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Hay una tendencia generalizada hacia los encasillamientos en la que la

crítica de arte, también, suele caer. Asi, se circunscribe, muchas veces, la obra de un
artista a un periodo, a un aspecto parcial, o al sentido generalizador de una tendencia.
Todo ello impide la apreciación más profunda y adecuada del artista. Eso es lo que ha
pasado con Juan Carlos Castagnino, al que se lo suele ver más por algunas de sus
temáticas que por la amplitud de su creación artística.
Este artista, nacido en Camet –en las afueras de la ciudad de Mar del Plata– el 19
de noviembre de 1908 ha establecido con su obra un nexo entre los pintores argentinos
nacidos alrededor del 1900 (Xul Solar, Pettoruti, Berni, Basaldúa Butler, Badi, Raquel
Forner, etcétera) y la generación posterior de quienes nacieron en los años veinte. Vale
decir, entre el llamado "grupo de París" y los que protagonizaron en la década del '40 las
tendencias neoconcretas del vanguardismo de posguerra.
Castagnino era hijo de un artesano forjador de herrajes finos, nacido en el país
pero hijo de genoveses, que había instalado su taller de herrería en Camet, próximo a la
gran ciudad balnearia de la provincia de Buenos Aires. Este hecho lo marcaría para toda
su vida, ya que lo llevaría a identificarse con el paisaje suburbano y rural, el mundo del
trabajo manual y obrero y los caballos. Estos elementos identificatorios del habitat, el
núcleo familiar y el trabajo estarán presentes, de diverso modo, a lo largo de su obra
pictórica.
Esta inmersión tan vital en el medio lo llevo a realizar desde muy pequeño
moldes en barro de tropillas de caballos. Su padre murió cuando él tenía siete años.
Concurrió a la escuela rural de su pueblo, donde siguió dibujando caballos; una figura
emblemática de su obra. Estudió en la Escuela Nacional de Mar del Plata, se recibió de
bachiller en 1928 y comenzó sus estudios en la Facultad de Arquitectura de la
Universidad de Buenos Aires.
Ya instalado en la capital de la República, trabajó en forma particular
preparando alumnos en diversas material y ocupándose de la arquitectura de jardines.
Chacareros, temple sobre hardboard (1952), 122x75 cm.
Impulsado por su vocación artística, ingresó también en la Escuela Superior de Bellas
Artes "Ernesto De la Cárcova" y frecuentó diversos talleres de artistas de la generación
anterior. En particular se vinculo con Lino Enea Spilimbergo, a quien siempre
consideraría su maestro.
La labor docente de esta figura del arte argentino ha sido muy destacada,
incidiendo en la obra de sus discípulos sin que por eso ellos tuvieran que parecérsele.
En el caso de Castagnino, como en el de Carlos Alonso y tantos más, esa filiación
responde más bien a un concepto general del arte y de la vida, que Spilimbergo
mantenía vivo valiéndose de sus cualidades como dibujante y pintor y la capacidad que
tenía para transmitir a los demás una noción creadora del arte y de la vida.
Un hecho decisivo en la etapa formativa de este artista lo constituye su
participación en la realización del mural creado por el muralista mexicano David Alfaro
Siqueiros en 1933 en la quinta de Natalio Botana, por entonces director del diario
Crítica. En esa tarea participaron, también, Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo y
Enrique Lázaro. Esta circunstancia también debe de haber influido en el artista, tanto
por los aspectos ideológicos-temáticos como por la concepción plástica de esta
realización. Castagnino permanecerá siempre ligado al muralismo como concepto
plástico de su obra pictórica.
También en 1933 hay un acontecimiento que marcará un hito: recibe el Premio
Estímulo del Salón Nacional por su fresco titulado "Obreros y campesinos". Su
militancia política de izquierda, con su adhesión al Partido Comunista, se puso de
manifiesto en las temáticas abordadas. Esto ha dado lugar a que algunos lo consideraran
representante de un realismo social o de una pintura ideológica. Si bien estos temas
constituyen una constante en la obra de este artista, no dejan de estar entre los tantos
que utilize en su pintura, siempre imbuida de un contenido humano y social evidente.
Según el crítico Cayetano Córdova Iturburu, "el pronunciado dramatismo de su
espíritu se manifiesta a través de la crudeza de la representación de sus motivos y de una
paleta que se complacía, en las primeras etapas de su desarrollo, en r
Salida de fábrica, temple sobre hardboard (1952), 122x76 cm.
egistros cálidos, de cierta violencia, y en sus etapas posteriores se orienta hacia los
tonos neutros, bajos y sombríos". Esto nos estaría indicando la preeminencia de un
temperamento, por eso la representación plástica del movimiento se pondrá de
