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John Tanner
EDICIONES TEMAS DE HOY, S. A. Colección Manuales
INTRODUCCION
El dolor de espalda es una de las aflicciones más comunes del mundo industrializado:
alrededor de un 80 por 100 de la población de los países desarrollados padece dolor de
espalda en algún momento de su vida. Este libro va dirigido a todos aquellos que tienen
dolores de espalda y a los que quieren tomar medidas preventivas para minimizar las
oportunidades de sufrir problemas de este tipo en el futuro. También les puede resultar útil
a los terapeutas que desean saber el tipo de consejo que deben dar a sus pacientes, o que
quisieran tener más información sobre los tratamientos disponibles para el dolor de espalda.
Hay ya muchos libros sobre el mismo tema. Este sobresale por dos motivos. En primer
lugar es poco común por lo que respecta a su cobertura. Son demasiados los libros sobre el
dolor de espalda escritos por terapeutas que se han especializado únicamente en un aspecto
del tratamiento, como puede ser la manipulación, ejercicios fisioterapéuticos o la cirugía.
Este libro considera todo el campo: lo mejor de la medicina convencional y de la
complementaria, y sugiere algunos métodos para auto ayudarse.
En segundo lugar, este libro va más al fondo que otros. No sólo explica de forma ciara y en
términos no técnicos las causas del dolor de espalda, sino que también aporta consejos
prácticos sobre lo que hay que hacer en caso de problemas de espalda, da una valoración a
fondo de las distintas terapias existentes y describe lo que se puede esperar cuando se
solicita ayuda profesional. El dolor de espalda es un campo de muchas teorías que van
cambiando así como de muy diferentes puntos de vista. He intentado separar, en relación
con el dolor de espalda y su tratamiento, lo que son hechos puros, lo que es probable, y lo
que es.
mera especulación con relación a los beneficios que se obtienen con las terapias.
La actitud de su médico
Este libro pretende convencerle de que hay muchos métodos efectivos para tratar el dolor
de espalda, y animarle a buscar el tratamiento que le sea válido. Ya no debería permitírsele
a ningún especialista de espalda, de cualquier rama de la medicina, comentarios tan ligeros
como «no hay nada que hacer», «tiene usted artrosis, tendrá que aprender a vivir con ella»,
o «tiene usted un dolor de espalda no específico». Esto no es más que otra forma de decir
«No sé lo que le pasa a usted». Su médico debe comprender su dolor y no simplemente
despachar el tema. Seguro que se hace cargo perfectamente del grado de dolor que usted
padece y es consciente al cuidar de su salud. Sin embargo, es probable que no se
comprometa respecto a sus perspectivas de recuperación. Desafortunadamente, es muy
difícil predecir la rapidez con la que uno se puede recuperar del dolor de espalda. Si la frase
«tal y tal tratamiento puede ayudar en este proceso» se filtra en alguna ocasión en este
libro, se debe a que, o bien no hay evidencia probada respecto del éxito del tratamiento, o
bien a que el desarreglo responde con tanta variación a los diferentes tratamientos que
resulta impredecible
Pero la medicina holística trata a individuos, no enfermedades, y por tanto cada caso es
único. Este principio es el tema que subyace en el libro.
Medicina holística.
Confianza en el terapeuta
La actitud del terapeuta hacia usted es sólo parte de la historia. La actitud de usted hacia el
facultativo es probablemente igual de importante. Si le gusta su terapeuta y confía en él,,
tiene muchas más probabilidades de curarse que si le disgusta o confía poco en su
habilidad.
Una sofisticada investigación sobre el éxito de las técnicas psiquiátricas ilustra claramente
este punto. Dos investigadores, Caine y Smail, analizaron los enfoques terapéuticos de
diversos psiquiatras y los dividieron en dos grupos. El primer grupo aplicaba un enfoque
«duro, cerebral» en la mayoría de los problemas, con empleo de drogas terapia
electroconvulsiva. El segundo grupo de psiquiatras tenía un enfoque más suave:
asesoramiento, psicoterapia; y .el empleo de entornos terapéuticos, como por ejemplo,
comunidades residenciales terapéuticas; asimismo preferían una relación de mayor igualdad
con sus pacientes.
Caine y Smail analizaron también las características de personalidad de ambos grupos de
psiquiatras. Los psiquiatras del primer grupo eran más rígidos y autoritarios de carácter y
valoraban factores de «fuerza», mientras que en el segundo grupo predominaban tendencias
de «docilidad». A continuación, los investigadores examinaron a los pacientes que estaban
siendo tratados, y los dividieron en dos grupos, de acuerdo con los mismos rasgos de
personalidad, independientemente del tipo de enfermedad mental que padecieran.
Finalmente, evaluaron el éxito del tratamiento. Los resultados demostraron que los
pacientes que más progresos hacían eran aquellos a quienes les trataba el psiquiatra cuya
personalidad se parecía más a la suya propia, empleando el enfoque terapéutico preferido
por el paciente. Los pacientes más afectuosos progresaban más con el enfoque asesor
«suave», mientras que a los pacientes duros les iban mejor las formas de terapia más
rígidas.
En resumen, lo que determinaba el progreso del paciente era la relación entre éste y el
terapeuta, y no el tratamiento en sí. La confianza en el terapeuta, la. fe en su percepción y
experiencia del mundo, y la compatibilidad entre el terapeuta y el paciente son factores
importantes. No hay método que por sí solo sea el idóneo.
Probablemente se pueda aplicar este principio tanto a la medicina para desórdenes físicos
como a la terapia para enfermedades mentales: no hay un método particular de tratamiento
que funcione mejor. Si prueba un tipo de terapia y no le ayuda, pruebe otro.
La necesidad dé información
Sea cual sea el caso, les recomiendo fervientemente a todos que busquen la ayuda que
necesitan. Pero para poder hacer una elección certera, se necesita información clara y veraz.
La información errónea puede llevar a muchas personas a sufrir por un período de tiempo
innecesariamente largo. Citaré mi propio ejemplo. A los diecisiete años me lesioné la
espalda al levantar grandes bloques de hormigón en un solar que se estaba construyendo.
Afortunadamente mi madre tuvo la lucidez de llevarme al osteópata local, que era ciego,
pero tenía buenas manos. Su curso de seis semanas de ejercicio y mi perseverancia, pronto
me pusieron bien. Pero durante muchos años me dolía la espalda si permanecía de pie
mucho rato, el síndrome de la «espalda de día de cóctel»; como estudiante de medicina la
visita a las salas duraba torturantes horas. Había leído que era importante mantener una
curva o ensilladura en la parte baja de la espalda y seguí este consejo. Fue diez años más
tarde, cuando estudié medicina ortopédica, cuando descubrí que esta postura podía
causarme el dolor. Una vez aprendí a reducir esta curvatura, desapareció el dolor.
Espero que este libro evite que otros sufran por falta de información. También espero que
les anime a responsabilizarse de su propia salud, tanto siguiendo los consejos sobre auto-
ayuda que se dan en el libro, como buscando una terapia que les vaya bien.
1
¿Quién padece dolor de espalda?
Postura
La mala postura es la causante de un alto porcentaje de los dolores de espalda. Sin
embargo, cuando se habla de postura, es esencial diferenciar entre distintos tipos de
postura, todos ellos incluidos en el vago término de «mala», pero no todos ellos
responsables de los dolores de espalda. Al hablar de posturas malas, normalmente nos
referimos a posturas poco elegantes —o_ en otras palabras, desparramarse sobre una silla o
caminar con las manos en los bolsillos. Carecemos de pruebas que indiquen que estos
hábitos incrementen el riesgo de problemas de espalda. Ciertas anormalidades de columna
que afectan a la postura, como la escoliosis (véase pág. 55), no desembocan necesariamente
en el dolor de espalda, salvo que la condición produzca una deformidad muy evidente.
Sin embargo, otros tipos de postura son una causa mayor de dolor de espalda. Inclinarse
sobre una mesa, trabajar con los brazos levantados durante largo tiempo, levantar mucho
peso
inclinándose desde la cintura en lugar de doblando las rodillas, sentarse en una silla de
altura inapropiada o sin el respaldo adecuado pueden producir como resultado dolor de
espalda. Esto se trata en el capítulo 13.
¿CUAL ES EL PRECIO?
Aquellos que se libran totalmente del dolor de espalda son una minoría
afortunada; se calcula que entre un 60 y un 80 por 100 de la población de un país
industrializado medio padece dolor de espalda en algún momento de su vida, y
que el problema se repetirá en la mitad de éstos.
Los cuestionarios revelan que casi la mitad de las personas aquejadas de
problemas de espalda no comunican los síntomas a su médico. Aquellos que sí lo
hacen son, o bien personas que padecen su primer ataque de dolor de espalda, o
pacientes crónicos que requieren ayuda médica continuada. Los historiales de los
médicos de cabecera no reflejan el número de pacientes suyos que padecen
síntomas continuados si bien no incapacitantes, o que desarrollan una repetición
del problema por el cual se les había tratado previamente.
¿Cuál es el precio?
La incidencia del dolor de espalda declarado varía de un país a otro, pero es
uniformemente alta en países industrializados. En los Estados Unidos y Suecia el
dolor de espalda es el mayor causante de pérdida de tiempo laboral en las
personas menores de cuarenta y cinco años. Un estudio llevado a cabo en los
Países Bajos en 1982 reveló que más de un 50 por 100 de la población había
padecido dolor de espalda baja o lumbar. Les repitió a un 85 por 100 de ellos y un
30 por 100 tuvieron problemas durante tres meses o más. Esto contradice
bastante la afirmación ampliamente citada de que el 45 por 100 de las personas
que padecen dolor lumbar agudo se recuperan espontáneamente antes de dos
semanas y el 90 por 100 antes de las cuatro.
En Gran Bretaña se pierden al año aproximadamente treinta y tres millones de
días laborables debido a problemas de espalda. Un día cualquiera, uno de cada
200 en la masa laboral está de baja con problemas de espalda que durarán más
de seis meses. Más de un 4 por 100 de personas que consultan al médico de
cabecera padecen dolor de espalda por primera vez. Alrededor de un 5 por 100 de
los nuevos pacientes de los hospitales se encuentran allí por dolores de espalda,
de éstos, uno de cada 30 (41.000 al año) será admitido en el hospital y de éstos,
uno de cada 12 (3.300 al año) será sometido a operación.
Factor evolutivo
Quizá el problema radique en nuestra forma de vida. Nuestros antepasados se
desarrollaron hace alrededor de cinco millones de años y desde entonces los
hombres y las mujeres han pasado la mayor parte del tiempo cazando y
recogiendo alimentos. Se estima que este tipo de trabajo entrañaba unos 50
movimientos de levantamiento y transporte diarios. Desde el comienzo de la
sociedad moderna hemos desarrollado un entorno complejo que puede involucrar
unos 5.000 movimientos de levantamiento y transporte al día.
INCIDENCIA DEL DOLOR DE ESPALDA
Alrededor de un 30 por 100 de la población padece actualmente dolor de espalda,
pero no ha buscado ayuda médica.
Aproximadamente un 25 por 100 de la población no padece dolor de espalda en
toda su vida.
De quienes padecen dolor de espalda actualmente sólo una minoría se está
sometiendo a tratamiento.
Un 40 por 100 tendrá, o ha tenido, dolor de espalda, pero no lo padece en la
actualidad.
FACTORES PSICOLÓGICOS
Durante los últimos años de su vida, Luis Pasteur, el padre de la microbiología moderna,
dijo, que de poder empezar de nuevo, en lugar de interesarse por corno el microbio invadía
a su anfitrión, querría saber qué hacía tan atractivo a un determinado anfitrión. En otras
palabras, ¿por qué hay veces en que cogemos todo microbio que ande suelto mientras que
otras podemos estar rodeados de parientes y amigos afectados y sin embargo
permanecemos aparentemente inmunes? Seguramente se hará usted la misma pregunta si
tiene dolor de espalda. Puede muy 'bien ser que esté en la edad peligrosa, y desempeñe una
profesión de alto riesgo -por lo que respecta al dolor de espalda, pero probablemente tenga
colegas de edad similar que jamás sufrido ni el más mínimo tirón de espalda.
No se puede dar una razón cierta del porqué algunas personas son mas propensas al dolor
de espalda mientras que otras de psique parecida y circunstancias de vida similares no los
pero la respuesta parece hallarse parcialmente, en factores emocionales o psicológicos.
Aceptamos que hay muchos ejemplos cotidianos de reacciones físicas provocadas por las
emoción —sonrojarse, desmayarse a la vista de sangre o el deseo de defecar cuando nos
atenaza el pánico— y bien ser que algunas personas desarrollan dolor de espalda por
mecanismo parecidos. En muchas ocasiones, los
HISTORIALES CLÍNICOS
La tensión física y mental es a menudo causa de la precipitación de problemas de
espalda, como demuestran los siguientes casos clínicos. El primer paciente
padecía una lesión física ocasionada, al menos en parte, por su específico estado
mental. Los síntomas de la segunda paciente, sin embargo, pudieran haberse
originado totalmente como consecuencia de una tensión emocional.
Prolapso agudo de disco
El paciente era un hombre de cuarenta años que desarrolló un dolor agudo lumbar
tras ayudar a sus vecinos a descargar unas alfombras de la camioneta. Era un
caso típico de prolapso agudo de disco (véase pág. 37). A primera vista parecía
simple causa y efecto, pero los otros tres hombres que habían estado con él
estaban ilesos, a pesar de que los cuatro eran de similar fortaleza y tenían
profesiones sedentarias. Para entender el problema es preciso mirar más allá de
la simple actividad física que desató el dolor. Sucedía que este hombre había
estado trabajando hasta dieciséis horas diarias en una residencia para
adolescentes inadaptados, con un trayecto de
una hora de coche para llegar al trabajo, con reuniones interminables y mucha
preocupación por las personas a su cuidado.
El hombre estaba ya mental y emocionalmente agotado y fuera de forma,
físicamente. Estaba muy nervioso y sometido a mucha tensión, de manera que, de
los cuatro hombres, él fue el que sucumbió al dolor de espalda. Para prevenir una
recaída, necesitaba examinar constructivamente su carga laboral, su tensión
emocional y actividades físicas, hacer ejercicio para fortalecer su musculatura y
aprender técnicas apropiadas para el levantamiento y manejo de cargas pesadas.
Dolor de espalda crónico
Una joven me llegó con una multitud de síntomas que le afectaban a toda la
espalda, cuello y hornos, con molestias en los brazos y dolor que le llegaba hasta
los glúteos y las piernas. A lo largo de los años anteriores, éstos lo habían ido
viniendo y desapareciendo irregular e inexplicablemente, con intensidad variable.
Había ¡do a otros médicos antes de venir a mi consulta. El examen no dio ningún
problema estructural identificable ni en la columna ni en otras articulaciones, pero
había bastante tensión en los músculos.
La clave para entender su problema radicaba en averiguar el motivo de esta
tensión excesiva. Su historial reveló que había perdido a su padre en la
adolescencia y no reaccionó, como es usual, con la aflicción. Dos o tres años más
tarde se quedó embarazada siendo soltera y su madre la convenció para que diera
al niño en adopción. Durante los dos años siguientes, desarrolló el conjunto de
síntomas descritos, se sometió a examen médico y le diagnosticaron esclerosis
múltiple. Poco tiempo después se casó y quedó
embarazada de nuevo. Por consejo médico, ella y su marido decidieron interrumpir
él embarazo. Probablemente se pensara que si su condición médica se
deterioraba, no podría en el futuro arreglarse con el niño.
Todo esto surgió mientras examinaba los músculos con la mano y, a la vez, le
daba un suave pero profundo masaje. Así que desgranaba su pasado, iba
revelando sus sentimientos y los temores ante la etiqueta de esclerosis múltiple.
Una semana mas tarde me comunicó que había desaparecido el 90 por 100 de los
síntomas crónicos; Tras un par de sesiones más, invertidas casi totalmente en
aconsejarla, y un ligero masaje, se nos fue haciendo más evidente tanto a ella
como a mí, que su cuerpo había manifestado la aflicción reprimida de tres serios
traumas en un conjunto de síntomas mal calificados por la profesión médica.
Como consecuencia de todo el proceso anterior, empezó a pensar que era harto
improbable que jamás hubiera padecido esclerosis múltiple, lo cual disipó otro de
sus temores.
cientes admiten estar sometidos a mucha tensión y preguntan «¿Cree que tendrá que ver
con el dolor de espalda?». Personalmente me parece de sentido común estimar que una
continuada tensión emocional o psicológica pueda producir cambios funcionales en el
cuerpo que se convertirán en estructurales caso de perpetuarse.
Me he encontrado con numerosos casos de dolor de espalda en los que hay un elemento
psicológico o emocional. La tensión muscular como resultado de emociones reprimidas es,
con frecuencia, causa de dolor de cuello y de cabeza, además de dolor de espalda Los dos
casos citados a continuación demuestran cómo la tensión puede producir graves problemas
de espalda agudos o crónicos.
Desarrollo de la columna
La columna no es simplemente un sistema de apoyo rígido: su estructura es vital para el
caminar y muchos otros movimientos. No andamos sólo con las piernas, sino con toda la
espalda, y alcanzamos, cogemos y transportamos objetos no sólo con los brazos, sino
también con la espalda. Considere nuestros orígenes entre los peces y anfibios, mucho antes
del desarrollo de los primates, y observe cómo se mueve el pez en el agua: la propulsión le
viene no de las aletas, sino de suaves movimientos de la espina dorsal controlados por los
músculos longitudinales que le hacen mover la cola de un lado al otro. Las aletas están ahí,
en gran medida, para proporcionar estabilidad y dirección. A pesar de que con el transcurso
de los milenios haya cambiado nuestra forma, la estructura básica de la columna no ha
perdido ni perderá, en un futuro imaginable, su función en la locomoción.
LA ESPINA DORSAL
La espina dorsal es una columna compuesta de hasta 34 huesos, que recorre toda la espalda
empezando en la base del cráneo. Hay 24 segmentos óseos individuales llamados vértebras.
El último está compuesto por cinco segmentos unidos y se llama sacro; une un hueso de
cada lado de la cadera para formar la pelvis. Debajo del sacro
tenemos entre tres y cinco (curiosamente el número varia, pero la mayoría de nosotros
tenemos cuatro) segmentos unidos o parcialmente móviles que componen el coxis, la cola
rudimentaria que es nuestra herencia de los primates.
Las 24 vértebras móviles que se encuentran encima del sacro están divididas
en tres grupos: siete cervicales (el cuello), 12 dorsales (el pecho) y cinco lumbares (espalda
baja).
Las vértebras
La mayoría de las vértebras son más o menos cilindricas, con una superficie plana. En la
parte de detrás de la sección principal de las vértebras hay un agujero, y cuando las
vértebras están apiladas, esos agujeros forman un canal continuo —el canal espinal o
neural, que contiene la médula espinal (véase pág. 21).
Detrás del canal espinal, cada vértebra tiene siete protuberancias, conocidas como apófisis.
Forman tres parejas y una impar, la apófisis espinosa. Las apófisis espinosas SON las partes
huesudas que notamos al pasar la mano por la columna.
Las restantes parejas de apófisis quedan a la derecha e izquierda de ésta. Dos de estas
parejas —la apófisis articular superior y la apófisis articular inferior - actúan a modo de
junturas para unir las vértebras y reforzar la espina. Los músculos dorsales están unidos a la
pareja que queda, la apófisis transversa, y a la apófisis espinosa, que hacen de áncora al
contraerse y relajarse los músculos.
Carillas articulares
Las apófisis articulares superiores de una vértebra engarzan con las apófisis articulares
inferiores de las vértebras superiores. Estas apófisis tienen unas
superficies planas y lisas, como las caras de un diamante, de ahí el nombre de carillas
articulares. También se denominan articulaciones apofisiarias, posteriores o pequeñas
articulaciones. Las superficies articulares de estas uniones están forradas de cartílago, y
lubricadas con un fluido especial (líquido sinovial), y toda la articulación está contenida
dentro de una cápsula. Para que el cartílago se mantenga sano es esencial el movimiento de
tipo regular y repetitivo, el cual también ayuda a que las articulaciones sigan funcionando
eficazmente.
Discos
La superficie plana en la parte de encima y de debajo del cuerpo principal de
la vértebra está cubierta por una fin capa de cartílago llamada placa de cierre o terminal.
Además, cada vértebra está separada por un almohadillado cartilaginoso denominado disco.
Las capas exteriores, llamadas annulus fibrosus, están formadas por cartílago resistente y
fibroso. La parte interne del disco es una sustancia semilíquida y gelatinosa que se conoce
como núcleo pulposo. Esta gelatina permite el disco se amolde como un cojinete bolas
líquido, de forma que además actuar como una juntura, el disco 11 a cabo una segunda e
igualmente importante función, la de cojín entre cada vértebra. El annulus fibrosus también
«e mezcla con el cartílago e la superficie de cada vértebra.
ARTICULACIONES ESPINALES
Las articulaciones entre las vértebras están compuestas de distintos elementos.
Un disco separa el cuerpo principal de cada vértebra y actúa como un cojinete a
fin de permitir que la columna gire y se doble (véase dibujo contiguo) y actúe como
amortiguador. Las carillas articulares de la apófisis articular forman un fulcro, que
permite un movimiento de tenaza por parte de las articulaciones espinales cuando
la columna se inclina hacia atrás o hacia delante.
El disco está casi todo compuesto de agua —el 90 por 100 en los bebés y aún el 70 por 100
en una persona de setenta años. El ejercicio de tipo repetitivo, siempre y cuando no sea
excesivo, favorece un buen equilibrio del líquido en oposición a la fibra y previene y evita
que se seque y degenere. Asimismo, los discos requieren adecuados períodos de descanso
del peso que sobre ellos ejerce la parte superior del cuerpo —un disco puede encoger un 10
por 100 a lo largo del día, y ésta es la razón de que se sea un poco más alto por la mañana
— lo que puede llegar a suponer 2 cm en total. El descanso nocturno permite que el disco
reabsorba líquido y se nutra, lo que le permite recuperar la altura perdida a lo largo del día.
El disco sano es extraordinariamente fuerte: ha de serlo para poder soportar las cargas.
Cuando se comprime (tiene una resistencia a la rotura de 800 kg en los jóvenes y de 450 kg
en los ancianos) es más fuerte que el hueso de la vértebra. Sin embargo, es más propenso a
lesiones ocasionadas por movimientos de torsión, y las capas externas se pueden romper.
Los cartílagos del disco contienen nervios sensibles al dolor, pero el dolor que se asocia al
denominado disco deslizado (errónea denominación, ya que un disco no puede deslizar) es
a menudo producido por un disco dañado presionando sobre un nervio o sobre el saco
dural.
El disco no tiene suministro de sangre, y obtiene su alimento al absorber elementos
nutritivos a través de las pequeñas áreas de cartílago, las placas terminales, de las vértebras
adyacentes. Siempre y cuando el núcleo esté intacto y las capas externas no estén dañadas,
el disco puede absorber, de manera muy eficaz, impulsos compresivos y discordantes,
distribuyendo fuerzas de carga al serle posible adaptar su forma.
LA ESPINA DORSAL
La columna de huesos que forma la espina dorsal es el soporte central del
esqueleto, el andamio que sostiene el cuerpo y protege los órganos. El cráneo,
que contiene el cerebro, está sostenido principalmente por las dos primeras
vértebras cervicales. Las vértebras dorsales van unidas cada una a una costilla —
la caja formada por las costillas es el marco que rodea y protege órganos como el
corazón, los pulmones y el hígado. La cavidad formada por el sacro
y los dos huesos de las caderas pelvis— protege los órganos de la p baja del
cuerpo, la vejiga y los órganos reproductores.
La espina dorsal es una estructura inmóvil; puede doblarse y girar casi en
cualquier dirección. Las regiones más móviles son la cervical (el cuello) y la
lumbar (p baja de la espalda); el movimiento en todas las direcciones está
restringido en la región torácica por la parrilla costal.
Cara lateral
Cara posterior
EL CANAL ESPINAL
Las vértebras forman un canal continuo llamado el canal espinal, a lo largo del cual baja la
médula espinal, un manojo de nervios que conecta el cerebro con nervios de todo el cuerpo,
llevando información al cerebro y mensajes de éste al resto del cuerpo. Va desde la base del
cráneo hasta las vértebras lumbares. Debajo de éstas, los nervios se bifurcan en lo que,
debido a su aspecto, se llama cauda equina, o cola de caballo.
A intervalos regulares, parejas de nervios espinales se ramifican a través de los forámenes
(agujeros en la columna vertebral) para luego dividirse y enviar nervios al resto del cuerpo.
La médula espinal está rodeada de tres membranas, llamadas meninges. La capa externa es
una funda o tubo de-
nominado saco dural que baja hasta el segundo de los cinco huesos unidos que forman el
sacro. En los puntos donde las raíces nerviosas salen de la médula a través del foramen,
manguitos durales emergen a fin de enfundarlas y protegerlas.
El saco dural es sumamente sensible a la presión y es móvil en su totalidad hasta el punto
en el que se une al sacro. El saco dural y los manguitos de la raíz son algo flexibles pero
hay movimientos que hacen que el nervio roce contra la vértebra, y ésta es la razón por la
cual al estirar el nervio en el
test de levantar la pierna recta tumbado boca arriba puede ocasionar dolor en algunas
personas (véase pág. 76).
Dentro de la funda, o saco dural, entre las dos capas interiores, está el fluido cerebro-
espinal, que baña la médula espinal y es continuo con el fluido que rodea el cerebro. Su
función es la de servir de amortiguador adicional para proteger más la médula espinal, que
es muy sensible. El saco dural forma una barrera que mantiene el especial entorno químico
esencial para las células del sistema nervioso central.
LIGAMENTOS Y MÚSCULOS
Superpuestos a la estructura básica del esqueleto de la columna se encuentran los
ligamentos y los músculos. Ambos están implicados en el movimiento de las articulaciones.
LOS LIGAMENTOS
Las articulaciones están sujetas per los ligamentos, haces de fibras fuertes e inelásticas.
Ayudan a que los huesos se mantengan firmemente unidos y fortalecen las pequeñas
articulaciones de cada segmento. Juntamente con las caras articulares, mantienen la espina
dorsal en una pieza, permitiendo tan sólo una limitada variedad de movimientos en una
determinada dirección, según la longitud que tengan.
Los ligamentos principales recorren la espina por delante y por detrás, mientras que otros
rodean y fortalecen las articulaciones. Los ligamentos necesitan movimiento constante, de
otro modo acabarían endureciéndose o distendiéndose. Una vez esto ha ocurrido, bien por
envejecimiento, desuso o lesión, es difícil devolverles su condición original, de forma que
es de suma importancia asegurarse que reciben suficiente ejercitación.
LOS MÚSCULOS
Rodeando cada articulación se encuentra un conjunto de músculos. Cada terminación de un
músculo está firmemente unida a un hueso diferente, bien directamente o mediante los
tendones.
Como mueven el tronco los músculos.
Cuando se gira o rota la espalda, los músculos abdominales y los músculos dorsales tienen
un importante papel. Recordemos al jugador de golf que ha de crear una fuerte fuerza
giratoria para dar un buen golpe. Este tiene que quedar equilibrado por un movimiento
giratorio, igual y opuesto, que se transmite a través de la columna y las extremidades
inferiores. Por ejemplo, intente subirse a una plataforma y dar un golpe con el palo de golf
—la fuerza equilibrante creada por los músculos opuestos hace girar la plataforma en
dirección opuesta.
Superpuestos a los músculos dorsales se encuentran los músculos que controlan y mueven
el cinturón de los hombros en la parte superior de la espalda y el cinturón de las caderas en
la parte inferior de la misma. Los músculos que apoyan las articulaciones de la cadera son
muy grandes y fuertes y forman el contorno de los glúteos y la cadera. Las capas de
músculos más internos son más pequeñas y ejercen una fuerza rotatoria sobre la
articulación de la cadera.
Cómo mantener sanos los músculos
Los músculos han de poder contraerse y acortarse —algunos se contraen hasta un tercio de
su longitud original. ; cuando están relajados, también se pueden estirar y por tanto son,
hasta cierto punto, elásticos. Para que los músculos se mantengan en condición óptima
tienen que tener un buen suministro de sangre y energía. Todo tejido vivo precisa oxígeno y
nutrición para seguir vivo y si el suministro de sangre a los músculos queda reducido —
quizá porque un músculo haya entrado en un espasmo protector como reacción al dolor
(véase pág. 68) o se haya contraído crónicamente debido a una mala postura— las células y
el tejido sufrirán y su función se verá perjudicada. Si esta condición dura lo suficiente, el
músculo o músculos empezará a doler, se debilitará o se hará menos elástico, y finalmente
se acortará. Al igual que los ligamentos, los músculos también necesitan un trabajo
constante bajo la forma de contracciones si han de mantener su fuerza y favorecer una sana
circulación local. Los músculos que se han contraído durante largos períodos para mantener
una determinada postura —por ejemplo, si ha estado mucho tiempo sentado escribiendo a
máquina— precisan un estiramiento permanente a fin de evitar querré debiliten acorten.
Además, dado que los músculos es tan controlados por los nervios (veas recuadro superior),
una estimulación excesiva del sistema nervioso, como puede ser la ocasionada por una
lesión o simplemente por la tensión, puede hacer que los músculos se pongan tensos. La
relajación es, por tanto, otro ingrediente importante en la receta paca músculos sanos.
Finalmente, el abastecimiento intacto de los nervios es fundamental para tener unos
músculos sanos porque éste no se pueden mover si no reciben la señal adecuada de parte de
su nervio correspondiente, ya que el nervio, su señales, y la fibra muscular, actúan como
una unidad. Si, como resultado de una lesión o infección, se rompe un nervio o se daña su
unidad celular en la médula dorsal, el músculo se atrofiará (ej.: la poliomielitis).
¿Es un dolor agudo, irradiado en torno a uno o ambos lados del pecho, que
empeora cuando inspira?
Si
NO
¿Empeora el dolor cuando cambia de postura?
SI
¿Comenzó el dolor al poco de recibir un golpe directamente en la zona afectada?
Vaya al medico, podría tener una costilla rota o otra lesión más seria?
¿Empezó el dolor tras un movimiento trivial como darse la vuelta en la cama?
¿Tiene un dolor fuerte y constante, y es usted mayor o frágil?
SI
Probablemente una articulación dislocada como una lesión de costilla o
desalineación de las carillas articulares o hernia discal ( vea pags. 38 y 44 )
PROBLEMAS DE DISCO
Aunque los discos son muy fuertes, son vulnerables a fuerzas de torsión, que pueden
romper la capa externa de cartílago permitiendo así que la sustancia gelatinosa interna
salga. De ahí, el término disco saliente o hernia de disco. Esto puede producir dolor local al
irritar los ligamentos y el saco dural, y hay veces en que un disco presiona sobre un nervio
ocasionando un fuerte dolor de brazo o pierna. Un disco se hernia cuando parte del núcleo
se ha desprendido completamente del núcleo principal.
Los problemas de disco son más frecuentes en la espalda baja, pero, también pueden darse
en el cuello o, más raramente, en la espalda media.
TIPOS DE HERNIAS
Un disco dañado puede salirse de diversas maneras, pero no resulta
forzosamente doloroso. Los síntomas dependen de la naturaleza del daño, la
cantidad de núcleo que se sale y la superficie sobre la cual está presionando. Las
capas externas de fibra, los anillos fibrosos, que mantienen el núcleo gelatinoso en
su sitio, virtualmente carecen de nervios sensibles al dolor. Por tanto, cualquier
rotura en estas fibras suele ser indolora. Sólo resulta dolorosa cuando el núcleo ha
salido lo suficiente como para presionar contra el ligamento u otra superficie
sensible. Así que el disco degenera con la edad, el anillo fibroso frecuentemente
se va agrietando, pero esta degeneración tampoco suele producir dolor.
Lesiones indoloras
Las capas fibrosas externas no están dañadas pero las placas terminales de las
vértebras han cedido. La gelatina interna sigue dentro del anillo fibroso.
El disco está comprimido, haciendo que el núcleo se filtre por e! anillo fibroso roto.
Desgarro radial
El anillo fibroso está roto y el núcleo empieza a filtrarse por las pequeñas grietas.
Lesiones dolorosas
El disco, prolapsado sale lo suficiente como para presionar contra el ligamento
posterior.
Ligamento posterior
El disco herniado ha roto el ligamento.
Parte del núcleo se ha desprendiere e irrumpe por el anillo fibroso para presionar
sobre el ligamento.
El núcleo se sale del anillo fibroso y desliza por detrás de ligamento.
HERNIA DE DISCO
Este tipo de lesión se conoce popularmente como un «disco salido», pero este término es
incorrecto puesto que sugiere que el disco se ha salido de entre las vértebras. Tal
movimiento es imposible ya que el disco está unido a las vértebras por las capas externas
fibrosas. Sin embargo, esta lesión puede producir dolor a cierta distancia del área lesionada,
y poco o ningún dolor local. La opinión médica respecto de si este tipo de dolor agudo en la
parte baja de la columna viene producido generalmente por una hernia discal o por un
fuerte esguince o mala alineación de las caras articulares, está dividida. El término
«lumbago» puede referirse a lesiones tanto de disco como de las caras articulares en la
espalda baja.
Los problemas de disco son bastante comunes y las hernias más serias suelen afectar a los
adultos jóvenes o de mediana edad. Esto quizá se debe a que sus discos contienen una
mayor proporción de gelatina en el centro que los de las personas mayores, cuyos discos se
han secado, por tanto, si se rompen las capas externas del disco de una persona joven,
puede salirse más cantidad de gelatina. Véase en la página 59 los problemas relacionados
con los discos a edad avanzada.
En la espalda baja
Una hernia discal aguda en la espalda baja puede producirse con poca o incluso ninguna
advertencia. Sin embargo, una vez originada la lesión, seguramente recordará haberse
inclinado o torsionado, o haber llevado a cabo acciones como arrancar un hierbajo del
jardín, correr algún mueble, lo que produjo, bien un dolor agudo e imposibilidad de
moverse, bien una creciente rigidez, seguida, tras un intervalo, de un fuerte dolor de
espalda.
