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El principio de culpabilidad puede enunciarse con la fórmula “no hay pena sin
reprochabilidad”, lo que presupone la autodeterminación de la voluntad
humana. Cualquier concepción de lo humano sin capacidad de decisión
elimina la responsabilidad y, con ella el concepto mismo de persona y, por
consiguiente, el de ciudadano.
Se trata de averiguar cuál fue el ámbito auto determinable del propio autor
en esa circunstancia y no el que hubiera tenido otro que no fue el autor. Para
valorarlo se apelará a comparaciones y experiencias con otros seres
humanos y con el mismo sujeto valorante.
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Imputabilidad disminuida
Quien no puede saber que la acción que se realiza está penada, no puede
comprender su carácter criminal y, por ende, no puede ser reprochado
jurídicamente sin violar las reglas elementales de racionalidad. La
exigencia de la ley penal previa tiene por objeto que los ciudadanos
puedan conocer y comprender la conminación penal de su conducta antes
de su realización. Hoy se sostiene que el principio mencionado debe
respetarse en todos los casos, y por ende, se admiten plenamente los
“errores que excluyen la culpabilidad o errores exculpantes”. Esto revela
que una teoría del error fuertemente respetuosa del principio de
culpabilidad debe ser la valla infranqueable que oponga el derecho penal
al constante esfuerzo del poder punitivo por hacer inextricable la
normación legislativa.
1) Error de Prohibición
El error puede ser inverso y llevar al agente a creer que comete una
acción típica y antijca, cuando la conducta no tiene ese carácter (delito
putativo o imaginario). La única dificultad se plantea en su eventual
distinción con la tentativa inidónea o delito imposible, y suele decirse
que el delito imaginario es un error de prohibición invertido y la otra es
un error de tipo invertido. El delito imaginario no se puede relevar, ni
siquiera cuando en un error de prohibición invertido, por efecto del
error sobre una situación objetiva, resultare que en realidad se comete
una acción típica (doble error).
Un caso lo configura la ignorancia del agente acerca del deber jco que
le incumbe, siempre que éste no se derive del desconocimiento de
alguno de los elementos requeridos por el tipo objetivo, en cuyo caso
se trata de un error de tipo. Se trata de supuestos harto posibles en los
casos de conflictos de normas o deberes en que la jurisprudencia o
doctrina vacilan acerca del deber que debe preponderar y en todos los
casos en que el agente obra en cumplimiento de órdenes cuya
ilegalidad no puede conocer ni controlar, como en todas las situaciones
en que se producen errores acerca de la situación fáctica que
presupone el respectivo deber jco.
En los delios culposos, hay que tener en cuenta para cuantificar los
males y ponderarlos, el grado de proximidad del peligro como criterio
general para establecer la distinción entre justificación e inculpabilidad
en estos casos. Será mayor el mal cuanto mas próximo sea el peligro,
por cuanto mayor será el grado de probabilidad de que sobrevenga la
lesión. El grado de proximidad debe responder a las pautas de un
observador objetivo.
Conductas impulsivas
La tóxicodependencia