Sunteți pe pagina 1din 4

Análisis de la visita de Jujuy producida por don Antonio

Martínez Lujan de Vargas en 1694.

Ma. del Pilar Gómez Sánchez

Las visitas fueron instituciones dentro del régimen colonial que servían para
tener un mejor conocimiento acerca de los poblados y su gente, como así también
eran censos, servían para tener control de los tributos, y son una gran fuente al fin
de conocer más de cerca las relaciones socio-laborales y la cultura material de la
Argentina colonial (Noli, 2003).
La visita a analizar en este trabajo corresponde a la efectuada por Don
Antonio Martínez Luján de Vargas al territorio de Jujuy, dentro del Tucumán colonial,
durante el año 1694; la razón de dicha visita fue la de entrevista a los
encomenderos y encomendados de la zona a fin de verificar los datos de una visita
producida diez años antes, en la cual se veían ciertas faltas de parte de los
encomenderos hacia los indios e indias a su cargo; las acusaciones más frecuentes
eran la de malos tratos, servicio personal forzado y faltantes de ornamentos de las
iglesias de cada lugar.
Para efectuar la visita Luján de Vargas contaba con un escribano, Lorenzo
Pinto e intérpretes, ellos eran: Don Diego Cristóbal Mexía, Don Diego de Reynoso,
Don Luis Antonio Calvo de Omonto, Don Gonzalo Trilles y Don Joseph de Antequera
Enriquez.

Los Padrones:
Los indios entrevistados en Cochinoca superan las 30 personas cuyas edades
oscilan entre los 18 y los 50 años, tres de ellos de más de 50 años de edad.
Los de Casabindo, son alrededor de 50, con edades que van desde los 16 a
algunos de más de 50 años de edad.
Son la minoría en ambos pueblos los que están casados, y menos lo que
tienen hijos.

Datos de las visitas:


El pueblo de Ossas, encomienda de Don Pedro Ortiz de Zarate, es
satisfactoria dado que los indios entrevistados expresan estar gustosos con su
encomendero.
En la encomienda del Capitan Don Tomás de Pineda, el pueblo de Ocloias; el
pueblo de Paipaia, a cargo de Don Pablo de Argañaraz; también del pueblo de
Ocloias de Doña Isabel Pérez; la encomienda del maestre de campo Pedro Labayen
del pueblo de Yala; y los pueblos de Umaguaca, Purmamarca y Tilcara las visitas de
Antonio de Argañaraz y Francisco Perez de Cisneros; daban los mismos resultados
que la primera encomienda referida.
En el caso de pueblo de Uquía, encomienda a cargo de Doña Isabel Vieyra de
la Mota, las acusaciones hacia ésta son las de tener en su posesión ornamentos de
la iglesia del pueblo, y también de tener a dos indias a su servicio personal,
privandolas de su “libertad”. A dicha administradora se la condenó por los cargos
contra ella, debía devolver los ornamentos y liberar las indias. En el pueblo de
Cochinoca, entrevistando a los indios del pueblo de Uquía, se ve en la visita que
algunos no estaban en dicho pueblo, pero igual comparecieron al cuestionario de la
visita, varios de los indios entrevistados relataron que fueron maltratados (azotados
a modo de castigo) o que fueron testigos de maltratos a sus pares por parte de
esclavos mandados por su encomendero; además dijeron que eran obligados a
pagar tributo a través de servicio personal forzado, a los que eran llevados de
manera violenta la estancia de su encomendero; esta situación de los indios del
pueblo de Casabindo es la más problemática dentro de la zona visitada durante
1694 por Lujan de Vargas, el encomendero en cuestión es Don Juan Campero, del
pueblo de Cochinoca, a raíz de las acusaciones en su contra, Campero es
entrevistado y se le interroga en tanto dichas denuncias, a lo que responde que en
efecto algunos de sus encomendados fueron azotados, a fin de merecerlo, y que
algunos habían mentido al respecto, en tanto al servicio personal forzado, dice que
no es así, que tiene a sus encomendados trabajando para él a fin de hacerlos crecer,
además dice que también les provee de medicamentos cada vez que es necesario,
luego dicho encomendero es sentenciado, a no forzar (de manera violenta como es
denunciado) a los indios a su cargo a realizar servicio personal, a dejar de azotar (o
ejercer cualquier tipo de maltrato físico) a sus encomendados, y a pagar multas por
lo cometido contra los denunciantes.
Además la visita arroja información sobre la falta de rendición de culto por
parte de los encomendados, por lo que se manda a que los encomenderos manden
a misa los indios, castigando, por parte de su Majestad a castigar al que no lo
hiciese, se hace notar la obligación de los administradores a hacer cumplir esta
norma enseñando y adoctrinando la religión católica.

