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Concepto, ubicación y elementos positivos de la culpabilidad.

Necesidad de la culpabilidad como reproche personal del injusto basado en la


autodeterminación.

La culpabilidad consiste en un juicio que permite vincular, en forma


personalizada, el injusto a su autor y, de ese modo, operar como el principal
indicador que, desde la teoría del delito, condiciona el paso y la magnitud de
poder punitivo que puede ejercerse sobre éste—si puede reprocharse el
injusto al autor y, por ende, si puede imponerse pena y hasta qué medida
según el grado de ese reproche.

De éste puente entre injusto y pena no puede prescindirse porque no es


admisible el criterio de graduar la pena mecánicamente conforme al mayor o
menor contenido injusto.

La culpabilidad se entiendo como un juicio personalizado que le reprocha al


autor su injusto, considerando el ámbito de autodeterminación con el que
actuó.---a nadie puede cargársele con un injusto si no ha sido resultado de su
libre determinación y que no puede hacérselo en medida que supere su
ámbito de autodeterminación, sea un mínimo requisito de racionalidad.
Todos nos movemos en un ámbito de decisión que no es infinito ni idéntico
en todas las circunstancias, la psicología prueba que cada uno de nosotros,
según nuestra personalidad y la situación vivencial concreta, tenemos cierto
catálogo limitado de conductas posibles; quien dispone de experiencia y
entrenamiento puede enfrentar algunas circunstancias con mas opciones de
comportamiento que otro, lo cual tmb permite señalar magnitudes---la
posibilidad de optar es un atributo de la persona basado en el DIPúb y el
propio Dconst.

Insuficiencia de ese reproche para indicar criterios de contención del poder


punitivo.

El reproche personalizado al autor de un injusto es un reproche del acto, o


sea, que se le reprocha lo que hizo y no lo que es.

La culpabilidad de acto de la personalidad sirve para señalar el catálogo de


posibles conductas que el sujeto tenía a su disposición; en función de la
personalidad se le reprocha lo que hizo.

En la culpabilidad de autor no importa el catálogo de posibles conductas, sino


que se le reprocha la personalidad misma; en función del injusto se le
reprocha lo que es. Cualquier persona a la que se le reproche un injusto
penal puede argumentar que se la ha seleccionado con cierta arbitrariedad y
reclamar.
Dado que el juicio de reproche es selectivo y discriminatorio no es ético, por
lo tanto no legitima el ejercicio del poder punitivo. Pero la culpabilidad es un
juicio de reproche que no tiene por objeto legitimar el ejercicio del poder
punitivo, sino señalar un filtro, o sea, proporcionar un criterio racional de
limitación del ejercicio de ese poder. No convierte al poder punitivo en
racional, sino que sólo dota de racionalidad a la actividad de contención.

Se decía que había una co-culpabilidad de la sociedad cuando no le había


brindado al sujeto un espacio social adecuado para su desarrollo y que había
que descargársela al agente en el momento de cuantificar el reproche y la
pena—es una idea insuficiente pues evoca el perjuicio de que la pobreza es la
causa del delito ( sabemos que todas las capas sociales lo cometen) y
terminaríamos en el “derecho penal a 2 velocidades”(mas garantías para el
delito común y menos para el organizado”---incluso considerándolo, la
culpabilidad de acto no es un juicio ético porque no puede responder a la
objeción de que habilita un poder que se ejerce discriminatoriamente sobre la
población. No sólo no es ético, sino tampoco es racional.

La culpabilidad penal como síntesis de la culpabilidad por el acto y por la


vulnerabilidad

La culpabilidad penal del estado de derecho no puede ser la simple


culpabilidad por el acto, sino que debe surgir de la síntesis de ésta (como
límite máximo del reproche) y otro concepto de culpabilidad que incorpore el
dato real de la selectividad. Sólo de éste modo resulta ético y racional el
reparto del poder jurídico para contener el poder punitivo. Para elaborar éste
principio que contrastará con la culpabilidad por el acto y que en definitiva se
sintetizará en la culpabilidad penal, deben tomarse en cuenta los datos reales
de la selectividad.

El sistema penal presenta diferentes grados de peligrosidad según


características personales y status social de los habitantes: la peligrosidad
del poder punitivo es mayor para los hombres, adolecentes y jóvenes, los
desocupados y sin inserción estudiantil, etc. que para las mujeres, los viejos,
los que trabajan, etc.---todo esto se verifica cuando se piden identificaciones
en la vía pública o cuando se seleccionan personas en las razias policiales---la
selección se produce en razón de una “situación de vulnerabilidad” en la que
juega un importante papel el estado de vulnerabilidad, pero no lo agota. La
peligrosidad del poder punitivo se concreta en el “esfuerzo personal de la
persona por alcanzar esa situación” (algo suele hacer la persona para
alcanzar esa situación). Se puede partir de cualquier estado de vulnerabilidad
y sin embargo alcanzar o no esa situación, todo depende de el esfuerzo
personal para ponerse en ella.

Puede afirmarse que la culpabilidad por la vulnerabilidad no es una


alternativa a la culpabilidad como reproche formalmente ético, sino un paso
superador de ésta, que la conserva en su síntesis. Afirmada la culpabilidad
formalmente ética como culpabilidad pura por el hecho, conforme al ámbito
de autodeterminación con que el sujeto pudo deliberar y señalando conforme
a ella un cierto grado de reproche, la culpabilidad por el esfuerzo del sujeto
para alcanzar la situación concreta de vulnerabilidad se le opone, para
contrarrestar su desconsideración de la selectividad y , en la medida que
corresponda, se sintetiza en una culpabilidad normativa penal que puede
reducir el reproche por el acto pero nunca ampliarlo. La culpabilidad penal
resultante de ésta síntesis traduce el esfuerzo del saber jco-penal por reducir
el resultado de la culpabilidad formalmente ética.

Culpabilidad penal: “es el juicio necesario para vincular en forma


personalizada el injusto a su autor y, en su caso, operar como principal
indicador del máximo de la magnitud de poder punitivo que puede ejercerse
sobre éste. Este juicio resulta de la síntesis de un juicio de reproche basado
en el ámbito de autodeterminación de la persona en el momento del hecho
con el juicio de reproche por el esfuerzo del agente para alcanzar la situación
de vulnerabilidad en que el sistema ha concretado su peligrosidad,
descontando del mismo el correspondiente a su mero estado de
vulnerabilidad”.

