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del 2/11/09, c.542.765 del 5/11/09, c. 541.477 del 17/11/09, c. 544.914 del
3/12/09, entre otras).
De la misma manera, es principio aceptado que no se cumple con la
carga del recordado art. 265 cuando el apelante se limita a reiterar los mismos
argumentos ya expresados al articular las cuestiones o defensas resueltas en la
resolución que pretende atacar, toda vez que ellos ya han sido evaluados y
desechados por el juez de la causa (conf. Fassi y Yáñez, op. y loc. cits., pág.481 nº
5; C.N.Civil., Sala “B” en E.D.87-392; Sala “C” en E.D.86-432; esta Sala, c.
135.023 del 16-11-93, c. 177.620 del 26-10-95, c. 542.406 del 2/11/09, c.542.765
del 5/11/09, c. 541.477 del 17/11/09 y, c. 544.914 del 3/12/09, entre muchas
otras), o cuando se plantean cuestiones que nada tienen que ver con la materia
debatida (conf. Fassi y Yáñez, op. y loc. cits., pág. 483, nº 16 y fallos citados en
nota 19; C.N.Civil, esta Sala, c. 160.973 del 8/2/95 y 166.199 del 7/4/95, 562.110
del 23/9/10, entre otras).
En este sentido, la crítica concreta se refiere a la precisión de la
impugnación, señalándose el agravio y lo de razonada alude a los fundamentos,
bases y sustanciaciones del recurso. Queda claro así, que debe tratarse de un
razonamiento coherente que demuestre, a la vez, el desacierto lógico contenido en
la sentencia que se impugna (conf. Fenochietto, Carlos Eduardo, “Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación Comentado, Anotado y Concordado”; t°
2, pág. 98), pues la argumentación no puede transitar los carriles del mero
inconformismo (conf. Gozaíni, Osvaldo Alfredo, Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación Comentado y Anotado”, t° II, pág. 74).
Ahora bien, como se anticipó, el escrito de fs. 308/313 en lo
sustancial, incumple la señalada carga, a poco que se advierta que las
manifestaciones allí vertidas importan disentir con la solución adoptada por el
magistrado de grado, pero sin formular crítica alguna a los fundamentos esenciales
y los hechos denunciados, en los términos del recordado art. 265 del ordenamiento
legal de forma a la luz de la interpretación de su alcance doctrinario y
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jurisprudencial reseñado.
El magistrado, en el fundado pronunciamiento sujeto a examen,
realizó un minucioso relato de los elementos arrimados por las partes a estos
obrados, desestimó el pedido de caducidad de la acción impetrada por la
demandada a tenor de lo previsto por el art. 2 inciso “e” de la ley 16.986, e hizo lo
propio con el petición de fondo incoada en el escrito de inicio (ver fs. 79 punto I),
por no encontrarse reunidos los tres presupuestos que darían lugar al derecho de
rectificación o réplica pretendido.
Así ponderó, que para resultar admisible el pedido, el actor debió
acreditar que la información que fue materia de sendas publicaciones periodísticas
sea inexacta o agraviante; que la persona sea afectada por tal información y que le
pueda causar un perjuicio (ver fs. 288/289 1ro, 2do y 3er párrafo; 289/290 punto I
y 291 vta./293 vta. punto IV).
En su análisis, cotejó la nota publicada en el diario Clarín
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jurídica de derecho privado” (ver fs. 174 de la causa “N.N. s/ defraudación contra
la administración pública. cohecho. aceptación de dadiva. abuso de autoridad y
vio. deb. fun. públ. (art. 248)”, que tramita ante el Juzgado Nacional de Primera
Instancia en lo Criminal y Correccional Federal Juzgado N° 10, Secretaría N° 19),
tal como lo mencionó el sentenciante en la resolución apelada (ver fs. 292 párrafo
2do. “in fine”).
Ello implica, que aun cuando la frase con la que se tituló la nota
publicada en el medio referido el 21-5-2010 “Recalde dice que Aerolíneas es
privada” resultó escueta la explicación que se hiciera en el cuerpo de las notas
relativas al régimen de contratación de la empresa, como así también de la
habilitación del taller que efectuara la reparación de una de las aeronaves de la
mencionada sociedad, coinciden en lo esencial con un aspecto de la réplica que
pretende el actor se publique por el mismo medio.
