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Tendiendo puentes entre las ciencias sociales y las ciencias

forestales

Por: Rodrigo Arce Rojas1

En el fondo todas las ciencias sociales tratan del estudio de la


conducta humana sea que se refiera a las sociedades pasadas o
presentes, de sociedades letradas o ágrafas (por supuesto, sin
ninguna actitud valorativa), sea la forma cómo se organizan o toman
decisiones respecto a la política o a la economía. Si esto es así,
entonces deberíamos tener una presencia más activa de la psicología
que tendría mucho que decir al respecto.

Esta constatación es muy importante porque el reto de nuestro


tiempo es cómo favorecer procesos de establecimiento de grandes
acuerdos sociales y ello demanda capacidades de diálogo,
concertación, facilitación, mediación y negociación.

Las disciplinas, tal como hoy las conocemos no han aparecido por
generación espontánea sino son producto de un largo proceso de
construcción con gestas emancipadoras. Lo curioso del caso es que
luego de haber conseguido su propia personería académica la propia
limitación de la especialidad empieza a tender puentes entre ellas.
Así por ejemplo, tenemos el caso de la psicología social, sociología
organizacional, psicología organizacional, comportamiento
organizacional, desarrollo organizacional o cultura organizacional.

Lo relevante es que los puentes no sólo se dan al interior de las


ciencias sociales sino también entre ciencias sociales y ciencias
naturales. Así por ejemplo tenemos los casos de la economía
ecológica y el derecho ambiental. Merece destacar el caso específico
de la ecología que su autonomía inicial empieza a amplificarse
mediante la incorporación de otras vertientes. Así podemos
encontrar ecología social y la ecología política. Merece también
destacar el caso de la antropología ecológica y la ecología
antropológica. Así mismo tenemos disciplinas como la antropología
biológica o la sociobiología. Que conozca no existe una disciplina
específica de forestería social o antropología forestal pero sí existen
como temáticas de trabajo.

En un intento de conjugar las interpretaciones de las ciencias sociales


y las ciencias naturales ha surgido la pléctica como una disciplina
integradora. Dada la situación actual del mundo no es posible explicar
los fenómenos de la realidad si es que no reconocemos que tenemos
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Ingeniero forestal. rarcerojas@yahoo.es

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que convivir con la complejidad y la incertidumbre. Por ello es
entendible que se haya generado estos acercamientos
interdisciplinarios.

Otra razón refiere al hecho que gran parte de nuestra cultura tiene
fuerte influencia del norte. Muchas teorías y construcciones
metodológicas dan cuenta de esta realidad. Pero también es cierto
que desde el sur existe una ebullición de marcos teóricos y
metodológicos que tratan de dar cuenta de la realidad que rompen
paradigmas y esquemas que generan tensiones y contradicciones al
interior no sólo de los colegios profesionales, universidades sino
también en los propios operadores del desarrollo que sienten que la
historia se les escapa y los manuales hacen agua. Por ejemplo
tenemos el caso del reconocimiento del multiculturalismo para
avanzar hacia el pluralismo y la interculturalidad que desestructuran
los pesados marcos teóricos y que los más conservadores se resisten
a revisar.

En nuestra formación forestal existen cursos sociales que se pueden


dar en estudios generales (sociología o sociología rural) o en los
cursos de especialidad (antropología rural y amazónica, forestería
comunitaria). La pregunta es si esta formación social es suficiente
para tener un bagaje que permita abordar el universo forestal desde
una perspectiva social o antropológica.

Se ha recogido la impresión que ya el propio universo técnico forestal


es lo suficientemente complicado y no completamente entendido
como para complicarlo más. Esta posición no deja de tener razón.
Mencionamos que nuestra formación forestal está imbuida de marcos
teóricos esfuerzos sostenidos de tropicalización (incluye los Andes
tropicales) de los estudios forestales. Cierto es que también la
complejidad tropical todavía no ha sido completamente entendida
¿estamos seguros que lo que hoy estamos llamando manejo forestal
sostenible es en verdad sostenible? Todo va a depender de la
adecuada armonización que se logre alcanzar entre ciencia,
institucionalidad y voluntad para establecer arreglos sociales
sostenibles en torno a los ecosistemas forestales.

Pero también es cierto que a estas alturas del desarrollo de la historia


es muy difícil separar lo natural de lo social. Diríamos más bien que
existe una suerte de codeterminación o coevolución en la que uno
modela al otro. Felizmente esto empieza a ser entendido de esta
manera y surgen corrientes de fusión del abordaje forestal desde la
perspectiva de las ciencias naturales y ciencias sociales.

