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Sector de Acondicionamiento Ambiental - Escuela de Arquitectura – FAU/UCV

ASIGNATURA: CLIMA Y DISEÑO


Prof. Luis Rosales
TEMA 6: DISEÑO BIOCLIMÁTICO EN VENEZUELA
INTRODUCCIÓN
Los temas anteriores conforman el preámbulo para entender el funcionamiento de las técnicas de diseño bio-
climático. Las dos principales ya fueron explicadas, concretamente, el control solar y la ventilación natural.
El objetivo ahora es presentar la aplicación y combinación de todas las técnicas, en el entendido de que cual-
quier detalle relativo a los fenómenos por los que funcionan se basa en los principios expuestos en los temas
anteriores. Si bien hasta aquí se ha dado como implícito que las técnicas de diseño bioclimático para Vene-
zuela atañen los climas cálidos y húmedos, la existencia de climas moderados y fríos en las zonas montañosas
obliga a referirse también a las técnicas destinadas a mantener o aumentar la carga de calor, con el objeto de
que una edificación ubicada en un clima así no resulte demasiado fría.

DISEÑO BIOCLIMÁTICO
Se entiende por diseño bioclimático –también conocido como diseño pasivo– al conjunto de procedimientos
de diseño urbano y arquitectónico orientado a crear entre las edificaciones y el clima una interacción energé-
tica natural que dé como resultado espacios térmicamente confortables y/o de nula –o mínima– necesidad de
sistemas activos de climatización.

La transferencia energética se da entre los espacios de las edificaciones y el exterior a través de la envolvente
y entre los espacios de una misma edificación a través de las particiones internas. La meta del diseño biocli-
mático es operar sobre dichas transferencias para reducir el calor, conservarlo o aumentarlo en aras de obte-
ner confort. Por envolvente se entiende al conjunto de componentes y sub-componentes que actúan como un
filtro de los flujos energéticos entre el exterior y el interior. Esto incluye los techos, las fachadas, las venta-
nas, las puertas, los marcos y cualquier elemento que separe al interior del exterior. Por su parte, si bien las
particiones internas pueden verse como un “segundo nivel” de envolvente, se les diferenciará de ésta en razón
de que la interacción no se da directamente con el clima sino entre espacios ya afectados por la envolvente.

En líneas generales, en climas calurosos el diseño bioclimático consistirá en minimizar el ingreso y acumula-
ción del calor –en especial del calor solar– y expulsarlo cuando sea necesario. En climas fríos, al contrario, la
meta será captar controladamente el calor y conservarlo. Un punto intermedio serán los climas ocasionalmen-
te calurosos y ocasionalmente fríos en los que el diseño bioclimático deberá combinar, con arreglo a las cir-
cunstancias, el bloqueo y/o expulsión del calor con su preservación y/o eventual captación.

Por definición, el diseño bioclimático se refiere al diseño de edificaciones que no serán climatizadas con
equipos de aire acondicionado o calefacción. Sin embargo, tal como se discutirá en el último apartado del
presente texto, diversos fundamentos del diseño bioclimático se utilizan igualmente para minimizar el gasto
energético de aquellas edificaciones que sí lo hagan.

Las acciones vinculadas con el diseño bioclimático se pueden abordar con arreglo a los aspectos generales
que se enumeran a continuación. Se les debe entender como estando enlazados, pues es la actuación del con-
junto y no el comportamiento aislado de cada aspecto lo que determina su efecto final en el confort térmico.
1. Contexto climático y entorno
2. Uso de la edificación
3. Pautas de diseño bioclimático:
3.1. Envolvente
3.2. Particiones internas
3.3. Distribución espacial
4. Sistemas específicos de enfriamiento o calentamiento pasivo
En lo que sigue se detallan uno a uno estos aspectos.

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1. CONTEXTO CLIMÁTICO Y ENTORNO

Antes de abordar el diseño bioclimático se debe identificar el tipo de clima al que estará expuesta la edifica-
ción, así como las particularidades del microclima de la zona y los modificadores del entorno. En el diseño
bioclimático estos tres aspectos determinan el contexto de diseño. A éste se le debe entender como aquello
que no se puede modificar y a lo cual hay que adaptarse. Se trata básicamente de reconocer los niveles y ran-
gos de temperatura, humedad, radiación solar, velocidad y dirección de viento que se tendrán en la parcela.

1.1. Temperatura y humedad

Puesto que la temperatura del aire y la humedad son parámetros ambientales fundamentales en la sensación
térmica, los valores que tomen en el terreno podrán considerarse las primeras condicionantes del diseño bio-
climático. Tal como se explicó en su momento, se puede dividir a Venezuela en zonas climáticas para el di-
seño conforme a las condiciones de humedad y temperatura apelando al diagrama psicrométrico (ver tema 2:
clima). De esta forma se definen de manera aproximada seis zonas, cada cual asociada a un rango de altitud
definido (principal factor condicionante de la temperatura del aire y la humedad absoluta) y a uno o dos tipos
de clima, según si las variaciones estacionales hacen que las condiciones pasen de un tipo de clima a otro:

ZONA TIPO DE CLIMA ALGUNAS LOCALIDADES IMPORTANTES


Acarigua, Altagracia de Orituco, Anaco, Barcelona, Barinas,
Cabimas, Calabozo, Carúpano, Ciudad Bolívar, Coro, Cu-
maná, El Tigre, El Vigía, Guanare, Guarenas, La Asunción,
Zona 1: 0 a 400 m.s.n.m. Caliente a cálido húmedo Maiquetía, Maracaibo, Maturín, Píritu, Porlamar, Puerto
Ayacucho, Puerto Cabello, Puerto La Cruz, Puerto Ordaz,
Punto Fijo, San Carlos, San Felipe, San Fernando, Tucacas,
Tucupita.
Barquisimeto, Carora, El Tocuyo, Maracay, San Casimiro,
Zona 2: 400 a 700 m.s.n.m. Cálido húmedo
San Juan de los Morros, Valencia, Valera
Zona 3: 700 a 1100 m.s.n.m. Cálido húmedo a moderado Caracas, Caripe, Rubio, San Cristóbal, Santa Elena, Trujillo
Zona 4: 1100 a 1700 m.s.n.m. Moderado Boconó, La Grita, Los Teques, Mérida, S.Antonio de los
Altos
Zona 5: 1700 a 2200 m.s.n.m. Moderado a frío Bailadores, Colonia Tovar, Timotes, Galipán
Zona 6: 2200 m.s.n.m. en adelante Frío Apartaderos, Mucuchíes, Mucurubá, Santo Domingo
Zonas climáticas para el diseño bioclimático

Estas seis zonas serán el punto de partida para escoger entre un tipo de diseño bioclimático y otro conforme a
los principios que serán explicados en el presente texto. Recuérdese sin embargo que las fronteras entre dos
zonas no son exactas pues no es posible delimitar a altitudes precisas el paso de una serie de pautas de diseño
bioclimático a otra. Las altitudes que señalan dichas fronteras podrán por ende entenderse como zonas difusas
en las que las pautas de diseño propias de ambas zonas se mezclan. Estas pautas podrán igualmente desviarse
hacia uno u otro lado según las circunstancias, sin que ello acarree un desmejoramiento del confort.

1.1.1. Diagramas bioclimáticos: utilidad de las técnicas de diseño bioclimático dependientes de las condicio-
nes de temperatura y humedad de un sitio

Diversos investigadores (Olgyay; Givoni; Szokolay) han definido zonas en el diagrama psicrométrico que
permiten averiguar la utilidad en un clima específico de las principales técnicas de diseño bioclimático de-
pendientes de las condiciones de temperatura y humedad. A tales diagramas se les conoce como diagramas
bioclimáticos. Por la importancia de la información que ofrecen se procede a explicarlos y a extraer conclu-
siones relativas al diseño bioclimático en Venezuela.

Las cinco principales técnicas de diseño bioclimático cuya eficacia puede averiguarse de esta manera son:

- Ventilación natural: entendida como la infiltración de aire fresco exterior a través de ventanas y aberturas
a fin de crear corrientes que enfríen la piel por convección y ayuden a la evaporación del sudor. Cuanto
más frío y seco sea el aire que ingresa mayor será la sensación de enfriamiento; al contrario, cuanto más

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cerca esté su temperatura de la de la piel (33ºC en promedio) y tenga mayor humedad menor será la sen-
sación de enfriamiento.
- Manejo de la masa térmica: esta técnica utiliza la propiedad de los cerramientos pesados de recibir por
convección el calor del aire de día, guardarlo y devolverlo al aire de noche. Ello permite reducir de día
los valores máximos de la temperatura radiante media y de la temperatura del aire, bien que en contrapar-
tida aumenten de noche los valores mínimos. El principal requisito para que esta técnica se active es que
la amplitud diaria de temperatura sea grande (no menor que 8ºC, preferiblemente del orden de 15 a 20ºC)
a objeto de que la carga y descarga de la masa térmica sea tangible. Se debe también observar que cuanto
mayor sea la ventilación natural menor será la influencia de la masa térmica en la temperatura del aire in-
terior (pero no necesariamente en la temperatura radiante) pues ésta tenderá a igualarse a la del aire exte-
rior. En vista de que en climas cálidos y húmedos las amplitudes suelen ser pequeñas la masa térmica es
efectiva particularmente en zonas cálidas y secas en las que las amplitudes suelen ser grandes. Nota: ante
amplitudes pequeñas las superficies de los cerramientos pesados se mantendrán a una temperatura similar
a la temperatura media del día (siempre que no estén expuestas al sol ni sus reflexiones), lo cual será be-
neficioso sólo si dicha temperatura se encuentra a niveles adecuados. En climas siempre muy fríos o muy
calientes el resultado serán temperaturas radiantes tendientes a empeorar el malestar térmico.
- Ventilación nocturna: puede entenderse como una extensión de la técnica anterior. Se refiere a los casos
en que una edificación con suficiente masa térmica expuesta interiormente es ventilada de noche amplia-
mente a objeto de enfriar dicha masa por convección, aumentándole así su capacidad de mitigar las altas
temperaturas diurnas. Ello redunda en temperaturas radiantes menores y en temperaturas del aire menores
(esto último siempre que de día se limite la ventilación). Según lo exigente que sea el clima se puede re-
currir a ventiladores mecánicos que acentúen aún más el enfriamiento convectivo nocturno.
- Evaporación de agua: cuando una corriente de aire pasa por un depósito de agua (una fuente, un estan-
que, una piscina) o atraviesa un material poroso y húmedo, o cuando se proyecta agua pulverizada, la
evaporación que se produce tiene como efecto enfriar el aire, bien que se aumente con ello la humedad.
Existen diversas técnicas para aprovechar esto a los fines de refrescar los ambientes de las edificaciones.
Si bien no está entre los objetivos del curso presentarlas, sí conviene evaluar hasta dónde se le puede
aprovechar en Venezuela a los fines de refrescar los ambientes.
- Calefacción solar pasiva: esta técnica está obviamente destinada a climas fríos. La práctica más corriente
(conocida como “ganancias directas”) consiste en ubicar en la envolvente superficies vidriadas expuestas
al sol que dejen pasar la radiación solar hasta pisos y paredes interiores pesados (baldosas sobre base de
concreto, ladrillos macizos, piedra, etc.) con el objeto de que éstos acumulen calor en cantidades signifi-
cativas y lo disipen al ambiente gradualmente y con retardo. El vidrio crea de paso un efecto invernadero
en razón de ser transparente frente a la radiación solar y opaco frente a la radiación infrarroja emitida por
las superficies de los elementos calentados. Anexamente se cubre con aislante térmico el resto de las su-
perficies a objeto de preservar mejor el calor. Según la cantidad de radiación solar diaria disponible en las
fachadas (función de su orientación, de la latitud y de las condiciones atmosféricas) y la eficiencia global
del sistema de calefacción podrán neutralizarse a toda hora temperaturas del aire no menores de cierto va-
lor (6ºC en el mejor de los casos).

Para cada una de estas técnicas es posible entonces definir zonas en el diagrama psicrométrico que indiquen
las condiciones de humedad y temperatura del aire exterior bajo las cuales su aplicación permite alcanzar
confort térmico. Al superponerse dichas zonas con los datos climáticos de una región se puede deducir cuán
aprovechable es cada técnica en un clima específico. Si tales datos fuesen las amplitudes diarias promedio de
cada mes, se puede, en adición, averiguar cómo varía la eficacia de cada técnica mes a mes.

En lo que sigue se presentan los diagramas bioclimáticos de seis localidades venezolanas. Concretamente
Maracaibo, Valencia, Caracas, Mérida, La Colonia Tovar y Apartaderos, cada cual representando una de las
seis zonas climáticas definidas precedentemente (dichos diagramas se fundamentan en el método de Szoko-
lay, llevado por Marsh al programa de computación The Weather Tool (www.squ1.com), programa en el que
se ingresaron los datos meteorológicos horarios de cada una de las localidades).

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La zona de confort que aparece en los diagramas se basa en el índice de adaptación de la temperatura neutral
(repasar el tema 1: confort térmico). A esta zona se le debe entender como las condiciones de temperatura y
humedad en las que sin corrientes de aire, con una temperatura radiante media igual a la del aire, realizando
una actividad sedentaria (1 Met) y portando pantalón y camisa (0.6 Clo) las personas se sienten confortables.
Las zonas asociadas a cada técnica suponen luego una ampliación de la zona de confort en el entendido de
que bien aplicadas llevan a ambientes confortables. Las partes situadas a la derecha y/o arriba de la zona de
confort indican las condiciones en las que el problema que se resuelve es el exceso de calor y/o humedad y
aquellas a la izquierda, el exceso de frío.

Zona climática 1. Altitud: 0 a 400 m.s.n.m. Localidad representativa: Maracaibo (65 m.s.n.m.).

Diagrama bioclimático de la ciudad de Maracaibo (zona climática 1)

Del diagrama bioclimático de la ciudad de Maracaibo se deduce:

⋅ Ventilación natural: es factible en la zona climática 1 lograr confort térmico por medio de ventilación
natural pero sólo en las horas menos calurosas. Al final de la mañana y primeras horas de la tarde resulta
imposible pues el aire es en exceso caliente y húmedo1.
⋅ Masa térmica: debido a la elevada humedad la masa térmica es en la práctica inservible a los fines de
lograr confort de día al interior de las edificaciones2.
⋅ Ventilación nocturna: en razón de la elevada humedad la ventilación nocturna no hace más viable el
aprovechamiento de la masa térmica a los fines de lograr confort de día al interior de las edificaciones.
⋅ Evaporación de agua: durante todo el año la elevada humedad impide sacar provecho de la evaporación
del agua como recurso de enfriamiento.

Se concluye en que en la zona climática 1 sólo conviene recurrir a la ventilación natural siempre que se acep-
te que en las horas más calurosas el confort térmico será de todos modos inalcanzable. De tal forma que si se
1
Adviértase en el diagrama que se asume un límite de 0.8 m/s para la velocidad del aire. Esto se debe a que por encima de ese valor
surgen molestias asociadas al levantamiento de polvo y objetos livianos. Según el uso del espacio este límite podrá aumentar, aumen-
tando en el diagrama el área de la zona asociada a la ventilación, aunque no más a la derecha que la temperatura promedio de la piel.
2
Usar la masa térmica modifica la temperatura del aire pero no la humedad absoluta. De allí que desplazar la temperatura hasta la
zona de confort usando la masa térmica demanda que la humedad absoluta no sea de partida mayor que 12 g/kg, límite superior de la
zona de confort.

