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DEL FRACASO AL TRIUNFO

Serie de Ayuda Espiritual


Cary Palmon
cary@minutofinal.org

NACIONES UNIDAS EN CRISTO


Minuto Final
www.minutofinal.org

Editor
Corporación Internacional de
Comunicaciones S.A.
Albacete 143 Urb. Portada del Sol
La Molina, Lima-Perú
Productor Ejecutivo
Rubén Bonilla
Carátula:
Jorge Calle Huamán
Diseño y Diagramación
Alan Rodríguez
Correctores:
Patricia Adrianzén de Vergara
Franco Ikebata Matsumoto
Rodrigo Pérez Méndez.

2da. Edición: 10 000 ejemplares

Hecho en el Depósito Legal en la


Biblioteca Nacional del Perú: 2006-4283
ISBN: 9972-2816-0-4

Impreso en los Estados Unidos


Cary Palmon, inmigrante cubana, observa a inicios
de los años ochenta, la necesidad de ayuda social y
humanitaria de los latinos ubicados en su localidad,
Tulsa, Oklahoma.

Al escuchar este clamor decide gestar la creación


de la organización “Naciones Unidas en Cristo” para
ofrecer esta ayuda caritativa. Le tomó años
expandir esta labor, pero se hizo realidad al crearse
toda una red de servicios que brindaron medicinas
y alimentos.

Entendiendo que la ayuda material es insuficiente,


emplea la radio para emitir a más de 30 millones de
personas semanalmente un mensaje de esperanza.
Al recorrer Latinoamérica, Cary observa
igualmente, los muchos problemas de su gente y
ahora utiliza la televisión, para llegar con ese
aliento inicial al menospreciado, al alcohólico, al
indefenso, al adicto, y en fin, a todo aquel que
sufre. Minuto Final, programa de TV que ella dirige,
es una realidad.

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Cary Palmon

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Indice

7.- Estimado amigo...


9.- Conociendo el Impacto de la maldad.
13.- Responsabilidades Prematuras
15.- Una nueva dosis de dolor
17.- Una invitación casi echada a perder…
21.- Una experiencia inexplicable
23.- La buena noticia.
25.- Liberando el corazón
27.- Dejando atrás el fracaso
29.- Una relación transformadora
33.- ¡Jesús ya lo sabe!
35.- ¡Aprópiate del triunfo…!¡Ahora…!
Estimado amigo o amiga:
Tal vez ahora, mientras lees éstas palabras,
te encuentres atravesando por uno de los
momentos más difíciles de tu vida, y piensas
que no hay esperanza ni otra oportunidad
para ti. Pero la verdad, puede ser muy
distinta.
Quiero pedirte un gran favor:
Regálame un poco de tu atención para
expresarte en unas cuantas páginas, que tú
puedes encontrar no sólo razones sino
también soluciones para lograr una vida
diferente.
Los próximos minutos de tu
vida, serán cruciales para poder
contarte sobre cómo dejar de
vivir en el fracaso y alcanzar
de manera real y definitiva el
triunfo en la vida.

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Cary Palmon

No pienses que lo escrito aquí es producto


de alguna nueva filosofía o un simple
argumento basado solamente en conceptos
teóricos. ¡Nada de eso! Te hablo desde la
base de la experiencia. ¡Yo pasé del
fracaso al triunfo!

Conozco el sufrimiento. Sé que viene sin que


lo llamen, y que suele quedarse incluso por
más tiempo del que cualquiera de nosotros
desearía.

Sé lo que es pasar la noche llorando tanto que


al amanecer tu almohada se encuentre
húmeda de lágrimas. Sé lo que es preferir
morir a vivir en la amargura permanente.
Pero lo más importante es que también sé
que se puede cambiar, y que el triunfo es
posible. Es precisamente eso sobre lo que
quiero hablarte.

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Conociendo el Impacto de la maldad.

Nací en el hogar de unos padres cariñosos.


