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y la Economía
Màxim Borrell Vidal
P06/71003/01263
© FUOC • P06/71003/01263 Las Matemáticas y la Economía
Índice
– crear el lenguaje y los instrumentos que ayuden a expresar las observacio- ... es de origen griego, quiere
decir literalmente ‘lo que hay
nes, a medirlas y a transmitirlas; debajo’, es decir, lo que, estan-
do escondido, se pone de
manifiesto mediante el enun-
– clasificar los fenómenos observados, es decir, agrupar de acuerdo con algún ciado verbal que constituye la
hipótesis.
criterio (más o menos acertado) las observaciones que, aunque diferentes
entre sí, tengan un vínculo basado en alguna cosa que creemos relevante;
Alguna rama, como por ejemplo los recursos humanos, es poco susceptible de
modelización matemática, pero esto no quiere decir que no se modelice tam-
bién algún día (aparte de que hay una formulación matemática muy compleja
en lo que se denomina planificación de recursos humanos).
Así, el título de este módulo debe entenderse para aquellas ramas de la ciencia
y de la práctica económicas que utilizan abundantemente (o bastante abun-
dantemente) las matemáticas.
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Durante mucho tiempo (y, anque ya esporádicamente, hasta hoy) los econo-
mistas estuvieron divididos: unos creían con fervor que la Economía era una
ciencia que rechazaba los números ya que, se decía, “era una ciencia histórica
y del espíritu”; otros replicaban que hablar de ciencia y realidad económicas
hacía necesario el uso de cantidades y, por lo tanto, de medidas y de concre-
ción de los errores que se puedan cometer.
estudios de mercado; otras lo hacen más débilmente, como pasa por ejemplo
cuando se quieren cuantificar creencias con la información recogida, sacar con-
clusiones de carácter económico. Finalmente, existen otras que se resisten a la
cantidad; por lo tanto, forzar las cosas y asociar un número a cada una “es hacer
el primo”, como pasa por ejemplo en el campo de la investigación de motiva-
ciones para hacer que un equipo de personas trabaje con entusiasmo (no me re-
fiero ahora a la posibilidad de pagar bastante por comprar este entusiasmo).
del propio talento, sino para encontrar ideas con las que puedan vivir los otros
Una muestra de esto...
hombres.
... la leemos en una biografía
del gran valenciano Joan Lluís
Vives, que escribió J.R. Sarmien-
to (Barcelona: Juventud, 1940,
La realidad no separa lo que es cualitativo de lo que es cuantitativo; por
pág. 29): «la razón, aprisionada
lo que pensamos que la postura correcta consiste, primero, en ver (ob- en las categorías de un aristo-
telismo bastardo, se asfixiaba
servar, comprender, situar) lo que es cualitativo; segundo, en cuantific- entre fórmulas y casi siempre
vivía fuera de la realidad: las ab-
ar si conviene y, tercero, con la fuerza que da lo que es cuantitativo, en stracciones lo eran todo; los
remontarse nuevamente hacia lo que es cualitativo. hechos no eran nada.»
La cuantificación más afinada es la que surge al medir con unos buenos ins- La posibilidad...
trumentos (físicos o no), pero, incluso, los valores obtenidos en el proceso de
... a la que nos referimos de-
medición suelen diverger respecto a la realidad. Esto plantea el problema de la pende de lo que se debe
precisión que se necesita y que es posible; es decir, es necesario concretar el medir, del instrumento de
medición, y del precio (ya que
error. el aumento de precisión re-
quiere tiempo y tiene un pre-
cio económico). Ya Aristóteles
escribía que «es signo de una
Además, es necesario tener en cuenta que la ciencia económica intenta seguir la mentalidad educada esperar
actuación del hombre lo más aproximadamente que puede, y este hombre no de cada cosa toda la exactitud
que permita la naturaleza del
es una máquina exacta que siempre opera del mismo modo ni reacciona igual objeto en cuestión» (Ética a
Nicómaco).
ante situaciones iguales (si es que tiene algún sentido hablar de “situaciones
iguales”). No olvidemos, de acuerdo con lo que se ha dicho antes, que –sobre
todas las cosas– es necesario entender la relación causal (es decir, qué causas des-
encadenan los efectos que observamos); sólo después se podrá establecer una
formulación matemática cuantificable y a continuación hacer las medidas.
Entre los economistas, es muy corriente decir que todo fenómeno tiene
De hecho...
una gran cantidad de variables, que simultáneamente influyen de manera
significativa; es decir, coloquialmente, “todo está relacionado con todo”. ... no se trata de estudiar para
saber más matemáticas, sino
Esto es verdad, pero si nos quedamos sólo con esta verdad no avanzaremos; para saber lo que se puede
hacer con ellas.
la afirmación simplemente nos justificaría el hecho de no hacer.
