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1.- Introducción:
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políticas asumidas, no cumplidas y variadas), al proceso inflacionario y a las
continuas devaluaciones de la moneda. Este proceso de endeudamiento se
encuentra en la tendencia del gasto público al alza, y su inflexibilidad a la
baja como producto de preasignaciones legales y otras obligaciones
contractuales, y sobre todo de preasignaciones informales, en las cuales se
ha comprometido el Estado por considerar el impacto financiero y
monetario de las mismas. Las preasignaciones informales se refieren a
aquellos compromisos que aunque no constituyen obligaciones contractuales,
tampoco resultan, política o socialmente posibles de cumplir.
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habla de sistema de atesoramiento, los gobiernos no contaban con el
recurso del crédito para atender las necesidades extraordinarias que
surgían.
Son los príncipes, hacia fines del siglo XVIII, quienes al verse en la
necesidad de saldar compromisos adquiridos (provenientes de las guerras y
de gastos extravagantes) acuden a medios de cualquier índole (muchas
veces hasta medios fraudulentos), que recaían sobre el patrimonio de sus
súbditos e inclusive sobre los extranjeros. Cuando estos recursos
mermaban, procuraban obtener dinero prestado de las personas pudientes,
pero dejando garantías específicas y en términos onerosos en cuanto al
interés y a la forma de reembolso, debido a la desconfianza de los
prestamistas en una ciudadanía pobre y en un príncipe poco fiable.
Generalmente estas deudas personales del príncipe se confundían con las
deudas del Estado. Estas eran operaciones de Crédito Público
rudimentarias, pues no había orden, método, ni organización formal alguna
en torno a lo que posteriormente se desarrollaría como una fuerte
institución.
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Además el crédito tiene poco auge en esta época, dado que las
necesidades y gastos del Estado no eran de gran magnitud, aunados a ello el
comercio y la industria eran incipientes, lo que frenaba un posible
crecimiento de grupos o individualidades de prestamistas. Así mismo, en vez
de créditos, se procuraba la creación de fondos o tesoros de reserva, así el
préstamo era adversado por pueblos, gobiernos e iglesia.
Los países de América, por su parte, acuden al Crédito Público a fines del
siglo XVIII y principios del XIX, ya que debían atender los gastos de las
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guerras de independencia y para organizarse como naciones libres, mientras
establecían sistemas fiscales adecuados para atender su nueva vida política
e internacional. Así, los banqueros holandeses apoyaron a Estados Unidos,
mientras los ingleses, prestaron a otros países del continente. El posterior
desarrollo industrial, comunicacional y comercial de estos países los abrió al
uso del crédito en gran escala, tanto externa, como internamente. Son
luego los Estados Unidos los que se convierten en prestamistas de los
países latinoamericanos, toda vez que a éstos le convenía crear esas
fuertes vinculaciones económicas y financieras con estos países nuevos,
poco recargados de deudas y con un prometedor porvenir.
De esta forma, vemos que en casi dos siglos, el Crédito Público alcanzó
un crecimiento y una importancia antes inimaginable. Así, se observa que
existen elevadísimas Deudas Públicas en los países, que constituyen un buen
porcentaje de los egresos que éstos deben erogar por concepto de
amortización de capital y sobre todo, por pago de intereses. Sin embargo,
se ha hecho necesario para continuar el camino hacia el desarrollo, que
países como el nuestro acudan una y otra vez al Crédito Público interno y
externo; es decir, este es un instrumento que se ha convertido en condición
necesaria del crecimiento de los países; y también en causa de su
debilitamiento por el mal uso de esos créditos y su imprudente recurrencia.
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significa “creer”, y todas las operaciones que tienen por base el crédito
se llaman generalmente “fiduciarias”, que viene de “fiducia”, y ésta de
“fidus”, (fe). Es, entonces, la fe, la confianza en el cumplimiento, la
esencia de toda operación de crédito.” (2)
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de la paz interior y exterior, creando así una atmósfera de tranquilidad y
de confianza, que haga posible el cumplimiento de las funciones del
mismo. Así pues, esta paz interior se refleja en el respeto por parte de
las instituciones públicas a las libertades y garantías de los ciudadanos; a
la estabilidad de las instituciones políticas; a leyes que garanticen la
propiedad y la fe en los contratos; a una correcta administración de
justicia que aplique adecuadamente las leyes, y a un poder ejecutivo que
practique, haga respetar y garantice plenamente las obligaciones
contractuales en nombre del Estado, sin importar el gobierno que las
contrajo.
