Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Ediciones Santillana
1ª edición: abril de 2001
11 7
A Josep Pernau, que me ha enseñado mucho más de lo que sé.
Introducción
21 25
Capítulo I El estado de la cuestión
No es imposible que estemos viviendo los últimos años de la profesión periodística tal
como se ha conocido, al menos, en el último siglo. Los alumnos de la promoción del
2001 de la Escuela UAM/El País, que habrán completado su preparación en diciembre de e
ste año, vivirán todavía una parte de su carrera, pero no necesariamente la mayor, en
un contexto básicamente similar al finisecular, pero van a asistir durante la mism
a a enormes transformaciones en el ejercicio de la profesión, que es muy probable
que desemboquen, a no tantos años vista, en una realidad muy distinta de la que ho
y aún conocemos.
Quizá, los libros de historia del periodismo de dentro de unas décadas reseñarán, a mane
ra de piadosa elegía, este tiempo nuestro como el del comienzo de la gran mutación.
La tecnología de la fabricación de diarios ha conocido durante el siglo Xx grandes
progresos, pero, básicamente, de tipo más cuantitativo que cualitativo. Hemos pasad
o de la máquina de escribir y del hot type o plomo a las páginas directamente pergeñad
as en el ordenador, así como nos valemos también de la transmisión vía satélite para volat
ilizar y materializar páginas de periódico para su impresión a miles de kilómetros de di
stancia, y, últimamente, al diario electrónico, que, aunque dentro de pocos años pueda
parecer prehistórico en su tosquedad actual, existe sólo desde que, por razones mil
itares, el Pentágono norteamericano creara en 1993 la }World Wide Web}. El número de
}host computers} conectados a Internet ha crecido de 130.000 en 1989 a cerca de
35 millones a fin del siglo pasado, con lo que, si calculamos unos cinco usuari
os por aparato, eran ya cerca de 200 millones los pinchados a la red en el año 200
0, con un crecimiento exponencial en perspectiva.
22 27
Todavía hoy, sin embargo, el gran vehículo de la prensa diaria es el mismo que ha
ce cien años. Por muy notables que hayan sido los avances producidos, por mucho qu
e haya cambiado, al mismo tiempo que la tecnología de prensa, la técnica profesional
de rellenar diarios, un hecho troncal se ha mantenido: el soporte papel.
Las páginas de los diarios de hace cien o más años son enormemente diferentes de lo
que entendemos hoy por prensa profesional, pero su esencia no ha variado en la r
elación del lector con el producto: se despliega el periódico a tenor de su formato
(universal o }broadsheet}, tabloide y todos los híbridos de ambos); se lee de una
manera muy física, muy material, casi con el movimiento de cabeza de quien ve un p
artido de tenis; se abarca de una ojeada la totalidad de la página, que tiene una
arquitectura informativa determinada, cuya percepción ya es en sí misma una primera
interpretación del mundo; el ordenamiento consecutivo en secciones del periódico, su
impecable orden interno, con todo lo cual estamos ya tan familiarizados, nos pe
rmite, si lo deseamos, comenzar a leer un texto por el final, arrancar en cualqu
iera de sus párrafos intermedios, o combinar la lectura casi simultánea de varias in
formaciones a dosis determinadas por el usuario. Todas ellas son posibilidades d
e aproximación al periódico que contribuyen a darle a la lectura una tangibilidad físi
ca hasta construir una relación íntima y sensorial con el diario.
Todo eso no lo podemos encontrar en la lectura de una publicación virtual.
La palabra, escrita pero titilando de manera apenas perceptible sobre una pantal
la, es el único nexo de unión de un futuro que ya es presente con un presente que co
rre el peligro de ser cada día más pasado.
Las estadísticas sólo sirven para explicarse a sí mismas, pero, probablemente, no es
ocioso creer que el estancamiento de cifras de ejemplares de prensa vendidos y
el número de publicaciones hoy existentes en el mundo occidental tiene que ver con
el desarrollo de esa otra forma de leer pe22 29 riódicos. Redondeando cifras,
de algo más de 1.500 publicaciones diarias en los países de la Unión Europea que existía
n en 1995, hemos pasado a una pérdida neta de unos 50 títulos, mientras que en Estad
os Unidos, de unas 5.500 publicaciones en idéntica fecha, ha bajado el total en al
go menos de un centenar. Paralelamente, la venta total de diarios en Europa y Es
tados Unidos es sustancialmente la misma, a comienzos de 2001, que en 1995.
En el desglose por países y zonas culturales, las cifras no tienen, sin embargo,
por qué ser uniformes; países menos dados a la lectura, como Portugal y Grecia -por
debajo del consumo de 100 ejemplares por 1.000 habitantes- y en menor medida Es
paña, con algo más de 100, gozan de un margen de crecimiento potencial mayor que los
mejor dotados como Noruega y, en general, el mundo escandinavo, donde el índice o
scila en torno a los 500 ejemplares.
Es probable, en consecuencia, que hayamos llegado en este tránsito entre los si
glos Xx y Xxi al volumen máximo de venta de diarios, en soporte papel, que el mund
o ha conocido o va a conocer. Los que entran, por tanto, este año 2001 en esta ant
esala de la profesión que es la Escuela de El País o en las Facultades de Ciencias d
e la Información -en general, llamadas de Comunicación en América Latina- que sepan qu
e el empleo en la prensa de papel, y en particular en los diarios de información g
eneral, es una piel de onagro que se encoge, aunque, como compensación se esté crean
do un importante volumen de empleo en los portales de Internet, que, tras el nec
esario desbroce del trigo y de la paja, habrá de constituir la fuente de trabajo más
pujante en los años venideros.
El currículo de la escuela
El esquema de trabajo en la Escuela es el siguiente: el curso es de un año natur
al, a comenzar en enero, poco después de Reyes, con la conclusión 23 31 en diciem
bre, apenas unas fechas antes de Navidad. La actividad lectiva se divide en tres
grandes tramos. Dos cuatrimestres, tan largos que son de casi cinco meses, y un
período intermedio de prácticas, de dos, que los alumnos realizan como profesionale
s formados en alguno de los medios de comunicación del Grupo Prisa incluido El País.
El primer cuatrimestre se consume inicialmente con un corto período de familiari
zación con el aparataje tecnológico, que es exactamente el mismo que el del diario,
y una preparación teórico-práctica, con mucho más acento en lo segundo, distribuida en d
os grandes áreas: el conocimiento específico de las diferentes secciones del periódico
en materias individualizadas, que se limita a ese primer cuatrimestre, y un pla
nteamiento troncal que llamamos }reporterismo y redacción}, cuya duración abarca tod
o el año, y que, como denominación, es sólo uno más de los nombres de la rosa para desig
nar cómo se hace un diario. También tratamos de las publicaciones no diarias, como e
s el caso de los semanarios, pero nuestro material de base es lo que llamamos, e
rróneamente, periódicos, cuando son diarios. Las páginas que siguen se ocuparán exclusiv
amente de este último transcurso, con el acento en el }qué} y el }porqué}.
El segundo cuatrimestre es exclusivamente práctico, como en su momento veremos. Pe
ro, aún hay que dar cuatro pasos por las nubes antes de meternos en las vías de hech
o.
31 45
51 91
[...] dimisión del jefe de Estado, a quien hacen responsable del fracaso de su p
olítica de perdón y concordia hacia los islamistas integristas.
Se trata, por tanto, de no terminar una información cuando se nos acaba el espac
io, cuando hemos agotado todos los datos o porque tengamos prisa, sino de hacerl
o con una cierta intención, con un clímax (la petición de dimisión), con lo que se esper
a que pueda ocurrir, con una proyección a apuntar de cualquier historia.
El texto, por otra parte, es de un gran rigor canónico en lo que podríamos llamar
la perspectiva o la distancia con que se va contando la historia. Veamos.
El }lead}, tanto en la versión publicada como en la corregida, nos propone el ba
lance de la mortandad como elemento informativo principal, una síntesis que no pue
de entrar todavía en el detalle. A continuación, ya en la versión retocada, identifica
mos a los culpables y sus propósitos, le ponemos un rostro al crimen, que es como
si diéramos un paso adelante para distinguir mejor las cosas; en los párrafos siguie
ntes, que constituyen el nudo de la historia, seguimos con la pormenorización de l
a matanza, al tiempo que se resaltan los casos más truculentos; nos acercamos, por
tanto, un poco más para ver de la historia todo aquello que queremos destacar.
Y, finalmente, lo envolvemos todo en el paquete de lo que le parece al narrador
que está pasando, y cerramos el texto situándonos a una distancia bastante olímpica. E
s una estrategia narrativa estándar, muy correcta, que podríamos ver en términos de re
corrido lineal de la siguiente forma:
a) Media distancia para la propuesta inicial tipo síntesis; b) Aproximación a los
protagonistas; c) Distancia aún más corta respecto de los hechos individualizados; d
) Alejamiento para la valoración final. Punto de partida-delante-adelante-atrás. Com
o un paso de baile.
52 93 Sobre la }sequedad} del texto, finalmente,
anótese que en el primer párrafo no hace falta hablar de "relativa tranquilidad", si
no, en su lugar, facilitar los datos comparativos de muertos de este año con el an
terior para conseguir el mismo efecto informativo, así como, por ejemplo, sustitui
r la "degradación de la seguridad y el extraño mutismo", por los datos que encarnan
esa degradación, y eliminar toda extrañeza del mutismo de Buteflika, que con su sile
ncio ya lo dice todo.
Finalmente, ?es que falta algo que sea imprescindible? Diríamos que por lo menos
una cosa. Unas líneas de contexto sobre qué es eso de la mor-
tandad argelina y de dónde viene.
Habría que contar cómo el FIS (Frente Islámico de Salvación), del que se han escindido o
proceden los terroristas actuales, aunque la organización islamista se haya apart
ado de la lucha, fue privado de su victoria en las elecciones de 1991 por una ju
nta militar, cuyo poder pervive en la presidencia de Buteflika, un civil para to
das las ocasiones.
55 95
56 103
El título:
Kostunica destituye a los jefes militares de Montenegro nombrados por Milosev
ic
Perfectamente lineal, informativo, sin interpretaciones más allá de un mero enunci
ado, acorde con el género seco. El texto lleva también un antetítulo, lo que suele ser
bastante común en informaciones de alguna extensión y presencia gráfica -a partir de
dos o tres columnas, según los casos-.
Pero aprovechemos ahora para llamar la atención sobre una norma de obligado cumpli
miento en toda la prensa occidental, por lo menos para el género seco, y también par
a la crónica, aunque mucho menos para el reportaje.
Los títulos se han de expresar habitualmente en presente de indicativo.
?Por qué?
El tiempo de la acción
En primer lugar, la inmensa mayoría de los textos informativos, llamémosles }notic
ias} por uniformizar, se redactan sobre hechos ocurridos las 24 horas anteriores
a la fecha de publicación. Por ese motivo, rechacemos ya de entrada la utilización
a gusto del consumidor de tiempos diferentes. Estos suelen ser los diversos pasa
dos, de los que es verdad que el indefinido nos parece el menos malo, porque es
el más corto, el más contundente, el que no necesita echar mano de la conjugación con
el verbo haber: "hizo" en lugar de "ha hecho" o "había hecho".
Así es como suele titularse, mezclando tiempos de verbo entre presente y pasado, o
entre diferentes tiempos del pasado, en la mayor parte de los países de América Lat
ina. Pero, de la misma forma que rechazamos esa confusión, tampoco queremos el pre
térito indefinido como forma de titulación estándar, precisamente por lo que se apunta
ba antes: el tiempo más próximo 57 105 a esas 24 horas de vigencia de nuestros pa
pelitos de publicación diaria es el presente de indicativo, el que mejor expresa l
o que ha acabado de ocurrir. Si decimos:
Clinton conmina a Arafat a presentarse en Washington
estamos expresando algo mucho más cercano al tiempo inmediato del lector que si es
cribimos:
Clinton conminó a Arafat a presentarse en Washington
porque el indefinido se refiere a un pasado lejano e indeterminado, y, sobre tod
o, nos limita nuestra forma de establecer los diversos factores temporales que p
uede ser necesario tener en cuenta. Veamos:
Clinton conmina a Arafat, que había desoído sus órdenes, a presentarse en Washin
gton I
es un título plenamente adecuado en la medida en que establece dos distancias temp
orales bien diferenciadas: una en el presente "conmina", y otra en un tiempo pas
ado indeterminable "había desoído". Es cierto que también se podría escribir:
Clinton conminó a Arafat, que había desoído sus órdenes, a presentarse en Washingt
on
pero en este caso las distancias temporales están mucho menos claras, ya que utili
zamos dos pasados, uno supuestamente más alejado que el otro, pero no porque el in
definido tenga que ser más próximo que el pluscuamperfecto, sino, simplemente, porqu
e en el sentido de la frase se presupone que es así, al preceder uno al otro. Es m
ucho más limpio, por tanto, afincar en el presente la acción inmediata y remitir a u
n pasado (la convención o el uso ha hecho que sea el pluscuamperfecto "había desoído",
el tiempo que se prefiere en España) una segunda distancia temporal mayor que la
58 107 primera, en la que el líder palestino se había negado a actuar como se le
pedía.
Sólo hay un supuesto estándar en el que es de rigor utilizar el pretérito indefinido
u otra de las formas del pasado, que es cuando, efectivamente, la acción se sitúe e
n un tiempo más o menos distante, pero de la que se informe o se tenga conocimient
o en el presente. Titularemos así cuando anunciemos, por ejemplo, que:
Mitterrand fue el presidente francés más culto del siglo Xx
O bien:
Washington torpedeó la presidencia de Samper en Colombia, afirma su delfín
Caso este último, en el que la titulación seguirá siendo en presente de indicativo -
"afirma"- pero donde se subraya aún mejor el encadenamiento de los tiempos y su re
spectiva proximidad y lejanía con respecto al lector.
En el texto deberemos establecer cuanto antes, preferentemente en el primer párr
afo, cuándo se produjeron
los hechos. En la inmensa mayoría de los casos, por esa inmediatez de la acción que
relatamos, escribiremos "ayer" con el correspondiente pretérito, aquí sí, indefinido:
"murió ayer", "dijo ayer", puesto que la distancia temporal -las últimas 24 horas-
queda entonces perfectamente determinada.
De otro lado, cuando no trabajemos con lo ocurrido "ayer", precisaremos siempre
en el texto el momento de la acción; de este modo, cabe escribir "anteayer" cuando
así corresponda, pero parece mucho más limpio dar entonces el día de la semana en que
ocurrieron los hechos, "el martes pasado", por ejemplo, y cuando lo que narramo
s se remonte al menos a la semana anterior, identificarlo con el numeral del mes
, "el pasado 14", etcétera.
Una vez precisado que lo que se relata ocurrió "ayer", no hará falta repetirlo a cad
a párrafo, en cumplimiento de la teoría de los sobrentendidos, pero sólo de aquellos q
ue vamos crean59 109 do a medida que progresa la narración; únicamente deberemos
introducir la partícula temporal correspondiente cuando, al cambiar de situación, va
ríe también el momento de la misma.
Y así es como están tituladas la inmensa mayoría de las informaciones de la prensa o
ccidental. Es verdad que la prensa francesa puede combinar el presente con el pr
etérito perfecto, "ha dicho" o "ha muerto", pero siempre atendiendo a dar una prox
imidad de la narración, del título a los hechos, menor que en el caso del presente d
e indicativo, pero siempre mucho mayor que la del indefinido.
Existen las excepciones, pero suelen ser deliberadas, porque con ellas se busc
a un efecto. La convención, el uso o ambas cosas, parece que hacen que el indefini
do nos suene mucho más dramático, rotundo, literario. Por esa razón, no sería raro escri
bir:
Jason Robards murió a los 78 años tras una larga lucha contra la enfermedad I
Nada impediría, sin embargo, que el segundo marido de Lauren Bacall hubiera muer
to en presente de indicativo.
I
Con las dos bases de poder aseguradas -la yugoslava en las elecciones de sep
tiembre y la de Serbia el pasado fin de semana- la coalición de 18 partidos Oposic
ión Democrática de Serbia (DOS), del presidente Vojislav Kostunica ha comenzado a ac
tuar con rapidez.
El marciano no sabría, evidentemente, qué es eso de tener las }dos bases de poder
aseguradas}, cuando lo más directo habría sido:
El presidente Vojislav Kostunica y la coalición que lo apoya (DOS) después de su
victoria en las elecciones de Yugoslavia (el pasado...) y de Serbia el sábado pas
ado, comenzaron ayer a relevar a altos jefes militares del régimen del ex comunist
a Slobodan Milosevic.
Si todo ello es o no "rápido", es algo a lo que sólo podremos responder remitiéndono
s a otro género distinto, la crónica, firmada, donde la inter63 117 pretación es de
recibo, pero de lo que trataremos en el siguiente capítulo.
En la entradilla continuamos hablando de destitución "fulminante" y de "siniestr
a" policía política, lo que, sin duda, es muy correcto desde el punto de vista de to
do lo que sabemos sobre el régimen de Milosevic en la Yugoslavia de fin del siglo
pasado, pero objetamos que, redactadas las cosas de esa forma, no es el periódico
sino un anónimo conjunto de agencias quien opina en su lugar. El que hablemos de u
na policía, sin duda siniestra, debería exigir, según este canon, que fuera el periódico
o uno de sus firmantes el que opinara sobre si lo es o no. Por lo demás, las mism
as fechas de las destituciones indican en qué medida son o no fulminantes; y de la
policía política habría bastado con citar algunas de las numerosas acusaciones sobre
sus sangrientos desmanes, para que quedara claro que quien no firma, tampoco pue
de opinar. El resultado sería, sin embargo, informativamente casi indistinguible d
e la versión }romanceada}; la policía de Milosevic habría sido calificada por alguien,
cuyo testimonio recogemos, como "siniestra".
139
Ii
El trayecto de la crónica
La carrera informativa ante la necesidad de hacer una crónica podría desarrollarse
más o menos como sigue.
El periodista se pone en marcha con los cables, añade más información, que obtiene de
la radio, y cabe incluso que oiga con su voz a alguno de los protagonistas de la
historia, y ya tiene con ello una primera aproximación, mínimamente directa, al }ou
t there}, pero no ha tenido ningún control sobre la entrevista, o las declaracione
s que ha escuchado, ni sobre las preguntas, ni sobre la posible reacción a las res
puestas; ve la televisión, donde se suceden escenas relevantes para su historia, y
alcanza con ello un grado algo mayor de proximidad a las cosas, en la textura p
lana y en el color televisivo de la vida, pero seguirá sin haber podido decidir lo
s encuadres, ni habrá tenido ningún poder de decisión sobre los tramos de espacio; rec
abará información a sus fuentes para perfilar, iluminar, en79 15 tender mejor algún
aspecto del asunto, recordará sucesos anteriores que puedan tener alguna relevanc
ia para los lectores -no digamos, por favor, }sus} lectores, que nunca han recon
ocido propietario-; puede darse el caso de que se celebre a su alcance alguna ru
eda de prensa que guarde relación con el }bolo alimenticio} que está montando, y allí
el periodista gozará de una primera aproximación directa, personal, visual y auditiv
a, de algo
que está realmente pasando, aunque sea en la versión domesticada por el protocolo,
con hora de entrada y de salida, presencia atestada de los profesionales de pren
sa -lo que es de todos acaba siendo de nadie-; y ya, en el colmo del acercamient
o a las cosas, puede hasta tener la suerte de asistir a lo que, contrariamente,
no tiene ni horario, ni escenario, ni calendario; simplemente, a lo que pasa.
Ya ha llegado. Y si ese material inmediato lo merece podrá ser objeto de un ulte
rior reportaje, pero de lo que no cabe duda es de que en esa historia habrá tenido
que recorrer todas las estaciones anteriores; escuchado, anotado, valorado, rel
acionado, cables, radio, televisión, para chapotear, por último, en su visita a lo i
mprevisto.
El }bolo} resultante, aquel en que el material informativo es todavía fundamenta
lmente indirecto, pero no deja de forzarnos a un cierto tipo de personalización, l
a de la selección de lo que queda fuera y lo que está dentro, de antecedentes y cont
extos, de lo múltiple, lo panorámico y por ello de lo interpretativo, siempre necesa
riamente firmado, eso es una crónica.
Vemos, por tanto, cómo engloba al género seco, cómo está formada por toda una serie de a
firmaciones que representan los hechos, sobre los que se ha tejido una tela dist
inta que aspira a que se vea una primera exposición -la suya- del sentido de las c
osas.
Pero, llegados a este punto, veamos cómo son los periódicos y su división en seccion
es, en las que tendrá que desembarcar la crónica -como también, el género seco- y cuáles p
ueden ser las }afinidades electivas}, para usar 80 17 la expresión de Goethe, e
ntre la misma y ese despliegue territorial de los diarios.
De lo duro y de lo blando
Los periódicos, como el género humano, tienen partes duras y blandas.
No todas las secciones en que están divididos sirven para lo mismo, ni aspiran a e
xpresar de la misma forma y con los mismos medios el mundo que nos rodea.
De una manera elemental, podemos dividir las secciones de un diario en duras y
blandas. En }El País}, pero también en todos los diarios de nuestro entorno, hallam
os una estructura de secciones, de cuya suma debe deducirse la capacidad de repr
esentar todo lo que ocurre en el mundo, desde lo más grande y lejano a lo más pequeño
y próximo; hechos, pero también sensaciones, atmósferas, fenómenos, evoluciones y preocu
paciones relacionadas con el ser humano. Una especie de historia tan total que e
ntrarían en ella la historia de las mentalidades y de las ideas, de lo social y de
lo económico, de lo político y de lo religioso, pero cortado en ese formato que se
empaqueta unitariamente cada 24 horas para el consumo de un público masivo y anónimo
.
Un tipo de reparto muy extendido de esta división del mundo lo constitui-
ría la sucesión de secciones como Internacional, Nacional, Opinión, Local, Sociedad,
Cultura, Espectáculos (o como en }El País} CulturaEspectáculos), Deportes, Economía y Te
levisión (esta última puede aparecer integrada o no en la sección de Cultura-Espectáculo
s, o incluso en la de Sociedad).
Todas son secciones territoriales, es decir, que constan de un cierto número de
páginas en las que se lleva a cabo un recorrido informativo que, en las secciones
de Nacional (}España}, en }El País}) y Local, se mantiene, en principio, dentro de l
os límites geográficos del país y de la ciudad de que se trate -y hay que decir, }en p
rincipio}, porque las salidas al ex81 19 terior de los dignatarios tanto del
Estado como del ámbito local pueden también cubrirse en esas secciones-.
Las restantes, y no sólo obviamente Internacional (en muchos países de América Latina,
}Internacionales}), se pasean, en cambio, por el planeta con plena libertad, es
probable que privilegiando lo del propio país, pero, también, colonizando lo más leja
no y recóndito. A las secciones anteriores cabría sumar una sección de contornos no ta
n bien definidos, Gente, con pasatiempos, servicios de utilidad, etcétera, en la q
ue los periódicos reputados de calidad suelen dar salida al material que se dice p
ropio de las llamadas }revistas del corazón}; y, finalmente, las secciones de foto
grafía e infografía, que gozan de estatuto de extraterritorialidad, puesto que se in
stalan y asisten a todas las otras secciones del periódico.
En esa estructura, distinguiremos secciones duras y blandas, en atención al mate
rial informativo que manejen.
Con un grado inevitable de convencionalidad, consideraremos que son secciones du
ras, Internacional, Nacional, Local y Economía; y blandas, Deportes, Cultura-Espec
táculos y Televisión; con Sociedad -la sección de más fuerte crecimiento temático en los úl
imos tiempos, es decir, cajón de sastre más o menos internamente estructurado-, que
fluctúa entre una y otra densidad textual.
Las secciones duras son aquellas en las que tiene normalmente cabida el suceso
, la violencia inesperada, el cataclismo, o, simplemente, todo un mundo, aunque
lo sea en gran medida de declaraciones tanto o más que de acontecimientos físicos, e
n el que las decisiones que se toman y se llevan a la práctica pueden ser signific
ativas para la historia del momento.
Las secciones blandas serán aquellas en las que los hechos se encadenan de una m
anera mucho más libre, su contenido apela más al ocio del azar que a la necesidad de
las trascendencias. Nuestra vida la condicionan las secciones duras, y la alivi
an, sólo en parte, las blandas.
Y esos dos tipos de secciones se 82 21 hallan en relación muy directa con lo
que podría llamarse la agenda de supervivencia informativa del periódico.
Las publicaciones ven dividido }grosso modo} su material en productos de agenda
propia y de agenda obligada.
La primera está constituida por todo aquello que el diario tenga como exclusivo,
quizá fruto de su propio trabajo investigador; la segunda es aquel calendario info
rmativo público, conocido de todos, aireado también por los otros medios de comunica
ción, con respecto al cual la publicación deberá decidir qué tipo de tratamiento informa
tivo y qué ángulo diferenciador quiere darle, pero que no se podrá sustraer de publica
rlo. Y ocurre que las secciones duras están obligadas a un gran consumo de agenda
obligada, mientras que las blandas gozan de mucha mayor autonomía a este respecto.