Crecí como hija mimada. Cuando uno es niño,
cree que todas las personas son como sus
padres. Si ellos son buenos, pues todos los
hombres han de ser buenos también; y si son
malos, pues todos han de ser malos también.
Tuve yo la gran dicha de tener un buen padre
y una buena madre pero, inocentemente,
pensé que todas las personas eran como
ellos. Hasta que un día... conocí la maldad, y
puedo decirte sin titubear, que fue el inicio
de mis días de amargura. Un día, vino a mi
casa un supuesto amigo de mi padre haciendo
terribles acusaciones contra él, y como
resultado de los cargos que este hombre le
atribuyera, mi padre fue cruelmente
asesinado; apenas a los 37 años de edad.

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Cary Palmon

Aquel hombre, quien había sido muy


favorecido por mi padre cuando éste vivía,
desencadenó una terrible secuela de actos de
crueldad contra mi padre, los cuales
culminaron en la violencia que le robó su vida
y destrozó el corazón de mí madre, el de mi
hermana menor y el mío propio.

Mi madre quedó destruida por completo


emocionalmente, al punto que después de la
muerte de mi padre, ella no podía
incorporarse a la vida, y se entregó a la
depresión, tomando pastillas para dormir,
porque no podía confrontar lo que era la vida
sin el hombre que amaba, hallándose viuda y
con la responsabilidad de cuidar a sus dos
hijas.

Ay… como duele…

¡Si supieras en las condiciones que nosotras,


sus hijas, quedamos! No lo podrías imaginar.
Dentro de mi corazón había tanto rencor
contra ese hombre, que a pesar de tener yo
solamente 15 años de edad, lo odiaba como
al peor de los seres humanos, y hubiese sido
capaz de cualquier acción de violencia para

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vengar la muerte de mi padre. Estos
sentimientos son tan destructivos, que hacen
su nido en nosotros, albergando maldad y
malos pensamientos, cuando no tenemos a
Dios dentro de nuestro corazón.

Es rara la forma como nos comportamos,


cuando hablamos de Dios: Decimos que
creemos en Él y nuestras vidas no muestran el
fruto de una relación con Él, o aún siquiera
algún rasgo de su misericordia… todo ello, a
pesar de que con nuestras bocas profesamos
conocerle. Eso me estaba sucediendo a mí,
mientras crecía llena de rencor.

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Responsabilidades Prematuras

¡Esta era mi vida! Por fuera, una jovencita


como todas; y por dentro, una persona llena
de odio, cólera y violencia. En los meses que
siguieron a la muerte de mi padre, me vi
obligada a madurar rápidamente, pues de
pronto asumí el rol “del hombre de la casa”.
Sobre mis hombros cargué la responsabilidad
de ganar el dinero para alimentar a mi
hermana menor y a mi madre, quien estaba
totalmente atrapada en el dolor por la
muerte de mi padre y durmiendo
constantemente a costa de las pastillas que
consumía.

Entonces obtuve un empleo; sin embargo


apenas nos alcanzaba para sobrevivir. No
puedo registrar todos los sacrificios sufridos
durante esos años, pero recuerdo que me iba

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Cary Palmon

al amanecer a trabajar y llegaba tarde en las


noches, pues al concluir la jornada laboral,
me pasaba al colegio, para terminar mis
estudios con la expectativa de “mejorar la
entrada económica”. Mi corazón estaba
partido en miles de pedazos, añoraba tanto a
mi padre y peor aún, no podía decirle a mi
mamá lo mucho que estaba sufriendo porque
presentía que eso únicamente empeoraría
las cosas. Mi hermana preguntaba y lloraba
por papá y mi madre me había prohibido
decirle que él había muerto. Me sentía tan
indefensa sin él y sin embargo, tenía que
obtener fuerzas de donde no había para
seguir viviendo.

El tiempo pasó y, como tú sabes, el tiempo


ayuda a mitigar los dolores del corazón.
Quizás lo que sucede es que uno se
acostumbra al dolor, se amolda a este
terrible sentimiento, y lo acepta como una
parte más de su vida.

