E l día jueves 30 de Septiembre del presente año se informó, por los medios tradicionales de
comunicación, de un intento de golpe de estado al actual presidente de Ecuador, Rafael
Vicente Correa Delgado; por lo general cuando las personas escuchan la palabra “golpe de estado” o “derrocamiento” creen que existe una confrontación entre “el bien y el mal”, ya sea entre el pueblo inconforme y el tirano, o entre los “rebeldes” y el orden del estado, pero se debe recordar algunos parámetros antes de polarizar el asunto, un golpe de estado no es un movimiento revolucionario, no es un movimiento del pueblo ni una reestructuración del estado de la que se tome la opinión de los ciudadanos, se trata del derrocamiento de un dirigente por parte de las fuerzas armadas, los militares, el ejercito, la Policía Nacional de Ecuador, en el caso de Quito. No olvidemos que no es el primer intento de golpe de estado en Ecuador, aunque si el único que no ha sido exitoso a diferencia del reciente golpe de estado llevado a cabo en Honduras, del cual se informa muy poco en los medios de comunicación y ha quedado en el olvido en tan solo unos meses de lo ocurrido en Centroamérica. Es prioritario analizar un poco la situación, el gobierno de Correa se suma al sistema político del Socialismo del Siglo XXI sin llegar a fusionarse completamente en este modelo, propuesto no por el gobierno venezolano sino por la obra del analista político alemán Heinz Dieterich Steffan en 1996, como tal, ésta postura del gobierno de Ecuador acepta la búsqueda de un socialismo adaptado a la contemporaneidad, basada en ideas marxistas y en si, de economía de equivalencias pero tambien se acerca más a una economía de mercado del centro izquierdismo, y por tanto, al trato con multinacionales, explotación de la tierra y otros tratados que se desvían de su fundamento inicial de políticas de derechos humanos e igualdad. En Ecuador la oposición es la derecha, los sectores más tradicionales y capitalistas que reclaman privilegios que han mantenido durante siglos, entre ellos las fuerzas policíacas de Ecuador han tenido, especial influencia en la contraparte del gobierno, manifestaciones, levantamientos y disturbios como el del 30 de Septiembre, considerado como golpe de estado Determinar una crítica y análisis concienzudo a las políticas de Ecuador y los antecedentes exactos que llevaron a lo que el mismo presidente llamó “intento de golpe de estado” es una tarea ardua y este no es el medio propicio para relatarlo por su complejidad; sin embargo, investigando un poco con los compañeros anarquistas de Ecuador nos encontramos con una vieja aunque útil frase de Bakunin aplicable a esta situación "Socialismo sin Libertad es Esclavitud; Libertad sin Socialismo es Barbarie", en gobiernos donde los extremos ya no son permitidos, más por estética que por convicción, se da lugar a posturas como las de la Seguridad Democrática en Colombia, o las de el Socialismo del Siglo XXI en Venezuela, Bolivia y Ecuador, posturas que en muchos de los casos resultan ineficaces para las preferencias del pueblo y terminan siendo otros tipos de gobiernos desiguales y tiranos en mayor o menor medida. En este juego de lo absurdo, de la “lleva” mediática, de los policías y ladrones, cada bando busca responsabilizar al otro de los males del mundo, los policías culpan a Correa del recorte de sus beneficios por la emisión y rectificación de la ley de Servicio Público aprobada un día antes de lo sucedido, Correa a su vez culpa al expresidente Lucio Gutiérrez como forma de conspiración para derrocarlo y a las políticas de izquierda, Chávez culpa a los Estados Unidos como una “conspiración yankee” como la ocurrida en Honduras, y Estados Unidos en forma un poco irónica menciona su apoyo al “gobierno democrático” de Correa sin mencionar más ni declarar alguna explicación a estos hechos. Como cualquier gobierno en la actualidad, la libertad solo es sesgada y retribuible de forma económica, mientras exista en sistema estatal basado en la economía, en los dirigentes, y no se logre una verdadera autonomía y autogestión entre todos sus miembros siempre habrá cabida para intereses particulares, para manipulación de las masas, y posibles fraudes por parte y parte. Puede ser cierto que sea un plan, un complot por parte de la oposición para derrocar al gobierno de Correa, disfrazado de un disturbio salarial de la policía, pero tambien puede ser el resultado de una pantalla del gobierno para que lo consideren una víctima más, un ataque directo al gobierno ecuatoriano, cada parte explica el suceso desde su propia postura, desde donde más se beneficie sus intereses, sea respaldándose en UNASUR o disfrazándose de “inofensiva” protesta por conservar un salario y unos beneficios económicos que superan en exceso el de los ciudadanos no-militares, para que un grupo de policías pueda conservar su ya acostumbrado estilo de vida. Para entender el conflicto en Ecuador hace falta desligarse de los conceptos de bien y mal a los que estamos acostumbrados en la actualidad, en especial en Sur América, en donde aún se cree en gobiernos verdaderos y benevolentes que basándose en un maquiavelismo filosófico pretenden solucionar el mundo a costa de lo que sea necesario, sin importar el costo para lograrlo, unas sociedades en guerra constante ideológica y material, sociedades en declive que aún esperan y creen al modo más cristiano en el salvador que los hará salir con simplemente orar y quedarse en las sombras de la pasividad mientras con ojos confusos e inocentes ignoran la realidad política del país, por confusa, por problemática o porque se ve muy alejada de su comprensión y de su actuar político, se desliga su responsabilidad al dirigente, al caudillo recreado socialmente como la representación benevolente de un cambio hacia el bienestar y se olvida el asunto. Otro mundo es posible y no se necesita que sea capitalista o socialista, derechista o izquierdista, centrista o extremista, se deben cambiar los paradigmas tradicionales y no solo derrocar un gobierno sino todos los gobiernos y sistemas políticos tradicionales, toda fuerza que amenace con la opresión y la guerra entre ellos el ejercito la policía, las instituciones carcelarias y las empresas que públicas y privadas se siguen valiendo de la explotación humana, no-humana y de la tierra para el enriquecimiento económico, sea particular, sea social pero egoísta e ineficaz si se cree en una verdadera libertad No es un hecho de que el presidente que está en el poder sea malo o bueno, en ningún caso eso es relevante, debemos abolir los estados, las multinacionales, destruirles, rechazar el consumo y la economía política tal como la hemos entendido todos estos años, solamente la proclamación de una verdadera libertad basada en la autonomía, en la ética y en la autogestión, respetando a animales humanos, no-humanos y a la madre tierra como elemento fundamental de la vida y de la organización social, solo de esta forma se podrá conformar un estado liberado, en donde los conflictos como los de Ecuador sean cosa del pasado, donde el caos de la revolución suscite la emancipación y la armonía de la libertad.
Radio Caminos de Liberación
De las palabras a los hechos, de las frases a los actos