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CONALEP CANCUN 3.
GRUPO: 401.
FOBIAS ESPECÍFICAS
Las fobias específicas son miedos irracionales y patológicos a objetos o situaciones muy concretos. La
persona con una fobia específica sufre un temor muy intenso ante la presencia o la anticipación del objeto
o situación fóbica. Generalmente, las personas con fobias concretas reconocen que el miedo que sienten
es excesivo y que no responde a una amenaza real, pero que sin embargo, “no lo pueden controlar”.
Existen numerosos tipos de miedos, de hecho, podemos encontrarnos con los miedos más comunes como
el miedo a volar o el miedo a los ascensores hasta los más variopintos como el miedo a los espejos. Los
más frecuentes son:
Fobia a los animales: existen miedos a todo tipo de animales pero los más temidos son las
serpientes, las arañas, los gatos, los ratones, los perros, los pájaros y todo tipo de insectos.
Fobias a aspectos del ambiente natural: son miedos a todo tipo de aspectos de nuestro ambiente
como el miedo a las tormentas, al agua y el más frecuente, el miedo a las alturas.
Fobias situacionales: son miedos a estar en determinadas situaciones, los más frecuentes son:
o Miedo a volar en avión
o Claustrofobia: miedo a los espacios cerrados
o Miedo a las alturas
o Brontofobia: Miedo a las tormentas
Otras Fobias: temores a asfixiarse, vomitar, temores a los globos, temor a los espejos, y un largo
ectéctera.
Generalmente, las fobias específicas se van a mantener toda la vida sino se realiza un adecuado abordaje
psicológico. En la mayoría del los casos la persona va a vivir con el miedo tratando de evitar el objeto o
situación temida cuando sea posible. Si lo que teme es algo poco frecuente como serpientes o ratones,
probablemente la persona no tendrá dificultades en convivir con su fobia sin apenas molestias. Sin
embargo, en otras ocasiones, cuando el objeto o la situación temida son frecuentes y necesarios para la
vida de la persona la fobia puede ser un importante obstáculo y generar graves consecuencias para la
persona– pensemos en una persona con miedo a los ascensores que trabaja en un décimo piso o en una
persona que vive en un pueblo aislado y tiene miedo a los coches –. Incluso, en los casos más graves, la
fobia se puede agravar con la presencia de crisis de ansiedad o ataques de pánico ante la presencia del
objeto o situación fóbica.
FOBIA SOCIAL
La fobia social o ansiedad social es un trastorno psicológico del espectro de los trastornos de ansiedad.
Como cualquier fobia, se centra en el miedo mayor o menor (suele ser grave para considerarse fobia)
frente a varios tipos de situaciones, entre las que destacan:
Estas situaciones y otra serie de sucesos hacen que el que la padezca se sienta inseguro, acechado,
incómodo, con sensaciones intensas y desagradables acerca de lo que pueden estar hablando de él (cierta
paranoia).
Quienes padecen de fobia social experimentan un temor exagerado a ser objeto de juicios negativos por
parte de otros. Es por ello que evitan de modo constante un gran número de actividades de orden social ya
que cuando se exponen a las mismas sufren una gran tensión y síntomas tales como rubor, palpitaciones,
transpiración profusa y temblor. Las situaciones temidas pueden ser o numerosas, y en este caso se trata
del subtipo generalizado (concurrir a fiestas o reuniones, conocer gente nueva, participar de pequeños
grupos de trabajo, realizar conquistas amorosas) o únicas y específicas, subtipo discreto (dar un discurso,
actuar frente al público, ir al baño cuando hay personas en el ambiente contiguo)
El 39,6% de las personas con fobia social presentan abuso de sustancias. Téngase en cuenta la importancia
que este dato reviste, dado que gran parte de quienes la padecen son personas jóvenes, que presentan así
un alto grado de vulnerabilidad a desarrollar una adicción. Este abuso o dependencia de sustancias o
alcohol, como una forma de automedicarse, disminuye los niveles de ansiedad de los pacientes gracias a la
desinhibición que el alcohol produce. Además, estudios realizados revelaron un promedio de 32% de fobia
social en poblaciones de alcohólicos, un porcentaje casi tres veces mayor que en la población general
Los síntomas suelen presentarse al inicio de la adolescencia y pueden continuar durante toda la vida, lo
que tiene graves consecuencias negativas en la vida social, laboral y afectiva. A menudo las personas
cercanas suelen confundir erróneamente la fobia social con la timidez, pero una persona que padezca fobia
social no tiene porque ser necesariamente tímida.
