DIRECCIÓN GENERAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR

TECNOLÓGICA

INSTITUTO TECNOLÓGICO DE CIUDAD VALLES

INGENIERÍA DE SISTEMAS

UNIDAD I
TEORÍA GENERAL DE SISTEMAS,
SU EVOLUCIÓN Y OBJETIVOS

Ensayo sobre los orígenes de

la teoría general de sistemas

Profesor: Ing. Francisco Orduña Correa

Alumno: Jorge Alberto Medina Silva
Carrera: Ingeniería Industrial
Grupo: VIII A

Cd. Valles S.L.P. Febrero del

2011
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Orígenes de la Teoría General de Sistemas

La teoría general de sistemas surgió entre los años de 1950 y 1968,

con los trabajos del biólogo Ludwig Von Bertalanffy, que quién más
que fundarla, fue quien la propuso como una metateoría, es decir, la
teoría maestra, una teoría de teorías, la cual, partiendo del concepto
de “sistema”, busca reglas generales, aplicables a cualquier sistema
y en cualquier nivel de la realidad.

Pero, ¿Cuál es la definición de sistema? En las definiciones más

corrientes, y parafraseando a Bertalanffy, se identifican los sistemas
como: “conjuntos de elementos que guardan estrechas relaciones
entre sí, que mantienen al sistema directa o indirectamente unido de
modo más o menos estable y cuyo comportamiento global persigue,
normalmente, algún tipo de objetivo”. Esas definiciones que nos
concentran fuertemente en procesos sistémicos internos o cerrados
deben, necesariamente, ser complementadas con una concepción de
sistemas abiertos, en donde queda establecida como condición para
la continuidad sistémica el establecimiento de un flujo de relaciones
con el ambiente.

Este establecimiento de relaciones con el ambiente, (entorno,

exterior, o como mejor se le defina) del sistema, requiere tener claro
cual es el límite o frontera entre el sistema y el ambiente, lo que para
algunas organizaciones complejas, podría resultar difícil fijarlo. En
otras palabras, es necesario decir “hasta aquí termina el sistema, y a
partir de este mismo punto, comienza el ambiente”, para poder
enfocarnos en el mantenimiento, corrección o mejora de lo que nos
concierne, que es el sistema del que formamos parte, antes de
realizar acciones al azar que impidan el logro de una sinergia eficaz,
que se traduzca en la obtención de un resultado con mayor valor
agregado que si consideráramos cada una de sus partes o elementos
que lo conforman de manera individual.

El concepto de sinergia se esclarece mejor mediante el ejemplo

clásico del reloj: ninguna de sus partes contiene a la hora en el
sentido de que ninguna pieza del reloj es capaz de mostrar el factor
tiempo: podría pensarse que las piezas pequeñas deberían indicar los
segundos; las piezas medianas los minutos y el conjunto, la hora;
pero nada de eso ocurre, como bien sabemos. Sin embargo, el
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conjunto de piezas del reloj una vez interrelacionadas e interactuando

entre ellas (es decir, su organización interna), sí es capaz de
indicarnos la hora o medir el tiempo. Esto es lo que se llama sinergia.

Cabe señalar que la manera en que se comportan los sistemas

abiertos requiere de entradas (inputs), que posteriormente son
procesados en lo que también se llama caja negra, para de este modo
generar salidas (outputs) cuyo valor sea mayor al de las entradas. De
este modo, me parece indispensable que cualquier sistema abierto,
trátese de una persona, una comunidad, o una empresa, sea capaz
de elegir de la mejor manera cuáles van a ser sus entradas, ya sean
físicas o abstractas. Por ejemplo, en el caso de una persona (y
haciendo cita al refrán “eres lo que comes”), cuando ingiere
cotidianamente alimentos nutritivos y balanceados (físicos), podrá
gozar de una mejor salud, a diferencia de que solamente ingiriera
alimentos de una clase específica. Aplica también para las cuestiones
abstractas, como el conocimiento, compuesto por conceptos, planes,
hipótesis o ideas, que se adhieren al pensamiento de las personas, y
que como la comida, tiene también sus contrastes, de modo que es
preferible saber distinguir entre el conocimiento sano de altura (el
que se supone, deberíamos de consumir), y las letras muertas que
poco aportan al desarrollo intelectual.

Hasta nuestros días, seguimos manteniendo el tipo de visión

sistémica que se planteó por aquellos años, y es que resulta
indispensable analizar de una manera global y holística el
comportamiento de los sistemas cuando estos son abiertos, como en
el caso de los seres vivos, la sociedad, las empresas, y muchos otros,
que tienen de manera inherente, un contacto con el exterior, el cual
es necesario para su supervivencia, su crecimiento y su desarrollo.

