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UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS

Hacia una interpretación del rol de la ideología


en la evolución de la sociedad compleja en Egipto

Kathryn A. Bard

INTRODUCCION

Los miembros de todas las sociedades perciben el mundo real a través de sistemas de
creencias para proveer explicaciones a los fenómenos. Tales percepciones se desarrollan
dentro de las estructuras de las culturas específicas. A través de esas percepciones del mundo
se originan formas de simbolización por medio de las cuales los humanos interactúan y se
comunican, tales como el lenguaje hablado. Algunos símbolos son materiales, y entonces
pueden ser recuperados por las excavaciones.
En Egipto, desde que emergió una cultura Predinástica hacia el 4000 a.C., ricas formas
de simbolización pueden ser vistas en los restos materiales, principalmente en la forma de los
enterramientos y el ajuar funerario, y en grado más reducido, en el arte rupestre.
Desafortunadamente, existen grandes vacíos en el registro arqueológico del temprano
Holoceno en Egipto, y los orígenes de este simbolismo mortuorio no son claros. Pero con el
surgimiento de la cultura Predinástica, la forma más llamativa de la evidencia arqueológica de
esta cultura es mortuoria.
El período Predinástico en Egipto se extiende a través del cuarto milenio a.C. Al
comienzo de este milenio hay evidencia de las primeras comunidades agrícolas en el valle del
Nilo, y hacia el 3000 a.C. había surgido uno de los estados más tempranos que se conocen.
Dos culturas materiales diferentes se encuentran en el período Predinástico: la cultura
Maadiense en el norte (región del Cairo y del Delta), y la cultura Nagadiense en el Medio y el
Alto Egipto. La evidencia del surgimiento de una sociedad compleja se halla principalmente en
el Alto Egipto, en un "área nuclear" de Abydos a Hierakónpolis. En los últimos veinticinco años
ha habido un mayor interés en la arqueología de asentamientos tanto en el Alto como en el
Bajo Egipto, pero la mayor parte de la evidencia arqueológica del Predinástico del Alto Egipto -y
del surgimiento de una sociedad compleja- proviene todavía de los cementerios excavados
entre sesenta y cien años atrás. La secuencia del desarrollo Predinástico (primero en el Alto
Egipto y posteriormente en el Bajo Egipto) es dividida en tres períodos relativos: Nagada I, II y
III, también conocidos como Amratiense, Guerzeense y Semainiense. En tiempos de Nagada II
tardío, la cultura de Maadi desaparece arqueológicamente en el norte y es reemplazada por
material de la cultura de Nagada (Kaiser 1964: 105-113). A continuación del período de Nagada
III viene el comienzo del período Dinástico Temprano, con un estado centralmente unificado
que se extendía desde el Delta hasta posiblemente tan al sur como Aswan.
El hecho de que la explosión de la representación simbólica que arqueológicamente es
reconocible en los entierros tenga lugar en el período Predinástico en Egipto no es mera
coincidencia. Con relaciones sociales crecientemente complejas entre grupos viviendo en
regiones más densamente pobladas, los símbolos materiales y las reglas de comportamiento
usadas por los subgrupos podía ayudar a crear identidades individuales y membresías a
grupos sociales específicos, tanto como ayudar a mantener afiliaciones interregionales. Los
símbolos materiales son también las expresiones visibles de conceptos y relaciones complejas.
Por tanto, tales símbolos frecuentemente acompañan las más complejas formas de interacción
social que se desarrollaron con el surgimiento de las aldeas neolíticas, y también con las
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sociedades más complejas de cazadores-recolectores, tales como las de algunos grupos del
Paleolítico Superior de Europa.
Los sistemas de parentesco también pueden haber provisto cohesión económica y
social en las tempranas aldeas agrícolas en Egipto, particularmente para actividades que
poseen una demorada recompensa, tales como la agricultura. Algunos símbolos materiales
indudablemente surgieron para dar definición a los roles en las aldeas, pero las
interpretaciones específicas de esos símbolos no siempre es posible. ¿Cómo puede ser
interpretado, entonces, el vasto cuerpo de datos del Predinástico y sus significados simbólicos
en términos socioculturales en ausencia de textos y datos que revelen claramente la estructura
social?
Al nivel más básico de la interpretación, con la aparición de las aldeas agrícolas
sedentarias en las que la gente vivía en forma más concentrada, existía una necesidad de
deshacerse de los muertos, y en un clima cálido como el de Egipto, esto tenía que hacerse
rápidamente después de la muerte. La densa ocupación y el cultivo de la llanura aluvial del Nilo
durante los últimos 5000 años han destruido probablemente muchos sitios tempranos, y lo que
es conocido sobre patrones de asentamiento predinásticas es incompleto. Los asentamientos
predinásticos conocidos están ubicados sobre el desierto bajo y en estribaciones sobre la
llanura aluvial, con cementerios ubicados cerca de los asentamientos. Dado que la llanura
aluvial llega a un ancho de hasta 10 km en algunas partes, muchas aldeas prehistóricas se
establecían a cierta distancia del Nilo, y podía haber sido más fácil deshacerse de un cadáver
cerca de la aldea que en el río. Como las aldeas predinásticas conservadas se hallan sobre el
desierto bajo donde la tierra es una capa delgada, era probablemente preferible establecer los
entierros en un pozo lejos de la casa y fuera de la aldea. Pero el mismo acto del entierro implica
cierta creencia en la eficacia del enterramiento (como opuesto a la exposición), aún si sólo se
practicaba para proteger los restos de los carroñeros.
En la época final del Predinástico, algunos entierros contenían gran número de bienes,
y una explicación para el enterramiento como un simple medio para deshacerse del cadáver no
resulta muy adecuada: los enterramientos predinásticos se volvieron símbolos de algo más allá
del mero hecho de disponer del cuerpo. En algunos centros en el Alto Egipto, la diferenciación
mortuoria se incrementó a través del tiempo, y lo que ha sido interpretado como enterramientos
de élite eran mayores y contenían más bienes que los entierros que no pertenecían a la élite.
Los entierros incluían un ajuar funerario específico por el valor que para el entierro les fue
atribuido a tales ajuares. La inclusión de alimentos (y jarras), adornos para el cuerpo,
cosméticos, herramientas y modelos de útiles en pequeña escala en los entierros posiblemente
sugieren una creencia en su utilidad después de la muerte.
Las ceremonias funerarias y los enterramientos son un rito de pasaje, un medio de
restaurar la trama social después que la muerte la ha transformado. Los funerales son también
un medio aceptable de expresar dolor por parte de los parientes del muerto. En algunas
sociedades, tales como las de los Navajo, los muertos se vuelven espíritus peligrosos, y para la
seguridad de los vivos, existe una necesidad de cortar lazos en el momento de la muerte. El
tratamiento de los muertos, entonces, puede simbolizar un profundamente establecido sistema
de creencias y valores sostenidos por las sociedades.
A medida que la cultura predinástica del Alto Egipto evolucionaba en complejidad,
también lo hacían sus ideologías. La forma más llamativa de ideología predinástica para la cual
existe evidencia está en las prácticas mortuorias y en los cambios en ellas a través del tiempo.
El simbolismo de los entierros no sólo refleja las creencias predinásticas en torno a la muerte,
las cuales proveían un sentido de cohesión social: sugiero que esos enterramientos también se
volvieron simbólicos de los medios de control económico y social.
Con el surgimiento de grandes y poderosas unidades políticas (¿jefaturas?) en el
Predinástico tardío, la interacción económica puede haberse vuelto más predatoria, lo cual
probablemente resultó en conflictos y eventualmente guerras que condujeron a la unificación de
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Egipto en el estado Dinástico Temprano. La legitimación de la guerra de conquista y la
superioridad de la sociedad del rey (-dios) son ideologías simbolizadas en el arte ceremonial
real, tal como aparece en la Paleta y la Cabeza de Maza de Narmer. A medida que un estado
fuertemente centralizado se establecía hacia la época del Reino Antiguo, una estructura social
muy jerarquizada puede ser inferida de la evidencia (principalmente) mortuoria, pero también
había en esta sociedad creencias operativas que motivaban esos comportamientos elaborados,
costosos y trabajo-intensivos. La ideología, tal como es simbolizada en el culto mortuorio, fue
una fuerza dinámica -primero a medida que la complejidad social evolucionaba en el Alto
Egipto y posteriormente a medida que las instituciones estatales se formaban. Es importante no
sólo comprender el proceso sociocultural involucrado por la evolución o la involución de la
complejidad social, sino también las ideas y creencias que jugaban un rol en tales
transformaciones -lo cual puede ser elusivo y difícil de inferir de la evidencia arqueológica.
Aunque el sistema de creencias y los rituales de la gente prehistórica han muerto con
ella, algo de su universo cognitivo puede haber sido preservado en los restos materiales. Las
ideas en una cultura no se desarrollan independientemente de los procesos culturales, ni
pueden comprenderse enteramente los procesos culturales desde una perspectiva adaptativa
(social y ambiental), que no considere el rol de las creencias compartidas dentro de una
sociedad, tal como son simbolizadas en modelos de lo que permanece de la cultura material. El
simbolismo del poder desarrollado en la medida en que las sociedades se volvían
incrementadamente complejas y las élites emergían, no es sólo una parte del proceso evolutivo
general, sino que el simbolismo tiene significado dentro del sistema de creencias de las
culturas y por ello puede tomar diferentes formas (el templo sumerio versus la pirámide egipcia,
por ejemplo).
En años recientes ha habido un gran desacuerdo sobre método y teoría entre las
escuelas de arqueología procesual y postprocesual, especialmente en cuanto a método y
teoría relacionados con las prácticas mortuorias. El estudio de 1972 de Binford sobre 40 casos
de sociedades no-estatales demuestra que -en su muestra- la mayoría de los agricultores
sedentarios habían simbolizado un mayor número de distinciones en el ritual mortuorio que los
cazadores-recolectores, agricultores migrantes o pastores. La diferenciación mortuoria se halla
pautada, y algunos arqueólogos procesuales creen que esas pautas pueden ser vinculadas a
otros aspectos del sistema sociocultural.
La investigación etnográfica ha mostrado un amplio rango de costumbres funerarias,
cuyos símbolos son específicos de la cultura, y los arqueólogos postprocesuales tales como
Hodder sostienen que la evidencia mortuoria puede ser malentendida sin las explicaciones de
los informantes vivos. La evidencia mortuoria puede ser distorsionada e invertida, expresando
relaciones sociales ideales pero no reales. La evidencia etnográfica también sugiere un
problema mayor para la interpretación de lo que permanece arqueológicamente de las
prácticas mortuorias. Las elaboradas y largas ceremonias funerarias para un rey Ashante, las
cuales tienen lugar más de un año después de su muerte, demuestran que sólo una fracción de
todo el comportamiento simbólico en torno de la muerte en una cultura puede ser preservado
en los restos materiales a partir de los cuales se interpretan roles y creencias socioculturales.
Las interpretaciones específicas del significado simbólico de los restos materiales de tales
enterramientos sólo pueden ser conocidas por las explicaciones orales registradas dentro de
las sociedades vivientes.
Las creencias sostenidas por una sociedad indudablemente afectan el comportamiento
simbólico de la sociedad -qué es simbolizado y cómo es simbolizado, particularmente en
actividades (de no-subsistencia) tales como las prácticas mortuorias. Algo de este
comportamiento simbólico puede tomar una forma material y, por ello, es potencialmente
recuperable a través de la arqueología. Pero, en primer lugar, se necesita un concepto de las
creencias e ideas que se hallan detrás del simbolismo en los entierros, el cual afectaba
directamente el comportamiento mortuorio en un contexto cultural específico. Tales conceptos,
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como puede interpretarse desde una perspectiva postprocesual, son entonces beneficiosos
para hacer mejores inferencias sobre la organización social a partir de datos mortuorios,
importantes para el análisis en arqueología procesual. Los datos mortuorios son una reflexión,
primero, de las creencias sostenidas por una sociedad concernientes a la muerte y a la
naturaleza de la existencia, y, segundo, de cómo aquellas creencias se relacionan con los
diferentes individuos en esa sociedad. Aunque las ideas de una sociedad prehistórica mueran
con ella, sugiero que un análisis más generalizado de las ideas y creencias que jugaban un rol
en las pautas de enterramiento de una sociedad y que también cumplían un rol más dinámico
dentro de la sociedad (una vez) viviente, puede y debe realizarse.

