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ECONOMÍA, HUMANISMO Y NEOLIBERALISMO

Manfred Max-Neef (Chile)


Rector de la Universidad Austral, Valdivia.
(Transcripción de su conferencia publicada en Participación Popular:
retos del futuro, compilación realizada por Orlando Fals Borda)

Mi intención en esta conferencia es compartir con ustedes algunas preocupaciones profundas


que tengo —que seguramente todos ustedes compartirán conmigo— para concluir con algunas
posibilidades o visiones positivas. Comienzo con el área que me preocupa, por cuanto estoy
convencido que para diseñar cualquier tipo de solución frente a una problemática de la
magnitud como la que nos afecta en este mundo actual, es preciso conocer con cierta claridad
qué es lo que queremos cambiar. Hablando en términos de estrategias, es fundamental, si uno
pretende ganar una batalla, por lo menos conocer lo más posible las características del
enemigo, y del territorio donde el mismo se desplaza.

Civilización y cultura.

Quisiera comenzar con un planteamiento muy global para poner las cosas en contexto. Nuestro
mundo se caracteriza por una gran diversidad de culturas y por unas pocas civilizaciones. La
diferencia que yo recalco entre lo que es civilización y cultura es relativamente simple. Pienso
que una civilización surge cuando entre una multiplicidad de diferentes culturas, aparece un
elemento que es aglutinador al cual todas, manteniendo su diversidad, sin embargo convergen.
Es decir, es un elemento que aglutina una importante diversidad. Ese elemento aglutinador
puede durar mucho o puede durar poco. Depende de los avatares de la historia. Si entendemos
de esa manera (y no pretendo que sea la única manera de entenderlo) lo que es civilización, y
buscamos a través de la historia los elementos aglutinadores que, en consecuencia han
generado civilizaciones, encontramos relativamente poco. Yo diría que tal vez el primer gran
elemento aglutinador es el monoteísmo.

El monoteísmo existió siempre y en épocas muy antiguas como en la época de Aquenaton en


Egipto. No obstante no se había convertido en algo capaz de aglutinar en torno de sí, a una
diversidad de culturas. Esto ocurre bastante, y efectivamente en torno a este concepto del
monoteísmo surge lo que conocemos hoy día como Civilización Occidental. Es interesante
recordar que este concepto de monoteísmo permanece como aglutinador hasta hace 500 años,
manteniendo una interesante diversidad.

Es precisamente hace 500 años, en 1492, cuando ocurre un evento tanto o más importante en
sus consecuencias, como es el Descubrimiento de América, cual es la expulsión de España de
los Arabes y de los Judíos. Pienso, que lo que ocurrió ese año, con la expulsión de los Arabes y
Judíos, es tal vez el más gigantesco error cometido en la historia de Occidente. Por cuanto,
desde ese momento hasta el día de hoy, esa herida no se ha cerrado.

Si analizamos gran parte de los conflictos que aquejan a Occidente, siguen teniendo algún
trasfondo, estos tres grupos, que formaron originalmente la unión en torno del monoteísmo: el
Judaísmo, el Islam y el Cristianismo. pasa a ser dominante la versión cristiana de este
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monoteísmo. ¿ Qué otro elemento aglutinador ha surgido? Hay otro que también existió desde
hace mucho tiempo, que en algún momento hace convergir diversidad de culturas — bien o
mal entendido o de múltiples maneras— cual es el concepto de Democracia. Esta aglutinación
que produce el concepto de democracia no tiene los mismos límites ni los mismos contornos
que el anterior. Pero es un elemento indiscutiblemente aglutinador. Es algo que cada vez más
se pretende mostrar como que está presente, al grado de que muchos de los regímenes más
represivos que hemos conocido, se calificaron a si mismos de altamente demócratas, o sea
que, por lo menos, la máscara democrática era importante por la fuerza aglutinadora de tal
concepto.

¿Que otro elemento aglutinador existe?.


En este momento estamos viviendo un nuevo proceso civilizador. Antes de describirlo, quiero
aclarar que al hablar de fenómeno civilizador, no estoy necesariamente refiriéndome a algo a
priori, bueno o malo. Sino que simplemente, como elemento aglutinador, el resultado histórico
de lo bueno o lo malo se verá con el tiempo. Sin embargo, podemos tener una opinión
adelantada y yo la tengo, en cuanto a lo que voy a identificar ahora como elemento aglutinador,
con consecuencias a mi juicio negativas: es el modelo del Nuevo Lenguaje económico que ha
comenzado a dominar al mundo, particularmente en su versión del Neoliberalismo.

Algunos se podrán sentir sorprendidos de que yo pueda poner en el mismo nivel aglutinador, o
con capacidad aglutinadora, algo tan trascendental como el concepto del monoteísmo, algo tan
potente políticamente como la democracia y poner en ese mismo nivel al neoliberalismo. Pero
lo hago, no porque me guste, sino porque es un hecho del cual no podemos escapar por
cuanto, si algo hay qué reconocerle a ésta seudoreligión neoliberal es que ha logrado, en un
par de décadas, lo que el Cristianismo y el Islam no lograron en 2000 años, que es conquistar
prácticamente el mundo entero.