Si el presidente ruso Vladimir Putin hace determinada declaración en la Duma, no
habrá periódico de afanes perspectivistas -los diarios que cuentan las 24 horas del
mundo al mundoque pueda permitirse el lujo de no darle relieve a ese acontecimi
ento, aunque no pueda aportar gran diferencia de tratamiento con referencia a su
s competidores. Y la sección de Internacional es, dentro de las duras, la que de u
na manera más modélica deberá hipotecar un alto porcentaje de su espacio vital, su }le
bensraum} periodístico, para dar respuesta a esa agenda obligada, con lo que el so
brante, allí donde pueda proceder a la expansión, a la búsqueda de lo propio, se verá fo
rzado casi a una lucha por la supervivencia.
En medida sólo algo menor, ocurrirá otro tanto con las secciones de Nacional -pens
emos en el vastísimo repertorio de declaraciones de José María Aznar- y de Economía, don
de, además, el espacio dedicado a los acontecimientos internacionales habrá de ser p
articularmente notable.
?Quién no está obligado a dar todas las páginas que sea capaz del cónclave de Davos? En
medio de todo ello, la sección de Opinión, en principio dura por la seriedad que hab
itualmente la asiste, 83 23 tiene, sin embargo, características muy particulare
s, puesto que en vez de contar con una materia prima de acontecimientos en bruto
, se mueve en el terreno de las tomas de posición sobre los presuntos hechos, y en
el proceso de distanciamiento intelectual que ello supone encuentra una placide
z, una domesticación de lo que ha pasado, que la sitúa en una tierra de nadie entre
lo duro y lo blando.
Incidentalmente, creo también que este difícil diálogo de ocupación del territorio ent
re agenda obligada y agenda propia, en la necesidad de ir privilegiando lo propi
o y exclusivo con respecto a lo inevitable y de todos, va a ser una de las grand
es cuestiones a resolver en el periodismo de mañana mismo por la mañana.
La agenda propia, en cambio, puede explayarse con mucha mayor facilidad cuando
operamos en secciones que no se ven tan sometidas a un marcaje nacional o inter
nacional de acontecimientos, como ocurre con Cultura-Espectáculos, Deportes y, en
menor medida, Televisión. Es mucho más fácil contar con un calendario o agenda propia
informativa en este terreno, donde lo único verdaderamente obligado son
ciertos fallecimientos, unos festivales de cine, unos certámenes literarios, unas
competiciones deportivas, que es cierto, en este último caso, que hipotecarán también
formalmente gran parte de la sección de Deportes, pero dejando todo un océano de en
foques posibles. Más acá de todo ello, la Cultura, el Deporte y los Espectáculos puede
n, sin embargo, organizarte la vida sin el temor de Dios que se da en las seccio
nes duras, sin el temor de que si no cubres todos los acontecimientos vas a ser
el hazmerreír de la profesión.
Al igual que la naturaleza tiene horror al vacío, el ser humano lo siente por la
ausencia de previsión, por los territorios inexplorados y sin mapa de trabajo; po
r eso, muchas secciones de Cultura y Espectáculos se buscan la vida llenándose de ob
ligaciones que no deberían ser necesariamente tales, como las mil presentaciones d
e libros, discos, ruedas de lo 84 25 que sea, etcétera, en las que el interés en
que se publiquen las cosas pertinentes es mucho más del productor que del lector.
Muy particularmente, esa libertad de organizarse la vida se percibe en la secc
ión de Deportes que puede ser la más "protagonizada" del periódico, aquella en la que
el héroe incruento de la guerra diaria que es la competición se siente más a sus ancha
s. Los Deportes están hechos para }pasarse} si se tiene el talento para ello, como
demuestra el mismo lenguaje de la sección, ya convertido en tópico, con sus imágenes
de }Hazañas Bélicas} (10):
el disparo, la ofensiva y contraofensiva, el golpe mortal de necesidad, la estra
tegia, la táctica, la batalla y docenas y docenas más. El deporte es una mímica de la
guerra, en la que el
(10) Publicación semanal en forma de historieta que, con dibujos de Boixcar y as
untos de la Ii Guerra Mundial, tuvo gran éxito en la España de la posguerra.
gesto reemplaza a la acción, perdiendo toda su crueld
ad pero nada de su belleza. La mejor literatura periodística puede acampar en esos
parajes.
Los problemas de Sociedad, finalmente, son de otra índole puesto que al ser ésta,
más que una sección canónica, una confederación difícilmente sistematizable de sensibilida
des muy diferentes, lo primero que habrá que resolver es la forma de agrupación de m
ateriales de rúbricas ya clásicas como Medicina o Sanidad, Educación, Tribunales, Medi
o Ambiente, Religión, etcétera con otras de }cachet} más reciente como Comunicación y Ci
encia, pero, en su conjunto, todo ello de contornos muy elásticos, de forma que ca
si podemos tener tanta Sociedad como nos apetezca -?es Ciencia la conquista del
espacio o es Internacional?-. Esa sección durablanda nos exigirá, en primer término, u
na definición lo más precisa posible de lo que queramos que esté dentro y de lo que re
leguemos a las tinieblas exteriores del resto del periódico.
85 27
90 35
El }lead} es totalmente seco, hasta el punto de llegar casi a rivalizar con la
prosa de gabinete telegráfico, cuando un arranque más de crónica habría podido ser:
Artificieros de la policía desactivaron ayer en Sevilla un coche bomba cargado
con 100 kilos de dinamita, evitando que explotara ante un edificio público, donde
podía haber causado una tragedia.
El resto de la entradilla podría haber sido el comienzo de la información }per se}
, con el detalle de qué edificio era el amenazado, la especulación sobre la bomba-tr
ampa etcétera, aunque no es así y la narración conti-
núa sin distinguir entre }lead} y comienzo de la información. Pero lo que más nos int
eresa aquí es cómo el autor, manejando con destreza la multiplicidad de fuentes, pol
icía, Junta de Andalucía, Partido Socialista de Euskadi, y diversos escenarios mater
iales, sí utiliza más plenamente que el anterior los recursos propios del género, como
cuando en la propia entradilla califica la carga de "colosal cantidad de dinami
ta", para seguir con los "sofisticados circuitos", y ya en el texto (comienzo de
l segundo párrafo de la primera columna) "los expertos de la policía se emplearon a
fondo", o aún más significativamente, al formular una asociación de ideas no inmediata
mente referida a la información del día (comienzo párrafo de la segunda columna):
La revancha ha sido una de las señas de identidad de las actuaciones de ETA en
Andalucía.
Finalmente, en el último párrafo tenemos una prueba adicional de la versatilidad d
el género, cuando admite -distanciado por los paréntesis en el lenguaje de signos pr
opio de }El País}- una aportación de información externa, acreditada a la correspondie
nte agencia, o lo que es lo mismo, un contexto o marco explicativo, que es ciert
o que también podía haber fa91 37 bricado el periódico por sí mismo, o haber construi
do en forma de lo que llamamos un despiece, de lo que enseguida hablaremos.
La crónica, por ser el vehículo más habitual de la información, el punto de reunión de t
an diferentes intenciones narrativas, es el que tiene los límites más imprecisos; en
algunas ocasiones, como en el primer ejemplo, apenas distanciada de la informac
ión seca; en otras, como en ésta, con un razonable equilibrio entre información del día
e inferencias lógicas de la misma, asociaciones de ideas, contexto y especulación de
lo posible. De igual forma, queda claro cómo la crónica envuelve al género seco, arra
nca a partir de éste para alcanzar una mayor elaboración del material, con la inclus
ión de elementos de reportaje o información directa, realizada en el lugar de los he
chos.
Por todo ello, si bien encontraremos suficientes ejemplos de información seca, n
os hallaremos mucho más frecuentemente ante mezclas de géneros, crónicas en las que se
den elementos de reportaje y de entrevista, reportajes que, inevitablemente con
tarán con fragmentos de género seco y de crónica, entrevista o incluso análisis, de form
a que podríamos ir a una sistematización de nuestro trabajo estableciendo una serie
de subgéneros, tan larga como el número de cócteles informativos que es posible conceb
ir:
crónica reportajeada, reportaje con elementos de crónica, reportaje-entrevista, crónic
a-análisis, etcétera.
Los géneros, de nuevo con la excepción de la información seca, sólo se hallan en estad
o puro, como las ideas en la cueva platónica, en los planteamientos de dique seco
propios de una
Escuela de Periodismo, donde entendemos que es útil trabajar sobre ellos y disecc
ionarlos, aun a sabiendas de que la práctica nos ofrecerá pocas oportunidades de tra
bajar según modelos pre-establecidos, porque para vulnerar, para salirse en el eje
rcicio de la profesión de una normativa sólo teórica, será preciso conocerla primero; pa
ra incorporar como una biología profesional el }deber ser} de lo canónico, que es vi
rtualmente inasible en el mundo real de la información, es preciso conocer las tri
pas de los modelos. El conocimiento de los arquetipos es una pre-condición para tr
abajar el barro de las cosas.
Con el objetivo de mantener la mayor simplificación posible en la delimitación de
este sistema, se adoptará aquí un punto de vista unitario, de forma que el elemento
predominante en la información sea el que determine el género que utilizamos. Pero t
odo ello no niega que los géneros deberán propiamente buscarse como elementos consti
tutivos de las propias informaciones, y únicamente por adjudicación de perspectiva d
iremos a posteriori que nos hallamos ante uno u otro de los mismos.
Hagamos ahora sólo un aparente inciso, puesto que seguiremos hablando en realida
d de lo mismo, antes de continuar con otras modelizaciones de la crónica.
Ii
Ii
El dolor palestino cierra tristemente el Ramadán
La información, a dos columnas, 5 párrafos, con la esperada mayor brevedad de los
mismos, 138 líneas, y unas 700 palabras, es modélica, porque la multiplicidad de fue
ntes y escenarios es la esencia de la propia intención del periodista. La informac
ión, recopilada a partir de la corresponsalía en El Cairo, consiste en una antología d
el fin del mes de ayuno y oración del Ramadán en Palestina, Arabia, Egipto, Irán, Líbano
, otros países indeterminados de la zona, más Afganistán y Malaisia, todos ellos musul
manes.
El }lead} que, naturalmente, ha de encabezar y unificar toda esta diversidad e
s el siguiente:
La violencia en los territorios palestinos llenó de tristeza y alguna cólera las
celebraciones musulma-
nas del sagrado mes del Ramadán, con los líderes religiosos exhortando a los fiel
es a liberar Jerusalén 103 59 de los judíos.
Primer párrafo dedicado a las doloridas celebraciones palestinas y a la reacción q
ue suscitaban tanto en los territorios como en otros puntos del universo islámico.
Universalización esta que queda totalmente explícita en el segundo párrafo.
Al tiempo que los musulmanes celebraban en todo el mundo Eid al Fitr, que ma
rca el fin del mes más santo del Islam, los doctores de la ley pedían a los fieles q
ue enviaran sus }zakat} (limosnas) a los palestinos.
Sólo una crónica podía dar cuenta con semejante precisión de este tipo de necesidad in
formativa.
Ii
Ii
El artículo no es un análisis
Se acaba de mencionar la palabra }artículo}. ?Qué se ha querido decir con ello? No
es un nuevo género, desde luego, porque el artículo -sin duda, con el editorial- es
, por }definición}, lo indefinible; lo que no reconoce, ni respeta reglas, lo que
opinamos, lo que queremos escribir; por eso, los escritores de periódicos, por bue
nos que sean, no son necesariamente periodistas; periodismo es canon, mientras q
ue el artículo puede contemplar la observación de reglas técnicas para una mayor efica
cia narrativa, pero no por ello está sujeto a ninguna norma de obligado cumplimien
to.
Con frecuencia hemos oído decir que Ortega y Gasset e
ra un excelente periodista, con lo cual se pretende, a la vez, hacerle un cumpli
do al gran pensador -!hasta sabe de periodismo!y a la profesión -!la banalidad a l
a que se dedican ustedes los periodistas es capaz de atraer firmas tan insignes!
-. Pero, en uno y otro caso el cumplido es innecesario. Ni Ortega era un periodi
sta porque escribiera artículos en los periódicos, ni los periodistas necesitan -aun
que sí es así, santo y bueno- que se les decore
el periódico de grandes firmas para hacer con ello un buen periódico.
Una de las cosas que, por cierto, me parecen gravemente distorsionadas en buen
a parte del periodismo latinoamericano, es que tanto los propios profesionales c
omo la opinión ilustrada consideran grandes periodistas a los principales columnis
tas de prensa, cualquiera que sea su relación intelectual o de trabajo con la fabr
icación de un periódico. Por eso, el periodista puede ser un articulista, pero, no n
ecesariamente el articulista es un periodista. Los grandes perio110 71 distas
son, a mi modo de ver, los que han inventado esa maquinaria de relojería, que en
su planteamiento ha de alcanzar la }completud}, que es un periódico.
La excursión al editorial
Sobre el editorial, por alusiones, hay que decir que es un artículo del que se h
ace responsable el periódico, razón por la cual no aparece firmado, y se aparca en z
onas bien diferenciadas de la publicación. Esto no es exactamente así en todo nuestr
o entorno, puesto que la tradición en la prensa francesa es la del editorial firma
do, del que puede o no responsabilizarse el propio director, pero que, en cualqu
ier caso, expresa, también, el punto de vista de la publicación. En el mundo anglosa
jón, sin embargo, la práctica ha sido siempre la del anonimato editorial. Los modos,
sin embargo, están cambiando puesto que }Le Monde}, que dirige JeanMarie Colomban
i, -el gran reformador en los últimos años de la publicación, cuyo trabajo es una magníf
ica reinvención del veterano título francés- ha introducido recientemente la práctica de
los editoriales anónimos, que sólo van tácitamente firmados por el periódico.
En relación a qué cosa puede ser eso del editorial, se ha sentido en este manual l
a tentación de incluirlo en la nómina de los géneros, como uno más, específicamente el últi
o del recorrido, puesto que en el mismo se da el grado máximo imaginable de person
alización, donde el autor, el periódico en funciones de oráculo y a veces de esfinge,
ostenta la propiedad absoluta del material, puesto que puede escribir lo que le
dé la gana; pero, de nuevo, nos hallamos, como en el caso del artículo, más allá del cam
po de lo preceptivo.
El editorial no es más que un análisis que va más allá del intento de desvelar por qué p
asan las cosas que pasan, para comunicar al lector lo que está bien y lo que está ma
l, aquello a lo que se opone o apoya la publica111 73 ción. Eso parece que hace
al editorial más compacto, normalmente con menor capacidad de riesgo que el análisi
s; el editorial tendrá que demostrar capacidades analíticas, información en ocasiones
privilegiada, familiaridad con el asunto, todas ellas características indispensabl
es del análisis, pero en último término deberá justificarse por una opinión, sagrada y abs
-
trusa palabra que lo puede todo y a la que se le permite todo. Esa opinión, por o
tra parte, no emanará de una persona, como en el análisis, sino de un colectivo inte
lectual que tendrá que expresar un sentimiento más central y con menos aristas que l
o que aparezca firmado individualmente. Los editoriales que tratan de un mismo a
sunto, y, fundamentalmente, cuando éste se prolonga en el tiempo -el aborto, el te
rrorismo de ETA- deben mantener una coherencia que sostenga la línea del periódico.
Visto todo lo anterior, este manual se ratifica, en cualquier caso, en que no
estamos ante un género, sino un mero avatar del análisis, aunque con personalidad pr
opia.
114 79
Por eso, imponer a Serbia que acepte la comisión de Felipe González se convierte
en un problema
primordial.
La estructura es, por tanto:
1) Propuesta.
2) Argumentación.
3) Perspectiva.
4) Solución (si ha lugar).
5) Cierre, que puede ser futurible.
En el texto, aunque se califica de manera abrupta a personajes como Milosevic
y a su política represiva -lo que es un lugar común tratándose del ex presidente yugos
lavo- no hay toma de posición, entendida ésta como preferencia moral o política en lo
que se refiere a la disección de los problemas. Se trata sólo de comprender lo que p
asa, prever consecuencias, contramedidas y dibujar un panorama de la inminencia.
Relativamente diferente como modelo, pero igual de válido, es el de Javier Prade
ra, esta vez en el análisis de los asuntos nacionales.
En el análisis aparecido el 24 de diciembre de 1995, título "Solución y problema", sól
o cinco párrafos, 145 líneas, algo más de 800 palabras, el analista, en un párrafo inici
al en el que cubre varios frentes, se plantea la propuesta casi como un interrog
ante, amén de pegarse mucho más que los ejemplos anteriores al terreno inmediato de
los acontecimientos.
El comité Federal del PSOE oficializó anteayer la designación de Felipe González com
o candidato a la presidencia del Gobierno [...]. La discusión previa a ese nombram
iento originó un extraño intercambio de papeles: mientras Felipe González se resistía [.
..], la Ejecutiva del PSOE y una amplia mayoría de su Comité Federal le empujaban a
hacerlo con el argumento de que su liderazgo constituye la }solución} para las cui
tas electorales socialistas.
116 81
La propuesta consiste en desentrañar por qué se ha producido esa inversión de roles,
planteado todo ello sobre una documentación mucho más copiosa de lo inmediato.
La argumentación se extiende por los párrafos siguientes con un detalle mucho mayo
r que en el caso de Azcárate, enseguida veremos por qué, quedando para el último bloqu
e informativo la prospectiva-perspectiva del adónde-vamos.
En 1994, Felipe González se negó a presentar la dimisión como forma de asumir las
responsabilidades políticas nacidas de los escándalos protagonizados por altos cargo
s de su Gobierno [...] su posterior decisión de aceptar la candidatura crea el pel
igro de que los socialistas se sientan tentados a buscar en las urnas la absoluc
ión política moral y penal de las acusaciones [...] lanzadas contra el Gobierno dura
nte estos últimos años:
en tal caso la solución del problema de hoy crearía otr
os mucho más gra-
ves el día de mañana.
Pese a la trascendencia política de lo reseñado, el tono es descriptivointerpretat
ivo, valorando aciertos o errores políticos en su propio terreno, y las consecuenc
ias, en cada caso, de una u otra actitud. El tono es, globalmente, el del observ
ador que subraya los problemas, sin otorgar premios o sanciones a los protagonis
tas. Incluso cuando parece que vulnera la distancia del observador como cuando (úl
tima columna) dice:
si Felipe González hubiese perseverado en su elogiable gesto inicial de no encab
ezar la lista [...].
"elogiable" es más un recurso retórico que un "elogio" en sí mismo.
Los análisis, aunque tengan una espina dorsal común, no serán, sin embargo, idénticos
a tenor de las secciones en que se publiquen y aparecerán mucho más frecuentemente e
n las secciones duras que se hallan más en 117 83 demanda de explicación.
La diferente textura de los análisis obedece a una cuestión de proximidad; la leja
nía de cualquier acontecimiento de carácter internacional crea una necesidad panorámic
a; hay que perfilar una cuestión en trazos muy sintéticos; contrariamente a lo que p
udiera parecer, esa lejanía no pide el detalle, que podría hacer el análisis inmanejab
le por lo prolijo, sino el resumen breve y subrayado, con un punto inevitable ca
si hasta de caricatura. Un problema balcánico ha de definirse en un párrafo; al revés,
el análisis nacional acepta una mayor pormenorización porque éste habla mucho más direc
tamente a los lectores, sugiere respuestas más significativas. Si el análisis intern
acional prima el trazo muy visible, el nacional puede aspirar a la miniatura.
Ii
Ii
El líder ultra israelí, entre dos modelos históricos, que fueron decisivos en tiempo
s críticos de sus respectivos países, como espejos en los que le gustaría mirarse. De
entre las dos aparentes posibilidades -el que se hace (De Gaulle) y el que nace
(Churchill)- Netanyahu correspondería más bien al primer grupo, si bien "le ha debid
o costar bastante"; ?quizá es que no se ha salido muy bien a sí mismo? El perfil jue
ga con aproximaciones, ironías, tanteos. El autor utiliza repetidamente en el text
o las palabras de De Gaulle para ver cómo Netanyahu se ha hecho a sí mismo (o así mism
o) enfrentado a una sucesión de }circunstancias}, como estructura o columna verteb
ral de la pieza. No puede haber veredicto inapelable, y el periodista concluye e
n el mismo tono de prospectiva del perfil precedente.
Su devastada Némesis, Simon Peres dijo en una ocasión: _"La elección para un polític
o consiste en optar entre ser una estrella o un héroe. Si quiere ser lo primero, 1
30 105 pide un sondeo para averiguar qué tiene que hacer; si lo segundo, ha de
correr riesgos_". Benjamín Netanyahu parece llamado al estrellato".
La gráfica posible en forma de línea recta de la estructura posible del análisis se
ría:
1) Declaración o propuesta sobre el personaje.
2) Percha de actualidad.
3) Apunte biográfico.
4) Demostración de la propuesta.
5) Final prospectivo.
El perfil-investigación
El perfil se puede entender también desde otros ángulos, y de la misma forma que e
n su modelo más clásico es una forma de la crónica, el perfilinvestigación sobre un pers
onaje, en torno al que se plantea un trabajo mucho más de averiguación de quién }realm
ente} es, tiende a emparentarse con el reportaje, sin perder nunca por ello las
características del análisis.
Un ejemplo muy canónico del perfil-presentación, que implica la investigación direct
a propia del reportaje, apareció en el dominical británico }The Sunday Times}, el 7
de enero de 2001.
Título:
His life after 300 deaths [Una vida más allá de 300 muertes]
Sumario:
El asesino en serie Harold Shipman no muestra remordimiento. Así son sus años en l
a cárcel
El personaje, conocido internacionalmente como }Dr. Muerte}, era un completo d
esconocido fuera al menos del Reino Unido, hasta que se supo a primeros de 2001
que, probablemente, había matado a unos 300 pacientes, y no alrededor de una quinc
ena como se creía, por lo que estaba cumpliendo varias cadenas perpetuas.
En lugar de recurrir a una presen131 107 tación convencional de todo lo ya sa
bido, los periodistas, Peter Millar y Adam Nathan, hacen un perfil-reportaje, co
n un brillante }lead}, que también es una propuesta intelectual, no tan diferente
a la de Putin, si vamos más allá de la distancia antropológica entre los dos personaje
s: lo anómalos que son en sus medios respectivos.
Desde muchos puntos de vista sería el vecino perfecto, como ha demostrado cuan
do ha podido hacerlo.
Un caballero de 54 años, autosuficiente, de aspecto más que respetable, que se lev
anta cada mañana a las 6.30, se arregla la barba con una maquinilla y se dispone a
tomar su desayuno habitual de tostadas con judías. Se instala entonces para atend
er a su copiosa correspondencia o leer su ejemplar del }The Guardian}. Le gusta
leer la prensa como corresponde a un hombre educado que ve regularmente el }Brit
ish Medical Journal}. Se lo envía su hijo, que le visita de vez en cuando.
Éste es el estilo de gran parte del texto, que recorre con minuciosidad
secretamente horrorizada la jornada carcelaria del Dr. Muerte. El texto es larg
o, 336 líneas, y unas 1.650 palabras. Su momento culminante, en consonancia con el
arranque del texto, se produce cuando los autores buscan las asociaciones de id
eas más significativas para un público británico:
Shipman, o eso parece, no es Hannibal Lecter (estuvo brevemente encerrado en
una jaula de cristal en la prisión de Strangeways en Manchester, pero sólo porque s
e temía que pretendiera suicidarse). Tampoco es del estilo del Destripador de York
shire, que mataba a las mujeres a martillazos [...].
Sólo avanzada la narración, a la mitad de la segunda columna, retroceden los autor
es hasta el tiempo del juicio y de su vida criminal, de lo que se había informado
anteriormente en toda la prensa británica. Para 132 109 terminar, la prospectiv
a siempre, con el riesgo futuro de nuevos }Dr.
Muerte}:
En último término, las ocasiones que un médico tenga de abusar de su posición están li
mitadas, por definición, por el tipo de pacientes que se pongan en sus manos. Ship
man (nótese que los presos no son }señores}) aún se vanagloria de que tenía más pacientes
que ningún otro médico de cabecera de Manchester porque "era popular y se fiaban de
mí".
Con eso bastaba.
Probablemente pasará el resto de sus días entre rejas. Pero no hay ninguna garan
tía de que llegue a reconocer que ha recibido lo que se merece. ?Acaso, el diablo
es capaz de comprender que ha pecado?
Información directa, interpretación fría pero muy visual de las cosas, el contexto j
usto, utilización de las comillas que irrumpen en el texto sin }dijo} ni }afirmó}, p
orque el sobrentendido de quien habla es concluyente, y un retrato con el grado
necesario de asombro para transmitirlo tal cual a los lectores.