Suele ser un dolor profundo, sordo y latente, en la parte media de la espalda baja o hacia un
costado, que puede ir hacia el glúteo, la cadera o, la ingle, los muslos, si bien estos dolores
pueden ser intermitentes.
En la espalda baja
Un extraño movimiento al inclinarnos o torcernos puede lesionar los ligamentos, los
músculos y la cápsula de las carillas articulares. En las personas de mediana edad, cuando
los discos han comenzado a degenerar y los ligamentos pueden estar un poco laxos, las
carillas articulares tienden a deslizarse fuera de alineación.
Los síntomas de este tipo de ataque son muy similares a los producidos por una hernia
discal en la espalda baja, puesto que el dolor puede llegar a ser muy fuerte y restringir los
movimientos durante los dos o tres primeros días. El dolor puede ramificarse hasta el
glúteo, la cadera, parte baja del abdomen y muslos, como en el caso de la hernia discal,
pero sin el dolor agudo en la pierna que se siente cuando una de las raíces del nervio ciático
está atrapada, y sin el entumecimiento o debilidad en un brazo o una pierna.
Este tipo de problema responde al descanso, a los calmantes, al ejercicio y a la
manipulación. Igual que en los casos leves de hernia discal, depende mucho del estado
general de salud. Si tiene un buen tono muscular y puede relajarse bien, probablemente se
recupere antes que una persona con músculos laxos o que responde al dolor con tensión.
En la espalda media
Esguinces producidos por extrañas torsiones p inclinaciones, también pueden producir un
dolor agudo de la espalda media, ramificándose como un cinturón por el lado y llegando
incluso al pecho o parte alta del abdomen. Inicialmente, puede ser tan fuerte que incluso el
respirar produce dolor.
Puede estar aquí involucrado el mismo conjunto de causas que en otros problemas de
columna: por ejemplo, un jugador de squash que no hizo ejercicios de precalentamiento y
dio raquetazos excesivamente vigorosos puede padecer este tipo de dolor unas horas
después. Si se está cambiando de casa y mueve los muebles de un lado a otro, también está
corriendo un riesgo. Hay veces en que este problema surge simplemente al darse la vuelta
en la cama o al dormir en postura rara. Incluso cuando el dolor inicial y la restricción han
cesado, muchas personas— siguen notando un dolor residual y continúan con restricción de
movimientos durante semanas, meses e incluso años si no han recibido tratamiento
adecuado, lo cual en este caso suele implicar una manipulación (véase capítulo 8).
El dolor de espalda media menos severo es reían van «ente común y puede darse casi a
cualquier edad, si bien suele afectar con mayor frecuencia a adultos jóvenes y de mediana
edad: Por lo general se sentirá mejor si adopta una postura adecuada, pero cuando la cambie
p gire en determinada dirección, recibirá un nuevo aviso. Este tipo de dolor puede tener su
origen en las carillas articulares, hernias discales leves o lesiones de costillas, o puede
también deberse a que las articulaciones entre las costillas y el dorso de las vértebras'
torácicas están desalineadas.
Los problemas que involucren cualquiera de las articulaciones del cuello producirán rigidez
y dolor cervical. Esta condición tiene síntomas muy parecidos a una hernia discal en el
cuello, y el término tortícolis puede aplicarse a ambos tipos de problema. Si tiene un
esguince de la carilla articular en el cuello, resultará doloroso y verá limitados sus
movimientos en determinadas direcciones cuando vuelva la cabeza o la incline hacia un
lado.
La mayoría de las personas encuentran alivio estando echadas, pues esta postura evita que
la cabeza pese sobre el cuello, pero a otras les produce aún mayor dolor. La solución es
mantener sujeto el cuello: pruebe un collarín suave o enrolle una toalla y úsela para impedir
que la cabeza se bambolee de lado a lado mientras duerme (véase pág. 69). Esto aliviará el
dolor y acelerará el proceso de curación.
Estos ataques no suelen dar lugar a problemas de larga duración, pero hay veces en que el
dolor perdura aun después de varias semanas o incluso meses, junto con restricción de
movimiento y dolor que se extiende hasta los omóplatos. Pueden desarrollarse áreas o
puntos gatillo (véase pág. 49), pero en general la manipulación es extremadamente útil para
resolver este tipo de casos. Aunare la diferencia no se verá en una radiografía, es posible
para un manipulador profesional detectar si hay un esguince en las carillas articulares o si
éstas están desalineadas.
ARTICULACIÓN SACROILIACA
Los segmentos espinosos fundidos que componen el sacro tienen dos superficies,
una a cada lado, que son las superficies articulares del sacro. Estas encajan
dentro de dos superficies correspondientes, una en cada hueso de la
cadera. Los dos huesos de la cadera junto con el sacro forman la cavidad pélvica.
En el dibujo, la pelvis femenina. Los huesos del muslo encajan en la cuenca de
cada uno de los huesos de la cadera.
Ligamentos
Vértebra lumbar
Articulación sacroilíaca
Hueso de la cadera (ilion)
Cómo se mantiene la articulación sacroilíaca. Para tratar de clarificar, la parte
derecha de este dibujo muestra cómo encaja el hueso de la cadera en el sacro; la
izquierda muestra los ligamentos que soportan la articulación sacroilíaca. La
laxitud de uno o más de estos ligamentos puede ser causa de mal alineamiento
sacroilíaco.
LESIONES DE LIGAMENTOS
Es improbable que un ataque de dolor de espalda esté producido exclusivamente por un
esguince de ligamentos. Sin embargo, hay ciertos tipos de lesión en la cual los ligamentos
pueden ser el principal causante del dolor. Los ligamentos no curan con facilidad porque
tienen un limitado abastecimiento de sangre. Pueden tardar más en curarse que una fractura
de huesos. Es más, a menudo no curan del todo, dejando secuelas de tejido cicatrizado y
adherencias (tejido fibroso trenzado que impide que los ligamentos se deslicen por la
superficie del hueso). Esto puede convertirse en una fuente de dolor crónico.
ESGUINCES MUSCULARES
Las lesiones de músculos en la espalda y en el cuello son menos frecuentes de lo que la
mayoría se imagina. A menudo los médicos denominan muchos estados dolorosos de la
espalda «musculares o ligamentosos». Hasta cierto punto esta definición puede ser cierta,
dado que los músculos y ligamentos son parte integrante del funcionamiento de la espalda y
se pueden ver afectados por una tensión indebida y esfuerzo asociado. Los músculos tensos
pueden ser secundarios a una hernia discal o a lesiones en carillas articulares.
Una lesión puramente muscular en la espalda es lo que típicamente le sucede a un
deportista que practica un ejercicio violento sin el debido precalentamiento. El dolor tal vez
se inicie de pronto, y volverá tras repetir la acción que inicialmente lo desató. Los
movimientos de extensión o tracción suelen empeorar el dolor, y puede que los músculos
estén sensibles y un poco hinchados. Puede que también haya hemorragia interna si el
músculo está lesionado.
Los esguinces musculares pueden ser muy latosos pero suelen responder al reposo y a la
fisioterapia. Son pocas las lesiones musculares que tardan más de dos semanas en curarse
de manera satisfactoria.
Puntos gatillo
El dolor procedente de las estructuras espinales puede extenderse a áreas circundantes y
establecer puntos secundarios de tensión, que se convierten en bandas pequeñas y tirantes o
nudos en el músculo. Esto solía denominarse fibrositis pero actualmente recibe el nombre
de fenómenos de puntos gatillo o, un tanto desalentadoramente, disfunción miofascial. Es
muy usual en el cuello y hombros de quienes están bajo fatiga postural o que están pasando
por un fuerte ataque de dolor de cuello del tipo de los descritos anteriormente. Existen
consabidas posturas usuales en las cuales se desarrollan estos puntos gatillo, y si se toca
uno de ellos, notará un nódulo tenso y duro que puede dar un tirón como respuesta a una
presión fuerte y difundir dolor a aquel área del hombro, brazo o pecho que ya dolía.
Hay que enfrentarse con este problema de varias maneras. En primer lugar, si alguna
articulación espinal ha sido lesionada, hay que corregirla. De no ser ésta la causa principal,
hay que relajar los puntos delicados de los músculos con masaje, fisioterapia o ejercicios de
estiramiento pasivo, una inyección local o acupuntura. A continuación deben cambiarse las
circunstancias laborales o de la casa que hayan ocasionado el problema para asegurarse
de que no volverán ni la tensión ni el dolor. Esto puede suponer cambiar la silla o adaptar el
trabajo de forma que la espalda no esté forzada. Puede que en casa tenga que modificar la
altura de la superficie de trabajo, mientras que en la oficina tal vez necesite ponerse unas
plataformas para los libros, manuales o documentos para que la línea de visión sea casi
horizontal.
El diseño ergonómico —la adaptación del ambiente de trabajo a la persona que trabaja— es
un factor de extrema importancia a la hora de elimina/ el dolor de espalda producido por la
mala postura. El capítulo 13 proporciona consejos más detallados.
DOLOR POSTURAL
Es ésta, probablemente, una de las causas más comunes del dolor de espalda crónico. El
dolor es el resultado natural de adoptar posturas en las que uno o un grupo de músculos o
ligamentos permanecen en estado de tensión durante un largo período. El dolor postural
puede producirse por estar de pie, sentado o tumbado durante mucho tiempo.
Si apoya el talón sobre una silla, descansando la pierna horizontalmente durante veinte o
treinta minutos, lo más probable es que note la rodilla rígida y dolorida cuando intente
moverla de nuevo. La rodilla no se ideó como un puente colgante y los ligamentos
comenzarán a doler si se estiran al máximo y se exponen a la plena fuerza de la gravedad.
En todo sistema mecánico, los puntos más débiles suelen ser los goznes o las uniones que
posibilitan el movimiento, y al igual que una puerta que sufre constantes portazos acaba
rompiéndose por los goznes, los ligamentos, que refrenan las articulaciones del cuerpo,
comenzarán a dolerle si aplica fuerzas desiguales, excesivas o ininterrumpidas a través de
las articulaciones.
Esguinces en el cuello
Este problema se puede presentar fácilmente si tiene un trabajo sedentario en el cual haya
de inclinar la cabeza sobre una mesa durante largos períodos de tiempo. Esto supone que
constantemente está forzando los músculos del cuello y de la parte alta de la espalda,
posiblemente agravado por tener los hombros encorvados lo cual fuerza crónicamente los
músculos trapecio.
Normalmente esta postura fuerza más los músculos que los ligamentos. Lleva a dolor en el
cuello, hombros y omóplatos que se desarrolla al cabo de unas horas y se puede aliviar
levantándose y moviéndose. Después de algunos meses, sin embargo, el moverse no
disminuye el dolor y se establece un patrón de tensión muscular crónico.
En ocasiones, en lugar de producir dolor de cuello u hombros, el forzar el cuello puede
originar dolores de cabeza, que surgen al final del día o por la noche. Este es un típico dolor
de cabeza de tensión, si bien en este caso está producido por un esfuerzo físico más que
psicológico.
Avulsión o arrancamiento,
En la avulsión se rompe o se desprende la punta de la apófisis transversal o espinosa. Esto
sucede a veces como resultado de una acción muscular brusca: los deportistas son víctimas
típicas de este tipo de accidente. Si padece esta clase de lesión, notará un repetido y agudo
dolor en el momento en que ocurra, y debe abstenerse de cualquier actividad que provoque
dolor en tanto no esté curado.
Microfractura
Un segundo tipo de lesión es una pequeña fractura, o microfractura, que consiste en una
grieta o rotura horizontal a través de la placa terminal de las vértebras o una de las apófisis
articulares. Recientemente se ha admitido que incluso en ausencia de lesiones bruscas se
pueden dar pequeñas fracturas, como por ejemplo al levantar un gran peso. La mayoría de
las personas no se benefician de la investigación especial a base de rayos X que se precisa
para que salgan a la luz fracturas tan diminutas, pero si usted padece una microfractura y no
lo sabe, bien podría empeorarla con un tratamiento inadecuado: no es aconsejable
manipular ni movilizar una microfractura, puesto que el reposo es el mejor tratamiento. La
mayoría de estas lesiones se curan por sí solas, sin tratamiento alguno, pero personas que
padecen dolores de espalda constante podrían tener una microfractura que no ha soldado
bien.
Coccigodinia
Una caída sobre el coxis puede producir un dolor insistente que le impedirá sentarse
cómodamente. Lo normal es que esta dolencia cure sola, pero si subsiste el dolor tras
algunos meses, puede que necesite una inyección local para reducir la inflamación. Una
pequeñísima minoría ha de recurrir a la cirugía.
ESPONDILOLISTESIS / ESPONDILOLISIS
Hay ocasiones en las que las vértebras de la parte lumbar de la espalda se desalinean de
modo significativo y esto puede producir dolor de espalda si las articulaciones o los
ligamentos están irritados. Los nervios pueden resultar atrapados produciendo dolor en la
pierna, entumecimiento u hormigueo.
Espondilolisis
Es una pequeña fisura o solución de continuidad en el arco neural. En algunos casos es una
condición congénita, y aun siendo así, la anormalidad no se hace patente hasta que la
criatura tiene alrededor de los seis años. Puede haber un factor hereditario —los miembros
de una familia en la que se da la espondilolisis tienen alrededor de un 25 por 100 más de
probabilidades de padecer desarreglos de columna serios. También se puede producir corno
resultado de una lesión, normalmente por varias caídas sobre las nalgas, o por abuso, caso
típico de los corredores de fondo (véase fracturas por estrés, pág. 52). Como resultado de
esta fisura puede surgir una espondilolistesis, estado en el que parte de la vértebra se rompe
y se sale de la posición debida, yéndose hacia atrás o hacia delante.
Espondilolistesis
Es una condición más seria en la que el arco neural se rompe por completo y la vértebra se
sale de sitio, normalmente hacia delante. Es probable que la mayoría de casos partan de una
espondilolisis: la grieta se abre del todo como resultado de esfuerzos excesivos. A veces la
vértebra se sale gradualmente, porque las carillas articulares se desgastan con la edad. Esto
recibe el nombre de espondilolistesis degenerativa y suele afectar a los mayores de
cincuenta años. Se da más en las mujeres que en los hombres y es más común en la raza
negra que la blanca. El desplazamiento puede ser muy pequeño y no causar dolor alguno.
Sin embargo, si se descubre un desplazamiento en una vértebra en una criatura que aún está
creciendo, debe ser minuciosamente controlado a base de radiografías cada seis meses a fin
de detectar cambios mayores. Esto es importante porque si el desplazamiento es grande
mientras el niño está creciendo, puede desarrollar una figura anormal.
Esto generalmente solo ocurre si una vértebra se ha movido más de lo que corresponde a un
cuarto o la mitad de su grosor. Los huesos se mueven más deprisa entre los diez y los
quince años. Una vez los adolescentes han dejado de crecer, no es probable que las
vértebras se desalineen más. Los jóvenes con espondilolisis deben evitar los deportes que
implican contacto, como son el rugby y el fútbol americano, tirarse desde trampolines altos
y actividades, como el judo, que entrañan un alto riesgo de lesiones de espalda. También
deben prepararse para profesiones que no conlleven levantar peso.
Ambas condiciones se pueden tratar con una operación de fusión (véase pág. 113); en casos
más leves una operación de descompresión (véase pág. 112) suele tener éxito. En personas
más mayores la terapia esclerosante de ligamentos (véase pág. 104) ayuda al tensar los
ligamentos para impedir que haya un mayor desplazamiento. Hay personas que encuentran
la tracción de inversión (pág. 86) beneficiosa para desplazamientos menores.
DEFECTOS ESTRUCTURALES
Hay problemas de espalda producidos por anomalías en la estructura de la columna. Estos
pueden manifestarse justo después del nacimiento, pero muchos se evidencian sólo a
medida que el niño crece. Algunas son tan tenues que no ofrecen síntomas en absoluto, y
pueden no salir nunca a relucir salvo que se examine la espalda en busca de alguna
condición no relacionada con el defecto estructural.
Escoliosis
No significa más que una curvatura de la espalda hacia un lado, normalmente producida por
una longitud diferente de piernas, con el resultado de que la pelvis se inclina hacia un lado.
En consecuencia, la columna lo compensa inclinándose ligeramente hacia el lado más alto a
fin de que el nivel de los hombros y la cabeza vuelva a la horizontal. De hecho, hasta un 10
por 100 de la población tiene un centímetro o más de diferencia de longitud de las piernas y
aunque esto produce una inclinación de la pelvis y una leve curva de compensación de la
columna, es poco probable que surjan problemas, salvo quizá en el caso de los deportistas
como los corredores de fondo cuyas columnas a menudo sufren sacudidas.
Si padece de ciática o una hernia discal aguda en la parte baja de la espalda, puede intentar
minimizar la presión del disco saliente inclinándose hacia un lado. Esto se conoce como
«escoliosis ciática» y es tan sólo un fenómeno temporal que desaparece cuando el disco
recupera su posición normal. Sin embargo, si lleva tiempo padeciendo este problema, puede
que los músculos y los ligamentos se acorten y se vuelvan rígidos. Esto se puede tratar con
manipulación y ejercicios correctivos (véase capítulos 8 y 14).
La auténtica escoliosis estructural es una deformación que surge o bien en
la infancia, en cuyo caso puede ser muy seria, o durante las primeras etapas de la
adolescencia. Las vértebras se estrechan por un lado, haciendo que la columna se incline
hacia ese lado y rote. Se han investigado mucho las causas pero aún se sabe poco. Parece
deberse a un defecto en el crecimiento del tejido blando que soporta la espalda
Es importante detectar esto a tiempo ya que se pueden utilizar aparatos ortopédicos para la
columna durante el período de crecimiento para evitar una excesiva deformidad. Si le
parece que su hijo tiene la espalda torcida (observe la espalda desnuda, con la criatura de
pie, recta, y después inclinada hacia debate), o tiene un omóplato más prominente, consulte
al médico. En ocasiones la deformidad es lo suficientemente grave como para requerir
tratamiento quirúrgico (véase pág. 115).
La escoliosis leve puede que en un principio no produzca dolor ni molestia, pero más
adelante, la acumulación de esfuerzos y tensiones desequilibradas pueden ocasionar un
dolor general en cualquier zona de la espalda, hombros y cuello, y se pueden establecer
patrones crónicos de tensión muscular. Las articulaciones entre las vértebras degenerarán
antes de lo normal. ]Sin embargo, la mayoría de las personas que tienen una deformidad
estructural de esta índole viven sin una incidencia mayor de dolor de espalda que sus
congéneres con columna recta.
Defectos congénitos
Hay algunos otros defectos de la columna que conviene mencionar aquí, si bien es
improbable que se detecten al nacer y saldrán a la luz sólo en caso de que le hicieran
radiografías de espalda por cualquier otra razón. En el primer capítulo describí la estructura
de la columna que incluye cinco vértebras lumbares y los cinco segmentos sacros que están
fundidos. En algunas personas, la vértebra lumbar más baja está fundida con el primer
segmento sacro, dando como resultado sólo cuatro segmentos de movilidad perteneciente a
la columna lumbar. Alternativamente, un lado de la vértebra lumbar más baja puede
fusionarse o formar una «falsa unión» con un lado de la primera vértebra sacra. También
puede suceder a la inversa: el primer segmento sacro puede separarse a veces de los
restantes segmentos de forma que funciona como una sexta vértebra lumbar. Por lo general
estas anormalidades no producen ningún problema o síntomas.
ENVEJECIMIENTO DE LA COLUMNA
A medida que la columna envejece, tienen lugar una serie de cambios que reciben el
nombre de osteoartrosis o espondilosis. Ambos son términos generales que describen una
variedad de síntomas; la osteoartrosis no tiene relación alguna con la artritis reumática
descrita en la página 64. Los principales procesos degenerativos afectan a los huesos y
discos. Los huesos suelen hacerse más delgados y porosos y con frecuencia crecen sobre las
vértebras espolones óseos llamados osteofítos. En algunas personas mayores los huesos se
vuelven irregularmente más gruesos (véase la enfermedad de Paget en la ilustración). Los
discos se secan y se hacen también más delgados, y los ligamentos menos flexibles y laxos
(véase ligamentos laxos en pág. 47).
Este proceso se refleja en las radiografías en un 75 por 100 de la población de más de
cincuenta años, y normalmente afecta primero a la parte baja del cuello y de la espina
lumbar. Pese a que no suele ser la causa directa del dolor de espalda puede dar lugar a otras
condiciones descritas a continuación.
Osteoporosis
Ya se ha mencionado con relación a la fractura por aplastamiento (véase pág. 52) de las
vértebras, resultando en un ataque agudo de dolor de espalda. El término significa que los
huesos se hacen más delgados debido a una pérdida de la estructura de calcio y mineral. Es
un proceso gradual que ocurre casi irremediablemente con la edad y tiende a acelerarse con
el poco uso y la inmovilidad. El proceso de desmineralización tiende a acelerarse en las
mujeres tras la menopausia o tras un largo período de tomar cortisona y esteroides.
La, osteoporosis causa problemas sobre todo en las personas mayores que están inmóviles y
lo mejor es prevenirla: está demostrado que personas físicamente activas son mucho menos
propensas a la osteoporosis, y por tanto hay que permanecer lo más activo posible en los
últimos años de la vida. Hay medicamentos de hormonas que se recomiendan para reducir
esta pérdida de sustancia ósea, pero sólo se emplean en casos muy graves dado el peligro de
efectos secundarios. Pueden resultar beneficiosos los extractos de hueso y medicinas
sustitutivas de minerales, como la vitamina D.
Enfermedad de Paget
Es una enfermedad poco común de los huesos que tiende a darse en las personas mayores y
tiene como resultado un engrosamiento irregular de la capa externa del hueso. Sucede en
este caso la inversa de lo que ocurre con la osteoporosis y en estas zonas hay una densidad
ósea mucho mayor. Tiende a afectar a todo el esqueleto, aunque es probable que el proceso
comience en la columna. Sin embargo, los primeros síntomas bien pueden ser un dolor en
la cadera, muslo o brazo puesto que la enfermedad de Paget en modo alguno se limita a las
vértebras. Si el médico sospecha que puede padecer esta enfermedad le mandará hacerse
una radiografía que debería mostrar el aumento irregular de la densidad ósea.
Osteofitos
Los espolones de hueso, denominados osteofitos, a menudo crecen en las vértebras
conllevando, en ocasiones, un estrechamiento del canal espinal central o lateral. Esto puede
producir nervios pinzados, condición conocida como estenosis del canal espinal. La
estenosis del canal central puede ser muy grave; véase página 61 para mayores detalles. La
estenosis del canal lateral puede producir ciática o braquialgia (véase pág. 41), dependiendo
del nervio que esté pinzado. Puede que no ocasione un dolor constante: puede que sólo le
duela al doblarse hacia atrás o al torsionar la espalda, debido a que estos movimientos
estrechan aún más el canal. Experimentará un dolor intermitente que le baja por la pierna,
unido tal vez a otras sensaciones molestas como el entumecimiento y el hormigueo.
Una mejor estabilidad ayuda, y por tanto podría serle de utilidad consultar al médico o
fisioterapeuta para queje aconsejen sobre la postura y ejercicios adecuados para fortalecer
los músculos. Los casos más graves necesitarán terapia esclerosante de ligamentos (véase
pág. 104) a fin de limitar el movimiento de los segmentos inestables. Con menos frecuencia
habrá que recurrir a la cirugía: las partes del hueso que están estrechando el canal pueden
retirarse en una operación de descompresión (véase pág. 112).
La estenosis del canal lateral también puede producirse o verse complicada por un disco
herniado que ocasiona un dolor más constante (véase Nervios Comprimidos, pág. 41).
En la espalda baja
En su fase inicial, una lesión de las carillas articulares puede ocasionar dolor en la espalda
baja cuando se permanece en pie durante largos períodos de tiempo, y punzadas agudas
cuando se cambia de postura. Puede que no sea posible adoptar ciertas posturas, como
tumbarse boca abajo. Cuando la enfermedad está más avanzada puede producir un dolor de
espalda continuo con fases más agudas. Los síntomas pueden agravar con el frío.
En las etapas iniciales, el cuidar la postura y el hacer ejercicios apropiados pueden
ayudarle, pero tal vez necesite terapia esclerosante de ligamentos (véase pág. 104).
También pueden resultar útiles la fisioterapia o la acupuntura. Los ataques fuertes se
pueden tratar con manipulación o tracción, igual que en los problemas agudos de disco
(véase págs. 85 y 94). También puede servirle de ayuda un corsé de columna. Las
inyecciones pueden aliviar la inflamación de las carillas articulares y se pueden matar los
nervios a base de técnicas de lesión por congelamiento (véase Inyecciones de las carillas
articulares, pág. 108). Operaciones como pueden ser extirpar las carillas articulares,
descompresión lateral o fusión espinal (véanse págs. 112 y 113) pueden ayudar en los casos
en que la raíz de un nervio se encuentra apresada.
En la espalda media
Los ataques de dolor agudo en la espalda media pueden convertirse en crónicos si no se
tratan debidamente. Si uno o dos segmentos llegan a ser inestables, o las articulaciones se
vuelven hiperirritables, los ataques frecuentes pueden resultar un problema, en cuyo caso la
respuesta quizá esté en la terapia esclerosante de ligamentos (véase pág. 104).
Problemas similares pueden darse en el cuello. Además de dolor y punzadas agudas puede
tener hormigueo y entumecimiento en las manos y hay veces en las que se desarrollan
patrones de tensión muscular crónica. Otros síntomas pueden incluir alteración del
equilibrio, silbidos en el oído, dolores de cabeza, dolor referido al rostro, lado del cuello y
oído. Si tiene más de sesenta años puede que tenga afectada la circulación al cerebro, lo que
produce períodos de mareo e incluso pérdida del conocimiento ocasionado por ciertos
movimientos del cuello y los brazos. Esto se debe a un estrechamiento y compresión de la
arteria que va al cerebro.
En las personas mayores no parece que el proceso estabilizador que tiene lugar en el resto
de la columna depare efectos tan beneficiosos en el cuello. Probablemente le aconsejarán
que se ponga un collarín. El cuidado en las posturas, el ejercicio, la tracción suave, el
masaje y la acupuntura pueden producir un alivio, pero es improbable que curen
definitivamente el mal.
La cirugía en la parte cervical de la columna es mucho más arriesgada que en la parte
lumbar y por tanto se practica con menos frecuencia.
Hernia discal
Hay ocasiones en las que la parte gelatinosa del disco se ve empujada hacia el canal
espinal. (Esto es más frecuente en los jóvenes porque el núcleo del disco tiende a encoger y
desecarse con la edad, de forma, que, gradualmente, está sometido a menor presión). Una
hernia de este tipo en la espalda baja puede producir síntomas de ciática crónica,
incluyendo dolor en las piernas acompañado de entumecimiento o debilidad. Si éste es el
caso puede que nesecite tratamiento urgente, tal vez cirugía, y debe ver al médico lo antes
posible.
Cambios degenerativos
En las personas de mediana edad o más mayores, pueden aparecer en las vértebras o carillas
articulares excrecencias óseas, llamadas osteofitos, y los discos se vuelven más finos. Estos
espolones óseos pueden crecer hacia el canal espinal, lo cual lo empequeñece, y afectar a la
circulación sanguínea hasta los nervios. De ocurrir esto, notará hormigueo, entumecimiento
y dolor o pesadez en ambas piernas al caminar o correr. Estos síntomas suelen calmarse si
se inclina hacia delante, se sienta o se agacha, porque el canal espinal se ensancha en estas
posturas. Inclinarse hacia detrás o retorcerse empequeñece aún más el canal y producirá un
dolor agudo.
Hay veces en las que una operación de descompresión (véase pág. 112) se hace necesaria
para extirpar las partes del hueso que pueden, de hecho, estar empequeñeciendo el canal
espinal.
Estenosis congénita
Hay personas que nacen con un canal espinal más pequeño que otras, o con forma ovalada,
triangular o de trébol, que dejan menos sitio a los nervios de la columna.
Las personas con un canal espinal estrecho corren más riesgo de desarrollar problemas de
espalda crónicos o ciática si se rompe o hernia un disco (véase pág. 37). En este supuesto,
lo que en otra persona supondría tan sólo un ataque menor de dolor de espalda o ciática,
puede ser grave o crónico si se trata de alguien con un canal espinal excepcionalmente
estrecho.
INFLAMACION Y ENFERMEDAD
Las infecciones y las enfermedades dan cuenta tan sólo de un reducido porcentaje de los
problemas de espalda, de manera que si por lo demás usted está sano y en forma, es harto
improbable que el dolor de espalda le venga por ninguna de las siguientes razones:
• Un tumor o cáncer pueden atacar la espalda, como a cualquier otro órgano.
• A veces, una infección por bacterias puede desencadenar un abceso en o en torno a las
vértebras o un disco, produciendo dolor de espalda crónico.
• Una inflamación en las articulaciones vertebrales, generalmente en el cuello en la artritis
reumática (véase pág. 64) o en la articulación sacroilíaca en
la base de la columna, puede producir un dolor persistente. Esto suele desarrollarse
lentamente y dura bastante tiempo. Suele ir acompañado de rigidez cada vez mayor y tiende
a no aliviarse cuando el paciente se tumba.
Si tiene usted la desgracia de pertenecer a esa pequeñísima minoría cuyo dolor de espalda
viene producido por una infección ósea crónica, un tumor o una grave enfermedad de
huesos, puede que encuentre ayuda en aquellas secciones de este libro que tratan de cómo
aliviar el dolor crónico, de la comprensión del dolor, y de sus aspectos emotivos. No debe
haber ningún tratamiento sin consultar al médico.
Espondilitis anquilosante
Suele darse en adultos jóvenes. Las articulaciones se inflaman y los ligamentos se
calcifican bloqueando rígidamente las articulaciones. Se sabe muy poco de esta
enfermedad, pero suele afectar primero a la articulación sacroilíaca y avanza gradualmente
durante varios años. Al final, la inflamación afecta a las articulaciones entre las costillas y
la espalda media, lo cual reduce la expansión del tórax y dificulta la respiración. Sin
embargo, a menudo transcurren varios años antes de que los cambios se vean en una
radiografía, porque progresa muy lentamente.
Los primeros síntomas son dolor y rigidez en la espalda baja y suelen acusarse más por la
mañana. El ejercicio moderado suele aliviar el dolor (véase pág. 164). Puede que le resulte
difícil inclinarse hacia delante y sentirá rigidez en la articulación de la cadera.
El médico le recetará algún antiinflamatorio y le mandará a un fisioterapeuta para ejercicios
específicos que mantengan la movilidad. La acupuntura puede que también le alivie. Es
importante que se identifique pronto este estado a fin de que no deteriore la postura y la
movilidad. Recientemente se ha admitido que afecta casi tanto a las mujeres como a los
hombres, pero en menor grado.
Artritis reumática
Conviene mencionarlo aquí aunque no sea esencialmente una enfermedad de la espalda y
por tanto no se trate en otro lugar del libro. Es una artritis general inflamatoria que se inicia
en las pequeñas articulaciones de las manos y los pies y progresa hasta afectar las
articulaciones mayores, como las rodillas, caderas, codos y hombros. No suele afectar a la
columna hasta que ya está avanzada y entonces suele atacar al cuello, pero para cuando
llega a la columna, ya debería estar diagnosticada.
No es probable que su médico confunda esta enfermedad con otro desarreglo de columna
puesto que habrá afectado a múltiples articulaciones antes de llegar a la espalda. Si al verle
la espalda el médico menciona artritis, probablemente se esté refiriendo no a esta
enfermedad sino a los indicios de desgaste normal que se asocian al envejecimiento (véase
pág. 58), que no tienen relación alguna con la artritis . inflamatoria y por tanto no
desembocarán en una incapacidad reumática.
Aracnoiditis
Es una inflamación de la capa interior o saco dural del canal espinal que normalmente la
produce la introducción de algún producto químico. Es una complicación bastante rara de
exploraciones y cirugía para el tratamiento de las hernias discales que sucedía antaño como
resultado del empleo de un contraste radiográfico hiposoluble utilizado para las
mielografías (véase pág. 78). Este contraste ya no se emplea También puede producirse
como consecuencia de la introducción en el saco dural de ciertos antibióticos, soluciones
cristaloides esteroides y anestésicos locales. Sin embargo, ninguno de estos medicamentos
se utilizan hoy en día para el tratamiento general de procesos de la columna. Una leve
infección, o una inflamación producida por una hemorragia próxima al saco dural expuesto
puede a veces producir aracnoiditis tras una operación de discec-tomía (véase pág. 111).
Si tiene la mala suerte de padecer esta complicación, los síntomas son bastante
inespecificos. Incluyen un dolor inflamatorio generalizado no relacionado con el
movimiento o la postura y otras extrañas molestias sensitivas como la sensación de extremo
calor o frío o cosquilleo en las extremidades. Si tiene alguno de estos síntomas tras
exploración o cirugía de un disco, debe informar urgentemente al médico o especialista. El
diagnóstico se hace a base de una mielografía, y le darán calmantes hasta que baje la
inflamación.
Infección
Es una rara causa hoy en día del do de espalda. El dolor suele desarrollarse insidiosamente
a lo largo de varios meses y no se calma ni tumbándose ni reposando. Si un abceso grande
se desarrolla en o en torno al .disco o el hueso, la zona suele volverse extremadamente
frágil y los músculos locales pueden sufrir un espasmo al menor roce. Cuando la infección
adquiere esta gravedad ya habrá habido síntomas enfermedad sistemática, como puede ser
fiebre o malestar general.
La brucelosis, contraída al beber 1eche de vaca sin pasteurizar, y la tuberculosis son las
infecciones más comunes. En ocasiones puede haber una infección dentro del propio disco,
llamada «discitis» y hay personas que padecen «discitis» temporal después de utilizar
quimopapaina en e] tratamiento de las hernias discales (véase pág. 108). Esto produce un
fuerte y profundo dolor de espalda, terriblemente doloroso al hacer cualquier movimiento.
