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Miguel Ángel Bastenier

El blanco móvil Curso de periodismo Con la experiencia de la escuela de


El País

Ediciones Santillana
1ª edición: abril de 2001

(c) Miguel Ángel Bastenier (c) De esta edición:


2001, Grupo Santillana de Ediciones, S.A.
Torrelaguna, 60. 28043 Madrid
Teléfono: 917449060 Telefax 917449093

Impreso en España por:


Unigraf, S.L., Móstoles (Madrid)
I.S.B.N.: 84-03-09242-3 Depósito legal: M. 11.166-2001
Miguel Ángel Bastenier ha escrito un libro apasionado y apasionante, en ocasione
s airado y siempre cultamente escéptico. Nos presenta aquí una reflexión práctica o una
teoría en movimiento para el trabajo periodístico:
un sistema, como él lo llama, para ponerle nombre a la realidad, destriparla y obs
ervarla.
Éste es un manual que responde a todas las preguntas que se pueda formular el es
tudiante de periodismo mediante la descripción de una constelación de géneros que abar
ca la totalidad de la gama posible de su trabajo.
De suma utilidad para el futuro profesional, es también un libro de reflexión, a vec
es sarcástica pero siempre amena e inteligente, que interesará asimismo al público cul
to en general.
Después de la lectura de la obra de Bastenier, ya no se leen los periódicos de la
misma manera.
I

Miguel Ángel Bastenier graduado en periodismo por la extinta Escuela Oficial y l


icenciado en Derecho, Historia y Lengua y Literatura Inglesa, es subdirector de
}El País} encargado de las relaciones internacionales y profesor de Historia Polític
a Contemporánea de Oriente Próximo en la Fundación Ortega y Gasset. Entre 1968 y 1982,
fecha en la que participó en la fundación de la edición catalana de }El País}, trabajó en
la prensa de Barcelona, donde fue director de }Tele-Exprés} y subdirector de }El
Periódico de Catalunya}. Ha publicado }La guerra de siempre}, sobre el conflicto d
e Oriente Próximo, y ha colaborado en numerosos libros colectivos sobre asuntos de
política internacional.

11 7
A Josep Pernau, que me ha enseñado mucho más de lo que sé.

Prólogo Lo que no acabamos de ser es lo que somos

Al cumplir la Escuela de Periodismo Universidad Autónoma de Madrid/El País sus qui


nce años de existencia se publica su primer manual de Periodismo. Su autor, Miguel
Ángel Bastenier, es uno de sus mejores profesores. Quizá otros docentes pongan pron
to por escrito los contenidos de sus clases, por lo demás fundamentalmente prácticas
, lo que servirá para ahondar en un tipo de enseñanza que hemos procurado impartir.
En la Escuela siempre se ha considerado que, en general, el periodismo no dispon
e de teoría por más que en ocasiones ésta se haya querido inventar de forma artificios
a; el periodismo es, en esencia, una práctica sobre la que, a veces, se puede teor
izar. Pero no al revés. Por ello, durante estos tres lustros los casi seiscientos
alumnos que han pasado por las aulas de la Escuela -las aulas no son tales; son
redacciones como las de cualquier medio de comunicación- se han conformado, o se h
an sobrado, con los apuntes y las explicaciones verbales de los profesores, en c
asi todos los casos periodistas en ejercicio, no académicos de Ciencias de la Info
rmación.
Este curso de periodismo aparece, además, en un momento-frontera para la profesión
. En la intersección de dos siglos se discute con apasionamiento y confusión sobre l
os contenidos del ser periodista. La multiplicación de medios visuales, digitales,
compite con la esencia de los medios analógicos, escritos; y todos, alumnos y pro
fesores, debemos atender a los nuevos contenidos y herramientas del periodismo,
llámese oficio o profesión. Algo tendrá que ver con el hecho de que en 12 9 la última
década del anterior milenio fue cuando más ejemplares de diarios se vendieron, y qu
e desde entonces las ventas de la prensa escrita han empezado a disminuir por go
teo, pero ininterrumpidamente (la tendencia, para ser indiscutible, necesita más t
iempo de experimentación).
Nietzsche dijo: "Somos profundos, volvamos a ser claros". Ésta es la principal v
irtud de este curso de periodismo que huye en sus páginas de un falso academicismo
que ha desprestigiado tantas veces a las ciencias sociales y a las denominadas
ciencias de la información. En muchas ocasiones, algunas de ellas muy cercanas, el
descrédito de la enseñanza del periodismo
ha venido asociada a una solemnidad falsa, sobrevenida, artificial. Y ello lo t
iene presente Bastenier, al que gusta poner las cosas en su sitio; cuando están a
ras de tierra, y cuando sobrevuelan por el espacio, también observando irónico los f
orzados sobrentendidos que se fabrican circunstancialmente para crear, repito, s
olemnidades vacías. No vale la metainformación, dice; cualquier marciano que aterriz
ase un día en la Tierra debería entender el periódico sin haberlo leído el día anterior, n
i algún otro día. O combatiendo los tópicos que nos afligen y de los que somos culpabl
es (españolito de a pie, líder carismático, dar luz verde, crónicas de una muerte anunci
ada...) los periodistas que buscamos ingenio en voces colectivas, populares, que
fabrican sin cesar latiguillos que prenden en el público hasta el aburrimiento.
Este libro es un diálogo con el lector curioso. Para leerlo, para discutir con s
u contenido no es necesario ser estudiante de periodismo ni periodista. Tan sólo l
ector: consumidor de información. El cliente de los medios de comunicación encontrará
en él explicaciones a lo que tantas veces se pregunta. Por ejemplo, el texto respo
nderá con suficiencia a la crítica tan frecuente de que los medios sólo publican el la
do malo de las cosas y que obvian lo positivo, lo fantástico de lo que sucede: el
periodismo no publica buenas ni malas noticias, sino 12 11 sorpresas, lo que
se interrumpe, se rompe, estalla, no el encefalograma plano de la continuidad.
Naturalmente esto es discutible.
Como lo es la versión del periodismo que se aporta, alejada de sinónimo de servicio
público. El periodismo como puro cumplimiento de un contenido informativo, "en las
antípodas del periodismo salvacionista de presuntos pedagogos y agentes del biene
star ciudadano". No hay ley de acero que comunique indefectiblemente al periodis
mo con el bienestar del género humano.
De acuerdo con la definición general, ?no hay excepciones para ese no compromiso?,
?no han de tenerse nunca en cuenta las consecuencias inducidas de una noticia p
ublicada (o de una noticia no publicada)? "No hay periodismo neutral, contrapues
to a otro periodismo de toma de posición; sólo hay un periodismo profesional que, pa
rtiendo de posiciones de neutralidad, toma posiciones con el respaldo de la info
rmación de que dispone", escribe el autor. Pero ?sirve la limpieza de su bisturí med
iático, por ejemplo, en coyunturas como la del País Vasco en la que lo que está en jue
go es la libertad de expresión o, más genéricamente, la libertad de los ciudadanos? ?V
ale la descripción de la desigualdad, por ejemplo, en el conflicto árabe israelí? Esta
s preguntas son en parte retóricas. Conozco los matices de Bastenier porque recono
zco su labor profesional en tantos lugares. Pero hay que explicitarlos. Lo que h
ace es teorizar la objetividad para actuar como Moisés, que sabe que nunca llegará a
la tierra prometida, pero que
no renuncia a caminar hacia ella. La utopía (la objetividad) nos recuerda que, au
nque no haya recetas milagrosas, el periodismo no sólo debe ser administrado, sino
cambiado y mejorado. Y ello no debe darnos miedo.
La objetividad. Concepto del que abomina el autor de este texto, pero que util
iza como un cuchillo para dar sus opiniones subjetivas. Si hay un periodista sub
jetivo (valga la redundancia) ése es Bastenier, que cree que, en el extremo, la ob
jetividad 13 13 significa que todos los medios serían iguales, sin señas de ident
idad. La objetividad es sólo una palabra, una invocación teórica, un santo y seña; pero
que la objetividad no exista no significa que no haya que trabajar con }fair pla
y}, con la honradez del punto de partida, con la ausencia de }parti pris} por pa
rte del periodista.
Con estos puntos de vista ?se puede enseñar el periodismo? Es discutible, tanto
como las tesis que se defienden en este manual. Pero lo que es seguro es que se
puede aprender. A ello quiere contribuir este libro tan práctico y a la vez tan re
flexivo, que polemiza incluso con el propio concepto de periodista. Para poder h
ablar con propiedad de la existencia de una profesión tienen que darse al menos do
s condiciones: el establecimiento de un conjunto de intereses comunes entre los
que la practican, y el desarrollo de un programa específico educacional y preparat
orio para su ejercicio.
Muchas veces se puede dudar, en lo cotidiano, de que en España existan las dos con
diciones, o incluso una sola de ellas. El autor opina que periodista puede serlo
cualquiera, lo que no es equivalente a que cualquiera pueda ser un buen periodi
sta. El periodista se define en negativo. No es sino la suma de lo que no es. No
es novelista, sociólogo, historiador, escritor, político, economista, etcétera. Lo qu
e no acabamos de ser es lo que somos.
?Existen garantías suficientes para los ciudadanos, más allá del ordenamiento legal
general, de que los periodistas, tal y como han sido descritos, no van a abusar
impunemente de sus poderes? En algún sitio he leído, y lo he utilizado en más de una o
casión, la historia de Noam Chomsky, el lingüista norteamericano, que fue al dentist
a; el médico, al examinarlo, observó que le rechinaban los dientes.
Consultada su mujer reveló que ese rechinar no tenía lugar en horas de sueño. ?Cuándo en
tonces? Tras un exhaustivo interrogatorio se demostró que al intelectual le castañet
eaban los dientes por las mañanas, cuando leía la prensa. Preguntado acerca de 14
15 cómo era posible tal acto reflejo, Chomsky suspiró, como si viera por adelantado
todas las estúpidas perversiones de la verdad que estaba condicionado a seguir le
yendo durante el resto de su vida, sacudido cada mañana por furiosos actos de repr
obación.
Descritos y analizados los rudimentos de la profesión y su práctica, echo de menos l
a siguiente reflexión que tenemos pendiente hacer: pasar del periodista individuo
al periodista profe-
sión. A sus problemas y deficiencias.
Hace poco tiempo, el periodista polaco Ryszard Kapucinski -uno de los mejores re
porteros vivos de nuestro tiempo- hizo unas cuantas reflexiones sobre la adulter
ación de nuestra profesión, que merecen ser compartidas mientras les damos respuesta
:
--El imperativo del beneficio económico ha reemplazado en los medios a las exige
ncias cívicas prioritarias.
--En los debates sobre los medios se concede una atención excesiva a los problem
as técnicos, a las leyes del mercado, a la competencia, a las innovaciones y a las
audiencias, y una atención insuficiente a los contenidos. Cuando los medios habla
n de ellos mismos enmascaran los problemas de fondo con la forma; sustituyen la
filosofía con la técnica. Se preguntan cómo editar, cómo montar o cómo imprimir y en cambi
o no cuestionan lo que quieren editar, montar o imprimir.
El problema del mensaje es reemplazado por el del mensajero. Desgraciadamente, c
omo lamentaba Marshall McLuhan, el mensajero tiene tendencia a convertirse en el
contenido del mensaje.
--Las tecnologías punta han provocado una multiplicación de medios.
?Cuáles son las consecuencias? La principal es el descubrimiento de que la informa
ción es una mercancía cuya venta y difusión puede proporcionar importantes beneficios.
Antaño, el valor de la información iba asociado a diversos parámetros, en particular
al de la verdad. Hoy todo ha cambiado.
El precio de la información depende de la demanda, del interés que suscita. Lo que p
rima es la venta. Una información será juzgada sin valor si 15 17 no consigue int
eresar a un amplio público.
--Los periodistas puros que antes dirigían los periódicos han sido reemplazados a
menudo a la cabeza de las empresas por hombres de negocios.
--Desde que está considerada como una mercancía, la información ha dejado de verse s
ometida a los criterios tradicionales de la verificación, la autenticidad y el err
or. Ahora se rige por las leyes del mercado. Esta evolución es la más significativa
entre todas las que han afectado al mundo de la cultura. El mercado se ha salido
de su espacio natural económico y hace imperialismo con la información.
--La guerra interna entre los grupos mediáticos es una realidad más intensa que la
del mundo que les rodea.
--?Cómo entender el mundo? Hasta ahora se aprendía la historia gracias al saber qu
e nos legaban nuestros ancestros, a lo que contenían los archivos y a lo que descu
brían los historiadores. Hoy, la pequeña pantalla es la nueva (y prácticamente la única)
fuente de la historia, destilando la versión concebida y desarrollada por la tele
visión.
--Vivimos un mundo paradójico. Por una parte se nos dice que el desarrollo de lo
s medios de comunicación ha conseguido unir a todas las partes del planeta (la glo
balización); por la otra, la temática internacional ocupa
cada vez menos espacio en los medios, ocultada por la información local, por los
titulares sensacionalistas, los cotilleos, los personajillos y toda la información
mercancía.
Completar las reflexiones y los interrogantes de Kapucinski, que muchos nos ha
cemos, sobre la pérdida frecuente del carácter tradicional de contrapoder del period
ismo, es un desafío para la Escuela de Periodismo UAM/El País -que nació para dudar, a
demás de para enseñar- y para futuros manuales sobre nuestra profesión y sus mutacione
s.
Joaquín Estefanía, director de la Escuela de Periodismo UAM/El País
16 19

Introducción

Este libro es un manual, pero no exactamente un manual escolar; este libro es


un manual del curso de la Escuela de Periodismo UAM/El País, una materia, esta del
periodismo, sobre la que es complejo imaginar que se pueda impartir una enseñanza
académica; la pretensión, por ello, de este texto es la de ser a la vez que un diálog
o con el alumno, o con el lector interesado, también una exposición, inevitablemente
subjetiva, de cómo se practica el periodismo en nuestro entorno cultural; una int
errogación aneja sobre qué es o qué puede ser eso del periodismo; y, como itinerario d
e fondo, un recorrido pormenorizado del trabajo que durante un año, de enero a dic
iembre, se realiza en la Escuela de este periódico. Sin el concurso, por tanto, de
las catorce promociones que han llenado en otros tantos años las instalaciones de
Miguel Yuste, 40, este esfuerzo no habría sido posible.
Pero, si la materia prima que hemos de manejar es el periodismo, parecería aprop
iado que antes tratáramos de establecer unas mínimas coordenadas para apuntar en qué c
onsiste. El periodismo, ya se ha apuntado, difícilmente se enseña, pero sí se aprende.
Y no necesariamente en una escuela o facultad. Es útil, pero en absoluto impresci
ndible que así sea.
Existe una diferencia esencial entre los estudios de Periodismo y los de cualq
uiera de las profesiones liberales de todos conocidas. Derecho, Ingeniería, Arquit
ectura, Medicina, son todas carreras que poseen un contenido positivo, evolutivo
por supuesto, pero indiscutible. La sociedad se protege contra los que deseen u
n día ejercer como abogados, ingenieros, arquitectos, médicos, etcétera exigiendo que
los interesados cursen determinados estudios durante un cierto número de años para q
ue obtengan un papelito enmarcable, en el que se da fe de que 18 21 esa perso
na ha adquirido, teóricamente al menos, los conocimientos imprescindibles para gan
ar algún pleito, para que no se le caigan irremediablemente las casas, o para que
no sufran indebidamente los enfermos. La sociedad
carece, en cambio, de las debidas garantías contra el abuso o mal uso del oficio
o profesión -ambos términos me parecen correctos- de periodista, más allá de lo que la p
rotejan las disposiciones del ordenamiento jurídico vigente. Y siempre a posterior
i. ?Por qué? Porque el periodismo carece de corpus, currículo -}pensum}, como lo lla
man en Colombia- del conjunto de doctrinas o normas recibidas, que puedan estruc
turarse a manera de compendioguía, más allá de unas generalizaciones que parecen ya un
poco desgastadas por el uso. Por eso, este libro no puede ser un auténtico manual
escolar, porque es limitado el acervo con el que proceder a una escolarización de
l aspirante.
No ignoramos que en el caso de las profesiones anteriores, la práctica, el enmar
añamiento con la realidad -si es que, como veremos, el término realidad tiene algún si
gnificado- va a ser siempre decisiva para que el licenciado pueda considerarse a
bogado, médico, arquitecto o ingeniero. Pero, aun así, el canon es algo tangible.
?Qué ocurre, entonces, con el periodismo? El periodista no es un novelista, aunque
, inevitablemente, sus materiales contienen un poderoso aliento de ficción, de cre
atividad activa sobre lo que percibe; el periodista no es un sociólogo, pero qué dud
a cabe de que en su trabajo habita una sociología práctica y cotidiana; el periodist
a no es un historiador, aunque de las hemerotecas los historiadores extraerán part
e de la materia prima con la que trabajen; el periodista no es un político, ni tie
ne por qué ser un hombre público, pero su cercanía a los corredores del poder puede ha
cerle creer que es un agente de la gobernación del país, lo que cabe, por supuesto,
que sea, pero sólo de manera indirecta, como en todos los casos anteriores.
19 23 El periodista puede entenderse, por tanto,
como una suma de todo lo que no es: no es un novelista, no es un sociólogo, no es
un historiador, no es un político; luego, la adición de todas esas imposibilidades o
insuficiencias, conforma, de manera muy apropiada aunque especialmente enigmática
, lo que sí es. Lo que no acabamos de ser, de una manera múltiple, es lo que somos.
Y ese lote es indefinible porque, efectivamente, no existe el corpus doctrinal
que exprese semejante suma de negaciones. Por eso, periodista puede serlo cualq
uiera, lo que no significa que cualquiera pueda ser un buen periodista; y por es
a razón hay que admitir que el único control de acceso a la profesión sea el interés del
mercado conjuntamente con el de la sociedad: la aprobación del lector y la decisión
del empresario, que otorgará la condición de periodista a quien se dé la oportunidad
de serlo.
Todo lo cual por supuesto, no significa que sea inútil tratar de adquirir un bagaj
e a manera de canon para abrir boca, a través de las instituciones de que se trate
. Pero, siempre, resignándose a la evidencia de que en vez
de disponer de una teoría que guía nuestra práctica, el trabajo del periodista es una
práctica sobre la que, en ocasiones, nos da por teorizar.
Eso es lo que trata de hacer esta Escuela. Veamos cómo.

21 25
Capítulo I El estado de la cuestión

No es imposible que estemos viviendo los últimos años de la profesión periodística tal
como se ha conocido, al menos, en el último siglo. Los alumnos de la promoción del
2001 de la Escuela UAM/El País, que habrán completado su preparación en diciembre de e
ste año, vivirán todavía una parte de su carrera, pero no necesariamente la mayor, en
un contexto básicamente similar al finisecular, pero van a asistir durante la mism
a a enormes transformaciones en el ejercicio de la profesión, que es muy probable
que desemboquen, a no tantos años vista, en una realidad muy distinta de la que ho
y aún conocemos.
Quizá, los libros de historia del periodismo de dentro de unas décadas reseñarán, a mane
ra de piadosa elegía, este tiempo nuestro como el del comienzo de la gran mutación.
La tecnología de la fabricación de diarios ha conocido durante el siglo Xx grandes
progresos, pero, básicamente, de tipo más cuantitativo que cualitativo. Hemos pasad
o de la máquina de escribir y del hot type o plomo a las páginas directamente pergeñad
as en el ordenador, así como nos valemos también de la transmisión vía satélite para volat
ilizar y materializar páginas de periódico para su impresión a miles de kilómetros de di
stancia, y, últimamente, al diario electrónico, que, aunque dentro de pocos años pueda
parecer prehistórico en su tosquedad actual, existe sólo desde que, por razones mil
itares, el Pentágono norteamericano creara en 1993 la }World Wide Web}. El número de
}host computers} conectados a Internet ha crecido de 130.000 en 1989 a cerca de
35 millones a fin del siglo pasado, con lo que, si calculamos unos cinco usuari
os por aparato, eran ya cerca de 200 millones los pinchados a la red en el año 200
0, con un crecimiento exponencial en perspectiva.
22 27
Todavía hoy, sin embargo, el gran vehículo de la prensa diaria es el mismo que ha
ce cien años. Por muy notables que hayan sido los avances producidos, por mucho qu
e haya cambiado, al mismo tiempo que la tecnología de prensa, la técnica profesional
de rellenar diarios, un hecho troncal se ha mantenido: el soporte papel.
Las páginas de los diarios de hace cien o más años son enormemente diferentes de lo
que entendemos hoy por prensa profesional, pero su esencia no ha variado en la r
elación del lector con el producto: se despliega el periódico a tenor de su formato
(universal o }broadsheet}, tabloide y todos los híbridos de ambos); se lee de una
manera muy física, muy material, casi con el movimiento de cabeza de quien ve un p
artido de tenis; se abarca de una ojeada la totalidad de la página, que tiene una
arquitectura informativa determinada, cuya percepción ya es en sí misma una primera
interpretación del mundo; el ordenamiento consecutivo en secciones del periódico, su
impecable orden interno, con todo lo cual estamos ya tan familiarizados, nos pe
rmite, si lo deseamos, comenzar a leer un texto por el final, arrancar en cualqu
iera de sus párrafos intermedios, o combinar la lectura casi simultánea de varias in
formaciones a dosis determinadas por el usuario. Todas ellas son posibilidades d
e aproximación al periódico que contribuyen a darle a la lectura una tangibilidad físi
ca hasta construir una relación íntima y sensorial con el diario.
Todo eso no lo podemos encontrar en la lectura de una publicación virtual.
La palabra, escrita pero titilando de manera apenas perceptible sobre una pantal
la, es el único nexo de unión de un futuro que ya es presente con un presente que co
rre el peligro de ser cada día más pasado.
Las estadísticas sólo sirven para explicarse a sí mismas, pero, probablemente, no es
ocioso creer que el estancamiento de cifras de ejemplares de prensa vendidos y
el número de publicaciones hoy existentes en el mundo occidental tiene que ver con
el desarrollo de esa otra forma de leer pe22 29 riódicos. Redondeando cifras,
de algo más de 1.500 publicaciones diarias en los países de la Unión Europea que existía
n en 1995, hemos pasado a una pérdida neta de unos 50 títulos, mientras que en Estad
os Unidos, de unas 5.500 publicaciones en idéntica fecha, ha bajado el total en al
go menos de un centenar. Paralelamente, la venta total de diarios en Europa y Es
tados Unidos es sustancialmente la misma, a comienzos de 2001, que en 1995.
En el desglose por países y zonas culturales, las cifras no tienen, sin embargo,
por qué ser uniformes; países menos dados a la lectura, como Portugal y Grecia -por
debajo del consumo de 100 ejemplares por 1.000 habitantes- y en menor medida Es
paña, con algo más de 100, gozan de un margen de crecimiento potencial mayor que los
mejor dotados como Noruega y, en general, el mundo escandinavo, donde el índice o
scila en torno a los 500 ejemplares.
Es probable, en consecuencia, que hayamos llegado en este tránsito entre los si
glos Xx y Xxi al volumen máximo de venta de diarios, en soporte papel, que el mund
o ha conocido o va a conocer. Los que entran, por tanto, este año 2001 en esta ant
esala de la profesión que es la Escuela de El País o en las Facultades de Ciencias d
e la Información -en general, llamadas de Comunicación en América Latina- que sepan qu
e el empleo en la prensa de papel, y en particular en los diarios de información g
eneral, es una piel de onagro que se encoge, aunque, como compensación se esté crean
do un importante volumen de empleo en los portales de Internet, que, tras el nec
esario desbroce del trigo y de la paja, habrá de constituir la fuente de trabajo más
pujante en los años venideros.

El currículo de la escuela
El esquema de trabajo en la Escuela es el siguiente: el curso es de un año natur
al, a comenzar en enero, poco después de Reyes, con la conclusión 23 31 en diciem
bre, apenas unas fechas antes de Navidad. La actividad lectiva se divide en tres
grandes tramos. Dos cuatrimestres, tan largos que son de casi cinco meses, y un
período intermedio de prácticas, de dos, que los alumnos realizan como profesionale
s formados en alguno de los medios de comunicación del Grupo Prisa incluido El País.
El primer cuatrimestre se consume inicialmente con un corto período de familiari
zación con el aparataje tecnológico, que es exactamente el mismo que el del diario,
y una preparación teórico-práctica, con mucho más acento en lo segundo, distribuida en d
os grandes áreas: el conocimiento específico de las diferentes secciones del periódico
en materias individualizadas, que se limita a ese primer cuatrimestre, y un pla
nteamiento troncal que llamamos }reporterismo y redacción}, cuya duración abarca tod
o el año, y que, como denominación, es sólo uno más de los nombres de la rosa para desig
nar cómo se hace un diario. También tratamos de las publicaciones no diarias, como e
s el caso de los semanarios, pero nuestro material de base es lo que llamamos, e
rróneamente, periódicos, cuando son diarios. Las páginas que siguen se ocuparán exclusiv
amente de este último transcurso, con el acento en el }qué} y el }porqué}.
El segundo cuatrimestre es exclusivamente práctico, como en su momento veremos. Pe
ro, aún hay que dar cuatro pasos por las nubes antes de meternos en las vías de hech
o.

Sobre la objetividad y otros ensueños


Todavía se repite como un mantra la famosa declaración de que }los hechos son sagr
ados y las opiniones libres}, entre otras cosas porque los hechos cuestan el din
ero de ir a buscarlos y opinar puede hacerlo cualquiera senta-
do en su despacho.
Eso está bien, si no se nos sube a la cabeza. Efectivamente, lo que es la opinión
del periódico, en forma de editoriales no firmados, o artículos 24 33 firmados qu
e expresan una valoración para subrayar que }esto es mejor que eso, yo recomiendo
tal cosa, me gustaría que pasara aquello o lo de más allá}, etcétera, son un tipo de tex
tos que deben estar claramente diferenciados en su presentación gráfica de lo que co
múnmente llamamos }información}, para que el lector sepa a qué atenerse, dónde hay narra
ción de hechos presuntamente ocurridos, y dónde se hallará lo que ha de ser un comenta
rio valorativo de los mismos. Pero suponer, realmente, que es posible separar lo
s hechos de la opinión es pura fantasía. No ha habido jamás un solo texto, por desnudo
que pueda parecer a nuestros ojos, que no contenga alguna carga de opinión en pri
mer grado, siquiera que sea por la colocación que ha merecido en las páginas del per
iódico.
La objetividad es sólo una palabra, una invocación, un santo y seña al que encomenda
rnos, porque eso que llamamos la }realidad}, o bien no existe o no tenemos ningu
na posibilidad de aprehenderla por la vía del conocimiento.
Contaba un día Fernando Savater que el escritor José Bergamín solía ironizar diciendo qu
e si él hubiera nacido }objeto} sería }objetivo}, pero como nació sujeto era }subjetiv
o}.
La objetividad no existe y no hace ninguna falta que exista, porque si fuera a
sí todos los diarios, al menos los que cumplieran con sus objetivos profesionales,
darían siempre prácticamente la misma versión de los hechos, todo habría ocurrido de fo
rma inapelable, al margen de que luego se editorializara de la forma que fuese.
Tomemos un hecho aparentemente diminuto. Un ciudadano del norte de África, por t
anto emigrante, ha dado muerte a puñaladas a un madrileño en una de las calles adyac
entes a la Puerta del Sol. Exactamente los mismos elementos narrativos (filiación
de víctima y victimario, lugar, hora, informe forense, declaraciones de testigos p
resenciales) dispuestos en el periódico de formas distintas (página, posición, número de
columnas) contarán también historias esencialmente diferentes y, en principio, igua
l de váli25 35 das y comparativamente tan }objetivas} unas como otras.
Pero, más aún, incluso manteniendo inalterables las condiciones anteriores, si com
enzamos la historia escribiendo en el primer párrafo "un emigrante" -no digamos ya
un "norteafricano"- estaremos haciendo esa cosa tan horrible que es guiñarle un o
jo al lector, diciéndole como quien no quiere la cosa -que es la peor forma de que
rer algo- }alerta los pueblos, que los asesinos de fuera están entre nosotros}; si
damos, en cambio, ese dato como cierre de la información, como una coletilla casi
de cariz administrativo en el último párrafo, pero siempre con el mismo fraseo a lo
largo de la información, estaremos haciendo mucho menos o ningún hincapié en la
peligrosidad del }sujeto}. Obviamente, si en aras de una versión de lo que hoy mu
chos consideran políticamente correcto, llegamos a la conclusión de que no hay que }
fichar} al homicida, basándonos en que cuando un español mata a otro español no hacemo
s mención de nacionalidad alguna, es que estamos ya entonces en mundos diametralme
nte opuestos. Y, en cualquier caso, uno u otro tipo de diario, según su visión del m
undo, preferiría también diferentes versiones de lo sucedido.
Es cierto que, jugando con las palabras, podemos establecer diferentes cánones t
erminológicos, a condición de que nos atengamos a ellos. Si en vez de opinión, queremo
s decir -y querremos- que las diversas visiones antes reseñadas contienen diferent
es }interpretaciones}, porque el término opinión lo reservamos para más altas misiones
-y lo reservaremos- no hay tampoco inconveniente. Algún grado de valoración o inter
pretación -u opinión- es siempre inseparable de eso que con gran fantasía por nuestra
parte llamamos }los hechos}.
El policía veterano de aquella famosa serie de televisión }Canción triste de Hill St
reet} (Hill Street Blues), que daba cada mañana sus órdenes a los agentes patrullero
s antes de que éstos salieran a la calle, concluía invariablemente su breve parlamen
to diciendo: "And take care, out there" ("Y tengan cuidado, ahí afuera"). Harían bie
n los periodistas en seguir esa indicación porque ese }ahí afuera} es la realidad, a
lgo radicalmente ajeno a toda capacidad humana de reproducción por medio de lo esc
rito.
Cabe decir del periodismo, o de su vana tentativa reproductora, algo parecido
a lo que teóricos contemporáneos dicen de la narración histórica.
El pensador norteamericano Hayden White (1), como los franceses Paul Ricoeur y R
oland Barthes, entre otros, niega radicalmente la posibilidad de reproducir los
hechos; es decir, que los hechos no tienen más existencia que la puramente lingüística
, porque nadie sabe lo que son, dónde empiezan y dónde acaban. Son tan }reales} como
la famosa }nariz de Cleopatra}, sobre la que ironizaba
(1) }The Content of the Form}, Johns Hopkins University Press, 1987.
E. H. Carr (2), y que, supuestamente, había cambiado
el curso de la historia. De una forma muy explícita el sociólogo francés Duverger nos
pone en guardia: "Antes que buscar una objetividad o una neutralidad, inaccesib
les, el }sociólogo} debe ser consciente de la imposibilidad de prescindir de las i
deologías en las que vive, a fin de limitar la definición que resulte de todo ello.
Y esto implica de salida que sea consciente de su propia ideología y que lo confie
se. Y acto seguido, tener en cuenta no sólo su }ideología}, sino la de }los otros} p
ara construir sus hipótesis y sus teorías (3)".
Sólo hace falta sustituir }sociólo-
go} por periodista, que ya hemos visto que lo es en alguna forma sin necesidad
de tener conciencia de ello, }ideología} por puntos de vista o preferencias person
ales, y }los otros}
(2) ?}Qué es la historia}?, Seix Barral, 1972.
(3) Maurice Duverger, }Sociologie de la politique}, PUF, 1973 (traducción del au
tor).
27 39 por el mundo alrededor, para que la cita se
a tan impecable como implacable.
La realidad puede que exista o no, puede que seamos o no capaces de definir en
qué consiste, pero lo que sí es seguro es que ese conjunto magmático que se ofrece al
periodista integrado por ruidos, colores, ráfagas de luz, partículas de polvo, radi
aciones en suspensión y hasta sentimientos que se cortan con un cuchillo de los de
matar es irreproducible, irreconstruible, no extrapolable; y no sólo, a causa de
las obvias dificultades que presenta su comprensión, por la existencia de variados
y muchas veces contradictorios puntos de vista hasta para mirar un cuadro, como
subrayaba un gran decano de la prensa italiana, Eugenio Scalfari, en una lección
inaugural del curso de la Escuela, sino porque lo que ocurre }ahí afuera} y lo que
ocurre }aquí adentro} no tienen ninguna relación entre sí que permita la transcripción
de un medio a otro.
La palabra escrita, o hablada, es una realidad en sí misma, un medio que no tien
e nada en común, ningún área de superposición, con los hechos que se supone que está descr
ibiendo. Es sólo una convención la que hace que creamos que determinados signos en e
l papel reproducen }fielmente} lo que ha pasado; contrariamente a ello, no repro
ducen nada, pero sí son una representación de eso que decimos que ha ocurrido, dentr
o de su propia materialidad intelectual, distinta pero }equivalente} a lo que de
cimos que ha sucedido.
Estamos, por lo tanto, creando una nueva realidad que es una narrativa, entre mu
chas posibles e igualmente válidas, del }out there}. Pero, ?significa eso que si D
ios no existe, como dijo Karamazov, todo está permitido? Por supuesto que no (4).
Si la objetividad no existe, ni es deseable en sí misma, lo que sí existe, en camb
io, es lo que los anglosajones llaman el }fair play}; la honra
(4) Fiodor Dostoievsky, }Los hermanos Karamazov}, múltiples ediciones en todas l
as lenguas del planeta.
28 41 dez del punto de partida, la ausencia de }p
arti pris} por parte del periodista. Cuando nos aproximamos a lo que hay por ahí,
cuando lo oímos, vemos, tocamos, nos dirige la palabra, e interaccionamos con ese
mundo exterior, hemos de obrar con la más estricta neutralidad, o combatir con nos
otros mismos para que así sea, puesto que hay que partir de la radical imposibilid
ad de la objetividad en nuestro trabajo.
En un seminario organizado por la Fundación para un Nuevo Periodismo
Iberoamericano de Gabriel García Márquez, que se celebró en noviembre de 2000 en Cart
agena de Indias (Colombia), uno de los asistentes, académico de Oxford, sin duda c
on la mejor buena fe, reaccionó ante un alegato de uno de los periodistas presente
s, que defendía ese periodismo de la }neutralidad}, con una sentida loa a un perio
dismo que calificaba enigmáticamente "de los valores", en contraposición a la ausenc
ia del }parti pris} que mencionamos y que le parecía poco menos que un atentado a
las buenas costumbres, la Escolástica y santo Tomás de Aquino; y, sin embargo, es un
a posición fundamental de este libro que sólo en la neutralidad residen los auténticos
valores profesionales; el no preferir ni a Hitler ni a la Virgen María, sino aspi
rar a dar la mayor y mejor información posible a la sociedad, siempre actuando con
honradez y siguiendo las reglas del }fair play} con el objeto de la información.
Esa imposible objetividad y esa necesidad de neutralidad se oponen frontalment
e a otra concepción muy extendida del periodismo como algo más que el puro cumplimie
nto de un cometido informativo para facilitar a la sociedad un mejor conocimient
o de sí misma.
En las antípodas de la visión de un periodismo salvacionista propio de presuntos ped
agogos y agentes del bienestar ciudadano, este libro sostiene que nuestra profes
ión no puede ser una extensión del ministerio de Obras Sociales, ni el brazo más o men
os armado de la obra del Padre Pío. La misión de procurar que la sociedad se conozca
a sí misma, y, quizá, por ese 29 43 camino, como cuestión de hecho pero no como ob
jetivo superior, contribuir al bienestar de todos es ya un esfuerzo suficienteme
nte gigantesco como para que no haya necesidad de añadirle el pastoreo de las alma
s, la alfabetización del que no sabe, el socorro al que no tiene y demás tareas prop
iamente apostólicas, pero en absoluto periodísticas.
No hay ley de acero alguna que comunique indefectiblemente el periodismo con e
l bienestar del género humano; más aún, es perfectamente concebible la situación en la q
ue la publicación de una noticia relevante y de interés general cause algún daño, al men
os a corto plazo, a la apariencia de ese bien común, como ocurriría cuando, por ejem
plo, la revelación de algún secreto de la cosa pública favoreciera a los partidarios d
e uno u otro terrorismo. En esas circunstancias, no hay que dar por sentado tamp
oco que el periodista esté obligado, por encima de todo, a servir a una diosa abst
racta e implacable de la información publicando lo que sea, puesto que habrá que rec
onocerle siempre el ejercicio de su libre albedrío, en virtud del cual podrá abstene
rse de publicar aquel material tan grávido por simple temor o respeto humano; pero
, lo que sí estoy diciendo es que tiene derecho a tirar adelante con esa publicación
, cualquiera que sean las consecuencias que se deriven de ello, si cree que debe
hacerlo.
No hay un periodismo neutral, con-
trapuesto a otro periodismo de toma de posición; sólo hay un periodismo profesional
que, partiendo de una posición de neutralidad, toma posiciones con el respaldo de
la información de que dispone.

31 45

Capítulo Ii Primera aproximación a los géneros: la información seca

No hay nada establecido de manera irrefutable en cuanto a géneros; ni cuáles deben


ser, ni cuántos, ni para qué, aunque la variedad de aproximaciones al problema es i
nfinita; de ahí que se derive una gran confusión, o, simplemente, un uso tan libre c
omo legítimo de una u otra terminología.
Aquí no seremos diferentes, pero sí se tratará de huir de las vaguedades literaturizan
tes en la utilización de unos epígrafes inevitablemente genéricos, siempre de la maner
a más precisa y coherente posible.
La primera pregunta que hay que hacerse es la del porqué de los géneros.
?Es inevitable que existan?, y, por tanto, ?qué nos perdemos si no procedemos a su
previa codificación? La respuesta es que seguramente no nos perdemos nada irrepar
able, y que el periodismo es perfectamente capaz de existir sin necesidad de que
nadie se pare a determinar en qué está escribiendo, como aquel que decía de alguien q
ue hablaba en prosa y no lo sabía. Eso no significa, sin embargo, que no sea inter
esante establecer un mapa previo de lo que llamamos la realidad, de todo aquello
que es posible enfocar a priori como asunto periodístico, con unos determinados o
bjetivos e instrumentos de trabajo, de forma que todos los quehaceres informativ
os se puedan enfocar desde un ángulo teórico previo.
Circulan por ahí definiciones de }género} que nos remiten a la vaguedad celestial
más completa. Se dicen y se escriben cosas como que la }crónica} es un texto con un
mayor contenido literario que la información o la noticia -cuando noticia sólo es la
materia prima, no la forma de trabajar con ella-, en la que el presunto cronist
a dispone de unos recursos expresivos que van más allá de lo que sería necesario para
una información (}nota}, en 32 47 el español de América Latina). Todo eso no quiere
decir nada, porque nadie sabe dónde empieza o dónde acaba la literatura en el queha
cer periodístico, ni qué son eso de mayores o menores recursos expresivos.
En esta Escuela se han ido destilando unos puntos de vista acerca de
los géneros, partiendo de la base de que la terminología es aleatoria, y lo que aquí
puede llamarse }crónica} en el chiringuito de al lado puede recibir un bautismo to
talmente diferente, y no por ello pasa nada si estamos hablando del mismo o simi
lar tipo de cosa. Lo que se ha intentado, por tanto, es sentar lo más claramente p
osible unos criterios de los que se deduzca que estamos escribiendo, al menos pr
edominantemente, en uno u otro género. Y el punto de vista que yo he adoptado para
establecer una parcelación en géneros del trabajo periodístico es el de la perspectiv
a del autor, de forma que su relación, llamémosle de propiedad, con el texto, sea el
principal criterio para determinar qué es lo que tenemos entre manos.
Estableceremos, así, tres géneros troncales, que denominamos por orden de aparición
en escena:
a) Seco o informativo puro; b) crónica; c) reportaje; de manera que a medida que
vamos avanzando en la }generificación} del material informativo, irá aumentando tam
bién la personalización del mismo, la atribución creciente, por las razones que en su
momento veremos, de la propiedad intelectual, del dominio sobre el texto que pos
ea el autor. Paralelamente, como un derivado o subgénero de la crónica, se halla el
análisis (news analysis en la prensa anglosajona), y del reportaje, la entrevista,
con todas sus eventuales variantes.
El siguiente sería el diagrama que expresa el recorrido desde el punto de mínima p
ersonalización, el género seco, pasando por el género intermedio de la crónica, para lle
gar al grado máximo de intervención personal, allí donde el autor es más propietario de
lo que escribe, que se da en el reportaje.
33 49
+* l 1. o 2. o 3. % l Seco Crónica Reportaje % l
%. %. % l Análisis Entrevista % hj
O, mejor aún, dibujemos la gráfica de la relación que sostienen entre sí los géneros en
forma de círculos concéntricos sucesivos.
}:? l Reportaje % l }:? % l l Crónica % % l l }:? % % l l l Seco % % % l l e:i
% % l e:i % e:i
A partir de un núcleo central, que sería la información seca, dibujaríamos ésta dentro d
e otro círculo, que representaría la crónica, y, finalmente, este círculo intermedio est
aría contenido dentro del círculo más exterior, el correspondiente al reportaje.
Esta representación es, posiblemente, la más precisa porque, como veremos en la expl
icación de cada uno de los gé-
neros, la crónica incorpora todo lo que contiene el género seco, y el reportaje, a
su vez, está integrado por todos los recursos expresivos que encontramos en los do
s anteriores, crónica y género seco. La posición relativa del análisis y la entrevista,
como derivados o integrantes, respectivamente, del planeta-crónica y del planeta-r
eportaje, no exigen aquí representación individualizada.

Alcance y utilización del género seco


No existe el grado cero de la escritura más que en el sentido en que lo decía Rola
nd Barthes cuando hablaba de crear precisamente "una escritura blanca, una escri
tura inocente, una escritura de periodista" (5).
(5) Roland Barthes, }Le dégré 34 51 Pero, entendiendo lo periodístico de una mane
ra obviamente distinta a como lo hacía el distinguido sabio francés, sabemos que es
imposible hallar textos en los que no se dé algún grado de opinión, de interpretación, d
e visión del mundo. Pero lo que sí cabe es tratar de enunciar solamente eso que llam
amos }hechos}, sin deslizar opiniones o interpretaciones explícitas, en cuyo caso
aspiraremos al grado ya mencionado de despersonalización máxima de lo narrativo, de
menor apropiación intelectual por parte del autor.
Y para cerrar el círculo de esta primera aproximación, definiremos como }hechos} cua
lquier tipo de acontecimientos que pueden verse, escucharse, y tocarse, y, por e
llo, parcelarse; y trataremos de establecer un modo representativo de los mismos
en forma de elementos o unidades narrativas de la manera que el autor crea más co
nveniente para la mejor comprensión
zero de l'écriture}, Du Seuil, 1953.
del texto.
Todo ello significa que para redactar un texto en género seco no podremos escrib
ir "la multitud corre despavorida", porque no es posible ver la condición de "pavo
r". Diferentemente, para cumplir las exigencias de este género, habrá que escribir,
por ejemplo, que "la multitud corrió en todas direcciones"; es posible que añadamos
"gritando", o, en todo caso, de forma que la descripción del comportamiento de la
multitud se lleve a cabo sin una valoración que vaya más allá de lo físico, de lo que se
está viendo y oyendo. Como vemos, todo ello es algo más complejo que aquello de "es
cribir sin adjetivos", como si fuera posible describir nada sin recurrir al adje
tivo.
Este género seco es el habitualmente utilizado por las agencias en los cables qu
e no aparecen firmados. ?Por qué gran parte del material que distribuyen las agenc
ias está redactado en ese estilo deliberadamente átono? Porque no es un material exc
lusivo, porque se suministra a un gran número de publicaciones abonadas, que, por
ello, puede darse el caso de que pu35 53 bliquen la misma o virtualmente la m
isma información sobre un hecho o
acontecimiento determinado.
La agencia parte en esas piezas no firmadas del supuesto de que el que tiene q
ue pensar, el que tiene derecho a darle un enfoque interpretativo u opinativo a
la información es el periódico, que se sirve de los cables de agencia -que hoy llega
n directamente a los ordenadores de la redacción- de una gran variedad de formas,
pero que si es un verdadero periódico profesional, y no tiene nada que añadir a la h
istoria narrada en los cables, se limitará a publicarlos a lo sumo dándoles una mayo
r coherencia por medio de su reescritura, pero tan carente ésta de enfoque interpr
etativo específico como el de la propia agencia.
Los grandes diarios, aquellos que aspiren con arrogancia luciferina a explicar
el mundo al mundo, están actuando por debajo de sus pretensiones teóricas si se ven
obligados a contar historias básica o exclusivamente construidas con material de
agencia, por mucha reescritura que se le dé al asunto, y, aunque todo esto es, nat
uralmente, sólo un canon convencional que no pretende decir la última palabra sobre
nada, parece razonable decir que los diarios no deberían manipular ese material más
allá de lo necesario para hacerlo inteligible, lo que puede ser obligado porque, n
ormalmente, se habrá tenido que trabajar con una multitud de cables, de los que ca
da uno cuenta sólo una parte de la historia, y entre todos habrá que componer una na
rración unitaria. Ningún gran diario, por otra parte, deberá conformarse con contar hi
storias sólo a través del teletipo, por la sencilla razón de que esa información no es s
uya, se deberá publicar con el debido crédito a la agencia, y la propiedad o persona
lización que sus redactores hayan podido darle al asunto será próxima a cero.
El periódico no está sirviendo en el caso anterior un producto exclusivo al lector
. Una de las claves, en cambio, en el caso anterior de lo que en la prensa franc
esa llaman "la fidelización" de los lectores es el senti35 55 miento de que el
usuario sólo encontrará un cierto tipo de material en su periódico, aunque los grandes
asuntos de los que la publicación informe inevitablemente coincidan con los que t
rate la competencia.
La prensa británica no emplea directamente el material de agencia, salvo en info
rmaciones brevísimas y muy complementarias. Eso no significa, por supuesto, que lo
s periódicos, grandes, pequeños o medianos puedan prescindir de este material. Claro
que lo necesitan. Los cables funcionan como una red de seguridad, una estructur
a que permite a la redacción disponer de una narración de acontecimientos casi en br
uto, para poner en marcha sus estrategias informativas, distribuir las fuerzas d
e la redacción, hacer el mapa diario de lo que se quiere destacar, y, también, compl
etar el texto de los periodistas que van a redactar una información, puesto que no
es descrédito que uno no haya visto, oído o asistido a la totalidad de la represent
ación teatral que sue
len ser los }hechos}.
Los periódicos son, evidentemente, muy libres de adoptar estrategias diversas de
cara al lector, en consonancia con los medios de que dispongan o que asignen a
determinados cometidos.
En la prensa de Barcelona de los años setenta -tiempos de recuperación paulatina de
un periodismo en libertad en publicaciones desaparecidas la mayoría con la transic
ión-, el autor de este libro desplegaba con algunos esforzados compañeros el mayor i
ngenio de que era capaz para }romancear}, es decir, reescribir enriqueciendo -pe
ro sin firmar los textos, puesto que estamos hablando de Internacional y de luga
res distantes que no había visitado el anónimo redactor de la información, por lo que
su firma habría sido tan chocante como inapropiada- para hacerlos más explicativos,
más digeribles, completando con mucho contexto -}background}, en la parla local- l
a aridez del material de agencia.
Esa técnica o esa trapacería bienintencionada podía ser tolerable en aquella época y e
n aquellas circunstancias, pero o tenemos autoridad 36 57 -palabra que, no po
r casualidad, viene de autor- sobre el material informativo y entonces debemos r
esponsabilizarnos del mismo con nuestra firma, o la alternativa sólo puede ser ceñir
nos a una reescritura seca de los cables.
Y, todo ello, sin olvidar que el objetivo del periódico no puede ser nunca el de r
eescribir, sino el de escribir directamente sobre nuestro conocimiento personal
de los hechos informativos.

Algunos ejemplos del paradigma seco


Veamos en la prensa española del 2000 y del 2001 cómo son de secas las informacion
es que, según nuestro canon, deberían indiscutiblemente serlo.
Tomado de un diario español, y firmado sólo por agencia:
El hijo mayor del ex presidente socialista francés, François Mitterrand, Jean-Ch
ristophe, que fue detenido el pasado jueves por su }presunta} vinculación en un as
unto de venta de armas a Angola, reconoció ayer (viernes) a través de su abogado, qu
e recibió 1,8 millones de dólares (350 millones de pesetas, y 2,1 millones de euros)
de la compañía de venta de material militar Brenco International, pero que esa cant
idad la obtuvo por medio de operaciones legales.
De acuerdo con la declaración del abogado, Jean-Pierre Versini Campinchi, su c
liente recibió "esa suma de dinero porque había intervenido en distintas operaciones
de financiación bancaria que nada tienen que ver con el tráfico de armas".
Mitterrand fue arrestado con el objetivo de someterlo a un interrogatorio como
parte de la investigación judicial que se lleva a cabo por una supuesta venta ile
gal de armas a la ex colonia portuguesa en África durante los años 90. El }espectacu
lar giro} que han dado las investi-
gaciones }ha consternado bastante a los franceses, muy sensibles en los últimos
tiempos por la supuesta co37 59 rrupción del actual presidente, Jacques Chirac
.
Dejando aparte algunos peculiares }giros}, no ya de la opinión francesa sino de
la redacción de la noticia, observemos que casi toda ella está escrita en género seco,
que todo en los dos primeros párrafos es algo que puede haberse visto u oído, e inc
luso el uso de }presunto} se supone que es el formalismo con el que la fiscalía fr
ancesa ha facilitado la información sobre la situación legal de Mitterrand junior. P
ero, en el tercer párrafo vamos más allá de lo que corresponde al género. Los }giros} no
hay forma seca de saber si son }espectaculares} o no, pero, sobre todo, lo que
es absolutamente }húmedo} es que haya "consternado bastante" -ni poco ni mucho- "a
los franceses, muy sensibles en los últimos tiempos, etcétera".
Medir una consternación ya es difícil, pero determinar que lo es "bastante" sobre to
do es una tontería.
Veamos otro ejemplo, tomado de los periódicos y firmado sólo por agencia, del extr
emo al que se puede llegar en una información exclusivamente hecha de cables, en l
a que la manipulación del material por la redacción, o un trabajo menos que profesio
nal de la agencia, hace decir cosas no se sabe muy bien a quién, y que no tienen p
adre ni madre.
Título:
Crisis de liderazgo en el separatismo de Quebec
La información relata cómo Lucien Bouchard, líder del partido separatista de Quebec,
que perdió en 1995 por escasísimo margen un referéndum sobre la independencia de la p
rovincia de lengua francesa en el Canadá anglófono, presenta su dimisión. En el segund
o párrafo se describe la crisis de liderazgo que ello plantea a la formación política,
con la enumeración de una serie de aspirantes a la sucesión de Bouchard. Y se dice
en el tercero:
38 61
Más preocupante, a largo plazo, es que los sondeos de opinión muestran que la ma
yoría de los jóvenes quebequeses no están tan interesados en el separatismo como las v
iejas generaciones, ni comparten la opinión de que un solo Quebec independiente pu
ede garantizar la supervivencia de su cultura en un mundo predominantemente anglóf
ono.
?Por qué -lo que le plazca a la juventud quebequesa- ha de ser preocupante? ?A q
uién le preocupa? ?A la agencia? Si eso es así, está claro que el periódico ha hecho un
mal trabajo, porque las preocupaciones las ha de poner la propia publicación, no u
n servicio colectivo, que ni se preocupa ni se despreocupa de lo que pueda pasar
en Quebec. ?Es, entonces, el pe-
riódico el preocupado? Si fuera así, debería haber una firma, o algún tipo de acreditac
ión para que supiéramos quién es ese sujeto que se preocupa tanto.
I