Vale decir, usando una expresión muy campesina, el asunto no es moco de pavo. La pregunta
que emerge es: ¿y qué es lo que ha hecho a esta cosa tan potente, que en tan poco tiempo
haya podido lograr conquistar tanto? En parte es lo que insinué hace un momento: que como
toda acción conquistadora, éste tiene un lenguaje propio, y este lenguaje en realidad sólo
asume sentido, contenido y lógica si se lo analiza como un lenguaje seudoreligioso.

Y ello, por cuanto es un lenguaje dogmático. Tiene dogmas muy claros: el crecimiento
económico, el libre mercado, la globalización. Son planteamientos dogmáticos que no se
discuten. Son la Santísima Trinidad. Después podemos discutir formas y adornos, pero lo
fundamental de esos principios no se discute. Es consecuencia de un lenguaje simplista que
contiene todas las promesas conocidas: el paraíso está para quienes siguen estrictamente las
reglas del juego, siempre estará lo suficientemente lejos como para que no podamos cobrar la
cuenta. Pero eso también es parte del asunto y además tiene un Vaticano: el Banco Mundial
con el Fondo Monetario, que también reclaman infalibilidad, por cuanto han alcanzado un logro
verdaderamente sorprendente en la historia de la humanidad, por haber sido capaces de
diseñar un remedio único para todas la enfermedades: un ajuste estructural donde quiera que
usted esté para mejorar la salud. Es un logro espectacular, que el Vaticano real tampoco ha
logrado todavía. El de la Iglesia Católica tiene más soluciones que la que tiene este otro
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Vaticano para resolver los problemas del mundo, pero estamos frente a algo sumamente
potente, no hay duda. ¿Qué es lo único que se puede hacer como la historia lo ha demostrado
cuando empieza a surgir un grupo de personas y organizaciones que no se sienten contentos
con la religión dominante del momento? Pues surgen los movimientos herejes.

Herejía versus dogmas.

La herejía es la única respuesta a la inconformidad profunda con un determinado catecismo.


Quisiera suponer que esta noche le estoy hablando a una gran cantidad de herejes, cosa que
me hace sentir muy tranquilo. Veamos ahora desde el lado de los herejes, cómo podemos
revelarle, a los que aún son conversos de la religión dominante, que se pasen a nuestro lado.
La única manera que se me ocurre es revelar —como lo hace cualquier hereje, un Martín
Lutero — las falacias y errores de ese catecismo.

Empecemos con el dogma número uno: Crecimiento Económico. El crecimiento económico


sería bueno por definición, en consecuencia, mientras mas crecimiento económico, más bueno.
Aceptemos esto como hipótesis de trabajo: si es bueno, es porque tiene que ocurrir algo que
pueda revelar como mejor ahora que antes de ese crecimiento.

Yo soy un economista, que me quedé un poco anclado tal vez por el romanticismo en la
economía clásica. Creo, en consecuencia todavía, que la economía es una disciplina que tiene
que revelar valores, que es la hija de la filosofía moral y que tiene algo que ver con los seres
humanos. Ahí me mantengo yo, ahí me quedé trancado. En realidad avancé cuando estudié,
pero decidí recuperar los terrenos que había perdido porque los otros me parecieron
demasiado deshumanizados, a partir del neoclasicismo.

Hoy día, bueno, ni siquiera hablar, porque pareciera que para la economía el ser humano
incluso es un estorbo. Si no hubiera, el modelo funcionaría muchísimo mejor. Pues bien, si la
economía tiene algo que ver con seres humanos, lo bueno tiene que revelarse en que mejoren
las condiciones de esos seres humanos. Esto es lo primero que quisiera examinar dentro de
este dogma número uno, que es el dogma del crecimiento.

El mundo hoy día es en el sentido de que lo que está en la parte superior de la copa representa
el 20% más rico del mundo, que se apropia 87% de la riqueza mundial y en la parte de abajo el
20% más pobre se apropia del 1.4% de la riqueza del mundo. Ese es nuestro mundo actual, el
mundo de la copa de champaña, donde hay una descomunal concentración de la riqueza. En la
parte de arriba de esa copa, en ese 20%, se podría decir que está mal, pero a lo mejor antes
era peor. Verán que en el año 1960, la diferencia del 20% más pobre y el 20% más rico era de
1 a 30. La parte de arriba era 30 veces más rica que la parte de abajo; en 1994 la diferencia
entre el 20% más rico y el 20% más pobre, es de 1 a 61, vale decir que en 30 años, la
inequidad se ha duplicado, aún cuando ese 20% más pobre hoy día es un poco más rico, que
lo que era 30 años atrás.

