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ETAPAS DE LA HISTORIA DE ROMA.

• Monarquía: (753-509 AC). Gobierno en que el rey conservaba todo el poder en


sus manos. El cargo era transmitido por herencia y era vitalicio.
• República: (509-31 AC). Gobierno en que el pueblo de Roma participaba
aprobando las leyes y eligiendo los cargos públicos.
• Imperio: (31-476 DC). Gobierno en dónde los emperadores de Roma basaban su
autoridad en el poder militar, dominado a otros pueblos.

ORGANIZACIÓN POLITICA.
Su unidad fundamental es la familia, que era de tipo patriarcal en la que el pater familias
ejercía su autoridad sobre los miembros de la familia.
Su organización política está constituida por un rey, quien gobernaba el reino junto al
senado, además existían asambleas populares, llamadas comicios.
Patricios: Constituían el pueblo; eran descendientes de las primeras familias que se
instalaron en la ciudad, ellos tuvieron el privilegio exclusivo de intervenir en las tareas
del gobierno.
Plebeyos: Eran los habitantes que carecían de tierras, de fortuna y de derechos.
Clientes: Hombres libres que no tenían fortuna.
Esclavos: Los prisioneros de guerra, servían a las familias patricias.
Los principales órganos de gobierno que rigieron en Roma durante las Repúblicas
fueron: Los Comicios, El Senado y Los Cónsules.
Los Comicios: Asambleas populares, formadas por los ciudadanos.
El Senado: Asamblea formada por 300 miembros llamados Senadores. Dirigía la
política y la economía.
Los Cónsules: Magistrados Supremos. Todos los años se elegían dos, que detentaban al
máximo poder civil y militar.

Las clases sociales:


La sociedad romana se dividía en dos grupos los libres y los esclavos. Dentro de los
libres podíamos encontrar los ciudadanos y los no ciudadanos.
Los esclavos: solía ser prisioneros de guerra o de hijos de esclavos. Carecían de todos
los derechos y se les consideraba una posesión más de sus dueños. Aunque
desempeñaban cualquier tipo de tarea, muchos de ellos (sobre todo los de origen griego)
se dedicaban a la enseñanza, pues poseían un nivel de cultura superior. Sus dueños
podían concederles la libertad, con lo cual pasaban a denominarse libertos, que eran
hombres libres pero sin la condición de ciudadanos y por lo tanto sin derechos. No
obstante los hijos de los libertos sí podían llegar a adquirir la ciudadanía. Los hombres
libres también sufrían las desigualdades y además de los libertos ya mencionados, se
dividían:
Los patricios: Descendientes de los fundadores de Roma. Tenían un rango social
superior y poseían grandes riquezas. Gozaban de plenos derechos.
Plebeyos: Eran originarios de los pueblos dominados por Roma, no gozaban de tantos
derechos como los patricios.
Clientes: eran hombres libres con derecho civiles limitados, estaban en una situación de
pobreza o una situación de inseguridad que les llevaba a pedir protección a un patricio
pero luego tenían que ayudar al patricio del cual dependían. Así pues en Roma fue
constante la división de los grupos sociales en clases. Primero se les organizaba
atendiendo a su linaje o procedencia; después este criterio fue sustituido por la posesión
de la tierra; y por último fue la posesión de dinero la que dividió a los ciudadanos en
honestiores y humiliores.
Así que la sociedad se dividía en libres y esclavos. Dentro del grupo de libres podíamos
encontrar a los ciudadanos y a los no ciudadanos como dije antes. Dentro del grupo de
los libres pertenecían:
Los patricios;
Los plebeyos- nobilitas (ordo senatorius)
- caballeros (ordo equestris)
- clientes (cliens)
Los libertos
Y dentro del grupo de los no ciudadanos formaban parte los extranjeros (peregrini)
Además los ciudadanos tenían una serie de derechos que cumplir tanto políticos, civiles
y obligatorios:
Los derechos civiles eran:
Derecho a los Tria nomina (praenomen, nomen y cognomen)
Derecho a hacer testamento
Derecho al matrimonio, que comportaba la patria potestad del padre
Derecho a emprender una acción judicial
Los derechos políticos eran:
Derecho a participar en la vida pública, tanto como elector (votante) como elector
(candidato a ocupar un cargo político)
Derecho a participar en los sacerdocios
Y las obligaciones que tenían eran las siguientes:
Realizar el servicio militar (milita). Esta obligación desapareció con la
profesionalización del ejército
Pagar impuestos (tributum). Esta obligación desapareció en el año 167 a.C, cuando las
grandes conquistas permitieron eximir a las ciudadanos de esta obligación. Estas
obligaciones desaparecieron durante el alto Imperio y la ciudadania se convirtió en un
privilegio, aunque se reimplantaron con la crisis del bajo Imperio

