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INTRODUCCIÓN
Englobar la totalidad de vértices (favorables y contestatarias) que enmarca la figura
del Estado, en un sólo trabajo, desviaría la atención del trayecto del deseado. Aquí simplemente
fueron tomadas las consideraciones que envuelven la importancia del Ciudadano para con el Estado,
considerando la simple premisa de que sin aquel no existiría éste.
La historia nos revela que la extensión del espacio hasta dónde podría llegar el poder
de determinados grupos, tuvieron diferentes denominaciones como: reino; imperio; república;
pueblo; comarca; colonia; etc., con algunas peculiaridades distintivas pero con grandes similitudes,
por lo que podríamos generalizarlos como antecesores de lo que hoy llamamos Estado moderno.
Aquellas presentaban algunas aristas sobresalientes que fueron pulidas para conceptuarlo dentro del
género como hoy lo conocemos, es decir aquellas organizaciones simplemente fueron los
originarios del evolucionado concepto de Estado.
Esta figura organizativa no es palpable o mejor dicho no tiene una estructura física
visible, su existencia es de percepción o sensitiva. En resumen el Estado existe, pero enfocar
simplemente su aspecto en un ideal, desviaría la centralización de su esencia. Partiendo de esta
analogía, podríamos ramificar el estudio del Estado desde varias atalayas, no obstante nos
concentraremos meramente en los principios básicos para sostener la conclusión de este trabajo.
No obstante, este importante ingrediente no surgió del día a la noche, sino fue
evolucionando y continúa su despegamiento con el objeto de perfeccionar su bienestar general. En
este contexto, podemos citar que el Homos sapiens, en su necesidad de sobrevivencia y defensa se
agrupó en tribus formando al hombre, sin que éste abandone su estado individualista y personal,
imponiendo la búsqueda de privilegios ante sus iguales, utilizando una variedad de mecanismos de
sometimiento a otros individuos; ante esta situación se recurrió a la unificación de los individuos
oprimidos en grupos, contra los privilegiados, emprendiendo una lucha por la libertad, igualdad y la
fraternidad, identificándose el primer rasgo del ser social, esta etapa determinó la necesidad de un
orden dentro de esa primitiva organización, por lo que se conformó lo que hoy llamamos Estado1.
Esta nueva circunstancia histórica originó la necesidad de que el ser social debería cumplir con un
papel dentro del cuerpo organizacional, en el sentido de respetar sus propias normas y poder
imponer su existencia, reconocimiento y consideración antes otros grupos sociales, por lo que se
transmutó en ciudadano.
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Aclaro que esto es meramente un resumen de todo un esquema explicativo
Dentro de esta determinada evolución, las ciencias sociales han iniciado sus
investigaciones para determinar el mecanismo de concienciación del ciudadano, resaltando sus
derechos y obligaciones para con el Estado, englobándolo dentro del término de democracia.
El ciudadano no debe esperar que el Estado cree condiciones de superación, sino que
debe colaborar para que todos los integrantes del grupo tengan la oportunidad de evolucionar. Esto
porque todos somos responsables, con derechos y obligaciones, de esa organización social. Si
desconsideráramos esta premisa, entonces cosecharíamos el atraso evolutivo. Es decir todos juntos
debemos trabajar para perfeccionar al Estado. Es una fórmula simple, pero frágil, pues sólo un
individuo que intente revolucionar este teorema podría producir un atraso en la evolución social.
por los factores migratorios. Ya no se puede hablar de un ciudadano puramente patricio, sino de uno
estatal, es decir aquel que colabora en la evolución del Estado donde reside, indistintamente de sus
orígenes.
Esta visión será resistida, pero con el correr de los tiempos, como la historia nos ha
demostrado, podríamos considerar la posibilidad que el líder alfa sea oriundo de una región distinta
a la de la representación que ejerza, erradicando paulatinamente la exigencia del patriciado y la
xenofobia.
