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del Sol
Lo intuían, pero hasta ahora no habían podido confirmarlo. Investigadores del Instituto
de Astrofísica de Canarias (IAC) han descubierto la existencia de un agujero negro de
más de 5,4 veces la masa del Sol en el sistema binario de rayos X XTE J1859+226. Las
observaciones realizadas desde el Gran Telescopio Canarias (GTC), que ha logrado
obtener los primeros espectros que se publican de este sistema binario, han sido
determinantes en el hallazgo.
Las binarias de rayos X son sistemas estelares compuestos por un objeto compacto (que
puede ser una estrella de neutrones o un agujero negro) y una estrella 'normal'. El objeto
compacto arranca materia de la estrella y la incorpora lentamente a su propia masa a
través de un disco que se forma en torno a él. A este proceso se le conoce con el nombre
de acreción. Tan sólo se conocen unas 20 binarias con agujero negro de una población
estimada de unas 5.000 en la Vía Láctea.
“Las binarias transitorias de rayos X se caracterizan por estar la mayor parte de su vida
en un estado de quietud, entrando ocasionalmente en erupción, un momento en el que el
ritmo de acreción de materia sobre el agujero negro se dispara”, explica el astrofísico
del IAC Jesús Corral-Santana, que lidera el trabajo que publica Monthly Notices of the
Royal Astronomical Society (MNRAS).
Tanto las estrellas de neutrones como los agujeros negros son los restos que deja una
estrella masiva al morir. La mayor parte de las estrellas de neutrones conocidas tienen
masas en torno a 1,4 veces la masa del Sol, aunque en unos pocos casos se han medido
valores superiores de hasta dos veces la masa del Sol. Los astrónomos creen que a partir
de unas tres masas solares las estrellas de neutrones no son estables y colapsan
formando un agujero negro.
“Con este resultado añadimos una pieza más al estudio de la distribución de masas de
agujeros negros. La forma de esta distribución tiene implicaciones muy importantes en
nuestro conocimiento sobre la muerte de estrellas masivas, la formación de agujeros
negros y la evolución de los sistemas binarios de rayos X”, añade el astrofísico del IAC.
El equipo de astrofísicos del IAC no había perdido de vista el objeto desde que entró en
erupción en 1999, cuando comenzaron a realizar campañas de observación para seguir
su evolución. Los investigadores han combinado las mediciones fotométricas del Isaac
Newton Telescope (INT), el William Herschel Telescope (WHT) del año 2000 y las del
Nordic Optical Telescope (NOT) de 2008, con los espectros realizados con el GTC en
2010, los primeros publicados de este objeto.
“Debido al bajo brillo del sistema observado, necesitábamos telescopios de 10 metros
para poder obtener espectros. En este sentido, haber podido observar desde el GTC ha
resultado determinante”, subraya Corral-Santana.
CONCLUCIONES:
Puede que en el futuro este hallazgo genere mas preocupación que hoy en la actualidad,
pero por ahora solo podemos observar y fascinarnos con las imágenes de esta
“aspiradora espacial” que destruye todo lo que encuentra en su paso. Grandes
investigadores se plantean preguntas, pero la física de Isaac Newton no puede explicar
lo que ocurre en un agujero negro. Solo nos queda esperar que estos astros no absorban
la Tierra mientras haya vida, aunque eso es muy poco probable.