La fobia social como cualquier otra fobia es un mecanismo desarrollado para evitar situaciones
potencialmente peligrosas para la supervivencia, pero en la sociedad moderna este mecanismo es un
problema mayor que el propio peligro, pues incapacita a la persona el poder hacer una vida como desea. El
exponerse a la situación temida puede provocar un ataque de ansiedad, y el miedo a sufrir ese ataque es el
principal motivo por el que la persona nunca se atreva a enfrentarse a sus miedos. También la ansiedad
suele ser un acompañante habitual de quien padece fobia social.
AGORAFOBIA
La agorafobia es un trastorno de ansiedad que consiste en el miedo a los lugares donde no se puede recibir
ayuda, por temor a sufrir una crisis de pánico.
La agorafobia es miedo al miedo. Los agorafóbicos temen las situaciones que puedan generarles
sensaciones de ansiedad, miedo a la propia activación fisiológica y a los pensamientos sobre las
consecuencias de experimentarlas, como la idea de morir.
Entre los miedos que experimenta el agorafóbico están el miedo a vivir una crisis, a desmayarse, a sufrir un
infarto, a perder el control, a hacer el ridículo, etc.
El trastorno se genera por alguna experiencia negativa por parte de la persona, quien al evitar las
situaciones parecidas está desarrollando un mecanismo de aprendizaje que hace permanecer el problema.
El tratamiento cognitivo-conductual de la agorafobia es el más exitoso entre los utilizados y se basa en
someter al paciente a una exposición gradual a las situaciones que típicamente le provocan la ansiedad.
De acuerdo con la etimología de la palabra, la agorafobia está especialmente relacionada con el temor
intenso a los espacios abiertos o públicos en los que pueden presentarse aglomeraciones. La palabra
procede de los términos griegos "ágora", "plaza", y "phobos", "miedo".
La agorafobia suele incluir o desarrollar en la persona afectada otras fobias más específicas, tales como: a
estar o quedarse solo/a (anuptafobia), a los lugares cerrados (claustrofobia), a las alturas (acrofobia), al
agua (hidrofobia), estar rodeado de gente (fobia social), a las enfermedades (hipocondría), al día o a la
noche (nictofobia), al tiempo/clima (cronofobia) e incluso al sexo (erotofobia).
El agorafóbico tiende a evitar situaciones potencialmente ansiógenas como: salir de casa, usar transportes
públicos, ir de compras, comer en restaurantes, entrar al cine, hacer deporte, viajar, estar en lugares
públicos, áreas amplias, etc; lo que generalmente presenta un grave problema en su vida, ya que casi
nunca deja su hogar; y al hacerlo, generalmente presenta una gran cantidad de ansiedad causada por el
pánico.
Anorexia nerviosa: Consiste en una alteración grave de la percepción de la propia imagen, con un
temor morboso a la obesidad, lo que condiciona una alteración.
Las principales características de la anorexia nerviosa son el rechazo a mantener un peso corporal mínimo,
un miedo intenso a ganar peso y una alteración significativa de la percepción del cuerpo. Las mujeres
afectadas por este trastorno sufren, además, amenorrea (falta de regla) aunque hayan pasado la
menarquía (primera regla).
Generalmente la pérdida de peso se consigue mediante una disminución de la ingesta total de alimentos.
Aunque los anoréxicos empiezan por excluir de su dieta todos los alimentos con alto contenido calórico, la
mayoría acaba con una dieta muy restringida, limitada a unos pocos alimentos. Existen otras formas de
perder peso, como la utilización de purgas, vómitos provocados o ejercicio físico excesivo.
el tipo restrictivo
el compulsivo purgativo.
El primero describe cuadros clínicos en los que la pérdida de peso se consigue con dieta o ejercicio intenso,
mientras que el segundo se utiliza para identificar al individuo que recurre regularmente a atracones o
purgas.
En el tipo restrictivo los pacientes con anorexia nerviosa no recurren a atracones ni purgas, mientras que
en el compulsivo purgativo algunos no presentan atracones pero si recurren a purgas incluso después de
ingerir pequeñas cantidades de comida.
Anorexia nerviosa: La anorexia nerviosa es un trastorno alimentario que implica una incapacidad para
permanecer con un peso corporal mínimo, considerado normal para la edad y estatura de la persona.
Las personas con este trastorno pueden tener un gran miedo a aumentar de peso, incluso cuando están
con peso insuficiente. Ellas pueden acudir a dietas extremas, ejercicio excesivo u otros métodos para bajar
de peso.
