Sunteți pe pagina 1din 20

PERSPECTIVAS DEL EQUILIBRIO DE PODER EN LAS RELACIONES

INTERNACIONALES DE ESTADOS UNIDOS Y AMÉRICA LATINA *

SANDRA MILENA RODRÍGUEZ MOSQUERA**


JHON FREDY CARDONA ROMERO***

RESUMEN

La sociedad internacional ha tenido profundas transformaciones debidas


especialmente a la influencia de las relaciones de poder generadas entre los
diferentes agentes que intervienen en el sistema internacional. Estados
Unidos ha ejercido esta relación de control en un mundo globalizado sobre
todo el territorio americano como resultado, en primera instancia, de su
enorme potencial económico, político, militar y cultural, los cuales ha utilizado
para imponer acuerdos a los pueblos americanos con el fin de garantizar el
equilibrio de poder. Esta relación de poder seguirá existiendo mientras las
naciones latinoamericanas no fortalezcan su personalidad nacional y puedan
manejar las imposiciones de la primera economía mundial: Estados Unidos.

Palabras clave: geopolítica, poder, relaciones internacionales, sistema


internacional.

ABSTRACT

The international society has had deep transformations due specially to the
influence of the relations of power generated between the different agents
who intervene in the international system. The United States has exercised
this relation of control in a globalized world especially the American territory
as result, in the first instance, of his enormous economic, political, military and
cultural potential, which has used to impose agreements on the American
countries in order to guarantee the balance of power. This relation of power
will continue existing while the Latin-American nations do not strengthen his
national personality and could handle the impositions of the first world
economy: The United States.

Key words: geopolitics, power, international relations, international system.

*
El presente documento es el resultado de la investigación desarrollada dentro del programa de Administración
de Empresas en el área de Geopolítica Colombiana con el propósito de explorar las actuales y futuras
coyunturas geopolíticas en su conexión con las Relaciones Internacionales contribuyendo con fundamentos
conceptuales y teóricos a abordar esta realidad del cambiante mundo globalizado que inciden en la realidad
social y organizacional. Agradecemos a la docente Nohora León por su guía y entusiasmo junto a su capacidad
y competencias generales que nos llvaron desarrollar este escrito.
**
Estudiante del Programa de Administración de Empresas de la Facultad de Ciencias Administrativas y
Contables de la Universidad de La Salle. Bogotá, Colombia. (smile_ro84@hotmail.com)
***
Estudiante del Programa de Administración de Empresas de la Facultad de Ciencias Administrativas y
Contables de la Universidad de La Salle. Bogotá, Colombia. (jcardonr@hotmail.com)

1
INTRODUCCIÓN

En el marco de las relaciones internacionales, el sistema internacional está constituido


por uno conjunto de actores cuyas relaciones generan una configuración de poder
dentro del cual se produce una red compleja de interacciones de acuerdo a
determinadas reglas, que han sido determinadas por las grandes potencias.

¿Cómo garantiza Estados Unidos mantener un equilibrio de poder con América Latina a
través de las relaciones internacionales? En este orden de ideas, el objetivo de este
documento será analizar los aspectos necesarios para mantener la balanza de poder
entre Estados Unidos y América Latina como una política que posibilita mantener la
independencia de los distintos estados sin que esto evite caer bajo su dominio como
superpotencia.

Para esto se abordarán algunas de las preguntas básicas de las relaciones


internacionales con respecto a las interacciones entre los agentes: quién ejerce el
poder, de qué forma, sobre quiénes, en qué condiciones y con qué consecuencias.

Este trabajo no pretende ser exhaustivo ni tratar todas las cuestiones en torno al
equilibrio de poder en la región. Por tal razón, es importante mencionar que no se
tratarán temas tan importantes y de gran interés como el de los elementos que
constituyan el poder, la evaluación de los mismos, ni se explicarán aspectos como la
aparición y desarrollo de lo que muchos autores han denominado “nuevos centros de
poder”. También es importante aclarar que debido a lo complejo del tema no se
abordará el papel de las grandes potencias en la evolución de la sociedad internacional.

En primera instancia se darán algunas consideraciones básicas que enmarcan las


relaciones internacionales con las relaciones de poder en consideración de que el
sistema internacional es dinámico y en el que confluyen diferentes actores que pueden
o no ser necesariamente estatales.

Estas consideraciones permiten abordar los aspectos teóricos de las relaciones


internacionales, abordando los diferentes análisis que explican el funcionamiento de las
sociedades internacionales con base en los acontecimientos históricos y a la realidad
de los agentes de poder, ya que son ellos quienes dan los lineamientos que establecen
la estructura del orden internacional.

A partir de este punto, un tercer punto permite dar un acercamiento a los sistemas
internacionales que además de los actores se ve influenciado por una serie de factores
que ejercen presión sobre las actuaciones de los agentes e inciden en las
características de cada uno de ellos en el concierto internacional de forma que
establecen lineamientos que configuran la geopolítica global.

Por último, con base en los elementos conceptuales se aborda a Estados Unidos como
actor que interviene no sólo desde el estado, sino desde todas sus formas de
organización para influir en las relaciones con los pueblos latinoamericanos con el fin de

2
mantener un equilibrio de poder manteniendo control sobre recursos naturales y
productivos, en consecuencia de un neoliberalismo que ha llevado a toda América a
aceptar la hegemonía norteamericana debido al inmenso trabajo en cuatro áreas de
poder como son la militar, la económica, la política y la social.

CONSIDERACIONES PREVIAS

Hobbes en una de sus obras indicó que la inclinación de toda la humanidad, con un
deseo perpetuo e insaciable, era la búsqueda del poder y del control, pero a su vez
indicaba que no se podía asegurar el poder ni los medios para vivir sin la consecución
de más poder (Arenal, 1983). Pues bien, las relaciones internacionales no han
escapado a este hecho que ha fascinado a teóricos de la sociedad y la política que
estudian la realidad internacional.

Las relaciones internacionales pueden ser entendidas como una disciplina académica
que se enfoca hacia las relaciones de estados entre sí mismos que, como señala Chris
Brown (1997), se explican mediante las relaciones estratégico-diplomáticas entre los
estados y cuyo foco característico de la disciplina está en temas tales como la guerra y
la paz, conflicto y cooperación.

Sin embargo, para muchos otros teóricos esta percepción tiene un carácter limitado que
debe que ser más amplio debido a las interacciones multidimensionales al interior de la
sociedad internacional. Por tal razón consideran que las relaciones internacionales
tienen lugar más allá del espacio controlado por los estados, independientemente del
actor -estatal o no- que intervenga y de cualquiera que sea la naturaleza de estas
relaciones -política o no- (Battistella, 2003). Esto lleva a considerar todo tipo de
negociaciones de intercambio o todas las operaciones de instituciones no estatales, que
incluirían a las organizaciones internacionales, las organizaciones no gubernamentales
y las corporaciones internacionales.