EVOLUCION DEL SIMBOLISMO MORTUORIO EN EGIPTO

El modo en que la teoría de la arqueología postprocesual puede realzar los análisis de


datos mortuorios es ilustrado aquí por datos arqueológicos de Egipto. La mayor parte de la
evidencia arqueológica del período Predinástico, cuando evolucionó la sociedad compleja, es
mortuoria, como lo es gran parte de la evidencia arqueológica del Egipto dinástico. Por ello, los
datos egipcios pueden ser particularmente apropiados para ilustrar tal tipo de aproximación.
A menos que sea postulado un reemplazo de la sociedad por conquistadores
dinásticos, para lo cual no existe evidencia arqueológica real, el cambio en las prácticas de
enterramiento en Egipto debe ser visto como un proceso de evolución indígena desde el
Predinástico hasta la época dinástica. Del período Dinástico Temprano (Dinastías 1-2, ca.
3050-2686 a.C.) existe clara evidencia de una sociedad estratificada en clases en la evidencia
mortuoria. Los reyes eran enterrados en un cementerio real en Abydos, y, de acuerdo con
Kemp, los altos oficiales construían grandes tumbas con elaboradas superestructuras con
nichos, al norte de Saqqara. En Helwan hay tumbas de oficiales inferiores que poseían entre
una y cinco cámaras subterráneas, a veces con una escalera conduciendo al exterior.
Cementerios con entierros de la clase más baja del período Dinástico Temprano, consistiendo
en simples tumbas de pozo con unos pocos bienes, son encontrados a lo largo de Egipto (Abu
Roash, Gurob, Naga-ed-Der, Saqqara). Después de las tumbas reales, los entierros de alto
status al norte de Saqqara representan roles políticos reales, como lo indican títulos sobre
artefactos en esas tumbas, y tales construcciones funerarias son vistas como una instalación
simbólica más permanente en el paisaje.
Esto es lo que hace el estado: erige grandes monumentos como símbolos de autoridad.
Así como las ciudades-estado de Súmer concentraban proyectos colectivos en la institución del
templo, el estado egipcio concentró proyectos colectivos en la institución de la realeza. Y en los
Reinos Antiguo y Medio los monumentos permanentes se realizaban principalmente en forma
de arquitectura funeraria. La muerte del líder político se volvía la ocasión para el mantenimiento
simbólico de la estructura social y la reproducción de las relaciones de poder.
Así como los cementerios aldeanos pueden representar la legitimidad de un grupo
socialmente relacionado de habitar y cultivar un área determinada, la presencia de la gran
arquitectura monumental del estado puede representar la legitimidad del estado para controlar
un gran territorio, la economía y la fuerza de trabajo. La forma última de autoridad es el poder,
el cual es simbolizado por las pirámides del Reino Antiguo. Lo que se simboliza son dos formas
de poder: 1) poder coercitivo para recolectar impuestos y reclutar grandes fuerzas de trabajo, y
2) el poder ideológico del estado. Esas dos formas de poder no pueden ser totalmente efectivas
en forma individual pero juntas suplementan y realzan la base del poder.
Otros medios de legitimidad son los mitos que explican que los roles de autoridad
descendían de una fuente sobrenatural, y el mantenimiento de los centros de culto para los
seres míticos. Kemp documenta cuatro centros de culto tempranos, los cuales él cree que
pertenecen a un "grupo Preformal" de tradición local, que subyacen por debajo de los templos
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de los Reinos Medio y Nuevo y construidos antes de la superimposición de estilos estatales.
Pero se conoce poco sobre los cultos reales originados al comienzo de la Dinastía I excepto
por la evidencia del Cementerio Real de Abydos y tal vez el llamado "Depósito Principal" de
Hierakónpolis, donde fueron enterrados artefactos del Predinástico tardío y del Dinástico
Temprano por debajo de un templo posterior. Una religión de estado encabezada por un rey-
dios se originó muy probablemente en esta época para legitimar el nuevo orden político.
Descripta sobre la paleta de Narmer, aparece la ideología no sólo del rol del rey como
conquistador supremo, sino también una ideología de la superioridad sobre todo el resto de la
sociedad gobernada por el rey del Alto y del Bajo Egipto, justificando por ello tal conquista. Esta
es una ideología que es vista en los textos y el arte real a lo largo de todo el período Dinástico.
Kemp sugiere que la evidencia del Dinástico Temprano de "palacios" funerarios reales
en Abydos y la descripción pictórica de la fiesta Sed (una ceremonia en la cual el rey viviente
renovaba su vigor, justificando por ello su continuado dominio) se cristalizó en la pirámide
escalonada de la Dinastía 3 en Saqqara, mostrando el rol del rey como "reivindicador territorial
supremo". El centro de culto del rey en el Reino Antiguo fue, por supuesto, su complejo
piramidal, y la emergencia de la verdadera pirámide en la Dinastía 4 es simbólica de la
recodificación del mito real: "ahora el monarca está sublimado como una manifestación del
dios-sol" (Kemp).
Cuando no hay un dominio fuertemente centralizado no existe la correspondiente
arquitectura monumental en Egipto. Los grandes monumentos se hallan ausentes para los
enterramientos reales del Primer Período Intermedio, que sigue al colapso del estado
centralizado del Reino Antiguo. Del mismo modo que las tumbas de Nagada III en Nagada
demuestran una ruptura con la tradición y una declinación en los criterios que simbolizaban
entierros ricos o de status alto, tales como bienes suntuarios, gran número de bienes y gran
tamaño de la tumba. En tiempos de gran conmoción sociopolítica o cambio en Egipto hay una
ausencia de arquitectura monumental, lo cual refleja un cambio en el poder concreto y
simbolizado y una ruptura de la economía centralizada.
El elaborado simbolismo mortuorio que evolucionó en el Egipto dinástico tenía sus
orígenes en formas de entierro mucho más simples en el período Predinástico. Probablemente
el mayor rango de tipos de enterramiento se ve en los cementerios predinásticos de Nagada,
excavados por Petrie en 1894-1895. El principal cementerio de Nagada, el cual Petrie
denominó "Gran Cementerio de la Nueva Raza" contenía 2043 tumbas, tal como las dibujara
en su mapa. Es el mayor sitio de entierro conocido del Egipto Predinástico, y si son incluidas
las tumbas registradas por Quibell cerca de Ballas, alrededor de 3000 tumbas predinásticas
fueron excavadas en la región de Nagada. Las tumbas típicas de Nagada eran pozos verticales
con cadáveres en posición contraída, ninguno de los cuales era embalsamado, una práctica
que evolucionó posteriormente en tiempos dinásticos. Los entierros múltiples eran raros.
Algunas veces el cuerpo era cubierto por esteras de caña, pieles de animales o tela, y unas
pocas de las tumbas más grandes eran techadas con "maderos y zarzas" (Petrie y Quibell). La
cerámica era el tipo más común de ajuar funerario encontrado en las tumbas de Nagada.
Tal como la cultura predinástica evolucionó en complejidad social y económica desde la
época de Nagada I a Nagada II, también lo hizo el número de distinciones en la diferenciación
de las tumbas. Aunque muchos de los datos de entierro en el Predinástico fueron perturbados
o pobremente registrados, hay evidencia para sugerir una sociedad de rango o crecientemente
estratificada en los entierros del Predinástico tardío, tales como los de Nagada. Algunos
entierros con grandes cantidades de bienes probablemente representan cierta cantidad de
control sobre recursos. En las jefaturas, los miembros de alto rango refuerzan su status con
bienes suntuarios, lo cual puede ser visto frecuentemente en los entierros. Existen vías mucho
más fáciles de deshacerse de un cadáver que los elaborados entierros que evolucionaron en
tiempos del Predinástico tardío, tales como la tumba intacta del período de Nagada II (T5) en el