Causas:
No se conocen las causas exactas de la anorexia nerviosa. Muchos factores probablemente estén
implicados. La genética y las hormonas pueden jugar un papel. Las actitudes sociales que promueven tipos
de cuerpos delgados poco realistas también pueden contribuir.
Más y más evidencia se aparta de la idea de que los conflictos dentro de una familia pueden contribuir a
éste u otros trastornos alimentarios. La mayoría de las organizaciones de salud mental ya no apoyan esta
teoría.
Ser un perfeccionista
Sentir una creciente preocupación o atención por el peso y la figura
Tener problemas alimentarios y gastrointestinales durante la primera infancia
Tener un padre o una madre con anorexia o adicciones
Tener padres que viven preocupados por el peso y el adelgazamiento
Tener una imagen negativa de sí mismo y un alto nivel de sentimientos negativos en general
Sufrir un cambio de vida estresante, como un nuevo trabajo o mudarse, o situaciones como una
violación o maltrato
Síntomas
Tener un miedo intenso de aumentar de peso o engordar, incluso cuando su peso es insuficiente
Negarse a mantener el peso en lo que se considera normal o aceptable para su edad y estatura
(15% o más bajo del peso esperado)
Tener una imagen corporal que está muy deformada, estar muy concentrada en el peso corporal o
la forma y negarse a admitir o reconocer la seriedad de la pérdida de peso
No haber tenido su período menstrual durante tres o más ciclos (en mujeres)
Las personas con anorexia pueden limitar mucho la cantidad de alimento que comen, o comen y luego se
provocan el vómito. Otros comportamientos abarcan:
Cortar el alimento en pedazos pequeños o moverlos alrededor del plato en lugar de comérselos
Hacer ejercicio a toda hora, incluso cuando hay mal tiempo, están lastimadas o están muy
ocupadas
Ir al baño inmediatamente después de las comidas
Negarse a comer en torno a otras personas
Usar pastillas que las hagan orinar (diuréticos), tener deposiciones (enemas o laxantes) o que
disminuyan su apetito (pastillas para adelgazar)
Piel amarillenta o manchada que está reseca y cubierta con un fino vello
Pensamiento confuso o lento, junto con mala memoria o capacidad de discernimiento
Depresión
Boca seca
Sensibilidad extrema al frío (usar varias capas de ropa para permanecer caliente)
Pérdida de la fuerza muscular
Atrofia muscular y pérdida de grasa corporal
La Anorexia Nerviosa
La anorexia nerviosa es un desorden alimenticio que amenaza contra la vida y es caracterizada por la
privación de comer y por la pérdida excesiva de peso. El desorden es diagnosticado cuando una persona
pesa por lo menos el 15 por ciento menos del peso normal de su cuerpo. La pérdida de peso extrema en las
personas con anorexia nerviosa puede conducir a problemas peligrosos de salud e inclusive a la muerte.
El término anorexia significa literalmente "pérdida del apetito;" sin embargo, esta definición es engañosa
ya que las personas con anorexia nerviosa con frecuencia tienen hambre pero, de todos modos, rechazan
la comida. Las personas con anorexia nerviosa tienen intensos temores a engordar y se veen así mismos
gordos inclusive cuando están muy delgados. Estos individuos pueden tratar de corregir esta percibida
"imperfección" limitándo el ingerimiento de la comida de manera estricta y haciendo excesivo ejercicio con
la finalidad de perder peso.
Las personas con anorexia nerviosa tienden a ser personas que obtienen altos logros y se desempeñan
muy bien en la escuela, los deportes, el trabajo y en otras actividades. Ellos podrían dejar de comer para
sentir que tienen control sobre alguna parte de sus vidas o podrían rechazar la comida para "revelarse" en
contra de sus seres queridos. La anorexia nerviosa empieza usualmente alrededor de la pubertad pero
puede desarrollarse en cualquier momento.
Los desórdenes alimenticios son más comunes en las mujeres que en los hombres. El riesgo de desarrollar
un desorden alimenticio es más grande en actores, modelos, bailarines y atletas de deportes en los que la
apariencia y/o el peso son importantes, como por ejemplo lucha libre, gimnasia y patinaje sobre hielo.
La causa exacta de la anorexia nerviosa no es conocida pero las investigaciones sugieren que una
combinación de ciertos razgos de la personalidad, patrones emocionales y de pensamientos, así como
factores biológicos y ambientales podrían ser los responsables.