Geología del }breve}


Hay quien dice, con el grado justo de hipérbole, que el }breve} es el }género} ese
ncial del periodismo; no es un género según nuestro canon, pero sí puede verse como el
comienzo de todas las cosas; también hay quien dice que el que sabe hacer un }bre
ve}, sabe hacerlo casi todo. Puede que hasta sea verdad. Y, en cualquier caso, e
l género seco, que se ha sucintamente descrito, va a expresarse de manera esencial
y directa en forma, precisamente, de }breve}. Pero, antes de que miremos al mic
roscopio a ese humilde soldado de infantería con que amueblamos los periódicos, son
necesarias algunas reflexiones generales.
Todas las informaciones, cualquiera que sea su extensión, han de entenderse como
unitarias, como una totalidad, lo que en esta Escuela yo llamo la }completud}.
El hecho de que una información sea minúscula en extensión, no significa que pueda per
mitirse el lujo de ser parcial; al contrario, ha 39 63 de ser siempre complet
a; lo que ha de ocurrir para que una información sea igual de completa tanto si es
larga como cortísima, es que, según los casos, varíe la perspectiva y con ello la dis
tancia del que narra la historia con respecto al objeto de la información.
Tomemos un ejemplo. Un astronauta curioso deambula por el espacio, y desde no
sabemos cuántas órbitas tiene que describir el globo de la tierra, que no ha visitad
o nunca anteriormente. A esa fenomenal distancia distinguirá únicamente una forma más
o menos esférica, algunos colores en la superficie del objeto, quizá partes sólidas, o
tras menos densas, protuberancias diversas en la piel de la cosa.
De lo que ve a esa lejanía elegirá tres o cuatro características, tan de bulto como es
enciales, y redactará para el diario de a bordo una información, presumiblemente de
género seco, porque no conviene pasarse con tan parca observación como materia prima
.
Anticipemos que eso será un }breve}.
Si el navegante del espacio se aproxima a una dist
ancia ya sólo estratosférica del objeto y gira en torno al mismo, distinguirá muchas más
cosas, como el achatamiento del globo por los polos; el color azul o verde de u
na superficie que parece rodear una serie de grandes o pequeñas parcelas de color
castaño, que serán islas; también verá cómo las protuberancias pueden ser muy extensas y p
icudas, con puntas que se destacan aisladamente; y con esos nuevos materiales po
drá hacer una descripción de mayor extensión, que incluirá todo lo ya conocido en la pri
mera aproximación, y que podrá ser, quizá, un texto de una columna. Si seguirá o no comp
oniendo su información en género seco o en alguno de los subsiguientes, que apenas h
emos puesto
en el mapa, no es ahora cuestión relevante, puesto que ya volveremos sobre el par
ticular.
En una tercera toma de temperatura, el piloto se encuentra ya colgado a la alt
ura de vuelo de avión sobre aquella realidad sólida, de la que percibirá o atravesará ba
rreras diversas de agua condensada, que sabrá o no que se lla40 65 man nubes, a
preciará concentraciones de habitáculos, que son las ciudades, detallará formas serpen
teantes de la misma materia que rodea los continentes, curiosamente próximas a los
abarrotamientos urbanos, que, según su experiencia previa, quizá ya sabe que son lo
s ríos. Todo parece indicar que el astronauta podrá ya componer un texto de alguna e
xtensión, quizá ya en formato de crónica de media o más de media página.
Y si tanto baja como para poner pie en aquel apasionante mundo, comprobará la ex
istencia de seres humanos como él mismo, con los que es posible que entable conver
sación. Aquel mundo habla, y con esos materiales el astronauta podrá llenar periódicos
enteros de lo que deberán ser ya crónicas y reportajes, amén de análisis y entrevistas.
Pero, volvamos a la astral perspectiva de los }breves}.
El narrador describirá en primer lugar el planeta tierra ateniéndose al número de ca
racterísticas que le parezcan esenciales, que en cada momento perciba. En esa inst
ancia, la tierra será rotunda, escasa, indiscutible, siempre tajante, y esa inform
ación, ese }breve}, será tan completo y unitario como cualquiera de las visiones cor
respondientes a las instancias siguientes, aunque sean éstas mucho más detalladas. P
or eso, no hay }breves} cortos ni largos, más o menos completos, sino de la extens
ión adecuada, 10 o 12 líneas de composición, según el consenso más extendido entre los pro
fesionales, que deberán servir para contar la totalidad, la }completud} de una his
toria, y no sólo, como se oye decir en las redacciones, lo que "nos ha cabido de e
lla". El porqué de esa }completud} podemos examinarlo desde otro ángulo, que aquí se d
enomina la Teoría del Marciano.
Imaginemos un marciano que desembarca en la tierra con un perfecto conocimient
o de los idiomas del planeta, más los conocimientos medio-altos sobre historia, po
lítica, economía, etcétera que correspondieran a una persona razonablemente informada
de nuestro mundo, pero que no hubiera leído jamás un periódico terrícola. Ese 41 67 l
ector novísimo tendría derecho, con su nivel de estudios e información, a entender abs
olutamente todo lo que leyera en un diario terrícola; es decir, sobrentendidos, ab
stenerse; solamente los que están implícitos en el texto, y, como veremos, ni uno más.
Nuestro lector es también el marciano del cuento, puesto que no tiene ninguna ob
ligación de habernos leído el día anterior, ni ningún otro día, y, sin embargo, sí tiene el
derecho, por el precio que sea (en España, 150 pesetas, los laborables, a comienzo
s de 2001), de que se nos entienda todo lo que publicamos. Ello
plantea la exigencia, no ya sólo en los }breves}, sino en cualquier pieza periodíst
ica, de hacer de cada elemento informativo del texto una unidad en sí misma. Así esc
ribiremos: "José María Aznar, presidente del Gobierno", etcétera, aunque Aznar sea, en
el cambio de siglo, el más conocido de los personajes de la política española. Pero e
so se hará solamente la primera vez que se lo mencione, con lo que ya quedará sufici
entemente protegido de la incomprensión del lector.
Nada debe darse gratuitamente por sobrentendido, ni recurrir a ese alegato aún tan
frecuente en las redacciones del estilo de: "Pero, si esto ya lo contamos cada
día".
Veamos, a la luz de todo lo anterior, un }breve} aparecido en un periódico español
, con sus instrucciones de uso.
Chile Lagos confirma que, a su pesar, convocará al Cosena
Santiago (Agencia). El presidente chileno, Ricardo Lagos, confirmó ayer, en el
transcurso de una entrevista televisiva, que en los próximos días convocará al Consej
o de Seguridad Nacional (Cosena), pero reiteró que esta instancia no es "para deba
tir" fallos judiciales.
Impecable pero insuficiente estilo seco, firma de agencia, data de país, y conci
sión absoluta. Demasiado absoluta. La }completud} de este texto 42 69 sería la co
rrecta si con la convocatoria del organismo chileno mencionado, fuera razonable
suponer que se estaba dando una información que fuera autosuficiente, que se expli
cara a sí misma. Pero no parece que sea así. Aunque la expresión "para debatir" fallos
judiciales nos pone en la pista de que estamos tratando del general golpista Au
gusto Pinochet, de su eventual procesamiento por el juez Juan Guzmán, y lo del Cos
ena insinúa que en el ejército chileno no reina la paz de los espíritus, no basta con
esa metainformación por alusiones para alcanzar la }completud}.
Desde un punto de vista técnico argumentaríamos, por añadidura, que el título, aun sie
ndo de dos líneas -y muchos periódicos exigen para el }breve} la concisión del título a
una sola línea-, no es suficientemente explicativo, puesto que el Cosena raramente
le ha sido presentado a los lectores españoles. En el título, además, se contiene una
afirmación, "a su pesar", de la que no se da noticia en el texto, lo que es inace
ptable, puesto que no hay nada peor que crear una expectativa de lectura no real
izada. Así es, más o menos, cómo Alexis de Tocqueville -por no dar al pueblo lo que el
pueblo esperaba- explica la Revolución Francesa (6). Mencionemos, también, como dis
cutible, la costumbre de anteceder el título con la palabra, por ejemplo, }Chile},
puesto que es mejor, como se ha hecho en este caso, que en el propio título se ha
llen los elementos de reconocimiento de lugar y situación. El presidente chileno R
i-
cardo Lagos sí que parece, en cambio, que le ha sido ya presentado al lector españo
l razonablemente interesado.
Por todo ello, quizá, }Lagos convocará a los militares} podría optar, al menos en la v
ersión de una sola línea, a sustituir al título publicado. El título, en cualquier caso,
ha de ser tan seco como el propio texto que encabeza, junto a lo que también hay
que tener en cuenta que no es nada reco
(6) Alexis de Tocqueville, }El Antiguo Régimen y la revolución}, Guadarrama, 1969.
43 71 mendable titular en negativo, como en:
Lagos reitera que el Cosena no debatirá fallos judiciales
porque los periódicos, escritos en el género que sea, están pensados para contar lo qu
e sucede, no lo que no sucede, quién o qué se ha impuesto, no quién o qué no se ha impue
sto, lo que no significa que no pueda haber excepciones, cuando, realmente, la s
orpresa, la noticia, consista en lo que no ha ocurrido, como en:
Ayer no salió el sol
Por lo que respecta al contenido, podríamos decir que Lagos convoca al Cosena, o
rganismo militar, para tratar del caso Pinochet, describiendo brevísimamente a con
tinuación cuál era la situación procesal del general golpista. Así, el }breve} podría qued
ar de la forma siguiente:
I
Lagos convocará a los militares
Santiago (Agencia). El presidente chileno, el socialista Ricardo Lagos, conf
irmó ayer que convocaría al Consejo Nacional de Seguridad, Cosena, integrado por la
cúpula militar, para tratar el caso del general Pinochet, procesado por crímenes com
etidos durante la dictadura. Lagos reiteró que el organismo no es competente para
debatir fallos judiciales.
En la nueva versión hemos pasado de siete a nueve líneas, pero de un título de dos a
una línea, con lo que, gráficamente, ocupamos virtualmente el mismo espacio, y de 4
9 a 56 palabras, que es un crecimiento perfectamente válido dentro de las dimensio
nes que corresponden a los }breves}.
Al mismo tiempo, la versión primitiva contiene los siguientes elementos o unidad
es informativas diferenciables:
1) Lagos, presidente chileno, convocará el Cosena.
44 73 2) La convocatoria será inminente.
3) Lo hizo en una comparecencia televisiva.
4) Y que esa instancia carece de competencias judiciales.
En la versión corregida, los elementos son éstos:
1) Lagos, presidente chileno, es socialista, (dato que contrasta con el carácter
político del organismo que va
a convocar).
2) El Cosena es de composición militar, dándose por sentado que la convocatoria, p
uesto que se anuncia, debe ser inminente.
3) Se va a tratar [lo que es sabido, aunque no lo diga el cable] el caso Pinoc
het, encausado por los crímenes de una dictadura anterior.
4) Y que el organismo convocado carece de competencias judiciales.
Por lo tanto, sólo se deja fuera el hecho de que hizo el anuncio en televisión par
a privilegiar otros aspectos de la información, en esta exigente concisión del }brev
e}.
Es cierto que el lugar o las circunstancias en las que se produce la noticia n
o suelen ser irrelevantes.
Hay una diferencia profunda en el interés que ésta pueda tener para el público a tenor
del tipo de apropiación de la noticia que pueda hacer el periodista. El hecho not
icioso, por ejemplo, puede llegar a conocimiento de los medios a través de una dec
laración pública por escrito, es decir, para todos por igual; por medio de una alocu
ción pública personal, que sigue siendo de todos, pero cuya fórmula de presentación le d
a un relieve mayor; por medio de una rueda de prensa, que no deja de ser algo co
lectivo, pero con el valor añadido de la comparecencia personal del que hace el an
uncio; por medio de una declaración hecha sólo a uno o varios periodistas, lo que ha
ce resaltar cada vez más el hecho; y, finalmente, por medio de un anuncio facilita
do únicamente a un periódico, o a título personal en una entrevista, que es cuando alc
anza el máximo interés. Se ha podido obviar, en este caso, que la declaración se produ
jera por televisión precisamente porque el carácter masivo de la misma reducía la 45
75 necesidad de señalar el medio en que se desarrollaba.
Y, por último, se ha completado el texto añadiendo:
a) que Lagos es socialista; b) que el Cosena es un organismo militar, de cuya
contraposición en los términos vive en lo esencial la noticia; c) que se va a tratar
del caso Pinochet; y que éste se halla acusado de crímenes cometidos durante una di
ctadura anterior.
El }breve} ha de ser un organismo totalmente autosuficiente, completo, unitari
o, que imaginamos como una esfera, liso y bruñido, de manera que no haya resquicio
alguno en él, que no se le pueda meter el dedo por ninguna fisura; con todo lo qu
e le hace falta y nada que le sobre. Su utilidad principal será la de completar el
diagrama informativo diario, lo que sería el clásico servicio del récord, tan tradici
onalmente propio de los diarios de referencia que se precian de no olvidar jamás n
ingún tema del día que pueda ser, en ese momento o en el futuro, significativo; de o
tro lado, también puede utilizarse para cometidos de continuidad, para que una cue
stión no desaparezca totalmente y durante un tiempo prolongado de la actualidad, d
e forma que cuando recuperemos esa historia de nuevo con alguna extensión,
no haya que remontarse a la noche de los tiempos para recordarla, sino que pued
a estar relativamente fresca en la mente del lector.
Todo eso no significa, sin embargo, que el }breve} sea un mandato inapelable;
puede haber periódicos que renuncien a ese complemento, y, en cualquier caso, la e
xistencia de la Red, con su volumen y su celeridad imbatibles para acumular y re
novar las noticias, está haciendo crecientemente discutible el obligado cumplimien
to del }breve} informativo. Pero partidarios o no del mismo, éste será, dentro del gén
ero seco y de una perspectiva de alejamiento del objeto que sólo nos permitirá verlo
de forma elemental, con trazo grueso y concluyente, la línea más corta entre dos pu
ntos. La línea recta de la informa45 77 ción.
El género seco podrá emplearse, sin embargo, también en piezas de mayor extensión, por
ejemplo, la media columna o la columna, donde continuaremos moviéndonos en el ter
reno de la información inducida, la que habitualmente nos facilitan los cables. Y,
si en el }breve}, aquellas pocas palabras con las que tendremos que persuadir a
l lector a seguir adelante, casi tienden a confundirse con la totalidad del text
o, en esas piezas de mayor extensión, de entre 50 y 100 líneas, podremos distinguir
sucesivamente en el recorrido narrativo: }lead} y/o entradilla, conceptos que pu
eden o no coincidir, como inmediatamente veremos; nudo o desarrollo; y, finalmen
te, remate o cierre de la información.
Trabajemos con el siguiente ejemplo tomado de El País en los últimos días del año 2000
.
El ejemplo que utilizamos es una columna de cuatro quintos de página, 25 centímetr
os de altura, título de cuatro líneas, texto de ocho párrafos, 66 líneas y 323 palabras.
El título:
Los atentados del Ramadán se cobran más de 250 vidas en Argelia
Miércoles 27 de diciembre de 2000
Los atentados del Ramadán se cobran más de 250 vidas en Argelia
Argel El mes sagrado musulmán del Ramadán, que comen
zó en Argelia con relativa tranquilidad el pasado 27 de noviembre, terminó ayer con
un trágico resultado de 250 muertos a causa de la violencia integrista. Este número
de víctimas, establecido por informaciones publicadas en la prensa local, incluye
integrantes de los servicios de seguridad, civiles y miembros de los grupos arma
dos integristas.
El final del mes de ayuno y oración estuvo marcado por ataques a localidades ais
ladas, atentados con bomba, emboscadas y falsos controles de carretera en las re
giones de Cabilia y Ain Defla, Chlef y Medea.
46 79 Los miembros del Grupo Islámico Armado (GIA)
y los de la organización rival Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSP
C)
protagonizaron emboscadas contra los diferentes cuerpos de los servicios de seg
uridad en los que murieron al menos 40 guardias comunales y militares.
El principal objetivo de estas acciones era al parecer el de apoderarse de las
armas de las víctimas, que en casi todos los atentados eran despojados de sus equ
ipos e incluso de sus uniformes.
En Medea, a unos 120 kilómetros al sur de Argel, el ataque lanzado contra el int
ernado de un instituto en la plena noche del pasado día 16 se cobró la vida de 16 es
tudiantes, que fueron sorprendidos mientras dormían.
El 17 de diciembre un autobús fue ametrallado en el centro de la localidad y 17
pasajeros fueron asesinados.
Otras 22 personas pertenecientes a tres familias murieron poco después.
Ante la degradación de la seguridad en el país y el extraño mutismo mantenido por el
presidente, Abdelaziz Buteflika, se han elevado voces entre las asociaciones, l
os partidos de oposición e incluso ciertas formaciones de la coalición de Gobierno e
n demanda de protección a la población más expuesta a la violencia.
Algunos partidos han exigido incluso la dimisión del jefe del Estado, a quien ha
cen responsable del fracaso de su política de perdón y concordia hacia los islamista
s integristas.
El título de una columna, para un periódico formato tabloide o similar, de cinco c
olumnas de ancho, debe tener entre dos y cuatro líneas. Ello es así porque buscaremo
s siempre un equilibrio espacial entre la mancha gráfica del título y el texto que e
ncabeza; de esa forma, un título de una sola línea mancharía poco, y uno de más de cuatr
o posiblemente sería excesivo, como una cabeza demasiado grande para un cuerpo med
iano; de igual manera, los títulos han de tener un mínimo y un máximo de tamaño (cuerpo)
de letra, a fin de que no sólo haya una proporcionalidad de espacios, sino de que
el 46 81 bulto de los mismos domine, }pese} lo suficiente para }disciplinar}
el texto al que precede.
Veamos el contenido de ese título.
Si decimos "del Ramadán" parece que estamos diciendo que esos atentados pertenecen
al mes de ayuno y oración de los musulmanes, durante el cual debe observarse una
especial pasividad en las horas de luz, cuando, en realidad, esos atentados se h
an producido durante "el" Ramadán. Pero también cabría argumentar que esa lasitud de o
rigen religioso hace que los terroristas elijan muy propiamente ese período de tie
mpo porque su acción, aunque las fuerzas de seguridad tampoco se sienten embarazad
as por preceptos coránicos, puede desarrollarse con menores dificultades. Seguimos
prefiriendo "en", pero aceptaremos "del".
Más problemas nos presenta "se cobran". Uno de los enemigos mortales del periodi
sta es esa voz anónima, colectiva, popular, que repite y fabrica latiguillos sin c
esar, porque prende en el público una expresión que inicialmente hasta habría podido p
arecer ingeniosa. Puede tratarse de una sola
palabra, como }carismático}, auténtica plaga del ingenio de los repetidores, y que
le cae a los personajes más insospechados, como la temporada en que le tocó al gener
al ruso Alexander Lebed; o construcciones como }dar luz verde}, cuando lo que se
quiere decir es }dar permiso} para algo; }villa y corte}, referido a Madrid, qu
e, aunque lo sea la capital de España, no pasa de ser un casticismo trasnochado y
maloliente.
En estos casos, se aconseja aplicar la más drástica actitud de perogrullo, que a l
a mano cerrada llamaba puño, en vez de dejar que ese coro externo nos dicte con imág
enes de baratillo cómo tenemos que escribir. Un intelectual francés dijo en una ocas
ión que el primer hombre que comparó a la mujer con una flor era un poeta (aunque un
tanto machista), y los 400.000 siguientes, unos majaderos. El periodista ha de
hablar, incluso en el género seco, con una voz no prestada por el coro universal d
e los lugares comunes, pero tampoco que se distinga con 48 83 los giros perso
nales que sólo corresponderían a un texto firmado. Es una voz precisa y ordenada, pe
ro mucho más del periódico que suya propia. Y en este caso parece que hay una cierta
impostación de voz cuando decimos "se cobra", donde, en realidad, nadie cobra nad
a. Finalmente, está bien que hablemos de "más de 250 vidas", porque sabemos que la c
ifra rebasa esa mortandad, pero evitemos expresiones como }al menos}, que parece
que nos hacen desear que hayan sido más los muertos.
}Last}, pero no }least}, tengamos en cuenta lo que cabría llamar las afinidades
naturales entre las palabras; aquellos términos que, mentalmente, leemos de una so
la vez, como si estuvieran unidos. Hablamos de los artículos con sus sustantivos,
en parte de los adjetivos también con los sustantivos, las conjunciones, adverbios
, preposiciones con los términos a los que modifiquen o completen el sentido, etcéte
ra. Pues bien, de nuevo, según estudios de legibilidad, es conveniente, para facil
itar la lectura y aun darle su pleno sentido, que aparezcan esos términos afines e
n la misma línea gráfica. Así, será lo adecuado leer, como en la versión publicada, "Los a
tentados" en la misma línea, pero mucho menos "se cobran" con cada palabra en líneas
diferentes, y, por último, "250 vidas", todavía peor, con "250" en la tercera y "vi
das" en la cuarta línea.
En consecuencia, propondríamos la siguiente redacción del }breve}, título y texto:
Más de 250 muertos en enfrentamientos en Argelia durante el Ramadán
Para comenzar, preferiremos "enfrentamientos" a "atentados", porque si leemos
el primer párrafo, veremos que entre los muertos se hallan integrantes de los serv
icios de seguridad, civiles, y miembros de grupos armados integristas; es decir,
que contrariamente a lo que afirma el primer título no sólo los atentados han sido
la cau-
sa de tanta muerte. Pero vayamos a la 49 85 estructura de la información.
El primer párrafo está dividido en dos partes, que son dos frases distintas. La pr
imera es claramente el }lead}.
El mes sagrado musulmán del Ramadán, que comenzó en Argelia con relativa tranquili
dad el pasado 27 de noviembre, terminó ayer con un trágico resultado de 250 muertos
a causa de la violencia integrista.
Arranque demasiado lento, largo, apacible; estamos hablando de muertes, lo ese
ncial son los 250 muertos, como ya hemos subrayado en nuestro título, que ha coloc
ado la tragedia de la masacre por delante, en la primera línea. Por ello, preferiría
mos:
Más de 250 muertos en atentados y enfrentamientos en Argelia de la guerrilla i
slámica y el Ejército, es el balance del Ramadán, que concluyó ayer, según fuentes de la p
rensa local.
I
La referencia a la prensa argelina, de la que una parte es altavoz del poder m
ilitar, sólo aparece en la segunda frase:
Este número de víctimas, establecido por informaciones de la prensa local [...].
y es importante que aparezca ya en el }lead}, porque sabemos de sobra que en las
situaciones de enfrentamiento civil entre dos fuerzas, incluso en países democrátic
os, el periodista tiene que tentarse la ropa y dar las informaciones que sólo pose
e casi exclusivamente a través de las fuentes de un solo bando, subrayando su caráct
er de agente transmisor, pero sin asumir más autoría que la de un }rélé}. Y en el título d
el texto publicado es el propio periódico el que corrobora que los muertos en su t
otalidad son debidos al terrorismo.
Idénticamente, las informaciones deben estar adscritas a una fuente, que puede s
er la genérica de Agencias, si el texto aparece bajo esa ad50 87 vocación, o del
propio autor, si en una información firmada no se especifica perfectamente quién dic
e qué. Y, tanto si es verdad como si no que los muertos sean atribuibles al terror
ismo, eso es algo que no tiene que decir el periódico, porque no tiene ninguna gar
antía de ello, sino la fuente correspondiente, en este caso, la prensa argelina.
Construida esa nueva versión de la primera frase, parecería más acertado pasar en la
segunda, siempre dentro del primer párrafo, a la identificación de víctimas y asesino
s. Aparte de la famosa historia de las }w}, si sabemos leer con la curiosidad de
l buen lector, gozaremos de excelentes oportunidades también de saber escribir. ?Q
ué es lo que nos interesa más, tras enterarnos de que ha habido 250 muertos? Quién los
mató, evidentemente. En el texto publicado la referencia -incompleta- a estos últim
os se
hace sólo, en cambio, en el tercer párrafo:
I
Los miembros del Grupo Islámico Armado (GIA) y los de la organización rival Grup
o Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) [...].
(cuyas siglas coinciden con las originales, porque la titulación de esas bandas se
difunde en francés, y el Imperio romano dispuso que los idiomas español y francés se
parecieran tantísimo).
Diferentemente, completaremos el primer párrafo escribiendo:
Estas fuentes acusan al Grupo Islámico Armado (GIA) y a la organización rival Gr
upo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) de numerosos atentados y enf
rentamientos con las fuerzas de seguridad, en los que murieron miembros de las m
ismas, civiles y terroristas.
50 89
Tomando fragmentos del segundo y cuarto párrafo del texto publicado, reharíamos un
segundo párrafo de la siguiente forma:
El mes de ayuno y oración islámico, que comenzó el 27 de noviembre y concluyó ayer,
estuvo marcado por ataques a localidades aisladas, atentados con bomba, emboscad
as y falsos controles de carreteras en diversas regiones del país. El principal ob
jetivo de estas acciones era, según la prensa local, apoderarse de las armas de la
s víctimas, a las que se despojaba de sus equipos, e incluso de sus uniformes.
Abarcando, por fin, todo el texto publicado, veremos que en mayor o menor medi
da los párrafos segundo, tercero, quinto y sexto hacen un desmenuzamiento de accio
nes terroristas, y que los párrafos séptimo y octavo (y último), constituyen una espec
ie de comentario político-moral sobre todo lo anterior.
Creo, sin embargo, que todos esos párrafos podrían amalgamarse en uno solo, el del
relato de los hechos violentos, comenzando con el más horrible de ellos.
Dieciséis estudiantes murieron en el asalto en plena noche al internado de un
instituto de Medea, a 120 kilómetros de Argel, el pasado 16 de noviembre, y al día s
iguiente un autobús fue ametrallado en el centro de la misma localidad muriendo 17
de los ocupantes.
Hasta completar la sarta de salvajadas.
El penúltimo y último párrafos, que tratan esencialmente de lo mismo, podrían también co
nvertirse en uno solo, y, correctamente, concluir con una no-
ta fuerte como es la petición de ciertos periódicos de la:

51 91
[...] dimisión del jefe de Estado, a quien hacen responsable del fracaso de su p
olítica de perdón y concordia hacia los islamistas integristas.
Se trata, por tanto, de no terminar una información cuando se nos acaba el espac
io, cuando hemos agotado todos los datos o porque tengamos prisa, sino de hacerl
o con una cierta intención, con un clímax (la petición de dimisión), con lo que se esper
a que pueda ocurrir, con una proyección a apuntar de cualquier historia.
El texto, por otra parte, es de un gran rigor canónico en lo que podríamos llamar
la perspectiva o la distancia con que se va contando la historia. Veamos.
El }lead}, tanto en la versión publicada como en la corregida, nos propone el ba
lance de la mortandad como elemento informativo principal, una síntesis que no pue
de entrar todavía en el detalle. A continuación, ya en la versión retocada, identifica
mos a los culpables y sus propósitos, le ponemos un rostro al crimen, que es como
si diéramos un paso adelante para distinguir mejor las cosas; en los párrafos siguie
ntes, que constituyen el nudo de la historia, seguimos con la pormenorización de l
a matanza, al tiempo que se resaltan los casos más truculentos; nos acercamos, por
tanto, un poco más para ver de la historia todo aquello que queremos destacar.
Y, finalmente, lo envolvemos todo en el paquete de lo que le parece al narrador
que está pasando, y cerramos el texto situándonos a una distancia bastante olímpica. E
s una estrategia narrativa estándar, muy correcta, que podríamos ver en términos de re
corrido lineal de la siguiente forma:
a) Media distancia para la propuesta inicial tipo síntesis; b) Aproximación a los
protagonistas; c) Distancia aún más corta respecto de los hechos individualizados; d
) Alejamiento para la valoración final. Punto de partida-delante-adelante-atrás. Com
o un paso de baile.
52 93 Sobre la }sequedad} del texto, finalmente,
anótese que en el primer párrafo no hace falta hablar de "relativa tranquilidad", si
no, en su lugar, facilitar los datos comparativos de muertos de este año con el an
terior para conseguir el mismo efecto informativo, así como, por ejemplo, sustitui
r la "degradación de la seguridad y el extraño mutismo", por los datos que encarnan
esa degradación, y eliminar toda extrañeza del mutismo de Buteflika, que con su sile
ncio ya lo dice todo.
Finalmente, ?es que falta algo que sea imprescindible? Diríamos que por lo menos
una cosa. Unas líneas de contexto sobre qué es eso de la mor-
tandad argelina y de dónde viene.
Habría que contar cómo el FIS (Frente Islámico de Salvación), del que se han escindido o
proceden los terroristas actuales, aunque la organización islamista se haya apart
ado de la lucha, fue privado de su victoria en las elecciones de 1991 por una ju
nta militar, cuyo poder pervive en la presidencia de Buteflika, un civil para to
das las ocasiones.

55 95

Capítulo Iii Aproximación al largo recorrido (género seco y consideracione


s generales)

En ocasiones, como se ha señalado, el periódico, aun de calidad, se ve o cree vers


e obligado a cubrir espacios informativos importantes con material exclusiva o bás
icamente de agencias.
Entonces es cuando más cuesta renunciar al }romanceado}, como yo llamo a una narra
ción periodística en la que el redactor se comporta como si todo o parte de aquel ma
terial lo hubiera obtenido directamente, como si no le hubiera sido facilitado s
in mayor participación que la de estar abonado a un servicio que es igual para tod
os los usuarios.
Veamos un ejemplo parecido a ese tipo de planteamiento en El País del 27 de dici
embre de 2000, que, además de ser un caso bastante extremo de }romanceado}, nos se
rvirá para que desarrollemos una teoría general de las partes y tratamiento de la no
ticia, técnicamente válido para cualquiera de los géneros informativos que aquí estudiam
os.
Cuatro columnas; página impar, la tres; con entradilla diferenciada sobre tres c
olumnas a medida falsa, lo que significa que su ancho es diferente de la columna
en la que está maquetado el periódico; y texto únicamente de agencias como se hace co
nstar en la fecha.
En la ilustración adjunta aparecen
subrayados los giros de la narración en los que el periodista de mesa -aquel que
trabaja desde la redacciónse ha dejado llevar, quizá, por su conocimiento de los hec
hos, pero con toda seguridad también de su querencia literaria.
)Nota del Transcriptor: En la página 56 del original tinta, aparece una página de
periódico con un texto, en donde hay partes subrayadas, las cuales se pondrán entre
bastardillas:( 56 97
La coalición ganadora en las elecciones en Serbia se apresura a desmantelar e
l régimen anterior

Kostunica destituye a los jefes militares de Montenegro nombrados por Milosevic


Agencias, Belgrado/Pogdorica Con las dos bases de poder aseguradas -la yug
oslava en las elecciones de septiembre y la de Serbia el pasado fin de semana-,
la coalición de 18 partidos Oposición Democrática de Serbia (DOS), del presidente Voji
slav Kostunica, }ha comenzado a actuar con rapidez. Ayer} se conoció la destitución
}fulminante} del general Milan Obradovic, jefe militar en Montenegro, y la del a
lmirante Milan Zec, responsable de la Marina. Se da por segura la destitución (o d
imisión) del director de la }siniestra} policía política del régimen anterior, Rade Mark
ovic, quien ha perdido la protección parlamentaria.
La }fulminante} destitución del general Obradovic y del almirante Zec (cuya flot
a está en la costa de Montenegro), decidida en el denominado Consejo Supremo de De
fensa, }es un gesto político destinado al presidente montegrino}, Milan Djukanovic
, }con el objetivo de calmar sus ímpetus sucesionistas}. El propio Kostunica, en u
nas declaraciones a los medios de comunicación, aconsejó al Gobierno de Pogdorica qu
e no tome }decisiones unilaterales; una referencia clara a la convocatoria de un
referéndum}.
La noticia de la destitución de Obradovic, firmada por la prensa montenegrina, aún
no es oficial. El propio general Obradovic aseguró ayer, en un cóctel para militare
s, que carecía de "notificación", }y después fue más lejos} al asegurar que "todas las a
cusaciones sobre actuaciones inconstitucionales del Ejército (en Montenegro) son i
naceptables". El cuerpo de Ejército que manda Obradovic es el segundo en importanc
ia de las 56 99 Fuerzas Armadas yugoslavas.
El diario Podjeda, de Montenegro, asegura que el jefe del Estado Mayor yugosla
vo, general Nebojsa Pavkovic, ha decidido también desmantelar el séptimo batallón, una
unidad de policía especial que se hallaba bajo el control directo de Milosevic. A
lgunos miembros de la DOS han pedido a Kostumica la destitución del propio Pavkovi
c, nombrado en su día por Milosevic. }Pero este militar fue una
de las claves en impedir la utilización de los carros de combate en octubre para
aplastar las manifestaciones callejeras que derribaron el régimen anterior}.
Otro diario montenegrino, Vijesti, informó ayer, citando a Djukanovic, de que el
presidente se encuentra "satisfecho" con las medidas adoptadas y por el conteni
do de su reunión con Kostunica, celebrada en lugares en Belgrado.
}Las tensas relaciones} entre Serbia y Montenegro, lo que queda de la antigua
Yugoslavia, han sido una constante en los últimos meses de Milosevic. Ahora, con l
os cambios democráticos que se avecinan, Kostunica trata de forzar un entendimient
o negociado con el Gobierno de Djukanovic.
Además de las relaciones con la otra república yugoslava, Kostunica debe resolver
el creciente problema kosovar, y sobre todo su extensión al valle de Presevo, en e
l sur de Serbia. }Una prueba de la fragilidad de la situación} es que este fin de
semana desaparecieron tres jóvenes serbios, presuntamente capturados por guerrille
ros albanokosovares que actúan en la zona.
Parlamento en Kosovo
Los ultranacionalistas del Partido de Unidad de Serbia (SSJ), del antiguo para
militar Zeljo Raznatonic, Arkam, que lograron un sorprendente cuarto lugar (14 d
iputados) en las elecciones legislativas del sábado, han propuesto que el nuevo Pa
rlamento celebre su primera sesión dentro de Kosovo, como expresión de la soberanía se
rbia sobre ese territorio.
56 101 "Esperamos que los otros partidos apoyen la
idea y que dispongamos del permiso de la comunidad internacional para celebrar
allí esa sesión inaugural", dijo ayer el líder del SSL, Borislav Pelevic.
}Montenegro y Kosovo son dos problemas nacionales}, como también lo es la gravísim
a situación económica. Según los analistas, el nuevo Parlamento, gobernado por mayoría a
bsoluta por la DOS, debe actuar con rapidez.
}Al menos, en paliar los efectos de esa quiebra económica}. Hoy, en pleno invierno
balcánico, la mayor parte del país no dispone de calefacción ni de luz eléctrica, donde
los cortes por falta de energía se han ampliado a ocho horas diarias.
}Un cuarto problema sería el desmantelamiento de la red políticomafiosa organizada
por Milosevic y sus aliados} durante los diez años que ocuparon el poder. Las }de
stituciones militares del lunes son un símbolo}, como la caída del jefe de la temibl
e policía política, Rade Markovic. El futuro primer ministro de Serbia, Zoran Djindj
ic, líder de uno de los principales partidos de la DOS, }fue claro el lunes}: "Cre
o que él (Markovic) ya ha hecho las maletas".
Los observadores locales }consideran que la consolidación de la DOS, y el éxito de l
as reformas democráticas, pasan por dos cuestiones fundamentales; desmantelamiento
de la mafia po-
lítica y mantenimiento de la unidad de acción dentro de la variopinta coalición de la
DOS}.
}Djindjic aspira a tener su Gobierno en pleno rendimiento a mediados de enero,
pasadas las fiestas de la Navidad ortodoxa. Ya ha asegurado que entre sus prior
idades destaca la de remover de sus puestos a aquellos seguidores de Milosevic }
que puedan representar un freno para la democracia}.

56 103
El título:
Kostunica destituye a los jefes militares de Montenegro nombrados por Milosev
ic
Perfectamente lineal, informativo, sin interpretaciones más allá de un mero enunci
ado, acorde con el género seco. El texto lleva también un antetítulo, lo que suele ser
bastante común en informaciones de alguna extensión y presencia gráfica -a partir de
dos o tres columnas, según los casos-.
Pero aprovechemos ahora para llamar la atención sobre una norma de obligado cumpli
miento en toda la prensa occidental, por lo menos para el género seco, y también par
a la crónica, aunque mucho menos para el reportaje.
Los títulos se han de expresar habitualmente en presente de indicativo.
?Por qué?

El tiempo de la acción
En primer lugar, la inmensa mayoría de los textos informativos, llamémosles }notic
ias} por uniformizar, se redactan sobre hechos ocurridos las 24 horas anteriores
a la fecha de publicación. Por ese motivo, rechacemos ya de entrada la utilización
a gusto del consumidor de tiempos diferentes. Estos suelen ser los diversos pasa
dos, de los que es verdad que el indefinido nos parece el menos malo, porque es
el más corto, el más contundente, el que no necesita echar mano de la conjugación con
el verbo haber: "hizo" en lugar de "ha hecho" o "había hecho".
Así es como suele titularse, mezclando tiempos de verbo entre presente y pasado, o
entre diferentes tiempos del pasado, en la mayor parte de los países de América Lat
ina. Pero, de la misma forma que rechazamos esa confusión, tampoco queremos el pre
térito indefinido como forma de titulación estándar, precisamente por lo que se apunta
ba antes: el tiempo más próximo 57 105 a esas 24 horas de vigencia de nuestros pa
pelitos de publicación diaria es el presente de indicativo, el que mejor expresa l
o que ha acabado de ocurrir. Si decimos:
Clinton conmina a Arafat a presentarse en Washington
estamos expresando algo mucho más cercano al tiempo inmediato del lector que si es
cribimos:
Clinton conminó a Arafat a presentarse en Washington
porque el indefinido se refiere a un pasado lejano e indeterminado, y, sobre tod
o, nos limita nuestra forma de establecer los diversos factores temporales que p
uede ser necesario tener en cuenta. Veamos:
Clinton conmina a Arafat, que había desoído sus órdenes, a presentarse en Washin
gton I
es un título plenamente adecuado en la medida en que establece dos distancias temp
orales bien diferenciadas: una en el presente "conmina", y otra en un tiempo pas
ado indeterminable "había desoído". Es cierto que también se podría escribir:
Clinton conminó a Arafat, que había desoído sus órdenes, a presentarse en Washingt
on
pero en este caso las distancias temporales están mucho menos claras, ya que utili
zamos dos pasados, uno supuestamente más alejado que el otro, pero no porque el in
definido tenga que ser más próximo que el pluscuamperfecto, sino, simplemente, porqu
e en el sentido de la frase se presupone que es así, al preceder uno al otro. Es m
ucho más limpio, por tanto, afincar en el presente la acción inmediata y remitir a u
n pasado (la convención o el uso ha hecho que sea el pluscuamperfecto "había desoído",
el tiempo que se prefiere en España) una segunda distancia temporal mayor que la
58 107 primera, en la que el líder palestino se había negado a actuar como se le
pedía.
Sólo hay un supuesto estándar en el que es de rigor utilizar el pretérito indefinido
u otra de las formas del pasado, que es cuando, efectivamente, la acción se sitúe e
n un tiempo más o menos distante, pero de la que se informe o se tenga conocimient
o en el presente. Titularemos así cuando anunciemos, por ejemplo, que:
Mitterrand fue el presidente francés más culto del siglo Xx
O bien:
Washington torpedeó la presidencia de Samper en Colombia, afirma su delfín
Caso este último, en el que la titulación seguirá siendo en presente de indicativo -
"afirma"- pero donde se subraya aún mejor el encadenamiento de los tiempos y su re
spectiva proximidad y lejanía con respecto al lector.
En el texto deberemos establecer cuanto antes, preferentemente en el primer párr
afo, cuándo se produjeron
los hechos. En la inmensa mayoría de los casos, por esa inmediatez de la acción que
relatamos, escribiremos "ayer" con el correspondiente pretérito, aquí sí, indefinido:
"murió ayer", "dijo ayer", puesto que la distancia temporal -las últimas 24 horas-
queda entonces perfectamente determinada.
De otro lado, cuando no trabajemos con lo ocurrido "ayer", precisaremos siempre
en el texto el momento de la acción; de este modo, cabe escribir "anteayer" cuando
así corresponda, pero parece mucho más limpio dar entonces el día de la semana en que
ocurrieron los hechos, "el martes pasado", por ejemplo, y cuando lo que narramo
s se remonte al menos a la semana anterior, identificarlo con el numeral del mes
, "el pasado 14", etcétera.
Una vez precisado que lo que se relata ocurrió "ayer", no hará falta repetirlo a cad
a párrafo, en cumplimiento de la teoría de los sobrentendidos, pero sólo de aquellos q
ue vamos crean59 109 do a medida que progresa la narración; únicamente deberemos
introducir la partícula temporal correspondiente cuando, al cambiar de situación, va
ríe también el momento de la misma.
Y así es como están tituladas la inmensa mayoría de las informaciones de la prensa o
ccidental. Es verdad que la prensa francesa puede combinar el presente con el pr
etérito perfecto, "ha dicho" o "ha muerto", pero siempre atendiendo a dar una prox
imidad de la narración, del título a los hechos, menor que en el caso del presente d
e indicativo, pero siempre mucho mayor que la del indefinido.
Existen las excepciones, pero suelen ser deliberadas, porque con ellas se busc
a un efecto. La convención, el uso o ambas cosas, parece que hacen que el indefini
do nos suene mucho más dramático, rotundo, literario. Por esa razón, no sería raro escri
bir:
Jason Robards murió a los 78 años tras una larga lucha contra la enfermedad I
Nada impediría, sin embargo, que el segundo marido de Lauren Bacall hubiera muer
to en presente de indicativo.

Título, antetítulo, sumario, entradilla y lead


Continuamos ahora con el antetítulo, donde no se da la misma exigencia de tiempo
verbal, y que puede ser un elemento de fijación de circunstancias de lugar, de mo
mento, o de personalización de protagonistas, pero en cualquier caso hay que enten
derlo siempre como independiente del título; no titulamos de una sola vez, partien
do el título en dos trozos, el grande y el pequeño, sino que tenemos dos oportunidad
es de titular un mismo texto: una principal, lo definitivo que hay que comunicar
al lector, y otra, complementaria, que también puede presentarse como subtítulo o s
umario, que va por debajo del título, a diferencia de lo que llamamos antetítulo, qu
e lo precede; aunque también puede darse la 60 111
conjunción de antetítulo, título y sumario o subtítulo. El antetítulo, sin embargo, no po
r preceder al título deja de leerse normalmente con posterioridad al mismo, puesto
que el tamaño, el cuerpo de este último atrae obviamente mucho más el ojo del lector.
Volvamos, por tanto, al ejemplo de la ilustración anterior.
Antetítulo:
La coalición ganadora en las elecciones de Serbia se apresura a desmantelar e
l régimen anterior
Es evidente aquí el cambio de perspectiva; a la linealidad ha seguido la interpr
etación: "se apresura a desmantelar". ?Cuándo llegamos al apresuramiento? ?Cuándo una
renovación de personal se convierte en un desmantelamiento? ?Cuántas destituciones h
acen falta para que ése sea el caso? Veamos la entradilla y el }lead}.
El }lead} y la entradilla pueden o no coincidir en su extensión. El }lead}, ya s
e ha apuntado, es el gancho de la información, la instantánea más significativa y perc
utiente de la misma que, por esa razón, no puede tener más allá de unas pocas frases,
incluso puede que sólo una, y encabeza siempre la historia. Pero no se puede decir
}stricto sensu} que con el }lead} comencemos ya a narrar, sino que éste será una de
claración previa, a continuación de la cual comienza el relato en toda su extensión. E
l }lead} no sólo no excusa que el relato que sigue sea completo, que se entienda p
or sí mismo aunque sea lo único que leamos, sino que lo que hay que hacer es desarro
llar ese concentrado al que llamamos }lead}.
La entradilla, en cambio, es una pura expresión gráfica, un bloque que se destaca
del resto de la información porque se ha compuesto a un ancho de columna distinto,
con una letra diferente, o ambas cosas a la vez. El }lead} coincidirá, por tanto,
con la entradilla, sólo cuando ocurra que ese tratamiento gráfico se le dé únicamente a
lo que es el }lead}, aun cuando lo normal será que la entradilla sea mucho más exte
nsa, y el }lead} ocupe 61 113 apenas las primeras líneas de la misma; que esté, p
or tanto, contenido en la entradilla. Es como si la mano fuera una información, en
la que los cinco dedos constituyeran partes diferentes de la misma, y el }lead}
, el puño de esa mano buscando el gesto del impacto. Porque el interés que no suscit
emos en las dos primeras frases o, a lo sumo, en la totalidad de la entradilla,
correremos gravísimos riesgos de haberlo perdido para siempre. Todo ello, no obsta
para que en la jerga de las redacciones se tienda a identificar }lead} con entr
adilla, utilizando indistintamente uno u otro nombre para lo que, en realidad, e
s la entradilla que, repito, suele ser mucho más extensa que el }lead}.
El }lead}, al igual que el título, el antetítulo, los subtítulos o sumarios, los lad
illos (breves altos en la lectura, a la vez que separación de bloques de distinto
sentido) y, finalmente, el texto, constituyen unidades independientes entre sí, qu
e deben po-
der leerse por separado y tener sentido por sí mismas. Nos hallamos ante un todo
informativo, que se descompone en partes, también unitarias, de las que la última, e
l texto, es la totalidad definitiva porque contiene a todas las anteriores. Por
eso no cabe decir que porque ya se ha expresado una idea en el antetítulo, el título
, el sumario o el }lead}, no hace falta repetirla; contrariamente, todas esas pa
rtes de la información son como anuncios de diversa jerarquía que hay que desarrolla
r -pero no repetir necesariamente de forma literal- en el texto.
Esa aspiración -de nuevo, la }completud}- que tienen los diferentes elementos de
la información, es lo que permite al lector apropiarse fragmentariamente de las i
nformaciones, leyendo sólo la entradilla o el }lead}, el aparataje de la titulación,
o incluso sólo el texto, para hacerse con una idea funcional de lo que contamos.
Un periódico, o una información del género que sea, pero, sobre todo, del género seco,
es una fenomenal articulación de elementos, que va desde lo mayor, la concepción mi
sma de la pu62 115 blicación, hasta cada una de sus piezas más minúsculas, de forma
que se permita al lector abordar el todo y las partes desde una gran multiplici
dad de ángulos, leyendo, en su caso, sólo los fragmentos que le parezcan más convenien
tes, pero siempre con la exigencia de que cada uno de ellos sea inteligible por
sí mismo. No es, por tanto, el periódico una continuidad, como la novela quizá clásica,
de la que la pérdida de alguno de los elementos clave de lectura puede hacer impos
ible la comprensión del conjunto.
Cada }pedacito} de periódico, contrariamente, debe constituir una unidad de sentid
o.
La batalla de las playas, como decía Rommel del eventual desembarco aliado en No
rmandía, que ha de ganar el periodista en la información que acabamos de ver sobre Y
ugoslavia, podría estar encarnada en la discusión sobre el siguiente }lead}.

I
Con las dos bases de poder aseguradas -la yugoslava en las elecciones de sep
tiembre y la de Serbia el pasado fin de semana- la coalición de 18 partidos Oposic
ión Democrática de Serbia (DOS), del presidente Vojislav Kostunica ha comenzado a ac
tuar con rapidez.
El marciano no sabría, evidentemente, qué es eso de tener las }dos bases de poder
aseguradas}, cuando lo más directo habría sido:
El presidente Vojislav Kostunica y la coalición que lo apoya (DOS) después de su
victoria en las elecciones de Yugoslavia (el pasado...) y de Serbia el sábado pas
ado, comenzaron ayer a relevar a altos jefes militares del régimen del ex comunist
a Slobodan Milosevic.
Si todo ello es o no "rápido", es algo a lo que sólo podremos responder remitiéndono
s a otro género distinto, la crónica, firmada, donde la inter63 117 pretación es de
recibo, pero de lo que trataremos en el siguiente capítulo.
En la entradilla continuamos hablando de destitución "fulminante" y de "siniestr
a" policía política, lo que, sin duda, es muy correcto desde el punto de vista de to
do lo que sabemos sobre el régimen de Milosevic en la Yugoslavia de fin del siglo
pasado, pero objetamos que, redactadas las cosas de esa forma, no es el periódico
sino un anónimo conjunto de agencias quien opina en su lugar. El que hablemos de u
na policía, sin duda siniestra, debería exigir, según este canon, que fuera el periódico
o uno de sus firmantes el que opinara sobre si lo es o no. Por lo demás, las mism
as fechas de las destituciones indican en qué medida son o no fulminantes; y de la
policía política habría bastado con citar algunas de las numerosas acusaciones sobre
sus sangrientos desmanes, para que quedara claro que quien no firma, tampoco pue
de opinar. El resultado sería, sin embargo, informativamente casi indistinguible d
e la versión }romanceada}; la policía de Milosevic habría sido calificada por alguien,
cuyo testimonio recogemos, como "siniestra".

La técnica no es una trampa


No vamos a recorrer el resto del texto que, desde el punto de vista informativ
o, es correcto, y está ya suficientemente bien explicado, sino subrayar que exacta
mente el mismo efecto, el mismo volumen de información relevante con idéntico signif
icado, se podría haber dado cumpliendo el canon de lo seco, a condición de buscar la
s declaraciones correspondientes de los protagonistas, las citas relevantes de l
o dicho o hecho en esos días que equivalieran a lo que ahí está romanceado. Todo en últi
mo término se reduce a una técnica, porque el mundo entero ha dicho casi todo en uno
u otro momento, y casi cualquier posición es defendible buscando las fuentes corr
espondientes.
Un profesor de historia que tuve hace muchos años decía que buscando lo 64 119
suficiente se podían hallar fuentes hasta para convertir a san Francisco de Asís en
marxista-leninista. ?Significa eso que siempre es posible hacer trampa y llevar
la historia por donde queramos? Si en medio de un tráfago de declaraciones sobre l
as relaciones entre Rusia y Estados Unidos el presidente Putin dice que "hay que
mitigar la tensión", aunque esta declaración desempeñe un papel muy menor en su panop
lia de intenciones, el hecho de que la incluyamos con relieve en la información qu
e fabriquemos -sea del género que fuere- hará que -en la comunicación de que es vehículo
el periódico- hayamos "mitigado la tensión", aunque eso no tenga nada que ver con l
a situación que pueda darse entre Moscú y Washington.
Todo es técnica y, si así lo vemos, también trampa, porque haremos decir a la infor
mación lo que queramos que diga; lo que ocurre es que no queremos que diga nada en
nuestro beneficio, ni para satisfacer nuestro gusto particular; al revés, nuestro
único objetivo, la única trampa técnica que debemos permitirnos, es la necesaria para
contar aquello que creemos -otra vez el }fair play}, la neutralidad- que da la
visión más amplia, más completa, más incisiva, más clara, etcétera de aquello que queremos
ransmitir. O sea que la técnica es una trampa de la que nos servimos, sin embargo,
para no hacer trampas en la versión que demos de lo que, quizá, ha ocurrido.
Tomemos, por último, como ejemplo de lo anterior el párrafo final del texto coment
ado.
Djinjic aspira a tener su Gobierno a pleno rendimiento a mediados de enero,
pasadas las fiestas de la Navidad ortodoxa. Ya ha asegurado que entre sus priori
dades destaca la de remover [destituir] de sus puestos a aquellos seguidores de
Milosevic que puedan representar un freno para la democracia.
No habría sido posible conocer las intenciones de Djindjic, si éste o personas rel
evantes de su entorno no hubieran formulado en su día declara65 121 ciones en e
se sentido; habría bastado, por tanto, recordar esas declaraciones, o que el ya je
fe del Gobierno serbio las hizo en su momento.
Dos cosas parece que deberían quedar claras al término de esta excursión metodológica:
a) Que el género seco puede llegar informativamente tan lejos como otras formas
más personalizadas de la narración, aunque manejando el material de otra manera.
b) Que, en realidad, el problema no es tanto de narrativa como de firma.
Con otras formulaciones, como }De nuestra redacción}, como la firma del especial
ista de esa área, con o sin el añadido de Agencias, la pieza habría sido perfectamente
correcta.

El capital simbólico y la narración


Imaginemos la siguiente escena.
Cuando el periodista llega por la mañana a la redacción, su jefe le hace entrega de
una bolsita que contiene un cierto número de palabras con las que tiene que fabric
ar una información. Y el símil es menos metafórico de lo que pueda creerse porque con
la escritura directamente en pantalla, sobre un espacio que dibuja la geografía ex
acta que va a tener aquel texto en el periódico, cabe hablar de un número preciso de
palabras, líneas, centímetros, etcétera para cada información.
El periodista tendrá, entonces, que servirse del capital simbólico de la manera más
eficaz posible, utilizando la inmensa mayoría de esas palabras para acarrear un si
gnificado, de forma que, una a una, vayan sumando información, y todo ello sin rep
eticiones, o sólo con las inevitables de términos
tan comunes que no puedan soslayarse, artículos, conjunciones, pronombres, prepos
iciones y adverbios, aunque incluso éstos no habrá que reiterarlos sin motivo.
Haremos entonces una propuesta de lectura, que es el }lead}, y comenzaremos la
narración inmediatamente después como si no lo hubiera, por lo que ya se ha dicho d
e que }lead}, entradilla y resto de la información tienen 66 123 que poderse le
er independientemente.
Esto significa que después de la propuesta-}lead}, en la entradilla enumeraremos l
os elementos principales de la historia, y en el texto que comienza a continuación
, desarrollaremos tanto el }lead} como los restantes elementos informativos. Tod
o ello nos obliga a recomenzar la narración en el texto que sigue a la entradilla,
lo que no quiere decir, sin embargo, que tengamos que repetir literalmente nada
de lo anterior, sino, simplemente, contar una historia completa que se entienda
por sí misma.
En la historia de Kostunica, por ejemplo, el }lead} era la celeridad con que e
l presidente yugoslavo estaba despachando a los remanentes de la era Milosevic.
Efectivamente, esa capacidad de acción acelerada era lo que se desarrollaba como n
arración en buena parte del texto, pero no habría hecho nunca falta repetir que Kost
unica podía actuar así porque había ganado dos elecciones casi seguidas.
Una vez establecida esa plataforma para la acción, dividiremos la historia en bl
oques o unidades narrativas bien diferenciadas, de forma que cada párrafo trate, p
referentemente, un aspecto distinto e individualizado de lo que se quiere contar
; si, tras narrar por ejemplo el hecho noticioso, reseñamos las reacciones al mism
o, no sería propio entonces abandonar el asunto, para volver a otros aspectos de e
sa misma subhistoria dentro de la narración general, porque cuando nos convenga re
cuperar la trama de las reacciones ya será tarde, y al lector le parecerá que ha hab
ido un salto demasiado brusco en la narración.

Una clase en directo


Veamos en directo, y por comparación con todo lo anterior, uno de los ejercicios
, dentro del género seco, sobre un texto de alrededor de una columna de extensión, tít
ulo a dos columnas, de los realmente corregidos en la Escuela. Casi un experimen
to de }cinéma-verité}.
El título:
67 125
Reacciones en contra del "medicamentazo"
Mal. Por supuesto que hay reacciones. Hay reacciones siempre. Nos pasamos la v
ida reaccionando. Hemos de contar las cosas, no contar que vamos a contar las co
sas. Si titulamos "Reacciones" contra lo que sea, estamos dando pre-noticias, po
rque la noticia no es que haya reacciones, sino en qué consisten esas reacciones.
Por lo tanto, busquemos qué es lo que re-
cubre la alusión, dónde está lo que ha ocurrido, y no tan sólo lo que nominalmente se h
a hecho: reaccionar, porque ha ocurrido algo; no podemos conformarnos con aludir
en lugar de nombrar o describir. Si decimos, por ejemplo, que "la industria far
macéutica rechaza el medicamentazo", o que las organizaciones de consumidores pres
entarán recurso ante quien sea, ya estaremos contando en qué consiste la reacción, que
es la noticia.
Sigamos.
I
La exclusión de ciertos medicamentos del sistema nacional de salud, el llamado
medicamentazo, ha provocado el rechazo de partidos políticos, sindicatos, pension
istas, consumidores farmacéuticos y médicos.
"Ciertos" medicamentos no quiere decir nada; si se han excluido 894, pues hay
que poner 894; o si se ha excluido una serie identificable de ellos como analgésic
os, ansiolíticos, antiblenorrágicos, o si cabe caracterizarlos por su bajo costo o p
or lo contrario, así hay que hacerlo constar. Siempre hay que precisar.
En vez de "ha provocado", "provocó ayer"; que esto se convierta ya en una reacción
automática del que redacta una información: todo ocurrió en algún momento y así hay que d
ecirlo, con su tiempo estándar, que es el pretérito indefinido. En "provocó ayer el re
chazo de partidos políticos", podemos comernos lo de "políticos", porque los partido
s no van a ser judiciales o de fútbol, y dejar el resto tal cual.
68 127
La mayoría de ellos coincide en calificar la medida del medicamentazo de injus
ta y perjudicial para las familias con menos recursos. Otros dudan de que el Gob
ierno consiga lo que se propone, es decir, el ahorro de [...] millones de peseta
s anuales.
?Es posible que todavía quede alguien que dude, después de esa lista interminable
de presuntos damnificados por la medida? ?Quiénes son esos "otros"? Le pasa lo mis
mo que a "ciertos". Si la mayoría coincide en cargarse el medicamentazo, ?quiénes so
n los que no lo hacen? Cuando al término de un párrafo, y todos los párrafos han de se
r unidades informativas que respondan a las preguntas que ellas mismas han susci
tado -recordemos la }completud}- nos vemos asaltados como aquí por esta retahíla de
interrogantes, quiere decir que se ha hecho fatal. Se ha redactado un párrafo en e
l que lo que abundan son los cabos sueltos, uno de los peores enemigos del perio
dista. No creemos expectativas que no podamos satisfacer y seamos capaces de sat
isfacer todas las que exige la comprensión del texto. Eso es no dejar cabos suelto
s.
Según avanzamos en la narración, con decir "la medida" habría bastado, porque lo del
medicamentazo ya estaba suficientemente acreditado. Hay que ver que estamos met
idos ya en esta información desde hace unas cuantas lí-
neas, ya sabemos de qué estamos tratando y, por tanto, el viaje que iniciamos con
, pongamos, 300 palabras para contar una historia, está ya lo bastante avanzado co
mo para que hayamos gastado, quizá, 100, con lo que ya sólo tenemos unas 200, y no n
os queda ningún medicamentazo por gastar.
Hemos creado unos puntos de apoyo, que nos permiten usar cada vez menos palabras
para expresar lo que queremos. Vamos cada vez más ligeros de equipaje, como aquel
cantante, hacia el fin de la información.
Para concluir con el párrafo, digamos que ese, "es decir", carece de todo valor
informativo. Le pasa lo mis69 129 mo, sólo que peor, que al "reacciones" del títu
lo; es un "decir" que no dice nada. Ése es el caso de tantas otras expresiones que
si en el habla están justificadas porque nos dan tiempo para pensar, para hilar l
a frase siguiente, en lo escrito no tienen excusa porque ni quitan ni ponen rey
y, además, nos hacen perder el tiempo, como ocurre con "de hecho" (del inglés, in fa
ct), que no recuerdo ni un solo caso en que el texto haya sufrido lo más mínimo al s
uprimirlo. Y lo mismo cabe afirmar de "actual" o "actualmente", que suelen estar
de más porque lo que contamos, si no ocurre "en la actualidad", ya lo haremos con
star, de forma que cuando no hagamos constar ninguna circunstancia temporal es q
ue lo que sea está ocurriendo "actualmente". No escribamos "fulano de tal que actu
almente tiene 46 años", sino "fulano de tal, de 46 años", o aún mejor, "fulano de tal,
46 años". Y el año pasado, 45.
No es nada conveniente comenzar frase, y no digamos párrafo, con adverbios, prep
osiciones, }no obstantes} y }emperos}, que, además de cursis, casi no aportan info
rmación cuando están emplazados en cualquier punto del texto, pero si encima inaugur
amos con ellos la unidad o bloque informativo no haremos sino retrasar, anteponi
endo elementos de escasísima carga de sentido, el momento de empezar a contar lo q
ue de verdad queremos contar. El }noobstantismo} es un falso amigo del periodism
o. Por ello, los "según la policía, o quien corresponda, que queden siempre para el
final de la frase.
En vez de "Según la policía el asesino era capitán general", escribamos "El asesino er
a capitán general, según la policía".
El Gobierno ha cedido ante las presiones de la industria farmacéutica", según Co
misiones Obreras, en tanto que USO denuncia que entre los específicos excluidos se
encuentran aquellos que afectan a enfermedades crónicas como la epilepsia, el asm
a o la osteoporosis [...].
69 131 Siguiendo con la utilización de los términos, o
bservemos que emplear "denuncia" es sumamente peligroso. Si estamos en el género s
eco, y escribimos que "Rodríguez Zapatero denuncia" lo que sea de Aznar, como el l
enguaje es raramente inocente, estamos dando por sentado que el líder del
PSOE tiene motivos para acusar, puesto que "denuncia", y no se puede denunciar
nunca nada bueno. Igualmente, si USO "denuncia" es porque le damos más crédito al si
ndicato que al Gobierno, lo que es ir más lejos que, simplemente, recoger que CC'O
O.
acusa al Ejecutivo de "ceder a presiones", lo que sí es correcto. Otra cosa sería, n
aturalmente, que la palabra denuncia se pudiera recoger literalmente porque la h
an pronunciado los del sindicato, pero en nuestra boca significa siempre algo di
stinto y amenazador. Hasta la fecha, las denuncias que existen en el género seco,
a excepción de las citas, son únicamente las que se ponen en comisaría.
Cabe decir también que hay términos que son menos periodísticos que otros.
"Seguir", "volver", "continuar", "de nuevo", no son grandes hallazgos semánticos,
aunque no podremos escaparnos de usarlos alguna vez, pero, al menos, los evitare
mos en los titulares porque el periodismo raramente se dedica a contar lo que si
gue, sino lo que no sigue, lo que se interrumpe.
Cuando a los periodistas se nos hace la conocida crítica de que sólo contamos lo m
alo, y de que no hacemos justicia a la realidad dando a conocer lo fantástico que
es todo en tantos sitios, habría que contestar que no damos buenas ni malas notici
as, sino sorpresas, lo que se interrumpe, se rompe, estalla, no el encefalograma
plano de la continuidad. Incluso de Colombia, a pesar de que en este país latinoa
mericano, tan querido, lo normal es el horror, y algún éxito constituiría la excepción,
que no se sabe si en este caso confirmaría la regla, la noticia periodística ha de s
eguir siendo la tragedia, por muy cotidiana que resulte, porque la cultura unive
rsal no nos permite la inversión de valores que supondría saludar la norma70 133
lidad como si fuera la sorpresa.
Comisiones Obreras calificó, por su parte, de "grave y lesiva la exclusión de lo
s citados medicamentos" ya que aunque el sindicato se muestra "partidario de la
reducción del gasto farmacéutico de la Seguridad Social", aboga "por una elaboración c
onsensuada de la lista de forma que no suponga una agresión para los más desfavoreci
dos". [...] La portavoz del sector de Farmaindustria dijo mostrarse "escéptica con
las posibilidades de ahorro que puedan derivarse de la medida". El consejero en
Cataluña de Farmaindustria Xxx señaló, finalmente, que la medida "tendrá como consecuen
cia que si el médico receta un medicamento y el enfermo lo paga se producirá un ahor
ro, pero si el médico receta un medicamento y el enfermo le pide otro que lo susti
tuya no habrá ahorro". En este mismo sentido, la portavoz de IU, Rosa Aguilar, señaló
"que la sociedad debe tomar la calle, debe mostrar el rechazo a estas medidas [.
...]".
Recalquemos que en lo tocante a ir soltando lastre bastaría con decir "grave y l
esiva la exclusión", porque
ya sabemos que esa exclusión de medicamentos, aunque jamás en el texto se ha molest
ado nadie en averiguar cuáles; que "la medida" se emplea varias veces, y, en ocasi
ones, en líneas casi sucesivas; que "En este sentido", con lo que se da entrada a
la intervención de Rosa Aguilar, no sólo es innecesario, sino que denota una sensación
de que esto del periodismo es tan importante que no podemos contar sencilla y l
lanamente las cosas; que hay que meter como algodones para la mejor ilación de las
frases para que quede todo bien acolchado; y que, sobre todo, lo escrito suene
lo más protocolario posible, solemne, que esto de escribir en los papeles es treme
ndo; parece que hay que hacer un alto en el camino y envolver de hojarasca lo qu
e contamos; no hemos ennoblecido suficientemente la información, había que decorarla
aún más.
71 135 Pero, lo que interesa ahora del texto es la
utilización de las comillas. No hay nada más fácil que hacer un texto con muchas decl
araciones porque el alumno se ve inmediatamente salvado. Se le pide una informac
ión seca, o sea que no puede colar un seudo-editorial con lo que a él le parezca, si
no que hay que ir con pies de plomo para huir de la opinión. Pero, si en los cable
s que ha utilizado para montar su texto hay muchas declaraciones, no hay problem
a. Sólo tiene que hacer cita tras cita, cuanto más largas mejor, y así se come sin ent
erarse las 100 líneas o más que hay que aviar. Grave error. Esas barandillas de la i
nformación a las que nos agarramos sólo nos enseñarán a andar como los cojos, con muleta
s. Siempre es mejor soltarse, aunque alguna vez nos caigamos.
Las comillas son letales enemigos del periodista, porque cuando las utilizamos
estamos renunciando a nuestra propia voz; estamos retirándonos -aunque lo entreco
millado lo haya elegido el autor- para dejar que otra persona aparezca en primer
plano y sea ella la que lleve la batuta de la información.
Por eso, las comillas si breves...
Sólo debemos echar mano de ese cojín para reposar, cuando se cumplan una serie de
condiciones:
a) Cuando la narración avance gracias al entrecomillado; por lo tanto, raramente
cuando se trata de declaraciones de principio, sino cuando se habla de lo que v
a o puede pasar, amenazas, alusiones, anuncios, exhortaciones.
b) Cuando aquello que expresa el entrecomillado no pueda contarse de mejor man
era con nuestra propia redacción de los hechos, en género seco.
c) Cuando lo que se diga no sea un mal trasunto de la prosa administrativa, ha
blar como si leyéramos un documento, sino que realmente suene a oralidad, expresión
oral del personaje, que suele ser imposible de reemplazar con nuestra propia voz
narrativa, porque, si nos parece interesante recoger que el afectado ha dicho "
arrea", no habrá forma de que mejoremos esa expectoración escribiendo que "pronunció 7
2 137 una exclamación no especialmente malsonante".
d) Cuando quien habla, caso que se dará mucho más directamente en el género entrevi
sta, sea de tal rango, o lo que diga de suficiente gravedad como para que no que
ramos intermediarios demasiado obvios entre sus palabras y el lector.
Si optamos por callar, lo mínimo que hay que pedir es que valga la pena escuchar
lo que otros tienen que decir.
Y cabe poca duda de que en todos los entrecomillados del texto anterior, apena
s puede salvarse la calificación de "grave y lesiva" al medicamentazo, porque si l
o han dicho los sindicatos, quizá es mejor que se sepa literalmente; así como la sof
lama de la representante de Izquierda Unida -que en el texto debía haber sido así id
entificada y no sólo por las siglas, en aplicación de la teoría del marciano- incitand
o a la bravura urbana, también por idénticas razones a lo anterior. En particular, l
a tirada central sobre el médico, la receta, el medicamento y el ahorro debería habe
rse resuelto, en cambio, por una vía narrativa directa, que no repela al lector co
n su sonsonete de prospecto de laboratorio, o, simplemente, se habría podido presc
indir de la declaración, puesto que no parece especialmente significativa.
Toca ahora dar un segundo paso para salir del género seco y entrar en la crónica,
mojándonos un poco más en ese trayecto de personalización informativa que se ha promet
ido recorrer.

139

Capítulo Iv La crónica a la que conducen todos los caminos

Puede decirse que la crónica es la prosa, la velocidad crucero del periodismo, p


uesto que los periódicos están escritos fundamentalmente como crónica, ocasionalmente
en reportaje o entrevista, muy raramente en análisis, y cuando no queda más remedio,
en información seca. Cabría también decir, cortando por lo sano, que crónica es todo lo
que no son los otros géneros; que, cuando se han eliminado de un periódico todos lo
s restantes, lo que queda, y que es capaz todavía de expresar suficientemente ese
paseo diario por el }out there}, es la crónica.
El género crónica es el mestizaje por naturaleza, la utilización de todos los recurs
os expresivos del periodista, aunque predomine todavía en su trabajo el acercamien
to indirecto a las cosas. Si en el género seco recibimos un material sobre el que
no hemos tenido ningún control, que hay que manipular a beneficio de inventario, y
estamos haciendo un recorrido de menos a más, de despersonalización máxima, que es lo
que tenemos en este género, en la crónica damos un primer paso esencial, aunque tod
avía no concluyente, hacia la personalización del material informativo.
El periodista se vale de todo lo que existe para construir la crónica porque uti
liza para ello los cables, las informaciones de televisión y radio, las ruedas de
prensa, los libros que ha leído, el conocimiento que posee de los asuntos, las fue
ntes a las que puede recurrir y, sólo ocasionalmente, goza de una presencia direct
a en el lugar de los hechos.
La crónica aspira, sobre todo, a dar cuenta de lo panorámico, de aquella realidad
múltiple que se produce en muchos escenarios distintos, alejados entre sí, y fácilmen
te simultáneos; por ello, la hallamos, pero no de manera exclusiva, en el trabajo
de 76 7 los corresponsales, de los enviados especiales, de aquellos que tiene
n que rendir cuentas de las 24 horas de una parte del mundo (su corresponsalía) a
otra parte del mundo (el público de origen).
El periodista que hace crónica tiene que informar y relacionar acontecimientos,
distintos y distantes, que pueden tener una relación obvia entre sí, como cuando en
Washington el presidente Clinton media, interviene, fantasmagoriza, como dio en
hacerlo tanto, sobre todo a fin del año 2000, en el llamado proceso de paz de Orie
nte Próximo, y al mismo tiempo, en Jerusalén, en Palestina, otros actores, Barak, Ar
afat, la Intifada, reaccionan, anuncian, declaran; pero, también, cuando las cosas
no son tan evidentes, cuando hay que preguntarse si a los acontecimientos sobre
el conflicto cabe adjuntar las variaciones del precio del crudo, o las relacion
es comerciales de Israel con la Unión Europea, o los temblores familiares de la mo
narquía saudí.
El género crónica resuelve todos esos problemas en la m
edida en que el periodista es el que tiene que decidir qué asociaciones de hechos,
palabras y precios corresponden a un mismo texto; esas decisiones son, por otra
parte, las que determinan la configuración diaria de lo que ocurre. ?Alguien se a
treverá ante ello a seguir hablando de objetividad? Pero, pese a ese tipo de decis
iones que ha de tomar el periodista, seguiremos, sin embargo, sin estar especial
mente interesados en lo que éste opine sobre el mundo en general; puesto que segui
mos trabajando con los hechos, lo que pasa es que ya construimos algo que va más a
llá de la pura ordenación informativa de los mismos.

La primera interpretación personal


El ya mencionado Paul Ricoeur aproxima, sin necesariamente saberlo, el trabajo
del periodista al del historiador cuando escribe que éste, al relacionar, al junt
ar acontecimientos que enhebra en una narración, "revela 77 9 un argumento", un
hilo central, que da sentido a todo lo que ha reunido con un propósito (7). Y que
el sentido se lo da a esas historias esa fabricación del argumento, o secuencia d
e acontecimientos, que representa simbólicamente lo que no sería expresable de ningu
na otra forma en el lenguaje hablado: la experiencia del ser humano entendida co
mo temporalidad (8).
Lo que hacemos es darle un sentido a ese amasijo de datos contando una histori
a unitaria formada por elementos que pueden llegar a ser muy dispares. Pero ese
sentido no responde a una realidad tallada en la historia, sino que tiene sólo el
valor de su propia coherencia, porque será uno
entre los varios o muchos sentidos que quepa darle a la narración. El propio Rico
eur afirma que los periodistas cuentan historias de lo que ha ocurrido ayer o el
año pasado "con mayor o
(7) Paul Ricoeur, }Temps et récit}, Du Seuil, 1987.
(8) Paul Ricoeur, }ibid.} menor idoneidad", como hacen los detectives o los ab
ogados litigantes (9). Ahí está la gracia.
Y, evidentemente, eso nos plantea el problema de hasta dónde podemos llegar con
la interpretación. Tracemos, para ello, la divisoria en alguna parte más allá de donde
no debemos ir.
Y pongámosle ese límite en la opinión o valoración moral, la que establece lo de }esto e
s mejor que aquello}.
Pero en la crónica seguimos, como en el género seco, sin preferir nada. No nos impor
ta quién es bueno, ni malo, ni Clinton o Bush ni Saddam Hussein, ante el negocio n
orteamericano de bombardear Irak lunes, miércoles y viernes en sesión continua, como
en los cines.
En la crónica ya hay una voz de autor, lo que no significa que tenga mucho senti
do la utilización de un }yo} explícito, de una primera persona. Siento particular ho
rror a la narración en primera persona, que, sin embargo, sería contemplable en otro
s géneros, notablemente en el reportaje,
(9) Paul Ricoeur, }ibid.} 77 11 pero a la que se le ve escasa razón en la cróni
ca, que busca continuidades y asociaciones informativas sobre las que tenemos in
suficiente control para justificar la primera persona. Eso no quita, sin embargo
, que la voz de la interpretación se haga notar. Leemos, por ejemplo:
Rechazo unánime de los partidos políticos a la propuesta de [...].
y estamos haciendo una crónica, aun en su modestia, porque hemos dado el salto de
escribir
Todos los partidos del arco parlamentario se opusieron ayer a [...].
que correspondería al género seco.
Deliberadamente, hemos buscado un ejemplo mínimo, insignificante: el viaje entre "
la totalidad" de las formaciones políticas, y la definición de que eso es "la unanim
idad". Veamos cómo el autor ha dado un primer aunque minúsculo paso, con una "unanim
idad" que añade un elemento interpretativo a la historia, que no implica, sin emba
rgo, preferencia alguna por su parte.
De igual forma, en la crónica aparecen ya los personajes, que podemos haber enco
ntrado personalmente o no, pero hay una descripción de protagonistas. Aunque sólo en
la última parte del libro trabajaremos con ejemplos directos y completos de pieza
s redactadas por alumnos de la Escuela, veamos ahora algún apunte de redacción de crón
ica por los alumnos:
Pinochet, vestido con un traje azul, camisa rosada y corbata roja, apareció t
ranquilo [...] Un desgastado Pinochet, al menos en apariencia [...]
El texto se refiere a una comparecencia del ex dictador chileno ante el tribun
al británico, en la que ya podemos visualizar las cosas. Los personajes ya tienen
cara y ojos, pueden presentarse de una forma u otra en la medida en que su descr
ipción sea rele78 13 vante para comprender la historia, porque el individuo iba
particularmente atildado, porque quería mostrarse "tranquilo", imperturbable, ant
e la suerte que pudiera acecharle. El periodista no afirma que Pinochet esté "desg
astado", sino que su apariencia es la de un hombre cansado. El periodista ya está
viendo por sí mismo, y de ello extrae una primera aproximación interpretativa. No si
gnifica todo esto, sin embargo, que en el género seco no sea posible describir lo
que apreciamos, porque la indumentaria de quien sea es algo que se puede ver y,
por tanto, describir; lo que pasa es que está fuera de lugar que aspiremos a perso
nalizar un material sobre el que nuestra apropiación es mínima o inexistente. La inf
ormación seca ve, pero no por nuestros ojos, sino por los de otras fuentes, como l
a agencia.