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cementerio T de Nagada, la cual contenía 42 cuencos, 5 vasos de piedra y cuentas de oro,
lapislázuli, cornalina, granate, mármol y esteatita vidriada.
Kemp sugiere que las grandes tumbas predinásticas en el cementerio T de Nagada y la
tumba decorada de Hierakónpolis (Tumba 100) deberían ser reconocidas como los sitios de
entierro de reyes predinásticos. Case y Payne han establecido que el cementerio T fue el lugar
de entierro de los jefes. La tumba 100 de Hierakónpolis fue una gran tumba rectangular,
revestida de ladrillo con pinturas en las paredes y ajuar funerario del período de Nagada II. El
cementerio T de Nagada contenía tres tumbas similares revestidas de ladrillo (T15, T20, T23)
que estaban articuladas con paredes interiores. Las tumbas más tempranas del cementerio real
de Abydos de la Dinastía I evolucionaron en forma a partir de las grandes tumbas predinásticas
del cementerio T de Nagada. Tales entierros grandes y suntuosos son indicativos del liderazgo
político emergente tanto como de la diferenciación social, como es simbolizada en un
cementerio discreto y rico. Presumiblemente, aquellos que fueron enterrados en el cementerio
T de Nagada y en la Tumba 100 de Hierakónpolis podrían haber sido sepultados con ritos
funerarios más elaborados que otros individuos en la sociedad, y la riqueza tiene su propia aura
en el surgimiento de la autoridad política.
En Nagada existe un simbolismo mortuorio del estado temprano en la forma de dos
grandes tumbas reales de la temprana Dinastía I. Excavadas por Jacques de Morgan en la
década de 1890, la "Tumba Real" de Nagada tenía una elaborada superestructura de ladrillo
con nichos, con 21 cámaras interiores para la colocación del ajuar funerario. Un segunda
sepultura, similar pero saqueada, fue localizada cerca de allí. El ajuar funerario de las dos
tumbas reales de Nagada son similares en forma y cantidad a los de la tumba predinástica T5.
Del mismo modo que al norte de Saqqara, donde existen grandes tumbas de la Dinastía I con
elaboradas superestructuras de ladrillo con nichos, no hay necesidad de suponer una raza
dinástica invasora para explicar los orígenes de esas tumbas, como lo ha hecho Emery,
cuando la cerámica en esas tumbas claramente evolucionó desde la producida en tiempos de
Nagada II y III.
En la época predinástica, los cementerios se volvieron crecientemente el foco de
exhibición de status y rivalidad de status, al mismo tiempo que la sociedad y la economía se
volvían más complejas, y la adición de la arquitectura monumental en la Dinastía I simbolizó un
orden político de una nueva escala. Pero la exhibición y rivalidad de status, vistas en los
enterramientos de las élites con gran ajuar funerario del Predinástico tardío, sólo podrían haber
sido experimentadas por los vivos durante las ceremonias fúnebres. Esto, por supuesto, era un
medio de exhibición de status de tiempo muy limitado: finalizaba después del entierro. Con el
surgimiento del estado en la Dinastía I, la exhibición de status no fue sólo visible en la
ceremonia fúnebre y en los bienes colocados en la tumba en el momento del entierro, sino que
el status se volvió más permanente y visible en la forma de monumentos por arriba de la tierra
simbolizando poder real, el cual se desarrolló en la forma de la pirámide real en el Reino
Antiguo. La exhibición competitiva en los estilos mortuorios condujo en Egipto a la elaboración
de un comportamiento mortuorio, el cual tomó formas diferentes y más elaboradas desde la
época predinástica tardía hasta el período dinástico. Pero la declinación y la redundancia en el
estilo como parte de las dinámicas del comportamiento mortuorio dependían en Egipto de
variables que pueden ser especificadas, tales como un cambio en las bases de poder, la
condición de la economía y del estado centralizado, y la cantidad de control económico
detentado por la corona y las élites.
Subyaciendo al estrato de simbolismo social y político en la evolución de las prácticas
de entierro en Egipto, sin embargo, hay un simbolismo más básico, los orígenes del cual yacen
en el período Predinástico. Tal como las escenas de la producción de los dominios en los
relieves de las tumbas de la élite del Reino Antiguo eran para proveer mágicamente el sustento
para el muerto, la inclusión de comida verdadera en los enterramientos predinásticos proveía
para la vida después de la muerte. Crecientemente en los entierros del Predinástico tardío, esto
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significaba una riqueza agrícola excedentaria y grandes cantidades de bienes artesanales, los
cuales salían permanentemente de circulación en la economía, no sólo por la diferenciación
jerárquica real y simbólica, sino también por una creencia en la eficacia y valor de determinados
bienes para acompañar al enterramiento. Y para los entierros de la élite predinástica, tales
como la tumba T5 de Nagada, la creencia que "más y mayor es mejor" parece haber sido
operativa y se torna mayormente articulada con las prácticas de enterramiento real del período
dinástico.
Los bienes para los enterramientos predinásticos se dividen en dos categorías básicas:
1) recipientes (cuencos y vasos de piedra), y 2) adornos para el cuerpo (tales como cuentas
esculpidas, brazaletes, peinetas y peines). Aunque los contenidos de la mayor parte de los
cuencos predinásticos no fue examinado por los primeros arqueólogos, probablemente los
cuencos contenían principalmente productos alimenticios. En tumbas predinásticas se ha
encontrado pan, y Petrie reporta jarras de cenizas en enterramientos predinásticos en
Abadiyeh, una de las cuales estaba cubierta con "una película de materia marrón,
aparentemente restos secos de cerveza buzeh" (Petrie). Algunos cuencos de cerámica tosca
que Petrie excavó en Nagada contenían las espinas dorsales de peces, y huesos de gacela
fueron encontrados en cuatro enterramientos en Armant. Los restos animales eran de especies
comidas como alimento y no de especies que no eran comidas (tales como chacales o hienas).
En Nagada, excavé un enterramiento (KH3, Tumba 4) con un cuenco, conteniendo
semillas de cebada, intencionalmente colocado sobre la superficie del suelo. Este cuenco
puede ser la evidencia más temprana de un tipo de símbolo de la fertilidad encontrado en
algunas tumbas dinásticas: la forma de Osiris rellena con tierra y el grano brotado, tal como fue
encontrado en la tumba de Tutankhamon. En tiempos dinásticos, Osiris no sólo fue el dios
asociado con el rey muerto, sino que en relieves y pinturas su piel era coloreada de verde por
su asociación con la fertilidad agrícola y la germinación de los cultivos.
Evidencia de cosméticos también es encontrada en tumbas predinásticas: las paletas
de pizarra para moler pintura para ojos eran frecuentes en Nagada, ubicadas ante la cara del
esqueleto y a veces acompañadas por minerales para pintar los ojos y guijarros para moler los
minerales. Petrie describe la excavación de cerámica de asa ondulada con un fuerte olor a
grasa aromática. En la vida diaria, los productos alimenticios, los adornos para el cuerpo y los
cosméticos eran para el sustento físico y para el placer personal, pero algunos de esos bienes
también habrían realzado la diferenciación de status. En los entierros, la inclusión de tales
bienes sugiere su utilidad y realce para una vida después de la muerte.
Herramientas de piedra trabajada usadas para las actividades de subsistencia de la
aldea, tales como cuchillos y puntas de proyectiles también han sido encontradas en las
tumbas predinásticas. Sin embargo, algunos de esos cuchillos de lámina ondulada son tan