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Algunas de las salidas que se han planteado desde la formación
académica son: incorporar más cursos socio-antropológicos en el
pregrado o el posgrado. Otra opción interesante que ha surgido es la
incursión en posgrados sociales que no implican renunciar a la
profundización forestal sino todo lo contrario, incorporar nuevos
enfoques, teorías y métodos para enriquecer la calidad de los
diagnósticos y propuestas en el universo forestal. También es
importante la opción de reconocimiento de créditos en cursos sociales
dentro de la misma universidad o en universidades externas. Una
suerte de cuidarse de la endogamia y de favorecer el vigor cultural en
el abordaje de las ciencias forestales.

Queda claro que no se trata de sociologizar la forestería ni forestalizar


la sociología. Cada ciencia tiene su propio cuerpo doctrinario y teórico
y no se pretende el debilitamiento de las disciplinas sino todo lo
contrario: un mutuo enriquecimiento a través de las prácticas
interdisciplinarias interculturales. No es sólo una cuestión de
información o formación también se hace necesario buenas prácticas,
recursos, voluntades y mucha creatividad e innovación.

En el mundo forestal cada vez aparecen nuevos términos tales como


gobernabilidad, gobernanza, transparencia, democracia, derechos
humanos, descentralización, equidad, justicia que no terminan de ser
procesados. De manera similar, la palabra corrupción aparece con
más frecuencia en el discurso y la literatura forestal.

A estas alturas, está claro que los problemas forestales no se


resuelvan exclusivamente desde la vertiente “técnica” sino que
requiere un abordaje más integral. De la experiencia de la
participación en procesos de política ambiental y forestal queda claro
que los temas que más hay que trabajar refieren a la gobernabilidad,
gobernanza y gestión pública efectiva.

En el mundo académico desde hace varios años se viene hablando de


los cambios globales, la crisis del modelo civilizatorio, la crisis del
Estado, la crisis de los partidos políticos y la democracia. En ese
contexto se están generando propuestas como repensar el concepto
y la vivencia del desarrollo, repensar el papel del Estado, repensar la
democracia, repensar las formas y los contenidos de la educación.
Incluso se está hablando de refundar el Estado. Estos son temas
mayores que mueven el piso de todas las disciplinas y de este
fenómeno no escapan las ciencias forestales.

Según la FAO (2010) en los bosques del mundo viven más de 300 millones de personas; más
de 1 600 millones de personas se ganan la vida, en diferente medida, del

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aprovechamiento de los bosques y unos 60 millones de indígenas dependen casi
por completo de los bosques. En el caso peruano los actores forestales no se
restringen únicamente a los concesionarios forestales. También es importante
tomar en cuenta, además de los pueblos indígenas, a los castañeros, siringueros,
agricultores-forestales, agroforestales, ribereños, trabajadores forestales2, entre
otros. Muchos de estos actores han estado o continúan siendo invisibilizados. No
obstante, existen actores sociales que han logrado ser considerados tanto en el
No en vano en el campo de la
debate como en la legislación internacional.
antropología jurídica ha tomado mucha fuerza el pluralismo jurídico
para dar respuesta a estas múltiples realidades culturales que
presentan los actores.

En el reciente proceso de discusión de la política forestal algunos


estaban convencidos que el sector3 forestal es eminentemente
productivo. Si esto es así entonces, se argumentaba, por qué no era
tratado desde un ministerio productivo. Se aducía que no había que
mezclar temas ambientales en un sector productivo que para eso ya
existe un Ministerio del Ambiente. Falsa disyuntiva entre producción y
conservación porque lo que se trata es de una gestión integral. Los
estándares de certificación forestal también lo entienden así.

En el campo económico se cuestiona que el capitalismo sea la única


vía o posibilidad para todos los pueblos. Se empieza a hablar de la
necesidad de decrecimiento sostenible o se apela al desarrollo de la
economía moral o la economía solidaria. Los intentos de enverdecer
la economía están influenciados por la voluntad a revisar los grandes
supuestos de la economía neoclásica o simplemente tratan de
extender los marcos teóricos y las herramientas convencionales.

Queda la invitación para continuar este proceso reflexivo y de (re)


construcción de nuestra formación, de nuestra práctica y sobre todo
de la capacidad de desarrollar nuevos paradigmas, teorías, enfoques
y metodologías que hagan más efectiva nuestra contribución al
desarrollo, al vivir bien o como queramos llamarlo o sentirlo.

Bibliografía citada:

FAO. 2010. Lo que hace la FAO. Los bosques. Disponible en:


http://www.fao.org/kids/es/forestry.html Acceso el 6 de agosto.

2
En todos los casos estoy pensando tanto en hombres como en mujeres.
3
Esto de sector obedece a la fuerza de la costumbre. En sentido estricto para
muchos de nuestros países se trata de un sub-sector. Justamente lo que se
cuestiona es la visión fragmentaria de la administración pública que no logra
incorporar un enfoque y prácticas sistémicas. De ahí que la coherencia de Estado
sea uno de los temas pendientes por trabajar

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