Ii

El trayecto de la crónica
La carrera informativa ante la necesidad de hacer una crónica podría desarrollarse
más o menos como sigue.
El periodista se pone en marcha con los cables, añade más información, que obtiene de
la radio, y cabe incluso que oiga con su voz a alguno de los protagonistas de la
historia, y ya tiene con ello una primera aproximación, mínimamente directa, al }ou
t there}, pero no ha tenido ningún control sobre la entrevista, o las declaracione
s que ha escuchado, ni sobre las preguntas, ni sobre la posible reacción a las res
puestas; ve la televisión, donde se suceden escenas relevantes para su historia, y
alcanza con ello un grado algo mayor de proximidad a las cosas, en la textura p
lana y en el color televisivo de la vida, pero seguirá sin haber podido decidir lo
s encuadres, ni habrá tenido ningún poder de decisión sobre los tramos de espacio; rec
abará información a sus fuentes para perfilar, iluminar, en79 15 tender mejor algún
aspecto del asunto, recordará sucesos anteriores que puedan tener alguna relevanc
ia para los lectores -no digamos, por favor, }sus} lectores, que nunca han recon
ocido propietario-; puede darse el caso de que se celebre a su alcance alguna ru
eda de prensa que guarde relación con el }bolo alimenticio} que está montando, y allí
el periodista gozará de una primera aproximación directa, personal, visual y auditiv
a, de algo
que está realmente pasando, aunque sea en la versión domesticada por el protocolo,
con hora de entrada y de salida, presencia atestada de los profesionales de pren
sa -lo que es de todos acaba siendo de nadie-; y ya, en el colmo del acercamient
o a las cosas, puede hasta tener la suerte de asistir a lo que, contrariamente,
no tiene ni horario, ni escenario, ni calendario; simplemente, a lo que pasa.
Ya ha llegado. Y si ese material inmediato lo merece podrá ser objeto de un ulte
rior reportaje, pero de lo que no cabe duda es de que en esa historia habrá tenido
que recorrer todas las estaciones anteriores; escuchado, anotado, valorado, rel
acionado, cables, radio, televisión, para chapotear, por último, en su visita a lo i
mprevisto.
El }bolo} resultante, aquel en que el material informativo es todavía fundamenta
lmente indirecto, pero no deja de forzarnos a un cierto tipo de personalización, l
a de la selección de lo que queda fuera y lo que está dentro, de antecedentes y cont
extos, de lo múltiple, lo panorámico y por ello de lo interpretativo, siempre necesa
riamente firmado, eso es una crónica.
Vemos, por tanto, cómo engloba al género seco, cómo está formada por toda una serie de a
firmaciones que representan los hechos, sobre los que se ha tejido una tela dist
inta que aspira a que se vea una primera exposición -la suya- del sentido de las c
osas.
Pero, llegados a este punto, veamos cómo son los periódicos y su división en seccion
es, en las que tendrá que desembarcar la crónica -como también, el género seco- y cuáles p
ueden ser las }afinidades electivas}, para usar 80 17 la expresión de Goethe, e
ntre la misma y ese despliegue territorial de los diarios.

De lo duro y de lo blando
Los periódicos, como el género humano, tienen partes duras y blandas.
No todas las secciones en que están divididos sirven para lo mismo, ni aspiran a e
xpresar de la misma forma y con los mismos medios el mundo que nos rodea.
De una manera elemental, podemos dividir las secciones de un diario en duras y
blandas. En }El País}, pero también en todos los diarios de nuestro entorno, hallam
os una estructura de secciones, de cuya suma debe deducirse la capacidad de repr
esentar todo lo que ocurre en el mundo, desde lo más grande y lejano a lo más pequeño
y próximo; hechos, pero también sensaciones, atmósferas, fenómenos, evoluciones y preocu
paciones relacionadas con el ser humano. Una especie de historia tan total que e
ntrarían en ella la historia de las mentalidades y de las ideas, de lo social y de
lo económico, de lo político y de lo religioso, pero cortado en ese formato que se
empaqueta unitariamente cada 24 horas para el consumo de un público masivo y anónimo
.
Un tipo de reparto muy extendido de esta división del mundo lo constitui-
ría la sucesión de secciones como Internacional, Nacional, Opinión, Local, Sociedad,
Cultura, Espectáculos (o como en }El País} CulturaEspectáculos), Deportes, Economía y Te
levisión (esta última puede aparecer integrada o no en la sección de Cultura-Espectáculo
s, o incluso en la de Sociedad).
Todas son secciones territoriales, es decir, que constan de un cierto número de
páginas en las que se lleva a cabo un recorrido informativo que, en las secciones
de Nacional (}España}, en }El País}) y Local, se mantiene, en principio, dentro de l
os límites geográficos del país y de la ciudad de que se trate -y hay que decir, }en p
rincipio}, porque las salidas al ex81 19 terior de los dignatarios tanto del
Estado como del ámbito local pueden también cubrirse en esas secciones-.
Las restantes, y no sólo obviamente Internacional (en muchos países de América Latina,
}Internacionales}), se pasean, en cambio, por el planeta con plena libertad, es
probable que privilegiando lo del propio país, pero, también, colonizando lo más leja
no y recóndito. A las secciones anteriores cabría sumar una sección de contornos no ta
n bien definidos, Gente, con pasatiempos, servicios de utilidad, etcétera, en la q
ue los periódicos reputados de calidad suelen dar salida al material que se dice p
ropio de las llamadas }revistas del corazón}; y, finalmente, las secciones de foto
grafía e infografía, que gozan de estatuto de extraterritorialidad, puesto que se in
stalan y asisten a todas las otras secciones del periódico.
En esa estructura, distinguiremos secciones duras y blandas, en atención al mate
rial informativo que manejen.
Con un grado inevitable de convencionalidad, consideraremos que son secciones du
ras, Internacional, Nacional, Local y Economía; y blandas, Deportes, Cultura-Espec
táculos y Televisión; con Sociedad -la sección de más fuerte crecimiento temático en los úl
imos tiempos, es decir, cajón de sastre más o menos internamente estructurado-, que
fluctúa entre una y otra densidad textual.
Las secciones duras son aquellas en las que tiene normalmente cabida el suceso
, la violencia inesperada, el cataclismo, o, simplemente, todo un mundo, aunque
lo sea en gran medida de declaraciones tanto o más que de acontecimientos físicos, e
n el que las decisiones que se toman y se llevan a la práctica pueden ser signific
ativas para la historia del momento.
Las secciones blandas serán aquellas en las que los hechos se encadenan de una m
anera mucho más libre, su contenido apela más al ocio del azar que a la necesidad de
las trascendencias. Nuestra vida la condicionan las secciones duras, y la alivi
an, sólo en parte, las blandas.
Y esos dos tipos de secciones se 82 21 hallan en relación muy directa con lo
que podría llamarse la agenda de supervivencia informativa del periódico.
Las publicaciones ven dividido }grosso modo} su material en productos de agenda
propia y de agenda obligada.
La primera está constituida por todo aquello que el diario tenga como exclusivo,
quizá fruto de su propio trabajo investigador; la segunda es aquel calendario info
rmativo público, conocido de todos, aireado también por los otros medios de comunica
ción, con respecto al cual la publicación deberá decidir qué tipo de tratamiento informa
tivo y qué ángulo diferenciador quiere darle, pero que no se podrá sustraer de publica
rlo. Y ocurre que las secciones duras están obligadas a un gran consumo de agenda
obligada, mientras que las blandas gozan de mucha mayor autonomía a este respecto.
Si el presidente ruso Vladimir Putin hace determinada declaración en la Duma, no
habrá periódico de afanes perspectivistas -los diarios que cuentan las 24 horas del
mundo al mundoque pueda permitirse el lujo de no darle relieve a ese acontecimi
ento, aunque no pueda aportar gran diferencia de tratamiento con referencia a su
s competidores. Y la sección de Internacional es, dentro de las duras, la que de u
na manera más modélica deberá hipotecar un alto porcentaje de su espacio vital, su }le
bensraum} periodístico, para dar respuesta a esa agenda obligada, con lo que el so
brante, allí donde pueda proceder a la expansión, a la búsqueda de lo propio, se verá fo
rzado casi a una lucha por la supervivencia.
En medida sólo algo menor, ocurrirá otro tanto con las secciones de Nacional -pens
emos en el vastísimo repertorio de declaraciones de José María Aznar- y de Economía, don
de, además, el espacio dedicado a los acontecimientos internacionales habrá de ser p
articularmente notable.
?Quién no está obligado a dar todas las páginas que sea capaz del cónclave de Davos? En
medio de todo ello, la sección de Opinión, en principio dura por la seriedad que hab
itualmente la asiste, 83 23 tiene, sin embargo, características muy particulare
s, puesto que en vez de contar con una materia prima de acontecimientos en bruto
, se mueve en el terreno de las tomas de posición sobre los presuntos hechos, y en
el proceso de distanciamiento intelectual que ello supone encuentra una placide
z, una domesticación de lo que ha pasado, que la sitúa en una tierra de nadie entre
lo duro y lo blando.
Incidentalmente, creo también que este difícil diálogo de ocupación del territorio ent
re agenda obligada y agenda propia, en la necesidad de ir privilegiando lo propi
o y exclusivo con respecto a lo inevitable y de todos, va a ser una de las grand
es cuestiones a resolver en el periodismo de mañana mismo por la mañana.
La agenda propia, en cambio, puede explayarse con mucha mayor facilidad cuando
operamos en secciones que no se ven tan sometidas a un marcaje nacional o inter
nacional de acontecimientos, como ocurre con Cultura-Espectáculos, Deportes y, en
menor medida, Televisión. Es mucho más fácil contar con un calendario o agenda propia
informativa en este terreno, donde lo único verdaderamente obligado son
ciertos fallecimientos, unos festivales de cine, unos certámenes literarios, unas
competiciones deportivas, que es cierto, en este último caso, que hipotecarán también
formalmente gran parte de la sección de Deportes, pero dejando todo un océano de en
foques posibles. Más acá de todo ello, la Cultura, el Deporte y los Espectáculos puede
n, sin embargo, organizarte la vida sin el temor de Dios que se da en las seccio
nes duras, sin el temor de que si no cubres todos los acontecimientos vas a ser
el hazmerreír de la profesión.
Al igual que la naturaleza tiene horror al vacío, el ser humano lo siente por la
ausencia de previsión, por los territorios inexplorados y sin mapa de trabajo; po
r eso, muchas secciones de Cultura y Espectáculos se buscan la vida llenándose de ob
ligaciones que no deberían ser necesariamente tales, como las mil presentaciones d
e libros, discos, ruedas de lo 84 25 que sea, etcétera, en las que el interés en
que se publiquen las cosas pertinentes es mucho más del productor que del lector.
Muy particularmente, esa libertad de organizarse la vida se percibe en la secc
ión de Deportes que puede ser la más "protagonizada" del periódico, aquella en la que
el héroe incruento de la guerra diaria que es la competición se siente más a sus ancha
s. Los Deportes están hechos para }pasarse} si se tiene el talento para ello, como
demuestra el mismo lenguaje de la sección, ya convertido en tópico, con sus imágenes
de }Hazañas Bélicas} (10):
el disparo, la ofensiva y contraofensiva, el golpe mortal de necesidad, la estra
tegia, la táctica, la batalla y docenas y docenas más. El deporte es una mímica de la
guerra, en la que el
(10) Publicación semanal en forma de historieta que, con dibujos de Boixcar y as
untos de la Ii Guerra Mundial, tuvo gran éxito en la España de la posguerra.
gesto reemplaza a la acción, perdiendo toda su crueld
ad pero nada de su belleza. La mejor literatura periodística puede acampar en esos
parajes.
Los problemas de Sociedad, finalmente, son de otra índole puesto que al ser ésta,
más que una sección canónica, una confederación difícilmente sistematizable de sensibilida
des muy diferentes, lo primero que habrá que resolver es la forma de agrupación de m
ateriales de rúbricas ya clásicas como Medicina o Sanidad, Educación, Tribunales, Medi
o Ambiente, Religión, etcétera con otras de }cachet} más reciente como Comunicación y Ci
encia, pero, en su conjunto, todo ello de contornos muy elásticos, de forma que ca
si podemos tener tanta Sociedad como nos apetezca -?es Ciencia la conquista del
espacio o es Internacional?-. Esa sección durablanda nos exigirá, en primer término, u
na definición lo más precisa posible de lo que queramos que esté dentro y de lo que re
leguemos a las tinieblas exteriores del resto del periódico.
85 27

La crónica, ?cómo y para qué?


Volviendo a la aventura de los géneros, subrayemos que aunque todos son utilizab
les en todas las secciones, no todos sirven para todo. El género seco estará muy a s
us anchas en las secciones duras, cubriendo aquella parte de la actualidad que q
uerremos que sea básicamente complementaria, aunque nada impide que un gran asunto
, una información de trascendencia pueda ser cubierta también con ese angular en el
caso de que el periodista considere oportuno que la subjetivación de la crónica pene
tre lo menos posible en el texto. Veremos, sin embargo, que ello será poco frecuen
te porque ni el periodista ni el periódico se avendrán fácilmente a renunciar a la exp
lotación del éxito que supone contar con todos los medios expresivos posibles -la crón
ica o, en su caso, el reportaje- lo que sólo puede contar el autor porque, si habl
amos de crónica, habrá hecho un esfuerzo de asociación y coordinación de un material muy
diverso, y si de reportaje, porque basará su trabajo en el relato de los hechos d
e que ha sido testigo. Subrayemos de nuevo, sin embargo, que aquí sólo tratamos de e
stablecer un canon autosuficiente y de servicio, pero nunca un pliego de órdenes p
ara usuarios.
Todo ello puede coronarse diciendo que la crónica es especialmente apta por su v
ersatilidad para su despliegue en las secciones duras del periódico.
Veamos ahora algunos tipos de crónicas aparecidas recientemente en la prensa nacio
nal y extranjera, sin pretender agotar con ello ninguna tipología, que nos resisti
mos incluso a reconocer que exista o que sea útil tratar de enumerar, porque eso s
ería entrar en la definición de lo infinito, crónica literaria, de viajes, ciudadana,
topográfica o vétero-calvinista; es un decir.
Información aparecida el 2 de enero de este año en }El País}.
Título:
86 29
Cinco montañeros mueren y seis desaparecen en el Pirineo por el temporal de ni
eve y viento
Texto a cuatro columnas, cabecera de página impar, bajo fotografía de igual extens
ión, entradilla en medida falsa de tres bloques, doce párrafos, dos ladillos, -distr
ibución estándar-, apoyo infográfico y 144 líneas de texto. La titulación, como vemos, es
fáctica, lineal, idéntica a la de la información seca, puesto que el material que se m
aneja sigue siendo el de los hechos.
El antetítulo, también descriptivo sin más, se entiende independientemente, pero es
complementario del título:
Hallado con vida uno de los cinco esquiadores de fondo que se perdieron el sábad
o en Girona
Hasta ahora son sólo las cosas que han pasado.
El }lead} es la primera frase de la entradilla, donde encontramos la conclusión
-resumen de los hechos:
La nieve y el viento se han cobrado cinco vidas desde el sábado en el Pirineo,
donde anoche además permanecían desaparecidas otras seis personas.
En esta primera frase, aparte de la conocida obsesión por }cobrarse algo}, halla
mos el clásico tono de la crónica: "La nieve y el viento se han cobrado cinco vidas.
..", para, a continuación, detallar muertes y desapariciones, dar comienzo al rela
to completo, sin omitir nada. El }lead} ha sido el }gancho} de lo que en su }com
pletud} narramos.
Tres excursionistas y cinco esquiadores se habían perdido la víspera de fin de año
en la comarca gerundense de Ripollés. Hacia las dos de la tarde de ayer fue halla
do el cadáver de un miembro del primer grupo, Josep Marí, de 45 años.
Dos horas después, a escasos 200 metros, era encontrado con vida uno 87 31 de
los esquiadores, Josep María Vilá, refugiado bajo una cascada.
Otras dos personas fueron halladas muertas en la misma zona el domingo tras ha
ber pasado la noche al raso, y otras dos fallecieron a causa de los aludes en Po
rt Ainé (Lleida) y Panticosa (Huesca).
Nada hay que diferencie a este texto de una información seca, salvo la mínima alus
ión a que 200 metros pueden ser "escasos", y otra escapada hacia el terreno de la
valoración en el tercer párrafo de la primera columna, donde leemos:
[...] los excursionistas seguían una senda de montaña y se desviaron para descen
der a través del torrente que, posiblemente, intentaron utilizar como vía de escape
de un temporal brusco [...].
A eso se reducen los momentos interpretativos del texto, pese a lo que cabe ar
gumentar que nos hallamos ante una verdadera crónica, muy ilustrativa, además, de la
enorme latitud que puede haber en el grado de personalización con que se trabaje
entre diferentes marchamos del género.
El resto es tan seco como húmeda era la nieve que sepultó a los infortunados montañe
ros. Pero encontramos también aquí los elementos propios de la crónica en la multiplic
idad de escenarios: excursionistas y esquiadores en puntos geográficos distintos d
el Pirineo, y de fuentes, bomberos, Generalitat de Catalunya, y los propios muni
cipios afectados. Con todo ello, el autor ha construido una crónica, en la que lo
que podemos echar en falta es la presencia directa, muchas veces imposible por m
ultitud de razones prácticas, pero en la que lo que se cuenta no es una adición de s
ucesos trágicos, sino la historia de una tormenta única, de una gran conmoción materia
l que se desarrolla en un extenso
frente geográfico. No por ello, desde luego, nos hallamos menos ante una crónica de
mínimos. Pero sigamos para comprobar cómo se va de menos a más personalización, sin que
tal cosa im88 33 plique censura sino exposición de una gama de posibilidades e
n la utilización del género.
Ese mismo día se publicaba en }El País} una crónica sobre el descubrimiento de los m
ortales planes de ETA en la capital sevillana.
También nos hallamos aquí ante una información a cuatro columnas, página par, foto en
cabecera de página, entradilla en tres bloques de media falsa, 11 párrafos, ningún lad
illo lo que revela algún descuido, y 135 líneas, más un añadido, o pieza independiente,
que en la germanía del periódico llamamos }despiece}, y sobre cuya naturaleza se hab
lará más adelante.
El título:
La policía sospecha que el coche bomba que ETA dejó en Sevilla buscaba matar a l
os artificieros
Estructura también lineal, informativa seca, al igual que el antetítulo:
Ii
Los Tedax tardaron cuatro horas en desactivar el artefacto con 100 kilos de
dinamita
que cumple exactamente las mismas funciones complementarias del referido a los m
ontañeros. El }lead}, sin embargo, es mucho más largo, hasta consumir la casi totali
dad de la entradilla.
Alrededor de las ocho de la mañana del pasado 31 de diciembre, los Tedax, arti
ficieros del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil, lograban desactivar
un coche bomba con una carga de 100 kilos de dinamita, aparcado por integrantes
de ETA frente a la Tesorería de la Seguridad Social en Sevilla. La policía especula
con la posibilidad de que se tratara de una bomba trampa, destinada a explotar
cuando los Tedax se pusieran a trabajar en ella. [...]

90 35
El }lead} es totalmente seco, hasta el punto de llegar casi a rivalizar con la
prosa de gabinete telegráfico, cuando un arranque más de crónica habría podido ser:
Artificieros de la policía desactivaron ayer en Sevilla un coche bomba cargado
con 100 kilos de dinamita, evitando que explotara ante un edificio público, donde
podía haber causado una tragedia.
El resto de la entradilla podría haber sido el comienzo de la información }per se}
, con el detalle de qué edificio era el amenazado, la especulación sobre la bomba-tr
ampa etcétera, aunque no es así y la narración conti-
núa sin distinguir entre }lead} y comienzo de la información. Pero lo que más nos int
eresa aquí es cómo el autor, manejando con destreza la multiplicidad de fuentes, pol
icía, Junta de Andalucía, Partido Socialista de Euskadi, y diversos escenarios mater
iales, sí utiliza más plenamente que el anterior los recursos propios del género, como
cuando en la propia entradilla califica la carga de "colosal cantidad de dinami
ta", para seguir con los "sofisticados circuitos", y ya en el texto (comienzo de
l segundo párrafo de la primera columna) "los expertos de la policía se emplearon a
fondo", o aún más significativamente, al formular una asociación de ideas no inmediata
mente referida a la información del día (comienzo párrafo de la segunda columna):
La revancha ha sido una de las señas de identidad de las actuaciones de ETA en
Andalucía.
Finalmente, en el último párrafo tenemos una prueba adicional de la versatilidad d
el género, cuando admite -distanciado por los paréntesis en el lenguaje de signos pr
opio de }El País}- una aportación de información externa, acreditada a la correspondie
nte agencia, o lo que es lo mismo, un contexto o marco explicativo, que es ciert
o que también podía haber fa91 37 bricado el periódico por sí mismo, o haber construi
do en forma de lo que llamamos un despiece, de lo que enseguida hablaremos.
La crónica, por ser el vehículo más habitual de la información, el punto de reunión de t
an diferentes intenciones narrativas, es el que tiene los límites más imprecisos; en
algunas ocasiones, como en el primer ejemplo, apenas distanciada de la informac
ión seca; en otras, como en ésta, con un razonable equilibrio entre información del día
e inferencias lógicas de la misma, asociaciones de ideas, contexto y especulación de
lo posible. De igual forma, queda claro cómo la crónica envuelve al género seco, arra
nca a partir de éste para alcanzar una mayor elaboración del material, con la inclus
ión de elementos de reportaje o información directa, realizada en el lugar de los he
chos.
Por todo ello, si bien encontraremos suficientes ejemplos de información seca, n
os hallaremos mucho más frecuentemente ante mezclas de géneros, crónicas en las que se
den elementos de reportaje y de entrevista, reportajes que, inevitablemente con
tarán con fragmentos de género seco y de crónica, entrevista o incluso análisis, de form
a que podríamos ir a una sistematización de nuestro trabajo estableciendo una serie
de subgéneros, tan larga como el número de cócteles informativos que es posible conceb
ir:
crónica reportajeada, reportaje con elementos de crónica, reportaje-entrevista, crónic
a-análisis, etcétera.
Los géneros, de nuevo con la excepción de la información seca, sólo se hallan en estad
o puro, como las ideas en la cueva platónica, en los planteamientos de dique seco
propios de una
Escuela de Periodismo, donde entendemos que es útil trabajar sobre ellos y disecc
ionarlos, aun a sabiendas de que la práctica nos ofrecerá pocas oportunidades de tra
bajar según modelos pre-establecidos, porque para vulnerar, para salirse en el eje
rcicio de la profesión de una normativa sólo teórica, será preciso conocerla primero; pa
ra incorporar como una biología profesional el }deber ser} de lo canónico, que es vi
rtualmente inasible en el mundo real de la información, es preciso conocer las tri
pas de los modelos. El conocimiento de los arquetipos es una pre-condición para tr
abajar el barro de las cosas.
Con el objetivo de mantener la mayor simplificación posible en la delimitación de
este sistema, se adoptará aquí un punto de vista unitario, de forma que el elemento
predominante en la información sea el que determine el género que utilizamos. Pero t
odo ello no niega que los géneros deberán propiamente buscarse como elementos consti
tutivos de las propias informaciones, y únicamente por adjudicación de perspectiva d
iremos a posteriori que nos hallamos ante uno u otro de los mismos.
Hagamos ahora sólo un aparente inciso, puesto que seguiremos hablando en realida
d de lo mismo, antes de continuar con otras modelizaciones de la crónica.
Ii

Teoría del despiece


En las informaciones de alguna extensión, mayoritariamente crónicas, pero también en
entrevistas o reportajes, encontramos con frecuencia -como ya se ha subrayado e
n el caso anterior sobre ETA en Sevilla- un texto de menor extensión, enmarcado de
ntro de esa información, que es el apoyo o }despiece}. Su función parece que se expl
ica en pocas palabras, pero su empleo dentro de nuestro sistema normativo puede
presentar algunas dificultades.
El texto del despiece puede pensarse como el desgajamiento de algún elemento de
la pieza principal, pero atendiendo a que ello no suponga una interrupción o un va
cío en la lectura porque se haya suprimido una parte básica de la información. Nada de
eso; la pieza mayor debe ser siempre completa, sin dejar aspectos básicos para el
despiece, entenderse por sí misma y leerse sin necesidad de acudir a ninguna expa
nsión ulterior, es decir, sin 93 41 tener que suplementarla con el texto menor.
Eso significa que, al igual que todos los elementos articulables de cualquier i
nformación, título, antetítulo, }lead}, entradilla, y texto, el despiece debe tener un
idad propia, debe estar relacionado pero ser informativamente independiente de l
a pieza principal. No debe usarse el fórceps con ese texto madre, como creando un
agujero narrativo en el mismo; sino que debe ser el desarrollo de un aspecto men
cionado pero sólo mencionado, del texto principal, de forma que no
prolongue sino que amplíe lo dicho en el mismo, o, más limpiamente aún, puede ser la
narración de un aspecto de la información que no se toque en la misma, pero cuya aus
encia no cree problemas de comprensión en el texto.
Cada texto, sea la información general o el despiece, ha de constituir una unida
d distinta en sí misma; y si la primera está concebida como una narración montada sobr
e declaraciones o visualización de acciones, el despiece parece conveniente que, p
ara diferenciarse, sea preferentemente de ambiente, un retrato del personaje, o,
en general, un aspecto complementario y muy preciso de la situación recreada.
En la página 14 del 3 de enero pasado, }El País} fabrica un despiece a la informac
ión de cabecera:
El Gobierno quiere aumentar la contribución de Euskadi en la renovación del concie
rto
de cuatro columnas falsas, título a dos columnas, cuatro párrafos y 74 líneas:
El Cupo, pilar de la financiación vasca
En el texto principal se desarrolla la parte política del problema, lo que es la
noticia del día, con su }cupo} de declaraciones, apreciaciones, multiplicidad de
fuentes y escenarios propios de una crónica, reservando al apoyo una información que
podría ir en su fraseo desde lo seco-seco a lo croniqueado o reportajeado. En est
e ca94 43 so, el despiece está concebido en clave de crónica, aunque igual podría s
er género seco o reportaje.
A un comienzo, en el que ya se califica al Cupo de "pilar" de la financiación va
sca, sigue un hilván de los elementos informativos de carácter jurídico e histórico que
concurren en la existencia del mismo, de carácter fáctico, pero ya a menos de media
información se dice:
Se daba la paradójica situación de que el Estado tendría que pagar al País Vasco pese
a que éste continuaba consumiendo de sus servicios generales.
Las razones de esta paradoja son variadas [...]
O, cuando llegamos al término de la misma:
Pero el Ejecutivo de Aznar dio un paso atrás a cambio de asegurarse la continu
idad del apoyo del Partido Nacionalista Vasco en el Parlamento.
Todo ello, en el más establecido género crónica. Pero, lo importante es que el despi
ece no interrumpe la narración, no se apropia de ningún aspecto de la información del
día, sino que se despacha sobre un asunto, importante pero lateral, sobre lo que r
epresenta el cupo a través de su monto en los últimos años, en la relación entre el part
ido gobernante en España
y su interlocutor, el PNV, en Euskadi.
Podría discutirse, en último término, si la información contenida en el despiece podría
incluso haberse integrado en el texto principal, pero, desde un punto de vista téc
nico, la separación de textos, lo que llamamos }el corte} limpio, es impecable.
}El Periódico de Catalunya}, en su última reencarnación en noviembre pasado de la ma
no de su inagotable director, Antonio Franco, ha dividido, por su parte, los des
pieces en dos fórmulas perfectamente distintas y complementarias entre sí. Lo que se
llama en la publicación: }Más Da95 45 tos}, que es una recopilación de informacion
es muy estadísticas, sin ningún asomo de crónica, y, en segundo lugar, el modelo clásico
, esta vez sin denominación de origen, que corresponde al modelo ya mencionado. El
primero lo hallamos en la página 4 del Tema del Día del 3 de enero de este año de }El
Periódico}; y el segundo, en ese mismo ejemplar, en página 2.
Pasemos ahora a programar algunos modelos de crónica tomados de la prensa intern
acional, que nos servirán para subrayar las dimensiones de amplia gama del género, s
in que eso niegue una unidad fundamental de propósito.

Por esos mundos


Tomemos, inicialmente, dos ejemplos de crónica en el formato clásico, pero en el ámb
ito internacional. Dos periódicos, sin duda muy distintos por su origen, }Le Monde
}, diario nacional francés por excelencia, editado en París, argumento de autoridad
en el mundo de la francofonía, y de amplia difusión en todo Occidente, y el }Washing
ton Post}, uno de los grandes diarios norteamericanos, de difusión también internaci
onal a través de la versión para el resto del mundo, el }International Herald Tribun
e} (IHT), que es lo más parecido que existe a un diario para las elites de todo el
planeta, y al que contribuye conjuntamente con el }New York Times} (NYT).
The Washington Post Barak and Arafat Set for Peace Talks Both Sides Press for
Position Before Key meeting in Egypt
27 de diciembre de 2000, título y sumario, o subtítulo, a dos columnas, sobre seis
que tiene el periódico, ángulo superior de la derecha en la primera página, lo que en
el argot profesional se denomina }de salida}, que en la prensa norteamericana s
e considera el mejor porque es adonde se dirige naturalmente el ojo -la prensa e
uropea, sin embargo, privilegia el orden 97 47 de lectura de izquierda a dere
cha, empezando por el ángulo superior izquierdo de la misma, es decir, de entrada-
. Notemos, además, que la inicial de cada palabra en todos los titulares del periódi
co se halla en mayúscula o caja alta, lo que no es más que una curiosidad gráfica, muy
tradi-
cional en la prensa norteamericana.
El titular:
Barak y Arafat, preparados para las conversaciones de paz
pero, sobre todo, el sumario:
Las partes toman posiciones ante la reunión crucial de Egipto
nos dan la medida de una titulación que va más allá de lo lineal, en consonancia con e
l carácter panorámico e interpretativo del género crónica; ésta admite, por tanto, al igua
l que la linealidad, un cierto grado de aproximación interpretativa a los hechos.
Un título puramente lineal nos habría remitido probable
mente a:
Barak y Arafat reanudarán las conversaciones de paz en Egipto
porque la reunión, que se celebraría en el balneario egipcio de Sharm el Sheik, marc
aba el fin de un período de dos meses en que el primer ministro israelí y el preside
nte palestino no se habían reunido, y las conversaciones directas estaban paraliza
das.
Aún admitiendo que "preparados" sea un término lineal, puesto que nadie sabe }stri
cto sensu} qué es eso de estar "preparados", parece claro que en el sumario se des
cribe cómo cada bando trata de llegar a la que fue inútil cumbre con la mejor imagen
negociadora posible, que es lo que dice el sumario.
El }lead}, por su parte, además de plantear muy nítidamente la oferta informativa
que se desarrollará en la extensa información -el IHT tiene una primera página constit
uida por informaciones que en su totalidad continúan en páginas interiores- se mueve
98 49 en el terreno de la interpretación, pero sin atribución de cualidades políti
cas ni morales.
Jerusalén. El primer ministro israelí, Ehud Barak, y el líder palestino, Yaser Ara
fat, parecían estar el miércoles (ayer) preparados para reanudar las negociaciones,
largamente estancadas, sobre la firma de un tratado general de paz y el establec
imiento de un Estado palestino, planificando a saltos (}haltingly}) su primer en
cuentro cara a cara en dos meses, en el que debatirían la conveniencia de usar las
amplias propuestas del presidente Bill Clinton como base de futuras conversacio
nes.
Aparte de no conceder a Arafat su rango de presidente de la Autoridad Nacional
Palestina, comparable protocolariamente al de Barak -lo que es muy propio de la
gran prensa norteamericana, que coincide con la posición oficial israelí, que raram
ente habla de "president Arafat", sino de "chairman Arafat", que es como querer
convertirle en presidente de una sociedad anónima- nótese cómo "parecían estar", "planif
icando a saltos", "debatir la conveniencia" y "amplias pro-
puestas" (sweeping proposals), marcan esa delicada posición que no juzga de una m
anera terminante, pero interpreta.
De paso, obsérvese también la longitud fenomenal de la frase que llena todo el párra
fo, sin que eso perjudique en absoluto su comprensión, en contra de la teoría en oca
siones recibida de que los anglosajones hacen siempre frases mucho más cortas que
los latinos, porque los párrafos cortos, por definición, }se leen} mejor.
Efectivamente, el inglés es una lengua muy diferente de todas las neolatinas; ti
ene unas características como de articulación ligera, con verbos adverbiales con los
que se puede hacer de todo, y, en general, cabe decir que un mismo número de cara
cteres acarrea más volumen de significado que lo que correspondería en español, italia
no, portugués, francés o catalán; 99 51 no en vano, las editoriales españolas admiten
un aumento de la cantidad de texto en la traducción del inglés al castellano de has
ta un 15 por ciento, pero todas las grandes lenguas occidentales pueden escribir
largo y corto, y hacerlo bien o mal; sólo hace falta adecuar los medios a las int
enciones, con lo que una frase puede ser todo lo larga que se quiera cuando proc
ede, como el texto que firma Keith B. Richburg, jefe de la delegación en París del }
Washington Post}, de manera que constituya una yuxtaposición lineal de enunciados,
en vez de iniciar esa dudosa carrera de los incisos, a los que los españoles somo
s tan dados.
Así, el periodista avanza, siguiendo una línea recta entre dos puntos, a través de c
inco posiciones o enunciados informativos:
1) El sujeto de la información, que son dos, Barak y Arafat; 2) negociaciones es
tancadas; 3) tratado de paz y Estado palestino; 4) planificación de un cara a cara
; 5) propuestas de Clinton como base negociadora.
La información tiene 24 párrafos, 210 líneas y unas 1.000 palabras.
El párrafo más largo es de 14 líneas -el inicial, que equivale en su totalidad al lead
, tiene 12-, pero más de la mitad tiene como mínimo 10, mientras que el más corto es sól
o de dos líneas:
Las propuestas de Clinton nunca se pusieron por escrito.
Esos párrafos, excepcionalmente breves, subrayan situaciones que se quieren espe
cialmente dramáticas o significativas, como la mencionada, o:
El señor Barak ha anunciado ya su disposición a aceptar las propuestas de Clinto
n, en cuanto Arafat lo haga públicamente.
En la práctica, esa técnica, que no busca necesariamente alternar párrafo largo con
párrafo corto, hace que los bloques informativos más breves cum100 53 plan una ci
erta función casi como de ladillos, provocando altos momentáneos
en la lectura. Última curiosidad, las personalidades tienen derecho a que se les
atribuya el tratamiento de }mr.}, y algunos periódicos británicos llevan su celo has
ta escribir }señor}, con }ñ} bien coronada, cuando corresponde.
Finalmente, el texto cumple los normales requisitos de multiplicidad de escena
rios y de protagonistas con los que virtualmente ninguno de los cuales ha podido
hablar el periodista norteamericano, y aunque la crónica está fechada en Jerusalén, e
videntemente recoge despachos de Washington, de otros lugares de Israel y Palest
ina, de El Cairo, etcétera.
}Le Monde}. La información que tomamos de }Le Monde} es del mismo día, pero se cen
tra en la campaña electoral israelí ante los comicios previstos para el 6 de febrero
de 2001, en los que Barak debía enfrentarse al líder de la derecha, Likud, el ultra
Ariel Sharon.
El texto aparece en la página 2 -en el diario francés la primera página se hace habi
tualmente con grandes }leads} o entradillas-resumen-, a tres columnas sobre las
seis de su diagramación normal, tiene seis párrafos, 150 líneas, unas 850 palabras, po
rque el francés con los apóstrofes cunde mucho, y un ladillo. Por añadidura, la inform
ación aparece cortada por un despiece del todo fáctico en el que se informa de la vi
olencia sobre el terreno.
Título:
Campaña electoral a tambor batiente en Israel
Interpretación literaria. La campaña se halla ya en su punto más alto de intensidad
en Israel.
Entradilla:
Aparte de que los dos son antiguos generales, hay otra característica común que
caracteriza hoy a Ehud Barak y Ariel Sharon, candidatos al cargo de primer minis
tro de Israel: su falta de legitimidad a ojos del rival. El primero care101 5
5 cería, según el Likud, de todo derecho a negociar con los palestinos, y el segundo
, para los laboristas, no debería ni presentarse como candidato a causa de su resp
onsabilidad en la guerra del Líbano.
Hemos cambiado de cuadrante periodístico, aunque la funcionalidad de la crónica se
a la misma. El autor parte de una asociación que fabrica exprofeso para sus lector
es, la ilegitimidad que se reprochan mutuamente los dos líderes; en lugar de ir di
rectamente a los hechos; termina el párrafo con una cita histórica, que no es seguro
que le diga demasiado a la gran mayoría de lectores; y comienza el texto, del que
la primera frase sería mucho más }lead} que la totalidad del párrafo, dándole la vuelta
al que podría haber sido el orden natural de la narración.
Veamos alguna otra posibilidad sin violentar tanto lo narrativo:
Los ex generales israelíes Ehud Barak y Ariel Sharon tienen en
común, a los ojos del otro, su falta de legitimidad para presentarse a las elec
ciones a primer ministro del 6 de febrero.
Nos hallamos en la versión publicada ante la búsqueda de un efecto que se basa en
la creación de una intriga en el arranque de la crónica, un ?qué será? que se resuelve d
e una manera literariamente correcta, pero sobre lo que dejo al lector la respon
sabilidad última de decidir si valía la pena el esfuerzo.
Los párrafos son mucho más largos que en el caso anterior, hay uno de 31 líneas y ot
ro de 30, y los puntos de descanso para el lector se hallan en el tránsito de una
a otra unidad narrativa, más el solitario ladillo.
La multiplicidad de protagonistas y escenarios es menor que en el periódico nort
eamericano, porque al ser el asunto puramente político-israelí -la campaña- no se ha c
onsiderado necesario hacer aportes externos a la historia central, pero no por e
llo deja de haber una serie de declaraciones, citas de la prensa local, y recurs
os al 102 57 pasado -de nuevo, la asociación o similitud de circunstancias- par
a aclarar la situación presente:
El señor [también cortesía] Sharon encarna el drama de la guerra del Líbano en la qu
e se enfangó Israel durante 18 años.
que son todos ellos recursos del género crónica.
Veamos también por su carácter arquetípico una crónica de }The Guardian}, uno de los g
randes diarios británicos, dirigido en el cambio de siglo por Alan Rusbridger, per
o cuyo gran impulsor en los años 80 y 90 fue Peter Preston, uno de los grandes per
iodistas de la prensa occidental. El texto se refiere también a los acontecimiento
s en Oriente Próximo, y parece que resume lo que es una crónica.
Título:

Ii
El dolor palestino cierra tristemente el Ramadán
La información, a dos columnas, 5 párrafos, con la esperada mayor brevedad de los
mismos, 138 líneas, y unas 700 palabras, es modélica, porque la multiplicidad de fue
ntes y escenarios es la esencia de la propia intención del periodista. La informac
ión, recopilada a partir de la corresponsalía en El Cairo, consiste en una antología d
el fin del mes de ayuno y oración del Ramadán en Palestina, Arabia, Egipto, Irán, Líbano
, otros países indeterminados de la zona, más Afganistán y Malaisia, todos ellos musul
manes.
El }lead} que, naturalmente, ha de encabezar y unificar toda esta diversidad e
s el siguiente:
La violencia en los territorios palestinos llenó de tristeza y alguna cólera las
celebraciones musulma-
nas del sagrado mes del Ramadán, con los líderes religiosos exhortando a los fiel
es a liberar Jerusalén 103 59 de los judíos.
Primer párrafo dedicado a las doloridas celebraciones palestinas y a la reacción q
ue suscitaban tanto en los territorios como en otros puntos del universo islámico.
Universalización esta que queda totalmente explícita en el segundo párrafo.
Al tiempo que los musulmanes celebraban en todo el mundo Eid al Fitr, que ma
rca el fin del mes más santo del Islam, los doctores de la ley pedían a los fieles q
ue enviaran sus }zakat} (limosnas) a los palestinos.
Sólo una crónica podía dar cuenta con semejante precisión de este tipo de necesidad in
formativa.

Ii

Circularidad de los géneros


He tratado de mostrar hasta aquí cómo la crónica es el elemento central en toda esta
constelación de géneros; por ello, volviendo al esquemilla del segundo capítulo, hay
que ver la geometría del sistema también en su circularidad. Como círculos concéntricos
sucesivos, los géneros parten de un núcleo duro, el átomo de la información, que es la d
escripción de todo lo que se ve, se oye, se toca; el círculo siguiente es el de la c
rónica, en la que el periodista partiendo de un hecho noticioso inmediato o de un
haz de ellos, que constituyen la mayor parte de lo que se cuenta diariamente en
los periódicos, y para darle todo el relieve explicativo posible el género recurre a
una multitud de formas de apropiación de la información, de las que la mayoría tienen
que ser indirectas por el carácter múltiple y distante de lo que se cuenta, aunque
sin excluir en algún caso la apropiación directa.
104 61 De todos los elementos que caracterizan la
identidad predominante de la crónica, el más decisivo es el de la apropiación indirect
a por encima incluso de la panoramicidad. Eso significa, por ejemplo, que con un
a rueda de prensa es posible tanto concebir un texto seco como una crónica o un re
portaje.
En la rueda, vemos, oímos, y si nos dejan, tocamos, pero habitualmente lo inform
ativamente significativo será lo que se diga; las ruedas son comunicados hablados
a la vista de un reducido público de profesionales. Pero, al mismo tiempo, son una
especie de punta de iceberg, puesto que todas parten de un no-dicho anterior, q
ue es el conjunto de circunstancias y situaciones a partir del cual alguien deci
de que ha llegado el momento de convocar a la prensa; y ese no-dicho puede ser t
anto
o más voluminoso e interesante que lo que realmente allí se diga, así como también pued
e tener una capacidad de prospectiva, de forma que son, uno y otro, el anteceden
te y el consecuente de la noticia, susceptibles de ser evocados por el informado
r, que hará uso de la memoria, del archivo, de lo que conoce sobre el asunto, etcéte
ra para componer la historia. Todo ello hace que el periodista prefiera en mucho
s casos trabajar la rueda de prensa como crónica. De otro lado, pese a que, formal
mente, es el periodista el que se apropia por sí mismo de la información, el materia
l que obtiene seguirá siendo, básicamente, indirecto porque es un material común, que
compartirá; por ello, la rueda de prensa será la forma de vida periodística más primaria
dentro de lo que ya es, sin embargo, un primer contacto con el }out there}. La
barahúnda de los hechos dentro de una jaula con un domador-periodista que ha reduc
ido casi exclusivamente a declaraciones eso que llamamos realidad.
La relativa indeterminación de la crónica hace, por tanto, que orille los límites de
los restantes géneros, además de contener elementos informativos de cada uno de ell
os. Hasta el punto de que, como veremos en el capítulo dedicado al reportaje, hay
textos 105 63 en los que es sumamente difícil establecer si lo que tenemos entr
e las manos es un reportaje o una crónica, porque, a fragmentos, los textos pueden
ser ambas cosas a un tiempo. La crónica limita con todos los demás géneros. Es el flu
ido central del periodismo.

Ii

Capítulo V Primos de la crónica:


el análisis y otros ensayos

En la secuencia del capítulo Ii se ha situado el análisis inmediatamente a continu


ación de la crónica; pero también se ha apuntado que el análisis puede ser visto como un
subgénero dentro del anterior. Las dos geometrías son válidas. De igual forma, en el
análisis estaría contenido el editorial, mientras que el perfil se hallaría tan cerca
de la crónica como del reportaje, aunque ambos sean susceptibles de ser abordados
individual-
mente.
El grado de personalización tanto del análisis como del perfil es, sin embargo, al
go mayor que el del género madre de todos los géneros, la crónica, aunque la apropiación
del material informativo se haya hecho a través de la multiplicación de las fórmulas
indirectas y directas ya conocidas.
107 65 ?En qué consiste la diferencia entre análisis y
crónica? ?por qué el material del análisis es algo más }nuestro} que el de la crónica? El
análisis tiene como objetivo el verdadero desiderátum del periodismo:
}explicar por qué pasan las cosas que pasan}. Lo que tratan de hacer todos los géner
os, con su correspondiente panoplia de medios expresivos, es lo que pretende el
análisis, pero liberándose para ello de toda limitación técnica o de estilo, de forma qu
e el autor pueda volcar todos sus conocimientos sobre la materia en el texto.
Sus limitaciones son, en cambio, de otro orden.
El análisis:
Aspira específicamente a }explicar}, lo que significa entender los porqués de las
cosas, y no a juzgar.
El análisis sigue aferrado a ese principio cardinal del periodismo informativo, po
r el que el autor no prefiere nunca un resultado sobre otro, no valora moral ni
políticamente lo sucedido.
No expresa, por ello, opiniones sino conclusiones,
pero siempre detallando la cadena causal por medio de la que presente al lector
un determinado tipo de interpretación, aquella que no se limita a asociar para mos
trar (como en la crónica), sino que desvela los motivos y los objetivos de la acción
que se procesa como noticia.
Por eso, con el análisis se da un paso más en la personalización, el autor se halla
más presente en el texto, y como no tiene apenas peripecia informativa que relatar
, habla más directamente al lector sin la pantalla intermedia que es la narración de
los hechos.
Este género no se entendería, obviamente, sin firma personal, ni le bastaría una acr
editación de responsabilidad del propio periódico. Al mismo tiempo, sigue sin verse
la necesidad del }yo} del narrador, como en la crónica, aunque, a diferencia del c
aso anterior, no creo que deba darse una exclusión tajante del mismo; el carácter de
investigación de los hechos debería favorecer la tercera persona, pero también puede
darse el caso de 108 67 que los argumentos que se aporten para llegar a las c
onclusiones correspondientes, hayan sido directamente vividos por el autor, en c
uyo caso no hay razón para excluir terminantemente el }yo}. En esas circunstancias
, sería incluso preferible esa primera persona que ese horror contemporáneo que es "
el que esto firma", "el autor de estas líneas", "el periodista", etcétera, que todos
, sin embargo, hemos usado alguna vez.
El análisis no trata de una manera noticiosa la información del día, sino que trabaj
a }a toro pasado}. Por ello, el grado de sobrentendido puede
ser mucho mayor que en los géneros anteriores. Estamos ante una fórmula especializa
da, en la que se le supone al lector un conocimiento mayor de las implicaciones
del texto. No estamos rompiendo a informar, sino que, después de haber informado,
explicamos.
Sería lícito, aunque no obligado, que en un análisis escribiéramos De Gaulle o Stalin o
Clinton, sin añadir quiénes son, mientras que en una información seca o blanda, deberíam
os siempre identificarlos. Vemos, así, que la información, la seca, la crónica, o el r
eportaje, se ha dado ya en el propio periódico, perfectamente distinguible en los
espacios correspondientes; y es el análisis el que debe aparecer distanciado de la
información por medio de signos gráficos, que pueden ser la indicación de }análisis} co
mo epígrafe, o en lugar visible del texto.
El esfuerzo del periodista se encaminará a construir una teoría de lo sucedido. No
s hallaremos, por tanto, mucho más ante un discurso que ante una narración; si el re
lato periodístico se puede decir que aspira a fijar una historia, un desarrollo de
acontecimientos con protagonistas y escenario, el análisis sostiene un discurso e
xplicativo directo, no deducido o derivado, como puede ocurrir en la crónica, dond
e la mera asociación de hechos puede producir interpretaciones, sino entrando a ma
tar, como veremos en los casos siguientes.
De todo lo anterior, se deducen los problemas y las trampas con las que 109
69 tropieza el análisis. El primero de ellos es que nada es más fácil que ponerle el
rótulo de }análisis} a cualquier artículo personal, aquel en el que exponemos nuestro
punto de vista, que equivale, tantas veces, a nuestras puras preferencias.

El artículo no es un análisis
Se acaba de mencionar la palabra }artículo}. ?Qué se ha querido decir con ello? No
es un nuevo género, desde luego, porque el artículo -sin duda, con el editorial- es
, por }definición}, lo indefinible; lo que no reconoce, ni respeta reglas, lo que
opinamos, lo que queremos escribir; por eso, los escritores de periódicos, por bue
nos que sean, no son necesariamente periodistas; periodismo es canon, mientras q
ue el artículo puede contemplar la observación de reglas técnicas para una mayor efica
cia narrativa, pero no por ello está sujeto a ninguna norma de obligado cumplimien
to.
Con frecuencia hemos oído decir que Ortega y Gasset e
ra un excelente periodista, con lo cual se pretende, a la vez, hacerle un cumpli
do al gran pensador -!hasta sabe de periodismo!y a la profesión -!la banalidad a l
a que se dedican ustedes los periodistas es capaz de atraer firmas tan insignes!
-. Pero, en uno y otro caso el cumplido es innecesario. Ni Ortega era un periodi
sta porque escribiera artículos en los periódicos, ni los periodistas necesitan -aun
que sí es así, santo y bueno- que se les decore
el periódico de grandes firmas para hacer con ello un buen periódico.
Una de las cosas que, por cierto, me parecen gravemente distorsionadas en buen
a parte del periodismo latinoamericano, es que tanto los propios profesionales c
omo la opinión ilustrada consideran grandes periodistas a los principales columnis
tas de prensa, cualquiera que sea su relación intelectual o de trabajo con la fabr
icación de un periódico. Por eso, el periodista puede ser un articulista, pero, no n
ecesariamente el articulista es un periodista. Los grandes perio110 71 distas
son, a mi modo de ver, los que han inventado esa maquinaria de relojería, que en
su planteamiento ha de alcanzar la }completud}, que es un periódico.

La excursión al editorial
Sobre el editorial, por alusiones, hay que decir que es un artículo del que se h
ace responsable el periódico, razón por la cual no aparece firmado, y se aparca en z
onas bien diferenciadas de la publicación. Esto no es exactamente así en todo nuestr
o entorno, puesto que la tradición en la prensa francesa es la del editorial firma
do, del que puede o no responsabilizarse el propio director, pero que, en cualqu
ier caso, expresa, también, el punto de vista de la publicación. En el mundo anglosa
jón, sin embargo, la práctica ha sido siempre la del anonimato editorial. Los modos,
sin embargo, están cambiando puesto que }Le Monde}, que dirige JeanMarie Colomban
i, -el gran reformador en los últimos años de la publicación, cuyo trabajo es una magníf
ica reinvención del veterano título francés- ha introducido recientemente la práctica de
los editoriales anónimos, que sólo van tácitamente firmados por el periódico.
En relación a qué cosa puede ser eso del editorial, se ha sentido en este manual l
a tentación de incluirlo en la nómina de los géneros, como uno más, específicamente el últi
o del recorrido, puesto que en el mismo se da el grado máximo imaginable de person
alización, donde el autor, el periódico en funciones de oráculo y a veces de esfinge,
ostenta la propiedad absoluta del material, puesto que puede escribir lo que le
dé la gana; pero, de nuevo, nos hallamos, como en el caso del artículo, más allá del cam
po de lo preceptivo.
El editorial no es más que un análisis que va más allá del intento de desvelar por qué p
asan las cosas que pasan, para comunicar al lector lo que está bien y lo que está ma
l, aquello a lo que se opone o apoya la publica111 73 ción. Eso parece que hace
al editorial más compacto, normalmente con menor capacidad de riesgo que el análisi
s; el editorial tendrá que demostrar capacidades analíticas, información en ocasiones
privilegiada, familiaridad con el asunto, todas ellas características indispensabl
es del análisis, pero en último término deberá justificarse por una opinión, sagrada y abs
-
trusa palabra que lo puede todo y a la que se le permite todo. Esa opinión, por o
tra parte, no emanará de una persona, como en el análisis, sino de un colectivo inte
lectual que tendrá que expresar un sentimiento más central y con menos aristas que l
o que aparezca firmado individualmente. Los editoriales que tratan de un mismo a
sunto, y, fundamentalmente, cuando éste se prolonga en el tiempo -el aborto, el te
rrorismo de ETA- deben mantener una coherencia que sostenga la línea del periódico.
Visto todo lo anterior, este manual se ratifica, en cualquier caso, en que no
estamos ante un género, sino un mero avatar del análisis, aunque con personalidad pr
opia.

El análisis de aquí y de allá


Si hay un género periodístico anglosajón por excelencia, es el análisis. En la gran pr
ensa norteamericana se ha convertido en una obligación presentar los asuntos más com
plejos a la luz no sólo de la información, crónica, reportaje, entrevista, sino del }n
ews analysis}, que sería, así, la crónica de la crónica, las claves del panorama que ésta
despliega. Veamos algunos ejemplos.
Análisis publicado en }El País}, el 15 de marzo de 1998, firmado por Manuel Azcárate
, fallecido ese mismo año, y uno de los grandes autores de política internacional, q
ue colaboró en el periódico hasta muy pocas semanas antes de su fallecimiento. El fo
rmato que vemos ha sido durante mucho tiempo estándar en la publicación en las edici
ones dominicales, lo que no excluye, además, la aparición del análisis en secciones di
rectamente in112 75 formativas del periódico, pero siempre gráficamente diferenci
ado.
El formato de los análisis de Azcárate es especialmente claro y, dentro de la deli
mitación que aquí se hace, totalmente canónico, aunque eso no implique que sólo haya una
forma de plantear el género. Bajo el título de:
?Una nueva guerra balcánica?
la estructura de este análisis es la siguiente: una propuesta a desentrañar o demost
rar en el primer párrafo.
Las condiciones están servidas para que estalle un nuevo conflicto armado en e
l sur de los Balcanes.
Y la primera de ellas es el salvajismo y la crueldad de la policía, el cuerpo más
cuidado del presidente Milosevic, que, para responder a algunos atentados de gru
pos radicales de Kosovo, ha arrasado a sangre y fuego varios pueblos, causando más
de 200 muertos, con un alto porcentaje de niños y mujeres.
En puridad, la propuesta se contiene ya en su totalidad en la primera frase:
Las condiciones están servidas para que estalle un nuevo conflicto
armado en el sur de los Balcanes.
En tanto que el resto del párrafo enumera esas condiciones. El autor establece d
e salida un punto de vista sobre un material informativo ya conocido, de forma q
ue el enunciado de hechos se limita a lo necesario para que haya una }percha}, c
omo se dice en la jerga profesional, relacionada con la actualidad, aunque esto úl
timo no es imprescindible, ya que se puede hacer un análisis de sucesos alejados e
n el tiempo insuficientemente esclarecidos. Pero lo que tiene que hacer ahora el
autor es justificar esa declaración.
En el texto, que tiene ocho párrafos, 125 líneas -extensión también estándar en un periód
co de este formato- y unas 700 palabras, el autor 113 77 dedica los párrafos se
gundo, tercero y cuarto, al desarrollo argumentativo de por qué Kosovo, cómo en Koso
vo, y quién en Kosovo, o sea, la geopolítica, las circunstancias sobre el terreno y
el carácter de los protagonistas.
El párrafo quinto, en cambio, abre un haz de perspectivas a partir de la situación i
nterpretada:
Ahora se abren dos caminos: si predomina la guerra, si Milosevic sigue aplic
ando sus métodos, hay que esperar una extensión del conflicto.
Kosovo tiene frontera con Albania; de momento, se han concentrado tropas en es
a frontera, pero entrarían en Kosovo, si las barbaridades contra sus habitantes se
agravan.
[...] Una crisis en Macedonia podría provocar el desmantelamiento del país, ya que
muchos de sus vecinos -Bulgaria, Grecia, Turquíatienen reivindicaciones territori
ales [...].
Ii
O, lo que es lo mismo, la relación de lo que puede pasar si se mantiene o agrava
la situación entonces reinante.
El siguiente párrafo es el de conclusión: efectivamente, dice, hay una amenaza de gu
erra en la zona, lo que el autor considera ya suficientemente demostrado, y a lo
que adjunta en ese mismo sexto párrafo, más el séptimo y penúltimo, las posibles soluci
ones al problema. Esta última parte constituye el bloque que cabría llamar de }persp
ectiva}, de lo-que-puede-ocurrir:
Pero hay dos problemas que revisten una urgencia inmediata: que Serbia cese
en su represión y retire su policía; que Milosevic acepte la comisión de conciliación qu
e encabeza Felipe González [...].
Y en el párrafo final se impone un cierre climático, una conclusión de fuerza, una p
ropuesta para el futuro:

114 79
Por eso, imponer a Serbia que acepte la comisión de Felipe González se convierte
en un problema
primordial.
La estructura es, por tanto:
1) Propuesta.
2) Argumentación.
3) Perspectiva.
4) Solución (si ha lugar).
5) Cierre, que puede ser futurible.
En el texto, aunque se califica de manera abrupta a personajes como Milosevic
y a su política represiva -lo que es un lugar común tratándose del ex presidente yugos
lavo- no hay toma de posición, entendida ésta como preferencia moral o política en lo
que se refiere a la disección de los problemas. Se trata sólo de comprender lo que p
asa, prever consecuencias, contramedidas y dibujar un panorama de la inminencia.
Relativamente diferente como modelo, pero igual de válido, es el de Javier Prade
ra, esta vez en el análisis de los asuntos nacionales.
En el análisis aparecido el 24 de diciembre de 1995, título "Solución y problema", sól
o cinco párrafos, 145 líneas, algo más de 800 palabras, el analista, en un párrafo inici
al en el que cubre varios frentes, se plantea la propuesta casi como un interrog
ante, amén de pegarse mucho más que los ejemplos anteriores al terreno inmediato de
los acontecimientos.
El comité Federal del PSOE oficializó anteayer la designación de Felipe González com
o candidato a la presidencia del Gobierno [...]. La discusión previa a ese nombram
iento originó un extraño intercambio de papeles: mientras Felipe González se resistía [.
..], la Ejecutiva del PSOE y una amplia mayoría de su Comité Federal le empujaban a
hacerlo con el argumento de que su liderazgo constituye la }solución} para las cui
tas electorales socialistas.
116 81
La propuesta consiste en desentrañar por qué se ha producido esa inversión de roles,
planteado todo ello sobre una documentación mucho más copiosa de lo inmediato.
La argumentación se extiende por los párrafos siguientes con un detalle mucho mayo
r que en el caso de Azcárate, enseguida veremos por qué, quedando para el último bloqu
e informativo la prospectiva-perspectiva del adónde-vamos.
En 1994, Felipe González se negó a presentar la dimisión como forma de asumir las
responsabilidades políticas nacidas de los escándalos protagonizados por altos cargo
s de su Gobierno [...] su posterior decisión de aceptar la candidatura crea el pel
igro de que los socialistas se sientan tentados a buscar en las urnas la absoluc
ión política moral y penal de las acusaciones [...] lanzadas contra el Gobierno dura
nte estos últimos años:
en tal caso la solución del problema de hoy crearía otr
os mucho más gra-
ves el día de mañana.
Pese a la trascendencia política de lo reseñado, el tono es descriptivointerpretat
ivo, valorando aciertos o errores políticos en su propio terreno, y las consecuenc
ias, en cada caso, de una u otra actitud. El tono es, globalmente, el del observ
ador que subraya los problemas, sin otorgar premios o sanciones a los protagonis
tas. Incluso cuando parece que vulnera la distancia del observador como cuando (úl
tima columna) dice:
si Felipe González hubiese perseverado en su elogiable gesto inicial de no encab
ezar la lista [...].
"elogiable" es más un recurso retórico que un "elogio" en sí mismo.
Los análisis, aunque tengan una espina dorsal común, no serán, sin embargo, idénticos
a tenor de las secciones en que se publiquen y aparecerán mucho más frecuentemente e
n las secciones duras que se hallan más en 117 83 demanda de explicación.
La diferente textura de los análisis obedece a una cuestión de proximidad; la leja
nía de cualquier acontecimiento de carácter internacional crea una necesidad panorámic
a; hay que perfilar una cuestión en trazos muy sintéticos; contrariamente a lo que p
udiera parecer, esa lejanía no pide el detalle, que podría hacer el análisis inmanejab
le por lo prolijo, sino el resumen breve y subrayado, con un punto inevitable ca
si hasta de caricatura. Un problema balcánico ha de definirse en un párrafo; al revés,
el análisis nacional acepta una mayor pormenorización porque éste habla mucho más direc
tamente a los lectores, sugiere respuestas más significativas. Si el análisis intern
acional prima el trazo muy visible, el nacional puede aspirar a la miniatura.