Y por último, existen teóricos que consideran que el centro del análisis está en la
sociedad mundial y en la globalización, estudiando, por ejemplo, las comunicaciones
globales, los sistemas de transporte y financieros, y las corporaciones de negocios
globales.

Pero sin importar el enfoque, cada uno ha tenido que acentuar más el juego del poder
en la vida internacional tomando un papel prominente en la explicación de los diferentes
fenómenos internacionales.

No obstante, para abordar el tema de este documento no debe considerarse la idea de


un sistema internacional en el que reina la anarquía, en el que los estados son los
únicos actores prácticamente de las relaciones internacionales, en el que la jerarquía
entre los mismos es esencialmente militar, particularmente porque no representa, por lo
menos de manera satisfactoria, la realidad de la actual sociedad internacional que es
producto de importantes transformaciones estructurales en todos los órdenes de la vida
social y caracterizada por la intervención de diferentes actores –no sólo el estado- y

3
porque la jerarquía no está basada exclusivamente en términos militares, esto como
consecuencia de la revalorización de los recursos económicos, financieros,
tecnológicos y culturales.

De hecho, es una realidad que la estructura económica internacional determina en gran


medida la estructura del poder y de la propia sociedad internacional, con la atenuante
que, sin dejar de lado la confrontación bilateral, ha pasado ser más una cuestión de
interacción multilateral.

Este punto se considera, en primer lugar, porque el poder no es el fin en sí mismo sino
un instrumento para la consecución de determinados objetivos que tienen un impacto
en la geopolítica mundial y, como señala Brucan, un efecto de fenómenos más
profundos, que pertenecen a las condiciones de la existencia de la misma sociedad,
aun cuando el poder sea un elemento clave para explicar las relaciones internacionales
y juegue un papel importante en la política internacional.

Y, en segundo lugar, porque el poder puede manifestarse de muy distintas formas y se


ejerce a través de diversas formas que pueden ir desde la coerción hasta el acuerdo
(Arenal, 1983).

Es desde esta óptica que definimos el alcance del poder que se traduce en fenómenos
de dominación en las relaciones internacionales y en la definición de la estructura de la
sociedad internacional en cada momento histórico con un componente geopolítico
particular. De esta forma, el problema del poder se presenta como un problema de
análisis de los fenómenos de influencia y dominación política y social, manifestado en el
campo de las relaciones internacionales, tanto en el plano interestatal como en el plano
de las fuerzas y actores sociales, económicos y políticos, que actúan en el sistema
internacional.

Ahora, si bien está definido el alcance del poder, también es necesario establecer el
alcance de las relaciones internacionales. En este punto, como señala el gran teórico
español Antonio Truyol, los factores que hacen de las relaciones internacionales una
disciplina científica están: los cambios estructurales de la sociedad motivados por el
desarrollo tecnológico e industrial, la importancia de los movimientos políticos, la
heterogeneidad social (en especial tras la revolución bolchevique), la necesidad de
plantearse cómo restaurar el nuevo orden internacional tras la Primera Guerra Mundial,
la responsabilidad de las grandes potencias para preparar un nuevo orden internacional
(para lo cual se crea una conciencia generalizada de que para alcanzar este fin se debe
contar con factores económicos, sociales, etc.), la interrelación entre la política interna y
externa de los estados, y los nuevos problemas vitales de la humanidad y la
preocupación científica que se va ampliando.

Por todos estos factores, y en consonancia con el alcance definido al poder


anteriormente, se puede observar que las relaciones internacionales no se pueden
reducir al campo político, poniéndose esto de manifiesto por primera vez en 1933 en
Varsovia en donde se expusieron varias ponencias sobre la Primera Guerra Mundial en
las que se trató el conflicto desde diferentes ángulos, llegándose a la conclusión de que

4
las causas de la guerra no pueden ser únicamente de carácter político, sino también
económico, social, etc.

De acuerdo a las consideraciones anteriores, “la explicación de los fenómenos sociales


y, en concreto en nuestro caso, de los internacionales, sólo puede realizarse partiendo
del hecho de que la realidad social, interna o internacional, constituye un todo en el que
es el hombre y su medio social el protagonista.” (Arenal, 1983: 505)

Es así como, a partir de esta afirmación, podría explicarse el hecho de que aun cuando
en la década de los noventa se comenzara a sentir una especie de revolución en la
exteriorización de poder que rigen las relaciones entre los distintos actores que
conforman el sistema internacional, las nuevas tendencias que parecen caracterizar los
escenarios que emergen en medio de un mundo globalizado económica y
tecnológicamente, no logran evitar que siga existiendo en el fondo la gravitación de un
determinado poder relativo que finalmente tiene la capacidad de levantarse como un
inapelable tribunal para imponer su decisión sobre el actor de menor relevancia.

Bajo estas reglas, resulta evidente el interés y los esfuerzos que desarrollan algunos de
los integrantes de la pequeña orquesta que interpreta la sinfonía universal del poder 1,
en el sentido de impulsar e imponer un modelo que les asegure conservar en forma
exclusiva los beneficios y privilegios autoasignados bajo el pretexto de homologías
geohistóricas o simplemente adoptadas bajo el amparo de las actuales asimetrías que
presenta el mundo (Truyol).

Cabe señalar que, ha diferencia de otras épocas en las cuales la grandeza política se
configuraba en la capacidad de iniciar y ganar una guerra 2, en el mundo globalizado de
hoy el espectro de poder se vuelve más amplio y complejo, pero pareciera mantener e
incrementar aquellas diferencias que le permiten al actor más poderoso utilizar a su
voluntad y conveniencia los elementos de su poderío y, mediante un disfraz de nobleza
y justicia –o por lo menos haciendo un llamado en honor a estos principios- protege sus
propios intereses perpetuando y elevando la superioridad relativa que ostenta con el
logro de un consenso universal.