El fundamento ético a la razón de estado

Todo depende de que se opte por:

a) Un “derecho penal de acto o de autor”: el primer desvalora lo que el


agente hizo (la acción) y el segundo lo que el agente es (a la persona)

b) Un “derecho personalista o transpersonalista”: en el primero optan por


ponerlo al servicio de la persona, y en el segundo bajo el servicio de
algún ídolo transpersonal (la nación o el estado, etc.)

Combinando ambas opciones surgen todas las variables constructivas del


puente entre el injusto y la pena.

EN los comienzo de la dogmática juco-penal del siglo XX suele explicarse que


regía la llamada “teoría psicológica de la culpabilidad” propia de FRANZ VON
LISZT. La culpabilidad era el nexo psicológico entre la acción y el resultado,
así como el injusto era el nexo causal entre ambos términos. Dicha teoría no
podía explicar la culpa inconsciente, no admitía grados (solo reconocía dolo y
culpa) y por eso no se proyectaba sobre la pena. Tampoco era un juicio de
culpabilidad, sino sólo lo que hoy llamamos tipo subjetivo; no había hecho
mas que dar ese nombre a los requisitos de la imputación objetiva.

En 1907 REINHART FRANK recuperó el concepto de “culpabilidad normativa”,


retomando la idea de la ética tradicional de Aristóteles. No se pretende que la
culpabilidad sea un concepto descriptivo (como proponía Liszt), pasa a ser un
juicio de reproche basado en la ética tradicional. La culpabilidad abarcaba
elementos heterógenos, porque incorporaba el dolo, la culpa y el reproche, y
se caía en la dificultad de que la culpabilidad abarcaba al mismo tiempo los
datos psicológicos y el reproche de éstos. Cuanto mas condicionados se
encuentren en razón de sus caracteres personales y, por ende, mas reducido
sea su ámbito de autodeterminación, mayor será la culpabilidad que hallarán
los partidarios de éstas corrientes, porque le reprochan algo diferente al acto
mismo. (Faltan algunas corrientes pgs.521 a 527)

Espacio de autodeterminación y culpabilidad de acto

El principio de culpabilidad puede enunciarse con la fórmula “no hay pena sin
reprochabilidad”, lo que presupone la autodeterminación de la voluntad
humana. Cualquier concepción de lo humano sin capacidad de decisión
elimina la responsabilidad y, con ella el concepto mismo de persona y, por
consiguiente, el de ciudadano.

Se trata de averiguar cuál fue el ámbito auto determinable del propio autor
en esa circunstancia y no el que hubiera tenido otro que no fue el autor. Para
valorarlo se apelará a comparaciones y experiencias con otros seres
humanos y con el mismo sujeto valorante.

Todas las causas de inculpabilidad son supuestos de inexigibilidad de otra


conducta adecuada al Derecho, la inexigibilidad no es una causa de
inculpabilidad, sino el común denominador, género o naturaleza última de
todas las causas de inculpabilidad.

El ámbito auto determinable siempre existe, las características personales


(carácter y personalidad, la vida y experiencias) también forman parte de las
circunstancias que lo condicionan; son datos que no se reprochan, sino que
se computan para determinar la magnitud del ámbito de autodeterminación
concreto.

Cuadro de las causas de exculpación o de inculpabilidad

La inexigibilidad por reducción grave o cancelación del ámbito de


autodeterminación que da lugar a la exculpación o inculpabilidad reconoce
varios supuestos llamados “causas de exculpación o de inculpabilidad”. Estos
pueden obedecer a que:

a) El sujeto no pueda exigírsele la comprensión de la antijuridicidad de su


injusto: previstos en el inc. 1º del art. 34 Cpen y tienen lugar cuando el
agente opera en situación de: incapacidad psíquica de comprensión de
la antijuridicidad de su conducta o; de error de prohibición invencible.
b) Pese a que la comprensión de la antijuridicidad de su injusto le sea
exigible al sujeto, exista una constelación gravemente conflictiva que
reduzca considerablemente sus posibilidades de decisión. Estos casos
tienen lugar en: el estado de necesidad exculpante (inc. 2 del art. 34
Cpen: “el que obrare violentado por amenazas de sufrir un mal grave e
inminente”); y en la incapacidad psíquica para adecuar la conducta a
la comprensión de la antijuridicidad (inc. 1º del art 34 CP: “el que no
haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus
facultades, por alteraciones morbosa de las mismas…dirigir sus
acciones”).

Estas situaciones son abarcadas por el carácter genérico de inexigibilidad,


común a todas las causas que excluyen la culpabilidad. Es posible que
ocurra una “concurrencia de causales de inculpabilidad”

Posibilidad exigible de comprensión de la antijuridicidad

La antijuridicidad es una valoración, para comprender una valoración no


basta con conocerla. La comprensión no es el mero conocimiento de un
dato de la realidad, sino una instancia superior de incorporación.
Comprender un valor significa incorporarlo, quien no sea capaz de
vivenciar su condición de persona no podrá comprender un desvalor
jurídico en el marco de una comunidad de individuos. Se requiere también
una comprensión del mundo a través de la cual se comprende a sí mismo.

Si la ley exigiese la comprensión efectiva de la antijuridicidad, sería


menester concluir en una inculpabilidad general. De allí que la ley penal
disponga que para la culpabilidad es suficiente con la posibilidad exigible
de comprensión de la antijuridicidad y, a contrario sensu, que sólo es
inculpable aquél al que no se le pueda exigir razonablemente la
comprensión de la misma. Cuanto mayor sea el esfuerzo que la
comprensión le demande, menor será la reprochabilidad del injusto
(menor culpabilidad) y viceversa.

La llamada posibilidad de comprensión de la antijuridicidad no es mas que


un grado de exigibilidad de la posibilidad hipotética de la comprensión del
injusto del hecho y, por ende, se tratará siempre de un presupuesto de la
culpabilidad dado en cierta medida, o sea, eminentemente graduable. La
posibilidad exigible de la comprensión de la antij., siendo un paso superior
al mero conocimiento del desvalor, no puede menos que presuponer el
conocimiento del referido desvalor o “consciencia de la antijuridicidad o
de la ilicitud”

Para el cód. Arg., dado que exige la posibilidad de comprensión de la


criminalidad, no se conforma con el presupuesto del conocimiento de la
contrariedad del acto con el derecho, sino que se requiere que el agente
también haya podido conocer que esa contrariedad está tipificada
penalmente, es decir, que se rata de antij. Con relevancia penal.

