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Esta orientación hizo que esta acción social, sobre todo en la sociedad
norteamericana, se presentara como un proceso terapéutico, con sus componentes
emocionales y de personalidad del sujeto, y también como una ayuda, para encontrar
focos de conflicto que generalmente causan dificultades y que se originan en etapas
anteriores de la llamada socialización.
En el campo que nos ocupa, el psicoanálisis, supuso tener una mejor base teórica
y en general una aproximación mas comprensiva de la conducta humana ya que
incorporaba conocimientos acerca de los mecanismos defensivos de la estructura de la
personalidad, el inconsciente, el valor de las emociones, la influencia del pasado en la
socialización del ser humano sobre todo en la infancia…etc. Además permitió obtener
cierta base científica para pasar de una ayuda asentada en el modelo filantrópico (el bien
por deber) a una ayuda asentada en un modelo profesional, organizando la idea de que
el individuo debe de ser el centro de atención. INDIVIDUO, NO COLECTIVIDAD.
El sujeto o cliente.-
Es la persona que entendemos como usuario que solicita los servicios del
profesional. En una aproximación a la definición del término podríamos decir
que es aquel que es ayudado y puede ser: una familia, un grupo pequeño, el
propio vecindario, etc., los cuales están formados por individuos que son en
última instancia los receptores de ésta.
ENMANUEL TROPP; Entiende al cliente como aquél que demanda ayuda
profesional, también aquel que solicita la ayuda de otro o aquel que se sirve de
una ayuda institucional.
LANDY; Dice que el proceso por el cual una persona llega a convertirse en
cliente pasa o puede pasar por los siguientes planteamientos:
c) Porque decide buscar la ayuda entre las personas y recursos que conoce.
Tipos de clientes.
CHARLOTTE TOWLE.
Refiere una cierta tipología de potenciales clientes, que estaría en función del
origen y características de aquellos sujetos en estado de necesidad:
- Infancia desatendida,
- Adolescentes mal socializados con tensiones familiares,
- Adultos en crisis,
- Familias problemáticas,
- Ancianos,
- Discapacitados,
- Enfermos y
- Pobres…
Que vienen a constituir los distintos tipos a tratar en nuestra intervención social.
En general suelen provenir de los barrios y zonas más necesitadas, sin embargo,
otros grupos muy representativos son:
Por otra parte abordar una tipología de cliente no puede quedar supeditado al
carácter o frecuencia de la demanda que sería más propio de la planificación y
gestión de los recursos.
EL CLIENTE DESFAVORECIDO
Para KISNERMAN, los pobres son los sujetos potenciales en el ámbito de intervención que
nos ocupa, a los que se puede identificar como aquellos a los que se le niega o priva de los
recursos necesarios, para vivir en sociedad y que constituyen la llamada marginalidad.
Las investigaciones sobre la cultura de la pobreza sirvieron para explicar los fenómenos
no estrictamente económicos y revelaron la existencia en el interior fundamentalmente
de las familias de otra alteración grave consistente en daños psicológicos promovidos
por la persistencia de otras formas particulares de culturización de la pobreza y así se
observó a un conglomerado de individuos neuróticos y psicópatas con una elevada
desorganización y desestructuración familiar, siendo su historia familiar, una historia de
periodos traumáticos, acompañados de continuas pérdidas y privaciones que comienzan
en la niñez con la pérdida real o emocional de los propios padres, llegando a situaciones
de angustia y dolor que genera la formación de mecanismos de defensa tales como:
2- Culpar a la sociedad.
Por lo tanto nos enfrentamos a un tipo de clientes vacíos, desalentados, con muy baja
autoestima, la tarea consiste entonces en trabajar con el componente interno, usando los
medios disponibles y establecidos, una corriente de apoyo emocional estable, aun
cuando la sombra de un posible abandono esté presente en la relación.