Pero más allá del ámbito político-militar, se proyectan tendencias que afectan
significativamente la soberanía económica, cultural e, inclusive, judicial, produciendo a
veces un deterioro en la unidad entre el estado y parte de la sociedad que lo habita, ya
que se establecen otras relaciones de poder que se materializan directamente entre los
individuos y los actores, entidades y procesos económicos y sociales de otras naciones
configuradas a través de las relaciones internacionales.
1
Por ejemplo, como puede verse en los continuos discursos de desaprobación especialmente por parte de los
Estados Unidos en los alcances en materia nuclear logrados por Irán o Corea del Norte argumentando que
atentan contra la seguridad mundial y que reciben el apoyo de la ONU como organismo supranacional,
permitiendo poner detrás del escenario los verdaderos intereses que tienen sobre estas zonas de influencia y
el hecho de que ven amenazada su condición de poderío.
2
Parece que este fue el pensamiento que llevó a Estados Unidos a desencadenar un gran número de guerras
luego de la Segunda Guerra Mundial, entre ellas la más recordada fue la Guerra de Vietnam por el fracaso que
significó para el gobierno estadounidense que degeneró en un completo rechazo por parte de la sociedad
americana que a su vez se sintió muy avergonzada del hecho.

5
Tal es el caso de la globalización y sus efectos que conforman una tendencia real e
indesmentible que caracteriza el fin de siglo XX constituyendo un proceso en donde se
vislumbran grandes oportunidades de desarrollo y bienestar para todo el sistema
internacional, incluidos los países menos poderosos; pero que, también conlleva graves
riesgos que amenazan con mayor fuerza a los actores más débiles, ya que la capacidad
financiera, la tecnología, el estilo de vida y las imágenes que instantáneamente
difunden los países dominantes, constituyen el mejor de los instrumentos para imponer
a otros una cultura de mercado que le es propicia a sus intereses y que modifica
tradiciones, costumbres e incluso la administración y el rol clásico reservado al estado
mismo.

Finalmente, algo que llama la atención es que la práctica se tiende a justificar y/o
racionalizar las tradicionales políticas de intervención de las grandes potencias en los
países de la periferia, en buena parte porque aún el mundo de las relaciones
internacionales se construye a partir de la tendencias dominantes por la tríada Estados
Unidos, Unión Europea y Japón, aunque este último ha perdido relevancia significativa
en los últimos años.

CONTEXTUALIZACIÓN TEÓRICA

Las relaciones internacionales surgieron como disciplina diferenciada de otras ciencias


sociales a principios del siglo XX para responder a una necesidad elemental para las
grandes potencias: eliminar la guerra como forma de relación entre los Estados. Es un
hecho que la tensión prominente en la política internacional ha estado presente desde
el comienzo de la disciplina de las relaciones internacionales.

Por tal razón, no es raro entender que la preocupación por las relaciones
internacionales comenzara de mano de las instituciones creadas para canalizar las
cuestiones referentes a la paz en el mundo en momentos que los Estados Unidos
surgía como gran potencia internacional en donde el poder se consideraría como objeto
de estudio de las relaciones internacionales explicado a partir de las realidades
inmediatas del entorno político, social y económico.

De hecho, las dos grandes líneas de pensamiento que tradicionalmente han dominado
la consideración de las relaciones internacionales, la realista y la idealista, han girado
siempre en torno al fenómeno del poder.

La teoría del realismo político se construyó con base en entender la historia como
resultado de la naturaleza del ser humano a codiciar el poder y desear la dominación
del otro, de allí que hayan situado al poder y su acrecentamiento como motor y
explicación de las relaciones internacionales como se explica en la obra de Lasswell y
Kaplan, Power and Society.

Esto lleva a considerar la política internacional como una lucha interminable entre
aquellos actores que intentan dominar a otros y aquellos que intentan resistir este

6
dominio externo. Es así como cada estado busca maximizar su posición política dentro
del sistema internacional mediante la acumulación de recursos de poder militar y
económico.

Estas consideraciones surgen en momentos bajo los cuales crecían las tensiones de la
Guerra Fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, de allí la creencia en que la
estructura del sistema internacional y el deseo de acumular poder determinaban el
comportamiento de los estados.

Por su parte, la segunda corriente ha sido una reacción de condena del poder.
Woodrow Wilson organizó los postulados que integrarían esta perspectiva de las
relaciones internacionales considerando que: la naturaleza es esencialmente altruista y
por tal razón la gente podía ayudarse y colaborar mutuamente, el mal comportamiento
humano es producto de instituciones y arreglos estructurales, la guerra era evitable si
se neutralizaban las instituciones que la promovían, y por supuesto la sociedad
internacional debería organizarse y reconocer la guerra como problema internacional y
eliminar las instituciones que la promuevan.

A partir de esos postulados, los programas reformistas de los idealistas se dividieron en


tres grupos. El primero abogaba la creación de instituciones que adelantaran la paz y
mantuvieran el equilibrio de poder que predominaba antes de la Primera Guerra
Mundial, basado en el principio de seguridad colectiva que pretendía que un acto de
agresión por cualquier estado, sería percibido como agresión hacia todos los estados 3.
La primera institución que reflejó este énfasis de cooperación internacional como
mecanismo para solucionar problemas globales fue la Sociedad de Naciones.

Un segundo grupo de programas consideraba la importancia de mantener un control


legal de la guerra, mediante la resolución de disputas a través de mecanismos tales
como la mediación y el arbitraje. Ejemplos de estos programas fueron la Corte
Permanente de Justicia Internacional y la ratificación del Pacto Kellog-Briand de 1928,
el cual prohibía la guerra como instrumento de política nacional.

Y el tercer grupo de programas se concentró en reducir la inversión armamentista de


los estados a través de acuerdos de control de armas y otros medios.

A pesar de sus esfuerzos por encontrar elementos disímiles, ambas corrientes han
llegado a nuestros días de forma que el poder continúa siendo el eje sobre el cual gira
la consideración dominante de las relaciones internacionales.

Sin embargo, en las últimas décadas se desarrollaron otras tendencias que tienen su
origen en las dos anteriores. La primera de ellas es el neorrealismo o realismo
estructural, que se diferencia de su predecesora en el sentido de que no consideran al
estado como único agente relevante en el sistema internacional y que es posible utilizar
3
Este es el argumento que abogó Ecuador ante las instancias internacionales como condena al ataque dentro
su territorio del campamento del ex jefe de las FARC, alias Raúl Reyes, por parte del ejército colombiano. Un
“acto de agresión” que también fue repudiado por el gobierno venezolano que consideraba atentaba contra la
estabilidad regional, y generó una serie de conflictos diplomáticos entre los tres países.

7
la guerra como medio para alcanzar la paz pero con límites, es decir, una guerra
preventiva para lo cual se hace necesario realizar acuerdos regionales y
supranacionales. Nuevamente, una falacia para que los agentes más poderosos sigan
manteniendo el poder.