manifiesto en el dinamismo de las formas, característico de muchas de sus pinturas, por
encima del tema tratado.
Las pinturas de este artista de los años treinta y cuarenta mantienen una
dominante estructural, en la que el dibujo actúa con su contención, pero gradualmente
las formas se irán abriendo y el color pasará a ser un elemento determinante en la
composición. Esta evolución gradual y constante, indica el sentido plástico que domina
en la obra de Castagnino por encima de los temas elegidos. Supo atender a los
requerimientos emotivos de su sentido humanista y social, valiéndose siempre del
lenguaje plástico y sus necesidades expresivas. Castagnino fue, esencialmente un artista
capaz de exponer toda una visión política del hombre y la sociedad a través de los
medios expresivos de la pintura; con ellos y por medio de ellos, sin hacer prevalecer en
su discurso emotivo y visual otro recurso que no fuera el del lenguaje pictórico.
Madre de América,
óleo sobre tela (1953), 120x81 cm.
"Laguna de Chascomús" (1936), "Madre en el paisaje" (1938), "Pescadores"
(1938), "Patio santiagueño" (1941), "Paisaje del Mirasol" (1940), "En la laguna" (1942),
"Doña Nati" (1944), "Nina o la mujer del suburbio" (1945), son algunas obras de este
período que mejor lo ilustran, poniendo de manifiesto una amplia variedad temática.
Es en los años cuarenta cuando la obra de Castagnino alcanza los primeros
reconocimientos. En 1943 obtiene el tercer premio del Salón Nacional por su óleo
"Tierra adentro"; en 1944 el segundo premio del Salón Nacional por "Mujer del
páramo", y el primer premio del Salón Nacional en 1948 por "Hombre del río".
En 1935 hacia recorrido el interior del país y organizado el Primer Salón de Arte,
en Tandil. En 1939 recorre Europa. En París concurre durante cuatro meses al taller de
André Lothe, uno de los maestros de los pintores argentinos de la generación de los
años veinte. Este artista, que practicaba una pintura postcubista, nunca ocupe primeros
planos como tal, pero tenía grandes cualidades docentes y por su taller pasaron decenas
de artistas de varias generaciones, que luego se destacarían en sus países de origen.
Lothe provenía de la gran influencia de Cézanne en la pintura de la Escuela de París, a
lo largo de dos o tres décadas siguientes a su muerte en 1906, y la trasladaba a sus
discípulos.
En Castagnino, ese pasaje por el taller del maestro cézanniano, no parece haber
dejado grandes huellas, ya que su pintura sigue su derrotero sin poner en evidencia esa
circunstancia. Sin embargo, el valor compositivo asignado al color a partir de los anos
finales de la década y principios de los '50, puede ser considerado como un indicio de
un vinculo más que circunstancial con el maestro francés. En París se relaciona con
Picasso y Léger, con quienes tenia afinidades políticas y estéticas.
Cuando regresó a Buenos Aires, en 1940, se casó con la pintora Nina Haerle.
Un año después nace su hijo Álvaro. En 1943 realizó el mural "La ofrenda de la nueva
tierra", en la sede de la Sociedad Hebraica Argentina, donde puso de relieve ese sentido
alegórico del muralismo de la época, concebido a la vez como una forma de
comunicación directa, emotiva y sensible para el pueblo.
Pedrito, óleo sobre tela (circa 1959), 60x50 cm.
Junto a Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni, Demetrio Urruchda y Manuel
Colmeiro, participa en la creación del Taller de Arte Mural y poco tiempo después los
cuatro realizaron los murales de las galerías Pacífico con motivo de su remodelación,
llevada a cabo por los arquitectos Asian y Ezcurra. Ese mismo año, 1946, Castagnino
realizó el mural "Elogio del río Uruguay" en Salto (República Oriental del Uruguay).
En 1948 obtuvo el primer premio de pintura del Salón Nacional por su Óleo
"Hombre del río", y fue invitado a participar en el Premio Palanza. También entonces
participó en la Exposición de Acuarelas y Dibujos organizada por la Unión
Panamericana de Washington. Expuso en Lima y viajo nuevamente a Europa.
Como ha sido señalado, con acierto, por Graciela Dragoski y Delcis Méndez
Cherey en su estudio sobre la obra de este artista, "la pintura de este periodo no
despierta sentimientos agresivos, no es propagandistica". Una actitud contenida es el
denominador común de estas obras. Su color es poco luminoso, casi sucio. Sin duda
esto obedece al tema elegido. Pues no se propuso el desborde coloristico sino que
intentó asimilar, pausadamente, el drama del hombre, profundizarlo, sin atender a la
"distracción" cromática. Sus intenciones no sobrepasaban sus intereses pictóricos.
En 1952 Castagnino volvió a Europa para participar en el Congreso Internacional
de la Paz, en Viena. Ese año realizó la mayor parte de su serie "Testimonios".