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deseara tener confort a esas horas será necesario apelar a algún sistema adicional de enfriamiento (básicamen-
te aire acondicionado). Lo anterior no significa que el diseño bioclimático deba descartarse: si bien es insufi-
ciente en ciertos momentos del día, su función será proveer confort térmico el mayor tiempo posible y mini-
mizar la molestia el tiempo restante.

Zona climática 2. Altitud: 400 a 700 m.s.n.m. Localidad representativa: Valencia (480 m.s.n.m.).

Diagrama bioclimático de la ciudad de Valencia (zona climática 2)

Respecto de Maracaibo, en la ciudad de Valencia (zona climática 2) aumenta el tiempo en que la ventilación
permite alcanzar confort. Aún así, la mayor parte del año la temperatura y la humedad exceden en las horas
más calurosas los mínimos favorables. Adviértase que al igual que en la zona climática 1 la masa térmica, la
ventilación nocturna y la evaporación de agua resultan ineficaces de día. En esta zona también se da el que de
noche pueda hacer cierto frío (alrededor de 20ºC). Este frío se puede neutralizar con algo de masa térmica (la
humedad de hecho está en el límite viable), aunque sea válido juzgar que basta cerrar parcialmente la edifica-
ción a fin de preservar el calor interior (de todos modos habrá usualmente cierta masa térmica –concreto,
pisos, bloques– lo cual inevitablemente temperará los ambientes de noche). Se debe recordar además que la
zona de confort supone que las personas portan pantalón y camisa, lo que autoriza considerar que se pueden
abrigar mejor ante condiciones frías según el diagrama.

Zona climática 3. Altitud: 700 a 1100 m.s.n.m. Localidad representativa: Caracas (900 m.s.n.m. promedio).

En la zona climática 3 (figura de la siguiente página) la situación cambia de manera significativa con rela-
ción a las dos zonas anteriores. Debido a la importancia de la zona (Caracas se ubica en ella) se glosan una a
una las cuatro técnicas:

⋅ Ventilación natural: al superponerse la zona de confort con las amplitudes mensuales promedio se ad-
vierte que cerca de la mitad del año la temperatura y la humedad adquieren en las horas más calurosas ni-
veles para los cuales estando a la sombra y sin corrientes de aire se está fuera de las condiciones de con-
fort. No obstante, basta con generar corrientes moderadas para que la ventilación lleve a dichas condicio-
nes (de hecho, corrientes del orden de 0.4 m/s). Se concluye en que una edificación en la zona climática
3, a la sombra y adecuadamente ventilada es siempre confortable de día, todos los días del año (no así de
noche pues a esas horas en general hace frío).

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⋅ Masa térmica: durante el día, una edificación en la zona climática 3, protegida del sol y de elevada masa
térmica presenta la mayor parte del año condiciones de confort3. En la noche hace frío y la masa térmica
puede aprovecharse para temperar los ambientes. En aquellos meses en que esto no baste (diciembre a
marzo) se debería en teoría recurrir al calor del sol. Sin embargo, observando que esto acontece estacio-
nalmente y que la temperatura del aire de día no es baja, se podrá usar el calor del sol en los meses más
fríos siempre que no se afecten las condiciones interiores diurnas y pensando en la ventilación natural
como potencial mecanismo de compensación (esto se razonará más adelante). Se debe además considerar
de nuevo que la zona de confort supone que las personas visten pantalón y camisa, por lo que el frío se
mitiga estimando que éstas se pueden abrigar mejor.
⋅ Ventilación nocturna: al igual que la masa térmica esta técnica es provechosa casi todo el año para man-
tener de día condiciones de confort. Pese a ello, su uso sólo podrá consentirse en espacios de uso diurno,
pues de noche hace demasiado frío como para maximizar la ventilación habiendo personas.
⋅ Enfriamiento evaporativo: esta técnica es utilizable eventualmente, en aquellos períodos en los que las
temperaturas máximas sobrepasen la zona de confort y la humedad relativa no exceda 60%.

Diagrama bioclimático de la ciudad de Caracas (zona climática 3)

Zona climática 4. Altitud: 1100 a 1700 m.s.n.m. Localidad representativa: Mérida (1600 m.s.n.m.).

La situación en Mérida (zona climática 4) (figura de la siguiente página) es similar a la de la zona climática 3,
sólo que el clima es moderado todo el año, razón por la cual una edificación protegida del sol requiere en
rigor ventilarse muy levemente, en ocasiones y por corto tiempo. El confort diurno puede alcanzarse igual-
mente apelando a la masa térmica o a la ventilación nocturna, bien que se trate de técnicas que se hacen inne-
cesarias si se cuenta con un mínimo de ventilación. De noche hace frío y la masa térmica puede usarse para
neutralizarlo, aunque ello no baste en las horas más frías. Sin embargo, recurrir a la calefacción solar pasiva
para resolver el problema del frío nocturno puede ser todavía riesgoso respecto del confort diurno (puesto que

3
Adviértase que las amplitudes promedio están entre 8 y 10ºC. Las temperaturas de las superficies de los cerramientos pesados fluc-
tuarán por ende poco alrededor de las temperaturas medias de cada mes, las cuales en Caracas varían a lo largo del año entre 18 y
23ºC. Se concluye en que el beneficio de la masa térmica viene dado no tanto por las variaciones de las temperaturas de los cerra-
mientos como por el mantenimiento de una temperatura radiante apropiada para contrarrestar los valores máximos y mínimos de la
temperatura del aire.

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las temperaturas a esas horas están en el límite de la zona de confort), por lo que se podrá apelar al sol como
fuente de calor a condición de que no se incumplan los requerimientos de confort diurnos y pensando en la
ventilación como potencial mecanismo de compensación.

Diagrama bioclimático de la ciudad de Mérida (zona climática 4)

Zona climática 5. Altitud: 1700 a 2200 m.s.n.m. Localidad representativa: Colonia Tovar (1900 m.s.n.m.)

Diagrama bioclimático de la Colonia Tovar

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Del diagrama bioclimático de La Colonia Tovar (zona climática 5) (figura de la página anterior) se advierte la
innecesidad de apelar a las técnicas pasivas destinadas a enfriar. Las temperaturas máximas se ubican en la
zona de confort del lado del frío y permanecen allí sólo temporalmente (final de la mañana y primeras horas
de la tarde). El resto del tiempo las condiciones atmosféricas obligan a calentar. Aumentar la masa térmica
presenta el inconveniente que las amplitudes promedio son bajas (unos 8ºC) y que la temperatura media se
mantiene en aproximadamente 15ºC, por lo que hacerlo sin más resultaría en un calentamiento insuficiente en
la noche y en una temperatura radiante diurna fría para los niveles de temperatura del aire. De allí la necesi-
dad de admitir algo de calor solar. Sin embargo, juzgando que existe aún la perspectiva de abrigarse mejor
(no valorada en la definición de la zona de confort) no se pensará en acentuar sin condiciones la calefacción
solar pasiva, pero sí en recurrir a prácticas parciales inscritas en esta técnica.

Zona climática 6. Altitud: 2200 m.s.n.m. o más. Localidad representativa: Apartaderos (3600 m.s.n.m.).

Diagrama bioclimático de Apartaderos (zona climática 6)

Finalmente se presenta el diagrama bioclimático de Apartaderos (zona climática 6). Nótese que el aire nunca
adquiere temperaturas confortables, estando siempre frío. Los bajos niveles de temperatura inhabilitan usar la
masa térmica en relación con el aire y obligan a recurrir a la calefacción solar pasiva. La temperatura impone
ahora extremar dicha técnica, aunque ello no consiga contrarrestar plenamente el frío nocturno, por lo que en
las horas más frías será necesario acudir (en teoría) a sistemas adicionales de calefacción (chimeneas, cale-
facción artificial) (si bien una buena calefacción solar pasiva parece ser suficiente a toda hora si las personas
se abrigan bien).

1.2. Velocidad y dirección de viento

Un diseño adecuado de la ventilación natural requiere indagar previamente de qué manera llegan los vientos a
la parcela. En primera instancia se deberá averiguar si realmente se cuenta con vientos de magnitudes sufi-
cientes o si se está en un sitio en el que predomina la calma. De esa primera información dependerá el que se
apele únicamente a las corrientes dinámicas o se recurra a opciones de diseño que procuren tanto como posi-
ble crear corrientes térmicas (en Venezuela, a nivel macro, por su cercanía al ecuador, las únicas regiones de
calma manifiesta son el Estado Amazonas y partes del estado Bolívar).

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Los datos de estaciones meteorológicas o de atlas climatológicos proporcionan una primera valoración de las
velocidades y direcciones que cabría esperar, lo que se expresa comúnmente bajo la forma de rosas de viento
(repasar el tema 2, clima). La probabilidad de que dichos datos sean correctos aumenta con la ausencia de
modificadores microclimáticos. Así, por ejemplo, en el Llano Venezolano prevalecen los vientos de origen
alisio (vientos NE-E de magnitudes moderadas), pues no hay grandes masas de agua o montañas que modifi-
quen los patrones macroclimáticos. Igualmente, en terrenos cercanos al mar predominan las brisas marinas.

Contrariamente, en zonas montañosas o centros urbanos basta con que la estación meteorológica esté a un par
de kilómetros de la parcela para que los datos por ella suministrados sean totalmente distintos a los del sitio.
Por ejemplo, en Caracas, bien que predominen los vientos del SO, en los suburbios montañosos o el centro de
la ciudad la dirección puede ser cualquiera. Es pues una obligación del proyectista realizar una inspección
presencial o llevar a cabo mediciones usando un anemómetro a los fines de averiguar con propiedad las ca-
racterísticas reales del viento. Esto no siempre es sencillo, habida cuenta de que el viento puede cambiar pe-
riódicamente, por lo que una apreciación completa requeriría tomar mediciones prolongadas.

No obstante, existen indicadores empíricos que permiten dar con


dicha información. Entre ellos se pueden mencionar la inclina-
ción de los árboles (la cual no siempre es evidente en regiones
de viento moderado), las informaciones suministradas por los
lugareños, la relación geométrica entre la parcela y su entrono
topográfico o la presencia de obstáculos o canalizaciones vege-
tales o construidas. Colocar en el terreno una veleta o una manga
de tela o plástico (ver figuras) y observarla tanto como posible
es en ocasiones suficiente para contar con un dictamen aceptable
de la dirección predominante del viento.

Manga de tela y veleta


1.3. Radiación solar

La importancia de la radiación solar ha sido discutida en temas anteriores. En climas calurosos la consigna
será impedir la acumulación del calor proveniente del sol. En climas fríos el sol podrá usarse para proveer
calor conforme a la cantidad que según el clima se requiera admitir.

En Venezuela la radiación solar es fuerte en todas partes (entre 20 y 30 MJ/m2día), bien que varíe constante-
mente con la nubosidad. Aunque cada región presente probabilidades de nubosidad más o menos definidas,
en aquellos climas calurosos en los que la consigna sea impedir la llegada del sol ésta no será un elemento a
considerar, admitiéndose como contexto de diseño la situación más desfavorable, es decir, el que en cualquier
época del año puedan darse períodos prolongados de pleno sol. Sin embargo, en las regiones húmedas de baja
altura también se darán con frecuencia situaciones en las que la radiación difusa predomine, por lo que el
diseño deberá considerar el impacto negativo de la resolana sin dirección definida que de ello resulta.

La evaluación de un terreno respecto de la radiación solar deberá observar dos aspectos básicos:
- La presencia de obstáculos externos presentes o futuros, incluyendo la posibilidad de apelar a la vegeta-
ción como elemento de sombreado.
- La reflectividad y relación geométrica del suelo y los objetos cercanos (albedo)

La manera más completa de evaluar los obstáculos externos es dibujar el diagrama de ventana solar en varios
puntos del terreno en cantidad acorde con el tamaño de la edificación, la planta de la misma o la potencial
ubicación de las aberturas y ventanas (véase el tema 4, control solar). Esto es fácilmente realizable por medio
de un teodolito o simplemente usando una brújula para definir los acimut de los vértices de los obstáculos y
dos varas acompañadas de un transportador para medir su altura. La influencia de los obstáculos a alturas
superiores podrá hacerse corrigiendo los ángulos según la distancia del obstáculo y la altura en cuestión.

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Los diagramas de ventana trazados en el terreno indican cuál es la incidencia real del sol. En el ejemplo de la derecha
se advierte que la fachada oeste deja de ser problemática luego de las 3 p.m. y la fachada este estará aceptablemente a
la sombra antes de las 9-10 a.m., durante los meses de octubre a abril.

La posibilidad de sombrear por medio de vege-


tación es otro aspecto condicionante del diseño
bioclimático. La seguridad que se contará con
vegetación frondosa y abundante alrededor de la
edificación aminora la exigencia de diseñar pan-
tallas solares y otros elementos de sombreado.

Se debe sin embargo advertir que los obstáculos


externos presentes o futuros son en rigor contin-
gentes. Una edificación cercana pudiese ser
demolida o un grupo de árboles retirado. Ello
obliga al diseñador a juzgar cuándo un obstáculo
será considerado como determinante en la eva-
luación de las sombras y cuándo no.

Finalmente el proyectista deberá estimar la influencia de la reflexión del suelo y los objetos cercanos, la cual
puede en los peores casos incrementar la radiación global hasta en 40%. La viabilidad de manipular el entor-
no creando superficies poco reflectantes formará parte del diseño bioclimático. En caso de que dicho entorno
no sea modificable (por ejemplo, un edificio cercano de fachadas de vidrio reflectivo), se deberá incluir como
criterio de diseño el bloqueo o reducción de tal reflexión (ver de nuevo el tema 4, control solar).

1.4. Condicionantes del diseño bioclimático y otras variables del entorno

El diseño bioclimático no sólo estará sujeto a las variables climáticas directamente relacionadas con él, sino
que se verá influenciado por condicionantes ajenas. Por ejemplo, el emplazamiento de una edificación estará
sujeto a consideraciones económicas y normativas, a la forma del terreno y a requerimientos urbanos. En
adición, el control de ruido en un entorno ruidoso, el aprovechamiento de la luz natural, la seguridad en zonas
urbanas, la calidad del aire en zonas contaminadas, entre otros aspectos, conforman criterios de diseño que
pudiesen contravenir o limitar la aplicación de las técnicas de diseño bioclimático. Recuérdese que una edifi-
cación es una composición que involucra variables de diversa índole (económica, social, técnica, morfológi-
ca), las cuales se pueden articular de múltiples maneras. Por tal razón el diseño debe verse como un problema
multicriterio, en el que el criterio climático es sólo uno entre otros. Corresponde al diseñador decidir cuáles
criterios tomará en cuenta y el peso que le dará a cada cual en función de los objetivos generales planteados.