Indumentaria: En los primeros tiempos, se reducían las prendas a la túnica, semejante


al quitón de los griegos y a la toga propia y exclusiva de los ciudadanos romanos
que por ello, se llamaban gens togata, mientras ellos decían de los griegos gens
paliata. A veces, llevaban otra túnica interior, denominada subúcula, equivalente
a nuestra camisa, y la superior solía ceñirse con un cinturón llamado cíngulum o
cintus, cerrado con broche o fíbula. La toga era una amplia vestidura de lana, de
corte elíptico, cerrada por abajo y abierta por arriba hasta la cintura. Al llevarla,
se recogía por los pliegues del lado derecho y se echaban terciados hacia el
hombro izquierdo.

Su color era generalmente blanco (alba, cándida), sobre todo, en los que aspiraban a la
magistratura; de donde se derivó el nombre de candidatos que hoy está en uso en
nuestra lengua. Los niños y los magistrados llevaban una toga adornada con tiras de
púrpura (trábea, toga praetexta). Los conquistadores en su entrada triunfal vestían la
toga con bordados de palmas de oro (toga palmata). Los emperadores ostentaban la toga
hecha completamente de púrpura (toga purpúrea) o con bordados de oro (toga picta).

Familia :constituida no solo por los padres, hijos y parientes, sino también por todos los
que vivían bajo la autoridad del cabeza de familia o pater familias, incluidos
naturalmente los esclavos. Familia es una palabra emparentada con famuli ('los criados')
y, por lo tanto, los comprende a ellos también. La familia romana era legalmente tan
fuerte que ciertas cuestiones, que hoy se tratan en los juzgados o en los templos, La
familia era realmente la célula básica de la sociedad romana.

El Pater familias: El pater familias era el hombre que no dependía de nadie y de quien
dependían los demás. No importaba que estuviese soltero o casado, ni los años. La
mujer nunca podía ser cabeza de familia. La patria potestad de un cabeza de familia
romano era muy fuerte. Puede disponer de la vida, muerte y venta de cualquier miembro
de la familia. Puede abandonar legalmente a un hijo nacido de su mujer o puede
reconocerlo. Puede incluso prohijar hijos de otros. Puede concertar casamientos de los
hijos. Realmente, es él quien forma la familia. Como jefe de la familia es también el
sacerdote de la religión familiar y el juez en los conflictos entre familiares, pero para
esto último tiene que contar con el asesoramiento de un consejo familiar. Para entender
lo anterior, hay que tener en cuenta que el parentesco natural, fundado en la
descendencia física de la mujer, y que los romanos llamaban cognatio, carecía de valor
civil, en tanto el parentesco civil, fundado en el reconocimiento por parte del hombre de
su descendencia o en la adopción como hijos de descendencia ajena, y a lo que los
romanos llamaban agnatio, era el único parentesco legalmente válido.

La mujer: A diferencia de los griegos, que tenían a sus mujeres en las casas y, si tenían
tiempo libre, no lo pasaban en familia, los romanos sintieron un atractivo grande por la
vida doméstica. La mujer aparece como compañera y cooperadora del hombre romano;
está al lado de él en los banquetes, comparte con él la autoridad sobre los hijos y criados
y participa también de la dignidad que tiene su marido en la vida pública. Pero esta
libertad no impide que sea austera y reservada, especialmente en la época republicana;
incluso en el banquete la mujer estaba sentada, no recostada, y no bebía vino sino
mulsum (vino con miel); en cualquier caso, está siempre en un segundo plano y así no
participa en la vida pública, en la política, en la literatura, ni puede ser cabeza de familia
e incluso los nombres de oficios de la primera declinación son masculinos.

La educación femenina era prudentemente liberal. En la época infantil niños y niñas se


criaban juntos; las escuelas elementales también eran mixtas. Terminados los estudios
primarios, las chicas de buena familia continuaban instruyéndose privadamente en el
conocimiento de la literatura latina y griega; al mismo tiempo aprendían a tocar la lira, a
bailar y a cantar. Esta educación intelectual no impedía que la mujer hiciese
determinadas labores: vigilaba y dirigía a las esclavas, atendía los trabajos más
delicados, bordaba, etc.

