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Keiko, mismo autoritarismo, mismos colaboradores

El fujimorismo fue un régimen autoritario que conservó sólo las


formas, la cáscara y los rituales más superfluos de la Democracia,
mientras pervirtió todo el orden constitucional, corrompió las
instituciones principales, desnaturalizó el principio del gobierno de las
mayorías, desacreditó a los partidos, restringió las libertades de
expresión y prensa, etc.

El régimen fujimorista despreció la doctrina de los derechos humanos,


por ello los violó de modo sistemático, llegando a cometer sin
remordimiento, los crímenes más perseguidos internacionalmente,
como la desaparición forzada de personas, la ejecución extrajudicial,
la esterilización masiva de mujeres pobres, las torturas y más.

El régimen fujimorista desnaturalizó instituciones claves que dan


contenido a la Democracia, que la dotan de valores. Corrompió y
controló desde la mafia enquistada en el Poder Ejecutivo y las Fuerzas
Armadas tanto al Congreso de la República como al Poder Judicial.
Controló el sistema electoral y lo usó para perpetuarse en el poder.
Hizo suyas las instituciones técnicas y de control como la Contraloría
o la SUNAT y las usó para perseguir a sus opositores. Sancionó y
persiguió a la oposición. Asesinó y luego de hacerlo dio leyes de
amnistía como hacen todas las dictaduras para proteger a sus
criminales y garantizar la impunidad.

Todo eso lo hizo fingiendo ser una democracia, realizando elecciones


periódicas, hasta cierto momento, sin mayores problemas de la
comunidad internacional.

Keiko Fujimori fue parte de ese régimen, como primera dama, y se


benefició de él. Por eso no extraña que Keiko Fujimori repita, a quien
quiera escuchar, que el gobierno de su padre fue el mejor gobierno
de la historia del Perú.

Ahora, la heredera de ese régimen criminal y corrupto pretende la


continuidad del proyecto autoritario (a propósito, la palabra
“derechos humanos” no aparece una sola vez en su Plan de
Gobierno). Y para ello se rodea de los antiguos colaboradores del
binomio Fujimori-Montesinos; claro está, ella se cuida de no
presentarlos como tales, y aquellos, de esconder el pasado y la
entraña.

Ese es el caso, por ejemplo, de Jorge Trelles Montero, uno de los


actuales voceros del fujimorismo; el mismo que el día de ayer, en
declaraciones prestadas a La República y a Diario16, justificó el golpe
del 5 de abril de 1992, minimizó la compra de los “congresistas
tránsfugas” y señaló un supuesto sesgo político de la Comisión de la
Verdad y Reconciliación.
Como buen fujimorista, Jorge Trelles es autoritario por naturaleza. Y
cuando justifica la ruptura del orden constitucional lo hace rayando
en la apología de un acto delictivo contemplado expresamente en el
código penal; recurriendo a un supuesto “estado de necesidad”, por
lo demás un argumento elaborado por el derecho para otro tipo de
circunstancias y hechos; y desconociendo que la democracia y los
valores que encarna, la ley y la justicia, condenan –siempre, y sin
excepción- el golpe de Estado.
Como se lee en la sentencia pronunciada contra Alberto Fujimori por
el tribunal que presidió el juez César San Martín “El golpe de Estado
dispuesto por el acusado Fujimori Fujimori el cinco de abril de mil
novecientos noventa y dos, pese a que el veintiocho de julio de mil
novecientos noventa juró solemnemente defender la Constitución y
se comprometió a luchar por la democracia, constituyó un evidente
acto inconstitucional y delictivo, sin atenuante alguno, y la
instauración de una dictadura. No hay causa de justificación que
niegue la antijuricidad penal de su comportamiento, ni otro motivo
constitucional o jurídicamente relevante que impida la censura
política y la persecución penal a sus participantes”.

Por cierto, en las entrevistas periodísticas Jorge Trelles obvia el hecho


que “estuvo con Fujimori, asistiéndole en su peor etapa” (Hildebrandt
dixit) y también su relación con Vladimiro Montesinos.

Aquí, unas cuantas pruebas de ese nexo con el operador de Fujimori.


En primer lugar, Jorge Trelles, sí el actual vocero de Keiko, era asiduo
al Servicio de Inteligencia Nacional, y no iba precisamente a visitar a
Matilde Pinchi Pinchi! De tales visitas al SIN han dado cuenta Alberto
Bustamante, ex ministro de Justicia; Pedro Huertas, asesor jurídico de
la alta dirección del SIN; y, Mario Ruiz, uno de los secretarios de
Vladimiro. Y no se crea que la presencia de Jorge Trelles en el SIN se
circunscribe a su época de ministro de Educación, pues ella se
extiende a los años 1998 y 1999, cuando la peste de la corrupción y
el asalto a las instituciones públicas había hecho metástasis. Y aún
cuando ahora lo calle, en su momento y agobiado por la abundancia
probatoria, Jorge Trilles se ha visto forzado a admitir que se reunió en
varias ocasiones en el local del SIN con Vladimiro Montesinos.

