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La alimentación es uno de los factores más directamente relacionados con el desarrollo de un


país y con el bienestar de sus habitantes, sin embargo es frecuente encontrar en los países
más desarrollados desequilibrios nutricionales ligados a la forma de vida actual (1). V

Si bien es cierto que una correcta nutrición es deseable a cualquier edad, la población escolar
despierta un especial interés en el estudio nutricional debido a diversos factores, biológicos,
psicológicos y sociales (2), y es que la alimentación constituye un elemento fundamental para
un buen desarrollo somático y psicomotor, sobre todo en la primera infancia y en la etapa
escolar. Sin embargo, observamos en general entre los padres y familiares así como en no
pocos profesionales sanitarios, una falta de información y por tanto, desconocimiento de las
características fisiológicas y psicológicas de esta etapa de la vida (3). V

Todo lo anteriormente expuesto plantea la necesidad de un cambio hacia un modelo activo de


intervención, pretendiendo salir a la comunidad a trabajar con y sobre ella , utilizando los
recursos comunitarios e individuales. V

Son numerosas las acciones y los contextos de intervención en la promoción de la salud, sin
embargo la familia y la escuela son, sin duda, por sus características esenciales, los contextos
donde se consigue una mayor eficacia y eficiencia de los programas de intervención. V

Los programas de educación para la salud en la escuela tienen cuatro roles importantes en la
promoción de la salud comunitaria (4): V

1. Proporcionar una comprensión fundamental de los conceptos de salud y de enfermedad a


extensos segmentos de la población. V

2. Reforzar actitudes positivas de salud. V

3. Modificar los comportamientos sanitarios que entran en competencia con los de salud. V

4. Contribuir a potenciar la capacidad de toma de decisiones, la resolución de problemas, las


interacciones sociales, así como la imagen de sí mismo. V

El presente estudio se centra concretamente, en los hábitos alimentarios de los escolares,


porque es precisamente en los primeros años de vida, donde hay que empezar a educar sobre
una alimentación sana, evitando errores o modas que puedan llevar al individuo en la edad
adulta a tener problemas irreversibles (5). Por otro lado, es lógico suponer que los controles
periódicos del niño sano su ponen una base importante en la prevención de patologías
múltiples (6). V


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Este estudio surge porque el propio colegio objeto del estudio, plantea su interés por conocer
los hábitos alimentarios de sus alumnos. V

El trabajo pretende ser un estudio descriptivo donde se hace un diagnóstico de salud con
respecto a los hábitos de alimentación de los escolares de un colegio rural de la provincia de
Almería, para asesorarlos en hábitos saludables, así como promover la participación de los
padres en la alimentación de sus hijos y conseguir una coordinación entre profesores y
enfermeros. Escogemos alumnos de primaria por considerar que los escolares durante esta
primera etapa son más receptivos y tienen menos hábitos adquiridos y por tanto son
susceptibles de cambiar fácilmente con una apropiada educación en hábitos alimentarios que
se podría llevar a cabo en un futuro próximo , estableciendo un nexo de unión entre enfermería
y el colegio.
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SUJETOS: V

Se utiliza una muestra de 143 sujetos, de los cuales 54 son niñas y 89 niños. Se seleccionan
por edades comprendidas entre 8 y 11 años, de los cursos 3º, 4º y 5º de primaria. V

Se elige este margen de edad por entender que niños más pequeños podrían tenerdificultades
para rellenar los cuestionarios. V

La muestra se obtiene del colegio público Concordia de Campo Hermoso, en la provincia de


Almería. V

INSTRUMENTOS V

A los sujetos de la muestra se les administró un cuestionario elaborado ex profeso a partir de


varios cuestionarios validados que se obtienen de la bibliografía, como el modelo de encuesta
dietética de Cao, el modelo de cuestionario dietético de Fomon etc. V

El cuestionario pregunta acerca del tipo de alimentos que consumen así como la frecuencia
semanal, adjuntando a modo explicativo ejemplos de alimentos que pertenecen a cada grupo.V

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Los datos más relevantes en cuanto a los hábitos de salud de los escolares estudiados, son los
siguientes: V

No existen diferencias significativas entre ambos sexos. V

Existe un bajo consumo de alimentos como las verduras, ya que el 23% no toma verdura en
toda la semana, lo mismo ocurre en el caso de los frutos secos. En cuanto al pescado un 70%
lo toman poco, es decir de 1 ó 2 veces a la semana. En el caso de la leche y derivados el 72%
la toma mucho, también la carne y derivados presenta un porcentaje alto, del 67%, al igual que
las bebidas que presenta un 74% y la fruta (73%). Las legumbres, sin embargo el 65% las
toman poco.V

