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Índice……………………………………………………………………………………………
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Presentación……………………………………………………………………………………
…………………………………..02
CAPÍTULO UNO
I. Definición de
Modelo……………………………………………………………………………………………
………………03
III.1 Preventiva………………………………………………………………………………
……………………………………..04
III.2 Desarrollo………………………………………………………………………………
……………………………………..05
III.3 Social……………………………………………………………………………………
……………………………………….06
III.4 Empowerment…………………………………………………………………………
…………………………………….06
CAPÍTULO DOS
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IV. Modelos de Orientación
Educativa………………………………………………………………………………………...
08
IV.4 Modelo de
Couseling……………………………………………………………………………………
………….…….09
IV.5 Modelo de
Servicio………………………………………………………………………………………
………………..10
IV.6 Modelo de
Programas…………………………………………………………………………………
…………………11
V. Nuevas
Tendencias………………………………………………………………………………………
………………………..12
Conclusiones……………………………………………………………………………………
…………………………………….15
Bibliografía………………………………………………………………………………………
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PRESENTACIÓN
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CAPITULO UNO
I. Definición de Modelo
Un modelo científico es una representación simbólica y simplificada de un
fenómeno real, favoreciendo la comprensión del suceso y el análisis del mismo.
La construcción de un modelo se realiza a partir de los elementos de la realidad
que interesan al investigador, omitiendo aquellos que carecen de relevancia
para el estudio en cuestión. Estos elementos se representan a través de un
medio simbólico que sea coherente con el nivel de abstracción necesario para
la investigación (dibujos, gráficos, números, fórmulas, etc.). En definitiva,
modelar la realidad es crear un sustituto simbólico que simplifique la
complejidad de dicha realidad y que facilite su estudio, análisis, comprensión,
reflexión, explicación, descripción, etc.
El profesor y orientador Juan María Cruz Martínez (Universidad de Sevilla)
añadió a lo anterior una nueva forma de entender qué es un modelo en
orientación educativa. Para este orientador también se habla de modelo cuando
se tiene un ideal o referente de cómo debe ser algo. De alguna forma se trata
de recuperar la acepción más común de la palabra modelo (modelo como ideal,
como referente) y trasladarlo al ámbito de la orientación educativa. De esta
forma se puede decir que existen tres formas básicas de entender el término
modelo, por un lado como representación de la realidad, por otro como sistema
teórico, y por último como idealización. Esto nos permite llegar a la conclusión
de que en realidad estos tres acercamientos se pueden incluir en un continuo
que iría desde la simplificación de la realidad a lo abstracto pasando por la
teorización.
Los modelos se sitúan, por decirlo así, entre la teoría y la práctica, a medio
camino entre la abstracción y lo concreto. Sirven para interpretar y comprobar
aquello que se intenta explicar desde la teoría. Pantoja (2004) establece una
clasificación de las definiciones de modelos según sea su vinculación a la teoría
o a la práctica:
• Próximo a la teoría: Son sistemas conceptuales que intentan representar
algunos aspectos interrelacionados de sistemas reales.
• Próximo a la práctica: El concepto de modelo se identifica como la
representación de la realidad sobre la que hay que intervenir
• Intermedio entre teoría y práctica: Un análogo conceptual a mitad de
camino entre la teoría y el mundo real. El término modelo posee por lo tanto un
doble uso. Sirve por un lado para probar teorías y por otro, para representar de
forma simplificada realidades complejas
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II. Definición de Orientación Educativa
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• Cuando aparezcan discrepancias entre los objetivos personales y los de la
sociedad, debe resolverse el conflicto desde una perspectiva dialéctica de la
relación individuo-sociedad.
Marín y Rodríguez (2001) consideran que la acción orientadora, y por tanto
la intervención, debe seguir dos condiciones:
• Analizar el desarrollo y la conducta de los destinatarios en el marco de los
sistemas que actúan sobre la persona a través de procesos de socialización
en valores, normas, expectativas y metas.
