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Nombre del Curso

© Sena Virtual Distrito Capital 2004

Para Tablero de Discusión

Un Hombre triste muy triste.

Si explotas el niño que hay en ti,


sabrás como eres de valioso.
Nombre del Curso
© Sena Virtual Distrito Capital 2004

Para Tablero De Discusion

Un Hombre Triste, Muy Triste


(Una parábola para nuestros tiempos)

Había una vez un muchacho que vivía en una casa grande sobre una colina.

Un día el joven le dijo a Dios:


He estado pensando y ya sé qué quiero para mí cuando sea mayor.
¿Qué es lo que deseas? - le preguntó Dios.
Quiero vivir en una mansión y tener dos perros San Bernardo.
Deseo casarme con una mujer alta, muy hermosa y buena, que tenga una lar-
ga cabellera negra y ojos azules, que toque la guitarra y
cante con voz alta y clara.

Quiero tres hijos varones, fuertes, para jugar con ellos al fútbol. Uno será un
gran científico, otro será político y el menor un atleta profesional.
Quiero ser un aventurero que surque los vastos océanos, que escale altas
montañas y que rescate personas.
Y quiero conducir un Ferrari rojo y nunca tener que limpiar y ordenar mi casa.
Es un sueño agradable - respondió Dios - Quiero que seas feliz.

Un día el chico se lastimó una rodilla. Ya no podría escalar altas montañas, ni


surcar los vastos océanos. Luego estudió Mercadotecnia y puso un negocio
de artículos médicos. Se casó con una muchacha muy hermosa y buena, que
tenía una larga cabellera negra. Pero era de corta estatura, no alta y tenía ojos
castaños, no azules. No sabía tocar la guitarra, ni cantar. Pero preparaba deli-
ciosas comidas chinas y pintaba magníficos cuadros de aves.

A causa de su negocio, el hombre vivía en la ciudad, en un apartamento situa-


do en lo alto de un edificio, desde el cual se veía el océano y las titilantes luces
de la ciudad. No tenía espacio para dos perros San Bernardo por lo que compró
de un gato esponjado.
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Tenia tres hijas, todas muy hermosas. La más joven, que debía usar silla de
ruedas, era la más agraciada. Las tres amaban mucho a su padre. No jugaban
al fútbol con él, pero a menudo iban al parque y correteaban lanzando un disco
de plástico... Excepto la pequeña, que se sentaba bajo un árbol y rasgueaba su
guitarra, entonando canciones encantadoras e inolvidables.

Nuestro personaje ganaba suficiente dinero para vivir con comodidad, pero no
conducía un Ferrari rojo. En su casa, a veces tenia que recoger y limpiar cosas,
incluso cosas que no eran suyas y ponerlas en su lugar. Después de todo, tenia
tres hijas.

Pero una mañana el hombre se despertó y recordó su viejo sueño.


Estoy muy triste - le confió a su mejor amigo.

- ¿Por qué? - quiso saber éste.


Porque una vez soñé que me casaría con una mujer alta, de cabello negro y
ojos azules, que tocara la guitarra y cantara. Mi esposa no toca ni canta, tiene
ojos castaños y no es muy alta.

Tu esposa es muy hermosa y buena - dijo su amigo-. Crea cuadros maravillo-


sos y cocina delicias. Pero el hombre no escuchaba.

- Estoy muy triste - le confesó a su esposa.


- ¿Por qué? - inquirió su mujer.

Porque una vez soñé que viviría en una gran mansión y que tendría dos San
Bernardo. En lugar de eso, vivo en un apartamento en el piso 47.

Nuestro apartamento es cómodo y podemos ver el océano desde el sillón de la


sala - repuso ella.- Tenemos amor, pinturas de aves y un gato esponjado... Por
no mencionar a nuestras tres hermosas hijas. (Pero el hombre no la escucha-
ba).

Estoy muy triste - le dijo a su psicólogo.


¿Por qué razón? - preguntó el especialista.
Porque una vez soñé que sería un gran aventurero.
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En vez de ello, soy un empresario calvo y con la rodilla lesionada.


Los artículos médicos que usted vende han salvado muchas vidas
le hizo notar el analista. (Pero el no lo escuchaba).

Estoy muy triste - le dijo a su contador.


- ¿Por que? - indagó este.
Porque una vez soñé que conduciría un Ferrari rojo y que nunca tendría que
ordenar mis cosas. En vez de ello, utilizo el transporte público y a veces ten-
go que ocuparme de los quehaceres de la casa. Usted viste trajes de calidad,
come en buenos restaurantes y ha viajado por Europa - señaló el contador.
(Pero el hombre no escuchaba).

Estoy muy triste - le comunicó a su ministro.


¿Por que? - le preguntó, compasivo, el hombre de Dios.
Porque una vez soñé que tendría tres hijos varones: un gran científico, un polí-
tico y un atleta profesional. Ahora tengo tres hijas y la menor ni siquiera puede
caminar.

Pero todas son hermosas e inteligentes - afirmó el pastor.


Te quieren mucho y además, han sabido aprovechar la vida: una es enfermera,
otra es pintora y la más joven da clases de música a los niños. (Pero el hombre
no escuchaba).