Otra tendencia es la independencia compleja, que considera en las sociedades una


serie de canales de conexión a través de relaciones interestatales,
transgubernamentales y trasnacionales. Adicionalmente, plantea que la agenda de
relaciones interestatales contiene múltiples problemas de allí que la seguridad nacional
no ocupe precisamente el lugar más dominante. Por último, establece que la fuerza
militar no es importante al menos entre gobiernos de una región.

Finalmente, el surgimiento de una nueva teoría a partir de la década de los ochenta del
siglo XX en el cual las relaciones de interdependencia que se realizan con frecuencia
son afectadas en el marco de un conjunto de normas y procedimientos que regularizan
el comportamiento y controlan sus efectos. Keohane y Nye definen estos regímenes
internacionales como redes de reglas, normas y procedimientos que regulan el
comportamiento, marcadas por el juego conjunto de las relaciones diplomático-
estratégicas y de las relaciones económico-internacionales.

Los conceptos y teorías desarrollados por cada tendencia continúan siendo útiles para
comprender el mundo, para comprender las relaciones sociales, políticas y económicas
que se establecen en y entre diferentes sociedades. La cuestión crucial es determinar
las aproximaciones más útiles y los conceptos más explicativos más adecuados para
comprender mejor esas relaciones sociales.

De hecho no todos los conceptos y teorías aportan una misma comprensión de los
fenómenos internacionales como se ha visto anteriormente. De hecho algunos de estos
fenómenos no pueden ser explicados desde teorías de la sociedad internacional y del
poder.

EL SISTEMA INTERNACIONAL

El análisis de la sociedad internacional está determinado por la estructura del sistema


internacional. Una estructura que está dada por la configuración del poder generada por
las potencias del sistema y que van diseñando las reglas del juego internacional. Y para
entender este sistema debe entenderse que se constituye de una serie de actores
relacionados de tal forma que generan una configuración de poder dentro de la cual se
producen una red compleja de interacciones de acuerdo a determinadas reglas (Barbé)
o influenciadas por diferentes fuerzas o factores.

Factores que influyen en el equilibrio de poder

8
Dentro del sistema internacional convergen una cantidad de factores o fuerzas
profundas que dirigen el comportamiento de todos los actores que entran a luchar por el
poder en el medio internacional.

Uno de los factores de mayor incidencia en las relaciones internacionales se relaciona


con el factor geográfico puesto que en observancia de este medio físico se han podido
determinar la forma de contacto entre los pueblos y analizar los intercambios mutuos
entre ellos. Los recursos naturales, su disposición o carencia, tiene un papel importante
siendo un factor decisivo en la forma como actúa un estado en el ámbito internacional.
De hecho, la lucha por el control de los recursos naturales ha suscitado diferentes
guerras debido a la desigualdad de recursos de geográficamente dificultan el
aprovechamiento de los mismos y mantener hegemonías de poder y control.

Por otra parte, la técnica ha producido una serie de transformaciones a todos los
niveles. En las relaciones internacionales y en su forma de obtención del poder, el
factor técnico ha influido en tres aspectos. El primero, es el aceleramiento en las
comunicaciones que ha reducido las distancias entre las distintas culturas las cuales
veían restringidas los intercambios de todo tipo debido a las dificultades para
comunicarse. Esto ha tenido especial impacto en las condiciones económicas y sociales
de un estado, e incluso en las condiciones estratégico-militares lo que ha obligado a las
potencias a rehacer toda su estrategia de guerras.

El segundo aspecto, tiene que ver con las transformaciones culturales modificadas por
la mejora en las comunicaciones, en especial por el avance en las tecnologías de la
información, lideradas por los países desarrollados. A partir de este punto, y sobre una
base cultural, ya no podría entenderse que un país está constituido sólo por un territorio
o unas instituciones por ejemplo, sino que también está basado en unas relaciones de
intercambio con otras culturas.

Y el último aspecto, tiene que ver con las transformaciones de la producción y los
intercambios que debido a las desigualdades no solo de las unidades territoriales sino
de los alcances tecnológicos permite entender la dinámica del sistema internacional y
del poder ejercido por parte de aquellos que tienen los alcances tecnológicos para
controlar la producción, y en este sistema capitalista, lograr una mayor acumulación de
riqueza. Este avance tecnológico ha enfrentado una potencias con otras como sucedió
durante los años de la Guerra Fría y en esta competición entrarán las empresas, las
compañías internacionales, y diferentes grupos de interés.

Por su parte, el factor demográfico representa una vital importancia debido a la


desigualdad que existe entre el mapa demográfico del mundo y del mapa geográfico. Y
toma especial relevancia ante el reto que constituye la seguridad alimentaria en el
mundo debido al crecimiento acelerado de la población por lo cual se hace necesaria
una explotación intensiva de los recursos ya existentes y la búsqueda de nuevos
productos que pone en enfrentamiento aquellos que buscan el control de territorios para
lograr mantener la autosuficiencia alimentaria.

9
A su vez el factor económico, plantea un reto debido a la marcada diferencia entre
estados dominantes y dominados. Es un hecho que el país con superioridad técnica y
de recursos está en condiciones de activar o empeorar la economía de otro en peores
condiciones que él, pues puede aumentar o disminuir el volumen de compras a ese
menos favorecido4. De esta manera, muchas veces la política de dos países ha estado
unida por motivos económicos: las entidades económicas favorecen las relaciones
políticas entre los estados miembros de las mismas, así como el establecimiento y
reparto de las zonas de influencia llevados a cabo por las grandes potencias.

Finalmente, dentro de la estructuración de toda entidad humana, aparece una identidad


que logre generar las bases sobre las cuales se va a levantar dicha entidad y que
delimitará la forma de relacionarse con otras entidades. Esta identidad conformada
alrededor de un grupo de ideas o -como señalaría Merle- de pasiones, tienen especial
importancia en las relaciones internacionales. Estas ideas que se dan dentro de una
comunidad crea una solidaridad entre los miembros, dada por intereses y sentimientos
comunes, por los que son capaces de enfrentarse a otros para defenderlos con el fin de
no sacrificar el bien común. Este sentimiento nacional no es un principio de dominación
en su origen, aunque más temprano que tarde se encontrarán que la necesidad de
tener garantizados los intereses propios empieza por no respetar el de los demás, lo
cual ha llevado a graves manifestaciones de nacionalismo en las relaciones que
sobretodo marcaron el inicio de la Segunda Guerra Mundial donde se preocupaba más
por la situación de potencia.

Cada uno de los factores que hemos señalado contribuyen aisladamente o en


combinación a delinear la estructura del sistema internacional. Esto supone la
existencia de una presión que se ejerce por parte de los factores, que van a modificar la
actitud de los actores de las relaciones internacionales, viéndose obligados a modificar
sus tácticas, todo lo cual va a influir en el sistema internacional.

