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ANALES DEL

MUSEO
DE AMÉRICA

XVII/2009
Bandeja de barniz de Pasto, siglo XVII. Audiencia de Quito (Colombia)
Anales
del
Museo de América

XVII/2009
www.mcu.es
www.060.es

MINISTERIO DE CULTURA
Edita:
© SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA
Subdirección General
de Publicaciones, Información y Documentación
NIPO: 551-10-109-4
MINISTERIO
DE CULTURA

Ángeles González-Sinde
Ministra de Cultura

Mercedes E. del Palacio Tascón


Subsecretaria de Cultura

Ángeles Albert
Directora General de Bellas Artes y Bienes Culturales
ÍNDICE

Pág.
Leyendas de un artista. A propósito del pintor quiteño Miguel de Santiago ....................................................................8
Ángel Justo Estebaranz

La pintura virreinal americana en los inicios de la historiografía artística española ...................................................18


Francisco Montes González

La vida de Santa Rosa de Lima en los lienzos del convento de Santa Catalina de Córdoba (Argentina) ..................28
Carlos A. Page

La Real Expedición Anticuaria de México (1805-1808), y la representación del imaginario


indianista del siglo XIX ...............................................................................................................................................................42
Antonio E. de Pedro Robles

La serpiente de fuego o yahui en la Mixteca prehispánica: iconografía y significado ................................................64


Manuel A. Hermann Lejarazu

Filología de un “corpus” pintado (siglos XVI-XVIII): de códices, techialoyan, pinturas y escudos de armas ..........78
María Castañeda de la Paz

La simbología prehispánica e histórica del Noroeste Argentino y su relación con los cambios
paleoambientales...........................................................................................................................................................................96
Julián P. Gómezgier y Mario A. Caria

Misiones jesuíticas: el espacio de las máquinas. El factor de la adaptabilidad indígena a los telares
mecánicos en la etapa de la pre-revolución industrial (provincia del Paraguay, siglo XVIII) ...................................106
Norberto Levinton

Los negros en la Cuba colonial: un grupo forzado a la marginalidad social que sufren desprecio,
prejuicio y discriminación.........................................................................................................................................................112
Ismael Sarmiento Ramírez

Notas sobre algunas colecciones arqueológicas precolombinas procedentes de Puerto Rico ..................................130
Jorge A. Rodríguez López

Vida cotidiana en Santiago de Cuba entre dos siglos (XIX y XX)....................................................................................142


María Teresa Fleitas Monnar

Un virrey en el ocaso del virreinato peruano: el marqués de Villagarcía.......................................................................154


María del Carmen Martín Rubio

Las maderas en los objetos aborígenes cubanos .................................................................................................................166


Raquel Carreras Rivery

Trompetas andinas prehispánicas: tradiciones constructivas y relaciones de poder ..................................................184


Mónica Gudemos

Memoria de actividades del Museo de América en 2009 ...................................................................................................225

Normas para la publicación de originales .............................................................................................................................247


Leyendas de un artista.
A propósito del pintor quiteño
Ángel Justo Estebaranz
Universidad de Sevilla
Miguel de Santiago

Legends of an artist.
About the painter from Quito
Miguel de Santiago

Resumen Abstract
Miguel de Santiago es el principal Miguel de Santiago is the main painter of
pintor de la escuela quiteña virreinal. the colonial school of painting in Quito.
Su figura es la que más ha interesado His figure has interested as much to his-
tanto a historiadores como a escritores torians as to Ecuadorian writers from
ecuatorianos desde mitad del siglo XIX half of the 19TH C. until the present
hasta la actualidad. Pero la mayoría de time. However, most of those writings
los escritos sobre este artista no se han about this artist have not been abided by
atenido a los hechos reales, sino que se the real facts; on the contrary, they have
han basado en numerosas leyendas que been based on numerous legends that
han enmarañado la comprensión de su have entangled the understanding of his
vida y de su actividad artística. Este life and artistic activities. This article is
artículo es un análisis crítico de dichas a critical analysis of these legends: they
leyendas, comparándolas entre ellas y are all compared among each other and
con las de otros artistas, y refutándo- also among those of other artists. It also
las con documentación inédita sobre el refutes them with unpublished docu-
pintor, que ayuda a aclarar su verda- mentation about the painter that helps
dera naturaleza. to clarify his true nature.
Palabras clave: Miguel de Santiago, Keywords: Miguel de Santiago,
leyendas, pintura virreinal, Quito. legends, colonial painting, Quito.

[8] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 8-17


LEYENDAS DE UN ARTISTA. A PROPÓSITO DEL PINTOR QUITEÑO MIGUEL DE SANTIAGO

I. Introducción referidas en su libro sobre el pintor qui-


teño, una creación del escritor ecuato-
En todos los países con artistas nota- riano, carente de cualquier fundamento
bles han surgido a lo largo de la his- documental. La falta de rigor al tratar
toria diversas leyendas sobre su vida, diversos aspectos de su vida provocó
fabulándose también sobre las relacio- que Guzmán Urrero, quien tituló un
nes que mantuvieron con sus clientes, artículo dedicado al artista quiteño “El
discípulos y personas de su entorno. El pintor violento”, llegase a considerar
caso de Ecuador, y de Quito en particu- que el genio de Miguel de Santiago
lar, no es diferente a los demás. Sobre merecía el estudio de un psiquiatra3.
Miguel de Santiago, el más importante Ha sido precisamente la publica-
pintor quiteño de la época virreinal, ción de una segunda edición del libro
han circulado las más diversas leyen- de Pareja Díez-Canseco, Vida y leyenda
das. Desde el siglo XIX se ha ido for- de Miguel de Santiago, realizada por la
mando en el imaginario del ecuatoriano Casa de la Cultura Ecuatoriana a fines
una idea sobre el pintor totalmente de 2008, el origen del presente artí-
falsa, que lo presentaba como un hom- culo, en el que se analizan las leyen- 1
En este sentido se pronunciaron Campos,
bre pendenciero y de carácter iracundo. das que han circulado sobre el pintor F. (1885): Galería biográfica de hombres
Consideraciones de esta índole fueron (Pareja Díez-Canseco, 2008). El autor célebres ecuatorianos. Imprenta “El
mantenidas incluso por el historiador de la citada monografía, aunque escri- Telégrafo”. Guayaquil, p. 100; Destruge, C.
español Marqués de Lozoya, quien atri- tor también de diversos trabajos sobre (1903): Álbum biográfico ecuatoriano, Tomo
buía a Santiago un carácter sumamente historia ecuatoriana, fue un novelista I. Tipografía “El Vigilante”. Guayaquil, pp.
violento (Contreras, 1945: 302). Otros de éxito, que dio a su publicación 183-184; Cevallos, P. F. (1960): “Resumen de
autores como Pizano (1926: 9) señala- sobre Miguel de Santiago un carácter la Historia del Ecuador, Tomo II”. En Pedro
ban que el supuesto carácter iracundo verdaderamente novelesco que parece Fermín Cevallos. Biblioteca Ecuatoriana
del pintor quiteño se dirigía sobre todo haber calado hondo en la sociedad Mínima. Quito, p. 212, y Diccionario
a la nobleza, un asunto que se verá ecuatoriana, pues muchas de las leyen- Enciclopédico Hispano-Americano de
reflejado en anécdotas que posterior- das por él ofrecidas se siguen conside- Literatura, Ciencias, Artes, etc. (sin fecha),
mente se comentarán. Este pretendido rando como hechos reales. Es verdad Tomo XIX. Montaner y Simón. Barcelona, p. 669.
carácter violento y una supuesta forma que la primera aparición de este libro 2
En la sala dedicada al siglo XVII del Museo
de actuar extravagante propiciaron las en 1952 supuso la primera gran mono-
de la Ciudad se ha incluido una recreación
comparaciones con Benvenuto Cellini, grafía sobre el pintor publicada en el
del taller de Miguel de Santiago, en la que se
el célebre escultor italiano del Renaci- siglo XX, pues los anteriores estudios
han dispuesto sendas copias de dos lienzos
miento1. Tal leyenda, que contribuyó eran de pequeño formato y trataban
del claustro de San Agustín, San Agustín se
a consolidar el pintor decimonónico sobre aspectos concretos de su obra4.
aparece al duque de Mantua y El martirio de
ecuatoriano Joaquín Pinto, presentaba a Además, el volumen de Pareja Díez-
los mártires agustinos en África que, como
Miguel de Santiago como un personaje Canseco dotó de un lado humano a
señalamos en nuestro trabajo de investigación
“de capa y chambergo a lo mosque- una figura escasamente estudiada, de
sobre dicha serie, no son del maestro, sino de
tero”, según revela Puig en un artículo la que se conocían poco más que sus
discípulos de su obrador.
sobre el artista (1933: 25). Si embargo, principales obras unidas a unos escasos 3
no faltaron las ocasiones en que se datos biográficos. Pero la nueva publi- Urrero, G. (2007): “El pintor violento. Vida y
resaltó la supuesta piedad del pintor, cación de esta obra en el pasado año obra de Miguel de Santiago”. En Cuadernos
como ocurre actualmente en el discurso tiene el peligro de volver a presentar de Cine y Letras, Guzmán Urrero Peña.
museológico del Museo de la Ciudad como ciertas todas estas leyendas ante Madrid, s. p. (edición digital). Ortiz Crespo,
(Quito), donde se califica a Miguel de el lector ecuatoriano, volviendo a arro- en la Presentación a la segunda edición de
Santiago de “místico creyente”, algo jar sombras y mitos sobre un artista que mi monografía sobre la serie de pinturas
que desde luego no fue, pues aunque cada vez estaba mejor documentado y, de la vida de San Agustín del convento
fue devoto de San Agustín, obviamente por tanto, mejor conocido y valorado. de Quito, calificó este artículo como el
nunca alcanzó a ser un místico2. Rela- De ahí que sea el propósito de estas compendio de todas las invenciones sobre
cionada con esta calificación de místico páginas rastrear las variaciones de cada Miguel de Santiago. Véase Ortiz Crespo,
creyente está la aseveración de Pareja leyenda sobre Miguel de Santiago, A. (2008): “Presentación”. En A. Justo
Díez-Canseco (1952: 24), quien man- recogidas en los distintos escritos que Estebaranz, Miguel de Santiago en San
tiene que tras la muerte de Mariana de han tratado de la vida del pintor, y ana- Agustín de Quito. La serie de pinturas sobre
Jesús, Miguel de Santiago comenzó a lizar la gran variedad de matices, todos la vida del santo. Fonsal. Quito, p. 7.
4
hacer ejercicios espirituales, aconsejado ellos espurios, de cada una de ellas. A A él seguiría el clásico libro del padre
por el hermano Hernando de la Cruz, la vez se procura aportar información Vargas, centrado más en los aspectos
siendo entonces cuando los agustinos conocida e inédita sobre el pintor a fin artísticos de la obra del pintor. Véase
le encargaron pequeñas obras para el de clarificar definitivamente su vida y Vargas, J. M. (1970): Miguel de Santiago. Su
templo. Esta anécdota es, como otras parte de su obra. vida, su obra. Editorial Santo Domingo. Quito.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 8-17 [9]


ÁNGEL JUSTO ESTEBARANZ

II. Vida y leyendas de poseer obra suya. La verdadera pro-


ducción del maestro hace gala de una
de Miguel de Santiago técnica novedosa en la que se aban-
dona y supera el estilo tardomanierista
Antes de abordar las leyendas sobre el que imperaba en la capital de la Real
artista conviene introducir brevemente Audiencia. De esta manera, en sus pin-
la vida y obra de Miguel de Santiago, turas se puede apreciar una pincelada
el principal pintor de la Real Audiencia más suelta, un mayor dominio de la luz
de Quito5. Nacido hacia 1633, su acti- y del colorido y una expresividad más
vidad artística transcurrió durante la lograda que la conseguida por sus pre-
segunda mitad del siglo XVII, muriendo decesores. Estas características serían
a comienzos de 1706. De raza india e asumidas por sus seguidores e imita-
hijo del pintor Lucas Vizuete, pronto dores, quienes continuarían pintando
tendría bajo su responsabilidad un según su estilo hasta bien entrado el
obrador que funcionó durante medio siglo XVIII.
Figura 1: Miguel de Santiago. Dibujo de Garcés siglo y que realizó los conjuntos pic- Durante toda su vida, Miguel de
reproducido en el artículo que Juan León Mera tóricos más importantes de su época, Santiago residió en la población qui-
dedicó a Miguel de Santiago (1861). que le fueron encargados por la iglesia, teña de Santa Bárbara, barrio cercano
las órdenes religiosas establecidas en a la Plaza Grande, no encontrándose
Quito y también por particulares acau- en la documentación protocolaria qui-
dalados. En este obrador trabajaron teña más que un viaje del artista a Lata-
artistas de muy diversa procedencia, cunga, ciudad situada al sur de Quito,
5
A él hemos dedicado varios estudios, siendo figurando entre ellos su hija Isabel de en 16626. En esta ciudad permaneció
la vida y actividad del pintor quiteño el Cisneros y Alvarado (conocida como durante poco tiempo, pues se había
objeto principal de investigación de nuestra Isabel de Santiago) y el esposo de ésta, desplazado para presentar una carta
Tesis Doctoral. Justo Estebaranz, A. (2008 Antonio Egas Venegas de Córdoba. A de justicia requisitoria contra Salvador
A): Miguel de Santiago y la pintura quiteña ellos se une otro artista relevante entre González. De esta manera, la docu-
de su época (1630-1720). Tesis Doctoral el público quiteño, Nicolás Javier de mentación contradice las suposiciones,
defendida en la Universidad de Sevilla. Goríbar, del que tampoco se conocen por otra parte descabelladas, de que
6
Archivo Nacional de Historia de Quito excesivos datos y que igualmente ha viajó a Europa a formarse con Murillo7.
(A.N.H.), sección Protocolos Notariales, 1.ª sufrido la adjudicación de varias leyen- Frente a estos hechos y datos abso-
notaría, vol. 208, fol. 3 r. das y también de pinturas ajenas a lutamente constatables por documen-
7
En este sentido se expresaba González su estilo. El comienzo de la actividad tación de archivo están las leyendas y
Suárez, F. (1903): Historia General de artística de Miguel de Santiago queda anécdotas que seguidamente se anali-
la República del Ecuador. Tomo VII: La fijado poco antes de 1656, año en que zan y que carecen de base documental
Colonia o Ecuador durante el Gobierno finalizó el monumental conjunto de alguna. Curiosamente, el desconoci-
de los Reyes de España, V (1534-1800). pinturas sobre la vida de San Agustín, miento que los inventores de las far-
Imprenta del Clero. Quito, pp. 135-138. en el claustro del convento quiteño de sas tenían del testamento de la mujer
Por otra parte, aunque Santiago hubiese
este nombre. Esta serie le permitiría del artista, les privó del mejor docu-
viajado a Sevilla, las influencias de Murillo
darse a conocer entre la elite quiteña, mento para sus fantasiosas historias
y de Zurbarán, remarcadas por numerosos
tanto religiosa como civil, consiguién- y para conocer el verdadero carácter
escritores, son más bien sugerencias
muy libres, relacionadas con el colorido y
dole importantes encargos en el futuro. del pintor. La localización y estudio
disposición de determinados elementos en Así, en años sucesivos realizaría la Doc- de este testamento de su mujer, doña
la composición, pero no revelan en absoluto trina cristiana (en el convento de San Andrea de Cisneros y Alvarado, ofrece
un discipulado, así como tampoco a un Francisco de Quito), el Alabado (en el la muestra más arrebatada sobre el
pintor que trabajase en el círculo de estos cenobio franciscano de Bogotá) y los dolor que supuestamente atenazó al
maestros. Véase Justo Estebaranz, A. (2008 Milagros de la Virgen de Guápulo (en artista, al que luego se hará referencia8.
A): Miguel de Santiago y la pintura quiteña el santuario seráfico de las cercanías de La esposa de Miguel de Santiago relata
de su época…, op. cit., p. 224. Quito), entre otras. A estas series unió cómo Isabel, su hija pintora, había sido
8
A.N.H., sección Protocolos Notariales, numerosas representaciones de la Vir- violada de adolescente, teniendo que
1.ª notaría, vol. 223, fol. 29 r-30 v. gen, en su modalidad de Inmaculada contraer matrimonio con su agresor,
9
Navarro, J. G. (1985): Artes Plásticas Eucarística, y otras de santos y de tema Juan Merino de la Rosa. Andrea cuenta
Ecuatorianas. Quito, p. 170. Entre ellas alude a mitológico (las Cuatro estaciones). asimismo el enfado de su marido, y
la muerte de su discípulo a manos de Santiago Pero el prestigio que Miguel de San- cómo ella misma tuvo que convencer a
por no satisfacerle su expresión de Cristo tiago tiene entre la sociedad ecuato- su hija para que se casase con su agre-
agonizante, y al momento en que le corta una riana ha hecho que se le atribuya una sor a fin de evitar una desgracia, pues
oreja a su mujer. El historiador, no obstante, inmensa cantidad de pinturas que nada el padre podía cometer una locura,
sí admite que estas leyendas contribuyen a tienen que ver con su estilo, y que se palabras en las que cabe suponer
dibujar el carácter del pintor quiteño. asociaban al autor por el mero deseo el asesinato. Ésta podría ser la única

[10] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 8-17


LEYENDAS DE UN ARTISTA. A PROPÓSITO DEL PINTOR QUITEÑO MIGUEL DE SANTIAGO

fuente documental primaria sobre el por Mideros en un cuadro que formaba


supuesto carácter violento del pintor, parte de la colección de El Comercio
pero un arrebato de ira determinado (Fernández-Salvador, 2007: 29-30)12.
por la violación de su hija menor, por Es significativo que en el libro Resu-
otra parte perfectamente comprensi- men de Historia patria, que Homero
ble, no puede hacerse extensible al Villamil escribió para el primer curso
comportamiento general del artista a de enseñanza secundaria en Ecuador
lo largo de toda su vida. Además, los a mediados del siglo XX, se presentase
autores que a continuación citaremos al pintor de esta manera, incluyéndose
no tuvieron acceso a este documento, un pretendido retrato de Miguel de
pues no relatan el episodio, digno de Santiago, de nuevo ataviado como un
figurar entre las anécdotas más terri- mosquetero13 (fig. 2). De hecho, este
bles del arte quiteño virreinal. dibujo es copia del que se incluía en
Al acercarse a la figura de Miguel el artículo de Mera, aunque de una
de Santiago, lo primero que llama la menor calidad artística. El Miguel de
atención es la caracterización que de Santiago de ambas viñetas más parece Figura 2: Miguel de Santiago según dibujo
reproducido en “Resumen de Historia Patria” de
él hacen escritores y dibujantes, mos- un caballero español o flamenco que
Homero Villamil.
trándolo como un caballero de aspecto un pintor indio. Tanto los retratos que
europeo y semblante serio. El escritor se hicieron de Miguel de Santiago
ecuatoriano del siglo XIX Juan León como el interés de los escritores ecua-
Mera dice que de las anécdotas que de torianos por compararlo con artistas
él se cuentan, algunas son verosímiles y del Renacimiento europeo suponen,
nos ayudan a conocer “el carácter caba- según Fernández-Salvador (2007: 28),
lleroso, irascible y altanero del artista”, unas estrategias para legitimar la pro-
mientras que otras se han inventado o ducción artística local y para construir
exagerado (fig. 1). Navarro, un siglo a partir de Miguel de Santiago la figura
después, pensará que estas anécdotas de un artista de valor internacional,
pueden no ser verdaderas, sin negarlo “digno de ser imitado por sus seguido-
categóricamente9. En su artículo dedi- res del período”.
cado a Miguel de Santiago, Mera insiste Las anteriores representaciones de
en su carácter altivo e iracundo, según Miguel de Santiago, tan similares entre
se desprende del posible autorretrato sí y tan alejadas de la que debió de ser Figura 3: Miguel de Santiago y obrador: Detalle
contenido en el Milagro del peso de la verdadera apariencia del pintor qui- del Milagro de las ceras (convento de San Agustín
las ceras del convento de San Agustín, teño, que por otra parte era indio, como de Quito, 1656)
conservado hoy en la Sala Capitular ya hemos señalado, no son realmente
de dicho cenobio quiteño (Mera, 1861: invenciones decimonónicas14. El dibu-
142). En el citado artículo se incluyó jante del volumen de Villamil copió a 10
De hecho, no se han encontrado juicios contra
una ilustración con el supuesto retrato Garcés, pero éste, al igual que Joaquín Miguel de Santiago por causa de asesinato o
del pintor, que lo presenta a guisa de Pinto en su dibujo de 1905, se basó en agresión en los archivos quiteños.
mosquetero, incidiendo el dibujante en el caballero tocado con sombrero rojo 11
El dibujo se incluye en la portada del
el carácter pretendidamente penden- que aparece en el primer plano del segundo número de la revista. Véase
ciero del quiteño, algo que no corro- lienzo del Milagro del peso de las ceras, Revista de la Escuela de Bellas Artes, año 1,
bora la documentación10. Esta imagen pintura perteneciente a la serie de San n.º 2. Quito, 1905, p. 27.
12
romántica del genio iracundo de carác- Agustín de Quito, pintada por Miguel Esta repetición del tipo del cuadro de Las ceras
ter atrabiliario era adecuada al pensa- de Santiago y su obrador15 (fig. 3). Pero haría que el prototipo adquiriese legitimidad
miento de ciertos escritores y poetas este supuesto autorretrato del pintor es como autorretrato de Miguel de Santiago.
13
del siglo XIX, pero lamentablemente el germen no sólo de la interpretación El dibujo se reproduce en Villamil, H. (1964):
se ha mantenido hasta nuestros días, de Pinto, sino de todas las anterior- Resumen de Historia Patria, primera parte.
potenciada por los encargados de escri- mente mencionadas. Terán quiso ver el Imprenta Argentina. Quito, p. 136.
14
bir la historia ecuatoriana. En 1905, una autorretrato de Miguel de Santiago en Sobre la verdadera condición del pintor,
ilustración del pintor Joaquín Pinto en éste y en otro cuadro más de la serie véase La serie de pinturas sobre la vida del
santo. Fonsal. Quito, p. 78.
la Revista de la Escuela de Bellas Artes de San Agustín (Terán, 1950: 16). Pérez 15
muestra otra vez a Miguel de Santiago Concha (1942: 90-91) también buscó su Realmente, el propio Santiago se encargó
de realizar los rostros de las dos figuras
caracterizado de esa manera, siguiendo autorretrato en uno de los retablos de
masculinas del primer plano, ocupándose
la figura del cuadro del Milagro de las San Francisco. Concretamente, se ha algún colaborador de pintar el resto del
ceras de San Agustín, que se tenía por identificado al pintor con el San Lucas lienzo, de menor calidad que los detalles de
su autorretrato11. Años después, el que junto a San Marcos flanquean una mano del maestro. Véase Justo Estebaranz,
dibujo de Pinto, que presentaba al pin- pintura de La Anunciación en uno de A. (2008 B): Miguel de Santiago en San
tor sujetando un pincel, sería copiado los retablos del claustro del convento Agustín de Quito…, op. cit., p. 288.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 10-19 [11]


ÁNGEL JUSTO ESTEBARANZ

de San Francisco16. En esta ocasión se pues, al igual que en el caso del San
trata de un hombre de mediana edad, Lucas, no es obra de Miguel de San-
de nuevo representado con sombrero, tiago, lo que anula la posibilidad del
además de barba y bigote, mirando al autorretrato. Además, este pretendido
espectador, y sosteniendo con su mano autorretrato estaría relacionado con la
derecha una paleta y un pincel. No identificación de Miguel de Santiago
obstante, y aunque puede ser obra de como pintor cristiano, relacionada con
la segunda mitad del siglo XVII, no es la anteriormente aludida de San Lucas,
de Miguel de Santiago, pues difiere de que pensamos que no tiene cabida en
su estilo, y además el rostro no es el de el Quito de la época.
un indígena ni el de un mestizo, sino el Estos supuestos autorretratos pro-
de un europeo. Es muy interesante la porcionarían una determinada imagen
representación de San Lucas como un del artista, a quien se dotaba de un ros-
pintor del siglo XVII en el Quito de la tro fácilmente identificable en el ámbito
época, por ser algo excepcional, pero ecuatoriano. Otras leyendas quisieron
pretender que sea un autorretrato de matizar estos rasgos al teñirlos de una
Miguel de Santiago o de cualquier otro continua tristeza, que envolvería a
pintor quiteño supondría una conside- Miguel de Santiago por la prematura
ración del mismo y del propio arte pic- muerte de sus seres queridos, quienes
tórico en unos términos que dudamos irían muriendo en la plenitud del pin-
se diesen en el Quito del momento tor, dejándolo solo19. Por ejemplo, Are-
(fig. 4). De hecho, en España, donde llano (1988: 401) afirmaba, sin docu-
sí se conserva un importante número mentación que lo contrastase, que sus
de autorretratos de pintores del siglo hijos varones murieron jóvenes y que
XVII, no hay más que dos representa- su hija Isabel enviudó joven, siendo
Figura 4: Anónimo: San Lucas (convento de San
ciones pictóricas de San Lucas que se este caso totalmente falso. Además, es
Francisco de Quito, siglo XVII)
puedan considerar como autorretratos: especialmente reseñable el hecho de
San Lucas pinta a la Virgen María, de que la mujer de Miguel de Santiago,
16
Francisco Ribalta, y Cristo en la cruz doña Andrea de Cisneros y Alvarado,
Esta atribución fue señalada por Moreno, con un pintor, de Francisco de Zurba- vivió al menos hasta 1692, menos de
A. (1982): “Santiago Matamoros, una rara rán (Waldmann, 2007: 109-120)17. tres lustros antes de la muerte del pin-
pintura de Miguel de Santiago”. Conferencia No obstante, no son éstas las únicas tor, quien en ese momento rondaría
pronunciada en el Instituto de la Cultura atribuciones de autorretratos que se los 60 años de edad ( Justo Estebaranz,
Hispánica, Quito, 4 de mayo de 1982, p. 5, encuentran en las publicaciones qui- 2008 A: 182). Por lo tanto, Santiago no
quien dice que la pintura es una tabla. teñas que han tratado sobre el pintor. quedó viudo y teniéndose que hacer
17
Aunque estos ejemplos son extraordinarios, Como si fuese una verdadera obsesión cargo de sus hijos pequeños, sino que
no lo fueron los retratos “a lo divino” de en la historiografía del arte ecuatoriana, su esposa lo acompañó hasta una edad
distintos personajes contemporáneos. La gran cantidad de escritores se afana- muy avanzada para su época.
representación del pintor como San Lucas ron en localizar el rostro de Miguel de La leyenda más difundida por la
llevaría aparejada, según Waldmann, la Santiago entre su producción pictó- literatura ecuatoriana sobre el perso-
aparición de una conciencia artística, así como rica. Así, Vargas (1977: 153) y Moreno naje de Miguel de Santiago ha sido sin
la definición del pintor como pintor cristiano. (1982: 5) añadieron un autorretrato del lugar a dudas la del Cristo de la Agonía.
18
También circulan otras atribuciones de artista en el cuadro de La Regla del Dicha leyenda, negada por el Marqués
autorretratos del pintor en cuadros del convento agustino de Quito18. Ade- de Lozoya, por Llerena y por Delgado,
convento de San Agustín, como la del rostro más, Moreno (1982: 5) señaló como cuenta con numerosas variantes, que
de Bonifacio en la pintura de la Ordenación posible rostro del pintor el del após- relatamos a continuación20. Pérez Con-
de San Agustín. tol Santiago del lienzo que representa cha (1942: 91) ya aludió a la variedad
19
Autores como Damián Leonardo Sotalín se a Santiago Matamoros, conservado de interpretaciones sobre la muerte del
expresaban en este sentido. Véase http:// en una colección particular española. discípulo del pintor, distintas según
fondoquito.blogspot.com/2008/05/breves- Como fundamento de la atribución, el los autores. Lo primero que llama la
fichas-biograficas-de-pintores-y_22.html historiador franciscano aduce la seme- atención es que éstos no se ponen de
20
Contreras, J. De, Marqués De Lozoya (1945): janza del sombrero del santo con los acuerdo en el momento en que se pro-
Historia del Arte Hispánico…, op. cit., p. 302. de sus otros posibles autorretratos así dujo el incidente. Si unos abogan por
El escritor dice que esta leyenda también como que, en su testamento, Miguel de los comienzos de su carrera, teniendo
se ha atribuido a otros artistas. Llerena Santiago dejaba dos sombreros, uno de que recluirse en el convento de San
la considera un cuento simpático. Véase castor y otro de vicuña, que le gusta- Agustín y pintando entonces la serie
Llerena, J. A. (1954): Quito colonial y sus ría lucir en sus mejores momentos. A sobre la vida del santo, Pareja Díez-
tesoros artísticos. Editorial “Fray Jodoco esta atribución cabe hacerle objecio- Canseco y Palma dirán que es al final
Ricke”. Quito, p. 20. Delgado (1938: 18) nes aún mayores que a las anteriores de su vida21. Sea cual fuere el momento

[12] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 8-17


LEYENDAS DE UN ARTISTA. A PROPÓSITO DEL PINTOR QUITEÑO MIGUEL DE SANTIAGO

del hipotético suceso, la leyenda


dice que estando Miguel de Santiago
inmerso en la realización de su cuadro
Cristo de la Agonía, y teniendo como
modelo a uno de sus discípulos, al no
conseguir la expresión de dolor reque-
rida para el tema, le clavó una lanza
en el pecho, muriendo el discípulo y
obteniendo su maestro la expresión
deseada. Aunque la mayoría de auto-
res sostiene que lo atravesó con una
dice que la misma leyenda del Cristo de la
lanza, Adoum mantiene que Santiago
Agonía de Miguel de Santiago del Convento
le dio muerte de una puñalada22. Pareja
de La Merced se atribuye al escultor Olmos,
Díez-Canseco (1952: 120-124) novela
“leyenda que se atribuye a todo artista,
más la historia, añadiendo mayores
pintor o escultor, que haya hecho un Cristo
dosis de sufrimiento al discípulo, pues
notable […] desprovista de toda elemental
dice que a causa de la lanzada murió
psicología”.
de agotamiento una semana después. 21
Además, el escritor ecuatoriano cree Entre los primeros se encuentran la
que para la realización del cuadro la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo
inspiración le vino muchos años antes, Americana (1964), Tomo 54. Espasa-Calpe, S.
cuando vio el Cristo en Agonía del A. Madrid, pp. 335-336, Alarcón Costta, C. A.
escultor Pampite, Vargas comenta que (2000): Diccionario Biográfico Ecuatoriano.
también se ha dicho que el Cristo fue Fundación Ecuatoriana de Desarrollo, FED y
llevado a Madrid o a la Capilla Merce- Editorial Raíces. Quito, p. 1072, Destruge, C.
daria de El Tejar (Vargas, 1970: 40-41). (1903): Álbum biográfico ecuatoriano…, op.
Descalzi (1981: 307) señala asimismo cit., pp. 183-184, La Orden Miracle, E. (1950):
la posibilidad de que el cuadro sea el Elogio de Quito. Ediciones Cultura Hispánica.
Figura 5: Anónimo: Cristo de la Agonía (Recoleta Madrid, p. 53 y Villamil, H. (1964): Resumen
de la Recoleta de El Tejar, pero alude de El Tejar, Quito, siglo XVII)
a que otros escritores suponen que de Historia Patria…, op. cit., p. 135. Los
se encuentra en la ciudad de Lima23. autores que defienden una fecha postrera
Sin embargo, la pintura conservada son Pareja Díez-Canseco, A. (1950): Vida y
leyenda…, op. cit., pp. 120-124, y Palma, R.
en Quito no corresponde a las carac- exculpó aduciendo que el fin justifica
(1893): Tradiciones peruanas, vol. I. Montaner
terísticas de Miguel de Santiago, pues los medios. Barrera refiere la misma
y Simón. Barcelona, pp. 37-41. Según este
revela a un artista mediocre, incapaz de leyenda, queriendo hacer ver que la
último autor, el Cristo de la Agonía fue la
conseguir una expresión verídica y mal misma da la clave sobre el tempera-
última obra de Miguel de Santiago.
dibujante. Por su parte, Alarcón Costta mento del artista, algo inaceptable por 22
(2000: 1072) refiere que hasta 1895 el ser esta tradición tardía, además de Relatan el uso de la lanza Arellano, F. (1988):
Cristo de la Agonía se encontraba en falsa. Este escritor ecuatoriano dice que El Arte Hispanoamericano…, op. cit., p.
401, Guido, A. (1944): Redescubrimiento de
la oficina de Correos, pero que des- Santiago “tenía la ira fácil y la espada
América en el Arte. Librería y Editorial “El
apareció cuando se decidió trasladarlo pronta, para dar satisfacción a los hidal-
Ateneo”. Buenos Aires, p. 282, Kingman,
a la Escuela de Bellas Artes de Quito, gos que la pidieran por su iracundia” E. (1951): Guía del Museo de Arte Colonial.
donde llegó otro lienzo con la imagen (Barrera, 1979: 229). Terán (1950: 15) Casa de la Cultura Ecuatoriana. Quito, pp.
de Cristo (fig. 5). Urrero (2007) se aleja piensa que esta anécdota, al igual que 48-49 y Sotalín, D. L: http://fondoquito.
de estos autores en la atribución de la la del oidor a que nos referiremos más blogspot.com/2008/05/breves-fichas-
pintura, pues piensa que no corres- abajo, está tomada de otra que circu- biograficas-de-pintores-y_22.html.
ponde a un Crucificado, sino al Cristo laba sobre Pedro Pablo Rubens. La puñalada aparece incluida en el texto de
atado a la columna del Museo Colo- Ciertamente, la leyenda de la cru- Adoum, J. E. (1974): “El artista en la sociedad
nial de Quito24. Mera cuenta con más cifixión y muerte del discípulo a cargo latinoamericana”. En D. Bayón (relator):
detalle e interés literario la anécdota del artista enardecido por su furia crea- América Latina en sus artes. Siglo XXI
del Cristo, añadiendo el hecho de que tiva no es privativa de Miguel de San- editores, S.A. México, p. 207.
23
Miguel de Santiago fue absuelto de ir tiago. Son varios los artistas que, según Tanto el Cristo del Tejar como el de Lima
a la cárcel por el homicidio al quedar la leyenda, llevaron a la muerte a sus proceden de grabados sobre el Crucificado
el público conmovido por su Cristo, y discípulos por hacerlos posar para un de Van Dyck. Véase Bernales Ballesteros, J.
que éste fue llevado a España, donde crucificado y conseguir la más per- (1987): Historia del Arte Hispanoamericano,
sería admirado (Mera, 1861: 144-145). fecta expresión de agonía. Entre ellos 2. Siglos XVI a XVIII. Editorial Alhambra.
También relata la anécdota Villamil se cuentan Miguel Ángel y el escultor Madrid, p. 222.
24
(1964: 135), quien añade que Santiago vienés del siglo XVIII Franz Xaver Mes- Esta pintura, de calidad mediocre, no
se salvó porque la vindicta pública lo serschmidt (Kris y Kurz, 1982: 103). corresponde al estilo de Miguel de Santiago.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 8-17 [13]


ÁNGEL JUSTO ESTEBARANZ

Figura 6: Claustro del convento de San Agustín de Quito, legendario refugio de Miguel de Santiago en
caso de conflictos con la Justicia

Estas afirmaciones nacerían de la dades artísticas semejantes.


creencia entre los biógrafos de que Las supuestas desavenencias de
las debilidades humanas del artista, en Miguel de Santiago con personajes
este caso de Miguel de Santiago, per- pudientes de la sociedad quiteña que-
vivirían en su obra, siendo ejemplo de dan reflejadas en diversas narraciones.
25
Véase Navarro, J. G. (1930): La Iglesia de la cómo se intentó explicar la relación del Son varios los autores que refieren su
Compañía en Quito. Talleres Tipográficos artista con su obra basándose en los enfrentamiento con un oidor de la Real
de A. Marzo. Madrid, p. 100, y Navarro, J. estímulos que procedían del modelo Audiencia a causa de un cuadro del
G. (1941): “Grandes maestros coloniales de (Kris y Kurz, 1982: 103-104). quiteño que no gustó al funcionario.
América. Nicolás Javier de Goríbar y Miguel Si bien la anterior es la anécdota Pareja Díez-Canseco cuenta la anécdota
de Santiago”. En Revista Vida, año V, n.º 37.
más conocida de Miguel de Santiago, de manera novelada (1952: 33-35)27.
Bogotá, pp. 21-22, quien dice que lo echó
no es la única que aún hoy sigue cir- Un oidor de la Real Audiencia, acaso
porque Goríbar le contó su intervención
en la pintura. Grunauer Andrade relata
culando en la sociedad quiteña. Otras recomendado por el padre Basilio de
la misma anécdota siguiendo a Navarro. varias siguen vigentes. Entre ellas cabe Ribera, fue a que lo retratase Miguel de
Véase Grunauer Andrade, C. (2001): “Nicolás citar la expulsión de Goríbar del taller Santiago. Al no gustarle el retrato, le
Javier de Goríbar, el pintor barroco de la de Miguel de Santiago, debido a que hizo ciertas objeciones, y el pintor dijo
Escuela Quiteña”. En Actas del III Congreso el discípulo había retocado un cuadro que el que había errado era el oidor
Internacional del Barroco Americano. para cubrir las manchas producidas en su apreciación. Tras hacerle un des-
Territorio, Arte, Espacio y Sociedad, Tomo I. por un cerdo, según relata Navarro25. aire, el funcionario juró que lo manda-
Universidad Pablo de Olavide y Ediciones En cambio, Cortés sostiene que Miguel ría encarcelar, y Miguel de Santiago se
Giralda, S.L. Sevilla, p. 318. de Santiago echó a Goríbar de su taller refugió, con la ayuda de su mujer y de
26
Cortés, J. D: Diccionario biográfico porque no podía soportar los progre- Basilio de Ribera, en el convento de San
americano. 1876. Citado por Jaramillo sos de su discípulo26. De la primera Agustín, donde pintaría su famosa serie
Alvarado, P. (1950): Los Profetas de Goríbar. se tratará más adelante, y junto con la de lienzos de la vida del santo. Como
Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana. segunda ilustran esos supuestos celos se puede ver, a cada problema que se
Quito, p. 7. entre maestro y discípulo que circula- presentaba a Miguel de Santiago, el
27
Esta anécdota la resume el Marqués de rán también en otros países al referirse maestro quiteño se refugiaba en el con-
Lozoya (1945: 302). a pintores de gran importancia y cuali- vento agustino (fig. 6), aprovechando

[14] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 8-17


LEYENDAS DE UN ARTISTA. A PROPÓSITO DEL PINTOR QUITEÑO MIGUEL DE SANTIAGO

la circunstancia para pintar los cuadros del taller de Miguel de Santiago tiene
del obispo de Hipona. Esto muestra las también un precedente muy cercano
contradicciones propias de las distintas en el mismo Virreinato: la de Grego-
leyendas sobre el pintor28. rio Vásquez de Arce y Ceballos del
Otro oidor sería quien encargase, taller de los Figueroa en Bogotá en
siguiendo la leyenda, otro retrato a 1658, debido a los celos que despertó
Miguel de Santiago. Terminada la pin- en su maestro.
tura y teniendo que viajar el maes- Mera (1861: 143) refiere aún otra
tro quiteño a Guápulo, éste dejó anécdota sobre el carácter de Miguel
a su esposa al cuidado del lienzo, de Santiago, pues se dice que destruyó
mientras se secaba en el patio de la un lienzo de San Pedro que había pin-
casa. Por un descuido de la mujer, tado para el oratorio de un magnate
un cerdo manchó la pintura. Nico- por no haber sabido éste apreciarlo
lás Javier de Goríbar, pintor que en debidamente en el obrador del pintor.
esos momentos estaría formándose Al verlo colocado en el oratorio, el
en el obrador de Santiago, retocó el comitente pudo apreciar la acertada
cuadro. A su vuelta, el maestro se composición y perspectiva del lienzo,
percató de lo sucedido. Una vez que pero Miguel de Santiago lo destrozó 28
Zárate Vallejo afirma que Fray Basilio de
averiguó la causa, despidió a Gorí- ante sus narices, pues el lienzo era Ribera invitó a Miguel de Santiago a vivir
bar y castigó a su esposa cortándole demasiado bueno para él, arrojándole durante tres años en el convento de San
una oreja con la espada. Llegó el el dinero que le había pagado por la Agustín. Véase Zárate Vallejo, A. (1995): “El
oidor y reprochó al artista su forma obra 30. Esta anécdota, según Iglesias arte y la orden agustiniana en el Ecuador”.
de proceder, contestándole el pintor (1909: 8), también está tomada de otra En M. Rosero y N. Gómez, Arte y Fe. Instituto
espada en mano, y echándolo de su que circulaba sobre Van Dyck. Pareja Nacional de Patrimonio Cultural y Convento
taller. Entablada la acusación de ofi- Díez-Canseco (1952: 55-56) novela la Máximo de San Agustín. Quito, p. 11.
cio, Miguel de Santiago se refugió en misma historia, si bien introduciendo 29
Vargas (1970: 39-40) e Iglesias (1909: 3-5)
San Agustín durante un año, pintando cambios pues, en su caso, el comi- no dan credibilidad a la anécdota. De
los cuadros durante ese tiempo 29. tente fue un regidor, que contrató el hecho, el segundo se dedicó a investigar
Pareja Díez-Canseco (1952: 89-90) cuadro en 10 pesos, y Miguel de San- los fondos del archivo de San Agustín
refiere la misma anécdota, pero con tiago, debido a la necesidad, aceptó correspondientes al primer provincialato
la variante de que el pintor no llegó el dinero, aunque de mala gana31. de fray Basilio de Ribera (1653-1657) y no
a cortarle la oreja a su mujer. Nava- La destrucción de la pintura de San encontró ninguna alusión al supuesto delito
rro (1952: 57-58) introduce algunos Pedro ante los ojos del oidor se nos de Santiago. Véase también Vargas, J. M.
cambios dando más protagonismo a revela totalmente imposible, pues el (1955): Los Maestros del Arte Ecuatoriano.
Goríbar, pues sería éste quien que- funcionario hubiera dado cuenta a Publicaciones del Instituto Municipal de
dase encargado de la pintura y lle- las autoridades eclesiásticas del sacrí- Cultura, Volumen II. Imprenta Municipal.
garía a retocarla sin que Miguel de lego acto, con funestas consecuencias Quito, p. 54; Pérez Concha, J. (1942): “Miguel
Santiago advirtiera la intervención del para Miguel de Santiago. Además, la de Santiago”…, op. cit., pp. 91-92; Mera, J.
discípulo. Sería Goríbar quien, en un anécdota se repite en las vidas de L. (1861): “Miguel de Santiago”…, op. cit., pp.
momento de euforia, dijese al maes- otros artistas, siendo ejemplo la de 143-144, y Pérez Pimentel, R: http://www.
tro que él había subsanado los des- Pietro Torrigiano, el escultor floren- diccionariobiograficoecuador.com/tomos/
perfectos ocasionados por el cerdo, tino de comienzos del siglo XVI que, tomo2/s7.htm
lo que provocó el enfado de Miguel ya en España, destruyó una imagen 30
Esta anécdota también es abordada por
de Santiago y su expulsión del obra- de la Virgen que le había encargado
Pérez Concha (1942:92). Villamil (1964:135)
dor. Según Iglesias (1909: 7), esta el Duque de Arcos por considerarse
dice que el cuadro estaba destinado a la
anécdota está tomada de otra sobre despreciado en la valoración econó-
parte superior del oratorio, pero no alude al
Rubens y Van Dyck. La diferencia mica de la misma. Por ello sería acu-
tema del lienzo.
estriba en que no fue un cerdo, sino sado de hereje ante la Inquisición y 31
uno de los colaboradores de Rubens, llevado a la cárcel, donde moriría en Según hemos podido comprobar en la
Diepenbeke, quien dañó el cuadro, y 1528 (Hernández Perera, 1957: 24)32. documentación de archivos quiteños, el
que éste representaba a la Magdalena Hay otras leyendas sobre el artista precio supuestamente concertado entre
y la Virgen. Como queda patente por cuya repercusión pública y desarrollo el regidor y Santiago queda muy por
esta historia, Miguel de Santiago no en la literatura ecuatoriana han sido debajo de la realidad, pues éste era uno
sólo utilizó los grabados provenientes menores. Es el caso de aquélla que de los pintores más valorados de su época,
del taller de Rubens para sus compo- señala que Santiago tenía guardadas cobrando más por sus pinturas.
32
siciones, sino que hasta su leyenda, dos espadas en su cajón con el dinero Según las descripciones que de él se
con las inevitables transformaciones, que le pagaban por sus obras, y si el conservan, a Torrigiano también se lo
pasó a convertirse en la del pintor comitente minusvaloraba la calidad de presenta como hombre de carácter
quiteño. Pero la expulsión de Goríbar sus pinturas, le tendía una espada para orgulloso y colérico, con aire de soldado.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 8-17 [15]


ÁNGEL JUSTO ESTEBARANZ

batirse en duelo con él (Mera, 1861: archivos quiteños revela una situación
143). Esta anécdota reincide en el carác- distinta, mostrando a un artista que
ter pendenciero del pintor y se vin- gozaba de la estimación de los comi-
cula con las anteriormente planteadas tentes, cobrando por sus obras un
sobre sus relaciones con los oidores. precio mucho mayor que el resto de
A estas leyendas sobre la vida, la obra pintores quiteños contemporáneos, y
y la forma de comportarse del pintor que tenía en su casa varias pinturas
cabe añadir una relativa al lugar donde españolas, así como varias posesiones
vivió. Es sabido que Miguel de San- de bienes raíces ( Justo Estebaranz,
tiago habitó unas casas en el Alto de 2008 A: 193-194).
Buenos Aires de la quiteña collación
de Santa Bárbara, tal como declara el
artista en su testamento. La Casa de la III. Consideraciones finales
Peña, una de las viviendas coloniales
más conocidas de la ciudad de Quito, Todas estas historias fantasiosas han
fue considerada como la morada del contribuido a crear una imagen total-
pintor (fig.7), pero dicha afirmación mente falsa del pintor, que ni con-
carece de fundamento alguno, como cuerda con su aspecto físico, pues
supo ver Ortiz Crespo (2004, Vol. II: lo presenta como un soldado euro-
298). Parece que en esa casa se esta- peo cuando fue un pintor indio, ni
bleció la “Escuela Democrática Miguel con el verdadero devenir de su vida
Figura 7: Casa de la Peña, donde se creía de Santiago”, motivo por el cual se que, según hemos podido demostrar
erróneamente que vivía Miguel de Santiago extendió en la ciudad la creencia de en nuestros estudios, fue lo bastante
que fue la casa que perteneció al interesante y rica en sucesos curio-
artista, cuando nada tiene que ver con sos como para no tener que acudir
él. De hecho, Ortiz Crespo opina que a relatos inventados. No obstante,
más bien podría haberse construido ya es evidente que todas estas falsas
en el siglo XVIII, cuando había falle- historias le adjudican la vivencia de
cido el pintor, según se desprende del situaciones comunes a otros artistas
estilo de la casa, cuyas características europeos, con lo que se trata de miti-
pueden observarse en la fotografía ficar su imagen y asimilarla a la de
que se aporta (Ortiz Crespo, 2004, las grandes figuras europeas, de la
Vol. I: 173). misma manera que se hizo con éstas
A esta residencia habría que aña- en el Viejo Continente.
dir, si se atiende a las aseveraciones A pesar de ello, hay que reconocer
de Gómez Pazos (2001: 122), la de que todas estas anécdotas publicadas
Guápulo, en la que Miguel de San- en novelas, artículos y libros de histo-
tiago residiría durante algunas tempo- ria y de arte ecuatoriano, por más que
radas. No obstante, el hecho de que el hayan enturbiado la figura de Miguel
artista quiteño hubiese pintado tanto de Santiago, son muestras del interés
los lienzos de la sacristía, como el que el pintor despertó en el ámbito
nicho y las puertas del sagrario de la intelectual quiteño y han contribuido
iglesia, no quiere decir que lo hiciera a darlo a conocer, aunque de manera
33
Tobar Donoso insiste en la creencia de allí mismo, pues lo más lógico es que deformada, entre la sociedad ecuato-
que Miguel de Santiago pasó su vida entre dichas obras se realizasen en su obra- riana. Por ello, nuestra contribución
frailes, añadiendo que siempre estuvo al dor con la participación de varios es refutarlas con distintos argumentos:
calor del Sagrario. Dicho dato lo saca del colaboradores. Como se ha comen- en primer lugar, la documentación,
otro Miguel de Santiago, el cerero, quien tado más arriba, hubo varios autores referida a su situación económica,
hasta el momento había sido confundido que pensaron que Miguel de Santiago sus viajes y su familia. En segundo,
con el pintor homónimo, y que fue enterrado residió durante algún tiempo en el a las contradicciones en que recaen
en la capilla de San Miguel de dicha convento de San Agustín, en donde los autores que le adjudican autorre-
parroquia quiteña. Véase Tobar Donoso, buscaba refugio cada vez que come- tratos, que no concuerdan ni entre
J. (1953): La Iglesia, modeladora de la tía una supuesta tropelía, algo muy ellos, ni con la raza del pintor. Y en
nacionalidad. La Prensa Católica. Quito, improbable33. tercer lugar, a la repetición de varias
p. 366. En nuestra Tesis Doctoral (Justo Aún cabe citar otra leyenda con anécdotas, generalmente turbulentas,
Estebaranz, 2008 A: pp. 153-206) pudimos cierta difusión en el ámbito quiteño, en la vida de otros artistas europeos,
diferenciar a los dos Miguel de Santiago, que señalaba a Miguel de Santiago que constituyen lugares comunes y
discerniendo qué documentos pertenecían como un pintor pobre. Pero de nuevo que tampoco tienen su correlato en
a cada uno. la documentación encontrada en la documentación notarial quiteña.

[16] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 8-17


LEYENDAS DE UN ARTISTA. A PROPÓSITO DEL PINTOR QUITEÑO MIGUEL DE SANTIAGO

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ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 8-17 [17]


La pintura virreinal americana
en los inicios de la historiografía
Francisco Montes González
Universidad de Sevilla
artística española

Colonial american painting in


the beginning of spanish artistic
historiography

Resumen Abstract
Aunque durante la presencia española During the Spanish presence in Ame-
en América existieron algunas referen- rica some references about the parti-
cias acerca de las particularidades de cularities of the local pictorial schools
aquellas escuelas pictóricas en los cír- in the peninsular circles existed, but
culos peninsulares, no sería hasta trans- it would not be until the convulsed
currido el convulso período indepen- period of independence, when to ends
dentista, cuando a finales del siglo XIX of the 19th C. the first academic stu-
aparecieran los primeros estudios aca- dies about the main exponents of these
démicos acerca de los principales expo- schools would appear. Furthermore,
nentes de éstas. Junto a ello, diferentes different commemorative exhibitions
exposiciones conmemorativas y algunos and some studies allowed to go in
estudios particulares permitieron avan- depth in this field, which would cul-
zar en el conocimiento de esta disciplina minate in the establishment of the first
que culminaría con el establecimiento professorship of the latin american art
en 1929 de la primera cátedra de arte in Seville in 1929.
hispanoamericano en Sevilla. Keywords: development, histo-
Palabras clave: evolución, historio- riography, Spain, Colonial paintings,
grafía, España, pintura virreinal, Amé- America, study.
rica, análisis.

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LA PINTURA VIRREINAL AMERICANA EN LOS INICIOS DE LA HISTORIOGRAFÍA ARTÍSTICA ESPAÑOLA

I. Introducción sobre el impacto de estos repertorios en


la cultura barroca de la metrópoli (Gar-
En una carta de 17 de julio de 1778 D. cía Sáiz, 1980) Entre otras notas, aludía
Antonio de Ulloa comunicaba al Virrey de forma anecdótica al interés de “un
Bucareli que a la pintura de la Virgen embajador francés” que tras visitar las
de Guadalupe que había remitido a sus colecciones del Buen Retiro en 1667
familiares en Cádiz “se le están poniendo planteó la creación de un museo arqueo-
medias cañas y cristales y lo mismo a lógico y decorativo con los objetos pro-
las distintas láminas de las distintas cas- cedentes de las Indias. Con los dos volú-
tas de gentes del reino” (Castelló, 1985: menes que componían el citado estudio
192-193). La iconografía guadalupana, vería la luz el primer catálogo científico
las series de castas y los encochados fue- realizado en España sobre esta materia,
ron los tres géneros pictóricos america- particularmente en torno a la escuela
nos que atrajeron la mayor atención del mexicana y a la pintura con incrustacio-
público peninsular casi desde el mismo nes de nácar. En las líneas introductorias
momento de su recepción procedentes la autora de la mencionada publicación
de los talleres de ultramar. La excepcio- comenzaría trazando la evolución que
nalidad de sus particularidades forma- acerca de esta cuestión había seguido
les y los valores que llevaban asociados la historiografía artística nacional, frente
harían que rara vez alguna de ellas no a los avances americanos y europeos,
apareciera recogida en los inventarios hasta bien entrado el siglo pasado.
de bienes de los palacios reales y las Seleccionando algunos ejemplos ante-
residencias nobiliarias españolas de los riores al marco cronológico al que se
siglos XVII y XVIII. refiere este artículo, destacaba cómo ni
Sin embargo, ese sentido reservado Carducho en sus Diálogos de 1633 citaba
de objetos de lujo y una cierta monotonía a figuras célebres como Pereyns, Juárez
en la temática figurada provocarían que y Echave, ni Pacheco en su Arte de la
no se citaran por los primeros tratadistas Pintura, ni el propio Palomino en El
de la pintura española, pasando casi Museo Pictórico aludieron a la existencia
desapercibidos tantos sus autores, como de estos testimonios pictóricos y a la tra-
sus cualidades técnicas. Esta falta de yectoria tanto de los artistas autóctonos
valoración hacia la escuela americana como de los peninsulares que florecie-
explicaría el desconocimiento posterior, ron en el Nuevo Mundo (Id. pp. 13-16).
situación que no se superaría hasta En el mismo sentido se expresaba Cla-
medio siglo después de las guerras vijo cinco años después en el texto pre-
independentistas. La mayoría de los vio a su catálogo de pintura colonial en
viajeros ilustrados que recorrieron Málaga, en el que se sumaba a las notas
España apenas dejaron constancia de recogidas por García Sáiz criticando que
la presencia de estas obras en galerías la pintura virreinal todavía “es hoy por
privadas o edificios religiosos, incluso hoy poco conocida aún en España y
Madrazo llegó a obviar esta parcela Europa” (Clavijo, 1984: 89).
en su Viage artístico por la historia de ¿Qué ocurrió entonces con el mer-
los fondos reales (Madrazo, 1884). El cado artístico entre ambos continen-
ejemplo más referenciado por todos los tes durante el largo siglo XIX? ¿Cuáles
historiadores es el de Antonio Ponz, quien fueron las valoraciones hechas por
a lo largo de su itinerario monumental los primeros historiadores nacionales
sólo se detuvo en los enconchados del acerca de las escuelas surgidas durante
palacio de los Duques del Infantado en el período virreinal americano? En el
la que fue su única mención sobre la devenir de esta disciplina no sería hasta
pintura hispanoamericana: “Merece verse finales del siglo XIX cuando se sistemati-
un gavinete lleno de quadros medianos, zarían algunos repertorios exhibidos en
embutidos en madre perla, y ayudados los catálogos de diversas muestras inter-
de colores, que representan las guerras naciones y se publicarían los primeros
de Flandes, baxo el mando de Alexandro compendios, teniendo como referente
1
Farnese, y las de México por Hernán en la mayoría de las ocasiones notas No sería hasta la publicación del diccionario
Cortés” (Ponz, 1776: 108). previamente aparecidas en el extran- alemán de Thieme-Becker cuando
En el prólogo de la obra La pintura jero, sobre todo de diccionarios que aparezcan debidamente clasificados
colonial en el Museo de América, Marco erróneamente nominaban como espa- algunos de estos autores. García Sáiz, M.ª
Dorta se detuvo brevemente a reflexionar ñoles a algunos maestros americanos1. C.: op. cit. p. 14.

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FRANCISCO MONTES GONZÁLEZ

Al mismo tiempo, los conflictos políticos palabras serán las pautas que marcarían hecho a América”. Tras casi diez años
y las revoluciones bélicas que azotaron los prolegómenos de los críticos espa- de estancia americana regresó a España
a las nacientes repúblicas americanas ñoles de la materia en la época, siem- para retirarse a escribir sus veinte volú-
originaron que los descendientes de pre ensalzando la importancia “nacional” menes de la colección Estudios Críticos
antiguos terratenientes coloniales tuvie- en los inicios de aquella escuela, entre de la Dominación Española en América,
sen que emigrar de nuevo a la “madre el aprendizaje de los indios a partir de dedicando el número trece a las Bellas
patria” trayendo consigo gran parte de los modelos occidentales y la llegada de Artes, en sus vertientes de pintura, escul-
los ajuares y riquezas acumuladas en los primeros pintores europeos emigra- tura, música y grabados (Cappa, 1895).
sus posesiones. Uno de estos casos ha dos. Tras casi cincuenta páginas dedica- La falta de formación sobre dicha temá-
sido documentado recientemente en das a enumerar autores y obras –“hasta tica, que analizaría básicamente desde
Sevilla, donde una familia descendiente aquí llegan las noticias que he tomado lo visto, oído y leído, le hizo comenzar
de hacendados poblanos tiene en su del Diálogo del Sr. D. José Bernardo su estudio reconociendo que no preten-
colección particular además de casi una Couto”– arrastrando los mismos errores día examinar la trayectoria de los maes-
decena de estampas guadalupanas, un e informaciones defectuosas, Arrangoiz tros sino “acercar” al lector lo que hubo
par de lienzos novohispanos muy llama- aportaría en las páginas finales algunas acerca de las bellas artes en aquellos
tivos por sus particularidades iconográfi- noticias inéditas acerca de la arquitec- virreinatos. De entrada expondría una
cas (Montes, 2008). tura y de la escultura más reciente en doble dificultad para el lector respecto a
La publicación del Diálogo sobre la aquel país. El impacto de este volumen, la tarea emprendida, tanto desde el enfo-
historia de pintura mexicana de José que podría confundirse perfectamente que del observador interesado como del
Bernardo Couto en 1872, fruto en gran con su fuente primaria, fue relevante en crítico. Por una parte, la lejanía de los
parte de sus colaboraciones a la versión la comunidad académica al tratarse del lugares donde se hallaban los objetos
mexicana del Diccionario Universal de primer manual español sobre la materia, documentados y no conocidos impedía
Historia y Geografía (1853-1856), supuso siendo incluso laureado su autor por la que pudiera emitir un dictamen personal
la primera aportación fundamentada “honradez y entusiamo” en la manipula- –es evidente la ausencia de un catálogo
sobre esta materia, de la que simple- ción de los datos de Couto. En la misma fotográfico para la época– y, por otra, el
mente existían notas sueltas y una breve línea, Agustín Fernández Villa publica- requerimiento de “la competencia en la
reseña escrita por un médico aficionado ría en León en 1884 sus Breves apuntes materia sobre quien recae el juicio”, que
llamado Rafael Lucio (Lucio, 1863). En sobre la antigua escuela de pintura en obligaba a los profanos –como el mismo
el prólogo escrito por Toussaint para la Mexico y algo sobre la escultura, confe- se nombra– a “aceptar la autoridad de los
edición conmemorativa de los setenta sando como Arrangóiz que simplemente inteligentes y tener por bueno, mediano
años de su aparición alababa el mérito se limitaba a compilar lo anteriormente o malo, lo que de tal ellos califican” (Id.
que supuso el Diálogo como “estímulo dicho. El folleto de la primera edición pp. 4-5). A pesar de ello, las carencias
a otros escritores deseosos de dar a fue reeditado en México en 1919 con la formativas de Cappa se verán compen-
conocer diversas manifestaciones de la incorporación de una novedosa nómina sadas en la utilización de un acertado
pintura colonial” (Couto, ed. 1947: 10). de pintores no exenta de rotundos erro- elenco de recursos bibliográficos publi-
Aparte de las reediciones mexicanas, en res biográficos, como la incorporación cados hasta el momento, declarando en
España vio la luz una de las primeras del mismísimo Juan Pantoja de la Cruz ocasiones cómo aprovechaba los volú-
impresiones, apenas siete años después, (Fernández, 1919: 75). menes mas recientes para profundizar su
escrita por Francisco Arrangóiz bajo el Si estos dos historiadores propor- obra. Un ejemplo será la Historia ecle-
título Historia de la Pintura en México. cionaron las primeras noticias sobre siástica y civil de Nueva Granada escrita
Al propio autor no le costó reconocer lo la evolución de las bellas artes en el por José Manuel Groot en 1869, que
que en un primer momento podía con- ámbito de la Nueva España, la obra del adquirió en Quito cuatro años más tarde,
vertirse en una acusación de plagio, y padre jesuita Ricardo Cappa (1839-1897) sirviéndole para su capítulo de pintura
que para Toussaint debían haber sido supuso la toma de conciencia sobre la neogranadina.
elogios al convertirse en el primer porta- plástica en las antiguas provincias del La riqueza de estos Estudios no sólo
voz europeo de la escuela novohispana. Perú y La Plata. Este erudito religioso de radica en su corpus científico, tanto en
En el párrafo inicial aclararía: “De dicho origen malagueño tuvo una apasionante diccionarios, documentos y libros sino
Diálogo he tomado las siguientes noti- vida primero como militar, luchando en también en las descripciones realizadas
cias. Por ellas verán los lectores cuán las campañas africanas y del Pacífico, de los lugares de aquellos territorios
grande es el error de las muchas perso- y posteriormente como religioso de la visitados personalmente y de los que
nas que ignoran que en la antigua Nueva Compañía en Perú, de donde regresó ofrece detallada cuenta, junto a ciertos
España se cultivaron las Bellas Artes, y de “exiliado” por las polémicas levanta- comentarios de otros críticos. Las apre-
ellas con buen éxito la pintura, y cómo das con sus reivindicaciones históricas ciaciones que dirige a la lamentable
con la religión, con las ciencias y con las (Mateos, 1966: 649-651). El objetivo de situación en que se encuentra el patri-
industrias mecánicas llevaron los misio- sus primeras publicaciones no fue otro monio pictórico americano, que estaba
neros franciscanos aquellas otras nobles –apunta Mateos– que “emprender una sufriendo el saqueo constante de expo-
especulaciones, siendo uno de ellos el revisión que vindicase la verdad y el liadores extranjeros –detalla el caso del
primero que enseñó allí el arte de Ape- honor de España, y mostrase los muchos naturalista francés Mr. Alcides d´Orbingy
les” (Arrangóiz, 1879: 5-6). Estas últimas beneficios que en diversos órdenes había y de un almirante español que luchó en

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LA PINTURA VIRREINAL AMERICANA EN LOS INICIOS DE LA HISTORIOGRAFÍA ARTÍSTICA ESPAÑOLA

la guerra del Pacífico, probablemente el destinada a mostrar “los diversos gra- la “época postcolombina” agrupó una
onubense Luis Hernández Pinzón– ofre- dos de cultura que tenían los indígenas cuidada selección de piezas virreinales
cerán el lado más crítico y personal de cuando los españoles y portugueses lle- procedentes en su mayoría del Museo
su obra. Sin duda alguna, Cappa dejaría garon allí por primera vez, así como los Arqueológico Nacional y de fondos par-
un legado de incalculable valor histórico, restos y vestigios de antiguas y ya enton- ticulares que se presentaban en primicia
fundamentado objetivamente en recur- ces extinguidas civilizaciones”, mientras al espectador. Entre la multitud de reper-
sos científicos y en sus propias experien- que la segunda haría lo mismo en cuanto torios presentados prevalecieron los de
cias. los “trabajos ibéricos anteriores al Descu- índole antropológica –sobre todo ajua-
Solamente habría que esperar dos brimiento” (Cabello, 2001: 210). Los dos res domésticos– frente a una irrelevante
años desde la aparición de este volumen países que se distinguieron por la riqueza presencia de testimonios pictóricos.
para que fuera evidenciado el descono- y abundancia de sus colecciones fueron Por ejemplo, en las vitrinas dedicadas a
cimiento existente en España en torno Colombia y México. Del primero todavía México, la cerámica, con el espectacu-
a la identificación de los artistas de la se conserva una muestra de los esplen- lar fondo de la Condesa de Oñate, o las
escuela hispanoamericana y su confu- dores aportados a través del Tesoro de esculturas de cera prestadas por el Mar-
sión con los de la escuela nacional. En los Quimbayas, que regaló su gobierno qués de Prado Alegre, trasladaron a un
el artículo de Poleró titulado “Firmas a la Reina María Cristina, mientras que modesto segundo plano a las represen-
de pintores españoles. Copiadas de sus del segundo el legado que puede cer- taciones plásticas. La serie escogida mos-
obras y nombres de otros desconoci- tificar la magnitud de su presencia son traba las iconografías religiosas sobre
dos” se publicaba una nómina de auto- los dos voluminosos tomos del catálogo soportes orgánicos, exponentes del exo-
res erróneamente considerados como con el estudio previo realizado por Fran- tismo que, tan atractivos y valorados,
tales que deberían integrarse en un cisco del Paso y Troncoso (Catálogo, hicieron a estos objetos formar parte de
apartado dedicado a los talleres virrei- 1892). En dichas líneas pueden seguirse aquellas cámaras de maravillas. Las pie-
nales (Poleró, 1898: 21). Concretamente detenidamente, casi a modo de crónica, zas exhibidas en este apartado fueron las
se enumeraban diversos cuadros auto- todos los preparativos y tareas que llevó siguientes (Catálogo, 1893):
grafiados por “Michel Cabrera” y “Juan a cabo el gobierno mexicano, presidido 62. Seis cuadros, pintados sobre
Correa” datados en el siglo XVII, otro de por el ambicioso general Porfirio Díaz. placas de cobre con papel y pluma;
“Nicolás Enríquez” en 1771, uno de “M. La finalidad era mostrar a Europa un representan la Virgen de Guadalupe, la
Pérez Holguín” en el siglo XVIII y por deslumbrante escaparate de su potencial Purísima Concepción, San Miguel, San
último otro de “Francisco Martínez” en histórico con miles de piezas originales Ignacio de Loyola, y dos con San José.
1739. A pesar de estas equivocaciones y reproducciones de objetos de las cul- 63. Imagen de Nuestra Señora de
es importante resaltar el hecho de que turas que conformaron aquel país antes Guadalupe, pintada sobre una tabla con
tales obras son apreciadas estéticamente, de la llegada de los españoles. Galindo y incrustaciones de nácar, por Juan Gonzá-
incorporándolas a un selecto grupo de Villa, miembro de la comisión nombrada lez, en México, fines del siglo XVII.
artistas peninsulares. para organizar la muestra mexicana, des- 64. Imagen de Nuestra Señora de la
Con motivo del IV Congreso Inter- cribió en una breve memoria dicha parti- Antigua, cuyo original se venera en Sevi-
nacional de Americanistas en 1881 se cipación, donde la ausencia de cualquier lla, pintada al óleo sobre un hermoso
organizó en Madrid una galería donde vestigio del virreinato se hizo patente trozo de obsidiana, al parecer en el siglo
se expondría al público un repertorio de frente a la exaltación de las civilizacio- XVI.
piezas precolombinas procedentes del nes prehispánicas: “Y para que nada fal- 68. Cinco fragmentos del caracol
Museo Arqueológico Nacional. Las defi- tase exhumáronse cráneos y osamentas, Strombus gigas, con santos pintados
ciencias organizativas impidieron que se armáronse panoplias, trajéronse vestidos en su parte interior, representando San
pudiera realizar un catálogo razonado, de los propios indios, y de esta suerte Pablo, Santa Catalina, Santa Rosa, San
apareciendo únicamente una “lista”, el público inteligente que visitó nuestros Sebastián y San Pedro Nolasco.
donde a simple vista se enumeraba el salones, pudo formarse cabal juicio del 79. Veinte y cuatro cuadros en tabla
material presentado sin ningún estudio adelanto y cultura que habían adquirido con incrustaciones de nácar, que repre-
previo (Lista, 1881). Sin embargo, el gran los pueblos del Anáhuac en el momento senta diferentes episodios de la con-
acontecimiento que mostró a la comu- de descubrirse el Continente, y cuando quista de México por Hernán Cortés,
nidad internacional el ideario historicista el genio español despedazó los blasones firmados por Miguel y Juan González,
español y la búsqueda del definitivo her- de la dinastías mexicanas con la punta 1698. México.
manamiento con sus antiguas posesio- de su espada” (Galindo y Villa, 1893: 80. Seis grandes cuadros en tabla,
nes de ultramar fue la celebración del IV 301-323). pintados, con incrustaciones de nácar
Centenario del Descubrimiento y Colo- Entre esta marea de antigüedades, que representan pasajes de la conquista
nización de América en 1892. Con tal la “nación española” fue la encargada de México por Hernán Cortés. México.
motivo se organizó una magna exposi- de contrarrestrar dicho exhibicionismo Expositor, D. José Fernández Mendiburo.
ción en el flamante palacio de la Biblio- patriótico organizando una sección 81. Seis cuadros pintados en tabla
teca y Museos Nacionales del madrileño sobre el descubrimiento y la conquista con incrustaciones de nácar que repre-
Paseo de Recoletos dividida en dos que mostrara los adelantos aportados sentan asuntos de la vida de la Virgen,
secciones: histórico europea e histórico al continente americano gracias a las con marcos así mismo incrustados de
americana. La primera de ellas estaba influencias europeas. Este apartado de nácar y pintados. México.

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FRANCISCO MONTES GONZÁLEZ

También los países de América del panoamericanas pasaron totalmente bida. En la misma línea que el ejemplo
Sur aparecieron representados en esta desapercibidas, incluso las reconocidas gallego, Antón Solé comentó el caso
sección con numerosos objetos etnográ- Guadalupanas. Asimismo, se seguirían de los dos lienzos marianos de Cabrera
ficos, destacando únicamente dos lotes confundiendo autorías por desconoci- en la catedral de Cádiz, que a pesar de
pictóricos de importancia que aún en miento o equivocadas transcripciones, estar autografiados, pasaron por el ano-
la actualidad permanecen en los fon- como la que hace Romero de Torres del nimato en diversos inventarios hasta que
dos museográficos nacionales. Así, en rótulo de los lienzos de Juan Correa –del Angulo los documentó en su obra sobre
el área de Ecuador se encontraba el que cita Conca– en la ermita de la Vir- Murillo, rechazando falsas atribuciones
lienzo de Los mulatos de Esmeraldas gen de la Oliva de Vejer de la Frontera de otros historiadores, caso de Romero
descrito de la siguiente manera: “Cuadro de Cádiz (Romero de Torres, 1934: 245). de Torres y Pemán, quienes en 1930 aún
al óleo con los retratos de tres indios Aunque habría casos más preocupantes los situaban en el círculo del gaditano
principales llamados D. Pedro Zzaos, D. relacionados con otros intelectuales de Clemente de Torres (Antón, 1995: 194-
Francisco y D. Domingo Arrobe, hecho la época, como el de Sánchez Cantón, 197).
a expensas del Dr. D. Juan del Barrio, que al reseñar en 1915 el magnífico Sin embargo, las notas más llamati-
Auditor de la Chancillería de Quito en lienzo de Miguel Cabrera conservado vas acerca de la identificación de pin-
1599.- Dedicado a Felipe III y firmado en el monasterio de San Juan del Poyo tores virreinales, la puso Gestoso en su
ADR SHS GAQ, pintor de Quito fecit”. de Pontevedra, apela a su autor como Ensayo de un diccionario de los artífi-
Por su parte, el muestrario peruano “pintor desconocido”, cuando desde ces que florecieron en Sevilla desde el
contenía veinte y cuatro cuadros “con mediados del siglo anterior se hallaba siglo XIII al XVIII, donde incluyó en la
figuras de medio cuerpo, representando perfectamente identificado no sólo en nómina local, tras el reconocimiento
tipos de los diferentes cruzamientos el Diccionario Universal de México de algunas de sus obras repartidas por
de la raza europea con las Indias, eje- sino en el mismo manual de Arran- la provincia, a los mexicanos Antonio
cutados con notable buen estilo en el góiz. Además de cuestionar su calidad de Torres y Nicolás Rodríguez Juárez
siglo XVIII”, pertenecientes al legado artística acabaría por contextualizar (Gestoso, 1900: 106-108). De estas afir-
del Virrey Amat, que prestó el Museo de el estilo de la pieza en la escuela madri- maciones cabría resaltar cómo al pri-
Ciencias. Éstos se completaban, bajo un leña. Éste sería el breve comentario mero lo confunde tras observar sus
criterio geográfico equivocado, con los dedicado a la obra: Frmado “Michel lienzos guadalupanos, pensando que
seis lienzos del quiteño Vicente Albán Cabrera pinxit anno 1749 Mexici hay debieron ser copiados por éste de los
pintados en 1785 con diferentes frutos un hermoso cuadro en el convento, hoy originales existentes en la ciudad. Aun-
de la región junto a “otros seis cuadros, de Mercedarios, de San Juan de Poyo. que no sólo llegó a plantear una inter-
con los mismos asuntos y, al parecer, del Cristo, tendido al pie de la cruz sobre vención local sobre un motivo iconográ-
mismo autor”, propiedad de D. José de un paño blanco, apoyado el cuerpo en fico sobradamente conocido, sino que
la Torre y Collado. Además de la partici- las rodillas de María, que mira al cielo; a del segundo de estos desconocería su
pación española en este ámbito virreinal la derecha, San Juan; delante y de rodi- procedencia al mencionar la siguiente
de la exposición, otros países invitados llas, uno de los piadosos varones; a la nota: “D. Elías Méndez, vecino de Mai-
llevaron algunas muestras, en su mayoría izquierda, Nicodemus, sentado; entre rena del Alcor, tiene un lienzo como
proporcionadas por coleccionistas parti- María y San Juan, un ángel llorando (lo de una vara de alto por tres cuartas de
culares. Éste sería el caso de Ecuador, mejor de la pintura). La entonación azul, ancho, con la Magdalena penitente. En
que tuvo como expositor al vicecónsul el colorido diestramente manejado; se un rompimiento, vense dos ángeles con
español en Guayaquil con cuatro “cua- revela su autor como experto dibujante; la cruz y otros símbolos de la Pasión.
dros de costumbres de los Indios” o al el cuadro, aunque italianizante, por la Está firmado ‘Nicolás Rodríguez Xuarez
célebre médico y naturalista francés Mr. sobriedad del color recuerda la escuela fac.’. Sin año. A juzgar por sus caracteres
Auguste Cousin que llevó treinta y cinco en Madrid en sus tiempos de menos artísticos puede atribuirse al siglo XVII.
imágenes en lienzo, cobre y madera con barroquismo. No he visto noticia de este Es bueno de color, pero endeble de
diferentes temáticas religiosas, entre el pintor en ninguno de los Diccionarios dibujo” (Id. 1908: 387).
valioso material de sus vitrinas. Como generales de artistas. Sólo se escribió No serían estas equivocaciones u
última nota de este acontecimiento es un libro, titulado: Maravilla americana olvidos casos aislados, pues en otros dic-
preciso señalar, gracias al dato apor- y conjunto de raras maravillas obser- cionarios de autores anteriores como el
tado por García Sáiz, que también en vadas con la dirección de las reglas del de Ceán Bermúdez se repetiría el caso
la muestra histórico europea figuraron Arte de la Pintura en la prodigiosa Ima- de Palomino en su Parnaso Español,
algunos lienzos americanos, como una gen de nuestra señora de Guadalupe donde habría pintores relacionados con
serie de siete lienzos de castas firmados de México.-México, 1756, en 4.º,-S.C.” las Indias de los que directamente se
por Arellano que fueron tasados en cien (Sánchez, 1915: 163-164). Cierto es que obviaría su trayectoria, se confundiría su
pesetas (Catálogo, 1893). Cabrera fue uno de los pintores que más estancia de ultramar o simplemente ni se
A principios del siglo XX comen- despistó a los historiadores de la época citarían. Uno de ellos será Alonso Váz-
zaron a publicarse las primeras guías por su filiación estilística con Murillo, en quez, de quien no se trataría su ingente
artísticas de provincias españolas inte- cuya estela fue identificado numerosas tarea en la Nueva España como precur-
grantes en el Catálogo Monumental de veces, lo que habría provocado que su sor de algunos prototipos iconográficos
España, en las que muchas obras his- maestría hubiese pasado casi desaperci- occidentales, o del sevillano Sebastián

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LA PINTURA VIRREINAL AMERICANA EN LOS INICIOS DE LA HISTORIOGRAFÍA ARTÍSTICA ESPAÑOLA

López de Arteaga, que implantó la esté- traslado de la Casa de Contratación a


tica del naturalismo tenebrista en aquella Cádiz. En la muestra prevaleció un
escuela. Del que sí se tendrían noticias enaltecimiento de las culturas prehispá-
es de Mateo Pérez de Alesio, al que Ceán nicas, enfocadas por un auge naciona-
cuestionaría su paso por los territorios lista que los países participantes debían
del Perú, recogiendo las crónicas del disimular diplomáticamente, ante una
padre Calancha en las que decía haber España obsesionada por lograr un halo
pintado “el arco toral de la iglesia de su de modernidad, pues aún coleaban las
convento en Lima”. Concluiría el erudito consecuencias de la crisis colonial. Si
que “si este lienzo es de la mano de Ale- en algún ámbito expositivo se escuchó
sio, le pintaría en Sevilla, donde se exe- el último término de la frase anterior
cutaban muchas obras para la América, fue –oficialmente– para referirse a las
pues no hay noticia de que haya pasado posesiones del protectorado español
a aquel reyno, sino de que volvió (desde en el Norte de África. Las manifesta-
Sevilla) a Roma, donde falleció el año de ciones artísticas quedaron reducidas a
1600” (Ceán, 1800: 76-77). tres campos: el arte español, la arqueo-
En la década de 1920 fueron apa- logía precolombina y la plástica ame-
reciendo paulatinamente una serie de ricana contemporánea. En la Guía de
investigadores que trabajaron sobre el la Exposición Histórica y Cartográfica
material ya existente para dar una base del Descubrimiento y Colonización de
más crítica a sus estudios. La segunda América, celebrada en el Pabellón Real,
ficha catalográfica dedicada a un lienzo los únicos objetos pictóricos de factura
hispanoamericano fue la que Antonio virreinal que destacaban entre el mare-
Méndez hizo sobre la obra de José Juá- mágnum documental del Archivo de
rez titulada San Francisco recibiendo Indias, fueron doce tablas de enconcha-
la redoma sagrada, localizada por él dos firmadas por Miguel González en
mismo en una colección particular 1698 procedentes del Museo Arqueoló-
madrileña (Méndez, 1926). Aunque ya gico Nacional y una vista de la Plaza
hubiese sido reseñada por Couto en Mayor de la Villa de Guadalupe inun-
la Casa Grande franciscana de México, dada en el mes de septiembre de 1819,
también en el volumen de Arrangóiz levantada por el teniente D. José Men-
y finalmente en la primera edición del doza, que pertenecía a la Real Acade-
manual de García Revilla, la importancia mia de la Historia (Exposición, 1929).
que da Méndez a su estudio radica en El resto de lienzos intentaba recons-
la correcta lectura de la fecha de rea- truir los acontecimientos con el sello
lización escrita en la parte inferior del historicista del momento, apareciendo
lienzo, de 1698 a la verdadera de 1658, los retratos de los Reyes Católicos de
lo que alteraría considerablemente la Joaquín Domínguez Bécquer (1859),
cronología del pintor creída hasta el el de Cristóbal Colón del convento de
momento, de quien se pensaba que era la Rábida de Eduardo Cano (1856) y el
ésta su última obra. Una cuestión aña- retablo de la Virgen de los Mareantes
dida por éste referiría por primera vez de la Casa de Contratación de Sevilla.
las causas de su llegada hasta el pro- Por otro lado, en la guía oficial publi-
pietario –“¿Cómo vino este cuadro a cada por la organización del evento se
España?”–, lanzando como hipótesis puede comprobar a grandes rasgos la
tanto la venta por parte de los religio- poca importancia que se dio al período
sos tras la Guerra de la Independencia virreinal americano. El Pabellón del Perú
como su pertenencia a un botín en los anunciaba “un precioso Museo Arqueo-
convulsos períodos revolucionarios del lógico en el que figuran unas valiosísi-
fin de siglo mexicano2. mas momias imperiales, con máscaras
Si a finales del siglo XIX se sucedie- de oro, perfectamente conservadas;
2
ron dos acontecimiento relevantes para una sección de arte antiguo peruano y Tras varios intentos de compra acabó en
la historiografía americanista española, arte colonial”, que ante la falta de una manos de un coleccionista mexicano, de
avanzada la siguiente centuria Sevi- relación detallada no se puede precisar. donde no se tuvo noticia hasta Sigaut lo
lla tuvo la oportunidad de ofrecer al Igualmente ocurriría con el pabellón encontrara en una publicación dedicada
mundo con la Exposición Iberoameri- de México al que “el Museo Nacional a la casa de los Perros, en Apaseo,
cana de 1929 una imagen renovada que envía una serie de maquetas de las Guanajuato. Sigaut, N. (2002): José Juárez.
le devolviera el prestigio internacional más notables joyas arquitectónicas de Recursos y discursos del arte de pintar, pp.
perdido desde hacía dos siglos con el la época colonial, así como algunos 215-219. México.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 18-27 [23]


FRANCISCO MONTES GONZÁLEZ

cuadros de escenas de la vida típica de el visto bueno de los catedráticos Diego


aquel país”, junto a lo que define como Angulo Iñiguez y el entonces decano
“una nota histórica, sugestiva de gran de la Facultad de Filosofía y Letras de
significación” al señalar la presencia de la Universidad de Sevilla D. Francisco
una serie de bustos de los virreyes más Murillo, que acogieron con agrado el
renombrados (Guía, 1929-1930: 45, 61). primer programa propuesto en torno a
La obsesión por demostrar el grado de un ciclo de ocho conferencias bajo el
modernización hizo que ante los cientos título “La arquitectura colonial en Amé-
de iconos guadalupanos repartidos por rica del Sur”4. Por otro lado, los círculos
la ciudad, la comisaría prefiriese instalar intelectuales madrileños encontraron
un azulejo poblano firmado por Pedro en el diplomático e historiador del arte
Sánchez en 1928 adornando el patio ecuatoriano José Gabriel Navarro al pro-
del pabellón3. La idea de pasar de alto motor de la primera muestra específica
esta época llegó al extremo de ocultar el sobre esta temática en nuestro país. El
esplendor novohispano con numerosos vacío histórico de “lo colonial” en la
puestos de productos promocionales muestra iberoamericana de 1929 tuvo
destinados a ofrecer una imagen avan- una enérgica respuesta al año siguiente
zada del país (Braojos; Graciani, 1998). con la exposición organizada por la
Sin embargo, en otros casos como el Sociedad Española de Amigos del Arte
de Chile, dicha ausencia quedaría per- bajo el título Aportación al estudio de la
fectamente justificada en las notas intro- pintura española en Indias. El objetivo
ductorias del catálogo de su muestra era “llamar la atención pública sobre la
ante la falta de una escuela artística de trascendental y progresiva labor de cul-
relevancia: “Durante el período colonial tura y civilización que en sus Indias y
no florecieron las bellas artes en Chile, por sus Indias ejerció España” poniendo
las telas que adornaban las Iglesias y las de relieve el interés artístico que entra-
pocas pinturas pertenecientes a particu- ñaron (Catálogo, 1930). Sin embargo, las
lares eran obras de temas místicos, pro- palabras de presentación del catálogo
cedentes de la vieja escuela española e ilustrado mostraron un evidente desaso-
italiana de Quito y de Lima. La escasa siego ante la escasez de objetos artísti-
producción de obras pictóricas nacio- cos, sobre todos originales de aquellos
nales se limitó a copiar estas obras o a territorios, y el cuestionado mérito de
composiciones de carácter religioso. Los alguno de ellos. La justificación dada
Jesuitas trajeron al país algunas telas de residía tanto en la falta de tiempo, la
mérito y algunas esculturas, aún enseña- centralización de la muestra iberoame-
ron el arte de la pintura a algunos dis- ricana y las dificultades de préstamo,
cípulos. Descuellan entre estas obras los intentando suplir las lagunas con libros
numerosos cuadros que se conservan en sobre arte colonial americano y un
el convento Máximo de San Francisco en amplio álbum fotográfico de monumen-
Santiago. A mediados del siglo XVIII se tos y obras plásticas. A pesar de ello, la
estableció en la capital el pintor Pedro muestra, que el crítico Navarro entendía
Gil, que ejecutó gran número de retratos como “un grano de arena” del proyecto
de las personas más ilustres de la época. inicial, cumplía su objetivo de contribuir
Tenemos que llegar a mediados del siglo a saciar la curiosidad extranjera por este
pasado, cuando el Gobierno estable- ámbito, antes que cualquier otro país
ció la Escuela de Pintura y Arquitectura europeo lo hiciera sin la preferencia
en 1849, para encontrar los comienzos que obligaba a España por sus víncu-
3
del desarrollo del arte pictórico y de la los históricos, y a destruir la imagen de
Actualmente se encuentra en el patio de la
escultura en el país” (Catálogo, 1930: 2). “leyenda negra” que aún subsistía en los
iglesia de San Martín de Sevilla. González
En aquellos tiempos en Sevilla el manuales de algunos historiadores. Más
Moreno, J. (1991): Iconografía guadalupana
arquitecto argentino Martín S. Noel tuvo allá de estos argumentos, el valor del
en Andalucía, cat. 301, p. 113. Sevilla.
la responsabilidad fundacional de la acontecimiento radicó en la originalidad
4
Aunque sufrió una serie de modificaciones, primera cátedra de arte hispanoameri- del repertorio aportado, la variedad de
finalmente la solemne sesión de cano en España, gracias sobre al pres- procedencias y la riqueza bibliográfica
inauguración se celebró el 25 de enero de tigio adquirido por la difusión de sus del catálogo ilustrado, primero en su
1930 en el Aula Magna de la Universidad primeros escritos y al reconocimiento género para la historia del arte hispano-
de Sevilla con la presencia, entre otros, internacional de su obra (Gutiérrez, americano. Además, la muestra englobó
del rector Feliciano Candau y el cónsul de 1992: 147). Para ello contaría no sólo numerosas secciones que por primera
Argentina en la ciudad. con el apoyo gubernamental, sino con vez se plateaban como “objeto directo”

[24] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 18-27


LA PINTURA VIRREINAL AMERICANA EN LOS INICIOS DE LA HISTORIOGRAFÍA ARTÍSTICA ESPAÑOLA

en una exposición, como la arquitec- al Obispo Fray Juan de Zumárraga las pertenecientes a particulares conforma-
tura, las artes industriales, la imprenta, rosas que la Virgen de Guadalupe le ron la gran novedad, como el biombo
la cartografía y las ciencias náuticas envía, junto con su imagen, para que del Duque de Almodóvar, los modelos
entre otras. En cuanto a la sección de levante un templo en la colina del Tepe- guadalupanos, la Santísima Trinidad de
las Bellas Artes y Artes Industriales los yacac. Arte hispanocolonial. México, Miguel Cabrera y el cuadro del Traslado
organizadores se volvían a lamentar de fines siglo XVIII. D.ª Carmen Sanz. de la Virgen de Guadalupe de México
la falta de participación de países ameri- 40. Tríptico, parte central, pintura conservado en el palacio del Duque de
canos o de las dificultades halladas para sobre cobre. “Coronación de la Virgen Alburquerque. Quizás, este último fue la
trasladar ciertas piezas. Sobre la pintura, y otros santos”, los lados laterales y el gran sorpresa dada su calidad artística y
Navarro apuntaría en un pequeño apar- marco trabajo filipino del siglo XVIII, el valor histórico-simbólico de la escena
tado unas líneas generales centradas con incrustaciones de nácar. Sres. Conde contenida. La muestra pictórica se com-
sobre todo en sus conocimientos de la de Casal. pletaría con otras láminas recogidas en
escuela quiteña, que comenzaban con 41. La Virgen de Guadalupe, con las exploraciones naturales del siglo
esta cruda y realista afirmación: “Poco escenas de su vida y milagros. A devo- XVIII y una serie de retratos de ilustres
se conoce en Europa la pintura de la ción de D. Francisco Moreira y Montº. militares conservados en el Museo Naval
América colonial. Casi nada: Aún más: Firmado: Joseph de Paez. Fect. en de Madrid.
Sobre ella se dicen verdaderas herejías o México. Cuadro al óleo. D. José Jáude- El panorama creado por ambas expo-
se pontifica sin conocimiento de causa. nes siciones y la institucionalización de los
Y lo peor es que lo hacen a veces críti- 43. Cuadros al óleo con frutos del estudios americanistas propiciaron las
cos e historiadores de nota, con lo cual Perú: Guanábana. Naranjita de Quito.- bases para la publicación de la primera
lo único que sacan es la desviación del Plátano de Guinea. Plátano de la tie- historia del arte hispanoamericano den-
criterio público”. Las ausencias repeti- rra. Piña. Fruta de Montaña. Id. (Museo tro la biblioteca de iniciación cultural de
das fueron enmendadas con una serie Nacional de Ciencias Naturales). la Colección Labor en 1935. En su adver-
de aportaciones de propietarios parti- 44. Cuadro al óleo. “Ejemplares de tencia preliminar, Miguel Solá, que com-
culares y de otras instituciones del país. fauna americana”. Firmado: Buenaven- piló con demasiada exactitud los estudios
Junto a los ajuares domésticos, la pin- tura Jph. Guiol Fecit, en México. Arte existentes hasta el momento, apuntaba
tura fue la disciplina más representativa hispanocolonial. D. José Domínguez. algunas de sus escasas líneas de origina-
con la nómina de obras siguientes: 45–56. Doce cuadros al óleo demos- lidad: “Solo hemos de agregar que el arte
34. Cuadro al óleo “San Francisco trativos del resultado de los cruzamien- que nos ocupa es un magnífico renuevo
recibiendo la redoma sagrada”. Firmado: tos de sangre en América. Arte hispano- del gran arte español, que, después de
José Juárez, 1658. México. Arte hispano- colonial. Siglo XVIII. Exp.: Sr. Conde de adquirir nuevas personalidades en tierras
colonial. Exp.: D. Juan Martínez de la Peromoro. americanas, lo vemos repasar el océano
Vega. 57. Biombo de diez hojas pintado al para asegurar en la metrópoli el triunfo
35. Cuadro al óleo representando “La óleo, representando en el anverso doce de las formas barrocas, mientras que los
Santísima Trinidad”, por Miguel Cabrera, episodios de la conquista de México por artífices de las lejanas colonial mués-
pintor mexicano, nacido en Oaxaca Hernán Cortés, y en el reverso, vista, en trense como los mejores discípulos de
el 27 de mayo de 1695 y muerto en perspectiva caballera, de la ciudad. Sr. los maestros peninsulares, con quienes
México el 16 de mayo de 1768. D. Julio Duque de Almodóvar. llegan hasta confundirse; pero el arte
B. Meléndez. 58. Placa de obsidiana que lleva pin- hispanoamericano no debe valorarse en
36. Cuadro al óleo representando tada una imagen de la Virgen. (México). este sentido, sino en sus excelencias y
la Procesión de traslado de la imagen Museo Arqueológico Nacional. características propias, bien definida de
de Nuestra Señora de Guadalupe, de 59. Seis cuadros maqueados, pintura un extremo a otro de América, puesto
México, a su nuevo santuario, el día sobre nácar, hecha por Miguel González que ella fue quien le dio su genio”. El
30 de abril de 1709, siendo Virrey el en 1698. Representaciones de escenas valor de este breve compendio, casi
Excmo. Señor D. Francisco Fernández de la Conquista de México por Hernán enciclopédico, radicó en el mérito de
de la Cueva, Duque de Alburquerque. Cortés. Id. ofrecer la primera visión compacta de
Sr. Duque de Alburquerque. 60. Seis cuadros maqueados, pintura la temática y sobre todo una completa
37. Cuadro al óleo representando la sobre nácar, con escenas de la vida de bibliografía del material existente hasta
Virgen de las Mercedes, y a su alrededor la Virgen. Id. el momento. Por hacer una matización
diversas escenas votivas. Obra de Fran- 61. Cabalgata del Gremio de Plateros respecto al tema tratado, hay que decir
cisco Vallejo, pintor quiteño del siglo de la Ciudad de México, con motivo de que el capítulo de la pintura virreinal
XVIII. Arte hispanocolonial. Ecuador. la coronación del Rey D. Luis I. Dibujo a mexicana fue directamente un “calco”
Marco de la época. D. Ricardo Crespo. la aguada en colores. D. Felix Boix. de lo recogido en el libro de Manuel G.
38. Cuadro al óleo representando a 62. Procesión de Semana Santa en Revilla, arrastrando los mismos errores y
San José y escenas de su vida. Arte his- Manila. Acuarela. D. Antonio Graiño. con las ilustraciones trasladadas mecá-
panocolonial. Ecuador, fines siglo XVIII. Como puede apreciarse de esta rela- nicamente en el orden idéntico (Revilla,
Marco tallado y dorado, siglo XVII. Id. ción algunas piezas ya habían figurado 1893).
39. Cuadro al óleo representando al en la muestra de 1892, sobre todo las También en el campo de la presen-
indio Juan Diego en el acto de entregar embutidas en nácar, mientras que otras cia de objetos hispanoamericanos en la

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 18-27 [25]


FRANCISCO MONTES GONZÁLEZ

península se darían algunos pasos fal- de la Frontera y se había embarcado el “vuelco decisivo” que dio la labor
tos de cientificidad pero necesarios en junto al Virrey O’Donojú para regresa de Juan Larrea para que alcanzasen la
la configuración de una serie de fuen- posteriormente con el estallido de las categoría de arte, el gobierno aceptó las
tes especializadas en el tema. El diplo- revueltas independentistas. La nove- propuestas emanadas del XXXVI Con-
mático e intelectual mexicano Genaro dad del estudio de Estrada radica en greso Internacional de Americanistas
Estrada había seguido los pasos de que no se limita a elaborar una simple de Sevilla de 1935 y dos años más tarde
Romero de Terreros como uno de los relación de objetos, sino que incorpora firmó el decreto de un Museo-Biblioteca
primeros investigadores extranjeros en las opiniones y los datos referidos con de Indias, germen del futuro Museo de
preocuparse sobre esta materia. Para anterioridad acerca de estas piezas. Por América, que englobaría principalmente
ello adaptó el catálogo ilustrado de ejemplo, el cuadro de José Juárez proce- las piezas de las sección etnográfica del
1930, con la adición de un corpus cien- dente del convento de San Francisco de Museo Arqueológico Nacional (Cabe-
tífico, viendo la luz la primera publica- México que documentara Méndez Casal, llo, 2001: 315). Esta institución no sólo
ción específica sobre la presencia de citado por Arrangóiz y Revilla, de cuyas supuso la apertura de un nuevo capítulo
objetos artísticos hispanoamericanos en líneas extrajera un párrafo para defen- en la catalogación y estudio de las colec-
colecciones peninsulares en el quinto der el grado de ejecución frente a una ciones americanas, sino la aparición en
volumen de la Enciclopedia Ilustrada descalificada escuela peninsular: “Claro el panorama académico de una nueva
Mexicana. Hasta ese año de 1937 no está que no es obra digna de figurar al generación de historiadores. Desde la
habían aparecido este tipo de estudios, lado de las producciones de los grandes cátedra hispalense, D. Diego Angulo Iñi-
a excepción de la muestra referida ante- maestros europeos; pero recordemos guez y D. Enrique Marco Dorta hicieron
riormente, por lo que el autor se atrevió la formación de los modernos países que la revista Arte en América y Filipi-
a afirmar que de este patrimonio “no americanos, y se comprenderá perfec- nas abriera paso a una de las etapas
hay noticias en España misma, en donde tamente la alta estima que un lienzo más fecundas de esta disciplina, a la que
sólo se sabe de las que el público logra como éste, pintado a medidados del ambos habían comenzado a contribuir
ver en los museos” (Estrada, 1937: 5). siglo XVII, debe merecer. No olvidemos con interesantes monografías, como fue-
Sus palabras introductorias no pudieron que aquí en España y ya avanzado el ron los Planos de monumentos arquitec-
ser más contundentes: “¿Una publica- siglo XVIII, no se habían producido en tónicos de América y Filipinas existen-
ción sobre el arte mexicano en España? algunas regiones pintores de la solidez tes en el Archivo de Indias (1939) o La
¿Se trata en ella de las rarísimas piezas e importancia de José Juárez” (Méndez, arquitectura del renacimiento en Tunja
que al decir de los cronistas enviara Her- 1926: 120). Junto a ésta Estrada recoge- (1942), respectivamente. Además, la His-
nán Cortés para asombro de la Corte de ría el resto de piezas añadiendo algunos toria del Arte Hispanoamericano, para la
Carlos V? ¿O se hablará de cosas que los comentarios críticos o experiencias per- que contaron con el historiador y arqui-
colonizadores sustrajeron de estas tie- sonales, como el haber observado in situ tecto argentino Buschiazzo, supuso un
rras y de las que no se tenía noticias?” el lienzo de la procesión guadalupana hito en la historiografía del momento, así
(Id.). La sección pictórica dedicada por en el palacio de los Duques de Albur- como un manual de referencia vigente
Estrada en su catálogo contendría buena querque. Por último, incorporaría un hoy en día en cualquier comunidad aca-
parte de las piezas recogidas en 1930, y par retratos de sor Juana Inés de la Cruz démica. Así, Angulo lo advirtió en el
otras inéditas descubiertas por él mismo publicados anteriormente por Abreu prólogo del primero de los tres tomos
en colecciones privadas. Así, el primer Gómez en su monografía sobre la reli- editado en Barcelona en 1945: “Precisa-
lienzo comentado trataba sobre la pri- giosa y repasaría las series de enconcha- mente por lo virgen que se encuentran
sión de Cuauhtémoc y estaba firmado dos a las que dedicó en 1933 su estudio muchos de los capítulos del Arte Hispa-
por el entonces desconocido pintor Joa- en Las Tablas de la conquista de México noamericano, la publicación que ahora
quín Fernández Cruzado. Según el autor, en las colecciones de Madrid (Abreu, se comienza aspira a ser no sólo el texto
la importancia del hallazgo radicaba en 1934: 169-188). de fácil lectura y de cierta amenidad des-
ser “uno de los poquísimos cuadros de Coincidiendo con el año de esta tinado al gran público interesado por las
historia de México hechos por extran- publicación y aprovechando el interés cosas de arte, sino también la obra de
jeros que conservan fuera del país”, estatal por las colecciones precolombi- consulta que durante algún tiempo auxi-
ya que el artista había nacido en Jerez nas, que en palabras de Cabello, motivó lie al investigador en sus trabajos”.

[26] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 18-27


LA PINTURA VIRREINAL AMERICANA EN LOS INICIOS DE LA HISTORIOGRAFÍA ARTÍSTICA ESPAÑOLA

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ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 18-27 [27]


La vida de Santa Rosa de Lima
en los lienzos del convento de
Carlos A. Page Santa Catalina de Córdoba (Argentina)
CONICET, Argentina

The life of Santa Rosa de Lima


in the paintings of the convent of
Santa Catalina, Cordoba (Argentina)

Resumen Abstract
Presentamos una serie de doce lienzos A series of twelve paintings preserved
que se conservan en el convento de in the convent of the Dominican Sisters
las hermanas dominicas, recientemente are presented here. They have been
expuestos al público en esta ciudad recently exhibited to the public in this
(Córdoba). Prácticamente desconocida city.
en la iconografía hispanoamericana These paintings are almost unknown
representan la vida de la Santa limeña, to the Spanish-American iconography;
estrechamente ligada a los primigenios they represent the life of the Holy Lima,
textos hagiográficos. Por tanto se repa- closely related to the original texts. The-
san esos escritos, vinculándolos con refore these submissions are reviewed
las obras presentadas y a su vez se las and related to these works. At the same
relaciona con la excepcional iconografía time they are related to the unique ico-
desarrollada en Italia, España y espe- nography developed in Italy, Spain and
cialmente América, donde los frutos de especially America, where the fruits of
santidad se expandieron por diversos holiness expanded by various means,
medios y, entre ellos el arte, aparece including art, displayed as main prota-
como protagonista principal. gonist.
Palabras clave: Santa Rosa de Lima, Keywords: Santa Rosa de Lima, colo-
pintura colonial, pintura religiosa, nial painting, religious painting, Cuzco,
Cuzco, Lima, iconografía. Lima, iconography.

[28] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41


LA VIDA DE SANTA ROSA DE LIMA EN LOS LIENZOS DEL CONVENTO DE SANTA CATALINA DE CÓRDOBA (ARGENTINA)

I. Primeras hagiografías Santo Tribunal y de la ciudad, reeditada


y ampliada en 1680. El dominico Han-
y representaciones sen fue uno de los principales impulso-
de la Santa limeña res de llevar a Rosa a los altares y contó
con las hagiografías mencionadas y con
Ni bien producida la muerte de la Santa las declaraciones de los procesos ordi-
limeña los dominicos se encargaron de nario y apostólico de beatificación, con
difundir la santidad y aspectos biográ- lo que resulta el trabajo más completo
ficos de la joven Isabel Flores de Oliva y del que se tomó su contenido como
(1585-1617), más conocida como Santa modelo para un sinnúmero de biogra-
Rosa de Lima, o Rosa de Santa María fías aparecidas hasta nuestros días.
como le gustaba llamarse. En este sen- En medio de estas dos ediciones
tido la biografía tuvo un protagonismo se cerraron con éxito los procesos y
particular en el proceso de canoniza- aparecieron las relaciones documentales
ción, pues era considerada una prueba de las solemnes fiestas de beatificación
para presentarse en la Sagrada Congre- descritas en Roma por Francisco de
gación de Ritos, en aquel entonces pre- Córdoba y Castro en 1668, en Madrid
sidida por el cardenal Peretti. Pero ade- por Jacinto Parra, en Lima por Diego
más servía para mantener en el tiempo de León Pinedo y en México por Pedro
la fama de misticismo del biografiado. de Arjona. Todos ellos describieron
De tal forma que los padres predica- detalladamente los acontecimientos
dores iniciaron en Lima un voluminoso festivos que se articularon política
expediente de canonización que remi- y religiosamente para fortalecer el Figura 1. Primera edición española del libro del
tieron a Roma (Primer Proceso, 2002). criollismo peruano, comparable al culto P. Hansen de 1665. Biblioteca de la Agencia
Fue comenzado a los pocos meses de nacionalista mexicano de la Virgen de Española de Cooperación Internacional.
fallecida por el arzobispo Bartolomé Guadalupe.
Lobo Guerrero a instancias del pro- También se escribieron diversos
curador general de la Orden de Santo sonetos alusivos como el memorable del
Domingo fray Francisco de Valcázar y el poeta y fraile dominico Luis de Tejeda
cabildo de la ciudad. y Guzmán a quien Ricardo Rojas le vio
El primer texto hagiográfico fue el clara influencia de Góngora. Publicado
de un anónimo dominico, quien cono- en El Peregrino de Babilonia y escrito
ció a la joven y fue testigo directo del en la década de 1660, posiblemente el
entierro. Escribió siete folios publicados autor lo redactara para presentar en
recientemente (Millar Carvacho, 2003: una justa literaria a efectuarse en Lima.
268-273), redactados a la semana de la Se suma el soneto en doce cantos que
muerte y con la intención de coronarla incluye el Conde de la Granja D. Luis
con la santidad que merecía. Fue escrito Antonio Oviedo y Herrera en su Vida
poco antes de iniciado el proceso ordi- de Santa Rosa de Lima, publicado en
nario (1617-1618), consignando una Madrid en 1711 (fig. 2).
serie de acontecimientos en la vida de La mencionada edición de Hansen
Rosa que luego se tomaron en otras se acompañó con un grabado de Nico-
hagiografías. lás Billy ubicado antes del “sumario”, y
Le siguió su confesor, el domi- que representa a Rosa con el hábito de
nico fray Pedro de Loayza (1985) cuyo la orden, sosteniendo un ramo de rosas
escrito de 1619 cuenta con 29 capítulos con el Niño Jesús dentro de un ramo
que tratan desde el nacimiento hasta las de rosas y coronada de espinas, como
exequias de la Santa. Se incluyó en el Santa Catalina de Siena y a imitación de
expediente complementario o proceso Cristo (fig. 3). Pero así como Hansen no
apostólico de beatificación y canoniza- fue el primer biógrafo, tampoco Billy
ción (1630 y 1632) donde se llegaron fue quien por primera vez la representó. Figura 2. Facsímil del soneto de la Vida de Santa
a sumar 210 declaraciones1 totales que La iconografía de Rosa es variada. Rosa de Oviedo. Biblioteca de la Agencia Española
hubo en ambos procesos, sobre las vir- Algunos artistas se inclinaron a represen- de Cooperación Internacional.
tudes y milagros de la Santa. tarla con el carácter místico que infun-
Pero la biografía más conocida es la día, en actitud de oración, con corona
del padre Leonardo Hansen publicada de espinas, cinturón de hierro; otros en
1
en latín en Roma en 1664 (fig. 1), y en cambio prefirieron la imagen con la apa- Los nombres completos de los testigos los
castellano al año siguiente en Valencia rición del Niño Jesús que la corona de dio a conocer Teodoro Hampe Martínez en
por Jerónimo Vilagrasa, impresor del rosas, al modo en que se representó a 1997 (1997: 114-135).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41 [29]


CARLOS A. PAGE

Figura 3. Grabado de Nicolás Billy aparecido en la hagiografía de Hansen. Biblioteca de la Agencia Española de Cooperación Internacional.

[30] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41


LA VIDA DE SANTA ROSA DE LIMA EN LOS LIENZOS DEL CONVENTO DE SANTA CATALINA DE CÓRDOBA (ARGENTINA)

Figura 4. Retrato mortuorio de Santa Rosa Figura 5. Ermita de Santa Rosa de Lima, litografía de Daumont del siglo XVII.
tomado por Angelino Medoro. Santuario de
Santa Rosa en Lima.

Santa Rosalía y otras Santas que llevarán de Santo Domingo junto al cuerpo inco-
el mismo atributo de las rosas. Incluso rrupto de la virgen limeña, colocado en
casi siempre está representada con el un nicho al lado derecho del altar por
hábito de monja dominica cuando, en el arzobispo de Lima, Bartolomé Lobo
realidad, nunca dejó de ser una beata Guerrero en 1619. Luego pasó al Santua-
laica de extremo ascetismo devocional. rio de la Santa concluido en 1684 junto a
Pero como señala Bernales Balleste- la casa donde nació y vivió Rosa (fig. 5).
ros (1982: 284), la vida de la Santa fue Si bien no tuvo la calidad de sus
mucho más rica en matices de humani- contemporáneos italianos, Medoro se
dad. Bien lo expresan sobre las pintu- destacó por la particularidad de crear
ras europeas, las realizadas en América, modelos que influenciaron en otros
donde los artistas eran más libres de artistas. No sólo Santa Rosa, sino por
cánones y limitaciones. ejemplo también la Virgen María del
De los aspectos iconográficos se convento de San Agustín en Lima (Var-
ocupó intensamente el jesuita Vargas gas Ugarte, 1967: s/p). Con el retrato
Ugarte (1967: s/p) y luego el mencio- de Santa Rosa se vislumbra claramente
nado Bernarles Ballesteros (1989: 283- el rostro de una bella joven de rasgos
324)2; aunque sus trabajos son muy com- finos y expresiva mirada sin disimular el
pletos y reúnen un importante número aspecto cadavérico del momento, donde
de obras que representan a la Santa, no sólo se añadirá la corona de rosas como
incluyeron esta excepcional serie que sello iconográfico fundamental el cual
aquí tratamos ubicada en el convento de tendrá continuidad en el tiempo. Viste
Santa Catalina de la ciudad de Córdoba el hábito de la Tercera Orden de Santo
2
en Argentina. Domingo, es decir, túnica con escapu- Recientemente Ramón Mujica Pinillas (2001)
Todos los autores coinciden en que lario, toca y velo blancos, símbolo de publicó el libro Rosa limensis: mística,
el primer retrato de la Santa fue la efigie pureza virginal. política e iconografía en torno a la patrona
mortuoria que tomó Angelino Medoro Las biografías apuntaron a enalte- de América, Institut Français d'Études
(1567-1633), inscripto en el manierismo cer una imagen de ascetismo y de éxta- Andines - Fondo de Cultura Económica.
italiano junto a artistas de su tiempo que sis místico, que fue inmediatamente Sigue el autor con sus anteriores trabajos
también se radicaron en Perú como el representada por los artistas, quienes específicos sobre iconografía como los que
jesuita Bernardo Demócrito Bitti y Mateo mostraron el dolor y gozo simultá- escribe junto a Luis Eduardo Wuffarden y
Pérez de Alesio. Su retrato (fig. 4) que neo en franca expresión de santidad. Pedro Guibovich Pérez: “Iconografía de
para algunos autores es un boceto y para Siempre hubo una vinculación estre- Santa Rosa de Lima” en José Flores Araoz
otros es parte de un lienzo mayor que se cha entre los textos hagiográficos y las (1995): Santa Rosa de Lima y su tiempo.
había quemado, se ubicó en la iglesia representaciones artísticas. Banco de Crédito del Perú, Lima.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41 [31]


CARLOS A. PAGE

II. Santa Rosa en el arte madrileño Museo Lázaro Galdiano y del


que tomaron la imagen grabadores como
hispanoamericano Carmona y Rico, e incluso el mismo Zur-
La vida de esta mujer especial puede barán, entre las muchas copias y atribu-
verse con frecuencia en el arte virreinal. ciones que existen de esta representa-
Portadora de una gran hermosura fue ción del pintor sevillano.
solicitada en matrimonio muchas veces, Entre los artistas españoles que tam-
aunque siempre rechazó a todo preten- bién la representaron se destacan el
diente. Hermosura que se agrandó con último gran artista del siglo XVII Clau-
su santidad y que los artistas no dejaron dio Coello (fig. 7), que la pintó en 1684,
de imaginarla como modelo de belleza. obra que custodia el Museo del Prado y
En 1606 se unió a la Orden Terciaria donde emerge todo el barroco del siglo
Dominica. En estos tiempos, en que de oro español que acompañan otros
comenzaba a gobernar Lima el Marqués artistas como Francisco de Herrera el
de Montesclaros, se produce un Mozo que también se encuentra en el
florecimiento de la ciudad, se construye Prado, o la notable representación del
el famoso puente de piedra que une la madrileño José Antolinez, la del sevi-
parte antigua con el actual Palacio de llano Juan de Valdés Leal, el cordobés
Gobierno y se traza la Alameda de los Antonio Palomino, el murciano Matheos
Descalzos. Lima, en el siglo XVII, era y el valenciano José Vergara, cuya obra
un verdadero oasis del pasado y del actualmente se encuentra en el Museo
presente americano, no había ningún Joaquín Sorolla de Valencia, mientras
Figura 6. Santa Rosa representada por Murillo. otro pueblo tan profundamente religioso, que cinco frescos representan también
Museo Lázaro Galdiano, Madrid.
cuidadoso de su vida interior y seguidor a la Santa, destacándose el Gloria a la
del Evangelio como el limeño de aquel Santa, de la capilla del que fuera cole-
entonces. Es la época en que surgió gio fundado por el arzobispo D. Andrés
la santidad de Santa Rosa de Lima, de de Mayoral y Zamorano, hoy archivo del
Toribio de Mogrovejo, de San Martín de ayuntamiento de la misma ciudad.
Porres, Francisco Solano y Juan Masías. En Sevilla, posiblemente el murillesco
La vida de la Santa peruana estuvo Meneses Osorio pinta ocho lienzos sobre
inspirada en otra Santa dominica muy la vida de la Santa. Los cuatro primeros
popular: Santa Catalina de Siena, pero representan su muerte, Rosa atendida
diferenciándose en experimentar una por su madre y un ángel debido a las
vida austera. Con ella y junto a Santa mortificaciones que se hacía, visión de
Inés de Montepulciano es el famoso cua- la Virgen con el Niño, los rechazos a las
dro del Tiépolo, reunidas bajo la mirada tentaciones diabólicas que representa un
de la Virgen en el Gesú de Venecia. pretendiente. Otros cuatro ubicados en
Santa Rosa sentía una gran devoción el Hospital de la Caridad son de mayo-
por el Niño Jesús como se puede ver en res dimensiones y representan a Santa
la pintura del maestro toscano Lázaro Rosa con el Niño y coro de ángeles, otro
Baldi que se encuentra conservada en de su nacimiento, otro la imposición del
la pinacoteca carmelitana del convento hábito dominico ante la Virgen del Rosa-
de Peñaranda y se exhibió en la basílica rio, y el último se la ve con su hermano
San Pedro el día de la beatificación, junto Fernando en el momento que la insta a
a 17 grandes cuadros representando su dedicarse al servicio de Dios.
vida. El mismo autor la representa en En América y en el arte colonial
el techo de la iglesia de la Minerva en colombiano se destaca la obra de Gre-
Roma. Otro italiano, célebre en España gorio Vásquez de Arce y Ceballos que
por su obra en El Escorial, es Lucas Gior- pinta tres cuadros con el mismo tema de
dano, cuya obra, Santa Rosa con el Niño, Santa Rosa por 1670. También la catedral
se encuentra en la Academia de San Fer- de México ostenta un altar dedicado a
Figura 7. Santa Rosa representada por Coello. nando. Domenico Piola consigue una Santa Rosa con un lienzo de Juan Rodrí-
Museo del Prado. destacada representación en el lienzo guez Juárez o el de Nicolás Correa, de
que se localiza en la Basílica de Santa 1695, que custodia la Academia de Bellas
María di Castello. También la pintó en el Artes de aquel país. Y el más antiguo,
momento de la visión celestial o del éxta- que fue hecho por el pintor mexicano
sis con el Niño y en dos ocasiones, cerca Juan Correa en el año de la canoniza-
del 1670, el célebre Bartolomé Esteban ción, 1671, se encuentra en el convento
Murillo (fig. 6), obras que engalanan el de monjas dominicas de la capital azteca.