El hombre se puso tan melancólico que enfermó de gravedad.


Yacía postrado en una blanca habitación de hospital, rodeado de enfermeras
con impecables uniformes. Varios cables y mangueras conectaban su cuerpo a
máquinas parpadeantes que alguna vez él mismo le había vendido al hospital.
Estaba triste, muy triste. Su familia, sus amigos y su ministro se reunían alre-
dedor de su cama.

Ellos también estaban profundamente afligidos.

Y sucedió que una noche, el hombre le dijo a Dios:


¿Recuerdas cuando era joven y te hablé de las cosas que deseaba?
- Si. Fue un sueño maravilloso - asintió Dios.
¿Por qué no me otorgaste todo eso? - inquirió el hombre.
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- Pude haberlo hecho—respondió Dios


Pero quise sorprenderte con cosas que no habías soñado.
Supongo que has reparado en lo que te he concedido: una esposa hermosa y
buena, un buen negocio, un lugar agradable para vivir, tres adorables hijas...
Es uno de los mejores paquetes que he preparado...
Si - lo interrumpió el hombre - pero yo creí que me darías lo que realmente de-
seaba.

Y yo pensé que tú me darías lo que yo quería - repuso Dios.


- ¿Y qué es lo que tú deseabas? - quiso saber el hombre.
Nunca se le había ocurrido que Dios necesitara algo.

Quería que fueras feliz con lo que te había dado - explicó Dios.

El hombre se quedó despierto toda la noche, pensando.


Por fin decidió soñar un sueño nuevo, un sueño que deseaba haber tenido años
atrás.
Decidió soñar que lo que mas anhelaba era precisamente lo que ya tenia.

Y el hombre se alivió y vivió feliz en el piso 47, disfrutando de las hermosas


voces de sus hijas, de los profundos ojos castaños de su esposa y de las bellí-
simos cuadros de aves que ella pintaba.
Y por las noches contemplaba el océano y miraba con satisfacción las titilantes
luces de la ciudad, una a una.
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Si explotas
El Niño Que Hay En Ti
Sabrás como eres de valioso

Recuerda y analiza tus valores

1. Empatía

Es la capacidad de entender y asumir el papel de otra persona. Es meterse en


los zapatos de otro para ser capaz de comprender y reconocer sus emociones.
A los tres años un niño ya puede sentir empatía. Por ejemplo, cuando alguien
se hace daño recuerda la experiencia que él vivió y lo que sintió y sale en su
ayuda.
A los niños que tienen un vínculo sólido con un adulto les es más fácil sentir
empatía hacia los demás.

2. Colaboración

Es lo que comúnmente se conoce como ser servicial. Eso significa dar sin pedir
nada a cambio.
Para poder entender la importancia de ayudar a otra persona, un niño debe
aprender a ponerse en la situación de ella.
Un niño que es servicial comprende realmente que las necesidades de los de-
más deben ser tenidas en cuenta tanto como las suyas.

3. Justicia

Es ir más allá de los acuerdos y reglas para considerar qué es lo mejor para
todos.
Los niños que son justos deben creer que las necesidades o deseos de los
demás deben ser tenidos en cuenta al mismo tiempo que los suyos. También
debe importarles el bienestar de los demás y deben haber superado su tenden-
cia al egoismo.
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4. Tolerancia

Es la capacidad para entender y soportar tanto a las otras personas como a las
actividades que éstas realizan.
Es poder aguantar la frustración que a menudo acompaña las tareas difíciles.
Para que los niños sean tolerantes deben aprender a comprender la posición de
otra persona, sus diferencias y sus similitudes.

5. Consideración

Es poder mostrar interés por los demás, y eso significa tener la capacidad de
pensar en sus necesidades y sentimientos.
Un niño que es considerado se preocupa por el bienestar del otro y no le im-
porta aplazar sus propias necesidades y gustos.

6. Valor

Es tener coraje y valentía ante cualquier situación. Es ser capaz de enfrentar


las provocaciones y nos desfallecer ante un obstáculo.
Un niño necesita valor para aguantar las bromas y disgustos que le causan los
demás, para correr riesgos razonables, para admitir sus errores y para luchar
por sus convicciones.

7. Humor

Es la capacidad de estar siempre, o por lo menos en lo posible, en buena dis-


posición para hacer cualquier cosa. Es poder reírse de la vida y gozar con los
pequeños detalles.
Para que los niños tengan buen humor deben tener una visión creativa de la
vida y deben creer en sí mismos.

8. Respeto

Es la capacidad de preocuparse por los derechos de los demás, incluso cuanto


éstos infringen los de otros. También es tener consideración por los sentimien-
tos de las otras personas.
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Para que un niño aprenda a respetar a los demás, debe ser respetado por sus
padres y por quienes lo rodean. Ellos son los encargados de enseñarle a que se
respete a sí mismo.

9. Lealtad

Es la capacidad de comprometerse con el bien del otro, así eso signifique hacer
sacrificios.

La lealtad implica aprender a preocuparse tanto por las personas como por los
compromisos que se asumen con ellas.
Una persona leal cumple las promesas que hace y es fiel a una causa.