delgados (3 mm) que no pueden haber sido usados para ningún propósito práctico sin
romperse, siendo probablemente objetos ceremoniales. Herramientas de cobre, tales como
arpones, cabezas de hacha y agujas, también fueron encontradas en algunas tumbas de
Nagada y pueden haber sido bienes de status por la escasez de cobre en el valle del Nilo.
Cabezas de maza de piedra se encuentran en Nagada, pero no en el mucho más pequeño
cementerio predinástico 1400-1500 en Armant. Las cabezas de maza pueden haber sido
símbolos de posición o liderazgo, y como un "hecho de poder" la cabeza de maza venía a
simbolizar el emergente estado faraónico. Desafortunadamente, en Nagada no fue registrada
suficiente información como para diferenciar los enterramientos conteniendo las cabezas de
maza de otras tumbas.
Junto con herramientas reales, en algunas tumbas predinásticas han sido encontrados
modelos en pequeña escala de herramientas. Petrie excavó otros modelos de ajuares
funerarios en Abadiyeh, incluyendo modelos de huevos de avestruces y figuras de animales
hechas en arcilla, piedra o "pasta". Sustituir los bienes reales por los modelos involucra un acto
de simbolización en el cual se asigna a los modelos el mismo valor que a los materiales reales.
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El simbolismo se ve también en los bienes de los ajuares que no podían haber tenido
valor para el mantenimiento, la subsistencia o como adornos personales. Jarras que contenían
especímenes de escarabajos fueron colocadas en cinco tumbas en Abadiyeh. Dado el
simbolismo del escarabajo en la posterior mitología egipcia, relacionado al dios-sol y a la
inmortalidad, la inclusión de escarabajos reales en las tumbas puede representar una forma
temprana de esta creencia.
Junto con el status simbólico de ciertos ajuares funerarios en las tumbas predinásticas,
hubo también un creciente interés por la preservación de los restos humanos. La momificación
en los tiempos dinásticos era realizada para preservar el cuerpo tanto como fuera posible, de
modo que fuera reconocible por el ba, las fuerzas psíquicas y físicas del difunto representadas
como un ave. Esta práctica fue el resultado final de las creencias en torno del comportamiento
mortuorio que se desarrollaron en tiempos predinásticos. Como en Nagada, los enterramientos
predinásticos de Armant eran cubiertos a veces con esteras de caña, y dos tumbas fueron
cubiertas con pieles de animales. En el cementerio H de Semaineh (Nagada III), varios
cadáveres tenían sus miembros desarticulados, envueltos en "fibra de corteza" y luego vueltos
a unir. Al mismo tiempo que mayores medidas se desarrollaban en la época dinástica temprana
para proteger el cuerpo de daños externos (carroñeros tales como hienas y chacales, y
ladrones de tumbas), tales como la construcción de sarcófagos y tumbas, surgió la necesidad
de medios artificiales de preservación, en la medida en que el cuerpo ya no era naturalmente
deshidratado por la arena caliente de un pozo de enterramiento. Como Elliot Smith y otros han
observado, probablemente no es sólo una coincidencia que las creencias mortuorias en la
preservación del cuerpo para la existencia de una vida de ultratumba surgieran en un país
donde los muertos eran bien preservados en los entierros en el desierto, desde comienzos del
Predinástico temprano.
La simbolización de las diferencias de edad y sexo en los enterramientos también
puede haber sido importante para las creencias predinásticas. Desafortunadamente, los datos
de edad y sexo no fueron registrados para muchas tumbas excavadas a principios de este siglo
y en la última parte del siglo diecinueve. En Armant, donde algunos datos de sexo y edad
fueron registrados, la tumba de un niño que data del Predinástico temprano (Nagada Ic) fue la
mayor tumba de ese período. Pero en la mayor parte de los casos, la evidencia de posiciones y
de status heredados (no adquiridos) no puede ser determinada para las tumbas predinásticas.
Además de las variables del ajuar funerario y del tratamiento del cuerpo, la orientación
del cadáver también puede haber tenido un significado simbólico. En ausencia de textos para
dilucidar el simbolismo, la orientación a los puntos cardinales puede ser simbólica de cómo las
sociedades se ven a sí mismas en el cosmos. Los lados de las pirámides de Giza están
orientados cardinalmente, y el simbolismo cosmológico puede ser un componente principal de
las pautas de orientación en las tumbas egipcias.
De las 200 orientaciones de cuerpos registradas por Petrie en Nagada, todos menos 6
están con la cabeza hacia el sur, yaciendo sobre el costado izquierdo, con la cabeza mirando
hacia el oeste. Castillos sugiere que la orientación del cuerpo en Nagada es paralela al Nilo,
más que hacia un estricto sur o norte, pero algunas tumbas están a 2 km o más del río, y
podría ser más probable que a tal distancia las orientaciones fueran calculadas dividiendo en
dos el recorrido este-oeste del sol. La estandarización de la orientación del cuerpo es mucho
más rígida en Nagada que en otros cementerios predinásticos, y la evidencia de Nagada puede
representar un centro mayor de culto durante la época de Nagada I y II en el cual las reglas de
comportamiento simbólico eran más estrictamente observadas que en otros cementerios con
menor importancia de culto.
La estandarización de la orientación del cuerpo ha sido tradicionalmente interpretada
como un deseo de colocar el cuerpo mirando hacia el oeste, donde se pone el sol y donde se
halla el lugar del inframundo, de acuerdo con las creencias dinásticas. Pero, ¿por qué no
colocar el cuerpo sobre su lado derecho con la cabeza hacia el norte y mirando hacia el oeste?
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Una posible explicación es que en las tumbas predinásticas la cabeza era colocada hacia el
sur, simbolizando la dirección desde la cual fluía el Nilo dador de vida. Entonces, ¿por qué no
colocar el cuerpo alternativamente con la cabeza hacia el oeste, mirando hacia el sur? Tal vez
la respuesta a esta pregunta sea que era importante tener el cuerpo mirando en la dirección en
la que viajaría después de la vida. El examen de Van Gennep de rituales mortuorios a lo largo
de todo el mundo enfatiza cómo el tema de la transición parece dominar el simbolismo
funerario: viajes por el agua y trasmundos isleños aparecen frecuentemente.
En Hu, Petrie registró esta misma orientación de las tumbas: "sobre el costado
izquierdo, con la cabeza hacia el sur" tal como describió en Nagada (1901). Tal orientación es
curiosa porque en esta región el Nilo hace una curva y fluye en dirección este-oeste, lo cual
sugiere una creencia concerniente a la orientación de la tumba originaria de otra parte y que fue
posteriormente adoptada en Hu en la medida en que sus miembros interactuaban con otros
centros predinásticos. De cualquier modo que realmente fuera el simbolismo de la orientación
del cuerpo, yo sugiero que está relacionado a un concepto de la esfera mítica del cosmos y a la
travesía de los miembros individuales de la sociedad en ese cosmos después de la muerte.
El simbolismo en los entierros predinásticos del Alto Egipto, entonces, era complejo, y
se volvió más complejo a través del tiempo, en la medida en que evolucionaba el estado. Lo
que era simbolizado en los enterramientos predinásticos es al parecer algo más que los roles
sociales, y un complejo sistema de creencias también está reflejado en la evidencia de las
tumbas. Este sistema de creencias, a su turno, afectó la simbolización de roles sociales en los
entierros, y es importante comprender esto cuando se hacen inferencias sobre la evolución
social a partir de datos mortuorios.