[32] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41


LA VIDA DE SANTA ROSA DE LIMA EN LOS LIENZOS DEL CONVENTO DE SANTA CATALINA DE CÓRDOBA (ARGENTINA)

Considerada una de las primeras inter- quien se afincó en Lima a fines del siglo
pretaciones novohispanas de Santa Rosa, XVIII y nos legó el lienzo que ocupa el
está representada con su corona de rosas, retablo mayor del santuario limense, pin-
una rama de lirio en una mano simboli- tado probablemente hacia 1800.
zando la pureza y el Niño en la otra. La En la iglesia de Cayma en Arequipa,
composición está rodeada por una serie en alegoría eucarística, aparece en anó-
de franjas semejando un arco iris. Tam- nimo lienzo del siglo XVIII, Santa Rosa
bién en México se encuentran dos ciclos junto con Santa Catalina y Santa Teresa
de la vida de la Santa, uno de ellos atri- al pie de la Fuente de la Vida que con
buido a Cristóbal de Villalpando. Y, en sangre del Corazón de Jesús riega el
cuanto a conjuntos se trate, también se huerto místico (fig. 9). También en la
destaca el del monasterio de las domini- iglesia de Caquiaviri (La Paz, Bolivia) en
cas de Santiago de Chile pintado por el medio de la Corte Celestial se yergue
quiteño Laureano Dávila en la segunda la Santa limeña, obra de 1739. O tam-
mitad del siglo XVIII. bién de autor anónimo la capilla de San
Pero indudablemente destacan las Francisco del convento grande y en los
obras de la escuela cuzqueña donde monasterios de Santa Rosa, y de Santa
se pueden apreciar las representacio- Catalina de Lima, en este último un pin-
nes de varios de sus milagros en forma tor de nombre Nielo firma una gran tela
temprana, siguiendo a Medoro o a los representando los Desposorios Místi-
grabados italianos y luego los españoles cos (Vargas Ugarte, 1967: s/p y Berna-
que siguen a Murillo. les Ballesteros, 1982: 284). También en
Destacan en este sentido el gran el convento franciscano de Santa Rosa Figura 8. La Virgen y el Niño junto a Santa Rosa
y otros dominicos, obra de Lorenzo Sánchez.
muralista cuzqueño, de ascendencia de Ocopa, donde entre varios cuadros
Monasterio de Santa Catalina de Siena de Cuzco.
noble incaica, Tadeo Escalante, que sobre la vida de la Santa se destaca uno
pinta a la Santa en el mural de la iglesia de grandes dimensiones que representa
de Huaro (Cuzco) en 1802, donde apa- a Rosa con el Niño y ángeles que por-
rece Rosa sosteniendo un ancla con la tan la corona de flores. El entierro de la
ciudad de Lima, símbolo de defensa ante Santa fue multitudinario y Teófilo Cas-
una eventual invasión pirata. tillo retrató a la Lima virreinal viviendo
También en Cuzco, Lorenzo Sánchez ese momento. Precisamente el tema de
de Medina pinta en 1669 el lienzo de la muerte fue muy difundido como lo
grandes dimensiones titulado Glorifica- fue el entierro en particular.
ción de Santa Catalina del monasterio Así como el cuadro de Medoro fue la
homónimo, donde con reminiscencias primera representación pictórica de Rosa,
de El Greco y de Zurbarán, Rosa es se cree que el grabado del flamenco
representada al pie de la Virgen y el Niño Juan Bautista Barbe, de 1649, haya sido
junto a algunos santos dominicos (fig. 8). posiblemente la primera estampa que se
En la misma iglesia hay otro lienzo con conoce, aunque hay referencias docu-
Rosa y el Niño en brazos, coronada por mentales, que circulaban ya por 1631.
ángeles. La iconografía de Santa Rosa El grabado de Horacio Marinari de 1668
incluye el tema de la Defensa de la Euca- aparece en coincidencia con la beatifi-
ristía contra todo tipo de herejía en un cación dada por Clemente IX, o la de
singular cuadro cuzqueño donde Rosa Francisco Collignon hecha también en
sostiene las armas de Carlos II frente a Roma en 1670, y la del mencionado Billy,
los vencidos turcos, ejecutada entorno a cuya estampa circulaba junto a otras
los años de la canonización. Siguen un posiblemente más antiguas. Siguiendo
sinnúmero de artistas anónimos de la aquellos grabados son los cuadros de
escuela cuzqueña y del arte popular que Basilio Pacheco que narra el nacimiento
se suman a la lista. de Rosa, o el de autor anónimo del con-
Mientras, del presbítero Matías Maes- vento de Santa Clara del Cuzco que sigue
tro, y a su vez pintor, escultor y arqui- a Collignon. Figura 9. Alegoría Eucarística donde al pie de
tecto, se conserva un gran mural en Por todo el mundo y en todos los la Fuente de la Vida se encuentran las santas
el templo de Santo Domingo de Lima tiempos se expandió la iconografía de la Teresa, Rosa y Catalina. Iglesia de Cayma en
donde en la capilla del Rosario se repre- Santa limeña. De figura esbelta Francisco Arequipa.
senta a la Santa con el Niño en medio de Lazo la pinta en el siglo XIX, al igual que
una monumental ornamentación arqui- el ecuatoriano Antonio Salas o Daniel
tectónica. Posiblemente tuviera colabo- Hernández. En el siglo XX Fernando
ración del pintor sevillano José del Pozo Botero la retrató con su tradicional estilo.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41 [33]


CARLOS A. PAGE

La serie de Córdoba D. Fernando de Córdoba y Espinosa de


los Monteros (1645-1717), Tesorero de
La multiplicidad de series producidas la Santa Cruzada en ambas ciudades
en Perú a fines del siglo XVII son noto- argentinas y Maestre de Campo, el que
rias y de particular sello. Los pintores introdujo estos lienzos. Concentró su
practican un naturalismo sereno, con actividad comercial en la cría de mulas,
colores armónicos en interiores, ten- que lo llevó a poseer una apreciable
dientes al rojo, donde se mueven figu- fortuna a la vista de su testamento. Con-
ras tranquilas enaltecidas con ropajes trajo matrimonio en primeras nupcias
de pliegues amplios y sobre todo ros- con D.ª María de Ubiernas Frías con
tros delicados pero poco expresivos. quien tuvo nueve hijos y le sobrevivió,
Una profusa iconografía que “se repi- de los cuales tres varones fueron sacer-
ten incansablemente tanto en las series dotes jesuitas salteños3, uno presbítero
marianas, pasionales y de santos, en llamado Felipe y una hija de nombre
particular los lienzos dedicados a Santa Gabriela. Esta última al tomar los hábi-
Rosa de Lima, solicitados en muchas tos de monja ingresó en el monasterio
ocasiones desde la península” (Bernales de Santa Catalina de Siena bajo el nom-
Ballesteros, 1989: 33). bre de sor Gabriela de la Encarnación,
Esta particular serie de cuadros fue el 30 de agosto de 1697. Los mencio-
Figura 10. Convento de Santa Catalina en Córdoba. comentada y estudiada por primera nados historiadores examinan el testa-
vez por Luis Roberto Altamira en 1954, mento de D. Fernando, firmado el 12 de
cuando trata el tema de la notable noviembre de 1711, donde menciona
introducción de pintura peruana en las poseer una rica colección de pinturas
residencias cordobesas (Altamira, 1954: y de las que una parte fueron donadas
224-226). Pero recién fue expuesta al al monasterio a fines del siglo XVII, jus-
público en 1997 luego de un minucioso tamente la que aquí estudiamos, y con
proceso de conservación llevado a cabo motivo del ingreso a la vida religiosa de
por la Fundación Tarea. su hija.
La primera pregunta que surge El monasterio de Santa Catalina de
luego de extasiarse ante la contempla- Siena fue fundado por D.ª Leonor de
ción del conjunto, es sobre la proceden- Tejeda el 26 de junio de 1613, al quedar
cia y el autor. Respuestas que no llegan viuda de su esposo el general Manuel
a conformar afirmaciones categóricas. de Fonseca Contreras. En 1625, luego
Pero un estudio también relativamente de haberse arruinado las instalaciones
reciente de los historiadores Jorge Mal- por una inundación, se comenzó a
donado y Alejandro Moyano Aliaga construir la iglesia a cargo de Juan de
(1999: 203-208) nos acerca una impor- Ludueña. Pero en 1639 el convento fue
tante información que en parte nos trasladado a la casa de D. Pedro Luis de
responden a estos interrogantes. Nos Cabrera, en solar comprado a sus here-
recuerdan cómo llegó la información de deros por las monjas, ubicado detrás de
la beatificación al Cabildo de la ciudad la Iglesia Mayor y donde permaneció
Figura 11. Segmento del testamento de D. Fernando de Córdoba el 23 de mayo de 1670, en hasta la actualidad (fig. 10). Una década
de Córdoba y Espinosa de los Monteros. Archivo cuya sesión se leyeron las correspon- después se hallaba en construcción la
Histórico de la Provincia de Córdoba, Argentina. dientes bulas pontificias. La ciudad de iglesia y sacristía, obra del carpintero
Luis de Tejeda honra a partir de enton- Domingo Enrique. Se concluyó en 1652,
ces a la Santa limeña con una variada aunque fue reemplazado por otro que
toponimia que crece en las estancias se inició en 1814 y se consagró en 1890.
y pueblos con su nombre. Incluso se Fue el primer convento de monjas de la
3
levantan en ellos capillas donde se gobernación donde a los pocos días de
Fernando de Córdoba (Salta, colocaron altares con estatuas o lienzos fundado se bendijo y entregó los hábi-
1669-Corrientes, 1744), Cristóbal de que la representan. tos a catorce doncellas y dos viudas. Era
Córdoba (Salta, 1678-San Ignacio Santiago Esta devoción se expandió en Cór- común que los padres de las ingresan-
del Estero, 1734) y Francisco de Córdoba doba como lo hizo en toda América y tes donaran pinturas al convento, como
(Salta, 1679-Santiago del Estero, 1750) es el caso de la llegada a Salta y luego lo hicieron Jerónima de Abrego y Ana
(Storni SI, 1980: 69-70). El resto de los hijos a Córdoba de un personaje funda- Díaz. Mientras otras recibirían diversos
fueron Juan, Andrés que murió dos meses mental que determina el origen de la bienes en herencia como las ricas y
después de su boda, Felipe, Gabriela, José serie. Siguiendo a Altamira y la fuente numerosas pinturas de las dos hijas del
y Petronila que expiró antes que su padre que cita, expresan los investigado- gobernador de Santa Cruz de la Sierra
(Altamira, 1954: 227). res mencionados, que fue el sevillano D. Francisco Antonio de Argomosa.

[34] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41


LA VIDA DE SANTA ROSA DE LIMA EN LOS LIENZOS DEL CONVENTO DE SANTA CATALINA DE CÓRDOBA (ARGENTINA)

Figura 12. Detalle de flora y fauna representada Figura 13. Nacimiento de Santa Rosa. Monasterio de Santa Catalina de Siena en Córdoba, Argentina.
en casi todos los cuadros. Monasterio de Santa
Catalina de Siena en Córdoba, Argentina.

Pero D. Fernando además de hacerse Es el tiempo en que quedó definida la


cargo del ajuar, gastos de entrada, profe- pintura mestiza peruana.
sión y piso, hizo edificar una capilla con Se ha deslizado que las avecillas son
un cuarto alto como lo tenía el monas- elementos comunes a algún autor en
terio de las Catalinas de Arequipa, alha- particular, pero lo cierto es que en toda
jada y con cuadros dedicados a Santa la pintura peruana, desde Quispe Tito,
Rosa. En esa celda falleció Gabriela a los abundan avecillas, posadas o volando
12 años de haber profesado. sobre copas de árboles, flores, frutos
Seguramente por sus vínculos con y arbustos (fig. 12). Incluso las nubes
los jesuitas y por su voluntad testamen- algodonosas por donde sobrevuelan son
taria, D. Fernando fue sepultado excep- típicas del arte mestizo peruano y que
cionalmente en la cripta ubicada bajo aparecen tanto en ángeles arcabuceros
el altar mayor de la iglesia de la Orden como en vida de santos. Todo el Perú
en Córdoba. También es posible que era un paraíso que miraban los europeos Figura 14. Detalle de la niña Isabel en la cuna.
algunas de sus pinturas religiosas hayan idealizando al Edén y que tan bien des- Monasterio de Santa Catalina de Siena en
pasado a los jesuitas que tenían en sus cribiera León Pinedo en El Paraíso del Córdoba, Argentina.
filas a tres de sus hijos. Lo que sí se sabe Nuevo Mundo, con sus jardines placen-
–gracias a los mencionados historiado- teros y animales pacíficos que definieran
res– es que su hijo Felipe donó a la cate- una iconografía autóctona, sobre todo “a
4
dral cinco lienzos de la vida de la Virgen los paisajes cálidos de la ceja amazónica En la oportunidad se publicó un catálogo
y dos de realce en 1740. Agreguemos de donde provienen productos exóticos con textos de Héctor Schenone y Gabriela
que en el testamento de D. Fernando tanto para los españoles recién llega- Braccio, quienes antes y después ya habían
(fig. 11) deja dos mil pesos como dote dos como para el núcleo cultural inca” trabajado sobre la serie con destacable
religiosa a su nieta María, hija de Juan (López Guzmán, 2004: 42-48). En este erudición.
5
de Córdoba, para que ingrese al con- caso particular de Santa Rosa sabemos A las pocas horas de la muerte, Luisa
vento de las Catalinas, dejando incluso que amó la poesía y el canto, como las Melgarejo tuvo una visión frente al féretro.
un censo por si otra descendiente tam- flores y pájaros que ella misma cuidaba. Era la esposa del doctor Juan de Soto,
bién quisiera hacerlo. No obstante la influencia europea es relator de la Audiencia de Lima y ex rector
En cuanto a la autoría de los lien- visible en los movimientos, colores, la de la universidad de San Marcos. Conoció
zos es difícil establecer el nombre de vestimenta y en la arquitectura barroca a Rosa cinco años antes de su muerte y
quién los pintó, pues creemos que de sus repetidas columnas salomónicas y la visitaba frecuentemente sintiendo gran
intervienen varias manos. Recordemos en este sentido –como escribe Schenone admiración por la jovencita. En el velatorio
que los talleres se convierten a fines (1992: 684)4/5– la serie de 17 cuadros la distinguida señora de indiscutible
del siglo XVII en verdaderas fábricas presentados en Roma para las fiestas de espiritualidad para sus contemporáneos
de cuadros demandados por todo el canonización deben haber influenciado entró en un estado de éxtasis narrando
continente e incluso desde España. en la organización iconográfica general. durante horas el ingreso de Rosa al Cielo.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41 [35]


CARLOS A. PAGE

Agrega que en estas series no existe un


orden temporal pues los mismos biógra-
fos no lo dieron, pero que el ordena-
miento igualmente se basa en los capí-
tulos de Hansen.
Las representaciones de esta serie
ubicada en Córdoba son 12 óleos sobre
tela que, si bien no son todos exacta-
mente iguales, rondan los 2,10 × 1,20 m.
Fueron restaurados por la Fundación
Tarea en 1997 y expuestos en ese
invierno porteño en el Museo de Arte
Hispanoamericano “Isaac Fernández
Blanco” 6.
La serie comienza con Isabel en la
cuna, nacida de un parto sin dolor y
Figura 15. Corte de cabellos de Santa Rosa. Monasterio de Santa Catalina de Siena en Córdoba, bautizada en el día de Pentecostés, en la
Argentina. época conocido como Día de las rosas
(figs. 13 y 14). El cuadro representa el
prodigio de la cuna, cuando a los tres
meses de nacida, una criada la encontró
con el rostro encendido como una rosa
y comienzan a llamarla por el nombre
de la flor. Esta representación es original
de la vida de Rosa y escapa al repertorio
formal de vida de santos, como también
lo hace el cuadro que ilustra su amistad
con los mosquitos (fig. 20), también atri-
buto propio de Rosa, que la ubica en la
celda del huerto de su casa. Igualmente
lo son los dos cuadros siguientes que
representan cuando se corta los cabellos
(fig. 15) y el rechazo a los pretendien-
tes, ante sus votos de castidad tomados
a los cinco años (fig. 16). Pero también
estos dos últimos hacen referencia a la
propia vida de todas las monjas. Pasa-
Figura 16. Rechazo de un pretendiente en presencia de la madre. Monasterio de Santa Catalina de Siena mos de la niñez a una juventud de edad
en Córdoba, Argentina. indefinida, aunque el hecho del corte de
cabellos aconteció a los cinco años de
edad y pocos artistas se han ajustado a
esa realidad temporal como lo hicieron
los mencionados Dávila y Correa. Aquí
se muestra la visión del Niño Jesús sos-
teniendo el orbe como destinatario de
la ofrenda.
La toma del hábito dominico acon-
teció en la capilla del Rosario en el
año 1660 de manos de su confesor fray
Alonso Velásquez e inicia dentro de la
serie su vida religiosa. Es acompañada
por siete sacerdotes que se ubican junto
a ella y dos que se los ve fuera del
recinto (fig. 17).
6
El padre Cayetano Bruno S.D.B. (1982: 183- En otras series aparecen motivos y
214) se ocupó de seguir fielmente el relato representaciones que aquí no se encuen-
de su muerte que hicieron los testigos del tran y saltan a la representación de Rosa
proceso, material documental custodiado penitente (fig. 18). La escena la mues-
por el Archivo Secreto del Vaticano. tra flagelándose frente a un crucifijo

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LA VIDA DE SANTA ROSA DE LIMA EN LOS LIENZOS DEL CONVENTO DE SANTA CATALINA DE CÓRDOBA (ARGENTINA)

ubicado sobre un estante que sostiene


libros, un reloj de arena y una calavera.
Siempre y en todas las escenas, hasta en
el dramatismo de este acto, no deja de
estar rodeada de flores y aves.
En esta serie nunca aparece Cristo,
como en otras, sin embargo el niño
Jesús se le presenta en dos oportuni-
dades, de las varias que presenció Rosa
y representaron los artistas. La primera
es la famosa escena de los Desposorios
Místicos que, siguiendo a su predece-
sora Catalina de Siena, se le apareció la
Virgen del Rosario con el niño en brazos
quien le propuso tomarla por esposa,
significando un paso más importante de
su conversión al estado de monja con Figura 17. Santa Rosa tomando el hábito de terciaria. Monasterio de Santa Catalina de Siena en Córdoba,
Jesucristo como esposo. El aconteci- Argentina.
miento sucedió el Domingo de Ramos
de 1617 (fig. 19).
Nuevamente aparece Jesús de joven,
ahora mientras borda, sentado sobre un
cojín junto a ella. El Joven leyendo y
ella bordando, compartiendo la cotidia-
neidad del día en un vínculo que alude
a su matrimonio (fig. 21). Varias otras
representaciones que aquí no aparecen
se muestran a Rosa con Jesús jugando a
los dados, o caminando de la mano, o
con las plantas de albahaca. Incluso una
próxima escena pintada en esta serie
se ve a Rosa enviando al Ángel de la
Guarda a buscar a su esposo, mostrando
lo habitual de su relación con ángeles y
santos (fig. 22).
Una escena final antes de las dos
que representan su muerte es la que la
muestra de rodillas y dentro de la celda Figura 18. Santa Rosa en actitud penitente. Monasterio de Santa Catalina de Siena en Córdoba, Argentina.
de su huerto, recogiendo agua de una
fuente que surge de entre arbustos y flo-
res, simboliza los rigurosos ayunos de
la Santa con el pan que sostiene en la
mano izquierda y el cuenco que se llena
de agua (fig. 23).
Finalmente su muerte, profetizada
por ella varias veces, es un hecho
sumamente importante, pues como dice
Millar Carvacho (2003: 256) “confluyen
una serie de circunstancias que le
otorgan a ese hecho una significación
especial”. Efectivamente la vida de Rosa
fue huraña hasta los últimos años de vida,
sin estar asociada a hechos milagrosos,
su popularidad sólo despierta luego
de la muerte y en el mismo entierro
multitudinario donde participó el pueblo
limeño desde sus propias autoridades
civiles y eclesiásticas. El curioso hecho Figura 19. Santa Rosa en su desposorio místico. Monasterio de Santa Catalina de Siena en Córdoba,
es explicado por la autora aquí citada Argentina.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41 [37]


CARLOS A. PAGE

quien señala a sus confesores jesuitas


como los encargados de “difundir
sus virtudes y de comprometer a las
órdenes religiosas en una participación
activa e institucional en las exequias”.
Pues en este sentido los dominicos
inmediatamente tomaron testimonio
de las revelaciones de Luisa Melgarejo
durante el velatorio, otro sacerdote
escribió una vida breve y a la semana
ya se estaba solicitando al arzobispo
que tomara declaración a los testigos de
su santa vida. La muerte con “olor de
santidad” y los hechos milagrosos que
su cuerpo emanó completaron el cuadro
que representaba la muerte de una
Figura 20. La amistad de Santa Rosa con los mosquitos. Monasterio de Santa Catalina de Siena en verdadera Santa. Esta serie representa
Córdoba, Argentina. en dos lienzos a Rosa en su lecho de
muerte y en el velatorio. En el primero
Rosa se encuentra vestida con el hábito
dominico, rodeada por sacerdotes y
novicias de la Orden. Uno de ellos
sostiene la vela de los agonizantes
mientras se eleva a los Cielos el alma
de la difunta. En el otro que representa
el funeral, uno de los más solemnes
que tuvo Lima, los religiosos dominicos
la llevan en andas, mientras observan
el arzobispo y dignidades eclesiásticas
(fig. 24 y 25).

III. Palabras finales


Con motivo de la invitación a inaugu-
rar la singular muestra sobre la vida de
Figura 21. El Niño Jesús compartiendo un día con Santa Rosa. Monasterio de Santa Catalina de Siena en Santa Rosa de Lima en octubre de 2008
Córdoba, Argentina. en el Palacio Ferreyra de Córdoba, tuve
la ocasión de presentar esta notable
exposición. Pero creí que también era
necesario hacer conocer al mundo del
arte hispanoamericano esta excepcio-
nal expresión testimonial de una de las
grandes figuras del escenario virreinal.
La Mística terciaria dominica fue bea-
tificada en 1668 por el papa Clemente IX
y canonizada por su sucesor Clemente
X en 1671. Es la primera Santa de Amé-
rica, excelsa Patrona de Lima y el Perú
(desde 1669) y del “Nuevo Mundo” y
Filipinas (desde 1670).
Estas pinturas representan la reali-
dad de una época cargada de la religio-
sidad influenciada por las recomenda-
ciones emanadas del Concilio de Trento,
que tanto bregó por la propagación de
las imágenes, pero a su vez con la clara
Figura 22. Santa Rosa envía con el Ángel un mensaje a Jesús. Monasterio de Santa Catalina de Siena en frescura de los pintores americanos que
Córdoba, Argentina. no ahorraban recursos plásticos para

[38] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41


LA VIDA DE SANTA ROSA DE LIMA EN LOS LIENZOS DEL CONVENTO DE SANTA CATALINA DE CÓRDOBA (ARGENTINA)

Figura 23. Santa Rosa recoge agua de una fuente. Monasterio de Santa Catalina de Siena en Córdoba, Argentina.

Figura 24. Muerte de Santa Rosa. Monasterio de Santa Catalina de Siena en Córdoba, Argentina.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41 [39]


CARLOS A. PAGE

Figura 25. Funerales de Santa Rosa en presencia de autoridades civiles y eclesiásticas. Monasterio de Santa Catalina de Siena en Córdoba, Argentina.

enaltecer sus personajes. Aunque sobre ese profundo e inocultable amor hacia donde fueron celosamente custodiados,
todas las cosas se levantan como instru- Él, queriendo emular su vida y ejem- mostrando la importancia del arte virrei-
mentos que conmueven el sentimiento plos de dolor y entrega a la humanidad. nal, pero también como testigo sobre-
católico y estimulan a los creyentes. El No hubo en ella un momento de cambio viviente de todo ese gran expolio que
repertorio de efectos plásticos y de imá- en su vida que signara una profesión nuestro patrimonio cultural ha sufrido.
genes irreales no dejan de hacer de cada religiosa, sino que toda su vida se per- Finalmente podemos decir que por
una de ellas un verdadero paraíso, ese petuó para alcanzar la Cruz y todos los ser mujer y americana, por ser Santa y
siempre tan soñado al que en todos los significados que ello contiene. Lo hizo joven (murió a los 31 años), por haber
tiempos se aspiró alcanzar. con exceso y absoluto ensimismamiento sabido discernir y luchar, puede ser un
Rosa de Santa María se singulariza entre ella y Él, su enamorado esposo ejemplo estimulante para nosotros a
por una vida casi eremítica y de esca- con quien convivía en extraordinaria pesar de la distancia de los siglos. Como
lofriantes maceraciones (Bruno, 1982: santidad. primer fruto de santidad en América, ins-
183), cargada con matices más propios Córdoba se honra en poseer esta par- piró a los hombres y el arte guardó un
de tiempos pasados que afloran desde ticular serie de cuadros que dan vida a lugar expectante para esta Santa limeña
su nacimiento. Atormentó su cuerpo Rosa de Santa María. Más aún al ser exhi- cuya vida admiramos a través de estos
con agobiantes penitencias y autoflage- bidas por primera vez después de tres lienzos que coronan a un ser ejemplar
laciones en nombre de Jesucristo y de siglos de permanencia en el convento, en la historia de la humanidad.

[40] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41


LA VIDA DE SANTA ROSA DE LIMA EN LOS LIENZOS DEL CONVENTO DE SANTA CATALINA DE CÓRDOBA (ARGENTINA)

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ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 28-41 [41]


La Real Expedición Anticuaria
de México (1805-1808),
Antonio E. de Pedro Robles y la representación del imaginario
Universidad Autónoma de
Tamaulipas, México indianista del siglo XIX

The Authentic Expedition


of Mexico (1805-1808), and the
representation of the imaginary
indian of the 19th century

Resumen Abstract
El presente trabajo analiza distintos The present work analyzes different
aspectos de la Real Expedición Anticua- aspects of the Real Expedición Anti-
ria de México llevada a cabo por tierras cuaria de México, carried out along
del virreinato novohispano entre los territories of the New Spain’s Vice-
años de 1805 y 1808, y dirigida por el royalty between 1805 and 1808, and
capitán retirado de Dragones Guillermo which was headed by retired Capi-
Dupaix. Nuestro análisis se centra espe- tán de Dragones Guillermo Dupaix.
cialmente, en distintos pormenores de la Our analysis is centered on several
producción gráfica y de los textos escri- details of the graphical production
tos durante y después del desarrollo de and the written texts during and after
la expedición; la relevancia de dicha the expedition; on its relevance in
expedición en el estudio y divulgación the study and spreading of Mexican
de la anticuaria mexicana; la influen- antiques; on the influence of images
cia de las imágenes realizadas por el made by sketcher Castañeda in the
dibujante Castañeda en las ediciones English and French editions, and on
inglesa y francesa; y la trascendencia de the importance of this expedition in
esta expedición en la construcción del the construction of an imaginary indi-
imaginario indianista desarrollado en la genist in the 19th Century Europe.
Europa del siglo XIX. Keywords: New Spain, Antiques,
Palabras clave: Nueva España, Anti- Guillermo Dupaix, Americanism, Palen-
cuaria, Antigüedades, Guillermo Dupaix, que.
Americanismo, Palenque.

[42] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63


LA REAL EXPEDICIÓN ANTICUARIA DE MÉXICO (1805-1808), Y LA REPRESENTACIÓN DEL IMAGINARIO INDIANISTA DEL SIGLO XIX

I. Introducción tanto para la propia difusión exclusiva- 1


En adelante la llamaremos R.E.A.M.
mente europea del material expedicio- 2
Guillermo Dupaix nació en Salm, Países
La Real Expedición Anticuaria de nario original dado en los tres viajes de Bajos austriacos, entre 1748 y 1750. José
México1 (1805-1808) fue la última gran Dupaix –ya que éstos permanecieron Alcina Franch, quien ha revisado su hoja
expedición con características científicas “inéditos” en castellano hasta la reedi- de servicio de 1788 a 1800, ha señalado
que se desarrolló en el territorio virreinal ción de Alcina Franch en 1964– como que Dupaix ingreso al Real Cuerpo de
de la Nueva España durante el reinado para el hecho de que las imágenes rea- guardias de Corps en junio de 1767, en el
del Rey Borbón Carlos IV. La dirección lizadas por Castañeda –y que constitu- que permanecería diecisiete años, hasta que
de la expedición fue encomendada al yeron el referente visual fundamental el 8 de julio de 1784 ascendería a teniente,
capitán retirado de Dragones Guillermo de las descripciones y comentarios de siendo destinado al Regimiento de Dragones
Dupaix –de origen luxemburgués2 pero Dupaix– quedaron “fuera” del proceso de Almansa, en que terminaría ascendiendo
residente en la capital novohispana–, de construcción y divulgación del ima- a capitán el 29 de junio de 1790, siendo
se desarrolló en tres viajes consecuti- ginario iconográfico indianista o ameri- destinado a otro Regimiento de Dragones
vos (siempre partiendo desde la capital canista llevado a cabo por los estudiosos en México. Según Alcina, éste quedaría
mexicana): 1805, 1806 y 1807, y culminó europeos durante el siglo XIX6. fuera de servicio en la capital del virreinato
con su visita al sitio arqueológico de novohispano, hacia diciembre de 1800, fecha
Palenque3. en la que se cierra su hoja de servicios y
Este texto constituye un adelanto II. Los precedentes en la que se señala que tenía una edad de
de una investigación actualmente en cincuenta años, que su salud era robusta
proceso, y tiene la intención de explo-
históricos y coetáneos y que pertenecía a la nobleza aunque no
rar algunos aspectos relativos al trabajo se le menciona ningún título (Alcina, 1964:
de representación iconográfica desa- La R.E.A.M. puede considerarse como 1-43). Alexander von Humboldt, en su Vues
rrollado por Dupaix y su dibujante, el la culminación de una tradición de pittoresques des cordillères et monumens des
mexicano José Luciano Castañeda4, en estudios y representaciones visua- peuples indigenes de l’Amerique, haciendo
el transcurso de los tres viajes. Para ello les que sobre los restos arqueológicos referencia a “M. Dupé”, a quien tuvo el gusto
centraremos nuestro estudio en dos del mundo indígena azteca y maya se de conocer en su gabinete durante su viaje a
aspectos que inicialmente pueden apa- habían desarrollado en la Nueva España México, señala que era un “amateur éclairé”
rece contradictorios; aunque están ínti- a partir del siglo XVII. Durante ese siglo en materia de antigüedades mexicanas; y
que en su juventud “a puisé le goût des arts
mamente relacionados entre sí. El pri- XVII, algunos eruditos novohispanos
en Italie” habiendo realizado ya “plusieurs
mero, en relación con el hecho de que se habían dedicado a la recolección y
voyages dans l’ íntériur de la Nouvelle-
el material gráfico realizado durante los estudio de las antigüedades mexicanas.
Espagne, pour étudier les monumens
tres viajes de la expedición (las láminas Sin duda, Sigüenza y Góngora (Leo-
mexicains” (Humboldt, A. von, 1989: 4).
de dibujo realizadas por Castañeda) se nard, 1984) era uno de los importan-
Más recientemente Robert Brunhouse ha
convirtieron en un referente fundamen- tes, logrando reunir una impresionante
realizado una pequeña biografía de Dupaix
tal para la anticuaria americana en la colección tanto de manuscritos prehis-
recogida en su obra: En busca de los mayas.
Europa del siglo XIX, en especial para pánicos como de piezas arqueológicas Los primeros arqueólogos. FCE, México,
dos casos claves: la edición del viaje de producto de numerosas excursiones 2000 (pp. 22-34), donde coincide con
Dupaix realizada en Londres por Lord al Valle de México; siendo muy recor- muchos aspectos ya señalados por Alcina
Kingsborough entre 1831 y 1848 (Kings- dado su intento de taladrar la pirámide y Humboldt, pero no en otros, como que
borough, 1831-1848), y la edición fran- de la Luna de Teotihuacan: Sigüenza y Dupaix llevaba veinte años de servicios a
cesa de Baradère del año 1834, editada Góngora la creía antiquísima, casi poco la Corona en México. Es obvio que urge
en París (Baradère, 1834). Ambas obras posterior al Diluvio, y consideraba que abordar una biografía más completa que
recogen fielmente los manuscritos de podía estar hueca del mismo modo que despeje las dudas y confusiones que aún
Dupaix sobre los tres viajes5, pero reali- las pirámides egipcias. Todo ello res- existen sobre la vida de Guillermo Dupaix y,
zan por su cuenta nuevas imágenes, gra- pondía a un intento, por parte de este sobre todo, su etapa mexicana, sin duda la
badas y litografiadas por nuevos artistas criollo novohispano, de periodizar el más fructífera e interesante.
que se basan naturalmente en los dibu- pasado indígena prehispánico con unos 3
El investigador español José Alcina Franch
jos realizados por Castañeda. criterios universales que las propias cró- ha sido uno de los que ha estudiado esta
Este segundo aspecto (la decisión de nicas parecían desmentir (Bernal, 1979; expedición y a su director Guillermo Dupaix
no grabar ni publicar las imágenes de Cabello, 1992). con más intensidad (Alcina, 1969; 1988). Por
Castañeda, tanto en la versión inglesa En el siglo XVIII se renovó y alcanzó su parte, el investigador mexicano Roberto
como en la francesa) fue una decisión nuevos bríos ese interés criollo por las Villaseñor realizó la introducción y las
que respondió a criterios distintos en antigüedades indígenas; pero ahora notas de la reedición que de la expedición
cada caso; aunque de manera general, estaba pasando del puro interés eru- se hizo en México en 1978: Atlas de las
podríamos identificarlos sucesivamente dito y coleccionista a convertirse en un Antigüedades Mexicanas halladas en el
como criterios artístico-estéticos y cri- instrumento de sus propuestas reivindi- curso de los tres viajes de la Real Expedición
terios de tipo científico. Además, la no cativas de identidad cultural (Pedro de, de Antigüedades de la Nueva España,
publicación de los dibujos de Castañeda 2006). Efectivamente, figuras eminentes emprendidas en 1805,1806 y 1807. San Ángel
tuvo notables repercusiones posteriores, como el jesuita expulso Francisco Javier Ediciones, México. Más recientemente,

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63 [43]


ANTONIO E. DE PEDRO ROBLES

los investigadores españoles Josefina Clavijero o el polígrafo José Antonio Revillagigedo (Matos, 1998: 17-33), apa-
Palop Martínez y Alejandro Cerdá Esteve Alzate se convirtieron internacional- recieron dos “enormes piedras” que fue-
estudiaron la documentación relativa a la mente (Italia y Francia) en defensores ron identificadas posteriormente como
expedición encontrada en el Museo Naval de y divulgadores de este pasado7. Para la diosa azteca Coatliue y el llamado
Madrid, comparándola con otros documentos ellos –en contra de las críticas vertidas Calendario Azteca (León y Gama, 1978).
que sobre la misma se encuentran en por los savants europeos (Gerbi, 1993)– El descubrimiento suscitó gran alboroto
la Biblioteca Nacional de Madrid y el las antigüedades del mundo indígena y entusiasmo, seguido de una calurosa
manuscrito encontrado en Sevilla y hoy mexicano demostraban que las antiguas polémica sobre su origen y significado
depositado en la Universidad de esa ciudad. culturas americanas habían alcanzado entre el astrónomo León y Gama y el
Los resultados de este estudio aparecen en: un alto nivel de civilización y progreso. propio Alzate. Polémica que volvió a
“Nuevos documentos sobre las expediciones
El mismo José Antonio Alzate se había colocar el problema de las antigüeda-
de Guillermo Dupaix por México 1805-
ya encargado de mostrar públicamente des y sus interpretaciones como parte
1808”, en Revista Española de Antropología
sus avances arquitectónicos y artísticos del conflicto sobre el origen del hom-
Americana, 27, Servicio de Publicaciones de
entregando como obsequio, tras una bre americano, que ya tenía un fuerte
UCM, Madrid, 1997, pp.129-152.
4
relevante visita en el año de 1777 a las eco en algunos círculos intelectuales del
La figura del dibujante José Luciano ruinas de Xochicalco, el informe de la viejo continente (Alzate, 1831: 280-284).
Castañeda ha estado muy poco estudiada. misma al capitán Alejandro Malaspina, Llegado el año de 1804, un año antes
Los datos sobre su trayectoria como
director de la Expedición Alrededor del del desarrollo del primer viaje de la
profesor de dibujo y de arquitectura de la
Mundo que por entonces realizaba su expedición dirigida por Dupaix, el exje-
Real Academia de San Carlos de la Nueva
estancia en tierras del Virreinato8. Malas- suita expulso novohispano Pedro José
España no son abundantes. Rastreando
pina no solamente recibió el informe Márquez –socio entonces de las Acade-
en el archivo de la Academia de Bellas
de Alzate con gran interés, sino que mias de Bellas Artes de Madrid, Floren-
Artes de San Fernando de Madrid, este
señaló a Antonio Pineda que mantu- cia y Bolonia10– publicó en Italia su obra:
investigador ha consultado la obra de
viese contactos frecuentes con el polí- Due Antichi Monumenti di Architecttura
Genaro Estrada (1935): Algunos papeles para
grafo novohispano, tratando de cumplir Messicana11, la cual pronto obtuvo gran
la historia de las Bellas artes en México.
a cabalidad con el encargo hecho a la divulgación, tanto en Europa como en
Documentos de la Academia de Bellas Artes
expedición por parte del Cosmógrafo de América, haciéndose eco de las inves-
de San Fernando, de Madrid, relativos a la
Indias, Juan Bautista Muñoz, de recopi- tigaciones anteriores. La obra de Már-
Academia de Bellas Artes de San Carlos, de
lar toda la información posible sobre los quez incluye una serie de grabados
México. México. En ella hace referencia el
autor a un tal “José Castañeda”, quien para
antiguos pobladores de México (Pedro en relación con algunos monumentos
el año de 1796 participó como alumno de
de, 2006). significativos de México, entre los que
la Academia de San Carlos, en un concurso
Unos años antes, en 1785, ya había se encuentra el representativo friso de
abierto a los alumnos de la Academia
iniciado Alzate su particular cruzada en Xochicalco, al que Dupaix y Castañeda
mexicana por su homónima de Madrid. En defensa de los “indios viejos”, publi- prestarían mucha atención al regreso de
dicho concurso, el tal José Castañeda, quien cando en la mencionada Gaceta de su primer viaje.
parece ser el mismo que luego trabajaría Literatura otra de sus visitas a las ruinas Ya en ese mismo siglo XVIII, el inte-
con Dupaix ya que éste se llamaba José prehispánicas: en este caso, las ruinas rés metropolitano español por las anti-
Luciano Castañeda, había participado en del Tajín. Ambas visitas, las de Tajín y güedades indígenas americanas terminó
dicho concurso en las secciones de pintura Xochicalco, se convirtieron, con poste- por concretar un conjunto de instruccio-
y de dibujo. En la primera con una “Alegoría rioridad, en un referente fundamental de nes para su búsqueda, identificación y
de las artes con una columna, un busto y la “conciencia cultural criolla” y en cla- recolección. Antonio de Ulloa, marino,
una calavera (…) un estudio de una cabeza ros precedentes de la arqueología mexi- político y científico, elaboró unas Ins-
y una mano” (Estrada, 1935: 67). Para la cana. Ya que, por primera vez, un eru- trucciones al respecto en el año de
sección de dibujo, este mismo alumno había dito criollo describía y ofrecía dibujos 1777, curiosamente el mismo año en
enviado ocho dibujos, de los que Genaro del mundo arqueológico indígena en un que Alzate realiza su visita al sitio de
Estrada no hizo más comentario. Todas medio impreso que era conocido y leído Xochicalco12. Las Instrucciones tenían
las obras enviadas desde México fueron tanto en la Corte de Madrid como entre por cometido servir a los funcionarios
expuestas en la “Sala de Funciones” de la los círculos de intelectuales de Francia reales en América en su labor de acopio
Academia matritense el 11 de noviembre e Italia, con los que Alzate mantenía de materiales con destino al Real Gabi-
de 1796, por espacio de un mes. En la junta frecuentes contactos e intercambios de nete de Historia Natural, fundado por
particular celebrada en San Fernando el información9. Carlos III en el año de 1771 en Madrid.
4 de diciembre de 1796 se dio cuenta del Además por esos años, más concre- El cuestionario era minucioso y bastante
dictamen del jurado que fue bastante crítico tamente en 1790, la vida de la capital detallado en materia de antigüedades13:
con los trabajos expuestos, considerándolos mexicana se había vuelto a conmocio- contemplaba la descripción de ruinas
de poco valor y con muchas deficiencias nar tras la aparición de nuevos hallaz- de edificios, enterramientos o sepultu-
(Estrada, 1935: 68-69). De manera que gos arqueológicos. Al realizar traba- ras, restos de vasijas y herramientas para
de concordar ambas identidades, la de jos de remodelación en la Plaza de la cultivar la tierra, armas y otros útiles
José Castañeda con la de José Luciano Catedral –hoy mundialmente conocida para la guerra, dijecillos o ídolos, ador-
Castañeda, éste sería todavía alumno de como Zócalo– encargados por el Virrey
Internationale Zeitschrift for Humboldt-Studien.
nos, divisas o insignias; así pedía que

[44] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63


LA REAL EXPEDICIÓN ANTICUARIA DE MÉXICO (1805-1808), Y LA REPRESENTACIÓN DEL IMAGINARIO INDIANISTA DEL SIGLO XIX

se diese noticia de los tejidos de Pita ilustrado con cuatro dibujos que él San Carlos de México para el año de 1796.
y de los trajes modernos “que usan los mismo realizó y que envió a Estache- Por otra parte, Humboldt señala en Vues
Indios, asi hombres como mugeres, y ría en diciembre de ese mismo año16. Al pittoresques des cordillères et monumens
la materia de que son hechos” (Ulloa, año siguiente, en enero 1785, Estachería des peuples indigenes de l’Amerique, que
1777: CXLVIII). redactó “unas muy detalladas instruccio- las planchas I y II que incluye en esa obra,
El cuestionario de instrucciones nes, estructuradas en 17 capítulos, para grabadas en París por Massard y que son
obró a partir de entonces en las oficinas que se siguiesen en una posterior pros- el resultado de su visita al gabinete de “M.
de virreyes y gobernadores americanos, pección” (Cabello, 1992: 34). Y redactó Dupé” en México, representando un busto
y contribuyó a reglamentar las investi- un informe al Secretario de Estado de que él denomina Buste d’une Prétesse,
gaciones posteriores tanto en Nueva Indias, José de Gálvez, poniéndolo en fueron realizadas en base a los dibujos
España como en el Perú, donde las antecedentes sobre las gestiones realiza- de un alumno de la academia de San
investigaciones arqueológicas se suce- das hasta ese momento en relación con Carlos, bajo la atenta mirada de “M. Dupé”
dían, incluidos los intensos trabajos de las ruinas de Palenque, adjuntándole (HUMBOLDT, 1989: 6). El naturalista alemán
exploración y descripción de las ruinas los originales del informe de Calderón visitó Nueva España entre 1803 y 1804. Y
este último año tuvo una intensa actividad
de Palenque (Cabello, 1992: 16-22). y las instrucciones que había redactado
en la ciudad de México conectando con
En este sentido, si en el centro de (Cabello, 1992: 34).
muchos intelectuales y coleccionistas de
virreinato novohispano se intensificó Al mismo tiempo, aprovechando
esa ciudad: lo que nos hace pensar que
la afición por las antigüedades a fina- que en la nueva ciudad de Guatemala
fuese entonces cuando visitase a Dupaix y
les del siglo XVIII, más al sur –en la –trasladada de sede tras el derrumbe
obtendría los dibujos que luego grabaría en
Audiencia de Guatemala– el interés de la antigua Guatemala rodeada de
París. Si el autor o no de los mismos fuese el
por estos asuntos también encontró un volcanes– se encontraba trabajando un
mismo Castañeda, no lo sabemos; pero de
notable eco; sobre todo a raíz del des- arquitecto real (el italiano Antonio Ber-
ser así, Castañeda era todavía considerado
cubrimiento de las ruinas mayas del sitio nasconi), le comisionó para que levan- por Humboldt como alumno un año antes de
de Palenque en 1745 por parte del cura tase un plano del lugar y del conjunto que Dupaix partiese con él en la expedición.
de la localidad de Túmbala (Chiapas), de las ruinas. El 25 de febrero Bernas- Es interesante que las planchas I y II de
Antonio Solís14. Pero no fue hasta 1773 coni inició su misión, y cuatro meses la obra de Humboldt representan una de
que el teniente Esteban Gutiérrez de la después, el 13 de junio, redactó un las figuras que también van a parecer en
Torre –por entonces teniente de alcalde informe bastante parco, sin haber cum- la obra de Dupaix/Castañeda; incluso una
de la Ciudad Real de Chiapa– realizó plido completamente con las instruccio- representación frontal de la misma aparece
una exploración hasta cierto punto sis- nes de Estachería; sin embargo, incluyó en el frontispicio alegórico de la obra, junto
temática del lugar, llevando a cabo un también cuatro dibujos realizados por con la pirámide y el águila. Lo que, sin duda,
pequeño informe del sitio: ello tendría él mismo: un plano del lugar en el que nos dice mucho de lo destacado de la pieza
lugar por inducción del cura Ramón se indicaba los principales monumen- y del gran interés que ésta tuvo tanto para
Ordóñez y Aguiar, sobrino de Antonio tos (que eran los mismos que Calderón Dupaix como para Humboldt, siendo la pieza
Solís, quien desde niño había sabido de había visitado); luego dos casas o tem- que inicia su estudio sobre los monumentos
la existencia de las ruinas, quedando plos en alzado, planta y corte transver- americanos. Por último, la investigadora Paz
fascinado con el relato de su tío. Gutié- sal; un plano del llamado “Palacio”, en Cabello, afirma que los dibujos en los que se
rrez taló una gran proporción de terreno alzado, planta y corte transversal; y por basó el grabador de la obra de Humboldt,
y logró penetrar a una gran sala que – último unos dibujos de piedras graba- eran de Castañeda Cabello, 1992: 44).
por la descripción– parece coincidir con das que hacían referencia a las piezas 5
La edición inglesa incluye el texto de Dupaix
lo que luego sería denominado “el salón dibujadas por Calderón y algunos grifos solamente en castellano, sin traducción al
del trono” del palacio15. (Castañeda, 1946: 32-38)17. El informe de inglés, mientras que la edición francesa
Diez años tardaría en informar Bernasconi fue enviado a España en ese introduce el texto de Dupaix en castellano
Ordóñez al presidente de la Real mismo año 1785 y el rey decidió que junto con su traducción al francés. Ambos
Audiencia de Guatemala, José de Esta- Estachería continuase con la investiga- textos, el castellano y el francés, aparecen
chería, ante el silencio del alcalde mayor ción y que toda esta información fuese en dos columnas por página, junto con
Gómez de Andrade para comunicar la enviada a Juan Bautista Muñoz, que algunas notas a pie de página realizadas por
exploración de Esteban Gutiérrez a sus en esos momentos ya desempeñaba el el editor o colaboradores de la obra.
superiores. Inducido por la curiosidad importante papel de nuevo “Cosmógrafo 6
En un reciente artículo, Irina Podgorny (“The
y siguiendo los protocolos administra- de Indias” y redactaba por encargo real reliability of the ruins”. Journal of Spanish
tivos del momento, Estachería decidió una nueva Historia del Nuevo Mundo. Cultural Studies. n.º 2, Vol. 8, July, pp. 213-
en 1784 comisionar al alcalde del pue- Muñoz se mostró muy interesado por 233, 2007) señala que en la primera mitad
blo de Palenque, el lugar mas próximo los descubrimientos arqueológicos y del siglo XIX Francia e Inglaterra compiten
a las ruinas, José Antonio Calderón, envió un informe a Gálvez con fecha por el conocimiento del mundo antiguo, al
para que le informase detalladamente del 7 de marzo, en el que manifestaba que ya se había incorporado, de manera
de todo ello. Calderón redactó efectiva- la necesidad de que Estachería conti- atractiva y sugerente, el mundo de las
mente un informe en el que detallaba nuase con sus investigaciones, pero por grandes civilizaciones precolombinas; en
cómo había hecho el oficio y catalogado medio de investigaciones más detalla- especial, los restos del mundo maya que
todas las construcciones detectadas, das y precisas. Igualmente señalaba que desde la segunda parte del siglo XVIII

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63 [45]


ANTONIO E. DE PEDRO ROBLES

venían siendo estudiados por iniciativa de Palenque debió ser la capital de una recibidas por Estachería. Conocía lo
las autoridades españolas de Guatemala, y gran potencia algunos siglos antes de la realizado anteriormente por Calderón
que tenían como centro de especial interés conquista, y que debió tener relaciones y Bernasconi, y “fue repitiendo
las ruinas del sitio de Palenque (Podgorny, y comunicaciones con las construccio- exactamente los mismos pasos de
2007: 228). nes zapotecas de Mixtlan y, sobre todo, sus predecesores, ampliándolos en
7
La investigadora alemana, Ursula Thiemer- con otras ciudades en ruinas situadas en los puntos y lugares que se le habían
Sachse afirma que parte de la impresionante Honduras de las que se tenían noticias señalado” (Cabello, 1992: 38). Del
colección que logró reunir Lorenzo de en las crónicas del siglo XVI, ya que los Río midió los monumentos, describió
Boturini a modo de un “Museo histórico monumentos arquitectónicos guardaban su aspecto y tomó “muestras” de los
indiano” (la colección se formó entre 1736 y mucha similitud18. mismos20. Además, se preocupó por
1743, también con materiales procedentes El 15 de marzo de 1786 Juan Bau- obtener el mayor número de materiales
de Sigüenza y Góngora) y que tras su tista Muñoz pidió a Estachería que se posibles, realizó excavaciones en más
muerte terminó por dispersarse, fue a parar a realizasen investigaciones más deta- de un lugar y redactó una memoria
manos de criollos como Mariano Fernández lladas y precisas del lugar, y que se final que ha tenido mucha difusión
de Echeverria Veitia (1718-1779), quien había contase con algún dibujante para ese internacional21.
sido colaborador del italiano; Antonio León trabajo. En especial, Muñoz estaba inte- La labor del dibujante Armendáriz,
y Gama (1735-1802); el padre José Antonio resado en que se hiciese una distinción por su parte, fue también de mucho
Pichardo (1748?-1812); y también de Clavijero precisa entre puertas, nichos y venta- provecho y precisión: realizó 25 dibu-
y Alzate, quienes prestaron muchos de estos nas, así como el uso de construcción en jos sobre la decoración de los edifi-
materiales a Humboldt en su visita a México, piedra; pero sobre todo le alertaba la cios, dibujos que fueron repetidamente
para su estudio y compra. Incluso, según
presencia inesperada de arcos y bóve- copiados por el propio artista y luego
esta misma investigadora, Jean Frédérick de
das: “[…] examinando lo que se halle de por otros autores (García, 1994).
Waldeck (1766?-1875) que posteriormente
piedras de sillería, como las que dice, Las labores en Palenque de ambos
visitaría México y tendría una actuación muy
de cal i canto y de mezcla; haciendo comisionados terminaron en junio de
destacada en la divulgación de las ruinas
puntual descripción y dibujos de las 1787, fecha en que aparece firmado el
mayas, especialmente de Palenque, logró
figuras, los tamaños i cortes de piedras informe de Del Río en Palenque; poco
hacerse con algunas piezas del legado de
y ladrillos o adobes, con particularida- después volvió a Guatemala y entregó
Boturini. Otro francés, que vivió en México
des en los llamados arcos y bóvedas” su informe a Estachería (Podgorny:
entre 1821 y 1840, Joseph Marius Alexis
(Castañeda, 1946: 43-44). 223)22. Éste puso a un ingeniero, José
Aubin (1802-1891), también se hizo con una
Precisamente este interés de Muñoz de Sierra, a preparar copias del informe,
buena parte del material de Boturini, que
por los detalles arquitectónicos estaba dejando una copia en sus archivos23.
tras su regreso a Francia vendió en 1889
a Eugène Goupil. Éste encargó a Eugène
relacionado con el hecho de hallar, de Un año después todos estos materiales
Boban un catálogo en 1891; finalmente
alguna manera, conexiones entre este fueron enviados a España al sucesor de
Goupil donó la colección que lleva su
tipo de ruinas prehispánicas con los des- Gálvez (ya que éste había fallecido el
nombre y el de su precedente dueño cubrimientos de Pompeya y Herculano años anterior), el ministro Antonio Val-
(Colección Aubin-Goupil) a la Biblioteca realizados durante el reinado de Carlos dés, notificándole de los resultados de
Nacional de Paris, donde se encuentra III en Nápoles. Efectivamente, las ruinas las excavaciones y enviándole los dibu-
actualmente. (THIEMER-SACHSE, U. (2003): romanas se convirtieron entonces en un jos de Armendáriz y un arco con siete
“El ‘Museo histórico indiano’ de Lorenzo referente comparativo que presidió ini- flechas de los indios lacandones (Cabe-
Boturini Benaduci y los esfuerzos del cialmente la descripción de las distintas llo, 1992: 41). Las piezas fueron envia-
erudito alemán Alejandro de Humboldt para investigaciones españolas del sitio de das también al Real Gabinete de Histo-
preservar sus restos para una interpretación Palenque. Referente romano que toda- ria Natural. El informe y los objetos de
científica”. HiN. Alexander von Humboldt im vía estará presente, aunque de manera las excavaciones llegaron al gabinete,
Netz. Internationale Zeitschrift for Humboldt- residual, en las posteriores investigacio- no así los dibujos. Se sabe que éstos
Studien. Universität Potsdam, IV, 6). Véase nes de Dupaix y Castañeda19. quedaron en las oficinas de la Junta de
la versión electrónica de la revista en: http:// Estachería decidido seguir las Estado junto con el informe original, ya
www.uni-potsdam.de/u/romanistik/humboldt/ instrucciones y recomendaciones de que Floridablanca mandó realizar una
hin/index.htm. Muñoz. La muerte de Bernasconi le copia de ambos: “Aunque Floridablanca
8
El informe sería publicado por Alzate en complicaba las cosas al no tener a mano mandó copiar los dibujos de la expedi-
su Gaceta de Literatura en el año de 1791, otro ingeniero de su talla y experiencia. ción de Antonio del Río y enviarlos al
poco después del paso de Malaspina por Circunstancia que le obligó a recurrir Real Gabinete, que se los habían recla-
el virreinato. Xochicalco se convirtió a lo a un militar: el capitán de artillería mado, y luego fueron entregados al
largo del siglo XIX en un lugar de obligada Antonio del Río, quien se trasladó funcionario encargado de gestionar los
referencia para algunos de los iniciadores inmediatamente a Palenque junto con el asuntos de este museo, estos dibujos no
de los estudiosos de la arqueología dibujante Ricardo Armendáriz, llegando están hoy en el Museo de Ciencias Natu-
mexicana, siendo visitado por Dupaix y el 3 de mayo de 1787. Sin ningún tipo rales –nombre actual del Gabinete–. Por
descrito y analizado por Humboldt en su de experiencia en estos asuntos, pero lo que la única colección completa de
obra sobre los monumentos del antiguo como buen militar, Del Río siguió los dibujos que queda hoy, que está en
México de 1810, quien no pudo visitar el al pie de la letra las instrucciones la Biblioteca de Palacio, es una copia”

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LA REAL EXPEDICIÓN ANTICUARIA DE MÉXICO (1805-1808), Y LA REPRESENTACIÓN DEL IMAGINARIO INDIANISTA DEL SIGLO XIX

(Cabello, 1992: 42-43). Castañeda por el Rey Carlos IV para rea- sitio, pero retomó los comentarios y dibujos
Más tarde Ramón Ordóñez, promotor lizar una Real Expedición Anticuaria. Los de Alzate para señalar que se trataba de
de los primeros viajes al sitio de Palen- años siguientes la continuarán, siempre una edificación de carácter defensivo,
que, se hizo con una copia del informe partiendo desde la ciudad de México, coincidiendo con la tesis del polígrafo
Del Río y de los dibujos de Armendá- hasta darla por terminada en marzo de criollo. Viajeros posteriores como Frédérick
riz, compilando a su vez, con ayuda de 180826. de Waldeck o Stephens y Catherwood
eso y otros materiales por él obtenidos, El resultado de los tres viajes fue- también lo incluyeron en sus inspecciones
un manuscrito titulado La historia de ron varios manuscritos y 145 láminas arqueológicas, convirtiéndose en uno de los
la creación del cielo y de la tierra, en de dibujo27. En el primero de los viajes lugares emblemáticos para la historia de la
arqueología indígena mexicana.
el que especulaba sobre el origen tra- visitaron las poblaciones de Orizaba, 9
satlántico del pueblo prehispánico de Cholula y Xochicalco. Al año siguiente Alzate era socio de la Academia de
América Central (Brunhouse, 2000: 19) Xochimilco, el lago de Chalco, Ozumba Ciencias de París, corresponsal del Real
Por el mismo tiempo en que Ordóñez y Oaxaca. Y en el último viaje Tehuan- Jardín Botánico de Madrid y miembro de la
se ocupaba de estos asuntos, el italiano tepec, Guiengola, Ocosingo y, por Sociedad Vascongada de Amigos de País
Paul Félix Cabrera se hallaba en Guate- último, Palenque. Este último sitio fue (Hernández Luna J. J. (s/f): Estudio Biográfico
mala, ocupado en consultar también el la única ruina maya de importancia que y selección de Juan Hernández Luna.
informe de Del Río y obteniendo pres- reconocieron. Secretaría de Educación Pública, México).
10
tado el manuscrito del cura Ordóñez. Ante los graves acontecimientos Nacido en San Francisco del Rincón
Poco después publicaría Teatro crítico políticos ocurridos en España –en par- (Guanajuato) el 22 de febrero de 1741;
americano, siendo acusado por Ordóñez ticular, la invasión napoleónica de su ingresó a la Compañía el 4 de marzo de
de plagiar su trabajo. territorio– y con el levantamiento del 1761 y regresó a México restablecida ya
Pasado el tiempo, todo este mate- cura Miguel Hidalgo en Dolores como la Compañía, siendo el prima maestro de
rial cayó en manos de un “cierto doctor inicio del proceso de independencia novicios hasta su muerte el 2 de septiembre
McQuy” (Brunhouse, 2000: 19) que fue mexicano, hubo gran confusión para de 1820.
11
quien se los llevó a Inglaterra, donde los el envío de los materiales de la expe- La obra fue publicada en Roma por Presso il
compró Henry Berthoud –librero londi- dición a España, que quedaron, según Salomoni en 1804.
nense, a pesar de su nombre– y los hizo Charles Farsi28, durante la guerra de 12
Quiero resaltar el hecho de que en ese
traducir al inglés para publicarlos en independencia mexicana, en manos de mismo año de 1777 Alzate realizó su visita
otoño de 1822. Berthoud contrataría al Castañeda, quien los depositaría (no se al sitio de Xochicalco. De si éste tenía o
artista Jean Fréderick Waldeck para gra- sabe cuándo) en el gabinete de Historia no ya conocimiento de las Instrucciones
bar las 16 láminas que acompañaban al Natural de México29. de Ulloa, lo desconocemos; sólo cabe
informe de Del Río. Lo cierto es que comenzaron su resaltar que las investigaciones de Alzate
Con posterioridad se realizaron periplo europeo copias de las láminas se ajustaron bastante a los requisitos que
dos ediciones más en un plazo de 15 de dibujo de Castañeda, conjuntamente Ulloa establecía. (véase: PEDRO de, 2006:
años: una francesa llevada a cabo por con borradores de Dupaix, dando ori- 316-323)
la Société de Géographie de Paris en el gen por lo menos a dos ediciones de 13
Ulloa había fundado en 1752 un gabinete
año de 1825 y dirigida por Warder24, y indudable valor para la historia de la privado en materia de Historia Natural cuyas
otra edición en Alemania en 1832 (Brun- anticuaria mexicana, y de la difusión de colecciones pasaron al Gabinete Real de
house, 2000: 20). En la edición francesa, los monumentos mexicanos en Europa: 1771 (Cabello, 1992: 16-19)
Warder daba a entender que las ilustra- la primera, la señalada de Lord Kings- 14
Las ruinas eran conocidas por la población
ciones eran obra de Castañeda, el artista borough del año 1831, y la segunda indígena del lugar con el nombre de “Casas
que acompañaría a Dupaix en sus viajes, en 1834 realizada por el abate francés de Piedra”.
aunque estas circunstancias no apare- Henry Baradère, dedicada ya espe- 15
Paz Cabello señala que hay una variante
cían claras (Brunhouse, 2000: 21; García, cialmente a este viaje, bajo el nombre: de esta versión, según se hace eco de
1994: 99-109). Antiquités Mexicaines. Relation des trois una carta del dominico José Miguel de
expéditions du capitaine Dupaix ordon- San Juan –ubicada por el investigador
nées en 1805, 1806 et 1807 par le roi Ballesteros (1960: 23)– quien relataría
III. La Real Expedición Charles IV, pour la recherche des anti- que sería Fernando Gómez de Andrade,
quités du pays, notamment celles de
Anticuaria de México Mitla et de Palenqué. Esta edición exclu-
alcalde mayor de Chiapa e hijo de un
ministro decano de la Audiencia de Quito, el
y la influencia de su obra siva sobre la expedición de Dupaix está primero en visitar las ruinas, registrándolas
en el americanismo compuesta por dos volúmenes, prolo- y limpiando el terreno de árboles y malezas.
gados por Charles Farsi30 y con estu- Para Paz Cabello lo que realmente pasaría
europeo del siglo XIX dios de Alexandre Lenoir y de Warden, es que Ramón Ordóñez, sobrino del cura de
conjuntamente con un trabajo de Cha- Tumbala, debió dar parte de la existencia
En el año de 1805, un año después de teaubriand. También, en esta edición, se de las ruinas al alcalde de Chiapa –Gómez
aparecer en italiano la obra del jesuita incluye el texto de Juan Galindo –miem- de Andrade– y debió haber una primera
Pedro José Márquez25, fueron comisio- bro del ejército de la República Mexi- visita de este al sitio y una segunda, ya con
nados Guillermo Dupaix y José Luciano cana y comisionado por la República excavaciones e informe, del teniente de

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63 [47]


ANTONIO E. DE PEDRO ROBLES

alcalde Gutiérrez. Visitas que, según Paz para inspeccionar Palenque–, así como cial interés por las antigüedades mexica-
Cabello, Ordóñez confundió al no estar un texto de Alexander von Humboldt en nas y que se había desatado en Francia
presente y ser en la segunda en la que el que trata sobre antigüedades america- la “fiebre del americanismo” (Mongne,
estuvo su hermano; o quizás sintetizó en nas, y otro texto de St. Priest. 2005: 41-64).
una sola, la de Gutiérrez, para no restarse La edición incluye las descripciones En 1841 aparecerá la primera publi-
protagonismo (Cabello, 1992: 31-32). de Dupaix en francés y castellano, y todos cación en la que colaboran el norte-
16
Los dibujos de Calderón constituyeron los dibujos de Castañeda reinterpretados americano John Lloyd Stephens y el
la primera muestra gráfica de las ruinas y litografiados por diversos artistas fran- dibujante inglés Frederick Catherwood
de Palenque. Y, si bien son la obra de un ceses: Delaporte: 77 láminas, L. Vitasse: (Brunhouse, 2000: 83-107). La obra llevó
hombre poco dotado para el dibujo, sí 40 láminas, E. Robillard: 39 láminas, H. por título (traducido del inglés): Inciden-
son muy ilustrativos de lo que Calderón Robillard: 29 láminas, Vanderburchi: 9 tes de viajes a Centro América, Chiapas
describía en su informe. Los dibujos se láminas, Will de Willberg: 7 láminas, C. y Yucatán, y tuvo una excelente acogida
encuentran actualmente en el Archivo Farcy: 5 láminas (Alcina, 1969: 33). Los entre el público europeo, reeditándose
General de Indias de la ciudad de Sevilla, dibujos originales de Castañeda, que sir- en 1843. En ésta, Stephens reconocía
bajo la signatura: M y P Guatemala, fol. vieron para confeccionar las litografías y que los propios dibujos de Catherwood
256 (1); 256 (2) bis; 256 (3); 256 (4). Están grabados, le fueron entregados al editor reafirmaban los objetos y monumentos
también reproducidos en Cabello, 1992: Baradère por Isidro Ignacio Icaza –Con- contenidos en la obra de Dupaix y dibu-
láminas: 5, 6, 7 y 8. servador del Museo Nacional de México– jados por Castañeda. Un año después, en
17
La documentación original se encuentra el 7 de diciembre de 1828. 1844, Catherwood publicaría una obra
en el Archivo General de Indias de Sevilla, En 1838, cuatro años después de la recopilatoria de sus trabajos, eligiendo
signatura: m y P Guatemala, 257, 258, 259, aparición de esta edición, J. F. Waldeck un título muy humboldtiano: Vistas de
260. publicó su viaje a la provincia de Yuca- los monumentos Antiguos de Centro
18
Paz Cabello señala que Muñoz debía tán: Voyage pittoresque et archéologique América, Chiapas y Yucatán, con 25 lito-
referirse a las construcciones de la ciudad dans la province d’ Yucatán (Amerique grafías en color.
maya de Copan, ya que ambas pertenecen Centrale) pendant les années de 1834 et Habrá que esperar hasta 1863 para
al Período Clásico Maya (CABELLO, 1992: 1836. Obra editada en París por Bellizard que viese su aparición otra obra emble-
36-37). Dufour, con 21 láminas y un mapa, y le mática sobre la arqueología maya. En ese
19
En este sentido, señala Irina Podgorny: fue dedicada a Lord Kingsborough, men- año Desiré Charnay, un fotógrafo expe-
“Bernasconi […] could not ascribe the cionado como su protector31. dicionario que seguía los pasos de Ste-
architecture of the ruins to any of the ancient En esta obra (de importante resonan- phens y Catherwood, fascinado por las
or modern orders he knew. But he ventured cia en relación con la arqueología del ruinas de esta antigua civilización, dio a
to point out that the vaults were shaped like mundo maya, especialmente Palenque, luz su interesante obra: Cités et ruines
Gothic arches, while the presence of doors aunque ha tenido numerosos críticos Americaines. Mitla, Palenque, Izamal,
and windows contrasted with the lack of all considerando que sus conjeturas for- Chichón-Itza, Uxmal, publicada en París
the other elements of the architecture of man parte más de la fantasía que de la en dos tomos (Mongne, 2005). En ella
an ancient city [..] Bernasconi’s testimony, realidad) Waldeck criticaba las obras de aparecen por primera vez “fotografías”
however, discounted the possibility of an todos sus precursores inmediatos (Alzate, sobre las ciudades visitadas y sus monu-
ancient Roman settlement in America: the Humboldt, Del Río, Dupaix, Castañeda, mentos. Como dato relevante, la obra
images represented in the statues, the art Aglio, Galindo). Y criticaba especial- venía acompañada por un estudio intro-
of construction, and the lack of order in mente al nuevo equipo de explorado- ductorio sobre los monumentos anti-
the tracing of streets and blocks led him to res de la zona, Stephens y Catherwood, guos mexicanos del arquitecto Eugène
conclude that the city had been founded by mientras se declaraba como “le premier Emanuelle Viollet-le-Duc, donde afirma
natives” (PODGORNY, 2007: 220). Américaniste” (Brunhouse, 2000: 69). En su celebrada tesis de que a cada tipo de
20
En su afán de cumplir con lo ordenado, todo ello, estaba Waldeck haciendo gala sociedad le correspondería una técnica
Antonio del Río tomaría algunas muestras siempre de una egolatría e imaginación específica de construcción, que le iden-
de frisos y grifos, tal y como había hecho interpretativa que la historia de la disci- tificaría33.
también Bernasconi. Las piezas se plina ha terminado por desmentir32. El viaje de Charnay a México lo rea-
conservan hoy en el Museo de América de Posteriormente a 1860, parte de lizó entre 1857 y 1860. En la obra resul-
Madrid (Cabello, 1992: 38). los trabajos inéditos de Waldeck sobre tado del mismo, ya reconoce el autor una
21
De ella se hace la primera edición en Palenque –en concreto 56 dibujos– fue- larga tradición previa en el estudio del
Londres en 1822, con el título: Description of ron seleccionados para ilustrar el texto mundo maya, mencionando las expedi-
the Ruins of an Ancient City. Discovered near de Charles Étienne Brasseur de Bour- ciones de Antonio del Río y de Guillermo
Palenque…from de Original Manuscript Report bourg de 1866: Recherches sur les ruines Dupaix como las más significativas de la
of Captain Don Antonio del Río: Followed by de Palenque, una vez fueron examinados etapa colonial española. También resalta
Teatro Crítico Americano… by Doctor Paul por miembros de la creada Comisión toda la tradición inglesa, francesa y nor-
Felix Cabrera… Esta obra fue ilustrada con 15 Científica de México y comparados con teamericana en el conocimiento de esa
grabados realizados por Jean F. Waldeck, las fotografías que sobre el sitio ya había cultura, hasta llegar a las aportaciones del
basándose en los dibujos de Armendáriz. realizado Désiré de Charnay, aprove- abate Brasseur de Bourbourg con la edi-
En cambio, la primera española no ocurre chando que Napoleón III tenía un espe- ción en 1866 de los dibujos de Waldeck34.

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LA REAL EXPEDICIÓN ANTICUARIA DE MÉXICO (1805-1808), Y LA REPRESENTACIÓN DEL IMAGINARIO INDIANISTA DEL SIGLO XIX

IV. Los textos y dibujo las piezas, distribución de las mismas en hasta 1939, por Manuel Ballesteros. En 1946
el espacio, rasgos estilísticos, etc.) sino Castañeda Paganini realiza otra edición
conservados en España también –al compararlas con los graba- castellana en México, ya mencionada en
de la R.E.A.M. dos ingleses y franceses– apreciar cómo este artículo; y en 1985 hay una nueva
han ido “alterando” éstos el modelo de edición de Caballero. La Biblioteca Nacional
En la Biblioteca Nacional de Madrid representación establecido por Dupaix de Madrid guarda un ejemplar de la obra
se encuentra uno de los manuscritos y Castañeda. Y, establecer en base a original de Antonio del Río, con 15 de los
conservados del primer viaje realizado qué supuestas intenciones –científicas, 26 dibujos. Hay también una obra completa
por Dupaix y Castañeda en 180535. El estilísticas y estéticas– se justifican estas en la Biblioteca del Palacio de Madrid. El
manuscrito contiene en nueve hojas “alteraciones”. informe original se encuentra en el Archivo
tamaño folio, las incidencias del viaje Lo primero que hay que señalar con del Museo de Ciencias Naturales, pero
y las descripciones de las láminas que respecto a los materiales gráficos depo- hay otro manuscrito en la Academia de la
acompañan a esta primera salida, así sitados en la BN y el MN, es que pare- Historia, también de Madrid.
22
como una copia de las primeras treinta cen admitir una misma autoría, es decir, Del Río insistió en las similitudes góticas y
y dos láminas de dibujo realizadas por son obras atribuibles a José Luciano Cas- romanas de la arquitectura de Palenque,
Luciano Castañeda36. tañeda. En el caso del material de la BN afirmando la presencia de ventanas en
Por su parte, en el Museo Naval – esta afirmación parece confirmada por aquellas construcciones, e incluyendo un
también de Madrid– aparece otro el mismo Dupaix en el interior del docu- informe sobre las redes de comunicación de
manuscrito de la expedición; pero, a mento manuscrito que las acompaña. esta ciudad con otras regiones (Podgorny,
diferencia del anterior, sólo está el cua- Por su parte, el material del MN no 2007: 223)
23
dernillo de las treinta y dos láminas cuenta con un apoyo firme de autoría, La contribución de los ingenieros militares
atribuidas a Castañeda (Palop y Cerdá, al menos del mismo nivel del caso ante- en el descubrimiento del mundo antiguo
1997). El volumen aparece con un título rior. Pero es cierto que tanto el estilo europeo y americano ha sido puesta de
adherido a la tapa de cartón, en un trozo como la manera de concebir la compo- manifiesto por Peter Burke (2003): “Images
de papel recortado en el que se señala: sición, el mismo trazo: “algo brusco”, así as Evidence in Seventeenth-Century
“Real expedición Anticuaria practicada como una cierta dificultad para desarro- Europe”. Journal of the History of Ideas.
en el Reyno de México por el capitán llar los principios de la perspectiva, nos n.º 64, Vol. 2, pp. 273-296. Igualmente
don Guillermo Dupaix [sic]. Principal”37. permiten compartir con otros investiga- destacable es la contribución del geógrafo
Existe una tercera copia, la ya men- dores la opinión de que estas láminas hispano Horacio Capel Sáez (1994): “La
cionada de la Universidad de Sevilla, y también pertenecen a Castañeda (Palop invención del territorio: ingenieros y
que Alcina identifica como “Manuscrito y Cerdá, 1997). arquitectos de la Ilustración en España y
de Sevilla”. En este caso aparecen com- En relación con las láminas de la América”. Anthropos: Boletín de información
pletos tanto el texto como las láminas US, la cosa no parece tan evidente. Si y documentación, n.º 43, pp. 98-115.
de los tres viajes realizados por Dupaix bien es cierto que Alcina no ha dudado Asimismo, véase: Horacio Capel Sáez, Omar
y Castañeda38. ni un momento en atribuirlas al artista Moncada y Joan-Eugeni Sánchez (1988): De
Los materiales mencionados consti- mexicano, lo cierto es que las láminas Palas a Minerva: la formación científica y
tuyen los tres tipos de manuscritos que (en número mayor que los otros dos la estructura institucional de los ingenieros
sobre la expedición han aparecido en grupos) son imágenes confeccionadas militares en el siglo XVIII. CSIC, Madrid.
24
España al día de hoy. Ahora bien, en de una manera “distinta”, como anali- Warden fue antiguo Cónsul General de
este artículo, nuestro interés principal es zaré inmediatamente40. los Estados Unidos en Francia y miembro
el de centrarnos en el estudio de algu- Los investigadores Alcina, Palop y del Instituto de Francia, refutado experto
nas de las imágenes realizadas en el Cerdá realizaron una interesante com- en materia de restos arqueológicos de
transcurso de la expedición de Dupaix paración entre los tres grupos de mate- las culturas americanas, especialmente
–particularmente, en el material corres- riales. Sin duda, el estudio ha ayudado de la llamada “culturas de las praderas”
pondiente al primer viaje– y realizar una mucho a los especialistas a compren- norteamericanas.
25
comparación primera entre las lámi- der muchas peculiaridades y caracte- Véase nota 11.
nas existentes en España: la Biblioteca rísticas de cada grupo y cómo se iban 26
En el momento del inicio de la R.E.A.M.
Nacional de Madrid, el Museo Naval y produciendo cambios en el proceso ocupaba el cargo de Virrey el controvertido
la Universidad de Sevilla39. Asimismo, de “copiado”, aunque todavía no se ha José de Iturrigaray y Aróstegui (1803-108).
posteriormente compararemos parte podido decidir cuáles son los dibujos A lo largo de su conflictivo virreinato, que
de estas láminas con los grabados y originales; o si los tres son, a su vez, terminó en su destitución tras los sucesos
litografías de las mismas que aparecen “copias” de otro original hoy desapare- de julio y agosto de 1808, se desarrolló la
en las publicaciones sobre este primer cido, o por lo menos no identificado. Lo expedición. Ésta también se vio afectada por
viaje de parte de Lord Kingsborough y que sí han dejado claro los estudios de los acontecimientos en España y México: la
de Baradère. Este análisis comparativo estos tres investigadores es que entre los invasión de los franceses, el secuestro del
busca no sólo encontrar similitudes y tres grupos de materiales hay algunas sucesor a la Corona y el levantamiento de
diferencias entre las láminas de las dis- diferencias significativas. Y que final- Hidalgo en Dolores. Iturrigaray fue sustituido
tintas copias existentes en España y atri- mente el material de Sevilla, en especial, provisionalmente por el Mariscal Pedro
buidas a Castañeda (manera de dibujar es el que muestra mayores diferencias Garibay y, sin duda ante la incertidumbre, la

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63 [49]


ANTONIO E. DE PEDRO ROBLES

Figura 1. Frontispicio. Dibujo (grafito y tinta Figura 2. Frontispicio. Dibujo (grafito y aguada Figura 3. Lápida. Dibujo (grafito y tinta sobre
sobre papel). José Luciano Castañeda. R.E.A.M. sobre papel). José Luciano Castañeda. R.E.A.M. papel). José Luciano Castañeda. R.E.A.M.
Manuscrito del Museo Naval, Madrid. Manuscrito de la Universidad de Sevilla. Manuscrito del Museo Naval, Madrid

expedición se dio por finalizada. A causa de con los otros dos; incluido con el propio probable. No obstante –y en esto debo
esta situación extraordinaria y la precipitada manuscrito atribuido a Dupaix que apa- coincidir con Alcina– el conjunto de
salida de Iturrigaray de México, éste no reció junto con las láminas. Circunstan- láminas que se encuentran deposita-
dejo la consabida Memoria de su períodode cia ésta que, en su momento, le llevó a das actualmente en la US, tanto por su
mandato a su sucesor, como venía siendo afirmar a Alcina Franch: “[…] el manus- número como por intenciones estéticas
tradición en el virreinato, y en ese sentido es crito de 1820 evita la mención tácita de y artísticas, resulta un conjunto más
inexistente la información sobre la R.E.A.M. las medidas de las piezas al incorporar elaborado formalmente, con ciertas
de manos de su patrocinador. De lo que sí escalas en las láminas, […] por lo que características definitivas para llevarlo
tenemos constancia es que en las Memorias estaríamos ante una copia manuscrita a una impresión. Y me atrevo a hacer
dejadas por su antecesor, el Virrey Félix similar a la que (Baradère) recogió en la esta afirmación en función de algunos
Berenguer de Marquina (1800-18003), se Ciudad de México en 1828 junto con las aspectos relevantes que quisiera anali-
hace reseña del interés que tiene la Corona, láminas de Castañeda” (Palop y Cerdá, zar ahora.
por medio de “dos reales órdenes, una 1997: 148-149). Si comparamos algunas láminas
de 2 de agosto y otra de 6 de noviembre Esto quiere decir, en pocas palabras: del manuscrito del MN con el de la
de 1800” de propiciar la recolección de ¿que Alcina estaría admitiendo tácita- US (por ejemplo, las imágenes 1 y 2),
“varias y preciosas producciones de mente que las imágenes de Sevilla son en seguida nos percatamos de que
historia natural que se encontraran en esos dibujos más elaborados que los otros en el sevillano hay superadas ciertas
dominios, y que por su rareza y utilidad dos grupos y que, por tanto, estaríamos “deficiencias técnicas” presentes en
merecierán el aprecio de los inteligentes, ante una copia “definitiva” enviada para el de Madrid41. Caso más significativo
y añadirse a las interesantes colecciones su publicación a España? es el uso particular de los principios
de este especie, ordenándose su remisión de perspectiva en las láminas del MN
a nuestra península, con la seguridad y (también en las de la BN), que aquí lo
brevedad correspondiente” (Navarro De V. Análisis comparado representan torpemente: en la repre-
Anda, 1991: Vol. II, pp. 1405-1406). Como se sentación de la pirámide (fig.1) se
de las diferentes imágenes destacan claramente estas dificultades,
puede apreciar, el interés de España por
el coleccionismo americano no decayó en en especial en la representación de la
ningún momento y más bien se manifiesta Pueden considerarse como preparato- escalera lateral, que aparece mostrada
como una política continuada que nutriría rios de un manuscrito mucho mayor casi frontalmente. Por su parte, en la
de fondos y piezas excepcionales al Real –que albergaría un conjunto de lámi- lámina de Sevilla (fig. 2) esta dificultad
Gabinete de Historia Natural de Madrid. nas finales– los materiales madrileños, desaparece.
27
El número de láminas difiere en los distintos tanto del texto escrito por Dupaix También llama nuestra atención
casos en que fueron utilizadas por las como de los dibujos de Castañeda per- cómo en el de la US se ha producido
ediciones tanto la inglesa y la francesa como tenecientes a la BN y al MN. Afirmar un ahorro en la representación de los
la realizada en el año 1969 por Alcina Franch. que los materiales de Sevilla fuesen la objetos, teniendo como resultado una
En el estudio introductorio de este último, copia que Dupaix y Castañeda hubie- imagen más austera, menos abigarrada.
se da una completa información al respecto. sen decidido enviar al rey como resul- El autor de estas láminas es como si
En un estudio comparativo realizado por tado de su trabajo para su impresión, hubiese querido primar especialmente
este investigador español, se señala que grabación y edición, es un tanto arries- aquellos elementos simbólicos que
en la edición de París de 1844 faltan 18 gado y, hasta hoy, no del todo com- consideraba imprescindibles: el águila

[50] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63


LA REAL EXPEDICIÓN ANTICUARIA DE MÉXICO (1805-1808), Y LA REPRESENTACIÓN DEL IMAGINARIO INDIANISTA DEL SIGLO XIX

Figura 4. Esculturas. Dibujo (grafito y tinta sobre Figura 5. Cabeza. Dibujo (grafito y tinta sobre Figura 6. Lápidas y esculturas. Dibujo (grafito y tinta
papel). José Luciano Castañeda. R.E.A.M. Manuscrito papel). José Luciano Castañeda. R.E.A.M. sobre papel). José Luciano Castañeda. R.E.A.M.
de la Universidad de Sevilla, Sevilla. Manuscrito del Museo Naval, Madrid. Manuscrito de la Universidad de Sevilla, Sevilla.

sobre el nopal encima de la pirámide, de ofrecer una imagen con un mayor


dibujos que sí aparecen en el manuscrito
el cocodrilo y la cabeza de la escultura efecto de “verosimilitud naturalista”. Es
de Sevilla (Alcina, 1969: 34). Por el contrario,
en la parte inferior. Deshaciéndose, al decir, haciendo uso de mayores recur-
diez de esos dibujos ausentes en la edición
mismo tiempo, de todo aquello que sos artísticos: la pequeña sombra sirve
de Paris, aparecían en la edición de Lord
consideraba “superfluo”. Aunque, en ya de referencia –si bien esquemática–
Kingsborough de Londres. Mientras que en
ambos casos, se mantiene la “cartela” del terreno donde se supone hallada la
esa misma edición, faltaban 13 dibujos que
con la inscripción42. pieza. En este sentido –y esto resulta
aparecen en la edición realizada por Alcina
Con relación al dibujo de objetos (de importante– estamos ante una repre- (Alcina, 1969: 34). De lo que deduce Alcina
piezas como lápidas o esculturas) tam- sentación que nos remite a un lugar, que el manuscrito de Sevilla aporta 8 dibujos
bién encontramos algunas diferencias a una localización geográfica, aunque nuevos no conocidos por las dos ediciones
significativas entre los materiales pro- de manera muy esquemática; porque, anteriores (Alcina, 1969: 35).
cedentes del MN y los de la US. En el claro está, las referencias informativas 28
Charles Farcy : “Discours Préliminaire.
caso primero el concepto viene a ser son mínimas e indefinidas pero están
Historique des découvertes, et
el mismo: la muestra de un objeto ais- pensadas para dotar a la imagen de una
considérations sur leur importance”.
lado de cualquier referencia espacial mayor verosimilitud. Por el contrario,
Baradère, H. (1844) : Antiquités Mexicaines.
(por ejemplo, en la fig. 3). Es decir, el en las láminas del MN y de la BN no
Relation des tríos expéditions du Colonel
objeto se presenta de manera frontal, existe esa intención sino que estamos
Dupaix, ordenées en 1805,1806 et 1807, par le
centrado en el espacio de represen- ante representaciones que han sido
roi Charles IV, pour la recherche de antiquités
tación, con una ligera indicación del “aisladas” de su entorno: coincidiendo
du pays, notament celles de Mitla et de
volumen por medio de un sombreado nuevamente con las representaciones Palenque, p. VI.
en la parte inferior. Estas representa- de la botánica sistemática. Lo que les 29
Por su parte, Brunhouse señala que el
ciones recuerdan, en su manera de confiere una identidad más “abstracta”
anticuario inglés William Bullock, en su visita
emplear los recursos artísticos y de en ambos casos, acentuando metafóri-
a la ciudad de México en 1823, conoció
composición, a las imágenes de los camente su condición de “piezas reco-
a Castañeda cuando todavía tenía en su
“tipos” o “iconos” botánicos emplea- lectadas”, es decir, manejadas a modo
poder muchos de los dibujos originales.
dos por los sistemas de clasificación de “tipos” o “modelos”, sin concreción
Bullock logró que éste le hiciese una copia
sistemática desarrollados en el siglo situacional.
de varios de ellos, que parece ser jamás
XVIII, en los que el objeto adquiere un Por otra parte, las láminas de obje-
llego a publicar a su regreso a Inglaterra.
valor netamente descriptivo en cuanto tos de la US se caracterizan por combi-
Farcy, en el “Discours Préliminaire”, niega
a su forma (silueteado), y en las que nar la representación de varios objetos
esta posibilidad diciendo que “il n’en fait
el espacio de representación es tan en un único espacio. La individualidad
connaître aucun” (Baradêre, 1844: VIII). Por
sólo una “superficie neutra”, como si y el aislamiento característico de las su parte, Alcina señala que puede haber
el objeto apareciese suspendido en el representaciones de la BN y del MN un manuscrito del primer viaje de Dupaix y
aire (Pedro de, 1999). (fig. 5) han sido suplantados por una Castañeda perdido en el camino entre 1808
Por su parte, en el caso sevillano imagen compuesta por objetos agru- y 1810, y que éste nunca llegó a la Corte por
(fig. 4) ese sentido de “indefinición pados (fig. 6). Uno podría preguntarse motivo de la invasión de los franceses en
espacial” ha desaparecido. Esto no si esta agrupación fue buscada para España. Posteriormente, Dupaix mandaría
quiere decir que el cambio sea radical, poder ofrecer al lector comparaciones una copia triplicada del texto del primer
ni mucho menos, sino que el autor trata entre los objetos: sobre su volumen, viaje a Madrid, una vez de vuelta Fernando

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63 [51]


ANTONIO E. DE PEDRO ROBLES

VII al trono, entre 1814 y 1817, y señala que


en este envío no sabe si contenía dibujos
o no. Luego habría otra copia, lo que Alcina
llama el “manuscrito de México” con fecha
dudosa de 1817, de la que saldrían las copias
que compró Baradère entre 1828 y 1830; y
la copia del norteamericano, Latour Allard.
La copia comprada por Baradère serviría
para la edición de París de 1844; y la copia
de Allard serviría: primero para la edición
de Londres de 1823 de Bullock mencionada
por Brunhouse y desconocida por Farcy; y
la edición de Lord Kingsborough. Por último,
Alcina señala que habría una última copia
de 1820, que realmente sería un manuscrito
más finalizado y con los dibujos completos y
ya plenamente puestos en limpio, que sería
la que posee la Universidad de Sevilla y que Figura 7. Pirámide. Dibujo (grafito y tinta sobre papel). Figura 8. Pirámide. Grabado. Edición de Lord
él edita en 1969 (Alcina, 1969: 30-31). José Luciano Castañeda. R.E.A.M. Manuscrito de la Kingsborough. Antiquities of Mexico. Vol. V,
Universidad de Sevilla, Sevilla Londres. 1831-1848.
Informaciones recientes suministradas
por el investigador del INAH mexicano,
Leonardo López Luján, a la prensa mexicana
sus formas, etc. Esta posibilidad no la representados, y ambas son posibles. Lo
producto de una investigación realizada en
podemos descartar por ahora, ya que importante a destacar ahora es que, sin
Francia durante el año 2007, corroboran y
es evidente que la “lectura” de las lámi- duda, los materiales de Sevilla inducen
desmienten algunas afirmaciones anteriores.
nas nos lleva, casi de un modo natural, a pensar que realmente ésta no sería
Señala López Luján que, tras la muerte de
a establecer rasgos comunes y aspec- una nueva copia del mismo, sino el ori-
Dupaix en 1817, el entonces director del
tos diferenciadores entre las piezas ginal definitivo para el inicio del pro-
Tribunal Real de Minas de la ciudad de
allí representadas. Pero también, no es ceso de estampación. Nuestro estudio
México, Fausto de Elhuyar, fue comisionado
menos cierto que hay otras razones que tendrá más adelante que confirmar esta
por el Virrey Juan Ruiz de Apodaca, I Conde
pueden haberse tenido en cuenta a la teoría, que tan sólo se presenta ahora
del Venadito, a realizar una selección de
hora de tomar esta decisión, como por como propuesta, sugerida solamente
las piezas registradas por Dupaix en sus
tres viajes, y trasladarlas hacia la capital
ejemplo: la necesidad de ahorrar en por nuestro esbozo comparativo entre
de la Nueva España. Esta acción, según
costos económicos a la hora de hacer los tres grupos de imágenes.
López Luján, se llevó a cabo en 1819 y el
las planchas de grabado. Este ahorro
total de piezas ascendió a 72; que iban a
podía ser una buena causa si, como VI. Contraste gráfico
pensamos, estas láminas forman parte
finalmente a ser enviadas a España. Pero
de un material listo para ser enviado
de ediciones nacionales.
Elhuyar abandona el país tras los pasos del
virrey y la entrada inminente de Iturbide al proceso de grabado. Los costos edi- El caso inglés
a la ciudad de México. Lo que hizo que toriales de una obra tan ambiciosa y
Castañeda se apropiara de los objetos compleja como ésta serían enormes; Los grabados y litografías que compo-
arqueológicos, “mismos que malbarató en por lo que la agrupación de objetos nen la obra de Lord Kingsborough fue-
una subasta pública”. López Luján afirma en una sola lámina (algo común en ron imágenes totalmente diferentes a las
que las obras fueron compradas por un estos proyectos editoriales, producto que había planificado y diseñado para
ciudadano norteamericano, nativo de Nueva de expediciones) ofrecía una manera la R.E.A.M. el dibujante mexicano Cas-
Orleáns, de nombre Latour Allard. Éste eficaz de abaratar la edición43. tañeda. Y lo fueron tanto en su uso de
compró la colección de piezas y más 120 En este sentido no era lo mismo las técnicas de representación y compo-
dibujos realizados por Castañeda. Latour grabar una plancha de metal, en la que sición como en el fin estético que per-
Allard los sacó del país rumbo a Francia hubiese tres o cuatro objetos, que una seguían. Procedamos ahora al esbozo
donde publicitó su venta al rey de Francia, plancha por cada figura, y eso se reper- comparativo entre algunas de las imáge-
pero sin mucho éxito, por la cantidad de 200 cutía en todo el proceso contractual: los nes que aparecen en la obra editada por
mil francos que luego rebajaría a 60.000. grabadores cobraban, de preferencia, el filántropo irlandés y algunas láminas
Tras su fracaso, y al parecer necesitado por plancha grabada y no por figuras previas de la expedición Dupaix, toma-
de dinero, vendió la colección por 6.000 representadas. das del manuscrito de la US.
francos a un vecino suyo apellidado No obstante, sea cual fuera la razón Tenemos dos tipos de imágenes: la
Melnotte. Éste, años después –siempre de esta agrupación de varias figuras por primera de Sevilla (fig. 7), y la segunda
según Lopez Luján– tuvo mejor éxito y lámina, el hecho cierto es que no se ven de la obra de Lord Kingsborough
sí logró convencer al rey del valor de las invalidadas una razón y otra; al contra- (fig. 8). Como se puede observar en su
esculturas. Fue así que las piezas de dicha rio, la del ahorro y la de la búsqueda de manera de componer y distribuir luces
colección llegaron a exhibirse en el Museo una lectura comparativa entre objetos y sombras, la imagen de Sevilla es una

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LA REAL EXPEDICIÓN ANTICUARIA DE MÉXICO (1805-1808), Y LA REPRESENTACIÓN DEL IMAGINARIO INDIANISTA DEL SIGLO XIX

representación que podíamos deno- habitantes del lugar. Así lo hizo tam- del Louvre en 1850. Luego pasaron al Musée
minar “de línea clara”: dibujo “limpio”, bién tiempo después Charnay cuando d’Ethnographie y el Musée de l´Homme,
nítido y bien perfilado, que permite la fotografió por primera vez las ruinas de hasta llegar, hace un año, al recién creado
identificación de las figuras y de los Mitla, Palenque o Izamal. En las fotogra- Musée du Quai Branly (“Reconstruyen
objetos de una manera “total”, en un fías recogidas en su obra de 1863, Cités historia de colección prehispánica mexicana
solo golpe de vista. Una representación et ruines americaines, el fotógrafo y resguardada en París”. Declaraciones del
que no hace alarde de grandes contras- viajero francés introdujo personajes de investigador del INAH, Leonardo López
tes, como sucede, por el contrario, en el los lugares visitados haciéndolos posar Luján, 5 de diciembre de 2007. www.
caso de la imagen inglesa. En la “sevi- tal y como iban vestidos: delante de un conaculta.gob.mx/saladeprensa/sectons/
llana” se mantiene el interés por ofre- edificio, al lado de una columna o en showPrint.ph.). López Luján no señala nada
cer al espectador, con la mayor nitidez el medio de una panorámica. Su obje- respecto a los 120 dibujos: si éstos fueron
posible, la “figura” y “forma” del objeto tivo, sin duda: establecer una escala de vendidos con las piezas o Latour Allard se
representado: con claras referencias a su tamaño, pero también –y en ello podían quedó con ellos vendiéndolos en Londres
tamaño por medio de la introducción coincidir ambos modelos– para acen- a un anticuario –como señala Alcina– y
de una escala, al pie de la figura, y con tuar ese carácter lejano y exótico de teniendo el recorrido señalado más arriba.
30
un ahorro de recursos expresivos que mundo americano. Véase nota 28.
afecta preferentemente al paisaje circun- Habría, no obstante, una tercera 31
Lord Kingsborough se convirtió en su
dante a modo de escenografía. interpretación que no podemos descar- gran apoyo financiero en pleno desarrollo
Por el contrario, en el caso de la ima- tar para la inclusión de las figuras tanto de las labores de este investigador en
gen de la edición inglesa la situación es en los grabados de la edición inglesa de Palenque, tras la cancelación del proyecto
bien distinta. El mismo objeto no está la obra de Dupaix, como en las foto- por el presidente de México, Santa Ana.
concebido con la misma nitidez y lim- grafías de Charnay. Con la inclusión de Su mecenas irlandés le concedió 4.387
pieza: hay una preponderante intención los habitantes de esas regiones en un pesos para continuar sus investigaciones,
de que el dibujo evite un “acercamiento tiempo posterior a la construcción de las bajo la única condición de que Waldeck
directo” a los objetos, y éstos se mues- mismas, dos mundos se ofrecen repre- enviase a Oxford todos los medallones que
tran “difusos” y poco perfilados. De otra sentados al lector o espectador de estas encontrase; Brunhouse señala que Waldeck
parte, aunque aparece en su base una obras: el pasado remoto, convertido en parece que no envió ninguno (Brunhouse,
figura humana introducida en la repre- una ruina inquietante por los misterios 2000: 72-73).
sentación a “modo de escala” con res- desconocidos que encierra, y el mundo 32
Aunque a decir de algunos expertos
pecto al tamaño de la pirámide, ésta del presente de los habitantes de aque- posteriores, la famosa obra de Waldeck
aparece muy separada de la misma; con llas tierras, que se les supone partícipes estaba llena de “improperios y baldones”,
lo cual, si estuvo presente en la mente cotidianos de un mundo destruido y así como “inexactitudes y absurdos”
del artista utilizar este recurso como olvidado. Las imágenes y las fotos jun- científicos (García, 1994: 107). No obstante,
referente de medida y proporción, el tan en un mismo espacio la posibilidad la teorización y la práctica de los dibujos de
objetivo no se logra satisfactoriamente. de referenciar ambos mundos, uno visto Waldeck sí tuvieron una enorme influencia
Pero podría haber otra razón para como la continuidad de otro; a la vez durante todo el siglo XIX –y también
introducir la figura humana. Sería el que uno es incapaz de explicar al otro. durante buena aparte del siglo XX– en otros
hecho de poder ofrecer al “lector lejano” Pero volviendo a retomar nuestro científicos y americanistas posteriores. Baste
(estas imágenes son inicialmente para análisis comparativo entre las imágenes señalar aquí cómo en la famosa controversia
un lector europeo) la imagen de un de la US y las de la edición inglesa de sobre la aparición de los elefantes en
típico habitante mexicano con su som- Lord Kingsborough, hay que destacar sus representaciones sobre Palenque
brero y su sarape, lo que tendría por que en el caso de la representación de eran todavía tomadas muy en serio por
finalidad marcar el carácter “extraño” las pirámides, éstas no aparecen repre- los defensores del “difusionismo”, como
de esta cultura en comparación con sentadas de la misma manera. En la ima- teoría explicativa del origen del hombre
la europea. Como afirma Peter Burke: gen de Sevilla se muestra claramente su americano y sus contactos con pueblos de
“Cuando se produce un encuentro entre “forma”, los perfiles de su “figura”, las Asia y África. Arqueólogos posteriores han
culturas distintas, lo más probable es escaleras de acceso a la cumbre y los identificado las figuras de “nariz larga” –que
que las imágenes que una hace de la elementos del paisaje están ubicados de dieron origen a los “elefantes de Waldeck”–
otra sean estereotipadas” (Burke, 2001: manera que no entorpezcan la visión como mascarones del dios de la lluvia; lo
158). Los grabadores ingleses que traba- “total” del objeto. que apoyaba la tesis de que los mayas
jaron en esta obra tomando los dibujos Por el contrario, en el caso de la ima- habían desarrollado una cultura cargada
de Castañeda como referencia, actuaban gen inglesa hay una especial preocupa- de rasgos autóctonos, contrariamente a los
como un viajero trasladado a esos leja- ción por la representación paisajista. El temores difusionistas.
33
nos lugares que, de seguro, muchos de artista se ha esmerado en ofrecernos un Desiré de Charnay y Viollet-le-Duc
ellos veían por vez primera representa- “repertorio” de las especies vegetales formarían parte de la Comisión Científica
dos. De manera que su ideal de cons- más representativas del paisaje mexi- Francesa a México (1864-1867); junto con
trucción de una imagen distinta, lejana y cano: cactus, palmeras, nopales. Ade- un nutrido grupo renombrado de científicos
hasta cierto punto “exótica”, conllevaba más, la pirámide aparece “invadida” por e intelectuales de la Francia imperial de
la inclusión de figuras de los posibles estas formas vegetales, lo que dificulta Napoleón III, que soñaba en convertir

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63 [53]


ANTONIO E. DE PEDRO ROBLES

Figura 9. Pirámide. Grabado. Edición de Lord Kingsborough. Antiquities of Mexico. Vol. V, Londres. 1831-1848.

Figura 10. Pirámide. Dibujo (grafito y tinta sobre papel). José Luciano Castañeda. REAM. Manuscrito de la Universidad de Sevilla, Sevilla.

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LA REAL EXPEDICIÓN ANTICUARIA DE MÉXICO (1805-1808), Y LA REPRESENTACIÓN DEL IMAGINARIO INDIANISTA DEL SIGLO XIX

intencionalmente percibir con claridad


sus formas: es la visión de una “ruina”,
rodeada e invadida por la vegetación. El
“resto arquitectónico” como “ruina” de
un pasado muy remoto, lejano y extraño
(el uso de luces y sombras muy con-
trastadas) ubicado en un paisaje contri-
buye a reafirmar la triada representativa:
monumento/ruina/pasado.
Dos nuevos ejemplos reafirmarán lo
dicho: las imágenes 9 y 10. Mientras la
imagen de la US (fig.10) tiene una inten-
ción evidente por mostrar una represen-
tación piramidal, centrada en la descrip-
ción del objeto, la imagen inglesa (fig. 9)
nos acerca a ciertas representaciones del
paisajismo pintoresco decimonónico.
Efectivamente, las relaciones con la
estética de la belleza pintoresca están
muy presentes en las composicio-
nes de la edición inglesa (Maderuelo,
2004). Además del gusto por los paisa-
jes rurales en los que destacasen ruinas
o elementos arquitectónicos históricos, Figura 11. Templo. Grabado. Edic. de Lord Kingsborough. Antiquities of Mexico. Vol. V, Londres. 1831-1848.
las cualidades destacadas del pintores-
quismo (lo áspero, lo rugoso y lo tosco)
son aspectos que los artistas de la edi-
ción de Lord Kingsborough tuvieron en
cuenta a la hora de “recrear” las compo-
siciones originales de Castañeda. Con-
cretamente, William Gilpin (1724-1804),
en uno de los tratados más conocidos
e influyentes de la teoría pintoresca,
señala en relación con la representación
de las arquitecturas en el paisaje que,
si “deseamos dotarla de belleza pinto-
resca, deberemos emplear el mazo en
lugar del cincel” (Maderuelo, 2004: 59)44.
Es decir, “lo bello pintoresco” no esta en
destacar la simetría, la conveniencia de
sus ornamentos y la proporción de sus
partes, sino, contrariamente, “tendre-
mos que derribar la mitad del edificio,
mutilar la otra mitad y tirar los fragmen-
tos amontonados por los alrededores”
(Maderuelo, 2004: 59-60). Convertir un
edificio cuidadosamente acabado en
“una tosca ruina”: “hagámoslo agreste y
lo haremos así pintoresco” (Maderuelo,
2004: 60).
Si tomamos en consideración alguna
de las imágenes de la edición inglesa
(figs. 11 y 12) nos percatamos lo bien Figura 12. Pirámide. Grabado. Edic. de Lord Kingsborough. Antiquities of Mexico. Vol. V, Londres. 1831-1848.
que se ajustan estas palabras del pen-
sador y pintor inglés William Gilpin a
la manera en que han sido represen-
tadas las arquitecturas prehispanas
mexicanas: el artista se ha “deleitado”
en acentuar aún más este carácter,

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63 [55]


ANTONIO E. DE PEDRO ROBLES

el conocimiento desarrollado por los conjugándolo con otros elementos y la sola mención de los eufónicos nom-
franceses como un referente fundamental señalados por Gilpin como la natura- bres de las plantas parece querer sedu-
en la construcción del americanismo leza “áspera” y “accidentada”; los frag- cir: “Hiedra en grandes cantidades ha
decimonónico (AA.VV., 1865-1867. Archives mentos amontonados alrededor del tomado posesión de buena parte del
de la Comisión Scientifique du Mexic. 3 monumento; y unos efectos de luz y muro, creando un alegre contraste con
Tomos, Imprimerie Impériale, París). sombra no uniformes, muy contrasta- la piedra grisácea utilizada para la cons-
34
Brasseur era para la época toda dos45. Si en relación con la creación de trucción del edificio [..]. Y esto no carece
una personalidad del americanismo jardines pintorescos Gilpin recomen- de decoración. Musgo de diversas tona-
decimonónico. Había publicado ya algunas daba la inclusión de “citas arquitectó- lidades, con líquenes, culantrillo, dal-
obras sobre los antiguos pobladores nicas”, colocando en el mismo jardín bergia sisso y otras plantas comunes
americanos y, sobre todo, había adquirido columnas, frisos, frontones clásicos repartidas por la superficie [..] que en
fama por la publicación de muchos de los o cualquier elemento arquitectónico su conjunto crean aquellas tonalidades
manuscritos de la imponente colección de romano, egipcio o templetes chinos, floridas que otorgan el más rico aspecto
J. M. A. Aubin; labor que realizó desde la con el fin de “animar” el lugar y el a la ruina”. Pero aquí el contraste, lo pro-
recién fundada Société des Américanistes. “carácter de cada posible escena” que piamente pintoresco, surge de la oposi-
Aunque, en honor a la verdad –y como se le presentase al paseante, en una ción entre las ruinas y la vegetación. En
señala Brunhouse– en el momento que reivindicación de la jardinería como Gilpin, esta categoría estética suele plas-
escribió el libro sobre Palenque e incluyó hermana de la pintura (Maderuelo, marse precisamente cuando descubre el
los dibujos de Waldeck, Brasseur todavía no 2004: 19), la naturaleza americana con encuentro de elementos pertenecientes
había estado en Palenque, aunque estaba sus ruinas indígenas insertadas en el a dos o más ámbitos de la realidad, o
familiarizado con el área y la lengua maya; paisaje ofrecía, sin duda, una fuente cuando la concepción pictórica evoca
y sin duda estas imágenes de Charnay
inagotable de motivos para el gusto y ideas que van más allá de la mera expe-
debieron ser un referente esencial para sus
la estética europea de finales del siglo riencia visual” (Diener, 2007: 185-309).
explicaciones y conclusiones (Brunhouse,
XVIII y primeras décadas del siglo Ahora bien, ¿a qué se deben unas
2000: 108-127).
35
XIX que se movía entre las categorías diferencias tan acentuadas entre las imá-
Aparece bajo el título: Investigación de de lo pintoresco y lo sublime. De este genes de la edición inglesa y las imá-
varios monumentos antiguos del Reyno de modo, las imágenes de la edición de genes realizadas por Castañeda? ¿Es que
México descubiertos por el Capitán Don Lord Kingsborough, y también en gran acaso las imágenes de Castañeda, tal y
Guillermo Dupaix, y dirigidos por el Virrey medida las composiciones de la edición como habían sido concebidas, no eran
de Nueva España. francesa de Baradère, se convierten en “suficientes” para que el lector inglés
36
El cuadernillo de las láminas viene precedido escenas fijadas dentro de estos referen- tuviese una clara referencia de ese
de una lámina introductoria en la que tes estéticos. El mismo Humboldt, en la mundo indígena?
aparece sobre la base de una gran pirámide, Introduction de su obra Les vues des Quizás, y en función de las contra-
a modo de frontispicio, el siguiente lema Cordillères et monuments des peuples dicciones reveladas por estas interro-
significativo: “Un edificio y una estatua, de l’Amerique, señala la necesidad de gantes, las variaciones “imaginarias” de
muestran el gusto, estilo y conocimientos conjugar el estudio de los monumentos la recepción de una obra (los artistas
en las artes de la Nación, que las mando que interesan al estudio filosófico del de la edición inglesa en relación con
hacer” (fig. 1). Frase clave del programa hombre con las vistas pintorescas de las imágenes originales de Castañeda)
arqueológico de Dupaix, que precede a la
los diferentes sitios: “A la représentation no deberán verse en base a una “lógica
famosa de Violet le Duc, citada en la nota 33.
37
des monumens qui intéressent l’étude imitativa”, sino más bien –al contrario–
En relación sobre las características de philosophique de l’homme sont jointes creativa y adaptativa, en función de un
conservación, medidas, tipo de papel, les vues pittoresques de différents sites, contexto cambiante y fronterizo entre
marcas de agua, medidas de las láminas, les plus remarquables du nouveau distintas concepciones estéticas presen-
etc., de este volumen del Museo Naval y de continent” (Humboldt, 1989: I). tes en esta primera mitad del siglo XIX.
los manuscritos de la Biblioteca Nacional, De este modo, y como señala Pablo Lo que es ahora posible destacar a la
consúltese: Palop y Cerdá, 1997. Diener: “Humboldt sugiere una idea de luz de lo señalado más arriba, es que
38
Alcina menciona que esta copia posee lo pintoresco concebida desde los ele- entre las imágenes de Castañeda (en sus
la forma definitiva del primer viaje y mentos naturales. Es precisamente en tres referentes manuscritos: BN, MN y
borradores de los viajes segundo y tercero este aspecto que se expresa la innova- US) y las imágenes de la edición inglesa
que no le dio tiempo a Dupaix en poner en ción en relación con las formulaciones hay una enorme brecha entre “como
limpio (Alcina, 1969: 31) de Gilpin, en cuanto a que confiere describir” y “cómo nombrar” el mundo
39
A partir de ahora se denominarán estos carácter pintoresco a un motivo. En un arqueológico novohispano. Las diferen-
manuscritos de acuerdo al lugar que están trecho de sus descripciones de viajes, el tes que se manifiestan de manera formal
depositados: BN, MN, US. pastor inglés se detiene en la localidad en la aparición de las formas represen-
40
No obstante, debo adelantar que no poseo de Tintern y describe cómo la vege- tadas, son diferencias de carácter esté-
en el momento actual de mi investigación tación se ha ido adueñando de unas tico que afectan a lo que “debe ser” la
ningún tipo de información que desmienta ruinas, dándoles lo que él llama de el representación del objeto y por ende
la autoría de Castañeda; al contrario, todo ornamento del tiempo”. El lenguaje que a su conocimiento; y lo que se quiere
parece indicar que él es el autor, y que mis usa es muy próximo al de Humboldt, trasmitir como tal.