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2. USO DE LA EDIFICACIÓN

Los requerimientos de confort térmico varían según el uso de la edificación. No son iguales las condiciones
ambientales deseadas en una vivienda, una oficina, una industria, un hospital, un gimnasio o un teatro, pues
en cada caso las expectativas, la vestimenta y la actividad cambian. Ello lleva a diseños diferentes cuyo fin es
producir condiciones ambientales tales que combinadas con los valores que tomen estos parámetros circuns-
tanciales den como resultado espacios confortables.

Si se toma como referencia al índice de confort PMV (repasar el tema 1, confort térmico) lo anterior puede
examinarse usando el programa Psycho Tool (www.squ1.com), el cual reporta en el diagrama psicrométrico
las combinaciones de temperatura y humedad para las cuales, luego de fijar valores para el resto de los pará-
metros, se produciría una determinada sensación térmica. La siguiente figura muestra la diferencia entre una
vivienda y una oficina. En ambas se asume una actividad ligera (1.1 Met –por ejemplo, escribiendo en una
computadora), corrientes de aire nulas y temperatura radiante de 25ºC (que es un valor típico en Caracas en
un recinto protegido del sol). La diferencia entre los valores de temperatura y humedad requeridos la da el
tipo de ropa: shorts y franela en la vivienda (0.3 clo), traje de negocios en la oficina (0.8 clo). Obsérvese que
la diferencia en los hábitos de vestir característicos de una vivienda y una oficina implica una diferencia de
unos 5ºC en las temperaturas que se deben obtener por medio del diseño.

Si los valores fijados para los demás pa-


rámetros de confort se cambiaran y se
previeran, por ejemplo, corrientes de aire
de 0.5 m/s, la temperatura requerida au-
mentaría, aunque teniendo como límite, a
la derecha, a la temperatura promedio de
la piel. En cambio, si se previeran tempe-
raturas radiantes mayores, las áreas som-
breadas se desplazarían hacia la izquier-
da, es decir, hacia temperaturas del aire
menores.
Rangos de temperatura y humedad en los que
al menos 90% de las personas se sienten
satisfechas con su entorno térmico realizando
una actividad ligera, con temperatura ra-
diante de 25ºC y sin corrientes de aire
(-0.5 < PMV > 0.5)

Considérese ahora un gimnasio, lugar


donde las personas acostumbran portar
ropa ligera y realizar una actividad de un
elevado calor metabólico, del orden de 3
Met. Al precisarse, según el PMV, los
rangos de temperatura y humedad que se
requerirían para producir confort, se
advierte que éstos implican temperaturas
del aire bastante bajas, como se muestra
en la figura de la derecha.
Rangos de temperatura y humedad en los que
al menos 90% de las personas vistiendo ropa
ligera se sienten satisfechas con su entorno
térmico realizando ejercicio en un gimnasio
cuya temperatura radiante es 25ºC y no hay
corrientes de aire (-0.5 < PMV > 0.5)

11
Ahora bien, quien se dispone a hacer ejercicio adopta una actitud poco exigente respecto de las condiciones
térmicas del ambiente. Lo anterior no significa que no demande límites, bien que los mismos sean comparati-
vamente extensos. En otras palabras, cuando se hace ejercicio la exigencia no es estrictamente de confort
térmico sino de condiciones adecuadas para su realización. De hecho, la práctica muestra que las condiciones
ambientales que se aceptan en gimnasios son similares a las de una oficina, habida cuenta de que no siempre
se está en actividad y que, si bien al usuario no le importa sudar, tampoco desea hacerlo en exceso.

En conclusión, definir los escenarios de confort deseados en función de los parámetros asociados al él con-
forme al uso de la edificación condiciona de manera importante el diseño. Una de las primeras disyuntivas
que de ello se deriva es si la edificación deberá funcionar con climatización pasiva o con aire acondicionado.
Bien que los criterios para tal decisión sean múltiples, entre los más usuales se pueden mencionar:

⋅ Características del clima: tal como se explicó a través de los diagramas bioclimáticos, en climas muy
cálidos y húmedos lograr condiciones de confort a ciertas horas del día resulta imposible apelando sólo al
diseño bioclimático, incluso suponiendo una actividad sedentaria y ropa ligera. Si aún se planteara el di-
seño de una oficina en la cual las personas estén obligadas a portar traje de negocios –coartándose con
ello parte de las potenciales acciones de adaptación– los requerimientos de confort se restringirían, au-
mentando la necesidad de recurrir al aire acondicionado (ello comporta de hecho la necesidad de usar aire
acondicionado en un clima como el de Caracas entre los meses de abril a septiembre).
⋅ Disponibilidad económica: el aire acondicionado conlleva costos elevados de instalación y mantenimien-
to que pudieran estar fuera de las posibilidades económicas del promotor o del usuario.
⋅ Calidad de aire y ruido ambiental: en centros urbanos contaminados o ruidosos apelar al diseño biocli-
mático pudiera ser contraproducente respecto de los requerimientos acústicos y de calidad del aire. Ello
lleva en ocasiones a preferir climatizar con aire acondicionado, incluso cuando el clima no lo demande.
⋅ Exigencias del cliente o el usuario: el cliente o el usuario pudiesen preferir aire acondicionado aunque
no se justifique racionalmente. En tales casos el diseñador podría intentar persuadirlos, pero, evidente-
mente, son ellos quienes tienen la última palabra, siempre que ello no contravenga las normas.

Otro aspecto importante relacionado con el uso de la edificación es el tiempo de ocupación. Una edificación
podrá destinarse a un uso diurno (escuelas, oficinas, tiendas) o a un uso diurno-nocturno (viviendas, hoteles,
hospitales). Incluso, una misma edificación comprenderá ambientes con usos temporales distintos. Así, un
baño o un pasillo serán espacios en los que las personas permanecerán poco tiempo, mientras que un aula de
clase, una oficina o un dormitorio requieren considerar la plena adaptación del usuario al entorno térmico.

El que una edificación sea de uso diurno o diurno-nocturno puede cambiar las estrategias de diseño. En el
primer caso el confort durante la noche no será prioritario, lo que autoriza, por ejemplo, a apelar a la ventila-
ción nocturna, sin importar que ésta produzca demasiado frío al operar. En cambio, en una edificación de uso
diurno-nocturno el confort de día será tan importante como de noche. De hecho, el crear condiciones favora-
bles para que las personas duerman es un requisito esencial del diseño bioclimático (la dependencia del dise-
ño bioclimático respecto del tiempo de ocupación será abordada más adelante, cuando sea el caso).

3. PAUTAS DE DISEÑO BIOCLIMÁTICO

Partiendo de las premisas que se derivan de los diagramas bioclimáticos y utilizando como fuente de infor-
mación complementaria el índice de confort PMV se argumentan de seguida las pautas arquitectónicas bási-
cas para cada zona climática del país. La razón de apelar al PMV es que permite investigar para condiciones
típicas de temperatura, humedad, velocidad de aire, actividad y vestimenta propias de una edificación ubicada
en una zona climática específica los valores que puede tomar la temperatura radiante media (por consiguiente
el promedio de las temperaturas superficiales interiores de los cerramientos) sin quebrantar los requerimien-
tos de confort (información ésta no deducible de manera directa de los diagramas bioclimáticos).

12
3.1. Envolvente

3.1.1. Zonas calientes a cálido húmedas de Venezuela (zona climática 1: 0 a 400 m.s.n.m.)

Tal como se constató en el diagrama bioclimático de la ciudad de Maracaibo, en la zona climática 1 sólo se
cuenta con la ventilación natural para lograr condiciones de confort siempre que el control solar sea óptimo
(aunque como también se vio, aún así, el confort es imposible en las horas más calurosas). Por consiguiente el
diseño “ideal” de la envolvente se asemeja al de una edificación totalmente sombreada (por ejemplo, por
medio de vegetación) con grandes aberturas en todas las fachadas que promuevan una ventilación cruzada
amplia (esto conlleva de hecho cuidar que los elementos de sombreado no frenen la llegada del viento).

Considerando que sombrear plenamente la envolvente pocas veces es posible (lo cual no implica no procurar-
lo) se podrá esbozar como primera alternativa reducir el área de las fachadas que reciban el sol con mayor
perpendicularidad (orientaciones este y oeste) y situar las aberturas en las fachadas más amplias pero más
fáciles de controlar con protecciones solares usuales como pantallas externas, corredores, aleros, volados o
galerías (orientaciones norte y sur), tratando a la vez que éstas reciban el viento frontalmente. La forma y
orientación de la envolvente y sus componentes estarán por consiguiente fuertemente sujetas a la posición del
sol y a la procedencia del viento.

Ubicación del sol en el norte del país a lo largo del año (concretamente a 10º3´ latitud norte –ejemplo Maracaibo)

Sin embargo es común que el control solar y la ventilación no se puedan acoplar cabalmente pues el viento no
tiene por qué provenir del norte o del sur. En Venezuela, debido a los alisios, es usual que provenga del no-
reste o del este siempre que no intervengan modificadores locales que cambien esta situación (lo cual también
es usual). Ventajosamente se sabe (repasar el tema 5: ventilación natural) que a condición de que se garantice
una ventilación cruzada la dependencia de la ventilación respecto de la orientación de las aberturas de entrada
y salida del aire se reduce, teniéndose un margen de hasta unos 60º a cada lado. Es decir, una edificación
cuyas aberturas a barlovento se encuentren por ejemplo mirando al norte puede recibir vientos del noreste o el
noroeste hasta con un ángulo de 60º sin que ello debilite significativamente la ventilación. Para que el aire
fluya fácil de un lado a otro conviene además reducir la cantidad de particiones que separen las ventanas de
entrada y salida del aire, ubicando entre ellas la menor cantidad de espacios.

Lo antedicho lleva a sugerir una planta “ideal” para edificaciones al sol en regiones cálidas de baja altitud:

13
Esquema de la planta “ideal” y ejemplo de una edificación diseñada según este esquema

Esta planta “ideal” debe entenderse no como una restricción de diseño, sino como la forma más simple de
resolver a la vez los problemas del control solar y la ventilación natural usando la forma de la envolvente y su
orientación. En otros tipos de diseños o situaciones dependerá de la creatividad del arquitecto conjugar debi-
damente ambos criterios. Por ejemplo, si la dirección del viento fuesen este u oeste francos, una táctica sería
situar en esas orientaciones patios, atrios o porches anchos y techados (sin paredes o rodeados de bloques de
ventilación) que protejan del sol los espacios de más adentro y a su vez dejen pasar el viento. Esta práctica es
fácil de realizar en edificaciones bajas al tiempo que tales espacios permiten ubicar actividades según las
horas en que el sol no penetre en ellos (en edificios altos una solución como esa es posible mediante terrazas
grandes techadas). Cuando se apele a este recurso será muy importante usar pisos poco reflectantes y/o de
alta masa térmica a fin de reducir la reflexión de la radiación hacia los espacios de más adentro evitando a la
vez que la temperatura del piso se eleve demasiado4 (la mejor solución es colocar vegetación baja como ma-
teros extensos o áreas con césped). Se le puede complementar con grandes protecciones movibles según la
ubicación del sol (como toldos graduables o esteras enrollables), ajustables según la combinación que se des-
ee en un momento dado entre ventilación y protección solar. Es importante siempre examinar este tipo de
solución tanteando aprovechar la vegetación o algún otro tipo de obstáculo externo para sombrear, de con-
formidad con la influencia que ello tenga en la ventilación.

Dobles fachadas o estructuras distanciadas y concebidas como protecciones solares pueden también ser una
solución, aunque no sea fácil en las orientaciones este y oeste proteger del sol, inducir una buena ventilación,
admitir luz natural y proveer una vista despejada, todo al mismo tiempo. Otra práctica es romper la geometría
de las fachadas en planos de orientaciones distintas para las aberturas y las paredes a fin de que las últimas se
conviertan en protecciones solares de las primeras, sin bloquear por tanto la entrada del viento (esto puede
lograrse a menor escala usando bloques de ventilación con ángulos inclinados, opacos a la visión exterior
pero permeables al viento). Apelar a este recurso conlleva vigilar que la radiación solar no se refleje desde las
superficies hacia adentro y considerar un aumento potencial de la temperatura radiante media por efecto del
calentamiento de la fachada.

Edificio de Ingeniería Sanitaria, UCV, Caracas. Izquierda: fachada este conformada por una estructura metálica dis-
tanciada, blanca, permeable y ajustable. Derecha: fachada oeste (vista desde adentro) conformada por planos de diver-
sas inclinaciones que protegen del sol sin bloquear completamente la luz ni la ventilación

4
La condición cuando se aumente la masa térmica es que la entrada de sol sea temporal y con inclinación. De lo contrario el piso a la
larga se calentará tanto como cualquier otro material, con el agravante de que se mantendrá caliente por largo tiempo.

14
Por otro lado, cuando la planta de la edificación no sea compacta sino esparcida (es decir, con salientes y
entrantes que hagan que cada ambiente tenga más de una pared que dé hacia el exterior) se reduce la impor-
tancia de la dirección del viento pues se hace más fácil lograr una ventilación cruzada autónoma en cada am-
biente (repasar el tema 5: ventilación natural). Ello sin embargo complica el control solar ya que se tendrán
más fachadas con orientaciones diversas. En tales casos, además de las protecciones solares usuales (vegeta-
ción, corredores, toldos, porches, volados, parasoles, etc.) convendrá valerse de los salientes y entrantes para
producir sombras, dimensionándolos conforme a la ubicación del sol, apelando a los procedimientos usuales
para diseñar protecciones solares como los ángulos de sombreado o los diagramas de ventana solar (repasar el
tema 4: control solar).

Si se opta por plantas rectangulares con patios centrales abiertos será igualmente más fácil lograr una ventila-
ción cruzada en los ambientes5. La ventilación será sin embargo menor en comparación con una ventilación
cruzada franca pues no se tendrán diferencias de presión dinámica claras en los ambientes situados a sotaven-
to6. El patio deberá a su vez sombrearse, al igual que los corredores o paredes contiguas, para lo cual se po-
drán ubicar estratégicamente árboles altos de copa ancha. Estos árboles son de por sí el medio vegetal de
protección solar más indicado en climas calientes y húmedos ya que producen un sombreado apropiado sin
obstaculizar la ventilación. Complementarlos con césped u otro tipo de vegetación baja (siempre más baja
que las aberturas para ventilar) reduce a su vez la reflexión de la radiación que pudiese penetrar. Se debe re-
cordar que la vegetación aumenta la humedad, por lo que recargarla sin contar con ventilación puede terminar
saturando el aire, dado lo húmedo del clima. Por lo mismo, usar fuentes y manantiales puede ser equivocado
si no se ventila a pesar de su efecto psicológico refrescante.