En el ámbito de la literatura en lengua castellana, la semblanza de Rafael Leónida
s Trujillo en la novela de Mario Vargas Llosa }La fiesta del chivo}, donde encon
tramos un megaperfil del dictador dominicano, y, ya mucho más en el formato propio
de un periódico, otro igual de formidable del casi eterno presidente del país carib
eño, Joaquín Balaguer, que aun publicado como parte de una novela, sería perfectamente
separable de su contexto y reproducible como un perfil del sucesor de Trujillo
(11).
Cumplida toda esta parte del recorrido, llegamos a la primera aproximación direc
ta a eso de ahí afuera: la entrevista.
(11) Mario Vargas Llosa, }La fiesta del chivo}, Alfaguara, 2000.
135 111
Modelos de entrevista
Los modelos de entrevista no son subgéneros, sino formatos, técnicas específicas par
a plantear la manera en que vamos a publicar la entrevista.
Aunque es posible hacer una relación casi tan extensa como se quiera, nos concentr
aremos aquí en tres técnicas diferentes, cada una de ellas más adecuada a intenciones
profesionales también distintas.
Éstas serían:
1) Pregunta-Respuesta.
2) Romanceada.
3) Temática.
La más obvia es la llamada de Pregunta-Respuesta, que consiste -con el aparato d
e titulación que se estime conveniente, la entradilla que puede o no coincidir con
el }lead}, y el comienzo del texto que emplearemos para presentar el lugar, el
acontecimiento, el personaje- en una sucesión de cuestiones formuladas en forma de
pregunta literal, con un tratamiento gráfico específico, a las que se adjunta cada
139 121 una de las presuntas respuestas. La entrevista puede concluir con la úl
tima de éstas, o dar lugar a un cierre directamente abrochado por el autor.
Aunque lo habitual es que en este formato el periodista no haga incisos entre pr
eguntas-respuestas, la fórmula es practicable a condición de diferenciar gráficamente
unos espacios de otros, para que el lector sepa siempre a quien está leyendo, entr
evistador o entrevistado. Con todo, no soy inmensamente partidario de esta posib
ilidad porque otorga una ventaja demasiado obvia al autor, como es la de comenta
r lo que nos están diciendo, sin perder por ello la aparente tersura imparcial del
formato pregunta-respuesta.
La entrevista que aquí se llama }romanceada} es la que ha preferido siempre la p
rensa anglosajona. Consiste, con títulos y entradilla, si ése es el caso, en una nar
ración corrida en la que se entrecomillan las respuestas de las que se desea una t
eórica textualidad. El periodista es el que está dirigiéndose en todo momento al lecto
r, hasta el punto de que podrá reproducir, de manera literal o sólo de sentido, sus
propias preguntas, normalmente sin entrecomillado alguno, y sembrar a voluntad s
u soliloquio con algunas de las declaraciones textuales del entrevistado. Esta fór
mula se aproxima un tanto a la crónica, en la medida en que el material fundamenta
l de la entrevista no es lo que se supone que nos están diciendo tal como nos lo e
stán diciendo, sino el cómo contamos eso que nos dicen, permitiendo sólo incursiones p
untuales del entrecomillado, porque en esos momentos la voz directa del personaj
e nos parece tan especialmente valiosa como para consignarla en lugar de
nuestro }romanceado}.
Existe un cierto número de variaciones de esta partitura. Un esquema de posibili
dades sería el siguiente:
1) Pregunta-respuesta, formato puro. Diálogo }literal}.
2) Pregunta-respuesta, formato modificado con incisos, gráficamente diferenciado
s de los bloques de pregunta-respuesta.
3) }Romanceado}, con preguntas 140 123 entre comillas, a las que se respond
e también entre comillas.
4) }Romanceado}, sin preguntas formuladas como tales, sino sólo con alusiones a
los asuntos a tratar, que permiten recoger las respuestas, }romanceándolas} también,
entre comillas, o alternando ambas posibilidades.
5) Finalmente, la entrevista temática, que se emplea muy poco en la prensa de nu
estro entorno, es, sin embargo, corriente en las grandes publicaciones semanales
norteamericanas como }Time y Newsweek}, y consiste, tras la preceptiva presenta
ción del asunto y del personaje, en una serie de bloques informativos encabezados
por títulos o ladillos que contienen, agrupadas, las respuestas del entrevistado a
una serie de cuestiones, preferentemente de tipo general. Se leerá, por ejemplo:
}Economía}, y tras el encabezamiento, aparecerá lo de relevante que se haya dicho so
bre el asunto. Por eso, son temáticas.
Ii
Ii
133
Iii
George W. Bush Presidente electo de Estados Unidos "Estoy listo para la presid
encia"
}Lead} y presentación del personaje:
Una de sus candidatas para el Gabinete acaba de verse obligada a retirarse,
otros son motivo de controversia, y él va a asumir el cargo la semana próxima, cuand
o muchos norteamericanos están todavía irritados por la elección más ajustada y reñida que
se recuerda. El presidente electo, George Bush, dice, sin embargo, que "está tota
lmente en paz". [...] En una hora de conversación en Blair House, la vivienda para
los
invitados presidenciales, en Pennsylvania Avenue, enfrente de la Casa Blanca,
Bush parece confiado y sin inmutarse ante las secuelas de su caótico camino a la
presidencia.
Llega con 20 minutos de antelación a la cita tras comer con [...].
146 7 Bush está pensativo. Dice que no va a mirar a
sus padres cuando jure el cargo, porque sabe que va a ser un momento muy emotiv
o. Habla de que va a cambiar cuadros que cuelgan en el Despacho Oval [...].
Las autoras, Judy Keen y Mimi Hall, sitúan en los tres primeros párrafos -la entre
vista tiene 22 párrafos, 308 líneas, y unas 1.750 palabras- al personaje en el momen
to y en el lugar; y como no se sienten en la obligación de recoger entre comillas
todo lo que consideran digno de publicación, cuentan con su propia voz lo que les
parece oportuno de las declaraciones del presidente electo, dando sólo paso a la l
iteralidad cuando creen que es conveniente }oír} sin intermediarios la voz de Geor
ge W.
Bush. Y en vez de hacer preguntas buscan los momentos en los que la propia narra
ción dé pie a que el entonces presidente electo se explaye sobre ciertos asuntos.
Iii
Y ofrece algunos detalles sobre sus nuevas prioridades: [...] "Es el plan qu
e presenté en mi campaña", afirma. "Creo que no sólo cumpliría los objetivos que son red
ucir todas las tasas marginales [...]".
Las autoras usan el "prosigue", "afirma", etcétera que, como veremos, es perfect
amente suprimible, pero no preguntan directamente sino que provocan las respuest
as. El resultado es una narración muy fluida, a la que se asoma directamente sólo de
cuando en cuando su sujeto principal.
En este texto del }Times de Londres} del 12 de enero de 2001, hallamos una ent
revista a Robert Bourne y a su señora, el constructor del Dome del Milenio, uno de
los grandes fracasos propagandísticos de la era Blair, en la que con 43 párrafos, más
de 350 líneas y unas 2.000 palabras, sólo aparecen entrecomilladas como declaracion
es del empresario poco más de 60 líneas, y, sin embargo, el periodista, que hace a l
a vez perfil y 148 9 entrevista, nos da cuenta de su vida y milagros, aunque,
como las anteriores, hartándose de los "he said".
El señor Bourne, tostado por el sol, ataviado con su imagen de marca, un conju
nto de Armani azul marino, se hallaba de lo más expansivo acerca del Nuevo Laboris
mo.
"Blair no pierde comba. Sabe lo que la gente necesita, lo que la economía necesi
ta. Se preocupa, es un tipo estupendo, ha transformado el partido laborista y at
raído a personas como yo que antes estaban con los conservadores", dijo.
No hay preguntas, sino narración en
cuyo curso se insertan las declaraciones de Bourne y señora.
La que probablemente es la entrevista más larga de la historia de }El País} aparec
ió, en cambio, según el formato pregunta-respuesta, el 27 de febrero de 1983, firmad
a por Joaquín Estefanía, director de la Escuela.
El texto, además de buena parte de la primera página, ocupa tres más en el interior,
pero es que se trataba de la primera entrevista que concedía José María Ruiz-Mateos,
recién conocida la expropiación del conglomerado Rumasa. La entrevista tiene 825 línea
s, lo que equivale a algo más de 4.100 palabras, más un despiece de 90 líneas y casi 5
00 palabras.
Dada la trascendencia del momento se comprende que la fórmula sólo pudiera ser pre
gunta-respuesta -26 preguntas y alguna respuesta cuya extensión sobrepasa la media
columna de texto-. La presentación es totalmente clásica, de forma que se entrelaza
n en la entradilla el entrecomillado de Ruiz-Mateos con el perfil y la situación d
el personaje. (Ver apéndice).
Titulación:
Declaraciones de José María Ruiz-Mateos, ex presidente de Rumasa, a El País
"No estoy en lucha contra el Gobierno, porque es mi Gobierno, el de todos" 149
11
El deseo del autor de ser especialmente literal es muy evidente, desde el comi
enzo.
Entradilla:
"Yo no estoy en lucha [...]", afirmó ayer en una larga entrevista concedida a
}El País}, José María Ruiz-Mateos, presidente de Rumasa hasta que la pasada semana el
grupo fuese expropiado por una decisión del Consejo de Ministros que se materializó
en un decretoley. Este hombre, que alguna vez se definió como más empresario que ban
quero, que era un }outsider} en la comunidad financiera española, aseguró una y otra
vez, con gran vehemencia, que no tiene miedo de ir a la cárcel porque cree en la
justicia [...].
Y en un ejercicio inusual, para ese }dar fe} tan subrayado de lo que el autor
está viendo y oyendo, concluye la entradilla, haciendo una relación de todo aquello
a lo que el empresario no quiso responder. A mí que me registren.
Ruiz-Mateos contestó a casi todas las cuestiones [...], excepto a las siguient
es: ?Cuál de las empresas perdidas le duele más? ?Cuál ha sido su principal error? ?Qué
cantidad piensa recuperar vía justiprecio o, en su caso, indemnización? ?Cree posibl
e que con Rumasa se repita el caso del diario }Madrid}? ?Qué defensa va a emplear
para desbloquear la situación en la que se encuentra el holding?, y ?tiene Vd.
capacidad de reacción o ya está derrotado? Estuvo presente e intervino en la entr
evista el asesor legal de Ruiz-Mateos, Alejandro Rebollo.
Es sólo en el despiece, que, muy canónicamente, no corta el desarrollo de pregunta
-respuesta, donde Estefanía traza el ambiente, busca los personajes, retrata luces
y oscuridades del chalé de Somosaguas en que reside el financiero.
150 13
[...] tiene un miedo casi patológico a que los fotógrafos de prensa, que acampan a
la puerta de su casa con potentes teleobjetivos, puedan localizarle. Lo mismo o
curre con la presencia del magnetofón. La entrevista comienza con el periodista us
ando papel y lápiz hasta convencerle de la necesidad de reproducir fielmente su pe
nsamiento, su estado de ánimo, su vehemencia. Tras la larga conversación, Ruiz-Mateo
s parece más relajado. "Hablo con el corazón", dice, y cada poco pregunta si le cree
s. Su capacidad de convencimiento es infinita: cuando habla de Rumasa es un ilum
inado con pocas dudas sobre el modelo.
Como puede verse, un gran esfuerzo notarial, hasta el extremo de que, difícilmen
te, se puede escribir con una mayor economía de medios, personalizar menos, dentro
de los límites del formato.
Ángel Santa Cruz, en su momento uno de los especialistas de }El País} sobre los Ba
lcanes, se apuntó el éxito de entrevistar a Radovan Karadzic, considerado criminal d
e guerra por el tribunal internacional de La Haya, y, en aquella época, presidente
de la república secesionista serbia de Bosnia. Entrevista pregunta-respuesta, apa
recida el 16 de julio de 1995, sobre una extensión de casi dos páginas, algo más de 50
0 líneas, 18 preguntas y unas 2.500 palabras.
Título:
Los enclaves musulmanes deben desaparecer
Segundo título en páginas interiores:
Sarajevo se dividirá en dos o será sólo Serbia.
Despiece:
Nuestro vecino Radovan.
151 15
Santa Cruz ha hecho una entrevista pregunta-respuesta que, ni a posta podía habe
r resultado más conforme a los planteamientos de este sistema, lo que, sin embargo
, no está necesariamente ligado al hecho de que sea profesor de la Escuela.
En una entradilla que orla la cabecera, precediendo al título, hace la presentac
ión física y, por implicación, moral del personaje.
Radovan Karadzic [...] psiquiatra de profesión y poeta por afición, tiene 50 años, e
s un hombre alto, bien trajeado, fornido, capilarmente exuberante y hablador. Ka
radzic recibió a }El País} [...] tres días después de que sus tropas conquistaran Sreben
ica, deportaran a más de 30.000 habitantes musulmanes e hicieran prisioneros a tod
os los hombres en edad de combatir.
Iii
De la misma forma, en una geométrica división internacional del trabajo, deja el pár
rafo de comienzo de texto para describir el lugar donde se celebra la conversación
.
Karadzic recibe en la primera planta de una antigua fábrica de motores a las f
uentes de Pale que le sirve de residencia oficial. En su despacho, que huele a n
uevo y al que se accede después de pasar unos controles de seguridad más que benigno
s, hay dos mesas, una con muchos papeles y fruta y la otra con grandes mapas. El
rasgo más sorprendente de su personalidad es la distante naturalidad con la que s
e pronuncia sobre hecatombes pasadas o venideras en Bosnia.
El carácter improvisado de todo lo que huele a Pale le da un interés especial al l
ugar; hay contexto para describir porque no nos hallamos ante el presidente de u
n Estado internacionalmente reconocido, sino ante el jefe de una tropa que recib
e en una 153 17 antigua fábrica de motores. Igualmente, el autor, uno de los pe
riodistas de }El País} que más duramente ha escrito de la Serbia ultranacionalista,
marca el tono de la entrevista con esas líneas finales del primer párrafo:
[...] distante naturalidad con la que se pronuncia sobre hecatombes [...].
Karadzic ha recibido el primer tiro en la frente, pero nadie puede negar que S
anta Cruz está describiendo las cosas, tal como las ve y entiende. La "naturalidad
" que el autor ve en su interlocutor contrasta devastadoramente con aquello de l
o que Karadzic habla.
Las preguntas son, por su parte, de una brevedad reconfortante.
"?Está Vd. dispuesto (el Vd. me parece, sin embargo, innecesario, porque el trat
amiento ya está indicado por la persona del verbo) a hacer la paz?".
"?El plan para Bosnia del Grupo de Contacto (Rusia,
EE'UU, Francia, Alemania y Reino Unido) está descartado?".
"?Qué no es correcto en este plan?".
"?Se han impuesto una fecha límite para marchar contra estos enclaves?".
Obsérvese cómo casi cada pregunta se apoya en la anterior, lo que produ-
ce el consabido aligeramiento del texto; por ello, no necesitamos repetir hasta
la saciedad lo que ya está dicho: primero "Plan de Bosnia", a continuación sólo el "p
lan". De otro lado, el texto está hecho de preguntas y repreguntas; a una negativa
de Karadzic a admitir que hayan bombardeado objetivos civiles, apostilla Santa
Cruz:
"He visto en Sarajevo edificios enteros de vecinos destruidos por su artille
ría. ?Eran emplazamientos de armas pesadas?".
154 19
Lo que, evidentemente, no obedece a un cuestionario previo.
El autor divide la entrevista en dos secciones distintas, con títulos independie
ntes y un despiece. Pero, eso no es más que un efecto óptico, ya que los dos fragmen
tos de entrevista pueden leerse como uno solo, puesto que aparecen separados única
mente para facilitar la lectura. El despiece, por tanto, es el único complemento d
e la entrevista, así parcelada, y sólo en el mismo, el autor habla directamente al l
ector:
Karadzic, en la gran tradición de nacionalistas exaltados de mayor alcance, no
es del lugar que reclama como suyo, Bosnia, sino de Montenegro, a pesar de que
oyéndole hablar se diría que sus antepasados han arado esta tierra durante siglos [.
..].
El profesor Ismet Ceric, máxima autoridad psiquiátrica de Bosnia y jefe durante
17 años del doctor Karadzic en un hospital de Sarajevo, asegura que su antiguo alu
mno [...] es un hombre tan totalmente normal "como el que podemos tener como vec
ino toda la vida".
Las preguntas, como corresponde a un personaje que tiene muy ardua la salvación
eterna, son duras, ponen en dificultades al entrevistado, pero lo importante es
que si éste queda bien o mal ante los lectores son siempre sus respuestas las que
así lo determinan.
Santa Cruz es sólo un médium para un fin informativo que es evidente que él no desea
que sea favorable a Karadzic, pero el entrevistado es el que se cuelga a sí mismo
con sus declaraciones; de la misma forma, la condena del serbio-bosnio en el de
spiece es tan formidable cuanto austera, y por ello doblemente efectiva. Santa C
ruz no dice, formalmente, nada por sí mismo, sino que es el psiquiatra jefe el que
, sin querer, nos recuerda que los monstruos viven en el vecindario.
La técnica es la que nos permitirá decir lo que queramos, cualquiera que sea el géne
ro utilizado. En este ca155 21 so, la imagen negativa de Karadzic sale muy re
forzada porque el formato, con su apariencia de inocuidad, le da una intensidad
que en el }romanceado} se habría perdido en medio de la propia narración, salvo que és
ta fuera
sólo una diatriba, lo que siempre es de recusar.
Pasemos ahora a la última etapa de este recorrido. El reportaje o la multiplicac
ión en todas direcciones del encuentro con lo de ahí afuera.
Iii
164 35
El acto transcurrió apropiadamente por el tono cristiano de base de la organiz
ación guerrillera, en una choza que fue iglesia rural, crucifijo al fondo, que con
su fachada escamoteada por la ruina, era la viva imagen de un belén navideño.
[...] Apostados por toda la explanada, con mirada de asueto, pero pasamontañas c
omo ala de cuervo y lana tupida, había un centenar de guerrilleros de ambos sexos,
tan jóvenes muchos de ellos que llevaban la pubertad en la punta del fusil.
El periodista ha reportajeado sobre un material lo bastante personalizado para
que sea de su sola propiedad in-
telectual. Ha estado allí, y hechos y escenario eran lo bastante singulares, paz
en la guerra y un lugar físico lo bastante recóndito que ni aparece en los mapas, co
mo para merecer el tratamiento del reportaje. Pero, aunque los guerrilleros son
menos predecibles que los funcionarios del Estado, el blanco permanecía generalmen
te inmóvil. Todos deseaban nuestra presencia allí: poder y guerrilla. Era como una r
ueda de prensa escenificada con gran sentido teatral. Excelente materia prima pa
ra la ficción creativa del género, pero blanco poco movido.
Más dramático, de gran lucimiento, pero, básicamente, el mismo tipo de reportaje de
escenario acogedor es la pieza de Ángel Santa Cruz, aparecida el 29 de noviembre d
e 1987.
Apertura del suplemento Domingo de la época, es lo que muchos llamamos con servidu
mbre colonial una }cover}.
Titulación principal con toque alusivo, y sumario totalmente interpretativo:
La guerra de los Tigres
La masiva intervención militar india en Sri Lanka puede "vietnamizar" la isla
164 37
Texto de 37 párrafos, 412 líneas y casi 2.500 palabras, que practica una fórmula efe
ctista, pero de mucho abolengo: una voz parece que le habla directamente al lect
or.
"Está usted en territorio tamil.
Somos los Tigres de Liberación y luchamos por un Estado independiente. Nada ni n
adie nos detendrá".
Jaeyam, el jefe, magnum al cinto, habla tamil, como el resto. Un anciano de 80
años oficia de intérprete, en el claro de la vegetación de la jungla, en medio de un
calor asfixiante y nubes de mariposas amarillas. Los ruidos de fondo son de inse
ctos enloquecidos y de los equipos de radio que los guerrilleros tamiles. [...]
Santa Cruz tiene que intercalar copiosa información de contexto, que en algunos
casos constituye verdaderos apuntes de análisis, porque Sri Lanka -la antigua Ceilán
- cae bastante más a trasmano que Colombia; el autor recorre las posiciones tamile
s acompañado del citado Jaeyam, e interroga a quien se deja, pero subrayando un me
dio físico, en el que las cosas adquieren en sí mismas gran representatividad narrat
iva:
En una cabaña con techo de hojas de cocotero, en un claro de la jungla, mientr
as otros vigilan entre los matorrales, están los guerrilleros que tienen en jaque
a 20.000 soldados y a un dispositivo militar tan formidable como la India no había
desplegado fuera de sus fronteras desde 1971, cuando Bangladesh.
Van descalzos, vestidos con el on-
hi, una especie de falda que llevan muchos hombres en Sri Lanka. Cada uno es
un arsenal humano. No fuman ni beben.
Los blancos móviles en estado puro son muy caros, con lo que hay que conformarse
con los que aún conserven los estertores del movimiento. Ignacio Cembrero fue uno
de los primeros periodistas occidentales en entrar en el 166 39 campo de ref
ugiados palestinos de Chatila, en las afueras de Beirut, que, junto al vecino de
Sabra, fue arrasado por milicias cristianas ante la contemplativa actitud del e
jército israelí, su patrón en la guerra del Líbano, a cuyo mando se hallaba Ariel Sharon
.
En primera página de }El País}, 19 de septiembre de 1982, el periodista publicaba
con pase a páginas interiores, y en formato gráfico de crónica, lo que era básicamente u
n reportaje del horror. Cembrero convoca 19 bloques o unidades de información, par
a 219 líneas, y unas 1.000 palabras.
Titulación totalmente lineal, como corresponde a una crónica que arranca en la pri
mera página del periódico.
(Véase próximo capítulo).
Matanza de civiles palestinos en los campos de refugiados de Beirut
Iii
Sin llegar a situarse en la primera persona, Cembrero nos introduce, sin embar
go, muy vívidamente en el infierno:
Varios periodistas que efectuaban a primera hora de ayer una gira para visit
ar las zonas de Beirut [...] descubrieron horrorizados en la entrada sur del cam
pamento de Chatila los cadáveres de 63 personas, en su mayoría mujeres y niños, alguno
s recién nacidos, asesinados durante la noche.
Las caras de los cadáveres, ya en plena descomposición a causa del húmedo calor be
irutí, presentaban aún la expresión de horror de los momentos que precedieron a su mue
rte.
Algunos niños estaban abrazados entre sí, un recién nacido mostraba signos de habe
r sido degollado, varias mujeres no llevaban falda, y daba la impresión de que había
n sido violadas, antes de ser asesinadas.
167 41
El periodista confiesa haberse sentido horrorizado, pero ésta debe de haber sido
sólo una actitud personal, de sí para sí, porque el texto es de una frialdad tan impr
esionante como para demostrarnos, con la salvedad de algunas especulaciones sobr
e los muertos palestinos, que es posible escribir en género seco, lo que, por otra
s características que considero predominantes, es un gran reportaje de oportunidad
.
Habría sido injusto pedirle, ade-
más, al periodista que hubiera estado allí mientras se consumaba la matanza, porque
lo cierto es que nadie le había rogado que se pasara por aquel sumidero. El blanc
o, por ello, se hallaba todavía en movimiento, con trágica literalidad, dando sus últi
mas boqueadas.
Acentuando el elemento humano sobre lo paisajístico, tenemos este reportaje publ
icado por el diario parisino }Libération}, el 7 de enero de 2001.
Sin preocupaciones con respecto a la monstruosa long
itud de sus párrafos, el autor, Christophe Ayad, logra meter en sólo ocho unidades n
arrativas, 360 líneas, y no menos de 2.700 palabras.
Titulación y estilo son ya de la plenitud del reportaje a la francesa, es decir
a la literaria, de metáfora incluso más que alusión.
Un symbole pour la petite Erythrée [Un símbolo para la pequeña Eritrea]
Un train nommé débrouille [Un tren llamado "oportunidad"]
Enmurallado en la penumbra del taller, la gran Ansaldo luce con insistencia.
Letras rojas pintadas con aplicación se destacan sobre el vientre negro de la cal
dera:
}Erythrean Railways}. En una fosa, bajo la enorme locomotora, dos hombres en a
zul de faena sueldan una última pieza a la chimenea. A la hora de la pausa, Gueres
guiher Cardelli y Mebrahtu Kidane, 81 y 169 43 83 años, respectivamente, emerge
n ágilmente, el rostro cubierto de sudor. La Ansaldo, un rutilante modelo 1925, Gu
eresguiher y Mebrahtu tienen casi la misma edad que la máquina. Hace un cuarto de
siglo que el tiempo se detuvo para ellos, cuando el último tren entró en la estación d
e Asmara. La locomotora se oxidaba en una vía muerta invadida por la hierba silves
tre, y los dos ferroviarios se habían jubilado en sus casitas a dos pasos de la vía
férrea, sin dejar de mirar a la máquina con ojos de enamorado en trance. Y un día de 1
994 les llamaron para que volvieran a poner en uso la }ferrovia}, la mítica línea co
nstruida por los italianos entre 1887 y 1911 [...].
Como ellos, una cincuentena de veteranos respondieron al llamamiento del jov
en Estado de la Eritrea independiente, otros han llegado de Alemania, Estados Un
idos, Arabia Saudí...
