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Control absoluto

l 19 de mayo de 1977 los tres diarios apropiadores de Papel Prensa procla-

E maron que desde que manejaban la empresa, se habían resguardado “los


intereses de cerca de 30.000 accionistas de Papel Prensa SA” y también “el
abastecimiento para todos los diarios de su principal insumo en defensa de
la libertad de prensa”.
El 18 de agosto de ese año, los presidentes de las tres empresas periodísticas fir-
maron un pacto de sindicación de acciones. Un acuerdo de esa naturaleza tiene los
siguientes efectos1:
1) Se trata de un convenio entre un grupo de accionistas que puede ser secreto
frente al resto de los socios.
2) Busca influir sobre la voluntad social, dejando de lado los intereses de los accio-
nistas no sindicados.
3) Establece un trato igualitario para los miembros del sindicato y excluye a los
que no forman parte de él.
4) Obliga a sus firmantes a votar con un criterio unitario.
5) Permite ser usado como un instrumento abusivo y opresor de las minorías de
accionistas.
La sindicación de acciones es un arma muy filosa y, para ser bien usada, debe ser
pública. Por ello, el decreto 677 del 22 de mayo de 2001 que aprueba el régimen de
transparencia de la oferta pública establece que es obligatorio, para los participantes o
intervinientes en el ámbito de la oferta pública, informar a la Comisión Nacional de
Valores de la existencia de pactos o convenios de accionistas cuyo objeto sea ejercer el
derecho a voto o que creen la obligación de consulta previa para ejercer el voto.
El decreto 677 es claro y abarca los convenios que “limiten la transferencia de las
correspondientes acciones o de valores negociables, que atribuyan derechos de com-
pra o de suscripción de las mismas, o prevean la compra de esos valores y, en general,
que tengan por objeto o por efecto el ejercicio conjunto de una influencia dominan-
te en dichas sociedades o cambios significativos en la estructura o en las relaciones de
poder en el gobierno de la sociedad, respecto de tales pactos, convenios o cambios”.
La norma vigente obliga a informar a quienes “sean parte de dichos pactos o ten-
gan conocimiento de ellos, los directores, administradores, síndicos y miembros del

1. Síntesis propia extractada de “Sindicación de acciones”, de Carlos R. Caamaño, en Revista electrónica


de derecho comercial http://www.derecho-comercial.com/Doctrina/caama-01.pdf

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consejo de vigilancia, así como los accionistas controlantes de dichas sociedades
acerca de la celebración o ejecución de dichos acuerdos”. Los acuerdos existentes
deben presentarse ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) para la posterior
divulgación de toda información relevante. Esa presentación, dice la norma, “no
implica el reconocimiento sobre la validez de los mismos”.
El pacto de sindicación de acciones que firmaron los tres diarios el 18 de agosto
de 1977 fue una de las vigas maestras del manejo de Papel Prensa durante casi 33
años. El 22 de abril de 2010 hicieron saber a la Comisión Nacional de Valores que
había sido dejado sin efecto. Con esta decisión quedaron exceptuados de hacerlo
conocer, pero no libres de las consecuencias negativas que esa componenda pudo
causar a Papel Prensa, al menos desde la vigencia del Decreto que establece la obli-
gatoriedad de informar sobre el mismo a la CNV.