Ii

Otras voces, otros ámbitos


Veamos ahora algunos ejemplos en la prensa anglosajona. En un }Financial Times
} de enero de 2001, hallamos la siguiente pieza que, pese a no estar identificad
a formalmente como análisis, es una muestra también modélica del género, en la que se ve
n aún mejor las vinculaciones con la crónica.
Es un texto a cinco columnas, sobre ocho que tienen las páginas interiores del p
eriódico, con título y sumario, 17 párrafos, 165 líneas, y unas 850 palabras (que equiva
len a más de 1.000 en español).
Título:
Doubts bar way to pact in Clinton twilight [Dudas en la búsqueda de acuerdo en e
l crepúsculo de Clinton]
Y sumario:
Israeli concessions raised hopes
of a deal but Palestinians are wo118 85 rried by lingering ambiguities [La
s concesiones israelíes hacían esperar un acuerdo, pero los palestinos recelan de am
bigüedades no disipadas]
El título y el sumario, a diferencia de los ejemplos anteriores, que responden a
un criterio de interpretación más alusiva, podrían ser los de una crónica clásica de cort
e informativo. La estructura del texto es, sin embargo, virtualmente idéntica a la
de los análisis reseñados. Propuesta en el párrafo de cabecera:
Las perspectivas de un acuerdo final entre Israel y los palestinos antes de
que el presidente norteamericano Bill Clinton concluya su mandato este mes, pare
cía depender ayer de que se superara el escepticismo palestino.
La única diferencia con un análisis canónico sería la de que la información arranca de a
lgo que temporalmente se sitúa en el día anterior ("parecía depender ayer"). Crónica, po
r tanto, en primera lectura de los hechos de la jornada.
Del segundo párrafo, sin embargo, al octavo:
Expectations were raised [Crecieron las expectativas] [...].
The Clinton proposals suggest formulating a clause [...]. [Las propuestas de C
linton apuntan a la formulación de una cláusula, según la cual las partes reconozcan e
l derecho de los refugiados al regreso bien sea a la "Palestina histórica" o a su
"patria"].
se produce un largo salto atrás de recopilación de datos referentes a informaciones
ya publicadas, que viene a equivaler a la argumentación anterior, para volver en e
l párrafo siguiente al material del día:
Shlomo Ben Ami, ministro de asuntos exteriores israelí, dijo, sin embargo, aye
r, que el regreso de un gran número de refugiados pales119 87 tinos a lo que ho
y es Israel era totalmente inaceptable.
De la misma forma, los párrafos siguientes recuperan acontecimientos del próximo p
asado para construir la teórica posición palestina con sus exigencias de clarificación
de las posiciones norteamericanas e israelíes, para, en los bloques informativos
antepenúltimo y penúltimo, pasar a la perspectiva-prospectiva:
The next few weeks [...]. [Las próximas semanas es probable que haya más aproxim
aciones al abismo, más filtraciones y a falta de un acuerdo, más violencia [...]. Cl
inton es el amortiguador entre Barak y Arafat y Arafat quiere librarse de él.
Barak está acorralado y Arafat quiere exprimirle al máximo].
Este análisis-crónica cierra con
fuerza sirviéndose de las declaraciones de un profesor universitario árabe de Cisjo
rdania, Ali al-Jarbawi, que fija como período crucial para las conversaciones de p
az el que mediaba entre el 20 de enero y el 6 de febrero de 2001, puesto que en
esta última fecha debían celebrarse las elecciones para ocupar el cargo de primer mi
nistro de Israel.
El análisis típico de la prensa anglosajona, aunque, lógicamente baraje pocos o ningún
elemento informativos del día, se apoya mucho más que los casos que hemos visto de
}El País} en una información propia, en elementos fácticos que se supone que conoce el
autor de la pieza. Subraya una de las características que mejor distinguen el análi
sis del artículo de opinión o del editorial, que es esa información propia.
Lo que justifica el análisis no es lo que el periodista opine, porque no está demo
strado que al lector le interesen especialmente las opiniones de semidesconocido
s, sino lo que el periodista sepa, lo que pueda aportar al debate de la interpre
tación de hechos y actitudes. Pero no por ello deja de ser más desapasionado: el mun
do es como es y nuestra única misión, enten120 89 derlo, parece decirnos este tex
to.
Olvidémonos, por tanto, del presunto análisis que, aunque observe las reglas del géner
o, sea sólo un comentario voluntarista del teletipo.
Pero, sobre todo, la razón de haber presentado este texto ha sido la de mostrar
la fluidez que existe entre ciertos géneros, la casi imposibilidad de encontrarlos
en estado puro en la naturaleza, como ya se ha dicho, y, más aún, que veamos cómo un
texto de estas características es una alquimia de equidistancia entre la crónica y e
l análisis. La crónica contendrá siempre elementos de análisis, y que el análisis, en cuan
to que tiene que referirse a los hechos, se servirá, aunque sea mínimamente, como he
mos visto en Azcárate, o en mucha mayor medida en Pradera, de material de crónica; p
ero, lo notable es cuando se logra un virtual }ex aequo} como en este caso, en e
l que una estructura muy propia del análisis usa casi tantos elementos de informac
ión del día como material propio, con el objeto total de explicar por qué pasan las co
sas que pasan.
La prensa norteamericana es muy dada al análisis-río, en el que parece como que se
pretendiera lograr la cuadratura del círculo. La gran prensa de Estados Unidos no
ha sido muy amena últimamente al tratar asuntos como la construcción europea, y, en
particular, sus más afilados dardos se han lanzado contra Francia, presuntamente
el Estado -y la opinión- más antinorteamericana de Europa occidental. En una pieza a
parecida a fin de diciembre de 2000 en el }International Herald Tribune}, el com
pacto formado por el }New York Times} y el }Washington Post}, se presentaba en p
rimera página con pase al interior, un }news analysis}, con el aviso correspondien
te que lo identificaba como tal, firmado por el antiguo director de la publicación
, John Vino-
cur, reputado periodista norteamericano que lleva más de media vida en París, y es
un veterano conocedor de la escena francesa.
Título a dos columnas (sobre seis, pero de anchos variables en la misma página), s
umario, 22 párrafos, 198 líneas, unas 1.200 palabras y, como en el caso británico, sin
ladillos.
Título en interrogante, con lo que la propuesta, siquiera disimulada por la solo
aparente humildad de la pregunta, es la de convencernos de que el nacionalismo
francés es intrínsecamente malo para la construcción europea:
Will Gaullist Grandeur Obstruct a New Europe? [?Será la "grandeur" gaullista un
obstáculo a la nueva Europa?]
German Bid for Dominance Resisted by French [Los franceses se resisten a la ap
uesta alemana por la hegemonía]
Hay una teoría de la peor posibilidad para Europa en la que Francia se convier
te en motor de la división interna, porque es tan incapaz de cambiar que paraliza
el desarrollo de la construcción europea con su obstinada defensa de sus vetustos
mitos y particularidades nacionales.
Lo que importa aquí es la enormidad de la pregunta. Francia se hunde. En los párra
fos siguientes aprendemos que la tesis implica un creciente extrañamiento francés de
Washington a causa de la formación de una fuerza de defensa puramente europea, y
de Alemania, simplemente porque no caben dos gallos en el mismo corral, y mientr
as Berlín sube, París baja. De otro lado, las fuentes, tan presentes en este tipo de
análisis, son, según el autor, diplomáticos en la capital francesa. Así cubrimos, en la
exposición del caso, los cuatro primeros párrafos, de longitud parecida de entre ci
nco y ocho líneas.
Los dos siguientes cotejan la propuesta con los hechos, tal como los entiende
Vinocur:
Aunque dura, la teoría no deja de tener algún fundamento. [...] En la cumbre de
Niza, el presidente Chirac, flanqueado por el primer ministro Jospin daba una im
agen de Francia en Europa en su versión más }rígida} y }arcaica}. [...] en una negación
de la evidencia de que Alemania tiene más población que Francia, Chirac insistió en ma
ntener la paridad de voto entre los dos países en el Consejo de Ministros, tras as
egurar que el pacto había sido sellado para la eternidad por Adenauer y De Gaulle.
La cuestión a dilucidar, sin embargo, no es si nosotros como lectores estamos o
no de acuerdo con las posiciones del autor, sino si éste mantiene el equilibrio y
la distancia propios de un análisis. Y, aunque la estructura del texto es totalmen
te canónica: propuesta y argumentación para
cubrir al menos la primera mitad del análisis, parece difícil no ver como sumamente
editorializantes las expresiones "arcaica y rígida"; perfectamente defendibles co
mo opinión, pero no como hechos sobre los que pueda basar su punto de vista Vinocu
r. El problema se habría resuelto, sin embargo, porque es exclusivamente técnico, po
niendo en boca de diplomáticos los calificativos mencionados, lo que es sorprenden
te que no haga porque las afirmaciones del autor aparecen siempre respaldadas po
r fuentes bien identificadas. Los problemas técnicos técnicamente se resuelven, siem
pre que el respeto del }fair play} así lo permita -que hubiera fuentes que dijeran
semejante cosa-.
En los párrafos séptimo a décimo, el autor desarrolla las razones y características de
l ascenso paralelo de Alemania, notablemente el fin de la guerra fría que libera a
Berlín de ataduras bien conocidas. Los párrafos siguientes, hasta el decimoctavo, d
etallan diversas actitudes francesas, básicamente negativas ante la reforma estruc
tural, tanto de la economía como del pensamiento, lo que completa el argumentario.
Para volver, en el antepenúltimo y penúltimo, a cerrar el capítulo alemán con un claro
perspectivismo:
Lo cierto es que en lo que respecta a la realidad política alemana no se ve ra
zón alguna para querer 123 95 volver al statu quo anterior basado en el eje o tán
dem franco-alemán.
El canciller Schroeder no participa en absoluto de la creencia típica de la posg
uerra de que haya una misión común a ambos países, que tanto motivaba a sus predecesor
es.
Y una declaración muy de cierre futurible para el último:
Paradójicamente, es el señor Schroeder el que recoge los frutos de su sabio comp
ortamiento. Y es el problema de Francia practicar los ajustes que le hagan merec
er la confianza de sus vecinos para alejar el fantasma de esa teoría de lo peor qu
e le puede pasar debida a su negativa a reinventarse a sí misma, y con ello ser un
problema para toda Europa.
Creo que este análisis revela uno de los problemas que plantea operar desde una
atalaya mundial, como le ocurre a cualquier gran periódico norteamericano, que es
el de que la política exterior de la potencia hegemónica mundial se halla mezclada e
n todos los casos de algún interés planetario.
Un analista que trabaje en inglés, y más aún si es norteamericano, tendrá una ventaja de
salida con respecto al que se mueva en cualquier otro ámbito cultural; sin hacer
el esfuerzo de escarbar en culturas ajenas, el flujo de información que transitará p
or su ámbito será mayor que el de sus pares en el extranjero, pero, al mismo tiempo,
la tendencia a asumir los intereses políticos de su país podrán llegar a colorear exc
esivamente su texto. La
paradoja radica en que el observador de una nación menor, aunque esté, normalmente,
peor informado, puede, sin embargo, arrojar una mirada mucho más desapasionada al
mundo que le rodea.
Con el análisis, el periodista puede, al igual que en los géneros hasta ahora visi
tados, decir todo lo que quiera, directa o indirectamente, sin más limitación expres
iva que unas convenciones técnicas, que se doblegarán siempre a nuestro superior cri
terio; que eso no degenere en pura y simple 124 97 manipulación, sólo dependerá del
periodista que no querrá que las cosas sean de una determinada manera, sino que b
uscará la manera necesaria para que la representación sea la que da mejor sentido a
las cosas.

Ver el mundo de perfil


Dentro del vasto mundo del análisis, primo menor de la crónica, habita también el pe
rfil. Si el análisis es una tentativa de dar explicaciones al vasto y abstracto mu
ndo de las cosas, el perfil, como en una reducción del angular informativo, se enf
oca, en principio, sólo sobre un personaje.
Igual que en el caso del análisis, este subgénero trabajará sobre una }percha}, un aco
ntecimiento de actualidad, lo que lo emparenta también con la crónica.
Aunque muchos perfiles se hacen sobre recortes de archivo, lo que los conviert
e en una biografía más o menos inteligentemente comentada, ésta debería ser una labor de
especialista, puesto que hay una diferencia muy grande entre hacer un perfil ha
biendo visto y oído al personaje -haberlo entrevistado, por ejemplo- y trabajar de
sde el anonimato.
El periodista, al igual que en la crónica, se servirá de todos los recursos inform
ativos: contexto, experiencia personal, archivo, opiniones de quienes conozcan a
l sujeto; pero, la diferencia decisiva la dará su conocimiento directo del persona
je, cuyo lenguaje corporal puede ser tan importante como sus declaraciones para
la posteridad.
De nuevo, el }yo} del autor parecerá aquí irrelevante, salvo que éste pueda aportar
una vivencia singular y personal que consienta más que exija la primera persona. G
arcía Márquez puede hacer un perfil de Fidel Castro en primera persona, pero el común
de los mortales es mejor que se abstenga. En ese mismo sentido, también parecería qu
e los perfiles asimilan mal opiniones o interpretaciones demasiado concluyentes,
salvo, de nuevo, si es como consecuencia de una viven125 99 cia muy directa,
de la que uno puede responder con su firma.
La prensa anglosajona es una gran cultivadora del perfil, de igual forma que l
a literatura inglesa es muy dada al género biográfico, o al de viajes que sería el per
fil de una geografía o de una sociedad. Comparativamente, en cambio, el mundo lati
no no está tanto en esa tesitura.
Un arranque modélico de esta capacidad de encarnar en una descripción
física todo un tipo humano la hallamos en esta pieza del }Financial Times} del 4
de enero de 2001, a cinco columnas, 15 párrafos, 245 líneas, y unas 1.250 palabras -
bastante largo para los estándares españoles-.
Título:
Russia's cold warrior [El ruso de la guerra fría]
Y sumario:
Un clima económico favorable ha permitido a Vladimir Putin, tras un año de presi
dencia, ganarse el apoyo popular como reformista, pese a su brutal estilo de gob
ierno
}Lead}, equivalente a propuesta de personaje.
Cuando las mujeres rusas votaron al presidente Putin el hombre más sexy de Rus
ia, sus razones eran tan simples como reveladoras. Según una de las votantes: "No
bebe, no fuma, hace deporte, quiere a su mujer y a sus hijos. ?Qué más se puede pedi
r?". Y otra: "Me da miedo. O sea que me conviene".
Ahí está, en esas pocas palabras, la esencia de la extraordinaria aceptación de Pu
tin entre la opinión pública rusa, al año exacto de su mandato, tras la sorprendente d
imisión de Boris Yeltsin. A los extranjeros puede parecerles siniestro y enigmático,
pero a los rusos Putin les resulta de una sangre fría que llega a lo carismático, y
gana puntos por momentos.
127 101
Tras esta presentación, que es como las cartas credenciales del personaje, el pe
riodista, Robert Cottrell, hace la debida marcha atrás y rememora la llegada al po
der de Putin, los resultados electorales de marzo de 2000, etcétera, para hacer el
recorrido, primero, de ese año en el poder, y sólo a partir del cuarto párrafo, comen
zar su biografía cuando aún no era un hombre público. Estructura clásica, y válida tanto p
ara la crónica como para el género seco: comenzar por lo inmediato, para, luego, ret
roceder en el tiempo hasta un comienzo más cronológico de la historia.
La parte central del perfil, tras el apunte biográfico }stricto sensu}, es una e
speculación perspectivista; con todo aquello que cabe esperar del presidente ruso
en su tarea reconstructora del Estado, para terminar con los problemas y los act
ivos con que cuenta, una Duma, unos tribunales de Justicia y unos medios de comu
nicación, globalmente favorables. Toda la pieza está concebida con la extrema pruden
cia con la que hay que hablar de un personaje claramente en construcción -como sub
raya la fotografía elegida para el reportaje: un busto de Putin, ni siquiera termi
nado- y el cierre se ajusta también a todo lo que se ha reseñado sobre lo mucho que
cunden los futuribles.
Todo ello le da al señor Putin un interés muy grande en hacer que el Estado fun
cione. Si tiene éxito, todos, en principio, lo celebrarán. En la práctica, todo depend
erá de qué clase de gobernante vaya a ser, dado el tiempo y los recursos con que cue
nta. Rusia no sabe todavía si ha elegido a un primo carnal de Tony Blair, o al hom
bre del KGB.
En }El País} del 5 de marzo de 1998 apareció un perfil cuya técnica apenas es distin
ta de la del caso anterior, firmada por un servidor sobre el entonces jefe de Go
bierno de Israel, Benjamín Netanyahu. Se trata también de establecer el perfil de un
128 103 personaje, que a sí mismo, según el autor, se ve en términos fuertemente h
istóricos.
Título:
El hombre que tenía un plan
Entradilla:
Si los líderes se hacen, y no nacen, a Benjamín Netanyahu le ha debido costar ba
stante. Según De Gaulle es "la fuerza de las circunstancias" la que fabrica la per
sonalidad. La rendición de Francia en 1940 consiguió que un brillante pero reemplaza
ble militar de 49 años se convirtiera en el hombre que rescató a su país de la debacle
. El modelo Churchill, al que imaginamos venido al mundo ya con el puro en la co
misura de los labios subraya, en cambio, algo intangible que siempre estaba ahí.

Ii
El líder ultra israelí, entre dos modelos históricos, que fueron decisivos en tiempo
s críticos de sus respectivos países, como espejos en los que le gustaría mirarse. De
entre las dos aparentes posibilidades -el que se hace (De Gaulle) y el que nace
(Churchill)- Netanyahu correspondería más bien al primer grupo, si bien "le ha debid
o costar bastante"; ?quizá es que no se ha salido muy bien a sí mismo? El perfil jue
ga con aproximaciones, ironías, tanteos. El autor utiliza repetidamente en el text
o las palabras de De Gaulle para ver cómo Netanyahu se ha hecho a sí mismo (o así mism
o) enfrentado a una sucesión de }circunstancias}, como estructura o columna verteb
ral de la pieza. No puede haber veredicto inapelable, y el periodista concluye e
n el mismo tono de prospectiva del perfil precedente.
Su devastada Némesis, Simon Peres dijo en una ocasión: _"La elección para un polític
o consiste en optar entre ser una estrella o un héroe. Si quiere ser lo primero, 1
30 105 pide un sondeo para averiguar qué tiene que hacer; si lo segundo, ha de
correr riesgos_". Benjamín Netanyahu parece llamado al estrellato".
La gráfica posible en forma de línea recta de la estructura posible del análisis se
ría:
1) Declaración o propuesta sobre el personaje.
2) Percha de actualidad.
3) Apunte biográfico.
4) Demostración de la propuesta.
5) Final prospectivo.

El perfil-investigación
El perfil se puede entender también desde otros ángulos, y de la misma forma que e
n su modelo más clásico es una forma de la crónica, el perfilinvestigación sobre un pers
onaje, en torno al que se plantea un trabajo mucho más de averiguación de quién }realm
ente} es, tiende a emparentarse con el reportaje, sin perder nunca por ello las
características del análisis.
Un ejemplo muy canónico del perfil-presentación, que implica la investigación direct
a propia del reportaje, apareció en el dominical británico }The Sunday Times}, el 7
de enero de 2001.
Título:
His life after 300 deaths [Una vida más allá de 300 muertes]
Sumario:
El asesino en serie Harold Shipman no muestra remordimiento. Así son sus años en l
a cárcel
El personaje, conocido internacionalmente como }Dr. Muerte}, era un completo d
esconocido fuera al menos del Reino Unido, hasta que se supo a primeros de 2001
que, probablemente, había matado a unos 300 pacientes, y no alrededor de una quinc
ena como se creía, por lo que estaba cumpliendo varias cadenas perpetuas.
En lugar de recurrir a una presen131 107 tación convencional de todo lo ya sa
bido, los periodistas, Peter Millar y Adam Nathan, hacen un perfil-reportaje, co
n un brillante }lead}, que también es una propuesta intelectual, no tan diferente
a la de Putin, si vamos más allá de la distancia antropológica entre los dos personaje
s: lo anómalos que son en sus medios respectivos.
Desde muchos puntos de vista sería el vecino perfecto, como ha demostrado cuan
do ha podido hacerlo.
Un caballero de 54 años, autosuficiente, de aspecto más que respetable, que se lev
anta cada mañana a las 6.30, se arregla la barba con una maquinilla y se dispone a
tomar su desayuno habitual de tostadas con judías. Se instala entonces para atend
er a su copiosa correspondencia o leer su ejemplar del }The Guardian}. Le gusta
leer la prensa como corresponde a un hombre educado que ve regularmente el }Brit
ish Medical Journal}. Se lo envía su hijo, que le visita de vez en cuando.
Éste es el estilo de gran parte del texto, que recorre con minuciosidad
secretamente horrorizada la jornada carcelaria del Dr. Muerte. El texto es larg
o, 336 líneas, y unas 1.650 palabras. Su momento culminante, en consonancia con el
arranque del texto, se produce cuando los autores buscan las asociaciones de id
eas más significativas para un público británico:
Shipman, o eso parece, no es Hannibal Lecter (estuvo brevemente encerrado en
una jaula de cristal en la prisión de Strangeways en Manchester, pero sólo porque s
e temía que pretendiera suicidarse). Tampoco es del estilo del Destripador de York
shire, que mataba a las mujeres a martillazos [...].
Sólo avanzada la narración, a la mitad de la segunda columna, retroceden los autor
es hasta el tiempo del juicio y de su vida criminal, de lo que se había informado
anteriormente en toda la prensa británica. Para 132 109 terminar, la prospectiv
a siempre, con el riesgo futuro de nuevos }Dr.
Muerte}:
En último término, las ocasiones que un médico tenga de abusar de su posición están li
mitadas, por definición, por el tipo de pacientes que se pongan en sus manos. Ship
man (nótese que los presos no son }señores}) aún se vanagloria de que tenía más pacientes
que ningún otro médico de cabecera de Manchester porque "era popular y se fiaban de
mí".
Con eso bastaba.
Probablemente pasará el resto de sus días entre rejas. Pero no hay ninguna garan
tía de que llegue a reconocer que ha recibido lo que se merece. ?Acaso, el diablo
es capaz de comprender que ha pecado?
Información directa, interpretación fría pero muy visual de las cosas, el contexto j
usto, utilización de las comillas que irrumpen en el texto sin }dijo} ni }afirmó}, p
orque el sobrentendido de quien habla es concluyente, y un retrato con el grado
necesario de asombro para transmitirlo tal cual a los lectores.
En el ámbito de la literatura en lengua castellana, la semblanza de Rafael Leónida
s Trujillo en la novela de Mario Vargas Llosa }La fiesta del chivo}, donde encon
tramos un megaperfil del dictador dominicano, y, ya mucho más en el formato propio
de un periódico, otro igual de formidable del casi eterno presidente del país carib
eño, Joaquín Balaguer, que aun publicado como parte de una novela, sería perfectamente
separable de su contexto y reproducible como un perfil del sucesor de Trujillo
(11).
Cumplida toda esta parte del recorrido, llegamos a la primera aproximación direc
ta a eso de ahí afuera: la entrevista.

(11) Mario Vargas Llosa, }La fiesta del chivo}, Alfaguara, 2000.
135 111

Capítulo Vi El out there comienza por la entrevista

El camino de los géneros, de la menor a la mayor personalización, de la menor a la


mayor apropiación intelectual del texto por parte del periodista, presenta en su
ecuador un punto de inflexión; o, quizá, porque es un punto de inflexión es un ecuador
.
Hemos ido de lo seco -primera estación- a la crónica -segunda estacióny, aunque con
esta última hayamos adquirido un mayor dominio sobre el material informativo, segu
imos utilizando, básicamente, materiales colectivos, luego indirectos. El tercer p
aso acabamos de darlo en el capítulo anterior, con el análisis y sus adláteres, el per
fil y, hasta cierto punto, el editorial, donde ya gozamos de una mayor libertad
de interpretación, pero seguimos manejando información que sólo es muy parcialmente nu
estra.
El paso que va del análisis a la entrevista, es un ecuador porque es el primero
en el que forzosamente tomamos la puerta de la calle, salimos al mundo exterior,
nos encaramos con él, y obtenemos una información que, en principio es sólo nuestra.
Por ese mismo motivo, apenas podemos considerar verdadera entrevista la que se h
ace en grupo -lo que la aproxima a la rueda de prensa, si acaso restringiday rec
hazaremos la entrevista por cuestionario, aquella que consiste en entregar una s
erie de preguntas por escrito al personaje, que nos lo devuelve con sus respuest
as, también por escrito. Sólo la virtual imposibilidad de acercarse a determinadas p
ersonalidades hará que aceptemos esta fórmula.
?Quién rechazaría una entrevista por cuestionario con un presidente norteamericano?
La entrevista se halla en la misma base de todo el quehacer periodístico.
La inmensa mayoría de las informaciones que obtenemos han tenido como base una ent
revista, el encuentro en estado 136 113 puro, entre el periodista y la fuente
.
Es como la materia prima a partir de la cual es posible nuestra profesión.
Todo procede de una entrevista, en el sentido literal del término.
Pero, dentro del sistema en el que estamos trabajando, lo que publicamos como
entrevista, probablemente con algún tipo de tratamiento gráfico específico, es el prim
er género en el que deberá producirse una apropiación completa del material por parte
del autor. Recordemos también que sólo en el paso siguiente, el del reportaje, quien
firma alcanza la plenitud de la apropiación directa; y, por ello, podríamos ver tam
bién la entrevista como un primer apunte de reportaje; una visita al }out there} e
n la que el escenario está habitado por una sola persona, que además nos está esperand
o, por lo que nos hallamos ante una versión, naturaleza muerta de las exuberancias
que crecen ahí fuera. La entrevista como reportaje domesticado; la fiera de la re
alidad aguardándonos
en el zoo de un despacho.
La entrevista es el género de ficción veraz por antonom
asia. Difícilmente encontraremos nada más literario, más directamente creativo que la
entrevista. Las entrevistas en alguna medida se inventan todas, pero no por ello
tienen que dejar de responder a la verdad. Y eso es así porque la misma idea de l
a entrevista es una utopía periodística: llevar a cabo una transcripción del lenguaje
hablado al escrito, como si eso fuera posible, y, sobre todo, como si pudiera te
ner algún sentido.
Recordemos que cuando hablábamos de los entrecomillados, decía que para que el per
iodista se haga a un lado y deje que alguien tome la palabra en su lugar lo que
tiene que decir ese alguien ha de ser especialmente relevante, ha de tener mucho
más sentido dicho por el interesado que expresado en la pluma del periodista, o b
ien debe sonar tanto a lenguaje hablado que tenga una fuerza de expresión que no s
e alcanzará nunca con nuestra propia voz narrativa.
A la vista de todo lo anterior, hay que decir que la entrevista es el apo137
115 calipsis del entrecomillado, por lo menos cuando se trata de la modalidad
pregunta-respuesta, que enseguida veremos en qué consiste. Pensemos en cómo hay que
aquilatar en la elección de los entrecomillados para llenar una pieza entera, una
página o más, casi exclusivamente de lo que ha dicho de manera presuntamente literal
el entrevistado, con esa irrupción masiva de lo hablado, tan difícil de aclimatar e
n el medio escrito.
Empecemos por ver que lo que nos dice el entrevistado es siempre literalmente
inmanejable, aparte de que 30 minutos de conversación tomados al pie de la letra o
incluso eliminando repeticiones, carraspeos, y tiempos muertos dan para llenar
varias páginas de cualquier periódico tabloide; de otro lado, nadie, excepto los int
electuales franceses que hablan directamente como escriben, para la posteridad o
, al menos, para las galeradas de su próximo libro, es capaz de expresarse de form
a suficientemente inteligible para que el periodista pueda, o mejor deba limitar
se a contar lo que nos dicen; hay que contar, por el contrario, lo que nos quier
en decir, que es algo que sólo se le puede aproximar, aunque, sin duda, habrá frases
o expresiones clave que deberemos preservar; pero no soñemos con que es posible o
conveniente }transcribir}, porque lo que hay que hacer es }escribir}. Y si esto
vale para la entrevista hecha en nuestro propio idioma, pensemos que la mayoría d
e las entrevistas de Internacional se hacen en inglés, o en alguna lengua extranje
ra, donde tenemos que traducir de un idioma a otro, con lo que la necesidad de }
escribir} es todavía mayor. Es bien sabido lo de }traduttore, traditore}.
La entrevista no es el espacio de tiempo que consumimos con alguien con quien
conversamos, sino algo que luego publicamos después de una ardua interpretación de l
o que nos han dicho. La entrevista en el sentido físico, mate-
rial, es un encuentro con otra persona que se prolonga, habitualmente, de media
hora a una hora, tiempo durante el cual la grabadora ha registrado una tormenta
sonora, un tráfago de ruidos, 137 117 ambiente, voces, interrupciones, repetic
iones, equivocaciones, en cuyo seno se halla oculta, agazapada, esperando, inclu
so, que no reparemos en ella la entrevista. Como un minero o un espeléologo, el pe
riodista tendrá que zambullirse en ese magma, preferentemente con la ayuda de un b
loc en el que ha tomado las notas imprescindibles, para seguir las huellas de la
entrevista -de una de las varias posibles, hasta relativamente distintas entre
sí, que se contienen en la conversación- y darle caza para su publicación. Hallar el r
astro de migas que ha dejado Pulgarcito para que podamos encontrar el camino de
vuelta de la conversación al papel. Por todo ello, la entrevista es la solución peri
odística de un pasable rompecabezas.
El orden narrativo de lo periodístico no tiene por qué coincidir con el orden cron
ológico de las cosas. Cuando vamos a hacer una }nota} de una conferencia, el orden
particular de la exposición nos tendrá sin cuidado; más aún, lo que al o a la conferenc
iante le parezca más importante, el momento culminante de su actuación, no tiene por
qué ser el }lead} periodístico, a partir del cual el autor ordene, probablemente de
forma temática, buscando afinidades, el material para montar su historia. Otro ta
nto ocurre con la entrevista, sólo que de una manera mucho más desbaratada.
No es sólo que el orden del cuestionario no tiene por qué ser el orden narrativo p
ara su publicación, sino mucho más. La respuesta a la pregunta número tres podrá darse,
y ni siquiera de una sola tirada sino normalmente a fragmentos, en las contestac
iones a las cuestiones números, cinco, nueve y diecinueve. El periodista, tanto si
trabaja en su propia lengua como con la ajena, tendrá que hacer corte y confección,
buscar, recortar, repelar, adjuntar lo que nos han querido decir, aquello que n
os ha llegado de la manera caótica que corresponde al lenguaje hablado. Por eso, l
a entrevista es una obra hasta cierto punto de ficción, porque prácticamente nada ha
ocurrido tal y como lo contamos; pero lo que }debería haber ocurrido}, lo 138
119 que de verdad expresa lo que los protagonistas querían que ocurriera, eso es l
o que contamos. No en vano, en muchas entrevistas de la prensa norteamericana po
demos leer como encabezamiento de la misma: "A continuación, algunos fragmentos (}
excerpts}) de la conversación que (fulanito de tal) sostuvo con (la publicación)".
Se distingue entre }conversación} y entrevista; los fragmentos son de conversación,
lo que se publica es la entrevista, y sólo puede haber un cierto número de puntos de
tangencia o solapamiento entre ambas.
Todo esto puede poner muy nerviosos a jóvenes aspirantes a periodistas, a los qu
e se les llena la boca con esos términos de los que ya se ha hablado como objetivi
dad, incluso ética, fide-
lidad a los hechos, etcétera. La fidelidad a los hechos, muy al contrario, consis
te en saber que nadie sabe cuáles son los hechos, y que hay que adivinar y acertar
lo que le están diciendo a uno para poder reconstruirlo comprensible y verazmente
.
Ii

Modelos de entrevista
Los modelos de entrevista no son subgéneros, sino formatos, técnicas específicas par
a plantear la manera en que vamos a publicar la entrevista.
Aunque es posible hacer una relación casi tan extensa como se quiera, nos concentr
aremos aquí en tres técnicas diferentes, cada una de ellas más adecuada a intenciones
profesionales también distintas.
Éstas serían:
1) Pregunta-Respuesta.
2) Romanceada.
3) Temática.
La más obvia es la llamada de Pregunta-Respuesta, que consiste -con el aparato d
e titulación que se estime conveniente, la entradilla que puede o no coincidir con
el }lead}, y el comienzo del texto que emplearemos para presentar el lugar, el
acontecimiento, el personaje- en una sucesión de cuestiones formuladas en forma de
pregunta literal, con un tratamiento gráfico específico, a las que se adjunta cada
139 121 una de las presuntas respuestas. La entrevista puede concluir con la úl
tima de éstas, o dar lugar a un cierre directamente abrochado por el autor.
Aunque lo habitual es que en este formato el periodista no haga incisos entre pr
eguntas-respuestas, la fórmula es practicable a condición de diferenciar gráficamente
unos espacios de otros, para que el lector sepa siempre a quien está leyendo, entr
evistador o entrevistado. Con todo, no soy inmensamente partidario de esta posib
ilidad porque otorga una ventaja demasiado obvia al autor, como es la de comenta
r lo que nos están diciendo, sin perder por ello la aparente tersura imparcial del
formato pregunta-respuesta.
La entrevista que aquí se llama }romanceada} es la que ha preferido siempre la p
rensa anglosajona. Consiste, con títulos y entradilla, si ése es el caso, en una nar
ración corrida en la que se entrecomillan las respuestas de las que se desea una t
eórica textualidad. El periodista es el que está dirigiéndose en todo momento al lecto
r, hasta el punto de que podrá reproducir, de manera literal o sólo de sentido, sus
propias preguntas, normalmente sin entrecomillado alguno, y sembrar a voluntad s
u soliloquio con algunas de las declaraciones textuales del entrevistado. Esta fór
mula se aproxima un tanto a la crónica, en la medida en que el material fundamenta
l de la entrevista no es lo que se supone que nos están diciendo tal como nos lo e
stán diciendo, sino el cómo contamos eso que nos dicen, permitiendo sólo incursiones p
untuales del entrecomillado, porque en esos momentos la voz directa del personaj
e nos parece tan especialmente valiosa como para consignarla en lugar de
nuestro }romanceado}.
Existe un cierto número de variaciones de esta partitura. Un esquema de posibili
dades sería el siguiente:
1) Pregunta-respuesta, formato puro. Diálogo }literal}.
2) Pregunta-respuesta, formato modificado con incisos, gráficamente diferenciado
s de los bloques de pregunta-respuesta.
3) }Romanceado}, con preguntas 140 123 entre comillas, a las que se respond
e también entre comillas.
4) }Romanceado}, sin preguntas formuladas como tales, sino sólo con alusiones a
los asuntos a tratar, que permiten recoger las respuestas, }romanceándolas} también,
entre comillas, o alternando ambas posibilidades.
5) Finalmente, la entrevista temática, que se emplea muy poco en la prensa de nu
estro entorno, es, sin embargo, corriente en las grandes publicaciones semanales
norteamericanas como }Time y Newsweek}, y consiste, tras la preceptiva presenta
ción del asunto y del personaje, en una serie de bloques informativos encabezados
por títulos o ladillos que contienen, agrupadas, las respuestas del entrevistado a
una serie de cuestiones, preferentemente de tipo general. Se leerá, por ejemplo:
}Economía}, y tras el encabezamiento, aparecerá lo de relevante que se haya dicho so
bre el asunto. Por eso, son temáticas.
Ii

Méritos respectivos de los tres formatos


Es un punto de partida clásico suponer que el formato pregunta-respuesta aspira
a lo literal, a la famosa objetividad, mientras que el estilo }romanceado} nos a
dentra en los terrenos de lo literario, dando como más vuelo al autor para que se
recree.
Pero todo eso no son más que vaguedades. El modelo pregunta-respuesta no es más prec
iso que el romanceado, y puede incluso que lo sea menos. La }objetividad} de est
a o cualquier otra fórmula es una ficción, lo que no quiere decir que las entrevista
s realizadas con arreglo a la misma no puedan ser veraces. Eso no quita, sin emb
argo, que la }ilusión} que crea de literalidad, empezando por el propio entrevista
do sobre el que puede ejercer notables efectos calmantes, la haga aconsejable-in
evitable para altas personalidades, aquellos de quienes el lector tenga derecho
a esperar declaraciones lo más precisas posible.
141 125 En 1983, }El País} publicó una entrevista pregu
nta-respuesta al rey Hussein de Jordania, en un momento en el que el cuadro clínic
o de Oriente Próximo era especialmente grave.
El monarca hachemí decía que "no faltaban meses, ni semanas, sino días" para que la si
tuación degenerara en violencia -no llegó a decir "guerra"-.
Es probable que al lector -y al periódico- le parezca más apropiado que semejante de
claración se haga en el océano de comillas por doquier. Pero no se pierda de vista q
ue en una en-
trevista romanceada semejantes palabras habrían aparecido también entrecomilladas,
y, además, el autor podría haberse despachado con el contexto, el momento, el lengua
je corporal del soberano, lo que le habría sido imposible con el formato anterior.
El estilo }romanceado} es cierto que da más libertad al periodista:
precisamente por eso puede ser utilizado con gran higiene expresiva, mostrando c
omo interpretación lo que es interpretación, para dar una visión más completa, y posible
mente más verosímil como trasunto de la realidad, que el de pregunta-respuesta, dond
e hay que llevar a cabo una gran manipulación para que parezca que no hemos manipu
lado nada, que nos atenemos a lo que nos han dicho, sin comentarios por nuestra
parte.
Con todo, lo que sí tiene el formato pregunta-respuesta es un grado de mayor res
peto por el entrevistado. Si yo tuviera que entrevistar al Papa -puesto que a De
Gaulle, que sería mi preferido, ya no hay quien lo entreviste- aceptaría de buen gr
ado hacerlo desde esa distancia mayor que marca la formulación unívoca y solemne de
las preguntas. De igual manera, el formato }romanceado} será especialmente útil cuan
do la persona entrevistada sea mucho más -o mucho menos- que un productor de decla
raciones -cuesta imaginar una entrevista pregunta-respuesta a una estrella de Ho
llywood; ?quién querría saber únicamente lo que contesta a nuestras preguntas Marilyn
Monroe, prescindiendo de cómo ha visto el periodista a la estrella?-; o cuando hay
a contexto, cuando el lugar 142 127 en el que se realice la entrevista tenga
un interés descriptivo porque haya un }out there} llamativo a nuestro alrededor; n
o todas las entrevistas a personalidades del mundo de la política se celebran en u
n anónimo despacho, y ni siquiera todos los despachos son igual de anónimos; o también
en ese tipo de entrevista como instantánea, en la que se espera una respuesta rápid
a y concisa a algo normalmente chocante.
Finalmente, el formato temático es más idóneo cuando ocurre, precisamente lo contrar
io, cuando en el personaje no hay brillo animal de ninguna clase, cuando lo único
que puede tener de interés es lo que nos cuente, pero sin molestarnos siquiera en
buscar su palabra individualizada, como en el plan pregunta-respuesta, sino agru
pando todo lo que dijo sobre esos asuntos en bloques unificados.

Ii

La técnica del entrevistador


Las buenas entrevistas piden un estudio previo del personaje, al que hay que t
ratar de conocer lo mejor posible. Ello nos permitirá hacer no sólo preguntas releva
ntes, sino establecer de salida las credenciales del entrevistador. No es lo mis
mo acercarse a un alto representante del organismo
que sea y arrancar con la entrevista formal, aunque sea formulando preguntas in
teresantes, o tratar al comienzo de la entrevista de demostrarle que conocemos a
fondo el }dossier}, que nos hemos molestado en leer, en preguntar sobre su vida
y su obra.
Cuando entrevistamos a primeros ministros o presidentes de países extranjeros, c
ircunstancia que se da mayormente cuando esos altos personajes están a punto de vi
sitar España, hay que partir de la base de que los 40 o 50 minutos que les robemos
de su tiempo serán considerados por el interesado como un peaje inevitable de su
posición, en el mejor de los casos, y 143 129 una tortura imbécil, en el peor. Po
r ese motivo, establecer unas buenas cartas credenciales es como decirle que ese
tiempo de su vida no va a ser en vano, que aspiramos a algo más que cumplir el ex
pediente; en definitiva, que hemos hecho los deberes antes de presentarnos ante
su persona.
Es correcto fabricarse un cuestionario, llevar algo apuntado, quizá unas ideas,
pero no me parece recomendable agarrarse al mismo como si fuera un salvavidas, p
orque todas las situaciones han de ser reconducibles; a un determinado tipo de r
espuesta no tiene por qué seguirle la pregunta que se lleva anotada, sino que pued
e evocar un camino probablemente diferente, una repregunta, o hasta un replantea
miento instantáneo de la entrevista.
Y en la línea de que la entrevista es lo que escribimos, no lo que conversamos,
demos un paso más. Las preguntas que publicamos no tienen por qué ser exactamente la
s que formulamos. Se ha dicho ya que los entrevistados suelen tener la mala cost
umbre de contestar no sólo lo que les da la gana, sino cuando les da la gana. Por
ello, las preguntas son muchas veces sólo incitaciones al personaje para que hable
, y, en cualquier caso, el periodista no tiene ninguna obligación de mantener aque
llas cuestiones a las que no le han contestado lo que preguntaba. Las preguntas
se tienen que reconstruir una vez que el periodista haya decidido qué respuestas l
e ha proporcionado el material sonoro que proceda. A tales respuestas, tales pre
guntas.
Creo muy firmemente también que las entrevistas no son una justa de gladiadores,
en la que el periodista centra todo su esfuerzo en demostrar al lector -al entr
evistado sí que ha de demostrárselo- lo inteligente que es, lo mucho que sabe del as
unto, cómo acorrala al personaje y le obliga a confesar sus culpas; entre otras co
sas, porque si le acorrala es seguro que no confesará nada; las confesiones de ver
dad sólo se hacen inadvertidamente, cuando el entrevistado se siente en equivocada
confianza.
?Significa todo ello que hay que 144 131 engañar al entrevistado? Nada de eso
.
Ni engañarle, ni dar explicaciones innecesarias. Estamos allí para obtener un materi
al de calidad, y éste raramente se consigue yendo a favor del entrevistado. Nadie
está dispuesto, en principio, más que a contar aquello que le favorece, que le prese
nta a la
mejor luz posible a los ojos de la opinión. Y, sin entrar ahora en la inútil polémica
sobre que los periódicos sólo dan malas noticias, cuando las hay buenas que gustarían
muchísimo al respetable, está claro que las noticias consisten en aquello que nos o
culta el interlocutor.
En esa misma tesitura, las preguntas -o lo que es válido para cualquier formato,
como todo lo anterior, pero mucho más directamente para preguntarespuesta- han de
ser lo más breves posible, como propias de un médium que es el periodista, no un am
igo o un igual del entrevistado que está pasando un rato de charla con él; los perio
distas entrevistadores no existen más que de forma inducida, como agentes que desa
tan lenguas. A medida que avanzamos en la entrevista -versión publicada- igual que
ocurre en los géneros seco y crónica, podremos emplear menos palabras en la formula
ción de las cuestiones sucesivas, porque nos apoyaremos en los sobrentendidos que
hayamos ido creando con nuestras preguntas y con las respuestas obtenidas, de fo
rma que las primeras sean cada vez más breves. Habremos ido soltando lastre para g
astar nuestro capital simbólico de palabras de la manera más eficaz posible.

133

Capítulo Vi El out there comienza por la entrevista (Continuación)


Desfile de modelos
Entrevista }romanceada} del diario norteamericano }USA Today}, que publicó }El P
aís} el 14 de enero de 2001, con lo que ya nos llega expertamente traducida. Una e
ntradilla general en cabecera de página, abastecida por el propio diario, da paso
a la entrevista. }El País} ha mantenido desde hace bastantes años un plan estable de
presentación del género: nombre del entrevistado y por debajo, el cargo que ocupa,
precediendo al título.

Iii
George W. Bush Presidente electo de Estados Unidos "Estoy listo para la presid
encia"
}Lead} y presentación del personaje:
Una de sus candidatas para el Gabinete acaba de verse obligada a retirarse,
otros son motivo de controversia, y él va a asumir el cargo la semana próxima, cuand
o muchos norteamericanos están todavía irritados por la elección más ajustada y reñida que
se recuerda. El presidente electo, George Bush, dice, sin embargo, que "está tota
lmente en paz". [...] En una hora de conversación en Blair House, la vivienda para
los
invitados presidenciales, en Pennsylvania Avenue, enfrente de la Casa Blanca,
Bush parece confiado y sin inmutarse ante las secuelas de su caótico camino a la
presidencia.
Llega con 20 minutos de antelación a la cita tras comer con [...].
146 7 Bush está pensativo. Dice que no va a mirar a
sus padres cuando jure el cargo, porque sabe que va a ser un momento muy emotiv
o. Habla de que va a cambiar cuadros que cuelgan en el Despacho Oval [...].
Las autoras, Judy Keen y Mimi Hall, sitúan en los tres primeros párrafos -la entre
vista tiene 22 párrafos, 308 líneas, y unas 1.750 palabras- al personaje en el momen
to y en el lugar; y como no se sienten en la obligación de recoger entre comillas
todo lo que consideran digno de publicación, cuentan con su propia voz lo que les
parece oportuno de las declaraciones del presidente electo, dando sólo paso a la l
iteralidad cuando creen que es conveniente }oír} sin intermediarios la voz de Geor
ge W.
Bush. Y en vez de hacer preguntas buscan los momentos en los que la propia narra
ción dé pie a que el entonces presidente electo se explaye sobre ciertos asuntos.
Iii
Y ofrece algunos detalles sobre sus nuevas prioridades: [...] "Es el plan qu
e presenté en mi campaña", afirma. "Creo que no sólo cumpliría los objetivos que son red
ucir todas las tasas marginales [...]".
Las autoras usan el "prosigue", "afirma", etcétera que, como veremos, es perfect
amente suprimible, pero no preguntan directamente sino que provocan las respuest
as. El resultado es una narración muy fluida, a la que se asoma directamente sólo de
cuando en cuando su sujeto principal.
En este texto del }Times de Londres} del 12 de enero de 2001, hallamos una ent
revista a Robert Bourne y a su señora, el constructor del Dome del Milenio, uno de
los grandes fracasos propagandísticos de la era Blair, en la que con 43 párrafos, más
de 350 líneas y unas 2.000 palabras, sólo aparecen entrecomilladas como declaracion
es del empresario poco más de 60 líneas, y, sin embargo, el periodista, que hace a l
a vez perfil y 148 9 entrevista, nos da cuenta de su vida y milagros, aunque,
como las anteriores, hartándose de los "he said".
El señor Bourne, tostado por el sol, ataviado con su imagen de marca, un conju
nto de Armani azul marino, se hallaba de lo más expansivo acerca del Nuevo Laboris
mo.
"Blair no pierde comba. Sabe lo que la gente necesita, lo que la economía necesi
ta. Se preocupa, es un tipo estupendo, ha transformado el partido laborista y at
raído a personas como yo que antes estaban con los conservadores", dijo.
No hay preguntas, sino narración en
cuyo curso se insertan las declaraciones de Bourne y señora.
La que probablemente es la entrevista más larga de la historia de }El País} aparec
ió, en cambio, según el formato pregunta-respuesta, el 27 de febrero de 1983, firmad
a por Joaquín Estefanía, director de la Escuela.
El texto, además de buena parte de la primera página, ocupa tres más en el interior,
pero es que se trataba de la primera entrevista que concedía José María Ruiz-Mateos,
recién conocida la expropiación del conglomerado Rumasa. La entrevista tiene 825 línea
s, lo que equivale a algo más de 4.100 palabras, más un despiece de 90 líneas y casi 5
00 palabras.
Dada la trascendencia del momento se comprende que la fórmula sólo pudiera ser pre
gunta-respuesta -26 preguntas y alguna respuesta cuya extensión sobrepasa la media
columna de texto-. La presentación es totalmente clásica, de forma que se entrelaza
n en la entradilla el entrecomillado de Ruiz-Mateos con el perfil y la situación d
el personaje. (Ver apéndice).
Titulación:
Declaraciones de José María Ruiz-Mateos, ex presidente de Rumasa, a El País
"No estoy en lucha contra el Gobierno, porque es mi Gobierno, el de todos" 149
11
El deseo del autor de ser especialmente literal es muy evidente, desde el comi
enzo.
Entradilla:
"Yo no estoy en lucha [...]", afirmó ayer en una larga entrevista concedida a
}El País}, José María Ruiz-Mateos, presidente de Rumasa hasta que la pasada semana el
grupo fuese expropiado por una decisión del Consejo de Ministros que se materializó
en un decretoley. Este hombre, que alguna vez se definió como más empresario que ban
quero, que era un }outsider} en la comunidad financiera española, aseguró una y otra
vez, con gran vehemencia, que no tiene miedo de ir a la cárcel porque cree en la
justicia [...].
Y en un ejercicio inusual, para ese }dar fe} tan subrayado de lo que el autor
está viendo y oyendo, concluye la entradilla, haciendo una relación de todo aquello
a lo que el empresario no quiso responder. A mí que me registren.
Ruiz-Mateos contestó a casi todas las cuestiones [...], excepto a las siguient
es: ?Cuál de las empresas perdidas le duele más? ?Cuál ha sido su principal error? ?Qué
cantidad piensa recuperar vía justiprecio o, en su caso, indemnización? ?Cree posibl
e que con Rumasa se repita el caso del diario }Madrid}? ?Qué defensa va a emplear
para desbloquear la situación en la que se encuentra el holding?, y ?tiene Vd.
capacidad de reacción o ya está derrotado? Estuvo presente e intervino en la entr
evista el asesor legal de Ruiz-Mateos, Alejandro Rebollo.
Es sólo en el despiece, que, muy canónicamente, no corta el desarrollo de pregunta
-respuesta, donde Estefanía traza el ambiente, busca los personajes, retrata luces
y oscuridades del chalé de Somosaguas en que reside el financiero.
150 13
[...] tiene un miedo casi patológico a que los fotógrafos de prensa, que acampan a
la puerta de su casa con potentes teleobjetivos, puedan localizarle. Lo mismo o
curre con la presencia del magnetofón. La entrevista comienza con el periodista us
ando papel y lápiz hasta convencerle de la necesidad de reproducir fielmente su pe
nsamiento, su estado de ánimo, su vehemencia. Tras la larga conversación, Ruiz-Mateo
s parece más relajado. "Hablo con el corazón", dice, y cada poco pregunta si le cree
s. Su capacidad de convencimiento es infinita: cuando habla de Rumasa es un ilum
inado con pocas dudas sobre el modelo.
Como puede verse, un gran esfuerzo notarial, hasta el extremo de que, difícilmen
te, se puede escribir con una mayor economía de medios, personalizar menos, dentro
de los límites del formato.
Ángel Santa Cruz, en su momento uno de los especialistas de }El País} sobre los Ba
lcanes, se apuntó el éxito de entrevistar a Radovan Karadzic, considerado criminal d
e guerra por el tribunal internacional de La Haya, y, en aquella época, presidente
de la república secesionista serbia de Bosnia. Entrevista pregunta-respuesta, apa
recida el 16 de julio de 1995, sobre una extensión de casi dos páginas, algo más de 50
0 líneas, 18 preguntas y unas 2.500 palabras.
Título:
Los enclaves musulmanes deben desaparecer
Segundo título en páginas interiores:
Sarajevo se dividirá en dos o será sólo Serbia.
Despiece:
Nuestro vecino Radovan.
151 15
Santa Cruz ha hecho una entrevista pregunta-respuesta que, ni a posta podía habe
r resultado más conforme a los planteamientos de este sistema, lo que, sin embargo
, no está necesariamente ligado al hecho de que sea profesor de la Escuela.
En una entradilla que orla la cabecera, precediendo al título, hace la presentac
ión física y, por implicación, moral del personaje.
Radovan Karadzic [...] psiquiatra de profesión y poeta por afición, tiene 50 años, e
s un hombre alto, bien trajeado, fornido, capilarmente exuberante y hablador. Ka
radzic recibió a }El País} [...] tres días después de que sus tropas conquistaran Sreben
ica, deportaran a más de 30.000 habitantes musulmanes e hicieran prisioneros a tod
os los hombres en edad de combatir.

Iii
De la misma forma, en una geométrica división internacional del trabajo, deja el pár
rafo de comienzo de texto para describir el lugar donde se celebra la conversación
.
Karadzic recibe en la primera planta de una antigua fábrica de motores a las f
uentes de Pale que le sirve de residencia oficial. En su despacho, que huele a n
uevo y al que se accede después de pasar unos controles de seguridad más que benigno
s, hay dos mesas, una con muchos papeles y fruta y la otra con grandes mapas. El
rasgo más sorprendente de su personalidad es la distante naturalidad con la que s
e pronuncia sobre hecatombes pasadas o venideras en Bosnia.
El carácter improvisado de todo lo que huele a Pale le da un interés especial al l
ugar; hay contexto para describir porque no nos hallamos ante el presidente de u
n Estado internacionalmente reconocido, sino ante el jefe de una tropa que recib
e en una 153 17 antigua fábrica de motores. Igualmente, el autor, uno de los pe
riodistas de }El País} que más duramente ha escrito de la Serbia ultranacionalista,
marca el tono de la entrevista con esas líneas finales del primer párrafo:
[...] distante naturalidad con la que se pronuncia sobre hecatombes [...].
Karadzic ha recibido el primer tiro en la frente, pero nadie puede negar que S
anta Cruz está describiendo las cosas, tal como las ve y entiende. La "naturalidad
" que el autor ve en su interlocutor contrasta devastadoramente con aquello de l
o que Karadzic habla.
Las preguntas son, por su parte, de una brevedad reconfortante.
"?Está Vd. dispuesto (el Vd. me parece, sin embargo, innecesario, porque el trat
amiento ya está indicado por la persona del verbo) a hacer la paz?".
"?El plan para Bosnia del Grupo de Contacto (Rusia,
EE'UU, Francia, Alemania y Reino Unido) está descartado?".
"?Qué no es correcto en este plan?".
"?Se han impuesto una fecha límite para marchar contra estos enclaves?".
Obsérvese cómo casi cada pregunta se apoya en la anterior, lo que produ-
ce el consabido aligeramiento del texto; por ello, no necesitamos repetir hasta
la saciedad lo que ya está dicho: primero "Plan de Bosnia", a continuación sólo el "p
lan". De otro lado, el texto está hecho de preguntas y repreguntas; a una negativa
de Karadzic a admitir que hayan bombardeado objetivos civiles, apostilla Santa
Cruz:
"He visto en Sarajevo edificios enteros de vecinos destruidos por su artille
ría. ?Eran emplazamientos de armas pesadas?".

154 19
Lo que, evidentemente, no obedece a un cuestionario previo.
El autor divide la entrevista en dos secciones distintas, con títulos independie
ntes y un despiece. Pero, eso no es más que un efecto óptico, ya que los dos fragmen
tos de entrevista pueden leerse como uno solo, puesto que aparecen separados única
mente para facilitar la lectura. El despiece, por tanto, es el único complemento d
e la entrevista, así parcelada, y sólo en el mismo, el autor habla directamente al l
ector:
Karadzic, en la gran tradición de nacionalistas exaltados de mayor alcance, no
es del lugar que reclama como suyo, Bosnia, sino de Montenegro, a pesar de que
oyéndole hablar se diría que sus antepasados han arado esta tierra durante siglos [.
..].
El profesor Ismet Ceric, máxima autoridad psiquiátrica de Bosnia y jefe durante
17 años del doctor Karadzic en un hospital de Sarajevo, asegura que su antiguo alu
mno [...] es un hombre tan totalmente normal "como el que podemos tener como vec
ino toda la vida".
Las preguntas, como corresponde a un personaje que tiene muy ardua la salvación
eterna, son duras, ponen en dificultades al entrevistado, pero lo importante es
que si éste queda bien o mal ante los lectores son siempre sus respuestas las que
así lo determinan.
Santa Cruz es sólo un médium para un fin informativo que es evidente que él no desea
que sea favorable a Karadzic, pero el entrevistado es el que se cuelga a sí mismo
con sus declaraciones; de la misma forma, la condena del serbio-bosnio en el de
spiece es tan formidable cuanto austera, y por ello doblemente efectiva. Santa C
ruz no dice, formalmente, nada por sí mismo, sino que es el psiquiatra jefe el que
, sin querer, nos recuerda que los monstruos viven en el vecindario.
La técnica es la que nos permitirá decir lo que queramos, cualquiera que sea el géne
ro utilizado. En este ca155 21 so, la imagen negativa de Karadzic sale muy re
forzada porque el formato, con su apariencia de inocuidad, le da una intensidad
que en el }romanceado} se habría perdido en medio de la propia narración, salvo que és
ta fuera
sólo una diatriba, lo que siempre es de recusar.
Pasemos ahora a la última etapa de este recorrido. El reportaje o la multiplicac
ión en todas direcciones del encuentro con lo de ahí afuera.

Iii

Capítulo Vii El reportaje, ADN del periodismo

El paso definitivo en este recorrido del cero al infinito, cuyo objetivo es el


de abrazar toda la realidad susceptible de tratamiento informativo, lo damos en
el dominio del reportaje.
Por primera vez, el autor es completamente dueño de su material, porque de una m
anera predominante si no exclusiva, él mismo se ha convertido en fuente de la info
rmación; se ha personado en los lugares en los que se desarrollaban los acontecimi
entos, y su pieza periodística se aplica, por ello, sobre un escenario principal,
lo que calificaré de }reportaje de escenario}; o, en otro caso, habrá requerido dire
ctamente de las fuentes la información que le ha permitido la reconstrucción de una
historia, caso en el que hablaremos de }reportaje virtual}. Pero, en ambos casos
hay un elemento común: el periodista ha ad157 23 quirido una autoridad total s
obre una información, que sólo posee él, que no ha tenido que compartir, como ocurre c
on la crónica, con nadie.
Nos hallamos, por tanto, ante el }yo} de autor más subrayado posible, que nos pe
rmitirá juzgar, valorar, llegar en nuestras interpretacionesopiniones más lejos que
en cualquier otra fórmula anterior, por supuesto, siempre respaldadas con nuestra
firma, de manera que el lector sea el jurado inapelable de las apreciaciones y c
onclusiones del periodista. En esta situación, me parece evidente que la presunta
separación de hechos y opinión habrá pasado a mejor vida. Opinamos, pero con un trabaj
o detrás y a beneficio de inventario. El artista jugándose el tipo en el alambre.
Hay que repetir, sin embargo, que difícilmente se presentará ningún tipo de reportaj
e en estado puro, y que si es de escenario, no por ello dejará de requerir determi
nadas complementariedades, búsqueda de otras fuentes, contexto, etcétera, que corres
ponderían al reportaje virtual, o si se trata de un reportaje predominantemente vi
rtual no excusará tampoco la posibilidad de personarse }in situ}, que podrían
aportar retazos de reportaje de escenario.
Lo que unirá, en último término, estas dos grandes fórmulas será como siempre la clase d
e apropiación del material por parte del autor, que es cierto que, en principio, s
erá de carácter tan total y directo como en la entrevista, pero sin la limitación que és
ta entraña de desarrollarse en el circuito cerrado de un encuentro con horario, fe
cha y calendario; diferentemente, estará abierto a las inmensas posibilidades de l
o de ahí afuera, lo imprevisible. Sobre esta misma base, veremos en este capítulo un
a categorización, aunque nunca exhaustiva, de los tipos de reportajes posibles.
Paralelamente, como hemos visto en este recorrido, el reportaje englobará todos
los géneros que le }preceden}.
No sólo retendrá todo el texto seco que consideremos conveniente; más aún, en pura teoría
al menos, nada impide que un reportaje se escriba íntegra158 25 mente en ese géne
ro, aunque no parece probable que ni periodista ni periódico se apunten fácilmente a
esa posibilidad, puesto que en la misma medida en que el material sea propio, a
mbos buscarán el máximo lucimiento ante el lector. La personalización le ganará la vez a
la austeridad.
Igualmente, el reportaje recogerá también elementos propios de la crónica, complemen
tarios de la historia principal normalmente a guisa de contexto, del análisis, y h
asta del perfil, cuando en el mismo haya protagonistas suficientemente destacado
s. En esa excursión sin límites al }out there}, es, finalmente, posible que incorpor
e viñetas de entrevista. Por eso, el reportaje se encuentra al final de una recta
o en el círculo más exterior del anillo de géneros que hemos venido transitando, en un
movimiento de dentro afuera.
Aunque los propósitos de este libro dejan de lado cuestiones capitales como el d
iseño gráfico de los periódicos, quede mencionado al menos que si género seco y crónica me
recerán un tratamiento estándar, que no los distingue entre sí en su puesta en página, e
l reportaje -como el análisis y el perfil- suele pedir una presentación específica más o
rnamental y, sobre todo, una titulación que puede privilegiar lo alusivo, salvo qu
e arranquemos con noticia propia, en cuyo caso mantendremos la formulación lineal.
Con lo inédito no se juega.
La redacción de este trabajo ha servido, por otra parte, para comprobar hasta qué
punto se ha producido en los últimos años una bajamar del reportaje, o lo que es lo
mismo, su acantonamiento en las partes blandas del periódico, sobre todo, en los s
uplementos, a favor de una temporalidad más laxa de los asuntos. Es lo que hay qui
en califica, a veces con intención positiva y otras con seguro desprecio, de repor
taje de }color}; en otras palabras, de servir al ocio del lector.
Aquí se sostiene, muy al contrario, que en las circunstancias presentes de grave
s asechanzas contra el papel prensa, el reportaje, no como sucedá159 27
neo de un Hollywood en tecnicolor, sino como medio con el que es más dado sacar t
odo el partido posible a la agenda propia, está llamado a hacerse más y más imprescind
ible en los periódicos de mañana mismo por la mañana.
Cuando tengamos todos los medios expresivos en la mano, cuando lo que sepamos, h
ayamos visto y oído, sea sólo cosa nuestra, cuando en virtud de lo anterior nos conv
irtamos en fuente de nuestra propia información, es cuando ésta nos distinguirá más y me
jor de nuestros competidores.

Categorías del reportaje


La primera parcelación de tipos de reportaje es territorial o de parteaguas. Hay
reportajes de escenario material y reportajes virtuales que pueden ser de recon
strucción investigativa, pero entendiendo que lo habitual será que se produzca una p
olinización constante entre los dos modelos.
El reportaje de escenario consiste en la construcción de una historia con un des
arrollo material, algo que es posible ver, que está pasando en un lugar determinad
o: un incendio, una romería, una operación militar, la vida en un campo de refugiado
s. En el mismo se dará como elemento importante de información un paisaje, a veces e
l mal llamado }color}, porque el periodista se hallará en el centro de un mundo, d
e algo que se mueve a su alrededor, que verá y oirá tanto como interrogará.
Pero, dentro de esta división espacial, hallaremos también una subdivisión instrumen
tal. Los escenarios que visitamos, cuando acudimos a ellos atraídos por el anuncio
público de la celebración de un }evento} (terminología latinoamericana por acontecimi
ento que se está introduciendo en la Península), aunque siempre pueden encerrar algu
na capacidad de sorpresa, que ocurra lo imprevisto, son frecuentemente una versión
a lo grande de la naturaleza muerta o del bodegón de que hablábamos.
El }paisaje} de escenario puede ser tanto una puesta de sol de puntualidad 160
29 meteorológica, como un terremoto de susto telúrico. Lo que no tiene horario,
fecha, ni calendario. Y es ahí donde nos encontramos con el mejor ADN del periodis
mo, el }blanco móvil}, que es el objeto de información más preciado para cualquier per
iódico.
Como el cazador, cuya fantasía favorita ha de ser cazar el blanco de un disparo, a
la gacela en pleno salto sin que ocupe lugar determinable en el espacio, el per
iodista, algunas veces ayudado por su intuición -eso de lo que todo el mundo habla
pero nadie sabe lo que es- pero las más favorecido por el Altísimo, tendrá en el }bla
nco móvil} la mejor oportunidad de cumplir con los mejores delirios de la profesión.
Si el periodismo es, básicamente, la historia de las discontinuidades en el encef
alograma de las cosas, el hecho en libertad constituirá la máxima expresión del hipo d
e la vida.
El verso (12) de Juan Ramón:
(12) Juan Ramón Jiménez, }Anto-
lojía poética}, Losada, 1969.
Iii
Qué quietas están las cosas y qué bien se está con ellas, por todas partes sus manos c
on nuestras manos se encuentran
con su descripción de las cosas que }están}, que nos rodean, pero que escasamente }p
asan}, expresa versiones respetabilísimas del periodismo de todos los días. Hallamos
ahí excelentes posibilidades de crónica y de análisis, los perfiles no faltan, aunque
el género seco seguramente no le haría justicia. Pero el }blanco móvil}, la historia
de la cosa en movimiento, rebelándose contra sí misma sin necesidad de preaviso, sie
mpre morará en los dominios del gran reportaje.
Al otro lado del espejo, de lo visual y de lo sonoro que será este reportaje de
escenario, hallamos el reportaje virtual, aquel que carece de una sede geográfica
determinada, en el que no hay, por tanto, elementos básicos de visualización, y dond
e construiremos la historia unitaria -no simplemente una estructura dotada de un
hilo conductor como en la crónicaa partir de declaraciones de personajes, testigo
s, contexto, etcétera. Y este tipo de reportaje virtual se puede basar en hechos g
eneralmente conocidos, sobre los que, por tanto, no puede haber apropiación intele
ctual directa por parte del autor, o en elementos de información que no sean del d
ominio público, obtenidos por el periodista para construir sobre ellos un texto ta
n inédito como el tipo de acontecimiento espontáneo que recoge el mejor reportaje de
escenario; en este último caso, nos hallaremos ante un reportaje virtual de inves
tigación, que puede ser un ejemplo de }blanco móvil} a tan justo título como cualquier
reportaje de escenario.
Si la naturaleza nos depara el gran material inesperado, el periodista es tamb
ién capaz de imitar a la naturaleza creando esa misma movilidad de los hechos, que
en vez de }ocurrir} se }encuentran} en algún lugar imaginado antes que físico. Eso
es lo que se llama en este sistema el reportaje (virtual) de investigación.
Éste sería, según el plan anterior, un esquema de las parc
elaciones básicas del género.
División territorial: a) Reportaje de escenario. b) Reportaje virtual.
División temática: a) Reportaje de escenario estático. b) Reportaje escenario-blanco
móvil. c) Reportaje virtual sobre hechos conocidos. d) Reportaje virtual de inves
tigaciónblanco móvil.
Y, por añadidura, todas las combinaciones posibles de las categorías anteriores, a
unque lo normal será que se pueda establecer la presencia de un elemento dominante
, lo que nos servirá para la identificación del tipo de reportaje de que se trate.

Desembarco en el mundo de "lo real"


Busquemos en }El País}, y otros medios de la prensa internacional, en-
carnaciones prácticas de esta cartografía, si no exhaustiva sí omnicomprensiva, porqu
e se pretende que todo el }out there} tenga cabida en ella.
}Reportajes de escenario} 162 33 En la página 8 del 14 de octubre de 1998, ba
jo el epígrafe: }Proceso de paz en Colombia}, aparece una pieza, que firmo yo mism
o, que es predominantemente un reportaje de escenario, aunque se presentó como inf
ormación del día, y, por tanto, en el formato gráfico de crónica. El texto, por otra par
te, es ambas cosas a la vez: información cotidiana con muchos elementos de crónica,
pero como género predominante, reportaje de escenario.
Son 12 párrafos, a cinco columnas, con título a cuatro, 171 líneas, y unas 850 palab
ras.
Título:
El Gobierno colombiano reconoce políticamente al ELN sin obtener una declaración
de alto el fuego
Obviamente sobraba "declaración" y el artículo "al" debería haber estado en la segun
da línea junto a ELN, pero desde el punto de vista de una información lineal, acepta
ble tanto para lo seco como para la crónica, el titular es correcto. Pero, ?por qué
insisto en que estamos ante un reportaje, y además de escenario, que podría haber ac
eptado un título más alusivo? En la entradilla se establece ya una geografía y unos pr
otagonistas, ante los que se halla el autor:
En el Día de la Hispanidad, que aquí siguen llamando de la Raza, en una breve ra
sa del valle de Ríoverde, a media hora de helicóptero de Medellín, en las montañas del O
riente de Antioquia, el Gobierno de Bogotá y la guerrilla de la sierra, como dos d
esposados, se prometieron ayer fidelidad mutua y la búsqueda de una paz verdadera.
[...]
A lo largo de todo el texto se combinan los elementos de la crónica -la informac
ión política sin la cual no se comprendería el alcance de todo lo ocurrido- con el rep
ortaje de paisaje geográfico, humano y político.