La inexigibilidad de comprensión de la antijuridicidad por


incapacidad psíquica

Concepto, ubicación y delimitación de la inimputabilidad

En sentido amplísimo, se usa imputabilidad como posibilidad de cargar a


alguien con algo (de ponerle a cargo). Pero el uso que hace el derecho
penal es técnico y difiere de éste: significa sólo capacidad psíquica de
culpabilidad. Para reprocharle una conducta típica y antijca. A un autor es
menester que éste haya tenido cierto grado de capacidad psíquica, que le
hubiera permitido disponer de un ámbito de autodeterminación. La
imputabilidad es una característica del acto aunque provenga de una
capacidad del sujeto.

No hay una clasificación de las personas en imputables e inimputables,


sino injustos que son imputables y los que no lo son por razones de
capacidad psíquica del autor. La capacidad requerida para reprocharle a
un sujeto un injusto es la necesaria para que le haya sido posible
comprender la naturaleza antijca. De lo que hacía y que le hubiese
permitido adecuar su conducta conforme a esa comprensión de la
antijuridicidad. Quien tiene muy limitada o anulada la posibilidad de
comprender la antijuridicidad de su conducta no puede ser reprochado (ej.
psicosis); o quien comprenda la antijuridicidad de su conducta, pero no
tenga capacidad para adecuarla a esa comprensión, tampoco puede ser
reprochado por su injusto (ej. Fobia).

El concepto político de imputabilidad

El control psiquiátrico encierra iguales o mayores riesgos que el punitivo.


El psiquiatrizado es tradicionalmente excluido o inferiorizado. Su situación
es de mayor indefensión que la del propio penado; pasa a ser un incapaz
jco, deja de ser un ciudadano para convertirse en un tutelado.

La inimputabilidad puede acarrear privaciones de libertad (con el nombre


de “medidas de seguridad”) mas extensas y deteriorantes que las de la
propia pena formal y sin guardad ninguna proporción con la gravedad del
injusto cometido.

El derecho penal no puede dejar de valorar los conceptos manejados por


los peritos, no solo para determinar si hay culpabilidad, sino tmb desde el
punto de vista ideológico y de las garantías y derechos, pues con ello no
hace mas que reservarse la potestad de depurar el discurso que recibe de
los elementos de control social represivo que arrastra, o sea, de operar el
mismo modo crítico en que debe hacerlo con su propio discurso.

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DIFERENCIAS CON EL FUNCIONALISMO NORMATIVISTA:

a) FN: se encierra en su normativismo para excluir cualquier posibilidad


de discusión con las ciencias de la conducta; el CPP(concepto político
puro) reconoce el carácter político del límite de imputabilidad

b) FN: parece temer a las ciencias de la conducta por discursivamente


contaminantes; el CPP las descarta por represivas

c) FN: asigna al inimputable el trato de un objeto; el CPP pretende que


sea tratado como un ciudadano disidente

d) FN: tiene extrema desconfianza regresiva; el CPP puede considerarse


una tendencia crítica que se hace cargo de la desconfianza progresiva.

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El concepto político de imputabilidad, pues, debe ser construido con


respeto del dato óntico de la patología y de las alteraciones no
patológicas de la comprensión y del comportamiento, aunque para ello
deba hacerse cargo de la dificultad crítica que importa reconocer y
depurar los elementos represivos y controladores o punitivos del propio
discurso de las cs de la conducta. Ciertas reglas elementales permiten
orientar ésta tarea:

El poder punitivo no puede ser habilitado por el derecho ilimitadamente ni


fuera de las pautas de mínima racionalidad en ningún caso, sea la
persona capaz o no; existen situaciones en que las condiciones psíquicas
de la persona hacen que nadie pueda reprocharle razonablemente que no
se haya comportado conforme a derecho y se esclarecen con elementos
proporcionados por las cs de la conducta; el derecho penal debe contener
tanto el poder punitivo de las agencias del sistema penal como el que
ejercen las agencias de la salud, incorporando las mismas reglas de
mínima racionalidad a cualquier manifestación punitiva; existe una
realidad de poder que hace que una cantidad de personas asuma
comportamientos que los hacen mucho mas vulnerables que al resto y,
por ende, debe preservárselos hasta donde sea posible de un poder
punitivo que los aniquilaría; y finalmente los pacientes psiquiátricos deben
ser ampliamente escuchados por los jueces en el proceso penal y
posteriormente, en especial cada vez que sea necesario discutir su
capacidad Jca.

La incapacidad psíquica de comprensión de la antijuridicidad en el


derecho vigente

La inimputabilidad por incapacidad psíquica para comprender la


antijuridicidad, la que es producida por la incapacidad psíquica para
adecuar la conducta a esa comprensión siempre tiene como base una
perturbación en la consciencia. No debe tratarse de un caso de
inconsciencia porque la privación de la consciencia en una incapacidad de
conducta. Cuando la consciencia funciona perturbada puede haber una
incapacidad para percibir los elementos del tipo objetivo, en cuyo caso se
tratará de una atipicidad de la conducta, pero si no impide este
reconocimiento, el problema es de imputabilidad, o sea, de capacidad
psíquica de culpabilidad.

Para la imputabilidad lo que interesa es sólo el grado de esfuerzo que la


persona debe haber realizado para comprender la antijuridicidad de su
conducta, sin importar si ésta es normal o patológica. Cuanto mayor sea
la perturbación de la consciencia observada por el juez con ayuda del
perito, mayor debió ser el esfuerzo del sujeto para comprender la
antijuridicidad y, consecuentemente, menor debe ser la reprochabilidad.
El objetivo del peritaje psiquiátrico es ayudar al tribunal a comprender la
magnitud de ese esfuerzo, que es lo que el juez debe valorar para
determinar si excede el marco de lo jurídicamente exigible y, por ende,
reprochable.

No debe olvidarse que la imputabilidad es una característica de la


conducta que depende de un estado del sujeto, por ende, la capacidad de
culpabilidad debe establecerse para cada delito concreto. Cualquiera sea
el padecimiento, lo que en definitiva interesa es que haya una
perturbación de la consciencia, producida por insuficiencia o por
alteración morbosa de las facultades.

CAUSA: Perturbación de la consciencia x insuficiencia de las facultades o


alteración de las mismas

EFECTO: imposibilidad de comprender la antijuridicidad de la conducta o


imposibilidad de dirigir las acciones conforme a esa comprensión.

La insuficiencia y la alteración morbosa de las facultades

La insuficiencia de las facultades no requiere origen morboso, es criteriosa


la ley cuando las menciona por separado, porque de ese modo da entrada
a la insuficiencia no patológica sin necesidad de forzar los conceptos.