Iii
El blanco no puede estar más inmóvil que la propia locomotora, pero éste es un repor
taje muy literario, con un escenario muy a mano, y, sobre todo, un gran número de
interlocutores.
El paisaje habitado por el hombre, que lo remoza tras el cataclismo de la guerra
, y vive días en los que tiene que reinventarse a sí mismo en el proceso de reconstr
ucción de un pequeño país africano. El reportaje está po-
líticamente muy decantado a favor "del joven Estado", rozando en ocasiones la pro
paganda, lo que me parece, pese a lo noble de la motivación, un poco barato.
Con mayor distanciamiento aunque en un contexto también muy personalizado, tenem
os la llegada, por primera vez en la historia del régimen comunista, de buques de
línea de Taiwan a la China continental.
Enero de 2000, }Washington Post}, 36 párrafos, para sólo 190 líneas y unas 1.100 pal
abras.
Título básicamente lineal:
170 45
3 Taiwan Ships Arrive in China, Closing a 50-Year Gap [Tres buques de Taiwan
llegan a China poniendo fin a una ausencia de 50 años]
Primer párrafo:
Con su hijo de tres años a rastras, Huang Zicheng salió el martes a pasear por u
n camino muy ventoso junto al agua, aquí en la costa sureste de China. Bajo los ci
elos caliginosos podían divisarse perfectamente unas islas que pertenecían a otro país
, allá a la entrada del puerto. Cuando era niño, el señor Huang dijo, nadie podía acerca
rse aquí por miedo a que hubiera guerra con Taiwan. "Era una zona militar", dijo.
"Les oíamos hacer fuego de artillería al otro lado".
Aparte de los molestos }dijo}, !qué gran principio para una novela de Pearl S. B
uck! En una de las fórmulas más clásicas de la prensa norteamericana, los personajes e
ncarnan, representan escenarios, situaciones, problemas. Una parte de la histori
a de ese puerto chino, avanzada de Pekín ante el régimen nacionalista de Taiwan, nos
la contarán éste u otros personajes en un esfuerzo por reconstruir una imagen de es
cenario estático, aquello que la prensa occidental no pudo cubrir directamente por
que no lo permitieron las autoridades chinas.
Estamos en el lugar, pero más que los hechos noticiosos que ya se han producido, e
ncontramos a los interlocutores que nos permiten revivir la escena.
Y un blanco hieráticamente inmóvil, pero donde hay una buena pintura del aire, es
el reportaje de Francisco Peregil, aparecido el 29 de noviembre de 1992, a dos pág
inas, algo menos de 500 líneas, unas 2.200 palabras, y cerca de 100 párrafos, en lo
que es una larguísima conversación coral, que a veces parece de zarzuela, en el nego
cio de los pitonisos y videntes de Madrid.
Los fondos están muy nítidamente pintados.
171 47
Cuando ellos terminan de leer las cartas y abren el turno de preguntas, escu
chan con suma atención las primeras palabras que pronuncian los clientes; si pregu
ntan sobre las relaciones con su jefe, vislumbran un superior con pocos escrúpulos
, que
es lo que muchas veces ellos creen que el cliente quiere oír. Si el que paga no
pregunta por una mujer en concreto, la respuesta al hablar de amores suele ser
la misma: "No veo a corto plazo una relación estable". [...] Carteles, fotos, mazo
rcas de maíz colgadas en la pared, lechuzas en miniatura sentadas sobre sillas de
20 centímetros y un intenso efluvio de rosas que el vidente llamaba su "olor de sa
ntidad". [...] Cuadros, esculturas, objetos colocados en rigurosa paridad simétric
a, un piano que el pitoniso toca de oído y ni un metro cuadrado libre de ornamento
[...] se sube por unas escaleras destartaladas.
Iii
Y para cerrar esta galería de reportajes de escenario, un espléndido trabajo de Do
minique Pouchin en }Le Monde}, donde el autor hace una radiografía moral y, para e
llo, también física, de una ciudad, la belga Amberes, a punto de caer presa del extr
emismo racista del partido Vlaainse Blok, a cuyo lado el austríaco Jorg Haider es
el mejor amigo de los inmigrantes.
Con el apropiado título fuertemente alusivo-metafórico:
Amberes y la peste parda
publicado a página entera del periódico, 9 de enero de 2001, 13 párrafos (?por qué será qu
e los franceses escriben }más largo} que nadie?), 390 líneas, y casi 2.400 palabras,
el autor sobrecoge en un constante vaivén entre la gran perspectiva, la Amberes h
istórica y monumental, y el miniaturismo de ciertas situaciones.
174 49
?Hay que desesperar de Amberes? ?Olvidar de repente que debe su gran fortuna
al océano, y resignarse a cambiar de siglo en el relente de alguna de sus taberna
s, donde, a fuerza de cerveza, se vomita al extranjero? ?Olvidar que a la sombra
de su catedral atracaban un día los barcos del Congo, y dejar toda una historia d
e borgoñones juerguistas, hidalgos sombríos, austríacos, judíos expulsados del Sur o hui
dos del Este, agostarse en la exaltación de una Flandes orgullosa y pura? ?Olvidar
que Rubens dio clases en Venecia, que al ayuntamiento le viene su elegancia de
una fecunda bastardía ítalo-flamenca, y no oír más que estas tres palabras que recorren
la ciudad: "Nosotros, los primeros"? ?Desesperar de Amberes?
Es difícil que tantos interrogantes seguidos hayan dicho más, hayan sido menos car
gantes, y abarcado tanta historia, arte, cultura, política, ciudad.
Basta con pasar bajo los raíles de la estación central para acercarse a la caja
de caudales de la ciudad. Tres calles, vedadas a la cir-
culación, erizadas de cámaras, tres Bolsas y docenas de oficinas bien apalancadas
. Dos tercios de la producción mundial del diamante en bruto allí se negocian, día tra
s día, con discreción. Más de 15.000 millones de dólares en volumen de negocio, que los
judíos instalados en el barrio desde hace cinco siglos, comparten hoy con indios q
ue desembarcaron sólo hace 20 años. En Houvenierstraat, entre la sinagoga y el snack
de kosher, reina el }business as usual}. Elecciones, crecimiento del Blok, cordón
sanitario son fenómenos lejanos.
Equilibrio paisajístico con antropología del lugar. La movilidad del blanco reside
aquí en la capacidad de hallar una entre tantas Amberes posibles y hacer mucho más
que dejar que hable. Habrá quien, legítimamente, no 174 51 se pirre por este tipo
de reportaje que la gran prensa francesa sigue cultivando como nadie, pero ya q
ue el género se apega tanto a lo tangible, a aquello de lo que nos convertimos en
fuentes o repetidores, bien está que haya quien aspire a ver con el reportaje las
ruinas del tiempo en la historia de una ciudad.
}Reportajes virtuales} Y, dentro ya de lo virtual, una versión tan útil como frecu
ente es la del reportaje que los franceses llamarían de }estado de la cuestión}, el
que pone al día un problema, una crisis, alternando la crónica de hechos más o menos r
ecientes, con la auscultación de personajes. Sin necesidad de una percha extraordi
naria, y con un blanco quieto pero bastante inquieto, Belén Cebrián, profesora de la
Escuela, publica en el suplemento de Negocios, 30 de mayo de 1999, un reportaje
redactado desde una sostenida glaciación, hecha tanto de prudencia como de datos,
en el que la autora examina la situación de Iberia en pleno proceso privatizador.
Un texto a página entera, 14 párrafos, 230 líneas y unas 1.100 palabras.
Título alusivo:
Iberia, en zona de turbulencias
La compañía se resiente de la negociación con el SEPLA y la crisis aérea
Belén Cebrián esmalta su visión del caso con las voces consultadas, de forma que lo
que leemos es una opinión-interpretación de la autora, apoyada en las fuentes. El si
stema vale tanto para un marco relativamente pequeño y manejable cual es una compañía
aérea, como para un país o todo un pueblo. La técnica nunca es inocente, pero cuando e
stá bien aplicada, como en este caso, sí, impune. Sirve para lo próximo y lo lejano, l
o grande y lo pequeño, lo difuso y lo estadístico.
Uno de los más extraordinarios reportajes dentro de este mundo virtual que yo ja
más haya leído es el titulado (moderadamente alusivo):
176 53
Alfredo Astiz:
historia de un centurión
Su autora es Maruja Torres, y apareció el 22 de mayo de 1982 en }El País}, con un
texto de 24 párrafos, ni pocos ni muchos, para 429 líneas y unas 2.100 palabras.
El reportaje es una reconstrucción en todo el sentido de la palabra. No hay pais
aje, más que brevemente, como quien fotografía con la imaginación; hay personaje: el t
eniente de navío argentino Alfredo Astiz, cuya catadura angelical de asesino, tort
urador y jefe de torturadores durante la dictadura militar argentina, parece más q
ue probada ante la justicia europea.
Pero sólo hay personaje desde un punto de vista técnico, porque en esa época Astiz se
hallaba en paradero desconocido. No se pudo, por tanto, hablar con él. Pero, la au
tora sí nos deja oír otras muchas voces, en ocasiones directamente, o, las más, }roman
ceadas} para reconstruir el personaje del canalla que no lo parecía.
Es un reportaje sobre-virtual, a voces, dominadas por la de la propia autora, cu
yo objetivo es, como Murnau, hacer el muñeco de un monstruo (13).
189 71
193 79
Otra familia que vive ilegalmente en el sótano permanece en la vivienda
La policía desaloja a una familia de "okupas" en el barrio del Lucero
Título y antetítulo repiten "familia", lo que no es un horror pero sí es innecesario
porque, encima, no había dos familias sino sólo una, además de que cualquier repetición
da sensación de pobreza. Por lo demás, el título es seco o de crónica, cuando en teoría p
arece que debiera haber sido de reportaje vivido y, por tanto, más alusivo y percu
tiente, pero el problema es que abrir un periódico con un título indirecto es algo s
uperior a nuestras fuerzas. Estamos convencidos de que los periódicos se abren con
noticias y cuanto más directamente las titulemos, tanto mejor.
Pero, lo verdaderamente interesante aquí es cómo el autor (o autora, al igual que
todos los textos que siguen, de los que se ha preferido ignorar el responsable)
hace un reportaje absolutamente clásico de escenario, hasta tal punto de que exage
ra un poco al no dar antecedentes, al no situar el problema en un contexto mayor
, al no incluir elementos de crónica que le habrían dado una mayor perspectiva socia
l. No obstante, el material es bueno desde su arranque:
A las 9.30 de ayer, dos oficiales del juzgado y tres coches de la Policía dese
mbarcaron en el 66 de la Avda. Sepúlveda de Madrid.
Motivo: la orden de desalojo de una vivienda de dos plantas situada en el barr
io del Lucero y que alberga a dos matrimonios con cuatro y dos hijos. La casa, m
edio camuflada entre el follaje de un plátano y situada al pie de dos calzadas con
tráfico abundante, está rodeada de policías, fotógrafos y periodistas.
Dentro, un fuerte olor a podredumbre contenido en cuatro habitaciones con el s
uelo, las paredes y los muebles devastados. Y mierda, mucha mierda.
194 81
Lugar, personas, olor, color, ambiente. El periodista es nuestros ojos y nuest
ros oídos, y hasta nuestro olfato. Estamos en el inmueble y la visualización es tota
l. De la misma forma, porque su apropiación del material es absoluta, los juicios
son lapidarios, pero apoyados por un buen oído para el entrecomillado:
[...] el inquilino del sótano vivienda y amigo de [...] quiere alborotar. "Lo qu
e pasa en este país sólo hay política y a mí no me pueden echar". Y a continuación se call
a medianamente convencido de lo que acaba de decir. Están todos muy pálidos, conteni
endo la rabia y soltando una especie de resignación beligerante.
No sabemos cómo el autor se ha }convencido} de que el interfecto está "medianament
e convencido", pero para eso sirve el reportaje, para que el autor se juegue el
tipo con las conclusiones a las que llegue, que no están }a priori} ni bien ni mal
, sino
que corresponde al lector emitir su juicio sobre las mismas. Opino, sin embargo
, que la ambición literaria en este caso traspasa algo el texto, llevándolo a posici
ones de novela, un poco pasadas de rosca, como el novelista omnisciente de la no
vela clásica. Todo transcurre, y es un mérito de construcción de escenario, en un espa
cio compacto, limitado, muy teatral, como el de la tormenta que encierra a los p
rotagonistas de }Cayo Largo, (14) con Bacall y Bogart en el hotel de la costa de
l Caribe. Todo nace y muere frente al plátano de la avenida Sepúlveda.
El segundo reportaje es igual de típicamente virtual. El título ya nos pone en cam
ino, puesto que éste sí que corresponde a un reportaje clásico, hasta el punto de que
con la preocupación de hacer una gracia pierde un poco el }oremus}, que es la cone
xión necesaria con lo inteligible.
(14) John Huston, }Key Largo}, 1948.
195 83
Hágase la luz La colonia de Caño Roto se conecta ilegalmente al tendido eléctrico
La concentración no era sólo, como vemos, de reportajes, sino también de ilegalidade
s, y periferias de la ciudad.
Como en Fuenteovejuna, y liderados por el concejal de Izquierda Unida, Félix Lóp
ez Rey, los vecinos de Caño Roto se conectaron el martes pasado al fluido eléctrico,
de forma ilegal. [Debería decir "se conectaron ilegalmente"]. Hace un mes la comp
añía eléctrica cortó el alumbrado público de las calles y plazas de esta colonia del barri
o de Orcasitas por falta de pago. El martes [repetición innecesaria] los vecinos d
ecidían tomarse la justicia por su mano y acabar con la oscuridad.
Iii
Aquí, en cambio, aunque con una visita obligada al barrio en el que se hizo la l
uz, casi todo es trabajo de reconstrucción: diálogo con el concejal y elementos de c
ontexto, para que sepamos quiénes son los afectados.
En este mes ha habido de todo.
Además de dos atracos, varios niños han sufrido contusiones y caídas y un enfermo tu
vo que dirigirse a tientas a la ambulancia porque los camilleros no podían disting
uir el camino.
El martes [de nuevo] una comitiva de vecinos provistos de velas y linternas,
encabezada por López Rey, rompió los precintos y volvió a conectar el fluido eléctrico
[repetición].
Excelente descripción, bien visualizado, pero como en un mecano, ha habido que r
ecomponer pacientemente las piezas. Realidad virtual. Lo que ha hecho la segunda
autora es una encuesta. Ha hablado con vecinos, edil, au-
toridades varias, y ha puesto en pie 196 85 un problema, que explora, también
con magnífico oído:
"Nos comían las cucarachas. Por las noches ponía a mis hijos algodones en las or
ejas para que no se les metiesen chinches".
Es toda una historia que se mueve atrás y adelante en el tiempo, desde cuando le
s prometieron a los vecinos unas viviendas hasta los años que tardó el ayuntamiento
en cumplir su promesa; casi }Historia de una escalera} en cómodos plazos. Puro rel
ato virtual.
El segundo periódico, 11 de octubre de 1995, es totalmente }el País} en el diseño y
la selección de temas, con sólo tres páginas de Local, una de Nacional, otra de Intern
acional y una última }ad hoc}. El conjunto se resuelve en la primera con un asunto
internacional:
El Gobierno de Bosnia retrasa la entrada en vigor del alto el fuego Iii
Tres de nacional:
EE'UU. no será invitado a la cumbre euromediterránea Violentos incidentes en el ju
icio a un líder del grupo "ultra" Bases Autónomas El juicio de la colza seguirá, con l
a presencia en las calles de los afectados
Más uno de deportes:
Olano regresa a España y agradece a sus compañeros la ayuda que le prestaron
En todos los casos en los títulos falta concisión. En Bosnia sobra "El Gobierno de
" y "la entrada".
Diría lo mismo:
Bosnia retrasa el alto el fuego
Y, en cualquier caso, el número de matrices con que contamos podía haber servido a
mejor fin, como en:
197 87
Bosnia exige el fin del cerco a Sarajevo para aceptar el alto el fuego
En el caso de la cumbre euromediterránea no se nos dice en la entradilla por qué e
s tan notable que no se haya invitado a Estados Unidos (ni a Rusia), con lo que
el título es una expectativa no realizada; no se identifica la noticia como de Nac
ional, y, por tanto, se ignora en qué afecta a España, como tampoco se sabe quién invi
ta a esa cumbre; y, por último, la fórmula negativa siempre cojea un poco. Parecería más
lógico haber titulado con las medidas antiterroristas acordadas entre Chirac y Go
nzález que implican la creación de seis comisarías conjuntas hispano-francesas.
Olano agradece demasiadas cosas, puesto que sobra escribir "que le prestaron";
el }auxilio} del título
sólo podía ser al ciclista español.
El juicio de la colza, además de recaer en el maldito "seguirá", ya que lo que sig
ue, si no se dice lo contrario es que sigue y por lo tanto no hace falta mencion
arlo, es también muy prolijo al incluir "con la presencia", que si lo quitamos ver
emos que ganamos tiempo y espacio, y aún peor, la careta no dice nada de esa prote
sta o seguimiento en las calles. Mejor sería, por ello, titular:
Comienza el juicio de la colza con la protesta de los afectados en la calle
Y, posiblemente, sólo el de Bases Autónomas, vale tal cual, aunque también podía haber
se suprimido "grupo ultra".
Lo más significativo es, sin embargo, que todos los textos, en mayor o menor med
ida, son formato crónica en lugar de género seco, aunque hay que reiterar que eso no
significa que estén ni mal ni bien, sino que, si deliberadamente se quiere hacer
la primera página en género crónica, ésta es una opción tan válida como cualquier otra.
No hay un mérito intrínseco en género alguno, sino en saber qué es lo que 199 89 esta
mos haciendo en cada caso y para qué.
Es crónica todo lo que se escribe en esta primera página porque el juicio de la co
lza:
"[...] }empezó de verdad} [cursiva en el texto] ayer después de que el tribunal re
chazase la anulación que pidieron los abogados defensores.
Porque:
El Gobierno de Bosnia-Herzegovina ha }impuesto una nueva condición} para acept
ar el alto el fuego pactado hace dos semanas en Nueva York entre los tres bandos
combatientes.
Cuando en género seco diríamos, simplemente, en vez de hablar de condiciones, que:
El Gobierno bosnio exige el fin del cerco serbio a Sarajevo para aceptar el
establecimiento del alto el fuego.
Porque en los incidentes ultras se escribe:
En su }celo} por controlar la entrada a la sala, los neonazis amenazaron y a
gredieron al abogado de la acusación [...].
Y está claro que no es posible ver el celo de nadie.
Igualmente, en los restantes textos leeremos que:
Olano no se }siente} todavía campeón del mundo [de ciclismo].
Y numerosas alusiones de pura crónica en el texto de la cumbre como:
[...] ni González ni Chirac hicie-
ron mención en sus conversaciones a los dos temas }álgidos} de cada Gobierno [o s
ea que eran cuatro].
La }gran novedad} del encuentro fue la decisión de no invitar ni a Estados Uni
dos ni a Rusia.
[Hasta aquí mis cursivas].
200 91
Finalmente, la primera del 29 de octubre de 1996 es un modelo razonablemente l
ogrado, sin duda más sencillo, aunque con un título de los de trece en docena:
Guerra contra los okupas
Pero buenos sumarios en los que no se repite ningún elemento del título principal:
El desalojo de un cine }okupado} en Barcelona termina con 48 detenidos y 12
heridos tras la intervención de los antidisturbios.
Grupos políticos y sociales Califican de "brutal" la Actuación de la Policía que i
nsiste en que se defendió.
Si tenemos una oportunidad de titular dos o más veces una noticia, bien sea porq
ue hay una batería de sumarios en primera o porque en páginas interiores se retoma e
l asunto con su propia titulación, no es que no podamos repetir algún elemento del t
itular y en ocasiones incluso será imposible no hacerlo, pero sí es mejor que emplee
mos el número de matrices que recibamos, el capital simbólico del que hablábamos, de l
a manera más eficaz posible, esforzándonos en dar a cada término un valor informativo
propio, sin malgastar palabras al repetirlas.
204 95
Se introduce bien el tema, que, como en D'Ors, va de lo general a lo particula
r, mete Barajas y el tráfico diario por delante, para llegar hasta el }voyeur} hom
ologado. E inmediatamente convierte la visita a la ventanilla en un rosario de a
nécdotas narradas entrecomillando las palabras del bancario, que demuestra, sin em
bargo, ser una antología del tópico.
El japonés es metódico; el argentino, pretencioso; el cubano, simpático; el español, gal
lito; el colombiano, pirata; el norteamericano, ignorante; los italianos, provoc
ativos; y los europeos, en general, los más cultos.
El periodista se ha quedado un poco en la superficie de las cosas, ha aceptado
lo primero que le han dicho, y no ha logrado ir más allá de un relleno de página un p
oco trillado. Hay que comprender, sin embargo, que los alumnos de la Escuela hac
en sus periódicos en espacios de tiempo en todo similares a los del cierre de un p
eriódico, y no es fácil obtener exclusivas si no se trabaja para una publicación verda
deramente comercial.
El reportaje-entrevista concluye con una fórmula tan acreditada, que todos la he
mos empleado alguna vez.
Y es que en Barajas se ve de todo. Por eso P. B. tiene razón cuando dice que e
l aeropuerto es el "escaparate del mundo".
Abrochar el texto como en un círculo que se cierra sobre el título.
En esa misma línea de anecdotario hay que juzgar la columna de breves, algo ya t
alluditos, que apuestan a esa
teoría tan conocida de que lo curioso siempre tiene cabida: un fetiche de Elvis P
resley que se ha vendido por un dinero; el Gordo de Brasil vale 30 millones de dól
ares; y el sorprendente número de superdotados que nos rodea.
Al conjunto de la página le falta algo de entidad, aunque la pieza principal está
técnicamente bien resuelta.
Lo que he llamado fórmula intermedia se publicó el 14 de octubre de 2000. El plant
eamiento es de un gran 206 97 tema dividido en pieza principal y despiece -un
tanto fornido-, dos piezas relativamente grandes, siempre pertenecientes al apa
rtado }ciudadano-recreativo}, lo que en sí no es intrínsecamente malo, y una entrevi
sta a una actriz.
El reportaje:
Antonio Banderas a 200 pesetas Correos organiza una exposición con sellos sobre
cine, deporte, moda, arte y baile
no es exactamente un blanco móvil, porque no hay nada más sosegado que una exposición,
pero el tema está tratado con soltura, aunque no sin alguna ingenuidad en el }lea
d}:
Todos los que quieran podrán llevarse a su casa al actor Antonio Banderas o al
futbolista del Real Madrid Raúl por sólo 200 pesetas.
Iii
para continuar:
Son algunos de los rostros famosos que aparecen en una edición especial de 11
sellos dedicados al cine, la música, el deporte, la moda y los medios de comunicac
ión que Correos [...].
Jamás habíamos creído que nos pudiéramos llevar al actor por cuarenta duros.
El reportaje de escenario, aquí sí hay un cierto paisaje humano, tiene un carácter c
oral, las voces se suceden, el entrecomillado es ágil, y el conjunto resulta razon
ablemente informativo con tipos }curiosos} como el coleccionista veterano, los o
rganizadores, la niña que se inicia en los secretos de la filatelia, etcétera, más el
sello más barato y el más caro y, notablemente, un detalle muy de usuario: hay un pa
bellón juvenil para fomentar esta sesuda afición. Pero no le falta al texto alguna i
ncongruencia. De un lado, el presidente del }evento} prevé la llegada de 100 au207
99 tobuses escolares de toda España, y un poco después se dice que la muestra se
cierra ese mismo día de publicación con un cierto déficit de público.
?Preverá el presidente para el año que viene? El despiece, por su parte, responde a
la teoría enunciada; desarrolla uno de los aspectos mínimamente reseñados en el texto
principal: el citado pabellón juvenil. El inconveniente es que reitera la misma fórm
ula: el re-
portaje coral lleno de niños, sin duda adorables, pero un poco repetidos.
La entrevista a María Galiana, actriz debutante, es muy correcta, del estilo }ro
manceado} -el pregunta-respuesta habría sido absurdamente engolado- en el que la v
oz de la entrevistada se funde cómodamente con la narración, que viene a ser una cróni
ca de cómo ha surgido la iniciativa de representar la obra de Séneca }Las Troyanas}
en diversos puntos de España hasta llegar a Móstoles, que es nuestra percha de actua
lidad.
Hay un buen ojo para la descripción del personaje envuelto en sus propias palabr
as y en el contexto del autor:
Galiana viste y habla como la profesora de instituto que fue hasta hace muy
poco en un centro de Sevilla, la ciudad donde vive. [...] Sólo se permite un capri
cho: unas gafas de pasta azul modernísimas.
"Mis alumnas comentaban por el pasillo. ?Pero ésta es famosa? !Si está gordísima!".
El cierre está bien abrochado:
Galiana anunció, [...] [ya es hora de que a las mujeres se las trate también sólo
por el apellido] que, se }viene} a vivir a Madrid, pero sólo "por una temporada".