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LA REAL EXPEDICIÓN ANTICUARIA DE MÉXICO (1805-1808), Y LA REPRESENTACIÓN DEL IMAGINARIO INDIANISTA DEL SIGLO XIX

En este sentido, hay que señalar que una “historia” patrimonio de un reyno, la “dudas” al respecto son sólo apreciaciones,
Castañeda y Dupaix hacen un notable Nueva España, que está en busca en el resultado del mero análisis comparativo
esfuerzo por “presentar” los objetos pasado de sus orígenes indianos46. artístico-formal que he realizado de ellas
arqueológicos, como “objetos” observa- en función de los tres tipos de fuentes
documentales de que se trata. Espero, en
dos, descritos, medidos y catalogados.
un momento más avanzado de mis estudios,
Sus representaciones son las imáge- VII. El caso francés poder aportar mayor información –si es
nes del “levantamiento” de un enorme
que la hay– que desmienta o reafirme esta
Catálogo de la Anticuaria Mexicana que Como respuesta y emulación arqueo-
autoría.
recoge los cientos, los miles de retos lógica a la edición inglesa sobre el 41
desperdigados por la geografía virreinal. mundo antiguo mexicano, surgió la ver- Dejo ahora aparcadas mis dudas sobre la
Esta “representación de catálogo” con- sión francesa conocida como “edición autoría de Castañeda, como ya lo mencione
vierte el “objeto antiguo” perteneciente Baradère”47. El volumen que contiene la en texto, pero sí quisiera señalar que es
a una cultura antigua ya desaparecida, edición de los 145 dibujos de Castañeda precisamente esta “superación” técnica que
aparece muy evidente en estas láminas,
en un “objeto inventariado”; es decir, –entregados a Baradère en México en
así como en ciertos rasgos del diseño de
en un “objeto” que ha pasado a formar 1828 por Isidro Icaza– es obra colectiva
los objetos, la que me ha hecho dudar
parte de un “inventario de posesiones” de varios autores franceses, expertos
de que fuese el autor de esta “copia”. El
que tiene como finalidad ofrecer claves en la técnica de la litografía. La obra
“artista de Sevilla” –permítanme que por
“seguras” para la reconstrucción de la de Baradère aspiraba en conjunto a
ahora lo identifique así–, parece ser un
historia del “Nuevo Mundo” antes de convertirse en un referente fundamen-
artista mejor dotado técnicamente que
la llegada de los españoles a América. tal para el reconocimiento universal de
el confirmado Castañeda del manuscrito
En ese sentido, para “representarlo”, y la anticuaria mexicana, naturalmente
de la Biblioteca Nacional de Madrid; y,
“presentarlo” como un objeto antiguo marcado por la impronta francesa. Así
es un poco dudoso aunque no del todo
y respetable (que forma parte de esa se precisa en los preliminares, según
descartado, que Castañeda hubiese
“historia antigua” desconocida pero en afirmaba su editor en la dedicación de superado sus deficiencias como dibujante
proceso de revelarse), se debe presen- la obra al Congreso de la Federación en el manuscrito de Sevilla. El “artista de
tar visualmente en “medida” y “propor- Mexicana: “[…] América no tiene nada Sevilla” es un artista más hábil, menos naif
ción”; describir con detalle su “figura” y que envidiar al resto de la tierra […] a de cómo lo consideró Farcy en la edición
su “forma” –estableciendo elementos de los monumentos de Egipto y la India, de Baradère (Baradère, 1844: XIII), y más
auxilio visual, como “escalas” que nos y pronto llegarán a verse las relaciones versado en los secretos de la perspectiva
ofrezcan una idea más o menos precisa que deben existir entre todos los miem- de lo que es el artista del manuscrito de la
de su tamaño y ubicación–, o al menos bros de la familia humana, de la que Biblioteca Nacional de Madrid y también el
las formas de su estructura. México fue separada por demasiado autor del manuscrito del Museo Naval.
Por el contrario, la intención de la tiempo” (Baradère, 1844)48. 42
Con respecto al texto de la cartela, éste
edición inglesa (y también lo será en En este sentido quería dejar claro recoge sin duda la tradición anticuaria
el caso de la edición francesa) es la de Baradère que su edición –incluso en española desarrollada por Antonio de
confeccionar una imagen que “repre- cuanto al carácter de las imágenes que Ulloa, para quien la anticuaria americana
sente” un “hallazgo”: es decir, se repre- reproducía– constituía la obra más com- tenía un interés especial. Incluyamos aquí
senta el objeto, hasta entonces descono- pleta de cuantas se habían realizado las palabras del navegante y coleccionista
cido y lejano, como un objeto fascinante hasta el momento. A eso se dirigían cui- español al respecto, que se asemejan muy
y novedoso. Imágenes imperiales, pro- dadosamente los comentarios introduc- mucho a lo que aparece en la cartela de la
ducto de la “mirada del explorador torios de parte de Charles Farsi y el aval primera imagen que sirve como frontispicio
europeo”, que se adentra por mundos por escrito de Humboldt; el estudio en de la expedición de Dupaix y Castañeda:
lejanos en busca del “hallazgo extraor- paralelo entre el mundo egipcio, indio “[…] las memorias de la antigüedad son
dinario”. Y que, a cada nuevo descubri- y americano realizado por Alexandre las demostraciones verídicas de lo que
miento que se produce en el paisaje, Lenoir; la investigación sobre los orí- fueron las gentes en los tiempos a que se
resulta ser un descubrimiento único, genes del hombre americano realizado refieren. Por ellas viene a averiguarse lo que
excepcional y fascinante. por el Sr. Warden –antiguo cónsul gene- alcanzaron, el modo en que se manejaron,
La mirada de Castañeda no tiene ral de los Estados Unidos y miembro de su gobierno y economía; y a este respecto
nada de fascinante. Su visión y represen- la Real Sociedad de Anticuarios France- lo que han adelantado o perdido, lo
tación de los monumentos, de las piezas ses–; la inclusión de algunos textos del numeroso de sus gentes, la industria, el
encontradas a lo largo del viaje, consta- viaje de Chateaubriand por América; de valor y las máximas de manejarse: sin los
tan e inventarían las obras, los objetos de Antonio del Río a Palenque (publicados monumentos, que sin embargo de la ruina
un mundo con herencias propias y que en Londres, 1822), etc. Todos ellos se de los tiempos se conservan en alguna
“justifica” la existencia de un patrimo- incluyeron como referentes de una edi- parte, no habría documentos formales de
nio cultural. Es esta “apropiación” visual ción inigualable, en un momento his- donde inferirlo” (Ciudad, A. y Iglesias, M.ª
de algo considerado ya patrimonio, lo tórico que Francia –junto con Inglate- J., 2005: 232). Texto tomado de Noticias
que hasta cierto punto hace “familiar”, rra– aspiraba a ser la primera potencia americanas (Madrid, 1772).
“cotidiano”, lo “no estudiado”. En suma, en ocupar un lugar fundamental como 43
Comparativamente, en la mayor parte de las
imágenes de inventario; imágenes para difusora del mundo antiguo americano, expediciones españolas realizadas durante

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ANTONIO E. DE PEDRO ROBLES

ocupando un espacio al que España ya


había renunciado por razones históricas
diversas, entre otras, forzada por el pro-
ceso de independencia de las naciones
americanas (Podgorny, 2007).
Francia tenía una larga experiencia
en la popularización occidental de cul-
turas no europeas, siendo un caso des-
tacado su estudio académico del mundo
egipcio promovido por iniciativa napo-
leónica (en competencia con Inglaterra,
nuevamente). Y estaba, en estas prime-
ras décadas del siglo XIX, no sólo en el
país que había popularizado por Europa
el interés por el orientalismo, sino tam-
bién en el codificador del método y la
teoría para su interpretación y estudio
(Ortega, 1995)49. En este sentido, la com-
petencia internacional por el estudio
del mundo antiguo americano estaba
marcada por este antecedente del Viejo
Mundo; lo que sin duda nos permite
profundizar sobre el hecho de cómo
obras como la de Baradère (sin expe-
riencia directa del territorio americano)
contribuían a divulgar esta idea de Fran-
cia como precursora y pionera del “ame-
ricanismo” moderno.
Pero vayamos nosotros al análisis
particular de algunas imágenes de esta
obra francesa tal y como hicimos en el
Figura 13. Pirámide. Dibujo (grafito y tinta sobre papel). José Luciano Castañeda. caso inglés. Partamos de su compara-
R.E.A.M. Manuscrito de la Universidad de Sevilla, Sevilla. ción con el manuscrito depositado en
la Universidad de Sevilla; así, por ejem-
plo, tomemos dos representaciones de
pirámides: la de la imagen de Castañeda
(fig.13), y la 14 de la edición francesa
(fig. 14). Como se observa, las diferen-
cias entre ambas son notables. Como
ocurría también el caso de la imagen
inglesa, la lámina francesa hace una
destacada representación paisajística;
aunque omite cualquier tipo de referen-
cias a escala del tamaño de la pirámide.
Si bien se observa también la inclusión
precisa de dos personajes al pie del
monumento, que quieren servir de guía
en cuanto a la “apreciación visual” del
tamaño de la pirámide: en esta ocasión
los personajes representados son tres
indios (dos delante a la izquierda, y uno
detrás a la derecha) ataviados con una
supuesta “indumentaria antigua” que
–ya por entonces– era difícil de ver en el
México del XIX; y, si me apuran, incluso
en el México de Castañeda y Dupaix.
A pesar de esta “probable inverosimili-
tud”, son personajes que se ubican en la
Figura 14. Pirámide. Grabado. Edición de Henri Baradère, Antiquités Mexicaines. Vol., 2, París. 1834.
escena reforzando más bien el carácter

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LA REAL EXPEDICIÓN ANTICUARIA DE MÉXICO (1805-1808), Y LA REPRESENTACIÓN DEL IMAGINARIO INDIANISTA DEL SIGLO XIX

de “anticuaria”, de civilización desapare- el siglo XVIII y XIX, llamadas “expediciones


cida: a modo de “cita histórica”, acen- científicas”, una vez finalizados las labores
tuando en exceso –si se quiere– el carác- de exploración y de recopilación, hay
ter ilustrativo que preside toda la obra. un momento en que se deben reunir y
Asimismo, no queda aquí nada, téc- “pasar a limpio” los textos e imágenes:
nicamente, del carácter naif de la obra entonces se decide cuál va a ser la manera
del Castañeda: la lámina francesa es ele- de trasladar los resultados obtenidos al
gante y preciosista, propuesta desde una público por medio de la impresión. Es el
factura impecable de luminosidad que momento cuando queda cerrado, y en
no posee la lámina del artista mexicano; cierta manera, “oculto” el proceso iniciado
pero tampoco la edición inglesa (fig. 9). en el transcurso del viaje, ya que el lector
La luminosidad está emparentada preci- de la obra impresa es muy probable que
samente al uso de líneas puras, claras: lo jamás llegue a tener conocimiento de
que evita la confusión de la mancha y se todos los otros materiales preparatorios,
no incluidos, como las distintas imágenes
concentra en los detalles50. Estas mismas
que se han realizado antes de ofrecer la
características las podemos encontrar
imagen grabada. Esto ocurre, por ejemplo,
en los próximos tres ejemplos: volve-
en expediciones españolas tan importantes
mos a las imágenes 7 y 8, y agregamos
como la expedición Alrededor del Mundo
la fig. 15. Esta comparación triple nos
dirigida por Alejandro Malaspina; o la Real
permite apreciar mejor cómo la obra de
Expedición Botánica a los Reinos del Perú
Sevilla y la francesa guardan en común
y Chile, comandada por los botánicos
una característica: el gusto por la niti- españoles Ruiz y Pavón. Incluso se
dez en la representación del objeto, y observa en los materiales de la propia Real
su intento por mostrar la forma y volú- Expedición Botánica de la Nueva España
menes del objeto representado. Aunque, dirigida por Martín de Sessé y, en muchos
de otra parte, en la obra francesa hay Figura 15. Pirámide. Grabado. Edición de Henri momentos, contemporánea a la Dupaix.
un claro interés por convertirse en un Baradère, Antiquités Mexicaines. Vol., 2, París. 1834. En todas ellas son revisados los dibujos
modelo que podríamos llamar “mixto”: y se hacen nuevas “imágenes” o “dibujos
de una parte tiene en cuenta los pro- active” de sus posible lectores. Era tan finales”, que pueden o no ser grabados por
pósitos informativos de Castañeda, y sólo una débil y frágil frontera lo que los artistas que habían formado parte del
de otra parte mantiene sus filiaciones permitía el equilibrio entre lo que “debía viaje expedicionario (Pedro de, 1999).
estéticas con la edición inglesa. Su pro- ser” correctamente representado de un 44
La obra de William Gilpin se publicó en
pósito es, pues, doble: primero, con- lado –según criterios sistematizados por Londres en 1794, bajo el título en inglés:
feccionar unas representaciones que la ciencia francesa desde el siglo XVIII– Three Essays: on picturesque Beauty,
“mejorarían” los “curiosos dibujos de y, por otro, aquello que se proponía on pictures Travel, and on sketching
Castañeda”; y segundo, como el mismo ahora como “licencia artística”, derivada landscape, to which is added a Poem on
Charles Farsy establece en el Discours del mero juego preciosista acorde con el Landscape Painting.
Preliminaire: “[…] une publication plus gusto de la época. Porque efectivamente 45
La utilización de los efectos de luz y sombra
étendue, et aussi compléte que permet- tenía un propósito anticuario y cientí- también es un aspecto primordial en las
tent les connaissances actuelles sur un fico con estos pocos restos del pasado composiciones pintorescas. Gilpin señala
sujet digne de la méditation de tous les americano, como el propio Farcy así lo en su tratado sobre la “belleza pintoresca”
savants. […] voilà sans doute des mer- comenta: “[…] Une brique, un fragment que: “Una luz o una sombra uniformes no
veilles capables de frapper vivement de sculpture, pouvaient révéler à des producen ningún efecto. Son las diferencias
l’esprit et d’emflammer l’imagination yeux exercés un peuple contemporain superficies de los objetos, a veces dirigidas
la moins active […]. Leurs savantes des plus anciens de la terre; leurs forme hacia la luz en una dirección y a veces en
recherches dissiperont peut-être les pouvait manifester tout-à-coup des rela- otra, lo que permite al pintor posibilidades
nuages qui enveloppent les monuments tións antecedentes avec d’autres parties de elección para concretar y graduar tanto
mexicaines, et révéleront à l’avenir l’his- du globe” (Baradère, 1834: XI). las luces como las sombras” (Maderuelo,
toire du passé” (Baradère, 1834: XI). Sin embargo, la representación grá- 2004: 67).
En este sentido la obra de Baradère fica de los objetos debía ser producto 46
El carácter informativo es más que evidente
–y sus láminas, en particular, como gran final de un conjunto de ideas y concep- en las imágenes de Castañeda, y concuerda
emblema de esta obra lujosa y a todas tos –prejuicios y valores morales, refe- con el mismo texto de Dupaix, ya que en
luces pretensiosa– no podía dejar de rentes culturales y modelos estéticos– a todo momento ambos protagonistas de
dotarse de un cierto sentimiento “cien- los que ni el propio “lector científico” la expedición se muestran al servicio de
tífico” que debía estar presente para podían abstraerse. Si ya era difícil deci- un encargo real. Es decir, son prestadores
ser reconocida por los estudiosos euro- dir finalmente si los referentes reales de un servicio a la corona española, y sus
peos51. Y ello, por más que sus represen- que se veían al pie de obra eran una trabajos deben responder a este “espíritu”
taciones también estuviesen pensadas a “máscara” o un “elefante” (caso de los de relato. En ningún momento sus trabajos,
fin “d’emflammer l’imagination la moins dibujos de Palenque de Waldeck, que tanto escritos como gráficos, tienen la

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ANTONIO E. DE PEDRO ROBLES

intención de convertirse en un instrumento sí estuvo sobre el terreno varios años), indígena mexicano desaparecido, enten-
de una “imaginación fascinada”. ¿qué se podía esperar de unos artis- didos taxonómicamente como antigüe-
47
Un ejemplar de esta edición se puede tas franceses que jamás habían pisado dades, y realizados por una expedición
consultar en la Biblioteca Nacional de aquellos lejanos parajes, y cuyo cono- que actúa por encargo de la Corona
Madrid. Los dos volúmenes de los que cimiento personal procedía solamente española. Las imágenes de esos objetos
consta la edición aparecen con fechas de los “curiosos dibujos” de un artista y monumentos se convierten, a su vez,
diferentes: el volumen con las láminas, mexicano, también para ellos desco- en objetos preciados de alto valor en sí
el número dos, aparece con la fecha de nocido? Por ello, el problema de la mismo, tanto estético (objetos artísticos)
1834; mientras que el volumen uno, con representación de lo “que” era correcto como científico (antigüedades).
los textos de Dupaix aparece con la fecha e incorrecto, científico o no científico Asimismo, y en relación con aque-
de 1844. Josefina Palop y Alejandro Cerdá representar, sólo era posible superarlo lla realidad americana que pretende
ya hicieron observación de este detalle, a partir del mismo momento en que significar, las imágenes se presentan
señalando que les parece que la fecha del se decidía “cómo hacerlo”. Pero para en “lugar de”, como un duplicado de
volumen de los textos “sea producto de una ello, todo editor necesitaba el respaldo, “aquello otro” que Dupaix y Castañeda
errata de impresión, aunque este extremo lo más amplio posible, de la “comuni- han vivido y visto. En este sentido, son
no ha podido ser confirmado” (Palop y dad de sabios”. Y de ello Baradère era imágenes que también “son ello”, por
Cerdá, 1997: 137) consciente, tal y como había diseñado seguir aquí con la argumentación de la
48
“[…] l’ Amérique n’a rien à envier au su obra con ayuda de las certificacio- semiótica de Peirce, 1965-1966, y Eco,
reste de la terre [rivalizando con los más nes y avales que mostraba. A fin de 1990, dado que toda imagen es, a su
célebres] monuments de l’Egypte et de cuentas, lo que se estaba estableciendo vez, “referencia” y “significación” de ella
L’Inde, et hâteront les rapports qui doivent para un público europeo, más allá de misma y de otras: se parte de ellas en
exister entre tous les membres de la la validez o no de los dibujos de Casta- tanto objetos, y culminan en ellas en
famille humaine de laquelle le Mexique ñeda, era la construcción de un nuevo tanto que mundo construido o signifi-
fut trop long-temps séparé”. Es curioso ideario para referirse a otro pueblo no cado.
que para probar esta conexión universal occidental; el “cómo ver” y “cómo debía En segundo lugar: “¿quiénes divul-
de México, negada supuestamente por el ser representado” la herencia americana gan y cómo?” Quienes divulgan, prefe-
imperio hispano, se acuda a un documento del indio americano. Y en este proceso rentemente, son ahora autores ingleses
colonial de esa procedencia. ¿No será la competencia directa con Francia ya y franceses. España, siendo la nación
por esa evidencia –imposible de tapar– no era España ni tampoco las naciones que “inaugura” –por así decir– en el
que la iniciativa francesa requiere cierta americanas, que a la postre se conver- caso maya, este proceso de conoci-
originalidad, cierta “plusvalía”, y que la tirían en consumidoras de lo que los miento sobre el antiguo mundo mexi-
Sociéte de Géographie de Paris haya europeos –especialmente franceses e cano y americano, quedará relegada
convocado por varios años un premio ingleses52/53– “decidiesen mostrar” como durante el siglo XIX a un papel secun-
prestigioso (uno de cuyos convocantes tal. La competencia por la hegemonía dario. Lo mismo ocurrirá con las nacio-
participa en esta edición de Baradère, Mr. de la divulgación de ese “americanismo” nes independientes hispanoamericanas,
Warden), que nunca se pudo conceder era Inglaterra. Y la suerte de sus prime- quienes se convertirán posteriormente
plenamente? ros pasos americanistas, de sus primeros en un continuado campo de explora-
49
Para calibrar la importancia del orientalismo momentos de gloria simbólica y global, ciones de viajeros franceses e ingleses
sobre el americanismo francés, cf. también se decidía no sobre control del terreno (todas subrayan la novedad del fenó-
el ensayo inédito de Nadia Prevost, “El selvático de Palenque –en ese mundo meno de apertura territorial del Nuevo
papel equívoco de los textos escritos en el desconocido de Mesoamérica– sino en Mundo a los europeos, que se inaugura
americanismo francés, o las modalidades el control de la divulgación del mismo con la excepcional permisividad infor-
de la ciencia etnográfica en búsqueda de a través de la imagen impresa de este mativa ofrecida por la Corona española
su cientificidad (1850-1895)”, a publicar en mundo. a Alexander con Humboldt). Y más
Pino, F. del y Riviale, P. (2009): Entre textos e aún, ocurre esta revolución imaginativa
imágene: Representaciones antropologicas delante de los estadounidenses, quienes
de la América Indígena. CSIC, Madrid. Fue realizarán su propia reinterpretación
presentado al LII Congreso Internacional de
VIII. A modo del fenómeno, ofreciendo al mundo
Americanistas (Sevilla, en julio del 2005). de conclusión dialogante visiones y explicaciones distintas sobre
50
Es precisamente este carácter de la el origen de sus propias realidades
luminosidad, del uso medido de los Para finalizar, quisiera detenerme bre- arqueológicas, con claros matices com-
contrastes clarooscuristas, el aspecto más vemente en algunas cuestiones que me parativos con otros mundos antiguos
diferenciador con la edición inglesa. En este parecen importantes dejar planteadas, dentro de un contexto americanista en
sentido, si bien ambas imágenes comparten a la vista del análisis comparativo que construcción.
un cierto gusto por la estética “pintoresca”, hemos realizado en este texto. El americanismo decimonónico ori-
las imágenes francesas “huyen” de los En primer lugar, debemos pregun- ginario situó a la América precolombina
efectos luminosos que ofrecen tosquedad tarnos: “¿qué se divulga?” Se divulgan en el contexto de los discursos culturales
a las figuras y se consagran en detallar imágenes y textos escritos respecto de ajenos, inevitablemente “eurocentristas”.
la forma de las piedras, las oquedades objetos y monumentos de un mundo Haciendo de sus hallazgos una cues-

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LA REAL EXPEDICIÓN ANTICUARIA DE MÉXICO (1805-1808), Y LA REPRESENTACIÓN DEL IMAGINARIO INDIANISTA DEL SIGLO XIX

tión de Estado: de suma importancia los requerimientos de una nueva esté-


para naciones como la inglesa o la fran- tica que va incidiendo sobre el gusto del que se presentan en las construcciones
cesa, que se nutrían a nivel de identi- lector europeo. generando irregularidad, etc. En una
dad de teorías históricas colonialistas y Por otra parte, también vemos cómo especie de variante más detallista por
expansionistas, propias de una Europa muchos de los logros atribuibles a la ofrecer un carácter más “naturalista” de la
que deseaba mantener su hegemo- expedición y a las labores de Dupaix representación.
nía civilizatoria. Y a la que el expan- y Castañeda, son asumidos por los pro- 51
Este empleo de un “sistema mixto” de
sionismo norteamericano se sumará, a pios trabajos de las ediciones posterio- composición entre la edición inglesa
lo largo del siglo, como un ya franco res, en especial la francesa. De todas y las obras de Castañeda, supone un
competidor y heredero aventajado en la maneras, la expedición de Dupaix y reconocimiento implícito de la obra del
lucha por controlar la difusión del cono- Castañeda se convierte en un “hito his- artista mexicano. Ya que el mantener en
cimiento científico. tórico” en el descubrimiento y conoci- las composiciones el gusto por el detalle,
En ese sentido, se divulga su pro- miento de las culturas amerindias. Un presente en Castañeda, es una manera
pia imagen haciendo circular impresos “hito” al que los ingleses y franceses no de afirmar que la interpretación científica
materiales de enorme valor artístico y se abstraen; por el contrario, se convier- necesita de este detallismo. En apoyo de
científico, conseguidos a veces fuera y ten en sus mayores propagadores. esta idea, es interesante comprobar cómo
reelaborados en casa. Y este proceder En el siglo XIX, este nuevo “aparato en el reporte que ofreció M. L. Angrand
es interesante, en tanto que estamos visual” propuesto por las nuevas edicio- al Ministère de l’Instruction Publique en
ante una circulación preferente de tex- nes franco-británicas conlleva una reva- relación con la posibilidad de comprar la
tos e imágenes propias sobre el “otro”, lorización del objeto representado y de colección de dibujos de F. Waldeck, en
antes que de objetos físicos puros. la “anticuaria” como una actividad en 1860, relacionadas con sus investigaciones
Dado que el tipo de material sobre el transformación; de las formas y métodos en Palenque, Angrand resalta que un
que se trabaja y las circunstancias en de representación, incluyendo la litogra- mérito de las imágenes confeccionadas por
que se obtiene dicho material (ajeno fía como el medio máximo de la divul- Waldeck es precisamente este carácter de
al entorno inglés, francés y norteame- gación, y del sujeto receptor. Es decir, ejecución “trés-soignée” y perfectamente
ricano), imposibilita –la mayoría de las en tanto este sujeto receptor (el lector) “nette” presentado en el conjunto como
veces– su traslado a los grandes museos queda “instruido”; enmarcado en un en los detalles, señalando que todos
y colecciones de dichos países. Esto no nuevo referente de “reconocimiento” y los detalles y los caracteres son de una
quiere decir que no se haya producido conocimiento de la “historia universal”. fidelidad que llega incluso a la minuciosidad
expolio o compras “dudosas” en el caso En definitiva, las ediciones inglesa y que, si bien éste podría ser un defecto al ojo
americano –cuando no claramente frau- francesa se proyectan como instrumen- del arte, son de una cualidad inapreciable
dulentas–, como ocurrió durante este tos de propaganda de un nuevo para- en los trabajos destinados a servir de base
siglo con otras culturas (persa, griega digma conceptual y explicativo sobre la a los estudios arqueológicos, procurando la
o egipcia). Pero en el caso americano antigüedad americana, insertada ahora reconstrucción y la restitución de las partes
estas circunstancias, aún llevándose a en un proyecto de características univer- mutiladas o ausentes (cf. en: Brasseur De
cabo, no adquirieron la magnitud de los sales que posee una tradición española, Bourbourg (1866) : Monuments anciens du
otros casos. El americanismo europeo que curiosamente queda nuevamente Méxique. París).
52
del siglo XIX se nutrió preferentemente revalorizada. En este proceso, las imá- Más tarde llegará la fotografía arqueológica
de imágenes reproducibles, más que de genes deben ser capaces de “ilustrar” que comenzará a competir con la imagen
objetos: una manera ampliada de la anti- dicho nuevo paradigma, persuadiéndo- gráfica como paradigma de fiabilidad. No
cuaria tradicional y del coleccionismo nos y legitimando su veracidad. Asu- obstante, la fotografía no desplazó del todo
del siglo anterior que a ella va empa- miendo como pretérita, asimismo, una al dibujo y al grabado, dado que el valor
rentado. De manera que lo define no es tradición iconográfica (la que repre- artístico y estético de éste se hallaba ligado
tanto lo que se “poseía” físicamente sino sentan las imágenes de la expedición ya al propio desarrollo del coleccionismo
aquello de lo que “nos apropiamos”, en Dupaix) e inaugurando otra. Asistimos, anticuario.
tanto que conocimiento, presentado por tanto, a la culminación expansio- 53
La Historia Universal es el gran marco
como “hallazgo” o “descubrimiento”. nista de un “saber” –el “anticuario”– y conceptual donde se va insertar el mundo
Algo menos tangible, pero más efectivo, la aparición de un “nuevo saber” –el americano antiguo. A partir de este
en tanto que la “apropiación intelectual” arqueológico científico– que busca una momento, las culturas precolombinas
de ese mundo antiguo americano aspira cierta concreción de su programa y su formarán parte de un “patrimonio común
a ser hegemónica en la explicación del discurso especializado. Las imágenes de la humanidad”. Patrimonio de la que
“otro”. Así, por tanto, se llega a la con- actúan dentro de estas coordenadas: de los europeos, particularmente ingleses y
cepción de un referente visual nuevo del una parte, expandiendo lo ya existente; franceses –pero también los españoles–, se
mundo antiguo americano. Un referente y de otra, provocando “nuevos juicios” han hecho “responsables”, como custodios y
nuevo que desplaza y niega la anterior y reflexiones que sirven a su vez para divulgadores de una herencia, de un pasado
tradición como un paradigma superado, el cuestionamiento de lo anterior. El y de una historia cuya realidad presente más
obsoleto: los dibujos de Castañeda, y mundo “creado” y “re-significado” tiene excelsa sigue siendo la “civilizada Europa”.
también las interpretaciones de Dupaix, intenciones de proyectar ahora nuevas
se consideran, en parte, superados por categorías universales de conocimiento.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63 [61]


ANTONIO E. DE PEDRO ROBLES

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[62] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63


LA REAL EXPEDICIÓN ANTICUARIA DE MÉXICO (1805-1808), Y LA REPRESENTACIÓN DEL IMAGINARIO INDIANISTA DEL SIGLO XIX

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ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 42-63 [63]


La serpiente de fuego o yahui
en la Mixteca prehispánica:
Manuel A. Hermann Lejarazu iconografía y significado
Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores en
Antropología Social, D.F.
The fire serpent or yahui in the
prehispanic Mixteca: iconography
and meaning

Resumen Abstract
La serpiente de fuego es conocida en el The xiuhcóatl is the Nahuatl name of
mundo prehispánico de Mesoamérica the well known “Fire Serpent” of the
con el nombre náhuatl de xiuhcóatl. Sin prehispanic Mesoamerican culture.
embargo, forma parte de un complejo Nonetheless, the Fire Serpent belongs
simbólico que tuvo una distribución to a symbolic complex with an exten-
más amplia. En la Mixteca antigua se le sive distribution in other regions of
conoce como yahui y es a través de los Mexico. In the ancient Mixteca it is
códices y de la iconografía, principal- known as yahui, and it is through
mente, como podemos tener acceso a the iconography and the codices that
su significado y al profundo simbolismo shows its deep symbolism, which
que aún hoy en día mantiene en diversas nowadays remains in several Mixtec
comunidades mixtecas. El yahui forma communities. The yahui belongs to
parte de la religión y de un sistema de the Mixtec religion and a system of
creencias todavía poco trabajadas en esta beliefs poorly studied in this part of
porción del sur de México. the South of Mexico
Palabras clave: Mixteca, códices, Keywords: Mixteca, codices, fire ser-
serpiente de fuego, yahui, xiuhcóatl, pent, yahui, xiuhcoatl, nagualism.
nagualismo.

[64] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 64-77


LA SERPIENTE DE FUEGO O YAHUI EN LA MIXTECA PREHISPÁNICA: ICONOGRAFÍA Y SIGNIFICADO

I. Introducción la última de las cuales sobrevivió varias


décadas a la conquista española.
Conforme al registro de algunas fuen- Como podemos apreciar, fueron
tes pictóricas de la antigua Mixteca, escasos los momentos en los que las
los primeros gobernantes, fundadores líneas de descendencia entraron en
o ancestros de algunos pueblos eran crisis cuando algunos de sus gober-
hombres sagrados que habían nacido nantes murieron sin sucesión directa,
por instancia de los dioses o por medio por lo que tuvieron que entrar otros
de un hecho sobrenatural en el que mecanismos para refundar las genea-
la intervención divina había dejado su logías y establecer nuevos linajes. Pero
profunda huella. Las extensas líneas creemos que estas interrupciones no
genealógicas registradas en los códices afectaron del todo la naturaleza divina
mixtecos así parecen sugerirlo: genera- de los nuevos fundadores, ya que, si
ciones y generaciones de gobernantes bien no participaban directamente de
descendieron por línea directa de una la esencia sagrada de la pareja primi-
pareja primordial que tuvo como ori- genia, al menos recurrieron a una serie
gen un árbol, un río o una montaña. de símbolos y rituales que les dotarían
Sin embargo, según lo mencionan estos del poder necesario para legitimar su
documentos, en algunas ocasiones lle- ascenso al poder. Otra solución, quizá,
garon a interrumpirse o a quedar trun- provino a través de la fuerza de las
cas las líneas dinásticas de descenden- armas a las que algunos señores tuvie-
cia, lo que motivaba una refundación ron que recurrir para hacer coercitiva su
del linaje por parte de una nueva pareja legitimación como gobernantes. Y otra
de gobernantes. más derivó, tal vez, del ámbito religioso
De acuerdo con los códices Bodley que los condujo a su sacralización antes
(1960 y 2005), Nuttall (2006 y 2008) y de poder ascender al trono.
Vindobonensis reverso (1974) existie- Es, precisamente, en este último
ron un total de tres interrupciones en punto donde queremos ahondar un
la línea de descendencia de los señores poco más en el presente artículo. Es
de Tilantongo que vivieron en la época decir, trataremos de abordar el ámbito
prehispánica. Lo que se conoce histó- religioso del gobernante a través del
ricamente como la Primera Dinastía de análisis de una figura muy especial den-
Tilantongo (Caso, 1949) llegó a su final tro de la iconografía de los códices: la
con la muerte del señor 2 Lluvia “20 “serpiente de fuego” o xiuhcóatl como
Jaguares”, lo que trajo como consecuen- se conoce en el mundo náhuatl o el
cia el advenimiento del señor 8 Venado yahui o yaha yahui como se le deno-
“Garra de Jaguar” y la fundación de mina en lengua mixteca.
un nuevo linaje. La dinastía del señor Desde luego, no pretendemos ago-
8 Venado perduró a lo largo de diez tar en este estudio el tema del yahui,
generaciones, pero concluyó, a su vez, sino que únicamente queremos des-
con la muerte del señor 4 Águila “Águila tacar los aspectos más interesantes de
Sangrienta” y de su único hijo heredero esta representación que aparece estre-
al trono. Una tercera dinastía se esta- chamente relacionada a los gobernan-
bleció en Tilantongo con la llegada de tes y a los sacerdotes mixtecos. Estamos
un señor llamado 9 Casa “Jaguar Sami de acuerdo con Maarten Jansen (1997:
nuu”, descendiente por línea materna 76) en que hay un cercano vínculo
del linaje de Tilantongo y cuya genea- entre la serpiente de fuego y el con-
logía perduró hasta el momento de la cepto de “nagual” ampliamente distri-
conquista española e, incluso, hasta el buido en varias partes de Mesoamérica
Período Colonial Temprano. y, como veremos a continuación, exis-
Según el Códice Selden (1964) única- ten en los códices mixtecos numerosos
mente se sucedieron tres dinastías dis- ejemplos iconográficos que nos llevan a
tintas a lo largo de toda la historia Pos- asociar a los gobernantes con la figura
clásica de Jaltepec. Una de las cuales, la del yahui. Pero antes de profundizar
segunda, mantuvo una línea ininterrum- en el concepto de nagualismo será
pida de 19 generaciones. En el caso de necesario explorar la naturaleza reli-
Teozacoalco, a pesar de no estar bien giosa de los gobernantes y comprender
documentada su genealogía temprana, de qué manera se relacionaron los altos
existieron alrededor de tres dinastías, dignatarios con la religión.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 64-77 [65]


MANUEL A. HERMANN LEJARAZU

II. Gobernantes, religión derivaba de la influencia calendárica de


acuerdo con el día de nacimiento, lo
y nagualismo que implicaba una predestinación para
todos aquellos que nacían en días espe-
Sabemos que los gobernantes tuvieron cíficos. A su vez, la práctica nagualística
una participación muy activa en los podía adquirirse por medio de rituales
aspectos religiosos de su comunidad: particulares o incluso a través del apren-
por ejemplo, en varias páginas de los dizaje (López Austin, 1996 I: 431).
códices mixtecos se puede observar a Alessandro Lupo (1999: 17) se refiere
un buen número de soberanos reali- al nagualismo como “la creencia de que
zando prácticas de autosacrificio y peni- determinados individuos (los cuales a
tencia dentro de los templos; o bien, menudo ocupan puestos sociales impor-
entregando ofrendas a las deidades en tantes) están investidos de poderes espi-
diferentes rituales y ceremonias. Incluso, rituales particulares, que les permite
los vemos efectuando sacrificios de transformarse asumiendo a su gusto
hombres y animales en diversos contex- semblanzas de animales (o también, en
tos religiosos. No obstante, es necesario raras ocasiones, de fenómenos natura-
señalar, que si bien algunos gobernan- les como rayos, viento, nubes, bolas de
tes llevaron a cabo funciones sacerdota- fuego), y realizar bajo tales ‘disfraces’,
les, no quiere decir que se dedicaran a acciones prodigiosas”.
tiempo completo a las tareas religiosas Con base en la experiencia etnográ-
ya que desde luego había individuos fica, Luigi Tranfo e Italo Signorini (Sig-
que desempeñaban formalmente todo norini et. al., 1991: 191) encontraron que
este tipo de actividades. entre los huaves de San Mateo del Mar,
En realidad, queremos fijar nuestra Oaxaca, el concepto de nagual evoca
atención en un tipo de sacerdote, hechi- dos palabras que no son coincidentes
cero o mago cuyas prácticas mágico- entre sí: neombasiik y neawineay. El
religiosas fueron ejercidas también, con neombasiik es un hombre que puede
toda probabilidad, por varios gobernan- transformarse pero únicamente lo hace
tes de la Mixteca. Nos referimos a la a través de la mente, pues su aparien-
facultad de desprender voluntariamente cia corpórea permanece inmutable. Por
el espíritu y de poder dirigirlo libre- el contrario, el neawineay sólo sabe
mente hacia cualquier ámbito sobrena- transformarse corporalmente sin realizar
tural, particularmente hacia los animales ningún tipo de viaje místico. Las dife-
o hacia algún fenómeno atmosférico. rencias entre ambos tipos de naguales
Estamos hablando, en términos genera- son importantes para los huaves, pues
les, sobre el “nagualismo”. mientras que el neombasiik se ocupa
Desde luego, no es nuestra inten- del bien de la gente y del pueblo, vuela
ción discutir aquí sobre los conceptos y sobre las cosas y viaja en espíritu por
definiciones de “nagual” y “nagualismo” facultad innata, el neawineay es casi un
que han ocupado en las últimas décadas brujo menor, no malvado, que se dedica
a un buen número de investigadores y a deambular por la noche y cuyo cono-
especialistas expertos en el tema1. Pero cimiento fue adquirido por medio de la
al menos, tendremos que quedarnos enseñanza (Signorini et. al., 1991: 193).
con alguna definición para entender la Por su parte Roberto Martínez (2006:
capacidad que tuvieron algunos gober- 7-8) comenta que el término nahualli
nantes mixtecos en tomar la forma de es una palabra de origen náhuatl cuyo
un animal o de un fenómeno meteoroló- significado, aún desconocido, parece
gico con el fin de realizar algún ritual en aproximarse a las nociones de “cober-
particular o, quizá también, como una tura” o “disfraz”; y que esta palabra se
1
La bibliografía existente sobre nagualismo manifestación de su poder. refiere tanto a una especie de hechicero
excede, por mucho, el limitado espacio Alfredo López Austin (1996 I: 429) transformista como a una suerte de alter
de una breve nota al pie de página, pero considera al nagualismo como una toma ego o doble, generalmente animal, que
mencionaremos a continuación algunos de posesión que pueden realizar hom- se encuentra tan estrechamente ligado
trabajos recientes que se han publicado bres, dioses, muertos y animales al remi- a la identidad de la persona que todo
sobre el tema como, por ejemplo, Italo tir una de sus entidades anímicas, en este mal que afecte al nahualli tendrá una
Signorini y Alessandro Lupo (1989); Federico caso el ihíyotl o nahualli, dentro de la repercusión en su contraparte humana.
Navarrete (2000); Carmen Valverde (2004) o cobertura de diversos seres. Esta facul- Definitivamente no es posible, por
Roberto Martínez (2006). tad de exteriorizar el ihíyotl o nahualli los límites naturales del presente trabajo,

[66] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 64-77


LA SERPIENTE DE FUEGO O YAHUI EN LA MIXTECA PREHISPÁNICA: ICONOGRAFÍA Y SIGNIFICADO

continuar con la discusión de opinio- aquí al análisis de solamente una figura


nes sobre el significado del nagualismo, que representa una posesión nagualís-
sin embargo, retomaremos dos plantea- tica por parte de gobernantes y sacer-
mientos centrales. El primero, expuesto dotes mixtecos. Es muy probable que
por Signorini y Lupo (1989), es el rela- existan otras representaciones que nos
cionado a que el nagualismo no es una muestren una transfiguración de un
transformación en el sentido estricto sino individuo en una entidad zoomorfa
que refiere a la proyección de una de como una serpiente o un jaguar, pero
las entidades anímicas (la que preside la la imaginería del yahui o serpiente de
conciencia y la percepción del mundo fuego está plagada de diversos simbo-
circundante) desde el interior del ser lismos en los códices que no han sido
humano al interior del animal compa- apropiadamente estudiados por los
ñero. Esto es, mientras que el cuerpo especialistas. De esta manera, buscamos
permanece inerte, la capacidad de sentir descubrir qué elementos del nagualismo
y la voluntad se transfieren al alter ego están presentes en los códices mixtecos
(tonalli), permitiéndole realizar a distan- y de qué manera aparecen.
cia actos prodigiosos (Lupo, 1999: 23).
Por otro lado, existen algunas dife-
rencias que podemos percibir entre los III. El yahui y la xiuhcóatl
conceptos explicados por los investiga-
dores italianos y aquellos ya trabajados La serpiente de fuego, xiuhcóatl o yahui
anteriormente por Alfredo López Austin. es un complejo iconográfico que apa-
Por ejemplo, para este autor la entidad rece comúnmente en el Posclásico meso-
Figura 1. Cerro de la Serpiente de Fuego (Códice
anímica que puede separarse y exterio- americano, sin embargo, tuvo una mayor Nuttall, 2006: 46-III).
rizarse en otro ser de manera voluntaria distribución entre los grupos nahuas del
es el ihíyotl (hígado), lugar donde resi- Centro de México y en los mixtecos de
den los sentimientos y pasiones (López las zonas altas.
Austin, 1996 I: 430). Además, López Aus- En los códices mixtecos se le repre-
tin señala como diferencias entre nagua- senta como un animal fantástico dotado
lismo y tonalismo que cada nahualli de diversos elementos que caracterizan
puede tomar muy distintas formas, es a otros seres de la naturaleza: 1) Tiene
decir, puede introducir su ihíyotl en dis- una gran cabeza de serpiente con las
tintos seres (hasta trece según la región fauces abiertas de modo similar al icono
de estudio) y no solamente en su pro- conocido en la literatura mesoameri-
pio alter ego animal. Además, la relación cana como “el monstruo de la tierra”
entre el mago nagual y el ser en el que (fig. 1). 2) Dentro de sus fauces surgen
introduce su ihíyotl puede ser transitoria grandes dientes y colmillos que se pro-
y no es definitiva como en el caso del longan en forma de curva. 3) La parte
vínculo que establece el individuo y su superior del hocico se alarga en forma
alter ego zoomorfo a lo largo de toda de trompa tomando un diseño cuadran-
su vida como sucede en el “tonalismo” gular que culmina en la parte posterior
(López Austin, 1996 I: 430 y 431). de la nariz. En otras representaciones, se
Pero no podemos seguir ahondando le dibuja más bien con una nariz alar-
más sobre este tema pues, al parecer, gada o redondeada con una hoja de
la problemática actual se centra ya cuchillo de pedernal en la punta (fig. 2).
en la precisión de hasta qué punto se 4) El cuerpo de este animal fantástico
pueden llegar a tocar mutuamente el es muy alargado, pues se compone de
nagualismo y el tonalismo, o hasta qué una cadena de rectángulos colocados en
momento resultan estar ligados entre sí. forma sucesiva. 5) La cola viene rema-
Por lo tanto, pasaremos ahora a analizar tada con un largo cuchillo de pedernal
la información que los códices mixte- flanqueado por dos volutas y dos vírgu-
cos nos proporcionan sobre el tema del las enroscadas que a veces tienen forma
nagualismo en los gobernantes. Es decir, circular.
queremos observar de qué manera la Según las imágenes que vemos en
iconografía de los códices puede llegar los códices, el animal es un cuadrúpedo
a aportar algo sobre las definiciones de pero debido a las convenciones de la
nagualismo. escritura mixteca, que da preferencia a
Para poder abordar adecuadamente las figuras dibujadas en perfil, regular- Figura 2. Imagen de Yahui con pedernal en la nariz
dicho planteamiento, nos limitaremos mente aparece la serpiente de fuego con (Códice Nuttall, 2006: 64-I).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 64-77 [67]


MANUEL A. HERMANN LEJARAZU

dos patas alargadas o tres, provistas de la describe como un báculo labrado en


enormes garras semejantes a las de un forma de serpiente y pintado en color
águila (fig. 3). azul. Esta misma iconografía aparece
Como podemos observar, no se trata registrada en el Códice Ramírez (1979:
definitivamente de un ser que exista en 124) y en los Primeros Memoriales de
la naturaleza, sino de un animal fantás- Sahagún (León-Portilla 1958: 115), quien
tico que toma elementos de otros con- la representa como un coatopilli (bastón
formando uno diferente. de serpiente) empuñada por el dios Hui-
Mercedes de la Garza (1999: 180), tzilopochtli (fig. 4).
que ha trabajado con mayor deteni- Sin embargo, la descripción más elo-
miento estos animales sobrenaturales, cuente y vívida sobre el poder y fuerza
los ha denominado “dragones”, debido de la serpiente de fuego se encuen-
a que precisamente combinan rasgos tra narrada en los textos indígenas del
de diversos animales predominando el Códice Florentino; justamente, en los
carácter serpentino, del mismo modo momentos finales del sitio impuesto por
que los dragones europeos y asiáticos. los españoles a los mexicas. De acuerdo
La autora nos dice: “El término proviene con esta relación, Cuauhtemoc designó
del sustantivo latino drácon, ‘serpiente’, a un gran capitán mexica llamado Opo-
que deriva a su vez del verbo dercomai, chtzin para que vistiera los ropajes del
el cual define la intensidad de la mirada, “Tecolote de quetzal” que habían perte-
fija y paralizante de la serpiente”. necido al tlahtoani Ahuitzotl. Lo singular
La representación de la serpiente de de este traje era una insignia en la que
fuego que estamos analizando, presenta estaba colocada la voluntad de Huitzi-
Figura 3. Yahui o Serpiente de fuego (Códice Nuttal,l
una iconografía que combina elementos lopochtli, pues era nada menos que la
2006: 79-I). de diferentes animales: cabeza y cuerpo serpiente de fuego. El texto dice: “Era
de serpiente, fauces del monstruo de la un largo dardo colocado en vara, que
tierra o de un lagarto y extremidades tenía en la punta un pedernal… Dijo el
con garras de águila o cocodrilo. Por lo Cihuaóatl Tlacutzin: ‘Mexicanos tlatelol-
tanto, a este ser también lo identificamos cas, ¡Nada es aquello con que ha existido
como un dragón en el que predominan México! ¡Con que ha estado perdurando
rasgos serpentinos. Estamos, entonces, la nación mexicana! ¡Se dice que en esta
frente a un animal fantástico que ha insignia está colocada la voluntad de
tomado rasgos de otros animales para Huitzilopochtli: la arroja sobre la gente,
conformar un nuevo ser con una consti- pues es nada menos que la serpiente
tución propia. de fuego (Xiuhcóatl), el perforador del
Ya en 1909, Eduard Seler (2004: fuego (Mamalhuaztli)! ¡La ha venido
241) había identificado a la serpiente de arrojando contra nuestros enemigos! Ya
fuego en los códices nahuas y mixtecos tomáis, mexicanos, la voluntad de Hui-
con el nombre de xiuhcóatl, “serpiente tzilopochtli, la flecha. Inmediatamente
turquesa”, a la que consideró una ima- la haréis ver por el rumbo de nuestros
gen del dios del fuego, Xiuhtecuhtli. No enemigos” (León-Portilla, 1984: 123-124).
obstante, en los textos de fray Bernar- Si bien es verdad que con esta arma
dino de Sahagún hay referencias de la los mexicas no pensaban derrotar a los
xiuhcóatl bajo otras características. Efec- españoles, al menos sí conseguirían un
tivamente, bien conocido es el pasaje poco de tiempo para escapar y tomar las
acerca del nacimiento de Huitzilopochtli fuerzas necesarias para resistir. No obs-
en el que mata a su hermana Coyolxau- tante, a pesar de haber conseguido algu-
hqui y vence a los Centzonhuitznahuah. nos prisioneros, la xiuhcóatl no surtió el
Pues bien, el arma con la que hiere y efecto esperado.
hace pedazos a Coyolxauhqui es des- La idea de la serpiente de fuego
crita por Sahagún como: “una culebra como un arma mortífera se encuentra
hecha de teas que se llamaba xiuhcóatl”, también en el Códice Azcatitlan (1995,
que fue encendida para ser usada por lámina 8) pues durante la peregrinación,
Huitzilopochtli y matar con ella a los los mexicas sostuvieron una gran batalla
enemigos de su madre (Sahagún, 2002, contra los del pueblo de Tzompanco, de
lib. III: 302). la cual salieron victoriosos gracias a la
Otra referencia sobre esta arma la intervención directa de Huitzilopochtli
Figura 4. Huitzilopochtli con atavío de Xiuhcóatl encontramos en la Historia de las Indias quien aparece empuñando su serpiente
(Primeros Memoriales 1993: 261r). de fray Diego Durán (2002 II: 27), quien de fuego.

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LA SERPIENTE DE FUEGO O YAHUI EN LA MIXTECA PREHISPÁNICA: ICONOGRAFÍA Y SIGNIFICADO

De esta manera, para los mexicas significa “su doble: una serpiente de
la xiuhcóatl era el arma letal de Huitzi- turquesa”, esto es, que el término alude
lopochtli, que parece contrastar con la indudablemente al concepto de nahua-
imagen del animal fantástico que hemos lli que tratamos anteriormente. No sola-
analizado en los códices mixtecos. Sin mente la xiuhcóatl aparece como el
embargo, la figura del dragón a la que nagual del dios del fuego, sino también
hicimos referencia, sí se encuentra en de Huitzilopochtli, pues en las imágenes
muchas imágenes del mundo mexica. y textos de los Primeros Memoriales tam-
Efectivamente, la gran cabeza de ser- bién se encuentra la serpiente de fuego
piente con fauces del monstruo de la acompañando a la deidad patrona de los
tierra y cuya mandíbula se alarga hacia mexicas (véase fig. 4).
la parte de arriba, la hemos encontrado En la Historia general Sahagún (2002,
en diversos códices como el Borbónico, lib. I: 69) claramente menciona la facul-
el Vaticano A-Ríos, el Telleriano-Remen- tad de transformación que tenía Huitzi-
sis y en la Piedra del Sol, junto con otros lopochtli pues lo califica de “nigromán-
monolitos que sobrevivieron a la con- tico o embaidor, que se transformaba en
quista española como el relieve conser- figura de diversas aves y bestias”.
vado en el Museo Británico (fig. 5). De esta manera, el poder de trans-
Los ejemplos del Códice Borbó- figurarse en otros seres, sobre todo Figura 5. Relieve de piedra de una serpiente de
nico (1991) son muy claros, pues en la animales, era una de las características fuego. Pieza del Museo Británico de Londres.
página 20 (fig. 6) se observa la cabeza inmanentes de Huitzilopochtli, por lo
de serpiente con la mandíbula superior que la práctica nagualística de la dei-
alargada en forma semirredondeada y dad era parte de su esencia. Aunque
con un grupo de ojos estelares sobre las fuentes que hemos consultado no lo
la encía del animal. Además, el cuerpo dicen expresamente, es muy probable
de la xiuhcóatl está compuesto de tres que el arma conocida como xiuhcóatl
diseños rectangulares o trapezoidales haya experimentado la posesión com-
que terminan con la punta en forma de pleta de la deidad, pues si recordamos
rayo o trapecio. Esta serpiente de fuego los textos indígenas del Códice Floren-
está colocada en la nuca y espalda del tino, en el enorme dardo estaba “colo-
dios Xiuhtecuhtli como parte de su ves- cada la voluntad de Huitzilopochtli” por
timenta o atavíos que lo identifican. lo que, al parecer, ambas entidades fue-
Otras láminas del Códice Borbónico ron consideradas una misma cosa.
(1991: 9, 22, 23, 26, etc.) muestran a Es posible, entonces, que la práctica
la serpiente de fuego acompañando a del nagualismo ejercida por la deidad
Tezcatlipoca pero, sobre todo, a Xiuhte- no haya sido únicamente para tomar la
cuhtli, señor del fuego. Estas imágenes forma de algunos animales, sino tam-
coinciden con los datos de Sahagún, bién para introducirse en varios objetos,
pues de acuerdo con el franciscano la en este caso, en un arma que se conver-
figura del dios del fuego tenía a cues- tía en una xiuhcóatl. Figura 6. Serpiente de fuego en la espalda y nuca
tas “un plumaje hecho a manera de Un ejemplo que parece mostrarnos del dios Xiuhtecuhtli (Códice Borbónico, 1991: 20).
una cabeza de un dragón, labrado de la transfiguración de las deidades en
plumas amarillas, con unos caracolitos una serpiente de fuego, se observa cla-
mariscos” (Sahagún, 2002, lib. I: 89). ramente en la denominada Piedra del
La descripción de Sahagún de la Sol. En este conocido monolito se hallan
serpiente de fuego como un dragón, en bajo relieve dos gigantescas serpien-
nos corrobora la idea de que se trata tes de fuego que enmarcan el perímetro
del mismo ser fantástico analizado en de la piedra circular. Ambos cuerpos de
los códices mixtecos pero, sobre todo, la serpiente rodean al gran disco solar,
nos llama la atención la designación cuyas cabezas se colocan una frente a
que el fraile registró en los Primeros la otra en la parte inferior de la piedra.
Memoriales. En dicho documento, Saha- Las dos enormes fauces de las serpien-
gún señala que uno de los atavíos de tes de fuego muestran su mandíbula
Xiuhtecuhtli es el xiuhcoanaual, que superior alargada y redondeada en
se encuentra dibujado precisamente forma de rosca, tienen grandes dientes
como una gran cabeza de serpiente y colmillos además del colmillo curvado
cuya trompa se levanta en la parte en la comisura de la boca. El cuerpo
superior (fig. 7). Según la traducción de de las serpientes está conformado por Figura 7. La Xiuhcóatl como atavío del dios Xiuhtecu-
León-Portilla (1958: 126) xiuhcoanaual once diseños rectangulares colocados htli-Ixcozauhqui (Primeros Memoriales, 1993: 262v).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 64-77 [69]


MANUEL A. HERMANN LEJARAZU

a modo de cadena en cuyos interiores de pectoral de concha colocado en la con la imagen de este animal fantástico.
están elementos flamígeros. Las colas cabeza del animal (véase fig. 6). Se trata de la entrada “cometa errática
de ambas serpientes terminan en forma Estos elementos, que difieren en que corre” concepto que el fraile domi-
de rayo o trapecio de las que parecen ambas tradiciones, nos muestran distin- nico registró como yahuinduvua (Alva-
salir unas bandas rectangulares (Matos tas concepciones sobre un mismo ser rado, 1962: 49v). Esta noción coincide
y Solís, 2004). De las fauces de las ser- fantástico al que se le añadieron nuevos con el término xiuitl anotado por fray
pientes de fuego se asoman dos rostros símbolos bajo perspectivas particulares. Alonso de Molina para “año, cometa,
humanos con las bocas abiertas cuyas Para los mixtecos, la serpiente de turquesa y hierba” (Molina 2001: 159v).
lenguas terminan en forma de cuchillos fuego o xiuhcóatl no fue un arma pode- Si la glosa xiuitl significa también
de pedernal. rosa de alguna deidad, sino que aparece cometa, entonces, la palabra xiuh-
Es muy probable que, en este con- como un nombre personal o sobrenom- cóatl de los nahuas sería la “serpiente-
texto, las serpientes estén estrechamente bre de numerosos gobernantes; también cometa” y el yahui de los mixtecos tam-
relacionadas con el Sol y podrían, quizá, la hemos encontrado como un título o bién simbolizaría un cometa dibujado
simbolizar los rayos o el fuego del Sol. cargo sacerdotal que podía ser desem- en la forma de nuestro animal fantás-
Los rostros que aparecen en las fauces, peñado por algunos soberanos; incluso, tico. No obstante, reconocemos que este
tal vez, representen a las dos deidades parece haber sido objeto de culto nombre no se encuentra bien documen-
mexicas que podían transfigurarse en debido a la dedicación que se le hace tado en las fuentes, ya que Sahagún, por
una serpiente de fuego, Huitzilopochtli en un templo; finalmente, la serpiente ejemplo, da el término bien conocido
y Xiuhtecuhtli, cuyo poder nagualístico de fuego llegó a ser una de las entidades de citlalpopoca, “estrella que humea”
hemos podido cotejar en las fuentes. favoritas para tomar su forma por parte a los cometas. Incluso, en el Vocabu-
Por lo tanto, es posible que para los de los naguales o de aquellos que prac- lario de Alvarado (1962: 49v) “cometa
mexicas la serpiente de fuego o xiuh- ticaban el nagualismo. encendida” se escribe como teñooyoca-
cóatl haya representado el fuego solar o En primer lugar, el nombre mixteco nañuma, que significa “estrella que saca
los rayos del sol que tomaban la forma de la serpiente de fuego es yahui o yaui, humo”.
de un animal fantástico al momento en vocablo que fue identificado por Mary Pero nos llama también la atención
que descendían del cielo a la tierra. Tam- Elizabeth Smith (1973: 62) al realizar la que Molina (2001: 27v) mencione que
bién, la xiuhcóatl fue concebida como paleografía de las glosas escritas en los “cometa grande o gran llama” es xiuitl
un arma, la más poderosa de todas, que códices Muro y Sánchez Solís. en náhuatl; de la misma forma que
podía recibir la posesión de Huitzilopo- La palabra yahui no tiene el mismo yahuinduvua es “cometa y flecha” en el
chtli en forma de nagual para colocar en significado que el de la xiuhcóatl o “ser- mixteco de Alvarado (1962: 49v y 111v).
ella su voluntad. piente de turquesa” para los nahuas, Si, efectivamente, la serpiente de
No obstante, estas características pues el término parece señalar el nom- fuego es una representación simbólica
observadas entre los mexicas, no pare- bre o apelativo de un tipo de mago o de un cometa, entonces el nombre adju-
cen coincidir con las creencias de los chamán que existía entre los mixtecos. dicado por algunos magos al yahui,
mixtecos que quedaron plasmadas en En efecto, Smith (1973: 63) encon- indudablemente refiere a este astro
los códices. Efectivamente, desde los tró que en el diccionario de Alvarado luminoso bien conocido por los anti-
elementos iconográficos y hasta el signi- (1962) la entrada para “hechizero, otro guos mesoamericanos. Pero el problema
ficado mismo de la serpiente, los grupos embaidor que por los ayres bolava”, es es que tenemos pocos datos para cercio-
mixtecos parecen haber desarrollado su yahui, yaha yahui, que parece referir al rarnos sobre el significado que los pro-
propio complejo simbólico en torno a nombre de una clase específica de mago pios mixtecos daban al nombre yahui o
este peculiar animal. que tenía la facultad de poder volar. a la imagen del dragón-animal fantástico
Este nombre registrado por Alvarado que hemos analizado.
coincide con otro que se encuentra en Por lo pronto, vamos a explorar la
IV. El yahui como nagual la gramática de Antonio de los Reyes noción de yahui como un apelativo
(1976: 79), pues el dominico señala en o nombre de una clase de mago cuya
Iconográficamente, la serpiente de su lista de los nombres reverenciales característica principal es la transfigura-
fuego mexica se distingue de la mix- que “Nigromántico señor” se dice (entre ción o la práctica nagualística.
teca en algunos rasgos; por ejemplo, otros vocablos), yaha yavui. Si bien, existen en los códices mix-
en la trompa redondeada de la ser- Sin embargo, en ninguna de estas tecos numerosos señores y gobernantes
piente mexica se encuentran sobre la fuentes fundamentales para estudiar la con el sobrenombre de yahui, enton-
encía numerosos círculos u ojos que lengua mixteca del siglo XVI se puede ces creo que podemos pensar que para
representan estrellas. La cola termina en hallar el significado preciso de la pala- ellos dicho término evocaba a una enti-
una especie de punta o rayo-trapecio a bra yahui, que indudablemente refiere, dad más de su amplia cosmovisión. El
diferencia del cuchillo de pedernal que como lo demostró Smith, a la imagen nombre personal de yahui fue tan recu-
remata en la cola del animal en la mayo- de la serpiente de fuego que se conoció rrido y solicitado como los sobrenom-
ría de las representaciones mixtecas. Por entre los nahuas como xiuhcóatl. bres de jaguar, águila, coyote, quetzal y
último, en las imágenes de xiuhcóatl Únicamente he encontrado una refe- serpiente que ilustran abundantemente
en el Códice Borbónico (1991) aparece rencia en el propio Vocabulario de Alva- las denominaciones dadas a los gober-
un tipo de tocado o yelmo en forma rado que, quizá, pudiera relacionarse nantes a lo largo de los códices.

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LA SERPIENTE DE FUEGO O YAHUI EN LA MIXTECA PREHISPÁNICA: ICONOGRAFÍA Y SIGNIFICADO

El icono de yahui aparece, por ejem- dinaria narración que se registra en


plo, en el nombre del señor 4 Viento, varios códices, 4 Viento logra forjar una
hijo de la célebre señora 6 Mono, que serie de alianzas que lo llevaron a con-
perteneció a la familia real de Jaltepec seguir la muerte del propio 8 Venado,
(fig. 8). El señor 4 Viento “Yahui” gozó por lo que logró consolidar su posición
de un poder semejante al de 8 Venado como único soberano en la Mixteca. Sin
“Garra de Jaguar”, pues se convirtió en embargo, la muerte del importante señor
el fundador de un sitio llamado Lugar de Tilantongo trajo a 4 Viento una serie
de Pedernales y fue de los pocos gober- de conflictos contra los antiguos aliados
nantes capaces de recibir la nariguera de de 8 Venado. Efectivamente, el señor 4
turquesa de manos de un señor tolteca. Jaguar, destacado gobernante-sacerdote
También dentro de la segunda y de Cholula, había sido un gran aliado
tercera dinastía de Teozacoalco existie- y compañero de armas de 8 Venado,
Figura 8. Imagen del señor 4 Viento, “Yahui” como
ron varios gobernantes que llevaron el por lo que al enterarse del sacrificio del gobernante de Lugar de Pedernales (Códice
sobrenombre de Yahui. Como el señor señor mixteco, emprende una gran per- Bodley, 1960: 31-III).
8 Conejo “Yahui-Fuego de Tlaxiaco”; secución contra 4 Viento.
el señor 12 Casa “Yahui que Traspasa Las páginas 33 y 34 del Códice Bodley
el Cielo”; el señor 2 Agua “Yahui-Sami (1960 y 2005) narran con detalle esta per-
nuu” y el señor 10 Zopilote “Yahui de secución que emprende 4 Jaguar contra
Fuego” (fig. 9). Incluso, en el poderoso el hijo de la célebre señora 6 Mono. En
señorío de Tilantongo, hubo un sobe- primer lugar, el señor 4 Jaguar persigue
rano que llevó el nombre de Yahui, 13 a 4 Viento hasta que éste logra escon-
Viento “Yahui de Fuego”, a pesar de que derse en un temazcal. Después, aparece
en su dinastía había una gran preferen- la imagen de una especie de lagartija
cia por tener sobrenombres vinculados subida sobre un cerro que lleva en la
al jaguar. nariz un cuchillo de pedernal acom-
Lo interesante sería saber si todos pañada del nombre 4 Viento (fig. 10).
aquellos gobernantes que ostentaban el Posteriormente, 4 Jaguar logra sujetar
sobrenombre de Yahui también adqui- de los brazos a 4 Viento en señal de su
rían la facultad del nagualismo por naci- captura. Pero, nuevamente 4 Viento se
miento o era simplemente una deno- escapa y parece refugiarse dentro de un
minación sin mayores implicaciones. tipo de planta, pues solamente se le ven
Desafortunadamente, la información los pies y la cadera como si se estuviera
en los códices no es, en la mayoría de sumergiendo en ella.
las ocasiones, muy detallada como para Toda esta persecución culmina con
poder resolver este punto. Sin embargo, la directa intervención de los dioses
tenemos algunos datos que se despren- ya que el señor 1 Muerte, dios del Sol,
den de las biografías de ciertos gober- intercede por 4 Viento y obliga a ambos
nantes que se destacaron por su singular personajes a forjar una alianza entre sí.
papel en la historia de la Mixteca. Nos 4 Jaguar no tiene más remedio que reco-
referiremos, en concreto a la vida del nocer a 4 Viento y a otorgarle la nari- Figura 9. 8 Conejo, “Yahui-Fuego de Tlaxiaco”,
señor 4 Viento “Yahui”. Así, en el Códice guera de turquesa en el mismo lugar señor de Teozacoalco (Códice Nuttall, 2008: 30).
Bodley reverso (1960 y 2005), se men- donde se la colocó a su antiguo aliado
ciona de forma más o menos detallada 8 Venado, esto es, en Cholula. Con el
la vida de 4 Viento, por lo que quizá máximo símbolo de legitimación entre-
este manuscrito pueda proporcionarnos gado por los toltecas, 4 Viento regresa a
información acerca de las prácticas de la Mixteca cargado de todos los elemen-
nagualismo en la Mixteca prehispánica. tos de poder que lo consolidarán como
Después del nacimiento de 4 Viento, nuevo soberano absoluto.
el señor 8 Venado “Garra de Jaguar” Lo extraordinario de toda esta des-
ataca sorpresivamente al sitio llamado cripción que hemos procurado resumir,
Lugar del Bulto de Xipe, en el que es el papel nagualístico que seguramente
vivían los señores 11 Viento y 6 Mono trató de ejercer 4 Viento para escapar
(padres de 4 Viento). De los hijos de de su captor. Es decir, he interpretado
esta pareja de gobernantes únicamente algunas de las escenas que acabamos
sobrevivieron 4 Viento y 1 Lagarto, pues de describir en el Bodley como ejemplos
tanto sus padres como sus medios her- de nagualismo representado en los códi-
manos murieron sacrificados a manos ces. En concreto, el tipo de animal que Figura 10. 4 Viento convertido en iguana y subiendo
de 8 Venado. A lo largo de una extraor- se encuentra sobre el cerro del dios de por el Cerro de la Lluvia (Códice Bodley, 1960: 33-III).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 64-77 [71]


MANUEL A. HERMANN LEJARAZU

Figura 11. Captura de 4 Viento y su transformación en una lagartija (Códice Bodley, 1960: 33-III).

la lluvia lleva sobre su nariz un cuchi- tienen la facultad de transfigurarse en facultad de practicar el nagualismo en
llo de pedernal semejante al icono del otros seres, no es exclusiva de la Mix- situaciones que para ellos eran necesa-
yahui que ya conocemos, además de teca. Entre los quichés, por ejemplo, es rias. Es probable que el señor mixteco 4
estar acompañado del nombre 4 Viento bien conocido el pasaje del Popol Vuh Viento haya tenido que echar mano de
(véase fig. 10). Pensamos, de este modo, (2002: 125) que habla del señor Gucu- su habilidad para transformarse en otros
que el señor 4 Viento se convirtió en matz como un rey prodigioso que tenía seres y poder escapar así de sus enemi-
una especie de iguana o lagartija para el poder de subir siete días al cielo y gos que amenazaban con matarlo. Pero
escapar de las manos de 4 Jaguar, pues descender después a Xibalbá, y por una vez que se vio librado de tales peli-
la relación entre el nombre calendárico períodos de siete días cada uno se con- gros, pudo convertirse en un poderoso
y el animal representado en el códice es vertía en culebra, en águila, en jaguar y soberano cuyas facultades de transfigu-
tan estrecha que el signo del día parece en sangre coagulada (Garza, 1987: 198). ración seguramente le sirvieron como
referirse directamente a la iguana. O también el muy famoso pasaje del rey arma política y le ayudaron a legitimar
En otro de los pasajes de esta histo- Tzutzumatzin de Coyoacán cuyos asom- su nueva posición.
ria, 4 Viento huye de 4 Jaguar y parece brosos poderes nagualísticos espanta- Ya habíamos señalado, al principio
que se convierte en otro tipo de lagar- ron a los emisarios de Ahuitzotl. Según del apartado, que buscaríamos los ele-
tija que se sube a un árbol arriba de un refiere fray Diego Durán (2002 I: 427- mentos iconográficos que pudieran dar-
templo. El nombre de 4 Viento, que se 433), el rey Tzutzumatzin de Coyoacán nos alguna luz sobre la manera en que
encuentra a la derecha del animal, está sabía “artes mágicas y hechicerías”, y se presenta el fenómeno del nagualismo
unido por medio de un lazo gráfico a la como “brujo” realizó algunos encan- en los códices mixtecos. Pues bien, el
cola de la lagartija que está subida en tamientos que puso en práctica contra caso del señor 4 Viento que acabamos
el tronco del árbol. A pesar de que la los enviados de Ahuitzotl que iban a de analizar creo que es bastante ilustra-
línea negra está borrada en la escalinata ahorcarlo por su desobediencia ante el tivo, pero no es el único. En efecto, si
del templo, parece ser que sí existió una Huey tlahtoani mexica. El señor Tzutzu- alguno de los gobernantes que osten-
sola línea, lo que comprobaría la trans- matzin puso gran resistencia a su cap- taba el nombre de Yahui desde su naci-
formación de 4 Viento en otro animal tura al transformarse en águila, jaguar, miento implicaba su predisposición
(fig. 11). serpiente y llamaradas de fuego, que o facultad innata al nagualismo, ¿qué
Reconocemos el carácter meramente evitaron momentáneamente su sacrifi- sucedía con aquellos dignatarios que no
hipotético de la serie de lecturas que cio. Sin embargo, Ahuitzotl lo amenazó habían recibido este sobrenombre? ¿Era
hemos ofrecido en la vida de 4 Viento, con atacar su ciudad y devastar a toda la posible que ellos también practicaran el
pero al menos dejamos constancia de población si no se entregaba. Tzutzuma- nagualismo? Según la información ver-
la relación que bien pudo existir entre tzin finalmente se dejó ahorcar por los tida en los códices esto parece que sí.
los gobernantes que llevaban el nombre mexicanos pero profetizó una enorme Es decir, es factible pensar que a través
de yahui y su posible implicación con inundación que destruiría a la ciudad de del aprendizaje y los rituales ascéticos,
alguna práctica nagualística. México. el gobernante haya llegado a dominar la
Esta descripción que aparece en De esta manera, podemos apreciar práctica del nagualismo que le era nece-
los códices acerca de gobernantes que cómo algunos gobernantes tuvieron la saria para adquirir el poder.

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LA SERPIENTE DE FUEGO O YAHUI EN LA MIXTECA PREHISPÁNICA: ICONOGRAFÍA Y SIGNIFICADO

En los códices vemos a numerosos liza varios sacrificios en un ritual propi-


personajes que incorporaron a su ima- ciatorio para una campaña guerrera (fig.
gen la iconografía del Yahui, sin que 13). Según esta escena 9 Flor se encuen-
esto signifique un sobrenombre dado tra pintado completamente de negro, del
desde su infancia o nacimiento. Hemos mismo modo como lo hacían los sacer-
encontrado a varios señores que tie- dotes, lleva sobre su brazo izquierdo un
nen un nombre personal distinto y que anillo que está sujeto por medio de una
adquirieron la vestimenta o transfigura- cuerda para detener el diseño trapezoi-
ción del Yahui, después. Un buen ejem- dal con punta de pedernal y volutas que
plo lo tenemos en el caso del señor 3 asemejan la cola del yahui, y realiza un
Lagartija “Atado de Pedernales”, nieto sacrificio de extracción de corazón a un
del gran fundador de Suchixtlán, 8 ser con características humanas y ani-
Viento “Águila de Pedernales”. Según el males. A un lado del señor 9 Flor, des-
Códice Nuttall (2006 y 2008), 3 Lagartija ciende una figura de yahui que toma el
nació como un guerrero, pero en algún corazón del pecho de un perro sacrifi-
momento de su vida logra adquirir el cado con la sangre que emana por el
nombre o título de Yahui. Precisamente, frente. Por último, en el lado derecho de
en la página 44 del Nuttall vemos a 3 la imagen, están un jaguar y un águila
Lagartija transfigurado con la vesti- en actitud de enfrentamiento o combate
menta del Yahui y encabezando una entre sí.
visita mágica a la diosa 9 Hierba “Crá- Una interpretación plausible a esta
neo” en el Lugar de la Muerte (fig. 12). compleja imagen estaría precisamente
Según vemos en esta escena del Códice relacionada con el poder nagualístico
Nuttall, la imagen del Yahui ha incor- del señor 9 Flor quien, al realizar los
porado algunos elementos que no esta- sacrificios, utiliza sus animales naguales Figura 12. 3 Lagartija, “Atado de Pedernales”
ban presentes en las primeras represen- para completar el ritual. Uno de ellos, ataviado como Yahui (Códice Nuttall, 2006: 44-II).
taciones que analizamos del dragón o
animal fantástico. En efecto, el traje o
vestimenta del señor 3 Lagartija añade
al icono de la serpiente un gran capa-
razón o concha de tortuga colocada en
todo el tórax del personaje; además, está
dibujado detrás de su cabeza un caracol
marino del cual pende, por medio de
cuerdas, un objeto redondo que parece
sujetar a un diseño trapezoidal con una
punta de pedernal flanqueada por volu-
tas, muy semejante a la cola del animal
fantástico ya ampliamente analizada. Un
poco más adelante regresaremos sobre
estos nuevos elementos que han sido
incorporados a la figura del Yahui. Por
lo pronto, únicamente queremos desta-
car aquí un cargo o título sacerdotal que
era adquirido por algunos personajes a
través de un aprendizaje.
Otro ejemplo de un personaje que no
tuvo por nacimiento el sobrenombre de
Yahui, pero que pudo haberlo adquirido
por medio de prácticas sacerdotales, es
el señor 9 Flor “Flecha-Copal”, hermano
del señor 8 Venado “Garra de Jaguar”. A
lo largo de la vida de 8 Venado, 9 Flor
fungió como una especie de sacerdote
personal de su hermano mayor, pues lo
vemos llevando a cabo una serie de acti-
vidades vinculadas a este cargo. Una de
las más significativas se encuentra en la Figura 13. 9 Flor realiza un sacrificio de extracción de corazón acompañado de sus naguales: el águila y el
página 69 del Códice Nuttall, donde rea- yahui (Códice Nuttall, 2006: 69-I).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 64-77 [73]


MANUEL A. HERMANN LEJARAZU

el yahui, desciende del cielo y toma el


corazón del perro sacrificado; mientras
que su otro nagual, el águila, parece
combatir las fuerzas nocturnas del jaguar
que se oponen a la culminación del rito
(véase Hermann 2006: 70).
Otra escena muy semejante a esta
aparece registrada en el Códice Selden
(1964) donde un importante gobernante
llamado 9 Casa, señor de Tilantongo y
Teozacoalco, realiza por sí mismo un
sacrificio humano a un personaje de
nombre 13 Venado (fig. 14). El señor
13 Venado fue un guerrero capturado
en batalla por el propio 9 Casa quien
realiza el sacrificio en el patio o adora-
torio del templo del bulto de Ñuhu en
Jaltepec. Lo interesante de la represen-
tación que comentamos es el hecho de
que al momento en que 9 Casa pene-
tra el cuchillo en el pecho del hombre
sacrificado, suben al cielo para alimen-
tar al Sol la figura de un individuo con
el cuerpo del caparazón de tortuga y un
águila llevando, los dos, corazones en
Figura 14. El señor 9 Casa realiza un sacrificio humano mientras sus naguales (el águila y el yahui) sus manos y garras en medio de cho-
alimentan al Sol (Códice Selden, 1964: 12-I y II). rros de sangre que llegan a la boca del
Sol que se encuentra unido a la banda
celeste.
Esta singular imagen la interpretamos
nuevamente como una manifestación
nagualística del señor 9 Casa, quien al
momento de realizar uno o probable-
mente varios sacrificios humanos, su
poderoso nagual se encarga de alimentar
al Sol en forma de águila y yahui. Esta
combinación de águila y yahui coincide
con el nombre dado por Alvarado (1962)
al “otro embaidor o hechizero que por
los aires volaba” como yaha yahui. Yaha
significa “águila”, y parece ser el otro ani-
mal que junto con el yahui conformaban
el complejo iconográfico del nombre o
título del sacerdote sacrificador.
Precisamente, tanto 9 Flor como 9
Casa, llevan a cuestas la cola del yahui
y un calabazo o tecomate que los iden-
tifica como sacerdotes (véanse figs. 13
y 14). Por lo tanto, proponemos que el
título o apelativo de yahui refiere tam-
bién a un cargo específico dentro de la
religión mixteca vinculado a los sacri-
ficios humanos. Varias imágenes en los
códices parecen corroborar la estrecha
relación entre yahui, águila y sacrificio.
En la página 2 (fig. 15) del Códice Sel-
den (1964) el señor 2 Hierba nacido del
árbol sagrado de Achiutla, bien parece
Figura 15. Nacimiento del señor 2 Hierba del árbol de Achiutla (Códice Selden, 1964: 2-I).
haber llevado como cargos o títulos

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LA SERPIENTE DE FUEGO O YAHUI EN LA MIXTECA PREHISPÁNICA: ICONOGRAFÍA Y SIGNIFICADO

adicionales los apelativos yaha yahui, El señor 4 Viento había nacido bajo este
pues a un lado de la banda celeste, sobrenombre, razón por la cual podía
están dibujados sobre dos vasijas las transformarse en cualquier animal y en
figuras de un águila y un yahui con las cualquier objeto.
características añadidas del caparazón En el caso de los individuos que no
de tortuga. Además, unidos por medio habían nacido con el nombre de yahui,
de una línea o lazo gráfico, están rela- llegaban a adquirirlo tras una prepa-
cionados un cuchillo de pedernal, una ración especial, al término de la cual
soga y una mano, que probablemente podían adoptar la forma de la propia
evocan el significado de sacrificio. Otra serpiente de fuego o de cualquier otro
representación de un yahui con conno- animal. Tal es el caso precisamente del
taciones sacrificiales (fig. 16), aparece señor 9 Flor “Flecha-Copal”, hermano
en la página 19 del Códice Nuttall (2008) de 8-Venado, quien podía convertirse
en la que un individuo ataviado con los también en una serpiente, según se
Figura 16. Personaje ataviado de yahui atravesando
iconos ya conocidos y con un capara- observa en el Códice Bodley (1960), una formación rocosa (Códice Nuttall, 2008: 19b).
zón de tortuga sostiene dos cuchillos de página 12-IV, en el que recibe de manos
pedernal en el momento de atravesar de la señora 10 Zopilote un corazón
una formación rocosa. para alimentarse (fig. 18).
Escenas de personajes que se intro- El caso del señor 8 Venado es tam-
ducen en cuevas o penetran en peñas bién muy sintomático, pues se trata
y acantilados se encuentran en otros de un individuo que no pertenecía al
manuscritos como el Vindobonen- linaje real de Tilantongo, ni era des-
sis (1974) y el Rollo Selden (1955) que cendiente por línea directa de los anti-
muestran la figura de un sacerdote guos fundadores de la dinastía, por lo
yahui en su ascenso y descenso de la que, para poder tener acceso al trono
tierra al inframundo con cuchillos de vacante de Tilantongo, tuvo que realizar
pedernal en sus manos (fig. 17). una serie de rituales y actos de guerra
Esta interesante asociación del yahui con los cuales podía respaldar su legiti-
con cuevas y piedras llevó a Maarten mación para convertirse en gobernante.
Jansen (1997: 88) a pensar que se tra- Es por eso que vemos a 8 Venado en
taba de un ritual específico o una expe- constantes ritos y prácticas sacerdotales Figura 17. Sacerdote-yahui que entra y sale del monte
de las Siete Cuevas (Rollo Selden 1955: lámina II).
riencia visionaria que se realizaba en para llegar a ser un hombre sacralizado.
fechas asociadas a los días 6-Zopilote y Lo vemos así entrando en cuevas, rea-
7-Movimiento, de manera que para este lizando ofrendas, visitando deidades y,
autor ( Jansen 1997: 76) el yahui es un sobre todo, tomando el cargo de sacer-
símbolo general del poder nagualista dote sacrificador para poder adquirir el
del sacerdote y que hoy en día se le nombre de yaha yahui que le permitía
identifica con las bolas de lumbre que transfigurarse en cualquier ser o fenó-
vuelan por los aires, cuya facultad de meno natural (fig. 19).
perforar paredes de piedra es un poder Las representaciones de sacerdo-
especial para penetrar con la vista las tes-sacrificadores en los códices son
superficies duras y ver hacia adentro de numerosas. Estos personajes aparecen Figura 18. Transformación de 9 Flor en serpiente
montes, casas, etc. completamente pintados de negro lle- (Códice Bodley, 1960: 12-IV).
Si bien, son muy innovadoras las vando sobre sus espaldas u hombros
propuestas de Jansen sobre el signifi- un anillo del que cuelga el cuchillo de
cado del yahui para los mixtecos, cree- pedernal con volutas o “cola de yahui”
mos, por otro lado, que el complejo (fig. 20). Ellos suelen realizar una gran
simbólico es mucho más rico y signi- diversidad de actividades sacerdotales
ficativo según la información analizada tales como entregar ofrendas, quemar
en los códices. El hecho de que los tabaco, sacrificar codornices y otros
yahui aparezcan entrando en cuevas o animales, encender fuego, llevar hojas
montañas quizá refiere al dato expre- de abeto y, sobre todo en un grado o
sado por Alejandra Cruz (1998: 85), en nivel superior, ejecutar los sacrificios
que los lugares que ocupan los brujos humanos. Por esto pensamos, regre-
para transformarse son precisamente las sando a la vida de 8 Venado, que este
cuevas. Ya vimos, por ejemplo, que el personaje tuvo que pasar por una serie
nombre de yahui refiere a un apelativo de iniciaciones antes de convertirse en
de un tipo de mago o chamán que tenía gobernante y legitimar su posición ante Figura 19. 8 Venado “Garra de Jaguar” como
la facultad de transfigurarse en otro ser. los dioses. yaha-yahui (Códice Nuttall, 2006: 44-III).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 64-77 [75]


MANUEL A. HERMANN LEJARAZU

Precisamente, en el Códice Nuttall V. Conclusiones


(fig. 21) y en el Códice Colombino
(fig. 22) vemos a 8 Venado completa- Si bien la práctica nagualística no fue
mente pintado de negro y llevando en determinante para la conquista de un
sus espaldas la insignia o atributo de pueblo o para subir a un trono vacante, al
la “cola de yahui” que le daba el título menos sí fue fundamental para allegarse
de sacerdote-sacrificador y con el cual un poder ideológico o religioso que sus-
podía realizar una serie de ofrendas y tentaba una serie de prácticas y un sis-
sacrificios a los dioses. tema de creencias que formaba la base de
Es factible pensar, por lo tanto, toda una cosmovisión. Para los mixtecos,
que a través del aprendizaje, los ritua- el hecho de que sus gobernantes pudie-
les ascéticos, las prácticas sacerdotales ran adquirir poderes mágico-religiosos los
Figura 20. Sacerdote-sacrificador con insignia de “cola
y el trance extático, 8 Venado pudo acercaba o equiparaba con los dioses, y
de yahui” en la espalda (Códice Nuttall, 2006: 82-III). llegar a dominar el ámbito religioso y los convertía en seres sobrenaturales con
adquirir el poder nagualístico de un facultades muy diferentes a las del resto
yahui. Así, en la página 50 del Códice de los humanos. Por ello, era muy impor-
Nuttall (véase fig. 21) encontramos tante que el soberano diera demostracio-
a 8-Venado ataviado ya con la ves- nes de su fuerza sobrenatural por medio
timenta del yahui entregando unas del nagualismo con el cual dejaba muy
ofrendas a la diosa 9 Caña, con lo cual en claro su papel como un ser sagrado2.
podemos pensar que la propia diosa En este sentido, los códices prehispáni-
le ha otorgado el título de yahui en cos recogieron muy bien esta creencia en
recompensa a sus actividades sacerdo- torno a los gobernantes, al mostrárnoslos
tales para culminar así su preparación como individuos cercanos a los dioses y
religiosa. dotados de poderes especiales.
Es posible detectar a lo largo de Finalmente, en lo que toca al concepto
la vida de 8 Venado, según los datos de yahui profundamente analizado aquí,
registrados en el Nuttall (2006 y 2008), llegamos a las siguientes conclusiones:
Figura 21. 8 Venado transfigurado como yahui Bodley (1960) y Colombino-Becker Existen, de acuerdo a lo analizado en
(Códice Nuttall, 2006: 50-I). I (1996), dos etapas importantes por las fuentes etnolingüísticas y en los códi-
las que tuvo que pasar. Primero, un ces mixtecos, tres distintos usos de la
períodode actividades religiosas y palabra yahui:
conquistas que le permitieron llegar a 1. Como nombre o apelativo de
ser soberano de Tututepec, adquirir el una clase de mago o brujo que tenía la
título de yahui y recibir la nariguera facultad de transfigurarse en otro ser de
de turquesa de manos de los toltecas. naturaleza animal o de fenómeno celeste
Segundo, una etapa en la que imperó como un cometa o estrella fugaz. En este
la actividad guerrera y de conquista sentido pensamos que la serpiente de
que lo llevó a consolidar su posi- fuego era en realidad una representación
ción como gobernante de Tilantongo de un cometa o una estrella fugaz como
y a realizar una de las sagas milita- lo analizamos según la analogía vista en
res jamás igualada por algún otro vocablos del náhuatl y con base en la
Figura 22. 8 venado transfigurado como yahui gobernante. tradición oral de los pueblos mixtecos
(Códice Colombino-Becker I, 1996: 10-I). Pensamos que la vida de 8 Venado actuales de la Costa quienes consideran
es el mejor ejemplo de un individuo a la estrella fugaz como un poderoso
2 que llega al poder sin haber perte- nagual en que pueden transformarse
En el Códice Vindobonensis (1974) se
necido a un linaje de gobernantes. algunos brujos (Cruz, 1998: 85-89).
muestra claramente el poder nagualístico
de los dioses, como es el caso del señor 9
Fue un personaje que supo combinar 2. Como cargo sacerdotal o sacer-
Viento “Quetzalcóatl”, quien desciende del
muy bien la actividad guerrera con el dote-sacrificador. Es el caso de algunos
cielo acompañado del yaha yahui, nagual ámbito religioso. personajes que visten el atuendo de
águila-serpiente de fuego. Atinadamente, A través de sus conquistas logra la serpiente de fuego al que se le han
Maarten Jansen (1980: 28) identificó a dominar a un gran número de pue- añadido cuchillos de pedernal en sus
Quetzalcóatl y a su nagual con un mito blos en la esfera política, y por medio garras y de aquellos individuos pintado
registrado por Gregorio García (1981: 328) de sus prácticas rituales adquiere de negro realizando varias actividades
que habla de unos gemelos que tenían poderes mágico-religiosos que le per- rituales. Parece ser que el empleo del
el poder de transformarse en águila y en mitieron dominar diferentes áreas del nombre de yahui conllevaba también
serpiente voladora y a los que atribuye el mundo sacro y conseguir su legitima- la práctica de realizar sacrificios huma-
origen del mundo como hijos de la primera ción como nuevo soberano ante las nos, en los cuales intervenía el nagual
pareja sagrada. deidades. del sacerdote-sacrificador. Esta doble

[76] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 64-77


LA SERPIENTE DE FUEGO O YAHUI EN LA MIXTECA PREHISPÁNICA: ICONOGRAFÍA Y SIGNIFICADO

actividad del yahui nos recuerda a los 3. Como sobrenombre o nombre per- los mixtecos prehispánicos y descubrir la
primeros gobernantes quichés según el sonal de un gobernante que nacía con la forma en cómo se representaban, esto es,
Título de Totonicapán (1983: 177-178), facultad de transfigurarse. Es muy proba- que el nagualismo era una práctica llevada
pues eran tanto jefes políticos como ble que todo aquel gobernante que tuviera a cabo por sacerdotes y gobernantes en
sacerdotes. De acuerdo con este texto como sobrenombre un yahui, le fuera los que, al parecer, ocurría una transforma-
Balam Q’uitsé, Balam Ak’ab, Majucotaj natural la capacidad innata de practicar el ción completa del individuo en otro ser o
e Iquí Balam son señalados como sacri- nagualismo y llegar a convertirse en cual- en la que también únicamente se revestía
ficadores y grandes naguales, por lo que quier animal o fenómeno de la naturaleza. de la piel de ese ser sin llegar a perder del
seguramente entre los mixtecos exis- En suma, creo que a través de la ico- todo su forma humana. Pero serán nece-
tieron varios gobernantes que llegaron nografía y de los datos provenientes de los sarias muchas más investigaciones sobre
a desempeñar también la función de códices, es posible percibir los elementos esta materia para llegar a posiciones más
sacerdotes y sacrificadores. que existieron sobre el nagualismo en concluyentes.

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ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 64-77 [77]


Filología de un “corpus” pintado
(siglos XVI-XVIII): de códices,
María Castañeda de la Paz
Instituto de Investigaciones
techialoyan, pinturas y escudos
Antropológicas (UNAM) de armas

Philology of a painted “corpus”


(16th-17th centuries): about codices,
techialoyan, paintings and coats
of arms

Resumen Abstract
En el presente trabajo se analizarán In this essay a variety of intimately
varios documentos íntimamente rela- related documents will be analized. Due
cionados. Gracias al análisis filológico to a philological and codicological analy-
y codicológico ha podido determinarse sis it has been possible to determine that
que algunos de estos documentos fueron some of these documents are copies that
copias realizadas en la segunda mitad were made in the second half of the 17th
del siglo XVII, a partir de pictografías del C., based on 16th C. or earlier picto-
siglo XVI, o quizás más tempranas. Estas rials. These copies and other unknown
copias, y otros manuscritos que descono- documents were then used to produce
cemos, fueron entonces usados para ela- new documents which are characterized
borar nuevos documentos, los cuales se by historical discourses utterly different
caracterizan por contener unos discursos from that of the 16th C. original texts.
históricos muy alejados de los del siglo These discourses are the result of cer-
XVI. Estos discursos son resultado de tain legitimating objectives of the owners
ciertos objetivos legitimadores por parte of these late 17th C. and early 18th C.
de las personas que tenían en su poder documents: cacique families in the State
estos documentos de fines del siglo XVII of Hidalgo.
y principios del siglo XVIII: familias de Keywords: Philology, codices, coats
caciques del Estado de Hidalgo. of arms, historical reelaboration, falsi-
Palabras clave: filología, códices, fications, Central Mexico.
escudos de armas, reelaboraciones histó-
ricas, falsificaciones, centro de México.

[78] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97


FILOLOGÍA DE UN “CORPUS” PINTADO (SIGLOS XVI-XVIII): DE CÓDICES, TECHIALOYAN, PINTURAS Y ESCUDOS DE ARMAS

I. Introducción de los códices arriba citados. De estas


relaciones de parentesco documental
Durante el período Colonial Temprano, no pueden excluirse las Genealogías de
y en el caso del centro de México, se la familia Mendoza Moctezuma y algu-
llevó a cabo una intensa actividad de nos escudos de armas con iconografía
investigación histórica apoyada en el tipo códice2. Debido a que el contexto
relato oral de los ancianos y en la docu- en el que se elaboraron estos documen-
mentación que sobrevivió a la conquista. tos es muy importante para entender
Esto dio como resultado la creación de su contenido histórico, comenzaremos
nuevos documentos, donde las pictogra- este trabajo señalando a algunos de los
fías fueron perdiendo su protagonismo personajes que estuvieron interesados
frente a unos textos alfabéticos que les en hacerse con antiguas pictografías, las
ganaban terreno. Sin embargo, como cuales usaron para elaborar otras que se
en muchas partes de Mesoamérica, en ajustaran más a sus intereses.
algunos pueblos del actual Estado de
Hidalgo vemos el resurgir del antiguo 1
Un avance de este trabajo fue presentado
arte de la tlacuilolli (escritura o pintura)
en el 52 Congreso Internacional de
a partir de la segunda mitad del siglo II. Los herederos Americanistas celebrado en julio de 2006
XVII y primera del siglo XVIII.
Ahora bien, lo que este fenómeno
de D. Diego de Mendoza en la ciudad de Sevilla, España.
2
tiene aquí de particular es que las nue- versus los pretendientes Los dos primeros códices están en la
Biblioteca Nacional de Francia (BNF). El
vas pictografías que se van a elaborar a su cacicazgo Códice Techialoyan se encuentra en la
están hechas en base a documentos de
Biblioteca Nacional de Antropología e
origen tenochca y tlatelolca, pero tam-
Historia (BNAH) en México. El Título de
bién de Azcapotzalco y otras partes del
Santa Isabel Tola y el Códice Ixhuatepec
centro de México. Un fenómeno que En el año de 1700, una tataranieta de
se hallan en el Museo de Historia Natural
históricamente podemos enmarcar en D. Diego de Mendoza dejaba hecho su
de Nueva York. De las Genealogías de los
el empeño de ciertas familias, que tra- testamento, en el cual hablaba de unas
Mendoza Moctezuma hay cuatro copias:
taban de demostrar que eran descen- cédulas que tiempo atrás había empe-
una en la Sociedad Hispánica de Nueva
dientes del cacique D. Diego de Men- ñado y que compraron unos vecinos
York, otra en la BNAH y otras dos copias
doza, gobernador de Tlatelolco entre de las Minas de Pachuca: Roque García,
en el Archivo General de la Nación (AGN).
1549-1562. Pero mientras en Tlatelolco Joseph de Morales y Sebastián Rivas,
Aquí se hablará de una de las que está en el
vivían los descendientes legítimos del cacique, este último, del pueblo de
AGN. En cuanto a los escudos de armas, los
cacique tlatelolca, en algunos pueblos Tepozotlan3. Los tres personajes tenían
del siglo XVI están en el Archivo Ducal de
del Estado de Hidalgo estaban aquellos estrechos lazos de parentesco, pero
Alba (ADA) y los de los siglos XVII y XVIII se
que decían serlo. Por ello, será el anhelo además estaban unidos por un interés
encuentran en la BNAH y en el AGN.
de esta vinculación el que explique que común: tornarse en los herederos legíti-
3
nos encontremos con una abrumadora mos del cacique tlatelolca, D. Diego de Rebeca López Mora (2005: 250, 281-286)
documentación pictográfica y alfabética, Mendoza. transcribe el testamento y codicilo de D.ª
entre la que se encuentran varios códi- Gracias a la documentación alfabé- Juana de los Reyes Bravo de Mendoza
ces, escudos de armas, pinturas y hasta tica que acompaña a muchos de estos Moctezuma, descendiente legítima del
un códice techialoyan. documentos pictográficos hoy podemos cacique tlatelolca. En ese testamento
El objetivo de este trabajo será establecer que D. Roque García, que encontramos todo este asunto relativo a
demostrar el parentesco documental decía ser cacique de Otumba, y su mujer, las ventas. Véase asimismo, AGN (Tierras,
de este gran corpus, cuyas pictografías doña Magdalena Morales (de Mendoza), vol. 1783, exp. 1, fols. 48r-49v, 50v-52v, 55v)
no sólo han sido objeto de determina- que decía ser cacica de Axacuba y des- y BNAH (A.H., Col. Antigua núm. 223, fols.
das reelaboraciones históricas sino que cendiente de los señores de Azcapot- 3r, 18r-18v) y Oudijk y Castañeda de la Paz
también han sido utilizadas para realizar zalco, Tlatelolco y Tacuba, tuvieron un (en prensa a) sobre la documentación en
nuevas composiciones1. Los documen- papel fundamental en la recolección de posesión de los padres de Diego García.
4
tos en cuestión son: el Códice Azcatit- antiguos manuscritos y la realización de Muchos de sus documentos se encuentran
lan, el Códice Cozcatzin y el Códice varias copias. Probablemente también en la BNAH, Archivo Histórico, Colección
Ixhuatepec. Trataré de demostrar la en la elaboración de nuevas composi- Antigua, núm. 223. Entre éstos todavía se
relación que existen entre ellos, sin olvi- ciones pictográficas4. La cuestión es que conserva una partida de casamiento, un
dar el vínculo de los dos últimos con el en base a ese lazo parental, el cual se memorial, peticiones, ejecutorias, copias
Título de Santa Isabel Tola. Un apartado argumentaba con pictografías y nume- tardías de dos escudos de armas del siglo
se dedicará también al Códice Techia- rosos documentos alfabéticos, D. Roque XVI y tres copias de los retratos de la
loyan García Granados, cuyo pintor reclamaba ante la audiencia su dere- segunda parte del Códice Ixtlilxochitl (los
tenía, entre otros, el mismo manuscrito cho a la gobernación de los pueblos de de Nezahualtpintzintli, Cuauhtlatzacuitlzin y
que sirvió para pintar algunos temas Azcapotzalco, Tlatelolco y Tacuba. Tocuepotzin).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97 [79]


MARÍA CASTAÑEDA DE LA PAZ

GRUPO IXHUATEPEC
- Plano papel de amate
- Documento de astronomía
- Afirmación parental (Moctezuma II)
- Conquistas de Itzcoatl y Axayacatl Don Pedro
- Guerra de Tenochtitlan contra Tlatelolco (1473) Escudos de armas Escudos de Tetepang
- Gobernantes de Tenochtitlan y Tlatelolco
- Mapa de tierras (Xochimilco)
- Mapa de tierras (Itztapalapa)
- Mapa de tierras (Ixhuatepec) + Carta-reclamo*

- Mapa de tierras (Ixhuatepec) + Carta-reclamo*

Mapa d e tierras (Ixhuatepec)


- Códice Berlin núm. 4

- Códice Azcatitlan* Tira de la Peregrinación


o Códice Boturini
* El amanuense es el mismo.

Pictografía desconocida del cabildo de Azcapotzalco (usada para la carta de 1561)


Escudo de armas de Azcapozalco en el cabildo (usado para la carta de 1561
Escudo de Axacuba
Códice Cozcatzin
Códice Azcatitlan
Documentos alfabéticos (versión histórica de la ascendencia de don Diego).
Otros desconocidos.

Cuadro. Relación del corpus documental

Conviene saber que D. Roque y D.ª En mi opinión, todo esto explica


Magdalena también fueron los padres que existan varias copias de un mismo
de D. Diego García Morales (Mendoza documento (ya sea alfabético, ya sea
Moctezuma), a quien Stephanie Wood pictográfico) entre los legajos de los
(1989: 245) identificó como un arriero archivos. Pero también, que fueran
itinerante que pintaba códices techialo- ellos quienes dieran origen a una
yan por encargo de los pueblos. Es decir, nueva documentación inspirada en
que él fue, verdaderamente, el autor de papeles más antiguos, en la que desa-
otros varios documentos, motivo por el rrollaron un nuevo discurso histórico.
cual fue sometido a un juicio y terminó Por otro lado, hay que tener presente
5 siendo arrestado5. que estas personas y sus descendien-
Pero ¡cuidado! Es importante no confundir a
Empero, en estas actividades tam- tes vivieron entre la segunda mitad
D. Diego de Mendoza del siglo XVI, a quien
bién estaba involucrado el hermano de del siglo XVII y la primera mitad del
en el períodocolonial tardío comenzaron
D.ª Magdalena Morales, Joseph Morales siglo XVIII. Esto es importante porque
a denominar como D. Diego de Mendoza
y Mendoza, quien al parecer tenía los cierta documentación que creíamos
Austria Moctezuma, con D. Diego García,
documentos probatorios del estatus de relativamente temprana es más tardía
más conocido como D. Diego de Mendoza
su hermana6. Lo estaba, asimismo, D. de lo que en un principio pudiéramos
Moctezuma (sin el Austria), de finales del
Sebastián Rivas, el cacique del pueblo pensar.
siglo XVII. Obviamente, son dos personajes
de Tepozotlan, casado con la hermana Comenzaremos, pues, con la
distintos.
6
de D.ª Magdalena, llamada D.ª Lara documentación que creemos que fue
BNAH, A.H., Col. Antigua, num. 223, fols. 9r, de Morales. Lógicamente, este cacique elaborada en la segunda mitad del
10r, 11v. también afirmaría que a su mujer le per- siglo XVII, aunque a la temática de
7
BNAH, A.H., Col. Antigua núm. 223, fols. tenecían los papeles de hidalguía y, por la datación también se le dedicará un
13r-14v. tanto, a sus hijos y descendientes7. apartado.

[80] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97


FILOLOGÍA DE UN “CORPUS” PINTADO (SIGLOS XVI-XVIII): DE CÓDICES, TECHIALOYAN, PINTURAS Y ESCUDOS DE ARMAS

III. El Códice Cozcatzin y también se registró en el Códice Ixhua-


tepec y el Título de Tola10.
su relación con el En este caso, cada parcela está repre-
Códice Ixhuatepec sentada por una franja dividida en dos
compartimentos (fig. 1). En el primero
Estos dos códices pertenecen a un se da el nombre del lote de tierra y en
grupo de documentos conocidos como el compartimento mayor el nombre del
el Grupo Ixhuatepec, conformado tam- propietario, además de algunos datos de
bién por el Plano en papel de amate, la parcela en cuestión. Los nombres de
el Códice Chavero y el Título de Santa la parcela y del propietario aparecen de
Isabel Tola (véase Cuadro)8. En este forma glífica y alfabética. Ahora bien,
apartado nos centraremos en el Códice sólo el Códice Cozcatzin y el Códice
Cozcatzin y el Códice Ixhuatepec, aun- Ixhuatepec incluyeron una carta a con-
que como ahora veremos, del primero tinuación de dicho mapa, de cuyo con-
de estos documentos deriva el segundo. tenido se concluye que ésta había sido
Comenzaremos diciendo que lo que elaborada por los indios naturales de la
hoy conocemos como Códice Cozcatzin Ciudad de México contra su gobernador
es en realidad un documento formado D. Diego, quien se había apoderado de
por manuscritos de diferente proceden- unas tierras que habían sido repartidas
cia que cierto pintor copió, de ahí que por Itzcoatl a varios guerreros tiempos
sus diferentes secciones no estén rela- atrás.
cionadas temáticamente unas con otras Ana R. Valero (2004: 41-42) vinculó
(véase Cuadro). Estas secciones son: el Códice Cozcatzin con Tlatelolco en
Figura 1. Parcelas de tierras en: a) el Códice
una afirmación parental de Moctezuma base a la carta que escribieron los natu-
Cozcatzin (fol. 8v) (Cortesía de la BNF); b) Códice
Xocoyotzin como padre de D.ª Isabel y rales de la Ciudad de México contra su Ixhuatepec (pág. 11) (Cortesía American Museum of
D. Pedro; un mapa de las tierras de los gobernador D. Diego, deduciendo que Natural History Library).
tenochcas, propiedad de Juan Luis de ese D. Diego era D. Diego de Mendoza,
Cozcatzin, alcalde de uno de los barrios el cacique de Tlatelolco entre 1549 y
de Tenochtitlan; la representación de 1562. Sin embargo, más tarde, Rebeca
dos tlatoque tenochcas: Itzcoatl y Axa- López Mora (2005: 230-232) señaló
yacatl, acompañados de un largo texto que ese D. Diego podía ser D. Diego
alfabético en español, donde se explican Tehuetzquititzin, gobernador de Teno-
sus hazañas guerreras; una relación de chtitlan entre 1541 y 1554. Esta segunda
los señores de Tenochtitlan y Tlatelolco, propuesta es más que probable, pues si
estos últimos entremezclados con seño- la acusación venía de los naturales de
res de Azcapotzalco y Coatlinchan; la la Ciudad de México –como así suelen
derrota de Tlatelolco por Axayacatl en referirse las fuentes para hacer referen-
1473; un plano con los barrios de Xochi- cia a los tenochcas y no a los tlatelolcas–
milco y sus señores gobernantes, empa- éstas debían ir contra su gobernador.
rentados con el linaje de Moctezuma II; O sea, el de Tenochtitlan. De este modo,
un mapa de tierras en la zona de Itztapa- R. López Mora (2005: 231) también sus-
lapa, donde varios pueblos del sur de la tentó su argumento en base a la glosa 8
El Grupo Ixhuatepec fue estudiado por Ana
cuenca de México, además de Tenochtit- del fol. 8v, donde D. Diego de Mendoza
R. Valero (2004) incluyendo en el mismo
lan, poseían parcelas de tierras9, y, final- aparece como uno de los perjudicados
fotografías a color de los documentos que lo
mente, un documento alfabético sobre por la usurpación de tierras, en este caso
componen.
astronomía en nahuatl. las tierras de Acatliacapan (véase fig. 1a, 9
Aunque de temática diversa, puede línea inferior). Que su nombre figurara Para un estudio detallado, véase Castañeda
concluirse que el material que forma el en esa parcela contradecía los argu- de la paz (2006). Debo decir que en 1996
Códice Cozcatzin es de origen tenochca mentos de Valero porque él no podía Carrasco ya había observadoque esta
por las reiteradas alusiones a Axayacatl y ser reclamante y usurpador a la vez. El sección era un mapa de tierras en el área
sus guerras, la referencia a su hijo Moc- texto dice: “don diego de mendoça mau- de Iztapalapa. No lo mencione en mi trabajo
tezuma II y a los descendientes de éste, hanchi sus tierras son de sus hijos nietos porque entonces no conocía la referencia
o por los mapas relacionados con tierras visnietos y herederos de mill y ducientas de este autor (Carrasco 1996:172-173)
10
que Tenochtitlan tenía más allá de su braças don baltasar de mendoca here- Valero (2004: 264) ya observó que mientras
frontera natural. Es precisamente en uno dero don gaspar de mendoça y don el Códice Ixhuatepec incluía 60 lotes de
de estos mapas en el que me voy a cen- melchor de mendoça quaquhpichahuac” tierra (pp. 1-16), el Códice Cozcatzin sólo
trar en este apartado. Me refiero al que (Códice Cozcatzin, 1994: fol. 8v). registraba 55 (fols. 3r, 4r-9v, 10v) y los Títulos
representa las tierras que los tenochcas Sin embargo, este argumento no de Santa Isabel de Tola únicamente 16 (foja
tenían en San Juan Ixhuatepec y que contribuye a probar si la acusación 18-23).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97 [81]


MARÍA CASTAÑEDA DE LA PAZ

iba dirigida contra el cacique tlatelolca IV. El Códice Azcatitlan


(interpretación de Valero) o si él era
uno de los afectados por la usurpación El documento trata del origen de la his-
(interpretación de López Mora), porque toria de los mexicas, desde su vida en
lo que hasta ahora no se había obser- Aztlan hasta la fundación de Tenochtit-
vado es que alguien manipuló la infor- lan y Tlatelolco (primera sección); del
mación que había en la parcela de Acat- gobierno de los señores tenochcas y
liacapan, borrando su texto original y tlatelolcas con sus conquistas (segunda
añadiendo otro donde era importante sección); y de la llegada española y los
poner el nombre de D. Diego de Men- primeros años de vida colonial (tercera
doza (véase fig. 1a, línea inferior). El sección)14. Aunque el documento no
cambio de letra es patente. Además, si tiene relación aparente con los comen-
comparamos esta parcela de tierra con tados en el apartado anterior, iremos
la misma de la página 11 en el Códice viendo que se elaboró dentro del mismo
Ixhuatepec (véase fig. 1b), veremos que contexto histórico y que sus autores
allí dice que su propietario era Huitzi- tenían acceso a algunas pictografías
latl. Sin duda, podría argumentarse que relacionadas con el Grupo Ixhuatepec.
11
estas diferencias venían motivadas por el Lo que sucede es que lo que hoy cono-
En las fojas 18-19 del Título de Santa Isabel largo conflicto agrario (Valero 2004, en cemos como Códice Azcatitlan es una
Tola se indica que su propietario también el título de su obra) y, por tanto, por el reelaboración basada en documentos
es otro (Mixquiahuacatl). Sin embargo, este
cambio de nombre de los propietarios, de distinta temática, que se detecta de
título se elaboró mucho tiempo después,
pero como en un momento veremos, manera más evidente en su primera sec-
por lo que es probable que en este caso el
cambio de nombre sí se deba a un cambio
a ambos documentos los separan muy ción, donde apreciamos el uso de los
de propietario.
pocos años11. Por ello, y en mi opinión, siguientes documentos:
12 lo que esta alteración sí ayuda a com-
La alteración en el Códice Cozcatzin
también se observa en el personaje
prender es la vinculación del Códice La Tira de la Peregrinación
propietario de la tierra, al cual ya no se le
Cozcatzin con familias descendientes de (1964)
representó como un simple guerrero, sino D. Diego de Mendoza o de aquellos que
que se le añadió una xiuhhuitzolli (diadema decían serlo12. Su versión es evidente en la ruta de Azt-
preciosa) para con ello identificar su estatus. La temática del Códice Cozcatzin lan a Tenochtitlan, pues salvo algunas
O sea, el de tlatoani (ahora gobernador), D. permite entonces afirmar que los docu- interferencias u omisiones es práctica-
Diego de Mendoza. Asimismo, se tuvo el mentos que lo conforman son de origen mente la misma. Los pintores copiaron,
cuidado de especificar que sus tierras eran tenochca. Sin embargo, y en base a la además, los siguientes aspectos icono-
de 1.200 brazas, medidas que –a diferencia manipulación del fol. 8v, puede sugerirse gráficos15:
de las otras parcelas–, vienen indicadas que en cierto momento cayó en manos - La salida de Aztlan y la llegada a
pictográficamente a través de tres espigas de D. Diego o sus descendientes y, por Teoculhuacan, expresada a través de un
que señalan la cantidad de 400 cada una ello, de familias tlatelolcas. Es muy pro- personaje en barca, cruzando las aguas
(400x3). Y como caso único, también se bable que D. Diego mismo o algunos de (figs. 2a y 2c), aunque en el Códice
indicó que la parcela estaba sembrada de sus hijos hubieran accedido a esta docu- Azcatitlan, Teoculhuacan estaría en la
magueyes. mentación, aprovechando su posición de siguiente lámina (lám. III).
13
Para un análisis filológico de la abundante gobernadores en el cabildo de Tlatelolco. - La presencia en Teoculhuacan de
documentación que existe en los archivos En cierto momento la mandaron copiar los ocho pueblos que acompañan a los
del período colonial tardío sobre este y más tarde alguien la utilizó para legiti- aztecas. Son los mismos y en idéntico
personaje véase Castañeda de la Paz mar tierras a través de su parentesco con orden (aunque en otra disposición) en
(2008a), quien establece que D. Diego de
D. Diego, de ahí la manipulación de la ambos documentos (lám. III).
Mendoza fue la persona que comenzó a
comentada glosa. Es difícil saber si este - Los cuatro sacerdotes o teomama-
forjar su imagen con prácticas ciertamente
dudosas.
proceso lo llevaron a cabo los descen- que de la Tira, que en el Códice Azcatit-
14
dientes legítimos del cacique tlatelolca o lan aparecen intercalados con otros per-
El estudio más reciente del documento,
aquellos que decían serlo. Pero lo que sonajes, seguramente tomados de otra
acompañado de una edición facsimilar, es el
no podemos obviar es que en la segunda pictografía que desconocemos (lám. III).
de Michel Graulich (1995).
15
mitad del siglo XVII ya puede detec- - La representación del templo del
Muchos de estos aspectos ya fueron tarse a D. Roque (cacique de Otumba) dios Amimitl en el origen de la historia.
notados por Castañeda de la Paz (1997, y a su esposa D.ª Magdalena (cacica de Creo que éste es un detalle muy signifi-
1999, 2005 y 2008b) y Boone (2000: 214- Axacuba), comprando cédulas que ava- cativo porque son los dos únicos docu-
215). laban a los descendientes legítimos al mentos de la peregrinación que registran
16
La identificación de este templo como el del cacicazgo tlatelolca13. Con estos y otros dicho templo (véase figs. 2a y 2c). Esto
dios Amimitl ya fue propuesta por Barlow documentos se pasaron gran parte de su indica que el pintor del Azcatitlan tenía
(1949: 104) y retomada por Castañeda de la vida haciendo reclamaciones, siempre consigo la Tira (o una copia descono-
Paz (2005: 18-20 y 2007: 186-188). en base a ese parentesco. cida) de donde tomó esa imagen16.

[82] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97


FILOLOGÍA DE UN “CORPUS” PINTADO (SIGLOS XVI-XVIII): DE CÓDICES, TECHIALOYAN, PINTURAS Y ESCUDOS DE ARMAS

Figura 2. a) Aztlan en la Tira de la Peregrinación (facsimilar de la autora); b) Tenochtitlan en el Códice Chavero (Cortesía American Museum
of Natural History Library); c) Aztlán en el Códice Azcatitlan (lám. II) (Cortesía de la BNF).

El Códice Chavero que esos cuatro barrios de Tenochtitlan


(Grupo Ixhuatepec, véase Cuadro) fueron los que recibieron las tierras que
repartió Itzcoatl en San Juan Ixhuate-
En este códice se representa la ciudad pec. No obstante el Códice Berlin es un
de Tenochtitlan, dividida en cuatro par- texto tardío y presenta algunos cambios
cialidades, con el águila sobre un nopal que el lector mismo podrá notar: “[…]
(topónimo de Tenochtitlan) en el cen- que fue quando se les repartio y dio las
tro (véase fig. 2b). En cada parcialidad Tierras a los Mexicanos en Ixhuatepec, y
se dibujó un barrio, reconocible a tra- por eso se señala y Escribe que fueron a
17
vés de un elemento glífico y una glosa quienes se les dieron dichas Tierras, las Es interesante notar que para reproducir
que permitía corroborar su identifica- quales pertenecen a los quatro Barrios, el nombre de Tzihuactecpan o Zihuatepec,
ción. Michel Graulich (1995: 42, nota 8) que el primero es la Parcialidad o barrio en el Códice Azcatitlan se utilizaron unos
ya observó que esos cuatro barrios del de San Juan (sic: San Sebastián) Atza- cactus globulares, cuyas espinas son las que
Códice Chavero eran los que estaban en qualco, el segundo es la Parcialidad o proporcionan el sonido tzihuac. En el Códice
el Códice Azcatitlan, al principio de la barrio de San Pablo Chalmeca, el Ter- Chavero sólo se pintaron dos cántaros, que
historia y por tanto en Aztlan. Eran los cero es San Juan Zihuatepec, el cuarto originalmente debían ir acompañados de la
barrios de Tlacochcalco, Tecpanecatl, es la Parcialidad de Tlacochcalco. Todo figura de una mujer (cihua), para reproducir
Tzihuactecpan y Chalmecatl. esto se hizo en el tiempo de gobernó el mismo sonido. Lo sabemos porque así
Lo interesante es que la página 22 del nuestro rey Itzcohuatzin, quien les dió aparece en el fol. 15r del Códice Cozcatzin,
Códice Berlin, núm. 4 (Grupo Ixhuate- y repartió dichas tierras, y adjudicó y documento estrechamente ligado al Códice
pec, véase Cuadro), que no es más que señaló a cada Parcialidad” (Códice Ber- Chavero. Véase también el fol. 7r del Códice
una traducción del texto en nahuatl del lin, núm. 4, en Valero 2004: 309. La cur- Cozcatzin donde aparece sólo la cabeza de
Título de Santa Isabel Tola, se nos dice siva es nuestra)17. la mujer, sin cántaros.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97 [83]


MARÍA CASTAÑEDA DE LA PAZ

Figura 3. Cuadro comparativo de glifos en el


Códice Azcatitlan –franja superior– (láms. XXI, XII,
III y XIII) y el Códice Cozcatzin –franja inferior–
(fols. 16v-17v, 8r, 10v). Las imágenes de ambos La existencia de fuentes fuente, aunque cada pintor optó por
documentos son una cortesía de la BNF. desconocidas pintar el cerro arenoso de manera dis-
tinta.18 Lo mismo ocurre con el glifo
Como ya señaló Robert H. Barlow onomástico de Moctezuma Ilhuicamina,
(1949: 103), un detenido análisis de las “Cielo flechado”. Un artista prefirió
imágenes de los códices Azcatitlan y usar un modelo basado en los cánones
Cozcatzin muestra que aunque los pin- prehispánicos y el otro un dibujo más
tores de ambos documentos no fueron europeizado. Pero esto no sólo se ciñe
los mismos, éstos sí tuvieron al alcance a los documentos que aquí menciona-
las mismas fuentes o modelos iconográ- mos sino que también será visible en
ficos. La prueba es que en varias oca- el Códice Techialoyan García Granados
siones utilizaron los mismos topónimos, como más adelante veremos.
glifos onomásticos u otros detalles ico- Antes es necesario comentar otro
nográficos. Los ejemplos son muchos aspecto muy importante: el del mensaje
18
(fig. 3). Uno de ellos lo tenemos con contenido en el Códice Azcatitlan, el
Deseo añadir que el pintor del Códice el glifo del señor Itzcoatl, “Serpiente de cual se transmitió mediante el glifo de
Chavero, que también incluyó un glifo de obsidiana” (fig. 4). Para pintar a este tla- Azcapotzalco en los orígenes de la his-
Tlatelolco en su manuscrito, tomó el mismo toani los tlacuiloque contaban al menos toria (véase fig. 2c). Mediante una hor-
modelo de topónimo que el que usó el con dos imágenes a elegir: una serpiente miga (azca-tl) dentro de su hormiguero
pintor del Códice Cozcatzin. de cuerpo ondulado con flechas negras (azcapotzal-li) y una cuerda (mecatl),
19
Debo decir que en el pasado sugerí, en saliendo de su cuerpo, o sólo la cabeza elemento que en nahuatl también tiene
base al glifo de Azcapotzalco en Aztlan, de la serpiente con su lengua bífida y el la acepción de linaje, sus tlacuiloque
que el Códice Azcatitlan era un documento clásico hocico que distingue a la xiuh- expresaron que el origen de los mexica
tlatelolca porque su casa real procedía cóatl (serpiente de fuego). Los pintores –tenochca y tlatelolca– tenía principio
de la de Azcapotzalco. Es decir, excluí a decidieron incluir a ambas en sus dife- en el linaje tepaneca de Azcapotzalco19.
los tenochcas porque según sus fuentes, rentes escenas, dando como resultado Un mensaje que además está en con-
su casa real procedía de Culhuacan. Sin un dibujo tan similar que huelga decir sonancia con la lámina XIII del docu-
embargo, entonces no observé que el que las estaban copiando de documen- mento, donde no sólo se representaba
Códice Azcatitlan estaba dentro de un tos compartidos. Un caso similar es el la fundación de Tenochtitlan –que era
discurso tardo-colonial que también incluía a del glifo de Tlatelolco conquistado. Si lo habitual–, sino también la de Tlate-
Tenochtitlan (CASTAÑEDA DE LA PAZ, 1997: comparamos ambos topónimos no hay lolco, ambas en igualdad de importan-
279 y 1999: 41). duda de que tenían ante sí una misma cia (véase fig. 11).