Dentro de la insuficiencia de las facultades caben todas las oligofrenias


(imbecilidad, debilidad mental), los casos en que hay una falta de
inteligencia congénita o producida por algún padecimiento que impidió el
desarrollo de ésta, a condición de que no sea de grado tal que provoque
una incapacidad psíquica mas profunda; también en los casos de
demencia y en las psicosis endógenas (esquizofrenia) o en las psicosis
maníaco-melancólicas, como tmb en las exógenas (toxicas, traumáticas,
etc.)

Las alteraciones morbosas de las facultades son un supuesto más de


insuficiencia que se lo precisa por separado porque algunas afecciones
provocan aumento de ciertas funciones (ej. Taquipsiquía). Conforme a la
psiquiatría moderna, toda alteración morbosa es una enfermedad mental,
pero no es un caso de alienación

Al contrario de la tesis tradicional, cuando el código se refiere a la


insuficiencia de las facultades y a la alteración morbosa, no significa con
ello entidades o grupos de entidades nosotáxicas que sean fuente de
inimputabilidad, sino que precisa sus efectos psíquicos, de origen
morboso o no, que pueden sintetizarse en perturbación de la consciencia,
puesto que ninguna insuficiencia o alteración dejará de producir una
perturbación de este tipo, como tampoco se la observará a la que no
provenga de alguna insuficiencia o alteración.

Algunos casos particulares

El perito siempre ilustra y es el juez el que valora

Los psicópatas propiamente dichos son personas que sufren una


gravísima incapacidad de internalización de pautas. Tienen la esfera
afectiva completamente atrofiada y pueden cometer los hechos más
crueles. No tienen moral.

Las neurosis por lo general no provocan inimputabilidad, pero toda


neurosis tiene un núcleo problemático y provoca una alteración de la
personalidad, pudiendo, en determinadas situaciones constelacionales
que tocan directamente a este núcleo, dar lugar a un estado del sujeto en
que se haga sumamente difícil comprender la antijuridicidad de su
conducta.

Fuera del campo patológico, situaciones meramente vivenciales pueden


generar una incapacidad de comprensión de la antijuridicidad por
insuficiencia de las facultades. Sucede en circunstancias amenazadoras
que provocan miedo, éste disminuye la capacidad de comprensión
pudiendo quedar por debajo del nivel de exigibilidad y consiguiente
reprochabilidad. Incluso niveles superiores de miedo pueden provocar
parálisis (incapacidad de conducta) llegando a veces a causar la muerte.
El efecto de la multitud también puede disminuir la culpabilidad y aun
provocar un verdadero estado de incapacidad psíquica, pero tales
circunstancias deben ser consideradas en cada caso.

El momento de la inimputabilidad: el llamado trastorno mental transitorio

La ley requiere la capacidad de comprensión de la antijuridicidad en el


momento del hecho, de modo que poco importa que esta sea anterior, o
que subsista después del mismo. Debe valorarse la capacidad psíquica del
agente al tiempo de realizar la conducta. No obstante se ha discutido el
“trastorno mental transitorio” que por razones patológicas tiene lugar en
el momento de la acción y luego desaparece. No merece consideración
especial dentro de la dogmática, puesto que no pasa de ser un supuesto
más de inimputabilidad, y los interrogantes que se plantean a su respecto
responden a cuestiones probatorias. (ej. Intoxicación aguda que no llegue
a coma, ebriedad del sueño, etc.)

Uno de los criterios para cuantificar la perturbación de la consciencia es la


memoria; en el caso de la embriaguez completa, la memoria parcial es
frecuente en estos casos. En caso que la embriaguez haya sido provocada
por el propio agente, es decir, que se haya intoxicado voluntariamente
con cualquier sustancia, debe analizarse la posible tipicidad culposa de la
provocación o, en caso de que la mera conducta configure por si misma
una tentativa, la posible tipicidad dolosa. La tipicidad culposa queda
excluida en los casos que no haya tipo culposo, como tmb cuando la
intoxicación aguda sea un episodio dentro de un cuadro general de
toxicofrenia o intoxicación crónica.

Las dependencias tóxicas

Hay tóxicos prohibidos y no prohibidos, la prohibición suele ser arbitraria.


La ley 23737 tipifica una serie de conductas referidas a tóxicos
prohibidos. SU art 14 pena la mera tenencia; el art 18 establece que si la
tenencia es para consumo propio, cuando el tenedor fuese dependiente,
sele someterá a un tratamiento y, si dentro de los 2 años éste estuviese
curado se extinguirá la acción penal, en caso contrario se le aplicará la
pena (la ley argentina pena a un enfermo por no poder curarse). Las
tóxicodependencias son enfermedades que radican en la necesidad
irrefrenable de consumir el toxico y su privación causa graves
sufrimientos y hasta la muerte. Es claro que quien padeciendo una
tóxicodependencia se encuentra en un episodio agudo de intoxicación no
se intoxica voluntariamente sino porque no puede hacer nada para
evitarlo.

El momento de la inimputabilidad: la teoría de las actiones liberae in


causa

En el siglo XIX el discurso penal consagró el versari in re ilícita y sostenía


que cuando el agente se embriagaba voluntariamente, por completa que
sea su embriaguez, ésta era irrelevante, pues “quien quiso la causa, quiso
el efecto”.

Desde el mismo siglo se sostuvo también otra tesis, ensayada por la


doctrina italiana medieval (farinaccio) que apelaba a la teoría de las
actiones liberae in causa o ad libertatem relatae. Esta tesis parte de la
premisa que la acción de cualquier inimputable voluntario es una actio
liberae in causa, es decir, no es libre en el momento del hecho, pero lo es
en su causa, por lo que la culpabilidad se traslada a ese momento previo,
esto es, a la conducta realizada para colocarse en el estado o situación de
inculpabilidad para cometer el delito y a la voluntad que existe en ese
momento. Así si el sujeto se incapacitó accidentalmente, no hay
culpabilidad; si lo hizo por el puro gusto de hacerlo, pero sin poder prever
el resultado, tampoco; pero si pudo preverlo la responsabilidad será
culposa; y su lo hizo para causar el resultado, la responsabilidad será
dolosa.

El problema con éstas teorías es que en el momento en el que el sujeto


realiza el ilícito no es imputable, pero si cuando bebe, pero no hay
tipicidad. No se puede con dos conductas diferentes armar un delito.
Nadie puede saber en estado sobrio lo que hará en una intoxicación
completa.

Los argumentos mecánicos presentados son válidos sólo en algunos


casos, especialmente omisivos, en que la precisión de movimientos
requerida para realizar la acción debida se impide con la intoxicación y,
por ende, el comienzo de la incapacitación ya es típico de tentativa.