[...] "No me quedo a vivir porque a mi marido le da un ataque [...] para eso está
el AVE".
En un caso como éste cabe preguntarse si hay que reproducir la conversación arregl
ando la pronunciación ajena. Si doña María Galiana hubiera dicho "Pa eso está el AVE", 2
07 101 ?habríamos tenido que concederle una pronunciación académica que no habría emp
leado? Cuando tenga más sentido para dar a conocer personaje o ambiente, entiendo
que es conveniente dar la versión fonética de las declaraciones; no, cuando la comun
icación conceptual priva sobre la colorista.
Finalmente, todos los textos de la página tienen un mérito. Son buenas piezas de u
suario; aquellas que rinden un servicio específico al cliente; el lugar, las horas
, las circunstancias del asunto que se nos propone. Ése es uno de los mayores atra
ctivos de una sección de Local, que lo que publicamos influye en la vida de nuestr
os conciudadanos de una manera directa y visible; nos cruzamos a diario por la c
alle con las personas a las que les hemos facilitado una minucia al menos de mej
or conocimiento de cómo pueden moverse en la ciudad. Todo lo que publicamos ha de
ser siempre útil, servir para algo, pero, reconozcamos, que la utilidad de conocer
mejor el grado de etilización de Boris Yeltsin puede ser útil de una manera muy dif
erente, y para un tipo de persona mucho más particular, que la información ciudadana
que contiene esta página.
Seguramente, la primera reflexión que nos tenemos que hacer antes de publicar cu
alquier texto es ?esto a quién, para qué sirve? ?Qué razón hay para que alguien se gaste
dinero ad-
quiriendo el derecho a leerlo? Una mayor sobriedad en la apreciación de lo que ha
cemos conduciría a mejores resultados en esa operación crucial de todo periódico, la p
rimera de todas.
?Qué es lo que }no} publico hoy? Descartar antes de publicar.
El tercer ejemplo de última, 13 de noviembre de 1999, en una línea de diseño más popul
ar, la traigo a colación para subrayar lo que no hay que hacer, aunque técnicamente
cumpla todos los requisitos formales. Tenemos un texto principal, incluso bien t
itulado:
Un periodista británico que había denunciado la violencia de los defensores de ani
males fue marcado con 209 103 un hierro candente La cacería de los "zooterroris
tas"
Una columna:
La selección de Camacho se prueba ante Brasil
y una tercera pieza a pie de página sobre el fallecimiento de Antonio González, }El
Pescaílla}, firmada como Agencias. Y ocurre que tanto la pieza principal como la c
olumna futbolística no tienen más apoyatura informativa que los cables de agencia, s
in que ello se acredite en el texto por ninguna parte. Sólo la humilde muerte del
viudo de Lola Flores reconoce formalmente su paternidad periodística, aunque el re
sultado es aún peor porque en realidad estamos ante una minicrónica:
El Lerele se queda vacío. La famosa casa del barrio madrileño de La Moraleja que
habitara durante casi 30 años la familia González Flores perdió ayer a su último ocupan
te, Antonio González, }El Pescaílla}, el patriarca de la familia.
Esto es una necrológica de firma, no una información construida únicamente, como se
indica, con material de agencia. No hay coherencia ninguna entre texto, medios e
mpleados, y acreditación de autor. Y, además, el marciano no sabe lo que es El Lerel
e que si es lo que me imagino resulta de bastante mal gusto.
El asunto de los zooterroristas, igualmente, aunque aparece firmado con inicia
les, no puede responder más que a un trabajo sobre cables sin apropiación intelectua
l ninguna por parte del autor, y no hay ni un solo reconocimiento de fuentes, ag
encias, en la información. Todo ello es tanto más llamativo porque, técnicamente, nos
hallamos ante una crónica muy bien construida. La narración es más que correcta, pero
el lector tiene derecho a saber cómo el periodista ha obtenido esa información, que,
por otra parte, es del diario británico }The Inde210 105 pendent}. Lo que el a
lumno ha hecho es fusilar a otro periódico. Es el propósito el que está equivocado.
Los periódicos más o menos populares, como el que acabamos de ver -de los que habl
aremos acto seguido- no
tienen por qué relajar ninguna de las exigencias de rigor y cumplimientos canónicos
que se atribuyen a los aristócratas de la prensa. Ocurre que son diferentes.
214 113
Iii
Al revés, les faltaba uno. Pero, el verdadero }lead} se halla en la segunda part
e de la entradilla.
José Saramago agradeció ayer en
Madrid que para ser Nobel no haya tenido que dejar de ser comunista.
El autor portugués, que el jueves pasado recibió el galardón de la Academia Sueca, h
izo patente ayer su alegría en una rueda de prensa...
El autor se encuentra a gusto cuando, más allá del rosario de declaraciones con vo
z en que se resume la mayoría de las ruedas de prensa, pugna por que las cosas se
}vean}.
[...] cuando más de cuarenta fotógrafos y cámaras abrieron el estrecho cordón de flash
es y luces que habían formado alrededor del autor [...].
Una mirada seria -quizás el cansancio tras una noche de emociones y sólo tres ho
ras de sueño- reforzaba la expresión de su rostro marcado por profundas arrugas, que
delatan 229 135 la historia de sus 75 años. [...] [...] una amplia sonrisa cua
ndo reconoció que no sería premio Nobel si el Papa hubiera estado en el gremio de la
academia.
También es verdad que se habla de:
Pilar del Río, su joven esposa española [...] [como si tuviera varias]
y, en ocasiones, penden flecos de vario color:
"Me llama mucho la atención que el premio haya sido otorgado a un escándalo del
Vaticano".
cuando no se aclara qué tiene eso que ver con que le hayan preferido en Estocolmo,
puesto que el Nobel se otorga siempre a la obra, y no a una obra.
Pero el empeño en narrar y hacer contexto consigue que en muchos momentos la crónica
incorpore esquirlas de reportaje, tal como se ha entendido el género en este libr
o.
Éste ha sido, hasta aquí, un florilegio de los trabajos del segundo cuatrimestre d
e la Escuela, elegidos con arreglo a criterios estrictamente funcionales, aunque
también representativos. El periodismo no está muy claro cómo puede enseñarse, pero, qu
izá, sí hemos visto que puede aprenderse. Resta ahora sólo un epílogo que no puede ser u
n final.
231 137
Iii
147
Índice
Capítulo Iv. La crónica a la que conducen todos los caminos . 5 La primera interpret
ación personal 8 El trayecto de la crónica 14 De lo duro y de lo blando 17 La cróni
ca, ?cómo y para qué? 27 Teoría del despiece 40 Por esos mundos 45 Circularidad de
los géneros 60 Capítulo V. Primos de la crónica: el análisis y otros ensayos . 64 El ar
tículo no es un análisis 69 La excursión al editorial 71 El análisis de aquí y de allá 7
Otras voces, otros ámbitos . 84 Ver el mundo de perfil . 97 El perfil-investigación
105 Págs.
Capítulo Vi. El out there comienza por la entrevista 111 Modelos de entrevista 1
20 Méritos respectivos de los
tres formatos . 124 La técnica del entrevistador 128
241 31
Iii
en la isla, que el régimen castrista ha producido. Estos remedos de autarquía, un ta
nto arbitristas y bastante comunes a los países comunistas, hacen disfrutar visibl
emente al líder cubano que no olvida señalar cuáles son los dos grandes logros de su r
evolución:
la extensión de la educación y la sanidad gratuitas y de calidad para todo el mundo.
Pero también sabe cuál es uno de sus principales fracasos: la ausencia de viviendas
. Una ley que facilita de manera generosa el acceso a la propiedad privada de la
vivienda parece encaminada a procurar que sean los propios ciudadanos, y no el
Estado, los que se ocupen de la conservación de los edificios (muchos de ellos, en
considerable mal estado).
El bloqueo económico impuesto por Estados Unidos y la presión política objetiva del
partido comunista han llevado así a Cuba a una dependencia progresiva de la Unión So
viética.
En La Habana cuentan una anécdota imposible de compro
bar: el ex presidente venezolano Carlos Andres Pérez, en el curso de una airada di
scusión con Fidel, le espetó su condición de instrumento de los soviéticos, y éste habría c
mentado entonces que en realidad era una víctima. Castro habla poco de la Unión Soviét
ica -o me habló poco a mí durante tres días de conversaciones-, pero se le ve agradeci
do del apoyo económico y político que recibe de ella. Los cuadros del Gobierno, los
militares, los técnicos, la clase dirigente en Cuba, se han formado en Moscú, en Rum
anía, en Bulgaria, en Hungría. El ruso ha sustituido en gran parte al inglés como segu
nda lengua, y los esfuerzos de institucionalización del régimen para cuando Fidel fa
lte se han hecho sobre el calco explícito del modelo soviético: economía centralizada,
controles severos sobre la población. Sin em-
bargo, ese modelo se adapta mal a la propia idiosincrasia del comandante, cuyo
poder parece por encima de cualquier }aparatchik}. Castro gusta de presentarse c
omo un revolucionario de 241 33 los de antes de Stalin. Es, además, un hombre p
ragmático: la Unión Soviética está demasiado lejos, y Estados Unidos demasiado cerca de
la isla.
"Una condición de todo revolucionario es la de ser realista. Lo importante es te
ner el poder y mantener la integridad revolucionaria, pero las transformaciones
sociales no se hacen de golpe. Es más fácil ganar la guerra que construir la revoluc
ión, ésta es una lección a aprender".
Castro fabrica su propia imagen de líder con un cuidado exquisito. En el espacio
de segundos puede ser terrible, humano, cruel, divertido, transcendente. Quiere
saber de todo, hablar de todo, opinar sobre todo; demasiado distante de la cost
umbre soviética de sacar un papelito del bolsillo de la americana y leer las respu
estas, siempre conocidas, a preguntas que son siempre las mismas. Castro habla h
asta la inconveniencia, se rectifica 100 veces sin pudor, pero para mantenerse s
iempre en una misma dirección.
Es una especie de encantador de serpientes que impr
ovisa cada vez la sinfonía de su flauta con la seguridad de que el reptil saldrá en
cualquier caso de la cesta.
Provocador siempre, controla su propia extravagancia. Es capaz de hacer espera
r durante una hora al líder del Partido Laborista británico para luego espetarle, al
filo de las dos de la madrugada y ante las cámaras de la televisión británica, que es
pera devuelva Gibraltar a los españoles cuando él sea el primer ministro, y argument
ar al tiempo sobre las dudas que tiene en torno a si debe teñirse o no la barba -"
no me atrevo"-, toda vez que no se la ha de afeitar. "Gano así 80 horas útiles al año
por no tener que rasurarme, es decir, prácticamente dos semanas de trabajo". Sus o
jos escrutan el entorno entre huidizos y pícaros, buscando sorprender a su interlo
cutor. Maestro de la dialéctica, discute consigo mismo a cada instante, pero no pa
rece más mentiroso que el resto de los políticos, e incluso se muestra más sincero que
la mayoría de ellos.
241 35
La nostalgia de España La lectura de los primeros discursos del Castro victorioso
demuestra bien a las claras que ha sido fiel a su pensamiento durante este cuart
o de siglo y que su pragmatismo le ha apartado en lo esencial de sus objetivos.
Pero sí de sus nostalgias. España es una que le desborda, aunque no lo confiesa. En
1962 apareció en directo en la televisión cubana, junto al presidente Dorticós, acusan
do a la Embajada española en La Habana de ser un nido de contrarrevolucionarios y
dirigiendo los más duros ataques contra el régimen franquista. El embajador Lojendio
, un falangista con apego a la dialéctica de los puños, acudió a los estudios durante
el discurso y
trató de rectificar al primer ministro. Le dieron 24 horas para abandonar el país.
"Franco no se portó mal, hay que reconocerlo. Pese a las presiones que tuvo, no ro
mpió las relaciones diplomáticas y comerciales con nosotros. }No tocar a Cuba} fue s
u frase terminante. El gallego supo habérselas. Que se portó bien caramba".
Enrique Larroque, actual embajador de España en Cuba, nació en La Habana. Eloy Gut
iérrez Menoyo, ex comandante de la revolución cubana, activo anticastrista y prision
ero de Fidel desde hace 20 años, nació en Madrid. A Madrid vino Ramón Castro, el herma
no mayor de la familia -que entregó la finca paterna al Gobierno de la revolución y
hoy dirige una explotación agraria del Estado-, a "comprar algunas armitas", en la
década de los cincuenta, a un falangista de la guardia de Franco que se llamaba L
eoncio "y que resultó ser un delincuente común, porque ni armitas ni nada". Los españo
les mantuvieron la esclavitud en la isla hasta hace menos de un siglo, y todavía e
spera un trono vacío en el Museo de la Capitanía General de La Habana -donde luce un
a fotografía de Juan Carlos I, dedicada por él- la llegada de algún rey de España. Hay d
emasiada huella de España en Cuba, que se confunde ahora con puñados de turistas de
nuestro país -soportadores de las defi241 37 ciencias del servicio hotelero- y
con el tráfico de los familiares de los }etarras}, las visitas de intelectuales, l
os intercambios culturales en auge. Todos allí tienen un español a las espaldas, o c
omo padre, o como amo. Cuba era la perla del Caribe para los indianos que la añora
ron y el dolor de cabeza para los militares que la batallaron. Hoy se ha convert
ido en un verdadero dolor de muelas para Washington. Pero visto Fidel, su magia
de equilibrista, su inventiva desbaratante, su florentino hacer político, como si
fuera un Médicis trasplantado, uno llega a pensar que los Estados Unidos pueden es
tar satisfechos de que le controle la Unión Soviética. Incontrolado, quién sabe adónde i
ría.
Iv
El País
242 45
Los aristócratas de la fe pública
El proyecto del Gobierno de controlar más la actividad de notarios y registrador
es no ha sido bien recibido por unos profesionales liberales. / Páginas 18 y 19.
El calvario de "La Passió" de Olesa de Montserrat
El incendio que destruyó el Gran Teatro interrumpe una tradición centenaria. / Págin
a 23.
Presunto delincuente muerto en Madrid por disparos de un policía municipal. / Pági
na 25
El Ayuntamiento de Bilbao, obligado a reeditar el libro que mandó a la hoguera.
/ Página 34
Iv
Histórico encuentro entre Hassan Ii y Chadli Benyedid
El rey Hassan Ii de Marruecos y el presidente Chadli Benjedid de Argelia se en
trevistaron ayer en la pequeña localidad argelina de Akid Lutfi, fronteriza con Ux
da (Marruecos), en el primer encuentro que celebran los jefes de Estado de los p
aíses en los nueve últimos años. La entrevista reviste un carácter histórico en las relaci
ones de esos dos Estados magrebies, en confrontación recurrente desde la independe
ncia de Argelia, en 1962. El conflicto del Sahara, iniciado en 1976, abrió un fren
te más importante aún entre ambos.
La coincidencia de esta fecha con el séptimo aniversario de la proclamación de la
RASD por el Polisario parece sugerir que si la normalización de las relaciones bil
aterales entre Argel y Rabat es muy posible, todavía queda, sin embargo, un largo
camino que recorrer para la solución del conflicto del Sahara. Con respecto a 242
47 este último, Argelia sigue reclamando que Marruecos se entienda directamente
con el Polisario, mientras que en Rabat se atienen a las estipulaciones del pro
yecto de referéndum de autodeterminación para el Sahara.
Designado el máximo órgano
de control de Rumasa
El Gobierno ha designado el Comité de Administración de Rumasa, que contará con dos
grandes divisiones: la financiera y de seguros, y la no financiera, que estarán a
cargo de Juan Antonio Ruiz de Alda, director del Fondo de Garantía de Depósitos banc
arios, y de Ricardo Goytre, director general del Banco de Crédito Industrial, resp
ectivamente. En el Comité estarán, también, Javier del Moral y Raimundo Ortega -direct
ores generales del Tesoro y del Patrimonio- y Jaime Isac, coordinador de los adm
inistradores de Rumasa.
Iv
Iv
}Pregunta}. Excesiva concentración de riesgos en los bancos de Rumasa, despropor
ción entre el valor contable y el valor real de su patrimonio, resultados inflados
, deudas tributarias
elevadas... Estas han sido algunas de las acusaciones lanzadas por el ministro
de Economía y Hacienda sobre Ruiz-Mateos. ?Con qué datos concretos puede responder u
sted a estas cuestiones? ?Cree que es justa la calificación de heterodoxia que se
le suele atribuir? }Respuesta}. El ministro de Economía y Hacienda ha lanzado, efe
ctivamente, muchas acusaciones y ha facilitado algunos datos que no son tan conc
retos ni contundentes como pudiera parecer a primera vista. Quienes tengan una c
ierta preparación en materia económica y contable, saben que las apreciaciones del m
inistro son en buena parte subjetivas y, desde luego, incompletas. Me pide usted
datos concretos que excederían el marco de una entrevista periodística, y que en es
te momento, por razones obvias, no le puedo facilitar puntualmente. Pe242 51
ro, en cualquier caso, opino que los números, las partidas y los conceptos contabl
es sólo pueden discutirse con los libros y los documentos sobre la mesa.
Respecto a la presunta calificación de "heterodoxo" en mi forma de llevar los ne
gocios, ?qué quiere que le diga? Si heterodoxia es salirse de lo que en cada momen
to se entiende como ortodoxo, creo que la humanidad habría avanzado poco si no hub
iera habido gentes que abandonaran la norma establecida. Considero innecesario c
itarle ejemplos... Lo importante, para mí, es el fin perseguido, y en eso entiendo
que la palabra heterodoxo no constituye, en absoluto, una descalificación persona
l. Ahora bien: una cosa es heterodoxia y otra muy distinta es ilegalidad. Es imp
rescindible no confundir los términos.
}P}. A pesar de que no pueda ser muy concreto, sí podrá comentar algo sobre la gig
antesca discrepancia a la hora de valorar los patrimonios entre su propia organi
zación y el ministro en cuestión. Miguel Boyer citó Galerías Preciados...
}R}. Una empresa extranjera que venga a España a montar un negocio estilo Galerías
Preciados, y traiga para ello 50.000 millones de pesetas, los deposita en un ba
nco y comienza.
Yo le digo que con esa cifra tan abrumadora no tendría suficiente, ni muchísimo meno
s, para comprar los treinta solares, las treinta edificaciones, las treinta inst
alaciones más lo que representa de organización, más el fondo comercial, el nombre, la
imagen... de Galerías. Nada de eso se improvisa. Tardaría mucho tiempo en llegar a
unas Galerías Preciados que ha pasado de unas pérdidas de 7.000 millones a estar práct
icamente equilibradas el pasado año, totalmente reflotadas. El presupuesto que est
e año tenía el grupo Galerías, con Marcol, Mantequerías Leonesas y Sears era de 80.000 m
illones de pesetas.
En el sector de vinos, en los seguros, en construcción, en grandes almacenes, pa
sa lo mismo. ?Es que todo esto no vale más de lo que el ministro 243 53 ha dich
o? ?Cómo se puede apreciar todo esto? Posiblemente, y aunque toda-
vía no estaban terminados todos los presupuestos, el global del grupo era de 400.
000 millones de pesetas. ?Qué puede valer un grupo que es propiedad de un }holding
}, es decir, que no son empresas participadas ni minoritarias, que factura 400.0
00 millones de pesetas? ?Cómo se puede hablar de cifras de alrededor de 5.000 mill
ones de pesetas? Me quedo frío, atónito, aturdido, no sé nada, no entiendo nada, no co
nozco nada, no sé el móvil, ni qué es lo que se persigue con ello, ni cuáles son los fin
es. Yo no soy más que un empresario que todo lo que he hecho en mi vida ha sido tr
abajar con dedicación plena, con un espíritu de sacrificio total, y no precisamente
con un ánimo de lucro.
Cuando hay ánimo de lucro se actúa de manera diferente. En la conferencia de Prens
a del pasado martes dije que una de las cosas más tristes que se oyen en este país e
s que la mejor inversión que se puede hacer es pagar una cantidad de dinero para d
espedir a un trabajador. O que se invertirá en cualquier cosa que no tenga obreros
.
Yo no soy solidario con estas afirmaciones ni con quien las hace. Si todos pensáse
mos de la misma manera, yo no sé qué iba a ser de este país.
Nosotros, tras diez años de crisis mundial, no hemos cejado en nuestro intento d
e hacer algo positivo por miles y miles de personas, que no son sólo las personas
que trabajan en el grupo ni las familias que dependen de ellas, sino la cantidad
de proveedores, suministradores, gente que pone sus ahorros en Rumasa. Si la ge
nte pone una confianza ciega en Rumasa, creo que la gente no es tonta, la gente
tiene un sentido, algo de positivo está viendo en las conductas de quienes dirigim
os Rumasa. ?Es tan difícil de apreciar y de valorar esto, con independencia de los
propios activos? ?Se puede decir de golpe "esto no vale nada" y en virtud de cu
atro cifras frías, que no sabemos de dónde salen, y en veinticuatro horas se destruy
e toda la labor de veintitantos años de trabajo, donde tanta gente ha colabo243
55 rado con un empeño y un entusiasmo tan grande? Es algo insufrible, es algo que
no tiene sentido, es algo que no se llega a comprender para nada. Un día a lo mej
or lo entiendo; hoy por hoy estoy completamente atónito.
Estoy hablando con el corazón, y lo que más me importa de todo son las personas. C
uando se va con ánimo de lucro ni interesan las personas, ni interesan los puestos
de trabajo ni las inversiones, ni complicarse la vida, sino solamente decir aquí
pongo dos, me dan cuatro, lo acumulo, lo guardo y de esto vivo.
"No sé si he cumplido el corsé estricto de la legislación"
Yo no sé si he cometido errores o no los he cometido, si me he pasado más o menos;
si he cumplido el corsé de la legislación en el sentido estricto de las comas y de
los puntos.
Lo único que me ha movido es un afán noble, digno, con un coraje y con un ímpetu enorm
e de hacer algo positivo,
bueno, que redunde en beneficio del país. ?Sabe lo que más me preocupa? Me preocupa
n los obreros de Rumasa, el personal adicto e incondicional de primerísima talla q
ue no tiene precio y que no tiene valor material. Me preocupa que toda la gente
que ha puesto sus intereses saliesen perjudicados en lo más mínimo. Esto es algo ins
ufrible para mí.
A pesar de todo lo que ha pasado, me siento orgulloso, feliz, satisfecho, conv
encido -y ésto no va a quitármelo nadie de la cabeza- de que he contribuido, junto c
on el equipo que me ha rodeado, de haber hecho algo serio, noble y grande para e
ste país.
Me encantaría que, con independencia de mis intereses personales, y vaya a las man
os donde vaya a parar Rumasa, lo sigan llevando con ese mismo cariño, con ese mism
o entusiasmo, con esa misma entrega y generosidad y con esa misma eficacia que h
an sabido llevarla nuestros hombres.
}P}. ?Y sobre la excesiva concentración de riesgos? }R}. Para calificar los ries
gos concentrados en las propias empresas 243 57 hay que saber en qué se sustent
an. Si se descansaran en unas parcelas de zona verde no tiene valor, pero hay qu
e apreciar que en este caso los riesgos descansan en empresas muy importantes, c
on una actividad muy significativa, con una facturación de mucha consideración y que
además son operaciones normales con empresas que se conoce, que están ahí, que se pue
den tocar.
}P}. También se ha afirmado que los beneficios no existían y eran más bien pérdidas.
}R}. (Alejandro Rebollo) Efectivamente, se ha afirmado que frente a más de 6.000
millones de beneficios que se daban en 1981, hay 9.000 millones de pérdidas después
de los ajustes. Pero no se dice que durante muchos años Rumasa reinvierte todos s
us beneficios. Y esto es demostrable. ?Para qué, pues, Rumasa se va a inventar uno
s beneficios que no existen?
"No hay deuda tributaria hasta que lo digan los tribunales" Iv
}P}. Por último, sobre las acusaciones concretas, ?es cierta la deuda tributaria
del grupo por más de 20.000 millones de pesetas? }R}. En primer lugar le digo que
no me consta esta cifra. Los datos de las actas recurridas son muy inferiores,
pero de lo que no cabe duda es de que en este volumen enorme de empresas, por po
co que sea en cada una, a la hora de recurrir y discutir, si suma todo ello hay
que ver qué importancia tiene la cifra resultante en relación a la que se paga. Además
, entiendo que no hay deuda tributaria hasta que los tribunales ante quien están r
ecurridas las actas levantadas por la inspección en muchas empresas digan su palab
ra. Mientras tanto, es un acta en disconformidad, cosa perfectamente hacedera en
un Estado de derecho. Dar la cifra de 20.000 millones, y nada más, es decir una p
arte mínima de la verdad. Diga usted también que en el año 1981 se pagaron
del orden de 15.000 millones de pesetas en impuestos. Diga usted también que esos
cerca de 20.000 millones de 243 59 pesetas, en el supuesto de que fueran cie
rtos, obedecerán, lógicamente, al período de prescripción fiscal, que es de cinco años. Se
enfrenta así una cifra de 20.000 millones
Iii
por cinco años con un volumen de pagos al Estado de 15.000 millones en 1981. Esto
tiene una dimensión de relativismo en cuanto a las cifras, y relativismo en cuanto
a la decisión de los tribunales. Por otra parte, Rumasa desde el primer momento o
freció la colaboración para estudiar en profundidad cada tema tributario, negociando
con el Ministerio de Hacienda. Ello se hizo por escrito, siendo García Añoveros min
istro. Hacienda contestó diciendo que estaban conformes en examinar toda la proble
mática fiscal del grupo, en encontrar unos cauces para determinar cuál era la deuda
fiscal de verdad y establecer unos plazos y unas formas de pago.
