones del Poder Ejecutivo, ausencia de legislación antimonopólica y falllos judiciales
favorables) y partidos políticos sin autonomía para generar una dinámica de discusión pública
alternativa y limitados a administrar una menguada dimensión del poder. Situación potenciada por
la ínfima presencia de los servicios estatales de radiodifusión, en franco peligro de extinción.
Las estrategias de crecimiento de estos poderosos grupos se han orientado hacia la compra
de clientes de servicios, navegantes interactivos, telespectadores, etc., cuya posesión garantizaría en
última instancia la realización del capital. Si el espacio futuro sobre el cual se construirá la nueva
ciudadanía está signado por el nuevo magma de los mensajes mediatizados, ingresaremos a él al
menos con una certeza: ya tiene dueños.
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