DISCUSION

El sistema de creencias que se refleja en la evidencia de enterramientos predinásticos


del Alto Egipto tiene mayores implicancias sociales para la evolución que la estructuración de
jerarquías sociales. Los asentamientos predinásticos no eran aldeas agrícolas aisladas desde
su nacimiento, como es evidenciado por la expandida adopción de la agricultura cerealera en el
valle del Nilo, con su probable origen en el sudoeste de Asia. Los sitios predinásticos del Alto
Egipto exhiben la misma cultura material, y es probable, además, que esos pueblos hablaran la
misma lengua, aunque la lengua no tiene necesariamente una correspondencia directa con la
cultura material. La distribución de enterramientos predinásticos característicos en cementerios
en un área central en el Alto Egipto, desde Abydos hasta Hierakónpolis sugiere interacción
continuada -no sólo económica, sino una interacción de ideas y comportamientos simbólicos
compartidos en un amplio sistema regional de creencias. Las similaridades consisten en 1)
elección del ajuar funerario, 2) construcción de la tumba, 3) tratamiento del cuerpo, 4)
orientación del cuerpo, y son indicativas de creencias subyacentes con un significado simbólico
más allá del nivel de la aldea. Esas creencias conciernen a uno de los más significativos ritos
de pasaje dentro de cualquier cultura: la transición de la vida a la muerte. Una similar cultura
material es vista en similares bienes para los ajuares funerarios, tales como cerámica
específica y tipos de paletas de pizarra, encontrados en tumbas de los cementerios
predinásticos del Alto Egipto. Pero la expandida similitud de la cultura material y la tecnología
compartida no representan necesariamente sistemas políticos integrados, y tal cosa sería una
interpretación incorrecta, especialmente antes de que surgiera la sociedad compleja, en los
períodos Badariense y Nagada I. Posiblemente antes de que el intercambio en gran escala
tomara lugar en el período de Nagada II, los sistemas de creencias se extendían en el Alto
Egipto por la vía de los casamientos exogámicos y los intercambios simples dentro de la cultura
material. La fisión de las aldeas agrícolas, a medida que la población se incrementaba, también
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pudo haber jugado un rol en la expansión de la cultura predinástica. Esta interacción cultural
puede haber sido similar a lo que Shennan describe para la temprana Edad del Bronce en
Europa Occidental: "Lo que vemos es una convergencia de trayectorias locales e interacción
entre ellas basada sobre la influencia de una expandida ideología [el entierro en túmulos] y las
subsecuentes interacciones entre las élites".
Aunque la muerte finaliza abruptamente todas las relaciones sociales, los sistemas de
creencias en la mayor parte de las culturas suponen alguna forma de existencia continuada
después de la muerte. Si una creencia de que la fertilidad continuada se conectaba con los
ancestros fuera el único interés en el aprovisionamiento de las tumbas, tal como es simbolizada
por la inclusión de granos y carne en los entierros de los agricultores en el distrito Baringo del
centro-norte de Kenya, entonces otros bienes artesanales que realzaban el status y el
enriquecimiento en la vida podían no estarían incluidos en las tumbas predinásticas junto con la
comida. El aprovisionamiento material de las tumbas predinásticas con comida y bienes usados
durante la vida sugiere fuertemente el origen de la creencia egipcia en alguna clase de vida
después de la muerte para la cual tales bienes continuaban siendo usados. Esta creencia será
aún más fuertemente desarrollada en tiempos dinásticos.
Posiblemente la evolución de cierta cerámica a través del período Predinástico es
también simbólica de evolución cultural. Los diseños de la cerámica blanca de líneas cruzadas
del período de Nagada I son principalmente lineales y abstractos, aunque a veces se
encuentran simples formas de animales, tales como cocodrilos, hipopótamos y perros, y
diseños de plantas. Tales diseños reflejan alfareros trabajando en una sociedad de aldeas
agrícolas simples, mientras que los diseños de cerámica decorada del período de Nagada II
pueden sugerir una cerámica especializada producida por una sociedad en la cual el
ceremonialismo del entierro estaba volviéndose crecientemente importante en el sistema de
creencias. Los temas pintados sobre esta cerámica se centran en barcos y posiblemente en
ritos mortuorios. Las escenas del desierto, con avestruces y montañas triangulares, pueden
estar representadas porque esa era la ubicación de los cementerios.
Los barcos eran el medio más importante de viaje y para la comunicación en Egipto, y
los barcos con cabinas (¿conteniendo el cuerpo preparado para el entierro?) pintados sobre
jarras de cerámica decorada pueden haber sido simbólicos de un viaje a la vida después de la
muerte. Sepulturas de barcos han sido encontradas en asociación con tres tumbas de élite de
la Dinastía I al norte de Saqqara, y otras son conocidas de las pirámides de Giza. Las
sepulturas de barcos de Giza deben ser probablemente asociadas con la travesía celestial del
rey con el dios sol Ra, una asociación de barcos con un viaje cósmico. Con la estandarización
de la cerámica y la producción en masa utilizando el torno del alfarero en el período Dinástico
Temprano y el Reino Antiguo, la evolución de un estado con un control amplio sobre la
producción y el intercambio (principalmente por vía del transporte por barcos) queda
demostrada, y la asociación de barcos con un viaje celestial se convirtió en una prerrogativa
real y de la élite.
Los recipientes de cerámica aparecen en los entierros predinásticos en mucha mayor
cantidad que los vasos de piedra; estos últimos requerían mucho más tiempo para ser
producidos. Tal vez los vasos de piedra eran colocados en las tumbas de la élite no sólo
porque eran raros y costosos y porque eran estéticamente llamativos, sino también porque eran
más permanentes que la arcilla o la cerámica. Sugiero que la cerámica altamente decorada, tal
como los vasos griegos pintados, no evolucionó en Egipto por el mayor valor que les fue
asignado a los vasos de piedras duras. En tiempos dinásticos, los vasos de piedra y de cobre
eran primariamente un producto de élite. Los vasos de piedra se rompían con menor
probabilidad que los cerámicos y por ello posiblemente se adecuaban mejor para los entierros
para la eternidad: así, el material mismo era simbólico y compatible con ciertas creencias. La
naturaleza más permanente de la tumbas y su consumo conspicuo de riqueza, en contraste