En este tipo de climas será de hecho importante usar protecciones solares exteriores que bloqueen la radia-
ción solar antes de que llegue a las paredes, techos y ventanas pues con ello se evita que la temperatura ra-
diante media interior aumente bajo condiciones climáticas en las que se le debe mantener tan baja como posi-
ble. Las protecciones solares interiores como persianas o cortinas deberán por ende pensarse en términos de
iluminación y privacidad y no de control solar. Cuando se deban proteger ventanas orientadas este u oeste (o
tendiendo hacia esas orientaciones) y no se pueda apelar a recursos como los expuestos una solución parcial
será usar toldos que se levanten cuando el sol no incida (a fin de maximizar la ventilación) y se abatan gra-
dualmente hasta la altura del antepecho cuando incida, conforme a la altura que tenga el sol, pero guardando
una separación que no bloquee del todo la ventilación. Una mejor solución serán los postigos ajustables o las
contraventanas abatibles de romanillas o de cualquier forma permeable al viento y opaca a la radiación dire-
cta, y que a la vez permitan una separación que faculte el paso del aire. Se trata de soluciones parciales puesto
que si bien ayudan a bloquear el sol, conllevan una mengua de la ventilación, un riesgo de penetración de
radiación solar cuando el acimut del sol no coincida con la orientación y un calentamiento de la protección
solar, la cual por su ubicación producirá un aumento de la temperatura radiante, en especial en las zonas cer-
canas a ella (razón por la cual dichas protecciones deberán ser de colores claros y materiales aislantes).

Toldos y contraventanas ajustables y permeables al viento, adecuados para proteger del sol en orientaciones E y O.

5
Aunque para ello los espacios tendrán que abrirse hacia el patio, vulnerándose la privacidad.
6
Ello dependerá de la relación entre las áreas del patio, los espacios, las aberturas y la altura de la edificación

15
Tan importante como sombrear será de hecho minimizar la absorción de la radiación que incide en la envol-
vente (reflexión) e impedir la conducción de la radiación que se absorbe (aislamiento). La meta principal de
ambas técnicas es reducir las temperaturas superficiales interiores y por ende la temperatura radiante media7.
En climas cálidos y soleados ambas técnicas se suman de día para reducir la carga solar. Sin embargo, en
tanto que usar acabados claros es provechoso sin condiciones (siempre que la reflexión no produzca molestias
allende), maximizar el aislamiento puede ser un error en climas con noches calurosas. Si no se asegura una
buena ventilación que elimine el aire caliente a una tasa adecuada y reduzca por convección la temperatura
radiante será necesario usar materiales de menor resistencia térmica en los cerramientos no soleados, de mo-
do que de noche se facilite el enfriamiento conductivo.

La siguiente figura muestra un ejemplo del conflicto asociado al aislamiento en una zona de noches calurosas.
El ambiente sala-comedor-cocina cuenta con buena ventilación cruzada y buen control solar, por lo que será
en principio confortable, tanto de día como de noche. El resto de los ambientes no poseen ventilación cruza-
da, pero se pintaron de blanco y cubrieron con aislante los cerramientos más asoleados (fachada oeste y te-
cho) a fin de evitar un calentamiento excesivo en la tarde. Sin embargo, sucede que ese mismo aislante frena
de noche la salida del calor que ingresó en el día y aquél que se genera en los espacios, calor que no será
tampoco evacuado eficazmente por ventilación

Ejemplo de una vivienda en un clima caluroso en el que se presenta un conflicto asociado al aislamiento

Resulta que justamente los techos, por encontrarse de cara al cielo y a la vez tener un mayor coeficiente con-
vectivo (y por tanto una mayor conductividad superficial) conforman elementos eficaces para evacuar de
noche por radiación hacia el cielo y convección con el aire el calor acumulado en los ambientes. Ciertamente,
para ello su conductancia debe ser alta pues de otra manera el calor no llegaría hasta la superficie exterior,
quedándose adentro. Sin embargo, un techo de conductancia alta puede ser –se reitera– muy perjudicial de
día a los fines de impedir la entrada del calor solar, a menos que esté bien sombreado, en cuyo caso el con-
flicto en cuestión desaparece.
7
Recuérdese que en el tema 4 (control solar) se presenta un método sencillo para determinar la resistencia térmica requerida en un
cerramiento en función de la radiación solar incidente, el color de la superficie externa (absortividad) y un aumento admisible de la
temperatura de la superficie interior.

16
La siguiente figura muestra la variación de la temperatura del aire interior (obtenida por simulación en com-
putadora) en el dormitorio de la esquina en un día caluroso de abril, suponiendo que la vivienda se encuentra
en la ciudad de Calabozo, el techo está completamente expuesto al sol y la ventilación es limitada. La cubier-
ta de techo es de láminas livianas de elevada conductancia y absortividad exterior igual a 0.5. La temperatura
se calculó primero suponiendo que el techo se conforma sólo de las láminas y luego que por debajo de las
mismas se coloca un plafón aislante. Obsérvese cómo el aislante reduce la temperatura del aire interior en la
tarde pero la aumenta en la noche.

Temperatura en dormitorio con techo aislante y con techo conductor (r=0,5)


(ventilación baja: 2 CAH)

40.0

38.0

36.0
Temperatura del aire interior (ºC)

34.0

32.0

30.0

28.0

26.0

24.0
Temperatura exterior
22.0 Temperatura en dormitorio con techo liviano de aluminio (r=0,5)
Temperatura en dormitorio con techo de aluminio y poliestireno (r=0.5)
20.0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24

Hora

Variación de la temperatura interior para un techo liviano con aislante y sin él (Sosa et al, 2004).

Considerando que cuanto mayor sea el área de cerramientos exteriores de alta conductancia respecto del área
de construcción mayor será el enfriamiento conductivo nocturno, una planta esparcida aumenta la posibilidad
de evacuar de noche el calor por conducción. Sin embargo, una planta así facilita a la vez la ventilación cru-
zada, reduciéndose la necesidad de evacuar el calor de esa manera. Con todo, en sitios calurosos y de poco
viento (como el sur de Venezuela) una solución como esa merece considerarse, siempre en unión con un con-
trol solar congruente.

Aunque más complicada, otra solución es usar plafones aislantes movibles. En vista de que los aislantes tér-
micos son ligeros, éstos se pueden suspender mediante estructuras livianas que permitan de noche rebatirlos,
plegarlos o correrlos, haciendo que la base del techo quede expuesta por dentro. El resultado serán temperatu-
ras diurnas reducidas por el aislante y temperaturas nocturnas reducidas por la conducción a través del techo
(se tendrá aproximadamente una combinación de las temperaturas de la gráfica de arriba: de noche las tempe-
raturas del techo sin aislante y de día las temperaturas del techo con aislante8).

La forma, pendiente y orientación del techo pueden también concebirse con miras a aminorar la carga solar.
Un techo de un agua, de fuerte inclinación y mirando al este recibirá radiación solar con mayor intensidad en
la mañana y con menor intensidad en la tarde, reduciendo la ganancia solar luego del mediodía, que es cuan-
do hace más calor (sin embargo, parte de ese calor se transmitirá al interior a una hora que dependerá de la
masa térmica del techo). Si el agua estuviese inclinada hacia el norte el calentamiento del techo será mayor en
los meses en los que el sol esté al norte y menor en los meses en los que esté al sur. Cuando un techo tenga
dos o más aguas la carga solar a través de cada agua dependerá de su área y orientación respecto del sol. Cada
espacio se verá luego afectado de forma distinta, según la parte del techo que tenga encima. En general, cuan-
to más compleja sea la geometría de un techo más variable y dispar será su calentamiento (y más podrá pro-
ducir sombras sobre sí mismo). Por otro lado, a mayor inclinación mayor área, lo cual beneficia de noche la
evacuación conductiva de calor.
8
En realidad la temperatura nocturna en ese caso será por un tiempo menor que la temperatura nocturna cuando no se cuente con
aislante, pues la vivienda comenzará la noche teniendo una temperatura más baja.

17
En todo esto se debe advertir que cuanto más sombreado esté el techo o más claro sea o más resistencia tér-
mica tenga menor será la influencia de su orientación e inclinación en la temperatura radiante interior y por
ende en la temperatura del aire interior. Si en adición la ventilación fuese buena, la temperatura interior se
vería aún menos afectada por la geometría del techo. A modo indicativo, en la vivienda del ejemplo de arriba,
sin ventilación, con un techo de un agua mirando al este, de reflectividad 0.5 y conductividad alta la tempera-
tura máxima del aire interior se reduciría en no más de 1.5ºC al aumentarse la pendiente desde 0 hasta 30%.
Si en cambio la ventilación fuese buena y dicho techo estuviese a la sombra, fuese blanco y/o tuviese aislante,
tal variación de pendiente se haría superflua, pues ya se habría reducido la carga solar por otros medios.

En tanto que usar cerramientos conductores es en principio nocivo de día pero conveniente de noche y usar
cerramientos aislantes lo contrario (aunque todo dependa, como se vio, de su repartición en la envolvente
conforme el sombreado y la ventilación), usar cerramientos de elevada masa térmica puede ser tan perjudicial
de día como de noche si no se toman en cuenta ciertas consideraciones relativas a la manera como se compor-
tan. En comparación con los cerramientos aislantes, los cuales bloquean la conducción del calor pero cuyas
superficies se calientan y enfrían rápido (cada cual por su cuenta conforme a los cambios térmicos en su en-
torno) los cerramientos pesados se calientan y enfrían despacio en todo su volumen, sin frenar a la postre la
conducción desde la superficie más caliente hasta la más fría (conducción que se demora unas diez horas en
cerramientos pesados de espesor 30 cm). Debido a la lentitud con que el calor se propaga es usual que parte
del flujo dentro del cerramiento se revierta en la noche cuando la superficie exterior se enfría, por lo que no
todo el calor captado de día por la superficie exterior llega hasta la superficie interior9. Es por ello que algu-
nos investigadores definen una “resistencia térmica efectiva” mayor que la resistencia térmica real, la cual
equipara “calor devuelto” a “calor bloqueado”.

Valerse de lo anterior en climas cálidos y húmedos es problemático y depende de varios factores, principal-
mente el espesor del cerramiento, la diferencia entre las temperaturas superficiales diurna y nocturna y la
diferencia entre las temperaturas superficiales exteriores e interiores (diferencias que serán obviamente mayo-
res en cerramientos expuestos al sol). En líneas generales, si no se adopta un espesor grande (entre 30 y 50
cm según el tiempo y la hora en que el sol incida) será nocivo ubicar cerramientos pesados al sol pues capta-
rán y conducirán calor en cantidades importantes, haciendo que en la tarde y/o en la noche permanezcan ca-
lientes10. Si en cambio se les sombrea bien –y esto incluye la protección contra la radiación reflejada y la
reducción de la incidencia de radiación difusa– sus temperaturas superficiales fluctuarán poco alrededor de la
temperatura media del aire (recuérdese que no se cuenta con amplitudes grandes), lo cual se traduce en tem-
peraturas superficiales menores de día y mayores de noche respecto de cerramientos cuyas superficies se
calientan y enfrían rápido. En Venezuela, en tales casos, considerando que en la zona climática 1 la tempera-
tura del aire en la noche varía entre 23 y 26ºC y la temperatura media diaria entre 26 y 29ºC, no se producirán
en principio temperaturas radiantes que no puedan compensarse ventilando.

Se debe estimar en todo esto que el efecto de la masa térmica disminuye en proporción con el área de abertu-
ras respecto del área de la envolvente puesto que ello implica una reducción de la masa térmica global y un
aumento de la ventilación. Merece finalmente mencionarse que experimentos realizados en los Estados Uni-
dos (Givoni, 1998) muestran que una edificación construida con materiales pesados pero abierta, ventilada y
con un buen control solar puede ser de día más fresca que una edificación de baja masa térmica y presentar
condiciones similares de noche si la ventilación nocturna se asiste con ventiladores que incrementen el en-
friamiento convectivo de los cerramientos.

9
Un ejemplo son las iglesias coloniales, cuyas paredes son de adobe y tienen más de medio metro de espesor, por lo que el calor
nunca llega hasta a la superficie interior, la cual se mantiene a la temperatura promedio del aire interior.
10
Un techo de placa maciza de concreto de 15 cm expuesto al sol tarda unas 4 horas en conducir hasta la cara interior el calor solar
que absorbe, por lo que empieza a aumentar la temperatura radiante media del recinto y transmitir el calor al aire interior a comienzos
de la tarde, cuando el calor general es intenso. Llegada la noche, el calor que aún fluye por el material y que se devuelve para salir por
la cara exterior es finalmente pequeño comparado con todo el calor absorbido y transmitido durante el día. Un techo así permanecerá
todavía caliente por varias horas, hasta que todo el calor absorbido termine de salir a través de sus dos superficies. Si dicho techo
fuese muy grueso (por ejemplo, de 30 cm), el calor del sol se manifestaría al interior ocho horas después; empero, si bien la cantidad
que se devuelve en la noche es importante, también lo es la cantidad que sigue su camino hacia adentro, pudiendo el cerramiento
calentar los ambientes toda la noche.

18
Las edificaciones vernáculas de las regiones tropicales cálidas se conforman en general de materiales aislan-
tes y livianos, principalmente fibras vegetales y madera. Tales edificaciones son consideradas apropiadas en
este tipo de climas en razón del rápido enfriamiento que se produce en ellas al caer la noche. Sin embargo, los
materiales livianos presentan la desventaja que no ofrecen solidez estructural y durabilidad, criterios hoy en
día importantes. Ya se comentó que si se asegura un buen sombreado y una buena ventilación la solidez de
una edificación de elevada masa térmica no tiene por qué contravenir los requerimientos de confort térmico.
En caso de que se diseñen fachadas al sol los bloques de concreto de agregado liviano (Alivén) son una solu-
ción adecuada para las fachadas más asoleadas pues combinan solidez y resistencia térmica adecuada. En
techos, en cambio, la incidencia del sol obliga por lo general a complementar cualquier base de techo con
algún material aislante a objeto de asegurar que la temperatura superficial interior no sea mucho mayor que la
temperatura del aire. A manera indicativa se muestran en la siguiente tabla las resistencias térmicas mínimas
requeridas en techos en función del color de la superficie exterior a objeto de que la temperatura superficial
interior no aumente más de 2ºC por encima de la temperatura del aire (se asume que la incidencia máxima de
radiación solar es de 900 W/m2 y que la ventilación es lo suficientemente buena como para mantener la tem-
peratura del aire interior a niveles similares a los de la temperatura del aire exterior).