Las personas con anorexia nerviosa, con frecuencia, usan la comida como una manera de ganar un sentido
de control cuando otras áreas de sus vidas están bajo mucho estrés o cuando se sienten abrumados. Los
sentimientos de incompetencia, baja auto estima, ansiedad, rabia o soledad también podrían contribuir al
desarrollo de este desorden. Adicionalmente, las personas con desórdenes alimenticios podrían tener
relaciones problemáticas o tener una historia de haber sufrido burlas respecto a su tamaño o peso. La
presión de los amigos y una sociedad que identifica la esbeltez y la apariencia física con la belleza también
puede tener un impacto en el desarrollo de la anorexia nerviosa.
Los desórdenes alimenticios también podrían tener causas físicas. Los cambios en las hormonas que
controlan la manera como el cuerpo y la mente mantienen el humor, el apetito, los pensamientos y la
memoria, podrían fomentar los desórdenes alimenticios. El hecho que la anorexia nerviosa tienda a correr
en las familias también sugiere que la susceptibilidad a este desorden podría ser heredada.
Identificar la anorexia nerviosa puede ser un desafío. El secreto, la vergüenza y la negación son las
características de este desorden. Como resultado la enfermedad puede avanzar sin ser detectada por
largos períodos de tiempo.
Si se presentan síntomas, el doctor empezará una evaluación realizando una historia médica completa y un
examen físico. Aunque no existen pruebas de laboratorio para diagnosticar específicamente la anorexia
nerviosa, el doctor podría usar varias pruebas de diagnóstico, tales como, los rayos X y las pruebas de
sangre para descartar la enfermedad física como la causa de la pérdida de peso así como para evaluar los
efectos de la perdida de peso en los órganos del cuerpo.
Si no se encuentra ninguna enfermedad física, la persona podría ser referida a un psiquiatra o psicólogo
que son profesionales del cuidado de la salud quienes están especialmente entrenados para diagnosticar y
tratar las enfermedades mentales. Los psiquiatras y los psicólogos pueden usar herramientas de evaluación
y una entrevista especialmente diseñada para evaluar a una persona que tiene un desorden alimenticio.
El tratamiento de la anorexia nerviosa es un desafío porque la mayoría de las personas que tienen este
desorden niegan que tienen un problema. Así como todos los desórdenes alimenticios, la anorexia nerviosa
requiere un plan de tratamiento integral que es adaptado para cubrir las necesidades de cada paciente. Las
metas del tratamiento incluyen devolverle a la persona un peso saludable, tratar problemas emocionales
tales como la baja autoestima, corregir patrones de pensamiento distorcionados y desarrollar cambios de
conducta a largo plazo. El tratamiento con mayor frecuencia involucra una combinación de las siguientes
estrategias:
Psicoterapia — Este es un tipo de consejería individual que se enfoca en cambiar el pensamiento (terapia
cognitiva) y la conducta (terapia conductual) de una persona con un problema alimenticio. El tratamiento
incluye técnicas practicas para desarrollar actitudes saludables hacia la comida y el peso, así como un
aproximamiento para cambiar la manera como una persona responde a situaciones difíciles.
Orientación de Nutrición — Esta estrategia es diseñada para enseñar un enfoque saludable a la comida y
al peso, para ayudar a restablecer patrones normales de alimentación y para enseñar la importancia de la
nutrición y una dieta balanceada.
Terapia de grupo y/o de familia — El apoyo de la familia es muy importante para el éxito del tratamiento.
Es importante que los miembros de la familia entiendan el desorden alimenticio y reconozcan sus señales y
síntomas. Las personas con desórdenes alimenticios podrían beneficiarse con la terapia de grupo ya que
pueden encontrar apoyo y podrán discutir abiertamente sus sentimientos y preocupaciones con otros que
comparten experiencias y problemas comunes.
Hospitalización — La hospitalización podría ser necesaria para tratar la pérdida de peso severa que ha
dado como resultado la desnutrición y otras serias complicaciones de salud mental y física, tales como los
desórdenes cardíacos, depresión seria y el riesgo de suicidio. En caso de desnutrición severa se podrían
necesitar; fluídos intravenosos (en la vena), la alimentación a través de una sonda nasogástrica o una
solución total nutricional parenteral (TPN). La TPN es usada por pacientes que no pueden o no deben
obtener su nutrición comiendo.
Así como los otros desórdenes alimenticios, la anorexia nerviosa se empeora cuanto más tiempo pase sin
ser tratada. Cuanto más pronto este desorden sea diagnosticado y tratado, mejor será el resultado. La
anorexia nerviosa puede ser tratada permitiendo que la persona regrese a un peso saludable; sin embargo,
las personas con anorexia nerviosa con frecuencia no admitirán que tienen un problema y podrían resistir
el tratamiento o rechazar seguir el plan de tratamiento.