Pero la brecha de la inequidad se ha duplicado. En un estudio hecho por el World Research


Institute, de Washington, publicado hace unos tres años, se estima que el crecimiento
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económico global mundial, en cada una (repito, en cada una) de estas últimas cuatro
décadas, se estiman igual o superior al crecimiento económico mundial acumulado desde los
orígenes de la civilización hasta el año 1950. Repito que en cada una de estas últimas cuatro
décadas se ha crecido tanto como en 2000 años acumulados.

Pues bien, con una mínima y elemental actitud científica, si tengo estos dos grupos de
información, nunca hubo tanto crecimiento económico en la historia de la humanidad. Del otro
lado, en esas mismas cuatro décadas nunca hubo en el mundo tanta destrucción de los tejidos
sociales, tantos desastres ecológicos, crisis de sobreexplotación de recursos naturales e incre-
mento global de la pobreza y la miseria, hay ínsulas dentro de esta totalidad donde las cosas
pueden haber mejorado. Pero en la globalidad nunca ha habido un incremento tan grande de
pobreza, de destrucción de tejidos sociales, crisis ambientales y ecológicas. Si tengo estos dos
juegos de información nunca se creció tanto y nunca aumentó tanto la pobreza del otro. Con un
mínimo de actitud científica, debería estar dispuesto a revisar las hipótesis con las que estoy
trabajando. Algo no me ha funcionado con el crecimiento económico, falta algo. Pero ese
crecimiento económico solo, lo único a que ha contribuido es a concentrar más la riqueza, a
aumentar la inequidad y a hacer crecer la pobreza y otros problemas. Se dirá que eso puede
ser una deformación, producto de que estamos viendo la totalidad y en una totalidad hay unos
factores que se portan bien y otros que se portan mal.

Estadísticamente se puede decir que si se portan mal los que no hacen las cosas como hay
que hacerlas, éstos son los que están distorsionando estadísticamente esta globalidad. Acepto,
entonces que revisemos aquellos factores que se portan bien, a los cuales presuntamente
debiéramos emular, entonces a los de los países más ricos, a los que han marcado la pauta y
han diseñado los modelos y los comportamientos a seguir.

Cuando yo era Director del Centro de Alternativas del Desarrollo (CEPAUR), antes de
asumir como Rector de la Universidad Austral, alrededor de los años 85 y 86—basado en la
teoría del Desarrollo a Escala Humana que nació del trabajo de ese Centro en cooperación con
varios grupos en América Latina, con una metodología desarrollada entorno a la teoría —,
hicimos estadios en 21 países. El objeto de esos estudios era ver el grado en que las gentes en
esos respectivos países sentían, si dentro de su sistema se satisfacían o no, adecuadamente,
sus necesidades humanas fundamentales, como están planteadas en la teoría del desarrollo a
escala humana.

Para aquellos de ustedes que la conocen recordarán que son nueve necesidades
humanas fundamentales: la necesidad de subsistencia, protección, afecto o amor,
participación, entendimiento, creación, ocio, identidad y libertad.

Pues bien, estudiamos con una metodología bastante sofisticada, en estos 21


países (con países ricos del norte como Escocia, Inglaterra, Dinamarca, Alemania, Suecia,
Austria y países del Sur con América Latina), una región de Malasia y una región de la India. El
resultado fue bastante sorprendente porque empezamos a encontrar cosas que no estábamos
buscando. Una de ellas fue que empezamos a descubrir lo que podríamos llamar interesantes
niveles de pobreza, es decir, de profunda insatisfacción de algunas de estas necesidades —
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que es lo que definimos como pobreza—, en los países ricos. De otro lado, vimos riquezas en
los países convencionalmente más pobres. Esto comenzó a dar unos perfiles bien interesantes
que dieron origen a una hipótesis que hoy día se conoce como la “hipótesis del umbral”
(“threshold’’).

La hipótesis del umbral.

La hipótesis del umbral sostiene que pareciera que en toda sociedad existe un período
en el cual el crecimiento económico convencionalmente entendido y medido, conlleva un
mejoramiento de la calidad de vida de la persona, pero sólo hasta un cierto punto alcanzado el
cual es el punto umbral. Si hay más crecimiento económico, se comienza a deteriorar la calidad
de vida.

Esta fue una hipótesis audaz que provocó muchas discusiones y reacciones. Pero como
suele ocurrir muchas veces en el mundo de la investigación científica, cuando surge una idea
nueva, a la que le ha llegado la hora, por así decirlo, independientemente, en otros lugares
comienza también a detectarse cosas que convergen en la misma dirección. Como a los seis
meses de haber nosotros planteado esta hipótesis en un congreso, apareció un estudio en
Estados Unidos cuyos autores diseñaron un índice, conocido como el índice de bienestar
económico sustentable. Este es un índice compuesto igual como lo es el producto interno
bruto, que también es un índice compuesto; pero éste es un índice compuesto de elementos
que son medibles y cuantificables y que tienen impactos evidentes en la calidad de vida, tales
como en la distribución del ingreso, el costo por producción, enfermedades cardiovasculares,
costo de accidentes, crecimiento de accidentes automovilísticos, erosión, etc, y aplicaron este
índice en Estados Unidos para el periodo 1950-1990. La curva superior representaba el
crecimiento del producto per capita, que va creciendo sostenidamente, y la del índice de
bienestar económico sostenible era la de abajo. Más o menos hasta 1970 ambas curvas son
paralelas, se mueven exactamente igual; pero a partir de ahí continúa el crecimiento y la otra
se comienza a deteriorar, comienza a declinar.