Agentes de la política internacional

Ahora bien, al interior del estudio de las relaciones internacionales surgen interrogantes
que apuntan a determinar cuáles son agentes dentro de la política internacional o, como
los denomina Kenneth Waltz (1988), los “niveles de análisis” dentro de la disciplina. De
manera muy rápida se describirán cada uno de ellos.

En principio podemos encontrar los individuos como agentes internacionales, que sería
difícil de entender pero que se manifiesta en el hecho de que sólo los individuos son
reales. Si se presta especial atención a los líderes que han jugado un papel prominente
en la escala mundial podría entenderse la relevancia de este actor.

En segundo lugar podemos ubicar los grupos subnacionales que se pueden encontrar
en diferentes formas: partidos políticos, medios de comunicación y grupos de interés
organizados de naturaleza no gubernamental que buscan influir en la política exterior a

4
Más lejos aun puede citarse el embargo económico que mantiene Estados Unidos sobre Cuba que ha
marcado durante casi 40 años las relaciones entre estas dos naciones,

10
través de presiones o de la configuración de la opinión pública. De allí su importancia
debido al vínculo entre política interna e internacional.

Las naciones-estado componen un tercer grupo que, en muchas teorías, son los
actores principales del sistema internacional.

Posteriormente, están los grupos transnacionales y organizaciones no conformadas por


estados que corresponden a todas las entidades que operan transnacionalmente, pero
que no tienen a gobiernos o a sus representantes formales como miembros: iglesia
católica, organización sionista mundial, partidos comunistas, la OLP, grupos terroristas
internacionales, entre otros (Homorzábal, 2006)

La empresa multinacional, por su parte, y en contraposición con las naciones-estado,


consideran las fronteras y el territorio como algo sin importancia. Están interesadas en
las ganancias más que en la política, excepto en la medida en que la última afecte a las
primeras.

Los grupos internacionales y organizaciones formadas por estados o sus


representantes, son los agentes internacionales universales como la Liga de las
Naciones, la ONU y la Corte Internacional de Justicia; al igual que dependencias
especializadas, tales como, la UNESCO, la OMS, FAO, etc.

Y por último, se encuentra el sistema internacional. Debido a la realidad de un esquema


global, las naciones-estado específicas y otros agentes internacionales no están
ausentes. Quienes favorecen un nivel de acercamiento a los sistemas internacionales
están convencidos de que el sistema internacional ejerce un efecto más profundo sobre
las partes que lo forman que lo contrario (Waltz, 1988).

LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA AMERICANA

Como se mencionaba en apartados anteriores, la expresión de poder no solo se


manifiesta en el contexto político, porque puede ejercerse en lo económico, social, etc,
además que no solo puede manifestarse con la coerción sino que también puede
manifestarse a través de acuerdos. Y es por medio de estos acuerdos, mediante el
establecimiento de una red de normas y procedimientos que regulan el comportamiento
de los agentes del sistema internacional en el ámbito político, económico o social 5, con
los cuales Estados Unidos pretende mantener su hegemonía de poder.

Cuando se analizan con detenimiento los aspectos que se dieron a partir de la idea del
Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) en todo el continente, se observó
que la firma de este tratado conllevaba modificaciones sustanciales no sólo en la libre
circulación de mercancías producidas en condiciones totalmente diferentes sino
también en la normatividad general de la zona y en los ámbitos de acción de los sujetos

5
Como lo explica la teoría de los regímenes internacionales desarrollada por Keohane y Nye.

11
en la forma de maniobra y en las atribuciones políticas de los pueblos y naciones que lo
firmaran.

El ALCA, al igual que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o el
Tratado de Libre Comercio entre Canadá y Chile (Caputo, s/f), contiene una cláusula
que sostiene la predominancia de la normatividad del propio tratado sobre las
legislaciones de los países firmantes, lo cual puede traducirse en que cualquier intento
de regulación, diseño de políticas o reclamo de autodeterminación de los pueblos para
decidir sobre sus formas de organización y de uso de sus territorios y recursos queda
automáticamente cancelado.

Estados Unidos ha llevado a cabo una política diplomático-estratégica a partir de la


década de los noventa del siglo XX orientada a vender la idea de los Tratados de Libre
Comercio en América Latina cuyos objetivos se centran primordialmente en: eliminar las
barreras que afecten el comercio, promover condiciones para una competencia justa,
incrementar las oportunidades de inversión, proporcionar una protección adecuada a
los derechos de propiedad intelectual, establecer procesos efectivos para la
estimulación de la producción nacional, fomentar la cooperación entre países amigos, y
ofrecer soluciones a ciertas controversias.

Pero, Estay (2002) señala que mucho más que la apertura de fronteras para el tránsito
de mercancías, concediendo simultáneamente derechos a las inversiones de capital y
obligaciones a los estados, los someten al tiempo (a los demás países) a legislaciones
supranacionales que vulneran atribuciones esenciales y desconocen los compromisos
sociales y políticos internos, lo cual representa el mayor peligro para la democracia y
libertad de los pueblos de América Latina.

Así, la regulación supranacional propuesta por el ALCA es un mecanismo de


imposibilitamiento o disuasión dirigido mucho más a los sectores populares que a los
estados ya que éstos, históricamente y por intereses de clase, han sido siempre
complacientes y coadyuvantes con las políticas dictadas desde los centros de poder
mundial.

Tras la caída del sistema internacional bipolar donde Estados Unidos y la U.R.S.S. eran
las dos grandes potencias que tenían el poder de disuasión o amenaza en el entorno
mundial, Estados Unidos se vio obligado a establecer un reordenamiento jurídico,
político, económico, militar y territorial, sobretodo en América Latina, dentro del cual se
han inscrito el TLCAN, el Plan Colombia, el Plan Puebla Panamá y hoy, el ALCA, dentro
del plan de reposicionamiento hegemónico 6 de la primera economía del mundo.

¿Y cómo han logrado mantener esa hegemonía? Gracias a su capacidad de convertir


su propia concepción del mundo en verdad universal e imponiendo esta concepción del
6
“El sujeto social dominante es un sujeto que se desdobla y que aparece, desde nuestra perspectiva, bajo dos
formas fundamentales: la del Estado norteamericano y la de las grandes empresas transnacionales de base
estadounidense. Por ello, las estrategias parciales de dominio y competencia en los mercados, y las políticas
del Estado en el terreno de la seguridad nacional, mantienen una coherencia impecable en las líneas
generales.” (Ceceña, 2002).

12
mundo como esencia moral y valores compartidos que para ser ejercidos solo necesita
una mínima cantidad de intermediarios de la política y de la ideología en las relaciones
internacionales (Gramsci, 1973), logrando mantener a los países del resto de América
sometidos bajo su control7.