164 35
El acto transcurrió apropiadamente por el tono cristiano de base de la organiz
ación guerrillera, en una choza que fue iglesia rural, crucifijo al fondo, que con
su fachada escamoteada por la ruina, era la viva imagen de un belén navideño.
[...] Apostados por toda la explanada, con mirada de asueto, pero pasamontañas c
omo ala de cuervo y lana tupida, había un centenar de guerrilleros de ambos sexos,
tan jóvenes muchos de ellos que llevaban la pubertad en la punta del fusil.
El periodista ha reportajeado sobre un material lo bastante personalizado para
que sea de su sola propiedad in-
telectual. Ha estado allí, y hechos y escenario eran lo bastante singulares, paz
en la guerra y un lugar físico lo bastante recóndito que ni aparece en los mapas, co
mo para merecer el tratamiento del reportaje. Pero, aunque los guerrilleros son
menos predecibles que los funcionarios del Estado, el blanco permanecía generalmen
te inmóvil. Todos deseaban nuestra presencia allí: poder y guerrilla. Era como una r
ueda de prensa escenificada con gran sentido teatral. Excelente materia prima pa
ra la ficción creativa del género, pero blanco poco movido.
Más dramático, de gran lucimiento, pero, básicamente, el mismo tipo de reportaje de
escenario acogedor es la pieza de Ángel Santa Cruz, aparecida el 29 de noviembre d
e 1987.
Apertura del suplemento Domingo de la época, es lo que muchos llamamos con servidu
mbre colonial una }cover}.
Titulación principal con toque alusivo, y sumario totalmente interpretativo:
La guerra de los Tigres
La masiva intervención militar india en Sri Lanka puede "vietnamizar" la isla

164 37
Texto de 37 párrafos, 412 líneas y casi 2.500 palabras, que practica una fórmula efe
ctista, pero de mucho abolengo: una voz parece que le habla directamente al lect
or.
"Está usted en territorio tamil.
Somos los Tigres de Liberación y luchamos por un Estado independiente. Nada ni n
adie nos detendrá".
Jaeyam, el jefe, magnum al cinto, habla tamil, como el resto. Un anciano de 80
años oficia de intérprete, en el claro de la vegetación de la jungla, en medio de un
calor asfixiante y nubes de mariposas amarillas. Los ruidos de fondo son de inse
ctos enloquecidos y de los equipos de radio que los guerrilleros tamiles. [...]
Santa Cruz tiene que intercalar copiosa información de contexto, que en algunos
casos constituye verdaderos apuntes de análisis, porque Sri Lanka -la antigua Ceilán
- cae bastante más a trasmano que Colombia; el autor recorre las posiciones tamile
s acompañado del citado Jaeyam, e interroga a quien se deja, pero subrayando un me
dio físico, en el que las cosas adquieren en sí mismas gran representatividad narrat
iva:
En una cabaña con techo de hojas de cocotero, en un claro de la jungla, mientr
as otros vigilan entre los matorrales, están los guerrilleros que tienen en jaque
a 20.000 soldados y a un dispositivo militar tan formidable como la India no había
desplegado fuera de sus fronteras desde 1971, cuando Bangladesh.
Van descalzos, vestidos con el on-
hi, una especie de falda que llevan muchos hombres en Sri Lanka. Cada uno es
un arsenal humano. No fuman ni beben.
Los blancos móviles en estado puro son muy caros, con lo que hay que conformarse
con los que aún conserven los estertores del movimiento. Ignacio Cembrero fue uno
de los primeros periodistas occidentales en entrar en el 166 39 campo de ref
ugiados palestinos de Chatila, en las afueras de Beirut, que, junto al vecino de
Sabra, fue arrasado por milicias cristianas ante la contemplativa actitud del e
jército israelí, su patrón en la guerra del Líbano, a cuyo mando se hallaba Ariel Sharon
.
En primera página de }El País}, 19 de septiembre de 1982, el periodista publicaba
con pase a páginas interiores, y en formato gráfico de crónica, lo que era básicamente u
n reportaje del horror. Cembrero convoca 19 bloques o unidades de información, par
a 219 líneas, y unas 1.000 palabras.
Titulación totalmente lineal, como corresponde a una crónica que arranca en la pri
mera página del periódico.
(Véase próximo capítulo).
Matanza de civiles palestinos en los campos de refugiados de Beirut

Iii
Sin llegar a situarse en la primera persona, Cembrero nos introduce, sin embar
go, muy vívidamente en el infierno:
Varios periodistas que efectuaban a primera hora de ayer una gira para visit
ar las zonas de Beirut [...] descubrieron horrorizados en la entrada sur del cam
pamento de Chatila los cadáveres de 63 personas, en su mayoría mujeres y niños, alguno
s recién nacidos, asesinados durante la noche.
Las caras de los cadáveres, ya en plena descomposición a causa del húmedo calor be
irutí, presentaban aún la expresión de horror de los momentos que precedieron a su mue
rte.
Algunos niños estaban abrazados entre sí, un recién nacido mostraba signos de habe
r sido degollado, varias mujeres no llevaban falda, y daba la impresión de que había
n sido violadas, antes de ser asesinadas.
167 41
El periodista confiesa haberse sentido horrorizado, pero ésta debe de haber sido
sólo una actitud personal, de sí para sí, porque el texto es de una frialdad tan impr
esionante como para demostrarnos, con la salvedad de algunas especulaciones sobr
e los muertos palestinos, que es posible escribir en género seco, lo que, por otra
s características que considero predominantes, es un gran reportaje de oportunidad
.
Habría sido injusto pedirle, ade-
más, al periodista que hubiera estado allí mientras se consumaba la matanza, porque
lo cierto es que nadie le había rogado que se pasara por aquel sumidero. El blanc
o, por ello, se hallaba todavía en movimiento, con trágica literalidad, dando sus últi
mas boqueadas.
Acentuando el elemento humano sobre lo paisajístico, tenemos este reportaje publ
icado por el diario parisino }Libération}, el 7 de enero de 2001.
Sin preocupaciones con respecto a la monstruosa long
itud de sus párrafos, el autor, Christophe Ayad, logra meter en sólo ocho unidades n
arrativas, 360 líneas, y no menos de 2.700 palabras.
Titulación y estilo son ya de la plenitud del reportaje a la francesa, es decir
a la literaria, de metáfora incluso más que alusión.
Un symbole pour la petite Erythrée [Un símbolo para la pequeña Eritrea]
Un train nommé débrouille [Un tren llamado "oportunidad"]
Enmurallado en la penumbra del taller, la gran Ansaldo luce con insistencia.
Letras rojas pintadas con aplicación se destacan sobre el vientre negro de la cal
dera:
}Erythrean Railways}. En una fosa, bajo la enorme locomotora, dos hombres en a
zul de faena sueldan una última pieza a la chimenea. A la hora de la pausa, Gueres
guiher Cardelli y Mebrahtu Kidane, 81 y 169 43 83 años, respectivamente, emerge
n ágilmente, el rostro cubierto de sudor. La Ansaldo, un rutilante modelo 1925, Gu
eresguiher y Mebrahtu tienen casi la misma edad que la máquina. Hace un cuarto de
siglo que el tiempo se detuvo para ellos, cuando el último tren entró en la estación d
e Asmara. La locomotora se oxidaba en una vía muerta invadida por la hierba silves
tre, y los dos ferroviarios se habían jubilado en sus casitas a dos pasos de la vía
férrea, sin dejar de mirar a la máquina con ojos de enamorado en trance. Y un día de 1
994 les llamaron para que volvieran a poner en uso la }ferrovia}, la mítica línea co
nstruida por los italianos entre 1887 y 1911 [...].
Como ellos, una cincuentena de veteranos respondieron al llamamiento del jov
en Estado de la Eritrea independiente, otros han llegado de Alemania, Estados Un
idos, Arabia Saudí...
Iii
El blanco no puede estar más inmóvil que la propia locomotora, pero éste es un repor
taje muy literario, con un escenario muy a mano, y, sobre todo, un gran número de
interlocutores.
El paisaje habitado por el hombre, que lo remoza tras el cataclismo de la guerra
, y vive días en los que tiene que reinventarse a sí mismo en el proceso de reconstr
ucción de un pequeño país africano. El reportaje está po-
líticamente muy decantado a favor "del joven Estado", rozando en ocasiones la pro
paganda, lo que me parece, pese a lo noble de la motivación, un poco barato.
Con mayor distanciamiento aunque en un contexto también muy personalizado, tenem
os la llegada, por primera vez en la historia del régimen comunista, de buques de
línea de Taiwan a la China continental.
Enero de 2000, }Washington Post}, 36 párrafos, para sólo 190 líneas y unas 1.100 pal
abras.
Título básicamente lineal:
170 45
3 Taiwan Ships Arrive in China, Closing a 50-Year Gap [Tres buques de Taiwan
llegan a China poniendo fin a una ausencia de 50 años]
Primer párrafo:
Con su hijo de tres años a rastras, Huang Zicheng salió el martes a pasear por u
n camino muy ventoso junto al agua, aquí en la costa sureste de China. Bajo los ci
elos caliginosos podían divisarse perfectamente unas islas que pertenecían a otro país
, allá a la entrada del puerto. Cuando era niño, el señor Huang dijo, nadie podía acerca
rse aquí por miedo a que hubiera guerra con Taiwan. "Era una zona militar", dijo.
"Les oíamos hacer fuego de artillería al otro lado".
Aparte de los molestos }dijo}, !qué gran principio para una novela de Pearl S. B
uck! En una de las fórmulas más clásicas de la prensa norteamericana, los personajes e
ncarnan, representan escenarios, situaciones, problemas. Una parte de la histori
a de ese puerto chino, avanzada de Pekín ante el régimen nacionalista de Taiwan, nos
la contarán éste u otros personajes en un esfuerzo por reconstruir una imagen de es
cenario estático, aquello que la prensa occidental no pudo cubrir directamente por
que no lo permitieron las autoridades chinas.
Estamos en el lugar, pero más que los hechos noticiosos que ya se han producido, e
ncontramos a los interlocutores que nos permiten revivir la escena.
Y un blanco hieráticamente inmóvil, pero donde hay una buena pintura del aire, es
el reportaje de Francisco Peregil, aparecido el 29 de noviembre de 1992, a dos pág
inas, algo menos de 500 líneas, unas 2.200 palabras, y cerca de 100 párrafos, en lo
que es una larguísima conversación coral, que a veces parece de zarzuela, en el nego
cio de los pitonisos y videntes de Madrid.
Los fondos están muy nítidamente pintados.
171 47
Cuando ellos terminan de leer las cartas y abren el turno de preguntas, escu
chan con suma atención las primeras palabras que pronuncian los clientes; si pregu
ntan sobre las relaciones con su jefe, vislumbran un superior con pocos escrúpulos
, que
es lo que muchas veces ellos creen que el cliente quiere oír. Si el que paga no
pregunta por una mujer en concreto, la respuesta al hablar de amores suele ser
la misma: "No veo a corto plazo una relación estable". [...] Carteles, fotos, mazo
rcas de maíz colgadas en la pared, lechuzas en miniatura sentadas sobre sillas de
20 centímetros y un intenso efluvio de rosas que el vidente llamaba su "olor de sa
ntidad". [...] Cuadros, esculturas, objetos colocados en rigurosa paridad simétric
a, un piano que el pitoniso toca de oído y ni un metro cuadrado libre de ornamento
[...] se sube por unas escaleras destartaladas.
Iii
Y para cerrar esta galería de reportajes de escenario, un espléndido trabajo de Do
minique Pouchin en }Le Monde}, donde el autor hace una radiografía moral y, para e
llo, también física, de una ciudad, la belga Amberes, a punto de caer presa del extr
emismo racista del partido Vlaainse Blok, a cuyo lado el austríaco Jorg Haider es
el mejor amigo de los inmigrantes.
Con el apropiado título fuertemente alusivo-metafórico:
Amberes y la peste parda
publicado a página entera del periódico, 9 de enero de 2001, 13 párrafos (?por qué será qu
e los franceses escriben }más largo} que nadie?), 390 líneas, y casi 2.400 palabras,
el autor sobrecoge en un constante vaivén entre la gran perspectiva, la Amberes h
istórica y monumental, y el miniaturismo de ciertas situaciones.

174 49
?Hay que desesperar de Amberes? ?Olvidar de repente que debe su gran fortuna
al océano, y resignarse a cambiar de siglo en el relente de alguna de sus taberna
s, donde, a fuerza de cerveza, se vomita al extranjero? ?Olvidar que a la sombra
de su catedral atracaban un día los barcos del Congo, y dejar toda una historia d
e borgoñones juerguistas, hidalgos sombríos, austríacos, judíos expulsados del Sur o hui
dos del Este, agostarse en la exaltación de una Flandes orgullosa y pura? ?Olvidar
que Rubens dio clases en Venecia, que al ayuntamiento le viene su elegancia de
una fecunda bastardía ítalo-flamenca, y no oír más que estas tres palabras que recorren
la ciudad: "Nosotros, los primeros"? ?Desesperar de Amberes?
Es difícil que tantos interrogantes seguidos hayan dicho más, hayan sido menos car
gantes, y abarcado tanta historia, arte, cultura, política, ciudad.
Basta con pasar bajo los raíles de la estación central para acercarse a la caja
de caudales de la ciudad. Tres calles, vedadas a la cir-
culación, erizadas de cámaras, tres Bolsas y docenas de oficinas bien apalancadas
. Dos tercios de la producción mundial del diamante en bruto allí se negocian, día tra
s día, con discreción. Más de 15.000 millones de dólares en volumen de negocio, que los
judíos instalados en el barrio desde hace cinco siglos, comparten hoy con indios q
ue desembarcaron sólo hace 20 años. En Houvenierstraat, entre la sinagoga y el snack
de kosher, reina el }business as usual}. Elecciones, crecimiento del Blok, cordón
sanitario son fenómenos lejanos.
Equilibrio paisajístico con antropología del lugar. La movilidad del blanco reside
aquí en la capacidad de hallar una entre tantas Amberes posibles y hacer mucho más
que dejar que hable. Habrá quien, legítimamente, no 174 51 se pirre por este tipo
de reportaje que la gran prensa francesa sigue cultivando como nadie, pero ya q
ue el género se apega tanto a lo tangible, a aquello de lo que nos convertimos en
fuentes o repetidores, bien está que haya quien aspire a ver con el reportaje las
ruinas del tiempo en la historia de una ciudad.
}Reportajes virtuales} Y, dentro ya de lo virtual, una versión tan útil como frecu
ente es la del reportaje que los franceses llamarían de }estado de la cuestión}, el
que pone al día un problema, una crisis, alternando la crónica de hechos más o menos r
ecientes, con la auscultación de personajes. Sin necesidad de una percha extraordi
naria, y con un blanco quieto pero bastante inquieto, Belén Cebrián, profesora de la
Escuela, publica en el suplemento de Negocios, 30 de mayo de 1999, un reportaje
redactado desde una sostenida glaciación, hecha tanto de prudencia como de datos,
en el que la autora examina la situación de Iberia en pleno proceso privatizador.
Un texto a página entera, 14 párrafos, 230 líneas y unas 1.100 palabras.
Título alusivo:
Iberia, en zona de turbulencias
La compañía se resiente de la negociación con el SEPLA y la crisis aérea
Belén Cebrián esmalta su visión del caso con las voces consultadas, de forma que lo
que leemos es una opinión-interpretación de la autora, apoyada en las fuentes. El si
stema vale tanto para un marco relativamente pequeño y manejable cual es una compañía
aérea, como para un país o todo un pueblo. La técnica nunca es inocente, pero cuando e
stá bien aplicada, como en este caso, sí, impune. Sirve para lo próximo y lo lejano, l
o grande y lo pequeño, lo difuso y lo estadístico.
Uno de los más extraordinarios reportajes dentro de este mundo virtual que yo ja
más haya leído es el titulado (moderadamente alusivo):
176 53
Alfredo Astiz:
historia de un centurión
Su autora es Maruja Torres, y apareció el 22 de mayo de 1982 en }El País}, con un
texto de 24 párrafos, ni pocos ni muchos, para 429 líneas y unas 2.100 palabras.
El reportaje es una reconstrucción en todo el sentido de la palabra. No hay pais
aje, más que brevemente, como quien fotografía con la imaginación; hay personaje: el t
eniente de navío argentino Alfredo Astiz, cuya catadura angelical de asesino, tort
urador y jefe de torturadores durante la dictadura militar argentina, parece más q
ue probada ante la justicia europea.
Pero sólo hay personaje desde un punto de vista técnico, porque en esa época Astiz se
hallaba en paradero desconocido. No se pudo, por tanto, hablar con él. Pero, la au
tora sí nos deja oír otras muchas voces, en ocasiones directamente, o, las más, }roman
ceadas} para reconstruir el personaje del canalla que no lo parecía.
Es un reportaje sobre-virtual, a voces, dominadas por la de la propia autora, cu
yo objetivo es, como Murnau, hacer el muñeco de un monstruo (13).

Y no es un personaje fácil, no, el teniente de navío Alfredo Astiz. No es un hom


bre a la manera de Pernía, alias El Rata, que antes de hincarle la picana en la ca
rne a una mujer, suplicaba: "Permiso, señora". Ni a la de Acosta, alias el Tigre,
un dandy que se cambiaba de atuendo varias veces al día [...] y que entre torturas
practicaba la navegación a vela, y que descendía a la cámara de los horrores con un w
hisky en la mano y un lanzagranadas en la otra [...] Astiz era un típico oficial d
e la Marina argentina.

(13) F. W. Murnau, }El Golem}, 1921.


178 55
Para entender al Astiz de Maruja Torres, no basta con excluir a personajes }me
nores}, como los citados, hay que empezar:
[...] imaginando, si se puede, ese edificio de cuatro plantas situado en el
bonaerense barrio de Núñez, en la avenida del Libertador, a 400 metros escasos del e
stadio de River. La cámara de tortura está en el sótano; en la planta baja se encuentr
an las oficinas operativas y de inteligencia; en el primer piso hay cuartos vacíos
, en el segundo, los dormitorios de los oficiales permanentes, y en el último la }
capucha}, donde se hallan los detenidos que no están siendo torturados.
[...] Es como vivir en el interior de un submarino, es el otro lado del espejo
, la locura, quizá tanto para los verdugos como para sus víctimas.

La propia autora nos da la clave del reportaje virtual, aunque no necesariamen


te lo haya racionalizado así:
}hay que imaginar}. A continuación, tras la descripción del lugar y de sus parcas, e
ntra el protagonista, en torno al cual parece como si la periodista estuviera tr
azando círculos de la forma que el escualo dibuja en torno a su presa.
Alfredo Astiz tenía 23 años cuando triunfó el golpe y era prácticamente igual que ah
ora, igual de valiente, igual de seguro, con la sonrisa inocente, el mechón claro
acariciándole la frente, el cuerpo de jugador de rugby, el talante caballeroso de
oficial de elite frecuentador de niñas bien a las que no presta atención excesiva.
Gran promesa del espionaje argentino, se infiltra en el grupo de las Madres de
Mayo.
Se le puede imaginar fácilmente:
joven, rubio, guapo, simpático, 179 57 tierno, el hijo con el que todas aquel
las mujeres desangradas podían identificarle [...] se convierte para ellas en El R
ubito, alguien a quien proteger y adoptar, alguien que les protege a su vez.
Maruja Torres construye el personaje con la delectación, por supuesto, de quien
va a acabar por destruirlo.
La Marina, que la autora ha descrito como el arma más frustrada por su rivalidad c
on el Ejército, le ofrece entonces al marino lo que mejor podía darle: una guerra de
verdad; Malvinas, 1982. Y el mejor de todas las promociones, asesino de monjas
francesas, ciudadanas suecas, y torturador de su propio país redondea una vida con
la evidencia final del oprobio:
[...] El teniente de navío Alfredo Astiz pudo finalmente combatir contra verdade
ros destructores, contra cañones auténticos y soldados entrenados como él para la muer
te.
Y entonces se rindió. De acuerdo con su lógica marcial, hubiera tenido que pegar
se un tiro: pero ahí le falló el personaje. Por eso, ahora, quienes le recuerdan dic
en que es un monstruo con fisuras, un monstruo con los pies de barro.
Así terminan el reportaje y el trabajo de demolición de la autora. ?Cabe, acaso, m
ayor apropiación intelectual de un reportaje? En el terreno de lo virtual, Maruja
Torres ha pintado el cuadro de Dorian Gray, que es el verdadero Astiz periodístico
, mientras el personaje de carne y hueso esquiva a la justicia del mundo sin acu
sar una sola arruga de sus crímenes. Es un verdadero blanco en movimiento, por el
valor de los testimonios, por el trabajo sobre los mismos, por la cadena causal
de valoraciones.
Es el reportaje virtual de investigación. Astiz aún sigue corriendo.
(Ver apéndice).
Pese a las fuertes diferencias aparentes, el trabajo de Peru Egurbide
publicado el 29 de noviembre de 1988, que arranca en primera página y concluye en
la 17, tiene muchos pun180 59 tos en común con el anterior.
En 19 párrafos, 262 líneas y unas 1.300 palabras más un despiece, el periodista real
iza el reportaje donde riza el rizo de lo virtual. Aunque Egurbide ha recorrido
varios países y hablado con todo tipo de fuentes, pocas de ellas se pueden revelar
. Los ambientes son sólo nombres, y los nombres son sombras que atraviesan el Atlánt
ico. El resultado no es una crónica, no hay acontecimientos de actualidad a partir
de los cuales hacer una narración de horas o de días, sino un entramado que poner a
flote, un espeso potaje de nombres, empresas, estafermos, operaciones.
El título, con su engañosa apariencia lineal, es el fruto de un gran reportaje de
investigación, donde el blanco no sólo ha sido móvil, sino escurridizo como una anguil
a.
La familia de un "barón" de la cocaína realiza grandes inversiones en España Iii
Jesús Ceberio publica en una apertura de Domingo, el 23 de noviembre de 1986, ot
ro reportaje virtual, de reconstrucción, como los de Maruja Torres y Peru Egurbide
, pero con características moderadamente paisajísticas. Tenemos tres páginas, 36 párrafo
s, 441 líneas y algo más de 2.000 palabras.
Título, realista a la vez que alusivo:
Cisma en la tribu de Aitor La violencia se traslada al interior de la comunida
d nacional vasca
El autor hace un reportaje también virtual, de blanco algo más sedentario, que se
halla como en la equidistancia de los dos anteriores. Es una reconstrucción coral,
como el de Astiz, pero las fuentes consultadas son fundamentalmente de ausculta
ción intelectual, no de reconstrucción de la vida de nadie; en vez de un torturador
es el cisma en un pueblo entero lo que hay que recomponer. Se podría decir también q
ue es un gran reportaje de 181 61 diseño, porque primero se diseña lo que uno qui
ere encontrar y en el interior de ese cuadro marco se construye un edificio con
las fuentes que lo sustentan. Todos los grandes reportajes, llamémosles }nacionale
s}, han de responder fácilmente a estas premisas, porque no se ausculta a un puebl
o como quien va al dentista, un rato por la mañana. Ello no deja de entrañar, por su
puesto, que el periodista sea capaz de reajustar su punto de mira, cosa que siem
pre ocurre cuando, como aquí, se trata de componer un dibujo, que es todo lo contr
ario de hacer que sea el dibujo el que imponga sus condiciones a la realidad.
Esa auscultación intelectual, muy informativa en abstracto, le aproxima al texto
de Egurbide, en la medida en que diseño de un problema nacional y cartografía de un
imperio económico
delictivo son geometrías periodísticas razonablemente parecidas. Ceberio, sin embar
go, trata de mojar lo más que puede esa sequedad, descomponiendo la narración en peq
ueñas viñetas biográficas de partidos, fuerzas y personas; de ahí que haya mucha más voz d
irecta que en el reportaje de Maruja Torres, y, también, más narrativa directa que e
n el de Egurbide.
Publicado hace casi 15 años, el texto, y ello ya es suficiente ponderación, contie
ne perlas que aún dicen mucho en el tercer milenio.
A veces no se sabe si ese Euskadi soberano, por el que ETA mata, es para el
PNV una utopía irrealizable como tal, o una meta política operativa. Arzalluz ha rec
onocido alguna vez que Euskadi sólo podrá ser un Estado independiente "por una broma
de la historia". Pero no está dispuesto a renunciar.
"Nadie renuncia a nada, tampoco los socialistas a su propia utopía".
[...] Ningún ámbito escapa así a la sospecha. Jon Juaristi asegura que "con la degra
dación actual la independencia sería un horror, que conduciría a una guerra civil. Un
Estado vasco sería hoy sólo posible bajo la forma de una dictadura".
183 63 Muchos han hecho suyo un tremendo fatalismo
: "Todo es empeorable".
Salvo en la observación de la utopía socialista, todo lo demás es premonitorio. (Ver
apéndice).

Todos los caminos conducen a Roma


Hay piezas poco comunes porque precisan del concurso de un cúmulo de circunstanc
ias favorables, en las que los géneros tienden a ensamblarse como en una exposición.
Pueden convertirse en antológicas, en cuanto que son un muestrario en sí mismas. Un
a de ellas es la que publicó Juan Luis Cebrián el 20 de enero de 1985, entonces dire
ctor (y fundador) de }El País}, tras haber pasado tres días de conversaciones, indag
aciones y reflexiones con Fidel Castro en La Habana y Managua.
Relativamente pocos párrafos -28a causa de las largas tiradas del comandante, pa
ra 885 líneas, y algo menos de 4.500 palabras. Descubrimos en la pieza aun sin nec
esidad del microscopio una entrevista de base, que es como la espina dorsal que
recorre y sostiene todo el texto; un perfil de Castro que aparece como a saltos
entre peroratas; un análisis no sólo del personaje sino de la Revolución cubana; y emu
lsiones de reportaje aquí y allá, como trataré de mostrar, hasta formar un friso perio
dístico de un tiempo, un líder y un país. La crónica y el género seco son, aquí, aparte de
os géneros mencionados, básicamente formas de escritura, que se dan cuando Cebrián rec
urre a desplegar el contexto o a mirar con el ojo de la agencia.
El perfil:
Fidel Castro gesticula suavemente. Es un hombre tímido, de hablar pausado y c
uidadoso, dubitativo al principio, acorazado en su inmensa corpulencia y en su p
roteica verbosidad [...].
A sus 58 años tiene todas las características del seductor y todas las condicion
es del líder. Lo mismo 185 65 en público que en las conversaciones privadas, sabe
dar siempre con el tono y el contenido de lo que los demás quieren oír. [...] A vec
es me recuerda las memorias de algunos emperadores de Roma que escribían, guerreab
an, gobernaban, disfrutaban, administraban y decidían la historia [...]. El imperi
o viajaba con ellos como con Castro viaja la revolución. [...] Esa incontenible af
ición suya a ser protagonista de su propio espectáculo [...]. Trabajador infatigable
, es noctívago y duerme bastante poco durante el día. [...] Exuberante, ingenuo a ve
ces, parece un niño que quiere todos los juguetes para él. [...] España es una nostalg
ia que le desborda, aunque no lo confiesa.
El análisis:
Los cuadros del Gobierno, los militares, los técnicos, la clase dirigente de C
uba, todos se han formado en Moscú, en Rumanía, en Bulgaria, en Hungría. El ruso ha su
stituido en gran parte al inglés como segunda lengua, y los esfuerzos de instituci
onalización del régimen para cuando Fidel falte se han hecho sobre el calco explícito
del modelo soviético: economía centralizada, controles severos sobre la población. Sin
embargo, ese modelo se adapta mal a la propia idiosincrasia del comandante [...
]. Castro gusta de presentarse como un revolucionario de los de antes de Stalin.
Es, además, un hombre pragmático: la Unión Soviética está demasiado lejos, y Estados Unid
os demasiado cerca de la isla.
El reportaje:
Provocador siempre, controla su propia extravagancia. Es capaz de hacer espe
rar durante una hora al líder del Partido Laborista británico para luego espetarle,
al filo de las dos de la madrugada y ante las cámaras de la televisión británica, que
espera devuelva Gibraltar 186 67 a los españoles [...].
[...] hay vacas frisonas de Canadá pastando en Cuba y produciendo leche a precio
s insostenibles en el mercado mundial; hay quesos que les hacen competencia, con
ventaja, a los franceses, pero que muchos cubanos no pueden servir en su mesa;
hay }whisky} Havana Club, y no sólo ron, que Fidel se preocupa de distribuir en la
s tiendas para extranjeros.
La entrevista es la tela de fondo en la que Castro, sin ningún }dijo}, ni }respo
ndió}, sino simplemente in-
serto con toda naturalidad en el texto, parece que toma la palabra espontáneament
e como en un silueteo sobre la crónica, el análisis y el reportaje del autor. El líder
cubano habla de que acepta etarras enviados por España, pero:
"[...] no queremos ser cómplices, ni carceleros, ni inmiscuirnos en los asuntos
internos de España".
Iii
Sobre Franco muestra un agradecimiento comprensible:
"Franco no se portó mal, hay que reconocerlo. [...] El gallego supo habérselas.
!Que se portó bien, caramba!".
Le da consejos a Washington:
"África negra no debe preocupar a Estados Unidos. No existe la estructura de c
lase que puede determinar un estallido social".
Pontifica sobre el mundo:
"Ni los yanquis quieren ya a Pinochet". "México es fundamental.
En realidad es la clave". [...] "Es humillante para Contadora aceptar las pret
ensiones de Washington [...]". "?Y cómo puede exigírsele a Nicaragua que comience a
desarmarse mientras subsiste una guerra interna que le ha sido impuesta desde el
exterior?".
187 69
Seguramente no es difícil hacer hablar al líder caribeño, pero el florilegio no pued
e ser más completo.
Aunque, sin duda, Fidel estaba en esa época de mejor humor.
El texto, si bien reúne en proporciones, como hemos visto, no precisamente homeo
páticas, todos y cada uno de los géneros del sistema, envolviéndose sucesivamente unos
a otros en la circularidad que este libro defiende, debería, de una manera formal
, calificarse de entrevista, porque ése es su formato básico, aunque por el desplaza
miento en el tiempo y en el espacio -y difícilmente puede haber blanco más inquieto
que Fidel Castro- la doble visita a una revolución en Cuba y a su entonces pupila,
Nicaragua, hace que en realidad intenciones y resultados vayan mucho más lejos. Y
o diría que es casi tanto un reportaje como una entrevista, pero tampoco hay que o
bsesionarse con determinar en todos los casos qué género es el que predomina. El per
iodismo es, probablemente, una ciencia exacta, de la que, sin embargo, desconoce
mos las leyes. (Ver apéndice.) El siguiente y ya último capítulo será un intento de reco
pilación de todo lo anterior, pero efectuado directamente sobre el trabajo del alu
mnado de la Escuela; sobre los periódicos fabricados en el último cuatrimestre del año
. Retrato del artista ya no tan adolescente.

189 71

Capítulo Viii El año pasado en El País

El segundo y último cuatrimestre, tras el período de prácticas veraniegas, es el perío


do decisivo en la formación del alumnado de la Escuela.
Dura de septiembre a fin de año y lo que se hace durante el mismo es fabricar periód
icos; no, sin embargo, periódicos de Escuela, sino diarios trabajados bajo supuest
os de realidad, como los que corresponderían a una publicación profesional.
Comenzando por cuatro y seis páginas, se llega rápidamente a ocho páginas, que son r
eproducciones en miniatura, con sus diferentes secciones, de los periódicos de inf
ormación general.
Y no hacemos solamente lo que podríamos llamar }el modelo El País}, sino que se ensa
yan también otras fórmulas periodísticas. Como trabajo de fin de curso, se hace también
una revista de un mínimo de 32 páginas en color, sobre la que no habrá nada específico q
ue decir en este libro, puesto que hay que entenderla como una culminación de todo
lo que se ha trabajado durante ese año pasado en }El País}.
Los periódicos se imprimen hasta el nivel de fotocopia, pueden utilizar color cu
ando ello se crea conveniente, y se producen en grupos de diez alumnos, lo que s
ignifica que los 40 que componen la nómina hasta ahora inalterable en los 15 prime
ros años de existencia de la Escuela, se dividen en cuatro grupos, a periódico por c
ada uno de ellos. Durante ese segundo cuatrimestre, los diez alumnos por grupo v
an rotando, de manera que al término del mismo todos hayan desempeñado las tareas pr
opias de una redacción, desde un director/a a cualquiera de las diferentes ocupaci
ones que se desempeñan en un periódico.
Todo esto significa que los modelos con los que se trabaja tienen una estructu
ra estándar de periódico profesional. Una primera página -no confundir con portada, térm
ino que, en 190 73 España por lo menos, sólo sirve para revistas-, y una serie de
secciones, inevitablemente de paginación reducida, que comprenden Internacional,
Nacional, y Local, cuando menos. La sección de Internacional se tiene que hacer, p
or razones obvias, exclusiva o casi exclusivamente a partir del material de agen
cia -por lo que primará en ella casi absolutamente el género se-
co-; en Nacional seguirá habiendo cables, pero todo aquello que se pueda hacer in
formativamente desde Madrid se aprovechará como trabajo en el }out there}, con lo
que la crónica y, en ocasiones, hasta el reportaje y la entrevista pueden tener ca
bida en esas páginas; y, evidentemente, en Local se pretenderá que casi todo el trab
ajo se haga en forma de crónica, reportaje y entrevista o perfil. Una cierta prude
ncia nos aconseja, sin embargo, no hacernos demasiadas ilusiones con el análisis.
A medida que avanza el cuatrimestre, el equilibrio de secciones por número de pági
nas de cada periódico se altera en favor de Local, cuando consideramos que el trab
ajo de mesa -cables de agencia- está ya suficientemente entrenado. Esto significa
que puede haber periódicos de ocho páginas totalmente dedicados a Local -Madrid-; sólo
que en estos casos el epígrafe de sección no se entiende en un sentido temático habit
ual, sino abarcando todo aquello que se puede hacer informativamente en la ciuda
d, con lo que tenemos Local-Cultura, Local-Sociedad, Local-Economía, Local-Deporte
s, además de Locallocal, puesto que se considera que la mejor enseñanza es la práctica
en la calle.
Y lo que vamos a tratar en este capítulo es ese trabajo realizado, desde la prod
ucción de la primera página hasta la última, tratando de privilegiar el material firma
do, crónica, entrevista, reportaje, puesto que las piezas de género seco ya han sido
suficientemente estudiadas en los primeros capítulos del libro. Antes de seguir,
sin embargo, habrá que ver brevemente cuál es la estructura tipo de la primera página
de }El País}, en 190 75 la que se inspiran los periódicos aquí revisados.
La mayor parte de los textos que aparecen en las primeras páginas de }El País}, qu
e llamamos }caretas}, son }leads} de dimensión variable, o resúmenes-gancho de las i
nformaciones más importantes contenidas en el periódico, que nunca van firmadas. En
principio, parece que eso aconsejaría que se observara en primera página la fórmula de
l género seco, pero repito que cada periódico es muy dueño de adoptar la estrategia in
formativa y de géneros que le parezca más apropiada.
Los títulos, antetítulos y sumarios, en consonancia, deberían ser en ese caso también li
neales.
Además de las caretas, cabe que un texto comience en primera página para morir en
páginas interiores, habitualmente firmado. Aunque, en teoría no hay ninguna prescrip
ción obligatoria sobre géneros con referencia a estas informaciones, que se destacan
especialmente, puesto que se propone una lectura de corrido de las mismas de pr
imera a páginas interiores, es bastante natural que consistan en reportajes, o cua
ndo menos, crónicas, que destaquen en el día por alguna razón informativa.
Es posible también hacer careta de un reportaje, o de una entrevista, cuya titul
ación permitirá un despegue
mayor de lo fáctico inmediato, y, en consonancia, la careta podrá estar escrita con
mayor libertad, como corresponde al género de que se trate. Y, finalmente, cabe q
ue un artículo o un editorial del propio diario se considere lo bastante relevante
como para arrancar en esa primera página.
Ésta es la estructura que, mientras hagan el modelo }El País}, los alumnos de la E
scuela deberán tener en cuenta.

Las primeras páginas


Tomemos tres ejemplos bastante significativos de primeras páginas.
La que lleva como cabecera el logo UAM/}El País} (Universidad Autónoma de Madrid)
corresponde a un 191 77 periódico casi exclusivamente de Local, puesto que únicam
ente la segunda página recoge temas de España, que se han tenido que hacer básicamente
con teletipo, así como responde a un diseño intermedio entre el modelo }El País} y un
o popular o semipopular.
La primera con el encabezado }Escuela de periodismo} es indiscutiblemente el mod
elo }el País}. Y el tercero, también inconfundible, está entre lo más parecido que cabe
encontrar hoy en España a un modelo popular, en la práctica muy inspirado en }El Per
iódico de Catalunya}.
El primer modelo, 14 octubre 1994, abre con una gran fotografía y da tres asunto
s. Los dos textos principales son reportajes, ambos de la modalidad de pase al i
nterior, y el tercero, una careta clásica.
Lo primero que hay que decir es que la concentración de reportajes, y además emple
ando ambos la misma fórmula de pase al interior, es un error porque la acumulación l
es resta valor, especialmente al que se propone como asunto principal. Si valora
mos algo hasta el extremo de comenzar su texto en primera, que es como decirle a
l lector que no podemos esperar más, que aquello es tan interesante que no queremo
s darle el aperitivo de la careta, sino que le hacemos pasar directamente al salón
para que deguste todo el plato de una vez, no hay que crearle distracciones alr
ededor. Pero, en realidad, la razón de los pases es mucho más prosaica. A los alumno
s no les cabían los reportajes en el espacio que ellos mismos les habían asignado, y
de esa forma, rehuyendo la fabricación de una careta para cada uno, creían que apro
vechaban mejor los dos textos. Eso no quiere decir, sin embargo, que los reporta
jes carezcan de interés. Como si lo hubieran hecho a propósito -que, seguro que no,
porque tanta premeditación es impensable- el principal es un típico reportaje de esc
enario y el segundo, del tipo virtual.
Título del primero:

193 79
Otra familia que vive ilegalmente en el sótano permanece en la vivienda
La policía desaloja a una familia de "okupas" en el barrio del Lucero
Título y antetítulo repiten "familia", lo que no es un horror pero sí es innecesario
porque, encima, no había dos familias sino sólo una, además de que cualquier repetición
da sensación de pobreza. Por lo demás, el título es seco o de crónica, cuando en teoría p
arece que debiera haber sido de reportaje vivido y, por tanto, más alusivo y percu
tiente, pero el problema es que abrir un periódico con un título indirecto es algo s
uperior a nuestras fuerzas. Estamos convencidos de que los periódicos se abren con
noticias y cuanto más directamente las titulemos, tanto mejor.
Pero, lo verdaderamente interesante aquí es cómo el autor (o autora, al igual que
todos los textos que siguen, de los que se ha preferido ignorar el responsable)
hace un reportaje absolutamente clásico de escenario, hasta tal punto de que exage
ra un poco al no dar antecedentes, al no situar el problema en un contexto mayor
, al no incluir elementos de crónica que le habrían dado una mayor perspectiva socia
l. No obstante, el material es bueno desde su arranque:
A las 9.30 de ayer, dos oficiales del juzgado y tres coches de la Policía dese
mbarcaron en el 66 de la Avda. Sepúlveda de Madrid.
Motivo: la orden de desalojo de una vivienda de dos plantas situada en el barr
io del Lucero y que alberga a dos matrimonios con cuatro y dos hijos. La casa, m
edio camuflada entre el follaje de un plátano y situada al pie de dos calzadas con
tráfico abundante, está rodeada de policías, fotógrafos y periodistas.
Dentro, un fuerte olor a podredumbre contenido en cuatro habitaciones con el s
uelo, las paredes y los muebles devastados. Y mierda, mucha mierda.
194 81
Lugar, personas, olor, color, ambiente. El periodista es nuestros ojos y nuest
ros oídos, y hasta nuestro olfato. Estamos en el inmueble y la visualización es tota
l. De la misma forma, porque su apropiación del material es absoluta, los juicios
son lapidarios, pero apoyados por un buen oído para el entrecomillado:
[...] el inquilino del sótano vivienda y amigo de [...] quiere alborotar. "Lo qu
e pasa en este país sólo hay política y a mí no me pueden echar". Y a continuación se call
a medianamente convencido de lo que acaba de decir. Están todos muy pálidos, conteni
endo la rabia y soltando una especie de resignación beligerante.
No sabemos cómo el autor se ha }convencido} de que el interfecto está "medianament
e convencido", pero para eso sirve el reportaje, para que el autor se juegue el
tipo con las conclusiones a las que llegue, que no están }a priori} ni bien ni mal
, sino
que corresponde al lector emitir su juicio sobre las mismas. Opino, sin embargo
, que la ambición literaria en este caso traspasa algo el texto, llevándolo a posici
ones de novela, un poco pasadas de rosca, como el novelista omnisciente de la no
vela clásica. Todo transcurre, y es un mérito de construcción de escenario, en un espa
cio compacto, limitado, muy teatral, como el de la tormenta que encierra a los p
rotagonistas de }Cayo Largo, (14) con Bacall y Bogart en el hotel de la costa de
l Caribe. Todo nace y muere frente al plátano de la avenida Sepúlveda.
El segundo reportaje es igual de típicamente virtual. El título ya nos pone en cam
ino, puesto que éste sí que corresponde a un reportaje clásico, hasta el punto de que
con la preocupación de hacer una gracia pierde un poco el }oremus}, que es la cone
xión necesaria con lo inteligible.
(14) John Huston, }Key Largo}, 1948.
195 83
Hágase la luz La colonia de Caño Roto se conecta ilegalmente al tendido eléctrico
La concentración no era sólo, como vemos, de reportajes, sino también de ilegalidade
s, y periferias de la ciudad.
Como en Fuenteovejuna, y liderados por el concejal de Izquierda Unida, Félix Lóp
ez Rey, los vecinos de Caño Roto se conectaron el martes pasado al fluido eléctrico,
de forma ilegal. [Debería decir "se conectaron ilegalmente"]. Hace un mes la comp
añía eléctrica cortó el alumbrado público de las calles y plazas de esta colonia del barri
o de Orcasitas por falta de pago. El martes [repetición innecesaria] los vecinos d
ecidían tomarse la justicia por su mano y acabar con la oscuridad.
Iii
Aquí, en cambio, aunque con una visita obligada al barrio en el que se hizo la l
uz, casi todo es trabajo de reconstrucción: diálogo con el concejal y elementos de c
ontexto, para que sepamos quiénes son los afectados.
En este mes ha habido de todo.
Además de dos atracos, varios niños han sufrido contusiones y caídas y un enfermo tu
vo que dirigirse a tientas a la ambulancia porque los camilleros no podían disting
uir el camino.
El martes [de nuevo] una comitiva de vecinos provistos de velas y linternas,
encabezada por López Rey, rompió los precintos y volvió a conectar el fluido eléctrico
[repetición].
Excelente descripción, bien visualizado, pero como en un mecano, ha habido que r
ecomponer pacientemente las piezas. Realidad virtual. Lo que ha hecho la segunda
autora es una encuesta. Ha hablado con vecinos, edil, au-
toridades varias, y ha puesto en pie 196 85 un problema, que explora, también
con magnífico oído:
"Nos comían las cucarachas. Por las noches ponía a mis hijos algodones en las or
ejas para que no se les metiesen chinches".
Es toda una historia que se mueve atrás y adelante en el tiempo, desde cuando le
s prometieron a los vecinos unas viviendas hasta los años que tardó el ayuntamiento
en cumplir su promesa; casi }Historia de una escalera} en cómodos plazos. Puro rel
ato virtual.
El segundo periódico, 11 de octubre de 1995, es totalmente }el País} en el diseño y
la selección de temas, con sólo tres páginas de Local, una de Nacional, otra de Intern
acional y una última }ad hoc}. El conjunto se resuelve en la primera con un asunto
internacional:
El Gobierno de Bosnia retrasa la entrada en vigor del alto el fuego Iii
Tres de nacional:
EE'UU. no será invitado a la cumbre euromediterránea Violentos incidentes en el ju
icio a un líder del grupo "ultra" Bases Autónomas El juicio de la colza seguirá, con l
a presencia en las calles de los afectados
Más uno de deportes:
Olano regresa a España y agradece a sus compañeros la ayuda que le prestaron
En todos los casos en los títulos falta concisión. En Bosnia sobra "El Gobierno de
" y "la entrada".
Diría lo mismo:
Bosnia retrasa el alto el fuego
Y, en cualquier caso, el número de matrices con que contamos podía haber servido a
mejor fin, como en:
197 87
Bosnia exige el fin del cerco a Sarajevo para aceptar el alto el fuego
En el caso de la cumbre euromediterránea no se nos dice en la entradilla por qué e
s tan notable que no se haya invitado a Estados Unidos (ni a Rusia), con lo que
el título es una expectativa no realizada; no se identifica la noticia como de Nac
ional, y, por tanto, se ignora en qué afecta a España, como tampoco se sabe quién invi
ta a esa cumbre; y, por último, la fórmula negativa siempre cojea un poco. Parecería más
lógico haber titulado con las medidas antiterroristas acordadas entre Chirac y Go
nzález que implican la creación de seis comisarías conjuntas hispano-francesas.
Olano agradece demasiadas cosas, puesto que sobra escribir "que le prestaron";
el }auxilio} del título
sólo podía ser al ciclista español.
El juicio de la colza, además de recaer en el maldito "seguirá", ya que lo que sig
ue, si no se dice lo contrario es que sigue y por lo tanto no hace falta mencion
arlo, es también muy prolijo al incluir "con la presencia", que si lo quitamos ver
emos que ganamos tiempo y espacio, y aún peor, la careta no dice nada de esa prote
sta o seguimiento en las calles. Mejor sería, por ello, titular:
Comienza el juicio de la colza con la protesta de los afectados en la calle
Y, posiblemente, sólo el de Bases Autónomas, vale tal cual, aunque también podía haber
se suprimido "grupo ultra".
Lo más significativo es, sin embargo, que todos los textos, en mayor o menor med
ida, son formato crónica en lugar de género seco, aunque hay que reiterar que eso no
significa que estén ni mal ni bien, sino que, si deliberadamente se quiere hacer
la primera página en género crónica, ésta es una opción tan válida como cualquier otra.
No hay un mérito intrínseco en género alguno, sino en saber qué es lo que 199 89 esta
mos haciendo en cada caso y para qué.
Es crónica todo lo que se escribe en esta primera página porque el juicio de la co
lza:
"[...] }empezó de verdad} [cursiva en el texto] ayer después de que el tribunal re
chazase la anulación que pidieron los abogados defensores.
Porque:
El Gobierno de Bosnia-Herzegovina ha }impuesto una nueva condición} para acept
ar el alto el fuego pactado hace dos semanas en Nueva York entre los tres bandos
combatientes.
Cuando en género seco diríamos, simplemente, en vez de hablar de condiciones, que:
El Gobierno bosnio exige el fin del cerco serbio a Sarajevo para aceptar el
establecimiento del alto el fuego.
Porque en los incidentes ultras se escribe:
En su }celo} por controlar la entrada a la sala, los neonazis amenazaron y a
gredieron al abogado de la acusación [...].
Y está claro que no es posible ver el celo de nadie.
Igualmente, en los restantes textos leeremos que:
Olano no se }siente} todavía campeón del mundo [de ciclismo].
Y numerosas alusiones de pura crónica en el texto de la cumbre como:
[...] ni González ni Chirac hicie-
ron mención en sus conversaciones a los dos temas }álgidos} de cada Gobierno [o s
ea que eran cuatro].
La }gran novedad} del encuentro fue la decisión de no invitar ni a Estados Uni
dos ni a Rusia.
[Hasta aquí mis cursivas].
200 91
Finalmente, la primera del 29 de octubre de 1996 es un modelo razonablemente l
ogrado, sin duda más sencillo, aunque con un título de los de trece en docena:
Guerra contra los okupas
Pero buenos sumarios en los que no se repite ningún elemento del título principal:
El desalojo de un cine }okupado} en Barcelona termina con 48 detenidos y 12
heridos tras la intervención de los antidisturbios.
Grupos políticos y sociales Califican de "brutal" la Actuación de la Policía que i
nsiste en que se defendió.
Si tenemos una oportunidad de titular dos o más veces una noticia, bien sea porq
ue hay una batería de sumarios en primera o porque en páginas interiores se retoma e
l asunto con su propia titulación, no es que no podamos repetir algún elemento del t
itular y en ocasiones incluso será imposible no hacerlo, pero sí es mejor que emplee
mos el número de matrices que recibamos, el capital simbólico del que hablábamos, de l
a manera más eficaz posible, esforzándonos en dar a cada término un valor informativo
propio, sin malgastar palabras al repetirlas.

Las últimas páginas


Mucho experto opina que la segunda página más importante de un periódico es la última,
también mal llamada contraportada. Sí es cierto que, en cualquier caso, todos los p
eriódicos españoles y eso que se llama }nuestro entorno} suelen concebir la última págin
a como una aportación singular, una forma de concluir la declaración de intenciones
que es un diario. La fórmula que ha empleado }El País} durante muchos años, haciendo l
a salvedad del domingo, que tiene tratamiento de entrevista, es la de un reporta
je, aunque también en ocasiones la de una 202 93 crónica, con frecuencia animada
por la pretensión de lo vivido, de lo propio; más una columna de comentario de actua
lidad, con un autor diferente cada día de la semana, elegidos siempre entre los me
jores escritores españoles, cuyo denominador común bien podía ser una distancia irónica
o satírica, muchas veces mágica, de las cosas.
Estos }periodiquines} también han hecho sus tentativas de colofón de la obra escri
ta.
Tenemos aquí otras tres muestras de última, que por su relación con el modelo }el País
} podrían ser una versión muy próxima a la de nuestro periódico: "El escaparate del mund
o"; otra, con mayor variante: "Antonio
Banderas a 200 pesetas"; y la más alejada en el modelo semipopular: "La cacería de
los zooterroristas".
En el primer ejemplo, 12 de octubre de 1999, el autor camufla como reportaje -
visita a un lugar, búsqueda si no de un paraje físico, sí de un oficio- lo que, en rea
lidad, es una entrevista. No se pretende, sin embargo, que el personaje al que s
e entrevista sea interesante en sí mismo.
No es "el belga crecido en Tenerife" a quien queremos conocer, sino el autómata, c
ambista de banco, que efectúa una función a través de la cual se supone que, como decían
que ocurría en Piccadilly, ve en una jornada desfilar el mundo entero.
Ése es el correcto }lead} que se nos propone:
En el aeropuerto madrileño de Barajas transitan alrededor de 25 millones de pe
rsonas al año. Por eso, P. B., uno de los 70 cajeros de American Express, ha visto
pasar a más de 50 millones de pasajeros en los dos años y medio que lleva en el tra
bajo. Desde la oficina de una ventanilla de cambio, este chico de 28 años observa
a la multitud de viajeros que desfilan ante sus ojos y se paran, a veces, a camb
iar dinero.

204 95
Se introduce bien el tema, que, como en D'Ors, va de lo general a lo particula
r, mete Barajas y el tráfico diario por delante, para llegar hasta el }voyeur} hom
ologado. E inmediatamente convierte la visita a la ventanilla en un rosario de a
nécdotas narradas entrecomillando las palabras del bancario, que demuestra, sin em
bargo, ser una antología del tópico.
El japonés es metódico; el argentino, pretencioso; el cubano, simpático; el español, gal
lito; el colombiano, pirata; el norteamericano, ignorante; los italianos, provoc
ativos; y los europeos, en general, los más cultos.
El periodista se ha quedado un poco en la superficie de las cosas, ha aceptado
lo primero que le han dicho, y no ha logrado ir más allá de un relleno de página un p
oco trillado. Hay que comprender, sin embargo, que los alumnos de la Escuela hac
en sus periódicos en espacios de tiempo en todo similares a los del cierre de un p
eriódico, y no es fácil obtener exclusivas si no se trabaja para una publicación verda
deramente comercial.
El reportaje-entrevista concluye con una fórmula tan acreditada, que todos la he
mos empleado alguna vez.
Y es que en Barajas se ve de todo. Por eso P. B. tiene razón cuando dice que e
l aeropuerto es el "escaparate del mundo".
Abrochar el texto como en un círculo que se cierra sobre el título.
En esa misma línea de anecdotario hay que juzgar la columna de breves, algo ya t
alluditos, que apuestan a esa
teoría tan conocida de que lo curioso siempre tiene cabida: un fetiche de Elvis P
resley que se ha vendido por un dinero; el Gordo de Brasil vale 30 millones de dól
ares; y el sorprendente número de superdotados que nos rodea.
Al conjunto de la página le falta algo de entidad, aunque la pieza principal está
técnicamente bien resuelta.
Lo que he llamado fórmula intermedia se publicó el 14 de octubre de 2000. El plant
eamiento es de un gran 206 97 tema dividido en pieza principal y despiece -un
tanto fornido-, dos piezas relativamente grandes, siempre pertenecientes al apa
rtado }ciudadano-recreativo}, lo que en sí no es intrínsecamente malo, y una entrevi
sta a una actriz.
El reportaje:
Antonio Banderas a 200 pesetas Correos organiza una exposición con sellos sobre
cine, deporte, moda, arte y baile
no es exactamente un blanco móvil, porque no hay nada más sosegado que una exposición,
pero el tema está tratado con soltura, aunque no sin alguna ingenuidad en el }lea
d}:
Todos los que quieran podrán llevarse a su casa al actor Antonio Banderas o al
futbolista del Real Madrid Raúl por sólo 200 pesetas.

Iii
para continuar:
Son algunos de los rostros famosos que aparecen en una edición especial de 11
sellos dedicados al cine, la música, el deporte, la moda y los medios de comunicac
ión que Correos [...].
Jamás habíamos creído que nos pudiéramos llevar al actor por cuarenta duros.
El reportaje de escenario, aquí sí hay un cierto paisaje humano, tiene un carácter c
oral, las voces se suceden, el entrecomillado es ágil, y el conjunto resulta razon
ablemente informativo con tipos }curiosos} como el coleccionista veterano, los o
rganizadores, la niña que se inicia en los secretos de la filatelia, etcétera, más el
sello más barato y el más caro y, notablemente, un detalle muy de usuario: hay un pa
bellón juvenil para fomentar esta sesuda afición. Pero no le falta al texto alguna i
ncongruencia. De un lado, el presidente del }evento} prevé la llegada de 100 au207
99 tobuses escolares de toda España, y un poco después se dice que la muestra se
cierra ese mismo día de publicación con un cierto déficit de público.
?Preverá el presidente para el año que viene? El despiece, por su parte, responde a
la teoría enunciada; desarrolla uno de los aspectos mínimamente reseñados en el texto
principal: el citado pabellón juvenil. El inconveniente es que reitera la misma fórm
ula: el re-
portaje coral lleno de niños, sin duda adorables, pero un poco repetidos.
La entrevista a María Galiana, actriz debutante, es muy correcta, del estilo }ro
manceado} -el pregunta-respuesta habría sido absurdamente engolado- en el que la v
oz de la entrevistada se funde cómodamente con la narración, que viene a ser una cróni
ca de cómo ha surgido la iniciativa de representar la obra de Séneca }Las Troyanas}
en diversos puntos de España hasta llegar a Móstoles, que es nuestra percha de actua
lidad.
Hay un buen ojo para la descripción del personaje envuelto en sus propias palabr
as y en el contexto del autor:
Galiana viste y habla como la profesora de instituto que fue hasta hace muy
poco en un centro de Sevilla, la ciudad donde vive. [...] Sólo se permite un capri
cho: unas gafas de pasta azul modernísimas.
"Mis alumnas comentaban por el pasillo. ?Pero ésta es famosa? !Si está gordísima!".
El cierre está bien abrochado:
Galiana anunció, [...] [ya es hora de que a las mujeres se las trate también sólo
por el apellido] que, se }viene} a vivir a Madrid, pero sólo "por una temporada".
[...] "No me quedo a vivir porque a mi marido le da un ataque [...] para eso está
el AVE".
En un caso como éste cabe preguntarse si hay que reproducir la conversación arregl
ando la pronunciación ajena. Si doña María Galiana hubiera dicho "Pa eso está el AVE", 2
07 101 ?habríamos tenido que concederle una pronunciación académica que no habría emp
leado? Cuando tenga más sentido para dar a conocer personaje o ambiente, entiendo
que es conveniente dar la versión fonética de las declaraciones; no, cuando la comun
icación conceptual priva sobre la colorista.
Finalmente, todos los textos de la página tienen un mérito. Son buenas piezas de u
suario; aquellas que rinden un servicio específico al cliente; el lugar, las horas
, las circunstancias del asunto que se nos propone. Ése es uno de los mayores atra
ctivos de una sección de Local, que lo que publicamos influye en la vida de nuestr
os conciudadanos de una manera directa y visible; nos cruzamos a diario por la c
alle con las personas a las que les hemos facilitado una minucia al menos de mej
or conocimiento de cómo pueden moverse en la ciudad. Todo lo que publicamos ha de
ser siempre útil, servir para algo, pero, reconozcamos, que la utilidad de conocer
mejor el grado de etilización de Boris Yeltsin puede ser útil de una manera muy dif
erente, y para un tipo de persona mucho más particular, que la información ciudadana
que contiene esta página.
Seguramente, la primera reflexión que nos tenemos que hacer antes de publicar cu
alquier texto es ?esto a quién, para qué sirve? ?Qué razón hay para que alguien se gaste
dinero ad-
quiriendo el derecho a leerlo? Una mayor sobriedad en la apreciación de lo que ha
cemos conduciría a mejores resultados en esa operación crucial de todo periódico, la p
rimera de todas.
?Qué es lo que }no} publico hoy? Descartar antes de publicar.
El tercer ejemplo de última, 13 de noviembre de 1999, en una línea de diseño más popul
ar, la traigo a colación para subrayar lo que no hay que hacer, aunque técnicamente
cumpla todos los requisitos formales. Tenemos un texto principal, incluso bien t
itulado:
Un periodista británico que había denunciado la violencia de los defensores de ani
males fue marcado con 209 103 un hierro candente La cacería de los "zooterroris
tas"
Una columna:
La selección de Camacho se prueba ante Brasil
y una tercera pieza a pie de página sobre el fallecimiento de Antonio González, }El
Pescaílla}, firmada como Agencias. Y ocurre que tanto la pieza principal como la c
olumna futbolística no tienen más apoyatura informativa que los cables de agencia, s
in que ello se acredite en el texto por ninguna parte. Sólo la humilde muerte del
viudo de Lola Flores reconoce formalmente su paternidad periodística, aunque el re
sultado es aún peor porque en realidad estamos ante una minicrónica:
El Lerele se queda vacío. La famosa casa del barrio madrileño de La Moraleja que
habitara durante casi 30 años la familia González Flores perdió ayer a su último ocupan
te, Antonio González, }El Pescaílla}, el patriarca de la familia.
Esto es una necrológica de firma, no una información construida únicamente, como se
indica, con material de agencia. No hay coherencia ninguna entre texto, medios e
mpleados, y acreditación de autor. Y, además, el marciano no sabe lo que es El Lerel
e que si es lo que me imagino resulta de bastante mal gusto.
El asunto de los zooterroristas, igualmente, aunque aparece firmado con inicia
les, no puede responder más que a un trabajo sobre cables sin apropiación intelectua
l ninguna por parte del autor, y no hay ni un solo reconocimiento de fuentes, ag
encias, en la información. Todo ello es tanto más llamativo porque, técnicamente, nos
hallamos ante una crónica muy bien construida. La narración es más que correcta, pero
el lector tiene derecho a saber cómo el periodista ha obtenido esa información, que,
por otra parte, es del diario británico }The Inde210 105 pendent}. Lo que el a
lumno ha hecho es fusilar a otro periódico. Es el propósito el que está equivocado.
Los periódicos más o menos populares, como el que acabamos de ver -de los que habl
aremos acto seguido- no
tienen por qué relajar ninguna de las exigencias de rigor y cumplimientos canónicos
que se atribuyen a los aristócratas de la prensa. Ocurre que son diferentes.

De las cejas altas al ceño fruncido


Los ingleses inventaron eso de que los diarios que se leían con las cejas en pos
ición de descanso eran los }quality papers}, los diarios serios, y aquellos que ha
cían enarcar las cejas eran los populares. En el sur de Europa no ha cuajado nunca
, sin embargo, ese tipo de publicaciones, quizá porque aquí se enarcan las cejas con
mucha más facilidad y, además, gratis.
El prototipo de esa prensa popular son los famosos }tabloides} británicos como el
}Daily Mirror} o el }Sun}, de los que al menos el primero, como también el }Daily
Express}, fueron excelentes diarios en los años 60, muy profesionales, ligeros, di
rectos, mientras que hoy parecen embarcados en un tobogán sensacionalista para com
batir sus ventas decrecientes.
Ese tipo de diario, ni el legítimo producto de hace 30 años, ni sus versiones de h
ogaño, ha llegado a existir, aparte de algunas tentativas frustradas, en España, y e
n proporciones muy diferentes y matices muy marcados, tampoco en Francia, Italia
o Portugal. Las razones pueden ser de órdenes muy diversos, como la tutela que la
Iglesia católica, nada favorable a la vertiente más sicalíptica de estas publicacione
s, ha ejercido en la sociedad del mundo latino. En Francia, por ejemplo, los dia
rios más parecidos al }tabloide} inglés más típico -en Gran Bretaña la prensa de calidad e
s siempre }broadsheet} o sábana- como }Le Parisien} o }France-Soir} son, por compa
ración, auténticos tratados de hermenéutica.
En España, hay, además, una razón 211 107 muy específica para que este tipo de pren
sa no haya encontrado su sitio.
Esta prensa popular tiene en Gran Bretaña y Alemania, al menos, una antigüedad de ci
en o más años, muy ligada a los cambios en la sociedad como consecuencia de la fase
más madura de la Revolución Industrial y la aparición de una clase media masiva, con c
apacidad de gasto relativamente suntuario como es la compra de un periódico diario
. Y éste fue el vehículo exclusivo de información para el gran público, por lo menos, ha
sta los años 50, con el conocido advenimiento de otros medios de comunicación de mas
as.
En España, contrariamente, no ha existido nada parecido a ese mercado de masas,
una capacidad adquisitiva suficiente para comprar prensa diaria en los estratos
medios y mediobajos de la sociedad, hasta los años 60. Y, para entonces, ya se había
n instalado sólidamente en los hábitos de los que sólo eran lectores potenciales otros
medios de obtener una ración cotidiana de información como, primero la radio, y des
de esas mismas fechas, la televisión. No parece aventurado suponer que una masa de
posibles lectores, que habrían aceptado algún tipo de diario
popular de no mediar otros atractivos más confortables, no han llegado nunca a se
rlo porque otros placeres le han distraído de ese objetivo. Paralelamente, sí que ha
surgido en España un tipo de prensa quizá equivalente a lo popular, la llamada pren
sa del corazón que también surte a ese tipo de público de menor preocupación lectora. Di
ferentemente, en Gran Bretaña, esa lectura masiva estaba ya consolidada cuando apa
recieron los prodigios de la segunda mitad del siglo pasado, y por eso, aunque n
o sin dificultad, la prensa popular aguanta el tipo.
Todo ello hace muy improbable que en España lleguen a existir periódicos parecidos
a los tabloides británicos o alemanes. Entre los diarios de alcance nacional sólo h
ay dos que apuntan, pero de una manera muy relativa, en esa dirección. }El Periódico
de Catalunya y Diario 16}, pero que sí que tratan de }vender} una información, que
es la misma de todos, 212 109 pero de una manera distinta, más ligera, y hasta
tratando de destapar asuntos y preocupaciones diferentes para crear público. Espec
ialmente, el rotativo de Barcelona es un híbrido de formidable factura, que ha hal
lado un punto de equilibrio casi geométrico, que permite calificarlo como el periódi
co más serio de los populares y el más popular de los serios.
Cuando hablo, por lo tanto, de diarios populares o semipopulares como los que
tratamos de hacer en la Escuela, el gran punto de referencia para los alumnos so
n los diarios citados.
Y este tipo de periódico, por serlo, no recibe ninguna gracia especial que le pe
rmita suspender las leyes de la verosimilitud, del rigor, de la coherencia. No h
ay ninguna razón para creer que estos diarios practiquen un periodismo de menor al
tura que los presuntamente más serios, ni que, por tanto, sus errores sean más perdo
nables. Esta constelación de géneros les es aplicable exactamente igual que a los de
más. Son sólo periódicos de posibilidades y enfoques diferentes, pero las exigencias y
virtudes de fondo son las mismas.
?En qué puede consistir, por ello, la diferencia? Para empezar, una publicación de
estas características no es un periódico de }los otros} con los titulares más grandes
. Un modelo de periódico, llamémosle híbrido, publica la gran mayoría de noticias que pu
blican sus competidores. Ocurre, sin embargo, que:
a) Los títulos tendrán no sólo mayor cuerpo sino un gran margen de significado alusi
vo, así como buscarán, con preferencia a lo conceptual, al protagonista de la notici
a.
b) Los textos serán más cortos, y estarán redactados de la manera más directa y sencil
la posible, todo lo que no excluye llegar al fondo de los asuntos y escribir tan
bien como el que mejor lo haga.
c) El periódico deberá decidir prioritariamente si le vale el enfoque estándar de lo
s hechos noticiosos, para explorar, en cambio, otros ángulos en los que se privile
gie la repercu213 111
sión }de usuario} de las informaciones. Será, por ese motivo, un diario muy dado a
la visualización práctica de las cuestiones noticiosas. Si aumenta el canon del gas,
por ejemplo, cuánto puede significar ello para una economía familiar media, etcétera.
d) Se deduce de todo lo anterior, que la valoración de las noticias no puede ser
la misma que la de diarios más convencionales; aunque se publiquen todas las info
rmaciones de relevancia, determinado tipo de información de carácter muy burocrático o
administrativo, se consignará más para el }récord}, que para competir en su cobertura
.
e) Es verosímil que no necesite cubrir tanto horizonte informativo como los mode
los más clásicos, en especial en asuntos internacionales, lo que le permitirá una mayo
r concentración de recursos, espacio y elemento humano en una serie de objetivos m
ucho más propios y próximos. Si al diario de formato más convencional se le pueden rep
rochar omisiones de alguna gravedad, esto raramente ocurrirá en el modelo híbrido, q
ue se representa mucho más por lo que decide cubrir que por lo que }debería haber cu
bierto}.
f) Estamos, por tanto, ante un tipo de periódico para el que la agenda propia se
rá definitiva.
g)Aunque no renuncie a cubrir la escena política, podrá filtrar mucho más severament
e que sus competidores lo que merezca ser publicado; y, paralelamente, valorará al
tamente secciones como Espectáculos, Deportes, y Sociedad.
h) Será, por último, un diario muy ciudadano, de defensa de los usos y derechos co
tidianos de la comunidad.
Es a este modelo de prensa al que nos referimos cuando hablamos de periódicos más
o menos populares. Por ello, haremos ahora un poco de periodismo comparado entre
lo más pesado y lo más ligero que el agua.