El matrimonio El casamiento de dos jóvenes dependía casi exclusivamente de los


padres; pocas veces se tenían en cuenta las inclinaciones de los interesados. Una vez
decidido el matrimonio el primer paso era la celebración de los esponsales, ceremonia
arcaica en la que los respectivos padres concertaban el casamiento de los hijos y
establecían la dote que la joven aportaría al matrimonio. Antiguamente los desposados
ya quedaban obligados a la fidelidad recíproca y, si el matrimonio no se celebraba en el
plazo estipulado, se podía perder la dote. Consultados los dioses, si los agüeros eran
favorables, se cambiaban los anillos, que tenían un valor simbólico.

Ante la ley, solo los ciudadanos romanos tenían derecho a contraer matrimonio. La
tradición conservó el recuerdo de tiempos en los que los patricios no podían casarse con
una plebeya, prohibición caída pronto en desuso (Lex Canuleia). Los hombres se
consideraban aptos para casarse a los catorce años y las mujeres a los doce.
La ceremonia de boda El ceremonial que mejor se conoce es el patricio. La boda
constituía uno de los acontecimientos más importantes dentro de la vida familiar. El día
de la boda era escogido con toda cautela; sería pernicioso casarse en mayo, mientras que
la mejor época era la segunda quincena de junio. En la víspera de la boda la joven
consagraba a una divinidad sus juguetes de niña; después, se acostaba con el traje
nupcial y una cofia de color anaranjado en la cabeza. Eran característicos de la
vestimenta nupcial el peinado y el vestido con velo. El traje era una túnica blanca que
llegaba a los pies, ceñida por un cinto. De la cabeza de la desposada caía un velo de
color anaranjado (flammentum) que le cubría la cara. En todos los actos del rito la
esposa era asistida por la pronuba, una matrona casada una sola vez. El rito empezaba
consultando los auspicios: si el resultado no era malo, quería decir que los dioses eran
favorables a esta unión. Terminada esta parte, tenía lugar la firma de las tabulae
nupciales (contrato matrimonial) delante de diez testigos; después la pronuba ponía las
manos derechas de los esposos una encima de la otra y con esto los esposos se
comprometían a vivir juntos. Acabadas las formalidades, tenía lugar el banquete
nupcial.

El divorcio Como todo contrato, el matrimonio podía anularse. Primitivamente, el


derecho de revocación pertenecía únicamente al hombre; este solo tenía que reclamarle
a su mujer delante de un testigo las llaves de la casa y decirle: «Tuas res habeto»
(«Coge tus cosas»).En principio, el matrimonio patricio por confarreatio (vid. supra) no
podía disolverse, pero pronto los romanos inventaron una ceremonia de efectos
contrarios a la primera, a la que llamaron diffarreatio. El matrimonio por usus o por
coemptio se anulaba con la mancipatio o transmisión de la potestad del marido en favor
de un tercero, que manumitía a la mujer.

La religión de los romanos era politeísta (adoraban un gran número de dioses). Los
más venerados eran Júpiter, Minerva y Juno. En honor a ellos se construyeron templos y
se ofrecieron sacrificios de animales. El emperador era adorado como un dios y en todo
el Imperio se practicaba el culto imperial. También veneraban, en casa, a los dioses
protectores del hogar y de la familia; en cada casa había un altar dedicado a esos dioses.
Además, los romanos eran muy supersticiosos y, antes de tomar una decisión
consultaban la voluntad de los dioses, expresada por medio de los oráculos.

Las fiestas religiosas: El calendario religioso romano reflejaba la hospitalidad de Roma


ante los cultos y divinidades de los territorios conquistados. Originalmente eran pocas
las festividades religiosas romanas. Algunas de las más antiguas sobrevivieron hasta el
final del imperio pagano, preservando la memoria de la fertilidad y los ritos
propiciatorios de un primitivo pueblo agrícola. A pesar de eso, se introdujeron nuevas
fiestas que señalaron la asimilación de los nuevos dioses. Llegaron a incorporarse tantas
fiestas que los días festivos eran más numerosos que los laborales. Las más importantes
eran las fiestas lupercales, saturnales, equiria y de los juegos seculares. Tiempo después,
terminadas las persecuciones contra los cristianos, el cristianismo se convirtió en la
religión oficial del imperio, con el emperador Constantino que toleró las dos religiones,
ya que según la leyenda, antes de una gran batalla vio una cruz en el cielo, bajo la cual
una inscripción decía «bajo éste símbolo vencerás». Al día siguiente grabó en los
escudos de todos sus soldados la cruz y obtuvo una gran victoria, si bien sólo se bautizó
unos días antes de su muerte. Algunas festividades cristianas que se celebran
actualmente se basan en las festividades que ya se celebraban en tiempos romanos, sólo
que cristianizadas para hacerlas compatibles con la nueva religión. Incluso, en países de
cultura cristiana, se mantienen algunas completamente paganas como el carnaval.

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