El apoyo de los miembros de la familia y otros seres queridos pueden ayudar a asegurar que la persona
reciba el tratamiento necesario.
Aunque podría no ser posible prevenir todos los casos de anorexia nerviosa, ayuda mucho empezar el
tratamiento en las personas tan pronto como empiecen a tener síntomas. Adicionalmente, enseñar y
motivar a hábitos alimenticios saludables y a tener una actitud realista acerca de la comida y la imagen del
cuerpo podrían ayudar en la prevención del desarrollo o empeoramiento de los desórdenes alimenticios.
Bulimia:
Es una enfermedad en la cual la persona come en exceso o tiene episodios regulares de ingestión excesiva
de alimento y siente una pérdida de control. La persona afectada utiliza luego diversos métodos, tales
como vomitar o consumir laxantes en exceso, para prevenir el aumento de peso.
Muchas personas con bulimia, aunque no todas, también sufren de anorexia nerviosa.
Muchas más mujeres que hombres padecen de bulimia y el trastorno es más común en niñas adolescentes
y mujeres jóvenes. La persona afectada generalmente es consciente de que su patrón de alimentación es
anormal y puede experimentar miedo o culpa asociada con los episodios de ingestión excesiva de alimento
y purgas.
Se desconoce la causa exacta de la bulimia, pero los factores genéticos, psicológicos, traumáticos,
familiares, sociales o culturales pueden jugar un papel. La bulimia probablemente se debe a más de un
factor.
Síntomas
En la bulimia, pueden presentarse episodios de ingestión excesiva de alimentos con una frecuencia de
varias veces al día durante muchos meses.
Las personas bulímicas típicamente comen grandes cantidades de alimentos ricos en calorías, por lo
regular en secreto. La persona generalmente siente una falta de control sobre su alimentación durante
estos episodios.
Estos episodios de ingestión excesiva de alimentos provocan una sensación de autorrechazo, lo cual lleva a
lo que se llama purga con el fin de evitar el aumento de peso. La purga puede incluir: provocarse vómito,
ejercicio excesivo y uso de laxantes, enemas o diuréticos. Dicha purga a menudo produce una sensación de
alivio.
El peso corporal con frecuencia está en el rango normal, aunque las personas bulímicas pueden verse a sí
mismas con sobrepeso. Debido a que el peso a menudo es normal, es posible que los demás no noten este
trastorno alimentario.
Ejercicio compulsivo
Evidencia de empaques desechados de laxantes, pastillas para adelgazar, eméticos (fármacos que
inducen el vómito) o diuréticos (fármacos que reducen los líquidos)
Ir al baño de manera regular inmediatamente después de las comidas
Consumir repentinamente grandes cantidades de alimentos o comprar grandes cantidades de
alimentos que desaparecen de inmediato
Signos y exámenes
Un examen de los dientes puede mostrar caries dental o infecciones de la encía (como gingivitis). El
esmalte de los dientes puede estar erosionado o picado por la excesiva exposición a los ácidos del vómito.
El insomnio:
El insomnio es uno de los trastornos del sueño más comunes. Aunque el insomnio únicamente suele
concebirse como la dificultad para iniciar el sueño, lo cierto es que la dificultad para dormir puede tomar
varias formas:
dificultad para conciliar el sueño al acostarse (insomnio inicial, el más común de los tres)
despertares frecuentes durante la noche (insomnio intermedio)
despertares muy temprano por la mañana, antes de lo planeado (insomnio terminal)
Esto impide la recuperación que el cuerpo necesita durante el descanso nocturno, pudiendo ocasionar
somnolencia diurna, baja concentración e incapacidad para sentirse activo durante el día.
Varios son los determinantes de este trastorno de sueño. Factores como el estrés, la elevada activación del
organismo o la depresión son relevantes. En la actualidad, es frecuente la prescripción de fármacos para el
tratamiento a corto plazo del insomnio. Sin embargo, el tratamiento farmacológico no constituye una
solución adecuada a mediano y largo plazo, y es preferible evaluar en estos casos el uso de otras técnicas,
como la terapia conductual o cognitivo-conductual. Un asunto de primer orden en el abordaje de este
trastorno de sueño (el insomnio es en realidad un síntoma, y no una enfermedad) consiste en instruir al
paciente acerca de los principios de la llamada profilaxis o higiene del sueño.