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FILOLOGÍA DE UN “CORPUS” PINTADO (SIGLOS XVI-XVIII): DE CÓDICES, TECHIALOYAN, PINTURAS Y ESCUDOS DE ARMAS

Figura 4. Cuadro comparativo de glifos en el


Códice Azcatitlan –franja superior– (láms. XVII, XIX,
XVIII) y el Códice Cozcatzin –franja inferior– (fols.
En consecuencia tenemos que Tezo- Una incógnita ha sido la datación
3v, 10bis v, 14v, 10r, 10bis r). Las imágenes de ambos
zomoc, señor de Azcapotzalco, cobra del Códice Azcatitlan. Por su estilo, tan documentos son una cortesía de la BNF.
especial relevancia, legitimando el ini- similar al Códice Cozcatzin, fechado
cio de las dos casas reales20. Este men- por Boban en 1572 (en Barlow 1949:
saje convierte al Códice Azcatitlan en 103), R. H. Barlow señaló que ambos
el precedente de un discurso que se procedían de una misma escuela de
reiterará constantemente en la docu- pintores. No obstante, para él no esta-
mentación alfabética y pictográfica más ban elaborados por la misma mano y de
tardía, relacionada con los supuestos su estilo deducía que el Códice Cozca-
descendientes de D. Diego de Mendoza. tzin era más tardío. En base a ello, M.
Así lo tenemos en la Genealogía de la Graulich (1995: 16) optó por mantener
familia Mendoza Moctezuma y en el que el Códice Azcatitlan estaba dentro
Códice Techialoyan García Granados, del último tercio del XVI y la que aquí
documentos de los que más adelante suscribe (Castañeda de la Paz, 2005:
hablaremos. Primero es necesario discu- 28-29) siguió esa línea. Por su parte,
tir el tema de la dataciónl de los códices D. Robertson (1994: 184-185) se deba-
Azcatitlan, Cozcatzin e Ixhuatepec. tía tratando de determinar si el Códice
Azcatitlan era una copia del original
elaborada en el siglo XVII o del siglo
V. La datación XVIII. Un períodoque también barajaba
J. Batalla Rosado (2007: 46-47), inclu-
de los documentos: yendo al Códice Cozcatzin.
una difícil tarea Ana R. Valero (2004: 24) estuvo de
acuerdo con la fecha de 1572 propuesta
El tema de la datación de los documen- por Boban para el Códice Cozcatzin.
tos hasta ahora comentados me parece Aclaraba que el documento original
fundamental porque sobre su datación debía remitirse a esos años porque en la
20
nadie se ha puesto de acuerdo. Asi- carta de los habitantes de la Ciudad de También Acacitli, un principal chichimeca
mismo, porque terminará de estrechar México contra su gobernador se decía tepaneca según la Crónica Mexicayotl
el tema de la relación entre este genero que habían pasado 133 años desde que (1992: 80), aunque su papel no es tan
documental, cuyo estilo pictográfico tan en 1439 Itzcoatl había hecho el reparto relevante porque no vuelve a aparecer en la
diverso ha desorientado a muchos. de tierras, situándonos así en 1572. documentación tardía.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97 [85]


MARÍA CASTAÑEDA DE LA PAZ

Figura 5 (Arriba). Detalle de la letra del escribano


en: a) Códice Azcatitlan (lám. VI) (Cortesía de la
BNF); b) Códice Cozcatzin (fol. 8v) (Cortesía de
la BNF); c) Códice Ixhuatepec (pág. 11) (Cortesía
American Museum of Natural History Library).

Figura 6 (Derecha). a) Detalle de la Genealogía


de la familia Mendoza Moctezuma (Reproducción
autorizada por el INAH); b) Representación de
gobernantes en el Códice Azcatitlan (fols. XXII,
XXIV) (Cortesía de la BNF). El problema con esta conclusión es que los documentos, pues era imposible que
ese mismo dato estaba en la página 14 el escribano hubiera tenido una larga
del Códice Ixhuatepec (Valero 2004: vida de siglos.
196) y a pesar de ello la autora deter- Entonces, si observamos con cui-
minó –por el estilo del documento– que dado, veremos que la letra del Códice
el Códice Ixhuatepec se hizo a mediados Azcatitlan es idéntica a la del Códice
del siglo XVII (Valero 2004: 150). Cozcatzin (fig. 5). También a la del
La cuestión es que al comparar las Códice Ixhuatepec, aunque ahora esa
glosas de los códices Azcatitlan, Coz- letra se hace algo más apretada e incli-
catzin e Ixhuatepec, fue evidente que nada, e introduce algunas variaciones.
el escribano de los tres documentos era Por ejemplo, la “h” en el nombre del lote
el mismo. Pudiera argumentarse que pri- de tierra denominado Huitzilan (véase
mero se hizo la pictografía y en cierto fig. 1b). Por lo demás, la letra es prácti-
momento alguien añadió las glosas a camente la misma en los tres documen-
ambos manuscritos. Sin embargo, no tos (véase particularmente la “tl”, “y”, “p”
parece que fuera este el caso porque, o la abreviación “dho”).
a excepción del Códice Azcatitlan, los Lo anterior indica que, aunque los
documentos se diseñaron para que un pintores fueron distintos, el amanuense
amanuense hiciera directamente la parte del Códice Azcatitlan y el Códice Coz-
de su trabajo. Lógicamente esto obligó catzin escribió el texto en estos docu-
a cuestionar nuevamente la datación de mentos sin que hubiera pasado un largo

[86] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97


FILOLOGÍA DE UN “CORPUS” PINTADO (SIGLOS XVI-XVIII): DE CÓDICES, TECHIALOYAN, PINTURAS Y ESCUDOS DE ARMAS

período entre un trabajo y otro, mien- Moctezuma Ilhuicamina de la fig. 4 o


tras que cuando escribió el texto en el a Acamapichtli de la fig. 10). Pero lo
Códice Ixhuatepec debió haber transcu- más sorprendente fue observar que
rrido más tiempo, de ahí la variación el mensaje que estaba implícito en el
en el trazado de su mano. De todas Códice Azcatitlan, donde se decía que
maneras, no debió pasar más de 30 o el origen de los tenochcas y tlatelolcas
40 años porque no se percibe temblor estaba en el imperio de Tezozomoc de
en su pulso o cambios significativos en Azcapotzalco, se manifestaba ya abierta-
la letra, lo cual hubiera sido sinónimo mente en dichas Genealogías. Empero,
de un prolongado paso del tiempo por en éstas se hizo mediante la selección
él. Pero hay algo más: cuando el escri- de los personajes más emblemáticos del
bano hizo su trabajo sobre el Códice pasado, uniéndolos a través de líneas.
Ixhuatepec, con esa letra más inclinada Esto explica que todas comiencen con
y apretada, aún tenía consigo el Códice Tezozomoc de Azcapotzalco (junto al
Cozcatzin, pues para entonces también glifo de la hormiga en su hormiguero),
volvió a añadir algunos párrafos donde personaje que se une a su hijo Cuacuau-
se ven los rasgos de su caligrafía aquí hpitzahuac (señor de Tlatelolco), quien
señalados (véanse fols. 10r, 14v-15r, a su vez se conecta con Moctezuma II
18r). (señor de Tenochtitlan). Por su parte,
Todo lo anterior obliga a replantear- Moctezuma II se enlazaba con Cuau-
nos la cronología de los manuscritos y htemoc, éste con D. Diego de Mendoza
determinar, entonces, si los documen- y, finalmente, D. Diego lo hacía con su
tos se hicieron en la segunda mitad del hijo D. Baltasar de Mendoza. Persona-
siglo XVI o en la segunda mitad del jes, algunos de ellos, a los que luego
siglo XVII. Pero difícil es contextualizar vamos a ver en el Códice Techialoyan
un documento por su estilo, porque la García Granados.
cuestión del estilo no siempre está aso- Entonces, partiendo de la gran
ciada a la influencia que ejerce el paso semejanza estilística del Azcatitlan
del tiempo sobre el artista, sino que con un documento que claramente se
también depende de la formación o la puede fechar en el período Colonial
destreza del pintor21. Por ello, dada la Tardío, por un lado, y la presencia de
asociación de los documentos con Tla- un mismo discurso histórico en ambas
telolco, se decidió comparar el Códice pictografías, por el otro, es más que 21
Véase el plano parcial de la Ciudad de
Azcatitlan con documentos tardíos y, probable que el Códice Azcatitlan se México (mal denominado plano en papel de
asimismo, relacionados con los preten- elaborara en la segunda mitad del siglo Maguey), donde los señores pintados sin
dientes al cacicazgo tlatelolca. XVII. Y si bien el Códice Azcatitlan no mucha destreza son más antiguos que los
Un primer resultado demostró cierta pertenece al género techialoyan, puede otros pintados en un estilo más próximo a
similitud pictográfica entre el Códice sugerirse que es la raíz de un estilo en la tradición prehispánica (Castañeda De La
Azcatitlan y una de las Genealogías transición hacia ese género documen- Paz, 2008c).
de la familia Mendoza Moctezuma, tal, donde también comenzaba a desa- 22
La conservada en el AGN (MAPOTECA,
incluso en su tipo de letra, aunque no rrollarse un discurso sobre el origen de
número de catálogo 1.126); véase también en
eran idénticas22. Hoy no hay duda de la casa real mexica. En consecuencia, y
(Cultura y derechos. 1997: 97-98).
que estas Genealogías fueron elabo- aunque de temática muy diferente, los 23
radas en la segunda mitad del siglo códices Cozcatzin e Ixhuatepec tam- Para un estudio y análisis de las
XVII y principios del siglo XVIII, den- bién deberían de ser de ese periodo. Genealogías de la familia Mendoza
tro del estilo techialoyan23. Un género Por último, y en relación con el Moctezuma y sus respectivas copias véase
documental definido por D. Robertson tema del estilo, creo que es importante Castañeda de la Paz (en prensa).
24
(1994: 190-195), al observar que los comentar que el hecho de que los códi- Lo mismo sucede con la Ordenanza
personajes de esos documentos tenían, ces Azcatitlan y Cozcatzin se manten- del Señor Cuauhtemoc que Perla Valle
entre otras características, un incipiente gan tan fieles al siglo XVI no es más que (2000) fechó como un documento del
bigote y barba, vestían tilmas o pieles debido a la existencia de documentos siglo XVI. El documento se realizó en el
de animales, portaban arcos, flechas coloniales tempranos que fueron copia- siglo XVIII, copiando directamente partes
o macanas, y tenían poses o actitudes dos por pintores muy ortodoxos, frente de documentos alfabéticos del siglo XVI
similares a las del arte barroco (fig. 6a). a aquéllos que en el mismo tiempo no que los tlatelolcas poseían, de ahí que su
La cuestión es que en el Códice dejaron de experimentar poses y gestos, apariencia textual sea la de un documento
Azcatitlan hay algunos señores que ya como hizo el pintor del Códice Ixhua- colonial temprano, mientras que su
llevan barba y bigote, además de que tepec24. A continuación se tratarán los pictografía puede ubicarse claramente en
su vestimenta es muy similar a la de documentos más tardíos de este corpus la de los “Títulos Primordiales” (Oudijk y
esta Genealogía en particular (véase a documental. Catañeda De La Paz, en prensa b).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97 [87]


MARÍA CASTAÑEDA DE LA PAZ

Figura 7. Escudo de armas otorgado a D. Diego de VI. Los escudos de armas cacicazgo de Tlatelolco. Pero el motivo
Mendoza de Axacuba: a) Escudo del ADA (cortesía de referirme aquí a estos blasones es
del ADA); b) Escudo en la BNAH (Reproducción Entre los documentos tardíos de Tlate- porque el de D. Diego de Mendoza (de
autorizada por el INAH); c) Detalle del Códice lolco tenemos varios escudos de armas. Axacuba) se terminó plasmando en el
Techialoyan García Granados (Reproducción Algunos de ellos están dentro de los Códice Techialoyan García Granados
autorizada por el INAH).
papeles de los descendientes del caci- que luego analizaremos (fig. 7).
que D. Diego de Mendoza, pero otros
están en los legajos de los pretendientes Escudos de nueva creación
a su cacicazgo. Son en total cinco escu-
dos, aunque todos ellos son tardíos y de La temática común de estos escudos va
origen diferente: dos son copias de bla- a ser la guerra que Axayacatl de Teno-
sones del siglo XVI y tres son de nueva chtitlan entabló con Moquihuix de Tlate-
creación. lolco en 1473. Las consecuencias de esta
guerra fueron nefastas para Tlatelolco
Escudos de armas tardíos porque a partir de entonces su casa real
fue apartada del poder y pasó a estar
Las copias que en la segunda mitad bajo el control de los señores de Teno-
25
Es muy probable que el escudo de Axacuba del siglo XVII y primera mitad del siglo chtitlan. Sin embargo, no parece que
lo heredara o usurpara doña Magdalena, que XVIII se hicieron de los escudos de este acontecimiento del pasado fuera
como ya vimos, se decía cacica de Axacuba. armas van también acompañadas de su una desventaja a partir de la segunda
Para el análisis sobre la apropiación indebida correspondiente cédula real, donde se mitad del siglo XVII por sus reiteradas
de estos dos escudos y sus cédulas véase dice que el rey de España le concedía referencias, no sólo en los escudos sino
Castañeda de la Paz (2008a). Los escudos a D. Diego de Mendoza dichos blaso- en los códices analizados.
del siglo XVI se hallan en el Archivo Ducal nes por su participación en la conquista Sea como fuere, en las glosas que
de Alba (en adelante ADA), carpeta 238, de los territorios del norte de la Nueva acompañan a estos blasones se dice que
no 2, doc. 45 y doc. 57. Las copias tardías España. Sin embargo, hoy sabemos que estos escudos fueron otorgados a Mocte-
del primero de estos escudos están en el estos escudos no estaban destinados al zuma II o a su hijo D. Pedro, descendien-
AGN (Tierras, 1586, no 1, f. 1r) y la BNAH (AH, cacique tlatelolca, sino al cacique de tes de Axayacatl. Ahora bien, excepto el
Col. Antig. 223, f. 132r). La reproducción a Axacuba –también llamado D. Diego escudo atribuido a D. Pedro, ninguno
color del escudo del AGN está en Cultura y de Mendoza–, y al cacique de Tlaxcala de los otros está entre los papeles de
derechos. (1997: 99-100). Las del segundo llamado Luca Ponce de León25. Esto los descendientes de Moctezuma II,
escudo se encuentran también en el AGN implica que en algún momento, alguien sino que se encuentran entre los docu-
(Tierras, 1593, no 1, f. 1r) y la BNAH (AH, Col. se apropió de esos escudos, de ahí que mentos de los aspirantes al cacicazgo
Antig. doc. 223, f. 123r). Referencias a la existan reiteradas referencias (incluso tlatelolca. Unos aspirantes que debían
existencia del cacique de Axacuba véase en copias) de la cédula y del escudo mismo conocer el Códice Cozcatzin, o docu-
AGN (Tierras, 2354, exp. 1). entre los papeles relacionados con el mentos similares, de donde tomaron

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FILOLOGÍA DE UN “CORPUS” PINTADO (SIGLOS XVI-XVIII): DE CÓDICES, TECHIALOYAN, PINTURAS Y ESCUDOS DE ARMAS

ciertas imágenes que incorporaron en cipal de estos escudos. Así lo corrobora Figura 8. a) Escudos de armas atribuido a D. Pedro
los distintos cuarteles del escudo, los el sexto cuartel, donde queda patente de Moctezuma (Reproducción autorizada por el
cuales se leerán de izquierda a derecha cómo su pintor se inspiró en el Códice INAH); b) Escudos de los caciques de Tetepango
y de arriba abajo (fig. 8). Cozcatzin, o un documento similar, (Cortesía del AGN).
para dibujar la imagen del nopal ves-
Escudo atribuido a tido, la cual es muy próxima a la del
D. Pedro de Moctezuma (fig. 8a)26 fol. 3v de dicho documento (fig. 9b). El
texto alfabético que acompaña a la ima-
El escudo está dividido en nueve cuar- gen dice que el vestido del nopal era
teles. Los tres de la derecha hacen alu- un traje de guerra (yaotlatqui), como de
sión a Tenochtitlan (cuarteles 3, 6, 9), hecho confirma el Códice Cozcatzin al
mientras que los tres de la izquierda dibujar ese mismo nopal vestido junto
no está muy claro si hacen referencia a a un escudo con flechas (símbolo de
Tlatelolco (cuarteles 1, 4, 7)27. Por esto conquista) y un texto que precisamente
mismo, comenzaremos comentando los habla de las conquistas de Axayacatl. 26
del lado tenochca. En el noveno cuartel, y bajo el nopal, BNAH (Col. Antigua, núm. 196, fojas 313-327).
27
Gracias a su texto alfabético sabe- el tlacuilo pintó un escudo o rodela En los cuarteles centrales (2, 5, 8) están los
mos que lo que se representó en el ter- con la decoración de un brazo del que elementos relacionados con la nobleza.
cer cuartel era un teponaxtle (tipo de cuelga una mano, además de otros ele- En el cuartel 2 una xiuhhuitzolli que ya
tambor) con cacaxtles incrustados, que mentos. El texto dice: “[…] otra rodela parece una tiara de obispo y una corona
quizás hagan referencia a rituales rela- de color leonado guarnecida de cuero real sobre ella. En el 5 está el escudo de los
cionados con la guerra, temática prin- de tigre y oro y en ella un brazo con Moctezuma y en el 8 un león.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97 [89]


MARÍA CASTAÑEDA DE LA PAZ

escudo o rodela del séptimo cuartel es


tan pequeña que no permite hacer con-
jeturas.
Es una incógnita de dónde tomaron
los pintores la pictografía del mezquite
vestido. Así como el nopal creciendo de
una piedra es el topónimo de Tenochtit-
lan (como veíamos en el Códice Cha-
vero, fig. 2b), no hay evidencias de que
el mezquite lo fuera de Tlatelolco. Por
ello, y en mi opinión, es muy proba-
ble que ese mezquite –planta caracte-
rística del entorno chichimeca– hiciera
referencia a ciertos grupos chichimecas
del Estado de Hidalgo y que, por tanto,
fuera una iconografía de nueva creación.
No hay que olvidar que estos dos últi-
mos escudos están entre los papeles de
los caciques de Tetepango y Axacuba, y
que según una legítima descendiente de
D. Diego de Mendoza, esos pretendien-
tes a su cacicazgo eran otomíes (grupo
de ascendencia chichimeca)28.

Escudos de los caciques de


Tetepango (Estado de Hidalgo)29
Figura 9. Axayacatl y “nopal vestido” en el Códice
Cozcatzin (fols. 3v, 15r) (Cortesía de la BNF). una mano fuera de un guante amarillo En el Archivo General de la Nación
que cuelga debajo de ella [..]”. Esta hay otros dos escudos espectaculares
rodela no es otra que la que lleva Axa- (véase fig. 8b). El primero de ellos está
28
Codicilo del testamento de Juana Bravo
yacatl en la conquista de Tlatelolco en orlado por un gran nopal que parte de un
de Mendoza (y/o de los Reyes) Mendoza los folios 14v y 15r del Códice Cozcatzin chimalli o escudo “leonado”, decorado
Moctezuma (en López Mora, 2005: 285 (fig. 9a). Nuevamente, y gracias al texto con plumas. Un águila con alas expla-
y Fernández de Recas 1961: 20). Aunque que acompaña a este blasón, podemos yadas y coronada por una xiuhhuitzolli
doña Juana se refería específicamente a asegurar que dicho escudo hacía referen- se posa sobre la parte superior de bla-
los padres de D. Diego García, el pintor cias a Xipe, lo cual está en consonancia són, en cuyos cuarteles nuevamente se
de códices, sabemos que éstos estaban con la vestimenta del propio Axayacatl representan los elementos ligados a la
emparentados con otros caciques de la (la piel de un desollado). Por ello, el guerra de Axayacatl: un copilli o gorro
zona (Oudijk y Castañeda de la Paz, en “guante” debe verse como la piel de cónico, asociado a Xipe (primer cuar-
prensa a). Hay también que considerar que la mano del sacrificado colgando del tel); un yaotlatqui sin nopal o mezquite
los tlatelolcas, cuya casa real tenía origen en brazo, y que tan acostumbrados estamos (segundo cuartel); un templo, quizás en
la de Tezozomoc de Azcapotzalco, eran por a ver en los códices. referencia al que está dibujado en el fol.
tanto chichimecas. Tenemos entonces que si en el lado 3v del Códice Cozcatzin (tercer cuartel);
29
AGN (Tierras 2692, 2a. parte, exp. 19, de Tenochtitlan se representó el nopal y el escudo de Axayacatl con la deco-
fols. 62v y 63r). Los documentos están vestido y el escudo de Xipe, relacio- ración del brazo, aunque aquí ya no
relacionados con la familia Tovar, supuestos nados con la guerra de 1473, lo lógico se pintó la piel del sacrificado (cuarto
caciques de Axacuba y Tetepanco, que sería pensar que en el otro lado debía cuartel). En la parte central, nuevamente
tenían varias cédulas que los avalaban en el haber alusiones a Tlatelolco. Pero, o no alusión a las diademas o coronas reales
cacicazgo de D. Diego de Mendoza (López las hay, o no somos capaces de reco- (indígena y europea). Queda decir que
Mora, 2005: 268-270). nocerlas. En el primer cuartel se repre- la parte exterior de los cuarteles queda-
30
Esta temática está presente en los escudos
sentó la cabeza de un sacrificado, ya ron enmarcadas por corrientes de agua
que la nobleza indígena solicitó al monarca que el tocado del personaje parece ser y fuego. Es decir, el alt-tlachinolli que
español en el siglo XVI, por su participación reminiscencia de lo que debieran ser los viene a expresar el concepto de “gue-
en la conquista. En relación a este tema plumones blancos que se le ponían a la rra”. Los cuarteles están asimismo deli-
véase Castañeda de la Paz y Luque Talaván víctima en la cabeza antes de ser sacri- mitados por flechas, nuevamente en alu-
(en prensa) sobre los escudos tepanecas. ficada. En el cuarto cuartel, en vez de sión a la misma temática30.
Asimismo, Castañeda de la Paz (2009) para un nopal se pintó un mezquite con su El segundo escudo (véase fig. 8b)
diversos escudos de la nobleza del centro yaotlatqui como se afirma en el legajo. está enmarcado por las columnas de
de México. Lamentablemente, la decoración del Hércules con la leyenda “plus ultra”.

[90] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97


FILOLOGÍA DE UN “CORPUS” PINTADO (SIGLOS XVI-XVIII): DE CÓDICES, TECHIALOYAN, PINTURAS Y ESCUDOS DE ARMAS

Figura 10. Representación de Acamapichtli: a) Códice Azcatitlan (fol. XIV) Figura 11. Representación de Cuacuauhpitzahuac: a) Códice Azcatitlan
(Cortesía de la BNF); b) Códice Techialoyan García Granados (Reproducción (fol. XIII) (Cortesía de la BNF); b) Códice Techialoyan García Granados
autorizada por el INAH). (Reproducción autorizada por el INAH).

Cuelga de él el famoso toisón de oro y mente Maxtlatl; y de la historia tenochca


lleva sobre su parte superior una corona y tlatelolca a través de sus respectivas 31
El uso de documentos más tempranos para
europea como símbolo de su pertenen- casas reales. Para todo ello, su artista la elaboración del corpus techialoyan ya fue
cia a la Corona española. En su primer utilizó códices más tempranos, escu- observado por S. Wood (1998: 190-202) para
y cuarto cuartel hay nuevamente refe- dos de armas y probablemente algunos los techialoyan y títulos primordiales. En esa
rencias a Tenochtitlan y a los chichime- documentos alfabéticos31. El resultado línea continuó la que aquí suscribe (véase
cas en guerra, a través del nopal y el fue esta obra maestra dentro del género nota 1) con el presente trabajo.
mezquite vestido con sus respectivos techialoyan. 32
La carta ha sido publicada por Pérez-Rocha
yaotlatqui, aunque ahora éstos están Una de las secciones más llamativa
y Tena (2000: 213-225). Carlos Santamarina
coronados por una xiuhhuitzolli. En del documento es su sección genealó-
(2006: 278) ya observó la existencia de esta
el segundo y tercer cuartel unos leo- gica, representada a través de un gran
pictografía.
nes, también coronados, en alusión a nopal que hunde sus raíces en la llamada 33
España. De hecho portan cartelas que rueda de la tepanecayotl. Para elaborar Una revisión de ambos trabajos me ha
dicen “Roma Emperador Carlos Quinto” todo este conjunto se utilizaron varios permitido identificar algunos lugares más,
y sus coronas son del estilo europeo. documentos que a continuación pasa- motivo por el cual es casi seguro que
mos a citar. deben estar los 16 topónimos, los cuales no
1. Un documento pictográfico desco- necesariamente deben corresponder con su
VII. El Códice Techialoyan nocido. Este documento sirvió en 1561 respectiva glosa. Es evidente que su autor
para redactar una carta en latín, que el ya no sabía leer los glifos. El ejemplo más
García Granados cabildo de Azcapotzalco envió al rey de claro es con doña María Xochimatzatzin –en
España32. Muchos años después lo volvie- la sección del nopal–, la cual se representó
Por su estilo y tipo de letra, este docu- ron a usar, ahora para pintar la rueda de de manera idéntica (y con las mismas
mento se enmarca dentro del llamado la tepanecayotl, aunque los pintores del relaciones de parentesco) en el anverso
corpus techialoyan, cuya producción se período Colonial Tardío ya no supieron y reverso del documento. Sin embargo,
data a fines del siglo XVII y principios leer bien sus imágenes -y quizás glosas-, mientras en el anverso se glosó bien su
del XVIII (Noguez, 1992: 8, 10). A decir de ahí los errores que se encontraron en nombre, en el reverso se la llamó doña
de Xavier Noguez (comunicación per- la rueda. Saurwein (1998: 69-98) y San- Eusebia Bautista (Castañeda De La Paz,
sonal), es muy probable que el Códice tamarina (2006: 276-280) ya observaron 2008a: 26-28).
34
Techialoyan García Granados estuviera la relación entre los 16 pueblos que se En la carta que el cabildo de Azcapotzalco
vinculado con la nobleza colonial tardía citaban en la carta de 1561, que no eran dirige al rey de España hablan de este
por el papel tan preponderante de los otros que aquellos donde Tezozomoc de escudo y describen cada uno de sus
linajes en el documento. A nivel com- Azcapotzalco había colocado a sus hijos elementos. Casi todos ellos se incorporaron
positivo es, desde luego, el techialoyan como gobernantes, aunque no pudieron en el techialoyan. Una copia de ese escudo
más elaborado que existe, convirtién- identificar a todos ellos33. estaba en el artesonado del claustro de la
dose en la obra maestra de la tlacuilolli 2. Una cédula real con su escudo de iglesia de Azcapotzalco, del que sólo queda
tardía. En él se incorporan elementos armas, como ya interpretó Santamarina una fotografía en blanco y negro. Agradezco
de la historia del Acolhuacan a través (2006: 226-227). Se trata del blasón que al cronista oficial del Azcapotzalco, el
de la representación de Xolotl y su el monarca español le entregó al pueblo arqueólogo José Antonio Urdapilleta, esta
mujer; de la historia tepaneca a través de Azcapotzalco y que actualmente está información, y el hecho de haber compartido
de Tezozomoc y sus hijos, especial- en paradero desconocido34. dicha foto conmigo.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97 [91]


MARÍA CASTAÑEDA DE LA PAZ

europeo forrado de la piel de este ani-


mal, siendo sus pies los que descansan
sobre el mencionado ocelote. Parece que
aquí el pintor estaba entremezclando la
imagen del Códice Azcatitlan con la de
otro documento. Esto lo corrobora el
glifo onomástico del personaje, puesto
que un documento sólo dibuja el asta de
un venado y el otro al venado con su
cornamenta.
4. El Códice Cozcatzin. En los fols.
10r bis-14r de este documento se repre-
sentan a los señores de Tenochtitlan por
un lado, frente a los señores de Tlate-
lolco por el otro, pudiéndose aseverar
que sus glifos fueron utilizados para
hacer el nopal genealógico del Techia-
loyan García Granados. También se uti-
lizaron los del Códice Azcatitlan, pero
en menor medida. Prueba de lo que
aquí comentamos puede observarse en
el lado izquierdo del nopal, donde se
dispusieron a los señores de Tenochtit-
lan (fig. 12). No hay duda de que los
glifos onomásticos de Tizoc y Ahuizotl
procedían de las fuentes arriba comen-
tadas. Pero lo más interesante del asunto
está en el lado derecho del nopal. En el
año 1946 R. Barlow (1989: 155-162) ya
notó que algunos señores tlatelolcas del
Códice Cozcatzin tenían corresponden-
cia con los representados en el techialo-
yan, aunque no pudo determinar quié-
nes eran todos los allí representados. No
los pudo identificar porque en el códice,
no sólo se representaba a los gober-
Figura 12A. Detalle del Nopal genealógico
3. El Códice Azcatitlan35. Se utilizó nantes de Tlatelolco (como Tlacateotl
del Códice Techialoyan García Granados
(Reproducción autorizada por el INAH). De abajo
para pintar a los fundadores de cada uno o Moquihuix), sino que éstos estaban
a arriba (izquierda): Moctezuma Ilhuicamina, Tizoc de los señoríos mexicas: Acamapichtli intercalados con señores del Acolhua-
(Códice Azcatitlan, láms. XVIII, XX) y Cuitlahuac de Tenochtitlan y Cuacuauhpitzahuac can (Acolmiztli y Cuauhpopoca) y de
(Códice Cozcatzin, fol. 13r). De abajo a arriba de Tlatelolco. La similitud pictórica entre Azcapotzalco (Tezozomoc). Empero, tal
(derecha): Itzcoatl, Axayacatl (Códice Azcatitlan, ambos documentos es innegable: en los y como estaban dispuestos en el Códice
fols. XVII, XIX) y Ahuizotl (Códice Cozcatzin, fol. 11v). dos vemos a Acamapichtli sentado en un Cozcatzin, así se plasmaron en el
Las imágenes del Códice Azcatitlan y del Códice trono de piel de jaguar y con idéntico Techialoyan García Granados, aunque
Cozcatzin son cortesía de la BNF. glifo onomástico (una mano empuñando con leves diferencias (fig. 13). De este
tres cañas) (fig. 10). Acamapichtli carga proceso deseo destacar el glifo de Acol-
una lanza, viste una capa de algodón, miztli: agua (atl), el codo de un brazo
porta la xiuhhuitzolli y tiene además un (acol-lí) y un león (miztli). Mientras
gran tocado de plumas de quetzal, que en en el Códice Cozcatzin sólo se repre-
un documento aparece de manera radial sentó el brazo con agua, en el techia-
y en el otro echado hacia atrás. Tocado, loyan se hizo a través del brazo con el
y atributos, por otra parte, idénticos al león. Sin embargo, tenemos que en el
de la Genealogía de la familia Mendoza Códice Chavero, en un estilo muy simi-
35
Claro que puede ser un documento Moctezuma (véase fig. 6a). En cuanto lar al del techialoyan, sí se representa-
pictográfico desconocido que sirvió para a Cuacuauhpitzahuac, la iconografía ron todos los elementos del glifo (figura
pintar el Azcatitlan y luego el García varía ligeramente (fig. 11). Mientras en 13). Además, algo que confirma que este
Granados. El uso de este documento ya fue el Azcatitlan su trono es un ocelote (al Acolmiztli era el señor de Coatlinchan
señalado por Castañeda de la Paz (1999: que no se le pintaron las manchas), en (en el acolhuacan) es que en el Códice
47-48). el techialoyan está sentado en un asiento Chavero está representado junto al glifo

[92] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97


FILOLOGÍA DE UN “CORPUS” PINTADO (SIGLOS XVI-XVIII): DE CÓDICES, TECHIALOYAN, PINTURAS Y ESCUDOS DE ARMAS

Figura 12B (Izda.). Detalle del Nopal genealógico del


Códice Techialoyan García Granados (Reproducción
autorizada por el INAH). De abajo a arriba (izquierda):
Moctezuma Ilhuicamina, Tizoc (Códice Azcatitlan,
láms. XVIII, XX) y Cuitlahuac (Códice Cozcatzin, fol.
13r). De abajo a arriba (derecha): Itzcoatl, Axayacatl
(Códice Azcatitlan, fols. XVII, XIX) y Ahuizotl (Códice
Cozcatzin, fol. 11v). Las imágenes del Códice Azcatit-
lan y del Códice Cozcatzin son cortesía de la BNF.
Figura 13 (Arriba). Detalle del Nopal genealógico del
Códice Techialoyan García Granados (Reproducción
autorizada por el INAH). De abajo a arriba (izquierda):
Acolmiztli (Códice Chavero), Tezozomoc, Serpiente,
Águila y Moquihuix (Códice Cozcatzin, fols. 10bis-v,
11v, 13r). De abajo a arriba (derecha): Tlacateotl,
Acolmiztli, Ave-collar de agua, Cuauhpopoca (Códice
Cozcatzin, fols. 10bis-r, 11r). Las imágenes del Códice
Azcatitlan y del Códice Cozcatzin son cortesía de la
BNF.
toponímico del sitio donde gobernaba, tanto, una creación tardía, inexistente en
siendo curioso que frente a él se pin- la documentación del siglo XVI38. Sea
tara el glifo de un pájaro con un collar como fuere, si alguna vez existió una
de agua, idéntico al que aparece en el genealogía pictográfica con todos estos 36
En base a esa representación del Códice
Códice Cozcatzin y el techialoyan36. personajes, debió de ser entonces de Chavero, no creo que el señor representado
5. Documentos alfabéticos. Es abun- nueva creación y no se ha conservado. sea Acolmiztli de Tlatelolco, hijo de
dante la documentación que se encuen- La única genealogía donde aparecen Tlacateotl, como sugirió Barlow (1989: 155)
tra en el Archivo General de la Nación todos estos señores es la de la familia sino, más bien, el hijo de Nezahualcoyotl,
al que también hace referencia Ixtlilxochitl
donde se reitera que D. Diego de Men- Mendoza Moctezuma, pero como ya se (1975, I: 313, 402, 431). Sobre Cuauhpopoca
doza era hijo de Cuauhtemoc y D.ª María ha señalado, no son verdaderas genea- véase asimismo Ixtlilxochtil (1975, II: 154).
Moctezuma, hija de Moctezuma II. Asi- logías debido a que las mujeres están Respecto al glifo del ave con un collar
mismo, que D. Diego se casó con D.ª ausentes y la relación no es siempre de de agua, tampoco creo que se trate de
Cozcacoyol (Barlow 1989: 159), o “cascabel
Magdalena Cuacuauhpitzahuac, principal padre a hijo (véase Castañeda de la Paz de collar”, como se traduciría su nombre,
de Azcapotzalco37. Todos estos persona- (2010) en prensa). porque el collar es claramente de agua y
jes están representados en el anverso y El escudo de armas otorgado a D. en el Códice Chavero está pintado de azul.
reverso del Códice Techialoyan García Diego de Mendoza, cacique de Axacuba. Es necesaria, pues, una revisión de estos
Granados (fig. 14), donde se muestra Se plasmó en la parte superior del techia- señores.
37
la vinculación de unos con otros. Sin loyan, aunque sólo se dibujó el cuartel Por ejemplo, el Árbol de la Cesárea Regia
Prosapia (AGN, Tierras, 1593, no 1, f. 1v)
embargo, hoy podemos afirmar que esta donde se representa el águila sobre un 38
Castañeda de la Paz (2008a) lo demuestra
relación de parentesco es producto de cerro del que sale agua, una planta de a través de un análisis filológico de la
una reelaboración de las fuentes y, por maguey, el arco y la flecha (véase fig. 7). documentación del cacicazgo.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97 [93]


MARÍA CASTAÑEDA DE LA PAZ

VIII. Reflexiones finales Ahora bien, el hecho de que el ama- tir en que, como el análisis filológico ha
nuense de los tres documentos fuera el venido a demostrar, ésta es también una
El presente trabajo demuestra que el arte mismo obligó a realizar un análisis pic- reelaboración histórica tardía.
de escribir y de pintar resurgió con fuerza tográfico que determinara si los códices En un interesante artículo, Stepha-
en el período Colonial Tardío. Todo eran de la segunda mitad del siglo XVI nie Wood (1989: 254-259) identificó a
parece indicar que en la segunda mitad o de la primera mitad del siglo XVII. D. Diego García como el arriero itine-
del siglo XVII ciertas personas pudieron Para ello fue clave el Códice Azcatitlan, rante que pintaba códices techialoyan
acceder a documentos más tempranos el cual ya incluía un discurso histórico por encargo de los pueblos, aunque ya
–algunos de origen tenochca–, los cuales muy característico de los documentos hemos visto que sus padres, D. Roque
se copiaron (Códice Cozcatzin) e incluso de finales del siglo XVII y principios García y D.ª Magdalena de Mendoza, ya
reelaboraron, dándole un nuevo enfoque del siglo XVIII: que el origen del linaje estaban involucrados en el negocio de
a su contenido histórico (Códice Azcatit- de Tenochtitlan y Tlatelolco estaba en hacerse con ciertas pictografías para él
lan). En este proceso, y como aquí se ha el de Tezozomoc de Azcapotzalco. Este argumentar que su esposa, además de
demostrado, los pintores de los códices hecho, que ya se manifestaba abier- cacica de Axacuba, lo era también de
Azcatitlan y Cozcatzin tenían también tamente en pinturas tardías como la Tacuba, Tlatelolco y Azcapotzalco a tra-
consigo manuscritos que hoy no conoce- Genealogía de la familia Mendoza Moc- vés de su parentesco con D. Diego de
mos, de donde se inspiraron y tomaron tezuma, además de la similitud de rasgos Mendoza. Y claro, con los documentos
algunas escenas o detalles iconográficos. entre estas pinturas, me llevó a fechar el que adquirieron, los parientes colatera-
El Códice Ixhuatepec fue obra de un ter- Códice Azcatitlan en la segunda mitad les de ella –también caciques de otros
cer pintor, cuyo trabajo se limitó a copiar del siglo XVII, como un antecedente del pueblos del Estado de Hidalgo– se
el plano de las tierras en Ixhuatepec con- género techialoyan. En consecuencia, el hicieron asimismo otras copias.
tenido en el Códice Cozcatzin, además Códice Cozcatzin y el Códice Ixhuate- Es entonces muy probable que fue-
de la carta de los naturales de la Ciudad pec debían ser del mismo tiempo. ran ellos quienes reelaboraron la docu-
de México contra su gobernador. Pero la máxima expresión a nivel mentación tardía con documentos más
Pero aunque aquí hablamos de tres compositivo se encuentra en el Códice tempranos, actividad con la que luego
pintores diferentes, el estudio de los Techialoyan García Granados, donde prosiguió su hijo. Sus objetivos eran
textos y las glosas de los manuscritos confluyen todos los documentos anali- acceder a los cabildos de varios pueblos
demuestra que el que trabajó en éstas fue zados para este trabajo y, por tanto, el del centro de México, entre ellos Azca-
sólo uno. De esto puede concluirse que discurso anterior. Un discurso que aquí potzalco (trabajo en preparación), pero
los tres códices fueron realizados dentro se sitúa todavía más allá en el tiempo, también convertirse en los poseedores
de un breve períodode tiempo y suge- remontándose al gobierno de Xolotl. No legítimos de varias posesiones territo-
rirse que su propietario fue el mismo, al obstante, el García Granados incluyó riales de los descendientes legítimos de
menos en cierto momento. Sin embargo, un discurso más, en el que tanto insis- D. Diego. Como las tierras representa-
la manipulación de la glosa en el fol. 8v ten los documentos alfabéticos tardíos das en el Grupo Ixhuatepec eran tierras
del Códice Cozcatzin indica, por otro de los archivos: que el cacique tlate- de Tenochtitlan, sus aspiraciones sólo
lado, que el documento llegó a manos lolca D. Diego de Mendoza era hijo de eran viables a través de esa reelabora-
de un descendiente de D. Diego de Men- Cuauhtemoc y D.ª María, hija de Moc- ción histórica. Quizás de ahí la insis-
doza, o incluso a las de algunos de los tezuma II. Asimismo, que la esposa de tencia de representar la guerra de 1473,
caciques del actual Estado de Hidalgo, D. Diego era una principal de Azcapo- mediante la cual Tlatelolco y Tenochtit-
aspirantes al cacicazgo tlatelolca. Como tzalco llamada D.ª Magdalena Cuacuau- lan estuvieron unidas bajo una misma
aquí hemos visto, éstos no sólo se hicie- hpitzahuac. Y aunque la representación corona. Un hecho que luego volvía a
ron con cédulas reales del siglo XVI, sino de todos ellos está en el techialoyan, y ser factible a través de la figura de D.
también con otros papeles que avalaban de manera indirecta en las Genealogías Diego de Mendoza, del que decían que
a los descendientes legítimos en el caci- de los Mendoza Moctezuma (donde las era hijo de padre tenochca-tlatelolca y
cazgo. mujeres están ausentes), hay que insis- madre tenochca.

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ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 78-97 [95]


La simbología prehispánica
e histórica del Noroeste Argentino
Julián P. Gómez Augier y su relación con los cambios
Mario A. Caria
Instituto de Geociencias y Medio paleoambientales
Ambiente (INGEMA) - CONICET
Universidad Nacional de Tucumán

Pre-hispanic and historical


simbology of Northweastern
Argentina and its connection with

Resumen Abstract

Se vincula el estudio de los cambios Past environmental changes and


del ambiente en el pasado con aque- symbolic system modification stu-
llos operados en los sistemas simbóli- dies, visible through archaeological
cos y de creencias observables a través and geological records, are entailed.
del registro arqueológico y geológico. This perspective is a new analysis
Esta perspectiva constituye una nueva approach that has not been taken
línea de análisis que no ha sido tenida into account previously for symbolic
en cuenta en los estudios paleoam- and palaeoenvironmental researches
bientales y de orden simbólico en la in the arid region of Northwestern
región árida del Noroeste Argentino. Argentina.
Palabras clave: cambio ambien- Keywords: Environmental change,
tal, sistemas simbólicos, región árida, symbolic system, arid region, Nor-
Noroeste Argentino. thwestern Argentina.

[96] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 96-105


LA SIMBOLOGÍA PREHISPÁNICA E HISTÓRICA DEL NOROESTE ARGENTINO Y SU RELACIÓN CON LOS CAMBIOS PALEOAMBIENTALES

Figura 1: Mapa de la región árida del Noroeste Argentino

I. Introducción festaciones de esta cosmovisión como de análisis que no ha sido tenida en


son la iconografía y el espacio ritual cuenta previamente en los estudios
La cosmovisión incluye los esquemas prehispánico del Noroeste Argentino paleoambientales y de orden simbólico
mentales que rigen la relación entre el (NOA), es posible visualizar cambios para la región.
hombre y la naturaleza y permite gene- en el medioambiente regional durante
rar explicaciones acerca de la forma en el pasado.
que ella es percibida y de los cambios Teniendo en cuenta este objetivo, II. La región árida
que experimenta. Incluye asimismo la este trabajo constituye una propuesta
esfera simbólica y su correlato social para articular lo cultural con lo ecoló-
del Noroeste Argentino
junto con las manifestaciones artísticas, gico en la investigación del pasado, que Comprende partes de las provincias
estilísticas y rituales derivadas, las que lejos de ser enfoques antagónicos cree- de Tucumán, Catamarca y La Rioja
se ven reflejadas en los estilos icono- mos resultan complementarios: el cien- (Noroeste de Argentina) y abarca un
gráficos y en el manejo del espacio, en tífico o “duro”, que involucra la recons- sector amplio de los valles intermon-
sus manifestaciones arquitectónicas, trucción y estudio de los ambientes del tanos localizados entre la llanura y el
productivas y de circulación. pasado con aquel otro más complejo y borde oriental de la Puna de estas pro-
Así, es posible pensar que el estu- especulativo o “blando” que aborda el vincias (fig.1). El área presenta caracte-
dio del significado y cambio de la universo de lo simbólico, lo religioso rísticas notables desde el punto de vista
cosmovisión, en sus manifestaciones y lo mental. Consideramos que este biogeográfico, con ambientes altamente
materiales, podría proveer de elemen- acercamiento “holístico” al estudio de contrastados que van desde los bosques
tos que permitan correlacionarlos con nuestro pasado puede generar alterna- secos en el oriente, pasando por la selva
cambios observados en el registro tivas para el análisis y comprensión de húmeda y los valles de altura, hasta
paleoambiental, en tanto la cosmo- la problemática del cambio cultural. los ambientes desérticos preandinos
visión es reflejo de la percepción de En síntesis, creemos que es posible en el extremo occidental. Los amplios
la naturaleza. Debido a esta relación, vincular el estudio de los cambios del rangos de altura existentes posibilitan
los cambios ambientales funcionarían ambiente en el pasado con aquellos una marcada zonación biótica vertical.
como disparadores en la transforma- operados en los sistemas simbólicos y Estas características le confieren a la
ción de la cosmovisión. Por ello, el de creencias observables a través del región una gran sensibilidad ambiental
objetivo de este trabajo es mostrar registro arqueológico y geológico. Esta ante modificaciones en el clima regional
que a partir del análisis de dos mani- perspectiva constituye una nueva línea (Gómez Augier et. al., 2008a).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 96-105 [97]


JULIÁN P. GÓMEZ AUGIER - MARIO A. CARIA

Metodología de trabajo Andes Centrales. Muchas de las fluctua- valles desérticos ubicados al occidente
ciones ambientales detectadas para esta (Santa María-Calchaquí). Estos grupos,
Para este trabajo se utilizó información región, en el pasado y en el presente, de mayor complejidad socio-política
paleoambiental previamente publicada responden a cambios y alteraciones en ocuparon gran parte del área, adaptando
y otra especialmente obtenida para el el sistema de circulación océano-atmos- la configuración de sus asentamientos a
mismo; la información analizada se férico imperante (Stine, 1998). Entre las las características particulares de este
obtuvo de una secuencia de muestreos manifestaciones más visibles en el regis- nuevo ambiente.
que involucraron sitios arqueológicos y tro paleoambiental que pueden ser ras- El establecimiento de estos nuevos
perfiles geológicos en sectores represen- treadas, reconocidas y correlacionadas grupos parece sustentarse en conso-
tativos desde el punto de vista ambiental en diferentes regiones del globo, entre nancia con este cambio ambiental en
para el área de estudio. ellas el Noroeste Argentino, se encuen- la necesidad de la explotación directa
Proxy paleoedáficos, paleogeomor- tran algunas como “El Período Húmedo de los recursos del bosque que habrían
fológicos, sedimentológicos y de micro- del Holoceno Tardío”, “La Anomalía disminuido en el valle de Santa María.
fósiles se combinaron conjuntamente Medieval Cálida” y “La Pequeña Edad Trabajos recientes corroboraron la exis-
con la información arqueológica e his- del Hielo”. tencia de amplias redes de circulación
tórica para construir una caracterización de bienes (obsidiana) que vinculan esta
paleoambiental durante los diferentes El Bosque Seco Oriental área, a través del tráfico caravanero, con
momentos del desarrollo cultural del espacios localizados en lugares tan aleja-
área. Los muestreos y descripciones de Para el Bosque Seco Oriental, la ocu- dos como la puna meridional en la Pro-
suelos fueron realizados en los parajes y pación humana reconoce una antigüe- vincia de Catamarca (Caria et. al., 2009).
sitios arqueológicos de Ticucho y Ace- dad de al menos 3.500 años. Desde el Esta interacción, a través del intercambio
quia (Cuenca Tapia-Trancas), El Tolar 3500 AP y hasta el año 1000 AP, los y reciprocidad con ambientes vecinos,
y El Infiernillo (valle intermontano de grupos humanos allí asentados exhibie- constituye una estrategia efectiva para
Tafí) y El Bañado y Encalilla (valle seco ron una economía cazadora-recolectora minimizar el “riesgo” ante situaciones de
de Santa María). con práctica agrícola complementaria y estrés ambiental (Veth, 1993).
Paralelamente se realizó un análisis ocuparon asentamientos pequeños de Explotación directa a través del esta-
de la iconografía de los grupos prehispá- carácter semisedentario localizados pre- blecimiento de “colonias” fuera del área
nicos asentados en el área. Este análisis ferentemente en lomadas (glacís) y terra- nuclear, e intercambio y reciprocidad
puso especial atención en aquellos ele- zas fluviales (Caria, 2007). con grupos establecidos en ambientes
mentos y motivos previamente asocia- Información palinológica y edafoló- próximos, pueden pensarse como estra-
dos en la literatura arqueológica, etno- gica obtenida para el área mostró que en tegias destinadas a superar los inconve-
histórica y folklórica, con fenómenos este lapso –con anterioridad al año 1000 nientes derivados de un medioambiente
de orden ambiental (agua, lluvia, tor- AP– la misma estuvo caracterizada por cambiante (Gómez Augier et. al., 2008a).
mentas, sol, rayos, viento, nubes, etc.), un ambiente de condiciones húmedas
y esto sirvió para establecer relaciones y cálidas como se infiere del espectro El Valle de Tafí
entre símbolos y significados en pers- polínico mayoritariamente perteneciente
pectiva histórica en relación a la temá- a especies arbóreas tales como Schinus, Para el Valle de Tafí observamos una
tica ambiental. Además, se analizaron Prosopis y Acacia, vegetación arbustiva ajustada correlación entre cambios
soportes, contextos de procedencia, y herbácea (Poaceae y Cyperaceae) y ambientales y ocupación humana para
lugares de emplazamiento y posibles a esporas monoletes y triletes (Caria y los últimos 3.000 años. Al igual que en
ceremonias y cultos asociados a estos Garralla, 2003; Caria, 2004, 2007). gran parte de los Andes Meridionales, el
símbolos, buscando entrever elementos Hacia el año 1000 AP, la informa- surgimiento y establecimiento de socie-
indicadores de cambio en la cosmovi- ción paleoambiental sugiere un cambio dades aldeanas de base agrícola en Tafí
sión debido a modificaciones en las importante en las condiciones ambienta- parece estar vinculado al mejoramiento
variables ambientales. Finalmente, se les respecto al momento anterior (Sitio climático. El “Período Húmedo del Holo-
articuló el marco paleoambiental, pre- Ticucho I). Así, los taxas característicos ceno Tardío”, que se extiende entre
viamente establecido por nosotros, con de ambientes húmedos son reemplaza- aproximadamente 3000 AP y el 1200 AP,
los procesos de transformación opera- dos por otros propios de regiones áridas adquiere especial relevancia por su rela-
dos a nivel simbólico. y frías, principalmente vegetación arbus- ción con la expansión de estos grupos
tiva y xerófila. La alta concentración en el ámbito regional. Particularmente
Aspectos paleoambientales de loess en las capas correspondien- ilustrativo de esta relación entre mejora-
identificados para el área tes a este momento enfatiza la idea del miento climático y expansión agrícola es
desarrollo de condiciones ambientales la presencia de un paleosuelo datado en
de estudio más secas y frías respecto al momento 2480 ± 110 AP en el contexto agrario del
Los datos para el área árida de la pro- anterior (Caria y Garralla 2003; Caria, sitio El Tolar (Sampietro, 2002).
vincia de Tucumán y alrededores se 2004). En coincidencia con este cambio Para el Formativo en el sitio Que-
corresponden en líneas generales con ambiental hacia el año 1000 AP, el regis- brada del río de Los Corrales “palaeoen-
la tendencia general climática observada tro arqueológico muestra una marcada vironmental data available for the region,
para otras regiones del NOA y de los influencia de grupos provenientes de los suggest generalized humid conditions,

[98] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 96-105


LA SIMBOLOGÍA PREHISPÁNICA E HISTÓRICA DEL NOROESTE ARGENTINO Y SU RELACIÓN CON LOS CAMBIOS PALEOAMBIENTALES

more appropriated for plant cultivation En el Valle de Santa María las con- como se infiere de los materiales de sus
than those presents today. The existence diciones de aridez habrían comenzado depósitos, hasta alcanzar una morfo-
of great quantity of diatoms in sediments a manifestarse a partir del 1200 AP logía dunaria en superficie que en la
corresponding with those layers rich in (coincidente con el Período Medieval actualidad cubre parcialmente los rema-
phytoliths, hold the idea of this humid Cálido), intensificándose en las centu- nentes de un antiguo bosque de alga-
period since no irrigation structures has rias siguientes, de acuerdo a la descrip- rrobo (prosopis) (Gómez Augier et. al.,
been detected for the site up to the pre- ción y fechados efectuados por Strec- 2008a). Actualmente el Valle presenta
sent” (Gómez Augier et. al., 2008: 64b). ker (1987) en sedimentos de la margen un severo cuadro de deterioro ambien-
Un perfil palinológico asociado al izquierda del río Santa María, en cer- tal resultado de un manejo incorrecto
área mostró que desde el 2000 ± 50 canías de la localidad de El Bañado. El de suelos, agua y vegetación a lo que se
AP y al menos hasta el 875 ± 20 AP se incremento de esta aridez habría oca- ha agregado un incipiente aumento en
encuentra presente polen de especies sionado un drástico cambio en la forma las condiciones de aridez producto del
típicas del bosque montano subtropical, de organización sociopolítica y en la calentamiento global (Gómez Augier y
sugiriendo un cambio en las condicio- esfera económica para el Valle. Surgen Collantes, 2006).
nes frías y secas de la base del perfil así complejas jefaturas que reemplazan
–datadas antes del 2000 AP– por otras las antiguas aldeas familiares, al tiempo Los Valles áridos de La Rioja
mas húmedas (Garralla, 1999). Existe que desarrollan un manejo más inten- y Catamarca
aquí una discrepancia entre los datos sivo de agua y suelo orientado a la pro-
obtenidos para el Valle de Tafí, lo que ducción agrícola a gran escala. Estos González (1998) ha vinculado el
podría deberse a las diferencias topo- cambios han quedado reflejados en el colapso de la entidad sociocultural
gráficas que inciden, e incidieron en el patrón de asentamiento para poblados Aguada con modificaciones en el clima
establecimiento y las características de y tierras de cultivo (Gómez Augier et. regional hacia aproximadamente el 800
las comunidades de plantas y animales al., 2008a). AC. Estos cambios habrían impactado
que pudieron colonizar esos ambientes La ocupación imperial incaica pri- negativamente en el sistema socioeco-
a lo largo del tiempo (Gómez Augier et. mero (siglo XV) y la conquista espa- nómico –principalmente los sistemas
al., 2008a). ñola luego (siglo XVI) interrumpieron hidráulicos– que sustentaba las mani-
A partir del 1200 AP y hasta la definitivamente el desarrollo cultural festaciones a nivel de superestructura
actualidad, en el valle de Tafí, el perfil de los pueblos originarios que sufrie- y que daban coherencia espacial a la
polínico arroja una dominancia de las ron el desarraigo y la ocupación de sus entidad. De acuerdo a González este
especies herbáceas en detrimento de tierras a manos de los invasores. colapso sería correlacionable con even-
las arbóreas y arbustivas sugiriendo una Un clima árido-semiárido estacional- tos similares para otras regiones del
disminución de humedad respecto al mente contrastado, materiales superfi- NOA y los Andes centrales, y podrían
período anterior. Esta situación ambien- ciales altamente susceptibles a la remo- estar causados por un evento como la
tal podría estar vinculada al abandono ción por el viento y el agua, pérdida o Anomalía Medieval Cálida (esto queda-
del Valle por parte de los grupos “Tafí” acentuada disminución de la cobertura ría por ser establecido).
al impactar negativamente en los sis- vegetal natural a causa del desmonte o El caso de Aguada resulta intere-
temas de cultivo (andenes). El registro actividades extractivas diversas, sobre- sante para ilustrar la magnitud de los
arqueológico muestra que el Valle sólo pastoreo, manejo incorrecto del suelo eventos de cambio climático que pue-
vuelve a ser ocupado en forma efectiva y el agua a lo largo de varias centu- den haber operado en la región durante
a partir del año 800-700 AP por grupos rias de ocupación, sumados al desco- el pasado.
procedentes del Valle de Santa María. nocimiento del funcionamiento de las Aguada ha sido definida en el
variables ambientales propias de este pasado, junto con Ciénaga, como “Cul-
El Valle de Santa María ecosistema, generaron un deterioro tura de los Barreales” en virtud de la
progresivo en la vegetación y en los localización más frecuente de los vesti-
Desde el año 4000 AP, hasta el 2500 AP suelos del Valle de Santa María (Gómez gios de sus asentamientos. Analizando
aproximadamente, el Valle habría expe- Augier y Collantes, 2006). los barreales, se puede deducir el reem-
rimentado condiciones de mayor aridez Un perfil analizado y datado en cer- plazo de una morfogénesis de acumu-
como se deduce de la formación de canías de la localidad de Amaicha del lación responsable de la instalación del
costras calcáreas sobre artefactos líticos Valle (sitio Encalilla) corrobora la situa- depósito por una morfogénesis actual
arqueológicos, en equilibrio con condi- ción antes descripta y aporta a este cua- de erosión que conduce a la destruc-
ciones climáticas como las actuales (Gar- dro de deterioro antropogénico el regis- ción de los mismos por acción de las
cía Saleme y Durango, 1985). Posterior- tro de la ocurrencia para el área de La aguas corrientes y de lluvias y, por
mente, la presencia de una capa de arenas Pequeña Edad del Hielo, la que habría ende, el consiguiente deterioro de las
ricas en materia orgánica en las terrazas acentuado el proceso de desertificación instalaciones prehispánicas existentes
de ambas márgenes del río homónimo, en el Valle (Gómez Augier et. al., 2008). sobre ellos. Esto puede corroborarse
datada en 2190 ± 530 AP, confirmaría que La misma ha sido fechada 165 ± 15 AP del examen de diversos sitios arqueo-
el Período Húmedo del Holoceno Tardío ya casi en el techo del perfil coinciden- lógicos. El cambio de un sistema mor-
(más benigno) alcanzó los valles áridos temente con la disminución progre- fogenético por otro es factible asignarlo
del oeste (Strecker, 1987). siva en las condiciones de humedad a un cambio climático (Sayago, 1982).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 96-105 [99]


JULIÁN P. GÓMEZ AUGIER - MARIO A. CARIA

Hacia el año 800 AP, las condiciones ques (magia y religión) de lo sobrena- artefactos han sido utilizados para plas-
ambientales mejoran sensiblemente y tural tiene tremendas consecuencias marlos: urnas, vasos, vasijas, petroglifos,
los cambios operados en la estructura sociales. El énfasis religioso en el sobre- placas y campanas de metal, entre otros.
social y productiva favorecen ahora un naturalismo conduce a la subordinación Los contextos arqueológicos e históricos
crecimiento demográfico sostenido. Al del pueblo a los dioses y al poder de donde han sido utilizados incluyen “hua-
igual que en el resto del área, surgen los funcionarios del culto: el chamán y cas” y centros ceremoniales, andenes y
verdaderos poblados de características el sacerdote. Algunas religiones organi- campos de cultivos, enterratorios, espa-
semiurbanas y conflictos entre los gru- zadas emplean siempre una cierta canti- cios domésticos y otros destinados a la
pos, que se manifiestan a través de la dad de magia en sus rituales. celebración de festividades.
existencia de grandes asentamientos La cruz. Uno de los símbolos más
fortificados en los cerros y en el acceso Los símbolos del agua recurrentes temporal y espacialmente
a quebradas y gargantas para el control en el Noroeste Argentino árido asociados al agua y a la atmósfera es el
del agua y la tierra (Pucarás). Asimismo, de la cruz. Su utilización como símbolo
pueden observarse enormes necrópolis Reyes (2008) sostiene que la simbólica ligado a estos elementos en el conti-
para la inhumación de infantes, quizás del agua plantea niveles de identifica- nente americano es bien conocida y se
como consecuencia de estos mismos ción e interpretación. La “identificación” encuentra relacionado a deidades como
conflictos (Gómez Augier et. al., 2008a). de los símbolos nos permite reconocer Quetzalcoatl, Tláloc, Atticci, Viracocha,
alusiones a ella –desde referencias evi- Huayrapuca, Gucumaz, Ahulneb, Hura-
dentes y universales como las ondas de cán, Cuculcán y Catequil, entre otros, ya
III. La magia y la religión un río o laguna, las gotas de la lluvia o sea como su atributo, emblema o sím-
los animales acuáticos–, hasta expresio- bolo de la divinidad misma. Este símbolo
en el contexto de las fuerzas nes más complejas como la cruz en la ha tenido una serie de significados en
sobrenaturales tradición andina o el dios Tlaloc en la diferentes partes del continente, depen-
antigua iconografía náhuatl. En cuanto diendo del pueblo y del momento; no
De acuerdo a Hoebel y Weaber (1985) a la “interpretación” del sentido que obstante el común denominador ha sido
la religión y la magia son conceptos en cada caso tienen estas alusiones al su vínculo al elemento agua. En Amé-
basados en la forma en que el indivi- agua, nos encontramos con una serie de rica Central fue insignia de los dioses del
duo se comporta en relación con las niveles de análisis, que van desde casos aire y figuró como un emblema acuático,
fuerzas sobrenaturales en las que cree. simples hasta situaciones más comple- representaba a las nubes que traían a la
Constituyen dos formas de la objetiva- jas que requieren un conocimiento de lluvia. Símbolo acuático para los pueblos
ción externa de las creencias. La distin- los mitos, los valores u otras circuns- Aymaras, se volvió astrolátrico cuando
ción entre ambas reside en la valoración tancias ideológicas. Así un primer nivel dominó la Inca; transformándose en sím-
de las fuerzas motivadoras que se hallan de análisis sería la referencia al agua bolo atmosférico combinado de doble
detrás de lo sobrenatural. ¿Está el indivi- como invocación, conjuro o esperanza valor acuático y luminoso. La cruz, en
duo subordinado al capricho y la volun- de riego en los pueblos agricultores términos arqueológicos, puede denomi-
tad de los seres sobrenaturales? Si la res- para quienes el agua es una expectativa narse símbolo atmosférico, emblema de
puesta es afirmativa, las relaciones del constante y, particularmente, en culturas las nubes, de los vientos y de los fenó-
individuo con estos seres serán de natu- de regiones áridas o semiáridas, como menos metereológicos producidos por
raleza religiosa. ¿Puede el individuo, en las del Noroeste Argentino. Un segundo la acción del sol que producen lluvia.
determinadas circunstancias, controlar nivel es la referencia al agua que remite La cruz aparece portada por los dioses
y dominar las fuerzas sobrenaturales? a los orígenes cósmicos, que se abre a del aire y los mitos de la atmósfera, lle-
Si la respuesta es afirmativa, las relacio- significados ontológicos, antropológicos vándola como cetro, emblema, insignia
nes entre el individuo y lo sobrenatural y teológicos (Reyes, 2008). En este tra- o adorno en sus manos, pecho o en sus
serán de naturaleza mágica. bajo, el análisis se enfocará en el pri- flotantes y sutiles vestiduras (Quiroga,
Lo que distingue a la religión de la mero de estos niveles. 1942).
magia no es la bondad de una o la mal- En el NOA la cruz constituye un
dad de la otra, sino el estado mental del Símbolos asociados al agua emblema sintético o símbolo figurativo
creyente y sus comportamientos corres- y a la atmósfera de los fenómenos atmosféricos que pro-
pondientes. Ésta es la diferenciación que ducen la lluvia. Este símbolo aparece
estableció Frazer (2006). En el estado Los símbolos asociados al agua y a la representado con gran recurrencia para
mental religioso, el individuo reconoce atmósfera que hemos podido identificar culturas del Período Tardío del Noroeste
la superioridad de los poderes sobre- para los pueblos que ocuparon la región Argentino, principalmente en la alfare-
naturales de cuyas acciones depende árida del NOA abarcan motivos abstrac- ría funeraria de las culturas prehispáni-
su bienestar. La actitud del creyente es tos y figurativos como la cruz, el suri, cas del Valle de Santa María. La figura
principalmente de sumisión y respeto. los batracios y los ofidios, entre los más antropozoomorfa de las urnas funerarias
La conducta seguida es de súplica, peti- recurrentes y significativos. Estos símbo- puede interpretarse como una represen-
ción y apaciguamiento mediante la ora- los pueden presentarse solos o combi- tación simbólica de la tormenta o tem-
ción, las ofrendas y los sacrificios. nados entre ellos o con otros símbolos pestad con todos sus atributos, donde
La diferencia entre estos dos enfo- o motivos. Una variedad de soportes y la cruz se encuentra representada junto

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LA SIMBOLOGÍA PREHISPÁNICA E HISTÓRICA DEL NOROESTE ARGENTINO Y SU RELACIÓN CON LOS CAMBIOS PALEOAMBIENTALES

a otros símbolos acuáticos y atmosféri- Un hecho interesante lo constituye o pequeñas vasijas en culturas como
cos reafirmando su significado. Un caso el hallazgo de restos de huevos de suri Candelaria o Aguada. Es común en Can-
interesante de la vigencia de estos sig- colocados sobre “urnas” funerarias típi- delaria encontrarlo modelado en bor-
nificados para tiempos poscontacto es cas del Período Tardío del NOA a modo des de recipientes en una postura que
el de las cruces colocadas sobre pirguas de ofrendas. Numerosos contextos parecería indicar que el mismo desearía
o trojes para el almacenamiento de las excavados de este tipo han puesto en introducirse en su interior o que aquél
cosechas y que han sido documentadas evidencia esta práctica a tal punto que debería ser llenado con agua. Durante el
para numerosos lugares de los valles del el hallazgo de los mismos se ha trans- Tardío, en cambio, se encuentra repre-
NOA. En este caso, las cruces se encon- formado en un indicador confiable para sentado en forma más abstracta con un
trarían sustituyendo a los menhires pre- establecer cronología relativa para el alto grado de convencionalismo formal
hispánicos como símbolos protectores área (Andrés Izeta, comunicación per- y compartiendo atributos con las ser-
de las cosechas y como elemento pro- sonal, 2008). pientes, principalmente, pero también
piciatorio de la lluvia. Dicho de otro Durante el Período Tardío y hasta con suris y con saurios. Generalmente
modo, la cruz sobre las pirguas equivalía tiempos históricos es conocida la uti- se halla pintado y ocupando campos
a un amuleto protector confundiéndose lización de plumas de aves y “varillas completos en la decoración o compar-
en el espíritu del poblador el valor cris- emplumadas” en ceremonias y ritos tiéndolos con otros signos considerados
tiano con el valor pagano del símbolo asociados a la lluvia, el trueno y el atmosféricos en urnas y pucos.
(Quiroga, 1942). rayo. Como la parte representa al todo, Al igual que en el caso del suri, es
La serpiente. El rayo ha sido frecuen- la utilización de varillas con plumas común encontrarlo con cruces pintadas
temente representado mediante líneas se utilizaba como alusión a las nubes sobre su lomo, lo que refuerza la idea
quebradas y flechas, pero principal- que traen la lluvia. Así las plumas eran de su carácter acuático y lo vincula ade-
mente a través de las serpientes. La idea tenidas como eficaces amuletos para más a prácticas y ceremonias destinadas
de agua es inseparable de la figuración la protección de las cosechas y contra a hacer llover o conjurar el granizo en
ofídica y se encuentra, generalmente, la seca, la piedra y el granizo. Guarda las que es utilizado conjuntamente con
combinada con otros símbolos de carác- relación con estas creencias la cono- la cruz hasta la actualidad.
ter atmosféricos como los batracios con cida “Fiesta del Chiqui” que se realizaba Así, “cuando en Calchaquí la seca
los que suele confundirse en su carácter hasta tiempos históricos para conjurar la se prolonga y la naturaleza comienza
figurativo (e. g., la figura de la cabeza es seca cuando esta se hacía prolongada a languidecer bajo la acción enervante
igual para ambos) y el suri que combi- en los valles áridos del NOA. Esta fes- del calor, remuévense las piedras conti-
nados representan la nube y el rayo en tividad guarda claras reminiscencia con guas a las vertientes y manantiales y no
abierta manifestación al preludio de una un antiguo ritual prehispánico asociado bien se da con un sapo debajo de ellas,
tormenta (Lafone Quevedo, 1900). a las deidades propiciatorias de la llu- tómase al animal (…) y se le estaquea
El suri. Los pueblos americanos via. En ella se sacrificaban animales, en el suelo, con el vientre abultado para
han adorado a las aves como seres que “excepto el suri”, en reemplazo de víc- arriba, a fin de que le abrase el sol cani-
viven en el aire, en la atmósfera, por lo timas humanas mientras se batían latas cular, castigándosele con un gajo de
que han incluido a muchos pájaros en a modo de “campanas” para llamar al ortiga o rupachico a fin de que preci-
la categoría de dioses atmosféricos y trueno por simpatía. pite el cambio meteorológico. Entonces
mensajeros del mundo de arriba. Es fre- El sapo. En el NOA, como en otras es cuando se dice que el fetiche cruci-
cuente la analogía establecida entre ave regiones de la Argentina y de América, ficado y castigado implora el auxilio de
y nube, la que para los pueblos nativos el sapo aparece íntimamente vinculado las nubes, produciéndose la lluvia, con
se constituían en hechos reales y no sim- al fenómeno de la lluvia y se le atribuye la que ya obtiene su liberación” (Qui-
ple coincidencias. En los valles áridos la virtud de hacer llover por acción pro- roga, 1942: 222-223).
del NOA el suri (Pterocnemia pennata) pia, atrayendo bajo ciertas circunstan- Espirales y otros símbolos. Otros
es “el pájaro de la tormenta o la nube, cias a las nubes. símbolos asociados al agua y a la atmós-
que lleva el agua en su seno y cuyo pico El sapo es seguramente uno de los fera son las denominadas espirales, “S”
lanza el rayo” (Quiroga, 1942: 146), lo símbolos con que se representa a los invertidas y “tocos”. Las dos primeras
que ha quedado reflejado en la icono- fenómenos de la tormenta, la lluvia han sido interpretadas como alusiones
grafía arqueológica, en los mitos y en el misma o la piedra o granizo por ser sóli- al ruido del trueno y aparecen repre-
folclore. Hasta el día de hoy el suri es el dos (Quiroga, 1942: 229). Aparece con sentadas sobre urnas, pucos, petroglifos
anunciador de la lluvia. Esta relación no relativa abundancia en la iconografía e instrumentos de metal como “cam-
parece casual y debe buscarse sin dudas tanto de los pueblos del Período For- panas” y discos de bronce de carác-
en la etología de este animal. La esta- mativo como en los del Tardío, aunque ter ritual casi siempre en combinación
ción húmeda en el Noroeste Argentino la forma en que se lo representa varía con cruces y otros símbolos alusivos al
coincide con su período reproductivo, considerablemente para un momento y agua. Algunas estatuillas antropomorfas
lo que genera cambios en el comporta- para otro. Así, es frecuente encontrarlo huecas que los portan, producen notas
miento que son observados por la gente modelado en forma de apéndices plásti- graves y agudas cuando se soplan, y
que le atribuye por asociación el poder cos –en forma más o menos naturalista– de acuerdo a datos etnohistóricos ser-
de llamar a la lluvia (Gustavo Namen, adosados a recipientes de cerámica, o virían para llamar al trueno por simpa-
comunicación personal, 2008). formando piezas completas como vasos tía entre los calchaquíes (Techo, cita en

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JULIÁN P. GÓMEZ AUGIER - MARIO A. CARIA

Quiroga, 1942: 171). Los “tocos”, menos sacrificios humanos se han asociado tra- en torno a “Deidades Propiciatorias de
frecuentes y ligados a tradiciones religio- dicionalmente al culto solar. También se la Lluvia” –en sintonía con las necesi-
sas peruanas, son el símbolo de Tocapo destacan para este período la existencia dades derivadas de la creciente escasez
Viracocha, una de las tres personas del de verdaderos “centros ceremoniales” de agua– y sólo circunstancialmente a
Dios de las Aguas. En forma similar es con características como las estructuras temas de índole solar.
frecuente encontrar representados “ojos ceremoniales con plataformas y el típico En este contexto, para Quiroga
Imaymanas” como símbolos de la fertili- diseño en “U” de innegable filiación (1942: 127) las llamadas “urnas funera-
dad del suelo o gérmenes vitales los que andina temprana. rias” santamarianas deberían ser inter-
se colocan junto a otros símbolos como Hacia final de este período la icono- pretadas como vasos votivos para sacri-
el del suri o en forma aislada en alusión grafía evidencia una desestructuración ficios propiciatorios a las divinidades
al agua de lluvia como fuente de vida y el cambio abruto de temas y símbo- atmosféricas: “no son pues propiamente
(Lafone Quevedo, 1900). los plasmados hasta este momento, los hablando, urnas cinerarias, sino vasos
que son reemplazados por un repertorio votivos o vasos ceremoniales, mediante
nuevo y diferente. Estos cambios en la los cuales se conjuraría la seca o se
IV. El cambio de los iconografía estarían mostrando profun- propiciaría a los dioses benéficos (…)
das modificaciones en la cosmovisión para que hicieran llover sobre la tierra
símbolos a través del tiempo coincidentes con alteraciones sustan- sedienta”. Para este autor, la iconografía
ciales e igualmente abruptas a nivel de estas urnas representa a la divinidad
El Formativo paleoambiental en la región. Estas altera- atmosférica de la tormenta con todos
ciones muestran un cambio de las condi- sus atributos metereológicos, todos los
Durante este período (3000-1100 años ciones húmedas, propias del Formativo, símbolos reproducidos en ella son acuá-
AP) se da el surgimiento y desarrollo de hacia la aridez característica del Tardío ticos o atmosféricos (el suri, los ofidios,
las sociedades agrícolas en el Noroeste (Strecker, 1987; Sayago et. al., 2001). las cruces, las espirales, las líneas que-
Argentino. Para este período el esquema bradas, los batracios, etc.).
de creencias gira en torno a deidades El Tardío Otra diferencia importante respecto
relacionadas, principalmente, con el sol al período anterior es que, a excepción
y la tierra y existe una diferenciación El Tardío se diferencia del período ante- del alcohol (en forma de aloja), prác-
importante con las manifestadas previa- rior “por un fuerte crecimiento demo- ticamente no han sido documentados,
mente por los grupos de cazadores y gráfico y por la aparición de sociedades ni arqueológica ni etnográficamente,
recolectores. pujantes que poseían territorios bien casos de utilización de sustancias psico-
La iconografía muestra como temá- controlados y defendidos desde los activas, mucho menos la del cevil, que
ticas recurrentes las figuras del “felino”, pukara (…). La agricultura por irrigación, como vimos se encontraba fuertemente
“el sacrificador” y el “dios de los bácu- el control de los recursos y una explota- ligado al culto solar. Para este momento
los” o el “personaje de los cetros”, todas ción ganadera intensiva, así como rela- el trance chamánico parece ser inducido
representaciones ligadas a un antiguo ciones desiguales en la organización del a partir de la danza, la música y la per-
culto solar de raigambre Sur Andina. Los trabajo y la distribución y consumo de cusión repetitiva como se desprende del
recursos estilísticos usados se muestran bienes” (Tarragó, 2000: 259-260). Este análisis de murales y representaciones
convencionalizados y sugieren parti- período puede ubicarse temporalmente plásticas (utilización de “campanas” o
cipación en la misma esfera simbólica entre los 1100-550 años AP. tan-tanes de bronce) (Lafone Quevedo,
de Tiwanaku (González, 1997; Scattolin, La iconografía muestra ahora un 1900; González, 2004), dirigidas a propi-
2006; Kligmann y Díaz Pais, 2007). El cambio radical en los temas represen- ciar la lluvia.
arte es esencialmente figurativo y sim- tados al igual que las técnicas, los arte- También se percibe una escasa
bólico en todas sus variantes estilísticas, factos y las superficies escogidas para presencia de estructuras ceremoniales
con un repertorio iconográfico variado realizarlos. Las representaciones antro- planificadas y diseñadas, como sucede
debido a la constante combinación de pomorfas ligadas a las figuras del suri, durante el Formativo. Al parecer en el
elementos tanto realistas como fantásti- los ofidios, los batracios y los signos Tardío se aprovecha la topografía y las
cos cargados de simbolismos religiosos cruciformes son temas casi excluyentes formaciones naturales para “convertir”
(Kligmann y Díaz Pais, 2007: 51). en la representación para este período. algunos lugares en espacios públicos
Muchas de las representaciones fan- Predominan como recipientes las vasi- destinados a ser santuarios o centros
tásticas se realizaron bajo efectos de jas de tipo efigie, las urnas y los pucos. ceremoniales. Estos parecen guardar
sustancias psicoactivas (alucinógenos), Este cambio en la iconografía puede orientaciones especiales de índole astro-
principalmente el cevil (Anandenanthera interpretarse como un reemplazo en el nómica y vinculada probablemente al
colubrina), administradas mediante el Panteón de Deidades principales para establecimiento de calendarios y ciclos
uso de pipas o tabletas y tubos para este momento. La religiosidad parece agrícolas relacionados directamente con
inhalar, en las ceremonias y rituales, moverse así de un culto principalmente la disponibilidad de agua en las diferen-
tendientes a inducir el trance en los cha- solar a otro con foco en el agua y los tes estaciones. Aquí, las montañas asu-
manes (Llamazares y Martínez Sarasola, fenómenos atmosféricos asociados a mían una esencial importancia dentro
2006). La representación del felino, el ella, como el rayo, las nubes, el trueno del complejo meteorológico que daba
uso del cevil, los discos de bronce y los y la tormenta. Las creencias giran ahora origen al agua (como ríos y lluvias),

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LA SIMBOLOGÍA PREHISPÁNICA E HISTÓRICA DEL NOROESTE ARGENTINO Y SU RELACIÓN CON LOS CAMBIOS PALEOAMBIENTALES

Figura 2: Esquema paleoambiental general para el NOA y los cambios iconográficos identificados.

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JULIÁN P. GÓMEZ AUGIER - MARIO A. CARIA

imprescindible para los cultivos, aunque plagas; muchos de ellos producto del con características comunes con otros
también representaba amenazas (gra- manejo incorrecto del ambiente a partir centros religiosos del mundo andino, a
nizo y rayos) (González, 2004). Ejem- de tiempos coloniales con la introduc- otra donde cobran importancia ciertos
plos de ello lo constituyen la “Quebrada ción de cultígenos y animales exóticos. rasgos o elementos del paisaje natu-
del Puma” en el sitio arqueológico de De la misma manera, la actividad reli- ral, los que son enfatizados y utilizados
“Rincón Chico” en el Valle de Yocavil y giosa regula las actividades en lugares como escenarios ligados directamente a
la Sierra de Ambato, ubicada al oeste del con condiciones ambientales natural- los fenómenos de la naturaleza, princi-
Valle de Catamarca, la que debe su nom- mente rigurosas como los de la Puna o palmente el agua.
bre a la palabra “Ampato” que significa los valles desérticos del oeste que exigen Todos estos cambios observados a
“sapo”; esta denominación y su signifi- un manejo equilibrado de los recursos. nivel de la cosmovisión a través de sus
cado, aluden claramente a la montaña Así una variedad de aspectos particulares expresiones materiales se producen en
como fuente de agua de ríos y manan- del ritual y los tabúes permiten mantener coincidencia con un marcado cuadro de
tiales y por ello es considerada “huaca” las fluctuaciones de variables ecológicas aridización que va instalándose progresi-
desde tiempos prehispánicos. críticas –como pastos y tamaño de tropas vamente en la región del NOA.
de animales silvestres y domesticados– Sin embargo, cabría preguntarnos,
Período de contacto dentro de ciertos límites. En palabras ¿qué “efectos” en términos reales y con-
Hispano-indígena de Merlino y Rabey (1993: 160-161) “el cretos, producirían los rituales y símbolos
enfrentamiento a los ciclos ecológicos propiciatorios de la lluvia?, si no existiera
Para este momento, la información etno- refuerza el liderazgo chamánico, ejercido una relación exitosa entre rito y efecto
histórica muestra que el control de los a través del manejo de los momentos y buscado, entonces ¿cómo es que perdu-
fenómenos meteorológicos constituía circunstancias cruciales del ritual; mien- ran estas prácticas a lo largo del tiempo?
el motor de los rituales y ceremonias tras que las respuestas ante las catástro- El fracaso repetido en alcanzar el favor/
religiosas. González (2006: 230-231) ha fes refuerzan las tramas políticas locales efecto solicitado socavaría lógicamente
puesto de manifiesto que, hasta nuestros y su repliegue sobre los contenidos míti- el corpus de creencias y prácticas rituales
días, perdura una estructura de creencias cos tradicionales y su continua resigni- asociadas y utilizadas con este propósito.
relacionadas con el devenir de los ciclos ficación”. Debe entonces, necesariamente, existir
de la naturaleza y los modos correctos un círculo virtuoso que asegure la vigen-
de propiciar la reproducción de huma- V. Conclusiones cia de estas prácticas y rituales basados
nos, animales y plantas y aún de los en una experiencia fáctica, concreta y
minerales. Observamos a partir del registro arqueo- medianamente exitosa. La convergen-
En el NOA, al igual que en numero- lógico una interrupción abrupta en las cia observada entre cambio ambiental y
sos lugares del sur de los Andes Centra- temáticas de la iconografía durante la cambio en la religiosidad para nuestro
les, se produjo un sincretismo entre los transición Formativo-Tardío (1100 AP), caso de estudio constituye un argumento
elementos cúlticos del catolicismo y las donde sólo unos pocos temas como el fuerte en este sentido. Pero, ¿cómo expli-
creencias prehispánicas. Este sincretismo de las cabezas cercenadas y las figuras car entonces, en nuestro esquema lógico
integró la liturgia católica alrededor de serpentiformes parecieran tener cierto occidental/“cientificista” el funciona-
un núcleo sustentado en la cosmovisión grado de continuidad, ligadas aparente- miento aparentemente exitoso de ritos
indígena y se ha visto plasmado en la mente al uso ritual de discos y hachas de como el de la “cruz de ceniza” sobre el
iconografía religiosa mestiza. Esta reli- bronce. Sin embargo, temas típicos como suelo del campo como herramienta infa-
gión sincrética funcionó y funciona hasta el del “felino”, el “sacrificador” o “el per- lible para conjurar la tormenta de gra-
la actualidad como sustento de la iden- sonaje de los dos cetros” son abandona- nizo? ¿O el de la danza de la serpiente y
tidad étnica, pero más importante aún, dos y reemplazados por otros que giran la lluvia en las culturas del Sudoeste de
como un núcleo de conocimientos y en torno a símbolos ligados al agua y a Estados Unidos, por ejemplo?
prácticas sobre el que se constituye una los fenómenos atmosféricos como el suri Intentar responder a este tipo de
tecnología que permite la adaptación y la cruz. interrogantes implica una difícil apertura
de los grupos a su medio ecológico, allí La sustitución de símbolos puede mental que debe romper con arraigados
donde el sistema científico-tecnológico pensarse como una sustitución de ideas esquemas mentales que rigen y condi-
no ha desarrollado respuestas adecuadas en torno a la cosmovisión y la jerarquía cionan nuestra observación de la reali-
(Merlino y Rabey, 1993). de las deidades involucradas. Cobran dad. Observar, escuchar, vivir y compar-
Así, esta nueva expresión religiosa importancia entonces aquellas ligadas al tir la sabiduría milenaria de los pueblos
constituye una suerte de “respuesta suministro de los factores críticos afec- originarios constituye el único camino
adaptativa” orientada a restablecer el tados por el cambio ambiental, mientras posible para acceder a esta realidad. La
equilibrio con los fenómenos de la natu- que pasan a un segundo plano aquellas arqueología ha comenzado a cuestionar
raleza permitiendo generar reacciones anteriores y relacionadas menos directa- sus saberes basados en la lógica cien-
ante fenómenos naturales diversos, gene- mente con estos cambios (fig. 2). tífica que rige nuestra disciplina y ha
ralmente de características catastróficas, También se observa un modificación comenzado a incorporar en sus explica-
como las sequías prolongadas, las inun- en el uso del espacio ritual que pasa de ciones saberes populares y conocimien-
daciones, los aludes, el granizo y las una forma planificada y “estandarizada”, tos ancestrales.

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LA SIMBOLOGÍA PREHISPÁNICA E HISTÓRICA DEL NOROESTE ARGENTINO Y SU RELACIÓN CON LOS CAMBIOS PALEOAMBIENTALES

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ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 96-105 [105]


Misiones jesuíticas:
el espacio de las máquinas.
Norberto Levinton El factor de la adaptabilidad indígena
Universidad del Salvador
a los telares mecánicos en la etapa
de la pre-revolución industrial
(provincia del Paraguay, siglo XVIII)

Jesuit missions:
the space of the machines.
The indigenous ability to adapt to the
mechanical looms in the previous
period to the industrial revolution
(Paraguay province, 18th century)

Resumen Abstract
Las relaciones de intercambio cultu- The relations of cultural exchange
ral planteadas entre indios guaraníes y raised between Guarani Indians and
jesuitas han asumido diferentes perfiles Jesuits have assumed different profiles
y parámetros según se trate del tipo de and parameters as the material item or
material o de la actividad. La idea de the activity treats itself. The idea of this
este artículo es poner en valor las expe- article is to value the experiences of
riencias de los indios previas al contacto the Indians before the contact indica-
señalando que, en la elaboración de teji- ting that, in the woven item, there was
dos, hubo un antecedente que facilitó el a precedent that made easier the mana-
manejo de una tecnología más compleja. ging of the most complex technology.
De esta manera es posible señalar que Hereby it is possible to indicate that in
en algunos casos existieron prácticas some cases adaptative practices existed
adaptativas y en otros se produjo direc- whereas in others a reintepretation of
tamente una reinterpretación de la forma the way of realizing a certain activity
de realizar una determinada actividad. took place directly.
Palabras clave: adaptación, reinter- Keywords: Adjustment, reintepreta-
pretación, máquinas, vestimenta, taller, tion, machines, gown, workshop, cotton.
algodón.

[106] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 106-111


MISIONES JESUÍTICAS: EL ESPACIO DE LAS MÁQUINAS. EL FACTOR DE LA ADAPTABILIDAD INDÍGENA A LOS TELARES MECÁNICOS EN LA ETAPA DE LA PRE-REVOLUCIÓN INDUSTRIAL (PROVINCIA DEL PARAGUAY, SIGLO XVIII)

I. Introducción en ciertas reducciones la capacidad 1


El misionero Sepp (1974: 179) cuestiona la
del segundo patio debió ampliarse. En
especialización en oficios mecánicos: “(…) en
En las aldeas indígenas el trabajo esen- casos particulares llegó a formarse un
Alemania un escultor no es nada más que
cial para asegurar la subsistencia fue la tercer patio6. De esta manera se hizo
un escultor (…) el paracuario reúne [varios]
preparación de las chacras. La tarea, que común una mayor proximidad de cada
todos estos honorables oficios y artes en su
en las aldeas indígenas estaba a cargo de actividad específica con la materia prima
cabeza o en sus manos”. Entendemos que
las mujeres, en la vida misionera incluyó como los aserraderos en San Javier o la
se trata de una licencia del lenguaje literario
una mayor injerencia de los hombres. Es explotación de las canteras en Jesús.
que se advierte también cuando se refiere a
por eso que el tiempo, antes dedicado a La practicidad de la elección del
los sacerdotes jesuitas.
la conformación de implementos bási- lugar para los talleres se verificó hasta
AGNA, Sala IX, 33-6-3. Expediente formado
cos como el arco y las flechas para la en la coincidencia con el lugar de uso,
por seis documentos, que los indios de este
caza, las redes para la pesca y la vital como en la reparación de balsas. En este
pueblo de Santa María la Mayor presentaron
canoa para el transporte, debió redu- último caso era más que necesaria la
al Señor Gobernador, demandando lo
cirse. Esto produjo una división de las proximidad para solucionar el manteni-
que dicen les debe D. Joaquín Bermúdez.
tareas entre los mismos hombres, lo que miento inmediato de las embarcaciones
Año de 1790. “Indias cribadoras que han
generó la especialización1. que ya tenían un tamaño importante y
trabajado para D. Joaquín Bermúdez”.
Los misioneros tuvieron especiales estaban en plena disponibilidad cum- 2
consideraciones con los indios que ejer- pliendo funciones esenciales como el Oficio quiere decir ocupación habitual o
citaron los oficios2. Existen numerosas transporte de cargas o de personas. acostumbrada.
3
constancias de que los artesanos recibie- También para algunas tareas especí- Cardiel (1989: 62 y 68): “(…) al del oficio se le
ron compensaciones especiales por su ficas se debieron construir, en los alre- da vara de Alcalde (…) los tejedores tienen
trabajo y que, de alguna manera, cons- dedores del pueblo, galpones para las su alcalde. Otro los herreros y carpinteros”.
4
tituyeron incipientes organizaciones en tareas que requerían de mayor espacio Sepp (1971:226): “(…) reviso que hacen (…) los
forma similar a los gremios europeos3. por el tamaño de sus productos, por la ebanistas y carpinteros, veo que tallan los
En un principio el lugar de trabajo cantidad de material en reserva o por la escultores (…) tornean los torneros”. Cardiel
pudo haber sido cualquiera. Pero en la necesidad7 de desplazamientos durante (1989: 68): “(…) todos sus oficios los ejercen
medida que se fue implementando el la producción en altura o en radios de no afuera de sus casas, que nada harían de
uso de nuevas herramientas y técnicas giro. Al haber indios misioneros oficia- provecho, sino en los patios, que para ello
procedentes de la cultura europea el les técnicos fue perdiendo importancia hay en casa de los Padres”.
misionero procuró incidir en los trabajos la presencia del sacerdote y por ende, 5
Hasta tardíamente tuvieron que reorganizar
de estos indios transmitiéndoles lo que la cercanía a la vivienda del misio- continuamente el Colegio. AGNA, Sala
sabía por experiencia o lo que podía nero8. Asimismo, este distanciamiento IX, 6-10-1. Compañía de Jesús. Adición al
sacar de los libros. Al respecto, el sacer- se vinculó con una nueva situación en memorial del pueblo de Yapeyú en la visita
dote consideró imprescindible estar la transmisión de conocimientos espe- de 2 de enero de 1747. “(…) para las oficinas
cerca de donde se ejercitaban las tareas4. cíficos. La Compañía de Jesús trajo de está destinado el 2.º patio y no el primero
Así, hubo una primera utilización de las Europa a coadjutores especializados y consiguientemente se sacarán luego de
habitaciones del primer patio del cole- en diversos trabajos como maestros de este al 2.º los que están haciendo rosarios
gio dedicada al trabajo. Algunos memo- los indios y, en la actividad de la teje- así por lo que pide la quietud y sosiego
riales mencionan la imposibilidad de duría, armadores de los telares. El pro- de nuestros aposentos como por ser esta
realizar algunas de las tareas allí porque ceso europeo derivado del aumento del la costumbre de este y todos los otros
corría riesgo la clausura del primer patio consumo y la concentración de capita- pueblos”.
al ser violentada por ruidos y visuales. les en las ciudades, lo que después sería 6
AGNA, Sala IX, 6-9-6. Compañía de Jesús.
Este funcionamiento fue restringido por conocido como la Revolución Industrial, Memorial del Padre Provincial Ignacio de
los provinciales5, entonces se le dio otra influyó en las Misiones Jesuíticas con la Arteaga para el pueblo de la Concepción
relevancia el segundo patio del colegio llegada de especialistas, según Furlong en la visita de 12 de junio de 1727. Adición
que hasta ese momento sólo funcionaba (1978: 255), fundamentalmente prove- al Memorial antecedente. Las oficinas
como depósito. Este segundo patio esta- nientes de la Germania. del tercer patio están amenazando ruina,
ría dedicado a los almacenes y las ofi- En este contexto, del siglo XVIII, póngase reparo antes que se caigan y
cinas. En el caso de los almacenes se cada lugar de trabajo tuvo una conti- cojan alguno debajo. AGNA, Sala IX, 6-10-1.
guardaba generalmente algo, como la nua evolución y cambios vinculados al Compañía de Jesús. Adición al Memorial
semilla, que era de propiedad de toda la desarrollo de la productividad del tipo del pueblo de la Concepción en la visita de
comunidad. Con respecto a la oficina se de actividad y a la evolución tecnoló- 8 de marzo de 1747. Firmado por Bernardo
trataba de un lugar donde se preparaba gica de las máquinas9. Por su importan- Nusdorffer: “(…) la carnicería se pondrá en el
o se elaboraba alguna cosa. Eso signifi- cia económica, los telares, por la nece- aposento del 3er patio”.
caba la existencia de materiales, herra- sidad de estar protegidos lo más posible 7
Furlong (1984: 33): “(…) otros Hermanos
mientas, maquinarias y equipamiento de la intemperie, se ubicaron hasta en
construyeron telares de tipo moderno”.
diverso. las galerías del Colegio. Era preciso 8
Como consecuencia del proceso de un lugar especialmente limpio para el Cardiel (1989: 68): “Los visita el Padre con
evolución económica y demográfica, manejo protoindustrial de las telas. frecuencia para que hagan bien su oficio”.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 106-111 [107]


NORBERTO LEVINTON

El objetivo de este artículo es seña- a los pueblos de abajo, ubicados en el


lar la importancia de la tradición cultural camino a Asunción, Garavaglia (1987:
guaraní en el aprendizaje de los indios. 164) menciona la existencia de un tipo
Esto es lo que hemos denominado el de operaciones conocidas como tejido a
factor de adaptabilidad indígena a los medias o hilado a medias, con participa-
telares. Se tratará de analizar la inciden- ción de la comunidad y empresarios aje-
cia de la articulación, esto es, la vincu- nos al pueblo. ¿Cómo se logró la acepta-
lación de la tejeduría misionera con las ción indígena de un producto y de una
prácticas similares previas al contacto y forma de producirlo que eran cuestiones
las dificultades surgidas en la resignifica- ajenas a su cultura?
ción indígena de las nuevas prácticas10. El concepto de tejido es bastante
amplio. Según la Real Academia Espa-
ñola, un trenzado de dos o más hilos ya
II. El tejido en las misiones está comprendido bajo este concepto.
Al respecto, los cronistas del siglo XVI,
jesuíticas: la importancia como Thevet (1953 [1575[: 109) y Leri
de la tradición cultural (1889 [1578]: 187 y 203), explican que
guaraní en el proceso entre los Tupinambá la semidesnudez o
Figura 1. Posibles instrumentos para tejidos de
la semivestimenta fue una elección cultu-
algodón pertenecientes a grupos guaraníes.
de producción ral y no un acto de salvajismo. Para afir-
(González Torres, 1991). mar el sentido de su impresión ambos
a) Tempranamente Ruiz de Montoya mencionan el uso del algodón en hilos
(2002 [1640]: 375) traduce la significación de collares, redes de pesca, portabebés,
9
Cardiel (1988 [1771]: 63): “Hay todo género
de tejedor como ao apohára; lanzadera hamacas y otros elementos cotidianos.
de oficios mecánicos necesarios en una de tejedor, ao mopy´ahára, peine de teje- González Torres (1991: 143), coincide
población de buena cultura. Herreros, dor, ao atykahára y tejer como urdir tela, con el mismo criterio, al encarar el tema
carpinteros, tejedores, estatuarios, pintores, ajatyka ao. Ao, el término común, quiere específicamente entre los guaraníes.
doradores, rosarieros, torneros, plateros”. decir vestidura. Esto es importante, por- Las diversas parcialidades, usaban poco
10
Ver Boccara (2005: 26): “(…) situaciones que los indios antes del contacto con los y nada de “vestimenta”. Susnik (1982:
coloniales de distinto tipo” (types of jesuitas no usaban vestimentas. 149) asimismo especifica que las muje-
acculturative change). Articulación: acción Asimismo, es importante destacar res se cubrían con tangas y los hombres
de articular, unir o enlazar. Principio que el concepto de taller viene de ate- con un simple cubre o taparrabo. Sólo
metodológico de los jesuitas que devino lier. Esta palabra ha sido empleado indis- había casos particulares como los Tapes
del reconocimiento de la existencia de tintamente por la historiografía. Pero la que aparentemente usaron cueros por
una diversidad cultural expresiva de la palabra tiene diferentes acepciones que influjo de los Charrúas. Es decir, que no
identidad de las diferentes comunidades implican variaciones en el tipo de trabajo se vistieron porque no lo consideraron
indígenas influidas por su entorno ecológico realizado en el lugar. Puede ser una ofi- necesario. Es indudable que hubieran
y, al mismo tiempo, la inserción de estas cina donde se realiza un trabajo manual, podido “vestirse” antes del contacto con
características particulares, según la una industria de reducida entidad en la los misioneros, ya que hacían hamacas
tradición judeocristiana y los escritos del que predomina el trabajo de artesanía y otros implementos. Para Susnik, la téc-
padre Acosta, dentro de la existencia de sobre el mecánico de serie o un taller nica indígena más utilizada, el trenzado
una esencia básica común para toda la
industrial donde se produce el conjunto con hilo doble, era una modalidad tran-
humanidad.
de operaciones necesarias para obtener sitoria entre la labor en red y el tejido
Resignificación: como la puesta al día de
la relación entre la parte de un signo que
y transformar los productos naturales o con el telar. Aparentemente, los guara-
puede hacerse sensible o significante y la
primeras materias utilizando cierta tec- níes utilizaron distintos tipos de fibras en
parte ausente o significado (Ducrot / Todorov, nología. telares verticales rudimentarios. Para el
1974 [1972]: 122). La idea esencial de este artículo es hilado, se manejaron con husos llamados
11
Vitral (2005) en Arte Aborigen: “(…) que
que producción de lienzos asumió el “bakairi”13 (fig. 1).
es un telar. Podemos definirlo partiendo carácter de un verdadero taller11, cier- b) Enseguida, después del contacto,
de la dinámica del tejido en telar, que es tamente configurando una temprana se generalizó el uso de algunas ropas,
sencillamente el cruce recurrente de los prerrevolución industrial en las Indias12. al principio las mínimas. Habiendo expe-
hilos de urdimbre en cada cruzada al hilo Basta mencionar, que varios autores con- riencias previas en el tejido fue posible
de trama. El telar es el elemento encargado sideran a la producción de lienzos como un rápido aprendizaje del uso de los
de mantener alineados y estirados esos una de las más importantes rentas de telares. Este proceso es lo que hemos
hilos de urdimbre, separados en dos planos los pueblos misioneros. Pero además, designado como articulación. Desde los
para recibir el hilo de trama y cruzarse. la producción misionera se insertó en primeros años de las reducciones hay
Ambos planos contienen un número igual la producción colonial cumplimentando constancia del uso de estos implementos.
de hilo de urdimbre, ya que están formados alguna de las etapas de la conformación En las Cartas Anuas (1929: 92) se des-
por la mitad de un par, y uno de los planos del producto. Por ejemplo, con respecto taca la importancia del tejido en la vida

[108] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 106-111


MISIONES JESUÍTICAS: EL ESPACIO DE LAS MÁQUINAS. EL FACTOR DE LA ADAPTABILIDAD INDÍGENA A LOS TELARES MECÁNICOS EN LA ETAPA DE LA PRE-REVOLUCIÓN INDUSTRIAL (PROVINCIA DEL PARAGUAY, SIGLO XVIII)

cotidiana: “aderezar y componer bien las confirma que el verdadero dinamizador


calles, tomáronlo muy bien haciendo sus de la actividad fue el pago de los tribu-
arcos y aderezándolos (…) alguna buena tos. Por eso, es más que interesante tener
india piadosa por no quedar corta en en cuenta que, como afirma el padre
honrar con algo a su Creador colgó los Cardiel, no todos los pueblos misione-
ovillos de su hilado”. ros reaccionaron con la debida eficiencia
Es conocido que participaban las con respecto al cultivo del algodón. Sólo
mujeres en el hilado e indistintamente la necesidad de pagar los tributos obligó
hombres y mujeres en el telar (véase fig. 2, a convertir a esta planta en uno de los
mujer indígena hilando). cultivos del tupambaé. Estas plantacio-
La importancia de esta cuestión entre nes eran vigiladas directamente por el
los misioneros es destacada por el his- misionero o por su mayordomo (antes
toriador jesuita Pablo Hernández (1913: el cultivo de algodón sólo se manejaba
234). Éste, dice, desde un sustrato civili- en los cultivos del abambaé, lugar lla-
zador, que había que “vestir a la muche- mado también chacra, que estaba bajo la
dumbre” y que esa necesidad fue la que supervisión de los caciques). Es evidente
influyó para que se emprendieran inme- que, ante las falencias de otras produc-
diatamente las sementeras de algodón. ciones, había un interés particular de los
Entendemos que, lo que culturalmente misioneros en que la mayoría de los pue- Figura 2. Mujer indígena hilando. (Sánchez
se hizo, fue proponer un abrigo sustitu- blos tuvieran algodonales. Labrador, 1771).
yente del fuego interior de las viviendas En el Pueblo de San Cosme el Pro-
y recrear, poco a poco, un nuevo sen- vincial ordena, en el año de 1722, que15
tido del recato más afín a la cultura de la “porque las tierras de esta banda del
sociedad colonial. En las Cartas Anuas Paraná en que tiene este Pueblo sus
(1929: 271) sólo se explica el tejido en algodonales no son a propósito, ni férti- tendrá “lizos”, que son cuerdas auxiliares
relación con la vestimenta. “la [reducción] les, se buscarán otras mejores para hacer que sujetan los hilos para facilitar el cruce
del Padre Andrés de la Rua ha asentado en ellas nuevos algodonales y las semen- en forma rítmica y mecánica sin tener que
este año dos telares de lienzo de algodón teras, sea en esta banda o en la otra”. cruzar hilo por hilo. Los telares aborígenes
que tienen de cosecha y tejen en ellos Para el Pueblo de San Xavier se indica16 poseen lizos movidos manualmente (…) los
telares criollos, derivados de los traídos
muchas varas con que van cubriendo la en el mismo año que “porque los algo-
por los españoles, tienen otro tipo de lizos,
desnudez de estos indios”. donales que tiene el pueblo rinden oro
accionados por pedales (…) dicho telar se
Asimismo se estructura el siguiente por ser muy antiguos, se procurará hacer
utilizaba en todos los obrajes jesuíticos”.
relato, también de las Cartas Anuas uno o dos nuevos”. 12
Protoindustria: es un modelo creado por
(1929: 757), asociando el concepto de Una vez asentada la producción del
alemanes. Los comerciantes entregaban
vestimenta a la lana en vez del algodón: algodón la buena cosecha no significó
materias primas a las familias de campesinos
“por las repetidas transmigraciones [y la necesariamente que en el mismo pue-
que, debido a que lo que producían
subsiguiente destrucción de los telares] blo hubiera una cantidad proporcional para la subsistencia no les alcanzaba,
estaban escasos de ropa los habitantes de telares17. Es que existía el intercam- decidían emplearse en actividades
de las reducciones. El Padre Superior bio dentro del sistema misional por otros complementarias. La importancia general
de Misiones, Antonio Ruiz de Montoya, materiales. El mismo lienzo se dividía en de la protoindustrialización reside en el
procuró remediar esta falta, encargando fino, medio y grueso y había pueblos hecho de que nos permite comprender en
en la ciudad de Santa Fe ganado lanar. que se especializaban en la producción profundidad la forma en que el capital entra
Ofreciose nuestro Padre Pedro, para esta de alguno de los tres tipos. Después en la esfera de la producción.
difícil empresa de arrear este ganado”. La hubo pueblos que le aportaron un valor 13
Susnik (1982: 194), fibras de ortiga brava
Carta Anua14 de 1650-1652 persiste con agregado haciendo vestimentas orna- (urera baccifera) e yvyrá (bromeliácea).
el tema después de 40 años de iniciado mentadas con bordados o encajes. 14
Cartas Anuas (1650-1652). Biblioteca del
el proceso de evangelización. Indica Al respecto, el derrotero de la pro- Colegio del Salvador. Estante 10. Traducción
que una reducción de 20 años de anti- ducción propone el análisis para dilu- Leonhardt.
güedad no tenía totalmente satisfecha cidar el origen de la ornamentación de 15
AGNA, Sala IX, 6-9-5. Compañía de Jesús.
la provisión de vestimenta: “Dios no se tejidos típicos paraguayos como el aopoí. San Cosme, 20 de febrero de 1722. Memorial
dejó vencer en lo tocante a liberalidad En 1717 llegó a Buenos Aires el hermano firmado por el Padre Provincial Joseph de
pues resultó de la modesta siembra de coadjutor Salvador Conde, andaluz de Aguirre. AGNA, Sala IX, 22-8-2. En 1784
algodón una cosecha tan abundante que Granada, que era bordador18. Su aporte Santo Ángel (Región 1) tenía un algodonal
bastó para hacer de los tejidos de este debió ser re-significado por las costure- llamado San Isidro con 100.430 matas. Otro
algodón ropa para tres mil habitantes”. ras indígenas dándole preferencia a los llamado San Carlos con 110.000 matas. Otro
Al contar con la lana en las reduc- dibujos geométricos típicos de otras arte- Santa María Magdalena con 28.884 matas.
ciones se fabricó el bechara o poncho sanías como la cerámica o la cestería. Otro San Miguel con 33.200. Otro San Luis
para el invierno de otras regiones más Un indicio evidente del interés de con 56.392. Todos algodonales del pueblo
necesitadas de abrigo. Esta producción la Compañía de Jesús por desarrollar la de Santo Ángel.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 106-111 [109]


NORBERTO LEVINTON

producción textil, también con los escla- c) Después de la expulsión de la


vos en los obrajes de las estancias, fue el Compañía de Jesús la producción de
hecho de que en 1726 llegaran herma- lienzos seguía aportando una cantidad
nos coadjutores tejedores profesionales significativa para el tributo. El objeto
con instrumentos para tejer en gran can- principal que conducía a los adelan-
tidad. Éstos fueron Jorge Herl (Baviera, tos técnicos era separar fácil y rápido
1702-1770), José Kobel (Baviera, 1693- la urdimbre. Nótese que el Teniente de
1777) y Wolfango Cleisner (Palatinado, Gobernador Doblas habla de construir
1693-sin datos conocidos). En 1734 llegó muchos “obrajes y oficinas”: “los telares,
otro tejedor, Leopoldo Gartner (Moravia, que son los que aseguran uno de los
1698-1784) y en 1745 uno más, Fran- principales renglones del Pueblo, son
cisco Xavier Adelgos (1713-1753 última tan malos e irregulares que no sé como
noticia conocida). pueden trabajar en ellos pudiendo
En 1754, según Furlong (1984: 35), el haberlos hecho con las mismas maderas
padre Hofreither trajo consigo de Europa en otra disposición”20 (fig. 2).
instrumentos textiles. Para esta época la Todavía entre 1780 y 1784, a pesar
16
AGNA, Sala IX, 6-9-6. Compañía de Jesús. superficie de los colegios, en los pueblos, de la caótica situación económica que
Memorial del Padre Provincial Joseph de ocupada por los telares estaba en conti- tenían los pueblos, había 30 telares en
Aguirre en la visita de 23 de abril de 1722 nuo aumento. Corpus, 29 telares en San Nicolás, 24
para esta doctrina de San Francisco Xavier. Un Memorial dice: “el corredor de telares en Apóstoles, 20 telares en Con-
17
Garavaglia (1987: 168), en algunos pueblos sí los telares que cae hacia la huerta nece- cepción, 19 telares en La Cruz, 12 telares
había una íntima relación entre sementeras sita de pronto remedio porque amenaza en San Ignacio Miní, 12 telares en Santa
de algodón y producción de lienzos. próxima ruina, la que sería muy perju- María la Mayor, 11 telares tenía San
Garavaglia considera a su denominada dicial por caer en una oficina tan nece- Miguel y Mártires tenía 9 telares21. Final-
Región 1 (Concepción, San Nicolás, San saria y proficua al pueblo”19. El padre mente, como una expresión del desa-
Luis, Santo Ángel y otros) como la que tenía Cardiel (1988 [1771]: 70) sustenta esta rrollo protoindustrial, citamos un docu-
predominancia en la producción de lienzos afirmación al comentar que “los tejedo- mento de 1790 que denuncia la falta de
de algodón y eso coincidió con grandes res son muchos. En Yapeyú tenía yo 38 pago a indias cribadoras del pueblo de
superficies de las plantas. Pero el pueblo de ordinarios”. Santa María la Mayor22.
Yapeyú, con predominancia de producción Por ello los telares ocuparon super-
de cueros, tuvo una gran cantidad de telares ficies impensadas como el corredor del
debido a la decisión de los jesuitas de evitar colegio que daba a la huerta, por detrás III. Conclusiones
tener una gran cantidad de gente en el de la sacristía en San Carlos e inclusive
campo. partes del primer patio. El indio guaraní, acuciado por los caza-
18
AGNA, Sala IX, 6-10-1. Catálogo de 1742, n.° Hacia 1760, no hay duda, la valora- dores de esclavos, aceptó la propuesta
227. Salvador Conde: aen figia pingir (pinxi: ción social de la vestimenta se había defi- de supervivencia que le ofrecieron los
bordar). nitivamente instaurado y eso reforzaría jesuitas. Esta experiencia misionera le
19
AGNA, Sala IX, 6-10-1. Compañía de Jesús. el interés indígena por la producción de modificó pautas de conducta que prove-
Adición al memorial del pueblo de San lienzos. El padre Escandón, en Furlong nían de la forma de vida anterior al con-
Carlos en la visita de 20 de marzo de 1747. (1963: 116), lo reseña de este modo: “las tacto. Pero también las pautas culturales
Firmado por el Padre Provincial Bernardo mujeres (…) para sí bien pocas hilan; indígenas incidieron sobre los sacerdo-
Nusdorffer. porque ellas suelen ser tan flojas y descui- tes. La interacción cultural tuvo distintos
20
AGNA, Sala IX, 30-2-7. 17 de noviembre dadas [por no decir despilfarradas] como resultados según cual fuere la actividad.
de 1781. Teniente de Gobernador Gonzalo ellos, aunque tampoco en esto hay regla En algunos casos, como la ganadería,
de Doblas. Al respecto, el Administrador sin excepción. Porque todas o casi todas hubo una metaforización de las antiguas
General de las Misiones lo contradice en siembran sus algodonales y cogen algún prácticas relacionadas con la caza. El
otro documento del mismo legajo.
algodón, y la que no lo quiere hilar para indio se convirtió en un vaquero y sus
21
AGNA, Sala IX, 17-5-2. Estado del pueblo de sí, lo da al común y éste le da en paga relatos de experiencias tuvieron que ver
Corpus. Corpus, 10 de septiembre de 1780. algunas varas de tejido, según la mayor con el arreo de los animales.
AGNA, Sala IX, 22-8-2. Inventario de los o menor cantidad de libras o arrobas de En el caso del tejido éste fue acep-
bienes comunes del Pueblo de Indios algodón, que de la india recibe. Algunas, tado plenamente porque existió un
Guaraníes nombrado Mártires. Mártires, 31 de no obstante, lo hilan para hacer sus veli- antecedente que sustentara la revitali-
agosto de 1784. tas y emplearles en sí, en sus maridos y zación de la memoria emotiva. De esta
AGNA, Sala IX, 17-3-6. 2 de febrero de 1792, en sus hijos, y traerlos más bien vestidos manera se hizo posible que el indio
Pueblo de San Juan Bautista. “(…) se han que los demás. Y si lo hila, el tejerlo nada pudiera resignificar sus prácticas adap-
hecho con mi industria y desvelo 60 tornos le cuesta, sino llevar el hilado a la oficina tándose a un proceso de cambio técnico
de madera para hilar en los que se ocupan de los tejedores, en donde se les teje de y tecnológico dando pruebas más que
otras tantas muchachas solteras”. balde y sin que tenga que darle los agra- suficientes de su capacidad creativa e
22
AGNA, Sala IX, 33-6-3. decimientos al que los tejió”. intelectual.
.