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Una nueva dosis de dolor

Pasaron los años, ¡me casé!, tuve hijos, pero


las cosas tampoco resultaron favorables, y
terminé en el divorcio.
Nuevamente mi vida estaba truncada, y mis
sueños hechos polvo. No comprendía como
podía ser posible que ello me estuviese
sucediendo, y que aquel sombrío
sentimiento de odio, tan familiar, hubiera
regresado una vez más a acompañarme en la
vida. Simplemente no podía superarlo,
parecía estar encadenada a él.
Por las noches, cuando todo estaba tranquilo,
meditaba y percibía algo mal en mí. Sabía
que ese profundo rencor era pecado y que
merecía ser castigada. Tal vez, mi final sería
un infierno sin esperanzas y no tenía la menor
idea de como evitar ese terrible destino.

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Cary Palmon

¿Alguna vez sentiste que necesitabas ser


rescatado? Tal vez eres una de las tantas
personas que se casó con alguien que
finalmente te defraudó, o quizás seas un
adicto o adicta sin ilusiones; o a lo mejor
estás pensando que el suicidio es la mejor
forma de terminar con todo. Déjame
contarte lo que me sucedió y como Dios
cambió la situación de fracaso en la que me
encontraba, ya que lo que me pasó a mí,
también te puede suceder a ti.

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Una invitación casi echada a perder…

En aquellos momentos tan difíciles, cuando


no alcanzaba el dinero para todas las
necesidades que teníamos, cuando trabajaba
día y noche para sostener a mis hijos, y la
amargura reinaba en mi corazón, una señora
me invitó a asistir a una reunión. La verdad es
que no tenía ningún deseo de ir, pues ya tenía
suficiente trabajo y, dedicar unas dos horas
adicionales a algo que no me interesaba,
ciertamente no estaba en mis planes. Pero
esta señora fue tan insistente, que no aceptó
mi negativa como respuesta, así que … accedí
a ir con ella.

Cuando llegamos al lugar indicado, me di


cuenta que había un ambiente distinto, tomé
asiento al lado de la señora que me había
invitado, pero mi mente no se apartaba aún

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de todos los quehaceres que tenía por


cumplir y de la apremiante sensación de ver
los minutos pasando raudamente. Sin
embargo, como repito, el ambiente era
distinto a lo usual y eso llamo mi atención.

Sentí algo muy diferente, que antes no había


percibido. Las mujeres cantaban una bella
canción cuyas palabras eran solamente
“Aleluya, Aleluya!, y en medio de esta dulce
melodía, percibí que Dios estaba presente.
¡Dios en toda su magnitud, en todo su
esplendor, estaba en ese lugar!, y oí sus
palabras dentro de mi corazón que me
decían: “Cary, Cary… no me has amado, no
me has dejado ser el número uno de tu vida,
no me has amado, no me has amado”.

Ese momento fue concluyente. Incliné mi


rostro pues no quería que nadie viese que mis
ojos se estaban llenando de lágrimas…. con
mi corazón tan compungido de dolor… sentía
que Dios estaba presente, de una forma que
nunca antes lo había descubierto, en toda su
Santidad. Y allí estaba yo, ante Él, llena de
egoísmo… de altivez… sin entender aún, que
Él, era el Alfarero y yo simplemente su

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creación. En aquellos momentos, con mi
corazón desolado, reconocí que era
pecadora, que nunca le había ofrecido mi
amor. Comencé a llorar con gran dolor en mi
alma… lágrimas que se convirtieron en un
manantial que no terminaba de brotar, y
sobre todo, me sentí avergonzada porque
jamás había actuado así delante de nadie,
pues había aprendido a esconder mis
sentimientos bajo una máscara de dureza.
Fui a tomar un pañuelo de mi cartera y
cuando mis ojos descansaron sobre las
páginas abiertas de una Biblia que tenía la
señora que me había invitado, de repente, leí
lo siguiente: “Acéptame como tu Salvador y
Rey, y tú y tu casa serán salvos”.