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vencimientos que contribuyan al desarrollo y crecimiento económico. El
Endeudamiento Público constituye un instrumento de política económica
utilizado por los países con la finalidad de ampliar sus economías.
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f) Deuda Pública a Corto Plazo. Son aquellas obligaciones de los entes
públicos en los cuales la amortización o rescate se contempla en un
período no mayor de un (1) año, contado a partir de la fecha de
contratación o emisión.
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Generalmente la Deuda Flotante origina la Consolidada, pues aquélla se
convierte en ésta, con el objeto principal de diseminar en muchos
períodos fiscales la carga que impone al Estado.
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en proporción a los créditos de cada banco dentro del total de préstamos,
y se llaman involuntarios porque los bancos sólo están dispuestos a dar los
préstamos nuevos porque no tienen interés en que el país incumpla sus
préstamos anteriores.” (5)
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Contratación y Ejecución de Operaciones de Crédito Público durante el
ejercicio fiscal correspondiente, conocida como “Ley Paraguas”.
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destinadas a refinanciar o reestructurar Deuda Pública existente.
Como hemos visto, antes del siglo XVIII, la opinión era adversa a la
contratación de empréstitos por los gobiernos. Sin embargo,
modernamente y como reacción a la antigua posición, y debido al inmenso
desarrollo del Crédito Público durante el siglo XX, se ha llegado hasta
afirmar que toda Deuda Pública es un beneficio para el Estado que la
contrae y cada nueva deuda contraída por una Nación es aumento de su
capital y de su potencia económica. Sin embargo, es bien sabido que una
deuda contraída para objetivos que no se llevan a cabo, evidentemente es
perniciosa. Por ello, los empréstitos en sí, no han sido buenos ni malos,
sino que se han hecho positivos o negativos, por el empleo que se le ha
dado a los mismos.
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pesada carga fiscal, impuesta por necesidades extraordinarias de
defensa o de desarrollo nacional.
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la deuda de esa época se podían considerar bastante moderados. El
decenio de los años setenta, en cambio, bien podría denominarse “período
de aceleración de la deuda pública”, porque durante esa etapa y con
mayor fuerza a partir de 1973, es cuando empieza a intensificarse
substancialmente el ritmo de aumento de endeudamiento público.
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A partir de la década de los 70, Venezuela comenzó a contratar
nuevamente préstamos con la comunidad financiera internacional
principalmente la banca privada, la cual ofreció flexibilidad de los
mismos a cambio de intereses fluctuantes y una concentración de
pagos a corto plazo.
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súbitamente su uso para pagar la nacionalización de la industria petrolera
y del mineral del hierro, y para cancelar préstamos externos a corto
plazo contraídos por empresas del Estado en años precedentes,
ascendiendo de 12.800 MM Bs. en 1975, y a 22.397 MM Bs. en
1976.” (6)
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gastos de inversión, gastos operacionales, e inclusive, para
implementar la política de subsidios del Gobierno Nacional,
aspecto que resultó cuestionable, ya que los compromisos asumidos
no contaban con el respaldo de los recursos presupuestarios
pertinentes para ser cancelados a su vencimiento.
Notas:
(1) TORO HARDY, José. Fundamentos de Teoría Económica. Editorial Panapo. Caracas, 1993.
(2) Enciclopedia de Ciencias Sociales. Editorial Kaidos. Barcelona 1967.
(3) FARIÑAS, Guillermo. Temas de Finanzas Públicas. Universidad Católica Andrés Bello.
Caracas, 1998.
(4) ATENCIO BELLO, Heraclio. Deuda Externa, inversión extranjera y transferencia de
tecnología. Monte Avila Editores. Caracas, 1986.
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(5) CABANELLA DE LAS CUEVAS, Guillermo. Diccionario de la Ciencia Jurídica, 11va.
Edición. Buenos Aires, 1998.
(6) GOMEZ , Emeterio. El Nacional, Cuerpo D, de fecha 14 de febrero 1989,
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