La nueva visión a ser encarada debe radicar en el hecho de que el líder alfa del
grupo, debe ser una persona comprometida con la evolución social de la región donde está asentado
el Estado, indistintamente al lugar de su nacimiento. Este delineamiento, presenta una tonalidad de
repugnancia para los nacionalistas, pero se debe analizar los factores emergentes de nuestra realidad
globalizadora, pues en un futuro se deberá considerar la nueva calidad de ciudadano estatal 2 o de
ciudadano del mundo.
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Semejante al Ciudadano del Mundo, pero con una visión un poco mas limitativa, en el sentido de Ciudadano Regional o Estatal.
MARCO TEÓRICO
Objetivamente el Estado es una forma de organización social soberana y coercitiva,
formada por un conjunto de instituciones, que tiene el poder de regular la vida de los habitantes o
transeúntes en un territorio determinado.
Platón establece la estructura del Estado ideal, pero fue Maquiavelo quien introdujo
la palabra Estado en su célebre obra “El Príncipe”: usando el término de la lengua italiana “Stato”,
evolución de la palabra “Status” del idioma latín.
Esta exposición genérica que abarca los elementos básicos del Estado, encuentra un
peldaño que debe ser superado; dependiendo de las circunstancias y de las ideologías instaladas en
el pensamiento del ciudadano, la constitución de la organización social puede afectar su evolución.
No obstante debemos confirmar que la incólume justificativa que sustenta la principal vestimenta
del Estado es la política. Partiendo de esta premisa, podemos arriesgarnos a formular la siguiente
ecuación:
D e m o c r a c ia
C iu d a d a n ía P o lític a
E s ta d o M o d e r n o T e r r ito r io S o b e r a n ía
Id e o lo g ía
Definición de Estado
Por otro lado, Max Weber la define como una unidad de carácter institucional que en
el interior de un territorio, monopoliza para sí, el uso de la fuerza a través de: - las fuerzas armadas;
- la administración pública; - los tribunales; y, - la policía. Asumiendo las funciones de defensa,
gobernación, justicia, seguridad y otras como las relaciones exteriores.
Esta visión es ampliada por Hermann Heller, quien la califica como “…unidad de
dominación, independiente en lo exterior e interior, que actúa de modo continuo, con medios de
poderes propios, y claramente delimitado en lo personal y territorial…”. Además, el autor define
que sólo se puede hablar de Estado como una construcción propia de las monarquías absolutas del
siglo XV, de la Edad Moderna. “…No hay estado en la Edad Antigua…”, señala el reconocido
autor.
San Agustín en su obra la Ciudad de Dios, afirma que el Estado es una organización
que asocia a los ciudadanos en un pacto social, con el objeto de distribuir el botín resultante de su
obra, este actor denota una perspectiva sarcástica del Estado comparándolo con el reino del
latrocinio3.
Oscar Oszlak, determinó que los Estados pueden ser caracterizados dinámicamente
por medio de las experiencias que van adquiriendo con el paso del tiempo sumado a los atributos
propios de sus componentes, hasta finalmente originar la organización Estatal.
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“…Desterrada la justicia, ¿qué son los reinos sino grandes latrocinios? Y éstos, ¿qué son sino pequeños reinos? También éstos
son una junta de hombres gobernada por su príncipe, ligada por un pacto de sociedad, que se reparte su botín conforme a las leyes
que establecieron…”.
Estas características contemporáneas del Estado Moderno, son los pilares que
sostienen el ideal de democracia de masas. Para ella, el grupo social, debe de someterse al
renunciamiento de ciertos derechos naturales e individuales. Este renunciamiento se originó por la
imperiosa necesidad de agrupación, es por ello que el Estado en sí existe, con capacidades
subrogadas del propio grupo que la mantiene.
El Pueblo
Del latín populus, representa el conjunto de individuos de un Estado, aunque también
puede entenderse como parte de una región o el de una localidad. Otro aspecto, pero menos
relevante, lo identifica como: étnica (racial o cultural); primitiva o nativas (aborigen); y, antiguos.
El libro de las Siete Partidas, estableció una definición confusa que perduró hasta el
siglo XX en la lexicografía sobre el término de pueblo diciendo que es: “…todo grupo de personas
que constituyen una comunidad u otro grupo en virtud de una cultura, religión o elemento similar
comunes…”, denotando la generalidad de individuos en todo tipo de conjunto.