10. Cortesía

Es la capacidad de ser atento y considerado con los demás. De pensar en sus


necesidades, sentimientos y deseos.

Un niño cortés es amable y por ello con seguridad será tratado de la misma
forma.

11. Paciencia

Es la capacidad de sufrir, sin perturbación de ánimo, los infortunios y trabajos.


Es poder esperar con tranquilidad y calma algo que está por llegar.

Para que los niños tengan paciencia deben aprender a aplazar sus deseos, tole-
rar las frustraciones y entender que no siempre podrán obtener lo que desean.

12. Recursividad

Es la habilidad o talento para inventar cosas o para encontrar los medios nece-
sarios para resolver dificultades.

Los niños pueden aprender las primeras lecciones sobre cómo resolver pro-
blemas y cómo encontrar los medios desde la edad preescolar, porque en esta
época es cuando se encuentran con la realidad.
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13. Serenidad

Es la capacidad de ser conciliador con los demás, de mantenerse tranquilo y en


paz con los otros.
Una persona serena no es inclinada a la discordia o discusiones.

Para que un niño sea conciliador, debe tratar de entender las necesidades y
deseos de losdemás.

14. Independencia

Es tener entereza y firmeza de carácter para decidir por sí mismo qué es bueno
y qué es malo, qué se hace y qué no, y para disfrutar de actividades que sean
autogeneradas.

Los niños independientes son movidos por fuerzas internas y no por las que
ejerce el entorno.

Para que un niño aprenda a ser independiente es recomendable que tenga ac-
ceso a actividades poco costosas que estimulen su imaginación y creatividad.

15. Motivación

Es la fuerza interior que mueve a una persona para realizar algo que desea.
Un niño motivado tiene un conjunto de reglas y límites para obrar.

16. Responsabilidad

Es tener sentido del deber, es estar consciente de las obligaciones y obrar de


acuerdo con ellas.

Para que un niño sea responsable debe ser capaz de sentir y entender lo que
los otros sienten, debe aprender que antes de hacer o decir cualquier cosa tie-
ne que pensar en los resultados y efectos que eso puede causar.
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17. Honestidad

Es ser incapaz de defraudar o engañar a alguien o de tomar una cosa ajena.

Para que los niños entiendan la honestidad tienen que aprender a preocuparse
por no desilusionar a sus padres y por no irrespetar los derechos de los demás.

18. Seguridad

Es la capacidad para inspirar confianza en los demás.

Un niño aprende este valor cuando se preocupa por sí mismo y por los demás
y hace todo lo posible e imposible para cumplir con sus promesas.

19. Disciplina

Es la capacidad para autocontrolarse y cumplir con los deberes y las metas.

Un niño disciplinado actúa a partir de un marco de referencia interno y no


motivado por un agente externo (padre, profesor, niñera), es capaz de decidir
cuales son los límites de su comportamiento y el de los demás. Además, puede
renunciar a una satisfacción o placer en aras de un bien mayor.

20. Cooperación

Es actuar o trabajar con otros para un beneficio común. Y es, en últimas, el


resumen de los anteriores valores.

Un niño que se comporta con honestidad, respeto y empatía, por ejemplo,


colaborará con los demás porque los respeta, puede ponerse en su lugar y los
trata con justicia.

Sin darnos cuenta, padres y adultos en general con algunas actitudes y accio-
nes hacemos que los niños no aprendan los valores que necesitan para convivir
con los demás.
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Para que usted no sea uno de ellos puede seguir estos consejos:

No emplee castigos cuando los niños no respondan como espera.


No exagere en sus reacciones ante los comportamientos inapropiados de los
pequeños.
No resuelva sus problemas.
Evite hacerles lo mismo que ellos hicieron a las personas que ofendieron o tra-
taron mal.
Evite avergonzarlos o humillarlos.
No los sermonee.
Evite recordarles que deben hacer sus tareas. Así sentirán las consecuencias
de su descuido.
No les dé recompensas materiales.
Evite transmitirles sus prejuicios sobre las personas y las cosas.
No los rescate del fracaso.
Evite rendirse ante el lloriqueo.
No permita que digan “no soporto...”
Evite perder la serenidad ante una crisis.
No resuelva ni intervenga en los conflictos de sus hijos.
Evite aplazar las obligaciones de sus hijos.
No diga “tú hiciste...” porque con frases como estas acusa al niño de obrar mal.
Cuando sus hijos muestren falta de empatía, por ejemplo, lo mejor es utilizar
frases con sujeto yo: “me siento mal por causa de las peleas entre ustedes
dos”.
Evite acosar a los niños para que hagan las tareas asignadas.
Evite elogiar al niño. Elogie su comportamiento para ayudarle a comprender
que el comportamiento es lo importante y no el ser un niño bueno o malo.

Ejercicio:

Con base en la lectura autorregulada y analítica de este artículo, reflexione so-


bre la importancia de VOLVER A LOS VALORES, como mecanismo activador de
las competencias básicas necesarias para el desarrollo del argumento único en
la ética profesional y laboral, y participe en el foro de la semana 1 “Un hombre
triste muy triste”.

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