El actor reconoció, además, en forma expresa, que la empresa
TAPME “…no contaba con la habilitación de la ANAC Argentina…” y que fue
obtenida con posterioridad (ver fs. 185 vta. 3er párrafo y 186 último párrafo de
las copias de la causa penal que se tienen a la vista), por las razones allí expuestas,
que nada aportan a la cuestión sujeta a examen. Y el artículo cuestionado y
fechado el 20 de mayo de 2010, dijo que dicha empresa no se encontraba
habilitada para hacer el trabajo, lo cual era exacto a esa época.
El reconocimiento del actor también alcanzó a la información que
alude a que la empresa que efectuó los trabajos en la aeronave no contaba con la
totalidad de las herramientas necesarias para desplegar tal actividad profesional
(ver fs. 186 vta./187 punto b del informe mencionado) y a la seria demora en el
cumplimiento de los plazos comprometidos por TAPME, pues reconoció que los
trabajos debieron finalizar el día 23 de diciembre de 2009 y no como ocurrió el
día 26 de febrero de 2010 (ver fs. 187/188 punto c del informe mencionado).
Desde otro ángulo, la lectura del título de la nota, ya mencionada,
por sí sólo no implica que pueda apreciarse una visión reducida e incompleta de la
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realidad, como lo sostiene el apelante en su memorial (ver fs. 309 vta. párrafos
primero, segundo y tercero), pues además de complementarse con el contenido
explicativo de la nota, no resulta objetivamente agraviante.
Descartada la inexactitud de las notas periodísticas y su
consecuencia, en tanto se han descripto circunstancias que surgen de la causa
penal y del descargo que allí realizara el recurrente, corresponde desestimar los
agravios analizados precedentemente.
Con relación a los vertidos en torno al presunto acceso de la parte
demandada a las actuaciones penales, no obstante la reserva imperante por el
secreto del sumario en virtud de lo normado por el art. 204 del Código Procesal
Penal y los arts. 63 y 65 del Reglamento para la Justicia Nacional y a su
consecuente posterior publicación, a criterio de esta Sala, también deben ser
desestimados.
Ello así, si se pondera que ambas cuestiones no fueron sometidas a
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sumado, a la restante limitación que está fijada por la apelación realizada (conf.
Falcón - Colerio, op. y loc. cits., comen. art. 277, pág. 232/233).
Al respecto, incluso, se ha sostenido que el tratamiento por parte del
tribunal de argumentos que no han sido expuestos en los escritos iniciales afecta
seriamente los principios de defensa en juicio y de congruencia de acuerdo a lo
previsto por los arts. 18 de la Constitución Nacional, 34 inc. 4to. y 163 inc. 6 del
Código Procesal (conf. Gozaíni, Osvaldo Alfredo, op. y loc. cits. pág. 87).
Resulta claro, entonces, que si el recurrente no invocó en primera
instancia los argumentos que introduce en la alzada, razón por la cual no hubo,
naturalmente, decisión expresa sobre el punto por el magistrado de grado, esta
Sala se encuentra vedada de proceder al análisis de sendos agravios, máxime si se
pondera que no se está frente a ninguno de los supuestos de excepción, ni del
regulado por el art. 278 del ordenamiento legal de forma.
A ello se suma, que la cuestión atinente a la violación del secreto del
sumario implica revisar la actividad jusrisdiccional desplegada en un Tribunal
correspondiente a otro fuero, que excede claramente el marco de la actuación que
le cabe a esta Sala en estos obrados.
Finalmente, la cuestión atinente a su posterior publicación, además
de alzarse contra el límite impuesto por el art. 277 ya citado, excede el marco del
objeto aludido por el actor en el escrito de inicio (ver fs. 79/89 punto I), lo que
también se encuentra vedado.
Es que, el apelante se encuentra facultado para modificar el objeto
mediato, obviamente a los efectos de su reducción y nunca de su incremento
(conf. Scolarici Gabriela, en Highton - Areán, “Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación, Concordado”, t. 5, pág. 345).
De allí que, el agravio vertido al respecto también pretende vulnerar
el límite mencionado en el párrafo anterior.
En consecuencia, por los fundamentos expuestos corresponde
desestimar las quejas vertidas por el actor en el memorial que obra a fs. 308/313.
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Por ello, SE RESUELVE: Confirmar la sentencia de fs. 288/294.
Las costas de Alzada se imponen al apelante vencido (art. 69 del Código
Procesal). Notifíquese y sigan los autos según su estado.-