Las visitas y el registro arqueológico:


¿Qué podemos encontrar en el registro arqueológico teniendo en cuenta las
visitas y demás fuentes etnohistóricas?
La respuesta es muy simple como variada, las fuentes etnohistóricas nos
arrojan datos acerca del modo de vida y el uso de la cultura material de los pueblos
que nos proponemos estudiar, tras el análisis de las fuentes podemos hacernos una
idea de que podemos llegar a encontrar en los sitios, como a su vez establecer
hipótesis de trabajo.
En el caso particular de la visita analizada en este trabajo, podemos ver como
necesitaríamos contar con análisis bioantropológicos, que nos permitan localizar
poblaciones enterradas, por ejemplo excavar y estudiar cementerios, o
enterramientos de la época que nos atañe con el fin de efectuar en los cuerpos
análisis sobre marcas o huellas en los huesos, que denoten el excesivo trabajo o los
malos tratos, ya que sabemos que cuando una persona es explotada, o es obligada
a realizar ciertas labores que requieren una postura constante, por ejemplo el
trabajo en minas, o el labrado del campo, en el caso de la mujeres la postura que
adquieren al coser por mucho tiempo, todas estas actividades a largo plazo y
ejercidas con intensidad dejan marcas óseas que son identificables, además, si
nuestro universo de estudio es lo suficientemente representativo, podemos ver
patrones de actividades o de malos tratos (el hecho de castigos físicos que podían
provocar quebraduras, o la obligación al servicio personal) que nos dejarían dilucidar
un patrón de conducta por parte de la clase explotadora. Otros tipos de estudios
que podemos realizar para contrastar la información etnohistórica son los análisis
botánicos, en este caso podemos ver cual era la producción de las encomiendas, en
este caso, y además podemos ver el consumo de bienes de subsistencia y de
prestigio de estos grupos, como así también podemos ver modos de producción.
En tanto al asentamiento, podemos realizar estudios arquitectónicos, para
saber como eran los espacios habitados, y además de patrones de asentamiento,
para tratar de recrear ciertos ambientes, y entender las relaciones con el micro y
macro paisaje y la gente que los habitaban y usaban, además dentro de este tipo de
análisis podemos ver como afectó a la poblaciones los traslados.
Estas metodologías y aproximaciones, entre otras, nos permiten establecer
hipótesis sobre los modos de vida de los pueblos nombrados. A estos estudios
debemos añadir los recursos socio-históricos necesarios para complementar el
panorama, es decir, informaciones etnohistóricas adicionales, etnografías, estudios
de paisaje, etc.

Bibliografía:
Boixadós, Roxana y Carlos Eduardo Zanolli. “Visita de Jujuy Producida por don
Antonio Martínez Luján de Vargas” (Archivo y Biblioteca Nacional de Bolivia
Escritos Coloniales 1694, 22), en: “La visita de Luján de Vargas a las
encomiendas de la Rioja y Jujuy (1693-1694)”. Estudios preliminares y
fuentes. Primera edición. Bernal. Universidad Nacional de Quilmes, editorial.
2003.
Noli, Estela. “Pueblos de indios, indios sin pueblo: Los Calchaquíes en la visita de
Luján de Vargas de 1693 a San Miguel de Tucumán. En: Anales. Nueva
época. Universidad Goteborg. 2003. N° 6; pp. 329-363.

S-ar putea să vă placă și