El tratamiento para una infección en o en torno a la columna es un antibiótico específico
por vía oral o intramuscular administrado durante varias semanas para erradicar el
organismo infeccioso.
Al igual que los problemas de la espalda pueden referir el dolor a otras zonas del
cuerpo, los desórdenes de ciertos órganos pueden producir dolor de espalda. En
la mayoría de los casos, estos desórdenes suelen producir, además, otros
síntomas, lo que evidencia que el dolor no se originó en la columna. Una de las
características de los problemas de columna es que el dolor se ve afectado por el
movimiento y los cambios de postura. Si su dolor de espalda no varía cuando se
mueve, es probable que venga producido por algunas de las siguientes causas.
Pulmonía y pleuresía
El dolor en torno a las costillas inferiores y con tendencia a irse hacia la espalda
pudiera ser el primer síntoma de una infección pulmonar. El dolor puede remitirse
a la punta del hombro. Puede que tosa, que le duela al respirar y que tenga fiebre.
Si tiene estos síntomas debe ir al médico cuanto antes.
Ataque cardíaco
Produce un agudo dolor en el pecho que puede subir hasta la mandíbula o bajarle
por el brazo. Puede que también sienta dolor en la espalda aunque no estará
limitado a esa zona. El dolor es muy fuerte y va acompañado de alguno o todos
los siguientes síntomas: falta de aliento, palpitaciones y sensación de frío,
náuseas, mareos y desfallecimiento. Necesita atención médica urgente si tiene
estos síntomas.
Ulcera de estómago
Una úlcera de estómago puede producir una fuerte sensación de quemazón en la
espalda media, normalmente agudizada tras comidas grasientas o picantes. Si
siente esta clase de dolor y sobre todo si además tiene indigestión, debe consultar
al médico.
Problemas de vesícula
Las piedras en la vesícula o la inflamación de la vesícula biliar, pueden producir
dolor justo debajo del omóplato, normalmente acompañado de dolor colicoso en el
abdomen, y a veces incluso náuseas y vómitos. Puede que sienta un dolor referido
en el hombro derecho tal vez acompañado de fiebre y temblores. Debe consultar
al médico si tiene alguno de estos síntomas.
Problemas de riñón
Las piedras en el riñón producen dolor colicoso en la espalda baja y náuseas. Un
bloqueo en el tubo que va desde el riñón hasta la vejiga produce dolor en la ingle y
la zona de la entrepierna. Si el dolor es fuerte y constante, tiene fiebre y le huele la
orina o contiene sangre, probablemente tenga una infección renal. En ambos
casos debe beber mucho líquido y ver al médico con prontitud.
Problemas ginecológicos
Los desarreglos ginecológicos pueden producir dolor en la espalda baja. Dolores
de menstruación, calambres de útero y tensión pre-menstrual pueden ocasionar
un dolor sordo y difundido. Una matriz caída produce dolor sordo y constante en la
parte lumbar. La infección del útero o los tubos pélvicos puede ocasionar dolor de
espalda, de vagina, flujo en la vagina y dolor en el acto sexual. La mayoría de
estos desarreglos producen otros muchos síntomas: si son fuertes debe consultar
al médico.
REPOSO Y RELAJACIÓN
Cuando el cuerpo ha recibido casi cualquier tipo de shock físico, el reposo es una parte
esencial de los primeros auxilios. En primer lugar, no puede hacer daño si dura poco
tiempo, y en segundo lugar, a menudo hace mucho bien. En un fuerte ataque de dolor de
espalda, el tumbarse sobre una superficie plana puede muy bien ser lo mejor que se puede
hacer durante los primeros días. Es muy importante, sin embargo, no descansar durante
demasiado tiempo, puesto que ello pudiera retrasar la recuperación e incluso impedir una
recuperación total, ya que la parte afectada pudiera endurecerse.
Hay una serie de ventajas en el hecho de descansar la espalda a base de tumbarse
horizontalmente. Se descarga peso de los discos y articulaciones, lo cual alivia el dolor y
puede ayudar a que el daño cure. Cuando se está sentado o de pie, la parte lesionada sigue
teniendo que soportar la carga normal del peso del cuerpo. Comparada con una presión del
100 por 100 cuando la columna está en posición vertical, la presión es del 75 por 100
tumbados de lado y del 25 por 100 si nos tumbamos boca arriba. Además, con frecuencia el
dolor hace que los músculos se encojan en un espasmo instintivo de protección (si uno no
se puede mover, no se le puede dañar). Si el dolor se alivia tumbándose, los músculos se
relajan, de forma que el dolor producido por músculos tensos desaparece.
Reposar no significa necesariamente echarse: si el ataque no es tan grave como para
inmovilizarle, puede que sólo se trate de reducir el grado de actividad diaria. Evite llevar
peso, deje de hacer trabajo manual pesado e intente no conducir ni sentarse ante una mesa
durante largos períodos. Todas estas medidas ayudan a impedir que el dolor se convierta en
un ataque fuerte que le inmovilice.
Relajación
Tumbado, debe intentar relajarse lo más posible, tanto mental como físicamente (véase en
la pág. 171 una sencilla práctica técnica para tranquilizar la mente además del cuerpo). No
se relajará físicamente si está preocupado por los niños, por terminar el papeleo o por no
convertirse en una carga para los demás.
Aprenda a respirar bien
La clave para la relajación muscular es respirar correctamente. Mientras estamos
despiertos, la mayor parte de nuestra ajetreada vida transcurre sin fijarnos en cómo
respiramos, y puede desarrollarse un hábito fijo de respiración superficial, diafragma tenso
y mandíbula y garganta apretadas.
Cuando aspire, deje la boca abierta y relajada en lugar de simplemente ensanchar el tórax, y
respire hondo de manera que el diafragma descienda y suba el abdomen. Si el tórax está
relajado apenas tiene por qué levantarse —es el diafragma el que proporciona el ritmo
automático de la respiración. No intente respirar ni demasiado profundamente ni con
demasiada rapidez.
Concéntrese en la espiración. Relaje la mandíbula, abra la boca y deje que el tórax se hunda
cuando exhale el aire. A menudo ayuda dejar escapar el aire con un suspiro prolongado y
audible.
Imagínese que todos los músculos de cada parte del cuerpo van soltando tensión. Empiece
por el rostro, siga con el cuello y continúe bajando. Repita el proceso repasando cada zona.
POSTURAS CÓMODAS
Con frecuencia se recomienda tumbarse de espalda con una tabla debajo del colchón. La
tabla sólo es necesaria si el somier es viejo y el colchón tiene flojos los muelles; si la base
de la cama es firme, preferiblemente el suelo o la madera, y el colchón es duro pero no
demasiado, no hay necesidad de poner una tabla. El colchón tiene que ser duro pero flexible
de forma que se amolde al cuerpo. Un colchón vencido es malo para la espalda.
Mantener la columna horizontal
Tumbarse de espalda reduce al mínimo la presión sobre la columna, pero, de pendiendo de
cómo sea la lesión, puede no resultar la postura más cómoda Lo importante es que la
espalda permanezca horizontal.
Cuando esté tumbado de espalda, utilice almohada bajo la cabeza salvo que esté muy
incómodo sin ella, y aún entonces no debe usar más de una, pues de lo contrario la espalda
puede curvarse demasiado. Existen almohadas especiales para evitar el dolor de cuello
(véase pág. 144). Si se tumba de lado póngase una pequeña almohada entre las rodillas para
ayudar a mantener recta la columna.
Tumbarse boca abajo es igual de bueno, si no mejor en algunas ocasiones, que estar de
lado. Sin embargo, los efectos varían considerablemente c una persona a otra. Si un disco se
está herniando hacia la parte de detrás de la espalda, esta postura puede resultar dolorosa
inicialmente.
Si tiene una carilla articular inflamada o tiene un esguince, estar boca abajo también puede
resultar incómodo y tanto en problemas de disco como de carillas articulares, la postura
Fowler, con las rodillas dobladas, puede ser óptima (véase pág. 69). Esta posición estira
ligeramente la parte lumbar abriendo un poco las carillas articulares, acomodando más que
pinzando el disco herniado, lo cual a su vez hace que la tensión protectora del músculo se
relaje. En los días siguientes vaya bajando las piernas gradualmente a base de ir quitando
almohadillas.
Sentarse
Hay personas que encuentran la máxima comodidad sentándose, sin embargo el mayor
problema de esta postura es que la recuperación puede ser muy lenta puesto que la presión
sobre la parte lesionada será de un 150 por 100 (véase pág. 139). Si realmente está más
cómodo sentado, es importante que mantenga derecha la espalda si el dolor está ocasionado
por una hernia de disco. Puede que se encorve al sentarse a fin de que el disco no presione
contra un nervio, en cuyo caso el peso de la espalda seguirá recayendo sobre el disco e
impidiendo que vuelva a su posición debida.
Dolor de cuello
En dolores fuertes de cuello, el simple acto de mantener la cabeza erguida resulta doloroso.
Si es así, pase el primer par de días tumbado plano para evitar mayor tensión. Cuando
duerma, enróllese al cuello una toalla a modo de bufanda gorda.
Quedarse en cama
Si ha de guardar reposo algunos días, no se sienta culpable y trate de expiar
echando una mano en la casa. Esto anulará todos los efectos beneficiosos del descanso.
Déjese cuidar si tiene la suerte de tener alguien a su lado que le ayude.
Para aliviar el tedio, escuche música, lea un libro, vea la televisión o llame por teléfono
pero no sucumba a la tentación de incorporarse para jugar a algo o ver la televisión.
Quédese plano y coloque un espejo a modo de periscopio o ponga la televisión en un lugar
más alto que la cama. Coma de lado o apoyado en el codo.
Cuando hay que hacer reposo, la única razón para levantarse es ir al cuarto de baño e
incluso ésta se puede eliminar mediante el empleo de una cuña. La mayoría de las personas
padecen de estreñimiento si están echadas: más de unos cuantos días, de manera que para
evitar esto, coma alimentos con un alto contenido de fibra y tome laxantes. No se fuerce en
el cuarto de baño.
Si caminar resulta demasiado doloroso, vaya al baño a gatas. Para ponerse de pie, cójase de
algún mueble.
Plano y de espalda
En esta postura la presión sobre la espalda es mínima; los dolores mejoran con
ella, pero asegúrese de no tener arqueada la zona lumbar.
La postura Fowler
Si tumbarse plano de espalda resulta incómodo, doble las rodillas en ángulo recto
y apoye las piernas en unos almohadones; esto reduce la curva de la zona baja.
Tumbarse de lado
Coloque una almohadilla entre las rodillas para evitar que las caderas giren
columna.
Sujetar el cuello
Se puede aliviar el dolor de cuello dándole más apoyo a la cabeza por la noche.
Enrolle una toalla pequeña y póngasela alrededor del cuello. Esto hace las veces
de un collarín blando y evita que la cabeza se mueva de un lado a otro.
Calor ó hielo
Ambos se recomiendan para atenuar el dolor. Puesto que el calor, en la forma de una
botella de agua caliente, es más cómodo, merece la pena probarlo lo primero. Coloque la
botella en la parte más dolorosa de la espalda y le calmará. Los músculos tensos se
relajarán del mismo modo que lo hacen cuando se toma un baño de agua caliente.
Por lo general debe evitar los baños calientes porque aunque alivian el dolor puede darle un
ataque agudo al intentar salir.
También se puede aplicar hielo (en forma, por ejemplo, de un paquete de guisantes
congelados envuelto en un trapo fino, o cubitos de hielo triturados) sobre la parte dolorida
durante unos quince minutos cada dos o tres horas para aliviar el dolor y reducirla tensión
muscular.
Medicamentos
Pruebe medicinas caseras como aspirina, codeina o paracetamol. Yo me inclino por la
aspirina aunque hay riesgo de irritación gástrica si se usa durante un periodo prolongado, y
por supuesto debe evitarla si ha padecido úlcera de estómago. Si la toma con regularidad
(para los adultos dos cada cuatro o seis horas durante los primeros cuatro o cinco días), no
sólo le aliviará el dolor sino que también reducirá cualquier inflamación. Este efecto último
es muy importante en aquellos estados que incluyen inflamación, como pueden ser
irritación de las carillas articulares o inflamación en torno a la funda de la raíz dural. La
aspirina también contrarresta el efecto irritante de una hernia discal y puede reducir la
inflamación producida por una hemorragia interna local en los casos en que los músculos,
ligamentos o articulaciones han sido lesionados (la sangre es un tejido irritante cuando está
fuera de sus canales normales).
En casi todo el mundo existen otros suaves agentes antinflamatorios de probada seguridad y
efectividad qué se pueden comprar sin receta en las farmacias. Es importante saber que
estas pastillas van mejor si se toman con constancia más que de forma esporádica, puesto
que el control del dolor es mucho mayor cuando se mantienen los niveles sanguíneos.
Masaje
Esto puede ayudar a relajar los músculos además de aliviar el dolor y es un método ideal
para probar si cuenta con un cónyuge o amigo dispuesto a dárselo. No es preciso que sea un
experto masajista para poder dar un masaje firme pero calmante. Basta con que tenga unas
manos sensibles, quiera hacerlo y esté relativamente exento de tensión. Esta actitud
tranquila y segura al tocar el cuerpo del amigo o compañero es muy reconfortante. También
es importante que quien recibe el masaje esté cómodamente tumbado.
Ante un dolor de columna tenemos una respuesta voluntaria y otra involuntaria. Una acción
protectora del músculo impide que se muevan los segmentos de la columna cercanos a la
fuente del problema. Esta es la respuesta involuntaria o reflejo. La respuesta voluntaria
incluye la reacción de la persona al dolor así como sus miedos y ansiedades, y produce una
tensión muscular más generalizada. Este tipo de tensión puede responder de manera muy
favorable a un buen masaje. Véanse páginas 172 y 173 para cómo dar un buen masaje.
Vibradores
Hay diversos aparatos eléctricos de vibromasaje que pueden ser útiles. Uno es un aparato
de mano con un cono redondeado en un extremo y una superficie más bulbosa en el otro. El
extremo en forma de cono se emplea para nódulos especialmente dolorosos en los
músculos. El extremo más grande y redondeado es adecuado para grupos de músculos más
grandes. Otro tipo de aparato tiene almohadillas vibradoras: algunos modelos incluso tienen
un elemento térmico.
Todos estos aparatos de vibromasaje son de uso muy fácil. Ponga el extremo o la
almohadilla en la zona más dolorida de la espalda y manténgalo ahí unos minutos. La
mayoría de los vibradores tienen un control de variación de frecuencia y uno de intensidad
que pueden sintonizarse hasta encontrar la combinación que más alivia. Nunca debe
colocarse un vibrador sobre una zona ósea; si el hueso está de algún modo lesionado, los
vibradores no surtirán ningún efecto. El vibrador, al igual que los masajes, hace que los
músculos se relajen y estimula las fibras nerviosas en la piel, anulando de esta forma los
mensajes de dolor. Se dice de ellos que mejoran la condición de los músculos al repercutir
en el drenaje linfático y en la circulación, pero esto puede ser un efecto secundario producto
de la disminución del dolor y de la relajación de la tensión muscular.
Friegas
Estas incluyen linimento de caballo, bálsamo de tigre, friegas aromáticas y modernas
cremas de farmacia. Hay dos tipos básicos: las de base activa farmacológica, como la
aspirina, y las de aceites fuertemente aromáticos o irritantes.
Las primeras parecen ejercer el efecto por absorción, llegando a través de la piel hasta las
capas internas de los músculos, pero hay pocas pruebas de ello, aunque una pequeña
cantidad puede entrar en la sangre.
Los contrairritantes, como el «calor profundo» o el mentolato, surten efecto al crear una
sensación de fuerte calor en la piel, que temporalmente «distrae» la mente. Se nota más la
sensación sobre la piel que el dolor local muscular o articular (véase el capítulo 1.5 para
mayores detalles sobre la percepción del dolor). Una vez el músculo está libre de dolor, se
relaja por sí solo.
Sin embargo es muy probable que el mayor beneficio provenga del hecho de que los aceites
se aplican mediante masaje sobre la piel. Pueden proporcionar algún alivio en dolencias
moderadas pero no tienen efectos duraderos a la hora de atajar de forma definitiva dolores
más serios.
Moverse
En cuanto cambiamos de una postura estática, sometemos de nuevo la espalda a tensión y
esfuerzo. Debe iniciar el movimiento tan pronto como empiece a calmarse el dolor. Los
consejos que le ofrecemos a continuación en la página siguiente le ayudarán a cambiar de
postura con una molestia mínima.
La ropa
Mientras le duela la espalda procure no llevar ropa que sea difícil de poner y quitar como
pantalones ajustados. Si puede, evite los zapatos de cordones. En la página siguiente hay
algunos consejos que le ayudarán a vestirse sin dañarse la espalda.
El ejercicio
Cuando se haya calmado el dolor fuerte inicial (que puede variar de doce a
veinticuatro horas o de dos a tres días), es importante iniciar ejercicios d movilización. Esto
evitará que la espalda se le anquilose y algunos están especialmente ideados para favorecer
el que el núcleo gelatinoso de un disco retorne a su centro. Otros estiran suavemente las
carillas articulares y quitan la tensión de la columna. Todos se detallan en el capítulo 14
(«El ejercicio y el masaje»),
LEVANTARSE DE LA CAMA
1 Suba las rodillas a la altura de las caderas y gire hacia el lado.
2 Baje los pies al suelo y siéntese ayudándose con los brazos. Invierta el
proceso para meterse en la cama.
VESTIRSE
Cualquiera que sea el origen del dolor de espalda estos consejos le ayudarán a
comenzar el día. Evite sentarse e inclinarse para vestirse, pues así se fuerza la
espalda innecesariamente.
1 Enrolle la ropa de forma que pueda meter las mangas y las piernas rápida y
fácilmente.
2 Para la parte baja del cuerpo, sosténgase sobre una pierna y levante la rodilla
doblada lo más posible (apóyese contra una pared si lo necesita).
3 Si no puede mantener el equilibrio de esta postura el tiempo suficiente o si le
resulta difícil ponerse pantalones o leotardos, intente vestirse tumbado en la cama
de espaldas. Suba las rodillas hasta el tórax para meterse la ropa por los pies y a
continuación, estire las piernas al tiempo que tira de la ropa hacia arriba. No
arquee la espalda para ajustar la ropa a la cintura.
6 Un diagnóstico profesional
Previo el tratamiento médico convencional es esencial un diagnóstico correcto. La persona
más adecuada para iniciar el proceso es el médico de cabecera: no sólo tiene acceso a todas
las herramientas de la exploración, sino que puede referirle al especialista o terapeuta
apropiado. En Gran Bretaña al menos, el inconveniente principal de los internistas es que
muchos no tienen el suficiente tiempo, interés o conocimientos acerca del dolor de espalda
y sus orígenes, y tal vez no obtenga la ayuda que precise.
Por otro lado, facultativos «alternativos», como son los osteópatas y los quiroprácticos no
pueden ofrecer una variedad tan grande de exploraciones. Por tanto, si se dirige primero a
uno de estos facultativos, puede que no le diagnostiquen bien su problema. También es
importante que encuentre a un facultativo en quien confíe, y cuya cualificación sea
completa.
Encontrar a un terapeuta cualificado es más fácil en países como Estados Unidos, donde
facultativos como los osteópatas se aceptan como parte del sistema médico general. El ideal
sería que todos los médicos de medicina general recibieran una adecuada formación
respecto de los métodos de la medicina ortopédica, incluido el examen de articulaciones,
diagnóstico de desarreglos musculares, de ligamentos, de articulaciones de la columna y de
discos, y el reconocimiento de los estados que responden mejor a la manipulación y al
masaje. Se estima que ha una cuarta parte de los pacientes q consultan al internista saldrían
beneficiados de un tratamiento en este sentido.
Por el momento, la solución pragmática es que empiece por el medico de cabecera —sobre
todo si es su primer ataque de dolor de espalda— obtenga el beneficio del diagnóstico su
médico además del acceso a ulteriores reconocimientos a la fisioterapia y medicación. Si
ya ha pasado por esta fase y resultó insatisfactoria, siéntase libre para consultar a cualquier
facultativo de su elección, de medicina alternativa o no, aunque puede que tenga que llegar
a ellos a través del internista, y es prudente tenerle a él al corriente.
Debe dirigirse al médico de cabecera si tiene mucho dolor, o si se encuentra en alguna de
las categorías enumeradas en las páginas 66 y 67. Si desea consultar a otro facultativo que
no se internista, yo aconsejo los siguientes pasos, dependiendo del tipo e intensidad del
dolor.
• Si el dolor es soportable, pero no se va calmando tras diez o catorce días, o si tiene prisa
por recuperarse, consulte a un manipulador médico o un ortopeda, un osteópata,
quiropráctico o terapeuta manipulador.
• Si tiene tendencia al dolor de espalda o cuello, vaya a un fisioterapeuta con formación en
los métodos del Bach School (véase pág. 91, Escuelas
de la Columna), para la prevención del dolor de espalda y cuidados generales de la misma,
o consulte a un ortopédico.
• Si tiene dolor de espalda crónico, vaya a un especialista en ortopedia o
reumatólogo, o a un Centro del Dolor; si ninguno puede ayudarle consulte a un ortopédico,
un acupuntor, homeópata u otro terapeuta. (Estas terapias se analizan todas en capítulos
posteriores.)
Tratamiento preliminar
El médico le examinará a fondo físicamente, y debería poder hacer al menos un diagnóstico
preliminar. Casi seguro que le recomendará reposo, quizá con una tabla debajo del colchón,
aunque si tiene una cama dura no necesitará de la tabla (véase pág. 68). Tal vez le recete
algún analgésico, antiinflamatorio o relajante muscular o una combinación de todos ellos.
Quizá le dé una lista de cosas que debe y no debe hacer.
Los relajantes musculares y ciertos analgésicos pueden afectar su nivel de atención. No se
alarme si se siente soñoliento mientras los toma, pero de ser así, evite conducir y otras
actividades que precisan un alto grado de concentración. Por lo general dormirá bastante
bien, pero no mezcle la medicación con el alcohol. Tal vez el médico también le recete un
laxante ya que algunos analgésicos fuertes, sobre todo los narcóticos, pueden producir
estreñimiento.
Si el dolor es muy severo probablemente necesite un analgésico fuerte tomado con
regularidad. Desgraciadamente, un facultativo que no ha padecido dolor de espalda o
ciática fuerte tal vez no aprecie el grado de dolor que experimenta un paciente y por tanto
no recete un analgésico que le alivie lo bastante. No tenga miedo de pedir calmantes más
fuertes: por lo general no hay por qué temer convertirse
en un adicto al calmante, aunque sea un derivado del opio. Si le inquieta el problema de la
adicción, consúlteselo al médico.
Si la espalda le duele recurrentemente y su trabajo implica levantar o acarrear objetos de
peso, el médico le aconsejará que no vaya a trabajar en tanto no se haya recuperado del
todo. Alternativamente, si los ataques van siendo más fuertes y tienen mayor duración,
quizá baraje la posibilidad de un trabajo más descansado o incluso un cambio total de labor.
EXAMEN FÍSICO
Cuando haya contestado a las preguntas del médico, le hará un examen físico.
Probablemente le pida que se desnude a
fin de poderle ver la espalda mientras usted se mueve o inclina y le tocará la
columna en busca de zonas sensibles.
El médico observará su postura de pie y le pedirá que se incline hacia delante,
hacia detrás y hacia los lados. Al hacerlo, debe indicarle en qué punto le aumenta
el dolor.
Comprobará los reflejos de las rodillas y tobillos y la respuesta del pie; tal vez use
un alfiler para detectar entumecimiento en la piel. Puede que compruebe la
fortaleza de los músculos de las piernas pidiéndole que levante el pie mientras lo
sujeta.
Le pedirán que se tumbe de espalda y el médico le levantará las piernas de una
en una hasta que sienta dolor.
Tumbado boca abajo, buscará las áreas sensibles de la columna apretando con
las manos sobre la misma.
OTRAS INVESTIGACIONES
Si el dolor es muy fuerte o prolongado, o recurre con frecuencia, puede que el médico
quiera hacer una investigación a fondo. Probablemente lo primero que haga sea:
- Análisis de sangre
- Velocidad de sedimentación de los glóbulos rojos
- Radiografía.
Análisis de sangre
De una muestra de sangre el médico puede hacer un recuento y comprobar la velocidad de
sedimentación. El recuento sanguíneo completo, que revela el número de los diversos tipos
de células sanguíneas, puede mostrar infección o anemia, indicando que tal vez haya una
enfermedad soterrada.
La velocidad de sedimentación es un indicador general de que existe inflamación crónica,
infección o un tumor. En las enfermedades inflamatorias de la columna, la velocidad a la
que se depositan las células es más alta. Ejemplos de tales enfermedades incluyen la
espondilitis anquilosante y la artritis reumatoide, que debería ser evidente por las otras
articulaciones involucradas, e inflamación de la articulación sacroilíaca, que en la mayoría
de los casos se asocia a inflamación del intestino y otros desarreglos del resto del
organismo.
Radiografías
El grupo estándar de radiografías para el cuello y zona baja de la columna incluye tres
proyecciones separadas, tomadas con el paciente tumbado. Las radiografías pueden revelar
causas específicas del dolor, como una fractura, espondilolistesis/espondilolisis (véase pág.
54), un tumor, una infección o espondilitis anquilosante avanzada (véase pág. 63). Pueden
mostrar cambios degenerativos, incluyendo estrechamiento de discos, formación de
osteofitos (véase pág. 59) o estrechamiento de los forámenes (los espacios intervertebrales)
que pueden no estar relacionados con el dolor que se padece.
Los tejidos blandos, que incluyen músculos, ligamentos, cartílagos y discos, no salen en las
radiografías y puesto que suelen ser éstas las estructuras que ocasionan el dolor, las
radiografías a menudo sólo proporcionan información negativa. En el 95 por 100 de los
pacientes, las radiografías excluyen la posibilidad de lesiones óseas o enfermedades serias
de los huesos, pero no muestran la verdadera causa del problema.
En los mayores de treinta años puede verse degeneración articular, pero esto puede no estar
relacionado con el dolor. De evidenciarse en las radiografías cambios degenerativos
relevantes, el médico seguramente se las interpretará como «desgaste» normal de la
columna producido por el paso de los años.
LA CONSULTA AL ESPECIALISTA
Si el dolor no disminuye tras cuatro o seis semanas de tratamiento convencional y las
radiografías no muestran causas óseas o simplemente muestran cambios degenerativos,
puede que el médico le envíe a un especialista —por lo general un especialista ortopédico o
reumatólogo. Alternativamente puede mandarle a un departamento de fisioterapia para
tratamiento. En algunas regiones del Reino Unido hay facultativos ortopédicos que tratan
estos problemas.
El médico de cabecera le dará una carta para el especialista con el historial médico, la
naturaleza de su dolencia, los medicamentos que le haya recetado y el progreso
experimentado. Incluirá también el resultado de los análisis de sangre o radiografía que ya
le hayan hecho.
La mayoría de los especialistas quieren ver radiografías de la columna del paciente.
Algunos las querrán de toda la espalda inclinada hacia detrás, hacia delante y hacia los
lados, a fin de determinar si alguna de las vértebras se está ligeramente desplazando. Si se
ve una sombra extraña en o cerca del hueso, se precisarán radiografías más
específicas de esa zona: éstas se denominan tomografías o tomografía axial computarizada
(TAC) (véase pág. 81).
Dependiendo de los resultados de las radiografías, el especialista le mandará una serie de
tratamientos tradicionales, incluida la fisioterapia, la tracción, un corsé para la columna, un
corsé de escayola o más reposo en cama. Sin embargo, si hace varias semanas que tiene
mucho dolor, hace tiempo que falta al trabajo y hay claras muestras de lesión nerviosa en
una o más de las raíces del nervio ciático, puede que el especialista se incline por tomar
medidas más urgentes.
Radiografías especiales
Si la primera tanda de radiografías no fue de gran utilidad, habrá que considerar otras
radiografías más especializadas. Estas incluirán estudios dinámicos, que son radiografías
del paciente inclinándose hacia delante, hacia atrás y hacia los lados cuanto pueda a fin de
mostrar si algún segmento de la columna no se mueve lo suficiente o es poco estable y por
tanto se mueve demasiado.
Puede que el especialista quiera tan bien ver planos inclinados para lo cual el paciente debe
tumbarse en una pnancha inclinada. Este tipo de radiografia es útil para delinear vértebras
aisladamente, espacios discales y para evaluación post-operatoria.
Si tiene alguna deformidad de columna y dolor lumbar o en la pierna, puede que le manden
una radiografía de columna entera y no sólo de la zona visiblemente deformada, ya que una
deformación evidente puede surgir para compensar otra no evidente en otras zonas y esto se
verá claramente en una radiografía de la espalda entera. Por ejemplo, una joroba en la
espalda alta puede desarrollarse para compensar una curva menos visible en la zona lumbar.
Las radiografías tomadas de pie muestran mejor que las tomadas tumbado si una vértebra se
ha desalineado hacia delante o hacia detrás (véase pág. 54, espondilolistesis).
Mielografía
Esta es un tipo de radiografía en la que se inyecta un líquido de contraste en el canal
espinal. A veces se denomina radiculografía, y normalmente solo se lleva a cabo si el
especialista está sopesando la posibilidad de operar. La mielografía y la electromiografía
son particularmente útiles para determinar con exactitud el grado de lesión del disco.
Para una mielografía le ingresarán alrededor de veinticuatro horas o cuanto tiempo sea
necesario para que los efectos secundarios, que pueden incluir dolor de cabeza, náuseas y
vómitos en un 10 ó 12 por 100 de las personas, desaparezcan.
Bajo anestesia local, se inyecta un contraste en el canal espinal a través de una punción
lumbar directa a través del saco dural protector que reviste el interior del canal. Esto se
lleva a cabo mientras el paciente está tumbado sobre una mesa móvil de forma que se pueda
inclinar para que el contraste baje a los manguitos durales en torno a los nervios de la zona
lumbar o suba hacia la zona alta de la espalda. Durante este proceso se toman radiografías
frontales y laterales para detectar «defectos de relleno», donde el disco u otra obstrucción
presiona el saco dural. Es un proceso incómodo, de unos veinte o treinta minutos de
duración, pero la anestesia local impide que resulte demasiado doloroso.
En Gran Bretaña y Estados Unidos se utilizaba antes el aceite iodado, pero se ha sustituido
por un contraste soluble en agua. Esto se debe a que las exploraciones obtenidas con estos
aceites resultaron en algunos casos menos exactas y también porque en ocasiones el aceite
produjo una aracnoiditis dolorosa.
Electromiografía
Esta técnica se utiliza como una herramienta de diagnóstico para medir la actividad de
varios grupos de músculos cuando la columna está en reposo o en movimiento. Señala la
raíz nerviosa lesionada al revelar un deterioro en la actividad de los músculos unidos a esa
raíz. Esto da otras pistas sobre la situación de una hernia discal. La electromiografía supone
insertar agujas de fino calibre en un músculo de la pierna, pie o pantorrilla y detectar los
impulsos eléctricos que desprende. El proceso dura unos treinta minutos. No hay efectos
secundarios y el único dolor es un cosquilleo como el de una vacuna.
Venografía epidural
Es muy reciente y puede resultar un accesorio útil a la mielografía.
Es un proceso muy lento aunque se puede practicar sin necesidad de ingresar en el hospital.
No es cómodo, pero tampoco resulta especialmente doloroso. Se inyecta un contraste a
través de la vena femoral, en la ingle, a una vena que sube por la columna lumbar. En la
radiografía se reflejan las venas vertebrales epidurales, que forman un patrón regular de
forma romboidal aplicado al dorso de las vértebras y discos. Si este patrón está
distorsionado, puede que padezca una hernia discal.
Epidurografía
Es otro tipo de radiografía en la que un contraste se inyecta en el espacio epidural —la zona
entre las paredes óseas del canal espinal y el saco dural— con el fin de que se refleje
cualquier hernia de disco. No es doloroso y dura unos treinta minutos. La desventaja de este
procedimiento es que después de una operación o de hernia de disco recurrente, el espacio
epidural puede estar lleno de tejido cicatricial y por tanto no se verá claramente.
Discografía
Pueden mandarle esta prueba si no tiene un patrón típico de dolor. El proceso puede llevar
bastante tiempo. Le darán una anestesia local y luego le inyectarán con una aguja larga una
pequeña cantidad de contraste en el centro del disco que se sospecha produce los síntomas.
Puede ser doloroso y le pedirán que explique cualquier síntoma que este procedimiento
provoque. Quien le esté practicando la discografía puede identificar una hernia discal
sospechada si la mielografía no dio nada. También señala la degeneración de un disco y es
útil cuando vuelve el dolor de espalda o pierna tras una operación de hernia discal.
7 La fisioterapia
La fisioterapia, con su enfoque combinado de ejercicio, masaje y manipulación (ajuste
manual de las articulaciones), puede ser una de las formas más efectivas de tratar el dolor
de espalda. Por lo general se prefiere a la cirugía y en muchos casos produce mejores
resultados que los medicamentos.
Su primera cita probablemente venga concertada a través de su médico después de haber
hecho el diagnóstico, ya que un fisioterapeuta no puede mandar radiografías o ciertas otras
pruebas. Aunque todos los fisioterapeutas cualificados han hecho tres o cuatro años de
prácticas de hospital, sus técnicas varían mucho dependiendo de dónde se hayan formado.
Su médico le indicará el departamento más idóneo en el hospital local o el terapeuta más
apropiado para su dolencia. Si ya ha sido tratado por un fisioterapeuta y el problema ha
vuelto a presentarse, no hay motivo para no consultar directamente al fisioterapeuta.
Diagnóstico
Como en toda consulta médica, el diagnóstico se inicia en el momento en el que el paciente
entra en la consulta. El fisioterapeuta le hará un historial completo y luego le examinará.
