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Capítulo Séptimo – NORMAS GENERALES DE LA MORAL PROFESIONAL

Nuestras obligaciones morales, en el trato profesional con nuestros semejantes, se reducen a decir
la verdad, mantener el secreto profesional, ser corteses, respetar el honor ajeno y evitar todo lo que
pueda quebrantar la confianza mutua y la convivencia pacífica.

La veracidad

Es una de las virtudes sociales, con un amplio campo de aplicación dentro de la norma
profesional, es la veracidad, que puede definirse como la virtud que inclina a decir siempre la
verdad y a manifestarse al exterior tal como somos interiormente.
La práctica de la veracidad es obligatoria en el campo moral y ello se debe a muchas razones. En
primer lugar, la finalidad de todas las palabras es la de manifestar a los demás nuestros
pensamientos. En segundo lugar la verdad es una condición indispensable para la vida social. Si
todos recurriesen a la mentira, la vida social sería imposible.
De todos modos, una verdad dicha en mal momento o de mala manera puede causar efectos
desastrosos. Este tipo de veracidad es perjudicial e incluso, destructivo. La verdad hay que
expresarla con tacto. No se dice en el espacio vacío, sino hacia el otro; por eso el que hable debe
sentir también lo que causa con eso.
La verdad hay que decirla pero siempre adecuadamente y de acuerdo con las circunstancias: con
gran firmeza en algunos casos; con delicadeza en otros.
En la lealtad a la verdad se apoyan todas las relaciones de los hombres entre sí, la vida entera de la
comunidad.
De cualquier forma, hay circunstancias especiales en que no es obligatorio decir la verdad a
cualquiera que se nos acerque. Ninguno de nosotros tiene la obligación de difamarse a sí mismo.

La mentira

A la veracidad se opone la mentira, juntamente con la hipocresía y la simulación, que atentan


directamente contra las exigencias de la convivencia social.
Se define como la locución contra la propia mente. Por locución no se entiende solamente la
palabra, sino cualquier otro signo externo que manifieste la idea.
La hipocresía consiste en aparentar exteriormente lo que no se es realmente. La simulación, en
cambio, no se verifica con las palabras, sino con los hechos.
Para que haya mentira se requieren dos condiciones: a- la voluntad de decir lo que es falso; b- la
palabra expresada no debe traslucir ni representar el pensamiento interior, de tal manera que la
persona que la escucha caiga en el engaño. Produce siempre algún daño al prójimo, por lo menos de
orden intelectual, puesto que lo induce a tomar lo falso como verdadero y también porque perturba
el orden social y la convivencia pacífica.
Debemos distinguir tres tipos de mentiras: a- mentira perniciosa: se profiere con deseo de dañar a
otro, lo cual agrava su culpabilidad; b- mentira jocosa: menos grave, se ordena a conseguir algún
bien, ya sea un bien deleitable (broma); c- mentira oficiosa: se ordena a conseguir un bien útil, para
ayudar a otro o para evitar algún peligro.

El secreto profesional

Tiene un doble significado: objetivamente considerado, indica la cosa misma que debe
permanecer oculta, mientras que subjetivamente significa la obligación de no revelar a nadie la
noticia de esa cosa oculta.
Tipos de secreto:
a- Secreto natural: la obligación de guardarlos proviene de la misma ley natural. Son cosas que
pertenecen al individuo, al ingenio propio y son intransferibles por derecho natural.
b- Secreto prometido: habiendo conocido un hecho por causalidad, empeñamos nuestra palabra
de no divulgarlo. La característica de este secreto es que se promete el silencio después de
haber conocido el hecho
c- Secreto confiado: es lo que se confía con expresa o tácita condición previa de no comunicarlo
a nadie. La promesa de no confiarlo antecede a la noticia.
Entre los secretos confiados sobresale el secreto profesional, que nace del pacto implícito
existente entre el profesional y su cliente. Este secreto obliga más estrictamente que el prometido.
La violación del secreto profesional puede tener lugar de tres maneras: por la investigación
ilegítima del mismo; por la comunicación indebida y por el uso en beneficio propio.
Es muy evidente que la investigación ilegítima del secreto es ilícita bajo todo punto de vista. Toda
averiguación de un secreto que se realiza sin otro fin que la curiosidad o la malicia es ilícita. En
cambio es permitido cuando así lo exige el bien de la sociedad.
En lo tocante a la manifestación indebida del secreto profesional, es muy evidente que reviste una
especial gravedad porque este secreto tiene que mantenerse aun en aquellos casos en que el sólo
secreto natural, prometido y confiado, pudiera legítimamente manifestarse. El bien común exige
una confianza total en el profesional, cuyos servicios son indispensables en la sociedad, y el
profesional no puede divulgarlo.
Con respecto al uso del secreto en beneficio propio, diremos que es ilícito todo lo que pueda
llevar al aprovechamiento indebido del mismo.
En ciertas circunstancias especialísimas es obligatorio manifestar el secreto profesional. Por de
pronto, para evitar un peligro mortal al mismo cliente que ha confiado el secreto o en favor del bien
común, donde no hay secreto profesional que valga. Nadie tiene la obligación de mantener un
secreto cuando éste ya ha sido divulgado por la prensa o por el mismo interesado.