Al año siguiente, realizo un viaje al Extremo Oriente que dejaría en él huellas
perdurables. En China conoció al pintor de caballos Fu-Pe-On y al gran maestro de la
pintura china Chi-Pai-Shi, que por ese entonces tenia 93 años. Castagnino retrato a este
último y realizó algunos dibujos en su taller, los cuales fueron admirados por el anciano
pintor.
Gradualmente, la obra de Castagnino va siendo conocida y el artista
adquiere popularidad. Sus temas preferidos de caballos, maternidades, paisajes con
figuras de personas y animales, lo identifican cada vez más. Como lo ha señalado
Samuel Oliver, "con el tiempo fue despojándose de esa carga literaria que connotaba un
tema, y su paleta fue abandonando las tonalidades pardas y espesas de materia, para
emplear armonías de colores puros y transparentes, en composiciones que tienden a una
abstracción y donde la libertad expresiva se manifiesta en formas dinámicas".
En la obra gráfica de los últimos años se pone de relieve su pensamiento plástico
a través del control mental ejercido sobre el impulso instintivo. Sus dibujos son de una
maestría reconocida y admirada por numerosos artistas de nuestro medio que han dado
testimonio, por escrito, de esa cualidad sobresaliente de Castagnino. Asi, para Enrique
Aguirrezabala, "Castagnino sentía la fascinación de recomenzar permanentemente su
diálogo con los fantasmas que amaba" y "el hilo que teje esa urdimbre única es la línea,
animada por la pasión de un poeta".Miguel Ángel Bengochea considera que "hay
distancia entre el pensamiento y la escritura, en
Verano, óleo sobre tela (1963), 130x150 cm.
cuanto a la rapidez de uno y la lentitud de la otra; hay distancia entre la imagen y la
realidad. Pero no la hay en el sentimiento que guardo de quien fue para mi figura
esencial como hombre y como pintor". Víctor Grippo dice: "Recordé la atracción que en
mi adolescencia me provocaban las tintas y acuarelas de Castagnino, por la libertad del
gesto, la espontaneidad y, simultáneamente, el control casi absoluto de su trazo. Durante
anñs intente una perfección equivalente sin alcanzarla, aunque la enseñanza quedó, y se
enriqueció al conocer su ubicación conceptual sobre el arte y el compromiso ético del
artista, su espíritu puesto al servicio continuo del oficio y de la cultura".Por las
condiciones excepcionales de sus dibujos, Castagnino ha merecido un gran
reconocimiento de sus propios colegas del arte que lo han reconocido como un maestro
verdaderamente singular. De ello ha quedado testimonio también en sus tintas, sus
acuarelas, las pinturas al óleo, acrílicas o al temple, ya que esta última técnica fue
recreada por el artista, obteniendo de ella creaciones memorables.
A fines de los años cincuenta, Castagnino comenzó a cosechar un
reconocimiento más amplio a su labor artística. En 1956 recibió el Gran Premio del
Ministerio de Educación y Justicia por su pintura "Tango".Un año después, el Primer
Premio de Dibujo del Salón de Acuarelistas y rabadores por su obra "Chico con perro" y
el Premio "Enrique Prins" otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes.
Homenaje a Guernica, acrílico (1965), 100x125 cm.
En 1958 fue galardonado con una Medalla de Honor en Pintura en la Feria
Internacional de Bruselas y fue invitado especial en la Primera Bienal de Porto Alegre.
A los pocos meses, en 1959, recibió el Gran Premio de Honor del Salón Nacional por su
pintura "Quemazón". En 1960 fue acreedor al Premio Especial de Dibujo en la II Bienal
Interamericana de México.
Por esos años intensificó su actividad como muralista, participando en la
realización de varios murales. En 1958 creó uno para la Galería Flores titulado "En el
amanecer de la ciudad".En 1959, otro en la galería París titulado "Hombre-Espacio-
Esperanza", y un año después, el titulado "Ciclo y Orbita" para la galería Del Centro. En
1961 hizo el mural "Despertar en la llanura" para la galería Del Obelisco. Todas estas
obras ilustran acerca de una época de Buenos Aires en la que se efectuaron este tipo de
obras artísticas que se incorporaban a los espacios públicos de la ciudad. La serie de
murales de Castagnino continuó en 1963 con el realizado en la Compañía "La Rectora",
en Buenos Aires y el titulado "Vuelo en la llanura" para la sede de Aerolíneas
Argentinas en Montevideo.
En 1960 el artista viajó por Centroamérica y vicie por un tiempo en
México. Presentó exposiciones en Río de Janeiro, México, Roma, Praga y Budapest. En
1962 recibió el encargo de la editorial EUDEBA de ilustrar una nueva edición del
"Martín Fierro" de José Hernández. Esta publicación le dio a Castagnino una
popularidad muy grande; la edición fue todo un éxito
Homenaje a Boccioni, técnica mixta (1965), 150x150 cm.