Color Absor- Resistencia térmica Ejemplos de techos cuya resistencia térmica se encuentra cerca del mínimo requerido*
exterior tividad requerida (m2ºC/W)
⋅ Losa maciza de 20 cm, fieltro aluminizado exterior y panel aislante de 2,5 cm.
Claro 0,4 1,0 ⋅ Losa nervada con bloques de agregado liviano, fieltro aluminizado exterior y friso interior.
⋅ Losa nervada con tabelones de arcilla de 6 cm, fieltro aluminizado ext. y panel aislante de 2 cm.
⋅ Techo a base de tabelones de arcilla, fieltro aluminizado exterior y panel aislante de 2 cm.
⋅ Lámina liviana de acabado exterior claro y panel aislante de 3 cm.
⋅ Losa maciza de 20 cm, teja criolla y panel aislante de 4 cm.
⋅ Losa maciza de 20 cm, acabado exterior obra limpia y panel aislante de 5 cm.
Medio 0,6 1,8 ⋅ Losa nervada con bloques de agregado liviano, teja criolla y panel aislante de 2 cm.
⋅ Losa nervada con tabelones de arcilla de 6 cm, teja criolla y panel aislante de 3,5 cm.
⋅ Techo a base de tabelones de arcilla, impermeabilizante, teja criolla y panel aislante de 3,5 cm.
⋅ Lámina liviana de acabado exterior verde o rojo y panel aislante de 5 cm.
⋅ Losa maciza de 20 cm, impermeabilizante oscuro y panel aislante de 6 cm.
Oscuro 0,8 2,5 ⋅ Losa nervada con bloques de agregado liviano, impermeabilizante oscuro y panel aislante de 4
cm.
⋅ Losa nervada con tabelones de arcilla de 6 cm, impermeabilizante oscuro y aislante de 6,5 cm.
⋅ Techo a base de tabelones de arcilla, impermeabilizante oscuro y panel aislante de 6,5 cm.
⋅ Lámina liviana de acabado exterior oscuro y panel aislante de 6,5 cm.
* No se listan techos de resistencia térmica mayor pues se sobreentiende que cumplen con lo planteado.
Resistencia térmica requerida en techos a fin de que la temperatura superficial interior no exceda en 2ºC a la del aire

3.1.2. Zonas cálido-húmedas de Venezuela (zona climática 2: 400 a 700 m.s.n.m.)

Los preceptos de diseño de la envolvente presentados para la zona climática 1 (optimización simultánea del
control solar y la ventilación natural) se mantienen enteramente vigentes en la zona climática 2 con la salve-
dad de que en la noche el clima puede producir algo de frío, mitigándose la necesidad de evacuar calor a esas
horas. El que de madrugada la temperatura pueda llegar a menos de 20ºC obliga en los hechos a cierto control
de la ventilación. Ello comporta la inconveniencia de cerramientos extensos siempre abiertos (como áreas
grandes de bloques de ventilación11) en espacios de ocupación nocturna, en especial en habitaciones12. Visto
que simultáneamente es imprescindible de día contar con una buena ventilación, el problema se resuelve op-
tando por que sean los usuarios quienes decidan los niveles de ventilación requeridos, operando sobre puertas
y ventanas13. Del mismo modo, en las noches más cálidas se podrá aumentar la ventilación, en especial en
edificaciones de cierta masa térmica que tiendan a ser a esas horas más cálidas en razón de la restitución al
ambiente del calor acumulado durante el día en los cerramientos14.

11
Cuando se usen bloques de ventilación se debe considerar el riesgo de penetración de animales e insectos, lo que los hace de hecho
problemáticos en muchas regiones del país.
12
Cuando se duerme la tasa de calor metabólico es baja (0,7 Met), por lo que se necesita en principio que el ambiente sea más cálido.
13
Con todo, frente a temperaturas de ese orden es obvio que no es complicado abrigarse para anular una posible sensación de frío.
14
El PMV muestra que ante temperaturas del aire de 23ºC y sin que existan corrientes de aire la temperatura radiante puede llegar
hasta 30ºC sin que se afecten de manera inaceptable los requerimientos de confort.

19
3.1.3. Zonas cálido-húmedas a moderadas de Venezuela (zona climática 3: 700 a 1100 m.s.n.m.)

Los principios básicos expuestos en los apartados previos se mantienen en esencia en las regiones cuyo clima
varíe a lo largo del año entre cálido húmedo y moderado, con la excepción de que se mitiga la necesidad de
apelar estricta y simultáneamente al control solar y a la ventilación natural. El diagrama bioclimático de Ca-
racas revela que sólo se necesitan corrientes de aire del orden de 0.4 m/s para lograr condiciones de confort
en los días más calurosos siempre que la edificación cuente con un control solar óptimo. Una edificación en
esta zona puede luego diseñarse con una ventilación reducida –es decir, independiente de la dirección del
viento o incluso unilateral, a condición de que el control solar sea rigurosamente resuelto (se advierte que
todavía a esas altitudes, si el control solar y la ventilación natural fuesen ambos deficientes la perspectiva de
que se dé malestar térmico estará asegurada).

Ahora bien, apostar a lo contrario, es decir, reducir el control solar y aumentar la ventilación resulta más pro-
blemático. Ello se debe a que en las horas más calurosas el sol puede calentar los espacios más de lo que la
ventilación alcanza a enfriarlos15 y a que en este tipo de climas el aire no llega en los peores casos a estar más
caliente que la piel (33ºC en promedio), pero sí a temperaturas que hagan indeseable cualquier deterioro de
los demás parámetros de confort (en particular la temperatura radiante), deterioro que puede darse fácilmente
sin un buen control solar. Concretamente, si se tiene una temperatura del aire de 28ºC y corrientes de aire de
0.4 a 0.8 m/s la temperatura radiante no puede ser mayor que 26-27ºC si se desea mantener condiciones acep-
tables de confort. Es decir, las superficies interiores no pueden estar más calientes que el aire y por lo tanto
no pueden recibir calor del sol.

Contrariamente, las condiciones en la mañana y al final de la tarde autorizan una penetración parcial de los
rayos solares acorde con el uso y volumen del espacio siempre que se pueda ventilar en correspondencia. De
esta forma se compensa un aumento temporal y limitado de la temperatura radiante con un enfriamiento con-
vectivo proporcionado (tanto de las personas como de las superficies interiores), habida cuenta de que en la
mañana y al final de la tarde el aire está más fresco16. Conviene
en ello vigilar que la radiación llegue oblicuamente hasta las
superficies interiores a objeto de reducir la intensidad con que
incide, y evitar el empleo de materiales de poca masa térmica
cuyas superficies se puedan calentar rápido y más de la cuenta
(como alfombras y parquet). Los materiales pesados en cambio
no verán aumentar su temperatura de manera importante a con-
dición de que la incidencia del sol sea efectivamente parcial y
temporal17 (lo esencial es que sus superficies no conserven tem-
peraturas superiores a la del aire en las horas más calurosas) 18.

Sol de finales de la tarde en los pasillos del Edificio del Rectorado. El


calentamiento producido por la penetración del sol no representa un
problema, visto la hora en que lo hace, el uso del espacio, su volumen,
la amplia ventilación y la masa térmica del piso y demás elementos.

15
Un cálculo convencional permite demostrarlo: supóngase un recinto de 40 m3 el cual cuenta con una ventilación natural amplia de
20 CAH (0.27 kg/s). Si el aire que entra se encontrara 2ºC más fresco que el que sale el enfriamiento neto sería de 533 W. Si simultá-
neamente se tiene una penetración de sol equivalente a 500 W/m2 (incidencia típica en la tarde sobre una fachada) a través de una
abertura de área efectiva 2 m2, el aporte del sol sería de 1000 W. Es decir, la ventilación sólo alcanza en teoría a extraer la mitad del
calor solar que entra en el recinto.
16
Frente a temperaturas del aire de 23 a 25ºC (valores típicos en Caracas en la mañana y al final de la tarde), humedad de 65% y
corrientes de aire del orden de 0.5 m/s la temperatura radiante puede superar 30ºC sin que se quebranten las condiciones de confort.
17
Una superficie de material liviano de absortividad 0.5 que reciba una radiación solar de 200 W/m2 verá aumentar en poco tiempo su
temperatura unos 8ºC, mientras que la superficie de un material pesado lo hará en más tiempo y en no más de 1.5ºC.
18
Otro criterio es el riesgo de deslumbramiento visual, lo que obliga a excluir el sol en horas de ocupación en recintos en los que se
realicen tareas visualmente exigentes (estudios, talleres, salones de clase, oficinas); en general, dejar entrar el sol de la mañana o la
tarde será nocivo en espacios en los que la luz pueda causar molestias de cualquier índole, como por ejemplo perturbar el sueño.

20
En todo caso, cuando se trate de las condiciones térmicas en la mañana o al final de la tarde es válido ofrecer
la perspectiva de ajustar el control solar y la ventilación abriendo o cerrando las ventanas en unión con pro-
tecciones solares fijas y/o móviles, pudiendo estas últimas ser interiores en esta zona climática (una persiana
o una cortina). Ello siempre que se asegure un buen dominio de ambas técnicas, es decir, que exista la posibi-
lidad de activar simultáneamente tanto el control solar como la ventilación natural. La siguiente figura mues-
tra un ejemplo básico de una solución de este tipo para una ventana orientada al sur en la que el sol es contro-
lado por medio de un conjunto de protecciones solares exteriores e interiores sin menoscabo de la ventilación.

Control solar sin merma de la ventilación en una ventana orientada sur en Caracas (sol del 21 de diciembre)

Por otro lado, juzgando que en esta zona climática entre los meses de noviembre y marzo la temperatura del
aire puede bajar de noche a menos de 15ºC, cabe preguntarse sobre la perspectiva de situar en la envolvente
paredes pesadas ciegas de cara al sol que almacenen calor solar de día y lo emitan al interior de noche19. Se-
gún la orientación se tendrá que observar masas térmicas distintas pues se debe asegurar que el calor se des-
prenda de noche y no de día. En teoría, para fachadas orientadas sur y para techos se deberá escoger un desfa-
se alto (unas 10 horas, lo cual resulta en los hechos impráctico pues implica espesores grandes), mientras que
para fachadas oeste un desfase de 6 horas será suficiente para retrasar la transferencia hasta la noche20.

Sin embargo, en las épocas cálidas (abril-septiembre) la temperatura del aire es con frecuencia de unos 25ºC a
comienzos de la noche y de unos 20ºC en la madrugada, circunstancias para las cuales la temperatura radiante
no puede superar 25 y 30ºC respectivamente si la ventilación es deficiente. Ello conduce a usar un desfase
que produzca un incremento prácticamente nulo de la temperatura superficial interior por encima de la tempe-
ratura del aire a primeras horas de la noche. Lograrlo usando materiales densos de alta masa térmica es poco
práctico por los espesores requeridos, incluso en fachadas oeste en las que el calor del sol comienza a absor-
berse en la tarde21. Concretamente, posponer la llegada del calor solar hasta la madrugada sin afectar las
condiciones térmicas a comienzos de la noche obliga a recurrir a espesores de 30 cm en el mejor de los casos.
Tales espesores producen por lo demás una reversión del flujo al ponerse el sol, rebajando la temperatura
radiante en la madrugada a niveles similares a los de una pared más delgada y de resistencia térmica mayor
(por ejemplo, una pared de bloques huecos de concreto de 20 cm con friso). De asegurarse en cambio corrien-
tes de aire del orden de 0.5 m/s las superficies podrán alcanzar hasta unos 30ºC a comienzos de la noche, con
lo que el problema se mitiga. Con todo, será en conclusión preferible en esta zona climática realzar de día el
control solar observando la resistencia térmica de los cerramientos expuestos al sol y diseñar pensando en una
ventilación regulable que permita cerrar las ventanas cuando de noche haga frío, dejar que la masa térmica
interactúe únicamente con el aire y/o simplemente forzar al usuario a abrigarse mejor22.

19
Se debe recordar que los cerramientos externos pesados son eficaces sólo a medias para calentar de noche los ambientes pues disi-
parán más de la mitad del calor acumulado hacia fuera en razón de que la temperatura exterior nocturna es menor que la interior.
20
La fachada sur sólo recibirá radiación en los meses en los que el sol esté inclinado hacia el sur (sep-abril, en el norte del país), lo
cual coincide con la época más fresca. Por otro lado, las fachadas que reciban sol sólo en la mañana son poco útiles para calentar de
noche pues comienzan a enfriarse al mediodía. De allí que sea preferible en esa orientación pensar sólo en términos de aislamiento.
21
Una pared de concreto armado de 20 cm posee un desfase de 5 ½ horas y una resistencia térmica de 0.3 ºC.m2/W. Si sobre dicha
pared incide radiación solar toda la tarde con una potencia pico de 550 W/m2 a las 2:00 p.m., la superficie interior comenzará la noche
con una temperatura de aproximadamente 4.5ºC por encima de la temperatura del aire para un acabado exterior claro y casi 12ºC por
encima para un acabado exterior oscuro. Posponer este aumento hasta más allá de las 10:00 p.m. implica espesores de más de 30 cm.
22
En Caracas, la temperatura media fluctúa entre 18 y 23ºC. Considerando que las amplitudes son pequeñas una envolvente de alta
masa térmica y protegida del sol mantendrá temperaturas superficiales de ese orden, lo que se traduce en temperaturas radiantes que
ayudan a mejorar las condiciones en las horas más calurosas y a la vez temperan los ambientes en las horas más frías.

21
3.1.4. Zonas de clima moderado de Venezuela (zona climática 4: 1100 a 1700 m.s.n.m.)

Tal como lo evidencia el diagrama bioclimático de Mérida, en la zona climática 4 la ventilación natural es
prácticamente redundante si se cuenta con un control solar óptimo23. Entre otras consecuencias las ventanas
podrán ser más pequeñas y no seguir esquemas tendientes a captar los vientos ni generar ventilación cruzada.
Sin embargo, para que ello sea válido la temperatura radiante no puede superar a la del aire en las horas más
calurosas, lo cual obliga a subrayar el control solar. De modo que si se diseña sin observar la ventilación o no
se asegura una ventilación aceptable (por ejemplo, admitiendo que no haya viento suficiente en la parcela) se
tendrá que restringir al mediodía y a comienzos de la tarde la entrada de sol a través de ventanas y aberturas y
maximizar la reflexión y el aislamiento de las partes de la envolvente más expuestas al sol a objeto de no
contravenir el confort térmico en las horas más cálidas.

En esta zona climática las temperaturas máximas del aire son de alrededor de 26ºC, lo que faculta temperatu-
ras radiantes de 30 y 35ºC cuando se aseguren velocidades de aire de 0.4 y 0.8 m/s respectivamente. Por lo
tanto se podrá tolerar cierto calentamiento solar en las horas más cálidas siempre que se ventile en correspon-
dencia (equivalente de hecho al aceptado en la zona climática 3 en la mañana y al final de la tarde). Los ce-
rramientos al sol podrán así tener acabados de absortividad media y resistencia térmica media, del orden de
0.3 a 0.6 ºC.m2/W (paredes de bloques de concreto o arcilla, techos de concreto con tejas) o, alternativamente,
la radiación solar podrá penetrar a través de las aberturas oblicuamente y en cantidades reguladas.

Cuando se ofrezcan condiciones para controlar a la vez la ventilación y la carga solar bastará en esta zona
climática que las protecciones solares sean internas (descartándose las externas, más complicadas y costosas
–lo cual no significa olvidarse de los volados y aleros, necesarios para la lluvia), habida cuenta de que por lo
fresco del aire el calor que pueden atrapar las persianas y cortinas y que luego se emite al ambiente no es más
un problema (en último caso dicho calentamiento podrá compensarse dejando entrar aire fresco por alguna
otra abertura). Los toldos graduables o las contraventanas permeables y abatibles serán también buenas solu-
ciones en las fachadas que reciban el sol de frente pues evitan los inconvenientes que pudiese producir el sol
sin eliminar del todo la renovación del aire.

