La construcción de la realidad como fenómeno perceptivo en la
existencia del ser humano se extiende desde los momentos del nacimiento y de la construcción social del individuo dentro de parámetros previamente establecidos por la historia y cultura de medio donde nace. La posibilidad de tener una infancia prolongada tan labíl a absorber todos los registros del exterior y un aparato perceptivo en construcción con un potencial y deseo permanente de conocer lo extraño y ampliar el radio de contacto entre el sujeto y los objetos; hace de un individuo totalmente vulnerable a la influencia de estructurarse en modelos de control, preparándolo para responder a las necesidades objetivas de los mismos, quitándole la subjetividad de su percepción y construyendo una realidad externa, sin subjetividades y lejos de aprender a percibir y analizar en forma personal; activando mecanismos de defensa en los procesos de de- construcción de estos parámetros y paradigmas por los cuales es regido, convirtiéndose en uno más de la masa que identifica la realidad como una sola. De esta forma podemos hablar de modelos con objetivos claros de manejo de la realidad de los sujetos para fines propios considerando al ser humano como un elemento programable, manufacturable y descartable. Estos modelos empiezan a funcionar y a ser aplicados mediante la adquisición del lenguaje el cual se encarga de cimentar el proceso de construcción de una realidad no subjetiva, y paso a paso introducir registros normativos, aprovechándose de los afectos que rodean al individuo y sus necesidades básicas. Cuando el lenguaje se encuentra estabilizado y firme en su objetivo propuesto, aparecen refuerzos en la escolarización del sujeto, actuando con criterios pedagógicos, respaldados por teorías donde establecen y “ordenan” los procesos de aprendizaje del individuo, conduciéndolo, guiándolo o realizando resoluciones de problemas previamente establecidos dentro de la realidad impuesta, disfrazándose y otorgando beneficios y placeres a las respuestas correctas. Irónicamente puedo decir y comparar a los procesos de engaño a la percepción del sujeto producido por los ilusionistas con estos modelos, ya que establecen y aseguran una r1ealidad que existe dentro de los sujetos pero que tiene una total construcción externa asegurando al mismo un total control de sus actos dentro de un sistema seguro y placentero donde salirse del mismo no es considerado normal y debe ser castigado, activando de esta forma los mecanismos de defensa introducidos a través de la percepción para volver a resguardarse dentro de la acogedora y cómoda realidad establecida. Si analizamos los receptores que posee el sujeto destinados al contacto con el exterior, se puede explicar desde ciencias como la neurofisiología, la física, la química, etc., que el ingreso de información al sujeto se encuentra determinado por fenómenos físicos y químicos denominados ondas magnéticas, por las cuales se transmite el sonido, vibraciones, reflejo de la luz en los objetos, también moléculas con características químicas diferentes etc., que contactan por igual en todos los individuos, proceso denominado sensación. Este ingreso de información masiva y saturante de forma permanente a lo largo de la vida de los sujetos, sufre un filtro que podría estar determinado por la subjetividad del individuo de acuerdo a la de-construcción conseguida por el mismo, donde llevando a un análisis conciente del objeto ingresado a través de las sensaciones pueda tener un sentido crítico del mismo y renombrarlo rompiendo las estructuras condicionantes del lenguaje y ubicarlo temporo- espacialmente en su propia realidad. En resumen quiero decir que los fenómenos perceptivos condicionados por su construcción externa pueden ser de- construidos (Derrida) al interpretar que la percepción no es sinónimo de sensación y que la realidad que uno construye se encuentra basada en fenómenos físicos y químicos que pueden tener una interpretación subjetiva, modificando sustancialmente el espectro de realidades infinitas que puede construir el sujeto de-construyendo el concepto establecido de una única realidad absoluta e incuestionable donde el ser humano debe adaptarse y someterse a la misma en un juego de premio y castigo si defiende o intenta romper el modelo. Dentro del contexto del sistema de educación formal cargado de objetividades y mecanismos de defensa destinados a cumplir con los objetivos propuestos por el modelo es muy difícil diferenciar y establecer registros de de-construcción en los sujetos implicados en la función pedagógica, ya que las mismas palabras lo están afirmado al objetivo “función”, donde se compararía a navegar en un mar sumamente inestable e infectado de tiburones con una balsa de fabricación casera, donde el mínimo error nos haría naufragar, se debe manejarse con sumo cuidado y analizar y reflexionar todo proceso pedagógico sutilmente sin despertar o pasar desapercibido a través del sistema de alarma de los mecanismos de defensa y empezar a producir fenómenos de de-construcción cimentando la posibilidad de percibir la realidad subjetivamente dando oportunidad al se humano a construir su propio destino.
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