y las láminas con los principales dibujos a tinta que formaban parte de la edición, se
vieron reproducidas por todas partes. Esta obra fue, sin duda, consagratoria para el
artista y su repercusión le dio una trascendencia que, hasta entonces, no había
alcanzado.
Los reconocimientos a su labor se sumaron. En 1963 recibió el Gran Premio de
Honor del Salón Internacional de Saigón. También ese año fue incorporado como
Miembro de Número a la Academia Nacional de Bellas Artes.Participó de la Bienal de
San Pablo e integró la muestra de arte argentino en el Museo de Arte Moderno de París.
Entre 1964 y 1966 Castagnino se fue a vivir con su mujer a Roma. Allí realizó
el mural "Pampa-Vuelo-Urbe" de 18 metros cuadrados para la sede de Aerolíneas
Argentinas en la capital de Italia.
El Centro Editor de América Latina Publicó en 1968 su libro "La Acuarela",
realizado con un enfoque didáctico que resume sus experiencias en ese difícil arte. Su
obra mural culminó en 1970 con la realización de "Ciencia-Ciclo-Vida" para el Hospital
Regional de Dolores (provincia de Buenos Aires). Con sus murales, Castagnino dio
testimonio a todo un concepto ideológico del arte que prevaleció durante varias décadas
en América Latina, dando prueba de un arraigo singular que define, en buena medida, al
arte latinoamericano. El muralismo de México es un ejemplo paradigmático de esta
visión del arte, donde la expresión artística adquiere un dominio público y popular, que
valiéndose de
Testimonio, óleo sobre tela (1965), 90x118 cm.
lo narrativo, lo simbólico y lo alegórico, brinda una visión del pueblo americano, su
realidad histórica, su situación presente y su proyección utópica.En ese sentido,
Castagnino ejemplifica al artista moderno de nuestro continente y al conflicto, siempre
presente, entre la realidad social que plantea una necesidad iconográfica vinculada al
espacio o lugar de pertenencia y las necesidades expresivas de la época, asociada, a su
vez, a las problemáticas de un lenguaje que tendía a dejar atrás a la figuración.
Esta circunstancia se observa de manera notable en las pinturas del artista de sus
últimos años. En ellas, Castagnino patentiza esa lucha interior, ese afán de conciliación
entre ambos polos opuestos. Las formas se abren, la figuración pierde el rigor de la
línea, el color se vuelve más protagónico. La utilización de la pintura acrílica favorece
este proceso. Si bien subsisten casi todos los temas que caracterizaran sus etapas
anteriores, cambia su tratamiento como si el artista lograra con ello un nuevo aborde
expresivo. Se ha vuelto mas sensible al color, menos categórico en la estructura de sus
formas, mas abierto a la pura percepción plástica.
La mayor elocuencia de Juan Carlos Castagnino esta en sus obras.
Idilio, pastel (1968), 88x103 cm.
Ellas bastan para traducirnos una visión del arte insertada en el espacio y el tiempo. Sin
embargo, en una pequeña libreta de apuntes condensó, algunas de sus ideas centrales. Es
interesante recogerlas como, una síntesis conceptual de su creación. Esos apuntes breves
no están ordenados ni fechados. Recogemos, al azar algunos conceptos: "La creación
artística es un juego dialéctico entre las acciones determinantes de la realidad y las
reacciones de la conciencia que tienden a liberarse, de manera que el conocimiento del
artista y sus facultades de realizarse artísticamente crecen y se desarrollan." "El mundo
se significa en el plano puro del arte con una intensidad mayor que la alcanzada por la
anécdota natural." "Debe eliminarse totalmente el asunto, tema, anécdota, para que la
pura efusividad expresiva haga su aparición." "El creador no tiene que tener
limitaciones de ninguna naturaleza." "En una obra, la totalidad como hecho pictórico es
necesaria; diriamos, que es el primer acto necesario inicial, pero no es autosuficiente;
falta el valor, el mito, la esencia."
En todas estas apreciaciones, Castagnino deja expresada su visión del arte, su
actitud creativa, su sentido existencial del hecho artístico patentizado en toda su obra.
Su honestidad intelectual y humana han prevalecido quedando reflejadas en sus
creaciones, nacidas de una intensidad vital en que las ideas y la toma de posición ante la
realidad social quedaron expresadas en términos plásticos. Supo así, Castagnino, dar un
fuerte contenido emotiva a su pintura, animada por una gran convicción personal.
El artista lo supo decir con sus palabras: "El pintor actual no puede negarse ni a la
idea de la pintura come puro reflejo de la realidad, ni a la idea de la pintura como puro y
simple instrumento para trascender esa realidad, y la síntesis es la confrontación entre
poesía y verdad, entre pasión y razón."
Juan Carlos Castagnino murió en Buenos Aires, el 21 de abril de 1972.