Imputabilidad disminuida

Muchos códigos modernos contienen previsiones para ciertos casos en


que el reproche no se excluye, pero es sensiblemente menos, y se suelen
llamar “imputabilidad disminuida”. En nuestro CP no hay una fórmula
general de la misma, no obstante hay claros casos de ésta como, por
ejemplo, la emoción violenta

La inexigibilidad de comprensión de la criminalidad proveniente


de error (errores exculpantes)

Fundamento de errores exculpantes

Quien no puede saber que la acción que se realiza está penada, no puede
comprender su carácter criminal y, por ende, no puede ser reprochado
jurídicamente sin violar las reglas elementales de racionalidad. La
exigencia de la ley penal previa tiene por objeto que los ciudadanos
puedan conocer y comprender la conminación penal de su conducta antes
de su realización. Hoy se sostiene que el principio mencionado debe
respetarse en todos los casos, y por ende, se admiten plenamente los
“errores que excluyen la culpabilidad o errores exculpantes”. Esto revela
que una teoría del error fuertemente respetuosa del principio de
culpabilidad debe ser la valla infranqueable que oponga el derecho penal
al constante esfuerzo del poder punitivo por hacer inextricable la
normación legislativa.

Delimitación con el error de tipo

Los errores exculpantes se diferencian del error de tipo. En éste el agente


cree estar realizando una acción diferente, piensa estar realizando otra
conducta, tampoco puede comprender la prohibición o la punibilidad, pero
porque no hay tipicidad (dolosa) lo que hace innecesario analizar la
culpabilidad, éste error excluye directamente el injusto

En los errores exculpantes las consecuencias son diferentes: eliminan la


culpabilidad cuando son invencibles o no imputables, pero no tienen nada
que ver con la tipicidad, de modo que aunque sean imputables o
vencibles no pueden generar tipicidad culposa (cosa que no pasa en el
error de tipo) Solo afecta la reprochabilidad del injusto, pero no lo altera, y
el único efecto de un error exculpante vencible es el de producir menor
reproche.

Vencibilidad e invencibilidad de errores exculpantes

El error imputable o vencible no elimina el reproche. En verdad la


vencibilidad o evitabilidad del error de prohibición es un límite de
culpabilidad, un límite de exigibilidad y consiguiente reprochabilidad; el
único deber que tienen los ciudadanos es el de no cometer delitos, que les
es exigible en la medida que dispongan efectivamente de la correlativa
posibilidad de comprender la naturaleza o punibilidad de tales injustos, sin
que importe si hicieron uso de esa posibilidad de comprensión. Si
realmente podían comprender, aunque no lo hubiesen hecho, igualmente
serán culpables.

Debe valorarse en relación al sujeto en concreto y a sus circunstancias.


Presenta 3 aspectos: si le fue posible acudir a algún medo idóneo de
información; si la urgencia de la toma de decisión le impidió informarse o
reflexionar y: si le era exigible que imaginase la criminalidad de su
conducta.

Media error invencible cuando cambia una jurisprudencia casatoria o


incluso invariable a lo largo de muchos años, que consideraba que una
acción no es punible; por lo menos todas las conductas realizadas hasta la
publicación de la nueva jurisprudencia, debe considerarse que median
errores invencibles. Pero también cuando la jurisprudencia duda dando
lugar a diferentes interpretaciones simultáneas dentro de una misma
competencia, el ciudadano no puede saber cómo se valorará su acto (no
se trata de supuestos de duda del agente, sino de duda del derecho
mismo).

El error exculpante vencible en el código penal

El error invencible sobre la criminalidad da lugar a la inculpabilidad; casi


siempre que haya un error exculpante vencible, particularmente cuando
hizo actuar al agente sin conocimiento del contenido injusto del hecho, la
culpabilidad será de menor intensidad, porque la comprensión tuvo
dificultades que no le son imputables totalmente al agente.

Como el código no contiene una fórmula general de la culpabilidad


disminuida o atenuada, se plantea la dificultad de establecer las escalas
penales en los errores vencibles sobre la criminalidad que determinen un
menor grado de culpabilidad. La única solución es hace ruso de los
criterios del art 41 sin perjuicio de que, en los supuestos en que los
mínimos legales resulten desproporcionados respecto del grado de
culpabilidad, se imponga una pena por debajo de ellos.

Cuadro general de los errores exculpantes

1) Error de Prohibición

a) Error de conocimiento de la prohibición: falsa suposición de que la


conducta no viola ninguna norma prohibitiva

b) Errores de alcance de la prohibición: falsas suposiciones de


cumplimiento de un deber jco; consentimiento; fomento por el
derecho y; riesgos no prohibidos.

c) Error de comprensión de la prohibición: porque su cultura no


permite asimilarlo

d) Error indirecto de prohibición por falsa suposición de la existencia


legal de una causa de justificación: sus reglas se aplican tmb al
error sobre el alcance de una causa de justificación existente--- es
la falsa suposición de que la acción está amparada por alguna de
las causas de justificación legales y cree que tiene derecho que en
realidad no existe

e) Error indirecto de prohibición por falsa suposición de un supuesto


fáctico de justificación
2) Errores exculpantes especiales

a) Error sobre la situación objetiva de necesidad exculpante: falsa


suposición de estar actuando al amparo de una exculpante

b) Error sobre causas que excluyen punibilidad: falsa suposición de un


supuesto de exclusión de punibilidad.

El error puede ser inverso y llevar al agente a creer que comete una
acción típica y antijca, cuando la conducta no tiene ese carácter (delito
putativo o imaginario). La única dificultad se plantea en su eventual
distinción con la tentativa inidónea o delito imposible, y suele decirse
que el delito imaginario es un error de prohibición invertido y la otra es
un error de tipo invertido. El delito imaginario no se puede relevar, ni
siquiera cuando en un error de prohibición invertido, por efecto del
error sobre una situación objetiva, resultare que en realidad se comete
una acción típica (doble error).

Errores directos e indirectos de prohibición

Error de prohibición es el que impide exclusivamente la comprensión


del carácter y entidad de injusto del acto. Debe distinguirse de otros
errores: se asemeja al error de tipo en que éste último tmb impide esa
comprensión, pero se distingue de él en que no afecta para nada a la
tipicidad; se parece al error sobre una situación objetiva de
inculpabilidad en que tmb elimina la culpabilidad, pero éste último lo
hace sin impedir la comprensión de la antijuridicidad, sino porque
limita el ámbito de autodeterminación; y se distingue del error sobre la
punibilidad en que éste, al igual que el anterior, también elimina la
culpabilidad y tampoco impide la comprensión de la antijuridicidad,
pero sólo afecta al conocimiento de la conminación penal de la
conducta.