Si esta conferencia la estuviera dando en 1970, y mostrara esas dos curvas entre el año
1950 y 1970, todos los economistas habrían dicho: claro, usted está demostrando lo obvio, esto
siempre lo hemos sabido, que el crecimiento económico mejora las condiciones de la gente.

Como la conferencia la estoy dando en 1997, ya hay 20 años más. Pero hoy existen serias
críticas metodológicas al índice aquel, porque contradice lo que estábamos acostumbrados a
ver y que nos parecía tan autoevidente. Ahí está la realidad: nos pareció una estupenda ilustra-
ción, empleando una metodología absolutamente distinta a la nuestra de la hipótesis del
umbral.

Pero un caso es un caso, y en la ciencia se necesita mucho más de un caso para


comenzar a validar o a invalidar una hipótesis. Entonces indujimos el estudio de lo mismo para
Gran Bretaña y el resultado fue similar. Otra vez la curva de arriba, la del crecimiento per capita
en Gran Bretaña y la de abajo el índice que hace relación con calidad de vida. Hasta 1970 las
curvas son perfectamente paralelas, y de ahí para adelante, la curva de abajo comienza a
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desplomarse de una manera más espectacular que en el caso de los Estados Unidos. Lo
mismo para Alemania: más o menos cerca de 1980, da una última cúspide y comienza la curva
en una fuerte declinación. En Holanda, la curva a partir de 1980 comienza a declinar. Para
Austria, la misma cosa en 1983. Las curvas comienzan a separarse significativamente, también
para Suecia y Dinamarca.

En resumen: tenemos nueve casos estudiados de países ricos, es decir de aquellos que
han orientado el camino que presuntamente es conveniente seguir, y en todos los casos se
repite el fenómeno. A estas alturas, con nueve casos de países ricos donde la situación se
repite, podemos ya decir que nuestra hipótesis del umbral es una hipótesis robusta. Debo
agregar que en todos estos países la metodología de composición del índice ha ido mejorando
constantemente. Las últimas mediciones son mucho más rigurosas que la primera de Estados
Unidos, porque se ha ido afinando ese índice cada vez más.

Implicaciones para el desarrollo.

Pues bien, si la hipótesis es robusta, nos encontramos frente a una situación que
implicaría un replanteamiento muy serio y profundo de la teoría económica y particularmente de
la teoría del desarrollo. Porque si la existencia del punto umbral en una sociedad es realmente
válido, esto quiere decir que las políticas económicas que he diseñado para una sociedad
deben estar antes de alcanzar su punto umbral y son exitosas en consecuencia. Suponiendo
que lo sean, no pueden ser las mismas una vez que sea alcanzado el punto umbral.

Deben modificarse substancialmente. Por ejemplo, supongamos que un país alcanza su punto
umbral y todavía se halla mucha pobreza en ese país, o un porcentaje importante de pobres. Si
estoy antes del punto umbral, no hay duda que más crecimiento económico es fundamental
para la erradicación de la pobreza; si estoy después del punto umbral, más crecimiento no me
va a resolver la pobreza. Lo único que me la resuelve es una mejor distribución; y esto por una
razón muy sencilla:
porque después del punto umbral, cada peso marginal del crecimiento del producto, se gastará
en corregir problemas generados por el propio crecimiento, en vez de ser invertido propiamente
en desarrollo.
Para entender lo que pasa en una gran ciudad como Bogotá, ¿cuál es el crecimiento
económico de Bogotá? ¿Mil? Probablemente. Incluso más de lo que genera se esta gastando,
más por resolver problemas del crecimiento de Bogotá en vez de generar un auténtico
desarrollo de Bogotá. Pero lo mismo sería válido para una sociedad en su conjunto. Esto es lo
que estamos viendo hoy.

Pero esto no es algo que haya sido adoptado ya por la teoría económica y en consecuencia,
estamos en la absurda situación de que frente a problemas que se agravan y crecen,
pretendemos resolverlos aplicando más de lo mismo. Entonces, paradójicamente, estamos
acelerando el empeoramiento en vez de corregir el problema. Esto es una gravísima paradoja
en la que estamos mundialmente enredados.