Por otro lado, debido a que de noche hace frío (en promedio 20ºC a comienzos de la noche y 15ºC de madru-
gada) el clima faculta usar la masa térmica de la envolvente a fin de emitir calor de noche escogiendo los
desfases de acuerdo a la hora en que incida el sol en cada fachada, según su orientación. A diferencia de lo
que ocurre en la zona climática 3, a comienzos de la noche la temperatura del aire autoriza temperaturas ra-
diantes medias hasta 10ºC superiores a la temperatura del aire, lo que permite usar sin mucho perjuicio pare-
des pesadas gruesas en fachadas oeste y sur. Ello puede complementarse con cerramientos que tengan mate-
riales aislantes en su cara interior de manera de preservar el calor así producido y las cargas internas (estos
cerramientos no serán los mismos que se usen para almacenar y emitir calor pues al colocar aislante se cubre
la masa térmica anulándose su efecto). Adicionalmente, el que bajo condiciones de ventilación se tolere a
cualquier hora una penetración limitada y localizada de radiación solar da pie para almacenar cierta cantidad
de calor en cerramientos interiores de alta masa térmica (sobre todo el piso), calor que se incorporará de no-
che al emitido por los componentes pesados de la envolvente. En compensación incumbirá ventilar a conve-
niencia a fin de contrarrestar una potencial acumulación de calor más allá de lo requerido.

Como beneficio adicional contar con paredes más calientes de noche reduce la condensación de vapor en sus
superficies (lo que se conoce como condensación superficial), fenómeno común a esas altitudes en las que de
noche las superficies tienden a alcanzar temperaturas menores que la temperatura de rocío. Esta condensación
no sólo deteriora los materiales, sino que afecta la salud al convertirse en receptáculo de hongos y bacterias.
Por lo mismo, conviene que la envolvente reciba siempre algo de sol a objeto de impedir su enmohecimiento.

23
No así la renovación de aire por razones higiénicas, la cual siempre será requerida, al margen de lo frío del clima.

22
3.1.5. Zonas de clima moderado a frío de Venezuela (zona climática 5: 1700 a 2200 m.s.n.m.)

Si se sube más en altitud el aire se enfría y la necesidad de contar con corrientes de ventilación francas se
vuelve contraproducente. Ello ocurre al entrar en la zona climática 5 (1700 a 2200 m.s.n.m.) donde las tempe-
raturas máximas apenas sobrepasan los 20ºC. Un ambiente sin ventilación ubicado en esta zona climática
podrá por ende tener una temperatura radiante media de poco más de 30ºC en las horas más cálidas, incluso
cuando no cuente con una ventilación perceptible. Lo anterior no significa que se pueda aún dejar completa-
mente de lado el control solar puesto que el sol es fuerte y puede calentar las superficies hasta temperaturas
radiantes superiores. En caso de que se prevea una situación así se tendrá que ofrecer la posibilidad de venti-
lar en correspondencia.

Se debe prevenir que reducir la resistencia térmica de la envolvente a objeto de aumentar las temperaturas
superficiales interiores durante el día puede contravenir el resguardo nocturno del calor interior bajo condi-
ciones en las que la temperatura del aire exterior no supera los 13ºC. Las pautas de diseño dirigidas a regular
la temperatura radiante media atañen de hecho más al frío nocturno que al calor diurno. Convendrá en tal
sentido que las fachadas al sol sean de cerramientos pesados (pudiendo en adición ser oscuras) de modo que
descarguen hacia adentro al final de la tarde y en la noche parte del calor solar que acumulen durante el día.
Ese calor, unido al que se genera en el interior de los espacios, podrá luego preservarse por medio de un ais-
lamiento interior en otras paredes y/o el techo. En vista de que una configuración como esa puede generar
espacios demasiado fríos en el día se deberá en contrapartida permitir el ingreso selectivo del sol a través de
las aberturas y ventanas, con lo cual no sólo se introduce calor en el día, sino que se calienta la masa térmica
del piso y las particiones internas para su posterior utilización.

En un clima así, según el uso del espacio, podrán incluso permitirse superficies vidriadas herméticas extensas
en espacios grandes, corredores o patios a condición de prever la factibilidad de ventilar por medio de abertu-
ras situadas allende y colocar protecciones internas (cortinas o persianas) que se puedan desplegar cuando el
efecto invernadero se vuelva excesivo en aquellos días más despejados y cálidos. Inversamente, en los días
fríos o medianamente nublados provocar un efecto invernadero usando radiación directa y/o difusa consegui-
rá temperar los ambientes.

Izquierda: casa en la Colonia Tovar: techo oscuro, ventanas pequeñas protegidas con postigos, paredes pesadas al sol.
Derecha: restaurante Hotel Edelweiss en la Colonia Tovar: fachadas herméticas de vidrio sólo con cortinas

3.1.6. Zonas de clima frío de Venezuela (zona climática 6: 2200 m.s.n.m. en adelante)

Por encima de 2200 m.s.n.m el problema pasa a ser el frío. A pesar de que se le puede combatir con manio-
bras de adaptación como abrigarse con ropa aislante, a grandes alturas tales maniobras pudiesen no bastar,
sobre todo de noche. Sin embargo, en Venezuela, es posible por medio del diseño bioclimático lograr condi-
ciones suficientemente cálidas como para que los usuarios puedan realizar sus actividades sin necesidad de
abrigarse en exceso. Ello se logra valiéndose de la radiación solar, la cual en las regiones altas presenta una
intensidad elevada, aún mayor que en las regiones bajas (en razón de la menor absorción atmosférica).

23
En esta zona climática la temperatura del aire máxima es de 17ºC a 2200 m.s.n.m. y 13ºC a 3600 m.s.n.m. y
la temperatura mínima inferior a 10 y 5ºC respectivamente. Ante tales condiciones y en ausencia de ventila-
ción la temperatura radiante media puede subir durante el día a más de 35ºC, llegando incluso a más de 40ºC
en las zonas más elevadas, lo que en la práctica significa usar el sol para calentar las superficies interiores.

El calentamiento solar pasivo comprende acciones relativas a:

⋅ La protección contra los vientos fríos, obstruyendo con elementos constructivos la llegada del viento en
la edificación y en los lugares donde permanecerán las personas.
⋅ La captación de la radiación solar durante el día, orientando los cerramientos con arreglo a la ubicación
del sol para calentar la envolvente y las particiones internas y/o generar el efecto invernadero.
⋅ La preservación del calor solar tanto de día como de noche, almacenándolo en los materiales y/o aislan-
do los espacios internos. El aislamiento comprende no sólo maximizar la resistencia térmica en las super-
ficies interiores de los cerramientos, sino evitar la infiltración de aire frío, sobre todo de noche.

En un régimen de calentamiento solar pasivo todas estas acciones se combinan con mayor o menor rigor de-
pendiendo del frío a combatir. En Venezuela, a medida que se suba en altitud la necesidad de apelar simultá-
neamente a todas irá aumentando hasta acentuarse al llegar a los 3000 m.s.n.m.

Protección contra los vientos fríos

Cualquier obstáculo ancho que se interponga entre el viento atmosférico y las fachadas produce una fuerte
disminución de la velocidad del viento a alturas inferiores a la del obstáculo, perturbación que desaparece
completamente a una distancia de aproximadamente 12 veces esa altura (repasar el tema 5: ventilación natu-
ral). En tanto que en climas calurosos la pauta es evitar tales obstáculos –o en último caso adecuar el diseño
de las aberturas a los mismos– en climas fríos su presencia será por el contrario beneficiosa, por dos razones:
por un lado, bloquean la llegada del viento en condiciones en que no conviene ventilar más allá de lo requeri-
do por razones higiénicas y, por otro lado, atenúan el enfriamiento convectivo de la envolvente al reducir la
velocidad del aire en sus inmediaciones (a menor convección mayor será la temperatura para la cual los ce-
rramientos al sol alcanzarán el equilibrio –es decir, se calentarán más).

Captación de radiación solar durante el día

Es común en el páramo andino conservar la configuración típica de las casas coloniales con grandes patios
centrales. En tanto que en climas cálidos tales patios sirven para generar ventilación cruzada en los ambientes
y situar árboles altos de copa ancha que sombreen paredes interiores y techos, en climas fríos su función será
contar con un espacio abierto al sol y protegido del viento que permita en adición calentar los cerramientos
que den hacia él. Si el clima es muy frío resulta aún provechoso cerrar el patio con grandes superficies vi-
driadas (bien sea techándolo o encerrándolo) a fin de generar el efecto invernadero. Conviene luego usar en
los patios superficies claras que reflejen el sol hacia los corredores, y usar en los corredores pisos y paredes
oscuros y pesados (adobe, concreto, caico, piedras, granito, ladrillos) que absorban la energía solar directa y
reflejada y la reemitan al ambiente gradualmente y con retardo. Con ello se aumenta la temperatura radiante y
se calienta por convección el aire, el cual circula luego por el resto de los ambientes. En general, crear el
efecto invernadero en espacios en los que el deslumbramiento visual pueda tolerarse o controlarse es muy útil
en climas fríos. Esto se puede hacer de infinidad de maneras. Para que tal efecto sea eficaz se deberá apelar a
vidrios de alta transmisividad ante la radiación solar y de transmisividad nula ante la radiación infrarroja de
onda larga (vidrios crudos, laminados o templados, siempre claros).

24
Patios y corredores cerrados con vidrio en edificaciones del páramo a fin de generar el efecto invernadero

Dimensionar y escoger acertadamente las áreas y materiales de pisos, paredes y ventanas a fin de acentuar el
efecto invernadero y/o almacenar con provecho el calor del sol implica en la práctica atender ciertas conside-
raciones constructivas sutiles, las cuales se exponen a continuación:

Primeramente, puesto que el vidrio es un material de poco espesor, cuanto más aumente su área respecto del
área total de cerramientos menor será la masa térmica global disponible para almacenar calor. Al respecto se
estila una relación no menor de 6:1 entre el área de los cerramientos cuya masa térmica se ha de calentar y el
área vidriada destinada a transmitir el sol. Por encima de esta relación no se fija un límite máximo ya que la
viabilidad de obtener confort es proporcional a la cantidad de masa térmica disponible.

Por otro lado, en vista de que el vidrio tiene poca conductancia (debido también a su espesor), los espacios
que cuenten con las áreas vidriadas más extensas se enfriarán de noche más rápido. De allí que sea inadecua-
do maximizar el área de cerramientos de vidrio en dormitorios y espacios de uso nocturno, donde correspon-
derá contar con ventanas de tamaño moderado para generar el efecto invernadero. En todo caso convendrá
siempre frenar el enfriamiento conductivo nocturno a través de los vidrios usando postigos o contraventanas
aislantes, desplegando cortinas gruesas y/o apelando a vidrios dobles con cámaras de aire, todo lo cual apunta
a aumentar la resistencia térmica del área vidriada en aquellas horas en las que se requiera preservar el calor.

Usar materiales pesados asegura el desprendimiento de calor por largo tiempo pero no el aumento rápido y
elevado de la temperatura superficial y por ende de la emisión de radiación infrarroja, que es la que produce
el efecto invernadero. Un piso de contrachapado expuesto al sol (material liviano de baja conductividad) se
calentará rápido y palpablemente (por ejemplo, 6 a 10ºC, dependiendo de la temperatura y velocidad del aire
contiguo), pero sólo en su superficie (los primeros milímetros) y con tendencia a enfriarse también rápido
cuando el sol deje de incidir. En cambio un piso de caico sobre base de concreto (materiales pesados de con-
ductividad media) sometido a las mismas condiciones de soleamiento irá “tragando” el calor más lenta, repar-
tida y profundamente, lo que hace que su temperatura superficial aumente comparativamente poco (por ejem-
plo, 2 a 3ºC). En contrapartida un piso así seguirá devolviendo al ambiente el calor acumulado mucho des-
pués de que el sol haya dejado de incidir (se advierte que para que este proceso se dé el piso no puede tener
alfombras o esteras que cubran su masa térmica). Se concluye en que si lo que se busca es acentuar el calen-
tamiento diurno se deberán usar acabados oscuros y de poca masa térmica en aquellos sitios en los que incida
el sol (siempre que esta incidencia dure el tiempo requerido) mientras que si la meta es almacenar el calor
para su posterior uso se deberán usar materiales también oscuros pero de elevada masa térmica.

Será mucho más útil almacenar calor en las particiones internas que en las fachadas puesto que las primeras
desprenderán todo hacia adentro mientras que las segundas devolverán al menos la mitad de ese calor hacia
afuera al caer la noche. En adición las fachadas verán fuertemente reducido su calentamiento debido al en-
friamiento convectivo con el aire frío exterior. Servirse de las fachadas conlleva por tanto cargarlas de día al
máximo, para lo cual deberán ser oscuras y tener espesores que produzcan desfases conformes al tiempo en
que el sol incida y a la hora en que se desee que el calor se transmita. Una manera de evitar que el calor así
almacenado se pierda es cubrirlas por fuera al final de la tarde con algún sistema móvil de aislamiento exter-
no (por ejemplo, grandes contrapuertas corredizas).

25
En caso de que una pared pesada de una fachada reciba calor sólo en su cara interior (por incidencia de la
radiación solar que penetra a través de una abertura o por reflexión de superficies contiguas) convendrá colo-
carle aislante por fuera pero está vez fijo. En tales casos la capa de material pesado podrá ser de aproximada-
mente 10 a 12 cm ya que es hasta esa profundidad que se almacena el calor que finalmente se devuelve. De
manera similar, un piso disipará parte de su calor hacia el terreno (cuya masa térmica es parecida) por lo que
usar pisos pesados de espesores mayores que 10 a 12 cm resulta superfluo para emitir calor hacia los ambien-
tes de noche usando la masa térmica.

En cuanto a las particiones internas, la mejor condición es que estén expuestas el mayor tiempo posible al sol
y sus reflexiones y a la vez al aire cálido del efecto invernadero. De esta forma podrán alcanzar temperaturas
bastante superiores a las que alcanzan las fachadas. Las aberturas y superficies vidriadas deberán por ende
diseñarse de forma de asegurar que la radiación penetre hasta la masa térmica interior –para lo cual se apelará
a las técnicas propias del control solar, aunque no ya con miras a sombrear, sino a dirigir la radiación solar–
al tiempo que la masa térmica deberá situarse en las áreas en las que se genera el efecto invernadero.

Preservación del calor solar

Tan importante como captar el calor será conservarlo, sobre todo de noche. Las rendijas que pueda haber
entre paredes y puertas, paredes y ventanas o paredes y techos deberán eliminarse pues cualquier infiltración
de aire exterior puede anular las acciones destinadas a conservar el aire cálido. Por ende, las puertas y venta-
nas tendrán que ser herméticas y estar bien selladas. No obstante, dependiendo del uso del espacio y la canti-
dad de personas que en él se encuentren habrá que aceptar por razones higiénicas un mínimo de renovación.
Normativamente se estilan unos 10 litros/persona/segundo (equivalente a 35 m3/h) a efectos de mantener las
cantidades de oxígeno a niveles saludables (ASHRAE 62) (una renovación así se da en condiciones de ocu-
pación normales a través de las rendijas que separan las puertas del piso). En ambientes en los que se genere
humo o contaminante deberán poderse abrir las ventanas o las puertas el tiempo que se considere necesario.

De la misma forma deberá evitarse el uso de elementos conductores que separen los ambientes con el exte-
rior, así sean éstos de áreas pequeñas. Por ejemplo, una ventana de vidrio doble con marco de aluminio perde-
rá más calor a través del marco que a través de toda el área de vidrio. Asimismo, cualquier elemento estructu-
ral metálico no cubierto como una viga colindante de techo dejará salir calor en cantidades indeseables. A
tales zonas pequeñas y “débiles” ante el paso de calor se les conoce como puentes térmicos. Evitar los puen-
tes térmicos implica en consecuencia usar materiales de mayor resistencia térmica para los marcos, las puer-
tas, etc. (madera, por ejemplo) o cubrir y sellar dichos puentes con materiales aislantes.