214 113

Crónicas y reportajes a dos manos


Tenemos seis trabajos efectuados en la Escuela, tres dentro del modelo que lla
mamos híbrido (semipopular) y tres en el formato clásico de diario de otras ambicion
es.
Con arreglo a las denominaciones de género conocidas, estaríamos ante una crónica es
tándar, formato clásico, 30 de septiembre de 2000, con el título:
El plan de integración de inmigrantes beneficiará a 250.000 extranjeros
Un reportaje de escenario, formato, híbrido, 14 de noviembre de 1995:
Con la iglesia hemos topado
Un reportaje virtual, formato clásico, 6 de octubre de 2000:
Iii
Los cubanos que solicitan asilo en Barajas se benefician de un trato privilegi
ado
Otro reportaje virtual, formato híbrido, de 4 de noviembre de 1997:
La misión Huygens a Saturno rompe la pasividad española en el espacio
Un reportaje de escenario, formato híbrido, 21 de octubre de 1995:
La Bestia llegó a la Gran Vía
Y una crónica, aunque esforzadamente reportajeada, formato clásico, 10 de octubre
de 1998:
Saramago, nuevo premio Nobel y viejo comunista
Veamos las diferencias entre los dos primeros textos. Título lineal para una cróni
ca en el primer caso, modelo clásico, aunque puede mejorarse: si el plan es de int
egración de inmigrantes ha de beneficiar por fuer215 115 za a extranjeros, e in
cluso }beneficiar} es más que discutible, puesto que de lo que se trata es de esta
blecer unos requisitos que difícilmente sabemos si mejoran o empeoran nada.
El título podría omitir, por tanto, "de inmigrantes" y quedar así:
El plan de integración de Madrid beneficiará a 250.000 inmigrantes
Muy diferentemente, el reportaje del modelo híbrido titulará:
Con la iglesia hemos topado
que si no es el colmo del ingenio, y que para topar del todo habría hecho bien en
poner }Iglesia} con mayúscula, sí responde, en cualquier caso, a la idea de titulación
alusiva, mucho más genérica, de intención llamativa.
Las naturalezas de los materiales, en ambos casos, corresponden bien al perfil
de los dos tipos de periódicos; el primero tratará hasta con demasiada frialdad un
asunto caliente, las condiciones de vida de los inmigrantes, y el segundo con ad
ecuada escenificación, casi de película de Berlanga, un problema de derribo de senda
s iglesias en barrios populares de Madrid y Valencia. No significa ello, sin emb
argo, que las dos informaciones no pudieran ser motivo de atención en el otro mode
lo de diario, pero sí que el tratamiento debería ser diferente.
El problema de la inmigración está visto casi exclusivamente desde el punto de vis
ta de la administración, lo cual ya es un error, puesto que no hay periódicos que po
r su modelo prefieran informativamente un tipo de fuentes -el Estado y las fuerz
as políticas- y otros que se decanten por lo contrario -la gente-, sino que unos y
otros han de buscar el contraste entre poder y público, si bien el tratamiento y
la valoración de las fuentes no sea idéntica. Un reportaje tanto de un periódico más o m
enos po-
pular como de cejas cansadas habría tenido que salir necesariamente del recinto d
onde se celebraba, como en este caso, la rueda de prensa, para recoger la opinión
de los interesados.
218 117 La diferencia estriba en que el segundo, qu
izá, tomaría mayor distancia y filtraría más las voces del coro.
De igual manera, el conflicto eclesiástico urbanístico habría tenido también cabida en u
n periódico menos bullicioso, pero no se habría basado exclusivamente como en este c
aso, el híbrido, en declaraciones sobre el terreno.
El primer texto sobre la inmigración combina, sin embargo, las declaraciones en
la conferencia de prensa con contexto y reacciones, aunque recurre demasiado a sól
o yuxtaponer los elementos de la información:
Además, la consejería de Empleo [...]. Otro compromiso de Gallardón es que [...]
respectivamente, al fin del tercer párrafo y al comienzo del cuarto del texto, en
vez de lograr una fusión más fluida de todo ello en una sola historia. Las fórmulas, }
además} y similares no conectan bien las continuidades, sino que parecen recordato
rios de algo que hemos olvidado, y añadimos cuando lo recordamos. De igual forma,
esa suma de elementos mal ensamblados se destaca en formulaciones como la del pr
imer párrafo:
El Plan Regional para la Inmigración es el proyecto "más ambicioso y trascendent
al" que se ha }hecho} en Madrid desde que Ruiz Gallardón se halla al frente de la
Administración Regional [no se dice cuándo, infringiendo el principio de no dejar ca
bos sueltos]. Así lo afirmó ayer el presidente de la Comunidad [...].
Las declaraciones por delante, y el autor de las mismas a continuación con ese c
liché tan poco vistoso de "Así lo afirmó..."; esquema que repite en el despiece cuando
comienza el relato:
"No es un ejercicio de caridad, es un reconocimiento de derechos, una necesi
dad urgente". }Así resumía} el espíritu [...] 219 119
El despiece, por su parte, no es afortunado porque no hace un corte limpio, si
no que se mezcla un poco caóticamente con la información principal. Se trata, simple
mente, de más declaraciones de lo mismo, adobadas con estadísticas que sí, en cambio,
podían haber constituido por sí mismas un despiece limpiamente seccionado del contex
to principal.
La información del modelo híbrido, por su parte, enfoca muy bien la situación arranc
ando ya con protagonista:
Creyente fervoroso de toda la vida, Paco Abad, de 59 años, se llevaría una inmen
sa alegría si un juez ordenara derribar la iglesia de
su barrio. [...] La nueva parroquia del barrio valenciano de Tendetes ha sido
edificada a pocos metros de su balcón con un techo que llega hasta el cuarto piso
y que deja en penumbra a 42 viviendas.
Iii
El autor tiene un oído excelente para fundir la voz que emerge del problema, que
escucha con una mirada irónica, pero nunca despectiva.
La disputa del suelo urbano de las ciudades (}urbanociudades}) no entiende d
e religión. [...] La pared (}muro}) trasera de la iglesia ha sido bautizada como }
el muro de Berlín}. "Está tan cerca de la terraza que nos quita muchas horas de sol"
[...].
Muchos de los enemigos de la parroquia de la Resurrección del Señor, como Paco A
bad, acuden cada domingo a misa, pero en otra iglesia de la ciudad. Viven un des
tierro religioso por una docena de árboles y un poco de sol.
Es discutible, sin embargo, que haya tomado dos casos, aunque sean similares,
en Valencia y en el barrio del Pilar de Madrid, saltando de uno a otro en un eje
rcicio de equilibrismo que no acaba de sonar justificado; y, sobre todo, falta u
n despiece, que 220 121 podría haber sido, precisamente, el caso que se conside
rara menor, Valencia o Madrid. Pero, en todo caso, estamos ante un ejercicio muy
presentable de reportaje coral y de escenario, resuelto con garbo e intuición, au
nque no pedía tanto despliegue de texto.
El siguiente par de trabajos, dos reportajes virtuales siempre de lo híbrido a l
o clásico, casi podían haberse intercambiado entre sí con sólo algunos retoques; el pres
unto popular, en el otro formato, y el clásico, en el híbrido.
Título del modelo }el País}:
Los cubanos que solicitan asilo en Barajas se benefician de un trato privilegi
ado
que hasta es una noticia, mientras que el modelo semipopular se eleva al espacio
:
La misión Huygens a Saturno rompe la pasividad española en el espacio Iii
El problema de golpe de vista con el primer texto es que, aun con el reglament
ario despiece, resulta enormemente largo. Lo que ha pasado es muy simple. En vez
de un reportaje nos hallamos ante dos, uno a continuación del otro, que si es ver
dad que versan sobre el mismo asunto, tienen tal cesura de separación que no hay l
adillo que lo arregle. Y ni uno ni otro son malos, ocurre que el injerto se ha h
echo sin anestesia.
La primera parte está dedicada a la problemática general de una inmigración que, dic
e el autor, que las autoridades españolas tratan de manera muy especial:
La práctica totalidad de los cubanos que piden asilo político en España logran entra
r en el país aunque no sea atendida su solicitud.
Según confirma Guillermo Cortázar, secretario de la Fundación Hispano-Cubana y diput
ado del PP, el Gobierno }aplica} razones humanitarias para evitar su repatriación.
Esto es lo que ha ocurrido los últimos días [?cuántos?] con 31 personas procedentes d
e la isla.
Buena presentación; arranque general, descenso inmediato a lo particular; la fórmu
la de D'Ors, pero al revés. El autor recurre a fuentes muy variadas, ONG, autorida
des, fuentes aeroportuarias, y hace un excelente estado de la cuestión; llegadas,
pasos de la tramitación para quedarse, bajísimo número de cubanos en situación irregular
, precisamente por la "manga ancha" que muestra el Gobierno, y datos de indudabl
e interés que son noticia:
El Gobierno evita repatriar a cualquier persona a Cuba donde, por haber soli
citado el asilo, podría enfrentarse hasta a nueve años de cárcel por "peligrosidad soc
ial".
Sólo se obliga a continuar el viaje a quienes tengan visado para otro país de la U
nión Europea [...].
Iii
Pero, a poco menos de medio reportaje, el giro es de 180 grados:
A lo largo de la pasada semana 32 cubanos pidieron asilo en Barajas. Sólo uno
de ellos ha visto admitida a trámite su solicitud. Se trata de un hombre de 28 años
que vendía artesanía a la puerta de la catedral de La Habana. Las autoridades cubana
s vieron con muy malos ojos su idea de asociarse con otros vendedores [...].
A partir de ahí, se inicia otro reportaje mucho más centrado en casos personales,
para volver a la visión de perspectiva general ya en el último tercio del texto:
Los abogados del turno de oficio de Barajas coinciden: "España es un lugar de
tránsito" afirma uno de ellos, G. P'-R. Aunque no conocen con exactitud el método po
r el que consiguen salir de España, sospechan que utilizan un pasaporte falso. Via
jan a algún país no his222 125 pano-hablante (posiblemente Francia por la proximi
dad) para que los funcionarios de aduanas no les descubran por el acento. Allí tom
an un avión a Estados Unidos.
Y no es que no se pueda hacer, que no se pueda combinar lo general y lo partic
ular, al contrario, sería muy propio; pero, aquí, las diferentes piezas no acaban de
encajar; los saltos son un poco bruscos y, sobre todo, cada una de las partes p
esa más o menos lo mismo en el conjunto de la na-
rración, de forma que nada destaca, nada se impone, y falta una línea melódica domina
nte. Habría sido mucho más adecuada una historia de personajes en un contexto sufici
ente pero no abusivo de problemática general, o una historia mucho más virtual de qué
pasa con los cubanos, subrayada con apuntes breves de casos personales; una u ot
ra definición, pero no todas a un mismo tiempo. Aunque eso no quita que hay materi
al de calidad y que se ha trabajado para recrear toda una circunstancia y todo u
n problema.
La segunda pieza, la de Saturno, básicamente, es una conversación -más que una entre
vista- con un responsable del programa astrofísico español, flotando en un contexto
de crónica, en el que se hace una aceptable presentación de lo que España modestísimamen
te ha contribuido a la conquista del espacio. En realidad, lo único híbrido es el ti
tular que sin ser falso crea unas expectativas no realizadas, puesto que más que p
asividad hay simplemente distancia entre lo posible y lo deseable.
El texto es correcto, pero el único personaje es un buzón de voz, cuya única singula
ridad humana es la de quejarse:
"Es la primera vez en la historia que España participa en una misión espacial co
n instrumentos [...] hasta ahora España siempre pagaba, pero no recibía nada".
Es verdad que se hace notar la intención de diferenciar textos entre uno y otro
formato, como en el arranque:
223 127
El primer aporte tecnológico español a la conquista del Sistema Solar se llama P
WA (Permitivity Wave Analyzer o Analizador de Permisividad y Ondas). Es el apara
to que diseñó el Instituto de Astrofísica de Andalucía para medir la carga eléctrica de la
atmósfera de Titán, la luna más }enigmática} para el planeta más }estrafalario}: Saturno.
Pero no basta con un fraseo algo más desenfadado si no hay un soporte de informa
ción concebido de manera diferente. En un diario de estas características habría hecho
falta una infografía, que es cierto que no siempre han tenido a su disposición los
alumnos, una batería de despieces para que se nos explicara, por ejemplo, por qué es
}enigmático} Titán y }estrafalario} Saturno.
La conciencia del autor de que aquello no puede ser }El País} está visible en todo
momento, estimable pero insuficiente, como en el }dramático} cierre del texto:
La exploración del satélite supondrá el sacrificio de la sonda europea junto con e
l material español devorado por las sombras de Titán.
Mientras, la nodriza norteamericana Cassini permanecerá girando plácidamente alred
edor de Saturno, el planeta de la melancolía, el hallazgo de Galileo. Este sacrifi
cio no
arredra al doctor M.: "En el 2003 España va a participar en la Misión Rosetta, pa
ra alcanzar el infernal núcleo del cometa Wirtanen".
El resultado no es ni mucho menos malo, pero habría hecho falta decidir de antem
ano con más claridad qué periódico estábamos haciendo para jugar mejor nuestras cartas,
puesto que de esta manera el texto es un asunto de información poco llamativa para
un diario híbrido, o que, tal como está, no le habría dado tanta presencia en sus págin
as; y que se ha querido especiar con giros del idioma, que, finalmente, sólo se ap
oyan en sí mismos.
225 129 Las dos últimas piezas, un reportaje de escen
ario y lo que, fundamentalmente, es una crónica muestran un producto ya en sazón, am
bos autores/as conocen los límites y las posibilidades de cada género, y, en particu
lar, en el caso de Saramago hay una tentativa de forzar lo que la crónica da, que
es un ejemplo de polinización entre géneros.
El modelo híbrido alcanza en este reportaje características de prototipo, lo que n
o significa que no haya materia criticable. La Gran Vía madrileña, un estreno de cin
e, el todo Madrid }la nuit}, y un escenario giratorio por donde rueda sin cesar
el texto.
La Bestia llegó a la Gran Vía El cine Capitol fue el escenario elegido por Álex de
la Iglesia para estrenar su última película, [siempre se estrena lo último] }El día de
la Bestia}. En ella, un trío muy peculiar combate contra el [al] Anticristo que ha
nacido en Madrid.
(El autor, como también en el caso del reportaje astral, denota su origen latino
americano poniendo un punto al término del sumario, lo que no se hace en el resto
del mundo).
La introducción al tema, también algo muy latinoamericano como es dar por supuesto
que hay siempre un principio antes del principio, es de tipo }escenario en gene
ral}:
Otoño es temporada de estrenos.
El espectáculo de focos, cámaras y aglomeramiento [-ción] frente a los cines de la G
ran Vía es casi diario durante octubre. Muchas de las películas ya han sido presenta
das en los festivales de San Sebastián, de Cannes o Sitges, pero el estreno en Mad
rid es un acontecimiento que las casas distribuidoras cuidan con detalle.
Pero cuando quien escribe se inunda de contexto, sí que ya estamos reportajeando
:
227 131
Muy cerca de las palomitas de maíz y suplicando un corte de cabello [pelo] Gab
ino Diego inclina la cabeza hacia un barbado Jorge Sanz. [...] Ana Leza (la ex d
e Banderas) se paseaba arriba y abajo [...]. El murmullo de "parece que
ha logrado rehacer su vida", cerraba su procesión entre la concurrencia.
[...] Cuando hubo que entrar a la sala, las diferencias quedaron claras de nue
vo. Corbatas, abajo en el patio.
}Piercing}, tatuajes y cuero: arriba al gallinero. [...] A la salida, un par d
e cucarachas cruzó el suelo escapando a la manada de pies. Un chico adornado con }
piercing} soltó un grito de satisfacción: "Qué guay. Han llenado esto de cucarachas, c
omo el diablo de la peli". [...] El joven tenía más imaginación que el equipo de promo
ción. Las cucarachas no habían sido traídas especialmente. Nada extravagante adornó el e
streno. El público esperaba curas con metralletas, ver a Santiago Segura descolgar
se de una viga, encontrar máscaras demoníacas en los aseos. [...]
El escenario, naturalmente, son los presentes mucho más que un local o unas mold
uras. Todo aquello que un periódico de otros vuelos habría encerrado en la jaula de
Gente, es la materia muy propia de este tipo de diario. De igual forma, el despi
ece no se nos atraviesa por ninguna parte, porque lo que hace es contar la películ
a, todo ello adobado de una especie de crítica de la misma.
La última pieza es una crónica montada sobre una rueda de prensa de José Saramago ce
lebrada en Madrid al conocerse que había obtenido el Nobel de literatura, para for
mato clásico.
Saramago, nuevo premio Nobel y viejo comunista
Título en el que ya se percibe un intento de ir más allá de la linealidad, pero sin
perder contenido informativo. Aún habría estado seguramente 228 133 mejor:
Saramago, nuevo Nobel y viejo comunista
En la entradilla vacila inicialmente, como si no se decidiera a empezar direct
amente al empezar. Es el síndrome de la página en blanco, que impone prólogos innecesa
rios:
La primera alegría e incredulidad aún no se había desvanecido. José Saramago, premio
Nobel de literatura 1998, hizo ayer patente su }alegría} (repetido) en una rueda
de prensa en Madrid por el galardón que la Academia Sueca le concedió el jueves. El
autor }luso} [ya no estamos en tiempo de Viriato] insistió en que el respeto es la
máxima de su vida y agradeció que para ser Nobel no haya tenido que dejar de ser co
munista.

Iii
Al revés, les faltaba uno. Pero, el verdadero }lead} se halla en la segunda part
e de la entradilla.
José Saramago agradeció ayer en
Madrid que para ser Nobel no haya tenido que dejar de ser comunista.
El autor portugués, que el jueves pasado recibió el galardón de la Academia Sueca, h
izo patente ayer su alegría en una rueda de prensa...
El autor se encuentra a gusto cuando, más allá del rosario de declaraciones con vo
z en que se resume la mayoría de las ruedas de prensa, pugna por que las cosas se
}vean}.
[...] cuando más de cuarenta fotógrafos y cámaras abrieron el estrecho cordón de flash
es y luces que habían formado alrededor del autor [...].
Una mirada seria -quizás el cansancio tras una noche de emociones y sólo tres ho
ras de sueño- reforzaba la expresión de su rostro marcado por profundas arrugas, que
delatan 229 135 la historia de sus 75 años. [...] [...] una amplia sonrisa cua
ndo reconoció que no sería premio Nobel si el Papa hubiera estado en el gremio de la
academia.
También es verdad que se habla de:
Pilar del Río, su joven esposa española [...] [como si tuviera varias]
y, en ocasiones, penden flecos de vario color:
"Me llama mucho la atención que el premio haya sido otorgado a un escándalo del
Vaticano".
cuando no se aclara qué tiene eso que ver con que le hayan preferido en Estocolmo,
puesto que el Nobel se otorga siempre a la obra, y no a una obra.
Pero el empeño en narrar y hacer contexto consigue que en muchos momentos la crónica
incorpore esquirlas de reportaje, tal como se ha entendido el género en este libr
o.
Éste ha sido, hasta aquí, un florilegio de los trabajos del segundo cuatrimestre d
e la Escuela, elegidos con arreglo a criterios estrictamente funcionales, aunque
también representativos. El periodismo no está muy claro cómo puede enseñarse, pero, qu
izá, sí hemos visto que puede aprenderse. Resta ahora sólo un epílogo que no puede ser u
n final.
231 137

Epílogo sin final

El propósito de este libro ha sido el de establecer un canon de acuerdo con el c


ual fuera posible sistematizar las posibilidades que tiene el periodista de apre
hensión de eso que llamamos la }realidad}. Sería absurdo pretender que ésta es la única,
ni tampoco la mejor sistematización posible, pero sí cabe defender que el planteami
ento es claro y directo. Se ha tratado en estas páginas de huir de lo arbitrario,
de lo }literario}, entendido esto último como el dominio inescapable de lo subjeti
vo, para establecer un punto de vista desde el que desplegar un esquema coherent
e. Por esta razón, el punto de vista a partir del cual se parcela la posibilidad d
e acceso periodístico a la realidad en géneros, es el grado de propiedad que el auto
r puede reivindicar sobre su obra.
Si pretendemos encontrar en el material publicado un sistema de categorización i
nterna del mismo, por supuesto que lo podemos hacer sin excesivas dificultades;
pero, la riqueza y, sobre todo, la interacción constante de lo }real} sobre sí mismo
es tan infinita, que un sistema basado en los productos resultantes, o sea en l
a pieza publicada, ni comienza ni termina nunca; es como querer vaciar el mar co
n un cubito. Por ese camino, nos encontramos con entrevistas-perfil, perfiles-anál
isis, crónicas hiperliterarias, incluso esa joya que es la presunta crónica cronológic
a, reportajes hiperrealistas, crónicas de situación, y qué sé yo qué más; identificando las
variantes sin fin del }ahí afuera}, término que me gusta mucho más que el de }realidad
}, como si cada una de ellas fuera otro género o subgénero más, la lista se convierte
en un capítulo de la zoología fantástica de Borges; no es que no sean todos los que es
tán, es que son siempre muchos más de los que quepan en cualquier relación.
232 139 Por eso, el punto de vista ha sido el de ad
mitir la permanente intraimbricación del material de lo que llamamos lo periodístico
, haciendo, al mismo tiempo, que la carga de la prueba para la identificación de e
se producto resida no en su naturaleza misma, tan inaprehensible como el propio
}out there}, sino en el tipo de mirada instrumental que el autor pueda arrojar s
obre ese resultado. Los géneros serán, por ello, unos u otros en función del grado de
apropiación intelectual, derivada de la utilización de unos instrumentos, que el aut
or pueda reivindicar sobre lo que publica. A mayor autoridad del periodista sobr
e el texto, mayor libertad tendrá en la utilización de medios.
En esa carrera para abrazar la realidad desde lo periodístico he creído que una tr
inidad básica bastaba para domesticar el }ahí afuera}.
1) El género seco, en el que la apropiación intelectual del autor sobre su materia
l es mínima, aunque nunca igual a cero, lo que obligará a un
determinado tipo de escritura que puede superar, sin embargo, con los recursos
técnicos sus limitaciones expresivas.
2) La crónica que, partiendo de una multiplicidad de sensaciones físicas o intelec
tuales a las que llamamos hechos, nos permite ya un grado de apropiación personali
zada que requerirá, a diferencia del caso anterior, la acreditación de la firma, y d
onde deberemos establecer -no descubrir, porque sólo están allí porque su existencia l
a determinamos nosotros- una serie de convergencias significativas de sentido de
l }out there}; con ello, y por primera vez, ya seremos nosotros los que contemos
con nuestra voz periodística una historia. Podremos iluminar considerablemente lo
que prediquemos como el }sentido de las cosas}, pero en nosotros mismos se hall
arán los límites de lo interpretativo. Las cosas hablan entre sí, pero no podemos ni d
ebemos saber si eso es bueno o malo.
3) El reportaje, donde la apropiación del material periodístico será tan completa co
mo el trabajo que haya233 141 mos realizado personal, directamente, hasta el
punto de convertirnos en la fuente omnisciente de lo que contamos.
El punto de desembocadura final de nuestro trabajo. La }realidad} es lo que deci
mos que es y punto, con todas las consecuencias morales que ello pueda acarrear.
Y en el reportaje, en lo más alto de la cordillera de lo periodístico, ese sujeto d
e apropiación delirante que es el }blanco móvil}.
Lo que no tiene horario, ni fecha, ni calendario. La estación final de un recorrid
o.
Esa trinidad de géneros ya hemos visto que se puede escenificar como una progres
ión, una línea recta a la que le salen brazos laterales o }subgéneros}, o también como u
na estructura circular, de manera que procedamos de dentro afuera, de menos a más
personalizado, en cuyo caso, estaría, en este modo de representación, menos evidente
la individualidad de estos emparentamientos.
A la crónica se le emparentan el análisis y el perfil.
El análisis es una crónica-interpretación sin juicio moral
o político de una serie de hechos, fenómenos, movimientos, pero, básicamente, despoja
dos de contenido noticioso inmediato.
El por qué pasan las cosas que pasan, pero desnudándonos de toda preferencia de auto
r, precisamente para no confundir interpretación con opinión, sería el gran objetivo d
e este género emanado o subgénero.
El perfil es una crónica centrada en la búsqueda del sentido fundamentalmente en u
na vida, en un personaje, donde tampoco hay elemento noticioso cotidiano, sino q
ue éste se resume en que hagamos esa investigación del individuo, en general sobre m
aterial ya conocido.
Cabe argumentar también que en uno y otro caso la personalización del material irá a
lgo más lejos que en la crónica, por la libertad que tiene el autor de moverse en el
tiempo y en la temática que le sea propia, de no estar, en definitiva, ligado a u
na cons-
trucción de lo cotidiano. Y es evidente que no se entenderá ni uno ni otro sin firm
a, aunque ésta pueda ser, 233 143 en ocasiones, la del propio diario.
Finalmente, la entrevista será una especie de miniatura del reportaje, el primer
encuentro sin mediaciones con el }out there}, pero encuadrado dentro de la pers
pectiva del reportaje a una persona. El que eventualmente se la considere género }
per se} o subgénero del reportaje, me parece igualmente irrelevante.
Se puede argumentar, por supuesto, que esta división trina con sus derivaciones
no agota la totalidad de lo publicable en forma de periódico. Hay subdivisiones mu
y comunes de géneros que nos hablan de periodismo científico, de periodismo de infor
me, periodismo religioso, periodismo jurídico, etcétera. Todo ello, sin embargo, cor
responde a una visión temática del periodismo, y es la pretensión de esta obra sostene
r que todas esas posibilidades informativas se expresarán necesariamente en alguno
de los géneros o subgéneros mencionados, o como hay siempre que insistir, en una me
zcla de los mismos. El que luego consideremos si el predominio de alguno de ello
s nos permite etiquetar de una forma u otra al producto periodístico final me pare
ce, francamente, secundario.
Más serio es hablar de editoriales o artículos, así indeterminadamente, en general.
Respecto a los editoriales, diré que, precisamente, por ser portavoces de una opin
ión, gozan de toda la libertad expresiva que su autor, abstracto o colectivo, quie
ra darles. Estamos tan sólo ante otro tipo de análisis -el subgénero del subgénero- al q
ue le adjuntamos la capacidad olímpica de alabar o reprender de una manera que, de
todas formas, encontraremos también en el reportaje.
El material es tan nuestro -del periódico- que han desaparecido las reglas; y pode
mos hacer lo que nos dé la gana.
Y sobre el artículo, que puede ser todo lo opinativo que queramos, cabría decir al
go parecido, sólo que expresado de una forma no ya libre, sino chapoteando en la a
narquía absoluta. Si en el editorial suponemos que tiene que haber análisis, ?por qué
ha de haberlo, sin embargo, en el artículo? 234 145 Puede ser conveniente razon
ar en un artículo para que nos comprendan mejor los lectores, pero conveniencia no
equivale a canon. Los artículos -llamémosles de colaboración o de la propia redacción-
o son editoriales firmados o análisis -aunque nada impide que en ellos se contenga
n fragmentos de crónica, de entrevista o de reportaje- o hay que verlos como simpl
es expectoraciones personales, totalmente respetables por lo que en sí mismos valg
an, pero absolutamente fuera de lo normativo, y por ello ajenos al campo de estu
dio de esta obra.
Todo lo periodístico es vida; pero no toda la vida es periodística.

Iii

147

Índice

Prólogo. Lo que no acabamos de ser es lo que somos . 7 Introducción . 19 Capítulo I. E


l estado de la cuestión 25 El currículo de la escuela . 30 Sobre la objetividad y o
tros ensueños 32 Capítulo Ii. Primera aproximación a los géneros: la información seca . 4
5 Alcance y utilización del género seco . 50 Algunos ejemplos del paradigma seco 57
Geología del breve . 62 Capítulo Iii. Aproximación al largo recorrido (género seco y co
nsideraciones generales) 95 El tiempo de la acción . 104
Págs.
Título, antetítulo, sumario, entradilla y lead . 110 La técnica no es una trampa
118 El capital simbólico y la narración . 121 Una clase en directo . 124

Capítulo Iv. La crónica a la que conducen todos los caminos . 5 La primera interpret
ación personal 8 El trayecto de la crónica 14 De lo duro y de lo blando 17 La cróni
ca, ?cómo y para qué? 27 Teoría del despiece 40 Por esos mundos 45 Circularidad de
los géneros 60 Capítulo V. Primos de la crónica: el análisis y otros ensayos . 64 El ar
tículo no es un análisis 69 La excursión al editorial 71 El análisis de aquí y de allá 7
Otras voces, otros ámbitos . 84 Ver el mundo de perfil . 97 El perfil-investigación
105 Págs.
Capítulo Vi. El out there comienza por la entrevista 111 Modelos de entrevista 1
20 Méritos respectivos de los
tres formatos . 124 La técnica del entrevistador 128

Capítulo Vi. El out there comienza por la entrevista (Continuación) . 5 Desfile de m


odelos . 5 Capítulo Vii. El reportaje, ADN del periodismo . 22 Categorías del report
aje . 27 Desembarco en el mundo de "lo real" . 32 Todos los caminos conducen a R
oma . 63 Capítulo Viii. El año pasado en El País 71 Las primeras páginas . 76 Las últimas
páginas 92 De las cejas altas al ceño fruncido 105 Crónicas y reportajes a dos mano
s . 113 Epílogo sin final 137

Apéndice Un recordatorio, no una antología

En las páginas siguientes se recoge en un apéndice deliberadamente escueto algunos


textos publicados por }El País} en sus 25 años de existencia.
Pero, no se ha tratado de hacer una antología, donde no estarían nunca, ni de lejos,
todos los que son. ?Por qué, entonces, este apéndice? Sencillamente, porque se ha p
retendido completar el libro con los artículos que, por razones de extensión, no podía
n incluirse íntegramente allí donde se utilizaban con el propósito lectivo correspondi
ente.
Por ese motivo -además de por el natural respeto a las institucionesaparecen en
su totalidad la entrevista a Ruiz-Mateos de Joaquín Estefanía, el reportaje }Cisma e
n la tribu de Aitor} de Jesús Ceberio, y la entrevista-reportaje de Juan Luis Cebr
ián con Fidel Castro, al igual que el reportaje virtual de Maruja Torres }Alfredo
Astiz, historia de un centurión}, que ya figuran, pero a manera de ilustración y con
textos mucho más fragmentados, en los lugares que les corresponden en la obra. Po
r añadidura, se incluye a autores como Camilo Valdecantos, que es uno de los cuatr
o profesores de Reporterismo-Redacción en la Escuela, junto con Belén Cebrián, Ángel San
ta Cruz y yo mismo, que no han tenido cabida en la parte anterior del libro por
causas que en la demora de los aviones se identifican siempre como }técnicas}: tie
mpo, chapucería, despiste, olvido. Más allá, tenemos también algún homenaje, como la última
entrevista del inolvidable Feliciano Fidalgo, que es por sí misma la encarnación de
todo un género, el forma-
to pregunta-respuesta que llamaríamos de }shock} o instantánea fotográfica del person
aje, que ahora cultiva con el mismo acierto Karmentxu Marín, y piezas de Carlos Me
ndo, que ahora que se ha jubilado está más activo que nunca -el desencadenamiento de
la 238 7 Guerra del Golfo-, Rosa Montero -la entrevista a Nixon-, Patxo Unzu
eta -un análisis sobre la coyuntura vasca que es como el compendio de tantas que h
a escrito-, y Santiago Segurola -un género de nuevo cuño que podríamos calificar de pe
riodismo deportivo -científico-. No cuesta ni pizca justificar lo que sale; pero a
terra pensar en todo lo que no; ya dije que esto no era una antología.
Y una curiosísima pieza final, que no ha sido tomada de ningún periódico, y me fue p
resentada como trabajo de curso en un seminario celebrado en la universidad UNAB
de Bucaramanga (Colombia). Su inclusión aquí me parece justificada, aparte de por l
a calidad del texto que firma Alejandro Higuita, porque, con el misterio de la p
erfección, puede que sea el único texto que jamás haya leído que responda sin resquicios
al concepto ferozmente teórico de lo que defino como reportaje de escenario. Esta
r allí para ver, oír y contar. Sin nada alrededor. Un recordatorio.
Iv

I Internacional / 2 }El País}, domingo 20 de enero de 1985


Entrevista con el líder cubano Con ocasión de una visita a La Habana, el directo
r de }El País} fue recibido por el presidente del Consejo de Estado y de Ministros
de Cuba, comandante Fidel Castro. En el curso de su entrevista, que se prolongó p
or más de tres horas, Castro sugirió a Juan Luis Cebrián que le acompañara en su viaje a
Managua para la toma de posesión de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua. E
llo dio oportunidad al periodista de conversar también durante el viaje en avión, y
más tarde en torno a una mesa en la capital nicaragüense. La entrevista que hoy publ
icamos es el resumen, pues, de largas horas de diálogo.
Dada la manera peculiar como éste se desarrolló, no se utilizaron grabadoras ni se t
omaron notas durante el 239 9 mismo. Las palabras entrecomilladas en el repor
taje y puestas en boca de Castro han sido, no obstante, revisadas por él.

"América Latina está en una situación explosiva"


Declaraciones a El País del presidente cubano, Fidel Castro
Juan Luis Cebrián "Menoyo es tan cubano como yo y yo soy más español
que él". Bajo su visera verde oliva, a la que parece estar indisolublemente unido
como los vaqueros al sombrero tejano, Fidel
Castro gesticula suavemente. Es un hombre tímido, de hablar pausado y cuidadoso,
dubitante al principio, acorazado en su inmensa corpulencia y en su proteica ver
bosidad, que le hace pasearse con sus interlocutores lo mismo sobre los benefici
os de nadar con aletas -"se hace más esfuerzo en menos tiempo y se oxigena hasta e
l cerebro"- que sobre el plan de reconversión industrial en España. Su despacho del
Consejo de Estado, junto al edificio del Comité Central del Partido Comunista, lo
preside un formidable retrato de Camilo Cienfuegos, un cuadro que huye de la fig
uración hacia el abstracto. Le comento que me ha sorprendido cómo en la isla el comu
nismo no ha cometido los atentados moscovitas contra la plástica y el sentimiento
estético. Otro día estaremos sentados en su avión -por imprevista invitación suya-, rumb
o a Managua, o en torno a una mesa comentando la situación en Centroamérica, cuál será e
l menú que mañana ofrecerá a los comandantes sandinistas y qué significa el leninismo en
la revolución.
A sus 58 años, Fidel tiene todas las características del seductor y todas las cond
iciones del líder. Lo mismo en público que en las conversaciones privadas, sabe dar
siempre con el tono y el contenido de lo que los demás le quieren oír. En su favor j
uegan un indudable atractivo físico y una humanidad real, mitificada con el 239
11 paso del tiempo y el peso del poder.
A veces me recuerda las memorias de algunos emperadores de Roma que escribían, gob
ernaban, guerreaban, disfrutaban, administraban y decidían la historia, todo a la
vez. El imperio viajaba con ellos como con Castro viaja la revolución. Nada sucede
si él no lo imagina personalmente, y lo mismo organiza una conferencia de los }no
alineados} que un festival de cine. Motivos de seguridad, y esa incontenible af
ición suya a ser protagonista de su propio espectáculo, le han llevado a una organiz
ación vital tan arbitraria que todavía sigue sorprendiendo a sus más antiguos colabora
dores. Éstos no se acostumbran aún a ver llegar al comandante sentado en un }jeep} d
e su escolta como un soldado más, camuflado así contra las eventuales balas de la CI
A. Trabajador infatigable, es noctívago y duerme bastante poco durante el día. La vi
tamina C le ayuda a mantenerse en vela hasta las seis de la mañana, hora en la que
sus ministros, los embajadores y dignatarios extranjeros, o sus amigos, deciden
atreverse a pedirle permiso para irse a la cama. Los que le rodean (casi todos,
si no todos, antiguos compañeros de Sierra Maestra) le temen tanto como le quiere
n, y parecen quererle mucho. Algún día alguien escribirá, sin fervores de afiliado ni
fobias de perseguido, el retrato de este guerrillero que, a base de no ser otra
cosa, merecerá en la historia los honores de hombre ilustre.
"Después de la revolución, inmediatamente después, teníamos muchos presos políticos. Qui
nce mil, creo, pues
había más de 300 organizaciones contrarrevolucionarias apoyadas por Estados Unidos.
Hoy quedan aún unos 300, e irán saliendo según cumplan condena. Algunos de ellos no h
an salido antes de cumplir la sentencia, como ocurrió con la inmensa mayoría, porque
acumulan faltas de indisciplina en la cárcel, se niegan a vestir el uniforme del
penado o a cumplir otras normas. Nosotros nunca les hemos obligado por la fuerza
. Menoyo está entre ellos. Hay que tener en cuenta 239 13 que la revolución se te
nía que defender, se tiene que defender. Pero nosotros, contrariamente a lo que su
cede en otros países revolucionarios, somos partidarios de que quien no esté de acue
rdo se pueda marchar. La revolución es tarea voluntaria de hombres libres. No quer
emos tener a los contrarrevolucionarios dentro. Yo ya expliqué en mi escala en Mad
rid, en febrero pasado, que Menoyo es un terrorista. No podemos liberarle para q
ue a las dos semanas se encuentre en Miami otra vez dirigiendo Alfa 66.
Su estancia en la cárcel le ha conferido además un carácter de mártir para sus seguidore
s. Pero mantengo la promesa que también hice en Madrid; nos ocuparemos de este asu
nto _"más adelante_", a su debido tiempo. Hay que tener en cuenta que para mí también
es difícil de explicar aquí a nuestro pueblo la decisión de soltarle; y el año pasado ha
estado rodeado de tensiones, de amenazas internacionales.
Una situación más relajada permitirá decisiones en este terreno. Por lo demás, ya sé que n
ació en Madrid, pero para nosotros es cubano. En cuanto a su participación en la pri
mera hora de la revolución, es indiscutible. Su hermano fue un héroe. Pero él estaba e
n el Escambray en el tercer frente, y no pegó un solo tiro hasta que cayó La Habana.
Yo me encontraba tan preocupado entonces con la situación que tuve que enviar al
Che para esa región porque no estaba seguro de lo que haría aquella gente. Los llama
ban los }comevacas}: decían que se dedicaban a pedir comida a los campesinos y no
arriesgaban luego ni esto. Se otorgaron los grados militares que quisieron y yo
los respeté al triunfo de la revolución. Más tarde, Menoyo marchó a Miami y creó una organ
ización que realizó numerosos ataques piratas contra embarcaciones pesqueras e insta
laciones civiles cubanas. Luego se infiltró con un grupo armado en las montañas de O
riente. Aquella acción costó la vida a varios milicianos campesinos cuyos familiares
no lo olvidan. Menoyo se rindió a los pocos días al verse rechazado por la población
y perseguido por los propios cam239 15 pesinos. Habló por televisión y confesó públic
amente su estupidez. Le cogieron, le juzgaron, y hasta hoy".
Han pasado más de 20 años de aquella historia. Menoyo sigue en la cárcel.
"Pero Alfa 66 sigue existiendo.
Yo quiero ayudar a Felipe, y sé que el }caso Menoyo} se está convirtiendo en España en
un tema de política interior. El Gobierno español conoce nuestra disposición a cooper
ar con el
proceso democrático español. En el tema ETA, por ejemplo, se nos solicitó por las aut
oridades de Madrid que aceptáramos en nuestro país a seis de ellos que habían sido exp
ulsados de Francia a Panamá, que aceptó recibirlos sólo por unos días, y sin que ningún ot
ro país estuviera dispuesto a hacerlo. Esto para nosotros constituía un riesgo polític
o, pues no queremos ser ni cómplices ni carceleros de los }etarras}, ni inmiscuirn
os en los asuntos internos de España. Podíamos ser víctimas de acusaciones en uno u ot
ro sentido. Sin embargo, por ayudar a encontrar una solución aceptamos recibirlos
por un período de seis meses, que por cierto ha transcurrido ya. Los de ETA consta
ntemente nos están pidiendo contactos con el partido para exponer sus puntos de vi
sta políticos. No lo hemos hecho ni queremos hacerlo para mantenernos totalmente a
l margen. Pero, por otra parte, tampoco podemos impedir que vengan gentes de Esp
aña, del País Vasco, a verles, porque no están presos. Y supongo, como es lógico, que se
intercambiarán mensajes. Es una situación delicada para nosotros, que no tenemos ne
cesidad de vernos envueltos en estos problemas".
El diálogo con EE'UU.
Desafiar durante 26 años el poder de Estados Unidos, a sólo 70 millas de las costa
s de Florida, no es cualquier cosa, aun contando con la abundante ayuda soviética
que se ha volcado sobre la isla durante este cuarto de siglo. A juzgar por sus p
alabras, Fidel parece dispuesto a establecer algún tipo de diálogo más fluido con 239
17 la Administración norteamericana. Un reciente acuerdo sobre inmigración firmad
o con el Gobierno de Reagan puede abrir, a su juicio "perspectivas de ulteriores
soluciones a problemas pendientes".
"Al principio temimos que se tratara sólo de un gesto electoral, con vistas a lo
s comicios de noviembre.
Cuando vimos que después de la victoria de Reagan continuaba por parte de Estados
Unidos el interés en las negociaciones, comprendimos que había una disposición y negoc
iamos en un marco de serenidad, flexibilidad y respeto. Quizá es la señal de un nuev
o clima. Por supuesto, no vamos a arrodillarnos ante ellos; han aprendido a resp
etarnos. Durante la negociación del reciente acuerdo, un avión espía violó el espacio aére
o cubano y nosotros interrumpimos las conversaciones hasta que quedó debidamente e
sclarecido que no existía el propósito de intimidarnos o presionarnos. A ellos les i
nteresaba resolver el problema de los considerados }excluibles} para residir en
EE'UU., entre los que viajaron a ese país por el puerto de Mariel. Tal vez tengan
dificultades legales internas en cumplirlo: los abogados de los que quieren devo
ler a Cuba están presentando recursos ante los tribunales americanos, y no está tan
claro que en todos los casos puedan lograr devolverlos, pero no ya porque Cuba o
bstaculice su regreso.
Un número de cubanos, por otro lado, podrá viajar cada año a EE'UU. para reunirse con
sus familiares. Ha sido, sin duda, un paso constructivo".
Cuando le pregunto si piensa que ello se enmarca en el nuevo ambiente de diste
nsión internacional responde:
"Hemos observado atentamente las conversaciones Shultz-Gromiko en Ginebra: el co
municado conjunto es muy positivo. !Quién sabe si Reagan intenta pasar a la histor
ia como un presidente de paz! Esto concierne tanto a los intereses de Estados Un
idos como al resto del mundo. En cualquier caso, nunca antes se había sugerido com
o ahora la posibilidad de hablar de la total desaparición de las armas nucleares.
Este clima de distensión 239 19 nos favorece también a nosotros".
Se multiplican las visitas de periodistas, intelectuales y simples turistas no
rteamericanos a Cuba. La semana pasada, tres miembros del Congreso -un republica
no y dos demócratas- llegaron a La Habana para mantener conversaciones sobre cómo me
jorar las relaciones entre los dos países. Castro no ha negado nunca sus deseos de
que algo así suceda, pero mantiene a la población galvanizada y unida ante la amena
za de una hipotética invasión norteamericana. Lanzado a su compañía de }guerra popular},
está convencido de que la resistencia de los cubanos haría imposible, por lo costos
a en vidas, una intervención militar del Pentágono.
"Conocí a Jesse Jackson en meses
Ii
recientes y lo considero realmente un político excepcional. Actualmente ocupa el t
ercer lugar en las listas de popularidad de Estados Unidos. Se trata de un verda
dero líder y de un hombre muy valioso. Mi temor es que lo puedan asesinar, como oc
urrió con Luther King, y así se lo dije cuando vino aquí. Debería cuidarse más.
Ahora se propone viajar a Suráfrica, a visitar a Tutu, lo mismo que antes hizo con
el Papa... En cuanto a la Iglesia, no tenemos problemas. Y desde luego no quere
mos tenerlos. Su influencia no fue, por lo demás, nunca tan grande en Cuba como en
Nicaragua. ?Sabe lo que le he dicho a monseñor Vega durante la toma de posesión de
Daniel Ortega? Le he invitado a visitarnos. Y he estado por sugerir que si el Go
bierno sandinista le regala un terreno, nosotros le ayudaremos a construir la ca
tedral de Managua, toda vez que la antigua fue destruida por el terremoto. Si es
preciso traemos microbrigadas de voluntarios para ello".
Los cubanos en Nicaragua se cuentan por cientos, por miles. Maestros, médicos, a
sesores de todo género. El todavía endeble edificio burocrático y el considerable pode
río bélico que los nicaragüenses han conseguido construir 240 21 en estos últimos cin
co años hubieran sido imposibles de levantar sin el apoyo cubano.
"Nosotros somos internacionalistas.
Nuestros médicos están por todas partes, no sólo en Nicaragua; también en
Etiopía, en Angola, en Mozambique, en la República Saharaui. En más de 25 países del Te
rcer Mundo hay más de 2.000 médicos y técnicos de la salud cubanos prestando servicios
en el exterior. Sí, soldados también. Sería un error que nos retiráramos de Angola sin
la aplicación de la resolución 435 de las Naciones Unidas, la independencia de Namib
ia, la retirada de las tropas surafricanas a su propio territorio y el cese de t
oda ayuda exterior a las bandas contrarrevolucionarias mediante acuerdo garantiz
ado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Los angoleños aceptarían nuestra retirada
únicamente sobre esas bases y en forma progresiva. Suráfrica está cerca y Cuba muy di
stante. Los angoleños tienen el justificado temor de que Suráfrica, a través de las ba
ndas contrarrevolucionarias, o de un ataque directo, inicie entonces una presión bél
ica definitiva contra el régimen de Luanda. Ya ve lo que ha pasado en Mozambique d
espués del acuerdo de N,Komati entre Maputo y Pretoria: las bandas siguen con una
enorme actividad. Y las bandas sin Suráfrica son independientes.
Por eso nuestra presencia en Angola es todavía imprescindible. Naturalmente, si el
Gobierno de Angola nos lo pide, no tardaríamos un minuto en iniciar la retirada".
"De todas maneras -continúa- no es África lo que debe preocuparle a Estados Unidos
. En África negra no existe la estructura de clases que puede determinar un estall
ido social.
Éste, en cambio, sí puede ocurrir en América Latina, donde exigen grandes masas de cam
pesinos, obreros, estudiantes, intelectuales y capas medias en situación cada vez
más desesperada.
Hay que estar muy ciego para no verlo. Mire Chile: ni los yanquis quieren ya a P
inochet. Saben que cuanto más tiempo dure, más peligro de radicalización, de explosión,
hay en el 240 23 país. Mire el Perú: ?qué se va a encontrar Alan García cuando reciba
la banda presidencial? Una situación económica insoportable, problemas sociales ins
olubles y una guerrilla en la sierra cuya creciente actividad nadie sabe explica
rse porque nadie saben bien cómo piensa, qué es y qué se propone Sendero Luminoso. Per
o refleja un fenómeno de inestabilidad y convulsión social sin precedentes en América
Latina. Se habla muchas veces, superficialmente, de la subvención exportada desde
el exterior para explicar estos problemas. No comprenden que las revoluciones no
se pueden exportar, como tampoco evitar cuando un conjunto de factores incontro
lables hacen estallar la sociedad".
El énfasis de los libertadores Crear en América muchos Vietnam.
He ahí el sueño del Che. Ya en los principios de su revolución, antes del estrechamien
to de lazos con la Unión Soviética, Fidel confesaba que su conciencia de revoluciona
rio le había acercado progresivamente al pensamiento marxista-leninista y que para
él era imposible entender que un revolucionario de nuestros días no se afin-
cara en él. Pero el aliento original parece venirle de más lejos, de los sueños de lo
s libertadores, de un concepto global sobre América Latina y sus proyectos de inde
pendencia. Es imposible no reconocer en la aventura castrista -y el régimen se emp
eña en enfatizarlo- la revuelta contra la apropiación de la soberanía de la isla por p
arte de Estados Unidos al final de su guerra con España. El liderazgo de Fidel Cas
tro, que un día se extendió por la izquierda europea y los barrios de estudiantes de
París, Madrid, Londres o Roma, busca ahora su concreción en el continente surameric
ano.
"América Latina está en una situación explosiva, ya digo. Al subdesarrollo económico,
los graves problemas sociales acumulados, el intercambio desigual, la exportación
de ganancias y la fuga de capitales, que son ya tradicionales, se suman ahora la
crisis internacional, una enorme deuda 240 25 externa, altas tasas de interés,
medidas proteccionistas dictadas por el egoísmo de las naciones industrializadas
y la política imposible que el Fondo Monetario Internacional aplica. No se pueden
exigir esfuerzos de austeridad y sacrificios a poblaciones que rozan ya el nivel
de subsistencia y que han visto descender vertiginosamente en la última década su n
ivel de vida. Alfonsín, por ejemplo, está enfrentado hasta el límite de sus fuerzas a
las condiciones que se le imponen para el refinanciamiento de una deuda de 45.00
0 millones de dólares que no es responsabilidad del actual Gobierno ni del pueblo
argentino. Lo sitúan en la alternativa de adoptar medidas que arruinen el proceso
democrático o resistir las exigencias insaciables del Fondo Monetario, las tasas d
e interés leoninas y la amortización de una inmensa e impagable hipoteca. Situación aún
más grave debe afrontar Uruguay, con una deuda de 5.500 millones de dólares, sólo 1.00
0 millones de exportación por año y el nivel de vida del pueblo reducido a un 50%. D
e igual modo, el proceso democrático de Brasil y el nuevo Gobierno de Neves enfren
tarán una deuda de 100.000 millones. En Santo Domingo, el Fondo Monetario obligó al
Gobierno a lanzar al Ejército y a la policía a disparar contra el pueblo, matando a
decenas de ciudadanos. La crítica situación se repite por doquier. No pagar la deuda
es la única alternativa que le queda a América Latina, y no lo digo por Cuba; es re
lativamente pequeña su deuda en divisas convertibles y es de los países del Tercer M
undo que quiere y puede pagarla, sin que ello entrañe grandes sacrificios. No esto
y afirmando, por lo demás, que el no pago de la deuda sea la solución a los problema
s latinoamericanos; es sólo la condición primera para comenzar a solucionarlos. En e
l caso de los bancos privados, los Estados de las naciones industrializadas pued
en perfectamente asumir la deuda, que no es tan elevada si se le compara con las
cantidades ingentes de dinero que se dedican a los gastos militares. En un solo
año 240 27
se gastan en estos fines más que toda la deuda acumulada del Tercer Mundo".
Miedo a volar A mí me pareció que Fidel tiene miedo a volar, aunque no le guste conf
esarlo. Vive pendiente de evitar cualquier posibilidad de atentado, y quizá gracia
s a eso y a un magnífico servicio de seguridad ha sobrevivido un cuarto de siglo a
l frente de su país. Durante el viaje a Managua cambió un par de veces la ruta para
evitar "accidentes sospechosos.
Acuérdese de Torrijos y de Koldós.
Esta vez nos tenemos que guardar también de la artillería antiaérea sandinista", brome
a, "no nos vayan a confundir. Aunque en realidad no hay peligro", me dice, cuand
o aterrizamos en Managua, en una pista rodeada de cañones con su dotación bien pertr
echada. "Junto a los sandinistas hay cubanos que saben que llego en este avión". E
n Managua, Castro se atrevió con los cancilleres del Grupo de Contadora.
"México es fundamental, en realidad es la clave. Mientras se mantenga firme, y h
ay que decir que su comportamiento está siendo admirable. Contadora seguirá adelante
. La cuestión está en saber que modificaciones del acta se pretenden: es humillante
para Contadora aceptar las pretensiones de Washington respecto al derecho a esta
blecer bases militares en el área de Centroamérica. Ése es a mi juicio uno de los punt
os más críticos. Hay otros aspectos que han contribuido al actual }impasse}. Si exis
te flexibilidad, buena fe y voluntad de encontrar soluciones políticas, se pueden
superar las dificultades que subsisten. En mi opinión, los problemas relacionados
con la verifiación no constituirán obstáculo alguno, pues a Nicaragua le beneficia más q
ue a nadie.
La misma deberá ser eficiente y práctica, sin que se pretenda reducir a los Estados
centroamericanos a la categoría de municipios intervenidos.
No debe olvidarse además que desde hace tres años se llevan a cabo hostilidades cont
ra Nicaragua organizadas 240 29 por Estados Unidos desde bases situadas en país
es vecinos. Sin embargo, esto siempre se ha negado. ?Y cómo puede exigírsele a Nicar
agua que comience a desarmarse mientras subsiste una guerra interna que le ha si
do impuesta desde el exterior? De no resolverse adecuadamente el problema de los
ocho o diez mil mercenarios que se encuentran dentro del país, en la frontera con
Honduras, el acuerdo de paz puede convertirse en un N'Komati para Nicaragua. Po
r lo demás sería irreal pretender resolver el problema de Centroamérica ignorando a El
Salvador. Allí es indispensable estimular y apoyar el diálogo y la solución política ne
gociada entre el FMLN-FDR y el Gobierno. Sobre estos temas cambié impresiones en M
anagua con los cancilleres de México, Panamá y Colombia, expresándoles mi convicción de
que es posible vencer los obstáculos que subsisten todavía y ofreciéndoles el pleno ap
oyo y la cooperación de Cuba".
Iv
De Moscú a La Habana Exuberante, ingenuo a veces, Fidel parece un niño que quiere to
dos los juguetes para él. En sus discursos dice muchas cosas que la Prensa cubana
calla -ésta lo calla casi todo en realidad- y en sus esfuerzos, bastantes frustrad
os, por diversificar la economía cubana ha desbordado su imaginación; hay vacas fris
onas de Canadá pastando en Cuba y produciendo leche a precios insostenibles en el
mercado mundial; hay quesos que les hacen competencia, con ventaja, a los france
ses, pero que muchos cubanos no pueden servir en su mesa; hay whisky Havana Club
, y no sólo ron, que Fidel se preocupa de distribuir en las tiendas para extranjer
os; y los comandantes sandinistas tuvieron la oportunidad de probar el primer }f
oie-gras} experimental, con gansos criados

241 31
Iii
en la isla, que el régimen castrista ha producido. Estos remedos de autarquía, un ta
nto arbitristas y bastante comunes a los países comunistas, hacen disfrutar visibl
emente al líder cubano que no olvida señalar cuáles son los dos grandes logros de su r
evolución:
la extensión de la educación y la sanidad gratuitas y de calidad para todo el mundo.
Pero también sabe cuál es uno de sus principales fracasos: la ausencia de viviendas
. Una ley que facilita de manera generosa el acceso a la propiedad privada de la
vivienda parece encaminada a procurar que sean los propios ciudadanos, y no el
Estado, los que se ocupen de la conservación de los edificios (muchos de ellos, en
considerable mal estado).
El bloqueo económico impuesto por Estados Unidos y la presión política objetiva del
partido comunista han llevado así a Cuba a una dependencia progresiva de la Unión So
viética.
En La Habana cuentan una anécdota imposible de compro
bar: el ex presidente venezolano Carlos Andres Pérez, en el curso de una airada di
scusión con Fidel, le espetó su condición de instrumento de los soviéticos, y éste habría c
mentado entonces que en realidad era una víctima. Castro habla poco de la Unión Soviét
ica -o me habló poco a mí durante tres días de conversaciones-, pero se le ve agradeci
do del apoyo económico y político que recibe de ella. Los cuadros del Gobierno, los
militares, los técnicos, la clase dirigente en Cuba, se han formado en Moscú, en Rum
anía, en Bulgaria, en Hungría. El ruso ha sustituido en gran parte al inglés como segu
nda lengua, y los esfuerzos de institucionalización del régimen para cuando Fidel fa
lte se han hecho sobre el calco explícito del modelo soviético: economía centralizada,
controles severos sobre la población. Sin em-
bargo, ese modelo se adapta mal a la propia idiosincrasia del comandante, cuyo
poder parece por encima de cualquier }aparatchik}. Castro gusta de presentarse c
omo un revolucionario de 241 33 los de antes de Stalin. Es, además, un hombre p
ragmático: la Unión Soviética está demasiado lejos, y Estados Unidos demasiado cerca de
la isla.
"Una condición de todo revolucionario es la de ser realista. Lo importante es te
ner el poder y mantener la integridad revolucionaria, pero las transformaciones
sociales no se hacen de golpe. Es más fácil ganar la guerra que construir la revoluc
ión, ésta es una lección a aprender".
Castro fabrica su propia imagen de líder con un cuidado exquisito. En el espacio
de segundos puede ser terrible, humano, cruel, divertido, transcendente. Quiere
saber de todo, hablar de todo, opinar sobre todo; demasiado distante de la cost
umbre soviética de sacar un papelito del bolsillo de la americana y leer las respu
estas, siempre conocidas, a preguntas que son siempre las mismas. Castro habla h
asta la inconveniencia, se rectifica 100 veces sin pudor, pero para mantenerse s
iempre en una misma dirección.
Es una especie de encantador de serpientes que impr
ovisa cada vez la sinfonía de su flauta con la seguridad de que el reptil saldrá en
cualquier caso de la cesta.
Provocador siempre, controla su propia extravagancia. Es capaz de hacer espera
r durante una hora al líder del Partido Laborista británico para luego espetarle, al
filo de las dos de la madrugada y ante las cámaras de la televisión británica, que es
pera devuelva Gibraltar a los españoles cuando él sea el primer ministro, y argument
ar al tiempo sobre las dudas que tiene en torno a si debe teñirse o no la barba -"
no me atrevo"-, toda vez que no se la ha de afeitar. "Gano así 80 horas útiles al año
por no tener que rasurarme, es decir, prácticamente dos semanas de trabajo". Sus o
jos escrutan el entorno entre huidizos y pícaros, buscando sorprender a su interlo
cutor. Maestro de la dialéctica, discute consigo mismo a cada instante, pero no pa
rece más mentiroso que el resto de los políticos, e incluso se muestra más sincero que
la mayoría de ellos.
241 35
La nostalgia de España La lectura de los primeros discursos del Castro victorioso
demuestra bien a las claras que ha sido fiel a su pensamiento durante este cuart
o de siglo y que su pragmatismo le ha apartado en lo esencial de sus objetivos.
Pero sí de sus nostalgias. España es una que le desborda, aunque no lo confiesa. En
1962 apareció en directo en la televisión cubana, junto al presidente Dorticós, acusan
do a la Embajada española en La Habana de ser un nido de contrarrevolucionarios y
dirigiendo los más duros ataques contra el régimen franquista. El embajador Lojendio
, un falangista con apego a la dialéctica de los puños, acudió a los estudios durante
el discurso y
trató de rectificar al primer ministro. Le dieron 24 horas para abandonar el país.
"Franco no se portó mal, hay que reconocerlo. Pese a las presiones que tuvo, no ro
mpió las relaciones diplomáticas y comerciales con nosotros. }No tocar a Cuba} fue s
u frase terminante. El gallego supo habérselas. Que se portó bien caramba".
Enrique Larroque, actual embajador de España en Cuba, nació en La Habana. Eloy Gut
iérrez Menoyo, ex comandante de la revolución cubana, activo anticastrista y prision
ero de Fidel desde hace 20 años, nació en Madrid. A Madrid vino Ramón Castro, el herma
no mayor de la familia -que entregó la finca paterna al Gobierno de la revolución y
hoy dirige una explotación agraria del Estado-, a "comprar algunas armitas", en la
década de los cincuenta, a un falangista de la guardia de Franco que se llamaba L
eoncio "y que resultó ser un delincuente común, porque ni armitas ni nada". Los españo
les mantuvieron la esclavitud en la isla hasta hace menos de un siglo, y todavía e
spera un trono vacío en el Museo de la Capitanía General de La Habana -donde luce un
a fotografía de Juan Carlos I, dedicada por él- la llegada de algún rey de España. Hay d
emasiada huella de España en Cuba, que se confunde ahora con puñados de turistas de
nuestro país -soportadores de las defi241 37 ciencias del servicio hotelero- y
con el tráfico de los familiares de los }etarras}, las visitas de intelectuales, l
os intercambios culturales en auge. Todos allí tienen un español a las espaldas, o c
omo padre, o como amo. Cuba era la perla del Caribe para los indianos que la añora
ron y el dolor de cabeza para los militares que la batallaron. Hoy se ha convert
ido en un verdadero dolor de muelas para Washington. Pero visto Fidel, su magia
de equilibrista, su inventiva desbaratante, su florentino hacer político, como si
fuera un Médicis trasplantado, uno llega a pensar que los Estados Unidos pueden es
tar satisfechos de que le controle la Unión Soviética. Incontrolado, quién sabe adónde i
ría.

