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   (v. 2) "Y llamando Jesús a un niño, lo puso en


medio de ellos"

Tenemos a Jesús con sus discípulos en Galilea, específicamente en el poblado de


Capernaum, cuando una discusión se desato entre los seguidores de Cristo; unos les
decía al otros, que eran superiores y preferidos del Señor, otros argumentaban que eso
no era cierto; así pues la discusión llego al punto en el que los discípulos deciden
preguntar directamente a Jesús ¿Quién era el mejor de ellos? La discusión surgió porque
tiempo atrás 3 de los seguidores de Jesús habían compartido un evento muy importante y
el resto no había sido invitado. La transfiguración en el monte había sido una bendición
para Pedro, Juan y Jacobo; pero estos mismos la habían convertido en una causa para
pelear. Ya estando delante del Maestro, éste busca enseñarles algo a través de un
ejemplo vivido; para eso nos dice Mateo en su evangelio que Jesús mando llamar a un
niño que andaba por allí (v. 2) la respuesta de niño no fue de desconfianza; pues al
parecer respondió inmediatamente a la orden de Jesús. ¿Qué quería enseñar Cristo con
esto, al usar un niño?

En primer lugar que los niños siempre tienen la disposición a aprender; el niño va
inmediatamente cuando el Señor lo llama; pues hemos de presuponer que el niño conocía
y sabía quien era Jesús; pues de lo contrario hubiera huido; pero la actitud del niño fue la
de ir, a ver que le enseñaba el Maestro Jesús. Así pues nosotros los que ya no somos
niños debemos imitarlo; pues Dios siempre tiene algo que enseñarnos y nosotros no
podemos, ni debemos negarnos a aprender. Hay un refrán que dice así: "Perro viejo, no
aprende trucos nuevos" y así es como muchos viven su etapa de adulto, una completa
cerrazón a aprender; pues consideramos que ya sabemos lo suficiente y que además ya
hemos perdido la capacidad de aprender. Hay quienes olvidan que la vida cristiana es un
constante aprendizaje, nadie puede jactarse de saber mucho. Recuerdo a una persona ya
muy mayor que ya falleció, en una ocasión cuando presentaba un curso sobre como
compartir la fe, esa persona llego al templo, al verla me acerque a ella y le invite a
integrarse; su respuesta fue: "Ah, todo eso ya los sé, he tomado muchos cursos, he sido
alumna de muchos pastores y he asistido a muchos talleres; no necesito aprender más"
Olvidamos que Jesús siempre tiene "algo" que enseñarnos, olvidamos que Jesús siempre
usara a alguien para enseñarnos.

Es triste andar por la vida con la actitud de "todo lo sé y a mi nadie me puede enseñar
nada." Pero Jesús nos dice a través de esta historia que debemos ser como un niño que
siempre esta dispuesto a aprender algo. Por otro lado hay quienes creen que ya es tarde
para aprender, que el tiempo ya se les fue y por lo tanto no están dispuestos a aprender
como niños. Sin embargo un especialista en construcción del entendimiento, Ángel
Cintrón Opio afirma que "el cerebro humano tiene una capacidad increíble para aprender,
sin importar la edad." En su artículo "Nunca es tarde" el Dr. Cintrón dice que a menos que
su cerebro sufra una atrofia bioquímica o un trauma emocional, su cerebro con serva la
capacidad para aprender lo que sea. Pero usted dirá "eso no es cierto, mi abuelita es muy
aferrada a sus ideas y no quiere aprender lo nuevo." Para muchos, si no es que para la
mayoría de las personas la idea de "ya es tarde para aprender" es una gran limitante;
pero según el Dr. Cintrón el "ya es tarde" es un mito social y que carece de base
científica, ya que mayormente las personas adultas dejan de aprender por no enfrentar el
juicio de la gente; expresiones como "ya viste al ruquito que viene a la escuela" o "ya esta
grande para esas cosas" son armas poderosas que detienen el deseo de seguir
aprendiendo.

Raros, pero inspiradores son los ejemplos de personas que deciden aprender sin importar
la edad que tengan. Evelyn Figueroa aprendió a andar en bicicleta a la edad de 35 años, y
todo porque de niñas, sus padres le cuidaban de los peligros que representaban los
adoquines y las pendientes del lugar en donde vivía; Myriam Lugo aprendió a andar en
patineta a los 60 años de edad; y ya no es raro ver a esta mujer mayor en su scooter por
las calles de su colonia; pero si esto ejemplos le parecen lejanos, nuestra hermana Imelda
Ferrer compartía que en la universidad en donde ella estudia su licenciatura su
compañera más grande es una maestra de 72 años. Como pueden ver siempre podemos
seguir aprendiendo; Jesús nos exhorta a nosotros a ser como los niños, estar dispuestos
a su llamado a aprender, como lo hizo el pequeño que llamó para enseñarles a sus
seguidores cosas importantes. Nunca pierda la disposición de aprender; pues se puede
estar perdiendo de grandes bendiciones de parte de Dios.

cc   (v. 3) "...si no os volvéis y os hacéis como niños..."