Observará cómo camina, cómo se sienta, cómo permanece de pie, y le pedirá que se incline
hacia delante, detrás y los lados. Su examen preliminar será muy parecido al que le hiciera
el médico, descrito en la página 76. También palpará la columna, comprobando el
movimiento de segmentos individuales, y buscando puntos sensibles o tensos en los
músculos.
TRATAMIENTO PRELIMINAR
Las herramientas de un fisioterapeuta son sus manos: puede que le sea posible tratar su
problema simplemente utilizando el masaje y la manipulación. Todo terapeuta tiene
formación en algunos de los métodos de manipulación y masaje, si bien las técnicas pueden
variar de un terapeuta a otro. El método Maitlands (véase ilustración) es uno de los más
comunes. Hay también cada vez más medios electrónicos disponibles para los terapeutas,
tanto para el tratamiento como para el diagnóstico; esto se describe en la sección siguiente.
Masaje
Es más que un simple tratamiento placentero, relajante y auxiliar. Puede ser terapéutico
cuando se aplica a músculos tensos y, puesto que es relajante, es un importante preludio
para la manipulación.
El masaje dado por un terapeuta probablemente incluya fricción profunda transversal,
durante la cual se da el masaje con los dedos por las fibras de ligamentos y músculos a fin
de romper el tejido cicatricial, mejorar el riego sanguíneo y aumentar la movilidad. Puede
que también emplee masaje del tejido conectivo, técnica muy reciente que supone estirar la
piel a base de pasar las puntas de los dedos por ciertos recorridos para estimular el riego
sanguíneo y hacer que los músculos se relajen. Este método hace uso de las múltiples
interconexiones entre los nervios que abastecen la piel y aquellos que abastecen los
músculos de la misma zona. Puede que actúe a través de varios recorridos reflejos en la
médula espinal. Otros métodos de masaje incluyen palmaditas, movimientos de
«amasamiento», movimientos vibratorios y petrissage (pellizcar y estirar áreas adyacentes a
los músculos), todos los cuales ayudan a reducir los líquidos en el tejido muscular. Un buen
fisioterapeuta habrá desarrollado sus técnicas propias.
Movilización
Hoy en día todos los fisioterapeutas en Gran Bretaña aprenden y utilizan el método
Mailands para movilizar las articulaciones de la columna y otras zonas. El método implica
movimientos suaves y rítmicos de una articulación espinal próximos al límite de su
movimiento normal a fin de estirar los ligamentos. No se va más allá del «ámbito normal de
articulación». Esto significa que si resulta doloroso, el paciente se puede resistir en
cualquier momento, simplemente apretando los músculos, de modo que una de las ventajas
de este método es que el paciente controla lo que le están haciendo. También es más suave
que algunas otras técnicas, está rodeado de menos mística y por tanto los círculos ortodoxos
tienen menos prejuicios contra él. Sin embargo, es probable que resulte más lento y menos
efectivo que la manipulación.
Calor y hielo
Casi cualquier dolor de espalda mejora temporalmente con el calor y el ejercicio y hay
ocasiones en las que el terapeuta emplea hielo. Ya he comentado el empleo de éstos como
medidas de auto-ayuda (véase pág. 70) y no tiene mucho sentido el que el terapeuta siga
aplicando calor como terapia, calor en cualquiera de sus variantes: rayos infrarrojos, baños
de cera, almohadillas calientes o botellas de agua caliente. Todas estas variantes tendrán un
efecto temporalmente calmante, ayudando a relajar los músculos tensos y fomentando el
riego sanguíneo local. Puede que de este modo disminuya la rigidez articular.
EQUIPOS ELECTRÓNICOS
Desgraciadamente, un gran número de personas con formación médica opinan que el
masaje y la manipulación son poco científicos. Sus creencias han inducido a algunos
fisioterapeutas a abandonar estas técnicas en favor de equipos electrónicos a fin de
granjearse el beneplácito del sector más convencional. Sin embargo, yo personalmente creo
que el masaje y la manipulación pueden resultar muy beneficiosos y que los inventos
electrónicos modernos a menudo sólo reportan un alivio temporal.
Ultrasonido
Una de las herramientas técnicas favoritas de los fisioterapeutas, el ultrasonido se emplea
para el tratamiento de lesiones del tejido blando, como son los músculos, ligamentos,
tendones o cápsulas articulares. También se puede emplear para tratar fenómenos de puntos
gatillo (véase pág. 49) al hacer que las contracciones localizadas de los músculos se relajen.
Se utiliza en el tratamiento de los músculos dañados, pero éstos no son los principales
causantes del dolor de espalda.
Este tratamiento goza de mucha popularidad en las unidades de lesiones deportivas y se
puede usar para introducir una solución de crema antiinflamatoria o de cortisona a través de
la piel para disipar la inflamación en las carillas articulares.
El ultrasonido consiste en ondas sonoras de alta frecuencia creadas pasando una corriente
eléctrica por un cristal. Estas se enfocan directamente sobre el tejido dolorido a través de
una «cabeza» metálica redondeada que sostiene el físioterapeuta. Sobre la piel se extiende
una gelatina que ayuda a la transmisión de las ondas a través de la epidermis. La intensidad
y penetración del rayo ultrasonido lo puede controlar el físioterapeuta alterando la
frecuencia de la onda. Normalmente el tratamiento es por completo indoloro y no produce
sensación alguna. El físioterapeuta puede elegir entre una transmisión continua o
discontinua. Se suele emplear la última porque genera menor calor. El único peligro del
ultrasonido surge si se enfoca un rayo continuadamente sobre una lesión muscular reciente
que aún sangra, en cuyo caso puede provocarse un aumento de la hemorragia. Si las ondas
ultrasónicas se aplican directamente sobre una superficie ósea durante un largo período de
tiempo, puede resultar muy doloroso, debido al reflejo que desprende la superficie del
hueso, pero este riesgo es mínimo si lo emplea alguien experimentado.
El tratamiento con ultrasonidos se da sobre una camilla con la espalda desnuda en la zona
pertinente. El alivio no será inmediato pero lo normal es dar un tratamiento de dos o tres
sesiones semanales durante unas cuantas semanas.
A pesar de que el ultrasonido se lleva empleando muchos años, la investigación respecto de
su eficacia a menudo ha producido resultados poco concluyentes porque es difícil estar
seguro de un diagnóstico preciso tratándose de problemas de espalda y el proceso curativo
es igualmente complicado de cuantificar. Investigaciones recientes, no obstante, sugieren
que cura a base de acelerar las diferentes fases en los procesos de inflamación y curación de
las células del cuerpo afectadas.
Terapia interferencial
Esta es otra forma de electroterapia en la que se produce una onda «interfe-
rente» de baja frecuencia donde coinciden dos corrientes alternas de frecuencia media.
El fisioterapeuta puede variar la frecuencia de la onda interferente con mucha precisión
entre uno y 150 ciclos por segundo dependiendo de que quiera influir la actividad de los
nervios, los músculos o vasos sanguíneos. Esta terapia ayuda a reducir la inflamación en las
articulaciones o los músculos y alivia mucho el dolor, aunque sea sólo temporalmente.
También es útil en la cura de fracturas no soldadas.
La terapia interferencial se aplica en ocasiones a través de esponjas húmedas sobre
electrodos, pero también se da con ventosas. Puede que el paciente experimente una
sensación como de cosquilleo, producto de la corriente eléctrica, y los músculos pueden dar
un tirón involuntario si durante el tratamiento se emplean campos de baja frecuencia. El
alivio del dolor puede ser inmediato pero desgraciadamente a menudo dura poco, y debe
seguirse dos o tres veces semanales durante varias semanas. No se conocen efectos
secundarios. La terapia interferencial está muy de moda en todos los departamentos de
fisioterapia, pese a que hay pocas pruebas de su validez a largo plazo.
LA TRACCIÓN
Este tratamiento se viene empleando desde hace muchos siglos. Hay diagramas y
descripciones de aparatos de tracción que datan de la época de Hipócrates e incluso antes
en el Extremo Oriente. Durante los últimos cincuenta años, se ha empleado la tracción para
separar suavemente las articulaciones de la columna. Esto permite que los músculos de la
espalda se relajen por completo, reduce así la presión dentro del disco y permite que
retrocedan las partes del disco que se han salido. Estirar de esta forma la espalda también es
beneficioso si las carillas articulares se han irritado debido a la compresión de la columna
por el peso del cuerpo al estar de pie. Todo ello puede aliviar el dolor e incluso acelerar la
recuperación.
Pese a la fuerte vinculación entre los efectos físicos de la tracción y las causas comunes de
dolor de espalda, la investigación no ha producido por el momento descubrimientos
dramáticos, si bien la tracción a la parte cervical en casos de dolor de cuello ha demostrado
ser valiosa y se usa mucho en los departamentos de fisioterapia.
Si la tracción se aplica debidamente, utilizando correas torácicas y pélvicas sobre una mesa
de tracción lumbar, la única incomodidad que se experimenta obedecerá a la presión de las
correas. Sin embargo, si lleva unos veinte minutos de tracción, puede que note pequeñas
sacudidas de dolor al acabar. Si siente dolor al iniciarse la tracción y a medida que ésta va
aumentando, dígale al fisioterapeuta que pare de inmediato. Esto puede ser una indicación
de. que la hernia está siendo presionada aún más contra la raíz nerviosa, sobre todo si el
dolor es mayor en la pierna, y la tracción sería entonces una forma de tratamiento no
indicada en su caso.
Lo mejor es que, de ser posible, la tracción sea diaria, a fin de que los efectos acumulativos
aceleren la recuperación. Puede que experimente alivio tan pronto como se inicie la
tracción, y aunque el dolor puede volver parcial o incluso totalmente, se irá reduciendo con
tratamientos sucesivos. Por otra parte, puede que tarde una semana en empezar a notar
bienestar. Si su estado no mejora después de dos semanas, es poco probable que pueda
confiar en que este tratamiento le alivie.
Terapia de inversión
Existen nuevas variaciones en el tema de la tracción y de ellos la terapia de inversión
parece la más natural y prometedora. Existen diversas máquinas que le permiten el
tratamiento en casa o incluso en el trabajo, sencillamente atándose los tobillos a un
armazón que se inclina permitiéndole ponerse boca abajo. La terapia de inversión es útil
para una gama parecida de dolores de espalda a la que se trata con tracción horizontal.
Una vez se haya acostumbrado a que la sangre le baje a la cabeza, la tracción inversa
resulta muy cómoda. A diferencia de la tracción horizontal no hay correas torácicas o
pélvicas que restrinjan la respiración o la circulación. Uno mismo puede manejar la
máquina simplemente moviendo los brazos y se puede utilizar tanto tiempo como se quiera,
cuando se quiera, y en nuestra propia casa.
Tracción de cuello
Al igual que en la tracción en la cama, será un físioterapeuta el que coloque la tracción. Si
tiene mucho dolor en el brazo provocado por un disco que presiona sobre el nervio en el
cuello, puede que la tracción de cuello le alivie un poco. Por lo general le tratarán en la
cama, un poco incorporado, con una banda —normalmente de piel o lona con forro
almohadillado para mayor comodidad— que sujeta el cuello y, mediante una polea, se une
a un peso que cuelga detrás de la cabecera de la cama. También puede darse tracción de
cuello en posición sentado como paciente ambulante.
Puede que el dolor sea tan severo que el médico le recete calmantes muy fuertes (derivados
de la morfina) en combinación con sedantes fuertes. Afortunadamente, este gran dolor sólo
suele durar unas semanas como mucho, salvo que lo origine un traumatismo violento en la
parte superior del brazo, ocasionando un arrancamiento de la raíz nerviosa de la médula
espinal.
Autotracción
Desarrollado en Suecia, este método permite un mayor control y ajuste del ángulo de
tracción horizontal en tres planos. Se emplea en el tratamiento de dolores lumbares y ciática
producidos por hernias discales.
El paciente se tiende sobre una camilla especial que tiene un armazón móvil a los pies. Este
armazón puede deslizarse arriba y abajo de la camilla de forma que, con los pies, se puede
empujar hacia el final de la misma.
Una banda une el armazón a una correa que rodea las caderas, de forma que cuando se
empuja el armazón hacia abajo, la columna queda sometida a tracción. Siempre está muy
vigilado por un fisioterapeuta o un médico.
Parece que la autotracción da buenos resultados y evita la cirugía en algunas personas.
Como en el caso de la terapia por inversión, los inventores de este tratamiento aseguran que
puede retrasar la degeneración de los discos.
COLLARINES Y CORSÉS
El cuello o la espalda doloridos pueden necesitar un soporte, de modo que el fisioterapeuta
tal vez le diga que lleve temporalmente un collarín o un corsé. Esto puede aliviar el dolor
agudo y acelerar la recuperación aunque los médicos difieren en cuanto a su eficacia. Un
corsé reduce la presión en la espalda sujetando el abdomen, y a pesar de que se dice que
restringe el movimiento, algunos estudios demuestran que la zona lumbar de la columna se
curva aún más si se lleva un corsé alto por la espalda. Un collarín ayuda a sujetar la cabeza
y por tanto reduce la tensión en el cuello.
Además de proporcionar un soporte para el cuello y la espalda, un collarín
o corsé conserva el calor en esa zona, estimula las terminaciones nerviosas de la epidermis
que son muy sensibles a la presión (un efecto similar al del masaje), le recuerda que ha de
moverse e inclinarse con cuidado y ayuda a que los músculos se relajen. Puede que no le
guste la idea de un corsé o collarín, pero le proporcionará alivio a corto plazo y le ayudará a
evitar una recaída.
Collarines cervicales
Los collarines se llevan con frecuencia para aliviar estados de mucho dolor en el cuello.
Los blandos suelen estar hechos de esponja con un cierre velero, mientras que los duros son
de un material sintético más rígido.
Tanto si el dolor en el cuello le ha surgido de pronto al levantarse una mañana como si es el
resultado de una lesión de latigazo (véase pág. 48), un collarín a menudo le aliviará el dolor
restringiendo los movimientos del cuello y ayudando a sujetar la cabeza. Es sólo una
medida temporal que permite que la inflamación o magullamiento en torno a las
articulaciones espinales desaparezca; tal vez no sea necesario que lleve el collarín todo el
tiempo y en todo caso es probable que no tenga que usarlo más de quince días.
Si tiene más de cincuenta y cinco años y padece dolor de cuello crónico debido a
alteraciones degenerativas graves, puede que le sugieran el uso permanente del collarín
durante el día, pero son muy pocas las personas que precisan medidas tan drásticas.
La arteria vertebral que sube por el cuello a través de un canal óseo creado por las vértebras
a ambos lados, puede resultar comprimida o estrechada en determinadas posturas cuando
giramos la cabeza o estiramos el cuello. Esto acarrea repentinas sensaciones de mareo y en
ocasiones incluso pérdida de conocimiento cuando miramos hacia arriba, nos volvemos o
trabajamos con los brazos levantados al pintar el techo, por ejemplo. Esto se denomina el
síndrome vertebro-basilar y es, en parte, un efecto del endurecimiento de las arterias que
tiende a darse con el paso de los años. Si padece esta enfermedad generalizada de la
circulación, unido a un estrechamiento del canal vertebral en el cuello, tal vez haya de
controlar los síntomas mediante la utilización constante de un collarín duro que limite los
movimientos del cuello.
Corsés
Los corsés de columna se utilizan en el tratamiento de problemas de espalda de muy
diversa índole. Los físioterapeutas recomiendan el uso del corsé sólo como medida a corto
plazo, tal vez unas semanas después de un fuerte ataque de dolor a fin de que pueda volver
al trabajo sin riesgo de una recaída temprana. Son muy pocas las personas a favor de un uso
prolongado, dado que las articulaciones vertebrales pueden anquilosarse.
OTROS TRATAMIENTOS
Probablemente el fisioterapeuta le aconseje sobre las posturas y las técnicas de
levantamiento y manipulación esbozadas en la página 145. Tal vez le recomiende seguir un
curso sobre el cuidado de la espalda y le enseñe algunos de los ejercicios terapéuticos
descritos en el capítulo 14. Ciertos tipos de dolores de espalda se alivian haciendo suaves
ejercicios de estiramiento e inclinación en agua caliente.
Hidroterapia
Tradicionalmente. la gente adinerada buscaba el alivio de su malestar y su dolencia en
balnearios de aguas termales o que contenían minerales especiales. El ingrediente común de
estos tratamientos es el efecto de la ausencia de peso al flotar sobre el agua; lo que haya en
el agua, sea sal, barro o sulfuro, probablemente tenga una importancia mínima.
La mayoría de los departamentos de fisioterapia en los hospitales disponen de una piscina
para tratamiento controlado; igualmente ocurre en las clínicas privadas bien equipadas. Es
un tratamiento provechoso para muchas formas de lesiones de músculos y articulaciones.
Se puede hacer ejercicio para fortalecer y estirar los músculos, al tiempo que, como el agua
le mantiene, queda reducida la presión sobre las articulaciones. Se pueden lograr
flexibilidad y movilidad sin riesgo de exceder el arco «normal» de movimiento, porque la
resistencia que ofrece el agua limita los movimientos. La natación también puede tener
efectos terapéuticos definitivos, siempre y cuando no se arquee la espalda al nadar a braza
en el intento de mantener la cabeza por encima del agua.
E1 enfoque de las «Escuelas de la Columna»
Este enfoque se inició en Suecia hace unos quince años y se utiliza hoy día, con
variaciones, en Gran Bretaña, Europa, Estados Unidos y Australia. No es apropiado si se
tiene un ataque fuerte de dolor de espalda, ya que su finalidad es ayudar a quienes tienen un
problema a largo plazo. Cada «Escuela de la Columna» es diferente, pero los componentes
principales del tratamiento son:
• Consejos sobre la postura —al sentarse, estar de pie y tumbado
• Ejercicios de fortalecimiento específicos de los músculos del abdomen, espalda y piernas
Hidroterapia
• Educación —la mecánica de la espalda, su anatomía y fisiología; técnicas de
levantamiento y manipulación; ergonomía (elección de herramientas, equipos, mobiliario
así como la forma, tamaño y pesos de los objetos a acarrear con la finalidad de minimizar el
esfuerzo de la espalda)
• Desarrollo de la fe en uno mismo. Las ventajas principales de asistir a una Escuela de la
Columna es que ofrece un programa comprensivo sobre los cuidados de la espalda que
incluye un examen clínico a fondo; una valoración funcional para ver cómo los asistentes se
enfrentan a su quehacer diario; un tratamiento terapéutico apropiado; clases en grupo. Este
programa se acompaña de un tratamiento de seguimiento y apoyo por parte de un grupo de
expertos, especialistas ortopédicos, psicólogos y especialistas en tratamiento vocacional.
Un estudio sobre su efectividad demuestra que los síntomas tienden a desaparecer al poco
del inicio del tratamiento. Aquellos que asisten a una Escuela de la Columna pierden menos
horas de trabajo y, dado el énfasis que se pone en el hecho de estar en forma, muchos
participantes hacen más ejercicio tras haber pasado por la Escuela.
Un creciente número de departamentos de fisioterapia ofrece algo de esta índole, si bien,
desgraciadamente, el programa está muy recortado. En algunos casos lo único que se ofrece
es una clase práctica de ejercicios para los pacientes de espalda, aunque esto apenas puede
llamarse una Escuela de la Columna cuando omite factores importantes como puede ser un
examen clínico a fondo del estado del paciente. Para unos resultados a largo plazo no hay
duda que es de suma importancia el mejorar la postura y aprender técnicas correctas de
levantamiento y transporte de objetos, unido a la adaptación del entorno laboral.
Lamentablemente la mayoría de las fábricas y empresas siguen ajenas a la importancia de
las condiciones de trabajo a la hora de evitar problemas de salud.
Las Escuelas del Cuello seguramente serían igualmente útiles y algunas se han abierto en
Suecia. El enfoque es similar al de las Escuelas de la Columna, con énfasis en cómo ayudar
a personas con dolencias crónicas y enseñarles a vivir con su problema.
8 Manipulación
Cada vez es mayor el número de médicos que ofrecen la manipulación como alternativa
viable al tratamiento convencional del dolor de espalda, y un creciente número de personas
buscan la terapia de manipulación de manos de un osteópata o quiropráctico. El tratamiento
incluye el ajuste manual de las articulaciones de la columna y es bueno para una gran
variedad de desarreglos, sobre todo para problemas de columna.
La manipulación médica la llevan a cabo algunos médicos y físioterapeutas (véase capítulo
7). Sus técnicas no difieren significativamente de las de los osteópatas o quiroprácticos,
salvo que los primeros suelen emplear la tracción en el tratamiento del cuello. La diferencia
principal estriba en que los médicos intentan hacer un diagnóstico médico antes de iniciar el
tratamiento para luego concentrarse en ese problema en especial. Los manipuladores no
médicos a menudo tratan al paciente simplemente con palpar cuál es el segmento de la
columna que está dañado. Pueden acercarse al problema de forma indirecta y continuar el
tratamiento después de que hayan desaparecido los síntomas. Los tres historiales al final de
este capítulo («Tres enfoques del dolor de espalda», págs. 96 a 100) demuestran las
distintas técnicas empleadas en las diferentes ramas de la manipulación.
OSTEOPATIA Y QUIROPRACTICA
Aunque los osteópatas y quiroprácticos tienden cada vez más a someterse a la formación
médica básica, la mayoría mantiene su enfoque holístico del paciente. Libres del rigor del
escrutinio médico, con su énfasis en el diagnóstico, enfocan el dolor de espalda dentro del
contexto de los desarreglos de toda la columna, pelvis, extremidades inferiores y del
desequilibrio muscular. Es probable que los terapeutas den consejos sobre la alimentación
—factor que el médico convencional podría no vincular al dolor de espalda—. Los
osteópatas y quiroprácticos cualificados tienen cuatro años de estudios de anatomía,
fisiología, bioquímica, examen clínico y tratamiento de los desarreglos
músculoesqueléticos. También poseen ciertos conocimientos de patología. En los Estados
Unidos, los estudios de osteopatía pueden durar siete años y están totalmente cualificados
médicamente. En Australia los quiroprácticos hacen una carrera de cinco años.
La diferencia entre osteopatía y quiropráctica es bastante sutil. Es probable que el
quiropráctico vea el problema en términos de la estructura de la columna, sobre todo la
posición de los huesos. Por esta razón tiende a utilizar más los rayos X que el osteópata, y
su tratamiento se dirige a recolocar determinados huesos empleando técnicas de empuje. El
osteópata pone el énfasis en la función, es decir, en el movimiento anormal de una
articulación, como la faceta esencial de un desarreglo de columna. Tiende a utilizar el
apalancamiento más que el empuje, y a menudo emplea un estiramiento rítmico de los
ligamentos en torno a la circulación para devolver las posibilidades óptimas de
movimiento. Sus técnicas se dirigen más a liberar y soltar que a recolocar. No obstante,
ambos facultativos reconocen que la estructura y la función son inseparables y sus métodos
y técnicas se solapan. Además, las técnicas y las destrezas varían entre los distintos
terapeutas y cada profesional desarrolla su propio método.
La consulta a un facultativo
No hace falta que su médico de cabecera le haga la primera cita con el osteópata o
quiropráctico. Tiene total libertad para dirigirse u ellos directamente, pero la prudencia
aconseja comunicárselo a su médico. Si la manipulación le ayudó en otras ocasiones, y el
problema recurre, es probable que le vuelva a surtir efecto. Sin embargo hay ciertos estados
en los que no resulta de ayuda alguna e incluso puede ser peligroso, razón por la cual usted
o su médico deben saber qué le ocurre —al menos a grandes rasgos— antes de recibir
manipulación. En muy raras ocasiones, el dolor de espalda puede ser síntoma de cáncer, por
ejemplo, en cuyo caso la manipulación no es apropiada y podría ser peligrosa. En estados
inflamatorios, como la espondilitis anquilosante (véase pág. 63), enfermedad en la que los
ligamentos de la columna se calcifican y hacen rígida la columna, la manipulación no
ayuda, si bien no es peligrosa. Un manipulador cualificado y consciente distinguirá entre
aquellos a quienes les beneficiará o no la manipulación.
Cada profesional, tanto si está médicamente cualificado como si no. tiene un enfoque
diferente. La mayoría le preguntarán y examinarán aproximadamente sobre las mismas
líneas que un fisioterapeuta (véase capitulo 7. pág. 82) y puede que incorpore algún otro
método de reconocimiento de acuerdo con sus propias preferencias en cada caso y
paciente.
LA MANIPULACIÓN
¿PUEDE LA MANIPULACIÓN ALIVIAR EL DOLOR?
Si está pensando consultar a un manipulador, probablemente quiera saber si le va a aliviar
el dolor. Desgraciadamente, es imposible dar una respuesta definitiva. No hay dos casos
iguales; incluso pequeñas diferencias de edad, peso, estado general, o voluntad para
recuperarse pueden afectar el éxito de la manipulación, así como la relación que se
establezca entre el manipulador y el paciente. Tanto si es su médico quien le envía al
manipulador como si va usted directamente, es importante que confíe en el terapeuta y se
lleve bien con él.
Si el tratamiento ha de serle beneficioso, seguramente notará alguna mejoría tras las dos o
tres primeras sesiones. Si no cede el dolor, es poco probable que su estado mejore con más
sesiones de tratamiento manipulador.
Efectos sobre el sistema nervioso
Si los músculos se han debilitado porque tiene un nervio pinzado, la manipulación puede
liberar el nervio, permitiendo que retorne la fuerza y el movimiento. A pesar de que el
sistema nervioso vegetativo, que controla procesos involuntarios, como los latidos del
corazón y la digestión, no se encuentra en el canal espinal, va encadenado a nervios que sí
lo están. Estas funciones, por tanto, pueden verse afectadas por alteraciones de la columna,
de forma que estados de migraña, tensión premenstrual y estreñimiento, por ejemplo,
pueden mejorar en algunos casos con el tratamiento de manipulación.
La manipulación puede utilizarse en ocasiones incluso de manera preventiva, para mantener
móvil la espalda. Este tratamiento puede retrasar los cambios degenerativos o, si ya tiene
artrosis, puede evitar problemas agudos como la dislocación de las carillas articulares y los
posibles dolores resultantes de ello.
Hernia discal
Si tiene un lumbago fuerte, probablemente no pueda mover la espalda sin experimentar un
gran dolor, de modo que el profesional tendrá que visitarle en casa. Hay veces en que la
tracción manual suave produce alivio, pero en cualquier caso el profesional le ayudará a
encontrar la postura más cómoda para descansar. Tras reposar algunos días, puede que el
dolor haya cedido lo suficiente para que le den un tratamiento muy suave de manipulación.
Dolor de cuello
En casos agudos de tortícolis, que a menudo se producen por dormir en una mala postura, la
manipulación tiene una aplicación limitada. El masaje puede relajar los músculos tensos y
la tracción suave puede empezar a establecer el movimiento. Sin embargo, puede que los
ligamentos en torno a la articulación estén inflamados y se hayan distendido, de forma que
cualquier movimiento articular resulte doloroso. Una vez más, en este caso el profesional le
aplicará tracción muy suave para luego colocarle el cuello y la cabeza en la postura que más
se aproxime a la de descanso normal. Repetirá el proceso cada diez minutos. Cualquier
manipulación más activa puede empeorar su estado; la tracción y la rotación se hacen
gradualmente hasta llegar a la postura normal.
Ciática
Tanto en la ciática aguda como en la crónica, a menudo el dolor es constante. Si es una
hernia discal lo que produce el dolor en la pierna sin que haya síntomas de lesión del
nervio, la manipulación puede ser útil. Si hay síntomas neurológicos, como por ejemplo
entumecimiento o debilidad muscular, la manipulación probablemente no ayudará. Pero
incluso así, puede que el manipulador le ayude a encontrar una postura más cómoda. Hay
pocas directrices para este estado: a veces estará más cómodo de pie que tumbado, y otras
resultará que una postura que no le producía antes dolor falla al repetirla.
Esguince sacroilíaco
Hay personas que tienen las articulaciones sacroilíacas más móviles que otras. Si la
elasticidad de los ligamentos permite mucho movimiento, el ilíaco puede que rote
demasiado en el sacro. Cuando sucede esto, se produce un esguince en los ligamentos del
sacro. La manipulación puede alinear correctamente los dos huesos y disminuir el esfuerzo,
pero un exceso de manipulación puede estirar los ligamentos y empeorar el cuadro.
Escoliosis funcional
Si tiene escoliosis, enfermedad en la que la espalda se incurva hacia un lado, el éxito de la
manipulación depende de una serie de factores. Las radiografías pueden mostrar un
acuñamiento vertebral, en el cual un lado de la vértebra es más corto que el otro (escoliosis
estructural). Una columna así no se puede poner derecha mediante la manipulación, ya que
es la forma de los huesos lo que condiciona la postura.
Sin embargo, si la radiografía demuestra que la forma de las vértebras es normal, puede que
la curvatura se produzca porque la persona se inclina hacia un lado para aliviar el dolor
producido, tal vez, por una hernia discal. Esto se conoce como escoliosis funcional, y puede
que la manipulación ayude a curar la causa subyacente.
Si una de las piernas es más larga que la otra, puede que la pelvis se incline y provoque
cambios de postura. Es muy fácil corregir la longitud de la pierna con sólo poner un alza en
un zapato, lo que rectificará la inclinación lateral de la pelvis y deshará gradualmente la
curvatura de la espalda. Sin embargo, esto quizá produzca mayores dolores que la postura a
la que ya se ha adaptado el cuerpo.
LUMBAGO AGUDO
Este es un caso bastante típico de un dolor agudo de espalda baja originado por una extraña
torsión y estiramiento de la columna.
Síntomas
Miguel llevaba tiempo con un dolor ligero e intermitente en la región lumbar, por lo general
después de conducir, pero sólo le duraba unas horas. Sin embargo, durante un partido de
squash sintió un dolor repentino y punzante en la parte baja de la espalda, que se fue
convirtiendo en un dolor latente a lo largo del día. A la mañana siguiente el dolor volvía a
ser punzante y le bajaba por la pierna derecha. Ciertos movimientos lo empeoraban; por
ejemplo, el inclinarse hacia detrás y hacia la derecha le resultaba especialmente doloroso,
de forma que adoptó una postura ligeramente inclinado hacia delante y hacia el lado
izquierdo. Era su primer ataque agudo y decidió consultar a un osteópata.
Reconocimiento
El osteópata hizo un diagnóstico a través de un reconocimiento físico, pidiéndole al
paciente que doblara la espalda y describiera el dolor que experimentaba. En cuanto se
inclinaba un poco hacia la derecha, sentía un dolor agudo en la espalda, que le bajaba por la
pierna derecha. Si se incurvaba hacia atrás notaba mucho dolor en la región lumbar. No le
dolía si se inclinaba hacia delante o hacia la izquierda.
A continuación, Miguel se tumbó de espaldas y el osteópata le levantó las piernas de una en
una. Pudo levantarle la izquierda unos 60 grados antes de que le produjera dolor, pero al
tratar de levantar la derecha sintió el dolor punzante. Tumbarse boca abajo le resultaba
doloroso, puesto que ello le arqueaba un poco la región lumbar, pero el dolor cedió cuando
se le pusieron unas almohadas debajo del estómago. enderezándole así la parte baja de la
espalda.
Diagnóstico
Fruto de este reconocimiento, el osteópata diagnosticó que el paciente padecía una hernia
discal. Salía hacia la derecha y presionaba el nervio ciático. Puesto que Miguel se sentía
cómodo tumbado con la espalda recta, el osteópata dedujo que el disco no había adquirido
una nueva posición fija, sino que aún era lo suficiente móvil como para volver a la posición
originaria en cuanto la parte superior de la columna no ejerciera presión sobre él. Esto
indicaba que la manipulación suave junto con la tracción manual bastarían para curar el
problema.
LESIÓN DE LATIGAZO
Este historial demuestra cómo la manipulación de las articulaciones de la columna puede
curar problemas que no siempre se asocian a problemas de columna vertebral.
Síntomas
Julia fue al quiropráctico porque padecía fuertes migrañas y náuseas, vómitos y alteraciones
de la vista al iniciarse las jaquecas. También se quejaba de hormigueo intermitente que,
recorriéndole el brazo derecho, le llegaba hasta el pulgar y el dedo índice.
Reconocimiento
El quiropráctico inició la investigación con el historial médico. Descubrió que tenía estos
síntomas desde hacía tres años cuando sufrió una lesión de latigazo producto de un
accidente de coche. En aquel momento no le habían hecho radiografías y no tenía otras
enfermedades. Para los dolores de cabeza tomaba analgésicos.
A continuación, el quiropráctico le tomó la tensión y comprobó los reflejos de los músculos
del brazo golpeando suavemente los tendones. Comprobó también que las pupilas de los
ojos se contraían y dilataban debidamente. La tensión y los reflejos de los ojos eran
normales pero los reflejos del brazo derecho eran algo más lentos que los del izquierdo. Le
hizo girar y estirar el cuello para comprobar que la arteria vertebral, que suministra la
sangre al cerebro, no se encontraba oprimida y no observó anormalidad alguna. Finalmente,
examinó la columna para comprobar la habilidad para girar y encorvarse. Resultó que podía
girar la cabeza hacia el lado izquierdo sin dificultad ni molestia, pero que notaba rigidez y
dolor cuando quería volver la cabeza hacia la derecha. Al inclinar la cabeza hacia delante le
dolía la parte media de la espalda. La mayor rigidez se encontraba entre la quinta y sexta
vértebra cervical. Le fue examinada la región lumbar mientras la paciente yacía boca abajo
en la camilla. El quiropráctico fue tocando cada articulación por separado y descubrió
rigidez de la espalda media, entre la sexta y séptima vértebra dorsal.
El quiropráctico le mandó hacerse radiografías de la columna, para ver si había importantes
alteraciones de las articulaciones y para excluir la posibilidad de un desarreglo serio
subyacente. Los resultados de las radiografías eran normales.