• Diseñar una intervención que tenga como objetivo eliminar los efectos
negativos de los ambientes sobre las personas.
III.4 El empowerment
El empowerment (fortalecimiento personal) es un término que se ha
incorporado con fuerza a diferentes disciplinas (Educación, Medicina, Trabajo
Social, Psicología) y que recientemente se relaciona con los principios de
prevención, desarrollo e intervención social. Desde una concepción ecológica
de la Psicología comunitaria, es el proceso mediante el cual las personas, las
organizaciones o las comunidades adquieren un dominio sobre los asuntos
de interés que le son propios.
El empowerment es un proceso en el que las personas, las organizaciones o
los grupos que no tienen fortaleza, que no se sienten competentes o que se
encuentran marginados, llegan a conocer las dinámicas de poder que actúan
en su contexto vital, desarrollan las habilidades y capacidades para tomar el
control de sus propias vidas sin interferir en los derechos de otras personas,
y apoyan y refuerzan el fortalecimiento personal de los demás componentes
de su grupo o comunidad. El modelo de las “5 Cs” se propone las
condiciones para favorecer el fortalecimiento personal:
• Colaboración para aislar los problemas y establecer un plan de actuación.
• Contexto, reconocimiento de los elementos del contexto que impiden el
fortalecimiento personal (pobreza, marginación, sexismo, racismo, etc.) que
dificultan la superación de los problemas.
• Conocimiento crítico, que permite definir un problema, organizar y
clasificar de manera eficaz la información relevante para su solución.
• Competencia necesaria para la resolución de los problemas.
• Comunidad, refiriéndose a la unión de quienes comparten unos mismos
objetivos y participan de una identidad común apoyándose en el
fortalecimiento personal de todos y cada uno de los miembros de la
comunidad.
Bajo el enfoque de este principio el profesional de la orientación
adquiere un rol activo como agente social y desde una perspectiva crítica
ejerce lo que McWhriter (1998) denomina activismo social. Para esta autora,
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sólo se producirá una orientación para el fortalecimiento personal cuando
exista un compromiso del orientador u orientadora para cambiar las
estructuras y sistemas que están impidiendo el desarrollo de los menos
favorecidos.
Se puede establecer un cierto paralelismo entre el significado de
empowerment en el contexto de la empresa y en el contexto escolar,
entendido éste como una institución que tiende hacia la calidad y la
excelencia. Para la empresa el empowerment es una estrategia de
motivación en el trabajo que consiste en la delegación o transmisión de
mayor capacidad de decisión a los empleados para que se sientan más
implicados en la actividad y los objetivos de la empresa. Así, el centro
escolar debería implicar de forma activa a sus miembros para que participen
de los objetivos del mismo. Rodríguez Espinar (1998) defiende este
planteamiento con respecto a la participación del alumnado en los centros
educativos, su propuesta es que cuando se implica a los estudiantes en el
funcionamiento y transformación de los mismos, mejora tanto su cultura
como su convivencia. En el caso contrario, según afirma Hervás Avilés
(2006:85):
[…] cuando los estudiantes carecen de posibilidades para poder influir en su
propio contexto de aprendizaje, adoptan un rol pasivo en el que esperan
instrucciones en lugar de tomar decisiones, ejecutan en lugar de proponer,
su actitud tiene un carácter reactivo en lugar de proactivo y creativo, se
centran solamente en los contenidos y no en los procesos, atienden a la
cantidad más que a la calidad de su aprendizaje, eluden responsabilidades
en lugar de corresponsabilizarse, buscan culpables antes que lanzarse a
resolver los problemas.
CAPITULO DOS
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Modelo psicométrico: Donde el orientador es un experto en técnicas de
orientación, y el orientado el destinatario de los resultados de las mismas.
Modelo clínico-médico: El orientador es un diagnóstico y diseñador de
intervenciones, que son puestas en la práctica por el tutor/profesor.
Modelo humanista: El profesor adquiere el papel de orientador activo. La
orientación se entiende como un proceso de ayuda al individuo.