Dentro del error de prohibición, debe distinguirse el error de


conocimiento (se trata de errores de conocimiento del carácter
antijurídico en sí mismo) y el de simple comprensión (presupone el
conocimiento, cuando falta éste la comprensión es imposible).

El error de conocimiento de la prohibición que impide la comprensión


del carácter antijco del acto puede ser:

a) Error directo: es el que recae sobre la norma misma, es decir, sobre


la representación de la valoración jca del acto conforme a la norma
prohibitiva

b) Error indirecto: consiste en la falsa creencia acerca de la


operatividad de un precepto permisivo en el caso concreto. Es el
que determina la falsa convicción de que opera en el caso una
causa de justificación. El error puede obedecer a que el agente cree
falsamente que la ley reconoce una causa de justificación que no
existe, o bien, puede darse porque el sujeto cree que se halla en un
supuesto previsto por la ley como justificante, pero que no existe
en realidad.

Error directo por desconocimiento de la prohibición

El desconocimiento de la norma no se limita a la hipótesis en que el


agente desconoce su existencia legal, sino tmb al supuesto en el cual
el autor la conoce, pero no sabe que su conducta choca con ella en
razón de un error en la interpretación de la norma, sea porque la
entienda mal(error de subsunción), o porque crea que ésta no es
válida, por ser contraria a la norma de superior jerarquía, o porque no
supone que está en un ámbito espacial diferente o que ha sido
derogada o ha perdido vigencia(error de validez).

Puede asumir tmb la forma de error limitado a la relevancia penal o


típica de la antijuridicidad, lo que tiene lugar cuando el agente conoce
la antij de su acción, pero cree que ésta sólo acarrea sanciones civiles
o administrativas; dicho error afecta el conocimiento de la relevancia
penal de la antij (requisito en la exigencia de la posible de
comprensión de la criminalidad requerida por la ley)

El error directo que recaer sobre el conocimiento de la prohibición


misma puede ser tanto “error facti” como “error jjuris”.

Errores directos de prohibición sobre el alcance de la norma

Los errores sobre la tipicidad conglobante constituyen por regla


errores de prohibición y sólo excepcionalmente errores de tipo(sobre
dominabilidad y nat no banal del aporte del part 2º). Se trata de
conocimientos no actuales(como los del dolo), lo que los distingue
claramente de los que son necesarios para éste y cuya ausencia, por
ende, da lugar a errores de tipo.

Un caso lo configura la ignorancia del agente acerca del deber jco que
le incumbe, siempre que éste no se derive del desconocimiento de
alguno de los elementos requeridos por el tipo objetivo, en cuyo caso
se trata de un error de tipo. Se trata de supuestos harto posibles en los
casos de conflictos de normas o deberes en que la jurisprudencia o
doctrina vacilan acerca del deber que debe preponderar y en todos los
casos en que el agente obra en cumplimiento de órdenes cuya
ilegalidad no puede conocer ni controlar, como en todas las situaciones
en que se producen errores acerca de la situación fáctica que
presupone el respectivo deber jco.

También es un error directo de prohibición la falsa suposición de un


consentimiento inexistente, o sea, los errores acerca de la
aquiescencia cuya ausencia no sea elemento configurador del tipo
objetivo. El agente supone que el sujeto pasivo ha aceptado.

Erro de prohibición directo sobre el alcance de la norma es tmb el de


quien cree erróneamente estar realizando una conducta que es
fomentada por el derecho, al igual lo es el de quien cree estar
generando un riesgo no prohibido cuando en realidad genera uno que
lo está.

En los delitos omisivos es necesario distinguir entre el error que recae


sobre la situación objetiva de la que se deriva la posición de garante,
cuyo desconocimiento dará lugar a un error de tipo, y en lo relativo al
desconocimiento del deber de cuidado que de esa posición se deriva,
cuya ignorancia debe ser tratada como error de prohibición directo.

Errores directos de comprensión y conciencia disidente

Puro error de comprensión son los casos en que el sujeto conoce la


norma prohibitiva, pero no puede exigírsele su introyección o
internalización como parte de su equipo valorativo.

El tema se superpone en parte con la llamada conciencia disidente o


autoría por conciencia, que es cuando los valores personales del
agente no coinciden con los de la ley y éste experimenta el
apartamiento de sus valores como un sufrimiento de conciencia. Un
verdadero autor por conciencia disidente es quien experimenta la
realización del injusto como un verdadero deber de conciencia,
conforme a un sistema cerrado de valoraciones consiguientes pautas,
distinto del jco. Debe realizar un esfuerzo mucho mayor para evitar el
injusto. Puede haber casos en que tenga el efecto de excluir la
culpabilidad, cuando la dificultad para la comprensión está
condicionada culturalmente (conoce la regla pero no la puede
internalizar por razones culturales); por regla general no se le puede
reprochar esa falta de internalización.

En el derecho nacional es necesario tener en cuenta que la CN


prescribe reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos
indígenas argentinos y garantizar el respeto a su identidad y el
derecho a una educación bilingüe e intercultural. Y cuando éstos hayan
aplicado sanciones a ilícitos cometidos por sus miembros, el estado no
puede imponer otra pena sin violar el principio de prohibición de la
doble punición, por lo menos cuando la primera haya sido grave.

Error indirecto de prohibición

El error indirecto de prohibición es el que recae sobre la justificación


de la conducta típica, o sea, cuando el sujeto conoce la tipicidad
prohibitiva, pero cree que su conducta está justificada. Puede asumir 2
formas:

a) La falsa suposición de que existe una causa de justificación que la


ley no reconoce (falsa creencia de la existencia de un precepto
permisivo). Presenta las mismas modalidades que el error directo
de prohibición, puede consistir en una falsa suposición de la norma,
o tmb en un error de validez de ésta y por ende, asumir la forma de
un error juris o de un error facti

b) La falsa suposición de circunstancias que hacen a una situación


objetiva de justificación (justificación putativa).Cuando el autor
supone falsamente una necesidad o una situación de justificación
que no existe; no es correcto el nombre de just putativa pues es un
caso de inculpabilidad.