De igual forma, así como el imaginativo capitalista se ha llegado a considerar como


única y verdadera fuerza del progreso y la competencia, es esta misma concentración
de riquezas, conocimientos y capacidades las que han hecho que las relaciones
sociales sean relaciones de poder.

Sin embargo, lograr generar este reconocimiento y reafirmación universal de su propio


orden social por parte de los demás pueblos y naciones de América ha requerido
emprender una serie de medidas por parte del estado y las empresas norteamericanas 8
en varios planos del sistema internacional que tratan de explicarse a continuación.

Internacionalización de los procesos productivos

El abaratamiento de los costos de la industria fue resuelto mediante el desglose


geográfico de los procesos de producción que permitió el uso de la mano de obra de
diferentes partes del mundo, con historias y niveles salariales diversos. Las empresas
norteamericanas urgidas por recuperar competitividad y con ayuda de su alto nivel de
capital son las primeras en experimentar esto aprovechando la enorme frontera con
México, donde los salarios son diez veces menores y donde las condiciones
socioeconómicas y laborales correspondían a un capitalismo salvaje.

A esto hay que agregar que, una vez se demostró la efectividad de este mecanismo de
reducción de costos salariales, el esfuerzo en las relaciones internacionales se
concentró en incrementar el número de localizaciones geográficas de las nuevas
plantas off-shore o maquiladoras que incluyenron varios países asiáticos, caribeños y
latinoamericanos (Ceceña, 2000).

Investigación científica estratégica

A partir de la versatilidad de las empresas japonesas para desarrollar aplicaciones


diversas sobre la base de un mismo conocimiento científico, el estado en asocio con las
grandes transnacionales de su país, emprenden una política de fomento a la creación
de ciencia básica que si bien los retrasa en el campo de la innovación de productos les

7
Además de la historia política de esta región del mundo que ha tenido como hecho fundante la irrupción
violenta de los conquistadores europeos y que ha estado marcada por una presencia intermitente de salvajes
dictaduras militares y de regímenes civiles que han centralizado las decisiones políticas excluyendo de ellas a
la mayor parte de la sociedad (aún cuando se realicen elecciones populares), y manteniendo la sumisión a los
dictados del poder hegemónico continental –Estados Unidos-.
De manera que los gobiernos latinoamericanos, en general, han sido coadyuvantes en la implantación de estas
iniciativas de integración regional y no puede esperarse una resistencia a ellas, ni siquiera conscientes de que
la firma de estos tratados develen la negación misma de sus facultades, estatus y atribuciones. (Estay, 2002)
8
Son estos dos agentes los que se unen para formar el sujeto hegemónico de las relaciones internacionales de los
Estados Unidos

13
garantiza fortalecer su posición en los núcleos estratégico de vanguardia científica y
tecnológica.

Esto explica porque durante las últimas tres décadas del siglo XX, se haya visto primero
una pérdida de posiciones en áreas tecnológicamente importantes, luego alcance un
equilibrio compartido, para posteriormente recuperar las posiciones de vanguardia.

Desarrollo de tecnología de punta como medio de control global

En gran medida el éxito militar de los Estados Unidos se debe a los avances
alcanzados en las investigaciones en ciencia y tecnología auspiciadas por el estado. De
hecho, la visión estratégica del estado proviene muy claramente del sector militar que
coincide plenamente con los intereses de competencia.

A partir de esta visión, Cohen (1990) señala que los cinco ejes de esta estrategia
recaen fundamentalmente sobre la idea de: proteger la soberanía, el territorio y la
población de los Estados Unidos; prevenir el surgimiento de agentes hegemónicos o
coaliciones regionales hostiles; asegurar el acceso incondicional a los mercados
decisivos, a los suministros de energía y a los recursos estratégicos; disuadir y derrotar,
si es necesario, cualquier agresión en contra de Estados Unidos o sus aliados; y
garantizar la libertad de los mares, vías de tráfico aéreo y espacial y la seguridad de las
líneas vitales de comunicación.

Para dar cumplimiento a estos intereses desde la perspectiva de los estrategas


norteamericanos, sugiere mantener un amplio esfuerzo de investigación y desarrollo
vinculándose con industrias especializadas en nuevas tecnologías (empresas y
universidades) que posibiliten adoptar o adaptar tecnologías comerciales a las
necesidades militares, logrando una superioridad tecnológica debido al uso dual, militar
y civil, de la tecnología.

En este punto resulta evidente que el elemento que define la capacidad de control
global y ventajas sobre sus enemigos e incluso aliados está en el sector militar. De
hecho el Departamento de Defensa es el líder en el uso global de tecnología por
encima de las mayores corporaciones empresariales e incluso de la posibilidad de otros
estados.

Construcción de condiciones de autosuficiencia en el resto del mundo

En respuesta a la necesidad de permitir una movilidad de los capitales, Estados Unidos


propició el desvanecimiento de las fronteras geográficas, políticas y jurídicas,
promoviendo un cambio en los criterios y sujetos de regulación. Sus relaciones lograron
que muchas naciones cedieran autoridad en favor de los organismos internacionales
controlados por Estados Unidos, mientras sus economías fueron invadidas para
convertirse en zonas de maquila con tendencia exportadora (cuyo mercado principal
seguía siendo Estados Unidos) y la diversidad y riqueza agrícola fue castigada con el
productivismo de la revolución verde primero y de la ingeniería genética después

14
reduciendo la gama de productos para consumo humano y rompiendo las cadenas de
autosustentabilidad y autosuficiencia alimentaria (Ceceña, 2002).

Todos estos cambios estuvieron acompañados de modificaciones jurídicas que abrieron


la explotación de recursos hasta entonces considerados estratégicos en cada uno de
los países.

En muchos casos simplemente se dio paso a inversiones extranjeras directas


indiscriminadas a las que algunos estados no les impusieron siquiera restricciones de
sustentabilidad. En otros casos, cuando la resistencia era mayor, se arguyó que esos
recursos deberían ser el motor de la economía atrayendo divisas para el desarrollo
industrial. Fue así como recursos que eran de uso interno (como el petróleo en México)
fueron orientados hacia el mercado mundial (estadounidense en este caso). Pero,
paradójicamente, no sólo no reportaron una entrada de divisas importante porque
provocaron un aumento en la deuda externa que posteriormente presionaron para
lograr privatizaciones masivas y los llamados ajustes estructurales 9.