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con los asentamientos, son distinciones vistas en entierros neolíticos en Suecia tanto como son
representadas en las tumbas predinásticas.
En parte por la preservación diferencial de la evidencia arqueológica, en el Egipto
predinástico y dinástico tenemos mucha más evidencia de cómo la gente visualizaba la muerte,
en oposición a la que disponemos de cómo vivían ellos realmente. El rol que jugaban los
bienes suntuarios en la sociedad es abrumadoramente inferido de su uso en el culto mortuorio
y no en la vida. Los datos de los asentamientos pueden ser parciales porque algunos sitios han
sido destruidos por el desarrollo reciente y posiblemente los asentamientos tempranos sobre
las tierras inundables han ahora desaparecido, pero la mayor parte de la evidencia
arqueológica visible proviene todavía de los cementerios predinásticos del Alto Egipto. A pesar
de la preservación diferencial, el culto mortuorio parece ser en Egipto el ámbito al que fue
dirigido el mayor esfuerzo material.
La muerte no sólo era un rito de pasaje en la sociedad aldeana predinástica, que
requería una ceremonia adecuada, sino que probablemente también era un medio de dar
significado y reafirmar el rol de los individuos en el mundo mitológico. Los mitos específicos y
las deidades son desconocidas en Egipto hasta que hay textos de mitos y/o arte representativo
de las divinidades. Pero la naturaleza cíclica de los acontecimientos importantes de la vida
agrícola en el Egipto predinástico -el ciclo diario del sol (noche/día), las estaciones del año, y la
inundación anual- deben haber influenciado el desarrollo del sistema de creencias. Esas eran
las fuerzas de la naturaleza que aseguraban la fertilidad agrícola. Y tal vez la naturaleza cíclica
de la vida/muerte estaba ligada a un marco mítico del cosmos, el cual estaba simbolizado por la
orientación del cuerpo en los enterramientos. Desde el sur (la dirección hacia la que apuntaba
la cabeza del esqueleto) venían las aguas dadoras de vida del Nilo, y el sol se ponía cada día
en el oeste (la dirección a la que miraba la cabeza). La orientación del enterramiento daba
significado al lugar del individuo, y en un nivel mayor, al lugar del grupo en este cosmos. La
armonía social fue insertada en el orden cosmológico natural, legitimando de ese modo el
orden social, simbolizado en los entierros.
En el Egipto predinástico, era en los cementerios donde el "culto" era practicado más
visiblemente, y los entierros son posiblemente la evidencia material de las creencias míticas de
este culto mortuorio. Aunque el simbolismo de la orientación es algo abstracto en cuanto al
significado específico, los enterramientos predinásticos han de ser "leídos" en términos de su
simbolismo cosmológico, tanto como otras formas más obvias de simbolismo, las cuales dieron
significado y explicación a la vida agrícola de la aldea. Tal vez en los entierros, la dicotomía
simbólica de fuerzas opuestas (vida/muerte) se haya viso primero, lo cual toma una forma clara
en tiempos dinásticos: el buen hijo (Horus) versus el mal hijo (Seth), el rey viviente (Horus)
versus el rey muerto (Osiris), la Tierra Negra (Egipto, kmt) versus la Tierra Roja (los desiertos,
dsrt), el reino del Alto Egipto versus aquél del Bajo Egipto.
Los cementerios predinásticos del Alto Egipto, sin embargo, representan más que las
creencias asociadas con la muerte de los individuos y de los vivos que ejecutaban los entierros.
Los cementerios eran el espacio simbólico para el muerto, puesto en el desierto bajo, aparte
del espacio de los vivos -las aldeas, los campos y el río. Esto era una forma de adoración de
los ancestros fuera de la casa y la aldea. Los cementerios representan como mínimo un sentido
de membresía en esa comunidad, y tal vez una ideología del derecho de esa comunidad de
cultivar y controlar la tierra circundante, legitimada por el hecho de descender de unos
ancestros comunes enterrados en el cementerio de la aldea.
La ideología del culto mortuorio era funcional para los agricultores tempranos en Egipto
porque 1) legitimaba los derechos exclusivos de acceso a la tierra de cultivo y 2) proveía
cohesión social como un rito de pasaje para los miembros de una unidad social. Esta ideología
también daba significado y explicación a la posición individual en la sociedad aldeana, y es por
ello que había enterramientos diferenciados -los cuales eran símbolos de diferentes posiciones.