Cierto día en una clase universitaria, un profesor interrumpió el largo silencio de un


examen para preguntar a sus alumnos lo siguiente: "¿Saben ustedes por qué sólo los
niños son plenamente felices?, nadie respondió; pero el profesor dijo: "porque ellos viven
el momento, viven despegados del pasado y despreocupados del futuro." ¿Qué debemos
aprender de los niños? No solo a seguir aprendiendo; sino además ser como ellos, como
los niños. Jesús ante la pregunta de sus discípulos, manda llamar a un niño; este
responde y Jesús lo pone en medio de ellos (v. 2), y entonces les dice: "si no cambian y
vuelven a ser como niños, no podrán entrar al Reino de los Cielos" (v. 3 BLA).

Con el paso de los años las personas cambiamos, crecemos; pero al mismo tiempo
experimentamos grandes perdidas, y dentro de estas grandes perdidas podemos contar
aquellas que nos identificaba como niños. Nos convertimos en seres preocupones,
soberbios, temerosos, incrédulos, aferrados a nuestras ideas y creencias; en una palabra
nos convertimos en adultos. Fue Juan Jacobo Rousseau quien dijo: "El niño nace bueno,
pero la sociedad lo corrompe." Todos nacemos siendo niños; pero no solo en el aspecto
físico, sino también en lo emocional y en lo intelectual; pero el mismo proceso de la vida
nos lleva a crecer; y por consecuencia a dejar a tras ciertas cosas que son de niño. Jesús
nos dice que para poder entrar en la dimensión de su reino debemos ser como niños;
pero Jesús no se esta refiriendo a ser infantiloides; es decir no nos pide que seamos
niños emocionales o intelectuales, sino a que
seamos niños en nuestra manera de ver la vida, justamente como ellos, los niños la ven y
la viven. ¿Cómo son los niños? ¿Cómo es la actitud de un niño?

No se necesita ser un experto para conocer la actitud de un niño; pues podemos decir
que convivimos con niños prácticamente todos los días. Jesús nos dice sean como niños;
¿pero como quiere el Señor que seamos? ¿Haciendo berrinches, juguetones, tierno,
chistosos? ¡No! Se refiere más bien a las cualidades de estos niños. ¿Cómo es un niño?
Un niño es un ser dependiente de sus padre, se dice que todos lo mamíferos el bebe
humano es el más indefenso; además que su gestación requeriría de otros 9 meses para
poder salir como lo hacen los animales (caminando, etc.); Dios quiere que usted dependa
de Él como sus hijos pequeños dependen de usted, que viva en confianza en fe, como los
niños confían y creen en los adultos que los aman y prometen cuidarlos. ¿Cómo es un
niño? Un niño es explorador; un niño se aventura y experimenta cosas nuevas, no se
queda con un solo estilo o forma, sino que se atreve a intentar siempre cosas nuevas; los
expertos dicen que un niño nace sin el sentimiento de temor; un niño no teme a la
oscuridad, a las alturas, a las texturas diferentes, a los sabores raros; somos los adultos
quienes
nos prejuiciados con nuestras malas experiencias y temores; pero Jesús quiere que no
atrevamos a ser nuevos cada día. ¿Cómo es un niño? Un niño vive el presente; pues los
niños tienen una idea del tiempo muy diferente a la de los adultos; para los pequeños
entender el mañana les resulta difícil; mientras que muchos de nosotros estamos
preocupados por el futuro y mucho menos se la vive rumiando por el pasado. ¿Cómo es
un niño?

Un niño es moldeable; hace un momento hacia referencia a un pensamiento del francés


Juan Jacobo Rousseau quien nos dice que los niños nacen buenos; pero es la sociedad,
el ambiente quien interviene a su favor o en su contra. Cuando el niño es pequeño tiene
un enorme potencial de aprender y moldeo; pues citando nuevamente a los expertos;
estos afirman que lo que suceda durante los primeros 4 años de vida; estos pueden
determinar el futuro; pues sus mentes y corazones con como arcilla fresca en manos de
los padres; así mismo el creyente debe ser barro en manos del Señor y estar dispuesto a
dejarse moldear por su hacedor. ¿Cómo son los niños? Los niños son humildes; un
pequeño no se avergüenza por no saber algo; esto podemos verlo en esta etapa cuando
su pregunta más habitual es ¿Por qué? Y admiten su ignorancia, pero con la visión de
saber la respuesta; sin embargo los adultos nos volvemos en soberbios creyendo saber
todas las respuestas; más cuando se es padre; pues hay quienes consideran que llegar a
ser padres los hace infalibles; pero tenemos que reconocer que si bien nadie nos enseña
a ser padres, muy pocos, hacen algo al respecto. Prefieren esconder su ignorancia de la
vida tras la mascara soberbia "de todo lo sé"; pero además nos ensordecemos cuando
vivimos independientes de Dios, creyendo que somos nosotros quienes determinamos las
cosas; un niño e s humilde pues se deja guiar, reconocer sus limitaciones y nunca busca
avergonzar a nadie. Tiempo y espacio nos falta para seguir describiendo la actitud de un
niño; pues lo niños además son espontáneos sinceros, divertidos, etc. Sin embargo lo que
ya hemos descrito nos lleva a saber que es lo que Jesús decía a sus discípulos cuando
les dice con un niño en el centro "si no cambian y vuelven a ser como niños, no podrán
entrar al Reino de los Cielos" (v. 3 BLA). Aprenda de un niño y cambie; porque solo así
entrará en el reino de Jesús.