Prevención
Algunas de las pautas profilácticas más conocidas son las siguientes, sobre todo para quienes tienen
predisposición a las dificultades para conciliar el sueño:
La cafeína es un estimulante del sistema nervioso y se debe interrumpir su consumo 4-6 horas
antes de acostarse (dentro de ese lapso sigue habiendo, en la sangre, trazas de esta sustancia que,
al menos en algunas personas aparentemente más susceptibles, siguen provocando insomnio,
ansiedad, intranquilidad, nerviosismo). Además, aunque no provoca adicción (dependencia física en
el organismo), sí puede provocar una dependencia psicológica.
La nicotina también es un estimulante del sistema nervioso (y no, como suele creer quien fuma
consuetudinariamente, un tranquilizante) y debe evitarse cerca de la hora de acostarse y en los
despertares nocturnos. Además, provoca adicción (dependencia física).
El alcohol es un depresor del sistema nervioso; si bien puede facilitar el inicio del sueño, provoca
despertares a lo largo de la noche. Además, provoca adicción (dependencia física).
Una comida ligera puede inducir al sueño, pero una comida copiosa en un momento demasiado
cercano al sueño puede hacer que éste sea menos profundo, si bien es cierto que no es
recomendable irse con hambre a la cama. En otras palabras, hay que tener una comida ligera.
No hacer ejercicio vigoroso en las 3-4 horas previas a la hora de acostarse, pues el sistema nervioso
se activaría y la sensación de somnolencia se perdería; el ejercicio regular por las tardes puede
hacer que el sueño sea más profundo; sin embargo, el ejercicio matinal tiene poco o ningún efecto
sobre el sueño de esa noche.
Minimizar el ruido, la luz y las temperaturas extremas (no más de 24 °C ni menos de 12 °C) durante
el periodo de sueño, utilizando tapones para los oídos, ruidos tenues de fondo como un ventilador,
persianas en las ventanas, mantas eléctricas o aire acondicionado.
Tratar de acostarse y despertarse más o menos a la misma hora todos los días. Se ha demostrado
que cambios constantes en los horarios de sueño aumentan la probabilidad de que en algunas
personas se generen dificultades graves y crónicas para dormir.
Hacer lo posible por no estar al pendiente de la hora, del paso del tiempo. Cambiar, si es posible, el
tipo de reloj (no utilizar, por ejemplo, despertadores cuyas manecillas brillen en la oscuridad o
produzcan sonidos a cada segundo, como el típico tic-tac, o incluso voltear el reloj de tal modo que
no resulte visible desde la cama).
Tipos de insomnio
Existen diversas clasificaciones del insomnio, según la duración del trastorno, según la gravedad con la que
se presente y según el horario en el que se presente:
Según su duración, se puede distinguir entre el insomnio transitorio o agudo (dura menos de 4
semanas), el insomnio a corto plazo o subagudo (más de 4 semanas, pero menos de 3-6 meses) y el
insomnio a largo plazo o crónico (más de 3-6 meses).
En función de su severidad, se distingue entre el insomnio leve o ligero, con el que existe un
mínimo deterioro de la calidad de vida; el moderado, que se da cada noche y en el que empiezan a
surgir ciertos signos del deterioro de la calidad de vida con síntomas como irritabilidad, ansiedad,
fatiga, y el severo o grave, en el que los síntomas se sufren con mayor intensidad y por tanto la
calidad de vida se ve algo más afectada.
Por los horarios, se hace distinción entre el insomnio inicial o de conciliación (dificultades leves o
graves para conciliar el sueño al acostarse), el intermedio o de mantenimiento del sueño (en vez de
dormir toda la noche de continuo, la persona se despierta varias veces durante la noche) y el
terminal o de final de sueño o de despertar precoz, conocido por los expertos como insomnio
matinal (la persona despierta poco o mucho antes de la hora que tenía planeada hacerlo).
Necesidad de ir al baño
Estados de ansiedad excesiva (véase crisis de ansiedad y ataque de ansiedad)
Consecuencias
El descanso es fundamental para el organismo, con una finalidad restauradora: es esencial para la
conservación de la energía y la termorregulación, y en general para que podamos ser capaces de tener un
grado satisfactorio de vigilancia y atención durante el día. De este modo, la falta o una calidad pobre del
mismo puede traer consecuencias tales como:
depresión
dificultades de concentración
somnolencia diurna
cansancio constante
accidentes de tráfico y laborales
irritabilidad
dificultades de memorización
desorientación espacial
Pesadillas:
Es un sueño que ocurre durante el acto de dormir y que produce fuertes sentimientos de miedo, terror,
angustia o ansiedad. Las pesadillas generalmente se presentan en la segunda parte de la noche y
despiertan al durmiente, quien es capaz de recordar el contenido del sueño. Las pesadillas son sueños
perturbadores que hacen que el soñante al despertar se sienta ansioso y asustado. Las pesadillas pueden
ser respuestas a situaciones y traumas reales. Este tipo de pesadillas se clasifica en una categoría especial
denominada Pesadilla de tensión Post-traumática (PSN). Las pesadillas pueden también ocurrir porque
hemos ignorado o rehusado a aceptar una situación particular de la vida. La investigación ha demostrado
que la mayoría de la gente que tiene pesadillas regulares ha tenido una historia familiar con problemas
psiquiátricos, experiencias con drogas, personas que han contemplado el suicidio, y/o han pasado
relaciones tormentosas. Las pesadillas son un indicio de temores que deben ser reconocidos y
confrontados. Es una manera en que nuestro subconsciente da un aviso.