En cada país —con distintas versiones en los países del Norte— hay el problema de un
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desempleo alarmante y creciente. En un país como España, el desempleo de los jóvenes
alcanza el 45%. Imagínense qué visión del futuro tiene una juventud en esas condiciones, en
esa misma España donde en las últimas décadas han quedado absolutamente abandonados
algo del orden de 3600 pueblos y aldeas. Imagínense la historia humana que hay detrás. Y eso
ocurre en nombre de un modelo económico que se presume es el más exitoso de la historia
humana.

Pues bien, esa es la pomada que vende este catecismo, y eso es lo que está ocurriendo con
ella en los países que pretendemos emular. No es muy difícil, ni se necesita mucha
imaginación para ver que, si seguimos en este barco, ¿qué sería lo que significa para países
como los nuestros el dogma número uno?

El dogma del libre comercio.

Veamos ahora el dogma del libre comercio. Primero, se presume que existe una cosa
que se llama “libre comercio”, lo cual ya de entrada es una ficción estupenda. El único y
auténtico libre comercio que conozco, que obedece exactamente a la descripción de lo que es
un mercado libre en los libros de textos de economía, es el mercado indígena del tío Domingo,
donde hay transparencia total, información total, allí todos conocen todo, y allí realmente el
modelo funciona. Pero éste, que es del tío, el único en realidad que funciona, es despreciado
en la teoría económica e inventamos la ficción de este otro.

Supongamos otra vez, como hipótesis, que efectivamente este otro modelo funciona
como lo vende el catecismo, que quienes lo practican, y lo practican adecuadamente, tendrán
resultados que los beneficien, o sea, ¡es un encantador juego en el cual no hay perdedores!
¡Qué cosa más seductora! Por supuesto, yo la compro inmediatamente.

¿En qué se sustenta la teoría del libre comercio? En un principio que se conoce como el
de las ventajas comparativas. ¿Qué dicen las ventajas comparativas? Que si yo me especializo
en un país en aquello para lo cual tengo más posibilidades y el otro en otra cosa, comerciamos
y nos beneficiaremos ambos. Esta teoría surge de un clásico modelo diseñado por el gran
economista inglés David Ricardo (del siglo pasado). Es un precioso modelo en el cual Ricardo
demuestra, que si Portugal se especializara en la producción de vinos y oportos, e Inglaterra lo
hacía en textiles, ambos tenían ventajas comparativas y se beneficiaban recíprocamente al
intercambiar sus productos.

Pero lo fundamental en la teoría y el modelo de Ricardo es que, para que ello funcione,
el capital quede en casa. Es decir, el modelo presume inmovilidad nacional del capital: el
capital se mueve dentro del territorio nacional hasta encontrar el nicho donde tiene mayores
beneficios. Lo mismo para el otro país. Esto permite ventajas comparativas y es eso lo que
justamente no se da hoy día, porque hoy día es precisamente el capital el que tiene movilidad
total. El capital financiero se mueve a la velocidad de la luz —todo computarizado—, el capital
físico, a lo que se demoran los aviones que transportan ese capital o en un barco.

¿Qué significa esto? Que en el momento en que hay movilidad del capital, desaparecen las
ventajas comparativas y surgen las ventajas absolutas para el dueño del capital. ¿En qué
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consisten las ventajas absolutas? En que ese capital, en el momento en que las condiciones
en las cuales se invirtió se alteran desfavorablemente para él, se mueve inmediatamente y
busca otro país donde instalarse. Esto lo estamos viendo funcionar hoy día a cada rato.

¿Cuáles son las ventajas para el capital, para moverse de un lugar A a un lugar B? Que en el
lugar B, por ejemplo, las exigencias salariales, tributarias, ambientales, sean menores que en el
lugar A.

Un tratado como el NAFTA entre Estados Unidos, Canadá y México, ¿qué significa para
Estados Unidos? Significa una cosa extraordinariamente simple: que los grandes oligopolios
transnacionales de origen norteamericano, con el objeto de seguir siendo competitivos, se
trasladen a México, donde las condiciones son menos exigentes que en Estados Unidos.
Generan un aparente beneficio para México, y general desempleo en Estados Unidos, y la
cosa se empieza a regular lentamente.

Si esto continúa y continúa a nivel global y esto lo reconoce la teoría económica, se tenderá a
equiparar los precios y los salarios. Aquí viene la y pregunta del millón de dólares: ¿los van a
ajustar por arriba o por abajo?

Evidentemente, los van a ajustar por abajo. Van a decir que para un k país como el nuestro,
esos ingresos de capital lo que significan inmediatamente es aceptar un techo que no voy a
poder pasar de ahí, que me voy a mover para abajo, no para arriba. Porque ese capital se va
entonces a otro lugar donde tenga mejores condiciones.