“son una máquina de razonar especializada, una máquina que no puede engranarse más que
con una categoría especial de proposiciones, aquellas que representan magnitudes y que se
condensan bajo la forma de un símbolo mediante una definición. [...] La potencia deductiva
del hombre está mucho más limitada bajo la forma silogística que bajo la forma analítica. Los
razonamientos (verbales), aunque sean fácilmente accesibles, son largos y penosos, y la com-
plicación del procedimiento hace que el curso de las deducciones se pare antes de que se ha-
yan podido encontrar todas las apariencias de la vida económica.”
Esto implica que las matemáticas no sólo se tienen que ver, en las aplicaciones
económicas, como un simple medio de expresión cuantitativa, sino también
como otro camino para conocer y buscar nuevas leyes económicas y para ela-
borar nuevos resultados teóricos y prácticos. Las matemáticas no se deben
concebir como un simple recetario, como un simple conjunto de reglas miste-
riosas que sirven para resolver los problemas que se nos presenten.
los de programación lineal, dinámica, etc.; para otras empresas, se usa de for-
ma aproximada (aunque de manera intuitiva y, por lo tanto, mejorable casi
siempre) lo que denominamos coste marginal de producción (esto es una deri-
vada matemática).
pero de la que es difícil salir. Así, por ejemplo, uno de los mayores economistas
matemáticos que han existido, el premio Nobel M. Allais, nos recuerda que:
“Algunos trabajos, una vez analizados, muestran que no contienen más que matemáticas y
conceden más importancia a la expresión matemática que al contenido económico. En este
caso, las matemáticas dejan de ser un instrumento para resolver los problemas económicos
y se convierten en un fin en sí mismas.”
“Se preocupan tanto por la forma que pierden de vista la materia. En cierta ocasión, trabajé B. Gracián (El Criticón)
con un jardinero que me dio unas tijeras de podar y me dijo que podase un laurel. El árbol
estaba en un tiesto y se alquilaba para ciertas festividades, por lo que debía tener forma de “Fáciles son de entender esos
bola. Enseguida, comencé a cortar los rebrotes salvajes, pero, por más que me esforzaba en brillantes caracteres, por más
que los llamen dificultosos
darle forma de bola, no lo conseguía. Unas veces me excedía podando por un lado; otras, por
enigmas. La dificultad la hallo
el lado contrario. Cuando por fin se convirtió en una bola, la bola resultó ser muy pequeña, yo en leer y entender lo que
y el jardinero dijo decepcionado: «Muy bien, ésta es la bola, pero ¿dónde está el laurel?»” está de las tejas abajo.”
Brecht (1993). Historias del señor Keuner (pág. 43). Valencia: Edicions 3 y 4.
Asimismo, permitidnos que recordemos aquí una broma del gran economista
norteamericano Galbraith referente al notable premio Nobel de Economía
Samuelson: “Éste es el mito. Pero el profesor Samuelson es un hombre tan sen-
sible como distinguido; por consiguiente, como otros economistas, vuelve a la
realidad al salir del aula”.
Por lo tanto, cuando las cosas no se saben hacer, hay claridad matemática,
pero ceguera económica, y es que resulta más fácil generalizar funciones ma-
temáticas, que ya resulta difícil, que generalizar correctamente ideas económi-
cas. Uno de los economistas que más éxito tuvo en este asunto fue el inglés
Marshall, profesor del gran Keynes, que dijo de él que quería entrar en el gran
taller del mundo y percibir todas sus voces, pero al mismo tiempo quería verlo
todo con los ojos de un angel muy inteligente, mirando desde mucha altura.
Marshall evitó así algo que pasa hoy en día entre ciertos colectivos de econo-
mistas: dejar de pensar económicamente utilizando terminología y conceptos
pobres en contenido económico y ricos en razonamientos matemáticos que
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... creó un diagrama (estadístico) que medía el nivel de ocupación industrial en cada uno
de los cuarenta y ocho estados de Estados Unidos. Ponía un mapa de la distribución del
Journal al lado del diagrama y podía demostrar que el público que leía el periódico era
más o menos proporcional a la base industrial de cada estado. Este uso de la estadística
demostraba una gran inventiva, pero al final, tantos anunciantes llegaron a creerse sus
argumentos, que acabaron siendo ciertos.”
Scharff (1987). Una gran potencia mundial: The Wall Street Journal (pág. 110).
Barcelona: Planeta.