Cronología

1908 Nace en Camet (Mar del Plata) el 18 de noviembre. Su padre es Cecilio


Castagnino, argentino de origen genoves, herrero, forjador de herrajes finos. Su madre
es Mariana Rivas.
Sudario, acrílico (1969), 100x120 cm.
1911 A los tres años de edad moldea en barro tropillas de caballos.

1915 Muere su padre.

1916 Concurre a la escuela rural de su pueblo. Dibuja constantemente caballos, que


serán su figura emblemática.

1922 Ingresa a la Escuela Nacional de Mar del Plata.

1928 Se recibe de bachiller e ingresa en la Facultad de Arquitectura de la Universidad


Nacional de Buenos Aires.

1929 Prepara alumnos y trabaja en la arquitectura de jardines. Ingresa en la Escuela


Superior de Bellas Artes Ernesto de la Canova. Uno de sus maestros, Carlos Ripamonte,
descubre sus cualidades de pintor y le regala su paleta.

1931 Instala su taller de pintura en la calle México 311.

1932 Frecuenta durante varios años el taller de Lino Enea Spilimbergo, a quien
considerará su maestro. También entabla relación y asiste a los talleres de Victorica y
Gómez Cornet.

1933 Recibe el Premio Estimulo del Salón Nacional por su fresco titulado "Obreros y
Campesinos". Participa junto a Spilimbergo, Berni y otros artistas, en la realización del
mural del artista mexicano David Alfaro Siqueiros en la quinta de Natalio Botana, en
Don Torcuato.

1935 Recorre el interior del país y organiza el Primer Salón de Arte en Tandil.

1939 Viaja a Europa. En París estudia durante cuatro meses en el taller de Andre Lothe.
Traba relación con Picasso, Leger y Braque.

1940 Regresa a Buenos Aires. Se casa con la pintora Nina Haerle.

1941 Nace su hijo Álvaro. Egresa como arquitecto de la Universidad de Buenos Aires.

1943 Obtiene el Tercer Premio de Pintura en el Salón Nacional por su óleo "Tierra
adentro". Realiza el mural "Ofrenda de la nueva tierra" en la Sociedad Hebraica
Argentina.

1944 Obtiene el Segundo Premio de Pintura en el Salón Nacional por el óleo "Mujer del
pciramo".

Autorretrato, acrílico sobre tela (1971), 50x40 cm.


1945 Realiza junto a Lino Enea Spilimbergo, Demetrio Urruchila, Manuel Colmeiro y
Antonio Berni las pinturas de la copula de las galerías Pacífico.