En esta sala debe haber mucha gente que está con zapatillas Nike, por ejemplo, que es
norteamericana, pero se produce en Indonesia. ¿Y por qué? Porque el salario que reciben las
mujeres en Indonesia por hacer eso es escasamente un dólar diario. ¡Altamente competitiva!
Tal es la zapatilla que más se vende en el mundo, aparentando ser zapatilla norteamericana.
Por supuesto, he oído personas que refutan esto diciendo: ¡Claro, si no fuese por Nike esas
mujeres no tendrían ni siquiera ese dólar! O sea, que les han hecho un gran beneficio, lo cual
es una reacción bastante estúpida por demás. Porque no reconoce todo un proceso histórico
en el que probablemente un par de décadas atrás esas mujeres estarían en sistemas rurales
capaces de autosustentarse. Se generaron emigraciones forzosas, ellas terminaron en un
tugurio en la ciudad y de ese tugurio ascendieron a trabajadoras en la fabrica Nike, es decir,
hay que tener un poco de perspectiva histórica para refutar este tipo de situaciones.

El dogma de la globalizacion.

Lo otro que ocurre es lo siguiente: creo que todos los economistas pueden llegar a estar
de acuerdo en una cosa, sin importar de qué escuela sean: en que si miramos un país y
reconocemos que en ese país existe un poder económico que se manifiesta a través del
mercado, y además un poder político que se manifiesta a través de las instituciones del Estado
(en lo que todo economista estará de acuerdo), que toda vez que ese poder económico
produzca distorsiones en el mercado, es legítimo que intervenga el Estado para corregir esas
imperfecciones del mercado. Es decir, se legitima en ese momento el rol político, el rol del
Estado, para corregir distorsiones. Eso lo acepta cualquier economista, hasta el neoliberal más
absurdo.

¿Qué es lo que se está reconociendo allí explícitamente? La necesidad de que coexista


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un poder económico con un poder político y que en algún momento éstos se equilibren
recíprocamente. Pero, ¿qué es lo que pasa con la globalización? ¿Qué es lo que se ha
globalizado? Aquí estoy entrando al tercer dogma de la globalización, que es tan bueno según
nos dicen. Lo que se ha globalizado es el poder económico, pero no hay un poder político que
se haya globalizado paralelamente, de tal modo que pueda corregir las imperfecciones de ese
poder económico que en el mercado global pueda generar. Y como no hay ese poder de
contrapeso, ocurre la gran paradoja: que el comportamiento inteligente del oligopolio
transnacional se convierte en un comportamiento irresponsable. Porque cualquiera que
internacionalice (a sus costos, entre sus precios, digo) los costos ambientales y los costos
sociales que generan, pierde mercado y no hay nadie que le obligue a hacerlo. Ciertamente no
la Organización Mundial de Comercio.

La segunda paradoja que se deriva de esto, es que en estas condiciones, no son los grandes
oligopolios transnacionales que compiten entre si
con el objeto de hacer inversiones en países del Tercer Mundo, sino los
gobiernos de los países del Tercer Mundo los que compiten entre sí con el
objeto de atraerlas. ¿De qué manera se compite? Ofreciendo las mejores
condiciones. ¿Y cuáles son las mejores condiciones? Pues las dije un instante atrás: con
salarios más bajos, impuestos bajos, menos exigencias de
todo tipo. En muchos de los casos y trágicamente en muchos países del
África, con grandes inversiones previas en infraestructura, que han significado endeudamientos
onerosísimos, con el objeto de resultar más atractivos.

Si proponemos en términos estrictamente teórico - matemáticos, que un número N de


jugadores y todos los jugadores jueguen óptimamente este juego, el resultado final es un juego
de suma cero. Jugar un juego de suma cero, es una tontería. Pero en realidad no va ser de
suma cero, sino un juego en el cual va a haber unos pocos grandes ganadores y muchos
perdedores.
¿Quiénes son los grandes ganadores? Los grandes oligopolios transnacionales.

Seguimos en la ficción del comercio internacional de que nuestros países comercian con otros
países: Colombia comercia con Alemania y con Japón, y Japón comercia con todos los demás,
etc. En nuestra contabilidad nacional aparecen exportaciones colombianas en relación con
importaciones alemanas, y entonces hablamos de comercio entre países, lo cual cada vez es
una mayor ficción. Porque hoy en día no menos del 75% de todo el comercio internacional está
controlado por grandes empresas transnacionales y es la Nestlé de Colombia que importa de la
Nestlé de Suiza, que importa de la Nestlé de las Filipinas.
Esto se registra como comercio de los tres países, circunstancia controlada totalmente por
varios oligopolios. Oligopolios que a estas alturas de la historia ya no tienen lealtades
nacionales, sino que hay que entenderlos como algo realmente transnacional. No son ya
nacionales, no es la antigua General Motors de hace 40 años atrás, cuando se decía: “Si es
bueno para la General Motors, es bueno para Estados Unidos”, porque así funcionaba y eran
todavía empresas realmente con lealtades nacionales o locales. Eso se acabó.

Tenemos países y tenemos estas nuevas formas que algunos identifican como una nueva Edad
Media que son los grandes señores, los grandes castillos. Está Mitsubishi, Shell, Nestlé, etc.,
que tendrán una cantidad de siervos enorme y creciente en su entorno. Y esos son por cierto
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los grandes beneficiados, son los que venden el modelo, son los que tienen el micrófono,
son los que pueden vender este catecismo muy atractivo, muy bien empaquetado, muy bien
comercializado, lleno de promesas. ¿Y qué se hace frente a esto? Herejes del mundo, ¡uníos!