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Cary Palmon

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Una experiencia inexplicable

Cuando leí estas palabras, mi corazón saltó


dentro de mí, e inmediatamente repetí lo
que había leído y le pedí a Dios que fuera mi
Salvador y Rey. De pronto me di cuenta que
las lágrimas que seguían saliendo de mis ojos
ya no eran de dolor, pues se habían
convertido en lágrimas de alegría. Algo
grande había sucedido dentro de mí ser,
ahora Dios no estaba distante, entonces
entendí sin ninguna duda que Él me amaba
y que cuidaría de mí. Supe que mi vida sería
diferente desde entonces, que ya no estaba
sola, que Él me amaba, que Él me
protegería y que Él me había perdonado de
todo mi pasado.

Cuando terminó la reunión, regresé a casa. Mi


madre se había quedado a cargo de los niños

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para que yo pudiera salir. Le conté entonces


la nueva experiencia que viví. Recuerdo que
ella me dijo: “Cary, lo que tú tienes, lo
quiero también para mí”. Me emocionaron
sus palabras, pero no sabía como ayudarla.
En ese momento no tenía idea clara de lo que
en realidad había sucedido, sólo estaba
segura por primera vez, que Dios me
amaba. Le comenté a mi mamá que sin duda
alguna la señora que me invitó tendría una
explicación más certera y la llamé por
teléfono para que viniere a casa y nos hable
acerca de este encuentro tan maravilloso que
tuve con Dios.

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La buena noticia.

Como ves, nosotros no teníamos la menor


idea de que Dios nos amaba tanto que
había mandado a Jesucristo a morir por
nosotros en la cruz, y que al morir, había
pagado con su vida por todos nuestros
pecados. No sabíamos que por fe en el
sacrificio de Jesucristo, podíamos recibir
el perdón de nuestros pecados, vida
eterna y ser adoptados como sus hijos.

Cuando llegó la señora, ella nos explicó todo


esto, y mi madre, mi hermana, y toda mi
familia aceptaron a Jesucristo como El
Salvador y Rey de sus vidas.

Me faltan palabras para describir la gran


felicidad que nos embargó; la vida era

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Cary Palmon

distinta, ya no estábamos solas, ya lo


teníamos a Él.

Aprendí lo que es la fe … lo que es la


esperanza…lo que es el amor.

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Liberando el corazón

Sin embargo había una parte de mi corazón


que no había sanado, y aún dolía. Era la parte
donde yo albergaba ese terrible odio contra
el hombre que fue el causante de la muerte
de mi padre. Recuerdo que a veces sentía
que Dios me quería hablar acerca de
perdonar a esa persona, y yo le decía: “no me
pidas esto, me duele mucho abrir esta área
de mi vida, por favor, dejémoslo para otra
ocasión”. Pero quiero decirte que llegó el día
en que le dije a Dios: “hablemos de este
hombre”, y entonces pude perdonar a esa
persona, y no sólo él fue absuelto, pues yo
también quedé libre de esta amargura. Con
la ayuda de Dios pude liberar mi corazón.
Los años han pasado, mi madre sigue viva, ya
es anciana, pero su vida ha sido enriquecida

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Cary Palmon

por la presencia de Dios. Él curó su corazón


y el dolor de haber perdido a mi padre. Mis
hijos han crecido, son todos buenos hombres
y mujeres, y hasta tengo nietos. Dios ha sido
muy bueno conmigo. Mi vida cambió desde
ese día.

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Dejando atrás el fracaso

¡Tú también puedes pasar del fracaso al


triunfo y experimentar una vida victoriosa
llena de bendiciones! Déjame explicarte.
Esa sensación de vacío y de frustración que
produce el fracaso en tu vida no es algo que
deba ser natural ni aceptado por ti. No te
acostumbres al fracaso. No hagas de la
derrota tu pan diario. Tú no tienes que vivir
“aguantando la vida”, “jugando a la
supervivencia”. Al contrario: has sido
diseñado para vivir mucho mejor, de una
manera distinta, sin soledad ni vacío, sin
sequía de sueños ni ilusiones marchitas,
disfrutando del triunfo, viendo que tus
anhelos más sublimes se realizan día a día.