ccc     (v. 4) "...ése es el mayor en el reino de los


cielos."

Un hombre llevó a su pequeña hija a un parque de diversiones y ella inmediatamente


corrió a un quiosco y pidió un algodón de azúcar. Cuando el dependiente le entregó una
inmensa bola de algodón, el padre le preguntó: «Cariño ¿Estás segura que puedes
comértelo todo?» «No te preocupes, papá» le respondió ella. «Soy mucho más grande
por dentro que por fuera». Los unos de los discípulos de Jesús estaban convencidos de
que eran grandes, por el simple hecho de haber presenciado la transfiguración; a sus ojos
Pedro, Juan y Jacobo, se sentían con el derecho de decirles a los 9 apóstoles restantes
que ellos eran inferiores. Pero Jesús les dio una sopa de su propio chocolate, al
responder, tomando a un pequeño niño en su brazos y colocándolo en el centro de la
discusión y afirmar que "cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el
reino de los cielos" (v. 4). Jesús les esta diciendo a estos soberbios adultos, que tiene
que ser como un niño, que deben que tener la grandeza de un niño. Tenemos que saber
que aunque en la cultura hebrea, los niños eran considerados bendiciones, dones y
herencia de Dios (Sal. 127) en la praxis de su vida, los niños como las mujeres eran
estimados por muy poco; tan es así que cuando se pensaba en términos de contar, las
mujeres y los niños no contaban en sus listas.

En nuestros días la voz de los niños todavía no es escuchada por muchos, algunos
sueñan con el día que el niño diga sus primeras palabras, pero cuando ya habla
queremos que se quede calladito. Si, Jesús les dice que los niños son más grandes que
los adultos, su actitud y su posición delante de Dios es aún más grande que la de
cualquier adulto. ¿Qué debemos aprender de los niños? Su grandeza; si porque como lo
dice la niña de la historia, son más grandes por dentro que por fuera; esas personitas que
a veces menospreciamos en sus comentarios, y opiniones, tienen más grandeza que
muchos de nosotros. Los niños son grandes porque aman sin medida, los niños son
grandes porque creen sin medida, los niños son grandes por que su corazón guarda
grandes y preciosos recuerdos, los niños son grandes porque saben perdonar, son
grandes porque saben vivir, son grandes por así los hizo Dios. Jesús les da una gran
enseñanza a sus discípulos, quienes pensaban que la grandeza se lograba con
experiencias y oportunidades; la grandeza se logra con una actitud de niño. Lo interesante
es que los niños no alardean con esto, ellos son grandes y nada más, fue pascal quien
dijo: La grandeza de un hombre está en saber reconocer su propia pequeñez. ¿Que es lo
que agrada a Dios? ¿Cómo podemos acceder a las ricas bendiciones del cielo? ¿Cómo
vamos a recibir de Dios sus dones maravillosos? Cuando reconozcamos que ante Él y los
demás somos pequeños. Khalil Gibran dijo: "Protegedme de la sabiduría que no llora, de
la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños." ¿Quieres ser
grande, como aquella vieja película de Tom Hanks?; empieza a ser como niño y
conocerás la verdadera grandeza.

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El 20 de noviembre de 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas se reunió para


reafirmar los derechos universales de los niños; además en dicha ceremonia se estableció
que cada país perteneciente debía instituir un día para recordar los derechos y la
importancia de los niños; en México se celebra el 30 de abril. Sin embargo no debiéramos
esperar cada 30 de abril para volver nuestros ojos hacía los niños; pues Jesús hoy nos
invita a mantener nuestra mirada en ellos, y no solo para cuidarlos, sino para aprender de
ellos. ¿Qué aprendemos de ellos? Aprendemos a seguir creciendo, aprendemos a ser
como ellos, aprendemos a ser verdaderamente grandes. Atrévete a ser como niño,
atrévete en el poderoso Jesús.

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