Les doy un dato más que se me había escapado: fíjense ustedes que entre 1987 y 1994, vale
decir que siete años que fueron precisamente los siete años más duros en materia de
aplicación de los ajustes estructurales del Fondo Monetario, ocurrió algo espectacular. En 1987
había en el mundo entero 145 personas - individuos con nombres y apellidos (no familias, no
empresas, sino individuos), sujetos billonarios. Es decir con una fortuna personal de mas de
1000 millones de dólares. En el año de 1994 éstos pasaron a ser 358. Es decir, un aumento del
150% en 7 años de los billonarios del mundo. El ingreso de estos 358 individuos (es decir, un
pedacito de esta sala), es igual al ingreso del 45% de la población del mundo.

Mosquitos vs. Rinocerontes

Esta y otras cosas son las que se hacen posibles con un modelo de esta naturaleza. Si
analizamos cómo funcionan los procesos de la especulación financiera, eso ya llega a niveles
absolutamente astronómicos y totalmente fuera de control. Enfrentarse directamente a algo tan
poderoso, si uno lo piensa, resulta bastante deprimente. En éste sentido, yo creé una alegoría
en la época que fui candidato a la Presidencia de la República de mi país en el año 1993.
Porque después de algún discurso, siempre surgía en la conversación con las gentes: ¿Qué
podemos hacer si nosotros somos débiles, no tenemos poder frente a estos gigantes? Con esa
sensación derrotista - depresiva, donde estamos liquidados, no hay nada qué hacer. Se me
ocurrió en ese entonces una alegoría, que a mi juicio abre el camino hacia una solución. Yo les
decía: miren, si usted está en un campo y frente a usted hay un rinoceronte que está furioso y
va a cargar, lo más estúpido que usted puede hacer es suponer que usted también es un
rinoceronte. El resultado es obvio. ¿Qué puede hacer frente al rinoceronte de manera que
eventualmente pueda derrotarlo y que él no nos haga nada? ¿Qué es lo único en este caso,
que sea más poderoso que el rinoceronte? Pues una nube de mosquitos.
Mosquitos que han fregado, fregado, llámense ONG’s, llámense organizaciones de la sociedad
civil, llámense lo que ustedes quieran:
movimientos de mujeres, de los ecologistas, pacifistas, de mil cosas. Que crecen y crecen,
zumban y zumban, y empiezan a lograr cosas. En más de un caso, han sido capaces de
doblarle las manos a algunos de los más grandes poderes fáctico - económicos del mundo. En
varios países ha habido casos con industrias farmacéuticas del sureste asiático, en Malasia,
donde han logrado triunfos espectaculares con la organización de consumidores.

Lo que ocurre es que esos tipos de triunfos no son espectaculares y tampoco salen en la
prensa. No podrían estarlo, nunca los van a poner. Porque la prensa es parte de estos
oligopolios transnacionales como eso es
evidente. Tal vez los más grandes oligopolios que se están creando en el mundo como tales,
son precisamente los de las comunicaciones. El que un Times - World se fusione con la
Siemens, ya con eso sólo, se controlan las noticias del mundo, qué es lo que se exhibe o qué
es lo que no se exhibe, de tal manera, que estos mosquitos o éstos herejes trabajan en un
ámbito que no es de amplificación sonora. Pero sí funciona, y cada vez está funcionando mejor.
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Y la manera como se puede observar que está funcionando mejor, es lo que ha pasado con
los movimientos ecologistas: hace veinte años y hasta diez años atrás, los ecologistas eran
unos tíos simpáticos, unos románticos desenchufados: no saben, están fuera de la realidad, no
entienden, pero son buena gente, medio poetas, les gustan las rositas, los pajaritos. Eramos
ridiculizados.

Hoy día, somos objeto de los ataques mas brutales y hostiles. ¿Y eso por qué? Porque hoy día
los movimientos son cada vez más poderosos, hasta tienen plata y pueden realmente hacer
campañas espectaculares y doblarles la mano a muchos intentos, que sin esos movimientos
obrarían impunemente. Hoy día ocurre un fenómeno en algún lugar y es capaz de atraer una
enorme solidaridad internacional. En este momento hay un caso concreto aquí en Colombia: lo
conozco porque estuve en Manizales antes de venir acá. Me entregaron una carta
tremendamente conmovedora en una conferencia que dirigí en Manizales a donde llegaron los
delegados de los indios U”was que están amenazados por la explotación petrolera, con una
serie de documentos, pidiendo acaso que yo pueda adherir y buscar más apoyo internacional.
Me he dado cuenta que tienen muchísimo apoyo internacional, doy eso como un ejemplo.