Hay vacíos en el alma que nunca podrán ser


cubiertos por el dinero, la fama, el poder, el

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Cary Palmon

sexo, las drogas, la indiferencia, la


autosuficiencia, la religión ni la filosofía. Por
el contrario, todas estas cosas
combinadas, o por sí solas, pueden
producir un desequilibrio más grande,
duradero y profundo.

Déjame decirte que la forma de pensar y


actuar que te llevó a vivir como vives ahora,
en el fracaso, nunca podrá darte la opción de
cambiar tu vida para mejor, y que este
cambio definitivo y radical que necesitas no
se logra a través de un cambio de estado civil,
ni un cambio de nacionalidad, ni un cambio
en tus finanzas, ni un cambio de ubicación
geográfica. Se logra a través de un cambio
interior.

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Una relación transformadora

¿Quieres experimentar un cambio tan


profundo que convierta toda tu amargura en
una vida de triunfo? Entonces tienes que
reconocer que la raíz del fracaso está en un
problema de relación. Sólo existe una
persona en todo el universo que puede pagar
el precio del triunfo por nosotros y
lamentablemente andamos reñidos y de
espaldas a ella. Esta persona es el Señor
Jesucristo...

Tenemos una relación rota con Dios. Nuestra


forma de vivir y de hacer las cosas ha
provocado una gran división entre Dios y
nosotros. Ninguna religión puede hacer que
gente como nosotros pueda tener una
genuina relación con alguien como Dios.
Dios es el único que puede y quiere

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Cary Palmon

transformarte haciendo de ti, un


triunfador. El cambio que Él ofrece es un
cambio radical, desde dentro hacia afuera.

Pero aquí empieza el problema más grande.


Dios es Santo, en Él no existe el pecado, y
nuestra naturaleza humana es pecadora
con actos y pensamientos contrarios a Él,
lo cual nos impide una reconciliación y
este es el fracaso más grande en la vida:
que estemos impedidos de relacionarnos
con la única persona del universo que
puede convertirnos en triunfadores.

Sin embargo, hay una persona interesada en


acompañarte en tu camino al triunfo: el
Señor Jesucristo. Con Él todo es diferente.
Es especialista en calmar tempestades y
transformarlas en hermosos atardeceres;
es un maestro en el arte de restaurar y
reparar. Nunca cierra su taller y Él no
conoce el fracaso, toda su historia está
marcada por el éxito y lo más importante de
esto, es que aún siendo tan exitoso puede
amar a gente tan fracasada como
nosotros. Sí, Jesús te ha visto desde hace
mucho tiempo atrás, te conoce y quiere que

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le des la oportunidad de trabajar en tu vida y
hacerla de nuevo. No importa cuánta
soledad sientas, no tienes que seguir
viviendo así, Jesús tiene una vida diferente y
plena para ofrecerte.

Él está esperando por ti. Nunca te ha


perdido de vista. De seguro hay cosas
difíciles que has vivido, que no puedes
explicarte, y tal vez hasta te han llenado de
dudas e interrogantes que nadie puede
responder; pero lo único que puedo
asegurarte, es que en Jesucristo encontrarás
la posibilidad de una vida diferente y de
triunfo.

No puedes culpar de tu fracaso a Dios. Es


injusto pretender hacer culpable de
estropear tu vida a alguien a quien nunca se
la has encomendado. Sólo si le entregas tu
vida a Jesús, entonces recién Él se hará
responsable de todo lo que deposites bajo su
administración. Él se hará cargo de tus
sueños, de tus ilusiones, de tus recursos, de
tus relaciones, de tu futuro, de borrar tu
pasado, de hacer que las circunstancias no te
agobien.

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Cary Palmon

Jesús no quiere afiliarte a una religión, Él


quiere empezar contigo una relación.
Precisamente esa relación rota e inexistente
con Dios puede ser factible sólo pagando un
precio muy alto, como te dije antes. Y
Jesucristo ya pagó ese precio. Él estuvo
dispuesto a pagar en nuestro lugar el precio
para poder relacionarnos con Dios.
Jesucristo nos ama, y es también en un
arrebato de amor hacia nosotros que Él
entregó su vida por ti y por mí en la cruz.