Iv

El Salvador y Costa Rica amenazan con retirarse de Contadora


EE'UU. suspende indefinidamente las conversaciones de Manzanillo con Nicaragua
Jesús Ceberio, México El diálogo por la paz en Centroamérica ha entrado en
una nueva etapa de crisis. Estados Unidos anunció el viernes casi simultáneamente l
a suspensión indefinida de las conversaciones que sostenía en Manzanillo (México) con
el Gobierno sandinista y su
retirada del proceso abierto por el Tribunal de La Haya para dictaminar sobre e
l minado de los puertos nicaragüenses. Para completar el cuadro, Costa Rica y El S
alvador amenazan con retirarse de las negociaciones de Contadora si no se resuel
ve satisfactoriamente para el primero un confuso incidente ocurrido el 24 de dic
iembre en torno a su embajada de Managua.
241 39
El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, calificó la situación de grave al confirm
ar que Washington había notificado por conducto diplomático la interrupción unilateral
del diálogo de Manzanillo. Acusó a la Administración Reagan de minar en forma gravísima
el orden jurídico internacional, de presionar a los Gobiernos centroamericanos pa
ra que boicoteen las gestiones del Grupo de Contadora.
El Tribunal Internacional de La Haya decidió el 26 de noviembre cursar la demand
a nicaragüense contra Estados Unidos por el minado de sus puertos y, en general, p
or la guerra no declarada que lleva a cabo contra ese país. En virtud de este dict
amen convocó a las dos partes interesadas a personarse en el juicio. El portavoz d
el Departamento de Estado, Alan Romberg, recordó el viernes que la Administración no
rteamericana desconoce la jurisdicción de la corte internacional en esta materia,
y anunció que EE'UU. no participará en ninguna nueva sesión del juicio que se celebra
sobre este caso en La Haya.
Un boletín del mismo departamento notificó poco después la suspensión de las conversac
iones de Manzanillo hasta que se haga una minuciosa evaluación de sus avances y de
las negociaciones regionales que promueve el Grupo de Contadora. El comunicado
rechaza que esta medida suponga una ruptura del diálogo emprendido a finales de ju
nio a instancias del presidente de México, Miguel de la Madrid.
Esta decisión ha sorprendido a la cancillería mexicana, que actuó como agente de bue
nos oficios en las nueve reuniones celebradas hasta ahora.
Aparte de ofrecer la sede de los encuentros y garantizar la seguridad con fuerza
s de la guardia presidencial y la Marina, el canciller Bernardo Sepúlveda jugó un im
portante papel al elaborar la agenda de las conversaciones, previa consulta con
las partes.
El secretario de Relaciones Exteriores declaró el mismo viernes por la mañana, en
un desayuno con periodistas mexicanos, que en el proceso de Man241 41 zanillo
se había registrado un "progreso gradual" que calificó de importante y que su conti
nuidad podría saldar las diferencias entre Estados Unidos y Nicaragua. Sepúlveda no
vaciló en señalar la relación existente entre las negociaciones de Contadora y Manzani
llo, a las que se refirió como "un sistema de vasos comunicantes".
Reagan devuelve la pelota En ningún momento el canciller mexicano dejó traslucir que
pudiera in-
terrumpirse bruscamente este diálogo.
Pero más grave que la falta de notificación al mediador es que el propio Harry Shlau
deman, embajador extraordinario del presidente Reagan en Centroamérica, desconocie
se la decisión de su Gobierno. Apenas unas horas antes habló en Caracas sobre los pr
ogresos de la negociación bilateral con Nicaragua.
La interrupción indefinida de Manzanillo se produce justamente dos semanas después
de que los cancilleres de Contadora vincularan públicamente por primera vez el pr
ogreso de sus negociaciones con el avance del diálogo que venían sosteniendo Estados
Unidos y Nicaragua. Washington devuelve ahora la pelota centroamericana al Grup
o de Contadora con todas sus consecuencias.
Las negociaciones regionales atraviesan también por una de sus crisis periódicas.
La última traba se ha tejido en torno a un incidente menor que el 24 de diciembre
ocurrió en la Embajada costarricense de Managua. Un desertor del Ejército nicaragüense
, José Manuel Urbina, resultó herido de bala en una pierna cuando abandonaba la sede
diplomática, en la que estuvo asilado desde el mes de agosto.
San José acusa al Gobierno sandinista de haberlo sacado a la fuerza y exige su d
evolución o, como mínimo, que el propio interesado renuncie voluntariamente al derec
ho de asilo ante su embajador, sin presiones externas.
Managua replica que la deserción no es materia de asilo y que no hubo violación de l
a sede diplomática, ya que Urbina fue detenido después de abandonarla por decisión pro
pia.
El premio Nobel argentino, Pérez Esquivel, y el socialdemócrata alemán Hans Wischnew
ski, se entrevistaron individualmente la semana pasada con Urbina Lara, que se e
ncuentra en prisión. De sus contradictorias declaraciones parece deducirse que al
atardecer del día de Nochebuena decidió salir de la embajada a instancias de una ami
ga que parece haberse volatilizado. Ésta le habría convencido de que no iba a ser de
tenido en una fecha tan especial.
Al darse cuenta de que la policía le esperaba fuera de la sede diplomática, Urbina
Lara intentó retroceder, produciéndose un forcejeo con los guardianes en el que res
ultó herido de bala.
Medios diplomáticos vinculados al Grupo de Contadora no entienden qué Managua haga
cuestión de Estado de un hombre que no supone ninguna amenaza para su seguridad,
y cuya captura se urdió probablemente en alguna oficina menor de la policía.
Iv

El País

Director: Juan Luis Cebrian Diario Independiente de la mañana Madrid, domingo 27 d


e febrero de 1983
La pugna por el Mediterráneo
En los últimos meses el gobierno de Washington se ha visto obligado a renegociar
la situación de sus bases en España, Portugal y Grecia / Páginas 6 y 7.
Niña en China, una tragedia
La campaña oficial de control de natalidad refuerza la tradición secular que consi
dera una desgracia no tener hijos varones / Página 31.

242 45
Los aristócratas de la fe pública
El proyecto del Gobierno de controlar más la actividad de notarios y registrador
es no ha sido bien recibido por unos profesionales liberales. / Páginas 18 y 19.
El calvario de "La Passió" de Olesa de Montserrat
El incendio que destruyó el Gran Teatro interrumpe una tradición centenaria. / Págin
a 23.
Presunto delincuente muerto en Madrid por disparos de un policía municipal. / Pági
na 25
El Ayuntamiento de Bilbao, obligado a reeditar el libro que mandó a la hoguera.
/ Página 34

Iv
Histórico encuentro entre Hassan Ii y Chadli Benyedid
El rey Hassan Ii de Marruecos y el presidente Chadli Benjedid de Argelia se en
trevistaron ayer en la pequeña localidad argelina de Akid Lutfi, fronteriza con Ux
da (Marruecos), en el primer encuentro que celebran los jefes de Estado de los p
aíses en los nueve últimos años. La entrevista reviste un carácter histórico en las relaci
ones de esos dos Estados magrebies, en confrontación recurrente desde la independe
ncia de Argelia, en 1962. El conflicto del Sahara, iniciado en 1976, abrió un fren
te más importante aún entre ambos.
La coincidencia de esta fecha con el séptimo aniversario de la proclamación de la
RASD por el Polisario parece sugerir que si la normalización de las relaciones bil
aterales entre Argel y Rabat es muy posible, todavía queda, sin embargo, un largo
camino que recorrer para la solución del conflicto del Sahara. Con respecto a 242
47 este último, Argelia sigue reclamando que Marruecos se entienda directamente
con el Polisario, mientras que en Rabat se atienen a las estipulaciones del pro
yecto de referéndum de autodeterminación para el Sahara.
Designado el máximo órgano
de control de Rumasa
El Gobierno ha designado el Comité de Administración de Rumasa, que contará con dos
grandes divisiones: la financiera y de seguros, y la no financiera, que estarán a
cargo de Juan Antonio Ruiz de Alda, director del Fondo de Garantía de Depósitos banc
arios, y de Ricardo Goytre, director general del Banco de Crédito Industrial, resp
ectivamente. En el Comité estarán, también, Javier del Moral y Raimundo Ortega -direct
ores generales del Tesoro y del Patrimonio- y Jaime Isac, coordinador de los adm
inistradores de Rumasa.
Iv

Declaraciones de José María Ruiz-Mateos, ex presidente de Rumasa, a El País


"No estoy en lucha contra el Gobierno, porque es mi Gobierno, el de todos"
Joaquín Estefanía Moreira, Madrid "Yo no estoy en lucha contra el Gobierno, porque
es mi Gobierno, el de todos", afirmó ayer en una larga entrevista concedida a }El
País} José María Ruiz-Mateos, presidente de Rumasa hasta que la pasada semana el grupo
fuese expropiado por una decisión del Consejo de Ministros que se materializó en de
creto-ley. Este hombre, que alguna vez se definió como más empresario que banquero,
que era un }outsider} en la comunidad financiera española, aseguró una y otra vez, c
on gran vehemencia, que no tiene miedo de ir a la cárcel porque cree en la justici
a, y que está "absolutamente convencido de que Rumasa hubiese continuado funcionan
do normalmente si no 242 49 hubiera habido expropiación". Por todo ello declara
, ante el desarrollo de los acontecimientos, que "me quedo frío, atónito, aturdido,
no sé nada, no entiendo nada, no conozco nada, ni sé el móvil, ni sé lo que se persigue
con ello, ni cuáles son los fines".
Ruiz-Mateos contestó a casi todas las cuestiones que se le plantearon durante la e
ntrevista, excepto a las siguientes: ?Cuál de las empresas perdidas le duele más?, ?
cuál ha sido su principal error?, ?qué cantidad de dinero piensa recuperar vía justipr
ecio o, en su caso, vía indemnización?, ?cree posible que se repita con Rumasa el ca
so del diario }Madrid}?, ?qué tipo de defensa va a emplear para desbloquear la sit
uación de hecho en que se encuentra el }holding}? y ?tiene usted capacidad de reac
ción o está ya derrotado? Estuvo presente e intervino en la entrevista el asesor de
Ruiz-Mateos, Alejandro Rebollo.

Iv
}Pregunta}. Excesiva concentración de riesgos en los bancos de Rumasa, despropor
ción entre el valor contable y el valor real de su patrimonio, resultados inflados
, deudas tributarias
elevadas... Estas han sido algunas de las acusaciones lanzadas por el ministro
de Economía y Hacienda sobre Ruiz-Mateos. ?Con qué datos concretos puede responder u
sted a estas cuestiones? ?Cree que es justa la calificación de heterodoxia que se
le suele atribuir? }Respuesta}. El ministro de Economía y Hacienda ha lanzado, efe
ctivamente, muchas acusaciones y ha facilitado algunos datos que no son tan conc
retos ni contundentes como pudiera parecer a primera vista. Quienes tengan una c
ierta preparación en materia económica y contable, saben que las apreciaciones del m
inistro son en buena parte subjetivas y, desde luego, incompletas. Me pide usted
datos concretos que excederían el marco de una entrevista periodística, y que en es
te momento, por razones obvias, no le puedo facilitar puntualmente. Pe242 51
ro, en cualquier caso, opino que los números, las partidas y los conceptos contabl
es sólo pueden discutirse con los libros y los documentos sobre la mesa.
Respecto a la presunta calificación de "heterodoxo" en mi forma de llevar los ne
gocios, ?qué quiere que le diga? Si heterodoxia es salirse de lo que en cada momen
to se entiende como ortodoxo, creo que la humanidad habría avanzado poco si no hub
iera habido gentes que abandonaran la norma establecida. Considero innecesario c
itarle ejemplos... Lo importante, para mí, es el fin perseguido, y en eso entiendo
que la palabra heterodoxo no constituye, en absoluto, una descalificación persona
l. Ahora bien: una cosa es heterodoxia y otra muy distinta es ilegalidad. Es imp
rescindible no confundir los términos.
}P}. A pesar de que no pueda ser muy concreto, sí podrá comentar algo sobre la gig
antesca discrepancia a la hora de valorar los patrimonios entre su propia organi
zación y el ministro en cuestión. Miguel Boyer citó Galerías Preciados...
}R}. Una empresa extranjera que venga a España a montar un negocio estilo Galerías
Preciados, y traiga para ello 50.000 millones de pesetas, los deposita en un ba
nco y comienza.
Yo le digo que con esa cifra tan abrumadora no tendría suficiente, ni muchísimo meno
s, para comprar los treinta solares, las treinta edificaciones, las treinta inst
alaciones más lo que representa de organización, más el fondo comercial, el nombre, la
imagen... de Galerías. Nada de eso se improvisa. Tardaría mucho tiempo en llegar a
unas Galerías Preciados que ha pasado de unas pérdidas de 7.000 millones a estar práct
icamente equilibradas el pasado año, totalmente reflotadas. El presupuesto que est
e año tenía el grupo Galerías, con Marcol, Mantequerías Leonesas y Sears era de 80.000 m
illones de pesetas.
En el sector de vinos, en los seguros, en construcción, en grandes almacenes, pa
sa lo mismo. ?Es que todo esto no vale más de lo que el ministro 243 53 ha dich
o? ?Cómo se puede apreciar todo esto? Posiblemente, y aunque toda-
vía no estaban terminados todos los presupuestos, el global del grupo era de 400.
000 millones de pesetas. ?Qué puede valer un grupo que es propiedad de un }holding
}, es decir, que no son empresas participadas ni minoritarias, que factura 400.0
00 millones de pesetas? ?Cómo se puede hablar de cifras de alrededor de 5.000 mill
ones de pesetas? Me quedo frío, atónito, aturdido, no sé nada, no entiendo nada, no co
nozco nada, no sé el móvil, ni qué es lo que se persigue con ello, ni cuáles son los fin
es. Yo no soy más que un empresario que todo lo que he hecho en mi vida ha sido tr
abajar con dedicación plena, con un espíritu de sacrificio total, y no precisamente
con un ánimo de lucro.
Cuando hay ánimo de lucro se actúa de manera diferente. En la conferencia de Prens
a del pasado martes dije que una de las cosas más tristes que se oyen en este país e
s que la mejor inversión que se puede hacer es pagar una cantidad de dinero para d
espedir a un trabajador. O que se invertirá en cualquier cosa que no tenga obreros
.
Yo no soy solidario con estas afirmaciones ni con quien las hace. Si todos pensáse
mos de la misma manera, yo no sé qué iba a ser de este país.
Nosotros, tras diez años de crisis mundial, no hemos cejado en nuestro intento d
e hacer algo positivo por miles y miles de personas, que no son sólo las personas
que trabajan en el grupo ni las familias que dependen de ellas, sino la cantidad
de proveedores, suministradores, gente que pone sus ahorros en Rumasa. Si la ge
nte pone una confianza ciega en Rumasa, creo que la gente no es tonta, la gente
tiene un sentido, algo de positivo está viendo en las conductas de quienes dirigim
os Rumasa. ?Es tan difícil de apreciar y de valorar esto, con independencia de los
propios activos? ?Se puede decir de golpe "esto no vale nada" y en virtud de cu
atro cifras frías, que no sabemos de dónde salen, y en veinticuatro horas se destruy
e toda la labor de veintitantos años de trabajo, donde tanta gente ha colabo243
55 rado con un empeño y un entusiasmo tan grande? Es algo insufrible, es algo que
no tiene sentido, es algo que no se llega a comprender para nada. Un día a lo mej
or lo entiendo; hoy por hoy estoy completamente atónito.
Estoy hablando con el corazón, y lo que más me importa de todo son las personas. C
uando se va con ánimo de lucro ni interesan las personas, ni interesan los puestos
de trabajo ni las inversiones, ni complicarse la vida, sino solamente decir aquí
pongo dos, me dan cuatro, lo acumulo, lo guardo y de esto vivo.
"No sé si he cumplido el corsé estricto de la legislación"
Yo no sé si he cometido errores o no los he cometido, si me he pasado más o menos;
si he cumplido el corsé de la legislación en el sentido estricto de las comas y de
los puntos.
Lo único que me ha movido es un afán noble, digno, con un coraje y con un ímpetu enorm
e de hacer algo positivo,
bueno, que redunde en beneficio del país. ?Sabe lo que más me preocupa? Me preocupa
n los obreros de Rumasa, el personal adicto e incondicional de primerísima talla q
ue no tiene precio y que no tiene valor material. Me preocupa que toda la gente
que ha puesto sus intereses saliesen perjudicados en lo más mínimo. Esto es algo ins
ufrible para mí.
A pesar de todo lo que ha pasado, me siento orgulloso, feliz, satisfecho, conv
encido -y ésto no va a quitármelo nadie de la cabeza- de que he contribuido, junto c
on el equipo que me ha rodeado, de haber hecho algo serio, noble y grande para e
ste país.
Me encantaría que, con independencia de mis intereses personales, y vaya a las man
os donde vaya a parar Rumasa, lo sigan llevando con ese mismo cariño, con ese mism
o entusiasmo, con esa misma entrega y generosidad y con esa misma eficacia que h
an sabido llevarla nuestros hombres.
}P}. ?Y sobre la excesiva concentración de riesgos? }R}. Para calificar los ries
gos concentrados en las propias empresas 243 57 hay que saber en qué se sustent
an. Si se descansaran en unas parcelas de zona verde no tiene valor, pero hay qu
e apreciar que en este caso los riesgos descansan en empresas muy importantes, c
on una actividad muy significativa, con una facturación de mucha consideración y que
además son operaciones normales con empresas que se conoce, que están ahí, que se pue
den tocar.
}P}. También se ha afirmado que los beneficios no existían y eran más bien pérdidas.
}R}. (Alejandro Rebollo) Efectivamente, se ha afirmado que frente a más de 6.000
millones de beneficios que se daban en 1981, hay 9.000 millones de pérdidas después
de los ajustes. Pero no se dice que durante muchos años Rumasa reinvierte todos s
us beneficios. Y esto es demostrable. ?Para qué, pues, Rumasa se va a inventar uno
s beneficios que no existen?
"No hay deuda tributaria hasta que lo digan los tribunales" Iv
}P}. Por último, sobre las acusaciones concretas, ?es cierta la deuda tributaria
del grupo por más de 20.000 millones de pesetas? }R}. En primer lugar le digo que
no me consta esta cifra. Los datos de las actas recurridas son muy inferiores,
pero de lo que no cabe duda es de que en este volumen enorme de empresas, por po
co que sea en cada una, a la hora de recurrir y discutir, si suma todo ello hay
que ver qué importancia tiene la cifra resultante en relación a la que se paga. Además
, entiendo que no hay deuda tributaria hasta que los tribunales ante quien están r
ecurridas las actas levantadas por la inspección en muchas empresas digan su palab
ra. Mientras tanto, es un acta en disconformidad, cosa perfectamente hacedera en
un Estado de derecho. Dar la cifra de 20.000 millones, y nada más, es decir una p
arte mínima de la verdad. Diga usted también que en el año 1981 se pagaron
del orden de 15.000 millones de pesetas en impuestos. Diga usted también que esos
cerca de 20.000 millones de 243 59 pesetas, en el supuesto de que fueran cie
rtos, obedecerán, lógicamente, al período de prescripción fiscal, que es de cinco años. Se
enfrenta así una cifra de 20.000 millones
Iii
por cinco años con un volumen de pagos al Estado de 15.000 millones en 1981. Esto
tiene una dimensión de relativismo en cuanto a las cifras, y relativismo en cuanto
a la decisión de los tribunales. Por otra parte, Rumasa desde el primer momento o
freció la colaboración para estudiar en profundidad cada tema tributario, negociando
con el Ministerio de Hacienda. Ello se hizo por escrito, siendo García Añoveros min
istro. Hacienda contestó diciendo que estaban conformes en examinar toda la proble
mática fiscal del grupo, en encontrar unos cauces para determinar cuál era la deuda
fiscal de verdad y establecer unos plazos y unas formas de pago.
}P}. ?Entiende usted que Rumasa es la primera pieza del dominó de las nacionaliz
aciones socialistas? ?Es el Gobierno actual un lobo con piel de oveja? ?Le ha de
fraudado Felipe González? ?Qué opina de Miguel Boyer? }R}. Yo no soy un político, y es
as preguntas son políticas. Yo sólo soy un empresario que he trabajado toda mi vida
para crear y consolidar una serie de empresas que ahí están, dando trabajo directo a
60.000 hombres y colaborando con cerca de un 2% al producto interior bruto.
Por otra parte, yo no estoy en lucha contra el Gobierno, porque es mi Gobierno
, el de todos. Solamente creo que tengo la obligación de defenderme con los instru
mentos que me dé el derecho, y eso debo hacerlo por mí, por mi familia y por las pro
pias empresas de Rumasa y los hombres y mujeres que las componen.
}P}. Todo el escándalo comenzó hace algunas semanas, cuando se hicieron públicas sus
desavenencias con la firma auditora Arthur Andersen. ?Por qué desobedeció sistemática
mente las recomendaciones del Banco de España 244 61 en este aspecto? }R}. Ruma
sa encargó a la firma Arthur Andersen la auditoría de un centenar largo de las empre
sas y de la totalidad de los bancos del grupo.
Como usted sabe muy bien, se trata de una prestación de servicios en la que, lógicam
ente, el cliente tiene el legítimo derecho de poner reparos al trabajo realizado o
en vías de realización. Es una práctica normal que no puede extrañar a nadie. En el cas
o que nos ocupa hubo, efectivamente, alguna divergencia de opiniones que, justo
es decirlo, mereció en todo momento la natural comprensión de la prestigiosa firma.
Buena prueba de ello es que Arthur Andersen nos había entregado ya la documentación
correspondiente a un centenar de empresas totalmente auditadas y en la que se de
muestra que la contabilidad re-
flejaba fielmente la realidad patrimonial, y estaba a punto de facilitarnos la
de otras cuarenta y tantas. La documentación facilitada por Arthur Andersen fue en
tregada inmediatamente al Fondo de Garantía de Depósitos y, que yo sepa, no ha merec
ido ningún tipo de reparos.
En cuanto a la auditoría de la división bancaria del grupo, los trabajos habían sido
suspendidos para la formalización de un }status repport} o informe de situación exp
licativo del trabajo realizado y del que quedaba por realizar en cada uno de los
bancos. Este informe de situación, que habíamos solicitado a principios de diciembr
e de 1982, se empezaba a entregar precisamente en los días inmediatamente anterior
es a la expropiación.
Debo hacer constar que el Fondo de Garantía de Depósitos había emplazado a los banco
s del grupo Rumasa a que indicasen antes del 10 de marzo de 1983 la fecha de ter
minación de sus auditorías, fecha que, evidentemente, aún no ha llegado.
"No hubo desobediencias con el Banco de España, sino discrepancias"

244 63
Otro tema es lo que apunta sobre una presunta desobediencia a las recomendacio
nes del Banco de España. No ha habido tal desobediencia, sino una serie de discrep
ancias -legítimas, por otra parte- en relación con unos plazos que tanto nosotros co
mo la firma Arthur Andersen consideramos insuficientes para la realización de una
tarea tan amplia y compleja como es la auditoría seria y completa de dieciocho ban
cos con cerca de 2.000 oficinas y del orden de cuatrocientas empresas. Estimo qu
e di algunas razones en este sentido en la conferencia de Prensa que tuvimos el
pasado martes.
}P}. ?Teme ir a la cárcel? ?En sus previsiones inmediatas figura la de marcharse
al extranjero? }R}. No temo ir a la cárcel por la sencilla razón de que tengo plena
fe en la justicia y en la rectitud de intención de nuestras autoridades. Para con
denar a alguien primero hay que juzgarle, y yo tengo mi conciencia tranquila y l
a seguridad jurídica que depara vivir en un Estado de derecho como es España. Lo de
marcharme al extranjero, prefiero pensar que se trata de una presunción tan ligera
como desprovista de fundamento.
}P}. Antes de la expropiación, durante mucho tiempo siempre se habló en voz baja d
el sueño de Ruiz-Mateos de concentrar Rumasa con el Banco Español de Crédito...
}R}. El Banco Español de Crédito es una institución de sólido y merecido prestigio. El
supuesto de concentración que usted plantea sólo hubiera podido ser soñado por los re
ctores del primer banco privado nacional, y por eso debería preguntárselo a ellos. L
as circunstancias hacen que las previsiones de algunos analistas del real decret
o-ley de expropiación
tiendan a concluir que algunos de los bancos del grupo Rumasa pudieran ser adju
dicados al Banesto, con lo cual se produciría en una pequeña parte esa concentración.
}P}. ?Estaría dispuesto a comenzar otra vez de nuevo? ?Cuáles son sus actuales obj
etivos? }R}. Rumasa empezó, hace veintiún 244 65 años, con un capital de 300.000 pe
setas. Si después de todo esto tuviera que empezar de nuevo, lo haría con la misma i
lusión de entonces. Pero ahora no es esa la cuestión.
?Mis objetivos actuales? Ayudar en lo que pueda a que todo este problema, que
yo no he planteado, se resuelva en un marco de serenidad y de justicia.
}P}. ?Cómo se enteró usted de que le habían expropiado? ?Es cierto que fue a la mism
a hora que el resto de los ciudadanos? }R}. Absolutamente cierto. Conocí la notici
a por la televisión. Estaba hablando con mis hijos y llegó una hija corriendo porque
la había llamado su novio y le había dado la noticia de la televisión.
}P}. ?Cuál fue su primera sensación? }R}. Para mí fue una sorpresa enorme... Si la v
oluntad de Dios es esta, amén. Ahora, esto es en un plano sobrenatural y de proyec
ción en el que yo creo. En el orden humano no entiendo nada.
}P}. Si la expropiación no hubiera ocurrido, ?Rumasa
hubiera continuado funcionando normalmente? }R}. Absolutamente. Absolutamente co
nvencido. A no ser que la crisis internacional se hubiera llevado por delante no
a Rumasa, sino a todo el sistema financiero español. Si de verdad yo me hubiera s
entido inquieto en algún momento determinado, hubiera acudido a las autoridades mo
netarias a manifestarles mi preocupación ante el peligro de defraudar a tantos mil
es de personas que dependen de Rumasa. Se hubieran arbitrado fórmulas adecuadas co
n equilibrio con ambas partes, como se ha visto en crisis bancarias anteriores,
en que se han dado soluciones.
Cuando yo no he acudido a estas soluciones es porque no hemos visto su necesidad
. Una prueba de la solvencia del grupo bancario es que a todas las retiradas de
fondos que se produjeron a partir del día 17 se hicieron frente con los fondos de
los bancos de Rumasa, cumpliendo además todos los coeficientes.
Por todo ello, reitero una vez más que no entiendo nada, no sé nada, pero 244 6
7 lo que mantengo y repito hasta la saciedad es que no ha habido motivo en absol
uto para tomar las medidas que se han tomado. Estoy perplejo, atónito, y espero qu
e con el tiempo podré entenderlo.
}P}. Las declaraciones de solidaridad con Ruiz-Mateos del resto de la banca pr
ivada y de las organizaciones empresariales han sido escasas.
?Qué opina de esta soledad? ?Se ha sentido alguna vez un }outsider} dentro del sis
tema financiero español? ?En qué zonas de la sociedad va a encontrar usted los princ
ipales apoyos para salir adelante?
}R}. Mire usted: la solidaridad suele darse con mucha más facilidad entre los t
rabajadores que entre los financieros, como es lógico y por razones obvias. No des
eo entrar en análisis de actitudes, que siempre serían necesariamente subjetivas. Re
speto cualquier punto de vista a la hora de contemplar la delicada situación prese
nte, aunque no lo comparta. Lo importante es sentirse en paz con la conciencia,
y yo me siento en paz con la mía. Algunas declaraciones recogidas por los medios d
e comunicación explican suficientemente determinadas posturas. ?Para qué hablar más de
ello? En cuanto a si me siento un }outsider} dentro de la banca española, puede c
omprender que, al no ser en estos momentos banquero por razón del decreto-ley de e
xpropiación, me considero un }outsider} absoluto.
"Existe la banca comercial, la industrial y Rumasa"
}P}. No obstante, usted siempre se ha sentido un banquero atípico en España...
}R}. La diferencia de Rumasa respecto a otros grupos bancarios, sin jactancia
de ninguna clase, porque es vocacional, es que existe la banca comercial, la ban
ca industrial y Rumasa, que es un conjunto de empresas con una gama muy diversif
icada de actividades, en las que hay dieciocho bancos. Esto es distinto del mode
lo del banco que tiene filiales, que tiene 244 69 participadas. Alguno no ha
llegado a comprender las peculiaridades de este negocio, que tiene un estilo dis
tinto al resto, pero que ha dado un gran juego. Buena prueba de ello es que ha c
recido durante veintitantos años, y que ha crecido más en los años de la democracia y
en diez años de crisis.
Con independencia de las auditorías, que son métodos modernos en este país, la banca e
spañola, que es sabia, muy experta y ha funcionado siempre bien, se ha dejado guia
r por unos factores que en un período de tiempo determinado pueden valorarse como
buenos o malos.
Iv
Rumasa se ha guiado por otros factores y no ha dejado de cumplir un compromiso,
ni de atender un pago, ni de satisfacer un salario. Y esto bajo la incomprensión d
e muchos y sin el apoyo de quien tenía que hacerlo y sin dependencia alguna del di
nero del Estado ni del Banco de España. Aun después de todo lo que se ha producido,
de todos los rumores, nadie ha puesto en peligro la liquidez del grupo Rumasa.
}P}. ?Qué cree que piensan sus trabajadores y el hombre de la calle a estas altu
ras del conflicto desatado en el }holding} de la abeja? ?Cuántos trabajadores ha d
espedido durante los años de la crisis económica? }R}. Tengo plena confianza en lo q
ue piensa la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que durante tanto tiempo han
colaborado conmigo en la
hermosa tarea de construir, engrandecer y consolidar Rumasa. Desde los cargos d
irectivos hasta quienes han desarrollado las labores más modestas saben de verdad
lo que ha sido Rumasa, y sólo ellos son capaces de medir la capacidad de esfuerzo
y entusiasmo compartido por todos en torno al logotipo de la abejita, tan entrañab
le para todos nosotros. Estoy seguro de que ellos no van a dejarse influir por c
ualquier tipo de informaciones tendenciosas, sensacionalistas o intencionadament
e calumniosas. ?El hombre de la calle? Una reciente encuesta, 245 71 rigurosa
mente realizada hace pocos meses, mostraba la muy favorable opinión que Rumasa mer
ecía al pueblo español.
Por supuesto, es fácil influir en la opinión pública con cierta facilidad cuando exist
a el propósito decidido de hacerlo y se disponga de los medios necesarios para ell
o.
El dato concreto que me pide sobre cuántos trabajadores han sido despedidos de l
as empresas del grupo Rumasa en los últimos diez años es difícil de contestar. Efectiv
amente, se han producido algunos despidos, muy pocos afortunadamente, y siempre
por causas graves. Si puedo recordarle que en 1973 el grupo tenía una plantilla ap
roximada a las 30.000 personas y que al empezar 1983 contábamos con cerca de 60.00
0. No me corresponde a mí comentar lo que supone tal incremento, precisamente en e
ste decenio de crisis continuada, en el que el crecimiento del desempleo se ha c
onvertido en una de las más graves preocupaciones en nuestro país.
Iv
"Tengo el patrimonio mínimo imprescindible para subsistir"
}P}. ?A qué atribuye la decisión del Consejo de Ministros de expropiar Rumasa? ?Pe
nsó en algún momento en la posibilidad de expropiación cuando concedió la conferencia de
Prensa del pasado martes? ?Cuándo comenzó su pulso con el Banco de España? }R}. Voy a
ser conciso en una respuesta global para esta serie de preguntas. Jamás pensé que p
udiera ocurrir la expropiación del grupo Rumasa. No había razón alguna para temerlo. Y
estoy en condiciones de poder afirmar otra vez que sin esta expropiación el grupo
Rumasa hubiera continuado con toda normalidad. No tengo ninguna duda razonable
al respecto.
}P}. Tras la reunión de Boyer con los periodistas, en la que asegura que enviará a
los inspectores del Banco de España al }holding} si se rompe con la auditora Arth
ur Andersen, ?qué pasa? ?Cuál es la secuencia de hechos? 245 73 }R}. (Rebollo) Bo
yer propuso a Rumasa sacar un comunicado conjunto con el Ministerio de Economía, c
on dos partes: en la primera se decía que Ruiz-Mateos se comprometía a terminar y a
acelerar las auditorías. Esta primera parte se acepta, sustituyendo las palabras "
se compromete" por "mantiene vigente su compromiso". Boyer acepta ésto. En la segu
nda parte,
José María Ruiz-Mateos debía autorizar a las autoridades monetarias para poder llamar
y dialogar directamente con Arthur Andersen. Se le responde que no hay ningún inc
onveniente, siempre que Rumasa esté presente, pero no acepta. Boyer dio a Rumasa u
na hora para repensar su actitud y que firmase el documento. Esto no ocurrió y se
creó un clima de gran tensión.
}P}. ?Cuál es el patrimonio personal del que dispone en estos momentos el que ha
sido considerado el hombre más rico de España? }R}. El mínimo imprescindible para sub
sistir.
}P}. ?Quiénes son sus enemigos? ?Qué opina de la instrumentación política del asunto?
?Cuál es su estado anímico actual? }R}. No me considero enemigo de nadie, aunque por
desgracia no pueda evitar la posibilidad de que alguien pueda sentirse enemigo
mío. Por lo que se refiere a la instrumentación política del asunto, es elemental que
las decisiones del Gobierno son, por su naturaleza, políticas. Otra cosa es que se
an o no acertadas, y el libre enjuiciamiento de las mismas por los ciudadanos fo
rma parte del sistema democrático. Mi estado anímico es excelente, porque repito que
confío en la justicia.
}P}. Rumasa ha sido el caso enésimo de crisis bancaria en España. Sin embargo, su
resolución ha sido atípica en comparación con todos los precedentes. ?Se siente discri
minado en el trato obtenido respecto a Banca Catalana, Banco Urquijo y otros muc
hos? }R}. Ciertamente, la solución dada por el Gobierno a la presunta y, desde lue
go, no justificada suficientemente todavía crisis de Rumasa se 245 75 aleja de
las brindadas en otros casos en que sí existía una situación de crisis perfectamente c
omprobable. Saque usted mismo la conclusión adecuada y dígame si existe un trato dis
criminado.
}P}. Usted es un profundo conocedor de la economía española. ?Cree que hay en esto
s momentos otros grupos a los que se les debería aplicar -bajo el supuesto de la i
gualdad de oportunidades- la misma terapeútica que a Rumasa? }R}. Le sugiero que e
sta pregunta la dirija usted a las autoridades competentes en la materia, que su
pongo podrán responderle con todo lujo de detalles.
}P}. ?Qué necesita para sentirse rehabilitado? }R}. Sencillamente, que este asun
to se aborde, por quienes tienen la responsabilidad de hacerlo, con la absoluta
objetividad y justicia que cabe reclamar de un Estado de derecho.
}P}. ?Por qué cree que no le han concedido a usted las ayudas que va a emplear e
l Estado en expropiar, sanear y devolver al sector privado las sociedades ahora
expropiadas? }R}. Esta pregunta no me corresponde responderla a mí. Lo que sí puedo
afirmar, una vez más, es que Rumasa nunca tuvo ni necesitó ayuda del Estado.
}P}. ?Fueron en alguna ocasión buenas sus relaciones con el Banco de España? ?Alg
una vez le amenazaron con nacionalizar el grupo? }R}. El Banco de España jamás me am
enazó con tan grave medida, y tengo la convicción de que la autoridad monetaria no h
a considerado en ningún momento tal posibilidad. Prueba de ello es que, de haber e
ncontrado irregularidades graves en el grupo, habría adoptado inmediatamente las a
cciones cautelares necesarias, y para los que está plenamente facultada, como ha o
currido en otros muchos casos fáciles de recordar.

245 77
Séneca, Gracián y Maquiavelo aconsejan a Ruiz-Mateos
Rodeado de la mayor parte de sus trece hijos y de su mujer, de sus asesores ju
rídicos y de sus principales colaboradores en el }holding de la abeja}, José María Rui
z-Mateos, expresidente de Rumasa, el más grande grupo económico privado del país, se e
ncuentra voluntariamente encerrado entre las paredes de su chalé en el madrileño bar
rio residencial de Somosaguas, desde la madrugada del miércoles.
Ese día conversaba con algunos de sus hijos en el salón de la mansión cuando entró cor
riendo, apenas sin voz, otra de las hijas, para comentar lo que Eduardo Sotillos
, portavoz del Gobierno, acababa de decir por televisión: que Rumasa había sido expr
opiada. A la incredulidad sucedió la emoción y más tarde la falta de entendimiento. Er
a el fin de un proceso que según el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, h
abía comenzado en 1978 y que había tenido sus momentos más tensos el lunes pasado en u
na reunión de cuatro horas en el Ministerio de Hacienda.
En ese mismo salón, sesenta y cuatro horas más tarde, Ruiz-Mateos explicaba ayer a
dos redactores de }El País} su aturdimiento. "El tiempo dirá quien tiene la razón", d
ijo, pero "por el momento no tengo explicaciones razonables". Sobre la mesa, la
familia Ruiz-Mateos tiene, muy manoseado por el uso, un pliego de citas de Séneca,
Baltasar Gracián, Maquiavelo.
Algunas de ellas definen mejor que nada la personalidad del protagonista:
"Grandeza de ánimo es despreciar las injurias". "Pareció ir sobrepujando el riesgo q
ue a los grandes hombres los mismos peligros o les temen o les respetan". "Cuand
o la fortuna quiere elevar a un príncipe, le suscita enemigos, lizas, para ejercer
su coraje y su industria y hacerle subir más alto grado de potencia".
En otra mesa lateral, retratos de cada uno de sus trece hijos, del matrimonio,
del Rey Juan Carlos con 245 79 Ruiz-Mateos y un tríptico con las fotografías de
Alfonso Xiii, don Juan y el Rey Juan Carlos.
Ruiz-Mateos observa por los venta-
nales algunos de sus hijos más pequeños corretear por el jardín con la camiseta del B
arça. Para hacerle las fotografías con los familiares los llama dentro de la casa; t
iene un miedo casi patológico a que los fotógrafos de prensa que acampan a la puerta
de su casa con potentes teleobjetivos puedan localizarle.
Lo mismo ocurre ante la presencia del magnetofón. La entrevista comienza con el
periodista usando papel y lápiz hasta convencerle de la necesidad de reproducir fi
elmente su pensamiento, su estado de ánimo, su vehemencia. Tras la larga conversac
ión, Ruiz-Mateos parece más relajado que al principio. "Hablo con el corazón", dice, y
cada poco pregunta si le crees. Su capacidad de convencimiento es infinita: cua
ndo habla de Rumasa es un iluminado con pocas dudas sobre el modelo.
Iv

El país Domingo

Año Ii, número 58 / domingo 23 de noviembre de 1986


I
La violencia casi endémica que azota desde hace años el País Vasco se ha trasladado
al seno mismo de la familia nacionalista. La tribu de Aitor, el legendario padre
de los vascos que concibió el riojano Navarro Villoslada, conoce un nuevo cisma.
En un contexto de crisis económica que no encuentra la salida del túnel, Euskadi ve
cómo a la tradicional dualidad nacionalismo-españolismo, en torno a la cual giraba l
a política vasca, se suman ahora múltiples guerras de banderías. Madrid ya no es el únic
o punto de referencia que agita a Euskadi.
246 81

Cisma en la tribu de Aitor


La violencia se traslada al interior de la comunidad nacionalista vasca
Jesús Ceberio El secuestro de Lucio Aguinagalde alteró la vid
a del nacionalista Francisco Javier Gárate, alcalde de Ochandiano (Vizcaya). Al día
siguiente de la azarosa liberación recibió una llamada telefónica urgente de la Ertzan
tza (policía autonómica) dándole instrucciones para que cortase inmediatamente el tráfic
o en los accesos al pueblo. Habían recibido el }soplo} de que el }etarra} fugitivo
, Luis Enrique Gárate, estaba escondido en casa de sus padres. "De acuerdo, ahora
lo corto", respondió el alcalde. Antes de colgar añadió, lacónico: "Es mi hermano".
En la cueva del Gorbea se rompió algo más que la familia Gárate. Por primera vez sec
uestradores, policías y secuestrado eran igualmente vascos.
Activistas de ETA y afiliados al Partido Nacionalista Vasco (PNV), que habían atr
avesado juntos el desierto franquista, se reconocían como enemigos. El cadáver de Ge
naro García Andoáin entraba en casa en un mal momento, recién consumado el cisma capit
aneado por Carlos Garaikoetxea.
Y lo que es peor, Madrid era ajeno al drama familiar.
Xabier Arzalluz resta importancia a estos contratiempos. Iagi-Iagi, la propia
ETA, ahora EA (Eusko Alkartasuna) son para él intentos fallidos de enterrar al vie
jo Partido Nacionalista, "igual que nuestros padres enterraron el carlismo". Está
seguro de que sólo el tronco original podrá sobrevivir a la intemperie. El tiempo de
rribará lo que no son más que ramas y aun hojas: "A las hojas se las lleva el viento
y sólo sirven para hacer fuego", dice aludiendo a Garaikoetxea.

246 83
Religión y patria
Este convencimiento de poseer la única fe capaz de salvar el destino de los vasc
os tiene para Ion Juaristi, profesor de filología hispánica y dirigente de Euskadiko
Ezkerra (EE), un inequívoco componente religioso.
Por mucho que Sabino Arana adjurase del carlismo, hay en él una amalgama de integr
ismo y un raro federalismo de raíces forales. "El gran problema del PNV es que ha
sido incapaz de crear un modelo de Estado integrador, aunque sea vasco". Fernand
o García Cortázar, jesuita de Deusto, historiador, crítico del nacionalismo, añade que e
l púlpito ha sido uno de los vehículos para transmitir la ideología del PNV. "No es ex
traño que la idea de patria haya terminado por adoptar caracteres religiosos. Eso
le da fuerza y le incapacita para el pacto". Con el infiel no hay acuerdo posibl
e.
Juaristi agrega que el PNV es "incapaz de entender una sociedad basado en lazo
s políticos". Estudioso del siglo Xix, asegura que los vascos no han tenido en su
historia conciencia de unidad política, aunque sí de unos privilegios comunes, los f
ueros, cuya defensa los unió ocasionalmente.
Los derechos históricos que Arzalluz invoca han teñido, a su juicio, de arcaismo la
vida política vasca, restando poder al Gobierno de Vitoria en favor de las diputac
iones. Garaikoetxea ha hecho de la ley de Territorios Históricos el blanco de un p
artido que, a falta de legitimidad histórica, necesita justificar el cisma naciona
lista.
Koldo Michelena, catedrático de filología indoeuropea, raro ejemplar de sabio vasc
o, lo explica en términos simples: "Cuando yo hice la guerra en Bilbao estaba defe
ndiendo a Euskadi, no a Vizcaya". A sus 68 años, afiliado al PNV durante medio sig
lo, se ha dado de alta en EA, después de vivir el cisma nacionalista como una muti
lación biográfica. Esa difusa reivindicación foral carece para él de
sentido. "Esta tierra, que no ha te246 85 nido unidad en ningún período histórico,
tiene derecho a acercar a sus gentes. El estatuto es el primer medio que se nos
ha ofrecido para eso".
La batería de acusaciones hace poca mella en el máximo dirigente del PNV. Eso que
otros llaman foralismo, que garantiza a las tres provincias vascas idéntica repres
entación en las instituciones autonómicas, al margen de su peso demográfico, era para él
la única vía para que una provincia de poca implantación nacionalista como Álava votase
por Euskadi. "Sólo así podemos esperar que algún día los navarros sigan el mismo camino
".
Un proyecto discreto
La herida abierta del nacionalismo ha sido su fracaso en la reunificación territ
orial, que pasa por Navarra.
El líder del PNV relata así la estrategia que trazó su partido al final del túnel franqu
ista. "Hicimos un diseño discreto para los 10 años siguientes. En un momento en que
teníamos escasos medios humanos y económicos, cuando la calle estaba en manos de tod
os los radicales, no sólo de ETA, trazamos un proyecto discreto:
conseguir la unidad de Euskadi sur en el marco de un estatuto que no fuera infer
ior al del 36, sin renunciar a nuestro propio ser". "Hoy tenemos una hacienda au
tonómica, una policía, unos medios de comunicación propios y competencias para desarro
llar un modelo educativo que potencie el }euskera}.
Aunque no han faltado los regateos, hemos logrado el marco jurídico que pretendíamos
, salvo la unidad territorial, en la que el PSOE se echó atrás, es posible que por c
onsideraciones estratégicas. Navarra le da a Euskadi una complementariedad territo
rial y una larga frontera pirenaica con Francia que Madrid ve con recelo".
Con su fe fortalecida por 40 años de catacumbas, el PNV no supo ver, asegura el
médico donostiarra Antonio Ayestarán, que tras la aparición de ETA se había consolidado
la ruptura del nacionalismo con una cultura política radical que reconocía en la vio
246 87 lencia uno de sus rasgos de identidad.
Los últimos vástagos
Ii
de la familia nacionalista habían llevado la idea sabiniana de un Euskadi soberano
hasta sus últimas consecuencias.
Frente a la filosofía del paso a paso "sin renunciar a nada", como Arzalluz se e
ncargaba de recordar, o la política real que en boca de Garaikoetxea significa est
ablecer pactos sin abandonar el horizonte de la autodeterminación, los jóvenes airad
os han alzado la bandera del todo o nada.
Para Herri Batasuna (HB) la soberanía vasca no tiene cabida en una Constitución unit
aria que deposita la soberanía en el pueblo español. Iñaki Esnaola afirma que muchos n
acionalistas que militan bajo otras siglas están de acuerdo con esto, sólo que es-
tán atados por líderes timoratos. Ion Idígoras no tiene reparo en asegurar que mientr
as no se acuerde "un nuevo marco político", idea dominante y casi única de su actual
campaña, la violencia seguirá en Euskadi. Es el sistema el que les expulsa al no de
jar resquicios para materializar sus ideas.
Minúsculos carteles
La cultura de la violencia ha permitido a HB incorporar a sectores marginales
de la sociedad, jóvenes sin trabajo ni esperanza de tenerlo, que han hecho una ver
sión nacionalista de la ira que recorre hoy muchas ciudades europeas. Para Antxón Pére
z de Calleja, economista crecido en la Caja Laboral Popular, que hace dos años col
gó su título para dedicarse a fabricar quesos de Idiazábal con técnicas artesanales, no
hay una diferencia sustancial entre esta violencia y la que azota a las urbes su
perindustrializadas de la RFA o Francia.
Tomás, cantante del conjunto de }rock radikal} Zer Bizio?, dice que la violencia
es inseparable de su música. Viviendo en Bilbao no puede cantar a los pájaros del c
ielo, entre otras cosas porque no los ve. "Tengo 247 89 que decir _"qué bien, h
oy no nos ha parado la policía_". Eso no significa que el }rock radikal} se limite
a decir _"policía, policía, mierda, mierda_". Nosotros queremos estimular a la gent
e contándole lo que nos pasa".
Sus últimos conciertos están patrocinados por HB, que les paga 60.000 pesetas, aunqu
e puntualiza: "Nosotros no le damos la mano a nadie, ni siquiera a HB". Según él, la
s elecciones no sirven para nada, salvo "para que se vea que en este pueblo hay
una respuesta". Su próximo disco saldrá pronto a la calle con un título expresivo: }Se
ntimientos y venganzas}.
Contra los usos de otros partidos, HB apenas coloca un par de minúsculos cartele
s en el escenario, al que no sube ningún orador. La comunicación con el público no nec
esita de mayores identificaciones. El cantante de Zarama dedica una canción "a las
parejas conflictivas..., esto es, a todas las parejas..., incluidas las de la G
uardia Civil". Un centenar de jóvenes baila bajo la lluvia. Sólo un grito demasiado
obvio: "Gora ETA militarra". Todo se desarrolla en Baracaldo, un pueblo de aluvión
crecido en los huecos que dejan las fábricas. Altos hornos y viviendas se mezclan
en un paisaje infernal. Es lo que el escultor Eduardo Chillida denomina "indust
rialización atroz".
"La cultura de la violencia ha permitido a HB incorporar a sectores marginales
que han hecho una versión nacionalista de la ira que recorre hoy muchas ciudades
europeas.
Desde el axioma de que nada hay más tímido que un millón de dólares, no es de extrañar q
ue el País Vasco haya entrado en su más grave crisis económica. La violencia no ha sid
o la causa, pero nadie niega que ambos fenómenos se alimentan mutuamente."
Arzalluz apunta que HB "es el desagüe de muchas cosas", que, según Juaristi, ha da
do cobijo a "todos los que andan a la búsqueda desesperada de identidad". En término
s más brutales añade: "Ya puede ser vasco todo el 247 91 que comulgue con la abye
cción y el asesinato". García de Cortázar no exculpa al nacionalismo tradicional de la
violencia. "Todo nacionalismo conduce a la exigencia de un Estado, y el peligro
de las utopías es que crean frustraciones y conducen a la violencia".
Arzalluz se irrita ante la denuncia de que su partido se ampare en ETA para ex
tender su propio poder, y rebota las sospechas hacia Madrid. Está convencido de qu
e el día que desaparezca ETA, "y ojalá sea hoy", habrá una recomposición de los nacional
istas. "Si entre nosotros, que ya hemos demostrado que tenemos la mayoría en este
país, nos ponemos de acuerdo en cuatro o cinco grandes temas, aunque nos peleemos
en los demás, ese día el PSOE tendrá más problemas que hoy.
Lo que me preocupa ahora es que ETA deje de pegar tiros".

Iv
Fin de época
Juaristi encuentra, sin embargo, un mensaje subliminal en la actual campaña elec
toral del PNV: "O nosotros o el }comando España}". Eso es lo que deduce cuando le
oye decir al }lendakari} Ardanza que ETA puede seguir 25 años más si no se satisface
n las legítimas aspiraciones del pueblo vasco.
Desde el axioma de que nada hay más tímido que un millón de dólares, no es de extrañar q
ue el País Vasco haya entrado en su más grave crisis económica. Es seguro que la viole
ncia no ha sido la causa del derrumbe industrial, pero nadie niega que ambos fenóm
enos se alimentan mutuamente. Pérez de Calleja, que desde su caserío aún puede divisar
un bosque enriquecido de oro por el otoño, todo un lujo en esa cadena de chimenea
s que va desde Somorrostro a Fuenterrabía, dice que la violencia es un fenómeno aled
año de una crisis industrial mucho más profunda.
"Se nos ha agotado un modelo indus247 93 trial que ha funcionado durante un
siglo". Este proyecto, encabezado por la Liga de Productores Vizcaínos y tributar
io de Henry Bessemer, inventor del alto horno de hulla que permite la obtención de
acero de los hierros sulfurados vizcaínos, se apoyó en el nuevo marco económico impla
ntado en 1976 tras la definitiva derrota carlista, que algunos nacionalistas rec
uerdan como una más de las guerras perdidas por los vascos. El }monocultivo} del h
ierro fue el motor de una industrialización algo tardía, que con el traslado de las
aduanas a la costa encontró en España un mercado cautivo.
Iii
"Ese escenario se ha acabado", asegura Pérez de Calleja. "La revolución tecnológica,
la explosión salarial, el fin del proteccionismo con la integración europea y la cr
isis de un proyecto basado en altos consumos energéticos nos han dado la puntilla.
Estamos en una típica situación de fin de época y parece
que nuestros políticos ni se han dado cuenta o al menos no lo reconocen". En su di
agnóstico la violencia es un hecho marginal, aunque actúa como factor de desmoraliza
ción.
El presidente de la Confederación de Empresarios Vascos, José María Vizcaino, y el d
irector de la Zona de Urgente Industrialización (ZUR) del Nervión, Roberto Velasco,
creen, por el contrario, que el modelo tradicional tiene cuerda todavía, siempre q
ue se haga un esfuerzo tecnológico. "Para eso no basta la autofinanciación, hacen fa
lta capitales exteriores".
La huida
Pérez de Calleja recuerda que, salvo en el automóvil, Euskadi ha participado en to
das las aventuras industriales del siglo. En los últimos años ha perdido, salvo caso
s aislados, el tren de la revolución informática.
Velasco añade que "ni la ITT ni la Hewlett Packard han venido, aunque 248 95 sólo
sea a preguntar, prefieren irse a zonas menos calientes. Las multinacionales hu
yen del País Vasco".
"En una negociación reciente el inversor extranjero mostró un periódico en el que se
veía a dos jóvenes que quemaban un autobús a cara descubierta. _"?Qué les ha pasado?_".
_"Me temo que nada_", le respondieron.
_"Pues mientras eso no se corrija, no podemos invetir" Ni la ITT ni la Hewlett P
ackard han venido a Euskadi, aunque sólo sea a preguntar. Prefieren irse a zonas m
enos calientes y las multinacionales huyen"
Vizcaino cuenta que en una negociación reciente el inversor extranjero le mostró u
n periódico en el que se veía a dos jóvenes que quemaban un autobús a cara descubierta.
"?Qué les ha pasado?". "Me temo que nada", tuvo que responder. "Pues mientras eso
no se corrija, no podemos invetir". Le preocupa más la impunidad que el hecho en sí.
La violencia laboral ha desbordado a los sindicatos clásicos.
Jefes de personal ven su nombre en las calles con el añadido macabro:
"Te vamos a matar". Un empresario cuenta más de uno de sus jefes de taller ha reci
bido llamadas amenazantes por el solo delito de echar una bronca en la fábrica. "N
o importa que sea nacionalista".
Según una encuesta realizada recientemente por la ZUR entre 2.800 industrias del
Nervión, más de 700 no han invertido nada en los últimos tres años ni piensan hacerlo e
n los tres próximos. La respuesta sólo fue
positiva en 500 casos. "No invertir en seis años es morir", sentencia Velasco.
Destrucción del 40% del empleo industrial en ocho años, tasas negativas de inversión
hasta 1983, paro del 56% entre menores de 25 años (el más alto en todas las regione
s de la OCDE), son datos -algunos del propio Gobierno autónomo- que ha memorizado
el socialista José María Benegas para desmentirle a Ardanza cuando éste sostiene que l
a crisis tocó fondo en 1980.
Hay empresarios que sostienen que el País Vasco volvería a dispararse hacia arriba
si se pusiera coto a la violencia. Algo de eso se trasluce cuando Vizcaino tran
smite a los políticos el mensaje de que acaben con la lucha armada y se pongan de
acuerdo en algunos puntos esenciales, lo demás correrá de parte de los empresarios.
"Algunos se han ido pero la mayoría sigue aquí. Las industrias no se pueden desmonta
r y llevar a otro sitio.
No es fácil encontrar un tejido de industrias auxiliares y obreros ya formados, co
mo los que aquí tenemos.
Y, al final, nos tira esto".
El entierro de Neguri
Crisis y violencia han arrasado ese escaparate de la acumulación capitalista que
fue Neguri. "Los bienes no anietan", explican algunos. García de Cortázar dice que
la gran burguesía vasca, visceralmente española y anti PNV, "murió el día que se dejó mata
r a Javier de Ybarra" en plena campaña de las primeras elecciones de 1977. Este je
suita que dirige el colegio mayor Deusto recuerda que, entre 350 estudiantes, al
menos cuatro han vivido un secuestro en su familia y tres más han visto cómo mataba
n a su padre. "Es lógico que no quieran seguir ese camino".
El asesinato de María Dolores González Cataráin, Yoyes, y la muerte en acción de Genar
o García Andoáin suponen, con todo, un salto cualitativo en la guerra de ETA.
"La explicación de que ETA", dice Juaristi, "es una respuesta al centralismo de Ma
drid deja de servir cuando tienes el muerto en casa".
?Cómo salir de esta espiral? EE se ha ganado el título de traidor a la patria, algo
que muchos países en guerra castigan con la muerte, por proponer que no hay más sali
da que el estatuto. Esta coincidencia con el PSOE es en sí misma un delito.
Benegas proclama desde el gueto no nacionalista que en la Constitución no caben ni
el pacto con la Corona (una vez más la memoria foralista de Arzalluz) ni el Estad
o confederal (Garaikoetxea) ni la autodeterminación.
Mario Onaindia es un hereje merecedor de la hoguera cuando concluye que los va
scos se autodeterminaron al votar el Estatuto. La sospecha se amplía a toda la fam
ilia de Aitor, el legendario padre de los vascos acuñado por el riojano Navarro Vi
lloslada.
A la dualidad nacionalismo-españolismo se suman múltiples guerras de
banderías. La traición se ha convertido en un mensaje electoral de curso corriente.
Los del PNV acusan de traidores a sus correligionarios de ayer agrupados en EA,
para HB, los seguidores de Euskadiko Ezkerra son unos vendidos a la causa de Ma
drid y finalmente ETA acusa a todo lo que no sea HB.
Michelena confiesa que éste es "un país aterrorizado", en el que todos tienen un e
xquisito cuidado en no decir lo que no deben decir. Impenitente lector en inglés d
e novelas negras, no cree que el miedo de Euskadi sea muy diferente del que se a
dueñó de Chicago bajo el imperio de la mafia del alcohol. "Nosotros creíamos algo tan
simple como que era malo matar.
Incluso tratamos de hacer la guerra decentemente. Pensaba que ése era un valor del
país, pero ahora resulta que se acepta lo contrario".
Todo es empeorable
A veces no se sabe si ese Euskadi soberano, por el que ETA mata, es para el PN
V una utopía, irrealizable como tal, o una meta política operativa. Arzalluz ha reco
nocido alguna vez que Euskadi sólo podrá ser un Estado independiente "por una broma
de la historia". Pero no está dispuesto a renunciar. "Nadie renuncia a nada, tampo
co los socialistas a su propia utopía".
Eso se manifiesta con crudeza en la guerra lingüística. El PSOE desconfía de todo lo
que suene a privilegio del idioma vasco en la educación.
Hay un temor inconfesado a que la normalización social del }euskera} contribuya a
ahondar el nacionalismo.
248 101 Michelena, que ha dedicado a esta lengua to
da una vida, reflexiona así:
"Cierto grado de conflicto es inevitable, pero en interés de todos debemos consegu
ir que se mantenga dentro de márgenes tolerables. La actuación sobre el }euskera} no
debería depender de los vaivenes electorales. Es difícil encontrar un marco aceptab
le para todos, pero creo que podemos establecer dos principios: la lengua menos
favorecida históricamente tiene derecho a una protección especial, sobre todo porque
es un patrimonio esencial, pero es insensato pretender que se convierta en el i
dioma único". El mejor conocedor del }euskera} sostiene que la violencia es inútil e
n este terreno.
"La violencia no logra otra cosa que ahuyentar a la gente y nosotros, que somo
s un país marginal desde el punto de vista de la cultura, necesitamos más que nadie
la exogamia. Todo lo que contribuya a avanzar en el terreno del conocimiento es
bueno, sea en una lengua o en otra. Necesitamos universitarios homologables en e
l exterior, sin que el }euskera} sea la medida única". A Michelena le importa poco
que la física cuántica se explique en vascuence, "aunque ya podemos hacerlo, porque
nuestra lengua se ha modernizado". Prefiere que el profesor sea de primer nivel
.
Desde HB critican su tibieza, a veces en términos durísimos. Ningún
ámbito escapa así a la sospecha. Juaristi asegura que "con la degradación actual la i
ndependencia sería un horror, que conduciría a una guerra civil. Un Estado vasco sólo
sería posible hoy bajo la forma de una dictadura". Muchos han hecho suyo un tremen
do fatalismo: "Todo es empeorable".