Hoy día, cuando hay una acción así, la gente puede cada vez sentirse menos sola y este tipo
de apoyo comienza a tener efecto. Comienza a generar miedo y de ahí que los ataques
crezcan y todos los mecanismos para desprestigiar estos movimientos se hagan cada vez más
intensos. Eso es símbolo de éxito. No hay que amargarse por los ataques, sino que hay que
desarrollar un adecuado nivel sadomasoquista, para gozar con los ataques que uno recibe.
Porque cuando más me atacan, quiere decir qué soy más peligroso, que estoy teniendo más
efecto y más impacto.

Evaluación de procesos.

Quisiera terminar mi presentación con un último planteamiento: es preocupante el constatar el


entusiasmo y a veces casi el fanatismo con que se siguen las normativas de un determinado
modelo como éste del neoliberalismo, que comienza a dominar el mundo, a pesar de tantas
evidencias poderosas en contra de su bondad y de sus beneficios. Yo vengo de Chile que hoy
día (bueno es el ejemplo) todos debieran seguir en América Latina. Somos tan exitosos, somos
como el bebé de los ojos azules del Fondo Monetario y del Banco Mundial. Se habla del
milagro chileno, y claro que lo es, pero para quienes están encerrados en esa visión simplista
de los indicadores macroeconómicos.

Si de crecimiento se trata, Chile es campeón, pero es uno de los países con la peor
distribución de ingresos del mundo. Simultáneamente, tiene varios otros problemas. Pero a lo
que estoy apuntando es a lo siguiente: ¿por qué, existiendo nuevos indicadores y nuevas
evidencias, teorías mucho más enriquecedoras y un evidente desarrollo de disciplinas que
permiten una visión más completa de los fenómenos económicos, por qué, a pesar de todo
eso, no pasa nada y siguen encerrados en ese mundillo de los indicadores macroeconómicos?
A mí me gusta partir de la base de que la gente en general tiene buena fe, o sea, yo no quiero
decir que esto es producto de una perversidad premeditada. Creo que lo que ocurre es
producto de la ignorancia sencillamente, y de la poca voluntad de conocer situaciones o
evidencias nuevas.
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Por ejemplo, si cualquiera de nosotros organiza una reunión para mostrar nuevos indicadores
en una de las disciplinas que está teniendo el más espectacular desarrollo científico de hoy día
en el mundo - cuál es la economía ecologista sólida, dura, con evidencias notables, con
indicadores biofísicos de lo que ocurre— ¿cómo se evalúan los procesos? Yo invito a las
autoridades a un simposio o a un congreso, invito al ministro tal, al senador cual. Y bien, me
aceptan la invitación y, ¿qué es lo que ocurre? Que el ministro tal llega exactamente cinco
minutos antes de que le toque hablar, termina de hablar y se va. Lo mismo me pasa con el
senador y con el diputado: nunca se quedan a escuchar lo que tienen que decir los demás.
Esto cuántos de ustedes lo han vivido: yo lo he vivido incansable número de veces.

Esto es un indicador cierto de que hay un muro que es difícil traspasar. Este es un componente
de irresponsabilidad. Pero tal vez, hay uno peor que es la estupidez: la estupidez de no querer
tener información que me vaya a alterar aquello que me gusta. Esto es algo muy típico que
tienen los economistas y los militares. Cuando los militares elaboran una estrategia y se
enamoran de ella, si no funciona, no es porque la estrategia sea mala, sino porque el enemigo
hizo trampa. Lo mismo con el modelo económico. El modelo económico es estupendo: si no
funciona, es porque la realidad hace trampas y la realidad está para ser domesticada y
adaptada al modelo. Esa es la función de la realidad, y no al revés.

Entonces, si hay algo que me va alterar como evidencia mi modelo, eso me perturba
terriblemente. Y por eso estamos embarcados en el absurdo de que frente a toda evidencia,
con estas pocas que les he mostrado aquí (porque hay una cantidad apabullante de otras) la
solución o la respuesta a los problemas es más de lo mismo.

Les parecerá raro, pero yo me siento optimista. Porque se trata de un modelo que ha llegado a
niveles tales de incoherencia interna que no puedo predecir en cuánto tiempo, de continuar
como está, llegará al colapso. Es inevitablemente un modelo condenado. En consecuencia, el
papel urgente de la herejía, a mi juicio, no consiste en atacar de frente al modelo sino en
diseñar alternativas sólidas para cuando el modelo se colapse. Es ahí, donde hay que trabajar.
¿Qué viene después? Creo que vendrá otra vez un mundo con mucho más sentido de la
comunidad, que es una de las cosas que han sido arrasadas del mundo actual, donde va a
tener mucho más fuerza lo local. De nuevo, las economías locales son la defensa frente a ésta
globalidad que no es sustentable indefinidamente. Tenemos mucha labor doméstica qué reali-
zar: es labor bonita y créanme que no estamos solos. Somos muchos, muchos y creo que
vamos a lograr también mucho, mucho.

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