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MISIONES JESUÍTICAS: EL ESPACIO DE LAS MÁQUINAS. EL FACTOR DE LA ADAPTABILIDAD INDÍGENA A LOS TELARES MECÁNICOS EN LA ETAPA DE LA PRE-REVOLUCIÓN INDUSTRIAL (PROVINCIA DEL PARAGUAY, SIGLO XVIII)

Glosario de términos técnicos utilizados


Cribadora: mujer indígena encar- seda o estambre en los telares para que que el hilo de trama pueda ser tejido a
gada del cribado. pase la lanzadera por la trama. través de ángulos rectos.
Cribos: calados obtenidos sacando Pedal: palanca que mueve un meca- Telar de cinturón: en el que el hilo
hilos en una superficie previamente cir- nismo apoyando en ella el pie. de urdimbre se extiende entre dos palos
cunscripta (el actual aopoí). El cribo tomó Peine-carda: instrumento que sirve horizontales sujetados a un marco en
su nombre de su semejanza con el tejido para preparar la lana. Barra-peine que forma de “A” (similar a la estructura de
(de paja) de las cribas o cemedores. tiene una serie de púas por entre los un caballete). Fue utilizado para tejer tex-
Hilado: proceso final en la transfor- cuales pasan en el telar los hilos de la tiles angostos.
mación de las fibras en hilo continuo, urdimbre. Telar de pedal: en el que levas o
cohesionado y manejable. Tejer: formar la tela con la trama y pedales mueven las urdimbres por donde
Lanzadera: utensilio de figura de urdimbre // entrelazar hilos, cordones o pasan las tramas.
barquillo, que con una canilla dentro, lo espartos para formar trencillas, esteras, etc. Torno de hilar: se acciona a mano
usan los tejedores para tramar. Tejido: obra de telar compuesta o pisando repetidamente un pedal. Al
Lista: tira (faja estrecha y larga). Se por varios hilos. Los de la urdimbre, que hacerlo, gira el torno y retuerce la lana
forma en los tejidos por una o varias forman su base y los de la trama que a medida que la enrolla en el huso. Una
hebras de distinto grueso o color se entrelazan con aquellos en sentido correa pasa por una rueda y por una
Lizo: hilo fuerte y grueso que forma transversal mediante pasadas. pequeña polea para hacer girar el torno.
la urdimbre de ciertos tejidos // cual- Telar: instrumento mecánico utilizado Urdimbre: hilos que se extienden en
quiera de los hilos en que se divide la para sostener el hilo de urdimbre para un telar o marco.

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ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 106-111 [111]


Los negros en la Cuba colonial:
un grupo forzado a la marginalidad
Ismael Sarmiento Ramírez
FECYT-CRAEC,
social que sufren desprecio,
Université Paris III- prejuicio y discriminación
Sorbonne Nouvelle

Black people in colonial Cuba:


a group forced to social
marginalization and condemned
to be despised, prejudiced and
discriminated

Resumen
En este artículo se recogen aspectos de la la marginación, la discriminación social
vida cotidiana vinculados con la margi- y el racismo pervivieron dentro de la
nación social, el desprecio, los prejuicios sociedad colonial cubana; siendo, entre
y la discriminación que sufren los negros las herencias más marcadas de la escla-
esclavos y sus descendientes durante la vitud y de la cultura que a partir de éstas
Cuba colonial. Se parte de la intensidad se engendran en la Isla, las que más han
que alcanza la palabra NEGRO; ser mar- trascendido entre las sucesivas genera-
ginado desde sus orígenes, que el pro- ciones de cubanos.
pio sistema esclavista creó, al mezclar las Palabras clave: Cuba, colonia, esclavos,
distintas razas y culturas que llegaron a negros, marginalidad, discriminación.
América procedentes de África. Se men-
cionan los diferentes momentos en que
aumenta el visceral “miedo al negro”, Abstract
nacido dentro de las élites político-eco-
nómicas hispano-criollas; y se da cuenta This article deals with aspects of daily
del racismo manifiesto por los ideólogos life related to social marginalization,
de esta clase, anterior a 1868, inicio de la prejudices and discrimination suffered
Guerra de los Diez Años. by black slaves and their descendants in
Asimismo, se observa el papel segre- colonial Cuba. The starting point is the
gacionista jugado por la Iglesia católica intensity reached by the word NEGRO
en este sentido y se razona en torno a and the marginalization black people
la marginación sufrida por los negros suffered since the beginning. This mar-
insurrectos durante las guerras de inde- ginalization began when the slave sys-
pendencia (1868-1898). Conjunto de tem mixed different races and cultures
cuestiones con que se demuestra que that had travelled. There is a special

[112] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 112-129


LOS NEGROS EN LA CUBA COLONIAL: UN GRUPO FORZADO A LA MARGINALIDAD SOCIAL QUE SUFREN DESPRECIO, PREJUICIO Y DISCRIMINACIÓN

emphasis on the increase of the “fear wars (1868-1898). This set of questions
of the negro”, developed by the Spa- proves that marginalization, social dis-
nish and creole social and political eli- crimination and racism survived inside
tes; and mention of the racism shown the colonial Cuban society and have
by the ideologists of this class before become one of the most outstanding
1868, a date that marks the beginning inheritances of slavery, embedded in
of the Ten Year War. The article also the culture of the Island well into the
pays attention to the role played by the following generations.
Catholic church and the marginaliza- Keywords: Cuba, colony, slaves, black
tion of blacks during the independence people, marginalization, discrimination.

I. Introducción En Cuba no queda muy distante


el período en que imperó el régimen
“Negro”, en español, portugués y esclavista y se estableció un conflicto
angloestadounidense; “black”, en inglés; violento entre dos sectores de la socie-
y, “Noir”, en francés, es de las palabras dad: amos y esclavos. Oposición que
creadas para llamar a una persona por tuvo como secuela una honda barrera
su color de la piel con más intensidad, de prejuicios que dividía a los hom-
irreductibilidad y naturaleza enfática. bres por su color: blancos y negros. A
Ser marginado desde sus orígenes, que la par de otro enfrentamiento nacional,
el propio sistema esclavista creó, al el surgido entre cubanos y peninsulares.
mezclar las distintas razas y culturas que Tres casos de antagonismo políticoso-
1
venían de África a América con identi- cial donde estaba presente la figura del Este artículo forma parte de los resultados
dades ya establecidas: congos, mandin- negro: sea esclavo o no. del Proyecto de Investigación: Cimarrones,
gas, ibos, yorubas, fulbes y carabaliés, El visceral “miedo al negro”, aún manumisos y libres de color en la América
Hispana (siglos XVIII-XIX), desarrollado en
los tratantes y compradores de esclavos cuando tiene un reflejo palpable en el
Centre de Recherche sur l’Amérique Espagnole
les motejan de negros; a la vez que ellos resto de las mentalidades de las socie-
Coloniales (CRAEC), Université Paris III
se convierten, directamente, en negre- dades coloniales insulares, nació a Sorbonne-Nouvelle. Asimismo, la investigación
ros y propietarios de negros. ambos lados del atlántico dentro de las se ha realizado como contratado posdoctoral
En aparente designación, lo mismo élites político-económicas hispano-cri- en el extranjero por la Fundación Española
que sucedió, siglos más tarde, con el ollas. Primero fueron los acontecimien- para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y ha
término “mambí”1 en determinadas tos revolucionarios de Saint Domingue contado con financiación de la Secretaría de
áreas del Caribe; sólo que en el caso (1791) y las contadas revueltas de escla- Estado de Universidades e Investigación del
de Cuba se hizo uso de esta expre- vos dentro de Cuba quienes dieron Ministerio de Educación y Ciencia de España.
sión, primeramente, para nombrar a cuerpo al influjo de este miedo intere- Mambí es una palabra africanoide,
concretamente bantú, que tiene numerosas
los negros incorporados a la insurrec- sado que terminó por alterar el status
acepciones despectivas: insurrecto, bandido,
ción de 1868, extendiéndose, en muy quo del país (Labrador, 1997: 111-128);
criminal, revoltoso, infame, malo, etc. A
corto tiempo, a todos los miembros del luego el temor de africanización de mediados del siglo XIX, los españoles
Ejército Libertador, con independencia la isla, a raíz del auge que alcanzó la comienzan a usar este vocablo en Santo
del color de la piel (Sarmiento, 2006: trata legal e ilegal (Naranjo, 2006; 1997: Domingo, contra los dominicanos que no se
39-48). 111-128); seguido de los movimientos sometieron a su gobierno, y luego continuó
Desde fechas muy tempranas, aun separatistas, tildados los primeros levan- siendo un nombre burlesco, una ofensa, con
antes de la colonización de América, tamientos como simples revueltas de que designaban a los combatientes del Ejército
los blancos rechazaron una convivencia negros desarrapados y la continuidad Libertador de Cuba. La fuerza moral ganada
con los negros, a quienes se les con- de la gesta independentista como una por los mambises en el curso de la guerra hizo
que cambiara ese matiz despreciativo y que
sideraba indignos de un trato siquiera guerra de razas (Sarmiento, 2008; Helg,
significara exactamente lo contrario de lo que
cercano a la igualdad. Esta incompatibi- 1998; Ferrer, 1999); hasta llegar a las
el colonizador pretendió. Esa denominación
lidad no razonada e incorporada incon- luchas por la igualdad de los derechos despectiva pasó a ser apelativo honroso y
scientemente como condición social se civiles, acrecentada a partir del cese de desde entonces no hay mayor orgullo para el
expande a todo el continente americano la dominación española en 1898 (Helg, cubano que el vocablo mambí. Es el célebre
y es una derivación, en parte, de la situ- 2000; Scott, 1989 y 2006). etnólogo cubano Fernando Ortiz quien resume
ación cultural-espiritual de la población El pánico y la inculpación al negro, la etimología y evolución del término mambí
negra; a la vez que es resultado de la unido a la demanda del agradecimiento (O’KELLY, 1930: X).
2
esclavitud, que sumió a los sujetos que eterno que éste debe profesar a quienes No es ocioso puntualizar que tal fidelidad
la padecieron en un mundo deprimido les han ayudado a progresar en su en esta parte de los negros libres, de activa
por los escasos y deficientes esfuerzos lucha hacia la igualdad social, siempre participación en la lucha contra los corsarios y
que se hicieron para hacerlos progresar han estado presentes en el discurso piratas que azotan el país durante varios siglos,
en la protección de los fuertes, como prácticos
como seres humanos. académico y coloquial de la sociedad

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 112-129 [113]


ISMAEL SARMIENTO RAMÍREZ

y miembros efectivos de las partidas de cubana de todos los tiempos. Sea por mismas quejas y el mismo motivo para
rancheadores que se internan en la manigua, uno u otro motivo, el terror y la sum- vivir disgustados” de los blancos; por-
en búsqueda y destrucción de los palenques isión le acompañará en su vida y estas que “todos son negros” (Arango, 2005:
esclavos y hasta en campañas fuera de Isla, presunciones servirán a sus adversarios I, 172). Y, solidarios, los unos con los
va en disminución desde el mismo momento
como pretexto justificativo de su exclu- otros, ponen en peligro la estabilidad
que ellos toman conciencia de la total
exclusión de que son objeto en el panorama
sión social. Y esto, más el sentido de de la élite criolla. Con tales argumen-
político-social. Resquebrajamiento que es inferioridad que se le atribuía, algo poco tos, Arango infunde el “miedo al negro”
más visible a partir de la década de 1830. rebatible ante las limitadas opciones de como categoría política y sociológica
La historia recoge como hecho significativo, superación que durante siglos ha tenido (Patterson, 1996: 51); al tiempo que soli-
dentro de los batallones de Pardos y Morenos la raza negra, dilató en demasía su cita, para prevenir este lance, se impida
Leales, la inconformidad manifiesta de varios plena inserción social, dando lugar a la el acceso y la participación de los negros
de sus miembros; como es el caso, en 1839, creación y divulgación de estereotipos libres en la vida sociopolítica del país.
de los movimientos sediciosos creados por sobre la población de origen africano. De hecho, Arango es el primero
el subteniente de bomberos Pilar Borrego que propone medidas para obstacu-
y el capitán del Batallón de Morenos León
lizar el ascenso paulatino del negro
Monzón, ambos vinculados, como casi todos
los demás afectados, en la denominada
II. El racismo entre como futuro grupo social de peso. A
él se debe la propuesta de eliminar del
Conspiración de Aponte (1811-1812): “un los ideólogos de la clase panorama urbano a los dos batallones
acontecimiento trasgresor y revolucionario”
–frase que corresponde a María del Carmen dominante de milicias de negros y mulatos libres
Barcia Zequeira (2008: 247) –. José Antonio que para entonces existían en la capi-
Aponte también formó parte del Batallón Salvo excepciones, los ideólogos de la tal del país (Arango, 2005: I, 170); una
de Morenos, al que ingresó en 1777, con clase dominante de la sociedad cubana institución incongruente para muchos
la graduación de cabo. Su incorporación anteriores a 1868, inicio de la Guerra de blancos y negros, pero, al fin de cuen-
respondía, como las de otros miembros de la los Diez Años, fueron racistas; lo mismo tas, fiel al régimen colonialista durante
institución, a una herencia familiar; en su caso,
que todos los movimientos políticos siglos, y de orgullo propio para quienes
del abuelo y el tío (Barcia, 2008: 249). En 1844,
tras la experiencia de la Conspiración de La
que estas clases inspiraron. Para una los integraban2. También, como antes
Escalera, se suprimieron los batallones de parte de ellos, todavía a mediados del anoté, Arango fue quien generó la idea
pardos y morenos y se vuelven a reorganizar siglo XIX, en una isla con un porcentaje de “blanquear” la isla, por medio del
en 1858, bajo el gobierno del capitán general elevado de “gente de color”, el negro estimulo de la inmigración blanca; por-
Gutiérrez de la Concha, ante la amenaza de no era considerado ni como cubano ni que, según su pensar, en 1826 “Cuba no
movimientos separatistas y el escaso número como ente activo en la forja de la nacio- puede tener completa seguridad si no
de leales españoles; según Real Orden nalidad; se le marginaba del resto de la es blanqueando a sus negros”. Por lo
de 30 de septiembre, como “elemento de sociedad, obligándole a vivir, contrario que había que “destruir la esclavitud” y
fuerza, y para atraerlas al lado español”. La a su voluntad, en una atmósfera de vili- “borrar su memoria” (Arango, 2005: II,
nueva disposición, explica Barcia, de quien
pendio, generadora de odios y vengan- 306-307).
tomo la anterior cita, fue “acompañada de un
Reglamento concebido, a diferencia del de
zas. Quiero –y así lo expresa subrayando
1769, solamente para los milicianos negros Destacadas figuras de la época, su idea– por lo menos, que por sabios
y mulatos. Las diferencias con las Milicias de como Francisco de Arango y Parreño, artífices se trace al instante, el plan que
Voluntarios Blancos eran notables, el salario, Domingo del Monte, José Antonio Saco, se debe seguir para “blanquear nuestros
por ejemplo, era de 34 pesos para los blancos, Gaspar Betancourt Cisneros (El Luga- negros”; o sea, para identificar en Amé-
10 para los pardos, y 8 para los negros”. Y, reño), Francisco de Frías y Jacott (Conde rica a los descendientes de África con
finalmente, esta autora concluye, explicando de Pozos Dulces) y José A. Antonio Eche- los descendientes de Europa. Quiero,
el destino que tomaron las nuevas milicias: verría, entre otros, son claves esenciales al propio tiempo, que con prudencia se
“Fueron rechazadas por los negros y mulatos, en el estudio de esta problemática; uno, piense en destruir la esclavitud (para lo
que no se sentían prestigiados por pertenecer
Arango y Parreño porque propugnó la cual no hay poco hecho), se trate de lo
a este cuerpo, por esta causa el reclutamiento
fue forzoso y se hizo a través de sorteos
mezcla de razas para borrar la “memo- que no se ha pensado, que es borrar su
públicos. Las deserciones fueron masivas. Este ria” de la esclavitud; los otros, porque memoria. La naturaleza misma nos indica
cuerpo quedó desactivado tras el estallido de jerarquizaron la supremacía blanca a el más fácil y más seguro rumbo que
la primera guerra de independencia, en 1868” través de la eliminación total del negro hay que seguir en esto. Ella nos muestra
(Barcia, 2006: 15-16). Fidelidad al régimen del panorama social cubano, ya sea por que el color negro cede al blanco, y que
colonial de los negros y morenos libres que consunción o por el destierro (Cepero, desaparece si se repiten las mezclas de
también llega a patentizarse durante la guerra 1971: 125-139). ambas razas; y entonces también obser-
independentista. Muchos esclavos y negros En el caso de Arango y Parreño, vamos la inclinación decidida que los
libres participan como personal auxiliar del importante teórico de la sacarocracia frutos de esas mezclas tienen a la gente
Ejército español en operaciones, en funciones
cubana, asegura en su Discurso sobre la blanca. Ensanchemos, pues, tan ventu-
de bases muy similares a las realizadas por
iguales grupos dentro del Ejército Libertador
agricultura en La Habana y medios de rosa senda. Protejamos esas mezclas, en
(Sarmiento, 2006). fomentarla, pronunciado en Madrid, el vez de impedirlas, y habilitemos sus fru-
3
Juan Francisco Manzano nace en 1797
24 de enero de 1792, que negros y escla- tos para el complejo goce de todas las
(Manzano, 1937: 20); alcanza la libertad en vos “poco más o poco menos tienen las ventajas civiles (Arango, 2005: II, 376).

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LOS NEGROS EN LA CUBA COLONIAL: UN GRUPO FORZADO A LA MARGINALIDAD SOCIAL QUE SUFREN DESPRECIO, PREJUICIO Y DISCRIMINACIÓN

Para los anexionistas y reformistas más por ignorancia, tanto a los negros
de mediados del siglo XIX, sólo eran esclavos como a los negros y mulatos
“cubanos” los blancos naturales de la libres se les creían inferiores a los blan-
Isla; los negros nacidos en Cuba tenían cos e incultos por naturaleza; sin reli-
otra categoría, la de “negros criollos”. El gión y sin arte. Se tenía el criterio de
Lugareño, el más destacado entre los que los negros sólo habían nacido para
anexionistas, se vio dominado por el realizar los trabajos más rudos y que
mito racial y vivió convencido de que eran hacedores de brujerías y practican-
todos los males que aquejaban a la colo- tes del folklore.
nia tenían sus causas en las mezclas de Mucho de los intelectuales blancos,
razas; por eso, fue su mayor empeño cuando no azuzaban con sus discursos
eliminar al negro de la sociedad por a que se mantuviesen in extenso estos
medio de constantes corrientes migra- prejuicios raciales, en sus retóricas deja-
torias de norteamericanos. Idea que ban escapar cualquier frase paternalista,
dejó expresada en diferentes cartas que propia de la ideología del despotismo
escribe a José Antonio Saco (Fernández ilustrado; para de esta forma volver a
de Castro, 1923: 89, 94, 105, 114 y 120). incurrir en la creencia popular de la
También Saco vio en la “causa negra” inferioridad del negro. Porque, más que
su gran pesadilla; para él, los negros hablarse de derechos se trataba de favo-
esclavos y libres de color tampoco for- res y existía la condescendencia en vez
maban parte de la patria y sólo eran los del respeto. De hecho, o se practicaba la
blancos quienes conformaban la nacio- sumisión o se era malagradecido.
nalidad cubana (Saco, 2001: 182-183; En la otra vertiente del paternalismo
1928: I, 224). Estricta clasificación de ilustrado se sitúa un grupo de blan-
“cubanos” que no admitía a los pocos cos que paradójicamente salvaba a los
libres “de color” que habían alcanzado negros de la infame esclavitud por tener
una posición económica aventajada; y, el “alma blanca”. Entre los pocos negros
una tenaz barrera que no pudieron sal- privilegiados en el disfrute de este bene-
tar ni los pocos negros y mulatos que plácito está el caso del esclavo-poeta
se insertaron en el proceso económico Juan Francisco Manzano, que hasta el
de la comunidad urbana, “hasta llegar a momento en que Domingo del Monte
representar el doble papel de esclavo y organiza una colecta y compra su liber-
esclavista, dualidad que le permitieron tad –esto, por nacer con el “don divino”
las contradicciones del régimen y la de la poesía: una cualidad creíble en
adaptación, por su parte, a los patrones exclusividad para blancos–, “no le valie-
de los colonialistas” (Deschamps, 1970: ron ni su talento literario ni sus modales
138). A fin de cuentas, ellos también refinados: sufrió, como todos los escla-
eran tratados como gentes inferiores y vos [palabras de Ivan A. Schulman (Man-
sus posibilidades de acceso social eran zano, 1975: 15), quien prosigue con una
igualmente limitadas (Sarmiento, 2005: cita de Fernando Ortiz (1916: 321)], los
193-223). Al decir de Cepero (1971: “desastrosos resultados morales que en
128): “El negro por el color de su piel la raza negra había de producir una con- 1836, a la edad de 39 años (Vitier, 1973: 19); y
estaba condenado, en todo sistema dición social tan abyecta”. muere en 1854, con 57 años (Manzano, 1975:
50).
social, a ocupar el estrato inferior y más Manzano lo dijo en carta a Del Monte, 4
explotado. El color lo apartaba del reino el 25 de junio de 1835, donde hace uso Colaboró en 1837 en El Aguinaldo Habanero y
en 1838, en El Álbum; en 1842 escribió el drama
de la libertad. Darle la libertad civil no del más preciso de los sentidos meta-
Zafira.
era darle la libertad real”. fóricos: “El esclavo es un ser muerto” 5
Prosigue la cita: “dado el carácter fundador de
(Manzano, 1937: 84). Una muerte que
estas obras, en lo adelante la literatura cubana
también se hizo extensiva y que se pro- hablará de la problemática sociocultural que
III. Los negros, los más longó entre los negros libres de color, configura la coexistencia del negro y el blanco,
con iguales sufrimientos de marginación
sufridos y marginados social que los esclavos; y de la que el
en una sociedad dominada por el poder
azucarero y la violencia racista, como la de
de la sociedad colonial poeta no pudo evadirse, aún después mayor magnitud dentro de la nación” (Benítez,
de haber obtenido la “ansiada libertad”. 1997: 80).
6
Como se expresa, los negros constituían Juan Francisco Manzano, mientras vivió, Para J. Castellanos e I. Castellanos (1988:
un sector marginal, separado por razo- no superó el trauma de la esclavitud, algo I, 266), Saco simplemente refleja la visión
nes culturales y de explotación econó- visible en su Autobiografía; como tam- antropológica del tiempo que le tocó vivir;
mica, que sufría desprecio, prejuicio y poco encontró en su nueva y corta etapa hoy condenada por etnocentrista y falsa, y
discriminación. En la cotidianidad, lo de hombre libre –sólo le duró 18 años3– que en su tiempo era tenida por acertada

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 112-129 [115]


ISMAEL SARMIENTO RAMÍREZ

alicientes para nuevas creaciones poé- llos versos que comienzan “… el negro
ticas: el poeta se esfumó. Después de y el cubano, juntamente, / al cruel espa-
narrar tan triste y desgarrador testimo- ñol hagamos guerra…” (Moreno, 1995:
nio, su inspiración se fue silenciando 224), y se comprenderá mejor lo tan
poco a poco4; y, ante la necesidad de arraigado que estaba el prejuicio racial
nueva existencia, apareció el liberto- a todos los niveles de la sociedad, más
poeta desempeñando diferentes oficios: la permanencia en el imaginario popular
sastre, pintor, dulcero y cocinero. de la distinción entre negros y cubanos.
Durante todo el período colonial, en
Cuba fueron múltiples y continuos los
esfuerzos de los negros por integrarse a IV. El papel
las normas sociales comúnmente admi-
tidas por la sociedad dominante; pero
segregacionista jugado
la marginación social que éstos sufrían, por la Iglesia católica
por el solo hecho del color de la piel, respecto a los negros
no les permitió avanzaran en ese sen-
tido. Tardó tiempo el hacer entender a la
población prejuiciada que la esclavitud Con relación al papel de la Iglesia y
era un vehículo de inferioridad del ser contrario a la tradición católica, no han
humano; y aún, abolida la institución, sido pocos los curas errados en sus pre-
permanecía en la mente de los expro- juicios raciales; muchos de ellos impo-
pietarios de esclavos y vigente entre tentes ante la situación circundante y
muchos blancos de las restantes capas otros tantos forzados por las normas
sociales, las mismas ideas que marcaban de convivencia que imponía la propia
las diferencias y ahondaban en la mar- sociedad civil dividida por clases. Una
ginación social del negro como parte sociedad donde la estrecha vinculación
íntegra de la sociedad. En palabras de entre el color de la piel y la condi-
Moreno (1995: 224): “El trauma escla- ción social de los actuantes contribuía
vista y de color lo permeaba todo: el al mantenimiento de estos prejuicios
colegio, el hogar, la oficina, los cuarte- raciales; antes y después, para justifi-
les, la universidad, la calle… La cultura, car primero la esclavitud y segundo las
los conceptos jerárquicos, el sentido desigualdades sociales. En este sentido,
nacional, estaban llenos de racismo”. la moral cristiana se ha mostrado par-
Conjunto de realidades en el vivir tidista e intransigente en defensa de
y pensar del negro cubano, en su afán los intereses de un determinado grupo
y conquista del disfrute de una misma social: el de la alta burguesía.
ciudadanía, en igualdad al blanco crio- Durante siglos la Iglesia jugó un
llo, que no pasa inadvertido en la litera- papel segregacionista en Cuba, lo que
tura cubana de la época; para justificar se ha atribuido, como excusa, al estricto
con creces sus aportaciones tanto en el control del poder colonialista sobre la
nacimiento como en la cristalización de institución; pero es que, a su vez, el
la identidad cultural cubana. En la obra poder eclesiástico influyó con igual
de José María Heredia, Juan Francisco intensidad en todas las esferas de la
Manzano, Cirilo Villaverde, Félix Tanco, vida colonial cubana y éste se equipa-
Ramón de Palma, Anselmo Suárez, raba en su absolutismo con el mismí-
José Morillas, José María de Cárdenas simo gobierno. Mucho se ha insistido
y Gertrudis Gómez de Avellaneda, “el en el papel controlador que jugó el
entre muchos de los precursores científicos. negro –al decir de Benítez (1997: 80)–, Patronato Regio dentro de los precep-
Aspectos que pueden ampliarse en García
cualquiera que sea su condición, apa- tos católicos en Cuba. El gobierno civil
González (1994: 45-64).
7
rece en mayor o menor grado incluido patrocinaba la institución, un patrocinio
Todavía se desconoce de manera cierta la
dentro de la nacionalidad. Ciertamente, que implicaba que todas las iniciativas
composición racial del Ejército Libertador.
Las cifras del período 1868-1880 (Guerra
aparece como un súbdito de segunda de la Iglesia, incluso los nombramien-
de los Diez Años y Guerra Chiquita) son las clase y dentro de un discurso racista, tos de los obispos, debían ser aproba-
menos trabajadas, y las que corresponden al pero aparece como cubano, y eso pro- dos por los capitanes generales; y tras
período 1895-1898 (Guerra de Independencia) bará ser crucial”5. estas directrices, la Iglesia mantuvo una
se presentan como inacabadas; siendo, Diferenciación que impuso el sistema actitud permisiva o de conveniencia,
en determinados casos los cálculos de los colonial entre los cubanos que también por ejemplo, ante la esclavitud, siendo
últimos tres años, aproximaciones un tanto se deja ver en la poesía popular de la su pronunciamiento casi nulo. Inicial-
ponderadas (Pérez Guzmán, 2005: 4). Lo Guerra de los Diez Años; léanse aque- mente, la actuación de los eclesiásticos

[116] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 112-129


LOS NEGROS EN LA CUBA COLONIAL: UN GRUPO FORZADO A LA MARGINALIDAD SOCIAL QUE SUFREN DESPRECIO, PREJUICIO Y DISCRIMINACIÓN

–en ciertos momentos infructuosa– se en las áreas más apartadas e ínfimas.


limitó a procurar la evangelización y el Un auto dictado en La Habana
buen trato de los negros. por Juan García de Palacios y García
En un país donde los representantes (61620-1682), Obispo de Cuba (1677-
de las autoridades políticas y religiosas 1682), con fecha 6 de septiembre de
eran nacidos en España y promovi- 1679, manda que hagan un libro aparte,
dos bajo el beneplácito de la regencia del de los españoles, para el asiento
metropolitana, con la exclusión de los de los entierros de negros y mulatos,
criollos, la subordinación del “otro” libres y esclavos. Disposición que se
debía quedar bien regulada. Por esto, inscribe como el inicio reglamentario
en una sociedad en la que los poderes de esta práctica discriminatoria, vigi-
militares, civiles y religiosos iban de la lada y mantenida durante toda la época
mano, por lógica, se llegaba a tener un colonial. El Obispo García de Palacios:
consenso común en las legislaciones “Haviendo visto y visitado este libro en
peninsulares y en los acuerdos insu- donde se asientan los feligreses que
lares que apoyaban el mantenimiento mueren de la Parrochial de San Chris-
de la esclavitud. No olvidemos que toval de esta Ciudad, y reconosido por
una parte de los ingresos de la Corona las partidas de el, estar mesclados, los
procedían de las ganancias y de los entierros de los españoles, con los de
impuestos sobre el comercio de los los negros y mulatos libres, y estos solo
negros esclavos, donde sobresalía la aquellos que otorgan su testamento,
aportación cubana; y que para bien o sin asentar, los que mueren sin el, ni
para mal, desde la idea inicial hasta la menos los esclavos qe mueren, y por-
ejecución final de cualquier proyecto que conviene que cada genero de per-
abolicionista, la sacarocracia cubana sonas este separado. Mandava y mando
(máxima representante de la economía que de aquí en adelante, no se assien-
del país) se imponía, incluso, sobre las ten en este libro, los entierros de los
censuras de los eclesiásticos y sobre negros ni mulatos libres, sino solo los
muchas de las leyes metropolitanas de españoles, y que se haga un libro
que, sencillamente, después de cono- aparte en que se assienten los entierros,
cerlas impedían que se materializaran. de los negros y mulatos, libres y escla-
Razonamientos que explican el porqué vos; lo que guarden y cumplan los sus-
en la mayor de las Antillas se impidió sodhos Curas y sus thenientes. Pena de
la divulgación de la carta apostólica In sincuenta Ducados, no lo haciendo en
Supremo Apostolatus (1839) del Papa la forma referida, y con este mandato
Gregorio XVI (1831-1846), denun- queda vissitado este libro, y por este
ciando el comercio de negros africanos. autto, assi lo acordó, mandó y firmo.
Un mensaje ruidoso que su circulación Juan Obpo Stgo de Cuba –Rubricado. –
podía incidir en hacer morir, con mayor Ante mi Br Juan Fernández de Vergara.
rapidez, la gallina de los huevos de oro –Rubricado” (Le-Roy, 1958: 61-62).
del sistema plantacionista cubano; en En otra disposición de fecha 29
uno de los períodos con mayor número de mayo de 1806, elaborada por Juan
de esclavos introducidos en la isla. José Díaz de Espada y Landa, segundo
En los libros parroquiales, principal- Obispo de La Habana (1802-1832), y
mente bautismales, matrimoniales, tes- que firma Salvador de Muro y Salazar,
tamentarios y de defunciones, las dife- Marqués de Someruelos, gobernador y
rencias por motivo de raza o color de capitán general de la isla (1799-1812),
la piel eran muy marcadas: los registros se regulan los derechos de sepulturas
de los blancos eran separados de los en los tramos del cementerio general
registros de los negros. Fue la época en de La Habana: la de “los párvulos de
que no importaba si los “otros” hubie- color en dos pesos; y la de los esclavos
sen nacido en Cuba y gozaban de ser (inclusa la abertura) y sus párvulos en más que se dice es, ya próximo al consenso,
libres: todos eran negros y mulatos, uno. Y enterrándose todos los dichos que negros y mulatos formaron la proporción
descendientes de africanos. Tanto fue párvulos en los cuadros separados, bajo mayor de mambises: “el espinazo del ejército
así que, aun después del mantenido de dicho crucero, y los esclavos adul- revolucionario” (Aguirre, 1962: 34-35). Fue el
Partido Independiente de Color (PIC), creado
martirio en la vida terrenal, a causa del tos en la parte ínfima del cementerio,
en 1908, quien señaló por primera vez en sus
color de la piel, en los cementerios no se pagará por los primeros un peso; y publicaciones un estimado de la composición
se unían los enterramientos de blancos por los segundos y terceros medio peso” racial del ejército independentista; asegurando
y negros. Los esclavos eran enterrados (Sínodo, 1982: 201). que ellos habían aportado hasta el 85 por

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 112-129 [117]


ISMAEL SARMIENTO RAMÍREZ

La atención médica tampoco escapó en manos de la Iglesia católica. Por lo 1900; Boletín de la Cámara de Comer-
de la discriminación racial. En los hos- general, las instauraciones de los plante- cio…, 1891-1892: 73).
pitales, mayoritariamente bajo el control les educacionales se llevaba a cabo por Entre otros tantos ejemplos de la
de la Iglesia, los reglamentos distinguían las congregaciones católicas, quienes cotidianidad que vinculan a la Iglesia
las atenciones de blancos y negros libres en sus reglamentos no incluían indica- católica con la marginalidad social de
y de españoles y criollos, estando pro- ciones expresas de la no admisión de los negros, los prejuicios y la discrimi-
hibida la admisión de los esclavos. En negros en estas escuelas privadas, cosa nación, aquí me referiré a dos casos
el hospital para mujeres de San Fran- que en la práctica sí impedían, bajo el legislativos concretos que, pese a los
cisco de Paula, hacia 1789, se prohibió pretexto de que los padres de los alum- años de diferencias en su promulga-
el ingreso de las esclavas enfermas, aún nos blancos no admitían que sus hijos ción, se mantienen concatenados bajo
cuando sus amos estuvieran dispuestos estudiaran junto a los negros; además, la premisa absolutista de sostener la
a pagar el costo de su curación y man- de ser colegios caros, sin subvenciones negativa a que los negros y mulatos for-
tenimiento. El reglamento admitía a las oficiales y con cuotas inalcanzables, maran parte del clero católico cubano:
mujeres blancas, previa carta de reco- incluso para la economía de muchos de uno, el Sínodo de la Iglesia de Santiago
mendación emitida por el cura de su los habitantes blancos. De esta valora- de Cuba, de 1681; y otro, los Estatutos
feligresía, y a las de color libre, tras rigu- ción se exceptúan las escasas escuelas del Real Seminario de San Carlos y San
roso proceso selectivo en el que tenían gratuitas que estos colegios mantenían, Ambrosio, de 1769.
que aportar la siguiente documentación donde sí se admitían a negros y mulatos. Los sínodos se refieren a la disci-
acreditativa: “(…) el documento de La asistencia de los negros a las plina de los clérigos y religiosos pero
libertad observando en esto toda pru- poquísimas escuelas públicas que en constituyen una excelente fuente para
dencia que exija la caridad, pues aunque Cuba existían era igual de limitada, analizar la sociedad y la Iglesia en la
seguro la práctica ha precedido para la siendo su instrucción sólo hasta el nivel época colonial. La información que
admisión un año de término contando elemental en muchos de los casos y ofrecen, examinada bajo la observación
la fecha de la libertad a la que se pre- períodos. Las pocas escuelas del Estado de ciertas reglas hermenéuticas y con
senta la Enferma; con todo parece que que impartían la enseñanza elemental el debido cotejamiento documental de
el caso exije otras reglas de misericor- se concentraban en las ciudades y en otras fuentes auxiliares, puede ayudar al
dia, y en consecuencia, el Administra- determinados pueblos; por lo que las investigador en su análisis sistemático y
dor, con presencia de aquel documento, áreas rurales quedaban marginadas de a la hora de evaluar determinados pro-
consulta del Médico y Cirujano, y exa- este servicio. En 1860 existían en Cuba cesos históricos; por ejemplo, muchas
men privado que practique justificara si 285 escuelas públicas y 179 escuelas de las sanciones que en los sínodos se
la enfermedad fue adquirida en tiempos privadas, con una asistencia total de aplican son resultado de las circunstan-
de la esclavitud; o adquirida después; 17.519 alumnos. En este año la pobla- cias locales, influidas por la presión de
y no presentando inconveniente será ción total de la isla era de 1.199.429 determinados grupos sociales y hasta
admitida a favor del alivio de la desva- habitantes y de ellos sólo estudiaban el de la jerarquía eclesiástica, contrarios a
lida” (Le-Roy, 1958: 207). 0,14 por ciento. Las familias campesinas las leyes vigentes y a los postulados de
Luego de admitidas, las mujeres de con cierta solvencia económica envia- Cristo.
color libres se ubicaban en salas separa- ban a sus hijos a las escuelas más cerca- En el Sínodo de la Iglesia de Santiago
das de las blancas; uniéndose sólo en la nas o pagaban un maestro en casa, pero de Cuba (1681) se decidió no adminis-
sala San Francisco de Borja cuando eran estos casos fueron los mínimos. Otro trar el sacramento del Orden Sagrado
“enfermas de contagios” y si las enfer- grupo de campesinos, igual de redu- a los negros, mulatos y mestizos, “ni
medades las habían contraído en el pro- cido, aprendieron a leer y escribir en a otros de mala raza como los judíos”.
pio hospital. En el caso de las mujeres sus propios hogares, y existieron indivi- Y respecto a los primeros, la Constitu-
blancas éstas también eran ubicadas en duos que se esforzaron y de forma auto- ción XII así lo manifiesta: “no deben
las salas del hospital atendiendo a sus didacta adquirieron los conocimientos ser ascendidos a los sacros órdenes los
recursos económicos y orígenes de sus más básicos; pero la gran mayoría de hijos de los que fueron castigados por
nacimientos: las españolas, catalogadas los campesinos eran analfabetos. Pro- el santo oficio, siendo descendientes
como “distinguidas”, en las salas San blemática acentuada en los más humil- en primero y segundo grado respecto
Pedro y San Juan; y las criollas, clasi- des y dentro de ellos, todavía más, en del padre, y en primero respecto de la
ficadas en “ordinarias”, en la sala San los negros y mulatos. En 1887, a un año madre, ni los negros, mulatos y mes-
Antonio (Le-Roy, 1958: 138). Estricta de la desaparición definitiva de la escla- tizos, por la indecencia que resulta al
división clasista donde la clasificación vitud, el 87,7 por ciento de la población estado eclesiástico, escándalo y otros
de los habitantes de la Isla iba mucho “de color” era analfabeta; y tras finali- inconvenientes que se han experimen-
más allá de la tradicional discriminación zar la guerra, en 1899, se mantenía un tado en las Indias de haber ordenádose
por motivos del color de la piel; aún 72 por ciento en estas condiciones. Es semejantes personas, salvo si tuvieren
cuando esto último era el punto de par- decir, sólo sabía leer el 28 por ciento dispensación de la sede apostólica, y
tida o la primera línea divisoria. de los negros y mestizos, para un total fueren sus virtudes y letras conocidas,
Tal situación de marginación era de 520.400 habitantes no blancos (Bole- que entonces el prelado reconocerá lo
igualmente visible en la educación; un tín Oficial de Hacienda, 1881: I, 461; que fuere mas conveniente y útil a la
sector que estaba mayoritariamente Informe sobre el censo de Cuba, 1899, iglesia, y se guarde por lo que resulta

[118] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 112-129


LOS NEGROS EN LA CUBA COLONIAL: UN GRUPO FORZADO A LA MARGINALIDAD SOCIAL QUE SUFREN DESPRECIO, PREJUICIO Y DISCRIMINACIÓN

en autoridad y decencia del clero de señor D. Santiago José de Hechavarría impone las diferencias entre los hom-
este obispado” (Sínodo, 1982: 27). y Elguezúa, Obispo de Cuba, Jamaica bres por el tipo de raza o color y de
En este Sínodo también se incluyen y provincias de la Florida, etc., concibe condición o religión. Como antes se
a los mestizos. Prohibición contraria a y redacta los Estatutos del Seminario ha expresado, los criterios de que la
lo que se dispone en el Libro I, Ley 7.a, de San Carlos y San Ambrosio (1769) raza negra era inferior a la raza blanca
Título VII, de la Recopilación de leyes de donde se mantiene intacta esta prohi- siempre se hicieron valer y en América,
los reynos de las indias (1588), donde bición de no dejar entrar en el Real y desde los inicios mismos de la con-
se encarga a los arzobispos y obispos Conciliar Colegio a negros y mulatos. quista y colonización, éstos quedaron
de las Indias que “ordenen de Sacer- En los artículos referentes a las cuali- enraizados en todo el continente. Pri-
dotes a los Mestizos de sus distritos, dades que debían tener los colegiados mero, el negro fue objeto y no sujeto
si concurriesen en ellos la suficiencia para ser admitidos en el Seminario, se activo de la sociedad y luego no pasó
y calidades necesarias para el Orden advierte que no podían ser colegiales: de ser ciudadano de segunda.
Sacerdotal; pero esto sea procediendo “Los que no descendieran de cristianos
diligente averiguación e información de viejos, limpios de toda mala raza, de
los Prelados sobre vida y costumbres, y judíos, moros, o recién convertidos a V. La respuesta
hallando que son bien instruidos, hábi- nuestra santa fe católica. Los que proce-
les, capaces y de legítimo matrimonio dan de negros, mulatos o mestizos, aun-
de los negros y la evolución
nacidos” (Recopilación, 1943: I, 55). que su defecto se halle escondido tras de la autoconciencia
Indicación que igual se hace extensiva de muchos ascendientes, y a pesar de étnica cubana
al género femenino: “si algunas Mesti- cualesquiera consideraciones de paren-
zas quisieran ser Religiosas y recibidas tescos, enlaces, respetos y utilidades,
al Hábito y Velo en los Monasterios de porque todo es menos que la autoridad, Ya a finales de la década de l860, la
Monjas, provean, que no obstante qua- decoro y buena opinión del Seminario, total e igualitaria integración del negro
lesquiera Constituciones, sean admiti- que vendría a caer en desprecio, y a en la sociedad colonial cubana había
das en los Monasterios y a las profesio- merecer una sospecha general contra dejado de ser una posibilidad viable.
nes, precediendo la misma información todos sus alumnos, si tal vez se abriera Los reformistas extremaron sus princi-
de vida y costumbres” (Recopilación, la puerta a semejantes sujetos, fuera pios racistas, se opusieron a ultranza a
1943: I, 55). de otros inconvenientes, que nuestro la convivencia armónica de dos razas
Como bien indica Antonio García Sínodo, y propia experiencia nos per- distintas, en un plano de igualdad, y
García, en la introducción al Sínodo de suaden haberse tocado de resultas de dieron, de pleno, un no rotundo a la
la Iglesia de Santiago de Cuba de 1681 iguales gracias. Los descendientes de concesión igualitaria de derechos políti-
(edición facsimilar de 1982): “en este penitenciados por el Santo Oficio, o cos. En vez de disminuir, aumentaba el
obispado [de Santiago de Cuba] parece reconciliados por los delitos de herejes, sentimiento social de hostilidad defen-
que debe correr esta constitución no y apostasía hasta la segunda generación siva del blanco contra el negro; y éste,
obstante lo que la ley dispone” (Sínodo, de la línea masculina y hasta la pri- sumido en asfixiante situación de mar-
1982: 27); y remite al lector a la Ley 4ª, mera de la femenina. Los que traen ori- ginalidad, al estallar la insurrección, el
del sobredicho título, en la citada Reco- gen de personas infamadas con algún 10 de octubre de 1868, sólo tuvo una
pilación (1636 y 1681), donde se ruega otro castigo, o ministerio vil de aqué- opción: la incorporación inmediata a
a los prelados “excusen ordenar tantos llos que producen afrenta y mancilla el la lucha armada en la manigua revolu-
Clérigos como ordenan, especialmente linaje. Finalmente, los hijos de oficiales cionaria. Así –expresión de Fernando
a mestizos e ilegítimos, y otros defec- mecánicos. Y por punto general los Ortiz (1997: 27)–, “el elemento negro
tuosos, y no dispensen en los intersti- que carecen de cualquiera de las cali- se abrazó al ideal mambí no sólo como
cios, ni consientan en sus Diócesis a los dades necesarias, o se hayan atado con lábaro que había de llevarlo a su eman-
expulsos de las Religiones y escandalo- algún impedimento canónico para reci- cipación civil, sino también a la política”.
sos…”. (Recopilación, 1943: I, 54). bir órdenes sagradas” (Estatutos, 1835; La alta participación de los negros en la
Ante lo escrito, la posibilidad de apud., Bachiller, 1965: I, 285-286). guerra independentista cubana, como
los negros y mulatos de tener la “dis- Conjunto de actitudes que hacen a miembros del Ejército Libertador, con-
pensación de la sede apostólica” y el la Iglesia católica partícipe moral –y de firma la premonición del padre Varela,
reconocimiento del prelado para orde- ningún modo entidad excluyente– en en 1822, cuando dijo: “estoy seguro de
narse como sacerdotes se convirtieron esa impuesta carencia de aceptación que el primero que dé el grito de inde-
en letras muertas durante cerca de 450 de los negros, donde la discriminación pendencia tiene a su favor a casi todos
años. Hasta donde conozco, no se dio y el racismo tendrían que analizarse los originarios de África” (Varela, 1886:
ningún caso de negro admitido como desde los presupuestos de una heren- 546). Aseveración en que Ortiz abunda
sacerdote hasta 1942, en la figura de cia cultural; proceso en el que la jerar- de la siguiente manera: “Los negros
Armando Miguel Arencibia Leal (Sar- quía eclesiástica, implicada en el envío debieron sentir, no con más intensidad,
miento, 2009). de esclavos africanos a América, no pero quizás más pronto que los blan-
Próximo a cumplirse un siglo de puede deshacer tan sólido andamiaje cos, la emoción y la conciencia de la
aparecer el Sínodo de la Iglesia de que, al tiempo de impulsar el desarrollo cubanía. Fueron muy raros los casos de
Santiago de Cuba (1681), el ilustrísimo económico de las naciones implicadas, retorno de negros al África. El negro

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 112-129 [119]


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

A.2.3. Ciclo de teatro americano


Ciclo de teatro infantil

8, 15 y 22 de marzo
Impromadrid Teatro presenta “Teatruras”, un espectáculo de improvisación teatral dirigido a niños de 6 a 12 años
que trata de acercarles al teatro de una forma original, atractiva y divertida

29 de marzo, 5 y 19 de abril
Educarte presenta “La flauta mágica”, versión de la ópera de Mozart adaptada a niños a partir de 3 años, donde el
niño se adentra en el mundo de la ópera y en su rico fondo de emociones

12 de abril
La Tartana Teatro presenta “Piratas”, un espectáculo de títeres con barcos fantasmas y galeones hundidos

26 de abril, 3 y 10 de mayo
El callejón de Lola Teatro presenta “El Popol Vuh o El libro sagrado de los indios Quichés”, espectáculo dirigido
a los más pequeños para que de una manera lúdica y divertida tomen conciencia de valores tan universales como el
respeto a otras culturas, la fraternidad entre los hombres y el valor de la amistad y la colaboración en grupo

A.2.4. Noche de los museos


Sábado 16 de mayo
Horario: 21 h. a 1 h.

El cuerpo humano en el Museo de América


Dentro del proyecto Museos como espacio de Diálogo Intercultural (MAP for ID):
Recorrido: El cuerpo humano. Presentación de la propuesta Itinerarios por el Museo de América, a través de visitas
para grupos reducidos, entre 22:00 h y 23:00 h. (Previa inscripción en taquilla)
Cuerpos en movimiento
Bailes prehispánicos en el salón de actos del museo con el grupo de Violeta Camacho. Actuaciones a las 21.30 h. y
22.30 h. (Aforo limitado).
Nuevo Jazz Fussion
Actuación del grupo de jazz Calchetine en el salón de actos a las 24 h. (Aforo limitado)

A.2.5. Día internacional de los museos


Domingo 17 de mayo
Horario: 10 h. a 15 h.

El cuerpo humano en el Museo de América


Dentro del proyecto Museos como espacio de Diálogo Intercultural (MAP for ID):
Cuerpos en movimiento
Ballet Folklórico Mexicano, Magia en movimiento de Violeta Camacho. Danzas aztecas y bailes mestizos de Chiapas,
Jalisco, Veracruz y Yucatán. 12 h. Salón de actos. (Aforo limitado)
Descubriendo alebrijes
El museo se ha llenado de cuerpos extraños. Invitamos a los niños de 6 a 11 años a recorrer las salas en busca de estos
animales fantásticos hasta el 31 de mayo. Solicita en la taquilla tu hoja para participar y anota en ella tus descubri-
mientos. Al finalizar entrégala de nuevo en la taquilla, y en unos días los mejores exploradores recibirán una sorpresa

A.2.6. Los Jueves en el Museo


Apertura de 16 h. a 19 h. Entrada gratuita.

Visitas guiadas a la exposición temporal “Mantos para la Eternidad. Textiles Paracas del antiguo Perú”
Jueves en dos turnos: a las 17 h. y a las 18 h. Previa inscripción en grupos.mamerica@mcu.es

[236] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246


LOS NEGROS EN LA CUBA COLONIAL: UN GRUPO FORZADO A LA MARGINALIDAD SOCIAL QUE SUFREN DESPRECIO, PREJUICIO Y DISCRIMINACIÓN

VI. Marginalidad, prejuicio y ni confirma que entre los mambises dueños o mía” (Pérez, 2005: 79); igual
prevaleciera esta práctica. En cambio, sucede con un bando, de fecha 12 de
discriminación de los negros reconoce en los españoles a un pue- noviembre de ese año y que dispone
insurrectos durante las blo de mínimo racismo y asiente que que: “serían juzgados y ejecutados los
guerras de independencia la Guerra de 1895 no tuvo un carácter soldados y jefes de las fuerzas liberta-
racista. Sus reflexiones albergan ciertas doras que: […] se introdujeren en las
pretensiones de ruptura con los estu- fincas ya sea para sublevar o ya para
Por último, veamos entonces si tales dios precedentes pero no van más allá extraer sus dotaciones de esclavos”
predicas0 martianas, basadas en la de su enunciación, quedando muchas (Pérez, 2005: 79). Disposiciones que
igualdad para todos, se materializan a de ellas como sólo interrogantes. No fueron violadas múltiples veces y en
plenitud en el campo de la insurrec- obstante, advierte que en “una sociedad ocasiones el propio presidente las con-
ción, dentro de las filas del Ejército dividida por el color y el origen de los sentía o hacía caso omiso. Pensemos
Libertador; aún cuando, hoy en día, hombres, la incorporación de los prime- que eran decisiones que se tomaban en
los temas inherentes a la esclavitud, ros negros y mulatos debió haber sido plena guerra, muchas de ellas salidas de
la emancipación de los esclavos, las traumática”; que, pese a lo mucho que un caudillo local, y que son aspectos
aspiraciones de los negros y la margi- se ha escrito sobre la guerra, “no hay que la historiografía no ha sabido captar
nación, discriminación social y racismo testimonios válidos de cómo se fue sal- e interpretar cuando ha efectuado valo-
que este sector sufre durante el período vando el abismo entre blancos y negros raciones de las actitudes de los revolu-
que duró la Guerra de Independencia en la primera etapa de la lucha” y de cionarios del 68.
(1868-1898) son materias que siguen “cómo fue posible que un movimiento En este sentido, son interesantes las
sin investigarse como un estudio único iniciado por patricios lo cerrase un reflexiones que realizan Abreu (2005:
concatenado de la historia social de general mulato” (Moreno, 1995: 245). 77-93) e Ibarra (1967: 55-57) de la Guerra
Cuba. Retraso en el debate, proba- Él considera la batalla contra la escla- de los Diez Años, en las jurisdicciones de
blemente, porque aún no se tiene un vitud, el combate a la desigualdad y Bayamo, Holguín, Manzanillo, Tunas y
corpus, lo más completo posible, del el menosprecio, y la exaltación de los Santiago de Cuba (Departamento orien-
comportamiento de este fenómeno valores patrios como las aspiraciones de tal de la Isla), y fundamentalmente aque-
durante toda la contienda bélica (1868- mayor peso entre los no blancos. Ade- llas que plantean el vivir más inmediato
1898), que parta de la base constitutiva más, afirma que “la Guerra de los Diez de amos y esclavos durante los prime-
del Ejército Libertador. Digamos que Años fue fundamental porque derribó, ros meses de insurrección. Información
la marginalidad, la discriminación y el o al menos, quebró dentro del campo válida para interpretar mejor el dilema
racismo, entre las herencias más mar- insurrecto la contradicción de color que esclavitud-insurrección y para penetrar
cadas de la esclavitud y de la cultura había mantenido divididos a los cuba- en el espacio, todavía oscuro, de las
que a partir de ésta se engendra en nos” (Moreno,1995: 273). Planteamiento relaciones amo-esclavos, esclavos-libres,
Cuba, aún cuando afectan a determi- al que agrego el siguiente comentario: esclavos-negros libres, negros-blancos y
nados líderes de la raza negra, fue un las nuevas posibilidades reales a las que jefe-subordinados.
problema que mayoritariamente perju- se enfrentan negros y mulatos, a partir Abreu distingue en el comporta-
dicó a los negros insurrectos más des- del 10 de octubre de 1868, no derriba miento de los amos, los que se incor-
poseídos. Tanto a los soldados rasos, esta contradicción y más que quebrarla poran a la insurrección con sus esclavos
los más de infantería, como al resto de sólo la disminuye. Con las guerras no de los que pierden sus dotaciones al
la masa desarmada que conformaba el se liquidaron las grandes contradiccio- ser liberadas por las partidas rebeldes.
sustrato del Ejército mambí, la llamada nes de la sociedad cubana, dígase en En los esclavos un análisis todavía más
fuerza auxiliar (convoyeros, jolongue- este sentido los problemas raciales; por- complejo, por abarcar: desde los sujetos
ros, asistentes, forrajeadores, agricul- que –haciendo uso de su propio razo- que se alzaban con sus amos y man-
tores en los predios más apartados y namiento– “prejuicios y patrones for- tenían una relación más plausible en
un etcétera de toda clase de servicios mados en siglos no se borran en unos el trato; situación favorecida que nada
subalternos); y por esto es más difícil años, pero disminuyeron en su intensi- tenía que ver con los llamados esclavos
de detectar, ejemplificar y hasta llegar dad y forma y se alteraron las priorida- del Estado, los incorporados a las fuer-
a considerar como un mal que con- des” (Moreno, 1995: 255). zas libertadoras cuyos amos no seguían
vive de forma perenne en las filas de Con relación a la esclavitud y la igual camino; hasta la forma en que
los revolucionarios cubanos durante las insurrección, las órdenes emitidas por fueron tratados durante y después de
tres guerras. También, puede ser que el gobierno revolucionario en la prác- los reclutamientos, la marginación que
esta limitante o este vacío historiográ- tica se cumplían muy poco. Entre ellas, padecían, sus condiciones de vida en
fico se dé porque todavía en Cuba no la publicada en El Cubano Libre, el 29 los campamentos, los variados tipos de
se han logrado superar los problemas de octubre de 1868, y en la que Car- ocupaciones que desempeñaban y las
del racismo y por tal motivo se cuide los Manuel de Céspedes dice: “Queda posibles causas de las deserciones. Para
un tanto la posible susceptibilidad de prohibido desde este momento a todos concluir, “que una parte de los esclavos
quienes más lo padecen. los jefes y subalternos del Ejército que resistían en los territorios sublevados
Moreno (1995), las veces que se Libertador admitir esclavos en sus filas, permanecieron en las fuerzas revolucio-
refiere al tema del racismo, no desmiente a menos que sea con facultad de sus narias” (Abreu, 2005: 93). Una evidencia

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ISMAEL SARMIENTO RAMÍREZ

contrastada al final de la Guerra de los poco tiempo, arrepentirse del paso que hicieron vida independiente en las mani-
Diez Años, al comprobarse el elevado voluntaria o involuntariamente habían guas más inaccesibles como cimarrones;
número de ex esclavos que terminaron dado. Algo verificado en sus declaracio- y todavía mayor el número de deserto-
como miembros del Ejército Libertador8. nes como prisioneros de las autoridades res que se entregaban al ejército español
A una parte de los esclavos les obli- colonialistas. El propio Abreu incor- en operaciones. La documentación en
garon se incorporaran a las fuerzas lib- pora en su ensayo uno de estos testi- este sentido es copiosa. Los despachos
ertadoras; donde muy poco cambió sus monios. El del esclavo presentado en el de las tropas españolas recogen parte de
vidas, al continuar recibiendo el trata- campamento de Sevilla que se quejaba las presentaciones de los ex esclavos, en
miento habitual al que estaban acostum- porque lo tenían afilando machetes y las que alegaban eran maltratados por
brados. El castigo del cepo se trasladó formado en el batey, de dos en dos, por sus jefes y preferían volver a la escla-
de la plantación a los campamentos la mañana y por la tarde (Abreu, 2005: vitud que cumplir con la causa cubana
mambises (Gómez, 1897; Flint, 1983; 86). De seguro, entre los jefes insur- (Sarmiento, 2007). No obstante, se debe
Sarmiento, 2007) y comenzaron a vivir rectos no faltó interés por disciplinar tener especial cuidado en su lectura;
los maltratos que sufrían sus similares en a los esclavos; el problema estaba en porque, bajo la presión de los interro-
las plantaciones de Occidente; “para una la forma y en los métodos empleados. gatorios, no faltaron individuos que exa-
parte de estos esclavos no había diferen- Este mismo autor es consciente de que geraran al narrar los acontecimientos.
cia sustancial entre los españoles y los existieron campamentos a los que los También, el propio ejército español, en
cubanos. Todos eran blancos, sinónimos jefes trasladaron la estructura represiva su afán de mostrar a una fuerza rebelde
de amo” (Abreu, 2005: 87). Por esto, se de los ingenios. Otro inconveniente para debilitada, falseaba y dramatizaba, toda-
les tenía desconfianza y permanecían los insurrectos, con mayor énfasis en los vía más, lo dicho por presentados y
vigilados. Hubo muy poco respeto por esclavos, fue la inadaptabilidad. Una prisioneros. Pero, como bien manifiesta
esta gente. Salvo que, a diferencia de parte pasaba de tener una vida más soli- Abreu (2005: 84): “en ocasiones, hasta la
sus vidas en las plantaciones, entre las taria, formada en un ambiente patriarcal, mentira puede ser de alguna utilidad en
cuatro paredes de los barracones, en los a la no siempre aceptada o bien llevada los análisis históricos. Al mentir se busca
campamentos mambises sobraban los convivencia en colectivo. una realidad que puede ser creíble. La
testigos que podían dar cuenta de sus Ha de suponerse que en los inicios, realidad de los esclavos maltratados por
vicisitudes y del extremo de sus humil- al constituir las masas de esclavos el los insurrectos, durante su incorpora-
laciones como humanos. José Martí, con grueso de los insurrectos, fueron enor- ción a las fuerzas libertadoras, es creíble
dolor e impotencia a la vez, recoge en su mes los obstáculos que la vanguardia entre los españoles, pues esa situación
Diario de campaña la salvaje anécdota revolucionaria tuvo que vencer; tanto racista se refleja en la documentación
contada por Máximo Gómez, personi- para incorporar a las dotaciones en el personal de algunos líderes insurrectos”.
ficada por el general Eduardo Mármol: ejército como para luego disciplinar- Quien escribe estas páginas pudo
“Dormía la siesta un día, y los negros las en la vida militar. Dentro de este revisar, en el Servicio Histórico Mili-
hacían bulla en el batey. Mandó callar y ambiente, así como existieron pro- tar de Madrid, una parte considerable
aún hablaban ¿Ah, no quieren entender? pietarios de esclavos que se negaron de estos interrogatorios, quejas u otras
Tomó el revólver –él era muy buen tira- al decreto de emancipación, también demandas vinculadas con los mambi-
dor–: y hombre al suelo, de una bala se dieron casos de dotaciones que se ses, principalmente con esclavos en los
en el pecho. Siguió durmiendo” (Martí, resistieron a formar parte del naciente primeros años de la insurrección. En
1985: 63). Ejército Libertador (Ibarra, 1967: 51-53). una primera lectura, la narración de los
Los esclavos como parte del ejército En las fuentes archivísticas abundan los hechos parece convencer al investiga-
insurrecto estaban marginados, forma- testimonios que refieren el doble trabajo dor y hasta le resulta curiosa la forma
ban las fuerzas auxiliares y realizaban los de los jefes mambises, el de luchar con- en que imitan el habla coloquial de los
trabajos físicos más duros, en condicio- tra el ejército español y el de discipli- esclavos. Pasado el momento emotivo,
nes deplorables; la gran masa se desti- nar a “la negrada”, en frase de la época el investigador se reincorpora al análi-
naba a la construcción de fortificaciones (Sarmiento, 2007). Segunda labor que sis y descubre el trasfondo de los incisi-
y barricadas al estilo más primitivo, abrir no siempre tuvo un resultado satisfac- vos planteamientos en no pocos de los
trincheras, derribar árboles y trasladarlos torio, lo que obligó a muchos jefes que testimonios. Tras la pista descubre, por
junto con las piedras para obstaculizar emplearan drásticas medidas. Ya antes ejemplo, que un mismo hecho, desde
el paso del enemigo por los caminos; un se ha dicho: como en las plantaciones la aparición de una primera narración
número menor se situaba en las cocinas, esclavistas, los castigos del cepo y el gri- hasta que se transcribe como parte ofi-
cortando leña y otros trabajos secundar- llete se encontraban entre las medidas cial a los mandos superiores, es contado
ios. Sin embargo, estoy en desacuerdo disciplinarias aplicadas; la más extrema, de forma diferente. En el caso de negros
con Abreu cuando afirma que era una el fusilamiento. Del uso del látigo no he presentados o prisioneros: se multiplica
rareza verles en tareas propiamente mil- encontrado ninguna referencia y el robo el número de ellos y de los muertos en
itares. Muchos de los castigos impues- estaba entre las indisciplinas más juzga- combate; se les añadía a sus declaracio-
tos a los esclavos fueron precisamente das por los mandos insurrectos. nes que eran obligados por sus amos a
porque se negaban a prepararse para la Fueron muchos los esclavos que se alzarse; que los amos para preservar sus
guerra. La disciplina militar impuesta en fugaron de los campamentos rebeldes propiedades de la destrucción de los
determinadas partidas les hacía, en muy y retornaron al control de sus amos o rebeldes cedían parte de la dotación a

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LOS NEGROS EN LA CUBA COLONIAL: UN GRUPO FORZADO A LA MARGINALIDAD SOCIAL QUE SUFREN DESPRECIO, PREJUICIO Y DISCRIMINACIÓN

las partidas; y un etcétera más de argu- del regimiento de Bayamo, que revela rias impuestas por la guerra y el agra-
mentaciones que podían ser ciertas o no, la existencia de una oposición cerrada decimiento explícito por salvarle la
como se ha comprobado que muchas lo en estas zonas al ascenso de los jefes vida el uno al otro, por compartir en
han sido, pero que no se incluyen en los de extracción popular” (Ibarra, 1967: un momento determinado un trozo de
primeros partes de operaciones. 55). Se refería a Antonio Maceo y tras- boniato, como único alimento del día,
La situación hasta ahora descrita era mitía en el papel el odio que no podía entre otras bondades, necesariamente
muy diferente para los negros y mestizos por sujeción manifestar libremente: “Tú incidía en que mejorasen las relaciones
libres que se incorporaban a las fuerzas mismo me has contado que no estaría personales entre blancos y negros. Ade-
libertadoras. Son menores, al nivel de las lejos el día en que éste al frente de los más, que en ocasiones unos sobrevalora-
pequeñas partidas, las muestras de dis- negros nos quitaría la cabeza” (Ibarra, sen las cualidades humanas de los otros.
criminación hacia esta otra parte de los 1967: 55-56). Comportamientos, todos, Ahora bien, aún cuando es cierto
insurrectos no blancos. Planteamiento racistas, que estaban muy aparejados a que fueron principalmente los penin-
que se avala con el ejemplo de la fami- otros, ya de índole más clasista. “En 1878 sulares y los cubanos pro-españoles, en
lia Maceo. Lo que sí se dan son algunas y en 1880, los jefes militares regionales sus campañas de desmoralización del
diferencias en el ejército mambí entre los habían capitulado porque no concebían Ejército Libertador, quienes presentaron
esclavos y los negros y mestizos libres. otra dirigencia ideológica que la de los la lucha cubana por la independencia
Diferencias marcadas o consentidas por cuadros políticos e intelectuales vincu- como una guerra de razas, no faltaron
no pocos de los mandos rebeldes; por lados orgánicamente a la clase terrate- líderes mambises que en su afán de
ejemplo, mientras a los negros y mes- niente” (Ibarra, 1967: 57). protagonismo y rápidos ascensos ali-
tizos libres les permitían dormir junto a Conforme a lo expresado por Iba- mentaran esta idea; viendo a los oficia-
los blancos, en la casa campamento, los rra (1967: 56) “todo hace indicar que el les negros y mulatos, y principalmente
esclavos lo hacían fuera, casi siempre a alcance del movimiento racista estuvo –como ya se ha anotado– a la figura de
la intemperie o en improvisados bohíos limitado a las zonas de Bayamo y Man- Antonio Maceo, como obstáculos en sus
(Abreu, 2005: 88). Igual pasaba con el zanillo, aun cuando es posible que estos aspiraciones.
acto de compartir el momento dispuesto prejuicios hayan influido de un modo Cuando se habla del mayor general
para las comidas; los esclavos siempre generalizado e indirecto en la conducta Antonio Maceo Grajales necesariamente
sin mezclarse (Sarmiento, 2008: I, 152- de algunos de los hombres del Zan- aflora el tema del color. No porque el
314). El negro y el mestizo libre se ini- jón”. Juicio que crea sobre la base de héroe se refiriera a esta problemática de
ciaba siendo mambí como soldado, el la documentación a que tuvo acceso, manera continua, cosa que hizo cuando
esclavo como esclavo. Los libres adqui- validado, además, con opiniones como las circunstancias lo merecieron, sino
rían un arma blanca más rápido que un la de Manuel de la Cruz: “Ocurrió que porque, al constituir paradigma de la
esclavo y sus ascensos eran lentos pero algunos insurrectos, de los menos pro- gran masa de negros y mulatos insu-
menos trabajosos. También por estas minentes por cierto, creyeron necesa- rrectos, el tema racial le afectaba en
condescendencias de los caudillos con rio, acaso por personalísimas exigencias todos los sentidos. No obstante, Maceo
los negros y mulatos libres hubo sus de sus conciencias, explicar y justificar demuestra, la mayoría de las veces, estar
enfrentamientos, recelos y traiciones. actos que no necesitaban explicación ni por encima de los prejuicios raciales.
Ibarra también se refiere a otros justificación, y con más o menos desen- Pudo ubicar y aquilatar, en la medida
sucesos que dan cuenta de la margina- voltura y habilidad echaron a volar la de lo posible, cuál era el lugar más pro-
ción del negro en la dirigencia revolu- especie de que no era posible continuar pio para los racistas: ignorarlos. Ecua-
cionaria durante la Guerra de los Diez la guerra, porque ya los negros se iban nimidad y compasión que logra alcan-
Años y la Guerra Chiquita, en ciertas sobreponiendo a los blancos” (De la zar gracias a su máxima inteligencia y
zonas de Cuba libre, “donde el virus Cruz, 1895; apud., Ibarra, 1967: 56). a la prioridad de defender la patria por
del racismo empezaba a hacer estragos” A Ibarra no le faltaron razones para encima de su propia personalidad y
(Ibarra, 1967: 55); por ejemplo, las con- hacer ver y comprender la compleja de cualquier conflicto solapado (Martí,
versaciones del coronel cubano Enrique situación a la que se enfrentaron los 1975: IV, 451-454).
Céspedes con el coronel español Mella: negros y mulatos incorporados a la insu- Si por algo Antonio Maceo sintió
“Según Pirala [de donde toma la cita], rrección. De la misma manera en que dolor e impotencia a la vez, aun igno-
hablaron largamente del estado de la destaca la utilidad y lo mucho que ganó rando muchos de los comentarios y
guerra y manifestó Céspedes que su este amplio sector de la población al teniendo un poco de ecuanimidad y
continuación en el campo insurrecto así convivir, atraído por los mismos ideales, compasión con y por sus adversarios,
como la de otros jefes que veían la ruina con los mambises blancos en los cam- fue por las continuas acusaciones que
en el elemento de color en que se apoya- pos de Cuba libre; el territorio donde le hicieron de ser portador de prejuicios
ban, se basaban en los odios personales se asentó la soberanía revolucionaria y raciales, querer la venganza del negro
y en el temor de la dictadura presentán- donde se crearon, sin dar lugar a duda contra el blanco, fomentar la guerra de
dose” (Pirala, 1895: I, 360; apud., Ibarra, alguna, nuevas relaciones sociales. razas y tener el propósito de crear una
1967: 55). Pensar que no era aislado, tal En los campamentos mambises, al república negra.
como se confirma en “la carta del coro- tiempo que no se borró la línea sociológica Estas inculpaciones, en mayor o
nel Antonio Bello, Jefe del regimiento que dividía al mambisado por el tipo menor medida, se las hicieron a Maceo
Luz de Yara, al general Juan J. Rus, Jefe de clase a la que pertenecía, las penu- en las tres guerras y durante el período

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ISMAEL SARMIENTO RAMÍREZ

de tregua (1880-1895): el gobierno colo- señor acabaremos de confesar quien es nes les acusaban, “denunció algún com-
nialista, en su afán de dividir a los mam- o no? Permítame calificarlo a mi enten- plot de racismo negro en la manigua,
bises y debilitar la insurrección, impor- der: llamémosle Hicotea..”; el diputado durante la Guerra Grande; llamó a los
tantes personalidades del Consejo de Marcos García de Sancti Spíritus: que cubanos de su raza a unirse a los blan-
Gobierno, militares de gran prestigio y las intenciones o tendencias de Maceo cos, para, dirigidos por éstos, alcanzar la
algunos otros líderes y mandos inter- han sido siempre “ser el hombre fuerte libertad y sus derechos plenos” (Maceo,
medios del Ejército Libertador; incluso de la revolución y el racismo negro”; 1998: I, 139; Mourlot, 2005: 108); y en los
hombres cercanos a él, en los que los el teniente coronel Ángel Pérez, en su comentarios que hace a propósito de una
motivos eran tan múltiples como super- destino como agente revolucionario en carta que escribe al general Camilo Pola-
fluos y donde afloraba, tras el prejuicio Colombia, escribe a su antiguo jefe gene- vieja, desde Kingston ( Jamaica), el 14 de
racial, los celos de mando, ambiciones ral Carlos Roloff, “con alusiones relativas junio de 1881, expone su visión de la
de jefaturas, pases de cuenta, desconfiar a que aceptar al Héroe de Baraguá sería relación que existe entre los prejuicios y
del talento de Maceo y acusaciones a sus aceptar el dominio de la ‘gente de color’, la libertad (Portuondo, 1971: 51-62).
posibles arrogancias (Pérez, 2005: 16). y esto equivaldría a tener una Cuba afri- Sin embargo, la figura de Antonio
En los testimonios recriminatorios cana”; del brigadier Flor Crombet, por Maceo como máximo aglutinador de
son muy pocas las afirmaciones y nin- cierto mulato, al mayor general Calixto un pueblo, más allá de blancos, negros
guna de ellas logran empañar el cristal García: “Nuestro hombre [Maceo] apoyó y mulatos; “su personalidad, sin divi-
con que se cubre la hoja de servicios del a Gómez, añadiendo que nunca creía sión de color entre sus soldados, y su
Titán de Bronce. Las acusaciones corres- que los blancos tenían ni más derecho, relación con peninsulares y cubanos
pondientes al bando cubano inician con ni más deberes que los de su raza; pero blancos, fue lo suficientemente fuerte
el “dicen que”, “se comenta que”, “se que, de momento, veía difícil tan gigan- como para diluir en lo posible la ima-
susurra que”, etcétera, etcétera; y “tales tesca empresa, por la razón de no contar gen racista de la guerra” difundida por
términos indican, más que acusaciones con dinero y elementos indispensables”; los peninsulares (Monero, 1995: 246).
concretas, especies echadas a rodar, con el abogado Ignacio Belén Pérez, desde Tal vez por esto, “la muerte de Antonio
el fin deliberado de crear una imagen Panamá, escribe a Gómez: Maceo cree Maceo no tuvo una repercusión nega-
negativa, una atmósfera de prevencio- “que va a ser rey, como si Cuba fuera tiva en las filas independentistas” (Pérez,
nes” (Mourlot, 2005: 55-56). En esencia, África”; el brigadier Serafín Sánchez 2005: 23); ni en los blancos ni en los
la base de tan mayúsculo malestar en un intentó inculcar a José Martí: “Que nin- no blancos; y, para completar la idea de
grupo de la oficialidad blanca radicaba gún sentimiento de patriótica bondad Francisco Pérez Guzmán: “Esta actitud
en “lo ‘inconcebible’ de que alguien de cambiaría en Maceo su ciego empeño también revela un nivel de conciencia
la llamada ‘raza de color’ pudiera, al fin, de favorecer el predominio de la raza de identidad nacional, verdadero sen-
estar trepando tan alto” (Mourlot, 2005: negra” y “que Maceo no se conformaba tido de la participación de la mayoría
55-56). Y en efecto, el mulato Antonio con la igualdad republicana y democrá- de los negros y mulatos cubanos que se
Maceo lo logró. Vencedor de obstáculos, tica, sino que quería la venganza del incorporaron a la Revolución de 1895,
su exitosa trayectoria militar y su com- negro contra el blanco, por medio de la por encima de intereses particulares por
portamiento lineal y transparente como represalia bárbara, a fin de lograr el pre- el color de la piel y que, por otra parte,
hombre de honor y de bien le hicieron dominio absoluto”; y el doctor Fermín evidencia confiabilidad en otros jefes
acreedor, peldaño a peldaño, de la más Valdés Domínguez anota en su Diario militares blancos, como Máximo Gómez,
alta graduación otorgada por el Ejército de soldado: “quedó con su miseria y su quien había defendido ideales socia-
Libertador: el mulato pasó de ser un alma más negra que la piel” (Mourlot, les muy similares a su ídolo, el general
anónimo soldado a Mayor General. 2005: 53-118). Antonio Maceo” (Pérez, 2005: 23).
Se dice que fue el coronel Ignacio Durante el año 1876, hubo un Ya desde antes, tras la Protesta de
Mora Pera quien inició la campaña nega- momento que, por todos estos ata- Baragúa –encuentro en el que partici-
tiva hacia Antonio Maceo; le llamaba “un ques personales, Antonio Maceo llegó pan como principales figuras un blanco
hombre ambicioso”. Difamaciones en las a presentar su renuncia al Presidente y un negro: los generales Arsenio Martí-
que participan a lo largo de treinta años de la República, Tomás Estrada Palma nez Campos y Antonio Maceo Grajales–,
figuras como el coronel Matías Vega Ale- (Maceo, 1998: I, 68). Y ya con el tiempo, y con un período de paz, posterior a la
mán, quien manifestó en carta al doctor algunos de los hombres que hablaron Guerra Chiquita, próximo a los quince
Miguel Bravo Santíe “que Maceo había mal de él se retractaron, por medio de años, obviamente los negros y mulatos
hecho creer a los hombres a su mando sus acciones, del daño moral causado al libres, principalmente los que lucharon
que el problema de Lagunas de Varona Héroe de Baraguá. Sin embargo, estos en uno y en otro bando, aumentaron su
era una cuestión de raza”; el brigadier comentarios insidiosos de índole racista autoestima. El sacrificio de diez años de
José de Jesús Pérez de la Guardia, quien no dejaron de existir en la base del guerra convertía a estos últimos en verda-
dice: “El referido Maceo es hombre peli- Ejército Libertador; afectación que se deros hombres y mujeres libres y a todos
groso en la posición que ocupa; no soy hizo extensiva y que más sufrieron los ellos por igual les crecieron las expectati-
más claro por no fiar en la pluma ideas soldados negros y mulatos, quienes vas en cuanto a su posición en un futuro
diabólicas por él emitidas”; el brigadier constituían la gran mayoría de la mem- igualitario. Fue a partir de entonces
Juan Fernández Ruz, escribe al general bresía mambisa. cuando el gobierno colonialista se trazó
Vicente Aguilera: “¿Dígame, general, este Maceo por su parte, contrario a quie- como política “ganar a los negros” y para

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LOS NEGROS EN LA CUBA COLONIAL: UN GRUPO FORZADO A LA MARGINALIDAD SOCIAL QUE SUFREN DESPRECIO, PREJUICIO Y DISCRIMINACIÓN

ello encaminó un conjunto de acciones que los blancos. Inhabilidades que pue- inadvertidos. Realidad que alcanzó mayor
específicas, enfocadas a la promoción den ejemplificarse a través de un testi- notoriedad entre los negros y mulatos,
cultural de la gente de color y contra la monio, extraído por Pérez Guzmán de hasta verse como seña de discriminación
discriminación racial. Esfuerzos oficiales las Actas de las Asambleas de Represen- racial (Pérez, 2005: 89).
que inician sus prácticas en 1879, paradó- tantes y del Consejo de Gobierno, que Así, entre los muchos casos de
jicamente, antes de abolirse la esclavitud afecta al coronel Prudencio Martínez y negros implicados en la negación de un
(1886): “Por ejemplo, aun en contra de que tiene como mentor al general Calixto rango superior o un puesto, habría que
los liberales criollos, se eliminó todo obs- García, entonces jefe del Departamento analizar, sobre la base de las hojas de
táculo legal al ingreso de los negros en Oriental. En síntesis: sucedió a inicios de servicios y las posibles circunstancias
la enseñanza incluyendo por igual a los 1898. García propuso al General en Jefe que apremiaban en ese momento, si la
niños de las escuelas primarias así como el ascenso a brigadier del coronel Pru- no concesión respondía a la ausencia
los institutos de segunda enseñanza y la dencio Martínez; éste a su vez, después de méritos suficientes o si en las deter-
universidad; se prohibió la segregación de aprobar la propuesta, la trasladó al minaciones del Consejo de Gobierno
en los trenes, restaurantes y cantinas; Consejo de Gobierno, quien la deses- predominaban los conceptos racistas.
se eliminó en el registro civil la existen- timó sin dar explicaciones. García insis- El anterior caso del ya brigadier Pru-
cia de libros para blancos y otros para tió de nuevo y el Gobierno mantuvo su dencio Martínez, la polémica que suscitó
negros, y esta última medida se aplicó a determinación. Entonces, García amplió la no concesión del cargo como máximo
las iglesias” (Moreno, 1995: 262). la fundamentación de su propuesta y la jefe de Oriente al general José Maceo,
José Martí denunció inmediatamente dirigió a la Secretaría de la Guerra; en más la sustitución del negro Martí Duen,
la finalidad que perseguía este decreto esa oportunidad, además de relatar los jefe fundador del Regimiento de Betan-
colonial, por el que se introducía cambio méritos militares de Martínez, expuso: ces, por el blanco Guillermo Schweyer,
en la vetusta legislación segregacionista. “Hace largo tiempo que viene mandando miembro de una distinguida familia de
Su conocido artículo “El plato de lente- la Brigada de Guantánamo y la circuns- la provincia de Matanzas, y el proceso
jas”, publicado en Patria, el 2 de enero tancia de ser un jefe de la raza de color judicial contra Quintín Bandera, entre
de 1894, es una enérgica respuesta que exige que no le posterguen injustamente. otros actos aislados y de diversa índole,
desenmascara la falsedad del gobierno Aún como medida política se hace con- hoy pueden ser catalogados como racis-
español en la Isla (Martí, 1975: III, 26-30). veniente y al Gobierno no se le ocultará”. tas, y de hecho algunos de los autores
Acciones del gobierno colonial en la Sólo así García pudo encontrar una vía así lo creen (Ferrer, 2003: 141-162); sin
Isla que, pasada la fiebre de captación para que a Prudencio Martínez se le con- embargo, Pérez Guzmán considera que
de “adeptos a conveniencia”, no circula- cediera el ascenso a brigadier. El mensaje “son informaciones significativas, pero
ron más allá de los límites comunicativos. se captó en la cúpula del gobierno y en insuficientes para explicar con objetivi-
La sociedad cubana continuaba siendo el segundo consejo se aprobó la pro- dad la complejidad del problema de los
un ámbito de sectores profundamente puesta. Martínez, además de ser el jefe negros y mulatos en las filas del Ejército
racistas y en muy poco estos grupos de la Brigada de Guantánamo y partici- Libertador” (Pérez, 2005: 87).
cambiaron después de cesar la esclavi- par en todas las operaciones realizadas Es por esta escasez de elementos
tud. Entonces, los negros y mulatos se en Oriente, era negro, hacendado y man- probatorios que Pérez Guzmán critica
enfrentaron a nuevos conflictos, adap- daba en una zona habitada mayormente a los historiadores que han tratado la
taciones y desafíos, dándoles respuestas por negros y mulatos. El texto, como bien temática de la marginación de la raza
que tampoco hicieron esperar; porque expresa Pérez Guzmán, “es muy revela- negra dentro del ejército mambí, cons-
ha de reconocerse que, en la forja de la dor para entender la realidad histórica triñendo el espacio de observación y sin
conciencia ciudadana de estos negros y de un ejército multirracial y multiclasista, profundizar en el número de mambises
mulatos, la aparición del decreto colo- como el mambí. Su alerta [la del general no blancos que ocuparon importantísi-
nialista, aunque fuese en parte teoría, no Calixto García] de que se trataba del jefe mas responsabilidades en el mando mili-
sólo sentaba precedentes sino que les de la Brigada de Guantánamo y su con- tar. En este sentido, ofrece una relación
legitimaba públicamente cuáles eran sus dición de ser negro, plantea un novedoso de los más representativos y continúa
derechos fundamentales. enfoque sustentado en el vínculo región, con el siguiente razonamiento: “Resulta
En la Guerra de 1895, la posibilidad localidad y raza” (Pérez, 2005: 85). innegable que en el Ejército Liberta-
de ascender como oficiales y hacia la Expresión de Pérez Guzmán que dor brotaron actitudes discriminatorias
jerarquía militar del Ejército Libertador encuentra su advertencia en lo dicho por hacia los mambises no blancos, como
registró acentuadas limitaciones para él en otra parte de su monografía: “La de cierta manera, también, se observa
quienes no exhibían un nivel de ins- negación de un grado o una jefatura a con aquellos blancos pobres e incultos.
trucción y de cultura elevado. Barrera un mambí no blanco no puede aceptarse Ahora bien, para despejar el problema
que afectaba lo mismo a blancos que a de forma tácita como una evidencia de y eludir las confusiones, es preciso des-
negros analfabetos y humildes, y dentro discriminación. Pues los conflictos perso- lindar los casos de racismo real de otros
de estos mayormente a los segundos por nales y las ambiciones políticas influye- hechos en los cuales factores culturales,
constituir mayoría y ser los más margina- ron de forma decisiva” (Pérez, 2005: 88). actitudes de mando, indisciplina y méri-
dos. Por tanto, en la carrera por obtener También, porque existieron casos de tos militares, constituyeron las causas
altos grados militares, los mambises no oficiales blancos que fueron igualmente determinantes” (Pérez, 2005: 87).
blancos afrontaron mayores obstáculos perjudicados; sólo que ellos pasaron Los componentes nivel educacio-

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ISMAEL SARMIENTO RAMÍREZ

nal y nivel cultural son cuestiones que dicaciones colectivas, por sólo citar y mulatos, además de para muchos
ayudan a explicar la baja presencia de tres de los ejemplos, seguido del nom- blancos, en la figura paradigmática del
negros y mulatos en los mandos milita- bre se acompaña una nota que dice: general Antonio Maceo. Manera de ser
res y civiles de la revolución. Factores “no sabe firmar”; o se incorpora, en el y sentir que, en el mayor de los casos,
que, como bien refiere Pérez Guzmán, espacio destinado a la firma, la huella entiendo se circunscribía a las ansias
han sido muy poco mencionados en dactilar del dedo pulgar, como indi- de libertad y a las aspiraciones socia-
los estudios que abordan el problema cativo que es analfabeto. Información les que se materializarían terminada la
de los negros y mulatos en el Ejército fácilmente comprobable al revisar una guerra; para los negros y mulatos, prin-
Libertador. muestra de los archivos pertenecientes cipalmente, manifestada en la igualdad
El bajo nivel cultural existente en la a los Centros de Veteranos del país, y y las mejoras sociales.
membresía mambisa, si bien no impi- al observar en los museos los docu- Otra cuestión que interesa relacio-
dió que determinados jefes y oficiales mentos pertenecientes a los miembros nar es la de los sectores y grupos crea-
ascendieran, en el mayor de los casos del Ejército Libertador. dos dentro del Ejército Libertador. En
les limitó y se convirtió en una con- Si partimos de que el analfabetismo la Guerra de 1895 no existieron con-
dicionante en aquellos que aspiraban predominó entre los mambises se ten- tradicciones en cuanto a la ideología
a puestos de mayor envergadura. “Las drá que admitir que muy pocos de los patriótica de los mambises; todos esta-
palabras ilustración y cultura en los ava- soldados pudieron actualizarse de la ban unidos por el independentismo. Sin
les de los insurgentes se convirtieron en realidad circundante en Cuba y mucho embargo, lo que sí se mantuvo fue la
atributos complementarios para obte- menos en el extranjero; además del diferencia de clase como herencia del
ner un grado militar o una determinada que leer estuviese reservado para unos sistema colonial; actitud que prevale-
jefatura” (Pérez, 2005: 91). Tal vez haya pocos privilegiados, que el hacerse ció en las relaciones personales y en la
sido esta limitante una causa más para de un libro en la manigua constitu- vida de campamentos durante las ante-
que, en proporción a los que participa- yera una rareza y que los periódicos y riores guerras, y que muy poco cambió
ron en las guerras, el número de jefes proclamas impresos en los campos de en el período 1895-1898. En el escena-
y oficiales negros y mulatos fuese tan Cuba no contaran con las distribucio- rio bélico se unieron todas las clases
reducido; y que en el vivir del día a día nes suficientes y sistemáticas, para que de forma solidaria, el blanco estaba al
se hiciera notar esta y otras diferencias pudieran llegar a todas las unidades lado del negro y los ricos se mezclaron
entre los individuos que constituían la combativas. En la práctica, las leyes con los pobres; pero, en el vivir coti-
base del ejército y la oficialidad. que salían del gobierno insurrecto se diano, durante la marcha, a la hora del
La mayor parte de los registros y analizaban en círculos muy reduci- rancho y en el momento del descanso,
plantillas de finales de la Guerra de 1895 dos, sin la asistencia mayoritaria de la se tendía a la división y a la prevalencia
no recogen si los libertadores sabían oficialidad, y el soldado lo poco que de la supremacía que marcaba el esta-
leer y escribir; por lo que la informa- captó de ellas fue cuando realmente se tus social de la llamada clase superior.
ción resulta insuficiente e impide que sentía afectado; y tal vez ni eso, porque No faltaron tropas en las que se expe-
se realicen cómputos generales. Sin se luchaba por un único ideal: el de rimentara in extremis las relaciones de
embargo, el empleo de otras fuentes la independencia, dentro de un sector servidumbre, con afectaciones directas
sugiere pensar que el analfabetismo donde reinaba la ignorancia. A José en los negros más humildes e iletrados.
predominó entre los mambises, princi- Martí se le conocía por las narraciones Ellos eran quienes, cumpliendo con un
palmente durante el período 1868-1880, que circulaban entre los insurrectos sinfín de actividades, auxiliaban a las
y que fueron los negros y mulatos los y no por sus escritos editados en el fuerzas durante las marchas y en los
más afectados. Con relación a las tres extranjero. Tal fue el extremo del des- campamentos. En lo particular, muy
guerras, es abundante la documenta- conocimiento, propiciado por el alto poco se conoce de estos hombres; en
ción que refiere la falta de instrucción índice de analfabetismo y el bajo nivel la bibliografía lo más que se dice, de
de los negros, pese a los esfuerzos que cultural, que existieron partidas que forma general, es que pertenecían a la
se hicieron para alfabetizarlos. En la terminaron la guerra sin saber cuáles fuerza auxiliar del Ejército Libertador y
manigua se llegaron a constituir escue- eran sus máximos líderes más directos; que constituían un número elevado de
las y se editaron manuales para ense- para muchos de los soldados sólo lo conscriptos desarmados. No obstante,
ñar a escribir y leer a los mambises y a fueron Maceo y Gómez: los jefes más debemos a lo escrito por mambises,
la población civil que habitaba en los populares. Igual, otras partidas de des- a las descripciones de oficiales espa-
campos de Cuba Libre (Fajardo, 1897). pistados que se enteraron del cese de ñoles prisioneros de los insurrectos y
En los testimonios el “no firma por- la guerra tiempo después de firmarse a las locuciones de civiles cubanos y
que no sabe escribir” es una constante la paz entre España y Estados Unidos. extranjeros que visitaron los campos
que se repite en un número elevado Por lo general, la educación política de Cuba Libre, durante las guerras, lo
de documentos; en el período 1895- del mambisado partía de la convic- poco que hoy se sabe de los asistentes
1898 menos constatado, pero no por ción particular de cada individuo, sin y convoyeros (Sarmiento, 2008).
esto erradicado. En los expedientes contarse con previa instrucción, enri- Léanse los testimonios de Rosal
relativos a los veteranos del Ejército quecida con las aptitudes y los ejem- (1874) y de Gómez (1965), entre otros,
Libertador, díganse cédulas, actas de plos de quienes simbolizan ser sus que hablan de los mambises que
reuniones, nóminas de pago y reivin- ídolos revolucionarios; para los negros auxiliaron a la oficialidad del Ejército

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LOS NEGROS EN LA CUBA COLONIAL: UN GRUPO FORZADO A LA MARGINALIDAD SOCIAL QUE SUFREN DESPRECIO, PREJUICIO Y DISCRIMINACIÓN

Libertador y se comprobará que unido los negros y mulatos en el Ejército fuegos. Y en occidente, en zonas como
a una relación de afecto, en ocasiones Libertador, más las valoraciones que de Matanzas, con representatividad de
casi paternalista, se refleja el sentido sus análisis se deriven, no son proble- negros y mulatos, la partición de éstos
de sujeción y los límites que marcan el máticas que puedan referirse a todos en la guerra fue menor; lo mismo que
estatus social y jerárquico de determi- los departamentos; manifestaciones en Pinar del Río, la jurisdicción con
nados líderes. que también pueden variar dentro de menos habitantes de la raza negra de
Por cada oficial, había de uno a seis una misma zona, si partimos de que la Isla. Además, como bien expresa
negros en el servicio auxiliar, como se tuvo una intervención muy desigual. Pérez (2005: 159), el hecho de “existir
asistentes. No he encontrado casos de No es lo mismo hablar de la macro- regimientos compuestos por mambises
mulatos y blancos como asistentes o rregión oriental, portadora del mayor de toda Cuba, ello no significaba que
convoyeros. El apelativo negro precede número de combatientes de toda Isla, tuviera una integración nacional, por-
o sigue al nombre o al denominativo que de las microlocalidades occidenta- que la fusión fue parcial y en algunas
asistente, convoyero, jolonguero, etc.; les, donde los grupos de mambises, a provincias casi no se produjo”.
por ejemplo: “Juan el negro asistente” mediados de la última guerra, consti- Tal vez convenga enfocar la bús-
y “el negro Simón convoyero”. Con lo tuyeron una mezcla, con oriundos de queda de nuevos indicios racistas entre
que podemos afirmar, sin intención de todo el país. En el oriente del país, en los mambises siguiendo las huellas del
hiperbolizar, que fue una tarea desarro- Guantánamo y Santiago, predominó vivir cotidiano de las columnas orien-
llada sólo por negros, al parecer por los una población negra; no siendo así en tales que marcharon a Occidente; e
más humildes e iletrados. Holguín, Tunas, Bayamo y Manzanillo. insistir aún más en los encuentros de
Visto con la lente enfocada en la En las áreas del centro, desde Cama- los recién llegados a nuevas zonas de
regionalidad y la localidad, la margi- güey a Santa Clara, el número pobla- operaciones con los mambises oriun-
nación, la discriminación social y los cional de blancos fue mayor; menos dos de esas localidades.
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[128] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 112-129


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ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 112-129 [129]


Notas sobre
algunas colecciones arqueológicas
Jorge A. Rodríguez López
Universidad Interamericana
precolombinas procedentes
de Puerto Rico de Puerto Rico

Notes on
some archaeological precolombian
colections from Puerto Rico

Resumen Abstract
En Puerto Rico la arqueología científica se Scientific archaeology has been prac-
ha estado practicando por más de un siglo. ticed in Puerto Rico for over a Cen-
Como resultado de ésta se han descubierto tury. As a result, many archaeologi-
numerosas colecciones arqueológicas que, cal collections have been discovered.
sin embargo, después de haber sido des- Nonetheless many of them, after being
critas y analizadas, quedan relegadas a fon- analyzed, they have been relegated
dos de museos, instituciones educativas y to deposits of museums, educative
gubernamentales. Esto se debe fundamen- and government institutions. The fun-
talmente a que no ha habido una práctica damental reason is that there hasn’t
generalizada entre los arqueólogos de la been a generalized practice between
región del Caribe de re-examinar estas Caribbean archaeologists to consult
colecciones “históricas.” Afortunadamente these “historical” collections as part of
la tendencia se ha ido revertiendo debido their research. Fortunately this practice
al reconocimiento por investigadores que has been changing due to the recogni-
las mismas son muy tion made by
útiles como material de comparación some researchers of these collec-
y como herramienta para resolver proble- tions as a useful tool to tackle theoreti-
mas teóricos y prácticos que surgen en la cal and practical problems in contem-
práctica arqueológica contemporánea. Tal porary archaeology. That is the case
es el caso de las colecciones de Puerto for Puerto Rican collections deposited
Rico depositadas en el Museo Peabody de at the Peabody Museum at Yale Uni-
la Universidad de Yale en EEUU, junto a versity USA, and national educative
otras depositadas en instituciones educa- and government institutions as well.
tivas y gubernamentales a nivel nacional. Keywords: Collections, archaeo-
Palabras clave: Colecciones, arqueolo- logy, museum, ceramics, style, Irving
gía, museo, cerámica, estilo, Irving Rouse. Rouse.

[130] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 130-141


NOTAS SOBRE ALGUNAS COLECCIONES ARQUEOLÓGICAS PRECOLOMBINAS PROCEDENTES DE PUERTO RICO

I. Introducción
Las culturas precolombinas del Caribe
Insular nos dejaron un valioso legado
cultural que abarca diversos ámbitos
de nuestra vida cotidiana, dentro de la
lingüística, gastronomía, arquitectura,
toponimia, entre muchas otras (fig. 1).
Sin embargo, en ocasiones todo este
cuerpo cultural pasa a un segundo plano
en el imaginario y la conciencia popular
cuando entra en consideración el legado
arqueológico.
No cabe duda que la cultura material
de los llamados Taínos de las Antillas, por
exigua que nos pudiera parecer a prima
facie, continúa causando fascinación en
unos, e interés científico en otros.
Un importante componente de ese
legado cultural se manifiesta en la cultura
material representado por las colecciones
arqueológicas. No obstante, a pesar de
que son numerosas las colecciones anti-
llanas depositadas en diversos museos
estadounidenses y europeos, a través de
los años han sufrido el olvido y hasta el
discrimen de los investigadores. Y es que
hay una característica, casi universal, que Figura 1. Mapa de las Antillas o Indias Occidentales y la región del Gran Caribe. Fuente: www.google.
se reproduce en las arqueologías practi- maps.com
cadas a lo largo y ancho del planeta: la
satisfacción del descubrimiento.
Y desde esa perspectiva, las coleccio-
nes arqueológicas excavadas por otros
investigadores, que en ocasiones podría-
mos llamar históricas, no pueden proveer
esa sensación. Otra característica que ha
prejuiciado el reacercamiento a estos
materiales, es que al haber sido excava-
dos por otros investigadores, ya fueron
analizadas y, por lo tanto, no hay más
nada que decir sobre ellas.
Este trabajo trata brevemente una
temática discutida con mayor profun-
didad en la tesis La presencia del estilo
Boca Chica en la región sur-central de
Puerto Rico (Rodríguez López, 2008)
acerca de la re-evaluación de coleccio-
nes arqueológicas previamente excava-
das y su utilidad para resolver problemas
teóricos y prácticos. Se expondrá sobre
la relevancia científica e histórica de las
colecciones arqueológicas, obtenidas
tanto por métodos científicos, como por
coleccionistas.
Para ilustrar estos planteamientos
se han utilizado diversas colecciones
arqueológicas procedentes de la costa
sur-central y sur-occidental de Puerto Figura 2. Mapa del Archipiélago de Puerto Rico.
Rico (fig. 2).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 130-141 [131]


JORGE A. RODRÍGUEZ LÓPEZ

Estas colecciones están depositadas diversas colecciones históricas y otros sido igualmente fundamentales en el
en diversas instituciones, tanto públicas, esfuerzos de documentación de colec- desarrollo de las tipologías y esquemas
como privadas, como el Museo Peabody ciones arqueológicas provenientes de cronológicos. Al punto que el análisis
de la Universidad de Yale, la Universi- Puerto Rico, y que se encuentran en modal de Rouse, aplicado al análisis
dad de Puerto Rico y el Instituto de Cul- distintos museos de Estados Unidos cerámico, fue construido originalmente
tura Puertorriqueña. (Rodríguez, 1989; Meléndez Maíz, 1999; para la lítica (Rouse, 1939).
Schiappacasse, 2002; Dávila, 2003). Pero cabe preguntarnos: ¿Qué ocu-
Sin embargo, estos trabajos se enfo- rre con esas colecciones después de
II. Trasfondo histórico can hacia aspectos específicos de esas ser analizadas y haber sido utilizadas
colecciones, o a su historia como con- para contestar preguntas científicas?
La utilización de colecciones arqueoló- junto. Aparte de esos esfuerzos, no se ¿Dejan de ser útiles? Usualmente estas
gicas excavadas en otras épocas como le ha hecho un acercamiento de análi- colecciones terminan en los fondos
instrumento y evidencia empírica para sis sistemático a dichas colecciones en de museos, instituciones educativas o
hacer inferencias e interpretaciones varias décadas que permitan hacer una gubernamentales, y que cuando son
sobre procesos históricos y modos de nueva valoración de las mismas. consultadas es para darle relevancia a
vida pasados no es nada novedoso. aspectos específicos. Esto se debe en
Podemos remontarlo al trascendental gran parte a que al haber sido analiza-
análisis que hiciera C. J. Thomsen en III. Las colecciones das, investigadores posteriores entien-
1816 de los materiales recolectados por den que ese material está “procesado”
toda Dinamarca por Rasmus Nyerup y
arqueológicas como y que no hay mucho más que se pueda
que dieron paso a su división de las tres herramienta teórica decir sobre ellas, aparte del aspecto
edades de la historia antigua de Europa descriptivo.
Occidental: piedra, bronce y hierro (Tri- Las colecciones arqueológicas han Tal es el caso de las colecciones
gger, 2006: 123). tenido a través de la historia de la procedentes de Puerto Rico, algunas
En el caso del Puerto Rico, esta arqueología diversas funciones como obtenidas por coleccionistas y otras a
práctica tampoco es novedosa, ya que herramientas teóricas, para resolver través de más de un siglo de arqueolo-
fue realizada por historiadores y aficio- preguntas específicas, de interpreta- gía científica en el país. Estas coleccio-
nados desde la segunda mitad del siglo ción histórica, de clasificación, sobre nes, depositadas tanto en instituciones
XIX. Estos investigadores y aficionados cronología, entre otras. Usualmente y museos de Estados Unidos y Europa,
provenían de una tradición de anticua- los arqueólogos realizan excavacio- como en instituciones educativas y cul-
rios y coleccionistas de antigüedades, nes diseñadas para contestar pre- turales a nivel nacional, han sido vistas
algunos con mayor conocimiento de guntas específicas utilizando el ajuar o revisadas por contados investigado-
las tendencias científicas de la época obtenido durante las mismas para sus res. Aun así, éstas conservan todo su
que otros. Entre los más relaciona- interpretaciones de carácter histórico potencial investigativo y su pertinencia
dos con diferentes escuelas de pensa- y de desarrollo cultural. Sin embargo, como “documentos” históricos.
miento, tanto europeas, como estado- la metodología tradicional radica pre-
unidenses, se encontraban Cayetano cisamente en obtener las colecciones
Coll y Toste (1975), y ya para princi- de sus propias excavaciones, porque IV. Colección de Puerto Rico
pios del siglo XX, Adolfo De Hostos éstas son recuperadas de acuerdo a
(1941), quienes además de realizar sus parámetros científicos, en particu-
depositada en el Museo
sus excavaciones propias, examinaron lar en lo concerniente a su procedencia Peabody de la Universidad
colecciones privadas para sus interpre- vertical y horizontal. Desde luego, este de Yale
taciones históricas. método no es sólo válido, sino también
Durante la primera mitad del siglo necesario para establecer cronología
XX Irving Rouse revisó numerosas relativa o absoluta, así como para que Actualmente existen varias colecciones
colecciones arqueológicas procedentes otras colecciones que no se conoce su arqueológicas procedentes de Puerto
de las Antillas Mayores y Menores, exca- procedencia vertical tengan mayor uti- Rico depositadas en esta institución, las
vadas por investigadores previos para su lidad en caso de ser consultadas. cuales se enmarcan dentro de períodos
trascendental trabajo en Puerto Rico en En el caso del Caribe, las coleccio- históricos y componentes culturales dis-
la década de 1930. Entre las colecciones nes arqueológicas, particularmente las tintos. Para este trabajo se utilizaron las
analizadas se encontraban las obteni- cerámicas aunque no las únicas, han colecciones cerámicas por excavadas
das durante las excavaciones de John A. servido para desarrollar y definir con- por Rouse y utilizadas para desarrollar
Mason y compañía en Caguana, de los ceptos de los modelos de interpretación los estilos cerámicos para el Caribe. Fue-
trabajos de Gudmund Hatt en las Anti- cultural. Estos modelos de interpreta- ron excavadas en el transcurso de tres
llas Menores, y las colecciones de Puerto ción cultural influyeron directamente temporadas de campo llevadas a cabo
Rico excavadas por Froelich Rainey en la a su vez, en la creación y definición en distintas regiones de la isla entre los
década de 1930 (Rouse, 1952: 321). de los estilos cerámicos de la región. veranos de 1936, 1937 y 1938. Como
Desde la década de 1970 hasta Aunque es importante señalar, que objeto de estudio se escogieron los mate-
principios de siglo XXI se han revisado las colecciones de material lítico han riales procedentes de los yacimientos

[132] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 130-141


NOTAS SOBRE ALGUNAS COLECCIONES ARQUEOLÓGICAS PRECOLOMBINAS PROCEDENTES DE PUERTO RICO

Cayito, Villón (Cuyón), Sardinero en Isla


de Mona, Buenos Aires, Carmen, Collo-
res, Las Cucharas, Diego Hernández y
Punta Ostiones (fig. 3).
Las colecciones obtenidas por Rouse
resultaron ser tan diversas como las con-
diciones físicas de los sitios arqueológi-
cos antes mencionados. En el momento
de su visita había sitios con mejor grado
de preservación que otros, resultando
particularmente afectados los ubicados
en los llanos costeros en comparación
con los yacimientos del pie de monte.
Las condiciones físicas de las coleccio-
nes excavadas por Rouse se manifesta-
ron de manera proporcional a las con-
diciones físicas de los yacimientos de
donde provenían. Figura 3. Mapa de ubicación geográfica de los sitios arqueológicos cuyas colecciones cerámicas fueron
Cayito. Rouse excavó en el sitio de analizadas.
Cayito en septiembre de 1936 y obtuvo
la muestra de un pozo de 2,0 × 2,0 m,
aunque no especificó donde lo ubicó
espacialmente debido a que “la aldea
pesquera cubre gran parte del sitio,
haciendo imposible determinar la
extensión y contornos del depósito”.
Sin embargo, sí aclaró que lo ubicó en
“un patio dentro de la aldea, donde las
conchas aparentaban ser más numero-
sos y había menos señales de impacto”
(Rouse, 1952: 530). No obstante, en
algún momento surgieron dudas de su
localización debido a que las notas de
Rouse señalaban un lugar, mientras que
los planos indicaban otro. Aun así, este
señalamiento no tiene mayores conse-
cuencias porque los materiales cerámi-
cos analizados provienen del mismo
yacimiento identificado en todos los Figura 4. Hachas petaloides halladas por Rouse en Cayito. Fuente: Museo Peabody de la Universidad de Yale.
documentos como Cayito.
Ésta resultó ser la primera muestra
controlada obtenida en el yacimiento y
en términos cuantitativos resultó relativa-
mente reducida. La muestra depositada
en el Museo Peabody de la Universidad
de Yale en el momento de nuestra visita
constaba de 241 fragmentos de vasijas,
cuencos abiertos y cerrados y escudillas,
y 14 fragmentos de burén. Ésta resultó
levemente menor que la publicada por
Rouse en el Scientific Survey, donde
totalizó 282 ejemplares (Rouse, 1952:
331). También contuvo algunas muestras
reducidas de restos alimenticios como
aves, manatíes, y artefactos líticos como
hachas (figs. 4, 5 y 6).
En cuanto a la decoración se obser-
van muchos de los patrones decorativos
clásicos del estilo Boca Chica, además Figura 5. Materiales cerámicos incisos procedentes de Cayito. Fuente: Museo Peabody de la Universidad de Yale.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 130-141 [133]


JORGE A. RODRÍGUEZ LÓPEZ

Villón. El sitio Villón fue excavado


y documentado por Rouse en la misma
temporada de campo de 1936. Creemos
que se equivocó al deletrear el nom-
bre del sitio, ya que el nombre correcto
es Cuyón, que fue tomado del río del
mismo nombre. Geográficamente, éste
se encuentra ubicado en la zona alta del
pie de Monte Coameño, en lo que Rouse
infirió correctamente, se encontraba en
el área de influencia tribal ostionoide-
Boca Chica. En términos estructurales
es “uno de los sitios más complejos de
la isla, después de Capá (Caguana) y
Palo Hincado” (Rouse, 1952: 504). Sin
embargo, su ubicación en el tope de
una colina bordeada de sendos ríos,
provocó la obtención de una muestra
cerámica baja, porque era costumbre (y
continúa siendo) arrojar la basura de los
Figura 6. Asas antropomorfas y zoomorfas procedentes de Cayito. Fuente: Museo Peabody de la sitios habitacionales en los barrancos y,
Universidad de Yale. en las áreas de los basureros es donde
se concentraron los cinco concheros
identificados alrededor del sitio.
Rouse utilizó las usuales unidades de
excavación de 2,0 × 2,0 m para excavar
en los montículos 2 (Pozo 2) y 4 (Pozo
1), donde el primero evidenció material
Ostiones y Santa Elena, mientras que en
el segundo se obtuvo mayoritariamente
material Boca Chica (Rouse, 1952: 506).
La muestra analizada en el momento de
nuestra visita perteneciente al Pozo 1
consistió de 147 ejemplares y en el Pozo
2, 162, para un total de 309 fragmentos
cerámicos, incluyendo burenes. Estos
datos son interesantes, ya que contrastan
con los números publicados en el Sur-
vey, que resultaron ligeramente mayores,
sobre todo en el Pozo 2. Según Rouse el
Pozo 1 evidenció 155 ejemplares, mien-
tras que el Pozo 2 fueron 187 ejemplares
para un total de 342 fragmentos.
En relación a la interpretación que
Rouse hizo de este sitio, es importante
Figura 7. Materiales cerámicos incisos procedentes de Cuyón. Fuente: Museo Peabody de la Universidad
comentar que aparenta haber ciertas
de Yale. incongruencias en la forma de plantear
los datos obtenidos. Ejemplo de esto fue
la diferencia estilística, y por ende, cro-
nológica entre los montículos excava-
de las líneas terminadas en puntos, República Dominicana y Haití en térmi- dos, la cual implicaba, según Rouse, una
paralelas, concéntricas, triangulado y nos de decoración y manufactura. Los continua ocupación desde su Período
diversas combinaciones de estos ele- otros elementos decorativos que se des- IIIa (600 d.C.) hasta el IVa (1200 d.C.).
mentos enmarcados en su mayoría en tacaron fueron las asas antropomorfas y No obstante, al observar la muestra en
la banda incisa. Muchos de los ejem- las llamadas “cabecitas de monos”, que Yale fue evidente que no existe tal divi-
plares decorados presentaron diseños muestran una gran variedad en sus dise- sión por niveles entre los materiales
esgrafiados y algunos, que presentaban ños, principalmente en lo referente a los ostionoide y los elenoides, sino que a lo
incisiones previas a la cocción, tenían moldeados incisos y aplicados combi- largo de todas las unidades ambos esti-
semejanza con el estilo Meillac de la nados. los se encontraban presentes en todos

[134] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 130-141


NOTAS SOBRE ALGUNAS COLECCIONES ARQUEOLÓGICAS PRECOLOMBINAS PROCEDENTES DE PUERTO RICO

los niveles. Esto es particularmente evi-


dente en el material de la unidad Z-2
nivel 1 (0,0-0,25 cm.).
Cabe destacar además, la preponde-
rancia del “Elenan Ostionoid” (similar al
denominado por Veloz Maggiolo como
Joba Inciso), un material ostionoide tar-
dío ubicado en la Provincia de Espaillat
(Veloz Maggiolo, Ortega y Caba Fuentes,
1981). Aunque Rouse reconoció la con-
temporaneidad de los estilos Ostiones y
Santa Elena (fig. 7), ubicó en la segunda
mitad del Período III. Sin embargo, su
inferencia de que el sitio se enmarcaba
dentro de la zona de influencia tribal
Ostiones, y que constituía el remanente
de una aldea (no estrictamente un com-
plejo ceremonial) fue correcta.
Sardinero. La colección arqueológica
obtenida en Sardinero fue producto de
la primera excavación arqueológica rea- Figura 8. Materiales cerámicos incisos procedentes de Sardinero. Fuente: Museo Peabody de la
Universidad de Yale.
lizada en el lugar en el verano de 1938
por Irving Rouse. Sólo dos historiadores
habían visitado previamente la isla en
busca de restos habitacionales indígenas,
en 1858, José Julián Acosta, quien no
halló ninguno, y en la década de 1930,
el Dr. Montalvo Guenard, quien visitó el
yacimiento, pero no realizó excavacio-
nes (Rouse, 1952; Abbad y Lasierra, 2002
[1788]; Dávila, 2003). En el momento de
la visita de Rouse al yacimiento, éste
ya había sufrido impactado, por lo que
decidió ubicar sus pozos de prueba cer-
canos a grandes piedras desprendidas
del acantilado donde el terreno mos-
tró menos impacto (Rouse, 1952: 367).
Actualmente la isla comprende una
reserva natural de investigación cien-
tífica, que por su riqueza biológica ha
sido catalogada por algunos científicos
como “las Galápagos del Caribe” (Lugo,
Miranda Castro et. al., 2001).
La muestra que se analizó en Yale
fue de 140 ejemplares procedentes de la
Excavación 1 y 238 de la Excavación 2, Figura 9. Materiales faunísticos hallados por Rouse en Sardinero. Fuente: Museo Peabody de la
un total de 378 fragmentos incluyendo la Universidad de Yale.
cerámica colonial europea. Para el Scien-
tific Survey Rouse contó con una muestra
de 489 fragmentos incluyendo también la
cerámica colonial europea, lo que da una “período de contacto”. Este dato resulta un muestrario de restos alimenticios que
diferencia de 111 ejemplares. Es impor- interesante a la luz de los materiales con- incluye huesos de iguana, peces de aguas
tante mencionar que Rouse señaló que sultados, pues aunque ciertamente existe profundas, jutías, carey, manatí, aves, entre
no había diferencia en la estratificación, una notable presencia de material de estilo otras especies, dándonos una idea de la
lo que muestra una “homogeneidad esti- Boca Chica, éste aparenta estar distribuido diversidad de recursos disponibles en la
lística” en ambos pozos, en los que pre- de manera similar al material ostionoide, isla (fig. 9).
dominó el estilo Boca Chica. Por lo tanto, tanto en cuanto a características tempra- Rouse asignó la habitación indí-
lo interpretó como un solo evento de ocu- nas (engobe rojo) como tardías (incisión) gena de Sardinero a todo el Período IV,
pación inmediatamente antes y durante el (fig. 8). La colección también contiene basándose en los materiales incisos

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 130-141 [135]


JORGE A. RODRÍGUEZ LÓPEZ

Boca Chica para su fase temprana, y por sitios más grandes que se conocían en
la presencia de cerámica europea en el área, en el momento de la visita de
su fase tardía (fig. 10). Estos hallazgos Rouse, en 1936. Y para su descripción
fueron fundamentales para la elabora- de los materiales procedentes de este
ción de su hipótesis sobre la llegada de yacimiento utilizó la muestra obtenida
poblaciones dominicanas a Puerto Rico por Rainey, debido a que no publicó un
siguiendo la ruta de “Amona”. Además, informe sobre sus trabajos en el lugar
aunque reconoció la presencia de algu- (Rouse, 1952: 532).
Figura 10. Cerámica del siglo XVI hallada por Rouse
nos ejemplares Ostiones, interpretó que El yacimiento está ubicado en una
en Sardinero. Se destacan los tipos Columbia para ese período histórico este tipo de leve pendiente entre un llano y el
Plain, Green Basin y el Melao. Fuente: Museo alfarería había dejado de producirse y antiguo lecho de un río, en el Barrio
Peabody de la Universidad de Yale. Goggin, John. fue muy claro al decir que el depósito Jacagüas de Juana Díaz. El mismo se
Spanish Majolica in the New World. Yale University estaba constituido por un solo evento de encuentra en la zona del pie de monte,
Publications in Anthropology, n.º 72. 1968. ocupación (Rouse, 1952: 368). aproximadamente a 5,0 km. al norte del
Buenos Aires. Sitio ubicado en el Mar Caribe. Rouse identifica dos conche-
límite sureste del pueblo de Coamo, ros principales, Conchero A y Conchero
en un llano cercano al río del mismo B. En el Conchero A, impactado por un
nombre. Esta aldea secundaria en época camino, Rainey ubicó dos trincheras a
precolombina, se convirtió en el núcleo ambos lados del mismo. La Excavación 1
habitacional de la fundación del poblado consistió de una trinchera de 2,0 × 4,0 m
de San Blas de Illescas en 1579. Fue en la parte sur, mientras que la Excava-
excavado por Rouse durante su última ción 2 era una trinchera en forma de “L”
temporada de campo en 1938. Debido a de 6,0 × 10,0 m.
su cercanía al casco urbano y la activi- Ésta resultó ser una de las coleccio-
dad agrícola, el sitio presentaba diversos nes más grandes de las analizadas en
Figura 11. Materiales cerámicos Saladoides y niveles de impacto. Rouse excavó dos Yale, con un total de 1.169 fragmentos,
ostionoides procedentes de Buenos Aires. Fuente: unidades de 2,0 × 2,0 m en las seccio- y constituye el 25 por ciento del total de
Museo Peabody de la Universidad de Yale.
nes central y sur del sitio, nombrándolas los materiales analizados. Rouse reportó
Pozo 1 y Pozo 2, respectivamente (1952: en el Scientific Survey que esta colec-
319). Este sitio, al estar más cerca de la ción alcanzaba un total de 1.219 frag-
costa sur, Rouse lo ubicó también en la mentos (Rouse, 1952: 536), lo que evi-
esfera de influencia ostionoide, pues dencia una diferencia de 50 ejemplares.
dicho material ciertamente predominó Los materiales cerámicos del sitio
en la muestra, en especial en el Pozo 1. Collores han sido de gran utilidad para
El tamaño de la muestra analizada observar la variabilidad del material
consistió de 329 ejemplares en el Pozo 1 ostionoide, debido a que ponen de
y 355 en el Pozo 2, para un total de 684 manifiesto cómo los mismos interactua-
fragmentos. Rouse publicó en el Scienti- ron de manera contemporánea durante
fic Survey que la muestra analizada por ciertos períodos de tiempo. Este mate-
él era de 836 ejemplares en el Pozo 1 rial recoge de manera más integral la
y 604 ejemplares en el Pozo 2, para un definición que hiciera Rouse del estilo
Figura 12. Material cerámico ostionoide temprano
total de 1.440 fragmentos, lo cual signi- Ostiones, debido a que muestra sus dis-
procedentes de Collores. Fuente: Museo Peabody
de la Universidad de Yale.
fica una reducción de más de la mitad tintas variantes cronológicas y estilísti-
de la colección originalmente reportada. cas, interesantemente evidenciadas en
Rouse, basado en su modelo, inter- un mismo yacimiento (fig. 12). La colec-
pretó la época de habitación del sitio ción también contiene otros artefactos
comenzando en el Período IIb y conclu- asociados como adornos en concha
yendo en el IIIa, debido a que el mate- (fig. 13).
rial ostionoide no presentaba incisiones. Carmen. Éste era de los sitios más
Por tanto, aunque acertó en identificar grandes y conocidos de Salinas y, antes
los materiales cerámicos como Cuevas de la llegada de Rouse, había sido exca-
y Ostiones, la supuesta división cro- vado por numerosos investigadores
nológica no era real debido a que los como Samuel K. Lothrop y Herbert Spin-
materiales de ambos estilos aparecieron den en 1916, entre otros. Está ubicado a
mezclados a través de toda la secuencia unos 300 m. al este de la ribera del Río
Figura 13. Adorno en concha procedente del estratigráfica (fig. 11). Nigua, en la antigua Colonia Carmen de
sitio Collores. Fuente: Museo Peabody de la Collores. Este yacimiento era amplia- la Central Aguirre, a 1,0 km al sureste
Universidad de Yale. mente conocido por aficionados y aca- del pueblo de Salinas. Según Rouse, el
démicos, además de por ser uno de los sitio tuvo varios concheros, los cuales

[136] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 130-141


NOTAS SOBRE ALGUNAS COLECCIONES ARQUEOLÓGICAS PRECOLOMBINAS PROCEDENTES DE PUERTO RICO

sufrieron el impacto de la siembra de posiblemente fue causada por esas acti-


caña de azúcar, a excepción del que vidades agrícolas (fig. 15).
escogió para excavar, que estaba “dema- Según Rouse el sitio fue poblado
siado empinado para ser nivelado” en el siglo VII e interpretó que en él
(Rouse, 1952: 529). Ahí colocó su pozo había habido un solo evento de ocu-
habitual de 2,0 × 2,0 m, que excavó en pación, que lo coloca como temprano
niveles de 0,25 m en la fase ostionoide, en el Período IIIa,
Los materiales obtenidos en el lugar, por lo que no tenía un vínculo histó-
junto con los de Collores, son los ejem- rico con la posible ubicación de la villa
plos que mejor representativos del de Agüeybaná. Es importante tener en
material ostionoide temprano y medio, a consideración el período de ocupación Figura 14. Material cerámico ostionoide temprano
pesar de que Rouse destacó que el mate- de este sitio debido a que es muy poco procedente de Carmen. Fuente: Museo Peabody
rial Cuevas estuvo presente en todos los probable que el mismo, por encontrarse de la Universidad de Yale.
niveles excepto en uno, cuya presencia en una zona de importante influencia
atribuyó a los “remanentes” del período política, estuviese despoblado durante
saladoide (fig. 14). La muestra analizada el período de contacto.
se compone de 1.235 fragmentos, aun- Las Cucharas. Al igual que Diego
que Rouse utilizó para el Scientific Sur- Hernández, este sitio se encontró rela-
vey una muestra de 1.449 ejemplares, tivamente alejado del litoral costero
lo que evidencia una diferencia de 214 sureño, ubicándose en el pie de monte,
fragmentos. a 8,0 km al norte del Mar Caribe y a 10,0
Rouse ubicó su período de habi- km. al este del Pasaje de la Mona. Este
tación entre finales del siglo VI y yacimiento también era conocido entre
principios del siglo XI (Períodos IIa- algunos investigadores, como Samuel K.
IIIb), donde según él, una población Lothrop, Adolfo De Hostos, entre otros,
ostionoide, conservando algunas tra- y según Rouse era uno de los conche- Figura 15. Hachas petaloides y adorno
diciones saladoides, se asentó en el ros más grandes de Puerto Rico (Rouse, procedentes del sitio Diego Hernández. Fuente:
lugar durante todo la etapa temprana 1952: 382). Museo Peabody de la Universidad de Yale.
hasta el comienzo del Período IIIb. Rouse excavó una trinchera de 2,0 × 8,0
Diego Hernández. Este sitio se m en la ladera este de la pequeña colina
encuentra a 4,0 km. al norte del pue- donde se ubicaba el conchero, tanto
blo de Yauco a 200 m al oeste del río en estratos naturales como en niveles
del mismo nombre, en la costa sur occi- artificiales de 0,25 m, de la que obtuvo
dental de Puerto Rico, una zona de gran una de las colecciones más grandes en
riqueza histórica y arqueológica muy relación al material arqueológico proce-
conocida desde el último cuarto del dente de Puerto Rico. El tamaño de la
siglo XIX (Nazario Cancel, 1893). Nume- muestra analizada fue de 173 ejempla-
rosos investigadores pasaron por esta res, la que es considerablemente menor
zona buscando evidencias del pasado en relación al total de la colección, que
indígena, donde el sitio arqueológico tenía 4.221, según publicó Rouse en el
ubicado en la finca Mattei ocupaba el Scientific Survey (Rouse, 1952: 386).
Figura 16. Material ostionoide inciso procedente
sitial de mayor importancia. Este material resultó muy interesante del sitio Las Cucharas. Fuente: Museo Peabody de
Rouse visitó Diego Hernández en el debido a que no presentaba en los pri- la Universidad de Yale.
verano de 1937, en donde excavó un meros cuatro niveles un contraste mar-
pozo de prueba varios días después. En cado. Ciertamente, la secuencia estrati-
el momento de su visita, el sitio había gráfica descrita por Rouse era correcta;
sufrido impacto por la agricultura indus- sin embargo, hemos visto como estos
trial y según sus observaciones, debió niveles compartieron en diversas pro-
haber existido una plaza o batey en el porciones los estilos saladoides y ostio-
lugar (Rouse, 1952: 537). noides, al igual que otros sitios del sur
En la parte menos impactada del depó- de Puerto Rico (figs. 16 y 17). No obs-
sito, donde se habían reportado nume- tante, a partir de estos niveles, domina
rosos objetos en piedra, Rouse excavó ampliamente el muestrario el material
su usual pozo de prueba de 2,0 × 2,0 m saladoide. Rouse asigna la ocupación
(Rouse, 1952: 538). Sin embargo, esta de Las Cucharas entre los Períodos IIa
colección a primera vista corrobora las y IIIb, siendo abandonado al final del Figura 17. Lascas de pedernal procedentes del
observaciones de dicho investigador Período Saladoide y reocupado durante sitio Las Cucharas. Fuente: Museo Peabody de la
sobre el arado, ya que estos materia- el Período Ostionoide, lo cual aconteció Universidad de Yale.
les presentaban una fragmentación que entre los siglos VI y XI de nuestra era.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 130-141 [137]


JORGE A. RODRÍGUEZ LÓPEZ

Punta Ostiones. Este sitio, junto con V. Colección depositada


Las Cucharas y Joyudas, eran los luga-
res arqueológicos más conocidos de
en el museo de la Universidad
toda la región suroccidental de Puerto de Puerto Rico
Rico. De Hostos, Lothrop, Spinden,
De Booy, Montalvo Guenard y Rainey, En la Casa Margarida, aneja al Museo
entre otros, se encontraron entre sus de Historia, Antropología y Arte de la
más distinguidos visitantes. Fue en este Universidad de Puerto Rico, se encuen-
sitio en donde se condujeron las pri- tran algunas de las colecciones arqueo-
meras excavaciones estratigráficas en lógicas más importantes del país, entre
la isla por Spinden, en 1916. Lo siguió las que se encuentran las procedentes
poco después De Hostos, y su informe, de sitios arqueológicos históricos como
en torno a la secuencia estratigráfica Hacienda Grande o Monserrate, excava-
del sitio, se convirtió en un documento dos por Ricardo Alegría, entre otros. Ésta
de consulta obligatoria (De Hostos, es la primera descripción de la colección
1941: 14). procedente del yacimiento Cayito desde
El yacimiento se sitúa en el extremo su exhumación. El muestrario analizado
Figura 18. Muestrario de asas recolectadas por más sur occidental de la isla, justo al proveniente de Cayito fue excavado
Rouse en la superficie, Punta Ostiones. Fuente: este del Pasaje de la Mona y estaba por Rouse y Alegría en 1963, para rea-
Museo Peabody de la Universidad de Yale.
formado por seis montículos ordena- lizar pruebas de radiocarbono del sitio
dos en forma de herradura mirando y poderlo ubicar cronométricamente
hacia el sur (Rouse, 1952: 395; Melén- con más certeza. Debido a que el sitio
dez Maíz, 1999). había sido impactado por habitación
Rouse visitó el lugar en julio de contemporánea, no se indica de dónde
1937, y en “unas pequeñas áreas que se obtuvo la muestra cerámica. Además,
aparentaban no haber sido altera- por las características de la colección, el
das” colocó un pozo de 2,0 × 2,0 m, impacto pudo ser mucho mayor ya que la
excavando el mismo durante dos días alta fragmentación del material cerámico
en julio “en lo que aparentaba ser la y la presencia de vidrio en el nivel de
parte más densa de los depósitos inal- 0,25-0,50 m lo evidencian. Esto a la vez,
terados” (Rouse, 1952: 394). pudo haber manipulado los fechados
Ubicó la ocupación del sitio dentro radiocarbónicos obtenidos por Rouse y
del Período III, aunque no descarta Alegría en 1963 (Rouse y Alegría, 1979:
la posibilidad de que llegara hasta la 495-499). Tampoco estos investigadores
época de contacto. especifican las dimensiones de la unidad
Esta inferencia la hizo basándose de excavación, ya que el muestrario se
en la presencia de materiales Boca identifica como Sección A.
Chica y europeos presentes en el sitio. No obstante, lo importante de esta
Figura 19. Escudilla con la parte interna cubierta No obstante, si bien el material inciso colección, que ha pasado desapercibida
de engobe. Fuente: Museo de la Universidad de se limitó a los niveles superiores, a los investigadores por décadas, aun
Puerto Rico. no existe una diferencia clara en tér- habiendo sido excavada de manera con-
minos estratigráficos entre los mate- trolada, se mantiene en buen estado de
riales tempranos y tardíos de la fase conservación con sus respectivos niveles
ostionoide. estratigráficos de excavación. La misma se
Rouse interpretó este hecho como compone, además de cerámica, de ejem-
la transición gradual de un estilo a plares malacológicos, algunos instrumen-
otro, sin embargo, es evidente que a tos líticos y de pedernal (figs. 19 y 20).
través de toda la secuencia estratigrá- Comparada con los materiales de Yale
fica estos materiales se muestran con- que tenía 255 fragmentos, esta colección
temporáneos (fig. 18). es de mayor tamaño con 325 fragmen-
Aunque Rouse infiere que los estra- tos, lo que da una diferencia de 70. No
tos culturales inferiores (Estratos 2 y 3) obstante, cualitativamente los materiales
fueron el resultado de ocupaciones depositados en Yale eran superiores,
más tempranas, la descripción estra- ya que se encontraron ejemplares muy
tigráfica que realiza, basada en los característicos de llamado estilo Boca
perfiles del pozo de prueba, pone Chica, en lo referente a diseños incisos
Figura 20. Lascas de pedernal procedentes de de manifiesto que son el resultado y asas antropomorfas. La decoración de
Cayito. Fuente: Museo de la Universidad de Puerto de una ocupación continua por un bordes se concentró en el engobe, el
Rico. período prolongado de tiempo. inciso, el inciso punteado y un ejemplar

[138] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 130-141


NOTAS SOBRE ALGUNAS COLECCIONES ARQUEOLÓGICAS PRECOLOMBINAS PROCEDENTES DE PUERTO RICO

aislado con pintura roja. En el caso de


los cuerpos sólo se identificaron escasos
ejemplares incisos, estando ausentes el
resto de los tipos de decoración tipifica-
dos. En ambos casos prevalecieron los
ejemplares sin ningún tipo de decoración.