}P}. ?Entiende usted que Rumasa es la primera pieza del dominó de las nacionaliz
aciones socialistas? ?Es el Gobierno actual un lobo con piel de oveja? ?Le ha de
fraudado Felipe González? ?Qué opina de Miguel Boyer? }R}. Yo no soy un político, y es
as preguntas son políticas. Yo sólo soy un empresario que he trabajado toda mi vida
para crear y consolidar una serie de empresas que ahí están, dando trabajo directo a
60.000 hombres y colaborando con cerca de un 2% al producto interior bruto.
Por otra parte, yo no estoy en lucha contra el Gobierno, porque es mi Gobierno
, el de todos. Solamente creo que tengo la obligación de defenderme con los instru
mentos que me dé el derecho, y eso debo hacerlo por mí, por mi familia y por las pro
pias empresas de Rumasa y los hombres y mujeres que las componen.
}P}. Todo el escándalo comenzó hace algunas semanas, cuando se hicieron públicas sus
desavenencias con la firma auditora Arthur Andersen. ?Por qué desobedeció sistemática
mente las recomendaciones del Banco de España 244 61 en este aspecto? }R}. Ruma
sa encargó a la firma Arthur Andersen la auditoría de un centenar largo de las empre
sas y de la totalidad de los bancos del grupo.
Como usted sabe muy bien, se trata de una prestación de servicios en la que, lógicam
ente, el cliente tiene el legítimo derecho de poner reparos al trabajo realizado o
en vías de realización. Es una práctica normal que no puede extrañar a nadie. En el cas
o que nos ocupa hubo, efectivamente, alguna divergencia de opiniones que, justo
es decirlo, mereció en todo momento la natural comprensión de la prestigiosa firma.
Buena prueba de ello es que Arthur Andersen nos había entregado ya la documentación
correspondiente a un centenar de empresas totalmente auditadas y en la que se de
muestra que la contabilidad re-
flejaba fielmente la realidad patrimonial, y estaba a punto de facilitarnos la
de otras cuarenta y tantas. La documentación facilitada por Arthur Andersen fue en
tregada inmediatamente al Fondo de Garantía de Depósitos y, que yo sepa, no ha merec
ido ningún tipo de reparos.
En cuanto a la auditoría de la división bancaria del grupo, los trabajos habían sido
suspendidos para la formalización de un }status repport} o informe de situación exp
licativo del trabajo realizado y del que quedaba por realizar en cada uno de los
bancos. Este informe de situación, que habíamos solicitado a principios de diciembr
e de 1982, se empezaba a entregar precisamente en los días inmediatamente anterior
es a la expropiación.
Debo hacer constar que el Fondo de Garantía de Depósitos había emplazado a los banco
s del grupo Rumasa a que indicasen antes del 10 de marzo de 1983 la fecha de ter
minación de sus auditorías, fecha que, evidentemente, aún no ha llegado.
"No hubo desobediencias con el Banco de España, sino discrepancias"
244 63
Otro tema es lo que apunta sobre una presunta desobediencia a las recomendacio
nes del Banco de España. No ha habido tal desobediencia, sino una serie de discrep
ancias -legítimas, por otra parte- en relación con unos plazos que tanto nosotros co
mo la firma Arthur Andersen consideramos insuficientes para la realización de una
tarea tan amplia y compleja como es la auditoría seria y completa de dieciocho ban
cos con cerca de 2.000 oficinas y del orden de cuatrocientas empresas. Estimo qu
e di algunas razones en este sentido en la conferencia de Prensa que tuvimos el
pasado martes.
}P}. ?Teme ir a la cárcel? ?En sus previsiones inmediatas figura la de marcharse
al extranjero? }R}. No temo ir a la cárcel por la sencilla razón de que tengo plena
fe en la justicia y en la rectitud de intención de nuestras autoridades. Para con
denar a alguien primero hay que juzgarle, y yo tengo mi conciencia tranquila y l
a seguridad jurídica que depara vivir en un Estado de derecho como es España. Lo de
marcharme al extranjero, prefiero pensar que se trata de una presunción tan ligera
como desprovista de fundamento.
}P}. Antes de la expropiación, durante mucho tiempo siempre se habló en voz baja d
el sueño de Ruiz-Mateos de concentrar Rumasa con el Banco Español de Crédito...
}R}. El Banco Español de Crédito es una institución de sólido y merecido prestigio. El
supuesto de concentración que usted plantea sólo hubiera podido ser soñado por los re
ctores del primer banco privado nacional, y por eso debería preguntárselo a ellos. L
as circunstancias hacen que las previsiones de algunos analistas del real decret
o-ley de expropiación
tiendan a concluir que algunos de los bancos del grupo Rumasa pudieran ser adju
dicados al Banesto, con lo cual se produciría en una pequeña parte esa concentración.
}P}. ?Estaría dispuesto a comenzar otra vez de nuevo? ?Cuáles son sus actuales obj
etivos? }R}. Rumasa empezó, hace veintiún 244 65 años, con un capital de 300.000 pe
setas. Si después de todo esto tuviera que empezar de nuevo, lo haría con la misma i
lusión de entonces. Pero ahora no es esa la cuestión.
?Mis objetivos actuales? Ayudar en lo que pueda a que todo este problema, que
yo no he planteado, se resuelva en un marco de serenidad y de justicia.
}P}. ?Cómo se enteró usted de que le habían expropiado? ?Es cierto que fue a la mism
a hora que el resto de los ciudadanos? }R}. Absolutamente cierto. Conocí la notici
a por la televisión. Estaba hablando con mis hijos y llegó una hija corriendo porque
la había llamado su novio y le había dado la noticia de la televisión.
}P}. ?Cuál fue su primera sensación? }R}. Para mí fue una sorpresa enorme... Si la v
oluntad de Dios es esta, amén. Ahora, esto es en un plano sobrenatural y de proyec
ción en el que yo creo. En el orden humano no entiendo nada.
}P}. Si la expropiación no hubiera ocurrido, ?Rumasa
hubiera continuado funcionando normalmente? }R}. Absolutamente. Absolutamente co
nvencido. A no ser que la crisis internacional se hubiera llevado por delante no
a Rumasa, sino a todo el sistema financiero español. Si de verdad yo me hubiera s
entido inquieto en algún momento determinado, hubiera acudido a las autoridades mo
netarias a manifestarles mi preocupación ante el peligro de defraudar a tantos mil
es de personas que dependen de Rumasa. Se hubieran arbitrado fórmulas adecuadas co
n equilibrio con ambas partes, como se ha visto en crisis bancarias anteriores,
en que se han dado soluciones.
Cuando yo no he acudido a estas soluciones es porque no hemos visto su necesidad
. Una prueba de la solvencia del grupo bancario es que a todas las retiradas de
fondos que se produjeron a partir del día 17 se hicieron frente con los fondos de
los bancos de Rumasa, cumpliendo además todos los coeficientes.
Por todo ello, reitero una vez más que no entiendo nada, no sé nada, pero 244 6
7 lo que mantengo y repito hasta la saciedad es que no ha habido motivo en absol
uto para tomar las medidas que se han tomado. Estoy perplejo, atónito, y espero qu
e con el tiempo podré entenderlo.
}P}. Las declaraciones de solidaridad con Ruiz-Mateos del resto de la banca pr
ivada y de las organizaciones empresariales han sido escasas.
?Qué opina de esta soledad? ?Se ha sentido alguna vez un }outsider} dentro del sis
tema financiero español? ?En qué zonas de la sociedad va a encontrar usted los princ
ipales apoyos para salir adelante?
}R}. Mire usted: la solidaridad suele darse con mucha más facilidad entre los t
rabajadores que entre los financieros, como es lógico y por razones obvias. No des
eo entrar en análisis de actitudes, que siempre serían necesariamente subjetivas. Re
speto cualquier punto de vista a la hora de contemplar la delicada situación prese
nte, aunque no lo comparta. Lo importante es sentirse en paz con la conciencia,
y yo me siento en paz con la mía. Algunas declaraciones recogidas por los medios d
e comunicación explican suficientemente determinadas posturas. ?Para qué hablar más de
ello? En cuanto a si me siento un }outsider} dentro de la banca española, puede c
omprender que, al no ser en estos momentos banquero por razón del decreto-ley de e
xpropiación, me considero un }outsider} absoluto.
"Existe la banca comercial, la industrial y Rumasa"
}P}. No obstante, usted siempre se ha sentido un banquero atípico en España...
}R}. La diferencia de Rumasa respecto a otros grupos bancarios, sin jactancia
de ninguna clase, porque es vocacional, es que existe la banca comercial, la ban
ca industrial y Rumasa, que es un conjunto de empresas con una gama muy diversif
icada de actividades, en las que hay dieciocho bancos. Esto es distinto del mode
lo del banco que tiene filiales, que tiene 244 69 participadas. Alguno no ha
llegado a comprender las peculiaridades de este negocio, que tiene un estilo dis
tinto al resto, pero que ha dado un gran juego. Buena prueba de ello es que ha c
recido durante veintitantos años, y que ha crecido más en los años de la democracia y
en diez años de crisis.
Con independencia de las auditorías, que son métodos modernos en este país, la banca e
spañola, que es sabia, muy experta y ha funcionado siempre bien, se ha dejado guia
r por unos factores que en un período de tiempo determinado pueden valorarse como
buenos o malos.
Iv
Rumasa se ha guiado por otros factores y no ha dejado de cumplir un compromiso,
ni de atender un pago, ni de satisfacer un salario. Y esto bajo la incomprensión d
e muchos y sin el apoyo de quien tenía que hacerlo y sin dependencia alguna del di
nero del Estado ni del Banco de España. Aun después de todo lo que se ha producido,
de todos los rumores, nadie ha puesto en peligro la liquidez del grupo Rumasa.
}P}. ?Qué cree que piensan sus trabajadores y el hombre de la calle a estas altu
ras del conflicto desatado en el }holding} de la abeja? ?Cuántos trabajadores ha d
espedido durante los años de la crisis económica? }R}. Tengo plena confianza en lo q
ue piensa la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que durante tanto tiempo han
colaborado conmigo en la
hermosa tarea de construir, engrandecer y consolidar Rumasa. Desde los cargos d
irectivos hasta quienes han desarrollado las labores más modestas saben de verdad
lo que ha sido Rumasa, y sólo ellos son capaces de medir la capacidad de esfuerzo
y entusiasmo compartido por todos en torno al logotipo de la abejita, tan entrañab
le para todos nosotros. Estoy seguro de que ellos no van a dejarse influir por c
ualquier tipo de informaciones tendenciosas, sensacionalistas o intencionadament
e calumniosas. ?El hombre de la calle? Una reciente encuesta, 245 71 rigurosa
mente realizada hace pocos meses, mostraba la muy favorable opinión que Rumasa mer
ecía al pueblo español.
Por supuesto, es fácil influir en la opinión pública con cierta facilidad cuando exist
a el propósito decidido de hacerlo y se disponga de los medios necesarios para ell
o.
El dato concreto que me pide sobre cuántos trabajadores han sido despedidos de l
as empresas del grupo Rumasa en los últimos diez años es difícil de contestar. Efectiv
amente, se han producido algunos despidos, muy pocos afortunadamente, y siempre
por causas graves. Si puedo recordarle que en 1973 el grupo tenía una plantilla ap
roximada a las 30.000 personas y que al empezar 1983 contábamos con cerca de 60.00
0. No me corresponde a mí comentar lo que supone tal incremento, precisamente en e
ste decenio de crisis continuada, en el que el crecimiento del desempleo se ha c
onvertido en una de las más graves preocupaciones en nuestro país.
Iv
"Tengo el patrimonio mínimo imprescindible para subsistir"
}P}. ?A qué atribuye la decisión del Consejo de Ministros de expropiar Rumasa? ?Pe
nsó en algún momento en la posibilidad de expropiación cuando concedió la conferencia de
Prensa del pasado martes? ?Cuándo comenzó su pulso con el Banco de España? }R}. Voy a
ser conciso en una respuesta global para esta serie de preguntas. Jamás pensé que p
udiera ocurrir la expropiación del grupo Rumasa. No había razón alguna para temerlo. Y
estoy en condiciones de poder afirmar otra vez que sin esta expropiación el grupo
Rumasa hubiera continuado con toda normalidad. No tengo ninguna duda razonable
al respecto.
}P}. Tras la reunión de Boyer con los periodistas, en la que asegura que enviará a
los inspectores del Banco de España al }holding} si se rompe con la auditora Arth
ur Andersen, ?qué pasa? ?Cuál es la secuencia de hechos? 245 73 }R}. (Rebollo) Bo
yer propuso a Rumasa sacar un comunicado conjunto con el Ministerio de Economía, c
on dos partes: en la primera se decía que Ruiz-Mateos se comprometía a terminar y a
acelerar las auditorías. Esta primera parte se acepta, sustituyendo las palabras "
se compromete" por "mantiene vigente su compromiso". Boyer acepta ésto. En la segu
nda parte,
José María Ruiz-Mateos debía autorizar a las autoridades monetarias para poder llamar
y dialogar directamente con Arthur Andersen. Se le responde que no hay ningún inc
onveniente, siempre que Rumasa esté presente, pero no acepta. Boyer dio a Rumasa u
na hora para repensar su actitud y que firmase el documento. Esto no ocurrió y se
creó un clima de gran tensión.
}P}. ?Cuál es el patrimonio personal del que dispone en estos momentos el que ha
sido considerado el hombre más rico de España? }R}. El mínimo imprescindible para sub
sistir.
}P}. ?Quiénes son sus enemigos? ?Qué opina de la instrumentación política del asunto?
?Cuál es su estado anímico actual? }R}. No me considero enemigo de nadie, aunque por
desgracia no pueda evitar la posibilidad de que alguien pueda sentirse enemigo
mío. Por lo que se refiere a la instrumentación política del asunto, es elemental que
las decisiones del Gobierno son, por su naturaleza, políticas. Otra cosa es que se
an o no acertadas, y el libre enjuiciamiento de las mismas por los ciudadanos fo
rma parte del sistema democrático. Mi estado anímico es excelente, porque repito que
confío en la justicia.
}P}. Rumasa ha sido el caso enésimo de crisis bancaria en España. Sin embargo, su
resolución ha sido atípica en comparación con todos los precedentes. ?Se siente discri
minado en el trato obtenido respecto a Banca Catalana, Banco Urquijo y otros muc
hos? }R}. Ciertamente, la solución dada por el Gobierno a la presunta y, desde lue
go, no justificada suficientemente todavía crisis de Rumasa se 245 75 aleja de
las brindadas en otros casos en que sí existía una situación de crisis perfectamente c
omprobable. Saque usted mismo la conclusión adecuada y dígame si existe un trato dis
criminado.
}P}. Usted es un profundo conocedor de la economía española. ?Cree que hay en esto
s momentos otros grupos a los que se les debería aplicar -bajo el supuesto de la i
gualdad de oportunidades- la misma terapeútica que a Rumasa? }R}. Le sugiero que e
sta pregunta la dirija usted a las autoridades competentes en la materia, que su
pongo podrán responderle con todo lujo de detalles.
}P}. ?Qué necesita para sentirse rehabilitado? }R}. Sencillamente, que este asun
to se aborde, por quienes tienen la responsabilidad de hacerlo, con la absoluta
objetividad y justicia que cabe reclamar de un Estado de derecho.
}P}. ?Por qué cree que no le han concedido a usted las ayudas que va a emplear e
l Estado en expropiar, sanear y devolver al sector privado las sociedades ahora
expropiadas? }R}. Esta pregunta no me corresponde responderla a mí. Lo que sí puedo
afirmar, una vez más, es que Rumasa nunca tuvo ni necesitó ayuda del Estado.
}P}. ?Fueron en alguna ocasión buenas sus relaciones con el Banco de España? ?Alg
una vez le amenazaron con nacionalizar el grupo? }R}. El Banco de España jamás me am
enazó con tan grave medida, y tengo la convicción de que la autoridad monetaria no h
a considerado en ningún momento tal posibilidad. Prueba de ello es que, de haber e
ncontrado irregularidades graves en el grupo, habría adoptado inmediatamente las a
cciones cautelares necesarias, y para los que está plenamente facultada, como ha o
currido en otros muchos casos fáciles de recordar.
245 77
Séneca, Gracián y Maquiavelo aconsejan a Ruiz-Mateos
Rodeado de la mayor parte de sus trece hijos y de su mujer, de sus asesores ju
rídicos y de sus principales colaboradores en el }holding de la abeja}, José María Rui
z-Mateos, expresidente de Rumasa, el más grande grupo económico privado del país, se e
ncuentra voluntariamente encerrado entre las paredes de su chalé en el madrileño bar
rio residencial de Somosaguas, desde la madrugada del miércoles.
Ese día conversaba con algunos de sus hijos en el salón de la mansión cuando entró cor
riendo, apenas sin voz, otra de las hijas, para comentar lo que Eduardo Sotillos
, portavoz del Gobierno, acababa de decir por televisión: que Rumasa había sido expr
opiada. A la incredulidad sucedió la emoción y más tarde la falta de entendimiento. Er
a el fin de un proceso que según el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, h
abía comenzado en 1978 y que había tenido sus momentos más tensos el lunes pasado en u
na reunión de cuatro horas en el Ministerio de Hacienda.
En ese mismo salón, sesenta y cuatro horas más tarde, Ruiz-Mateos explicaba ayer a
dos redactores de }El País} su aturdimiento. "El tiempo dirá quien tiene la razón", d
ijo, pero "por el momento no tengo explicaciones razonables". Sobre la mesa, la
familia Ruiz-Mateos tiene, muy manoseado por el uso, un pliego de citas de Séneca,
Baltasar Gracián, Maquiavelo.
Algunas de ellas definen mejor que nada la personalidad del protagonista:
"Grandeza de ánimo es despreciar las injurias". "Pareció ir sobrepujando el riesgo q
ue a los grandes hombres los mismos peligros o les temen o les respetan". "Cuand
o la fortuna quiere elevar a un príncipe, le suscita enemigos, lizas, para ejercer
su coraje y su industria y hacerle subir más alto grado de potencia".
En otra mesa lateral, retratos de cada uno de sus trece hijos, del matrimonio,
del Rey Juan Carlos con 245 79 Ruiz-Mateos y un tríptico con las fotografías de
Alfonso Xiii, don Juan y el Rey Juan Carlos.
Ruiz-Mateos observa por los venta-
nales algunos de sus hijos más pequeños corretear por el jardín con la camiseta del B
arça. Para hacerle las fotografías con los familiares los llama dentro de la casa; t
iene un miedo casi patológico a que los fotógrafos de prensa que acampan a la puerta
de su casa con potentes teleobjetivos puedan localizarle.
Lo mismo ocurre ante la presencia del magnetofón. La entrevista comienza con el
periodista usando papel y lápiz hasta convencerle de la necesidad de reproducir fi
elmente su pensamiento, su estado de ánimo, su vehemencia. Tras la larga conversac
ión, Ruiz-Mateos parece más relajado que al principio. "Hablo con el corazón", dice, y
cada poco pregunta si le crees. Su capacidad de convencimiento es infinita: cua
ndo habla de Rumasa es un iluminado con pocas dudas sobre el modelo.
Iv
El país Domingo
246 83
Religión y patria
Este convencimiento de poseer la única fe capaz de salvar el destino de los vasc
os tiene para Ion Juaristi, profesor de filología hispánica y dirigente de Euskadiko
Ezkerra (EE), un inequívoco componente religioso.
Por mucho que Sabino Arana adjurase del carlismo, hay en él una amalgama de integr
ismo y un raro federalismo de raíces forales. "El gran problema del PNV es que ha
sido incapaz de crear un modelo de Estado integrador, aunque sea vasco". Fernand
o García Cortázar, jesuita de Deusto, historiador, crítico del nacionalismo, añade que e
l púlpito ha sido uno de los vehículos para transmitir la ideología del PNV. "No es ex
traño que la idea de patria haya terminado por adoptar caracteres religiosos. Eso
le da fuerza y le incapacita para el pacto". Con el infiel no hay acuerdo posibl
e.
Juaristi agrega que el PNV es "incapaz de entender una sociedad basado en lazo
s políticos". Estudioso del siglo Xix, asegura que los vascos no han tenido en su
historia conciencia de unidad política, aunque sí de unos privilegios comunes, los f
ueros, cuya defensa los unió ocasionalmente.
Los derechos históricos que Arzalluz invoca han teñido, a su juicio, de arcaismo la
vida política vasca, restando poder al Gobierno de Vitoria en favor de las diputac
iones. Garaikoetxea ha hecho de la ley de Territorios Históricos el blanco de un p
artido que, a falta de legitimidad histórica, necesita justificar el cisma naciona
lista.
Koldo Michelena, catedrático de filología indoeuropea, raro ejemplar de sabio vasc
o, lo explica en términos simples: "Cuando yo hice la guerra en Bilbao estaba defe
ndiendo a Euskadi, no a Vizcaya". A sus 68 años, afiliado al PNV durante medio sig
lo, se ha dado de alta en EA, después de vivir el cisma nacionalista como una muti
lación biográfica. Esa difusa reivindicación foral carece para él de
sentido. "Esta tierra, que no ha te246 85 nido unidad en ningún período histórico,
tiene derecho a acercar a sus gentes. El estatuto es el primer medio que se nos
ha ofrecido para eso".
La batería de acusaciones hace poca mella en el máximo dirigente del PNV. Eso que
otros llaman foralismo, que garantiza a las tres provincias vascas idéntica repres
entación en las instituciones autonómicas, al margen de su peso demográfico, era para él
la única vía para que una provincia de poca implantación nacionalista como Álava votase
por Euskadi. "Sólo así podemos esperar que algún día los navarros sigan el mismo camino
".
Un proyecto discreto
La herida abierta del nacionalismo ha sido su fracaso en la reunificación territ
orial, que pasa por Navarra.
El líder del PNV relata así la estrategia que trazó su partido al final del túnel franqu
ista. "Hicimos un diseño discreto para los 10 años siguientes. En un momento en que
teníamos escasos medios humanos y económicos, cuando la calle estaba en manos de tod
os los radicales, no sólo de ETA, trazamos un proyecto discreto:
conseguir la unidad de Euskadi sur en el marco de un estatuto que no fuera infer
ior al del 36, sin renunciar a nuestro propio ser". "Hoy tenemos una hacienda au
tonómica, una policía, unos medios de comunicación propios y competencias para desarro
llar un modelo educativo que potencie el }euskera}.
Aunque no han faltado los regateos, hemos logrado el marco jurídico que pretendíamos
, salvo la unidad territorial, en la que el PSOE se echó atrás, es posible que por c
onsideraciones estratégicas. Navarra le da a Euskadi una complementariedad territo
rial y una larga frontera pirenaica con Francia que Madrid ve con recelo".
Con su fe fortalecida por 40 años de catacumbas, el PNV no supo ver, asegura el
médico donostiarra Antonio Ayestarán, que tras la aparición de ETA se había consolidado
la ruptura del nacionalismo con una cultura política radical que reconocía en la vio
246 87 lencia uno de sus rasgos de identidad.
Los últimos vástagos
Ii
de la familia nacionalista habían llevado la idea sabiniana de un Euskadi soberano
hasta sus últimas consecuencias.
Frente a la filosofía del paso a paso "sin renunciar a nada", como Arzalluz se e
ncargaba de recordar, o la política real que en boca de Garaikoetxea significa est
ablecer pactos sin abandonar el horizonte de la autodeterminación, los jóvenes airad
os han alzado la bandera del todo o nada.
Para Herri Batasuna (HB) la soberanía vasca no tiene cabida en una Constitución unit
aria que deposita la soberanía en el pueblo español. Iñaki Esnaola afirma que muchos n
acionalistas que militan bajo otras siglas están de acuerdo con esto, sólo que es-
tán atados por líderes timoratos. Ion Idígoras no tiene reparo en asegurar que mientr
as no se acuerde "un nuevo marco político", idea dominante y casi única de su actual
campaña, la violencia seguirá en Euskadi. Es el sistema el que les expulsa al no de
jar resquicios para materializar sus ideas.
Minúsculos carteles
La cultura de la violencia ha permitido a HB incorporar a sectores marginales
de la sociedad, jóvenes sin trabajo ni esperanza de tenerlo, que han hecho una ver
sión nacionalista de la ira que recorre hoy muchas ciudades europeas. Para Antxón Pére
z de Calleja, economista crecido en la Caja Laboral Popular, que hace dos años col
gó su título para dedicarse a fabricar quesos de Idiazábal con técnicas artesanales, no
hay una diferencia sustancial entre esta violencia y la que azota a las urbes su
perindustrializadas de la RFA o Francia.