Creación de instrumentos de aparacamiento de recursos naturales estratégicos

El mundo está lleno de recursos naturales, algunos renovables y otros no. Sin embargo,
en ambos casos competencia implica el acaparamiento del recurso. En ambos casos,
eso supone la ocupación de territorios porque son recursos fijos geográficamente o con
un margen de movilidad limitado por las condiciones climáticas, geológicas e incluso
históricas.

La ocupación del territorio, “el acceso incondicional a los mercados decisivos, a los
suministros de energía y a los recursos estratégicos” (Cohen, 1990), se ubican como
uno de los elementos centrales de definición de la capacidad hegemónica de los
Estados Unidos, ya que lo que está en juego no es sólo el suministro eficiente de
recursos indispensables sino la posibilidad de utilizarlos como medio de presión y de
debilitamiento del enemigo o del competidor. Las relaciones económicas marcadas por
la competencia son relaciones de fuerza que se rigen por criterios muy similares a los
militares. El objetivo es ganar la batalla, debilitar o aniquilar al otro, ser capaz de
controlar las piezas estratégicas del tablero, sea éste económico o militar (Ceceña,
1998).

En ese sentido, monopolizar los recursos, las fuentes de energía, las materias primas
reales y potenciales forma parte de las previsiones estratégicas de los agentes
norteamericanos y es uno de los ejes definitorios de la competencia, de las relaciones
internacionales y de las guerras.

Estados Unidos ocupa el territorio mundial de mayor concentración en el uso de energía


y, aunque cuenta con importantes yacimientos de petróleo, son insuficientes para cubrir
sus necesidades. Por esta razón, y por ser el petróleo la herramienta esencial de
control de la reproducción mundial, la política energética del estado norteamericano ha
9
La deuda opera actualmente como instrumento de dominación, debido a que es impagable no por su monto
sino por las condiciones en que se contrata.

15
buscado desde hace tiempo el abastecimiento desde fuentes externas, con el criterio de
mantener las fuentes propias como recurso de emergencia.

Sin embargo, abastecerse de fuentes externas en el caso de este recurso, representa


un problema geopolítico de la mayor importancia ya que los poseedores del recurso
tienen, en principio, la posibilidad de condicionar el suministro. Para ello Estados
Unidos ha desarrollado una complicada política internacional que confronta a unos
productores con otros mediante presiones para incrementar cuotas en el mercado
mundial petrolero o convenios de abastecimiento seguro (como el TLCAN). Los precios
son así mantenidos (aunque en equilibrio inestable) en niveles manejables para la
economía norteamericana sin amenazas de restricción en los montos entregados.

Pero el control de los precios y la competencia, si bien resuelve el problema geopolítico


en un primer nivel, no garantiza el mantenimiento de la posición hegemónica. Para esto
es indispensable crearse una situación de relativa invulnerabilidad, garantizando la
autosuficiencia propia presente y futura (por lo menos el plazos de 25 o 50 años) y la
vulnerabilidad tanto de aquellos países o regiones del mundo que pudieran constituirse
en potenciales hegemones, como de las alianzas de productores.

Sin embargo, en términos geopolíticos, hay dos regiones estratégicas con respecto al
control mundial de los energéticos: Medio Oriente y Asia Central por un lado y América
Latina y Canadá por el otro. En este último, Canadá, México, Venezuela y el propio
Estados Unidos (con Alaska) son los puntos de mayor concentración, con nuevos
yacimientos descubiertos en Venezuela y el Golfo de México y con reservas en
Colombia, Argentina, Ecuador y en el Mar del Sur, en el área de las Malvinas, además
de las de Brasil, en su mar territorial, que en conjunto podría funcionar como un
amortiguador invaluable para hacer frente a las necesidades crecientes de Estados
Unidos y, sobre todo, a las contingencias que aparezcan en la relación con los países
del Medio Oriente.

Los mecanismos empleados para la apropiación o control de estos recursos en el caso


de América derivan de una relación histórica de saqueo e imposición (que algunos
califican de dependencia) y de la instauración en los últimos años de algunos planes
estratégicos como el Plan Colombia, el TLCAN y recientemente los prospectos del Plan
Puebla Panamá, el Plan Andino Amazónico y el ALCA, como puede deducirse de la
ubicación geográfica tanto de las fuentes de recursos como de los planes señalados

Militarización de las relaciones internacionales

Las resistencias que despiertan estas políticas de rediseño de los territorios son
variadas y provienen de grupos sociales diversos. La diversidad de orígenes de estas
resistencias no les impide reconocerse como parte de una misma lucha “por la
humanidad y contra el neoliberalismo” y en contra de la explotación, discriminación,
humillación y exclusión características del capitalismo en ésta su fase terminal.

Un sistema de dominación que no tiene propuestas para la sociedad, que no resuelve


sino acrecienta la pobreza, la exclusión política y la negación cultural es un sistema sin

16
condiciones de legitimidad (Cohen, 1990). Y se puede decir que nadie cree el cuento
aunque algunos se acomoden a él.

El grado de apropiación y despojo que supone la continuidad del sistema y el


sostenimiento de la hegemonía norteamericana es inaceptable para los pueblos del
mundo. Por eso la defensa de los intereses vitales de Estados Unidos y del capitalismo
ha tendido a militarizarse en todos los espacios y bajo formas variadas que abarcan
desde el control del pensamiento y la política hasta la instalación directa de bases y
fuerzas militares en todos los puntos de interés, por el contenido de sus riquezas, o en
todos los puntos de “riesgo”, por su indisciplina frente a las disposiciones de los altos
círculos del poder.

Por eso hoy la preocupación englobadora del sistema, representado por Estados
Unidos, es la seguridad. Seguridad nacional aunque la jueguen y la defiendan en todo
el territorio mundial y por encima de leyes, derechos o aspiraciones del resto del
mundo. La seguridad contra el narcotráfico incontrolado, contra la insurgencia de los
pueblos, contra cualquier signo de autonomía o autodeterminación, es decir, contra
cualquier cosa que escape a su control, se garantiza con un despliegue inusitado de
bases militares y de disposiciones legales de regulación universal del tipo de las
incluidas en el TLCAN y en el ALCA.

América Latina, la plataforma de base y de redespliegue de la hegemonía


norteamericana sobre el mundo, no podría estar fuera de control. Quizá el punto débil
es la región oriental de América del Sur en la que, si no instalan la base de Alcántara en
Brasil, tendrán que encontrar otro modo de cubrir ese flanco brasileño hacia el Atlántico.
Es increíble la coincidencia entre la localización de los recursos estratégicos de
América Latina, de los posicionamientos militares y de los principales movimientos.