En general será importante que los cerramientos que no se usen de día para almacenar calor (aquellos que no
reciban sol o no estén en contacto con aire cálido) cuenten con una capa de aislante en su cara interior que de
noche bloquee la salida de calor por conducción. Esto vale también para los cerramientos pesados, pues al no
recibir calor de ninguna fuente tenderán a estar siempre fríos y dispuestos a “tragarse” el calor que se genere
en el ambiente (personas, equipos o incluso calefacción eléctrica o chimenea).

Ahora bien, así como los vidrios sirven de día para introducir el calor solar pero de noche cambian a disposi-
tivos de enfriamiento conductivo (por lo que se les debe en principio cubrir con cortinas, contraventanas o
postigos) cerramientos conductores de cara al sol como techos livianos calentarán de día rápidamente los
espacios pero de noche los enfriarán con la misma rapidez. En climas muy fríos techos así pudieran even-
tualmente usarse de día para calentar los espacios a condición de que al final de la tarde (o en días muy nu-
blados) se les cubra por debajo con plafones aislantes móviles que resguarden el calor interior (un empleo
inverso al que se le dio a tales plafones en climas cálidos). Es muy importante en tales casos que el cubri-
miento sea total a objeto de evitar puentes térmicos. Con todo, una solución así sólo conviene cuando se im-
posibilite o dificulte la captación y almacenamiento de radiación solar a través de patios, ventanas o aberturas
pues conlleva una disminución de la masa térmica global, lo que redunda en envolventes cuyas temperaturas
fluctúan con facilidad ante las variaciones del clima.

26
3.2. Particiones Internas

Respecto del confort térmico la conveniencia de subdividir una edificación por medio de particiones internas
aumenta en la medida en que el clima se haga más frío. Los argumentos para que esto sea así son tres:

1- En un clima caluroso, cuanto menor sea la cantidad de particiones internas más fácil será lograr una ven-
tilación cruzada a lo largo y ancho de la edificación.
2- En un clima caluroso, cuanto menor sea la cantidad de particiones internas menor será el calentamiento
nocturno producto de la masa térmica. Inversamente, en un clima frío, cuanto mayor sea la cantidad de
particiones internas mayor será la masa térmica útil para almacenar de día calor y emitirlo de noche.
3- En un clima caluroso, cuanto menor sea la cantidad de particiones internas mayor volumen corresponderá
a cada espacio, facilitando la dispersión del calor. Contrariamente, en un clima frío, cuanto mayor sea la
cantidad de particiones internas menor volumen corresponderá a cada espacio, lo cual limita la dispersión
de calor hacia áreas no ocupadas por las personas.

En lo que sigue se enlazan brevemente estas tres consideraciones con criterios concretos de diseño:

En aquellos climas en los que la ventilación natural sea prioritaria la mejor solución será evitar separar los
espacios con particiones internas, dejando como único criterio para su creación la necesidad de proporcionar
privacidad acústica y visual. Más aún, en caso de que el clima sea caliente y húmedo (zona climática 1) y
haya que distribuir varios espacios en una planta compacta se deberá valorar seriamente la perspectiva de
sacrificar tal privacidad –así sea parcialmente– en aras de permitir que el aire circule de un espacio a otro con
libertad aceptable. Ello conlleva el uso de puertas permeables, las cuales pudieran eventualmente tener con-
trapuertas o romanillas basculantes que permitan a las personas regular los niveles de privacidad y ventilación
según las circunstancias.

La ausencia de particiones internas conlleva la creación de “plantas abiertas”. Una planta abierta significa
localizar las distintas funciones asociadas a los ambientes de las edificaciones en un espacio único, sin divi-
siones. La separación de las funciones puede conseguirse por medio de barreras simbólicas como el mobilia-
rio, cambios de nivel o divisiones permeables. En viviendas, muchas funciones tradicionalmente asociadas a
ambientes individuales como la sala de estar, el comedor, la cocina, etc., pueden localizarse en un espacio
único o en espacios interconectados de manera que se permita el libre flujo de aire entre ellos.

Plantas abiertas en zonas cálidas de Venezuela (Derecha: Casa Sotavento, Caraballeda, Villanueva)

Más allá de su ventaja en la ventilación, abolir las particiones internas implica también aumentar el volumen
de los espacios, con lo que se disemina el calor generado en los ambientes y se reduce el riesgo de saturación
de los mismos por la humedad que producirían las plantas, las personas y sus actividades (ciertamente, en
tanto que la edificación esté bien ventilada, ese calor y esa humedad serán evacuados debidamente).

27
En plantas abiertas de gran volumen, cuando la altura libre sea de cierta magnitud, el aire caliente que sube
(sobre todo en días de poco viento) y el aire en contacto con el plafón y calentado por éste tenderán a estan-
carse, por lo que convendrá situar aberturas altas que creen corrientes de ventilación que lo expulsen y a la
vez enfríen el plafón (rebajando así la temperatura radiante) o aberturas en el techo que desalojen ese aire.
Esto último crea de paso un caudal térmico útil en situaciones de poco viento.

Aberturas a la altura del plafón (ventilación e iluminación natural) y en el techo (fuentes diversas de internet)
Arriba se comprobó a través de los diagramas bioclimáticos que en las regiones de Venezuela de baja altitud
(zonas climáticas 1 y 2) las amplitudes diarias de temperatura y la elevada humedad anulan la utilidad de la
masa térmica en tanto que recurso para obtener condiciones de confort durante el día, incluso acompañándolo
de ventilación nocturna. Más aún, en climas con tardes calientes y noches cálidas contar con una masa térmi-
ca cuantiosa produciría de noche temperaturas mínimas demasiado elevadas, en razón del calor que expulsa-
rían a esa hora los cerramientos. La escasez de particiones internas en edificaciones climatizadas por medios
pasivos conlleva en los hechos una disminución de la masa térmica global por metro cuadrado de construc-
ción. De allí que otra ventaja importante de las plantas abiertas dirigidas a mejorar la ventilación natural en
regiones cálido húmedas sea la de aminorar la cantidad total de calor que almacenarán los cerramientos en
aquellas horas en que el aire esté más caliente y por ende la cantidad que emitirán luego hacia el interior.

A medida que se suba en altitud y el aire se enfríe disminuye progresivamente la exigencia de ventilar y en
consecuencia la utilidad de apelar a plantas abiertas, al tiempo que aumenta gradualmente la obligación de
incrementar la masa térmica con el objeto de temperar la temperatura interior de noche. Ya en la zona climá-
tica 3 (700 a 1100 m.s.n.m.) se puede lograr confort térmico con una ventilación menor siempre que el con-
trol solar sea óptimo, por lo que se puede prescindir de las plantas abiertas. Sin embargo, el clima diurno a
esas altitudes hace que éstas sean aún apropiadas a condición de que en espacios de uso nocturno se ofrezca
la posibilidad de atenuar los niveles de ventilación y preservar el calor interior. Contrariamente, considerando
que en una edificación de uso sólo diurno la exigencia de preservar el calor de noche no se presenta, el clima
faculta combinar envolventes muy permeables con pisos y techos pesados y cierta cantidad de particiones
internas de alta masa térmica con el fin de inducir una eficiente ventilación nocturna que enfríe la masa tér-
mica y reduzca al día siguiente la temperatura radiante (caso por ejemplo de la mayoría de los edificios de la
Ciudad Universidad de Caracas).

Una edificación en Venezuela en la zona climática 3 podrá tener tantas particiones internas como lo demande
la funcionalidad del diseño siempre que se tomen en cuenta las siguientes consideraciones constructivas:

Si el control solar es óptimo se podrá tolerar una ventilación reducida a condición de que alcance para eva-
cuar el aire caliente que se acumule debido a las cargas internas. Tal ventilación podrá ser dinámica unilateral
o por corrientes térmicas (efecto de chimenea) siempre que se garanticen caudales conformes con el volumen
del espacio y su uso. En recintos con poca cantidad de personas realizando actividades ligeras se podrán
aceptar caudales mínimos de 8 CAH (cambios de aire por hora = volumen del local/hora), lo cual se puede
obtener con una ventilación unilateral a través de una abertura cuya área sea de aproximadamente 10% la
superficie del piso24. Si la densidad fuese mayor el área de abertura deberá crecer en proporción y por exten-
24
Valor recomendado en la Gaceta Sanitaria (GACETA OFICIAL Nº 4044 E, 1988). Este porcentaje resulta en promedio en una
ventilación unilateral del orden de 8 CAH. La Gaceta Sanitaria es la única norma venezolana que se ocupa un poco de la ventilación
natural. Conviene que el lector consulte el capítulo IV: de la iluminación y ventilación natural de los locales de las edificaciones, a
los fines de adecuar –o comparar– lo presentado en este texto con lo que indica la norma.

28
sión el caudal. En baños y espacios de uso circunstancial ubicados en edificios altos –como por ejemplo ma-
leteros o depósitos– se podrá contar con el efecto de chimenea a través de rejillas de ventilación que den
hacia ductos cuya altura sea la del edificio, de modo de tener un caudal térmico de magnitud suficiente para
mantener el aire del recinto renovado, no saturado y libre de malos olores25. Los espacios de uso breve y
eventual como escaleras o pasillos podrán prescindir de ventilación siempre que estén aceptablemente res-
guardados del sol y no violen las regulaciones contra incendios referentes a la acumulación de humo en vías
de escape. De todos los tipos de ambientes residenciales son las cocinas las más exigentes debido al calor y
los gases que en ella se generan, por lo que deberán contar una renovación de por lo menos 30 CAH.

Ahora bien, cuando las particiones internas sean de una cantidad tal y estén distribuidas de modo que supri-
man la ventilación cruzada será fundamental a esas altitudes y en todo tipo de espacios evitar el uso de mate-
riales aislantes en las caras internas de los cerramientos, incluyendo maderas, alfombras y otros cubrimientos
livianos. De lo contrario se convertirán en “trampas” del calor que se genera al interior, pudiendo éste llegar
hasta niveles irritantes. Conviene en tales ambientes usar cerramientos pesados, pues éstos, al estar lejos del
sol –y siempre que no estén expuestos a cualquier otra fuente importante de calor– tenderán a mantenerse
relativamente frescos y dispuestos a absorber el calor que se genere y disiparlo en la masa térmica sin mayo-
res consecuencias26. Bien que no se estile por razones constructivas, otra alternativa es emplear particiones
internas de alta conductancia. Esto último será válido únicamente si el ambiente contiguo es más fresco, pues
de lo contrario dichas particiones se convertirán en medios para el ingreso de calor desde ese otro ambiente.

Es importante subrayar que las indicaciones previas se refieren a los casos en que por criterios funcionales se
deba plantear un número de particiones internas que dificulte la obtención de ventilación cruzada. En un cli-
ma como el de la zona climática 3 la mejor solución en una edificación de uso diurno-nocturno será asegurar
una ventilación cruzada en correspondencia con un buen control solar y permitir limitar la ventilación cuando
haga frío. Por lo demás, una solución así –ver de nuevo el diagrama bioclimático de Caracas– no sólo man-
tendrá los ambientes frescos de día, sino que calentará lenta y moderadamente por convección las particiones
internas pesadas, calor que podrá aprovecharse de noche para temperar la temperatura interior, siempre en
armonía con una ventilación ajustable.

Tal como se discutió con anterioridad, para altitudes mayores (zonas climáticas 4, 5 y 6) la necesidad de ven-
tilar disminuye y el provecho de calentar los cerramientos aumenta. Luego de 1700 m.s.n.m. se planteará
cada vez con mayor fuerza el ingreso controlado del sol a los fines de calentar las particiones y superficies
interiores. De igual forma, en ambientes en los que no haya ingreso directo de sol convendrá usar aislantes
térmicos, de manera de preservar el calor del aire interior (para ello se seguirán las pautas ya presentadas en
los apartados correspondientes al diseño de la envolvente en climas fríos).

3.3. Distribución espacial

En el diseño bioclimático la ubicación relativa de los ambientes se hará de manera que los beneficios sean
máximos en los ambientes más exigentes. En climas calientes o cálidos los espacios de permanencia prolon-
gada (habitaciones, estudios, recibos, salones de clase, lugares de trabajo, etc.) deberán situarse en aquellas
zonas en las que el control solar y la ventilación sean óptimos. Ello apunta idealmente al ala norte de la edifi-
cación y, subsiguientemente, al ala sur, donde se hace más fácil el control solar. Obviamente, la decisión esta-
rá subordinada a la dirección predominante del viento y a la factibilidad de sombrear mediante obstáculos
externos según los principios discutidos en apartados previos. Inversamente, los lugares de menor permanen-
cia y por ende menos exigentes (baños, lavanderos, áreas de servicios, escaleras, pasillos, depósitos, etc.)
quedarán en las partes más difíciles de proteger del sol, que son en principio los lados este y oeste. Ubicados
de esa forma tales espacios se convierten en zonas “tapones” o zonas de transición desde las condiciones
menos favorables hasta las más favorables.

25
Por ejemplo, una rejilla de ventilación de 0.35 x 0.35 m de cara a un ducto de ventilación de altura equivalente a 5 pisos producirá
un caudal térmico de aproximadamente 6 a 8 CAH en un baño de 6 m2.
26
En situaciones normales el calor que se genera en un espacio en el que no hay equipos que generen mucho calor ni una densidad de
ocupación grande es insuficiente para elevar la temperatura de un cerramiento pesado de manera sensible.

29
Por otro lado, cuanto más se eleve un ambiente sobre el nivel del suelo más habrá potencial para ventilar pues
el viento llegará con más fuerza (en razón de que la velocidad del viento atmosférico aumenta con la altura),
al tiempo que disminuirá el riesgo de que objetos externos se interpongan entre el viento aguas arriba y las
aberturas. En viviendas de una planta situadas en zonas con una vegetación no muy alta pero abundante que
anule la libre llegada del viento se podrá considerar levantar la vivienda sobre columnas o pilotes, lo cual trae
como beneficio adjunto la eventual protección contra las inundaciones. Bien que lo dicho apunta a situar los
espacios de mayor permanencia en plantas altas, cuando se trate de la última deberá controlarse el calenta-
miento solar del techo, el cual puede revertir cualquier beneficio ligado a la altura. En adición, un espacio alto
será en principio más difícil de sombrear mediante obstáculos externos, los cuales habitualmente cubren las
partes bajas del cielo.

En la medida en que el clima se vuelva más frío se irán trocando las reglas recién expuestas: los espacios de
mayor permanencia se irán desplazando hacia el sol, al tiempo que deberán resguardarse más del viento. Al
respecto ya se presentaron las pautas básicas. Recuérdese sin embargo que en climas siempre u ocasional-
mente moderados (entre 700 y 1600 m.s.n.m.) el control solar sólo podrá relajarse cuidadosa y limitadamente.