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Los resultados obtenidos no se corresponden con las cantidades recomendadas


semanalmente, las cuales se exponen a continuación (7): V

· Verduras: siete veces a la semana V

· Pescado: cuatro veces a la semana V

· Huevos: tres veces a la semana V

· Féculas y pastas: siete veces a la semana V

· Leche y carne ( y sus derivados ): tres veces a la semana V


Por lo tanto consideramos necesario el control del estado nutricional y alimentario de los niños
en edad escolar, para prevenir y tratar precozmente cualquier problema derivado del mismo.
Así como la implantación en las escuelas de ’  ’ , en
materia de alimentación y distribución regular y divulgación en todas las poblaciones rurales. V

‰, para concluir, recordar que, puesto que está demostrado que una dieta equilibrada mejora la
salud física y mental del escolar (8), y dado que la OMS reconoció a    en el 85
como los profesionales de la salud más próximos a la comunidad, y con los conocimientos y
habilidades particularmente apropiados para dar respuesta a estas necesidades de salud,
deberíamos esforzarnos en mejorar nuestra función de   en el ámbito
escolar incrementando la interacción entre enfermeros, profesores, padres y alumnos, ya que
la creación y mejora de los hábitos de vida en los niños, pasa por la coordinación entre los
diferentes contextos donde se desarrollan los conocimientos, creencias, actitudes y
comportamientos de éstos. V

En la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo que se aprobó en 1990, más
conocida como LOGSE, se introdujo la Educación para la Salud como materia ³  ´ a
lo largo de ¬ ¬¬
 haciendo responsables exclusivos a los maestros del
desarrollo y aplicación de esta materia (9), a lo largo del presente año, hemos sido testigos de
la ampliación de la idea, contemplando la asignatura desde la perspectiva de la prevención de
drogas en secundaria, sin embargo, cada estudio que leemos o que hacemos a l s enfermeras,
nos reafirma más en la idea de contemplar y concienciar a la sociedad del la importancia del
papel de la enfermera impartiendo educación para la salud en la escuela y no sólo para
prevenir la drogadicción sino en tantos ámbitos dónde el niño está empezando a generar los
hábitos que en la mayoría de los casos, mantendrá el resto de su vida. V

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Las recomendaciones nutricionales para la población suelen representarse


gráficamente con una pirámide. En su base están los alimentos que deben ingerirse
a diario, ordenados de abajo a arriba según deban estar presentes en mayor o
menor proporción. En la cúspide se sitúan los platos que sólo deben consumirse de
forma ocasional.

1. Es imprescindible beber agua y hacer ejercicio todos los días. Recuerde que
el sedentarismo está detrás de muchos casos de obesidad infantil. Se
aconseja a animar al niño a hacer una actividad física adaptada a su edad y
procurar que beba entre 4 y 6 vasos de agua al día, en función de su peso.
2. La base de la alimentación han de ser los alimentos ricos en hidratos de
carbono. En concreto se recomienda que el 55% del aporte calórico total de
la dieta provenga de ellos. Dentro de este grupo de alimentos es
imprescindible una mayor presencia de los cereales (pan, pastas, arroz,
harinas), las patatas y las legumbres. Únicamente un pequeño porcentaje
(no más del 10%) de los hidratos deben provenir de los azúcares refinados
(dulces, refrescos, etc.).
3. Las verduras y las frutas aparecen en el tercer escalón. Se han de consumir
diariamente, ya que son la principal fuente de vitaminas y minerales. Se
recomiendan 5 raciones de fruta y verdura al día.
4. En el cuarto piso de la pirámide están los lácteos, ricos en vitaminas. Su
consumo debe ser diario y varía según la edad.
5. Junto a los lácteos se sitúan. El 15% de la energía total del día debe ser en
forma de proteínas. Se debe procurar combinar las de origen vegetal
(legumbres) con las de origen animal (huevos, carne, pescado, mariscos).
Conviene potenciar el consumo de legumbres, aumentando su presencia
como primer plato o guarnición, huevos y pescado (tanto blanco como azul)
y reducir la cantidad de carne, sobre todo la de las carnes más grasas y los
embutidos.

6. Las grasas han de aportar el 33% del aporte calórico total del día. El total de
grasas debe distribuirse a partes iguales entre las monoinsaturadas (aceite
de oliva), poliinsaturadas (pescados y aceites de semillas) y saturadas
(carnes, lácteos). Dadas las tendencias de consumo actuales, se recomienda
evitar el consumo de piezas de carne con grasa visible y fomentar la ingesta
de pescados azules, ricos en grasas cardiosaludables, y el empleo de aceite
de oliva para el cocinado de los alimentos.
7. En la cúspide de la pirámide, los alimentos de consumo ocasional: los
refrescos, con un alto contenido en azúcar, la bollería industrial, muy rica en
grasas saturadas, los dulces, los chocolates y los aperitivos salados (patatas
y demás), llenos de sal y grasas.
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