El pacto que duró 33 años


Mediante el acuerdo de 1977, los tres diarios resolvieron un diseño completo del
control de Papel Prensa que iba desde la unificación de la representación de las tres
firmas en el manejo de la única fábrica productora de papel de diario que había en
la Argentina, hasta la "cláusula de cartelización" o barrera a la entrada de terceros al
capital accionario; ese bloqueo a la apertura del capital accionario fue instrumenta-
do mediante el requisito de un acuerdo previo unánime, aprobación tripartita sin la
cual les estaba vedado el ingreso a nuevos accionistas.
La dirección compartida de Papel Prensa estaba fundada en una cláusula redac-
tada de tal forma que algunos profesionales especializados en Derecho societario
compararon con viejas tradiciones mafiosas: “Las empresas firmantes de este conve-
nio, se comprometen y obligan [dice el pacto] a propiciar y/o promover, votar y
hacer votar [uno de los profesionales consultados resaltó que esta decisión de hacer
actuar imperativamente a terceros, muestra el espíritu propio de una logia y no de
una empresa comercial] en forma uniforme, todas y cada una de las decisiones
tomadas por el Comité Directivo organizado en este convenio, tanto en las
Asambleas Generales de Accionistas, como en las reuniones del Directorio de Papel
Prensa SA, y en las reuniones del Comité Ejecutivo estatutario de Papel Prensa SA
y en general en la dirección y conducción de la empresa”.
El convenio fijó, obsesivamente, la distribución de todos los cargos ocupables en
la dirección de Papel Prensa, indicando cómo se tenía que hacer ese reparto duran-
te los tres primeros años, asignación de puestos que debía repetirse a partir del cuar-
to año por otros tres años más, y así sucesivamente. También fijó un reglamento dis-
ciplinario a aplicar en caso de “incumplimiento por parte de cualquiera de los accio-
nistas a lo dispuesto en este contrato”. Una de las penas establecidas se refiere a los

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casos en que se votare violando el pacto de unanimidad. Dice el numeral 9.7 del
pacto repudiado en el mes de abril: “En el supuesto que la transgresión consistiera
en votar en las asambleas de Papel Prensa SA en contradicción con lo resuelto por
el Comité Directivo… la multa a aplicar será del 25% del valor de las acciones pro-
piedad de la transgresora”. Ese valor se fijó en un anexo al acuerdo y su monto mues-
tra, por comparación con los 8.300.000 dólares que dijeron que valía la empresa y
que no pagaron, otro de los despojos cometidos por los apropiadores. El Anexo con
ese valor se encuentra aún guardado bajo siete llaves, pero hay indicios de que ese
ocultamiento finalmente va a ser superado.
El pacto abandonado en 2010 permaneció en las sombras a lo largo de 33 años;
ni la Comisión Nacional de Valores ni la Bolsa de Comercio recibieron copia de ese
arreglo que convierte en una pura ficción el carácter de empresa de oferta pública.
Dice el artículo 6º del Estatuto de Papel Prensa: “Todas las acciones de capital social
serán cotizables en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires”. Y también ha converti-
do en letra muerta la participación del Estado Nacional en esa empresa; leyendo el
pacto, se entiende el bloqueo permanente que se les ha puesto a sus representantes
para conocer y controlar el manejo de la empresa.
La nota del 22 de abril de 2010 de Clarín y La Nación a la Comisión Nacional
de Valores informando que el pacto había sido declarado sin valor legal alguno por
sus firmantes, agrega que igual decisión alcanza también a “toda y cualquier estipu-
lación, contrato, convenio, acta y/o adenda que pudiesen considerarse expresa o
implícitamente complementarios y/o modificatorios de dicho Convenio, que exis-
tan o pudiesen existir, hayan sido instrumentados por escrito o resulten aún de
acuerdos verbales entre las partes”. Uno de los convenios complementarios que fir-
maron los apropiadores de Papel Prensa fue sobre la constitución del Consejo de
Vigilancia. Dice el numeral 5.13 de ese acuerdo firmado el 25 de octubre de 1978,
que mientras le corresponda un miembro al Estado Nacional en ese órgano societa-
rio, “los tres cargos restantes se asignarán uno para cada empresa, siendo presidente
del Consejo el representante de la empresa signataria que no ocupe en el mismo
ejercicio la presidencia o la vicepresidencia del directorio de Papel Prensa SA”. Con
una apelación vinculada más al deseo que a la previsión, dice en el numeral 5.13.2:
“Cuando cese la representación del Estado Nacional, si los cargos continuaren sien-
do cuatro, se adjudicarán dos de ellos a la empresa que no ocupa la presidencia ni
la vicepresidencia del directorio de Papel Prensa SA”. Enumera luego todas las
variantes que pudieran ocurrir estipulando las alternativas de control del Consejo de
Vigilancia. Finaliza con un balance de la aplicación del pacto firmado en agosto de
1977, diciendo: “Las partes dejan constancia que todas las adquisiciones y suscrip-
ciones de acciones de Papel Prensa SA clases C, D y E, realizadas hasta el 31 de julio

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de 1978, han sido efectuadas de conformidad con el convenio de referencia y decla-
ran expresamente su conformidad con las mismas”.

