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La espirometría es una prueba funcional de

los pulmones. En una prueba de


espirometría, usted respira dentro de una
boquilla que está conectada a un
instrumento llamado espirómetro, el cual
registra la cantidad y frecuencia de aire
inspirado y espirado durante un período de
tiempo.

La espirometría mide el flujo de aire. Al


medir qué tanto aire usted exhala y con qué
rapidez lo hace, la espirometría puede
evaluar un amplio rango de enfermedades
pulmonares.

El volumen pulmonar mide la cantidad de


aire en los pulmones sin soplar con fuerza. Algunas enfermedades pulmonares, como el
enfisema y la bronquitis crónica, pueden hacer que los pulmones contengan demasiado aire.
Otras enfermedades pulmonares, como la fibrosis pulmonar y la asbestosis) producen
cicatrización en los pulmones y los hacen más pequeños, de manera que contienen muy poco
aire. Para algunas de las mediciones del examen, usted puede respirar de manera normal y
calmada. Otros exámenes requieren una inhalación o exhalación forzada después de una
respiración profunda.

Mejore su salud aprendiendo a respirar

Aunque respirar es un acto automático que nos mantiene vivos, pocos saben sacarle provecho a
esta función para combatir problemas de salud y estrés, así como para lograr un control mental
ante situaciones difíciles.

Los ejercicios de respiración han sido practicados en el Oriente desde hace miles de años. De
hecho los Yoguis de la India que aún viven en cuevas, controlan las extremas temperaturas a las
que se ven enfrentados con ejercicios respiratorios.

Pero el Occidente tampoco se ha quedado atrás en reconocer la importancia de estos métodos,


ya que se han llevado a cabo suficientes investigaciones para verificar el beneficio de las
técnicas de respiración.

El primer paso para ‘aprender’ a respirar es hacerlo concientemente. Es decir, tomarse unos
minutos al día para concentrarse en este proceso que consiste en inhalar y exhalar aire. Tenga
en cuenta que mientras respira profundamente, el oxígeno inhalado está purificando su sangre y
removiendo desperdicios venenosos que circulan a través del sistema sanguíneo.

Consecuencias de no saber respirar

Muchas personas adquieren malos hábitos de respiración sin darse cuenta, acarreando
quebrantos en la salud. Por eso, si usted padece de los siguientes males, asegúrese de hacer los
ejercicios que le sugerimos más adelante. Algunas de las consecuencias de una mala respiración
son:
• Digestión irregular.
• Sensación de cansancio y ansiedad.
• Deterioro de la salud.
• Se evita que se rejuvenezcan nuestros sistemas nervioso y circulatorio.

Ejercicios de respiración

Hacer ejercicios de respiración como parte de la rutina diaria es necesario para gozar de buena
salud y combatir el estrés. Haga de estos ejercicios algo tan importante como comer, dormir,
hablar etc. Simplemente tómese unos 15 minutos diarios y poco a poco verá los beneficios en su
cuerpo.

Aunque hay muchas técnicas de respiración, enumeramos algunas que le ayudarán a oxigenar
su cuerpo y a combatir el estrés y el cansancio. Lo importante es que cuando haga los ejercicios,
intente no pensar en nada más, concéntrese en la respiración, y sobre todo, esfuércese por
hacer consciente el movimiento.

Respiración para mejorar la concentración: Siéntese o acuéstese cómodamente y relájese


poco a poco. Lentamente inhale contando hasta cuatro, retenga la respiración contando hasta
cuatro y exhale contando hasta cuatro.

Otro ejercicio es expirando poco a poco hasta quedarse sin aire. Posteriormente, deje que el aire
entre poco a poco, como por un cuentagotas.

Sea consciente de cómo respira. Sienta cómo se va moviendo el abdomen, el diafragma y las
costillas del tórax. Realice este ejercicio varias veces y relájese al máximo hasta que se hayan
eliminado las tensiones del cuerpo y la mente.

Respiración para derrotar el estrés: Sentado, expire vaciando los pulmones poco a poco,
hasta que estén completamente vacíos. Inhale bajando progresivamente el diafragma e inflando
un poco el abdomen. Exhale bajando los hombros, y dejando descender poco a poco las costillas;
relaje los músculos del abdomen para terminar de exhalar.

Respiración para purificarse: De pie con las piernas ligeramente separadas, inhale
lentamente hasta llenar los pulmones por completo. Retenga el aire durante unos 5 segundos.
Exhale poco a poco, como por cuentagotas, con los labios cerrados como si se fuese a silbar.

Respiración revitalizadora: De pie, con las piernas un poco separadas, ponga los brazos hacia
delante, un poco separados. Cerrar los puños y contraer, mientras se inhala, el antebrazo hacia
el brazo, de manera que al final, los puños lleguen a los hombros. Exhale cuando los puños
vuelvan a bajar. Este ejercicio ha de realizarse rápidamente para que sea eficaz.

Respiración para relajar el rostro: Respire despacio pero no profundamente a través de la


nariz. Al exhalar, frunza los labios como si se fuera a silbar el aire. Es importante dedicar el doble
de tiempo para exhalar, que para inhalar.

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