1946 Realiza en Salto (Uruguay) el mural "Elogio del rió Uruguay".


1948 Obtiene el Primer Premio de Pintura en el Salón Nacional por su obra "Hombre
del río". Es invitado a participar del Premio Palanza y en la Exposición de Acuarelas y
Dibujos organizada por la Unión Panamericana en Washington. Expone en Lima (Peril)
y viaja a Europa.

1952 Participa en el Congreso Internacional de la Paz, en Viena.

1953 Viaja a China. Conoce al gran pintor Chi-Pai-Shi y al pintor de caballos Yu-Pe-
On.

1956 Obtiene el Gran Premio Ministerio de Educación por su obra "Tango".

1957 Obtiene el Primer Premio de Dibujo del Salón de Acuarelistas y Grabadores por
su obra "Chico con perro".

1958 Recibe la Medalla de Honor en Pintura en la Feria Internacional de Bruselas.


Participa de la Primera Bienal de Porto Alegre como invitado especial.

1959 Obtiene el Gran Premio de Honor en Pintura del Salón Nacional por su obra
"Quemazón". Realiza el mural "En el amanecer de la ciudad", en la galería comercial de
Flores.

1960 Viaja por Centroamérica y reside en México, donde recibe el Premio Especial de
Dibujo de la II Bienal Interamericana.

1961 Realiza el mural "Despertar en la llanura", para la galería Del Obelisco. Expone en
el Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro y en el Instituto de Arte Cozumel de
México.

1962 Realiza la ilustración de la edición "Martín Fierro" de EUDEBA.

1963 Recibe el Gran Premio de Honor del Salón Internacional de Saigon. Es designado
Miembro de Numero de la Academia Nacional de Bellas Artes. Participa de la Bienal de
San Pablo (Brasil) y de la Exposición Argentina en el Museo de Arte Moderno de Paris.

1964 Se va a vivir a Roma hasta 1966. Allí realiza el mural "Pampa-Vuelo-Urbe", en la


sede de Aerolíneas Argentinas. Expone en forma individual en Roma, Bologna,
Modena, Ferrara, Emilia y Prato Reggio.

1968 Se publica su libro "La acuarela", editado por el Centro Editor de América Latina.

1969 Expone en Moscú y en Varsovia.

1970 Realiza el mural "Ciencia-Ciclo-Vida", en el Hospital Regional de Dolores


(provincia de Buenos Aires).

1971 Expone en la galería Losada de Montevideo (Uruguay).

1972 Muere en Buenos Aires el 21 de abril.


Pintor y dibujante argentino, nace en Mar del Plata en 1908; m. en 1972. (GRAN
PREMIO DE HONOR DEL SALON NACIONAL AÑO 1961) Egresa de la Escuela
Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova completando su formación con
Spilimbergo, Victorica, Gómez Cornet y, en París, con Bracque, Picasso y André Lothe.
Realizó variadas actividades vinculadas con la cultura tanto desde cargos oficiales como
desde la actividad privada. Ha recibido importantes premios en el país y en el exterior,
entre los que se destacan: Premio Especial al dibujo en la Bienal de México (1962),
Medalla de Honor en pintura de la Feria Internacional de Bruselas y en el Salón
Internacional de Saigón (1962-1963).Su obra figura en numerosos museos de arte y en
importantes colecciones particulares.

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" Castagnino centra su pintura en el hombre. Integra la figura humana en el paisaje,


ennoblece la presencia de sus criaturas de carne y hueso,sin atemperarles demasiado la
dureza del gesto con que las ha señalado la vida. Advertimos de pronto una serenidad
"giacondesca " en algunos de sus retratos de mujeres de pueblo, cuyas manos repiten el
gesto del cuadro de Leonardo. Gentes del norte, paisajes del Paraná o del Uruguay,
orillas marplatenses, arrabales porteños: muchos y diversos ámbitos del país han dado a
Castagnino tema para su interpretación entrañable.Su impronta nacional, sin embargo,
no se alcanza por la sola virtud de su temática tan nuestra, sino, sobre todo, por una
atmósfera, por un particular resplandor de los cielos, por un color que parece aprendido
de la tierra.