Diagnóstico
El quiropráctico diagnosticó que la lesión de latigazo había producido rigidez entre la
quinta y sexta vértebra cervical y la sexta y séptima dorsal. Esta falta de movilidad, o tal
vez el tejido cicatrizado producto del accidente, molestaba a los nervios de la zona de forma
que éstos no podían funcionar adecuadamente. Esto producía el hormigueo y la lentitud de
reflejo del brazo derecho, así como las jaquecas.
LA COLUMNA ENVEJECIDA
Como demuestra el siguiente caso, la manipulación puede ser útil cuando hay dolor general
de espalda, incluso aunque las articulaciones no estén descolocadas.
Síntomas
Juan, camionero de sesenta años, visitó a un manipulador médico por un ataque agudo de
dolor en la zona lumbar.
Se inició el dolor cuando se agachó para alzar la trasera del camión. Tres días después se
podía poner derecho, pero con dificultad, y cuando cambiaba de postura sentía un fuerte
dolor en la zona derecha de la región lumbar. Durante los últimos años había padecido
varios ataques de dolor de espalda y ésta le dolía en general frecuentemente.
Reconocimiento
El médico le hizo un detallado historial. Descubrió que Juan llevaba algún tiempo con
desarreglos intestinales, orinando un poco de sangre y mucosidad con bastante frecuencia y
en pequeñas cantidades. Cuidaba de su mujer inválida.
El médico llevó a cabo un reconocimiento físico a fondo. Le pidió que se inclinara hacia
delante y atrás y hacia ambos lados, para comprobar la flexibilidad de la columna.
Descubrió que sus movimientos estaban limitados en dos direcciones y que le dolía la
espalda cuando intentaba inclinarse demasiado. Tumbado boca abajo, el médico le tocó
cada segmento de la columna por separado. Tenía mucha sensibilidad entre la cuarta y
quinta vértebra lumbar. El reconocimiento incluyó un examen de recto, para ver el tamaño
y forma de la próstata y para descubrir si había un tumor en el recto.
Se le hicieron análisis de sangre y radiografías de columna, para ver si los síntomas venían
producidos por alguna enfermedad soterrada. Los análisis fueron normales y las
radiografías no mostraron más que el desgaste normal de la columna a esa edad.
Diagnóstico
El médico sospechó que el paciente tenía una leve hernia discal hacia la derecha, entre la
cuarta y quinta vértebra lumbar, y que las carillas articulares y ligamentos de la región
lumbar estaban desgastados y producían inestabilidad. Juan tenía síntomas de osteoartrosis
reflejadas en las radiografías.
9 Medicamentos e inyecciones
Cualquiera que sea el origen del dolor de espalda es muy probable que su médico le recete
algún medicamento. Últimamente, los medicamentos han sido muy atacados y se ha
comparado a los médicos que emplean tratamientos a base de fármacos con homeópatas y
herboristas que, se dice, practican un enfoque más holístico.
No obstante, un médico que le receta medicamentos contra el dolor de espalda bien pudiera
seguir los principios holísticos. Por ejemplo, es muy posible que los relajantes musculares y
los calmantes, unidos al reposo, sean la mejor manera de poner al paciente en el estado
mental y físico óptimo para que se inicie el proceso de curación. Sin embargo, puede que el
médico no haya tenido en cuenta otros enfoques que a menudo resultan más eficaces que la
medicación.
Analgésicos fuertes
Incluyen narcóticos, como la morfina y la petidina, y no narcóticos, como el meptazinol y
la bupremorfína. Si tiene mucho dolor y no puede encontrar una postura cómoda ni dormir,
deben darle un analgésico fuerte, sobre todo si lleva molesto entre doce y veinticuatro
horas.
Los medicamentos no narcóticos tienen pocos efectos secundarios, pero los narcóticos
pueden producir somnolencia y estreñimiento. Desgraciadamente, a pesar de que los
narcóticos son más efectivos, muchos médicos son reacios a recetarlos porque temen que el
paciente desarrolle adicción a ellos. En ataques agudos de corta duración es
un miedo innecesario, e incluso utiliza dos prolongadamente no es probable que creen
adicción entre personas que sufren y que tienen una verdadera necesidad de un calmante
fuerte. Estudios recientes, no obstante, parecen de mostrar que hay personas susceptibles,
por naturaleza, a la adicción, y el médico debe conocer este riesgo. Si le preocupa esta
posibilidad, coméntela con él.
Si padecen ciática aguda o braquialgia producida por opresión de la raíz del nervio, creo
personalmente que aliviar el dolor en las etapas iniciales ayuda a evitar el tipo de reacción
emocional ante el dolor que normalmente retrasa la recuperación.
Relajantes musculares
En dolores de cuello agudos, o lumbago, ocasiones en las que los músculos tienden a
tensarse para proteger la zona dolorida de mayores lesiones, estos medicamentos pueden
resultar inútiles. Si es persona muy nerviosa o aprensiva, puede que los músculos
permanezcan tensos más tiempo del necesario después de la lesión, llegando incluso a
quedarse agarrotados tras iniciarse la curación. El masaje o la terapia de relajación (véanse
págs. 171 a 173) pueden ayudar, pero caso de que no estén disponibles, pueden darle
diazepam o algún medicamento parecido durante dos o tres días.
El inconveniente es que aletarga la mente y produce somnolencia, y un uso prolongado
puede crear dependencia. Desafortunadamente, con demasiada frecuencia se recetan
relajantes musculares a personas que no tienen verdadera necesidad de ellos.
Medicamentos antiinflamatorios
Son muchos los médicos que hoy en día los recetan de forma rutinaria para dolores
músculo-esqueléticos para asegurarse de que las articulaciones no se inflaman. No obstante,
sólo son realmente eficaces en los procesos inflamatorios, como, por ejemplo, la
espondilitis anquilosante (véase pág. 63). El que sean buenos para estados no
inflamatorios es discutible. Estos medicamentos .pueden producir efectos secundarios,
como somnolencia, sarpullido, náuseas, irritación gástrica, diarrea y, desgraciadamente, la
infrecuente hemorragia interna. Otros efectos secundarios que pueden producirse se deben a
la alergia o a la retención de líquido. Hay más de 50 variedades de este tipo de medicación,
y aunque los más recientes tienen menos efectos secundarios, siguen sin ofrecer mayor
alivio al dolor y la rigidez que las medicinas estandarizadas, como la codeína.
Esteroides
Son medicinas sintéticas muy parecidas a las hormonas esteroideas naturales del cuerpo. Se
recetan en cantidades mucho mayores que las que el cuerpo está acostumbrado a tener y
funcionan por fuerte acción anti-inflamatoria.
Los corticoesteroides pueden resultar una ayuda en cuadros que afectan a todas las
articulaciones del cuerpo, incluyendo la columna. En estados muy avanzados de artritis
reumática, por ejemplo, en los que la espalda ya está afectada, los esteroides por vía oral
resultan a veces efectivos.
En los últimos años, muchos han sido los comentarios negativos sobre la cortisona y los
esteroides, dado que el uso prolongado de esteroides por vía oral tiene efectos secundarios,
como el aumento de peso, el acné, el hirsutismo (mucho pelo), alta tensión, diabetes, poca
resistencia a las infecciones y osteoporosis (véase «Envejecimiento de la columna», pág.
58).
Sin embargo, es muy distinto el recibir una cantidad mucho menor de corticosteroides en
una inyección local a fin de reducir la inflamación y la irritación en torno a la raíz del
nervio para tratar la inflamación en una articulación.
Este tratamiento aliviará los síntomas y puesto que se administra directamente en la zona
afectada, es muy probable que no experimente efecto secundario alguno, de modo que no
deje que la mala publicidad acerca de los esteroides le desanime.
INYECCIONES
Si el médico le sugiere cualquiera de los siguientes tratamientos, no se alarme ante la
perspectiva de una tanda de inyecciones. Un especialista cualificado y con experiencia le
administrará el tratamiento y cualquier dolor que produzca una inyección seguramente será
mínimo en comparación con el que padecía.
Las inyecciones constituyen un medio maravillosamente certero y efectivo para tratar la
fuente específica del malestar. ¿Por qué aceptar un tratamiento general y no específico
cuando existe uno local y específico que carece, además del peligro de los efectos
secundarios?
Sin embargo, no debe esperar una mejoría inmediata, puede que se requieran varias
sesiones antes de que ceda el dolor de espalda. El éxito del tratamiento también depende, en
parte, de que se sigan los consejos del médico respecto de los cuidados de la espalda entre
sesión y sesión y una vez haya terminado el tratamiento.
INYECCIONES MUSCULARES
Los puntos gatillo (véase pág. 49) a menudo se tratan muy bien con una tanda de
inyecciones locales que contienen una pequeña dosis de corticoesteroides combinados con
anestesia local, salvo que las articulaciones cercanas sean la causa del problema. De ser este
el caso, son las propias articulaciones las que habrán de ser tratadas primero, y a
continuación los músculos se deberían relajar solos. Con frecuencia las inyecciones locales
resultan más efectivas si se combinan con ejercicios de estiramiento y un spray refrescante
que ayude a los músculos a relajarse. El tratamiento puede llevarse a cabo en la consulta del
médico.
INYECCIONES EN LIGAMENTOS
Si el dolor viene producido por un esguince de ligamentos, puede que la curación de la
lesión sea lenta. Algunas personas necesitan una inyección local de esteroide con anestesia
local incorporada.
Procedimiento
El médico identificará con los dedos el esguince de ligamento e inyectará una gota en un
extremo, cambiará ligeramente la aguja de posición e inyectará otra gota; recorrerá así el
ligamento a lo largo y a lo ancho.
Tras la inyección de esteroide puede que sienta una pequeña molestia o dolor durante las
veinticuatro o cuarenta y ocho horas siguientes. El médico le aconsejará que descanse la
articulación evitando inclinaciones, levantamientos y acarreamientos excesivos. También le
dirá que no permanezca mucho tiempo sentado en la misma postura. Después de unos diez
días, el médico querrá volverle a ver para comprobar el progreso hecho. La razón para
descansar es que el colágeno (fibra proteínica) que proporciona tensión a los ligamentos se
ve afectado durante los primeros diez o catorce días siguientes a una inyección de esteroide,
lo cual debilita un poco los tejidos.
Después, el colágeno de los ligamentos vuelve a su normalidad. Probablemente la sangre
absorba una pequeña cantidad de esteroide, pero no lo bastante como para producir efectos
secundarios.
TERAPIA ESCLEROSANTE
Un esguince crónico de ligamentos, sobre todo en la región lumbar y en las articulaciones
sacroilíacas es frecuente en aquellas personas cuya espalda es poco estable debido, por
ejemplo, a un estrechamiento de los discos que hace que las carillas articulares se apiñen, o
tal vez a una dislocación recurrente de la articulación sacroilíaca. Su tratamiento es la
terapia esclerosante de ligamentos, conocida en los Estados Unidos como proloterapia.
La movilidad normal se puede recuperar inyectando esclerosante en los ligamentos que
controlan el movimiento del segmento o la articulación correspondiente. También resulta
útil el tratamiento en la espondilolistesis suave, cuando una vértebra se desplaza
ligeramente. Los ligamentos reforzados ayudan a fijar mejor la vértebra en su posición.
Las inyecciones de esclerosante contienen una pequeña cantidad irritante de tejido fibroso
en una solución inerte, como la glicerina. El esclerosante estimula la producción de tejido
fibroso y colágeno nuevo, y tras varias inyecciones a intervalos de una semana, el
ligamento se hará más recio, corto e incluso fuerte, en el punto donde se junta con el hueso.
En los Estados Unidos, este tratamiento lo aplican los osteópatas con formación médica,
mientras que en Gran Bretaña lo hacen casi exclusivamente los médicos ortopédicos, que
por lo general ejercen por privado.
Procedimiento
Si la zona a tratar es la región lumbar, tendrá que tumbarse boca abajo sobre unos
almohadones para que esta parte quede un poco levantada. A continuación el especialista le
dibujará diversas marcas con un rotulador a fin de señalar dónde se unen los ligamentos.
La solución esclerosante está mezclada con una anestesia local para amortiguar la inicial
sensación de ardor. El médico inyectará medio milímetro a cada extremo del ligamento, y
aunque quiera inyectar seis, ocho o diez ligamentos en la misma zona, penetrará la
epidermis sólo por un punto.
El proceso total puede resultar bastante doloroso, pero no se tarda más de diez a quince
minutos. Si las inyecciones le ponen especialmente nervioso, le pondrán una mascarilla con
una mezcla de gas de óxido nitroso y aire para que le ayude a relajarse; hay facultativos que
prefieren dar anestesia general. Si no le han anestesiado podrá levantarse y marcharse al
término de la sesión.
Cuando, después de dos o tres horas, la anestesia local pierde el efecto, queda una
sensación de magullamiento. Puede que esto dure dos o tres días y se debe a la reacción de
los ligamentos hacia el irritante de tejido fibroso. Si es un buen profesional, no suele haber
otros efectos secundarios.
La mayoría de los médicos dan tratamientos de tres inyecciones semanales. Le aconsejarán
que durante las tres semanas que siguen al tratamiento no lleve peso ni se incline
demasiado. Durante la cuarta y quinta semana se debe caminar cinco kilómetros al día, para
favorecer la circulación sanguínea local y para fortalecer y asentar los ligamentos
renovados: es como hacerle el rodaje a un coche nuevo. El médico le volverá a reconocer
cinco semanas después de la última inyección, debiéndole encontrar libre de molestias de
espalda.
Resultados
Es importante que no espere mejoría del dolor de espalda hasta que no hayan transcurrido
ocho semanas de la primera inyección. Esto se debe a que el nuevo tejido del ligamento
tarda en crecer. Sin embargo, hay personas que sienten una mejoría parcial mucho antes. Lo
más importante es saber si, a la larga, se le quitará el dolor de espalda. Hay personas que
obtienen excelentes resultados durante unos ocho años o más, mientras que otras no
responden tan bien. Resulta difícil que un médico pueda pronosticar el éxito del
tratamiento. Por supuesto, merece la pena probarlo y no hay inconveniente en repetir el
tratamiento una vez han desaparecido los efectos del primero.
INYECCIONES EPIDURALES
Las hernias discales que provocan ciática y dolor de espalda que no responden al reposo,
los calmantes, la manipulación y otros tipos de fisioterapia (incluida la tracción y el masaje)
pueden mejorar mediante inyecciones en el espacio epidural.
Si padece una ciática fuerte y el médico encuentra síntomas de una raíz nerviosa lesionada
—entumecimiento de la epidermis, debilidad de ciertos músculos y ausencia de reflejos de
los tendones— una inyección epidural puede irle bien.
Se llama así porque se pone en el espacio entre la capa externa de la dura (véase pág. 22) y
las paredes óseas del canal espinal. Se diferencia de la epidural que se pone para aliviar los
dolores de parto en dos cosas: en los dolores de espalda la mayoría de los médicos
ortopédicos inyectan en la base del sacro (las epidurales de parto se dan vía la espalda
lumbar); en segundo lugar emplean una solución más débil de anestesia local y llevan algo
de esteroide. La anestesia sirve para entumecer el forro de la médula espinal, que está
sometida a tensión debido normalmente a una hernia discal o fragmento de cartílago del
disco. El esteroide ayuda a bajar la inflamación y el magullamiento del saco dural
originados por presión o fricción.
La inyección aliviará el dolor y le permitirá continuar con las actividades normales pero no
hará que la hernia discal vuelva a su sitio. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la
hernia desaparecerá gradualmente por sí sola, hasta dejar de presionar sobre el nervio. Un
minúsculo grupo de personas con dolor de espalda tienen un fragmento suelto de cartílago
de disco, una estenosis espinal o un hueso, presionando sobre el nervio. Estas personas no
experimentarán una mejoría muy duradera y necesitarán de otras pruebas y tal vez de la
cirugía.
Procedimiento
El procedimiento es muy sencillo y se puede llevar a cabo en la consulta del especialista.
Tumbado boca abajo sobre una almohada, le pondrán lentamente una inyección que puede
durar unos diez minutos. Normalmente, la inyección no produce más que la sensación de
opresión en la base de la columna o la parte de atrás de las piernas, pero hay veces en que
reproduce el dolor de ciática en su punto más álgido. El dolor cesa en cuanto el médico
termina de poner la inyección. Le mantendrán descansando boca arriba unos diez minutos
seguidos de otros diez de espalda; a continuación el médico comprobará cuánto puede
levantar la pierna estirada. Debería poderla levantar casi verticalmente sin más que la
sombra del dolor original. Podrá irse a casa andando o conduciendo sin efecto secundario
alguno. Al cabo de ocho o diez días deberá volver al médico para que pueda comprobar su
progreso.
Resultados
Puede que el dolor desaparezca y no recurra, puede que se calme unas horas y le vuelva
durante unos días para apagarse al cabo de la semana o tal vez vaya disminuyendo poco a
poco. Si la inyección no ha producido más que un alivio parcial al término de una semana,
se puede dar, con intervalos semanales, una segunda o tercera inyección.
Si la epidural no ha surtido efecto alguno, puede que sea porque la hernia discal presiona
demasiado contra la raíz del nervio como para permitir el paso del líquido entre la hernia y
la membrana dural o quizá porque el diagnóstico no fuera correcto desde el principio.
Entre un 40 y un 70 por 100 de lo pacientes obtienen mejoría con estas inyecciones. Las
complicaciones son poco comunes y no hay peligro de empeorar el estado al entumecer de
este modo el dolor. Hay un pequeño riesgo de absorción de parte de la anestesia, que
producirá un temporal entumecimiento y parálisis de la parte baja de las piernas que se
desvanecerá en pocas horas. No hay necesidad de anestesia total para dar inyecciones
epidurales, y sólo aumenta el riesgo de otras complicaciones. Personalmente, recomendaría
este tratamiento a casi todos los pacientes con dolor de espalda o ciática debidos a causas
estrictamente físicas y que no han respondido al reposo, la manipulación o la tracción. La
incomodidad pasajera de la inyección en sí es infinitamente deseable a las desagradables
alternativas: seis semanas de escayola, tracción prolongada en la cama o mielografía (véase
pág. 78) o cirugía (véase capítulo 10).
BLOQUEOS NERVIOSOS
Una inyección epidural puede no aliviar el dolor si un nervio se encuentra atrapado en el
canal lateral. Esto puede producir dolor en el brazo o la pierna y no en la espalda
(braquialgia o ciática), y una inyección., de anestesia local y esteroide en la raíz del nervio
anestesiará el nervio y reducirá la inflamación. Uno o dos pequeños nervios son los
encargados de llevar y traer los mensajes de dolor a las carillas articulares y la funda dural,
y éstos también pueden quedar bloqueados y anestesiados con esta técnica.
Estas inyecciones las ponen un pequeño número de facultativos ortopédicos que tienen
especial interés en aliviar el dolor producido por lesiones de columna. Son muy útiles para
quienes tienen dolor crónico y si su médico no puede ayudarle, tal vez podrá indicarle
alguien con la experiencia necesaria para administrar estas inyecciones.
Procedimiento
La inyección se puede dar en la consulta del médico o en un departamento de ambulantes, y
no se requiere anestesia total. Tumbado boca abajo le inyectarán una pequeña cantidad de
anestesia local. El tratamiento no es doloroso y dura de veinte a treinta minutos. Si después
de la inyección puede ponerse de pie sin sentir dolor, o puede levantar las piernas sin
doblarlas, unos días más tarde le inyectarán dos milímetro de suspensión esteroide en el
mismo lugar.
El único peligro de este tipo de inyección es que, en muy raras ocasiones, el médico
atraviese la membrana dural. Notará al momento que ha ido demasiado lejos y retirará la
aguja. Aunque no resultará muy doloroso, si esto ocurriera, habrá de permanecer tumbado
plano durante veinticuatro horas para evitar el dolor de cabeza o los mareos originados por
una pérdida excesiva del líquido cerebroespinal. Esto no es en modo alguno tan serio como
puede parecer. Dos días después, el médico intentará ponerle la inyección de nuevo. Debido
a este posible y pequeño riesgo, es aconsejable ir con alguien que le acompañe después a
casa si tiene que permanecer un día en cama, aunque si todo va como debiera, podrá irse a
casa andando o conduciendo solo.
Resultados
Si la raíz nerviosa pertinente se ha localizado con exactitud, la anestesia proporcionará
algunos días de alivio, y cuando se repita la inyección con dos milímetros de esteroide, se
puede obtener un alivio prolongado o incluso permanente. Una vez más, los resultados son
muy variables y es difícil predecir cómo responderá un paciente. La inyección no produce
efectos secundarios. Si la aguja ha penetrado la dura, no habrá otros problemas o síntomas
tras los mareos y dolores de cabeza del primer par de días.
Resultados
Desafortunadamente, estas inyecciones no suelen aliviar durante más de dos meses a
pacientes con osteoartrosis. Si padece esta enfermedad degenerativa, puede que descubra
que le va mejor una de las técnicas más nuevas ofrecida por algunos cirujanos ortopédicos.
Estas incluyen rizolisis, en la cual se cortan los nervios que inervan la articulación, y el
criocauterio en el que se queman con frío las terminaciones nerviosas de la cápsula articular
a fin de matarlos. No son operaciones serias y no tendrá que ingresar en el hospital. Ni
siquiera estas técnicas le proporcionarán un alivio duradero si tiene una inestabilidad
producto de una operación. En este caso puede que necesite otra operación o el uso
prolongado de medicamentos antiinflamatorios.
QUIMIONUCLEOLISIS
Es un tratamiento relativamente nuevo para la ciática relacionada con problemas de disco.
Lleva años estudiándose y recientemente ha recibido mucha publicidad como alternativa
viable a la cirugía. El término significa disolución química del núcleo del disco.
La quimopapaina, un enzima proteínodigestivo derivado de la papaya, se purifica en una
solución concentrada. Cuando una diminuta cantidad se inyecta en el centro del disco, el
material del disco empieza a desmoronarse, de forma que la gelatina que se ha salido se
encuentra sometida a menos tensión. En pocas semanas el disco encoje y desaparecerá la
ciática. Esta técnica va siendo cada vez más popular entre cirujanos ortopédicos.
Procedimiento
Tendrá que ingresar en el hospital durante dos o tres días. La inyección se pone en la sala
de operaciones o departamento de radiología con control por rayos X. No hay necesidad de
anestesia total pero es probable que le den un sedante, una inyección que le ayude a
relajarse. El especialista identificará el disco que precisa tratamiento, bien mediante una
mielografía (véase pág. 78) o discografía (véase pág. 80) y a continuación inyectará el
potente extracto del zumo de fruta, con el paciente tumbado de lado o boca abajo.
Los tubos de rayos X le enfocarán desde dos ángulos de manera que el cirujano pueda
comprobar que introduce la aguja en el centro del disco pertinente.
Al poco de la inyección puede experimentar un fuerte dolor y puede que necesite un
calmante los primeros días después de la inyección.
Resultados
Entre un 50 y un 80 por 100 de los pacientes mejoran con este tratamiento, pero puede
haber alguna complicación. Estas incluyen complicaciones neurológicas y reacción alérgica
severa, de manera que si es alérgico a los reblandecedores de carne, al melón o a la papaya,
no podrá seguir este tratamiento. Estudios recientes en Europa y Gran Bretaña demuestran
que ha disminuido el peligro de complicaciones y actualmente es menor que en la cirugía.
Una vez inyectado y encogido el disco de esta forma, el efecto físico es permanente. Sin
embargo, si el tratamiento no aminora el dolor causado
por presión sobre la raíz del nervio probablemente le sea sugerida una operación, de cuyas
técnicas se habla mas adelante.
10 La cirugía
Sólo una pequeñísima minoría de personas con dolor de espalda necesita operarse, y, caso
de que el médico se lo aconseje, seguramente ya habrá probado antes diversos tratamientos
sin éxito. La cirugía es el único medio de combatir ciertas infecciones o tumores y en estos
casos puede salvar la vida. Si tiene la espalda estructuralmente lesionada y no han dado
resultado otros tratamientos, necesitará un reconocimiento especial (descrito en el capítulo
6) para averiguar si su problema puede curarse mediante una operación. La razón más
frecuente para las operaciones de columna la constituye la hernia discal. Sólo en Gran
Bretaña se realizan más de 6.000 operaciones anuales de hernia discal. Una pequeña
proporción de operaciones se lleva a cabo para estabilizar fracturas u otros segmentos de la
columna en que los nervios están siendo oprimidos y lesionados.
Riesgos y ganancias
Las operaciones de columna tienen hoy día un alto porcentaje de éxito, independientemente
de la edad del paciente, debido tanto a diagnósticos más certeros, como a la mejoría de las
técnicas quirúrgicas. Los riesgos de una operación de columna incluyen los de toda cirugía:
reacción a la anestesia, infección de tórax, coágulos de sangre, hemorragias e infección de
la herida. Aunque estas complicaciones son, en ocasiones, serias, actualmente son
extraordinariamente poco frecuentes. Además de éstas hay una mínima posibilidad de
lesión a la médula espinal. Aproximadamente una de cada 5.000 operaciones produce daño
a los nervios que desemboca en parálisis, y alrededor de uno entre 50 pacientes padece
leves complicaciones temporales, como infección de vejiga. La tasa de mortalidad es baja,
un 0,3 por 100, normalmente producida por lesiones serias de la médula dorsal o a un
coágulo de sangre en los pulmones.
Si tiene algún recelo sobre la operación, debe discutirlo con el médico o especialista;
seguro que podrá tranquilizarle y hacerle tener confianza en que la operación mejorará su
estado.
La mayoría de los enfermos de ciática siguen libres de dolor diez años después de la
operación, y sólo del 5 al 15 por 100 han de someterse de nuevo a la cirugía. La inmensa
mayoría de los pacientes salen beneficiados pero hay algunos problemas que no queda del
todo curados con una operación es importante tener expectativas realistas. En torno a una
cuarta parte de los pacientes sometidos a discectomía o 1aminectomía (véase pág.
siguiente) padecen dolor de espalda residual o incomodidades, si bien esto es mínimo
comparado con el dolor experimenta antes de la operación.
DISCECTOMIA
Esta operación se emplea en algunos casos de hernia discal, cuando la hernia no regresa a
su lugar original y ha de ser extraída quirúrgicamente. En una discectomía, la mayor parte
del disco se deja en su lugar y se extrae la hernia. Si su médico le sugiere esta operación, le
mandará a un especialista que comprobará su estado, probablemente mediante sofisticadas
técnicas de radiografía, incluida la mielografía, electromiografía o un scanner (véase
capítulo 6). Estas pruebas le confirmarán al especialista si se beneficiaría el paciente de una
discectomía. Si no está del todo seguro del diagnóstico, el cirujano no llevará a cabo la
operación.
Procedimiento
El cirujano realiza un corte a través de la piel y los músculos hasta llegar a los ligamentos
que cruzan el canal espinal para, a continuación, cortar éstos y dejar expuestos los nervios.
Estos se separan suavemente para revelar la hernia discal. Se extrae la parte saliente del
disco y los fragmentos sueltos de cartílago y a continuación el cirujano comprobará el
ancho del canal lateral para asegurarse que la raíz nerviosa que contiene no sufre presión. Si
el canal es demasiado estrecho puede que extraiga minúsculos fragmentos de hueso para
ensancharlo (véase operación de descompresión a continuación). Las capas se cosen
cuidadosamente y la operación queda terminada.
Hay cirujanos con formación en cirugía microscópica que llevan a cabo la operación a
través de una pequeña incisión, no mucho mayor de 2 cm, ayudados de un microscopio
binocular.
Recuperación
Le sorprenderá el espectacular alivio de dolor que siente en la pierna si la operación ha
tenido éxito. El dolor de la herida a menudo es muy leve comparado con el dolor de ciática
que llevaba padeciendo las semanas anteriores. A los dos o tres días, las enfermeras le
insistirán para que se levante y camine por la habitación, pero le aconsejarán que no se
siente ni se incline durante la primera semana, ya que esto puede abrir la herida. A fin de
evitar que se forme en torno a la raíz nerviosa tejido cicatrizante, es conveniente levantar la
pierna recta varias veces al día, empezando al tercer día de la operación: túmbese de
espalda y levante lentamente la pierna que le dolía, manteniéndola estirada.
Cuando lleve moviéndose una semana aproximadamente, le quitarán los puntos y se podrá
marchar a casa. No podrá ni levantar ni llevar pesos y el cirujano le aconsejará el uso de
una faja ligera que le sujete la espalda durante las primeras semanas. La mayoría de los
pacientes pueden volver a un trabajo sedentario o de oficina, o hacer ligeras tareas
domésticas al cabo de dos meses de la operación. Todo trabajo manual pesado debe evitarse
durante por lo menos tres meses. Algunos especialistas le aconsejarán no volver a hacer un
trabajo manual pesado, pero si es joven y antes de la operación estaba en buenas
condiciones físicas, no deberá haber problemas para volver a su trabajo siempre y cuando
utilice técnicas adecuadas de levantamiento y manipulación. La discectomía causa
poquísimos trastornos al organismo en general y las personas suelen volver pronto a su vida
normal. Sin embargo, un disco no se hernia, generalmente, salvo que se haya ido
debilitando por lesiones recurrentes. Esto significa que es necesario tener cuidados extras:
evite engordar, haga ejercicio a diario (véase capítulo 14) y siga los consejos piados en el
capítulo 13.
Ocho o nueve de cada diez personas a las que se les practica una discectomía experimentan
un alivio total del dolor en la pierna: de ellos, entre una cuarta parte y la mitad siguen con
algo de dolor de espalda. Esto probablemente se deba a una inestabilidad leve de la región
lumbar que ya existía antes de la hernia.
LA DESCOMPRESIÓN
Si tiene el canal espinal demasiado estrecho en algún punto (estenosis del canal central o
lateral) puede que haya que ensancharlo quirúrgicamente para aliviar la presión sobre los
nervios. El canal puede ser estrecho porque una hernia discal lo esté oprimiendo, lo que se
cura con una discectomía; sin embargo, puede que sean unas protuberancias óseas (véase
Osteofitos en pág. 59) que crecen en las vértebras las que lo estén estrechando, o puede que
lo tenga así de nacimiento. Hay veces en que cuando una vértebra se desplaza en la
espondilolistesis, presiona sobre los nervios del canal central. En todos estos casos hay que
extirpar pequeños trocitos de hueso a fin de aumentar el espacio para la médula espinal.
Estos procesos se diagnostican mediante las radiografías especiales y los scanner descritos
en el capítulo 6, pero hay veces en las que el cirujano descubre el problema durante una
discectomía al hacer la revisión rutinaria sobre la anchura del canal lateral.
Procedimiento
El cirujano hace una incisión para exponer el hueso, y extirpa minúsculas cantidades de
hueso de la vértebra. Si el canal espinal es estrecho en más de un lugar, esta operación se
puede extender hacia arriba o hacia abajo sin hacer otras incisiones.
Puede que el cirujano compruebe que la circulación sanguínea hasta el saco dural esté
lesionada por la presión en el canal espinal. Si esto ha sucedido, ampliará la operación
hacia arriba para restablecer mejor la circulación.
Recuperación
A los dos o tres días de la operación, podrá levantarse y caminar un poco. Podrá marcharse
a casa a los siete o diez días pero le recomendarán que evite el ejercicio fuerte y levantar
pesos hasta pasados tres meses de la operación.
LA FUSIÓN ESPINAL
Si las radiografías demuestran que un segmento de la espalda se mueve demasiado cuando
se incurva (inestabilidad lumbar), tal vez le recomienden una fusión espinal. El excesivo
movimiento de cualquier parte de la columna puede producir dolor de espalda o ciática
intermitente. La operación de fusión le curará estos síntomas, pero, salvo que otros
tratamientos hayan resultado infructuosos, los cirujanos son reacios a esta operación, ya que
deja rígida una sección de la espalda.
También pueden aconsejarle una fusión si padece una lesión severa de las carillas
articulares, lo que ocasiona que las articulaciones de disloquen con facilidad. Sucede
frecuentemente cuando la columna degenera con la edad o si ha habido una hernia discal
seria que ha hecho que las carillas articulares se fuercen.
La espondilolistesis, o dislocación de vértebra, se puede curar mediante una operación de
fusión tanto si el problema viene producido por una fractura o por cambios degenerativos.
La operación le será recomendada a adolescentes con espondilolistesis seria que está
dañando los nervios y produciendo dolor, hormigueo o entumecimiento en las piernas. Los
adultos con espondilolistesis degenerativa pueden tal vez necesitar una operación de fusión,
pero si el único síntoma es dolor en la pierna sin que les duela la espalda, se puede tratar
con una operación de descompresión.
Recuperación
Esta operación es algo más traumatizante que la simple discectomía. Tendrá que guardar
cama dos o tres semanas y luego le permitirán levantarse si se pone un corsé. Puede que el
cirujano prefiera que lleve una escayola durante seis u ocho semanas antes de dejarle mover
la columna libremente. El objetivo principal de estos cuidados postoperatorios es el que la
fusión solidifique. Los efectos totales de una operación de fusión tardan de seis a doce
meses en hacerse notar, de manera que no hay que esperar un alivio inmediato.
Anteriormente, la operación de fusión se practicaba a menudo al mismo tiempo que la
discectomía de una hernia discal a fin de prevenir ulteriores hernias o dolores de espalda.
Hoy en día, sin embargo, se estima que esta combinación no tiene mayor éxito que la
simple extracción de la hernia. Algunos cirujanos optan por la operación de fusión cuando,
a raíz de otras operaciones de espalda, como la descompresión o la discectomía, el paciente
sigue quejándose de dolor en la zona lumbar. Si no hubo en primer lugar claro diagnóstico
de inestabilidad, sólo un pequeño porcentaje de fusiones tiene éxito. Hay cirujanos que
cuando falla la primera operación prueban otra
fusión, pero este procedimiento no siempre suele ser especialmente beneficioso.
Recuperación
Es una operación relativamente menor y en pocos días se podrá levantar. Evidentemente no
se podrá sentar en tanto no cicatrice la herida, pero podrá volver al trabajo y realizar con
normalidad la mayoría de sus labores habituales al cabo de un par de semanas.