4. SISTEMAS ESPECÍFICOS DE ENFRIAMIENTO O CALENTAMIENTO PASIVO

Las técnicas expuestas hasta aquí se refieren sólo a aspectos tradicionales del diseño arquitectónico: contexto,
entorno, uso de la edificación, envolvente, materiales, distribución espacial, particiones internas. Sin embar-
go, existen sistemas especiales de enfriamiento o calentamiento pasivo, los cuales, si bien obligan a un trata-
miento específico de algunos de los aspectos ya tratados, pueden entenderse como “instalaciones” de climati-
zación autónomas a las cuales se puede apelar cuando el clima haga que las decisiones arquitectónicas no
alcancen para lograr confort27. Bien que no esté entre los objetivos del curso detallar su funcionamiento, con-
viene introducir algunos de estos sistemas a los efectos que el estudiante conozca de su existencia.

Tales sistemas se enfocan en uno o varios de los mecanismos de intercambio y propagación de calor (conduc-
ción, convección, radiación, evaporación, almacenamiento) a fin de acentuarlos y aprovecharlos mediante
dispositivos específicos. En el caso del enfriamiento pasivo los conjuntos de sistemas más conocidos son los
evaporativos, los radiativos y los sistemas de enfriamiento por el suelo. Por su parte, los sistemas de calenta-
miento pasivo se basan primordialmente en maximizar el efecto invernadero y almacenar el calor en materia-
les de alta masa térmica a fin de usar luego ese calor para elevar la temperatura de los ambientes.

En lo que sigue se presentan a manera de ejemplo tres sistemas específicos que despuntan como provechosos
en el clima venezolano28: los sistemas de tubos enterrados, los sistemas de estanques de techo (los cuales
sirven para enfriar o calentar) y el sistema de calentamiento pasivo conocido como pared de Trombe. En vista
de que la implementación de cualquiera de estos tres sistemas implica costos adicionales relativamente altos,
apelar a ellos se justifica realmente en edificaciones ligadas a circunstancias particulares.

4.1. Enfriamiento por el suelo: conductos enterrados (convección + conducción + almacenamiento)

El enfriamiento por el suelo se fundamenta en la disipación del calor hacia el suelo, cuya temperatura, luego
de cierta profundidad, es sensiblemente menor que la del ambiente. El recurso más simple es enterrar par-
cialmente la edificación (enfriamiento directo), con lo cual se crean paredes frescas cuya masa térmica se
incorpora a la del terreno, lo que reduce la temperatura radiante y disipa hacia el terreno por conducción el
calor que se genera en los espacios.

27
Por ejemplo, el termosifón explicado en el tema 5 (ventilación natural), destinado a acentuar las fuerzas motoras de las corrientes
térmicas, puede considerarse un sistema de este tipo.
28
El potencial de uso en Venezuela de estos y otros sistemas se encuentra aún en etapa de investigación. Es por ello que aún no se
cuenta con pautas específicas para su aprovechamiento cabal en nuestro país.

30
Más elaborado es el sistema de tubos enterrados, basado en el
enfriamiento convectivo del aire. Se trata de tubos enterrados
dentro de los cuales circula aire, el cual se enfría por convec-
ción al entrar en contacto con las superficies internas frías de
los tubos. El mecanismo consiste en aspirar el aire mediante
un ventilador e inyectarlo al ambiente después de enfriado.
La disminución de la temperatura del aire en el tubo depende
de varios factores: la temperatura del aire a la entrada, la
temperatura del suelo a la profundidad del tubo, la conducti-
vidad del tubo, la difusividad del suelo, la velocidad del aire
en el tubo y sus dimensiones. En la práctica, para que un
sistema como ese sea eficaz la temperatura del suelo debe ser
al menos 6 ºC menor que la del aire ambiental.
Enfriamiento directo y tubos enterrados

4.2. Enfriamiento radiativo: estanques de techo (radiación + conducción + almacenamiento)

El enfriamiento radiativo se basa en aprovechar la diferencia de temperatura entre el cielo nocturno y el techo
a fin de evacuar por radiación el calor del ambiente hacia el cielo a través del techo. El mecanismo más sim-
ple es el de techos conductores, discutido con anterioridad. Para que el enfriamiento radiativo sea óptimo los
techos deben en principio tener además de alta conductividad alta emisividad. Sin embargo, sucede que los
materiales más conductores (metales) son a la vez los menos emisivos. Pero de nada vale tampoco un techo
de poca conductividad y elevada emisividad, pues el calor simplemente no llegaría hasta la superficie externa.
De allí, que sea en los hechos más eficiente un techo de elevada conductividad y mediana emisividad en el
que el calor “haga la fila” para salir por radiación. Recuérdese no obstante que si la superficie exterior del
metal es áspera su emisividad crece a valores similares a los de cualquier otro material de construcción.

Un sistema radiativo más tecnificado es el llamado estanque


de techo (del inglés, “roof pond”), el cual aprovecha la muy
elevada masa térmica del agua (C ≈ 4000 MJ/m3ºC). Consis-
te en un depósito de agua ubicado en el techo (tal depósito
puede ser de bolsas de agua), el cual de día se cubre con un
cerramiento reflectivo y aislante que mantiene el agua prote-
gida del sol, mientras por debajo almacena el calor interior –
lo que de paso proporciona una temperatura radiante baja.
Ese calor se emite luego de noche hacia la bóveda celeste al
retirarse el aislante. Usado a la inversa –es decir, cubriéndolo
de noche y no de día– el mismo estanque vale para calentar
los ambientes en climas fríos: el agua almacena el calor so-
lar, calor que de noche es emitido a través del techo hacia
adentro. En tales casos se puede cubrir de día el estanque con
vidrio por el lado exterior, de modo de generar un invernade-
ro localizado que acentúe el almacenamiento del calor solar.

Esquema del sistema de estanque de techo


(http://www.arch.mcgill.ca/prof/sijpkes/arch304/win-
ter2001/atruon1/passive_solar/link_passive_solar.html)

4.3. Pared de Trombe (radiación + convección + conducción + almacenamiento)

La pared de Trombe debe su nombre a su inventor francés Felix Trombe, quien la planteó en los años 1950.
Es un sistema ideado para climas fríos. Consta de una pared oscura pesada situada detrás de un vidrio, lo que
genera un efecto invernadero pronunciado. La pared tiene dos aberturas estrechas, una arriba y otra abajo. El

31
aire caliente sube y entra al ambiente por la abertura de arriba,
succionando el aire del ambiente por la abertura de abajo, lo
que activa una circulación de aire caliente. De noche las aber-
turas se cierran para preservar ese aire. Esto se refuerza con
aislamiento en el resto de las paredes. Paralelamente la pared
desprende al ambiente el calor atesorado en el día. Se puede
en adición cubrir de noche por fuera el vidrio usando postigos
aislantes para evitar que parte del calor acumulado se pierda a
través del vidrio hacia el exterior.

|Pared de Trombe (http://www.heartland-res.org/7.htm)

EDIFICIOS CON AIRE ACONDICIONADO

El diseño de edificios que funcionen con aire acondicionado tendrá como meta minimizar el gasto energético
de los equipos. En otras palabras, minimizar las cargas de enfriamiento requeridas29. Lo anterior significa en
los hechos aminorar tanto la entrada de calor como la producción de calor interno. Aminorar la entrada de
calor implica sobre todo extremar el control solar, mientras que aminorar la producción de calor interno atañe
básicamente a la calidad de las instalaciones y el equipamiento interior y a su uso racional y eficiente.

La diferencia fundamental entre edificios que funcionen por climatización pasiva y edificios que funcionen
con aire acondicionado es que en los últimos se prescinde de la ventilación natural. Ello implica en primer
término que no se requiere de ventanas grandes abiertas, lo que facilita el sombreado de las aberturas y las
superficies vidriadas, pues las dimensiones de las protecciones solares son proporcionales a las de éstas. Asi-
mismo, usar ventanas pequeñas disminuye la penetración de radiación difusa a través de los vidrios (bien que
tal disminución deba balancearse en la práctica con los requerimientos de iluminación natural).

Se planteará por tanto como primera regla básica optimizar el control solar. Como ya se discutió (repasar el
tema 4, control solar), reducir las cargas del calor generado por la radiación solar conlleva tomar decisiones
relativas al sombreado, a la forma y orientación de la envolvente, a las áreas de las fachadas y sus componen-
tes, su color (reflexión), nivel de aislamiento (bloqueo del calor), a las propiedades de los vidrios o a la distri-
bución espacial de los espacios. Cualquier recurso que se agregue al objetivo de reducir la entrada de calor
solar será bienvenido en cuanto representa una disminución de la carga de enfriamiento.

Todas estas pautas de control solar fueron discutidas en su momento por lo que no será cuestión repetirlas.
Sin embargo, aparte de la importancia capital del sombreado, se insiste en el beneficio de que las fachadas
sean claras y aislantes, sobretodo las más expuestas al sol, al igual que el techo en el último piso. Se deberá
también juzgar siempre la posibilidad de usar vidrios reflectantes (los cuales podrían ser incluso dobles en las
áreas vidriadas más grandes) a condición de entenderlo como un aporte más en el contexto de un control solar
integral. Suponer que fachadas completas de vidrio reflectante (“courtain wall”) resuelven por sí solas el pro-
blema del control solar es un error. Puede que reduzcan a la mitad la entrada de radiación respecto de un vi-
drio normal, pero, aunque les tome más tiempo, causarán por igual el efecto invernadero.

El ingreso conductivo del calor solar y del calor del aire exterior a través de la envolvente disminuye en la
medida en que las superficies a través de las cuales se produce sean menores. Esto se logra mediante envol-
ventes compactas cuya área sea pequeña respecto del área de construcción. Las envolventes compactas sim-
plifican adicionalmente la optimización del volumen de los espacios respecto de las actividades de los usua-
rios, optimización cuyo propósito es mejorar la eficiencia del enfriamiento evitando que el equipo se ocupe
de refrigerar el aire en zonas y rincones no ocupados.
29
La carga de enfriamiento es la cantidad de calor que se debe extraer del espacio en un período de tiempo dado para mantener la
temperatura del aire interior a un valor fijo deseado (por ejemplo, 25ºC).

32
Se debe tener cuidado con las rendijas y puertas de comunicación con el exterior o con ambientes no refrige-
rados pues el ingreso de aire caliente puede ser considerable. Sin embargo, deberá fomentarse una mínima
renovación de aire por causas higiénicas, en cantidad acorde con las normas (unos 10 litros/segundo/persona).

Cuando el aire acondicionado se use sólo de día convendrá que la masa térmica de la envolvente sea alta (una
edificación de fachadas gruesas y ventanas pequeñas tiene ya de por si una masa térmica alta). De esta forma
se trasladan los valores máximos de la temperatura interior hasta las horas en que la edificación está desocu-
pada, lo que reduce la carga de enfriamiento diurna requerida para el equipo. Una edificación de poca masa
térmica produciría en cambio aumentos de temperatura grandes en las primeras horas de la tarde, aumentos
que tendrían que contrarrestarse elevando la potencia del aire acondicionado.

Más aún, en climas con noches frescas, siempre que se acepte y las circunstancias lo permitan, una edifica-
ción de uso diurno podrá abrirse de noche para enfriar su masa mediante ventilación nocturna, de modo que
amanezca más fría, retarde aún más la carga diurna y disminuya a la postre las necesidades de enfriamiento.
En edificaciones en las que el aire acondicionado funcione las 24 horas podrá plantearse una envolvente en la
se dé un equilibrio entre cerramientos de elevada masa térmica y cerramientos conductores, de modo de sua-
vizar el funcionamiento del equipo de noche. En contrapartida, la potencia tendrá que aumentar en la tarde,
aunque por tiempo limitado. Esto es así porque la carga de enfriamiento total para las 24 horas es similar en
ambos casos. Cotéjese al respecto las dos curvas de la siguiente figura: en la edificación pesada la carga de
enfriamiento es comparativamente menor de día y mayor de noche, mientras que en la liviana sucede lo con-
trario. De hecho, si se integrasen las dos curvas se obtendrían cargas de enfriamiento totales similares. Se
concluye en que aumentar o reducir la masa térmica de la envolvente en una edificación que funcionará día y
noche con aire acondicionado tiene como fin decidir con arreglo a la hora la potencia necesaria (lo cual de-
termina la escogencia del equipo) mas no reducir la carga de enfriamiento total.

Carga de enfriamiento de día en un edificio pesado y uno liviano

Por otro lado, en un recinto de fuerte ocupación o con una cantidad importante de equipos que emitan calor
convendrá que todas las particiones que separen el recinto de otros recintos refrigerados sean de alta masa
térmica a fin de absorber parte de las cargas internas sin que ello comporte un aumento sensible de la tempe-
ratura. Si distintamente un cerramiento separa un ambiente refrigerado de uno no refrigerado éste deberá lle-
var aislante (piénsese que al refrigerar sólo de un lado aumenta la diferencia de temperatura entre ambas ca-
ras, lo que incrementa el flujo de calor conducido). Si las cargas internas son bajas el aislante podrá colocarse
del lado refrigerado, a condición de que se cuente con al menos una superficie pesada que absorba el calor
que se genere (el techo o el piso –recuérdese que poner alfombra es anular el efecto de la masa térmica). Si en
cambio son altas convendrá que todos los cerramientos del lado refrigerado sean pesados y se coloque el ais-
lante de lado no refrigerado a fin de absorber las cargas internas y a la vez frenar la entrada de calor.

33
En general, las disyuntivas relativas a usar particiones internas pesadas o livianas, aislantes o conductoras,
con aislante por fuera o por dentro se despejan si se razonan, relacionan y combinan los siguientes principios:
- Para una pared de resistencia térmica dada el flujo de calor a través de ella se incrementa con la diferen-
cia de temperatura entre sus lados y se detiene si esa diferencia es nula.
- Un cerramiento conductor deja pasar el calor abiertamente cambiando con facilidad su temperatura super-
ficial. De allí que sólo pueda aceptársele cuando los espacios que separe estén a temperaturas similares.
- Un panel aislante se enfría y calienta rápido, pero sólo del lado expuesto a los cambios térmicos, frenan-
do la conducción de calor hacia el otro lado. Se recurrirá a él para evitar la entrada de calor desde un am-
biente contiguo más caliente. Sin embargo, se recordará que un ambiente refrigerado con elevadas cargas
internas (equipos, personas, etc.) cuyas superficies interiores se cubran todas con aislante acopiará gra-
dualmente dichas cargas en el aire y tenderá a aumentar de manera importante su temperatura.
- Un cerramiento pesado sometido a calor en una de sus caras necesitará mucho de ese calor para aumentar
de forma sensible su temperatura. Dicho calor no desaparece sino que se adentra y almacena en el mate-
rial, llegando a conducirse hasta el otro lado luego de cierto tiempo. Un cerramiento así cambiará lenta-
mente su temperatura superficial, lo que provoca temperaturas radiantes más estables. Podrá por ende uti-
lizársele para depositar sin mayores consecuencias el calor generado al interior de los espacios.

Ejemplos de edificios visible-


mente bien diseñados para aire
acondicionado (todos ubicados
en Maracaibo - Fotos tomadas
de: Recomendaciones para
mejorar la calidad térmica de
las edificaciones, IFA, Univer-
sidad del Zulia).

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LR/Actualizado Jun. 2005

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