VI. Colección Instituto


de Cultura Puertorriqueña -
Sitio Caracoles
Junto con la Universidad de Puerto Rico,
el Instituto de Cultura Puertorriqueña
posee una de las más extensas colec-
ciones arqueológicas que se encuentran
actualmente en el país. Entre ellas está la
colección proveniente de posiblemente
uno de los yacimientos arqueológicos
más grandes y complejos de Puerto Figura 21. Asas zoomorfas y antropomorfas procedentes de Caracoles. Fuente: Instituto de Cultura
Rico, Caracoles (conocido también Puertorriqueña.
como Saurí).
Este yacimiento era ampliamente
conocido por saqueadores, aficiona-
dos e investigadores, y fue a final de la
década de 1970 cuando se llevan a cabo
las primeras excavaciones académicas
por Peter Roe (Rodríguez, 1984). El yaci-
miento se encuentra en el Municipio de
Ponce, a casi 20 km. al norte del Mar
Caribe y a 150 m de la ribera oriental
del Río Portugués. En un principio se
identificó el sitio como una gran aldea,
donde se documentó una plaza con 4
grandes concheros dispuestos de norte
a sur al este de la plaza (Rodríguez,
1985: 18-21).
A medida que se ampliaron las
investigaciones se comprobó la exis-
tencia de al menos tres plazas hacia el
oeste (al este del río), áreas de vivienda
y enterramientos hacia el sur y el este.
Fue documentada la reutilización de
antiguos espacios de vivienda en basu-
Figura 22. Materiales líticos procedentes de Caracoles. De izquierda a derecha: núcleo, percutor y lasca,
reros, además de enterramientos colec-
todos de rocas ígneas. Fuente: Instituto de Cultura Puertorriqueña.
tivos y asociados a áreas de vivienda
(González Colón y Rodríguez Gracia,
1986: 58). Lamentablemente, estos tra-
bajos de arqueología de contrato fue- López en 1995, cuando había comen- fue el alisado fino, seguido del alisado
ron realizados como consecuencia de zado el movimiento de terreno masivo tosco y en menor proporción, el bru-
una propuesta para construir un centro en el yacimiento (López y Molina, 1995). ñido y el pulido. En la decoración de los
comercial, para lo cual se destruyó par- En esta colección predominaron, bordes predominó el engobe, seguido
cialmente este importante yacimiento. como elemento morfológico de análi- del diseño inciso, mientras que se mani-
Además se desconoce el paradero de sis, los bordes, seguidos en casi igual festaron en número menor el moldeado,
los materiales obtenidos. La colección proporción por los cuerpos. Se eviden- el aplicado inciso y el inciso punteado
analizada para este trabajo proviene de ciaron en menor número burenes, asas, (figs. 21 y 22). En el caso de los cuer-
una monitoría arqueológica realizada bases y fragmentos no identificados. El pos se observó una tendencia similar
posteriormente por la arqueóloga Diana tratamiento de superficie predominante respecto al engobe y el diseño inciso;

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 130-141 [139]


JORGE A. RODRÍGUEZ LÓPEZ

sin embargo, no había otras formas de el país, éstas constituyen un patrimonio Una de las implicaciones más perti-
decoración. En ambos casos predomina- elocuente que da perspectiva a la pro- nentes de este desarrollo ha sido cómo
ron los ejemplares sin ningún tipo de pia historia de la arqueología en Puerto la nueva evidencia arqueológica, surgida
decoración. Rico. Reafirman la complejidad de los a partir de esas nuevas técnicas inves-
Esta colección evidencia la validez de sitios arqueológicos, particularmente su tigativas, ha puesto de manifiesto las
que los arqueólogos quieran realizar sus resistencia a impactos pasados y con- serias carencias de técnicas de campo
propias excavaciones para obtener resul- temporáneos, humanos y naturales. y modelos de interpretación anteriores.
tados controlados, ya que en este caso, En el caso de las colecciones depo- También ha sido importante el cambio
no se puede constatar la procedencia de sitadas en el Museo Peabody de la en la mentalidad de los arqueólogos de
los materiales que la componen. Aun así, Universidad de Yale, se pone de mani- la región, particularmente en la aplica-
su utilidad para efectos comparativos con fiesto que éstas fueron depuradas de ción de modelos de clasificación cerá-
otros yacimientos de la costa sur resultó algunos de sus componentes origina- mica como el de Rouse, para explicar
sumamente importante, más aun consi- les. Esta depuración tuvo varias etapas, procesos históricos para los que estos
derando la evidente importancia de este en las que sólo se conservaron, para modelos no fueron diseñados y que no
yacimiento a nivel regional. formar la muestra final, los ejempla- proporcionan las herramientas necesa-
res más representativos según Rouse rias para ese tipo de análisis.
de los estilos cerámicos característicos Fue precisamente esa aplicación
VII. Conclusiones de la región del Caribe insular. En el absoluta del modelo de Rouse lo que
caso de las colecciones del Instituto impidió a muchos arqueólogos durante
La utilización de colecciones previa- de Cultura Puertorriqueña y la Univer- décadas cuestionarse sobre otras dinámi-
mente excavadas como material compa- sidad de Puerto Rico, ese proceso de cas, en el proceso histórico del Caribe
rativo y de apoyo no es un fenómeno depuración no se dio, fundamental- precolombino. Por ejemplo, ¿cuál era el
nuevo. Sin embargo, en la actualidad mente por circunstancias relacionadas significado histórico de que hubiese dos
muchos arqueólogos de la región del con su excavación y por el propósito estilos cronológicamente separados com-
Caribe no visualizan esta estrategia por el que fueron excavadas. Éstas, al partiendo el mismo estrato? ¿Qué impor-
como un complemento a sus investiga- ser recuperadas posteriormente y en tancia tenía el resto del ajuar, en rela-
ciones. Desde luego, el hecho de que circunstancias muy disímiles, fueron ción a la cerámica? ¿Por qué se utilizaba
las mejores colecciones se encuentren relegadas a los fondos en espera de ser la cerámica para determinar longitud de
en el extranjero profundiza el problema, consultadas. períodos de ocupación, cuando metodo-
ya que muchos investigadores no cuen- Como han planteado estudios ante- lógicamente la misma no es fiable por
tan con los recursos para desplazarse a riores, este trabajo confirma la impor- las diversas variables involucradas en el
los lugares donde se encuentran depo- tancia y pertinencia de las colecciones proceso social e histórico? Desde luego,
sitadas. arqueológicas, tanto las históricas como Rouse intentó contestar estas preguntas,
Aun así, las colecciones sirven como las excavadas recientemente. Estas con- pero utilizando herramientas insuficien-
referente histórico de cómo fueron servan sus atributos y su utilidad cien- tes. Aun así, su contribución al desarrollo
configurados los distintos modelos cro- tífica para resolver problemas teóricos teórico y metodológico de la arqueolo-
nológicos y en base a qué atributos o y prácticos que han ido surgiendo a gía del Caribe es incuestionable, y así lo
características. Además de los informes partir del desarrollo metodológico de atestiguan las colecciones excavadas por
sobre hallazgos arqueológicos a lo largo la arqueología en el Caribe, especial- él, no sólo en Puerto Rico, sino también
de un siglo de práctica arqueológica en mente a partir de la década de 1970. en el resto del archipiélago.

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[140] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 130-141


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ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 130-141 [141]


Vida cotidiana en Santiago de Cuba
entre dos siglos (XIX y XX)
María Teresa Fleitas Monnar
Universidad de Oriente,
Santiago de Cuba Daily life in Santiago de Cuba
between centuries (19th and 20th)

Resumen Abstract
El texto aborda las transformaciones The text refers to the transformations
que en su vida cotidiana experimen- experienced by the Santiagerians in
taron los ciudadanos santiagueros a their daily life during the end of the
fines del siglo XIX y principios del 19th C. and the early 20th C. The 1868
XX. La guerra independentista comen- independence war was the cause of
zada en 1868 provocó el declive de the decline of the dynamic socio-
la dinámica actividad sociocultural cultural life that had characterized
que había caracterizado a Santiago de Santiago de Cuba, mainly during the
Cuba sobre todo en la década de 1850. 1850 decade. After the 1878 – 1895
Luego del período de paz acaecido period of peace, there were several
entre 1878 y 1895 hubo intentos por attempts to rescue that lost cultural
recuperar ese ambiente cultural per- ambience. However, after the end
dido, sin embargo, luego del fin de la of the Spanish colonial dominion in
dominación colonial española en 1898 1898 the society started to live under
la sociedad comenzó a vivir bajo otras the behaviorist influences of Ameri-
prácticas conductuales de ascendencia can descent - like behavior practices.
norteamericana. Keywords: Santiago de Cuba,
Palabras clave: Santiago de Cuba, 19th-2th Centuries, daily life, public
siglos XIX-XX, vida cotidiana, espacio space, sociability.
público, sociabilidad.

[142] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 142-152


VIDA COTIDIANA EN SANTIAGO DE CUBA ENTRE DOS SIGLOS (XIX Y XX)

I. Cultura y ciudad o agrupado en las puertas como espec- escenario las plazas públicas donde se
tadores” (Piron, 1995: 151). reunían los separatistas para conspirar,
en el ocaso del ochocientos Sin embargo, también pudo perca- mientras el gobierno colonial usaba el
tarse de la transformación del contenido espacio ciudadano para aclamar a las
En los últimos decenios decimonónicos, social de sus espacios y de la variación tropas españolas y sus jefes, glorificar
el centro urbano santiaguero fue tes- del carácter de los santiagueros en vís- figuras destacadas en la lucha contra los
tigo de las turbulencias que sacudían a peras de la guerra. Comunica: “Desde insurrectos –como acaeció en 1878 ante
la sociedad civil. Se manifestaron agu- aquel día en que regresé de Santa Mar- la llegada del general español Arsenio
dos problemas sociales insolubles bajo garita a Santiago, el 28 de julio de 1868. Martínez Campos– o para celebrar fies-
la condición colonial. Un nuevo modus ¡Cuántos cambios han tenido en la ciu- tas como las dedicadas al Cuarto Cen-
vivendi cobraba fuerza en detrimento dad y sus alrededores! Me parece que tenario del Descubrimiento de América.
de los comportamientos que habían estos recuerdos que acabo de evocar En las postrimerías del siglo XIX las
signado el hábitat cotidiano. Primero, datan de ayer, y sin embargo, grandes pocas diversiones que matizaban un
la severa crisis económica entronizada acontecimientos han ocurrido en la isla tanto la vida miserable de los humil-
en Santiago de Cuba desde inicios del desde entonces” (Piron, 1995: 152). des –espectáculos circenses, peleas de
decenio 1860, y más tarde, los efectos La realidad cotidiana de los lugare- gallos, representaciones teatrales, mas-
de la insalvable divergencia ideológica ños ya era diferente antes de 1868, pero caradas– eran rigurosamente controla-
entre criollos y peninsulares que tuvo a partir de la contienda se afectó con das por el Gobierno. Según refiere Emi-
como desenlace la contienda separatista creces. Se fueron perdiendo los ritua- lio Bacardí, desde 1879, los carnavales
en octubre de 1868, trajeron como coro- les que otrora cualificaban el espacio fueron más vigilados, las comparsas
lario la decadencia de la vida cultural, el urbano: inveterados actos de sociabi- sólo podían actuar en zonas periféri-
abandono de los espacios de uso comu- lidad como el paseo dominical y las cas y los directores debían entregar a
nitario y el deterioro de la arquitectura. retretas, festejos de tanto boato como la alcaldía una lista con los nombres de
Ése fue el legado de la ciudad finisecu- el Corpus Christi y Semana Santa, ferias los integrantes (Bacardí, 1925: VI, 124).
lar a la nueva centuria. como los caneycitos fueron diluyéndose Más tarde, las Ordenanzas Municipales
Tradicionalmente, los espacios públi- en aquel contexto. de 18811 prohibieron los juegos de azar
cos centrales habían congregado a una La tristeza había invadido el espí- y las carreras de caballos. Las activi-
muchedumbre palpitante, deseosa de ritu de la población ante los frecuentes dades en los gimnasios, las academias
participar en diversos eventos en los encarcelamientos, destierros y fusila- de declamación y los teatros caseros
cuales mostraba su alegría, su tempe- mientos de los patriotas. Instituciones comenzaron a ser inspeccionadas. Las
ramento franco y extrovertido, en fin, como la Sociedad Filarmónica y Teatro funciones debían ejecutarse con previa
su idiosincrasia, percibida y comentada de la Reina, de tan bien ganado prestigio autorización gubernamental y en ellas
invariablemente por los extranjeros que debieron clausurar sus puertas. Cuando no se permitían trajes ni cantos alusivos
visitaban la ciudad e incluso por perso- en la década de 1870 se reanudaron a personas del gobierno.
nas afines a ella como el creole Hipó- algunas festividades los santiagueros Este languidecimiento del universo
lito Piron (1995). Así, éste nos descubre mostraron apatía: la concurrencia y el sociocultural del santiaguero se reflejó
algunas características de la fiesta del entusiasmo fueron escasos. El reinicio en el deterioro de esos antiguos núcleos
26 de julio: “La plaza de Santa Ana se de las ferias del Campo de Marte, de las polivalentes de Santiago de Cuba. Los
encontraba repleta por una multitud abi- Cruces de Mayo, de las fiestas de San paseos públicos y las plazas de Armas de
garrada de miles de colores, entre la cual Luis de los Caneyes y Noche Buena, Santo Tomás, de Santa Lucía, de Marte,
distinguimos máscaras. Se trataba de la fueron aprovechados por los ciuda- de Nuestra Señora de los Dolores y de la
fiesta de Santa Ana, el último día del car- danos para propagar los éxitos de las Santísima Trinidad se fueron devaluando
naval cubano. (…) Bandas numerosas, tropas libertadoras y atacar a los espa- aún cuando el Ayuntamiento y algunos
llamadas comparsas, se detienen y bai- ñoles con parodias y cánticos. Se dice contribuyentes intentaron higienizarlas y
lan con la música de violines y flautas que los carnavales se convirtieron en la ornamentarlas.
o de tambores; los espectadores hacían oportunidad encontrada por insurrec- Durante el decenio de la Guerra
un círculo en torno a ellas. Nos resultó tos y vecinos para comunicarse. Afirma Grande, en la Plaza de Marte sólo se rea-
difícil atravesar todo ese gentío ruidoso, Manuel Palacios Estrada que “La más útil lizaron dos obras de embellecimiento:
agitado, sobreexcitado por una alegría de todas las comparsas que se vieron en se colocó una fuente pública y se instaló
extraordinaria, por las libaciones de los Santiago durante la Guerra de los Diez una glorieta para funciones recreativas
días de fiesta, por sus danzas, por sus gri- Años fue la de ‘Las Auras’, compuesta (AHMSC, Gobierno Municipal, Colonia,
tos, por sus propios disfraces. (...) al atra- no por alegres mamarrachos de ocasión, Comisión de Ornato [31]: 447, 1871 y
vesar las calles, nos volvíamos a encon- sino por verdaderos combatientes dis- 1878). La plaza había sido un lugar muy
trar a cada instante con las comparsas, frazados que llegaban a la ciudad para ameno al cual afluía diariamente un
que marchaban detrás de la música, lle- traer y recibir mensajes, así como visitas crecido número de personas en busca
gando la indispensable farola adornada familiares” (Palacios, 1987: 94). de distracción. Era foco de festividades
con cintas y seguida de los chicos que Luego de la guerra, el encarnizado populares; comentarios de la época la
chillaban de alegría. (...) todo el pueblo antagonismo entre los cubanos inde- definen como el “centro del folclor o
estaba repartido en bandas tumultuosas pendentistas y los españoles tuvo como el lugar predilecto de las mascaradas”.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 142-152 [143]


MARÍA TERESA FLEITAS MONNAR

Ramón Martínez señala que era “el Reconstrucción de La Alameda con finan-
punto de partida para el montompolo, zas obtenidas por suscripción voluntaria
reunión de todas las comparsas en una o del peculio de los asociados.
sola el último día del carnaval para reco- Sin embargo, estas y otras interven-
rrer toda la ciudad en un jolgorio mul- ciones no formaban parte de un pro-
titudinario” (Martínez, 1931: 32). Emilio grama coherente de renovación urbana
nos comenta que, en los meses de julio, capaz de abarcar toda la ciudad. Se
la plaza “vestíase de barracas, cubríase reducía a unos pocos sitios y sólo se eje-
de toldos, y las pencas de las palmas cutaban en dilatados lapsos. Cuando se
y cañas de bambú, entrelazándose con centraba la atención en el remozamiento
telas de colores rojos y amarillos daban de una plaza, las demás se desatendían,
un aspecto pintoresco al sitio de general de modo que la desvalorización de los
regocijo” (Bacardí, 1974: 184). espacios de uso colectivo se acrecentó
Aunque era centro de una barriada y alcanzó niveles inquietantes a raíz del
de gente humilde, allí acudían también recomienzo de la gesta separatista en
individuos de los grupos sociales privile- 1895 y de la acción naval de julio de 1898.
giados, quienes se divertían en las llama- La degeneración física del centro
das “noches placemarteras”, en las cuales urbano no se limitó al estado de las
se ofrecían serenatas, bailes y otras acti- plazas, alcanzó también a las estructu-
vidades. Sin embargo, la función recrea- ras arquitectónicas privadas. Muchas de
tiva se redujo y la plaza se desmejoraba las viviendas de mayor calidad estética
a ojos vista hasta que en 1893 un grupo y constructiva de la ciudad, pertene-
de ciudadanos gestionó su reconstruc- cientes a las familias linajudas, fueron
ción (AHMSC, Gobierno Municipal, destruyéndose cuando los propietarios
Acta Capitular, libro 119: 1893). Para arruinados se vieron obligados a rentar-
allí fue trasladada la fuente de Minerva las por partes a individuos pobres. Ello
del paseo de La Alameda, fueron colo- trajo como consecuencia la proliferación
cados doce lujosos faroles, se sembraron de las cuarterías o ciudadelas. Ése era
nuevos árboles, se emparejó el piso con el destino de las residencias que habían
relleno y se colocaron herrajes para los simbolizado el prestigio social de sus
respaldos de los bancos. dueños en otros tiempos.
El paseo de La Alameda había sido Las Ordenanzas Municipales de 1881
igualmente un lugar muy concurrido prohibieron las ciudadelas porque “afea-
decenios antes. Piron así lo describe: ban el ornato”, pero ya no era posible con-
“Por la tarde fui a dar una vuelta por La tener esta realidad; eran muchos los cam-
Alameda, un paseo con grandes árboles pesinos llegados desde las zonas rurales
situado a orillas de la bahía. Al llegar, los avecindados en el centro, los soldados
carruajes, alineados en una larga y única españoles residentes en la ciudad, los
fila, transitaban por la amplia senda que negros manumitidos, coartados y luego
les está reservada, mientras los jinetes de 1886, libertos, quienes malvivían en
ocupaban un sendero paralelo. Los pea- las antiguas mansiones. Santiago de Cuba
tones se mantenían un tanto apartados se convirtió en un refugio de pobres.
y contemplaban a las señoras en calesas La “contaminación social” del cen-
y a los jinetes. Una banda militar tocaba tro y algunas formas foráneas de vida
en un pequeño lugar adornado con que comenzaban a impregnar el pen-
una fuente y dejaba escuchar un trozo samiento de la élite se tradujeron en su
de opera, que alternaba con valses y desinterés por habitar la zona. No sólo
rigodones” (Piron, 1995: 28). se quejaba de las “escenas inmorales”
Ya a fines de la centuria era evi- que tenían lugar en las cuarterías, sino
dente su deslucimiento. El arbolado, los además de su falta de higiene, de la pro-
bancos y las fuentes estaban mal con- miscuidad que las caracterizaba y de “las
servados y los daños aumentaban con algarabías de los negros en épocas de
el frecuente tránsito de carretas porque festejos”. Ante esta situación, una parte
allí se efectuaba la carga y descarga de de la clase privilegiada dibujaba en sus
1
las mercancías antes de las reformas mentes la evasión desde el centro hacia
Ordenanzas Municipales de Santiago de realizadas en esa parte del litoral por otras áreas. Este ideal lo hacían realidad
Cuba de 1881. Material mecanografiado de la Junta de Obras del Puerto. Como ya por aquellos días pasando temporadas
la Oficina del historiador de la ciudad de hemos planteado, este paseo también se en los poblados campestres de El Caney
Santiago de Cuba. hermoseó por parte del Comité de y Cuabitas porque en las condiciones

[144] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 142-152


VIDA COTIDIANA EN SANTIAGO DE CUBA ENTRE DOS SIGLOS (XIX Y XX)

coloniales no podían excluirse definiti- las sociedades perdieron brillo o fueron


vamente en busca de calidades ambien- clausuradas. No obstante, según Barcia
tales y paisajísticas de hábitat. Quedaba (2000: 80), ante las libertades de asocia-
poco tiempo para el surgimiento de la ción otorgadas por la ley2 en la etapa
ciudad dual en la que las zonas de ubi- de paz, hubo una tendencia hacia el
cación de pobres y ricos estuvieron muy reagrupamiento de la sociedad y con
bien definidas. ello algunos intentos por despertar la
Por su lado, los pobres no tenían más adormecida vida del centro.
alternativa que construir con materiales Las personalidades más prestigio-
precarios en el centro, pero las norma- sas de la intelectualidad santiaguera se
tivas gubernamentales los segregaban dedicaron a fundar diferentes sociedades
espacialmente hacia las zonas periféri- culturales con el objetivo de difundir las
cas. Se les exigía: “Los pobres que no artes, las letras y las ciencias (AHPSC,
puedan fabricar con las condiciones Gobierno Provincial, Sociedades de
que una buena ordenanza de construc- Recreo [2657]: 1899). Dichas asociacio-
ción prevenga, pueden hacerlo fuera de nes se fueron convirtiendo en espacios
poblado, en los campos limítrofes a la portadores de cierto dinamismo social
ciudad, pero dentro de ella no hay razón y estaban integradas por intelectuales y
para establecer excepciones que ven- otros grupos progresistas de las capas
drían invadiendo luego lugares, donde medias, quienes se encargaron de tras-
serían en contra sentido al ornato a (sic) mitir los criterios más avanzados del
la mejora y el adelanto de esta ciudad” pensamiento de la época. Según apunta
(AHMSC, Gobierno Municipal, Colonia, Reineri (1890: 2) en sus sedes se realiza-
Comisión de Ornato [31]: 1878). ban actos diversos: veladas, conciertos,
Los edificios públicos corrieron igual exposiciones, certámenes y bailes. Las
suerte que las viviendas. El mercado Con- más relevantes de Santiago de Cuba fue-
cha, el Rastro, la Casa Consistorial, el tea- ron la Academia “Mozart” y la Sociedad
tro de la Reina y las iglesias, entre otros, “Beethoven” para fomentar la enseñanza
sufrieron deterioro durante décadas a musical; el Ateneo La Luz, fundado para
pesar de los esfuerzos que el Cabildo y difundir la instrucción a través del esta-
particulares hacían para remozarlos. En blecimiento de escuelas y bibliotecas; el
realidad necesitaban reparaciones capi- Liceo de Santiago de Cuba, de carácter
tales, incapaces de ser realizadas en vir- lírico-literario, y los círculos El Progreso,
tud de la carencia de dinero del Cuerpo la Juventud y La Ilustración, entre otras.
Capitular para pagar los materiales y Pero los grupos más relevantes por
mano de obra necesarios. Sólo algunos su labor a favor del desarrollo urbano
pudieron ser parcialmente arreglados a y por la búsqueda de un clima espiri-
expensas de la iniciativa privada. tual favorable a la ciudad y sus habitan-
El sistema ambiental cultural de San- tes fueron la Junta Heredia, el Comité
tiago de Cuba se eclipsaba. Ya el espa- de Reconstrucción de La Alameda y el
cio exterior no expresaba el conjunto Grupo de Librepensadores Víctor Hugo.
de aspiraciones de la comunidad. En el Estaban formados fundamentalmente
centro comenzaron a actuar fuerzas cen- por cubanos, aunque su membresía con-
trífugas que trajeron consigo el proceso taba también con algunos extranjeros
de dispersión socio-urbana característico arraigados en el terruño. Se esforzaban
de la ciudad republicana. La clase pri- agónicamente por apuntalar los bienes
vilegiada se introvirtió en sociedades, espirituales en peligro de desaparecer,
desde las cuales los cubanos hicieron para no perder la ciudad que continua-
un último esfuerzo por salvar la locali- ban concibiendo como vector cultural.
dad del colapso físico y espiritual que la Actuaron en defensa de su valor de uso,
amenazaba. buscando satisfacer necesidades de edu-
Las circunstancias excepcionales en cación, distracción y cultura.
las cuales vivió inmersa Santiago de La Junta Heredia se creó en 1889 con
Cuba durante diez años no permitieron el objetivo de adquirir la casa natal del
el desenvolvimiento natural de la cul- poeta José María Heredia para remozarla
tura local, pues muchas de las perso- e instalar allí la Academia de Bellas Artes 2
nas que la habían colocado en un lugar (Memoria, 1903: 3). Estaba integrada por Aunque desde 1878 surgieron numerosas
cimero décadas atrás, se incorporaron los ciudadanos Emilio Bacardí Moreau, sociedades, la Ley de Asociaciones se
a la lucha o partieron al extranjero, así, Eduardo Yero Buduén, Rafael Salcedo promulgó el 13 de junio de 1888.

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de las Cuevas, José Martínez Badell, “El manto de la virgen” y así se iniciaba
entre otros patriotas. Finalmente, el 11 una gran campaña contra la intención
de mayo de 1890 –víspera del aniversa- de comprar un manto de seiscientos
rio de la muerte del poeta– se inauguró pesos para la efigie de la Virgen de los
la casa. Dolores, ubicada en el templo homó-
Quizás la asociación de pensamiento nimo, en momentos cuando –según su
más avanzado de su tiempo en Santiago opinión– ese dinero podía servir para
de Cuba haya sido el Grupo de Libre- trabajos más urgentes como el arreglo
pensadores “Víctor Hugo”. El proverbial de calles y plazas (Bacardí, 1925: VII,
humanismo del literato francés, su pen- 243). Ello naturalmente desencadenó
samiento democrático, su confianza en enconadas controversias entre el Grupo
el hombre y en el poder de la ciencia y los religiosos de la ciudad.
calaron tan hondo en aquellos patriotas Las discrepancias también se mani-
que en 1887, dos años después de su festaron cuando el Ayuntamiento sub-
muerte, se cobijaron bajo la sombra de vencionó con 25 pesos mensuales una
sus ideas. biblioteca pública creada por la aso-
La actuación del Grupo de Libre- ciación con el objetivo de que “todos
pensadores “Víctor Hugo” dentro de la los habitantes, sin distinción de clases
sociedad santiaguera finisecular fue muy ni de religión ensancharan la esfera de
significativa, en tanto se convirtió en sus conocimientos” (AHMSC, Gobierno
catalizador de renovación, de progreso, Municipal, Acta Capitular, libro 116,
en una ciudad estancada en lo econó- 1889). Sin embargo, tan filantrópico pro-
mico, lo político y lo social. Estaba for- yecto encontró la oposición del vicario
mado por una treintena de jóvenes entre gobernador del arzobispado, Mariano
los que destacan Emilio Bacardí Moreau, de Juan Gutiérrez quien calificó al grupo
Temístocles Ravelo, Antonio Bravo de “nocivo” (AHMSC, Gobierno Muni-
Correoso, Federico Capdevila Miñano cipal, Acta Capitular, libro 116, 1889).
y Felipe Hartmann. Se pronunciaron en Ante tal acusación respondieron a través
contra de la Iglesia católica a la que con- de su prensa: “Si desde el momento en
sideraban puntal ideológico del régimen que en el término municipal se mani-
colonial. fiestan –por la tolerancia de cultos que
En sesión celebrada el 13 de enero la constitución prescribe– además de la
de 1892, abjuraron de las religiones y católica, los protestantes, y fundan una
especialmente de la católica (AHPSC, institución de reconocida utilidad para
Juzgado de Primera Instancia [533]: todos los demás conciudadanos como
1892). Allí declararon que “solo admitían son: escuelas, hospitales, bibliotecas,
como verdad lo aceptado por la razón, cementerios (…) deber es: si es que
sin imposición de dogmas, y lo enseñado hay en los señores concejales verdadero
por la ciencia sin alterar el orden natural amor a la difusión de instrucción (…)
de las cosas”. Rechazaron igualmente la a lo que es progreso y adelantamiento
intervención de la Iglesia católica en los en nuestro siglo XIX, que no solo no
actos de la vida civil, los cuales desea- pongan obstáculos, sino muy al contra-
ban practicar sin las ataduras impuestas rio faciliten y auxilien los medios que
por los ritos y ceremonias de la milena- estén a su alcance (…) para el desarro-
ria institución. Por último, solicitaron no llo de esas instituciones benéficas con
ser sepultados en cementerios católicos. los fondos que satisface la colectividad”
De ese modo se oponían sin tapujos al (AHMSC, Gobierno Municipal, Asuntos
absolutismo ejercido por el que consi- varios [135]: 1889).
deraban el mayor obstáculo del avance También se propusieron los libre-
en la sociedad ochocentista, opuesto a pensadores crear escuelas laicas cos-
toda autonomía de pensamiento, a todo teadas por los propios afiliados y era
cambio de mentalidad. imprescindible para ellos que allí se
Este Grupo encauzaba sus inquietu- admitiera la discusión libre y el análi-
des a través de su propio periódico, El sis científico para que “a pesar de ser el
3
Archivo del Museo Emilio Bacardí de espíritu del siglo XIX. El discurso crítico catolicismo monte de granito contra el
Santiago de Cuba, El espíritu del siglo XIX exteriorizado en sus páginas era perfec- cual se estrellaban los esfuerzos huma-
(periódico democrático, órgano oficial del tamente afín con los objetivos demo- nos, fuera desmoronándose ante la
Grupo de Librepensadores “Víctor Hugo”), cráticos que perseguían. Emilio Bacardí piqueta de la ciencia”3. Se ocuparon de
n.º 5, año VI, 16 de febrero de 1890. señala que en 1889 se publicó el artículo construir un cementerio civil anexo al

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VIDA COTIDIANA EN SANTIAGO DE CUBA ENTRE DOS SIGLOS (XIX Y XX)

existente para enterramiento de “perso- Ante esa situación y el surgimiento parían palcos de teatro ni lunetas entre
nas congregadas en las sectas disidentes” de nuevas prácticas sociales como con- los hombres, tampoco debían frecuentar
o “heterodoxos”. En 1888 colocaron una secuencia, el Consistorio santiaguero se hoteles o restaurantes. Con todo, ellas
verja en el frente del terreno y en 1890 empeñó en la redacción de un nuevo continuaron sus actividades licenciosas
comenzaron las obras de construcción corpus legislativo con la finalidad de hasta el punto de que el Cabildo debió
de la portada (AHMSC, Gobierno Muni- controlar de mejor modo la actividad delimitar la llamada zona de tolerancia
cipal, Actas Capitulares, libro 114, 1888). ciudadana en la nueva coyuntura his- en las proximidades del puerto apenas
En la calle Santo Tomás baja, número tórica. Las Ordenanzas Municipales se inició el siglo XX.
35 –sede de la asociación– se celebraban comenzaron a regir en 1881. Estaban Las leyes intentaron controlar tam-
veladas y otros tipos de reuniones cul- conformadas por cuatro capítulos que bién la corrupción en las casas destina-
turales donde se propagaban las ideas aglutinaban 1.484 prescripciones de das al juego. Fueron prohibidos los de
de justicia, moral, libertad de persona, obligatorio cumplimiento (Ordenanzas suerte o azar, sólo se podía jugar billar,
de filosofía, el papel de la ciencia en el Municipales de Santiago de Cuba de damas, ajedrez, dominó y tablas reales,
desarrollo humano, la importancia de la 1881, 1882). Este documento incluyó desde las diez de la mañana los domin-
ley del matrimonio civil decretada por una división interna de la ciudad, diver- gos y días de fiesta, y los días de trabajo
el Estado, así como la necesidad de la sas medidas relacionadas con la vida desde la oración de la tarde hasta las
instrucción gratuita, obligatoria y laica. cotidiana y los servicios públicos, así diez de la noche. Se impedían asimismo
Aunque estos grupos cívicos prota- como otra legislación constructiva. las carreras de caballos, pero se permi-
gonizaron una loable labor en aras de Su articulado refleja el convulso uni- tían las peleas de gallos y lidias de toros.
revitalizar los valores espirituales de la verso social que servía de escenario a Otras interdicciones validaron el res-
sociedad, no pudieron detener la deca- hombres y mujeres cuyas mentalidades peto a la moral pública, porque muchos
dencia de Santiago de Cuba en los últi- evolucionaban en sintonía con su actua- vicios se entronizaban en Santiago y
mos decenios del siglo. Su acción se ción como protagonistas o partícipes de escandalizaban a buena parte de la
debilitaba ante los mecanismos obsta- los profundos procesos experimentados entonces puritana sociedad finisecular.
culizantes del progreso social impuestos por la Islaa fines del siglo XIX. Parece ser que estaba de moda entre la
por el obsoleto régimen colonial espa- Las Ordenanzas Municipales de gente humilde el popular baile llamado
ñol que rehusaba los reclamos de los 1881 devienen testimonio del acontecer can-can y las ordenanzas lo prohibieron
cubanos. De modo que finalizando el cotidiano de los santiagueros y ofrecen debido a “sus alardes de obscenidad
XIX, Santiago experimentaba un declive evidencias en torno a los agudos proble- y lascivia”. Igualmente se proscribían
socio-urbano evidente. mas sociales que aquejaban a la Cuba todos aquellos tildados por la opinión
de entre siglos. La prostitución, el juego, pública como “equívocos o disimula-
la vagancia, la mendicidad y el analfa- dos” que tenían lugar en algunas casas
II. Las Ordenanzas betismo eran los principales azotes de de espectáculos y fiestas privadas. Se
la sociedad; sin embargo, la actuación dispuso que “en esos sórdidos ámbi-
Municipales de 1881: gubernamental se limitaba a establecer tos” debían darse los bailes –con dis-
expresión de la sociedad civil interdicciones sin que ello conllevara fraz o sin él– a puertas abiertas, con los
una pretensión de transformar el estado salones bien iluminados y no se daría
Las Ordenanzas Municipales constituye- de cosas desde la esencia. Así, el margi- entrada a menores sino acompañados
ron uno de los mecanismos utilizados por nalismo social ofreció la tónica a la vida por sus padres. Esos lugares eran según
el sistema para mantener un centralizado de muchos cubanos humildes. las leyes muchas veces proclives al ejer-
control financiero y político sobre las La precariedad económica de gran cicio de la prostitución, el proxenetismo
riquezas y los habitantes del país. Basán- cantidad de mujeres, unida a su posi- y la pornografía.
dose en las Ordenanzas de la Capital de ción subalterna con respecto a los La promiscuidad en hoteles y posa-
1855 se formularon en Santiago de Cuba hombres, empujaba a muchas de ellas das también se condenaba. Las indis-
las de 1856 (Ordenanzas Municipales de hacia la prostitución. Debían vender sus ciplinas en teatros, carnavales y otros
Santiago de Cuba de 1881, 1882), que cuerpos para subsistir en un medio que festejos eran punibles igualmente. Los
como plantea María Elena Orozco estu- no les ofrecía suficientes opciones. Las ciudadanos estaban obligados a obede-
vieron acompañadas de una nueva divi- “toleradas” pululaban por calles, plazas cer a los agentes de la policía y a los
sión de la ciudad y de un análisis bastante y mercados santiagueros con el objetivo miembros del Consejo Capitular, así
exacto de las principales calles, edificios de ganar el sustento diario, y aunque como tributar respeto a los cultos católi-
públicos y plazas, un listado de los mayo- el ejercicio del añejo ministerio no era cos y personalidades eclesiásticas, mili-
res contribuyentes (Orozco, 2008: 160). penado por la ley, sí fueron promul- tares y políticas.
Tuvieron vigencia hasta 1880, cuando en gadas varias disposiciones de rechazo En los últimos decenios del ochocien-
virtud de la Ley Municipal Española apli- a las meretrices y eran vigilados sus tos, muchos niños no alcanzaban a matri-
cada a la Isla (Ley Municipal Española de movimientos cuando de alteración de cular en las escuelas gratuitas y no podían
octubre 2 de 1877, apud. Carrera, 1905) la moral se trataba. Según los artículos asistir a las públicas por causa de la
y al calor de los acontecimientos vividos del reglamento, estas mujeres “desgra- pobreza de padres o tutores. De modo que
por Cuba a raíz del movimiento indepen- ciadas” no tendrían entrada en plazas ni abundaban los muchachos vagabundos
dentista, se impuso su renovación. alamedas en las horas de paseo, no ocu- o llamados popularmente “mataperros”,

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quienes pasaban su tiempo en la calle Santiago de Cuba. A través de las orde-


arrojando petardos, trepados en los cam- nanzas el gobierno español intentaba
panarios de las iglesias, jugando con tira- al menos mantener los pocos servicios
piedras o empinando papalotes, según existentes.
rezan las crónicas de Martínez (1931: 32). En un vecindario donde el agua
Por ello se dictaminó que fueran entre- escaseaba anualmente en varias tempo-
gados a la Junta de Aprendices de Artes radas, se cometían indisciplinas en los
y Oficios para que los situara en talleres, momentos de abastecimiento, a saber:
pero como tampoco estos eran suficien- se dejaban abiertas las llaves y se produ-
tes, no podía frenarse la existencia de cían derroches, se creaban confusiones
niños y jóvenes desamparados sin más y disturbios en las fuentes públicas, se
alternativas que vagabundear, entrar al usaba el surtidor de la Marina habili-
servicio de directores de circos ambulan- tado para servir sólo a los buques, etc.
tes, servir como lazarillos o en el peor de La legislación ordenó entonces que el
los casos, delinquir. aprovechamiento del agua se hiciese
El gobierno colonial sólo era capaz por medio de vasijas de boca ancha para
de dictar tibias disposiciones –que evitar derrames, se prohibió el abasto
raras veces se cumplían– en aras de en la fuente destinada al puerto, se con-
mejorar un tanto la vida de los pobres. troló la limpieza y buen estado de pozos
El artículo 158 de la sección de Bene- y aljibes. Además se multaría a quienes
ficencia ordenaba que toda persona dejaran las llaves abiertas y a los due-
enferma o desvalida debía ser remi- ños de plumas que sirvieran a otros que
tida al Hospital Civil por los alcaldes no disfrutaran de la concesión4; quienes
de barrio, pero la mayoría de las oca- crearan reyertas en las fuentes públicas
siones ese centro y otros abiertos en serían amonestados igualmente.
épocas de epidemias no contaban con El panorama de miseria e insalubri-
los recursos necesarios para atender a dad reinante en Santiago como conse-
los menesterosos, de manera que nin- cuencia de la guerra suscitó la promul-
gún paliativo podía detener la morta- gación de diversas reglas al respecto.
lidad ni la mendicidad. Se había descuidado la higiene urbana
Las ordenanzas prescribían además y ello dio margen a la propagación de
que aquellas personas que por estado epidemias como el cólera morbus y la
de verdadera indigencia implorasen viruela. Estas enfermedades aniquilaron
misericordia, debían proveerse de un a gran cantidad de habitantes, por ello
certificado de pobre de solemnidad, se procedió a revisar y renovar las dis-
expedido por el párroco y visado por posiciones sancionadas en bandos por la
el alcalde de su barrio. Aún así, no Junta de Sanidad. Se ratificó la existencia
podían situarse a las puertas de las en la ciudad de un tren de limpieza que
iglesias o en otros sitios públicos, y debía laborar diariamente para arrojar
mostrar allí “para impresionar triste- las basuras en los vertederos indicados,
mente el ánimo, las marcas externas también fue prohibido llevar a abrevar
de sus dolencias”, así como tampoco animales, bañar personas o lavar ropas
usar vestimentas roídas “ofensivas a en las fuentes públicas, así como eva-
la honestidad”. Este hipócrita patrón cuar los desechos del servicio doméstico
moral y benéfico asistía al gobierno a hacia la vía pública.
la hora de lavarse las manos ante los La legislación también trataba de
problemas sociales, como si no hubie- controlar un poco la vida en las ciuda-
ran sido el resultado de su ineficaz delas. No era permitido que se tendieran
política. ropas en los patios porque afeaban el
Muchas fueron las medidas que se ornato, pero por razones de espacio los
tomaron encaminadas a mejorar el sis- inquilinos tenían que hacerlo a pesar de
tema de servicios a la población urbana la prohibición. Cada vecino debía sacar
en aquellos años críticos; sin embargo, las basuras al exterior para que fueran
fueron muy pocos los escaños ascen- depositadas en los trenes de limpieza.
4
Las personas que poseían instalaciones didos en lo concerniente al abasto de No podía verterse aguas sucias en los
domiciliarias de agua debían tener una agua, la higiene pública, el alumbrado, patios, ni levantarse corrales de anima-
correspondiente licencia y pagar el arbitrio el ornato y la vialidad debido a diversas les. Sin embargo, la convivencia en esas
Censo de Plumas de agua, lo cual no dejaba razones vinculadas con la aguda situa- casas solariegas de diferentes personas
de constituir un lujo en aquellos tiempos. ción económica experimentada por con escaso nivel de instrucción y pésimos

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VIDA COTIDIANA EN SANTIAGO DE CUBA ENTRE DOS SIGLOS (XIX Y XX)

hábitos de vida colectiva, hacía que Evidentemente, la vida cotidiana se ido diluyendo un tanto durante las gue-
dichas disposiciones fueran letra muerta había tornado muy difícil para todos los rras independentistas, pero apenas se
en la mayoría de los casos. Esa gente ciudadanos, pero sobre todo para los de hizo un hecho la penetración norte-
marginada, sobre la cual pesaban abru- menores recursos económicos, de modo americana en Cuba, recibió una nueva
madoras cargas, había perdido la volun- que la imagen de organización y tran- inyección. El arraigado sentimiento de
tad de compromiso cívico que permitió quilidad que España pretendía ofrecer rechazo a los negros profesado por los
en otros tiempos la unión de la comuni- quedaba desmentida por esta legislación, yanquis profundizó el abismo racial
dad en aras del bien general. testimonio palpable de una sociedad en que caracterizó a la sociedad neoco-
Igualmente se refrendó la existen- crisis que en julio de 1898 se libraría del lonial. A los negros y mestizos les era
cia en el rastro, el mercado Concha y dominio metropolitano para comenzar a negada su participación en las mani-
el cementerio Santa Ifigenia, de regla- vivir bajo otros paradigmas culturales. festaciones tenidas por cultas y elitistas
mentos que contemplaban la limpieza como el estudio de la música, tampoco
de los edificios y del personal que allí tenían derecho a desempeñar cargos
laboraba. El traslado y la venta de los III. El ambiente sociocultural públicos y mucho menos codearse con
productos también tenía sus normas: las los blancos en espectáculos culturales,
carnes frescas debían conducirse desde
de principios del siglo XX de modo tal que se vieron obligados a
el matadero a los puestos de venta en fundar sus propias instituciones.
carros con persianas, desinfectados y Esa precaria vida cotidiana experi- En una casona colonial, de la calle
pintados. Ya en los puntos fijos –que mentó ciertas transformaciones apenas Máximo Gómez, remodelada y dotada
sólo en el mercado principal estarían comenzó el siglo XX, aunque algunos de motivos eclécticos por el maestro de
ubicados– se debía vender la carne en comportamientos continuaron con obras Gerardo Vega, en 1918, los negros
paños pulcros. Dichas casillas estarían determinados matices. La cotidianidad instalaron el Club Aponte (Reglamento
bien ventiladas y provistas de agua pota- comenzó a reflejar las nuevas relacio- del Club Aponte, 1901: 1), el cual había
ble. nes de dependencia establecidas por sido fundado en 1901. Ellos no conta-
En relación con el alumbrado público la clase dominante en lo económico, ron con los recursos financieros nece-
se crearon nuevas disposiciones. La político y cultural respecto a Estados sarios para alzar una construcción en la
empresa del gas no debía negarse a dar Unidos y el surgimiento en ella de sede y en esta vivienda remozada ofre-
servicio a los vecinos de las calles donde nuevos ideales artísticos, tecnológicos, cían fiestas públicas, veladas literarias y
estuvieran establecidos sus ramales y los urbanísticos y culturales en un afán de realizaban reuniones patrióticas.
pobladores no podían descubrir las cañe- borrar las huellas del pasado colonial y La Sociedad Luz de Oriente Barrero
rías ni romper faroles, lámparas y llaves encontrar la anhelada modernidad. (Barrero y Castillo, 1984: 14), ubicada
de presión so pena de ser multados seve- Como hemos visto, desde finales en la vivienda número 2 de la calle
ramente. del siglo XIX las relaciones sociales Heredia, muy cercana al parque Cés-
En lo atinente a la conservación de la establecidas por la clase dominante pedes, agrupaba a los mulatos. Allí
vía publica, las medidas eran las siguien- en los espacios de uso colectivo se realizaban actividades instructivas,
tes: se impedía la apertura de zanjas y fueron desplazando hacia los ámbitos recreativas, festivas, políticas, artísticas,
pozos sin previa autorización, el aco- interiores de las sociedades porque no literarias y benéficas. Los socios eran
pio en la calle de los escombros de las deseaba “contaminarse” con individuos plateros, sastres, herreros, barberos
viviendas en construcción o demolidas y ajenos a su mundo socio-económico y y albañiles, quienes al ser numerosos
la sustracción de losetas y piedras de las buscó sus sitios privados: sociedades y cobrar una remuneración, pudieron
aceras. Para regular el tránsito de carrua- culturales, deportivas y teatros exclusi- hacer determinados aportes para embe-
jes, se dispuso que las arterias Marina vos donde se celebraban veladas, expo- llecer la sociedad con ropaje ecléctico.
baja (Aguilera), San Tadeo (Aguilera siciones, bailes, conciertos, recitales, El Casino Cubano (AHPSC, Gobierno
alta) y San Francisco (Sánchez Hecha- representaciones teatrales y conferen- Provincial, Sociedades de Recreo [2661]:
varría) fueran de bajada, y las restantes cias. De estas asociaciones gustaba más 2, 1900), fundado en 1900 y ubicado
para el tránsito de ascenso. Las paradas que de las retretas del parque Céspedes en Hartmann, también se instaló en
de los carros de alquiler debían estar o de los festejos en las plazas. una casa recién remozada a nivel de
ubicadas en las inmediaciones de los A principios del siglo XX los estra- fachada con el lenguaje ecléctico. Allí,
muelles, en la estación del ferrocarril, en tos humildes también se agruparon en mulatos más pobres que los socios de
las plazas de Armas, Santo Tomás, Dolo- asociaciones de beneficencia y soco- la Luz de Oriente recibían conferencias
res, Marte y en los altos del Tivolí. Así, rros mutuos, aglutinando a las dos y realizaban recitales de música y poe-
se evitarían congestionamientos en las grandes vertientes conformadoras de la sía.
vías principales y se conservaría mejor población de la Isla: las capas negras El Grop Nacionalista Radical Cata-
su empedrado. y mestizas y los inmigrantes españo- lunya (Barrero y Castillo, 1984), surgido
El análisis de todas estas disposiciones les como plantea Barcia (1998: 29), de el 1 de octubre de 1907, fue la institu-
contenidas en las Ordenanzas Municipa- manera que las diferencias sociales, ción hispana de mayor influencia social
les muestra la existencia de una sociedad raciales y nacionales dieron la tónica a en Santiago en la cual personalidades
distinta e indica cómo fueron variando la vida de las agrupaciones durante la de la cultura cubana como Regino Boti,
las costumbres a raíz de la guerra. etapa republicana. El racismo se había Max Henríquez Ureña y Emilio Bacardí

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Moreau pronunciaban conferencias con las primeras clarinadas del día 20” dio en el barrio Los Olmos hacia 1905,
sobre temas históricos o literarios y músi- (2006: II, 313). aunque se utilizaban también diferentes
cos catalanes como Magín Carbonell También los teatros adquirieron gran terrenos para los juegos como el parque
Regual, Enmanuel Alen y Ernesto Cer- resonancia en el panorama cultural de Santiago o el área deportiva de la Escuela
vera ofrecían brillantes conciertos; la Santiago de Cuba (AHMSC, Gobierno Normal para Maestros; los campeonatos
Colonia Española se construyó en 1900 Municipal [República], Fondo de Planos. se hicieron frecuentes e influían tanto
(AHPSC, Gobierno Provincial, Socieda- Proyectos de teatros, Exp. S/N). La ciu- en la vida de los ciudadanos de diversa
des de Recreo [2657], 4, 1899-1942; Esta- dad sólo poseía al inicio de la República procedencia social hasta el punto de
tutos del Centro de la Colonia Española el de La Reina, que tomó el nombre de convertirse en nuestro deporte nacional.
de Santiago de Cuba, 1915). Allí los Oriente, insuficiente para satisfacer el En aquellos años, como ahora, el entu-
individuos de esa ciudadanía recibirían gusto de la población por la actividad siasmo por las contiendas de los equi-
asistencia médica, instrucción y recrea- teatral palidecida en las postrimerías del pos hacía que una gran porción de la
ción al igual que en el Centro Gallego, XIX, pero que los santiagueros tanto población dedicara parte de su tiempo
erigido en 1914, según expresa Forment extrañaban. El primer teatro construido a estar pendiente de la evolución de
(2006: II, 152). en 1905 fue el Novedades; el Alhambra, las novenas y ello incluía también a las
Todas estas sociedades ejercieron en 1910, donde la población humilde mujeres que participaban como madri-
una gran influencia sobre su clase social podía disfrutar de espectáculos de varie- nas, “poniendo una nota decorativa de
y por su función cultural incidieron sig- dades del género lírico. Por su parte, la belleza en el ambiente” (Forment, 2006:
nificativamente en el contexto urbano. clase de ingentes recursos acudía al fas- II, 82), y hasta se comenzó a publicar
Los santiagueros que vivieron aquellos tuoso teatro Vista Alegre construido en la revista Store dedicada a temas de
años recuerdan con satisfacción la vita- 1915 por el arquitecto Carlos Segrera en béisbol. Así nos refiere, nuevamente,
lidad que supieron insuflarle a la vida el barrio burgués como recoge en sus Forment en crónica de febrero de 1920
del centro, transformando el letargo en crónicas Forment (2006: II, 250). Pero esa pasión deportiva: “El base-ball está
el cual había caído a fines del siglo XIX, del tema, los edificios más importantes en el período de su máximo desarrollo.
pero de ellas la de mayor importancia de la ciudad por sus dimensiones, tra- En el curso de este mes, Cuba y Cen-
fue el Club San Carlos (AHPSC, Gobierno tamiento decorativo, calidad construc- tral, los eternos rivales, hacen magnífi-
Provincial, Sociedades de Recreo [2661], tiva y ubicación urbana fueron el teatro cas demostraciones en que intervienen
2, 1900; Reglamento Orgánico de la Heredia (1905) y el Aguilera (1915). Cuba, Gimnasio y Central y que ter-
Sociedad Club San Carlos, 1900), el cual Las proyecciones cinematográficas minará el 22 de mayo próximo. En los
tenía una historia desde la época colo- formaron parte igualmente del universo cafés, parques, paseos y en plena vía
nial. Había sido el centro cultural de la cotidiano del santiaguero de todas publica, se comenta con la vehemencia
burguesía santiaguera finisecular y en el las clases sociales (AHMSC, Gobierno característica de nuestro temperamento
siglo XX continuó aglutinando a los indi- Municipal [República]. Teatros y Cines, y a “grito pelado” los incidentes de cada
viduos de mayor posición económica y 2797). La visita a los cines de barrio juego” (Forment, 2006: II, 539).
social de la ciudad, ya se tratara de las constituyó tal vez uno de los mejores Según este cronista, la Cancha para
familias de más rancio abolengo, ya fue- recuerdos de la infancia y juventud de Lawn-tennis, levantada en 1919, en el
ran los nuevos ricos. Lo cierto es que muchas personas que vivieron esos reparto Vista Alegre, por Carlos Segrera,
los socios decidieron erigir un lujoso años. Su popularidad se explica además satisfizo la preferencia burguesa por esta
edificio sede y para ello fue demolida por el bajo precio de la entrada. Si bien manifestación deportiva (Forment, 2006:
la antigua construcción. El nuevo club en la ciudad no fueron levantados cines II, 509), mientras en la pista de patinaje
fue proyectado por el arquitecto Carlos propiamente dichos en los dos primeros o Skeiting ring, construida en 1915, bajo
Segrera entre 1910-1917. Allí se realiza- decenios del siglo, es bueno decir que proyecto del mismo arquitecto, se rea-
ban: recepciones, bailes de etiqueta, de los teatros fungieron como tales hasta lizaban, además de las competencias
disfraces, reuniones políticas, actos de que fueron construidos los cines Estrada de patines, banquetes y otras reunio-
homenaje, actividades conmemorativas Palma, hoy Trocha (1918), Rialto (1921), nes sociales (Forment, 2006: II, 269).
y banquetes. El cronista Carlos E. For- Cuba (1922) y Capitolio (1923) bajo la Advierte Gómez de Cárdenas (1952: 2)
ment nos detalla lo acontecido, el 19 de guía estética del eclecticismo. que el yatismo se practicaba en el Club
agosto de 1916: “Epílogo brillante de la Desde inicios del siglo XX se impu- Náutico, el cual continuó las actividades
temporada de carnaval ha sido el baile sieron en la ciudad los clubes exclusivos desarrolladas en el siglo anterior hasta
que esta noche celebró el Club San Car- de la burguesía relacionados con depor- finalizar el período colonial.
los con numerosa y distinguida concu- tes de procedencia norteamericana en Las áreas de uso colectivo también
rrencia, que al dar las doce campana- los cuales se celebraban además otros experimentaron cambios relacionados
das la Catedral, se rompió la piñata que eventos sociales. Los jóvenes acauda- con sus funciones. Algunas costum-
estaba colocada en el centro del salón; lados que habían estudiado en Estados bres heredadas de la época colonial
al tirar de la cinta la bella señorita Berta Unidos y los norteamericanos residen- se mantuvieron, aunque matizadas
Taquechel, descubriendo numerosos y tes en la Isla introdujeron el yatismo, el por el carácter y el ritmo de la nueva
finos regalos que se repartieron entre las golf, el tenis y el béisbol, entre otros. época. Sin embargo, ya esos centros
damas. Luego se sirvió un buffet esplén- Este último deporte adquirió tal popula- no fueron en el nuevo siglo, escenarios
dido y comenzó el baile que terminó ridad que fue preciso construir un esta- privilegiados de los fastos urbanos;

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VIDA COTIDIANA EN SANTIAGO DE CUBA ENTRE DOS SIGLOS (XIX Y XX)

pues no congregaron más a aquel cre- se da a conocer que luego se tiraban esquina, los cinecitos, se convirtieron
cido número de participantes en las luces de Bengala y comenzaba a actuar en focos locales de intercambio social
celebraciones sociales de tanto boato la banda municipal de música. espontáneo. Un ejemplo de ello fue el
como el Día de Reyes, la procesión del Aunque el carnaval continuó siendo parque de Vista Alegre, nuevo núcleo
Corpus Christi, las fiestas de Semana un espacio para que la alegría multi- de atracción de los vecinos burgueses
Santa o ferias populares como los tudinaria irradiara por toda la ciudad, residentes en ese suburbio. En sus alre-
caneycitos. En las nuevas circunstan- sutiles cambios acontecieron, pues la dedores fueron construidos edificios
cias históricas, la sociedad santiaguera temporada del mismo se inauguraba como la pista de patinaje, el teatro Vista
comenzó a vivir bajo otros valores y en el parque Céspedes para luego Alegre y el café-restaurante, construc-
este hecho se manifestó en el uso que introducirse en las sociedades y clubes ciones que a través de sus funciones
hacía del espacio comunitario. Las a través de bailes de disfraces. le confirieron al parque determinada
procesiones religiosas, universo vital La antigua plaza de Marte se con- vitalidad, reforzada con el montaje allí
del ciudadano santiaguero durante la virtió en parque de La Libertad a partir de tiovivos, canales, tiros al blanco y
Colonia, continuaron efectuándose, de 1899. Este espacio reafirmó la cen- todo el aparataje propicio para juegos.
pero sin la pompa y el carácter multi- tralidad adquirida en el siglo XIX y se Toda esa zona se convirtió en un gran
tudinario de otrora. Estos sitios acogie- convirtió en un importante punto de complejo de distracciones.
ron además: desfiles patrióticos, festi- enlace de la ciudad tradicional con las Como hitos urbanísticos vinculados
vidades de carnaval, retretas y el paseo nuevas urbanizaciones surgidas hacia al devenir de la sociedad experimen-
dominical, entre otras. De cierto modo, el este. La existencia de la Columna taron variaciones funcionales. Fueron
algunas de las nuevas celebraciones se de los Veteranos levantada en 1902 le mudos testigos de los nuevos patrones
fueron imbricando con las antiguas. otorgó un carácter simbólico al par- de conducta social practicados por los
Por ejemplo, la antigua plaza de que, escenario no sólo de actividades pobladores, y aunque algunas funcio-
Armas, y desde 1902, parque Céspe- recreativas y comerciales sino tam- nes fueron mantenidas primaron las
des, se convirtió en centro de actos bién conmemorativas, pues se reali- transformaciones en los usos.
conmemorativos de fechas históricas zaban innumerables mítines políticos. Efectivamente, la relación cultura
y una singular actividad quedó insti- Allí también continuó celebrándose la y entorno se manifestó en Santiago de
tuida oficialmente a partir de ese año reunión de todas las comparsas que Cuba durante ese período bisagra de
en el recinto, la fiesta tradicional de la luego salían en desfile por la calle finales del siglo XIX y principios del
bandera, iniciada por el alcalde Emi- Enramadas durante los carnavales, el XX, en consonancia con las condicio-
lio Bacardí Moreau. Cuando el 31 de paseo dominical y atracciones infan- nes políticas, económicas, sociales y
diciembre las campanas de la catedral tiles al aire libre, tradiciones que aún los modelos culturales –de ascendencia
tocaban las doce de la noche, en la hoy subsisten. hispano-francesa en uno y de carácter
puerta del Ayuntamiento se izaba la Es útil destacar que con el surgi- norteamericano en el siglo XX– exis-
bandera cubana, en un intento de este miento de nuevas zonas residencia- tentes en aquella sociedad que con-
alcalde de recordar al pueblo que la les, la población desplazó un tanto el servó a ultranza o modificó consciente
nuestra seguía siendo, a pesar de todo, desenvolvimiento de su vida cotidiana o inconscientemente sus pautas de
la bandera de la estrella solitaria. En hacia esas áreas. Los parques de barrio, comportamiento sociocultural.
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(AHMSC).

[152] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 142-152


Un virrey en el ocaso
del virreinato peruano:
María del Carmen Martín
Rubio
el marqués de Villagarcía
Universidad Complutense,
Madrid
Viceroy at the decline of
the peruan viceroyalty:
marquis of Villagarcía

Resumen Abstract
La Guerra de Sucesión, surgida en The Succession War, which took place
Europa a comienzos del siglo XVIII, in Europe at the beginning of the 18th
motivó que la economía de las colonias C., brought about the American colo-
americanas se viera debilitada, debido a nies weakening due to some conces-
las concesiones otorgadas, por Felipe V, sions given by Philip V to the belli-
en los tratados de paz firmados al tér- gerent nations in the peace treaties
mino del conflicto. Esa circunstancia, signed at the end of the conflict. This
unida a la gran corrupción existente en circumstance, added to the considera-
todas las áreas gubernativas y a incon- ble corruption existing in every gover-
trolados ataques de piratas ingleses, pro- nment area and also to the unbridled
vocaron que, en 1740, el antes esplen- attacks committed by English pirates,
doroso Virreinato peruano se hallara led the magnificent Peruvian Vicero-
sumido en el caos y la pobreza. En las yalty into chaos and poverty. Along
presentes páginas, mediante el estudio these pages, through unprecedented
de documentación inédita, se ponen de data research, it is shown how Viceroy
manifiesto los esfuerzos realizados por el Villagarcía, the forerunner of indepen-
virrey Villagarcía para contener el con- dence, tried hard to restrain the con-
trovertido clima social, precursor de la troversial atmosphere which was occu-
independencia, que ya entonces se vivía. rring at that moment.
Palabras clave: Villagarcía, Felipe Keywords: Villagarcía, Philip V, Ver-
V, Vernon, Anson, Jorge Juan, Ulloa, non, Anson, Jorge Juan, Antonio de
Pizarro, Lima, Portobelo, Cartagena de Ulloa, Pizarro, Lima, Portobelo, Car-
Indias, Paita, La Habana, México, navíos, tagena de Indias, Paita, La Habana,
corregidores, minería, azogue, inquisi- Mexico, ships, mayors, mining, quick-
ción, impuestos. silver, Inquisition, taxes.

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UN VIRREY EN EL OCASO DEL VIRREINATO PERUANO: EL MARQUÉS DE VILLAGARCÍA

I. Introducción de San Francisco, Observantes de Noya, poco tiempo, preparó los objetos per-
Santa María la Real de Arévalo, Cister sonales necesarios para su nueva vida,
España comienza el siglo XVIII con de Armentera y Agustinas Recoletas de dejó ordenadas las administraciones
una guerra internacional surgida en Vista Alegre. El rancio abolengo de su patrimoniales y organizó el séquito que
Europa a causa del problema dinástico familia y las altas funciones desempe- debía acompañarle.
del último monarca de la Casa de Aus- ñadas por sus antepasados hizo que En abril de 1735 Villagarcía salió
tria, que llevó consigo la entronización fuera preparado para prestar servicios hacia Cádiz junto con el séquito y su
de un Borbón, de la cual salió muy a la Corona. Fue “menino” de Carlos segundo hijo Mauro Fernando, pero no
debilitada por la pérdida de Gibraltar, II y, al alcanzar la mayoría de edad, pudo llegar hasta el 10 de mayo debido
Menorca y las posesiones de Flandes. ocupó cargos de gran responsabilidad, a las lluvias y a los malos caminos.
Ciertamente, los territorios americanos entre ellos, el de capitán de infantería En la ciudad, donde se hallaban pre-
quedaron al margen de la contienda, del Tercio de Lombardía, el de Caba- parados los navíos Nuestra Señora del
pero se vieron afectados por las con- llos Corazas en el Estado de Milán y, en Carmen, “el Conquistador”, y “el Incen-
cesiones realizadas en los tratados de dos ocasiones, el de asistente, superin- dio”, en los cuales iba a viajar, tuvo que
paz firmados a su término y por la casi tendente y capitán general de Sevilla, esperar dieciocho días; mas por fin, el
total incomunicación con la metrópoli en cuyo desempeño hubo de contro- 28 levaron anclas los dos buques. En
durante los años iniciales del conflicto. lar el despacho y recibo de las flotas “el Conquistador”, al mando del capi-
Estas circunstancias hicieron que la que transitaban a América. Por haber tán Francisco de Liaño, viajaba el virrey
pesada administración colonial, instau- demostrado absoluta fidelidad y honra- con el teniente de navío Jorge Juan
rada desde la conquista, continuase sin dez en estos trabajos, Felipe V le nom- y en “el Incendio”, a las órdenes de
cambios en la primera mitad del siglo, bró Mayordomo de Semana de Palacio Agustín de Iturriaga, Antonio de Ulloa;
a pesar de los graves acontecimientos y, por último, Virrey del Perú el 16 de ambos marinos se dirigían a Quito para
surgidos en todo el sur del continente, diciembre de 1734, cuando ya había integrarse en una misión científica fran-
de los que se desprendía la necesidad heredado el título de Marqués de Villa- cesa, que tenía previsto medir el grado
de establecer urgentes reformas en las garcía. en el meridiano.
antiguas estructuras gubernamentales. Según correspondía a su noble Al cabo de 43 jornadas de nave-
Como consecuencia de esa situa- estirpe, Antonio José contrajo nupcias gación llegaron sin ningún obstáculo
ción, la sociedad peruana se encon- a los 26 años, el 15 de febrero de 1694, a Cartagena de Indias. Allí descansa-
tró marcada por innumerables facto- con la ilustre dama extremeña Clara ron unos días y el 25 de julio “el Con-
res negativos, los cuales sumieron a Benita de Monroy y Barrionuevo, Mar- quistador” se hizo de nuevo a la mar.
la mayoría de las gentes en el caos y quesa de Monroy y de Cuzano, también Aunque encalló en el bajío de las Tor-
la pobreza, excepto a algunas fami- “menina” y dama de la reina madre tugas, no muy distante de Cartagena,
lias dineradas que continuaron mante- Mariana de Austria. De la unión nacie- gracias a la pericia del capitán Liaño,
niendo el control de la economía. Las ron ocho hijos, pero sólo lograron vivir el mismo día continuó navegando.
reformas administrativas no se llevaron tres pues, a pesar de su privilegiada Ya sin ningún contratiempo, el navío
a cabo hasta la segunda mitad del siglo, situación social, no pudieron sobrevivir arribó a Portobelo, en Panamá, el 4 de
por lo que en las cinco primeras déca- a las frecuentes epidemias de tifus, pes- agosto y seguidamente puso rumbo
das, a los gobernantes no les quedó tes y gripes que entonces se producían. a esta capital. Sus tripulantes aguar-
más opción que valerse de las decanta- daron allí, desde el 16 de agosto al 4
das instituciones locales y de los recur- de septiembre, a la nave “Almiranta”
sos a su alcance, sin apenas contar con III. El viaje a Perú de la Armada Real de las Indias, que
ayuda de la Corona. Bajo esas adversas llegaba a las órdenes del comandante
circunstancias, el Marqués de Villagar- No cabe duda de que Felipe V debió general Jacinto de Segurola para tras-
cía se vio obligado a gobernar el Virrei- de valorar muy positivamente la efica- ladar al virrey a tierras peruanas. Aun-
nato peruano de 1736 a 1745. cia demostrada por Villagarcía en los que el trayecto era corto, por las fuertes
importantes empleos que le entregó corrientes y los vientos contrarios, “la
durante su juventud y madurez; de otra Almiranta” no pudo arribar a Paita, la
II. El Marqués de Villagarcía forma no le habría elegido para gober- primera ciudad costera del Virreinato,
nante de un territorio tan levantisco hasta el 21 de noviembre y como no
Antonio José de Mendoza Caamaño como siempre había sido Perú, máxime se había previsto el retraso, los viaje-
y Sotomayor, Marqués de Villagarcía, cuando tenía ya una edad avanzada: ros apenas tuvieron víveres durante
nació el 13 de marzo de 1667 en el sesenta y siete años, lo que en esa ese tramo. A partir de Paita, el virrey
pueblo segoviano Vegas de Matute. Era época significaba ser un anciano. Qui- recorrió en literas, proporcionadas por
Caballero de la Orden de Santiago, ter- zás por tal motivo, Antonio José rechazó los corregidores de las provincias que
cer Marqués de Villagarcía, Vizconde el nombramiento, pero se vio obligado atravesaba, los entonces inhóspitos
de Barrantes, Conde de Monroy y de a aceptarlo ante fuertes presiones reci- caminos del norte peruano; finalmente,
Cusano; Señor de Vista Alegre, Ruvia- bidas del Monarca. Desde luego, Felipe el 3 de enero de 1736 entró en Lima.
nes, Lamas, Fuentes, Valdesar y Villana- V no se equivocó; el nuevo virrey Había tardado siete meses y veintidós
sur, y además patrono de los conventos estaba pletórico de energías, ya que, en días desde que salió de Madrid.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165 [155]


MARÍA DEL CARMEN MARTÍN RUBIO

IV. Recibimiento en Lima la corrupción de los funcionarios esta- Lima y, sobre todo ello, la incorregible
tales. La producción minera se hallaba corrupción de las autoridades aduane-
Pero Villagarcía no entró aquel día en en mínimos debido a la falta de mano ras, que permitían la entrada de mer-
la capital del Virreinato. El protocolo de obra barata para el laboreo de las cancías extranjeras y el impago de aran-
ordenaba que primero se instalase en minas y, por idéntica razón, también celes sobre las llagadas desde España.
un palacio militar, situado en el puerto las haciendas agrícolas veían mermadas
de El Callao, con objeto de que fuera sus cosechas. Obviamente, estas cir-
cumplimentado por las autoridades cunstancias habían acarreado el empo- VI. El gobierno de Villagarcía
gubernativas. Es de suponer que llegaría brecimiento del erario público y una
muy cansado, sin embargo a las pocas fuerte disminución en los tributos rea- Toda esta problemática evidencia que
horas comenzó a presidir actos oficia- les. Además, desde comienzos del siglo en 1736 había una fuerte crisis comer-
les. Dos días después se desplazó a la se habían venido sucediendo continuas cial en el Virreinato peruano. A pesar de
Capilla de la Legua, situada a mitad de sublevaciones indígenas por los abu- ello, Felipe V pidió a Villagarcía que la
camino entre El Callao y Lima, donde el sos que infringían los encomenderos a superase abriendo los tradicionales mer-
virrey anterior, José de Almendariz, Mar- los indios; de ahí que sus comunidades cados de Portobelo; de ahí que el virrey,
qués de Castelfuerte, le hizo entrega del estuviesen muy convulsionadas. Pero, en cumplimiento de la orden, desde que
bastón de mando. En la tarde del 6 pasó sin duda, los máximos problemas pro- comenzó a gobernar, pusiese el máximo
secretamente a Lima; iba conducido por venían de los incontrolados ataques de empeño en realizar una nueva feria.
Castelfuerte, por los miembros de la piratas y corsarios extranjeros, quienes Con objeto de prepararla, se reunió fre-
Real Audiencia y por los del Tribunal de impunemente destruían ciudades, roba- cuentemente con los comerciantes lime-
Cuentas, quienes le hicieron una gran ban sus riquezas y sembraban el terror ños y les apremió a que invirtiesen sus
ceremonia de bienvenida. Cuando hubo entre la población capitales; éstos decían que no tenían
terminado se instaló en el palacio que La Corona, conocedora de la difícil dinero suficiente, dado que aún les que-
sería su morada, ubicado en la Plaza de situación que existía en el Caribe y en daban artículos sin vender de la feria
Armas, que era la antigua casa de Fran- todo el cono sur americano, entregó a anterior, celebrada en 1731; pero, ante
cisco Pizarro. Villagarcía instrucciones encaminadas a la insistencia de Villagarcía, consiguie-
Al día siguiente el Cabildo de la ciu- conseguir un mejor funcionamiento en ron reunir 11.641.575 pesos.
dad le ofreció un fastuoso recibimiento, las áreas gubernativas. De ahí que, nada El 13 de febrero de 1537 salieron
que Villagarcía contempló bajo un riquí- más llegar, el virrey enviase órdenes a de Cádiz rumbo a Panamá los navíos
simo palio; desde él pudo advertir que las autoridades para que cumplieran de registro, que transportaban las mer-
muchos vecinos adinerados compe- con sus obligaciones, especialmente a cancías españolas a cargo del teniente
tían en el lujo de sus carrozas y en los los oficiales responsables de las Cajas general D. Blas de Lezo; sin embargo,
ostentosos trajes de sus criados. A esta Reales, que eran los administradores de hasta el 27 de junio de 1739 el virrey
ceremonia siguieron otras, revestidas la Hacienda, quienes presentaban muy no pudo participar a Felipe V que se
también de una impresionante parafer- confusas sus recaudaciones de impues- había hecho a la vela la Armada del Sur
nalia, en las que las instituciones perua- tos. Al no conseguir que las aclarasen, desde el puerto de El Callao, rumbo a
nas le dieron la bienvenida. Ante aque- ni con multas, no le quedó otra opción la ciudad de Panamá, llevando el cre-
lla atmósfera de opulencia, cualquiera que revisar personalmente las cuen- cido caudal destinado a la feria de Por-
podía pensar que se hallaba en el país tas que éstos enviaban cada mes, pero tobelo1. Esta alta cantidad hacía presa-
más poderoso del mundo, y el virrey, ni aún así logró contener sus trampas, giar que las ventas iban a ser ventajosas
adulado por las autoridades de máxima pues en mayo de 1745, el Tribunal de para el comercio de España, puesto que
jerarquía y por gentes de gran estatus Cuentas le informó de un fraude come- al haber podido liquidar los mercaderes
social y económico (Antonio de Ulloa, tido en la Caja de Lima por valor de los géneros atrasados, durante el largo
1748: 55. T. II), debía de sentirse como 30.437 pesos. tiempo transcurrido, habían aumentado
una especie de dios terrenal. Ahora Por otra parte, el monopolio del sus capitales de forma considerable, y en
bien, la realidad del Virreinato no era la comercio peruano, que tradicional- aquellos momentos eran mayores que el
que Lima mostraba en el recibimiento, mente había sido el gran negocio de valor de las mercancías que se hallaban
sino otra muy distinta que Villagarcía muchas familias y de la propia Corona, cargadas en los navíos de registro. Mas,
iba a conocer nada más comenzar su se encontraba en total declive. Varias desgraciadamente, tampoco entonces se
gobierno. causas habían potenciado su empobre- cumplieron las halagüeñas previsiones
cimiento: la concesión hecha a Inglate- porque, cuando todavía se hallaban los
rra, en el Tratado de Utrech, del llamado navíos esperando para poder pasar a
V. Un Virreinato en quiebra Navío de Permiso, mediante el cual los Portobelo, el 22 de noviembre de 1739,
británicos podían comerciar libremente la ciudad fue invadida por una escuadra
En aquellos momentos, los comercian- en los territorios americanos; el tráfico inglesa al mando del almirante Wernon,
tes se quejaban de que sus beneficios ilegal, que estaba apareciendo en Bue- quien seguidamente, en abril de 1740,
eran muy escasos por los altos impues- nos Aires, procedente de la colonia por- se apoderó también de Chagres y del
tos que soportaban y por el enorme tuguesa de Sacramento; una red de con- castillo de San Lorenzo, que era su for-
contrabando comercial que generaba trabando que operaba desde Panamá a taleza defensiva.

[156] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165


UN VIRREY EN EL OCASO DEL VIRREINATO PERUANO: EL MARQUÉS DE VILLAGARCÍA

El ataque y saqueo de Portobelo plata; de ahí que el ministro José Patiño


supuso un gran revés para el comercio pidiera un informe sobre el yacimiento
entre Perú y España aunque, por suerte, al superintendente. Éste respondió que
el dinero de los comerciantes todavía Huancavelica producía en aquellas
no había llegado a la ciudad, dado que, fechas la mitad de lo que había produ-
cuando fue invadida, los navíos de regis- cido en el siglo XVII y que el déficit se
tro aún se encontraban en Panamá. Para debía al fraude existente, al engaño de
protegerlo, el virrey ordenó el 28 de los mineros en los asientos y a la escasa
febrero de 1740 que se mantuviese allí y tecnología moderna que se aplicaba en
que si no se tenía suficiente seguridad, las extracciones, si bien los empresarios
que se llevase a Guayaquil y después mineros recibían ayudas de la Corona.
a Quito y, que en caso de hallarse la Esos hechos hacían que el azogue resul-
costa invadida por ingleses llegados por tara mucho más caro que el de Alma-
el Cabo de Hornos, que se condujese a dén, por lo que se necesitaba terminar
algún punto de la costa de México. Al con el sistema de asientos e implantar el
mismo tiempo intentó darle mayor pro- mismo empleado en la mina española.
tección forzando a los comerciantes de Teniendo en cuenta estas recomendacio-
Lima a que armasen el buque de guerra nes, en 1735 fue nombrado gobernador
“la Rosa” con el fin de que procediera a superintendente, con plenas facultades,
su custodia2. A pesar de esta medida, el el consejero de Indias, Jerónimo Sola y
11 de mayo, viendo el virrey el peligro Fuente. Bajo sus directrices, desde 1736,
que corría el gran capital si permanecía en que Villagarcía asumió el cargo, se
mucho tiempo en la ciudad caribeña, encontró la beta principal, cuyo rastro
dispuso que la flota se dirigiera a Ecua- se hallaba perdido y se eliminó el uso
dor y que en Cartagena se desembarca- de la pólvora, mejorando así el trabajo
ran todos los efectos europeos, para que de los mitayos.
fueran conducidos por una larguísima La mayor cantidad de mercurio que
ruta interior hasta Guayaquil. se consiguió, a precio más bajo, bene-
Finalmente llegaron las mercancías fició la extracción de plata en Potosí y
a esta urbe y también los comercian- otros yacimientos; pero, sin duda, hubo
tes peruanos con el dinero destinado un factor muy positivo: la disminución
para efectuar las compras. A pesar de del quinto, tributado por los mineros
ello, la feria establecida en Guayaquil a la Corona, al diezmo. El Consejo de
no se celebró con normalidad, dado Indias había considerado la necesidad
que se dividió en mercados ambulan- de rebajar los impuestos a que estaban
tes situados en muchos lugares, por lo sujetos los minerales y, aunque en prin-
que, según los comerciantes, en lugar cipio la propuesta se hizo sólo para la
de ganancias, tuvieron grandes pérdi- plata, después se tomó la decisión de
das. Y parece cierto, puesto que los bajar la tributación de todos, incluido el
marinos Jorge Juan y Antonio de Ulloa azogue; la ordenanza comenzó a apli-
comprobaron que en 1744 no se habían carse el 3 de junio de 1736. El virrey
acabado de vender sus géneros ( Jorge escribió a Felipe V, el 24 de julio del
Juan y Antonio de Ulloa, 1747: 182). mismo año, que con esta medida habría
Otra consecuencia derivada del desas- una baja en los beneficios reales, pero
tre ocurrido en la feria de Portobelo que pasados algunos años se incremen-
fue que, de ahí en adelante, la Corona tarían por lograrse mayor producción.
abrió al tráfico comercial el Cabo de No se equivocó, pues, efectivamente, en
Hornos y el puerto de Buenos Aires, lo poco tiempo los diezmos superaron al
cual llevó consigo un fuerte aumento quinto del año 1736. Véase:
del contrabando, puesto que en esta En 1736 se obtuvieron 85. 410.2
ciudad se vendían junto con las mer- pesos
cancías legales otras más baratas, intro- En 1737, 183. 704.3
ducidas ilegalmente a través de la colo- En 1738, 159. 252.7
nia de Sacramento. En 1739, 183. 295.6
La minería era también un área En 1740, 170. 229.4
necesitada de activar. El gobierno de En 1741, 179. 573.6 1
Audiencia de Lima, lg. 642. AGI.
Madrid estaba muy preocupado por el En 1742, 161. 276.6 2
azogue, o mercurio, de Huancavelica, En 1743, 166. 131.1 Audiencia de Lima, lg. 642. AGI.
3
imprescindible para la obtención de la En 1744, 155. 926.33 Audiencia de Lima, lg. 642. AGI.
Falta explicación referencia 3

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165 [157]


MARÍA DEL CARMEN MARTÍN RUBIO

Respecto a la Hacienda parece que de todos los fondos existentes e incluso


Antonio José de Mendoza no encontró endeudar mucho más a la Hacienda
mucho desfase, pues según refleja Cas- para intentar proteger a un Virreinato
telfuerte en su Relación de Gobierno, se tan extenso como era el peruano, más
hallaban pagados todos los salarios y gas- a la zona del Caribe, lugares en los que
tos fijos dependientes de ella. Esta situa- resultaba muy costoso y difícil organizar
ción suponía empezar a gobernar con la defensa.
cierta tranquilidad, aunque no del todo,
pues las arcas estaban totalmente vacías
y había algunas deudas pendientes. VII. Los gastos originados
Sin embargo, Villagarcía logró elevar
la Hacienda y en 1737 pudo mandar a
por la guerra
Felipe V una remesa de 241.000 pesos,
pertenecientes a la parte que le corres- La primera necesidad alarmante de
pondía de los impuestos recaudados (D. dinero surgió a partir del 22 de noviem-
Andrade-Vaudelwilde y Contreras, 1990: bre de 1739, cuando el almirante Wer-
186). Consiguió enviar ese dinero por non tomó por sorpresa Portobelo. Des-
haber disminuido los gastos estatales pués de haberse retirado el almirante
unos 100.000 pesos, aunque en ese año de su suelo, a Villagarcía no le quedó
sólo se llegaron a recaudar 1.070.147 más remedio que reforzar aquella plaza
pesos, casi 130.000 menos que en el para prevenir futuros ataques y también
anterior4. Asimismo mandó al coman- la de Cartagena, otro puerto clave del
dante de la flota de los galeones, Blas comercio muy apetecido por los ingle-
de Lezo, 60.000 pesos para pagar los ses. Fortalecer estos enclaves portuarios
sueldos de la tripulación; al gobernador estratégicos requería mucho dinero y
de Chile el situado anual y otras canti- Villagarcía no sabía de dónde sacarlo, ya
dades que se debían de antes por los que no podía contar con ayuda mone-
gastos derivados de la expulsión de los taria de la Península. Ciertamente, en
portugueses de la isla de Sacramento5. diciembre de 1739, con el fin de que
También reedificó y reparó la muralla pudiera socorrer a la Escuadra del Sur y
del presido de El Callao con fondos pro- defender a los puertos caribeños y a las
vinentes de la sisa, sin dejar de hacer ciudades del Virreinato, desde Madrid se
entrega de 4.000 pesos a la Casa de los le habían remitido despachos para que
Niños Expósitos de Lima, 2.000 al Hos- se valiera indistintamente de los cauda-
pital Real de San Andrés y 520 por los les y ramos de la Real Hacienda8, pero
salarios de juez, contador y escribano la autorización le sirvió de muy poco ya
del juzgado recaudador de la sisa6; ade- que, por entonces, las arcas peruanas
más giró al nuevo gobernador de Chile, comenzaban a tener un claro déficit.
José Manso, 50.000 pesos de plata y El desfase se fue incrementando fuer-
50.000 más en ropa para el ejército7. temente a lo largo del año 1740, debido
Igualmente, entre 1738 y los primeros a los gastos producidos por el bloqueo
meses de 1739, en los que la Hacienda de la colonia de Sacramento, el aumento
había llegado a ingresar 2.368.506 pesos, de los gastos fijos que requería Buenos
Villagarcía hizo efectiva a la Corona otra Aires y por más de medio millón de
remesa que ascendió a 586.043 pesos, pesos que el virrey hubo de entregar
aunque había tenido de gastos milita- al comandante general de los galeones,
res y fijos 838.676 pesos (E. Rodríguez Blas de Lezo9. En consecuencia ya no se
Vicente, 1964: 22). pudieron pagar los salarios de los fun-
Pero muy pronto este saneamiento cionarios públicos, las cantidades corres-
de la Hacienda se vio enturbiado y fre- pondientes a los intereses devengados
4
Audiencia de Lima, lg. 642. AGI. nado por la declaración de guerra que de los censos, los costos de las plazas
5
La colonia de Sacramento era clave para en 1740 España hizo a Inglaterra, en fuertes, ni las rentas de otros ramos.
los territorios del Plata y su principal defensa de sus provincias de Ultramar. En medio de tan difíciles circuns-
abastecedor comercial. A partir de esa fecha, al virrey le fue tancias económicas, las noticias de nue-
6 imposible remitir ninguna otra canti- vos ataques ingleses eran cada día más
Audiencia de Lima, lg. 415. AGI.
7
dad; ni siquiera pudo hacer frente a los insistentes. Ante el inminente peligro, el
Audiencia de Lima, lg. 639. AGI.
propios gastos producidos por la admi- virrey convocó al Consulado de mercade-
8
Audiencia de Lima, lg. 642. AGI. nistración, dado que al ser inminente la res con el propósito de que armase, a su
9
Audiencia de Lima, lg. 1486. AGI. invasión inglesa, tuvo que echar mano costa, un navío para enviarlo a reconocer

[158] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165


UN VIRREY EN EL OCASO DEL VIRREINATO PERUANO: EL MARQUÉS DE VILLAGARCÍA

el sur del Pacífico. Debió de convencer 500 soldados, cuyo mantenimiento cos-
con facilidad a sus miembros ya que taba 30.000 pesos al mes. También hubo
aprobaron el proyecto y, con gran rapi- de hacer frente a nuevos gastos produ-
dez, construyeron un barco que se llamó cidos por la compra de cañones para El
“Santa Rosa”, el cual el 28 de febrero de Callao, la paga de los soldados, el abaste-
1740 partió a las islas de Juan Fernández cimiento de dos barcos de la Armada del
con la misión de comprobar si se habían Sur, enviados a Panamá, y 16.000 pesos
introducido buques británicos por la que entregó a los misioneros del Cerro
zona del Cabo de Hornos. La exploración de la Sal. Financió estas cantidades con
aportó un poco de sosiego a la inquieta 300.000 pesos donados por el Consu-
sociedad peruana, pues el “Santa Rosa” lado, quien gravó a un tres por ciento el
regresó el 5 de abril sin haber avistado oro y la plata del tesoro de los comer-
ningún navío enemigo. ciantes conducido a Quito, y con 200.000
Algo después, el 2 y el 5 de julio, pesos, gravados al uno y medio por
Villagarcía volvió a reunirse con los ciento, provinentes de cantidades dadas
comerciantes y les pidió que constru- por diferentes particulares, cajas de cen-
yeran dos nuevos buques. Éstos, por sos, amortizaciones y monasterios12.
temor a poner en peligro el comercio Ahora bien, las necesidades eran
en Guyaquil y Tierra Firme, acordaron muchas y cada día se planteaban nue-
armar un navío: “el Socorro” y carenar vos problemas que sólo se podían resol-
“el Sacramento”10. Por la misma época ver con dinero; véase: el 25 de octubre
el virrey vio la necesidad de restaurar de 1740 el Virrey de Nueva Granada,
el presidio de El Callao y también debió Sebastián de Eslava, había pedido
continuar los trabajos de fortificación 300.000 pesos para asistir a las fuerzas
en Buenos Aires. Además, junto con navales y a las tropas de tierra, que al
el dinero que hubo de mandar para la mando de D. Rodrigo de Torres habían
defensa de Cartagena, después del ata- llegado a Cartagena el 23 de ese mes;
que de Wernon, el 28 de febrero del el Rey ordenó que dicha cantidad fuera
mismo año remitió también mil pesos a proporcionada por Villagarcía. El 21 de
Panamá. Esta última cantidad ya no tuvo febrero del siguiente año comunicó a
más remedio que sacarla del patrimonio Felipe V que había enviado los 300.000
perteneciente al Rey11. pesos; en cambio, el 30 de marzo le
Por otro lado, en enero de 1740 hizo saber la gran dificultad que tenía
Villagarcía había conseguido la fabrica- en remitir a Santa Fe de Bogotá 100.000
ción de ocho galeotas de remo y vela pesos más, como parte de otros 300.000
en Lima y seis más en Guayaquil, todas que el Virrey Eslava había vuelto a
ellas provistas de artillería menor, que pedir para la manutención de los 12
podía ser manejada con facilidad por la navíos que conformaban la escuadra del
tripulación. Estas galeotas estaban des- teniente Rodrigo de Torres13, ya que las
tinadas a vigilar las costas e impedir el arcas estatales se hallaban exhaustas por
desembarco de los enemigos. Con objeto haber tenido que enviar, urgentemente,
de que dirigiesen su construcción, hizo 50.000 pesos y algunos géneros que fal-
ir a Lima a los dos tenientes de navío, taban en la Concepción (Chile) para el
Jorge Juan y Antonio de Ulloa, quienes sustento de la escuadra de José Pizarro,
se hallaban en Quito. En esa ocasión, antes de que ésta llegase a dicho puerto.
la maquinaria gubernativa dio muestras Hasta entonces el virrey, según las
de gran eficacia, porque los trabajos se necesidades que fueron apareciendo,
realizaron tan rápidamente que las ocho había cubierto los gastos quitando
galeotas, construidas en Lima, se halla- dinero de un sitio para ponerlo en
ban ya navegando en 1741. otro y apelando al Consulado de Lima,
Aunque apenas contaba con recur- pero como escribió en su Relación de
sos monetarios, el virrey volvió a dar Gobierno a su sucesor, José Manso de
muestras de su eficacia al formar, por Velasco, llegó un momento en que ya
aquellos mismos días, dos regimientos no hubo ninguna posibilidad de obtener
de caballería de 500 soldados cada uno, más fondos del Consulado ni de parti- 10
Papeles Importantes, lg. 25, expt. 19. AHAL
de los cuales 120 hombres estuvieron a culares; a la vez, el Erario se hallaba tan 11
cargo del Tribunal de la Santa Cruzada. agotado que ni siquiera se podían pagar Audiencia de Lima, lg. 642. AGI.
12
Asimismo, preparó otro regimiento de las cargas ordinarias del reino y mucho Audiencia de Lima, lg. 1468. AGI.
13
infantería, igualmente compuesto por menos las extraordinarias; sin embargo, Audiencia de Lima, lg. 642. AGI.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165 [159]


MARÍA DEL CARMEN MARTÍN RUBIO

no se podía dejar de defender las costas deuda de 2.672.357 pesos, 5 reales14.


del Caribe y de todo el continente sura- Pese a todos los esfuerzos realizados por
mericano de los ataques ingleses. Ante Villagarcía, la administración virreinal
la caótica situación, no le quedó otra había fallado una vez más, por lo que
opción que establecer sobre la pobla- la Hacienda cayó en absoluta bancarrota.
ción un impuesto extraordinario (Villa- Sin embargo, en tan dramáticas circuns-
garcía, 1745: 17). tancias, el virrey sostuvo la guerra y lo
A tal fin, el 16 de febrero de 1741 hizo con el sacrificio particular de los
convocó en junta general a todos los tri- propios ciudadanos, quienes nunca le
bunales del Virreinato para comunicarles negaron su apoyo.
que era imprescindible gravar los efec-
tos y géneros de la tierra, que entraban
en Lima y en las demás ciudades, villas VIII. La guerra
y lugares, y que el Cabildo de la capi-
tal propondría la fórmula bajo la cual
con Inglaterra
debía ejecutarse. La junta general estimó
que antes de imponer el gravamen, era El 30 de octubre de 1739, Inglaterra
necesario justificar la insuficiencia de los declaraba la guerra a España objetando
diferentes ramos de la Real Hacienda. incumplimiento del Tratado de Utrech
Por tal motivo, el fiscal de la Audien- con respecto al navío de permiso y a
cia se vio obligado a pedir razón del su comercio en las colonias de Ultramar;
dinero existente en las instituciones del por su parte, España la declaraba el 28
Estado. Cuando pasados casi diez meses de noviembre. En Perú no se supo hasta
llegaron los informes, todas autentifica- el 31 de marzo de 1740, aunque el almi-
ron la total falta de liquidez que tenía la rante Wernon había tomado por sor-
Hacienda en sus diferentes ramos y a la presa la ciudad caribeña de Portobelo
dramática información se unió la noti- en diciembre de 1739. La declaración de
cia de que, el 4 de diciembre, el almi- guerra se hizo pública a través de un
rante Anson había invadido el puerto de bando publicado por el virrey en Lima
Paita. Un día después, el 5 de diciembre y El Callao que había sido mandado por
de 1741, la junta general resolvió llevar Felipe V. Entre otras razones, el bando
adelante la propuesta del virrey decía que, aunque la Corona había
En consecuencia, el 8 de diciembre hecho muchas negociaciones con el fin
se resolvió que, a excepción de la carne, de evitar el conflicto bélico, Inglaterra
pan, velas y manteca, se gravasen y pen- no las había aceptado.
sionasen todos los frutos y efectos que Como se ha señalado, antes de llegar
entraban en Lima y en las demás ciuda- la noticia de la declaración de guerra a
des del reino y que cada persona contri- Lima, el 2 de diciembre de 1739, el almi-
buyese con la cuota que se le impusiese, rante Wernon, enviado al Caribe con
incluidos los eclesiásticos, hasta llegar a una gran flota compuesta por 50 navíos
alcanzar dos millones de pesos, y que a de guerra, 130 de transporte y 13.000
todo ello se uniese lo que se recaudara hombres, atacó por sorpresa a Portobelo
en los impuestos del comercio. con seis buques y la tomó sin apenas
Pero el cobro del impuesto no fun- oposición, apoderándose del castillo
cionó bien, dado que se fue recaudando de Todofierro junto con los navíos que
en muy pequeñas cantidades y durante se hallaban anclados en la bahía. Ante
mucho tiempo. Villagarcía apenas pudo este hecho, que cogió desprevenida a
hacer frente a los inagotables gastos de la población, a la mañana siguiente se
la guerra con el gravamen establecido, rindió el jefe militar de la plaza. Ya due-
tal y como en un principio se había ños de la ciudad, los ingleses destruye-
pretendido, ni pudo contar con otros ron las murallas defensivas y se apoderó
recursos del propio Virreinato, ya que de todas las armas y riquezas que había;
no había de donde sacarlos, y en España después distribuyó 10.000 pesos a sus
tampoco existían fondos para ayudar a hombres.
paliar tan difíciles circunstancias. De ahí Wernon, una vez desbastado Por-
que, en julio de 1745, cuando se hizo tobelo, el 24 de diciembre, emprendió
cargo del gobierno Manso de Velasco, en rumbo hacia Jamaica llevándose toda la
14
Conde de Superunda. En Alfredo Moreno las Cajas Reales únicamente había 6.407 artillería existente en los castillos y en la
Cebrián 1983, 285-291. pesos y la Hacienda tenía contraída una urbe; pero a los cuatro o cinco días de

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UN VIRREY EN EL OCASO DEL VIRREINATO PERUANO: EL MARQUÉS DE VILLAGARCÍA

su salida, se desató una fuerte tormenta intensos. Llegó un momento en que los
con viento norte que le causó grandes cascos y las arboladuras de los buques
destrozos: hundió uno de sus buques estaban destrozados; como consecuen-
y algunos otros quedaron tan afecta- cia, uno de ellos se hundió y perecie-
dos que cuatro tuvieron que regresar ron todos sus tripulantes; los demás, en
a la boca de Portobelo para ser repa- malas condiciones, arribaron al Río de
rados, por hallarse desarbolados15. El la Plata y a Buenos Aires; Pizarro, total-
mismo Wernon hubo de girar al oeste mente maltrecho, a Montevideo16.
con su propio navío al haber quedado Por su parte, la escuadra de Anson,
ladeado, pero al fin pudo reparar los después de soportar enormes calamida-
buques y dirigirse a Jamaica. En dicha des, consiguió pasar el Cabo de Hornos
isla se volvió a preparar y a primeros y llegar al Pacífico Sur el 7 de marzo
de abril regresó a Portobelo; desde allí de 1741. El 19 del mismo mes también
tomó el castillo de Chagres, tras lo cual se desataron terribles tormentas y tem-
nuevamente se refugió en Jamaica. Ade- porales, que duraron siete semanas, a
más, Inglaterra envió una impresionante consecuencia de los cuales algunos de
escuadra, de 1.400 hombres, contra las los navíos se fueron a pique y otros
provincias españolas de Ultramar, al quedaron inservibles para seguir nave-
mando del almirante Anson, compuesta gando. Solo tres, muy deteriorados,
por 6 navíos provistos de 226 cañones entre los que se hallaba “el Centurión”
(R. Vargas Ugarte, 1956: 188-189). de Anson, pudieron llegar en julio a las
Al conocer la Corona española el islas de Juan Fernández con 626 hom-
despliegue naval efectuado por los bres, muchos de ellos enfermos.
británicos, preparó una flota de cinco Incomprensiblemente, los navíos bri-
buques en el puerto de El Ferrol, que tánicos estuvieron en dichas islas, hasta
fue puesta bajo el mando del teniente el mes de septiembre, sin ser vistos, ni
general de marina Frey José Alfonso molestados por barcos españoles pese
Pizarro, Caballero de la Orden de San a la vigilancia establecida por el virrey.
Juan y gentilhombre de cámara del Casi tres meses más tarde, cuando
Rey. La escuadra, que transportaba 500 Anson tuvo recompuestos los buques y
hombres de tierra, oficiales, armas y un fortalecida la tripulación, sabiendo que
escuadrón del regimiento de Portugal, la escuadra de Pizarro no había remon-
destinado a servir en Chile, salió del tado el Cabo de Hornos y que todavía
puerto de Santander en octubre de 1740. las autoridades virreinales no tenían
Las intenciones del general Pizarro eran noticias de su presencia en la isla de
seguir el rastro de Anson en el Pacífico Juan Fernández, situó sus barcos en la
sin combatir en aguas europeas y ade- ruta de Valparaíso a Paita, con el fin de
lantarse a pasar el Cabo de Hornos para apoderarse de todas las naves que trafi-
atacar a los buques británicos en el sur caban con Chile y Panamá. En esa ruta
de dicho océano; de ahí que zarpara capturó un navío con carga de 24.000
una semana antes que los ingleses con pesos; pero para el inglés, más impor-
provisiones para cuatro meses. tante que el dinero, fue la información
La flota española arribó al Atlántico que le proporcionaron los pasajeros
americano el 5 de enero de 1741; se sobre los derroteros de los barcos espa-
hallaba en Buenos Aires para reponer ñoles.
víveres, cuando supo que Anson tam- En los días siguientes el comodoro
bién se encontraba en aquellas aguas. acondicionó el buque hispano y se
Sin esperar los víveres, se dirigió al Cabo deshizo de uno suyo que estaba muy
de Hornos y lograron pasarlo sin gran- deteriorado. Después dispuso que otro
des dificultades, mas el 7 de marzo se de sus navíos fuera a la zona de Paita,
desató una terrible tempestad que dejó mientras que él con “el Centurión” y el
los barcos a la deriva y de nuevo fueron apresado se situaba frente a El Callao.
arrastrados al Atlántico. En un alarde de El 18 de septiembre el buque, que se
valentía, los marineros, sin apenas ali- hallaba por Paita, capturó un barco
mentos, aguantaron las gélidas tempera- español de 600 toneladas; como estaba
turas y los bamboleos provocados por en buen uso, el capitán inglés también
la mar, esperando que se calmara para decidió deshacerse de su maltratada 15
Dionisio Alcedo y Herrera. Ms. 1622. BPRM.
volver al Pacífico; pero los vientos y las nave y trasladarse a aquél con sus hom- 16
corrientes contrarias fueron cada vez más bres. Así reforzado, navegó rumbo norte Audiencia de Lima, leg. 642.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165 [161]