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Pero en un sentido más amplio, esta ideología también daba significado al lugar del individuo
en el cosmos mitológico.
Aún un enorme cementerio predinástico tal como el cementerio principal de Nagada,
con más de 2000 entierros extendiéndose sobre los tres períodos de Nagada (cerca de 1000
años), no puede representar una población entera. El hecho que algunos miembros de la
sociedad fueran excluidos del entierro puede haber sido un medio de control social. La afinidad
de los grupos puede tal vez ser interpretada desde los más tempranos cementerios
predinásticos, los cuales también pueden haber servido como símbolos de restricción para un
comportamiento social diferenciado (resultando en la negación de un entierro propio).
Posiblemente los cementerios no eran solamente foco de actividades durante los ritos de
entierro sino también los lugares en los que los vivos podrían reafirmar periódicamente
después de los enterramientos su asociación con los ancestros muertos, tal como Kemp
sugiere para los tiempos dinásticos por el "peregrinaje a la tumba familiar".
Muy probablemente la familia del muerto era responsable por la excavación de la
tumba, el entierro y los ritos funerarios. Pero ¿quién era responsable por la recolección de los
bienes para el ajuar funerario, que a veces aparecen en grandes cantidades con algunos ítems
hechos de materiales raros- el muerto mientras él/ella estaba vivo, su familia, su principal
heredero, o una combinación de todos ellos? Esta pregunta probablemente no puede ser
respondida por la evidencia arqueológica, pero los patrones de herencia y lo que realmente era
enterrado con el muerto podría haber dependido de tales roles. Tal vez los bienes para el ajuar
funerario eran de tres tipos: 1) bienes personales usados por el muerto durante su vida, tales
como las joyas; 2) bienes simbólicos para uso en la vida de ultratumba, tales como la comida; y
3) dones ofrecidos por aquellos que se hallaban obligados con el muerto por lazos sociales y/o
de parentesco. Para los entierros de la élite, el prestigio del principal heredero sólo podía haber
sido realzado entre los vivos por los dones rituales ofrecidos en la tumba de la persona de la
cual él heredaba, lo que a su turno realzaría su posición o poder real.
No todas las aldeas predinásticas permanecieron como simples comunidades
agrícolas. Aunque ya no veo a la presión demográfica como un factor mayor cuando la
complejidad social surgió por primera vez en Egipto, en la medida en que facilidades más
permanentes se acumularon en las aldeas y que una particular estrategia de subsistencia
(agricultura) probó ser efectiva en el largo plazo, los aldeanos pueden haber estado menos
motivados para mudarse a otra parte (lejos de los ancestros). Las aldeas que se tornaban
crecientemente dependientes de una agricultura especializada eran vulnerables a las
fluctuaciones periódicas de la producción, y los cultivadores de la aldea podrían haber sido
motivados a generar un excedente. Pero en algún punto los distribuidores se volvieron
apropiadores del excedente y administradores de la economía, y finalmente jefes (?) que
extraían tributo. Y el control de la riqueza agrícola excedentaria fue la llave para la
diferenciación social. El excedente pudo entonces ser transformado en otras formas de riqueza
-bienes artesanales y entierros crecientemente elaborados- primero como símbolos de status y
luego como símbolos de poder emergente, implicando una "manipulación ideológica de los
símbolos materiales".
En oposición a una posición anterior, estoy más convencida acerca de que el
surgimiento de la sociedad compleja en el Egipto predinástico fue el resultado de un creciente
intercambio económico y una integración de aldeas que en principio eran económicamente
autónomas. Algunos ajuares funerarios indudablemente eran un resultado del intercambio y
comercio con centros de producción. En Hierakónpolis, evidencia arqueológica de
especialización artesanal, ha sido reportada por Hoffman, quien sugiere que aquellos que
administraban la producción artesanal y el intercambio se volvieron "poderosos líderes de la
comunidad".
El interés en los bienes más allá de aquellos requeridos para la subsistencia básica
está basado sobre la premisa de que dada la oportunidad, la gente en las sociedades más
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complejas es adquisitiva y quiere adueñarse de los bienes de status. Tal vez las élites
surgieron en el Egipto predinástico no sólo apropiándose de los excedentes de comida sino
también controlando la adquisición de materias primas, producción artesanal y distribución. El
control de la producción artesanal podría no sólo haber incrementado la base de riqueza de las
élites sino que más seguidores podrían haber sido recompensados con la redistribución de
bienes de status. La distribución por parte del jefe de los ítems y materiales artesanales se
volvió un mecanismo que regulaba la economía tributaria.
El modo en que surgió una élite que controlaba la economía fue a través de una diestra
manipulación de las interacciones económicas. Las cualidades del liderazgo para unidades
sociales crecientemente mayores, durante tiempos de prosperidad tanto como durante tiempos
de conflicto, los cuales surgieron inevitablemente, podrían también haber realzado una posición
de élite. Y la invocación de una relación especial con las fuerzas sobrenaturales podría haber
justificado las ventajas materiales de tal status, simbolizado en ricos enterramientos, a través
de los cuales la élite dominante puede haber garantizado el mantenimiento continuado de la
prosperidad. A través del tiempo probablemente ocurrió un cambio ideológico mediante el cual
los jefes (?) se volvieron más cercanamente vinculados a los seres sobrenaturales, y finalmente
el gobernante del estado dinástico temprano se volvió un rey-dios.
En esta cultura la adquisición de riqueza fue dirigida hacia el enterramiento por el
sistema de creencias subyacente. Existe una sorprendente ausencia de adquisición material en
los asentamientos predinásticos examinados en la región de Hu-Semaineh y los depósitos
culturales son delgados. Aunque más de 1000 entierros fueron encontrados en cementerios
predinásticos en esta región, la diversidad residencial, o aún cualquier tipo de arquitectura de
naturaleza más permanente, tal como la realizada en adobe, no pudo ser encontrada en un
examen de las aldeas asociadas. No puedo explicar la ausencia de arquitectura más
permanente, la cual podría representar la administración de interacciones económicas
regionales más complejas y de larga distancia, excepto por la pérdida de los datos relevantes
de los asentamientos.
Si la evidencia arqueológica para las aldeas predinásticas sugiere para la mayor parte
una arquitectura muy perecedera, la evidencia para centros de culto predinásticos es aún más
evasiva. Sólo es conocida una capilla del Predinástico tardío en Hierakónpolis en el sitio HK-
29A, y la evidencia para el Dinástico Temprano no es amplia. Los egipcios del Predinástico y
del Dinástico Temprano claramente pusieron su mayor esfuerzo material en los cementerios, lo
cual reforzó las ideologías en evolución de legitimación y control. A medida que la sociedad
compleja emergía en Egipto con las élites, hubo una transformación de la ideología desde la
que era propia de simples aldeas agrícolas con el derecho de cultivar su tierra,
establecida/legitimada a través de la descendencia de los ancestros, demostrada por la
presencia de las tumbas de esos ancestros en los cementerios adyacentes, a una ideología
que legitimaba la diferenciación social.
En una reciente síntesis del desarrollo cultural predinástico, Hassan vincula la
legitimación del poder de los jefes a la asociación entre jefes y madres, entre madres, hijos y
diosas de la fertilidad y entre fertilidad y ritos funerarios. Hoffman establece que el culto
mortuorio predinástico en Hierakónpolis tenía la función latente de glorificar y legitimar a la élite
emergente. Pero la ideología era usada no sólo para manipular y legitimar la cambiante
organización sociopolítica. La ideología era también un medio efectivo de control social y
económico concreto, a la vez que mantenía la cohesión social por medio de aquellos que
participaban en los rituales específicos de los entierros. En Nagada, detrás de la evidencia
mortuoria de jerarquías sociales está la santidad ideológica de tal diferenciación. Esta santidad
ideológica se desarrolló para justificar las crecientes divisiones socio-económicas, el control de
la economía y de los sistemas de intercambio y posiblemente los roles políticos emergentes. En
la ausencia de poder institucionalizado, las jefaturas tanto como los estados emergentes
estaban preocupados por exhibiciones de poder. En un período de cambio social tan rápido
13
como el Predinástico, los símbolos de poder -y de legitimidad- pueden haber evolucionado con
una importancia desproporcionada en la cultura material, simbolizada en las prácticas de
entierro. Las actividades rituales (incluyendo las mortuorias) pueden ser concebidas como una
forma particular de la legitimación ideológica del orden social, el cual se volvía exitosamente
integrado en el sistema de creencias subyacente en torno de la muerte.
El control del sistema de intercambios no fue motivado por el acceso a materiales
básicos para la subsistencia faltantes en el medio local, el cual era de una gran abundancia,
sino por el control de bienes suntuarios importantes para el simbolismo de la ideología, como
es vista en los entierros, la cual era un medio de control social y legitimación. Existe una
relación definida entre el sistema de enterramientos y los bienes y la cerámica de la élite. El
intercambio de materiales exóticos, tales como lapislázuli y oro, y bienes de diferentes
regiones, ocurría en la medida en que el subsistema ritual e ideológico se volvía una fuerza
motivadora para un intercambio e interacción regional creciente, lo cual creo que fue un factor
mayor en el surgimiento de la complejidad social en el Egipto predinástico. La administración
de este sistema de intercambio de bienes y de producción agrícola especializada, fue facilitada
y verdaderamente realzada en Egipto por la comodidad del transporte por río, y los
administradores del sistema de intercambio pueden haber sido responsables del patrocinio de
la construcción de barcos y otras actividades relacionadas con el intercambio. La creciente
interacción económica combinada con un sistema de creencias compartidas en torno de la
muerte y la vida después de la muerte podría haber facilitado la integración política regional.
Tal vez por el hecho de que muchos bienes eran dirigidos a los enterramientos y
sacados de circulación económica (particularmente en tiempos del Predinástico tardío), esto
puede haber estimulado en parte una expansión económica y, eventualmente, conquista.
Conrad y Demarest han sugerido para los Mexica y los Inka que la ideología "necesitaba del
expansionismo como medio para la creación de desequilibrios dinámicos en esas dos
sociedades". Aunque la ideología no fue por sí misma directamente responsable por la
expansión económica en el Egipto predinástico, la forma material que tomó la ideología de los
enterramientos debe haber estimulado una producción artesanal y un intercambio crecientes. Y
tal vez el control de gran parte de la economía y el monopolio del comercio de larga distancia
en el Reino Antiguo fuera un resultado de políticas económicas expansionistas que apuntaban
a un control directo, iniciadas en el Predinástico tardío (en el norte de Egipto) y en el período
Dinástico Temprano (en Nubia y en el norte del Sinaí). El control directo de unidades
económicas mucho mayores en tiempos del Predinástico tardío lógicamente podía ser
extendido a otras esferas de control económico del estado en tiempos dinásticos: a la
arquitectura monumental, trabajo, impuestos y propiedad de la tierra. La religión estatal del rey-
dios fue manipulada para legitimar el poder del estado en el Dinástico Temprano, pero también
influyó mucho el tipo de estado altamente centralizado que evolucionó hacia la Dinastía 3, en
control de vastos recursos y de la mayor parte de la tierra.