Son de Castagnino esas barrancas rojizas junto a las aguas tendidas, con el agreste
penacho de unas verdes matas. Le pertenecen esos caballos criollos de acarnerado perfil
en la nerviosa cabeza, sueltas las crines, anchas las narices que husmean la libertad en el
aire; la osamenta vacuna, blanqueada por el sol y el viento, bajo cuya cornamenta, en las
órbitas desmesuradas, el pasto joven o el cardo amoratado recomienzan la vida; ciertas
maternidades obreras, en las que la ternura lírica no debilita el impacto de la dolorosa y
muda protesta; son, por fin, de este seres y cosas del pueblo, a los que él ha sabido
acercarse con solidario fervor.

LEON BENAROS

La obra

Esta obra recuerda el ambiente de conflicto social que en varias ocasiones padeció
el pueblo argentino, como los sucesos de la Semana Trágica (1919) o el
levantamiento de los peones de las estancias del sur conocido como "Patagonia
Rebelde" (1921)... y anticipa, como presagio trágico, los tiempos de los
"desaparecidos" en la última dictadura militar. El peón, el obrero, el
"subversivo"... queda desnudo y vendado, de espalda al que mira, en una
mancha roja de sangre y de vida. En frente a él el Crucificado abre sus brazos
sobre un fondo oscuro y lanza su último grito, ya reclinando su cabeza coronada de
espinas.
El autor

Juan Carlos Castagnino nace en Mar del Plata el 19 de noviembre de 1908.


Hijo de un artesano forjador de herrajes, desde muy pequeño realizaba moldes de
tropillas de caballos. Estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes, siendo sus
maestros Torcelli y Ripamonte. En 1932 concurre a los talleres de Spilimbergo, a
quien siempre consideraría su maestro. Un año después, dirigido por el artista
mexicano David Alvaro Siqueiros, y junto a los argentinos Spilimbergo y Antonio
Berni, entre otros, realiza los murales de la quinta de Natalio Botana, el director del
diario "Crítica". En 1939 recorre Europa perfeccionando su arte junto a Braque,
Léger y Picasso, entre otros.

En 1948 gana el Premio Nacional de Pintura. En 1952 viaja a Extremo Oriente,


donde, en 1961 gana el Premio Especial en la Bienal de Saigón. En 1958 gana la
medalla de oro en el Premio Internacional de Pintura de Bruselas. En 1963 es
nombrado miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes y en ese mismo año la
Editorial Universitaria de Buenos Aires publica una edición de lujo del Martín Fierro
ilustrada con dibujos de Castagnino. Entre 1964 y 1966 se radica en Roma desde
donde recorre Europa realizando diversas muestras de su obra. Fallece en Buenos
Aires el 21 de abril de 1972.

La técnica y el color

Marcado por la pintura muralista y por su gran habilidad y expresión en el dibujo,


Castagnino carga todas sus obras de un movimiento espacial, resaltado por los
colores que parece haber aprendido de la tierra: barrancos rojizos junto con los
agrestes penachos de unas verdes matas; coloridos caballos criollos que sueltan las
crines en ocres praderas y osamenta vacuna, blanqueada por el sol y el viento. Sus
pinceladas libres parecen sobrepasar la mera descripción de la realidad para dar
espacio a la conciencia del artista que quiere expresarse. "La conciencia artística
-dice Castagnino- es un juego dialéctico entre las acciones determinadas de la
realidad y las reacciones de la conciencia que tienden a liberarse...". Aún las obras
que representan estos "testimonios" trágicos, se tiñen de los mismos colores de
la tierra, para expresar la dolorosa y muda protesta del pueblo aplastado, al
que el artista ha sabido acercarse con solidario fervor.

El mensaje

En esta obra, Castagnino centra su pintura en el ser humano, presente en carne y


hueso, frente al espectador. Es como dice el título un "Testimonio", testimonio
trágico y silencioso que sin embargo nos interpela. El Cristo crucificado es como
el espejo y la voz del hombre amordazado. También este artista
ideológicamente distante de la doctrina cristiana, recurre a la imagen del "hombre
de los dolores", "el siervo sufriente", el Mesías inmolado, para trascender la cruda
descripción del dolor humano. El pintor- escribía Castagnino-, "no puede negarse a
la idea de la pintura como puro y simple instrumento para trascender la realidad".

La realidad oscura del dolor y de la muerte queda resumida e interpre-tada por el


grito silencioso de Jesús en la cruz. Y para los cristianos esta interpretación ya es
una respuesta llena de esperanza.

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