MARÍA DEL CARMEN MARTÍN RUBIO

y a la altura de Barranca se apoderó de ante un posible ataque. Los buques arri- pertrechados con una gran cantidad de
otro buque español que hacía la ruta de baron el 22 de marzo al puerto de Perico armas y municiones.
Guayaquil a El Callao. Más tarde Anson sin hallar rastro de Anson; mas, poco Los buques había llegado el 23 de
se unió a ellos y juntos avanzaron hasta después, llegó la noticia de que, para octubre de 1740, pero como el peligro
las islas de Lobos; en la ruta apresaron atacar a Panamá, el 15 de abril había se cernía por todo el Caribe, Rodrigo
un navío de 270 toneladas, que bajo vuelto a aquel puerto y al de Chagres, de Torres tuvo que internarse en las
bandera española iba capitaneado por procedente de Jamaica, la armada del Antillas. A Cartagena sólo se destinaron
el veneciano Marcos Mesona. El vene- almirante Wernon, compuesta de 53 seis navíos mandados por el guipuz-
ciano, al ver a los dos navíos españo- navíos de todos los tamaños, con 2.500 coano Blas de Lezo17, los cuales, obvia-
les, confundido, se aproximó sin ningún hombres y 500 negros. En efecto, el mente, no eran suficientes para repeler
recelo; se acercó tanto que fácilmente almirante inglés, conociendo las haza- a los ingleses y tampoco para controlar
fue aprehendido por los británicos, junto ñas realizadas por Anson en el Mar del a los numerosos barcos que ejercían
con sus 43 tripulantes. Uno de ellos, Sur, supuso que éste tendría ya sitiada contrabando en aquellas aguas. Por su
que era un prisionero irlandés, comu- la ciudad y que sería fácil saquearla si parte, el virrey, que hacía tiempo sos-
nicó a Anson que en Paita se encontra- él atacaba al mismo tiempo por tierra; pechaba los propósitos de Wernon,
ban almacenadas grandes cantidades pero Wernon no sabía que Anson ya no había enviado otra escuadra compuesta
de plata y mercancías procedentes del se encontraba en aquellos parajes: el por una fragata y cuatro navíos, la cual
comercio ilícito, que la ciudad tenía comodoro había llegado a Panamá y, sin en esas fechas se hallaba en el puerto
escasa población y muy pocas defensas. decidirse a tomarla, se abasteció de agua de Perico. Cuando se advirtió que era
Asimismo le informó de que en su bahía y continuó hacia México. inminente el ataque de los ingleses a
se hallaban fondeados seis barcos y que Nada de esto se sabía en Lima, de Cartagena, de cada buque se sacaron
alguno transportaba caudales a México. ahí que el 11 de junio de 1742, Villa- 35 hombres, un total de 150, y se envia-
La captura de este buque había garcía mandase a las costas del Pacífico ron a la palaza con la misión de ayudar
tenido lugar el 10 de noviembre de 1741. otro socorro compuesto por dos com- a los defensores.
En San Miguel de Piura y en Paita nadie pañías con 50 hombres y algunos víve- Wernon aguardaba en Portobelo la
se había preocupado por el suceso. No res al mando del jefe de escuadra José llegada de Anson; suponía que el almi-
sospecharon que Anson se podía pre- Pizarro que había llegado desde Buenos rante todavía se hallaba en aquellos
sentar acto seguido en la bahía de Paita. Aires a Chile atravesando los Andes. No parajes y que entre los dos saquearían
Mas el comodoro, deseoso de adquirir alcanzó a desplazar mayor número de con facilidad los territorios antillanos.
un buen botín, rápidamente fondeó en tropas porque había pocos hombres y Creyendo que se repetiría el éxito que
ella y, durante la noche del 14, aunque armas disponibles y no podía dejar sin había obtenido en Portobelo, despachó
se hallaban varados los seis barcos espa- defensas al El Callao, la ciudad de Lima, cartas a Inglaterra diciendo que pronto
ñoles, sólo se apoderó del que transpor- los puertos cercanos a la capital, ni a sería dueño de Cartagena de Indias.
taba el dinero a México, y lo incorporó otros lugares del Mar del Sur. Los dos Para realizar su propósito, en marzo de
a su flota; luego hundió una barca de buques estuvieron un año patrullando 1741, se presentó en la ciudad con 50
tres palos y dos barcazas de remos que por el sur de Chile y por los alrededores navíos de guerra, 100 de transporte y
también se hallaban en el puerto. de la isla de Juan Fernández y en enero 28.000 hombres entre marinos y solda-
El saqueo y quema de Paita eviden- de 1743 se les unió la fragata destacada dos; en cambio, los defensores sólo eran
ció la presencia de Anson en el Mar del en Chile, la cual había sido el único unos 3.000 y únicamente disponían de
Sur. El éxito obtenido por el inglés, más barco de la flota de Pizarro que había seis buques.
la dirección tomada después de retirarse logrado pasar el Cabo de Hornos. Desde Conociendo la alta desproporción
de aquellas costas, hicieron suponer a el 24 de febrero los tres barcos unidos existente entre unos y otros, los británi-
Villagarcía que Panamá podía ser su navegaron por el Pacífico sin encontrar cos se hallaban tan seguros de la victoria
próximo objetivo. Con el propósito de ningún rastro de los enemigos. que hasta acuñaron monedas con la ins-
protegerla, el virrey preparó apresurada- Sin embargo, Wernon, al ver la facili- cripción: “el orgullo español abatido por
mente una nueva flota, compuesta por dad con que había obtenido las fabulo- el almirante Wernon”. Pero no contaron
siete barcos y, al mismo tiempo, envió sas riquezas de Portobelo, no renunció a con que Cartagena se encontraba muy
otros dos a las islas de Juan Fernández continuar saqueando otras ciudades del bien preparada para la defensa, pese
y a las costas de Chile para que, unidos engranaje comercial caribeño; de entre a la manifiesta minoría de sus tropas.
a una fragata, que allí se hallaba desta- ellas Cartagena se presentaba como una Al frente de ellas se hallaba el propio
cada, impidieran a los enemigos cruzar plaza muy golosa. La Corona y el virrey Virrey de Nueva Granada, Sebastián de
el Cabo de Hornos. sabían que necesitaba ser protegida Eslava, su gobernador Melchor de Nava-
La escuadra del virrey salió de El rápidamente, por cuyo motivo, al poco rrete, y el general Blas de Lezo quien,
Callao el 3 de febrero de 1742 con la tiempo de haber sido invadida Portobelo, para cerrar la boca del puerto, había
orden de enfrentarse al enemigo en desde Madrid se envió directamente al hecho cavar trincheras y fortalecer los
cualquier paraje donde lo encontrara Caribe al teniente general Rodrigo de castillos con cañones de grueso calibre.
y, en caso de no hallarlo, dispuso que Torres con una escuadra compuesta por Ante la certeza del triunfo, el 13 de
entrase en Panamá y desembarcasen las doce navíos, un paquebote y un brulote, mayo de 1741 dos navíos ingleses fon-
tropas, armas y víveres para socorrerla a bordo de los cuales iban 2.500 soldados dearon en la ciudad sobre la punta de

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UN VIRREY EN EL OCASO DEL VIRREINATO PERUANO: EL MARQUÉS DE VILLAGARCÍA

Canoa. Ante el desembarco, los defenso- Antonio José de Mendoza no sólo


res reforzaron las trincheras y acordona- tuvo que defender todas las costas sura-
ron todo su contorno con armas. Se ini- mericanas del peligro inglés; junto a este
ció una contienda en la que los sitiados grave conflicto bélico, hubo de hacer
se defendieron con enorme furia por lo frente a otros muchos sucesos como la
que muchos de los atacantes perecieron quema de Panamá, en febrero de 1737,
ante las murallas y otros, heridos, murie- y la de Tucumán, en Argentina, también
ron de fiebres, disentería y escorbuto. por aquellas fechas. Igualmente hubo de
Como estrategia, los defensores hicie- socorrer a Valdivia y a varias provincias
ron creer a los ingleses que su escua- de Chile a consecuencia del terremoto
dra estaba integrada por cuatro buques que asoló aquel país el 24 de diciem-
grandes, aunque ninguno pasaba de 30 bre del mismo año. Asimismo, fueron
cañones, y que contaban con 500 hom- constantes los auxilios a la gobernación
bres para defender la ciudad. Wernon, de Buenos Aires, ante los conflictos pro-
al enterarse del supuesto armamento y vocados por los portugueses y por las
también de la marcha de Anson, deci- sublevaciones de los indios de Tucu-
dió retirarse a Jamaica, el 20 de abril mán. A todos estos lugares se vio pre-
de 1742, con la mitad de la tropa, si cisado a enviar hombres, armas, víveres
bien la mantuvo sitiada hasta el 28 de y dinero.
mayo con la otra mitad. En esa fecha, Además debió hacer frente a rebelio-
tras haber tenido nuevamente muchas nes que se produjeron dentro del propio
bajas, levantó el cerco. Los defensores Virreinato, entre las que cabe destacar
tuvieron unas 600 pérdidas pero, a con- las de Asillo, Cochabamba, Oruro, etc.
secuencia de varias heridas, el 7 de sep- Una de ellas, protagonizada en la sierra
tiembre murió el valiente general Blas central peruana por el indio Juan Santos
de Lezo18. Atahualpa, llegó a sembrar el terror en
Pese al fracaso, Wernon no se dio por aquellos parajes e incluso en Lima.
vencido. En Jamaica de nuevo reparó
sus barcos y, deseando resarcirse de los
dos desastres sufridos, decidió saquear IX. La rebelión
Cuba y con tal propósito invadió la isla.
Al conocerse en Santiago, la capital, el
de Juan Santos Atahualpa
arribo de los ingleses, su gobernador
armó una gran tropa y la mandó contra En junio de 1742 se sublevó este mes-
los invasores. El 3 de octubre de 1742 el tizo en las montañas de la selva central
ejército reclutado llegó hasta ellos, sin correspondiente a los departamentos de
que se hubieran percatado de su pre- Pasco, Junín y Ayacucho, en protesta
sencia y les obligaron a salir de la isla. por el castigo que un doctrinero había
Cuando Villagarcía se enteró de la infringido a uno de los caciques de la
derrota sufrida por los británicos, no zona. En pocos días atacó y destruyó los
fiándose de las noticias que llegaban, 25 pueblos que conformaban las misio-
situó la escuadra de Pizarro en el Caribe nes franciscanas del Cerro de Sal, Chan-
y mandó otros dos navíos a las islas de chamayo y Oxabamba, y extendió la
Juan Fernández pues, aunque Anson y rebelión por el oriente de Jauja y Tarma
Wernon habían regresado a Inglaterra, hasta los límites de la Audiencia de
oficialmente la guerra continuaba, por Charcas. En todos estos territorios fue-
lo que mantuvo en pie los tres regimien- ron asoladas las misiones, martirizados
tos de infantería y caballería que había o despedidos los misioneros, asesinados
levado y la guarnición del presidio de los europeos que se hallaban en ellas, 17
El Callao. Asimismo, envió dos fragatas arrasadas las haciendas y borrados los Blas de Lezo ha sido uno de los grandes
para protección de las costas chilenas, caminos (Villagarcía 1745: 22). estrategas con que ha contado la Marina
con 30 cañones cada una y 350 hom- El 1 de julio Villagarcía envió a los española. De 1720 a 1733 participó
bres por barco, las cuales había puesto corregidores de las principales ciudades limpiando de corsarios ingleses los Mares
a las órdenes de los marinos Jorge Juan de la zona 6.000 pesos, más 100 arcabu- del Sur y en la liberación de Orán. En
y Antonio de Ulloa. Parecía que el riesgo ces con la pólvora necesaria y ordenó 1734 Felipe V le nombró Teniente General
de invasión había pasado, pero no se al corregidor de Tarma que fuese a los de la Armada y Comandante General de
sabía lo que todavía podía ocurrir. La territorios convulsionados, acompañado Cartagena de Indias.
18
incertidumbre llevaba a continuar des- de 150 hombres, conocedores de aquel Relación de lo ocurrido en Cartagena de
plegando la máxima vigilancia. hábitat, y que dos piquetes de caballería, Indias. Manuscrito 19704-16. BNM.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165 [163]


MARÍA DEL CARMEN MARTÍN RUBIO

de 30 soldados cada uno, se situasen en había escrito al Rey diciendo que Villa-
los límites de la selva con el fin de res- garcía no había conseguido sujetar a los
guardarlos. indios levantados y que su rebelión se
A partir de ahí se entabló una gue- había extendido a Tarma, distante 45
rra de guerrillas en la que Juan Santos leguas de Lima, unos 132 kilómetros.
se apoderó de varios pueblos, asaltó las Decía también que de estos aconteci-
haciendas y mató a mucha gente. Ante mientos y de las lentas providencias
la caótica situación, el Virrey destacó practicadas derivaba una gran aflicción
dos compañías más de caballería con en aquel reino, dado que nadie sabía en
100 hombres, provistas de cuatro caño- qué podía acabar el movimiento rebelde,
nes de campaña. También envió gran a menos que la Divina Providencia diera
cantidad de municiones y el dinero sufi- algún feliz suceso a las armas de Su
ciente para la supervivencia de la tropa Majestad. Por otra parte, el 22 de sep-
y escribió a los capitanes del Rebelde tiembre, el general Rodrigo de Torres
conminándoles a que le abandonasen a también había escrito, desde La Habana,
cambio de indulto, salvoconductos y un a Felipe V diciendo que el Virrey Eslava
premio generoso; pero estas medidas no le había hecho saber el peligro existente
tuvieron el efecto deseado, por el con- en el Virreinato peruano.
trario, los sublevados continuaron arra- Ante esos informes, en Madrid se
sando pueblos y matando gente19. pensó que Villagarcía ocultaba la dra-
En vista de esos sucesos, el virrey mática situación descrita por las altas
mandó un ejército de 212 soldados, el autoridades y, automáticamente, fue
cual tras peinar la zona por dos lados, destituido del cargo. Luego se demostró
estableció un fuerte en Quirimiri, lugar que no eran ciertos, porque su sucesor,
colindante con la selva. Seguidamente, Manso de Velasco, Conde de Superunda,
el ejército se retiró dejando en el fuerte envió un gran ejército en busca de San-
96 hombres con municiones y víveres tos Atahualpa y tampoco logró encon-
suficientes hasta que llegara una nueva trarlo. Nunca más se volvió a tener noti-
remesa; pero Santos Atahualpa se apo- cias de su persona.
deró de los víveres cuando eran lleva- Villagarcía había pedido a Felipe V
dos al fuerte y después lo sitió. Al cono- su cese de gobernante en el año 1741,
cer Villagarcía estos hechos, envió 250 aduciendo, entre otros achaques, que
soldados y volvió a prometer el perdón tenía 75 años y que había perdido audi-
a quienes abandonaran a Santos; sin ción. El Rey contestó en enero de 1742
embargo, cuando los soldados llegaron diciendo que enviaría una persona para
a Quirimiri, encontraron todo destruido sustituirle en el cargo y, efectivamente,
y a los defensores muertos (Mario Castro en noviembre del mismo año fue nom-
Arenas, 1973: 35). brado Virrey del Perú Sebastián Eslava,
Ante tales hechos, Villagarcía pensó mas éste no aceptó el nombramiento
que no había forma de encontrar a los argumentando razones de salud, por lo
rebeldes dentro de su intrincado territo- que Villagarcía hubo de seguir al frente
rio, puesto que protegidos por la pro- del intricado gobierno virreinal, a pesar
pia selva, atacaban y luego huían. En de sus problemas físicos.
cambio, los soldados que enviaba, iban De repente, el Monarca reaccionó
a una muerte segura al no conocer, ni cesando a Villagarcía, inesperadamente,
estar acostumbrados a vivir en tan difí- mediante una Real Cédula, fechada el 24
cil entorno. Por ello, decidió reforzar las de diciembre de 1744, en la que nom-
guarniciones destacadas en Tarmas y braba para sustituirle “sin la menor dila-
Jauja, levar un batallón de infantería con ción” al gobernador de Chile José Anto-
100 hombres de la zona y colocarlos en nio Manso de Velasco. A Villagarcía no se
puntos estratégicos, desde los que se notificó entonces su cese, ni el nombra-
pudieran impedir los ataques de San- miento; no supo nada del relevo hasta el
tos Atahualpa. Estas medidas surtieron 9 de julio del año siguiente, fecha en la
efecto, pues en octubre de 1744 el virrey que fue informado por el embajador del
comunica a Felipe V que no había nove- nuevo virrey, cuando a éste sólo le falta-
dad digna de añadirse sobre la revuelta. ban tres jornadas para llegar a El Callao.
Sin embargo, el 15 de mayo de 1744, Con tan escaso tiempo Antonio José
el Virrey del Nuevo Reino de Granada, de Mendoza hubo de prepararse para
19
Audiencia de Lima, leg. 983. Sebastián de Eslava, desde Cartagena entregarle el bastón de mando y realizar

[164] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165


UN VIRREY EN EL OCASO DEL VIRREINATO PERUANO: EL MARQUÉS DE VILLAGARCÍA

la Memoria de Gobierno. La imprevista a España. Durante ese tiempo se vio sufrir un accidente del cual no podría
llegada no sólo sorprendió a Villagarcía obligado a vivir con ciertas limitacio- recuperarse: falleció a los 79 años y
sino también al pueblo peruano, por lo nes, ya que no se había enriquecido nueve meses. Sólo su corazón, custo-
que la gente lanzó el bulo de que, al con las adjudicaciones de empleos, y diado por su hijo Mauro, pudo llegar
efectuarse la ceremonia del relevo en El hubo de seguir sufragando los gastos a España; su cuerpo sirvió de comida
Callao, el viejo virrey quiso apedrear al de su equipo personal sin recibir nin- a los peces del Océano Atlántico. No
nuevo (Ricardo Palma, 1953: II: 258). guna paga. Al fin, el 10 de agosto de cabe duda de que Antonio José de
A partir del cese, Villagarcía esperó 1746 embarcó en “el Héctor”. Entonces Mendoza fue un hombre honrado e
un año la llegada de un buque que ofre- no podía sospechar que cuatro meses íntegro, que puso toda su vida al ser-
ciera algunas garantías para regresar más tarde, frente a Buenos Aires, iba a vicio de su Rey Felipe V.

Bibliografía
a) Libros
SALCEDO Y HERRERA, D. de (1741): Sorpresa y CASTRO ARENAS, M. (1973): La rebelión de San- PALMA, R. (1953): Tradiciones Peruanas Comple-
toma de Portovelo por el almirante Wernon. Ms. tos Atahualpa. Editor Carlos Milla Batres, Lima. tas. Edición y prólogo de Edith Palma. Aguilar de
II, 1622. Biblioteca Palacio Real, Madrid. Ediciones, Madrid
JUAN, J. y ULLOA, A. de (1985): Noticias secre-
ALMENDARIZ, Marqués de Castelfuerte (1736): tas de América. Edición de Luis Ramos. Instituto RODRÍGUEZ VICENTE, M.ª E. (1964): “Los cau-
Relación de Gobierno. Ms. 3107. Biblioteca dales remitidos del Perú a España”, Anuario
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Nacional, Madrid. de Estudios Americanos. Vol. VXXI, pp. 1-21.
(1763): Memoria reservada al Marqués MORENO CEBRIÁN, A. (2000): El Virreinato del Escuela de Estudios Hispano Americanos. CSIC,
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ANDRADE VAN DER WILDE y CONTRERAS, D. Madrid.
Virreinato. Siglo XVIII (1700-1790). Lima.
(1990): D. José de Almendariz, marqués de Cas- (1983): Relación y documentos de gobierno
telfuerte, Virrey del Perú (1724-1736). Tesis Doc- del virrey del Perú José Antonio Manso de Velasco, VILLAGARCÍA (1745): Relación de Gobierno. Ms.
toral. Sevilla. conde de Superunda (1745-1716). CSIC. Madrid. 3.107. Biblioteca Nacional, Madrid.

b) Documentos
AGI. Audiencia de Lima. Lg. 642, 415, 639, 983, Biblioteca Nacional, Madrid. Ms. 19704-16. Ms.
1468. 3107. Ms. 3109.

Archivo Histórico Arzobispal de Lima. Papeles Biblioteca del Palacio Real. Madrid. Ms. II 1622.
Importantes, lg. 25.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165 [165]


Las maderas
en los objetos aborígenes
Raquel Carreras Rivery
Unión Nacional de Escritores y
cubanos
Artistas de Cuba

Woods in cuban
aboriginal objects

Resumen Abstract
Los aborígenes cubanos empleaban Cuban aborigines used many utilita-
muchos artefactos utilitarios en made- rian wooden artefacts. At the time of
ras. A la llegada de los colonizadores, the coming of the European settles,
el territorio estaba casi cubierto por bos- the Cubans territory was almost com-
ques de diferentes tipos, con numerosas pletely covered by different types of
especies de árboles y arbustos en aso- woods, with a great number of species
ciaciones heterogéneas. of trees and bushes in heterogeneous
Los primeros pobladores cubanos associations.
tenían medios muy primitivos de super- The earliest Cubans inhabitants had
vivencia y muy poco pudieron haber very primitive means of subsistence
afectado los bosques, pero el desarro- and little could they have affected the
llo de la industria azucarera fue el factor woods. The development of the sugar
decisivo en la degradación de los mis- industry was a decisive factor in the
mos, lo que ha producido cambios en degradation of Cuban woods. This
los ecosistemas, con respecto a los que brought about significant changes in
existieron en épocas anteriores al des- the ecosystems as against those exis-
cubrimiento y por tanto, de las especies ting in timer prior to the Discovery
que hoy día se encuentran en los sitios and accordingly in the species found
arqueológicos estudiados. at present in archaeological sites.
Usando el método de la Anatomía By using the method of Compa-
Comparada se ha logrado identificar un rative Anatomy, it’s been possible to
gran número de las maderas que fue- identify great number of the woods in
ron usadas en la confección de objetos y precolombian objects and elements.
elementos precolombinos En el presente The present work presents the main
trabajo se exponen los caracteres anató- anatomical features for the identifica-
micos fundamentales para la identifica- tion of the above-mentioned species
ción de las especies antes referidas y sus and theirs microphotographs.
microfotografías. Keywords: wood anatomy,
Palabras clave: anatomía maderas, archaeology, baton for ceremony, coa,
arqueología, bastón ceremonial, coa, Cuba, dujo, guayo, idol.
Cuba, dujo, guayo, ídolo.

[166] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182


LAS MADERAS EN LOS OBJETOS ABORÍGENES CUBANOS

I. Introducción y 1827 se taló el 60 por ciento de ellos estudiados y abarcan un gran número
para la siembra y el consumo de los pre- de piezas de las diferentes colecciones
Los aborígenes cubanos empleaban carios trapiches (Matos, 1972). En 1926, (figs. 1, 2, 3, 4, 5, 6), sin embargo, somos
muchos artefactos utilitarios en maderas los bosques cubanos se redujeron al 20 conscientes que no son las únicas espe-
(Tabío y Rey, 1966). Fabricaron con ellas por ciento y han tenido su cifra mínima cies que fueron usadas. Su perdurabili-
buenas canoas, coas o palos aguzados en 1990, a raíz de la crisis energética dad hasta la actualidad debe mucho a
para la siembra, azagayas y macanas generada por la disolución del campo la calidad, fundamentalmente determi-
de maderas duras, guayos con esquirlas socialista, llegando a ser del 15 por nada por su alta densidad y durabilidad
de piedras incrustadas, grandes ídolos ciento con una recuperación posterior natural, y a la naturaleza de los sitios
antropomorfos como el llamado “Idolo al 18 por ciento. arqueológicos donde fueron halladas.
del Tabaco”, cemíes y dujos estrechos Todo esto ha provocado cambios Si se observa una madera con una
para ceremonias o jefaturas (Herrera en ecosistemas con respecto a los que lente de aumento o al microscopio se
Fritot, 1940). También bastones ceremo- existieron en épocas anteriores al des- pueden destacar particularidades de su
niales como los de Cienaga de Zapata, cubrimiento y, por tanto, de las espe- estructura anatómica, que permiten iden-
Malpotón y Cayo Jorajuria. cies que hoy día se encuentran en los tificarlas con un alto grado de exactitud.
Los primeros pobladores cuba- sitios arqueológicos estudiados. La Es por esto que el método que fre-
nos tenían medios muy primitivos de introducción de especies foráneas en cuentemente se usa para identificar las
supervivencia y muy poco afectaron los los planes de rehabilitación forestal y maderas es la anatomía comparada, ya
bosques, calculándose que el territorio las malas políticas de reforestación que que la estructura de madera es la misma
estaba casi cubierto por diferentes tipos no han contemplado la regeneración de desde su formación en el tronco y se
de ellos (Borhidi, 1991, citado por Del los bosques con especies nativas, difi- mantiene mientras no sea degradada.
Risco, 1995). La llegada de otros grupos culta hoy día el estudio de las maderas La madera, de cada especie o grupo
humanos, como los taínos y subtaínos, arqueológicas cubanas, al no poseer de ellas, está caracterizada por ciertas
que desarrollaban ya cultivos agríco- patrones de identificación o ser difícil particularidades de naturaleza y dispo-
las, tampoco lo afectaron pues la baja su obtención para crearlos. sición de las células que la constituyen.
población, las limitaciones materiales Por ejemplo, la introducción y pre-
y la importancia que daban al bosque, sencia indiscriminada de Casuarina
hicieron que a la llegada del conquista- equisetifolia y Eucalyptus spp, ha cobrado
dor, éstos cubrían entre el 88 y 92 por un alto precio al paisaje actual cubano y
ciento del territorio nacional, de los cua- a la reserva forestal nacional, por detri-
les el 75 al 80 por ciento eran bosques mento de la existencias de las especies
tropicales. autóctonas y endémicas cubanas.
Los primeros asentamientos euro- Un ejemplo claro es la diversidad de
peos en la isla tenían una escasa pobla- maderas que se ha encontrado en obje-
ción con economía de subsistencia tos y elementos constructivos del sitio
muy pobre. Los árboles eran sólo para arqueológico Los Buchillones, entre
autoconsumo y aquellos de maderas la cuales se encuentran el guayacán
preciosas para las obras de la corona. (Guaiacum sp.), el jiqui (Pera bumeliae-
La construcción del monasterio de San folia), el ébano (Diospyros sp.), la caoba
Lorenzo de El Escorial implicó la tala (Swietenia mahagoni), el yaití (Gym-
y envío de cientos de metros cúbicos nanthes lucida) y el manglesillo (Bone-
de caoba (Swietenia mahagoni), cedro tia cubensis), entre otras, mientras que
(Cedrela odorata) y sabicú (Lysiloma en la actualidad, es una definida zona de
sabicu). Una evidencia de sus preferen- manglar con el mangle rojo (Rizophora
cias hacia estas maderas se corrobora mangle) como especie predominante y
con el uso que tuvieron en construccio- más hacia la costa, se encuentra la uva
nes de la época, como las que han sido caleta (Coccoloba uvifera) sin rastro de
recientemente estudiadas por el Gabi- las antes mencionadas.
nete de Arqueología de la Oficina del El desarrollo de la arqueología en
Historiador de la Ciudad, en los restos Cuba y los nuevos descubrimientos al
del Real Castillo de la Fuerza y en el respecto, han necesitado de pruebas
de la Cabaña en La Habana (Carreras y científicas que permitan conocer la
Dechamps, 1995). Según Matos (1972), identidad de la madera de estos objetos,
hacia 1774 el territorio nacional estaba y dar un nuevo concepto museográfico
cubierto de bosques hasta en un 83 por que brinde la información científica
ciento. necesaria a investigadores y estudiantes
El desarrollo de la industria azuca- vinculados a la arqueología.
rera fue el gran destructor de los bos- Las maderas que se exponen en este Figura 1. Guayo o raspador de Cedro. Museo
ques cubanos. Se calcula que entre 1775 trabajo son las identificadas en objetos
Antropológico Montané, La Habana.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182 [167]


RAQUEL CARRERAS RIVERY

II. Materiales y métodos Caribe, por lo que puede constituir una


herramienta importante para la clasifica-
Identificar la madera que forma parte ción del material arqueológico.
de una colección arqueológica conlleva Como madera fundamental, tanto
una serie de consideraciones, como por el uso que se le daba como por su
tratar de leer al máximo en el propio alta durabilidad natural, se encuentra el
objeto y tomar sólo las muestras impres- guayacán (Guaiacum sp.) en objetos
cindibles, de modo que éste se vea afec- ceremoniales tales como dujos, ídolos,
tado lo menos posible. Inevitablemente bandejas e instrumentos de trabajo y uti-
hay que seleccionar una zona, donde el litarios, seguidos del jiquí (Pera bume-
daño sea poco visible, y tomar la mues- liaefolia) en bastones de mando, coas y
tra en la dirección adecuada, cosa que a agujas para tejer mayas para la pesca. La
veces resulta casi imposible. mayoría de estos objetos se encuentran
Se trata de obtener la mayor infor- en las colecciones del Museo Antropo-
mación en el propio objeto, leyéndolo lógico Montané de la Universidad de
Figura 2. Ídolo del tabaco, madera de guayacán. con una lente de diez aumentos, y La Habana y en el Museo Histórico de
Museo Antropológico Montané, La Habana. tomar el número de muestras posibles Chambas, Provincia de Ciego de Ávila.
a partir de las zonas donde se expon- También, en la colección de Antropolo-
gan las direcciones fundamentales para gía de la Academia de Ciencias de Cuba,
el estudio anatómico de las maderas. se pueden encontrar objetos de yana
En todos los casos se recomienda sacar (Conocarpus erecta) tales como frag-
láminas microscópicas para confirmar la mentos de azagaya y bastones ceremo-
identidad de las mismas. Esto debe rea- niales de la laguna de Malpotón y Cayo
lizarse para los tres planos fundamen- Jora Juria en la provincia de Matanzas.
tales: transversal (Tr), tangencial (Tg) y La madera de cedro (Cedrela odo-
radial (R), y montarlas en preparaciones rata) sólo ha sido identificada en res-
temporales o fijas según las técnicas tra- tos de canoas y guayos o raspadores,
dicionales para su estudio (Carreras y como el que se expone en el Museo
Dechamps, 1995). Antropológico Montané, mientras que
Es imprescindible contar con una de caoba (Swietenia mahagoni) se tie-
xiloteca o al menos con un muestra- nen fragmentos de objetos indetermi-
rio de las maderas correspondientes a nados y postes de casas aborígenes, en
las actuales de la zona en estudio. En el yacimiento arqueológico de Buchillo-
muchas ocasiones se hará necesario nes. También se hallaron allí postes de
estudiar varias muestras de la misma madera de yaití (Gymnanthes lucida) y
madera, para tener noción de los fenó- de manglesillo (Bonettia cubensis). La
menos de variabilidad entre especies, madera de cuyá (Dipholis salicifolia)
Figura 3A. Figura de guayacán. Museo dentro de la especies y dentro del fue encontrada en un objeto en Punta
Antropológico Montané, La Habana.
propio árbol (ramas y tronco). La cla- Macao, provincia de La Habana, mien-
sificación anatómica de las maderas tras que de ébano (Diospyros sp) en un
se ha realizado usando los caracteres ídolo en Buchillones y un bastón cere-
diagnósticos establecidos por la Asocia- monial en Punta Macao. De caguairán
ción Internacional de Anatomistas de la (Hymenae courbaril) hay identificada
madera (IAWA) (1957). una cacerola en el Museo Antropológico
Montané y de roble prieto (Ehretia tini-
folia) otra que se expone en el gabinete
III. Resultados y discusión arqueológico de la Oficina del Historia-
dor de La Habana.
Las maderas que se presentan en este Como material de referencia, para
trabajo han sido determinadas por los estudios futuros, se reportan en los
estudios arqueológicos y su identifica- anexos las descripciones anatómicas,
ción anatómica en diversos sitios del las fotografías macroscópicas y micros-
país. No se pretende decir con ello que cópicas de las tres secciones fundamen-
son las únicas que fueron usadas, pero tales de las maderas: transversal (Tr),
sí las que se han preservado a través del tangencial (Tg) y radial (Rd). Las carac-
tiempo, y que su presencia demuestra terísticas macroscópicas descritas son
la rica flora maderable que existió en el para madera de tipo normal, ya que las
Figura 3B. Figura de guayacán. Museo
pasado. Muchas de las maderas determi- maderas arqueológicas pueden cambiar
Antropológico Montané, La Habana.
nadas poblaron también otras zonas del tanto de coloración como de aspecto

[168] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182


LAS MADERAS EN LOS OBJETOS ABORÍGENES CUBANOS

físico y resistencia mecánica, por los


diferentes procesos de degradación que
pueden sufrir de acuerdo al medio en
que se encuentren.
En las descripciones que se presen-
tan, no se toman en consideración los
caracteres de orden numérico como el
diámetro de los vasos, el largo de las
fibras, etc., porque estos son muy varia-
bles de acuerdo al lugar donde crecieron
los árboles, además de que muchos de
estos objetos estudiados, evidentemente
han sido elaborados con troncos jóve-
nes y ramas, donde la estructura es mas
compacta y estos valores numéricos se
ven afectados.

Figura 4. Dujo de Jauco. Madera guayacán. Museo Antropológico Montané, La Habana.


IV. Conclusiones
y recomendaciones

De las investigaciones realizadas sobre madera dura, como las reportadas en este
un centenar de objetos aborígenes de trabajo, estén aún por hallarse en las nue-
madera, se concluye que la mayoría de vas excavaciones que se vayan realizando.
los objetos que han llegado a nuestros
días son de madera de guayacán, debido
fundamentalmente a características intrín- Créditos y agradecimientos
secas de la madera como el contenido
de resina (guayacol), preservantes de su Las fotografías de objetos aborígenes
duramen y a la estructura compacta y alta Museo Antropológico Montané fueron
densidad de las paredes de sus fibras, hechas por el fotógrafo Francisco Fidel
que le hacen estar entre las maderas más Navarrete, del Gabinete de Arqueología Figura 5. Bastón ceremonial. Madera de jiquí.
densas del mundo con una alta resisten- de la Oficina del Historiador de la Ciudad Museo Antropológico Montané, La Habana.
cia mecánica. de La Habana. Las fotografías de los cor-
Juan López de Velasco (1571) refi- tes microscópicos fueron realizadas por
rió: “Hay grandes montes de guayacán Eric Warner, en el laboratorio de micros-
o palo santo que llaman de las indias”. copia óptica adjunto a la sección de Pre-
No puede descartarse el uso prioritario historia, en el Museo Real del África Cen-
del guayacán en muchos de los objetos tral de Tervuren, Bélgica. Agradezco a la
ceremoniales en los que está presente, Lic. María del Pilar Zaldíbar Fernández,
y se relaciona con el conocimiento del Museo Antropológico Montané, la
que, sobre las propiedades curativas colaboración prestada para la realización
de esta madera, tenían los aborígenes de las fotografías de objetos del museo,
de las Antillas en el momento del des- que se exponen en este trabajo.
cubrimiento. Se informa que desde el
primer viaje se llevaron a España algu-
nos troncos de ella, atribuyéndole pro- Fichas anatómicas
piedades para la cura de la sífilis y la
lepra (no comprobado científicamente),
de las maderas
por lo que constituye una de las prime-
ras que fue objeto de comercio, a par- Para cada madera se anexan las imáge-
tir de 1508 (Rodríguez Domorizi, 1970). nes microfotográficas de las tres seccio-
La presencia de otras diez especies nes anatómicas (transversal, tangencial
leñosas en los objetos estudiados refleja y radial, respectivamente), así como la
parte del uso que daban los aborígenes fotografía de cada madera reportada en
cubanos a la rica flora maderable de su estado normal, a partir de muestra de
entonces y somos conscientes de que xiloteca Hbw del Instituto de Investiga- Figura 6. Ídolo de Chambas. Madera de ébano.
otras especies, fundamentalmente de ciones Forestales de Cuba. Museo de Chambas, Prov. De Ciego de Ávila.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182 [169]


RAQUEL CARRERAS RIVERY

1.-CAGUAIRAN

Nombre científico: Hymenae courbaril Morje


Familia botánica: Leguminosae-Caesalpinaceae
Nombres común: caguairàn, quiebra hacha,
Distribución geográfica: Desde la Antillas hasta Brasil y Perú. México y Centroamérica, Caribe, y
Sudamérica tropical.

Descripción microscópica:

Porosidad difusa. Poros generalmente en grupos radiales cortos (de 2–3 vasos). Placas de perforación
simples. Punteaduras intervasculares alternas y ornamentadas. Depósitos en vasos del duramen
marrón oscuro.
Fibras y fibrotraqueidas de paredesblastalíferas del parénquima axial septadas.
Radios multiseriados, con 1–4–6 células de ancho, homogéneos compuestos por células procumbentes.

Información en la literatura sobre canales resiníferos de origen traumático, tipo axial, en líneas
tangenciales cortas que no han sido observados en las muestras estudiadas

[170] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182


LAS MADERAS EN LOS OBJETOS ABORÍGENES CUBANOS

2.-CAOBA

Nombre científico: Swietenia mahagony (L.) Jacq


Familia botánica: Meliaceae
Nombres comunes: caoba cubana o antillana. Caoba de Cuba
Distribución geográfica: Desde las Antillas y Centroamérica, fundamentalmente en las costas
Atlánticas de México y Panamá, a Venezuela, Colombia, norte de Brasil y Perú.

Descripción microscópica:

Porosidad difusa con poros agrupados generalmente en grupos radiales cortos de 2–3 . Placas de
perforación simples. Punteaduras intervasculares alternas. Depósitos de color castaño rojizo oscuro y
menos frecuentemente de color blanco en vasos de duramen
Fibras de paredes de espesor medio, exclusivamente septadas (pocas fibras no septadas). Fibras septadas
distribuidas uniformemente.
Parénquima axial marginal (o aparentemente marginal) como bandas finas, hasta 3 células de ancho o
gruesas, con más de 3 células de ancho, paratraqueal escaso a vasicéntrico
Radios multiseriados 1–2–4(–5) células de ancho, homogéneos y heterogéneos con células cuadradas y
erectas restringidas a hileras marginales.
Cristales prismáticos presentes, localizados en células de los radios y células del parénquima axial.

Se reporta y observa estructura estratificada en algunas muestras, con los radios, el parénquima axial y
los elementos de vasos dispuestos en estratos más bien regulares mientras que en otras muestras esta
ausente la estratificación.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182 [171]


RAQUEL CARRERAS RIVERY

3.-CEDRO

Nombre científico: Cedrela odorata L.


Familia botánica: Meliaceae
Nombres común: cedro, cedro mexicano, cedro rojo de América
Distribución geográfica: desde florida EEUU hasta Argentina México y Centroamérica, Caribe, y
Sudamérica tropical.

Descripción microscópica:

Madera de porosidad anular o semianular. Vasos agrupados generalmente en grupos radiales cortos
(de 2–3 vasos). Placas de perforación simples. Punteaduras intervasculares alternas, Depósitos en
vasos de duramen de color marrón rojizo oscuro.
Fibras no septadas de paredes finas.
Bandas de parénquima axial no marginales Parénquima axial apotraqueal difuso y en agregados y
paratraqueal vasicéntrico (raramente aliforme).
Radios multiseriados con 1–3(–4) células de ancho. Altura de los radios grandes hasta 500 μm.,
homogéneos a heterogéneos, estos últimos con células cuadradas y erectas restringidas a hileras
marginales.
Cristales prismáticos, presentes, localizados en células de los radios y células del parénquima axial.

[172] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182


LAS MADERAS EN LOS OBJETOS ABORÍGENES CUBANOS

4.-CUYA

Nombre científico: Bumelia salicifolia (L.)A DC)


Familia botánica: Sapotaceae
Nombres común: Cuyá
Distribución geográfica: Presente en toda Cuba Isla de Pinos , Florida, Antillas y Yucatán en montes
semicaducifolios y montes secos

Descripción microscópica:

Porosidad difusa, poros solitarios escasos, mayormente en grupos radiales de 3 a 12 células con
contenidos opacos ocasionales; punteaduras intervasculares alternas, ovales y palca perforada
simple.
Fibras libriformes muy gruesas, poligonales, con cierta orientación radial vista en sección transversal
Parénquima axial para traqueal difuso y en finas líneas de una sola célula de ancho, más bien reticulado.
Radios heterogéneos irregularmente dispuestos, con 1 a 2 células de ancho y abundante contenido
carmelita rojizo en su interior

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182 [173]


RAQUEL CARRERAS RIVERY

5.-EBANO

Nombre científico: Diospyros spp.


Familia botánica: Ebenaceae
Nombres comunes: Ébano, ébano carbonero
Distribución geográfica: En suelos rocosos de maniguas costeras y en otros tipos de suelo en toda
la isla , Islas del Caribe y Bahamas

Descripción microscópica:

Porosidad difusa con poros generalmente en grupos radiales cortos (de 2–3 vasos) o en grupos radiales
de 4 vasos o más. Placas de perforación simples. Punteaduras ínter vasculares alternas. depósitos en
vasos de duramen (negro, a veces marrón-rojizo).
Fibras libriformes de paredes gruesas.
Parénquima axial apotraqueal difuso en agregados y en bandas dispuestas en forma reticulada, finas
de hasta 3 células de ancho, predominantemente uniseriadas, algunas posiblemente marcando los
límites de crecimiento (marginal). Paratraqueal escaso, o vasicéntrico.
Radios exclusivamente uniseriados, heterogéneos con células cuadradas y erectas restringidas a
hileras marginales. Esporádicamente también radios biseriados.
Cristales presentes, prismáticos y células cristalíferas del parénquima axial septadas.

[174] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182


LAS MADERAS EN LOS OBJETOS ABORÍGENES CUBANOS

6.-GUAYACAN

Nombre científico: Guaiacum officinale L.


Familia botánica: Zygophyllaceae
Nombres comunes: guayacán
Distribución geográfica: Pequeñas y grandes Antillas, Bahamas, Panamá Venezuela, Colombia y
Guyana.

Descripción microscópica:

Porosidad difusa con poros exclusivamente solitários. Presencia de dos clases distintas de diámetro
de poros. Placas de perforación simples. Punteaduras intervasculares alternas; depósitos en vasos de
duramen presentes (verde oscuro a negro, también en la zona de transición entre albura y duramen).
Fibrotraqueidas de paredes gruesas con punteaduras claramente visibles.
Parénquima axial Apotraqueal difuso y difuso en agregados. Paratraqueal escaso, vasicéntrico, y
unilateral (vasicéntrico incompleto)
Radios estratificados exclusivamente uniseriados compuestos por un solo tipo de células (homocelulares)
con células procumbentes.

Toda la estructura estratificada.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182 [175]


RAQUEL CARRERAS RIVERY

7.-JIQUI

Nombre científico: Pera bumeliaefolia


Familia botánica: Euphorbiaceae
Nombres comunes: Jiqui,
Distribución geográfica: En zonas orientales, Camagüey, Las Villas, Matanzas e Isla de la Juventud.
Bahamas, en montes secos de suelo calizo y serpentinosos

Descripción microscópica:

Porosidad difusa, poros mayormente solitarios y grupos de 2-3 escasos con placa perforada simple y
punteaduras alternas. Presencia de tílides escleróticas abundantes y goma rojiza en el interior de los
vasos
Fibras libriformes rectangulares, con distribución radial.
Parénquima axial apotraqueal difuso en pequeñas líneas finas muy abundante con contenidos opacos
Radios no estratificados, uniseriados, heterogéneos con contenidos opacos y cristales abundantes.

[176] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182


LAS MADERAS EN LOS OBJETOS ABORÍGENES CUBANOS

8.-MANGLESILLO

Nombre científico: Bonettia cubensis Griseb.


Familia: Theaceae
Nombres comunes: manglesillo
Distribución geografica: Endémica. Fundamentalmente en zonas orientales de Cuba, Baracoa

Descripción microscópica:

Porosidad difusa con poros redondos exclusivamente solitarios. Punteaduras intervasculares alternas.
Contenidos rojizos muy abundantes en el interior de los poros.
Fibrotraqueidas orientadas radialmente, de paredes muy gruesas con puntedaduras bien visibles en
sección tangencial.
Parénquima axial paratraquel escaso a apotraquelal difuso
Radios uniserados y biseriados poco frecuentes, macadamente heterogéneos con células cuadradas
y erectas, con mucho contenido rojizo en su interior.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182 [177]


RAQUEL CARRERAS RIVERY

9.-ROBLE PRIETO

Familia botánica: Ehretia tinifolia


Nombres comunes: Roble prieto
Distribución geográfica: Por toda Cuba e Isla de Pinos, Jamaica, La española y América Central.

Descripción microscópica:

Porosidad difusa. Poros en grupos de 3-4 y frecuentes conglomerados de pocas células. Punteaduras
intervasculares alternas, ovales y placa perforada simple.
Fibras libriformes poligonales distribuidas irregularmente y presencia eventual de Fibrotraqueidas.
Parénquima axial en finas bandas de una sola célula y paratraqueal difuso con contenidos carmelitosos
Radios no estratificados , débilmente heterogéneos con 2 a 4 células de ancho

[178] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182


LAS MADERAS EN LOS OBJETOS ABORÍGENES CUBANOS

10.-YAITÍ

Nombre científico: Gymnanthes lucida Sw.


Familia botánica: Euphorbiaceae
Nombres comunes: Yaitì
Distribución geográfica: presente en toda Cuba e Isla de Pinos, Haití, Bahamas América continental
en montes secos, mogotes y todo tipo de suelos.

Descripción microscópica:

Porosidad difusa. Poros solitarios redondos y grupos radiales muy frecuentes de 2-8 células. placa
perforada simple, punteaduras intervasculares alternas ovales.
Fibras libriformes septadas , de forma poligonal con tendencia a distribución radial en sección
transversal
Parénquima axial con bandas irregulares de pocas células y difuso.
Radios leñosos no estratificados, uniseriados, heterogéneos con células erectas y procumbentes.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182 [179]


RAQUEL CARRERAS RIVERY

11.-YANA

Familia botánica: Combretaceae


Nombres comunes: Yana
Distribución geográfica: En toda Cuba e Isla de la Juventud, América y África tropical en manglares,
en suelos salobres no fangosos.

Descripción microscópica:

Porosidad difusa. Poros mayormente solitarios ovales, grupos radiales de 2-5 células y conglomerados
de hasta 8 células; Placa perforada simple, punteaduras ornadas alternas
Fibras libriformes poligonales a rectangulares con distribución débilmente radial
Parénquima axial paratraqueal aliforme y confluente
Radios no estratificados, uniseriados, homogéneos a débilmente heterogéneos
Presencia de cristales romboidales en parénquima axial y radial, fundamentalmente en esos últimos.

[180] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182


LAS MADERAS EN LOS OBJETOS ABORÍGENES CUBANOS

Glosario de los principales la madera. de crecimiento.


términos usados en las Estructura estratificada: Células Porosidad difusa: Madera en la
ordenadas en hileras o series horizonta- cual los vasos tienen más o menos el
descripciones de las maderas les cuando son observadas en la superfi- mismo diámetro a través del anillo de
cie tangencial. Pueden ser radios, vasos, crecimiento.
Anillos de crecimiento: Cambio parénquima axial y fibras. Porosidad semianular: Madera en
estructural abrupto en los límites de Fibras, fibras libriformes: Tipo de la cual los vasos de la madera temprana
los tejidos de la madera, que incluye, células alargadas en sentido axial, con son más largos que los correspondientes
generalmente, un cambio en el grosor extremos imperforados que tiene fun- a la madera tardía del anillo de creci-
de la pared celular de la fibra, el diá- ción de sostén. miento previo, pero en el cual el diá-
metro radial de la fibra, las traqueidas Fibrotraqueidas: tipo de células metro de los vasos tiende a disminuir
o de los vasos en dependencia del tipo alargadas del tipo de las fibras pero gradualmente en el intermedio de la
de madera. que poseen punteaduras muy visibles y madera tardía del mismo anillo de cre-
Células cristalíferas: Células sep- abundantes cimiento.
tadas de parénquima axial o células de Fibras septadas: Fibras de paredes Punteaduras: Discontinuidades de
parénquima de radio divididas en com- transversales delgadas y sin punteadu- la pared celular.
partimientos por paredes celulares del- ras. Punteaduras intervasculares:
gadas a gruesas. Parénquima: Células de paredes Cuando están en contacto entre dos ele-
Cristales: Formaciones cristalinas generalmente finas, con función de mentos vasculares.
que se presentan en algunas maderas, reserva de nutrientes en la madera. Pue- Punteaduras intervasculares
generalmente en las células del parén- den contener sustancias coloreadas, cris- ornamentadas: Punteaduras con la
quima axial y radial aunque también tales, y otras en su interior, fundamental- cavidad y/o apertura total o parcial-
pueden estar acompañando a las tíli- mente en el duramen. mente alineada con proyecciones desde
des en el interior de los vasos y oca- Parénquima axial: Cuando se dis- la pared celular secundaria.
sionalmente en fibras. Particularmente, pone en dirección axial. Radios leñosos: Células general-
los pequeños son detectados más fácil- Parénquima radial: Formando los mente del parénquima que se agrupan
mente con luz polarizada. radios medulares. y se disponen en forma perpendicular
Depósitos: Incluye una amplia Placas de perforación: Extremos al tronco siguiendo la dirección de un
variedad de compuestos químicos orgá- perforados de los elementos vasculares. radio de la circunferencia.
nicos e inorgánicos, los cuales son de Poros: Elementos vasculares obser- Tílides: Crecimientos de un radio
diferentes colores (blanco, amarillo, vados en sección transversal. También adyacente o célula de parénquima axial
rojizo, café, negro, etc.) que se deposi- se denominan vasos. a través de una punteadura mutua para
tan en las células (vasos, radios, etc.). Porosidad anular: Madera en la el interior de un vaso, bloqueando par-
Duramen: Parte interna sin activi- cual los vasos en la madera temprana cial o completamente el lumen del vaso,
dad fisiológica del tronco de una madera son distintamente más largos que los y de ocurrencia común (excepto en
adulta. correspondientes a la madera tardía en albura exterior).
Elementos vasculares: Células los mismos anillos de crecimiento, y Tílides esclerotizadas: Tílides con
con extremos perforados que se super- forman una zona (anillo) bien definido paredes lignificadas muy gruesas, en
ponen para dar lugar a los conductos en la cual existe una transición abrupta láminas múltiples.
por donde asciende la savia bruta en hacia la madera tardía del mismo anillo Vasos: Elementos conductores de la

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ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182 [181]


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[182] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 166-182


Trompetas andinas prehispánicas:
tradiciones constructivas
Mónica Gudemos
Arqueomusicología
y relaciones de poder
Universidad Nacional de Córdoba,
Argentina
Pre-hispanic andean trumpets:
constructive traditions and
relations of power

Resumen Abstract
Este artículo trata sobre las técnicas This paper focuses on the techni-
desarrolladas en el Mundo Andino pre- ques developed in the pre-Hispanic
hispánico para la construcción de trom- Andean World for the construction
petas naturales y la función social de of natural trumpets and the social
estos instrumentos como emblemas de function of these instruments as power
poder. emblems.
Palabras clave: trompetas andinas Keywords: Pre-Hispanic Andean
prehispánicas, Arqueomusicología. trumpets, Archaeomusicology.

[184] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

I. Introducción trompetas naturales y lo hacemos a tra-


vés del estudio organológico de ejem-
“85. Checa cunapas conchapas mayquin plares pertenecientes a diferentes cultu-
runapas chay caracoltaca atallintacmi ras andinas especialmente seleccionados
llamayoccuna.”1 y del análisis acústico de su producción
“100. llamantapas ymanam pariaca- sonora, considerando, asimismo, la fun-
caman campanillayocta chaymata sarçi- ción social que tuvieron.
lloyuqta aparcan chay yna Por razones de espacio presenta-
101. chaysi tucoynin runacuna chau- mos aquí sólo parte de nuestro trabajo.
callamanpas curri ñisca tambosica orco- No tratamos en este artículo todos los
manpas ric carcancu çapampi caulla tipos de trompetas registrados en nues-
mancunamanpas tra investigación, sino sólo aquellos que
102. chay pacha cay caullamacuna- nos han permitido plantear en una pri-
man rispas chay caracol ñiscanchicta mera instancia las problemáticas suscita-
huacachispa pucupayaspa ric carcancu das a partir de su análisis.
103. chaypammi çapampi runacu-
napas huaquinin taricnincunaca cay
caracol ñiscanchicta atallircancu.”2 II. Material
El instrumento musical más significa-
tivo en el Mundo Andino prehispánico, Los aerófonos aquí analizados fueron
en cuanto a denotación de poder se seleccionados como referentes materia-
refiere, fue la trompeta. Según los rela- les de las tradiciones constructivas andi-
tos míticos que autorizaban la función nas que, por su interesante desarrollo,
de este instrumento como elemento merecen especial atención. La selección
emblemático, ya en épocas tempranas respondió a criterios formales puntuales,
del pastoreo andino los propietarios de que se detallarán al tratar cada caso en
llamas ostentaban su situación social particular. Reiteramos que las trompetas
llevando en sus manos huanapayas estudiadas son sólo parte de uno de los
(trompetas de caracol) como símbolo de conjuntos organológicos más ricos en
riqueza y poder3. lo que a la adaptación acústica de los
Desde el punto de vista musicoló- materiales se refiere.
gico, las trompetas andinas prehispáni- Los ejemplares seleccionados perte-
cas constituyen un grupo organológico necen a las colecciones de los museos
sumamente interesante, especialmente según la tabla superior.
para el análisis de las técnicas desarro- Tratamos, igualmente, otros ejem-
lladas en la construcción de objetos des- plares con características distintivas, 1
“85. / También es cierto que / cualquier
tinados a la producción sonora. Algu- cuyos datos fueron extraídos de fuentes hombre de los checa o de los concha que
nos complejos culturales determinaron bibliográficas especializadas. En el año lleva en sus manos [uno de] estos caracoles
importantes sistemas de laboreo de los 2001 publicamos un estudio por enfren- es un propietario de llamas” (Manuscrito
materiales que, en sí mismos, son consi- tamiento comparativo de las trompetas de Huarochirí [ca. 1598-1608], Capítulo 24.
derados un bien de poder y riqueza, ya de cerámica Moche en forma de cara- Taylor 1987: 378-379).
que sólo pudieron concebirse en estruc- col que analizaremos más adelante5. No 2
“100. Llevaban a sus llamas adornadas con
turas sociales que permitieron tanto la reiteramos aquí ese estudio en detalle,
campanillas y con zarcillos, como lo hacían
formación de una mano de obra espe- sino sólo aquellos datos necesarios para
cuando las llevaban a Pariacaca 101. / Se
cializada y, por cierto, la existencia de la comprensión de las consideraciones
dice que / todos iban a Chaucalla y al cerro
una demanda exigente en niveles de de orden técnico y estético efectuadas.
de los Tambosica llamado Curi, cada uno
calidad, como así también afrontar el
donde sus caullamas 102. Cuando éstos
elevado costo económico y social que
iban a sus caullamas, hacían resonar sus
conlleva sostener una producción de III. Metodología de trabajo caracoles soplándolos 103. / Sabemos
avanzada tecnología.
que, / por ese motivo, cada uno de [estos]
En anteriores trabajos demostramos Para el presente trabajo se llevaron a
hombres y también las otras personas que
la existencia de sistemas prehispáni- cabo las siguientes actividades:
los encontraban [por el camino] llevaban
cos primordialmente diseñados para la
estos caracoles en sus manos” (Manuscrito
construcción y afinación de aerófonos, Estudio acústico-organológico de Huarochirí [ca. 1598-1608], Capítulo 24.
específicamente de flautas óseas longi-
Taylor 1987: 382-383).
tudinales de la costa Central de Perú4 y Análisis de cuerpos acústicos, emboca- 3
de flautas antropomorfas multifónicas duras y pabellones. Análisis de calidad Véase anteriores notas al pie.
4
ecuatorianas de tradición Bahía; aquí sonora y espectros de sonido (material Gudemos y Catalano, 2009.
5
intentamos lo propio con respecto a las auxiliar de análisis: micrófonos AKG c1000. Gudemos, 2001c.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [185]


MÓNICA GUDEMOS

Institución Lugar Abreviatura


Ethnologisches Museum Berlín, Alemania [EM]
Museo de América Madrid, España [MAM]
Museo R. P. Gustavo Le Paige S. J. San Pedro de Atacama, Chile [MGLP]
Museo Adán Quiroga Catamarca, Argentina [MAQ]
Museo Dr. Eduardo Casanova Jujuy, Argentina [MDEC]
Museum für Völkerkunde Munich, Alemania [MVM]

Tabla de museos

Software de grabación Adobe Audition Estudios de contexto


1.5. Los esquemas espectrales que ilus-
tran este artículo fueron realizados con Para indagar acerca de la función social
Adobe Audition 1.5 y Spear para los de estos instrumentos musicales en el
componentes armónicos y editados en Mundo Andino prehispánico se proce-
Microsoft Paint). La digitalización de dió al estudio de contextos de hallazgo,
sonido fue realizada por Gabriela Yaya y iconografías decorativas y fuentes histó-
los análisis acústicos estuvieron a cargo ricas. Los detalles se especifican oportu-
de Gustavo Alcaraz6. namente en el transcurso de este trabajo.

Estudio morfológico por


enfrentamiento comparativo IV. Generalidades
En el caso específico de las trompetas Clasificación taxonómica
Moche de cerámica en forma de cara-
col, se procedió al estudio de sus ras- Los instrumentos musicales aquí ana-
gos formales, comparándolos con los lizados se clasifican en “Aerófonos:
de las conchas marinas utilizadas por trompetas naturales”, taxonomía básica
los complejos culturales andinos como 423.17. En estos instrumentos musi-
trompetas naturales. cales el sonido se produce cuando la
columna de aire, contenida en el inte-
Análisis de laboratorio rior del tubo acústico, entra en vibra-
ción al propagarse la oscilación pro-
Se tomaron placas radiográficas de los ducida por la vibración de los labios
ejemplares de cerámica, cuyas caracte- del músico, que sopla por el orificio
rísticas formales se consideraron signi- de embocadura. Dicha oscilación se
ficativas. Las radiografías de los ejem- propaga a través del tubo para salir
plares VA 18.512 [EM], VA 18.514 [EM] amplificada por la abertura o pabellón.
y VA 49.801 [EM] fueron proporciona- Los ejemplares que aquí se tratan son
das por el Ethnologisches Museum de “naturales”, esto es, sin mecanismos
6
Berlín. Los ejemplares N.º 1.413 [MAM], para modificar la altura del sonido. Sin
Los registros de la producción sonora de
N.º 8.400 [MAM] y N.º 8.405 [MAM] fue- embargo, la habilidad del trompetero
las trompetas seleccionadas para el estudio
ron radiografiados en los laboratorios permite la producción de tonos diver-
acústico fueron realizados por la autora
del Museo de América de Madrid, al sos mediante presiones de labios e
conjuntamente con el registro fílmico. A
igual que las conchas de gasterópodos intensidades de soplo8.
partir de estos registros se realizaron las
marinos cedidas para este estudio por Como dato de interés, presentamos
digitalizaciones y análisis de sonido.
el Museo Nacional de Ciencias Natu- en el Apéndice 8 el análisis de sonido
7
“423 Trumpets: the air stream passes rales de Madrid [MCNM]. Se utilizó en de una de las dos posibles trompetas
through the player’s vibrating lips, so este último caso un sistema de Rayos X líticas con perforaciones, que permiten
gaining intermittent access to the air column móvil, de potencial constante, Modelo variar la altura de los sonidos. Estos
which is to be made to vibrate. 423.1 Natural Phillips MG 161L. ejemplares s/n [MAQ], procedentes del
trumpets: without extra devices to alter Las placas se tomaron con foco fino Noroeste Argentino (figs. 35 B, C), pro-
pitch” (Grove Dictionary, 1995: 211). Véase, (6 mA), con tensión y tiempo de expo- bablemente del período de Integración
también, Hornbostel y Sachs 1914: 589. sición en función del volumen y el Regional, son los únicos en su tipo entre
8
Véase Recuero López, 1995, tema 12: 12.5. espesor de la pieza. los estudiados por nosotros hasta ahora.

[186] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

En trabajos anteriores tratamos in


extenso este tema9, aquí sólo corrobo-
ramos lo dicho a través del análisis pre-
sentado en el Apéndice mencionado.
Entre los ejemplares registrados se
distinguen tres subgrupos:

De concha marina

Se consideran dentro de este subgrupo


las trompetas construidas con conchas
marinas, así como las de cerámica en
forma de caracol, cuya morfología gene-
ral, interna y externa, responde a los
lineamientos formales de sus referen-
tes naturales. Clasificación taxonómica:
423.111 = Trompetas naturales de con-
cha con abertura de soplo terminal10.

Longitudinales rectas
En esta categoría se agrupan las trom-
petas tubulares rectas, cuya abertura de
soplo o embocadura se halla en uno
de los extremos, en el mismo eje del
cuerpo acústico. Clasificación taxonó-
mica: 423.121.1 = Trompetas naturales,
longitudinales.

Longitudinales curvas

Se denominan así las trompetas tubu-


lares, longitudinales, con el cuerpo
enroscado o doblado en forma de codo.
Clasificación taxonómica: 423.121.2 =
Trompetas naturales, longitudinales, con
tubo doblado o “acodado”, denominadas Apéndice 1. Trompeta de concha (Strombus galeatus) VA 13.064 [EM]. Fotografías MG.
también “trompas longitudinales”.
En este estudio no seguimos estric-
tamente el orden arriba descrito para la
presentación de las trompetas, porque V. Desarrollo
atendimos preferentemente su contexto
cultural. Técnicas constructivas

Embocaduras a) Trompetas de conchas marinas


y trompetas de cerámica
En nuestra investigación registramos en forma de caracol
trompetas cuyas embocaduras son sólo
un orificio con el diámetro del cuerpo Para adaptar la cavidad en espiral de
acústico en ese extremo, sin artificios diámetro creciente de las conchas mari- 9
Gudemos, 1998a y 2001a.
constructivos especiales, y ejemplares nas como tubo acústico de trompeta 10
con embocaduras que consideramos (fig. 3 a, b y Apéndice 1), es necesa- Aquí tratamos sólo las trompetas de concha
verdaderas boquillas, fijamente incorpo- rio seccionar el ápice para el orificio con abertura de soplo terminal, por ser éstas
radas al cuerpo acústico. Por la impor- de embocadura11. Algunos ejempla- las que alcanzaron mayor difusión en la
tancia que las embocaduras tienen en res Moche de concha, por ejemplo, Región Andina.
11
el análisis de las técnicas constructivas poseen una cavidad globular a modo Recuérdese que aquí tratamos sólo las
desarrolladas por los andinos, dedica- de “boquilla”, modelada con sustancias trompetas de concha con abertura de soplo
mos en este estudio especial atención a resinosas en torno al agujero resultante terminal, no traveseras (con orificio de
su tratamiento. del corte del ápice o, en su lugar, una embocadura lateral).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [187]


MÓNICA GUDEMOS

boquilla metálica adherida12. Estos arti-


ficios constructivos, además de evitar
un filo cortante para los labios, pone
en evidencia la búsqueda de mejoras
organológicas por parte de los músicos
prehispánicos. Tal vez éste haya sido
el caso de la trompeta Moche G 3.199
[MVM]13 construida con una concha de
Pleuroploca princeps, procedente de
Piura, que mostramos en la figura 2 (f,
g [detalle de embocadura]). Así lo indi-
carían los restos de sustancias resinosas
en torno a la perforación de su ápice14.
Pero es necesario advertir que no todo
objeto semejante fue trompeta.
En efecto, en el Ethnologisches
Museum de Berlín, por ejemplo, regis-
tramos conchas de la familia Fasciolarii-
dae como la arriba descrita, proceden-
tes de Ica (Costa Sur de Perú)15, algunas
de las cuales presentan el ápice seccio-
nado y el borde del orificio resultante
cubierto con restos de una sustancia
resinosa. Según nuestras observacio-
nes, estas conchas habrían sido utiliza-
Figura 1. Trompetas Moche de cerámica en forma de caracol. a-b: VA 47.961 [EM]; c-j: VA 49.801 [EM]; d:
VA 13.067 [EM]; e: N.º 1.413 [MAM]; f-g: VA 18.511 [EM]; h: VA 18.512 [EM]; i: VA 66.994 [EM]. Dibujos MG.
das como receptáculos o como objetos
propios de la parafernalia emblemática,
sin función acústica específica16. Entre
ellos, el ejemplar identificado como
trompeta VA 45.026 [EM] se adaptó, o
tal vez se re-adaptó en el caso de que
haya sido originalmente una trompeta,
como receptáculo. En su interior aún
conserva pelo impregnado con restos
de una sustancia resinosa que, apa-
rentemente, obturó la abertura natural
de la concha. Por su parte, el ejemplar
VA 45.025 [EM] (identificado en su
ficha de inventario como trompeta con
boquilla de cobre) posee un pequeño
tubo de cobre inserto en el orificio
resultante del corte del ápice no apto
organológicamente como “boquilla”.
Tal vez, si la concha se utilizó como
receptáculo, el pequeño tubo metá-
lico fue un vertedor o simplemente
un adorno. Es posible que el ejemplar
G 3.199 [MVM] haya sido también un
receptáculo, pero su interior limpio y
aún acústicamente funcional nos per-
mite considerar su utilización como
trompeta.
Como vemos, cada objeto requiere
consideraciones específicas.
Una de las tecnologías más nota-
bles desarrolladas en el Mundo Andino
Figura 2. A-B: trompeta de cerámica Moche en forma de caracol D 255 [MVM]; C-D-E: trompeta de precolombino para la construcción
cerámica longitudinal curva (de rosca) Moche G 939 [MVM]; F-G: trompeta de concha Moche G 3.199 de aerófonos perteneció al complejo
[MVM]. Dibujos MG. cultural Moche (Apéndice 2). Dicha

[188] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

Figura 3. a: sección de corte de una concha de gasterópodo marino univalvo; b: sección de corte de una concha de la familia Strombidae; c-d: detalle de las
guardas decorativas de los ejemplares VA 49.801 [EM] y N.º 1.413 [MAM], respectivamente; e-f: embocaduras de los ejemplares VA 49.801 [EM] y VA 18.512 [EM],
respectivamente. Dibujos MG.

12
Véase ejemplos en Larco Hoyle (2001: 171-
172, fig. 180) y Morris y von Hagen (1993:
tecnología alcanzó niveles importantes les centroandinas, que los incorporaron 204).
13
en el período de apogeo de la cultura y reformularon según patrones estéticos Los estudios en el Museum für Völkerkunde
(100-500 d.C.), niveles que sin duda se propios. München se llevaron a cabo con fondos del
sustentaron en un prolongado e intenso Las trompetas de cerámica en forma Deutscher Akademischer Austauschdienst
proceso de materialización técnica de de caracol constituyen un claro ejemplo (Gudemos, 2003a).
14
principios acústicos concebidos con de la tradición constructiva Moche. No Este ejemplar posee asimismo restos de
una sustancia adhesiva, resinosa, en los
claridad. Como bien observa Sánchez obstante las variedades formales obser-
intersticios naturales de la concha marina
Montañés (1986: 125), el arte Moche no vadas, la estructura de estas trompetas como así también en las depresiones
representó un fenómeno aislado en la (figs. 1, 2 a, b y 3 c) presenta una com- y perforaciones talladas (flecha), en las
Costa Norte de Perú. Aparentemente, plejidad similar a la de sus referentes que seguramente se aplicaron piezas
la impronta estilística Vicús (280 a.C.- naturales, pero con ciertas “mejoras” decorativas.
15
655 d.C.) relacionó culturalmente el arte organológicamente muy interesantes Ejemplares VA 45.009, VA 45.010, VA
Moche con las fuertes tradiciones técni- que ponen en evidencia no sólo un 45.014, VA 45.020, VA 45.021, VA 45.025,
cas y estéticas Chavín y Chorrera, desa- excelente manejo técnico, sino tam- VA 45.026 y VA 45.027 [EM]. Los estudios
en el Ethnologisches Museum de Berlín
rrolladas en el milenio anterior a nues- bién y principalmente la intención de
se realizaron con fondos del Deutscher
tra era. Tanto las técnicas Moche como obtener una buena calidad de sonido. Akademischer Austauschdienst (Gudemos,
los principios acústicos y musicales que Las embocaduras, por ejemplo, que en 1997 y 2003a).
las promovieron se habrían difundido, algunos casos son verdaderas boquillas 16
Algunas de estas conchas aún conservan
principalmente por la Costa, hacia el (figs. 3 e, f y 4), permiten una mejor y trocitos de cuerda adheridos al orificio de
sur. Sus sistemas constructivos fueron más cómoda vibración de los labios, suspensión practicado en el borde de la
conocidos por otras tradiciones musica- al tiempo que dirigen correctamente abertura natural.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [189]


MÓNICA GUDEMOS

la corriente intermitente hacia el tubo 2 a, b (D 255 [MVM]) poseen incluso


acústico espiralado a través de un orifi- figuras decorativas en relieve. La signifi-
cio en el lateral de su base. cativa decoración de esta huayllaquepa
Las trompetas de cerámica aquí estu- Moche contribuye sin duda a su poder
diadas fueron en su mayoría modeladas simbólico: una serpiente felinizada que,
y sometidas a una cuidada cocción oxi- “saliendo” del pabellón, se “enfrenta cara
dante, lo que confirió a la pasta un color a cara” con el músico durante la insufla-
rojizo uniforme. Las pérdidas de mate- ción. En este ejemplar, así como en los
rial sufridas por algunos ejemplares per- identificados VA 47.961 [EM] de Trujillo
mitieron observar pastas cerámicas com- (fig. 1 a, b), VA 66.994 [EM] (fig. 1 i) y
pactas, homogéneas, con desgrasantes N.º. 1.413 [MAM] (figs. 1 e y 7), se per-
finos que no perjudicaron la regularidad foró un orificio cerca del borde de la
de la superficie. Las placas radiográfi- abertura (pabellón) para pasar por él el
cas de los ejemplares VA 49.801 [EM], cordón de suspensión.
Figura 4. Trompeta Moche de cerámica en forma de Pachacámac, y VA 18.512 [EM], de Estos orificios, como los perforados
de caracol VA 13.067 [EM], detalle de embocadura.
Chimbote (figs. 5 y 6, respectivamente) en las trompetas de concha (Apéndice 1),
Fotografía MG.
permiten observar los lineamientos de ocasionaron muchas veces la fractura
su estructura interna17. de la pared de la abertura, al no sopor-
Para analizar los procedimientos de tar ésta el peso de la estructura general
construcción, fabricamos en los labora- del cuerpo del instrumento. La pérdida
torios del Museo de América de Madrid de material sufrida por la trompeta de
un modelo semejante con los datos Pachacámac VA 49.801 [EM] (fig. 1 c, j)
obtenidos de las radiografías de ejem- es también evidencia de ello.
plares completos, de las fotografías de
fragmentos y de los dibujos técnicos que Embocaduras
se efectuaron durante los registros. Espe-
cíficamente se reprodujo el ejemplar VA Las embocaduras constituyen una carac-
49.801 [EM]. En los aerófonos es necesa- terística organológica notable de estos
rio cuidar las características formales del aerófonos (figs. 3 e, ejemplar VA 49.801
tubo acústico, puesto que de ello depen- [EM]; 3 f, ejemplar VA 18.512 [EM] y 4,
derá la calidad de sonido que se obtenga. ejemplar VA 13.067 [EM]). Fueron mode-
Un tubo en espiral como el de estas ladas como boquillas conectadas al
trompetas no es fácil de modelar, por tubo acústico por un orificio dispuesto
Figura 5. Imagen radiográfica de la trompeta de
ello y para evitar deformaciones durante en un lateral de la base de la cavidad
cerámica VA 49.801 [EM]. Fotografía gentileza del EM. el proceso, modelamos en primer tér- globular, facilitando así la propagación
mino un “pilar” a modo de eje, como la de la oscilación producida por la vibra-
columela de las conchas marinas, y pos- ción de los labios hacia el interior de
teriormente, en torno a él, el conducto dicho tubo. Por su calidad constructiva
en espiral con diámetro creciente. A juz- y por los datos que arrojan las imáge-
gar por las imágenes radiográficas, éste nes radiográficas, pensamos que estas
habría sido el procedimiento seguido “embocaduras-boquillas” se construye-
por los constructores prehispánicos. El ron por separado, antes de su adapta-
“pilar” estructural se observa con clari- ción definitiva a la estructura general
dad en el ejemplar peruano de excepcio- de la pieza, o bien antes del modelado
nal calidad N.º 1.413 [MAM] (fig. 7), salvo del conducto espiralado en torno al eje,
que éste habría sido moldeado. como en el caso de las trompetas VA
La construcción de estos instrumentos 49.801 [EM] y VA 18.512 [EM]18. Una vez
musicales finalizaba generalmente con la asegurado el cuerpo de la embocadura,
aplicación de engobes cuidadosamente su adaptación definitiva se completaba
pulidos. Algunos ejemplares presentan con un pequeño proceso constructivo
un acabado estético de singular belleza, que es prueba suficiente de la búsqueda
Figura 6. Imagen radiográfica de la trompeta de
con decoraciones pintadas en tonos de una excelente calidad de sonido.
cerámica VA 18.512 [EM]. Fotografía gentileza del EM.
beige y pardo-rojizos. Las trompetas VA En efecto, ese proceso consistía en
49.801 [EM] y N.º. 1.413 [MAM] poseen acanalar la pared de la “columna-eje”
una guarda decorativa de motivos escalo- de la trompeta en torno al orificio infe-
17
Según Cuesta Domingo, a partir de la nados, pintada en el borde del pabellón, rior de la embocadura, para que ningún
denominada Fase III de la cerámica Moche, que acentuaría la función denotativa de excedente de material o perfil sobresa-
coincidente con la época auge de la cultura, estas trompetas (fig. 3 c, d). Ejemplares liente obstaculice, durante la insuflación,
se pone de manifiesto un gran dominio de como el que presentamos en la figura una correcta propagación de la intermi-

[190] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

tencia al interior del conducto tubular,


lo que sin duda es de gran importancia
acústica. Esto puede verse claramente
en las radiografías de las trompetas VA
49.801 [EM] y VA 18.512 [EM] (figs. 5 y 6,
respectivamente), más precisamente en
la primera de ellas, donde se observa
el acanalado vertical de la pared de la
“columna-eje”, justo debajo de la som-
bra correspondiente al orificio de la
base de la embocadura. Esta depresión
se produciría con un objeto longitudinal
que se insertaba por el mismo orificio;
un objeto que dejó también su impronta
en el interior de la “embocadura-boqui-
lla” de la trompeta VA 18.512 [EM] (véase
detalles en fig. 8).
Figura 7. Imagen radiográfica de la trompeta de cerámica N.º 1.413 [MAM]. Fotografía
Strombusförmig19 gentileza MAM.

Aunque generalmente la estructura ex-


terna de estos aerófonos de soplo es la
reproducción aproximada de una concha
de gasterópodo marino, principalmente
de la familia Strombidae y en particular
de la especie Strombus galeatus, hemos
registrado una interesante variedad de
formas, tanto externas como internas,
que respondería a la búsqueda de orga-
nologías acústicamente más aptas. Hasta
ahora registramos trompetas andinas
construidas principalmente con conchas
de Strombus galeatus, Strombus peru-
vianus, Malea ringens y Pleuroploca
princeps. Registramos asimismo trompe-
tas construidas con conchas de Strom-
bus gigas y Strombus costatus, pertene-
cientes a colecciones particulares. No Figura 8. Trompetas VA 49.801 [EM] y VA 18.512 [EM], detalles constructivos. Dibujos MG.
obstante, aún persiste la duda respecto
a la veracidad de los datos de proceden-
cia y antigüedad de estas últimas, por lo de Strombus galeatus es sólo externa- las materias primas. “En la composición de
que mantenemos nuestras reservas en el mente aparente, como en el caso de los la cerámica se utiliza material fino, escogido
momento de utilizarlas como elementos ejemplares dibujados en la figura 1 a, d. cuidadosamente y seleccionado para
de constatación. Las imágenes radiográficas de las trom- obtener paredes finas y sólidas. La técnica
En términos generales, el área de dis- petas VA 49.801 [EM] y N.º 1.413 [MAM] es dominada con absoluta seguridad. Del
mismo modo la textura será fina y el engobe
tribución de los gasterópodos marinos (figs. 5 y 7, respectivamente) muestran
también fino y pulido; y la confección
Strombus galeatus, Strombus peruvianus, un conducto en espiral diferente al de
mediante moldes bivalvos” (Cuesta
Malea ringens y Pleuroploca princeps una concha de Strombidae (fig. 3 b), en Domingo, 1980: 77-78). Estéticamente, los
(figs. 9, 10, 11 y 13) se extiende, por la particular de una concha de Strombus principios constructivos de esta fase se
costa del Pacífico, aproximadamente galeatus, como vemos en la figura 16. continuarían en la Fase IV, observándose en
desde el Golfo de California hasta Perú. Por cierto y en términos generales, repro- la iconografía decorativa la incorporación
La concha de Strombus galeatus, la más ducir en cerámica un conducto como el de los conceptos de tiempo y espacio en
empleada en el Área Andina Centro-Sep- de estos gasterópodos es más difícil. Un unidades dinámicas complejas (Cuesta
tentrional como cuerpo acústico de trom- claro ejemplo es el ejemplar de Chimbote Domingo, 1980: 79).
18
peta, es muy resistente y alcanza, desde el VA 18.512 [EM] (fig. 6), cuya estructura Gudemos, 2001c: 104.
ápice al borde del canal sifonal, 223 mm. interna se aproxima a la de una concha 19
En forma de concha de Strombus.
de altura20. Ya demostramos en trabajos de Strombidae, pero en este caso el tubo 20
Oliver, 1975: 68; Walls, 1980: 24 y Eisenberg,
anteriores21 que la semejanza de las trom- acústico es de una sola vuelta. 1989: 53, entre otros.
21
petas de cerámica Moche con las conchas Si bien las angulosidades naturales Gudemos, 2001 a, c.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [191]


MÓNICA GUDEMOS

gigas (fig. 14) y Strombus costatus (fig.


15). Estas dos últimas especies perte-
necen a la fauna caribeña23, lo que nos
permite pensar que, si la procedencia
cuzqueña y la antigüedad de los ejem-
plares construidos con estas conchas
que hemos registrado son ciertas, ten-
dríamos que considerar una interesante
red de comercio e intercambio en la que
estaban involucrados complejos cultura-
les próximos a la Región Caribeña y los
Andes Centrales. La posibilidad queda
planteada24.
Por su parte, las conchas de Pleuro-
ploca princeps, como las de Pleuroploca
granosa, poseen un aspecto formal
externo e interno (salvo en el extremo
inferior de la abertura) que podría rela-
cionarse con el de algunas trompetas
de cerámica como la N.º 1.413 [MAM],
tal como vemos en las figuras 7 y 17.
Estas especies de la familia Fasciolarii-
dae alcanzan los 400 mm. de altura en
Figura 9. Concha de Strombus galeatus [MCNM]. Fotografía gentileza MAM. el caso de las conchas de Pleuroploca
princeps, mientras que las conchas de
Pleuroploca granosa sólo los 175 mm.25.
No obstante, volviendo al ejemplar N.º
1.413, éste, pese a su semejanza formal
con una concha de Fasciolariidae, es
casi una copia fiel de los pequeños cara-
coles de tierra, género Bulimus26, respe-
tando las dimensiones de una concha
marina. En las figuras 18 y 19 se muestra
la morfología interna de una concha de
Strombus peruvianus y Tonna luteos-
toma, respectivamente. Si bien la Tonna
luteostoma (figs. 12 y 19), originaria de
las costas de Japón, no es una especie
tratada en este estudio, sirve como refe-
rencia ilustrativa de la estructura interna
de las conchas de la familia Tonnidae, a
la que pertenece la Malea ringens. Las
conchas de los ejemplares adultos de
esta especie alcanzan los 234 mm. de
Figura 10. Concha de Strombus galeatus [MCNM]. Fotografía gentileza MAM. altura27.
Tecnológicamente, las trompetas
Moche de cerámica aquí estudiadas son
producto de una mano de obra especia-
internas de estas conchas no perjudican lizada en la construcción de aerófonos.
la producción de un buen sonido, éste Los constructores adaptaron las formas
no es tan pleno ni mejor amplificado, y los materiales conocidos, seleccio-
como aquel factible de producir con la nando sus características más aptas para
22
Obsérvese el resultado formal de la trompeta N.º 1.413 [MAM], por ejemplo, producir estructuras acústicamente fun-
búsqueda de una mejor amplificación del con cuerpo acústico tubular de sec- cionales. Como antes señalábamos, las
sonido en la abertura del pabellón de la ción circular de diámetro regularmente embocaduras modeladas en forma de
trompeta de cerámica 063-002-007 del
Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera
creciente y abertura acampanada de boquilla, los tubos sonoros en espiral
(Larco Hoyle 2001, Tomo II, pág. 171, fig. 179). borde evertido22. Iguales consideracio- diseñados con sección circular y diáme-
23
Warmke y Abbott, 1975: 320; Walls, 1980: 24, nes valen para la concha de Strombus tro regularmente creciente y las aber-
map 22; Eisenberg, 1989: 53, plate 35. peruvianus (figs. 11 y 18), Strombus turas acampanadas que favorecían una

[192] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

mejor amplificación del sonido, son


prueba suficiente de la intención de
construir no sólo instrumentos musica-
les acústicamente correctos, sino tam-
bién de producir una excelente calidad
de sonido.

b) Trompetas longitudinales curvas

La importante tecnología desarrollada


por el complejo cultural Moche para la
construcción de objetos destinados a la
producción sonora se pone igualmente
de manifiesto en las trompetas longitu-
dinales curvas.
En este subgrupo de trompetas
podemos distinguir a grandes rasgos
dos tipos:
a) Las de pabellón simple con
contorno circular, sin aplicaciones
decorativas modeladas y/o moldeadas,
como los ejemplares de Chimbote
VA 18.513 [EM] (fig. 20) y VA 4.059
[EM] (fig. 21 i) y el ejemplar VA 13.066 Figura 11. Concha de Strombus peruvianus [MCNM]. Fotografía gentileza MAM.
[EM] (fig. 21 a).
b) Las de pabellón con aplicaciones
decorativas modeladas y/o moldea-
das. Entre éstas se encuentran las que
poseen decoración céfalozoomorfa,
como los ejemplares G 939 [MVM] (fig.
2 c, d, e); VA 47.962 [EM] de Trujillo,
VA 18.516 [EM] de Chimbote, VA 64.342
[EM] del Noroeste de Perú, VA 3.201
[EM], VA 719 [EM] y VA 4.142 [EM] de
Ancón (fig. 21 b, d, e, f, g, h, respec-
tivamente); las que poseen decoración
de seres fantásticos, como el ejemplar
23-32-1 [MVM] (fig. 22 b), y decoración
antropomorfa, ejemplares VA 14.106
[EM] de Hacienda de San Ramón en Ica
(figs. 21 c y 22 a [detalle]) y VA 17.590
[EM] de Trujillo (fig. 22 c).
La pasta cerámica (homogénea, cocida
en atmósfera oxidante y con un espesor
que pocas veces supera los cuatro milíme-
Figura 12. Concha de Tonna luteostoma [MCNM]. Fotografía gentileza MAM.
tros en el tubo acústico) es en todos los
ejemplares seleccionados de buena cali-
dad. En aquellos ejemplares aún acústi- 24
Estudios como los de Rostworowski
camente funcionales pudimos obtener un En estos instrumentos musicales la poten- (1970), Alcina Franch et. al. (1987) y más
sonido “limpio”, de buena calidad. cia sonora es más “efectiva” simbólica recientemente Bouchard (2003), entre
En la figura 23 se presentan los pabe- que acústicamente. En los otros pabello- otros, afirmarían dicha posibilidad. Los
llones céfalozoomorfos. El diseño de las nes, aquellos con decoración antropo- estudios de Jijón y Caamaño (1941), Olaf
fauces determina el contorno real de la morfa, el contorno de la abertura es más Holm (1953) y Robert West (1961) ya sugerían
la existencia de una interesante dinámica
abertura del pabellón. Acústicamente, apto acústicamente. Véanse, por ejemplo, comercial prehispánica a lo largo de la costa
estos pabellones son menos aptos que los contornos de abertura de este tipo de ecuatoriana que articularía, incluso, relaciones
aquellos acampanados de borde regular pabellones en la figura 23 i, j. comerciales entre Centro y Sudamérica.
25
evertido. Las fauces enmarcan una estre- Algunas trompetas Moche longitudi- Eisenberg, 1989: 108.
26
cha abertura (fig. 23 f, g, k), impidiendo nales curvas de cerámica, como la identi- Lavallée, 1970: 43, Planche 14.
27
una amplificación del sonido más eficaz. ficada VA 719 [EM] (figs. 21 g, 23 d y 24 c), Eisenberg, 1989: 78.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [193]


MÓNICA GUDEMOS

presentan un orificio en el pabellón,


debajo de la representación céfalozo-
omorfa. Aparentemente, el constructor
habría tratado de adaptar una reforma
para superar el inconveniente de la
reducida abertura del pabellón, insufi-
ciente para una correcta amplificación
sonora, sin alterar el motivo de la repre-
sentación, simbólicamente necesario.
No obstante su preocupación, con este
artificio constructivo el resultado sonoro
no mejoró sensiblemente28.
Aunque responde al mismo patrón
estético, el ejemplar VA 3.201 [EM] (figs.
21 f, 23 e), que ha perdido su emboca-
Figura 13. Concha de Pleuroploca princeps [MCNM]. Fotografía gentileza MAM. dura y parte de las fauces del animal
representado, posee diseño y calidad
diferentes. La cerámica de fina textura
(una de las más aptas acústicamente que
hemos registrado), la rosca estrecha y
asegurada con un travesaño y el interior
del cuerpo acústico libre de irregulari-
dades son evidencias de una mano de
obra altamente especializada. Lamenta-
blemente, no posee datos precisos sobre
su procedencia, razón que impide reali-
zar conjeturas respecto al desarrollo de
técnicas constructivas locales.
En los laboratorios del Museo de
América de Madrid analizamos el ejem-
plar N.º 1.305 [MAM] (fig. 29), que ha
perdido su rosca y parte del pabellón.
Este ejemplar es interesante por la
semejanza iconográfica que tiene con el
ejemplar 23-32-1 [MVM] (fig. 22 b) y por
permitirnos observar el tubo acústico
embutido directamente en el cuerpo del
pabellón (fig. 29 f). Pese a los efectos del
Figura 14. Concha de Strombus gigas [MCNM]. Fotografía gentileza MAM.
proceso de restauración, aún podemos
ver que la unión se aseguró y emparejó
externamente, no así por dentro, donde
quedó la irregularidad de los perfiles. La
superficie interior del pabellón es igual-
mente irregular. La embocadura-boqui-
lla (fig. 29 d) sigue los patrones formales
ya vistos. El espesor de la pasta cerá-
mica en el tubo acústico (fig. 29 e) es
relativamente superior al del pabellón.
Se conservan restos de pintura crema y
pardo-rojiza. En calidad, este ejemplar
difiere considerablemente del ejemplar
anteriormente descrito.
Una pieza de singular belleza y
complejidad formal es la identificada
VA 4.142 [EM], procedente de Ancón
(figs. 21 h y 24 a, b). Se trata de una vasija
globular, casi esférica, cuya decoración
modelada es una trompeta de pequeñas
Figura 15. Concha de Strombus costatus [MCNM]. Fotografía gentileza MAM. dimensiones con un pabellón en forma

[194] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

de cabeza de animal. El cuerpo de la


trompeta ha sufrido pérdidas de material,
no obstante, a través de la fotografía que
se adjunta a su ficha de inventario pudi-
mos constatar la excelente construcción
de este aerófono (véase dibujo en la fig.
21 h). Según las imágenes de la fotografía
y el análisis de la sección que se conservó
adherida a la vasija, no dudamos que la
pequeña trompeta fue completamente
funcional desde el punto de vista acústico.
La embocadura, en forma de copa,
es considerada una verdadera boqui- Figura 16. Imagen radiográfica de una concha de Strombus galeatus. Fotografía
lla. Iconográficamente es interesante gentileza MAM.
destacar las manchas pintadas en el
cuerpo del animal-trompeta, aludiendo
a su naturaleza felina. Las características
iconográficas y sonoras del instrumento
se sumarían a la función del recipiente, tal
vez utilizado en libaciones ceremoniales.
Por su parte, la trompeta VA 18.514
[EM] de Chimbote (figs. 24 d y 25) posee
un bello moldeado que se integra deco-
rativa y organológicamente al cuerpo
acústico. El cuerpo del lagarto es hueco
y se halla en comunicación con el tubo
acústico. Sin prejuicios de orden formal,
puede decirse que del tubo acústico se
desprende otro pequeño, formado por
el alargado cuerpo del animal, cuya
Figura 17. Imagen radiográfica de una concha de Pleuroploca princeps. Fotografía
boca constituye su pabellón. En la ima-
gentileza MAM.
gen de su placa radiográfica se observa
que, en este caso, la trompeta ha sido
construida en tres partes29. Una de ellas
corresponde al tubo acústico de igual
diámetro, enroscado, que ha perdido la
sección de embocadura; esta parte se
embutió en otra intermedia, modelada
en forma tubular de diámetro creciente
que se conecta, a su vez, con una ter-
cera parte moldeada, también de diáme-
tro creciente, que culmina en el pabe-
llón y que incluye el cuerpo del lagarto.
Las trompetas enroscadas con pabe-
llón doble habrían sido una especialidad
Moche poco difundida, o bien, poco asi-
Figura 18. Imagen radiográfica de una concha de Strombus peruvianus. Fotografía
milada por otras tradiciones constructi- gentileza MAM.
vas, tal vez por la dificultad técnica que
28
implicaba. Pocos ejemplares de este tipo No descartamos una posible utilización de
se han conservado completos, pero son En la mayoría de las trompetas cur- este orificio como modificador de altura e
intensidad del sonido durante la insuflación.
suficientes para inferir a partir de ellos vas de cerámica de forma sencilla, el En efecto, su obturación y liberación produce
su calidad constructiva. En la figura 34 tubo acústico consta de una sola pieza interesantes combinaciones de efectos
presentamos el dibujo de uno de ellos, de diámetro creciente con embocadura- acústicos, aunque no en todos los casos. En
algunos ejemplares esas combinaciones son
ejemplar 716.62 [BiMA]30, por conside- boquilla modelada. Su acabado estético prácticamente inapreciables.
29
rarlo uno de los más representativos. En consiste generalmente en decoraciones En anteriores trabajos (Gudemos, 2001a)
esta trompeta, ¿se incrementaría simbó- pintadas. En aquellas trompetas, cuyos mencionamos sólo dos partes. Estudios más
profundos permitieron constatar la existencia
licamente su potencia sonora incorpo- pabellones son cuerpos moldeados y/o de tres secciones, embutidas unas en otras.
rando a su iconografía felina el concepto modelados, tienen un tubo acústico 30
Birmingham Museums and Art Gallery. Véase
de dualidad, tal vez de fecundidad? embutido en el cuerpo del pabellón o Hickmann, 1990: 305.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [195]


MÓNICA GUDEMOS

El ejemplar VA 17.590 [EM] de Truji-


llo (fig. 22 c), un magnífico instrumento
musical, posee como decoración la
representación de un guerrero Moche,
para cuyo tocado se aprovecharon esté-
ticamente los lineamientos formales del
tubo acústico enroscado. La boca felina
del personaje indica su particular natu-
raleza. Otro guerrero es el moldeado en
el pabellón de la trompeta N.º 11.129
[MAM] (fragmento, fig. 26)31, posible-
mente también de Trujillo.
Hemos seleccionado para este estu-
dio el fragmento de trompeta VA 62.158
[EM], específicamente un pabellón pro-
cedente del yacimiento Hacienda Casa
Grande de Trujillo, Valle de Chicama,
por la interesante decoración que posee
Figura 19. Imagen radiográfica de una concha de Tonna luteostoma. Fotografía
(fig. 27). Ésta representa un prisionero,
gentileza MAM. de alto rango a juzgar por su tocado
y nariguera, aparentemente acosado
por un felino. Las otras figuras, sólo en
relieve, representan una casa con techo
a dos aguas y un ser draconiano.

El problema estructural

Las trompetas longitudinales curvas


Moche, no obstante su alta calidad
constructiva, son estructuralmente frági-
les. Gran parte de los ejemplares regis-
trados hasta ahora son sólo fragmentos
de trompetas en los que falta la rosca,
como el N.º 11.129 [MAM] (fig. 26).
Aquellos que están completos han sido
en su mayoría restaurados. Asimismo,
el tubo acústico, en su menor diámetro
cerca de la embocadura, se quebraba
con facilidad en aquellas trompetas en
las que el constructor no reparó en el
inconveniente que representaba dejar
sin apoyo estructural esa sección. Algu-
Figura 20. Trompeta longitudinal curva (de rosca) Moche VA 18.513 [EM]. Fotografía MG. nos constructores sí lo hicieron y asegu-
raron la sección al cuerpo de la trom-
peta mediante una plancha de cerámica,
a modo de travesaño, como se observa
bien una estructura semejante a la de la en las trompetas de la figura 21 a, d, g,
trompeta VA18.514 [EM] (figs. 24 d y 25). i, por ejemplo, o ampliaron lo suficiente
La trompeta VA 14.106 [EM] de la rosca como para que el extremo de
Hacienda de San Ramón (figs. 21 c y 22 a) embocadura no quedara suelto, sino
posee una decoración antropomorfa de pegado al cuerpo, como en el ejemplar
características excepcionales. El gran de la figura 22 B.
detalle con el que se representó la No obstante tales artificios construc-
figura de un músico tañendo una flauta tivos, la fragilidad de estos aerófonos no
pánica permite, incluso, realizar consi- pudo superarse técnicamente, ya que se
deraciones musicológicas con respecto mantuvo la estructura básica de la rosca
al aerófono representado. El contorno suelta. En el ejemplar G 939 [MVM] (fig.
31
Véase Catálogo de la exposición “Y llegaron del borde del pabellón ha sido dibujado 2 c, d, e) la rosca se “abre” estrechamente
los incas” (2006: 150). en la figura 23 i. hacia un costado del cuerpo general de la

[196] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

trompeta, sin describir un círculo, como el siglo VIII, aproximadamente. Su área Figura 21. Trompetas longitudinales curvas de
en la mayoría de los casos. ¿Buscarían de expansión se centró principalmente cerámica. A: VA 13.066 [EM]; B: VA 47.962 [EM]; C:
los constructores Moche corregir la fragi- en torno al Río Santa, lo que contribuyó a VA 14.106 [EM]; D: VA 18.516 [EM]; E: VA 64.342 [EM];
lidad estructural de la rosca, aplastándola determinar su “carácter costeño y serrano” F: VA 3.201 [EM]; G: VA 719 [EM]; H: VA 4.142 [EM]; I:
VA 4.059 [EM]. Dibujos MG.
contra el cuerpo de la trompeta? Esta (Sánchez Montañés, 1986: 141)33.
trompeta quedaría en posición transver- No obstante esa adscripción cultural,
sal durante la insuflación, con la cabeza mantenemos nuestras reservas al respecto.
de felino “mirando” hacia el costado Aún poseemos insuficientes datos de
derecho del músico, o bien en posición procedencia como para hacer conjeturas
vertical, con la cabeza hacia arriba para sobre las posibles áreas de producción de
que ésta no quede “al revés”, mirando estos aerófonos. Marguerite y Raoul d’Har-
hacia abajo. Esto es curioso, porque en court publicaron en 1925 un ejemplar
la iconografía Moche, cuando se repre- semejante procedente de Lambayeque:
sentan estas trompetas “activas”, es decir, “Trompe en argile brune, au tube trois fois
en el momento en que son tañidas, gene- replié sur lui même (embouchure brisée).
ralmente el pabellón se representa hacia Long. 46 cm.” (Planches, X, N.º 6, pág. 5,
delante, como si las fauces fueran una Collect. Brüning, Lambayeque) y Cabello
proyección material y simbólica de la y Martínez en 1988 indicaron la Costa
boca del músico (fig. 28). Norte de Perú como lugar de procedencia
de los ejemplares del Museo de América
Trompetas de rosca aplastada que aquí estudiamos, a los que clasificaron
culturalmente Chimú e incluso post-hispá-
Las trompetas de rosca aplastada, como las nicos por su semejanza con las trompetas
que se encuentran en el Museo de Amé- europeas.
rica de Madrid (N.º 8.400 y N.º 8.405; figs. En nuestro trabajo sobre las repre-
30 y 31, respectivamente), han sido identi- sentaciones musicales en la decoración 32
ficadas culturalmente por otros estudiosos de los queros coloniales del Museo de Hickmann, 1990: 302; Morris y von Hagen,
como “Recuay”32. América34 realizamos nuestras conside- 1993: 211, figura 193.
33
El complejo cultural Recuay se desarro- raciones al respecto, por lo que no vol- Véase Apéndice 2.
34
lló en el primer milenio de esta era hasta veremos a tratar esta problemática. Sólo Gudemos, 2004.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [197]


MÓNICA GUDEMOS

Figura 22. Trompetas longitudinales curvas. A: VA 14.106 [EM], detalle; B: 23-32-1 [MVM]; C: VA 17.590 [EM]. Dibujos MG.

Figura 23. Trompetas longitudinales curvas, detalle de pabellones y embocaduras (n: detalle de embocadura de trompeta de cerámica Moche en forma de caracol).
Véase referencias en el texto. Dibujos MG.

[198] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

Figura 24. A-B: detalles del ejemplar VA 4.142 [EM]; C: trompeta VA 719 [EM], detalle de su pabellón; D: trompeta VA 18.514 [EM]. Dibujos MG.

diremos que, a juzgar por los datos reca- fue modelado durante el proceso de
vados, que incluyen aquellos obtenidos en conexión de ambas secciones. Aunque
nuestros análisis musicológicos, este tipo por fuera parezca que el otro codo de la
de trompetas pertenecería a la tradición rosca (2) es la unión de dos secciones, las
constructiva de la Costa Norte de Perú en imágenes radiográficas indican que se trata
un estadio en algunos aspectos decadente. de un único tubo doblado y reforzado en
No obstante, estos instrumentos musicales ese lugar con una aplicación de pasta cerá-
aún requieren un pormenorizado estudio mica que, en el ejemplar N.º 8.400 [MAM],
de tipo contextual. Lamentablemente son se modeló en forma de cabeza de felino
pocos los ejemplares registrados hasta (fig. 30). Las roscas aplastadas se hallan
ahora, además, con insuficientes datos, lo aseguradas mediante pequeños travesaños
que perjudica una investigación sistemá- del mismo material. Figura 25. Imagen radiográfica de la trompeta VA
tica. Por ello, sólo analizaremos las carac- Si bien se resolvió el problema estruc- 18.514 [EM]. Fotografía gentileza EM.
terísticas constructivas de las trompetas tural de las trompetas de rosca suelta, la
seleccionadas y, a partir de ellas, intenta- calidad sonora de estos ejemplares no
remos enunciar hipótesis de tipo cultural. alcanzó la de aquellas. En efecto, aunque
Como se observa en la placa radio- los estudios acústicos de estas trompetas
gráfica del ejemplar N.º 8.405 [MAM] fueron satisfactorios, se constató que la
(fig. 31), el tubo acústico de estas trom- calidad de su sonido es sensiblemente
petas consta de dos secciones: a) de inferior a la de los ejemplares Moche,
igual diámetro, que forma la rosca aplas- más aún si la comparamos con la calidad
tada y a la que se adapta la embocadura- sonora de los strombusförmig. Sus pabel-
boquilla, y b) de diámetro creciente, que lones son muy estrechos y sus “emboca-
concluye en el pabellón. Estas secciones duras-boquillas”, pequeñas y poco profun-
se unieron con tanto cuidado que en un das, poseen formato de copa como vemos
comienzo informamos que el tubo acús- en la figura 23 l, m, pero sin la elaboración
tico, en toda su longitud, era una sola de la embocadura del ejemplar VA 17.590
pieza35. Posteriormente constatamos, al [EM] (fig. 32), por ejemplo. La pasta cerá-
analizar los contrastes en las placas radio- mica es de buena calidad, particularmente
35
gráficas, que el codo de la unión (1) en el ejemplar N.º 8.400 [MAM] (fig. 30). Gudemos, 2001a.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [199]


MÓNICA GUDEMOS

Por su parte, el acabado estético


del ejemplar N.º 8.405 [MAM] (fig. 31),
desde el pulido de la cerámica hasta
la decoración, es bastante tosco en
comparación con las diferentes trom-
petas de cerámica presentadas en este
estudio. En términos generales, esta
trompeta, no obstante su elaborada
construcción, no parece ser el pro-
ducto del trabajo de los especialistas
andinos prehispánicos. ¿Se trataría de
una copia tardía de ejemplares como
el N.º 8.400 [MAM]? ¿Su construcción
respondería a razones simbólicas, más
que a razones acústicas? Conocida es
la presencia de trompetas en ajuares
funerarios como “objetos-símbolos”
necesarios al contexto emblemático,
que fueron construidas sin los detalles
formales requeridos para una buena
producción sonora. Ya volveremos
sobre este tema más adelante.

c) Trompetas rectas

En el transcurso de esta investigación


registramos trompetas rectas de piedra,
madera, cerámica, hueso y metal.
En la tradición constructiva Moche
se encuentran también trompetas rec-
Figura 26. Trompeta longitudinal curva (de rosca) Moche N.º 11.129 [MAM].
Fotografía gentileza MAM.
tas de cerámica, como las del Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera36,
por ejemplo. Aún no hemos radio-
grafiado ejemplares de este tipo, pero
suponemos que el proceso de cons-
trucción ha sido similar al de las trom-
petas curvas, aunque en este caso no
se las plegó. Es interesante constatar
en la escena Moche publicada por
Donnan y McClelland (1999: 244) el
registro iconográfico de las “emboca-
duras-boquillas” de estas trompetas
(fig. 33).
Aunque de gran presencia social,
las trompetas rectas no habrían estado
en este complejo cultural directamente
relacionadas con el contexto guerrero,
como lo estuvieron las trompetas cur-
vas. Así lo indicarían las escenas de las
figuras 28 y 33. Quienes tañen trom-
petas curvas poseen atuendo guerrero,
no así quienes tañen trompetas rectas;
la presencia de la huayllaquepa (véase
flecha) acentuaría el carácter político-
guerrero del primer contexto y no el
estrictamente religioso. Esta diferencia
contextual está presente también en el
tipo de flauta pánica representada y el
Figura 27. Ejemplar VA 62.158 [EM], detalle de su decoración. Dibujo MG. atuendo de los flautistas. No en vano

[200] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

Figura 28. Músicos Moche, detalle (Donnan y McClelland 1999: 244).

el flautista representado en el pabellón sonido. En el extremo opuesto, un


de la trompeta de rosca VA 14.106 [EM] orificio de 22 mm. de diámetro se uti-
(figs. 21 c y 22 a) posee atuendo seme- lizó como abertura de soplo o embo-
jante al de los flautistas que participan cadura. Pensamos en la existencia de
del contexto guerrero (fig. 28). Estas un modelado de resina o de alguna
imágenes constituyen una valiosa evi- pieza adaptada en este extremo como
dencia de la precisa función social que boquilla, ya que el borde de la lámina
tenía cada tipo de instrumento musical. metálica debió ser un filo cortante
Por su parte, las trompetas metá- para los labios del instrumentista.
licas VA 21.759 [EM], VA 21.760 [EM], Los ejemplares VA 21.760 [EM] y VA
VA 21.761 [EM] y VA 21.762 [EM] pro- 21.761 [EM], de 532 mm y 450 mm de
cedentes de Pacasmayo, posiblemente longitud, respectivamente (este último
del Horizonte Tardío (1400-1532 es sólo un fragmento), fueron cons-
d.C.), aunque muy deterioradas, fue- truidos del mismo modo. La trompeta
ron seleccionadas para este estudio VA 21.762 [EM], aunque básicamente
porque permiten obtener interesante responde a los mismos criterios cons-
información sobre su construcción. tructivos, posee un pabellón elabo-
El ejemplar VA 21.759 [EM] (fig. 37 c), rado con una plancha independiente
de 780 mm de largo, fue construido a la del cuerpo tubular (fig. 37 b).
con una delgada plancha de cobre Los bordes de ésta, tras el plegado,
enrollada, cuyos bordes fueron “cosi- fueron “ensamblados” (fig. 37 B, a, b) 36
Piezas identificadas 064-006-001 y 065-005-
dos” con finas tiras del mismo metal mediante un corte transversal en uno 001, respectivamente. Véase Larco Hoyle,
(fig. 37 c, a). En la juntura se observan de ellos, no “cosidos” como en los 2001, Tomo II, 172.
restos de una pasta resinosa mezclada otros ejemplares. 37
El uso de fibra vegetal y no de hilos de lana
con un polvo blanquecino, calizo, que El pabellón, actualmente aplas- para el embobinado posiblemente haya
habría servido para obturar correcta- tado, habría tenido 100 mm de diáme- respondido a razones acústicas, ya que los
mente cualquier abertura del cuerpo tro, aproximadamente. Éste fue adap- de lana perjudicarían aún más la brillantez
tubular, asegurándose así su capaci- tado al tubo metálico y asegurado con tímbrica de estos aerófonos. Aclaramos aquí
dad acústica. Aparentemente, para pasta resinosa y, posiblemente, con que no descartamos la posibilidad de que
afirmar la estructura, se habría enros- fibra vegetal como en el caso anterior. las marcas de tal embobinado y los restos
cado a lo largo del tubo un delgado Las técnicas constructivas que se de hilo pertenezcan a un textil con el que
hilo de fibra vegetal, del que aún se aplicaron en la fabricación de estos prolijamente se envolvieron estas trompetas.
hallan restos adheridos a la plancha aerófonos son en extremo sencillas, Sin embargo, en algunas partes del cuerpo
metálica37. El cuerpo acústico, de diá- pero completamente aptas para un de las trompetas es posible “seguir” sobre
metro creciente, culmina en un pabe- óptimo aprovechamiento de la capa- la oxidada superficie la marca del curso de
llón de 80 mm. de diámetro, aproxi- cidad acústica de las formas y los la fibra por varias vueltas, evidencia que
madamente, para la amplificación del materiales. apoyaría el hecho del embobinado.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [201]


MÓNICA GUDEMOS

Figura 29. Trompeta longitudinal curva (de rosca) Moche N.º 1.350 [MAM]. Fotografías MG.

Las trompetas rectas Debido al buen estado de conserva-


de los Andes Meridionales ción del ejemplar atacameño de madera
N.º 1.680 [MGLP] (fig. 36), procedente
Dejaremos las tradiciones constructivas del yacimiento arqueológico Séquitor,
de los Andes Peruanos, para centrarnos Alambrado Oriental39, Norte de Chile
ahora en las tradiciones constructivas (páginas 9 y 10 de las notas manuscritas
de los Andes Meridionales, puesto que de Le Paige [MGLP])40, fue posible
resultan ampliamente instructivas para observar su notable construcción. Se
el estudio de este tipo de trompetas por trata de una trompeta tallada en una
la variedad de materiales y recursos uti- sola pieza de madera de 910 mm.
lizados. de largo y 21 mm. de diámetro en el
La fuerte impronta cultural que vin- borde de la embocadura. El tubo acús-
culó los pueblos del Norte de Chile con tico alcanza su perímetro máximo (210
los de Bolivia y el Noroeste de Argen- mm.) justo antes de conectarse con
tina no implica necesariamente una el pabellón. El diámetro interno, de
homogeneidad estilística en el plano sólo 4 mm. en la base de la emboca-
musical. Si bien se observan tradiciones dura (fig. 36 c, d), aumenta conside-
constructivas compartidas, también es rablemente a partir de los 420 mm.
38
Véase Gudemos, 1994a, 1995a, b. cierto que se observa una amplia gama de distancia desde el borde del pabe-
39
Fase IV (400-700 d.C). Véase Llagostera y de variedades regionales, como la de los llón. La embocadura (fig. 36 c, d)
Costa, 1999. pueblos atacameños y la de sus vecinos puede considerarse organológicamente
40
Véase ubicación geográfica en Apéndices 4 y 5. transcordilleranos, por ejemplo38. una “boquilla” en forma de copa.

[202] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

Un antiguo proceso de reparación


de los daños sufridos por este aerófono
ha dejado su impronta. El pabellón, con
borde originalmente ovalado y un espe-
sor de pared de 8 mm., se halla aplas-
tado y quebrado (fig. 36 b). Éste presenta
marcas de ataduras que se introdujeron
por unas perforaciones casi rectangula-
res realizadas, tal vez, para atar o asegu-
rar una pieza ya frágil en un comienzo
(fig. 36 e). Otro orificio practicado en
el cuerpo tubular, donde comienza el
pabellón (véase flecha), es de una fac-
tura más cuidada y posiblemente sirvió,
también, para asegurar el frágil cuerpo
del pabellón. No obstante, no se obser-
varon marcas que permitan afirmar esta
última consideración. ¿Se trataría de un
orificio con función acústica? Lamenta-
blemente, no se puede en estos casos
experimentar con la producción sonora
para obtener respuestas.
La decoración de esta trompeta
consta de franjas de pintura negra que
“rodean” a modo de ataduras transver-
sales su cuerpo. Una guarda en zigzag
de color rojo se destaca en la parte más
ancha del tubo acústico, antes del pabe-
llón. La parte del tubo donde comienza
el cuerpo del pabellón y el pabellón
propiamente dicho fueron cubiertos con
una pintura roja menos intensa que la
de la guarda. Dos franjas negras enmar-
can la estructura del pabellón.
Procedente del mismo sitio arqueoló-
gico, el ejemplar óseo N.º 1.677 [MGLP]
nos permitió obtener información sobre
la función social de estos aerófonos
(fig. 44). Está compuesto por 5 diáfisis41
de huesos largos de camélido, embutidas
unas en otras sin correspondencia directa, Ahora bien, es sumamente intere- Apéndice 2. Extraído de Schindler 2000: 20
en forma arbitraria. Esto es, que no exis- sante que estas secciones hayan sido (de: Hill Boone 1996).
ten evidencias de que dicha disposición dispuestas de tal modo en el contexto
sea el producto de una organización funerario, embutidas “como para hacer
pensada para la construcción de un aeró- un instrumento musical, una Trompe”,
fono útil como tal. El ensamblaje de las según refiere Le Paige (notas manuscri-
diferentes secciones óseas es forzado tas, página 8 [MGLP]). ¿Se trataría de un
y el conducto por ellas formado no es objeto-símbolo necesario a la posición
apto como aerófono. Algunos huesos no social del inhumado? ¿Se habrían reuti-
están pulidos y no se observan restos de lizado diferentes objetos óseos en una
algún tipo de pasta rellenando las jun- estructura de carácter simbólico, trans-
turas. Si se compara la tecnología y el misora del concepto trompeta, cuyo
cuidado con que los constructores ata- carácter emblemático era necesario en
cameños fabricaron objetos destinados el contexto funerario?
a la producción sonora, como la mag- Nos referimos a una posible reutiliza-
41
nífica trompeta N.º 1.680 [MGLP] que ción, ya que la forma de algunas de las En la descripción del contexto material de
ya presentamos, no puede considerarse secciones y las marcas que las decoran hallazgo que Le Paige hizo en sus notas
esta agrupación de secciones óseas indicarían que fueron originalmente cuer- manuscritas, se mencionan seis secciones
como instrumento musical. pos de receptáculos (véase fig. 44 b, c). óseas para este objeto.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [203]


MÓNICA GUDEMOS

funcionales para ambas utilizaciones.