Durante los treinta años de neoliberalismo que el mundo ha tenido que padecer, los
estados latinoamericanos fueron desprestigiados y debilitados deliberadamente, con su
propia participación, para hacer pasar las legislaciones trasnacionales correspondientes
a las nuevas condiciones de la territorialidad capitalista y de la gestión y uso de los
recursos. Los gobernantes, además de tener una muy restringida legitimidad interna en
la mayoría de los casos, estuvieron implicados en actos de corrupción o narcotráfico
que contribuyeron a restarles autoridad moral frente a la sociedad. Todo esto determina
que los gobiernos locales sean considerados ahora incapaces de hacerse cargo de la
seguridad interna y tengan que ser suplantados, o por lo menos supervisados, por los
comandos del ejército norteamericano a cargo de la región: el Comando Norte recién
creado y el Comando Sur de triste historia.

En este punto podemos señalar que Estados Unidos mantiene su hegemonía de poder
geopolítico y estratégico en la región de América Latina debido a que ha trabajo desde
diferentes frentes como, el militar, creando las condiciones reales e imaginarias de
invencibilidad; el económico, constituyéndose en paradigma de referencia y en
sancionador en última instancia; el político, colocándose como hacedor y árbitro de las
decisiones mundiales; y el cultural, haciendo de su propia concepción del mundo y sus
valores la perspectiva reconocida universalmente.

17
CONCLUSIONES

Las tendencias mencionadas parecen mostrar las limitaciones en la facultad de


independencia que tienen los estados americanos para tomar por sí mismos decisiones
de orden interno y externo, sin subordinación a ninguna potencia extranjera y con el
máximo de poder para su acción.

Y el panorama parece difícil de cambiar con la supremacía que tiene Estados Unidos en
los cuatro ámbitos decisivos del poder global: en el militar cuyo alcance global es
inigualado; en el económico al seguir siendo la principal locomotora del crecimiento
global, pese a la crisis internacional circundante en el ambiente; en el tecnológico
manteniendo una posición de liderazgo global en los sectores punta de la innovación; y
en el cultural, pese a cierto grado de tosquedad, disfrutan de un atractivo que no tiene
rival (Brzezinski, 1998).

De ahí que la ocupación de América pasa por la imposición de diversos planes


estratégicos que combinan iniciativas económicas, culturales y militares como el Plan
Colombia, el Plan Puebla Panamá, la desestabilización de Argentina y ahora el ALCA
como los más importantes.

Las experiencias de los últimos años demuestran que el poder relativo de los países
continuará condicionando el escenario internacional del futuro. Por ello, los estados
americanos están en la obligación, histórica si se quiere mencionar, de encontrar
salidas que los conduzcan a reducir las asimetrías de desarrollo y poder existentes. Y
en ese sentido, parece ser que la unión y cooperación entre ellos es el único camino
viable para desarrollar la capacidad de insertarse en las tendencias vigentes e influir en
ellas anticipándose y modificando aquellas que les sean perjudiciales.

Pero a esa unión y cooperación sólo puede accederse cuando la sociedad, como un
todo, cuenta con una sólida y profunda base inicial que fortalezca los conceptos de
Patria, Identidad, Unidad y Personalidad Nacional. El desarrollo de esa base inicial es
tarea de todos los integrantes de un país y, muy especialmente, de sus instituciones
fundamentales, como consecuentemente lo ha demostrado la Armada de Chile a través
de toda nuestra historia.

A lo anterior debe agregarse el hecho que, para poder incidir en forma efectiva en la
proposición y aceptación de políticas que permitan normar favorablemente la creciente
interdependencia, los países menos desarrollados deben fortalecer su personalidad
nacional acrecentando su propia identidad, lo cual sólo es posible alcanzar mediante la
honra y valoración de su historia, su territorio, su pueblo, su idioma, sus tradiciones, su
idiosincrasia, sus sentimientos y todos los valores cuyo conjunto conforman el concepto
único de una patria unida y soberana. Sólo así será posible materializar el paso
siguiente, que es la conformación de alianzas o comunidades que efectivamente
permitan acrecentar el poder nacional de los estados pequeños y medianos, para poder
enfrentar así los desafíos que impone la arena internacional sin doblegarse ante las

18
poderosas fuerzas de los actores o bloques que hoy ostentan un mayor desarrollo por
haber recorrido con anterioridad similares caminos.

BIBLIOGRAFÍA

Arenal, C. (1983). “Poder y relaciones internacionales: un análisis conceptual”. En:


Revista de Estudios Internacionales. Vol. 4. Número 3. pp. 501-524. Madrid: s/e.

Brzezinski, Z. (1998). El gran tablero mundial. Barcelona: Paidós.

Cancelado, H. (2008). “La dialéctica del poder y la ideología en las relaciones


internacionales”. En: Revista Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad. Vol.3
Número 1. pp. 11-24. Bogotá: Universidad Militar Nueva Granada.

Cancelado, H. (2006). “Las redes del poder en el sistema internacional”. En: Revista de
Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad. Vol. 1. Número 2. pp. 9-27. Bogotá:
Universidad Militar Nueva Granada.

Caputo, O. (s/f). El Acuerdo Multilateral de Inversiones (MAI) y su aplicación anticipada


en Chile. Chile: Mimeo.

Ceceña, A. (1998) (Coord). La tecnología como instrumento de poder. México: El


Caballito.

Ceceña, A. (2000). América Latina en la geopolítica de poder. México: s/e.

Ceceña, A. (2002). “Estrategias de dominación y planos de construcción de la


hegemonía mundial”. En: Gambina, J. (Comp): La globalización económico-financiera.
Su impacto en América Latina. Buenos Aires: CLACSO.

Cohen, W. (1998). Annual report to the President and the Congress. National security
strategy for a new century. Estados Unidos: U. S. Department of Defense.

Estay, J. (2002). “ALCA: el paraíso de los inversionistas” en Chiapas 14. México: ERA
Instituto de Investigaciones Económicas.

Gálves, A. (Ed.). (2005). Relaciones internacionales: aquí y ahora. Bogotá: Uninorte.

Gonzalez, P. (2003). El factor geopolítico en las relaciones internacionales frente a los


procesos de globalización e integración: un replanteamiento. Colombia.

Ocampo, J. A. (2007). Crisis mundial, protección e industrialización. Bogotá: Grupo


Editorial Norma.

19
Pereira, J. C. (1983). Diplomacia, organizaciones internacionales, política internacional
y relaciones internacionales: un ensayo metodológico y bibliográfico. Madrid:
Universidad Complutense.

www.revistamarina.cl/revistas/1999/2/editoria.pdf. Las relaciones internacionales y las


exteriorizaciones del poder.

20

S-ar putea să vă placă și