Procedimiento
Esta operación la suelen practicar los neurocirujanos; extirpan todo el disco a través de una
incisión en la parte delantera del cuello. La mayoría de lo cirujanos practican la operación
con microscopio.
Dado que los discos del cuello son mucho menores que los de la zona lumbar, queda mucho
menos espacio entre las vértebras una vez se ha extirpado el disco. Los huesos suelen
sordar por sí solos y no es necesario un injerto.
Recuperación
Es una operación con muy alto porcentaje de éxitos. A casi un 100 por 100 de los pacientes
con hernias discales cervicales les desaparece el dolor y de ella se beneficia casi un 90 por
100 de los pacientes con espondilosis. Sólo hay que permanecer en el hospital tres o cuatro
días, aunque debe llevarse un collarín blando unos dos meses. Si tiene un trabajo
sedentario, podrá reincorporarse a él al cabo de una o dos semanas pero no debe volver a un
trabajo que suponga levantar y manipular pesos antes de los dos meses, a fin de dar tiempo
a que las vértebras suelden completamente.
FRACASO DE LA CIRUGÍA
Si inmediatamente después de la operación no experimenta mejoría, hay diversas razones
que pueden explicar porqué la cirugía no tuvo éxito.
• El diagnóstico fue equivocado y la verdadera causa del dolor es un tumor,
espondilolistesis o algún proceso inflamatorio, como la espondilitis anquilosante (véase
pág. 63).
• Los síntomas tienen un origen fundamentalmente psicológico.
• La operación se llevó a cabo en un nivel incorrecto.
• En las operaciones de hernia, tal vez haya otra en otro nivel, o quizá todavía quede un
fragmento del disco en el canal lateral.
Si hubo una mejoría temporal pero los síntomas recurren, varias son las explicaciones
posibles.
• Puede haberse infectado la zona operada.
• Puede haberse desarrollado un quiste en la funda de la médula espinal.
• Puede tener aracnoiditis (véase pág. 64).
• Puede tener estenosis del canal lateral (véase pág. 59).
• La zona operada puede haberse vuelto inestable, originando dolor de las carillas
articulares.
• Si la operación fue por una hernia, puede haberse desarrollado otra.
• En una operación de fusión, puede que los huesos no hayan soldado bien, puede haberse
desarrollado una unión falsa entre dos segmentos de injerto óseo, o puede existir una hernia
por encima del nivel fusionado.
Estos problemas sólo se dan en un porcentaje del 5 al 10 por 100 de los pacientes que se
someten a cirugía, pero el índice de éxito es menor en algunas lesiones. En torno al 20 por
100 de las operaciones de fusión en la espondilolistesis tienen como resultado la formación
de una nueva articulación. Si la cirugía de la columna no cura los síntomas, puede serle útil
la información que se da en la sección de cómo enfrentarse al dolor (véase pág. 179-185).
Para insistir, no espere un alivio total y absoluto del dolor tras una operación o
probablemente se sentirá defraudado. Si la operación sale bien, y la mayoría sale bien, el
dolor se reducirá espectacularmente, y la movilidad será mucho mayor.
Pero para cosechar los mayores beneficios, debe seguir los consejos dados por el cirujano o
el fisioterapeuta sobre cómo cuidarse la espalda, así como utilizar las medidas de autoayuda
descritas en los capítulos 13 y 14.
11 La acupuntura
Durante miles de años, los médicos del Lejano Oriente han tratado una gran variedad de
problemas estimulando cuidadosamente determinadas zonas del cuerpo con agujas. La
acupuntura fue motivo de mofa por parte de la mayoría de los médicos convencionales
europeos cuando por primera vez, hace unos doscientos años, entraron en contacto con esta
práctica, y aunque muchos son escépticos, los círculos médicos ortodoxos empiezan ahora a
reconocer su validez. Desde principios de los años setenta, la acupuntura ha despertado un
enorme interés. Sin embargo, abundan en el tema las afirmaciones contradictorias basadas
en intereses personales, ilusiones y conocimientos inadecuados. Es difícil para alguien que
no sea un experto abrirse paso en esta jungla de investigaciones y opiniones, y descubrir si
la acupuntura puede ser de ayuda en el dolor de espalda. No obstante, se simplifica un poco
si se entiende la filosofía tradicional sobre la que se basa esta forma de medicina, a la que
hoy se acude cada vez más.
LA CONSULTA AL ACUPUNTURISTA
Puede serle útil consultar a un acupunturista en cualquier momento de su dolor de espalda,
pero es prudente tener un diagnóstico médico previo. La mayoría de los pacientes habrán
probado o les habrán aconsejado las terapias más ortodoxas antes de acudir a un
acupunturista y considerarán tal alternativa en las siguientes circunstancias:
• Cuando el reposo, los analgésicos, la fisioterapia o la manipulación no ayudan a resolver
un ataque agudo.
• Para reducir el dolor y la inflamación producida por osteoartritis en las carillas articulares
y que no mejoran con el cambio de postura, el ejercicio o la tracción, o como alternativa a
las inyecciones locales en las articulaciones o a la terapia esclerosante de ligamentos
(véanse págs. 103 a 104).
• Si padece dolor de espalda crónico o ciática con pocas posibilidades de operación o que
no se ha resuelto tras una intervención quirúrgica, o rechazó la cirugía en favor de otras
alternativas. En estos casos, hay veces que la acupuntura puede ayudar, por ejemplo,
cuando se han formado puntos gatillo dolorosos en los músculos adyacentes a los
segmentos espinales afectados. Cuando se han fijado «patrones de dolor» crónicos, la
acupuntura puede ayudar a romper el círculo vicioso, tal vez ayudando a cerrar la puerta del
dolor (véase pág. 176).
Hay acupunturistas que se niegan a tratar procesos que consideran que no responderán a la
acupuntura, pero la mayoría intentará tratar a todos los pacientes que les llegan.
El proceso de diagnóstico
Un acupunturista tradicional empieza por tratar de identificar el desequilibrio que ocasiona
el desarreglo más que diagnosticar la naturaleza exacta de la enfermedad, pues el desarreglo
desaparecerá una vez reestablecido el equilibrio. El método de diagnóstico incluye observar
al paciente y hacerle algunas preguntas, palpar varios puntos abdominales y tomar los
pulsos en las muñecas.
En el plano ideal, el acupunturista avezado debería poder llegar al diagnóstico sin otra
información que la simplemente obtenida tomando los pulsos. Incluso se dice que los
pulsos registran enfermedades pasadas y posibles venideras.
Sin embargo, en la práctica, probablemente haya muy pocos acupunturistas, tanto en el
Oriente como en Occidente, que se fíen únicamente de este método, existiendo la
posibilidad de otros métodos de investigación. El doctor Félix Mann. presidente de la
Sociedad de Acupuntura Médica Británica, aconseja, para mayor seguridad hacer el
historial, el reconocimiento físico, la investigación de laboratorio y todo lo demás que el
caso individual requiera.
Por otra parte, el estilo tradicional de reconocimiento minucioso y diagnóstico desde una
perspectiva holística lleva mucho tiempo, lo cual presenta problemas para un acupunturista
ocupado, sobre todo si puede obtener resultados igualmente satisfactorios con un
tratamiento elegido basado en los
síntomas del paciente, el historial médico y en un profundo conocimiento de los puntos
locales de acupuntura.
El enfoque occidental
A medida que hablo más con acupunturistas, de muy distinta formación todos ellos, más
claro me queda que todos tratan al paciente con dolor de espalda de manera muy similar y
que en la mayoría de los casos se eligen los mismos puntos de tratamiento, fuera cual fuera
el método empleado de diagnosticar. Probablemente haya varias razones para ello. En
primer lugar, el síntoma principal de los problemas de espalda es el dolor. Tanto si los
puntos de acupuntura se escogieron porque están relacionados en general con problemas de
espalda o como resultado de un minucioso examen de los pulsos, una proporción
suficientemente alta de pacientes experimenta mejoría.
En segundo lugar, los problemas músculoesqueléticos han caído tradicionalmente en una
categoría diferente de las demás enfermedades y se entiende que son el resultado no tanto
de desequilibrios de energía cuanto de meridianos perturbados, de manera que de forma
rutinaria se escogen puntos en estos meridianos.
Por otro lado, un acupunturista capaz de identificar un desequilibrio de energía soterrado,
tal vez elija puntos distantes o meridianos que no se asocian normalmente al dolor de
espalda. Esto puede ayudar a aquellos pacientes cuyos dolores no mejoran tras tratamiento
de los puntos normales. Hay acupunturistas que sólo tratan mediante los puntos de la oreja
puesto que cada uno tiene un sistema completo que representa todos los órganos y
funciones del cuerpo. Esta rama de la acupuntura se conoce como acupuntura auricular o
auriculopuntura.
Tratamiento
Una vez el acupunturista ha identificado los puntos pertinentes, seleccionará las agujas
adecuadas. Hay diversos tipos de agujas, de oro, plata o acero inoxidable, de acuerdo con
las preferencias del profesional. La mayoría de los acupunturistas actuales emplean acero
inoxidable. Las agujas son extraordinariamente finas, mucho más que las agujas
hipodérmicas médicas usuales. La longitud de la aguja varía según la profundidad de
penetración que se requiera. La inserción de la aguja puede ser completamente indolora o
producir un pequeño escozor que no dura más de unos segundos.
Una vez colocadas las agujas le dejarán descansar de diez a quince minutos, que es la
duración media de tratamiento. No es preciso que se quede totalmente inmóvil, pero le
recomendarán que se relaje cuanto pueda.
A veces, para ajustar el flujo de energía, girará las agujas o las subirá o bajará suavemente.
El acupunturista probablemente aplicará varias agujas. Una vez introducidas, producirán
una sensación conocida como Teh Chi, descrita como una sensación de entumecimiento,
distensión, escozor o dolor. No es cómodo pero tampoco dolorosa. Si se va a beneficiar de
la acupuntura, el grado duración de la mejoría normalmente aumenta tras cada sesión. Tras
una docena de sesiones aproximadamente, la mejoría alcanza el punto máximo. Hay veces
en las que empeoran temporalmente los síntomas con el tratamiento de acupuntura, pero
suele resolverse en unas horas o, a lo sumo, en pocos
días. Si ocurre esto, a menudo significa que su problema a la larga se verá beneficiado por
el tratamiento. Si no hay señales de mejoría al cabo de dos o tres sesiones iniciales de
acupuntura, es probable que su dolencia no responda a este tratamiento, por lo que habrá
que buscar otra alternativa.
MÉTODOS ALTERNATIVOS
Los puntos de acupuntura pueden estimularse sin el empleo de agujas. El calor, la presión o
una pequeña corriente eléctrica pueden emplearse para ajustar el flujo energético en lugar o
además de las agujas.
Moxibustión
Los acupunturistas con formación china o japonesa usan a veces un bastón de moxa
encendido, un cono de moxa o una pelota de moxa colocada al final de una aguja o
directamente sobre la piel. La moxa se retira cuando la sensación de calor se vuelve
incómoda; no suele quemar la piel salvo que el efecto que se persigue sea el de una
pequeña ampolla. Cuando se coloca al final de la aguja, el calor baja por ella y produce una
agradable sensación que alivia el dolor y relaja los músculos tensos. Limpia los canales
bloqueados y reestablece la corriente de energía chi.
Shiatsu o acupresión
En lugar de utilizar agujas, hay acupunturistas que tratan el dolor de espalda con masaje de
los puntos de acupuntura, en especial los puntos sensibles. Otros utilizarán el masaje, bien
antes, bien después de insertar las agujas. La técnica de masaje es diferente del método
occidental, cuya principal finalidad es la de relajar los músculos y estimular la circulación
sanguínea (véase pág. 172).
Las técnicas de masaje chino o japonés se emplean en acupuntura para estimular puntos o
meridianos enteros con presión dactilar, de los codos, pisoteando, rascando, etc. Este
masaje
también puede incluir movilización de la columna dorsal igual que en la osteopatía (véase
capítulo 8) o el método Maitlands (véase pág. 83).
12 Terapias alternativas
Si ya ha probado uno o más de los tratamientos descritos y han resultado insatisfactorios o
si no van a ofrecerle mucha mejoría en su problema particular, tal vez le resulte útil alguna
de las terapias de este capítulo.
Todas están basadas en principios holísticos, tratándole como una persona más que aislando
la espalda y tratándola como un problema específico. La mayoría de las terapias
comentadas en este capítulo hacen hincapié en la interacción existente entre la mente y el
cuerpo. Algunas, como la técnica Alexander y la homeopatía, tratan el cuerpo directamente
con remedios físicos. Otras, incluyendo la hipnoterapia, la meditación y la bioenergética
combaten los síntomas físicos a base de alterar las actitudes mentales. Cualquiera que sea el
método que decida probar, es importante que escoja a un instructor o terapeuta con quien
pueda establecer una buena relación. Si le agrada su terapeuta, confía en él y está
convencido de que puede ayudarle, es más probable que el tratamiento tenga éxito.
La actitud hacia cualquier terapia es muy importante y puede influir en su resultado. Ya se
han mencionado (véase pág. 14) los problemas emotivos como origen del dolor de espalda
y la relación entre actitudes mentales y la percepción de dolor se comentarán en el capítulo
15 (véanse págs. 175 a 178). No hay duda de que la mente ejerce un considerable poder
sobre el cuerpo y puede influir en él tanto para bien y como para mal.
HIPNOTERAPIA
Aunque no es una cura para su problema, la hipnoterapia le ayudará al influir en la
percepción que usted tiene del dolor. Bajo la hipnosis, el control que tenemos sobre la parte
consciente queda suspendido temporalmente, de modo que se puede llegar hasta los
pensamientos, sentimientos y memorias subconscientes. El hipnotizador puede ayudarle a
llegar a funciones totalmente inconscientes de la mente, como pueden ser la traducción de
mensajes del sistema nervioso en sensaciones de
dolor, y de esta forma el hipnotizador le puede dar el poder para controlar la sensación de
dolor. Incluso al salir del trance hipnótico, cuando ya esté de nuevo consciente, se habrá
reducido considerablemente el dolor.
No todas las personas responden igual de positivamente a la hipnosis. Los pacientes más
idóneos son los que saben dejarse llevar, confiar en otros y, por supuesto, relajarse. Es
fundamental que esté dispuesto a aceptar las ideas que le presenta el hipnotizador. Sería
imposible obligarle a hacer algo en contra de su voluntad, incluso sumido en un trance
profundo. Si le es imposible responder a la hipnoterapia con efectividad, tal vez pueda
beneficiarse de un tipo de autohipnosis que se explica a continuación. Como en la mayoría
de las terapias, hay que encontrar el punto medio entre no esperar nada y esperar
demasiado, que inevitablemente lleva a la desilusión. Si tiene dolor de espalda crónico, no
desaparecerá simplemente porque el hipnotizador así lo sugiera. Puede atenuarse, pero el
objetivo principal de alguien en este estado es el de relajarse y mejorar la confianza que la
persona tiene en cuanto a sus posibilidades de enfrentarse al dolor.
Procedimiento
En la primera sesión, el terapeuta le hará un historial completo de los síntomas, y le hará
preguntas para comprobar si está nervioso o deprimido y para valorar la predisposición que
tiene hacia la mejoría. Le dará asimismo un detallado informe de lo que involucran las
futuras sesiones.
En la siguiente sesión, el terapeuta se sentará cerca de usted, por lo general de frente, y le
sumirá en trance, tal vez pidiéndole que mire fijamente a un objeto determinado. Cuando el
terapeuta considere que está lo suficientemente hipnotizado, puede que le diga
sencillamente que los síntomas desaparecerán. Alternativamente, puede que le haga algunas
preguntas para averiguar las posibles causas de sus problemas de salud.
En sesiones ulteriores llegar al estado de hipnosis es más fácil y rápido, y se puede
conseguir el efecto simplemente con que el hipnotizador cuente hasta diez o haga
castañetear los dedos.
AUTO-HIPNOSIS
La autohipnosis es un estado más leve de hipnosis. La técnica es una especie de
autosugestión, pero debe aprenderse de un hipnoterapeuta profesional.
Le enseñarán a relajarse profundamente, tal vez empleando un método parecido al que se
da en la página 171 o a base de repetir instrucciones para relajar las distintas partes del
cuerpo, por ejemplo: «Me pesan los brazos; tengo las piernas flojas.» Le exhortarán a
enfocar la atención en ciertas sensaciones corporales, en especial el ritmo de la respiración.
Cuando esté del todo relajado, física y mentalmente, tendrá la mente abierta a nuevos
conceptos. Le enseñarán a introducir ideas que crean una nueva imagen de sí mismo como
persona sana y libre de dolor. Con la práctica podrá retener durante mucho tiempo esta
nueva imagen suya. Incluso cuando salga de este estado de total relajación, tendrá más
tranquilidad mental y mayor confianza en sí mismo, factores importantes a la hora de
ayudarle a reducir el dolor de espalda.
MEDITACIÓN
Aunque la meditación no suene a terapia para el dolor de espalda, está muy vinculada a la
autohipnosis, técnicas de relajación (véase pág. 171) y, en alguna medida, a la psicoterapia.
Puesto que todo dolor tiene un componente psicológico (véase capítulo 15), la meditación
continuada puede ayudarle a reconocer el estrés en su cuerpo y sobreponerse a la ansiedad
y a los miedos que lo producen.
El objetivo de la meditación es controlar la mente y centrarla de tal forma que esté libre de
miedos y emociones estresantes. El doctor Herbert Benson del Harvard Medical School ha
descubierto que la meditación aminora los latidos del corazón y el ritmo de la respiración.
Además, tiende a sincronizar y armonizar los patrones eléctricos que produce la mente,
favoreciendo las ondas alfa, que generalmente son indicadoras de una mente tranquila.
A la mayoría de las personas les beneficia la meditación y en especial a quienes padecen de
dolor de espalda, cuyos músculos están tensos crónicamente y que suelen padecer de
ansiedad. Ambos estados pueden ser importantes factores productores de dolor. Además,
las personas con dolores crónicos seguramente descubrirán que la meditación les ayuda a
enfrentarse al dolor.
Tipos de meditación
Hay muchas formas de meditación y es mucho más fácil aprenderlas de un profesor. En
muchas áreas hay centros locales o grupos que le enseñarán las técnicas básicas e incluso
hay médicos de cabecera que organizan grupos de meditación en sus propias consultas y
centros médicos. Si no encuentra ningún profesor, pruebe el método explicado a
continuación, que es una combinación de varias prácticas de meditación.
Si decide acudir a un profesor, ¿cómo sabrá qué tipo de meditación le irá mejor? Esto
depende, en parte, de su propia personalidad y el estado de su espalda, y en parte, de su
elección personal. Las formas activas de meditación, de las cuales la más conocida es la
Rajneesh, incluyen movimiento espontáneo, la adopción de diversas posturas, respiración
profunda y contorsiones faciales.
Si tiene la espalda muy dolorida por problemas realmente importantes, tal vez no sea ésta la
mejor elección. Por otra parte, si padece dolor recurrente debido en parte a tensión postural,
este método le ayudará a soltarse, a liberarse emocional y físicamente, debido también al
tipo de posturas y ejercicios que exige.
Las formas pasivas de meditación incluyen la técnica trascendental, budista y el yoga. En la
primera alcanzará el estado más alto o trascendental de conciencia mediante la repetición
silenciosa y rítmica desuna palabra o un sonido.
En la meditación budista o el yoga, se concentrará en un único objeto o pensamiento,
centrando la mente e intentando observar sus propios pensamientos y reacciones sin
ninguna emoción, y sin que ningún otro pensamiento pueda perturbar o interferirse. Este
intento a menudo se tiende a reforzarlo mediante complicadas técnicas de respiración, y el
objetivo es alcanzar un estado en el cual la percepción de uno mismo todo deseo personal
se pierden en un sentimiento de fusión con el universo.
Si todo puede parecer que tiene, en principio, poco que ver con el dolor de espalda,
recuerde que muchas personas padecen problemas de espalda precisamente por verse
demasiado oprimidas por sus propias actividades laborales y por sus propias emociones: la
mayoría sale beneficiada con la tranquilidad mental que esta actitud comporta, y sobre todo
se benefician los que sufren dolor de espalda.
MÉTODO DE MEDITACIÓN SIMPLE
• Elija una habitación silenciosa, sin ruidos de radios, música o televisión
que le distraigan.
• Siéntese o túmbese, cualquiera que sea la postura que le resulte más cómoda y
requiera menos esfuerzo.
• Cierre los ojos y relaje todos los músculos (véase pág. 171), pero no se
preocupe por el grado de relajación que llegará con el tiempo y la práctica, y si
se preocupa se pondrá tenso.
• Respire por la nariz. Perciba su respiración, y al espirar diga la palabra
«uno», lenta y silenciosamente. Respire cómodamente durante unos diez o
veinte minutos. No se detenga en pensamientos que le distraigan, intente
ignorarlos y siga repitiendo «uno».
• Cuando termine, siéntese o quédese tumbado algunos minutos más en silencio,
primero con los ojos cerrados y luego abiertos.
LA TÉCNICA ALEXANDER
Su objetivo es tratar y prevenir una gran gama de procesos a base de mejorar la postura. La
técnica Alexander se basa en el principio de la relajación muscular —en especial de los
músculos del cuello y de los hombros - y de adoptar la postura que menos fuerza la espalda.
Fue F. Matthias Alexander, un actor australiano quien desarrolló esta técnica a finales del
siglo 19, tras retirarse temporalmente de su carrera artística, debido a la pérdida brusca e
inexplicable de la voz durante una de las representaciones. Los médicos no pudieron
ayudarle, de forma que se diagnosticó a sí mismo. Descubrió que justo antes de hablar en el
escenario inclinaba la cabeza hacia detrás y hacia abajo de forma que «cortaba» su propia
voz. A partir de este descubrimiento formuló el principio de Alexander.
Difiere de los fundadores de la osteopatía y la quiropráctica en que no consideraba que el
mal alineamiento de las vértebras o una reducción de la movilidad fueran problemas a
atacar aisladamente. Sostenía que esto se debía principalmente al mal uso y opinaba que el
hábito y el uso dictan la función. Nuestra postura ejerce una constante influencia sobre la
función general, tanto fisiológicamente como psicológicamente. No se pueden separar la
influencia del cuerpo sobre la mente ni la de la mente sobre el cuerpo.
La técnica Alexander no es un método que pueda aprenderse solo, y hay que ir a un médico
cualificado. Todos tenemos una postura única, como también son únicas nuestras huellas
dactilares y nuestro timbre de voz. Esta es la razón de que la técnica Alexander sólo se
puede aprender poco a poco, y la tanda de lecciones puede variar muchísimo, dependiendo
de lo que se precise. A todos los alumnos se les enseña técnicas desarrolladas
específicamente para su propia postura, que deben practicarse a diario. El curso puede durar
desde cinco a seis lecciones a lo largo de varias semanas, o llegar hasta un año completo.
Procedimiento
El profesor de este método trabajará con el paciente sentado, de pie o tumbado,
dependiendo de lo que él considere preciso. Puede que el profesor empiece por observarle
al cambiar de postura. Le pedirá que se imagine que le están estirando hacia arriba
cogiéndole de la coronilla. Un tema clave es que el paciente visualice el tipo de postura que
adoptaría si gozara de plena salud y fortaleza y retenga la imagen a fin de lograr esta misma
postura.
Personas que han aprendido el método Alexander suelen decir que se trata de deshacer
todos esos hábitos que se han convertido en una segunda naturaleza. A menudo sienten
durante las lecciones que se les pide que adopten posturas que les parecen poco naturales
debido a que, a lo largo de los años, su mala postura se ha vuelto más natural que la buena.
Casos apropiados
Prácticamente todo el mundo tiene algún defecto postural y se beneficiará
de un curso de la técnica Alexander. Sin embargo, la mayoría de las personas que asisten a
estos cursos padecen dolor de cuello o de espalda recurrente o se encuentran disminuidos
de alguna forma. El curso no cura problemas agudos, como, por ejemplo, una hernia discal
p mal alineamiento de las carillas articulares; sin embargo, una vez ha pasado el ataque, la
técnica Alexander contribuirá definitivamente a que no se repita. Es útil sobre todo para
evitar dolores posturales, y en las personas mayores puede evitar ataques de dolor de
espalda agudos al enseñarles a utilizar adecuadamente esa parte del cuerpo.
TÉCNICA FELDENKRAIS
Es una técnica parecida a la de Alexander, y, al igual que ésta, dice mejorar el estado
general de la salud al mejorar la postura. Moshe Feldenkrais, un israelita nacido en Rusia
que estudió física e ingeniería en París, opinaba que la personalidad de una persona
quedaba alterada si cambiaba sus hábitos posturales. «El grueso de los estímulos que llegan
al sistema nervioso viene de la actividad muscular afectada constantemente por la
gravedad», escribió, «de manera que la postura es uno de los mejores indicios no sólo de la
evolución, sino también de la actividad de la mente».
La técnica se puede enseñar en grupos o sobre una base individual. Los casos más idóneos
son los de personas con defectos posturales y con dolor de cuello p espalda crónico
producido por la tensión. Bailarinas, actores y atletas que necesitan una flexibilidad unida a
una forma física, también podrán aprovecharse de esta técnica.
LA BIOENERGÉTICA
La bioenergética es otra terapia que se basa en el principio de que nuestra postura refleja
nuestro estado mental. A diferencia de los métodos desarrollados por Alexander y
Feldenkrais, que intentan cambiar las actitudes mentales a base de mejorar nuestra postura,
esta terapia aborda directamente la mente mediante una forma de psicoterapia desarrollada
por el doctor Wilhem Reich, un discípulo de Sigmund Freud.
Tipos de personalidad
Reich opinaba que los niños se desarrollan a través de tres fases que se solapan, por
ejemplo, la «fase oral», que va desde el nacimiento hasta los dieciocho meses, se ve
solapada por la «fase anal», que dura hasta, que la criatura tiene alrededor de los
veinticuatro meses. Durante la tercera fase, la «fase genital», el niño empieza a desarrollar
su independencia y su contacto con la realidad exterior. Biológicamente, es el anclaje del
centro de energía en los genitales, y los niños empiezan a demostrar un mayor interés por
esas partes entre los dos y los cuatro años.
Si el desarrollo psicológico queda detenido durante cualquiera de estas etapas, hay ciertas
características que predominarán en la personalidad. El desarrollo intelectual y físico
continuará normalmente, pero el enfoque emocional de la persona será inmaduro. El
«personaje oral», por ejemplo, permanece dependiente de otras personas y en particular de
la madre. Es un insatisfecho, cree que el mundo le debe todo, y se siente demasiado débil
para I conseguir las cosas por sí mismo. Su postura dejada y los músculos débiles producen
dolor de espalda y una respiración superficial, y sus hombros encorvados desembocarán en
dolor de cuello.
El «personaje masoquista» ha detenido su desarrollo psicológico durante la «fase anal». Se
indentifica con el marginado, y siente profundamente su propio sufrimiento y el de los
demás. La parte superior del tronco tiende a hundirse hacia abajo, y tiene rígidos los
músculos del cuello y de la pelvis, en especial en torno a la garganta y el recto. Es típico de
estas personalidades un rostro inexpresivo y un tono de voz quejumbroso. Tiende a ser
gordo, con una pelvis caída.
Otros tipos de personalidad incluyen caracteres rígidos, cuyos patrones de comportamiento
se desarrollan como resultado de la frustración o supresión durante la «fase genital».
Ejemplos son la mujer «histérica» que es demasiado emotiva y dramatiza cualquier
situación, y el tipo militar, obsesionado con la puntualidad, el orden, la perfección y el
control excesivo del entorno. La mayoría de las personas somos una mezcla de muchos
tipos, pero a menudo predomina uno.
E1 lenguaje corporal
La postura asociada a cualquiera de estas personalidades puede producir dolor de espalda,
debido, por ejemplo, a músculos crónicamente tensos. Todo impulso refrenado desemboca
en un estrés físico y mental y suprimir la reacción a un trauma de la infancia puede producir
tensión crónica. El típico «carácter masoquista» descrito con anterioridad está reprimiendo
constantemente la ira, lo que mantiene sus músculos contraídos y tensos. Otras
personalidades tienen patrones característicos de tensión corporal que a menudo originan
dolor de espalda, o, como sucede en la «personalidad oral», se caracteriza por una postura
dejada. Al resolver sus conflictos internos y desatar las emociones reprimidas, la
bioenergética reduce esta tensión y puede así eliminar el dolor de espalda.
La terapia
Basado en el principio de que la personalidad se determina mediante el desarrollo durante
la infancia, el terapeuta emplea diversos métodos para comprender el comportamiento de su
paciente. El terapeuta le animará a hablar con toda libertad acerca de su infancia, sus
padres, sus sueños y fantasías, a fin de llegar a sus sentimientos más profundos. Tal vez
pida que adopte una postura que imponga algún estrés sobre el cuerpo, o que lleve a cabo
ejercicios de respiración profunda, con la esperanza de que esto mueva emociones
reprimidas, como pueden ser la ira, el dolor o la alegría. Si, por ejemplo, descubre que el
carácter oral es el dominante en su personalidad, le ayudará a construir una imagen de sí
mismo más positiva y a poner en marcha sus impulsos más agresivos haciéndose más
confiado. Si descubre que emociones reprimidas están contribuyendo al dolor, le animará a
que manifieste estas emociones, física o verbalmente. Esto le ayudará a disipar la tensión
corporal.
LA HOMEOPATÍA
La medicina homeopática se basa en el principio de que «los iguales se curan». En el siglo
18, un médico alemán, Hahnemann, observó que ciertos medicamentos naturales derivados
de las plantas y los productos químicos reproducían exactamente los síntomas de algunas
enfermedades si se les daban a personas sanas. Descubrió que esos mismos medicamentos
curaban los síntomas que reproducían.
Ulteriores investigaciones de este fenómeno revelaron que las mezclas más diluidas son
tratamientos mucho más fuertes que las mezclas concentradas. Por esta razón, los
medicamentos siempre se dan en dosis extremadamente diluidas —tal vez una parte de
ingrediente activo por 200.000 partes de sustancia diluyente—. Los homeópatas arguyen
que su tratamiento es mucho más seguro y está más exento de efectos secundarios que la
medicina convencional, debido a que sus medicinas están mucho más diluidas. Aún no se
pueden explicar los mecanismos involucrados en la homeopatía —probablemente funcione
estimulando el sistema de defensa natural del cuerpo—, pero no obstante, está admitido que
el tratamiento surte efecto y puede usarse también preventivamente. Se ha empleado con
éxito en pacientes con artritis reumática en los hospitales homeopáticos de Glasgow,
Escocia.
La consulta al homeópata
Una importante diferencia entre el tratamiento convencional y la homeopatía la constituye
el hecho de que haya una amplia variedad de medicamentos para tratar cualquier estado,
cada uno de ellos más adecuado a un tipo de persona. Si consulta a un homeópata no sólo le
preguntará los síntomas, sino otros factores aparentemente desconectados, como pueden ser
el tipo de clima que prefiera, o si le gusta más
acostarse pronto o levantarse tarde. Incluso el color del pelo y la personalidad son factores
que determinan las medicinas que le serán más indicadas. De esta forma, el profesional se
formará una idea muy precisa de su constitución fisiológica y psicológica, y elegirá un
medicamento idóneo en consecuencia con todo ello.
Los homeópatas estudian cuatro años antes de obtener las cualificaciones necesarias para
ejercer. Hay profesionales que cursan, además, estudios de medicina convencional y
ofrecen a sus pacientes tratamiento homeopático.
Pruebas de alergia
La forma más efectiva de comprobar una alergia a la comida es ayunar durante cinco días
bebiendo sólo agua de manantial para luego ir incorporando alimentos de uno en uno. Esto
debe hacerse bajo control médico, porque ayunar cinco días puede ser agotador. y las
reacciones alérgicas que se pueden desarrollar tras el ayuno pueden ser más graves que los
síntomas anteriores.
Por lo general, si su estado está relacionado con la dieta, todos los síntomas se habrán
desvanecido al tercero o cuarto día de ayuno. Después del quinto día, el especialista le
aconsejará incorporar ciertos alimentos y bebidas que son la causa más común de síntomas
de alergia, como la leche, productos de trigo, azúcar, café o una determinada fruta o
verdura. Si uno de éstos le provoca de nuevo los síntomas, debe eliminarlo de su dieta.
Cambiar de postura
Suponiendo que su problema de espalda se deba, al menos en parte, a su postura, ¿qué
puede hacer para cambiarla? Puede que logre alterarla durante un minuto o dos si se
concentra, pero es poco probable que este cambio temporal le haga desaparecer el dolor.
Las posturas que se han ido desarrollando a lo largo de los años tienden a fijarse, pero la
tenacidad y la perseverancia pueden cambiar estos patrones musculares. La mala postura a
menudo refleja una depresión soterrada y poco aprecio personal. A veces, el estado de
ánimo que refleja una mala postura es más fuerte que el deseo de transformarla, pero al
menos merece la pena hacer el esfuerzo por cambiar, porque el éxito traerá consigo no sólo
una recompensa física, sino también mental.
Hay dos maneras de acercarse al problema: o empieza por cambiar la actitud mental, tal vez
con la ayuda de las técnicas de meditación (véase pág. 130), con la esperanza de que así
mejore su postura; o intenta mejorar la postura y tal vez esto produzca un cambio
significativo en su actitud mental. El verdadero reto consiste en incorporar esta mejoría a la
vida cotidiana, cuanto no se puede estar todo el tiempo pensando en la postura física y la
actitud mental.
Matthias Alexander desarrolló un programa comprensivo que enseña posturas correctas y
nos educa en cómo movernos sin forzar la espalda. La técnica Alexander se describe con
detalle en la página 131.
POSTURA DE PIE
No hay una única postura ideal puesto que cada uno es de una manera. La postura ideal es
aquella en la que. la espalda sufre menos y en la que la columna se curva de forma natural y
con gracia. La esencia de la buena postura es estar en forma —si tiene los músculos
entonados y flexibles hay muchas probabilidades de que adopte la postura correcta, sobre
todo si puede reforzar esto con un estado mental y emocional relajado.