Hecha la advertencia, continuamos con
su estudio.
El dibujo publicado por Casanova
(1936: 246, fig. 18, y 1946: 630, fig. 58)
de “una corneta de hueso con deco-
ración geométrica incisa”, llamó nues-
tra atención sobre estas piezas y su
posible función acústica. El dibujo de
Casanova, reproducido por nosotros
en la figura 41 f, es semejante al ejem-
plar N.º 2.166 [MDEC] procedente de
Tilcara (fig. 42 c), excepto por la dife-
rencia existente entre las “boquillas” y
las decoraciones. Según el boceto, se
trataría de una trompeta natural con
un “error constructivo” desde el punto
de vista organológico: la diáfisis del
húmero, adaptada como pabellón de
trompeta, fue unida a la sección ósea
adyacente por su perímetro máximo.
Este complejo formal mejoraría si el
“pabellón” se uniera por su períme-
tro mínimo. Ahora bien, si la “corneta”
que presenta Casanova tenía una cala-
baza como pabellón, tal como la que
dibujamos en la figura 41 a, la estruc-
tura conservada se justificaría comple-
tamente. Los restos de sustancia resi-
nosa que se conservaron en el extremo
de perímetro mínimo de la caña del
húmero del ejemplar N.º 2.166 [MDEC]
es una evidencia a favor de lo antes
dicho. Según los datos ofrecidos por
Casanova en “El Pucará de Hornillos”,
“estos instrumentos musicales se com-
ponían de varias secciones enchufa-
das unas en otras y a la última, que
era la más amplia, se le adaptaba una
calabaza que hacía las veces de caja
Apéndice 3. Extraído de Schindler 2000: 106
Al respecto, y para continuar con el de resonancia42; las partes eran unidas
(de: Hill Boone 1996).
estudio de los ejemplares óseos, trata- entre sí por una materia resinosa que
remos las piezas prolijamente talladas en ciertos ejemplares aún se conserva”
en húmeros de camélido (figs. 38, 39 a (Casanova, 1942: 17).
y 40) procedentes de la Quebrada de Las decoraciones que presentan las
Humahuaca (Noroeste de Argentina, cañas de húmero, de gran belleza y ela-
véase Apéndice 6). No obstante y pese boración en algunos casos, se hallan
al consenso generalizado entre los compuestas, generalmente, por guardas
arqueólogos en denominar a estos obje- incisas de motivos reticulares y círcu-
tos “cornetas”, es necesario advertir que, los con punto central. Posiblemente, el
en varios casos, estas piezas aisladas o motivo circular con punto haya estado
incorporadas en estructuras complejas asociado a las manchas de la piel de
se encuentran desprovistas de eviden- jaguar, animal de gran presencia simbó-
cias que precisen su utilización. Según lica en los Andes Meridionales43.
nuestras observaciones, estos objetos La pieza N.º 3.050 [MDEC] (fig. 42 e),
42
pudieron ser tanto secciones de trompe- procedente del Pucará de Hornillos44,
Pabellón. tas naturales como receptáculos, ya que es un tubo de hueso hábilmente traba-
43
Gudemos, 2003b. en su apariencia actual poseen carac- jado. Está bien pulido y los extremos han
44
Fase Pukara: 1350-1430 d. C. (Nielsen, 1997) terísticas estructurales completamente sido cuidadosamente cortados. Se halla

[204] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

embutido en otra pieza tubular, de caña


o cuello de calabaza. La unión se habría
asegurado con una pasta resinosa, de la
cual se conservan sólo restos, y un “ani-
llo” de cerámica cocido en atmósfera
oxidante. El tubo de hueso posee marcas
de embutido también en el otro extremo.
Si esta pieza pertenece a un instrumento
musical, como supone Casanova (1942,
fig. 5 d), las evidencias materiales que se
observan apoyarían dicha suposición. La
pasta resinosa habría cubierto toda aber-
tura en torno al ensamblaje, asegurando
su capacidad acústica. Por otra parte, el
notable pulido de los bordes de la caña
ósea45 y del canal medular se sumaría a
lo antes dicho en cumplimiento de las
Figura 30. Trompeta de rosca aplastada N.º 8.400 [MAM]. Fotografías gentileza MAM.
exigencias básicas que requiere un con-
ducto para adaptarse como tubo acústico
de aerófono.
El ejemplar N.º 1.609 [MDEC] (fig.
42 b) procedente de Doncellas46,
pese a estar registrado en su ficha
de inventario como “boquilla”, es un
receptáculo o, según informaciones
publicadas por Serrano (1930: 68, fig.
77), parte de un “cetro”. Aunque este
objeto no es un instrumento musical,
permite observar a través de su análisis
diferentes materiales y procedimien-
tos de ensamblaje que podrían haber
sido utilizados en la construcción de
trompetas. Se trata de un receptáculo
cilíndrico obturado en su base con un
tapón de resina y tripa. La unión de las
dos secciones óseas se cubrió con una
capa de resina, sobre la que se dis-
pusieron longitudinalmente delgadas
tiras de caña. Todo se aseguró con un
cordel de tripa, enroscado alrededor
de la pieza. Finalmente, el complejo
formal se embutió en una tripa fresca Figura 31. Trompeta de rosca aplastada. Ejemplar N.º 8.405 [MAM]. Fotografías gentileza MAM.
que al secarse se comprimió, fijando
la unión con firmeza. Es posible que
secciones óseas semejantes a la más
pequeña de este complejo47 hayan óseos de aproximadamente 15 mm. de
sido utilizadas como “boquillas”, adap- diámetro por 95 mm. de largo, fueron
tadas a las aberturas de soplo. unidos con cerámica, resina y piel.
Al tratar los contextos de hallazgo, Las depresiones acanaladas naturales
volveremos sobre este objeto por su de las diáfisis de metatarso de camé- 45
semejanza con un “cetro” pertene- lido fueron cuidadosamente cubier- Diáfisis de radio de cérvido.
46
ciente al ajuar funerario de un ente- tas con una pasta resinosa sobre la Puna (Noroeste de Argentina), en un estadio
rramiento procedente de Salinas Gran- que se enroscó un delgado hilo, tal cultural temporalmente relacionado con la
des, Jujuy48. vez de fibra vegetal, a juzgar por las Fase Pukara.
47
Otra pieza que llamó nuestra aten- marcas impresas en la resina. Las mis- Construidas a veces con falanges proximales
ción por la complejidad de su estruc- mas marcas se observan, pero abul- de camélido muy bien pulidas, otras con
tura general es la identificada con el tadas, en la piel que se conservó del secciones de radio o tibia de cérvido,
N.º 1.707 [MDEC], también procedente “seguro” de la unión de ambos hue- igualmente pulidas.
48
de Doncellas (fig. 42 a). Dos tubos sos (a), por lo que suponemos que Véase Serrano, 1930: 68.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [205]


MÓNICA GUDEMOS

está igualmente cubierta, se encuen-


tran adheridos con una gruesa capa
de resina restos de madera. Aparente-
mente, la sección ósea se embutió en
el cuello de una calabaza que habría
funcionado como pabellón. Fijando la
unión se observa una cubierta de cerá-
mica y de piel que, al secarse, oprimió
con firmeza la estructura. El extremo
opuesto de esta pieza se halla com-
pletamente limpio (c); el hueso tiene
allí su color original, lo que indica que
estuvo embutido en otra sección que
no se conservó. Organológicamente
esta estructura es funcional como
tubo acústico y, en términos gene-
rales, se contempla ampliamente la
posibilidad de que haya sido parte de
una trompetilla como la que mostra-
mos en la figura 41 e, con un pabellón
de calabaza. En una de las cubiertas
de piel se realizaron marcas lineales
como única decoración.
La pieza N.º 2.167 [MDEC] proce-
dente del Pucará de Tilcara, posible-
mente también en Fase Pukara, está
compuesta por una sección tubular de
hueso de aproximadamente 90 mm. de
longitud y 15 mm. de ancho embutida
por uno de sus extremos en otra sección
ósea más pequeña que denominaremos
provisionalmente “boquilla” (fig. 42 d).
En el otro extremo se conservan restos
de un “seguro de unión”.
Este seguro es de cerámica y está
pegado al hueso con resina. En su super-
ficie interna se observa la marca impresa
del borde del extremo de otra sección
ósea que estuvo unida a todo este com-
plejo formal (1). Se trata de la marca
del contorno de la sección de corte del
extremo distal de una caña de húmero
de camélido. Esto apoyaría en cierto
Apéndice 4. 1: Zona Valliserrana (Noroeste de
modo las observaciones que, con res-
Argentina); 2: San Pedro de Atacama (Norte de toda la pieza, originalmente, estaba pecto al “error constructivo”, realizamos
Chile). “embobinada” por un hilo que aún anteriormente al tratar el ejemplar N.º
se conserva debajo de la cubierta de 2.166 [MDEC]. En este caso, una caña de
piel. Si se piensa en esta pieza como húmero utilizada como pabellón habría
posible tubo acústico de trompeta, estado unida por su perímetro mínimo a
49
En primera instancia informamos que esta el recurso de rellenar las depresio- la estructura conservada, formando así
pieza estaba construida con una diáfisis nes naturales externas de las cañas parte de una posible trompeta, como la
de tibia humana, utilizando los datos de su óseas está ampliamente justificado que mostramos en la figura 41 b.
ficha de inventario (Gudemos, 1998a). Pero
para impedir que el aire del soplo se Entre las piezas óseas se registró una
ante la duda, solicitamos nuevamente la
identificación del material óseo. Las últimas
pierda por las ranuras, en el caso de posible sección de trompeta construida
observaciones realizadas por personal que la unión misma no lo hiciera. Una con un hueso de camélido49 muy pulido
científico del Museo Dr. Eduardo Casanova de las secciones óseas conserva en el tanto por la superficie externa como por
(marzo de 2007, comunicación personal) extremo opuesto al de la unión res- el conducto medular (fig. 43). La pieza,
determinaron que se trata de un hueso de tos del “seguro” de otro ensamblaje identificada N.º 3.233 [MDEC], procede
camélido. (b). Al hueso, cuya depresión natural del sitio arqueológico Los Amarillos,

[206] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

posiblemente también en Fase Pukara,


en la que, según Nielsen (1997: 113),
se da “el auge de la parafernalia vin-
culada a la inhalación de alucinógenos
(tabletas, cajas, tubos) y la práctica de
los cráneos trofeo”, adquiriendo difu-
sión “artefactos de madera (horquetas
de atalaje, manoplas, campanas, palas,
cuchillones, figuras antropomorfas,
cascabeles de nuez), hueso (boquillas
y cornetas grabadas, espátulas, cucha-
ras) y metal (campanas, topos, discos,
placas), semejantes muchos de ellos a
los del Norte de Chile y áreas vecinas
del NOA (Puna, Quebrada del Toro,
Valle Calchaquí)”. Su elaborada deco-
ración incisa, que analizaremos al tratar
la función social de las trompetas en el
Mundo Andino prehispánico, alterna
guardas de motivos geométricos reticu-
lados con dos posibles motivos zoomor-
fos50 y uno antropomorfo. Un objeto
semejante, procedente del Pucará de Til-
cara, que Casanova (1950: 83) denomina
“corneta”, estuvo originalmente unido a
otra sección ósea mediante cerámica
y resina, tal como reproducimos en la
figura 41 c.
Resumiendo, conforme a los restos
que se han conservado y a los datos
que hemos obtenido hasta ahora para la
Quebrada de Humahuaca, presentamos
en la lámina 41 a, b, c, d, e posibles dise-
ños de trompetillas naturales.

¿Trompetas líticas
en el Noroeste Argentino?
Aunque al principio pusimos en duda
su condición de trompeta, la capacidad
acústica del ejemplar s/n [MAQ], proce-
dente de Catamarca51, nos instó a consi-
derar su función sonora (fig. 35 a). Esta
pieza de piedra negra pulida, de 55 cm Apéndice 5. Ayllus de San Pedro de Atacama.
de longitud y 4 cm de diámetro máximo, decreciente hacia uno de sus extremos. 1: Quitor; 2: Conde Duque; 3: Solcor; 4: Yaye; 5:
fue perfectamente perforada por barre- El barrenado y la perforación por rota- Larrache; 6: Chécar; 7: Séquitor; 8: Solor; 9: Coyo; 10:
nado y rotación. A juzgar por las mar- ción se practicaron por ambos extremos Poconche; 11: Cucuter; 12: Béter; 13: Tulor. Dibujo a
cas observadas en el interior del cuerpo del cilindro lítico, lo que se deduce del partir de la publicación de Hidalgo 1978: 88.
tubular, después del desprendimiento diámetro de la perforación, decreciente
de material para facilitar la introducción hacia la mitad del cuerpo tubular de la
de una punta de perforación a modo de trompeta. Esta característica organológica
mecha de taladro, se procedería a per- no es adecuada para una trompeta natu-
50
forar el cuerpo lítico con arena fina y ral, pero tengamos presente la dificultad Suris: ñandúes (Rhea americana)
51
agua52, tal como procedimos en nuestras que tiene la perforación de una pieza Noroeste Argentino. Posiblemente del período
experimentaciones para indagar el grado lítica como ésta. Uno de los extremos ha de Integración Regional (600-1000 d.C.).
52
de dificultad que tiene la construcción de sido pulido en forma roma, evitando un Agradezco aquí a Armando Mendoza (Museo
un objeto semejante. La mecha de per- borde cortante, lo que favorecería como Dr. Eduardo Casanova) y José Hierling (Museo
foración, probablemente también de pie- embocadura un cómodo apoyo y una de Antropología-UNC) por el asesoramiento
dra, tuvo un diámetro máximo de 32 mm correcta vibración de los labios. brindado al respecto. Véase Gudemos, 1998a.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [207]


MÓNICA GUDEMOS

VI. La importancia Entre los siglos VI y VII d.C., tal


vez antes, se comenzó a tejer en los
de los detalles Andes Meridionales una red de rela-
ciones interculturales que promovió
Ya tratamos las “embocaduras-boqui- una interesante dinámica de contacto
llas” (elemento organológico de entre diferentes tradiciones cons-
diseño específico) al estudiar las trom- tructivas. Relaciones promovidas por
petas Moche de cerámica en forma de complejos culturales integrados regio-
conchas marinas. El óptimo diseño nalmente, que dejaron su particular
y la excepcional calidad de aquellas impronta estilística. Musicológicamente,
están presentes también en las trom- no comprendemos el área meridional
Figura 32. Trompeta longitudinal curva (de rosca)
petas longitudinales curvas del mismo como subsidiaria cultural de los Andes
Moche VA 17.590 [EM], detalle de embocadura. complejo cultural. Sin duda, la tecno- Centrales, antes bien como gestora de
Fotografía MG. logía acústica Moche, como otras, fue innovaciones técnicas que constituye-
importante en el Mundo Andino pre- ron verdaderos aportes estilísticos en el
Suponemos que la construcción de colombino. Resulta interesante consta- contexto andino. La tradición construc-
un objeto como éste estuvo justificada tar, sin embargo, que la “embocadura- tiva Aguada (Noroeste Argentino), por
por un imperativo más inmediato que boquilla”, entre otras cosas, no fue una ejemplo, se distinguió en la región por
el específicamente utilitario. La impor- exclusividad de su tradición construc- la producción de flautas globulares sin
tancia simbólica de las trompetas en el tiva ni de aquellas desarrolladas en el canal de insuflación con pastas cerámi-
Mundo Andino como elemento deno- área cultural de los Andes Peruanos. cas muy logradas (entre las más aptas
tativo de poder pudo ser dicho impe- En efecto, como vimos, en el Norte de acústicamente que hemos registrado
rativo. No obstante nuestras obser- Chile se construían excelentes trom- para el Mundo Andino prehispánico),
vaciones, las opiniones recogidas al petas de madera con “embocaduras- con embocaduras abiseladas y mode-
respecto son muy diferentes. Algunos boquillas” perfectamente talladas. ladas para favorecer un buen corte de
investigadores sugieren la posibilidad Este detalle organológico es sólo la corriente aérea, con mamelones de
de que tubos líticos como éstos fueron una de las evidencias del conoci- excelente factura y, en algunos casos,
utilizados como pipas de fumar o como miento que los pueblos de los Andes con complejas afinaciones que eviden-
“sopladores” en la fundición de metales. Meridionales tenían sobre los princi- cian una interesante búsqueda sonora
Es posible, pero en el caso que estudia- pios acústicos básicos y su aplicación que participó, a su vez, de un fuerte
mos ninguna evidencia indica tal utili- técnica en la construcción de aerófo- contexto ideológico reflejado iconográ-
zación (pátinas de combustión, específi- nos, por lo menos hacia el siglo VI ficamente. Muy diferente a la produc-
camente) e insistimos que su capacidad d.C. Una aplicación técnica que fue ción atacameña en cuanto al trabajo de
acústica es notable (en Apéndice 7 pre- adoptando particularidades locales los materiales y el manejo de los niveles
sentamos el análisis de su producción conforme a las tecnologías y los mate- estéticos, pero que, sin embargo, com-
sonora). No obstante, dejamos abierto riales con que cada grupo humano partió con ella ordenamientos básicos de
el tema a futuras consideraciones. trabajaba. afinación. Por otra parte, la producción

Figura 33. Músicos Moche, detalle (Donnan y McClelland 1999: 244).

[208] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

Figura 34. Trompeta de rosca con pabellón doble.


Ejemplar dibujado a partir del publicado por
Hickmann 1990: 305, P 160. Dibujo MG.

Figura 35. Posibles trompetas líticas procedentes Figura 36. Trompeta recta de madera procedente de Séquitor (San Pedro de Atacama, Norte de Chile)
de la Región Valliserrana, Noroeste de Argentina. N.º 1.680 [MGLP]. Dibujos MG.
S/N [MAQ]. Dibujos MG.

atacameña de idiófonos metálicos (cam- embargo, no es buscar puntos comunes


panas y cápsulas de sonajas, por ejem- que sinteticen los procesos culturales,
plo) permite observar ciertos contactos sino por el contrario, apreciar los deta-
estilísticos con Tiahuanaco y más tar- lles y la originalidad con la que cada
díamente con la producción de la Que- grupo humano se apropió de los rasgos
brada de Humahuaca, no así tanto con estilísticos y tecnológicos desarrollados
la producción de los pueblos valliserra- por las diferentes tradiciones musicales,
nos del Noroeste Argentino que, aun- para plasmar artísticamente su propia
que compartió con aquellas patrones búsqueda estética.
formales piramidales plegados, descolló
en la fundición de campanas de dife-
rentes formas y aleaciones. Formas de VII. Las relaciones de poder
plegado, aleaciones, forjados, vaciados
e iconografías se resuelven regional- La trompeta de concha marina, conjunta-
mente e incluso localmente conforme mente con la tiana, la rampa y los ropajes
a patrones propios53. En cuanto a las confeccionados principalmente con pelo
trompetas, ya hemos observado las de vicuña y plumas, era un objeto emble-
variedades locales. Variedades tan dife- mático denotativo de autoridad entre los
rentes estética y estilísticamente54 que pueblos andinos prehispánicos. Tal auto-
participaron, no obstante, de un mismo ridad era propia de “aquellos individuos
53
sustrato cultural que las definió en su que hemos definido como dirigentes Véase Gudemos, 1998c; 2001a.
función social. étnicos: desde el Inka hasta los Kuraka, 54
Las trompetas de madera de los ayllus
Podríamos seguir citando ejemplos de menor rango y con menos tributarios” atacameños parecen responder a patrones
al respecto. (Martínez, 1986: 103). constructivos locales, no presentes en el
Si bien la integración regional suran- El relato mítico de Naimlap, recogido Noroeste de Argentina (NOA). No obstante, es
necesario considerar la posibilidad de que la
dina permitió la confluencia de cono- por Cabello Balboa durante su permanen- falta de trompetas de este tipo en el NOA se
cimientos organológicos y musicales cia en Lambayeque, tendría como obje- deba a problemas de conservación y que el
específicos y, por cierto, el traslado tivo formular un “enunciado estructural” NOA, al respecto, haya compartido algunos
de músicos e instrumentos musicales (Berenguer, 1998) que “operaría como rasgos de la tradición constructiva observada
de una zona a otra, lo interesante, sin ‘modelo’ (al menos en su nivel superficial), en el Norte de Chile.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [209]


MÓNICA GUDEMOS

Apéndice 7A. Análisis de producción sonora

Apéndice 7B. Análisis de producción sonora

[210] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

Apéndice 7C. Análisis de producción sonora

Apéndice 7D. Análisis de producción sonora

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [211]


MÓNICA GUDEMOS

sintetizando lo más esencial de una para-


fernalia propia de quienes desempeña-
ban cargos de dirigencia” (Martínez, 1986:
104), esto es, sintetizando iconográfica-
mente el modelo andino de representar
y visualizar la autoridad. En dicho relato
se hace referencia a la llegada del héroe
mítico Naimlap a la Costa Norte de Perú.
Naimlap habría conducido sus balsas por
mar acompañado de “muchas gentes que
ansí como a capitán y caudillo lo venían
siguiendo”. Como objetos denotativos
de su autoridad se mencionan “grandes
caracoles” utilizados como trompetas,
“sus andas y silla”, la “bebida” y “polvo
de conchas marinas”, entre otros; “mas lo
que entre ellos tenia más valor eran sus
oficiales que fueron quarenta, ansi como
Pita Zofi que era su trompetero o Tañe-
dor de unos grandes caracoles, que entre
los Yndios estiman en mucho” (Cabello
Balboa, [1586] 1951, cap. 17, pág. 327).
El hecho de mencionarse en este relato
el nombre del tañedor de trompeta, indi-
vidualizándolo en primer término, es de
relevancia como argumento autorizante
tanto de la función social del cargo de
trompetero, como del valor simbólico
de la trompeta de caracol en la icono-
grafía emblemática (figs. 45 y 46). Un
valor simbólico que se habría extendido
a diferentes tipos de trompetas andinas
y al concepto mismo de trompeta, más
específicamente al concepto de “sonido
de trompeta”.
En su estudio sobre “La iconografía
del poder en Tiwanaku y su rol en la inte-
gración de zonas de frontera”, Berenguer
(1998) argumenta que el vocabulario ico-
nográfico, derivado en última instancia
de Tiahuanaco y difundido durante la
expansión Huari55 en los Andes Centra-
les, habría contribuido en los Estados del
Centro y Norte de Perú a la conforma-
ción de conceptos “quizás originalmente
más propios de la sierra sur, de dualidad
Apéndice 6. Sitios arqueológicos fechados de la Quebrada de Humahuaca (Periodo 700-1650). 1: jerárquica y liderazgo compartido, tal
Vizcarra; 2: Casa Grande; 3: Muyuna; 4: Cal-20; 5: Los Amarillos; 6: San José; 7: Chucalezna; 8: La
como éstos son inferibles en el mito de
Señorita; 9: Campos Colorados; 10: Juella; 11: Puerta de Zenta; 12: Putuquito; 13: Falda del Cerro; 14:
Til.22; 15: Pueblo Viejo de La Cueva; 16: La Huerta; 17: Pucará de Tilcara; 18: Ciénaga Grande; 19:
Naymlap y en los relatos dinásticos de
Tiuiyaco. Dibujo a partir de la publicación de Nielsen 1997: 58. Chimú o Taycamano” (1998: 19).
Al analizar el registro iconográfico
de Tiahuanaco, primer caso documen-
table en los Andes de una organización
social y política basada en el principio
de diarquía, por el cual “los diarcas com-
partían el poder según un mecanismo
dual asimétrico” (Berenguer 1998: 27),
este autor realiza un estudio pormeno-
55
Apéndice 3. rizado de la iconografía de la Puerta

[212] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

del Sol (fig. 48)56. Berenguer se refiere


a dos “objetos/iconos” y su relación con
el poder: los queros para libaciones y las
tabletas para inhalar alucinógenos. Noso-
tros incluimos también los trompeteros
portadores de cabeza trofeo, más pre-
cisamente las trompetas “activas”, ejer-
ciendo el valor mágico y emblemático
de su sonido. La representación investiría
significativamente no sólo a la trompeta
como “objeto/icono”, sino también a su
sonido en el discurso iconográfico de
poder.
Como dijimos, la importancia emble-
mática de las trompetas, en particular de
las huayllaquepas, estuvo presente en
los Andes desde épocas tempranas; así
lo atestiguan importantes ajuares fune-
rarios de diferentes regiones andinas.
Desde el entierro-ofrenda de Punkurí57
con su huayllaquepa, o los magníficos
contextos materiales Chimú descritos
por Uceda en 1999, en los que esce-
nas talladas en madera nos informan
del especial valor de la música en el
ceremonial andino; hasta los no menos
representativos ajuares atacameños en
el Norte de Chile son testimonio cierto
de una determinada parafernalia emble-
mática, en la que las trompetas desem-
peñaron una especial función como
elementos denotativos de poder.
“En el mundo andino, la muerte fue una
de las mayores preocupaciones, sobre
ella se desarrolló un complejo sistema de
mitos y ritos tendientes a explicarla y, lo
más importante, a utilizarla –consciente
o no– como un mecanismo de control
y poder” (Uceda 1999: 264). Un meca-
nismo autorizado a través de la manipu-
lación, entre otras cosas, de una serie de Figura 37. Trompetas metálicas rectas procedentes de Pacasmayo (Perú), detalles constructivos. A: VA
“objetos/iconos” con función social espe- 21.760 [EM]; B: VA 21.762 [EM]; C: VA 21.759 [EM]. Dibujos MG.
cífica. En su trabajo sobre el “personaje
sentado” en la iconografía de los queros
coloniales, Martínez (1986) presenta inte- En el documento A-41, f.15v, 1598,
resantes testimonios acerca de la pervi- de la Biblioteca Nacional de Lima, se
vencia en los Andes de la relación “trom- hace referencia a las trompetas como
peta/poder”. bienes pertenecientes a la parafernalia de
En el documento identificado Lima poder que se heredaba junto con el cargo
128, f.7r, 1587, del Archivo General de y la función social del curaca: “Cuando
Indias, se menciona a Don Pedro Angas- el curaca de Lurín Ica muere (en 1561),
napon, curaca principal de las siete deja de herencia a su hermano y sucesor
waranga que componían el grupo étnico en el cargo su tiana, sus camisetas y sus
Cuismancu: “(..) don Pedro yba a sus trompetas” (párrafo citado en Martínez,
pueblos, que llevava consigo a la dicha 1986: 111).
56
Cosa Vanunchipac, su muger, la lleva- Si las trompetas eran objetos denota- Véase también Krzysztof Makowski, 2001,
ban en una amaca con muchas trompe- tivos del poder de aquel cuya persona quien trata detalladamente la iconografía de
tas como señora principal (..)” (párrafo y función social autorizaban a través del esta portada.
57
citado en Martínez, 1986: 104). sonido, la destitución de un individuo de Véase Gudemos, 2005.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [213]


MÓNICA GUDEMOS

su rango como curaca llevaba implícita de sacerdotes” (Relaciones, 1918: 24). La


la orden de despojarlo de tales objetos. parafernalia de poder queda expresa:
La evidencia queda expuesta en el pleito propiedad de ganado, textiles (en gran
que Rostworowski (1961:116, citado en cantidad y calidad a juzgar por lo que
Martínez 1986: 112) menciona entre el con ellos hicieron para las iglesias) y
curaca del Repartimiento de Reque, trompetas metálicas, posiblemente como
Costa Norte de Perú, y su encomendero, las rectas procedentes de Pacasmayo
en el que este último, conocedor ya del aquí analizadas.
valor social de la parafernalia emblemá- La cantidad de trompetas en algunos
tica en el Mundo Andino “le ha quitado el ajuares de huacas era significativa; es
oficio e insignias de caciques como son posible que hayan sido utilizadas para
Figura 38. Posibles secciones de trompetas las trompetas y tabernas”. realzar la presencia de los poderosos
(húmeros de camélido), procedentes de la Entre los Incas era específicamente la huacas durante las ceremonias públicas.
Quebrada de Humahuaca (Noroeste de Argentina). huayllaquepa pututu la trompeta incor- El ajuar del huaca Tantazoro es repre-
Ejemplares N.º 2.281[MDEC] y N.º 2.380 [MDEC].
porada a la representación de la autori- sentativo de la parafernalia denotativa de
Fotografía Alejandro Martínez.
dad del inca. Así lo indican los relatos poder, en la que el sonido y la función
sobre el Cápac Raymi, la máxima festivi- social de las trompetas eran indispen-
dad de la clase dirigente, en la que apa- sables simbólicamente. En este ajuar se
recen huayllaquepas entre las insignias hallaban también “hermosos atambores”,
de poder, acompañando musicalmente que sumarían su fuerza sonora a la de las
los cantos de elite como el taqui huari58. trompetas durante las ceremonias, segu-
Sin embargo, la función social de ramente importantes por el valor que este
la trompeta trascendió la figura de los huaca habría tenido en la cosmovisión
dirigentes, identificándose también con de los naturales de la región. Dicho valor
determinados grupos étnicos en situa- se deduce claramente del importantísimo
ciones de guerra y conquista59 y con las ajuar que poseía, aparte de la compañía
entidades sacralizadoras del espacio- de sus diez “hijos” y otros huacas: “En otra
tiempo andino y autorizantes del sistema parte se halló otro ídolo llamado Tanta-
de administración imperante, los huacas60. zoro y tenía en su compañía otros tres (...)
Figura 39. Arriba: posible sección de trompeta Interesante es la información que hallólas en una cueva questaba en una
tallada en húmero de camélido (N.º 2.180 [MDEC]); nos brinda la “Relación de la religión y sierra muy áspera, donde se padeció
abajo: receptáculo construido con tibia de cérvido ritos del Perú hecha por los primeros mucho trabajo, que apenas se pudo lle-
(N.º 3.037 [MDEC]). Fotografía Alejandro Martínez. religiosos agustinos que allí pasaron gar a élla. (...) Esta guaca e ídolo tenía
para la conversión de los naturales”, del diez hijos consigo que eran ídolos (...)
siglo XVI, sobre la búsqueda y destruc- Esta guaca Tantazoro, e ídolo, estaba
ción, por parte de los agustinos, de los desde el tiempo del Inga, y en ésta se
lugares de adoración en la provincia de metía el demonio y hablaba mucho en
Huamachuco, “la cual terná como ciento élla y hacía entender a los indios que cre-
y treinta leguas de largo, y mucho más cía como crecen los haces, y no pudo
de ochenta de ancho; confina por la una crecer más de hasta palmo y medio que
parte con la provincia de Caxamalca, y tenía de grandor y altura. Esta era muy
por la otra con los Llanos, con Chicamé honauda [¿honrada?] y acatada de aquella
y Pacasmayo: por otra parte con los Con- tierra y la más servida, la cual tenía para
chucos” (Relaciones, 1918: 10). “(...) el su servicio cuarenta y un vasos de plata y
demonio inventor de la idolatría, mandó cinco coronas, catorce como herraduras
que Catequil fuese adorado en Porcon, que le ponían en la cabeza a la hechura
cuatro leguas de Guamachuco (...). Lo de herraduras de caballo, y también los
primero que con el favor de Dios se des- encaxaban por la barba, y así unas abajo
cubrió fue esto, que deshicieron el ado- y otras arriba, y catorce trompetas de
ratorio Porcon estos padres Fr. Antonio plata y cobre, y siete toldos grandes, los
Lozano y Fr. Juan Ramírez, y después con dos muy hermosos; los cuales son los
gran dificultad y trabajo hallaron en la dos doseles que están en el altar mayor
58
Sierra la cabeza y pedazos de Catequil61 y del convento. Todo esto era para sus fies-
Gudemos, 2004: 53. traxéronlo al monasterio, dando grandes tas, y nueve ovejas para sus sacrificios: de
59
Gudemos, 2008. gracias a Dios. Los ganados y ropa qui- ropa para su vestir, tenía treinta y nueve
60
Atahualpa ya lo había destruido, cuando el taron y repartiéronlos por los pobres; de piezas de ropa y cinco de argentería de
huaca “le había respondido que Huáscar la ropa hicieron frontales y doseles para plata, gran cantidad de vasos de diver-
había de reinar y no él” (Relaciones, 1918: 23).
61
las iglesias: hallaron algunas trompetas sas maneras, muy bien labrados, para su
Véase Gudemos, 2003b. de plata baxa y metal, y otros vestidos beber, y muy hermosos atambores y gran

[214] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

cantidad de plumas de diversos colores, Esto daría fuerza y poder en un sen- Figura 40 (Izquierda). Posibles secciones de
y chuspas, que son las bolsas de indios, tido mágico, ya que el rugido de seres trompetas (húmeros de camélido), procedentes
de la Quebrada de Humahuaca (Noroeste de
que traen colgadas debajo del brazo, de gran potencia se proyectaba con el
Argentina); a: N.º 2.881 [MDEC]; b: N.º 2.180 [MDEC];
y chumbes, que son como vendas que aliento del trompetero. c: N.º 3.033 [MDEC]; d: N.º 2.308 [MDEC]; e: N.º
se revuelven las indias, y otras muchas Bien conocida es la presencia sim- 2.179 [MDEC]; f: N.º 2.566 [MDEC]; g: N.º 2.177
cosas” (Relaciones, 1918: 32-33). bólica del felino en los Andes. Una pre- [MDEC], detalle decorativo; h: N.º 3.033 [MDEC],
Vasos para sus bebidas, importante sencia que participaba del ceremonial decoración; i: N.º 2.878 [MDEC], decoración; j: N.º
2.881 [MDEC], decoración. Dibujos MG.
cantidad de tocados, objetos metálicos, andino a través del gesto en la danza, la
trompetas, tambores, plumas de colores, máscara, el sonido de los instrumentos Figura 41 (Derecha). a-b-c-d-e: Posibles estructuras
textiles de calidad, chuspas, fiestas en su musicales y el consumo de alucinóge- de trompetas naturales de la Quebrada de
honor, ganado.. una verdadera parafer- nos. Su figura o alguno de sus elemen- Humahuaca; f: dibujo del ejemplar publicado por
nalia denotativa de poder. tos representativos como una huella, Casanova (1936: 246). Dibujos MG.
una mancha de su piel, sus fauces, col-
millos o la curva de su cola bastaban
VIII. Guerra, trompetas iconográficamente para indicar su pre-
sencia62.
y felinos De exclusiva ejecución masculina,
La victoria en el campo de batalla podía las trompetas tenían como función en el
propiciarse a través de la iconografía campo de batalla agredir con su sonido
simbólica que ostentaban las trompetas al enemigo. El fragmento de trompeta
de guerra, cuyo sonido participaba de N.º 11.129 [MAM] (fig. 26) presenta un
las naturalezas asociadas a la ideología pabellón decorado con la figura mol-
andina, como la felina, adquiriendo de deada de un guerrero ricamente ataviado
ellas la magia de su fuerza. El modelado portando escudo y maza. Una iconogra-
y/o moldeado de cabezas de felinos o fía de intimidación que se propagaría 62
El uso de la trompeta de caracol entre
seres fantásticos en actitud agresiva, simbólicamente a través del sonido. La las huestes incaicas está ampliamente
utilizando el estereotipo plástico, rea- participación de las trompetas en la lucha documentado. El sentido y la función social
lista y simbólico de las fauces abiertas era considerada no sólo importante, sino de este instrumento musical entre los incas se
como límite formal del pabellón, tiene imprescindible, ya que el sonido era utili- proyectaron simbólicamente en la decoración
su lógica si se considera lo antes dicho. zado por los andinos como estrategia de de los queros coloniales (Gudemos, 2004).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [215]


MÓNICA GUDEMOS

Figura 42 (Arriba izquierda). Restos de estructuras ataque. El efecto psicológico del atro- El mismo poder del sonido como
complejas (Quebrada de Humahuaca, Noroeste de nador sonido de tambores, trompetas y elemento estratégico de lucha era uti-
Argentina). A: N.º 1.707 [MDEC]; B: N.º 1.609 [MDEC]; gritos sufrido por los españoles durante lizado contra toda manifestación nega-
C: N.º 2.166 [MDEC]; D: N.º 2.167 [MDEC]; E: N.º el sitio de Cuzco se refleja en la “Rela- tiva a la seguridad y al buen desarrollo
3.050 [MDEC]. Dibujos MG. ción del Descubrimiento y la Conquista de la comunidad. Trompetas, flautas,
de los Reinos del Perú” [1571] de Pedro campanillas y tambores eran utilizados
Pizarro: “(...) heran tan grandes las en las procesiones contra el hambre y
Figura 43 (Arriba derecha). Posible pabellón bozes y alaridos que dauan y bozinas las enfermedades, mientras se entonaba
de trompeta de Los Amarillos (Quebrada de
y fotutos que tocauan, que parecía que aya uaya uacaylli, y contra las fuerzas
Humahuaca, NO de Argentina) N.º 3.233 [MDEC].
Dibujo MG.
temblaua la tierra” (1944: 109)63. La uti- naturales que destruían los campos:
lización de “mudos”, seguramente “sor- “Procición de Granisos y del yeloide
domudos” (Gruszczyska-Ziółkowska, rrayos q’los echan con armas y tambo-
1995: 33), por el ejército de Atahualpa res y flautas y trompetas y campanillas
en el avance contra Huascar se mani- dando gritos diziendo astaya zuuaruna
fiesta como una inteligente estrate- uacchachae cuncayqui cuchuscayqui
gia contra el atronador ruido produ- amaricuscayquichu” (Poma de Ayala,
cido por gritos, trompetas y tambores: [1615] 1944, foja 285).
“(...) y assi llega al salir el sol con sus
seisçientos hombres y quarenta yndios
mudos, al lugar donde estauan guascar
ynga durmiendo, al fin por el guas[car]
IX. El problema
ynga leuanta luego y forma su campo de la contextualización
63 de orejones caçi con medios sueños y
Sitio arqueológico en la Provincia de Salta
los tauantin suyos en esa ora dizen que Datos de hallazgo
(Período Tardío). “(...) en este sitio existe una
cultura mixta: por un lado tiene elementos
todos en general estauan almorçando,
culturales calchaquíes y por el otro rastros de de manera que los capitanes de atao-
influencia incaica y especialmente puneña. guallpa ynga les prende a guascar ynga Respecto a la función social de la trom-
Esta cultura mixta ha sido denominada “cultura con poca façelidad, ymbiandoles a los peta en tiempos prehispánicos en los
de transición” y se localiza en la cabecera del mudos, por delanteras los cuales ençie- Andes Meridionales, la falta de sufi-
valle Calchaquí, la Puna oriental, Antofagasta rran sin temor ninguno con los orejones ciente información sobre los contextos
de la Sierra, Kipón y La Paya” (González y (...)” (Yamqui Salcamaygua [ca. 1613] de hallazgo (y en varios casos de pro-
Pérez, 1990: 89). 1986, fol. 41v/42). cedencia) es el principal inconveniente

[216] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

que se plantea al intentar llevar a cabo


un estudio sistemático. Por otro lado, es
necesario tener en cuenta que las notas
de campo e informes de excavaciones,
aunque completos y plenos de detalles,
pocas veces ofrecen buenas descripcio-
nes de aquellos objetos destinados a la
producción sonora y raras veces inclu-
yen datos sobre fragmentos o secciones
aisladas de instrumentos musicales, por
no reconocérselos como tales.
En el caso específico de las secciones
óseas procedentes del Pucará de Tilcara
o del Pucará de Hornillos (Quebrada de
Humahuaca, Jujuy), por ejemplo, se nos
plantea el inconveniente de la falta de
certeza. En primer lugar, como ya tra- Figura 44. Trompeta simbólica de hueso procedente de Séquitor (San Pedro de Atacama, Norte de Chile)
tamos y Casanova (1942: 17) observó, N.º 1.677 [MGLP]. Dibujos MG.
“estos objetos han tenido un doble
empleo, unas veces como estuches,
cerrando sus aberturas con pedazos de
cuernos o tapitas de madera y en otros
casos han sido boquillas de trompeta”.
En segundo lugar, la falta de detalles
precisos dificulta a veces la asociación
de piezas con un contexto específico.
Por otra parte, referencias como las de
Debenedetti (1930), cuando describe los
hallazgos en el Pucará de Tilcara, “cor-
netas de hueso, con grabados geomé-
tricos” (yacimiento 28), “una corneta”
(yacimiento 53), “una corneta de hueso
recubierta de una sustancia blanquecina”
(yacimiento 149), “tres cornetas de hueso
(erques)” (yacimiento 170), no nos per-
miten mayores conjeturas, puesto que
constatamos a través de los dibujos de la
planta del yacimiento 144 (Debenedetti,
1930: 92, fig. 22, cámara A), por ejemplo,
que lo que este investigador describe
como “dos cornetas de hueso” son sólo
dos diáfisis de húmero de camélido que,
en el mejor de los casos, se trataría de
secciones de trompetillas naturales como Figura 45. Detalle decorativo de la vasija silbadora Moche N.º 342 [MDEC], procedente de Trujillo.
estudiamos oportunamente. Algunas El personaje representado tiene como tocado una trompeta de caracol en cuyo interior se halla la
descripciones son más detalladas: “(...) cámara acústica.
un tubo de hueso que indudablemente
fue la pieza central de una corneta, con- de referencia” (Debenedetti, 1930: 118,
serva en sus extremos adherencias de yacimiento 195). Pero, como hemos
la sustancia resinosa que se utilizó para analizado, estas descripciones podrían
ajustar entre sí las distintas piezas de que corresponder tanto a dos fragmentos de
se componen aquellos instrumentos” trompetas como a dos “cetros”, como el
(Debenedetti, 1930: 67, yacimiento 57); mencionado por Serrano en 1930. Esta-
“dos cornetas de hueso seccionadas pero mos en la obligación de plantear estas
pertenecían las piezas al ajuar funerario dudas, pero también de realizar las con-
que se exhumó, conservando aún la sideraciones musicológicas que opor-
resina que fue utilizada para producir el tunamente hicimos, al llevar a cabo el
ajuste perfecto entre las distintas piezas pormenorizado estudio de cada uno de
que componen el instrumento musical estos objetos.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [217]


MÓNICA GUDEMOS

como las descritas para los aeroductos


de trompetas rectas. Aunque el ajuar
funerario de la casa 54 corresponde a
un enterramiento múltiple, la presencia
de tabletas de rapé, los cráneos trofeo
(si los cráneos mutilados lo son), el “pre-
cioso cuchillo de bronce”, la importante
variedad y calidad de los objetos de
cerámica son elementos indicativos de
la importancia social de los o del inhu-
mado principal.
Según Berenguer, refiriéndose a con-
textos de hallazgo del Norte de Chile,
principalmente en la región de San Pedro
de Atacama, las tabletas de rapé se encon-
trarían presentes siempre en contextos
funerarios y raras veces en contextos
domésticos. En todos los casos presentan
marcas de uso, es decir que se trataría de
objetos utilizados. En San Pedro, comenta
este autor, “aparecen asociadas a objetos
de origen foráneo, a sacrificio de animales
de carga como la llama y a artefactos vin-
culados a tráficos de caravanas, al punto
que se ha planteado que sus usuarios
controlaban los hilos del caravaneo y el
intercambio” (Berenguer, 1998: 33, citando
a Llagostera, 1992), como posiblemente lo
hizo alguno de los inhumados de la casa
54 de Tilcara. En los Andes “el control de
la exclusividad sobre las ‘cosas ocultas’, los
‘artículos raros’ y las ‘conexiones distantes
Figura 46. Figura estereotipada de trompetero o El yacimiento identificado Tilcara, y poderosas’ es una conocida estrategia
de la función de trompetero. A: vasija Chimú N.º casa 54, publicado por Vignati en su de diferenciación social de sectores que
10.070 [MAM], fotografía gentileza MAM; B: vasija estudio “Los cráneos trofeo” (1930) es aspiran a lograr y conservar una alta pro-
Moche VA 12.953 [EM], fotografía MG. particularmente interesante. El autor minencia en una sociedad” (Berenguer,
cita el siguiente contexto extraído de las 1998: 33). Si los “erques de hueso” que
notas de viaje de Debenedetti: “Brocal menciona Debenedetti son en realidad
hermosamente pircado como los mejo- restos de tubos acústicos de trompetas, su
res de La Paya64 en el ángulo noroeste presencia como elementos denotativos de
de la vivienda, de 2 m de diámetro. poder en el contexto funerario que estu-
Contenido: 25 esqueletos de adultos; diamos estaría ampliamente justificada.
5 esqueletos de niños; 1 tableta de El ajuar de la cámara sepulcral exca-
madera, con dos esculturas; 1 escarifi- vada en La Huerta (Quebrada al Este de
cador, con escultura; 1 rodaja de hueso, la Quebrada de Humahuaca), número
posiblemente peso para huso; 2 erques de inventario 94, ofrece importante infor-
de hueso; 2 horquetas de madera para mación: “Cámara sepulcral cilíndrica
reatas; 8 platos de asa lateral; 12 pucos situada en el ángulo S. de una vivienda.
rojos decorados; 1 ollita negra frac- Profundidad: 1,50 m, diámetro 1,30 m.
turada; 2 torteras de madera; 6 pucos Contenido: 3 esqueletos humanos de
negros; 1 topo de hueso; 2 pucos rojos adultos dispuestos en cuclillas, apoyados
‘pomeños’; 1 precioso cuchillo circular contra la muralla de la cámara. Ajuar: 2
de bronce; 1 plato rojo con decora- vinchas de plata, 11 platos variados, 2 olli-
ción interna espiralada; 3 grandes pla- tas simples, 4 pequeños cántaros de boca
tos rojos decorados. Dentro de dos de angosta (yuros), 2 vasos de madera, 3
los grandes platos, 2 cráneos humanos cuchillos circulares de madera, 28 torteras
mutilados” (Vignati, 1930: 31-32). de madera, 1 representación zoomórfica
Debenedetti denomina aquí “erques de madera tallada, 3 palas de madera, 2
64
Cronología propuesta por Nielsen, 1997. de hueso” a las estructuras complejas alfileres de oro, 2 topos de plata, 5 topos

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TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

de bronce, 1 arco de madera, 1 punta de detalladamente descritos por Le Paige, Figura 47. Quero colonial N.º 7.570 [MAM], detalle
lanza de madera, 10 bastones de madera, hemos logrado información que está de trompetero. Fotografía gentileza MAM.
5 cucharas de madera, 5 calabazas, 1 ins- relacionada a lo tratado en este punto.
trumento de madera de dudosa aplicación, Sólo citamos los ajuares funerarios de
1 corneta de hueso, 3 silbatos de madera, las trompetas analizadas en este trabajo
1 valva de molusco, 1 corneta de hueso, (N.º 1.677 y N.º 1.680 procedentes de
1 cincel de bronce, 1 cesto de paja tejida, Séquitor, Alambrado Oriental), registra-
restos de las armaduras de un telar, algu- dos por Le Paige en sus notas manuscri-
nos fragmentos largos de cañas y un collar tas, y un ajuar funerario de Coyo Orien-
constituido por canutillos de oro y perlas tal, publicado por el mismo investigador
de vidrio” (Debenedetti, 1918: 13). Si no en 1977, en el que una trompeta forma
hubo error de edición, habría dos “cor- parte de un contexto muy ilustrativo de
netas de hueso” en este ajuar de la fase la parafernalia emblemática andina.
Humahuaca Colonial (1536-1650?)65 que, A) “Séquitor, Alambrado Oriental66.
sumadas al resto de los materiales, indica- 9-XI-61 (id.). Cráneos 1.675-6-7 Tumba
rían la importancia de los inhumados. muy interesante, el muerto principal
De acuerdo a los hallazgos arqueoló- (1.677) sentado bajo dos palos vertica-
gicos, estas trompetas óseas serían pro- les reunidos por un palo horizontal largo
pias de la Quebrada de Humahuaca. Sólo muy bien amarrado con cordelas de
pocos ejemplares tallados en húmeros de fibras vegetales (¿parecía telar?) (1,50 m
llama fueron localizados en otras zonas, de profundidad a 2 m). Los otros dos cuer-
65
próximas a la Quebrada, por ejemplo en pos sentados al frente, pero sin relación Notas de G. Le Paige, hoja 8 [MGLP]. En
las quebradas salteñas, específicamente en con el ajuar ubicado al lado del 1.677 con: el original Le Paige coloca los objetos
Puerta de Tastil (Boman [1908] 1991: 360- 1 alfarería negra pulida. 6 huesos embu- enumerados en una columna. Por
362, plancha 29, fig. 78). tidos como para hacer un instrumento cuestiones de espacio, se citan aquí uno a
Estudiando los ajuares funerarios de ‘musical’, una Trompe. Uno tiene grabados continuación de otro.
66
la Región Atacameña del Norte de Chile, en la parte embutida. Las extremidades de Notas de G. Le Paige, hojas 9 y 10 [MGLP].

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MÓNICA GUDEMOS

Figura 48. a: «Puerta del Sol». Tiahuanaco una ‘Trompe’ de madera muy liviana (des- de cuero (destruida) con espátula de
(Berenguer 1998). b: Detalle de trompetero. truida) (cf. número 1640). Pedazo de arco. hueso grabada sencillamente. 2 gran-
Pedazo de palo de flecha. 2 espátulas de des canastas dibujadas a la manera
hueso grabado (culebras). 1 ¿tableta? para de Quitor 2. 1 plato de canasta (esta
rapé de hueso delgadito (omóplato). Cuen- vez bajo alfarería negra pulida no
tas chicas y gruesas de malaquita. Caracol sobre). 1 linda canastita dibujada de
de agua dulce”. colores (muy conservada). 1 punzón
B) “Cráneo 1.680, Séquitor, Alam- de madera con cabeza de pájaro con
brado Oriental67 con: 2 alfarería negra ojos incrustados blancos. 1 espátula
pulida. 1 “Trompe” de madera liviano, grabada de hueso. 1 cajita cilíndrica
extremidad gruesa esculpida, antigua- de madera con “bouchon” en forma
mente enrollada de un (fino cuero), de cabeza. Algunos vestigios de teji-
fibra vegetal? 1 tableta para rapé con dos (cotón) y dibujos finos (parte lie
el mango en forma de mono. 1 cajita de vin) de cordelas vegetales. 4 cuen-
larga cilíndrica (de caña dura) con: tas (finas largas) de piedra malaquita
tubito fino lindo para rapé (tapada blanca y de piedra roja. 1 arco entero
la extremidad con hilo), 2 agujas con sus flechas y puntas (al lado
de cactus con hilo de lana, 1 espina mismo del muerto)”.
fina muy larga. 1 mango de hacha Ambos contextos funerarios son
(el instrumento debió ser de hierro, ampliamente ilustrativos de un dis-
pues queda vestigio negro). 1 palo curso simbólico utilizado como dis-
67
Fernández Distel, 2000. grueso de flecha (quebrado). 1 bolsa tintivo social, tal vez propio de quie-

[220] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


TROMPETAS ANDINAS PREHISPÁNICAS: TRADICIONES CONSTRUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

nes tenían el control del caravaneo y tran que como trofeos se ostentaban
el intercambio, como cita Berenguer. no sólo cráneos, sino también miem-
Un discurso en el que las trompetas bros superiores e inferiores, dedos,
estarían incluidas como “objetos/sím- piel y cabellos (Vignati, 1930). Desde
bolos”. Esto nos remite a una larga el punto de vista social de la música,
tradición, que se remonta al comienzo lo que interesa aquí como elemen-
mismo del pastoreo andino, como tos de contexto son aquellos trofeos
decíamos al principio. que, transformados en instrumentos
Otro ejemplo es el ajuar funerario musicales, eran utilizados socialmente
de la tumba N.º 5.277 de Coyo Oriental: como elementos denotativos. Las cró-
“Cuerpo: un adulto acompañado nicas de Ovalle, Vidaurre y González
de un párvulo. de Nájera, entre otros, ofrecen valiosa
Ubicación. Sobre la superficie del información al respecto.
cementerio, saqueada por turistas. En la “Histórica relación del Reyno
Contexto cultural. El cuerpo del de Chile y de las misiones y ministe-
adulto tenía sobre el hueso nasal del rios que ejercita en él la Compañía de
cráneo una cinta de plata y sobre su Jesús” de Alonso de Ovalle (1888, XII,
rodilla derecha una planchita similar. pág. 161, citado en Vignati, 1930: 76)
En su brazo izquierdo otra como pul- se lee el siguiente párrafo: “Las flautas
sera. El párvulo tenía una pulsera en que suenan en estos bailes, las hacen
cada brazo. Además acompañaba a los de hueso y canillas de animales; los
cuerpos: dos cráneos sobre el cuerpo indios de guerra las hacen de la de los
del adulto y unidos estos por un gorro españoles y demás enemigos que han
en forma doble, 5 vértebras de pes- vencido y muerto en sus batallas en
cado, una concha de molusco, una taza señal de triunfo y gloria de la victo-
de madera con asa y con una figura ria”. Pero no sólo flautas, sino también
zoomorfa que representa a un cóndor- trompetas se hacían con los huesos
lobo, una canasta grande totalmente de los vencidos: “Conforme a la cos-
bordada en lana. Material de compa- tumbre de los indios, es que hicie-
ración temporal: una cerámica Tchecar ron trompetas de las canillas de sus
grabada (juego de la cola), una cerá- piernas” (Ovalle, 1888, XII, pág. 240,
mica Tchecar pintada, un fragmento de citado en Vignati, 1930: 76). Vidaurre
cerámica Tchecar (base), dos patas de en el “Compendio della Storia Geo-
auquénidos [camélidos] en la tumba grafica, Naturale e Civile del regno
del párvulo, una cerámica ‘negro casi del Chile” (Bologna, 1776, II parte,
pulido’ mitad negro y mitad rojo, cinco pág. 142, citado en Vignati, 1930:
fragmentos de cerámica tipo Tchecar, 76-77) informa que “i soldati allora,
piedrecitas de mineral de cobre en tagliano le gambe, e le braccia del
bolsas de tabletas para rapé (N.B.), cadavere, ne fanno dei flauti militari
canasta plana rectangular, tejido, mar- (...) al suono di que’ funesti flauti che
tillo o hacha simbólica en madera con hanno fatto delle ossa del morto”. Por
doble mango, fragmento de arco y su parte, Alonso González de Nájera
arcos quebrados en la tumba, 14 barbi- en “Desengaño y Reparo de la Guerra
quejos, canastas bordadas, 50 muestras del Reino de Chile” (1889, XVI: 53,
de tejidos (dos con figuras de escu- igualmente citado en Vignati, 1930: 76)
dos), martillo doble pintado de verde, comenta que a un prisionero de guerra
trompeta de madera, cintillo de plata, “le cortaron vivo las piernas y de sus
pata de auquénido como en Solcor, canillas hicieron cornetas o flautas,
fragmento de cerámica Tchecar.” (Le que usan a tocar en la guerra”.
Paige, 1977: 114). ¿Existiría en tiempos prehispánicos
una tradición andina de instrumentos
Instrumentos trofeo, musicales / trofeo?
instrumentos símbolos Volviendo a la decoración gra-
bada de la pieza N.º 3.233 [MDEC]
Cuando se habla de elementos “trofeo”, (fig. 43), ésta tiene, como dijimos, dos
refiriéndose a determinadas partes del motivos zoomorfos (ñandúes) ubica-
cuerpo humano, se menciona gene- dos en sentido opuesto a un motivo
ralmente la cabeza. Pero en los Andes antropomorfo. En la decoración del
Meridionales las evidencias demues- húmero de camélido N.º 3.033 [MDEC],

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224 [221]


MÓNICA GUDEMOS

sin datos de procedencia, aunque de cobre y una pulsera de cobre.


pertenece a las excavaciones llevadas
a cabo en la Quebrada de Humahuaca X. Consideraciones finales
(fig. 40 h), encontramos un motivo
antropomorfo semejante. Marengo La presencia de la trompeta como
(1954: 36) llamaba la atención sobre “objeto/símbolo” denotativo de poder
estos motivos decorativos, propios en la cosmovisión andina prehispánica
del área diaguita. En efecto, estos ha sido importante. La función social
motivos antropomorfos (“escudos” de su sonido en el ámbito ceremonial,
para algunos arqueólogos, entre ellos así como su participación simbólica
Ambrosetti), ampliamente difundidos en ajuares funerarios de individuos
en la Región Calchaquí y presentes socialmente importantes y en ajuares
en menor grado en la Puna68 y Que- de entidades cosmológicamente nece-
brada de Humahuaca, serían posibles sarias, huacas, han sido comprobadas
representaciones de personajes con a través de las fuentes históricas y los
los brazos levantados vistiendo pren- hallazgos arqueológicos. Función y
das como vestidos o camisetas lar- participación que no sólo definieron
gas, entalladas o atadas a la cintura. este instrumento musical como un ele-
Estos motivos se estereotiparon ico- mento cultural transmisor de concep-
nográficamente, integrándose en la tos claramente definidos y socialmente
decoración de objetos ceremoniales, aceptados, sino que también determi-
urnas funerarias de cerámica y pla- naron su inclusión en la iconografía
cas metálicas69 y en representaciones simbólica.
rupestres como las de la gruta de Cara El estudio de las diferentes orga-
Huasi, en Salta70 o las de la gruta de nologías nos permitió inferir acerca
Chiquimí, Valle de Santa María, Cata- de las tradiciones constructivas
marca. andinas, sus posibles relaciones y
En algunos ejemplares de “pabel- particularidades distintivas, obser-
lones” óseos registrados como proce- vándose una interesante dinámica
dentes de la Quebrada de Humahuaca cultural, permanentemente enrique-
se observó una coloración rojiza, tal cida por desarrollos tecnológicos
vez de antiguas coberturas de pintura regionales que dejaron su original
o de polvos o panes de pintura ubica- impronta estilística. Una dinámica
dos en su proximidad en el contexto cultural que fue nutriéndose a sí
funerario. Si realmente son secciones misma por cientos de años, determi-
de trompetas, ¿se trataría de trompetas nando aquellos principios acústicos y
asociadas a ceremonias propiciatorias tecnológicos que le permitieron alcan-
y, como tales, símbolos de considera- zar importantes niveles de calidad.
ble prestigio social, fundamentales en
el discurso material de la parafernalia Agradecimientos
emblemática?
En este estudio mencionamos Por su colaboración agradezco a Ana
la semejanza del ejemplar N.º 1.609 Verde Casanova, Carmen Cerezo Ponte,
[MDEC] (fig. 42 b) procedente de Don- Ana Castaño Lloris, Andrés Escalera y
cellas con el “cetro” del ajuar fune- Joaquín Otero (Museo de América de
rario del niño sacrificado hallado en Madrid), Manuela Fischer (Ethnolo-
Salinas Grandes, Jujuy. La diferencia gisches Museum de Berlín); Herlmut
entre ambos radica en que este último Schindler (Museum für Völkerkunde de
conservó su penacho de lana. El inte- Munich), Emma Sánchez Montañés y
rés particular que motivó el análisis Alicia Soria Muñoz (Universidad Com-
de este tipo de piezas, como dijimos, plutense de Madrid); José Templado
fue observar las técnicas desarrol- (Museo Nacional de Ciencias Naturales
68
Véase Ambrosetti, 1903 y González, 1992. ladas en la región para la unión o de Madrid), Gabriela Yaya y Gustavo
Esta iconografía y su relación con los ensamblaje de varias secciones óseas, Alcaraz (Universidad Nacional de Cór-
instrumentos musicales fueron tratadas en las que posiblemente se aplicarían doba), Armando Mendoza (Museo Dr.
detalle en Gudemos, 1998a, c y 2001a. para la construcción de aerófonos Eduardo Casanova, Tilcara-Jujuy).
69
Ambrosetti, 1895, XVI, pág. 311 y Serrano, como las trompetas que estudiamos.
1943: 59. El “cetro” de Salinas Grandes se halló
70
Véase Serrano, 1930: 68. junto a una diadema de oro, un anillo

[222] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


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[224] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 184-224


Memoria de actividades
del Museo de América
en 2010
MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

Índice

A. Acciones de difusión sobre América

A.1. Cursos de formación sobre América


A.1.1. Cursos organizados por el museo
A.1.2. Cursos organizados por el museo en colaboración con la Asociación de Amigos del Museo de América
(ADAMA)
A.1.3. Cursos organizados por el museo en colaboración con el Centro de Estudios Antropológicos - Asociación
de Jóvenes Antropólogos (CEA-AJA)
A.1.4. Cursos organizados por el museo en colaboración con la Asociación Española de Museólogos (AEM)
A.1.5. Cursos organizados por el museo en colaboración con la Federación Española de Amigos de los Museos
(FEAM)

A.2. Actividades de difusión cultural sobre América


A.2.1. Ciclos de conferencias
A.2.2. Ciclo de conciertos de música americana
A.2.3. Ciclo de teatro americano
A.2.4. Noche de los museos
A.2.5. Día Internacional de los museos
A.2.6. Los Jueves en el museo
A.2.7. La Noche en Blanco
A.2.8. Actividades realizadas en colaboración con otras instituciones

A.3. Actividades didácticas sobre América


A.3.1. Visitas guiadas para grupos
A.3.2. Actividades para niños
A.3.2.1. Taller infantil “Aventura por América” Los viajes de la patata
A.3.2.2. Taller infantil “Aventura por América” Viajando a través de los tejidos y los vestidos, su diseño
y colorido.
A.3.2.3. Visitas guiadas
A.3.2.4. Talleres para familias
A.3.2.5. Descubriendo alebrijes
A.3.3. Escuela de verano

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246 [227]


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

A.4. Exposiciones temporales


A.4.1. Exposiciones temporales realizadas en el museo
A.4.2. Préstamo de obras para exposiciones temporales

A.5. Publicaciones
A.5.1. Guías del Museo de América
A.5.2. Revista Anales del Museo de América
A.5.3. Catálogos de exposiciones temporales
A.5.4. Edición de folletos informativos

A.6. Otras actividades


A.6.1 Presentación de libros y revistas
A.6.2. Congresos, conferencias y otros eventos
A.6.3. Proyectos internacionales

B. Acciones dirigidas a Iberoamérica

B.1. Estancias
B.2. Becas

C. Acciones formativas para España y otros países de la UE

C.1. Becas del Ministerio de Cultura


C.2. Prácticas formativas

[228] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

A. Acciones de difusión sobre América


A.1. Cursos de formación sobre América
A.1.1. Cursos organizados por el museo
A.1.2.Cursos organizados por el museo en colaboración con la asociación deAmigos del Museo de
América (ADAMA)
Iniciación a la Lengua Náhuatl
Miércoles, del 4 de febrero al 27 de mayo de 2009
Profesor: Miguel Ángel Ruz Barrio
A través de diversas lecciones relacionadas con el idioma náhuatl se intenta que el alumno adquiera una serie de
conocimientos mínimos para “enfrentarse” a textos de los siglos XVI y XVII producidos durante la etapa colonial de
América.
Dos créditos de libre elección para alumnos de Alumnos de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad
Complutense de Madrid.

Grado Medio de Lengua Náhuatl


Miércoles, del 4 de febrero al 27 de mayo de 2009
Profesor: Miguel Ángel Ruz Barrio
Ampliación de los conocimientos de la lengua náhuatl del nivel Iniciación, enfocando su estudio hacia la traducción
e interpretación de textos escritos de carácter histórico.
Dos créditos de libre elección para alumnos de Alumnos de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad
Complutense de Madrid.

La imagen en el Arte Maya


Miércoles, del 1 de abril al 27 de mayo de 2009
Profesora: Ana García Barrios
Curso que busca mostrar los principales elementos icónicos y escriturarios que definen la cultura maya a través del
análisis de todo tipo de fuentes. Para ello, se estudiarán los elementos iconográficos que conforman los glifos de
escritura logosilábica indígena, haciendo hincapié en su identificación.
Dos créditos de libre elección para alumnos de Alumnos de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad
Complutense de Madrid.

A.1.3. Cursos organizados por el museo en colaboración con el Centro de Estudios


Antropológicos - Asociación de Jóvenes Antropólogos (CEA-AJA)
Seminario de Actuaciones Psicosociales y Diversidad Cultural (Módulo 2)
Días 8, 9 y 10 de mayo

Situación actual de los pueblos indígenas en Latinoamérica


Días 19 al 22 de mayo

A.1.4. Cursos organizados por el museo en colaboración con la Asociación Española de


Museólogos (AEM)
V Jornadas de Museografía

La construcción de la Imagen Gráfica del Museo


16 y 17 de marzo
Organizan: Ana Carro Rossell y Ana Isabel Velasco Rebollo
Dirigido por: Sonia Sánchez y Paco Lacasta, diseñadores gráficos del estudio Carrió Sánchez Lacasta

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246 [229]


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

A.1.5. Cursos organizados por el museo en colaboración con la Federación Española de


Amigos de los Museos (FEAM)
VIII Curso de Gestión de entidades culturales no lucrativas

Cómo aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías


26 de junio
Las entidades sin ánimo de lucro deben aprovechar al máximo las posibilidades que estas nuevas herramientas ofre-
cen para promover y desarrollar sus actividades e iniciativas.

Protección de datos en las instituciones


19 de noviembre
El objetivo de este curso fue presentar, de forma práctica, aquellas cuestiones que son especialmente relevantes para
las entidades culturales en el ámbito de la protección de datos para evitar problemas innecesarios derivados de posi-
bles reclamaciones legales.

A.2. Actividades de difusión cultural sobre América


A.2.1. Ciclos de conferencias
Color y técnica en el arte maya
Conferenciante: María Luisa Vázquez de Ágredos, Universidad Politécnica de Valencia

Pigmentos y aglutinantes a través del microscopio


3 de enero

Pintura maya y pinturas de otras culturas prehispánicas


10 de enero

Puertos de Latinoamérica. Fundación, renovación y globalización


Coordinador: Emilio Luque Azcona. Universidad de Sevilla

Puertos, rutas y gentes de la Carrera de Indias


17 de enero
Conferenciante: Pablo Emilio Pérez-Mallaina, Universidad de Sevilla

Puertas de entrada de la inmigración masiva desde 1880 al Crack del 29


24 de enero
Conferenciante: Emilio Luque Azcona, Universidad de Sevilla

Antiguos puertos, desarrollismo, nuevo urbanismo y globalización


31 de enero
Conferenciante: Harry Smith, Heriot-Watt University, Edinburgh

La regeneración urbana en las zonas portuarias del Río de la Plata


7 de febrero
Conferenciante: Soledad García Ferrari, Edinburgh College of Art

La medicina azteca y su continuidad en tiempos coloniales


Conferenciante: Cristina López Ortego, Universidad Complutense de Madrid

Historia de la medicina en Europa y en América: ¿médicos y chamanes?


14 de febrero

Conocimiento médico azteca. Epidemiología en el Valle de México


21 de febrero

Médicos y hospitales en el Virreinato


28 de febrero

[230] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

Suiza y América en el siglo XVIII


Conferenciante: Hugues Jahier, Laboratorio FRAMESPA-CNRS, Universidad de Toulouse 2

Redes de comercio: los suizos en Cádiz y Río de la Plata


7 de marzo

Exportación suiza a ultramar: relojes y literatura prohibida


14 de marzo

El Caribe Precolombino
Conferenciante: Esteban Maciques Sánchez, Concejalía de Educación, Alcalá de Henares

Los pueblos del Caribe


21 de marzo

Arte y ritual de los taínos


28 de marzo

Dioses, mitos y héroes de las Antillas


4 de abril

Fray Ramón Pané y la visión posterior del arte taíno


11 de abril

El cuerpo maya a través del tiempo


Coordinador: Pedro Pitarch Ramón, Universidad Complutense de Madrid

Los dos cuerpos de una persona según los mayas de hoy


18 de abril
Conferenciante: Pedro Pitarch Ramón, Universidad Complutense de Madrid

El cuerpo humano en la lengua y la escritura maya clásica


25 de abril
Conferenciante: Asier Rodríguez Manjavacas, Universidad de Sevilla

El cuerpo en los contextos funerarios: aspectos biológicos y culturales


2 de mayo
Conferenciantes: Luis Ríos Frutos, Universidad Autónoma de Madrid
Berta Martínez Silva, Universidad Complutense de Madrid

La representación del cuerpo de los mayas a través de la imagen y el mito


9 de mayo
Conferenciante: Rocío García Valgañón, Universidad Complutense de Madrid

Homenaje al Inca Garcilaso


Coordinador: Fermín del Pino, CSIC

El inca Garcilaso, un humanista para España y las Indias


16 de mayo
Conferenciante: Teodosio Fernández Rodríguez, Universidad Autónoma de Madrid.

Las apariciones milagrosas en la conquista cristiana de Cuzco, según el inca Garcilaso


23 de mayo
Conferenciante: Miguel Zugasti, Universidad de Navarra

Naturaleza y alimentación en la obra del inca Garcilaso


30 de mayo
Conferenciante: Luis Millones Figueroa, Universidad Hamilton, Madrid

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246 [231]


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

La significación nacional de la obra peruana del inca Garcilaso


6 de junio
Conferenciante: Ricardo Huamán Zúñiga, Universidad Piura/Pamplona

Influencia del legado de Garcilaso en la gran rebelión de Tupac Amaru


13 de junio
Conferenciante: Carmen Martín Rubio, Universidad Complutense de Madrid

La matriz oral en la obra del Inca Garcilaso de la Vega


20 de junio
Conferenciante: Song No, Universidad WIP, Madrid

Deseado, recordado, añorado: el inca Garcilaso y las utopías de su tiempo


27 de junio
Conferenciante: Evangelina Soltero, Universidad Complutense de Madrid

Tepexi de la Seda: aventuras y desventuras de los descendientes de un emperador mexicano


Conferenciante: Patricia Cruz Pazos, Universidad Complutense de Madrid

Dime de quién eres: parientes, amigos y otros conocidos


4 de julio

Todo por la tierra: de mayor quiero ser propietario


11 de julio

La importancia de ser cacique y gobernador. ¿Por qué hay que elegir?


18 de julio

La Carrera de Indias y el Pacífico en tiempos de la Marina Ilustrada (1702-1805)


Conferenciante: David Casado Rabanal, Museo de América

Recuperación del poder naval español en el siglo XVIII


25 de julio

Un siglo de antagonismo hispano-británico


1 de agosto

La responsabilidad histórica española e iberoamericana


Coordinador: Antolín Sánchez Cuervo, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

Antonio Montesinos y Bartolomé de las Casas: punto de partida de la responsabilidad histórica española
8 de agosto
Conferenciante: Ana Belén García López, Licenciada en Historia de América

Responsabilidad histórica y transiciones políticas en Iberoamérica. Olvido y memoria.


15 de agosto
Conferenciante: Antolín Sánchez Cuervo, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

La memoria histórica en la diáspora latinoamericana. Mitos y realidades en el siglo XXI


22 de agosto
Conferenciante: Iván Forero, Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR)

Cómo acercarnos al conocimiento de América: las fuentes documentales


Coordinador: Miguel Ángel Ruz Barrio, Universidad Complutense de Madrid

Del conocimiento mexica al nuevo sistema médico colonial


29 de agosto
Conferenciante: Miguel Figueroa Saavedra, Universidad Veracruzana Intercultural

[232] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

Lectura e interpretación de las fuentes indianas


5 de septiembre
Conferenciante: Juan Carlos Galende, Universidad Complutense de Madrid

Los indígenas pleitean. Los litigios del Legajo Chimaltecuthli-Caxco


12 de septiembre
Conferenciante: Miguel Ángel Ruz Barrio, Universidad Complutense de Madrid

Ciencia e Ingeniería españolas en América


Conferenciante: Francisco González de Posada, Universidad Politécnica de Madrid

Jorge Juan y Antonio de Ulloa: física y astronomía en el Virreinato del Perú


19 de septiembre

José Celestino Mutis: medicina, matemática y botánica en el Virreinato de Nueva Granada (Colombia)
26 de septiembre

Fausto Elhuyar y Andrés del Río: química y minería en México en los prolegómenos de la independencia.
3 de octubre

Leonardo Torres Quevedo: el lenguaje científico hispanoamericano (Argentina) y el transbordador del Niágara
(Canadá)
10 de octubre

El mundo funerario en la cultura Paracas del Sur de Perú


Coordinador: Ana Verde, Museo de América

Paracas en el contexto precolombino peruano


14 de noviembre
Conferenciante: Alicia Alonso, Universidad Complutense de Madrid

Los metales en la cultura Paracas


21 de noviembre
Conferenciante: Paloma Carcedo, arqueóloga

Fallecidos y ancestros: ritos mortuorios y procesos de envoltura en Paracas


28 de noviembre
Conferenciante: Ann Peters, Universidad de Pensilvania

Técnicas y estilos de bordado en los tejidos Paracas


5 de diciembre
Conferenciante: María Jesús Jiménez Díaz, Universidad Complutense de Madrid

El Real Gabinete de Historia Natural del siglo XVIII y el coleccionismo de “Producciones marinas” americanas
Conferenciante: Javier Sánchez Almazán, Museo Nacional de Ciencias Naturales

Pedro Franco Dávila, primer director del Real Gabinete de Historia Natural
12 de diciembre

A la búsqueda de las “producciones naturales” americanas


19 de diciembre

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246 [233]


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

Jornadas
Primeras jornadas de divulgación de Humanidades e Historia de la Neurología

Neurociencia andina precolombina y en la época del virreinato


Con el patrocinio de la Sociedad Española de Neurología
Dirigen: Dr. Antonio Martín Araguz, Dr. Víctor Fernández-Armayor y Dr. Javier Carod Artal

Introducción general a las culturas de la medicina andina precolombina.


17 de octubre

Medicina y neurología andina precolombina


24 de octubre

Medicina y neurología en la época del descubrimiento


31 de octubre

Aspectos científicos derivados del descubrimiento de América en el área andina


7 de noviembre

Segundas jornadas de estudios en homenaje al Inca Garcilaso

Mestizaje y traducción intercultural en Garcilaso


Coordinador: Fermín del Pino-Díaz, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC

26 de octubre
La retórica al servicio del pensamiento: Los Comentarios Reales
Rocío Oviedo y Pérez de Tudela (Universidad Complutense de Madrid)
La palabra poética y los mitos en los Comentarios Reales
Helena Usandizaga (Universidad Autónoma de Barcelona)
Garcilaso y la Sevilla del Renacimiento
Carmen de Mora (Universidad de Sevilla)
Influencia del legado de Garcilaso en la gran rebelión de Tupac Amaru
María del Carmen Martín Rubio (Universidad Complutense de Madrid)

27 de octubre
Humanismo y racionalidad religiosa en Garcilaso
Fermín del Pino-Díaz (Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC)
El inca Garcilaso y su influencia en la literatura peruana contemporánea
Concepción Reverte Bernal (Universidad de Cádiz)
El inca, traductor de mundos culturales
Amalia Iniesta Cámara (Universidad de Buenos Aires)
La cultura mestiza del inca, y su experiencia hispana
Carmen Bernand (Instituto Universitario de Francia)

A.2.2. Ciclo de conciertos de música americana


Domingos a las 12 h. Salón de actos. Acceso gratuito, aforo limitado

Ciclo de música culta americana

11 y 18 de enero
Cuarteto Degani
Cuarteto de cuerda cuyo programa sirve de homenaje al brasileño Heitor Villalobos (en el 50 aniversario de su falle-
cimiento) y al compositor checo Antonin Dvorák (con una obra de su exilio americano)

25 de enero y 1 de febrero
Cuarteto Diferencias
Cuarteto que combina instrumentos de cuerda y viento para interpretar un amplio y variado repertorio de música
hispanoamericana

[234] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

8 y 15 de febrero
Cuarteto Magerit
Cuarteto de trombón que interpreta un variado repertorio de música contemporánea con un especial hincapié
en la música americana

22 de febrero y 1 de marzo
Sara Van presenta “La maleta sonora”, un espectáculo musical que vincula la música española
e hispanoamericana

Ciclo de folklore popular iberoamericano

17 y 24 de mayo
Ballet Folklórico Mexicano Magia en Movimiento

31 de mayo y 7 de junio
Acobe presenta “Una Khantuta nacida en Madrid”. Un espectáculo de teatro, música y baile de Bolivia

14 y 21 de junio
Grupo Universitario Complutense de Danza Española presenta “España e Hispanoamérica en danza y su
zarzuela”

28 de junio y 5 de julio
Brasil baila y canta su mejor Folklore

Ciclo de jazz

6 y 13 de septiembre
Víctor Aguilar y Quintet Jazz

20 y 27 de septiembre
Quartetoscopio y su Mundijazz

Presentación de disco y concierto

29 de noviembre
Presentación y concierto de Jesús & Guillermo
“La piragua que nos lleva”
Con un acento heredado del folclore colombiano y latinoamericano, Jesús y Guillermo han venido
desarrollando una actividad musical continua plasmando parte de su repertorio musical en un trabajo
discográfico titulado “La piragua que nos lleva”, un viaje desde Colombia por distintos ritmos de
Latinoamérica

Navidad

Domingo 13 de diciembre
Concierto infantil de Navidad
Celebración de un Concierto infantil de Navidad, interpretado por niños de 4 a 15 años, alumnos del
Colegio Público Joaquín Dicenta. El repertorio está compuesto por una selección de villancicos y otras
músicas populares navideñas, interpretadas con violines y piano, y pensado para un público familiar

Domingo, 20 de diciembre
Coro Garoé
El Coro Garoé, de la localidad madrileña de Majadahonda, está integrado por un grupo de una veintena
de amigos aficionados a la música, que ya han ofrecido anteriores recitales en el Museo de América, con
la frecuente colaboración de solistas de diversos géneros musicales, que enriquecen sus interpretaciones,
a la par que apoyan a jóvenes cantantes que buscan una oportunidad para darse a conocer

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246 [235]


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

A.2.3. Ciclo de teatro americano


Ciclo de teatro infantil

8, 15 y 22 de marzo
Impromadrid Teatro presenta “Teatruras”, un espectáculo de improvisación teatral dirigido a niños de 6 a 12 años
que trata de acercarles al teatro de una forma original, atractiva y divertida

29 de marzo, 5 y 19 de abril
Educarte presenta “La flauta mágica”, versión de la ópera de Mozart adaptada a niños a partir de 3 años, donde el
niño se adentra en el mundo de la ópera y en su rico fondo de emociones

12 de abril
La Tartana Teatro presenta “Piratas”, un espectáculo de títeres con barcos fantasmas y galeones hundidos

26 de abril, 3 y 10 de mayo
El callejón de Lola Teatro presenta “El Popol Vuh o El libro sagrado de los indios Quichés”, espectáculo dirigido
a los más pequeños para que de una manera lúdica y divertida tomen conciencia de valores tan universales como el
respeto a otras culturas, la fraternidad entre los hombres y el valor de la amistad y la colaboración en grupo

A.2.4. Noche de los museos


Sábado 16 de mayo
Horario: 21 h. a 1 h.

El cuerpo humano en el Museo de América


Dentro del proyecto Museos como espacio de Diálogo Intercultural (MAP for ID):
Recorrido: El cuerpo humano. Presentación de la propuesta Itinerarios por el Museo de América, a través de visitas
para grupos reducidos, entre 22:00 h y 23:00 h. (Previa inscripción en taquilla)
Cuerpos en movimiento
Bailes prehispánicos en el salón de actos del museo con el grupo de Violeta Camacho. Actuaciones a las 21.30 h. y
22.30 h. (Aforo limitado).
Nuevo Jazz Fussion
Actuación del grupo de jazz Calchetine en el salón de actos a las 24 h. (Aforo limitado)

A.2.5. Día internacional de los museos


Domingo 17 de mayo
Horario: 10 h. a 15 h.

El cuerpo humano en el Museo de América


Dentro del proyecto Museos como espacio de Diálogo Intercultural (MAP for ID):
Cuerpos en movimiento
Ballet Folklórico Mexicano, Magia en movimiento de Violeta Camacho. Danzas aztecas y bailes mestizos de Chiapas,
Jalisco, Veracruz y Yucatán. 12 h. Salón de actos. (Aforo limitado)
Descubriendo alebrijes
El museo se ha llenado de cuerpos extraños. Invitamos a los niños de 6 a 11 años a recorrer las salas en busca de estos
animales fantásticos hasta el 31 de mayo. Solicita en la taquilla tu hoja para participar y anota en ella tus descubri-
mientos. Al finalizar entrégala de nuevo en la taquilla, y en unos días los mejores exploradores recibirán una sorpresa

A.2.6. Los Jueves en el Museo


Apertura de 16 h. a 19 h. Entrada gratuita.

Visitas guiadas a la exposición temporal “Mantos para la Eternidad. Textiles Paracas del antiguo Perú”
Jueves en dos turnos: a las 17 h. y a las 18 h. Previa inscripción en grupos.mamerica@mcu.es

[236] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

Tertulias Americanas en el Museo de América


Jueves a las 19.15 h. Acceso gratuito, aforo limitado
Originalmente denominadas Tertulias Iberoamericanas, comenzaron en la primavera de 2000, en el barrio de Lavapiés.
Desde 2001 hasta 2007 se realizaron en la Casa de América y a partir de 2008 pasaron al Museo de América. Su objetivo
desde el inicio ha sido fomentar la discusión en torno a las más variadas cuestiones relacionadas con el universo ibero-
americano con rigor intelectual sin academicismo, espíritu crítico y talante creativo. Este espacio abierto al intercambio,
plural e interdisciplinar, se celebra quincenalmente en el marco de un humanismo renovado que permite reflexionar
sobre las realidades de América

Coordinadores:
Ernesto Barnach-Calbo, Consejo Español de Estudios Iberoamericanos (CEEIB)
Antolín Sánchez Cuervo, Instituto de Filosofía-CSIC
Ana Belén García López, Licenciada en Historia de América
Guillermo Pérez, Periodista
Ana Pinilla, Master en Cooperación Internacional-IUOG. Especialista en temas socioculturales

Ciclo - La presidencia de Obama: expectativas de una nueva política hacia América latina y protagonismo de
la presencia hispana en Estados Unidos

29 de enero
“Obama y la minoría hispana en EEUU”
Introduce la tertulia Rosa Townsend, Diario Sun Sentinel (Florida) y
Ernesto Barnach-Calbo, Miembro de CEEIB y Coordinador de Tertulias Americanas

12 de febrero
“La Política exterior de Obama: ¿Una relación diferente con América Latina?”
Introduce la tertulia Fernando Harto, americanista y profesor titular de Ciencias Políticas en la Universidad Com-
plutense de Madrid

26 de febrero
“Obama: Intento de explicación de un fenómeno”
Introduce la tertulia Fernando Vallespín, Catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid

12 de marzo
“Las relaciones EEUU-América Latina en el marco de la nueva administración demócrata”
Introduce la tertulia Marcos Roitman, Sociólogo. Profesor en la Universidad Complutense de Madrid

26 de marzo
“Europa y EEUU: por una agenda común con América Latina”
Introduce la tertulia Áurea Moltó, Subdirectora de la revista Política Exterior

2 de abril
“Obama y América Latina: ¿Expectativas desmesuradas?”
Introduce la tertulia Luís Esteban G. Manrique, Periodista colaborador de las revistas “Política Exterior” y “Dinero”

Ciclo - Los nuevos impulsos de integración en América Latina

23 de abril - “La UNASUR: La apuesta de Brasil para la integración suramericana”


Introduce la tertulia Guillermo Pérez Flórez, Periodista y consultor independiente en tema de riesgo político en el
ámbito suramericano. Coordinador de Tertulias

7 de mayo - “La Comunidad Iberoamericana ante los Bicentenarios de la Independencia”


Introduce la tertulia Álvaro Durántez (SEGIB)

21 de mayo - “Perspectivas de integración Iberoamericana a través de la producción y uso de biocarburantes”


(la propuesta de Lula)
Introduce la tertulia Antonio René Iturra. Brasileño. Ingeniero Consultor en Producción y Uso de Biocarburantes

4 de junio - “La integración de América Latina en tiempos de crisis económica globalizada”


Introduce la tertulia José Deniz, UCM

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246 [237]


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

Ciclo- Movimientos sociales reivindicativos en América Latina

22 de octubre - “La Autonomía Zapatista”


Introduce la tertulia Lola Sepúlveda, Coordinadora del Centro de Documentación sobre Zapatismo

5 de noviembre - “Movimiento indígena: Breve análisis del actor social más importante del Ecuador contemporáneo”
Introduce la tertulia Óscar Llerena

19 de noviembre - “Los movimientos sociales brasileños en la ‘era Lula’: decepción, cooptación y conflicto”
Introduce la tertulia Breno Marqués Bringel, Politólogo, Investigador en la Facultad de Ciencias Políticas de la
Universidad Complutense de Madrid

3 de diciembre - “Acerca de la desarticulación de los movimientos sociales contestatarios en Argentina durante


los ’70 y su posible reaparición en el presente”
Introduce la tertulia Pamela Colombo, Instituto de Filosofía, Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC)

17 de diciembre - “Las estrategias de reivindicación de los pueblos indígenas en la educación boliviana. La incor-
poración de interculturalidad en la institucionalidad del estado boliviano (1990-2005)”
Introduce la tertulia César Alberto Córdova Ortiz, Licenciado en Comunicación Social. Especialista en políticas
aplicadas a pueblos indígenas

A.2.7. La Noche en Blanco


Sábado 12 de septiembre
De 21 h. a 1 h.
Teatro del grupo venezolano Crónicas Desquiciadas
“Crónicas Desquiciadas”, presentada por Barranco Teatro, es una amena y bien actuada crónica de las inhibiciones
del siglo XXI. Estos monólogos vibrantes e inteligentes de Indira Páez acerca del amor, el compromiso, el sexo y la
felicidad, cobran vida a través del rítmico y articulado ensamble latinoamericano de un elenco de lujo.
De 22.15 h. a 23.30 h.

Noche de Tango en el Museo de América


Malandracas, surtido de tangos
Espectacúlo de música y danza porteña, con el bandoneón de Efraín Scheinfeld y la voz Marcelo Morteo, acompaña-
dos de piano por Miguel Angel Anchipi y al contrabajo por Salvador Soteldo
A las 24 h.

A.2.8. Actividades realizadas en colaboración con otras instituciones


Curso de Diversidad museal en Iberoamérica
Del 10 de noviembre al 4 de diciembre de 2009
Curso organizado por la Dirección General de Bellas Artes de Bienes Culturales; Subdirección General de los Museos
Estatales y la Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural, a través del programa de Ayudas para la
Cooperación Cultural con Iberoamérica
Dirigido por Félix Jiménez, y co-dirigido por María Bolaños y Alan Trampe
Clases teóricas sobre políticas culturales de museos en Iberoamérica; historia de los museos en Iberoamérica; la función
social de los museos; museos como agentes de cambio social y desarrollo; uso creativo y apropiación crítica del patrimonio
museológico; acción educativa en museos; arquitectura y diversidad museal; gestión de museos y proyectos culturales;
políticas de inversión y fomento para museos; sistemas y redes de museos; investigación de público; plan museológico.
Dirigido a personal directivo y técnico superior relacionados con museos y patrimonio provenientes de Iberoamérica

Curso de Introducción a las fuentes del arte virreinal


Del 5 de octubre al 13 de noviembre de 2009
Organizado por la Dirección General de Bellas Artes de Bienes Culturales; Subdirección General de los Museos
Estatales y la Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural, a través del programa de Ayudas para la
Cooperación Cultural con Iberoamérica

[238] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

Dirigido por Concepción García Sáiz.


Análisis de los repertorios iconográficos y los estilos artísticos españoles y europeos que inciden directamente en la
formación del Arte Colonial. Metodología de catalogación, a partir del estudio de los modelos originarios y la reinter-
pretación y recreación artística de las diferentes escuelas americanas.
Dirigido a conservadores de museos, restauradores y profesionales del Patrimonio dedicados a la realización del
inventario de bienes muebles

Curso de Arte virreinal (sección pintura)


Del 10 al 27 de noviembre de 2009
Organizado por la Dirección General de Bellas Artes de Bienes Culturales; Subdirección General de los Museos
Estatales y la Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural, a través del programa de Ayudas para la
Cooperación Cultural con Iberoamérica
Dirigido por Concepción García Sáiz
Análisis de la pintura virreinal a partir de sus contextos locales, iberoamericanos e hispanos. El programa está directa-
mente vinculado con el Curso Introducción a las Fuentes del Arte Virreinal, en el que se desarrolló un estudio general
de todas las disciplinas artísticas
Dirigido a conservadores de museos, restauradores y profesionales del Patrimonio con experiencia en la realización
de inventarios y catálogos de bienes muebles

Montaje de Altar de Muertos


Del 1 al 22 de noviembre
En colaboración con la Colonia Mexicana de Madrid, el Instituto de México en España, El Consejo de Promoción
Turistica de México y la representación del Estado de Zacatecas en España
Con motivo de la festividad de los difuntos, se monta un Altar de Muertos, dedicado este año a los humanistas
Alfonso Reyes Ochoa y José Vasconcelos en el 50 aniversario de su fallecimiento. En la inauguración se cuenta con
Nidia Soto y su ballet folklórico mexicano Nahui Ollin y el mariachi Charros de Jalisco

A.3. Actividades didácticas sobre América

A.3.1. Visitas guiadas para grupos


A lo largo de todo el año. Atendidas por el grupo de Guías Voluntarios, integrados en el programa “Voluntarios Cul-
turales mayores de Museos de España” de la Confederación Española de Aulas de Tercera Edad

IX Semana de la Ciencia
Coleccionar, Investigar, Clasificar

Del 10 al 22 de noviembre (excepto el lunes 16, día de cierre del museo), de 12 h. a 13 h.


Visita guiada al Real Gabinete de Historia Natural del Museo para conocer las fuentes que han permitido for-
mar las colecciones arqueológicas y etnográficas del gabinete, con especial atención a las expediciones científicas
españolas

A.3.2. Actividades para niños

A.3.2.1. Taller infantil “Aventura por América”


Los viajes de la patata
Octubre 2008 - junio 2009
Para niños de 4 a 10 años de edad
Grupos escolares de martes a viernes (de 10 h. a 12 h.)
Grupos abiertos los sábados (de 11 h. a 13 h.)
Imprescindible reserva previa

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246 [239]


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

A.3.2.2. Taller infantil “Aventura por América”


Viajando a través de los tejidos y los vestidos, su diseño y colorido
Octubre 2009 - junio 2010
Para niños de 4 a 10 años de edad
Grupos escolares de martes a viernes (de 10 h. a 12 h.)
Grupos abiertos los sábados (de 11 h a 13 h.). Imprescindible reserva previa.
A través del taller y la visita a las colecciones, los pequeños conocen todos los aspectos relacionados con los tejidos y los ves-
tidos de las culturas amerindias; su diseño y rico colorido. El museo cuenta con una importante colección de textiles, vestidos
e indumentaria en general, además de la exposición temporal que muestra los ajuares funerarios de la cultura de Paracas.
El taller Viajando a través de los tejidos y los vestidos, su diseño y colorido se mantiene durante las Navidades para niños que
vengan por su cuenta: días 19, 22, 23, 29 y 30 de diciembre de 2009, y 2 y 9 de enero de 2010

A.3.2.3. Visitas guiadas


De martes a viernes, con reserva previa (servicio gratuito)
Dirigidas por guías voluntarios, adaptadas para grupos a partir de 11 años

A.3.2.4. Talleres para familias


Domingos del 22 de febrero a 19 de abril, de 12 h. a 14 h.
Cuaderno de Bitácora del 2.º viaje a las Indias
Con motivo de la exposición “El Caribe Precolombino. Fray Ramón Pané y el universo taíno”, la Subdirección General
de Promoción de las Bellas Artes en colaboración con el Museo de América ofrecen este taller para padres e hijos. Esta
actividad incluye la visita guiada a la exposición para descubrir los objetos del mundo taíno que cita el monje jerónimo
en su relación a Colón y buscar formas, iconografía e interpretaciones, así como las aportaciones entre ambos mundos:
europeo y americano y la elaboración de un cuaderno de Bitácora

A.3.2.5. Descubriendo alebrijes


17 de mayo de 10 h. a 15 h.
Dentro del día de los museos contamos con la actividad infantil Descubriendo alebrijes
Los alebrijes, creados por la fantasía del artesano mexicano Pedro Linares López en 1936, llegan de los talleres mexicanos
de Susana Bullo y de los españoles de María Victoria Escribano para proponernos una visita distinta, que necesita de la
participación de todos
Estas pícaras figuras de cartonería con alas, cuernos, colas, colmillos y múltiples formas irreales han encontrado en las
salas del museo su lugar preferido
Invitamos a los niños de 6 a 11 años a recorrer las salas en busca de estos animales fantásticos hasta el 31 de mayo, ano-
tando sus descubrimientos en una hoja que debían entregar en la taquilla del museo
El 4 de octubre: entrega del premio del concurso de los alebrijes y fiesta infantil

A. 3. 3. Escuela de verano
Se realiza en cada año en la primera y segunda quincenas del mes de julio

Julio 2009
Descubriendo Estados Unidos de este a oeste
A lo largo de 10 días de 8.30 h. a 14.30 h.
El objetivo es motivar el interés de los niños por las culturas americanas, e impulsar disciplinas de trabajo en grupo tanto
en actividades lúdicas como productivas
A los niños se le implica en un marco de responsabilidades que deben asumir, relacionadas con la producción y comer-
cialización de productos relacionados con el ecosistema que se les adjudica, a la vez que deben implicarse en la dinámica
social que le permita compartir fiestas, comidas, teatros, prensa y otras actividades propias de un grupo social en una
situación de complejidad cultural
Las actividades de todos los días se inician con una visita al museo para estudiar uno de los aspectos históricos y sociales
que se trabajará en la escuela

Dos turnos: del 1 al 15 y del 16 al 30 de julio. Para niños de 6 a 11 años


Plazas limitadas

[240] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

A.4. Exposiciones temporales

A.4.1. Exposiciones temporales realizadas en el museo


El Caribe precolombino. Fray Ramón Pané y el universo Taíno
Del 19 de febrero al 28 de junio de 2009
Esta exposición nos acerca al universo taíno a partir de la figura de Fray Ramón Pané, monje jerónimo y primer etnó-
grafo, antropólogo y alfabetizador del Nuevo Mundo.
La muestra reúne algunas de las piezas más relevantes del arte taíno, procedentes de la colección del British Museum
de Londres, acompañadas de piezas del Museo Barbier - Mueller de Barcelona y piezas propias de la colección del
Museo de América

Mantos para la eternidad. Textiles Paracas del Antiguo Perú


Del 24 de septiembre de 2009 al 14 de febrero de 2010
Muestra que exhibe una espléndida colección de 82 piezas que constituyen parte de los ajuares de los fardos funera-
rios de la milenaria cultura Paracas, que se desarrolló en la costa sur, procedente de los fondos del Museo Nacional
de Arqueología, Antropología e Historia del Perú y del Museo Regional de Ica.
Apertura especial los sábados del 10 al 31 de octubre, de 21 h. a 24 h.
Visitas guiadas: domingos a las 12 h. y 13 h. y jueves a las 17 h. y 18 h.

7 Pintores del Caribe Colombino


Del 21 de octubre de 2009 al 20 de diciembre de 2009
La exposición “7 Pintores del Caribe Colombiano” es una colectiva de obras firmadas por los artistas: Carla Celia,
Roberto Angulo, Bibiana Vélez, Rosario Herins, Gonzalo Fuenmayor, Jorge Serrano Sanmiguel y Mario Rebolledo, que nos
acercan a la plástica colombiana más reciente. La iniciativa figura dentro de la programación cultural que con el patrocinio
de la Embajada de Colombia en España, el Ministerio de Relaciones Exteriores colombiano y la Corporación Luis Eduardo
Nieto, “Trae el Caribe a Madrid”. En un evento cultural que también ha ofrecido otras expresiones artísticas dentro del
ámbito de la música, la literatura y la cinematografía, de aquel país

Exposición de Artes Plásticas. Premio Joven 2009


Del 27 de noviembre de 2009 al 10 de enero de 2010
En colaboración con la Fundación General Universidad Complutense de Madrid, el Museo de América exhibe de nuevo
en sus salas de exposiciones temporales, la colectiva de artes plásticas: Premio Joven 2009, que en su XII edición, reúne
una amplia muestra de 36 obras seleccionadas sobre la totalidad de las presentadas al certamen. Las piezas están
firmadas tanto por jóvenes artistas nacionales como extranjeros residentes en España

A.4.2. Préstamo de obras para exposiciones temporales


Tarsila do Amaral
Sede: Fundación Juan March, Madrid
Febrero - mayo 2009

Orientando la mirada. Arte asiático en las colecciones públicas madrileñas


Sede: Centro Cultural Conde Duque, Madrid
Febrero - mayo 2009

Baroque 1600-1800: Style in the Age of Magnificence


Sede: Victoria & Albert Museum, Londres
Abril - julio 2009

Los museos como espacio de diálogo intercultural


Sede: Biblioteca Central de la Universidad Complutense, Madrid
Abril - junio 2009

Luis Meléndez: Master of the Spanish still life


Sedes: National Gallery of Art, Washington D.C. - Los Angeles County Museum of Art, Los Angeles
Mayo - agosto 2009; septiembre 2009 - enero 2010

Moctezuma, gobernante azteca


Sede: The British Museum, Londres
Septiembre 2009 - enero 2010

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246 [241]


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

España sagrada: Arte y creencia en el mundo hispano


Sede: Indianapolis Museum of Art, Indianapolis
Septiembre 2009 - enero 2010

Plus Ultra. Oltre il Barocco: Segni d’identitá nell’arte latinoamericana


Sede: Museo di Santa Giulia, Brescia
Diciembre 2009 - abril 2010

Tesoros de las culturas del mundo


Sede: Centro de exposiciones Arte Canal, Madrid
Diciembre 2009 - mayo 2010

Navidad en Palacio. Belenes hispanoamericanos


Sede: Palacio Real, Madrid
Diciembre 2009 - enero 2010

A.5. Publicaciones

A.5.1. Guías del Museo de América


Museo de América. Ediciones ALDEASA. 2005
Museo de América: Guía abreviada. Ministerio de Cultura. 2005

A.5.2. Revista Anales del Museo de América


Anales del Museo de América. Edita: Secretaría General Técnica. Ministerio de Cultura. n.º 16, 2008

A.5.3. Catálogos de exposiciones temporales


Catálogo Premio Joven Artes Plásticas 2009 (2009). Fundación General Universidad Complutense de
Madrid, Madrid.
VV.AA. (2009): Mantos para la eternidad. Textiles Paracas del Antiguo Perú. Ministerio de Cultura, Madrid.
Oliver, J. R. (ed.) (2008): El Caribe Precolombino. Fray Ramón Pané y el universo taíno. Ministerio de Cultura, Barcelona.
Jiménez Díaz, M.ª J. (2009): Tradición de tradiciones. Tejidos prehispánicos y virreinales de los Andes. La colección
del Museo de América. Ministerio de Cultura, Madrid

A.5.4. Edición de folletos informativos


De cada una de las actividades reseñadas anteriormente, se editan periódicamente folletos informativos con fines de
información y difusión

A.6. Otras actividades

A.6.1. Presentación de libros y revistas


Presentación del libro El Gabinete perdido,
de Javier Sánchez Almazán y Miguel Villena. Madrid, CSIC, 2009
2 de abril de 2009
El libro investiga exhaustivamente la figura de Pedro Franco Dávila, creador de uno de los Gabinetes de Historia
Natural más completos de su época
El trabajo de investigación recoge la información obtenida en múltiples fuentes documentales, examinadas en el
Archivo del Museo, el Archivo Histórico Nacional, la Academia de la Historia, la Academia de Bellas Artes, la Funda-
ción Campomanes y el Archivo de Palacio, entre otros centros

[242] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

Participantes en el acto:
Concepción García Sáiz Directora del Museo de América, anfitriona del acto;
Encarna Hidalgo, Conservadora del Museo de América, moderadora;
Leoncio López-Ocón, director del Instituto de Historia;
Santiago Aragón Albillos, profesor de Biología en la Universidad de París VI
Javier Sánchez Almazán, conservador de la Colección de Invertebrados del MNCN (y uno de los autores del libro)

Presentación del libro La Marina Ilustrada. Sueño y ambición de la España del XVIII,
de David Casado Rabanal. Ediciones Antífona y el Ministerio de Defensa
4 de Junio de 2009
La Marina Ilustrada aborda la historia del siglo XVIII europeo, tomando como objeto de estudio la flota militar espa-
ñola. A lo largo de sus páginas conoceremos la situación política, económica y social que vivía la España de Felipe V,
Carlos III o Carlos IV, la realidad de las colonias americanas y el esfuerzo que los gobernantes españoles emplearon
en su empeño por mantener su prestigio en Europa
Participantes en el acto:
Concepción García Saíz, Directora del Museo de América
Jaime Gómez Martín, Escritor
Ignacio Pajón Leyra, Editor
Antonio Magariños Compaired (co-editor), Ministerio de Defensa
David Casado Rabanal, Autor

A.6.2. Congresos, conferencias y otros eventos


Curso de formación de voluntarios culturales
Del 16 al 20 de febrero

Conferencia y mesa redonda


“Últimos trabajos de investigación en la Ciudad de San Miguel de Piura”
Universidad Politécnica de Madrid y Fundación Diálogos
16 de abril
Debate de los candidatos a la Asamblea Nacional de Ecuador 2009
Con la colaboración de la Embajada de Ecuador en España
18 de abril

Curso de primeros auxilios, organizado por el Ministerio de Cultura


21, 22 y 23 de abril

Reunión de la Junta Directiva de ADAMA


27 y 28 de abril

Presentación a los medios de comunicación de las crías de halcón nacidas este año en la torre del Museo
de América
8 de mayo

Inauguración de los Alebrijes en las salas del Museo


15 de mayo

Asamblea General Ordinaria de ADAMA


22 de mayo

Asamblea General Extraordinaria de ADAMA


26 de mayo

Reunión de Guías Voluntarios Culturales


27 de mayo

Presentación del videojuego “Indiana Jones y el cetro de los reyes”


17 de junio

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246 [243]


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

Reunión de FEAM
18 de junio

Reunión de FEAM
26 de junio

Jornada de bienvenida a los becarios iberoamericanos de la Fundación Carolina


6 de julio

Conmemoración del Bicentenario del Primer Grito de la Independencia del Ecuador,


en colaboración con la Embajada del Ecuador en España.
10 de agosto

Jornada de acogida a becarios iberoamericanos de la Fundación Carolina


21 de septiembre

Reunión de la Junta Directiva de ADAMA


22 de septiembre

Asamblea de la FEAM.
23 de septiembre

Reunión de los coordinadores voluntarios culturales


28 de septiembre

Jornadas de acogida a los becarios iberoamericanos de la Fundación Carolina


29 y 30 de septiembre

Reunión de los responsables del Laboratorio Permanente de Público de Museos para dictar instrucciones
sobre la interpretación de datos de los estudios de público realizados desde abril de 2008
30 de septiembre

Fiesta infantil de los Alebrijes


4 de octubre

Con motivo de la fiesta de la Hispanidad, se retransmite, desde el Museo de América el programa de RNE,
“Hoy no es un día cualquiera” de Pepa Fernández
12 de octubre

Jornada de acogida a becarios iberoamericanos de la Fundación Carolina


13 de octubre

Curso de formación de voluntarios culturales


Del 20 al 23 de octubre
Conferencia del Instituto de Turismo de México
29 de octubre

Inauguración del Altar de Muertos y celebración de la fiesta de México


1 de noviembre

Proyección de una película de turismo sobre México


8 de noviembre

Conferencia sobre turismo de México


15 de noviembre

Presentación de la Declaración del Consejo Internacional de Museos (ICOM) y la Federación Internacional


de Amigos de los Museos (FEAM) en pro de un Turismo Cultural Sostenible
18 de noviembre

[244] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

Gala del XX Aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, con la presentación del informe de
UNICEF sobre el Estado Mundial de la Infancia
20 de noviembre

Entrega del “Premio Joven de Artes Plásticas 2009”,otorgado por la Fundación General de la Universidad
Complutense de Madrid, e inauguración de la muestra colectiva de artes plásticas, que en su XII edición
reúne las 33 obras seleccionadas de otros tantos artistas.
26 de noviembre

Encuentro Internacional de los Restauradores sin Fronteras


27 de noviembre

Entrega de certificados de los beneficiarios de las ayudas de Cooperación Cultural con Iberoamérica
4 de diciembre

Fundación Codespa. Foro Cadenas de Valor, para crear vínculos comerciales para la reducción de la pobreza
14 y 15 de diciembre

Conferencia sobre la exposición Mantos para la eternidad organizada por ADAMA


17 de diciembre

A.6.3. Proyectos internacionales


El Museo de América es uno de los museos europeos que ha participado en la puesta en marcha del Proyecto Grun-
dtvig MAP for ID (Museums as places of Intercultural Dialogue) “Los museos como espacio de diálogo intercultu-
ral”, que forma parte del programa “Lifelong Learning Programme” de la Unión Europea.
El proyecto ha trabajado desde el año 2008 con el objetivo de valorar el potencial teórico y práctico de los museos
como espacios de respeto, conocimiento y diálogo entre culturas, colaborando en la redacción de un manual de
buenas prácticas en los museos
El Museo de América ha asumido la responsabilidad de poner en marcha y coordinar seis proyectos piloto en cola-
boración con otras instituciones españolas:

Otras lecturas: entre bibliotecas y museos


Situando una pieza de un museo dentro de una vitrina en uno de los espacios de la biblioteca para que sea descu-
bierta por sus usuarios, se trabaja con el objetivo de que museos y bibliotecas reflexionen sobre las posibles estrate-
gias de creación de ofertas que faciliten el encuentro y el diálogo
Sedes: Biblioteca Nacional (Madrid), Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la UCM (Madrid), Biblioteca de
Andalucía (Granada), Biblioteca Municipal de Zaragoza

Diálogos, entre naturaleza y cultura


Proyecto conjunto del Museo Nacional de Antropología y el Museo Nacional de Ciencias Naturales, en colaboración
con la Asociación de Profesionales Filipinos. Concebido como un diálogo en torno a piezas procedentes de Filipinas y
pertenecientes a las colecciones de ambos museos, con el objetivo de buscar un intercambio de puntos de vista entre
profesionales de ambos museos e inmigrantes de Filipinas acerca del uso simbólico de los objetos y su interpretación,
así como sus contextos históricos y naturales

Pensando a Fray Ramón Pané. Retrato de una subjetividad moderna. Ejercicios de diálogo interculutural
En paralelo a la exposición “El Caribe Precolombino. Fray Ramón Pané y el universo taíno” se realizaron tres talle-
res en las tres sedes de la exposición, con la idea de trabajar a partir de la figura de Fray Ramón Pané, monje jerónimo
que acompañó a Colón en su segundo viaje a América, analizando las implicaciones interculturales de su encuentro
con la cultura taína reflejadas en el texto “Relación sobre las antigüedades de los indios”.
Sedes: Museo Barbier-Mueller (Barcelona), Fundación CaixaGalicia (Santiago), Museo de América

Diálogos de la merienda
Proyecto realizado en colaboración con las Asociaciones de Padres de Alumnos de colegios con una mayoría de alum-
nos de procedencia extranjera, implicando a los padres que visitaron el museo para proponer actividades relacionadas
con las piezas o los temas que les parecen más adecuados para que sus hijos los trabajen en sus centros educativos,
con la intención de favorecer el diálogo intercultural en el aula

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246 [245]


MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MUSEO DE AMÉRICA EN 2010

Conociendo sus culturas, conociendo nuestras culturas


El Museo de Arte Precolombino Felipe Orlando (Benalmádena), ubicado en una zona eminentemente turística, y con
población de diversos orígenes, desarrolla un proyecto que trata de relacionar la población autóctona con residentes
extranjeros emigrantes, turistas o jubilados a través de actividades relacionadas con tres importantes fiestas tradicio-
nales de Benalmádena: la festividad del Día de los difuntos, la Navidad y la Semana Santa

Itinerarios por el Museo de América


El museo invita a videntes e invidentes a realizar un itinerario temático conociendo piezas de la colección permanente
relacionadas con el cuerpo humano e intercambiando impresiones acerca de sus percepciones. Se busca fomentar la
mirada atenta y establecer un diálogo entre dos formas diferentes de “mirar” las piezas del museo

El Museo de América ha tenido además la responsabilidad de organizar y coordinar la “Conferencia final del pro-
yecto Grundtvig Mapforid”, celebrada en el museo del 13 al 17 de octubre de 2009, con el objetivo de compartir
el conocimiento a través de los dos años de proyecto con el resto de países europeos participantes, presentar todos
los proyectos realizados, comparar experiencias e intercambiar ideas, haciendo de la clausura del proyecto un lugar
de encuentro y punto de partida para futuras colaboraciones a nivel europeo

B. Acciones dirigidas a Iberoamérica

B. 1. Estancias
Tres estancias ofrecidas por el Ministerio de Cultura, a través del programa de Ayudas para la Cooperación Cultural con
Iberoamérica, con una duración de dos meses (5 de octubre - 4 de diciembre 2009)

Estancia 4-E: Actualización de directorios culturales: Euclides Álvarez Rodríguez (Cuba) y Eduardo Ramón
Barreto (Paraguay)

Estancia 5-E: Documentación de exposiciones temporales: Mario Rodríguez Larrota (Colombia)

B. 2. Becas
Una Beca dirigida a profesionales de instituciones culturales de Iberoamérica con una duración de nueve meses, den-
tro del VII Programa de Becas Endesa de Patrimonio Cultural con Iberoamérica, organizado por la Fundación
Duques de Soria y el Ministerio de Cultura

Difusión y Acción Cultural: Perla Labarthe Álvarez (octubre 2008 - julio 2009)

C. Acciones formativas para España y otros países de la UE

C.1. Becas del Ministerio de Cultura


Dos Becas ofrecidas a través del Ministerio de Cultura con una duración de nueve meses

Abril - diciembre 2009

Beca de Formación Museológica: Sara Sánchez del Olmo


Beca de Gestión Cultural: Paula Acuña Quiroga

C.2. Prácticas formativas


Una práctica formativa por convenio firmado entre el Ministerio de Cultura y la Universidad de los Estudios de Padua
(Italia), con una duración de un mes

14 de julio - 16 de agosto de 2009

Difusión y Acción Cultural: Giulia Boschetto

[246] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 225-246


Normas
para la presentación
de los trabajos
NORMAS PARA LA PRESENTACIÓN DE LOS TRABAJOS0

Anales del Museo de América es una publicación del Museo de América de Madrid, editada por la Secretaría
General Técnica del Ministerio de Cultura. Tiene por objeto la publicación de investigaciones relacionadas con el
americanismo, el patrimonio cultural americano y las Indias.

1. Los trabajos deberán ser inéditos

El Consejo de Redacción se reserva la posibilidad de admitir trabajos publicados que, por su especial relevancia, sea
de interés darlos a conocer en los Anales del Museo de América.

2. En la confección de originales se tendrá en cuenta lo siguiente:

2.1. Los originales deberán ir precedidos de una hoja en la que figure el título del trabajo, el nombre del
autor (o autores), el nombre de la institución a la que están vinculados, la dirección postal, el teléfono,
el fax y el correo electrónico.

2.2. Resumen y palabras clave. El texto irá encabezado con un resumen de unas 6 a 8 líneas, y un máximo
de 6 palabras clave (ambos en español e inglés).

2.3. Formato de página. Texto mecanografiado a 1’5 espacios, con letra de cuerpo 12 y en tamaño DIN 4.
El texto se presentará sin maquetar.

2.4. Divisiones del texto. Se recomienda que los artículos se dividan en apartados y subapartados, en el
caso de ser necesario.

2.5. Citas bibliográficas. Se incluirán en el propio texto. Ejemplos:


...según ha establecido Lechman (1973:43)
...atendiendo otras propuestas (Kroeber, 1994:14-17)

La bibliografía se redactará al final del trabajo por orden alfabético. Ejemplos:


KROEBER, A. L. (1944): Peruvian Archeology in 1942. Viking Fund Publications.
In Anthropology n.º 4. Johnson Reprint Co. Nueva York.
LECHTMAN, H. (1973): «A tumbaga object from the High Andes of Venezuela».
American Antiquity, 38 (4): 473-482.
LISTA (1881): «Lista de objetos que comprende la Exposición Americanista».
Congreso Internacional de Americanistas. Madrid.
SNARSKIS, M. J. (1985): «Simbolism of gold in Costa Rica and its archeological
Perspective», En J. JONES (ed.), The Ert of Precolombian Gold. The Jan Milchell
Collection: (23-33). Weidenfeld & Nicolson. Londres.

Las fuentes manuscritas e impresas deberán constar en cursiva y con la signatura completa (archivo,
legajo, expediente, etc.).

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 247-250 [249]


NORMAS PARA LA PRESENTACIÓN DE LOS TRABAJOS

2.6. Notas a pie de página. En el caso de ser necesarias se entregaran reunidas al final del manuscrito,
numeradas en el mismo orden en que aparecen en el texto.

2.7. Ilustraciones. Para ser reproducidas en fotomecánica deberán presentar una buena calidad de
reproducción y presentarse en soporte informático. Toda la documentación gráfica (fotografías, cuadros,
tablas estadísticas, mapas…) se debe numerar correlativamente para su identificación, y se habrá de
aludir a ella explícitamente en el texto (ejemplo, figura 1). Asimismo, deberá ir acompañada de su
correspondiente leyenda, fuente y/o fotógrafo al final del trabajo.

2.8. Entrega de originales. Para facilitar la publicación se entregarán dos ejemplares mecanografiados junto
con un CD-rom con la versión digital del artículo, preferentemente en procesador de textos Microsoft
Word, en el que se incluirán también los cuadros y el material gráfico.

2.9. Fecha de recepción. Aunque se aceptarán originales a lo largo de todo el año, el número del año en
curso se cierra en mayo, por lo que para su publicación en el mismo es conveniente entregarlos antes
de abril.

2.10. Derechos de autor. Una vez que el artículo es aceptado por la Revista, los autores ceden los derechos
para publicar y distribuir el texto tanto en formato impreso como electrónico, así como para archivarlo y
hacerlo accesible en línea. Los textos publicados son propiedad intelectual de sus autores y de la revista,
y pueden ser utilizados por ambos, citando siempre la publicación original. Los textos podrán utilizarse
libremente para uso educativo, siempre que se cite el autor y la publicación. Los lectores podrán distribuir
el artículo en formato electrónico con fines no comerciales, citando la fuente original. No se permite la
reproducción o copia del archivo y su posterior publicación en otro sitio web, a menos que se disponga
de la autorización expresa de sus autores y de la revista.

2.11. Aceptación de originales. El Consejo de Redacción revisará los originales presentados, aprobará o no
su publicación y podrá sugerir al autor (o autores) las modificaciones que crea oportunas tanto formales
como de contenido. Asimismo, cuando lo estime conveniente, podrá recurrir al arbitraje de personas de
reconocido prestigio ajenas al Consejo de Redacción.

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