Tomás, cantante del conjunto de }rock radikal} Zer Bizio?, dice que la violencia
es inseparable de su música. Viviendo en Bilbao no puede cantar a los pájaros del c
ielo, entre otras cosas porque no los ve. "Tengo 247 89 que decir _"qué bien, h
oy no nos ha parado la policía_". Eso no significa que el }rock radikal} se limite
a decir _"policía, policía, mierda, mierda_". Nosotros queremos estimular a la gent
e contándole lo que nos pasa".
Sus últimos conciertos están patrocinados por HB, que les paga 60.000 pesetas, aunqu
e puntualiza: "Nosotros no le damos la mano a nadie, ni siquiera a HB". Según él, la
s elecciones no sirven para nada, salvo "para que se vea que en este pueblo hay
una respuesta". Su próximo disco saldrá pronto a la calle con un título expresivo: }Se
ntimientos y venganzas}.
Contra los usos de otros partidos, HB apenas coloca un par de minúsculos cartele
s en el escenario, al que no sube ningún orador. La comunicación con el público no nec
esita de mayores identificaciones. El cantante de Zarama dedica una canción "a las
parejas conflictivas..., esto es, a todas las parejas..., incluidas las de la G
uardia Civil". Un centenar de jóvenes baila bajo la lluvia. Sólo un grito demasiado
obvio: "Gora ETA militarra". Todo se desarrolla en Baracaldo, un pueblo de aluvión
crecido en los huecos que dejan las fábricas. Altos hornos y viviendas se mezclan
en un paisaje infernal. Es lo que el escultor Eduardo Chillida denomina "indust
rialización atroz".
"La cultura de la violencia ha permitido a HB incorporar a sectores marginales
que han hecho una versión nacionalista de la ira que recorre hoy muchas ciudades
europeas.
Desde el axioma de que nada hay más tímido que un millón de dólares, no es de extrañar q
ue el País Vasco haya entrado en su más grave crisis económica. La violencia no ha sid
o la causa, pero nadie niega que ambos fenómenos se alimentan mutuamente."
Arzalluz apunta que HB "es el desagüe de muchas cosas", que, según Juaristi, ha da
do cobijo a "todos los que andan a la búsqueda desesperada de identidad". En término
s más brutales añade: "Ya puede ser vasco todo el 247 91 que comulgue con la abye
cción y el asesinato". García de Cortázar no exculpa al nacionalismo tradicional de la
violencia. "Todo nacionalismo conduce a la exigencia de un Estado, y el peligro
de las utopías es que crean frustraciones y conducen a la violencia".
Arzalluz se irrita ante la denuncia de que su partido se ampare en ETA para ex
tender su propio poder, y rebota las sospechas hacia Madrid. Está convencido de qu
e el día que desaparezca ETA, "y ojalá sea hoy", habrá una recomposición de los nacional
istas. "Si entre nosotros, que ya hemos demostrado que tenemos la mayoría en este
país, nos ponemos de acuerdo en cuatro o cinco grandes temas, aunque nos peleemos
en los demás, ese día el PSOE tendrá más problemas que hoy.
Lo que me preocupa ahora es que ETA deje de pegar tiros".
Iv
Fin de época
Juaristi encuentra, sin embargo, un mensaje subliminal en la actual campaña elec
toral del PNV: "O nosotros o el }comando España}". Eso es lo que deduce cuando le
oye decir al }lendakari} Ardanza que ETA puede seguir 25 años más si no se satisface
n las legítimas aspiraciones del pueblo vasco.
Desde el axioma de que nada hay más tímido que un millón de dólares, no es de extrañar q
ue el País Vasco haya entrado en su más grave crisis económica. Es seguro que la viole
ncia no ha sido la causa del derrumbe industrial, pero nadie niega que ambos fenóm
enos se alimentan mutuamente. Pérez de Calleja, que desde su caserío aún puede divisar
un bosque enriquecido de oro por el otoño, todo un lujo en esa cadena de chimenea
s que va desde Somorrostro a Fuenterrabía, dice que la violencia es un fenómeno aled
año de una crisis industrial mucho más profunda.
"Se nos ha agotado un modelo indus247 93 trial que ha funcionado durante un
siglo". Este proyecto, encabezado por la Liga de Productores Vizcaínos y tributar
io de Henry Bessemer, inventor del alto horno de hulla que permite la obtención de
acero de los hierros sulfurados vizcaínos, se apoyó en el nuevo marco económico impla
ntado en 1976 tras la definitiva derrota carlista, que algunos nacionalistas rec
uerdan como una más de las guerras perdidas por los vascos. El }monocultivo} del h
ierro fue el motor de una industrialización algo tardía, que con el traslado de las
aduanas a la costa encontró en España un mercado cautivo.
Iii
"Ese escenario se ha acabado", asegura Pérez de Calleja. "La revolución tecnológica,
la explosión salarial, el fin del proteccionismo con la integración europea y la cr
isis de un proyecto basado en altos consumos energéticos nos han dado la puntilla.
Estamos en una típica situación de fin de época y parece
que nuestros políticos ni se han dado cuenta o al menos no lo reconocen". En su di
agnóstico la violencia es un hecho marginal, aunque actúa como factor de desmoraliza
ción.
El presidente de la Confederación de Empresarios Vascos, José María Vizcaino, y el d
irector de la Zona de Urgente Industrialización (ZUR) del Nervión, Roberto Velasco,
creen, por el contrario, que el modelo tradicional tiene cuerda todavía, siempre q
ue se haga un esfuerzo tecnológico. "Para eso no basta la autofinanciación, hacen fa
lta capitales exteriores".
La huida
Pérez de Calleja recuerda que, salvo en el automóvil, Euskadi ha participado en to
das las aventuras industriales del siglo. En los últimos años ha perdido, salvo caso
s aislados, el tren de la revolución informática.
Velasco añade que "ni la ITT ni la Hewlett Packard han venido, aunque 248 95 sólo
sea a preguntar, prefieren irse a zonas menos calientes. Las multinacionales hu
yen del País Vasco".
"En una negociación reciente el inversor extranjero mostró un periódico en el que se
veía a dos jóvenes que quemaban un autobús a cara descubierta. _"?Qué les ha pasado?_".
_"Me temo que nada_", le respondieron.
_"Pues mientras eso no se corrija, no podemos invetir" Ni la ITT ni la Hewlett P
ackard han venido a Euskadi, aunque sólo sea a preguntar. Prefieren irse a zonas m
enos calientes y las multinacionales huyen"
Vizcaino cuenta que en una negociación reciente el inversor extranjero le mostró u
n periódico en el que se veía a dos jóvenes que quemaban un autobús a cara descubierta.
"?Qué les ha pasado?". "Me temo que nada", tuvo que responder. "Pues mientras eso
no se corrija, no podemos invetir". Le preocupa más la impunidad que el hecho en sí.
La violencia laboral ha desbordado a los sindicatos clásicos.
Jefes de personal ven su nombre en las calles con el añadido macabro:
"Te vamos a matar". Un empresario cuenta más de uno de sus jefes de taller ha reci
bido llamadas amenazantes por el solo delito de echar una bronca en la fábrica. "N
o importa que sea nacionalista".
Según una encuesta realizada recientemente por la ZUR entre 2.800 industrias del
Nervión, más de 700 no han invertido nada en los últimos tres años ni piensan hacerlo e
n los tres próximos. La respuesta sólo fue
positiva en 500 casos. "No invertir en seis años es morir", sentencia Velasco.
Destrucción del 40% del empleo industrial en ocho años, tasas negativas de inversión
hasta 1983, paro del 56% entre menores de 25 años (el más alto en todas las regione
s de la OCDE), son datos -algunos del propio Gobierno autónomo- que ha memorizado
el socialista José María Benegas para desmentirle a Ardanza cuando éste sostiene que l
a crisis tocó fondo en 1980.
Hay empresarios que sostienen que el País Vasco volvería a dispararse hacia arriba
si se pusiera coto a la violencia. Algo de eso se trasluce cuando Vizcaino tran
smite a los políticos el mensaje de que acaben con la lucha armada y se pongan de
acuerdo en algunos puntos esenciales, lo demás correrá de parte de los empresarios.
"Algunos se han ido pero la mayoría sigue aquí. Las industrias no se pueden desmonta
r y llevar a otro sitio.
No es fácil encontrar un tejido de industrias auxiliares y obreros ya formados, co
mo los que aquí tenemos.
Y, al final, nos tira esto".
El entierro de Neguri
Crisis y violencia han arrasado ese escaparate de la acumulación capitalista que
fue Neguri. "Los bienes no anietan", explican algunos. García de Cortázar dice que
la gran burguesía vasca, visceralmente española y anti PNV, "murió el día que se dejó mata
r a Javier de Ybarra" en plena campaña de las primeras elecciones de 1977. Este je
suita que dirige el colegio mayor Deusto recuerda que, entre 350 estudiantes, al
menos cuatro han vivido un secuestro en su familia y tres más han visto cómo mataba
n a su padre. "Es lógico que no quieran seguir ese camino".
El asesinato de María Dolores González Cataráin, Yoyes, y la muerte en acción de Genar
o García Andoáin suponen, con todo, un salto cualitativo en la guerra de ETA.
"La explicación de que ETA", dice Juaristi, "es una respuesta al centralismo de Ma
drid deja de servir cuando tienes el muerto en casa".
?Cómo salir de esta espiral? EE se ha ganado el título de traidor a la patria, algo
que muchos países en guerra castigan con la muerte, por proponer que no hay más sali
da que el estatuto. Esta coincidencia con el PSOE es en sí misma un delito.
Benegas proclama desde el gueto no nacionalista que en la Constitución no caben ni
el pacto con la Corona (una vez más la memoria foralista de Arzalluz) ni el Estad
o confederal (Garaikoetxea) ni la autodeterminación.
Mario Onaindia es un hereje merecedor de la hoguera cuando concluye que los va
scos se autodeterminaron al votar el Estatuto. La sospecha se amplía a toda la fam
ilia de Aitor, el legendario padre de los vascos acuñado por el riojano Navarro Vi
lloslada.
A la dualidad nacionalismo-españolismo se suman múltiples guerras de
banderías. La traición se ha convertido en un mensaje electoral de curso corriente.
Los del PNV acusan de traidores a sus correligionarios de ayer agrupados en EA,
para HB, los seguidores de Euskadiko Ezkerra son unos vendidos a la causa de Ma
drid y finalmente ETA acusa a todo lo que no sea HB.
Michelena confiesa que éste es "un país aterrorizado", en el que todos tienen un e
xquisito cuidado en no decir lo que no deben decir. Impenitente lector en inglés d
e novelas negras, no cree que el miedo de Euskadi sea muy diferente del que se a
dueñó de Chicago bajo el imperio de la mafia del alcohol. "Nosotros creíamos algo tan
simple como que era malo matar.
Incluso tratamos de hacer la guerra decentemente. Pensaba que ése era un valor del
país, pero ahora resulta que se acepta lo contrario".
Todo es empeorable
A veces no se sabe si ese Euskadi soberano, por el que ETA mata, es para el PN
V una utopía, irrealizable como tal, o una meta política operativa. Arzalluz ha reco
nocido alguna vez que Euskadi sólo podrá ser un Estado independiente "por una broma
de la historia". Pero no está dispuesto a renunciar. "Nadie renuncia a nada, tampo
co los socialistas a su propia utopía".
Eso se manifiesta con crudeza en la guerra lingüística. El PSOE desconfía de todo lo
que suene a privilegio del idioma vasco en la educación.
Hay un temor inconfesado a que la normalización social del }euskera} contribuya a
ahondar el nacionalismo.
248 101 Michelena, que ha dedicado a esta lengua to
da una vida, reflexiona así:
"Cierto grado de conflicto es inevitable, pero en interés de todos debemos consegu
ir que se mantenga dentro de márgenes tolerables. La actuación sobre el }euskera} no
debería depender de los vaivenes electorales. Es difícil encontrar un marco aceptab
le para todos, pero creo que podemos establecer dos principios: la lengua menos
favorecida históricamente tiene derecho a una protección especial, sobre todo porque
es un patrimonio esencial, pero es insensato pretender que se convierta en el i
dioma único". El mejor conocedor del }euskera} sostiene que la violencia es inútil e
n este terreno.
"La violencia no logra otra cosa que ahuyentar a la gente y nosotros, que somo
s un país marginal desde el punto de vista de la cultura, necesitamos más que nadie
la exogamia. Todo lo que contribuya a avanzar en el terreno del conocimiento es
bueno, sea en una lengua o en otra. Necesitamos universitarios homologables en e
l exterior, sin que el }euskera} sea la medida única". A Michelena le importa poco
que la física cuántica se explique en vascuence, "aunque ya podemos hacerlo, porque
nuestra lengua se ha modernizado". Prefiere que el profesor sea de primer nivel
.
Desde HB critican su tibieza, a veces en términos durísimos. Ningún
ámbito escapa así a la sospecha. Juaristi asegura que "con la degradación actual la i
ndependencia sería un horror, que conduciría a una guerra civil. Un Estado vasco sólo
sería posible hoy bajo la forma de una dictadura". Muchos han hecho suyo un tremen
do fatalismo: "Todo es empeorable".
249 103
Alfredo Astiz:
historia de un centurión
Uno de los pocos supervivientes -un centenar entre los 5.000 "secuestrados" qu
e pasaron por la tétrica Escuela de Mecánica de la Armada argentina- que hoy permane
ce refugiado en Madrid, conocía al capitán Alfredo Astiz. Este es su testimonio.
Maruja Torres La persona que tengo ante mí y que -como los
otros que me nutren para este reportaje- me pide que le respete el anonimato, ya
que no los recuerdos, se explica a sabiendas de que me va a costar entenderle:
"Cuando digo que Alfredo Astiz no es como le definen los periódicos no quiero sign
ificar que sea mejor. Sencillamente, es distinto. No es un torturador, en el sen
tido de que su misión no era conducir los interrogatorios ni aplicar la }picana} e
léctrica, aunque seguramente alguna vez lo hizo si fue necesario.
Pero es un torturador, a lo mejor el que más, porque él era uno de los que suministr
aban el material humano que luego iba a parar bajo las manos de los verdugos. De
sde un punto de vista ético, moral y de responsabilidad histórica, Astiz está metido h
asta el cuello. Sin embargo, no quiero ser injusto con él, y si alguna vez volvemo
s a encontrarnos cara a cara, pretendo que sepa que nunca le falsifiqué, que expli
qué su monstruosidad tal como era, sin simplificarla".
La persona que tengo ante mí es uno de los pocos supervivientes -unos cien de en
tre los 5.000 }secuestrados} que pasaron por la tétrica Escuela de Mecánica de la Ar
mada- que hoy permanecen refugiados en Madrid. Alguien que conocía a Astiz como qu
izá 249 105 sólo las víctimas llegaron a calar en sus verdugos.
Otro testimonio -otro superviviente- coincide:
"No es un Martín Borman. Eso sería demasiado fácil".
Y no es un personaje fácil, no, el teniente de navío Alfredo Astiz. No es un homb
re a la manera de Pernia, alias }el Rata}, que antes de hincarle la }picana} en
la carne a una mujer suplicaba: "Permiso, señora". Ni a la de Acosta, alias }el Ti
gre}, un }dandy} que se cambiaba de atuendo varias veces al día y disponía de distin
tos relojes marca Rolex para conjugar con el traje, y que entre dos torturas pra
cticaba la navegación a vela, y que descendía a la cámara de los horrores en chándal, co
n un whisky en una mano y un lanzagranadas en la otra, y que en plena aplicación d
el suplicio hacía una pausa para explicar, en su gracioso estilo onomatopéyico -"y e
ntonces el destructor, brrrrrrummm, en vez de atacar, encalló, plas, plum, y chim,
pom"-, ocurrentes chistes mientras sus víctimas gemían de dolor. Tampoco es como Be
nasi, el minucioso, el concienzudo, que aplicaba el martillo tan prolijamente qu
e más adelante fue enviado a Arabia Saudí para asesorar al rey Jaleb.
"Astiz era un oficial típico de la Marina argentina. Si su nombre transcendió fue po
r haberse visto envuelto en asuntos internacionales".
Intoxicación de titulares
Asuntos internacionales: dos monjas francesas y una súbdita sueca -la }suegrita}
, como ellos la llaman- capturadas, torturadas y asesinadas. Pero luego hablarem
os de eso. Ahora estamos en que hay que prescindir de la intoxicación de titulares
de periódico y notas de agencia, del Astiz pintado como un lobo sediento de sangr
e humana, para ceñirse a otra realidad mucho más compleja, a otro infierno.
Para entender a quienes se refieren a Alfredo Astiz como a un enemigo distinto
-y no por ello menos pavoroso- hay que empezar imaginando, si se puede, ese edi
ficio de cuatro plantas 249 107 situado en el bonaerense barrio de Núñez, en la a
venida del Libertador, a cuatrocientos metros del estadio del River Plate. La cáma
ra de tortura está en el sótano; en la planta baja se encuentran las oficinas operat
ivas y de inteligencia; en el primer piso hay cuartos vacíos, en el segundo están lo
s dormitorios de los oficiales permanentes, y en el último, la }capucha}, en donde
se hallan, en un ambiente dividido por tabiques, los detenidos que no están siend
o torturados. El mundo comienza y termina ahí, hasta el punto de que los gritos de
los hinchas, que llegan amortiguados desde el estadio, parecen sonidos de ultra
tumba. Es como vivir en el interior de un submarino, es el otro lado del espejo,
la locura, quizá tanto para los verdugos como para sus víctimas. Porque la mayoría de
quienes realizan entre esos muros su oficio de muerte tienen detrás una familia d
estrozada.
Un mundo en el que la lectura favorita de todos es la trilogía de Larteguy }Los
centuriones. Los pretorianos y Los mercenarios}. Un mundo en el que algunos de l
os secuestrados sobreviven porque precisamente han te-
nido alguna vez en sus manos esos libros, y para ellos es como un manual, un ca
tálogo de lo que en la escuela van a encontrarse. Un mundo en el que el prisionero
constituye la única familia de su capturador, porque en cuanto uno caía en las rede
s del }Seleno} -nombre de batalla del grupo operativo 3.3.3.2, de la Escuela de
Mecánica de la Armada-, uno pasaba a pertenecer en cuerpo y alma al oficial que ha
bía dirigido la caza.
Tampoco puede entenderse la Escuela sin profundizar antes un poco en el papel
de la Marina, cenicienta que ha sido a lo largo de la historia de Argentina, int
entando siempre colocar presidentes en lo alto y fracasando siempre, tratando si
empre de sobrepasar al Ejército y la aeronáutica y desbordada siempre. Ese rosario d
e frustraciones se vio interrumpido gracias a dos factores: la toma del poder po
r parte de la Junta Militar en marzo de 1976 y la ambición sin lími249 109 tes de
l entonces comandante en jefe de la Fuerza Naval, Eduardo Emilio Massera, quien
vio la ocasión de hacerse con una importante parcela de poder a cambio de converti
r la Escuela, que tradicionalmente servía para impartir enseñanza técnica y formar com
o suboficiales a muchachos de extracción modesta, en el primer centro de obtención d
e información enemiga del país; es decir, en el más importante templo de la tortura, e
l }traslado}, la desaparición, el exterminio.
Fue inútil que el Servicio de Inteligencia Naval pretendiera que la Escuela y su g
rupo operativo, }Selenio}, no se escaparan de su órbita.
Massera hizo que ese instrumento
Ii
de poder dependiera directamente de su voluntad, y a la Junta Militar le pareció m
uy bien, hasta el punto de que pronto }Selenio} extendió su radio de acción por todo
el país y más allá de los océanos, a pesar de haber nacido con el pretexto de proteger
los territorios abyacentes a la Escuela.
Hoy, Massera es presidente del Partido de la Democracia Social, dispone de un ór
gano periodístico llamado }Convicción} y amenaza cada dos por tres con bloquear las
listas de desaparecidos, motivo por el cual ha sufrido más de un atentado. Sin emb
argo, en aquel tiempo, Massera gustaba de acudir personalmente a torturar -sólo de
cuando en cuando, para alivio de los guardaespaldas que tenían que protegerle-, c
omo el patrono que llega puntualmente a su fábrica para dar ejemplo a los obreros.
La marina te llama
En la Escuela se daban tres tipos de represores. Estaban los burócratas, la mayo
ría, un 70%, los típicos "hago-lo-que-me-hago-por-que-me-loordenan", que cumplían al p
ie de la letra, sin pasarse ni quedarse cortos, y que se llamaban a sí mismos }pro
fesionales}. Luego estaba un 20% de psicópatas, de esos que babean, lloriquean y j
adean cuando torturan, y que 250 111
pertenecen al prototipo del verdugo hollywoodiense.
Y, finalmente, apenas un 10%, uno se encontraba con los convencidos, los que a
ctuaban en nombre de una ideología. Eran los peores. Entre ellos se encontraba Alf
redo Astiz.
Desde muy niño había querido ser oficial de la Marina: por mucho que mire atrás no r
ecuerda haber pretendido otra cosa. Y, de alguna manera, es natural, lo lleva en
la sangre. Su abuelo poseía unos astilleros. Su padre fue un marino de los de cue
rpo entero, de esos que permanecen en el puente de mando infundiendo valor a sus
hombres, capaces de hundirse con el barco, a la manera de un personaje de Conra
d o Stevenson. Lástima que tantas virtudes navales tropezaran con la ambición de Mas
sera, que nunca le permitió llegar a contralmirante. En cambio, Massera estuvo enc
antado de introducir a Astiz hijo en el turbio asunto de la eufemísticamente llama
da }lucha antirrepresiva}: era una forma de pringar a la Marina tradicional hast
a el cuello en la más sórdida página que ha conocido la historia argentina.
Alfredo Astiz tenía 23 años cuando triunfó el golpe y era prácticamente igual que ahor
a, igual de valiente, igual de seguro, con la sonrisa inocente, el mechón claro ac
ariciándole la frente, el cuerpo de jugador de rugby, el talante caballeroso de of
icial de elite frecuentador de niñas bien a las que no presta atención excesiva. La
primera operación en la que el joven Astiz participa, antes de pertenecer a }Selen
io}, tiene efecto poco después del golpe, cuando se procede a secuestrar -y podría d
ecirse que es un secuestro hasta cierto punto }legal}, teniendo en cuenta lo que
vendrá después- a políticos y sindicalistas que pueden oponerse al régimen de Videla. L
a operación se lleva a cabo utilizando microbuses, y Astiz se jacta de su eficacia
, de que ha resultado mucho mejor que cuando el golpe de 1966, en el que, según le
han dicho, hicieron lo mismo utilizando microbuses de una sola línea y, claro, aq
uello fue un desmadre.
250 113 Más adelante, a principios de 1977, Astiz lle
ga a la Escuela de Mecánica de la Armada como uno de los oficiales rotativos que o
peran contra los montoneros durante períodos de tres meses y que luego son enviado
s a otro destino, a descansar y, sobre todo, a olvidar la sucia tarea que estuvi
eron desempeñando: otro ingenioso invento de Massera para implicar a la oficialida
d en la represión.
La suequita
De la desaparición de la ciudadana sueca Dagnar Hagelin -apenas dieciséis años-, com
o de la de las monjas francesas, los montoneros supervivientes carecen de inform
ación directa, y la que tienen les viene de terceros, de médicos o guardianes de la
escuela.
Parece bastante seguro, sin embargo, que Alfredo Astiz participó en la operación de
captura como uno más entre la treintena de oficiales que sitió la casa a la que ella
acudió, aun-
que resulta bastante probable que la bala que se alojó en su cabeza perteneciera
a la escopeta que el joven Astiz -alias }el Rubito}- solía utilizar en este tipo d
e operaciones. El disparo rozó el cerebro de Dagmar y la dejó hemipléjica, sin control
de esfínteres. Luego la llevaron a la escuela, la torturaron y, finalmente, la ma
taron.
En aquel tiempo, la orden de eliminación tenía que proceder de Acosta, el jefe máxim
o del grupo: Astiz todavía era un recién llegado. Uno y otro habían cometido un dramátic
o error, porque Dagmar no era la montonera que buscaban. Pero cuando pensaron en
devolverla, en vista del escándalo internacional que la Embajada sueca estaba org
anizando, consideraron que la muchacha estaba impresentable. La suprimieron.
"Qué han hecho con _"el Rubio_""
La operación más brillante en que Astiz participó, aquella por la que más tarde se haría
, como suele decirse, tristemente famoso, fue su infiltración en el movimiento de
las Ma250 115 dres de la Plaza de Mayo. Se le puede imaginar fácilmente: joven,
rubio, guapo, simpático, tierno, el hijo con el que todas aquellas mujeres desang
radas podían identificarse. Apareció en la plaza de Mayo fingiéndose hermano de un est
udiante desaparecido.