Salud mental: Este campo fue impulsado por Caplan (1970), entendiendo
la consulta como un proceso de interacción entre dos profesionales con la
intención de resolver un problema. Aunque la consulta se realiza entre
iguales, la acción está dirigida a solucionar el problema, no a intervenir
sobre la persona que presenta el problema, sino sobre este directamente. La
intervención es por tanto proactiva como preventiva. Esta forma de entender
la consulta derivó en dos submodelos, el clínico y el conductual. El
submodelo clínico está centrado en el cambio de actitud de las personas y
mantiene una perspectiva terapéutica. Mientras, el submodelo conductual se
centra en la modificación de conducta, y su finalidades tanto terapéutica
como preventiva y de desarrollo de la persona.
Desde las organizaciones: Desarrollado por Lippit en la década de los
cincuenta del siglo pasado, concibe al consultor como un agente externo a la
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acción, que se centra en el desarrollo de la persona en el mundo escolar así
como en la transmisión de valores. Su actividad no es por tanto aconsejar
sino desarrollar, con la intención de prevenir, y a través de la mejora del
clima.
Ámbito educativo: En este ámbito cabe señalar la figura de Patonillet
(1975) para quien el consultor es un profesional que promueve el trabajo
colaborativo entre todos los agentes implicados en el desarrollo del
alumno/a. Este submodelo tiene un carácter preventivo, remedial y dirigido
al desarrollo. Además es un submodelo que contextualiza la intervención en
lo educativo, se preocupa por los elementos afectivos, y utiliza
procedimientos de modificación de conducta y desarrollo de las
organizaciones.
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- Cuando se extienden los resultados de la intervención alcanzan a un
amplio número de personas.
- Promueve un sistema de trabajo basado en la cooperación y la
colaboración.
No obstante, este modelo no es la panacea de la acción orientadora.
Como cualquier otra actividad genera una serie de problemas, algunos
derivados de la realidad del sistema educativo, y otros de la propia
naturaleza del modelo. La Orientación basada en Programas se enfrenta a la
falta de implicación de los agentes activos de la orientación. En la mayoría
de las ocasiones se debe a la falta de recursos temporales y materiales para
poder afrontar el cambio que exige este modelo de trabajo holístico. Si duda,
la existencia de una infinidad de tareas cotidianas, la inexistencia de
espacios de encuentro que permitan el trabajo colaborativo, así como un
número incontable de factores fomentan esta situación. Igualmente se
requiere un compromiso por la formación y la autoformación de todos los
agentes educativos, de manera que la acción orientadora tenga un carácter
programático y no se reduzca a actuaciones “deshilachadas” a lo largo de la
carrera académica del alumnado. En definitiva, el modelo de programas
requiere de unos mínimos para su buen funcionamiento. Algunos de ellos
son los siguientes:
- Compromiso del centro formativo por desarrollar el modelo.
- Implicación de todos los agentes del centro por llevar buen puerto
este sistema de trabajo.
- Existencia de recursos humanos y materiales suficientes. Por lo
menos un especialista que promueva la planificación de la acción,
apoye su desenvolvimiento, y su evaluación así como espacios
adecuados.
- Implicarse en un trabajo colaborativo donde se ponga el máximo
esfuerzo en obtener resultados de la función autocrítica.
V. Nuevas Tendencias
La necesidad de atender a múltiples y diversas demandas por parte de los
centros escolares implican que el orientador utilice diferentes modos de hacer y
recurra a distintas estrategias dependiendo del momento y del escenario en que
se producen las demandas. Desde esta perspectiva, se aboga por un modelo de
intervención, cuyas características, señaladas a continuación, encajan con el
modelo de programas:
• Prioritariamente indirecta (consulta): el orientador o la orientadora presta
atención a la consulta de la institución y al profesorado, no a la intervención
directa en el aula.
• Grupal: aunque en ciertos momentos se necesite una atención individualizada.
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• Interna: los dinamizadores son tutores y orientadores del mismo centro. Se
implica a los profesores a través del Proyecto Curricular de Centro. Se persigue la
integración curricular de los contenidos de la orientación.
