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Carlos Revilla
Generación de Potencia
QUEMADORES:
Introducción:
Sobre todo las primeras dos condiciones van a depender de unos equipos auxiliares de
calderas llamados quemadores.
Tipos de quemadores:
2.- El aceite combustible debe atomizarse por el quemador de modo que la vaporización
pueda tener lugar en la cámara de combustión.
2.- Usando vapor o aire comprimido para romper el combustible en gotitas o droplets.
Una atomización buena se produce cuando el combustible a una presión de 75 a 200 psi
(5,25 a 14 Kg/cm^2), se descarga a través de un pequeño orificio, a menudo ayudado por
una pastilla disco estriada o con canales o isletas. El disco da al combustible un
movimiento rotativo antes de que pase a través de un orificio taladrado en una placa-
orificio, o pastilla tobera, donde tiene lugar la atomización. Para un orificio determinado
(de décimas de milímetro) la atomización depende de la presión y como la presión y el
caudal están relacionados, la mejor atomización tiene lugar para un rango limitado de
capacidades del quemador.
Para poder adecuar la carga de la caldera con la demanda de vapor cuando ésta
aumenta, deben instalarse un número de quemadores y conectarse y desconectarse para
ello, o bien pueden usarse diferentes pasos-orificio. Todas las placas pastillas o toberas
de orificio deben canalizarse al mismo diámetro o tamaño en un sistema dado, nunca
calentar con diámetros de orificio distintos y mezclados.
· En el primer nivel: a unos 40ºC, según tipo del fuel-oil, para que sea bombeable.
· En el segundo nivel: a unos 120ºC, según el tipo de fuel-oil, para que alcance la
viscosidad deseada, se requieren para su pulverización.
2.- El combustible entra al circuito cerrado con el mismo caudal con el que se quema,
simplificando así el sistema de medida y control de combustión.
3.- La bomba puede utilizarse para suministrar presión a los quemadores existentes.
Preferiblemente, se inyecta vapor saturado a una presión de [5,2 y 10,5 bar] 8 a 12 bar,
que se deriva del generador, reduciéndole y regulándole a la presión requerida antes de
inyectarlo al quemador.
El consumo de vapor de atomización ronda del 1 al 5 por ciento del vapor producido, con
una media del 2 por ciento aproximadamente.
Cuando el vapor se genera en la caldera a una presión inferior a 7 bar, se emplea aire
comprimido como fluido auxiliar de pulverización asistida. Se usa a 10 psi (0,7 bar) para
combustible ligero, y a 20 psi (1,4 bar) para combustible pesado. El aire se usa menos
como medio de atomización porque su costo operativo puede ser elevado.
Siempre que sea posible, es preferible la utilización del vapor como fluido auxiliar, por las
siguientes ventajas:
1.- Mezcla interna o premezcla del combustible y vapor o aire. La mezcla se realiza en el
interior del cuerpo o la cabeza del quemador, antes de ser proyectada a presión adentro
del horno (hogar).
2.- Mezcla externa, cuando todo el combustible emergente del quemador se cruza y es
captado por el chorro de vapor o aire.
El elemento rotativo suele ser una copa, que gira a gran velocidad (normalmente unas
3500 RPM), accionada por un motor eléctrico, que distribuye el combustible y lo lanza
perimetralmente hacia delante en forma de tronco de cono.
El aire comburente, que llega paralelamente al eje del quemador, se pone parcialmente en
rotación por la acción de la roseta. Esta última, no ocupa toda la sección del conducto de
aire; el espacio anular permite conservar una parte de la vena de aire en movimiento
axial.
Quemadores atmosféricos:
En ellos el gas induce el aire atmosférico en el tubo de mezcla, en cuyo extremo se forma
la llama.
Cuando en un quemador atmosférico de inyector fijo se hace variar la presión del gas,
varía el caudal de éste, pero el caudal de aire aspirado no varía proporcionalmente, de
modo que el valor de la amplitud de la llama aumenta con la presión en régimen laminar,
pero decrece en régimen turbulento.
Aunque el carbón contiene materias volátiles que en mezcla con el aire dan lugar a
llamas, la mayor parte de su materia combustible es sólida, y a ella tiene que llegar el
oxígeno para que tenga lugar la reacción de combustión. Esta etapa de difusión es la más
lenta, por lo que debe activarse aumentando el contacto sólido-aire, lo que implica
reducir el tamaño del carbón.
El carbón debe secarse, pulverizarse a tamaño que depende de a clase de carbón (así la
hulla se pulveriza de modo que el 80% sea inferior a 0,1 mm; el lignito, el 60% es inferior
a 0,1 mm), y se transporta neumáticamente al quemador, de modo que el aporte de aire
suele representar del 20 al 40% del aire de combustión según sea el contenido de
humedad y cenizas.
El quemador es similar al usado para combustibles líquidos; pero debido a que el tiempo
de combustión es más largo, se dan velocidades de salidas más bajas, que llegan incluso
de 5 a 10 m/s.
Debe tenerse especial cuidado con las temperaturas: en la entrada para asegurar la
estabilidad, no se puede bajar de los 55 °C, y no se pueden sobrepasar la temperatura de
coquización, que es de 70°C si el contenido en volátiles es mayor que el 25%, por ejemplo.
Pero también en la cámara de combustión pueden aparecer problemas en la formación de
las cenizas (Óxidos de silicio, aluminio, calcio, etc).
2.- Cámara de combustión tipo ciclón:
3.- Parrillas:
En todos los casos el aire de combustión debe atravesar la parrilla, por lo que se consigue
un equilibrio entre el transporte de calor desde la zona de reacción de la parrilla y de la
entrega de calor de esta al aire de combustión. La potencia específica conseguida (por
unidad de superficie de parrilla) es del orden 1 a 1,7 MW/m2, lo que corresponde a un
consumo de 100 a 200 Kg/h.m2 de carbón.
- Fin de la Guía 2 -