Terror nocturno:
Es un trastorno del sueño en el cual una persona que está dormida se despierta rápidamente en estado
aterrorizado.
Causas
Los terrores nocturnos (terrores del sueño) ocurren durante el sueño profundo, por lo regular durante el
primer tercio de la noche. Se desconoce su causa, pero estos terrores nocturnos pueden desencadenarse
por fiebre, falta de sueño o períodos de tensión emocional, estrés o conflictos.
En contraste, las pesadillas son más comunes en las primeras horas de la mañana. Pueden ocurrir después
de que alguien ve películas o programas de televisión de terror o tiene una experiencia emocional. Una
persona puede recordar los detalles de un sueño al despertar y no estará desorientado después del
episodio.
Los terrores nocturnos son más comunes en los niños de edades entre 5 y 7 años, aunque pueden ocurrir
también en niñas. Son bastante comunes en niños de 3 a 7 años de edad y mucho menos comunes
después de esa edad. Pueden ser un trastorno de familia. Se pueden presentar en los adultos,
especialmente por tensiones emocionales y/o consumo de alcohol.
Síntomas
Los terrores nocturnos son más comunes durante el primer tercio de la noche, con frecuencia entre
medianoche y 2 de la mañana.
Los niños gritan con frecuencia y están muy asustados y confundidos. Golpean violentamente a su
alrededor y con frecuencia no están conscientes de su entorno.
Usted puede hablarle, confortar o despertar del todo a un niño que está teniendo un terror
nocturno.
El niño puede estar sudando, respirando muy rápido (hiperventilación), tener una frecuencia
cardíaca rápida y pupilas dilatadas.
El episodio puede durar de 10 - 20 minutos, luego el sueño normal retorna.
La mayoría de los niños son capaces de explicar lo que sucedió a la mañana siguiente. Con frecuencia, no
hay ningún recuerdo del evento cuando se despiertan al día siguiente.
Sonambulismo:
Es un trastorno que ocurre cuando una persona camina o realiza otra actividad estando aún dormida.
Causas
El ciclo normal del sueño tiene distintas etapas, desde somnolencia leve hasta el sueño profundo. Durante
el sueño con movimientos oculares rápidos (MOR), los ojos se mueven rápidamente y son más comunes
los sueños vívidos.
Cada noche, las personas pasan por varios ciclos de sueño desincronizado y sueño sincronizado o
profundo. El hecho de caminar dormido (sonambulismo) ocurre con mayor frecuencia durante el sueño
profundo sincronizado, en las primeras horas de la noche (etapas del sueño 3 o 4). Si ocurre durante el
sueño desincronizado, es parte del trastorno del comportamiento relacionado con el sueño MOR y tiende a
suceder cerca de la mañana.
Usualmente, no se conoce la causa del sonambulismo en los niños, pero es posible que esté asociado con
fatiga, falta de sueño o ansiedad. En los adultos, el sonambulismo puede estar asociado con:
Trastornos mentales
Reacciones a drogas y alcohol
Afecciones médicas tales como convulsiones parciales complejas
En los ancianos, el sonambulismo puede ser un síntoma de síndrome psicorgánico o trastornos del
comportamiento relacionados con el sueño MOR.
El sonambulismo puede ocurrir a cualquier edad, pero es más frecuente en los niños de 4 a 8 años de edad,
y parece ser hereditario.
Síntomas
Cuando las personas caminan dormidas, se pueden parar y lucir como si estuvieran despiertas cuando
realmente están dormidas. Las personas sonámbulas se pueden levantar y caminar alrededor o realizar
actividades complejas como mover muebles, ir al baño, al igual que vestirse y desvestirse. Algunas
personas incluso conducen un vehículo mientras están dormidas.