• Proactiva: la intervención debe enfocarse a la prevención y el desarrollo,
aunque, en ocasiones, para atender a ciertas necesidades especiales, se requiere
una intervención remedial.
• A través de sistemas de programas integrados (SPI): estos programas
son realizados por parte del profesorado y los tutores, aunque, en ocasiones,
será necesaria la intervención directa del profesional de la orientación.
Por otro lado, se resalta la necesidad de que exista un modelo de cambio
que represente una realidad dialéctica entre el contexto y la institución en donde
se inscribe la acción orientadora. Es fundamental, pues, un modelo ecológico que
distinga las necesidades reales de partida a través de programas o actuaciones
concretas con un carácter intencional, comprensivo, preventivo y de desarrollo.
Para ello, es necesaria la participación de todos los agentes educativos en el
desarrollo de un modelo en el que la consulta colaborativa facilite la cooperación
y el compromiso de compartir la responsabilidad en los procesos.
Sin embargo, en el desarrollo concreto de la orientación educativa en los
centros escolares no se aplican modelos básicos de forma exclusiva, sino que se
recurre a modelos mixtos adaptados a la realidad específica de la institución
escolar. En general, en la intervención psicopedagógica se adopta una posición
que procura conciliar aquellas aportaciones de los distintos modelos que parecen
más adecuadas y aplicables al contexto social y educativo. Así, los distintos
modelos coexisten de forma sincrónica en los centros.
A corto plazo, y para mejorar la eficacia de los modelos psicopedagógicos,
surgirán modelos organizativos más sofisticados y con mayor componente
informático, tanto en los sistemas escolares públicos y privados como en el
mercado de trabajo. A largo plazo, se prevé que los modelos de orientación se
transformen en modelos mixtos con un alto componente tecnológico. Los cuatro
modelos básicos actuales (clínico, servicios, programas y consulta) tenderán a
desaparecer y serán sustituidos por modelos tecnológicos.
Estos modelos darán respuestas satisfactorias a las necesidades individuales
y sociales emergentes y serán capaces de desarrollar realidades virtuales.
Por último, sea cual sea el modelo de base, es necesario un proceso de revisión
para mejorar la capacidad de respuesta del modelo a los siguientes aspectos:
- Las nuevas demandas y necesidades de los centros (interculturalidad,
participación, convivencia, etc.).
- La necesidad de coordinación con otros profesionales (docentes,
educadores sociales, educadores de calle...).
- La tendencia a incrementar la presencia del profesional de la
orientación en el centro.
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- La necesidad de coordinar las tareas de orientación realizadas dentro
del centro y aquellas que implican la colaboración con los recursos de la
zona.
El modelo elegido debe garantizar:
• La coordinación vertical y horizontal.
• Las actuaciones en la zona educativa en la que se ubica el centro.
• Coordinación con otros servicios de orientación de dentro y fuera del
sistema educativo especialmente para la mejor atención a la población
infantil que se incorpore al sistema escolar, al alumnado con necesidades
educativas específicas y al alumnado que acabe la escolaridad
obligatoria sin titulación.
• El trabajo conjunto con otros servicios educativos y no educativos.
• Formación de base, inicial y continua ajustada para los profesionales
de la orientación.
• La concreción, revisión y actualización de funciones, tareas y ámbitos
dentro de un marco legislativo.
• Espacios y recursos adecuados y suficientes en los centros para
realizar las tareas de orientación.
• Centros de recursos para la Orientación.
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CONCLUSIONES
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BIBLIOGRAFIA
http://www.rieoei.org/deloslectores/823Bausela.PDF
http://www.educacion.es/cide/espanol/publicaciones/estudios/inv2008oeftmi
np/inv2008oeftminppc.pdf
http://www.uhu.es/agora/version01/digital/numeros/02/02-
articulos/monografico/boza.PDF
http://www.remo.ws/revista/n3/n3-cardoso.htm
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