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EL POPULISMO CHAVISTA

La dirigencia al igual que los militantes de la izquierda latinoamericana, requieren


encontrar algún referente de liderazgo político que los aglutine y convoque para llevar
adelante una lucha. Se está echando mano a lo que se encuentra por ahí, cualquiera cosa
este sea y sin medir si realmente este pertenece al grupo de los otros, es decir, de
aquellos que utilizan un discurso populista para disfrazarse de populares.

Este es el caso del Presidente Chávez, que emite múltiples discursos disfrazados de
maravillas y con un alto contenido emotivo bolivariano, para así convertirse en un
aliado de lucha política y, consecuentemente se lo eleva a la condición de referente,
para una lucha que todavía no ha podido encontrar quien la dirija, quien personifique a
la figura de un líder con una alta capacidad de conducción política.

Los políticos populistas se creen sus propios dichos, como así también los que expresan
de manera aburrida sus palabras.

No existen dudas de que Chávez desde que llegó al Poder venezolano ha intentado
liquidar al perverso pacto de corrupción institucional establecido hace 40 años entre la
socialdemócrata Acción Democrática y la democristiana COPEI. Aunque también, no
puede dejarse de destacar la profunda corrupción reinante dentro de los ámbitos
legislativos y políticos en general.

Pero hay que destacar que la mayor parte del pueblo venezolano cuya población es de
alrededor de 20 millones de personas, pasa por condiciones de hambre Del mismo
modo, la estructura geográfica como la demográfica del país demuestra que existe una
altísima concentración de población urbana, siendo la explotación de petróleo la fuente
principal de recursos fiscales que mueven al resto de la economía nacional. Este
hidrocarburo ha estado condicionado la vida económica de todo el país desde la segunda
década del siglo XX, concentrándose los principales yacimientos en la región oeste, en
derredores del lago de Maracaibo.

Hugo Chávez fue elegido mediante un procedimiento democrático. Su elección se


produjo con la participación de algo más del 50% del electorado venezolano, ya que
ganó las elecciones presidenciales con una alta cuota de ausentismo electoral. Esto
mismo se repitió en las elecciones de convencionales constituyentes, dónde obtuvo el
90% de los votos, aunque con una abstención electoral del 50%.

Una vez instalado en el Poder Central, Chávez resolvió convocar a una Asamblea
Constituyente para reformar la Constitución que rige los destinos de Venezuela.

El actual Presidente H. Chávez fue elegido por una buena parte del electorado de
Venezuela que vio en su figura la de alguien que pretendía cambiar las reglas del juego
político imperante. Prometió protagonismo social y político a las masas; juró terminar
con la corrupción que infestaba todos los estratos de la sociedad venezolana y, lo que es
más para un pueblo hambriento, se comprometió a dar comida y trabajo a sus
pobladores. Sin dudas que todas estas expresiones de deseos son elogiables, aunque no
lleven en su base una propuesta auténticamente revolucionaria en cuanto a provocar
modificaciones radicales. Pero estas expresiones de deseos no pueden estar anejadas a
conductas políticas autocráticas si pretenden ser verdaderas y efectivas.

Desde comenzó a funcionar La Convención quiso pero no podía clausurar al Congreso


antes de que la nueva Constitución esté aprobada, aunque ése sea el proyecto que los
convencionales constituyentes tengan en carpeta. Esto sería algo así como la aplicación
de una norma legal que todavía no ha sido dictada, lo cual jurídicamente es un soberano
disparate y refleja el poco respeto que tienen por las leyes los convencionales chavistas
que, para el efecto, fueron aleccionados por el Presidente Chávez y sus operadores
políticos..

Hugo Chávez fue electo Presidente de la República de Venezuela para hacerse cargo de
sus destinos políticos y no para convertirse en un autoritario que pretende intervenir
poderes y Estados provinciales a su arbitrio. La Constituyente fue elegida para dictar
una nueva Constitución que reformara los dislates de la corruptela política venezolana,
eso no hay quien lo dude, pero no tiene atribuciones legítimas como para erigirse en
poder legislativo, y menos para constituirse en un poder republicano que se coloca a las
órdenes del Presidente.

Venezuela vive, en el decir de un diputado opositor, cuyo nombre me reservo por


razones que hacen a su propia seguridad, en un clima de "virosis" chavista. Sin dudas
que en Venezuela está en marcha un golpe de Estado encubierto, con un toque de barniz
institucional dado por presencia de la Constituyente.

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