Consecuencias del pacto


Con el pacto de sindicación de acciones, las tres empresas periodísticas lograron
un control absoluto de Papel Prensa. Ese manejo fue compartido inicialmente, pero
cambió en consonancia con las transformaciones ocurridas al interior del grupo,
producto de los distintos escalamientos de poder que cada uno de sus integrantes
logró hacer. Primero fue la quiebra de La Razón a mediados de los ’80 y luego se
produjo la consolidación de Clarín, a partir de los ’90, como el conjunto de medios
más concentrado –en propiedad y dirección–, y extendido –en cobertura del mer-
cado– de la Argentina. Esos cambios posibilitaron el manejo hegemónico que tiene
Héctor Magnetto sobre la única productora de papel de diario del país. Su gestión
no deteriora a La Nación, pero beneficia más a Clarín y perjudica a la empresa como
ente societario que debe tener igual cuidado por los intereses de todos sus socios. Y
presiona a los medios periodísticos con sus maniobras en el manejo de cantidades y
precios del papel de diario. Por lo pronto, expertos en el sector sostienen que Papel
Prensa habría estado subsidiando a Clarín mediante dos formas: un precio de venta
de la bobina de papel menor a su costo de producción y la compra de la devolución
de diarios a un precio que las fuentes consultadas llamaron insólito. El calificativo
utilizado para aludir al precio de los diarios rechazados por los canillitas que Clarín
vende a Papel Prensa, da a entender que está más relacionado con el precio de tapa
que con el valor de un diario de descarte.
El grueso del subsidio se origina en el precio del papel. Un estudio de costos y
mercado que ha llegado a manos de los directores del Estado Nacional en Papel
Prensa, muestra que las empresas editoriales que no accedieron durante los últimos
seis años al precio cobrado por esa empresa a Clarín y La Nación, tuvieron que pagar
58 por ciento más caro el papel que necesitaron para sobrevivir. Ese sobreprecio fue
la diferencia entre el promedio de los importes abonados por las editoriales obliga-
das a importar y el costo privilegiado que tuvieron los dos accionistas del monopo-
lio del papel de diario.

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PAPEL PRENSA Y SU MANEJO DE LOS PRECIOS

PRECIOS (en dólares por tonelada) 2009 PROMEDIO 2004-2009

Tipo de cambio ($/dólares) 3,75 3,16


Precios US$ pagados por tn
Importación 825 702
Precios pagados a Papel Prensa
Clarín 538 453
La Nación 539 455
Resto (vinculados y otros) 606 511

Sobreprecios (%) que pagaron los diarios respecto del precio que paga Clarín a Papel Prensa

Diarios que importaron papel + 53 +58


Vinculados y otros +12 +13

Fuente: Estimaciones proporcionadas por consultores del sector.

En Diarios y Periódicos Regionales de la República Argentina (DyPRA), una


entidad creada en diciembre de 2008 para la defensa de las pequeñas y medianas
empresas periodísticas diseminadas en el interior del país, dicen que ellos, por no
disponer de cuota en el mercado interno, tenían que comprarle el papel a revende-
dores pagando mil dólares la tonelada más IVA, fuese nacional o importado.
Cuando se organizaron y pasaron a importar directamente, consiguieron bajar más
de un 30 por ciento en promedio el precio de compra.
El estudio, que circuló entre los directores del Estado Nacional, además de exponer
los precios diferenciales que se fijan a sí mismos los diarios accionistas, muestra que
Clarín, a través de Papel Prensa, ha regulado el mercado mediante una combinación
de precios y volúmenes producidos. Entre los años 2005 y 2008, hizo funcionar a un
85 por ciento promedio la capacidad instalada de la empresa papelera, bajándola al 79
por ciento en el año 2009, con lo que redujo en 9.000 toneladas el stock de papel de
diario, obligando ese año a subir 16 por ciento la importación del insumo.
Ante un mercado que consume 266.000 toneladas anuales y con sus aproximada-
mente 200 mil toneladas anuales de capacidad productiva, la empresa aliviaría la nece-
sidad de importar papel para diario con sólo producir al nivel para la que está capacita-
da y siempre que ese papel estuviese disponible para empresas editoriales no vinculadas.
La política discriminatoria practicada por Clarín desde Papel Prensa contra otros
medios se mide en el costo de la importación forzada de papel para diario. Si esa
empresa hubiera ofrecido al mercado durante el último quinquenio todo el volu-
men que pudo producir, el ahorro por menores importaciones habría sido, según
algunas estimaciones, de 123 millones de dólares.