249 103

I El País, sábado 22 de mayo de 1982


Las Malvinas

Alfredo Astiz:
historia de un centurión
Uno de los pocos supervivientes -un centenar entre los 5.000 "secuestrados" qu
e pasaron por la tétrica Escuela de Mecánica de la Armada argentina- que hoy permane
ce refugiado en Madrid, conocía al capitán Alfredo Astiz. Este es su testimonio.
Maruja Torres La persona que tengo ante mí y que -como los
otros que me nutren para este reportaje- me pide que le respete el anonimato, ya
que no los recuerdos, se explica a sabiendas de que me va a costar entenderle:
"Cuando digo que Alfredo Astiz no es como le definen los periódicos no quiero sign
ificar que sea mejor. Sencillamente, es distinto. No es un torturador, en el sen
tido de que su misión no era conducir los interrogatorios ni aplicar la }picana} e
léctrica, aunque seguramente alguna vez lo hizo si fue necesario.
Pero es un torturador, a lo mejor el que más, porque él era uno de los que suministr
aban el material humano que luego iba a parar bajo las manos de los verdugos. De
sde un punto de vista ético, moral y de responsabilidad histórica, Astiz está metido h
asta el cuello. Sin embargo, no quiero ser injusto con él, y si alguna vez volvemo
s a encontrarnos cara a cara, pretendo que sepa que nunca le falsifiqué, que expli
qué su monstruosidad tal como era, sin simplificarla".
La persona que tengo ante mí es uno de los pocos supervivientes -unos cien de en
tre los 5.000 }secuestrados} que pasaron por la tétrica Escuela de Mecánica de la Ar
mada- que hoy permanecen refugiados en Madrid. Alguien que conocía a Astiz como qu
izá 249 105 sólo las víctimas llegaron a calar en sus verdugos.
Otro testimonio -otro superviviente- coincide:
"No es un Martín Borman. Eso sería demasiado fácil".
Y no es un personaje fácil, no, el teniente de navío Alfredo Astiz. No es un homb
re a la manera de Pernia, alias }el Rata}, que antes de hincarle la }picana} en
la carne a una mujer suplicaba: "Permiso, señora". Ni a la de Acosta, alias }el Ti
gre}, un }dandy} que se cambiaba de atuendo varias veces al día y disponía de distin
tos relojes marca Rolex para conjugar con el traje, y que entre dos torturas pra
cticaba la navegación a vela, y que descendía a la cámara de los horrores en chándal, co
n un whisky en una mano y un lanzagranadas en la otra, y que en plena aplicación d
el suplicio hacía una pausa para explicar, en su gracioso estilo onomatopéyico -"y e
ntonces el destructor, brrrrrrummm, en vez de atacar, encalló, plas, plum, y chim,
pom"-, ocurrentes chistes mientras sus víctimas gemían de dolor. Tampoco es como Be
nasi, el minucioso, el concienzudo, que aplicaba el martillo tan prolijamente qu
e más adelante fue enviado a Arabia Saudí para asesorar al rey Jaleb.
"Astiz era un oficial típico de la Marina argentina. Si su nombre transcendió fue po
r haberse visto envuelto en asuntos internacionales".
Intoxicación de titulares
Asuntos internacionales: dos monjas francesas y una súbdita sueca -la }suegrita}
, como ellos la llaman- capturadas, torturadas y asesinadas. Pero luego hablarem
os de eso. Ahora estamos en que hay que prescindir de la intoxicación de titulares
de periódico y notas de agencia, del Astiz pintado como un lobo sediento de sangr
e humana, para ceñirse a otra realidad mucho más compleja, a otro infierno.
Para entender a quienes se refieren a Alfredo Astiz como a un enemigo distinto
-y no por ello menos pavoroso- hay que empezar imaginando, si se puede, ese edi
ficio de cuatro plantas 249 107 situado en el bonaerense barrio de Núñez, en la a
venida del Libertador, a cuatrocientos metros del estadio del River Plate. La cáma
ra de tortura está en el sótano; en la planta baja se encuentran las oficinas operat
ivas y de inteligencia; en el primer piso hay cuartos vacíos, en el segundo están lo
s dormitorios de los oficiales permanentes, y en el último, la }capucha}, en donde
se hallan, en un ambiente dividido por tabiques, los detenidos que no están siend
o torturados. El mundo comienza y termina ahí, hasta el punto de que los gritos de
los hinchas, que llegan amortiguados desde el estadio, parecen sonidos de ultra
tumba. Es como vivir en el interior de un submarino, es el otro lado del espejo,
la locura, quizá tanto para los verdugos como para sus víctimas. Porque la mayoría de
quienes realizan entre esos muros su oficio de muerte tienen detrás una familia d
estrozada.
Un mundo en el que la lectura favorita de todos es la trilogía de Larteguy }Los
centuriones. Los pretorianos y Los mercenarios}. Un mundo en el que algunos de l
os secuestrados sobreviven porque precisamente han te-
nido alguna vez en sus manos esos libros, y para ellos es como un manual, un ca
tálogo de lo que en la escuela van a encontrarse. Un mundo en el que el prisionero
constituye la única familia de su capturador, porque en cuanto uno caía en las rede
s del }Seleno} -nombre de batalla del grupo operativo 3.3.3.2, de la Escuela de
Mecánica de la Armada-, uno pasaba a pertenecer en cuerpo y alma al oficial que ha
bía dirigido la caza.
Tampoco puede entenderse la Escuela sin profundizar antes un poco en el papel
de la Marina, cenicienta que ha sido a lo largo de la historia de Argentina, int
entando siempre colocar presidentes en lo alto y fracasando siempre, tratando si
empre de sobrepasar al Ejército y la aeronáutica y desbordada siempre. Ese rosario d
e frustraciones se vio interrumpido gracias a dos factores: la toma del poder po
r parte de la Junta Militar en marzo de 1976 y la ambición sin lími249 109 tes de
l entonces comandante en jefe de la Fuerza Naval, Eduardo Emilio Massera, quien
vio la ocasión de hacerse con una importante parcela de poder a cambio de converti
r la Escuela, que tradicionalmente servía para impartir enseñanza técnica y formar com
o suboficiales a muchachos de extracción modesta, en el primer centro de obtención d
e información enemiga del país; es decir, en el más importante templo de la tortura, e
l }traslado}, la desaparición, el exterminio.
Fue inútil que el Servicio de Inteligencia Naval pretendiera que la Escuela y su g
rupo operativo, }Selenio}, no se escaparan de su órbita.
Massera hizo que ese instrumento
Ii
de poder dependiera directamente de su voluntad, y a la Junta Militar le pareció m
uy bien, hasta el punto de que pronto }Selenio} extendió su radio de acción por todo
el país y más allá de los océanos, a pesar de haber nacido con el pretexto de proteger
los territorios abyacentes a la Escuela.
Hoy, Massera es presidente del Partido de la Democracia Social, dispone de un ór
gano periodístico llamado }Convicción} y amenaza cada dos por tres con bloquear las
listas de desaparecidos, motivo por el cual ha sufrido más de un atentado. Sin emb
argo, en aquel tiempo, Massera gustaba de acudir personalmente a torturar -sólo de
cuando en cuando, para alivio de los guardaespaldas que tenían que protegerle-, c
omo el patrono que llega puntualmente a su fábrica para dar ejemplo a los obreros.
La marina te llama
En la Escuela se daban tres tipos de represores. Estaban los burócratas, la mayo
ría, un 70%, los típicos "hago-lo-que-me-hago-por-que-me-loordenan", que cumplían al p
ie de la letra, sin pasarse ni quedarse cortos, y que se llamaban a sí mismos }pro
fesionales}. Luego estaba un 20% de psicópatas, de esos que babean, lloriquean y j
adean cuando torturan, y que 250 111
pertenecen al prototipo del verdugo hollywoodiense.
Y, finalmente, apenas un 10%, uno se encontraba con los convencidos, los que a
ctuaban en nombre de una ideología. Eran los peores. Entre ellos se encontraba Alf
redo Astiz.
Desde muy niño había querido ser oficial de la Marina: por mucho que mire atrás no r
ecuerda haber pretendido otra cosa. Y, de alguna manera, es natural, lo lleva en
la sangre. Su abuelo poseía unos astilleros. Su padre fue un marino de los de cue
rpo entero, de esos que permanecen en el puente de mando infundiendo valor a sus
hombres, capaces de hundirse con el barco, a la manera de un personaje de Conra
d o Stevenson. Lástima que tantas virtudes navales tropezaran con la ambición de Mas
sera, que nunca le permitió llegar a contralmirante. En cambio, Massera estuvo enc
antado de introducir a Astiz hijo en el turbio asunto de la eufemísticamente llama
da }lucha antirrepresiva}: era una forma de pringar a la Marina tradicional hast
a el cuello en la más sórdida página que ha conocido la historia argentina.
Alfredo Astiz tenía 23 años cuando triunfó el golpe y era prácticamente igual que ahor
a, igual de valiente, igual de seguro, con la sonrisa inocente, el mechón claro ac
ariciándole la frente, el cuerpo de jugador de rugby, el talante caballeroso de of
icial de elite frecuentador de niñas bien a las que no presta atención excesiva. La
primera operación en la que el joven Astiz participa, antes de pertenecer a }Selen
io}, tiene efecto poco después del golpe, cuando se procede a secuestrar -y podría d
ecirse que es un secuestro hasta cierto punto }legal}, teniendo en cuenta lo que
vendrá después- a políticos y sindicalistas que pueden oponerse al régimen de Videla. L
a operación se lleva a cabo utilizando microbuses, y Astiz se jacta de su eficacia
, de que ha resultado mucho mejor que cuando el golpe de 1966, en el que, según le
han dicho, hicieron lo mismo utilizando microbuses de una sola línea y, claro, aq
uello fue un desmadre.
250 113 Más adelante, a principios de 1977, Astiz lle
ga a la Escuela de Mecánica de la Armada como uno de los oficiales rotativos que o
peran contra los montoneros durante períodos de tres meses y que luego son enviado
s a otro destino, a descansar y, sobre todo, a olvidar la sucia tarea que estuvi
eron desempeñando: otro ingenioso invento de Massera para implicar a la oficialida
d en la represión.
La suequita
De la desaparición de la ciudadana sueca Dagnar Hagelin -apenas dieciséis años-, com
o de la de las monjas francesas, los montoneros supervivientes carecen de inform
ación directa, y la que tienen les viene de terceros, de médicos o guardianes de la
escuela.
Parece bastante seguro, sin embargo, que Alfredo Astiz participó en la operación de
captura como uno más entre la treintena de oficiales que sitió la casa a la que ella
acudió, aun-
que resulta bastante probable que la bala que se alojó en su cabeza perteneciera
a la escopeta que el joven Astiz -alias }el Rubito}- solía utilizar en este tipo d
e operaciones. El disparo rozó el cerebro de Dagmar y la dejó hemipléjica, sin control
de esfínteres. Luego la llevaron a la escuela, la torturaron y, finalmente, la ma
taron.
En aquel tiempo, la orden de eliminación tenía que proceder de Acosta, el jefe máxim
o del grupo: Astiz todavía era un recién llegado. Uno y otro habían cometido un dramátic
o error, porque Dagmar no era la montonera que buscaban. Pero cuando pensaron en
devolverla, en vista del escándalo internacional que la Embajada sueca estaba org
anizando, consideraron que la muchacha estaba impresentable. La suprimieron.
"Qué han hecho con _"el Rubio_""
La operación más brillante en que Astiz participó, aquella por la que más tarde se haría
, como suele decirse, tristemente famoso, fue su infiltración en el movimiento de
las Ma250 115 dres de la Plaza de Mayo. Se le puede imaginar fácilmente: joven,
rubio, guapo, simpático, tierno, el hijo con el que todas aquellas mujeres desang
radas podían identificarse. Apareció en la plaza de Mayo fingiéndose hermano de un est
udiante desaparecido.
En esa misma ocasión la policía -una hábil maniobra- carga sobre las madres, él trata de
defenderlas a golpes, las madres se conmueven, se arrojan sobre los agresores,
le rescatan.
Y a partir de ese momento, Alfredo Astiz se convierte para ellas, en }el Rubito}
, alguien a quien proteger y adoptar, alguien que les protege a su vez. Le intro
ducen en la comisión, y él y una montonera detenida en la escuela que más tarde se une
a él en la infiltración, fingiéndose hermana suya -hoy, vive en Madrid y afirma que f
ue obligada a ejecutar ese trabajo-, consiguen asistir a diversas reuniones.
El día en que se produce la recaudación de fondos, cuando las dos monjitas francesas
, Alice Domont y Leonie Duguet, acuden a la modesta colecta que han obtenido por
su parte, los de }Selenio} caen sobre ellas.
Son capturadas las dos religiosas y trece madres, ... }el Rubito y la Rubita}, p
ero a estos se les deja en libertad inmediatamente, aunque sus víctimas lo ignorarán
siempre.
"?Donde está }el Rubito}?, ?qué han hecho con él?", dicen que preguntaban las monjas
en su celda, encapuchadas y con grilletes en tobillos y muñecas. Y dicen también qu
e nadie se atrevió a contarles la verdad.
No se sabe si Astiz las torturó.
En todo caso, ?qué importa eso? Las trece madres y las dos religiosas fueron también
brutalmente suprimidas.
La orden debió partir nuevamente de Acosta, }el tigre}, el jefe, que en ese moment
o se encontraba en Puerto Belgramo, visitando a su mujer y a su padre -se vanagl
oriaba de haber enseñado a disparar a su hijo, de diez años, con una pistola del 45-
, y que
habló por teléfono con Astiz cuando se enteró de la captura. Pero no cabe exculpar a
Astiz, que en ese momento no era ya un recién llegado, sino un oficial con mucho p
restigio en la es250 117 cuela y que además, según la norma imperante allí dentro,
era dueño y señor de sus detenidas.
El ocaso del guerrero
Dicen que Alfredo Astiz, a veces, reflexionaba en voz alta sobre el futuro. "S
i la Marina me larga por lo que he hecho aquí, ?a qué me voy a dedicar? Claro que",
se animaba, "tengo una buena capacidad técnica, soy hombre rana, paracaidista, exp
erto en explosivos, sé hacer muchas cosas...
Podría irme a un país africano como mercenario". Luego, de repente, renacía su confian
za: "No, el Arma no me abandonará".
Y no le abandonó. Le dio finalmente, como premio, la guerra con la que había soñado
desde que era pequeño.
Después de haber combatido en esa otra guerra rastrera contra madres y monjas, des
pués de haber asesinado concienzudamente, el teniente de navío Alfredo Astiz pudo fi
nalmente combatir contra verdaderos destructores, contra cañones auténticos, soldado
s entrenados como él para la muerte.
Y entonces se rindió. De acuerdo con su lógica marcial, hubiera tenido que pegarse
un tiro: pero ahí le falló el personaje. Por eso ahora, quienes le recuerdan, dicen
que es un monstruo con fisuras. Un monstruo con los pies de barro.

251 119

I El País, jueves 17 de enero de 1991


Internacional / 5

La aviación aliada inicia el bombardeo masivo de las posiciones iraquíes en Kuwait e


Irak

George Bush está seguro de ganar la guerra


Carlos Mendo. Washington
El presidente George Bush anunció hoy a sus ciudadanos el comienzo de la guerra
con Irak con una promesa de un triunfo rápido sobre la maquinaria militar iraquí y
el compromiso de que Estados Unidos no consentirá un nuevo Vietnam. "Prefiero pens
ar en la paz y no en la guerra", manifestó Bush en una alocución al pueblo norteamer
icano dos horas después de ordenar un masivo ataque aéreo contra las posiciones iraq
uíes en Irak y Kuwait. "Pero venceremos", añadió. El comandante en jefe de las Fuerzas
Armadas norteamericanas y 41º presidente de Estados Unidos se dirigió a la nación par
a justificar la orden de ataque a las fuerzas iraquíes después de que la comunidad i
nternacional "hubiera agotado todos los medios para conseguir una solución pacífica
al conflicto".
"Desgraciadamente", dijo Bush, "la conclusión a la que la coalición internacional
de 28 países congregada contra Irak llegó es que sólo el uso de la fuerza podía obligar
a Irak a abandonar Kuwait". "No fracasaremos en nuestro empeño de expulsar a Irak
del emirato", manifestó convencido el presidente norteamericano, que, una vez más re
iteró su propósito de no consentir una guerra larga y costosa como la de Vietnam. "N
o permitiremos que nuestras fuerzas tengan que comba251 121 tir con las manos
atadas a la espalda", advirtió Bush, indicando que el Pentágono estaba dispuesto a
utilizar todo el poderío militar de EE'UU.
para conseguir una victoria rápida y decisiva sobre Irak.
Bush dejó muy claro que las fuerzas aliadas destruirían el potencial químico y nucle
ar de Irak en el curso de las operaciones, que todavía continuaban mientras el pre
sidente se dirigía a la nación. Bush, que notificó previamente a los líderes del Congres
o, de acuerdo con la resolución aprobada el pasado sábado, su intención de iniciar las
hostilidades, puso toda la responsabilidad por el comienzo de la guerra en el p
residente iraquí. Sadam Husein. "Mientras el mundo esperaba", dijo, "Sadam Husein
respondió a cada gesto de paz por parte de la comunidad internacional con un desafío
".
"Mientras el mundo rezaba por la paz, él se preparaba para la guerra", añadió. "Sadam
ha rechazado todas las advertencias y ha tratado de convertir este conflicto en
una disputa entre Estados Unidos e Irak. A la vista está que ha fracasado", dijo B
ush para recordar a continuación que 28 países participaban en la alianza internacio
nal congregada contra Irak.
Planes previos
El presidente anunció que, según informes recibidos del comando supremo norteameri
cano en la zona del Golfo, general Norman Schwarzkopf, "todas nuestras operacion
es se están desarrollando de acuerdo con los planes previstos". Según los correspons
ales acreditados en el Pentágono, 2.500 aviones aliados han participado en el bomb
ardeo masivo de las posiciones
iraquíes en Kuwait y en Irak. En este país, pillado totalmente por sorpresa por el
ataque que se ha producido exactamente a las 19 horas de expirar el plazo de las
Naciones Unidas, los aviones aliados han bombardeado exclusivamente objetivos m
ilitares como lo demuestra el hecho de que, según informaban en vivo los correspon
sales de las cadenas norteamericanas en Bagdad, las explosiones que 251 123 i
luminaban la noche iraquí se producían a mucha distancia de la capital.
Bush subrayó que los objetivos norteamericanos eran claros. "Las fuerzas de Sada
m Husein abandonarán Kuwait, el legítimo Gobierno será restablecido y Kuwait será de nue
vo libre", afirmó Bush, quien anunció que su intención era repatriar a los soldados no
rteamericanos en el Golfo tan pronto como terminara el conflicto.
La guerra del Golfo, bautizada con el nombre de Tormenta del Desierto, comenzó a
primera hora de la madrugada de hoy con un bombardeo masivo de las posiciones i
raquíes en Kuwait e Irak, según anunció en dos escuetos párrafos, el portavoz de la Casa
Blanca, Marlin Fitzwater. "La liberación de Kuwait ha comenzado", declaró Fiztwater
en la sala de prensa de la mansión presidencial ante un compacto grupo de informa
dores convocados apresuradamente desde sus casas y sus puestos de trabajo para e
scuchar la esperada orden de ataque a Irak, cursada por el presidente Bush como
comandante en jefe de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
"En colaboración con las fuerzas de nuestros aliados. Estados Unidos ha iniciado
la operación Tormenta del Desierto, destinada a hacer cumplir los mandatos del Co
nsejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Desde las siete de la tarde, hora de
la costa este norteamericana (una de la madrugada, hora española), las fuerzas que
participan en la operación están atacando objetivos en Kuwait e Irak.
El presidente George Bush se dirigirá a la nación a las nueve de la noche (hora loca
l, tres de la madrugada, hora española)".
Hasta aquí el texto de la breve e histórica declaración leída por el secretario de pre
nsa de la Casa Blanca, que anunciaba el comienzo de la décima guerra emprendida po
r este país en sus 214 años de historia.
El comienzo de las hostilidades, aunque esperado después de que Irak agotara el
plazo dado por las Naciones Unidas sin retirarse de Kuwait, pilló a la población de
la capital norteamericana totalmente por sorpresa 251 125 de camino hacia sus
casas.
La última oportunidad
La esperanza de encontrar una salida pacífica al conflicto todavía se mantenía ayer
tras una declaración de la portavoz del departamento de Estado, Margaret Tutwiler,
en la que afirmó que Washington todavía estaría dispuesto a considerar cualquier gest
o de última hora por parte del presidente iraquí Saddam Hussein. Las primeras notici
as del ataque, emprendido
por la aviación aliada, llegaron al público procedentes de los enviados especiales
de las cadenas de radio y televisión norteamericanas desplazados en Bagdad. La CBS
informó que una oleada de cazabombarderos F-15 estaba despegando de las bases sit
uadas en el centro y en el este de Arabia Saudí con dirección al norte.
La cadena ABC dió cuenta de que las sirenas de alarma habían comenzado a sonar en
las ciudades del reino saudí tan pronto como despegaron los aviones mientras que,
según el enviado especial de la CNN, las luces de Bagdad se apagaron tan pronto co
mo hicieron su aparición en el cielo iraquí los aviones norteamericanos y aliados.

Washington, una ciudad pendiente de la televisión


Julián Martínez. Washington Las calles de la capital norteamericana se fuero
n vaciando casi totalmente poco después de conocerse el comienzo de la guerra. Los
escasos barrios de Washington que habitualmente tienen cierto ambiente a esas h
oras de la noche estaban ayer especialmente desiertos. Parecía, como si George Bus
h hubiese esperado para dar la orden del comienzo del ataque a que los norteamer
icanos se instalaran en sus casas para seguir los principales noticiarios.
Un recorrido por diversos barrios de la capital federal ofrecía anoche una ciuda
d que se iba vaciando, más por curiosidad por seguir la guerra 251 127 por tele
visión que por pánico. En barrios como Georgetown o la avenida Massachusetts, donde
se ubican gran número de restaurantes, tabernas o salas de cine, apenas había gente.
Muchos restaurantes, que normalmente a esas horas están llenos de gente, anoche a
parecían casi vacíos.
En los pubs, los escasos consumidores estaban más atentos a las pantallas de tel
evisión que seguían la guerra minuto a minuto, que de los vasos de cerveza.
La presencia policial en las calles era prácticamente nula. Sólo frente a la Casa
Blanca, que se hallaba rodeada de una barrera de coches y agentes policiales, se
apreciaba una reacción popular a la guerra. Varios cientos de personas -la cifra
fue creciendo poco a poco- se manifestaban pacíficamente con pancartas contra el c
onflicto bélico. Pero ni siquiera la avenida Pensilvania, donde se concentraban lo
s manifestantes y la policía -frente a la residencia del presidente norteamericano
-, estaba cortada al tráfico.
Cerca, el edificio de la embajada iraquí permanecía completamente a oscuras. Sólo do
s coches del servicio secreto vigilaban la zona. El edificio, una especie de pal
acete de cuatro plantas y sótano, estaba a oscuras, como si nadie lo habitara.
Más lejos, donde se ubican las embajadas de Israel y Kuwait -separadas por apena
s unas decenas de metrosal noroeste de la capital, las calles
estaban todavía más vacías.

I Análisis Patxo Unzueta

Los argumentos nacionalistas


La ronda de conversaciones que se inicia esta semana debería servir para, al men
os, restablecer un diagnóstico común entre nacionalistas y no nacionalistas sobre la
cuestión terrorista. Sobre todo, en torno al significado -a la luz de la actual o
fensiva 252 129 de ETA- de la tregua y del Pacto de Estella. Pero no será fácil.
?Fue una }tregua-trampa}? Así lo admitió, aunque en términos un tanto retóricos, la pr
opia ETA. Mayor Oreja lo dijo desde el principio.
Seguramente no sólo por convicción teórica, sino por las evidencias prácticas que debier
on proporcionarle los policías infiltrados en ETA (por ejemplo, aquella mujer que
convivía con el }comando Donosti}). Pero el hecho de que el Gobierno aceptase enta
blar conversaciones con los jefes de ETA indica que seguramente tenía dudas. Y es
posible que también ETA las tuviera, pese a que siguiera preparándose para actuar. A
quel enigmático comentario de los encapuchados entrevistados por la BBC -si esto f
racasa una nueva generación podría tomar las armas-, ?era un indicio de que pensaba
en una retirada definitiva o más bien un aviso de la renovación generacional que, se
gún algunos ha realizado ETA durante la tregua? En la duda, seguramente fue un err
or la detención de Belén González, uno de los interlocutores. Cuando lo de Argel, Corc
uera dio la orden de tener localizados a los terroristas, pero de no detenerlos
"sin consultar".
En todo caso, el reconocimiento de que nunca fue la paz el objetivo, sino la i
ndependencia (también llamada }construcción nacional}), y de que, en efecto, fue una
trampa, es una confesión cargada de significado. Pues equivale a un aviso de que
no se le crea (a ETA) si mañana vuelve a plantear un alto el fuego y, sobre todo,
que no se crea al PNV si pretende montar, con el señuelo de otra tregua, una nueva
operación como la de Estella.
Lizarra ?fue el resultado de Ermua -del miedo del PNV a ser barrido junto con
ETA / HB- o del noble intento del PNV de "aportar los elementos que necesitan ET
A y el MLNV para pasar de la lucha armada a la vía política sin saltarnos la legalid
ad"? Esto último lo dijo Arzalluz a fines de enero. Seguramente era en parte lo pr
imero y en parte lo segundo. Más que un deseo del PNV 252 131 de seguir contand
o con el refuerzo de ETA, lo que había era el intento de integrar al nacionalismo
radical como fuera: }a cualquier precio}; y ello por el temor, evidenciado en Er
mua, de que el nacionalismo pudiera quedar en minoría. La unidad }abertzale} se co
nvierte en condición para mantener
la mayoría (y el poder). Pero esa unidad es imposible con atentados. El PNV acept
a abandonar el autonomismo, recuperando el independentismo fundacional, como pre
cio por la renuncia de ETA a la violencia. No hay por qué negar una motivación moral
, pero hay también un interés político particular que sería arriesgado calificar sin más d
e legítimo.
Los nacionalistas argumentan que la independencia es una aspiración legítima y que
, por tanto, el sistema democrático debe garantizar los medios necesarios para alc
anzarla. Y que no es democrático que se les obligue a renunciar a su ideología en ar
as del consenso democrático. Son argumentos discutibles. Que una aspiración sea legíti
ma no significa que los demás estén obligados a compartirla para que pueda plasmarse
en la práctica. La independencia carece actualmente de apoyos suficientes -sobre
todo en Navarra- y por eso trata ETA de imponerla mediante la coacción de la pobla
ción. No puede ser democrático un planteamiento que implica el chantaje de matar si
no es aceptado.
Sería legítimo pedir al PNV que no plantee objetivos que sólo podrían alcanzarse por m
edios ilegítimos; pero sólo se le exige que respete las reglas del juego: que no tra
te de aprovechar la presión de ETA para provocar un cambio del marco político favora
ble a sus intereses, y que no pacte con quienes consideran legítima la extorsión y e
l asesinato. Lizarra es la expresión política de esa doble vulneración de las reglas d
emocráticas, y de ahí que sea legítimo exigirle que rompa dicho pacto.
Al proclamar su identidad de fines con ETA, a sabiendas de que sólo serían alcanza
bles mediante la violencia, y presentar como ataques a la ideología nacionalista l
a exigencia de 252 133 ruptura con la estrategia concreta de Lizarra, el PNV
ha uncido su suerte a la del nacionalismo no democrático y se ha cortado la retira
da. Dijeron que estaban dispuestos a asumir riesgos en aras del objetivo de inte
grar a ETA / HB. Ese objetivo no sólo ha fracasado, sino que en el trayecto se ha
roto el consenso en torno al estatuto. Asumir riesgos significa aceptar pagar un
precio en caso de fracaso. Pero ni Ibarretxe quiere convocar elecciones, ni Arz
alluz / Egibar se plantean dimitir.
Y el plazo era septiembre.

Iv
I El País, viernes 30 de junio de 1995
20 / España

El debate de las escuchas Gritos, rumores, murmullos y susurros


En su última comparecencia como vicepresidente, Serra soportó gestos y voces t
an agrias como la semana pasada
Camilo Valdecantos. Madrid El listón de los gritos se situó tan alto en la
comparecencia de Narcís Serra el miércoles pasado que ayer sólo pudieron escucharse en
muy contadas ocasiones y en el duro debate marginal que se suscitó entre Rodrigo
Rato, portavoz del PP, y Narcís Serra. El resto estuvo más cerca de lo que los taquígr
afos de la Cámara 253 135 trasladan habitualmente al diario de sesiones como "r
umores". Incluso había que hacer un ejercicio imposible de matización parlamentaria
y hablar de murmullos y susurros. Felipe González, durante su intervención, soportó un
a treintena de protestas procedentes de los escaños populares. José María Aznar, 17 de
origen socialista.
Saldada esta cuenta, y como la tarde iba de espías, anduvo plagada de sorpresas.
La fundamental, que de espías no se habló demasiado. Además, Aznar, en la réplica se mo
stró notablemente más brillante que en ocasiones anteriores y superó de modo muy holga
do lo que hasta ahora constituía su flanco más débil en la confrontación parlamentaria.
Y hubo más. Julio Anguita, que soporta en muchas ocasiones un cierto tono de cac
hondeo sintetizado en el "programa, programa, programa", se arrancó ayer una catil
inaria dirigida a los bancos socialistas para exhortarles a convertirse a la izq
uierda verdadera.
Y más sorpresas. El portavoz de Convergencia i Unió, Joaquim Molins, que es un act
or parlamentario de muy inferior cotización a la de su compañero Josep López de Lerma,
que le predeció la semana pasada, no fue capaz de responder una sola sílaba a la leña
dura, y persistente, que Aznar dedicó en la primera intervención a su líder, el presi
dente de la Generalitat, Jordi Pujol.
Quizá porque la tarde anduvo entre el susurro y el murmullo, produjo sucesos ext
raparlamentarios rigurosamente insólitos que mantuvieron la atención de la mesa de l
a Cámara. Un conocido catedrático acudió a la tribuna de invitados y dedicó buena parte
de sus esfuerzos al arrullo con su pareja. Tan notorio fue el espectáculo que desd
e la presidencia de la Cámara se siguió con cierta alarma. Algunos diputados lo prop
agaron por los pasillos con el correspondiente recochineo y por fin, a las siete
menos veinticinco de la tarde, mientras sonaba en el hemiciclo el meloso acento
canario de Lorenzo Olarte, la dama que acom253 137 pañaba al profesor recostó la
cabeza sobre su hombro, adormilándose hasta
que el celo administrativo de un joven conserje puso fin, con gestos corteses,
al insólito devaneo.
Tampoco es frecuente que el portavoz del Grupo Socialista consiga como logró aye
r Joaquin Almunia, hasta ocho aplausos entusiastas de su grupo en una intervención
, relativamente corta, pero muy dura contra Aznar.
Lo habitual es que la intervención del portavoz del grupo que apoya al Gobierno pa
se desapercibida.
El reto de Anguita a los bancos socialistas provocó risas, protestas y como él mis
mo dijo, incluso un "clamor". Mereció un varapalo de Almunia, del propio Felipe Go
nzález y provocó que Txiki Benegas, cuando el líder de IU volvió a su escaño, se le volvie
se desde el suyo y le increpara a voces: "Primero Málaga, Extremadura, Asturias".
Cuando Aznar concluyó su primera respuesta a González, el hemiciclo se fue vaciand
o progresivamente, de manera que el portavoz de Coalición Canaria, Lorenzo Olarte,
tuvo que despedirse efusivamente de no demasiados diputados. Olarte abandona su
escaño para dedicarse al Parlamento canario, desde donde piensa regresar a Madrid
para incorporarse al Senado. Despedida también insólita, al igual que la respuesta
de Pilar Rahola (ERC) cuando subió a la tribuna: "Un beso y mi mejor deseo de suer
te".
Junto a Felipe González se sentó Serra, en su última comparecencia en el Congreso co
mo vicepresidente del Gobierno. Se enzarzó con Rato en una muy agria discusión, acusán
dole de que revelaba datos confidenciales de la Comisión de Secretos Oficiales, y
tuvo que soportar gestos y voces tan agrias como las de la semana pasada.
Julián García Vargas, sentado tres escaños a la izquierda en el banco azul, veía yugulad
a por ahora su carrera política y asistía impasible a su última sesión en el Congreso, y
a que, a diferencia de Serra, no es diputado.
253 139

El Grupo Mixto cuestiona a González como jefe del Gobierno


El País, Madrid El portavoz de Coalición Canaria, Lorenzo Olarte
, se despidió ayer de su escaño en el Parlamento -ha sido elegido diputado autonómico
el pasado 28-M, pidiendo "un nuevo Gobierno cuanto antes, no una mera remodelación
". Olarte considera que las dimisiones del vicepresidente y del ministro de Defe
nsa, no bastan para que González recupere su credibilidad.
Para el portavoz canario, la gravedad de la situación "es tal que ha provocado u
na alarma profunda" en toda España y aseguró que Felipe González ha dilatado su compar
ecencia en el Congreso hasta poder hacerlo con el "gran éxito" de la cumbre europe
a de Cannes debajo del brazo.
Olarte indicó que si González se encontrara en la oposición no hubiera aceptado las
dimisiones planteadas por
su Gobierno.
Quien sí consideró suficientes las dimisiones fue Pilar Rahola, de Esquerra Republ
icana de Catalunya, aunque dijo que llegaban "tarde y mal". Rahola cuestionó la ca
pacidad de González para ejercer como un presidente del Gobierno.
Mucho más duro estuvo el representante de Unión Valenciana José María Chiquillo, que p
idió la dimisión de González y propuso que el ministro de Exteriores, Javier Solana, s
e pusiera al frente del Ejecutivo durante la presidencia de la UE.

Anguita equipara a los socialistas con el PP y les pide que abandonen la política
de derechas y se unan a IU
Rodolfo Serrano, Madrid No le dejaban hablar. Le gritaron "Asturias"
(referencia a la falta de acuerdo que puede llevar al PP al Gobierno en esta co
munidad). Murmuraron y hasta se oyó alguna risa sar253 141 cástica. Julio Anguita
, terno impecable, impasible y serio, la mano en el bolsillo, sin descomponer el
gesto, esperó a que remitiera "el clamor" -llegó a pedir amparo al presidente del P
arlamento para continuar- y repitió que "los pactos, las componendas y los acuerdo
s con CiU" llevan al PSOE a una política de derechas.
Derecha que, dijo, no está sólo en el PP y que amplió a los bancos socialistas que apo
yan políticas neoliberales.
El coordinador general de IU y ayer portavoz del grupo parlamentario IU-IC ten
dió su mano -bien es verdad que más parecía cerrada en un puño- a las diputadas y los di
putados socialistas. Y les recordó que, al final, los conceptos de izquierdas no e
stán en las siglas, están en las políticas que se llevan a cabo.
Había pedido elecciones anticipadas, había dicho que él ya habría presentado, si tuvie
ra suficientes diputados, la moción de censura. Había hablado del Cesid. Y había dicho
que era absurdo que la investigación de lo sucedido en el centro se le encargara
al propio Manglano -"es como poner a la zorra a guardar el gallinero"-.
Anguita, además, negó credibilidad a las explicaciones del vicepresidente Serra y
a las del presidente González. Y no es que no les creyera, es que además acusó al prop
io González de ser él "el auténtico problema". Le reprochó que intentara soltar lastre c
on las dimisiones de Serra y García Vargas y terminó pidiéndole que si había "complot o
conjura, tenía que denunciarlo, dar nombres, aquí, en el Parlamento". "La sociedad n
o se ha conmovido con la publicación de las escuchas", contestó a uno de los argumen
tos del presidente, "se ha conmovido por ese atentado a los derechos constitucio
nales".
La intervención de Anguita estuvo claramente dividida en dos partes. La primera
fue un largo rosario de preguntas, de reproches, de puntualizaciones dirigido a
Felipe González.
Para la segunda parte reservó sus mejores golpes. Se dirigió a los diputados y dipu
tadas socialistas "aun a 253 143 riesgo de que mis palabras sean interpretada
s torticeramente, manipuladas..." (se oyeron los primeros rumores) y les recordó q
ue habían ganado el "escaño en buena lid" pero "golpeando los viejos miedos de este
país:
que viene la derecha".
Los rumores eran ya clamor -como el mismo Anguita dijo- cuando el coordinador
de IU aclaró que la derecha era el PP, pero era también aquella "que vota a la refor
ma laboral, que hace una política neoliberal". El clamor amenazaba con pasar a escán
dalo y Anguita se ofrecía a bajar el tono.
Sería el de voz, porque endureció aún más el contenido preguntando a los socialistas: "?
Con qué fuerza vais a protestar por unas políticas que ahora estáis haciendo vosotros?
". Les recriminaba y les abría los brazos: "La izquierda os necesita". Y les repro
chaba que "calléis, aplaudáis y luego murmuréis por los pasillos", porque eso es "mant
ener una agonía terrible y ominosa para la izquierda y para todo el país".
A los reproches de González y del portavoz socialista
Joaquin Almunia sobre los cafés con Aznar y la política de pactos poselectorales se
guidos por la IU, Anguita, elevando el tono -ahora sí- vino a decir que, al fin y
al cabo, si no tomaba café con González era porque éste no quería saber nada con Izquier
da Unida.
Anguita terminó su intervención haciendo un llamamiento que, a tenor de lo que los
diputados socialistas expresaban con sus murmullos y sus gritos, caía como voz qu
e clama en el desierto: "Ni queremos estar solos ni es conveniente. Os esperamos
para discutirlo. Os esperamos andando. El tiempo se acaba".

254 145

I El País, martes 24 de agosto de 1999 Deportes / 41


Sevilla Ecos de la prueba reina de la velocidad

Las zapatillas más rápidas del mundo


La ingeniería y la biomecánica cuidan del calzado que usa el plusmarquista de lo
s 100 metros
S. Segurola. Sevilla Cuando un atleta alcanza la cima de su espec
ialidad, se le abre un mundo
inaccesible para la mayoría de sus colegas. No sólo en cuestiones relacionadas con
el dinero y con la popularidad, también con los medios que se ponen a su disposición
para preservar su privilegiada posición. Maurice Greene refleja perfectamente lo
que le sucede a un plusmarquista mundial, estadounidense para más señas (con todo lo
que eso significa en el mercado publicitario). Y además con el añadido de ser el ho
mbre más rápido del mundo. A su alrededor todo está preparado para mantenerle en la cu
mbre y favorecer aquello que le caracteriza: su velocidad.
Toby Hatfield es un diseñador de zapatillas para atletas. Mitad zapatero, mitad
ingeniero. Un artesano muy especial, encargado de idear el calzado más conveniente
para Maurice Greene, una zapatilla que se adapte a sus cualidades como velocist
a y que, si es posible, le ayude a ganar alguna centésima, alguna milésima, lo que s
ea, pero que haya ganancia. Hatfield trabaja a las órdenes de Simon Taylor, jefe d
e diseño de la compañía Nike. La base de operaciones de ambos es Beaverton (Oregón), don
de está radicada la casa matriz de su empresa. Durante los últimos dos años han trabaj
ado en conseguir el diseño adecuado para los eléctricos pies de Greene. Lo que ha su
rgido es una zapatilla de colores fosforescentes (rojo, amarillo y verde) que pe
sa 200 gramos y que tiene un carácter singular: sólo las usa Greene. De ahí el ribete
cosido en uno de los laterales:
"Mo". Con esas zapatillas venció Mo Greene en la final de anteayer.
A pesar de su ligereza, las zapatillas de Greene pesan casi el doble de las ut
ilizadas por Carl Lewis en el Mundial de 1991, cuando batió el récord del mundo con
9,86 segundos.
Las de Lewis pesaban 116 gramos, y eran de usar y tirar. "Sólo se podía utilizar en
una carrera", dice Hatfield. Se diría que las de Greene tienen una mayor esperanza
de vida; cuatro carreras. Las diferencias entre las que usó Lewis en Tokio respec
to a las de Greene no radican únicamente en el peso. La estructura de cada una de
ellas apenas guarda relación en el diseño y en los componentes.
"Aunque es más bajo que Lewis (1,76 frente a 1,86), Greene es más potente, más grand
e. Sólo por eso", continua, "necesita otro tipo de calzado, una estructura que le
permita aprovechar lo mejor posible su forma de pisar sobre la pista. Greene pis
a con más potencia que Lewis y con un ángulo diferente cuando contacta con el suelo"
.
No golpea el suelo como un martillo, con una proyección descomunal de watios. Le
wis tenía una pisada más deslizante. Michael Johnson, otro sobre el que se trabaja i
ntensivamente en el diseño de sus zapatillas, tampoco se parece al plusmarquista m
undial de 100 metros. Aunque Johnson es un atleta de 200 y 400 metros, nadie ha
alcanzado una media de velocidad más alta que él. En Atlanta corrió los 200 metros en
19,34 s. con una media
de 9,66 segundos en cada 100. Sin embargo por su estilo, menos abrasivo que el
de Greene, su calzado es diferente. Cada una de sus zapatillas pesa 125 gramos (
75 menos que las de Greene) y el tejido es más sedoso.
"A Johnson se le notan las marcas de los dedos cuando corre", dice Hatfield. Y aña
de: "Es un atleta que ha 254 149 tenido propensión a las lesiones musculares y
debemos cuidar muy bien el diseño para que no se produzca ningún tipo de desequilibr
io cuando corre".
A Greene no se le notan los dedos cuando avanza. Sus zapatillas parecen robust
as, muy armadas, dispuestas a resistir los martillazos del mejor velocista del m
undo contra la superficie. Por sus características, su rotunda pisada apenas deja
... entre el talón y el suelo. El ... entre las dos resultantes es muy pequeño, razón
por la cual Greene hace un fortísimo apoyo contra la parte central de la suela. Es
a parte de sus zapatillas está reforzada especialmente. Se trata de un pequeño tocho
de nailon plastificado, muy rígido, casi una piedra debajo de su pie. De esa mane
ra se mejora el }efecto rebote} en el contacto con la pista, contacto instantáneo,
de apenas 80 milésimas de segundo. En el caso de Lewis, como en el de Michael Joh
nson, su calzado no sólo era más ligero; también mucho más flexible.
"Greene tiene unos pies muy grandes para su estatur
a. Necesita más superficie en la planta de sus zapatillas para guardar el equilibr
io que se requiere al correr tan rápido", dice el diseñador norteamericano. "Hasta q
ue conseguimos la zapatilla que queríamos, tardamos 18 meses. Durante ocho sesione
s, estuvimos grabando su manera de correr. Con una cámara nos fijábamos en las prest
aciones de su cuerpo.
Con otra, nos dedicábamos a recoger toda la información sobre su manera de golpear l
a pista con el pie".
La cámara grababa a una velocidad de 500 fotogramas por segundo, de tal manera q
ue ningún detalle pasó inadvertido para las 12 personas que tenían encomendado el trab
ajo de construir una zapatilla especial para el hombre más rápido del mundo. "Cada a
tleta tiene unas características propias. Por ejemplo, observamos que Michael John
son pone el pie izquierdo casi perpendicular a la línea que traza su cuerpo en las
curvas, cuando corre los 200 metros. Es algo insólito porque requiere de un tobil
lo que es casi goma. Lewis no podía hacerlo.
254 151 Sus pies seguían la dirección que marcaba su cu
erpo".
Todos los detalles de Greene han tenido respuesta en su zapatilla. Decía Valentín
Rocandio, responsable del área de velocidad de la Federación Española, que cuando el e
stadounidense pisa contra la superficie, tira el pie con la máxima fuerza hacia ad
elante, para producir un }efecto cepillo}. Las cerdas del cepillo quedarían alinea
das hacia adelante, para impulsar mejor. Las zapatillas de Greene, que cuentan c
on ocho clavos frente a los 10 de las de Marion Jones, contienen una multitud de
pe-
queñas púas de goma, que generen ese }efecto cepillo}. Todo dispuesto, en suma, par
a que a Greene no le falte ayuda en la caza de récords.

Iv

I El País, sábado 3 de mayo de 1980 Internacional / 7

Una velada con Richard Nixon


Richard Nixon está en España, adonde ha venido para promocionar su último libro (}La
guerra verdadera}), y estuvo en }El País} el miércoles.
Hijo de cuáqueros, proveniente de la clase media, universitario a fuerza de becas,
el destino de este hombre de 67 años le ha gastado malas pasadas:
quiso representar el fiel de la balanza y del honor y ha bordeado siempre el des
honor y el escándalo; es el cazador implacable que después fue, a su vez, cazado.

255 153
Rosa Montero }Mister} Nixon llegó sintiéndose presidente de
Estados Unidos, convencido de su omnímoda importancia.
Borroso y blanquecino, posee la soberbia de quien ha dominado el mundo durante año
s, y viéndole, una comprende con desalentada desazón que un presidente de Estados Un
idos no sólo cree encarnar el poder, sino que además debe realmente serlo.
(Desde que dimitió, el 8 de agosto de 1974, empujado por el escándalo del Watergat
e, Richard Nixon lo ha intentado todo para su rehabilitación y nuevo lanzamiento.
Primero se retiró cautamente a su casa de California, a San Clemente. Allí escribió su
s memorias, en las que aseguraba haber sido víctima del Watergate, haber sido engaña
do por su buen corazón. En 1977 apareció en televisión, entrevistado por un periodista
inglés a lo largo de cinco programas: se disculpó, se lamentó, clamó por su inocencia r
elativa, aseguró que para él la política había terminado, puso gesto compungido y modest
o, resaltó sus aciertos como presidente. Porque en el mandato y medio de Nixon los
mayores éxitos fueron cosechados en política exterior: apertura hacia China, mejora
de las relaciones con la Unión Soviética, fin de la intervención americana en la guer
ra de Vietnam. El nuevo Nixon, que es el Nixon de siempre, vuelve a la carga a l
omos de su política exterior. Por ello, ahora que ha vendido su casa de San Clemen
te, que se ha instalado en Nueva York dis-
puesto a salir a la palestra, publica su tercer libro: }La guerra verdadera}, q
ue es un análisis de la situación internacional. Un análisis bélico y agresivo, en el qu
e contrapone el orden americano al desorden soviético, la paz al caos, la bondad a
la maldad intrínseca).
Sonrisa de elecciones
Todo empezó a eso de las 20.30 horas -una hora antes de que }mister} Nixon llega
ra-, cuando entraron en el edificio los hombres del Servicio 255 155 Secreto
norteamericano, vigilantes precisos y fogosos. Llevaban audífonos incrustados en l
a oreja, a modo de cordón umbilical, para órdenes y sigilos, y así, al compás de las con
signas radiadas, inspeccionaron la casa entera, escudriñaron rincones, miraron deb
ajo de las mesas, esperando encontrar quizá un bolchevique emboscado. Era un equip
o de suspicaces sordos. Uno de ellos dejó olvidada su agenda secreta de agente sec
reto en uno de los despachos, y el dueño del despacho se la devolvió con inocencia s
ingular, sin hacer siquiera fotocopia de ella, mientras que el olvidadizo agente
enrojecía hasta la médula, horrorizado ante su fallo. Pero }mister} Nixon (todos le
llaman }mister President}, porque un presidente de Estados Unidos conserva siem
pre el tratamiento, aunque haya salido por piernas del sillón, como en este caso)
estaba al llegar, y los agentes se dispusieron disciplinadamente a su espera en
la puerta:
--}Mister president} es muy amable, muy abierto -decía uno-. Dará la mano incluso
a los empleados.
Y }mister} Nixon llegó y dio la mano incluso a los empleados, con estereotipada
sonrisa de candidato electoral. Su Dodge azul marino venía precedido por los motor
istas municipales, una pareja de guardias armados vigilaban sus pasos, y su esco
lta personal ascendía a catorce hombres: tres del Servicio Secreto norteamericano,
tres de la Embajada de Estados Unidos, tres policías españoles de paisano, tres chófe
res-guardaespaldas y el coronel Brenan, jefe de la }casa civil} de }mister} Nixo
n, y Ray Price, su asesor político, el hombre que le escribe los discursos.
"Soy libre de opinar"
Primero hubo una especie de cóctel, con Nixon sentado en un sofá, serio y adusto,
con los mofletes terrosos y temblones -"?Has visto?, yo creo que lleva maquillaj
e" cuchicheaban los presentes-, embutido en un traje azul marino que, a la segun
da ojeada, se revelaba descabalado, es decir, que la 255 157 chaqueta era de
un traje y los pantalones de otro, producto a no dudar, de un despiste ex presid
encial. Llevaba una camisa de nailon genuino, con bolsillo sobre el corazón y un b
olígrafo de plástico asomando por él: su figura era tan estereotipadamente norteameric
ana que parecía una caricatura. Eso sí, sujetaba la corbata con un elegante prendedo
r de oro y perla que le na-
vegaba un poco en bajura, allá como por la barriga. Jesús Hermida intentaba hacerle
una entrevista apresurada y política, con heroica resolución, ante la masa expectan
te de invitados y agentes secretos que escuchaban, y }mister} Nixon juntaba sus
manos -enormes, blancas, venosas, manos de anciano- sobre el regazo y permanecía m
uy erguido en el respaldo, como si tuviera que mantener su abundante cabeza en p
erfecto equilibrio vertical, so pena de que, de romperlo, se le desplomase la te
stuz por efectos del peso. Miraba sin ver y en su rostro alargado no había rasgos
precisos, porque tiene una cara de carne flácida, de nariz pendular, una cara aren
osa y desplomada, carente de expresión, a excepción de una notable tendencia a compo
ner un gesto enfurruñado y adusto. De vez en vez, cuando hacía su chiste -y su chist
e fue, durante toda la noche, añadir la coletilla de "usted en ese año no debía de hab
er nacido" a sus interlocutores, aparentando un bonachón paralelismo de hombre vie
jo-, sonreía de manera incolora y fía.
Le pregunté por una entrevista que acababa de hacer a la revista }now}, en la que
dice que no puede volver a presentarse a la Presidencia de Estados Unidos porque
, según las leyes norteamericanas, sólo se puede ser reelegido dos veces, y él ya las
ha cubierto, y comenté que si él creía que ese era al único inconveniente que podría encon
trar ahora para volver a ser presidente, que si el asunto Watergate, no tenía peso
ya en la memoria de los americanos. Se le cerró el gesto, "eso no se puede probar
, es una pregunta sin mucha importancia en estos momentos", dijo, "creo que es n
ecesario que Estados Unidos tenga líderes nuevos", añadió.
255 159 --Pero usted ha vendido su casa de San Clem
ente, se ha trasladado a Nueva York, parece dispuesto a reintegrarse en la vida
política -insisto.
--No me he trasladado a Nueva York por el buen tiempo que allí hace, como puede
comprender, es que mis dos hijas están en el Este, y vivir a 4.800 kilómetros de dis
tancia es demasiado. Además, he tardado tres años y medio en escribir mis memorias,
porque para los periodistas les es muy fácil escribir, pero para mí no -su respuesta
está cargada de malhumor-, y luego he tardado otros dos años en escribir este libro
actual, y ahora podría quizá dedicarme a otros trabajos, pero creo que estando fuer
a del poder puedo decir lo que verdaderamente pienso; creo que el líder tiene la o
bligación de analizar el entorno y decir lo que juzga conveniente a los demás y conv
encerles de que está en lo cierto; yo, ahora, tengo la libertad de exponer mis ver
daderas opiniones.
Insistirá }mister} Nixon toda la noche en que no vuelve a la política, en que ésta n
o le interesa, dando una imagen de sereno pensador que tan sólo quiere ayudar al b
ien común a través de sus paternales consejos de ético cuáquero, de político en retiro.
--Los cuáqueros son pacifistas, y usted, al parecer, es profundamente religioso.
?Cómo se combina ese paci-
fismo con el hecho de que usted bombardeara duramente Vietnam del Norte en dici
embre de 1972, o aun antes, en 1969 y 1970, bombardeara secretamente Camboya, si
n decirlo a la opinión pública? --Yo soy pacifista, desde luego, y este libro, }La g
uerra verdadera}, lo he escrito precisamente para evitar la guerra. Pero creo qu
e los cuáqueros, a mi entender, no están dispuestos a ser pacifistas a cualquier pre
cio.
Creo que hubiera sido una tragedia para Vietnam del Sur si no hubiéramos hecho los
bombardeos, si no les hubiéramos ayudado.
}Mister} Nixon bebe jerez y vino blanco, aunque los cuáqueros tampoco beben: seg
uramente los cuáqueros no están dispuestos a ser abstemios a cualquier precio. "?Ha
visto el Pra255 161 do?", le preguntan. "Sí, es magnífico; en Europa, siempre lo
digo, hay que ver el Louvre, el Prado y el Vaticano".
La cena prosigue, y Richard Nixon contesta deleitado a aquellas preguntas en l
as que puede expresar su opinión sobre la situación internacional, y se enfada cuand
o alguien, como John Wheeler, de la Associated Press (AP), único periodista nortea
mericano presente a la mesa, le interroga sobre temas más polémicos. Yo insisto: "Di
ce usted que no está volviendo a la política. Sin embargo, usted ha representado sie
mpre en Estados Unidos el anticomunismo. Ahora que las relaciones entre Estados
Unidos y la URSS han entrado en una nueva etapa de enfriamiento, ?no utilizará ust
ed su prestigio anticomunista para encabezar una nueva corriente política?".

Iv
El comentario más bestia
Richard Nixon contesta con su voz profunda y fuerte, el único rasgo verdaderamen
te personal que posee: "El anticomunismo de antes no puede ser igual que el anti
comunismo de hoy. Un presidente de Estados Unidos no puede cometer la irresponsa
bilidad de no mantener contacto con los otros poderes mundiales. Cuando yo fui a
China y a Rusia, siendo presidente, muchos amigos míos republicanos se desilusion
aron. Pero es necesario establecer contacto con rusos y chinos, el presidente de
Estados Unidos ha de estar preparado para negociar. Claro que hay que negociar
desde una posición de fuerza, hay que negociar la paz como un tratado de guerra. T
enemos que restaurar nuestra fuerza militar, nuestra fuerza económica, y cuando ru
sos y chinos vean que somos más fuertes, negociaremos la paz desde unas bases de p
oder". Después comienza a enumerar el armamento nuclear, las nuevas cabezas atómicas
, los nuevos tipos de proyectiles.
255 163 --Para ser usted un pacifista, habla mucho
de guerra y de las armas.
--Es que ese es el mundo real; nadie quiso la paz tanto como el presi-
dente Wilson, pero metió a Estados Unidos en la primera guerra mundial.
No se puede hablar de la paz total porque no existe.
--Roger Martin du Gard, que fue un premio Nobel, escribió en su novela }Los Thib
ault} que hablar de guerra es precisamente la manera de comenzar una guerra.
Nixon retiembla de indignación al oír esto, los mofletes se le estremecen de furia
, responde rápidamente:
--Ese tipo no debió ganar el Premio Nobel, porque no sabe nada de Historia...; e
s el comentario más bestia y estúpido que he escuchado...
-se detiene un momento, digiere su furor y, más calmado, añade-: Naturalmente, lo de
que es un comentario bestia y estúpido se lo dirijo a ese premio Nobel, no a uste
d, señorita, que no ha hecho más que repetir sus palabras...
Y habla Nixon de Franco -"que no hizo todo bien, co
n el que no estoy del todo de acuerdo, pero que tuvo grandes aciertos"-, y de Pi
nochet -"a Pinochet no le conozco, pero parece que el régimen chileno actual está co
nsiguiendo un buen desarrollo económico, y, desde luego, Allende arruinó al país y ade
más creó un Estado policial"-, y después mira su reloj con aire de dar la visita por t
erminada.
(Es un destino peculiar el de este hombre, considerado acabado en su carrera p
olítica en innumerables ocasiones, un perdedor nato, que es capaz de volver a venc
er a fuerza de insistencia, de resistencia, de obcecación en su lucha, que está disp
uesto de nuevo a salir a la palestra, a olvidar que ha sido el único presidente de
Estados Unidos que ha tenido que dejar el poder a medio mandato. Nixon basa su
fuerza en una ambición infatigable).
Y mientras todos nos ponemos de pie, intento hacerle la última pregunta, sobre l
a posible utilización de los países alineados en la OTAN como peones de una guerra.
Nixon me brama: "Es una pregunta irracional", 255 165 se vuelve a firmar a lo
s invitados los ejemplares de su libro; yo siento que alguien me sujeta con firm
eza del antebrazo y me aparta del grupo, es un hombre más bien bajo, corpulento, u
n norteamericano rotundo: "Mejor déjele firmar ahora los libros", me dice con hela
da sonrisa, mientras me mantiene firmemente agarrada.
Pero ya se va }mister} Nixon, se despide, sonríe parcamente. El corresponsal de
la AP va a estrecharle la mano, y }mister} Nixon le ignora y le deja con la palm
a extendida al aire. Sale por la puerta, rodeado de su aparato de seguridad; los
sordos, los agentes de la embajada, los policías españoles, un compacto grupo de mo
vimientos bien sincronizados, y en dos segundos la sala queda medio vacía con su a
usencia. Alguien echa en falta una botella de whisky del bar, y se comenta que l
os agentes de seguridad de Nixon habían hecho una apuesta sobre si eran capaces de
llevarse la botella. Lo fueron.
Iv

I El País El País digital, a través de Infovía o Internet, en la dirección http://www'el


país'es
Madrid: Miguel Yuste, 40 28037 Madrid 913378200 Fax: 3048786 Telex: 42187 / Ba
rcelona: Zona Franca Sector B. calle D 08040 Barcelona 934010500 Fax: 3353925 /
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do ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de 256 167 re
cuperación que sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotoco
ia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial. El preci
o de los ejemplares es el doble del p.
Luz de Gas
Vicente Cantatore, entrenador de fútbol "Al fútbol no lo mata nadie"
Feliciano Fidalgo Los hombres y mujeres de Pucela lo han }nom
brado} dios de carne y hueso porque la directiva del Real Valladolid, sin ton ni
son, por tres partidos perdidos, lo ha puesto de patas en la calle: en el campo
Nuevo Zorrilla el clamor pro-Cantatore es la palabra del día; y en la plaza de To
ros otro tanto; y es pregonero de las fiestas de San Mateo, y lo han acuñado como
vallisoletano del año.
}Pregunta}. ?Le convertirán en paso de la severa y grandiosa Semana Santa de Val
ladolid? }Respuesta}. No. Lo que tendré siempre es el cariño de la gente.
}P}. ?Qué tiene el fútbol que no se ve y remueve a una ciudad? }R}. Es difícil expli
carlo: es deporte vital, es la masa, es el dinero, domina ánimos...
}P}. ?Qué ha hecho usted que no saben los aficionados y sabe la directiva para e
charle? }R}. He volcado mi experiencia en un grupo de jugadores jóvenes.
}P}. "Vicente, la gente inteligente está contigo", gritan en Valladolid. ?Qué hay
que pensar? }R}. Eso no lo olvidaré nunca en mi vida. Pero que ahora sea para la i
nstitución.
}P}. Me parece usted muy, muy buena persona.
}R}. Es una obligación, no es virtud.
}P}. ?Está loco el fútbol? }R}. En lo económico, sí.
}P}. ?Qué manicomio le iría? }R}. Buscar un equilibrio y saber
que con más dinero no se juega mejor.
256 169 }P}. Una cláusula de rescisión de 65.000 millon
es, ?revela que a alguien se le apareció Dios? }R}. En fútbol, lo que hoy parece abs
urdo, en un año es una realidad.
}P}. ?Por qué le han destituido? }R}. Aún no me lo explico.
}P}. A Cantatore, el carismático, le echan: ?y si ahora el Pisuerga deja de pasa
r por Valladolid? }R}. Es que el Pisuerga siempre va a pasar por Valladolid.
}P}. Usted es el primer entrenador despedido a través de la radio: ?hubiese pref
erido la tele o la homilía del cura de su parroquia? }R}. No hubiera querido que m
e despidieran nunca.
}P}. Una recién casada no queda embarazada después de tres noches de amor, ?hay qu
e repudiarla? }R}. Eso quiere decir que no pudo quedar embarazada.
}P}. ?Qué le gusta más del paseo de Zorrilla? }R}. La alegría de la gente cuando pas
ea.
}P}. ?Ha hablado con Valdano tras el despido de amb
os? }R}. Sí, en una emisión de radio.
}P}. ?Le han salido canas por el despido brutal? }R}. No, angustia y amargura
por no irme de otra forma.
}P}. Con tanto follón de entrenadores, jugadores, cláusulas de rescisión, ?le ve fut
uro al fútbol? }R}. Al fútbol no lo mata nadie.
}P}. ?Y los entrenadores tienen futuro? }R}. Sabemos que todo depende de los r
esultados.
}P}. Si se juntan usted, Valdano y Cruyff, ?no podrían comprar un equipo de fútbol
? }R}. No tendríamos dinero.
}P}. Pero les prestaría dinero un banco.
}R}. Nosotros somos entrenadores, no dirigentes.
}P}. ?De qué sabe además de saber de fútbol? }R}. De muy pocas cosas; por eso soy me
dianamente inteligente.
}P}. ?Cuál es su privilegio? }R}. Me siento privilegiado para 256 171 saber e
scuchar. Y me siento privilegiado por estar en una profesión vocacional.
}P}. Si mañana Valladolid se echa a la calle y la directiva le readmite, como ya
ha pretendido, ?qué haría? }R}. No pretendo eso, ni lo he buscado.
}P}. Aznar, ligado a Valladolid, ?le ha telefoneado para consolarle o algo así?
}R}. No.
}P}. ?Qué le mantiene vivo? }R}. Mi familia y la vida, que son lo más bonito.
}P}. ?Sobra dinero en el fútbol? }R}. Lo que ocurre es que el fútbol genera ese di
nero.
}P}. ?Qué escasea en el fútbol? }R}. A veces, el equilibrio de los dirigentes para
juzgar.
}P}. ?Moriremos de una intoxicación de fútbol? }R}. No, el fútbol agrega vida.
}P}. ?Qué espera de la vida tras 44 años de fútbol a sus espaldas? }R}. Seguir en e
l fútbol hasta que muera, aunque sea de espectador.
}P}. ?Qué es el amor? }R}. Estar ligado a algo sin condiciones.
}P}. ?Qué le dice en estos instantes a la afición del Real Valladolid? }R}. Gracia
s por conocerlos; y ahora a alentar al equipo.

257 173

La Ciudad Bonita. La viciosa, la pecadora y hasta la religiosa, a las carrera


s

Vida nocturna en Bucaramanga !Taxi, una carrera al cielo con el infierno!


Por Alejandro Higuita Rivera
"Es un antro, lo peor de la ciudad está acá", dice el flaquísimo taxista Pedro Jiménez
al pasajero que recogió en la terminal de transporte terrestre y que le pidió que l
o llevara a la residencia El Reposo, en la calle 28 con la 7ª.
Son las 6.00 p.m. y en la acera del frente, un grupo de indigentes, a quienes
el cabello largo y los trapos sobre los trapos dificultan identificar su sexo, p
reparan una sopa en un tarro de galletas Saltinas; dentro del recipiente, ennegr
ecido por el humo, flota un hueso blancuzco con varias papas minúsculas.
La fogata y la luz mortecina de un bombillo de una caseta son lo único que ilumi
nan el lugar. Debajo del foco, una señora regordeta y de incipiente bozo, vende pe
rros calientes y gaseosas. Es la mandacallar, la inversionista del hueso y además,
negocia con la basuca, la marihuana, el perico y quién sabe qué más.
Quienes se atreven a pasar por estas calles, cercanas a la Fiscalía, deben estar
"muy mal", según Jiménez, pues la fama adquirida es más que tenebrosa. "De acá se dice
de todo, que violan a las mujeres, que atracan, que guardan los carros robados.
Pero eso es mentira, acá sí pasan cosas malas pero eso ocurre en toda la ciudad", as
egura la vendedora.
Su versión no es muy creíble; los taxistas dicen conocer casos espeluznantes, his
torias que los pasajeros les han narrado pero que ellos no pueden certificar.
258 175
Una voz clama en el desierto
A estas calles les caen del cielo los profetas, o mejor dicho, éstos ruedan en t
axis. "Dios te ama", condena o salvación que lanza un taxista rojizo y rollizo al
visitante. "Tú eres la iglesia... Dios habita en cada uno de nosotros..." Y comien
za la cantaleta y no se calla, pero es que no se calla, mientras se interna haci
a el centro, por la Cra. 15.
El san taxista le entrega al silente pasajero un plegable con la leyenda: "!O
cambias!... !O te condenas!" Luego lo invita a la Casa de Dios, en la calle 43 c
on la 14. "Allí lo encontrarás", asegura. La Iglesia Pentecostal es un salón inmenso.
Las mujeres llevan el cabello largo y lucen vestidos negros hasta más debajo de lo
s tobillos; los hombres llevan pantalones oscuros y camisas blancas, despercudid
as. Todos con las biblias entre sus manos y con las gargantas listas para gritar
hasta ensordecer a los habitantes de mil kilómetros a la redonda con la amenaza d
e "El fin del mundo está cerca..." El rollizo está tan rojo que aumenta la temperatu
ra del recinto. "Los taxistas tenemos una misión: evangelizar", le dice a la oveja
descarriada que atrapó. Proclama que muchos pasajeros han seguido su buena nueva:
"He tenido a varios de otras ciudades que han encontrado el camino de Dios en m
i taxi. Ellos llevarán la semilla del Evangelio para sus ciudades. Eso es evangeli
zar".
La noche sacra del sábado finaliza a las 7.30 p.m. La oveja se despide del profe
ta del volante y sale del templo rumbo a las Cra. 15, dejando atrás a su "salvador
", quien a una cuadra se le escucha clamar, como una voz en el desierto: "Bucara
manga está perdida por el odio, la mentira, el sexo..." !Amén!

258 177
Caliente, caliente, eo...
En la Cra. 15 los vendedores informales de revistas porno, de cartillas Pokémon,
de mangos, sandalias y más chucherías guardan la mercancía; otra se apodera de las ca
lles.
Como salidas de las alcantarillas salen las chicas. !Las chicas! Todas con sus
vestiditos, senitos y palabrotas. "Papito, mira lo que tengo", dice una provoca
dora. Mejor no mirar.
Un taxista aparece y vaya que si es de ayuda cuando hay que saber de sexo en l
a ciudad. Este es gordo y con una nariz tan ancha como su sonrisa.
Asegura que el mejor sitio de le-
vante es por la Cra. 15, entre la 36 y la 20.
Las de la Cra. 33 no hablan con extraños. "A menos que sea un mexicano", lo dice
como un chiste por la cantidad de sitios de rancheras y de mariachis del lugar.
Además de plata, hay que tener pinta de mero macho, a lo Vicente Fernández, para qu
e las chulas se dignen a aceptar los requerimientos sexuales.
Con las chicas de la 36 hay que tener cuidado, pues allí ellas son fácilmente ello
s. "!Ah, es que los maricas no faltan!", grita el chato. Y las de la Plaza son d
irectas al bolsillo. "10.000 pesos mi amor", le informan las gatas golosas a los
perros en calor.
Los ratos de sexo se pasan en los hoteles dos estrellas o en las residencias d
estartaladas. En estas últimas, como en la Nutibara, se tiene derecho a lo típico: u
na porción de papel higiénico de una capa y de color marrón, una toalla y una jarra co
n agua para limpiar el cuerpo antes y después de aquello. Valor: 8.000 miserables
pesos por menos de una hora.
Sexo triple X
A falta de plata están las mangas, los lotes abandonados o los parques, y aquí sob
ran. Las salas triple X son para otro público. Bucaramanga tiene dos registradas e
n el directorio telefónico: El Rosedal (Cra. 34 con la 259 179 21) y El Unión (Cr
a. 16 con la 45). En el primero escasean las mujeres, puros hombres solos, algun
os junticos; y en el segundo nada de damas, a excepción de una malgeniada anciana,
tapizada en polvos, que a veces hace de cajera y otras de tendera.
Sus clientes conocen tanto de los gatos que se pasean por entre las silleterías, c
omo del prontuario de los actores y actrices folladores: Rocco Sigfredy, Moana,
la Cicciolina...
Un cliente, delgadito y florido, cuenta en la tienda las penurias del sexo en
vivo en El Unión. "A veces la policía molesta y hay que darles plata, o uno se topa
con quien no debe y le arman un escándalo tenaz, otras veces uno se arrepiente y b
ueno, aunque se diga que ojo de loca no se equivoca, yo me he equivocado". A est
as salas ingresan, dice el taxista, los prostitutos y cacorros. Dice que ellos t
ienen menos espacios que la otra gente pero que en Bucaramanga los hay. Sobre la
Cra. 33, entre las calles 45 y 34 existen cuatro.
Tres de ellos son fáciles de identificar porque sus d
ueños se esfuerzan en que no lo sean: no tienen su nombre en las fachadas, como el
bar Abril y las discotecas Ángel Negro 1; el otro es más que evidente, lleva el nom
bre El Closet afuera, en donde este 5 de agosto "... tenemos otro show de stript
ease que cada vez son más y más interesantes", según anuncia un boletín que circula en o
tros bares.
"Se llama Abril porque es el mes de la primavera", dice con voz primaveral Mau
ricio G., su dueño. "Bucaramanga es todavía una sociedad muy cerrada, por eso no sal
imos ni en el
directorio telefónico, pero sí estamos en la guía nacional Hot Gay".
El temor del primoroso es porque hace unos años Vanguardia Liberal publicó los nom
bres de varios homosexuales que organizaron un supuesto escándalo en una finca. "E
so fue horrible, casi me echan del país", expresa Mauro.

260 181
!Qué hambre!
Son las 4.00 a.m. y la vida nocturna va feneciendo, dejando borrachos y borrac
has con las tripas vacías.
Pero para eso están los taxistas gourmet.
Se llama Francisco, a secas, así se le presenta a los pasajeros ebrios que recog
e las aceras. "Si el borracho está bien llevao, lo llevo a la Calle de los Desayun
aderos".
Ésta se encuentra en la Cra. 15 con la calle 42. Son como 5 negocios con una cli
entela variopinta: serenateros aulladores de la luna, putas con los maquillajes
corridos, ancianos cogidos de la vida, travestis y dragqueens con silicona hasta
en las tetas, amantes oliendo a jabón de hotelucho...
Todos en un banquete de lujo, como en el Desayunadero Popular: el mejor caldo
de huevo, la oreja o trompa de marrano más exquisita, la sopa de sangre más vitamínica
... Eso asegura el taxista y mesero del negocio y no hay cómo comprobarlo, pues a
esa hora la ebriedad, el olor a miaos, el cacaraqueo de los travestis y putas ev
itan cualquier concentración, pero sobre todo la aproximación del nuevo día, que con s
us rayos solares amenaza con atravesar los cuerpos de quienes viven la noche. Ll
ega la luz y !taxi! Un taxi rápido. Hay que dormir el día para vivir la noche.

Fin de la obra

183
Índice

Apéndice. Un recordatorio, no una antología . 5 Vida nocturna en Bucaramanga 173

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