POSTURA SENTADA
Cuando pasamos muchas horas al día sentados, todos estamos sometiendo la espalda a un
mayor riesgo de estrés. Vea las ilustraciones a la derecha basadas en una gráfica hecha por
un eminente investigador del dolor de espalda, Alf Nachemson, más expresiva que
cualquier explicación.
El estar sentado fuerza más la espalda que el estar de pie o el caminar, y en cuanto nos
inclinamos hacia delante más de unos grados, la presión aumenta dramáticamente. Si ha de
permanecer sentado mucho rato, una silla cómoda y de buen diseño puede reducir el riesgo
de dolor de espalda, de cuello o de cabeza.
Respaldo
El respaldo es recto pero ligeramente curvado para apoyar el arco natural de la
espalda lumbar y debe ser lo suficientemente ancho y alto para sujetar el ancho
total de los hombros.
Altura de la silla
La altura debe ser tal que permita que los pies descansen firmemente en el suelo,
con los muslos horizontales y la parte baja de las piernas perpendiculares.
LA SILLA BALANS
Originariamente diseñada en Dinamarca, la silla Balans está teniendo mucho
éxito, tanto en las oficinas como en el hogar. Ayuda a que sea consciente de la
postura de la columna en todo momento. En esta silla aunque resulte igual de fácil
que en cualquier otra encurvarse y redondear la zona lumbar, seguramente estará
más pendiente de que suceda esto. Evidentemente no es una silla cómoda para
quienes tienen problemas de rodillas y aunque no los tenga, es una silla que
requiere tiempo para acostumbrarse a ella. Quienes han perseverado, tienden a
ser entusiastas partidarios de ella.
EL CONDUCIR
Si tiene la espalda mal, el conducir puede resultar penosísimo salvo que el asiento del coche
sea muy bueno y los mandos estén a una distancia correcta. Factores importantes a tener en
cuenta son: clara visibilidad (evidentemente la seguridad es lo primero); que los mandos
estén a una distancia cómoda, que lleve los brazos y piernas relajados y que el cuerpo
quede debidamente sujeto. Cuando conduzca, habitúese a relajar los músculos del cuello y
de los hombros. Intente percatarse de las ocasiones en las que se agarra el volante con
fuerza o tiene que estirar los brazos para llegar a él. Observe si lleva los hombros pegados a
las orejas; si es así, impóngase un ritmo respiratorio relajado y acompasado, y con cada
inhalación vaya relajando los músculos tensos y bajando los hombros. Intente devolver la
cabeza y el cuello a una postura más relajada y use el apoyaca-bezas.
Los pedales
Los pedales no deben estar demasiado separados del suelo y deben estar justo enfrente del
asiento y no desplazados hacia un lado. El embrague no debe ser demasiado duro. Los
fabricantes de coches a menudo suponen erróneamente que todo coche grande ha de ser
conducido por un hombre. Si es usted una mujer menuda o de estatura media, tal vez los
pedales estén demasiado separados o con un ángulo incorrecto respecto a sus pies; el
esfuerzo de usarlos, sobre todo en el tráfico urbano pesado, puede producir dolor de
espalda. Si lo ha notado en su coche, merecerá la pena ver qué posibilidades hay de cambiar
los pedales.
E1 respaldo
El respaldo del asiento del conductor debe proporcionar un buen apoyo a la espalda lumbar,
tanto a lo largo como a lo ancho. Hay coches hoy en día que tienen una barra lumbar
adaptable que se puede colocar a su conveniencia. Por otra parte, se pueden comprar
almohadones para la zona lumbar que se aten al respaldo. Es importante que el respaldo se
pueda mover: el ángulo óptimo es entre cinco y diez grados hacia atrás de la vertical.
También se debe poder adaptar la altura del asiento si bien no tanto como para que afecte a
la visibilidad y al control del coche.
El apoyacabezas
La cabeza debe poder descansar cómodamente en él, relajando los músculos del cuello y de
los hombros al tiempo que mira directamente hacia el frente. El apoyacabezas debe ser
ligeramente almohadillado y adaptable hacia arriba y hacia abajo, hacia atrás y hacia
adelante.
Problemas especiales
Para algunas personas, como los pilotos aéreos, cuyo trabajo supone permanecer muchas
horas sentados, los respaldos moldeados pueden evitar el dolor de espalda. Hechos a
medida de cada individuo, estos respaldos son de resina de fibra de cristal cubiertos por una
tela almohadillada, muy ligeros y transportables. Las Fuerzas Armadas británicas han
reducido con éxito el dolor de espalda de la tripulación proporcionándole este tipo de apoyo
individual a la medida.
LA POSTURA TUMBADA
Muchas personas que padecen dolor de espalda comprueban que están más cómodos
tumbados, aunque, una vez más, no hay reglas fijas. Si nota que le va entrando el dolor
típico y sabe que se le calmará echándose cinco o diez minutos, hágalo. Al tumbarse libera
la espalda de gran parte del peso del cuerpo y esto reducirá la compresión de una hernia
discal, por ejemplo. Sin embargo, no es indispensable que se tumbe totalmente plano:
experimente con algunas de las posturas indicadas en el capítulo 5 (véase pág. 69) hasta
encontrar la que le resulte más relajante.
Si la espalda le duele más por la mañana, puede que se pregunte si acaso debiera cambiar la
cama. Si es el único momento en que le duele, puede que verdaderamente haya alguna
relación, pero con frecuencia el dolor y la rigidez son sólo el resultado de varias horas de
inactividad y no producirá grandes diferencias el cambiar de superficie. Sin embargo, si
este dolor al despertar se ha iniciado con la compra de un colchón nuevo puede no ser una
simple coincidencia.
Las llamadas camas ortopédicas, hechas en serie, no se pueden hacer de verdad a la medida
del individuo sobre la base de los pocos detalles que se toman. Cualquier buen colchón de
muelles que le soporte debería ser suficiente, y puede ahorrarle dinero. Se debe dormir en
una cama al menos 15 cm más larga que la persona, para permitir la libertad de
movimiento. En última instancia, la cama es algo muy personal: hay personas que prefieren
superficies muy duras, mientras que otras sólo pueden descansar si es muy blanda. Elija la
que le resulte más cómoda; nadie mejor que uno mismo sabe si le está dañando la espalda.
E1 colchón
Si el colchón es demasiado blando no sujetará suficientemente el cuerpo, de forma que,
mientras duerma, los ligamentos y las articulaciones estarán forzadas y le dolerán. Un buen
colchón debe ser firme y amoldarse al cuerpo. No es preciso que sea excesivamente duro,
pero sí lo suficiente para que el cuerpo no esté vencido.
El somier
Un somier sin muelles o que los tenga flojos o se hunda puede dañarle la espalda. Si el
somier se hunde, pruebe a poner una plancha debajo del colchón para endurecerlo un poco.
No es preciso que vaya de los pies a la cabeza, pero debe cubrir el ancho total de la cama
hasta por lo menos el punto donde descansan los glúteos.
ADAPTAR EL ENTORNO
Si padece dolor de espalda, parece sensato analizar su actividad tanto en casa como en el
trabajo. Cuando repase los trabajos que hace en casa, hágase las siguientes preguntas:
• ¿Se puede reducir el esfuerzo, por ejemplo, pidiendo ayuda?
• ¿Habrá de mantener una extraña postura erguida durante algún tiempo?
• ¿Entraña la labor trabajos repetitivos como el inclinarse o torsionarse? Si es así estará
corriendo bastante peligro y deberá trabajar sólo durante períodos cortos, con intervalos de
descanso de cuando en cuando.
• ¿Es muy cansada la labor? De ser así tendrá más posibilidades de esguinces o lesiones.
• ¿Sabe cómo se levantan y manipulan pesos adecuadamente?
• ¿Incluye su trabajo un constante estrés postural, como por ejemplo, empapelar, colgar
cortinas o pintar el techo?
• ¿Hay estrés repetitivo, como, por ejemplo, el bamboleo al conducir vehículos pesados por
un firme accidentado?
Basándose en las respuestas a estas preguntas podrá decidir si no sería más sensato no ir a
trabajar o aplazar la labor hasta que se encuentre mejor. Si decide que puede trabajar,
planéelo siguiendo los puntos expuestos a continuación. Sobre todo, concéntrese en el
trabajo. Si está pensando en otras cosas o si realiza el trabajo bajo presión, es probable que
se distraiga y esto aumente el riesgo de lesiones de espalda. El sentirse irritado o frustrado
en el trabajo también distrae y la tensión añadida aumentará las probabilidades de lesión.
• Antes de comenzar el trabajo imagínese los posibles escollos: por ejemplo, ¿es desigual
el suelo? ¿Hay riesgo de escurrirse y caerse? De ser así, limpie el suelo o trace una ruta más
segura.
• Vístase adecuadamente: si lleva ropa buena tenderá a sujetar los objetos a distancia, lo
cual protege la ropa pero somete la espalda a mayor tensión.
• Cerciórese de poderse poner en pie bien, de que haya espacio suficiente y de que no tenga
que estar inclinado.
• Asegúrese de que coge el objeto fuertemente antes de levantarlo; si es necesario utilice
cuerdas o un tirador.
• Mantenga la espalda recta siempre que levante algo.
• Mantenga el peso junto al cuerpo y meta la pelvis para minimizar el esfuerzo de la
columna.
• Para mover objetos de peso, no tire de ellos, empújelos con los brazos.
• Compre cuantas herramientas Je vayan a simplificar el trabajo.
• Evite todo esfuerzo innecesario: coloque los objetos sobre una superficie de trabajo
adecuada de forma que no tenga que inclinarse; para transportar cosas, use un carrito o
aquello que le pueda ahorrar esfuerzo. Si el objeto se puede levantar con una sola mano, use
la otra para apoyo y estabilidad.
• Divida la carga en otras más pequeñas. Si no puede, no intente moverla.
• Utilice otras partes del cuerpo para soportar el peso, tales como los hombros, la pelvis o
los muslos.
• Si no es necesario dejar el objeto suavemente, déjelo caer.
Las técnicas de levantamiento y manipulación son importantes sobre todo para el trabajador
de la industria pesada. Este adiestramiento ha reducido enormemente la incidencia del dolor
de espalda en determinadas áreas. No obstante, todos llevamos y levantamos muchas cosas
a lo largo del día y tanto si está haciendo las tareas domésticas, como la compra o
arreglando el jardín, es probable que invierta una considerable parte de su horario
levantando y manipulando cosas, y un poco de planificación previa puede ahorrarle mucho
dolor.
Por ejemplo, cuando sale de vacaciones, piense que es más fácil llevar las cosas si el peso
está repartido a ambos lados, de forma que dos maletas pequeñas son preferibles a una
grande, tal vez con una mochila a la espalda. La alternativa la proporcionan los pequeños
carritos para las maletas. El mismo principio se puede aplicar a la compra: divida
equilibradamente la carga en dos más pequeñas o use el carrito de la compra. Meter objetos
pesados en el maletero del coche puede resultar difícil y le puede forzar la espalda, de
modo que intente que le ayuden o limítese a bultos más pequeños y manejables.
TÉCNICAS DE LEVANTAMIENTO
Cuando levante algo, por ligero que sea, debe evitar siempre doblar la espalda.
Debe usted acostumbrarse a cargar siempre el peso sobre los fuertes músculos
de las piernas y no hacerlo sobre los de la espalda.
PLANIFICAR LA CASA
Mucho del trabajo que supone el llevar la casa fuerza enormemente la espalda, pero los
problemas se pueden reducir con una cuidadosa planificación.
Siempre que sea posible, adapte el entorno para reducir el esfuerzo de la espalda.
La cocina
Puesto que gran parte de las labores domésticas se centran en la cocina, compensa tener un
diseño de habitación ergonómica. Las encimeras de las cocinas tienden a tener la misma
altura, de modo que tal vez sea necesario hacer algún reajuste. Para la mayoría de las
labores, la encimera deberá quedar algo más baja que los codos, a excepción de la pila, que
debe estar a la altura del codo. Si comparte el trabajo con alguien, se puede pensar en tener
dos encimeras. Si fuera preciso, se pueden levantar los módulos sobre una plataforma.
Si la pila es tan baja que se tiene que inclinar, ponga un barreño sobre otro boca abajo y
conseguirá así la altura necesaria. Cuando friegue o esté haciendo algo en la encimera,
descanse un pie sobre un taburete. Guarde los objetos pesados, como las ollas grandes, a la
altura de la encimera y póngalos muy a mano de forma que no haya que inclinarse y
agacharse para sacarlos.
E1 baño
Al igual que la cocina, el baño es un lugar en el que un poco de planificación puede evitar
mucho dolor de espalda. Al levantarse por la mañana, la espalda es bastante vulnerable.
Simplemente inclinarse hacia delante estando de pie para afeitarse con los brazos un poco
alzados puede iniciar el esfuerzo de la espalda, anunciando el principio
De un mal día. Para evitar esto, coloque el espejo a un lado del lavabo de forma que se
pueda acercar a él o use un espejo extensible.
Al lavarse el pelo no se incline hacia el lavabo, arrodíllese junto a la bañera y use la ducha.
Cuando se bañe, sobre todo cuando le duela mucho la espalda, no permanezca mucho
tiempo con la espalda doblada: puede sentirse muy a gusto mientras está en el baño pero
podría tener problemas al salir. Una pequeña barandilla a lo largo de la bañera puede
resultarle útil si tiene dolor de espalda crónico.
TAREAS DOMESTICAS
Las tareas domésticas diarias resultan pesadas para la espalda. Si tiene dolor crónico y no
puede tener a alguien que le ayude, planifique la labor de manera que no tenga muchos
trabajos intensos el mismo día. No intente limpiar toda la casa de una vez: no tiene ningún
sentido ser un mártir. Haga una habitación y descanse. Por lo general, evite las tareas
prolongadas y repetitivas. Procure alternar estas tareas para que al menos haya una
variación en el tipo de esfuerzo y en la tensión que ejercen sobre la espalda.
La colada
Lavar prendas a mano es muy trabajoso. Al igual que con los platos, asegúrese de que la
pila no sea demasiado baja, y si lo es, ponga un barreño encima de otro o encima de la
encimera. Si lava en la pila, quite el tapón, deje que se vaya el agua y escurra toda el agua
que pueda de la ropa antes de sacarla: esto beneficia a la ropa tanto como a la espalda
porque la ropa mojada pesa mucho y el propio peso puede desgarrarla. Al vaciar la
lavadora, ponga el barreño en un taburete y pase la ropa allí. Al tender, procure que la
cuerda esté a una altura razonable, de forma que no tenga que subir constantemente los
brazos. Mantenga la ropa sobre el taburete y tenga las pinzas a mano.
La plancha
Esto puede ser muy fatigoso, sobre todo si la tabla de la plancha no se puede acoplar a una
altura cómoda. La altura ideal es la que no obliga al codo a cerrarse en un ángulo menor de
90 grados, pero no fuerza a la persona que plancha a que haya de inclinarse para hacerlo.
Desgraciadamente la altura estandarizada de las tablas de planchar es de 90 cm de manera
que si es usted una persona alta quizá le sea más útil atornillar a una pared una tabla de la
altura adecuada.
La limpieza
Use escobas y cepillos de mangos largos para minimizar el tener que inclinarse. Apóyese
en ellas a fin de emplear el peso del cuerpo entero y no sólo el de los brazos. Para pasar la
aspiradora bajo los muebles, arrodíllese sobre una rodilla y mantenga la espalda recta en
vez de inclinarse desde la cintura. Inclinarse para limpiar la bañera puede dar dolor de
espalda así que use un cepillo de mango largo y arrodíllese junto a ella. Anime a su familia
a que limpien el baño después de usarlo. Arrodíllese para limpiar el suelo. Para las
ventanas, no se estire, use herramientas de mango largo.
EL JARDÍN
Muchas de las labores de jardinería suponen agacharse o inclinarse durante largos períodos,
ambos perjudiciales para la espalda. Otras tareas suponen la carga de pesos, igualmente
peligroso, sobre todo si es éste el único trabajo manual que hace y no tiene los músculos en
condiciones.
Por lo general, se pueden aplicar los consejos básicos acerca de los cuidados de la espalda y
en especial acerca del levantamiento y manipulación de objetos. Trabaje en una postura
recta siempre que pueda, empleando el peso del cuerpo más que los músculos, por ejemplo,
al cavar. No haga demasiado de un tirón y cambie a menudo de labor a fin de evitar el
esfuerzo repetitivo que fatiga músculos y ligamentos.
Herramientas de jardinería
Puede ayudarse mucho teniendo las herramientas adecuadas. Si, por ejemplo, tiene una
cortadora de césped que se pone en marcha tirando de un cordón, asegúrese de que éste es
lo bastante largo y de que el mecanismo no sea demasiado duro. Al cortar el césped,
empuje la cortadora y no tire de ella, pues esto fuerza menos la espalda.
Las carretillas son armas de dos filos: a menudo están mal diseñadas, de manera que el peso
de la carga no recae sobre la rueda como debiera, y además hay una tendencia natural a
sobrecargarlas. ¿Qué mejor receta puede haber para una hernia discal que cargar una
carretilla, empujarla por un terreno blando y torsionarse para evitar que la carga se
tambalee? Si tiene que utilizar la carretilla, cerciórese de que no es demasiado grande y
pesada y de que esté diseñada para llevar el peso sobre la rueda y no cerca de los mangos.
Evite sobrecargarla y úsela sólo para lo indispensable: por ejemplo, es mejor colocar los
recortes de hierba sobre un plástico y luego tirar de él hasta el estercolero.
Cerciórese de que los rastrillos y otras herramientas tienen mangos largos, úselos de
la»forma que ahorren mayor energía y establézcase un ritmo cómodo; no se fuerce durante
demasiado tiempo.
Para actividades en las que haya que agacharse e inclinarse, use desplantadores y horquillas
de mango largo, evite todo lo que sea tirar y emplee rodilleras. Si no puede arrodillarse,
quizá tenga que levantar el jardín o cultivar las plantas en los estantes del invernadero.
CUIDADO DE INVALIDOS
Si cuidar a una criatura supone forzar espalda, atender a una persona mayor o a un inválido
supone correr riesgo. Evite problemas asegurándose que las superficies que utiliza el
invalido están más o menos a la misma altura. Esto le permitirá pasarle de la cama a la silla
sin levantarle y de ahí al retrete. Se pueden obtener plataformas deslizantes con mangos que
facilitan el trabajo.
Use mesas voladizas y eleve la cama sobre una plataforma para no tener que agacharse
cuando haya que levantar al paciente. Se pueden comprar montacargas especiales para
levantar y bajar al paciente, aunque es probable que los suministradores tengan que
enseñarle a manejarlos.
LA ACTIVIDAD SEXUAL
La función sexual se puede, por su puesto, ver limitada durante un fuerte ataque de dolor de
espalda, pero el problema es mucho más serio para el paciente crónico si los movimientos
de la pelvis resultan dolorosos. Hay veces en las que el dolor de espalda sirve de excusa
para evitar la relación sexual, aunque puede ser completamente inconsciente y el que lo
padece suele negarlo.
La mayoría de las parejas con una buena relación amorosa y física encontrará la manera de
sortear las restricciones a su vida sexual. De hecho, los movimientos de empuje de la pelvis
durante el acto sexual pueden ser excelentes ejercicios de movilización cuando se recupera
de un ataque serio. Observe la similitud entre el acto amoroso y los ejercicios de las páginas
157 y 159. Si durante el acto sexual sobreviene un fuerte ataque de dolor, seguramente se
deberá a un esguince o dislocación de las carillas articulares. Debe calmarse con la
inclinación pélvica (véase pág. 157) que reduce la curva lumbar así como el esfuerzo sobre
las carillas articulares.
Posturas cómodas
Si tiene un esguince de las carillas articulares seguramente estará más cómodo de espalda
con su pareja encima. Si ambos tienen la desgracia de padecer problemas de columna, tal
vez sea preferible tumbarse los dos de lado. Si su pareja pesa mucho más y usted prefiere
estar de espalda, puede merecer la pena probar un cambio mientras le duele la espalda. Para
la mujer con dolor de espalda la postura a cuatro patas con penetración por detrás suele ser
la más cómoda, pero no debe arquear demasiado la columna. El hombre con dolor de
espalda estará más cómodo sentado en una silla con la mujer a horcajadas, pues en esta
postura el hombre permanece relativamente pasivo y la mujer puede moverse con mayor
libertad.
Lo importante es insistir en que hay muy pocas enfermedades a las que se deba permitir
interferir totalmente en la intimidad de la pareja. Hay libros útiles sobre la actividad sexual
satisfactoria de personas impedidas parapléjicas. Todos hacen hincapié en la importancia
del tacto, la comunicación, la ternura y la intimidad emocional. A menudo resulta necesario
apartarse de los fines usuales de la satisfacción genital y el orgasmo, ya que pueden resultar
frustrantes. Es este un consejo que con frecuencia dan los sexólogos a parejas físicamente
sanas y normales que tienen dificultades con el sexo. Hay mucho de verdad en la
afirmación generalmente aceptada por sexólogos de que el placer sexual es mental en un 90
por 100 y físico sólo en un 10 por 100.
Bloqueo pélvico
Hay una posible relación entre el sexo, la postura y el dolor de espalda que podría ser una
interesante área de investigación. He observado que ciertas personas que padecen dolor de
espalda tienen una enorme dificultad en aprender a realizar la inclinación pélvica, que es la
base del movimiento sexual. Esta observación levanta la pregunta de ¿cómo se encuentran
de cómodos con su propio impulso sexual? En los círculos psicoterapéuticos esta
incapacidad recibe el nombre de «bloqueo pélvico» y sospecho que, entre ciertas personas,
hay una vinculación entre su identidad sexual y una rigidez en las regiones pélvica y
lumbar, que tal vez les predisponga hacia el dolor de espalda.
LOS DEPORTES
A la mayoría de los deportistas les toca su porción de lesiones de espalda, pero resulta
difícil señalar aquellos deportes que suponen más peligro para la espalda. Sí hay, no
obstante, ciertos movimientos o actividades deportivas que pueden agravar problemas
existentes. Si tiende al dolor de espalda, esté alerta a las señales de aviso como pueden ser
punzadas agudas o dolor intermitente. Cuando perciba estas señales, evite los deportes,
como el golf, el hockey, el squash o el fútbol que suponen giros vigorosos, torcerse,
inclinarse, etc., y doble los ejercicios preventivos (véanse págs. 157 a 162).
Precalentamiento
Antes de empezar el deporte han de hacerse siempre ejercicios de precalentamiento:
pedalear de cinco a diez minutos sobre la bicicleta, jogging durante un tiempo similar o el
jogging «estático»: mantenga los dedos de los pies pegados al suelo y levante los talones
alternativamente, elevando las rodillas sólo unos centímetros, todo lo deprisa que pueda.
Una vez se haya acelerado un poco el ritmo del pulso (notará que el corazón le late más
deprisa) debe practicar ejercicios de estiramiento adecuados al deporte que vaya a hacer
durante otros cinco o diez minutos (véanse págs. 160 a 162). Es importante que los
siguientes músculos estén distendidos antes de empezar la actividad deportiva que vaya a
hacer.
• Para cualquier deporte que entrañe correr —los músculos de la pantorrilla y el tendón de
Aquiles (véanse los ejercicios de la pág. 161).
• Para cualquier deporte —los tendones de la corva y los músculos cuadriceps (los
músculos de la parte delantera y posterior del muslo)—, véanse las págs. 161 y 162.
• Para todos los deportes —los músculos de la espalda—, pero ejercítelos con cuidado y no
los fuerce en demasía (véase pág. 169).
• Todos los deportes de correr —parte interna de los muslos y la ingle. Póngase en pie con
las piernas separadas, gire el pie derecho hacia fuera, doble las rodillas, agáchese
manteniendo recta la pierna izquierda y ambos pies planos en el suelo. Mantenga esta
postura unos segundos y repita lo mismo hacia el otro lado. Altérnela diez veces.
• Deportes de raqueta —músculos del tronco mediante suaves ejercicios de torsión, véase
pág. 160.
• Todos los deportes —los hombros y el cinturón escapular mediante el balanceo de
brazos.
Tras un período de ejercicios vigorosos, debe ir enfriándose poco a poco mediante los
mismos ejercicios que se hicieron antes de empezar. Si sigue estos consejos, disminuirá el
riesgo de esguinces al hacer deporte, y no se sentirá tan rígido después. La columna
también se beneficiará de esta rutina.
14 El ejercicio y el masaje
Ejercitar la espalda es un elemento importante a la hora de recuperarse de un ataque agudo
de dolor de espalda, y puede ayudar a quienes tienen dolor crónico. Algunos dejos
ejercicios de este capítulo se han pensado para ayudar en problemas específicos de espalda,
mientras que otros son para el cuidado general. Los ejercicios de fortalecimiento pueden
evitar que el dolor recurra.
Las instrucciones paso a paso deberían permitirle seguir los ejercicios solo sin necesidad de
que ningún experto se los supervise. Si no está seguro de que los está haciendo bien, pídale
a un profesional, como, por ejemplo, su médico o el fisioterapeuta, que le observe. Utilice
el cuadro a continuación para ayudarle a decidir qué ejercicios se adecuan más a su estado y
empiece por los más suaves. Pare si alguno de ellos le aumenta el dolor.
Una de las mejores formas de ejercicio para el buen estado general y la movilidad es la
natación. El único estilo que puede empeorar el dolor de espalda es la braza, debido a la
tendencia a arquear la espalda para mantener la cabeza fuera del agua. Por lo demás, la
natación es una actividad aeróbica beneficiosa que ejercita la mayoría de los grandes
grupos musculares y estimula la circulación. También flexibiliza las articulaciones sin
riesgos de esguinces, porque el agua soporta el peso y restringe los movimientos excesivos.
La bicicleta es otra forma de mantenerse en forma mientras se recupera de un fuerte ataque
de dolor de espalda. No sacude la espalda como puede ocurrir, con el correr. Es preferible
utilizar una bicicleta que no tenga el manillar bajo porque la posición de carreras es
demasiado flexionada: la forma antigua de manillar más alto fuerza menos la espalda.
La menstruación
Las jóvenes a veces tienen dolores fuertes de espalda al principio de la
menstruación. Por lo general, el ejercicio, como caminar, la bicicleta o la
natación lo suele aliviar; también lo calma el meterse pronto en la cama con una
botella de agua caliente. Las articulaciones doloridas pueden ser fruto de una
retención de líquido, de modo que una dieta sana y reducir el consumo de líquidos
durante la semana anterior al período puede ser útil. La relajación profunda
(véase pág. 171) ayudará a que el dolor disminuya, sobre todo si la practica con
regularidad la semana anterior a la menstruación. Hay algunos
ejercicios suaves que también ayudan; practíquelos la semana antes y durante los
dos primeros días de la menstruación.
• Túmbese de espaldas en el suelo con las rodillas flexionadas y los pies
apoyados en el suelo (véase inclinación pélvica en la pág. 157).
• Arrodíllese a cuatro patas y levante y hunda la espalda. Véase ejercicio de Perro
y Gato en pág. 159.
• Túmbese boca abajo sobre un taburete bajo y haga como si estuviera nadando a
braza.
Embarazo
Muchas mujeres padecen dolor de espalda durante el embarazo, sobre todo en los
tres últimos meses. A menudo es producto de mala postura (véase pág. 137) y
ligamentos laxos (véase pág. 47). Si está embarazada debe prestar mucha
atención a la postura, en especial al ángulo en que mantiene la pelvis. La
inclinación pélvica (véase pág. 157) hecha tanto de pie como tumbada, le ayudará
a evitar la postura laxa de la espalda y el ejercicio de extensión de pie (véase
pág. 159) tal vez le calme el dolor. Puesto que los ligamentos se irán
ablandando a lo largo del embarazo, como preparación para el nacimiento
de su hijo, cuide de cómo levanta y acarrea pesos durante este período, y evite,
durante los primeros meses después del parto, los esguinces de ligamentos y
la mala alineación de las articulaciones (véanse págs. 44 a 47). El capítulo 13
aconseja sobre las técnicas correctas de levantar y acarrear pesos. Tal vez alguna
de las siguientes posturas le alivien el dolor durante el embarazo:
• Siéntese con las piernas cruzadas.
• Túmbese de espaldas en el suelo con las piernas rectas y algo separadas
apoyadas en una pared.
• Siéntese en el suelo con las piernas estiradas y algo separadas.
• Siéntese en cuclillas.
• Póngase de pie a unos 90 cm de la pared y con las piernas separadas. Coloque
las manos en la pared a la altura de la cintura, la espalda horizontal y las
piernas rectas.
EXTENSIÓN PASIVA
Es un ejercicio muy bueno para muchos dolores de espalda fruto de permanecer
sentado mucho tiempo. Hágalo sólo si se puede poner boca abajo sin que
aumente el dolor. Si doblarse hacia atrás o volver a la posición erguida le resulta
difícil porque ya está enganchado en una postura encorvada, bájese lentamente
hasta estar tumbado boca abajo y relájese unos minutos en esta posición antes de
iniciar el ejercicio. Al principio haga el ejercicio dos o tres veces: si el dolor
aumenta al hacerlo o al poco rato o si parece que se extiende desde la espalda en
lugar de converger hacia ella, no es éste su tipo de ejercicio. Si tiene ciática que
empeora con él, tampoco lo haga.
1 Túmbese boca abajo con las palmas de las manos en el suelo a la altura de los
hombros.
2 Empuje hacia arriba con los brazos rectos y sin levantar las caderas del suelo.
Alce la cabeza y suba los hombros cuanto pueda y deje que la espalda se hunda.
3 Espire y lentamente baje el tronco, empleando sólo los músculos del brazo.
Repítalo hasta 10 veces dejando que la espalda se arquee progresivamente más
con cada repetición.
DESLIZAMIENTO LATERAL
Este ejercicio lo desarrolló el fisioterapeuta Robín Mackenzie para ayudar a
personas con lumbago agudo que tienen la pelvis inclinada hacia un lado, a
menudo producto de una hernia discal o un esguince de las carillas articulares. Si
con él aumenta el dolor de espalda o de las piernas, deje de hacerlo
inmediatamente y consulte al terapeuta.
Observe en un espejo cuál de las caderas es más prominente. Si es la derecha, la
parte baja de la columna se inclina hacia la izquierda, y este ejercicio le debería
ayudar a empujar la pelvis hacia la izquierda y deslizar el tronco hacia la derecha
como muestra la foto. Si la cadera izquierda es la más prominente, haga el
ejercicio del otro lado.
1 Póngase en pie con las piernas separadas, las rodillas rectas y las manos a los
lados.
2 Deslice lentamente la cadera hacia la izquierda al tiempo que mueve los
hombros hacia la derecha (manténgalos horizontales). Puede resultar doloroso y
producir punzadas y los músculos se tensan al resistir. Mantenga la respiración
relajada y rítmica y aguante la postura.
3 Relájese y enderécese y no deje que la cadera se vaya de nuevo a la derecha.
Repítalo 10 veces hasta que pueda volver a la postura neutral sin que haya
inclinación.
4 Haga a continuación una serie de ejercicios de extensión de pie (véase página
siguiente).
EXTENSIÓN DE PIE
Arquea suavemente la espalda baja y debe realizarse cada par de horas a lo largo
del día. Si aumenta el dolor al hacerlo es señal de que lo inició demasiado pronto
después del ataque agudo. En su lugar, haga el ejercicio de extensión pasiva,
pues fuerza menos la espalda.
1 Póngase en pie con los pies al frente y separados. Coloque las manos en el
hueco de la espalda y respire profundamente.
2 Exhale lentamente mientras dobla la espalda hacia detrás, sujetándola con las
manos, de forma que quede arqueada. Repítalo 10 veces.
EJERCICIOS DE MOVILIZACIÓN
Son útiles para mejorar y mantener la movilidad, esencial para la espalda plana. Son
beneficiosos para la mayoría le los procesos con la recomendación acostumbrada de que
deje de hacerlos en cuanto aumente el dolor. El ejercicio de sacar los riñones y meterlos»
descrito a continuación y los de inclinación y torsión estiran los músculos suavemente y
evitan que se pongan rígidas las articulaciones de la columna.
EXTENSIÓN PASIVA
El valor del ejercicio reside en dejar que la cabeza proporcione tracción al cuello.
No lo haga si es de edad mediana o mayor y es propenso al mareo cuando tuerce
la cabeza o mira hacia arriba.
1 Túmbese de espalda en una colchoneta o cama firme con los hombros al borde
y la cabeza por fuera descansando sobre las manos.
2 Sin soltar la cabeza, exhale y deje caer lentamente la cabeza hacia atrás.
Relaje bien los músculos del cuello y descanse la cabeza en las manos.
3 Si puede dejar que la cabeza le cuelgue del todo, tendrá el cuello
completamente extendido y podrá retirar las manos, pero no las quite si no está
del todo hacia atrás. Mantenga la postura un minuto inicialmente, pero tras
algunos intentos a lo largo del día deberá poder aguantar varios minutos.
4 Para levantarse, ponga las manos debajo de la cabeza y levántela suavemente
hasta que la columna esté recta. Túmbese boca abajo para ponerse de pie.
1 Mire al frente y retraiga la barbilla para poner el cuello recto. Piense que le
tiran hacia arriba desde la coronilla y procure aumentar lo más posible la
distancia entre los hombros y las orejas.
2 Alce los hombros y bájelos lentamente mientras exhala. Siga hasta que
note los hombros relajados, manteniendo el cuello recto y la barbilla metida.
ESTIRAMIENTO DE CUELLO
El ejercicio emplea el peso de la cabeza, paca estirar los músculos del cuello
y reducir la tensión en el cuello y en los hombros. Las instrucciones
empiezan por estirarse hacia la izquierda; inviértalas si quiere empezar por el
lado derecho.