Esta novísima concesión, surge como andamio de la defensa del bien común de la
totalidad de la población de un Estado, constituyéndose como la esencia del sistema organizacional.
durante el transcurso del tiempo, pues inicialmente surgía con peculiaridades excluyentes y
clasistas, hasta sustanciarse en una nueva apología igualitaria.
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DESARROLLO
La esencia del Estado, inicialmente, requiere tres elementos constitutivos, uno de
ellos, por considerarlo la materia prima, es de suma relevancia, pues sin éste, el resto no tendría
significado y no sostendría su razón del ser. El ciudadano, agrupado en conjunto denominado
pueblo, es el fuerte componente de toda sociedad organizada. El resto, sin restarle importancia,
constituyen el condimento necesario para la constitución del Estado. Es por esta razón, que el
trabajo enfoca su dirección hacia la importancia del Ciudadano para con el Estado.
La solución para sobrepasar los obstáculos que impiden el desarrollo social, pasa por
la determinación y voluntad de los ciudadanos. Es común observar en nuestro medio promesas de
cambio proclamados por personajes embestidos como deidades, suponiendo que el factor corruptivo
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La política es propia de la especie humana
pasase por una simple constitución milagrosa. La erradicación de vicios que atenten al sistema
organizativo debe pasar por la voluntad del conjunto y no en la espera de un mecías salvador.
Entre los primeros vicios sociales que deben ser erradicados, es el tumor individual
de cada ciudadano radicado en su ignorancia evolutiva. Los más peligrosos y crueles vicios
encontrados en el ego humano son: la vendetta, la necesidad de menoscabar, de humillar y
sastifacerse con la desgracia de los hombres que no comparten la misma ideología.
Dentro de una Cooperativa, todos los miembros o integrantes, realizan un aporte para
el mantenimiento de esta corporación con el objetivo de crear alternativas de desarrollo. Similar
situación pasa por el Estado, donde los individuos renuncian a un porcentaje de sus derechos
naturales y se comprometen a someterse a una metodología de relacionamiento en busca del
progreso general. Si bien este idealismo sobresalta varias otras consideraciones que ramifican
cuestiones obtusas, resulta más simple poder representar de esta forma para determinar que todos
debemos mantener al Estado.
Esta puntillosa exposición, debe ser tomada con suma delicadeza, pues no se intenta
pregonar con ella la expulsión de las escorias, sino simplemente la exclusión o suspención de la
calidad de ciudadano.
No obstante, debemos iniciar una nueva línea de pensamiento que incluya a los
metecos, como ciudadanos del Estado, convidándoles a integrar el departamento de responsabilidad
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Según esta teoría los hombres trabajaban armónicamente en la construcción de una torre que llegase a la perfección, pero por
voluntad de la deidad los separó en
política, en consideración de que muchos de ellos, enarbolan el sentido patrio con mayor
entusiasmo que algunos patricios.
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CONCLUSIÓN
El Estado, constituido por la aglomeración de ciudadanos, se encuentra empapado
con la fortaleza de exigir y motivar la capacidad humana, como también de reprimir la agresividad
y el egoísmo de los individuos, organizando eventos propulsores de oportunidad para la comunidad.
Estas líneas trazan un condimento realista, porque los hombres son tan simples que
permiten someterse conforme a sus necesidades, obviando el interés general. En algunos casos uno
observa su propia apariencia, pero en rara vez intenta conocerse. La poca prudencia de los hombres
los impulsan a seguir las ventajas inmediatas que le son presentadas, y no perciben el mal que
podría ocasionar por su accionar.
“…Donde cesa el vigor de las leyes y la autoridad de sus defensores, no puede existir
seguridad o libertad para nadie…” Rousseau – Discurso sobre la Desigualdad 1754.
“…No se trata si habrá este o aquel partido, si predominará…. el alto o el bajo, pero el
hombre heredará sus derechos y habrá civilización universal…” Thomas Paine – Los
Derechos de los Hombres - 1791
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BIBLIOGRAFÍA