Errores exculpantes especiales

Los errores exculpantes especiales son 2:

a) Los que recaen sobre la situación objetiva de necesidad exculpante


(falsa suposición de una situación objetiva de necesidad
exculpante)

b) Los referidos a causas personales de exclusión de la


punibilidad(falsa suposición de causas de exclusión de pena)----
llamado tmb “error sobre la punibilidad” se entiende aquí el error
sobre las causas personales de exclusión de ésta, es decir, la falsa
suposición de una causa personal de exclusión de la punibilidad,
sea porque el sujeto cree que están dados los supuestos fácticos o
jcos de una de ellas, o porque suponga que lo ampara una causa
personal de exclusión de la punibilidad que no está prevista en la
ley (o porque entiende una prevista en la ley con alcance diferente
y mas amplio que el realmente establecido). Es relevante solo
cuando recae sobre las causas que la excluyen (a la punibilidad) y
no sobre las que la cancelan (pues no ignora la criminalidad en el
momento de la acción, sino que sólo espera cancelarla mas
adelante)

La inexigibilidad de otra conducta por la situación reductora de


la autodeterminación

Las exculpantes distintas del error

La inculpabilidad puede proceder de la no exigencia de : la


comprensión de la antijuridicidad; o de la adecuación de la conducta a
esa comprensión. Vistas las causas de inculpabilidad basadas en la
inexigibilidad de la comprensión de la antijuridicidad restan los casos
que siendo ésta jcamente exigible, no obstante no hay exigibilidad de
una conducta diferente, lo que tiene lugar cuando opera una situación
que reduce notoriamente la autodet del sujeto en el momento de la
acción.

En el derecho positivo hay 2 supuestos: el estado de necesidad


exculpante (art 34 cp.: el que obrare violentado por amenazas de sufrir
un mal grave e inminente); y la incapacidad psíquica para adecuar la
conducta a la comprensión de la antijuridicidad (inc. 1º art 34: no es
imputable la acción de quien no haya podido en el momento del
hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, o por alteraciones
morbosas de las mismas, dirigir sus acciones)

Cuando concurren dos o mas causas de inculpabilidad, debe primar la


que importe menor injerencia en los bienes jcos del agente.

Necesidad exculpante y coacción

El estado de necesidad exculpante tiene lugar cuando el mal que se


evita no es mayor que el que se causa, pues de lo contrario estaríamos
ante una necesidad justificante. El mal puede provenir de un acto
humano tanto como de acontecimientos naturales.

La coacción (situación de necesidad creada por una conducta humana)


es sólo uno de los supuestos del estado de necesidad exculpante, y
ello siempre que ésta no genere un estado justificante

Fundamento de la necesidad exculpante

El estado de necesidad exculpante tiene lugar cuando entran en


conflicto males equivalentes o cuando se sacrifica un bien mayor. La
exigencia de abstenerse del injusto mas grave siempre es mayor que
la de abstenerse del mas leve, y por ende, se necesitan causas mas
poderosamente limitativas de la autodeterminación para excluir el
reproche del injusto mas grave.

Para ponderar la eficacia exculpante de la situación de necesidad, no


sólo cuenta si al agente le incumbía el especial deber de afrontar el
riesgo, sino tmb la magnitud y proximidad del mal amenazado y si el
peligro era preexistente o fue introducido en alguna medida por la
acción del agente. El inc. 2º del art 34 requiere la gravedad e
inminencia del mal amenazado.

Requisitos del estado de necesidad exculpante

Debe haber un peligro para un bien jco; el mal grave e inminente


puede provenir de cualquier fuente y amenazar a cualquier bien jco; el
código no exige que el mal que se deba evitar deba recaer sobre los
bienes jcos del necesitado, sino que sólo constituya un mal grave e
inminente (sobre los bienes de personas estrechamente vinculadas al
sujeto---cónyuge, pariente no mayor al 4º grado de consanguinidad o
2º de afinidad, o de un amigo intimo o persona a la que se debiese
especial gratitud---art 277 inc. 4º cp.)

Es verdad que la provocación de la situación de necesidad da lugar a


un injusto de mayor entidad, y por ende, exige una mayor reducción
de la autodet para exculpar. En el derecho arg la única solución es la
tipicidad culposa de la conducta.

El estado de necesidad exculpante presupone (= que el just) la


necesidad de la conducta para apartar el peligro del mal amenazado;
teniendo el sujeto la posibilidad de realizar otra conducta no lesiva, y
siendo exigible ésta, queda descartada la necesidad exculpante.

Falsa suposición de la situación de necesidad

Cuando el agente supone falsamente la existencia de una situación de


necesidad exculpante (necesidad exculpante putativa) el error excluye
la culpabilidad. El autor sufre una coacción psíquica idéntica a la que
correspondería a la existencia real de la situación de inculpabilidad. Su
autodeterminación se halla comprometida psíquicamente con motivo
del error invencible sobre las circunstancias. En caso que el error sea
vencible, se da un supuesto de menor culpabilidad.

El fundamento legal de la inculpabilidad en caso de error invencible


acerca de la necesidad exculpante, se halla en el inc. 1º del art 34 (que
no haya podido en el momento del hecho, por error o ignorancia de
hecho no imputable, comprender la criminalidad del acto).

Casos del error de culpabilidad

Si bien es imaginable que alguien crea que existe una causa de


exculpación que la ley no reconoce o que yerre sobre los límites de
una inculpabilidad reconocida por la ley, estos errores no son
relevantes como errores de culpabilidad construidos por analogía con
el error de prohibición. Se traduce necesariamente en un error de
punibilidad

El error que perjudica: el desconocimiento de la necesidad exculpante

La existencia real de esa situación pero ignorada por el agente, se


trata de una necesidad exculpante putativa invertida; no es necesario
el fin de salvar el bien en peligro, pero siempre que el agente conozca
la situación de necesidad. La reducción de la autodeterminación sería
una vivencia del agente en el momento del acto.

La culpabilidad no puede ser el reproche de la condición de insensato


que le lleva a un sujeto a no caer en la cuento de lo que todos los otros
están viendo. Se trata de un error al revés, pues es un error que
perjudica o un error in malam partem.

En cuanto más vencible es el error que hace que el agente desconozca


la situación de necesidad en que se halla, más irracional será el
reproche de culpabilidad, pues más reducido quedará a simple
reproche de la necedad. Inversamente, cuanto mas invencible sea el
error que le lleva a ese desconocimiento, menos irracional será el
reproche de culpabilidad, hasta llegar al máximo de invencibilidad o
caso fortuito, imposible de conocer por cualquier, por hallarse mas allá
de los limites de la ciencia disponible, en donde ni siquiera atenuará la
culpabilidad.