1 Siéntese en una silla recta y coja el asiento con la mano izquierda.
2 Mantenga recto el brazo izquierdo y sin levantar el hombro izquierdo
incline el cuello y la cabeza cuanto pueda hacia el lado derecho. Sienta que
se estira. Manténgalo al menos siete segundos y vuelva a la posición inicial.
Repítalo varias veces a cada lado, aguantando el estiramiento cuanto le sea
posible.
ESPONDILITIS ANQUILOSANTE
Este cuadro inflamatorio de la columna puede también afectar a otras articulaciones. A
medida que avanza la enfermedad, la columna se va doblando más y más hacia delante y
limitando sus movimientos, en especial el incurvarse hacia atrás. También se van poniendo
rígidas las articulaciones donde las costillas se unen a las vértebras, dificultaron la
expansión torácica y la respiración, y también se van anquilosando las caderas. Los
ejercicios a continuación tienen como objetivo evitar este proceso de rigidez gradual.
Hágalos a diario aunque no forzosamente en el orden que siguen.
INCLINACIÓN DE CUELLO
Al fomentar la postura correcta del cuello, este ejercicio ayuda a prevenir el
incurvamiento. Póngase contra una pared, empújela con la cabeza mientras
cuenta cinco y relájese. Repita el ejercicio 10 veces.
GIROS DE PIE
Póngase en pie con los pies separados y las manos en las caderas. Gire desde la
cintura para mirar hacia atrás, gire al otro lado; siga hasta haber girado cinco
veces a cada lado.
RESPIRACIÓN PROFUNDA
1 Túmbese de espaldas con las rodillas dobladas y los pies apoyados en el suelo.
Coloque las manos a los lados de las costillas. Inspire profundamente por la nariz
y espire por la boca, empujando las costillas contra las manos al inspirar. Repita
10 veces.
2 Ponga las manos en el pecho. Inspire profundamente por la nariz y espire
cuanto pueda por la boca. Empuje las costillas contras las manos al inspirar.
Respire profundamente diez veces al menos.
EJERCICIOS ABDOMINALES
Una buena forma de Fortalecer los músculos abdominales es mediante la inclinación
pélvica descrita en la página 157. Se puede hacer de pie, pero la postura tumbada resulta
más fácil para los principiantes.
Los siguientes ejercicios son una forma útil de complementar la inclinación pélvica y
fortalecer algunos grupos de músculos abdominales. Los dos siguientes son ejercicios
isométricos en los que hay una concentración máxima de fuerza muscular pero un mínimo
cambio de longitud (iso = igual: meter= longitud), de forma que algunos músculos se
mantienen rígidos al tiempo que apenas se mueve esa parte del cuerpo. El abdominar total
es una manera del tonificar estos músculos.
ABDOMINAL OBLICUO
Otro ejercicio isométrico, éste es particularmente bueno si es aficionado a los
deportes, como el golf, que requieren movimientos giratorios del tronco y es, en
general, bueno para todos los estados dorsales, ya que tonifica los músculos
abdominales. También va bien para eliminar grasas de los lados del abdomen y
mejorar la cintura.
1 Túmbese con las piernas dobladas y la parte lumbar pegada al suelo como para
el ejercicio de inclinación pélvica básico
2 Levante la rodilla izquierda en ángulo recto y descanse sobre ella la mano
derecha con el brazo estirado. Mantenga la espalda lumbar pegada al suelo.
3 Empuje cuanto pueda con el brazo y haga resistencia con la rodilla. Mantenga
esta tensión al menos siete segundos y relájese lentamente, bajando las piernas al
suelo. Repita alternando el brazo y la pierna. Haga el ejercicio un total de 10 veces
a cada lado.
ABDOMINAL COMPLETO
Esta es otra manera de fortalecer los abdominales. Hágalo si quiere mantenerse
en buena forma y para prevenir dolor de espalda recurrente pero no lo haga
mientras padece un ataque de dolor de espalda por si resulta demasiado fuerte.
Inicie siempre este ejercicio con las piernas dobladas para evitar forzar
excesivamente la región lumbar. Si tiende a las hernias discales tenga cuidado
con este ejercicio; pare al momento que sienta el mínimo dolor o pida de
antemano consejo al terapeuta.
1 Túmbese con la espalda pegada al suelo y las rodillas dobladas.
2 Meta la barbilla hacia el pecho y vayase levantando con los brazos estirados
intentando llegar a los dedos de los pies. Lentamente estire las piernas.
3 Descanse; inspire y espire y vuelva a la postura inicial en orden inverso; doble
las rodillas, mantenga la barbilla metida y el abdomen prieto y la zona lumbar
redondeada. Vaya bajando lentamente empezando por la parte baja de la espalda
y controlando todo el tiempo el movimiento; no se deje caer de golpe.
4 Descanse antes de reanudar el ejercicio. Repítalo 10 veces por sesión
inicialmente. Para mejor forma, haga tandas de diez, dos o tres veces por sesión.
EJERCICIOS DE PIERNAS
Para levantarse e inclinarse es importante tener unos músculos fuertes en los muslos. Salvo
que tenga problemas cíe rodillas debe ponerse en cuclillas manteniendo la espalda recta
cuando quiera coger algo del suelo. Levantarse de esta postura requiere unos músculos
inertes en los muslos y hay muchas personas que no pueden levantarse ni tan siquiera una
vez, mucho menos varias veces al día. De nada sirve coger algo del suelo doblando las
rodillas y manteniendo la espalda recta si luego no se va a poder poner en pie.
Cuando pruebe por primera vez este ejercicio de fortalecimiento de piernas (véase
Cuclillas, a continuación) cerciórese de tener a mano una silla o una mesa a la que cogerse
si pierde el equilibrio. Tras algo de práctica no lo necesitará.
CUCLILLAS
Tal vez sólo pueda hacer un par de veces o tres el levantamiento al principio, pero
no se preocupe: si repite el ejercicio dos o tres veces al día verá que al poco
tiempo irá aumentando la fortaleza hasta llegar a 10 e incluso 20 repeticiones con
poco esfuerzo.
1 Póngase en pie con los pies separados y meta la pelvis como para la
inclinación pélvica de pie (véase pág. 157).
2 Doble lentamente las rodillas sujetándose si es preciso a algún mueble, hasta
que esté en cuclillas. Si tiene artrosis en las rodillas baje cuanto le den de sí las
rodillas.
3 Mantenga la columna recta desde el cuello O hasta la base y levántese
lentamente manteniendo el equilibrio y el control. Repita el ejercicio 10 veces la
primera sesión.
EJERCICIOS DE ESPALDA
Contrariamente a la creencia generalizada, hay muy pocas personas con los músculos de la
espalda débiles y es mucho más común el que una espalda débil obedezca a algún tipo de
defecto en una articulación de la columna. Por lo general, son sólo los trabajadores
manuales, cuyo trabajo supone levantar mucho peso a diario quienes puedan necesitar
ejercicios para reforzar los músculos de la espalda tras una lesión o una operación.
Durante muchos años se han prescrito ciertos ejercicios como medio de fortalecer los
músculos de la espalda pero tienden a elevar la presión en los discos y carillas articulares de
la zona lumbar y a menudo empeoran el estado.
ELEVACIÓN HORIZONTAL
Si se decide a intentar este ejercicio, no eleve las piernas o los hombros por
encima de la horizontal, puesto que ello aumentaría la tensión en las carillas
articulares.
1 Túmbese boca abajo encima de un taburete con el abdomen y la pelvis
apoyados. Asegúrese de que está bien equilibrado de forma que el peso esté bien
distribuido a ambos lados.
2 Levante la cabeza, las piernas y los hombros hasta que el cuerpo esté
horizontal. No pase de este punto. Repita 10 veces en una sesión.
3 Si esto le resulta demasiado difícil pídale a alguien que le sujete los pies o los
hombros de forma que sólo levante medio cuerpo cada vez.
EJERCICIOS DE CUELLO
Los tres ejercicios isométricos a continuación son maneras sencillas de fortalecer los
músculos del cuello utilizando las manos para evitar que la cabeza se mueva. Fortalecer los
músculos de la parte delantera del cuello es más molesto y normalmente no se requiere,
puesto que éstos no suelen estar debilitados. Estos no son ejercicios de relajación y no debe
hacerlos si tiene los músculos muy tensos, puesto que aumentarían la tensión. Los tres se
pueden hacer de pie o sentado.
ROTACIÓN
Ponga la mano derecha sobre la sien derecha y la izquierda en la parte posterior
izquierda de la cabeza. Intente girar la cabeza hacia la derecha, resistiendo con
ambas manos. Manténgase así seis segundos. Repita diez veces y haga el
ejercicio otras 10 del otro lado.
RELAJACIÓN SENCILLA
La tensión muscular puede ser la respuesta a una situación de preocupación o irritación o al
dolor o al estrés postural. Sea cual sea la razón de la tensión, puede ser una importante
causa del dolor de cuello y de espalda, que se puede evitar aprendiendo a reconocer las
señales de peligro y a relajarse antes de que sea demasiado tarde.
Está claro que para hacer cualquier movimiento se precisa cierta tensión muscular, pero si
practica la relajación pronto se dará cuenta de la tensión innecesaria en el cuerpo y podrá
eliminarla. Pronto sabrá cuándo encorva los hombros al conducir o cuándo
coge con demasiada fuerza el auricular al hablar por teléfono. Observará que está sentado
en postura tensa durante una reunión o mientras da de comer al bebé. Por muchas
exigencias que ejerza la vida sobre usted, se puede aprender a reducir el factor del estrés.
Los sencillos ejercicios a continuación se basan en el principio de que si se aprieta un grupo
de músculos, el grupo opuesto se relaja. Si guarda para ellos un poco de tiempo al día,
aprenderá a soltar tensión y a relajarse del todo, aunque esté demasiado ocupado para hacer
otros ejercicios más enérgicos.
COMO RELAJARSE
Quítese los zapatos y aflójese las prendas que le aprieten. Escuche una música
tranquilizante mientras hace la relajación. Túmbese de espaldas en el suelo o
sobre una cama dura con una almohada debajo de la cabeza, los brazos a los
lados o descansando sobre el estómago y las piernas sin cruzar. Si le duele la
espalda o la nota tensa, póngase una almohada debajo de las rodillas. Si le duele
mucho la espalda o está muy avanzada en el embarazo quizá esté mejor de lado
con el brazo inferior debajo del cuerpo, la rodilla de encima doblada hacia delante
descansando sobre una almohada y la pierna de debajo estirada. Si no se quiere
tumbar, relájese en una butaca pero asegúrese de que apoya los brazos y la
cabeza y de que no tiene las piernas cruzadas.
1 Empiece por intentar bajar los hombros hasta los pies y alargue el espacio
entre los hombros y las orejas. Pare y sienta la nueva postura —debería resultarle
fácil y cómoda.
2 Saque los codos hacia afuera. Pare cuando sienta cómodos los brazos y registre
esta postura.
3 Alargue los dedos —ábralos y estírelos. Pare y deje que descansen.
4 Apriete los glúteos y gire las piernas de forma que los pies miren hacia fuera.
Sienta que las piernas le pesan.
5 Mueva las rodillas si quiere. Pare. Sienta de nuevo que las piernas le pesan.
6 Aleje lentamente los pies de usted. Pare y deje que los pies descansen flojos.
7 Apriete el cuerpo contra el respaldo de la silla si está sentado. Pare y húndase
en ella disfrutando de esta sensación.
8 Apriete el cuerpo contra el respaldo de la silla. Pare. Deje caer sobre la
almohada todo el peso del cuerpo.
9 Cierre los ojos suavemente. Sienta que le pesan los párpados. Abra la boca a fin
de no estar con los dientes apretados. Ciérrela despacio. Empuje con la lengua los
dientes inferiores y deje luego que descanse en el centro de la boca. Alise la
frente.
10 Observe la respiración. Seguramente ahora que está relajado será más lenta.
Llene bien los pulmones al inspirar y espire lentamente. Continúe respirando
cómodamente mientras descansa de diez a quince minutos o el tiempo que pueda.
DAR UN MASAJE
La habitación tiene que estar caldeada y la superficie en la que se tumbe debe ser cómoda.
La mayoría de las camas son demasiado blandas, de modo que suele ser mejor darlo en el
suelo tumbado boca abajo sobre una manta o toalla.
Asegúrese de que tiene las manos calientes y póngase un poco de aceite en las palmas. Pare
y reanude suavemente. Dé el masaje con ritmo y firmeza, sobre todo en las áreas tensas.
MASAJE DE ESPALDA
Las instrucciones a continuación son para un masaje completo de espalda. Si la
persona a quien le da el masaje padece de músculos doloridos sólo en una zona
de la espalda, céntrese en esa área. Salvo que se especifique de otro modo,
trabaje de arriba a abajo. Empiece por los hombros y vaya bajando hacia la mitad
de la espalda, o empiece ahí y trabaje hacia los glúteos.
1 Empiece con movimientos largos y suaves que bajen desde el cuello hasta los
glúteos y ligeramente hacia los costados.
2 Trabaje los músculos de los hombros, aumentando gradualmente la presión.
Trabaje el cuello hasta la base del cráneo.
3 A continuación masajee el área de los omóplatos y los músculos centrales de la
columna con movimientos pequeños y circulares alternados con otros más largos.
4 Presione con los pulgares las bandas de músculos que bajan por la columna,
empezando en el cuello. Cuando llegue a la mitad de la columna deslice las
manos de nuevo hasta el cuello y baje otra vez. Continúe presionando con los
dedos las mismas bandas de músculos.
5 Presione con la palma de la mano los hombros y toda la espalda hasta los
glúteos.
6 Trabaje los músculos grandes de la zona lumbar y los glúteos.
7 Presione con los pulgares las bandas de músculos junto a la columna desde la
parte central hasta los glúteos.
8 Trabaje con movimientos circulares a ambos lados de la columna.
9 Aplique la presión de las manos desde la parte central de la columna, y,
utilizando los dedos índice y corazón de cada mano, apriete las bandas
musculares a ambos lados de la columna con movimientos cortos y solapados. Dé
unas cuantas palmadas firmes y termine con unos movimientos largos y
tranquilizantes.
TÉCNICAS BÁSICAS
Hay varios movimientos, adecuados a las distintas fases del masaje, o a las
distintas partes del cuerpo. Estos son algunos de los más útiles para el masaje de
espalda; el que lo recibe le dirá cuáles son los que más relajan.
Movimientos largos
Una buena manera de iniciar el masaje es con movimientos suaves y amplios que
cubran una extensa zona. Extienden el aceite y preparan al que lo recibe para
movimientos más fuertes. Use la palma de la mano extendida y haga movimientos
grandes y circulares. Empiece con poca presión y vaya aumentándola poco a
poco.
Amasamiento
Apriete y trabaje suavemente la carne entre los dedos y el pulgar como si
amasara. Esto relaja los músculos y debe emplearse en áreas carnosas, como los
hombros, zona lumbar y glúteos.
Movimientos circulares
Apriete con firmeza empleando movimientos circulares. En las zonas pequeñas y
tensas, use sólo las puntas de los dedos o los pulgares. En zonas más grandes o
carnosas use el talón de la mano y trabaje con círculos más grandes.
ACUPRESION
Es un método de masaje empleado para estimular puntos específicos de
acupuntura. Se basa en el mismo principio de estimulación de puntos y meridianos
que la acupuntura (véase capítulo 11). La diferencia radica en que estos puntos se
estimulan por presión más que con agujas de modo que puede hacerlo usted
mismo. Hay otros puntos principales para calmar el dolor de espalda y la ciática.
Coloque la punta de un dedo en el punto indicado abajo. Apriete fuerte y vibre el
dedo con rapidez pero levemente durante unos minutos o hasta que el dolor
disminuya.
Dolor lumbar
Dolor en el centro de la espalda o zona lumbar, en especial dolor postural
provocado por estancias prolongadas sentado o llevar tiempo de pie, se puede
calmar presionando este punto.
Coloque el dedo índice izquierdo entre los nudillos del dedo anular y el meñique
de la mano derecha. Deslice el dedo hacia la muñeca. Notará un pequeño
hundimiento entre los huesos que van a los nudillos. El punto de acupresión está
justo en el punto de unión de los huesos, a unas dos terceras partes entre los
nudillos y la muñeca.
Lumbago agudo
Para calmar el dolor lumbar agudo que limita el movimiento apriete en el centro de
la parte posterior de la rodilla en ambas piernas.
Ciática
El punto para calmar la ciática se encuentra justo detrás de la articulación ósea de
la cadera.
Túmbese sobre el lado indoloro con la pierna afectada medio doblada. Pídale a
alguien que coloque el dedo índice sobre la protuberancia ósea de la pelvis al
tiempo que mantiene el pulgar en ángulo recto con el resto de la mano. La punta
del pulgar quedará justo sobre el punto de acupresión.
Tipos de dolor
Son pistas importantes la naturaleza e intensidad del dolor. Al consultar al médico, la
elección de palabras le ayudará en su diagnóstico (véase pág. 75). Su descripción también
ayudará; es muy probable que en las palabras que emplee influya la percepción que usted
mismo tiene acerca del dolor. Si constantemente piensa en su dolor como insoportable, ello
hará más intenso el dolor. Esto sólo es aplicable si tiende a utilizar estos términos a la ligera
y no implica que el dolor no sea en ocasiones insoportable.
Impulsos neurales
La puerta se abre cuando empujan unos nervios conocidos como fibras en «S» (pequeñas
fibras), que envían los mensajes de dolor desde el lugar de la lesión o inflamación. Las
fibras más largas (fibras «L») se ven estimuladas por el masaje, friegas aromáticas y otras
terapias, y ayudan a cerrar la puerta, reduciendo así la intensidad del mensaje de dolor.
Cuando la puerta se abre —lo que sucede si los impulsos de las fibras cortas arrollan u los
de las fibras largas— se dispara una célula conocida como la célula T y los mensajes de
dolor llegan al cerebro a través del sistema nervioso. Pero esto no implica necesariamente
que se sienta dolor. El impulso nervioso pasa por el tronco del encéfalo en el cuello, hasta
el centro del cerebro y de ahí a la corteza externa del cerebro, donde finalmente se traduce
en una percepción consciente del dolor. El mensaje de dolor puede quedarse bloqueado en
cualquiera de estas fases.
Corteza externa. Si el mensaje llega hasta este punto somos conscientes del
dolor.
Tálamo. Los mensajes del dolor se pueden reducir con hipnosis, o favorecer con
el miedo, etc.
Fibras «S» (largas). Se estimulan con el masaje, la manipulación, el ejercicio, el
hielo, EET (estimulación eléctrica transcutánea), la acupuntura.
Fibras cortas. Se ven estimuladas por la lesión, la inflamación, la tensión
muscular, etc.
Disminuyen el dolor
• Tranquilidad emocional
• El sueño
• La hipnosis
• Hiperventilación (que reduce el dióxido de carbono)
• Alcohol en exceso
• Alejar la atención del dolor
• Aumento de adrenalina
• Los medicamentos, como la morfina o el valium.
Aumentan el dolor
• La ansiedad e incertidumbre
• Miedo
• La depresión
• Concentrar la atención en el dolor
• Pequeñas cantidades de té, café y alcohol
• Drogas, como la marihuana, LSD y barbitúricos
ACTITUDES MENTALES
Los mensajes de dolor también se pueden ver bloqueados o reducidos entre el centro del
cerebro y la corteza externa, lo que traduce es el mensaje en una sensación consciente de
dolor. El estado mental general —incluyendo la voluntad de recuperación y las ansiedades,
el estado de ánimo y la habilidad de concentrarse en otras cosas— es aquí el factor
decisivo. Las terapias de control del dolor, como la hipnosis y el efecto placebo (es decir,
muchas personas se alivian tanto con calmantes falsos como con los reales, siempre que
crean que se han tomado medicinas auténticas) es posible que bloqueen mensajes en esta
fase. Ciertamente, la mente posee un arsenal de armas, conscientes e inconscientes, que
pueden colaborar en la reducción o el aumento del grado de dolor.
La motivación
Así como la mente es capaz de reducir la cantidad de dolor que se nota, también puede
exagerar y retrasar la recuperación. Inevitablemente, no todo el mundo tiene las mismas
motivaciones para recuperarse pronto de un ataque de dolor de espalda. Hay quienes llevan
una vida agradable y tienen un trabajo satisfactorio y por tanto estarán ansiosos por volver a
su vida normal, acelerando así la recuperación. Otros están sumidos en la rutina y
seguramente agradecerán la atención y los cuidados que se les dispensan al estar enfermos;
incluso puede haber otras ventajas como un buen seguro de enfermedad o compensación
industrial. Estas personas tardarán más en recuperarse aunque sean totalmente
inconscientes de sus deseos de seguir enfermos. Su recuperación puede verse
acelerada por medidas totalmente ajenas a su estado, como el cambio de trabajo o asumir
diferentes funciones en el trabajo. Si no se siente muy inclinado a volver al trabajo tras una
enfermedad larga, probablemente merecerá la pena pedirle al jefe si puede cambiar la
índole de su trabajo, o pedirle al médico que lo haga por usted.
La personalidad y el dolor
Las investigaciones llevadas a cabo en Estados Unidos sobre el dolor crónico han señalado
dos rasgos de personalidad, la histeria y la hipocondría, comunes entre personas cuyo dolor
no disminuye tras largos tratamientos conservadores. Los términos en este contexto tienen
un significado algo distinto del usual. La histeria designa a alguien que tiene diversos
síntomas físicos, y que está insatisfecho con la vida y se siente triste en conjunto. La
hipocondría describe a alguien con una amplia gama de dolencias físicas incluyendo
diversas funciones corporales diferentes.
Además de identificar qué tipos de personas no responden a la terapia, es posible identificar
ciertos tipos de personalidad o ambientes que hacen a las personas más propensas al dolor.
Estos rasgos incluyen:
• Sentimiento de culpabilidad.
• Agresividad poco canalizada.
• Dolor tras una pérdida —muerte o divorcio, por ejemplo— o tras una amenaza de
pérdida.
• Inactividad, incapacidad para disfrutar de una vida social, del ocio, del sexo, y falta de
iniciativa.
• No reconocimiento de conflictos.
• Un historial de sufrimiento, fracaso y temor al éxito.
• Depresión o alcoholismo en la familia, o un familiar con dolor crónico.
Mantenerse relajado
Cuando pueda relajarse a voluntad, intente aplicar la técnica a lo largo del día. Un indicio
visual puede ayudarle a recordar —ponga una cruz en un papel y pegue éste al espejo de su
dormitorio, a la mesa de la oficina, en la encimera de la cocina, en el espejo retrovisor del
coche o incluso en la cabecera de la cama. En cuanto lo vea, adopte la técnica que ha
aprendido hasta que se sienta más relajado. Con tiempo y práctica, esto puede llegar a ser
automático de manera que siempre esté en un estado natural de relajación.
La depresión
Médicamente, depresión significa más que simple infelicidad; incluye diversos cambios
físicos también. Si padece la mayoría de los siguientes síntomas, debe buscar ayuda para la
depresión.
• Gran aumento o disminución del apetito y el peso.
• Marcados cambios de humor.
• Apatía o inquietud.
• Incapacidad para disfrutar de cualquier pasatiempo.
• Sueño interrumpido.
Una de las maneras de minimizar o evitar la depresión es centrarse en el origen claro y
físico del dolor, pero los médicos y otros facultativos con frecuencia recetan medicamentos
para tratar la depresión. Las medicinas más empleadas se denominan «tricíclicas». Puede
que transcurran dos o tres semanas antes de que note el efecto pero debe seguir siempre las
instrucciones del médico y tomar la tanda entera de medicamentos. Los tricíclicos no crean
adicción pero puede que le produzcan somnolencia. Al tomarlos, también es posible que
note que el corazón le va más deprisa y que tiene la boca seca, tal vez tenga dificultad para
orinar y se le nuble la vista. Hay otras medicinas anti-depresivas que son sumamente
eficaces pero algunas de ellas precisan una severa vigilancia porque reaccionan mal con
determinados alimentos y bebidas y otras medicinas.
La ansiedad
Las personas con dolores crónicos a menudo sienten mucha ansiedad sin que tengan
razones específicas para preocuparse. Los tranquilizantes, como el valium, pueden
serenarle, sobre todo sí se preocupa por alguna cosa en particular, como puede ser una
operación.
No obstante, no se pueden tomar estas medicinas durante mucho tiempo pues crean
adicción y no le ayudarán a sobreponerse a la ansiedad. No albergue nunca temores ocultos
acerca de su enfermedad, pues esto aumentará la tensión; consúltelos siempre con el
médico.
Hay personas que tienen ataques de pánico, que son episodios aislados cercanos al terror
acompañados de diversos síntomas físicos como palpitaciones, dolores en el pecho, falta de
respiración y jadeos.
Algunos incluso adoptan fobias, como la agorafobia o miedo de salir a lugares públicos
abiertos. Naturalmente, estas complicaciones son frustrantes, tanto para el individuo como
para quienes le rodean. Hay medicamentos, como el imipramida (uno de los tricíclicos
antidepresivos) que pueden bloquear o evitar estos ataques de pánico.
LA NEURO-ESTIMULACION
Hace más de dos mil años que un escritor romano dijo que el dolor de los pies producido
por problemas como la artritis gotosa podía aliviarse metiendo los pies en un cubo de agua
que tuviera dentro un anguila eléctrica). Esto producía una descarga eléctrica que hacía
desaparecer el dolor durante unas horas.
La idea puede parecer rara, pero el
principio funciona aunque no se sabe el por qué. La estimulación eléctrica probablemente
reduzca el dolor en parte al estimular las fibras largas que cierran la puerta del dolor (véase
pág. 176) e interrumpen el mensaje de dolor enviado por las libras cortas. También aumenta
el grado de las hormonas corporales inhibidoras del dolor, las en-dorfinas y las encefalinas
que están en el líquido cerebro-espinal y bañan los nervios del canal espinal.
Muchas clínicas mundiales del dolor ofrecen hoy en día la neuroestimulación para aliviar
tanto el dolor agudo como el crónico.
Estimulación transcutánea
Es un tratamiento más común para estimular eléctricamente los nervios. Le tratarán en un
departamento de fisioterapia. Le pondrán electrodos en la piel en puntos seleccionados,
seguramente en uno de los grupos siguientes:
• Puntos gatillo sensibles en la región dolorida.
• Puntos gatillo distantes (si no se encuentran las locales).
• Principales nervios periféricos asociados con la zona dolorida.
• Puntos acupunturales (los hay para varios patrones de dolor y a menudo
se solapan con los puntos gatillo, que a su vez suelen cubrir los principales nervios
sensores).
Se pasa una corriente de poco voltaje por los electrodos y se va aumentando la intensidad
hasta que note una sensación algo dolorosa, punto justo debajo del cual se ajusta el voltaje.
Siempre y cuando el dolor se calme, el tratamiento probablemente durará veinte minutos y
seguramente le darán entre tres y cinco sesiones semanales hasta que el dolor quede
reducido semi-permanentemente. Cuando pueda usar el estimulador solo, puede que le
presten uno para usar en casa.
El método es totalmente inocuo aunque existen ciertas limitaciones para personas con
marcapasos cardíacos o que estén en los tres primeros meses del embarazo.
En torno al 60 por 100 de los pacientes ven reducido su dolor con este tratamiento. Algunos
experimentan un alivio muy corto pero un 50 por 100 experimentan mejoría de seis a
dieciocho meses después de terminado el tratamiento.
Una de las ventajas de este tratamiento es que desplaza a los analgésicos y narcóticos. Estas
medicinas pueden ser muy efectivas para el dolor agudo, pero empleadas durante largo
tiempo suprimen la capacidad del cuerpo para producir sus propios analgésicos, las
endorfinas y las encefalinas.
Neuro-estimuladores implantados
Si el dolor es lo suficientemente fuerte, se puede estimular los nervios implantando un
estimulador en la médula espinal. Puede ser muy efectivo pero es menos común que el
tratamiento de estimulación transcutánea, y se limita a casos en los que la cirugía ha
fracasado. Es especialmente útil para personas cuyos nervios se han lesionado
irreparablemente.
Bajo anestesia local, se colocan diminutos electrodos en el espacio epidural, normalmente a
mitad de la espalda. Por debajo de la piel correrán unos cables que saldrán por el costado y
se conectarán a un pequeñísimo generador, que se puede operar manualmente para
comprobar el sistema. Si le proporciona suficiente alivio, se puede introducir todo el
sistema bajo la epidermis en una segunda operación. El estimulador funciona con baterías
que duran cinco años y se reponen en una operación menor. La estimulación se puede
variar por medio de un programador externo controlado por radio y se puede enchufar y
desenchufar el sistema usando un imán. Entre el 50 y el 60 por ciento de quienes lo usan
mejoran con el sistema de estimulación nerviosa epidural. Es mejor usarlo
intermitentemente que de forma continua, pues esto aumenta la producción natural del
cuerpo de hormonas reductoras del dolor.
Esta implantación no alivia el dolor completamente y seguirá sintiendo los dolores muy
localizados. Al igual que con otros tratamientos eléctricos de estimulación nerviosa, éste
bloquea el dolor mediante la estimulación de las fibras largas que cierran la puerta del dolor
(véase pág. 176). Tiene además .la ventaja de aumentar la circulación sanguínea hasta una
extremidad anteriormente dolorida al dilatar los vasos sanguíneos. Esto resulta
especialmente bueno para el dolor de quemazón difusa ocasionado por lesiones a los
nervios simpáticos. Esta implantación puede incluso curar úlceras debidas a la mala
circulación.
Las personas que siguen con medicamentos narcóticos después de una implantación a
menudo sienten la sensación eléctrica de la estimulación, pero no obtienen ningún alivio.
Pueden disminuir el dolor tomando ciertos suplementos nutritivos y medicinas
antidepresivas que incrementan la producción corporal de hormonas reductoras del dolor.
Estimuladores cerebrales
Una minoría de personas con dolor generalizado y muy fuerte se tratan con un neuro-
estimulador implantado en el cerebro. El electrodo estimulante se pone dentro del cerebro,
en la materia gris que rodea una de los ventrículos o en uno de los núcleos del tálamo (la
estructura central que recibe las señales de dolor ). Puesto que hay un pequeño riesgo de
lesión cerebral, esta operación se lleva a cabo sólo en casos extremos.
Así como los estimuladores espinales funcionan a base de cerrar la puerta del dolor y
bloquear los mensajes de dolor antes de que lleguen al cerebro, los estimuladores cerebrales
parecen fomentar la producción de las hormonas antidolor del propio cerebro.
Por el momento, se están llevando a cabo investigaciones al efecto de desarrollar nuevos
aparatos que funcionen automáticamente de acuerdo con las necesidades del cuerpo. El
sistema se enchufará o apagará dependiendo del grado de hormonas que estén circulando en
el cuerpo.
Conclusión
A pesar de que el dolor de espalda es un gran problema, puede solucionarse en parte.
Sabemos ya lo suficiente como para evitar que el dolor produzca enormes incapacitaciones.
El problema radica en que no se aplica este conocimiento y en que muchas de las terapias
útiles no están demasiado disponibles. Si se implantaran las propuestas que siguen, lo cual
reconozco que no es tarea fácil, estimo que se reduciría al menos en un 70 por 100 la
incapacitación prolongada fruto del dolor de espalda.
• Todo estudiante de medicina y fisioterapeuta debería tener formación en medicina
ortopédica.
• Todo médico de medicina general, cirujano ortopédico, reumatólogo y especialista en
medicina física deberían aprender técnicas de manipulación e inyección para tratar
desarreglos músculo-esqueléticos.
• Todo fisioterapeuta debería aprender técnicas de medicina manipulativa y saber cuándo
aplicarlas.
• Todo profesional «alternativo» con título de osteópata, quiropráctico o acupuntor
expedido por un centro reconocido debería ser admitido en el sistema de seguridad social
del país, para tratar desarreglos músculo-esqueléticos.
• Todo paciente debería tener acceso rápido a cualquiera de los anteriores profesionales
para recibir tratamiento y consejo adecuado.
Aunque hay mucho que la profesión médica puede hacer, muchas de las respuestas las tiene
el paciente. La mala postura y el descuido en el uso de la espalda se encuentran entre las
causas más frecuentes del dolor de espalda. Los efectos nefastos de nuestra vida cada vez
más sedentaria se podrían minimizar con una mejor educación. A los niños se les debería
concienciar de la importancia de la buena postura y los adultos deberían mantenerse en
forma haciendo ejercicio y practicando algún deporte.
El capítulo 13 da consejos e instrucciones sobre cómo reducir el esfuerzo de la columna en
las actividades cotidianas. Sin embargo, estas instrucciones sólo sirven para momentos
aislados, y están alejadas del curso normal de actividades. Deben complementarse con una
percepción de la postura que se mantiene, lo tenso que se está y dónde radica esa tensión.
Fundamental en esta toma de conciencia es una respiración correcta. Observe cuántas veces
al día contiene la respiración o respira apresuradamente y superficialmente en un momento
de tensión. Cuando se descubra en estas situaciones, pare un momento y centre su atención
en la respiración. Al poco recobrará un ritmo relajado y acompasado sin tensión en la parte
alta del abdomen. La respiración relajada y acompasada es esencial para el movimiento
fluido, coordinado y eficaz. El efecto mental de la relajación también redundará en una
reducción de la ansiedad.
Este liberarse de la ansiedad juega un papel a Ja hora de prevenir el dolor de espalda. El
estrés mental y la tensión física suelen ir inevitablemente unidos. Así pues, el segundo paso
para prevenir el dolor de espalda es reducir la tensión muscular evitando situaciones
estresantes y aprendiendo a controlarlas.
Los problemas serios del cuello y espalda pueden querer indicar que su cuerpo no tolera
más el tipo de vida que lleva. Si le duele la espalda, puede serle útil considerarlo como una
señal de alerta que el cuerpo emite.
Finalmente, recuerde que hay muchas y diferentes terapias para tratar los problemas de
espalda, y si los remedios que usted mismo se aplica no bastan, busque hasta encontrar el
que le va bien.