CONCLUSION

Lo que veo, entonces, en la evidencia de comportamientos simbólicos en los


enterramientos predinásticos es un reflejo de las jerarquías sociales y la creciente
estratificación a través del tiempo, tanto como la transformación en restos materiales de los
conceptos del subsistema de ideas de la sociedad. Quienes estaban en control del sistema
socioeconómico manipulaban el subsistema ideológico de creencias relacionadas con la
muerte (¿vida después de la muerte?) y de legitimidad para reforzar su posición, para su propia
legitimidad. Dentro de este sistema de creencias existía un código simbólico que reforzaba la
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diferenciación social dentro de la cultura material de los enterramientos. A través de la ideología
y su forma material y simbólica en los entierros, las ampliamente sostenidas creencias
relacionadas con los muertos vinieron a reflejar la organización social jerárquica de los vivos,
efectivamente controlada por una élite política. Y la creencia en la importancia de la
participación en rituales de enterramiento específicos proveía cohesión y aceptación a medida
que evolucionaban las verdaderas jerarquías sociales.
La ideología jugaba un rol fundamental y dinámico en las relaciones sociales y
económicas reales a medida que emergía la sociedad compleja en Egipto. Una vez formuladas,
las creencias pueden "asumir una vida propia", efectuando sustancialmente las actividades
productivas de una sociedad (Kohl). La evidencia de que la ideología no era estática puede
verse en la evolución de las formas de los enterramientos: desde cementerios aldeanos a
aislados cementerios de élite (cementerio T), a las tumbas reales y palacios funerarios de la
Dinastía I, hasta la pirámide escalonada, y finalmente la verdadera pirámide. Tales
transformaciones de los tipos de enterramientos no sólo reflejan la evolución de la complejidad
social sino también la transformación políticamente motivada del sistema de creencias, con
directas consecuencias en el sistema socioeconómico. La ideología era una fuente de poder y
funcionaba como un elemento dinámico en la evolución de un nuevo orden social.
Se trataba de una ideología muy poderosa: un gran esfuerzo económico sería realizado
para proveer a la muerte, y con la emergencia del estado, el mayor esfuerzo fue realizado a la
muerte del rey. No sólo se proporcionaba al rey el entierro más elaborado, sino que la fórmula
típica de ofrendas del Reino Antiguo (htp di nsw: un presente que el rey da a Osiris... para el k3
de X) demuestra que la posición legítima del rey estaba asociada con el culto mortuorio de sus
súbditos, como mediador entre los poderes del inframundo y sus súbditos muertos. Pero esto
también era una ideología en la cual los individuos continuaban jugando una parte, como es
evidenciado por el amplio rango de formas de entierro en tiempos dinásticos. La motivación
para proveer un buen entierro, y entonces garantizar alguna forma de vida después de la
muerte, también proveía una cierta cantidad de cohesión social a través de una creencia en un
orden terrestre y cósmico.
El sistema de creencias en torno de las prácticas mortuorias egipcias se originó en un
área central en el Alto Egipto en tiempos del Predinástico temprano, y a través de una
interacción e intercambios en expansión se extendió al norte de Egipto (Gerza, en la región de
Fayum) y Nubia (grupo A) para la época de Nagada II, y finalmente al Delta en el período de
Nagada III (Minshat Abu Omar). Cuando el estilo de los enterramientos cambió en el norte,
desde los simples entierros maadienses con pocos o ningún bien para las tumbas, a
enterramientos mucho más elaborados con los ajuares funerarios de la cultura de Nagada,
como se ve en Minshat Abu Omar, este cambio de estilo es informativo sobre los procesos de
unificación política en Egipto. El hecho de que algo del simbolismo mortuorio dinástico tenga
antecedentes directos en las pautas vistas en los entierros predinásticos del Alto Egipto sugiere
que las mayores raíces ideológicas del estado dinástico probablemente han de ser encontradas
en el Alto Egipto predinástico, lo cual también nos dice algo sobre los orígenes políticos y
económicos del estado temprano en Egipto.
El simbolismo, interpretado a partir de los restos materiales de los entierros, puede ser
multifacético. Lo que podría parecer una clara interpretación de la diferenciación social puede
ser multidimensional. Sugiero que la evidencia mortuoria predinástica puede ser analizada no
sólo desde una perspectiva procesual cultural, sino también por medio de interpretaciones más
específicas del simbolismo, como ha sido sugerido por proponentes de la escuela
postprocesual, porque existe una continuidad cultural desde los tiempos prehistóricos hasta los
dinásticos, cuando aparece la escritura y son conocidos los textos concernientes a las
creencias egipcias. No es cuestión de interpretar los aspectos sociales, políticos, económicos e
ideológicos de la sociedad como diferentes esferas, sino como esferas culturales que se
refuerzan positivamente unas con otras, a medida que la sociedad evoluciona en complejidad.
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En el Predinástico egipcio del Alto Egipto evolucionó una ideología cuya evidencia arqueológica
más llamativa es mortuoria, y es importante examinar todas las dimensiones de los
enterramientos para determinar los variados niveles de significados.

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Fuente: K. Bard: Toward an Interpretation of the Role of Ideology in the Evolution of Complex
Society in Egypt. En: Journal of Anthropological Archaeology 11, 1-24 (1992).

Traducción: Prof. Marcelo Campagno


Revisión: Dra. Alicia Daneri

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