En cualquier caso debe tenerse en cuenta que si en el caso concreto se


ha salvado un bien jco valioso, el injusto será menor, porque el mal no
puede subjetivizarse, so pena de caer en un injusto parcialmente
imaginario.

La necesidad exculpante en los delitos culposos

En los delitos culposos la necesidad exculpantes ofrece un campo de


aplicación quizá mayor que en los dolosos. Hay una serie de
circunstancias que provocan agotamiento del cuerpo y de la mente,
que sin duda se traducen en claras violaciones al deber de cuidado y
que, frecuentemente son supuestos de inculpabilidad.

En los delios culposos, hay que tener en cuenta para cuantificar los
males y ponderarlos, el grado de proximidad del peligro como criterio
general para establecer la distinción entre justificación e inculpabilidad
en estos casos. Será mayor el mal cuanto mas próximo sea el peligro,
por cuanto mayor será el grado de probabilidad de que sobrevenga la
lesión. El grado de proximidad debe responder a las pautas de un
observador objetivo.

La obediencia debida: su disolución dogmática


El inc. 5º del art 34 prevé la obediencia debida como eximente. Debido
a que es demasiado escueta, cobra una magnitud peligrosamente
desmesurada, que la doctrina y jurisprudencia debieron limitar. La
doctrina coincide en forma unánime en que se rata de la obediencia
que se debe al superior jerárquico administrativo, aunque no cabe
descartar ciertos casos de obediencia doméstica o laboral, si se
configuran situaciones de necesidad exculpante.

El problema de la obediencia debida se plantea cuando el contenido de


la orden en antijco. Cuando la orden es licita se admite que elimina el
injusto, lo que casi todos hacen por la vía de la justificación, aunque
para nosotros sería atipicidad por cumplimiento de un deber jco.

Lo cierto es que la fórmula legal no distingue según que el contenido


de la orden sea lícito o ilícito. Tampoco tiene en cuenta si el inferior
podía revisarla o no, y ni siquiera si es formalmente válida o si el
contenido ilícito es evidente. Todas estas distinciones deben hacerse,
pero no para saber si funciona la obediencia debida como eximente,
sino para saber si el caso encuadra dentro de alguno de los otros
supuestos abarcados en el art 34CP. Con lo cual resulta que la
obediencia debida es una fórmula legal absolutamente inútil.

Los distintos casos que pueden presentarse son:

a) En el caso en que la orden sea legítima y su contenido sea lícito, es


deber del inferior cumplirla y, por consiguiente, el caso es un
simple cumplimiento de deber jco.

b) En el supuesto en que la orden solo sea formalmente lícita, pero de


contenido antijco, no hay casos en que el inferior puede controlarla,
sino supuestos en que el inferior debe controlar la legalidad del
contenido de la orden, y casos en que predomina el deber de
ejecutar la orden. El cumplimiento de dicha orden es atípico
siempre que la antijuridicidad no sea manifiesta y que el inferior no
haya tenido el deber de revisar la orden.

c) Puede ser que la orden sea formalmente lícita y de contenido


antijco manifiesto o que el inferior tenga el deber de revisarla y que
no obstante, la cumpla porque de esa manera evita un mal mayor.
Es un supuesto de estado de necesidad justificante

d) Puede ocurrir que el subordinado no haya revisado la legalidad de


la orden, o bien que lo haya hecho y no se percatara de su
ilegalidad, o que la orden fuese manifiestamente antijca y, pese a
ello, el inferior no haya comprendido su antijuridicidad. Es un error
de prohibición.
e) Puede ser la orden ilícita y el subordinado saberlo, sin que sea
posible reprocharle su cumplimiento, puesto que en caso contrario
recaerían sobre él gravísimas consecuencias, lo que puede dar
lugar a un estado de necesidad exculpante.

La reducción de la autodeterminación por incapacidad psíquica


(segunda forma de inimputabilidad)

La eximente a la que hace referencia el inc. 1º del art 34 cuando dice


no haya podido dirigir sus acciones, se puede interpretar como
incapacidad para dirigir las acciones a secas (supuesto de ausencia de
conducta) o como incapacidad para dirigir las acciones conforme a la
comprensión de la antijuridicidad (forma de inimputabilidad distinta de
la imposibilidad de comprensión de la antijuridicidad). Esta última tiene
lugar cuando el sujeto es capaz de comprender la antijuridicidad de su
conducta pero padece de una incapacidad psíquica que hace inexigible
la adecuación de su conducta a esa comprensión. El reproche de
culpabilidad requiere de ambos requisitos y no solo de uno.

El sujeto se encuentra seriamente limitado, en forma análoga a la


coacción, solo que ésta limitación no proviene del medio externo, sino
del propio psiquismo del autor en cuadros con difícil diagnostico.

Conductas impulsivas

La impulsividad tiene una gama de matices. Se presenta en el ámbito


de los delitos graves contra las personas y en los delitos sexuales,
como tmb en delitos menos graves como las injurias. Debe pensarse
también el papel que las fobias pueden desempeñar en las omisiones
de auxilio.

Las impulsiones son tentaciones fuertes a realizar algo,


distinguiéndose de las compulsiones que son impulsos hechos
realidad. La compulsión, a diferencia de la impulsión, no se concibe sin
el correspondiente acto y si falta la culpabilidad queda eliminada
(mientras que las impulsiones presentan grados mesurables y
valorables). Siempre que haya impulsividad al menos habrá una
disminución de la culpabilidad, según el grado de limitación de la
autodeterminación del sujeto

La tóxicodependencia

El hecho que tiene lugar en el curso de un episodio agudo de


intoxicación llamada completa o plena, es un supuesto de incapacidad
psíquica de delito; con ello no se agotan los problemas que presenta la
dependencia de tóxicos, en particular cuando un dependiente comete
un injusto para procurárselo.

La dependencia tóxica se caracteriza por modificaciones del


comportamiento, que pasan del abuso grave a la compulsión
irreprimible, a un consumo continuo a fin de experimentar sus efectos
psíquicos y evitar malestares producidos por su privación (síndrome de
abstinencia)

El dependiente de un tóxico, fuera de los episodios de intoxicación


aguda, tiene la posibilidad de comprender la criminalidad de su
conducta, pero mediando el cuadro de dependencia carece de la
misma.

No es posible afirmar que en los supuestos de dependencia psíquica


haya siempre inimputabilidad respecto de las conductas que tienen
por objeto obtener el tóxico o, al menos, no sería correcto indicarlo con
igual fuerza que en los casos que ésta es física.

Cada adicto presenta rasgos psicológicos propios.

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