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La factura que paga la sociedad para mantener el negocio de papel de diario con-
cedido por la dictadura militar debe incluir también las pérdidas ocasionadas a Papel
Prensa en caso de que el Grupo Clarín haya pagado la tonelada de papel por deba-
jo de su costo. Ello podría haber ocurrido en el segundo y tercer trimestre del 2009,
durante los que se habrían registrado pérdidas para la empresa.
El 71 por ciento del papel de diario vendido por la empresa durante los últimos
seis años fue para Clarín y La Nación. El grupo editorial dirigido por Magnetto reci-
bió más de las dos terceras partes de esa provisión.

Defensa del control


El 8 de marzo de 2010 el juez nacional de primera instancia en lo comercial,
Eduardo Malde, dispuso la intervención cautelar de Papel Prensa ante presentacio-
nes hechas, en forma separada, por la Comisión Nacional de Valores y por el Estado
Nacional, representado por el secretario de Comercio Interior. Manejos de los direc-
tores que representan a Clarín y La Nación habían dado lugar a la solicitud de que
intervenga la Justicia, entre ellos, y para la CNV, desobediencias, incumplimientos
y desconocimientos legales y normativos. La Secretaría de Comercio Interior, entre
otros motivos, enumeró la violación de los derechos que como accionista tiene el
Estado Nacional, como el de información y el de estar representado en el Consejo
de Vigilancia: los directores de ambos diarios habían bloqueado la incorporación del
representante del Estado ante el Consejo.
Desde que el Estado Nacional cambió su representación en el directorio, los dele-
gados de las empresas periodísticas generaron situaciones que fueron desde dilatar la
asunción de uno de los nuevos directores hasta bloquear la incorporación del repre-
sentante público en el órgano de vigilancia de Papel Prensa. Esas barreras fueron
superadas por el activismo de la representación del Estado Nacional, pero no así la
muralla de dilaciones y ocultamiento con que impiden conocer y controlar la ges-
tión industrial, comercial y financiera de la empresa.
Clarín y La Nación han tratado de defender el control absoluto que tienen en
Papel Prensa mediante denuncias y desconocimiento del derecho y de la obligación
que tiene el Estado Nacional de conocer la situación de la empresa y, simultánea-
mente, participar en el control de su gestión. La última denuncia, firmada por
Bartolomé Luis Mitre y Héctor Horacio Magnetto, sostiene lo siguiente:
“Recordemos que la firma Papel Prensa produce el papel de diario que constituye el
insumo principal de la prensa escrita. De tal suerte, que la firma Papel Prensa quede
en manos del Estado implica para éste el control absoluto sobre la libertad de expre-
sión y por ende la desaparición de aquellos medios que critiquen la política oficial.
Con este objetivo, el Poder Ejecutivo Nacional intenta –por diferentes vías– desde

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el año pasado quedarse con la empresa.” Ante esa afirmación de los firmantes, cabe
el aforismo que dice “a confesión de partes, relevo de pruebas”. Es que han recono-
cido, y ante la Justicia, que ellos ejercen desde hace más de 30 años el control sobre
la libertad de expresión al tener el poder de decidir quién recibe y quién no, y a qué
precio, papel de diario.
El control de los medios periodísticos por parte de los apropiadores de Papel
Prensa es una de las vigas que sostiene la historia de la impunidad en la Argentina.
Conocer cómo se organizó y cómo se ejerce ese control ayudará a superarlo y a evi-
tar que pueda repetirse.

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