La cortesía

Consiste en obrar, en las relaciones con los semejantes, de una manera acorde a la dignidad
humana. Esta conveniencia está en el respeto mutuo y en la consideración debida a cada cual según
su propia condición y puesto en la sociedad. El ejercicio profesional pide este buen trato que hace
agradable la convivencia mutua. El profesional y el cliente tienen que moverse en un clima sereno y
cortés.

El derecho a la fama y al honor

Sen entiende por fama la opinión o estima que se tiene comúnmente de una persona. Si su modo
de vida o su conducta ante los demás es intachable, adquiere buena fama. Toda persona tiene
derecho natural a su buena fama, puesto que nade debe ser considerado malo antes de que se
demuestre lo contrario. La fama es muy importante para el profesional debido a que de ella depende
su provenir.
La fama puede ser verdadera o falsa. Todo hombre tiene derecho absoluto a la fama,
principalmente si se trata de fama verdadera.
El derecho a la fama es sólo relativo en cuanto es una concesión gratuita de los demás y que,
llegado el momento, debe ceder ante la verdad.
El honor es una testificación de la excelencia ajena; la fama es la opinión pública de esa
excelencia.
La violación del derecho ala fama y al honor de la persona ausente tiene lugar mediante el
pensamiento o la palabra. Diferentes tipos de violaciones:
a- Sospecha temeraria: es la mera imputación de un defecto infamante o de un crimen sin
motivos razonables para ello. Si un profesional no ha dado motivo alguno para la menor
sospecha, es ya una injuria el solo hecho de considerarlo capaz de cometer el crimen al que se
refiere la sospecha.
b- Juicio temerario: es mucho más grave porque es el asentimiento firme de la mente sobre las
malas intenciones o acciones del prójimo sin suficiente fundamento,.
c- Difamación: o detracción, es la revelación injusta de un defecto o de un vicio oculto del
prójimo. Consiste en oscurecer la fama de la persona injustamente.
d- Calumnia: consiste en imputar falsamente al prójimo un crimen que no ha cometido. Es decir,
añade a la difamación la mentira perniciosa. El que ha difamado está en obligación de
restituir la fama y los daños, incluso con grave incomodidad propia.
e- Falso testimonio: consiste en afirmar o negar, como testigo, algún hecho a favor o perjuicio
de alguien. Es una acto muy grave porque encierra una triple deformidad: perjurio, injusticia
y mentira; perjurio porque se viola el juramento de decir la verdad; injusticia, por el daño que
produce a un inocente; y mentira por la falsedad testificada.
f- Injuria: es parecida a la difamación, por se la injusta lesión del honor de una persona causada
en su misma presencia. Se distingue a la difamación en que ésta recae sobre el ausente,
mientras que el insulto recae sobe la persona presente.
g- Burla: consiste en divulgar las culpas o defectos de una persona en forma jocosa, para
avergonzarle ante los demás.
h- Maldición: consiste en invocar un mal contra alguien.

La envidia

Es uno de los vicios capitales y consiste en entristecerse del bien ajeno, que se considera como un
mal para nosotros. De la envidia proceden el odio, la murmuración, la difamación y otros vicios. El
odio consiste en desear un mal al prójimo, mientras que la envidia consiste en considerar el bien del
prójimo como un mal para nosotros. Este vicio surge casi siempre entre personas de la misma
profesión.
El envidioso no es capaz de amor ni de felicidad, y no pudiendo gozar de su vida, sufre por los
júbilos y triunfos ajenos y se irrita ante la alegría de los demás.

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