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¡Jesús ya lo sabe!

Al leer estas líneas quizá no tengas la menor


idea de quién soy yo, y yo tampoco tengo ni la
más remota idea de quien seas tú, pero
Jesucristo…¡sí lo sabe!. Él te conoce, Él sabe
tu nombre, Él ha visto por todo lo que has
tenido que pasar y ha visto también todo lo
que has hecho, incluso aquéllas cosa que te
avergüenzan y aún así te ama. Su amor por ti
es incondicional: está dispuesto a darte esa
transformación de vida de la que te hablé. Si
tus sueños y tus ilusiones han quedado casi
sepultados, Él quiere convertirse en una
nueva ilusión para ti.

Jesucristo es la única persona en el


universo que sabe el potencial que tienes y
quiere ayudarte a desarrollarlo. Él quiere
darte nuevos sueños, nuevas ilusiones. Por

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Cary Palmon

más oscuro que sea tu panorama actual y por


más negro que haya sido tu pasado, en
Jesucristo puedes encontrar un universo de
posibilidades. Él dijo: “Yo soy la luz del
mundo”, Él puede iluminar tu vida y tu
camino y hacerte ver todo con claridad. Él
puede hacerte entender por fin que todo lo
que te ha pasado hasta el día de hoy, te ha
venido preparando para tu victoria final, una
victoria que fue comprada con sangre en la
cruz; un precio que solamente fue capaz de
pagar una persona que de verdad te ama.

Me ilusiona saber que soy tan valiosa para


alguien. Me ilusiona saber que alguien tan
grande como Jesucristo me haya amado
hasta tal extremo. Me ilusiona saber que en
Él puedo y tengo con qué enfrentarme a la
vida. Me ilusiona saber que siempre está
conmigo. Me ilusiona saber que cada una de
las lágrimas que he derramado, no han caído
sin que Él las tome en cuenta.

¡Me ilusiona saber que Él sabe mi nombre y el


tuyo!

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¡Aprópiate del triunfo…!¡Ahora…!

Durante todos estos años que han pasado, Él


ha estado conmigo en todo momento y en
toda dificultad, siempre presente para
ayudarme y rescatarme. Él ha sido mi padre,
mi amigo, mi consejero, en fin, todo lo que
he necesitado. Hoy que estás leyendo estas
palabras, Él puede cambiar también tu
realidad. Por eso te animo a que le permitas
llenar tu vacío. No tienes que ser una persona
perfecta o estar en una condición espiritual
especial para recibir este bello regalo de su
presencia. No te hablo de una religión, te
estoy hablando de un Dios vivo que desea
ayudarte y sanarte de todas tus heridas. ¿Por
qué no aprovechas este momento y le
entregas tu corazón y le pides que sea tu
Salvador y Rey? No hay requisitos, no hay
formularios que llenar, solamente

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Cary Palmon

preséntale tu corazón con todas las


heridas, con todos tus pecados y Él se
encargará del resto. Él te perdonará,
borrará tus pecados, te dará vida eterna y te
hará hijo de Dios por la eternidad. Por eso, si
hay algo bueno que te puedo desear, es que lo
conozcas a Él -Jesucristo, el Hijo de Dios- en
una forma tan íntima y personal, que Él se te
revele y tu corazón sea sanado.

Quiero que sepas que estas palabras que lees


son las palabras de una mujer muy
agradecida a un Dios maravilloso que la ha
amado constantemente a pesar de todas sus
debilidades, y por ello deseo que tú también
sepas acerca del gran amor que Él tiene por
ti; para que tu vida sea enriquecida, para que
Él te ayude en estos momentos que estás
pasando, y para que tú también puedas
experimentar esta sublime transformación y
puedas decirle a otros que has pasado del
fracaso al triunfo.

¡Dios te bendiga!

Cary Palmon
cary@minutofinal.org

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