En segundo lugar, Jorge Trelles participó en la infame reunión entre


Vladimiro Montesinos y los congresistas de Nueva Mayoría - Cambio
90, desarrollada en las instalaciones del SIN el 3 de abril de 1998;
infame, pues en ella se da cuenta del ilegal control de las
instituciones democráticas, se deciden nuevas formas de control del
Ministerio Público y el Consejo Nacional de la Magistratura, y se
aborda -lo que la congresista fujimorista Edith Mellado presenta
como- “el problema del no reconocimiento por Aljovín de la
antigüedad de los tres fiscales que han sido nombrados por la doctora
Blanca Nélida Colán”. En tal reunión, Montesinos le dice a los
congresistas allí reunidos que “estamos en abril del 98... no podemos
dejar de reconocer que tenemos un control del Poder Judicial y el
Ministerio Público; que “en cuanto al Tribunal Constitucional que
estaba en contra... ya lo resolvieron ustedes, hemos pasado a tener
una situación positiva"; que "tenemos mayoría” en la Corte Suprema
y la Comisión Ejecutiva del Ministerio Público; que con los 6 fiscales
supremos “nosotros tenemos garantizado el nombramiento” al
Consejo Nacional de la Magistratura y al Jurado Nacional de
Elecciones; les adelanta cómo tratar la denuncia que por el
nombramiento de fiscales supremos provisionales llegaría al
parlamento; y sostiene que "de no controlar nada, ahora controlamos
4 miembros del Consejo Nacional de la Magistratura”. La reunión de
Jorge Trelles y otros parlamentarios con Vladimiro Montesinos
aparece en los videos 806 y 807, titulados “Reunión C90-NM – Dr."

En la mencionada reunión hay frases memorables, como aquella


pronunciada por Vladimiro Montesinos: "tenemos que garantizar que
el hombre que vaya del Ministerio Público (al Consejo Nacional de la
Magistratura) sea una persona de nuestra confianza”; la proferida por
Carmen Lozada: "Claro que van a gritar, zapatear, pero igualito... no
importa"; o la lanzada por Jorge Trelles, con tuteo incluido: "Vladimiro,
mira, este es un asunto de otorongos".

En tercer lugar, Jorge Trelles desempeñó un papel relevante en la


defensa de la fujimontesinista Blanca Nélida Colán, a la sazón
presidenta de la Comisión Ejecutiva del Ministerio Público, acusada
por el Fiscal de la Nación, Miguel Aljovín Swayne, de nombramiento
inconstitucional de tres Fiscales Supremos Provisionales, ello con el
propósito de sumar votos amigos para la elección del representante
del Ministerio Público ante el Jurado Nacional de Elecciones, ente que
tendría que analizar el tema de la reelección del presidente Alberto
Fujimori, y ante el Consejo Nacional de la Magistratura, a realizarse
en mayo de 1998.

Ya en la reunión de los congresistas fujimoristas con Vladimiro


Montesinos en el SIN, de fecha 3 de abril de 1998, el ex asesor había
adelantado que "Blanca Nélida todos los días se juega por el
gobierno", “es nuestra gente”, “se ha fajado”, y que “nosotros como
congresistas no podemos quitar el cuerpo, ni hacerlos pasar por las
arcas, por qué, porque así ya van teniendo temor” (video 806). Pues
bien, resulta que planteada la acusación en contra de Blanca Nélida
Colán y los otros dos integrantes de la Comisión Ejecutiva del
Ministerio Público, que ingresó el 7 de abril de 1998, la Comisión
Permanente del Congreso por voto mayoritario del oficialismo resolvió
conformar una subcomisión para el respectivo examen; como
presidente de la misma se designó al congresista Jorge Trelles, quien
junto al también fujimorista Jorge Muñiz suscribiría posteriormente el
dictamen en mayoría, de fecha 24 de abril de 1998, que concluía en
que tales acusaciones "carecían de fundamento". Palabras más,
palabras menos, el argumento central del dictamen coincidía con el
expresado por Vladimiro Montesinos en la reunión de 3 de abril: si
bien los nombrados no tenían 10 años en el desempeño de la función
fiscal, sí reunían el requisito de contar con más de 15 años de
ejercicio de la profesión de abogado.

En cuarto lugar, Jorge Trelles ha sido partícipe de la intromisión y


manejo montesinista de instituciones democráticas como el Jurado
Nacional de Elecciones. En diciembre de 1999, en las instalaciones
del SIN por supuesto y a solicitud de Vladimiro Montesinos, el hoy
vocero Jorge Trelles y Alberto Bustamante elaboraron la resolución
del JNE que declaró infundada la tacha contra la reelección de
Fujimori. La versión proviene del mismo Montesinos y es la siguiente:
el 30 de diciembre de 1999 se reunieron con él, en el SIN, los
miembros del JNE -uno de ellos era el hoy vocal supremo Ramiro de
Valdivia Cano-para ver cómo se iba a sacar la resolución sobre el
tema de las tachas a la inscripción de Perú 2000; en otro ambiente
del SIN se encontraban el ministro Alberto Bustamante y el
congresista Jorge Trelles, quienes hicieron el borrador que Montesinos
entregaría al JNE "para que ésa sea la resolución que expidieron
declarando infundada la tacha". La declaración de Montesinos
"tirando dedo" a Jorge Trelles fue prestada a la denominada
“Comisión Alvarado”, el 25 de abril de 2002

En quinto lugar, pero no menos importante, está el hecho que Jorge


Trelles es amiguísimo de Alberto fujimori. Para muestra una flor.
Alberto Fujimori le escribe a Jamil Mahuad, presidente de Ecuador, en
octubre de 1998: "El portador de la presente, Jorge Trelles, es una
persona de mi absoluta confianza". Así mismo aparece en el video
1230. De lo que se deduce que papá Alberto no sólo ha impuesto a
los congresistas de su preferencia sino que también ha puesto a los
voceros de Keiko.

Ronald Gamarra Herrera

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