En esa misma ocasión la policía -una hábil maniobra- carga sobre las madres, él trata de
defenderlas a golpes, las madres se conmueven, se arrojan sobre los agresores,
le rescatan.
Y a partir de ese momento, Alfredo Astiz se convierte para ellas, en }el Rubito}
, alguien a quien proteger y adoptar, alguien que les protege a su vez. Le intro
ducen en la comisión, y él y una montonera detenida en la escuela que más tarde se une
a él en la infiltración, fingiéndose hermana suya -hoy, vive en Madrid y afirma que f
ue obligada a ejecutar ese trabajo-, consiguen asistir a diversas reuniones.
El día en que se produce la recaudación de fondos, cuando las dos monjitas francesas
, Alice Domont y Leonie Duguet, acuden a la modesta colecta que han obtenido por
su parte, los de }Selenio} caen sobre ellas.
Son capturadas las dos religiosas y trece madres, ... }el Rubito y la Rubita}, p
ero a estos se les deja en libertad inmediatamente, aunque sus víctimas lo ignorarán
siempre.
"?Donde está }el Rubito}?, ?qué han hecho con él?", dicen que preguntaban las monjas
en su celda, encapuchadas y con grilletes en tobillos y muñecas. Y dicen también qu
e nadie se atrevió a contarles la verdad.
No se sabe si Astiz las torturó.
En todo caso, ?qué importa eso? Las trece madres y las dos religiosas fueron también
brutalmente suprimidas.
La orden debió partir nuevamente de Acosta, }el tigre}, el jefe, que en ese moment
o se encontraba en Puerto Belgramo, visitando a su mujer y a su padre -se vanagl
oriaba de haber enseñado a disparar a su hijo, de diez años, con una pistola del 45-
, y que
habló por teléfono con Astiz cuando se enteró de la captura. Pero no cabe exculpar a
Astiz, que en ese momento no era ya un recién llegado, sino un oficial con mucho p
restigio en la es250 117 cuela y que además, según la norma imperante allí dentro,
era dueño y señor de sus detenidas.
El ocaso del guerrero
Dicen que Alfredo Astiz, a veces, reflexionaba en voz alta sobre el futuro. "S
i la Marina me larga por lo que he hecho aquí, ?a qué me voy a dedicar? Claro que",
se animaba, "tengo una buena capacidad técnica, soy hombre rana, paracaidista, exp
erto en explosivos, sé hacer muchas cosas...
Podría irme a un país africano como mercenario". Luego, de repente, renacía su confian
za: "No, el Arma no me abandonará".
Y no le abandonó. Le dio finalmente, como premio, la guerra con la que había soñado
desde que era pequeño.
Después de haber combatido en esa otra guerra rastrera contra madres y monjas, des
pués de haber asesinado concienzudamente, el teniente de navío Alfredo Astiz pudo fi
nalmente combatir contra verdaderos destructores, contra cañones auténticos, soldado
s entrenados como él para la muerte.
Y entonces se rindió. De acuerdo con su lógica marcial, hubiera tenido que pegarse
un tiro: pero ahí le falló el personaje. Por eso ahora, quienes le recuerdan, dicen
que es un monstruo con fisuras. Un monstruo con los pies de barro.
251 119
Iv
I El País, viernes 30 de junio de 1995
20 / España
Anguita equipara a los socialistas con el PP y les pide que abandonen la política
de derechas y se unan a IU
Rodolfo Serrano, Madrid No le dejaban hablar. Le gritaron "Asturias"
(referencia a la falta de acuerdo que puede llevar al PP al Gobierno en esta co
munidad). Murmuraron y hasta se oyó alguna risa sar253 141 cástica. Julio Anguita
, terno impecable, impasible y serio, la mano en el bolsillo, sin descomponer el
gesto, esperó a que remitiera "el clamor" -llegó a pedir amparo al presidente del P
arlamento para continuar- y repitió que "los pactos, las componendas y los acuerdo
s con CiU" llevan al PSOE a una política de derechas.
Derecha que, dijo, no está sólo en el PP y que amplió a los bancos socialistas que apo
yan políticas neoliberales.
El coordinador general de IU y ayer portavoz del grupo parlamentario IU-IC ten
dió su mano -bien es verdad que más parecía cerrada en un puño- a las diputadas y los di
putados socialistas. Y les recordó que, al final, los conceptos de izquierdas no e
stán en las siglas, están en las políticas que se llevan a cabo.
Había pedido elecciones anticipadas, había dicho que él ya habría presentado, si tuvie
ra suficientes diputados, la moción de censura. Había hablado del Cesid. Y había dicho
que era absurdo que la investigación de lo sucedido en el centro se le encargara
al propio Manglano -"es como poner a la zorra a guardar el gallinero"-.
Anguita, además, negó credibilidad a las explicaciones del vicepresidente Serra y
a las del presidente González. Y no es que no les creyera, es que además acusó al prop
io González de ser él "el auténtico problema". Le reprochó que intentara soltar lastre c
on las dimisiones de Serra y García Vargas y terminó pidiéndole que si había "complot o
conjura, tenía que denunciarlo, dar nombres, aquí, en el Parlamento". "La sociedad n
o se ha conmovido con la publicación de las escuchas", contestó a uno de los argumen
tos del presidente, "se ha conmovido por ese atentado a los derechos constitucio
nales".
La intervención de Anguita estuvo claramente dividida en dos partes. La primera
fue un largo rosario de preguntas, de reproches, de puntualizaciones dirigido a
Felipe González.
Para la segunda parte reservó sus mejores golpes. Se dirigió a los diputados y dipu
tadas socialistas "aun a 253 143 riesgo de que mis palabras sean interpretada
s torticeramente, manipuladas..." (se oyeron los primeros rumores) y les recordó q
ue habían ganado el "escaño en buena lid" pero "golpeando los viejos miedos de este
país:
que viene la derecha".
Los rumores eran ya clamor -como el mismo Anguita dijo- cuando el coordinador
de IU aclaró que la derecha era el PP, pero era también aquella "que vota a la refor
ma laboral, que hace una política neoliberal". El clamor amenazaba con pasar a escán
dalo y Anguita se ofrecía a bajar el tono.
Sería el de voz, porque endureció aún más el contenido preguntando a los socialistas: "?
Con qué fuerza vais a protestar por unas políticas que ahora estáis haciendo vosotros?
". Les recriminaba y les abría los brazos: "La izquierda os necesita". Y les repro
chaba que "calléis, aplaudáis y luego murmuréis por los pasillos", porque eso es "mant
ener una agonía terrible y ominosa para la izquierda y para todo el país".
A los reproches de González y del portavoz socialista
Joaquin Almunia sobre los cafés con Aznar y la política de pactos poselectorales se
guidos por la IU, Anguita, elevando el tono -ahora sí- vino a decir que, al fin y
al cabo, si no tomaba café con González era porque éste no quería saber nada con Izquier
da Unida.
Anguita terminó su intervención haciendo un llamamiento que, a tenor de lo que los
diputados socialistas expresaban con sus murmullos y sus gritos, caía como voz qu
e clama en el desierto: "Ni queremos estar solos ni es conveniente. Os esperamos
para discutirlo. Os esperamos andando. El tiempo se acaba".
254 145
Iv
255 153
Rosa Montero }Mister} Nixon llegó sintiéndose presidente de
Estados Unidos, convencido de su omnímoda importancia.
Borroso y blanquecino, posee la soberbia de quien ha dominado el mundo durante año
s, y viéndole, una comprende con desalentada desazón que un presidente de Estados Un
idos no sólo cree encarnar el poder, sino que además debe realmente serlo.
(Desde que dimitió, el 8 de agosto de 1974, empujado por el escándalo del Watergat
e, Richard Nixon lo ha intentado todo para su rehabilitación y nuevo lanzamiento.
Primero se retiró cautamente a su casa de California, a San Clemente. Allí escribió su
s memorias, en las que aseguraba haber sido víctima del Watergate, haber sido engaña
do por su buen corazón. En 1977 apareció en televisión, entrevistado por un periodista
inglés a lo largo de cinco programas: se disculpó, se lamentó, clamó por su inocencia r
elativa, aseguró que para él la política había terminado, puso gesto compungido y modest
o, resaltó sus aciertos como presidente. Porque en el mandato y medio de Nixon los
mayores éxitos fueron cosechados en política exterior: apertura hacia China, mejora
de las relaciones con la Unión Soviética, fin de la intervención americana en la guer
ra de Vietnam. El nuevo Nixon, que es el Nixon de siempre, vuelve a la carga a l
omos de su política exterior. Por ello, ahora que ha vendido su casa de San Clemen
te, que se ha instalado en Nueva York dis-
puesto a salir a la palestra, publica su tercer libro: }La guerra verdadera}, q
ue es un análisis de la situación internacional. Un análisis bélico y agresivo, en el qu
e contrapone el orden americano al desorden soviético, la paz al caos, la bondad a
la maldad intrínseca).
Sonrisa de elecciones
Todo empezó a eso de las 20.30 horas -una hora antes de que }mister} Nixon llega
ra-, cuando entraron en el edificio los hombres del Servicio 255 155 Secreto
norteamericano, vigilantes precisos y fogosos. Llevaban audífonos incrustados en l
a oreja, a modo de cordón umbilical, para órdenes y sigilos, y así, al compás de las con
signas radiadas, inspeccionaron la casa entera, escudriñaron rincones, miraron deb
ajo de las mesas, esperando encontrar quizá un bolchevique emboscado. Era un equip
o de suspicaces sordos. Uno de ellos dejó olvidada su agenda secreta de agente sec
reto en uno de los despachos, y el dueño del despacho se la devolvió con inocencia s
ingular, sin hacer siquiera fotocopia de ella, mientras que el olvidadizo agente
enrojecía hasta la médula, horrorizado ante su fallo. Pero }mister} Nixon (todos le
llaman }mister President}, porque un presidente de Estados Unidos conserva siem
pre el tratamiento, aunque haya salido por piernas del sillón, como en este caso)
estaba al llegar, y los agentes se dispusieron disciplinadamente a su espera en
la puerta:
--}Mister president} es muy amable, muy abierto -decía uno-. Dará la mano incluso
a los empleados.
Y }mister} Nixon llegó y dio la mano incluso a los empleados, con estereotipada
sonrisa de candidato electoral. Su Dodge azul marino venía precedido por los motor
istas municipales, una pareja de guardias armados vigilaban sus pasos, y su esco
lta personal ascendía a catorce hombres: tres del Servicio Secreto norteamericano,
tres de la Embajada de Estados Unidos, tres policías españoles de paisano, tres chófe
res-guardaespaldas y el coronel Brenan, jefe de la }casa civil} de }mister} Nixo
n, y Ray Price, su asesor político, el hombre que le escribe los discursos.
"Soy libre de opinar"
Primero hubo una especie de cóctel, con Nixon sentado en un sofá, serio y adusto,
con los mofletes terrosos y temblones -"?Has visto?, yo creo que lleva maquillaj
e" cuchicheaban los presentes-, embutido en un traje azul marino que, a la segun
da ojeada, se revelaba descabalado, es decir, que la 255 157 chaqueta era de
un traje y los pantalones de otro, producto a no dudar, de un despiste ex presid
encial. Llevaba una camisa de nailon genuino, con bolsillo sobre el corazón y un b
olígrafo de plástico asomando por él: su figura era tan estereotipadamente norteameric
ana que parecía una caricatura. Eso sí, sujetaba la corbata con un elegante prendedo
r de oro y perla que le na-
vegaba un poco en bajura, allá como por la barriga. Jesús Hermida intentaba hacerle
una entrevista apresurada y política, con heroica resolución, ante la masa expectan
te de invitados y agentes secretos que escuchaban, y }mister} Nixon juntaba sus
manos -enormes, blancas, venosas, manos de anciano- sobre el regazo y permanecía m
uy erguido en el respaldo, como si tuviera que mantener su abundante cabeza en p
erfecto equilibrio vertical, so pena de que, de romperlo, se le desplomase la te
stuz por efectos del peso. Miraba sin ver y en su rostro alargado no había rasgos
precisos, porque tiene una cara de carne flácida, de nariz pendular, una cara aren
osa y desplomada, carente de expresión, a excepción de una notable tendencia a compo
ner un gesto enfurruñado y adusto. De vez en vez, cuando hacía su chiste -y su chist
e fue, durante toda la noche, añadir la coletilla de "usted en ese año no debía de hab
er nacido" a sus interlocutores, aparentando un bonachón paralelismo de hombre vie
jo-, sonreía de manera incolora y fía.
Le pregunté por una entrevista que acababa de hacer a la revista }now}, en la que
dice que no puede volver a presentarse a la Presidencia de Estados Unidos porque
, según las leyes norteamericanas, sólo se puede ser reelegido dos veces, y él ya las
ha cubierto, y comenté que si él creía que ese era al único inconveniente que podría encon
trar ahora para volver a ser presidente, que si el asunto Watergate, no tenía peso
ya en la memoria de los americanos. Se le cerró el gesto, "eso no se puede probar
, es una pregunta sin mucha importancia en estos momentos", dijo, "creo que es n
ecesario que Estados Unidos tenga líderes nuevos", añadió.
255 159 --Pero usted ha vendido su casa de San Clem
ente, se ha trasladado a Nueva York, parece dispuesto a reintegrarse en la vida
política -insisto.
--No me he trasladado a Nueva York por el buen tiempo que allí hace, como puede
comprender, es que mis dos hijas están en el Este, y vivir a 4.800 kilómetros de dis
tancia es demasiado. Además, he tardado tres años y medio en escribir mis memorias,
porque para los periodistas les es muy fácil escribir, pero para mí no -su respuesta
está cargada de malhumor-, y luego he tardado otros dos años en escribir este libro
actual, y ahora podría quizá dedicarme a otros trabajos, pero creo que estando fuer
a del poder puedo decir lo que verdaderamente pienso; creo que el líder tiene la o
bligación de analizar el entorno y decir lo que juzga conveniente a los demás y conv
encerles de que está en lo cierto; yo, ahora, tengo la libertad de exponer mis ver
daderas opiniones.
Insistirá }mister} Nixon toda la noche en que no vuelve a la política, en que ésta n
o le interesa, dando una imagen de sereno pensador que tan sólo quiere ayudar al b
ien común a través de sus paternales consejos de ético cuáquero, de político en retiro.
--Los cuáqueros son pacifistas, y usted, al parecer, es profundamente religioso.
?Cómo se combina ese paci-
fismo con el hecho de que usted bombardeara duramente Vietnam del Norte en dici
embre de 1972, o aun antes, en 1969 y 1970, bombardeara secretamente Camboya, si
n decirlo a la opinión pública? --Yo soy pacifista, desde luego, y este libro, }La g
uerra verdadera}, lo he escrito precisamente para evitar la guerra. Pero creo qu
e los cuáqueros, a mi entender, no están dispuestos a ser pacifistas a cualquier pre
cio.
Creo que hubiera sido una tragedia para Vietnam del Sur si no hubiéramos hecho los
bombardeos, si no les hubiéramos ayudado.
}Mister} Nixon bebe jerez y vino blanco, aunque los cuáqueros tampoco beben: seg
uramente los cuáqueros no están dispuestos a ser abstemios a cualquier precio. "?Ha
visto el Pra255 161 do?", le preguntan. "Sí, es magnífico; en Europa, siempre lo
digo, hay que ver el Louvre, el Prado y el Vaticano".
La cena prosigue, y Richard Nixon contesta deleitado a aquellas preguntas en l
as que puede expresar su opinión sobre la situación internacional, y se enfada cuand
o alguien, como John Wheeler, de la Associated Press (AP), único periodista nortea
mericano presente a la mesa, le interroga sobre temas más polémicos. Yo insisto: "Di
ce usted que no está volviendo a la política. Sin embargo, usted ha representado sie
mpre en Estados Unidos el anticomunismo. Ahora que las relaciones entre Estados
Unidos y la URSS han entrado en una nueva etapa de enfriamiento, ?no utilizará ust
ed su prestigio anticomunista para encabezar una nueva corriente política?".
Iv
El comentario más bestia
Richard Nixon contesta con su voz profunda y fuerte, el único rasgo verdaderamen
te personal que posee: "El anticomunismo de antes no puede ser igual que el anti
comunismo de hoy. Un presidente de Estados Unidos no puede cometer la irresponsa
bilidad de no mantener contacto con los otros poderes mundiales. Cuando yo fui a
China y a Rusia, siendo presidente, muchos amigos míos republicanos se desilusion
aron. Pero es necesario establecer contacto con rusos y chinos, el presidente de
Estados Unidos ha de estar preparado para negociar. Claro que hay que negociar
desde una posición de fuerza, hay que negociar la paz como un tratado de guerra. T
enemos que restaurar nuestra fuerza militar, nuestra fuerza económica, y cuando ru
sos y chinos vean que somos más fuertes, negociaremos la paz desde unas bases de p
oder". Después comienza a enumerar el armamento nuclear, las nuevas cabezas atómicas
, los nuevos tipos de proyectiles.
255 163 --Para ser usted un pacifista, habla mucho
de guerra y de las armas.
--Es que ese es el mundo real; nadie quiso la paz tanto como el presi-
dente Wilson, pero metió a Estados Unidos en la primera guerra mundial.
No se puede hablar de la paz total porque no existe.
--Roger Martin du Gard, que fue un premio Nobel, escribió en su novela }Los Thib
ault} que hablar de guerra es precisamente la manera de comenzar una guerra.
Nixon retiembla de indignación al oír esto, los mofletes se le estremecen de furia
, responde rápidamente:
--Ese tipo no debió ganar el Premio Nobel, porque no sabe nada de Historia...; e
s el comentario más bestia y estúpido que he escuchado...
-se detiene un momento, digiere su furor y, más calmado, añade-: Naturalmente, lo de
que es un comentario bestia y estúpido se lo dirijo a ese premio Nobel, no a uste
d, señorita, que no ha hecho más que repetir sus palabras...
Y habla Nixon de Franco -"que no hizo todo bien, co
n el que no estoy del todo de acuerdo, pero que tuvo grandes aciertos"-, y de Pi
nochet -"a Pinochet no le conozco, pero parece que el régimen chileno actual está co
nsiguiendo un buen desarrollo económico, y, desde luego, Allende arruinó al país y ade
más creó un Estado policial"-, y después mira su reloj con aire de dar la visita por t
erminada.
(Es un destino peculiar el de este hombre, considerado acabado en su carrera p
olítica en innumerables ocasiones, un perdedor nato, que es capaz de volver a venc
er a fuerza de insistencia, de resistencia, de obcecación en su lucha, que está disp
uesto de nuevo a salir a la palestra, a olvidar que ha sido el único presidente de
Estados Unidos que ha tenido que dejar el poder a medio mandato. Nixon basa su
fuerza en una ambición infatigable).
Y mientras todos nos ponemos de pie, intento hacerle la última pregunta, sobre l
a posible utilización de los países alineados en la OTAN como peones de una guerra.
Nixon me brama: "Es una pregunta irracional", 255 165 se vuelve a firmar a lo
s invitados los ejemplares de su libro; yo siento que alguien me sujeta con firm
eza del antebrazo y me aparta del grupo, es un hombre más bien bajo, corpulento, u
n norteamericano rotundo: "Mejor déjele firmar ahora los libros", me dice con hela
da sonrisa, mientras me mantiene firmemente agarrada.
Pero ya se va }mister} Nixon, se despide, sonríe parcamente. El corresponsal de
la AP va a estrecharle la mano, y }mister} Nixon le ignora y le deja con la palm
a extendida al aire. Sale por la puerta, rodeado de su aparato de seguridad; los
sordos, los agentes de la embajada, los policías españoles, un compacto grupo de mo
vimientos bien sincronizados, y en dos segundos la sala queda medio vacía con su a
usencia. Alguien echa en falta una botella de whisky del bar, y se comenta que l
os agentes de seguridad de Nixon habían hecho una apuesta sobre si eran capaces de
llevarse la botella. Lo fueron.
Iv
257 173
258 177
Caliente, caliente, eo...
En la Cra. 15 los vendedores informales de revistas porno, de cartillas Pokémon,
de mangos, sandalias y más chucherías guardan la mercancía; otra se apodera de las ca
lles.
Como salidas de las alcantarillas salen las chicas. !Las chicas! Todas con sus
vestiditos, senitos y palabrotas. "Papito, mira lo que tengo", dice una provoca
dora. Mejor no mirar.
Un taxista aparece y vaya que si es de ayuda cuando hay que saber de sexo en l
a ciudad. Este es gordo y con una nariz tan ancha como su sonrisa.
Asegura que el mejor sitio de le-
vante es por la Cra. 15, entre la 36 y la 20.
Las de la Cra. 33 no hablan con extraños. "A menos que sea un mexicano", lo dice
como un chiste por la cantidad de sitios de rancheras y de mariachis del lugar.
Además de plata, hay que tener pinta de mero macho, a lo Vicente Fernández, para qu
e las chulas se dignen a aceptar los requerimientos sexuales.
Con las chicas de la 36 hay que tener cuidado, pues allí ellas son fácilmente ello
s. "!Ah, es que los maricas no faltan!", grita el chato. Y las de la Plaza son d
irectas al bolsillo. "10.000 pesos mi amor", le informan las gatas golosas a los
perros en calor.
Los ratos de sexo se pasan en los hoteles dos estrellas o en las residencias d
estartaladas. En estas últimas, como en la Nutibara, se tiene derecho a lo típico: u
na porción de papel higiénico de una capa y de color marrón, una toalla y una jarra co
n agua para limpiar el cuerpo antes y después de aquello. Valor: 8.000 miserables
pesos por menos de una hora.
Sexo triple X
A falta de plata están las mangas, los lotes abandonados o los parques, y aquí sob
ran. Las salas triple X son para otro público. Bucaramanga tiene dos registradas e
n el directorio telefónico: El Rosedal (Cra. 34 con la 259 179 21) y El Unión (Cr
a. 16 con la 45). En el primero escasean las mujeres, puros hombres solos, algun
os junticos; y en el segundo nada de damas, a excepción de una malgeniada anciana,
tapizada en polvos, que a veces hace de cajera y otras de tendera.
Sus clientes conocen tanto de los gatos que se pasean por entre las silleterías, c
omo del prontuario de los actores y actrices folladores: Rocco Sigfredy, Moana,
la Cicciolina...
Un cliente, delgadito y florido, cuenta en la tienda las penurias del sexo en
vivo en El Unión. "A veces la policía molesta y hay que darles plata, o uno se topa
con quien no debe y le arman un escándalo tenaz, otras veces uno se arrepiente y b
ueno, aunque se diga que ojo de loca no se equivoca, yo me he equivocado". A est
as salas ingresan, dice el taxista, los prostitutos y cacorros. Dice que ellos t
ienen menos espacios que la otra gente pero que en Bucaramanga los hay. Sobre la
Cra. 33, entre las calles 45 y 34 existen cuatro.
Tres de ellos son fáciles de identificar porque sus d
ueños se esfuerzan en que no lo sean: no tienen su nombre en las fachadas, como el
bar Abril y las discotecas Ángel Negro 1; el otro es más que evidente, lleva el nom
bre El Closet afuera, en donde este 5 de agosto "... tenemos otro show de stript
ease que cada vez son más y más interesantes", según anuncia un boletín que circula en o
tros bares.
"Se llama Abril porque es el mes de la primavera", dice con voz primaveral Mau
ricio G., su dueño. "Bucaramanga es todavía una sociedad muy cerrada, por eso no sal
imos ni en el
directorio telefónico, pero sí estamos en la guía nacional Hot Gay".
El temor del primoroso es porque hace unos años Vanguardia Liberal publicó los nom
bres de varios homosexuales que organizaron un supuesto escándalo en una finca. "E
so fue horrible, casi me echan del país", expresa Mauro.
260 181
!Qué hambre!
Son las 4.00 a.m. y la vida nocturna va feneciendo, dejando borrachos y borrac
has con las tripas vacías.
Pero para eso están los taxistas gourmet.
Se llama Francisco, a secas, así se le presenta a los pasajeros ebrios que recog
e las aceras. "Si el borracho está bien llevao, lo llevo a la Calle de los Desayun
aderos".
Ésta se encuentra en la Cra. 15 con la calle 42. Son como 5 negocios con una cli
entela variopinta: serenateros aulladores de la luna, putas con los maquillajes
corridos, ancianos cogidos de la vida, travestis y dragqueens con silicona hasta
en las tetas, amantes oliendo a jabón de hotelucho...
Todos en un banquete de lujo, como en el Desayunadero Popular: el mejor caldo
de huevo, la oreja o trompa de marrano más exquisita, la sopa de sangre más vitamínica
... Eso asegura el taxista y mesero del negocio y no hay cómo comprobarlo, pues a
esa hora la ebriedad, el olor a miaos, el cacaraqueo de los travestis y putas ev
itan cualquier concentración, pero sobre todo la aproximación del nuevo día, que con s
us rayos solares amenaza con atravesar los cuerpos de quienes viven la noche. Ll
ega la luz y !taxi! Un taxi rápido. Hay que dormir el día para vivir la noche.
Fin de la obra
183
Índice