Sin embargo, esta idea se contrapone al paradigma propuesto por la

ciencia clásica, que sugiere la explicación de fenómenos complejos a
partir de situaciones aisladas, es decir, lo que se hacía era establecer
límites, separar una porción del “todo” para analizarla, y proponer un
sistema como cerrado, cuando en realidad es abierto.
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Orígenes de la Teoría General de Sistemas

Ahora que menciono la ciencia, recuerdo un programa de televisión

en el cuál se mencionaba que el mundialmente conocido científico,
Albert Einstein, después de exponer su teoría de la relatividad, se
obstinó en la creación de una ecuación única que describiría el
comportamiento del universo por completo, a la cual llamaría “teoría
de la unificación”, en esta, haría uso de los descubrimientos de la
gravedad de Newton, el electromagnetismo de Maxwell, la teoría
cuántica y su teoría de la relatividad para unificarlas. ¿Qué tiene que
ver esto con la teoría general de sistemas?, que lo que Einstein pensó
en la década de los 30’s, y que desafortunadamente el término su
vida no le permitió concretar, fue la subyacente concepción del
“todo”, para explicar el universo tomando en cuenta la interacción
ineludible que existe entre los corpúsculos de la teoría cuántica, con
el universo superior de la relatividad general. Similar a lo que hizo
Newton para explicar la gravedad que nos mantiene con los pies en el
suelo y que hace permanecer a la luna en torno a la tierra. Tener en
cuenta lo celestial para controlar lo terrenal.

Por otro lado, cuando se habla de sistemas, hablamos de elementos

que mantienen una interacción constante, sin embargo, esta
interacción coordinada se ve alterada o perturbada en múltiples
ocasiones por diversos factores internos o externos que ocasionan
impactos negativos en el orden de la organización, para definir este
caos o desorden dentro de los sistemas, se tomo prestado de la
termodinámica el concepto de entropía. A medida que la información
dentro de los sistemas disminuye, aumenta la entropía, es decir, el
desorden. Esto se debe a que mediante el manejo adecuado de la
información es como se puede tener una óptima comunicación,
coordinación y organización dentro del sistema que permita mejorar
el servicio para el cual fue diseñado. Es importante mencionar que en
los sistemas abiertos la entropía puede ser infinita si no se ejercen
acciones para contrarrestarla.

Para ejercer el control de la organización es necesario que algo o

alguien conserven el orden interno del sistema, procurando que se
cumpla con los reglamentos o leyes que se hayan establecido. A este
factor de organización se le conoce como negentropía, y es lo
opuesto a la entropía. Todo sistema para sobrevivir necesita de la
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negentropía, y una herramienta para incrementarla es la

retroalimentación que permite una comunicación de retorno
proporcionada por la salida del sistema hacia su entrada, para
comparar las salidas con un criterio o estándar previamente
establecido que permita corregir, mantener o perfeccionar el sistema
a fin de mantenerlo vivo.

Este concepto es aplicable a las empresas actuales, ya que se puede

observar que algunas han tenido crecimientos explosivos hasta llegar
a un grado superior de complejidad, lo cual ha creado retos para
mantener sistemas eficientes orientados a lograr una coordinación
integral de todos sus elementos.

Los sistemas cerrados también pueden padecer de la entropía,

aunque en estos casos no es infinita, sino que se llega a un nivel
máximo de entropía, que consecuentemente ocasiona el equilibrio
dentro de los componentes del sistema cerrado. Este equilibrio es
conocido como homeóstasis. Para poder ejemplificarlo, retomo la
clásica situación de dos gases puros que no reaccionan químicamente
entre sí, que se encuentren encerrados, a la misma presión y
temperatura, en sendos recipientes comunicados por una llave de
paso, al abrir ésta, las moléculas de cada gas comenzarán a pasar de
un recipiente a otro, hasta que sus concentraciones en ambos se
igualen. Todo este proceso transcurre sin variación de presión,
temperatura o volumen; no se intercambia en él trabajo alguno, ni
existe variación de energía, pero ésta se ha degradado en la
evolución del sistema desde el estado inicial hasta el final.

Finalmente, se puede decir que el objetivo de la teoría general de

sistemas es crear una visión holística de los sistemas en los cuáles
está involucrada la sociedad humana. Por lo tanto, y desde el punto
de vista de la ingeniería industrial, es necesario que dentro de toda
organización se mantenga un equilibrio y un esfuerzo constante que
vaya desde lo particular a lo general por tener siempre una
organización fuerte y competitiva. Los cambios que propicien la
negentropía empiezan en lo individual, en uno mismo. Hay que actuar
para alentar la participación del resto de los elementos que formen
parte de nuestro sistema para llevar una sana formación de nuestras
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habilidades y conocimientos que enriquezca la sinergia interna y

como consecuencia, crecer colectivamente de manera armoniosa
para poder contribuir con el desarrollo y bienestar del ambiente
exterior, que como podemos darnos cuenta con las noticias
cotidianas, las situaciones adversas a las que nos afrontamos, (que
no son más que la herencia de la apatía hacia el desorden de las
generaciones anteriores), necesitan de una organización fuerte,
inquebrantable y eficaz que nos involucre a toda la sociedad de una
manera participativa y coordinada.