El episodio puede ser muy breve (unos cuantos segundos o minutos) o puede durar hasta 30 minutos o
más. Si no se les perturba, los sonámbulos regresarán a dormir. Sin embargo, pueden quedarse dormidos
en un lugar diferente o incluso inusual.
Narcolepsia:
La narcolepsia es un trastorno que se caracteriza por tendencias del sueño anormales en las que se incluye
una excesiva somnolencia durante el día, la alteración del sueño nocturno y manifestaciones alteradas de
la fase REM del sueño. La narcolepsia también se caracteriza por las alucinaciones durante el periodo de
sueño-vigilia.
Causas
Los científicos no han logrado aún determinar cuales son las causas de este trastorno, sin embargo se ha
mencionado que la menstruación, el estrés, los cambios súbitos del ritmo vigilia-sueño, algunas infecciones
como la mononucleosis infecciosa y los traumatismos craneales podrían ser algunos de los
desencadenantes de esta enfermedad. Asimismo, se trata de una enfermedad familiar, de probable origen
genético.
Síntomas de Narcolepsia
Los síntomas suelen iniciarse en la adolescencia o al comienzo de la edad adulta, sin que exista
enfermedad previa, y persisten durante toda la vida Una persona con narcolepsia puede tener una crisis de
sueño en cualquier momento y el deseo de dormir sólo podrá resistirlo temporalmente. La persona
despierta del sueño narcoléptico con igual facilidad que del sueño normal. Pueden producirse una o varias
crisis al día y es habitual que cada una de ellas se prolongue durante una hora o menos. Es más probable
que las crisis se presenten en situaciones monótonas como las reuniones aburridas o la conducción
prolongada por autopistas. La persona puede sentirse bien al despertarse y, sin embargo, puede volver a
dormirse a los pocos minutos.
La persona afectada de narcolepsia puede manifestar una parálisis momentánea sin pérdida de la
consciencia (un trastorno denominado cataplejía) en respuesta a reacciones emocionales bruscas, como
sentimientos de enfado, temor, alegría, gozo, o sorpresa. Dicha persona puede experimentar una debilidad
en las extremidades, puede soltar lo que esté sosteniendo en las manos o puede caerse. También pueden
producirse episodios esporádicos de parálisis del sueño en los que, al quedarse dormida, o
inmediatamente después de despertarse, la persona quiere moverse pero es incapaz de hacerlo. Estos
episodios suelen asociarse a un gran sentimiento de terror. Pueden producirse alucinaciones vívidas en
que la persona tiene ilusiones visuales o auditivas, al inicio del sueño o, con menor frecuencia, al despertar.
Las alucinaciones son semejantes a las de los sueños normales, pero más intensas. Sólo un 10 por ciento de
los afectados de narcolepsia manifiesta todos estos síntomas; la mayoría experimenta tan sólo algunos.
Diagnósticos
Aunque el diagnóstico por lo general está basado en los síntomas, no significa necesariamente que
síntomas similares indiquen un trastorno narcoléptico. Los fenómenos de cataplejía, parálisis del sueño y
alucinaciones se presentan con frecuencia en niños pequeños y a veces en adultos sanos que no
manifiestan otros trastornos del sueño Si existen dudas acerca del diagnóstico por parte del médico, la
persona podrá ser remitida a un laboratorio de estudio del sueño.
El registro de la actividad eléctrica del cerebro mediante un electroencefalograma (EEG) puede mostrar los
patrones del sueño REM que se producen cuando la persona concilia el sueño, lo cual es típico de la
narcolepsia. No se han observado cambios estructurales en el cerebro ni se han detectado anomalías en
los análisis de sangre.
Tratamientos
Los tratamientos básicos para combatir la narcolepsia se basan en anfetaminas o fármacos similares. Estas
sustancias pueden causar hipertensión, alterar el ritmo cardiaco y provocar ansiedad, además de originar
cierta dependencia. De este modo, se genera un cuadro de síntomas secundarios por lo que el paciente
suspende el tratamiento. Actualmente, existe otro fármaco, el modafinil, que constituye un tratamiento
seguro y eficaz para los pacientes con esta enfermedad y además no provoca dependencia.
Sin embargo, este fármaco presenta algunas contraindicaciones, como la interacción con los
anticonceptivos orales, por lo que hay que tener precaución cuando se administra a mujeres. Asimismo, es
aconsejable que las personas que sufren narcolepsia tomen descansos de 15 minutos durante el día y
eviten consumir comidas pesadas. El descanso nocturno debe ser suficiente para evitar la
descompensación en el ciclo del sueño.